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EL NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS

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INTRODUCCIÓN.

La Biblia afirma que hay un solo Dios verdadero, el cual ha existido por sí mismo
desde la eternidad infinita y hasta la eternidad futura (Deuteronomio 6:4; Marcos
12:28-34; Salmo 90:1, 2; 1ª Timoteo 1:17; 6:16; 1ª Corintios 8:6).

A ese Dios le nació un Hijo, y éste fue engendrado o nacido en el cielo en la eternidad
pasada, de la misma sustancia del Padre, y que, por consiguiente, es el Hijo divino de
Dios, no co-eterno con el Padre, pero sí eterno a partir de su nacimiento en el cielo
(Juan 1:1, 2; 3:16; 1 Juan 4:9, 10; Proverbios 8:22-25; 1ª Corintios 1:24, 30; Miqueas
5:2, 4; Juan 16:27, 28).

Cuando el “Hijo de Dios” se encarna en la tierra para llevar a cabo el plan de


redención, es entonces el “Hijo del Hombre”, y es también, por lo tanto, un salvador
divino-humano el que muere por completo y no un simple humano; es 100%
divino y 100% hombre. (Mateo 1:18, 21, 23; Lucas 1:35; Hechos 3:14, 15.)

El Salvador tiene, por tanto, dos nacimientos: Uno en el Espíritu, en el cielo, y otro
en la tierra, en la carne.

I.- EL NACIMIENTO EN EL CIELO DEL HIJO DE DIOS.

Cristo fue engendrado, o nacido, en un tiempo de la eternidad pasada, nació de Dios


(ahí comenzó el tiempo, según Juan 1:1, 2; Proverbios 8:22-25; 1ª Corintios 1:24, 30;
Miqueas 5:2; Juan 16:27, 18).

Contrario al Dios viviente, quien ha vivido en la eternidad infinita, sin principio o


comienzo, y sin relación alguna con el tiempo (Salmo 90:1, 2; 1ª Timoteo 1:17; 6:16),
pues no vino, sino que siempre ha estado.

Algunos exigen la cita que afirme que el Hijo de Dios fue engendrado en la eternidad
pasada, y en qué punto del tiempo fue concebido el Hijo.

2.1.- La pre-existencia del Hijo de Dios en el cielo:

2.1.2.- Cristo nació en el cielo, de Dios; por tanto, del Espíritu, pues Dios
es Espíritu (Juan 4:24; 6:63), en un tiempo indefinido para la mente humana y
angelical (Proverbios 8:12, 22-25; Miqueas 5:2; 1ª Corintios 1:24), y por eso es el
“Hijo de Dios” (Mateo 26:63, 64).

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“Dios es Espíritu. Y los que lo adoran, deben adorarlo en espíritu y en verdad.”
(Juan 4:24; NRV.)

“El Espíritu es el que da vida, la carne nada aprovecha. Las palabras que yo os he
hablado son espíritu y son vida.” (Juan 6:63; NRV.)

“Yo, la sabiduría, habito con la cordura, y busco el conocimiento y la discreción… El


eterno me poseía en el principio de su obra, antes de sus obras más antiguas.
Desde la eternidad fui establecida, desde el principio, antes de la tierra. Antes de
los océanos fui engendrada, antes que los manantiales de agua, antes que los
montes fueran fundados, antes de los collados fui engendrada. No había aún
hecho la tierra, ni los campos, ni el principio del polvo del mundo. Cuando él
formaba los cielos, allí estaba yo, cuando señalaba el horizonte sobre la faz del
gran mar, cuando condensaba las nubes en la altura, y las fuentes del profundo mar,
cuando fijaba al mar su estatuto, para que el agua no pase de su límite, cuando
establecía los cimientos de la tierra. Con él estaba ordenándolo todo, fui su delicia
todos los días, ante él solazándome en todo tiempo. Me regocijo en su mundo
habitable, y me deleito con los hombres.” (Proverbios 8:12, 22-31; NRV.)

