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Rapacioli, Juan

Vidrio,
Buenos Aires Poetry, 2017.
62p. ; 20x13 cm.
ISBN 978-987-4197-1 1-5
1. Poesía Argentina.

©Juan Rapacioli . Reservados todos los derechos.


Primera edición.

Editorial ©Buenos Aires Poetry.


Colección ©Pippa Passes dirigida por Juan Arabia.
Diseño editorial ©Camila Evia.

editorial@buenosairespoetry.com
www.buenosairespoetry.com
[6]
Índice

9 ...................... Prólogo
19 ...................... la lista
21 ...................... el testigo
23 ...................... el traidor
25 ...................... la montaña
29 ...................... los perros
33 ...................... vidrio molido
34 ...................... el truco
35 ...................... la escalera
38 ...................... la zona
40 ...................... el geriátrico
44 ...................... la caída

46 ...................... en reversa
48 ...................... el simulacro
50 ...................... el ventanal
52 ...................... el incendio
54 ...................... la calle
59 ...................... Sobre el autor

[7]
[8]
VIDRIO MOLIDO

Una noche, en La Plata, el autor de este libro y yo está-


bamos conversando en un bar típico de la ciudad, los dos
acodados al lado de un enorme ventanal donde se veían
cómo los coches tomaban una curva peraltada para me-
terse de lleno en la calle 60. Se trataba de un encuentro
deseado, ya que ambos nos habíamos conocido por la me-
diación virtual que rige estos tiempos. La conversación fue
entrañable, porque no podía ser de otra manera. Hasta
que todo quedó interrumpido por un botellazo arrojado
hacia nosotros por una joven que no estaba en sus mejo-
res condiciones y enfadada con el dueño del lugar, vaya
a saber por qué motivos. La ventana se hizo trizas y los
restos de vidrio nos cubrieron a Juan y a mí, como un gra-
nizo imprevisto, sin demasiadas consecuencias. Pensé un
tiempo en ese estallido, ese big-bang urbano, hasta que leí
“Vidrio” y me pareció que la reproducción anticipada de
un mecanismo de escritura, era también una instancia de
especulación. En este caso, de la escritura propuesta por
Juan Rapacioli.

En uno de los primeros poemas de ese libro se dice “quise


probar el agua / fría del deshielo / tragué vidrio molido”,
y que refiere a un sistema de transformación de los ele-
mentos, de lo lábil a lo sólido, pero lo sólido que se muestra

[9]
triturado, disperso, y con los modos en que la dispersión
ofrece sus partículas para que sean diseminadas, como si
el sentido relegara una totalidad que siempre seduce, para
ponerla después a consideración de una lectura. Este texto
está cruzado por partículas, pero no como un reflejo de lo
mínimo, sino de acciones. Rapacioli construye poemas que
son vidas cuya velocidad está minada de actos de repeti-
ción, de sucesos, de movimiento; todo ocurre a una veloci-
dad controlada por la simultaneidad que parece no frenar
a tiempo. Textos que se desprenden como restos de indi-
caciones para un guión cinematográfico. Y también piezas
donde un aire de supervivencia desprendida de la vitalidad
como inercia, se hacen presentes en su máxima expresión:
es decir, siempre existe un funcionamiento cuanto más se
lo castiga, y en general, por consecuencias exógenas.

Pero hay una idea, tal vez una paradoja, que subyace en
este libro de Juan, y que tiene que ver con el trabajo sobre
el sentido común. Un sentido que ya no se dice en una sola
dirección, y que sólo remite a una diversidad cualquiera
a la forma en que se ofrece. El sentido común refiere a sí
mismo, pero sobre todo a los objetos que propone como
marco de influencia de un discurso que se describe desde
las opciones de identificación. El sentido común no expro-
pia, sino se apropia de su grado de presunta pertenencia.
Lo que realiza el autor en “Vidrio” es revertir la carga de
la causa de ese sentido y llevarlo a posiciones donde la
distancia entre la realidad discursiva y la visceral quedan

[10]
subsumidas en papeles donde el protagonismo relega su
momento de empatía con los sucesos concretos. Es decir,
una realidad en cámara lenta pero con intacta fuerza de
choque. El paso del caracol en la llovizna, directo, imper-
ceptible aunque con dirección segura. Si te distraés, perdés
el trayecto.

