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Obra: Parte del Problema

Autor: Parte del Problema

Categoría: Mayores

6º Concurso Literario, género: Cuento Policial.

CEM

San Martín de los Andes, año 2014.

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Otra vez los días se hacían más cortos y la oscuridad domina los relojes. Yo en la
misma rutina de siempre, la del despertador, del baño frio, la de abrir la heladera y
conseguir algo de lo que sobró de la noche anterior, en una triste imitación de
desayuno. La misma rutina que hace tiempo llevo haciendo y que me alimenta y
destruye a la vez.

Mi monoambiente, adornado de botellas vacías, que parecen haber sido traídas


por un duende alcohólico, ya que por algún motivo no recuerdo nada después de
aproximadamente las 22 hs del día de ayer. Un rayo de luz que entra por la
ventana las ilumina y las pone en evidencia haciéndome sentir aun peor.

El pueblo, a pesar de todo, se veía esplendido esa mañana. Las lengas ya se


habían sacado su capa verde y se las veía en su ropa interior roja, esperando
quedar desnudas anecdóticamente en invierno. Y no es solo la visión, el aroma del
otoño es algo que me enamora. Ese putrefacto olor me enamora. Las hojas en
descomposición. Los primeros rocíos matinales del año. Los hongos brotando de
cualquier rincón descomponiendo toda la materia muerta.

Salí de casa, envuelto en la rutina no me di cuenta que ya estaba casi llegando a


la comisaria. Ya me había vestido, por suerte, y estaba listo para entrar a otro día
de trabajo. Definitivamente ya había dejado de dormir, pero no se hace cuánto
tiempo, recién ahora entraba en la realidad de la gente en descomposición.

La comisaria esa mañana estaba más agitada que de costumbre. El móvil 37 que
generalmente tomaba mate en la puerta hasta que alguien llamara por teléfono
anunciando algún ilícito, ya no estaba ahí y el revuelo detrás de las puertas de
madera era anormal.
Inmediatamente después de entrar me ordenan entrar a un móvil y dirigirme al
cine junto con un par de compañeros. Habían robado el viejo cine del pueblo, que
ahora era dirigido por el Sr. Costas, un tipo de como 60 años con una reputación
bastante comprometida para ser un pueblo patagónico. A mi punto de vista estaba
bastante loco. Y sus ideas anarquistas no me parecían llegar a ningún lado.

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– “estos hijos de puta entraron por una ventana y se llevaron toda la recaudación
del fin de semana… como 30 mil mangos. ¡Lo tenían todo armado!” Dijo Costas

Le pregunte si tenía alguien de quien sospechaba que podía haber entrado, y me


nombro un par de empleados. Pero me pareció que estaba haciendo conjeturas
basándose en las ganas de no verlos más sin indemnización.
Le pedí que me muestre la ventana por donde habían entrado, solo había unas
marcas de unas barretas que daban evidencia de una entrada a la fuerza. Luego
la caja de seguridad estaba destruida quirúrgicamente.

– “¡los hijos de puta estuvieron un rato largo acá! Mira como la rompieron!”

En medio del interrogatorio veo que se acercan dos caras desconocidas en el


pueblo, se presentan como Ramón Ortiz y Roberto Castillo. Dijeron:

-Nosotros nos vamos a encargar de la investigación.

Me contaron que los habían mandado desde la capital de la provincia para


investigar el caso. Que de ahora en más cualquier información que recaude se las
tenía que informar a ellos y que palabras mas-palabras menos yo estaba
subordinado.

No estoy acostumbrado a tener superiores, en el pueblo las cosas se hacen como


yo digo, al menos en la investigación de robos, ese había sido mi puesto por los
últimos 7 años.
Prendí un faso y me fui a dar una vuelta a ver si notaba algo extraño en el pueblo.

Como siempre hice, el primer lugar al que fui fue al borde del arroyo. La figura de
“borracho de pueblo” siempre me llamo la atención ya que según mi experiencia
eran capaces de hacer cualquier cosa.
En los últimos años estos personajes habían descendido en número
notablemente… y definitivamente estaban desapareciendo, ese día no encontré a
ninguno. Pensé “algo habré hecho…” y me prendí otro pucho.

