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La Clasificación Internacional de las Enfermedades CIE-10 (2020) define al

trastorno de ansiedad o crisis de pánico, como la presencia de crisis recurrentes de ansiedad


grave (pánico) siendo la característica esencial, no limitadas a ninguna situación o conjunto
de circunstancias particulares, son por tanto imprevisibles.
“Freud fue el primero en hacer una descripción semiológica detallada del ataque de
pánico con sus temores asociados de muerte inminente o de volverse loco, delimitando el
síndrome y separándolo de la “angustia expectante” Freud (1895).Bleichmar,
H.1999.Diferenciación que un siglo después se mantiene tal cual, siendo reproducida en el
DSM-IV al distinguirse entre el trastorno de pánico y el de ansiedad generalizada,
dominada ésta por la expectativa ansiosa de supuestos peligros que el sujeto avizora para sí
o los suyos.

1.1. Sintomatología
Sandín B., Chorot P., Valiente R. M., Sánchez-Arribas C. y Santed M. A. (2004) Como
en otros trastornos de ansiedad, los síntomas predominantes varían de un caso a otro, pero
es frecuente la aparición repentina de palpitaciones, dolor precordial, sensación de asfixia,
mareo o vértigo y sensación de irrealidad (despersonalización o desrealización).
Casi constantemente hay un temor secundario a morirse, a perder el control o a
enloquecer. Cada crisis suele durar sólo unos minutos, pero también puede persistir más
tiempo. Tanto la frecuencia como el curso del trastorno, que predomina en mujeres, son
bastante variables.
A menudo el miedo y los síntomas vegetativos del ataque van creciendo de tal
manera que los que los padecen terminan por salir, escapar, de donde se encuentran. Si esto
tiene lugar en una situación concreta, por ejemplo, en un autobús o en una multitud, como
consecuencia el enfermo puede en el futuro tratar de evitar esa situación. Del mismo modo,
frecuentes e imprevisibles ataques de pánico llevan a tener miedo a estar sólo o a ir a sitios
públicos. Un ataque de pánico a menudo se sigue de un miedo persistente a tener otro
ataque de pánico.

