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Tema 4.

Psicología Fisiológica UNED Dolores Latorre

Tema 4. Conducta de Ingesta


Los alimentos suministran a los organismos la energía necesaria para vivir y desarrollar las
actividades que les permiten llevar a cabo sus funciones dentro de los límites compatibles para la
vida.

1. Introducción

La regulación de las pautas alimenticias y cantidades de comida que se ingieren se regula por el
sistema neuroendocrino, ya que es en el cerebro donde se localizan los circuitos y mecanismos para
ajustar la ingesta a las demandas energéticas. Así se controlan diferentes procesos fisiológicos
relacionados con el metabolismo energético. Otras redes neurales colaboran con la conducta,
motivante y atractiva, que hace que en ocasiones se ingieran alimentos de elevado valor energético
aunque no sea necesario. Todo ello puede desencadenar sobrepeso y obesidad, un problema global
reconocido por la OMS de carácter epidémico.

2. Homeostasis: equilibrio interno

El concepto de medio interno (milieu intérieur) lo introdujo Claude Bernard (1913-1878). Cinco
décadas más tarde, Walter Cannon introdujo el término de homeostasis.

La homeostasis es el equilibrio dinámico en el que las condiciones fisiológicas internas responden a


los mecanismos compensatorios, dirigidos y coordinados por el sistema nervios y el sistema
endocrino, para conseguir que el funcionamiento del organismo se adapte a las condiciones
variables del medio, procurando mantener una situación óptima en la que desarrollar la actividad
vital.

Por otro lado, la conducta motivada es la respuesta que emite el organismo, dirigida a la
consecución de un objetivo y que depende de fuerzas internas y externas al mismo.

La ingesta es una conducta motivada y primaria o instintiva. El cerebro reconocer señales


placenteras a través del olor o el gusto, lo que es imprescindible para que la ingesta sea motivante.

El control de la conducta de alimentación se puede explicar mediante la retroalimentación


negativa. Es un mecanismo básico y sencillo. Consiste en que, aunque las cantidades de alimento
que se ingieren diariamente varían en cantidad y calidad, el almacén de nutrientes permanece
relativamente constante. El sistema neuroendocrino actúa como un “termostato” que detecta
variaciones, por lo que ajusta continuamente el funcionamiento del organismo para adaptarlo a las
nuevas condiciones. Pero la conducta de ingesta no se puede explicar totalmente según este
mecanismo básico, ya que los procesos que hacen que se inicie o cese la misma son muy complejos.

3. Características generales del metabolismo y aporte de energía (E) al organismo

Metabolismo energético: conjunto de reacciones bioquímicas que se producen en el organismo


para generar la energía necesaria para el crecimiento y desarrollo al inicio de la vida y para el
mantenimiento de los órganos y tejidos en todo el ciclo vital. La energía obtenida mediante la dieta
debería ser igual al gasto energético.

Reacciones metabólicas:

 Anabólicas, mediante las que se sintetizan y acumulan compuestos, para lo que se


necesita energía.
 Catabólicas, mediante las que se descomponen compuestos para obtener energía.

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Tasa metabólica o índice metabólico: se mide a través del consumo de O2; es el gasto energético
que se produce en una circunstancia determinada y que depende del ciclo alimentario y de la
actividad que se esté desarrollando.

Tasa metabólica basal: consiste en el gasto energético mínimo que se necesita para el
mantenimiento básico del organismo. Se mide en reposo, en un ambiente neutro y estable en
términos de factores ambientales (temperatura).

Sólo para el mantenimiento del metabolismo basal, el cuerpo dedica entre el 45% y el 70% de la
energía que genera, dependiendo de la edad, género, peso y composición corporal (% de masa grasa
y muscular).

El alimento, como combustible, se descompone en nutrientes simples necesarios para el


funcionamiento celular. Estos nutrientes se dividen en 5 grupos:

 Hidratos de carbono (cho), contienen 4 kcal/g y aportan la mayor parte de energía de la


dieta.
 Lípidos (lip), contienen 9 kcal/g. Se ingieren a través de la dieta y se absorben en forma de
triglicéridos. Cada uno, con la participación de una molécula de agua, se descompone en 3
ácidos grasos y 1 molécula de glicerol. Existen ácidos grasos esenciales no sintetizados por
el organismo, como los omega 3 y 6.

 Proteínas (pp), contienen 4 kcal/g. Son moléculas complejas, principales constituyentes


de los tejidos corporales, que desempeñan funciones especializadas; pueden actuar como
enzimas, modulando las reacciones celulares, o como anticuerpos, elementos esenciales del
sistema inmunitario. Sus componentes básicos son los aminoácidos.
o Aminoácidos (aa): sólo existen 20 diferentes. 11 aa pueden ser sintetizados por el
organismo (aminoácidos no esenciales) y los otros nueve han de ser ingeridos en la
dieta (aminoácidos esenciales).

AMINOÁCIDOS NO ESENCIALES AMINOÁCIDOS ESENCIALES

Ácido aspártico Fenilalanina

Ácido glutámico Histidina


Alanina Isoleucina

Arginina Leucina
Aspargina Lisina
Cisteína Metionina
Glicina Treonina

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Glutamina Triptófano

Prolina Valina
Serina

Tirosina

 Vitaminas y minerales, que son micronutrientes de los que requerimos pequeñas


cantidades y que no necesitan transformaciones posteriores a su ingestión. Las vitaminas
son necesarias para la liberación y aprovechamiento de la E producida por los cho y los lip,
además de participar en la construcción y mantenimiento de los tejidos. Los minerales (Na,
K, Ca, Mg, Zn y Fe) son imprescindibles para regular el balance hídrico (Na-K) y para la
producción de E, entre otras funciones (Mg, contracción muscular; Zn, sistema
inmunológico; Fe, fabricación de glóbulos rojos).

Tanto los estados previos como posteriores a la ingesta conforman los determinantes de la
conducta alimentaria.

Fase de absorción de nutrientes

Se ingiere la comida a través de la boca, atraviesa la


faringe y el esófago y llega al estómago, que produce jugos
gástricos para la digestión. El intestino delgado
absorbe la mayor parte de los nutrientes que han de pasar
a la sangre y linfa para ser transportados. Desde el
intestino grueso se eliminan los compuestos no utilizados.

Los nutrientes pasan a las células para sus reacciones


metabólicas. Pero no todo lo que se absorbe se utiliza
inmediatamente, por lo que existen almacenes. La glucosa
excedente se almacena en el hígado y músculos en forma
de glucógeno, los ácidos grasos en el tejido adiposo en
forma de triglicéridos y las pp quedan libres o se
acumulan en el hígado.

Hígado y páncreas: participan en la secreción de


sustancias que facilitan la digestión. El hígado es un
almacén en la fase de ayuno. El páncreas sintetiza
insulina y glucagón (hormonas). La glucosa es el
combustible de las células. Se obtiene de la descomposición de los cho (y por otras vías). Tras la
ingesta, los niveles de glucosa sanguínea aumentan, señal que indica al páncreas que ha de secretar
insulina para que esta sea utilizada por las células y pueda transformarse en glucógeno para ser
almacenado en hígado y músculos. Las neuronas son capaces de utilizar la glucosa sin mediación
de la insulina.

NUTRIENTES COMPUESTOS FUNCIÓN ALMACENAMIENTO


Hidratos de carbono Glucosa Producción de E y reserva a En forma de glucógeno.
corto plazo.
Lípidos Ácidos grasos Producción de E y reserva a En forma de triglicéridos.
largo plazo.
Proteínas Aminoácidos Formación de tejidos y Libres en el torrente
funcionamiento celular. sanguíneo o en el hígado.

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La glucosa sobrante se
transforma en ácidos grasos
que se almacenan en forma
de triglicéridos en los
adipocitos y en los
músculos. También se
requiere la participación de
la insulina.

