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LECCIÓN 1. INTRODUCCIÓN
En esta introducción se van a analizar a efectos de
comprensión de los que es el sistema de la Seguridad
Social tres grandes cuestiones (1) sus antecedentes
históricos (2) los pilares sobre los que se asienta, para,
finalmente (3) fijar el concepto de Seguridad Social.
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
El análisis de los antecedentes históricos de la Seguridad
Social se considera imprescindible para saber de dónde
surge la actual protección social de este sistema.
Sin entrar en los antecedentes remotos constituidos
básicamente por el mutualismo obrero (son los propios
obreros quienes tratan de protegerse frente a los riesgos
sociales constituyendo un fondo común, sostenido con
las aportaciones de sus miembros, para ayudar a
quienes de ellos sufriera alguna adversidad) y
la beneficencia (ayuda graciosa y discrecional que se
concedía al indigente que demostrara serlo), el
antecedente más próximo de lo que hoy llamamos
Seguridad Social, lo constituye el seguro social
obligatorio instaurado por Bismarck en su célebre
Mensaje dirigido al Reichstag el 17 de noviembre de
1881, en el que se exponía que el Gobierno habría de
presentar «un proyecto de ley sobre aseguramiento de
los trabajadores contra los accidentes de trabajo... un
proyecto de creación de un sistema, con base paritaria,
de cajas de enfermedad. También se considerará la
situación de quienes pierdan la capacidad de trabajo por
edad o invalidez».
Las leyes alemanas fueron cumpliendo el programa del
Mensaje, estableciendo los seguros sociales de
accidente de trabajo, enfermedad y de invalidez-vejez
que más tarde fueron apareciendo en los demás países
europeos, seguros sociales obligatorios, cuyos rasgos
esenciales son el conceder a sus asegurados
«prestaciones de derecho estricto adquirido a través de
una operación de seguro basada en las cotizaciones de
los trabajadores y empresarios protegidos» (ALONSO
OLEA).
Con posterioridad se fue ampliando paulatinamente el
ámbito de cobertura del seguro social, del trabajador de
la industria al agrario y de servicios (esto es, a todo
trabajador por cuenta ajena), más tarde, al trabajador
autónomo o por cuenta propia; y se fue completando el
cuadro de riesgos cubiertos, protección de los riesgos de
muerte y familiar, del paro forzoso, hasta llegar
virtualmente al actual esquema de cobertura.
El segundo episodio histórico lo constituye el Informe de
Beveridge de 20 de noviembre de 1942 en el que se
preveía un Plan de Seguridad Social que haya de cubrir
«a todos los ciudadanos sin limitación de rentas..., plan
de cobertura general de personas y de necesidades», es
decir, frente al sistema profesional, de seguros sociales
instaurado por Bismarck, aparece el modelo de
Beveridge basado en carácter universal (a toda la
población) y uniforme (con prestaciones homogéneas),
que cubra las situaciones de necesidad de los
ciudadanos.
En España, la trayectoria fue similar a la experiencia
alemana. Desde la Ley de Accidentes de Trabajo de 30
de enero de 1900, en la que se estableció la
responsabilidad objetiva del empresario –esto es, haya
habido o no culpa o negligencia del trabajador, el
empresario responde de «toda lesión corporal que el
operario sufra con ocasión o por consecuencia del
trabajo que ejecuta por cuenta ajena» (artículo 1)– fueron
apareciendo sucesivamente los seguros sociales:
de vejez (el denominado Retiro Obrero, en el año 1919)
transformado en el año 1939 el llamado subsidio de vejez
y, más adelante, en 1947, en el seguro de vejez e
invalidez (el SOVI pues), al que en el año 1955 se
añadieron las prestaciones de muerte y supervivencia; el
de accidente de trabajo, imponiendo el aseguramiento
obligatorio de la responsabilidad empresarial, en 1932;
las cargas familiares, con los denominados subsidio
familiar en 1938 y el plus familiar en 1946; la enfermedad
común y el accidente no laboral, en su doble vertiente de
prestaciones sanitaria y económica, en 1942;
la enfermedad profesional (ya anticipado por la
jurisprudencia desde la crucial sentencia de 17 de junio
de 1903 asimilándola al accidente de trabajo) en 1947; y,
finalmente, el paro forzoso en 1961.
A partir de 1946, junto a estos seguros sociales,
«empieza a desarrollarse la particular de un
aseguramiento social también obligatorio, pero de
naturaleza profesional o por ramas de la producción,
representado por las mutualidades laborales, a través de
las cuales se creó un sistema complementario de
protección, cuyas prestaciones fueron más cuantiosas
que las generales» (ALONSO OLEA).
Desde la perspectiva de la gestión, en 1908, la Ley de 27
de febrero, crea el Instituto Nacional de Previsión, con las
funciones, entre otras, de difundir e inculcar la previsión
popular, y la de gestionar directamente la protección
establecida como obligatoria contra diversos riesgos. Su
aparición constituyó un hecho histórico, como pone de
manifiesto la doctrina, «la historia de los Seguros
Sociales es sencillamente la historia del Instituto
Nacional de Previsión» (GONZÁLEZ POSADA).
En suma, se puede aseverar que las fechas cruciales del
régimen moderno de Seguridad Social en nuestro país
son la Ley de 30 de enero de 1900 y la Ley de 27 de
febrero de 1908, hasta llegar a 1963, año en que se
publica la Ley de Bases de Seguridad Social, norma que
podríamos denominar fundacional del actual sistema
español de Seguridad Social, «no sólo porque trató de
introducir un mínimo de organicidad en un panorama
protector que adquiría dimensiones de complejidad
difícilmente abarcables, sino también porque marcó
directrices que imponían una nueva visión de la previsión
social, y porque ordenó y sistematizó el complejo
normativo anteriormente existente» (DURÁN
LÓPEZ, RODRÍGUEZ-SAÑUDO, MARTÍN VALVERDE).
Las notas características de la Ley de Bases fueron: la
supresión del lucro mercantil del aseguramiento (base
primera); la ampliación del campo de aplicación, al incluir
en el Sistema a personas no comprendidas en la
categoría de trabajador por cuenta ajena (base segunda);
el diseño de la estructura del Sistema, distinguiendo
entre Régimen General y Regímenes Especiales (base
tercera); y la unificación de las prestaciones económicas
provenientes de distintas contingencias (base quinta),
dando, por otra parte, una nueva configuración de las
contingencias protegidas.