En este texto la literatura sabe por lo que tiene de irre-


ductible, lo que no se puede contar sin ser dicho de una
forma por fuera de cualquier representación. Veamos este
tramo del poema “La zona”: “cuando llego a la zona / el
sol me pega de frente / busco su calor / pisando el barro
mojado / pero la luz es blanca / y corta la mañana / sobre
mi rostro de vidrio / entonces me desvío / nado contra
la olas / corro bajo la lluvia / uso un nuevo traje / para
una vieja ceremonia”. Este texto habla por sí mismo del
procedimiento que Rapacioli trabaja en todo el libro. Esa
zona, tal vez referida al film de Tarkovsky, es un locus don-
de el sol hace de las suyas y donde se busca esa presencia
mientras se pisa el barro que aún está húmedo por una
lluvia o un riego reciente, sin embargo, la luz es diáfana y
atraviesa esa mañana (porque es una mañana) por sobre
un rostro transparente o espejado, no se sabe, y donde lo
que habrá que hacer al respecto, en esta disociación de
climas internos, es a la vez desviarse y nadar a contrapelo,
mientras ocurre un fenómeno pluvial, y donde se utiliza
una nueva indumentaria para rituales ya conocidos (y don-
de aparece Leonard Cohen como indudable referencia de

[11]
proximidad). En esa secuencia, Rapacioli propone varios
cambios desde una superficie de estilo que la poesía, tal
cual se comprende y se la supone, debiera reabsorberse
en una misma lectura, sino fuera porque la escritura nos
lleva permanentemente a sitios diferentes. Es decir, utilizar
lugares reconocibles para llegar a puntos diversos. Todo lo
que semeja legible se vuelve arena movediza.

“Vidrio” es un libro que se inscribe dentro de una actual


poesía argentina que amplifica las señas dejadas por la
inmediata generación de escritores. Es el continuum que se
erige por sí mismo. Y no debe leerse como un suceso de
ruptura (el valor de cambio al que muchos quieren llegar
sin haber cascado un solo huevo) sino como la incorpora-
ción del gesto de escritura que coloca a este libro (y serán
muchos, claro) en la manera en que otros libros se hicieron
lugar sin conocer su destino. Porque toda literatura avanza
sin conocer las consecuencias de su irrupción, y esa es la
libertad que encontramos en esta obra que habla por sí
misma, aunque raspe y dure en el tiempo sus escenarios
tan próximos a nosotros.

– MARIO ARTECA
[13]
A Lucy, la primera lectora

[14]
V i d r i o

[15]
[16]
La tierra tiembla
de placer
bajo un sol
de violencias
gentiles

–Giuseppe Ungaretti

[17]
[18]

L A LISTA

los encontraron tirados


en la casa congelados
atados en la casa

los encontraron atados


eran tres en la sombra
las caras contra el suelo
el hielo en los ojos

cada uno tenía su lista


en el bolsillo roto
que se disputan
los hombres hambrientos

frente a la última brasa


de la chimenea tapada
la lista repetía los nombres

un cura
un periodista
un senador

y más abajo el mapa


marcado con direcciones
un recorrido subterráneo
para volver a la casa

[19]
donde los encontraron
congelados y atados
con las máscaras de paja

los tatuajes de sangre


los rastros del fuego
y la forma del puñal

los encontraron en la nieve


los llevaron a la casa
los desnudaron en la noche

esperaron cinco días


esperaron el llamado
en la tarde los quemaron

con la insignia en la espalda


la cadena en el cuello
la sentencia en la piel

y la lista tallada en la frente

encontraron a tres
falta uno
mañana lo van a buscar

[20]

EL TESTIGO

lo vi partir en la noche
me hice el muerto
abajo de la mesa
aguanté la respiración
presioné mis heridas
y la sangre subió

lo vi contra el vidrio
esmerilado deforme
la barba crecida
los ojos al viento
los dedos congelados
y el cuchillo brillante
goteando la sangre
que no pude retener

lo vi trabar la puerta
levantar las piedras
juntar los cadáveres
en la nieve desierta
cortar los leños
en la nieve desierta
hacer el fuego
en la nieve desierta
y arrojar los cuerpos
a las llamas azules

