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DERECHO PROCESAL CIVIL - JURISDICCIÓN

MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

I. L A JURISD ICC IÓN .

A. G ENERALIDADES .

1. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA JURISDICCIÓN.


La convivencia pacífica de la comunidad se logra en la medida en que es posible la
sustitución de la violencia por la acción jurisdiccional, que en términos generales, faculta a su
titular para recurrir a un tribunal en demanda de una decisión, reemplazándose así la fuerza,
como medio de solución de conflicto, por el proceso.
El conflicto es un atributo de la naturaleza del ser humano, y es un hecho notorio que no
requiere demostración. En efecto, cada vez que conviven dos o más personas en el campo
individual, en el campo nacional, o Estados en el campo internacional, se produce un conflicto;
por ejemplo, un problema de familia, una huelga, o una guerra. La ciencia procesal ha estudiado
profundamente este fundamental problema lo cual, en lo que se refiere a la jurisdicción y a su
aplicación en el campo del derecho chileno, será objeto de estudio.
En términos generales la expresión conflicto equivale a discordia, a desavenencia de
voluntades. Procesalmente hablando, el conflicto se presenta toda vez que una persona o ley
exige a otra la ejecución acto o abstención, y ésta se resiste o quebranta la norma. Al respecto, el
jurista italiano Francesco CARNELUTTI señala que el conflicto nace cuando existe una pretensión,
por una parte, y una resistencia por otra.
La actividad jurisdiccional surge al momento de existir un c o n f l i c t o d e r e l e v a n c i a
j u r í d i c a , el cual se genera cuando un sujeto, con su acción u omisión, produce como resultado
el quebrantamiento del ordenamiento jurídico, esto es, la infracción de la norma reguladora de su
conducta, ya sea ésta imperativa, prohibitiva o permisiva; en cambio un conflicto que carece de
relevancia jurídica, es aquel que no conlleva la violación del Derecho, como, por ejemplo, los
que afectan el orden social y moral. Al conflicto de relevancia jurídica se le ha denominado
litigio, y se entiende por tal, un conflicto intersubjetivo de intereses, jurídicamente relevante,
caracterizado por la existencia de una pretensión resistida.
¿Cómo se soluciona un conflicto en la sociedad? Para ello han surgido en la historia de
las instituciones procesales, y coexisten en el momento presente, tres posibles medios de
solución: la autotutela, la autocomposición y la heterocomposición.

a. LA AUTOTUTELA, JUSTICIA PRIVADA O AUTODEFENSA.


El mecanismo más primitivo de solución de conflictos es la autotutela, en donde
cualquiera de los sujetos en conflicto está facultado para resolverlo por su propia mano (prima la
“ley del más fuerte”). Es una forma normalmente injusta, pues resulta triunfador no siempre el
que tiene la razón, sino quien cuenta con los medios coercitivos para imponer sus decisiones. La
autotutela está en pugna con los conceptos más elementales de justicia, no obstante, tiene un
importante campo de aplicación aún en nuestros días.
Por tanto, lo que caracteriza a la autodefensa es la concurrencia de dos elementos: la
ausencia de un tercero imparcial distinto de los sujetos en conflicto; y la imposición de la
decisión por una de las partes a la otra. Ahora bien, la autotutela se puede analizar en tres tipos
de relaciones, a saber:

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i. Relaciones entre sujetos. En Chile, la igualdad ante la ley (art. 19 Nº 2 de la CPR) y


la igualdad justicia (art. 19 Nº 3 de la CPR) excluyen la autotutela como medio de
solución de conflicto; por tal razón, el Derecho positivo chileno, por regla general,
prohíbe la autotutela y más aún, la sanciona criminal (por ejemplo, con pena de cárcel) y
civilmente (por ejemplo, el art. 1456 del CC señala que la fuerza es un vicio del
consentimiento y sanciona con la nulidad los actos realizados bajo su imperio). No
obstante, en casos excepcionales la legislación chilena legitima el empleo de la fuerza
como medio de solución de conflicto, y el ejemplo más clásico se encuentra en materia
penal, concretamente, en la legítima defensa como causal eximente de responsabilidad
(art. 10 N° 4 del CP); en materia civil se pueden citar como ejemplo los casos de
autotutela cautelar, como el derecho de retención que tiene mandatario respecto del
mandate (art. 2162 del CC)1.
Art. 1456. La fuerza no vicia el consentimiento, sino cuando es capaz de producir una impresión fuerte en
una persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición. Se mira como una fuerza de este
género todo acto que infunde a una persona un justo temor de verse expuesta ella, su consorte o alguno de
sus ascendientes o descendientes a un mal irreparable y grave.
El temor reverencial, esto es, el solo temor de desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y
respeto, no basta para viciar el consentimiento.

Art. 10. Están exentos de responsabilidad criminal:


4. El que obra en defensa de su persona o derechos, siempre que concurran las circunstancias siguientes:
Primera. Agresión ilegítima.
Segunda. Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla.
Tercera. Falta de provocación suficiente por parte del que se defiende.

Art. 2162. Podrá el mandatario retener los efectos que se le hayan entregado por cuenta del mandante para
la seguridad de las prestaciones a que éste fuere obligado por su parte.

Por lo tanto, la autotutela está prohibida por nuestra legislación y castigada en la mayor
parte de los casos; sólo excepcionalmente, y por causas establecidas en la propia ley, se
encuentra autorizada y legitimada.

ii. Relaciones entre el Estado y los particulares. Estas relaciones se rigen por la
CPR y sus leyes complementarias, en donde la autotutela está absolutamente prohibida y
sancionada. No obstante, la autotutela es una medida común de solución de conflictos,
como por ejemplo, los golpes de Estado, las disoluciones de congresos, etc.

iii. Relaciones entre los países. En este ámbito la autotutela representa la forma general
de solución de conflictos (la autotutela, aquí, toma el nombre de guerra). Sólo
excepcional y lentamente, por la vía de los arbitrajes, se ha logrado imponer el proceso
como medio de solución ; y, por otro lado, organismos internacionales como la ONU y la
OEA han tratado de solucionar conflictos por la vía de la autocomposición.

1
En casi todas las obras anteriores al año 2008, se mencionaba como ejemplo al art. 233 del CC (actual art. 234),
que facultaba al padre para corregir y castigar moderadamente a sus hijos. Hoy, sin embargo, de acuerdo al art. 234,
los padres tienen la facultad de corregir a los hijos, cuidando que ello no menoscabe su salud ni su desarrollo
personal. Esta facultad excluye toda forma de maltrato físico y psicológico y deberá, en todo caso, ejercerse en
conformidad a la ley y a la Convención sobre los Derechos del Niño.

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b. LA AUTOCOMPOSICIÓN.
La autocomposición, según JUAN COLOMBO, es una forma de solución de conflictos que
opera cuando las partes entre las cuales se produjo, le ponen fin directamente mediante un
acuerdo de voluntades. Algunos critican este concepto, pues sería incompleto toda vez que se
refiere sólo a la autocomposición bilateral, siendo que también habrían casos de
autocomposición unilateral; es por ello que también se define como la forma mediante la cual,
bien ambas partes mediante el acuerdo mutuo, bien una de ellas, deciden poner término al litigio
planteado. Sin embargo, esta postura es discutible.
Desde un punto de vista general, ésta es la forma normal y lógica de solución de
conflicto, y en el hecho ocurre que la mayoría, o al menos muchos de ellos, son resueltos por este
medio2.
Ahora bien, la autocomposición está permitida cuando el conflicto gira en torno al interés
privado de las partes en discordia (por ejemplo, el contrato de transacción; art. 2446 del CC); por
tanto, está expresamente prohibida cuando se encuentra comprometido el interés público, como
ocurre en el campo penal, con los crímenes o simples delitos de acción pública, y en el campo
del Derecho privado con los asuntos de familia, tributarios, etc.3
Art. 2446. La transacción es un contrato en que las partes terminan extrajudicialmente un litigio pendiente, o
precaven un litigio eventual.
No es transacción el acto que sólo consiste en la renuncia de un derecho que no se disputa.4

La autocomposición puede ser clasificada desde distintos puntos de vista, a saber:


i. Atendiendo al número de voluntades que se requiere para su perfeccionamiento, la
autocomposición puede ser unilateral, si la solución proviene de una de las partes (por
ejemplo, el desistimiento de la demanda, la renuncia a la pretensión), o bilateral, si
proviene del acuerdo de ambas partes del conflicto, actuando ellas en forma directa o
asistidas por un tercero (por ejemplo, la transacción, el avenimiento). Como se dijo, esta
distinción no es compartida por todos, así, por ejemplo, el profesor ALFARO no la
menciona.
ii. Desde el punto de vista de su relación con el proceso, la autocomposición se clasifica en
e x t r a p r o c e s a l o d i r e c t a , cuando una o ambas partes involucradas en el conflicto,
por sí mismas le ponen término (por ejemplo, el desistimiento, el allanamiento, la
transacción); y autocomposición intraprocesal o indirecta, cuando hay intervención
o ayuda de un tercero, quien efectúa una labor conciliadora, sea por iniciativa y acuerdo
de las partes (avenimiento) o a instancia del órgano jurisdiccional (conciliación).

2
Como se verá más adelante, se incluyen en esta forma de solución de conflictos a los equivalentes jurisdiccionales,
que no son otra cosa que cualquier medio diverso de la jurisdicción, apto para la composición del litigio.
3
En materia procesal penal, se han contemplado diversas salidas alternativas para poner término o suspender los
procesos penales durante su transcurso, para lo cual se requiere contar siempre con el acuerdo de las partes; siendo
los dos medios autocompositivos más trascendentes: la suspensión condicional del procedimiento y los acuerdos
reparatorios.
4
El conflicto es un requisito preliminar para que las partes puedan transigir, así lo establece el art. 2446 inc. II del
CC, al señalar que no es transacción el acto que sólo consiste en la renuncia de un derecho que no se disputa.

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En definitiva, la autocomposición se caracteriza por ser una forma pacífica de solución de


conflictos (pues la concurrencia de la fuerza física o moral está prohibida), que emana de una
decisión voluntaria de las partes, ya sea que se haya llevado o no al proceso para su decisión.
Por último, hay que tener presente que sólo puede llegarse a la forma autocompositiva
por quienes tienen la capacidad o las facultades suficientes para convenir en el acuerdo.5

c. HETEROCOMPOSICIÓN (EL PROCESO).


En esta última fase, los habitantes se desprendieron de la facultad de hacer justicia por sí
mismos, y estas atribuciones fueron pasadas al jefe de tribu, al príncipe, al monarca, y
actualmente, al Estado. Consecuentemente, nació para el Estado la obligación de atender a esta
necesidad, para lo cual dio la organización y los medios que garantizaran suficientemente a las
partes la mantención de sus derechos. Nace así el proceso, cuya finalidad es erradicar el uso de la
fuerza ilegítima en un determinado grupo social, puesto que el uso de la fuerza legítima la ejerce
el Estado (de lo contrario no podría mantener la paz social); y nace para los particulares el
derecho a la acción, es decir, el poder jurídico de que dispone el individuo para acudir al Estado
(concretamente al órgano jurisdiccional) a fin de obtener de él la solución del conflicto.
Por lo tanto, la heterocomposición es una forma de solución de conflictos que implica la
intervención de un tercero ajeno a los sujetos entre quienes se suscita, el cual le pone fin por
medio de un proceso que finaliza con una sentencia. Aquí no hay acuerdo de las partes para
autocomponer, y se recurre al proceso judicial, lo cual significa que el pretendiente puede
recurrir al órgano jurisdiccional para que solucione el conflicto a través de un proceso que
finaliza con una sentencia que se puede ejecutar aun en contra de la voluntad del pretendido;
pues las partes quedan judicialmente obligadas ante la decisión del tercero, quien se encuentra
sobre ellas. Esta intervención de los terceros se puede realizar a título de árbitro o de juez, de ahí
que la heterocomposición reviste dos formas.6
A modo de resumen, y como se verá a lo largo de este estudio, se puede decir que la
razón por la cual el tercero imparcial a quien acuden las partes para la resolución del conflicto
actúa sobre ellas, radica en que se le ha investido de una función pública denominada
jurisdicción (la que reconoce su fuente en el art. 76 de la CPR), es decir, de un poder-deber para
conocer y resolver, por medio del proceso y con efecto de cosa juzgada, los conflictos de
intereses de relevancia jurídica que se promuevan en el orden temporal, dentro del territorio de la
República. Para que se ponga en movimiento el ejercicio de la función jurisdiccional, es
necesario que se ejerza por la parte interesada, en obtener la solución del conflicto, una acción, y
de allí que la a c c i ó n ha sido conceptualizada como el derecho subjetivo público, de carácter
constitucional, consistente en poner en funcionamiento la actividad jurisdiccional del Estado. El
actor ejerce la acción para los efectos de obtener la satisfacción de una pretensión, esto es, una
declaración de voluntad realizada en el plano de la realidad social, en virtud de la cual se intenta

5
Las facultades para autocomponer dentro de un proceso, requieren de un mandato judicial con facultades
especiales, de conformidad a lo establecido en el art. 7º inc. II del CPC (sin embargo, no se entenderán concedidas al
procurador, sin expresa mención, las facultades de desistirse en primera instancia de la acción deducida, aceptar la
demanda contraria, absolver posiciones, renunciar los recursos o los términos legales, transigir, comprometer,
otorgar a los árbitros facultades de arbitradores, aprobar convenios y percibir).
6
En el caso del árbitro, las partes concurren al nombramiento de esta persona que ha de solucionar el conflicto; en
cambio, el órgano jurisdiccional lo establece el Estado.

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subordinar una voluntad ajena a la propia. Acción y pretensión son conceptos básicos en el
Derecho procesal, y se materializan en el acto procesal demanda que se presenta al órgano
jurisdiccional.
La oposición a la satisfacción de esa pretensión por la otra parte, es la que genera e l
l i t i gi o , entendido éste como el conflicto intersubjetivo de intereses, jurídicamente trascendente,
caracterizado por la existencia de una pretensión resistida7. No habiendo sido posible obtener la
solución del litigio a través de la autocomposición (transacción, avenimiento, etc.), es menester
que el titular de la pretensión accione para que se ejerza la función jurisdiccional, lo que debe
realizarse a través del p r o c e s o , es decir, mediante una secuencia o serie de actos que se
desenvuelven progresivamente, con el objeto de resolver, mediante un juicio de autoridad, el
conflicto. El proceso finaliza con una sentencia, esto es, una resolución judicial dictada por un
juez o tribunal que pone fin a la litis (civil, de familia, mercantil, penal, laboral, contencioso-a,
etc.). Dicha decisión se torna en inmutable e inimpugnable una vez pasada en autoridad de cosa
juzgada, la cual es la cualidad que adquieren ciertas y determinadas resoluciones una vez firmes
y ejecutoriadas.
Por todo lo anterior, CALAMANDREI señala que el Derecho procesal se basa en el estudio
de tres conceptos fundamentales: jurisdicción, acción y proceso. Pero sin querer restar
importancia a los conceptos de acción y de proceso, se puede afirmar que ellos giran en torno al
de jurisdicción; en efecto, puede estimarse en términos muy generales, que la acción es el
derecho a la jurisdicción; el derecho a obtener la formación de un proceso y la posterior decisión
de los tribunales sobre al asunto que ellos controvierten.8

2. CONCEPTO DE JURISDICCIÓN.
El vocablo jurisdicción tiene distintas acepciones, a saber:
i. S e n t i d o e t i m o l ó g i c o . La palabra jurisdicción viene de la voz latina iuris (derecho) y
dictio (declarar); en consecuencia, el sentido etimológico del término jurisdicción es
declarar o decir el derecho y, por tanto, sería una facultad o atribución perteneciente tanto
al poder judicial como legislativo. Pues, el poder judicial declara el derecho en los casos
particulares o concretos que se le presenten, y el poder legislativo, en términos generales,
declara y crea el derecho sin relación a determinadas personas o cosas.
ii. Se n t i d o n a t u r a l y o b v i o . Conforme al Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española, la jurisdicción se define como el poder o autoridad que tiene uno para gobernar y
poner en ejecución las leyes o para aplicarlas en juicio; el territorio en que un juez ejerce sus
facultades de tal; y como la autoridad, poder o dominio sobre otro.

7
El profesor ALDUNATE señala que la idea de conflicto no siempre está presente en la jurisdicción. Así, por ejemplo,
la jurisdicción electoral trata de fijar con certeza ciertos resultados y sus efectos (no hay conflicto), a través del
Tribunal Calificador de Elecciones.
8
Hay que tener presente que también existen medios alternativos de solución de conflictos, es decir, procedimientos
mediante los cuales las personas puedan resolver sus controversias sin necesidad de una intervención jurisdiccional.
Estos mecanismos no son independientes de la jurisdicción en el sentido de que busquen su desaparición, sino
complementarios de la misma. Los medios alternativos comparten ciertas ventajas: mayor rapidez para la resolución
del litigio; menor costo económico; menor costo emocional; descongestionamiento de instancias gubernamentales;
optimización de recursos gubernamentales.

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iii. Se n t i d o c i e n t í f i c o - j u r í d i c o . La doctrina define a la jurisdicción de la siguiente


manera:
- Como una facultad. MARIO CASARINO señala que en sentido científico y restringido,
la jurisdicción es la facultad que tiene el poder judicial de administrar justicia.
- Como una función. Los juristas procesalistas GUASP, COUTURE, CHIOVENDA hablan de
“función estatal”; así, por ejemplo, GUASP dice que la jurisdicción es la función
específica estatal por la cual el poder público satisface pretensiones.
- Como un poder-deber. Se dice que la jurisdicción es un poder estatal en cuya virtud se
administra justicia; pero también es un deber, pues es la contrapartida del derecho de
acción.
- Como compentencia. Jurisdicción y competencia son conceptos distintos, pese a lo
cual muchas veces se hace un uso incorrecto de ellos, inclusive por la propia ley
procesal, que en ocasiones los confunde. Las diferencias se explicarán más adelante.

iv. Jurisdicción en el Derecho positivo. Nuestra legislación al establecer


constitucionalmente el principio de independencia de los tribunales, indirectamente se
refiere a la jurisdicción en el art. 76 inc. I de la CPR, al disponer: la facultad de conocer de
las causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece
exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley. Del mismo modo, el COT
prácticamente reproduce la norma constitucional, en su art. 1º, señalando que la facultad
de conocer de las causas civiles y criminales, de juzgarlas y de hacer ejecutar lo
juzgado, pertenece exclusivamente a los Tribunales que establece la ley. Por lo tanto, a
partir de estas dos normas se puede definir a la jurisdicción, como la facultad que pertenece
a los tribunales de justicia establecidos por la ley, de conocer las causas civiles y criminales,
de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado.
Pero según algunos autores, y gran parte de la jurisprudencia, la jurisdicción más que una
facultad, es un verdadero poder- deber y, por ende, la definen como el poder-deber que
tienen los tribunales de justicia para conocer y resolver, por medio del proceso y con
efecto de cosa juzgada, los conflictos de intereses de relevancia jurídica que se
promuevan dentro del territorio de la República, y en cuya solución les corresponda
intervenir (JUAN COLOMBO).9 La jurisdicción no sólo constituye una potestad, una
atribución, sino que también constituye para el Estado un deber, porque si alguien recurre
al tribunal, o a un juez, éste no se puede negar, pues rige el principio de la
inexcusabilidad consagrado en el art. 10 inc. II del COT.
Art. 10. Los tribunales no podrán ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo los casos en que la ley
los faculte para proceder de oficio.
Reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer
su autoridad ni aún por falta de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión.

9
Como se verá más adelante en las clases de jurisdicción, la jurisdicción alude en estricto sentido a un asunto
contencioso, pero de acuerdo al art. 2º del COT, también corresponde a los tribunales intervenir en todos aquellos
actos no contenciosos en que una ley expresa requiera su intervención; y de acuerdo al art. 3º del mismo Código, los
tribunales tienen, además, las facultades conservadoras, disciplinarias y económicas que a cada uno de ellos se
asignan en los respectivos títulos de este Código.

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3. CARACTERÍSTICAS DE LA JURISDICCIÓN.
i. La jurisdicción es una función pública, pues quien la lleva a cabo es el Estado, quien
delega el ejercicio de ésta a sus órganos, especialmente, al Poder Judicial. También
existen otros órganos que ejercen jurisdicción, como el Senado en el juicio
constitucional, el Tribunal Constitucional, el Director del SII, etc. Al ser una función
púbica, su organización y funcionamiento se rige por normas de Derecho público.
La jurisdicción es una expresión de la soberanía, pues el art. 5º inc. I de la CPR señala que
el ejercicio de la soberanía se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de las
elecciones periódicas y, también, por las autoridades que esta CPR establece; y una de
esas autoridades son, precisamente, los Tribunales de Justicia.

ii. Los órganos encargados del ejercicio de la jurisdicción son los tribunales de justicia
que establece la ley (arts. 1º del COT y 76 de la CPR). Tribunal es todo órgano del Estado
que ejerce la función jurisdiccional para resolver conflictos jurídicos, aunque no
pertenezca al Poder Judicial.
Hay que dejar en claro que el ejercicio de la jurisdicción recae en los tribunales de
justicia y no en el Poder Judicial, lo cual tiene consecuencias importantes, ya que si se le
entregase al Poder Judicial, significaría que ningún órgano que estuviera fuera de él
podría tener el ejercicio de la jurisdicción. El Poder Judicial es uno de los poderes del
Estado que en forma preponderante concentra la actividad jurisdiccional (comprende los
tribunales ordinarios, especiales y arbitrales), sin embargo, no todos los tribunales
pertenecen al Poder Judicial, pues existen otros tribunales especiales (por ejemplo, el TC)
y, adicionalmente, otros órganos administrativos tanto en el Poder Legislativo como en el
Ejecutivo, a los cuales la ley les ha otorgado facultades jurisdiccionales (por ejemplo, el
Director del SII). Por tanto, el órgano público que ejerza jurisdicción es un tribunal de
justicia, pertenezca o no al Poder Judicial.
iii. En relación con la característica anterior, se señala que la jurisdicción es privativa de
los tribunales de justicia. Esto se relaciona con la segunda parte del inc. I del art. 76
la CPR, que señala que ni el Presidente de la República ni el Congreso pueden, en caso
alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas pendientes, revisar los
fundamentos o contenido de sus resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos. Esto no
obsta a que en el interior del Poder Ejecutivo o Legislativo existan órganos
jurisdiccionales; pero la intromisión de cualquier autoridad o persona en materias de tipo
jurisdiccional sin tener poder para ello, produce la nulidad de los actos ejecutados por
ellos (art. 7º de la CPR).
Art. 7. Los órganos del Estado actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de
su competencia y en la forma que prescriba la ley.
Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de
circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido
en virtud de la Constitución o las leyes.
Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que la ley
señale.

iv. Es indelegable. Esto significa que los tribunales no pueden delegar o traspasar su
función jurisdiccional a otros órganos. Esta característica no debe ser confundida con la
delegación de competencia, la cual sí se permite; pues en ciertos casos la ley faculta que

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un tribunal encomiende la práctica de determinadas diligencias a otro tribunal que se


encuentra en un territorio jurisdiccional distinto; por ejemplo, si el proceso se está
tramitando en la CA de Concepción, y es necesario tomar declaración a un testigo que
vive en Valparaíso, para ello, el juez de Concepción puede entregar atribuciones al juez
de Valparaíso para que tome la declaración del testigo, lo cual se hace a través un trámite
denominado exhorto.
v. Es improrrogable. La prórroga es una institución procesal por medio de la cual las
partes pueden entregar el conocimiento de un asunto a un juez distinto del que determina
la ley según las reglas de la competencia territorial. La prórroga procede respecto de la
competencia y sólo respecto del factor territorio, pero no procede respecto de la
jurisdicción, es decir, las partes no pueden otorgar facultades jurisdiccionales a quien por
ley no puede ejercerlas; así, por ejemplo, las partes de común acuerdo no pueden
designar al gobernador de su provincia para que sustancie un juicio de divorcio, porque el
gobernador no tiene jurisdicción y ésta no puede prorrogarse.
El hecho de que las partes puedan designar un juez árbitro, no significa que se prorroga la
jurisdicción, puesto que los jueces árbitros son órganos jurisdiccionales, debido a que la
ley así lo dispone (art. 222 del COT). La diferencia entre ellos y los demás jueces, radica
solamente en el sistema especial de designación que tienen, y en la duración de sus
funciones, que obviamente se limita al asunto sometido a su conocimiento y decisión10.
Art. 222. Se llaman árbitros los jueces nombrados por las partes, o por la autoridad judicial en subsidio,
para la resolución de un asunto litigioso.

En conclusión, sólo la competencia es prorrogable, puesto que la jurisdicción pertenece al


Estado y es la ley la que se encarga de distribuirla entre los distintos tribunales.

vi. La jurisdicción se ejerce o manifiesta mediante la realización de actos jurídicos


procesales. El ejercicio de la jurisdicción se manifiesta en un proceso, pues el proceso
es el medio que tienen los tribunales para ejercer la función jurisdiccional, el cual se
compone de las etapas de conocimiento, juzgamiento y ejecución de lo juzgado. Ahora
bien, son los actos procesales los que hacen posibles estas etapas así, por ejemplo, la
demanda, la contestación de la demanda, la rendición y la calificación de la prueba, son
actos procesales que conforman la etapa de conocimiento. Por tanto, el objeto de los
actos jurídicos procesales, es hacer posible en un proceso las etapas de conocer, juzgar, y
hacer ejecutar lo juzgado, las cuales, a su vez, son aributos de la jurisdicción.11

vii. El ejercicio de la jurisdicción está limitado por la competencia. Todos los tribunales,
sean ordinarios, especiales o arbitrales, tienen jurisdicción, pero no todos tienen la misma
competencia, esto es, la parte o medida de jurisdicción que la ley entrega a cada tribunal.
Lo que ocurre, es que el legislador entrega a determinados tribunales el conocimiento de

10
Las confusiones sobre esta materia en Chile obedecían a un error de nomenclatura de nuestro legislador, ya que el
Título VII, párrafo VIII del COT, rezaba “De la prórroga de la jurisdicción”, tratando luego en sus disposiciones la
prórroga de la competencia. Sin embargo, esto fue modificado el año 1990, pasando a denominarse ahora “De la
prórroga de la competencia”; no obstante, igualmente quedan algunas normas de este título que hablan de la
prórroga de la jurisdicción.
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Por tal razón el autor DE MIGUEL define a la jurisdicción como la función pública que se desarrolla en el proceso a
través de actos procesales.

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ciertos asuntos y a otros tribunales asuntos distintos, de modo tal, que no todos puedan
conocer de las mismas materias (lo que sin dudas es bueno para la administración de
justicia).
De allí que entre jurisdicción y competencia haya, según algunos autores, una relación de
género a especie. Esta relación se manifiesta en el hecho de que todo tribunal tiene
jurisdicción, pero no todo tribunal tiene competencia para determinadas materias o
asuntos.

viii. Es unitaria. Esto significa que es una sola, y como tal, no admite clasificaciones, ni
divisiones. Las clasificaciones, que incorrecta y normalmente se hacen de ella,
corresponden más bien a clasifiaciones de su límite que es la competencia; y en este
sentido se habla de jurisdicción civil, penal, laboral, de familia, militar, etc. Por lo tanto,
como se dijo, es la competencia la que admite división y clasificación, no así la
jurisdicción que es una sola.
Ahora bien, es usual ver que se hable de jurisdicción contenciosa y voluntaria pero, en
estricto rigor, dicha clasificación no existe, se trata más bien de una distinción para fines
pedagógicos. Pues la “jurisdicción” voluntaria no es tal, se trata de funciones
administrativas entregadas a los órganos judiciales; es por ello que, para referirse a estas
funciones, es preferible hablar de asuntos judiciales no contenciosos y no de
“jurisdicción” voluntaria o no contenciosa.

ix. La jurisdicción produce cosa juz gada. Lo que se persigue con el ejercicio de la
jurisdicción, es que los tribunales resuelvan un conflicto jurídico a través de una
sentencia, la que, una vez firme y ejecutoriada, produzca cosa juzgada, es decir, una
verdad inamovible o inmodificable.
Los efectos de la cosa juzgada son característicos de ciertos actos jurisdiccionales: las
sentencias definitivas e interlocutorias cuando se encuentran firmes o ejecutoriadas. Que
se encuentre “firme o ejecutoriada”, quiere decir que no debe ser susceptible de
impugnación, ya sea porque no existen recursos en su contra, o porque los que existen ya
han sido deducidos y resueltos o no lo fueron interpuestos dentro del plazo legal
establecido para ello. Ahora bien, las sentencias definitivas e interlocutorias que se
encuentran ejecutoriadas producen acción y excepción de cosa juzgada: la acción se
otorga a aquel en cuyo favor se resolvió el juicio, con el objeto de que pueda exigir su
cumplimiento o ejecutar el fallo; y la excepción se otorga a quien haya obtenido en el
juicio y para todos aquellos a quienes aproveche el fallo, para evitar que se deduzca una
nueva demanda entre las mismas personas, con la misma cosa pedida y causa de pedir y,
por lo tanto, se vuelva a discutir lo resuelto.
En definitiva, una de las características de la jurisdicción, y sin cuyo efecto perdería su
eficacia, es la inamovilidad de sus resultados, lo que se logra con los efectos de la cosa
juzgada.
x. El ejercicio de la jurisdicción es eventual (o condicional), y el evento del cual depende,
es la trasgresión del ordenamiento jurídico; pues si la ley es cumplida por todos, no se
requeriría de la actividad jurisdiccional Por ello se dice que es complementaria de la
función legislativa, ya que posibilita que la ley se cumpla cuando se la desconoce; y es
sucedánea o secundaria de dicha función, puesto que sólo se ejerce en caso de trasgresión
o de incertidumbre del Derecho.

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xi. Es territorial, puesto que este poder-deber sólo se ejerce dentro del territotio de la
República. Sin embargo, esta característica tiene algunas excepciones, es decir, casos de
extraterritorialidad de la jurisdicción, las cuales se dan en el ámbito penal.

xii. La jurisdicción es esencialmente temporal. Esta característica ya es parte de la


historia, a lo menos en lo que dice relación con su consagración normativa expresa. En
todo caso, con ella se quería resaltar que la función jurisdiccional no versa sobre materias
espirituales o morales, sólo se circunscribe a conflictos de intereses de relevancia
jurídica.12

4. ATRIBUTOS O MOMENTOS DE LA JURISDICCIÓN (CONTENIDO DE LA JURISDICCIÓN).


Los atributos o momentos jurisdiccionales, dicen relación con las diversas fases o etapas
que se contemplan para el desarrollo de dicha función, los que en definitiva corresponden a las
etapas que se deben contemplar dentro de un debido proceso, al ser éste el único medio a través
del cual la jurisdicción puede válidamente ejercerse. En concreto, los atributos de la jurisdicción
son las manifestaciones de la jurisdicción dentro de un proceso, expresadas en etapas, cuales son:
el conocimiento, el juzgamiento y la ejecución de lo juzgado (arts. 76 de la CPR y el art. 1º del
COT).

a. EL CONOCIMIENTO (NOTIO COGNITIO).


En la fase de conocimiento o cognición, el juez oye a las partes y recibe sus pruebas, es
decir, toma conocimiento de los elementos fácticos que componen el conflicto sometido a su
decisión y de los fundamentos de derecho en lo que las partes apoyan sus pretensiones y
contestaciones. En esta fase se pueden apreciar dos sub-etapas:
i. En primer lugar, una etapa de discusión, en donde el juez debe conocer los
antecedentes del proceso, esto es, cuál es la pretensión del actor (sujeto activo) y cuál es
la defensa o resistencia del demandado (sujeto pasivo). De esta forma, por ejemplo, en el
juicio ordinario de mayor cuantía el actor deduce su pretensión (demanda), el demandado
la contesta (contestación); luego el actor responde a la contestación del demandado
(réplica), y finalmente el demandado contesta a la réplica del actor (dúplica). En el
proceso penal, esta etapa está compuesta por la acusación del Fiscal y la acusación
particular del querellante si lo hubiere, y la contestación a la acusación.
ii. En segundo lugar, hay una etapa probatoria, que consiste en recibir y analizar la
prueba de los hechos controvertidos por las partes; pues éstas deben comprobar ante el
juez que los hechos alegados en su favor son reales, lo que se hace a través de los medios
de prueba. En esta fase son los hechos los que deben demostrarse, ya que el Derecho,
conforme a nuestro sistema, se presume conocido por todos y, por lo tanto, no admite

12
Es parte del pasado porque el legislador entendió que ya no era necesario que tal característica se manifestará
expresamente en la ley, pues con la dictación de la ley 19.655 del año 2000, se eliminó del art. 5º del COT la frase
“en el orden temporal”. Por lo mismo, el concepto de jurisdicción se modificó doctrinariamente en esa frase, lo que
no significa que la exigencia se haya eliminado; lo único que ocurre es que no se considera necesaria su
consagración expresa a nivel normativo.

10
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prueba (salvo que deba probarse el Derecho extranjero y, según algunos, también cuando
debe comprobarse la costumbre).13
De numerosas disposiciones constitucionales y legales se puede concluir que en todo
proceso chileno existe un período previo a la decisión, que es el del conocimiento, y que
comprende dos etapas claras: la de discusión y la de prueba. Estas disposiciones son:
i. El art. 76 inc. I de la CPR, y el art. 1º del COT que expresan que la facultad de “conocer”
de las causas civiles y criminales…
ii. El art. 108 del COT que, definiendo a la competencia, agrega en términos amplios que es
la facultad que tiene cada juez o tribunal para “conocer” de los negocios que la ley ha
colocado dentro de la esfera de sus atribuciones.
iii. Los arts. 110, 111 y 112 del COT, a propósito de las reglas generales de la competencia,
también se refieren al conocimiento.
Art. 110. Una vez fijada con arreglo a la ley la competencia de un juez inferior para “conocer” en primera
instancia de un determinado asunto, queda igualmente fijada la del tribunal superior que debe “conocer” del
mismo asunto en segunda instancia.

Art. 111. El tribunal que es competente para “conocer” de un asunto lo es igualmente para “conocer” de
todas las incidencias que en él se promuevan.
Lo es también para “conocer” de las cuestiones que se susciten por vía de reconvención o de compensación,
aunque el “conocimiento” de estas cuestiones, atendida su cuantía, hubiere de corresponder a un juez
inferior si se entablaran por separado.

Art. 112. Siempre que según la ley fueren competentes para “conocer” de un mismo asunto dos o más
tribunales, ninguno de ellos podrá excusarse del “conocimiento” bajo el pretexto de haber otros tribunales
que puedan “conocer” del mismo asunto; pero el que haya prevenido en el “conocimiento” excluye a los
demás, los cuales cesan desde entonces de ser competentes.

De todo lo anterior se deduce que ningún juez en Chile puede resolver sin conocer lo que
va a juzgar, de allí la necesidad reconocida expresamente por el art. 76 de la CPR y 1º del COT, y
reglamentada por los distintos procedimientos, de que todo proceso se inicie por la etapa del
conocimiento que, en el vocablo tradicional, comprende la iniciación, la discusión, la prueba y la
discusión de la prueba.
En esta etapa corresponde a las partes y al tribunal la realización de actos y hechos
procesales; y para ello existen bases fundamentales en esta materia, como por ejemplo: nadie
puede ser condenado sin ser oído, la bilateralidad de la audiencia, las sentencias se pronunciarán
conforme al mérito del proceso, etc. Todo esto corresponde al llamado debido proceso
contemplado en la CPR en el art. 19 Nº 3.
Por último, hay que señalar que en esta etapa juegan un rol fundamental dos principios
formativos del procedimiento, cuales son:
i. Principio de legalidad del procedimiento. Se refiere a que los jueces deben
ajustarse a las reglas procedimentales establecidas por la ley, de manera que su

13
La tarea del conocimiento no es fácil para el juez, puesto que las innumerables y variadísimas configuraciones que
pueden asumir las relaciones humanas, hacen dificultoso establecer cuál es la norma que se ajusta al caso. Pues, aún
cuando las disposiciones legales sean numerosas y precisas, no es posible que para cada caso que se presente en la
realidad, se encuentre una norma especial que se adapte exactamente a tales circunstancias.

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inobservancia puede acarrear la nulidad de lo obrado o de la sentencia. Sin embargo, esta


regla admite excepciones tratándose de los árbitros arbitradores, pues en este caso las
partes pueden señalar el procedimiento, respetando, eso sí, normas mínimas del
procedimiento (art. 636 del CPC).
Art. 636. El arbitrador no está obligado a guardar en sus procedimientos y en su fallo otras reglas que las
que las partes hayan expresado en el acto constitutivo del compromiso.
Si las partes nada han dicho a este respecto, se observarán las reglas establecidas en los artículos que
siguen.

Las normas que configuran las nulidades procesales por ilegalidad del procedimiento,
son, fundamentalmente, el art. 84 del CPC, que trata el incidente de nulidad, y el art. 768
Nº 9 del CPC, que se refiere a las causales de casación. La petición de nulidad puede
hacerla la parte afectada o el juez de oficio.
Art. 84. Todo incidente que no tenga conexión alguna con el asunto que es materia del juicio podrá ser
rechazado de plano.
Si el incidente nace de un hecho anterior al juicio o coexistente con su principio, como defecto legal en el
modo de proponer la demanda, deberá promoverlo la parte antes de hacer cualquiera gestión principal en el
pleito.
Si lo promueve después, será rechazado de oficio por el tribunal, salvo que se trate de un vicio que anule el
proceso, en cuyo caso se estará a lo que establece el art. 83, o que se trate de una circunstancia esencial para
la ritualidad o la marcha del juicio, evento en el cual el tribunal ordenará que se practiquen las diligencias
necesarias para que el proceso siga su curso legal.
El juez podrá corregir de oficio los errores que observe en la tramitación del proceso.
Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos de procedimiento. No podrá,
sin embargo, subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal
indicado por la ley.

Art. 768 El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
9. En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o a cualquier otro
requisito por cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad.

ii. Principio dispositivo. Este principio obedece al sistema de pasividad del tribunal, y
en virtud de él los jueces sólo actuarán a petición de parte, es decir, son éstas las que
deben exponer y probar los hechos en que se fundan sus pretensiones; los jueces no
pueden actuar de propia iniciativa (oficio), con las salvedades legales (por ejemplo,
nulidad de oficio). Esto se diferencia del sistema inquisitivo, donde el juez es quien sale a
buscar la prueba y se encarga de acreditarla (antiguo sistema procesal penal)14.
Es precisamente en este momento de la jurisdicción donde se da el principio de la
pasividad, ya que en la etapa de decisión o juzgamiento ocurre todo lo contrario, puesto
que es el tribunal quien deberá actuar.

b. EL JUZGAMIENTO (JUDICIUM).
El juzgamiento corresponde a la decisión, a la sentencia, al fallo propiamente tal, y es la
etapa más importante del proceso, pues a través de ella el juez resuelve el litigio, determinando si

14
Hoy rige un sistema acusatorio, en donde no son los tribunales los que desarrollan la labor de investigación, sino
que la asume un ente distinto a la magistratura, que es el Ministerio Penal Público. No obstante, aquí existen
mecanismos para que la víctima pueda instar una investigación, si el Ministerio Público no lo hace.

12
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los hechos descritos y probados por las partes, coinciden o no con el supuesto general y abstracto
de alguna norma del ordenamiento jurídico. Como se puede apreciar, el juez, aquí, tiene un rol
activo (sea en un sistema inquisitivo o dispositivo), pues debe estudiar y analizar del material de
hecho y de derecho necesario para adoptar una decisión, análisis que se manifiesta o exterioriza
en el acto o declaración de voluntad que es la sentencia.
Por lo tanto, el juzgamiento es aquella etapa del proceso en donde el tribunal declara el
Derecho aplicable al caso concreto (o lo crea conforme a la equidad), por medio de un acto
procesal denominado sentencia. Esto es lo que caracteriza a la jurisdicción, pues la decisión, el
resolver las causas, es el momento propio y esencial de toda actividad jurisdiccional.
En cuanto a las formas de fallar, la ley procesal contempla en esta etapa diversas
posibilidades; en efecto, hay casos en que los jueces deben ajustarse a Derecho en su fallo, como
ocurre en la generalidad de los casos en Chile, y en otros deben fallar de acuerdo a las normas de
la equidad y de la sana crítica, como ocurre, por ejemplo, con los árbitros arbitradores, con el
Senado conociendo del juicio político, o con la actividad de los jueces ordinarios cuando no haya
ley que resuelva el conflicto. Con todo, la sentencia se debe dictar de acuerdo al mérito del
proceso, es decir, a los hechos probados por las partes (art. 160 del CPC).
Art. 160. Las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del proceso, y no podrán extenderse a puntos que no
hayan sido expresamente sometidos a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los
tribunales proceder de oficio.

Entonces, puede distinguirse la llamada jurisdicción legal o de derecho, de la jurisdicción


de equidad, siendo ambas, en todo caso, manifestaciones del momento resolutivo de la
jurisdicción.
i. Jurisdicción de derecho. En el sistema de jurisdicción legal, el juez debe fallar de
acuerdo a la legislación vigente, según se extrae del art. 170 del CPC (éste último artículo
está complementado con el autoacordado de la CS del año 1920). Aquí el juez no puede
discutir la bondad o desacierto de la ley, sino que debe limitarse a aplicarla para cumplir,
así, con el objetivo que ha tenido en vista el legislador al establecerla. El sistema chileno
es de jurisdicción legal, salvo ciertas hipótesis, que a continuación serán comentadas.15
Art. 170. Las sentencias definitivas de primera o de única instancia y las de segunda que modifiquen o
revoquen en su parte dispositiva las de otros tribunales, contendrán:
5. La enunciación de las leyes, y en su defecto de los principios de equidad, con arreglo a los cuales se
pronuncia el fallo.

ii. Jurisdicción de equidad 16. Cuando el juez falla en un sistema de jurisdicción de


equidad, extrae de su conciencia y experiencia de la vida, lo que debe resolver;
consecuentemente, el ámbito de la labor intelectiva del juez es mayor. Es el caso típico de
15
La tendencia actual de nuestras leyes de otorgarles a los jueces la facultad de apreciar las pruebas en conciencia, si
bien no los obliga a la ley en la etapa probatoria, no los excluye de su obligación de fallar conforme a Derecho. Por
lo tanto, estas leyes no son una excepción a la aplicación del sistema de jurisdicción legal.
16
La equidad (del latín aequitas-atis: proporción, igualdad) es el sentimiento seguro y espontáneo de lo justo y lo
injusto que deriva de la sola naturaleza humana, con prescindencia del Derecho positivo. La equidad referida a un
caso determinado, se define brevemente como "la justicia del caso concreto", pues busca para éste la justicia
adecuada. Nuestro ordenamiento jurídico no permite usar la equidad para corregir la injusticia que en un caso dado
puede resultar de la norma general y abstracta (no permite corregir las leyes); no obstante, el legislador recurre a ella
como último elemento para interpretar la ley (art. 24 del CC), y también suple la ley como norma jurídica, cuando la
misma ley se remite a ella.

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los sistemas de jurados, en que personas no expertas en la aplicación de la ley, fallan un


proceso. Los casos más importantes de jurisdicción de equidad en nuestra legislación son:
- Árbitros arbitradores. Según el art. 223 inc. III del COT, el arbitrador falla obedeciendo
a lo que su prudencia y equidad le dictaren; esta disposición se debe concordar con el
art. 640 N° 4 del CPC, que señala que la sentencia del arbitrador contendrá: las
razones de prudencia y equidad que le sirvan de fundamento. Como es lógico, la
impugnación de la sentencia por agravios o vicios, está en concordancia con la
jurisdicción de equidad de estos jueces, por lo tanto, el recurso de casación en el
fondo es improcedente, y el recurso de apelación sólo procede cuando las partes se
han reservado dicho recurso y han establecido un tribunal de segunda instancia que,
necesariamente, debe estar compuesto por arbitradores (art. 642 del CPC).
Art. 223 inc. III. El arbitrador fallará obedeciendo a lo que su prudencia y la equidad le dictaren, y no
estará obligado a guardar en sus procedimientos y en su fallo otras reglas que las que las partes hayan
expresado en el acto constitutivo del compromiso, y si éstas nada hubieren expresado, a las que se
establecen para este caso en el CPC.

Art. 642. Sólo habrá lugar a la apelación de la sentencia del arbitrador cuando las partes, en el
instrumento en que constituyen el compromiso, expresen que se reservan dicho recurso para ante otros
árbitros del mismo carácter y designen las personas que han de desempeñar este cargo.

- Los tribunales ordinarios deben aplicar la equidad cuando no haya una ley que
resuelva el conflicto. El proceso, como medio pacífico de solución de conflictos,
requiere siempre de un tribunal que pueda resolver en cualquier momento una
contienda. Es así, entonces, como nuestra legislación señala que los tribunales, por
regla general, tienen una jurisdicción de Derecho, pero supletoriamente pueden
ejercer su jurisdicción de equidad. Confirma lo expuesto el art. 170 N° 5 del CPC, que
dice que la sentencia definitiva deberá contener la enunciación de las leyes
(jurisdicción de Derecho) y en su defecto de los principios de equidad (jurisdicción de
equidad) con arreglo a los cuales se pronuncia el fallo.17
Esto dice relación con el principio de la inexcusabilidad contenido en los arts. 76 inc.
II de la CPR y 10 inc. II del COT, los cuales disponen que reclamada su intervención
en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su
autoridad ni aún por falta de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión.
- Según el art. 53 Nº 1 inc. II de la CPR, a propósito del juicio constitucional, el Senado
resolverá como jurado y se limitará a declarar si el acusado es o no culpable del
delito, infracción o abuso de poder que se le imputa. Esta atribución significa que el
Senado, como tribunal especial, falla en uso de su jurisdicción de equidad, siendo ésta
la interpretación de la expresión “jurado” que emplea nuestra Carta Fundamental.
También hay que tener presente el art. 12 de la CPR, que consagra la acción
constitucional para reclamar la ilegalidad de la nacionalidad.

17
El carácter supletorio de las normas de equidad, se ha visto confirmado por la jurisprudencia de la CS que se
resume en la siguiente: no es aceptable aducir razones de equidad en los casos en que se formulan peticiones
fundadas en la ley, más aún cuando existe una norma legal para fallar el juicio. Hay que recordar que, en materia
penal, no hay jurisdicción de equidad, ya que no hay delito sin ley.

14
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Art. 12. La persona afectada por un acto o resolución de la autoridad administrativa que la prive de su
nacionalidad chilena o se la desconozca, podrá recurrir, por sí o por cualquiera a su nombre, dentro del
plazo de treinta días, ante la Corte Suprema, la que conocerá como jurado y en tribunal pleno. La
interposición del recurso suspenderá los efectos del acto o resolución recurridos.

Por último, producto del proceso surge una decisión dotada de un carácter definitivo
particular. Este carácter definitivo es explicado por la Teoría de la Cosa Juzgada, carácter que
asumen determinadas resoluciones judiciales denominadas firmes o ejecutoriadas, las cuales
tienen lugar: cuando contra ellas no procede recurso alguno, o bien, procede y ha sido rechazado,
o bien, procede pero han transcurrido los plazos sin que se hayan interpuestos. Adicionalmente,
el ordenamiento jurídico prohíbe que se vuelva a discutir un tema que ya ha sido agotado ante los
tribunales (excepción de cosa juzgada) y permite pedir a los tribunales el cumplimiento de una
resolución que se encuentra firme (acción de cosa juzgada).

c. LA EJECUCIÓN O IMPERIO (EXECUTIO O IMPERIUM).


Esta etapa corresponde al cumplimiento de la sentencia, o como dice el art. 76 de la CPR y
art. 1º del COT, “a la ejecución de lo juzgado”. Para ello los tribunales disponen de imperio, es
decir, la posibilidad de ejecutar, por medios legales y coercitivos, las sentencias condenatorias
que se dicten.18 De faltar este momento de la jurisdicción, debiera concluirse que ella no
cumpliría con su función esencial de mantener la vigencia de la ley y el orden público.19
A la facultad que tienen los tribunales de usar la fuerza para ejecutar lo juzgado, se la
llama coerción, la cual se encuentra reconocida en los arts. 11 del COT y 76 inc. III y IV de la
CPR, al consagrar la posibilidad de recurrir al auxilio de la fuerza pública para obtener ese
cumplimiento, mediante instrucciones que se imparten a Carabineros de Chile, quienes están
obligados a cumplirlas, sin poder calificar su legalidad y oportunidad.20
Art. 11. Para hacer ejecutar sus sentencias y para practicar o hacer practicar las actuaciones que decreten, podrán los
tribunales requerir de las demás autoridades el auxilio de la fuerza pública que de ellas dependiere, o los otros
medios de acción conducentes de que dispusieren.
La autoridad legalmente requerida debe prestar el auxilio, sin que le corresponda calificar el fundamento con que se
le pide ni la justicia o legalidad de la sentencia o decreto que se trata de ejecutar.

Art. 76, inc. III Para hacer ejecutar sus resoluciones, y practicar o hacer practicar los actos de instrucción que
determine la ley (por ejemplo, aquél que compele a un testigo a concurrir a declarar a un tribunal), los tribunales
ordinarios de justicia y los especiales que integran el Poder Judicial, podrán impartir órdenes directas a la fuerza

18
La forma ejecución de la sentencia depende de la clase de proceso y de la norma transgredida; así, en materia civil
la ejecución se puede configurar a través del procedimiento incidental de cumplimiento de sentencia, llamado por
algunos “ejecución incidental” (arts. 231y siguientes del CPC); o por el procedimiento ejecutivo por obligación de
dar, hacer o no hacer, denominado “procedimiento ejecutivo ordinario” (arts. 434 y siguientes del CPC). También
existen casos especiales de ejecución, como el exequátur (ejecución de sentencias extranjeras), el lanzamiento en
juicios de arrendamiento, el DS en los juicios de hacienda, etc.
19
La CS ha dicho que la ejecución de la sentencia equivale a la conversión de ésta en actos concretos; el Derecho se
transforma en realidad mediante el mandato contenido en la sentencia, y este mandato no puede dejar de llevarse a
cabo porque de otro modo sería ilusorio y únicamente teórico.
20
El profesor ALFARO menciona como otros atributos de la jurisdicción, aparte del conocimiento, el juzgamiento y
la ejecución, a la vocatio, que es la facultad de convocar a las partes a los actos del proceso; y la coertio, la cual está
vinculada con la ejecución, en el sentido que implica la facultad de emplear la fuerza en las cosas o personas para el
cumplimiento de las medidas ordenadas en el proceso, para su debido desarrollo.

15
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pública o ejercer los medios de acción conducentes de que dispusieren. Los demás tribunales lo harán en la forma
que la ley determine.
La autoridad requerida deberá cumplir sin más trámite el mandato judicial y no podrá calificar su fundamento u
oportunidad, ni la justicia o legalidad de la resolución que se trata de ejecutar.

Esta una fase esencial en la actividad jurisdiccional, ya que permite la verdadera eficacia
del ordenamiento jurídico. Pese a lo anterior, existen resoluciones judiciales que no son
susceptibles de ejecución, como por ejemplo, las sentencias meramente declarativas (como la
que tiene por objeto establecer la falsedad o autenticidad de un instrumento) o constitutivas
(como la que declara la nulidad del matrimonio), las cuales se bastan a sí mismas, por tanto, la
jurisdicción se agota en la etapa de juzgamiento (con la dictación de la sentencia). Por otro lado,
hay sentencias que se ejecutan en sede administrativa, como es el caso de las sentencias
condenatorias criminales, cuyo cumplimiento está a cargo de órganos administrativos (servicio
de gendarmería), o las sentencias que condenan al Fisco (juicio de hacienda), en donde la
sentencia se cumple mediante la dictación del decreto de pago expedido por el respectivo
Ministerio, y quien paga finalmente, es la Tesorería.
Como es obvio, esta fase jurisdiccional deja de existir si el obligado por el fallo se allana
a cumplirlo voluntariamente o se produce alguna forma de composición respecto de la ejecución
(no del conflicto, ya que se encuentra resuelto). Pero si el obligado continúa en su actitud pasiva,
el conflicto permanece y se necesitará convertir la sentencia en actos, llevarla a la realidad. Por
lo anterior, se señala que la ejecución es un momento contingente o eventual.

5. LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL DEL ESTADO.


Al analizar las características de la jurisdicción, se dijo que ésta era una función pública,
es decir, una función del Estado que se ejerce, fundamentalmente, por los tribunales que forman
parte del Poder Judicial.21 La organización y atribuciones de estos tribunales es materia de ley
orgánica (art. 77 de la CPR), y dicha ley es, precisamente, el COT. 22
Art. 77. Una LOC determinará la organización y atribuciones de los tribunales que fueren necesarios para la pronta y
cumplida administración de justicia en todo el territorio de la República. La misma ley señalará las calidades que
respectivamente deban tener los jueces y el número de años que deban haber ejercido la profesión de abogado las
personas que fueren nombradas ministros de Corte o jueces letrados.
La LOC relativa a la organización y atribuciones de los tribunales, sólo podrá ser modificada oyendo previamente a
la CS de conformidad a lo establecido en la LOC respectiva.

21
En una primera aproximación, se puede decir que entre el concepto de función jurisdiccional y Poder Judicial (o
función judicial) existe una cierta sinonimia; pero hay que recordar que no toda la función propia del Poder Judicial
es función jurisdiccional, no lo es, por ejemplo, la llamada “jurisdicción” voluntaria; y tampoco toda función
jurisdiccional corresponde al Poder Judicial, puesto que existen funciones jurisdiccionales a cargo de otros órganos
que no forman parte del Poder Judicial.
22
El profesor ALDUNATE señala que en la CPR se encuentran referencias a distintos ámbitos jurisdiccionales: en
primer lugar, la jurisdicción referida al ámbito tradicional del Poder Judicial (Capítulo VI), la cual puede
denominarse jurisdicción común, con la prevención de que este sentido diverge del uso procesal del término
“jurisdicción común”, que tiende más bien a referirse a las facultades de un tribunal con competencia en el ámbito
criminal y civil (tribunal con jurisdicción común). En segundo lugar, hay un ámbito jurisdiccional específico
entregado a la Justicia Electoral (Capítulo IX). En tercer lugar, hay una jurisdicción específica en el ámbito de la
Administración del Estado, concretamente, en la CGR como Tribunal de Cuentas (Capitulo X). En cuarto lugar,
existe un ámbito jurisdiccional cuya particularidad está dada porque el juzgador debe resolver exclusivamente sobre
la base de la Constitución; ésta es la denominada jurisdicción constitucional del TC (Capítulo VIII). Por último,
también hay referencias a la jurisdicción en el Capítulo XI referido a las fuerzas armadas (Jurisdicción Militar).

16
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La CS deberá pronunciarse dentro del plazo de treinta días contados desde la recepción del oficio en que se solicita la
opinión pertinente. Sin embargo, si el Presidente de la República hubiere hecho presente una urgencia al proyecto
consultado, se comunicará esta circunstancia a la Corte. En dicho caso, la Corte deberá evacuar la consulta dentro
del plazo que implique la urgencia respectiva.
Si la Corte Suprema no emitiere opinión dentro de los plazos aludidos, se tendrá por evacuado el trámite.
La LOC relativa a la organización y atribuciones de los tribunales, así como las leyes procesales que regulen un
sistema de enjuiciamiento, podrán fijar fechas diferentes para su entrada en vigencia en las diversas regiones del
territorio nacional. Sin perjuicio de lo anterior, el plazo para la entrada en vigor de dichas leyes en todo el país no
podrá ser superior a cuatros años.

El objeto de la función jurisdiccional, es solucionar conflictos jurídicos mediante la


aplicación del Derecho (o de la equidad) al caso concreto; y su finalidad, es tutelar los
derechos que el ordenamiento jurídico establece, y mantener la paz social y el orden público.
Pues, en un Estado de Derecho los conflictos deben ser solucionados por el Estado de acuerdo al
orden jurídico que la propia sociedad se ha dado, lo cual es un medio para obtener la
consecución de la paz social, esto es, la armónica convivencia entre los justiciables, valor
jurídico íntimamente asociado con la justicia y el orden.
Ahora bien, para cumplir con su objeto y alcanzar su finalidad, a la función jurisdiccional
se la ha dotado de diversas facultades o atribuciones, a saber:
i. El ya mencionada poder-deber de conocer las causas civiles y criminales, de juzgarlas y
hacer ejecutar lo juzgado, o sea, el ejercicio de la jurisdicción contenciosa (art. 1º del
COT).

Art. 1. La facultad de conocer las causas civiles y criminales, de juzgarlas y de hacer ejecutar lo juzgado
pertenece exclusivamente a los tribunales que establece la ley.

ii. La facultad de intervenir en todos aquellos asuntos no contenciosos en que una ley
expresa requiera su intervención, es decir, el ejercicio de la “jurisdicción” voluntaria (art.
2º del COT).
Art. 2. También corresponde a los tribunales intervenir en todos aquellos actos no contenciosos en que una
ley expresa requiera su intervención.

iii. Las facultades conservadoras, disciplinarias y económicas que a cada tribunal


corresponda según la ley, es decir, el ejercicio de las jurisdicciones conservadora,
disciplinaria y económica (art. 3º del COT).
Art. 3. Los tribunales tienen, además, las facultades conservadoras, disciplinarias y económicas que a cada
uno de ellos se asignan en los respectivos títulos de este Código.

iv. Y la facultad de conocer aquellas casusas que las leyes especiales han entregado al
conocimiento y resolución de los tribunales ordinarios de justicia, es decir, el ejercicio de
la jurisdicción especial.

6. LA RELACIÓN DE LA JURISDICCIÓN CON OTRAS FUNCIONES DEL ESTADO.


De acuerdo al art. 1º inc. III de la CPR, el Estado tiene por finalidad promover el bien
común, para lo cual cuenta con diversas funciones, las que se entregan a distintos órganos para
su desempeño, por razones de orden y eficacia, y para limitar el exceso de poder (principio de

17
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separación de poderes). En concreto, las funciones del Estado se separan en los siguientes
poderes:
i. Poder Ejecutivo, al cual le corresponde el gobierno y administración del Estado. En
términos generales, la función de gobierno dice relación con la dirección suprema del
Estado, y la administración corresponde a las actuaciones necesarias para ejecutar las
políticas, planes y programas elaborados por el gobierno, función que llevan a cabo,
fundamentalmente, los servicios públicos.
ii. Poder Ejecutivo, al cual le corresponde crear las leyes que rigen al Estado.
iii. Poder Judicial, al cual le corresponde aplicar las leyes a los casos concretos, para
resolver conflictos jurídicos.
A pesar de que la doctrina de separación de poderes del Estado se empeña en demostrar
que cada poder público tiene un campo perfectamente deslindado de atribuciones, en la práctica,
frente al Derecho positivo, ello no acontece así, pues hay continuas y variadas interferencias
entre dichos poderes. Así, el Legislativo y el Ejecutivo, en ciertas y determinadas ocasiones,
desempeñan funciones jurisdiccionales; el ejecutivo, a su vez, interviene en la confección de
normas, ejerciendo funciones legislativas; y la función jurisdiccional, en ocasiones, ejerce una
función administrativa (“jurisdicción voluntaria”). En consecuencia, hoy día, antes de separación
o independencia de los poderes públicos, se prefiere hablar de preponderancia de funciones.

a. LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL Y LA FUNCIÓN LEGISLATIVA.


Las principales diferencias entre ambas especies de funciones estatales, son las
siguientes:
i. En cuanto al órgano que ejerce la función, la función legislativa es ejercida por el
Congreso a través de sus dos Cámaras, en cambio la función jurisdiccional, es ejercida
por los tribuanles de justicia, fundamentallmente, por quellos que forman parte del Poder
Judicial.
ii. La función legislativa tiene por objeto producir normas jurídicas de carácter general y
abstracta, en cambio la función jurisdiccional se dedica satisfacer pretensiones aplicando
una norma concreta a un caso particular. La función legislativa regula anticipadamente la
convivencia social para prevenir conflictos y señalar la forma de resolverlos, en cambio
la función jurisdiccional, tiene por objeto resolver los conflictos que derivan de la
convivencia social.
iii. En cuanto a la obligatoriedad, el producto de la función legislativa es de tipo general (la
ley es obligatoria para todos), en cambio, el producto de la función jurisdiccional (la
sentencia) sólo obliga a quien ha sido parte en el conflicto (art. 3º del CC). Se dice que la
función legislativa declara, crea e interpreta el Derecho de manera general, mientras que
la función jurisdiccional lo declarara, crea e interpreta sólo de manera concreta.
Art. 3. Sólo toca al legislador explicar o interpretar la ley de un modo generalmente obligatorio.
Las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria sino respecto de las causas en que actualmente se
pronunciaren.

18
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iv. La función legislativa sirve a los intereses generales de la sociedad o de un grupo


determinado dentro de la comunidad, en cambio, la función jurisdiccional sirve a los
intereses de los particulares, esto es, de las partes en conflicto y terceros interesados (sólo
excepcionalmente a terceros no interesados). Sin embargo, hay que tener en cuenta la
particularidad de los conflictos penales, en donde se considera no sólo el interés de las
víctimas, sino que el de toda la sociedad, y quien representa este interés social, es el
Ministerio Público.
v. Desde el punto de vista de la iniciativa, la función legislativa se desarrolla de manera
espontánea y de oficio, en cambio, la función jurisdiccional se desarrolla, por regla
general, a petición de parte. El art. 10 inc. I del COT dispone, al respecto, que los
tribunales no podrán ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo los casos en
que la ley los faculte para proceder de oficio.
vi. En cuanto al producto de cada función, la función legislativa tiene por producto a la ley
con todas sus variantes, en cambio, la función jurisdiccional tiene por producto a las
resoluciones judiciales, que si bien no constituyen fuentes directas del Derecho, pueden
servir de referente.
vii. El producto de la función legislativa es mutable, pues la ley puede ser objeto de
modificación, revocación y derogación; en cambio, las resoluciones judiciales, no todas,
sino las que tienen el carácter de firme o ejecutoriadas, son inamovibles e inmutables,
porque gozan del efecto de cosa juzgada.

Pese a tales diferencias, la actividad legislativa y jurisdiccional mantienen importantes


relaciones, pues la legislación produce normas referentes al ejercicio de la función
jurisdiccional, como por ejemplo, el COT; y por otro lado, la jurisdicción puede examinar la
regularidad material o formal de la leyes, para determinar su constitucionalidad (función
jurisdiccional que lleva a cabo el TC).

b. LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL Y LA FUNCIÓN EJECUTIVA.


Las principales diferencias entre ambas especies de funciones estatales, son las
siguientes:
i. En cuanto al órgano que ejerce la función, la función de gobierno y administración es
ejercida por el Poder Ejecutivo a través del Presidente de la República, quien es el jefe de
Estado; en cambio la función jurisdiccional, por los Tribuanles de Justicia.

ii. En relación a los intereses, la función jurisdiccional sólo sirve a los intereses de las partes
en conflictos, en cambio, la función administrativa sirve intereses de carácter general.
Pues la función administrativa no gira en torno al problema de la satisfacción de una
pretensión de carácter procesal, sino que en la satisfacción de necesidades colectivas.

iii. En lo relativo a la iniciativa, la función administrativa se desarrolla de manera continua e


incesante, o sea, toma la iniciativa siempre que las necesidades sociales así lo exijan; en

19
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cambio la función jurisdiccional, por regla general, sólo actúa cuando ha sido requerida
por las partes (principio de pasividad).

iv. En cuanto al producto de cada función, la función administrativa tiene por producto a un
acto administrativo, que podrá adoptar la forma de DS o resolución; en cambio, la función
jurisdiccional tiene por producto a las resoluciones judiciales, que si bien no constituyen
fuentes directas del Derecho, pueden servir de referente.

v. Las resoluciones del Ejecutivo se revocan o modifican según lo exijan las necesidades
sociales; en cambio, las resoluciones judiciales, una vez dictadas, y agotado los recursos
que pueden deducirse en su contra, adquieren el carácter de firmes y ejecutoriadas, o sea,
producen cosa juzgada.

No obstante las diferencias, la Administración y la jurisdicción se entrecruzan, puesto


que la primera proporciona los medios necesarios para el ejercicio de la función jurisdiccional; y
por otro lado, la función jurisdiccional controla a veces la actividad administrativa, por ejemplo,
a través del recurso de protección basado en un acto de la Administración del Estado, o mediante
las acciones contenciosas administrativas (acción de nulidad de Derecho público y de
responsabilidad patrimonial del Estado).

7. LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL COMO CONTRALORA DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE LA NORMA


JURÍDICA.

Esta función de control, que ejerce la función jurisdiccional, se enmarca dentro de la


denominada jurisdicción conservadora, esto es, la facultad que tienen los tribunales de justicia de
velar porque todos los poderes públicos actúen dentro de la órbita de sus atribuciones, y en
especial, de velar que las garantías individuales consagradas en la CPR sean respetadas. Esta
materia se relaciona con el tema del recíproco control que debe existir entre los distintos poderes
del Estado.
El control de constitucionalidad es un procedimiento que confronta normas jurídicas, o
actos de autoridad dictados por órganos estatales, con la CPR, a objeto de verificar su
conformidad a ella, tanto en la forma (procedimiento de formación de la norma) como en lo
sustantivo (contenido de la norma). Debido a lo anterior, se discute el carácter jurisdiccional del
control de constitucionalidad, ya que éste no se refiere a conflictos, sino que a la conformidad de
una norma con la CPR, sin embargo, se rebate diciendo que hay un conflicto entre una norma y el
ordenamiento jurídico; pues la potestad jurisdiccional no sólo se limita a la resolución de
conflictos sociales relevantes para el Derecho, sino que también, asume una función de control
sobre la legislación y la Administración, resolviendo los posibles conflictos que pueden
suscitarse entre el producto de estos órganos (normas jurídicas) y la CPR.
Actualmente, dicho control lo ejerce el TC, y el principal método o herramienta que
utiliza para ello, es el recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad, función que antes de la
reforma constitucional del año 2005, correspondía a la CS. Es por ello que hoy, gran parte de la
doctrina, señala que el control constitucionalidad es de carácter concentrado, es decir, es llevado
a cabo por un sólo órgano; no obstante, algunos autores señalan que en virtud del principio de
eficacia directa de la CPR (art. 6º inc. II de la CPR), cada órgano jurisdiccional debe resolver en
conformidad a la CPR, pues el carácter obligatorio e inmediato de la CPR respecto de los

20
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integrantes de los órganos del Estado, abre la posibilidad a que cualquier juez pueda considerar
la CPR en cualquier instancia o recurso que tenga que resolver.
Por último, hay que señalar que otras instituciones procesales que también tienden a dar
aplicación práctica a la jurisdicción conservadora, son la acción de protección y de amparo23.

8. FINES INMEDIATOS DE LA JURISDICCIÓN.


Doctrinalmente se distingue entre fines mediatos e inmediatos de la jurisdicción. Los
primeros dicen relación con la mantención de la paz social y el orden público; y los fines
inmediatos, son los que persiguen las partes al acudir al órgano jurisdiccional, por ende, van a
depender de la pretensión procesal que se manifieste.
Ahora bien, los fines inmediatos de la jurisdicción se relacionan con la idea de garantía
jurisdiccional, la cual busca conseguir, prescindiendo de la voluntad del obligado, el mismo
resultado práctico al que se habría llegado sí la norma jurídica hubiera sido observada
voluntariamente. Es por ello que a este tema también se le conoce con el nombre de tipos de
garantía jurisdiccional.

a. FIN DECLARATIVO O DE COGNICIÓN.


La base de esta garantía jurisdiccional es la incertidumbre, la falta de certeza respecto a
la existencia de un derecho. Para salvar esta situación, hay que recurrir a un proceso declarativo,
para que así el juez declare una determinada situación o derecho. Las partes aquí pueden
pretender tres cosas, y por tanto, tres finalidades distintas, a saber:
i. Fin meramente declarativo o de certeza. Consiste en establecer cuál es el precepto
aplicable a una determinada situación jurídica, pero no para resolver un conflicto, ya que
no supone necesariamente la existencia de una transgresión jurídica, sino para despejar
dudas acerca del mandato concreto de la norma jurídica, ya sea porque el mandato no es
claro o porque es difícil encasillarlo en los supuestos fácticos que prescribe el caso
concreto.
La pretensión del actor se ve satisfecha con la sola declaración que realiza el juez; así, por
ejemplo, si se solicita al juez que determine si un documento es o no auténtico, la
pretensión se verá satisfecha cuando el juez declare que es original (estos casos no se
presentan con mucha frecuencia). Aquí existe una intervención preventiva del órgano
jurisdiccional para evitar que la falta de certeza de la norma aumente el peligro de su
transgresión, es decir, se busca evitar la potencial inobservancia del derecho.
ii. Fin constitutivo. Es aquel que tiene por objeto la creación, modificación y supresión
de estados o situaciones jurídicas; por ejemplo, todos los procesos relacionados con el
estado civil de las personas, un juicio de paternidad o un juicio de nulidad de matrimonio

23
En este ámbito la acción de amparo y de protección son de gran importancia, porque a través de ellos se han
declarado en muchos casos (por parte del tribunal) ilegales actos administrativos. Por otro lado, ello deriva en que se
sostenga que la protección de los derechos fundamentales no constituiría una manifestación propia de la jurisdicción
contenciosa de los Tribunales Superiores de Justicia, sino de las denominadas facultades conservadoras. Pues en la
acción de protección (art. 20 de la CPR) no habría un verdadero proceso contradictorio, en los términos en que se
desarrollan normalmente éstos, ya que no habría una pretensión contra una determinada persona, sino sólo un
amparo judicial de un derecho fundamental, proveniente de una acción u omisión arbitraria o ilegal.

21
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(los cuales producen un cambio en el estado civil); una acción que tiende a obtener la
nulidad de un contrato; la interdicción por demencia, etc.
En estos casos, el legislador le entrega al juez la garantía y control de la observancia de
los requisitos que la ley establece para que el cambio de estados o situaciones jurídicas;
pues aquí no basta la voluntad de las partes.
iii. Fin de condena. Se persigue con este fin condenar al demandado a dar, hacer o no
hacer algo a favor del demandante, cuando ha transgredido un precepto (por ejemplo, no
cumple con un contrato).
Para establecer una sanción, normalmente hay que establecer previamente cuál es el
Derecho aplicable, es decir, tiene que haber un procedimiento de tipo declarativo, para
declarar, por ejemplo, que el demandado pague tal suma. Esta es una etapa previa a la
fase ejecutiva, pues para acudir a ésta hay que tener certeza de que se tiene un derecho, y
esta certeza viene dada por la sentencia de condena o por un título ejecutivo.

b. FIN EJECUTIVO O COERCITIVO.


Como se dijo, para acudir a la fase ejecutiva hay que tener certeza de que se tiene un
derecho, y esta certeza viene dada generalmente por una resolución judicial, por ende, será
necesario un proceso declarativo. Sin embargo, por razones de tráfico jurídico, la ley atribuye a
otros instrumentos distintos de la sentencia, el mismo valor de ésta, es decir, les da mérito
ejecutivo; estos instrumentos son los títulos ejecutivos, por ejemplo, la escritura pública, el acta
de avenimiento pasada ante tribunal competente, el cheque, el pagaré, la letra de cambio, etc. Por
tanto, si se tiene un título ejecutivo, no es necesario recurrir a un juicio declarativo.
Ahora bien, si no se cumple voluntariamente con lo declarado en una resolución judicial
(sentencia condenatoria) o en lo dispuesto en un título ejecutivo, la promesa de coercibilidad
abstracta que existe en la norma, se transforma en coerción concreta y específica, y esta fuerza,
para obligar a tal cumplimiento, la ejerce el Estado por intermedio del órgano jurisdiccional. Esta
no es una fuerza física que se ejerce sobre la persona, sino que esta fuerza se traduce en que si no
se cumple voluntariamente, por ejemplo, se embargarán bienes, se rematarán, y con el producto
de la subasta se le pagará al acreedor. Por tanto, en este caso, la garantía jurisdiccional consiste
en asegurar el cumplimiento de la norma jurídica a través de la coerción.

c. FIN CAUTELAR.
Se vincula con los procesos que no se ejecutan instantáneamente, sino que duran en el
tiempo, por lo que se necesita dictar medidas tendientes a asegurar el resultado del juicio. Por
tanto, el fin cautelar es aquel que tiene por objeto asegurar el resultado de otro proceso, es decir,
asegurar anticipadamente las eventuales providencias que el juez dicte en el evento de acoger las
pretensiones del actor; así, por ejemplo, si yo alego que se me restituya una cosa de mi
propiedad, como medida cautelar le pido al juez que el demandado no enajene la cosa. 24

24
En algunos casos, el único fin que persigue la jurisdicción es el cautelar, es decir, hay procesos que buscan
exclusivamente asegurar una determinada situación, y en nuestra legislación se llaman interdictos posesorios. Los
interdictos posesorios se dan, por ejemplo, cuando una persona es despojada violentamente de su propiedad
(querella de restablecimiento); y con ellos, se busca volver las cosas a su estado anterior, sin discutir si tiene o no
derecho a estar allí (eso se hace en otro juicio).

22
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En Chile esto se concreta en los arts. 290 y siguientes del CPC, en las llamadas medidas
precautorias destinadas a asegurar el resultado de la acción.

d. FIN PUNITIVO.
Este fin es propio del proceso penal, y tiene por objeto aplicar el castigo o penalizar las
conductas que atenten contra los bienes jurídicos que la normativa penal cautela. Ahora bien, la
única manera de establecer una responsabilidad penal, es por medio de una sentencia, de lo
contrario, rige el principio de presunción de inocencia (toda persona es inocente, en tanto no se
establezca lo contrario por medio de una sentencia judicial).25

B. LÍMITES DE LA JURISDICCIÓN.

1. CONCEPTO Y CLASES.
Los límites de la jurisdicción son todos aquellos factores temporales o espaciales que
delimitan el ejercicio de la función jurisdiccional. De acuerdo a la definción, es posible distinguir
entre límites temporales, que son aquellos que se refieren al tiempo de duración de las
funciones del juez, y por consiguiente, de la función jurisdiccional; y los límites espaciales,
que se refieren al lugar o ámbito dentro del cual debe ejercerse la función jurisdiccional, los
cuales, a su vez, pueden ser internos o externos.

