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siglo pasado y el inicio del presente. Nos referimos, por lo tanto, a un concepto
muy reciente, aunque muy presente en las llamadas empresas tecnológicas o
nativas digitales. La tecnología de alguno de los productos, como los smartphones,
o servicios como la web o las redes sociales, se ha vuelto de uso cotidiano para
millones de personas. Por este motivo, estas empresas, con un modelo de negocio
basado en el marketing, la publicidad y la explotación de los datos facilitados por
los usuarios, dificultan un análisis riguroso del concepto de economía digital.
Los efectos de la economía digital, aunque avanzan a un gran ritmo, aún tienen un
impacto limitado en términos macroeconómicos, como muestran los indicadores
de su peso a nivel mundial en el producto interior bruto (PIB) o en el empleo, por
debajo del 10 %.
Algunos de los grandes cambios introducidos por la economía digital, como son la
organización de las empresas en ecosistemas digitales o el surgimiento de nuevas
redes de valor, son también desarrollados en esta unidad.
Uno de los aspectos fundamentales del impacto de la tecnología digital en las empresas
es, sin duda, el desarrollo de nuevas generaciones de jóvenes denominados nativos
digitales, que se están incorporando al consumo y al trabajo de forma masiva. Si además
se suman los emigrantes digitales, es decir, los integrantes de otras generaciones que se
incorporan al uso de la tecnología, se obtienen lo que se puede denominar como clientes
digitales, un amplio grupo intergeneracional de consumidores que tienen como
característica principal el cambio de sus hábitos de vida y su comportamiento en la forma
de comprar y de utilizar los medios de pago. Si, además, se analiza la nueva demanda de
productos y servicios digitales o inteligentes alcanzamos la comprensión de los cambios
más significativos que están sucediendo en el actual entorno digital.
Efectivamente, para el cliente digital ya no es suficiente con ofrecerle una
aplicación móvil agradable o un sitio web amigable. El cliente digital ya no quiere
comprar solo en función del marketing digital, los mensajes en las redes sociales o
la experiencia de compra. Los clientes digitales ya han descubierto que los
productos o servicios pueden ser digitales o inteligentes y que pueden gestionarlos
desde su móvil. Son consumidores de valor de manera continuada, es decir,
esperan valor añadido durante todo el ciclo de vida de los productos o servicios
digitales.
A todo ello hay que unir que la demanda inmediata de los productos y servicios
está dando lugar a la ampliación de los canales físicos con nuevos canales digitales,
que los clientes quieren utilizar de forma indistinta en función de su comodidad, lo
que hace necesario que las empresas desarrollen una estrategia de omnicanalidad
que integre todos los canales.
La comprensión de esta unidad es necesaria para entender los grandes desafíos de las
empresas tradicionales en la actualidad y de las grandes oportunidades que las empresas y
los profesionales deben llevar a cabo en el camino hacia la empresa digital: un nuevo
concepto de empresa capaz de desarrollar la capacidad de crecer e integrar con éxito las
grandes oleadas de digitalización de los próximos años.
Economía digital
En la actualidad conviven la economía tradicional con la economía de la
información y el conocimiento, con la irrupción actual de un conjunto de
tecnologías digitales emergentes, como la movilidad, la computación en la nube,
el Big Data, Internet de las cosas (IoT) o la inteligencia artificial aplicadas a la
producción, los servicios o las ciudades inteligentes, que están haciendo emerger
con mucha más fuerza y consistencia la incorporación de las empresas de servicios
e industrias a la economía digital, aumentando su aportación al producto interior
bruto (PIB).
“El concepto de economía digital tiene un sentido amplio en el que caben todas las
actividades económicas en las que intervienen las TIC y las tecnologías emergentes.
Incluye tanto las empresas que ya se pueden catalogar como incluidas dentro de la
economía digital en el momento de su creación (nativas digitales), como las
empresas tradicionales que se trasforman e incorporan actividades digitalizadas en
un nivel significativo” (Lombardero, 2015).
Los avances tecnológicos son la primera causa del crecimiento de los negocios en
la presente década. Los sectores industriales punteros en la economía española
todavía tienen un amplio margen de maniobra para crecer, y en eso se debe poner
todo el esfuerzo para volver a convertirlos en un motor de crecimiento y creación
de nuevos empleos que va a transformar la vida de millones de personas.
