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Introducción al Trabajo Social

2020

Desarrollismo y Trabajo Social


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Autoras: Marina Stancanelli; Vanesa Villeta y Clara Weber Suardiaz

Introducción

“Los norteamericanos dan las armas y los portorriqueños dan la sangre,


si Nueva York reluce como el oro y hay edificios con 500 bares
aquí dejaré escrito que se hicieron con el sudor de los cañaverales,
el bananal es un infierno verde para que en Nueva York beban y bailen.”
(Pablo Neruda)

El objetivo de este texto radica en realizar un breve recorrido por los acontecimientos
ocurridos en la década de 1960 y los primeros años de la década de 1970, a nivel
internacional y en la Argentina. Sin la pretensión de realizar un desarrollo exhaustivo, que
requeriría otra extensión, nos proponemos plantear un marco histórico para comprender las
transformaciones del Trabajo Social, las Políticas Sociales
y el Estado, en este período, llamado Desarrollismo.

El rasgo dominante de todo el período fue la permanente


recurrencia a la acción colectiva y a la exteriorización de la Podemos
protesta, que adquirió diferentes formas y contenidos
según los momentos y geolocalizaciones. Podemos caracterizar a
caracterizar a la época en cuestión como un momento de
politización, inestabilidad política, radicalización y
la época como
modernización. un momento
Puntualmente en la Argentina podemos marcar tres de politización,
grandes momentos2: a) Desde 1956 a 1969 predominó la
resistencia y la protesta obreras que, sin embargo, fueron inestabilidad
tomando diferentes formas y contenidos al mismo tiempo
que se iban conformando nuevos actores provenientes
política,
fundamentalmente de la juventud. b) Entre 1969 y 1970 se radicalización y
produjo un momento explosivo, emergió lo acumulado en
los años previos, estallando la rebelión popular y modernización.
conformándose movimientos sociales de oposición al
régimen que ensayaron nuevas confrontaciones. Y c) En
el período de 1971 a 1973 se produjo el pasaje a la acción
política, que adoptó diferentes vías de expresión según los actores involucrados.

1
Trabajadoras Sociales; Docentes de Introducción al Trabajo Social de la carrera de la Licenciatura
en Trabajo Social, UNLu. Docentes Investigadoras del Departamento de Ciencias Sociales. UNLu
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Etapización propuesta por Gordillo, M (2007)

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Ubicamos contextualmente al Desarrollismo en la década de los 60s, momento histórico


donde el Estado y las Políticas Sociales adquirieron una particularidad que iremos
desarrollando a lo largo del trabajo y que tuvieron su efecto en las prácticas en el campo de
lo social, íntimamente relacionado con los acontecimientos que transformaron al mundo. En
este sentido el Trabajo Social se configuró en sintonía con estas transformaciones
macrosociales, donde podremos ubicar algunos elementos que dieron inicio al movimiento
de Reconceptualización en Trabajo Social.

El texto que les presentamos aquí se encuentra organizado en tres apartados: en una
primera parte realizamos una descripción del contexto histórico y las características más
destacadas de la propuesta desarrollista; en segundo lugar, sintetizamos una
caracterización del desarrollismo en Argentina y, en el tercer apartado, reponemos las
vinculaciones entre desarrollismo y Trabajo Social.

El Desarrollismo como política modernizadora

“El subdesarrollo no es una etapa en el camino del desarrollo, no estamos viviendo la infancia del
desarrollo. El subdesarrollo es el resultado histórico del desarrollo ajeno. Una historia que ya para
América, tiene cinco siglos de edad, durante los cuales, América Latina en general ha estado
trabajando para el desarrollo ajeno.”
(Eduardo Galeano)

El desarrollismo fue una estrategia política impulsada fundamentalmente por los Estados
Unidos frente a la profundización de la “Guerra Fría” y como respuesta a la Revolución
Cubana (1959) en nuestro continente. Aunque primeramente, es necesario señalar que las
intervenciones de Estados Unidos para con el resto de los países de América no eran algo
novedoso. Sino que, siguiendo los planteos de Manrique Castro (1982), podemos ver que
guarda cierta continuidad con el Monroismo. Esto refiere a los inicios del siglo XIX en
nuestro continente, en donde fueron emergiendo premisas anticolonialistas, podemos ubicar
dos propuestas distintas: el bolivarismo y el monroismo, el autor describe las mismas como:

“Llamaremos bolivarismo al ideal hispanoamericano de crear una federación que abarque a


todos los pueblos de la cultura española. Llamaremos monroismo al ideal anglosajón de incorporar
las veinte naciones hispánicas al imperio del norte, gracias al empleo de la política del
panamericanismo” (Vasconcelos, en Manrique Castro, 1982:135).

El autor señala también que este ideal va a comenzar a definirse de modo más sistemático
en las primeras décadas del siglo XX3, cuando: “el lema monroista significa ya
desembozadamente “América para los norteamericanos”, y el panamericanismo oficial no
es otra cosa que la estrategia de USA para pugnar por su hegemonía en el continente”
(Manrique Castro, 1982:136)

3
Especialmente a partir de conferencias interamericanas realizadas durante el periodo en distintos
países, y desarrollando a un nuevo nivel su política expansionista, tras su guerra civil y la anexión de
territorios mexicanos (Manrique Castro, 1982:135)

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Promediando el siglo XX, la situación internacional, posterior a la 2da.Guerra Mundial, dejó


a E.E.U.U.4en una posición para fortalecer y avanzar en su política exterior hacia los países
americanos. Consolidándose con el Tratado interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR)
en 1947, “que sienta las bases militares del panamericanismo `monroista´, y a su vez el
sustento estratégico para la creación de la Organización de Estados Americanos (OEA)”
(Manrique Castro, 1982:137).