1.1. LÍMITES TEMPORALES.


La regla general, es que los tribunales sean permanentes, es decir, que se encuentre
integrado por funcionarios perpetuos; en tal sentido, el art. 80 de la CPR y el art. 247 del COT
consagran la inamovilidad de los jueces durante su buen comportamiento, y hasta que cumplan 75
años de edad. Como se puede apreciar, este límite afecta a la persona del juez y tiene una gran
importancia, ya que si éste deja de ser juez y sigue conociendo de un asunto, hay un vicio de
falta de jurisdicción que produce, en principio, la nulidad procesal.
Art. 80. Los jueces permanecerán en sus cargos durante su buen comportamiento; pero los inferiores desempeñarán
su respectiva judicatura por el tiempo que determinen las leyes.
No obstante lo anterior, los jueces cesarán en sus funciones al cumplir 75 años de edad; o por renuncia o
incapacidad legal sobreviniente o en caso de ser depuestos de sus destinos, por causa legalmente sentenciada. La
norma relativa a la edad no regirá respecto al Presidente de la CS, quien continuará en su cargo hasta el término de su
período (dos años).
En todo caso, la CS por requerimiento del PDR, a solicitud de parte interesada, o de oficio, podrá declarar que los
jueces no han tenido buen comportamiento y, previo informe del inculpado y de la CA respectiva, en su caso, acordar
su remoción por la mayoría del total de sus componentes. Estos acuerdos se comunicarán al PDR para su
cumplimiento.
La CS, en pleno especialmente convocado al efecto y por la mayoría absoluta de sus miembros en ejercicio, podrá
autorizar u ordenar, fundadamente, el traslado de los jueces y demás funcionarios y empleados del Poder Judicial a
otro cargo de igual categoría.

25
Como se verá, este esquema de los fines de la jurisdicción se aplica a la acción y al proceso.

23
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Art. 247. La inamovilidad de que habla el art. 80 de la CPR rige no sólo respecto de los jueces propietarios, sino
también respecto de los interinos y suplentes.
La inamovilidad de los interinos durará hasta el nombramiento del respectivo propietario, y la de los suplentes hasta
que expire el tiempo por el cual hubieren sido nombrados.

Excepcionalmente existe jurisdicción temporal en el caso de los jueces árbitros, los cuales
duran lo que las partes pacten en el instrumento de nombramiento (art. 234 Nº 4 del COT) y a falta
de acuerdo, dos años desde su aceptación (art. 235 inc. III del COT). Por tanto, después del plazo
acordado o legal, lo que haga el juez árbitro carece de valor.
Art. 234. El nombramiento de árbitro deberá hacerse por escrito. En el instrumento en que se haga el nombramiento
de árbitro deberán expresarse:
4. Las facultades que se confieren al árbitro, y el lugar y tiempo en que deba desempeñar sus funciones.

Art. 235 inc. III. Si faltare la designación del tiempo, se entenderá que el árbitro debe evacuar su encargo en el
término de dos años contados desde su aceptación.

Por lo anterior, según el profesor FORTTES, el límite de tiempo es relativo, porque quienes
ejercen jurisdicción (los jueces) se mantienen como tales mientras tengan buen comportamiento, o
hasta cierto límite de edad; y en el caso de los jueces árbitros, mientras dure lo señalado en el pacto
o hasta dos años contados desde la aceptación

1.2. LÍMITES ESPACIALES.


Como se dijo, los límites espaciales pueden ser de dos clases: límites externos y límites
internos:

a. LÍMITES ESPACIALES EXTERNOS.

Este límite dice relación con elementos territoriales y funcionales que demarcan la
vigencia y aplicación de la jurisdicción. Así, es posible distinguir dos tipos de límites externos:
i. Límite externo territorial o internacional. La jurisdicción es una expresión de la
soberanía, por ende, por regla general, los tribunales de justicia chilenos sólo pueden
ejercer su función jurisdiccional en el territorio nacional, ya que la soberanía reconoce
como límite la soberanía de los demás Estados; a su vez, los órganos jurisdiccionales
extranjeros no tienen el poder para juzgar lo ocurrido dentro del territorio chileno. Este
límite se consagra expresamente en el art. 5º inc. I del COT, al señalar que a los tribunales
mencionados en este artículo corresponderá el conocimiento de todos los asuntos
judiciales que se promuevan dentro del territorio de la República, cualquiera que sea su
naturaleza o la calidad de las personas que en ellos intervengan, sin perjuicio de las
excepciones que establezcan la Constitución y las leyes.
Las consecuencias del hecho de que fuera de su territorio no pueden los tribunales
nacionales ejercer jurisdicción, son:
- Si los tribunales tuviesen que practicar una diligencia fuera del territorio nacional,
deberán pedir autorización o permiso al tribunal extranjero del lugar donde quiera

24
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practicarse la diligencia, esto, mediante vía diplomática a través de un exhorto.26


- Respecto del cumplimiento en Chile de las sentencias extranjeras, se requerirá de un
trámite de homologación de resoluciones judiciales llamado “exequátur”, en virtud
del cual, otorgado éste, puede ejecutarse la sentencia extranjera en nuestro país.
Por último, hay que señalar que excepcionalmente se consagra la extraterritorialidad de la
jurisdicción en materia penal, pues de acuerdo al art. 6º del COT, se atribuye a los
tribunales nacionales el poder de conocer y juzgar ciertos delitos cometidos en el extranjero.
Art. 6. Quedan sometidos a la jurisdicción chilena los crímenes y simples delitos perpetrados fuera del
territorio de la República que a continuación se indican:
1. Los cometidos por un agente diplomático o consular de la República, en el ejercicio de sus funciones;
2. La malversación de caudales públicos, fraudes y exacciones ilegales, la infidelidad en la custodia de
documentos, la violación de secretos, el cohecho, cometidos por funcionarios públicos chilenos o por
extranjeros al servicio de la República y el cohecho a funcionarios públicos extranjeros, cuando sea
cometido por un chileno o por una persona que tenga residencia habitual en Chile;
3. Los que van contra la soberanía o contra la seguridad exterior del Estado, perpetrados ya sea por chilenos
naturales, ya por naturalizados, y los contemplados en el Párrafo 14 del Título VI del Libro II del Código
Penal, cuando ellos pusieren en peligro la salud de habitantes de la República;
4. Los cometidos, por chilenos o extranjeros, a bordo de un buque chileno en alta mar, o a bordo de un
buque chileno de guerra surto en aguas de otra potencia;
5. La falsificación del sello del Estado, de moneda nacional, de documentos de crédito del Estado, de las
Municipalidades o de establecimientos públicos, cometida por chilenos o por extranjeros que fueren
habidos en el territorio de la República;
6. Los cometidos por chilenos contra chilenos si el culpable regresa a Chile sin haber sido juzgado por la
autoridad del país en que delinquió;
7. La piratería;
8. Los comprendidos en los tratados celebrados con otras potencias;
9. Los sancionados por el Título I del Decreto N° 5.839, de 30 de septiembre de 1948, que fijó el texto
definitivo de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, cometidos por chilenos o por extranjeros al
servicio de la República, y
10. Los sancionados en los artículos 366 quinquies, 367 y 367 bis Nº 1, del Código Penal, cuando pusieren
en peligro o lesionaren la indemnidad o la libertad sexual de algún chileno o fueren cometidos por un
chileno o por una persona que tuviere residencia habitual en Chile; y el contemplado en el artículo 374 bis,
inciso primero, del mismo cuerpo legal, cuando el material pornográfico objeto de la conducta hubiere sido
elaborado utilizando chilenos menores de dieciocho años.

ii. Límite externo funcional o constitucional. La jurisdicción se limita por las


atribuciones de los otros poderes públicos, es decir, a los tribunales de justicia les está
prohibido arrogarse funciones que pertenecen a los otros Poderes del Estado (art. 4º del
COT) y, asimismo, los otros Poderes del Estado no pueden conocer de los asuntos que se
entregan a los tribunales de jusiticia (art. 12 del COT y 76 inc. I de la CPR). Esto se ve
reafirmado por el principio de legalidad consagrado en los arts. 6º y 7º de la CPR.
Art. 4. Es prohibido al Poder judicial mezclarse en las atribuciones de otros poderes públicos y en general
ejercer otras funciones que las determinadas en los artículos precedentes.

Art. 12 El Poder Judicial es independiente de toda otra autoridad en el ejercicio de sus funciones.

26
Como se verá más adelante, a propósito de las actuaciones judiciales, el exhorto es una petición de un tribunal a
otro, para que practique o ejecute una determinada diligencia judicial. Éste puede hacerse a nivel nacional o
internacional.

25
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Art. 76. La facultad de conocer de las causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo
juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley. Ni el Presidente de la República
ni el Congreso pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas pendientes, revisar los
fundamentos o contenido de sus resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos.

Art. 6. Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y a las normas dictadas
conforme a ella, y garantizar el orden institucional de la República.
Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de dichos órganos como a toda
persona, institución o grupo.
La infracción de esta norma generará las responsabilidades y sanciones que determine la ley

Art. 7. Los órganos del Estado actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de
su competencia y en la forma que prescriba la ley.
Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de
circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido
en virtud de la Constitución o las leyes.
Todo acto en contravención a este art. es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que la ley
señale.

b. LÍMITES ESPACIALES INTERNOS.


El límite interno de la jurisdicción dice relación con la forma como se ejercita la función
jurisdiccional por los distintos órganos jurisdiccionales; pues, como ya se dijo, todos los
tribunales tienen jurisdicción, sin embargo, no todos conocen de los mismos asuntos. De esta
manera surge la noción de competencia, la cual determina y delimita el jercicio de la función
jurisdiccional dentro de cada tribunal, considerando diversos factores, como el territorio, la
cuantía del asunto, la materia, y el fuero o calidad de la persona involucrada en la controversia.
Es por ello que se dice que la competencia es la medida de la jurisdicción.
En consecuencia, se puede concluir que sólo una vez que se han demarcado los límites
externos de la jurisdicción, se puede distribuir el ejercicio práctico de ésta entre los distintos
tribunales, lo cual lo determina la competencia.

2. CONFLICTOS DE JURISDICCIÓN.
En el ejercicio de sus funciones, los órganos públicos pueden traspasar los límites espaciales
que la CPR y la ley han fijado y, por ende, invadir funciones privativas de otros poderes, lo que
puede provocar conflictos entre ellos. Los conflictos de jurisdicción sólo se relacionan con los
límites externos, ya que los límites internos dan origen a las contiendas o cuestiones de
competencia, las cuales serán analizadas en el Capítulo III de estos apuntes.
Por lo tanto, atendiendo a los límites externos, los conflictos de jurisdicción pueden ser de
dos clases:
i. Conflictos territoriales o internacionales. De acuerdo al límite territorial de la
jurisdicción, los tribunales nacionales sólo tienen el poder para conocer, juzgar y ejecutar
los asuntos que se promuevan dentro del territrio de la República, por tanto, el conflicto
aquí se produce cuando un tribunal quiere actuar fuera del territorio de su país. Para
resolver esto, los Estados se han organizado creando sistemas de solución de conflictos a
través de tratados internacionales, como el Tratado de la Habana que creó el Código de
Bustamante y, en general, a través del Derecho internacional privado.

26
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Estos conflictos se relacionan, fundamentalmente, con la extradición y la aplicación de la


legislación extranjera. En cuanto a la extradición, la regla general, es que Chile no
entrega a personas residentes en el territorio nacional al país requerinte, sino sólo en
virtud de un tratado de extradición (otros países, en cambio, tienen la regla de que
entregan a cualquier persona siempre que no sea nacional); y respecto de la aplicación de
la legislación extranjera, este conflicto, de acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico, se
resuelve aplicando dicha legislación sólo cuando la ley chilena así lo dispone
expresamente (por ejemplo, el art. 17 del CC), y en dicho caso, el Derecho extranjero debe
ser probado por peritos.
Art. 17. La forma de los instrumentos públicos se determina por la ley del país en que hayan sido
otorgados. Su autenticidad se probará según las reglas establecidas en el Código de Enjuiciamiento.
La forma se refiere a las solemnidades externas, y la autenticidad al hecho de haber sido realmente
otorgados y autorizados por las personas y de la manera que en los tales instrumentos se exprese.

ii. Conflictos funcionales o constitucionales. Estos conflictos se suscitan entre los


órganos jurisdiccionales nacionales y los demás Poderes del Estado, con ocasión de sus
atribuciones. De esta forma, si un órgano legislativo o administrativo se atribuye una
potestad jurisdiccional que no tiene, entra en conflicto con los tribunales de jusiticia; y
por otro lado, lo mismo sucederá cuando el órgano jurisdiccional se atribuya funciones
legislativas o administrativas.
La forma de solución de este conflicto se encuentra señalada en la propia CPR: así, los
conflictos que se susciten entre las autoridades políticas o administrativas y los
Tribunales Superiores de Justicia (CS y CA), serán resueltos por el Senado (art. 53 N° 3 de
la CPR); y por otro lado, si el conflicto se produce entre las autoridades políticas o
administrativas y un Tribunal no superior, será resuelto por el TC (art. 93 Nº 12 de la
CPR).

Art. 53. Son atribuciones exclusivas del Senado:


3. Conocer de las contiendas de competencia que se susciten entre las autoridades políticas o administrativas y
los tribunales superiores de justicia

Art. 93. Son atribuciones del Tribunal Constitucional:


12. Resolver las contiendas de competencia27 que se susciten entre las autoridades políticas o
administrativas y los tribunales de justicia, que no correspondan al Senado.

3. PRIVILEGIO O INMUNIDAD DE JURISDICCIÓN.


Como se dijo, uno de los límites externos de la jurisdicción era el territorio, en virtud del
cual los tribunales de justicia nacionales, por regla general, sólo pueden ejercer su función en el
territorio de la República. Sin embargo, existen determinadas controversias que se suscitan
dentro del territorio nacional que los tribunales de justicia no pueden entrar a conocer, lo cual
está constituido por los denominados privilegios e inmunidades de jurisdicción.
Las inmunidades o privilegios de jurisdiccionales, son exenciones a la jurisdicción nacional,
consagradas por el Derecho internacional, en favor de agentes diplomáticos o consulares extranjeros
acreditados en Chile. En otras palabras, es un beneficio que se otorga a determinadas personas, en

27
Si bien la CPR en ambos preceptos habla de “contiendas de competencia”, en realidad son conflictos de
jurisdicción.

27
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virtud del cual, no pueden ser llevados ante los tribunales de justicia frente a una determinada
controversia. 28
La finalidad de dichos privilegios no es beneficiar a los particulares, sino garantizar el
desempeño eficaz de las misiones diplomáticas y oficinas consulares, en cuanto representantes
de los Estados29. Estas inmunidades son renunciables y excepcionales, y están reguladas en dos
convenciones internacionales, a saber:
i. La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas del año 1961 (CVRD). El art. 31
de esta Convención señala que los agentes diplomáticos (jefe de la misión o un miembro
del personal diplomático de la misión) gozan de inmunidad respecto de la jurisdicción
penal30; y gozan también de inmunidad de jurisdicción civil y administrativa (salvo tres
excepciones contempladas en el mismo artículo). Por otro lado, el agente diplomático no
está obligado a testificar y, además, no podrá ser objeto de ninguna medida de ejecución,
salvo en los casos en que no goce de inmunidad de jurisdicción; finalmente, consagra el
principio de que la inmunidad de jurisdicción de un agente diplomático en el Estado
receptor no le exime de la jurisdicción del Estado acreditante (pues la inmunidad no es
impunidad).
Art. 31. El agente diplomático gozará de inmunidad de la jurisdicción penal del Estado receptor. Gozará
también de inmunidad de su jurisdicción civil y administrativa, excepto si se trata:
a) De una acción real sobre bienes inmuebles particulares radicados en el territorio del Estado receptor, a
menos que el agente diplomático los posea por cuenta del Estado acreditante para los fines de la misión;
b) De una acción sucesoria en la que el agente diplomático figure, a título privado y no en nombre del
Estado acreditante, como ejecutor testamentario, administrador, heredero o legatario;
c) De una acción referente a cualquier actividad profesional o comercial ejercida por el agente diplomático
en el Estado receptor, fuera de sus funciones oficiales.
2. El agente diplomático no está obligado a testificar.
3. El agente diplomático no podrá ser objeto de ninguna medida de ejecución, salvo en los casos previstos
en los incisos a, b y c del párrafo 1 de este artículo y con tal de que no sufra menoscabo la inviolabilidad de
su persona o de su residencia.
4. La inmunidad de jurisdicción de un agente diplomático en el Estado receptor no le exime de la
jurisdicción del Estado acreditante.

Por último, el art. 37 Nº 1 de la CVRD señala que los miembros de la familia de un agente
diplomático que formen parte de su casa gozarán de los privilegios e inmunidades
especificados en los artículos 29 a 36, siempre que no sean nacionales del Estado.

28
El Estado chileno se relaciona con otros Estados y organismos internacionales por medio del Presidente de la
República, por el Ministro de relaciones Exteriores, y por Agentes diplomáticos y Consulares. Ahora bien, la
facultad de enviar y recibir agentes diplomáticos se llama “derecho de delegación”, y puede ser activa (se los envía)
o pasiva (se los recibe). A lo que se refiere a la inmunidad de jurisdicción, es la delegación pasiva.
29
No hay que confundir las embajadas con los consulados. Las embajadas son representaciones de los gobiernos
ante los otros Estados con funciones de carácter político (por ejemplo, tienen la función de reportar la situación
socio-política del Estado receptor, negociar acuerdos y tratados en nombre del Estado al cual se representa, etc.); en
cambio, el Consulado es una representación del gobierno en un Estado extranjero para realizar funciones de carácter
administrativo en beneficio de sus connacionales residentes en ese país (por ejemplo, otorgar poderes, hacer
testamentos, otorgar pasaportes, servir de local de votación, etc.). En general, en caso de haber una ruptura de
relaciones diplomáticas, es retirado el embajador y el personal de la embajada, pero no el consulado.
30
El ejercicio de la jurisdicción universal en materia penal, se encuentra generalmente reservado para los crímenes
internacionales más graves, tales como crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, y el genocidio.

28
DERECHO PROCESAL CIVIL - JURISDICCIÓN
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ii. La Convención de Viena sobre Relaciones Consulares del año 1963 (CVRC). El art. 43 de
esta Convención se refiere a la inmunidad de jurisdicción de los funcionarios consulares.
Art. 43. Inmunidad de jurisdicción.
1. Los funcionarios consulares (toda persona, incluido el jefe de oficina consular, encargada con ese
carácter del ejercicio de funciones consulares) y los empleados consulares (toda persona empleada en el
servicio administrativo o técnico de una oficina consular) no estarán sometidos a la jurisdicción de las
autoridades judiciales y administrativas del Estado receptor por los actos ejecutados en el ejercicio de las
funciones consulares.
2. Las disposiciones del párrafo 1 de este artículo no se aplicarán en el caso de un procedimiento civil:
a) Que resulte de un contrato que el funcionario consular, o el empleado consular, no haya concertado,
explícita o implícitamente, como agente del Estado que envía, o
b) Que sea entablado por un tercero como consecuencia de daños causados por un accidente de vehículo,
buque o avión, ocurrido en el Estado receptor.

C. C LASES DE JURISDICCIÓN .

1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
En los tres primeros artículos del COT, según algunos autores, se clasifica a la jurisdicción
en contenciosa, no contenciosa, conservadora, disciplinaria y económica. Sin embargo, al
analizar las características de la jurisdicción, se dijo que ésta era unitaria, es decir, es una sola, y
como tal, no admite clasificaciones, ni divisiones. Las clasificaciones, que incorrecta y
normalmente se hacen de ella, corresponden más bien a clasifiaciones de su límite que es la
competencia, y en este sentido se habla de jurisdicción civil, penal, laboral, de familia, etc.
Ahora bien, es usual ver que se hable de jurisdicción contenciosa y voluntaria pero, en
estricto rigor, dicha clasificación no existe, se trata más bien de una distinción para fines
pedagógicos. Pues la “jurisdicción voluntaria” no es tal, se trata de funciones administrativas
entregadas a los órganos judiciales; es por ello que, para referirse a estas funciones, es preferible
hablar de asuntos judiciales no contenciosos y no de “jurisdicción voluntaria”.
Por lo anterior, es que se señala que la única jurisdicción sería la contenciosa, y las
restantes son facultades anexas a la jurisdicción, puesto que en ellas no hay propiamente una
función jurisdiccional (conocer, juzgar y ejecutar lo juzgado).

2. JURISDICCIÓN CONTENCIOSA.
Como se dijo, la jurisdicción es una sola, y de acuerdo a los arts. 76 inc. I de la CPR y 1º
del COT, se define como la facultad de conocer las causas civiles y criminales, de juzgarlas y de
hacer ejecutar lo juzgado pertenece exclusivamente a los tribunales que establece la ley.
Ahora bien, la doctrina habla de jurisdicción contenciosa para distinguirla de la
“jurisdicción voluntaria”, en el sentido de que, para que la jurisdicción sea tal, debe haber un
litigo, es decir, un conflicto intersubjetivo de intereses, jurídicamente trascendente, caracterizado
por la existencia de una pretensión resistida. Así, se señala que la jurisdicción contenciosa es
aquella que se ejerce cuando hay conflicto de relevancia jurídica suscitado entre dos o más partes
que tienen interés en él.31

31
Sin embargo, como se verá más adelante, el conflicto no se encuentra presente en todo proceso jurisdiccional, así,
por ejemplo, no está presente cuando el demandado se allana (no hay una pretensión resistida).

29
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3. ASUNTOS JUDICIALES NO CONTENCIOSOS (“JURISDICCIÓN VOLUNTARIA”).

a. CONCEPTO.
De acuerdo al art. 2º del COT, también corresponde a los tribunales intervenir en todos
aquellos actos no contenciosos en que una ley expresa requiera su intervención. Y de acuerdo al
art. 817 del CPC son actos judiciales no contenciosos aquellos que según la ley requieren la
intervención del juez y en que no se promueve contienda alguna entre partes. Como se puede
apreciar, ambas normas hablan de “actos judiciales no contenciosos”, y no de jurisdicción
voluntaria; pues esta última expresión contiene dos errores, a saber:
i. En primer lugar, no se trata de jurisdicción, ya que no hay un conflicto jurídico que
resolver, no hay partes ni contrapartes, sólo hay un interesado que realiza una petición al
tribunal. Ahora, si alguien se opone a dicha petición, podría producirse un conflicto, lo
cual daría lugar a la jurisdicción contenciosa.
La doctrina mayoritaria, en cuanto a la naturaleza jurídica de los actos judiciales no
contenciosos, señala que corresponde a una actividad administrativa ejercida por los
órganos jurisdiccionales. Pues la función administrativa tiene por objeto satisfacer el
interés púbico, lo cual se puede lograr por diversos medios, y uno de ellos es la
regulación y el control de los actos de los particulares que pueden afectar el interés social,
como la disposición de bienes de los incapaces, pues si los particulares pudiesen
libremente efectuar estos actos, los incapaces quedarían en indefensión y se podrían
cometer fraudes o irregularidades. Por tanto, en principio, debiera ser la propia
Administración la que, con funcionarios especiales, tutelara y controlara la realización de
estos actos jurídicos, pero por razones históricas, funcionales y por la independencia y
prestigio de los órganos jurisdiccionales, se les ha confiado a éstos dicha tutela y control.
ii. En segundo lugar, tampoco es voluntaria, pues la ley establece la obligatoriedad de un
pronunciamiento judicial para la realización de determinados actos. Por tanto, si las
partes se encuentran en la hipótesis prevista por la ley, deben hacerlo necesariamente por
esta vía.
Por lo anterior es preferible hablar de asuntos judiciales no contenciosos, los cuales
pueden definirse como aquellos que conocen los tribunales en los casos en que la ley requiere
expresamente su intervención y en que no se promueve contienda alguna entre las partes32.
.
b. JUSTIFICACIÓN DE LA JURISDICCIÓN NO CONTENCIOSA.
¿Por qué existe la jurisdicción no contenciosa? El profesor FORTTES dice que hay varias
razones, a saber:
i. Por una razón histórica. Desde el Derecho romano el pretor, que era quien impartía
justicia, ejercía otras facultades anexas (por ejemplo, la protección de los incapaces); y
ello se ha extendido en las legislaciones que tienen su base en dicho Derecho.

32
El profesor Francisco HOYOS señala que el criterio para reconocer los actos judiciales no contenciosos no es que
haya un conflicto o no; pues si se atendiese a dicho criterio, el juicio en rebeldía sería un asunto no contencioso.

30
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ii. Por una razón de garantía. Los órganos del Poder Judicial son independientes y dotados
de conocimientos especializados, lo que garantiza que estos asuntos, que muchas veces
involucran no sólo intereses privados, sino que también públicos, van a ser tratados con
la debida seriedad; por ejemplo, el nombramiento de un tutor para un incapaz..
iii. Por una razón práctica. Muchos de estos casos son susceptibles de transformarse en
asuntos contenciosos cuando medie oposición de un interesado; entonces, es conveniente
que conozca de ellos el mismo órgano que, eventualmente, conocería de la controversia.
Por ejemplo, respecto de la posesión efectiva de una herencia testada, hay que acreditar
ante el juez que la persona murió, cuáles son los herederos y cuáles son los bienes
hereditarios, asuntos respecto de los cuales puede existir pugna.

c. CARACTERÍSTICAS.
i. En cuanto a su naturaleza, se trata de actuaciones administrativas que han sido
entregadas al conocimiento de los tribunales en razón de lo antes señalado. En este
sentido, CARNELUTTI dice que los asuntos no contenciosos tienen como finalidad vigilar
y controlar la actividad jurídica de los particulares, donde el juez actúa para la
satisfacción de un interés público que tiene por objeto la buena administración de los
bienes privados.33
ii. En estos asuntos no se suscita conflicto alguno entre particulares, por lo tanto, no
hay partes (el concepto de parte supone la existencia de un juicio); sólo hay una persona
que solicita la intervención del juez respecto de alguna cuestión que por expresa
disposición de la ley requiere la intervención de éste. Así, está el órgano jurisdiccional y
el llamado interesado o solicitante, que es quien acude a pedir la intervención
jurisdiccional.
Ahora bien, si se produce un conflicto durante la tramitación del procedimiento, éste se
transforma en un asunto contencioso (varía su conocimiento). En este sentido, el art. 823
del CPC señala que si a la solicitud presentada se hace oposición por legítimo
contradictor, se hará contencioso el negocio y se sujetará a los trámites del juicio que
corresponda. Agrega el inc. II que si la oposición se hace por quien no tiene derecho, el
tribunal, desestimándola de plano, dictará resolución sobre el negocio principal.
iii. No opera el principio de inexcusabilidad. El juez para poder intervenir en estos
asuntos requiere siempre de una ley expresa que así lo autorice; en cambio, en materia de
jurisdicción contenciosa el principio es el opuesto, ya que según el art. 10 inc. II del COT,
el juez no puede excusarse de fallar ni aun por falta de ley que resuelva la contienda
sometida a su decisión.
Por lo tanto, si la ley lo requiere, el juez debe intervenir; si la ley no lo requiere, el juez
no debe intervenir, y si aun así intervine, lo conocido por el juez es nulo.

33
Para CASARINO son actos sui generis, ya que los actos administrativos crean una relación entre la Administración
y el administrado, en cambio los actos judiciales no contenciosos, no crean tal relación, en cuanto al asunto
sometido a su conocimiento.

31
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iv. En cuanto a su tramitación, ésta se realiza acorde al procedimiento establecido en el


Libro IV del CPC (“De los actos judiciales no contenciosos”). Este procedimiento no es
excluyente, así, por ejemplo, el pago por consignación está regulado en el CC.
El tribunal competente es el Juez de Letras del domicilio del interesado (arts. 134 y 45 Nº
2 letra C del COT); no es procedente la prórroga de la competencia.
Art. 134. En general, es juez competente para conocer de una demanda civil o para intervenir en un acto no
contencioso, el del domicilio del demandado o interesado, sin perjuicio de las reglas establecidas en los
artículos siguientes y de las demás excepciones legales.

Art. 45. Los jueces de letras conocerán:


2. En primera instancia:
c) De los actos judiciales no contenciosos, cualquiera que sea su cuantía, salvo lo dispuesto en el artículo
494 del Código Civil (curadurías especiales)

v. Los asuntos judiciales no contenciosos se resuelven de plano si la ley no dice que se debe
obrar con conocimiento de causa (arts. 824 del CPC); en este último caso, los antecedentes
son proporcionados al tribunal mediante informaciones sumarias.
Art. 824. En los negocios no contenciosos que no tengan señalada una tramitación especial en el presente
Código, procederá el tribunal de plano, si la ley no le ordena obrar con conocimiento de causa.
Si la ley exige este conocimiento, y los antecedentes acompañados no lo suministran, mandará rendir
previamente información sumaria acerca de los hechos que legitimen la petición, y oirá después al
ministerio público o al respectivo defensor público, según corresponda.

vi. En cuanto a la prueba, en estos procedimientos se rinde, en general, sin formalidad


alguna. Pues de acuerdo al art. 818 del CPC, aunque los tribunales hayan de proceder en
algunos de estos actos con conocimiento de causa, no es necesario que se les suministre
este conocimiento con las solemnidades ordinarias de las pruebas judiciales. Así, pueden
acreditarse los hechos pertinentes por medio de informaciones sumarias. Se entiende por
información sumaria la prueba de cualquiera especie, rendida sin notificación ni
intervención de contradictor y sin previo señalamiento de término probatorio. Por tanto,
si se trata de una prueba de testigos, ésta se rinde sin señalar previamente día y hora para
su realización, sin presentar previamente lista de testigos e incluso, y sin que sea
necesario rendirla en el tribunal (será rendida en la oficina del receptor).
En cuanto a la apreciación de la prueba, el art. 819 del CPC dice que los tribunales en
estos negocios apreciarán prudencialmente el mérito de las justificaciones y pruebas de
cualquiera clase que se produzcan. Es decir, aquí no rige el sistema de prueba legal o
tasada.
vii. De acuerdo al art. 827 del CPC, en los asuntos no contenciosos no se tomará en
consideración el fuero personal de los interesados para establecer la competencia del
tribunal.
viii. La sentencia definitiva debe reunir las menciones del art. 826 del CPC, y proceden los
recursos de apelación y casación (art. 822 del CPC). La sentencia definitiva no produce el
efecto de cosa juzgada, sino el desasimiento del tribunal (el tribunal no puede modificar
la sentencia dentro del procedimiento). Dichas sentencias producen cosa juzgada sólo si
son positivas y se han cumplido, por ende, no la producen aquellas que son negativas, o
positivas y no se han cumplido.

32
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Art. 826. Las sentencias definitivas en los negocios no contenciosos expresarán el nombre, profesión u
oficio y domicilio de los solicitantes, las peticiones deducidas y la resolución del tribunal. Cuando éste deba
proceder con conocimiento de causa, se establecerán además las razones que motiven la resolución.
Estas sentencias, como las que se expiden en las causas entre partes, se copiarán en el libro respectivo que
llevará el secretario del tribunal.

Art. 822. Contra las resoluciones dictadas podrán entablarse los recursos de apelación y de casación, según
las reglas generales. Los trámites de la apelación serán los establecidos para los incidentes.

d. CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS JUDICIALES NO CONTENCIOSOS.


Las materias que comprenden los asuntos judiciales no contenciosos, están reguladas, en
general, en el Libro IV del CPC denominado “De los actos judiciales no contenciosos” (arts. 817 y
siguientes). Como se dijo, para que el juez intervenga es necesario que una ley requiera
expresamente su intervención, y lo hace en general en las siguientes materias:
i. Medidas de protección a favor de los incapaces. La ley protege a los incapaces debido a
su edad, condición jurídica o mental; así, por ejemplo, los representantes legales no son
completamente libres para disponer de los bienes inmubles de los incapces (enajenarlos,
gravarlos o darlos en arrendamiento por largo tiempo), pues deben pedir autorización
judicial, la que será concedida por el juez con conocimiento de causa y sólo si lo estima
conveniente para el incapaz; también necesiatan autorización judicial para obligar a éstos
como fiadores; para el nombramiento de tutores y curadores; para que el incapaz
comparezca en juicio, etc.
ii. Declaraciones judiciales de ciertos actos o derechos, para que produzcan consecuencias
jurídicas. La ley reconoce ciertos derechos a las personas, pero establece la obligación de
comprobar la concurrencia de ciertos requisitos, por parte de los tribunales de justicia,
para que puedan ejercerse; por ejemplo, la concesión de la posesión efectiva de la
herencia testada; la declaración provisoria de muerte presunta; la declaración de herencia
yacente.
iii. Autentificación judicial de ciertos actos, como el trámite de apertura y protocolización
de un testamento cerrado; la confección de inventarios solemnes (por ejemplo, en la
posesión efectiva en que haya incapaces se debe hacer un inventario solemne);
tasaciones, etc.
iv. Actos para evitar la comisión de fraudes legales, como el trámite de insinuación de
donaciones (pues para hacer donaciones de cierto valor, se debe pedir autorización al
juez); la guarda de muebles y de papeles de una sucesión, etc.

e . CRITERIOS PARA DISTINGUIR LA JURISDICCIÓN CONTENCIOSA DE LOS ASUNTOS JUDICIALES NO


CONTENCIOSOS.

Tanto la jurisdicción contenciosa como los asuntos judiciales no contenciosos, son


llevados a cabo por los mismos órganos jurisdiccionales. Por ello es necesario distinguir ambos
tipos de jurisdicción, para lo cual han surgido diversos criterios doctrinarios, a saber:

33
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i. Hay un criterio romanista que señala que la jurisdicción contenciosa se desarrolla con
conocimiento de causa, es decir, implica que el juez debe recabar la mayor cantidad
posible de antecedentes; mientras que los actos no contenciosos se desarrollan sin
conocimiento de causa.
Este criterio se critica, porque en ambos casos se puede actuar con conocimiento de
causa, la diferencia está en la falta de formalidades para rendir la prueba en los asuntos no
contenciosos, pues aquí se hace mediante información sumaria (sin contradicción y sin
término probatorio).
ii. Hay un criterio clásico que atiende a la presencia o ausencia de un contradictor para
precisar la naturaleza procesal de un determinado acto jurisdiccional. Así, jurisdicción
contenciosa es aquella que se desenvuelve mediante un conflicto o presencia de un
contradictor; y los asuntos judiciales no contenciosos son aquellos que se desarrollan sin
la presencia de estos elementos.
Se critica a esta doctrina por ser insuficiente, puesto que no explica la naturaleza procesal
de los juicios seguidos en rebeldía del demandado, o aquellos en que éste reconoce la
pretensión contraria (allanamiento); pues, estos asuntos son contenciosos y no hay
conflicto.
iii. Hay un criterio moderno que atiende exclusivamente a la distinta finalidad de estos
actos. Así, la jurisdicción contenciosa es aquella que tiene como finalidad una relación
jurídica existente o ya formada (por ejemplo, el juicio que persigue el pago del precio de
una compraventa); en cambio, los asuntos no contenciosos son aquellos destinados a
procurar o cooperar en el nacimiento de una relación jurídica nueva (por ejemplo, la
autorización para que un incapaz celebre una compraventa de un inmueble). Por lo tanto,
los actos judiciales no contenciosos tienen una finalidad eminentemente constitutiva,
mientras que los contenciosos versan sobre relaciones jurídicas preexistentes.34
El criterio aceptado por nuestra legislación es el clásico. La mejor demostración de esto
se encuentra en el art. 817 del CPC, que señala que son actos judiciales no contenciosos aquellos
que según la ley requieren la intervención del juez y en que no se promueve contienda alguna
entre partes.

f. DIFERENCIAS ENTRE LA JURISDICCIÓN CONTENCIOSA Y LOS ASUNTOS JUDICIALES NO


CONTENCIOSOS.

i. En los asuntos judiciales contenciosos el juez tiene la obligación de intervenir siempre


que se requiera su actuación por las partes en forma legal y en negocios de su
competencia; mientras que en los asuntos judiciales no contenciosos, para que el tribunal
pueda intervenir válidamente, es menester que la ley haya establecido expresamente
dicha intervención, y para esos determinados actos.

34
Aquí es necesario diferenciar a los actos judiciales no contenciosos de la finalidad constitutiva de la jurisdicción
contenciosa; pues, esta última se lleva a efecto porque existe un conflicto jurídico, en cambio, en los asuntos no
contenciosos no hay un conflicto, pero se recurre al juez porque es la ley la que ordena cumplir con determinados
trámites o formalidades.

34
DERECHO PROCESAL CIVIL - JURISDICCIÓN
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ii. En los asuntos contenciosos, el conocimiento de causa se le suministra al juez por los
medios de prueba que la ley taxativamente establece; en los actos no contenciosos, en
cambio, el conocimiento de causa se le proporciona al juez mediante informaciones
sumarias, esto es, mediante pruebas de cualquier especie, rendidas sin señalamiento de
término probatorio y si notificación e intervención de contradictor.
iii. En la jurisdicción contenciosa las resoluciones que recaen en estos asuntos producen, por
regla general, acción y excepción de cosa juzgada; en cambio, las resoluciones recaídas
en los asuntos no contenciosos para ver si gozan o no de cosa juzgada, es necesario
distinguir previamente entre resoluciones afirmativas y negativas, puesto que estas
últimas no producen nunca cosa juzgada, mientras que las primeras, en cambio, sí la
producen una vez cumplidas.

iv. En los asuntos contenciosos hay dos partes identificable (demandante y demandado), con
pretensiones contrapuestas. En los asuntos no contenciosos, en cambio, no hay partes
identificables, sino que sólo está el llamado “interesado” (uno o más).

4. FACULTADES CONSERVADORAS.
.
De acuerdo al art. 3º del COT los tribunales tienen, además, las facultades conservadoras,
disciplinarias y económicas que a cada uno de ellos se asignan en los respectivos títulos de este
Código. Como se dijo, éstas son facultades anexas a la jurisdicción, y no actividad jurisdiccional,
en cuanto no resuelven conflictos jurídicos en forma total y directa.
Ahora bien, las facultades conservadoras son aquéllas que tienen los tribunales de justicia
para velar que todos los poderes públicos actúen dentro de la órbita de sus atribuciones y, en
especial, velar porque los derechos constitucionales sean respetados35. Las manifestaciones más
importantes de esta facultad, son:
i. La acción de amparo o habeas corpus. De acuerdo al art. 21 de la CPR, es aquella acción
constitucional que se concede a toda persona detenida, presa o arrestada, con infracción a
la CPR o a la ley, o que sufra cualquier otra privación, perturbación o amenaza en su
derecho a la libertad personal y seguridad individual.
ii. La acción de protección. De acuerdo al art. 20 de la CPR, es aquella acción constitucional
que se concede a todas las personas que como consecuencia de actos u omisiones
arbitrarias o ilegales, sufren privación, perturbación o amenaza de ciertos derechos
fundamentales señalados en el art. 20 de la CPR.
Tanto la acción de amparo como la de prtoección, no resuelven conflictos, sino que son
producto de las facultades conservadoras de los tribunales de justicia, por ende, los
procesos que siguen ante el tribunal (CA) no son contradictorios, no hay término
probatorio y, en general, son desfomalizados.
iii. Recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad. Es aquella acción constitucional
destinada a obtener del TC que declare inaplicable en un asunto judicial concreto y
determinado que se encuentra pendiente, cualquier precepto legal que se considere

35
Se dice que la CPR vela por los derechos de las personas de manera mediata e indirecta, mientras que los tribunales
de justicia lo hacen de manera inmediata y directa.

35
DERECHO PROCESAL CIVIL - JURISDICCIÓN
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contrario a la CPR (art. 93 Nº 6 de la CPR). Son legitimados activos de esta acción, las
partes del juicio o el juez que conoce el asunto; es decir, los particulares pasan a ser
eventuales litigantes ante el TC, lo cual, antes de la reforma constitucional del año 2005,
estaba vedado.
Art. 93. Son atribuciones del Tribunal Constitucional:
6. Resolver, por la mayoría de sus miembros en ejercicio, la inaplicabilidad de un precepto legal cuya
aplicación en cualquier gestión que se siga ante un tribunal ordinario o especial, resulte contraria a la CPR.

iv. Recurso de amparo económico. Es aquella acción que se concede a cualquier persona
para denunciar las infracciones al art. 19 Nº 21 de la CPR, esto es, el derecho a desarrollar
cualquiera actividad económica que no sea contraria a la moral, al orden publico o a la
seguridad nacional, respetando las normas legales que la regulen (inc. I); y la actividad
empresarial del Estado (inc. II).
v. Recurso contra privación o desconocimiento de la nacionalidad (art. 12 de la CPR).

5. FACULTADES ECONÓMICAS.
Son aquellas facultades que tienen los tribunales de justicia para regular el
funcionamiento interno de los mismos, con el objeto de lograr una más pronta y mejor
administración de justicia. Su fuente legal está en el art. 3º del COT, y en el art. 82 inc. I de la
CPR, que señala que la CS tiene la superintendencia directiva, correccional y económica de todos
los tribunales de la Nación. Se exceptúan de esta norma el Tribunal Constitucional, el Tribunal
Calificador de Elecciones y los tribunales electorales regionales.
Las manifestaciones más importantes de esta facultad, son:
i. La facultad que tiene la CS, las CA y el Tribunal Calificador de Elecciones de dictar
autoacordados. Los autoacordados son normas jurídicas dictadas por los tribunales
superiores de justicia, en el ejercicio de sus facultades económicas o por mandato de la
ley, para regular ciertas materias que no han sido suficientemente reguladas por la ley o
cuya regulación es necesaria para obtener una mejor administración de justicia. Como se
puede apreciar, los autoacordados pueden ser dictados por iniciativa propia de la CS, en
virtud de la habilitación constitucional contemplada en el art. 82 (por ejemplo, el
autoacordado que regula la acción de protección), o en virtud de un mandato legal (por
ejemplo, el autoacordado sobre la forma de dictar sentencia).
Los autoacordados pueden ser internos o externos; los primeros son aquellos que tienen
por objeto señalar los modos de actuar de los funcionarios judiciales, y se refieren a
materias de administración, son más bien instrucciones (por ejemplo, el autoacordado que
regula la tramitación del recurso de amparo, el cual se refiere a la forma de actuar del
secretario de la CA, una vez que ingresa la causa a la Corte); en cambio, los
autoacordados externos, son aquellas disposiciones que afectan no sólo a los funcionarios
judiciales, sino que a terceros ajenos al Poder Judicial, son normas de procedimiento (por
ejemplo, el autoacordado sobre tramitación del recurso de protección). Ahora bien, si se
trata de un autoacordado interno, el funcionario judicial puede reclamar de su ilegalidad
mediante un recurso de gracia ante el mismo tribunal que lo dictó; y si se trata de
autoacordado externo, se puede presentar un requerimiento al TC por la parte que resulte

36
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afectada en sus derechos fundamentales por la aplicación del autoacordado en una gestión
pendiente (art. 93 Nº 2 de la CPR).
Art. 93. Son atribuciones del Tribunal Constitucional:
2. Resolver sobre las cuestiones de constitucionalidad de los autoacordados dictados por la Corte Suprema,
las Cortes de Apelaciones y el Tribunal Calificador de Elecciones.
En el caso del número 2º, el Tribunal podrá conocer de la materia a requerimiento del Presidente de la
República, de cualquiera de las Cámaras o de diez de sus miembros. Asimismo, podrá requerir al Tribunal
toda persona que sea parte en juicio o gestión pendiente ante un tribunal ordinario o especial, o desde la
primera actuación del procedimiento penal, cuando sea afectada en el ejercicio de sus derechos
fundamentales por lo dispuesto en el respectivo autoacordado.

ii. Las circulares, que son recomendaciones de la CS o de la CA para el funcionamiento


interno de los tribunales. Por ejemplo, las circulares que instruyen la forma de sacar las
fotocopias de un expediente; las circulares que establecen las horas del tribunal de
atención de público, etc.
iii. Las instrucciones o decretos económicos, que son aquellas directrices que emanan de
cualquier tribunal para determinar la forma de su funcionamiento interno. Por ejemplo, la
instrucción de la CA de Valparaíso sobre distribución de exhortos.36

Por último, hay que señalar que existe un recurso de reclamación consagrado en el art.
551 inc. IV del COT, por el cual se pueden impugnar las resoluciones que adoptan los tribunales
en el ejercicio de sus facultades económicas.
Art. 551 inc. IV. De las resoluciones que en el ejercicio de sus facultades económicas pronuncien los tribunales
indicados en el inc. I de este artículo (tribunales unipersonales y colegiados), sólo podrá reclamarse para ante el
superior jerárquico. La reclamación deberá interponerse dentro del plazo de tres días, ante el tribunal que haya
dictado la resolución. Este la elevará, con todos sus antecedentes, dentro de las 48 horas siguientes a su
presentación.

6. FACULTAD DISCIPLINARIA.

a. CONCEPTO.
Es aquella facultad que tienen los tribunales de justicia para tomar medidas o aplicar
sanciones, con el objeto de que los debates judiciales se desenvuelvan con la debida compostura,
o que los funcionarios judiciales cumplan con las normas legales que regulan su conducta
ministerial. Como se puede apreciar, el objeto de esta facultad es conseguir el buen
comportamiento de quienes componen o integran los tribunales de justicia (jueces), de los
auxiliares de la administración de justicia, de los empleados subalternos dependientes de ambos,
de los interesados y de las partes, y de todas las personas que, encontrándose en la sala del
despacho del juez, cometieren una falta o abuso.
El buen comportamiento se traduce en ejercer adecuadamente los derechos, cumplir con
36
El profesor FORTTES hace presente, también, que existe un organismo administrativo llamado Corporación
Administrativa del Poder Judicial, dependiente de la CS (con domicilio en Santiago) cuyo objeto es administrar los
recursos humanos, financieros, tecnológicos y los materiales destinados al funcionamiento de la CS, de las CA y de
los Juzgados de Letras, de Familia, del Trabajo y de Cobranza Laboral y Previsional. Le corresponde, por ejemplo,
la elaboración de los presupuestos y la administración de dichos tribunales, la inversión y control de los fondos que
la ley de presupuestos asigna al Poder Judicial, etc.

37
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los deberes y abstenerse de incurrir en las prohibiciones que la ley establece; en otras palabras,
que todos los funcionarios y personas que intervienen en la actividad jurisdiccional, cumplan
debidamente sus funciones.
Esta facultad encuentra su fuente en los arts. 3º del COT y 82 de la CPR; y en el Título XVI
del COT denominado “De la jurisdicción disciplinaria y de la inspección y vigilancia de los
servicios judiciales”.

b. TITULARES.
En general, diversos tribunales pueden ejercer las facultades disciplinarias, a saber:
i. La jurisdicción disciplinaria reside, principalmente, en la CS, quien la ejerce sobre todos
los tribunales del país (ordinarios o especiales). En este sentido el art. 82 de la CPR señala
que la CS tiene la superintendencia (suprema administración) correccional sobre todos
los tribunales de la Nación.
Art. 82. La Corte Suprema tiene la superintendencia directiva, correccional y económica de todos los
tribunales de la Nación. Se exceptúan de esta norma el Tribunal Constitucional, el Tribunal Calificador
de Elecciones y los Tribunales Electorales Regionales.
Los tribunales superiores de justicia, en uso de sus facultades disciplinarias, sólo podrán invalidar
resoluciones jurisdiccionales en los casos y forma que establezca la ley orgánica constitucional respectiva.

ii. En segundo término, las CA tienen la superintendencia disciplinaria sobre sus miembros,
los tribunales de justicia que funcionan dentro de su territorio jurisdiccional, y los
auxiliares de la administración de justicia (arts. 535 y 539 del COT).
Art. 535. Corresponde a las Cortes de Apelaciones mantener la disciplina judicial en todo el territorio de su
respectiva jurisdicción, velando inmediatamente la conducta ministerial de sus miembros y la de los jueces
subalternos y haciéndoles cumplir todos los deberes que las leyes les imponen.
La misma facultad corresponderá a las Cortes de Apelaciones respecto de los juzgados especiales de
menores (hoy Juzgados de Familia).
Es aplicable lo dispuesto en el art. 537 (sanciones disciplinarias) a las faltas o abusos que los ministros de
las Cortes de Apelaciones cometan en el ejercicio de sus funciones.

Art. 539. Las Cortes de Apelaciones vigilarán la conducta funcionaria de sus respectivos fiscales
judiciales, y podrán corregirlos disciplinariamente en la forma establecida en el art. 537.
La conducta ministerial de los relatores, secretarios, notarios, conservadores, archiveros, procuradores,
receptores y empleados de secretaría se halla bajo la vigilancia de las CA, quienes podrán imponer a dichos
funcionarios, procediendo de plano, las penas correccionales que se especifican en los arts. 537 y 542
(sanciones disciplinarias), y a más la de suspensión hasta por sesenta días de sus respectivos empleos u
oficios, siempre que la prudencia y la necesidad de mantener la disciplina así lo exigieren.

iii. En tercer lugar, los Juzgados de Letras, dentro de su territorio jurisdiccional, también
ejercen facultades disciplinarias sobre todos las personas que ejerzan funciones
concernientes a la administración de justicia que están sujetas a su autoridad (art. 532 del
COT). No obstante, hay dos auxiliares de la administración de justicia que escapan a la
jurisdicción disciplinaria del juez de letras, cuales son: los notarios, ya que respecto de
ellos esta labor le corresponde a las CA, pero si éstas notaren la comisión de una falta o
abuso, pueden sancionarlo disciplinariamente ellas mismas, o bien, delegar esta función
en el juez de letras respectivo cuando la notaría no se halle en el mismo lugar de asiento

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de la Corte; y los Defensores Públicos, ya que esta labor le corresponde a la CA


respectiva.
Art. 532. A los jueces de letras corresponde inmediatamente mantener la disciplina judicial en toda la
extensión del territorio sujeto a su autoridad, haciendo observar las leyes relativas a la administración de
justicia, y los deberes de los empleados de secretaría y demás personas que ejercen funciones
concernientes a ella.
En consecuencia, deberán vigilar la conducta ministerial de todas las personas que ejercen funciones
concernientes a la administración de justicia y que se hallan sujetas a su autoridad.

iv. En el caso de los Juzgados de Garantía y de los Tribunales Oral en lo Penal, las
facultades disciplinarias sobre los jefes de unidades y personal de estos tribunales, serán
ejercidas por el administrador del tribunal.
v. El Presidente de la República también cuenta con facultades disciplinarias, pues de
acuerdo al art. 32 Nº 13 de la CPR, son atribuciones especiales del Presidente de la
República: velar por la conducta ministerial de los jueces y demás empleados del Poder
Judicial y requerir, con tal objeto, a la Corte Suprema para que, si procede, declare su
mal comportamiento, o al Ministerio Público, para que reclame medidas disciplinarias
del tribunal competente, o para que, si hubiere mérito bastante, entable la
correspondiente acusación.
vi. También tiene facultades disciplinarias el Congreso Nacional, quien conociendo de una
acusación constitucional entablada en contra de los miembros de los Tribunales
Superiores de justicia por notable abandono de sus deberes, puede declarar que no tienen
el buen comportamiento exigido por la CPR y las leyes, y acordar, por consiguiente, su
remoción.

c. MECANISMOS LEGALES PARA EL EJERCICIO DE LAS FACULTADES DISCIPLINARIAS.


Las facultades disciplinarias pueden proceder de oficio o petición de parte. Proceden de
oficio cuando el tribunal, de propia iniciativa, conociendo de un proceso o de otros antecedentes
(por ejemplo, en una visita a un determinado oficio judicial), observa que un funcionario, parte o
interesado, ha incurrido en alguna falta o abuso que debe ser sancionada disciplinariamente; y
opera a petición de parte, cuando el propio interesado solicita al tribunal la aplicación de una
medida disciplinaria (ya sea por la vía de la queja disciplinaria o mediante el recurso de queja),
por estimar que ha sido víctima de una falta o abuso por parte de un determinado funcionario
judicial.
En conreto, los mecanismos legales para el ejercicio de las facultades disciplinarias que
pueden ejercer los tribunales de justicia, son los siguientes:
i. Queja disciplinaria o queja propiamente tal. Es aquel medio que busca corregir las
faltas o abusos de jueces o funcionarios judiciales cometidos en el ejercicio de sus
funciones, siempre que no sea la dictación de una resolución judicial. Por falta o abuso se
debe entender cualquier irregularidad en la conducta ministerial de un funcionario que no
sea la dictación de una resolución judicial; por ejemplo, cuando un juez falte de palabra,
por escrito o de obra, a una parte del litigio.

39
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ii. Recurso de queja (art. 545 del COT). Es un medio para impugnar resoluciones
judiciales dictadas con falta o abuso grave. Se le llama “recurso” porque su objeto es
invalidar o dejar sin efecto una determinada resolución judicial (sentencias interlocutorias
y definitivas); debe fundarse en la falta o abuso (irregularidad) cometido en el
pronunciamiento de dicha resolución, a diferencia de los recursos procesales, que se
basan en los errores de forma o de fondo que aquélla puede contener.
Art. 545. El recurso de queja tiene por exclusiva finalidad corregir las faltas o abusos graves cometidos en
la dictación de resoluciones de carácter jurisdiccional. Sólo procederá cuando la falta o abuso se cometa en
una sentencia interlocutoria que ponga fin al juicio o haga imposible su continuación, o definitiva, y que no
sean susceptibles de recurso alguno, ordinario o extraordinario, sin perjuicio de la atribución de la Corte
Suprema para actuar de oficio en ejercicio de sus facultades disciplinarias. Se exceptúan las sentencias
definitivas de primera o única instancia dictadas por árbitros arbitradores, en cuyo caso procederá el recurso
de queja, además del recurso de casación en la forma.
El fallo que acoge el recurso de queja contendrá las consideraciones precisas que demuestren la falta o
abuso así como los errores u omisiones manifiestos y graves que los constituyan y que existan en la
resolución que motiva el recurso, y determinará las medidas conducentes a remediar tal falta o abuso. En
ningún caso podrá modificar, enmendar o invalidar resoluciones judiciales respecto de las cuales la ley
contempla recursos jurisdiccionales ordinarios o extraordinarios, salvo que se trate de un recurso de queja
interpuesto contra sentencia definitiva de primera o única instancia dictada por árbitros arbitradores.
En caso que un tribunal superior de justicia, haciendo uso de sus facultades disciplinarias, invalide una
resolución jurisdiccional, deberá aplicar la o las medidas disciplinarias que estime pertinentes. En tal caso,
la sala dispondrá que se dé cuenta al tribunal pleno de los antecedentes para los efectos de aplicar las
medidas disciplinarias que procedan, atendida la naturaleza de las faltas o abusos, la que no podrá ser
inferior a amonestación privada.

La diferencia entre la queja disciplinaria y el recurso de queja, es que en la primera se


insta para que se apliquen medidas disciplinarias, en cambio, en el recurso de queja se
ataca una resolución judicial y, consecuencialmente, el tribunal superior podrá adoptar
una medida disciplinaria. Ahora bien, hay que tener claro que las medidas disciplinarias
se aplican por faltas o abusos cometidos por un funcionario judicial, no constitutivos de
crimen o simple delito; pues los delitos o simples delitos cometidos por los funcionarios
judiciales en el ejercicio de su cargo dan origen a responsabilidad penal, lo cual es objeto
de jurisdicción contenciosa.37
iii. Calificación (arts. 270 y siguientes del COT). La calificación es una evaluación anual
de todos los funcionarios judiciales, salvo los Ministros y Fiscales Judiciales de la CS, en
una escala de uno a siete, lo cual determina su inclusión en una determinada lista
(sobresaliente, buena, satisfactoria, regular, condicional, deficiente).
Art. 273. Los funcionarios del Escalafón Primario, con la sola excepción de los ministros y fiscal judicial
de la CS, los funcionarios del Escalafón Secundario y los empleados del Poder Judicial serán calificados
anualmente atendiendo a la conducta funcionaria y desempeño observados en ese período, en la forma en
que se dispone en los artículos siguientes.
El período de calificación comprenderá doce meses de desempeño funcionario y se extenderá desde el 1° de
noviembre al 31 de octubre del año siguiente. El proceso de calificaciones deberá iniciarse el 1° de
noviembre y quedará terminado, a más tardar, el 31 de enero de cada año.
La evaluación se hará por quienes se indica a continuación:
a) La CS, en pleno, calificará a los ministros de CA, a los relatores y procuradores del número que se
desempeñen en dicho tribunal, a su secretario, prosecretario y empleados;

37
El recurso de queja y la queja disciplinaria se analizarán en el Capítulo XI de estos apuntes, a propósito de los
recursos procesales.

40
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b) Las CA, en pleno, calificarán a los jueces de letras, a sus secretarios, relatores y empleados, y a los
secretarios de juzgados y funcionarios auxiliares de la Administración de Justicia que ejerzan sus funciones
en el territorio jurisdiccional de juzgados de ciudad asiento de CA. También calificarán a los demás notarios
que ejerzan funciones en el territorio de su jurisdicción, previo informe del juez o de los jueces en cuyo
territorio jurisdiccional se desempeñen;
c) El Fiscal Judicial de la CS calificará a su secretario abogado, a los empleados de su oficio y a los fiscales
de las CA;
d) Los fiscales judiciales de las CA calificarán a los empleados de su oficio;
e) Los jueces letrados calificarán a los miembros del consejo técnico y empleados y a los funcionarios
auxiliares de la Administración de Justicia no comprendidos en las letras anteriores que se desempeñen
dentro de sus respectivos territorios jurisdiccionales. En este último caso, en los lugares en que existan dos
jueces de letras, la calificación la hará el más antiguo, y en aquellos en que existan más de dos se
constituirán todos en comisión calificadora. Si fueren más de cinco, la comisión estará constituida por los
cinco jueces de mayor antigüedad, y
f) El Presidente de la CA respectiva calificará a los administradores de tribunales de la jurisdicción, teniendo
a la vista informes que deberán emitir por separado el Comité de Jueces correspondiente y la Corporación
Administrativa del Poder Judicial. Actuará como secretario de estas comisiones, el secretario del tribunal
donde se desempeñe su presidente o en su defecto, el secretario más antiguo de cualquiera de los tribunales
cuyos jueces integren la comisión, y si hubiere dos o más secretarios, el que éste designe. Si la calificación
corresponde hacerla a una sola persona, ésta designará, en el mes de octubre de cada año, un secretario
entre sus subordinados o auxiliares de la Administración de Justicia de su territorio jurisdiccional.

Art. 276. Las calificaciones se efectuarán por los órganos calificadores indicados en el art. 273, en un
procedimiento reservado, dentro de los quince primeros días del mes de diciembre de cada año, fuera del
horario de funcionamiento ordinario de los tribunales.
Todas las personas sujetas a evaluación deberán ser calificadas en esa oportunidad, con los antecedentes
que a esa fecha existan sobre ellas.
La calificación deberá ser puesta, privadamente, en conocimiento del respectivo evaluado, tan pronto como
finalice el proceso, entregándole copia de la parte que le concierna del libro de acta a que se refiere la letra
c) del art. 274, sea personalmente o remitiéndole ésta por carta certificada al tribunal donde preste sus
servicios.
Las calificaciones que realice la CS en única instancia solo serán susceptibles del recurso de reposición, el
que deberá ser fundado. Las demás calificaciones sólo podrán ser objeto del recurso de apelación,
igualmente fundado, señalando claramente los hechos que a juicio del apelante deben ser considerados para
mejorar la calificación. Las calificaciones a que se refiere la letra f) del art. 273 serán apelables ante el
pleno de la Corte de Apelaciones respectiva.
Estos recursos deberán interponerse en el plazo fatal de cinco días hábiles contados desde la fecha de
notificación de la calificación de la que se pide reposición o se apela. Si la notificación se hubiese hecho
por carta certificada, se entenderá efectuada transcurridos que sean tres días hábiles desde la fecha de
entrega de la carta al Servicio de Correos. Los recursos, dirigidos al órgano calificador que deba conocer de
ellos, se presentarán directamente ante el que haya efectuado la evaluación, cuyo secretario deberá
remitirlos, dentro de 48 horas, al que deba conocerlos.

iv. Aplicación de sanciones disciplinarias (vía represiva más directa). Detectada una
falta cometida por un juez, un funcionario judicial, o una parte en un proceso, tendrá
lugar una sanción administrativa, las cuales van desde la amonestación verbal, al arresto
(arts. 530 y 542 del COT). Por ejemplo, los jueces pueden aplicar sanciones a los
abogados litigantes y comparecientes, cuando no guarden la debida compostura en la
sala, o cuando falten el respeto de los jueces en sus escritos.
Art. 530. Los jueces de letras están autorizados para reprimir o castigar los abusos que se cometieren
dentro de la sala de su despacho y mientras ejercen sus funciones de tales, con alguno de los medios
siguientes:
1. Amonestación verbal e inmediata;
2. Multa que no exceda de cuatro unidades tributarias mensuales, y

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3. Arresto que no exceda de cuatro días.


Deberán emplear estos medios en el orden expresado y sólo podrán hacer uso del último en caso de
ineficacia o insuficiencia de los primeros.

Art. 542. Para la represión y castigo de las faltas que se cometieren ante la CS y ante las CA, mientras
ejercen sus funciones, estos tribunales podrán emplear alguno de los medios siguientes:
1. Amonestación privada;
2. Censura por escrito;
3. Multa de 1 a 15 días de sueldo o multa no inferior a dos ni superior a diez unidades tributarias mensuales,
4. Arresto que no exceda de ocho días. Este arresto será siempre conmutable en multa, en proporción de
media unidad tributaria mensual por cada día.
Estos tribunales tendrán, también, las facultades que el art. 531 otorga a los jueces de letras, para la
represión o castigo de las faltas de respeto que se cometieren en los escritos que se les presentaren.

Por último, hay que tener presente el art. 80 incs. III y IV de la CPR, que permite a la CS
remover a los jueces o decretar su traslado.
Art. 80 inc. III. En todo caso, la CS por requerimiento del PDR, a solicitud de parte interesada, o de oficio,
podrá declarar que los jueces no han tenido buen comportamiento y, previo informe del inculpado y de la
CA respectiva, en su caso, acordar su remoción por la mayoría del total de sus componentes. Estos acuerdos
se comunicarán al PDR para su cumplimiento.
La CS, en pleno especialmente convocado al efecto y por la mayoría absoluta de sus miembros en ejercicio,
podrá autorizar u ordenar, fundadamente, el traslado de los jueces y demás funcionarios y empleados del
Poder Judicial a otro cargo de igual categoría.

v. Visitas (medidas preventivas). Las visitas son inspecciones que se practican por los
funcionarios judiciales que indica la ley, a los Tribunales, a los oficios de los auxiliares
de la administración de justicia, a los empleados subalternos de ambos, y a las cárceles y
demás lugares de detención, con el objeto de velar por la disciplina judicial, y en el caso
de las cárceles, para tomar conocimiento del estado de seguridad, orden e higiene, de si
los internos cumplen sus condenas, o para oír sus reclamaciones. Estas visitas se
clasifican en ordinarias y extraordinarias, según si se practican en las fechas señaladas
por la ley, o bien, en los casos en que los visitadores estimen conveniente hacerlas.38

vi. Remisión de estados (medida preventiva). Cada dos meses, cada tribunal debe enviar
a su superior jerárquico, un listado que contenga todas las causas que se están conociendo

38
Las CA deben realizar una v i s i t a o r d i n a r i a con el objeto de fiscalizar a sus subalternos, designando para ello
anualmente a uno o más de sus Ministros para que, durante el respectivo año calendario, actúen como Ministros
visitadores en los Juzgados de Letras y en los oficios de los notarios, conservadores y archiveros que se les asignen
(el nombre del Ministro está anotado en un cartel en los Juzgados de Letras, en las notarías, etc.). Si al efectuar esta
visita el Ministro encargado comprueba la existencia de faltas o delitos cometidos por el funcionario visitado, podrá
adoptar las medidas urgentes que fueren necesarias, dando cuenta de ellas a la Corte respectiva dentro de las 24
horas siguientes. Las v i s i t a s e x t r a o r d i n a r i a s son aquellas que decretan los tribunales superiores de justicia
por medio de alguno de sus ministros, para inspeccionar los juzgados de su respectiva jurisdicción, siempre que el
mejor servicio judicial lo exigiere; eso sí, las Cortes deberán expresar en cada caso en que se decreten visitas
extraordinarias, el objeto de ésta y su duración. En la práctica la mayor razón de su procedencia se explica por una
situación de alarma pública, lo cual implica que tanto la CS como la CA puede realizarlas de oficio, aunque también
pueden tener lugar a petición de parte. Las visitas extraordinarias constituyen una excepción al principio de la
radicación, por cuanto implica la facultad de un ministro en visita, ya no para vigilar una conducta ministerial, sino
para avocarse en una causa radicada ante otro tribunal o para avanzar en ella por notable retardo en el despacho de
causas.

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en ese tribunal, indicando su estado de tramitación. Con esto se busca fiscalizar que los
jueces cumplan los plazos que la ley dispone.

7. JURISDICCIÓN ORDINARIA, ESPECIAL Y ARBITRAL.


Como se ha dicho en párrafos anteriores, la jurisdicción es unitaria, es decir, es una sola,
y como tal, no admite clasificaciones, ni divisiones. Sin embargo, la doctrina distingue entre una
jurisdicción ordinaria, especial y arbitral, en base a dos posibles criterios, a saber:
i. Según CASARINO, atendiendo a la materia que conocen los tribunales, se distingue entre:
jurisdicción ordinaria, que es aquella que tiene la característica de ser general y
atrayente (o residual); general por cuanto se refiere a las materias que afectan a la
generalidad o común de las personas (civiles y penales); y atrayente, ya que todo asunto
que no esté entregado al conocimiento de otra jurisdicción, debe ser conocido por los
tribunales ordinarios. En contraposición, estaría la jurisdicción especial que es
aquella facultad que está entregada a los tribunales de justicia de intervenir en el
conocimiento y fallo de todas aquellas causas que leyes especiales han entregado
expresamente a su conocimiento, es decir, esta jurisdicción aparece como especial y
excluyente; especial, en cuanto a las personas (fuero personal, por ejemplo, los militares
se someten a los tribunales militares, los trabajadores se someten al juzgado del trabajo) o
a la materia (fuero real, por ejemplo, la materia de familia se somete al juez de familia), y
excluyente, porque sólo conocen aquellas causan que la ley expresamente ha entregado su
conocimiento.39
Sin embargo, aquí surge un problema con los tribunales arbitrales, pues atendiendo a este
criterio, ellos tendrían jurisdicción ordinaria (por ejemplo, en el conocimiento de materias
civiles) o especial (por ejemplo, al conocer materias comerciales).
ii. Por lo anterior, surge otro criterio que atiende al sujeto que ejerce la jurisdicción (criterio
subjetivo); así, la jurisdicción ordinaria es aquella que está entregada a los tribunales
ordinarios de justicia (art. 5º inc. II del COT), es decir, aquellos tribunales que están
contemplados, organizados y regulados en el COT, y están estructurados en una relación
de jerarquía (pirámide judicial). Mientras que la jurisdicción especial, es aquella que
está entregada a los tribunales especiales que forman parte del Poder Judicial (art. 5º inc.
III del COT), y a los tribunales especiales que no forman parte del Poder Judicial (art. 5º
inc. IV del COT). Y por último, también está la llamada jurisdicción arbitral, que es
aquella ejercida por jueces árbitros, es decir, aquellos jueces nombrados por las partes,
por la autoridad judicial, por el testador, o por la ley, para la solución de un asunto
litigioso (art. 5º inc. final).
Art. 5. A los tribunales mencionados en este artículo corresponderá el conocimiento de todos los asuntos
judiciales que se promuevan dentro del territorio de la República, cualquiera que sea su naturaleza o la
calidad de las personas que en ellos intervengan, sin perjuicio de las excepciones que establezcan la
Constitución y las leyes.

39
En este sentido, CASARINO afirma que los asuntos contenciosos administrativos, es decir, los procesos
jurisdiccionales que se siguen en contra de la Administración, quedarían comprendidos en la jurisdicción especial,
esto en razón de la materia y de las personas que intervienen (los particulares y el Estado)

43
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Integran el Poder Judicial, como tribunales ordinarios de justicia, la Corte Suprema, las Cortes de
Apelaciones, los Presidentes y Ministros de Corte, los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal, los Juzgados
de Letras y los Juzgados de Garantía.
Forman parte del Poder Judicial, como tribunales especiales, los Juzgados de Familia, los Juzgados de
Letras del Trabajo, los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional y los Tribunales Militares en tiempo de
paz, los cuales se regirán en su organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales
contenidas en la ley Nº 19.968, en el Código del Trabajo, y en el Código de Justicia Militar y sus leyes
complementarias, respectivamente, rigiendo para ellos las disposiciones de este Código sólo cuando los
cuerpos legales citados se remitan en forma expresa a él.
Los demás tribunales especiales se regirán por las leyes que los establecen y reglamentan, sin perjuicio de
quedar sujetos a las disposiciones generales de este Código.
Los jueces árbitros se regirán por el Título IX de este Código.

Por lo tanto, de acuerdo a este criterio que atiende a la naturaleza del órgano
jurisdiccional (y no la materia que conocen), los tribunales ordinarios, especiales y
arbitrales ejercen la misma y única jurisdicción, pues como se ha dicho reiteradamente, la
jurisdicción es una sola y no admite clasificaciones, y las distinciones que incorrecta y
normalmente se hacen de ella, corresponden más bien a clasifiaciones de su límite que es
la competencia; y en este sentido se habla de jurisdicción civil y penal (ordinaria),
laboral, de familia, militar, contenciosa administrativa, etc. (especial) 40.

D. E QUIVALENTES JURISDICCIONALES .

1. CONCEPTO.
La jurisdicción no es el único medio para satisfacer pretensiones procesales, pues existen
otras formas o alternativas de solución de conflictos que no son jurisdiccionales, a saber: los
llamados equivalentes jurisdiccionales.
Los equivalentes jurisdiccionales son los medios que permiten solucionar conflictos de
relevancia jurídica, sin constituir propiamente jurisdicción; también se definen como aquellos
medios diversos de la jurisdicción aptos para la legítima solución de un conflicto. Se caracterizan
por permitir a las partes resolver un litigio sin necesidad de ocurrir a la autoridad judicial o,
estando dentro de un proceso, sin requerir el pronunciamiento de un fallo; reduciendo o evitando,
así, los costos propios de un juicio y, especialmente, obteniendo una solución capaz de satisfacer
a todas la partes involucradas.41
Los equivalentes jurisdiccionales suponen habitualmente un acuerdo directo de las partes,
en ocasiones con intervención judicial, que gira en torno a un interés privado o un bien jurídico
disponible; es por ello que, generalmente, están prohibidos cuando en el asunto controvertido
está comprometido el interés público.
40
De acuerdo a este criterio, la doctrina distingue entre asuntos contenciosos administrativos generales, es decir,
aquellos que no tienen una regulación especial, y por ende, quedan comprendidos en la jurisdicción comun de los
Jueces de Letras (tribunales ordinarios), como la acción de nulidad de Derecho público y la acción de
responsabilidad patrimonial del Estado (jurisdicción ordinaria); y también existirían asuntos contenciosos especiales,
es decir, aquellos que tienen una regulación especial, y en cuya tramitación pueden intervenir tribunales ordinarios
(por ejemplo, el reclamo de ilegalidad regional o municipal lo conoce la CA) o especiales (juicio de cuentas que
conoce la CGR).
41
Los equivalentes jurisdiccionales se deben relacionar con la autocomposición, es decir, aquella forma de solución
de conflictos que proviene del acuerdo de las partes o de la declaración unilateral de voluntad de una de ellas. Pues
en ambos casos, el conflicto no va a ser resuelto por un órgano jurisdiccional.

44
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2. CLASIFICACIONES.
Bajo la rúbrica de “equivalentes jurisdiccionales”, se comprenden instituciones de variada
índole, aunque todas ellas son coincidentes en su función y finalidad, cual es, poner término a un
conflicto. Estos medios pertenecen a un mismo género y tienen el mismo objeto, pero no una
idéntica naturaleza jurídica; es por ello que se pueden clasificar atendiendo a tres criterios:
i. Según el momento en que se realizan, pueden haber equivalentes jurisdiccionales pre-
procesales o anteriores al proceso, es decir, antes de que se inicie el litigio; y equivalentes
de carácter procesal, es decir, una vez iniciado el litigio.
ii. Atendiendo a si tienen lugar dentro del proceso o no, los equivalentes pueden ser
extraprocesales o extrajudiciales (si tienen lugar fuera de un proceso) o intraprocesales (si
se producen dentro de un proceso).
iii. Y atendiendo a la obligatoriedad para llevarlos a cabo, se distingue entre equivalentes
necesarios o voluntarios.

