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EL PODER DE LA EMPATÍA EN LA 

EDUCACIÓN
PIENSA EN Y COMO TU ALUMNO
El papel de la empatía en la educación no formal.
La empatía es la capacidad que tienen los seres humanos de percibir y entender las
necesidades y sentimientos de otra persona. Una persona empática se pone en el
lugar de la otra persona y responde en relación a sus emociones y necesidades.
Esto facilita la comprensión mutua y fomenta una comunicación más respetuosa y
asertiva. Por ello, se concluye que la empatía es una ventaja social pues mejora las
relaciones interpersonales y fomenta el carisma.
En el campo de la educación, investigaciones recientes están demostrando que
existe una fuerte relación entre el aprendizaje socioemocional y el
desarrollo cognitivo. Los alumnos que desarrollan la inteligencia emocional
obtienen mayor rendimiento académico. Como indica Homa Tavangar  autora
de  “Growing Up Global: un entorno empático es un ambiente inteligente.
El movimiento CHANGEMARKER SCHOOLS aboga por espacios educativos que
se vuelquen en la tarea de estimular a los alumnos y no sólo en aleccionarlos. Tal y
como ellos indican en su web: “colegios que funcionen como plataformas donde la
creatividad y el ímpetu emprendedor sean el combustible de los estudiantes. De
esta forma, se favorece la aparición de individuos capaces de producir proyectos
propios y liderarlos, de ser proactivos, de trabajar por bienes comunes y hacer uso
de la imaginación y el ímpetu emprendedor.”
EL PAPEL DE LA EMPATÍA EN LA EDUCACIÓN NO FORMAL. ¿CÓMO
FOMENTAR LA EMPATÍA EN LOS PROYECTOS EDUCATIVOS?
En la educación no formal, trabajar desde la empatía es vital para desarrollar los
proyectos. Un educador que empatiza con sus alumnos promueve que
éstos se vuelvan más abiertos, comunicativos y participativos en la
actividad. La relación que el educador consiga con el alumnado determinará en
gran medida el éxito o fracaso del proyecto. En la educación formal, el docente
tiene un año para empatizar con sus alumnos. Pero para los educadores no
formales, que generalmente trabajamos unas pocas horas con ellos, resulta más
complejo. Entonces, ¿cómo lo hacemos? ¿Cómo generamos empatía con el
alumno en tan poco tiempo?
 
•    Aprendiendo a observar.
 Lo primero que debemos hacer es aprender a observar a nuestros alumnos. Para
entender hay que conocer. El problema al que nos enfrentamos en la educación
no formal es que en la mayoría de los proyectos nos presentamos ante nuestros
destinatarios sin conocerlos. Pero siempre podremos disponemos de información
útil, en mayor o menor grado, que podremos utilizar a nuestro favor: como la edad,
su centro educativo, aficiones en común, lugar de residencia, etc.
Sabiendo la edad media del grupo podremos detectar que necesidades tienen en
relación al proceso de maduración psicológica propia de su edad. No tienen las
mimas necesidades un adolescente que una persona mayor. Por ejemplo, la
adolescencia es un período de inseguridad con uno mismo. Por lo que debemos
evitar poner en evidencia a un alumno en público, lo único que conseguiríamos es
que éste y el resto del grupo se volvieran hostiles.
·     Cuidando nuestro lenguaje corporal.
La mirada, la voz, la postura… la comunicación no verbal dice más de nosotros de
lo que pensamos. Al igual que no adoptamos la misma compostura en una
entrevista de trabajo que en el bar con los amigos, en un proyecto educativo
debemos plantearnos que imagen queremos causar en nuestro alumnado. Por ello,
si queremos parecer cercanos debemos eliminar la barrera física invisible,
pero muy real, que se produce entre el alumno y el educador en clase.
Las clases convencionales están organizadas en filas de asientos orientadas hacía el
profesor, el cual adquiere el protagonismo total. A lo mejor en una clase de
matemáticas es la mejor distribución, no nos meteremos aquí a debatir tal cuestión,
pero en un taller de educación no formal no resulta útil. Lo único que se consigue
con dicha distribución es recordar al alumno su papel pasivo en el proceso
educativo. Por lo que recomiendo una distribución en círculos donde todos los
componentes del mismo tienen la misma importancia. Otros consejos:
– Si no se puede cambiar la distribución de la clase, se puede solventar el
problema paseando entre el alumnado mientras se habla. Ponernos a su
altura en la clase, como si de una conversación entre amigos se tratara.
– Promover el contacto físico relaja y acerca a las personas. Por ejemplo, al
pasar por el lado de un alumno podemos tocarle el hombro. Además, esta técnica
es muy útil para controlar a aquellos alumnos más habladores, sin necesidad de
llamarles la atención en público.
– Aprender a modular la voz, dando más énfasis en algunos comentarios.
Preparar los talleres casi como obras de teatro, donde el alumno se emocione, se
ría, tenga miedo…
·     Creando un ambiente de respeto y cordialidad.
Lo primero que hago siempre en mis talleres es explicar las normas de convivencia.
Les explico que no necesitan levantar la mano para hablar, que no soy nadie para
darles permiso. Ellos pueden participar cuando quieran, pero son responsables de
valorar si dichos comentarios tienen que ver con la temática del taller. Creo que de
esta manera se crea un ambiente de respeto entre el alumnado y el profesor.
·     Ofreciendo tiempo al alumno y reclama el tuyo propio.
Hacer pausas en las explicaciones propicia que los alumnos realicen comentarios.
Pero también debemos reclamar nuestro tiempo para hablar. Debemos ser capaces
de dinamizar el taller propiciando un equilibrio. Nuestro papel es guiar la clase
y permitir que haya un espacio para la intervención del alumnado, sin
renunciar a comunicar lo que teníamos previsto.
·     Ofreciendo segundas oportunidades.
Los educadores debemos aprender a ser comprensivos. Comprender es entender
los actos y sentimientos de los demás, sin juicios ni condenas. Debemos
comprender que un alumno se haga el gracioso o que otro se muestre reacio a
participar en nuestras actividades. Nuestro objetivo es dinamizar tanto al alumno
que quiere participar como al que no. No debemos cerrarnos cuando un grupo nos
resulta hostil, debemos respirar hondo y buscar otras estrategias. Entiendo que la
más útil es comunicarse con ellos y descubrir que hay detrás de dicha hostilidad.

https://vivescomosientes.wordpress.com/2016/08/06/el-poder-de-la-empatia-en-la-educacion/

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