Llegamos así a la actualidad, marcada por estos
orígenes históricos –de hecho, los sistemas de
Seguridad Social contemporáneos, como el nuestro, son
una mezcla de los sistemas bismarckiano (profesional) y
beveridgiano (universal)– y por la promulgación de la
Constitución Española de 1978, cuyo análisis
pormenorizado –los preceptos que la misma dedica a la
Seguridad Social– se realiza en el siguiente tema,
dedicándonos en el presente a poner de manifiesto los
pilares sobre los que se asienta el Sistema de la
Seguridad Social y la estructura de la actual Ley General
de la Seguridad Social, Real Decreto Legislativo
1/1994, de 20 de junio, por el que se aprueba el Texto
Refundido de la Ley General de la Seguridad Social (en
adelante LGSS), sin cuyo estudio es imposible entender
el sistema de la Seguridad Social.
d) Estudiantes.
- Estudiantes.
3. LA DISTRIBUCIÓN CONSTITUCIONAL DE
COMPETENCIAS EN MATERIA DE SEGURIDAD SOCIAL
4.6. Incompatibilidades
4.1. La cotización
1 Ingenieros y Licenciados.
4.2. La recaudación
LECCIÓN 6. CONTINGENCIAS
PROFESIONALES
1. INTRODUCCIÓN
Se entiende por contingencia la protección otorgada por
el sistema de la Seguridad Social caso de que el riesgo
(social) se actualice, es decir, acontezca ( artículo
2 LGSS). Contingencia profesional es la dispensada por
el sistema cuando la actualización de ese riesgo afecte
específicamente a un trabajador por cuenta ajena, por
razón del trabajo que ejecuta por cuenta ajena, es decir,
cuando la actualización del riesgo sea debido a un
accidente de trabajo o una enfermedad profesional; por
ello, las contingencias profesionales son el accidente de
trabajo y la enfermedad profesional. Su diferencia con las
contingencias comunes (accidente no laboral y
enfermedad común) radica en que éstas las puede
genéricamente padecer cualquier trabajador con
independencia de una relación laboral o prestación de
servicios.
Se habla continuamente de trabajador por cuenta ajena
porque este tema está incluido dentro del Régimen
General de la Seguridad Social y porque el concepto de
accidente de trabajo, desde sus orígenes, ha estado
siempre vinculado al de trabajador por cuenta ajena.
Ahora bien, se desea poner de manifiesto que,
actualmente, los trabajadores por cuenta propia o
autónomos también tienen cubierta esta contingencia:
unos, con carácter voluntario; otros, obligatoriamente,
remitiéndonos a la lección 10 para su estudio y
concreción.
Pasemos a continuación a analizar el régimen jurídico de
las contingencias profesionales, dividiendo para ello su
estudio en: (2) accidente de trabajo y (3) enfermedad
profesional, bien aclarado previamente que la diferencia
entre accidente de trabajo y enfermedad profesional
radica en dos cuestiones (ALONSO OLEA): Una, técnica,
pues mientras que el accidente de trabajo surge de la
acción súbita de un agente exterior que se produce en un
momento concreto y determinado, la enfermedad
profesional supone un proceso lento y progresivo que
deteriora la salud del trabajador, cuya manifestación
externa, no es (o suele ser) contemporánea con la causa
de su producción. Otra, jurídica, pues sólo son calificadas
como enfermedades profesionales las enfermedades
listadas que, además, acontezcan en las actividades
también listadas capaces de producirlas preestablecidas
por las normas de desarrollo de la LGSS; si la
enfermedad no está contenida en estas normas,
legalmente no es enfermedad profesional, sino accidente
de trabajo.
2. ACCIDENTE DE TRABAJO
El estudio del accidente de trabajo se ha dividido en dos
grandes apartados (2.1) el concepto de accidente de
trabajo y (2.2) las resultas del accidente de trabajo así
como los principios sobre los que se asienta.
D. Muerte y supervivencia
3. ENFERMEDAD PROFESIONAL
1.1. Beneficiarios
1.2. Prestación
Pago: El subsidio corre a cargo del INSS, mutua o la empresa. Ahora bien, el
abono del mismo, entre los días cuarto al decimoquinto de la baja en el
trabajo, ambos inclusive, se atribuye al empresario; a partir del decimosexto
día, la responsabilidad del abono es del INSS o de la Mutua. El pago efectivo
del subsidio lo efectúa la empresa con la misma periodicidad que los salarios,
en virtud de la colaboración obligatoria de las empresas en la gestión del
Régimen General de la Seguridad Social, descontando del importe del
subsidio la retención por IRPF y las cuotas a la Seguridad Social (es el
denominado pago delegado).
2.1. Beneficiarios
2.2. Prestaciones
1 semana para cada progenitor, por cada hijo, a partir del segundo, en caso
de nacimiento múltiple.
3.1. Beneficiarios
3.2. Prestación
trabajo en aplicación del artículo 34.4 ET, párrafo cuarto, que puede
comenzar desde que el menor cumpla 9 meses de edad.
4.1. Beneficiarias
4.2. Prestación
5.1. Beneficiarias
6.1. Beneficiarios
6.2. Prestación
7.1. Beneficiarios
7.3. Nacimiento
1.1. Beneficiarios
A tenor del artículo 205.1 LGSS, tienen derecho a la
pensión de jubilación contributiva las personas afiliadas,
en alta o en situación asimilada a la de alta que reúnan
una serie de condiciones relativas a la edad, tener
cubierto un período de cotización (el denominado período
de carencia) y, además, hayan cesado en el trabajo por
cuenta ajena. También pueden ser beneficiarios los
trabajadores afiliados que, en la fecha del hecho
causante, no estén en alta o en situación asimilada al
alta, siempre que reúnan los requisitos de edad y
cotización establecidos ( artículo 205.3 LGSS).
Asimismo, pueden ser beneficiarios quienes se
encuentren en situación de prolongación de efectos
económicos de la IT que reúnan los requisitos para
causar derecho a la pensión de jubilación contributiva
que se pasan a exponer ( artículo 205.2 LGSS).
Edad
A partir del 1 de enero de 2013, tener cumplido 67 años
de edad, o 65 años cuando se acrediten 38 años y 6
meses de cotización, sin que se tenga en cuenta la parte
proporcional correspondiente a las pagas
extraordinarias. Para el cómputo de los años y meses de
cotización se tomarán años y meses completos, sin que
se equiparen a un año o un mes las fracciones de los
mismos [ artículo 205.1.a) LGSS]. Este requisito será
exigible, en todo caso, cuando se acceda a la pensión sin
estar en alta o en situación asimilada a la de alta.
Se mantiene la edad de 65 años para quienes resulte de
aplicación la legislación anterior a 1 de enero de 2013, de
conformidad con lo establecido en la disposición
transitoria 4.ª LGSS.