3. EQUIVALENTES JURISDICCIONALES EN PARTICULAR.


Existen distintas instituciones que son catalogadas por la doctrina como equivalentes
jurisdiccionales, sin embargo, como se verá, no todas ellas tienen tal carácter.

a. TRANSACCIÓN.
De acuerdo al art. 2446 inc. I del CC, la transacción es un contrato en que las partes
terminan extrajudicialmente un litigio pendiente o precaven un litigio eventual, haciéndose
concesiones recíprocas. Esta última frase la agrega la doctrina, la cual tiene mucha importancia,
ya que en la transacción siempre deben haber concesiones mutuas, por ejemplo, una persona da
una suma de dinero a cambio de que en otro juicio se desista el actor.42
Ahora bien, la calidad de equivalente jurisdiccional de la transacción resulta del art. 2460
del CC, que dice que la transacción produce el efecto de cosa juzgada en última instancia. Aquí
hay que tener presente que, si bien, la transacción produce siempre cosa juzgada, ella no
necesariamente tiene tiene mérito ejecutivo, pues sólo lo tendrá cuando conste en un escritura
pública (por eso que en la práctica asume dicha forma); por lo tanto, si no consta en una escritura
pública y una de las partes no cumple con su concesión recíproca, se debe iniciar un juicio
declarativo.
En definitiva, la transacción es un equivalente jurisdiccional que presenta las siguientes
características: es extrajudicial ya que no tiene lugar dentro del proceso; puede ser pre-procesal,
42
En el sistema del CC se entiende haber un litigio pendiente desde que la demanda ha sido legalmente notificada
(se traba la litis). Así lo confirman los arts. 1551 Nº 1 (el deudor está en mora: cuando no ha cumplido la
obligación dentro del término estipulado, salvo que la ley en casos especiales exija que se requiera al deudor para
constituirle en mora), 2455 (es nula asimismo la transacción, si, al tiempo de celebrarse, estuviere ya terminado el
litigio por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada) y 2503 Nº 1 (interrupción civil es todo recurso judicial
intentado por el que se pretende verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor. Sólo el que ha intentado este
recurso podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes: si la notificación de la demanda no ha
sido hecha en forma legal).

45
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cuando precave un eventual litigio, o procesal, cuando pone término a un litigio pendiente; y es
voluntaria, pues procede por iniciativa de los contratantes. 43

b. AVENIMIENTO.
El avenimiento es un acuerdo directo de las partes que pone término un juicio, sin la
intervención directa de un juez. También se define como un acuerdo logrado directamente por
las partes al interior de un proceso, y en virtud del cual ponen término a éste.
En Chile esta figura no está regulada orgánicamente; la única disposición al respecto, es
el art. 434 Nº 3 del CPC, la cual, a propósito de los títulos ejecutivos, esto es, aquellos
documentos a los cuales la ley reconoce el mérito de demostrar fehacientemente la existencia de
una obligación y permitir solicitar su cumplimiento coactivo, señala que el acta de avenimiento
pasada ante el tribunal competente y autorizada por un ministro de fe o dos testigos, tiene mérito
ejecutivo.
Art. 434. El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su cumplimiento se hace
valer alguno de los siguientes títulos:
3. Acta de avenimiento pasada ante tribunal competente y autorizada por un ministro de fe o por dos testigos de
actuación.

A partir de este artículo, autores como Juan COLOMBO estiman que para que el acta de
avenimiento tenga el carácter de título ejecutivo, debe estar autorizada (“pasada”) por el tribunal
competente; entonces, se dice que para que el avenimiento sea equivalente jurisdiccional, debe
estar autorizado por el tribunal. Sin embargo, el profesor ALFARO señala que el juez no es que
apruebe el avenimiento, sino que tiene que “tenerlo presente”, y una vez autorizado por un
ministro de fe o por dos testigos, tiene el carácter de título ejecutivo; es decir, el juez no tiene
una injerencia directa en su generación.
En la práctica, el avenimiento se hace por un escrito redactado y firmado por los
abogados de las partes; luego el juez lo tiene presente (no lo aprueba) y el secretario del tribunal
(u otro ministro de fe o dos testigos) autorizan las firmas y el hecho de que el juez lo tuvo
presente, es decir, que se cumplieron los requisitos del art. 434 Nº 3 del CPC. Cumplido estos
requisitos, el avenimiento produce el efecto de cosa juzgada, por tanto, aquellas obligaciones a
que dio lugar podrán ser ejecutadas (acción de cosa juzgada); pues, a diferencia de la
transacción, el avenimiento siempre tiene mérito ejecutivo. En cuanto a la excepción de cosa
juzgada, no hay una norma que indique si el avenimiento la produce o no, pero según el profesor
FORTTES, para la doctrina y la jurisprudencia sí la produce.
En definitiva, el avenimiento es un equivalente jurisdiccional de carácter procesal, pues
supone siempre la existencia de un juicio pendiente; es intraprocesal, ya que el acuerdo de las
partes (autocomposición) se produce dentro del proceso sin intervención directa del juez; y es
voluntario, pues puede ser celebrado a iniciativa de cualquiera (a petición de parte).

43
La transacción solo tiene cabida tratándose de relaciones jurídicas disponibles, esto porque el art. 2450 del CC
señala que no se puede transigir sobre el estado civil de las personas, y el art. 2451 del mismo Código agrega que la
transacción sobre alimentos futuros de las personas o quienes se deban por ley, no valdrá sin aprobación judicial;
ni podrá el juez aprobarla, si en ella se contraviene a lo dispuesto en los artículos 334 y 335.

46
DERECHO PROCESAL CIVIL - JURISDICCIÓN
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c. CONCILIACIÓN.
La conciliación es un acto por el cual las partes ponen fin a un proceso total o
parcialmente, a partir de las bases de arreglo propuestas por el juez. Según CASARINO, es una
manera de poner término a los juicios civiles, salvo las excepciones legales, mediante el acuerdo
directo de las partes, producido en razón de proposiciones de base de arreglo formuladas por el
tribunal.44
La conciliación, ante todo, es un trámite obligatorio en prácticamente la generalidad de
los juicios (se debe cumplir bajo sanción de nulidad del proceso) y tiene lugar una vez agotada la
fase de discusión y antes de entrar al periodo probatorio. Específicamente, consiste en una
audiencia a la que deben asistir las partes personalmente o representadas, y en la que el juez de la
causa propone bases de arreglo para solucionar ese litigio pendiente. Por tanto, se diferencia del
avenimiento, ya que el juez tiene una intervención directa.45
Por otro lado, la conciliación es un acto jurídico netamente procesal, pues se realiza
dentro de un proceso (intraprocesal) y está destinado a producir efectos en él, es decir, terminar
un litigio pendiente (procesal). En caso de ser fructífero, se levanta un acta de conciliación que
consignará las bases específicas del arreglo, la cual suscribirán las partes que lo deseen, el
secretario y el juez, y se estimará como sentencia ejecutoriada o firme para todo los efectos
legales (arts. 267 y 434 Nº 1 del CPC), es decir, tendrá mérito ejecutivo, y producirá acción y
excepción de cosa juzgada. De ahí su carácter de equivalente jurisdiccional. 46
Art. 267. De la conciliación total o parcial se levantará acta, que consignará sólo las especificaciones del arreglo; la
cual subscribirán el juez, las partes que lo deseen y el secretario, y se estimará como sentencia ejecutoriada para
todos los efectos legales.

Art. 434. El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su cumplimiento se hace
valer alguno de los siguientes títulos:
1. Sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria.

d. LA SENTENCIA EXTRANJERA.
Como se analizó anteriormente, la jurisdicción es una manifestación de la soberanía, por
lo tanto, tiene límites territoriales. A su vez, los tribunales de otro país no tienen jurisdicción en
Chile, pero a pesar de ello, una sentencia extranjera, esto es, un fallo dictado en un proceso
tramitado y resuelto por un juez de otro Estado que haya ejercido su potestad juriisdiccional, en

44
La conciliación es un medio alternativo de solución de conflicto, al igual que la mediación, por ello es importante
distinguir estas dos figuras. La medicación es un procedimiento en el cual dos partes de un conflicto se reúnen con
un tercero, ajeno e imparcial, que facilita la comunicación entre aquellas para que puedan delimitar el conflicto y
encontrar su solución; por tanto, aquí, a diferencia de la conciliación, el mediador no hace propuestas de arreglo; y
además, generalmente, no es un trámite o fase procesal, como la conciliación (así, por ejemplo, en la Ley de
Matrimonio Civil es una posibilidad).
45
Por ley el juez tiene una participación activa, sin embargo, en la práctica esto no ocurre, pues a veces el juez ni
siquiera está presente, sino que un actuario. Cabe decir que algunos confunden la conciliación con el avenimiento
(incluso la ley habla de avenimiento), sin embargo, la conciliación ante todo es un trámite procesal esencial en el
juicio ordinario, y no un acuerdo (sólo si se aceptan las bases se levanta un acta de conciliación).
46
Algunos dicen que la conciliación es una forma de heterocomposición. Hay que recordar que en la
heterocomposición, interviene un tercero ajeno a las partes del conflicto, el cual intenta acercar a éstas para que
resuelvan el pleito; como en la hipótesis de conciliación ocurre lo mismo (el tercero es el juez), ésta sería una forma
de heterocomposición; pero esta opinión es discutible.

47
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determinados casos puede constituir un equivalente jurisdiccional. Esto acontece cuando son
homologadas (o “nacionalizadas”) las dichas sentencias por los tribunales chilenos, a través de
un trámite llamado exequátur.
Por lo tanto, la sentencia extranjera sería un equivalente jurisdiccional, porque no emana
de la jurisdicción nacional, siempre y cuando sea homologada en Chile a través de un
procedimiento especial llamado exequátur, el cual es un trámite que se efectúa ante la CS, que
tiene por objeto verificar si el fallo extranjero cumple con los requisitos que autorizan su
cumplimiento en Chile (arts. 242, 243, 244 y 245 del CPC); si cumple con los requisitos, la CS
debe dictar una sentencia que autorice la ejecución del fallo extranjero en el territorio nacional,
pudiendo exigirse su cumplimiento al tribunal a quien habría correspondido conocer del negocio
en primera o única instancia, si el juicio se hubiera promovido en Chile (art. 251 del CPC y art. 13
del CPP).
Art. 242. Las resoluciones pronunciadas en país extranjero tendrán en Chile la fuerza que les concedan los tratados
respectivos; y para su ejecución se seguirán los procedimientos que establezca la ley chilena, en cuanto no aparezcan
modificados por dichos tratados.

Art. 243. Si no existen tratados relativos a esta materia con la nación de que procedan las resoluciones, se les dará la
misma fuerza que en ella se dé a los fallos pronunciados en Chile.

Art. 244. Si la resolución procede de un país en que no se da cumplimiento a los fallos de los tribunales chilenos, no
tendrá fuerza en Chile.

Art. 245. En los casos en que no pueda aplicarse ninguno de los tres artículos precedentes, las resoluciones de
tribunales extranjeros tendrán en Chile la misma fuerza que si se hubieran dictado por tribunales chilenos, con tal
que reúnan las circunstancias siguientes:
1. Que no contengan nada contrario a las leyes de la República. Pero no se tomarán en consideración las leyes de
procedimiento a que haya debido sujetarse en Chile la substanciación del juicio;
2. Que tampoco se opongan a la jurisdicción nacional;
3. Que la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido debidamente notificada de la acción. Con todo,
podrá ella probar que, por otros motivos, estuvo impedida de hacer valer sus medios de defensa;
4. Que estén ejecutoriadas en conformidad a las leyes del país en que hayan sido pronunciadas.

Art. 251. Mandada cumplir una resolución pronunciada en país extranjero, se pedirá su ejecución al tribunal a quien
habría correspondido conocer del negocio en primera o en única instancia, si el juicio se hubiera promovido en Chile

Art. 13. Efecto en Chile de las sentencias penales de tribunales extranjeros. Tendrán valor en Chile las sentencias
penales extranjeras. En consecuencia, nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el cual hubiere sido
ya condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo a la ley y al procedimiento de un país extranjero, a
menos que el juzgamiento en dicho país hubiere obedecido al propósito de sustraer al individuo de su
responsabilidad penal por delitos de competencia de los tribunales nacionales o, cuando el imputado lo solicitare
expresamente, si el proceso respectivo no hubiere sido instruido de conformidad con las garantías de un debido
proceso o lo hubiere sido en términos que revelaren falta de intención de juzgarle seriamente.
En tales casos, la pena que el sujeto hubiere cumplido en el país extranjero se le imputará a la que debiere cumplir
en Chile, si también resultare condenado.
La ejecución de las sentencias penales extranjeras se sujetará a lo que dispusieren los tratados internacionales
ratificados por Chile y que se encontraren vigentes.

Ahora bien, hay que tener presente que lo que se ejecuta en Chile es el fallo extranjero,
no el nacional que lo reconoce. En efecto, en este caso hay dos fallos, pero el nacional, que es
fruto de la CS, no tiene por objeto resolver un litigio (pues éste ya fue resuelto por el fallo
extranjero), sino que determinar si se cumplen los requisitos para homologar el fallo extranjero
que lo resolvió (tiene un fin constitutivo). Por lo tanto, el título ejecutivo se forma por dos

48
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sentencias: la sentencia nacional que homologa el fallo extranjero, y el fallo extranjero (art. 434
Nº 7 del CPC), pero lo que se ejecuta, es este último.47
Art. 434. El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuanto para reclamar su cumplimiento se hace
valer alguno de los siguientes títulos:
7. Cualquiera otro título a que las leyes den fuerza ejecutiva.

e. LA SENTENCIA DE UN TRIBUNAL ARBITRAL.


El compromiso es una convención por la cual las partes sustraen determinados asuntos
litigiosos, presentes o futuros, del conocimiento de la jurisdicción ordinaria o especial, y lo someten
al fallo de ciertos árbitros que designan. Por tanto, un sector minoritario de la doctrina señala que
la sentencia de este árbitro podría considerarse como un equivalente jurisdiccional, ya que se
sustrae el conocimiento del conflicto de la jurisdicción estatal.
Sin embargo, para la mayoría de la doctrina la sentencia de un juez árbitro no es un
equivalente jurisdiccional, pues si se analiza la regulación del arbitraje en Chile, cabe concluir
que el árbitro es un órgano jurisdiccional y, por tanto, detenta jurisdicción; así se desprende del
art. 5º inc. final del COT que señala que los “jueces” árbitros se regirán por el título IX de este
código, y del art. 222 del mimo cuerpo legal, que dice que se llaman árbitros los “jueces”
nombrados por las partes, o por la autoridad judicial en subsidio, para la resolución de un
asunto litigioso. Por consiguiente, si son jueces, ejercen jurisdicción, y sus decisiones son fallos,
de manera que no son equivalentes jurisdiccionales.
No obstante, existen críticas respecto del carácter jurisdiccional de los árbitros. En efecto,
como dice el profesor FORTTES, una de las características de los jueces árbitros es que no son
tribunales permanentes y carecen de imperio, es decir, no pueden hacer uso de la fuerza para
ejecutar sus resoluciones, sino que deben recurrir a un tribunal ordinario para tal efecto.
Fundándose en estas características, algunos autores dicen que la sentencia del juez árbitro sería
un equivalente jurisdiccional, puesto que se ha querido reservar el uso de la fuerza pública a los
órganos del Estado, puesto que el árbitro es un particular.

f. LA SENTENCIA ECLESIÁSTICA.
La sentencia eclesiástica es aquella dictada por un tribunal eclesiástico en materias civiles
(utilizando la palabra civil en oposición a espiritual). Esta sentencia es un equivalente
jurisdiccional sólo en aquellos casos en que el Derecho de un Estado reconozca eficacia jurídica
a dichas sentencias; por ejemplo, sería equivalente jurisdiccional en los países que reconocen un
efecto civil a una sentencia eclesiástica de nulidad de un matrimonio.
En Chile no existe esta figura, por tanto, no es un equivalente jurisdiccional, ya que la
jurisdicción sólo se ejerce en el orden temporal (no en el orden espiritual).

g. DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA.
El desistimiento de la demanda es un acto jurídico unilateral por el cual el demandante
(actor) manifiesta su voluntad de no continuar con el proceso, una vez que ha sido notificada
47
Pese a lo anterior, hay algunos autores que señalan que lo que se cumple en Chile no es la sentencia extranjera,
sino la sentencia de la CS que ordena cumplir la resolución extranjera.

49
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válidamente al demandando, la resolución que provee la demanda (una vez que se ha trabado la
litis). En tal sentido, si el demandado ha sido notificado, se tramita la solicitud de desistimiento
como incidente y el tribunal resuelve si la acoge o no48; si se acoge, la sentencia que da lugar al
desistimiento extinguirá los derechos que invoca el demandante, y por tanto, no podrá volver a
empezar el juicio (arts. 148 y 150 del CPC), es decir, producirá acción y excepción de cosa
juzgada, y de ahí que algunos digan que sería un equivalente jurisdiccional.
Art. 148. Antes de notificada una demanda al demandado, podrá el actor retirarla sin trámite alguno, y se
considerará como no presentada. Después de notificada, podrá en cualquier estado del juicio desistirse de ella ante el
tribunal que conozca del asunto, y esta petición se someterá a los trámites establecidos para los incidentes.

Art. 150. La sentencia que acepte el desistimiento, haya o no habido oposición, extinguirá las acciones a que él se
refiera, con relación a las partes litigantes y a todas las personas a quienes habría afectado la sentencia del juicio a
que se pone fin.

Otros autores, sin embargo, dicen que no es un equivalente jurisdiccional, pues hay una
resolución judicial y de ahí se derivan tales efectos. Pero se contraviene este argumento diciendo
que el juez no resuelve la controversia, sino que resuelve si acepta o no el desistimiento.
Por lo tanto, el desistimiento opera dentro del proceso (intraprocesal), y tiene lugar una
vez notificada válidamente la resolución que provee la demanda (mientras no se notifique no
existe un juicio). Ahora, si el demandado no ha sido notificado, puede procederse al retiro
material de la demanda, la cual se considera como no presentada (no es equivalente
jurisdiccional).

h. LA RENUNCIA A LA PRETENSIÓN.
La renuncia a la pretensión es un acto unilateral de abdicación de una pretensión
extraprocesal que se tiene o cree tener, antes de iniciarse un proceso (pre-procesal); por ejemplo,
la renuncia a la acción de saneamiento por vicios redhibitorios. Esta figura es reconocida por la
doctrina, pero no tiene un expreso reconocimiento en nuestra legislación positiva; sólo se
encuentra un atisbo de esto en el art. 148 del CPC, y en el art. 12 del CC.
Art. 12. Podrán renunciarse los derechos conferidos por las leyes, con tal que sólo miren al interés individual del
renunciante, y que no esté prohibida su renuncia.

Ahora bien, si la renuncia se produce antes de que haya un proceso (antes de que se
notifique válidamente al demandado la resolución que provee la demanda), no es un equivalente
jurisdiccional, pues no ha nacido el litigio (es un mero no ejercicio de un supuesto derecho). En
cambio, si la renuncia ocurre durante el proceso, se produce el desistimiento de la demanda.

i. EL ALLANAMIENTO DEL DEMANDADO.


El allanamiento es un acto jurídico unilateral por el cual el demandado acepta la (s)
pretensión (es) contenida en la demanda (art. 313 del CPC).

48
Pueden existir motivos para que el tribunal no acoja el desistimiento, por ejemplo, si la parte contraria deduce
oposición.

50
DERECHO PROCESAL CIVIL - JURISDICCIÓN
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Art. 313. Si el demandado acepta llanamente las peticiones del demandante, o si en sus escritos no contradice en
materia substancial y pertinente los hechos sobre que versa el juicio, el tribunal mandará citar a las partes para oír
sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado de la réplica.
Igual citación se dispondrá cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más trámite.

De acuerdo con el art. 313 del CPC, el allanamiento no es un equivalente jurisdiccional,


pues el efecto que genera, es evitar la realización del trámite de conciliación y la apertura del
período de prueba, pero de todos modos el juez debe dictar sentencia; es decir, cuando tiene
lugar el allanamiento, el juicio pasa de la etapa de discusión, a la de sentencia. Sin embargo, un
sector minoritario de la doctrina señala que el allanamiento sí es un equivalente jurisdiccional,
porque la sentencia debe ajustarse a los términos del allanamiento, lo cual es discutible.49

4. EQUIVALENTES JURISDICCIONALES EN MATERIA PROCESAL PENAL.


Este tema tiene directa relación con las salidas alternativas, es decir, con los mecanismos
que permiten la solución de un conflicto penal de un modo distinto al proceso penal y a la
dictación de una sentencia en el mismo. En el CPP sólo es posible encontrar dos salidas
alternativas, a saber:
i. La suspensión condicional de procedimiento, que es una salida alternativa que opera
mediante una resolución judicial por la cual cesa el curso del proceso por un cierto
tiempo y se somete al imputado al cumplimiento de ciertas condiciones, de modo que si
no se alega dentro del plazo establecido (por el MP) el incumplimiento de dichas
condiciones, la responsabilidad penal se extingue. Como se puede apreciar, esta salida
alternativa opera por una resolución judicial que no pone fin al proceso; por ende, no
puede considerarse como un equivalente jurisdiccional.
ii. Los acuerdos reparatorios, que son convenciones celebradas entre el imputado y la
víctima, en cuya virtud el primero se obliga a reparar el daño causado a la segunda, con
aceptación de ésta y aprobación del juez de garantía. Si bien, estos acuerdos requieren de
la aprobación judicial, sí pueden considerarse como equivalentes jurisdiccionales, pues lo
que pone fin al proceso es el acuerdo (la resolución del juez de garantía es para efectos de
verificar si el acuerdo cumplió con los requisitos).

II. L A ORGANIZAC IÓN JUDIC IA L .

A. B ASES Y PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA ORGANIZACIÓN JUDICIAL.


.
1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Para poder administrar justicia es necesaria una organización, un sistema, una base sobre
la cual pueda estructurarse. En concreto, debe haber un conjunto de principios y condiciones
indispensables para la correcta y eficiente administración de justicia.

49
Tanto la renuncia de la pretensión y el desistimiento de la demanda son equivalentes jurisdiccionales unilaterales,
esto en relación con la clasificación de la autocomposición.

51
DERECHO PROCESAL CIVIL - ORGANIZACIÓN JUDICIAL
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Estos principios son casi inmutables, ya que las modificaciones o excepciones


introducidas han sido mínimas, y de ahí que permanezcan siempre en su vigor primitivo.
Además, no son taxativos, y no todos tienen la misma importancia, pues algunos son más
esenciales que otro, como por ejemplo, el principio de legalidad, de independencia, y de
responsabilidad.
Por último, hay que señalar que estos principios están relacionados con el debido proceso,
es decir, con aquel principio jurídico constitucional, según el cual toda persona tiene derecho a
ciertas garantías mínimas tendientes a asegurar un resultado justo y equitativo dentro del
proceso, y a permitirle tener oportunidad de ser oído y hacer valer sus pretensiones frente al juez.
Estas garantías mínimas se encuentran desarrolladas en el art. 19 N° 3 de la CPR (el cual no
habla de debido proceso sino que de “justo y racional procedimiento”), y son: el derecho de
acción o tutela judicial; el derecho a defensa jurídica; el derecho al juez natural (prohibición de
comisiones especiales); legalidad del proceso; no presunción de derecho de la responsabilidad
penal; y el principio de legalidad y tipicidad en materia penal.

2. PRINCIPIO DE LEGALIDAD.
El principio de legalidad está consagrado en los arts. 6º y 7º de la CPR, y partir de estas
disposiciones, se puede decir que se traduce en que las potestades públicas deben fundarse en el
Derecho, tanto en su origen como en su actuar.
Art. 6. Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella, y
garantizar el orden institucional de la República.
Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de dichos órganos como a toda persona,
institución o grupo.
La infracción de esta norma generará las responsabilidades y sanciones que determine la ley

Art. 7. Los órganos del Estado actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su
competencia y en la forma que prescriba la ley.
Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias
extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido en virtud de la
Constitución o las leyes.
Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que la ley señale.

Como se puede apreciar, este principio es aplicable a todas las potestades públicas, pero
respecto de la función jurisdiccional, se traduce en lo siguiente: la organización y atribuciones de
los tribunales de justicia, y el procedimiento que se sigue ante ellos, debe estar determinado por
ley. Por lo tanto, los aspectos de este principio, en el ámbito jurisdiccional, se pueden analizar
de la siguiente forma:
i. Le galidad del órgano. El órgano jurisdiccional debe ser creado por ley, pues de
acuerdo al art. 19 Nº 3 inc. IV de la CPR, nadie podrá ser juzgado por comisiones
especiales, sino por el tribunal que señalare la ley y que se hallare establecido por ésta
con anterioridad a la perpetración del hecho (derecho al juez natural)50. El art. 77 inc. I
de la CPR reitera esta idea, al señalar que una LOC determinará la organización y

50
Las comisiones especiales son aquellas entidades formadas por un individuo o grupo de individuos que de hecho o
de facto ejercen la jurisdicción que la CPR reserva a los tribunales de justicia creados por el legislador. Este es el
único inciso del numeral 3 del art. 19 que está amparado por la acción de protección.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - ORGANIZACIÓN JUDICIAL
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atribuciones de los tribunales que fueren necesarios para la pronta y cumplida


administración de justicia en todo el territorio de la República (esta LOC es el COT).
¿Pueden crearse tribunales por leyes especiales? La exigencia es que el órgano
jurisdiccional se encuentre determinado con el mismo nivel de abstracción que los
preceptos que debe aplicar, por tanto, no se pueden crear tribunales para un caso
concreto.51
.
ii. Le galidad de las atribuciones. Esta exigencia se traduce en que la competencia del
órgano jurisdiccional debe estar establecida por la ley en forma previa (art. 77 inc. I de la
CPR), y su actuación debe respetar la ley, sino será nula (arts. 6º y 7º de la CPR).

iii. Le galidad del procedimiento. Esta legalidad es respecto de la forma (los pasos que
se deben seguir) y del fondo (la dictación del fallo). En cuanto a la forma, el art. 19 Nº 3
inc. V de la CPR señala expresamente que toda sentencia de un órgano que ejerza
jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado.
En cuanto a la observancia y aplicación de las leyes de fondo en la dictación del fallo, no
existe un reconocimiento legal expreso como en el caso del procedimiento52; pero es de la
esencia de la jurisdicción aplicar el Derecho para resolver un conflicto jurídico que se le
somete a su conocimiento (art. 170 Nº 5 del CPC); pues si el juez no aplica o falla con
infracción a la ley, se puede impugnar la resolución mediante el recurso casación en la
forma (art. 768 Nº 5 del CPC) o en fondo (art. 767 del CPC) respectivamente; y si en el
ejercicio de su ministerio falla a sabiendas en contra de una ley expresa y vigente, comete
el delito de prevaricación (art. 223 Nº 1 del CP).
Art. 170. Las sentencias definitivas de primera o de única instancia y las de segunda que modifiquen o
revoquen en su parte dispositiva las de otros tribunales, contendrán:
5. La enunciación de las leyes, y en su defecto de los principios de equidad, con arreglo a los cuales se
pronuncia el fallo.

Art. 768. El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas
siguientes:
5. En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el art. 170.

Art. 767. El recurso de casación en el fondo tiene lugar contra sentencias definitivas inapelables y contra
sentencias interlocutorias inapelables cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación,
dictadas por Cortes de Apelaciones o por un tribunal arbitral de segunda instancia constituido por árbitros
de derecho en los casos en que estos árbitros hayan conocido de negocios de la competencia de dichas
Cortes, siempre que se hayan pronunciado con infracción de ley y esta infracción haya influido
substancialmente en lo dispositivo de la sentencia.

Art. 223 Los miembros de los tribunales de justicia colegiados o unipersonales y los funcionarios que
desempeñan el ministerio público, sufrirán las penas de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y
oficios públicos, derechos políticos y profesiones titulares y la de presidio o reclusión menores en
cualesquiera de sus grados:
1. Cuando a sabiendas fallaren contra ley expresa y vigente en causa criminal o civil.

51
En Chile, según la doctrina, esta exigencia se vulnera con el nombramiento de Ministros en Visita, pues aquí el
juzgador se encuentra determinado por un acto singular que es posterior a los hechos que debe conocer; y con los
mecanismos para la distribución de causas en los Juzgados de Letras.
52
No obstante, respecto del TC sí existe tal reconocimiento en el art. 92 inc. V de la CPR, el cual señala que el
Tribunal adoptará sus acuerdos por simple mayoría, salvo los casos en que se exija un quórum diferente y fallará
de acuerdo a derecho.

53
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Si bien de las normas transcritas se desprende la legalidad en materia de fondo, hay


excepciones a este principio, a saber:
- Si falta una ley que resuelva el asunto, en virtud del principio de inexcusabilidad, el
juez igualmente debe fallar conforme a los principios de equidad (art. 170 Nº 5 del
CPC).

- Hay situaciones en las cuales la ley faculta al juez para fallar en conciencia, o en base
a su prudencia o equidad; por ejemplo, los árbitros arbitradores (art. 637 del CPC).
Art. 637. El arbitrador oirá a los interesados; recibirá y agregará al proceso los instrumentos que le
presenten; practicará las diligencias que estime necesarias para el conocimiento de los hechos, y dará su
fallo en el sentido que la prudencia y la equidad le dicten.

3. PRINCIPIO DE INDEPENDENCIA.
La independencia se traduce en que el órgano jurisdiccional no debe estar sometido en su
actuar a ningún tipo de presión o influencia física, económica o moral, respecto de otros poderes
del Estado. Este es un principio común a todas las potestades públicas, pero reviste mayor
importancia respecto de los tribunales de justicia, dada la objetividad e imparcialidad con que
deben ejercer la función jurisdiccional; es por ello que el art. 12 del COT dispone que el Poder
Judicial es independiente de toda otra autoridad en el ejercicio de sus funciones. Esta
independencia puede ser de dos tipos, o analizada desde dos puntos de vista:
i. Independencia externa o ad extra, esto es, la independencia del órgano
jurisdiccional respecto de los demás poderes del Estado. La independencia externa
presenta, a su vez, un doble aspecto:
- Un aspecto positivo que dice relación con que ninguna otra autoridad puede
intervenir en la actividad jurisdiccional, y si lo hace, su actuación es nula (arts. 7º inc.
II y 76 inc. I segunda parte de la CPR). Por otro lado, si un poder público invade la
esfera de atribuciones propias de otro, el agente responsable de dicho acto habrá
cometido el delito de usurpación de atribuciones, previsto y penado en el art. 222 del
CP, sin perjuicio de la nulidad del acto realizado.

Art. 7 inc. II. Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a
pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les
hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes.

Art. 76 inc. I segunda parte. Ni el Presidente de la República ni el Congreso pueden, en caso alguno,
ejercer funciones judiciales, avocarse causas pendientes, revisar los fundamentos o contenido de sus
resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos.

Art. 222 El empleado del orden judicial que se arrogare atribuciones propias de las autoridades
administrativas o impidiere a éstas el ejercicio legítimo de las suyas, sufrirá la pena de suspensión del
empleo en su grado medio.
En la misma pena incurrirá todo empleado del orden administrativo que se arrogare atribuciones
judiciales o impidiere la ejecución de una providencia dictada por tribunal competente.
Las disposiciones de este artículo sólo se harán efectivas cuando entablada la competencia y resuelta
por la autoridad correspondiente, los empleados administrativos o judiciales continuaren procediendo
indebidamente.

54
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Esta independencia se garantiza con el principio de inamovilidad y, de cierto modo,


con el nombramiento de quienes ejercen la función jurisdiccional, ya que de acuerdo al
art. 78 de la CPR, son los jueces quienes deben proponer a las personas que van a
ingresar al Poder Judicial, pero el nombramiento lo hace el Presidente de la República.
Art. 78 inc. III. Los ministros y los fiscales judiciales de la CS serán nombrados por el Presidente de la
República, eligiéndolos de una nómina de cinco personas que, en cada caso, propondrá la misma Corte,
y con acuerdo del Senado.
Inc. VI. Los ministros y fiscales judiciales de las Cortes de Apelaciones serán designados por el PDR, a
propuesta en terna de la CS.
Los jueces letrados serán designados por el Presidente de la República, a propuesta en terna de la Corte
de Apelaciones de la jurisdicción respectiva

- El aspecto negativo se traduce en que a los jueces les está terminantemente


prohibido intervenir y mezclarse en las atribuciones o funciones de los demás poderes
públicos. Esto lo consagra el art. 4º del COT, al señalar que es prohibido al Poder
Judicial mezclarse en las atribuciones de otros poderes públicos y en general ejercer
otras funciones que las determinadas en los artículos precedentes (función
jurisdiccional y facultades anexas a la jurisdicción). En este sentido, aquí también se
establece el delito de usurpación de funciones (art. 222 inc. I del CP).
Esto se garantiza estableciendo en la ley (COT) las llamadas incompatibilidades de los
jueces en el ejercicio de la función jurisdiccional; así, por ejemplo, el art. 261 del COT
establece que las funciones judiciales son incompatibles con toda otra remunerada
con fondos fiscales o municipales, con excepción de los cargos docentes hasta un
límite máximo de doce horas semanales.

ii. Independencia interna o ad intra. Esto se traduce en que cada tribunal es


independiente de los demás jueces, es decir, debe obrar sin temor o coerción respecto de
sus compañeros o superiores. Esta independencia se asegura con en el principio de
inavocabilidad, es decir, radicado un juicio o asunto ante un tribunal determinado, no
puede otro tribunal pretender conocer de él.
Asimismo, es importante que el órgano jurisdiccional sea independiente de todo tipo de
influencias que puedan provenir de las partes o de sus abogados, lo cual se asegura con
las normas relativas a las implicancias y recusaciones (por ejemplo, es causal de
implicancia, ser el juez parte en el pleito o tener en él interés procesal) 53, y con normas
especiales que imponen prohibiciones a los jueces, como por ejemplo, el art. 320 inc. II
del COT, que señala que los jueces deben abstenerse de dar oído a toda alegación que las
partes, o terceras personas a nombre o por influencia de ellas, intenten hacerles fuera
del tribunal.

53
Las implicancias son más graves que las recusaciones, porque comprometen en mayor medida la independencia
del juez. De ello se deriva que si un juez entra a conocer una causa, y respecto de él concurre una causal de
implicancia, comete un delito (el juez se debe declarar implicado de oficio). Las recusaciones, en cambio, son de un
compromiso menor, y están establecidas en el interés de las partes contrarias, por lo que pueden ser renunciadas por
ellas y deben declararse a petición de parte.

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4. PRINCIPIO DE INAMOVILIDAD.
La inamovilidad es una garantía consagrada en beneficio de los jueces consistente en que
no pueden ser removidos de su cargo mientras observen el buen comportamiento exigido por la
CPR y las leyes, salvo las causales legales y constitucionales. Como se dijo, la inamovilidad es un
principio que garantiza la independencia externa de los tribunales, ya que los jueces pueden
fallar tranquilos en uno u otro sentido, puesto que no pueden ser removidos de sus cargos por
otras autoridades a las cuales les disgustó el fallo.
A pesar de su importancia manifiesta, este principio no es de carácter absoluto, ya que la
propia CPR o las leyes se encargan de establecer casos en donde los jueces pueden ser removidos:
i. Por haber cumplido de 75 años de edad; salvo el Presidente de la CS quien terminará su
cargo hasta el término de su periodo, que es de dos años (art. 80 inc. I y II de la CPR).
Art. 80. Los jueces permanecerán en sus cargos durante su buen comportamiento; pero los inferiores
desempeñarán su respectiva judicatura por el tiempo que determinen las leyes.
No obstante lo anterior, los jueces cesarán en sus funciones al cumplir 75 años de edad; o por renuncia o
incapacidad legal sobreviniente o en caso de ser depuestos de sus destinos, por causa legalmente
sentenciada. La norma relativa a la edad no regirá respecto al Presidente de la Corte Suprema, quien
continuará en su cargo hasta el término de su período.

ii. Por renuncia (por ejemplo, para evitar su remoción un juez puede abdicar a su cargo) o
incapacidad legal sobreviviente. Esto último se relaciona con las incapacidades para ser
juez, contenidas en el art. 256 del COT.
Art. 256. No pueden ser jueces:
1. Los que se hallaren en interdicción por causa de demencia o prodigalidad;
2. Los sordos;
3. Los mudos;
4. Los ciegos;
5. Los que de conformidad a la ley procesal penal, se hallaren acusados por crimen o simple delito o
estuvieren acogidos a la suspensión condicional del procedimiento.
6. Los que hubieren sido condenados por crimen o simple delito. Esta incapacidad no comprende a los
condenados por delito contra la seguridad interior del Estado;
7. Los fallidos, a menos que hayan sido rehabilitados en conformidad a la ley, y
8. Los que hayan recibido órdenes eclesiásticas mayores.

iii. Por remoción. De acuerdo al art. 80 inc. III de la CPR, la CS por requerimiento del
Presidente de la República, a solicitud de parte interesada, o de oficio, podrá declarar
que los jueces no han tenido buen comportamiento (por ejemplo, por tráfico de
influencias) y, previo informe del inculpado y de la CA respectiva, en su caso, acordar su
remoción por la mayoría del total de sus componentes. Estos acuerdos se comunicarán al
Presidente de la República para su cumplimiento.
iv. Por haber sido mal calificado. De acuerdo al art. 278 bis del COT, el funcionario que
figure en lista Deficiente o, por segundo año consecutivo, en lista Condicional, una vez
firme la calificación respectiva, quedará removido de su cargo por el sólo ministerio de
la ley. En tanto no quede firme la mencionada calificación, el funcionario quedará de
inmediato suspendido de sus funciones.

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v. Por un juicio de amovilidad. Al respecto, el art. 332 Nº 4 del COT señala que el cargo de
juez expira: por sentencia ejecutoriada recaída en el juicio de amovilidad, en que se
declare (por parte de los tribunales superiores de justicia) que el juez no tiene la buena
comportación exigida por la CPR para permanecer en el cargo.
Art. 337. Se presume de derecho, para todos los efectos legales, que un juez no tiene buen comportamiento
en cualquiera de los casos siguientes:
1. Si fuere suspendido dos veces dentro de un periodo de tres años o tres veces en cualquier espacio de
tiempo;
2. Si se dictaren en su contra medidas disciplinarias más de tres veces en el período de tres años;
3. Si fuere corregido disciplinariamente más de dos veces en cualquier espacio de tiempo, por observar una
conducta viciosa, por comportamiento poco honroso o por negligencia habitual en el desempeño de su
oficio, y
4. Si fuere mal calificado por la Corte Suprema de acuerdo con las disposiciones contenidas en el párrafo
tercero de este título.

vi. Por haber sido declarado responsable criminal o civilmente por delito cometido en razón
de sus actos ministeriales.
vii. Por la declaración de culpabilidad hecha por el Senado, en un juicio constitucional,
respecto de los magistrados de los tribunales superiores de justicia, por notable abandono
de sus deberes.

5. PRINCIPIO DE INAVOCABILIDAD.
Este principio está consagrado en el art. 8º del COT, y consiste en que ningún tribunal
puede avocarse el conocimiento de causas o negocios pendientes ante otro tribunal, a menos que
la ley le confiera expresamente esta facultad. Como se dijo, la inavocabilidad se relaciona con la
independencia al interior del órgano jurisdiccional y, además, con la regla de radicación o fijeza
(en materia de competencia), pues radicado un juicio o asunto ante un tribunal determinado, no
puede otro tribunal pretender conocer de él.
Sin embargo, como se desprende del propio art. 8º del COT, hay casos en que un juez
puede conocer de un asunto que está siendo conocido por otro tribual, a saber:
i. Las visitas extraordinarias. De acuerdo al art. 559 del COT, los Tribunales Superiores de
Justicia decretarán visitas extraordinarias por medio de alguno de sus ministros en los
juzgados de su respectivo territorio jurisdiccional, siempre que el mejor servicio judicial
lo exigiere; pudiendo el ministro visitador despachar y sentenciar las causas pendientes,
en caso de retardo notable de los jueces visitados (art. 560 Nº 3 del COT). Esto también
hace excepción a la regla de competencia absoluta de radicación o fijeza.
Art. 560. El tribunal ordenará especialmente estas visitas en los casos siguientes:
3. Siempre que sea necesario investigar hechos que afecten a la conducta de los jueces en el ejercicio de sus
funciones y cuando hubiere retardo notable en el despacho de los asuntos sometidos al conocimiento de
dichos jueces.

ii. Acumulación de autos, esto es, la reunión de dos o más procesos que se tramitan
separadamente, con el objeto de que constituyan un solo juicio y terminen por una sola
sentencia, para mantener la continencia, o unidad de la causa.

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iii. Feriado judicial, ya que es posible que el juzgado de turno, bajo ciertos requisitos,
conozca de casos tramitados por otros tribunales.

6. PRINCIPIO D RESPONSABILIDAD.
Este principio se traduce en que los jueces deben responder por las actuaciones ilegales
que realizaren en el ejercicio de sus funciones (art. 13 del COT). El principio de responsabilidad
es un complemento necesario de la inamovilidad, pues garantiza que el juez inamovible se sujete
a las leyes en el ejercicio de sus funciones, so pena de incurrir en responsabilidad; en otras
palabras, evita que la inamovilidad convierta al juez en un déspota.
Art. 13. Las decisiones o decretos que los jueces expidan en los negocios de que conozcan no les impondrán
responsabilidad sino en los casos expresamente determinados por la ley.

Ahora bien, la responsabilidad de los jueces puede ser de diferentes clases, a saber:
i. Responsabilidad civil en sus actuaciones ministeriales (desempeño de sus funciones).
La responsabilidad civil, en general, es la obligación que tiene toda persona de responder
por los daños o perjuicios que causa a otra, con ocasión de un acto u omisión ilícita. En el
ámbito judicial, se establece que esta responsabilidad es aquella en que puede incurrir el
juez por los daños o perjuicios estimables en dinero que se causen en virtud de un delito o
cuasidelito cometido en el ejercicio de su cargo (arts. 325 y 326 del COT) 54, es decir, no
procede por cualquier actuación u omisión ilícita, sino que por un delito o cuasidelito; sin
embargo, hay un caso de responsabilidad civil que deriva de una actuación ilícita que no
es un delito o cuasidelito, contemplado en el art. 537 Nº 3 del COT.
Art. 325. Todo juez delincuente será, además, civilmente responsable de los daños estimables en dinero que
con su delito hubiere irrogado a cualesquiera personas o corporaciones.

Art. 326. La misma responsabilidad civil afectará al juez si el daño fuere producido por un cuasidelito.

Art. 327. La responsabilidad civil afecta solidariamente a todos los jueces que hubieren cometido el delito o
concurrido con su voto al hecho o procedimiento de que ella nace.

Art. 537. Las faltas o abusos de que habla el artículo anterior (queja disciplinaria) podrán corregirlos las
Cortes de Apelaciones por uno o más de los medios siguientes:
3. Pago de costas (por parte del tribunal que cometió la falta o abuso).

ii. Responsabilidad penal en sus actuaciones ministeriales. Es aquella en que incurre el


juez por delitos que comete en el ejercicio de su cargo, los que reciben la denominación
genérica de “prevaricación” (arts. 324 del COT y 79 inc. II de la CPR)55.

54
Esta responsabilidad civil es distinta a la indemnización de perjuicios por error judicial (art. 19 Nº 7 de la CPR), la
cual es sumamente restrictiva, pues se limita solamente al proceso penal, dejando fuera posibilidades cometidas en
sede civil; y, por otra parte, se trata de un procedimiento de responsabilidad dirigido en contra del Estado.
55
Estos delitos son juzgados en conformidad a un juicio penal especial, o antejuicio, llamado “querella de capítulos”
(regulado en el CPP). Este simple privilegio procesal, se debe a que el juez debe estar protegido ante la venganza
eminente de las partes por hechos derivados del ejercicio de su cargo; por lo tanto, es necesario determinar, a través
de esta querella de capítulos, si hay o no mérito en su actuación ministerial, para luego continuar la demanda.

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Art. 324. El cohecho, la falta de observancia en materia sustancial de las leyes que reglan el procedimiento,
la denegación y la torcida administración de justicia y, en general, toda prevaricación o grave infracción de
cualquiera de los deberes que las leyes imponen a los jueces, los deja sujetos al castigo que corresponda
según la naturaleza o gravedad del delito, con arreglo a lo establecido en el Código Penal.
Esta disposición no es aplicable a los miembros de la CS en lo relativo a la falta de observancia de las leyes
56
que reglan el procedimiento ni en cuanto a la denegación ni a la torcida administración de la justicia.

Los delitos tipificados legal y constitucionalmente, son: la prevaricación en sentido


estricto, la cual tiene lugar cuando el juez falla a sabiendas y voluntariamente contra ley
expresa y vigente, en causa criminal o civil; el cohecho, delito que tiene lugar cuando se
corrompe con dádivas al juez para que, contra justicia y Derecho, haga o deje de hacer lo
que se le pide (se asimila al soborno); denegación de justicia, delito que tiene lugar
cuando maliciosamente se niegue o retarde la administración de justicia y el auxilio o
protección que legalmente se pida (por ejemplo, el juez se declara implicado indicando
un motivo falso); torcida administración de justicia, esto es, todo desvío del
procedimiento o ejercicio de facultades otorgadas al juez, encaminado a producir un daño
en alguno de los comparecientes, o favorecer a otro; y falta de observancia en materia
sustancial de las leyes que regulan el procedimiento.
iii. Responsabilidad disciplinaria. Dice relación con las sanciones a que puede verse
expuesto un juez, cuando sea reprochado de algún comportamiento específico en el
desempeño de sus funciones (por ejemplo, llegar tarde al despacho). Se relaciona con las
facultades disciplinarias de los tribunales de justicia.
iv. Responsabilidad política o constitucional. Es aquella que afecta a los
magistrados de los tribunales superiores de justicia por notable abandono de sus deberes
(causal que también se aplica al CGR), la cual se hace efectiva mediante un juicio
constitucional que conoce el Senado ¿Qué se entiende por notable abandono de deberes?
Al respecto existen ds posturas:
- La más extrema y tradicional, señala que se trata de deberes exclusivamente formales
del juez, tales como concurrir a su despacho y fallar las causas dentro de los plazos
fijados por ley. Para esta posición, el juicio constitucional no permitiría entrar en
absoluto en el análisis de los fallos judiciales o de las motivaciones tenidas al
dictarlos, pues de permititrse tal calificación, el juicio político se transformaría en una
tercera instancia jurisdiccional.
- El profesor ALDUNATE sostiene que el notable abandono de deberes podría recibir el
contenido de aquellos delitos que el art. 324 inc. II del COT exime a los ministros de la
CS (denegación y torcida administración de justicia, y falta de observancia de las leyes
que reglan el procedimiento); adicionalmente, se incluirían las faltas a los deberes
formales (por ejemplo, no ir al despacho), conductas impropias de un juez (por
ejemplo, viajes); actuaciones que produjesen indefensión en materia de derechos
constitucionales (por ejemplo, decisiones sin motivar, que afecten derechos de la
persona). Por último, actuaciones del todo desvinculadas de la ley, lo cual implica la
posibilidad de analizar el contenido de una sentencia.

56
La razón de esto, según el mensaje del COT, es que es legalmente imposible la existencia de tales delitos, porque
no hay tribunal alguno que pueda calificar de contrarios a la ley las sentencias de la CS.

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v. Responsabilidad del juez como particular. Los jueces en sus actuaciones


particulares se someten a las reglas del Derecho común (civil o penal); pero en caso de
responsabilidad criminal, deben ser removidos de sus funciones, pues de acuerdo al art.
256 Nº 6 del COT, no pueden ser jueces: los que hubieren sido condenados por crimen o
simple delito. En este supuesto hay reglas especiales que se refieren al procesamiento y
detención (art. 81 de la CPR).57
Art. 81. Los magistrados de los tribunales superiores de justicia, los fiscales judiciales y los jueces
letrados que integran el Poder Judicial, no podrán ser aprehendidos sin orden del tribunal competente,
salvo el caso de crimen o simple delito flagrante y sólo para ponerlos inmediatamente a disposición del
tribunal que debe conocer del asunto en conformidad a la ley.

7. PRINCIPIO DE PASIVIDAD.
Este principio se encuentra consagrado en el art. 10 inc. I del COT, y se traduce en que los
tribunales no podrán ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo los casos en que la ley
los faculte para proceder de oficio.
Este principio es propio del proceso civil, pues en él son las partes las que tienen un rol
activo en el proceso, ya que sobre ellas recae el derecho de iniciarlo (por medio de la acción),
defenderse, ofrecer pruebas, etc.; mientras que el juez tiene un rol pasivo, pues sólo dirige el
debate y decide la controversia. Por otro lado, promovida en forma legal la intervención del juez
en el conocimiento de asunto, éste debe ceñir sus actuaciones a las acciones y excepciones
deducidas por las partes, es decir, al mérito del proceso (art. 160 del CPC), ya que si se excede en
su fallo, incurrirá en el vicio de ultra petita que motiva el recurso de casación en la forma (art.
768 Nº 4 del CPC). 58
Art. 160. Las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del proceso, y no podrán extenderse a puntos que no
hayan sido expresamente sometidos a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los
tribunales proceder de oficio.

Art. 768. El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
4. En haber sido dada ultra petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o extendiéndola a puntos no
sometidos a la decisión del tribunal, sin perjuicio de la facultad que éste tenga para fallar de oficio en los casos
determinados por la ley.

Existen excepciones a este principio, es decir, hay casos en que la ley faculta al juez para
actuar de oficio, cuales son:
i. De acuerdo al art. 1683 del CC, la nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el
juez, aun sin petición de parte, cuando aparece de manifiesto en el acto o contrato; por
ejemplo, debe declararla en un contrato celebrado por un incapaz absoluto.

57
Esto se conoce como “fuero judicial”, el cual no hay que confundirlo con el fuero como elemento de la
competencia absoluta.
58
El antiguo proceso criminal se regía por el sistema inquisitivo o de oficialidad, es decir, era el juez quien cumplía
con la labor investigativa y juzgaba, y en la primera de estas labores podía actuar de propia iniciativa si el delito era
de acción pública. El nuevo sistema procesal penal, en cambio, es de carácter acusatorio, por lo que vuelve a tomar
fuerza el principio de pasividad, pues quien investiga es el Ministerio Público y el juez sólo se dedica a juzgar,
siendo limitados los casos de actuaciones que los tribunales pueden realizar de oficio.

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ii. El art. 159 inc. I del CPC señala que los tribunales, sólo dentro del plazo para dictar
sentencia, podrán dictar de oficio medidas para mejor resolver, esto es, diligencias
probatorias que tienen por objeto lograr un mejor conocimiento del asunto que se debe
fallar (por ejemplo, un informe de peritos).
iii. De acuerdo al art. 83 inc. I del CPC, la nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o
a petición de parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos aquellos
en que exista un vicio que irrogue a alguna de las partes un perjuicio reparable sólo con
la declaración de nulidad. Por ejemplo, cuando los actos procesales (como la
notificación) no se realizan válidamente, el juez puede anularlos.
iv. En relación con lo anterior, el art. 84 inc. IV del CPC señala que el juez podrá corregir de
oficio los errores que observe en la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las
medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos de procedimiento. No podrá, sin
embargo, subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera
del plazo fatal indicado por la ley.
v. De acuerdo al art. 200 inc. I del COT, la implicancia de los jueces puede y debe ser
declarada de oficio o a petición de parte.
vi. A propósito del recurso de apelación, el art. 213 inc. II del CPC establece que si encuentra
mérito el tribunal para considerar inadmisible o extemporáneo el recurso, lo declarará
sin lugar desde luego (de oficio) o mandará traer los autos en relación sobre este punto.
Lo mismo acontece con el recurso de casación en la forma, pues el art 781 inc. II del CPC
dispone que si el tribunal encuentra mérito para considerarlo inadmisible, lo declarará
sin lugar desde luego (de oficio), por resolución fundada.
vii. De acuerdo al art. 64 inc. I del CPC, los plazos que señala este Código son fatales
cualquiera sea la forma en que se exprese, salvo aquéllos establecidos para la
realización de actuaciones propias del tribunal. En consecuencia, la posibilidad de
ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar el acto se extingue al vencimiento del
plazo. En estos casos el tribunal, de oficio o a petición de parte, proveerá lo que
convenga para la prosecución del juicio, sin necesidad de certificado previo. Es decir,
una vez vencido el plazo, el juez de oficio debe dictar una resolución que indique el
vencimiento de éste.
viii. Por último, hay casos en que el juez debe decretar la casación en la forma o en el fondo
de oficio (arts. 775 y 785 inc. II del CPC).
Art. 775. No obstante lo dispuesto en los arts. 769 y 774, pueden los tribunales, conociendo por vía de
apelación, consulta o casación o en alguna incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los
antecedentes del recurso manifiesten que ellas adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la forma,
debiendo oír sobre este punto a los abogados que concurran a alegar en la vista de la causa e indicar a los
mismos los posibles vicios sobre los cuales deberán alegar.

Art. 785 inc. II. En los casos en que desechare el recurso de casación en el fondo por defectos en su
formalización, podrá invalidar de oficio la sentencia recurrida, si se hubiere dictado con infracción de ley y
esta infracción haya influido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia. La Corte deberá hacer
constar en el fallo de casación esta circunstancia y los motivos que la determinan, y dictará sentencia de
reemplazo con arreglo a lo que dispone el inciso precedente.

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La sanción civil asignada al acto ejecutado por el juez de oficio, en circunstancias de que
debió actuar a petición de parte, es la nulidad del acto acorde al art. 7º inc. III de la CPR. Y si esta
extralimitación de funciones recae en la dictación de la sentencia definitiva, el juez incurre en un
vicio procesal llamado ultra petita, que autoriza para interponer en contra de dicha sentencia el
recurso de casación en la forma, para obtener así su nulidad (art. 768 Nº 4 del CPC). También hay
una sanción penal para el magistrado que se extralimita de sus funciones, pues éste comete
prevaricación en conformidad al art. 224 Nº 2 del CP.
Art. 224. Sufrirán las penas de inhabilitación absoluta temporal para cargos y oficios públicos en cualquiera de sus
grados y la de presidio o reclusión menores en sus grados mínimos a medios:
2. Cuando a sabiendas contravinieren a las leyes que reglan la sustanciación de los juicios, en términos de producir
nulidad en todo o en parte sustancial.

8. PRINCIPIO DE INEXCUSABILIDAD.
La inexcusabilidad es la contrapartida del principio de pasividad, pues se traduce en la
obligación que tienen los jueces de ejercer su ministerio cuando sean requeridos legalmente. Se
encuentra consagrado en los arts. 10 inc. II del COT y 76 inc. II de la CPR, los cuales disponen que
reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse
de ejercer su autoridad ni aun por falta de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión.
Ahora bien, si no hay ley, deberán aplicar los principios de equidad para fallar.
Para que esta obligación pese sobre un magistrado, se requiere la concurrencia copulativa
de dos requisitos: reclamo de la intervención del magistrado en forma legal, es decir, de la
manera o forma como los Códigos de procedimiento se encargan de señalar para cada caso
particular; y reclamo de la intervención del magistrado en negocios de su competencia, o sea, en
asuntos o materias que la ley ha entregado a su conocimiento.

9. PRINCIPIO DE IMPARCIALIDAD.
Consiste en el tratamiento igualitario que el juez debe conceder a las partes en un
conflicto sometido a su conocimiento; que se encuentre en una situación de neutralidad.
Este principio se concreta con la contradictoriedad, ya que escuchar a ambas partes deja
al juez en una posición neutral o imparcial. Y se garantiza con los mecanismos de implicancias
y recusaciones, y con el orden de votación en los tribunales colegiados (votan primero los jueces
menos antiguos).

10. PRINCIPIO DE GRADUALIDAD O DE DOBLE INSTANCIA.


Este principio se traduce en que lo que resuelva un juez, pueda ser revisado por un juez
de grado superior, con el objeto de corregir los posibles errores que pudo haber cometido. Es
decir, con este principio se busca que el juzgamiento sea revisado por un tribunal que es
cualitativa y cuantitativamente más idóneo y preparado.
Po lo tanto, este principio busca que el proceso sea conocido en una doble instancia, esto
es, cada uno de los grados jurisdiccionales que la ley establece, a fin de que los tribunales puedan
conocer los asuntos sometidos a su decisión, con facultad soberana para pronunciarse sobre
todas las cuestiones de hecho y de derecho que en ellos se plantea. De acuerdo a la definición, la

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instancia es un grado, esto es, una etapa por la cual atraviesa un asunto judicial (es la ley la que
determina el número de grados en los que se conoce y falla una controversia); pero la
particularidad de estos grados, es que el juez conoce de los hechos y del derecho que integran el
conflicto jurídico debatido, lo cual hace que la instancia se diferencie de otras etapas en que sólo
se conoce del derecho (por ejemplo, en la casación59). Ahora bien, los asuntos judiciales,
atendiendo a la instancia, pueden ser de única, primera y segunda instancia.
i. Única instancia. Aquí la sentencia que pone término al litigio no es susceptible de recurso
de apelación; adquiere el carácter de firme y ejecutoriada, por tanto, puede ejecutarse
desde que se notifica. Así, por ejemplo, de acuerdo al art. 45 Nº 1 del COT, los jueces de
letras conocerán: en única instancia: a) de las causas civiles cuya cuantía no exceda de
10 UTM. Esto constituye una excepción al principio de gradualidad.
ii. Primera instancia. En este caso, la sentencia de término es susceptible de recurso de
apelación, o del trámite de consulta60. En nuestro sistema procesal opera, por regla
general, la doble instancia, y a ésta segunda instancia se puede acceder a través de estas
dos vías. 61
iii. Segunda instancia. Aquí se conoce el recurso de apelación que se ha deducido en contra
de la sentencia de primera instancia, o el trámite de consulta; normalmente estos
mecanismos son conocidos por la CA, pues la CS, por regla general, no es un tribunal de
instancia, sino que conoce de recursos extraordinarios. En esta instancia, a diferencia de
las anteriores, la prueba se rinde sólo excepcionalmente.

La forma normal de poner término a estas instancias es mediante la sentencia definitiva,


pues de acuerdo al art. 158 inc. II del CPC, es sentencia definitiva la que pone fin a la instancia,
resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio. Sin embargo, también existen
formas anormales de terminación, pues la única o primera instancia pueden culminar con: el
desistimiento de la demanda, el abandono del procedimiento, la transacción, el sometimiento a
arbitraje, mediante la aceptación de la excepción de cosa juzgada opuesta por el demandante,
etc.; mientras que la segunda instancia termina anormalmente mediante: la deserción de la
apelación, la prescripción de la apelación, por la anulación de oficio del fallo de primera
instancia por defectos formales, etc.
Por otro lado, estas instancias se pueden interrumpir mediante la interposición de
excepciones dilatorias; a través de un recurso de apelación concedido en ambos efectos; durante
el feriado judicial, etc.

59
El recurso de casación no es una instancia, sino que una etapa en que un tribunal superior (la CA o la CS) conoce
de un asunto para revisar solamente la aplicación del derecho, y no de los hechos; salvo que la causal invocada sea
la violación de las leyes reguladoras de la prueba, a propósito del recurso de casación en el fondo.
60
La consulta consiste en llevar el asunto al juez de grado superior, a fin de que éste apruebe, rechace o modifique
lo resuelto por el juez inferior. La consulta es un trámite obligatorio en algunas materias así, por ejemplo, el art. 92
de la Ley de Matrimonio Civil señala que cuando la sentencia que dé lugar a la separación judicial, a la nulidad o
al divorcio no sea apelada, deberá elevarse en consulta al tribunal superior, y si él estima dudosa la legalidad del
fallo consultado, retendrá el conocimiento del asunto y procederá como si se hubiera interpuesto apelación en su
oportunidad. En caso contrario, aprobará la sentencia.
61
Con la reforma procesal penal este principio no se consagró como en el antiguo sistema inquisitivo, pero dado que
para el legislador era un “tema sensible”, puesto que en los Tratados internacionales sí se consagra, se estableció un
recurso de nulidad, que no es una instancia, sino que una verdadera casación.

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11. PRINCIPIO DE GRATUIDAD.


La gratuidad se traduce en que la administración de justicia debe ser esencialmente
gratuita, para que así sea accesible a las personas. Este principio puede ser analizado desde dos
puntos de vista: desde el punto de vista de quien administra justicia (jueces), y desde el punto de
vista de a quien se le administra justicia (litigantes).
i. Quienes administran justicia son remunerados por el Estado, pues los jueces son
verdaderos funcionarios públicos y, como tales, son remunerados con los fondos
generales de la nación; lo cual permite seleccionar a los jueces más idóneos. Esto
garantiza la imparcialidad e idoneidad del juzgador, y la efectiva igualdad en la ley, ya
que todos pueden acceder a la justicia, y no sólo aquel que tiene los recursos económicos
para costear a los jueces. La excepción sería la justicia arbitral, la cual es costeada por las
partes.
ii. Respecto de los litigantes esta regla no es absoluta, pues ellos deben soportar cargas
tributarias moderadas, las cuales van en beneficio de determinados auxiliares de la
administración de justicia, por las actuaciones cumplidas en razón de su ministerio (por
ejemplo, se debe pagar a los receptores, a los notarios, a los conservadores, los honorarios
de los abogados, etc.). Estas prestaciones se denominan costas, las cuales deben ser
pagadas por cada parte, sin perjuicio del reembolso a que haya lugar cuando por la ley o
por resolución de los tribunales, corresponda a otras personas hacer el pago (art. 25 del
CPC).

Art. 25. Todo litigante está obligado a pagar a los oficiales de la administración de justicia los derechos que
los aranceles judiciales señalen para los servicios prestados en el proceso.
Cada parte pagará los derechos correspondientes a las diligencias que haya solicitado, y todas por cuotas
iguales los de las diligencias comunes (por ejemplo, informes periciales), sin perjuicio del reembolso a que
haya lugar cuando por la ley o por resolución de los tribunales corresponda a otras personas hacer el pago.

En definitiva, el que los tribunales sean gratuitos, no significa que al litigante no le va a


costar la litigación, ya que si bien es el Estado el que costea los gastos de la
administración de justicia, el litigante de igual manera debe pagar los gastos respecto de
abogados, receptores y trámites pertinentes en el juicio. Sin embargo, excepcionalmente
hay litigantes que están exentos de soportar estas cargas tributarias, pues de acuerdo al
art. 19 Nº 3 inc. III de la CPR, la ley arbitrará los medios para otorgar asesoramiento y
defensa jurídica a quienes no puedan procurárselos por sí mismos. Estas personas gozan
del privilegio de pobreza, el que puede ser solicitado al tribunal al momento de comenzar
el juicio (caso en que el privilegio tiene una fuente judicial), o bien, puede presumirse
legalmente (caso en que su fuente es legal), por ejemplo, cuando la persona está privada
de libertad (aquí actúa la Defensoría Penal Pública), o cuando está siendo patrocinada por
la Corporación de Asistencia Judicial.

12. PRINCIPIO DE PUBLICIDAD.


Este principio está consagrado en el art. 9º del COT, y se traduce en lo siguiente: los actos
de los tribunales son públicos, salvo las excepciones expresamente establecidas por la ley. Esto
lo confirma el art. 380 Nº 3 del COT, el cual señala que son funciones de los secretarios: dar

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conocimiento a cualquiera persona que lo solicitare de los procesos que tengan archivados en
sus oficinas, y de todos los actos emanados de la Corte o juzgado, salvo los casos en que el
procedimiento deba ser secreto en virtud de una disposición expresa de la ley.
Por tanto, cualquier persona puede conocer o imponerse del estado de un proceso. Así, en
el ámbito civil se puede ver el expediente (el que tiene acceso a los expedientes es el Secretario
del juzgado), y en materia penal se puede asistir a los juicios. La razón de esto, es garantizar una
correcta administración de justicia, pues al ser las actuaciones judiciales transparentes, se
permite la fiscalización de los tribunales de justicia; además, se permite que terceros que puedan
ser afectados por las resoluciones judiciales, se enteren de los actos del proceso.
Sin embargo, tal como lo dispone el art. 9º del COT, existen excepciones a este principio,
es decir, casos en que las actuaciones judiciales revisten el carácter de secretas, cuales son:
i. El libro privado que llevan los tribunales en ejercicio de su facultad disciplinaria. Pues de
acuerdo al art. 531 Nº 2 del COT, los jueces de letras, para la represión o castigo de las
faltas de respeto que se cometieren en los escritos que les presentaren, podrán: hacer
tarjar por el secretario esas mismas palabras o pasajes abusivos; y dejar copia de ellos
en un libro privado que al efecto habrá en el juzgado.
ii. Los acuerdos de los tribunales colegiados. Al respecto, el art. 81 del COT señala que las
Cortes de Apelaciones celebrarán sus acuerdos privadamente; pero podrán llamar a
ellos a los relatores u otros empleados cuando lo estimen necesario.
iii. Procesos en que se ventilan cuestiones que pueden afectar el honor o la dignidad de las
personas; como por ejemplo, los expedientes en un juicio sobre nulidad matrimonial o
divorcio (art. 86 de la LMC), o el reconocimiento de paternidad (art. 197 del CC).
Art. 86. El proceso (de nulidad, separación o divorcio) será reservado, a menos que el juez, fundadamente y
a petición expresa de los cónyuges, resuelva lo contrario.

Art. 197. El proceso (de filiación) tiene el carácter de secreto hasta que se dicte sentencia de término,
teniendo acceso a él únicamente las partes y sus apoderados judiciales.

13. PRINCIPIO DE IMPERIO.


Este principio está consagrado en el art. 11 del COT y en el art. 73 inc. III de la CPR, y se
traduce en que los tribunales de justicia para ejecutar sus sentencias o hacer practicar actos de
instrucción (por ejemplo, el que ordena la comparecencia de un testigo), pueden requerir el
auxilio de la fuerza pública.
Art. 11. Para hacer ejecutar sus sentencias y para practicar o hacer practicar los actos de instrucción que decreta,
podrán los tribunales requerir de las demás autoridades el auxilio de la fuerza pública que de ella dependiere, o los
otros medios de acción conducentes de que dispusiere.
La autoridad legalmente requerida debe prestar el auxilio, sin que le corresponda calificar el fundamento con que se
le pide, ni la justicia o legalidad de la sentencia o decreto que se trate de ejecutar.

Acá lo importante es señalar que los jueces árbitros no gozan de imperio, pero en caso de
necesitarlo (por ejemplo, apremiar a un testigo para que comparezca), deben recurrir al juez
permanente que sí lo tiene.

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14. PRINCIPIO DE SEDENTARIEDAD.


Este principio implica la idea de fijeza, lo que se traduce en que los jueces deben
administrar justicia en lugares y horas determinadas. La finalidad de la sedentariedad, es el
acceso a la justicia, el poder acudir a los tribunales en demanda de justicia con mayor facilidad.
Nuestro sistema impone a los jueces la obligación de asistencia y permanencia en el
tribunal. Pues de acuerdo al art. 312 del COT, los jueces están igualmente obligados a asistir
todos los días a la sala de su despacho, y a permanecer en ella desempeñando sus funciones
durante cuatro horas como mínimo cuando el despacho de causas estuviere al corriente, y de
cinco horas, a lo menos, cuando se hallare atrasado (generalmente de 8:00 a 14:30). Sin
embargo, hay un atisbo de circuito en el inc. II de esta artículo, puesto que lo anterior se
entenderá sin perjuicio de que el juez, cuando las necesidades del servicio lo aconsejen, se
constituya una vez a la semana, a lo menos, en poblados que estén fuera de los límites urbanos
de la ciudad en que tenga su asiento el tribunal, en cuyo caso será reemplazado por el
secretario en el despacho ordinario del juzgado, pudiendo designarse para tales efectos
actuarios que como ministros de fe autoricen las diligencias que dichos funcionarios practiquen.
La asistencia al despacho cesa exclusivamente en los días feriados y en el feriado
judicial. Los días feriados son los establecidos por la ley, y el feriado judicial es el período que
corre entre el 1º de Febrero y el 1º de Marzo.

15. PRINCIPIO DE TERRITORIALIDAD.


Está consagrado en el art. 7º inc. I del COT, que señala que los tribunales sólo podrán
ejercer su potestad en los negocios y dentro del territorio que la ley les hubiere respectivamente
asignado. Para la correcta y ordenada marcha de la administración de justicia, la ley distribuye la
jurisdicción entre los diversos tribunales que ella misma crea, asignándole a cada uno el
conocimiento de determinados negocios, y un territorio determinado. Esta facultad recibe el
nombre de “competencia”, la cual se divide en absoluta (negocios) y relativa (territorio).
Entonces, cada tribunal debe ejercer su competencia relativa dentro del territorio
jurisdiccional asignado por la ley. En el caso de los Juzgados de Letras, normalmente es una
comuna o, en algunos casos, una agrupación de comunas; en las CA normalmente es la Región,
pero también pueden ejercer su competencia en una provincia determinada o en parte de una
región (lo que ocurre en Santiago); y la CS ejerce su competencia en todo el territorio de la
República.
Por último, el inc. II del art. 7º del COT señala: lo cual no impide que en los negocios de
que conocen puedan dictar providencias que hayan de llevarse a efecto en otro territorio. Esto
no significa que el tribunal actúe directamente en otro territorio, sino que lo hace por intermedio
del tribunal que ejerce su jurisdicción en ese territorio, mediante lo que se denomina delegación
de competencia (la cual opera mediante exhortos). Sin embargo, hay casos que son verdaderas
excepciones al principio de la territorialidad, en los cuales el tribunal actúa en otro territorio
jurisdiccional sin necesidad de hacerlo por intermedio del tribunal de este otro territorio, por
ejemplo, a través del medio de prueba llamado inspección personal del tribunal, pues de acuerdo
al art. 403 inc. II del CPC, podrá verificarse aún fuera del territorio señalado a la jurisdicción del
tribunal (sin previa autorización).

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B. E STRUCTURA DE LA ORGANIZACIÓN JUDICIAL CHILENA .

1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Como se dijo en párrafos anteriores, la jurisdicción es una función pública que es
realizada por el Estado a través de determinados órganos que actúan en su nombre. Estos
órganos comúnmente se denominan tribunales, y la mayoría de ellos forma parte del Poder
Judicial, es decir, aquel Poder del Estado que, de conformidad al ordenamiento jurídico, es el
encargado de administrar justicia en la sociedad, mediante la aplicación de las normas
jurídicas.62
Ahora bien, los tribunales que no forman parte del Poder Judicial siguen siendo órganos
jurisdiccionales, pues, es la función la que determina el carácter del órgano y no su pertenencia a
determinado Poder del Estado. Así, por ejemplo, estos órganos jurisdiccionales pueden
pertenecer al Poder Legislativo (como la Cámara Senadores respecto del juicio constitucional), al
Poder Ejecutivo (como el Subcontralor a propósito del juicio de cuentas) o existir en forma
autónoma (por ejemplo, los Tribunales Electorales, el Tribunal Constitucional, etc.).
Por lo tanto, de acuerdo a lo anterior, es posible señalar que los tribunales de justicia son
órganos del Estado que ejercen la función jurisdiccional para resolver conflictos de relevancia
jurídica, sea que pertenezcan o no al Poder Judicial.

2. CLASIFICACIÓN DE LOS TRIBUNALES DE JUSTICIA.

Los tribunales de justicia pueden ser clasificados desde distintos puntos de vista, a
saber:
i. Según la naturaleza del tribunal, éstos pueden ser ordinarios, especiales y arbitrales. Esta
es la clasificación más importante, puesto que es el propio COT quien la hace; es por ello
que posteriormente será analizada con mayor detalle.63
ii. Atendiendo a su composición, están los tribunales unipersonales, que son aquellos
formados por un sólo juez, y los pluripersonales o colegiados, que son aquellos formados
por dos o más jueces. Generalmente los tribunales colegiados actúan en segunda instancia
(como la CA y la CS), no obstante, hay que tener presente que los Tribunales de Juicio
Oral en lo Penal (TJOP), son colegiados pero de única instancia.
iii. Atendiendo a la continuidad o estabilidad de las funciones que realizan, los tribuanles
pueden ser permanentes, esto es, aquellos que ejercen sus funciones en forma continua y
estable, haya o no conflictos de relevancia jurídica; o accidentales o temporales, es decir,
aquellos que ejercen sus funciones sólo para casos especiales y determinados.

62
Por Poder del Estado, desde el punto de vista constitucional, se entiende a la organización, institución o conjunto
de órganos del Estado, que en el caso del Poder Judicial, son los órganos judiciales o jurisdiccionales, que suelen
gozar de imparcialidad y autonomía.
63
Esto se relaciona con una de las “clasificaciones” de la jurisdicción, que distinguía entre jurisdicción ordinaria,
especial y arbitral, atendiendo al órgano que ejercía la función jurisdiccional.

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iv. Según la calidad de sus miembros, los tribunales pueden ser letrados, es decir, aquellos
compuestos por abogados; o legos o no letrados, que son aquellos no compuestos por
abogados (por ejemplo, un árbitro arbitrador que sea ingeniero).
v. Atendiendo a la extensión de su competencia, están los tribunales de competencia común,
que son aquellos que pueden conocer de toda clase de asuntos o materias (por ejemplo, el
Juzgado de Letras de Colina conoce de asuntos civiles, laborales, etc.) y de competencia
especial, que son aquellos que pueden conocer sólo de determinada clase de materias (por
ejemplo, el Juzgado del Trabajo).
vi. Atendiendo a la permanencia en una sede, los tribunales pueden ser sedentarios, esto es,
aquellos que tienen una sede permanente, de la cual no se mueven; o itinerantes o de
circuito, es decir, aquellos que van cambiando de sede, según distintos sistemas. En
nuestro sistema hay un atisbo de itinerancia cuando el juez, atendiendo a las necesidades
del servicio, debe constituirse una vez a la semana, a lo menos, en poblados que estén
fuera de los límites urbanos de la ciudad en que tenga su asiento el tribunal.
vii. Atendiendo a la observancia de la ley, están los tribunales de Derecho, que son aquellos
que tramitan y fallan con observancia estricta de los preceptos legales; y los tribunales de
equidad, esto es, aquellos que fallan conforme a su convicción interna (se ha sostenido
que estos tribunales también son de Derecho, pues es la propia ley la que los faculta para
fallar en conciencia).
viii. Según sus funciones en el proceso, están los tribunales sustanciadores, que son aquellos
que sólo actúan en la etapa de tramitación o investigación (por ejemplo, el Juzgado de
Garantía en la tramitiación del juicio oral); los sentenciadores, que son aquellos que se
limitan exclusivamente a pronunciar el fallo (por ejemplo, el TJOP); y los tribunales
mixtos, que son aquellos que ejecutan ambas funciones, esto es, tramitar o investigar y
fallar.
ix. Según su jerarquía, están los tribunales no superiores (erróneamente denominados
inferiores), que son aquellos que actúan generalmente en el nivel de base de la
administración de justicia; y los tribunales superiores, que son aquellos tribunales
(generalmente colegiados) que actúan en un nivel superior de la organización de justicia.
x. Atendiendo a la instancia, están los tribunales de primera, segunda o única instancia. Esto
está en directa relación con la procedencia o no del recurso de apelación

2.1. TRIBUNALES ORDINARIOS.

a. CONCEPTO.
Los tribunales ordinarios de justicia son aquellos órganos jurisdiccionales que están
establecidos y regulados en el COT, y cuya principal característica es su estructuración piramidal,
es decir, están ordenados jerárquicamente de manera que el inferior se subordine a sus
superiores.