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Las nuevas capacidades que ofrece el despliegue de las redes de Internet en las
dos últimas décadas, tanto a nivel de red física como inalámbrica, abren un nuevo
abanico de posibilidades de desarrollo a las nuevas tecnologías emergentes. Su
impacto en la transformación de las empresas tradiciones de servicios e industria
no ha hecho más que comenzar, aunque no será el mismo en todos los países ni en
todos los sectores.
La oportunidad para España y la Unión Europea
Industria 4.0
La oportunidad para España y la Unión Europea está en la transformación digital de
las empresas para buscar una nueva posición en los mercados globales. Es muy
significativa la recomendación de la OCDE (Organización para la Cooperación
Económica y el Desarrollo), que recomienda a los países miembros recuperar el
equilibrio productivo entre la industria, que debe alcanzar un mínimo del 20 % del
PIB, y los servicios para mantener la capacidad de innovación y desarrollo, un
porcentaje muy lejano del actual, 14 % de la industria en España.
Relocalización de la industria
Las razones para justificar la especialización de los países, que se inició en los años
70 del siglo pasado, se ha apoyado en tres argumentos principales: uno, las
economías de escala necesarias para conseguir costes razonables de los productos;
dos, reducir los salarios y, en último lugar, la permisividad de la legislación sobre el
impacto ambiental de los países en vías de desarrollo.
Los tres argumentos están cayendo bajo el peso de las tecnologías emergentes y
las nuevas reglas de la economía digital. Actualmente, las tecnologías industriales
permiten producir con economías de escalas menores. Esto, a la vez, ha reducido
las necesidades de inversión. Los salarios se están ajustando notablemente en los
países desarrollados y tienen un menor impacto, en muchos casos, que los costes
logísticos (Abengude, 2007). Por ejemplo, según la Asociación Nacional de
Fabricantes del Automóvil y Camiones (ANFAC), los costes de mano de obra en el
sector del automóvil en España suponen el 24 %, mientras que la logística supone
el 27 %. A la vez, los acuerdos adoptados en la Cumbre del clima, celebrada en
2015 en París, suponen un gran desafío para el actual sistema logístico.
Supone, también, mover la fabricación para reducir los costes de los movimientos
logísticos, para estar más próximo al cliente, que recompensará la responsabilidad
social, y a la vez se beneficiará del talento disponible en cada zona geográfica, el
primer factor competitivo.
Ecosistemas digitales
Si se utiliza un símil entre naturaleza y empresa, las organizaciones en red de la
economía digital, en la medida en que se amplían, se asimilan a un ecosistema
biológico. Las microempresas son como los microorganismos del ecosistema. Las
pequeñas y medianas empresas se asemejan a los pequeños y medianos
organismos y a los animales del ecosistema, como insectos, pájaros, reptiles y
mamíferos de pequeño y mediano tamaño. Por último, las empresas globales se
asimilan a las grandes selvas, las cadenas montañosas o los grandes seres vivos
que superan las fronteras físicas.
El término ecosistema empresarial fue empleado por vez primera por James F.
Moore. Este autor afirma que se debe pensar en términos de sistemas en lugar de
individuos; hay que situar a la empresa dentro de un ecosistema empresarial como
parte de algo mucho más amplio, algo en lo que participan más jugadores y con
los que es necesario co-evolucionar, buscando maximizar la capacidad y la
innovación (Moore, 1996).
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Pone en relación a cada empresa con otros negocios, organizaciones o individuos
externos, a los que afecta o es afectado por ellos. Estos otros actores son
conocidos como grupos de interés (Freeman, 1983).
Muestra las relaciones de interdependencia que existen entre todos los
componentes del ecosistema, dibujando las redes de valor. La naturaleza de estas
relaciones es la que manifiesta los grados de poder.
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Hasta el momento, la respuesta de los comerciantes ha sido minoritaria ante la
competencia de Amazon y otros actores digitales, y se ha visto influenciada por su
mentalidad individualista. Las soluciones que han adoptado son poner en marcha
servicios de comercio electrónico únicamente para su negocio, sin tener en cuenta
que su alcance se limita al territorio comercial cercano o un centro comercial
donde concurren con tiendas especializadas que también sufren la competencia y
que, en muchos casos, no compiten entre sí.