Fase de ayuno

Cuando los niveles de


insulina vuelven a sus valores normales, los procesos de almacenamiento se ralentizan y detienen,
comenzando la fase de ayuno. En cuanto las células vuelven a necesitar glucosa, el páncreas segrega
glucagón, para transformar el glucógeno en glucosa y facilitar la transformación de los triglicéridos
almacenados en los músculos a ácidos grasos. Así, si no hay aporte externo de glucosa, el
organismo puede reservar la glucosa que se libera del hígado para el funcionamiento del SNC, que
utiliza la glucosa en ausencia de insulina. Los ácidos grasos se emplean para obtener E en otros
tejidos, como los músculos. Si el ayuno continúa, las células utilizan los ácidos grasos como
principal combustible. Con ello se reserva la poca glucosa obtenida de otros procesos para el
correcto funcionamiento del cerebro.

4. Control neuroendocrino de la conducta de ingesta

Se produce la ingesta cuando un conjunto de señales externas (entorno social, disponibilidad de


alimentos...) e internas (sistema gastrointestinal, almacén de nutrientes...) llegan a los circuitos
cerebrales, indicando que el balance de E es inadecuado. Una vez que se produce la ingesta, llegan
señales procedentes del entorno y del sistema digestivo y adiposo, para indicar al cerebro que la
cantidad de comida ingerida podría ser suficiente y la ingesta debe cesar. Pero es difícil concluir
que el organismo realice un ajuste tan preciso de la cantidad de E ingerida y gastada. Aunque a
largo plazo, la regulación del balance energético se lleva a cabo de forma más o menos constante.
Pero son muchos los agentes que participan de este control y difíciles de estudiar y comprender.

4.1. Señales periféricas que determinan el comienzo de la ingesta

4.1.1. Factores ambientales y sociales

¿Qué significa tener hambre? La cantidad y calidad de la ingesta varía según muchas circunstancias
(aspecto de la comida, circunstancias laborales, comer solo o acompañado...). No siempre se come
cuando se tiene hambre.

Las señales que el cerebro recibe sobre el estado metabólico son determinantes para que la
ingestión se inicie o cese. Pero también influyen factores ambientales y sociales, como los ritmos
circadianos, lo que se ha ingerido en la comida anterior, el recuerdo de comidas placenteras ante
un alimento concreto, etc.

En relación con los ritmos circadianos, hay que tener en cuenta que la disponibilidad de alimento
determina el ciclo de estos ritmos. Las diferentes especies han adaptado sus períodos de ingesta a
las circunstancias. Por ejemplo, en presencia de depredadores, algunos animales adaptan el
período de alimentación en los momentos de menor presencia de estos. El clima también
determina que algunas especies hibernen o emigren. Y en períodos reproductivos se incrementa la
demanda de nutrientes.

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Estudios en ratas

Las ratas son animales


nocturnos. En los años 80 se
realizaron experimentos que
mostraron que cuando las
ratas tienen disponibilidad
total de alimento y están
expuestas a ciclos de
luz/oscuridad de 12 horas,
siguen unas pautas de
alimentación más o menos
constantes, comiendo
durante la noche, al inicio y finalización del período de oscuridad, en unas 10 comidas. También se
puso de manifiesto que las ratas adaptan la ingesta total a las demandas del ambiente. Cuando el
acceso a la comida está restringido, consumen más cantidad en cada ocasión que se les presenta. El
control de estos ritmos parece estar determinado por las conexiones que desde el núcleo
supraquiasmático (controla los ritmos circadianos) alcanzan estructuras del hipotálamo, que
controlan la ingesta, como los núcleos paraventricular (PVH), ventromedial (VMH) y lateral (LH).

Los determinantes sociales son indicadores del inicio de la ingesta y la cantidad ingerida. Solemos
comer en torno a la mesa con otras personas. Además, ofrecer comida es un signo de hospitalidad.
Todo ello puede alterar los ritmos normales de alimentación e incrementar (o disminuir) el
volumen total de la ingesta.

4.1.2. Factores sensoriales: el olor y el sabor de los alimentos

El aspecto del alimento, su olor y su sabor, es decir, que sea o no agradable, influye en lo que se
come y la cantidad. La palatabilidad es el término que se emplea para describir el valor hedónico
de un alimento. Se ha comprobado que se come más cantidad de aquellos alimentos agradables.
Pero lo que realmente determina la cantidad de alimento es la percepción subjetiva de dicho
alimento.

Se ha comprobado también que la palatabilidad de un alimento disminuye tras haberlo ingerido. A


esto se ha denominado saciedad sensorial específica (SSE). Este efecto podría durar
aproximadamente una hora tras la ingesta.

Se han estudiado varios factores como la composición de sal o azúcar y el aspecto visual (color,
forma). Todos influyen en la aparición de la SSE. La estimulación que llega a través de los sentidos
es una de las señales con las que el cerebro cuenta para elaborar una respuesta concreta
relacionada con el hambre y la saciedad.

4.1.3. Factores digestivos I: componentes básicos de los nutrientes, la glucosa y los


lípidos

Desde el sistema digestivo se envían señales al cerebro relativas a las reservas de nutrientes. Pero
se ha propuesto la glucosa como la principal señal que el cerebro recibe para valorar el balance
energético del organismo, ya que es el elemento básico utilizado por todas las células e
imprescindible para el funcionamiento neuronal. La homeostasis dependería de un incremento o
decremento de sus niveles. Esta teoría glucostática fue propuesta por Mayer en 1953, en la que
decía que existían glucorreceptores en determinadas células del hipotálamo y estas serían las
responsables de desencadenar los mecanismos de ajuste para recuperar la homeostasis.

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En 1964, Oomura y Anand realizaron experimentos con gatos y ratas a través de técnicas de
registros unicelulares tras una inyección de glucosa y demostraron la existencia de este tipo de
neuronas en el hipotálamo. Pero posteriormente se ha demostrado que la teoría glucostática sólo se
cumple cuando los niveles de glucosa disminuyen o aumentan drásticamente.

Aunque la glucostasis no es el único factor que desencadena la ingesta, se sabe que varias regiones
cerebrales implicadas en el control de la ingesta son sensibles a los cambios en los niveles de
glucosa. Las neuronas glucosensibles se ubican en varios núcleos hipotalámicos: arcuato (ARC),
ventromedial (VMH), lateral (HL) y en el tronco del cerebro (núcleo del tracto solitario o NTS).

Existen 2 tipos de neuronas glucosensibles:

 Las que incrementan su actividad cuando los niveles de glucosa son altos (GE).
 Las que incrementan su actividad cuando los niveles de glucosa son bajos (GI).

En el hipotálamo ventromedial hay 14-19% de GE y 3-14% de GI.

Todas estas estructuras se encuentran en una ubicación privilegiada, próximas a los ventrículos
cerebrales, donde la barrera hematoencefálica es más permeable, lo que las hace estar expuestas a
diferentes patrones temporales y cuantitativos de los cambios en los niveles de glucosa
extracelular. Los niveles de glucosa extracelular se equilibran con más facilidad por el aporte
sanguíneo que los niveles de glucosa en el líquido cefalorraquídeo o en núcleos cerebrales
concretos.

En la actualidad se considera que la glucosa actúa en el cerebro sobre las células situadas en los
núcleos hipotalámicos como una señal indicativa de la situación metabólica del organismo.

Los lípidos proporcionan la mayor cantidad de E por unidad de masa (9 kcal/g). Una mayor o
menor acumulación de triglicéridos en los almacenes a largo plazo podría estar regulando el inicio
o cese de la ingesta. Estudios recientes han demostrado que existen células capaces de detectar
cambios en la cantidad de E disponible y de promover la respuesta oportuna. Un trabajo que ha
puesto esto de manifiesto ha sido la inyección sistémica o intracerebroventricular de C75, un
inhibidor de la enzima ácido graso sintasa (FAS) que promueve la acumulación de grasa, tenía
como efecto la disminución de la ingesta y la pérdida de peso en los animales al actuar sobre
poblaciones neuronales específicas.

