EL MUNDO.

MIÉRCOLES 17 DE SEPTIEMBRE DE 2014

Impreso por Francisco Rincón Durán. Prohibida su reproducción.

EL MONO QUE SE CONVIRTIÓ EN DIOS

«Hace 70.000 años, ‘Homo sapiens’ era todavía un animal Así concluye ‘De animales a dioses’, una obra monumental
insignificante. Pero en los milenios siguientes se transformó en la que el historiador israelí Yuval Noah Harari explora
en el amo de todo el planeta y hoy en día está a punto de las claves del éxito evolutivo de nuestra especie. EL MUNDO
convertirse en un dios, al adquirir no sólo la eterna juventud, entrevista al autor de un fenómeno editorial que ya se ha
sino las capacidades divinas de la creación y la destrucción». traducido a 20 idiomas y llega ahora a las librerías españolas.
Por Pablo Jáuregui
ILUSTRACIÓN DE CARLOS RODRÍGUEZ CASADO
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EM2 / CIENCIA
«Nunca convenceremos a un mono
para que nos dé un plátano con la
promesa de que después de morir
tendrá un número ilimitado de bana-
nas a su disposición en el cielo de los
monos». Para Yuval Noah Harari
(Haifa, Israel, 1976), la diferencia cru-
cial entre el primate humano y todos
los demás animales de la Tierra es
que los sapiens no sólo son capaces
de imaginarse cosas que nunca han
visto, tocado ni oído, sino además de
convencer a muchas otras personas
de que sus fantasías (por muy desca-
belladas que sean) son verdad.
Cualquier chimpancé puede avisar
a sus compañeros de manada sobre
un peligro con un alarido específico
que significa: «¡cuidado, un león!».
Sin embargo, gracias a lo que este
historiador israelí denomina «la revo-
lución cognitiva», sólo los sapiens ad-
quirieron la capacidad para inventar
y proclamar la existencia de algo tan
falso como extraordinariamente po-
deroso: «el león es el espíritu guar-
dián de nuestra tribu». Para Harari,
esta insólita capacidad para inventar
ficciones y, sobre todo, para transfor-
marlas en mitos compartidos por mi-
les e incluso millones de personas, es
la clave fundamental para explicar
por qué «un simio insignificante» se
convirtió en «el amo del planeta».
En De animales a dioses (Deba-
te/Edicions 62), la monumental, pro-
vocadora y brillante Historia de la
Humanidad que acaba de llegar a las
librerías españolas tras vender más
de 300.000 ejemplares en Israel y tra-
ducirse a más de 20 idiomas, Harari
disecciona el gran «arma secreta» de
nuestra especie: su insuperable capa-
cidad para el autoengaño colectivo.
«Un gran número de extraños puede
cooperar con éxito si creen en mitos
comunes», explica a EL MUNDO el
profesor de Historia de la Universi-
dad Hebrea de Jerusalén, formado
en Oxford. «Y ésta es la razón por la
que los sapiens dominan el mundo
mientras las hormigas comen nues-
tras sobras y los chimpancés están
encerrados en zoos y laboratorios».
Hoy, a principios del siglo XXI, Ha-
rari está convencido de que nuestro
poder es tan inmenso que incluso es-
tamos adquiriendo las capacidades
que tradicionalmente se han atribui-
do a las deidades de las religiones:
«Cuando digo en el título que somos
animales convertidos en dioses, lo di-
go en un sentido muy literal. En el si-
glo XXI, gracias a los avances de la
ciencia y la tecnología, estamos a
punto de apropiarnos de poderes que
siempre se han considerado divinos,
como la creación de vida, la eterna
juventud, la transformación de nues-
tra propia naturaleza genética e, in-
cluso, la capacidad de leer la mente
mediante cerebros conectados por
ordenadores». Pero la gran pregunta
con la que se ha atrevido este histo-
riador israelí en su libro es: ¿cómo
hemos logrado todo esto en menos
de 100.000 años, un minúsculo suspi-
ro, si tenemos en cuenta los 3.800 mi-
llones de años que han transcurrido
desde la aparición de los primeros se-
res vivos de nuestro planeta?
