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Comentario de un texto periodístico

«Las víctimas no son culpables»

Se está montando, con cierto disimulo, una campaña infame y cobarde contra Charlie
Hebdo difundiendo sus groseras e insultantes portadas para “explicar” el ataque asesino
que ha sufrido. Esto se hace por miedo a enfrentarse a la realidad e irritar a quienes
responden degollando, disparando o poniendo bombas cuando se sienten insultados. Se
habla mucho estos días del peligro de la islamofobia, olvidando que fobia tiene dos sentidos:
aversión obsesiva contra alguien o algo y temor irracional compulsivo. Por lo que
islamofobia significa tanto odio como miedo al islamismo. De la islamofobia como aversión
que puede generar patologías racistas y xenófobas que carguen contra todos los musulmanes
las culpas de los fundamentalistas se está alertando. Pero nada o muy poco se dice de la
islamofobia como miedo a un conflicto de difícil y peligrosa solución porque los radicales
son muchos más de los que se reconoce, dominan extensos territorios, están infiltrados en las
sociedades occidentales y decididos a morir matando. Y este miedo (o prudencia) está
paralizando desde hace demasiado tiempo la respuesta eficaz y realista a los atentados
sufridos en Estados Unidos, Argentina, España, Reino Unido, Francia, Rusia, Kenia,
Tanzania, Nigeria, Turquía, Líbano, Irak, Jordania, Israel, Argelia, Egipto, Túnez, Arabia
Saudita, Marruecos, India, Sri Lanka, Pakistán, Indonesia, Filipinas o China. Esto es obra de
algo más que una minoría de locos fanáticos.

Desde siempre Charlie Hebdo  apuesta más por el mal gusto que por el ingenio, más por la
grosería que por el razonamiento, más por el insulto que por el diálogo. El grueso calibre de
su humor comete injusticias manifiestas como, en plena expansión del terrorismo islámico,
situar en un mismo nivel al islamismo radical, al cristianismo y al judaísmo. ¿Y qué? Uno de
sus enemigos declarados es la religión, fundamentalista o no, violenta o no. En una de sus
portadas el Corán, la Biblia y la Torá aparecían como tiras de papel higiénico. Y las ha
habido mucho peores, dirigidas por igual contra musulmanes, cristianos y judíos. ¿Y qué?
Mantenía la larga tradición blasfema del laicismo radical francés. Esto era sabido. ¿Y qué?
Se pueden escribir artículos contra él o denunciarlo ante los tribunales. Y punto. No se
busquen otras causas, apuntando al tono de Charlie Hebdo, porque se hace el juego a los
terroristas. La islamofobia es igualmente peligrosa como odio y como miedo.

Carlos Colón
Diario de Sevilla (10/1/2015)

Tema
El autor defiende la libertad de expresión aunque no comparta el contenido ni las formas de
quien la ejerce, porque lo contrario supondría una claudicación ante los enemigos de la
libertad.

Resumen
El texto arranca con la denuncia de la infamia que supone justificar o explicar el ataque
terrorista contra la revista Charlie Hebdo como consecuencia del radicalismo de la crítica
religiosa ejercida en la publicación. A continuación, Carlos Colón alude al miedo a la
expansión del islamismo radical en Occidente como causa de una claudicación tan cobarde.
Tras fijar el hecho noticiero, el autor expone con claridad su posición: reconoce la injusticia
que puede residir en una crítica humorística tan gruesa; pero defiende a ultranza el derecho
a ejercerla sin cortapisas, pues renunciar a él supondría conceder la victoria a los enemigos de
la libertad.

Estructura
Externa
El texto se compone de dos párrafos de diferente extensión. El primero —más largo— está
constituido por ocho enunciados extensos en el que abundan las subordinaciones, como
parece lógico en una sección del texto donde se aborda un hecho noticiero complejo y repleto
de matices. El segundo párrafo, no obstante, es de menor tamaño, aunque esté compuesto por
un mayor número de enunciados, catorce, en concreto. Las oraciones son, en esta ocasión,
algo más breves y, sobre todo, se hacen presentes frases cortas, categóricas (“esto era sabido”,
por ejemplo) y una interrogación retórica breve que se repite machaconamente (“¿Y qué?”),
mediante las cuales el periodista deja perfectamente establecida su incuestionable defensa de
la libertad de prensa.
Desde el punto de vista de la modalidad textual, el artículo se ajusta a una secuencia
argumentativa, en la que tesis (defensa de la libertad de expresión) y argumentos están
claramente fijados, así como la posición personal del escritor.