Las iniciativas individuales es más que probable que no consigan mantener su
impacto inicial a medio plazo y no penetren en grandes segmentos como los
nativos digitales, que quieren todo más rápido, más barato y más cómodo. La
compra por el móvil, las tiendas solo virtuales, las tiendas sin cajeros y otros
formatos comerciales y de pago están emergiendo de la transformación digital.
3.2.1. Marketplace para el comercio de cercanía
Una nueva propuesta para el cliente, manteniendo su marca, está al alcance de sus
posibilidades con menores costes que una solución individual. Se trata de una
propuesta de valor diferenciada por la experiencia del cliente, que permita
ofrecerles un modelo de compra omnicanal, manteniendo la compra física cuando
quiera elegir personalmente sus productos y, a la vez, dándole acceso a adquirir los
productos de menor implicación personal a través de una tienda compartida con
otros comerciantes de proximidad, con entregas casi inmediatas según la cercanía
con el cliente.
En el marketplace, los comerciantes pueden compartir los datos generales de los
clientes para hacer marketing a todos, o disponer de un servicio de analítica y
predicción basado en Big Data para profundizar en el servicio personalizado a sus
clientes.
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Conocimiento del cliente y del marketing.
Experiencia en el uso de CRM y Big Data.
Dominio de la tecnología y la plataforma tecnológica.
Capacidad de rápido crecimiento.
Dominio de la logística de distribución.
Capacidad de generar externalidades de red.
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En España, El Corte Inglés, después de romper la colaboración con Amazon, ha
optado por abrir su tienda virtual a otros distribuidores, aprovechando las
relaciones con sus clientes y la capacidad de entrega de las compras a través de su
red de establecimientos.
Una empresa puede mejorar su posición si se suma a una red-ecosistema que es, o ha sido,
capaz de tener una gran base de clientes potenciales. Por lo tanto, como requisito
imprescindible, el impulsor del ecosistema debe tener una gran capacidad de atraer a
nuevos clientes.
El impulsor debe determinar qué otros colaboradores pueden aportar o ayudar a atraer
nuevos clientes, evitando que su incorporación suponga repartir los mismos ingresos entre
más empresas. En definitiva, el ecosistema debe generar efectos red.
Redes de valor
La tradicional visión de las empresas como cadenas de valor a través de los
eslabones de generación del valor para el cliente ―como el diseño del producto o
servicio, la producción, la distribución o el marketing― debe ser completada
cuando una empresa participa en un ecosistema digital.
Cliente digital
Aun así, resulta útil el término nativos digitales para referirse a los millennials y a la
Generación Z, que tienen en común de las tecnologías digitales, o bien desde muy
jóvenes o desde su nacimiento, la globalización y la precariedad laboral, en lo que
difieren de la generación precedente de los baby boomers.
Fuente: elaborado por el Instituto de Talento y Empresa Digital- ITED a partir de datos del
INE.
Por lo tanto, saber atraer o retener a los clientes digitales desarrollando nuevos
productos y servicios digitales, adaptando los canales de compra y la atención al
cliente a sus nuevos hábitos, será vital para el futuro de las empresas
tradicionales. Este cambio generacional de los clientes hace más urgente y
necesaria su transformación en empresas digitales.
Las previsiones de la OCDE, basadas en las tendencias actuales, anuncian que para
2020 dos de cada tres titulados universitarios de las economías avanzadas serán
mujeres. Según la Universidad de Bath (Reino Unido) estas son las diferencias de
género en el uso de internet:
Hay diferencias en el tipo de contenidos que se visitan. Los varones usan
Internet para más cosas: juegos online, apuestas, descargar música y vídeos o
escuchar música online. También para visitar webs con “contenido para
adultos” y conseguir información sobre productos.
Las mujeres lo utilizan más para comunicarse con otras personas: correo
electrónico, teléfono, redes sociales. Excepto los grupos de noticias, usados
más por los hombres.
Las mujeres usan internet para reservar viajes más que los hombres,
mientras no hay diferencias en temas de salud o banca online.
5.4. Generación Z o App
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Acceso al artículo Millennials on millennials: lots of love, lack of loyalty.
Casi dos tercios de los adolescentes en línea crean contenido en algún momento
en forma de blogs, fotos, vídeos u otro material que publican electrónicamente. Se
inclinan por contenidos fácilmente digeribles y rápidos, y muestran preferencia por
las imágenes, llámese fotos, emojis, vídeo o GIFs, porque les permiten comunicarse
de forma más rápida e intuitiva.