A su vez,

“Estados Unidos se convirtió en banquero, accionista de empresas industriales y de


servicios y en gendarme del mundo. En cambio ofrecía al mundo occidental la defensa contra los
soviéticos, una civilización industrial-tecnológica, y el mantenimiento de los valores básicos (entre los
cuales está el tipo de economía que aseguraba a EEUU su predominio mundial.” (Cardoso y Faletto:
2007:172)

La tensión establecida entre la Unión Soviética y los Estados Unidos caracterizó las
siguientes décadas luego de la 2da Guerra Mundial:

“Entonces no eran solo dos potencias las que se enfrentaban, sino además dos sistemas
económicos y de vida: el capitalismo - basado en la producción y el consumo y el endiosamiento del
mercado- y el socialismo- verticalista, austero y representante de la revolución contraria a los
sistemas democráticos” (Caraballo y otras, 1998:3).

Dividido el mundo en dos bloques fuertemente diferenciados, el bloque occidental


hegemonizado por EEUU y el bloque oriental dominado por la Unión Soviética bajo un
régimen socialista, este período es conocido como “mundo bipolar” o “guerra fría” en
alusión al enfrentamiento en un campo de lucha no tradicional, de guerra latente y
espionaje.

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EEUU victorioso de la 2da Guerra Mundial buscó consolidar la división social y técnica del trabajo,
do organismos internacionales a fin de legalizar, con ellos, la intervención norteamericana a nivel
continental (OEA, ONU, UP, TIAR y la CEPAL, entre otros. Esta última, la CEPAL, Comisión
Económica para América Latina, fue creada en 1947 con sede en Santiago de Chile), consiguiendo
dicho avance con la Alianza para el Progreso, recién hacia 1960.

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Surgía el llamado
“Tercer mundo”, el
mismo se
expresaba en la
Revolución Cubana,
1. Guerra Fría
la guerra de
Simultáneamente el escenario mundial mostraba las
secuelas de sucesos inmediatamente anteriores, Argelia, la
relevantes por sus consecuencias: la segunda guerra
en Europa, ciudades destruidas, millones de muertos, Revolución
sumado al exterminio sobre el pueblo judío por parte
del nazismo conducido por Adolf Hitler. Hacia 1949, en
Vietnamita, los
China se produjo la revolución comunista teniendo movimientos de
como líder a Mao Tse Tung, quien dirigió el país hasta
su muerte en 1976. resistencia a las
Otro de los elementos relevantes del periodo se dictaduras
encuentra ligado a la Iglesia Católica, a través del Papa
Juan XXIII, pontificado breve entre 1958-1963, que .militares que
abrió paso a nuevas ideas y posicionamientos de la Iglesia, convocando en 1962 a lo que
causaban
se denominó Concilio Vaticano II, que se manifestó en desacuerdo con ´los profetas del
desastre´ (en relación a las amenazas nucleares), promoviendo preocupación
una acción católicaabasada
los
en los principios del solidarismo cristiano y el surgimiento de la “teología de la liberación”.
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Estos cambios y nuevas ideas adoptadas fueron las inspiradoraslíderes de


de los movimientos como
los Curas Tercermundistas, sacerdotes obreros, curas villeros, donde se destacaron entre
occidente.
otros Carlos Múgica; Rubén Dri; Miguel Ramondetti, Luis Farinello, en nuestro país.

Asimismo, durante la década del 50 y 60 se llevaron adelante los procesos de


descolonización y emancipación de las colonias de Asia y África. En este contexto hacia
1961 algunos países comenzaron a formar el Movimiento de países no alineados (respecto
de los bloques capitalista y socialista), estas ideas y posicionamientos tuvieron presencia e

5
“En las encíclicas elaboradas por el propio Juan XXIII (Mater et Magistra y Pacem in Terris), abordó
cuestiones como la pobreza, el subdesarrollo, la necesidad de progreso social y material (no solo
espiritual) e ideas aún más revolucionarias, como la asociación de trabajadores a la propiedad y la
gestión de las empresas; así como condenó la avidez por el enriquecimiento, el consumismo y la
explotación que de ello derivaba” (Caravallo y otros, 1998)

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influencia en América Latina. Surgía el llamado “Tercer mundo”6, el mismo se expresaba en


la Revolución Cubana, la guerra de Argelia, la Revolución Vietnamita, los movimientos de
resistencia a las dictaduras militares que causaban preocupación a los líderes de occidente.

2. Che Guevara y Fidel Castro

En sintonía con ello, atendiendo al contexto histórico americano, hacia 1960, la “Alianza
para el Progreso”, propuesta estadounidense del presidente John Fitzgerald Kennedy
instaló en el continente el viejo propósito de la ya mencionada “Doctrina Monroe”.

La revolución Cubana fue vista como una amenaza comunista que motivó la preocupación
de los Estado Unidos. En 1961 se definió esta estrategia, llamada Alianza para el Progreso,
avalada por la Organización de Estados Americanos (OEA), que duraría 10 años. Dicha
Alianza trataba de frenar los conflictos existentes y para esto, como veremos en mayor
detalle, se propuso como escenario privilegiado: la “comunidad”.

La administración Kennedy, reunió a los países latinoamericanos en Punta del Este,


Uruguay donde se planteó que “la Alianza” canjeaba ayuda económica por el aislamiento de
Cuba y mantener las democracias representativas occidentales. Los programas difundidos
en este marco correspondieron, principalmente, a programas de educación obrera y
proyectos sociales como los de vivienda económica, por medio de agencias financieras y
con aportes del sector privado como las empresas Rockefeller Foundation, Standard Oil,
Pan American, entre otras.

Como ya se mencionó la “Alianza para el Progreso” fue la estrategia estadounidense en la


“lucha antisubversiva”7, debido al impacto de la Revolución Cubana en el Continente y como
contraposición a los gobiernos “populares”. Precisamente, en alianza con sectores
dominantes locales constituyó un claro financiamiento contra-revolucionario, con el fin de
dinamizar el desarrollo capitalista y el mercado latinoamericano, bajo el control financiero,
político y militar de EE.UU., permitiendo desde entonces su injerencia y predominio en las
economías (y políticas) nacionales del continente.