[21]
sentí el olor ácido
no hice ruido
me tragué el vómito
que pasó raspando
como hielo astillado
como arena caliente
como metal oxidado

lo vi limpiar la casa
esperar la mañana
armar su mochila
afeitarse desnudo
salir a correr y volver
con un ciervo muerto
que todavía temblaba

lo vi hacer la lista
comer las sobras
beber en silencio
repetir los nombres

lo vi partir en la noche
mientras me desangraba

[22]

EL TRAI DOR

salí de las vísperas


esperé agachado
el silencio de pólvora
en el aire de la tarde

avisé después
cuando no importaba
que no iba a volver

me fui tres veces


contando baldosas
silbando mentiras

no llamé a tiempo
dejé pasar el tren
perdí el vuelo otra vez

quise probar el agua


fría del deshielo
tragué vidrio molido

caminé sin mirar


las manos manchadas
que presionaban
mis tobillos lastimados

pisé unas cabezas


cráneos de plástico

[23]
bocas sin dientes
con sed de atención

marqué direcciones
señalé los nombres
dibujé las caras

cobré por adelantado


dormí sin soñar
desperté a la madrugada

la garganta reseca
el sudor congelado
los dedos temblando
por el ruido en la puerta

tomé precauciones
tomé pastillas
tomé el revólver

lo último que escuché


fue el grito a través
del humo negro

que flotaba
pesado
en la mañana

[24]

L A M O N TA ÑA

no hay tiempo para pensar


me dijeron
entonces subí a la montaña
de los falsos ídolos

tomé las armas que me dio


sin preguntar
el viejo en la frontera

en la madrugada
éramos cuatro
ahora voy solo

en la tierra árida
en el borde roto
en la sed sin límites

voy sólo por la montaña

llevo el encargo intacto


la caja no corre peligro
porque no la abrí
y no la abrí porque
cumplo mis órdenes

hago la lista
tacho los nombres
busco comida

[25]
me mudo de casa
y cambio de piel

en la cima de la montaña
duermo tranquilo
por primera vez

me despierta
como todos los días
el ave negra de la mañana

viene con noticias


y nuevos planes
para el amanecer

todavía dormido
bajo la montaña
conozco el camino
hacia la casa

en el patio la dejo
con las armas adentro
y me alejo por el pasto
hacia el río

esperando la señal
la caja desaparece
entre las nubes

[26]
que tapan la nieve

llego a la orilla
tiro mi ropa
me afeito como puedo
compro una profesión

hablo por teléfono


pago las cuentas
evito las noches
trabajo horas extra

me voy de vacaciones
con mi familia
a visitar la montaña

el ave negra no envejece


y sobrevuela el sueño

me despierto desnudo
las cabezas cortadas
bañado en sangre
la nota dice que no hay
tiempo para pensar

junto mis cosas


prendo fuego los restos
nado contra la corriente

[27]
vuelvo a la cima
duermo en la cueva

pasan los años


cazo con piedras
mastico animales

espero sentado
parado y acostado
el aleteo nocturno
que me dirá los nombres

señalará el camino
trazará el mapa
y me llevará

antes del invierno


como un viento cálido
como una lluvia leve

me llevará
como un rezo
a la montaña

[28]

LOS PE RROS

toma el tren a la mañana


antes de la hora indicada
mira por una ventana rota
la estación que se aleja

duerme en la butaca
fuma en el baño
camina por el pasillo
buscando algo
para comer

abre la caja de vino


con los dientes
la termina apurado
sueña con los perros

los perros que corren


los perros que ladran
los perros que muerden
sus piernas adormecidas

cuando los colmillos


llegan al cuello
se despierta gritando

bañado en sudor
llega a su casa
se baña en la oscuridad

[29]
tirado en el piso
mira el techo y espera
que lo vengan a buscar

desayuna en la cocina
tomando un café sobre
el diario que trajo antes
la señora que limpia

llevá los chicos al colegio


dice la voz desde el cuarto
y el auto arranca con la
primera ola de frío en la
ciudad que nunca duerme

maneja por la autopista


despacio por la niebla
en el espejo retrovisor
un sol blanco quiere salir

en la oficina escribe notas


atiende el teléfono
se reúne con hombres
inquietos que van al baño

sale del hotel un rato antes


mientras su secretaria

[30]
se termina de arreglar

pasa por el supermercado


pasa por la verdulería
pasa por su cabeza
la idea de no volver

cena en familia
compra helado
besa a su esposa
cierra los ojos
no puede correr

los perros lo alcanzan

pero no lo muerden
primero lo huelen
después lo lamen

entre las frazadas


entre las bolsas
entre la madera

que usa para el fuego


al costado de la vía
donde pide monedas
con su lata oxidada

[31]
los perros lo siguen
lo sacan del frío
le llevan sus huesos
y lo dejan soñar