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Están mencionados en el art. 5º inc. II del COT y regulados en el Título III (“De los Jueces
de Letras”), IV (“De los Presidentes y Ministros de Corte como tribunales unipersonales”), V (“De
la CA”) y VI (“De la CS”) del mismo cuerpo legal; y en el CPP, respecto de los TJOP y los JG.
Art. 5. A los tribunales mencionados en este artículo corresponderá el conocimiento de todos los asuntos judiciales
que se promuevan dentro del territorio de la República, cualquiera que sea su naturaleza o la calidad de las personas
que en ellos intervengan, sin perjuicio de las excepciones que establezcan la Constitución y las leyes.
Integran el Poder Judicial, como tribunales ordinarios de justicia, la CS, las CA, los Presidentes y Ministros de Corte,
los tribunales de juicio oral en lo penal, los juzgados de letras y los juzgados de garantía.

b. CARACTERÍSTICAS.
Los tribunales ordinarios se caracterizan por lo siguiente:
i. Por su ubicación en un determinado cuerpo legal, que es el COT, el cual está llamado a
fijar su organización y atribuciones.
ii. Por la jerarquía que debe existir entre ellos. Los tribunales ordinarios se organizan en
base a una relación de dependencia o subordinación, lo cual se proyecta en la distribución
y asignación de los asuntos que deben conocer, pues existen distintas fases o grados en el
ejercicio de la función jurisdiccional (la apelación y la casación); y en el ejercicio de las
facultades disciplinarias.
Los tribunales ordinarios superiores de justicia son las CA y la CS, y los no superiores son
los JL, los TJOP, los JG, y los Presidentes y Ministros de Corte (tribunales accidentales que
ejercen jurisdicción en determinadas materias y a nivel de primera instancia).
Esto se relaciona con las reglas de competencia absoluta y relativa. Las reglas de la
competencia absoluta (fuero, cuantía, materia y grado), determinan la jerarquía de los
tribunales que deben conocer de un determinado asunto, y también sirven para precisar
cuál es su categoría dentro de esa jerarquía; así, por ejemplo, entre los JL hay una misma
jerarquía (tribunales no superiores), y dentro de esa jerarquía hay distintas categorías: JL
de una comuna o agrupación de comunas, JL de ciudad capital de provincia, y JL de
ciudad asiento de CA; por su parte, todas las CA tienen una misma jerarquía (tribunales
superiores) y categoría o clase, salvo la CA de Santiago que tiene competencia especial.
Por último, la aplicación de las reglas de competencia relativa (cuyo único factor es el
territorio) sirven para precisar específicamente qué tribunal dentro esa jerarquía y
categoría debe conocer de ese determinado asunto, o sea, la competencia relativa
determina qué tribunal es competente territorialmente.
iii. Atendiendo a su composición, los tribunales ordinarios son unipersonales (JL, JG, y los
Presidentes y Ministros de Corte) o colegiados (CA, CS y TJOP).
iv. Atendiendo a la continuidad o estabilidad de las funciones que realizan, los tribunales
ordinarios, por regla general, son permanentes, pues en virtud del principio de
inamovilidad, ellos deben ejercer sus funciones mientras mantengan su buen
comportamiento, y no concurra una causa legal o constitucional que los remueva. Sin
embargo, existen tribunales ordinarios que son accidentales, es decir, se constituyen
cuando existen causas que requieren su intervención y desaparecen cuando ha terminado

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el conocimiento del negocio; en concreto son: los Ministros de la CA y el Presidente de la


64
CA de Santiago, y los Ministros y el Presidente de la CS.
La competencia de estos tribunales accidentales, en general, se refiere a asuntos
vinculados con el fuero de alguna de las personas involucradas (por ejemplo, el
Presidente de la CS conoce de las causas sobre amovilidad de los ministros de la CA) o de
la especialidad de la materia de que se trata (por ejemplo, un Ministro de la CS conoce de
los delitos de jurisdicción de los tribunales chilenos, cuando puedan afectar las relaciones
internacionales de la República con otro Estado). Esto es diferente a la institución de un
Ministro en visita porque, en tal evento, el Ministro no constituye un tribunal diferente,
sino que solamente reemplaza o sustituye al juez que debía conocer de esa causa,
normalmente, por razones de conmoción o alarma pública.
v. Según la calidad de sus miembros, los tribunales ordinarios son letrados, es decir, están
compuestos por abogados.
vi. Atendiendo a la permanencia en una sede, los tribunales ordinarios, por regla general, son
sedentarios. Excepcionalmente, pueden ejercer sus funciones fuera de su oficio, por
ejemplo, cuando tiene lugar el medio probatorio denominado inspección personal del
tribunal; o cuando el juez, atendiendo a las necesidades del servicio, debe constituirse una
vez a la semana, a lo menos, en poblados que estén fuera de los límites urbanos de la
ciudad en que tenga asiento el tribunal.
vii. Atendiendo a la observancia de la ley, los tribunales ordinarios son tribunales de
Derecho, pues tramitan y fallan con observancia estricta de los preceptos legales.
Excepcionalmente existen hipótesis en que conocen y fallan de acuerdo a la equidad, por
ejemplo, el art. 12 de la CPR, a propósito del recurso de reclamación de nacionalidad,
señala que la CS conocerá como jurado, es decir, en conciencia.
viii. Atendiendo a la instancia, los tribunales ordinarios pueden ser de primera, segunda o
única instancia.

2.2. TRIBUNALES ESPECIALES.

a. CONCEPTO.
Los tribunales especiales son aquellos creados por leyes especiales para juzgar a
determinadas personas (fuero personal) o para resolver determinados asuntos o materias (fuero
real), que en razón de su especialidad, complejidad o importancia, han sido sustraídos de los
tribunales ordinarios.

64
Se hace presente que la existencia de los tribunales accidentales no viola, en caso alguno, el derecho al juez
natural recogido en el art. 19 Nº 3 inc. IV de la CPR, el cual exige el establecimiento previo del tribunal por la ley;
esto, porque si bien no están activos en forma permanente, siempre existen como tales en la legislación,
constituidos, organizados y con competencia definida con anterioridad.

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b. CLASES.
Los tribunales especiales se clasifican atendiendo a si forman parte o no del Poder
Judicial65. Esta distinción que hace el art. 5º del COT, tiene importancia netamente interna o
funcionaria, es decir, para ver si los jueces gozan de la calidad de funcionarios públicos.

i. El art. 5º inc. III señala que forman parte del Poder Judicial, como tribunales especiales,
los Juzgados de Familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados de Cobranza
Laboral y Previsional y los Tribunales Militares en tiempo de paz, los cuales se regirán
en su organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales
contenidas en la ley Nº 19.968, en el Código del Trabajo, y en el Código de Justicia
Militar y sus leyes complementarias, respectivamente, rigiendo para ellos las
disposiciones de este Código sólo cuando los cuerpos legales citados se remitan en forma
expresa a él.
ii. Por su parte, el inc. IV del art. 5º señala que los demás tribunales especiales se regirán
por las leyes que los establecen y reglamentan, sin perjuicio de quedar sujetos a las
disposiciones generales de este Código. Ahora bien, las “disposiciones generales” del
COT son las normas contenidas en el Título I (“Del Poder Judicial y de la Administración
de la justicia en general”), y otras normas que tengan el carácter de general o reconozcan
principios generales (por ejemplo, las normas del Título VII relativo a la competencia).
Algunos de estos tribunales especiales son:
- Los Juzgados de Policía local. Estos tribunales especiales dependen
administrativamente de la Municipalidad respectiva, pero están sujetos a la
supervigilancia directiva, correccional y económica de la CA respectiva. Las materias
más importantes que conocen estos Juzgados, son las siguientes: las infracciones a las
normas que regulan el transporte público; los daños y perjuicios ocasionados en
accidentes de tránsito; lo relativo a la Ley de Protección a los Derechos de los
Consumidores, y a la Ley de Alcoholes, etc.
- Tribunales Tributarios. Acá se encuentra el Director Regional del SII quien conoce en
primera o en única instancia las reclamaciones deducidas por los contribuyentes, y las
denuncias por infracción a las disposiciones tributarias, salvo que expresamente se haya
establecido una regla diversa. Además, están los funcionarios delegados, pues el Director
Regional puede autorizar a funcionarios del Servicio para conocer y fallar reclamaciones
y denuncias obrando "por orden del Director Regional". Están también los Tribunales
Especiales de Alzada, los cuales conocerán de las apelaciones que se deduzcan en contra
de las resoluciones dictadas por el Director Regional, a propósito de los avalúos de los
bienes raíces.
- Tribunales Aduaneros. Estos se rigen por la Ordenanza de Aduanas (DFL Nº 2 del año
1997), cuyo art. 187 señala que los tribunales establecidos en esta Ordenanza conocerán
con arreglo a las disposiciones de este Título, de las infracciones aduaneras, de las
contiendas civiles en que la Aduana figure como demandante o demandada, y, además,

65
También, según algunos, se clasifican atendiendo al elemento de la competencia materia (por ejemplo, materia de
familia, laboral, etc.), o al elemento fuero (fuero militar de las personas).

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de los delitos cuyo conocimiento le encomienda expresamente la ley. En cuanto a la


competencia de los Tribunales Aduaneros, se distingue la competencia de los
Administradores de Aduanas, los cuales conocen en única o primera instancia; y el
Director Nacional de Aduanas, que conoce en segunda instancia.66
- Juicios de cuentas. En este juicio en primera instancia actúa el Subcontralor, y en
segunda instancia el Tribunal de Cuentas de Segunda Instancia, el cual está integrado
por el CGR, quien lo presidirá, y por dos abogados designados por el Presidente de la
República, a propuesta de una terna elaborada por el CGR; a este Tribunal le
corresponde conocer los recursos de apelación y de revisión que se interpongan
durante la tramitación de un juicio de cuentas.

c. CARACTERÍSTICAS.
i. Se encuentran regulados por leyes especiales (distintas del COT) llamadas a fijar su
organización y atribuciones. Así, por ejemplo, los Juzgados de Letras del Trabajo se
rigen por el Código del Trabajo.
ii. Estos tribunales se establecen para resolver asuntos que gozan de privilegio o fuero, esto
es, aquel beneficio que tienen ciertas personas (por ejemplo, los militares), o de que se
hayan revestidas ciertas cosas o materias (por ejemplo, los juicios sobre cuentas), para ser
juzgadas o resueltas por tribunales diversos de los ordinarios.
iii. En cuanto a la relación de jerarquía que tienen con los tribunales superiores, algunos de
los tribunales especiales se encuentran subordinados a los tribunales superiores ordinarios
(por ejemplo, los Juzgados de Familia tienen como superior jerárquico a la CA respectiva;
lo mismo acontece con algunos asuntos conocidos por los Jugados de Policía Local);
otros se encuentran subordinados a tribunales especiales superiores (por ejemplo, el
Tribunal de Cuentas de Segunda instancia, la Corte Marcial, la Corte de Marina de
Guerra, etc.); y algunos simplemente no tienen superior (por ejemplo, el Senado a
propósito del juicio constitucional, el TC, etc.). En todo caso, todos los tribunales
especiales se encuentran sujetos a la superintendencia de la CS, de acuerdo al art. 82 inc. I
de la CPR; salvo, el Tribunal Constitucional, el Tribunal Calificador de Elecciones y los
Tribunales electorales Regionales.
Art. 82. La Corte Suprema tiene la superintendencia directiva, correccional y económica de todos los
tribunales de la Nación. Se exceptúan de esta norma el Tribunal Constitucional, el Tribunal Calificador de
Elecciones y los tribunales electorales regionales.

iv. Atendiendo a su composición, los tribunales especiales normalmente son unipersonales


(por ejemplo, los Juzgados de Familia, el Directos Regional del SII, etc.); sin embargo,
también existen tribunales colegiados, como por ejemplo, el Senado a propósito del juicio

66
Hay que tener presente que la ley 20.322 del año 2009, fortaleció y perfeccionó la jurisdicción
tributaria y aduanera. Pues se crearán 18 tribunales especializados en estas materias (cuatro en la Región
Metropolitana y uno en cada capital regional), los que comenzarán a operar de forma gradual de norte a sur a partir
del año 2009, hasta completar el cronograma el año 2013; además habrán salas especiales en las CA para abordar
estas materias; y habrá una etapa de reconsideración administrativa antes del reclamo judicial para disminuir la
“judicialización” innecesaria de los casos.

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constitucional, la Corte Marcial (compuesta por dos ministros de la CA de Santiago, un


miembro del ejército, de la viación y de carabineros).
v. Atendiendo a la continuidad o estabilidad de las funciones que realizan, los tribunales
especiales, por regla general, son permanentes (por ejemplo, el Juzgado de Policía
Local), sin embargo, también existen tribunales accidentales, por ejemplo, los Tribunales
Militares en Tiempos de Guerra.
vi. Según la calidad de sus miembros, los tribunales especiales pueden ser letrados, o no
letrados (por ejemplo, el subcontralor en el juicio de cuentas).
vii. Atendiendo a la observancia de la ley, los tribunales especiales, por regla general, son
tribunales de Derecho (por ejemplo, el TC); sin embargo, también hay tribunales
especiales de equidad (por ejemplo, el Senado conociendo de un juicio constitutcional
debe reolver como jurado).

2.3. TRIBUNALES ARBITRALES.

2.3.1. CONCEPTO.
La referencia a estos tribunales está en el inc. final del art. 5º del COT, el cual señala que
los jueces árbitros se regirán por el Título IX (“De los jueces árbitros”) de este Código. En
efecto, el Título IX se refiere a los jueces árbitros, a las convenciones de arbitrajes y las fuentes
del arbitraje en general; mientras que el procedimiento arbitral se encuentra regulado en el Libro
III (“De los juicios especiales”), Título VIII (“Del juicio arbitral”) del CPC.
El art. 222 del COT, con el cual comienza el Título IX, da un concepto de árbitro que pone
énfasis en el origen de su nombramiento. En efecto, tal disposición señala que se llaman árbitros
los jueces nombrados por las partes, o por la autoridad judicial en subsidio, para la resolución
de un asunto litigioso. Hay que señalar que este concepto omite otras fuentes de designación, a
saber: el causante, el cual puede designar a un partidor por un instrumento público entre vivos o
por un testamento; y algunos también mencionan a la ley. Es por ello que la doctrina define a los
tribunales arbitrales como aquellos constituidos por jueces árbitros, o sea, por jueces nombrados
por las partes, por el causante, por la autoridad judicial en subsidio, o por la ley, para la
resolución de un asunto litigioso.
Entre las ventajas del arbitraje se encuentran la celeridad, la flexibilidad, la
confidencialidad, el hecho de que se pueden pactar los costas con anterioridad y, más aún,
facilita la posibilidad de que ciertos asuntos de complejidad jurídica puedan ser resueltos por
personas de mayor especialización. A diferencia del excesivo formulismo y lentitud de la justicia
ordinaria.

2.3.2. CARACTERÍSTICAS.
i. En cuanto a su naturaleza jurídica, los árbitros son jueces o tribunales de justicia
distintos de los tribunales ordinarios y especiales; se dice que son tribunales de carácter
extraordinario, por oposición a los anteriores.

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ii. Los árbitros ejercen jurisdicción. Pues son creados por la ley en términos generales
(fuente mediata), y en razón de esta creación legal, ellos tienen jurisdicción, es decir, la
ley los autoriza para conocer litigios y dictar resoluciones67. El propio art. 222 del COT
señala los árbitros son jueces, por tanto, se encuentran investidos de autoridad pública,
que les emana de la ley, y no de las partes; y como tales y, como todos los otros jueces,
tienen jurisdicción. La diferencia entre ellos y los demás, radica solamente en tres
aspectos: en el sistema especial de designación; por la duración de sus funciones (que
obviamente se limita al asunto sometido a su conocimiento) y sus decisiones carecen de
imperio.
iii. De acuerdo a la definición del art. 222 del COT, los árbitros resuelven asuntos
litigiosos, por tanto, no tienen por función conocer asuntos judiciales no contenciosos,
o ejercer facultades económicas, disciplinarias o conservadoras (facultades anexas a la
jurisdicción).
iv. En nuestro ordenamiento es indiscutido que los árbitros no pertenecen al Poder
Judicial, pues el art. 5º del COT establece una tajante separación entre los jueces que
pertenecen al Poder Judicial y los árbitros. Por lo tanto, los jueces árbitros no gozan de la
calidad de funcionarios públicos.
v. Son tribunales temporales, puesto que están conformados por particulares que
ofrecen la confianza necesaria para que se les dote de la categoría de jueces, y una vez
que resuelven el asunto, dejan de ser jueces árbitros.
El hecho de que no estén establecidos de manera permanente, no obsta a que los árbitros
tengan el carácter de jueces, pues ellos siempre existen como tales en la legislación, por
tanto, cuando los árbitros son designados por las partes, por el causante, por la justicia en
subsidio o por la ley (como fuente inmediata), estas fuentes no dan un poder al árbitro,
porque esa facultad ya se la dio la ley (como fuente mediata).
vi. Los árbitros carecen de imperio, es decir, no tienen la posibilidad de usar la fuerza
pública directamente para ejecutar sus resoluciones, pues ellos deben recurrir a la justicia
ordinaria para hacer cumplir coactivamente una resolución; así lo dispone el art. 635 inc.
III del CPC. Esto sucede porque el legislador quiso mantener el monopolio de la fuerza en
manos del Poder Judicial, y en consecuencia, en manos del Estado.68
Art. 635. Para la ejecución de la sentencia definitiva se podrá ocurrir al árbitro que la dictó, si no está
vencido el plazo porque fue nombrado, o al tribunal ordinario correspondiente, a elección del que pida su
cumplimiento.
Tratándose de otra clase de resoluciones, corresponde al árbitro ordenar su ejecución.

67
Si la ley no hubiera creado estos tribunales, y las partes no quisiesen resolver un conflicto por la justicia ordinaria,
tendrían que recurrir a la figura del mandato civil, con el problema de que la decisión del mandatario se podría
revocar y carecería de fuerza jurídica, por lo que si una de las partes no la acatase, no ocurriría nada. Precisamente
con el juez arbitro ocurre lo contrario, ya que sus decisiones producen los mismo efectos que la de los tribunales
ordinarios (se encuentran amparados por el efecto de cosa juzgada), ya que ejercen jurisdicción.
68
Ahora bien, esto no significa que las resoluciones de los árbitros no se cumplan; pues la sentencia arbitral es un
título ejecutivo, tiene igual fuerza que la sentencia de un tribunal de justicia ordinaria. Lo que pasa, es que si la parte
vencida en el juicio arbitral no quiere cumplir la resolución, el árbitro debe recurrir a la justicia ordinaria para
requerir el auxilio de la fuerza pública.

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Sin embargo, cuando el cumplimiento de la resolución arbitral exija procedimientos de apremio o el empleo
de otras medidas compulsivas, o cuando haya de afectar a terceros que no sean parte en el compromiso,
deberá ocurrirse a la justicia ordinaria para la ejecución de lo resuelto.

vii. La investidura del tribunal es de origen privado, pues la jurisdicción que ejercen es, por
regla general, facultativa para las partes, salvo la existencia de casos de arbitraje forzoso
(por ejemplo, la partición de bienes).
viii. En cuanto a la remuneración, los árbitros no son pagados por el Estado, sino por los
particulares; pues al no pertenecer al Poder Judicial, no son funcionarios públicos.

2.3.3. DIFERENCIA ENTRE TRIBUNALES ORDINARIOS Y ARBITRALES.


i. Los jueces ordinarios tienen imperio, es decir, tienen la posibilidad de usar la fuerza
pública directamente para ejecutar sus resoluciones; en cambio, los jueces árbitros se
hallan privados de esta facultad, pues tienen que recurrir a los tribunales ordinarios para
ello.

ii. Los jueces ordinarios tiene un carácter permanente, los jueces árbitros, en cambio, sólo se
constituyen en el momento que se suscita el conflicto que determina su actuación.

iii. Los jueces ordinarios tienen por ley asignado un territorio jurisdiccional; en cambio los
árbitros, no tienen territorio jurisdiccional.

iv. Las resoluciones de los jueces ordinarios pueden afectar a terceros; en cambio, lo que
resuelva el árbitro sólo afecta a las partes que litigan en calidad de tales y no afectan a
terceros.

v. La fuente de existencia de los jueces ordinarios es la ley; en los jueces arbitrales también
es la ley, pero el matiz está dado por el hecho de que la ley autoriza a las partes (arbitraje
voluntario) para establecer la jurisdicción arbitral (es una fuente mediata).

vi. Los tribunales ordinarios son tribunales de Derecho, es decir, deben fallar y conocer con
estricta sujeción a la ley; en el caso del arbitraje, esta regla se aplica sólo a los árbitros de
Derecho, puesto que los árbitros arbitradores fallan en conciencia o conforme a la
equidad.

vii. Por último, en conformidad con el art 108 del COT, los jueces ordinarios tienen fijadas sus
competencias y atribuciones de antemano por la ley; en cambio, en el caso de los jueces
árbitros, son las partes las que determinan su competencia, pues ésta no está
predeterminada por la ley (salvo en el arbitraje forzoso).

2.3.4. CLASIFICACIÓN DE LOS JUECES ÁRBITROS.


El art. 223 inc. I de COT reconoce dos clases de árbitros, al decir que el árbitro puede ser
nombrado, o con la calidad de árbitro de derecho, o con la de árbitro arbitrador o amigable
componedor. A ellos hay que agregar a los árbitros mixtos.

75
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i. Árbitro de derecho. De acuerdo al art. 223 inc. II de COT el árbitro de derecho fallará
con arreglo a la ley y se someterá, tanto en la tramitación como en el pronunciamiento
de la sentencia definitiva, a las reglas establecidas para los jueces ordinarios, según la
naturaleza de la acción deducida. Como se puede apreciar, los árbitros de derecho son
como los jueces ordinarios, pues tramitan y fallan como tales; y por ello, sólo pueden ser
árbitros de Derecho los abogados (art. 225 del COT).
Art. 225. Puede ser nombrado árbitro toda persona mayor de edad, con tal que tenga la libre disposición de
sus bienes (capacidad) y sepa leer y escribir. Los abogados habilitados para ejercer la profesión pueden ser
árbitros aunque sean menores de edad.
El nombramiento de árbitros de derecho sólo puede recaer en un abogado.

Art. 226. No pueden ser nombrados árbitros para la resolución de un asunto las personas que litigan como
partes en él, salvo lo dispuesto en los arts. 1324 y 1325 del CC (en el juicio de partición los herederos
pueden ser nombrados jueces partidores).
Asimismo, no puede ser nombrado árbitro para la resolución de un asunto el juez que actualmente estuviere
conociendo de él, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 317 (excepto cuando el juez nombrado tuviere con
alguna de las partes originariamente interesadas en el litigio, algún vínculo de parentesco que autorice su
implicancia o recusación).

Por otra parte, desde el momento en que el árbitro de Derecho tramita y falla como un
tribunal ordinario, ofrece idénticas condiciones de seguridad que éste y, por consiguiente,
el legislador no tiene para qué preocuparse de si las partes interesadas son o no
plenamente capaces. Por tanto, hayan o no incapaces (representados legal o
convencionalmente) entre los interesados, el nombramiento de árbitros de Derecho será
válido; pues el art 224 del COT, a propósito de la capacidad de las partes, no señala nada,
lo que significa que se rigen por las reglas generales de los jueces ordinarios.

ii. Árbitro arbitrador o amigable componedor 69. De acuerdo al art. 223 inc. III de
COT el arbitrador fallará obedeciendo a lo que su prudencia y la equidad le dictaren, y
no estará obligado a guardar en sus procedimientos y en su fallo otras reglas que las que
las partes hayan expresado en el acto constitutivo del compromiso, y si éstas nada
hubieren expresado, a las que se establecen para este caso en el CPC. De acuerdo a este
artículo, se puede decir que es aquel que tramita en conformidad a las reglas que han
establecido las partes, y si éstas nada han dicho, conforme al procedimiento establecido
en la legislación procesal civil (Título VIII, Libro III del CPC), y que falla de acuerdo a las
reglas de la prudencia (virtud que permite discurrir entre lo bueno y lo malo) o equidad
(la justicia del caso concreto) que cree convenientes.70
Para designar este tipo de árbitros, el art. 224 inc. I del COT señala que sólo las partes
mayores de edad y libres administradoras de sus bienes podrán dar a los árbitros el
carácter de arbitradores. Por tanto, si en un conflicto hay un incapaz, el árbitro no puede
tener la calidad de arbitrador.

69
La expresión amigable componedor no debe inducir al error de creer que este árbitro actúa como conciliador o
amigo que abuena a las partes, ya que éste es un juez, y como todo juez, juzga.
70
Al fallar con sujeción a la equidad o prudencia, no procede el recurso de casación en el fondo, por lo cual, el
recurso de queja es el único medio de que disponen las partes en caso de que un árbitro arbitrador falle en forma
aberrante, sin respetar los principios de equidad. En efecto, el art. 545 del COT hace procedente el recurso de queja
(además del recurso de casación en la forma) en contra de las sentencias definitivas de primera o única instancia
dictadas por árbitros arbitradores.

76
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iii. Árbitro mixto. El art. 223 inc. final del COT señala que sin embargo, en los casos en
que la ley lo permita, podrán concederse al árbitro de derecho facultades de arbitrador,
en cuanto al procedimiento, y limitarse al pronunciamiento de la sentencia definitiva a la
aplicación estricta de la ley. Por tanto, de acuerdo dicha disposición, se puede señalar
que el árbitro mixto es aquel que tiene facultades de arbitrador en cuanto al
procedimiento y de árbitro de derecho respecto del fallo.71
Para nombrar este tipo de árbitros también se requiere de la plena capacidad de las partes
que concurren a su nombramiento; pero por motivos de manifiesta conveniencia podrán
los tribunales autorizar la concesión al árbitro de derecho de las facultades de que trata
el inc. IV del artículo anterior (árbitro mixto), aun cuando uno o más de los interesados
en el juicio sean incapaces (art. 224 inc. II del COT).

De estas tres clases de árbitros, los árbitros de derecho constituyen la regla general en la
legislación chilena, pues si las partes no confieren expresamente al árbitro las facultades de
amigable componedor o de árbitro mixto, se entiende que lo designan en calidad de árbitro de
derecho (se presume). Sin embargo, el profesor FORTTES señala que el más frecuente en la
práctica es el árbitro arbitrador, porque uno de derecho es poco útil, ya que se debe someter a las
mismas reglas que un juez ordinario y, por tanto, el procedimiento será largo.

2.3.5. CLASES DE ARBITRAJE.

a. ARBITRAJE FORZOSO, PROHIBIDO Y VOLUNTARIO.


Atendiendo a las materias que son o no susceptibles de arbitraje, en el COT se distingue
entre arbitraje forzoso, prohibido y voluntario.
i. El arbitraje forzoso u obligatorio, dice relación con aquellos asuntos que
necesariamente se deben someter al conocimiento de árbitros. En otras palabras, es aquel
que es impuesto imperativamente por la ley como el único procedimiento para resolver
determinados litigios; pues si las partes recurren al tribunal ordinario, éste se declarará
incompetente.72
Aquí no es necesario que las partes se pongan de acuerdo para sustraerse de la
jurisdicción ordinaria y someterse al arbitraje, pues es la propia ley la que excluye
absolutamente la competencia de los tribunales ordinarios y la concede, en forma
privativa, a jueces árbitros. La razón de esto, es por la naturaleza de las materias, ya que
se trata de asuntos en los cuales se ventilan problemas de carácter íntimo, que producen
apasionamiento entre las partes y, por ello, conviene sustraerlos de la justicia ordinaria; o
bien, se ventilan problemas de carácter técnico, que hacen perder demasiado tiempo a los
tribunales ordinarios, en desmedro de otros asuntos de mayor importancia. Estos casos
están señalados en el art 227 del COT, el cual dispone que deben (imperativo) resolverse
por árbitros lo asuntos siguientes:
71
Algunos dicen que esta clase de árbitro no existe, puesto que sigue siendo árbitro de derecho pero con facultades
distintas para tramitar. Es por ello que el COT no los nombra expresamente.
72
La mayor parte de la doctrina del Derecho comparado arbitral moderno, señala que los arbitrajes obligatorios no
constituyen un auténtico arbitraje, porque carecen del pilar que les impregna vida, fuerza y fundamento, como es la
autonomía de la voluntad. No obstante, en este tipo de arbitraje las partes igualmente cuentan con la facultad de
designar a la persona del juez árbitro.

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- La liquidación de una sociedad conyugal o de una sociedad colectiva o en comandita


civil, y la de las comunidades (art. 227 Nº 1). En cuanto a la liquidación de la sociedad
conyugal, hay que tener en cuenta el inc. final del art. 227, que señala que los
interesados, de común acuerdo, pueden también solicitar al juez que conoce el
procedimiento sobre la separación judicial, la declaración de nulidad del matrimonio
o el divorcio, que liquide la sociedad conyugal o el régimen de participación en los
gananciales que hubo entre los cónyuges; es decir, si las partes lo prefieren, pueden
solicitar al Juez de Familia que está conociendo de la separación judicial, del divorcio
o de la nulidad de matrimonio, la liquidación de la sociedad conyugal.
Por otro lado, la disposición sólo hace referencia a las sociedades civiles, pues las
sociedades comerciales, como las SA, se liquidan de común acuerdo por los socios, o
bien, mediante un liquidador. Ahora bien, entre el liquidador y el árbitro hay gran
diferencia, pues mientras el primero es un verdadero mandatario de los interesados, el
segundo actúa como juez.
- La partición de bienes (art. 227 Nº 2), es decir, aquel procedimiento regulado en el CC,
que habilita a las personas para liquidar los bienes hereditarios. Pues respecto de los
bienes del causante se forma una comunidad hereditaria, la cual se debe liquidar en
algún momento por medio de un juicio arbitral llamado partición de bienes.
- Las cuestiones a que diere lugar la presentación de la cuenta del gerente o del
liquidador de las sociedades comerciales y los demás juicios sobre cuentas (art. 227
Nº 3).
- Las diferencias que ocurrieren entre los socios de una sociedad anónima, o de una
sociedad colectiva o en comandita comercial, o entre los asociados de una
participación, en el caso del art. 415 del Código de Comercio (art. 227 Nº 4).
- Los demás que determinen las leyes (art. 227 Nº 5). Por ejemplo, las controversias que
se producen en el Comercio Marítimo, salvo las excepciones legales.

No obstante los casos anteriores, el art. 227 inc. II del COT señala que pueden, sin
embargo, los interesados resolver por sí mismos estos negocios, si todos ellos tienen la
libre disposición de sus bienes y concurren al acto. En otras palabras, las partes podrían
evitar el arbitraje forzoso haciendo uso del equivalente jurisdiccional transacción para
solucionar directamente el asunto.
¿Qué tipos de árbitros resuelven estas materias? El profesor AYLWIN, al respecto, ha
señalado que estos asuntos sólo pueden ser conocidos y resueltos por un árbitro de
derecho, o a lo más un árbitro mixto, pero jamás un arbitrador.

ii. Arbitraje prohibido. Así como la ley estableció diversos casos de materia de arbitraje
forzoso, de la misma manera señaló situaciones en que el arbitraje se encuentra vedado;
es decir, asuntos o negocios que necesariamente deben ser conocidos por la justicia
ordinaria y jamás por jueces árbitros, ni aun con acuerdo de las partes. Este tipo de
arbitraje recae sobre materias que la ley, por razones de alta conveniencia pública, impide
someter a la decisión de jueces árbitros (son materias de orden público). En efecto, estos
asuntos son:

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- De acuerdo al art. 229 del COT, no podrán ser sometidas a la resolución de árbitros
las cuestiones que versen sobre alimentos o sobre derecho de pedir separación de
bienes entre marido y mujer. CASARINO dice que la ley al decir “cuestiones que versen
sobre alimentos”, se ha referido exclusivamente a los juicios sobre alimentos futuros
cuando la obligación emana de la ley, y no a los alimentos voluntarios ni a las
prestaciones alimenticias ya devengadas.
- Por otra parte, el art. 230 inc. I del COT dispone que tampoco podrán someterse a la
decisión de árbitro las causas criminales, las de policía local, las que se susciten
entre un representante legal y su representado, y aquellas en que debe ser oído el
fiscal judicial (se refiere a asuntos en que el Estado tiene interés, es decir, juicios de
hacienda; o asuntos de Derecho de familia, como juicios de divorcio y materias de
estado civil, etc.).
- Fuera de los casos anteriores, también se puede mencionar a los asuntos judiciales no
contenciosos, puesto que los árbitros sólo resuelven “asuntos litigios”; y los juicios en
que se ventilen derechos regidos por el Código del Trabajo y leyes complementarias,
porque estos derechos, por expresa disposición legal, son irrenunciables.

¿Qué pasa si se establece un arbitraje en este tipo de asuntos? Desde el punto de vista
civil, lo resuelto es nulo absolutamente; y del punto de vista procedimental, puede
alegarse un vicio por incompetencia.
¿Qué ocurre si un determinado asunto en virtud de un norma jurídica es de arbitraje
prohibido, y en virtud de otro precepto es de arbitraje forzoso? Este conflicto ha sido
resuelto en forma expresa por el legislador en el art. 230 inc. II del COT, al señalar que
todo lo cual (arbitraje prohibido) se entiende sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 227
(arbitraje forzoso); en otras palabras, en caso de conflicto éste se resuelve a favor del
arbitraje forzoso. Por ejemplo, una partición de bienes hereditarios en la cual son
interesados un padre y su hijo menor de edad; según el art. 230 del COT, este juicio no
podría ser sometido a arbitraje por suscitarse entre un representante legal y su
representado; sin embargo, el art. 227 Nº 2 establece que este asunto es de arbitraje
forzoso.

iii. Arbitraje voluntario. Este tipo de arbitraje dice relación con aquellos asuntos
respecto de los cuales la ley no menciona como de exclusiva competencia de la justicia
ordinaria o arbitral; es decir, se trata de materias que no siendo de arbitraje prohibido u
obligatorio, las partes pueden voluntariamente sustraerlas del conocimiento de los
tribunales que establece la ley, para someterlos al conocimiento y resolución de un árbitro
(por ejemplo, los juicios sobre cobro de pesos).
El arbitraje facultativo es el más amplio, pues caben en él todas las materias que siendo
de competencia de los tribunales ordinarios (causas principalmente civiles), las partes
pueden someterlas al conocimiento de árbitros. Por lo tanto, el arbitraje forzoso es la
excepción; en efecto, las materias de este tipo de arbitraje son taxativas, por lo mismo, el
principio que rige en materia arbitral es la libertad de las personas para someter un asunto
a arbitraje. Por lo demás, así lo señala el art. 228 del COT al decir que fuera de los casos
expresados en el artículo precedente (arbitraje forzoso), nadie puede ser obligado a
someter al juicio de árbitros una contienda judicial.
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b. ARBITRAJE INTERNO E INTERNACIONAL.


Según su extensión o ámbito de aplicación, el arbitraje se clasifica en interno e
internacional.
i. El arbitraje interno es aquel que se desarrolla conforme al Derecho nacional (COT y
CPC), sin que exista en el objeto del proceso elementos de competencia internacional.

ii. El arbitraje internacional es aquel que se desarrolla conforme a convenios


internacionales (por ejemplo, Convención de la ONU sobre Reconocimiento y Ejecución
de las Sentencias Arbitrales Extranjeras, y la Convención Interamericana sobre Arbitraje
Comercial Internacional), para solucionar, generalmente, conflictos generados en el
comercio internacional, los cuales exigen seguridad y rapidez en su solución.
El arbitraje internacional es una consecuencia de que no exista un tribunal supraestatal de
Derecho privado para resolver los litigios que pueden surgir en las relaciones
internacionales. Pues los Estados ofrecen sólo jurisdicciones nacionales, concebidas en su
origen para conocer conflictos internos.73

c. ARBITRAJE AD HOC Y ARBITRAJE INSTITUCIONAL.


Según la forma en que se administra el arbitraje o se designa al árbitro, se distingue entre:
arbitraje ad hoc y arbitraje institucional.
i. El arbitraj e ad hoc o independiente es aquel regulado por las partes sin intervención
de los centros de arbitraje; las partes directamente designan el árbitro.
ii. El arbitraje institucional es aquel confiado a entidades corporativas (generalmente
centros de arbitraje) que administran permanentemente el arbitraje mediante la
designación de los árbitros, la sujeción del mismo a determinadas reglas de
procedimiento (en su caso), y a la facilitación, en general, de los medios necesarios para
llevar a cabo el encargo. En Chile no tienen un reconocimiento legal expreso, pero se han
establecido fuera de la ley; así, por ejemplo, está la Comisión Chilena de Arbitraje
Comercial, el Centro de Arbitraje y Mediación de la V Región, que tiene importancia en
relación con los arbitrajes marítimos; etc.74

73
El año 2004 se publicó la Ley 19.971 sobre Arbitraje Comercial Internacional, que fijó los procedimientos para la
resolución en Chile de disputas comerciales a nivel internacional; dicha ley, se fundó en una ley modelo elaborada
por la Comisión de las Naciones Unidos para el Derecho Mercantil Internacional. Hasta entonces, en Chile, el
arbitraje comercial internacional no estaba específicamente normado, pues se utilizaban normas a nivel local, lo cual
no era adecuado (solamente está regulado en el CPC, a propósito de la ejecución en Chile, de las sentencias arbitrales
extranjeras mediante el exequátur). Además, dada la creciente integración de Chile a la economía internacional, se
hacía necesario una alternativa que permitiera a empresas pequeñas y medianas resolver tales litigios comerciales en
el país, pues un proceso judicial en el extranjero resulta demasiado costoso. Por otro lado, era un objetivo deseable,
tanto desde el punto de vista público como del privado, que nuestro país ocupe un lugar destacado como centro de
arbitraje en el comercio internacional, especialmente, a nivel latinoamericano.
74
Ejemplo de una de estas cláusulas, es la siguiente: “cualquier controversia que se produzca entre las partes con
motivo de la aplicación, interpretación, duración, validez o ejecución de este contrato, será sometida a arbitraje
conforme a los estatutos y reglamentos de arbitraje del Centro de Arbitraje y Mediación de la V Región (CAM). Las
partes designarán de común acuerdo como árbitro mixto a uno de los integrantes del cuerpo arbitral del CAM. Para el

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El arbitraje institucional se caracteriza porque la institución de arbitraje designa el


nombre del árbitro y realiza las labores de administración del proceso arbitral,
estableciendo pautas sobre los honorarios que pueden cobrar los árbitros en la tramitación
del juicio. Esto presenta como ventaja, la idoneidad técnica de los árbitros.

2.3.6. CONSTITUCIÓN DEL ARBITRAJE.


Respecto al origen y fuente de la justicia arbitral, hay que distinguir entre fuentes
mediatas e inmediatas. Como se dijo, la ley es la fuente mediata del arbitraje, y en cuanto a las
fuentes inmediatas, de acuerdo al art 222 del COT, el arbitraje puede tener su origen en la
voluntad de las partes o en la autoridad judicial; sin embargo, es necesario agregar la voluntad
unilateral del causante o testador, y en algunos casos la ley, como fuente inmediata.

a. VOLUNTAD DE LAS PARTES.


Las partes de común acuerdo pueden sustraer el conocimiento de un determinado asunto
de la jurisdicción ordinaria, y someterlo a la resolución de un árbitro. Ahora bien, existen dos
tipos de mecanismos para llegar a esto: el compromiso y la cláusula compromisoria.
i. El c o m p r o m i s o , siguiendo al profesor Patricio AYLWIN, es una convención por la cual
las partes sustraen determinados asuntos litigiosos presentes o futuros del conocimiento
de la jurisdicción ordinaria y lo someten al conocimiento y fallo de uno o más árbitros
que en ese mismo acto designan. Por ejemplo, se establece como cláusula que “cualquier
conflicto que se suscite con motivo del siguiente contrato, las partes acuerdan someterlo a
la decisión de un juez árbitro y desde ya se designa a don Juan Pérez, el cual tendrá la
calidad de árbitro arbitrador”.
En cuanto a su naturaleza jurídica, tradicionalmente han existido tres posturas:
- Se ha dicho por la mayoría de la doctrina (CASARINO, ROMERO SEGUEL, ABELIUK,
entre otros) que el compromiso es un contrato, ya que crea la obligación de someterse
a un juicio arbitral y acatar el fallo que se dicte.
- Patricio AYLWIN, en cambio, señala que el compromiso no es propiamente un
contrato, sino que una convención, es decir, un acto jurídico bilateral por el cual las
partes sustraen del ámbito de los tribunales ordinarios un determinado asunto para que
sea conocido y fallado por un juez expresamente nombrado por las partes. Entonces,
es erróneo decir que por el compromiso contraen, quienes los suscriben, la obligación
de someterse a un juicio arbitral, pues las partes no se obligan a ello, sino que se
someten desde luego a la jurisdicción del tribunal arbitral, y por tanto, quedan al
margen de la jurisdicción de los demás tribunales; por otro lado, tampoco puede
pensarse que del compromiso nace la obligación de respetar y cumplir el fallo de los
árbitros, pues la fuerza obligatoria y ejecutiva de la sentencia arbitral arranca de la

evento en que las partes no lleguen a acuerdo respecto de la persona del árbitro, confieren poder irrevocable a la
CAM, para que, a solicitud de cualquiera de éstas, designe al árbitro de entre los integrantes del cuerpo arbitral del
centro antes referido”.

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jurisdicción que la ley otorga a los tribunales arbitrales, y no de un contrato entre las
partes.
- Por otro lado, hay una posición que puede ser complementaria a las dos anteriores, y
es sostenida por el procesalista italiano CHIOVENDA (y compartida por el profesor
FORTTES), quien señala que el compromiso es un pacto procesal, es decir, es un
acuerdo de voluntades extrajudicial destinado a producir consecuencias procesales.
Pues mediante el compromiso se da vida a un tribunal arbitral a cuya jurisdicción se
someten las partes, se determina su competencia, y se designan a las personas que lo
integrarán, todas la cuales son consecuencias en el ámbito procesal.75

En cuanto a los requisitos de compromiso, si señala que es una convención o u contrato,


se debe someter a los requisitos generales de los actos jurídicos. Y, por otro lado, también
debe someterse a los requisitos específicos que señala la ley.
- Hay que recordar que los requisitos generales del acto jurídico, son: los requisitos de
existencia (voluntad, objeto, causa, y solemnidades en los casos que señala la ley) y
los requisitos de validez (capacidad, consentimiento exento de vicios, objeto lícito y
causa lícita). Ahora bien, respecto del compromiso se puede decir lo siguiente:
a) En cuanto a la voluntad, el art. 232 inc. I del COT señala que el nombramiento de
árbitros deberá hacerse con el consentimiento unánime de todas las partes
interesadas en el litigio sometido a su decisión. Este consentimiento se puede
presentar antes de producido el litigio o después de éste, y se puede manifestar
personalmente o por medio de mandatario; pero en este último caso, el mandatario
necesitará de atribución especial para comprometer, como también para otorgar al
árbitro facultades de arbitrador (art 7º inc. II del CPC). Por último, le es indiferente
al legislador el número de árbitros, pues de acuerdo al art. 231 del COT, pueden las
partes, si obran de acuerdo, nombrar para la resolución de un litigio dos o más
árbitros; y en el caso de ser dos o más los árbitros nombrados, las partes podrán
nombrar un tercero que dirima las discordias que entre aquéllos puedan ocurrir. Y
de acuerdo al art. 233 del COT, podrán, también, autorizar a los mismos árbitros
para que nombren, en caso necesario, el tercero en discordia.
b) Respecto a la capacidad de las partes para comprometer, se aplican las reglas
generales, es decir, toda persona que tenga capacidad de ejercicio puede nombrar
un juez árbitro y celebrar compromiso, y si dentro de las personas que nombran al
juez árbitro hay incapaces, éstas deberán actuar a través de sus representantes
legales. Estas reglas se aplican con excepción del árbitro arbitrador, pues éste sólo
puede ser nombrado por personas mayores de edad que cuenten con capacidad de
ejercicio.
c) En relación al objeto y causa lícita, en el compromiso no deben existir cláusulas
contrarias a la ley, a la moral, a las buenas costumbres, ni al orden público. Así, por

75
Esto no significa que el compromiso sea un acto procesal, pues ordinariamente no lo es, ya que se verifica al
margen de todo proceso (con vista a un proceso futuro). Sin embargo, puede excepcionalmente aparecer como tal,
cuando existiendo un juicio del cual está conociendo un tribunal ordinario (ya está trabada la litis), las partes
acuerdan someterse a arbitraje.

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ejemplo, hay objeto ilícito en el compromiso cuando dentro de éste se somete a


arbitraje un asunto de arbitraje prohibido.
d) Y en cuanto a las solemnidades, el compromiso es un contrato solemne, pues de
acuerdo al art 234 del COT, el “nombramiento del árbitro” debe constar por escrito,
de lo cual se deduce que el compromiso también. Dicho escrito puede ser un
instrumento público o privado.
Art. 234. El nombramiento de árbitro deberá hacerse por escrito. En el instrumento en que se haga el
nombramiento de árbitro deberán expresarse:
1. El nombre y apellido de las partes litigantes;
2. El nombre y apellido del árbitro nombrado;
3. El asunto sometido al juicio arbitral;
4. Las facultades que se confieren al árbitro, y el lugar y tiempo en que deba desempeñar sus
funciones.
Faltando la expresión de cualquiera de los puntos indicados en los números 1, 2 y 3, no valdrá el
nombramiento.

- Por otro lado, el compromiso también debe cumplir con requisitos específicos, pues el
documento escrito en el que se deja constancia de la celebración de éste, por expresa
disposición del art. 234 de COT, debe contener ciertas cláusulas; algunas de las cuales
son de la esencia, otras de la naturaleza y otras accidentales.
a) Las cláusulas esenciales son aquellas sin las cuales el acto no produce efecto alguno
o degenera en uno diferente; es decir, en la eventualidad de que se omitan algunos
de los requisitos mencionados, la sanción para tal omisión es la invalidez del
nombramiento. Tales cláusulas son: el nombre y apellido de las partes litigantes; el
nombre y apellido del árbitro (esto es lo que caracteriza al compromiso)76; y la
materia o asunto sometido al juicio arbitral (objeto del proceso), el cual puede ser
actual, esto es, presente al momento de comprometer, o bien, suscitarse en el futuro,
es decir, después de celebrado el compromiso.77
b) Las cláusulas de la naturaleza, son aquellas que sin pertenecerle de manera esencial,
se entienden que forman parte de él, sin necesidad de mención expresa; es decir, si
no son señaladas por las partes, son suplidas por la ley. Estas cláusulas son: las
facultades y calidad del árbitro, pues si las partes no expresaren con qué calidad es
nombrado el árbitro, se entiende que lo es con la de árbitro de derecho (art. 235
inc. I del COT); ahora bien, si el árbitro no es abogado, no valdrá el compromiso78.

76
La jurisprudencia ha señalado que se debe tratar de una persona natural con nombre y apellido; pues el COT
presupone la capacidad física, según se desprende precisamente del art. 225 inc. I que dice que puede ser árbitro
toda persona mayor de edad con tal que tenga la libre disposición de sus bienes y sepa leer y escribir. Por lo tanto,
no se puede nombrar a una persona jurídica, o aludiendo a cargos o características que posee la persona; así, por
ejemplo, si se nombra árbitro al Presidente del Colegio de Abogados, tal cláusula sería nula.
77
En general, la ley desea que se señale en forma clara e inequívoca el objeto del proceso para evitar que a futuro se
planteen conflictos respecto de si el árbitro tiene o no competencia para resolver un determinado asunto; así, por
ejemplo, se puede establecer que la resolución o nulidad que puede derivar del presente contrato, será competencia
de tal árbitro.
78
Se ha señalado también que otro elemento de la naturaleza es el tipo procedimiento que debe seguir el árbitro
arbitrador, porque si las partes nada dicen al respecto, el procedimiento aplicable son las reglas mínimas que
establece el CPC.

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El lugar en que el árbitro deba desempeñar sus funciones, pues si faltare la


expresión del lugar en que deba seguirse el juicio, se entenderá que lo es aquel en
que se ha celebrado el compromiso (art. 235 inc. II del COT). Y el tiempo en que el
árbitro deba desempeñar sus funciones, pues si faltare la designación del tiempo, se
entenderá que el árbitro debe evacuar su encargo en el término de dos años
contados desde su aceptación (art. 235 inc. III del COT).

c) Y las cláusulas accidentales son aquellas que no pertenecen ni esencial ni


naturalmente a él y, por tanto, requieren siempre de mención expresa de las partes.
Las cláusulas accidentales de mayor uso son: aquella en virtud de la cual se
renuncian a todos los recursos legales, en especial la apelación; aquella que fija el
honorario del árbitro, etc.

Por último es necesario referirse a los efectos del compromiso. Al respecto, el profesor
FORTTES señala que produce un efecto negativo y uno positivo. El efecto negativo, es
que provoca la exclusión de la justicia ordinaria para conocer de ese asunto, de manera
que si alguna de las partes pretende llevar la controversia a dicha jurisdicción, la
contraparte podrá oponer la excepción de compromiso, que en nuestro ordenamiento se
denomina genéricamente excepción de incompetencia absoluta (excepción dilatoria
contemplada en el art 303 Nº 1 del CPC); con todo, podría terminar el compromiso si las
partes de común acuerdo concurren a la justicia ordinaria o a otro árbitro solicitando la
resolución del mismo negocio (art. 240 Nº 1 del COT). Y, por otro lado, el efecto positivo
provoca el sometimiento de las partes a la jurisdicción del árbitro.
Art. 303. Sólo son admisibles como excepciones dilatorias:
1. La incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda.

Art. 240. Los árbitros, una vez aceptado su encargo, quedan obligados a desempeñarlo. Esta obligación
cesa:
1. Si las partes ocurren de común acuerdo a la justicia ordinaria o a otros árbitros solicitando la resolución
del negocio.

ii. Como se dijo, otra forma de celebrar un arbitraje de forma voluntaria es a través de la
cláusula compromisoria, esto es, un contrato en virtud del cual las partes sustraen
determinados asuntos litigiosos presentes o futuros del conocimiento de la justicia
ordinaria y lo someten al conocimiento de uno o más árbitros, obligándose a nombrar a
éstos en un acto posterior. Así, por ejemplo, la cláusula puede decir que “cualquier
conflicto que se suscite con motivo del siguiente contrato de compraventa, las partes
acuerdan someterlo a la decisión de un juez árbitro que se designará cuando sea oportuno,
ya sea por común acuerdo o por decisión judicial”. La cláusula compromisoria no está
establecida en nuestra ley, sin embrago, ha sido incorporada por la doctrina y la
jurisprudencia, es decir, existe en términos prácticos como otra forma de convenio
arbitral.79
El profesor AYLWIN señala que la cláusula compromisoria se diferencia del compromiso,
porque en este último las partes se someten a determinados árbitros, y si éstos, por

79
En la Ley 19.971 sobre Arbitraje Comercial Internacional del año 2004, se alude expresamente a la cláusula
compromisoria.

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cualquier motivo, no pueden cumplir con el encargo, quedará sin efecto la convención de
arbitraje y recupera su imperio la jurisdicción ordinaria; en cambio, en la cláusula
compromisoria las partes se someten “en general al arbitraje” y quedan obligadas a
nombrar tantos árbitros, cuantas veces sean necesarias, para obtener el fallo definitivo del
asunto que comprometen; incluso aquí la autoridad judicial puede nombrarlo, no así en el
compromiso.
En cuanto a su naturaleza jurídica, la doctrina está conteste en que la cláusula
compromisoria reviste los caracteres de un contrato, porque de ella nace para las partes la
obligación de designar al árbitro (obligación de hacer). Por otro lado, también se dice que
es un pacto procesal, pues tiende a producir efectos procesales, cuales son: la derogación
de la jurisdicción ordinaria y la sumisión de las partes a la jurisdicción arbitral.
Un sector minoritario de la doctrina señala que la cláusula compromisoria se caracteriza
por ser una promesa de comprometer, es decir, una promesa de celebrar un compromiso.
Esta es una interpretación errónea (así también lo ha entendido la CS); en efecto, con la
cláusula compromisoria las partes no se limitan a prometer la celebración de un
compromiso, lo que hacen es comprometer, esto es, renunciar a la jurisdicción ordinaria y
someterse a la extraordinaria de los árbitros. Ahora bien, el hecho de que no determinen
necesariamente el tribunal arbitral, no significa que no comprometan, ya que
comprometer no es nombrar compromisarios, sino que acordar un arbitraje. Por lo
anterior, se dice que la cláusula compromisoria es un contrato con fisonomía propia e
independiente (contrato innominado).
Por último, en cuanto a sus requisitos, como esta cláusula tiene una naturaleza
contractual, para su validez debe reunir los requisitos generales aplicables al acto
jurídico, los cuales, son los mismos que se aplican al compromiso; con todo, se diferencia
de este último, por cuanto la cláusula compromisoria es consensual, pues no debe constar
por escrito para su validez (su existencia se podrá probar por testigos). Por otro lado,
también debe cumplir con requisitos especiales, que son prácticamente los mismos del
compromiso, menos lo que dice relación con el nombramiento del árbitro, pues éste se
debe designar en un momento posterior de común acuerdo o por el juez en subsidio. En
cuanto a las cláusulas accidentales, es usual que se incluyan algunas relativas a las
características que deben reunir los árbitros a nombrar en el futuro, por ejemplo, señalar
que haya sido docente por un determinado número de años, o haya ejercido tal o cual
cargo durante tantos años, o que cuente con tal grado académico o profesional, etc.

b. NOMBRAMIENTO POR EL JUEZ EN SUBSIDIO.


Se trata de la segunda fuente de la justicia arbitral y, al igual que la anterior, tiene
bastante aplicación práctica. Tiene lugar en dos supuestos: cada vez que se está en presencia de
un arbitraje forzado u obligatorio y no se logra el común acuerdo de las partes; o bien, cada vez
que se está en presencia de una cláusula compromisoria y tampoco se logra este común acuerdo
de las partes en cuanto al nombramiento de la persona del árbitro.
En este sentido, el art. 232 inc. II del COT estable que en los casos en que no hubiere
avenimiento entre las partes respecto de la persona en quien haya de recaer el encargo, el
nombramiento se hará por la justicia ordinaria, debiendo en tal caso recaer dicho
nombramiento en un sólo individuo y diverso de los dos primeros indicados por cada parte; se
procederá, en lo demás, en la forma establecida en el CPC para el nombramiento de peritos (art.

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414 del CPC). Como se puede apreciar, el árbitro designado debe ser una sola persona, por tanto,
no cabe hablar de pluralidad de árbitros; y el nombramiento debe recaer en personas diversas de
las dos primeras indicadas por cada parte.
Art. 414. Para proceder al nombramiento de peritos, el tribunal citará a las partes a una audiencia, que tendrá lugar
con sólo las que asistan y en la cual se fijará primeramente por acuerdo de las partes, o en su defecto por el tribunal,
el número de peritos que deban nombrarse, la calidad, aptitudes o títulos que deban tener y el punto o puntos materia
del informe.
Si las partes no se ponen de acuerdo sobre la designación de las personas, hará el nombramiento el tribunal, no
pudiendo recaer en tal caso en ninguna de las dos primeras personas que hayan sido propuestas por cada parte.
La apelación que se deduzca en los casos del inciso 1° de este artículo no impedirá que se proceda a la designación
de los peritos de conformidad al inciso 2°. Sólo después de hecha esta designación, se llevará adelante el recurso.

c. LA VOLUNTAD DEL CAUSANTE O TESTADOR.


El tercer origen de la justicia arbitral, es la voluntad unilateral del causante o testador.
Esta voluntad se manifiesta en el derecho que la ley le asigna al testador o causante para que, por
acto entre vivos o por testamento, proceda a designar al partidor de sus bienes, el cual es un juez
árbitro (art 1324 del CC).
Art. 1324. Valdrá el nombramiento de partidor que haya hecho el difunto por instrumento público entre vivos o por
testamento, aunque la persona nombrada sea albacea o coasignatario, o esté comprendida en alguna de las causales
de implicancia o recusación que establece el COT, siempre que cumpla con los demás requisitos legales; pero
cualquiera de los interesados podrá pedir al Juez en donde debe seguirse el juicio de partición que declare
inhabilitado al partidor por alguno de esos motivos.
Esta solicitud se tramitará de acuerdo con las reglas que, para las recusaciones, establece el CPC.

¿El nombramiento del partidor hecho por el causante, obliga a sus herederos? La
jurisprudencia ha estimado que los herederos no están obligados a respetar el nombramiento
hecho por el testador y, por tanto, pueden revocarlo; pues siendo los continuadores legales de la
persona del difunto, se encuentran investidos de las mismas facultades que tenía el causante en
vida. No obstante, el punto es discutible, y así algunos sostienen que el partidor adquiere un
verdadero derecho a desempeñar el cargo que le ha sido conferido por testamento y del cual sólo
podría ser privado por causas legales de inhabilidad.

d. LA LEY.
Por último, algunos autores señalan que la ley también es una fuente de la justicia
arbitral. Como se dijo, la ley es una fuente mediata por cuanto es ella la que permite el
nombramiento de un árbitro ya sea por las partes, el juez, o el testador. Ahora, es cierto que
existen diversas disposiciones en nuestro Derecho que no sólo establecen la obligación de
someter determinados asuntos litigiosos a la resolución de un tribunal arbitral (arbitraje forzoso),
sino que aun más, señalan el organismo llamado a actuar en calidad de árbitro; así, por ejemplo,
la Superintendencia de Valores y Seguros debe resolver en el carácter de árbitro arbitrador, las
dificultades que se susciten entre compañía y compañía, y entre éstas y sus intermediarios; por
otro la lado, la Superintendencia de Salud, a través del Intendente de Fondos y Seguros
Previsionales de Salud, quien actuará en calidad de árbitro arbitrador, debe resolver las
controversias que surjan entre las ISAPRES o FONASA y sus cotizantes o beneficiarios, sin

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perjuicio de que el afiliado pueda optar al proceso de mediación ante la Superintendencia (por
los mediadores que ésta designe) o para recurrir a la justicia ordinaria.
No obstante lo anterior, la doctrina (AYLWIN y CASARINO) señala que se está más bien en
presencia de tribunales especiales con carácter de permanentes, que ante tribunales arbitrales
propiamente dichos. En efecto, aquí la voluntad de las partes juega un rol secundario, pues estos
organismos tienen jurisdicción para conocer de todos los asuntos que las mismas leyes se
encargan de señalar; no presentan ninguno de los caracteres distintivos del juicio arbitral, puesto
que no tienen origen contractual, ni el árbitro es elegido por los interesados, sino que es la ley la
que somete a las partes a la jurisdicción de un determinado tribunal, que ella misma designa.
Además, es rasgo esencial de los árbitros el que sean jueces de confianza de las partes, en
cambio en este caso, al ser la ley la que les otorga atribuciones de árbitro, les falta esta
característica ineludible. En definitiva, si la ley los asimila a árbitros, es para determinar la
manera de cómo deben tramitar y fallar, pero no les otorga dicha calidad.
Por otro lado, respecto de los asuntos que la ley establece como de arbitraje forzoso, se
deja abierta la posibilidad de señalar al árbitro y, además, los interesados pueden resolver por sí
mismos los negocios, sin necesidad de recurrir a un árbitro, siempre que tengan la libre
disposición de sus bienes. Es por ello que estas hipótesis sí podrían considerarse como casos de
arbitraje cuya fuente es legal.

2.3.7. COMPETENCIA ARBITRAL.


Una vez constituido el arbitraje, el juez puede empezar a desempeñar su función
jurisdiccional, para lo cual cuenta con una competencia muy limitada, y estos límites, siguiendo
al profesor ALFARO y FORTTES, son los siguientes:
i. Límites subjetivos. La competencia del árbitro sólo alcanza a las partes que
constituyeron el tribunal y, también, a sus sucesores, o bien, a los que poseen un título
legal o contractual que estén ligados a ellos (principalmente fiadores o codeudores).
ii. Límites objetivos. Estos límites se refieren a dos aspectos: en primer lugar, a la
materia sometida a arbitraje, pues en el caso del compromiso y de la cláusula
compromisoria (arbitraje voluntario), el asunto señalado por las partes establece la
competencia del juez árbitro; y en el caso del arbitraje forzoso, el asunto está contenido
en la ley. Y en segundo lugar, este límite dice relación con la falta de imperio, pues los
jueces árbitros deben recurrir a la justicia ordinaria para que ésta cumpla sus resoluciones
por medio de la fuerza pública.
iii. Límites temporales. Los árbitros son tribunales temporales, pues deben desarrollar su
cometido por el tiempo que señalen las partes, y si nada dicen, tienen un plazo de dos
para resolver el juicio, contados desde la aceptación. Estos plazos pueden suspenderse si
el árbitro ha debido enviar los antecedentes del juicio a un tribunal superior, o bien,
porque alguno de estos tribunales superiores le ha ordenado detener el procedimiento a
través de una orden de innovar (por ejemplo, la CS a propósito de un recurso de queja
interpuesto en contra de un juez árbitro, puede dictar una orden de no innovar). Una vez
que ha expirado el término, el árbitro ya no es juez y, en consecuencia, sus actos son
inexistentes.

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2.3.8. PROCEDIMIENTO ARBITRAL.


Como se dijo en un comienzo, esta materia se encuentra regulada en el Libro III (“De los
juicios especiales”), Título VIII (“Del juicio arbitral”) del CPC. Ahora bien, aquí hay que
distinguir si se está frente a un árbitro de Derecho, a un árbitro arbitrador o a un árbitro mixto;
los cuales se diferencian respecto de la tramitación y de la dictación del fallo.
i. Los árbitros de Derecho deben tramitar y fallar de acuerdo a las reglas establecidas
para los tribunales ordinarios, según la naturaleza de la acción deducida. Esta última frase
quiere decir que si la acción no tiene señalado un procedimiento especial en la ley, se
ajustara a los trámites del juicio ordinario; y si tiene señalado un procedimiento especial,
se le debe aplicar éste (por ejemplo, el procedimiento sumario).
Las únicas diferencias que se pueden advertir entre el procedimiento que observa un
tribunal ordinario y un árbitro de Derecho, son: el árbitro de Derecho debe proceder
asesorado por un actuario (que nombrará el mismo), el cual reemplaza al secretario del
tribunal y hace las veces de ministro de fe; las notificaciones se deben practicar
personalmente, por cédula, o en la forma que de común acuerdo determinen las partes
(por ejemplo, por e-mail); los testigos deben prestar declaración sólo si voluntariamente
desean hacerlo; y las sentencias que impongan medidas de apremio o compulsivas, deben
ser ejecutadas ante la justicia ordinaria, por carecer los árbitros de imperio.

ii. Los árbitros arbit radores son aquellos que fallan con arreglo a lo que su prudencia y
equidad le dictaren, y tramitan en conformidad a las reglas que han establecidos las
partes, y si éstas nada han dicho, conforme al procedimiento establecido en el CPC. En
líneas generales, las normas de tramitación de juicios seguidos ante estos árbitros que
señala el CPC, son: oír las partes; recibir y agregar al proceso lo instrumentos que le
presenten; practicar las diligencias que estime necesarias para el esclarecimiento de los
hechos; se debe asesorar de un actuario, si así lo cree necesario; las notificaciones se
deben practicar personalmente, por cédula, o en la forma que de común acuerdo
determinan las partes; y también carece de imperio.
iii. Por último, el árbitro mixtoparticipa de los caracteres del arbitrador en cuanto al
procedimiento y de los del árbitro de Derecho en cuanto al fallo.

2.3.9. RECURSOS EN CONTRA DE LAS SENTENCIAS ARBITRALES.


Al igual que en el punto anterior, en este tema es necesario distinguir si se está en
presencia de un árbitro de Derecho o de un árbitro arbitrador.
i. Árbitro de Derecho. Como estos árbitros, y los árbitros mixtos, fallan conforme a
Derecho, sus fallos son susceptibles de los mismos recursos que se pueden deducir en
contra de las sentencias pronunciadas por los tribunales ordinarios; salvo que las partes
hayan renunciado a los recursos, caso en el cual, se entiende que fallan en única instancia.
Por tanto, si las partes nada dicen o si lo declaran expresamente, proceden los siguientes
recursos: el recurso de casación en la forma y el recurso de apelación, en contra de la
sentencia definitiva de primera instancia; los recursos de casación en la forma y en el

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fondo, en contra de la sentencia definitiva de segunda instancia, siempre y cuando (en el


caso del recurso de casación en el fondo) la sentencia definitiva fuese dictada por un
Tribunal Arbitral de Segunda Instancia constituido por árbitros de Derecho; y, por último,
también es procedente el recuro de queja cuando se cometa una falta o abuso en una
sentencia definitiva o interlocutoria que ponga fin al juicio o haga imposible su
continuación, y que no sean susceptibles de recurso alguno, ordinario o extraordinario.

ii. Árbitro arbitrador. Aquí es necesario hacer ciertos distingos:


- El recurso de casación en la forma procede, salvo que las partes mayores de edad y
libres administradoras de sus bienes hayan renunciado a éste (art. 239 inc. I del COT)80.
Art. 239. Contra una sentencia arbitral se pueden interponer los recursos de apelación y casación para
ante el tribunal que habría conocido de ellos si se hubieran interpuesto en juicio ordinario; a menos que
las partes, siendo mayores de edad y libres administradoras de sus bienes, hayan renunciado dichos
recursos, o sometídolos también a arbitraje en el instrumento del compromiso o en un acto posterior
(Tribunal Arbitral de Segunda Instancia).

- El recurso de apelación sólo procede cuando las partes, en el instrumento en que


constituyen el compromiso, expresan que se reservan dicho recurso para ante otros
árbitros del mismo carácter y siempre que designen las personas que han de
desempeñar este cargo (art. 239 inc. II segunda parte). Es decir, se entiende que la
regla general es que sus sentencias sean de única instancia, sin embargo, serán de
primera cuando las partes en el compromiso declaran el derecho a reservarse el
recurso de apelación ante otros árbitros arbitradores, los cuales también se deben
nombrar en el compromiso.
Art. 239 inc. II. Sin embargo, el recurso de casación en el fondo no procederá en caso alguno contra las
sentencias de los arbitradores, y el de apelación sólo procederá contra dichas sentencias cuando las
partes, en el instrumento en que constituyen el compromiso, expresaren que se reservan dicho recurso
para ante otros árbitros del mismo carácter y designaren las personas que han de desempeñar este cargo.

- El recurso de casación en el fondo no procede en contra las sentencias de los


arbitradores (art. 239 inc. II primera parte). La razón de esto, es que este recurso
supone una “infracción de la ley”, y los arbitradores no están obligados a fallar
conforme a la ley, sino que a lo que su prudencia y equidad le dicten.
- Por último, de acuerdo al art. 545 del COT el recurso de queja sí procede en contra de
las sentencias arbitrales, para corregir las faltas o abusos graves cometidos en su
dictación81; cuya competencia recae en la CA del territorio en que se haya desarrollado
el arbitraje (art 63 N° 2 letra C del COT).
Art. 545. El recurso de queja tiene por exclusiva finalidad corregir las faltas o abusos graves cometidos
en la dictación de resoluciones de carácter jurisdiccional. Sólo procederá cuando la falta o abuso se

80
La jurisprudencia por razones de equidad, ha hecho procedente el recurso de casación en la forma, no obstante su
renuncia, siempre que se base en dos causales, a saber: en la incompetencia del tribunal, o en la ultra petita. Además,
alguna jurisprudencia ha dicho que la renuncia a los recursos no comprende el recurso de queja.
81
La jurisprudencia ha señalado que para estimar que un árbitro arbitrador ha fallado con falta o abuso grave, es
necesario que la sentencia sea inmoral, dolosa, manifiestamente inicua, absurda, contradictoria o ininteligible (CS
en fallo de 1990; y CA de Santiago en fallo de 2002).

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cometa en sentencia interlocutoria que ponga fin al juicio o haga imposible su continuación o definitiva,
y que no sean susceptibles de recurso alguno, ordinario o extraordinario, sin perjuicio de la atribución
de la CS para actuar de oficio en ejercicio de sus facultades disciplinarias. Se exceptúan las sentencias
definitivas de primera o única instancia dictadas por árbitros arbitradores, en cuyo caso procederá el
recurso de queja, además del recurso de casación en la forma.

Art. 63. Las Cortes de Apelaciones conocerán:


1. En única instancia:
c) De los recursos de queja que se deduzcan en contra de jueces de letras, jueces de policía local, jueces
árbitros y órganos que ejerzan jurisdicción, dentro de su territorio jurisdiccional.

Por lo tanto, tratándose de sentencias definitivas de árbitros arbitradores, el recurso de


queja procede siempre. Esto lo confirma el art. 545 inc. II segunda parte, que señala
que en ningún caso podrá modificar, enmendar o invalidar resoluciones judiciales
respecto de las cuales la ley contempla recursos jurisdiccionales ordinarios o
extraordinarios, salvo que se trate de un recurso de queja interpuesto contra
sentencia definitiva de primera o única instancia dictada por árbitros arbitradores.
En otras palabras, el recurso de queja, respecto de los árbitros arbitradores, es
compatible con el recurso de casación en la forma, y procede contra la resolución
dictada por éste en única o en primera instancia; en cambio, tratándose de árbitros de
Derecho y árbitros mixtos, el recurso de queja sólo procede “...cuando la falta o abuso
se cometa en sentencia definitiva o interlocutoria que ponga fin al juicio o haga
imposible su continuación, y que no sean susceptibles de recurso alguno, ordinario o
extraordinario...”.

C. JUZGADOS DE L ETRAS .

1. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
Los JL son tribunales ordinarios unipersonales que ejercen jurisdicción de primera o única
instancia, dentro de una comuna o agrupación de comunas, y cuyo superior jerárquico es la CA
respectiva. De la definición anterior se desprenden las siguientes características:
i. Son tribunales ordinarios, puesto que están establecidos y regulados en el COT en
base a una relación jerárquica. Excepcionalmente, hay JL especiales que forman parte del
Poder Judicial, por ejemplo, los JL del trabajo.
ii. Son unipersonales, ya que están constituidos por un sólo juez. En efecto, el art. 27 inc.
II del COT señala que los JL estarán conformados por uno o más jueces con competencia
en un mismo territorio jurisdiccional; sin embargo, actuarán y resolverán
unipersonalmente los asuntos sometidos a su conocimiento.
La regla general, es que el territorio jurisdiccional de los JL sea una comuna o agrupación
de comunas; en efecto, el art. 27 del COT señala que en cada comuna habrá a lo menos un
JL (el cual puede tener uno o más jueces). Sin embargo, las necesidades del servicio
judicial hacen indispensable que, en ciertas comunas, el número de estos juzgados sea
superior; por tanto, cada uno de éstos ejercerá su jurisdicción en un mismo territorio, y
como no es posible que la jurisdicción se ejerza de forma simultánea, el legislador reparte

90
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los asuntos entre los JL de una misma comuna, ya sea en virtud de la regla del turno, ya
sea en virtud de las reglas sobre distribución de causas.82
iii. Son tribunales permanentes, pues los jueces se mantienen en su cargo mientras
mantengan un buen comportamiento o hasta que cumplan 75 años de edad.
iv. Son tribunales letrados, pues se integran por abogados; y son tribunales de Derecho, ya
que tramitan y fallan de acuerdo a la ley.