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Caminar me hace pensar, ¿será el golpeteo rítmico de mis pies contra el suelo lo
que hace moverse a las ideas? Lo cierto es que decidí ir a entrevistar a los
empleados de Costas, ya que por algún lado tenía que empezar.

“Yo ayer a la noche estaba en casa. Estábamos mirando el partido, Independiente


le gano 3-0 a Boca Unidos, dos goles del Rolfi y uno de penal del “ruso”
Rodriguez. Se lo podes preguntar a cualquiera… nunca me pierdo un partido del
rojo. Termino el doparti y después de pasar un rato en Facebook a dormir. Hoy
arranque temprano.”

Me decía el empleado, un flaco medio gordito, de anteojos culo de botella, y con


una protuberante barba. Definitivamente este flaco no tiene nada que ver. Lo
puedo notar en su forma de hablar. Después de tantos años de investigaciones
me doy cuenta de cuando me mienten en la cara; algo que siempre relacione con
mi ermitañismo-conyugal. Nunca le pude creer más de 2 palabras a una mina.

Ya caminando a casa, la lluvia caía, lavaba mis pisadas, y era tan eterna como
siempre, de esa lluvia que nunca empieza y nunca para, la lluvia de otoño, que a
veces se cansa de ella misma y se hace nieve. Pensaba y caminaba. El flaco del
cine no me había mentido, tenía una coartada correcta y su lenguaje no verbal era
firme.

Hacia unos días había visto a un flaco raro en el pueblo. Definitivamente no era de
acá, cara de duende, un extraño gorro color café, una barba tipo chiva, y sus
ropas estilo yoga terminaban de estereotiparlo.

No me había caído bien de vista, definitivamente en un pueblo chico no hay lugar


para gente así. Lo único que me faltaba era encontrarlo para interrogarlo, pero mi
instinto me decía haber encontrado al ladrón del cine.

Me costó encontrar al flaco… sus hábitos eran extraños, y como estaba recién
llegado, no había mucha gente para preguntarles si lo habían visto o su dirección.
Recién por la tarde lo pude ver saliendo de una dietética.
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-“eh…. Yo ayer…. Estaba haciendo yoga.”

-¿En que horario hacías yoga?

-“Arranque tipo… 7 de la tarde. Y habré terminado a eso de las 10. Me fui para el
centro a lo de una amiga cuando termine”

-¿Con quien estabas haciendo yoga?

-“Solo.”

Era definitivo. Nadie lo conocía. Nadie lo había visto hasta las 10 y después
andaba caminando por el centro. El ES el ladrón.
En este punto no tenía suficientes pruebas, pero iban a aparecer con un par de
interrogatorios más, así que decidí ir al cuartel para contar que ya tenía un
sospechoso a mis superiores, y una vez terminado el trámite me fui a casa que a
la noche tenía una cita con la Gorda Contreras.

Mi cita con la gorda había terminado como planeaba, después de acabar se fue a
su casa. Yo me quede solo pensando en el caso y no podía dormir, me fui a dar
una caminata nocturna… a ver si podía atar unos cables sueltos.

Caminar en la noche es distinto, es hacerse uno con el silencio. De día el sol nos
aleja de nosotros mismos, pero de noche es cuando realmente nos podemos
encontrar. Somos eternos como el silencio y estamos hechos de él. Camine de
vuelta a casa por el medio del bosque y finalmente pude cerrar los ojos un rato.

Llegue a la estación, y vi otra vez revuelo. El pueblo ya era ciudad, pero mi inercia
verbal me impedía llamarlo de esa forma. Ni bien entre me grito el jefe.

-“Emmanuel, subite al móvil que mataron al sr. Costas.”

Llegue a la casa, y ahí los vi, otra vez a Ramon Ortiz y Roberto Castillo, ya habían
llegado y estaban trabajando en el caso. Me miraban de manera extraña.

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-“Que quilombo se está volviendo tu ciudad”

-“Si, ya no es lo que era…”

-“Parece que acá los policías no están laburando bien, sino… esto no hubiera
pasado”

-“Hacemos lo que podemos, somos pocos...”