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En 1955 en Bandug 29 países de Asia y África recientemente descolonizados intentaron formar una
coalición independiente de las potencias implicadas en la Guerra Fría, con el objetivo de encontrar
vías alternativas para su desarrollo cultural y económico.
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Basada en la Doctrina de Seguridad Nacional (West Point, Escuela de las Américas)

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La crisis de “la relación de neocolonia” de Cuba respecto a EEUU condujo, por un lado, a
que el imperio tomara represalias, acusando a Cuba ante la OEA de promover la invasión
de otros países y de impulsar acciones de guerrilla. También se produjo el proceso
conocido como “La crisis de los misiles”, en Octubre 1962, un episodio que expresó el clima
de época de Guerra Fría. Fue la primera vez que la humanidad entera “sintió el riesgo
nuclear” difundido por medios masivos como la televisión, alertando que el mismo no estaba
circunscripto ni localizado, sino que el enfrentamiento de URSS con EEUU colocaba a todo
el mundo “en un arsenal nuclear”8. Cuando se localizaron los misiles y para evitar el
enfrentamiento bélico se realizó un acuerdo entre URSS y EEUU. En Octubre de 1963, se
estableció el retiro de los misiles tanto de Cuba como de Turquía y el compromiso de EEUU
de no resolver la contienda con Cuba por la vía bélica o militar.

3. Presidente de EEUU J.F.Kennedy

Por otro lado, la estrategia de EEUU fue la Alianza para el Progreso, la cual se desarrolló
enlazada con la política desarrollista. Como señala Lechner, citada en Espina Prieto (2009),
el enfoque desarrollista se caracterizó por el fomento del desarrollo económico,
especialmente a través del estímulo a la industrialización y la intervención estratégica sobre
sectores “marginados” cuyo accionar se sustentó en la producción de un discurso de
proyecto de “modernización nacional”, en el cual el tema de la relación entre Estado y
desarrollo ha sido preponderante, adjudicando al Estado un rol esencial como “agente de
desarrollo”. Dicha modernización nacional se propiciaba principalmente a través del
estímulo a la industrialización fomentado por el Estado. Asimismo, el Estado como
“representante de la nación” debía ser “el agente de desarrollo”, activando mecanismos de
“integración social de los sectores tradicionalmente marginados”. La “Alianza para el
Progreso” financió la política desarrollista, bajo recetas conocidas como Teoría Cepalina o
Rostowiana, que se instauraron en la mayoría de los países latinoamericanos, entendiendo
que el accionar en “lo social” debía apuntar a la eliminación de aquello que, supuestamente,
obstaculizaba el “desarrollo” de los llamados “países en subdesarrollo” Esta perspectiva
consideró que los problemas estaban en los impedimentos tradicionales, “el barrio”, en “la
cultura”, en consecuencia (supuestamente) ello constituía la barrera para que no alcanzaran
el pretendido “desarrollo”.

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Los ataques de EEUU sobre Cuba eran constantes, vuelos, lanzamientos de bombas, ataques
bacteriológicos, atentados, etc., asimismo EEUU había instalado bases nucleares en Turquía, como
medida de precaución y defensa la URSS instaló misiles en Cuba - también para forzar una
negociación con EEUU -.

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En respuesta a esta Teoría del Desarrollo, autores como Cardozo y Faletto, analizaron
hacia 1969 críticamente las relaciones económicas propuestas por el desarrollismo,
definiendo a las mismas desde la Teoría de la Dependencia, la cual plantea que el
subdesarrollo es funcional, que existen países periféricos, dependientes y subordinados a
las resoluciones políticas y económicas de los países centrales.

El rol de EEUU como potencia en el continente, junto a las elites locales, se consolidó
también dando batalla a los movimientos de “liberación” desencadenados desde 1960 y a
los posteriores procesos de organización estudiantil, del movimiento obrero y sindical, y de
gobiernos populares en América Latina.

Precisamente, la producción de las Ciencias Sociales se encontró atravesada por la


realidad política de aquellos años. Construyendo una imagen de intelectual comprometido
con las causas sociales, uno de sus representantes Sartre, expresa en su célebre prólogo
de: “Los condenados de la tierra” del argelino Franz Fanon, una voz disidente en contra de
esa concepción desarrollista:

“En el fuego del combate, todas las barreras inferiores deben fundirse, la impotente
burguesía de affairistas y compradores, el proletariado urbano, siempre privilegiado, el
lumpenproletariado de los suburbios, todos deben alinearse sobre las posiciones de las
masas rurales, verdadera reserva del ejército nacional y revolucionario; en esas comarcas
cuyo colonialismo ha deliberadamente frenado el desarrollo, el campesinado cuando se
rebela aparece muy pronto como la clase radical: él conoce la opresión desnuda, él la sufre
mucho más que los trabajadores de las ciudades y, para impedir que se muera de hambre es
preciso nada menos que un estallido de todas las estructuras.” (Sartre, 1961)

La concepción de desarrollo que predominó fue la visión basada en la idea de países


modernos y atrasados. Fue puesta en acción a través de las políticas sociales, por las
cuales se intentaban crear las “condiciones previas” a un progreso y modernización que se
lograría mediante estas políticas en América Latina, cristalizado en el ideario del “esfuerzo
organizado a través de inversión extranjera”, de ese modo la consigna era: si se planificaba
en forma adecuada se superaría el subdesarrollo.

El Estado fue reconfigurado, en un proceso en el que comenzaron a generarse las deudas


externas de los países de América Latina. El modelo económico de los 60 planteó la
necesidad de capitales extranjeros, que fueron ganando poder en las economías nacionales
mientras el Estado aparecía como aval de ese proceso de “libremercado”, dejando su lugar
de rector de la economía y protector de las industrias locales. Y si bien el periodo se
caracterizó por el conflicto social, rebeliones y las nuevas izquierdas, hacia el final del
mismo, con el asesinato del Che Guevara en 1967 a manos del ejército Boliviano y la CIA,
así como el derrocamiento del gobierno socialista de Allende en Chile, seguido de su
muerte, se anunciaba una agudización del autoritarismo y el avance de gobiernos de
derecha para toda América Latina.