1.2. Plan de intervención


1.2.1. Evaluación
En la evaluación del trastorno de ansiedad se realiza a través de diferentes procesos
psicométricos, registros y pruebas:
Cuestionarios
Cuestionario de Pánico y Agorafobia Sandín B., Chorot P., Valiente R. M., Sánchez-
Arribas C. CPA (2004)
El CPA fue construido por Sandín y Chorot (1997) a partir del Cuestionario de
Ataques de Pánico (PAQ; Cox et al., 1992), el Inventario de Agorafobia (lA) de Echeburúa
y Corral (1992), el Self-efficacy to Control a Panic Attack Questionnaire (Gauthier,
Bouchard, Cote, Laberge y French, 1993), la Entrevista para el Diagnóstico de los
Trastornos de Ansiedad ADIS-M (Valiente et al., 2003) y el Catastrophic Cognitions
Questionnaire (Khavraja y Oei, 1992).
El CPA es un cuestionario de autoinforme que consta de 40 ítems e incluye las 6
secciones que se describen a continuación. Su aplicación completa suele durar entre 20 y 30
minutos (la aplicación puede ser mucho más breve en función de las secciones cuya
cumplimentación no proceda para determinados individuos). La finalidad del cuestionario
es la evaluación de las características asociadas al pánico, y el diagnóstico del trastorno de
pánico (con o sin agorafobia) y de la agorafobia sin historia de trastorno de pánico. Sandín
B., Chorot P., Valiente R. M., Sánchez-Arribas C. CPA (2004)
El CPA puede ser de utilidad tanto para la investigación sobre el pánico y la agorafobia
como para su diagnóstico y tratamiento.
La primera sección es la más amplia, incluye los 21 primeros ítems, y se centra
específicamente en la evaluación de las características relacionadas con los ataques de
pánico, tales como la frecuencia de los ataques de pánico y su distribución temporal, la
edad de comienzo, la duración (tiempo para alcanzar la respuesta máxima y duración de la
crisis), los síntomas de pánico (se incluyen los síntomas del AP descritos por el DSM-IV;
APA, 1994), y los tipos de pánico (esperados o. inesperados y señalados vs. no señalados).
En el cuestionario se utiliza la denominación de «crisis de angustia» en lugar de ataques de
pánico, ya que la primera es una denominación más común en la cultura española. Esta
primera sección incluye también algunos ítems dirigidos a evaluar aspectos relevantes
relacionados con los AP, tales como el afrontamiento (ítem 12), las expectativas de
autoeficacia (ítems 10,11,16 y 19), las situaciones relacionadas con los AP (ítems 14 y 15),
y las interpretaciones catastrofistas (ítem 18; se incluyen 14 interpretaciones catastrofistas
que suelen ser comunes en los pacientes con trastorno de pánico).
La segunda sección incluye los ítems 22, 23 y 24, y evalúa los tres criterios del DSM-
IV para el diagnóstico del trastorno de pánico (preocupación o miedo a otros posibles AP,
preocupación por las consecuencias del AP, y perturbación en la vida del individuo).
La tercera sección (ítems 25, 26 y 27) es complementaria a la segunda, y evalúa el
nivel de interferencia laboral, social y familiar de los AP. Ambas secciones son importantes
para las decisiones sobre el diagnóstico de trastorno de pánico.
La cuarta sección (ítems 28 y 29) evalúa la evitación de actividades (p.ej., hacer
ejercicio físico o tomar café) que suelen vincularse a un incremento de la percepción de
ciertas sensaciones somáticas, así como el nivel de interferencia asociado (laboral, social o
familiar). Los individuos con pánico suelen evitar las sensaciones corporales similares a las
del AP, tales como la taquicardia, los vértigos o mareos, la disnea, y otras similares a los
síntomas asociados a la hiperventilación (Sandín, 1997; Taylor, 2000).
La quinta sección evalúa la agorafobia a partir de los ítems 30, 31 y 32. El ítem 30
evalúa el nivel de evitación o temor a 24 situaciones que suelen ser evitadas típicamente
por los pacientes agorafóbicos. La selección definitiva de estas 24 situaciones se estableció
a partir de los ítems obtenidos de lA (Echeburúa y Corral, 1992), y la ADIS-M (Valiente ef
al., 2003); se eliminaron los ítems que no fueron señalados con una puntuación mínima de
2 (escala de O a 4) por ningún sujeto con más de un ataque de pánico en el último año. Los
ítems restantes (31-32) evalúan el tiempo y el nivel de interferencia laboral, social y
familiar producidos por los temores agorafóbicos, y son necesarios para decidir sobre el
posible diagnóstico de agorafobia.
Finalmente, el CPA contiene una sexta sección (ítems 33 al 40) que evalúa algunos
aspectos que han sido relacionados con la experiencia de los ataques de pánico, tales como
la ocurrencia de sucesos vitales y la historia familiar de AP. Esta sección es prácticamente
idéntica a la que aparece en el PAQ (Cox et al., 1992).
➔ Cuestionario de Ataques de Pánico en Niños y Adolescentes, Cristina Botella y
Rafael Ballester CAPN Sandín (1997)
Posibilita el diagnóstico en niños mayores y adolescentes según criterios del DSM-
IV, incluye una valoración de las interpretaciones catastróficas asociadas al pánico, del
nivel de interferencia del problema en la vida del niño y obtiene información sobre la
historia reciente de sucesos vitales relevantes.
1.2.2. Autoinforme
Childhood Anxiety Sensitivity Index for Children (CASI; Silverman y cols., 1991)
Mide la sensibilidad a la ansiedad de niños y adolescentes y Se dispone de una versión
española (Sandín, 1997)

1.2.3. Autorregistros
Para recoger información sobre el ataque de pánico. Por ej.: día, hora, lugar, gravedad,
etc., si fue espontáneo o situacional y síntomas manifestados.
Autorregistro de exposición a estímulos internos:
Instrumento que consta de 7 variables fue creado por Botella y Ballester, como el objetivo
de registrar los ejercicios de exposición interoceptiva en el tratamiento para el trastorno de
pánico, aplicado a personas con rasgos a tener este tipo de trastorno.
1.2.4. Diario de pánico
Es un autorregistro de Cristina Botella y Rafael Ballester CAPN Sandín (1997) que
consta de 14 variables formada por 4 tablas de doble entrada que se debe rellenar durante
los siete días de la semana. Cada tabla contiene unas variables que facilitarán la evaluación
y el seguimiento al profesional. El autorregistro está diseñado para observar la calidad de
tiempo que la persona ocupa diariamente en la preocupación por tener un ataque de pánico,
las características de las crisis, y la intensidad del miedo que tiene por ese mismo motivo en
los pacientes con posibles trastornos de pánico o tratamiento.