Millennials
En 2017, según Fries, Kimberly, "5 Reasons Why Millennial Leaders Need
Performance Feedback" publicada en Forbes, los millennials representan el 32,8 %
de la población mundial y, a medida que progresan en su carrera profesional,
adquieren mayor poder de compra. Tienen altos niveles de educación superior, que
junto al optimismo les permiten capear la difícil situación económica global que
vivimos. Fueron los primeros en nacer con un móvil a mano y ordenadores en el
hogar.
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Acceso al artículo completo aquí.
Los consumidores están creando datos a una velocidad sin precedentes. Según
predicciones de IDC (International Data Corporation), en 2020 habrá 44 billones de
gigabytes en el universo digital (casi diez veces más que en 2013) de los que se
estima que las empresas tan solo analizarán o usarán el 10 %.
Los consumidores saben que las empresas recolectan sus datos y esto hace que
aumenten sus expectativas para recibir experiencias personalizadas. Para las
empresas, convertirse en utilizadores de datos es un imperativo para conocer y dar
respuesta a las demandas de sus clientes. Los consumidores son fábricas de
producción de datos conscientes y, la mayoría de las veces, no conscientes de ello;
en el uso de una TV o los electrodomésticos inteligentes, los wearables o los
coches conectados. Todo es susceptible de conectarse a Internet, crear datos,
permitir conocer más sobre la actividad real frente a la declarada.
Internet y las nuevas tecnologías han cambiado las reglas respecto a los modos en
que las empresas deben desarrollar su servicio de atención al cliente. Y es que, si
hasta ahora era la tendencia mayoritaria era el uso tradicional del teléfono, los
gustos e intereses de los usuarios están cambiando y buscan tecnologías más
avanzadas.
Es lo que desprende la investigación llevada a cabo por Salesforce, que ha
analizado las opiniones de más de 2.000 consumidores de Estados Unidos. Un
estudio en el que se muestra la preferencia por evitar las llamadas de teléfono
como principal soporte de atención al cliente y usar nuevos medios, como los
mensajes en línea, el chat o las redes sociales (Salesforce, 2016).
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el giro experimentado por los
consumidores está promovido por un perfil de usuario concreto: los millennials y Z
prefieren interactuar con las marcas al igual que hacen con sus amigos, bien a
través de mensajes de texto, bien a través de chats, y más recientemente se
incorporan a la conversación con chatbots.
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Las empresas que sobrevivan tendrán en su mayoría clientes digitales. Por ello,
es necesario analizar los cambios de hábitos de los consumidores para identificar
sus nuevas necesidades. La distinción entre generaciones no es útil, ya que no solo
los millennials o la generación Z comportamientos digitales. En 20 años apenas
quedaran clientes no digitales.
Las empresas crecerán a partir de la innovación en productos y convertirán esta
innovación en la principal defensa ante la disrupción digital. La disrupción digital,
en la mayor parte de los casos, está centrada en atender la demanda creciente de
los clientes digitales de nuevos productos apoyados en la hibridación de productos
físicos con tecnología y los nuevos modelos de negocio basados en la servitización.
Participar en ecosistemas digitales, para atender las nuevas demandas de los
clientes digitales, hace que las empresas tengan que colaborar con otras empresas,
organismos y individuos, y coordinar sus actividades para desarrollar redes de valor
para los clientes digitales. Participar, colaborar o liderar ecosistemas digitales forma
parte del desarrollo de la empresa digital.
Nada más lejos de la realidad hoy en día, cuando muchas empresas tradicionales
ya están descubriendo la gran oportunidad que para las mismas ofrece la
tecnología digital aplicada a la innovación en productos y servicios digitales o
inteligentes que dan lugar a nuevas prestaciones para el cliente y que permiten
desarrollar nuevos modelos de negocio digitales.
Esto supone, identificar las grandes posibilidades que ofrecen las tecnologías
emergentes y las plataformas tecnológicas para aprovechar las oportunidades de
innovación por medio de la hibridación. Hibridar es añadir tecnologías emergentes
a los productos tradicionales, para conectarlos con las personas de manera
inteligente y desarrollar productos y servicios digitales o inteligentes.