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4. Golpe de Estado Allende Chile 1973

El Desarrollismo en Argentina

El dilema de la hora es bien claro: o socialismo revolucionario o dictadura burguesa. Que cada uno
elija su lugar en la lucha. (Silvio Frondizi)

En Argentina, a partir de 1955 con la caída del gobierno


peronista a manos de la llamada “Revolución libertadora”,
se transformó el sistema político, pero también se agotó el
modelo del mercado interno, dando espacio a la La argentina de
estrategia norteamericana que, bajo el título de
modernización, traía la supuesta respuesta para lograr el los 60 y 70 se
bienestar de los “países subdesarrollados” del tercer
mundo.
caracterizó por
la proscripción
Según Portantiero (1997) el periodo del 55 al 58
constituyó un intento de las clases dominantes (sobre del peronismo,
todo de la burguesía agraria) por recuperarse del
deterioro que le había provocado el periodo peronista y la sucesión de
desarmar su núcleo político más conflictivo: el
sindicalismo. En esta dirección se tomaron medidas
dictaduras, el
represivas contra los/las obreros/as, sanciones contra autoritarismo y
delegados/as sindicales, la intervención de la CGT y
sindicatos, la disolución de las comisiones internas, entre las
otras de las medidas implementadas, que encontraron
una fuerte oposición (Scirca, 2006). A partir de las luchas organizaciones
de los/las trabajadores surgió una nueva generación de
dirigentes sindicales que cubrió el vacío generado por la
revolucionarias.
proscripción de dirigentes previos, y ganó autonomía
respecto de Perón (ej/ Augusto Vandor).

En términos generales la década de los 60 y 70,


significaron a nivel global una transformación en las tradiciones intelectuales, en la forma de

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hacer política y de pensar el mundo y cómo transformarlo. Particularmente en nuestro país,


estuvieron presentes estos elementos pero particularizados por la proscripción del
peronismo, la sucesión de dictaduras, el autoritarismo y las organizaciones revolucionarias.
Esta conjunción produjo una transformación radical en diversas instituciones como ser, las
Universidades, la Iglesia, los gremios, la política y las formas de participación social en su
conjunto.

Se identifican grandes sectores sociales movilizados, donde si bien, no todos coinciden en


los proyectos de cambio, todos ellos se alimentan de una contracultura que impugnaba el
régimen político, los modelos sociales y los estilos culturales vigentes. Consolidando una
sociedad movilizada para el cambio, y que tuvo por actores principales a la juventud, a
sectores del sindicalismo combativo y a intelectuales ligados a la modernización
desarrollista (Svampa, 2007:2).

La modernización cultural e intelectual tuvo como actor central a las clases medias urbanas
y abarcó numerosos aspectos de la vida cotidiana que incluían desde nuevos hábitos de
consumo especialmente orientados al sector juvenil, así como el cuestionamiento de la
moral sexual y familiar tradicional, el nuevo rol de la mujer y la divulgación del psicoanálisis,
hasta aquellas dimensiones asociadas a las vanguardias y la experimentación artística.
(Idem)

“(…) una de las raíces de ese proceso se encuentra en el campo intelectual y cultural de los
sesenta, signado por el cruce entre tendencias modernizantes e ideas de corte revolucionario
y en el que ocupó un lugar destacado el tema del “compromiso” de los intelectuales que,
desde la simpatía por la “causa del pueblo” evolucionaría hacia formas de participación
política directa –incluyendo muchas veces un cierto desdén por la tarea propiamente
intelectual. La amplia recepción de temas del debate teórico y político internacional se articuló
con el entusiasmo despertado por la Revolución Cubana y otros procesos de liberación
nacional, y ambos con cuestiones nacionales que, como la del peronismo, permanecían
irresueltas.” (Tortti, 2011:1)

La debilidad democrática institucional, se expresó en la fragilidad de las administraciones


gubernamentales, que se dieron luego del gobierno de facto de Eduardo Lonardi (Sep. A
Nov. De 1955), P.E Aramburu (1955-1958), en los gobiernos de: Arturo Frondizi (1958-
1962), José María Guido (1962-1963) y Arturo Illia (1963-1966).

Frondizi llegó a la presidencia gracias a una coalición heterogénea, donde confluyeron la


UCRI (UNidad Cívica Radical Intransigente), sectores provenientes del nacionalismo
católico, militantes e intelectuales de izquierda y votantes del peronismo proscripto. En el
terreno económico, impulsó la batalla por el petróleo, que implicó negociaciones con
compañías extranjeras para su explotación; avaló una serie de leyes para brindar garantías
a los inversores, y si bien esto produjo un aumento de las inversiones extranjeras,
desencadenó una nueva crisis y déficit en la balanza de pagos.

Frente a esta situación se firmó un acuerdo en 1956 con el Fondo Monetario Internacional.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) fue creado para ayudar económicamente a los
países en situaciones de crisis, y pasó a convertirse, progresivamente, en ejecutor de
políticas impuestas a los países de América Latina, Asia y África, que mediante préstamos,
posibilitaron el drenaje de sus riquezas a los países del primer mundo. Este fue el comienzo

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de posturas afines a los organismos internacionales, al gobierno de Estados Unidos y la


banca privada internacional, que se fue profundizando en los gobiernos subsiguientes.
Estas medidas económicas regresivas y la aplicación del Plan Conintes (Conmoción interna
del Estado) causaron un fuerte impacto en los/las trabajadores y quebraron los acuerdos
entre los sindicatos y Frondizi, quien implementó mecanismos represivos frente a la protesta
obrera.

5. Plan Conintes

Las Universidades también fueron transformadas por esta corriente modernizadora, se


promovieron las ciencias básicas, se crearon laboratorios con equipos tecnológicos, se
expandió el CONICET que fomentó la investigación, se instituyeron nuevas carreras y
perspectivas teóricas para reflexionar sobre la sociedad y la cultura. Podemos mencionar la
creación de la carrera de Sociología por Gino Germani y Psicología de la UBA.
Fundamentalmente se trataba de un estudiantado masificado, producto de la escolarización
del peronismo, las ofertas laborales de la modernización y las discusiones políticas e
intelectuales del sector estudiantil. “En este sentido la idea de que esta institución debía
cumplir una función social puso en relación inmediata el proyecto universitario con el
proyecto de país que se esperaba construir.” (Scirica, 2006:233)

No obstante los conflictos, con las instituciones universitarias se hicieron presentes, en


primer lugar se aprobó una ley educativa que permitió la creación y equiparación de
universidades privadas a las públicas (1958), en segundo lugar el proceso de politización de
la universidad en su forma masificada empezó a poner en cuestión la relación con el
gobierno; y por último las simpatías frente a la Revolución Cubana y una gradual
revalorización del peronismo terminó por acentuar el conflicto.