[32]

V I D R I O MOLIDO

vidrio molido en los pulmones


en las fosas nasales vidrio molido
molido en el estómago de los perros
abajo de la casa abajo de los párpados
vidrio molido para levantar una casa
para estrellar una cabeza una certeza
en las uñas vidrio molido en las manos
cerrados los puños molidos en sangre
molido en la mañana sin aire con sed
molido en la ventana rota con piedras
molido en el fondo de la noche cerrada

sobre los cuerpos inyectados desnudos


arrojados con espuma en los labios
en los dientes molido en las encías rotas
flotando por la corriente sin poder mirar
la ola definitiva que corta la respiración
molido el vidrio en las pupilas dilatadas
ojos rojos de fábrica clausurada
rabia contenida por espera perpetua
grito molido por cena en familia
lágrima congelada en el espejo
vidrio molido por cada orificio
por cada segundo zumbido de vidrio

molido como una lluvia final


como el final de la lluvia molido sin sol

[33]

EL TR UCO

quise hacer un truco


para espantar
mis ideas nocturnas

me convertí en pájaro
y volé hacia la montaña

dejé atrás el río


me fui con el viento
tomé distancia y caí

con el pico en punta


para romper
la superficie de hielo

pero el vidrio no se quebró


una grieta me separó del resto
mis alas quedaron del otro lado

no vi romper las olas


sumergido en la noche
volvieron los sueños

una piedra
un cuchillo
un perro

los ojos de una mujer


y la sangre en el agua

[34]

L A ESCA LERA

cómo va a venir
bajo la densidad
de la noche

la pregunta
se repite
hasta el absurdo

cómo va a venir

todas esas puertas


que abriste
sin pensar

cómo va a venir
si está por empezar
con otro nombre
que no es el mío
y el mío no es mío

pensándolo bien
no hay nombre
solo una repetición
entusiasta
que nos apropiamos

estuve pensando
todos estos días

[35]
cómo va a venir

cuál es su voz
dónde estuvo
cuando no buscaba
un corazón de oro
en medio de la fuga

sin llamar a nadie


esperando el cambio
atrás de la ventana
que muestra edificios

cómo va a venir

me siento
en la escalera
hasta que no es
más que humo
en el cielo

cuando no sé
dónde estoy parado
vuelvo a la pregunta
que nunca se fue

cómo va a venir
hacia mi calma

[36]
desesperada
que busca el rostro
de lo que no conoce

así espero
cada mañana
despertar
y preguntar
cómo va a venir

[37]

L A ZO N A

cuando llego a la zona


el sol me pega de frente
busco su calor
pisando el barro mojado

pero la luz es blanca


y corta la mañana
sobre mi rostro de vidrio
entonces me desvío

nado contra la olas


corro bajo la lluvia
uso un nuevo traje
para una vieja ceremonia

recorro la zona
plataforma suspendida
en un tiempo que no
termina de nacer

sobre el agua flotan


las figuras de cristal
pero en el fondo
algo se congela

el vidrio sube desde el océano


el río el recuerdo las cenizas

[38]
venimos a visitar la zona
cerramos las persianas
ante el hielo
ahí viene la inundación

marea silenciosa que rompe


los vidrios temporales
muelles desiertos donde
los marineros no hablan

ahí viene la inundación


grito sordo que mancha
las paredes ciegas al dolor

la inundación:

cuerpos sin nombres


que cortan el último aliento
de un mundo desenterrado

[39]