Para Harari, la respuesta está cla-
ra: a diferencia de las manadas rela-
tivamente pequeñas de simios o de
los clanes de neandertales, nuestra
especie ha sido la primera capaz de
EL MUNDO. MIÉRCOLES 17 DE SEPTIEMBRE DE 2014
forjar inmensas redes de coopera- «El éxito
ción a gran escala: tribus, iglesias, evolutivo de
ciudades, imperios, naciones, orga-
nismos supranacionales, multinacio- nuestra especie
nales globales... Pero nada de esto se debe a que
hubiera sido posible si los sapiens,
como todas las demás especies, sólo miles y hasta
pudieran transmitir información so- millones de
bre cosas que realmente existen, co-
mo el peligro de los depredadores o ‘sapiens’ son
los árboles donde crecen frutos. capaces de
La verdadera clave de nuestra su-
premacía, según el exhaustivo relato
cooperar aunque
que ofrece Harari en De animales a no se conozcan
dioses, es que únicamente nuestra es- entre ellos»
pecie es capaz de inventar (y sobre
todo de compartir a escala masiva),
relatos imaginarios sobre entidades
que sólo existen en nuestra fértil
«La colaboración
mente creativa, desde «el pueblo ele- humana a gran
gido de Dios» o el «espíritu del pue-
blo» hasta «la nación libre y sobera-
escala ha sido
na» de los estados modernos. posible gracias
«Los mitos son el motor más pode- a nuestra
roso de la Historia de la Humanidad,
porque han permitido y siguen per- extraordinaria
mitiendo la cooperación de miles y capacidad para
hasta millones de personas. Si exa-
minas cualquier caso de cooperación inventar mitos
a gran escala, comprobarás que colectivos como
siempre está basado en algún tipo de
relato imaginario. Las personas no
‘el espíritu de
tienen ningún instinto para cooperar la tribu’»
con extraños y, por tanto, la colabora-
ción en grandes grupos de individuos
que no se conocen personalmente «Vivimos en una
entre ellos siempre se basa en ficcio-
nes. Cuando un mito colectivo tiene realidad dual:
éxito, su poder es inmenso porque la realidad
permite a millones de extraños coo-
perar y trabajar juntos hacia objeti-
objetiva de
vos comunes», explica Harari. leones y árboles,
Hasta tal punto esto es cierto, se- y la realidad
gún el historiador israelí, que desde
su «revolución cognitiva», los sa- imaginada de
piens, de hecho, viven en una «reali- ficciones como
dad dual»: por un lado, la realidad
objetiva de los leones y los árboles, dioses, naciones
sobre la que también se comunican y leyes del
muchos otros animales; y por otro, la
realidad imaginada de dioses y espí- mercado»
ritus tribales, ficciones que sólo en-
tienden los imaginativos sapiens, la
especie más cuentista, y por eso mis- «Lo que nos
mo –según Harari– la más poderosa. diferencia de los
Hoy, conceptos como «el pueblo
elegido de Dios» o «el espíritu de la chimpancés es
patria» pueden sonar arcaicos, y qui- el pegamento
zás muchos piensen que la tesis de
Harari sólo sirve para explicar las so-
mítico que
ciedades humanas del pasado, o las une a grandes
más retrógradas del mundo actual.