2. CLASIFICACIÓN.
Los JL están en la base inferior de la estructura piramidal del Poder Judicial, es decir, son
tribunales no superiores; y dentro de esta jerarquía existen diversas categorías que pueden
apreciarse desde varios criterios:
i. Atendiendo a la materia de que conocen, los JL se dividen en: JL especializados, que
son aquellos a los cuales se le ha asignado una competencia especial atendiendo a la
materia (por ejemplo, los JL civiles, los JL del trabajo, los Juzgados de cobranza laboral y
previsional, los Juzgados de Familia); y los JL con competencia común o mixtos,
son aquellos que conocen de toda clase de asuntos entregados a la competencia de los JL
(por ejemplo, de las causas civiles, laborales, de familia, etc.).
La diferencia entre estos dos JL, se demuestra en el siguiente ejemplo: de acuerdo al art.
32 del COT, en la Quinta Región de Valparaíso existen cinco JL civiles con competencia
sobre las comunas de Valparaíso y Juan Fernández, y otros tres con competencia en Viña
del Mar y Concón; asimismo, de acuerdo al art. 415 del Código del Trabajo, también
existen en dicha región tres JL del trabajo con competencia sobre las comunas de
Valparaíso, Juan Fernández, Viña del Mar y Concón. Como se puede apreciar, estos JL
especiales no ejercen su competencia en todas las comunas de la Quinta Región (por
ejemplo, no la ejercen en Quilpué), es por ello que en algunas ciudades de dicha región
hay JL con competencia común, así, por ejemplo, hay dos JL con competencia común
con asiento en la comuna de Quilpué, los cuales ejercen su competencia en dicha
comuna; un JL con competencia común con asiento en la comuna de Casablanca, con
competencia sobre las comunas de Casablanca, El Quisco, Algarrobo, y la comuna de
Curacaví (de la Región Metropolitana); etc.

ii. En razón del asiento o territorio jurisdiccional, los JL se clasifican en:


- Juz gados asiento de Corte, si la comuna donde ejerce su jurisdicción el tribunal,
es a su vez el asiento de una CA. Así, por ejemplo, en la Sexta Región hay dos JL
civiles con asiento en la comuna de Rancagua, ciudad en la cual se encuentra la CA,
por lo tanto, estos dos JL son Juzgados Asiento de Corte.83

82
Excepcionalmente, de acuerdo al art. 43 del COT, el PDR, previo informe favorable de la CA que corresponda,
podrá fijar como territorio jurisdiccional exclusivo de uno o más de los jueces civiles de la Región Metropolitana,
una parte de la comuna o agrupación comunal respectiva, y en tal caso autorizar el funcionamiento de estos
tribunales dentro de sus respectivos territorios jurisdiccionales.
83
En la Quinta Región ocurre algo excepcional, ya que de acuerdo al art. 32 del COT, los tres JL en lo Civil con
asiento en la comuna de Viña del Mar, tendrán la categoría de Juzgados de Asiento de Corte para todos los efectos

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- Juz gados de capital de provincia, si la comuna donde ejerce su jurisdicción el


tribunal, es a su vez capital de provincia. Por ejemplo, los dos JL con competencia
común con asiento en la comuna de Quilpué, ya que dicha ciudad es la capital de la
Provincia de Marga-Marga.
- Juz gados de comunas o agrupación de comunas, si el asiento de las
funciones del tribunal se encuentra en una comuna que no es capital de provincia o
asiento de CA. Por ejemplo, el JL con competencia común con asiento en la comuna de
Villa Alemana (ciudad perteneciente a la provincia de Marga- Marga); o el JL con
competencia común con asiento en la comuna Casablanca (provincia de Valparaíso).
La importancia de esta clasificación radica, principalmente, en la carrera funcionaria de
los jueces; y, además, porque la ley otorga competencias especiales a los Juzgados
asiento de Corte, de la que carecen los demás (art. 48 del COT).
Art. 48. Los jueces de letras de comunas asiento de Corte conocerán en primera instancia de las causas de
hacienda, cualquiera que sea su cuantía.
No obstante lo dispuesto en el inciso anterior, en los juicios en que el Fisco obre como demandante, podrá
éste ocurrir a los tribunales allí indicados o al del domicilio del demandado, cualquiera que sea la
naturaleza de la acción deducida.
Las mismas reglas se aplicarán a los asuntos no contenciosos en que el Fisco tenga interés.

3. ESTRUCTURA.
Los JL están conformados, por regla general, por un Juez Letrado. Excepcionalmente,
hay JL con competencia común integrados por dos jueces (por ejemplo, el JL con competencia
común con asiento en Villa Alemana); en este caso, debe haber un juez presidente, cuyo cargo
se radicará anualmente en cada uno de los jueces que lo integran, comenzando por el más
antiguo.
También hay en los JL un Secretario que debe ser abogado, y cuya principal función es
ser ministro de fe y subrogante legal del juez; y, por último, hay un número variable de
funcionarios administrativos denominados Oficiales.

4. FUNCIONAMIENTO.
Del COT se desprende que el funcionamiento de los JL puede ser de dos tipos: ordinario o
extraordinario. El funcionamiento extraordinario se produce al existir retardo en el despacho de
los asuntos sometidos al conocimiento del tribunal, o bien, cuando el mejor servicio judicial así
lo exigiere (art. 47 del COT).
Art. 47. Tratándose de JL que cuenten en con un juez y un secretario, las CA podrán ordenar que los jueces se
aboquen de un modo exclusivo a la tramitación de una o más materias determinadas, de competencia de su tribunal,
cuando hubiere retardo en el despacho de los asuntos sometidos al conocimiento del tribunal o cuando el mejor
servicio judicial así lo exigiere.

legales. Es excepcional, porque la CA se encuentra en Valparaíso, por tanto, los cinco JL en lo Civil de dicha ciudad
deberían ser los Juzgados asiento de Corte.

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Determinar el retardo o el mejor servicio judicial, corresponde a la CA respectiva, quien


deberá ordenar a los jueces que se aboquen de un modo exclusivo a la tramitación de una o más
materias determinadas. Ahora bien, de acuerdo al art. 47 A del COT, cuando se iniciare el
funcionamiento extraordinario, se entenderá, para todos los efectos legales, que el juez falta en
su despacho. En esa oportunidad, el Secretario del mismo tribunal asumirá las demás funciones
que le corresponden al juez titular, en calidad de suplente, y por el sólo ministerio de la ley.

5. COMPETENCIAS.
Esto se encuentra regulado en el art. 45 del COT, cuyo Nº 1 señala que conoce en única
instancia, de las causas civiles y de comercio cuya cuantía no exceda de 10 UTM. El Nº 2 de la
misma disposición, señala que conocen en primera instancia, de lo siguiente:
i. De las causas civiles y de comercio cuya cuantía exceda de 10 UTM.
ii. De las causas de minas, cualquiera que sea su cuantía. Se entiende por causas de minas,
aquellas en que se ventilan derechos regidos especialmente por el Código de Minería.
iii. De los actos judiciales no contenciosos, cualquiera que sea su cuantía, salvo lo dispuesto
en el art. 494 del CC (curadurías especiales).
iv. De las causas civiles y de comercio cuya cuantía sea inferior a 10 UTM, en que sean parte
o tengan interés los Comandantes en Jefe del Ejército, de la Armada y de la Fuerza
Aérea, el General Director de Carabineros, los Ministros de la CS o de alguna CA, los
Fiscales de estos tribunales, los jueces letrados, los párrocos y vicepárrocos, los
cónsules generales, cónsules o vicecónsules de las naciones extranjeras reconocidas por
el PDR, las corporaciones y fundaciones de derecho público o de los establecimientos
públicos de beneficencia. Estas personas gozan del denominado fuero menor. 84
Los asuntos civiles y de comercio de los aforados mayores (PDR, Ministros de Estado,
Intendentes, Embajadores, etc.), los conoce un Ministro de la CA, como tribunal ordinario
de carácter accidental.
v. De las causas del trabajo y de familia cuyo conocimiento no corresponda a los Juzgados
de Letras del Trabajo, de Cobranza Laboral y Previsional o de Familia,
respectivamente.85
vi. De los demás asuntos que otras leyes les encomienden. Con esto se entiende que conocen
de todos los asuntos no entregados a otros tribunales, siendo depositarios de la

84
El fuero es un privilegio procesal de que gozan ciertas personas en cuya virtud no se someten a la jurisdicción del
tribunal que normalmente debiera conocer de un determinado asunto, sino a otro de jerarquía superior, en razón del
cargo o función de que están investidas. El efecto que produce en este caso, es que hace que un asunto que
normalmente sería conocido en única instancia, se conozca en primera instancia (además es una de las pocas
materias para las que tiene importancia la cuantía).
85
Como se puede apreciar, las competencias que menciona esta disposición, corresponden a aquéllas que son
desempeñadas por los JL civiles (JL especializado de carácter ordinario); pues las competencias de los JL del trabajo
y de cobranza laboral y previsional, se encuentran reguladas en el Código del Trabajo; mientras que las
competencias de los Juzgados de Familia, en la Ley 19.968 sobre Tribunales de Familia. Estos últimos tribunales
son de carácter especial (por estar regulados por leyes especiales) y forman parte del Poder Judicial.

93
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generalidad de la competencia (por ejemplo, de los asuntos contenciosos


administrativos).
vii. Excepcionalmente, tendrán competencia sobre asuntos penales, en aquellas comunas que
no se hubiere creado un JG, pero jamás conocerán del juicio oral, ya que sólo es de
competencia del TJOP.

D. L AS C ORTES DE APELACIONES .

1. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
Las CA son tribunales ordinarios, superiores, colegiados y permanentes, que ejercen
normalmente jurisdicción de segunda instancia, y cuyo territorio jurisdiccional es una región o
parte de una región determinada. De lo anterior se desprenden las siguientes características:
i. Son tribunales ordinarios, esto por estar establecidos y regulados en el COT en base a
una estructura jerárquica.
ii. Son tribunales superiores, lo cual tiene importancia para efectos constitucionales, ya
que pueden ser acusados constitucionalmente por notable abandono de sus deberes. Son
superiores jerárquicos de los JL, de los JG y de los TJOP; y su superior jerárquico es la
Corte Suprema.
iii. Son tribunales de Derecho, porque tramitan y fallan las causas con estricta sujeción a
la ley; y sus jueces son letrados, o sea, abogados.
iv. Son cole giados, ya que están compuestos por un número variable de Ministros, uno de
los cuales actúa como Presidente. Así, por ejemplo, la CA de Valparaíso tiene 16
ministros, y la CA de Santiago tiene 31.
v. Por regla general, son tribunales de segunda instancia, pues están llamados a
conocer principalmente del recurso de apelación que se deduzcan en contra de los fallos
pronunciados en primera instancia. Excepcionalmente actúan en primera instancia (por
ejemplo, respecto de la acción de protección y amparo) o en única instancia (por ejemplo,
respecto de los recursos de casación en la forma y en los recursos de queja).
vi. Son tribunales con competencia común, ya que conocen de toda clase de asuntos, sin
importar su diversa naturaleza, sean civiles, comerciales, penales, de minas, de aguas, etc.
En cuanto a los asuntos penales, hay reglas limitadas, pues de acuerdo al art. 364 del CPP,
son inapelables las resoluciones dictadas por un TJOP; pero las del juez de garantía sí lo
son, pero con limitaciones.
vii. Se rigen por el principio de mediación, es decir, los Ministros conocen
indirectamente el proceso (el expediente), por medio de un relator; por tanto, no hay un
conocimiento directo (principio de inmediación) como en tribunales unipersonales.
viii. Su territorio jurisdiccional corresponde al de una Región o una agrupación de provincias.
En el territorio de la República existen 17 CA, no obstante, sólo hay 15 regiones en el
país; ello se debe a que en la Región Metropolitana existen dos CA (CA de Santiago y de
94
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San Miguel), al igual que en la Octava Región (CA de Chillán y de Concepción), las
cuales abarcan provincias distintas.

2. ESTRUCTURA.
Cada una de las Cortes de Apelaciones del país, está organizada con un número variable
de funcionarios, cuales son:
i. Las CA son regidas por un Presidente, cargo que es desempeñado por uno de los
Ministros del tribunal, cuya función dura un año, turnándose cada Ministro por orden de
antigüedad en la categoría correspondiente del escalafón. Sus funciones más importantes
son: formar el último día hábil de cada semana, las tablas de que se deba ocupar el
tribunal o sus salas en la semana siguiente; e instalar diariamente las salas, levantando un
acta con el nombre de los Ministros que la integran (lo cual es importante para las
implicancias y recusaciones).
ii. Los demás miembros de las CA se llaman Ministros, cuyo número es variable para cada
CA en particular. Ellos tienen el tratamiento de Señoría (al igual que los Ministros de la
CS y los Jueces de Letras).

iii. Por regla general, las CA cuentan con un Fiscal Judicial; sin embargo, hay CA que
tienen más de uno (por ejemplo, la CA de Santiago tiene seis Fiscales Judiciales, la de
Valparaíso y Concepción tienen tres, etc.). Los Fiscales Judiciales tiene como principal
función, representar ante los tribunales de justicia el interés general de la sociedad, y
también pueden ser llamados a integrar las salas si es necesario.
iv. También cuentan con dos o más Relatores. La regla general, es que cada CA tenga dos
Relatores, sin embargo, hay excepciones, por ejemplo, la CA de Valparaíso y Concepción
tienen 10 relatores, y la CA de Santiago tiene 22 relatores. Los relatores tienen como
misión específica y fundamental, hacer la relación de los negocios entregados a la
competencia de las Cortes, o sea, efectuar una exposición razonada, metódica y detallada
al tribunal, de los asuntos sometidos a su dedición.
v. Por regla general, cada CA cuenta con un Secretario, sin embargo, la CA de San Miguel
tiene dos secretarios y la CA de Santiago tiene tres. Deben ser abogados y tienen que
desempeñar, fundamentalmente, una doble misión: autorizar las resoluciones que dicte el
tribunal, y dar cuenta diaria (al tribunal) de las solicitudes que presenten las partes (lo
cual en la práctica lo hacen los relatores). Además, los Secretarios son los ministros de fe
de los acuerdos suscritos por los Ministros.
vi. También hay un Oficial Primero, quien auxilia al Secretario en sus funciones y practica
las notificaciones por el estado diario; Oficiales de Secretaría, quienes ejercen
labores puramente administrativas y tienen como misión asesorar al secretario; y
Ofici ales de Sala, los cuales están a cargo del cuidado y aseo de la sala del despacho
del tribunal y cumplen todas las órdenes que el tribunal o el Presidente les diere en el
ejercicio de sus funciones, por ejemplo, se encargan de anunciar la vista de una causa y
llamar a los abogados a alegar.

95
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vii. Por último, pueden integrar las salas de una CA, los Abogados Integrantes, esto es,
aquellos abogados destacados en el ejercicio de su profesión, que por sus méritos, y
después de un procedimiento de postulación, pasan a formar parte de las CA y de la CS,
en reemplazo de sus miembros titulares (Ministros) 86. No forman parte permanentemente
de la CA, sino sólo cuando es necesario.

3. FUNCIONAMIENTO.
i. Según la materia o naturaleza del asunto que deben conocer y resolver, las CA pueden
conocer en sala o en pleno. Ahora bien, de acuerdo al art. 67 del COT, para el
funcionamiento del tribunal pleno se requerirá, a lo menos, la concurrencia de la
mayoría absoluta de los miembros de que se componga la Corte (por ejemplo, en la CA
de Valparaíso se requieren nueve Ministros). Las salas no podrán funcionar sin la
concurrencia de tres jueces como mínimum (en la CA de Valparaíso hay cuatro salas con
cuatro jueces cada una); y para su constitución, se deben sortear anualmente los miembros
del tribunal, con excepción de su Presidente, el que quedará incorporado a la Primera Sala,
siendo facultativo para él integrarla. Ahora bien, cuando la CA funciona divida en salas, de
acuerdo al art. 66 inc. II del COT, cada sala representa a la Corte en los asuntos de que
conoce.
La regla general, de acuerdo al art 66 inc. I del COT, es que el conocimiento de todos los
asuntos entregados a la competencia de las CA pertenecerá a las salas en que estén
divididas, a menos que la ley disponga expresamente que deban conocer de ellos en
pleno (por ejemplo, el ejercicio de las facultades disciplinarias, administrativas y
económicas; el desafuero de los Diputados y Senadores; los juicios de amovilidad en
contra de los Jueces de Letras, etc.).

ii. Desde el punto de vista de la cantidad y retardo en el trabajo, el funcionamiento puede ser
ordinario o extraordinario. El f u n c i o n a m i e n t o o r d i n a r i o , es aquel que se da cuando
no hay retardo; en estas condiciones, las Cortes funcionaran, dependiendo de la materia que
conocen, como tribunal pleno o divido en salas. El f u n c i o n a m i e n t o e x t r a o r d i n a r i o ,
en cambio, es aquel que se produce cuando hay retardo, y hay retardo cuando dividido el
total de causas en estado de tabla y las apelaciones que deban conocerse en cuenta por el
número de salas, el resultado fuere superior a cien. Por ejemplo, hay 250 causas en estado
de tabla, y la CA funciona ordinariamente en dos salas; luego 250 dividido en dos, da
como resultado 125, por ende, hay retardo, y dicha Corte deberá funcionar
extraordinariamente dividida en tres salas.
Al respecto, el profesor FORTTES señala que aquí hay que disitnguir entre salas ordinarias
(funcionamiento ordinario) y las salas extraordinarias, que se constituyen cuando existe
retardo, tomando uno o dos Ministros de las salas ordinarias, o con los Fiscales Judiciales
o con los Abogados Integrantes.

86
La ausencia de los Ministros en las CA, se debe a que desempeñan otras funciones anexas, como las Visitas, o el
desempeño como tribunales ordinarios accidentales.

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4. COMPETENCIAs.
a. COMPETENCIA POR VÍA DE INSTANCIA.
Como se dijo, la CA, por regla general, es un tribunal de segunda instancia, pues conocen
materias de primera instancia por vía de apelación; no obstante, también hay materias que
conocen en única y en primera instancia. Esto se encuentra regulado en el art. 63 del COT, y los
asuntos más importanes que conocen en cada una de estas intancias, son los siguientes:
i. En ú n i c a i n s t a n c i a , conocen de lo siguiente:
- De los recursos de casación en la forma que se interpongan en contra de las sentencias
dictadas por los JL de su territorio jurisdiccional, o por uno de sus Ministros como
tribunal de excepción, y de las sentencias definitivas de primera instancia dictadas por
jueces árbitros. Aquí, el fallo que resuelve el correspondiente recurso de casación en la
forma, no es susceptible de ningún otro recurso.
- De los recursos de nulidad interpuestos en contra de las sentencias definitivas dictadas
por un tribunal con competencia en lo criminal, cuando corresponda de acuerdo a la
ley procesal penal. El recurso de nulidad corresponde conocerlo a la CA si la causal
invocada es la errónea aplicación del Derecho, o un motivo absoluto de nulidad
(formas objetivizadas de la causal genérica de vulneración de garantías); la CS sólo
conoce si hay infracción de garantías.
- De los recursos de queja que se deduzcan en contra de jueces de letras, jueces de
policía local, jueces árbitros y órganos que ejerzan jurisdicción, dentro de su territorio
jurisdiccional.
- Fuera de estas materias mencionadas por el art. 63 Nº 1 del COT, también hay otras
diseminadas de las cuales conocen en única instancia, como por ejemplo, las
recusaciones e implicancias que se interpongan en contra de los jueces de letras; de las
contiendas de competencia; recursos de hecho que se interpongan con motivo de las
resoluciones que se pronuncian sobre un recurso de apelación, etc.

ii. En p r i m e r a i n s t a n c i a conocen de lo siguiente:


- De las acciones de amparo, de protección, y de amparo económico.
- De los desafueros de las personas que tienen fuero constitucional (Diputados y
Senadores). El fuero le garantiza a un representante popular, la libertad y autonomía
necesarias para el desempeño de su función, protegiéndolo de las posibles injerencias
de otros poderes, o de terceros interesados en impedir o estorbar el ejercicio de su
cargo. Por ende, con el desafuero se elimina la restricción procesal que impide que los
parlamentarios sean arrestados, acusados o perseguidos como a cualquier ciudadano.
- Juicios de amovilidad en contra de los jueces de letras. Este juicio persigue buscar la
cesación de funciones del juez en virtud de una declaración judicial de mal
comportamiento.

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Como estas materias las CA las conocen en primera instancia, significa que los fallos que
dicten son susceptibles de apelación, y conocerá de estos recursos la propia CS, que es el
tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico.

iii. Y por último, en s e g u n d a i n s t a n c i a conocen de lo siguiente:


- De las causas civiles, de familia y del trabajo y de los actos no contenciosos de que
hayan conocido en primera instancia los jueces de letras de su territorio jurisdiccional
o uno de sus Ministros como tribunal de excepción; es decir, conocen de los recursos
de apelación que se hayan interpuesto en estas causas. Esta es la competencia que
normalmente ejercen las CA, y a las cuales dedican su mayor tiempo.
- De las apelaciones interpuestas en contra de las resoluciones dictadas por un JG.

b. COMPETENCIA POR VÍA CONSULTIVA.


El art. 63 Nº 4 del COT señala que las CA conocerán: de las consultas de las sentencias
civiles dictadas por los jueces de letras. La ley no incluye esto como una instancia, sino que la
menciona en un número aparte.87
La consulta es un trámite procesal en virtud del cual una sentencia pronunciada por un
tribunal inferior debe ser, cuando así lo señala la ley, revisada por su superior jerárquico, en el
caso de que no haya sido apelada. Su fundamento descansa en razones de orden público, siendo
un trámite que era muy común en materia penal y, en cambio, excepcional en materia civil (el
caso emblemático dice relación con las sentencias pronunciadas en juicios de hacienda,
desfavorables para el fisco, y que no hayan sido apeladas).

c. COMPETENCIA ESPECIAL.
Por último, el art. 63 Nº 5 señala (no como instancia) que las CA conocerán: de los demás
asuntos que otras leyes les encomienden. Normalmente se trata de materias relacionadas con lo
contencioso administrativo; así, por ejemplo, las CA conocen de las reclamaciones de ilegalidad
municipal y regional.

5. TRAMITACIÓN DE LOS ASUNTOS ANTE LA CORTE DE APELACIONES.


Para fallar un asunto judicial, es necesario previamente tramitarlo. El primer trámite que
se cumple dentro de un asunto entregado al conocimiento de una CA, es el certificado o
c o n s t a n c i a d e l i n g r e s o del asunto que ha ingresado en la Secretaría de la Corte; pues el
Secretario debe dejar constancia de la fecha y rol del ingreso tanto en el expediente como en el
Libro de Ingresos.
Luego, se dictará la primera resolución, y ello dependerá de la naturaleza del asunto
de que se trate. En efecto, si se trata de una apelación en contra de una sentencia definitiva, u
otra resolución judicial de la cual proceda este recurso, en cualquier procedimiento contencioso o

87
El profesor FORTTES enumera esta competencia dentro de las materias que conocen en única instancia; mientras
que Fernando ORELLANA, las enumera dentro de las materias de segunda instancia, y CASARINO las trata aparte.

98
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no, y se hubieren solicitado alegatos, se proveerá (la resolución dirá) “en relación”; ahora, si se trata
de un recurso de amparo, se proveerá “informe el juez recurrido o el funcionario que tiene a su
cargo el detenido o preso”; y, en fin, si se trata de cualquier otro asunto que no tenga establecida de
antemano una tramitación especial, se proveerá simplemente “dese cuenta”.
Ahora, para saber quién dicta estas resoluciones, hay que distinguir según si la CA consta de
una o de varias salas. Si consta de una sala, basta con que un sólo Ministro dicte estas resoluciones,
que son de mera tramitación y reciben el nombre específico de providencia de mera
subst anciación (arts. 70 del COT, y 158 inc. V del CPC). En cambio, si la CA consta de varias
salas, la tramitación de los asuntos entregados a ella corresponde a la primera sala, la cual por
este motivo recibe el nombre de “sala tramitadora”; y en ella cualquiera de los Ministros de la
sala tramitadora puede dictar los decretos, pero si está el Presidente en esa sala, será él quien los
dicte.88
Art. 70. La tramitación de los asuntos entregados a las CA corresponderá, en aquellas que se compongan de más
de una sala, a la primera.
Para dictar las providencias de mera sustanciación bastará un sólo ministro. Se entienden por providencias de mera
sustanciación las que tienen por objeto dar curso progresivo a los autos (al proceso), sin decidir ni prejuzgar
ninguna cuestión debatida entre partes.
Sin embargo, deberán dictarse por la sala respectiva las resoluciones de tramitación que procedan cuando ya estén
conociendo de un asunto.

Art. 158 inc. V. Se llama decreto, providencia o proveído el que, sin fallar sobre incidentes o sobre trámites que
sirvan de base para el pronunciamiento de una sentencia, tiene sólo por objeto determinar o arreglar la
substanciación del proceso.

En cuanto a la manera de imponerse de los asuntos sometidos a su conocimiento, como


materialmente es imposible que un tribunal colegiado conozca personal y simultáneamente de un
determinado asunto sometido a su decisión, la ley ha ideado que este conocimiento se lo
proporcionen a los Ministros otros funcionarios: el Secretario o el Relator (art. 161 del CPC). Por
regla general (en teoría), es al Secretario a quien le corresponde dar cuenta de los asuntos
sometidos a la decisión de la Corte, pues de acuerdo al art. 380 Nº 1 del COT, son funciones de
los Secretarios: dar cuenta diariamente a la Corte o juzgado en que presten sus servicios de las
solicitudes que presentaren las partes; pero excepcionalmente, esta cuenta le puede corresponder
al Relator, ya que de acuerdo al art. 372 Nº 1 del COT, son funciones de los Relatores: dar cuenta
diaria de las solicitudes que se presenten en calidad de urgentes, de las que no pudieren ser
despachadas por la sola indicación de la suma y de los negocios que la Corte mandare pasar a
ellos. Sin embargo, en la práctica, la totalidad de la cuenta la efectúan los relatores, por ser los
funcionarios auxiliares de la administración de justicia que están en más íntimo contacto con el
tribunal; y en aquellas CA que constan de varias salas, esta labor le corresponde al relator de la “sala
tramitadora”.
Art. 161. En los tribunales unipersonales el juez examinará por sí mismo los autos para dictar resolución.
Los tribunales colegiados tomarán conocimiento del proceso por medio del relator o del secretario, sin perjuicio del
examen que los miembros del tribunal crean necesario hacer por sí mismos.

88
Dentro de nuestra legislación no son extraños los casos en que un sólo Ministro representa a toda la CA a la cual
pertenece, por ejemplo, el caso de la visitas a los juzgados; el caso de la tasación de las costas; el caso de la intervención
en la prueba confesional o en la testimonial, etc.

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6. CONOCIMIENTO DE LAS CAUSAS ANTE LA CORTE DE APELACIONES.

Una vez agotada la tramitación del asunto sometido a decisión de la CA, la Corte puede
adoptar dos actitudes: o lo resuelve con la sola cuenta que se le ha dado, u ordena previamente la
relación y vista de la causa ¿A qué debe atender la Corte para resolver el asunto en cuenta o
previa vista de la causa? La verdad es que no existe una norma expresa y única al respecto, pues
el art. 68 del COT solamente señala que las CA resolverán los asuntos en cuenta o previa vista de
ellos, según corresponda.
Para resolver este problema, se ha recurrido al art 1º del CPC. Dicho precepto establece
que las disposiciones de este Código rigen el procedimiento de las contiendas civiles entre
partes y de los actos de jurisdicción no contenciosa, cuyo conocimiento corresponda a los
Tribunales de Justicia. Ahora bien, como el trámite relativo a la vista de la causa está regulado
en el CPC, se llega a la conclusión de que los asuntos de jurisdicción contenciosa y “voluntaria”
son los que se resuelven por los tribunales de alzada previa vista de la causa, y que, a contrario
sensu, se resuelven con la sola cuenta los asuntos de jurisdicción disciplinaria, conservadora o
económica.
Sin embargo, lo anterior no es absoluto, ya que hay determinados asuntos pertenecientes
a la jurisdicción contenciosa que, por expresa disposición de la ley, se deben resolver con la sola
cuenta; así, por ejemplo, el art 199 inc. I del CPC, señala que la apelación de toda resolución que
no sea sentencia definitiva se verá en cuenta, a menos que cualquiera de las partes, dentro del
plazo para comparecer en segunda instancia solicite alegatos; por otro lado, el art 201 inc. III
del CPC, establece que la resolución que declare la deserción (de la apelación) por la no
comparecencia del apelante producirá sus efectos respecto de éste desde que se dicte y sin
necesidad de notificación. Y a la inversa, hay asuntos pertenecientes a la jurisdicción
disciplinaria que se resuelven previa vista de la causa por haberlo así ordenado expresamente el
tribunal, como por ejemplo, un recurso de queja en el cual el recurrente ha solicitado que se
resuelva previo alegato y el tribunal ha accedido a ello.

6.1. CONOCIMIENTO EN CUENTA.


El conocimiento en cuenta por parte del tribunal, consiste en que éste conoce y resuelve
con la sola relación que hace el Relator (o el Secretario, en teoría) a la Corte, sin que existan
alegatos por parte de los litigantes. Ahora, para saber cómo se va a conocer la causa, basta con
revisar el expediente, o el Libro de Ingreso.
En este caso, la Sala Tramitadora proveerá “dese cuenta”, lo cual quiere decir que el
asunto se resuelve con la sola cuenta del Relator en la Sala que corresponda, sin necesidad de
colocar las causas en la tabla89. En la práctica, se confeccionan “minutas de cuenta” que son muy
similares a las tablas, para cada día de la semana, lo cual se hace por razones de orden; siendo
perfectamente posible que pueda conocerse alguna causa que no figure en dichas minutas.
Estas causas las ve la CA fuera de las horas ordinarias de audiencia; y el esquema o

89
En la la actualidad, conforme a las últimas reformas en materia procesal, la regla general es que todas las
apelaciones (en materia civil) se ven previa vista de la causa; pero si la apelación se intenta contra una resolución
que no sea una sentencia definitiva, deben ser conocidas por la CA en cuenta, salvo que alguna de las partes, dentro
del plazo de cinco días que tienen para comparecer en segunda instancia, solicite alegatos (art. 199 del CPC); si se
piden dentro de dicho plazo, obligatoriamente debe reemplazarse esa resolución por la de “autos en relación”. En la
práctica, en la mayoría de los casos se piden alegatos para poder defenderse como corresponde.

100
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síntesis de este procedimiento, es el siguiente:


i. Ingreso de la causa en la Secretaría de la Corte.
ii. Comparecencia del apelante, en caso de que la CA deba conocer de un recurso de
apelación. Si el apelante no comparece, se declarará desierto el recurso.
iii. Se dicta la resolución “dese cuenta”, y se designa una sala, cuando esta designación fuere
procedente (si hay más de una sala), y se notifica la resolución.
iv. Cuenta (relación) del relator de la Corte, en la sala designada.
v. Sentencia de la Corte. Acá, el tribunal falla inmediatamente la causa, luego de una breve
deliberación, salvo que la causa quede en acuerdo, lo cual ocurre cuando la Corte decreta
una medida para mejor resolver (diligencia de prueba que puede decretar de oficio), o
requiera de tiempo para estudiar el asunto con más detención, o para la redacción.

6.2. CONOCIMIENTO PREVIA VISTA DE LA CAUSA.


Una vez que la sala tramitadora estima que el asunto es admisible, procede a dictar una de
las dos resoluciones posibles, a saber: “dese cuenta” o “autos en relación”. La circunstancia de
que dicte la resolución “autos en relación”, significa que el conocimiento del asunto se llevará a
cabo previa vista de la causa; esto se traduce en que previo a la sentencia que dicte la CA, se
deben cumplir una serie de condiciones o actos establecidos por el legislador.
Se puede definir a la vista de la causa, como un trámite o procedimiento complejo que
comprende un conjunto sucesivo de actos y trámites necesarios, encaminados a que la causa
quede en estado de ser resuelta válidamente por el tribunal. Estos actos o trámites son los
siguientes: dictación del decreto “autos en relación” y notificación de dicha resolución, la
colocación o fijación de la causa en tabla, la instalación del tribunal y el anuncio de la causa;
estas son las llamadas formalidades previas a la vista de la causa90, pues la vista propiamente tal
está constituida por la relación y los alegatos (los cuales puede que existan o no).
Ahora bien, de acuerdo al art. 71 del COT, la vista y conocimiento en cuenta de las
causas y asuntos incidentales en las CA se regirán por las reglas de los Códigos de
Procedimiento Civil y de Procedimiento Penal o Procesal Penal, según corresponda. La
diferencia que presenta la cuenta con la vista de la causa, es que en la primera el tribunal sólo
juzga en base a la relación del relator y no escucha los alegatos de los abogados.

a. DICTACIÓN DEL DECRETO “AUTOS EN RELACIÓN” Y NOTIFICACIÓN A LAS PARTES.

La dictación del decreto “autos en relación” implica que, a juicio de la Sala Tramitadora,
se encuentra agotada la tramitación del asunto y, por tanto, la causa se haya en estado de ser
colocada en tabla, y en consecuencia, de verse posteriormente.
Como se dijo, el decreto es una resolución judicial que tiene por objeto hacer avanzar el

90
Algunos agregan a esta etapa el ingreso del expediente o compulsas (causa) a la secretaría; el examen de
admisibilidad por la sala tramitadora, y comparecencia del apelante (si se ha entablado un recurso de apelación);
pero la mayoría de los autores consideran las fases ya mencionadas, como las propias de la vista de la causa. No
obstante, también muchos no consideran la dictación de la sentencia como una etapa.

101
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proceso, sin decidir nada de fondo; y, por otro lado, la expresión “autos” no se refiere a un tipo
de resolución judicial, sino que es sinónimo de expediente, proceso, causa, etc. Como se trata de
una resolución de mera sustanciación, es dictada por un sólo Ministro, y en las CA que constan de
dos o más salas, por un Ministro de la sala tramitadora, que generalmente es el Presidente de la
Corte.
Al igual que toda resolución, para que produzca efectos, requiere que se notifique
previamente y en forma legal a las partes que hayan comparecido a la Corte (o al apelante si es
uno). Para saber cómo se debe notificar, hay que distinguir si el decreto es o no la primera
resolución que se dicta en el proceso; pues, si es la primera resolución que se dicta por el tribunal
de alzada, se debe notificar personalmente a las partes; en caso contrario, se notifica
simplemente por el estado diario (art. 221 del CPC).
Art. 221. La notificación de las resoluciones que se dicten por el tribunal de alzada se practicará en la forma que
establece el art. 50 (notificación por el estado diario), con excepción de la primera, que debe ser personal, y de lo
dispuesto en los arts. 201 (la resolución que declare la deserción de la apelación por la no comparecencia del
apelante, no requiere ser notificada) y 202 (si no comparece el apelado, se seguirá el recurso en su rebeldía y no será
necesario notificarle las resoluciones que se dicten).
Podrá, sin embargo, el tribunal ordenar que se haga por otro de los medios establecidos en la ley, cuando lo estime
conveniente.

b. LA COLOCACIÓN O FIJACIÓN DE LA CAUSA EN TABLA.


Una vez notificado legalmente el decreto “autos en relación”, el proceso queda en “estado
de tabla”, es decir, la causa ya está en condiciones de ser incluida en la tabla. Ahora bien, la
colocación o fijación de la causa en la tabla, es la inclusión material de ésta en un nomina
semanal elaborada por el Presidente de la CA, con el objeto de informar a las partes de cuándo
será conocida la causa.
La confección de la tabla no queda entregada al sólo capricho del Presidente de la CA,
pues debe efectuarla en conformidad a la ley. En efecto, el art. 69 inc. I del COT dispone que los
Presidentes de las CA formarán el último día hábil de cada semana una tabla de los asuntos que
verá el tribunal en la semana siguiente (para cada uno de los días de la semana siguiente), que se
encuentren en estado de relación. Se consideran expedientes en estado de relación aquellos que
hayan sido previamente revisados y certificados al efecto por el Relator que corresponda. Esto
último se encuentra confirmado por el art. 372 Nº 3 del COT, que dispone que son funciones de
los Relatores: revisar los expedientes que se les entreguen y certificar que están en estado de
relación. 91
En cuanto a la forma de ordenar la tabla, la regla general la establece el art. 162 inc. I del
CPC, que señala que las causas se fallarán en los tribunales unipersonales tan pronto como estén
en estado y por el orden de su conclusión. El mismo orden se observará para designar las
causas en los tribunales colegiados para su vista y decisión. Por lo tanto, se deben colocar en la
tabla las causas que estén en estado de relación y según el orden de conclusión de su tramitación
(no según el orden de ingreso a la CA), esto es, desde la fecha del decreto “autos en relación”. Sin
embargo, este orden cronológico puede verse alterado por dos tipos de causas, a saber:
i. Causas preferentes. Son aquellas que por disposición de la ley o del tribunal, se deben
conocer y fallar con anterioridad a los asuntos que estén en estado de relación, no

91
En la práctica, las tablas son confeccionadas por los Relatores bajo la dirección y forma del Presidente de la Corte.

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obstante ser cronológicamente posteriores (ingresan inmediatamente a la tabla). Por


ejemplo:
- El art. 162 inc. II del CPC señala que exceptúanse (del orden cronológico) las
cuestiones sobre deserción de recursos, depósito de personas, alimentos
provisionales, competencia, acumulaciones, recusaciones, desahucio, juicios sumarios
y ejecutivos, denegación de justicia o de prueba y demás negocios que por la ley, o
por acuerdo del tribunal fundado en circunstancias calificadas, deban tener
preferencia, las cuales se antepondrán a los otros asuntos desde que estén en estado.
- El art. 69 inc. III del COT, señala que en las tablas deberá designarse un día de la
semana para conocer las causas criminales y otro día distinto para conocer las
causas de familia, sin perjuicio de la preferencia que la ley o “el tribunal” les
acuerden.
- El art. 484 del Código del Trabajo establece que las causas laborales gozarán de
preferencia para su vista y su conocimiento se ajustará estrictamente al orden de su
ingreso al tribunal.
- De acuerdo al art. 241 segunda parte del CPC, tratándose de juicios de hacienda, estas
apelaciones se colocarán de inmediato en tabla y gozarán de preferencia para su
vista y fallo.

ii. Causas a gregadas extraordinariamente. Son aquellas causas que son agregadas a
la tabla del día hábil siguiente (desde que están en estado de relación), o a la del mismo
día en casos urgentes, y que normalmente dicen relación con asuntos que por su
gravedad, no pueden esperar para ser resueltos; en la práctica estas causas agregadas
extraordinariamente no son pocas, por ejemplo, a veces son doce o trece. En este sentido
el art. 69 inc. V del COT señala que serán agregados extraordinariamente a la tabla del
día siguiente hábil al de su ingreso al tribunal, o el mismo día, en casos urgentes: las
apelaciones relativas a la prisión preventiva de los imputados u otras medidas cautelares
personales en su contra; los recursos de amparo, y las demás que determinen las leyes.

Una vez que se encuentre formada la tabla, corresponde determinar qué sala de la Corte
deberá conocer de ésta. Al respecto, el art. 69 inc. II del COT señala que en las CA que consten de
más de una sala se formarán tantas tablas cuantas sea el número de salas y se distribuirán entre
ellas por sorteo, en audiencia pública. La excepción a esta regla la constituyen las causas
radicadas, esto es, aquellas causas que no requieren de un sorteo previo para ser distribuidas en
una sala, ya que deben ser resueltas por la sala que conoció del negocio por primera vez; es
decir, por algún motivo, su contenido ya ha sido conocido previamente por una sala determinada,
quien posteriormente será la única competente para conocer de cualquier otro asunto relativo a
ella. Por ejemplo:
i. El art. 192 inc. III del CPC establece que las peticiones de orden de no innovar serán
distribuidas por el Presidente de la Corte (por la Sala Tramitadora), mediante sorteo,
entre las salas en que esté dividida y se resolverán en cuenta. Decretada una orden de no
innovar, quedará radicado el conocimiento de la apelación respectiva en la sala que la
concedió (la ONI) y el recurso gozará de preferencia para figurar en tabla.

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ii. Por su parte, el art. 69 inc. IV del COT señala que los recursos de amparo y las
apelaciones relativas a la libertad de los imputados u otras medidas cautelares
personales en su contra serán de competencia de la sala que haya conocido por primera
vez del recurso o de la apelación, o que hubiere sido designada para tal efecto, aunque
no hubiere entrado a conocerlos.

Por último, del art. 163 del CPC, se desprenden los requisitos que debe tener la tabla. En
efecto, dicha disposición señala que en los tribunales colegiados se formará el día último hábil
de cada semana una tabla de los asuntos que verá el tribunal en la semana siguiente, con
expresión de:
i. El nombre de las partes, en la forma en que aparezca en la carátula del respectivo
expediente.

ii. El día en que cada uno deba tratarse; esto es, la indicación del día en que se deban ver y
tratar los asuntos que la tabla contiene.

iii. El número de orden que le corresponda. Como se dijo, las causas en la tabla se fijan de
acuerdo al orden de su conclusión.

iv. Y el art. 165 inc. final del CPC, dispone que los Relatores, en cada tabla, deberán dejar
constancia de las suspensiones ejercidas de conformidad a la causal del Nº 5, y de la
circunstancia de haberse agotado o no el ejercicio de tal derecho.
Ahora bien, de acuerdo al art. 165 inc. penúltimo del CPC, los errores, cambios de letras o
alteraciones no substanciales de los nombres o apellidos de las partes no impiden la vista de la
causa; es decir, los errores en la confección de la tabla no vician la vista de la causa, salvo que
fueren sustanciales, como aquellos que hacen perder la individualidad del proceso; en tal caso,
no podrá procederse a la vista y la causa deberá salir “mal anunciada”. Esto se relaciona con el
art. 800 Nº 4 del CPC, el cual dispone que en general, son trámites o diligencias esenciales en la
segunda instancia de los juicios de mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales: la
fijación de la causa en tabla para su vista en los tribunales colegiados, en la forma establecida
en el art. 163 (esto tiene importancia respecto del recurso de casación en la forma).

c . LA INSTALACIÓN DEL TRIBUNAL.


Una vez que ha sido fijada y establecida la tabla, deberá verse el asunto el día señalado,
pero antes de proceder a anunciarse la primera causa, el Presidente de la Corte debe proceder a la
instalación del tribunal, esto es, analizar si la sala respectiva o el pleno, en su caso, cuentan con
el número suficiente de jueces, debiendo levantar un acta en donde que se expresen los nombres
de los Ministros que integrarán la sala de ese día (para efectos de las implicancias o las
recusaciones), así como los nombres de los inasistentes y el motivo de sus ausencias.
Ahora, si hay menos de tres Ministros, la sala se debe instalar con la asistencia de un
Fiscal Judicial o de un Abogado Integrante (no puede funcionar con mayoría de Abogados
Integrantes). En este caso, el art. 166 del CPC señala que cuando haya de integrarse una sala con
miembros que no pertenezcan a su personal ordinario, antes de comenzar la vista, se pondrá por
conducto del Relator o Secretario en conocimiento de las partes o de sus abogados el nombre de

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los integrantes, y se procederá a ver la causa inmediatamente, a menos que en el acto se


reclame, de palabra o por escrito, implicancia o recusación contra alguno de ellos.

d. EL ANUNCIO DE LA CAUSA.92
Una vez que se ha efectuado la instalación del tribunal, de acuerdo al art. 163 inc. II del
CPC, la tabla se fijará en lugar visible (a fin de que puedan ser vistas por las partes y sus
abogados), y antes de que comience a tratar cada negocio, lo anunciará el tribunal, haciendo
colocar al efecto en lugar conveniente el respectivo número de orden, el cual se mantendrá fijo
hasta que se pase a otro asunto; es decir, el Oficial de la Sala respectiva, debe colocar fuera de la
sala y en un lugar visible, el número correspondiente a la causa que comenzará a verse (para ello
existen vitrinas especiales frente a cada sala). Por lo tanto, se puede decir que el anuncio de la
causa es una medida de publicidad consistente en colocar en lugar conveniente y visible, fuera de
la sala, el respectivo número de orden de la causa que comenzará a verse, el cual se debe
mantener fijo hasta que la sala pase a conocer otro asunto.93
La regla general, es que las causas se vean el día y en el orden señalado en la tabla,
partiendo por las agregadas extraordinariamente. Sin embargo, el Relator, en forma previa a dar
cuenta de las causas que le han sido asignadas, debe anunciar todas aquellas causas que, no
obstante figurar en la tabla ordinaria o entre las agregadas extraordinariamente a ella, no podrán
ser vistas en esa audiencia, por los siguientes motivos:
i. Por la existencia de causas pendientes. En efecto, art. 164 del CPC señala que las
causas se verán en el día señalado. Pero si concluida la hora de audiencia, queda
pendiente alguna y no se acuerda prorrogar el acto (la hora de la audiencia), se
continuará en los días hábiles inmediatos hasta su terminación, sin necesidad de ponerla
nuevamente en tabla.
ii. Por la institución de la suspensión de la vista de la causa. No obstante que el CPC
es terminante en decir que las causas se deben ver en el día señalado en la tabla, la vistas
de éstas se pueden retardar o suspender, lo cual acontecerá siempre que concurran las
causales taxativamente enumeradas en la ley. Estas causales están principalmente en el
art. 165 del CPC, el cual señala que sólo podrá suspenderse en el día designado al efecto
la vista de una causa, o retardarse dentro del mismo día:
- Por impedirlo el examen de las causas colocadas en lugar preferente (causas
preferentes), o la continuación de la vista de otro pleito pendiente del día anterior
(causas pendientes) (art. 165 Nº 1).

92
Antes de analizar esta etapa, es necesario referirse a un trámite nuevo que es “el anuncio del abogado que alega, al
Relator”. Conforme al autoacordado de la CS sobre vista de la causa, es necesario que todos aquellos abogados que
deseen alegar, se lo indiquen personalmente al Relator a cargo de la causa, en la primera media hora de
funcionamiento del tribunal, indicando la duración del alegato, y la parte por la que se alega (debe “anunciarse” ante
el relator). Esto es tan importante que de no ser así, el abogado pierde el derecho a alegar (“quien no se anuncia no
alega”); por el contrario, si se anuncia y luego no alega, es sancionado disciplinariamente. Con esto se ha buscado
lograr una adecuada planificación por parte de las salas.
93
Esto se hace en un cartel blanco que tiene un número grande de color negro; si se trata de una causa agregada
extraordinariamente a la tabla, junto al número se coloca la letra A, y si se trata de causa radicada, se coloca la R. En
la práctica se hace inclusive aplaudiendo por el funcionario respectivo para llamar la atención de las partes, para
hacer saber a éstas que el tribunal ha comenzado a ver la causa.

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- Por falta de miembros del tribunal en número suficiente para pronunciar sentencia
(art. 165 Nº 2). Estas son las causas sin tribunal, y tienen lugar cuando uno o más
Ministros o Abogados Integrantes de la sala instalada no pueden entrar a conocer de
un asunto por afectarles alguna causal de inhabilidad, hecho que deberá certificar el
Relator en el expediente.94 Ahora, si el proceso se encuentra incluido en la tabla de un
Relator a quien afecte alguna inhabilidad para relatarla, la causa no podrá ser vista en
esa audiencia y se dispondrá que se agregue a la tabla de otro Relator para la semana
siguiente.
- Por muerte del abogado patrocinante, del procurador o del litigante que gestione por
sí en el pleito. En estos casos, la vista de la causa se suspenderá por quince días
contados desde la notificación al patrocinado o mandante de la muerte del abogado o
del procurador, o desde la muerte del litigante que obraba por sí mismo, en su caso
(art. 165 Nº 3).
- Por muerte del cónyuge o de alguno de los descendientes o ascendientes del abogado
defensor, ocurrida dentro de los ocho días anteriores al designado para la vista (art.
165 Nº 4).
- El art. 165 Nº 5 del CPC dispone que se suspende la vista la causa por solicitarlo
alguna de las partes o pedirlo de común acuerdo los procuradores o los abogados de
ellas. Agrega el inc. II que cada parte podrá hacer uso de este derecho por una sola
vez. En todo caso, sólo podrá ejercitarse este derecho hasta por dos veces, cualquiera
que sea el número de partes litigantes, obren o no por una sola cuerda; es decir, si son
tres las partes litigantes, sólo podrán pedir la suspensión dos de éstas. La suspensión
de común acuerdo procederá por una sola vez. Por lo tanto, la suspensión puede
proceder tres veces, en dos ocasiones por las partes en forma separada, y una vez de
común acuerdo.95
El inc. III dispone que el escrito en que se solicite la suspensión deberá ser presentado
(en la Secretaría de la Corte) hasta las doce horas del día hábil anterior a la audiencia
correspondiente. La solicitud presentada fuera de plazo será rechazada de plano. La
sola presentación del escrito extingue el derecho a la suspensión aun si la causa no se
ve por cualquier otro motivo. Este escrito pagará en la CS un impuesto especial de
media UTM y en las CA de un cuarto de UTM y se pagará en estampillas de impuesto
fiscal que se pegarán en el escrito respectivo. El inc. IV del art. 165 Nº 5 agrega que

94
Tratándose de Abogados Integrantes, las partes pueden formular recusación sin necesidad de expresar causa
alguna, la que será aceptada sin más trámite por el tribunal; en todo caso, en cada proceso sólo se podrá recusar
hasta dos Abogados Integrantes, cualquiera que sea el número de partes. En la práctica, era muy frecuente recusar a
los Abogados Integrantes para suspender la vista de una causa, motivo por el cual, entre las últimas grandes
modificaciones del CPC (el año 1988), se estableció en el art. 113 inc. III que si la recusación afectare a un Abogado
Integrante, el Presidente de la respectiva Corte procederá de inmediato a formar sala, salvo que ello no fuera
posible por causa justificada.
95
Aquí hay que tener presente al art. 64 inc. II del CPC, el cual señala que las partes, en cualquier estado del juicio,
podrán acordar la suspensión del procedimiento hasta por un plazo máximo de noventa días. Este derecho sólo
podrá ejercerse por una vez en cada instancia, sin perjuicio de hacerlo valer, además, ante la CS en caso que, ante
dicho tribunal, estuviesen pendientes recursos de casación o de queja en contra de sentencia definitiva (se dice esto
porque el conocimiento de estos recursos no constituye una instancia). Los plazos que estuvieren corriendo se
suspenderán al presentarse el escrito respectivo y continuarán corriendo vencido el plazo de suspensión acordado.

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el derecho a suspender no procederá respecto del Amparo y tampoco respecto del


recurso de queja.
Por último, como se dijo al momento de analizar el contenido de la tabla, el art. 165
inc. final señala que los Relatores, en cada tabla, deberán dejar constancia de las
suspensiones ejercidas de conformidad a la causal del N° 5 y de la circunstancia de
haberse agotado o no el ejercicio de tal derecho.
- Por tener alguno de los abogados otra vista o comparecencia a que asistir en el
mismo día ante otro tribunal. En este caso, el Presidente respectivo podrá conceder la
suspensión por una sola vez o simplemente retardar la vista, atendidas las
circunstancias; es decir, esto es facultativo para el Presidente, atendiendo a las
circunstancias. En caso que un abogado tenga dos o más vistas en el mismo día y ante
el mismo tribunal, en salas distintas, preferirá el amparo, luego la protección y en
seguida la causa que se anuncie primero, retardándose o suspendiéndose las demás,
según las circunstancias (art. 165 Nº 6).
.
- Por ordenarlo así el tribunal, por resolución fundada, al disponer la práctica de
algún trámite que sea estrictamente indispensable cumplir en forma previa a la vista
de la causa (por ejemplo, se omitió la vista al Fiscal Judicial, en un caso que era
legalmente procedente). La orden de traer algún expediente o documento a la vista, no
suspenderá la vista de la causa y la resolución se cumplirá terminada ésta (art. 165 Nº
7). En la práctica a esta causal se la llama “hacer salir en trámite una causa”, y tiene
como antecedente la existencia de algún trámite que tenga vicios u omisiones, que se
han incurrido durante la tramitación, y de los cuales el tribunal se entera por la cuenta
que debe darle el Relator. En efecto, el art. 222 inc. I del CPC señala que en
cumplimiento de las obligaciones impuestas por el art. 373 del COT (los Relatores
deben certificar que los expedientes se encuentran en estado de relación), los Relatores
darán cuenta de los vicios y omisiones que hayan notado en las causas del día a fin de
que el tribunal resuelva si ha de llenarse previamente algún trámite.
- También hay otras causales de suspensión o retardo que no se encuentran en el art. 165
del CPC, como las causas que no se verán por falta de tiempo (art. 222 inc. II del CPC);
cuando el apelante se desiste de la apelación después de que la causa fue incluida en la
tabla (en este caso no podrá verse por no existir recurso); o cuando después de haber
ingresado la causa en la tabla, el expediente sea solicitado y remitido a otro tribunal o
se haya extraviado; o si en el proceso no se ha individualizado correctamente la tabla,
la sala deberá abstenerse de conocer del mismo en esa audiencia, en atención a que las
partes no han resultado debidamente informadas al respecto.
Todas las causas que no se verán en la audiencia por alguno de los motivos señalados,
deben ser indicadas en un aviso que confeccionará el Relator, el cual será colocado en un lugar
visible, a fin de que las partes puedan tomar conocimiento de él. Sin perjuicio de lo anterior, si al
momento de estar relatándose un proceso, se advierte la existencia de alguno de los motivos que
impiden la vista, debe completarse el aviso aludido agregando el proceso que se encuentre en esa
situación. En efecto, el inc. II del art. 222 del CPC señala que las causas que se ordene tramitar,
las suspendidas y las que por cualquier motivo no hayan de verse, serán anunciadas en la tabla
antes de comenzar la relación de las demás. Asimismo, en esa oportunidad deberán señalarse
aquellas causas que no se verán durante la audiencia, por falta de tiempo. La audiencia se
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prorrogará, si fuere necesario, hasta ver la última de las causas que resten en la tabla.
Por último, el art. 165 inc. II del CPC señala que las causas que salgan de la tabla por
cualquier motivo volverán a ella al lugar que tenían; es decir, no pierden su lugar.

e. LA RELACIÓN.
En esta fase comienza la vista propiamente tal de la causa, lo que es confirmado por el
art. 223 inc. I primera parte del CPC, que dice que la vista de la causa se iniciará con la relación.
La relación se puede definir como la exposición sistemática, razonada y metódica de las
circunstancias más relevantes de la causa (contenida en el expediente) que debe efectuar en
forma oral el Relator a la Corte, a fin de que esta última pueda interiorizarse y compenetrarse
suficientemente del contenido del asunto sometido a su decisión y que debe resolver.96
La relación es una clara manifestación del principio de mediación, ya que el
conocimiento que los jueces tendrán del asunto se limita a lo que informe el Relator, sin
perjuicio de las preguntas que puedan hacerle. 97
Lo normal es que en esta fase los abogados tengan una actitud pasiva. Hasta hace muy
poco no se permitía el ingreso a los abogados durante la relación para escucharla, lo cual era
negativo, pues es importante saber qué le dijo el Relator al tribunal. Sin embargo, actualmente,
mediante una reforma legal del año 1994, sí pueden entrar, de manera que la relación se hace en
presencia de los abogados que se hayan anunciado para alegar, pero no en presencia del público
en general (art. 223 inc. I del CPC).
Art. 223. La vista de la causa se iniciará con la relación, la que se efectuará en presencia de los abogados de las
partes que hayan asistido y se hubieren anunciado para alegar. No se permitirá el ingreso a la sala de los abogados
una vez comenzada la relación. Los ministros podrán, durante la relación formular preguntas o hacer observaciones
al relator, las que en caso alguno podrán ser consideradas como causales de inhabilidad.

La importancia de que la relación sea el trámite que da inicio a la vista de la causa, se


manifiesta, entre otras cosas, para fines probatorios. En efecto, respecto de los instrumentos,
éstos se pueden presentar en cualquier estado del juicio hasta el vencimiento del término
probatorio, en primera instancia, y hasta la vista de la causa en segunda instancia; lo mismo
sucede respecto de la absolución de posiciones. También tiene importancia respecto de las
excepciones mixtas, pues de acuerdo al art. 310 inc. I del CPC, no obstante lo dispuesto en el
artículo anterior (las excepciones deben oponerse en la contestación de la demanda), las
excepciones de prescripción, cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la deuda, cuando ésta
se funde en un antecedente escrito, podrán oponerse en cualquier estado de la causa; pero no se
admitirán si no se alegan por escrito antes de la citación para sentencia en primera instancia, o
de la vista de la causa en segunda.

96
El Relator al comenzar la relación, debe especialmente dar cuenta de los aspectos esenciales del proceso, esto es:
identificar el tribunal de primera instancia; el recurso que se verá; la resolución contra la cual se dedujo; el juez que
dictó la resolución; resumen del problema que ha sido fallado; enunciación de la controversia para centrar la
atención del tribunal sobre lo que debe resolver; y dar lectura completa del fallo o resolución sometido a la CA.
97
Cabe decir que en los recursos contemplados en el CPP, el legislador eliminó el trámite de la relación. En efecto, el
art. 358 del CPP, que establece las reglas generales para la vista de los recursos, señala que la audiencia se iniciará
con el anuncio, tras el cual, s i n m e d i a r r e l a c i ó n , se otorgará la palabra a el o los recurrentes para que
expongan los fundamentos del recurso, así como las peticiones concretas que formularen. Luego se permitirá
intervenir a los recurridos y finalmente se volverá a ofrecer la palabra a todas las partes con el fin de que formulen
aclaraciones respecto de los hechos o de los argumentos vertidos en el debate.

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f. LOS ALEGATOS DE LOS ABOGADOS DE LAS PARTES.


Los alegatos corresponden a la exposición verbal que hacen los abogados en defensa de
los derechos de sus clientes, ante los tribunales colegiados. Al respecto, el art. 226 del CPC
establece que se prohíbe presentar en la vista de la causa defensas escritas. Se prohíbe
igualmente leer en dicho acto tales defensas (sin perjuicio de las minutas que puedan llevar los
abogados para guiarse en el alegato y la lectura de citas textuales); y por su parte, el art. 527 del
COT señala que las defensas orales ante cualquier tribunal de la República sólo podrán hacerse
por un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión. No obstante, el inc. II de esta
disposición señala que los postulantes que estén realizando su práctica para obtener el título de
abogado en las Corporaciones de Asistencia Judicial, podrán hacer tales defensas ante las CA y
Marciales en favor de las personas patrocinadas por esas entidades (ante la CS sólo pueden
alegar los abogados habilitados para el ejercicio de la profesión). Para estos fines el
representante de ellas deberá otorgar al postulante un certificado que lo acredite como tal.
El art. 223 inc. II del CPC dispone que concluida la relación, se procederá a escuchar, en
audiencia pública, los alegatos de los abogados que se hubieren anunciado. Pues, como se dijo,
el autoacordado de la CS sobre vista de la causa, señala que los abogados que quieren hacer uso
de su derecho a alegar, deben anunciarse ante el respectivo Relator antes del inicio de la
audiencia, indicando el tiempo aproximado que durará el alegato, lo que el Relator hará constar
en el expediente. Por lo tanto, la fase de los alegatos puede que exista o no; es un derecho que se
puede renunciar y que requiere como requisito, anunciarse previamente.
Continúa el inc. II del art. 223 señalando que alegará primero el abogado del apelante y
en seguida el del apelado. Si son varios los apelantes, hablarán los abogados en el orden en que
se hayan interpuesto las apelaciones. Si son varios los apelados, los abogados intervendrán por
el orden alfabético de aquéllos. Hay que agregar, de acuerdo al art. 225 del CPC, que en la vista
de la causa sólo podrá alegar un abogado por cada parte, y no podrán hacerlo la parte y su
abogado.
El inc. III dispone que los abogados tendrán derecho a rectificar los errores de hecho que
observaren en el alegato de la contraria, al término de éste, sin que les sea permitido replicar en
lo concerniente a puntos de derecho. Agrega el inc. IV que la duración de los alegatos de cada
abogado se limitará a media hora (en caso de recurso de casación en la forma es una hora). El
tribunal, a petición del interesado, podrá prorrogar el plazo por el tiempo que estime
conveniente.
El inc. V señala que durante los alegatos, el Presidente de la sala podrá invitar a los
abogados a que extiendan sus consideraciones a cualquier punto de hecho o de derecho
comprendido en el proceso, pero esta invitación no obstará a la libertad del defensor para el
desarrollo de su exposición. Una vez finalizados los alegatos, y antes de levantar la audiencia,
podrá también pedirles que precisen determinados puntos de hecho o de derecho que considere
importantes. Agrega el inc. VI que al término de la audiencia, los abogados podrán dejar a
disposición del tribunal una minuta de sus alegatos.
Finalmente, el inc. VII establece que el Relator dará cuenta a la sala de los abogados que
hubiesen solicitado alegatos o se hubiesen anunciado para alegar y no concurrieren a la
audiencia respectiva para oír la relación ni hacer el alegato. El Presidente de la sala oirá al
interesado, y, si encontrare mérito para sancionarlo, le aplicará una multa no inferior a una ni
superior a cinco UTM, la que se duplicará en caso de reiteración de la falta dentro de un mismo

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año calendario. El sancionado no podrá alegar ante esa misma Corte mientras no certifique el
Secretario de ella, en el correspondiente expediente, que sea pagado la multa impuesta.

g. TÉRMINO DE LA VISTA DE LA CAUSA.


Una vez concluida la vista, lo que puede ocurrir una vez terminados los alegatos o la
relación (si no se presentan los abogados a alegar), queda el proceso en estado de sentencia (se
van los abogados fuera de la sala). Aquí se pueden presentar dos situaciones:
i. Que la causa se falle inmediatamente por la Corte, luego de una breve deliberación; en
cuyo caso se dicta la sentencia, la cual se firma por los Ministros y por el Secretario, y
luego se notifica a las partes (esto ocurre generalmente cuando no hubo alegatos).
ii. Excepcionalmente puede ocurrir que la causa no se falle inmediatamente, caso en el cual,
se dice que la causa quedó “en acuerdo”. Esto puede ocurrir por los siguientes motivos:
- Porque se requiere de un mayor estudio y análisis para su decisión. En este caso, en
conformidad con el art. 82 del COT, cuando alguno de los miembros del tribunal
necesite estudiar con más detenimiento el asunto que va a fallarse, se suspenderá el
debate y se señalará, para volver a la discusión y al acuerdo, un plazo que no exceda
de treinta días, si varios ministros hicieren la petición, y de quince días cuando la
hiciere uno solo.
- Porque estima conveniente ordenar una medida para mejor resolver. En dicho caso, de
acuerdo al art. 227 inc. II del CPC, si, vista la causa, se decreta para mejor resolver,
alguna de las diligencias mencionadas en el art. 159, no por esto dejarán de
intervenir en la decisión del asunto los mismos miembros del tribunal que asistieron a
la vista en que se ordenó la diligencia.
- Porque la Corte ha decretado un informe en derecho en razón de haberlo solicitado
alguna de las partes (art. 228 del CPC), el que deberá ser evacuado en el término que
señale el tribunal, el cual no puede ser superior a 60 días, salvo acuerdo de las partes al
respecto (según CASARINO, en el fondo constituye una medida para mejor resolver,
pero a petición de parte).98

Ahora bien, sea que se falle de inmediato o que la causa quede “en acuerdo”, y sea que el
asunto se haya conocido en cuenta o previa vista de la causa, se deben aplicar las normas
relativas a los acuerdos de las CA (contempladas en los arts. 72 y siguientes del COT ), normas
que también se aplican a la CS (salvo ciertas modificaciones y excepciones) a los TJOP, e incluso
a los Tribunales Arbitrales Colegiados. El acuerdo, según CASARINO, es el estudio, discusión y
adopción del fallo por parte de un Tribunal Colegiado, que se inicia una vez terminada la
relación de la cuenta del Relator, o una vez finalizada la vista de la causa, y termina una vez
firmado el fallo acordado; y se caracteriza por ser un acto de carácter privado, que se traduce en

98
Si la causa queda en estado de acuerdo, el Relator debe dejar constancia de esto; y si la sentencia no se dicta
dentro de los plazos legales, nace para el Presidente de la Corte una importante obligación, pues de acuerdo al art.
90 Nº 10 del COT, debe dar cuenta al Presidente de la CS de las causas en que no se haya dictado sentencia en el
plazo de treinta días, contados desde el término de la vista, y de los motivos del retardo.

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provocar y recibir la votación de cada uno de los Ministros presentes, acerca de lo que debe
comprender el fallo, en conformidad a la ley.
Finalmente, cabe señalar que el conjunto de actos sucesivos que conforman la vista de la
causa son de gran importancia, pues de acuerdo al art. 800 del CPC, en general, son trámites o
diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o de menor cuantía y en
los juicios especiales: 1) El emplazamiento de las partes, hecho antes de que el superior conozca
del recurso, lo cual tiene lugar con la notificación legal del decreto “autos en relación”; 3) la
citación para oír sentencia definitiva, que en segunda instancia está constituido por la relación y
los alegatos99; y 4) la fijación de la causa en tabla para su vista en los tribunales colegiados, en
la forma establecida en el art. 163, lo cual también comprende su anunció previo. Lo importante
de estos trámites, es que si se omiten, autoriza para interponer el recurso de casación en la forma
en contra de la sentencia respectiva, con el objeto de obtener su anulación.

E. L A C ORTE S UPREMA .

1. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
La CS es un tribunal ordinario y colegiado que está a la cabeza del Poder Judicial, que
ejerce jurisdicción sobre todo el territorio de la República, y cuya función normal y específica es
velar por la correcta y uniforme aplicación de las leyes, además de corresponderle la
superintendencia directiva, correccional y económica sobre todos los tribunales de la nación (con
excepción del TC, del TRICEL y de los Tribunales Electorales Regionales). De esta definición se
desprenden las siguientes características:
i. Es un tribunal ordinario, puesto que está contemplado y regulado en el COT, en base a
una relación jerárquica.
ii. Es un tribunal superior, lo cual tiene importancia respecto de la acusación
constitucional por notable abandono de deberes de sus Ministros. Y no sólo es un
tribunal superior (como lo es también la CA), sino que también está a la cabeza del Poder
Judicial, es decir, es el más alto tribunal de la República, siendo superior jerárquico de
todas las CA del país, de los JL, de los JG, de los TJOP, y de los tribunales especiales que
forman parte del Poder Judicial.
iii. Es un tribunal colegiado, ya que está compuesto por 21 miembros denominados
Ministros, uno de los cuales es su Presidente.
iv. Es un tribunal de Derecho, porque tramita y falla las causas con estricta sujeción a la
ley. Excepcionalmente falla en conciencia, por ejemplo, en el recurso de reclamación de
nacionalidad.
v. Es un tribunal letrado, puesto que los Ministros deben ser abogados; y es de carácter
permanente.

99
En primera instancia la citación para oír sentencia sólo se conforma con la dictación y notificación por el estado
diario de tal resolución. En cambio, en segunda instancia este es un trámite complejo.

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vi. En cuanto a su territorio jurisdiccional, no hay una norma expresa que señale que la CS
ejerce jurisdicción sobre todo el territorio de la República; sin embargo, esto se deduce de
numerosas disposiciones, especialmente la que le otorga la superintendencia sobre todos los
tribunales del país (art. 82 de la CPR); y porque es la expresión máxima de uno de los
Poderes del Estado (Poder Judicial).
vii. De acuerdo al art. 94 del COT, la CS tendrá su sede en la capital de la República.
Específicamente su sede está en el Palacio de los Tribunales de Justicia de Santiago,
edificio que alberga, además, a la CA de Santiago y a las Corte Marciales.
viii. La CS tiene como principal misión, en cuanto a competencia exclusiva y excluyente, velar
por la correcta y uniforme aplicación de las leyes, dándoles a ellas su verdadera y genuina
significación; para ello, conoce en forma privativa del recurso de casación en el fondo y
del de revisión. En efecto, una de las funciones más importantes de la CS, es la de actuar
como tribunal de casación, uniformando de esa manera la jurisprudencia, esto es, la
forma de aplicar la ley en un determinado caso.
Si bien en Chile, a diferencia del sistema anglosajón, los fallos de los tribunales, incluidos
los de la CS, sólo tienen fuerza obligatoria para el caso en que se han pronunciado (efecto
relativo de las sentencias), cabe decir que la jurisprudencia emanada de la CS, conociendo
del recurso de casación, constituye un importante precedente para la aplicación de la ley
en casos análogos, y una importante fuente para la interpretación y aplicación del
Derecho. Al respecto, CASARINO señala que la CS traduce y debe traducir el pensamiento
jurídico de la Nación.
ix. Por otro lado, de acuerdo al art. 82 inc. I de la CPR, la CS tiene la superintendencia
directiva, correccional y económica de todos los tribunales de la Nación. Se exceptúan
de esta norma el TC, el TRICEL y los tribunales electorales regionales. Por lo tanto, todos
los demás tribunales, incluidos los que no forman parte del Poder Judicial, están
sometidos a esta superintendencia.
Ahora bien, por superintendencia se entiende, siguiendo al profesor SILVA CIMA, la
dirección, cuidado y gobierno de una cosa, suprema administración de un ramo. Esta
superintendencia es de tres clases, a saber:
- Superintendencia directiva, la cual se manifiesta, según el profesor ALDUNATE,
en: las facultades de la CS para orientar las actuaciones del Poder Judicial frente a los
demás poderes; para pronunciarse en pleno respecto de las modificaciones a la LOC de
Organización y Atribuciones de Tribunales; proponer las quinas para su propia
generación y las ternas para las CA; actuar como corte de casación; y de acuerdo al art.
5º del CC la CS y las Cortes de Alzada, en el mes de marzo de cada año, darán cuenta
al PDR de las dudas y dificultades que les hayan ocurrido en la inteligencia y
aplicación de las leyes, y de los vacíos que noten en ellas.
- Superintendencia correccional, la cual se manifiesta en las facultades
disciplinarias de la CS, como, por ejemplo, la potestad para calificar la conducta de los
jueces y, en su caso, acordar su remoción; en el conocimiento y resolución de los
recursos de queja y quejas, etc.

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- Superintendencia económi ca, esto es, la facultad que tiene para regular el
funcionamiento interno de los tribunales, con el objeto de lograr una más pronta y
mejor administración de justicia. A veces, esta facultad va más allá de la organización
interna de los tribunales y afecta incluso a los particulares, como es el caso del
autoacordado sobre tramitación del recurso de protección.
- Finalmente, aunque el art. 82 de la CPR no lo diga (pero sí lo señala el art. 3º del COT
respecto de todos los tribunales), la CS también tiene facultades conservadoras, esto es,
velar para que todos los Poderes Públicos actúen dentro de la órbita de sus
atribuciones y, en especial, velar porque los derechos constitucionales sean respetados.
En efecto, esta Corte conoce en segunda instancia de las apelaciones deducidas en
contra las sentencias dictadas por las CA en los recursos de amparo y de protección.
x. Por regla general, no es un tribunal de instancia, ya que sólo tiene facultad soberana para
pronunciarse sobre las cuestiones de Derecho (recurso de casación en el fondo), no así
sobre las de hecho.
xi. Por último, es un tribunal de competencia común, ya que conoce de toda clase de asuntos,
sin importar su diversa naturaleza, sean civiles, comerciales, de minas, de aguas, etc.

2. COMPOSICIÓN.
i. Presidente de la Corte. El art. 93 inc. I del COT señala que la CS se comprenderá de
veintiún miembros, uno de los cuales será su Presidente. Agrega el inc. II que el
Presidente será nombrado por la misma Corte, de entre sus miembros, y durará en sus
funciones dos años, no pudiendo ser reelegido. Como se puede apreciar, acá hay una
diferencia con las CA, pues el Presidente de la CS es elegido por votación de los Ministros
y dura dos años, en cambio, los Presidentes de las CA ocupan ese cargo turnándose cada
Ministro por orden de antigüedad en la categoría correspondiente del escalafón y, además,
duran sólo un año.
Sus funciones más importantes son: instalar diariamente las salas para su funcionamiento,
levantando un acta de instalación, autorizada por el Secretario, indicando en ella los
nombres de los Ministros asistentes, y de los que no hubieren concurrido, para que una
copia de esta acta se fije en la tabla de la sala correspondiente; formar la tabla para cada
sala, y hacer la distribución del trabajo entre los Relatores y demás empleados del
tribunal; atender al despacho de la cuenta diaria y dictar los decretos o providencias de
mera substanciación de los asuntos de que corresponda conocer al tribunal, o a cualquiera
de sus salas.
ii. Veintiún Ministros. Los Ministros gozan de precedencia los unos respecto de los otros
por el orden de su antigüedad, y son designados por el Presidente de la República, con
acuerdo del Senado, quien los elige de una nómina de cinco personas que propone la CS.
De los 21 miembros de la CS, 16 deben provenir de la carrera judicial, y cinco deben ser
abogados extraños a la administración de justicia.
iii. Un Fiscal Judicial. Es el jefe de servicio de la Fiscalía Judicial, y le corresponde,
especialmente: vigilar por sí a los Ministros o Fiscales Judiciales de las CA, y la conducta

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funcionaria de los demás tribunales y empleados del orden judicial, exceptuados los
Miembros de la CS; y también puede integrar las salas de la CS.
iv. Ocho Relatores, cuya función principal, es hacer la relación de las causas entregadas a
la competencia de la CS.
v. Un Secretario. Es un ministro de fe pública, encargado de autorizar todas las
providencias, despachos y actos emanados de la Corte, y de custodiar los procesos y
todos los documentos y papeles que sean presentados a la Corte.
vi. Un Prosecretario u Oficial Primero. Es un funcionario que colabora con el Secretario
en el desempeño de sus funciones y lo reemplaza con iguales atribuciones; además, le
corresponde desempeñar el cargo de Relator cuando el tribunal lo estime conveniente.
vii. Cinco Oficiales Auxiliares. Forman parte de la secretaría de la CS, y prestan sus
servicios como escribientes, es decir, son digitadores de sala.
viii. Abogados Integrantes. El Presidente de la República debe designar 12 Abogados
Integrantes para la CS por un período de tres años, los cuales están llamados a integrar las
salas de la CS, por falta o inhabilidad de alguno de sus miembros. Lo importante, es que
las salas de la CS no pueden funcionar con mayoría de abogados integrantes, tanto en su
funcionamiento ordinario como en el extraordinario.
ix. Otros funcionarios. También hay un Oficial Secretario del Presidente de la CS, que
cumple las funciones que le imponga el propio Presidente o la CS; y un Bibliotecario
Estadístico, que tiene a su cargo la custodia y atención de la biblioteca que está en la CS.

3. FUNCIONAMIENTO.
Del mismo modo que las CA, la CS, en tanto tribunal colegiado, funciona dividida en salas o
en pleno, según sea la naturaleza o calidad de los asuntos que debe conocer. Y desde el punto de
vista de la cantidad de trabajo o de su acumulación y retardo, su funcionamiento puede ser ordinario
o extraordinario.