Las edades de jubilación y el período de cotización que
a continuación se pasa a analizar se aplicarán de forma
gradual en los términos establecidos en la disposición
transitoria 7.ª LGSS:
Período de cotización
1.2. Prestación
1.3. Nacimiento
2.3. Prestaciones
2.4. Nacimiento
3. PROTECCIÓN A LA FAMILIA
Una de las novedades de la LGSS (2015) es la
introducción de un capítulo específico destinado a la
protección a la familia, el capítulo XV del Título II,
artículos 235-237, de tal manera que parte de su
protección encomendada a los poderes públicos por el
artículo 39 Const. queda dentro del sistema de la
Seguridad Social, como venía aconteciendo desde (casi)
sus orígenes puesto que contempló las cargas familiares
como parte de su acción protectora creando, al efecto, el
subsidio familiar (1938) y el plus familiar (1946). Además
de este capítulo, la LGSS asegura su protección
mediante el establecimiento de las prestaciones
familiares, en su modalidad no contributiva, que se
analizan en la lección 9.
La protección a la familia de este capítulo XV se traduce
en tener por cotizado determinados períodos a los
efectos de poder causar derecho a determinadas
prestaciones contributivas del sistema de la Seguridad
Social, estableciendo al efecto (3.1) períodos de
cotización asimilados por parto, (3.2) beneficios por
cuidado de hijos o menores y (3.3) una prestación familiar
en su modalidad contributiva.
Son éstos supuestos considerados como de cotización
efectiva a añadir a los ya analizados y establecidos en
los artículos 165.5 LGSS (el período de suspensión
con reserva del puesto de trabajo, contemplado en el
artículo 48.10 ET para la trabajadora que se vea obligada
a abandonar su puesto de trabajo como consecuencia de
ser víctima de violencia de género a efectos de las
prestaciones por jubilación, IP, muerte o supervivencia,
maternidad y desempleo) y 165.6 LGSS (el período por
maternidad o paternidad que subsista a la fecha de
extinción del contrato de trabajo, o que se inicie durante
la percepción de la prestación por desempleo, a efectos
de las prestaciones por jubilación, IP, muerte y
supervivencia, maternidad y paternidad).
4. DESEMPLEO
Su regulación está contenida en los artículos 262-304
LGSS y en la normativa expuesta en el anexo.
La LGSS define el desempleo, artículo 203, como la
situación de quienes, «pudiendo y queriendo trabajar,
pierden su empleo o ven reducida su jornada ordinaria de
trabajo».
c) Por despido.
LECCIÓN 9. PRESTACIONES NO
CONTRIBUTIVAS
1. INTRODUCCIÓN
Hasta esta lección se ha analizado las prestaciones del
sistema de la Seguridad Social, en su modalidad
contributiva, de naturaleza bismarckiana/profesional, ya
sea su origen una contingencia profesional ya una
contingencia común.
Esta lección está dedicada a las prestaciones de
Seguridad Social en su modalidad no contributiva, de
naturaleza beveridgiana/universal.
Las prestaciones no contributivas fueron introducidas en
el sistema de la Seguridad Social por la Ley 26/1990, de
20 de diciembre, por la que se establecen en la
Seguridad Social prestaciones no contributivas. Como
expresaba su Exposición de Motivos, «la trascendencia
de la reforma que la Ley introduce, se centra en la
extensión del derecho a las pensiones de jubilación,
invalidez y a las prestaciones familiares por hijo a cargo,
del sistema de la Seguridad Social, a todos los
ciudadanos, aun cuando no hayan cotizado nunca o el
tiempo suficiente para alcanzar prestaciones del nivel
contributivo, por la realización de actividades
profesionales. Se trata, en definitiva, de la
universalización de tales prestaciones.»
De esta manera «la Seguridad Social acoge en su seno,
cada vez con amplitud mayor, las viejas y no
desaparecidas prestaciones de beneficencia pero
elevándolas al plano de exigibilidad jurídica, eliminando
su carácter graciable o discrecional» (ALONSO OLEA),
transformándose la beneficencia, sus prestaciones, en
«un verdadero derecho subjetivo a la pensión, en su
modalidad no contributiva, otorgada por la Seguridad
Social» (ESCUDERO RODRÍGUEZ).
Ahora bien, se trataría de un derecho subjetivo
imperfecto (no de derecho estricto, a diferencia de las
contributivas), «en cuanto que el nacimiento del derecho
a la prestación depende de una circunstancia personal,
subjetiva: demostrar un estado de necesidad, que actúa
como condicionante previo del reconocimiento del
derecho y que impide que la prestación nazca
automáticamente» (ALONSO-OLEA GARCÍA). Cumplidos
los requisitos para causar y conservar el derecho (edad,
residencia, carencia de ingresos y rentas...), la persona
tiene (ya sí) derecho a la prestación –lo que las diferencia
de la caridad, beneficencia, asistencia social
decimonónica–, y es exigible ante los poderes públicos.
Estas prestaciones no contributivas forman parte del
sistema de la Seguridad Social (artículo 41 Const.),
competencia del Estado sobre su legislación básica
(artículo 149.1.17 Const.). En palabras del Tribunal
Constitucional, «debe ser incardinado en la materia
`Seguridad Social´, pues de acuerdo con nuestra
doctrina, el art. 41 CE, al poner en relación el sistema
de Seguridad Social con las situaciones o estados de
necesidad, persigue superar esta perspectiva legal
donde era prioritaria la noción de riesgo o contingencia
(STC 103/1004 de 22 de noviembre). Con ello, se
confirma la idea de que la Seguridad Social se configura
como una función de Estado para atender situaciones de
necesidad que pueden ir más allá de la cobertura
contributiva de la que el propio sistema partía»; lo que
nos permitió afirmar que «el sistema de Seguridad Social,
al configurarse como una función de Estado, permite
incluir en su ámbito no sólo a las prestaciones de carácter
contributivo, sino también a las no contributivas» (STC
33/2014, de 27 de febrero).
Estas prestaciones no contributivas del sistema de la
Seguridad Social, «conviven» con las prestaciones
establecidas por las Comunidades Autónomas en el
ejercicio de sus competencias sobre «Asistencia Social»
(artículo 148.1.20 Const.). La jurisprudencia del Tribunal
Constitucional (SSTC 76/1986, de 9 de junio; 146/1996,
de 25 de noviembre; 13/1992, de 6 de febrero) venía
declarando que esta asistencia social (artículos
148.1.20):
– Es la que se halla extramuros del sistema de la
Seguridad Social, «externa al Sistema de Seguridad
Social y no integrada en él».
– Aparece «como un mecanismo protector de situaciones
de necesidad específicas, sentidas por grupos de
población a los que no alcanza aquel sistema y que opera
mediante técnicas distintas de las propias de la
Seguridad Social».
–En el momento actual –(y) con independencia de que la
evolución del sistema de Seguridad Social pueda ir en la
misma dirección– es característica de la misma su
sostenimiento al margen de toda obligación contributiva
o previa colaboración económica de los destinatarios o
beneficiarios.
En aplicación de esta jurisprudencia, las Comunidades
Autónomas no podían entrar a regular/ establecer,
complementar/modificar, las prestaciones no
contributivas del sistema de la Seguridad Social.