Sin embargo, el historiador israelí
grupos de
considera que hoy, la importancia de individuos y nos
los mitos colectivos para mantener la ha convertido en
cooperación humana a gran escala
sigue siendo igual de importante, los reyes de la
aunque ahora las ficciones dominan- creación»
tes, al menos en los países occidenta-
les, sean no sólo las de las viejas na-
ciones, sino los ideales del «progre- «Ni la revolución
so», «la libertad», las «leyes del
mercado» o los «derechos humanos», agrícola, ni la
conceptos que para Harari son «igual científica, ni la
de ficticios que los antiguos dioses» y
«no existen en la naturaleza, sino tan
industrial
sólo en nuestra propia imaginación». hubieran sido
«Si intentáramos agrupar a miles
de chimpancés en la plaza de Tia-
posibles sin la
nanmen, Wall Street, el Vaticano o la colaboración
ONU, el resultado sería el pandemo- entre millones de
nio, pero hoy los sapiens se reúnen
regularmente a millares en todos es- personas unidas
tos lugares», escribe Harari en su li- por ideales
bro. «La verdadera diferencia entre
nosotros y los chimpancés, tanto en comunes»
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«La mayoría de el pasado como hoy mismo, es el pe-
las guerras, gamento mítico que une a un gran
número de individuos, familias y gru-
como la que pos. Este pegamento nos ha conver-
enfrenta a tido en dueños de la creación».
El historiador israelí no niega la
israelíes y importancia de otras habilidades hu-
palestinos, no manas que también fueron determi-
nantes a la hora de explicar nuestro
son luchas por éxito evolutivo, como la capacidad
recursos, sino para fabricar y usar utensilios, que
posteriormente nos llevaron a las
conflictos entre otras grandes revoluciones en la His-
mitos o relatos toria de la Humanidad: la agrícola, la
antagónicos» industrial y la científica. Pero Harari
insiste que todas estas grandes trans-
formaciones jamás hubieran sido po-
sibles sin que primero miles y des-
«Algún tipo de pués millones de extraños colabora-
religión, aunque ran juntos y estuvieran dispuestos a
sacrificarlo todo, incluyendo sus vi-
ya no se base das, por la colectividad. «Einstein era
en la idea de un mucho menos diestro con sus manos
dios sino en que un antiguo cazador-recolector.
Sin embargo, nuestra capacidad de
‘leyes naturales’, cooperar con un gran número de ex-
sigue siendo traños ha mejorado de manera es-
pectacular», explica el historiador.
necesaria para Pero aunque Harari tenga razón y
mantener la resulte innegable que el «pegamento
social» de los mitos ha sido un factor
cooperación a crucial en el éxito evolutivo de la es-
gran escala» pecie humana, también es evidente
que en muchos momentos de la His-
toria y, por supuesto, hoy mismo, las
«La nación sigue mitologías del sapiens también han
provocado la muerte de millones de
siendo un dios personas. No hay más que fijarse en
poderoso, pero el conflicto san-
griento que se si-
infinitamente El historiador
gue sufriendo
israelí Yuval
más débil que Noah Harari, ahora mismo en
autor del libro la tierra del pro-
en la Europa ‘De animales pio Harari entre
de la I Guerra a dioses’. israelíes y pales-
/ ANTONIO HEREDIA
Mundial, tinos. Cuando se
le pregunta so-
cuando millones bre este paradójico lado oscuro de las
se sacrificaron ficciones colectivas, tan poderosas y
a la vez tan potencialmente destruc-
por la patria» tivas, el historiador responde: «Si
consigues una red de colaboración a
gran escala, necesitas que todos sus
«Los desafíos miembros se crean la misma historia.
del mundo Pero con frecuencia no consigues
que toda la gente se crea el mismo
actual, como la relato, y se generan dos o más gru-
crisis económica pos, cada uno de los cuales se cree
un relato diferente, y con frecuencia
y el cambio antagónico. De hecho, la mayoría de
climático, son las guerras en la Historia se generan
por culpa de conflictos generados
globales, y por por relatos antagónicos, y no se de-
lo tanto, ningún ben a una lucha por recursos».
estado puede Según Harari, en el conflicto entre
israelíes y palestinos «no hay escasez
afrontarlos de comida entre el río Jordán y el
por sí solo» Mediterráneo». El problema es que
hay dos comunidades que rigen sus
vidas con «mitologías incompati-
«Los ‘sapiens’ bles», y de momento «nadie ha sido
capaz de reconciliar estas historias
somos hoy más antagónicas con un nuevo relato in-
poderosos de tegrador». Pero en todo caso, a pesar
del innegable potencial destructivo
lo que nunca que pueden desatar las ficciones co-
o por Francisco Rincón Durán. Prohibida su reproducción.