EL G E R IÁT RICO

la espera tiene un color


amarillo gastado que trafica
ansiedad muerta en el aire

una respiración congelada


sobre la mesa con restos
de pan de leche de fruta

son ojos que no miran


el cielo negro que se filtra
por el vidrio esmerilado

en los pasillos conviven


generaciones desterradas
guerras sin territorio

un hombre se acerca
atrás de su mirada
a la puerta inalcanzable

arrastra su multiplicidad
persiguiendo el brillo
de la calle en movimiento

pero se detiene y vuelve


suspendido casi flota
es la hora de comer

[40]
alguien prende un televisor
ruido de voces metálicas
trae noticias sin referencia

una mujer grita el nombre


de su hijo que siempre
está por venir

la noche tapa las ventanas


cubre los rostros esculpidos
cierra los deseos por un día

con el sol de la mañana


los cuerpos se repliegan
las voces se despiertan

bajo los edificios


las miradas de vidrio
se sientan a esperar

[41]
[42]
Un niño en un corral de palo,
entre juguetes rotos
se desgañita llorando,
hambriento y mojado,
la húmeda boca abierta,
los ojos vidriosos de lágrimas,
mirando
cómo la bestia de las dos espaldas
gruñendo convulsa se revuelca
intentando devorarse a sí misma

–Gonzalo Millán

[43]

LA CAÍDA

cae un día
rompe su forma
corta el sonido
respira sus últimas horas

cae un día
y no es más
que vidrio empañado

un día cae
como un complot
vulnerado
un sistema derrocado
un organismo infectado

los restos del día


hielo derretido
sobre la vereda

cae un día
delirio contenido
masticado
aferrado a la leyes
de la invisibilidad

cae sobre el mar


los árboles
los autos y los perros

[44]
sobre las cabezas bajas
cae un día
se muere en las retinas

el día que cae


no sabe que cae
desconoce su sacrificio
ante la cadencia nocturna

no le importa caer
no le importa morir
no cae un día

sólo quien lo mira

[45]

EN R E V ERSA

en reversa me muevo
tanteo la oscuridad
piso el hielo y se rompe
el agua que me sostiene

buceando de espaldas
con la vista en la superficie
no quiero mirar
el fondo azul
que me absorbe

patino hacia atrás


por el hielo que se derrite

tomo agua salada


nado contra los rocas
corro en la arena
tengo hambre
trago vidrio

en reversa me muevo
no tengo tiempo
para esperar una voz
que me diga
hasta acá llegaste

creo que escapo


hacia adelante

[46]
pero en realidad
vuelvo sobre mis pasos

me acuesto en las huellas


busco la forma de mi cara
en un gesto que no tengo

el reflejo me devuelve
la sonrisa de otro
que fui en el pasado

trato de matarlo
con el vidrio roto
la sangre es mía
y brota hacia adentro

en reversa me muevo
miro por última vez
el cuerpo que quise dar
me lanzo sin ver
al futuro que ya pasó

[47]

EL SI M UL AC RO

hay un fusilado que vive


hay un muerto que habla
hay un ciego que escribe

un general toma cocaína


sobre una mujer desnuda

hay un payaso sin dientes


un hombre tirado en el pasto
un presidente sin atributos

no hay abogados ni jueces


apelaciones o esperas
la condena es inmediata
y dura para siempre

hay hombres borrachos


oscuros comerciantes
cuerpos subastados
y alguien que escucha:

estuve bailando desde las doce


estuve trabajando todo el día
estuve esperando toda la noche

tiraron la puerta abajo


levantaron el piso
se llevaron los restos

[48]
escuchamos las voces
no vimos las caras
nos quedamos quietos
respirando la sangre
aguantando la fiebre

hay una fiesta esta noche


hay comida en la mesa
hay vino en la pileta

no recordamos sus nombres


no sabemos la cifra
no los queremos buscar

antes del llamado


nos preparamos
estamos invitados
a la broma infinita

estamos invitados
al simulacro

[49]

EL V EN TANAL

te vi temblar
esa noche
en el balcón
no pude esperar
detrás del ventanal

rompí el vidrio
con mis manos
ensangrentadas
presioné tu cara
que se corría

te vi llorar
a la mañana
bajo el sol blanco
que no calentó
los dedos flacos

las uñas sobre


la piel pálida
derretida
al otro lado
del espejo
donde no me veo

te vi gritar
llanto mudo
corte silencioso

[50]
sulfurando olvidos
masticando arena
tragando sal

cambiando
las guardias
de la defensa

me vi temblar
ante la falta
de palabras
frente al brillo
de la mirada
con el eco
de la respuesta

te vi temblar
tres veces más
hasta desaparecer
y dejar una mancha
en la retina
después de la lluvia

[51]