No podemos dejar de mencionar algunas transformaciones sustanciales de la vida cotidiana


en esta época, como lo fue el papel de las mujeres. Las mismas ampliaron su participación

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en el sistema educativo (fundamentalmente en la universidad), en el ámbito laboral donde


ingresaron mujeres de los sectores medios para obtener mayores ingresos y autonomía. En
este sentido se avanzó hacia una estructuración de relaciones familiares más democráticas,
a favor de relaciones prematrimoniales, a favor del divorcio, la aparición de anticonceptivos
orales y la independencia femenina. Sin embargo, este movimiento no fue generalizado y
fue combatido por los sectores conservadores.

“El proceso de protesta que articulaba demandas sociales y políticas también se manifestó
en vanguardias artísticas y en prácticas profesionales vinculadas a la salud, la justicia y la
educación.” (Dip, 2017:17) Dicho proceso habilitó un espacio de debate común entre
sectores de diversas tradiciones ideológicas, provenientes del peronismo, la izquierda
tradicional, el nacionalismo y el catolicismo. Podemos decir que una marca de época fue la
emergencia de una cultura joven marcada por la rebelión, la transformación en la vida
cotidiana, los roles de género, la ampliación de la matrícula universitaria y un mercado
cultural en expansión.

Ante la crisis inminente, Frondizi intentó recuperar el poder levantando la proscripción del
peronismo, con la consecuente victoria electoral de los mismos. Los comicios fueron
anulados y sobrevino el golpe de Estado de 1962, en manos de los militares, que se
caracterizaron como azules y colorados (los primeros más moderados respecto al
peronismo y los segundos con la postura de erradicarlo definitivamente), proceso que puso
al frente al presidente Guido, hasta las elecciones de 1963, donde fue elegido Illia (del
partido radical).

Desde el comienzo, el gobierno radical de Illia contó con la oposición del sindicalismo,
encabezado por la CGT, tampoco logró estabilizar la economía, ni establecer alianzas
duraderas con los sectores del ejército, sobrevino un nuevo golpe de estado, el 28 de junio
de 1966, autoproclamado: “Revolución Argentina” y se designó a Onganía como presidente
de facto.

El plan de dicha dictadura se planteó en tres tiempos: el tiempo económico, el tiempo social
y el tiempo político (Dip, 2017). Las medidas tomadas en el aspecto económico tendientes a
reactivar la modernización, encontraron sus límites; imposibilitando abordar los otros dos
“tiempos”. Las tensiones sociales eran cada vez más fuertes, con un marcado interés del
gobierno de “depurar la sociedad” y extirpar los nichos donde se alojaba la “subversión”, con
lo cual se decidió intervenir las universidades, terminando con la autonomía de las
instituciones de educación superior. Este hecho, se ejemplificó en la llamada Noche de los
Bastones Largos (1966). Aquí el ejército decidió entrar a la Facultad de Ciencias Exactas de
la UBA, desalojando de forma represiva a los profesores y estudiantes e iniciando una “fuga
de cerebros” que lamentablemente continuaría a lo largo de las próximas décadas.

El 29 de mayo de 1969, se produjo “El Cordobazo”, que fue una protesta popular
organizada por el movimiento obrero y sindical cordobés, acompañados por sectores
estudiantiles, que desencadenó una fuerte represión pero también un ciclo de protestas en
otros lugares como Tucumán, Corrientes o “el Rosariazo”.

“El Cordobazo cristalizó el cuestionamiento al régimen ya iniciado por diversos


sectores de la sociedad. Además, pondría de manifiesto una crisis de autoridad en el interior

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de las diferentes organizaciones de la sociedad civil que coincidió, también, con la aparición
de la juventud en la esfera pública como un actor colectivo dispuesto a romper con el pasado
y llevar a cabo lo que entendían como la reparación moral que el país necesitaba. Este
proceso, que se había venido conformando durante toda la década del 60, encontró en la
brecha abierta por el Cordobazo el escenario para una redefinición desde abajo creando el
marco, a su vez, para que de la resistencia que había caracterizado a la etapa anterior se
pasara a la acción colectiva” (Gordillo, 2007: 356)

Según la autora citada, “El Cordobazo” permitió consolidar a los sectores jóvenes y de clase
media como actores dentro de la protesta social y si bien la violencia como forma de
transformación política no es una idea nueva, tornó verosímiles los argumentos de los
grupos revolucionarios y se convirtió en una opción posible. Este proceso se vio
acompañado por el predicamento de los sacerdotes tercermundistas, organizaciones que
propiciaron la lucha armada y un movimiento de protesta social creciente.

6. Cordobazo

Estos acontecimientos, marcaron el fin del Onganiato, que dio paso a la presidencia de
Levingston y luego Lanusse, este último asumió con la promesa de tranquilizar el estallido
social y llegar pacíficamente a las elecciones, en lo que se denominó Gran Acuerdo
Nacional (GAN).

Dentro de las organizaciones armadas, de tendencia marxista podemos mencionar al ERP y


FAL, como unas de las más importantes. En 1970 se conformó Montoneros organización de
raigambre peronista con mayor caudal de jóvenes en sus filas, cuyos fundadores provenían
del catolicismo nacionalista y fueron influidos fuertemente por los Sacerdotes del Tercer
Mundo (como ser, Carlos Mujica y Juan García Elorrio).

Uno de los hechos más resonantes del período fue la masacre de Trelew, en agosto de
1972. Esta ocurrió luego de que los/as presos/as políticos confinados en el penal de
Rawson, entre los cuales se contaban importantes líderes de las organizaciones armadas
de izquierda, y en el marco de un vasto operativo montado por la FAR y el ERP, tomaron el
penal y veinticinco de ellos lograron escapar hasta el aeropuerto de Trelew. Argumentando
un intento de fuga, dieciséis de ellos fueron asesinados en Trelew. El episodio generó un
gran malestar en la opinión pública y recrudeció la conflictiva social.