La Sabiduría fue engendrada de Dios.

2.1.3.- ¿Qué dice la Sagrada Escritura sobre quién es la Sabiduría de


Dios?

“Pero para los llamados, así judíos como griegos, Cristo es el poder de Dios, y la
Sabiduría de Dios.” (1ª Corintios 1:24; NRV.)

Si en Proverbios 8, al hablar de la Sabiduría (la cual es gramaticalmente hablando


una palabra femenina, por eso ella dice que fue engendrada y no engendrado), se
informa que Yahweh la poseía en el pricipcio, y luego nos dice que ella fue
engendrada, es decir, que nació, antes de las obras de Dios (Proberbios 8:22); y eso
indica, obviamente, que ella es procedente de Dios.

La palabra usada para engendrada en Proverbios 8, en el idioma hebreo, aparece


en el Diccionario Strong con el número 2342, y es el vocablo kjul, y viene de kjil, y
quiere decir “salida”, de “parto” o “dar a luz”.

En Juan 16:27, 28 Cristo dice que él “salió” de su Padre; veamos:

“Porque el mismo Padre os ama, ya que vosotros me habéis amado a mí, y habéis
creído que yo salí de Dios. Salí del Padre, y he venido al mundo. Otra vez dejo el
mundo, y vuelvo al Padre.” (Juan 16:27, 27; NRV.)

El Trayer’s NT Greek Lexicon dice que “salí”, en su original del idioma griego, es
exercomai, y quiere decir “salir, de nacimiento”.

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Otro pasaje que habla del nacimiento del Hijo de Dios en la eternidad pasada es
Miqueas 5:2; veamos:

“Pero tú Belén Efrata, pequeña entre los millares de Judá, de ti saldrá el que será
Señor en Israel. Sus orígenes son desde el principio, desde los días de la
eternidad.” (Miqueas 5:2; NRV.)

La palabra usada en el idioma hebreo para “salida”, es el vocablo motzaá, y


significa: “orígenes”, “descendiente familiar”, “salida”.

La Nueva Reina Valera lo ha traducido como “orígenes”.

Preguntamos: ¿Cómo puede tener Cristo “orígenes”, “desde… la eternidad”,


como lo indica Miqueas 5:2, y no tener un “comienzo” en la eternidad?

El mensaje de Miqueas 5:2 es contundente para la enseñanza trinitaria, y por eso a


veces ellos se han referido a esa cita como que es “muy profunda”.

2.1.4.- Aquí están otra vez las citas de la Biblia acerca del nacimiento:

Juan 1:1; Proverbios 8:12, 22-25; 1ª Corintios 1:24, 30; Miqueas 5:2; Juan 16:27, 28;
Isaías 66:9.

Ahora bien, ¿en qué punto de la eternidad pasada fue engendrado o nacido el Hijo
de Dios?

La respuesta a esa interrogante, puede ser establecida a partir del siguiente pasaje:
“Las cosas secretas pertenecen al Eterno nuestro Dios, pero las reveladas
son para nosotros y nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las
palabras de esta Ley.” (Deuteronomio 29:29; NRV.)

De la misma manera como comprendemos cuando alguien pregunta, ¿quién fue la


madre de Adán, o la de Eva?, pues, sabemos que Dios los creó a través del Hijo (Juan
1:2; Colosenses 1:15-17; Hebreos 1:2), de la misma forma podemos entender que Dios
es omnipotente (Génesis 17:1) y que para Él nada es imposible (Lucas 1:37).

“Cuando Abram tenía 99 años de edad, se le apareció el Eterno y le dijo: ‘Yo Soy el
Dios Todopoderoso. Anda delante de mí, y sé perfecto’.” (Génesis 17:1; NRV.)