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Al poner al cliente en el centro, las empresas en transformación digital están
identificando grupos importante de población higtech-hightouch que percibe la
tecnología en los productos como valor añadido. La innovación abierta y la
hibridación permiten el uso de tecnologías emergentes como la conectividad, la
movilidad, Internet de las Cosas (IoT), inteligencia artificial o Big Data, entre otras
que permiten nuevas experiencias satisfactorias a los clientes.
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En este apartado se analizan los nuevos canales de venta y cómo los clientes dejan
una rentabilidad diferente en función de los canales que utilizan para la compra.
Los datos indican que, en los canales físicos, los clientes no solo hacen más
compras, sino que es posible aprovechar la presencia del cliente para hacer ventas
con un mayor margen para la empresa. Sin embargo, los clientes que pueden
disponer de la capacidad de usar diferentes canales de forma integrada son los
más rentables.
La estrategia de la empresa, en términos de canales de venta, no debe realizarse
únicamente pensando en que los canales digitales son los que menos costes
generan a la empresa, sino que se debe tener en cuenta la rentabilidad del cliente
en el conjunto de actividades de compra con la empresa.
La coordinación necesaria entre el canal físico y los canales online requiere de un
gran esfuerzo de información e integración de la gestión de los stocks y, además,
de la logística necesaria para dar al cliente una experiencia multicanal satisfactoria.
Finalmente, introducimos la necesidad de una visión del cliente 360° y la gran
importancia que supone la gestión de los datos y la integración de los mismos en
las decisiones tecnológicas relacionadas con la omnicanalidad.
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Etiquetas inteligentes
Probadores inteligentes
Abren la posibilidad de una nueva experiencia de compra, ofreciendo, entre otros
servicios, información y recomendaciones sobre los productos, la elección entre
distintos modelos y complementos, conocer la disponibilidad de tallas y colores o
disponer de atención personal de forma automática.
Quioscos electrónicos y pantallas interactivas
Permiten, dentro de las tiendas, ofrecer soluciones tecnológicas en función de las
necesidades del cliente.
7.3.1. Otras aplicaciones tecnológicas para tiendas físicas
Compra en línea, recogida en tienda, implantado en muchas cadenas o en
fase piloto.
POS móviles en tienda, una tecnología que ofrece nuevas funcionalidades
a través de dispositivos móviles en el punto de venta, ofreciendo información y
mejorando la velocidad y calidad del servicio para obtener una experiencia de
compra en tienda más completa para los clientes.
Entrega en domicilio en el día, servicio de
controladores crowdsourced para la recogida y entrega de pedidos en tiendas
locales.
Billetera móvil propia, permite que los usuarios puedan gestionar, de
forma integrada, los programas de fidelización de distintos establecimientos
(cupones, promociones, ofertas, etc.).
De la multicanalidad a la omnicanalidad
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El concepto multicanalidad hace referencia a la capacidad que los clientes tienen
de llegar a la empresa por diversos canales, como la web, el móvil o los centros de
atención al cliente, y de ser atendido en los mismos.
Muchas empresas actualmente están en fase de transición. La omnicanalidad
supone la integración de los distintos canales utilizados por la organización en su
relación con los clientes, de tal forma que se pueda iniciar la relación por un canal y
continuarla por cualquier otro, hasta finalizar la transacción. Y especialmente
después de la misma, si el cliente necesita atención, asesoramiento o quiere
presentar una reclamación.
Ser omnicanal significa ser capaces de brindar una experiencia de calidad al cliente
más allá de la vía del contacto que elija el mismo, logrando que los canales para
comunicarse sean simples y tengan transparencia durante su utilización, unificando
los criterios de resolución de las demandas del cliente en todos los canales.
8.1.1. El cliente omnicanal es más exigente
Las nuevas características del cliente digital hacen que ofrecer un sitio web
atractivo o una aplicación móvil fácilmente navegable ya no sea suficiente. Los
sistemas actuales deben ser inteligentes y estar integrados para permitir un
desarrollo eficiente y seguro de cualquier operación que se realice.
El cliente digital tiene un nuevo perfil, ante el cual ya no es suficiente con ofrecer
una aplicación móvil agradable o un sitio web amigable: los sistemas deben ser
inteligentes y estar integrados, de modo tal que las operaciones se realicen de
forma eficiente.
Esta integración de los canales abre más posibilidades de interacción con los
clientes y puede permitir escucharlos y recopilar los datos de las conversaciones de
una forma inteligente, por medio de soluciones informáticas como los CRM, las
redes sociales o la inteligencia del negocio.