Las proteínas: trabajos recientes han sugerido una posible función de alguno de los aa contenidos
en las pp en la regulación de la ingesta. En el caso de la leucina se ha demostrado que la
administración intracerebroventricular (icv) inhibe la ingesta y produce disminución de peso
corporal en ratas.

4.1.4. Factores digestivos II: péptidos gastrointestinales

Hay que distinguir la existencia de dos tipos de sustancias:

 Las sustancias orexígenas, capaces de transmitir señales apropiadas para el inicio de la


ingesta cuando la demanda de E es superior a las reservas.
 Las sustancias anorexígenas, capaces de transmitir señales para finalizar o evitar la
ingesta cuando la demanda energética esté satisfecha.

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La grelina es un péptido orexígeno secretado por el estómago y el intestino, produciendo un
incremento en la ingesta. Se identificó en 1999 por Kojima et al. También se secreta en el páncreas
y en el cerebro. Se relacionó inicialmente con la liberación de la hormona del crecimiento (ghrelin
= growth hormone). En ratas, la inyección intraperitoneal (ip) y la icv en ratas produce un
incremento en la cantidad de la ingesta. Este efecto es dependiente de la dosis. Posiblemente, la
grelina ejerza una acción directa sobre el cerebro, activando núcleos hipotalámicos como el núcleo
arcuato, el paraventricular, el dorsomedial y el lateral, así como el núcleo del tracto solitario del
tronco del encéfalo. Probablemente, la señal se transmita a través del nervio vago, ya que si se
bloquean sus fibras aferentes se abole el efecto de la grelina. También puede tener acción directa
sobre el ARC como vía secundaria.

Se conocen más de 20
hormonas diferentes que
regulan la ingesta. Estas
responden ante la presencia o
ausencia de nutrientes en el
sistema digestivo (estómago e
intestinos). En algunos
experimentos se ha
comprobado que la presencia
o ausencia de alimento en el
tracto digestivo tiene como
consecuencia la variación en
tamaño y duración de la
ingesta alimentaria.

4.2. Señales periféricas que determinan la finalización de la ingesta

El cese de la ingesta viene determinado mayoritariamente por factores internos, por señales del
sistema gastrointestinal y del tejido adiposo, que se sirven de hormonas peptídicas para comunicar
al cerebro que la ingesta debe cesar, como la colecistoquinina (CCK), la insulina y la leptina.

Además de las señales que envía el estómago, las que envía el intestino podrían contribuir al cese
de la ingesta, lo que supone un modelo de mecanismo donde ambos órganos se suman para
producir la finalización de las comidas.

Gibbs y cols., en 1973


describieron el potencial efecto
de saciedad de la CCK, siendo
el primer péptido para el que
se demostraba una función
sobre la saciedad en ratas. Esta
hormona es secretada por el
intestino delgado (IE) y actúa
sobre los receptores de las
terminales periféricas del
nervio vago, que transmite la
información al NTS en el
tronco del encéfalo. La
liberación de CCK es
estimulada por la presencia de alimentos en el tracto gastrointestinal y responde al contenido

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lipídico y proteico, afectando a la cantidad y duración de las comidas pero no a la frecuencia. Este
péptido podría interactuar con otros.

En 1953, G. C. Kennedy proponía que las variaciones en el consumo de alimentos y su demanda


podrían ser explicadas por la diferencia en la concentración de ciertos metabolitos en la circulación
sanguínea, susceptibles de ser detectados por el cerebro (hipotálamo). Además propuso que la
cantidad de grasa de los depósitos podía influir en los niveles de metabolitos. Estas señales estarían
coordinadas con las que emitiera la glucosa.

En los años 90 se descubrió la leptina. Tanto la insulina como la leptina cumplen con 3 requisitos:

1. Circulan en proporción a la cantidad total de grasa almacenada.


2. Participan en la regulación de la ingesta y el metabolismo energético, interactuando en
regiones del cerebro, y tienen capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica.
3. Los cambios en estas sustancias tienen como consecuencia cambios en el metabolismo y la
ingesta.

La insulina atraviesa la barrera hematoencefálica llevando información al núcleo arcuato del


hipotálamo sobre los cambios que se producen en el flujo local de E del páncreas, que a la vez es
influido por la cantidad de grasa almacenada. Los sujetos que presentan obesidad debido a una
deficiencia de leptina, siguen presentando hiperfagia a pesar de que los niveles de insulina son
elevados. Además, cuando hay deficiencia de insulina no se induce la obesidad. Por tanto, su acción
no es tan directa y determinante como la de la leptina.

En 1994, Zhang y cols. clonaron y secuenciaron en ratones el gen ob. La mutación de este gen
provoca obesidad y diabetes tipo II, similar a la obesidad mórbida en humanos. Leptina viene del
griego leptos (delgado). Su presencia en ratas y humanos parece que permite mantener un peso
adecuado. La leptina es liberada principalmente por los adipocitos y también secretada por el
estómago en menores cantidades y posee receptores en núcleos cerebrales como el núcleo arcuato
el núcleo dorsomedial y el ventromedial del hipotálamo.

4.3. Señales centrales que controlan el inicio de la ingesta

En ratas, la lesión del VMH produce hiperfagia y su estimulación cese de la ingesta. La lesión en el
HL cesa la ingesta (hasta la muerte) y la estimulación la provoca. Pero al lesionar estas áreas
también se destruyen las fibras de paso, por lo que no se puede decir que sean zonas exclusivas del
control de la ingesta. La regulación de la misma depende de una red neural formada por diversas
estructuras coordinadas.

En ratas y ratones, las proyecciones que regulan la ingesta parten del núcleo arcuato y se dirigen a
los núcleos lateral, dorsomedial, ventromedial y paraventricular. Cada núcleo presenta un patrón
específico en el contenido de receptores que responden a los diferentes neuropéptidos, así como en
el contenido propio de los péptidos que secretan y los neurotransmisores que liberan.

Se ha demostrado la existencia de receptores para la insulina, leptina y grelina en el núcleo arcuato


del hipotálamo.

Se ha comprobado que la infusión de leptina en el ARC detiene la ingesta y que su destrucción


mediante infusión de glutamato monosódico (sin destruir las fibras de paso) impide que
inyecciones de leptina promuevan el cese de la alimentación.

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Las neuronas del ARC se activan
tras la infusión icv de grelina. Por
tanto, el ARC tiene capacidad para
responder a los niveles circulantes
de los principales péptidos que
señalizan el estado metabólico
relativo a la ingesta y depósitos
grasos. En este circuito neural, los
núcleos lateral y paraventricular
del hipotálamo tienen especial
protagonismo.

4.3.1. Vías de transmisión de las señales de inicio de la ingesta

Vía de acción de la leptina y la insulina

En el núcleo arcuato se encuentran neuronas que sintetizan diversos péptidos reguladores del
inicio de la ingesta que activan o inhiben otras neuronas relacionadas con la conducta alimentaria.

El neuropéptido Y (NPY) y la pp relacionada con Agouti (PRAG) son péptidos que responden a los
niveles de insulina y leptina en el ARC. El 90% de las neuronas que contienen NPY en el ARC
también expresan PRAG (acción orexígena reguladora conjunta de ambos péptidos).

Cuando el balance de E del organismo es deficiente (depósitos grasos comprometidos, bajos niveles
de leptina e insulina), junto con la acción de la grelina, esto provoca la activación de las neuronas
secretoras de NPY/PRAG en el ARC.

El NPY es un potente orexígeno en dosis muy pequeñas (administrado en los ventrículos o en el


hipotálamo), que actúa sobre los receptores YR de los que hay 5 tipos. Los Y1 y los Y5 son los más
importantes. Se hallan presentes en las neuronas del HL y el PVH.

El PRAG es un péptido también orexígeno, que inhibe la función del receptor de melanocortinas
(MCR), actuando como antagonista del MCR-4. Pero también desempeña funciones en la
integración de señales orexígenas y anorexígenas.