Organización de ideas
1. Hecho noticiero:
a. Intento de justificación del ataque terrorista como consecuencia de la crítica
humorística de la publicación.
i. La razón principal del intento de justificación reside en el miedo a la
expansión del islamismo radical.
2. Posición del autor:
a. Reconoce la injusticia de la crítica a las religiones en Charlie Hebdo.
b. Defiende el derecho de la revista a ejercer su crítica.
c. No defender el derecho a la libertad supondría conceder la victoria a los
culpables.
La progresión temática del texto, al situar la tesis principal al final del mismo, se ajusta a una
progresión inductiva, pues se parte de un hecho concreto para terminar con una afirmación de
valor más universal: la libertad de expresión debe ser incuestionable en toda circunstancia.

División en partes
 Primera parte (párrafo 1).
 Hecho noticiero (primer enunciado).
 Razones que justifican el hecho (resto del párrafo).
 Segunda parte (párrafo 2).-
 Reconocimiento de la ferocidad crítica de la revista.
 Defensa del derecho de la publicación a ser feroz.
 Renunciar a la libertad de expresión es conceder la victoria a los culpables.

Sugerencias para el comentario crítico
El artículo de Carlos Colón publicado en Diario de Sevilla se ajusta a lo esperado de un texto
periodístico de opinión, concretamente a la variedad de columna. Parte el autor de un hecho
noticiero (los intentos de justificación del atentado terrorista contra la revista francesa Charlie
Hebdo) en torno al cual expresa su posición subjetiva (denuncia de las respuestas tímidas y
defensa sin fisuras de la libertad de expresión). La subjetividad del autor se hace presente
mediante un léxico valorativo («infame», «cobarde»), la presencia de ciertos recursos
retóricos que muestran la voluntad de estilo de su autor (las interrogaciones retóricas del
segundo párrafo, por ejemplo) y el uso de expresiones categóricas que muestran bien a las
claras su posición («no se busquen», «y punto»). Sorprende que el periodista no recurra en
ningún momento a la redacción en primera persona, pero ello puede deberse a la voluntad de
mostrar la defensa de la libertad de expresión no como una idea propia, sino como una verdad
que debiera ser incuestionable, al menos, en nuestro mundo occidental.
La posición mantenida por Colón es clara en los tres principales aspectos de que se ocupa en
el artículo: en primer lugar al denunciar la infamia de quienes por miedo se atreven a justificar
el ataque terrorista; a continuación al distanciarse del estilo radical del humor empleado en la
publicación francesa; y por último —y más importante, pues es el verdadero tema nuclear del
artículo—, al defender de manera firme la libertad de expresión, incluso en aquellos casos en
que se esté en disconformidad con las formas empleadas. La interpretación del artículo es de
claridad meridiana: bajo ninguna circunstancia las víctimas pueden ser consideradas culpables
de su desgracia, como desde ciertos sectores se ha llegado a sugerir. El segundo párrafo del
artículo no deja ninguna fisura en la defensa de la libertad de expresión, llegando el autor a
adoptar un registro lingüístico cercano a lo retador o chulesco, como así lo demuestra la
reiteración de la interrogación retórica, cortante, «¿Y qué?» o el breve enunciado «Y punto»
con que da por terminada su defensa.
Tras exponer la posición del autor, debe fijarse también la posición del comentarista. Esta
puede girar en torno a las siguientes cuestiones:
¿Deben ponerse límites a las libertades de prensa y expresión? ¿Supondría eso conceder la
victoria a los terroristas? ¿Está la seguridad por encima de la libertad? ¿Dónde debe fijarse
la frontera, si es que esta es necesaria? ¿Es el respeto a estas libertades uno de los aspectos
que identifican la cultura europea? ¿Puede ponerse el hecho noticiero en relación con otros
acontecimientos históricos?
Análisis sintáctico

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