Así mismo, hace posible que la empresa pueda llevar a cabo nuevas propuestas
basadas en el conocimiento real de sus clientes, y lograr, de tal manera, un nivel
más alto de repetición en sus compras.
El cliente nativo digital es omnicanal y quiere una experiencia única que fusione e
hibride lo digital y lo físico. Espera de la compra física una experiencia sin fricciones
entre canales. Espera wifi gratis en las tiendas, cargador de dispositivos móviles,
geolocalización, ofertas flash y mucho más.
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Según la empresa Power Data, (haz clic aquí si deseas descargar la guía gratuita:
Experiencia de cliente y omnicanalidad) actualmente se calcula que el 60 % de los
consumidores que se vinculan con una empresa establece contacto por múltiples
canales, que pueden ser, entre otros, el correo electrónico, el sitio web de la
empresa, el teléfono móvil o las redes sociales. El alto crecimiento de los
dispositivos inteligentes está incrementando, de manera sin precedentes, las
interacciones entre clientes y empresas y el uso constante de servicios digitales.
Estrategia de omnicanalidad
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La estrategia debe estar dirigida a la satisfacción del cliente, que dependerá
de que los empleados puedan contar con los datos necesarios y puedan
acceder a ellos.
Disponibilidad de la información por el lado del cliente: los procesos pueden
ser iniciados en un canal y continuados en otro sin tener que volver a repetir
los pasos ya llevados a cabo.
Los pasos del cliente después de la compra: para muchos es más relevante
que la propia compra, cómo se recibe el producto o servicio, que este funcione
correctamente y poder recibir asesoramiento sobre su utilización.
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Respaldo directivo y liderazgo efectivo, impulsado desde la alta dirección.
El enfoque en el cliente y la colaboración entre canales, en vez de la
competencia entre ellos.
El desarrollo de competencias que den soporte necesario a la nueva forma de
trabajar.
La eliminación de silos departamentales, especialmente en lo concerniente a
información. Poner las metas a nivel de empresa como prioritarias ante los
objetivos departamentales.
Recoger los datos de todas las interacciones con los clientes para realizar un
seguimiento de su experiencia de compra.
Entender los datos como un valor para toda la empresa y que deben estar
integrados, centralizados, estandarizados y ser accesibles a toda la organización.
Un gobierno de datos robusto que establezca las políticas y procedimiento a
seguir.
Comparar y medir los resultados, realizando un análisis permanente de los
mismos de forma que permita ajustar la estrategia de forma rápida y eficiente en
caso de necesidad.
A la vez, tiene que tener como resultados la reducción de los costes, el aumento de
las ventas, una mayor rentabilidad de las mismas, un alto nivel de fidelización y
establecer un vínculo de confianza realmente perdurable.
Ello significa considerar una visión de cliente 360º para comprender las
necesidades y preferencias de los clientes, como punto de partida para iniciar y
mantener la comunicación con ellos. Esto ha de lograrse independientemente del
canal y, por supuesto, para poder explotar el potencial de esta inteligencia de
consumidor, toda la información disponible debe estar centralizada, ser fácilmente
accesible y compartible nodo a nodo, de unidad a unidad de negocio.
. Ventajas de la omnicanalidad
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Facilitar a los clientes una experiencia omnicanal aporta a las organizaciones un
enorme caudal de oportunidades de mejora, tanto en la eficiencia de sus procesos
como en la calidad del servicio ofrecido, no solo durante el proceso de venta, sino
también en las relaciones posteriores. Esto les permite aprovechar las nuevas
oportunidades de negocio que surgen de la economía digital.
La estrategia omnicanal se está convirtiendo en un diferenciador importante en la
entrega de servicios. Pero hay que tener en cuenta que los clientes, probablemente,
ya pueden tener expectativas altas por haber utilizado los servicios de
omnicanalidad de otras empresas y, por ello, es posible que ya tengan un alto nivel
de exigencia.
La estrategia de omnicanalidad busca, en muchos casos, el traslado de los clientes
a los canales digitales, ya que los costes de los canales presenciales son más altos.
A la vez, tiene otras ventajas para la empresa, como disponer de canales que
permiten extender el tiempo de atención al cliente, alcanzando horarios de
servicios cercanos al 24/7 sin necesidad de trabajo manual.