Pero, posteriormente, en su sentencia 239/2002, de 11
de noviembre, extrae el razonamiento de que «resulta
legítimo constitucionalmente que la Seguridad Social, en
cuanto función de Estado destinada a cubrir las
situaciones de necesidad que puedan generarse, incluya
en su seno prestaciones de naturaleza no contributiva.
Pero ello no abona que tal expansión sobre el alcance
que dicha materia tenía al aprobarse la Constitución
merme o restrinja el ámbito propio de la asistencia social,
pues esta tendencia que, de profundizarse, incluso
podría determinar el vaciamiento de esta última materia,
con el consiguiente menoscabo de las competencias
autonómicas, no ha sido querida por el constituyente, en
la medida en que atribuye el apoyo a las situaciones de
necesidad a todos los poderes públicos, de manera que
cada cual actúe en su respectivo ámbito de
competencias». Es una exigencia del «Estado social de
Derecho ( art. 1 CE) que quienes no tengan cubiertas
sus necesidades mínimas por la modalidad no
contributiva del sistema de la Seguridad Social puedan
acceder a otros beneficios o ayudas de carácter o
naturaleza diferente, habida cuenta de que esta zona
asistencial interna al sistema coincide con el título
competencial del art. 148.1.20 CE».
Las características de estas ayudas autonómicas,
continúa expresando, son:
– Su carácter complementario.
– Su carácter extraordinario, exclusivamente puntual o
esporádico, que limitan en el tiempo el derecho a la
percepción.
– La inexistencia de módulos de actualización de los
auxilios, consecuencia de lo anterior.
– Su abono a cargo de los presupuestos autonómicos.
– Su no exigencia de ser caracterizadas por su
integración en un sistema unitario y permanente ni en el
tiempo ni en el espacio, pues la exclusividad de esta
competencia permite a aquéllas optar por
configuraciones diferentes en sus territorios respectivos.
En su virtud, el Tribunal Constitucional entendió que es
conforme a nuestra Constitución la posibilidad de que las
Comunidades Autónomas varíen la cuantía de las
prestaciones de una de las modalidades de protección
(mediante complementos a las no contributivas)
establecidas por el sistema de la Seguridad Social, y, por
ende, el legislador tuvo que modificar el actual artículo
42.4 LGSS.
Sin embargo, y con el debido respeto, se considera que
esta sentencia:
2.1. Beneficiarias
2.2. Prestación
3.1.2. Beneficiarios
Conforme al artículo 352.1 LGSS, tienen derecho a la
asignación económica por hijo o menor a cargo quienes:
a) Residan legalmente en territorio español. Este
requisito se acreditará, preferentemente, mediante una
certificación de inscripción en el correspondiente padrón
municipal, tratándose de un español; a través de la tarjeta
de residencia o certificado de residencia, caso de
ciudadanos Unión Europea, EEE y Suiza; o mediante la
autorización de residencia o la tarjeta de identidad de
extranjero, caso de extranjero no comunitario (artículo
28.3 RFP).
3.1.3. Prestación
3.2.2. Beneficiarios
3.2.3. Prestación
3.3.2. Beneficiarios
3.3.3. Prestación
4.1.1. Beneficiarios
4.1.2. Prestación
e) Industria resinera.
d) Estudiantes.
1. De marina mercante.
4. Deportivas y de recreo.
1. De marina mercante.
4. Deportivas y de recreo.
i) Arte dramático.
Sumario:
• Lección 1. Introducción
o 1.Consideraciones generales
o 2.Antecedentes históricos
o 3.La asistencia sanitaria tras la promulgación
de la Constitución
o 4.Principios sobre los que se asienta la
asistencia sanitaria
o Anexo: Material complementario
• Lección 2. Derecho internacional y asistencia sanitaria
o 1.Introducción
o 2.Derecho supranacional
o 3.Derecho de la Unión Europea: Sus
reglamentos y directivas
o 4.Derecho interno español
§ 4.1.El derecho a la asistencia sanitaria
de los extranjeros no comunitarios
§ 4.2.El derecho a la asistencia sanitaria
a favor de los españoles residentes en
el extranjero, de los españoles
retornados y trabajadores/pensionistas
temporalmente desplazados. Supuesto
especial
§ 4.2.1.El derecho a la asistencia
sanitaria a favor de los
españoles residentes en el
extranjero
§ 4.2.2.El derecho a la asistencia
sanitaria a favor de los
españoles de origen
retornados, de trabajadores y
de pensionistas españoles, de
origen, residentes en el
exterior temporalmente
desplazados al territorio
nacional
§ 4.2.3.Supuesto especial:
españoles residentes en
territorio nacional que ostenten
la condición de empleados o
funcionarios de Organismos
internacionales
intergubernamentales
o Anexo: Material complementario
• Lección 3: Derecho constitucional y asistencia sanitaria
o 1.Introducción
o 2.Las prestaciones sanitarias de la Seguridad
Social (artículo 41 Const.) Y la salud (artículo
43 Constitución) como principios rectores de la
política social y económica
o 3.La distribución constitucional de
competencias en materia de Seguridad Social
(asistencia sanitaria) y sanidad entre el Estado
y las Comunidades Autónomas
§ 3.1.La distribución constitucional de
competencias en materia de seguridad
social (asistencia sanitaria)
§ 3.2.La distribución constitucional de
competencias en materia de sanidad
§ 3.2.1.Competencias del Estado
sobre Sanidad
§ 3.2.2.Competencias de las
Comunidades Autónomas
sobre Sanidad
o Anexo: Material complementario
• Lección 4. Titulares y beneficiarios del derecho a la
asistencia sanitaria. Sus derechos y deberes
o 1.Introducción
o 2.Titulares (asegurados) y beneficiarios del
derecho a la asistencia sanitaria
§ 2.1.Titulares (asegurados) del derecho
a la asistencia sanitaria
§ 2.2.Beneficiarios
§ 2.3.Reconocimiento y control de la
condición de titular (asegurado) y de
beneficiario
o 3.Derechos y deberes de los ciudadanos
§ 3.1.Derechos de los ciudadanos
§ 3.1.1.El derecho a la igualdad
§ 3.1.2.La dignidad humana, el
derecho a la intimidad y a la
confidencialidad
§ 3.1.3.El derecho de
información y el
consentimiento informado, en
general, y en ensayos clínicos
y técnicas de reproducción
humana asistida, en particular
§ 3.1.4.Los derechos en materia
de documentación; en
especial, el de acceso a la
historia clínica
§ 3.1.5.El derecho de elección
de médico y de centro