3.1. FUNCIONAMIENTO ORDINARIO Y EXTRAORDINARIO.


El art. 95 inc. II del COT dice que para el conocimiento de los asuntos a que se refiere el
art. 98 (conocimiento en sala), la Corte funcionará ordinariamente dividida en tres salas o
extraordinariamente en cuatro, correspondiéndole a la propia Corte determinar uno u otro
modo de funcionamiento. El inc. V de la misma disposición agrega que corresponderá a la
propia Corte, mediante autoacordado, establecer la forma de distribución de sus ministros entre
las diversas salas de su funcionamiento ordinario o extraordinario. La distribución de ministros
que se efectúe permanecerá invariable por un período de, a lo menos, dos años (en general, los
Ministros integran cada sala de acuerdo a la especialización de cada uno de ellos). Y por otro
lado, el art. 99 del COT señala que corresponderá a la CS, mediante autoacordado, establecer
cada dos años las materias de que conocerá cada una de las salas en que ésta se divida, tanto en
funcionamiento ordinario como extraordinario. Al efecto, especificará la o las salas que

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conocerán de materias civiles, penales, constitucionales, contencioso administrativas, laborales,


de menores, tributarias u otras que el propio tribunal determine. En consecuencia:

i. Durante el funcionamiento ordinario, la CS se divide en las siguientes tres salas: la


Primera Sala o Sala Civil, que conoce, por ejemplo, de los recursos de casación en la
forma y en el fondo, y de revisión y de queja en materia civil y laboral; de las apelaciones
en materia de recursos de protección, y de los demás asuntos civiles que corresponda
conocer a la CS y que no estén entregados al Pleno o a otra Sala. La Segunda Sala o Sala
Penal, conoce, por ejemplo, de los recursos de casación en la forma y en el fondo, y de
revisión y de queja en materia penal; del recurso de amparo, etc. Y la Tercera Sala o Sala
de Asuntos Constitucionales y Contenciosos Administrativos, conoce, por ejemplo, de las
apelaciones en materias tributarias, apelaciones y consultas de las sentencias recaídas en
los recursos sobre amparo económico, y, en general, de todos los recursos interpuestos en
contra de las sentencias dictadas por las CA en materias o reclamaciones contenciosas
administrativas (por ejemplo, recurso de reclamación de nacionalidad).100
ii. El funcionamiento extraordinario, de acuerdo al art. 95 inc. II del COT, tiene lugar
cuando la propia Corte lo determine y, en la práctica, siempre ha funcionado
extraordinariamente dividida en las mismas salas anteriores, más una Cuarta Sala o Sala
Laboral o Previsional, que conoce, por ejemplo, de los recursos de casación en la forma y
en el fondo, y de revisión y de queja en materia de orden laboral y previsional, o en
materias regidas por los Códigos de Minería y de Aguas, o de responsabilidad civil
extracontractual (se la llama también Sala Mixta porque conoce, en general, de los demás
asuntos como los laborales y los tributarios).101

3.2. FUNCIONAMIENTO EN SALA Y EN PLENO.

a. COMPETENCIA EN SALA.
De conformidad con lo establecido en el art. 95 inc. IV del COT, las salas deberán
funcionar con no menos de cinco jueces cada una, tres de los cuales, a lo menos, deben ser
Ministros de la CS, pudiendo, por tanto, completarse la integración con uno o dos Abogados
Integrantes, o con el Fiscal Judicial. La integración de la sala será facultativa para el Presidente
de la Corte, y si opta por hacerlo, puede integrar cualquiera de ellas. Cada sala en que se divida
la CS debe ser presidida por el Ministro más antiguo, cuando no esté presente el Presidente de la
Corte, pues en dicho caso, será él quien la presida.
Los asuntos más importantes que conoce la CS divida en salas, están enumerados en el art,
98 del COT, y son los siguientes:

100
No obstante, la CS, siempre mediante autoacordado, podrá modificar la distribución de las materias de que conoce
cada una de las salas, cuando una repartición más equitativa de las mismas así lo requiera. Y en caso que ante la CS
se encuentren pendientes distintos recursos de carácter jurisdiccional que incidan en una misma causa, cualesquiera
sea su naturaleza, éstos deberán acumularse y verse conjunta y simultáneamente en una misma sala. La acumulación
se debe hacer de oficio, sin perjuicio del derecho de las partes a requerir el cumplimiento de esta norma.
101
Como se puede apreciar, la aplicación del funcionamiento extraordinario opera en forma distinta que en las CA,
pues respecto de la CS hay funcionamiento extraordinario cuando los Ministros de dicha Corte así lo establezcan, por
tanto, no rigen las normas de retardo que se aplican a las CA (en la práctica siempre ha funcionado
extraordinariamente, considerándose el retardo de alguna manera). Además, en la CA no hay salas especializadas.

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i. En única instancia, o mejor dicho en un sólo grado jurisdiccional, ya que en estas materias
sólo puede pronunciarse sobre el Derecho, conoce:
- De los recursos de casación en el fondo (art. 98 Nº 1). Este es un recurso estrictamente
jurídico para anular sentencias dictadas con infracción de ley, de manera que la CS no
conoce de los hechos del juicio, sino que sólo del Derecho. Por otro lado, este recurso
da origen a una importante fuente del Derecho, cual es, la jurisprudencia
- De los recursos de casación en la forma interpuestos contra las sentencias dictadas
por las CA o por un Tribunal Arbitral de segunda instancia constituido por árbitros de
Derecho en los casos en que estos árbitros hayan conocido de negocios de la
competencia de dichas Cortes (art. 98 Nº 1). Por ejemplo, un JL dictó una sentencia
definitiva e incurrió en un vicio de forma, luego se interpone casación en la forma para
ante la CA respectiva, pero a su vez, la CA al fallar incurre también en un vicio de
forma; y se interpone así un recurso de casación en la forma en contra la sentencia
dictada por la CA.
- De los recursos de nulidad interpuestos en contra de las sentencias definitivas
dictadas por los tribunales con competencia en lo criminal, cuando corresponda de
acuerdo a la ley procesal penal (art. 98 Nº 3). Esta materia se agregó con la reforma
procesal penal del año 2001, y corresponde a la CS entrar a conocer de estas materias
cuando la sentencia se dicte con vulneración de garantías.
- De los recursos de revisión (arts. 98 N° 5). Este recurso tiene por objeto dejar sin efecto
una sentencia firme dictada en un procedimiento doloso o fraudulento.
- De los recursos de queja, pero la aplicación de medidas disciplinarias, será de la
competencia del tribunal pleno (art. 98 N° 7).102
- De los demás negocios judiciales de que corresponda conocer a la CS y que no estén
entregados expresamente al conocimiento del pleno (art. 98 N° 10). Por ejemplo, los
exhortos a tribunales extranjeros; el procedimiento de exequátur, para el cumplimiento en
Chile de resoluciones extranjeras; si procede o no la indemnización patrimonial y
extrapatrimonial que debe dar el Estado por error judicial, etc. En razón de esta
disposición, se sostiene que la regla general es que todo asunto judicial de competencia
de la CS es conocido en salas, salvo que la ley expresamente lo haya entregado al pleno.

ii. En un segundo grado jurisdiccional conoce, fundamentalmente, de las apelaciones


deducidas contra las sentencias dictadas por las CA en los recursos de amparo y de
protección (art. 98 Nº 4; de manera que conoce como tribunal de segunda instancia.

102
El art. 97 del COT deja en claro que las sentencias que dicte la CS al fallar los recursos de casación en el fondo y
en la forma, de nulidad en materia penal, de queja, de protección y de amparo, así como el de revisión, no son
susceptibles de recurso alguno, salvo el de aclaración, rectificación y enmienda que establece el art. 182 del CPC.

116
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b. COMPETENCIA EN PLENO.
Como se dijo, el pleno funciona con la concurrencia de 11 de sus miembros a lo menos.
Ahora, para saber si un determinado asunto debe ser conocido y resuelto por la CS en pleno o por
alguna de sus salas, hay que tener presente que es la ley la que enumera taxativamente qué asuntos
deben ser conocidos y resueltos por la CS en pleno, de manera que todos los demás asuntos
entregados a su competencia deben ser conocidos y resueltos por las salas, las cuales, por ende,
tienen competencia residual. Los asuntos que conoce la CS en pleno son:
i. En única instancia, o más bien dicho en un sólo grado jurisdiccional, debe:
- Ejercer las facultades administrativas, disciplinarias y económicas que las leyes le
asignan, sin perjuicio de las que les correspondan a las salas en los asuntos de que
estén conociendo, en conformidad a los arts. 542 y 543 (sanciones disciplinarias). En
uso de tales facultades, podrá determinar la forma de funcionamiento de los
tribunales y demás servicios judiciales, fijando los días y horas de trabajo en atención
a las necesidades del servicio (art. 96 Nº 4). También, en virtud de estas facultades, debe
formar el Escalafón Judicial de antigüedad; confeccionar la tabla de emplazamiento,
tomando en consideración las distancias y las facilidades o dificultades que existan para
las comunicaciones; y dictar autoacordados en conformidad a la CPR, a la ley o en virtud
de sus facultades económicas.
- Conocer y resolver la concesión o revocación de la libertad condicional, en los casos
en que se hubiere impuesto el presidio perpetuo calificado (art. 96 Nº 7).
- Conocer de todos los asuntos que leyes especiales le encomiendan expresamente. Por
ejemplo, otorgar el título de abogado en audiencia pública; reclamación por pérdida de
nacionalidad; la designación de tres Ministros del Tribunal Constitucional, etc.

ii. Y en segunda instancia conoce, principalmente, de las apelaciones en causas por desafuero
de Diputados y Senadores; las apelaciones en juicios por amovilidad seguidos contra jueces
de letras, fallados en primera instancia por las CA.103

4. TRAMITACIÓN DE LOS ASUNTOS SOMETIDOS AL CONOCIMIENTO DE LA CORTE SUPREMA.


Como se dijo, todo asunto judicial, para ser resuelto, debe ser tramitado, y esta
tramitación en las CA que no estén divididas en salas corresponde a cualquiera de sus miembros,
y en aquellas CA que consten de dos o más salas, corre a cargo de cualquiera de los Ministros
pertenecientes a la sala tramitadora, en la cual, generalmente está el Presidente, a quien le
corresponde la tramitación. En la CS, en cambio, la tramitación la tiene en forma exclusiva su
Presidente, pues de acuerdo al art. 105 Nº 3 del COT, corresponde al Presidente de la CS atender
al despacho de la cuenta diaria y dictar los decretos o providencias de mera sustanciación de

103
A modo de conclusión ¿qué materias o asuntos son de competencia exclusiva y excluyente de la CS?
Fundamentalmente existen cinco materias, tres de ellas netamente procesales y dos constitucionales. Las materias
netamente procesales son: el recurso de casación en el fondo, el recurso de revisión, y el exequátur; y las materias
constitucionales son: la reclamación por pérdida de nacionalidad y acción de declaración de error judicial.

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los asuntos de que corresponda conocer al tribunal, o a cualquiera de sus salas. Esta cuenta
debe despacharla antes de la hora fijada para la instalación del tribunal.
Por excepción, al igual que en las CA, habrá casos en que toda la CS o alguna de sus salas
dicte decretos o providencias de mera tramitación. Ello acontecerá cuando en la vista de una
causa se adviertan defectos u omisiones que es necesario reparar o suplir antes de entrar a
conocer y fallarla. Por ejemplo, las resoluciones que ordenan acreditar la personería del abogado
de alguna de las partes, las que ordenan traer a la vista algún expediente, etc.

5. FORMA DE CONOCER Y RESOLVER LOS ASUNTOS SOMETIDOS AL CONOCIMIENTO DE LA CS.


La CS, al igual que las CA, conoce y resuelve los asuntos sometidos a su decisión en
cuenta o previa vista de la causa, correspondiendo al Presidente de la CS atender el despacho de
la cuenta diaria y la dictación de los decretos o providencias de mera substanciación. Ahora, para
adoptar una u otra decisión, al igual que en las CA, se debe atender a la naturaleza de los negocios,
pues si se trata de asuntos contenciosos o voluntarios, estos serán resueltos previa vista de la causa;
y por el contrario, si se trata de asuntos de jurisdicción conservadora, disciplinaria o económica,
serán resueltos en cuenta, salvo aquellos asuntos contenciosos o voluntarios que, excepcionalmente,
se deben resolver en cuenta, o aquellos asuntos conservadores, disciplinarios o económicos que
también, excepcionalmente, se deben resolver previa vista de la causa.104
Ahora bien, en cuanto a las formalidades de la vista de la causa, se deben observar los
mismos trámites que se siguen ante las CA, es decir, la dictación y notificación del decreto “autos en
relación”, la fijación de la causa en tabla, la instalación del tribunal, el anuncio de la vista de la
causa, la relación y los alegatos
Finalmente, de acuerdo al art. 104 del COT, dentro de las horas ordinarias de su
funcionamiento y antes de la vista de las causas, el tribunal se ocupará con preferencia, según el
orden que fije el Presidente, en los asuntos que deban resolverse en cuenta, en el estudio de
proyectos de sentencias, y en el acuerdo de las mismas.

F. A GENTES AUXILIARES DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA .

1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
En todo órgano jurisdiccional se encuentran personas que ejercen actividades propiamente
jurisdiccionales y otras que ejercen funciones de auxilio y cooperación de tal función. Las primeras
personas se llaman jueces, mientras que aquellas que son un complemento para el ejercicio de la
función jurisdiccional, se denominan personal cooperador.
Dentro de este personal cooperador se puede distinguir a los auxiliares de la administración
de justicia, y a los empleados u oficiales de secretaria. Los auxiliares de la administración de

104
Como se dijo, en las CA que constan de dos o más salas, los asuntos que deben conocer se distribuyen por sorteo. No
acontece lo mismo en la CS, ya que los asuntos son distribuidos entre las diversas salas por el propio Presidente. En
efecto, el art. 105 Nº 2 señala que corresponde a éste formar la tabla para cada sala, según el orden de preferencia
asignado a las causas y hacer la distribución del trabajo entre los relatores y demás empleados del tribunal. Previo
estudio de los asuntos que deberán ocupar la atención del tribunal en cada semana, su Presidente formará la tabla
con las siguientes indicaciones: día en que la Corte funcionará en un solo cuerpo; días en que se dividirá en dos o
tres salas; días que se destinarán a los acuerdos y horas precisas en que se dará comienzo a la vista de las causas.

118
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justicia están regulados en el Título XI del COT denominado, precisamente, “Los auxiliares de la
administración de justicia”, y se definen como aquellos funcionarios del Poder Judicial
encargados de colaborar y cooperar en la administración de justicia, en la gestión de los
tribunales, y en el cumplimiento de las resoluciones judiciales. Entre ellos se encuentran: los
Fiscales Judiciales; los Defensores Públicos; los Relatores; los Secretarios de cortes y juzgados;
los Administradores de tribunales con competencia en lo criminal; los Receptores; los
Procuradores de Número; los Notarios; los Conservadores; los Archiveros; los Consejos
Técnicos y los Bibliotecarios Judiciales.
Como se verá a continuación, algunos de estos funcionarios son ministros de fe pública, a
saber: los Secretarios, los Receptores Judiciales, los Notarios, los Conservadores y los
Archiveros; algunos están afectos a la función jurisdiccional (por ejemplo, los Fiscales
Judiciales, el Secretario), mientras que otros no lo están (por ejemplo, los Notarios, los
Conservadores, los Archiveros); y algunos son pagados con fondos públicos (por ejemplo, los
Relatores, los Fiscales Judiciales, los Secretarios) y otros por las partes de acuerdo a aranceles
fijados por ley (por ejemplo, los Notarios, Receptores, Archiveros, los Defensores Públicos).

2. LA FISCALÍA JUDICIAL.
La Fiscalía Judicial es una institución que tiene como misión fundamental representar
ante los tribunales de justicia el interés general de la sociedad. Este organismo, antes de la ley
19.665 que creó la reforma procesal penal, se denominaba Ministerio Público, pero como dicha
ley también creó a un órgano con la misma denominación, pasó a llamarse Fiscalía Judicial y,
además, eliminó cualquier posibilidad de intervención de ésta en todas las materias penales.105
En cuanto a su organización, de acuerdo al art. 350 inc. I del COT, la Fiscalía Judicial
será ejercida por el Fiscal Judicial de la CS, que será el jefe del servicio, y por los Fiscales
Judiciales de las CA. Agrega el art. 352 que los Fiscales Judiciales gozan de la misma
inamovilidad que los jueces, y tienen el tratamiento de Señoría.
En relación a sus funciones, el art. 350 inc. III dispone que las funciones de la Fiscalía
Judicial se limitarán a los negocios judiciales y a los de carácter administrativo del Estado en
que una ley requiera especialmente su intervención. Por lo tanto, la Fiscalía Judicial sólo puede
intervenir cuando una ley expresa requiera su intervención, y tiene funciones relacionadas con la
función jurisdiccional (negocios judiciales) y con el Poder Ejecutivo (funciones administrativas).
i. Funciones administrativas. Un ejemplo de estas funciones, es la que establece el art.
353 Nº 3 del COT, que señala que corresponde especialmente al Fiscal Judicial de la CS:
vigilar por sí a los ministros o Fiscales Judiciales de las CA, y por sí o por medio de
cualesquiera de los Fiscales Judiciales de las CA la conducta funcionaria de los demás
tribunales y empleados del orden judicial, exceptuados los miembros de la CS, y para el
solo efecto de dar cuenta a este tribunal de las faltas o abusos o incorrecciones que
notare, a fin de que la referida Corte, si lo estima procedente, haga uso de las facultades
correccionales, disciplinarias y económicas que la CPR y las leyes le confieren.

105
Antes la Fiscalía Judicial representaba los intereses de la sociedad en todos los delitos de acción pública. Sin
embargo, hoy ha perdido notoriamente su importancia, pues dicha función ha sido asumida por el Ministerio
Público; es por ello que se dice que no hay razón para mantener esta institución.

119
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ii. Funciones judiciales. En el ejercicio de estas funciones, los Fiscales Judiciales


pueden integrar las salas de los tribunales colegiados, a falta de los ministros titulares; y
de acuerdo al art. 354 del COT, pueden obran, según la naturaleza de los negocios, o
como parte principal, o como terceros, o como auxiliares del juez.
- Cuando actúan como parte principal, lo hacen como cualquier litigante y, por tanto,
de acuerdo al art. 355 del COT, figurarán en todos los trámites del juicio, deberán ser
notificados de todas las resoluciones que se dicten en el proceso, podrán presentar
cuantas solicitudes o escritos deseen y, en fin, pueden deducir todos los recursos
legales que procedan. Por ejemplo, en los juicios de amovilidad son partes el juez
imputado y el Fiscal Judicial.
- Cuando actúa como tercero absoluto o sin interés, de acuerdo al inc. II del art. 355,
bastará que antes de la sentencia o decreto definitivo del juez o cuando éste lo estime
conveniente, examine el proceso y exponga las conclusiones que crea procedentes.
Estas conclusiones son expuestas por los Fiscales en informes presentados a los
tribunales que reciben el nombre de “vistas”, y de allí también que, en la práctica,
cuando el tribunal desea que el Fiscal intervenga como tercero, dicte una resolución en
la que ordena “vista al Fiscal”. Por ejemplo, en los reclamos de ilegalidad regional y
municipal, en su etapa contenciosa administrativa, se requiere informe del Fiscal
Judicial; también debe ser oído en el procedimiento para la ejecución de resoluciones
extranjeras, etc.
- Por último, cuando actúa como auxiliar del juez, de acuerdo al art. 359 del COT,
pueden los tribunales pedir el dictamen del respectivo Fiscal Judicial en todos los
casos en que lo estimen conveniente a excepción de la competencia en lo criminal. En
la práctica, esta solicitud también recibe el nombre de “vista”, pero se diferencia de la
anterior, por cuanto ésta es facultativa para el tribunal, en cambio la anterior es
obligatoria.106

3. LOS DEFENSORES PÚBLICOS.


Los Defensores Públicos son auxiliares de la administración de justicia que tienen como
misión fundamental velar por los intereses de determinadas personas, las cuales, en razón de su
incapacidad o situación material, no pueden hacerlo por sí mismas. Es decir, tienen una
función de protección en que se vela por personas incapaces que no tengan guardador,
procurador o representante legal, o incluso, aunque los tengan; por ejemplo, los menores de
edad, los sordos o sordomudos que no pueden darse a entender por escrito, los disipadores bajo
decreto de interdicción de administrar lo suyo, los dementes, los ausentes y las obras pías (o
caritativas) o fundaciones de beneficencia.

106
En este punto es fundamental el art. 360 que establece que la Fiscalía Judicial es, en lo tocante al ejercicio de
sus funciones, independiente de los tribunales de justicia, cerca de los cuales es llamado a ejercerlas. Puede, en
consecuencia, defender los intereses que le están encomendados en la forma que sus convicciones se lo dicten,
estableciendo las conclusiones que crea arregladas a la ley. De no existir esta disposición, carecería de sentido el
hecho de que los ministros solicitaran la opinión de los Fiscales por cuanto esta opinión dependería de los primeros;
sin embrago, en la práctica, esto es muy difícil porque la Fiscalía Judicial forma parte del Poder judicial.

120
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El art 365 inc. I del COT señala que habrá por lo menos un Defensor Público en el
territorio jurisdiccional de cada juzgado de letras. En cuanto a sus funciones, hay que
distinguir:

i. La regla general, es que actúen como terceros absolutos o sin interés, manifestando su
opinión al tribunal respecto de aquellos negocios en que deban intervenir, mediante
informes o “vistas”. Al respecto, el art. 366 del COT establece que debe ser oído el
ministerio de los Defensores Públicos: 1) en los juicios que se susciten entre un
representante legal y su representado; 2) en los actos de los incapaces o de sus
representantes legales, de los curadores de bienes, de los menores habilitados de edad,
para los cuales actos exija la ley autorización o aprobación judicial; 3) y en general, en
todo negocio respecto del cual las leyes prescriban expresamente la audiencia o
intervención del ministerio de los Defensores Públicos o de los parientes de los
interesados. Como se puede apreciar, se trata de casos de intervención forzada, pues la
ley los establece en forma imperativa; por tanto, si se omite el informe o la vista (tanto
del Fiscal Judicial o del Defensor Público), se señala que se debe anular el
procedimiento por vía de casación, en razón de haberse omitido un trámite declarado
esencial, o por cuya omisión la ley prevé especialmente como sanción la nulidad.
También actúan como terceros absolutos, cuando asisten a un comparendo
manifestando en ellos su opinión en forma verbal. En efecto, de acuerdo al art. 369 del
COT, pueden los jueces oír al ministerio de los Defensores Públicos en los negocios que
interesen a los incapaces, a los ausentes, a las herencias yacentes, a los derechos de los
que están por nacer, a las personas jurídicas o a las obras pías, siempre que lo estimen
conveniente. Como se puede apreciar, esta función, a diferencia de la anterior, es de
carácter condicional, sólo tiene lugar si el juez lo cree conveniente.

ii. También pueden tomar la representación de determinadas personas, asumiendo el rol de


demandantes o demandados. En efecto, el art. 367 del COT señala que puede el
ministerio de los Defensores Públicos representar en asuntos judiciales a los incapaces,
a los ausentes y a las fundaciones de beneficencia u obras pías, que no tengan,
guardador, procurador o representante legal. De acuerdo a la disposición, esta función
es de carácter voluntaria o facultativa, pues el Defensor Público la asumirá si así lo cree
conveniente (“puede”); y también es condicional, puesto que procederá siempre que el
representado no tenga guardador, procurador o representante legal, según sea el caso.

iii. Por último, de acuerdo al art. 368 del COT, toca al ministerio de los Defensores
Públicos, sin perjuicio de las facultades y derechos que las leyes conceden a los jueces
y a otras personas, velar por el recto desempeño de las funciones de los guardadores de
incapaces, de los curadores de bienes, de los representantes legales de las fundaciones
de beneficencia y de los encargados de la ejecución de obras pías; y puede provocar la
acción de la justicia en beneficio de estas personas y de estas obras, siempre que lo
estime conveniente al exacto desempeño de dichas funciones. Como se puede apreciar,
se trata de una función principalmente de control o de supervigilancia, pero puede llegar
a convertirse en una función judicial, en caso que el Defensor lo estime conveniente.

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4. LOS RELATORES.
Los Relatores son funcionarios auxiliares de la administración de justicia que tienen
como misión fundamental imponer a los tribunales colegiados del contenido de los negocios que
ante ellos se ventilan y que deben resolver. Como se dijo en párrafos anteriores, en los tribunales
colegiados rige el principio de mediación, pues los Ministros se enteran y conocen del proceso
mediante un funcionario que los narra, cuenta, describe y relata, que es precisamente el Relator,
sin perjuicio del examen que ellos crean necesario hacer por sí mismos.107
Cada tribunal colegiado tiene el número de Relatores que la propia ley señala; así, por
ejemplo, la CA de Valparaíso tiene 10 Relatores, y la CS tiene ocho (pudiendo designar interinos
en el funcionamiento extraordinario). Las principales funciones de los Relatores se encuentran
contempladas en el art. 372 del COT, el cual señala que son funciones de los Relatores:
i. Dar cuenta diaria de las solicitudes que se presenten en calidad de urgentes, de las que
no pudieren ser despachadas por la sola indicación de la suma y de los negocios que la
Corte mandare pasar a ellos (art. 372 Nº 1). La urgencia de una solicitud, será una
cuestión de criterio que tendrá que resolver el propio Relator; y por otro lado, la “suma”
es la leyenda con que se encabeza todo escrito judicial y que da idea, de inmediato, de su
contenido.
Por lo tanto, teóricamente, la cuenta diaria de las solicitudes que no presenten las
características anteriores, será proporcionada por el Secretario; pues según el art. 380 Nº
1 del COT, son funciones de los Secretarios: dar cuenta diariamente a la Corte o Juzgado
en que presten sus servicios de las solicitudes que presentaren las partes. Sin embargo,
en la práctica esto no se respeta, pues cualquiera que sea la naturaleza del asunto, el
Relator efectúa la cuenta diaria. Ahora bien, si la Corte consta de varias salas, la efectúa
el Relator de la Sala Tramitadora, o sea, de aquella sala en que funciona el Presidente de
la Corte (al cual le corresponde dictar las providencias de mera substanciación).
ii. Poner en conocimiento de las partes o sus abogados el nombre de las personas que
integran el tribunal, en el caso a que se refiere el art. 166 del CPC (art. 372 Nº 2), es
decir, en caso de que Abogados Integrantes o Fiscales Judiciales conformen la sala, para
que así se hagan valer las posibles implicancias y recusaciones.
iii. Revisar los expedientes que se les entreguen y certificar que están en estado de relación
(esto para que se dicte el llamado decreto “autos en relación”, y así se coloque la causa en
la tabla). En caso que sea necesario traer a la vista los documentos, cuadernos
separados y expedientes no acompañados o realizar trámites procesales previos a la
vista de la causa, informará de ello al Presidente de la Corte, el cual dictará las
providencias que correspondan (art. 372 Nº 3). El profesor FORTTES señala que cada vez
que ingrese un expediente a la Corte, la primera resolución que se dicta es “autos al
relator” (o “pasen los autos al relator”), precisamente, para ver si han traído los cuadernos
que corresponden, los expedientes necesarios, etc.

107
CASARINO llama a estos funcionarios “los ojos del tribunal”, pues materialmente sería imposible que diversos
jueces pudieran imponerse en un mismo momento del proceso; se recurre entonces al sentido de la vista de un
tercero, a objeto de que, a viva voz, informe a los jueces de la materia o contenido del expediente. En los tribunales
unipersonales, en cambio, el juez examina por sí mismo los autos para dictar resolución, es decir, rige un sistema de
conocimiento directo y personal (principio de inmediación).

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iv. Hacer relación de los procesos (art. 372 Nº 4). Evidentemente esta es la función más
importante de los Relatores; en este sentido, el art 374 del COT señala que las relaciones
deberán hacerlas de manera que la Corte quede enteramente instruida del asunto
actualmente sometido a su conocimiento, dando fielmente razón de todos los documentos
y circunstancias que puedan contribuir a aquel objeto. Con todo, antes de efectuar las
relaciones, los Relatores deben cumplir con las obligaciones previas que establece el art.
373 inc. I del COT, a saber: dar cuenta a la Corte de todo vicio u omisión substancial que
notaren en los procesos; de los abusos que pudiere dar mérito a que la Corte ejerza las
atribuciones que le confieren los arts. 539 y 540 (facultades disciplinarias) y de todas
aquellas faltas o abusos que las leyes castigan con multas determinadas.
v. Anotar el día de la vista de cada causa los nombres de los jueces que hubieren
concurrido a ella, si no fuere despachada inmediatamente (art. 372 Nº 5). Esto se
relaciona con las normas de los acuerdos, pues una vez vista la causa, podría no fallarse
de inmediato, es decir, quedar en este “estado de acuerdo”; y en dicho caso, el Relator
tiene la función de levantar dicha acta, la cual es importante porque a través de ella se
puede evitar que se falle con jueces que no acudieron a la vista o con menos jueces (actúa
como ministro de fe).
vi. Cotejar con los procesos los informes en derecho, y anotar bajo su firma la conformidad
o disconformidad que notaren entre el mérito de éstos y los hechos expuestos en aquéllos
(art. 372 Nº 5). En este caso también actúa como ministro de fe.

5. LOS SECRETARIOS.
Los Secretarios no sólo son auxiliares de la administración de justicia, sino que son los
ministros de fe por excelencia (al menos dentro del tribunal). En efecto, el art. 379 del COT
señala que los Secretarios de las cortes y juzgados, son ministro de fe pública, encargados de
autorizar, salvo las excepciones legales, todas las providencias, despachos y actos emanados de
aquellas autoridades, y de custodiar los procesos y todos los documentos y papeles que sean
presentados a la corte o juzgado en que cada uno de ellos debe prestar sus servicios.
Tal como se desprende de la definición legal, existen excepciones en su función de
autorizar, pues hay actos que los autoriza otro agente auxiliar denominado Receptor, como por
ejemplo, las declaraciones testimoniales (prueba de testigos), la confesión judicial (absolución de
posiciones o prueba confesional) y las informaciones sumarias de testigos tanto en asuntos
judiciales contenciosos como no contenciosos. La razón de esto, es que se trata de actuaciones en
las cuales intervienen los Receptores y, por consiguiente, son autorizadas por ellos.
En cada JL existe un Secretario; por otro lado, cada CA también tiene un Secretario, salvo
la CA de San Miguel que tiene dos, y la CA de Santiago que tiene tres; y la CS también tiene un
Secretario y, además, un Prosecretario. En el caso de los jueces árbitros, hay que recordar que los
árbitros de Derecho sustancian todo el juicio arbitral ante un ministro de fe (por ejemplo, un
Secretario, un Notario) designado por el propio árbitro; y los árbitros arbitradores practican los
actos de sustanciación del juicio solos o con asistencia de un ministro de fe, según lo estimen

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conveniente. Y por último, los tribunales especiales tienen o no Secretario, según lo dispongan
las leyes especiales de su creación.108
Las funciones más importantes que desempeñan los Secretarios se encuentran señaladas
en el art. 380 del COT, el cual dispone que son funciones de los Secretarios:
i. Dar cuenta diariamente a la Corte o juzgado en que presten sus servicios de las
solicitudes que presentaren las partes (art. 380 Nº 1). Como se dijo, en la práctica, en las
Cortes toda la cuenta es dada exclusivamente por los Relatores.
ii. Autorizar las providencias o resoluciones que sobre dichas solicitudes recayeren (esto
equivale a dar fe de la autenticidad de la firma del juez o jueces que suscriben las
resoluciones, lo cual es muy importante, pues la firma del Secretario es un requisito de
validez de las resoluciones conforme al art. 61 del CPC), y hacerlas saber a los
interesados que acudieren a la oficina para tomar conocimiento de ellas, anotando en el
proceso las notificaciones que hicieren (esto significa practicar, en el despacho del
Secretario, la notificación personal), y practicar las notificaciones por el estado diario
(art. 380 Nº 2); esto último significa efectuar la más común de las notificaciones de las
resoluciones judiciales, que consiste en hacer figurar la causa y el número de resolución
que se dicte en el proceso, en una nómina o listado que se confecciona diariamente, y
enviar una carta certificada al interesado comunicándole la dictación de la o de las
resoluciones correspondientes.
Art. 61. De toda actuación deberá dejarse testimonio escrito en el proceso, con expresión del lugar, día, mes
y año en que se verifique, de las formalidades con que se haya procedido, y de las demás indicaciones que
la ley o el tribunal dispongan.
A continuación y previa lectura, firmarán todas las personas que hayan intervenido; y si alguna no sabe o se
niega a hacerlo, se expresará esta circunstancia.
La autorización del funcionario a quien corresponda dar fe o certificado del acto es esencial para la validez
de la actuación.

iii. Dar conocimiento a cualquiera persona que lo solicitare de los procesos que tengan
archivados en sus oficinas, y de todos los actos emanados de la Corte o juzgado, salvo
los casos en que el procedimiento deba ser secreto en virtud de una disposición expresa
de la ley (art. 380 Nº 3). Esta función es una simple aplicación de una de las bases
fundamentales de la organización de los tribunales llamado principio de publicidad.
iv. Guardar con el conveniente arreglo los procesos y demás papeles de su oficina,
sujetándose a las órdenes e instrucciones que la Corte o juzgado respectivo les diere
sobre el particular. Dentro de los seis meses de estar practicada la visita de que trata el
art. 564 (visitas ordinarias efectuadas por los Jueces de Letras a los Secretarios,
Conservadores y Archiveros de su territorio jurisdiccional), enviarán los procesos
iniciados en su oficina y que estuvieren en estado, al archivo correspondiente.109

108
Como se verá más adelante, en materia procesal penal no existen Secretarios, sino que Administradores de
Tribunales.
109
Esto se relaciona con el art. 384 del COT, que señala que los Secretarios deberán llevar los siguientes registros:
1) un registro foliado (numerado) compuesto por copias escritas a máquina (ahora es en computador), autorizadas
por el Secretario, de las sentencias definitivas que se dicten en los asuntos civiles contenciosos o de jurisdicción
voluntaria (a este registro se le denomina Libro Copiador de Sentencias); 2) el registro de depósitos a que se refiere
el art. 507 (esto es, los depósitos que se hacen en la cuenta corriente del tribunal); y 3) los demás que ordenen las

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v. Autorizar los poderes judiciales que puedan otorgarse ante ellos (art. 380 Nº 5). Según el
art. 6º inc. II del CPC, el poder para representar a otra persona en juicio (o mandato
judicial), se puede constituir, entre otras formas, mediante una declaración escrita del
mandante, autorizada por el Secretario del tribunal que esté conociendo de la causa; es
decir, se lleva una declaración escrita al Secretario y se firma ante él, y éste da fe de que
fue firmada por el mandante. Ésta es la forma más frecuente en la práctica para constituir
un mandato judicial.
vi. Las demás que les impongan las leyes (art. 380 Nº 6). Por ejemplo, en materia de
presentación de escritos, el art. 32 del CPC señala que entregado un escrito al Secretario,
deberá éste en el mismo día estampar en cada foja la fecha y su media firma, o un sello
autorizado por la respectiva CA y que designe la oficina y la fecha de la presentación.
Deberá, además, dar recibo de los documentos que se le entreguen, siempre que lo exija
la parte que los presenta, sin que pueda cobrar derecho alguno por los servicios a que
este artículo se refiere. Por otro lado, según el art. 174 del CPC, una resolución se
entiende firme o ejecutoriada…desde que transcurran todos los plazos que la ley concede
para la interposición de dichos recursos, sin que se hayan hecho valer por las partes. En
este caso, debe certificar el hecho el Secretario del tribunal a continuación del fallo, el
cual se considerará firme desde este momento, sin más trámites.
Los Secretarios de los JL tienen funciones especiales, pues, de acuerdo al art. 381 del COT,
harán al juez la relación de los incidentes y el despacho diario de mero trámite, el que
será revisado y firmado por el juez; en materia de subrogación el art. 211 del COT señala
que en todos los casos en que el juez de letras falte (por ejemplo, si no hubiere llegado a
la hora ordinaria de despacho) o no pueda conocer de determinados negocios, será
subrogado por el Secretario del mismo tribunal siempre que sea abogado; de acuerdo al
art. 33 inc. II del CPC, los Secretarios letrados de los juzgados civiles dictarán por sí
solos los decretos, providencias o proveídos, resoluciones que serán autorizadas por el
Oficial Primero (éste actúa como ministro de fe). La reposición, en su caso será resuelta
por el juez.

6. LOS ADMINISTRADORES DE TRIBUNALES CON COMPETENCIA EN LO CRIMINAL.


El art. 389 A del COT señala que los administradores de tribunales con competencia en
lo criminal son funcionarios auxiliares de la administración de justicia encargados de organizar
y controlar la gestión administrativa de los TJOP y de los JG.
Estos auxiliares fueron creados con ocasión de la reforma procesal penal en el año 2000,
y sus principales funciones, de acuerdo al art. 389 B, son: distribuir las causas a los jueces o a
las salas del respectivo tribunal, conforme con el procedimiento objetivo y general aprobado; y
llevar la contabilidad y administrar la cuenta corriente del tribunal, de acuerdo a las
instrucciones del Juez Presidente.

leyes o el tribunal (por ejemplo, el Libro de Ingreso de Causas, donde aparece el nombre completo de las partes y
cuyos datos son de público conocimiento; el Libro de Receptores; el Libro de Peritos; el Libro de Acuerdos, de
Integraciones y Asistencias, en los tribunales colegiados, etc.).

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7. LOS RECEPTORES.
Los Receptores, de acuerdo al art. 390 inc. I del COT, son ministros de fe pública
encargados de hacer saber a las partes, fuera de las oficinas de los Secretarios, los decretos y
resoluciones de los tribunales de justicia, y de evacuar todas aquellas diligencias que los
mismos tribunales les cometieren.110
De acuerdo al art. 392 inc. I del COT, para cada comuna o agrupación de comunas que
constituya el territorio jurisdiccional de JL, habrá el número de Receptores que determine el
PDR, previo informe favorable de la respectiva CA. A estos Receptores se les denomina por la
doctrina “Receptores permanentes”, esto en contraposición a los “Receptores ocasionales o ad
hoc”, los cuales son empleados de secretaría designados para la realización de diligencias
determinadas que no puedan realizar los Receptores judiciales debido a su ausencia, inhabilidad
u otro motivo calificado. En efecto, según el art. 392 inc. II del COT, sin perjuicio de lo anterior
(“receptores permanentes”), podrá el tribunal de la causa designar Receptor a un empleado de
la secretaría del mismo tribunal para el sólo efecto de que practique una diligencia determinada
que no pueda realizarse por ausencia, inhabilidad u otro motivo calificado, por los Receptores
judiciales a que se refiere el inciso anterior. 111
En cuanto a su competencia territorial, el art. 391 inc. II señala que los Receptores
ejercerán sus funciones en todo el territorio jurisdiccional del respectivo tribunal. Sin embargo,
también podrán practicar las actuaciones ordenadas por éste, en otra comuna comprendida
dentro del territorio jurisdiccional de la misma CA. Por ejemplo, si un tribunal de Valparaíso
ordena notificar a alguien en Villa Alemana, se le autoriza al receptor ir a esa otra comuna,
porque está dentro del territorio jurisdiccional de la misma CA; en cambio, si se le ordena
notificar en Santiago, en ese caso la notificación debería hacerse mediante un exhorto.
Las funciones de los Receptores están señaladas en la definición que da el art. 390 del
COT; en efecto:

i. Los receptores son ministros de fe pública encargados de hacer saber a las partes, fuera
de las oficinas de los Secretarios, los decretos y resoluciones de los tribunales de justicia.
Esta función se relaciona con el tema de las notificaciones, que es la manera en que las
partes toman conocimiento de las resoluciones que decreta un tribunal (la notificación por
cédula solamente la hacen los Receptores)
ii. Están obligados a evacuar todas aquellas diligencias que los tribunales de justicia les
cometieren, previa resolución judicial. Por ejemplo, el tribunal puede ordenar al Receptor
que trabe un embargo (que requiera la entrega material de una especie embargada) con
ayuda de la fuerza pública.
iii. De acuerdo al art. 390 inc. II del COT, deben recibir las informaciones sumarias de
testigos en actos de jurisdicción voluntaria o en juicios civiles. Como se dijo, al tratar los
asuntos judiciales no contenciosos, se entiende por información sumaria la prueba de

110
En cuanto a los requisitos para ser Receptor, resalta que no requieren ser abogados, pues sólo deben tener
derecho a sufragio, aptitud necesaria para desempeñar el cargo y una edad mínima de 25 años. Las remuneraciones
son de cargo de las partes que encomiendan la diligencia, sin perjuicio del privilegio de pobreza.
111
Hay también algunos Receptores llamados “Receptores institucionales”, que son aquellos que dependen de un
determinado organismo y que se encuentran facultados para realizar todas las notificaciones en que éstos
intervengan. Tales como: los Receptores del Consejo de Defensa del Estado; y los Receptores de las Corporaciones
de Asistencia Judicial u otras instituciones facultadas por la ley para otorgar el privilegio de pobreza.

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cualquier especie, rendida sin notificación ni intervención de contradictor y sin previo


señalamiento de término probatorio (art. 818 del inc. III del CPC).
iv. El mismo art. 390 inc. II señala que deben actuar en estos últimos (en los juicios civiles)
como ministros de fe en la recepción de la prueba testimonial y en la diligencia de
absolución de posiciones (prueba confesional). Estos son los medios probatorios más
importantes que las partes pueden emplear en los juicios, y en ellos el Receptor debe
tomar nota de todo lo que relata el testigo o abrir el sobre o pliego de absoluciones y
proceder a interrogar a las personas con las preguntas ahí expuestas. El tribunal se entera
de lo allí señalado mediante un Acta que levanta este ministro de fe.
v. De acuerdo al art. 1600 del CC, la consignación debe ser precedida de oferta, y para que
la oferta sea válida, reunirá las circunstancias que siguen: 5) que la oferta sea hecha por
Notario o por un Receptor competente, sin previa orden del tribunal.
vi. En materia de juicio ejecutivo, debe expresar al ejecutado, en el acto de requerimiento de
pago, el plazo que tiene para oponer excepciones.

8. LOS PROCURADORES DEL NÚMERO.


En general, procurador es todo aquel que representa a otra persona ante los tribunales de
justicia, por encargo de ella (es un apoderado o mandatario judicial). El encargo o mandato
puede ser para que la represente tanto en asuntos contenciosos, como en actos judiciales no
contenciosos, y en cualquiera de las instancias por las cuales pueden pasar dichos negocios.
El epígrafe que encabeza el Párrafo VI del Título XI del COT, se denomina “De los
procuradores y especialmente de los procuradores del número”. Esto indica que existen diversas
clases de procuradores o mandatarios judiciales, a saber: los procuradores del número y los
procuradores comunes u ordinarios. Ambos tienen en común la facultad de comparecer en un
juicio, esto es, el acto de presentarse ante los tribunales de justicia ejerciendo una acción o
defensa, o bien, requiriendo su intervención en un acto perteneciente a la jurisdicción no
contenciosa; no obstante, el Procurador del Número se diferencia por ser un auxiliar de la
administración de justicia, o sea, que para desempeñar sus funciones requiere de un título
especial otorgado por la autoridad pública competente (requiere nombramiento estatal) y,
además, son funcionarios públicos; mientras que los procuradores ordinarios, son nombrados por
las partes a su entera voluntad, sin perjuicio de que para desempeñar el cargo de procurador
común u ordinario se requieran ciertas condiciones mínimas de idoneidad112.
En definitiva, de acuerdo al art. 394 inc. I del COT, los Procuradores del Número, son
oficiales de la administración de justicia encargados de representar en juicio a las partes (que
se les encomiende). Agrega el inc. II, que habrá para cada comuna o agrupación de comunas los
Procuradores del Número que el PDR determine, previo informe de la CA respectiva. Por lo tanto,

112
Para ser procurador común u ordinario ante cualquier tribunal ordinario o arbitral, se requiere, de acuerdo a la
Ley 18.120 sobre Comparecencia en Juicio, lo siguiente: ser abogado habilitado para ejercer la profesión; o ser
estudiante actualmente inscrito en tercer, cuarto o quinto año de las escuelas de Derecho de alguna de las
Universidades autorizadas; o ser egresado de esas mismas escuelas hasta tres años después de haber rendido los
exámenes correspondientes. Los abogados normalmente, dentro del negocio que se les ha encomendado, tienen la
dirección técnica-jurídica del mismo, pero ocasionalmente también pueden asumir la representación de su
patrocinado, con lo cual se transforman en verdaderos procuradores judiciales.

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pueden actuar ante cualquier tribunal que tenga su asiento dentro de dicha comuna o agrupación
de comunas y cualquiera que sea su jerarquía; así, por ejemplo, un Procurador del Número de
Santiago podrá actuar válidamente tanto ante los JL de dicho territorio jurisdiccional, como ante
la CS. 113
Las funciones más importantes de los Procuradores del Número, son las siguientes:
i. Representar a las partes en juicio, lo cual se da bastante cuando un abogado vive lejos de
la CA o de la CS, de manera que le delega poder al Procurador del Número para que
realice ciertas actuaciones. Esta función no es exclusiva de los Procuradores del Número,
pues también pueden desempeñarla los procuradores comunes u ordinarios y, aun,
excepcionalmente, los abogados patrocinantes. En efecto, el art. 398 inc. I del COT
establece que ante la CS sólo se podrá comparecer por abogado habilitado o por
Procurador del Número y ante las CA las partes podrán comparecer personalmente o
representadas por abogado o por Procurador del Número.114

ii. También pueden representar a los litigantes rebeldes, es decir, la parte que no ha
comparecido a los actos del juicio. En efecto, el art. 398 inc. II del COT señala que el
litigante rebelde sólo podrá comparecer ante estos últimos tribunales representado por
abogado habilitado o por procurador del número.

iii. También existen Procuradores Fiscales, los cuales, según CASARINO, son un tipo de
Procurador del Número, encargado de representar los intereses de determinadas
instituciones de la Administración pública.

iv. De acuerdo al art. 397 del COT, además de la recta ejecución del mandato, son
obligaciones de los Procuradores del Número: dar los avisos convenientes sobre el
estado de los asuntos que tuvieren a su cargo, o sobre las providencias y resoluciones
que en ellos se libraren, a los abogados a quienes estuviere encomendada la defensa de
los mismos asuntos; y Servir gratuitamente a los pobres con arreglo a lo dispuesto por el
art. 595 (privilegio de pobreza).

v. Servir de procurador a las partes en juicio, cuando sean varias y deduzcan idénticas
acciones u opongan idénticas excepciones, y la contraparte exija la designación de
procurador común y esto no se obtenga por la unanimidad de dichas partes, debiendo
hacer el nombramiento el propio juez (arts. 13 y 19 del CPC).

113
En cuanto al origen de la denominación “Procurador del Número”, según algunos proviene del hecho de que el
PDR determinaba el número de procuradores que debía haber en cada territorio jurisdiccional del país. Otros dicen
que la denominación diría relación con la principal obligación que pesa sobre los Procuradores en los tribunales
colegiados, consistente en tratar de obtener para las causas en que ellos intervienen la mejor colocación, o sea, “el
mejor número” en la tabla que debe confeccionarse para los efectos de su vista y fallo.
114
El profesor FORTTES critica que en la CS no puedan comparecer los procuradores ordinarios, pues la norma los
discrimina, más aún, sabiendo que los Procuradores del Número no requieren ser abogados.

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9. LOS NOTARIOS.

a. CONCEPTO.
Históricamente las funciones de los Notarios, de los Secretarios y de los Archiveros,
estaban a cargo de un sólo funcionario denominado Escribano; pero el COT separó estas
funciones, y se las entregó a diversos auxiliares. Ahora bien, de acuerdo al art. 399 del COT, los
Notarios son ministros de fe pública encargados de autorizar y guardar en su archivo los
instrumentos que ante ellos se otorgaren, de dar a las partes interesadas los testimonios que
pidieren, y de practicar las demás diligencias que la ley les encomiende.115
El art. 400 inc. I del COT señala que en cada comuna o agrupación de comunas que
constituya territorio jurisdiccional de JL, habrá a lo menos un Notario (el número de habitantes
es un elemento que se puede considerar para los efectos de establecer el número de Notarios que
puede haber en cada comuna); agrega el inc. final de esta disposición, que ningún Notario puede
ejercer sus funciones fuera de su respectivo territorio. Así, por ejemplo, el JL de Valparaíso
comprende el territorio jurisdiccional de Valparaíso y Juan Fernández, por tanto, los 10 Notarios
que existen en Valparaíso no pueden ejercer sus funciones en Viña del Mar; ahora, si hay un
bien raíz en Arica, y el vendedor y el comprador son de Viña ¿se puede otorgar la escritura en
Valparaíso? Sí, pues ahí el Notario es competente, y en la práctica esto se hace colocando en la
escritura “de paso por esta ciudad”.

b. LA FE PÚBLICA.
Como se puede apreciar, la función genérica de los Notarios es ser un ministro de fe
pública, pero ¿qué es la fe pública? Los profesores ALFARO y FORTTES señalan que es la
confianza que la ley deposita en alguna autoridad o funcionario mediante la cual los actos que
realizan estas personas, se entienden que son verdaderos o auténticos. En general, se traduce, en
la confianza que tiene la sociedad acerca de la autenticidad, de documentos y objetos empleados
en el tráfico jurídico y, por lo tanto, gozan de respaldo jurídico del Estado, cuando se realizan
antes determinados funcionarios116.
Su fundamento radica en el deber del Estado, como resguardador de la paz social, de
proteger los derechos subjetivos, evitando que surjan contiendas que requieran la intervención de
los tribunales. Para llevar a cabo tal protección, el Estado necesita conocer con certeza los
derechos sobre los que debe ejercerse esa tutela, impidiendo que se niegue su existencia y
garantizando su efectividad; necesidad que viene a llenar la fe pública notarial (también existe la
fe pública judicial, administrativa, etc.). Es por ello que la fe pública es un bien protegido por el
Derecho Penal, pues es una base esencial de la organización política, jurídica y social, y del
tráfico jurídico y económico.

115
En cuanto al nombramiento de un Notario titular, la CA respectiva forma una terna, y en base a ella, lo designa el
PDR. Tratándose de un Notario suplente, para el caso de que el titular se ausentare, se nombra a un abogado en tal
carácter por el presidente de la CA respectiva o por el JL de turno en los lugares que no sean asiento de Corte,
pudiendo el titular proponer la persona del reemplazante.
116
Algunos señalan que esta confianza en la autenticidad surge espontáneamente en los individuos, por ende, se
debe prescindir de la intervención estatal; pues la gente tiende a confiar en la veracidad mientras no se demuestre lo
contrario.

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¿De qué da fe el Notario o cualquier otro ministro de fe? Un ministro de fe deja


constancia de la autenticidad, esto es, de haberse realizado ciertos actos ante él, de la fecha en
que se otorgaron, de las personas que intervinieron, y de lo que tales personas dijeron
(declaraciones). Por lo tanto, los Notarios no dan fe de la veracidad de que si tales hechos
declarados son efectivos en la realidad; eso sí, rigen respecto de ellos una presunción legal de
veracidad (como es presunción legal, admite prueba en contrario), y además, lo declarado ante el
Notario hace plena fe respecto de los otorgantes.

c. FUNCIONES DE LOS NOTARIOS.


Las funciones más importantes se encuentran desarrolladas en el art. 401 del COT, el cual
señala que son funciones de los Notarios:
i. Extender los instrumentos públicos con arreglo a las instrucciones que, de palabra o por
escrito, les dieren las partes otorgantes (art. 401 Nº 1)117. De acuerdo al art. 1699 inc. I
del CC, instrumento público es el autorizado con las solemnidades legales por el
competente funcionario; es decir, debe cumplir con dos requisitos: debe otorgarse de
acuerdo a las solemnidades que la ley señale, las cuales varían dependiendo del
instrumento de que se trate; y por un funcionario competente en cuanto a la materia y al
territorio.
Agrega el inc. II del art. 1699 que otorgado ante escribano e incorporado en un protocolo
o registro público, se llama escritura pública. Como se puede apreciar, el instrumento
público es el género y la escritura pública una especie, pues existen más instrumentos
públicos, como por ejemplo, los certificados de dominio vigente, de hipoteca y
gravámenes y de prohibiciones e interdicciones que otorga el Conservador de Bienes
Raíces; la copia de la demanda que el Receptor entrega al notificarla; las partidas o
certificados de nacimiento, matrimonio y defunción que otorga el Oficial de Registro
Civil; las resoluciones dictadas por los tribunales de justicia, etc. La importancia de estos
instrumentos públicos, es en cuanto a su valor probatorio, pues éstos conllevan en si una
presunción de autenticidad, en cambio, los demás documentos escritos (documentos
privados) no conllevan en sí esta presunción, pues requieren reconocimiento.
ii. Levantar inventarios solemnes (art. 401 Nº 2). Por ejemplo, en el trámite de posesión
efectiva hay que hacer un inventario simple de los bienes del causante, pero si participan
incapaces, la ley obliga a que se haga un inventario solemne y que intervenga un ministro
de fe (Notario o Secretario de tribunal).
iii. Efectuar protestos de letras de cambio y demás documentos mercantiles (art. 401 Nº 3).
El protesto es un acto formal y solemne cuyo objeto consiste en dejar testimonio
fehaciente de que un documento mercantil presentado a cobro no ha sido pagado.
iv. En general, dar fe de los hechos para que fueren requeridos y que no estuvieren
encomendados a otros funcionarios (art. 401 Nº 6); esto hace que los Notarios sean los
ministros de fe por excelencia. En efecto, los Notarios realizan periódicamente y a

117
El art. 401 Nº 1 entrega la función de “extender” instrumentos públicos, de lo que se deduce que debe
“redactar”; pero en la práctica, quienes los redactan son los abogados, por tanto, su función se reduce a extender
instrumentos públicos en base a minutas redactadas por abogados.

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solicitud de los abogados y clientes en general, las denominadas actas o certificaciones


notariales, esto es, diligencias efectuadas por el Notario, en general, fuera de su oficio, en
donde certifica que tal o cual acto se ha realizado, mediante descripciones de hechos y
circunstancias, y dejando constancia de ello mediante declaraciones, las que pueden ser
apoyadas y ratificadas por fotografías, grabaciones, etc. Estas actas son cada vez más
aceptadas por las diversas instancias jurisdiccionales, constituyéndose en sí como un
medio probatorio idóneo y, en algunos casos, decisivos en la resolución de conflictos de
intereses.
v. Guardar y conservar en riguroso orden cronológico los instrumentos que ante ellos se
otorguen, en forma de precaver todo extravío y hacer fácil y expedito su examen (art. 401
Nº 7). Esta función se relaciona con los Registros o Libros que debe llevar el Notario,
cuales son: el Protocolo o Registro Público; el Libro Repertorio de Escrituras Públicas y
de Instrumentos Protocolizados; el Libro de Índice Privado (se anotan los testamentos
cerrados); y el Libro de Índice Público (se anotan las escrituras por orden alfabético del
apellido de los otorgantes, para que esté a disposición del público).
vi. Otorgar certificados o testimonios de los actos celebrados ante ellos o protocolizados en
sus registros (art. 401 Nº 8). Es decir, el notario tiene por función dar copia de los actos
que llegan a él.
vii. Facilitar, a cualquier persona que lo solicite, el examen de los instrumentos públicos que
ante ellos se otorguen y documentos que protocolicen (art. 401 Nº 9).
viii. Autorizar las firmas que se estampen en documentos privados, sea en su presencia o cuya
autenticidad les conste (art. 401 Nº 10). El instrumento es un documento escrito que
puede ser público (por ejemplo, una escritura pública) o privado, esto es, todos los
demás que no sean públicos, como por ejemplo, los “firmados ante notario”, los cuales se
pueden firmar en su presencia (“firma ante mi”) o con autorización, cuando la identidad
le consta (“autorizo tales firmas”). Esto le da fecha cierta a dichos instrumentos, pues de
acuerdo al art. 1703 del CC la fecha de un instrumento privado no se cuenta respecto de
terceros sino desde…que haya tomado razón de él…un funcionario competente, en el
carácter de tal.
ix. Las demás que les encomienden las leyes (art. 401 Nº 11). Por ejemplo, actuar como
actuario en los juicios arbitrales, en los juicios partición, etc.

d. LA ESCRITURA PÚBLICA.
El art. 403 del COT señala que la escritura pública es el instrumento público o auténtico
otorgado con las solemnidades que fija esta ley, por el competente Notario, e incorporado en su
protocolo o registro público. De esta definición se pueden señalar que los requisitos o
características de las escrituras públicas son:
i. Que se trate de un instrumento público o auténtico. Como se dijo, el art. 1699 inc. I del CC
señala que instrumento público o auténtico es el autorizado con las solemnidades legales
por el competente funcionario. Sin embargo, el legislador se equivoca al hacer sinónimos
lo público con lo auténtico, pues la autenticidad, de acuerdo al art. 17 inc. II del CC, se

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refiere al hecho de haber sido realmente otorgados y autorizados por las personas y de la
manera que en los tales instrumentos se exprese; y lo público alude a un instrumento que
ha sido autorizado por una persona en quien reside la autoridad pública (calza con la
definición del art. 1699). Por lo tanto, lo auténtico no tiene que ver con lo público, por
ello la redacción del artículo debió haber dicho “público y auténtico”; pero en estricto
rigor, los instrumentos públicos son casi siempre auténticos, no obstante, hay muchos
instrumentos auténticos que no son públicos, así, por ejemplo, si un notario de la comuna
de Valparaíso otorga una escritura en Viña del Mar, ésta será auténtica pero no pública (y
nula por la falta de competencia, ya que el Notario no está habilitado para ejercer en
Viña).

ii. Que dicho instrumento haya sido otorgado previa observancia de las solemnidades que
establece el COT. Estas solemnidades son:
- En cuanto a su redacción, el art. 404 del COT establece que las escrituras públicas
deben escribirse en idioma castellano y estilo claro y preciso, y en ellas no podrán
emplearse abreviaturas, cifras ni otros signos que los caracteres de uso corriente, ni
contener espacios en blanco. Podrán emplearse también palabras de otro idioma que
sean generalmente usadas o como término de una determinada ciencia o arte. El
Notario deberá inutilizar, con su firma y sello, el reverso no escrito de las hojas en
que se contenga una escritura pública o de sus copias.
- En relación a la forma de extenderse y la individualización de los otorgantes y
comparecientes, el art. 405 del COT dispone que las escrituras públicas deberán
otorgarse ante notario y podrán ser extendidas manuscritas, mecanografiadas o en
otra forma que leyes especiales autoricen. Deberán indicar el lugar y fecha de su
otorgamiento, la individualización del notario autorizante y el nombre de los
comparecientes, con expresión de su nacionalidad, estado civil, profesión, domicilio y
cédula de identidad, salvo en el caso de extranjeros y chilenos radicados en el
extranjero, quienes podrán acreditar su identidad con el pasaporte o con el
documento de identificación con que se les permitió su ingreso al país. Además, el
Notario al autorizar la escritura indicará el número de anotación que tenga en el
repertorio, la que se hará el día en que sea firmada por el primero de los otorgantes.
- De acuerdo al art. 406 del COT, las escrituras serán rubricadas (firmadas) y selladas
en todas sus fojas por el notario. Ahora bien, cualquiera de las partes podrá exigir al
Notario que antes de firmarla, lea la escritura en alta voz, pero si todos los otorgantes
están de acuerdo en omitir esta formalidad, leyéndola ellos mismos, podrá procederse
así (art. 407 del COT); y si alguno de los comparecientes o todos ellos no supieren
firmar, lo hará a su ruego uno de los otorgantes que no tenga interés contrario, según
el texto de la escritura, o una tercera persona, debiendo los que no firmen poner junto
a la del que la hubiere firmado a su ruego, la impresión del pulgar de la mano
derecha o, en su defecto, el de la izquierda (art. 408 del COT); no obstante, siempre
que alguno de los otorgantes o el Notario lo exijan, los firmantes dejarán su
impresión digital en la forma indicada en el artículo anterior (art. 409 del COT).
- El art. 410 del COT establece que no será obligatorio insertar en la escritura
documentos de ninguna especie, a menos que alguno de los otorgantes lo requiera. Si

132
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en virtud de una ley debe insertarse en la escritura determinado documento, se


entenderá cumplida esta obligación con su exhibición al Notario, quien dejará
constancia de este hecho antes o después de la firma de los otorgantes indicando la
fecha y número del documento, si los tuviere, y la autoridad que lo expidió; y el
documento será agregado al final del protocolo.
- Por último, el inc. final del art. 413 señala que el Notario autorizará las escrituras una
vez que éstas estén completas y hayan sido firmadas por todos los comparecientes. La
autorización del Notario es la fe que éste da de la escritura, firmándola a continuación.
No hay al respecto una fórmula sacramental pero generalmente los Notarios cumplen
el requisito de la autorización usando la expresión “doy fe”.

iii. Que el instrumento haya sido incorporado en su Protocolo o Registro Público. Del art.
429 del COT, se deduce que el Protocolo es el Libro o Registro donde se insertan las
escrituras públicas en el orden numérico que les haya correspondido en el Repertorio,
agregándose a continuación de éstas los documentos protocolizados, también conforme al
orden numérico que les haya correspondido en el Repertorio. En efecto, el art. 429 señala
que todo Notario deberá llevar un protocolo, el que se formará insertando las escrituras
en el orden numérico que les haya correspondido en el repertorio. A continuación de las
escrituras se agregarán los documentos a que se refiere el art. 415 (documentos
protocolizados), también conforme al orden numérico asignado en el repertorio.118
Ahora bien, del art. 430 del COT se desprende que el Repertorio es un libro o registro
público que llevan los Notarios de escrituras públicas y documentos protocolizados, en el
que se otorga y anota un número a cada uno de estos instrumentos por riguroso orden de
presentación. Este Libro se cierra diariamente indicándose el número de la última
anotación, la fecha y la firma del Notario; y existe para evitar que una escritura pública
fuese protocolizada con fecha anterior a otra, y para que no se consigne una fecha
distinta de la escritura pública o documento protocolizado.
Lo importante aquí, es que el original de la escritura pública, esto es, la escritura que
lleva la autorización notarial y es firmada por las partes y el notario (llamada escritura
matriz o sólo matriz) es lo que se incorpora en el protocolo. Lo que se entrega a las partes
interesadas son las copias de la escritura pública, es decir, los documentos en que consta
la trascripción fiel de la escritura matriz, extendidas con arreglo a las solemnidades
legales. Estas copias pueden ser otorgadas por el Notario o por el Archivero Judicial, y
corresponden a un instrumento público, distinto a la escritura pública, puesto que la
escritura pública o matriz es la que está incorporada en el protocolo, y ésta sirve de fuente
para sacar las copias, traslados y testimonios que pidan los interesados.

118
De acuerdo al art. 429 inc. III del COT, los protocolos deberán empastarse, a lo menos, cada dos meses, no
pudiendo formarse cada libro con más de quinientas fojas, incluidos los documentos protocolizados, que se
agregarán al final en el mismo orden del repertorio (al año, el protocolo se envía al Archivero). Cada foja se
numerará en su parte superior con letras y números. Agrega el inc. V que cada protocolo llevará, además, un índice
de las escrituras y documentos protocolizados que contenga, y en su confección se observará lo dispuesto en el inc.
III del art. 431 (es decir, debe contener el nombre de los otorgantes y si se trata de personas jurídicas, sucesiones u
otras clases de comunidades, basta con anotar el nombre de éstas). Se iniciará con un certificado del Notario en que
exprese la fecha en que lo inicie, enunciación del respectivo contrato o escritura y nombre de los otorgantes de la
escritura con que principia.

133
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iv. Que en su otorgamiento haya intervenido un Notario competente, esto es, el notario que
ha sido legalmente nombrado, que actúa dentro del territorio de su jurisdicción y que se
encuentra en el ejercicio de sus funciones.

¿Qué ocurre cuando estas exigencias no se cumplen? En general, las sanciones aplicables
para el caso de incumplimiento de las normas antedichas, son diversas según sea la causa o
motivo que las origina:
i. La nulidad de la escritura pública, si los otorgantes no han acreditado su identidad en
alguna de las formas establecidas en el art. 405, o en que no aparezcan las firmas de las
partes y del Notario. (art. 412 Nº 2 del COT).
ii. La falta de publicidad o autenticidad de la escritura pública, de acuerdo a las causales que
establece el art 426 del COT.119
Art. 426. No se considerará pública o auténtica la escritura:
1. Que no fuere autorizada por persona que no sea Notario, o por Notario incompetente, suspendido o
inhabilitado en forma legal;
2. Que no esté incorporada en el protocolo o que éste no pertenezca al notario autorizante o al de quien esté
subrogando legalmente;
3. En que no conste la firma de los comparecientes o no se hubiere salvado este requisito en la forma
prescrita en el art. 408;
4. Que no esté escrita en idioma castellano;
5. Que en las firmas de las partes o del Notario o en las escrituras manuscritas, no se haya usado tinta fija, o
de pasta indeleble, y
6. Que no se firme dentro de los sesenta días siguientes de su fecha de anotación en el repertorio.

iii. Y por último, cabe como sanción la inexistencia de ciertas palabras; pues de acuerdo al
art. 411 del COT, se tendrán por no escritas las adiciones, apostillas, entre reglonaduras,
raspaduras o enmendaduras u otra alteración en las escrituras originales que no
aparezcan salvadas al final y antes de las firmas de los que las suscriban.

Por último, se puede decir que la importancia del instrumento público y, en especial, de la
escritura pública es enorme, pues, desde un punto de vista procesal, es un título ejecutivo, y es un
medio probatorio que produce plena prueba del hecho de haberse otorgado, de su fecha, de
quienes la otorgaron y de que ellos hicieron las declaraciones que ahí se indican (no produce
prueba de que esas declaraciones hechas por los interesados en ella sean verdaderas); y desde un
punto de vista civil, un acto no sometido a esta solemnidad es nulo absolutamente (por ejemplo,
una compraventa de un bien raíz).

e. LAS PROTOCOLIZACIONES Y LOS DOCUMENTOS PROTOCOLIZADOS.


El art. 415 inc. I del COT señala que protocolización es el hecho de agregar un documento
al final del registro de un Notario, a pedido de quien lo solicita. Por lo tanto, no es lo mismo la
escritura pública que el documento o instrumento protocolizado, porque la escritura pública se
extiende ante el Notario y se “incorpora” en el registro (pasar a formar parte del cuerpo); en
cambio, en la protocolización se “agrega” el documento al final del registro (poner o colocar

119
El profesor FORTTES recalca que en estos casos como la ley señala que no se considerará pública o auténtica,
puede tener valor probatorio como instrumento privado.

134
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después de algo), y después se puede sacar de éste (desglosar). Además, el documento


protocolizado es un instrumento privado sin formalidad alguna, y el hecho de protocolizar, por
regla general, no le da la calidad de instrumento público, salvo los documentos establecidos en el
art. 420 del COT.
Art. 420. Una vez protocolizados, valdrán como instrumentos públicos:
1. Los testamentos cerrados y abiertos en forma legal;
2. Los testamentos solemnes abiertos que se otorguen en hojas sueltas, siempre que su protocolización se haya
efectuado a más tardar, dentro del primer día siguiente hábil al de su otorgamiento;
3. Los testamentos menos solemnes o privilegiados que no hayan sido autorizados por notario, previo decreto del
juez competente;
4. Las actas de ofertas de pago (por ejemplo, pago por consignación), y
5. Los instrumentos otorgados en el extranjero, las transcripciones y las traducciones efectuadas por el intérprete
oficial o los peritos nombrados al efecto por el juez competente y debidamente legalizadas, que sirvan para otorgar
escrituras en Chile.

El fin, utilidad o importancia de la protocolización, es triple:


i. Por un lado, permite asegurar la ubicación precisa de ciertos documentos para sacar así
copias de ellos, con las cuales se permite hacer valer los derechos y obligaciones que
aquéllos consignan.
ii. El instrumento protocolizado adquiere fecha cierta desde el momento de la
protocolización. En efecto, el art. 1703 del CC establece que la fecha de un instrumento
privado no se cuenta respecto de terceros sino desde...que lo haya inventariado un
funcionario competente, en el carácter de tal. No obstante, el art. 419 del COT dispone
que sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 1703 del CC, la fecha de un instrumento
privado se contará respecto de terceros desde su anotación en el repertorio con arreglo
al presente Código (y no desde el día que se agrega al protocolo).
iii. Tiene importancia para la conservación del documento, pues una vez protocolizado,
queda bajo el cuidado y responsabilidad del Notario; y luego de un año, el Protocolo pasa
al Archivero Judicial. Como dice el profesor FORTTES, la importancia de la
protocolización se relaciona con un asunto material, pues se hace para poder multiplicarlo
(copiarlo con un respaldo legal) y para darle perpetuidad (para que no se pierda).

En cuanto a los requisitos o formalidades legales de la protocolización, el art. 415 inc. II


del COT señala que para que la protocolización surta efecto legal deberá dejarse constancia de
ella en el Libro Repertorio el día en que se presente el documento, en la forma establecida en el
art. 430; a su vez, el art. 430 dispone que todo Notario llevará un Libro Repertorio de escrituras
públicas y de documentos protocolizados en el que se dará un número a cada uno de estos
instrumentos por riguroso orden de presentación. Tratándose de documentos protocolizados, se
dejará constancia de la fecha en que se presenten, de las indicaciones necesarias para
individualizarlos, del número de páginas de que consten y de la identidad de la persona que pida
su protocolización. Ahora bien, respecto de qué documentos se pueden protocolizar, la regla
general es que todo documento se puede protocolizar, la excepción está dada por el art. 416 del
COT, que señala que no pueden protocolizarse, ni su protocolización producirá efecto alguno, los
documentos en que se consignen actos o contratos con causa u objeto ilícitos, salvo que lo pidan
personas distintas de los otorgantes o beneficiarios de ellos (la razón de esto último, es que no

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hay razón de justicia, para privar a esas personas de los beneficios legales de la protocolización
de documentos de esta especie).
Un documento que ha sido protocolizado no se puede sacar sin más del protocolo. Por
ello, el art. 418 del COT dice que el documento protocolizado sólo podrá ser desglosado del
protocolo en virtud del decreto judicial.
Por último, los efectos legales de la protocolización, respecto de las partes, es que el
documento protocolizado tiene fecha cierta desde su protocolización (art. 1703 del CC), y
respecto de terceros, desde su anotación en el Repertorio (art. 419 del COT). Y excepcionalmente,
en algunos casos la protocolización da al instrumento protocolizado valor de instrumento
público.

f. LAS COPIAS DE ESCRITURAS PÚBLICAS Y DE DOCUMENTOS PROTOCOLIZADOS.


El art. 421 del COT dice que sólo podrán dar copias autorizados de escrituras públicas o
documentos protocolizados el Notario autorizante (por haber sido nada menos que el ministro de
fe que intervino en su otorgamiento), el que subroga o suceda legalmente o el archivero a cuyo
cargo esté el protocolo respectivo. Ahora bien, de acuerdo al art. 422 del COT, las copias podrán
ser manuscritas, dactilografiadas, impresas, fotocopiadas, litografiadas o fotograbadas. En
ellas deberá expresarse que son testimonio fiel de su original y llevarán la fecha, la firma y sello
del funcionario autorizante. El Notario deberá otorgar tantas copias cuantas se soliciten.
Hubo una modificación legal que cambió la antigua distinción entre primeras y segundas
copias, pues hoy sólo se habla de “copias autorizadas” ante Notario o copias simples. Las copias
autorizadas incluyen la firma o rúbrica de puño y letra del Notario y se extiende en papel
timbrado (este documento es el que requiere el CBR para realizar la inscripción en el Registro de
la Propiedad) 120; las copias simples, en cambio, son fotocopias de la copia autorizada que
incluyen el sello del notario (no aparece su firma).

G. LOS INSTRUMENTOS PRIVADOS AUTORIZADOS ANTE NOTARIO.

¿Qué actividades tiene el Notario en relación con los documentos privados? De acuerdo
al art. 401 Nº 10 del COT, son funciones de los Notarios: autorizar las firmas que se estampen en
documentos privados, sea en su presencia o cuya autenticidad les conste. Ahora bien, la
autorización de la firma puesta en un instrumento privado no transforma al instrumento privado
en público, pero sí tiene un importante efecto: da fe que los otorgantes suscribieron el
documento, que se hicieron las declaraciones que en él se expresan, y de la fecha.
El art. 425 inc. I del COT señala que los Notarios podrán autorizar las firmas que se
estampen en documentos privados, siempre que den fe del conocimiento o de la identidad de los
firmantes y dejen constancia de la fecha en que se firman. Se aplicará también en este caso la
regla del art. 409 (impresión digital). En general, el Notario hace dos cosas: autorizar las firmas,
lo que implica que le constan las identidades de las personas; y decir “firmados ante mí”. Al el
respecto, el profesor FORTTES señala que en los documentos privados el Notario es un testigo
abonando de que un documento fue firmado por tal persona, en tal fecha, etc.

120
Además, de acuerdo al art.434 Nº 2 del CPC, constituye título ejecutivo la copia autorizada de escritura pública y
no la escritura original o matriz, pues ésta queda en la notaría.

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10. LOS CONSERVADORES.