La creación de diferentes canales online en los que desarrollar los distintos
procesos, o parte de ellos, facilita la gestión de las colas de espera, con una
considerable reducción de tiempos y costes respecto a la atención presencial en
canales físicos. Es así como se crea una visión consistente del cliente en todos los
canales y cómo se puede ofrecer una experiencia de compra más personalizada.
La gestión integral de los distintos canales utilizados por una organización supone
una alta dificultad, tanto a nivel funcional como tecnológico. Para superar este reto,
es preciso definir de forma concreta cada uno de los objetivos que se quieran
alcanzar. La reducción de costes es uno de los más destacados, pero no ha de ser el
único ni el más importante dentro de una estrategia omnicanal.
Al aumentar las ventas en línea e integrar los servicios entre la tienda y el comercio
electrónico, la eficiencia de la distribución puede resentirse. Ver imagen 2.5.
(Logística para la omnicanalidad).
Fuente: elaboración propia.
Un buen servicio de logística resulta esencial para gestionar debidamente las
entregas, las devoluciones y las reclamaciones. Los retrasos en la entrega por falta
de stock o por una dirección de destino incorrecta son errores que, con una buena
herramienta de gestión de datos, pueden evitarse.
Tecnologías y datos
A cada conjunto o lista de datos se le llama datos maestros. Por ejemplo, un ERP
típico tendrá, como mínimo, un maestro de clientes, un maestro de artículos y un
maestro de cuentas. La gestión del MDM (Master Data Management) se explica a
continuación:
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Una Gestión de Datos Maestros (MDM) es el conjunto de metodologías,
herramientas y procesos necesarios para crear y mantener conjuntos precisos y
consistentes de datos maestros.
Visión 360° del cliente omnicanal
Para las empresas con visión cliente 360° todo es más fácil. Las que carecen de esta
visión obligan al cliente a repetir datos una y otra vez, requieren la utilización
continua de claves y cada vez que cambia de canal debe volver a repetir su
“historia” y el personal le da información diferente.
Los datos se recogen de una gran variedad de fuentes de información que van
desde el CRM a los sensores IoT. A continuación se identifican las diferentes
ventajas de su utilización por parte de la empresa:
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El servicio al cliente tiene más complejidad para el
personal: contextualizar la información, tener los procesos bien implantados y
tener capacidad de decisión, según la situación de cada cliente para adoptar
soluciones en el momento en el que las está solicitando.
La formación debe incluir, además, la experiencia en su puesto de
trabajo, cómo acceder a la visión de los datos completos de un cliente
concreto de forma efectiva, que le permita desenvolverse con soltura en cada
interacción.
No trasladar a los clientes los procesos internos: a ellos no les interesa lo
que sucede en cada área o dentro de cada departamento.
Los análisis sobre la economía digital, por su corto recorrido, deben ser
considerados como un acercamiento a una situación de gran complejidad
en el marco de un mundo en proceso de cambios muy significativos, incluso
en términos de los mercados globales. Las repuestas de los países en los
próximos años frente al futuro del trabajo, la economía colaborativa, las
redes sociales o los modelos de negocio basados en la publicidad y los
datos, pueden contradecir la visión bondadosa de las empresas interesadas,
extendida con gran eficacia por medio de su gran capacidad de marketing.
El impacto disruptivo de los modelos anteriores en las empresas
tradicionales, que suponen más del 90 % del PIB y el empleo, necesita
resituar estas empresas para asegurar su pervivencia en el futuro. Para ello,
es necesario situar al cliente digital en el centro. Para entender el peso de
los clientes digitales es necesario seguir reduciendo esta categoría a
los millennials. Tal como muestran los datos demográficos y de hábitos de
consumo de los clientes reales, los clientes digitales son intergeneracionales,
con diferentes edades y poder adquisitivo.
A la vez, es necesario actualizar el discurso que considera los productos y
servicios como commodities (bienes sin diferenciación entre sí). La gran
oleada de innovación que se está produciendo en productos inteligentes ya
comienza a estar presente en los lineales de las tiendas o en
los marketplaces en sus primeras versiones. Cada producto o servicio que se
digitaliza genera nuevas demandas por parte de los clientes, que deberán
ser atendidas con nuevas innovaciones.
Por ello, las empresas de todos los sectores tienen en la innovación de
productos físicos y servicios un poderoso instrumento para defenderse de la
disrupción y para mantener a los clientes digitales: el comercio, la banca, el
turismo, el transporte, el coche conectado, la salud, los productos para el
hogar, los servicios de las ciudades inteligentes, son solo algunos de los
ejemplos donde la innovación digital está en marcha.