Cuando se activan las neuronas NPY/PRAG en el núcleo arcuato, se transmite a las neuronas
situadas en:

 El área perifornical (PF) y el hipotálamo lateral (se denominan como un continuo APR/HL
por su localización).
 El núcleo paraventricular del hipotálamo.

En el APF/HL hay neuronas que secretan 2 grupos de péptidos:

 La hormona concentradora de melanina (HCM), que se expresa en cantidades


considerables, cuya síntesis se incrementa con niveles bajos de leptina y en momentos de
restricción alimentaria y disminuye al iniciarse la ingesta.
 La orexina, que se produce en los cuerpos celulares de las neuronas situadas en el HL y
tiene dos formas.
o Orexina A Reguladoras del sueño.
o Orexina B

Otra estructura a la que llegan las proyecciones de NPY/PRAG es el PVH. Estas proyecciones
tienen un papel relevante en el inicio de la ingesta. Por una parte, el NPY inhibe a las neuronas que
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expresan la hormona corticotropa (CRH), hormona tirotrópica (TRH) y oxitocina, péptidos
anorexígenos, y por otra parte, la acción antagonista del PRAG sobre los receptores MCR-4 del
PVH produce también efecto orexígeno.

Vía de acción de la grelina

La grelina ejerce un efecto orexígeno en el hipotálamo


(núcleo arcuato). Recientemente se ha confirmado que la
sección del nervio vago previene los efectos de la grelina
en el hipotálamo y que la grelina que atraviese la barrera
hematoencefálica en ratones es mínima. Se ha
demostrado la existencia de un grupo neuronal adyacente
al tercer ventrículo en el hipotálamo, que contiene
grelina, y que proyecta a las neuronas NPY/PRAG en el
ARC y a las neuronas CRH y TRH en el PVH. Así que la grelina podría tener 2 vías de señalización
complementarias:

 Las señales que llegan al cerebro a través del nervio vago y alcanzan el NTS
 La acción de la grelina producida en la zona hipotalámica.

El objetivo final de la grelina es la activación de las neuronas NPY/PRAG del ARC. Esto se sumaría
a la acción de la grelina secretada desde el sistema digestivo y que actúa directamente sobre el
ARC.

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Se concluye que:

 La señal de inicio de la
ingesta parte de las neuronas
NPY/PRAG del ARC
activadas por la grelina
cuando desciende la insulina
y la leptina circulante.
 Las proyecciones de
las neuronas NPY/PRAG
estimulan la ingesta por 2
mecanismos paralelos:
1. Su acción sobre las
neuronas APG/HL que
contienen orexina y HCM
produce la liberación de estos
péptidos orexígenos.
2. La acción de NPY y PRAG en el núcleo paraventricular del hipotálamo ejerce acción
inhibitoria sobre las neuronas de esta estructura, impidiendo la expresión de CRH, TRH y
oxitocina (anorexígenos).

4.4. Señales centrales que controlan el cese de la ingesta

En el ARC también hay otro grupo de neuronas en las que se localiza el péptido
proopiomelanocortina (POMC) y el transcripto relacionado con la cocaína y la anfetamina
(CART), ambos anorexígenos. Las neuronas POMC/CART se activan ante niveles elevados de
leptina e insulina. Esto provoca la secreción por parte de estas neuronas de la hormona estimulante
de los melanocitos (α-MSH), que tiene un potente efecto anorexígeno y actúa sobre los mismos
receptores que la PRAG, los MCR-4. Los receptores MCR-4 se expresan en grandes cantidades en
el PVH y en el HL, que reciben eferencias de las neuronas POMC/CART desde el ARC, por lo que
los efectos anorexígenos se producen en ambas estructuras.

4.5. Integración de las señales de inicio y cese de la ingesta en el ARC

Los altos niveles de leptina provocan activación de las


neuronas POMC/CART y de las neuronas NPY/PRAG.
Cuando los niveles de leptina son bajos y los de grelina
altos, las neuronas que se activan son las NPY/PRAG,
que provoca a su vez la inhibición de las neuronas
POMC/CART.

Las neuronas NPY/PRAG del hipotálamo contactan en


las proximidades de las neuronas POMC/CART y las
inhiben mediante liberación de GABA y este GABA
puede estar implicado en la inhibición de las neuronas
POMC/CART sobre las NPY/PRAG.

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Los MCR-4 se expresan en grandes cantidades en el PVH y en el HL y sobre ellos la PRAG, que
actúa como antagonista (orexígeno) cuando se une a ellos, mientras que la α-MSH actúa como
agonista (anorexígeno).

En el PVH, las neuronas sobre las que actúan ambos péptidos (PRAG y α-MSH) son las mismas, las
que expresan CRH, TRH y oxitocina (anorexígenas). Así que si la PRAG las inhibe, el resultado es
orexígeno. Y si la α-MSH actúa como agonista del receptor MCR-4, las neuronas se activan, actúan
la CRH, TRH y oxitocina y el efecto es anorexígeno.

Conclusión: la respuesta que emite el organismo en relación con el metabolismo energético es el


resultado del balance entre la activación/inhibición de las neuronas NPY/PRAG y las neuronas
POMC/CART, que llega a los núcleos hipotalámicos implicados en el control de la ingesta. Es decir,
ante la necesidad de reponer E, los circuitos neurales que estimulan el apetito se encuentran
activados y los que señalizan el cese de la ingesta se encuentran inhibidos. Lo contrario que cuando
el aporte de E es suficiente.

4.6. Participación del NTS en la regulación de la ingesta

Las estructuras del tronco del encéfalo que regulan la alimentación y que forman parte del
complejo dorso vagal incluyen el área postrema, el núcleo del tracto solitario y el núcleo
motor dorsal del vago (MDV)

Grill y Kaplan señalan 3 hechos para considerar que los circuitos del tronco del encéfalo controlan
la ingesta:

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1. En esta región se localizan receptores para la leptina.
2. La estimulación de los receptores de melanocortina en la región caudal del tronco del
encéfalo provoca efectos sobre la ingesta y el peso corporal.
3. Cuando se separa quirúrgicamente en ratas el tronco del encéfalo del prosencéfalo, de
forma que la región sigue funcionando pero no tiene comunicación con el hipotálamo, los
animales pueden controlar la cantidad de comida que ingieren.

4.7. Contribución del circuito de recompensa en el control de la alimentación

La experiencia previa con la comida determina qué se come y cuánto. La teoría del incentivo
positivo defiende que la palatabilidad de los alimentos es un potente desencadenante de la
conducta de la ingesta. Lo que es un mecanismo adaptativo puede suponer un problema en las
sociedades desarrolladas en las que se predispone al sobrepeso y obesidad.

La comida actúa como un reforzador natural y para ello se distinguen diferentes regiones
cerebrales implicadas en el procesamiento de la información sensorial relativa a la comida. Son las
áreas sensoriales primarias de la corteza las que reciben información desde los receptores
sensoriales a través del NTS y el PB.

Con resonancia magnética se ha


comprobado que la percepción de
alimentos activa áreas de la corteza
primaria de la vista, gusto y olfato, y
áreas implicadas en la recompensa y el
refuerzo, como el núcleo accumbens
(Acc) y la amígdala, o áreas de control
del impulso como la corteza
orbitofrontal.

La amígdala y la corteza orbitofrontal se


activan ante sabores aversivos y
placenteros. En un estudio en el que los
sujetos degustaban azúcar y sal, se
comprobó que las áreas de la corteza
orbitofrontal estaban topográficamente separadas.

La combinación de estímulos en el gusto y el olfato produce activación de la región orbitofrontal


y del núcleo accumbens, correlacionados con el valor hedónico. Esto depende de la

13
Tema 4. Psicología Fisiológica UNED Dolores Latorre
familiaridad que los sujetos tengan de los estímulos y de la forma de presentación del estímulo
olfativo, puesto que este efecto aparece cuando se combina el estímulo gustativo con un olor
presentado retronasalmente (a través de la boca) pero no ortonasalmente (a través de la nariz).