Dios pudo desear que de Él saliera o naciera lo que a Él así le placiere pues, ¡por eso
Él es Dios!, ¿no nos parece? (Proverbios 8:22-25; Miqueas 5:2; 1ª Corintios 2:24; 30;
Juan 1:1; 16:27, 28; 1ª Juan 5:1; Isaías 66:9.

Dios pudo haber creado a Adán y a Eva en un solo acto único; pero, lo cierto es
que lo dividió en dos procesos o etapas: creó a Adán primero, y luego Eva salió de
Adán (Génesis 2:7, 21-24; 1ª Corintios 11:3, 8, 12).

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“Pero quiero que sepáis, que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza
de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo… Porque el hombre no procede de la mujer,
sino la mujer del hombre… Porque, así como la mujer procede del hombre, así
también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.” (1ª Corintios 11:3,
8, 12; RV, 1960)

De la misma manera como Adán estuvo primero, y luego Eva salió o procedió de
Adán, así también Dios estuvo primero, siendo el Anciano de Días (Daniel 7:13),
luego, de Dios salió o nació el Hijo (Proverbios 8:22-25; Miqueas 5:2; Juan 16:27,
28).

2.1.5.- ¿Por qué no fueron tres los seres humanos creados al principio,
sino solo dos?

¡Muy simple! Solo dos Seres estuvieron involucrados en la creación: El Padre y el


Hijo (Génesis 1:2, 26; Hebreos 1:1-3; Efesios 3:9.)

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra


semejanza…” (Génesis 1:26.)

Las expresiones están en plural (“hagamos”, “nuestra”); y sabemos, por varias citas
de la Biblia, como, por ejemplo: Proverbios 8:30, 30:4, Juan 1:2, 3, Hebreos 1:2,
Colosenses 1:15-17, que ese plural incluía a dos Seres divinos envueltos en la
creación; se refiere a Dios, el Supremo Todopoderoso, y a su Hijo.

2.1.6.- Por tanto, había dos Seres divinos creando; no uno, pero tampoco
tres; solo dos.

Por eso, Dios creó a un ser humano primero, para establecer la semejanza de que Él
estuvo primero; luego, Eva salió o procedió de Adán, para revelarse la semejanza de
que el Hijo salió o procedió después del Padre.

En la Biblia no hay nada al azar, solo planeación de un Dios infinito en inteligencia.

“Yo que hago nacer, ¿no daré a luz? —dice el Eterno—. ¿Yo que hago engendrar,
seré detenido?" —pregunta tu Dios.” (Isaías 66:9; NRV.)

II.- EL NACIMIENTO EN LA TIERRA DEL HIJO DE DIOS.

En la tierra, para desarrollar el plan de salvación, el “Hijo de Dios” nació a través de


la virgen María, y se convierte así en el “Hijo del Hombre”, lo cual apunta a su
humanidad (Juan 1:1, 14; 3:16; 1ª Juan 4:9, 10; Mateo 1:23; 1ª Timoteo 3:16; Mateo
9:6; 11:19; 12:40).

3.1.- Cristo también nació en la tierra, de la carne humana (Gálatas 4:4;


Mateo 1:18, 20, 23), de María, y por eso es el “Hijo del Hombre” (Mateo 9:6; 11:19;
12:40).

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“Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido
bajo la Ley.” (Gálatas 4:4; NRV.)

“El nacimiento de Jesucristo fue así: María su madre estaba comprometida a casarse
con José. Pero antes que se unieran, se halló encinta por obra del Espíritu Santo...
Pensando en esto, un ángel del Señor se le apareció en sueño, y le dijo: "José, hijo de
David, no temas recibir a María por esposa, porque lo que ella ha concebido es del
Espíritu Santo…. ‘La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel’,
que significa: Dios con nosotros.” (Mateo 1:18, 20, 23; NRV.)

En pocas palabras, el Padre de Cristo es la Deidad; es el Ser llamado Dios, el


Altísimo, el Soberano (Salmo 90:1, 2; Juan 17:3; Judas 4; 1ª Crónicas 29:11; Génesis
14:17-22).