El art. 446 del COT dice que son Conservadores los ministros de fe encargados de los
registros conservatorios de bienes raíces, de comercio, de minas, de accionistas de sociedades
propiamente mineras, de asociaciones de canalistas, de prenda agraria, de prenda industrial, de
especial de prenda y demás que les encomienden las leyes. En general, son ministros de fe
encargados de la custodia de los registros conservatorios que establece la ley, y de dar copia a las
partes de los documentos que hay en ellos.
En cuanto a su ámbito territorial, el art. 447 del COT señala que habrá un Conservador en
cada comuna o agrupación de comunas que constituya el territorio jurisdiccional de JL. En
Valparaíso habrá un Conservador para las comunas de Valparaíso y Juan Fernández y un
conservador para la comuna de Viña del Mar. En aquellos territorios jurisdiccionales en que
sólo hubiere un Notario, el PDR podrá disponer que éste también ejerza el cargo de Conservador
de los registros indicados en el artículo precedente. En tal caso, se entenderá el cargo de
Notario Conservador como un solo oficio judicial para todos los efectos legales.
El art. 446 del COT habla de “registros conservatorios”. Un registro es un libro que se
inicia cada año, donde quedan materializadas las inscripciones, esto es, un extracto de la
escritura que se inscribe en el Registro correspondiente. Estos registros deben su creación a
diversas leyes de orden sustantivo, por ejemplo, el CC, el CCO, el Código de Minas, etc.; y son
objeto de regulación especial en reglamentos. El registro más importante, es el Registro de
Bienes Raíces, el cual se compone de cuatro libros: el Repertorio, libro en el cual se hacen las
anotaciones de los títulos que se presentan al CBR para su inscripción, bajo un número correlativo
(según el orden de presentación); el Registro de Propiedad, en el cual se inscriben las
traslaciones de dominio cualquiera sea su causa o título (también se inscriben los autos de
posesión efectiva y testamentos)121; el Registro de Hipotecas y Gravámenes (aquí también se
inscribe el reglamento de copropiedad); y el Registro de Interdicciones y Prohibiciones de
Enajenar, en el cual se realizan las inscripciones de prohibiciones voluntarias e impositivas
como, por ejemplo, los embargos, medidas precautorias y promesas de venta, así como también
las interdicciones, sean convencionales, legales o judiciales.
En cuanto a las funciones de los Conservadores, de acuerdo al art. 452 del COT, se
extiende a los Conservadores, en cuanto es adaptable a ellos, todo lo dicho en este Código
respecto de los Notarios. En general, a los Conservadores les corresponde: practicar las
inscripciones que se les requiera, subinscripciones y cancelaciones; otorgar copias y certificados
a los interesados de las inscripciones que practiquen en los registros; y una función de custodia,
pues tienen a su cargo los registros que la ley les encomiende.

121
El profesor FORTTES recalca que en el Conservador sólo se inscriben instrumentos públicos. Y una vez hecha la
inscripción de la propiedad, se pueden otorgar de ésta los certificados siguientes: certificado de dominio vigente que
señala los antecedentes de respecto de quién es el actual propietario; el certificado de Hipotecas y Gravámenes que
señala las prohibiciones y gravámenes que afectan a la propiedad; y el certificado de litigio que señala si la
propiedad existe algún juicio o disputa legal pendiente ¿De qué tipo es el sistema registral chileno? Existen en la
doctrina dos tipos: una personal y uno real. En Chile el sistema es personal, porque el registro señala que tal persona
es dueño de tal propiedad y la adquirió de tal persona. Ahora, en cuanto al modo de efectuarse el registro, también
hay dos tipos teóricos: el de la transcripción, en virtud del cual se copia el acto o contrato íntegramente (se copia el
título); y el de la inscripción, donde se copia lo más importante (ciertos datos), y que rige en Chile.

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11. LOS ARCHIVEROS.


De acuerdo al art. 453 del COT, los Archiveros son ministros de fe pública encargados de
la custodia de los documentos expresados en el art. 455 de este Código y de dar a las partes
interesadas los testimonios que de ello pidieren. En cuanto a su organización territorial, el art.
454 del COT señala que habrá Archivero en las comunas asiento de CA y en las demás comunas
que determine el PDR, previo informe de la CA (por ejemplo, en la Quinta Región hay un
Archivero en Valparaíso, y también uno en Viña del Mar). Ahora bien, el art. 455 del COT señala
que son funciones de los Archiveros:
i. La custodia de los documentos que en seguida se expresan: a) los procesos afinados
(juicios concluidos) que se hubieren iniciado ante los jueces de letras que existan en la
comuna o agrupación de comunas, o ante la CA o ante la CS, si el Archivero lo fuere del
territorio jurisdiccional en que estos tribunales tienen su asiento; b) los procesos
afinados que se hubieren seguido dentro del territorio jurisdiccional respectivo ante
jueces árbitros; c) los libros copiadores de sentencias de los tribunales expresados en la
letra a); y d) los protocolos de escrituras públicas otorgadas en el territorio
jurisdiccional respectivo (art. 455 Nº 1).
ii. Facilitar, a cualquiera persona que lo solicite, el examen de los procesos, libros o
protocolos de su archivo (art. 455 Nº 3).
iii. Dar a las partes interesadas, con arreglo a la ley, los testimonios que pidieren de los
documentos que existieren en su archivo (art. 455 Nº 4). Al respecto, el art. 456 del COT
señala que las funciones de los Archiveros, en cuanto ministros de fe, se limitan a dar
conforme a Derecho, los testimonios y certificados que se les pidan (por ejemplo, copias
de escrituras públicas); y a poner, a petición de parte, las respectivas notas marginales
en las escrituras públicas (por ejemplo, un mandato que se quiere revocar por medio de
otra escritura pública, se lleva al Archivero para que lo anote al margen).
iv. Ejercer las mismas funciones señaladas precedentemente respecto de los registros de las
actuaciones efectuadas ante los JG y lo TJOP (art. 455 Nº 6). Aquí se habla de registros,
ya que no hay expedientes por ser juicios orales.

12. LOS CONSEJOS TÉCNICOS.


Los Consejos Técnicos se incorporaron con la Ley 19.968 sobre Tribunales de Familia, y
al respecto, el art. 457 del COT señala que son organismos auxiliares de la administración de
justicia, compuestos por profesionales en el número y con los requisitos que establece la ley
(por ejemplo, sicólogos). Su función es asesorar individual o colectivamente a los jueces con
competencia en asuntos de familia, en el análisis y mayor comprensión de los asuntos sometidos
a su conocimiento en el ámbito de su especialidad.122

122
Antes existían como auxiliares de la administración de justicia los Asistentes Sociales Judiciales, cuya misión
esencial era la de informar a los tribunales, especialmente de menores, acerca de los aspectos sociales, económicos,
educacionales, etc., con respecto a las partes o hechos del juicio.

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13. LOS BIBLIOTECARIOS JUDICIALES.

El art. 457 bis del COT señala que los Bibliotecarios Judiciales son auxiliares de la
administración de justicia cuya función es la custodia, mantenimiento y atención de la
Biblioteca de la Corte en que desempeñen sus funciones, así como las que el tribunal o su
Presidente le encomienden en relación a las estadísticas del tribunal. Por ejemplo, el
Bibliotecario de la CS tiene a su cargo la custodia de todos los documentos originales de
calificación de los funcionarios y empleados del Poder Judicial, y está facultado para dar a las
partes interesadas los testimonios que de ellos pidieren.

III. L A COMPE TENCIA .

A. G ENERALIDADES .

1. CONCEPTO.
Todos los tribunales tienen jurisdicción, sin embargo, no todos conocen de los mismos
asuntos. De esta manera surge la noción de competencia, la cual determina y delimita el jercicio
de la función jurisdiccional dentro de cada tribunal, pues es imposible el ejercicio conjunto de la
jurisdicción por todos los órganos que la detentan. Es por ello que se dice que la competencia es
la medida de la jurisdicción, o que la jurisdicción se reparte entregando a cada tribunal una
cuota o parte de ésta.
Sólo una vez que se han demarcado los límites espaciales externos de la jurisdicción
(límites internacionales y constitucionlaes), debe determinarse qué tribunal específico es el que
ejerce, en concreto, la facultad jurisdiccional; es decir, se debe determinar el límite espacial
interno de la jurisdicción, esto es, la competencia. Para ello se recurre a las reglas generales de
competencia, a los factores o reglas especiales de competencia (materia, cuantía, fuero, grado y
territorio), y si existen dos o más jueces en el mismo territorio jurisdiccional, deberán aplicarse
las reglas de turno o de distribución de causas.
Ahora bien, el art. 108 del COT da un concepto legal de competencia al señalar que es la
facultad que tiene cada juez o tribunal para conocer de los negocios que la ley ha colocado
dentro de la esfera de sus atribuciones. Esta definición legal ha sido criticada por ser incompleta,
en el sentido de que no sólo la ley coloca un asunto o negocio dentro de la esfera de las
atribuciones de un tribunal, sino que también pueden hacerlo las partes interesadas, a través de la
prórroga de competencia, y también puede hacerlo otro tribunal, mediante lo que se conoce
como competencia delegada123. Quienes formulan esta crítica agregan elementos al concepto ya
citado, para dar una definición completa; así, señalan que la competencia es la facultad que tiene
cada juez o tribunal para conocer de los negocios que la ley, las partes u otro tribunal, ha
colocado dentro de la esfera de sus atribuciones.
Según otros autores la definición legal adolecería de un defecto formal, pues al decir que
la competencia “es la facultad que tiene cada juez o tribunal”, se estaría asimilando al concepto
de jurisdicción. Pues, la competencia no sería una facultad ni un poder, sino que un límite o

123
Esto ha sido contra-argumentado señalando que quien entrega esta facultad de prorrogar la competencia es, al fin
y al cabo, la ley.

139
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

medida de esa facultad o poder que es la jurisdicción. En este sentido, el profesor ORELLANA
define a la competencia señalando que es la medida de jurisdicción o esfera u órbita de
atribuciones establecida por la ley, para que cada juez o tribunal ejerza la facultad de conocer,
juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en las causas civiles.

2. JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA.
Como ya se ha tenido ocasión de señalar, la jurisdicción es una función que le
corresponde en abstracto a todos los tribunales, porque ella es inherente a éstos; sin embargo,
cuando se aplica a un determinado tribunal, esa cuota, parte o porción de jurisdicción, se va a
denominar competencia. Es por ello que suele decirse que la competencia es la medida de la
jurisdicción, y que entre ambas existe una relación de género a especie, pues mientras que la
jurisdicción pertenece a todos los tribunales, la competencia sólo a algunos.124
Establecida la relación entre jurisdicción y competencia, es necesario referirse a las
diferencias que existen entre ellas, que son las siguientes:
i. La jurisdicción es una potestad abstracta, pues la tienen todos los tribunales de justicia; en
cambio, la competencia es una singularización o concreción de la jurisdicción en un
negocio concreto; es el poder que tiene cada tribunal determinado, para conocer de los
negocios que le son propios. Por lo anterior, es que un tribunal puede no tener
competencia para conocer de un determinado asunto y no por ello deja de ser tal.
ii. Relacionado con lo anterior, se dice que la jurisdicción es el todo, en cambio, la
competencia es una parte de la jurisdicción y, por tal razón, es que también se puede
definir la competencia como la medida, cantidad, o grado de la jurisdicción que a cada
tribunal corresponde.
iii. En cuanto a la prórroga, la jurisdicción es improrrogable, en cambio la competencia, en
relación a su factor territorio, es prorrogable por las partes.
iv. En relación con lo anterior, el profesor FORTTES señala que la jurisdicción siempre es
irrenunciable, en cambio, la competencia puede ser renunciada en alguno de sus factores,
específicamente, en su factor territorio.
v. La jurisdicción es unitaria, única e indivisible, en cambio, la competencia es en esencia
divisible, por ejemplo, competencia del juez de familia, civil; juez de única y de primera
instancia; competencia relativa o absoluta, etc.

124
El profesor ALFARO señala que esta relación de género-especie hoy es cuestionada, ya que la competencia es un
concepto que no es exclusivo de los tribunales de justicia, así, por ejemplo, el Congreso tiene competencia para
crear leyes (esto se extrae del fundamento constitucional de la competencia, que está en el art. 7º inc. I de la CPR, al
decir que los “órganos del Estado” actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su
competencia y en la forma que prescriba la ley). Por lo anterior, él prefiere decir que la jurisdicción es el “todo”, y
la competencia una “parte o medida” de la jurisdicción. Por otro lado, el profesor LUHRS no está de acuerdo con
aquellos que señalan que la competencia es la medida o cuota de la jurisdicción, pues para él existe una diferencia
sustancial entre una y otra, en el sentido de que la actuación de alguien que carece de jurisdicción no produce efecto
alguno, en cambio, si alguien actúa sin competencia, y esa falta de competencia no se reclama en los plazos
establecidos, esos actos se validan.

140
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

vi. La jurisdicción es indelegable, en cambio, la competencia admite delegación a través de


la figura de los exhortos (aquí es el propio juez el que traslada la competencia de un lugar
a otro).
vii. También es posible advertir una diferencia en la forma de alegar la falta de jurisdicción o
competencia. La falta competencia debe ser alegada como excepción dilatoria (de previo
y especial pronunciamiento), de lo contrario, se sanea (se entiende que hay prórroga); en
cambio, la falta de jurisdicción no puede reclamarse por la vía de una excepción dilatoria,
ya que ellas tienen por objeto corregir vicios del procedimiento, y cuando no hay
jurisdicción no existe proceso y, en consecuencia, tampoco hay procedimiento (esto es, la
forma en que debe llevarse el debate en el proceso); es por ello que la doctrina
mayoritaria señala que debe ser alegada como defensa de fondo que busca destruir la
razón de la pretensión, es decir, mediante una excepción perentoria.125
En el ámbito del juicio ejecutivo, la doctrina señala que la falta de jurisdicción puede
reclamarse en virtud del art. 464 Nº 7 del CPC, y la incompetencia del tribunal que conoce
de la ejecución (no del que dictó la sentencia que pretende ejecutarse) se reclama
mediante la causal establecida en el art. 464 Nº 1 del CPC.
Art. 464. La oposición del ejecutado sólo será admisible cuando se funde en alguna de las excepciones
siguientes:
1. La incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda.
7. La falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las leyes para que dicho título tenga
fuerza ejecutiva, sea absolutamente, sea con relación al demandado.

viii. En relación con lo anterior, se señala que la sanción aplicable por la falta de jurisdicción
es la inexistencia del acto, pues el fallo ejecutoriado no sanea el vicio, sino que produce
cosa juzgada aparente; en cambio, la falta de competencia podría acarrear la nulidad
procesal (la que debe ser reclamada dentro del juicio mediante una excepción dilatoria), y
puede sanearse por la autoridad de cosa juzgada de la sentencia firme o ejecutoriada.
ix. En cuanto a los recursos de casación, la ausencia de jurisdicción no legitima la
interposición del recurso de casación en la forma ni en el fondo, los cuales suponen la
existencia de un juicio que en este caso no hay. En cambio, en la competencia sí procede
el recurso de casación en la forma, pero no así el recurso de casación en el fondo, ya que
la falta de competencia origina errores en el procedimiento (en normas ordenatoria litis)
y no en el fondo del juicio (normas decisoria litis).

3. CLASES DE COMPETENCIA.
Como se ha dicho en párrafos anteriores, la jurisdicción es un concepto que no admite
clasificaciones, en cambio, respecto de la competencia se han establecido una serie de
distinciones atendiendo a distintos aspectos, los cuales se tratarán a continuación.

125
Sin embargo, el profesor Francisco HOYOS señala que un “juez” carente de jurisdicción no puede entrar a conocer
del fondo de un asunto, porque precisamente carecería de jurisdicción. Es por ello que se señala que en este caso se
atentaría contra el art. 7º inc. II de la CPR (ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden
atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente
se les hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes.), y por ende habría nulidad de derecho público,
responsabilidad penal por arrogación de funciones, y procedería la queja disciplinaria.

141
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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a. COMPETENCIA ABSOLUTA Y RELATIVA.


La clasificación más importante de la competencia es aquella que atiende al factor o
elemento que la determina; criterio que da lugar a la competencia absoluta y relativa.
i. La competencia absoluta, es aquella que se relaciona con los factores o índices que
permiten establecer la jerarquía, clase o categoría del tribunal llamado a conocer de un
determinado asunto judicial. En otras palabras, es la que se determina de acuerdo a los
factores de competencia absoluta, que son la materia, la cuantía y el fuero, establecer la
jerarquía, clase o categoría del tribunal, dentro de la estructura piramidal de los
tribunales, que va a conocer de un determinado asunto. Así, se podrá determinar si para
el conocimiento de un asunto civil específico es competente un juez de letras, un tribunal
unipersonal de excepción, una CA, o la CS.
ii. La competencia relativa, es aquella que determina el tribunal preciso que, dentro de
una jerarquía, clase o categoría ya determinada por las reglas de competencia absoluta, es
el llamado a conocer de un asunto judicial. Esta competencia está determinada por único
factor, cual es, el territorio; así, por ejemplo, los jueces de letras tienen competencia
absoluta para conocer de un juicio civil declarativo, y el juez de letras del domicilio del
demandado, tiene competencia relativa para conocer del juicio antes indicado.

Existen diferencias fundamentales entre la competencia absoluta y la competencia


relativa, a saber:
i. En cuanto a la finalidad, la competencia absoluta sirve para precisar la jerarquía, clase o
categoría del tribunal que va a conocer de un determinado asunto; en cambio, la
competencia relativa sirve para precisar qué tribunal determinado, dentro de esa
jerarquía, clase o categoría de tribunales, va a conocer de ese mismo asunto.
ii. En relación con los factores que las determinan, la competencia absoluta tiene como
factores determinantes o puntos de referencia, a la materia, la cuantía y el fuero; en
cambio, la competencia relativa tiene como factor determinante o punto de referencia,
solamente al territorio.
iii. Respecto a su caráct er, la competencia absoluta ha sido establecida por razones de
orden público, en cambio, la competencia relativa ha sido establecida en el sólo interés de
las partes litigantes.

iv. En lo relativo a la renuncia, la competencia absoluta no puede ser renunciada (alterada)


por las partes litigantes, precisamente por su carácter de orden público, en cambio, la
competencia relativa puede ser renunciada por las partes (prorrogándola), desde el
momento en que ha sido establecida en el propio y personal interés de ellas.
v. Por último, en cuanto a su oportunidad o impulso, la incompetencia absoluta puede
ser declarada de oficio por el tribunal o puede ser representada por las partes litigantes
en cualquier estado del juicio; en cambio, la incompetencia relativa sólo puede ser
representada por las partes litigantes antes de hacer cualquiera gestión que implique

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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prorrogar la competencia y, por tanto, el juez no puede declararla y repelerla de oficio,


porque se puede sanear, por haberla prorrogado las partes.

b. COMPETENCIA NATURAL Y PRORROGADA.


Según la fuente de la competencia, o si requiere la intervención de la voluntad de las
partes para la determinación de ésta, se distingue entre competencia natural y competencia
prorrogada.
i. La competencia natural, es aquella que la ley asigna a cada tribunal tomando en
consideración las reglas de competencia, sin que exista intervención alguna de las partes.
ii. La competencia prorrogada, es aquella que naturalmente no corresponde al tribunal,
pero puede llegar a tenerla por la voluntad de las partes, cuando concurran los requisitos
legales; en otras palabras, es la competencia que las partes atribuyen, expresa o
tácitamente, a un tribunal que no es el naturalmente competente. Esta institución llamada
prórroga de la competencia, está establecida en el art. 181 del COT, y puede referirse tanto
a un asunto ya iniciado, como a uno futuro, teniendo valor únicamente cuando dice
relación con materias civiles contenciosas, y con el factor territorio.
Art. 181. Un tribunal que no es naturalmente competente para conocer de un determinado asunto, puede
llegar a serlo si para ello las partes, expresa o tácitamente, convienen en prorrogarle la competencia para
este negocio.

Por ejemplo, cuando se dice que en un juicio de cobro de pesos es competente el juez de
letras del domicilio del demandado, se alude a la competencia natural de ese tribunal, porque es
la ley la que le asigna esa competencia. En cambio, si las partes convienen en que dicho juicio se
someta al conocimiento del juez de letras del lugar en que se celebró el contrato, este juez tendrá
una competencia prorrogada.

c. COMPETENCIA PROPIA Y DELEGADA.


Según el origen de la competencia (originaria o derivativa), ésta puede ser propia o
delegada.
i. La competencia propia, es la que corresponde a un tribunal por expresa disposición
de la ley y la ejerce por sí mismo y no por medio de otro tribunal. El tribunal con
competencia propia, sólo puede ejercer su competencia en los negocios y dentro del
territorio que la ley le ha asignado (corresponde al juez natural); sin embargo,
excepcionalmente la ley permite al tribunal que efectúe personalmente algunas
diligencias fuera de su territorio jurisdiccional, como sucede en el caso de la inspección
personal del tribunal (art. 403 del CPC).
Art. 403. Fuera de los casos expresamente señalados por la ley, la inspección personal del tribunal sólo se
decretará cuando éste la estime necesaria; y se designará día y hora para practicarla, con la debida
anticipación, a fin de que puedan concurrir las partes con sus abogados.
La inspección podrá verificarse aún fuera del territorio señalado a la jurisdicción del tribunal.

143
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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ii. La competencia delegada, es aquella que un tribunal confiere o delega a otro para
que éste practique diligencias específicas dentro de su jurisdicción. En nuestro sistema
procesal, esto se hace efectiva a través del envío de comunicaciones que reciben el
nombre de exhortos o cartas rogatorias126.
La competencia delegada difiere de la competencia prorrogada en los siguientes aspectos:
- En cuanto a su origen o fuente, la competencia prorrogada tiene su origen en una
norma legal, y ella se produce por un acuerdo expreso o tácito de las partes. En
cambio, la competencia delegada si bien también tiene su origen en la norma legal
que autoriza la delegación, ella arranca de un acto del juez, naturalmente competente,
que encomienda a otro, fuera de su territorio jurisdiccional, la práctica de
determinados actos procesales.
- En cuanto a su extensión, la competencia prorrogada sólo se extiende a los asuntos
contenciosos en materia civil y siempre que se trate de la competencia relativa; en
cambio, la competencia delegada comprende tanto la competencia absoluta como la
relativa, ya sea en materia civil, penal, etc., y en asuntos contenciosos o no.
- En cuanto a las facultades que se le otorgan al tribunal, en la competencia prorrogada
el tribunal puede avocarse íntegramente al conocimiento del asunto, como si fuera el
tribunal naturalmente competente; en cambio, en la competencia delegada el tribunal
exhortado sólo queda habilitado para llevar a cabo los actos procesales
específicamente señalados en dicho exhorto, por ejemplo, para tomar prueba
testimonial.
- Y en cuanto su duración, la prórroga es perpetua, es decir, se confiere al tribunal
durante todo el conocimiento del asunto, en cambio, la delegación es temporal, dura
mientras se realice la actuación concreta.

d. COMPETENCIA COMÚN Y ESPECIAL.


Según la amplitud o extensión de materias que poseen los tribunales para el conocimiento
de un asunto, o atendiendo al número de negocios de que se compone la competencia, se
distingue entre competencia común y competencia especial.
i. La competencia común, es la que corresponde a un tribunal para conocer de la
generalidad de los asuntos, cualquiera que sea la materia sobre la cual versan (civiles,
contenciosos o no contenciosos, de familia, de comercio, de minas, del trabajo, etc.). Por
ejemplo, los JL con competencia común, que existen en aquellos territorios
jurisdiccionales en donde no existen tribunales especiales; las CA y también la CS.

126
Como se verá más adelante, el exhorto es un acto jurídico procesal en virtud del cual el tribunal que conoce de
una causa, envía una comunicación a otro tribunal nacional o extranjero, para que practique u ordene practicar
determinadas actuaciones judiciales dentro de su territorio jurisdiccional. Ahora bien, cosa distinta a los exhortos, es
que un juez dicte una sentencia que deba cumplirse fuera de su territorio, lo que está permitido por el art. 7º del CPC.
En efecto dicha disposición señala que los tribunales sólo podrán ejercer su potestad en los negocios y dentro del
territorio que la ley les hubiere respectivamente asignado; y agrega el inc. II que lo cual no impide que en los
negocios de que conocen puedan dictar providencias que hayan de llevarse a efecto en otro territorio.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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ii. La competencia especial, es la que le corresponde a un tribunal para conocer de


ciertos y determinados asuntos que, según su propia naturaleza, la ley ha colocado dentro
de la esfera de sus atribuciones. Por ejemplo, los JL con competencia civil, los JL del
trabajo, los juzgados de familia, los Juzgados de Garantía, etc.

En nuestro país, la regla general es que la competencia sea común, pues para que existan
más tribunales que conozcan de ciertos y determinados asuntos, se necesitarían más recursos; por
ende, por razones económicas, se hace difícil (por no decir imposible) su instauración como
regla general.

e. COMPETENCIA PRIVATIVA Y ACUMULATIVA.


Según su exclusividad, o atendiendo al número de tribunales que pueden conocer del
asunto, se habla de competencia privativa o exclusiva y de competencia acumulativa o
preventiva.
i. La competencia privativa o exclusiva, es la que corresponde a un tribunal, por
disposición legal, para conocer de asunto en forma exclusiva y excluyente127.

ii. La competencia acumulativa o preventiva, es aquella que corresponde por ley a


dos o más tribunales a la vez, pero si uno de ellos interviene o previene en el
conocimiento del asunto, hace desaparecer la competencia de los restantes (cesan los
demás ipso facto en su competencia). Esta especie de competencia está contemplada
como una regla general de competencia, en el art. 112 del COT (regla de prevención).
Art. 112. Siempre que según la ley fueren competentes para conocer de un mismo asunto dos o más
tribunales, ninguno de ellos podrá excusarse del conocimiento bajo el pretexto de haber otros tribunales que
puedan conocer del mismo asunto; pero el que haya prevenido en el conocimiento excluye a los demás, los
cuales cesan desde entonces de ser competentes.

Como dice CASARINO, dentro de nuestra legislación la regla general es que la


competencia sea privativa o exclusiva de cada tribunal, y la excepción es la competencia
acumulativa o preventiva. Esta última clase de competencia es más común en asuntos penales,
por ejemplo, cuando un mismo sujeto comete varios delitos en distintos lugares; en cambio en
negocios civiles, los casos de competencia acumulativa o preventiva son escasísimos (por
ejemplo, los contemplados en los arts. 135, 140, y 147 inc. final del COT).
Art. 135. Si la acción entablada fuere inmueble, será competente para conocer del juicio el juez del lugar que las
partes hayan estipulado en la respectiva convención. A falta de estipulación será competente, a elección del
demandante:
1. El juez del lugar donde se contrajo la obligación; o
2. El del lugar donde se encontrare la especie reclamada.
Si el inmueble o inmuebles que son objeto de la acción estuvieren situados en distintos territorios jurisdiccionales,
será competente cualquiera de los jueces en cuya comuna o agrupación de comunas estuvieren situados.

127
Cabe señalar que esta competencia no se debe confundir con la competencia especial y exclusiva de la CS para
conocer de determinados asuntos (como los recursos de casación en el fondo, de revisión); ni con la de los jueces de
garantía que conocen de un proceso penal, a propósito de la acción restitutoria, la que sólo se puede intentar ante
ellos. En contrario se encuentra la opinión del profesor ORELLANA, quien menciona como ejemplos de competencia
privativa o exclusiva precisamente los que aquí se excluyen.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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Art. 140. Si el demandado tuviere su domicilio en dos o más lugares, podrá el demandante entablar su acción ante el
juez de cualquiera de ellos.

Art. 147. Será juez competente para conocer de las demandas de alimentos el del domicilio del alimentante o
alimentario, a elección de este último. Asimismo, ello se aplicará a las solicitudes de aumento de pensiones
alimenticias decretadas.

f. COMPETENCIA CONTENCIOSA Y NO CONTENCIOSA.


Según la naturaleza de los negocios, o según haya o no contienda entre las partes, se
distingue entre competencia contenciosa y no contenciosa.128
i. La competencia contenciosa, es aquella que le corresponde a un tribunal para
conocer de juicios o procesos en que hay conflictos jurídicos.
ii. La competencia voluntaria o no contenciosa, es aquella que le corresponde a un
tribunal para conocer de actos judiciales no contenciosos, esto es, aquellos que según la
ley requieren la intervención del juez y en que no se promueve contienda alguna entre
partes (art. 817 del CPC).

La importancia de esta clasificación, según el profesor ORELLANA, dice relación con la


posibilidad de modificar la sentencia; así, en los asuntos contenciosos cuando la sentencia se
encuentra firme o ejecutoriada, produce cosa juzgada, vale decir, pasa a ser irrevocable e
inmutable. En los asuntos no contenciosos, en cambio, es necesario distinguir si la sentencia es
positiva o negativa: pues si la sentencia es negativa, puede ser modificada; y si la sentencia es
positiva, hay que distinguir si está pendiente o se encuentra cumplida, ya que si se encuentra
pendiente la ejecución, ella puede modificarse, en cambio, si se encuentra cumplida, no podrá
alterarse (art. 821 del CPC).
Art. 821. Pueden los tribunales, variando las circunstancias, y a solicitud del interesado, revocar o modificar las
resoluciones negativas que hayan dictado, sin sujeción a los términos y formas establecidos para los asuntos
contenciosos.
Podrán también en igual caso revocar o modificar las resoluciones afirmativas, con tal que esté aún pendiente su
ejecución.

g. COMPETENCIA DE ÚNICA, PRIMERA O SEGUNDA INSTANCIA.


Según el grado de conocimiento, se distingue entre competencia de única, de primera y de
segunda instancia. El art. 188 del COT reconoce esta clasificación al señalar que la competencia
de que se halla revestido un tribunal puede ser o para fallar un asunto en una sola instancia, de
modo que la sentencia sea inapelable; o para fallarlo en primera instancia, de manera que la
sentencia quede sujeta al recurso de apelación. Hay que recordar que la instancia es un grado
jurisdiccional en que un tribunal conoce de un asunto, tanto en los hechos como en el Derecho.

128
Esta distinción también se hizo a propósito de la jurisdicción, y allí se dijo que la jurisdicción era una sola, no
obstante, la doctrina hablaba de jurisdicción contenciosa, en el sentido de que, para que la jurisdicción sea tal, debe
haber un litigo, es decir, un conflicto intersubjetivo de intereses, jurídicamente trascendente, caracterizado por la
existencia de una pretensión resistida.

146
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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i. La competencia de única instancia, es aquella de que se halla revestido un tribunal


para fallar un asunto de forma inapelable. En la competencia de única instancia el asunto
va a ser conocido sólo por un órgano jurisdiccional, tanto en los hechos como en el
derecho, sin posibilidad de exámenes posteriores por otro tribunal superior. Esto es
excepcional en Chile, pues sólo hay contados casos en que procede, debido a la
naturaleza o cuantía del negocio (por ejemplo, las causas civiles y de comercio cuya
cuantía no exceda de 10 UTM).129
ii. La competencia de primera instancia, es aquella en donde la sentencia queda
sujeta al recurso de apelación. Según CASARINO, la primera instancia constituye la regla
general en nuestro país, aun cuando en definitiva no se ejerza el recurso de apelación por
las partes.130

iii. Y la competencia de segunda instancia, es aquella de que se halla revestido un


tribunal superior para conocer de un recurso de apelación que se ha deducido en contra de
una sentencia pronunciada por un tribunal inferior en primera instancia. El profesor
FORTTES señala que ésta es una competencia muy limitada, ya que sólo se revisa la parte
de la sentencia que haya sido apelada; en cambio en la primera o única instancia, hay una
competencia amplia, pues abarcan todas las acciones y excepciones deducidas durante el
proceso.

B. R EGLAS DE COMPETENCIA .

1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Las reglas de competencia son aquellas disposiciones legales que indican qué tribunal
preciso tiene atribución o facultad para conocer de un determinado negocio judicial. La ley
establece una serie de reglas, las cuales se pueden enunciar en el siguiente un esquema:

De competencia absoluta
Reglas especiales
De competencia relativa

Radicación o fijeza

REGLAS DE Grado o jerarquía


COMPETENCIA Extensión
Reglas generales
Prevención o inexcusabilidad
Ejecución

Reglas de turno y de distribución de causas

129
Esto no significa que la sentencia sea inimpugnable, pues cabe la casación en la forma si existe alguno de los
vicios señalados en el art. 768 del CPC.
130
En determinados casos el legislador ha establecido que de no ejercerse el recurso de apelación, es procedente el
trámite de la consulta, mediante el cual se revisará una determinada sentencia definitiva por un tribunal superior (por
ejemplo, en materia de juicio de hacienda, o en materia de juicios de nulidad de matrimonio).

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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2. REGLAS ESPECIALES DE COMPETENCIA.


Como se dijo al momento de clasificar la competencia, atendiendo al factor o elemento
que la determina, se distingue entre competencia absoluta y relativa. La competencia absoluta
tiene como factores determinantes o puntos de referencia, a la materia, la cuantía y el fuero; en
cambio, la competencia relativa tiene como factor determinante solamente al territorio.

2.1. REGLAS O FACTORES DE COMPETENCIA ABSOLUTA.


Las reglas de competencia absoluta dice relación con aquellos factores o índices que
permiten establecer la jerarquía, clase o categoría del tribunal llamado a conocer de un
determinado asunto judicial. Se trata, en concreto, de un conjunto ordenado y metódico de
preceptos de Derecho procesal orgánico, que vienen a indicar si un asunto judicial determinado
debe ser de la competencia de un JL, de una CA, de la CS, etc.
Ahora bien, los elementos que la ley considera para establecer la clase o jerarquía de un
tribunal que debe conocer de un determinado negocio, son: el fuero, la materia y la cuantía.
Puede suceder que estos factores se encuentren en conflicto, así, por ejemplo, puede ocurrir que
en virtud del factor fuero un asunto sea de competencia de un ministro de CA y, asimismo, en
virtud del factor materia sea de la competencia de un JL. Al respecto, la doctrina señala que el
orden que establece la ley no es accidental, sino que se trata de un verdadero orden de prelación,
en el cual el fuero prima sobre la materia y la cuantía, y la materia sobre la cuantía. Por tanto, en
caso de controversia se aplica primero el fuero, y si no hay fuero, prima la materia por sobre la
cuantía.
Como se dijo al analizar la competencia absoluta, estas reglas son de orden público y, por
tanto, irrenunciables por las partes, pues no procede la prórroga de competencia; por otra parte,
la incompetencia absoluta debe ser declarada de oficio por el tribunal, y no existe plazo para que
las partes aleguen la nulidad del procedimiento por incompetencia absoluta del tribunal. Por
último, estos factores de competencia se pueden clasificar en factores objetivos y subjetivos: los
factores objetivos apuntan al conflicto jurídico, y los subjetivos apuntan a las personas
involucradas en él. El único factor subjetivo es el fuero (es un factor de carácter personal), pues
la materia es un factor objetivo de carácter cualitativo (se vincula con la cosa pedida y la causa
de pedir), y la cuantía también es un factor objetivo de carácter cuantitativo, pero a diferencia de
la materia, no es de carácter jurídico, sino que apunta, en materia civil, a un aspecto económico,
y en materia penal, a la gravedad de la pena asignada al delito.

2.1.1. EL FUERO.

a. CONCEPTO.
El fuero es un factor de competencia absoluta de carácter subjetivo, que implica una
garantía para una de las partes involucradas en el conflicto, consistente en elevar el conocimiento
del asunto a un tribunal superior, de manera de evitar que la función o cargo de la otra parte
altere la independencia del juez, en el sentido de presionarlo.
Por lo tanto, el fuero no es un beneficio para la persona que goza de una determinada
función o cargo, sino que es una garantía para la persona que no cuenta con él, al pensar el

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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legislador que un tribunal superior es más independiente en sus decisiones, pues existe un menor
riesgo de que ese juez se deje influenciar por la investidura de la persona. Su importancia dice
relación con que mantiene la imparcialidad del juez y la relativa igualdad ante la ley.

b. CLASIFICACIONES DEL FUERO.


Atendiendo a las personas que intervienen en el conflicto jurídico, el fuero admite
diferentes clasificaciones, a saber:
i. El fuero menor, es aquel en virtud del cual determinadas personas, por el hecho de
desempeñar una función pública, hacen radicar el conocimiento de un asunto en primera
instancia de los jueces de letras, pero sólo respecto de las causas civiles o de comercio
cuya cuantía sea inferior a 10 UTM (art. 45 Nº 2 letra G del COT). En este caso el efecto
protector del fuero no implica trasladar el conocimiento del asunto a un tribunal superior,
sino que darle una doble instancia al proceso que, por su cuantía, habría de tramitarse en
única instancia.
Art. 45. Los jueces de letras conocerán:
1. En única instancia:
a) De las causas civiles cuya cuantía no exceda de 10 Unidades Tributarias Mensuales;
b) De las causas de comercio cuya cuantía no exceda de 10 Unidades Tributarias Mensuales, y
2. En primera instancia:
g) De las causas civiles y de comercio cuya cuantía sea inferior a las señaladas en las letras a) y b) del N° 1
de este artículo, en que sean parte o tengan interés los Comandantes en Jefe del Ejército, de la Armada y de
la Fuerza Aérea, el General Director de Carabineros, los Ministros de la CS o de alguna CA, los Fiscales de
estos tribunales, los jueces letrados, los párrocos y vicepárrocos, los cónsules generales, cónsules o
vicecónsules de las naciones extranjeras reconocidas por el Presidente de la República, las corporaciones y
fundaciones de derecho público o de los establecimientos públicos de beneficencia.

ii. El f u e r o m a yo r , es aquel en virtud del cual se eleva el conocimiento de un asunto de


carácter civil, que en un principio estaba entregado a un juez de letras, a un tribunal
unipersonal de excepción, concretamente, a un Ministro de CA (art. 50 Nº 2 del COT).131
Art. 50. Un ministro de la Corte de Apelaciones respectiva, según el turno que ella fije, conocerá en
primera instancia de los siguientes asuntos:
2. De las causas civiles en que sean parte o tengan interés el PDR, los ex PDR, los Ministros de Estado,
Senadores, Diputados, miembros de los Tribunales Superiores de Justicia, CGR, Comandantes en Jefe de
las Fuerzas Armadas, General Director de Carabineros de Chile, Director General de la Policía de
Investigaciones de Chile, los Intendentes y Gobernadores, los Agentes Diplomáticos chilenos, los
Embajadores y los Ministros Diplomáticos acreditados con el Gobierno de la República o en tránsito por su
territorio, los Arzobispos, los Obispos, los Vicarios Generales, los Provisores y los Vicarios Capitulares.
La circunstancia de ser accionista de SA las personas designadas en este número, no se considerará como
una causa suficiente para que un ministro de la CA conozca en primera instancia de los juicios en que
aquéllas tengan parte, debiendo éstos sujetarse en su conocimiento a las reglas generales.

iii. Por último, el fuero judicial o fuero de los jueces, según CASARINO, es aquel en
virtud del cual se produce una alteración, establecida por la ley, de la jerarquía de los

131
Cabe decir que en el nuevo sistema procesal penal no se contempla la existencia del fuero menor ni mayor
respecto de las causas penales, debiendo su investigación ser efectuada por el Ministerio Público, y actuando el juez
de garantía y el TJOP según las reglas generales.

149
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

tribunales que van a conocer de los asuntos civiles o penales en el que sea parte o tenga
interés un juez, ministro o fiscal del Poder Judicial. A esta especial modalidad de fuero se
refieren los siguientes preceptos orgánicos: el art. 50 Nº 4 del COT, el cual señala que un
ministro de la CA respectiva, según el turno que ella fije, conocerá en primera instancia
de los siguientes asuntos: de las demandas civiles que se entablen contra los jueces de
letras para hacer efectiva la responsabilidad civil resultante del ejercicio de sus
funciones ministeriales. En el mismo sentido se pronuncia el art. 53 Nº 2 del COT, al decir
que el Presidente de la CS conocerá en primera instancia: de las demandas civiles que se
entablen contra uno o más miembros o fiscales judiciales de las CA para hacer efectiva
su responsabilidad por actos cometidos en el desempeño de sus funciones; y el art. 51 Nº
2 del COT, señala que el Presidente de la CA de Santiago conocerá en primera instancia:
de las demandas civiles que se entablen contra uno o más miembros de la CS o contra su
Fiscal Judicial para hacer efectiva su responsabilidad por actos cometidos en el
desempeño de sus funciones. Esta materia, tratándose de cualquier otra autoridad, la
conoce el Juez de Letras asiento de Corte, por ser un juicio de hacienda.

c. EXCEPCIONES AL FUERO.
La aplicación del fuero no es absoluta, pues en ciertos casos, no obstante tener interés en
el conflicto jurídico personas a las cuales se les debe aplicar esta regla de competencia, la ley
establece que su investidura no altera la determinación de la competencia. En efecto, el art. 133
del COT señala que no se considerará el fuero de que gocen las partes en los juicios de minas,
posesorios, sobre distribución de aguas, particiones, en los que se tramiten breve y sumariante y
en los demás que determinen la leyes; agrega el inc. II que tampoco se tomará en cuenta el que
tengan los acreedores en el juicio de quiebra ni el de los interesados en los asuntos no
contenciosos. Esto último lo reitera el art. 827 del CPC al decir que en los asuntos no
contenciosos no se tomará en consideración el fuero personal de los interesados para establecer
la competencia del tribunal.

d. EXTENSIÓN DEL FUERO.


Cuando en un proceso civil intervienen personas que gocen de fuero y otras que no
(litisconsorcio), la competencia la tiene el juez que debe conocer por razones del fuero,
atendiendo a que este elemento prevalece sobre los demás factores determinantes de la
competencia absoluta. En este sentido, se afirma que el fuero tiene un poder de atracción para
conducir el asunto al tribunal que debe juzgar al sujeto aforado; y si no se respeta lo anterior, se
deberá declarar la nulidad de todo lo obrado por el juez incompetente.132

132
El art. 168 del COT señalaba que si siendo muchos los autores de un delito o de varios delitos conexos, hubiere
entre ellos individuos aforados y otros que no lo sean, el tribunal competente para juzgar a los que gozan de fuero
debía juzgar a los demás autores y a los cómplices y encubridores. Con la reforma procesal penal se derogó esta
disposición, por lo tanto, la investigación de las causas penales debe ser efectuada por el Ministerio Público, y el JG
y el TJOP deben actuar según las reglas generales. Por otra parte, el art. 169 del COT se ocupa de los delitos en que
intervienen militares y civiles, al señalar que siendo muchos los responsables de un delito, hubiere entre ellos
individuos sometidos a los tribunales militares y otros que no lo estén, el tribunal competente para juzgar a los que
gozan de fuero juzgará también a todos los demás. Siguiendo al profesor FORTTES, cuando el COT habla de
tribunales militares, se refiere a la materia y no al fuero, pues los militares no gozan de fuero (acá hay aplicación del

150
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

Por otra parte, si la persona deja el cargo que le atribuía la competencia por razón del
fuero, no se altera la actuación del juez natural, en virtud de la regla general de competencia
denominada radicación.

2.1.2. LA MATERIA.

a. CONCEPTO.
La materia, según CASARINO, corresponde a la naturaleza del asunto que debe ser
sometido al conocimiento y decisión del tribunal y, en casos excepcionales, al objeto o clase del
asunto. En efecto, los negocios entregados al conocimiento de un tribunal pueden ser de
naturaleza civil, penal, comercial, de minas, etc.; y además, dentro de cada una de estas diversas
naturalezas, los negocios pueden ser de diferentes clases o versar sobre diversos objetos, todo lo
cual también sirve para determinar la competencia del tribunal. Por ejemplo, un juicio de
arrendamiento es un negocio de carácter civil que conoce el JL, pero en razón de su objeto (si se
refiere a una renta menor a $3.000) está entregado al conocimiento de un Juez de Policía Local.
La materia es un factor que se combina con otros índices así, por ejemplo, se relaciona
con el fuero menor, a propósito de las causas civiles y comerciales en las que intervengan
personas que gozan de cierta investidura; con los aforados mayores respecto de las causas civiles
en que intervengan ciertas personas; con el fuero judicial, respecto de las demandas civiles en
contra integrantes del Poder Judicial. También se relaciona con la cuantía, pues de acuerdo con
el art. 115 del COT en los asuntos civiles la cuantía de la materia se determina por el valor de la
cosa disputada. En los asuntos criminales se determina por la pena que el delito lleva consigo.

b. FORMA EN QUE OPERA.


Como se dijo en líneas anteriores, la materia es un factor de carácter jurídico y
cualitativo, pues se relaciona con la naturaleza del conflicto, y ello se determina con el petitum,
es decir, con lo que se pide (por ejemplo, cobro de pesos), y con la causa petendi o de pedir, que
de acuerdo al art. 177 inc. II del CPC, es el fundamento inmediato del derecho deducido en juicio
(por ejemplo, la naturaleza del contrato materia del conflicto, que puede ser administrativo,
laboral, etc.; o un delito o cuasidelito civil; etc.).
La importancia de la materia viene dada por el establecimiento de los tribunales
especiales, ya que éstos han sido creados precisamente en razón de este factor; por ejemplo, los
tribunales militares, el TC, el TRICEL, etc. Ahora bien, a falta de un tribunal especial, el
conocimiento por razón de la materia de todo conflicto civil, administrativo, comercial o laboral,
de minas etc., le corresponde a los jueces de letras.

factor de competencia materia); algunos autores, en este caso, hablan de fuero real, esto es, aquel que atiende a la
naturaleza del acto y no a la persona.

151
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

2.1.3. LA CUANTÍA.

a. CONCEPTO.
La cuantía es el valor pecuniario de la cosa disputada en el juicio o la pena que el delito
investigado lleva consigo. En efecto, el art. 115 del COT señala que en los asuntos civiles la
cuantía de la materia se determina por el valor de la cosa disputada. En los asuntos criminales
se determina por la pena que el delito lleva consigo.
Como se puede observar, en el ámbito civil el factor cuantía se relaciona con el aspecto
económico del negocio sometido a la decisión del tribunal; en cambio en el ámbito penal, dice
relación con la mayor o menor gravedad de la sanción impuesta por el legislador al delito objeto
del respectivo proceso penal. En consecuencia, será más fácil señalar la cuantía en un negocio
penal que en un negocio civil.
En cuanto a sus características, es un factor de carácter objetivo, pues atiende a un criterio
cuantitativo (suma de dinero o pena); no es de carácter jurídico, sino que económico; es
proporcional, pues a mayor valor económico o gravedad del ilícito, mayor será la jerarquía del
tribunal que conoce; y se determina después de los restantes índices absolutos de competencia.

b. IMPORTANCIA.
Como señala el profesor ROMERO, sucesivas modificaciones en la organización judicial
han llevado a que este factor no tenga la relevancia que presentaba cuando existían jueces de
letras de mínima cuantía, jueces de distrito y jueces de subdelegación. El único problema que
hoy se puede presentar en orden a la cuantía en materia civil, se da entre los jueces de letras y los
jueces de policía local, en las ciudades donde estén instalados estos últimos tribunales; así, por
ejemplo, los jueces de policía local, de acuerdo al art. 14 de la ley 15.231, conocen de las causas
civiles y de los juicios relativos al contrato de arrendamiento cuya cuantía no exceda de $3.000,
en las ciudades en que no haya JL. No obstante, la cuantía mantiene su importancia en otros
aspectos:
i. Determina el grado de conocimiento del asunto por el tribunal. En efecto, si se trata de
negocios civiles o comerciales, la cuantía, conforme al art. 45 del COT, permite
determinar si el juez de letras conocerá en única o en primera instancia.
Consecuentemente determina la procedencia de los recursos.
ii. Determina el procedimiento aplicable, es decir, determina si se trata de un juicio de
mínima cuantía (si el valor de la cosa es menor a 10 UTM), de menor cuantía (entre 10 y
500 UTM) o de mayor cuantía (más de 500 UTM).

c. REGLAS PARA DETERMINAR LA CUANTÍA EN MATERIA CIVIL.


Para determinar la cuantía en materia civil, es menester distinguir entre aquellos asuntos
susceptibles de apreciación pecuniaria y aquellos que no lo son.
i. En cuanto a los asuntos susceptibles de apreciación pecuniaria, el art. 115 inc. I
del COT establece la regla general, al señalar que en los asuntos civiles la cuantía de la
materia se determina por el valor de la cosa disputada. Además de esta regla general,

152
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

existen reglas complementarias o especiales para la determinación de la cuantía en los


arts. 121 y siguientes del COT, cuales son:
- Pluralidad de acciones. Conforme al art. 121 del COT, si en una misma demanda
se entablaren a la vez varias acciones, en los casos en que puede esto hacerse
conforme a lo prevenido en el CPC (art. 17), se determinará la cuantía del juicio por el
monto a que ascendieren todas las acciones entabladas.
Art. 17. En un mismo juicio podrán entablarse dos o más acciones con tal que no sean incompatibles.
Sin embargo, podrán proponerse en una misma demanda dos o más acciones incompatibles para que
sean resueltas una como subsidiaria de otra.

- Litisconsorcio pasiva. El art. 122 del COT señala que si fueren muchos los
demandados en un mismo juicio, el valor total de la cosa o cantidad debida
determinará la cuantía de la materia, aun cuando por no ser solidaria la obligación
no pueda cada uno de los demandados ser compelido al pago total de la cosa o
cantidad, sino tan sólo al de la parte que le correspondiere.
- Reconvención. De acuerdo al art. 124 del COT si el demandado al contestar la
demanda entablare reconvención contra el demandante, la cuantía de la materia se
determinará por el monto a que ascendieren la acción principal y la reconvención
reunidas; pero para estimar la competencia se considerará el monto de los valores
reclamados por vía de reconvención separadamente de los que son materia de la
demanda.
- Juicios de arrendamiento. Conforme al art. 125 del COT el valor de lo disputado
se determinará en los juicios de desahucio o de restitución de la cosa arrendada por
el monto de la renta o del salario convenido para cada período de pago; y en los de
reconvenciones, por el monto de las rentas insolutas.
- Demanda de saldo. El art. 126 del COT señala que si lo que se demanda fuere el
resto insoluto de una cantidad mayor que hubiere sido antes pagada en parte, se
atenderá, para determinar la cuantía de la materia, únicamente al valor del resto
insoluto.
- Pensiones de alimentos. De acuerdo al art. 127 del COT si se trata del derecho a
pensiones futuras que no abracen un tiempo determinado, se fijará la cuantía de la
materia por la suma a que ascendieren dichas pensiones en un año. Si tienen tiempo
determinado, se atenderá al monto de todas ellas. Pero si se tratare del cobro de una
cantidad procedente de pensiones periódicas ya devengadas, la determinación se hará
por el monto a que todas ellas ascendieren.
- Aumento o disminución del valor de la cosa disputada. Sobre esta materia,
el art. 128 del COT dispone que si el valor de la cosa disputada aumentare o
disminuyere durante la instancia, no sufrirá alteración alguna la determinación que
antes se hubiere hecho con arreglo a la ley.

ii. En cuanto a los asuntos no susceptibles de apreciación pecuniaria, por una


ficción se reputan de mayor cuantía; por lo tanto, estarán entregados al conocimiento del

153
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

juez de letras, conociéndose siempre en primera instancia y serán susceptibles del recurso
de apelación (reglas del procedimiento de mayor cuantía). El art. 130 del COT, por vía
meramente ejemplar, señala qué asuntos no son susceptibles de apreciación pecuniaria,
los cuales se reputan de mayor cuantía para efectos de determinar su competencia.
Art. 130. Para el efecto de determinar la competencia del juez se reputarán de mayor cuantía los negocios
que versen sobre materias que no estén sujetas a una determinada apreciación pecuniaria. Tales son, por
ejemplo:
1. Las cuestiones relativas al estado civil de las personas;
2. Las relacionadas con la separación judicial o de bienes entre marido y mujer, o con la crianza y cuidado
de los hijos;
3. Las que versen sobre validez o nulidad de disposiciones testamentarias, sobre petición de herencia, o
sobre apertura y protocolización de un testamento y demás relacionadas con la apertura de la sucesión, y
4. Las relativas al nombramiento de tutores y curadores, a la administración de estos funcionarios, a su
responsabilidad, a sus excusas y a su remoción.

d. MANERA DE ACREDITAR LA CUANTÍA EN MATERIA CIVIL.


Si bien, por regla general, la cuantía en el ámbito civil se determina por el valor de la
cosa disputada, para acreditar dicho valor, el COT establece una serie de reglas, a saber:
i. El art. 116 inc. I del COT señala que si el demandante acompañare documentos que sirvan
de apoyo a su acción y en ellos apareciere determinado el valor de la cosa disputada, se
estará para determinar la competencia a lo que conste de dichos documentos.
ii. Conforme al art. 117 del COT, si el demandante no acompañare documentos o si de ellos
no apareciere esclarecido el valor de la cosa, y la acción entablada fuere personal, se
determinará la cuantía de la materia por la apreciación que el demandante hiciere en su
demanda verbal o escrita.
iii. Ahora, de acuerdo al art. 118 del COT, si la acción entablada fuere real y el valor de la
cosa no apareciere determinado del modo que se indica en el art. 116, se estará a la
apreciación que las partes hicieren de común acuerdo. Por el simple hecho de haber
comparecido ante el juez para cualquiera diligencia o trámite del juicio todas las partes
juntas o cada una de ellas separadamente, sin que ninguna haya entablado reclamo por
incompetencia nacida del valor de la cosa disputada, se presume de derecho el acuerdo
de que habla el inciso anterior (apreciación tácita) y se establece la competencia del juez
para seguir conociendo del litigio que ante él se hubiere entablado. Y si no hay acuerdo,
el juez ante quien se hubiere entablado la demanda nombrará un perito para que avalúe
la cosa y se reputará por verdadero valor de ella, para el efecto de determinar la cuantía
del juicio, el que dicho perito le fijare (art. 118 del COT).
iv. Por último, conforme al art. 120 del COT, cualquiera de las partes puede, en los casos en
que el valor de la cosa disputada no aparezca esclarecido por los medios indicados en
este Código, hacer las gestiones convenientes para que dicho valor sea fijado antes de
que se pronuncie la sentencia (incidente previo a la dictación del fallo). Puede también el
tribunal dictar de oficio las medidas y órdenes convenientes para el mismo efecto.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

¿En qué momento o instante procesal debe determinarse la cuantía del asunto? De lo
señalado en los arts. 116 y siguientes del COT, se extrae que, por regla general, quedará
determinada la cuantía al momento de interponerse la demanda; sin embargo, en algunos casos
quedará determinada con posterioridad, como ocurre con la interposición de una acción real en
que la cuantía es determinada por un perito.

e. REGLAS PARA DETERMINAR LA CUANTÍA EN LOS ASUNTOS PENALES.


Como ya se ha señalado, el art. 115 inc. II del COT establece que en los asuntos criminales
la cuantía se determina por la pena que el delito lleva consigo. Luego, el art. 132 del mismo
Código señala que para determinar la gravedad o levedad de un delito se estará a lo dispuesto
en el Código Penal. Al respecto, el art. 3º del CP clasifica los delitos, atendiendo a su gravedad,
en crímenes, simples delitos y faltas, clasificación que se hace según la pena que les está
asignada en la escala general del art. 21 del mismo cuerpo legal.
Ahora bien, en el nuevo proceso penal la cuantía determina el tribunal competente y el
procedimiento aplicable, según se trate de crímenes, simples delitos o faltas. En efecto:
i. De las faltas conocen los JG a través de los siguientes procedimientos: procedimiento
monitorio, aplicable a las faltas que debieren sancionarse sólo con pena de multa;
procedimiento simplificado, aplicable a todas las faltas con excepción de las que debiere
aplicárseles la pena de multa, y de las que debiera aplicarse la pena de multa y que el
imputado hubiere reclamado de ella en el plazo legal.
ii. En cuanto a los simples delitos, hay que subdistinguir: pues a los simples delitos de
acción penal privada, les es aplicable el procedimiento de acción penal privada del cual
conoce el JG; y a los de acción penal pública, les puede ser aplicado el procedimiento
abreviado o simplificado, del cual conoce el JG, o el procedimiento oral penal, de cual
conoce el TJOP (la acción penal pública previa instancia particular, se rige por las reglas
de la acción penal pública).
iii. Por último, los crímenes los conoce el TJOP, salvo que se esté ante un procedimiento
abreviado en que el fiscal pida la imposición de una pena privativa de libertad no superior
a cinco años de presidio o reclusión menor en su grado máximo, pues en ese caso conoce
el JG.

2.2. REGLAS O FACTORES DE COMPETENCIA RELATIVA.


Las reglas de competencia relativa son aquellas disposiciones legales que determinan el
tribunal preciso que, dentro de una jerarquía, clase o categoría ya determinada por las reglas de
competencia absoluta, es el llamado a conocer de un asunto o negocio judicial. Así, por ejemplo,
que la acción de nulidad de un contrato deba ser conocida por un JL en lo civil, es determinado
por la aplicación de las normas de competencia absoluta; ahora, cuál de los varios tribunales
civiles existentes conocerá del conflicto, es fijado a través de las normas de competencia relativa,
dependiendo de cómo lo hayan regulado las partes, y a falta de regulación o de una norma
especial, rige la regla general, que es el tribunal del domicilio del demandado.

155
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

Estas reglas se aplican con posterioridad a las reglas de competencia absoluta, ya que
estas últimas determinan la competencia de los tribunales de distinta jerarquía, y aquéllas, la
competencia entre tribunales de igual jerarquía. Ahora, el factor o elemento que determina la
competencia relativa es uno sólo: el territorio (factor es de carácter objetivo); es por ello que
también se da un concepto territorial de las reglas de competencia relativa, que señala que es la
facultad de un juez para ejercer jurisdicción en un territorio determinado.
Estas reglas son de orden privado y, por tanto, renunciables por las partes en los asuntos
contenciosos civiles. En atención a esta característica, señala el profesor ROMERO, que el
tribunal sólo puede decretar de oficio la incompetencia relativa cuando este elemento no es
disponible por las partes; y el demandado, por su parte, debe denunciar la infracción de estas
normas en su primera actuación procesal, para evitar así que se produzca la prórroga de
competencia en aquellos casos que autoriza la ley.

2.2.1. REGLAS PARA DETERMINAR LA COMPETENCIA RELATIVA EN ASUNTOS CONTENCIOSOS


CIVILES.

Siguiendo al profesor ORELLANA, para poder determinar con precisión qué tribunal, en
razón del territorio, es el competente para conocer de un asunto, es necesario tomar en
consideración las siguientes reglas de descarte:
i. Determinar si existe o no prórroga de la competencia.133
ii. A falta de prórroga de competencia, será necesario especificar si existen o no
disposiciones especiales que establezcan el tribunal que debe conocer del asunto.
iii. A falta de reglas especiales, se ha de estudiar la naturaleza de la acción deducida, de
acuerdo a las prescripciones del CC, que las clasifica en muebles o inmuebles.
iv. Finalmente, a falta de todas las reglas precedentes y como norma supletoria, se entiende
que será competente para conocer del asunto el tribunal del domicilio del demandado.

a. PRÓRROGA DE LA COMPETENCIA.
El art. 181 del COT señala que un tribunal que no es naturalmente competente para
conocer de un determinado asunto, puede llegar a serlo si para ello las partes, expresa o
tácitamente, convienen en prorrogarle la competencia para este negocio134. De conformidad con
lo señalado, se puede decir que la prórroga de competencia es aquella institución de carácter
procesal que consiste en un acuerdo expreso o tácito de las partes del conflicto, para otorgar
competencia a un tribunal, en asuntos contenciosos civiles de única o primera instancia, que no

133
En estricto rigor, en primer lugar hay que ver si el asunto del cual se trata está sometido a arbitraje forzoso, o si
las partes lo sometieron a arbitraje en forma voluntaria; pues, en dichos casos, será competente el juez árbitro que
designen las partes. Pero este aspecto hay que verlo antes de que se analicen las reglas de competencia, ya que se
trata de un asunto de jurisdicción.
134
El epígrafe 7º del Título VII del COT, antes de la ley 18.969 del año 1990 se denomina “De la prórroga de la
jurisdicción”, lo cual era impropio, ya que todos los tribunales tienen jurisdicción, por ende, un acuerdo de las partes
no puede otorgarle a otro tribunal, lo que la ley le ha encomendado. Es por ello que hoy se denomina “de la prórroga
de la competencia”.

156
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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es el naturalmente competente para conocer del asunto. De acuerdo a esta definición, los
requisitos de procedencia de la prórroga de competencia, son:
i. La prórroga de competencia sólo procede respecto de negocios contenciosos civiles.
Se entiende por negocio contencioso, aquel en que existe un conflicto jurídico sometido a
la decisión de un tribunal; y por negocio contencioso civil, aquel en que la controversia
jurídica versa sobre una material regulada por el Derecho civil en sentido amplio, o sea,
como contrapuesto al Derecho penal. A contrario sensu, la prórroga competencia no
puede producirse ni en los negocios de “jurisdicción voluntaria”, ni en los asuntos de
orden penal, en los cuales las normas sobre competencia relativa son de orden público.
ii. Sólo procede respecto del factor territorio, pues la materia, la cuantía y el fuero tienen
un carácter de orden público y, por ende, no pueden ser modificados por la voluntad de
las partes. Así las cosas, sólo puede prorrogarse la competencia entre tribunales de
distintos territorios jurisdiccionales, o entre distintos tribunales de un mismo territorio.
iii. Procede entre tribunales ordinarios de igual jerarquía. Hay que recordar que los
tribunales ordinarios son aquellos que están establecidos y regulados en el COT, y cuya
principal característica es su estructura piramidal; y, por otro lado, la jerarquía quiere
decir que al tribunal al que se le prorroga la competencia debe tener establecida su
competencia absoluta. Por lo tanto, no procede entre un tribunal ordinario y uno especial,
o entre tribunales especiales; y tampoco procede entre tribunales ordinarios de distinta
jerarquía, por ejemplo, entre un JL y la CA.
iv. Sólo procede en única o en primera instancia. La prórroga de competencia no
procede en segunda instancia, esto en virtud de la regla general de competencia del grado
o jerarquía, que establece que una vez fijada con arreglo a la ley la competencia de un
juez inferior para conocer en primera instancia de un determinado asunto, queda
igualmente fijada la del tribunal superior que debe conocer del mismo asunto en segunda
instancia (art. 110 del COT). Todos estos requisitos los contempla el art. 182 del COT, al
señalar que la prórroga de competencia sólo procede en primera instancia, entre
tribunales ordinarios de igual jerarquía y respecto de negocios contenciosos civiles.
v. En cuanto a la capacidad para prorro gar, el art. 184 del COT señala que pueden
prorrogar competencia todas las personas que según la ley son hábiles para estar en
juicio por sí mismas, y por las que no lo son pueden prorrogarla sus representantes
legales. Por lo tanto, la prórroga es un acto jurídico procesal de parte, y cuando se
verifica en forma expresa, debe realizarse por personas que tengan la capacidad de
ejercicio que contempla el CC, sino, por sus representantes legales. Es decir, se requiere
de capacidad procesal o capacidad para comparecer, esto es, la aptitud que se requiere
para poder ejercitar la acción o, en su caso, para poder defenderse (la aptitud para obrar
eficazmente en juicio).
vi. Por último, se requiere acuerdo de las partes en orden a prorrogar la competencia, el cual
puede ser expreso o tácito.
- El art. 186 del COT señala que se prorroga la competencia expresamente cuando en el
contrato mismo o en un acto posterior han convenido en ello las partes, designando
con toda precisión el juez a quien se someten. Como se puede apreciar, la prórroga
157
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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expresa puede verificarse en la misma convención, caso en el cual, las partes insertan
dentro del contrato una cláusula sometiéndose a la competencia de un determinado
tribunal para la resolución de cualquier conflicto que pudiera suscitarse con motivo de
su celebración; o bien, puede verificarse en un acto posterior, en cuyo caso deberá
contemplarse la materia respecto de la cual se efectúa y el tribunal para ante el cual se
prorroga la competencia. Es importante que las partes designen con precisión el juez
competente, no siendo válida una sumisión expresa general; así, por ejemplo, es válida
la cláusula que señala que es competente el juez de letras en lo civil de Valparaíso, sin
embargo, no puede estimarse válida aquella cláusula que expresa que serán
competentes los juzgados de letras de la Quinta región.135

- En conformidad con el art. 187 del COT, se entiende que prorrogan tácitamente la
competencia: el demandante, por el hecho de ocurrir ante el juez interponiendo su
demanda; el demandado, por hacer, después de personado en el juicio, cualquiera
gestión que no sea la de reclamar la incompetencia del juez. Por tanto, para que haya
prórroga tácita, es necesario que se verifique una actuación del demandante y del
demandado, no en forma independiente, sino en forma conjunta.
La ley exige para que se prorrogue la competencia que el demandado se haya
personado en el juicio, y cabe preguntarse a este respecto ¿qué ocurre si el juicio se
siguió en su rebeldía? La jurisprudencia en este punto es contradictoria, existiendo
algunos fallos que entienden que basta que el juicio se haya seguido en rebeldía del
demandado para que la prórroga se produzca. Al respecto, el profesor ROMERO señala
que la CS ha reconocido que en las alegaciones posteriores a la etapa donde se pudo
promover la respectiva excepción de incompetencia, opera la preclusión procesal, ya
que la incompetencia relativa debe reclamarse por la vía procesal señalada por el
legislador y en la oportunidad pertinente, de no ser así, se produce la prórroga tácita de
competencia.
Por otro lado, exige que el demandado no alegue la incompetencia en su primera
actuación en el tribunal. La forma de alegar la incompetencia es por medio de una
cuestión de competencia inhibitoria (aquella que se intenta ante el tribunal que se cree
competente, pidiéndole que se dirija al que esté conociendo del negocio para que se
inhiba y le remita los autos) o declinatoria (aquella que se propone ante el tribunal a
quien se cree incompetente, indicándole cuál es el que se estima competente y
pidiéndole que se abstenga de dicho conocimiento); o por medio de una excepción
dilatoria136. Sin embargo, esto tiene una excepción en el juicio ejecutivo, pues en caso

135
Como se puede apreciar, la prórroga expresa es muy similar al compromiso, esto es, aquella convención por la
cual las partes sustraen determinados asuntos litigios presentes o futuros del conocimiento de la jurisdicción
ordinaria y lo someten al conocimiento y fallo de uno o más árbitros que en ese mismo acto designan. No obstante,
hay una diferencia fundamental, pues mientras en la prórroga expresa las partes someten el asunto a un tribunal
ordinario de la misma jerarquía de aquél que era naturalmente competente, en el compromiso las partes someten el
negocio judicial a la jurisdicción de un tribunal arbitral (es un asunto de jurisdicción y no de competencia).
136
El profesor FORTTES señala que entre la excepción dilatoria de incompetencia y las cuestiones de incompetencia
existen diferencias. La diferencia que existe con la cuestión por inhibitoria es obvia, pues ésta se intenta ante el
tribunal que se cree competente (otro tribunal), mientras que la excepción se intenta ante el mismo tribunal; y en
segundo término, si bien la cuestión por declinatoria se presenta ante el tribunal que se cree que es incompetente (al
igual que la excepción), el efecto que trae ésta, si es acogida, es diferente, ya que el tribunal tiene que remitir los
antecedentes al tribunal competente, en cambio, con la excepción de incompetencia, se pone término al juicio.

158
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de haber intervenido el demandado en alguna gestión preparatoria del demandante


para preparar la acción ejecutiva, no se producirá la prórroga tácita de la competencia,
y éste podrá con posterioridad, una vez deducida la demanda ejecutiva y requerido el
pago, oponer la excepción de incompetencia relativa del tribunal.
Producida la prórroga de la competencia, las partes no podrán alegar la incompetencia del
tribunal137. Sin embargo, si la prórroga no cumple con uno de los requisitos señalados por el
legislador (por ejemplo, cuando se trate de un negocio no contencioso o penal; o cuando se
prorrogue la competencia absoluta, o cuando se prorrogue en segunda instancia, etc.) ésta puede
impedirse de oficio por el tribunal o a petición de parte. Según CASARINO, no existe una
disposición legal expresa que así lo consagre, pero tiene una base normativa en lo dispuesto en el
art. 83 inc. I del CPC, el cual dispone que la nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o a
petición de parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos aquellos en que
exista un vicio que irrogue a alguna de las partes un perjuicio reparable sólo con la
declaración de nulidad.
Por último, los efectos de esta figura están consagrados en el art. 185 del COT, el cual
señala que la prórroga de competencia sólo surte efectos entre las personas que han concurrido
a otorgarla, mas no respecto de otras personas como los fiadores o codeudores; es decir, los
efectos de la prórroga son relativos, sólo afecta a las partes que han concurrido a otorgarla. No
obstante, el profesor ROMERO señala que esto debe matizarse cuando se trata de una acumulación
de acciones que involucre a una pluralidad de sujetos que tengan calidad de obligados solidarios
o accesorios; pues conforme al art. 141 del COT, si los demandados fueren dos o más (que son las
hipótesis de solidaridad o fianza) y cada uno de ellos tuviere su domicilio en diferente lugar,
podrá el demandante entablar su acción ante el juez de cualquier lugar donde esté domiciliado
uno de los demandados, y en tal caso quedarán los demás sujetos a la jurisdicción del mismo
juez.

b. REGLAS LEGALES ESPECIALES.


En caso de no existir prórroga de la competencia, para determinar el tribunal competente
en razón del territorio, es menester aplicar las diversas reglas especiales que el legislador
establece respecto de distintas materias. Entre los arts. 139 y 148 del COT se establecen estas
reglas especiales, siendo las más relevantes las siguientes:
i. Pluralidad de obliga ciones. De acuerdo al art. 139 del COT si una misma demanda
comprendiere obligaciones que deban cumplirse en diversos territorios jurisdiccionales,
será competente para conocer del juicio el juez del lugar en que se reclame el
cumplimiento de cualquiera de ellas.
ii. Pluralidad de domicilios. En conformidad con el art. 140 del COT, si el demandado
tuviere su domicilio en dos o más lugares, podrá el demandante entablar su acción ante
el juez de cualquiera de ellos.
iii. Pluralidad de demandados. El art. 141 del COT señala que si los demandados fueren
dos o más y cada uno de ellos tuviere su domicilio en diferente lugar, podrá el
137
En cambio, tratándose de la incompetencia absoluta de un tribunal, las partes podrán formular el correspondiente
incidente de nulidad de todo lo obrado por incompetencia absoluta, en cualquier estado del juicio.

159
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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demandante entablar su acción ante el juez de cualquier lugar donde esté domiciliado
uno de los demandados, y en tal caso quedarán los demás sujetos a la jurisdicción del
mismo juez.
iv. Persona jurídica demandada. Conforme al art. 142 del COT, cuando el demandado
fuere una persona jurídica, se reputará por domicilio, para el objeto de fijar la
competencia del juez, el lugar donde tenga su asiento la respectiva corporación o
fundación. Y si la persona jurídica demandada tuviere establecimientos, comisiones u
oficinas que la representen en diversos lugares, como sucede con las sociedades
comerciales, deberá ser demandada ante el juez del lugar donde exista el
establecimiento, comisión u oficina que celebró el contrato o que intervino en el hecho
que da origen al juicio.138
v. Interdictos posesorios 139. El art. 143 del COT prescribe que es competente para
conocer de los interdictos posesorios el juez de letras del territorio jurisdiccional en que
estuvieren situados los bienes a que se refieren. Si ellos, por su situación, pertenecieren a
varios territorios jurisdiccionales, será competente el juez de cualquiera de éstos.
vi. Quiebra. De acuerdo al art. 144 del COT será juez competente en materia de quiebras,
cesiones de bienes y convenios entre deudor y acreedores el del lugar en que el fallido o
deudor tuviere su domicilio.
vii. Juicio de alimentos. En conformidad al art. 147 del COT, será juez competente para
conocer de las demandas de alimentos el del domicilio del alimentante o alimentario, a
elección de este último. Asimismo, ello se aplicará a las solicitudes de aumento de
pensiones alimenticias decretadas. De las solicitudes de cese o rebaja de la pensión
decretada conocerá el tribunal del domicilio del alimentario.
viii. Filiación. De acuerdo al inc. final del art. 147 del COT, será juez competente para
conocer de las acciones de reclamación de filiación…el (juez de familia) del domicilio
del demandado o demandante, a elección de este último.
ix. Sucesorio. Por último, el art. 148 del COT dispone que será juez competente para
conocer del juicio de petición de herencia, del de desheredamiento y del de validez o
nulidad de disposiciones testamentarias, el del lugar donde se hubiere abierto la
sucesión del difunto con arreglo a lo dispuesto por el art. 955 del CC (la sucesión en los
bienes de una persona se abre al momento de su muerte en su último domicilio; salvos
los casos expresamente exceptuados).

c. REGLAS VINCULADAS CON LA NATURALEZA DE LA ACCIÓN DEDUCIDA.

138
Es necesario recordar que tratándose de la persona jurídica Fisco, es competente para conocer de los juicios de
hacienda el JL de la comuna asiento de CA, cuando aquél aparece como demandado; pues cuando el Fisco aparece
como demandante, puede elegir entre el JL asiento de Corte o el domicilio del demandado.
139
Esto dice relación con las acciones posesorias, las que de conformidad con el art. 916 del CC, tienen por objeto
conservar o recuperar la posesión de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos. Pues estas acciones
posesorias, en el plano procesal, se conocen como querellas o interdictos posesorios, y tienen la ventaja de que se
tramitan de acuerdo a las reglas del juicio sumario.

160
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Si no ha habido prórroga de la competencia, y no ha operado ninguna regla especial, hay


que ver si la acción que se ejerce es mueble, inmueble o mixta. Ahora bien, conforme al art. 580
del CC, los derechos y acciones se reputan bienes muebles o inmuebles, según lo sea la cosa en
que han de ejercerse, o que se debe. Así el derecho de usufructo sobre un inmueble, es inmueble.
Así la acción del comprador para que se le entregue la finca comprada, es inmueble; y la acción
del que ha prestado dinero, para que se le pague, es mueble.
i. Acción inmueble. De acuerdo al art. 135 inc. I del COT, si la acción entablada fuere
inmueble, será competente para conocer del juicio el juez del lugar que las partes hayan
estipulado en la respectiva convención. A falta de estipulación será competente, a
elección del demandante: el juez del lugar donde se contrajo la obligación; o el del lugar
donde se encontrare la especie reclamada. Agrega el inc. II que si el inmueble o
inmuebles que son objeto de la acción estuvieren situados en distintos territorios
jurisdiccionales, será competente cualquiera de los jueces en cuya comuna o agrupación
de comunas estuvieren situados.140
ii. Acción mueble. La acción mueble es aquella por la que se hace valer un derecho que
recae sobre un mueble o mediante la cual se pretende la entrega de una cosa mueble o de
un hecho que se debe (de acuerdo al art. 581 del CC, los hechos que se deben se reputan
muebles). Ahora bien, en conformidad con el art. 138 del COT, si la acción entablada
fuere de las que se reputan muebles con arreglo a lo prevenido en los art. 580 y 581 del
CC, será competente el juez del lugar que las partes haya estipulado en la respectiva
convención. A falta de estipulación de las partes, lo será el del domicilio del demandado
(aquí no hay elección por parte del demandante).

iii. Acción mixta. De acuerdo al art. 137 del COT, si una misma acción tuviere por objeto
reclamar cosas muebles e inmuebles, será juez competente el del lugar en que estuvieren
situados los inmuebles. Esta regla es aplicable a los casos en que se entablen
conjuntamente dos o más acciones, con tal que una de ellas por lo menos sea inmueble.

d. REGLA LEGAL SUPLETORIA.