El sistema de recompensa del cerebro se constituye por


varias vías, de las que la mesolímbica es la más
importante. Las neuronas donde comienza el sistema están
situadas en el área tegmental ventral del mesencéfalo
(ATV), donde se produce la dopamina, que se libera en
las sinapsis de las proyecciones que alcanzan el núcleo
accumbens y otras regiones del estriado (sistema
mesolímbico) Otra de las vías, la mesocortical, se origina
también en el ATV y sus proyecciones alcanzan la corteza
prefrontal.

Se ha demostrado que cuando a una rata se le presenta una


comida nueva con alto valor hedónico, se produce
incremento en liberación de dopamina en el núcleo
accumbens y en la corteza prefrontal. Se sigue
incrementando la liberación cuando el animal accede a la
comida y con el tiempo disminuye. Siempre que al animal
se le presentase un alimento nuevo de alto valor hedónico, los niveles de dopamina liberada se
incrementaban ante la simple vista de la comida y durante los primeros minutos de la ingesta, para
posteriormente disminuir. Pero si en la siguiente comida se le presenta el mismo alimento, este
fenómeno no ocurre.

También se ha estudiado el papel de los péptidos implicados en la regulación de la ingesta


(valor hedónico). Algunos autores proponen que el efecto reforzador de los alimentos puede ser
una de las principales características que faciliten el desarrollo del sobrepeso. Por lo que se ha
relacionado la grelina y su acción orexígena en el control de la ingesta, ya que puede influir en la
actividad dopaminérgica,
modificando la organización de las
aferencias que llegan al ATV.

Al inyectar grelina directamente en


el ATV o en el Acc en ratas, se
observa que comienzan a comer
(sobre todo con el ATV). Además,
la administración periférica de
grelina mediante inyecciones
intraperitoneales incrementa la
síntesis y degradación de
dopamina en ratas y ratones. Esto
influye directamente en la
respuesta electrofisiológica de las
células dopaminérgicas del ATV; en presencia de grelina, estas células incrementan el número de
potenciales de acción.

14
Tema 4. Psicología Fisiológica UNED Dolores Latorre
Técnica de patch clamp

Consiste en una técnica


electrofisiológica por la que
Erwin Neher y Bert Sakmann
recibieron el Nobel en 1991. Se
trata de estudiar la actividad
celular mediante registro de la
actividad eléctrica de las
neuronas, tanto intracelular
como extracelular. Ambos
autores lograron registros de los
canales iónicos de la membrana

neuronal, midiendo los cambios de voltaje producidos por este


movimiento iónico y registrando la respuesta de un único canal
en su actividad normal o como respuesta a los elementos
presentes en el interior o exterior de la célula.

Se ha encontrado una relación entre la leptina y la insulina con las


vías de recompensa, provocando una caída del valor reforzador de
la comida.

Leinninger y cols. (2009) comprobaron que la leptina, además de


activar directamente las neuronas POMC/CART del núcleo
arcuato, contribuyen al cese de la ingesta activando los receptores de leptina en las neuronas del
HL, que a su vez actuarían sobre el ATV produciendo una modulación del sistema dopaminérgico.

4.8. Integración de las señales energéticas y de recompensa

Circuito de palatabilidad:

Órganos sensoriales núcleo del tracto solitario (tronco del encéfalo) corteza gustativa
primaria corteza gustativa secundaria núcleo accumbens y ATV

Los estudios apuntan a que el HL recibe información directa desde el ARC en relación con la
situación energética del organismo. El HL responde a través de 2 poblaciones neuronales, las que
contienen orexígenos y las que contienen anorexígenos. Al HL le llega información sobre el valor
hedónico de los alimentos desde el ATV y el Acc. Luego ocurriría la respuesta motora porque la
información llegaría a los núcleos del tronco del encéfalo implicados en la misma y se produciría la
ingesta.

15
Tema 4. Psicología Fisiológica UNED Dolores Latorre
4.9. Sistemas de neurotransmisión implicados en la ingesta

Sistema serotoninérgico

En los años 70 se descubrió la relación entre serotonina y regulación del hambre y saciedad. Las
neuronas serotoninérgicas del núcleo del rafe proyectan a regiones hipotalámicas implicadas en la
alimentación como el ARC.

Lesiones en el núcleo del rafe en animales (o inhibición de sus neuronas) provocan hiperfagia y
obesidad. En cambio, la administración central de serotonina o alguno de sus precursores es
anorexígeno. También se ha demostrado que la actividad de varios receptores de serotonina se
relaciona con la inhibición del apetito.

5. Programación del circuito de la ingesta

Bouret y Simerly (2004) proponían la presencia de leptina durante los primeros días de vida, lo
que sería fundamental para que se desarrollen correctamente las conexiones entre los principales
núcleos hipotalámicos de control de la ingesta.

Ahima y cols., mostraron que la leptina se incrementa durante la segunda semana de vida pero no
correlaciona con disminución de peso, por lo que ha de tener una función importante para el
desarrollo cerebral.

Bouret y Simerly estudiaron ratones con una mutación en el gen productor de leptina (Lep ob/Lepob)
que provoca obesidad por falta de señal de saciedad. Comprobaron que las proyecciones desde el
ARC de estos ratones no tienen la misma consistencia que en ratones sin la mutación.

 Arriba, dibujo esquemático en el que se representan, en secciones sagitales de cerebro de rata, los periodos en
los cuales se establecen las proyecciones entre los núcleos hipotalámicos que regulan la ingesta en ratones y la
intensidad de las mismas y se compara su desarrollo con el que experimentan estas mismas proyecciones en
ratones Lepob/Lepob (Bouret y Simerly 2004).

16
Tema 4. Psicología Fisiológica UNED Dolores Latorre
Bouret y Simerly pudieron comprobar que el patrón de desarrollo de las proyecciones desde el ARC
hasta el DMH están considerablemente retrasado en los ratones con la mutación del gen
Posiblemente existe un período crítico durante el cual el circuito hipotalámico que regula la ingesta
es sensible a la acción de la leptina, que actuaría como un factor trófico, más que como un factor de
saciedad.

Vickers y cols. (2005) administraron leptina desde el día P3 hasta el P13, en ratas desnutridas
durante la etapa fetal. Se lograba así evitar el desarrollo de la obesidad, hiperinsulinemia e
hiperleptinemia que aparecía en los animales no tratados con leptina.

6. Trastornos alimentarios

6.1. Por exceso de ingesta

El índice de masa corporal (IMC) es la relación entre el peso y la estatura de una persona y se
calcula:

Peso (Kg) / Talla2 (m)

IMC > 25 --> Sobrepeso

IMC > 30 --> Obesidad

Síndrome metabólico: engloba diversos trastornos que se consideraban enfermedades aisladas,


como diabetes, obesidad, hipertensión, hiperlipemia y arterioesclerosis.

El sobrepeso y la obesidad son producidos por un balance energético desequilibrado, en el que se


ingiere mayor contenido calórico del que se gasta, con lo que el exceso se almacena en el tejido
adiposo. Se debe a dos factores principales: el aumento de alimentos de alto contenido energético y
la disminución de la actividad física (sedentarismo) en las sociedades desarrolladas.

6.1.1. El Síndrome Metabólico, la insulinorresistencia y el fenotipo ahorrador

El control de la alimentación del ser humano es el resultado de la evolución de millones de años en


los que, en un corto lapso, se ve forzado a responder en una situación diferente a la que evolucionó.
Las transformaciones, a lo largo de millones de años, en la dieta, propiciaron un sistema que les
permitiera obtener el mayor aprovechamiento de todo lo que ingerían, lo que les garantizaría una
mayor probabilidad de supervivencia. Así que la anatomía y fisiología de los individuos se fue
adaptando a estas condiciones, predominantes durante un período muy extenso.