-“Igual… que raro que hayan matado al dueño del cine, ¿no? Me parece que esto
fue una venganza… o quizás sabía algo que no tenía que saber. “

(Silencio)

-“Encontré al posible ladrón del cine, es muy sospechoso. Quizás el dueño del
cine sabía quién era la persona que le había robado y quería hacer justicia por
mano propia.”

-“La justicia por mano propia está a la orden del día. ¿Quién es el sospechoso?”

-“el chino” un hippie que llego hace poco, nadie lo vio laburar desde que llego.

-“No es el único que no labura por acá…”

-“Claro… pero este sujeto tiene algo extraño.”

-“No es el único extraño… pero podríamos ir a investigarlo.”

Paso un día desde que salí del cine, llueve. Me estoy quemando la cabeza con el
robo y el crimen. Al dueño del cine le encontraron un tiro de una 22. Mandaron a
hacer las pericias. Yo me camine todo el centro en búsqueda de algo, pero nada.
No se me cae una idea. Lo único que se me ocurre es comunicarme con los
detectives para ver que averiguaron. Ayer no pude dormir, y se me nota en mi
cuerpo. Mis manos tiemblan y mis ojos se me cierran. Siento debilidad general
pero los nervios me hacen moverme. No me puedo quedar quieto.

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Por la tarde, después de comer volví a la comisaria y estaban esperándome. Me
dijeron que querían hablar con migo, pero fuera de la institución. Salimos en su
móvil, y me llevaron a las afueras del pueblo.

-Lo sabemos todo. Te trajimos para arreglar

- ¿De qué están hablando señores?

-¡Vamos che! No seamos boludos. Estamos nosotros nomas. ¡Confesa!

- Intenté abrir la puerta del auto, estaba bloqueada.

-¿Vos te pensás que te vas a poder ir así nomás? Estas hasta las manos flaco…

- ¡Vuelvan a su ciudad de mierda! Acá las cosas son distintas.

- No flaco, acá las cosas no son distintas. Te mandaste una cagada… vos te
pensás que nos vamos a morfar que los hippies andan cargados?

- ¡Los hippies y los borrachos son capaces de hacer cosas que ni se imaginan!

Se ríen a carcajadas los policías de la ciudad.

-Mira, te la vamos a hacer corta… acá tenés 2 posibilidades. O tranzas o vas en


cana. Acodarte que en 2 días llegan los informes del arma. El asesino puede ser el
hippie o podes ser vos… con 20 lucas estamos tranca.

-No ¡che… así no!.

(Silencio)

- Miren… les puedo ofrecer 5 mil. Y eso es todo. No estoy solo en esta.

- Ahhh al final la señorita confiesa. Y encima nos quiere dar unas migajas. Flaco.
Estas jugado. No podes negociar… o perdés 20 lucas o perdés la libertad.

- Son unos hijos de puta! Lo sabía desde el momento que los vi.

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- Me puse a pensar y era verdad, no tenía otra. Fuimos a buscar al departamento
la guita. Se las di… ellos se fueron a buscar al hippie para detenerlo.

¡Me habían cagado en mi propio juego!. Pero no tenía otra opción. Me fui a la
comisaria.

- Otra vez tenías razón…el “Chino” es el asesino! Ya lo arrestaron.


Me dice mi jefe, en su oficina privada, y se empieza a reír… jajajjajahdsjhdasjdh

-Sos un hijo de puta! Sabes lo que me hicieron estos investigadores de mierda,


me sacaron las 20 lucas… sino me delataban!

- Bueno… vos lo sabias… tantos años echándole la culpa a los borrachos… en


algún momento iba a pasar. La sacaste barata… no te quejes. Anda a laburar que
todavía esta medio raro lo del asesinato de Costas.

Salí de la oficina del Jefe, igual de pobre que hace días atrás. Quizás sea tiempo
de hacer cosas más decentes…
O quizás aprovechar el contacto con los de la capital para hacer cosas más
grandes en conjunto…
Lo voy a pensar tranquilo en otro momento...
Hoy necesito verla otra vez a la Gorda Contreras.

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