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Indigentes.

En un lugar de costumbre

de noche a noche, de día a día

Antes de nuestra despedida

Y en un momento… ráfaga de luz,

Miramos y escuchamos

Al indigente que…

Como cualquier otro ser social

La invita a ella a cenar,

a ella, la indigente,

Que displicente acomoda

en su palacio imaginario

Su calle, su cama,

su casa de cartón.

Él, firme y en voluntad

se acordará de ella,

le dará algo a ella.

No habrá trajes elegantes,

No habrá tarjetas de invitación

Para la magia de ese momento.

¡Qué lección!

Y… ¡Qué ejemplo!
Él llega al palacio de su princesa

Y ese palacio, ese rincón oscuro y frio...

para ellos es lugar perfecto.

En su mano, en la mano de él...

Una bolsa y un trozo de carne,

Un vaso y un sorbo de café.

Ahora…

Ella come y sonríe,

Ahora…

Él se aleja...

Y ríe.

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