En cambio, el Hijo de Dios es divino, pues procedió, fue engendrado o nació de su


Padre Dios en el cielo, y también en la tierra (Juan 1:1, 2; 3:16; 1ª Juan 4:9, 10;
Proverbios 8:22-25; 1ª Corintios 1:24, 30; Miqueas 5:2, 4; Juan 16:27, 18; Mateo
1:18, 21, 23; Lucas 1:35; Gálatas 4:4-6).

3.2.- Los redimidos también tienen dos nacimientos, pero inverso a lo


ocurrido con Cristo:

 Los seres humanos nacen de mujer, o sea, de la carne humana (Job 14:1).

“El hombre nacido de mujer corto de días y harto de sinsabores” (Job 14:1; NRV).

 Pero, los seres humanos también nacen del Espíritu (Juan 3:5-8).

“Respondió Jesús: ‘Te aseguro: El que no nace de agua y del Espíritu, no puede
entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, es carne; y lo que nace del
Espíritu, es espíritu. No te asombre que te haya dicho: Es necesario nacer de nuevo'.
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido. Pero no sabes de dónde viene, ni
adónde va. Así es todo el que nace del Espíritu’.” (Juan 3:5-8; NRV.)

III.- EL CONCEPTO BÍBLICO DEL NACIMIENTO EN EL CIELO DEL


HIJO DE DIOS DESTRUYE ALGUNOS CONCEPTOS POPULARES.

Cristo no es co-eterno con el Padre (1ª Timoteo 6:16), pues tuvo un comienzo en el
cielo en la eternidad pasada (Proverbios 8:22-25; 1ª Corintios 1:24, 30; Miqueas 5:1,
4; Juan 1:1; 16:27, 28).

Pero es eterno, obvio, a partir de su nacimiento, de la misma manera en que los


redimidos tuvieron un comienzo aquí en la tierra, pero serán eternos, pues Dios les
ha prometido la vida eterna, según Juan 3:16 y Romanos 6:23.

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“Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido
bajo la Ley.” (Gálatas 4:4; NRV.)

“El nacimiento de Jesucristo fue así: María su madre estaba comprometida a casarse
con José. Pero antes que se unieran, se halló encinta por obra del Espíritu Santo...
Pensando en esto, un ángel del Señor se le apareció en sueño, y le dijo: "José, hijo de
David, no temas recibir a María por esposa, porque lo que ella ha concebido es del
Espíritu Santo…. ‘La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel’,
que significa: Dios con nosotros.” (Mateo 1:18, 20, 23; NRV.)

En pocas palabras, el Padre de Cristo es la Deidad; es el Ser llamado Dios, el


Altísimo, el Soberano (Salmo 90:1, 2; Juan 17:3; Judas 4; 1ª Crónicas 29:11; Génesis
14:17-22).

En cambio, el Hijo de Dios es divino, pues procedió, fue engendrado o nació de su


Padre Dios en el cielo, y también en la tierra (Juan 1:1, 2; 3:16; 1ª Juan 4:9, 10;
Proverbios 8:22-25; 1ª Corintios 1:24, 30; Miqueas 5:2, 4; Juan 16:27, 18; Mateo
1:18, 21, 23; Lucas 1:35; Gálatas 4:4-6).

3.2.- Los redimidos también tienen dos nacimientos, pero inverso a lo


ocurrido con Cristo:

 Los seres humanos nacen de mujer, o sea, de la carne humana (Job 14:1).

“El hombre nacido de mujer corto de días y harto de sinsabores” (Job 14:1; NRV).

 Pero, los seres humanos también nacen del Espíritu (Juan 3:5-8).