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En noviembre de 1972, luego de diecisiete años de exilio, Perón regresó al país y terminó
de concretar la formación de un frente electoral encabezado por la fórmula Héctor Cámpora-
Vicente Solano Lima, ante la imposibilidad de postularse él mismo como candidato y con
este anunciado triunfo parecía renovarse el escenario político cercenado desde 1955. Sin
embargo, este proceso tampoco desembocaría en un proceso de pacificación y estabilidad
de los gobiernos.

Hasta aquí, mencionamos brevemente los acontecimientos argentinos que marcaron a la


época desarrollista, y que involucraron la creciente participación de la clase media,
gobiernos cada vez más autoritarios y represivos, de la mano de una modernización y
acontecimientos mundiales que transformaron al mundo. Pero sobre todo la masificación de
las protestas, predominancia de nuevas juventudes y la organización de los/las trabajadores
que configuraron nuevos actores y nueva manera de hacer política y pensar el mundo.

En este sentido Svampa (2007:28) plantea que: “Era la violencia desde abajo, una
respuesta a la violencia de Estado. En otros términos, la posibilidad del cambio
revolucionario formaba parte del sentido común de importantes sectores progresistas de la
sociedad argentina”.

En síntesis, las transformaciones del período, en términos generales, se centraron en: el


pasaje de soluciones reformistas a propuestas revolucionarias; la pérdida de especificidad
de los discursos intelectuales en relación a una creciente politización, y donde los debates
intelectuales se encontraron atravesados por la revolución cubana, el debate sobre el
peronismo desde distintas perspectivas y el marxismo. (Sarlo, 2007)

Desarrollismo y Trabajo Social: comunidad y agentes de cambio

Retomando la propuesta desarrollista, es importante referir que EEUU se caracterizó


durante el Siglo XX por una gestión estatal de tipo liberal, con un sistema público en alianza,
principalmente con sectores de la burguesía empresarial, destacándose la configuración de
Consejos Locales o Consejos de planeamiento de la Comunidad, para el planeamiento
social orientados a la búsqueda del bienestar de la comunidad.

Desde ese concepto cada comunidad debía resolver sus propios problemas. Bajo estas
premisas se realizó, también, el proceso de descolonización de los países imperialistas en
sus colonias, a través de una retirada, que posibilitó la independencia pero, que mantenía la
dependencia económica, una independencia controlada. Allí se promovieron cambios
orientados al “crecimiento” y desarrollo de los países dominados de modo que siguieran
garantizando la provisión de mercancías. En general, el incentivo al desarrollo se orientó
hacia las áreas técnicas: educación, salud, vivienda y obras públicas o de infraestructura.

Así el proyecto estadounidense de modernización e integración se asentó en el desarrollo


de los países considerados “atrasados”. Para ello se debieron desplegar una serie de
métodos propiciatorios de la participación comunitaria, esfuerzos organizados para el auto
desarrollo. Una de las premisas básicas de las políticas desarrollistas, es que no es posible
lograr cambios en la economía, ni en la política, si previamente no nos encontramos con
personas y comunidades sensibles y dispuestas a dichas transformaciones. Es así, que
cobraron prioridad, las acciones encaminadas a lograr “cambios mentales y sociales”, ya

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que se entendía que la sociedad era portadora de problemas sociales que la ubicaban en
un estado de atraso, entonces ese accionar tenía como objetivo hacer más apta la sociedad
para que ello llevara al crecimiento económico.

Los organismos internacionales (CEPAL, OEA, BID) fueron los encargados de que la visión
dominante en relación a la concepción desarrollista de los “problemas sociales”, como así
también de las políticas implementadas para resolverlos fueran aplicadas de manera
homogénea en los países no hegemónicos, contribuyendo a la construcción de sentidos y
prácticas en el campo social.

Según Arias, A (2012) la estrategia desarrollista supuso tecnificar las operatorias estatales y
la creación de organismos estatales de planificación, lo que involucró recomendaciones
técnicas sobre la pobreza. La autora plantea que:

“La idea de que lo técnico puede diferenciarse de lo político y que existen aportes neutros
para el desarrollo fue un legitimante de los organismos internacionales de crédito, por medio
de los cuales los condicionantes de los créditos se
presentaban públicamente como recomendaciones
técnicas.”(2012:44)

Esta postura se relaciona con la perspectiva teórica del Se entendía que


funcionalismo, donde Talcott Parsons planteaba que, todo
aquello que salga por fuera de las normas establecidas a la
el progreso no
organización armónica de una comunidad será visto como llegaba por sí
negativo, generador de lo disfuncional, de sociopatías. Es
decir, aquello que no cumplía con el ideal desarrollista solo, sino que,
entraba técnicamente en el campo de la marginalidad9. Esta
perspectiva se ligó con el pensamiento conservador, donde
era necesario
se intentaba por medio de la política social y las acciones preparar a las
técnicas que se conservara el orden vigente.
poblaciones
“El proceso no se pone en marcha si no existe una
comunidad motivada y capacitada para el desarrollo... es para que lo
necesario que previa o simultáneamente se produzcan
transformaciones en la mente y la sensibilidad del hombre reciban.
y la comunidad” (Grassi, 1989: 123).

Este corpus teórico entendía que el progreso no llega por sí


solo sino que, es necesario preparar a las poblaciones para que lo reciban. Desde las
Ciencias Sociales se generó todo un sustento teórico a la propuesta desarrollista junto a
una modernización y ampliación del aparato burocrático del Estado, apoyado en la ciencia y
la innovación técnica. En este sentido Arias (2012), analiza la relación entre pobreza y
desarrollo desde la mirada de la teoría de la modernización, recurriendo principalmente a

9
“Germani (1980) define a la marginalidad como ´la falta de participación de individuos y grupos en
aquellas esferas en las que de acuerdo con determinados criterios les correspondería participar´. La
participación está definida como ejercicio de roles” (Arias, 2012:50)

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los planteos del mencionado Talcott Parsons10, de Gabriel Almond y Gino Germani. Refiere
que en ese momento histórico el desarrollo era pensado como progreso, desde los
desarrollos teóricos, la pobreza es entendida en relación a problemas de integración, no
sólo como un problema de carencia material, entendiendo que la superación de esta
situación será por medio de la participación, y las dificultades para la participación refieren a
las características de atraso, en términos de insuficientes capacidades para adaptarse.

