LECTURA 2 “PROPOSITO DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO” Alumno: Moisés Miguel Gonzales Tzalam. Carné: 1-16-2470 Fecha: 01 SEPTIEMBRE INTRODUCCION: La Iglesia Católica Romana sostiene que su origen se encuentra en la muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo aproximadamente en el año 30 de nuestra era. La iglesia católica se proclama a sí misma como la Iglesia por la que murió Jesucristo, la Iglesia que fue establecida y construida por los apóstoles. HISTORIA DE LA IGLESIA EN CASI 2000 AÑOS. La iglesia de Cristo comenzó su historia como un movimiento mundial el día de Pentecostés, a fines de la primavera del año 30 d.C.: cincuenta días después de la resurrección de nuestro Señor y diez días después de su ascensión. La Iglesia Católica Romana niega el origen pagano de sus creencias y prácticas. La Iglesia Católica disfraza sus creencias paganas bajo capas de complicada teología. La Iglesia Católica excusa y niega su origen pagano tras la máscara de la “tradición eclesiástica”. Reconociendo que muchas de sus creencias y prácticas son totalmente ajenas a la Biblia; la Iglesia Católica está forzada a negar la autoridad y suficiencia de las Sagradas Escrituras. El origen de la Iglesia Católica es el trágico compromiso del cristianismo con las religiones paganas que la rodeaban. En vez de proclamar el Evangelio y convertir a los paganos, la Iglesia Católica “cristianizó” las religiones paganas, y “paganizó” el cristianismo. Al mezclar las diferencias y borrar las características distintivas, si, la Iglesia Católica se hizo a sí misma atractiva a la gente del imperio romano. Uno de los resultados fue que la Iglesia Católica se convirtiera en la religión suprema en el “mundo romano” durante siglos. Sin embargo, otro resultado fue la más dominante forma de apostasía del cristianismo del verdadero Evangelio de Jesucristo y la verdadera proclamación de la Palabra de Dios. PROPOSITO DE LA IGLESIA Cuando Cristo anduvo en la Tierra, no dejó ninguna duda sobre lo que su Iglesia debía hacer, y haría. Él la edificó y dijo que ella existiría hasta su regreso (Mateo 16:18). Jesús estaba anunciando la buena noticia de su reino y predicaba el arrepentimiento, la fe en el evangelio y la conversión. Muchos cristianos hoy, mirando las descripciones bíblicas del Milenio, piensan que tienen la obligación de ser activos no sólo en lo social sino en lo político también, a fin de promover los temas morales y sociales que, a su modo de ver, ayudarían a imponer en la Tierra aquellas condiciones propias del Milenio. Jesús dijo que su reino no era de este mundo (Juan 18:36), y el apóstol Pablo se describió a sí mismo como un "embajador de Cristo" para aquel Reino futuro (2 Corintios 5:20). La verdadera Iglesia de Dios no se verá enredada en la política de este mundo malo ¡sino que estará dedicada a proclamar el mundo venidero! proclamar la era venidera. La iglesia es el cuerpo de Cristo, un grupo de personas unificadas (Efesios 4:1-3) bajo Cristo, que lo representan y lo reflejan al mundo (1 Corintios 12:12-17). El propósito de la iglesia es unir a personas de diferentes orígenes y talentos y proporcionarles capacitación y oportunidades para el trabajo de Dios. Lo logra tanto internamente, dentro del cuerpo, como externamente, en el mundo. Externamente, el propósito de la iglesia es cumplir la Gran Comisión como lo ordenó Jesús en Mateo 28:18-20. No hay un propósito más noble para la iglesia que presentarle a otros a Cristo. Hacemos esto en parte asegurándonos de representarlo fielmente y convertirnos en lo que Él nos ha llamado a ser. Filipenses 2:15 nos exhorta a ser "irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa". Ya sea que testifiquemos a las personas en nuestros vecindarios o enviemos a otros a tierras extranjeras, la iglesia está llamada a manifestar el Espíritu Santo en nosotros personificando el carácter de Jesús y contándoles a los demás acerca de él. El propósito de la iglesia es ser la familia espiritual del creyente. Es a través de la iglesia que Dios toma a las personas con diferentes personalidades y dones, los unifica como un único cuerpo y los equipa para que se cuiden unos a otros y lleguen al mundo. No fuimos destinados a vivir la vida cristiana solos, juntos encontramos nuestro propio propósito en la vida rodeados por la enseñanza bíblica y la comunidad amorosa de la iglesia. Nada divide a la Iglesia como la arrogancia y la autosuficiencia. Podemos creernos que se debe a nosotros el que Jesús sea reconocido como Señor, pero Pablo nos recuerda que el señorío de Jesús se reconoce siempre gracias al Espíritu Santo (1ª Corintios 12,3b-7.12-13). El desempeñar tareas y funciones diferentes nos puede dividir, pero hoy nos recuerdan que es “el Señor quien obra todo en todos para el bien común”. El Espíritu ayudará para que no nos dividan nuestras nacionalidades o procedencias sociales. Con el Espíritu Santo se nos confiere a los creyentes la posibilidad de anunciar un mensaje que cada pueblo comprende en su propia lengua: la paz y la felicidad de todos son posibles si buscamos el bien común. CONCLUSION: La Iglesia está llamada a ser un signo unidad en medio de los pueblos. Nuestra misión, pues, como iglesia, es ser una sociedad que satisfaga las necesidades del hambriento y sediento de Dios. No necesariamente hablo de este grupo, sino, globalmente también. Nosotros no podemos influir cómo es la iglesia global, pero sí cómo cumple la misión este pequeño remanente. El mundo busca algo distinto, algo real. Quieren ver a Cristo.