EL I N CE NDIO

después de la lluvia ceniza


negra contra el cordón de la vereda
acumulándose en los desagües
trasladando restos partes voluntades
hacia el mar donde nadan los cadáveres

el agua no pudo con el fuego


los bomberos hombres en fila
entraron al edificio
subieron las escaleras
nunca volvieron de las llamas

alguien trató de avisar trató de correr


el fuego se abrió camino se expandió

nadie tuvo tiempo de nada


dejaron las luces prendidas
dejaron el agua corriendo
dejaron la comida en el horno
el agua no pudo con el fuego

no alcanzaron las tormentas


no lo vieron venir sobre las montañas
quemando la tierra arrasando plantaciones
los cuerpos calcinados al costado de la ruta
llevándose casas familias sociedades

[52]
todos los rituales de la comunidad
desintegrados por el calor implacable

el invierno fue un desierto en disputa


guerra precaria de sobrevivientes
refugios de gente hacinada gente mutada
los últimos llantos de un bebé aferrado
a los restos de un pezón sin piel

la pata de un gato arrancada en la mano


de un hombre corriendo desnudo
el cuero cabelludo derretido sobre los ojos
de un viejo tirado en la calle en la noche
las manos ensangrentadas de la partera

bajo las miradas extraviadas del hambre


el ruido de las cabezas aplastadas

las mujeres violadas por la patrulla


la nueva patrulla sin nombre

que vigila la tierra de nadie


que reparte agua por turno
que alimenta las bocas elegidas

para contar la historia heroica


para llamar al dios sin rostro
después de provocar el incendio

[53]

L A CALLE

en la calle nos interceptaron


nos arrastraron por la vereda
cerraron el cerco
y nos patearon en el piso

cortaron los cables


apagaron la luz
se llevaron a las mujeres
y le rompieron los dientes
a un hombre que gritaba
frente a un niño que miraba
la sangre en la lluvia

en la calle nos rodearon


taparon las cámaras
pidieron refuerzos

una señora cayó rendida


contra las botas mojadas
se dividieron las tareas
avanzaron en círculos
nos quitaron el agua
y se robaron la comida

después como antes


devaluaron la moneda
fugaron el oro y dejaron
el barro que no alcanza

[54]
para alimentar una boca
que pide su ejecución

en la calle nos dejaron


cortando el pan duro
regalando a nuestros hijos
comiendo a nuestros padres

mientras la fiesta sigue


en otra casa otra noche
con criadas vendidas
que tragan del poder

del poder comprar


del poder viajar
del poder salir a pasear

y mirar cómo
después de la calle
sucia y peligrosa
sale la luna sobre
las cabezas aplastadas

en la calle nos frenaron


hicieron el pozo
tiraron la tierra
y finalmente la gente
pudo circular

[55]
[56]
[57]
[58]
Sobre el autor

J
------uan Rapacioli (Buenos Aires, 1987) cursó sus estudios
primarios y secundarios en Mar del Plata, donde empezó
a escribir. En 2006 se fue a vivir a La Plata, donde pasó
por la carrera de Comunicación Audiovisual en la Facul-
tad de Bellas Artes. En 2009 publicó el libro de cuentos La
estratagema de la libélula. Desde 2010 trabaja en la sección
Cultura de la Agencia de Noticias Télam, donde ha reali-
zado entrevistas a escritores como Ricardo Piglia, Abelar-
do Castillo, Horacio González, Raúl Zurita, Hebe Uhart,
Enrique Vila Matas, Arturo Carrera, Diana Bellessi, Mario
Montalbetti, Leo Maslíah, Jorge Boccanera, Edgardo Co-
zarinsky, Antonio Dal Masetto y Guillermo Saccomanno.
Participó de los talleres literarios de Dalmiro Sáenz y Al-
berto Laiseca. Escribe en: impostorinverosimil.wordpress.
com. Es autor de Dispersión, libro de poemas publicado por
la editorial Buenos Aires Poetry.

[59]
[60]
Agradecimientos

A Lucía Cytryn, por las lecturas, las ideas, la paciencia.

A Mario Arteca, Jotaele Andrade y Jorge Consiglio,


por la mirada poética.

A Juan Arabia y Camila Evia, por el apoyo de siempre.

A los amigos, por todo lo demás.

A mis padres.

[61]
Noviembre 2017
Impreso en Buenos Aires,

Buenos Aires Poetr y


w w w. b u e n o s a i r e s p o e t r y. c o m

buenosaires
poetry

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