§ 3.1.6.El derecho a acceder a
las prestaciones sanitarias en
un tiempo máximo de espera
§ 3.1.7.El derecho a acceder a
las prestaciones sanitarias en
los desplazamientos
temporales por el territorio
nacional: La Tarjeta de
Desplazado
§ 3.1.8.El derecho de
participación
§ 3.2.Deberes de los ciudadanos
§ 3.2.1.El deber de colaboración
§ 3.2.2.El deber de
comunicación
§ 3.2.3.El deber de observar el
tratamiento prescrito
o Anexo: Material complementario
• Lección 5. La gestión y organización de la asistencia
sanitaria
o 1.Introducción
o 2.La gestión de la asistencia sanitaria
§ 2.1.Formas de gestión directa
§ 2.1.1.Las formas tradicionales
de gestión directa
§ A.Gestión directa de
las Administraciones
públicas:
Comunidades
Autónomas e INGESA
§ B.Las Mutuas
colaboradoras con la
Seguridad Social
§ C.Las empresas
§ 2.1.2.Las nuevas formas de
gestión directa
§ A.Las fundaciones
públicas
§ B.Los consorcios
§ C.Las sociedades
estatales
§ D.Las fundaciones
públicas sanitarias
previstas en el artículo
111 LP del año 1999
§ E.Principios por los
que se rigen las
nuevas formas de
gestión directa
§ F.Los órganos de
gobierno/de dirección,
de participación y de
representación del
personal de las nuevas
formas de gestión
directa
§ 2.2.Formas de gestión indirecta
§ 2.2.1.Los convenios
§ 2.2.2.Los conciertos
§ 2.2.3.Las concesiones
o 3.La organización de la asistencia sanitaria
§ 3.1.Las áreas de salud. Actividades
que desarrollan las áreas de salud:
atención primaria y atención
especializada
§ 3.1.1.Las áreas de salud
§ 3.1.2.Actividades que
desarrollan las áreas de salud:
atención primaria y atención
especializada
§ A.La atención primaria:
Las zonas básicas de
salud y los centros de
salud
§ B.La atención
especializada: Los
centros de
especialidades, los
centros de referencia
y, en especial, los
hospitales
§ 3.2.Los profesionales sanitarios. La
responsabilidad por actos médicos y
del ente gestor
§ 3.2.1.Los profesionales
sanitarios
§ 3.2.2.La responsabilidad del
médico y del ente gestor
o Anexo: Material complementario
• Lección 6. El contenido del derecho a la asistencia
sanitaria: La cartera de servicios
o 1.Introducción
o 2.La cartera común de servicios del Sistema
Nacional de Salud
§ 2.1.La cartera común básica de
servicios asistenciales del Sistema
Nacional de Salud
§ 2.1.1.Prestaciones de salud
pública
§ 2.1.2.Atención primaria
§ 2.1.3.Atención especializada
§ 2.1.4.Atención de urgencia
§ 2.1.5.Transporte sanitario
§ 2.2.La cartera común suplementaria
del Sistema Nacional de Salud
§ 2.2.1.Prestación farmacéutica
§ 2.2.2.Prestación ortoprotésica
§ 2.2.3.Productos dietéticos
§ 2.2.4.Transporte sanitario no
urgente
§ 2.3.La cartera común de servicios
accesorios del Sistema Nacional de
Salud
o 3.La cartera de servicios complementaria de
las Comunidades Autónomas
o 4.Importes de asistencia sanitaria reclamables
frente a terceros obligados al pago
o 5.El reintegro de gastos
o Anexo: Material complementario
LECCIÓN 1. INTRODUCCIÓN
1. CONSIDERACIONES GENERALES
Lo primero que se desea aclarar es por qué se ha
preferido llamar a este capítulo derecho a la asistencia
sanitaria, en vez de derecho a la salud, como consagra
el artículo 43 de la Constitución –y los Tratados
Internacionales–. Su porqué es que se considera que no
se tiene un derecho a la salud, sobre la que los seres
humanos no disponemos, sino derecho a unas
determinadas prestaciones, las sanitarias, que intentan
conseguir la preciada salud. La medicina es una «ciencia
inexacta e incompleta, entre otras cosas por la propia
naturaleza del ser humano, no siempre que se aplica la
denominada lex artis o la totalidad de los conocimientos
científicos se consigue sanar al paciente» (STS, Sala de
lo Contencioso-administrativo, de 22 de octubre de
2009); no puede «detectar, conocer con precisión y sanar
todos los procesos patológicos que puedan afectar al ser
humano» (STS, Sala de lo Contencioso-administrativo,
de 20 de noviembre de 2012); es «limitada y no ofrece en
todas ocasiones y casos una respuesta coherente a los
diferentes fenómenos que se producen y que a pesar de
los avances siguen evidenciando la falta de respuesta
lógica y justificada de los resultados» (STS, Sala de lo
Contencioso-Administrativo, de 21 de diciembre de
2012), cuestión ésta sobre la que se incide al analizar la
responsabilidad del médico en la lección
correspondiente.
Por su parte, la Sala de lo Penal, declara que «la
necesidad objetiva de tratamiento se impone como
criterio definidor de la exigencia típica apreciada según
la lex artis, lo que excluye la subjetividad de su dispensa
por un facultativo o por la propia víctima». Define
tratamiento médico como «aquel sistema que se utiliza
para curar una enfermedad o para tratar de reducir sus
consecuencias si aquélla no es curable». Existe ese
tratamiento, desde el punto de vista penal, en toda
actividad posterior a la primera asistencia tendente a la
sanidad de las personas prescrita por un médico, siendo
indiferente «que tal actividad posterior la realice el propio
médico o la encomiende a auxiliares sanitarios», también
que «se imponga la misma al paciente, por la
prescripción de fármacos o por la fijación de
comportamientos a seguir (dietas, rehabilitación, etc.)»;
queda «al margen de lo que es tratamiento médico, el
simple diagnóstico o la pura prevención médica» (por
todas, STS de 5 de noviembre de 2019).
Lo que se trata de decir es que no se tiene tanto un
derecho a proteger la salud sino a procurar la curación
con los medios disponibles en un determinado momento
utilizando la diligencia debida, pero el proceso curativo
puede no ser efectivo, no tener como resultado final
sanar al enfermo, no depende del médico, por eso la
salud en sí no puede estar garantizada por mucho que la
Constitución reconozca el derecho a su protección; creer
que tenemos derecho a estar sanos y no aceptar la
muerte, es tanto como ignorar nuestra condición de ser
vivo. En palabras del Tribunal Supremo «el médico se
obliga a procurar ... la curación, pero no la curación
efectiva» (SSTS, Sala de lo Civil, de 16 de diciembre de
1997 y de 28 de diciembre de 1998).