En épocas ya muy recientes, la modificación en las costumbres (abandono de la vida nómada,


cultivar sus propias cosechas, criar animales) trajo como consecuencia dos cambios muy
importantes: incremento de alimentos ricos en hidratos de carbono (cereales) y descenso de los
períodos de hambruna. Así que la disponibilidad continua de alimentos que ha ocurrido en un
período mínimo de tiempo no ha posibilitado una nueva adaptación de los organismos.

 Insulinorresistencia: se produce cuando la insulina no puede realizar su función de


transportar la glucosa al interior de las células. Es la principal causa de la diabetes tipo 2. Se
produce cuando existe algún impedimento para que la insulina se una a sus receptores en
las células, ya sea por parte del receptor o de la propia insulina. Así se incrementan los
niveles de glucosa en sangre y, consecuentemente, el exceso de glucosa sigue estimulando al
hígado para la secreción de insulina, lo que sigue aumentando los niveles de insulina
circulante (hiperinsulinemia). Cuando esta situación se prolonga en el tiempo, el

17
Tema 4. Psicología Fisiológica UNED Dolores Latorre
metabolismo del hígado se encuentra alterado, lo que provoca arteriosclerosis e
hipertensión.

La propensión a la insulinorresistencia podría


tener una base genética. El cerebro necesita
una aportación constante de glucosa para la
supervivencia, así que un mecanismo que
impidiera que la glucosa fuera utilizada
masivamente por otras células redundaría en
una mejor adaptación. Por lo que una
disminución en el efecto de la insulina se
convertiría en una ventaja. Claro que pasar de
una dieta con alto contenido proteico y bajo en
carbohidratos a una invertida (+cho y –pp),
convierte la ventaja en desventaja por los
efectos descritos anteriormente. Se piensa que
la diabetes gestacional se debe a un mecanismo
parecido para que el feto disponga de más
glucosa durante su desarrollo.

La hipótesis del gen ahorrador la propuso


Neel en 1962, donde contemplaba la
posibilidad de que la tendencia del organismo a almacenar y aprovechar toda la E disponible en
nutrientes se produjera por una determinación genética cuya expresión fenotípica es la
insulinorresistencia.

Hales y Barker (1992) propusieron la hipótesis del fenotipo ahorrador, basándose en estudios
de la población india. El bajo peso de los niños al nacer, producto de la desnutrición fetal, da como
resultado un incremento en riesgo de padecer diabetes 2. La desnutrición durante la gestación
provoca alteraciones en las células β del páncreas (que secretan insulina), lo que justificaría la
insulinorresistencia. Otros autores sugieren que el bajo peso al nacer debido a una carencia
insulínica podría ser debido a una alteración genética, ya sea porque afecte a la regulación de la
secreción de la insulina, como a la sensibilidad de los tejidos a la acción de la insulina.

El fenotipo ahorrador supuso evolutivamente una enorme ventaja. El efecto ambiental o


genético en la población india ha hecho que los bebés nazcan con poco peso y resistencia a la
insulina. Los efectos son irreversibles, por lo que a largo plazo hay mayor riesgo de padecer
determinadas enfermedades como el síndrome metabólico.

La evolución ha favorecido genética y ambientalmente una predisposición a fortalecer los procesos


necesarios para que los organismos acumulen toda la E posible a corto y largo plazo y, además, les
ha provisto de un mecanismo cerebral que reconoce a la comida (sobre todo a los alimentos
energéticos) como refuerzo con alto valor hedónico, para asegurar la motivación del individuo
hacia la ingestión de los alimentos.

6.1.2. Obesidad y circuito de recompensa

Las estructuras clave para el efecto adictivo (recompensa) de las drogas son coincidentes con las
que loa alimentos de elevado valor hedónico activan. Se produce una liberación de dopamina en
estas estructuras. Esto es así hasta el punto de que se ha llegado a plantear incluir la obesidad en la
categoría de los trastornos de adicción en el DSM-V. Pero los resultados no acaban de confirmar la
hipótesis, ya que el hecho de que los sustratos neurales a través de los que, tanto drogas como
18
Tema 4. Psicología Fisiológica UNED Dolores Latorre
alimentos ejerzan efectos reforzadores, sean los mismos, no quiere decir que los mecanismos que
controlen ambos efectos tengan una coincidencia total.

En trabajos con roedores se confirma que un incremento en el consumo de determinadas


sustancias altamente palatables (como azúcar) presentan características de conducta adictiva.
Cuando estas ratas tenían acceso a la comida durante 12 horas diarias y se les permitía acceso
intermitente a una solución de azúcar, desarrollaban conductas similares a las de un programa de
autoadministración de drogas: bingeing (atracones), withdrawal (abstinencia), craving
(búsqueda) y cross-sensitization (sensibilidad cruzada). Y junto a estas conductas se producían
cambios cerebrales similares a la autoadministración de drogas, como disminución en la unión de
la dopamina al receptor D2 en el núcleo accumbens y en el estriado y un incremento en la
liberación de dopamina y acetilcolina en el núcleo accumbens. También se han obtenido datos
similares con alimentos ricos en grasa o combinando azúcares y grasas.

En otros estudios se ha comprobado que sustancias dulces, como sacarina, poseen mayor poder de
recompensa que la cocaína. Se situaba a las ratas en cajas de Skinner con dos palancas. Una de las
palancas administraba cocaína y la otra dispensaba sacarina. Las ratas apretaban la palanca de la
sacarina un número de veces significativamente mayor. Esto implica que el contenido calórico del
nutriente no es lo preferente, sino el dulzor (poder reforzante). Aunque no todos los resultados
apoyan esta hipótesis.

Avena y cols. comprobaron que el azúcar actuaba como una droga cuando se administraba por
atracones, pero los animales no ganaban peso. Hacía falta la presencia de alimentos con alto
contenido graso (dieta de cafetería). La liberación de dopamina es lo que produce el efecto
reforzante. Pero la ingesta no depende de la liberación de dopamina únicamente, sino de la
actividad de determinados péptidos que actúan sobre diversas estructuras hipotalámicas. En
circunstancias normales, una palatabilidad media activa las neuronas NPY/PRAG sin incremento
de dopamina. La connotación adictiva se da cuando el alimento tiene un alto valor hedónico.

El sobrepeso y la obesidad no se deben a casos de atracones en general, sino a un exceso en la


ingesta, en general.

En un trabajo de Wang y cols. se comprobó que la disponibilidad de los receptores de dopamina D2


es significativamente menor en
sujetos obesos que en individuos
con normopeso. A mayor IMC,
menor disponibilidad de
receptores D2 en el estriado.
Concluyeron que un exceso en la
ingesta se produce como
compensación a la disminución
de dopamina.

Pero se ha demostrado que en


sujetos no obesos también se
produce liberación de dopamina
en el estriado y que correlaciona
con la palatabilidad. Así que
parece difícil afirmar que la
liberación de dopamina, por sí
misma, sea causa de obesidad.

19
Tema 4. Psicología Fisiológica UNED Dolores Latorre
Recientemente se ha apuntado a la idea de que la pérdida de control sobre la conducta de ingesta se
debe a una disminución de dopamina en el estriado, a una disminución de la actividad en la corteza
prefrontal (concretamente región orbitofrontal dorsolateral) y en el giro cingulado anterior.

 Figura de arriba: convergencia de las señales procedentes del sistema homeostático y del sistema de
recompensa. Las estructuras que integran estos sistemas regulan la homeostasis en el área hipotalámica, la
recompensa a través del sistema dopaminérgico y el control de los impulsos en la corteza cerebral reciben
información desde el exterior y el interior del organismo en relación con la alimentación. A su vez, las drogas
activan directamente el sistema de recompensa cerebral que también está relacionado con las regiones de la
corteza cerebral que controlan el impulso y con las que regulan la homeostasis en el hipotálamo.