fuimos, pero lectivas, Harari insiste en que siguen
siendo indispensables para mantener
estamos tan la cooperación a gran escala en las
descontentos inmensas sociedades de sapiens.
como siempre y Sin embargo, ¿no sería mucho me-
jor para el futuro de la Humanidad la
no sabemos qué expansión de relatos colectivos me-
hacer con todo nos ficticios que los del pasado y más
realistas, que dejaran de invocar a
nuestro poder» dioses y a otras entidades cuya exis-
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CIENCIA / EM2
tencia es indemostrable? Ante esta
pregunta, Harari insiste que «algún
tipo de religión sigue siendo necesa-
ria para el mantenimiento de la coo-
peración social a gran escala», aun-
que su concepto de «religión» inclu-
ye no sólo a los «dioses» tradi-
cionales, sino también a otras ficcio-
nes mucho más modernas: «Las reli-
giones afirman que las normas y las
leyes hay que obedecerlas no porque
han sido inventadas por humanos, si-
no porque viene impuestas ‘desde
arriba’. Y cuando afirman esto, el sig-
nificado de ‘arriba’ puede referirse a
los dioses, o a las leyes de la natura-
leza. Algunas religiones, como el cris-
tianismo o el islam, basan la obedien-
cia de las normas y las leyes en una
creencia en dioses. Pero otras religio-
nes, como el marxismo, el capitalis-
mo o el liberalismo se basan en su-
puestas ‘leyes naturales’ que sólo
existen en nuestra imaginación».
De hecho, para Harari, otro de los
dioses de la modernidad ha sido y si-
gue siendo «la nación soberana», pe-
ro cuando se le pregunta sobre lo que
está pasando ahora mismo en Esco-
cia y Cataluña, le resta importancia:
«Los sentimientos nacionalistas si-
guen siendo poderosos, pero muchí-
simo menos que hace 100 años. Si
piensas en la Europa de la I Guerra
Mundial, los franceses, los alemanes
o los ingleses estaban dispuestos a
sacrificar millones de vidas por su
patria. Pero hoy el nacionalismo en
Europa es infinitamente más débil,
ha surgido con fuerza un relato so-
bre la identidad europea, y apenas
nadie está dispuesto a sacrificar la vi-
da de sus soldados en una guerra co-
mo hace un siglo. Sinceramente, du-
do mucho que si Escocia o Cataluña
se declaran su independencia, el
Ejército británico o español envíe
tropas. Ni los británicos ni los espa-
ñoles estarían dispuestos a sacrificar
miles de vidas por estos conflictos».
Harari tiene claro, en todo caso,
que los grandes problemas que la
Humanidad tiene ahora sobre la me-
sa son globales, y que ningún estado
nacional puede afrontarlos por sí so-
lo. «Hoy, los desafíos a los que no en-
frentamos son planetarios: la crisis
económica, el cambio climático, y los
riesgos de nuevas tecnologías como
la manipulación genética, la creación
de vida artificial o el desarrollo de al-
goritmos que van a hacer nuestro
trabajo mejor que nosotros». Por
eso, sin duda lo que nuestra especie
necesita son libros tan valientes co-
mo el de Harari, que se ha atrevido
a abarcar la Historia de toda la Hu-
manidad y ofrece un relato mucho
más honesto sobre quiénes somos y
de dónde venimos, que las viejas fic-
ciones tribales o nacionalistas.
De animales a dioses concluye
con una inquietante reflexión: «A
pesar de las cosas asombrosas que
los humanos son capaces de hacer,
seguimos sin estar seguros de nues-
tros objetivos y parecemos estar tan
descontentos como siempre... So-
mos más poderosos de lo que nunca
fuimos, pero tenemos muy poca
idea de qué hacer con todo ese po-
der». Ojalá el éxito mundial de este
libro ayude a los sapiens a orientar-
se un poco mejor en el laberinto del
siglo XXI, para afrontar con mayor
éxito los desafíos del futuro.