En este contexto “la idea de marginalidad estuvo asociada a la idea de cultura atrasada. La
cultura de los sectores ´marginados´ debe ´evolucionar, modernizándose para permitir la
participación plena de los sujetos en distintas esferas del desarrollo (capacitarse, se diría
con el lenguaje técnico actual)” (Arias, 2012: 53). La autora agrega que el enfoque de la
marginalidad entiende que la democracia requiere la participación y que ello será posible si
las personas se han sacado de encima sus culturas y valores tradicionales. Por tanto, en
este proceso de superación la educación toma un valor estratégico, y la posibilidad de salir
de la situación de pobreza era por tanto la modernización de esos sectores
marginales. Estos sustentos teóricos van a dar lugar a las propuestas de intervención que
se llevaron adelante en el periodo.

El desarrollismo, en el campo del Trabajo Social, privilegiaba los cambios técnicos, lo


racional frente al llamado ethos popular, que era caracterizado como atrasado, irracional,
peligroso. Es decir, allí los técnicos son quienes debían detectar las necesidades que eran
estudiadas en la comunidad, a la vez determinar cuál era el tipo de problema y cómo se
solucionaría, brindándole a la comunidad las herramientas para resolverlo, porque se
entendía que no contaban con los recursos para hacerlo. Las prácticas tuvieron un
encuadre educativo, formador, aleccionador ya que se concebía que los “problemas” eran
responsabilidad de la propia comunidad.

Dentro de la profesión Trabajo Social, el método de Desarrollo y Organización de la


Comunidad, coincidió funcionalmente con la propuesta desarrollista y se constituyó en una
corriente pretendidamente técnica, que se expresó, en el caso del Trabajo Social como una
visión metodológica que marcó los intereses y tendencias de los profesionales de la época.
La propuesta y fundamentos de dicho método son desarrollados en detalle por Mendoza
(2006), la cual lo analiza como tercer Método Clásico del Trabajo Social.

En esta dirección, se identifican los contenidos de los Congresos Panamericanos de


Servicio Social, y la profusa bibliografía editada durante la década del 60. Los asistentes
sociales, se convertían así en los “agentes de cambio” necesarios para la implementación
de esta propuesta, pues -se suponía que- su contacto con los sectores populares les
permitía establecer una adecuada relación con las comunidades. Si el cambio no era parte
de la cultura de la comunidad, el/la Trabajador/a Social debía inducirlo, desde una
perspectiva que entendía que del desarrollo económico debía ser superado desde las
comunidades.

10
Al respecto Parson refiere: “Nuestra perspectiva implica claramente juicios evolutivos -por ejemplo,
el de que las sociedades intermedias están más avanzadas que las primitivas, (...). Trataré de hacer
que mi criterio básico sea congruente con el utilizado en la teoría biológica, diciendo que son más
´avanzados´ los sistemas que presentan una mayor capacidad generalizada de adaptación (Parsons,
1974: 162, en Arias, 2012:48)

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Entre los trabajadores sociales destacados podemos mencionar a algunos que tenían
representación de organismos internacionales: Virginia Paraíso (CEPAL) Caroline Ware
(ONU) y Ezequiel Ander Egg (OEA).

7. Libro del Trabajador Social Ander Egg.Kruse. Paraíso. Chartier 1969

En este marco, podemos destacar también a la asistente social Valentina Maidagán de


Ugarte, quien llega a Argentina en 1957, en calidad de miembro de la Comisión Técnica
de la ONU, en el marco de “una misión de asesoramiento técnico” sobre enseñanza del
Servicio Social y con el objeto de estudiar los programas de estudio de las Casas de
Estudio de Servicio Social en el país. La “experta”
realizó un diagnóstico del estado de situación de la
formación en la Argentina, elaborando una serie de
recomendaciones que plasmó en el Manual de Servicio Con los TS
Social, de su autoría, tendientes a modernizar la
formación de profesionales, respondiendo a las
enrolados en el
demandas de ese determinado contexto que se bastión
orientaba a Trabajadores Sociales formados en la
planificación y el desarrollo de la comunidad. desarrollista se
De este modo, en 1959, durante el gobierno de fundaron las
Frondizi, se creó11 el Instituto de Servicio Social
dependiente del Ministerio de Asistencia Social y Salud
raíces de
Pública (Parra, 2001:224), conocido como Instituto cuestionamien-
Bolívar o Tarsitano, con el fin de incluir en la formación
criterios de abordaje acordes a la propuesta tos críticos de
desarrollista no recepcionados en las escuelas de
Trabajo Social de entonces, manteniendo esta
la profesión que
orientación hasta 1963, Instituto que fue cerrado en perduran hasta
1969. Propuesta que insistía en la necesidad de que la
profesión abandonara el ser “apóstoles para ser nuestros días
agentes de cambio para el progreso” (Manrique
Castro:1982), orientando su ejercicio profesional a la
remoción de las costumbres consideradas obstáculos y de las resistencias al cambio.

11
Se crearon también, en 1959 la Escuela de Servicio Social dependiente de Cáritas en La Plata y
en 1960 la escuela de Servicio Social de Santa Fé.

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Introducción al Trabajo Social
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Si bien el Instituto Bolívar fue intervenido en 1964 podemos inferir que las ideas
desarrollistas habían logrado consenso en el campo profesional, Parra (2008:51)
menciona por ejemplo, “un editorial de la revista “Hoy en el Trabajo Social” que
saludaba el golpe de Estado de Onganía -sucedido en 1966-, creyendo que era la
posibilidad histórica para el Trabajo Social de alcanzar el desarrollo”.