“Respondió Jesús: ‘Te aseguro: El que no nace de agua y del Espíritu, no puede
entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, es carne; y lo que nace del
Espíritu, es espíritu. No te asombre que te haya dicho: Es necesario nacer de nuevo'.
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido. Pero no sabes de dónde viene, ni
adónde va. Así es todo el que nace del Espíritu’.” (Juan 3:5-8; NRV.)

III.- EL CONCEPTO BÍBLICO DEL NACIMIENTO EN EL CIELO DEL


HIJO DE DIOS DESTRUYE ALGUNOS CONCEPTOS POPULARES.

Cristo no es co-eterno con el Padre (1ª Timoteo 6:16), pues tuvo un comienzo en el
cielo en la eternidad pasada (Proverbios 8:22-25; 1ª Corintios 1:24, 30; Miqueas 5:1,
4; Juan 1:1; 16:27, 28).

Pero es eterno, obvio, a partir de su nacimiento, de la misma manera en que los


redimidos tuvieron un comienzo aquí en la tierra, pero serán eternos, pues Dios les
ha prometido la vida eterna, según Juan 3:16 y Romanos 6:23.

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Veamos:

“Y pensando él en esto, he aquí el ángel del Señor se le aparece en sueños, y le dijo:


José, hijo de David, no temas de recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es
engendrado, del Espíritu Santo es.” (Mateo 1:20; RV, 1960.)

Para los “Jesús Solo”, aquí en Mateo 1:20, comienza la única forma en que Cristo
puede ser hijo.

Ellos exigen la cita que afirme que el Hijo fue engendrado en la eternidad pasada, y
en qué punto del tiempo fue concebido el Hijo.

4.3.- Trinitarios y “Jesús Solo” ambos articulan que Dios es un gran Ser
en tres manifestaciones.

Mientras que el Trinitario dice que Dios es tres personas, formando un mismo Dios,
de la siguiente manera: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo; cada uno
es Dios, tres personas por separado, pero un solo Dios en conjunto.

En cambio, el “Jesús Solo” dice: Dios es el Padre, pues creó todo lo que hay; Dios es
el Hijo, porque ese Dios se hizo carne; y Dios es el Espíritu Santo, pues Dios es
Espíritu, pero se trata de un mismo y Único Ser.

4.4.- Trinitarios y “Jesús Solo” ambos plantean que Jesús muere


solamente como hombre, y que Dios (el mismo y único Ser, pero en la
parte divina), resucita al Hijo humano.

Los de la creencia en “Jesús Solo” afirman lo siguiente: “El Hijo es la manifestación


de Dios en carne, o Dios mismo (el Padre mismo), visitando a su creación,
manifestado como un verdadero ser humano (Isaías 9:6, Mateo 1:23). Jesús el
Mesías, es Dios verdadero y hombre verdadero, porque Dios mismo fue manifestado
en carne.”

En pocas palabras, para ellos Jesús y el Padre es un mismo Ser.

Argumentan que la Biblia define al “Hijo de Dios” a partir del nacimiento del niño
nacido de María (Lucas 1:35), lo cual es correcto en la carne; pero, no lo ven siendo
otro Ser distinto al Padre en el cielo, insistiendo en que allí no era hijo, sino que es
Dios mismo, y que luego haría el papel de hijo aquí en la tierra cuando nace de
María, pero que se trata del mismo Ser ahora actuando en la carne humana.

En conclusión, creen que la expresión “Hijo de Dios” puede referirse solamente a la


naturaleza humana o puede referirse a Dios manifestado en carne; es decir, Deidad
en la naturaleza humana.

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Usan la expresión “Hijo de Dios” como que se refiere a la humanidad de Jesucristo,
pero no que sea alguien distinto al Padre, sino que sería Dios mismo con ropaje de
humano, pero, curiosamente, cuando hablan de la muerte de Jesucristo, dicen que
muere la parte humana solamente, mientras que la divina no muere, pues Dios no
muere.

Es verdad que a veces en la Biblia la expresión “Hijo de Dios” (Lucas 1:35) aparece
asociada con la humanidad de Cristo (Mateo 9:6; 11:19; 12:40; 16:16, 17).