Algunos datos apuntan a que una disfunción en la corteza prefrontal y el giro cingulado anterior da
como resultado un comportamiento compulsivo. La región orbitofrontal de la corteza prefrontal
está implicada en la saciedad sensorial específica.

Se puede decir que el problema de la obesidad se relaciona con la disminución de dopamina, lo que
conlleva a un deterioro del control de la corteza prefrontal sobre los circuitos de recompensa, lo
que provoca una tendencia a la ingesta compulsiva. Pero no es tan sencillo, ya que la disfunción
también afecta a otras regiones cerebrales implicadas en la motivación, emoción, estrés, memoria y
condicionamiento.

El consumo de drogas puede interferir en la conducta de la ingesta.

 Ejemplo:
Se ha asociado al tabaco a un menor peso corporal y las personas que dejan de fumar ganan
peso. Esto se debe a que la nicotina incrementa el metabolismo basal y atenúa la respuesta a
la ingesta, a la vez que actúa como anorexígeno porque potencia el efecto de la leptina. En
ratones se ha mostrado que el efecto anorexígeno de la nicotina podría deberse a la
activación de los receptores de acetilcolina.

Lo que es indiscutible es que la respuesta de ingesta en humanos está sometida a una gran variedad
de factores: palatabilidad, situación social, estrés, disponibilidad de los alimentos, etc. Además, la
comida es necesaria para vivir y se consigue de forma habitual, al contrario que las drogas. Por
tanto, la determinación de todos los mecanismos implicados es muy compleja.

6.1.3. Factores genéticos que pueden contribuir al desarrollo de la obesidad

Los primeros estudios en ratones sobre el gen de la leptina, a los que se les administró esta
hormona de forma exógena, provocaron una disminución de la ingesta y peso corporal. Pero en
humanos sólo existen unos pocos portadores de esta mutación que responden al tratamiento con
leptina. Son personas que padecen hiperfagia, obesidad y trastornos endocrinos como retraso en la
pubertad y reducción en la secreción de la hormona de crecimiento y de tirotropina. Pero estos
casos no resuelven la inmensa mayoría de casos de obesidad, ya que la incidencia es
extremadamente baja.

Se han estudiado mutaciones del gen del receptor 4 de la melanocortina (MCR-4) y las del gen
asociado a la obesidad y masa grasa (FTO o fat mass and obesity associated).

 Una alteración del MCR-4 en ratones produce incremento de ingesta y obesidad, pero no
trastornos endocrinos. En humanos podría haber un 2-6% de portadores en toda la
población, pero los incrementos de peso descritos en estos casos no son excesivos. Aunque
la hiperfagia es especialmente significativa cuando se ingieren grasas.

20
Tema 4. Psicología Fisiológica UNED Dolores Latorre
 El gen FTO se expresa en varios tejidos, principalmente en el cerebro, sobre todo
hipotálamo. La mutación que afecta al FTO también afecta al IRX3 y es determinante para
que aumente el IMC.

Los estudios con gemelos han revelado cierta probabilidad de que la obesidad sea en parte
hereditaria. Se puede sugerir que un número determinado de casos sean debidos a la alteración de
varios genes (etiología poligénica) que actúan sobre procesos fisiológicos relacionados con el
metabolismo y la ingesta y que la suma de todas esas alteraciones daría como resultado obesidad
en distintos grados.

6.1.4. Factores de desarrollo que podrían determinar la aparición de la obesidad

En la década de los 70 se demostró en estudios que, tanto para el caso de bajo peso al nacer
(mujeres que nacieron en el invierno del hambre en Holanda, de madres desnutridas), como
cuando tenían un peso por encima de la media (estudio realizado en 71.100 mujeres de entre 30 y
55 años) se vio que el efecto del peso al nacer sigue el modelo en forma de U, es decir, el IMC en
la edad adulta es mayor cuando se nace con menor o mayor peso que la media. Estos datos resultan
congruentes con la hipótesis del fenotipo ahorrador.

En ratas, cuando se alimenta a las madres con una dieta rica en grasas, el resultado es un
incremento del peso corporal y adiposidad en las crías. Es decir, una malnutrición durante el
desarrollo (calidad o cantidad) provoca una alteración de la “programación” del funcionamiento de
los circuitos hipotalámicos en su respuesta a la señalización de los diferentes péptidos. Los
animales hipernutridos durante la época de lactancia tienen una respuesta exagerada a la inyección
del péptido NPY en el ventrículo lateral, ya que comen el doble que los animales control.

En el laboratorio de Psicobiología de la UNED se ha desvelado que, en ratas, el efecto de la


desnutrición prenatal (desde el 6º día) y posnatal (hasta los 60 días) provoca una disminución en
la expresión de orexina en el núcleo lateral del hipotálamo, tanto en machos como en hembras.

6.1.5. Tratamiento de la obesidad

En la mayoría de casos de obesidad se ha constatado que los niveles de leptina en plasma están
elevados, lo que indicaría que las estructuras hipotalámicas que regulan la ingesta presentan
incapacidad para responder a la leptina (leptinorresistencia) o que existe un fallo en los sistemas
que transportan la leptina o que hay algún tipo de inhibición de las señales intracelulares.

Un tratamiento para la
obesidad implica
disminución de aporte
energético e
incremento de la
actividad física. En la
obesidad mórbida se
emplea la cirugía. La
cirugía se recomienda a
personas en las que la
gravedad de los
trastornos asociados a
la obesidad pone en
riesgo su vida.

21
Tema 4. Psicología Fisiológica UNED Dolores Latorre
El cerclaje consiste en situar un anillo reductor de estómago, lo que reduce la ingesta. La
derivación gástrica consiste en unir una pequeña porción del comienzo del estómago
directamente al intestino delgado, dejando el resto fuera del recorrido digestivo. También implica
una menor capacidad estomacal. En el 30% de los casos se disminuye la obesidad y en el 50% se
reduce el riesgo de diabetes 2.

Los medicamentos anorexígenos que se han utilizado para combatir la obesidad han ido
encaminados a:

 Producir saciedad y disminución del apetito.


 Disminuir la absorción de nutrientes.
 Aumentar el gasto energético.

Pero muchos de estos medicamentos se han retirado por las autoridades sanitarias por el riesgo
que conllevan.

Medicamento Ponderal, Retar y Finedal (p.a. Reductil (p.a.


Dipondal clobenzorex), sibutramina)
Antiobes Retard y
Tegisec (P.A.
Fenproporex)
Propiedades Estimular la liberación Activan los receptores de Inhibidor en el SNC de la
de serotonina e inhibir adrenalina y/o recaptación de
su recaptación. dopamina. noradrenalina,
serotonina y dopamina.
Efectos secundarios Síntomas pulmonares y Graves. Insomnio, Incremento de
cardiacos adversos taquicardia, hipertensión probabilidad de infarto
graves, agudos y/o pulmonar, vómitos, de miocardio y
crónicos en su uso diarrea... alteraciones
prolongado, sobre todo cardiovasculares
en mujeres. cerebrales.
Resultado Pérdida de peso leve (3 ó Pérdidas de peso Pérdidas de peso
4 kg en un año), que se moderadas (5% en 6 moderadas.
recuperaba al suspender meses).
el tratamiento.

 Cabe resaltar que todo tratamiento contra la obesidad implica irremediablemente una
reducción de la ingesta y un aumento del gasto energético.

El medicamento autorizado actualmente es el xenical (p.a. orlistat). Reduce en un 30% la


absorción de las grasas impidiendo la transformación de triglicéridos en ácidos grasos, que son
eliminados sin llegar a almacenarse en los depósitos adiposos. Sus efectos secundarios son
alteraciones gastrointestinales.

6.2. Por restricción de ingesta: Anorexia y Bulimia

La anorexia y la bulimia son trastornos alimentarios caracterizados por una restricción alimentaria
con objeto de disminuir el peso (adecuar la imagen corporal a unos patrones), que se manifiestan
de forma diferente. En la anorexia se llega a la desnutrición y en la bulimia hay una ingesta
desequilibrada que combina restricciones con atracones.