Mantenido esto, con ello no se quiere decir que no exista
un derecho a la protección de la salud, en cuanto salud
pública, entendida como prevención, educación
sanitaria, medio ambiente, alimentación, servicio
sanitario, como derecho de los ciudadanos a conocer los
problemas sanitarios de la colectividad cuando impliquen
un riesgo (biológico, químico, físicos, climático o de otro
carácter) para la salud pública o para la salud individual,
pero este derecho no es objeto de análisis en este
manual que sí, en cambio, está destinado a las
prestaciones, médica y farmacéutica, que concede el
Sistema Nacional de Salud tendentes a procurar la
curación, esto es, al derecho a «obtener los
medicamentos y productos sanitarios que se consideren
necesarios para promover, conservar o restablecer su
salud» (artículo 10.14 LGS); la que tiene por «objeto
principal la prestación de servicios médicos y
farmacéuticos conducentes a conservar o restablecer la
salud» ( STC 211/2014, de 18 de diciembre (RTC
2014, 211)); éstas, las sanitarias, son el objeto del
estudio de este capítulo.
El derecho a la protección de la salud es más amplio,
pues englobaría dos ideas y «se articula tanto a través
de medidas preventivas...(como) de las prestaciones y
servicios necesarios» ( STC 126/2008, de 27 de
octubre (RTC 2008, 126)).
De otra parte, otra de las cuestiones que se desea poner
de manifiesto y que impregnan el presente capítulo, es la
híbrida naturaleza jurídica de las prestaciones sanitarias,
pues participan de un doble carácter: el «profesional»,
fruto de su historia y de su actual gestión, y el
«universal», tras la promulgación de la Constitución. Ello
conlleva una enorme complejidad a la hora de analizar y
estudiar esta prestación, complejidad que afecta directa
y muy particularmente a los poderes públicos a la hora
de configurarla y regularla.
El propio Consejo de Estado, en su Dictamen sobre el
Proyecto de Real Decreto por que se regula la condición
de asegurado y de beneficiario a efectos de la asistencia
sanitaria en España, con cargo a fondos públicos, a
través del Sistema Nacional de Salud (referencia
826/2012), más que de una híbrida naturaleza jurídica,
habla de «falta de definición de la naturaleza de la
prestación de asistencia sanitaria» que arrastra nuestro
ordenamiento.
Ello obedece a que, históricamente, las prestaciones
sanitarias han formado parte (y sigue formando parte) de
la acción protectora de la Seguridad Social financiada
con cargo a las cotizaciones sociales de tal forma que
solo las personas que estaban afiliadas, en alta o en
situación asimilada al alta, tenían derecho a las
prestaciones sanitarias. Y digo que sigue formando parte
–aunque su vía de financiación sea presupuesto y no
cotización a la que aludiremos a continuación–, porque
así se desprende de la LGSS, cuyo artículo 38.1.a)
contempla, como acción protectora del sistema de la
Seguridad Social, «la asistencia sanitaria en los casos de
maternidad, de enfermedad profesional o común, y de
accidente, de trabajo o no» y porque la gestión de estas
prestaciones sigue realizándose por entidades gestoras
y colaboradoras del Sistema de la Seguridad Social.
Estas prestaciones sanitarias del Sistema de la
Seguridad Social, se hallan reguladas en el capítulo IV
del Título II del Real Decreto 2065/1974, de 30 de mayo,
por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General
de la Seguridad Social –en adelante LGSS (74) –, no
derogado, ni por la LGSS de 1994 ni por la actual de
2015, al no estar incluido en sus respectivas
disposiciones derogatorias únicas y mantener, dentro de
la acción protectora del sistema de la Seguridad Social,
la asistencia sanitaria en los casos de maternidad, de
enfermedad común o profesional y de accidente, sea o
no de trabajo.
Con la promulgación de la Constitución se universaliza la
prestación al reconocer el derecho a la protección de la
salud. Esta universalización, se produjo con la
publicación de la Ley 41/1986, de 25 de abril, General de
Sanidad (en adelante LGS) y del Real Decreto
1088/1989, de 8 de septiembre, por el que se extiende la
cobertura de la asistencia sanitaria de la Seguridad
Social a las personas sin recursos económicos
suficientes, si bien fue más teórica que de facto, como
reconoce la propia Exposición de Motivos de la LGS al
señalar que la Constitución proclama el derecho a
obtener las prestaciones del sistema sanitario a todos los
ciudadanos y a los extranjeros residentes en España,
pero que, por razones de crisis económica, la Ley «no
generaliza el derecho a obtener gratuitamente dichas
prestaciones, sino que programa su aplicación
paulatina».
2. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Como enseñó ALONSO OLEA la enfermedad es un tipo de
riesgo que nunca dejará de existir por muy buena que
sea la situación de la población en su conjunto.
Su aseguramiento tenía como características propias
(muchas de las cuales se mantienen) las siguientes:
1. Es muy costoso porque: a) ocurre con frecuencia,
además, afectando a la población activa de cuyos
esfuerzos han de salir los bienes y servicios precisos
para mantener a los que no se hallen dentro de la fuerza
de trabajo; b) los costos sanitarios son muy elevados más
aún por los avances de la medicina y de la cirugía en los
últimos tiempos y, el derecho a la salud, ha de
garantizarse prestando la mejor la asistencia sanitaria
existente; c) se trata de un riesgo que no incide solo
sobre el asegurado sino que afecta a una comunidad de
personas, el asegurado y su familia o quienes de él
dependan económicamente.
2. Su organización administrativa es muy compleja tanto
en su estructura como por los profesionales que la
prestan, siendo muy complicado su control en
comparación con otros riesgos (muerte, nacimiento de un
hijo, vejez), tan difícil que en ocasiones depende de la
educación social de los beneficiarios.
Desde sus orígenes, el riesgo por enfermedad comenzó
asegurándose independientemente de los demás, en
una doble vertiente: 1) de asistencia sanitaria y 2) de
subsidios sustitutivos del salario. Y ello porque la
enfermedad, como riesgo, como situación de necesidad,
produce, de una parte, un exceso de gastos necesarios
para la recuperación de la salud del enfermo, de otra, una
disminución de ingresos por cuanto incapacita a la
persona durante un período de tiempo de las rentas que
tenga al trabajo como fuente.
Sin entrar en los precedente más remotos, que pueden
hallarse en los regímenes voluntarios establecidos con
finalidad mercantil por algunas compañías de seguros,
en los muy escasos sostenidos por algunas empresas
con destino a sus trabajadores y, sobre todo, en el
régimen de igualas para los servicios médicos reducido
éste último, en sustancia, al pago al médico de
cantidades alzadas generalmente mensuales para tener
derecho a la prestación de sus servicios, el seguro de
enfermedad moderno se instauró primeramente en
Alemania, formando parte del programa social de
Bismarck (ley de 15 de junio de 1883) y, lentamente, fue
extendiéndose a prácticamente todos los países.
La evolución posterior, donde existió, incorporó el seguro
de enfermedad al plan general de la Seguridad Social,
separando a efectos de organización, las prestaciones
sanitarias de las económicas; el caso más típico fue en
Gran Bretaña al desarrollarse legislativamente el Plan
Beveridge.