Y esa vinculación, no obstante, los pronósticos de algunos, vale oro, pues, de lo


contrario, hubiera sido imposible relacionar ambos términos (“Hijo de Dios” e “Hijo
del Hombre”) con el mismo Ser “Enviado” de Dios (Juan 17:3) y el Mesías aquí en la
tierra (Mateo 26:62-64).

Y, si no hubiese sido ese el caso, el Mesías hubiera sido un simple humano el que
moría por la raza humana; y, a la Palabra de Dios, no se le pudo haber escapado ese
detalle para evitar las especulaciones.

Cristo NO es co-eterno con el Padre (1ª Timoteo 6:16), pues tuvo un comienzo en el
cielo en la eternidad pasada (Proverbios 8:22-25; 1ª Corintios 1:24, 30; Miqueas 5:1,
4; Juan 1:1; 16:27, 28).

Pero es eterno, obvio, a partir de su nacimiento, de la misma manera en que los


redimidos tuvieron un comienzo aquí en la tierra, pero serán eternos, pues Dios les
ha prometido la vida eterna, según Juan 3:16 y Romanos 6:23.

Algunos sostienen que aquellos que creen que Cristo nació en el cielo, estarían
siguiendo una creencia católica, pues ellos son los que han sostenido en el pasado
que Cristo fue “generado” (engendrado) en el cielo.

Ahora bien, lo cierto es que la expresión “Hijo eterno nacido en la eternidad”, usada
por la teología católica tradicionalmente, y la expresión “Hijo nacido en la eternidad
pasada”, no son las mismas descripciones, pues la primera es la dicotomía católica
que trata de justificar un engendro que nunca nace, y la segunda es la expresión
bíblica para indicar el momento cuando el Hijo de Dios nace del Padre, en el cielo, de
su propia sustancia, y así Dios se convierte en Padre en “los días de la eternidad”.

En la teología católica el Hijo NUNCA nace; es un “hijo eterno”, pero se trata de un


engendro que nunca nace; por tanto, no es un hijo verdadero, pues nunca nace en el
cielo.

No existe una sola literatura católica que indique o demuestre que Cristo haya nacido
en el cielo; de esa manera ellos sostienen que Cristo no tuvo un comienzo en la
eternidad pasada.

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Sin embargo, la Sagrada Escritura habla de un Dios que existe más allá del tiempo,
esto es, antes del comienzo, ya que el tiempo es una relación entre dos o más objetos.

Y, cuando el Hijo nace del Padre, allí mismo se inició el tiempo y el espacio
(Proverbios 8:22-25; Juan 8:42; Miqueas 5:2; Juan 5:26; 6:57).

El término “Hijo”, lleva intrínseca la idea de un principio, y la idea de nacer del


Padre indica que el Hijo no pudo llegar a ser sin que antes existiera el Padre (Daniel
7:13; 1ª Juan 2:22, 23).

V.- CONCLUSIÓN.

Es importante destacar este aspecto; Cristo tiene o posee dos nacimientos:

5.1.- Cristo nació en el cielo, de Dios, por tanto, del Espíritu, pues Dios es
Espíritu (Juan 4:24; 6:63).

Y nació en un tiempo indefinido para la mente humana y angelical (Proverbios 8:12,


22-25; Miqueas 5:2; 1ª Corintios 1:24), por eso es el “Hijo de Dios” (Mateo 26:63,
64).

5.2.- Cristo también nació en la tierra, de la carne humana (Gálatas 4:4;


Mateo 1:18, 20, 23), de María, y por eso es el “Hijo del Hombre” (Mateo 9:6; 11:19;
12:40).

5.3.- Igualmente, los redimidos también tienen dos nacimientos, pero


inverso a lo ocurrido con Cristo:

 Los seres humanos nacen de mujer, o sea, de la carne humana (Job 14:1).