1.2.5. Escala
Escala de Severidad del Trastorno de ansiedad (PDSS)
Escala clínica creada por David H., Brown T. A., Barlow, D. H. y M. Katherine Shear, et
al, y fue desarrollada tomando como base la Yale-Brown Compulsive Scale. Esta escala
compuesta de 7 items tiene como objetivo determinar la severidad del trastorno de ansiedad
según los criterios de DSM – IV y explorar las características clínicas principales del
trastorno de pánico y sus síntomas.
1.2.6. Entrevista de evaluación de pánico
Es una entrevista clínica semiestructurada de Cristina Botella y Rafael Ballester
(1997) basada en la ADIS-R (Di Nardo y Barlow) pero que incluye otras cuestiones
relevantes. Consta de 32 apartados, que combinan preguntas abiertas y cerradas con escala
tipo Likert, y cuadros de registro, estando alguna de ellas subdivididas en varios apartados,
llegando a constar de 55 puntos.
El objetivo de la entrevista es recoger información sobre la historia del problema,
manteniendo, factores cognitivos y situacionales que influyen en la ansiedad, características
de la ansiedad experimentada, afrontamiento del problema, evitación de actividades, grado
de malestar, para la comprensión del trastorno de pánico del paciente, y para diseño de
tratamiento. El tiempo de administración es de 60 a 90 minutos.
Pauta de entrevista para trastorno de ansiedad (ADIS-IV)
Es una entrevista estructurada creada por Di Nardo, P. A., Brown T. A. y Barlow, D. H.,
que nos permite el diagnóstico DSM-IV de todos los trastornos de ansiedad, así como de
los trastornos del estado de ánimo, abuso de sustancia y algunos somatoformes. Además de
información descriptiva, añade información funcional, y exceptuando el eje II, permite el
uso del sistema multiaxial del DSM.

2.4. Procedimiento

Campos Coy, Patricia, Jurado Cárdenas Tratamiento psicofisiológico y conductual del trastorno de
ansiedad Salud Mental (2005). Las normativas internacionales para el tratamiento del trastorno de
pánico indican que tanto la farmacoterapia como la psicoterapia cognitivo conductual son las dos
herramientas básicas más eficaces para el control de sus síntomas y que deben aplicarse en forma
combinada durante un tiempo considerable.

Las recomendaciones actuales también incluyen la información y educación del paciente acerca de
la naturaleza del trastorno y la evolución de esta enfermedad, así como del mecanismo de
formación de los síntomas físicos y psíquicos de la ansiedad, de las crisis de pánico y de la
agorafobia, pautas del tratamiento, posibilidades de respuesta positiva y tiempos estimados del
tratamiento. A este conjunto de información y explicaciones dirigidas al paciente y a sus familiares
en un lenguaje accesible se lo llama psicoeducación (Colegio Real de Psiquiatras de Australia y
Nueva Zelandia, 2003).
Cabe resaltar que las técnicas específicas de terapia cognitivo conductual para el trastorno de
pánico abarcan los aspectos psicoeducativos, la reestructuración cognitiva (la modificación de los
temores del paciente, como por ejemplo el temor a morir, volverse loco o perder el control), y la
exposición a las sensaciones corporales y a las situaciones que provocan las crisis son aplicadas y
asociadas con la farmacoterapia demostrado altísima eficacia en el tratamiento de pacientes
afectados por trastorno de pánico y es esencial al momento de prevenir las recaídas, antes de
retirar la medicación.

Las técnicas de autoayuda y psicoeducativas también han demostraron ser métodos


efectivos de tratamiento y hasta se han desarrollado sistemáticas que requieren escaso contacto
con el terapeuta como un encuentro personal seguido de citas telefónicas o asistencia por
computadoras para los casos en que los terapeutas no sean accesibles a la zona de residencia de
los pacientes.

Al momento de la prueba para cada participante, se incluye la firma y el consentimiento y


consentimiento informado.

Redacción del proceso realizado al momento de aplicar la prueba. Descripción del proceso paso a
paso para evaluar al participante, incluyendo la firma del consentimiento y asentimiento
informado.

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