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Sin embargo, ha sido décadas más tarde, y gracias al gas, cuando Catar ha
logrado sus cotas más altas de prosperidad. A partir de 1995, con la llegada al
poder de Hamad bin Khalifa Al-Thani, padre del actual emir, las inversiones en
infraestructuras de extracción, licuefacción y distribución se multiplicaron para
optimizar el rendimiento de sus ingentes reservas -las terceras más importantes
del mundo, tras Rusia e Irán- y ello se tradujo en un incremento exponencial de
las exportaciones.
“La Arabia Saudí del gas”, así define este mercado Luciano González López-
Salazar, agregado comercial de la Embajada de España en Doha, en una
analogía que ayuda a comprender su relevancia en las cifras globales del sector.
En la actualidad, Catar es el mayor exportador mundial de gas licuado y una de
sus compañías estatales, Qatargas, el principal productor, con capacidad para
alcanzar 42 millones de toneladas anuales.
En torno a los hidrocarburos se ha desarrollado, asimismo, “una gigantesca
industria de derivados: fertilizantes, plásticos…”, como señala Francisco Garrote,
presidente del Spanish Business Council en Catar. “Después, se crearon los
fondos soberanos y los excedentes de la venta de gas que no se invertían en el
país empezaron a invertirse fuera, en empresas de Estados Unidos, Europa,
Japón
POSIBILIDADES COMPARATIVAS QUE PUEDA TENER EL PERÚ, PARA
PERMITIR SU DESARROLLO