 Pero, los seres humanos también nacen del Espíritu (Juan 3:5-8).

5.4.- Cita del Espíritu de Profecía mostrando que la Sabiduría de Dios de


Proverbios 8, es el MISMO Verbo, el Hijo de Dios:

“El soberano del universo no estaba solo en su obra benéfica. Tuvo un compañero,
un colaborador que podía apreciar sus designios, y que podía compartir su regocijo
al brindar felicidad a los seres creados. ‘En el principio era el Verbo, y el Verbo era
con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios’ (Juan 1:1, 2). Cristo,
el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en
naturaleza, en carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos
los designios y fines de Dios. [...] Y el Hijo de Dios, hablando de sí mismo,
declara: ‘Jehová me poseía en el principio de su camino, ya de antiguo, antes de sus
obras. Eternalmente tuve el principado [...] Cuando establecía los fundamentos de la
tierra; y fui su delicia todos los días, teniendo solaz delante de él en todo tiempo’
(Prov. 8:22-30)” - Patriarcas y Profetas, págs. 11, 12.

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Usan la expresión “Hijo de Dios” como que se refiere a la humanidad de Jesucristo,
pero no que sea alguien distinto al Padre, sino que sería Dios mismo con ropaje de
humano, pero, curiosamente, cuando hablan de la muerte de Jesucristo, dicen que
muere la parte humana solamente, mientras que la divina no muere, pues Dios no
muere.

Es verdad que a veces en la Biblia la expresión “Hijo de Dios” (Lucas 1:35) aparece
asociada con la humanidad de Cristo (Mateo 9:6; 11:19; 12:40; 16:16, 17).

Y esa vinculación, no obstante, los pronósticos de algunos, vale oro, pues, de lo


contrario, hubiera sido imposible relacionar ambos términos (“Hijo de Dios” e “Hijo
del Hombre”) con el mismo Ser “Enviado” de Dios (Juan 17:3) y el Mesías aquí en la
tierra (Mateo 26:62-64).

Y, si no hubiese sido ese el caso, el Mesías hubiera sido un simple humano el que
moría por la raza humana; y, a la Palabra de Dios, no se le pudo haber escapado ese
detalle para evitar las especulaciones.

Cristo NO es co-eterno con el Padre (1ª Timoteo 6:16), pues tuvo un comienzo en el
cielo en la eternidad pasada (Proverbios 8:22-25; 1ª Corintios 1:24, 30; Miqueas 5:1,
4; Juan 1:1; 16:27, 28).

Pero es eterno, obvio, a partir de su nacimiento, de la misma manera en que los


redimidos tuvieron un comienzo aquí en la tierra, pero serán eternos, pues Dios les
ha prometido la vida eterna, según Juan 3:16 y Romanos 6:23.

Algunos sostienen que aquellos que creen que Cristo nació en el cielo, estarían
siguiendo una creencia católica, pues ellos son los que han sostenido en el pasado
que Cristo fue “generado” (engendrado) en el cielo.

Ahora bien, lo cierto es que la expresión “Hijo eterno nacido en la eternidad”, usada
por la teología católica tradicionalmente, y la expresión “Hijo nacido en la eternidad
pasada”, no son las mismas descripciones, pues la primera es la dicotomía católica
que trata de justificar un engendro que nunca nace, y la segunda es la expresión
bíblica para indicar el momento cuando el Hijo de Dios nace del Padre, en el cielo, de
su propia sustancia, y así Dios se convierte en Padre en “los días de la eternidad”.

En la teología católica el Hijo NUNCA nace; es un “hijo eterno”, pero se trata de un


engendro que nunca nace; por tanto, no es un hijo verdadero, pues nunca nace en el
cielo.

No existe una sola literatura católica que indique o demuestre que Cristo haya nacido
en el cielo; de esa manera ellos sostienen que Cristo no tuvo un comienzo en la
eternidad pasada.

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