En España, el seguro de enfermedad fue instaurado por
la Ley de 14 de diciembre de 1942, desarrollada por un
reglamento de 11 de noviembre de 1943 y numerosas
órdenes ministeriales; fue el denominado Seguro
Obligatorio por Enfermedad (el SOE).
El riesgo cubierto era la enfermedad de los asegurados
(el trabajador por cuenta ajena) y de sus beneficiarios
(los familiares). La entidad aseguradora era el INP.
El segundo hito histórico fue la Ley de Seguridad Social
de 1966 ( Decreto 907/1966, de 21 de abril, que
aprueba el texto articulado de la Ley 193/1963, de 21 de
diciembre, de bases de la Seguridad Social), que separa
las prestaciones económicas de las sanitarias del antiguo
seguro de enfermedad, refundiendo las económicas
dentro de las de incapacidad laboral transitoria y/o
invalidez.
El riesgo protegido por la asistencia sanitaria era «la
enfermedad común o profesional» así como «las lesiones
derivadas de accidente, cualquiera que sea su causa».
Asimismo cubría la maternidad, es decir, «el embarazo,
el parto y el puerperio» (artículo 99 de la LSS).
Beneficiarios eran los asegurados (en general, el
trabajador por cuenta ajena de la industria y de los
servicios) y «sus familiares y asimilados» (artículo 100
LSS).
La prestación de la asistencia sanitaria tenía por objeto
«la prestación de servicios médicos y farmacéuticos
conducentes a conservar o restablecer la salud ... (y la)
... aptitud para el trabajo de las personas que tenían
derecho a ella» (artículo 98 LSS).
Llegamos así a:
2. DERECHO SUPRANACIONAL
ORGANIZACIONES INTERNACIONALES
Ya se ha señalado al estudiar la parte del Derecho
Internacional de la Seguridad Social cuáles son los
preceptos destinados a la asistencia sanitaria, a saber: El
artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos
Humanos, en su apartado primero, reconoce el derecho
a la salud ay a la asistencia médica, declarando
expresamente, en su apartado segundo que «la
maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y
asistencia especiales». El artículo 12 de la Parte III del
Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y
Culturales, a cuyo tenor, «los Estados Parte en el
presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al
disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental.
Entre las medidas que deberán adoptar los Estados
Partes en el Pacto a fin de asegurar la plena efectividad
de este derecho, figurarán las necesarias para: a) la
reducción de la mortinatalidad y de la mortalidad infantil,
y el sano desarrollo de los niños; b) el mejoramiento en
todos sus aspectos de la higiene del trabajo y del medio
ambiente; c) la prevención y el tratamiento de las
enfermedades epidémicas, endémicas, profesionales y
de otra índole, y la lucha contra ellas; d) la creación de
condiciones que aseguren a todos asistencia médica y
servicios médicos en caso de enfermedad».
A destacar, asimismo, en este ámbito, el Reglamento
Sanitario Internacional (2005). Con el apoyo de la OMS,
los 194 Estados Parte firmantes lo aplican con el fin de
reforzar la seguridad sanitaria nacional, regional y
mundial.
Conforme a los artículos 21(a) y 22 de la Constitución de
la OMS, la Asamblea Mundial de la Salud está facultada
para adoptar reglamentos «destinados a prevenir la
propagación internacional de enfermedades» que, una
vez adoptados por la Asamblea de la Salud, entran en
vigor para todos los Estados miembros de la OMS,
excepto aquellos que expresamente los rechacen dentro
del plazo estipulado.
El primer Reglamento Sanitario Internacional fue
adoptado por la Asamblea de la Salud en 1969 e
inicialmente abarcaba seis «enfermedades
cuarentenables». Fue modificado en 1973 y 1981
fundamentalmente para reducir de seis a tres el número
de enfermedades comprendidas (fiebre amarilla, peste y
cólera) y para reflejar la erradicación mundial de la
viruela. El aumento de los viajes y el comercio
internacionales, así como la aparición y reaparición de
amenazas de enfermedades y otros riesgos para la salud
pública de alcance internacional, determinó que la
Asamblea de la Salud creara en 2003 un Grupo de
Trabajo Intergubernamental abierto a la participación de
todos los Estados Miembros para examinar un proyecto
de revisión del Reglamento del 69. El actual Reglamento
Sanitario Internacional fue adoptado por la 58.ª
Asamblea Mundial de la Salud el 23 de mayo de 2005 y
entró en vigor el 15 de junio de 2007.
La finalidad y el alcance del Reglamento Sanitario
Internacional (2005) son «prevenir la propagación
internacional de enfermedades, proteger contra esa
propagación, controlarla y darle una respuesta de salud
pública proporcionada y restringida a los riesgos para la
salud pública y evitando al mismo tiempo las
interferencias innecesarias con el tráfico y el comercio
internacionales» (artículo 2).
Las novedades que presenta el del año 2005, según su
Prefacio, son: a) un alcance que no se limita una
enfermedad o modalidad de transmisión en concreto sino
que abarca «toda dolencia o afección médica, cualquiera
sea su origen o procedencia, que entrañe o pueda
entrañar un daño importante para el ser humano»; b) la
obligación de los Estados Partes de instalar un mínimo
de capacidades básicas en materia de salud pública; c)
la obligación de los Estados Partes de notificar a la OMS
los eventos que puedan constituir una emergencia de
salud pública de importancia internacional de acuerdo
con criterios definidos; d) disposiciones que autorizan a
la OMS a tomar en consideración las noticias oficiosas
acerca de eventos de salud pública y solicitar a los
Estados Partes la verificación de esos eventos; e)
procedimientos para que el Director General determine la
existencia de una «emergencia de salud pública de
importancia internacional» y formule las
recomendaciones temporales correspondientes después
de haber tenido en cuenta la opinión de un Comité de
Emergencias; f) la protección de los derechos humanos
de los viajeros y otras personas; y g) el establecimiento
de centros nacionales de enlace para el Reglamento
Sanitario Internacional y puntos de contacto de la OMS
encargados de tramitar las comunicaciones urgentes
entre los Estados Partes y la OMS.
Al no limitar su aplicación a enfermedades determinadas,
se pretende que el Reglamento mantenga su
aplicabilidad durante años, aun frente a la evolución
continua de las enfermedades y de los factores que
determinan su aparición y transmisión.