Según Kruse (1971) se realizaron dos Congresos de Trabajo Social12 enrolados en el


Desarrollismo, en San José 1961 y Lima 1965 con participación de Trabajadores Sociales
argentinos. Asimismo, en 1966 se creó el Ministerio de Bienestar Social que llevó adelante
políticas sociales desarrollistas. Algunos autores (Facciuto, 2005) justifican la adhesión de
buena parte del colectivo profesional a los ideales desarrollistas en función de que dicha
propuesta generó un “proceso de tecnificación” incorporando nuevas formas y espacios de
intervención (más allá del clásico seguimiento de “casos”), de ese modo también “se
ampliaba la ubicación laboral” en planes y proyectos, también generaba en la profesión “la
ilusión de que era el motor de la transformación social”. Podemos agregar, asimismo, otro
factor que pudo resultar atractivo para el colectivo profesional, que en la perspectiva
desarrollista la profesión Trabajo Social estaba incluida entre los expertos y -si bien
prioritariamente se contemplaba la participación de la comunidad- eran los profesionales
quienes se supone portaban el “saber” que requería para propiciar los cambios en la
comunidad.

Del mismo modo, señalan que precisamente con los Trabajadores Sociales enrolados en el
bastión desarrollista “se fundaron las raíces de cuestionamientos críticos de la profesión que
perduran hasta nuestros días” (Facciuto, 2005:194), refiriéndose a la subsiguiente
conformación del Movimiento de Reconceptualización. Es importante mencionar, los
desarrollos teóricos en el campo del abordaje “grupal” en otras disciplinas, como ser la
psicoterapia de grupos de Pavlovsky y a los trabajos de Pichón Riviere, realizados desde
fines de la década del 50, que pueden haber aportado a la crítica al modelo desarrollista
que se instaló posteriormente en el colectivo profesional.

Reflexiones finales

A través de los distintos apartados vimos cómo la política desarrollista propone una nueva
forma de disciplinamiento frente al supuesto indisciplinamiento de los pueblos del “tercer
mundo”. Es decir, podemos hablar del desarrollismo como una estrategia de generar y
preservar la hegemonía de los países dominantes.

Consecuentemente el Trabajo Social como profesión íntimamente ligada a la expansión de


las relaciones sociales capitalistas de producción, estuvo influenciada en este período
histórico por los objetivos políticos del poder económico central. En ese proceso la/os
trabajadora/es sociales que integraron los programas desarrollistas, fueron ocupando
lugares relevantes y que excedían la ejecución de programas, para pasar a áreas de
evaluación, planificación y decisión. Esto fue favorecido por las habilidades técnicas de los

12
En 1965 se realizó el I Seminario Regional de Servicio Social en Brasil anclado en la perspectiva
de Desarrollo de la Comunidad, con críticas al Servicio Social tradicional, al cientificismo aséptico y la
producción científica foránea. Asentando las bases del Movimiento de Reconceptualización que
comenzaba a emerger en el Cono Sur.

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profesionales acordes a lo que los programas


impulsaban, como por la formación profesional
orientada al trabajo con grupos, a la administración
de servicios, identificación de necesidades y
En el desarrollismo se
recursos, y también experiencia en ese trabajo con produjo una extensión
grupos y comunidades, lo cual constituía una
ventaja en relación con otras profesiones. del campo laboral,
modificación de los
En síntesis, se produjo una extensión del campo
laboral, así también crecimiento de su prestigio, planes de estudio,
modificación de los planes de estudio, ampliación
de los años de formación, creación de nuevas
ampliación de los años
instituciones académicas ya que las tradicionales de formación, creación
se negaban a cambiar. Significó para la profesión
una revalorización social con la asunción de
de nuevas instituciones
nuevas responsabilidades, frente a un proceso de académicas. Significó
modernización de las instituciones públicas. Ello
influenció para que la profesión incorporase para la profesión una
rápidamente las formulaciones del desarrollismo, revalorización social
nutriéndose del pensamiento que alimentaba la
política desarrollista. Ahora bien, este crecimiento con la asunción de
no fue solo técnico sino que, acompañó las nuevas
grandes transformaciones societales mencionadas.
responsabilidades,
Así como identificamos las tendencias
conservadoras de las propuestas desarrollistas
frente a un proceso de
basadas en neutralizar el conflicto social, el modernización de las
proceso de disputa produjo posibilidades para
repensar la formación y la profesión.
instituciones públicas.

Analizar la inestabilidad política del periodo tanto


internacional como en nuestro país, que no se cerró en 1973 sino que sus contradicciones y
sus tensiones se desplegaron hasta llegar a la trágica dictadura de 1976 y podemos afirmar
que han dejado marcas aún no saldadas. El Trabajo Social argentino formó parte de ese
proceso de manera heterogénea y sus tendencias se verán con mayor claridad durante el
periodo de la Reconceptualización.

Nuestra intención de traer brevemente los/as actores y hechos más relevantes de la etapa
desarrollista, principalmente en nuestro continente, nos sirve para reflexionar acerca de
algunos nudos problemáticos que hasta el día de hoy se encuentran irresueltos. Si miramos
el golpe de Estado del 55, 62 y 66 podemos identificar como gradualmente un terrorismo de
Estado empezó a afincarse en la estructura argentina, con el objetivo de acallar y aniquilar a
todo aquel/la que pensara diferente, y sobre todo a quienes quisieron transformar la
sociedad.

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Recursos para ampliar el contexto del tema y dialogar:

Trelew. Film Documental de Mariana Arruti

Tiempos Violentos 1966-76. Canal Encuentro

https://www.pagina12.com.ar/68039-matar-al-che

Historia Argentina Vol. 8 Felipe Pigna: https://www.youtube.com/watch?v=7GvY5ZjFvTY

Algo de música….

Cesar Isella Canción con todos

Silvio Rodríguez El elegido

Ataque //. Setentistas

Violeta Parra Vivan Los estudiantes!

Víctor Jara Te Recuerdo Amanda

Algo de literatura…

Cortazar, J. Casa Tomada

Walsh,R. Operación Masacre

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