Finalmente, la actual tendencia a la omnicanalidad puede hacer visibles
algunas ventajas de las empresas tradicionales, como la banca o el comercio
minorista, ante las nativas digitales. Es posible que disponer de instalaciones
físicas, capacidad de fabricar y del contacto directo pueda ser una ventaja
competitiva superior que disponer de una gran plataforma de comercio
electrónico.
Crear una nueva ciencia de la gestión empresarial que permita avanzar en el
desarrollo de un nuevo modelo empresarial supone uno de los grandes
retos para el trabajo de los directivos en los próximos años.
El cliente de la banca digital
Según el estudio “The Millennial Disruption Index” de 2016, la banca es el sector
más expuesto a la disrupción por la “generación del milenio”, afirmando que el 71
% de miembros de esta generación prefiere ir al dentista antes que a una entidad
financiera, un 53 % no ve diferencia entre los diferentes bancos y un 33 % afirma
no necesitar un banco tradicional. La consecuencia es el cierre de oficinas, para
reducir costes operativos, y aumentar de 5.000 clientes de media a 35.000 por
sucursal para reducir salarios, alquileres y gastos corrientes.
Algunos expertos del sector opinaban que es el cliente entre los 30 y los 50 años
quien ha comenzado a llevar a las entidades a la banca digital. El sector de la banca
es buen ejemplo de cómo muchos clientes no nativos digitales usan banca digital
sin conflicto, aunque para otros clientes queda un largo proceso de aprendizaje
por delante. La relación con la banca, desde hace años, está mediada por la
tecnología, facilitando a los consumidores un tránsito a lo digital a ritmo más
llevadero. El uso de la tecnología en el sector se inició con los cajeros automáticos
y la tarjeta de crédito. El último paso hacia la banca digital se muestra en el gran
interés de los usuarios en poder utilizar sus móviles como medio de pago.
Se pide
En el enunciado del caso práctico, se hace una descripción de las actuaciones de
los mayores bancos españoles en relación con la transformación digital durante los
últimos años. Como en la vida real, en el texto se presenta una información
compleja y limitada.
Para resolver el caso práctico, el estudiante debe enumerar las actuaciones que
están llevando a cabo los bancos que considere más eficaces o señalar otras que
considere de interés, buscando en las webs de los bancos o en las noticias
relacionadas de la prensa económica, para conseguir aumentar el número de
clientes digitales.
Las generaciones de nativos digitales son las más expuestas a la disrupción digital
por dos motivos, son las más familiarizadas con el uso de dispositivos digitales,
pero además según diversos estudios, los jóvenes tienen una valoración de los
bancos muy baja.
Un cliente medio del BBVA visita una oficina cuatro veces al año, 40 veces se
conecta a la web y 150 veces utiliza el móvil.
A los bancos españoles les preocupa el bajo número de clientes que usan la banca
digital y móvil, porque consideran que una parte de estos clientes pueden ser
atraídos por los servicios bancarios de las aplicaciones de los startups o las
empresas disruptivas.
Banca omnicanal
Ramón, mientras desayuna y revisa los correos electrónicos desde su tablet, recibe
una oferta de préstamo personal de uno de sus bancos. La necesidad ha sido
detectada por su sistema de analítica omnicanal. La oferta llega en el momento que
la necesita, las condiciones le parecen interesantes y desea averiguar más. Hace click
para conocer el proceso de solicitud que el banco ha implantado por este canal y
decide seguir adelante, pinchando en solicitar el crédito. Entonces, desde el banco le
solicitan información sobre los plazos de amortización y la cuota que desea abonar.
Ramón tiene que salir para el trabajo y no puede enviar los datos. Una vez en el
coche le surgen dudas y decide llamar, con el móvil en modo manos libres, a su
sucursal del banco y hacer una consulta al director, al que conoce personalmente.
Despejadas las dudas con la conversación, el director del banco le propone devolver
la solicitud ya cumplimentada que le envía por correo. Al llegar a la oficina, desde su
PC firma la solicitud digitalmente y la envía al banco. A las pocas horas, recibe la
comunicación de que el préstamo le ha sido concedido y decide ir a hacer la firma
del contrato en la sucursal.