En el ámbito de la Organización Internacional del
Trabajo destacan los siguientes Convenios, casi todos
ellos ratificados por España:
El Convenio núm. 24 sobre el seguro de enfermedad
(industria), el Convenio núm. 25 sobre el seguro de
enfermedad (agricultura), el Convenio núm. 56 sobre el
seguro de enfermedad de la gente de mar, el Convenio
núm. 73 sobre el examen médico de la gente de mar, el
Convenio núm. 77 sobre el examen médico de los
menores (industria), el Convenio núm. 78 sobre el
examen médico de los menores (trabajos no
industriales), el Convenio núm. 124 sobre el examen
médico de los menores (trabajo subterráneo), el
Convenio núm. 130 sobre asistencia médica y
prestaciones monetarias de enfermedad, el Convenio
núm. 161 sobre los servicios de salud en el trabajo, el
Convenio núm. 164 sobre protección de la salud y
asistencia médica de la gente del mar, el Convenio núm.
167 sobre seguridad y salud en la construcción, el
Convenio núm. 176 sobre seguridad y salud en las
minas, el Convenio núm. 184 sobre la seguridad y la
salud en la agricultura.
2.2. Beneficiarios
C. Las empresas
B. Los consorcios
- La rehabilitación básica.
Expresamente se excluye:
Seguro escolar.
5. EL REINTEGRO DE GASTOS
Capítulo III
El derecho a los servicios sociales
BELÉN ALONSO-OLEA GARCÍA
Sumario:
• Lección 1. Introducción
o 1.Antecedentes históricos
o 2.Los servicios sociales tras la promulgación
de la Constitución
o 3.Pilares sobre los que se asienta el Sistema
de Autonomía y Atención a las personas en
situación de Dependencia (SAAD)
§ 3.1.La autonomía del SAAD
§ 3.2.Situaciones que conforman la
dependencia. Definición de persona en
situación de dependencia
o Anexo: material complementario
• Lección 2. Derecho constitucional y dependencia
o 1.Los servicios sociales como principio rector
de la política social y económica
o 2.Las competencias del Estado y de las
Comunidades Autónomas en materia de
servicios sociales
o Anexo: material complementario
• Lección 3. Titulares del derecho a las prestaciones del
SAAD
o 1.Españoles
o 2.Extranjeros
o Anexo: material complementario
• Lección 4. La situación de dependencia
o 1.Clasificación de la situación de dependencia:
su fijación según baremo
o 2.La situación de dependencia de los menores
de tres años
o Anexo: material complementario
• Lección 5. Las prestaciones: las prestaciones de
servicios sociales y las prestaciones económicas
o 1.Consideraciones generales sobre el régimen
jurídico de las prestaciones
§ 1.1.Niveles de protección establecidos
§ 1.2.Financiación de las prestaciones
§ 1.3.La aplicación progresiva de las
prestaciones
§ 1.4.Objetivos y normas generales de
las prestaciones
o 2.Las prestaciones de servicios sociales: el
catálogo de servicios
§ 2.1.Servicios de prevención de la
situación de dependencia y de
promoción de la autonomía personal
§ 2.2.Servicio de teleasistencia
§ 2.3.Servicio de ayuda a domicilio
§ 2.4.Servicio de centro de día y de
noche
§ 2.5.Servicio de atención residencial
§ 2.6.Centros de referencia estatal para
la promoción de la autonomía personal
y atención y cuidado de situaciones de
dependencia
o 3.Las prestaciones económicas
§ 3.1.La prestación económica vinculada
al servicio
§ 3.2.La prestación económica para
cuidados en el entorno familiar. Los
cuidadores no profesionales y los
cuidadores profesionales
§ 3.3.La prestación económica de
asistencia personal
§ 3.4.Ayuda económica para facilitar la
autonomía personal
§ 3.5.Régimen jurídico común de las
prestaciones económicas
o Anexo: Material complementario
• Lección 6. El procedimiento para el reconocimiento de
la situación de dependencia y del derecho a las
prestaciones. Su revisión
o 1.Procedimiento para el reconocimiento de la
situación de dependencia y del derecho a las
prestaciones. El programa individual de
atención
§ 1.1.El procedimiento para el
reconocimiento de la situación de
dependencia y del derecho a las
prestaciones
§ 1.1.1.Iniciación
§ 1.1.2.Instrucción. Los órganos
de valoración
§ 1.1.3.Resolución
§ 1.2.El programa individual de atención
o 2.La revisión del grado o nivel de dependencia
y de la prestación reconocida
o Anexo: material complementario
LECCIÓN 1. INTRODUCCIÓN
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Al igual que acontece con los orígenes del derecho a la
asistencia sanitaria, el derecho a los servicios sociales
nace dentro del derecho a la seguridad social.
2. EXTRANJEROS
1. Casi nunca.
2. Algunas veces.
3. Bastantes veces.
5. Siempre.
3. Prevención.
Intervención Primaria:
Objetivo 3.1: Disminuir la aparición de factores de riesgo,
tanto de carácter congénito como adquirido, que pueden
afectar el normal desarrollo del menor, potenciando
actuaciones complementarias a otros programas que se
estén llevando a cabo.
Acciones a desarrollar:
Intervención Secundaria:
Objetivo 3.2: Garantizar la detección precoz de los
menores de 0-3 años en situación de dependencia, o en
riesgo de desarrollarla.
Acciones a desarrollar:
Intervención Terciaria:
Objetivo 3.3: Garantizar la inmediata derivación, tras la
detección, hacia una intervención temprana orientada a
potenciar su capacidad de desarrollo y de bienestar, que
posibilite su integración en el medio familiar, escolar y
social, así como su autonomía personal de la forma más
integrada posible.
Acciones a desarrollar:
4. Coordinación.
Objetivo 4.1: Establecer la coordinación entre los
colectivos de profesionales de los diferentes sistemas y
servicios involucrados en la atención temprana de los
menores de tres años en situación de dependencia, o en
riesgo de desarrollarla, facilitando el intercambio de
información que garantice dicha atención.
Acciones a desarrollar:
6. Prestaciones y servicios.
Objetivo 6.1: Garantizar la protección integral a los
menores de tres años en situación de dependencia, o en
riesgo de desarrollarla a través de prestaciones y
servicios.
Acciones a desarrollar:
7. Calidad.
Objetivo 7.1: Mejorar la capacidad de prestación y la
calidad de la intervención de los servicios de Atención
Temprana, Habilitación y Rehabilitación, que reciban los
menores y sus familias o tutores.
Acciones a desarrollar:
8. Formación.
Objetivo 8.1: Garantizar la formación continuada de todos
los colectivos de profesionales que trabajan, o puedan
trabajar, en el ámbito de la Atención Temprana.
Acciones a desarrollar:
Objetivo 8.2:
Promover la adecuación de las cualificaciones
profesionales a las demandas y necesidades sociales
que vayan surgiendo.
Acciones a desarrollar:
9. Investigación e innovación.
Objetivo 9.1: Desarrollar iniciativas de investigación e
innovación, en prevención de deficiencias en
enfermedades de escasa incidencia estadística, que
causan discapacidades severas.
Acciones a desarrollar:
b) Cuidados personales.
d) Centro de noche.
1.1.1. Iniciación
1.1.3. Resolución