En un pueblito muy bonito, como es lo acostumbrado en Colombia; vivían 5 mujeres
guerreras, luchadoras, fuertes y con un gran corazón, tenían un sueño en común, que era su libertad y la libertad e igualdad para su pueblo. Por eso arriesgaron la, vida en beneficio de personas que ni siquiera conocían, ellas eran Juana María Siculaba, quien era madre de un jovencito muy activo y esposa de uno de los hombres que iban a luchar junto al general Bolívar , La otra era Juana Del Rosario Macualo, hija de una de las familias más acaudaladas de su pueblo, pero aunque tenía muy buena condición económica nada le importaba más que el ideal que los encausaba así como su sed de libertad y la de miles de personas, la tercera era Juana Andrea Lifuruco ella se dedicaba a confeccionar a las personas de estratos altos y con mucho dinero y decidió enlistarse en el ejército conquistador para servir a soldados y altos mandos, cociéndoles los uniformes que iban dañando, la cuarta era Juana Asunción Cayle ,ella era una conocida partera y curandera en su región pensó que podía ser útil a las gente del glorioso ejército, y la última era Juana Herminia Requiniva, era una chica humilde que servía a uno de los hombres más importantes Antonio Nariño, todas ellas tenían vida propia pero al decidir integrarse, solo pertenecían a miles de hombres que solicitaban de ellas para su bienestar atendían a diario a muchos hombres heridos, de los cuales muy pocos se salvaban y eso les partía el alma porque aunque hacían lo más que podían no era suficiente, vivían cocinando todo el día, asistían psicológicamente a los hombres que querían desertar para evitar su partida y entre sangre, comida, remiendos, hombres necios pasaban sus interminables días. Eran las que menos descansaban ni siquiera tenían tiempo para enfermarse pues ellas eran el motor viviente de ciento de hombres, hombres valientes que en algún momento gritarían su victoria. Una tarde mientras hacían sus labores, sintieron que se estaban acercando los enemigos, soldados de general Sámano, ellas temerosas corrieron hacia los arbustos y llevaron consigo todo lo que les alcanzo caber en sus manos, ocultas y con su respiración agitada y muertas del susto rogaban a Dios para que las volviera invisibles pues no querían ser encontradas pues ellas sabían la suerte que correrían si fueran encontradas, desde la distancia veían como saqueaban y destruían lo que en su momento era su hogar, terminaban de asesinar a aquellos hombres que no pudieron cargar por su afán de salvación, se comían los alimentos que tenían para sus hombres, rogaban para que terminara pronto tal barbarie, pero parecía que el tiempo se detuviera y su dolor se extendiera más y más llorando en silencio y sin poder hacer absolutamente nada después de varias horas llegaron sus soldados y combatieron contra aquel puñado de hombres malos , recuperaron su territorio y les toco empezar a arreglar todo lo destruido y enterrar a los que en algún momento fueron sus pacientes cosa que cuando llegaran los demás pudieran atenderlos; después de tanto sacrificio y teniendo todo estable llegaron; cuando contaron lo sucedido el general decidió brindarles más protección pues ellas eran el pulmón de a lucha; y aunque no había tiempo de nada el corazón no se detenía y Juana Del Rosario fijo sus ojos en un mulato alto, fuerte apuesto sus ojos brillaban en medio de tanta crueldad, su sonrisa iluminaba la intranquila noche, ella…. Estaba hipnotizada, no podía creer que había encontrado el amor en donde menos pensaba, un sitio donde no se sabía si había futuro y solo se vivía el presente, aquel hombre paso a ser su razón de vivir y lo mejor era correspondida, pues la veía de la misma forma aquella joven con piel de porcelana y cabellos de oro había conquistado su amor y aunque les tocaba a escondidas hacían lo imposible para evitar que esa llama que se había encendido entre los dos se apagara. Ellos sabían que si triunfaban ellos también lo harían, en algún momento paso por sus mentes la idea de desertar pero eso que iban a abandonar era lo que había hecho posible que se conocieran así que decidieron continuar hasta el final. Después de varios días se sabía por boca de los soldados que iban victoriosos que faltaba poco y el corazón de Juana Del Rosario palpitaba más fuerte de la emoción de poder continuar con su historia amor; uno de los últimos días el mulato se preparó para salir a combatir el alma de Juana Rosario se partía en dos, el miedo de perderlo la agobiaba la llenaba de temor, en todo el día no obtuvo noticias y cayendo la noche llegaron con una camilla varios soldados; ¡era el¡ el mulato!! herido; ella confundida y con lo poco que había aprendido de medicina ayudaba a atender a aquel que era el hombre de su vida el que la había cautivado con su hermosa sonrisa, poco a poco se fue recuperando y el ejército anuncio la victoria inminente, habían logrado su sueño la libertad era suya la tenían en sus manos la felicidad invadía por fin a todos aquellos que aun que estaban rodeados por muertos de ambos bandos no era suficiente para menguar su alegría, se abrazaban, se besasaban, comían, bebían gritaban era tal la euforia que nada importaba al siguiente día salieron para Santa Fe con el único afán de ver a la muchedumbre y compartir con ellos tanta dicha, pero a Juana Del Rosario la esperaba una nueva batalla pues su familia no aceptaría que un mulato formara parte de ella para ellos mulato era sinónimo de esclavitud, no sabía cómo iba a hacer para acabar con este racismo en que vivía su familia, o si era mejor huir con él y que pensaran que había muerto. Estaba confundida de lo único que estaba segura era que por nada del mundo renunciaría a ese hombre que lo era todo para ella, el mulato se le acercó y le pregunto que sucedía que no había razón para la tristeza pues gracias a su esfuerzo también formaban parte de tanta dicha cuando ella le conto él le dijo que si habían podido con tantos malos en su contra no había razón para temer a los seres que le habían dado la vida que se enfrentarían con quien fuera pero que jamás renunciarían a ese sentimiento que nació dentro de ellos dos y que por nada del mundo la perdería y que iba a poner la cara ante su familia, emprendieron camino a casa de Juana Rosario cuando llegaron sus padres la recibieron con un fuerte abrazo y con gran alegría y pensaron que el mulato era un soldado encomendado de hacer la entrega de la chica, pero cuando se lo presento a sus padres como su enamorado ellos reaccionaron de forma enojada porque no concebían la idea que su única hija uniera su vida a la de un esclavo, ella les dijo que si había arriesgado su vida para acabar con tantos perjuicios no serviría de nada si en su hogar nada cambiaba; que fueran más sensibles que ahora todos éramos iguales ellos le dijeron que tenía toda la razón y que los perdonara que si ella quería hacer su vida con ese muchacho la apoyaban, le dieron la bienvenida a la familia que ahora era su familia y anunciaron su matrimonio luego de varios días realizaron su matrimonio rodeados de mucha gente y aunque no faltaba el que los criticaba por su diferencia social, a ellos no les importaba porque ante todo había triunfado su amor, pasaron unos cuantos años y se volvieron a reunir las juanas pero esta vez no para servir a soldados sino para compartir lo que había sido de sus vidas, y todas hacían lo que más les gustaba disfrutar de sus vidas con las personas que más amaban pues después de tanto sufrimiento y horror reinaba la felicidad en cada una de ellas y ante todo ¡¡eran libres!!.
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