6.2.1. Anorexia nerviosa

La AN suele aparecer en la adolescencia. El 95% son mujeres (1% de la población). Es uno de los
trastornos mentales con mayor índice de mortalidad. Supone un grave estado de desnutrición y el
4% comete suicidio (más que en la población general).
22
Tema 4. Psicología Fisiológica UNED Dolores Latorre
Se produce una restricción extrema en la alimentación en un intento por perder peso junto con
otros síntomas (recogido en el DSM-V): miedo a engordar y distorsión sobre el reconocimiento de
las dimensiones, forma y aspecto de su cuerpo. A esto se suma que suelen realizar excesiva
actividad física. Aparecen alteraciones en los niveles electrolíticos que deterioran el
funcionamiento celular, pérdida de tejido muscular, problemas gastrointestinales, óseos,
cardiovasculares, etc., que pueden ser incompatibles con la vida.

No hay una explicación científica para la AN. Se trata de un trastorno multifactorial, donde
intervienen factores neurobiológicos que algunos autores agrupan en 2 categorías:

 Factores de predisposición, tanto genéticos, como biológicos, psicológicos y socioculturales.


 Factores desencadenantes, como situaciones estresantes.

Factores condicionantes o de predisposición de la AN

Factores genéticos: En estudios con familiares y gemelos se ha comprobado que los factores
genéticos contribuyen en más del 50% de la varianza de la AN. La probabilidad de que la hermana
de una gemela con AN padezca este trastorno es significativamente mayor cuando son
monocigóticas. Se han relacionado ciertas alteraciones en los cromosomas 1 y 10 con la AN. En el
cromosoma 1, alteraciones en los genes codificantes de los receptores de serotonina 5-HT2a, 5-HT2c
y 5-HT2d. También hay otros trabajos que apuntan a genes implicados en los sistemas de la leptina
o melanocortina (no concluyentes).

El acuerdo general es que la AN es de origen poligénico.

Los factores biológicos: Se ha investigado sobre el peso corporal al nacer, alteraciones de


distintos sistemas fisiológicos, hormonales y de neurotransmisión, el incremento de la actividad
física y los rasgos de personalidad. Son trabajos de los años 30. Parece que un mayor peso al nacer
y tendencias a tasas de peso mayores podrían ser factores de riesgo. Pero hay resultados
contradictorios, el bebé de bajo peso de una madre anoréxica tiene mayor probabilidad de padecer
el mismo trastorno. Así que estos resultados (pesos muy bajos o muy altos al nacer) recuerdan a los
obtenidos en relación a la obesidad.

El alejamiento de los parámetros normales en el peso de los niños al nacer (exceso o defecto)
podría determinar una mayor susceptibilidad a padecer trastornos alimentarios en la edad adulta,
dependiendo de otros factores genéticos, neuropsicológicos o ambientales.

Cuando una paciente es diagnosticada con AN ya lleva tiempo restringiendo la ingesta, por lo que
no se puede saber si la alteración que se ha detectado es causa o consecuencia de la AN. Presentan
volumen cerebral reducido y alteraciones en el metabolismo en las regiones frontal, cingulada,
temporal y parietal de la corteza. Estos parámetros vuelven a valores normales si la paciente se
recupera. También presentan alteraciones del sistema cardiovascular y en el electrocardiograma,
como por ejemplo bradicardia sinusal (35-95% de casos), así como un incremento en el tono vagal
y una disminución del índice metabólico. En niños y adolescentes hay bajos niveles de tiroxina
(T4), de triyodotironina (T3) y hormonas sexuales, incremento en los niveles de cortisol y
alteraciones relacionadas con la hormona de crecimiento. Se produce osteopenia por falta de
minerales, sobre todo Ca y P.

Las pacientes con AN tienen alteraciones del sistema serotoninérgico. La serotonina


modula, además de la ingesta, la actividad motora, el estado de ánimo y las conductas obsesivas,
así como el control del impulso y la recompensa. En personas con AN, la actividad serotoninérgica
en la que participan los receptores 5-HT1A y 5-HT2A está alterada. También hay alteraciones en
otros sistemas de neurotransmisión.
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Tema 4. Psicología Fisiológica UNED Dolores Latorre
Las pacientes con AN tienen cierta incapacidad para experimentar placer con la comida. La pérdida
de peso y el ejercicio excesivo provocaría liberación de dopamina desde el núcleo estriado ventral
hacia otras regiones mesolímbicas, y esto actuaría como reforzador, prevaleciendo el miedo a la
ganancia de peso antes que los efectos reforzadores de los alimentos (respuesta que estaría
reducida).

No existe mayor riesgo de padecer AN en mujeres deportistas, pero se recogen desórdenes


alimentarios en la clínica deportiva, lo que se conoce como “triada de las mujeres atletas” o
“anorexia atlética”, que describe alteraciones como un aporte inadecuado de nutrientes y energía
en forma de alimentos, disfunción menstrual y debilitamiento óseo. Pero las deportistas no siguen
dietas para mejorar el aspecto físico sino para la consecución de unos resultados óptimos y el grado
de restricción alimentaria es cíclico, por la preparación para determinados eventos deportivos.

En modelos animales se ha descrito la anorexia basada en actividad (ABA). Se efectúa un


protocolo con ratas, donde se les permite disponer de comida durante una única hora al día y
alojamiento en jaulas con acceso a una rueda de actividad 23 horas. Los animales pasan mucho
tiempo en la rueda, lo que provoca pérdida de peso significativa. Pero no reaccionan a la pérdida de
peso y continúan con un exceso de actividad que en ocasiones conduce a la muerte. Los síntomas
en estas ratas, como cese de ciclo estral, hipotermia y alteraciones en el ciclo circadiano de sueño-
vigilia, son paralelos a los de la AN.

Los rasgos de personalidad se consideran desencadenantes, tales como el perfeccionismo, la


tendencia al aislamiento social, la baja autoestima y la necesidad de autocontrol, lo que serían
factores de vulnerabilidad y no consecuencia de la enfermedad.

Tratamiento y recuperación: Normalmente las causas de la AN están relacionadas con estrés,


pero no existe una teoría clara al respecto. Así que la terapia se enfoca principalmente en un
objetivo conductual, es decir, cambio de conductas inadecuadas, basándose en la comprensión de
la actuación de la paciente y en la valoración de los parámetros que presentan mejoría cuando se
supera la enfermedad. No hay consenso al respecto.

6.2.2. Bulimia nerviosa

La BN es una alteración de la conducta de la ingesta. Consiste en episodios de “atracones” (comer


mucho en corto espacio de tiempo) con sensación de pérdida de control, seguidos de una purga
(vómito, laxantes o diuréticos, ayuno o ejercicio excesivo). De prevalencia mayor que en la AN (1-
4%), en proporción de 6 a 10 mujeres frente a 1 hombres. La BM no implica necesariamente
pérdida de peso. Se diagnostica cuando los atracones se producen al menos una vez por semana
durante 3 meses. Tiene un alto porcentaje de mortalidad (3,9%).

Los estudios sobre los factores genéticos no son concluyentes y se sugiere que hay una mayor
participación del ambiente. Aunque algunos estudios genéticos relacionan alteraciones del gen del
receptor de la serotonina 5-HT2g con la BN.

La BN presenta una considerable heterogeneidad en su manifestación; los rasgos de


perfeccionismo, evitación del daño, inestabilidad afectiva e impulsividad, se presentan en
diferentes grados de unas pacientes a otras.

Hay una alteración de la actividad cerebral de las regiones encargadas de procesar la experiencia
placentera (corteza prefrontal, área tegmental ventral o núcleo accumbens), por lo que los
“atracones” compensarían este déficit. Pacientes de BN presentan una disminución en la activación
de las redes neurales que incluyen la región lateral de la corteza prefrontal y de otras regiones
corticales relacionadas con la inhibición de la impulsividad.
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