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Aindra Das, Acerca de nuestra relacion con Krishna.

(extracto de su libro)

"Tanto las viscisitudes así como las experiencias jubilosas por las que atravesamos en
esta existencia, no son mas que un contacto de Krishna para ganarse nuestra atención,
así como para provocar nuestra reciprocidad de mil maneras. En su infancia, rompía
con frecuencia los recipientes de yogurt, mantequilla y gee que las gopis tenían
cuidadosamente guardados, pellizcaba a sus bebes para hacerlos llorar o simplemente
se orinaba en el suelo recién fregado y luego echaba a correr.

Entonces, cuando éstas, muy molestas y frustradas iban a quejarse a madre Yasoda, se
quedaban fascinadas al ver como se escondía tras el sari de su madre, proclamando su
inocencia, con un rostro tan encantador y adorable. En aquellos momentos sentían
como sus corazones se fundían y desbordaban de afecto maternal, se desposeían de
toda su ira y todo su disgusto y se sentían muy contentas de poder tener una excusa
para poder venir y contemplarlo en aquel estado.

Un ejemplo de nuestros días: Un joven y travieso alumno, sentado detrás de una chica
de su clase, se divierte mojando la extremidad de la trenza de su compañera en el
tintero de su pupitre. Desconocedora de lo que esta pasando, la chica se mancha el
vestido. Cuando llega a su casa se percata de lo ocurrido, se imagina quien ha sido el
culpable y se queja a su madre. Al día siguiente, y siguiendo el consejo de ésta, se
siente al otro lado del aula, para escapar a sus travesuras. ¿Pero pensáis acaso que esto
va a disuadir al chico? Para nada. Deseoso de que la otra lo mire, se pone a lanzarles
bolitas que le rebotan sobre el cuello.

Al principio ella finge que no se da cuenta, pero después de dos o tres bolitas, se siente
molesta y gira la cabeza para ver de donde provienen los proyectiles, el travieso chico,
oculta su risa, fingiendo que no sabe nada. En ese momento, ella empieza a pensar que
él muestra un cierto interés hacia ella y en su fuero interno se siente adulada. A la hora
del recreo, cuando todos los chicos se van a jugar al balón, ella se queda en un rincón,
buscando con la mirada entre todos los chicos, para ver lo buen deportista que es, pero
no logra verlo. ¿Quiero eso decir que él no anda por allí?

Desde luego que si. Acercándosele muy hábilmente por detrás, la agarra por la trenza
y le da un tirón: "Eh…me haces daño" Exclama la chica. Y girándose rápidamente le
da una bofetada mientras se queja: "Tonto". Él se retira rápidamente, muy satisfecho
de su hazaña, dando por bien empleados todos sus esfuerzos, al haber recabado su
atención y repite una y otra vez: "Me quiere. Me ha tocado", "Es cierto que me ha
tocado" Luego le traerá algún dulce y posteriormente le confeccionará un ramo de
flores… y el resto de la historia es ya bien conocida. El hecho de que el chico la acose
de esta manera, le traiga una flor o le robe un beso, en cualquier caso, lo único que
persigue es atraer de alguna manera su atención y sus pensamientos.

De modo similar, lo único que Krishna desea es tener una relación con nosotros. Si
nos molesta de esta manera o de vez en cuando nos hace llegar maha-prasadam o una
guirnalda de flores de loto, lo hace tan solo para que de alguna manera recordemos
que todavía existe y que está esperando pacientemente, detrás de los asuntos
cósmicos. Tiene su mano extendida por todos lados y con ella, viene también su
persona, tan llena de encanto y dulzura, toda impregnada de rasa.

Por mas que nos podamos sentir zarandeados, perturbados o desalentados en


numerosas ocasiones, cuando contemplamos en lo mas recóndito de nuestros
corazones, el atractivo absoluto de su hermoso rostro, ya no nos sentimos mas con
ganas de quejarnos. ¿Porque? Porque sabemos que él siempre esta de nuestro lado y
que en ultima instancia nos ama. El hace que vertamos un torrente de lagrimas por el
resto de la eternidad. AINDRA DAS, DE SU LIBRO

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