A falta de todas las reglas de competencia mencionadas anteriormente, será juez
competente para conocer del asunto, el del domicilio del demandado141. En efecto, conforme al
art. 134 del COT, en general, es juez competente para conocer de una demanda civil o para
intervenir en un acto no contencioso, el del domicilio del demandado o interesado, sin perjuicio
de las reglas establecidas en los artículos siguientes y de las demás excepciones legales.
Como se puede apreciar, esta norma establece la regla general en materia de competencia
relativa, pero son tantas las excepciones, que esta regla pasa a ser la excepción, y las excepciones
la regla general.

140
Algunos señalan que para aplicar la regla del inc. II, no es necesario dirigirse al inc. I de esta disposición, es decir,
ver si hubo convenio de las partes o aplicar la elección del demandante en subsidio; pues el inc. II establece una
regla especial de competencia. Otros, en cambio, señalan que debe recurrirse primero al art. 135 inc. I, ya que el inc.
II es de carácter supletorio.
141
El domicilio, de acuerdo al art. 59 del CC, consiste en la residencia, acompañada, real o presuntivamente, del
ánimo de permanecer en ella.

161
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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2.2.2. REGLAS PARA DETERMINAR LA COMPETENCIA RELATIVA EN ASUNTOS NO CONTENCIOSOS.


Para poder determinar con precisión el tribunal que es competente para conocer de los
asuntos no contenciosos, en los cuales no cabe la prórroga de la competencia (pues ésta sólo cabe
en los asuntos contenciosos), es menester tomar en consideración las siguientes reglas de
descarte:
i. Determinar si el legislador ha establecido una regla especial en atención al factor
territorio. En efecto, en los arts. 148 a 155 del COT, el legislador establece reglas
especiales, siendo las más relevantes las siguientes:
- De acuerdo al art. 148 inc. II del COT, el mismo juez (el juez del último domicilio del
causante) será también competente para conocer de todas las diligencias judiciales
relativas a la apertura de la sucesión, formación de inventarios, tasación y partición
de los bienes que el difunto hubiere dejado. Ahora bien, cuando una sucesión se abra
en el extranjero y comprenda bienes situados dentro del territorio chileno, la posesión
efectiva de la herencia deberá pedirse en el lugar en que tuvo el causante su último
domicilio en Chile, o en el domicilio del que la pida si aquél no lo hubiere tenido (art.
149 del COT).
- En conformidad al art. 151 del COT, en los casos de presunción de muerte por
desaparecimiento, el juez del lugar en que el desaparecido hubiere tenido su último
domicilio será competente para declarar la presunción de muerte y para conferir la
posesión provisoria o definitiva de los bienes del desaparecido a las personas que
justifiquen tener derecho a ellos.142
- Y de acuerdo al art. 153 del COT, para aprobar o autorizar la enajenación,
hipotecación o arrendamiento de inmuebles, es competente el juez del lugar donde
éstos estuvieren situados (por ejemplo, la autorización que debe dar la cónyuge a su
marido, en un régimen de sociedad conyugal).
ii. Ante la falta de una regla especial, se debe aplicar la regla supletoria que contempla el
art. 134 del COT, que dispone que en general, es juez competente para conocer de una
demanda civil o para intervenir en un “acto no contencioso”, el del domicilio del
demandado o interesado, sin perjuicio de las reglas establecidas en los artículos
siguientes y de las demás excepciones legales.

2.2.3. REGLAS PARA DETERMINAR LA COMPETENCIA RELATIVA EN ASUNTOS CRIMINALES.


La gran distinción que se hace en esta materia, es si se trata del conocimiento de delitos
cometidos dentro del territorio de la República, o fuera de él.

a. DELITOS COMETIDOS DENTRO DEL TERRITORIO DE LA REPÚBLICA.

142
El profesor ROMERO señala que si el desaparecido no ha tenido domicilio en Chile, los tribunales nacionales son
incompetentes para hacer esa declaración.

162
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Tratándose de delitos cometidos dentro del territorio de la República, el art. 157 inc. I del
COT establece la regla general, al señalar que será competente para conocer de un delito el
tribunal en cuyo territorio se hubiere cometido el hecho que da motivo al juicio. Y de acuerdo al
inc. III del art. 157, el delito se considerará cometido en el lugar donde se hubiere dado
comienzo a su ejecución143. Ahora bien, en esta materia hay que distinguir la competencia
territorial de los JG y de los TJOP, puesto que a estos tribunales les corresponde funciones
distintas.
i. Conforme al inc. II del art. 157 del COT, el JG del lugar de comisión del hecho
investigado conocerá de las gestiones a que diere lugar el procedimiento previo al juicio
oral; por ejemplo, las diligencias de investigación llevadas a cabo por el Ministerio
Público. Como se puede apreciar, se sigue la regla general establecida en el inc. I del art.
157, sin embargo, esta regla reconoce excepciones, a saber:
- El art. 157 inc. IV primera parte del COT, dispone que sin perjuicio de lo dispuesto en
el inc. II (el JG del lugar de la comisión del hecho es competente), cuando las gestiones
debieren efectuarse fuera del territorio jurisdiccional del JG y se tratare de diligencias
urgentes, la autorización judicial previa podrá ser concedida por el JG del lugar
donde deban realizarse (esto se vincula con el art. 70 inc. III del CPP). Por ejemplo, el
juez competente es el de Valparaíso, pero debe realizarse la diligencia de entrada y
registro del lugar cerrado en Punta Arenas, en este caso la autorización puede pedirse
al juez de garantía de Punta Arenas, siempre que se trate de una diligencia urgente.
Art. 70 inc. III. En los demás casos, cuando debieren efectuarse actuaciones fuera del territorio
jurisdiccional del JG y se tratare de diligencias u órdenes urgentes, el Ministerio Público también podrá
pedir la autorización directamente al juez de garantía del lugar. Una vez realizada la diligencia o
cumplida la orden, el Ministerio Público dará cuenta a la brevedad al JG del procedimiento.

- El art. 157 inc. IV segunda parte del COT, señala que asimismo, si se suscitare conflicto
de competencia entre jueces de varios JG, cada uno de ellos estará facultado para
otorgar las autorizaciones o realizar las actuaciones urgentes, mientras no se
dirimiere la competencia. Esto se relaciona con los arts. 72 y 73 del CPP.
Art. 72. Facultades durante conflictos de competencia. Si se suscitare un conflicto de competencia entre
jueces de varios JG en relación con el conocimiento de una misma causa criminal, mientras no se
dirimiere dicha competencia, cada uno de ellos estará facultado para realizar las actuaciones urgentes y
otorgar las autorizaciones que, con el mismo carácter, les solicitare el ministerio público.
De los jueces entre quienes se hubiere suscitado la contienda, aquél en cuyo territorio jurisdiccional se
encontraren quienes estuvieren privados de libertad en la causa resolverá sobre su libertad.

Art. 73. Efectos de la resolución que dirime la competencia. Dirimida la competencia, serán puestas
inmediatamente a disposición del juez competente las personas que se encontraren privadas de libertad,
así como los antecedentes que obraren en poder de los demás jueces que hubieren intervenido.
Todas las actuaciones practicadas ante los jueces que resultaren incompetentes serán válidas, sin
necesidad de ratificación por el juez que fuere declarado competente.

143
En esta materia existe una excepción en la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, pues de acuerdo a
su art. 22, el juez competente para conocer los delitos que contempla dicha ley, es el del domicilio que el librador
del cheque tenga registrado en el banco.

163
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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- A propósito de las audiencias de control de detención, el art. 70 inc. II del CPP señala
que si la detención se practicare en un lugar que se encontrare fuera del territorio
jurisdiccional del juez que hubiere emitido la orden, será también competente para
conocer de la audiencia judicial del detenido el JG del lugar donde se hubiere
practicado la detención, cuando la orden respectiva hubiere emanado de un juez con
competencia en una ciudad asiento de CA diversa.
- Otra excepción tiene lugar con la agrupación de investigaciones que el fiscal puede
ordenar. En efecto, el art. 185 inc. I del CPP establece que el fiscal podrá investigar
separadamente cada delito de que conociere. No obstante, podrá desarrollar la
investigación conjunta de dos o más delitos, cuando ello resultare conveniente. Como
consecuencia de la agrupación de investigaciones (por ejemplo, de diversas
violaciones que tienen lugar en Valparaíso, Viña del Mar y Quilpué), habrán distintos
jueces competentes, y el que continuará siendo competente en adelante, según el art.
159 inc. I del COT, será el juez de garantía del lugar en que se cometió el primer hecho
investigado (no se trata del primer hecho que se cometió, sino del primero que
comenzó a ser investigado).144
Art. 159. Si en ejercicio de las facultades que la ley procesal penal confiere al Ministerio Público, éste
decidiere investigar en forma conjunta hechos constitutivos de delito en los cuales, de acuerdo al art.
157 de este Código, correspondiere intervenir a más de un JG, continuará conociendo de las gestiones
relativas a dichos procedimientos el JG del lugar de comisión del primero de los hechos investigados.

ii. En cuanto a la competencia territorial de los TJOP, también se aplica la regla general
contemplada en el inc. I del art. 157 del COT, es decir, es competente el TJOP del lugar en
que se hubiese cometido el hecho que da motivo al juicio. Las excepciones que para estos
efectos se aplican a los JG, no son procedentes en este caso, pues en general operan antes
de que comience el juicio oral, por lo tanto, la regla es una sola, y sin excepciones.145

b. DELITOS COMETIDOS FUERA DEL TERRITORIO DE LA REPÚBLICA.


Por regla general, los delitos cometidos fuera del territorio de la República no están
sometidos a la jurisdicción de los tribunales chilenos, sin embargo, hay ciertos casos de
extraterritorialidad, concretamente, los delitos enumerados en el art. 6º del COT (por ejemplo, los
cometidos por chilenos contra chilenos si el culpable regresa a Chile sin haber sido juzgado por
la autoridad del país en que delinquió; la piratería, etc.), respecto de los cuales se aplican las
reglas contenidas en el art. 167 del mismo Código.
Art. 167. Las competencias propias de los JG y de los TJOP respecto de los delitos perpetrados fuera del territorio
nacional que fueren de conocimiento de los tribunales chilenos serán ejercidas, respectivamente, por los Tribunales
de Garantía y Orales en lo Penal de la jurisdicción de la Corte de Apelaciones de Santiago, conforme al turno que
dicho tribunal fije a través de un auto acordado.

144
Esta alteración en la competencia puede volver atrás cuando el fiscal decida separar la investigación de los
hechos, caso en el cual, se vuelve a la regla general, es decir, continuará conociendo el JG del lugar en que se
hubieren cometidos los hechos. Ahora, lo que ocurrió en el tiempo intermedio sigue siendo válido, pues no es
necesario que el fiscal ratifique.
145
El inc. final del art. 157 del COT, señala que la competencia a que se refiere este artículo, así como la de las CA,
no se alterará por razón de haber sido comprometidos por el hecho intereses fiscales. Es decir, aquí no hay un símil
al juicio de hacienda en materia civil.

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3. REGLAS GENERALES DE COMPETENCIA O PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA COMPETENCIA.

Las reglas generales de la competencia, son las normas y principios básicos que establece
el legislador respecto de la competencia y que se deben aplicar sin importar la naturaleza del
asunto, clase o jerarquía del tribunal que debe conocer de él. Están tratadas en el Título VII (“La
competencia”), párrafo 1º (“Reglas generales”), en los arts. 108 a 114 del COT, y son las
siguientes: la radicación o fijeza, el grado, la extensión, la prevención, y la ejecución.
Las características de estas reglas o principios, son las siguientes:
i. Como su propio nombre lo indica, son de aplicación general, pues tienen lugar cualquiera
sea la naturaleza del negocio de que se trate, llámese contencioso o “voluntario”, civil,
penal, etc.
ii. Son complementarias, en cuanto no integran las normas de competencia absoluta o
relativa, pero sirven para determinar las facultades de un tribunal una vez que aquéllas
han recibido aplicación. Como señala el profesor CASARINO, no se puede afirmar a
ciencia cierta si se trata de normas de competencia absoluta o relativa, más bien, por su
carácter general, se encuentran sobre ellas; es decir, se aplican a ambas, una vez radicado
el negocio ante el tribunal competente, en virtud de las normas de competencia absoluta y
relativa.
iii. En relación con lo anterior, se dice que son consecuenciales, en cuanto reciben aplicación
una vez que se encuentre determinado el tribunal competente.
iv. Su infracción no tiene establecida una sanción única, sino que debe determinarse para
cada regla general.
v. El profesor FORTTES pone de manifiesto que estas reglas regulan el ejercicio de la
competencia en su parte funcional y no desde el punto de vista orgánico; pues ellas
indican, entre otras cosas, hasta dónde se extiende la competencia del juez.

3.1. REGLA DE RADICACIÓN O FIJEZA.

a. CONCEPTO.
Esta regla, consagrada en el art. 109 del COT, consiste en que radicado con arreglo a la
ley el conocimiento de un negocio ante tribunal competente, no se alterará esta competencia por
causa sobreviniente. Como se puede apreciar, el efecto de la radicación es producir la
inalterabilidad de la competencia del tribunal, no obstante la concurrencia de cualquier causa
posterior o sobreviniente, salvo las excepciones legales. En otras palabras, aun cuando se alteren
los factores determinantes de la competencia que se tuvieron en vista al iniciarse el juicio, con
posterioridad a su iniciación la competencia primitiva no cambia (es irrevocable), salvo ciertas
excepciones legales.
Por ejemplo, se entabla una demanda civil de cobro de pesos en contra de una persona
que no goza de fuero, ante un juzgado de letras, pero en el intertanto ella es nombrada Ministro
de Estado; en principio, el juicio debiera pasar a la competencia de un ministro de CA, pero como

165
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ya está radicado ante el juez de letras, no puede alterarse esta competencia; o en el mismo
ejemplo anterior, durante el curso del juicio también puede cambiar el factor cuantía en razón de
mayores intereses; o el factor territorio en razón de un cambio de domicilio del demandado, etc.
Todos esos cambios posteriores no tienen ninguna influencia en la determinación de la
competencia del tribunal, pues el juicio quedó radicado en conformidad a la ley al momento de
su iniciación en virtud de la regla de radicación o fijeza. Y el fundamento de que estas
alteraciones sobrevinientes no puedan producir una alteración en el tribunal que está conociendo
del asunto, es que si ello se produjera, se producirían retardos y actos maliciosos.

b. REQUISITOS O ELEMENTOS.
Los requisitos para que opere la radicación, son los siguientes:
i. Radicación de un negocio ante un tribunal ¿cuándo queda radicado el negocio? En esta
materia hay que distinguir entre lo que acontece en materia civil, y lo que sucede en
materia penal. En m a t e r i a c i v i l no hay una opinión única, y las posturas que se
pueden encontrar son las siguientes:
- Hay autores que señalan que el asunto queda radicado desde que se presenta la
demanda. Esta postura ha sido criticada, señalando que no basta con la presentación de
la demanda, ya que la ley permite al demandante retirarla (art. 148 del CPC).
Art. 148. Antes de notificada una demanda al reo, podrá el actor retirarla sin trámite alguno, y se
considerará como no presentada. Después de notificada, podrá en cualquier estado del juicio desistirse
de ella ante el tribunal que conozca del asunto, y esta petición se someterá a los trámites establecidos
para los incidentes.

- Por lo anterior, hay quienes señalan que un asunto se radica en un tribunal cuando el
demandado ha sido notificado válidamente de la resolución que provee la demanda. Se
basan, en que en este supuesto el demandante ya no puede retirar la demanda, pues se
encuentra trabada la litis.
Ahora bien, en caso de que la notificación se hubiere producido respecto de un
tribunal incompetente para conocer la demanda de acuerdo a las reglas de competencia
absoluta, no se habrá producido la radicación por la falta de concurrencia de uno de
sus elementos, y en este caso, podrá formularse el incidente de nulidad procesal en
cualquier estado del juicio, de acuerdo a lo previsto en el inc. II del art. 83 del CPC. Y
en caso de que la notificación se hubiere producido respecto de un tribunal
incompetente para conocer la demanda de acuerdo a las reglas de competencia
relativa, es posible que se produzca la radicación si el demandado contesta la
demanda sin alegar la incompetencia del tribunal o se genera su rebeldía por no
contestar la demanda dentro del plazo fatal que el legislador contempla al efecto,
puesto que en tales casos, se produce la prórroga tácita de la competencia conforme a
lo previsto en el art. 187 del COT.
Art. 83 inc. II. La nulidad sólo podrá impetrarse dentro de cinco días contados desde que aparezca o se
acredite que quien deba reclamar de la nulidad tuvo conocimiento del vicio, a menos que se trate de la
incompetencia absoluta del tribunal. La parte que ha originado el vicio o concurrido a su
materialización o que ha convalidado tácita o expresamente el acto nulo, no podrá demandar la nulidad.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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Art. 187. Se entiende que prorrogan tácitamente la competencia:


1. El demandante, por el hecho de ocurrir ante el juez interponiendo su demanda;
2. El demandado, por hacer, después de personado en el juicio, cualquiera gestión que no sea la de
reclamar la incompetencia del juez.

- Por último, también hay quienes señalan, entre ellos CASARINO, que en materia civil
un asunto queda radicado desde que el tribunal confiere traslado de la demanda y se
notifica válidamente al demandado de la resolución que provee la demanda. Es decir,
no basta la notificación, sino que, además, se debe haber efectuado el emplazamiento
de la demanda, esto es, el término o plazo que tiene el demandado para contestar la
demanda sin que haya alegado la incompetencia del tribunal, o, habiéndola opuesto,
desde que ha sido rechazada. Sin embargo, como dice el profesor FORTTES, el tema
está en que la incompetencia absoluta se puede alegar en cualquier estado del juicio,
por lo que esta posición no sería favorable.

Tampoco hay claridad sobre el momento en que se produce la radicación en m a t e r i a


p e n a l , ya que en el nuevo sistema procesal penal no hay una regla expresa. Las posturas
son las siguientes:
- Según algunos, la radicación sólo se puede producir a partir de la formalización de la
investigación, esto es, la comunicación que el fiscal efectúa al imputado, en presencia
del juez de garantía, de que desarrolla actualmente una investigación en su contra
respecto de uno o más delitos determinados (art. 229 del CPP). La investigación consta
de dos etapas: una informal, que es llevada por el Fiscal, y una formal, que se lleva
ante el JG; entonces, cuando el Fiscal va donde el JG y formaliza, se produce la
radicación (“se judicializa la investigación”).146
- Otros postulan que la radicación sólo se puede producir, cuando el Juez de Garantía
dispone la primera de las actuaciones que le corresponda resolver en el proceso
respectivo.

ii. El segundo requisito para que opere la regla de radicación, es que el tribunal haya
intervenido en el conocimiento del asunto, sea actuando de oficio o a petición de parte.
Pues jamás será posible entender que el conocimiento de un asunto se ha radicado ante
un tribunal, si éste no ha actuado para su conocimiento.
iii. Ahora bien, no basta con la intervención de un tribunal en el conocimiento de un
asunto, sino que se requiere que esa actividad se hubiere realizado por un tribunal
que sea competente, de acuerdo con las reglas de la competencia absoluta y relativa.
iv. Finalmente, la intervención del tribunal competente debe haberse efectuado con arreglo
a la ley, puesto que si las actuaciones realizadas por el tribunal y las partes adolecen
de irregularidades, o se efectuaron ante un tribunal incompetente, éstas podrán ser
declaradas nulas y, en consecuencia, no producirán efecto alguno.

146
Como se puede apreciar, esta regla es propia de los tribunales, pues respecto de los fiscales del Ministerio
Público (organismo administrativo), hay una especie de radicación que se produce cuando éste dispone la primera
actuación de investigación.

167
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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Por lo tanto, cuando el art. 109 del COT señala que radicado con arreglo a la ley el
conocimiento de un negocio ante tribunal competente, significa que este fenómeno se produce
cuando el tribunal toma conocimiento de dicho negocio, en razón de que tanto las partes o el
propio tribunal, en virtud de las reglas de competencia absoluta y relativa, estiman que ese
tribunal y no otro, es el llamado a conocer de dicho negocio.

c. EXCEPCIONES A LA REGLA DE LA FIJEZA O RADICACIÓN.


Como se dijo, esta regla se traduce en fijar de forma irrevocable la competencia de un
tribunal que ha de conocer un asunto, cualesquiera sean los hechos que acontezcan con
posterioridad que modifiquen los elementos que se tuvieron en cuenta para determinar la
competencia absoluta y relativa. Pues así lo señala además la frase final del art. 109 de COT al
decir que “no se alterará esta competencia por causa sobreviniente”.
Las “causas o circunstancias sobrevinientes” se refieren a cuestiones de hecho
relacionados con la competencia absoluta o relativa, que no son aptos para modificar el tribunal
competente que conoce del negocio (por ejemplo, el cambio de domicilio de una de las partes).
No obstante, la ley puede cambiar o alterar la competencia radicada, es decir, contempla
excepciones a la regla de la radicación, cuales son:
i. La acumulación de autos, esto es, la reunión de dos o más procesos que se tramitan
separadamente, con el objeto de que constituyan un sólo juicio y terminen por una sola
sentencia, para mantener la continencia, o unidad de la causa (art. 92 del CPC). Por
ejemplo, todas las personas que iban en un bus y que resultaron lesionadas en un
accidente de tránsito, demandan a la empresa de transportes en distintos tribunales; pero
no obstante haberse radicado el conocimiento de estos asuntos en dichos tribunales, se
deben acumular todos estos procesos en un sólo juicio.
Art. 92. La acumulación de autos tendrá lugar siempre que se tramiten separadamente dos o más procesos
que deban constituir un sólo juicio y terminar por una sola sentencia, para mantener la continencia, o
unidad de la causa. Habrá, por tanto, lugar a ella:
1. Cuando la acción o acciones entabladas en un juicio sean iguales a las que se hayan deducido en otro, o
cuando unas y otras emanen directa e inmediatamente de unos mismos hechos;
2. Cuando las personas y el objeto o materia de los juicios sean idénticos, aunque las acciones sean
distintas; y
3. En general, siempre que la sentencia que haya de pronunciarse en un juicio deba producir la excepción
de cosa juzgada en otro.

Ahora bien, de acuerdo al art. 96 del CPC, si los juicios están pendientes ante tribunales
de igual jerarquía, el más moderno se acumulará al más antiguo; pero en el caso
contrario (si son de distinta jerarquía), la acumulación se hará sobre aquel que esté
sometido al tribunal superior.147

147
En materia procesal penal la acumulación de autos tiene lugar respecto de casos de: pluralidad de delitos (el fiscal
podrá desarrollar la investigación conjunta de dos o más delitos, cuando ello resultare conveniente); pluralidad de
fiscales (cuando dos o más fiscales estén investigando los mismos hechos y con motivo de esta circunstancia se
afectaren los derechos de la defensa del imputado, éste podrá pedir al superior jerárquico o al superior jerárquico
común, en su caso, que resuelva cuál tendrá a su cargo el caso); y pluralidad de JG (cuando se acumulan las
investigaciones formalizadas ante diversos JG en uno sólo de ellos y pasen a configurar una sola investigación).

168
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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ii. Las visitas extraordinarias. De acuerdo al art. 559 del COT, los Tribunales
Superiores de Justicia decretarán visitas extraordinarias por medio de alguno de sus
ministros en los juzgados de su respectivo territorio jurisdiccional, siempre que el mejor
servicio judicial lo exigiere. Ahora bien, de acuerdo art. 560 Nº 3 del COT, el tribunal
ordenará especialmente estas visitas en los casos siguientes: cuando hubiere retardo
notable en el despacho de los asuntos sometidos al conocimiento de un juez; es decir, el
Ministro Visitador puede abocarse al conocimiento de causas pendientes radicadas en el
tribunal visitado, desplazando la competencia de ese juez y asumiendo como tribunal de
primera instancia, pudiendo despachar y sentenciar dichas causas.148
Con todo, el profesor FORTTES señala que no se trataría de una verdadera excepción, ya
que no existe una sustitución de un tribunal por otro, sino solamente de un juez por otro;
pues el asunto sigue radicado en el tribunal visitado.
iii. Algunos señalan como excepción al feriado judicial, pues en el feriado de vacaciones
sigue conociendo el juzgado de turno las causas sobre las cuales se conceda habilitación
de feriado (materias en que no rige el feriado judicial). Sin embargo, si bien se traslada a
otro juzgado el conocimiento del asunto, es discutible que esto sea una excepción, ya que
sólo hay una alteración transitoria de la competencia.
iv. El compromiso, esto es, la convención por la cual las partes sustraen determinados
asuntos litigiosos presentes o futuros del conocimiento de la jurisdicción ordinaria y lo
someten al conocimiento y fallo de uno o más árbitros que en ese mismo acto designan.
Si bien el compromiso se verifica normalmente al margen de todo proceso (con vista a un
proceso futuro), excepcionalmente puede verificarse existiendo un juicio del cual está
conociendo un tribunal (litigio presente), caso en el cual, constituye una excepción a la
regla de la radicación.
v. Finalmente, el profesor FORTTES se refiere a aquellas modificaciones que son producidas
por la ley, lo que se relaciona con el tema de la ley procesal en el tiempo. La regla
general, es que las leyes procesales nuevas no afectan los juicios en curso, lo que se
consagra generalmente en sus normas transitorias; sin embargo, si eventualmente la ley
quisiera alterar la competencia y aplicar de inmediato la modificación, podría hacerlo,
porque dichas leyes son de orden público y pueden entrar a regir in actum. Con todo, un
negocio ya radicado se relaciona con el principio de legalidad y el derecho al juez natural
que en la CPR se consagra en el art. 19 Nº 3 inc. IV, al decir que nadie será juzgado por
comisiones especiales sino por el tribunal que señale la ley y que se encuentre
establecido con anterioridad por ésta (así, por ejemplo, cuando se crearon los Tribunales
de Familia, los jueces de menores seguían conociendo de las materias que se habían
radicado ante ellos).

d. APLICACIONES DE LA REGLA DE LA RADICACIÓN.

148
En el ámbito procesal penal, de acuerdo al art. 560 Nº 2 del COT, las visitas sólo proceden cuando se tratare de la
investigación de hechos o de pesquisar delitos cuyo conocimiento corresponda a la justicia militar y que puedan
afectar las relaciones internacionales, o que produzcan alarma pública y exijan pronta represión por su gravedad y
perjudiciales consecuencias. Es decir, sólo procede por causas penales militares.

169
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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Por último, el profesor ALFARO menciona ciertos preceptos que hacen aplicación de la
regla de la radicación, a saber:
i. Al hablar de la vista de la causa, concretamente de la fijación de la causa en la tabla, se
dijo que una vez que se encuentre formada la tabla, corresponde determinar qué sala de la
Corte deberá conocer de ésta. Al respecto, el art. 69 inc. II del COT señala que en las CA
que consten de más de una sala se formarán tantas tablas cuantas sea el número de salas
y se distribuirán entre ellas por sorteo, en audiencia pública. La excepción a esta regla la
constituyen las causas radicadas, esto es, aquellas causas que no requieren de un sorteo
previo para ser distribuidas en una sala, ya que deben ser resueltas por la sala que conoció
del negocio por primera vez. Por ejemplo, el art. 69 inc. IV del COT señala que los
recursos de amparo y las apelaciones relativas a la libertad de los imputados u otras
medidas cautelares personales en su contra serán de competencia de la sala que haya
conocido por primera vez del recurso o de la apelación, o que hubiere sido designada
para tal efecto, aunque no hubiere entrado a conocerlos.
ii. Algo similar ocurre con las resoluciones de mero trámite, pues de acuerdo al art. 70 inc. I
del COT, la tramitación de los asuntos entregados a las CA corresponderá, en aquellas
que se compongan de más de una sala, a la primera. Sin embargo, agrega el inciso final,
deberán dictarse por la sala respectiva las resoluciones de tramitación que procedan
cuando ya estén conociendo de un asunto.
iii. Otra aplicación de esta regla se encuentra en el art. 128 del COT, a propósito de la cuantía.
En efecto, si el valor de la cosa disputada se aumentare o disminuyere durante la
instancia, no sufrirá alteración alguna la determinación que antes se hubiere hecho con
arreglo a la ley, es decir, no sufrirá alteración la radicación del asunto en el tribunal.

3.2. REGLA DEL GRADO O JERARQUÍA.

a. CONCEPTO.
La regla del grado o jerarquía, consagrada en el art. 110 del COT, consiste en que una vez
fijada con arreglo a la ley la competencia de un juez inferior para conocer en primera instancia
de un determinado asunto, queda igualmente fijada la del tribunal superior que debe conocer
del mismo asunto en segunda instancia.
Esta regla general de la competencia se vincula con dos conceptos fundamentales del
Derecho procesal: la instancia y el recurso de apelación. En efecto, con esta regla se persigue la
determinación, desde el inicio del procedimiento, del tribunal de segunda instancia que va a
conocer del asunto en caso de impetrarse un recurso de apelación o proceda el trámite de la
consulta.

b. REQUISITOS PARA QUE OPERE LA REGLA DEL GRADO O JERARQUÍA.


i. Que el asunto se encuentre legalmente radicado ante un juez de primera instancia. Esto
ocurre ya sea que la competencia del tribunal inferior sea natural o prorrogada, no
obstante, la ley sólo permite la competencia prorrogada en los tribunales de primera
instancia, mas no en los de segunda, siendo todas las reglas de competencia de estos
170
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

últimos de orden público y, por consiguiente, irrenunciables por las partes. Así, por
ejemplo, si un juicio es de competencia de uno de los juzgados civiles de Valparaíso,
automáticamente se sabe que, en caso de apelarse la sentencia que le ponga término,
dicho recurso será conocido por la CA de esa misma ciudad, aun cuando las partes
desearen y convinieran expresamente en ser juzgadas en segunda instancia por la CA de
Santiago (a ello se opone, precisamente, la regla de grado).
ii. Que sea procedente el recurso de apelación en contra de la resolución pronunciada por el
tribunal de primera instancia. Algunos autores, a partir de esta norma, han señalado que la
regla general en Chile es la de la doble instancia y, por tanto, toda resolución es apelable,
aunque no se conceda expresamente el recurso. 149

3.3. REGLA DE LA EXTENSIÓN.

a. CONCEPTO.
La regla de la extensión, consagrada en el art. 111 del COT, consiste en que el tribunal
que es competente para conocer de un asunto, lo es igualmente para conocer de todas las
incidencias que en él se promuevan, y (de acuerdo al inc. II) lo es también para conocer de las
cuestiones que se susciten por vía de reconvención o de compensación, aunque el conocimiento
de estas cuestiones, atendida su cuantía, hubiere de corresponder a un juez inferior si se
entablaran por separado. Por lo tanto, esta regla se traduce en que el tribunal que es competente
para conocer del asunto principal que se promueve ante él, lo es también para conocer de todo
aquello que se vincula al asunto principal y que lo conduce a la decisión del conflicto.
El fundamento de esta regla descansa en razones de economía procesal, pues procura que
se ventilen dentro de un mismo proceso el mayor número de cuestiones, desplegando así, las
partes litigantes, el mínimo de esfuerzo.

b. APLICACIÓN O ALCANCE DE LA REGLA DE EXTENSIÓN EN MATERIA CIVIL.


Esta regla permite precisar hasta dónde llega el ejercicio de la competencia por parte de
un tribunal respecto de un asunto determinado. Así, en materia civil la competencia del tribunal
se extiende a:
i. La cuestión principal. Esta regla parte de la base de que en todo asunto o negocio
judicial existe una cuestión principal y cuestiones accesorias. La primera constituye el
fondo del asunto o negocio mismo, esto es, las pretensiones que el demandante formula
en el proceso a través de su demanda, y las alegaciones, defensas y excepciones que el
demandado formula respecto de la pretensión hecha valer en su contra, en su
contestación.

149
Cabe señalar que en el nuevo sistema procesal penal la regla del grado sólo recibe aplicación respecto de las
resoluciones apelables dictadas por JG, pues no se aplica respecto de las resoluciones de los TJOP, ya que ellas no son
apelables según lo señala el art. 364 del CPP; ni tampoco procede el trámite de la consulta, por haber sido éste
suprimido.

171
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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ii. Las cuestiones accesorias o incidentes. Del art. 82 del CPC, se desprende que los
incidentes son cuestiones accesorias que se promueven en un juicio y que requieren un
pronunciamiento especial del tribunal, pudiendo ser ellos ordinarios (sujetos a tramitación
general) o especiales (sujetos a tramitación especial). Por ejemplo, si se plantea un
incidente de incompetencia absoluta del tribunal, éste mismo lo debe resolver, pero
separadamente de la cuestión principal (acá se está aplicando el aforismo de quien puede
lo más puede lo menos).
Art. 82. Toda cuestión accesoria de un juicio que requiera pronunciamiento especial con audiencia de las
partes, se tramitará como incidente y se sujetará a las reglas de este Título, si no tiene señalada por la ley
una tramitación especial.

iii. También se extiende la competencia a la reconvención, esto es, la demanda que puede
deducir el demandado en su escrito de contestación en contra del demandante, utilizando
el mismo proceso ya iniciado por éste. Por regla general, la reconvención sólo recibe
aplicación en el juicio ordinario de mayor cuantía, salvo que por texto expreso se aplique
a otros procedimientos, como por ejemplo, el juicio de arrendamiento, el juicio ordinario
de menor cuantía, y el juicio ordinario laboral.
iv. Igual competencia le atribuye la ley al juez para conocer de la compensación, esto es,
aquel modo de extinguir las obligaciones que implica que demandante y demandado son
acreedores y deudores recíprocos de dos obligaciones, y que éstas se extinguirán hasta
concurrencia de la de menor valor150.
Ahora bien, el art. 111 señala que el juez tiene competencia para conocer de las
reconvenciones y de las compensaciones, aunque el conocimiento de estas cuestiones,
atendida su cuantía, hubiere de corresponder a un juez inferior si se entablaran por
separado. Sin embargo, como se dijo a propósito de la cuantía, sucesivas modificaciones
en la organización judicial han llevado a que esta regla no tenga la relevancia que
presentaba cuando existían jueces de letras de mínima cuantía, jueces de distrito y jueces
de subdelegación; el único problema que hoy se puede presentar en orden a la cuantía en
materia civil, se da entre los jueces de letras y jueces de policía local, en las ciudades
donde estén instalados estos últimos tribunales. Por ejemplo, se demandan $ 90.000 ante
un JL y el demandado se excepciona alegando compensación, en razón de rentas de
arrendamiento adeudadas por $2.500; esta cuestión, por su cuantía, es de competencia de
un juez de policía local, pero en virtud de la regla de extensión, ella pasa a ser de la
competencia del JL que está conociendo de la causa principal.
v. Finalmente, el profesor ORELLANA menciona también a la ejecución de la sentencia,
la cual, como se verá, puede corresponder a los tribunales que las hubieran pronunciado
en primera o única instancia, o al tribunal competente según las reglas generales.

c. APLICACIÓN O ALCANCE DE LA REGLA DE EXTENSIÓN EN MATERIA PENAL.

150
Desde el punto de vista procesal, la compensación es y se formula mediante una excepción perentoria, es decir, a
través de un medio de defensa que hace valer el demandado y que ataca el fondo de la acción deducida por el
demandado. Por esto, el profesor FORTTES señala que es criticable que la compensación se califique como una
cuestión accesoria, porque el demandado, al contestar la demanda, puede entablar la excepción de compensación, y
quedaría comprendida en la cuestión de principal.

172
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En materia penal la competencia se extiende a los siguientes puntos:


i. Al asunto principal, esto es, la acción penal destinada a la averiguación de todo hecho
punible y a obtener la sanción del delito que resulte probado. Aquí la discusión, prueba y
fallo se realizan ante el TJOP, quien conoce y juzga los simples delitos o crímenes que no
corresponda al JG.
ii. Los incidentes. El JG conoce de los incidentes que se promuevan durante el proceso de
investigación que lleva el Ministerio público, y el TJOP conoce de las incidencias que se
promuevan durante el juicio oral.

Ahora bien, desde el momento en que los tribunales pueden clasificarse y establecerse, en
atención a la materia, en civiles y penales, lógico es que cada uno de ellos conozca de los asuntos
que le son propios. Sin embargo, en el proceso penal se pueden deducir acciones civiles que
tengan por objeto reparar los efectos civiles derivados del hecho punible, como son las que
persiguen la restitución de la cosa o de su valor, o la indemnización de perjuicios (pretensiones
civiles); y en ciertos casos, en el curso de un juicio penal puedan suscitarse cuestiones de
carácter civil que sean uno de los elementos que la ley penal estime para definir el delito que se
persigue, para agravar o disminuir la pena, o para no estimar culpable al autor (cuestiones
prejudiciales civiles). En resumen, los tribunales con competencia en lo penal en ciertos casos
ejercen competencia en asuntos de carácter civil, existiendo dos tipos de materias:
i. Pretensiones de carácter civil. El fundamento de la responsabilidad civil derivada
de un delito penal, se encuentra en el art. 2314 del CC, el cual dispone que el que ha
cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a la
indemnización; sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o
cuasidelito. Por su parte, el art. 24 del CP dice que toda sentencia condenatoria en
materia criminal lleva envuelta la obligación de pagar las costas, daños y perjuicios por
parte de los autores, cómplices, encubridores y demás personas legalmente responsables.
Ahora bien, de acuerdo a su finalidad, las acciones civiles que emanan de un delito se
pueden clasificar en restitutorias o indemnizatorias; pero como se verá al momento de
analizar la acción, ésta no es la que se divide, puesto que es una sola; en concreto, es la
pretensión la que se divide, división que es de gran importancia, ya que precisa la
competencia del tribunal llamado a conocer las pretensiones. En efecto:
- La pretensión civil restitutoria es aquella que persigue la devolución de la cosa
objeto del delito o de su valor. Ahora bien, conforme al art. 59 inc. I del CPP, la acción
civil que tuviere por objeto únicamente la restitución de la cosa, deberá interponerse
siempre durante el respectivo procedimiento penal, de conformidad a lo previsto en el
art. 189 (en el mismo sentido está el art. 171 inc. I del COT). Como se puede apreciar,
aquí existe una competencia privativa o exclusiva del tribunal penal, puesto que sólo
puede conocer de ella aquel tribunal que conoce del proceso penal, concretamente, el
Juzgado de Garantía (art. 189 del CPP).
Art. 189. Reclamaciones o tercerías. Las reclamaciones o tercerías que los intervinientes o terceros
entablaren durante la investigación con el fin de obtener la restitución de objetos recogidos o incautados
se tramitarán ante el juez de garantía. La resolución que recayere en el artículo así tramitado se limitará
a declarar el derecho del reclamante sobre dichos objetos, pero no se efectuará la devolución de éstos

173
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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sino hasta después de concluido el procedimiento, a menos que el tribunal considerare innecesaria su
conservación.
Lo dispuesto en el inciso precedente no se extenderá a las cosas hurtadas, robadas o estafadas, las cuales
se entregarán al dueño o legítimo tenedor en cualquier estado del procedimiento, una vez comprobado
su dominio o tenencia por cualquier medio y establecido su valor.
En todo caso, se dejará constancia mediante fotografías u otros medios que resultaren convenientes de
las especies restituidas o devueltas en virtud de este artículo.

- La pretensión civil indemnizatoria es aquella que persigue el resarcimiento de


los daños y perjuicios ocasionados por el delito. Ahora, para determinar quien conoce
esta pretensión, hay que distinguir según quien ejerce la pretensión, y en contra de
quien se ejerce:
a) Si la pretensión indemnizatoria tiene por objeto reclamar por parte de la víctima la
indemnización de los perjuicios causados por el imputado, conforme al art. 59 inc.
II del CPP, durante la tramitación del procedimiento penal la víctima podrá
deducir respecto del imputado, con arreglo a las prescripciones de este Código,
todas las restantes acciones que tuvieren por objeto perseguir las
responsabilidades civiles derivadas del hecho punible. La víctima podrá también
ejercer esas acciones civiles ante el tribunal civil correspondiente. Con todo,
admitida a tramitación la demanda civil en el procedimiento penal, no se podrá
deducir nuevamente ante un tribunal civil (en el mismo sentido se encuentra el
art. 171 inc. II del COT). Como se puede apreciar, en esta pretensión existe una
competencia acumulativa o preventiva, puesto que pueden conocer de ella tanto
los tribunales penales que conocen del proceso, como el juez civil competente
según las reglas generales; pero una vez admitida a tramitación la demanda civil
en el procedimiento penal, no se podrá deducir nuevamente ante un tribunal
civil.151
b) Tratándose de acciones indemnizatorias deducidas por la víctima en contra de
terceros, o por terceros en contra del imputado o personas distintas al imputado, el
art. 59 inc. III del CPP dispone que con la sola excepción indicada en el inc. I
(pretensiones restitutorias), las otras acciones encaminadas a obtener la
reparación de las consecuencias civiles del hecho punible que interpusieren
personas distintas de la víctima, o se dirigieren contra personas diferentes del
imputado, deberán plantearse ante el tribunal civil que fuere competente de
acuerdo a las reglas generales (en el mismo sentido el art. 171 inc. III del COT).
Por ejemplo, si el imputado manejaba ebrio, chocó y lesionó a la víctima, y el auto
era de un tercero, la víctima sólo podrá demandar civilmente al tercero dueño del

151
Ahora bien, puede suceder que el procedimiento penal termine sin que se haya resuelto acerca de la pretensión
civil indemnizatoria, en dicho caso, de acuerdo al art. 68 del CPP, si antes de comenzar el juicio oral, el
procedimiento penal continuare de conformidad a las normas que regulan el procedimiento abreviado, o por
cualquier causa terminare o se suspendiere, sin decisión acerca de la acción civil que se hubiere deducido
oportunamente, la prescripción continuará interrumpida siempre que la víctima presentare su demanda ante el
tribunal civil competente en el término de 60 días siguientes a aquél en que, por resolución ejecutoriada, se
dispusiere la suspensión o terminación del procedimiento penal. En este caso, la demanda y la resolución que
recayere en ella se notificarán por cédula y el juicio se sujetará a las reglas del procedimiento sumario. Si la
demanda no fuere deducida ante el tribunal civil competente dentro del referido plazo, la prescripción continuará
corriendo como si no se hubiere interrumpido.

174
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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auto ante los tribunales civiles, y el tercero, a su vez, podrá demandar civilmente
al conductor ante los jueces civiles152.
Cabe recalcar que el juez civil que conoce de la pretensión indemnizatoria, es
aquel que es competente de acuerdo a las reglas generales. Así, por ejemplo, en un
accidente de un bus con dirección a Valparaíso que salió desde Santiago, se debe
demandar a la empresa dueña del bus (persona jurídica) en Santiago, pues de
acuerdo al art. 142 del COT, si la persona jurídica demandada tuviere
establecimientos, comisiones u oficinas que la representen en diversos lugares,
como sucede con las sociedades comerciales, deberá ser demandada ante el juez
del lugar donde exista el establecimiento, comisión u oficina que celebró el
contrato o que intervino en el hecho que da origen al juicio.
Finalmente, el art. 171 inc. final del COT señala que será competente para conocer de
la ejecución de la decisión civil de las sentencias definitivas dictadas por los jueces
con competencia penal, el tribunal civil mencionado en el inciso anterior; es decir, el
tribunal civil competente de acuerdo a las reglas generales.

ii. Cuestiones prejudiciales civiles. En el Derecho penal, para que se entienda que se
ha cometido un delito, la conducta se debe encuadrar exactamente con la acción u
omisión descrita por la ley en abstracto. Sin embargo, en muchos casos los tipos penales
se integran con conceptos civiles, así, por ejemplo, en el parricidio se señala “el que mata
a su padre o madre”, sin que el CP señale quién es el padre o la madre. Entonces, puede
que en un momento determinado se plantee una discusión sobre la existencia de ese
hecho civil, lo cual da origen a las cuestiones prejudiciales civiles, esto es, aquellas
cuestiones que se suscitan en un juicio penal acerca de un hecho de carácter civil que sea
uno de los elementos que la ley penal estime para definir el delito que se persigue, para
agravar o disminuir la pena (por ejemplo, el hecho civil del parentesco agrava en el
homicidio la pena), o para no estimar culpable al autor (por ejemplo, en el delito de
bigamia, determinar la validez del matrimonio anterior).
La regla general es que estas cuestiones sean conocidas por los tribunales penales, pues
así se desprende del art. 173 inc. I del COT que señala que si en el juicio criminal se
suscita cuestión sobre un hecho de carácter civil que sea uno de los elementos que la ley
penal estime para definir el delito que se persigue, o para agravar o disminuir la pena, o
para no estimar culpable al autor, el tribunal con competencia en lo criminal se
pronunciará sobre tal hecho; en todo caso, de acuerdo al art. 173 inc. final del COT, la
prueba y decisión de las cuestiones civiles que es llamado a juzgar el tribunal que conoce
de los juicios criminales, se sujetarán a las disposiciones del Derecho civil. Sin embargo,
existen cuestiones prejudiciales civiles que no conocen los tribunales penales, a saber:
- De acuerdo al art. 173 inc. II del COT, las cuestiones sobre validez de matrimonio y
sobre cuentas fiscales serán juzgadas previamente por el tribunal a quien la ley tiene
encomendado el conocimiento de ellas. Es decir, se deberá plantear ante un tribunal
civil (juzgado de familia) la demanda de divorcio o de nulidad de matrimonio, y las
cuestiones sobre cuentas fiscales las conoce la Contraloría.

152
El profesor FORTTES dice que esta norma radica en un fundamento doctrinario, cual es, que se busca que la
acción civil no entorpezca el desarrollo del proceso penal y, por tanto, se debe discutir ante un tribunal civil.

175
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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- Agrega el inc. III del art. 173 del COT, que la disposición del inciso precedente se
aplicará también a las cuestiones sobre estado civil cuya resolución deba servir de
antecedente necesario para el fallo de la acción penal persecutoria de los delitos de
usurpación, ocultación o supresión de estado civil (conoce el juez civil competente).
- Por último, conforme al art. 174 del COT, si contra la acción penal se pusieren
excepciones de carácter civil concernientes al dominio o a otro derecho real sobre
inmuebles, podrá suspenderse el juicio criminal, cuando dichas excepciones
aparecieren revestidas de fundamento plausible y de su aceptación, por la sentencia
que sobre ellas recaiga, hubiere de desaparecer el delito. El conocimiento de esas
excepciones corresponde al tribunal en lo civil. 153

Ahora bien, cuando conoce de estas cuestiones prejudiciales civiles un tribunal distinto a
uno penal, el proceso penal se suspende (sobreseimiento temporal) a la espera del
resultado del proceso civil, de manera que una vez resuelto éste (por ejemplo, el
matrimonio era nulo) el proceso penal sigue su curso. En efecto el art. 252 letra A del CPP
señala que el juez de garantía decretará el sobreseimiento temporal en los siguientes
casos: cuando para el juzgamiento criminal se requiriere la resolución previa de una
cuestión civil, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 171. A su vez, el art. 171 del CPP se
refiere a los efectos de las cuestiones civiles en el proceso penal, al señalar que siempre
que para el juzgamiento criminal se requiriere la resolución previa de una cuestión civil
de que debiere conocer, conforme a la ley, un tribunal que no ejerciere jurisdicción en lo
penal, se suspenderá el procedimiento criminal hasta que dicha cuestión se resolviere
por sentencia firme; agrega el inc. II que esta suspensión no impedirá que se verifiquen
actuaciones urgentes y estrictamente necesarias para conferir protección a la víctima o a
testigos o para establecer circunstancias que comprobaren los hechos o la participación
del imputado y que pudieren desaparecer. Finaliza el inc. III señalando que cuando se
tratare de un delito de acción penal pública, el ministerio público deberá promover la
iniciación de la causa civil previa e intervendrá en ella hasta su término, instando por su
pronta conclusión.154

3.4. REGLA DE PREVENCIÓN E INEXCUSABILIDAD.

a. CONCEPTO.

153
El profesor FORTTES llama a las cuestiones prejudiciales conocidas por los tribunales penales, cuestiones civiles
calificantes de lo penal, mientras que aquellas que son conocidas por los tribunales civiles, las denomina cuestiones
prejudiciales civiles. El profesor LHÜRS, en cambio, denomina cuestiones prejudiciales no devolutivas a aquellas que
son conocidas por el mismo tribunal, y cuestiones prejudiciales devolutivas a aquellas que conoce un tribunal
distinto. Y el profesor ALFARO, por su parte, habla simplemente de cuestiones prejudiciales, estableciendo como
regla general aquellas de que conoce el mismo tribunal, y como excepciones aquellas que conoce un tribunal
distinto.
154
Las cuestiones penales que tienen incidencia en el ámbito civil para la resolución de un asunto, se encuentran
tratadas en el art. 167 del CPC, el cual señala que cuando la existencia de un delito haya de ser fundamento preciso
de una sentencia civil o tenga en ella influencia notoria, podrán los tribunales suspender el pronunciamiento de
ésta hasta la terminación del proceso criminal, si en éste se ha deducido acusación o formulado requerimiento,
según el caso. Esta suspensión podrá decretarse en cualquier estado del juicio, una vez que se haga constar la
circunstancia mencionada en el inciso precedente.

176
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La regla de la prevención e inexcusabilidad, consagrada en el art. 112 del COT, consiste


en que siempre que según la ley fueren competentes para conocer de un mismo asunto dos o más
tribunales, ninguno de ellos podrá excusarse del conocimiento bajo el pretexto de haber otros
tribunales que puedan conocer del mismo asunto; pero el que haya prevenido en el
conocimiento, excluye a los demás, los cuales cesan desde entonces de ser competentes.
Como se puede apreciar, la primera parte de esta regla aplica el principio de
inexcusabilidad, pues en aquellos territorios jurisdiccionales en que existan dos o más tribunales
competentes, ninguno de ellos puede excusarse de conocer el asunto que se le presente. Esta
regla está también contenida en el art. 10 inc. II del COT, como base o principio de la
organización judicial y, aún más, está elevada a rango constitucional en virtud de lo preceptuado
por el art. 76 inc. II de la CPR, que dispone que reclamada su intervención en forma legal y en
negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su autoridad, ni aun por falta de
ley que resuelva la contienda o asunto sometidos a su decisión. Por lo tanto, cuando ninguno de
los tribunales competentes haya conocido del asunto, opera el principio de inexcusabilidad, es
decir, uno de los tribunales debe conocer del asunto, sino, incurrirá en el delito de denegación de
justicia. Luego, cuando un tribunal de los competentes haya prevenido en el conocimiento del
asunto, excluye a los demás, caso en el cual, estos últimos tribunales, en virtud del principio de
inavocabilidad, no podrán avocarse el conocimiento de causas o negocios pendientes ante otro
tribunal, a menos que la ley le confiera expresamente esta facultad (art. 8º del COT).

b. REQUISITOS O ELEMENTOS.
i. Pluralidad de tribunales, es decir, de acuerdo a las reglas de competencia absoluta y
relativa, deben existir dos o más tribunales potencialmente competentes para conocer de
un asunto, situación que se materializa en los casos de competencia acumulativa o
preventiva, esto es, aquella que corresponde por ley a dos o más tribunales a la vez, pero
si uno de ellos interviene o previene en el conocimiento del asunto, hace desaparecer la
competencia de los restantes de manera ipso facto.
ii. Que uno de los tribunales prevenga en el conocimiento del asunto, instante a partir del
cual cesa la competencia de los otros tribunales que hubieran sido potencialmente
competentes. Que un tribunal haya prevenido, significa que ha ordenado y ejecutado
alguna diligencia inicial o preparatoria en un juicio civil o penal. Esta prevención
generalmente se produce al momento de ingresar la demanda o solicitud al tribunal
respectivo, sin embargo, esta regla no es absoluta, pues hay casos en que la demanda se
declara inadmisible por no cumplir con los requisitos legales, caso en el cual, según el
profesor ORELLANA, el resto de los tribunales vuelve a recuperar su competencia y la
demanda podrá intentarse ante cualquiera de ellos.155
3.5. REGLA DE LA EJECUCIÓN.

155
Cabe señalar que la prevención no tiene lugar en la segunda instancia, pues en virtud de la regla del grado o
jerarquía, fijada con arreglo a la ley la competencia de un juez inferior para conocer en primera instancia de un
determinado asunto, queda igualmente fijada la del tribunal superior que debe conocer del mismo asunto en
segunda instancia (art. 111 del COT).

177
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

En general, la ejecución es un atributo o momento de la jurisdicción que implica la


realización o el cumplimiento de lo resuelto. Ahora bien, la ejecución de lo juzgado es distinta
tratándose del campo civil y penal, es por ello que se analizará esta regla en ambos ámbitos.

a. EJECUCIÓN EN MATERIA CIVIL.


La regla general en esta materia, está consagrada en el art. 113 inc. I del COT, el cual
dispone que la ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las hubieren
pronunciado en primera o en única instancia. Esta disposición está en plena concordancia con el
art. 231 inc. I del CPC, el cual agrega que se procederá a ella (a la ejecución) una vez que las
resoluciones queden ejecutoriadas o causen ejecutoria en conformidad a la ley.
La razón de esto, es que estos tribunales indudablemente son los que están mejor dotados
para la ejecución, ya que conocieron y tramitaron el proceso y, por lo mismo, aplicaran los
medios físicos de coacción más adecuados para ejecutar o cumplir la sentencia; la idea es que los
tres momentos de la jurisdicción se concentren en la misma persona del juez. Sin embargo,
el mismo art. 113 del COT establece excepciones a esta regla general de la competencia, a saber:
i. El inc. III establece que los tribunales que conozcan de la revisión de las sentencias
firmes o de los recursos de apelación, de casación o de nulidad contra sentencias
definitivas penales, ejecutarán los fallos que dicten para su sustanciación. En el mismo
sentido se pronuncia el art. 231 inc. II del CPC, al señalar que los tribunales que conozcan
de los recursos de apelación, casación o revisión, ejecutarán los fallos que dicten para la
substanciación de dichos recursos; luego, el inc. IV agrega que estos tribunales podrán
también decretar el pago de las costas adeudadas a los funcionarios que hubieren
intervenido en su tramitación, reservando el de las demás costas para que sea decretado
por el tribunal de primera instancia.
Si bien, los tribunales que conozcan de estos recursos están facultados (y deben así
hacerlo) para ejecutar los fallos que dicten (autos y decretos) para la sustanciación de
dichos arbitrios, no pueden ejecutar las sentencias definitivas o interlocutorias, ya que su
cumplimiento sólo se puede solicitar al tribunal que la pronunció en primera o única
instancia.
ii. Por otro lado, el art. 114 del COT, a propósito de la ejecución de una sentencia definitiva,
señala que siempre que la ejecución de una sentencia definitiva hiciere necesaria la
iniciación de un nuevo juicio, podrá éste deducirse ante el tribunal que menciona el inc. I
del artículo precedente (los tribunales que hayan pronunciado la sentencia definitiva en
primera o en única instancia) o ante el que sea competente en conformidad a los
principios generales establecidos por la ley, a elección de la parte que hubiere obtenido
en el pleito. Como se puede apreciar, el precepto permite al demandante victorioso en un
juicio declarativo iniciar la ejecución, y para ello existen dos procedimientos: la ejecución
incidental, la cual se debe pedir al tribunal que dictó la sentencia dentro de un año
contado desde que la sentencia quedó firme o ejecutoriada; pero si transcurre ese plazo, la
otra opción es iniciar un juicio ejecutivo (ejecución principal), donde se tiene, a su vez,
dos opciones para iniciarlo: ante el juez de primera o única instancia, o ante el juez
competente de acuerdo a las reglas generales.
Por lo tanto, la excepción se da cuando el que obtiene la sentencia a su favor, elige
demandar ante el tribunal competente de acuerdo a los principios generales establecidos
178
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

por la ley. Por ejemplo, se ha seguido un juicio declarativo de cobro de rentas de


arrendamiento por $ 30.000 ante un juzgado de letras; luego, la sentencia definitiva sólo
manda a pagar $10.000, y existe un juzgado de policía local en dicha comuna; el actor
victorioso podrá hacer cumplir esa sentencia, ya ante el tribunal de letras que conoció del
juicio declarativo, ya ante el juzgado de policía local.

b. EJECUCIÓN EN MATERIA PENAL.


En materia penal, la regla general está en el art. 113 inc. II del COT que dice expresamente
que la ejecución de las sentencias penales y de las medidas de seguridad previstas en la ley
procesal penal será de competencia del JG que hubiere intervenido en el respectivo
procedimiento penal. Esta regla también tiene excepciones, a saber:
i. De acuerdo al art. 113 inc. III del COT, los mismos tribunales que conocen del recurso de
nulidad en materia penal, están facultados para ejecutar los fallos que dicten para la
sustanciación de dicho recurso.
ii. Y, por otro lado, el art. 171 inc. final COT señala que será competente para conocer de la
ejecución de la decisión civil de las sentencias definitivas dictadas por los jueces con
competencia penal (a propósito de las pretensiones restitutorias e indemnizatorias), el
tribunal civil mencionado en el inciso anterior (el tribunal civil que fuere competente de
acuerdo a las reglas generales). Ahora bien, de acuerdo al art. 472 del CPP, en el
cumplimiento de la decisión civil de la sentencia, regirán las disposiciones sobre
ejecución de las resoluciones judiciales que establece el CPC; esto implica que el único
procedimiento aplicable para la ejecución de esta sentencia, es el juicio ejecutivo por
obligación de dar, pues no cabe aplicar el procedimiento incidental, porque sólo es
procedente cuando se solicita ante el tribunal que dictó la sentencia.

4. REGLAS DE DISTRIBUCIÓN DE CAUSAS O TURNOS.

a. CONCEPTO.
Una vez que se aplican las reglas de competencia absoluta y relativa, puede que existan
dos o más tribunales que ejerzan igual competencia en el mismo territorio jurisdiccional. Al
respecto, el legislador establece reglas para distribuir los asuntos entre los diversos tribunales
competentes, las cuales pueden definirse como aquellas que indican cuál es el tribunal preciso,
de los competentes en virtud de las reglas de competencia absoluta y relativa, que va a conocer
del asunto.

b. NATURALEZA JURÍDICA.
En cuanto a su naturaleza jurídica, no existe en este tema unanimidad en la doctrina. Al
respecto, el profesor FORTTES sigue la postura mayoritaria, al señalar que las reglas de turno y
distribución de causas no son normas de competencia, sino meras reglas de carácter económico
cuyo fin es hacer el reparto del trabajo judicial entre los tribunales de un mismo territorio
jurisdiccional. En el mismo sentido, la jurisprudencia ha calificado a estas normas como meras

179
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

expresiones del ejercicio de las facultades económicas de los tribunales de justicia. En el terreno
práctico, esta calificación ha llevado a que la infracción de estas normas no permita fundar una
excepción de incompetencia, ni promover un incidente de nulidad de todo lo obrado.
Por otro lado, también hay quienes señalan que estas normas son verdaderas reglas de
competencia, de lo cual deriva que, al no ser respetadas, se produce una situación de
incompetencia y, por ende, podría ser nulo todo lo obrado ante el juez incompetente. Según esta
postura, son reglas de competencia relativa, por ende, podrían ser modificadas por las partes.
Esto última lleva a la pregunta de si ¿las reglas del turno y de distribución de causas son
normas de orden público o de interés privado? Esto es importante, porque en el primer caso
puede solicitarse la nulidad de todo lo obrado, y aun el propio tribunal de oficio puede declararse
absolutamente incompetente; y en el segundo caso, no habría tal posibilidad, a lo sumo, la parte
podría reclamar la incompetencia relativa, y si nada dijere, se produciría la prórroga de la
competencia. Al respecto, el profesor CASARINO señala que se trata de normas de orden público,
pues han sido establecidas con el objeto de conseguir una mejor administración de justicia,
mediante una justa y equitativa distribución del trabajo judicial entre los distintos tribunales de
igual jurisdicción y localidad; y así también han entendido este problema los jueces en la
práctica, pues siempre que se les presentan demandas civiles que no les corresponde conocer, sea
porque no están de turno, sea porque no ha habido distribución legal previa, se abstienen de
tramitarlas, ordenando que se las interponga ante el tribunal que corresponda.

c. SISTEMA DE DISTRIBUCIÓN DE CAUSAS EN MATERIA CIVIL.


En materia civil existen dos sistemas de distribución de causas, a saber:
i. El sistema del turno, el cual se aplica a los JL de comuna o agrupación de comunas
que no sean asiento de CA. En efecto, el art. 175 inc. I del COT señala que en las comunas
o agrupaciones de comunas en donde hubiere más de un juez de letras, se dividirá el
ejercicio de la jurisdicción, estableciéndose un turno entre todos los jueces, salvo que la
ley hubiere cometido a uno de ellos el conocimiento de determinadas especies de causas.
Agrega el inc. II que el turno se ejercerá por semanas. Comenzará a desempeñarlo el
juez más antiguo, y seguirán desempeñándolo todos los demás por el orden de su
antigüedad. Finaliza el inc. III señalando que cada juez de letras deberá conocer de todos
los asuntos judiciales que se promuevan durante su turno, y seguirá conociendo de ellos
hasta su conclusión (regla de radicación).
ii. El sistema de distribución de causas, el cual se aplica a los JL que estén situados en
ciudades que son asiento de CA (por ejemplo, los JL de Valparaíso) o a aquellos JL que
por ficción se consideran asiento de Corte (por ejemplo, los JL de Viña del Mar). En este
sentido el art. 176 del COT señala que en los lugares de asiento de Corte en que hubiere
más de un juez de letras en lo civil, deberá presentarse a la secretaría de la Corte toda
demanda o gestión judicial que se iniciare y que deba conocer alguno de dichos jueces, a
fin de que se designe el juez a quien corresponda su conocimiento. Agrega el inc. II esta
designación se hará por el presidente del tribunal, previa cuenta dada por el secretario,
asignando a cada causa un número de orden, según su naturaleza, y dejando constancia

180
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

de ella en un libro llevado al efecto que no podrá ser examinado sin orden del
tribunal.156
Existen ciertas excepciones a esta regla, es decir, asuntos en que se exime de la
distribución de causas, pudiendo llevarse directamente el asunto ante un tribunal por la
sola disposición de la ley, o bien, ordenándose que determinados asuntos vuelvan a la
regla del turno. Tales casos son:
- Conforme al art. 178 del COT, no obstante lo dispuesto en el art. 176 (sistema de
distribución de causas), serán de la competencia del juez que hubiere sido designado
anteriormente, las demandas en juicios que se hayan iniciado por medidas
prejudiciales, por medidas preparatorias de la vía ejecutiva o mediante la notificación
previa ordenada por el art. 758 del CPC (acción de desposeimiento contra terceros
poseedores de la finca hipotecada).
- La segunda parte del art. 178 del COT señala que también están exentas del sistema de
distribución de causas todas las gestiones que se susciten con motivo de un juicio ya
iniciado y aquellas a que dé lugar el cumplimiento de una sentencia (las que conoce y
ejecuta el tribunal que las pronunció en primera o única instancia), fuera del caso
previsto en la parte final del art. 114 (la parte que ha vencido en el juicio puede optar
entre ese tribunal o el que sea competente de acuerdo a las reglas generales).
- Por otra parte, el art. 179 del COT señala que no están sujetos a lo dispuesto en el art.
176 (sistema de distribución de causas) el ejercicio de las facultades que corresponden
a los jueces para el conocimiento de los asuntos que tienen por objeto dar
cumplimiento a resoluciones o decretos de otros juzgados o tribunales (exhortos), ni
los asuntos de jurisdicción voluntaria. Agrega el inc. II que la jurisdicción en estos
casos será ejercida por el juez letrado de turno (se aplica el sistema de turnos, exista o
no CA en que el JL se sitúe), a menos que se trate de negocios derivados del
conocimiento que otro juzgado tuviere de un determinado asunto, en cuyo caso la
jurisdicción podrá también ser ejercida por éste.
- Por último, de acuerdo al art. 179 inc. III del COT, en el territorio jurisdiccional de la
CA de Santiago el turno para el conocimiento de los asuntos de que trata el presente
artículo y demás que leyes especiales dispongan, será ejercido simultáneamente por
cinco jueces letrados en la forma establecida en el inc. II del art. 175
(semanalmente). Es decir, en estos tribunales que son asiento de la CA de Santiago rige
la regla del turno semanal, y para repartir el trabajo entre ellos se aplica la regla de
distribución de causas computacionales por mandato contenido en un autoacordado de
la CA de Santiago.

d. SISTEMA DE DISTRIBUCIÓN DE CAUSAS EN MATERIA PENAL.


En este ámbito el art. 175 inc. III del COT señala que lo dispuesto en este artículo (sistema
de turnos) no se aplicará a los JG ni a los TJOP, que se regirán por las normas especiales que los

156
Se han dictado por las CA de nuestro país diversos autoacordados que regulan la distribución de causas,
señalándose que se procederá a través de una oficina especial de distribución de causas computacionales.

181
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

regulan. Ahora bien, estas reglas especiales son diferentes según se trate de delitos cometidos
dentro del territorio de la República o de delitos cometidos fuera del mismo.
i. En lo que dice relación con los delitos cometidos dentro del territorio de la
República, el art. 15 del COT, a propósito de los JG, señala que la distribución de las
causas entre los jueces de los JG se realizará de acuerdo a un procedimiento objetivo y
general, que deberá ser anualmente aprobado por el comité de jueces del juzgado a
propuesta del juez presidente, o sólo por este último, según corresponda; y a propósito de
los TJOP, el art. 17 inc. final del COT dice que la distribución de las causas entre las
diversas salas se hará de acuerdo a un procedimiento objetivo y general que deberá ser
anualmente aprobado por el comité de jueces del tribunal, a propuesta del juez
presidente.
ii. Tratándose de delitos cometidos fuera del territorio nacional, hay que tener
presente el art.167 del COT, que señala que las competencias propias de los JG y de los
TJOP respecto de los delitos perpetrados fuera del territorio nacional que fueren de
conocimiento de los tribunales chilenos serán ejercidas, respectivamente, por los
Tribunales de Garantía y Orales en lo Penal de la jurisdicción de la CA de Santiago,
conforme al turno que dicho tribunal fije a través de un auto acordado.

C. L AS CUESTIONES Y CONTIENDAS DE COMPETENCIA .

1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Como ya se ha señalado, las reglas de competencia son aquellas disposiciones legales que
indican qué tribunal preciso tiene atribución o facultad para conocer de un determinado negocio
judicial. Sin embargo, puede suceder que el tribunal llamado a intervenir en un asunto o las
partes interesadas en el mismo, estimen que ese tribunal carece de competencia para conocer de
él. Se plantea de este modo un problema de competencia que, cuando es promovido por las
partes, recibe el nombre de cuestión de competencia, y cuando se suscita entre dos o más
tribunales, se llama contienda de competencia.
Este es un tema que se vincula con el límite interno de la jurisdicción, es decir, con la
competencia que a cada órgano jurisdiccional le ha sido entregada.

2. LAS CUESTIONES DE COMPETENCIA (INCIDENTE ESPECIAL).


.
La cuestión de competencia es aquel incidente o incidencia formulada por las partes
acerca de la falta de atribuciones del tribunal requerido para conocer de un determinado asunto
judicial; es decir, las partes denuncian que el tribunal no es competente. Desde el punto de vista
procesal, las cuestiones de competencia son verdaderos incidentes especiales que se suscitan en
el curso del pleito, esto es, cuestiones accesorias al asunto principal que requieren de especial
pronunciamiento del tribunal y cuya tramitación también está sujeta a reglas especiales. En
efecto, los arts. 101 a 112 del CPC, a propósito de los incidentes especiales, regulan su
tramitación, y en ellos el legislador establece dos caminos o vías para que las partes puedan
formular una cuestión de competencia; pues, de acuerdo al art. 101 del CPC, podrán las partes
promover cuestiones de competencia por inhibitoria o por declinatoria. Las que hayan optado

182
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

por uno de estos medios, no podrán después abandonarlo para recurrir al otro. Tampoco
podrán emplearse los dos simultánea ni sucesivamente.

a. CUESTIÓN DE COMPETENCIA POR INHIBITORIA.


De acuerdo al art. 102 del CPC, es aquella que se intenta ante el tribunal a quien se crea
competente, pidiéndole que se dirija al que esté conociendo del negocio para que se inhiba y le
remita los autos. El profesor ALFARO señala que esta cuestión de competencia es la más
compleja, pues involucra a dos tribunales: el tribunal a quien se cree competente (tribunal
requirente) y el tribunal que está actualmente conociendo del negocio (tribunal requerido).
Ahora bien, de acuerdo al art. 104 del CPC, si el tribunal (requeriente) accede (da lugar a
la solicitud de inhibición y, por ende, señala que es competente), dirigirá al que esté conociendo
del negocio (tribunal requerido) la correspondiente comunicación, con inserción de la solicitud
de la parte y de los demás documentos que estime necesario para fundar su competencia. Luego,
conforme al art. 105 del CPC, recibida la comunicación, el tribunal requerido oirá a la parte que
ante él litigue, y con lo que ella exponga y el mérito que arrojen los documentos que presente o
que el tribunal mande agregar de oficio, accederá a la inhibición o negará lugar a ella. Ahora,
de acuerdo al art. 106 del CPC, si el tribunal requerido accede a la inhibición y esta sentencia
queda ejecutoriada, remitirá los autos al requeriente. Si la deniega, se pondrá lo resuelto en
conocimiento del otro tribunal, y cada uno, con citación de la parte que gestione ante él,
remitirá los autos al tribunal a quien corresponda resolver la contienda; es decir, si la deniega
se dará lugar a una contienda de competencia.
Por último, conforme al art. 107 del CPC, son apelables solamente la resolución que niega
lugar a la solicitud de inhibición a que se refiere el art. 102 y la que pronuncie el tribunal
requerido accediendo a la inhibición. Agrega el art. 108 que las apelaciones de que trata el
artículo anterior se llevarán ante el tribunal a quien correspondería conocer de la contienda de
competencia; pero cuando los tribunales dependan de diversos superiores, iguales en jerarquía,
conocerá de la apelación el superior del tribunal que haya dictado la sentencia apelada.

b. CUESTIÓN DE COMPETENCIA POR DECLINATORIA.


Conforme al art. 111 del CPC, es aquella que se propone ante el tribunal a quien se cree
incompetente para conocer de un negocio que le esté sometido, indicándole cuál es el que se
estima competente y pidiéndole se abstenga de dicho conocimiento. A diferencia del caso
anterior, en la tramitación de esta cuestión interviene un sólo tribunal, y de acuerdo a la segunda
parte del art. 111 del CPC, su tramitación se sujetará a las reglas establecidas para los
incidentes; es decir, conforme a las reglas de los incidentes en general.
Ahora bien, de acuerdo al art. 112 del CPC, mientras se halle pendiente el incidente de
competencia (tanto por inhibitoria y declinatoria), se suspenderá el curso de la causa principal;
pero el tribunal que esté conociendo de ella podrá librar aquellas providencias que tengan el
carácter de urgentes. Agrega el inc. II que la apelación de la resolución que desecha la
declinatoria de jurisdicción (más bien dicho de competencia) se concederá sólo en el efecto
devolutivo.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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3. LAS CONTIENDAS DE COMPETENCIA.

a. CONCEPTO.
La contienda de competencia es aquel conflicto suscitado entre dos o más tribunales
cuando estiman que todos ellos tienen competencia para conocer de un determinado asunto
judicial o que ninguno de ellos la posee. De acuerdo a la definición, las contiendas de
competencia admiten una doble clasificación:
i. Atendiendo al contenido de la contienda, pueden clasificarse en positivas (cuando
estiman que tienen competencia) o negativas (cuando estiman que no la poseen).
ii. Según los tribunales en contienda, éstas se clasifican en contiendas de competencia entre
tribunales ordinarios; contiendas de competencia entre tribunales especiales; entre
tribunales especiales y tribunales ordinarios; y contiendas de competencia entre
autoridades políticas o administrativas y tribunales de justicia.

b. ORIGEN DE LA CONTIENDA.
Una contienda de competencia puede tener su origen en una declaración de oficio de
incompetencia del tribunal, o en una cuestión de competencia por inhibitoria formulada por las
partes.
i. De oficio por el tribunal. Los tribunales están facultados para declarar de oficio su
incompetencia en los casos siguientes: cuando sea incompetente para conocer de un
asunto en razón del fuero, de la materia o de la cuantía, esto es, cuando sea absolutamente
incompetente; y cuando sea incompetente para conocer de un asunto judicial no
contencioso o de un asunto penal, en razón del territorio, esto es, cuando no proceda la
prórroga de competencia.
ii. Por las partes. La contienda de competencia también se puede originar cuando las
partes formulan una cuestión de competencia por vía inhibitoria, y los tribunales cuya
competencia se ha puesto en duda se estiman competentes, o bien, estiman que ninguno
tiene facultad para conocer del negocio principal.

En todo caso, sea cual fuere la forma u origen de la contienda de competencia, el hecho
es que, en definitiva, algún tribunal tendrá que conocer el asunto pendiente, y de allí que la ley
haya tenido que contemplar el establecimiento de tribunales que vengan a resolver la contienda
de competencia planteada.

c. TRIBUNALES COMPETENTES PARA RESOLVER LAS CONTIENDAS DE COMPETENCIA.


Aquí entra en juego la clasificación de las contiendas de competencia según la naturaleza
de los tribunales en conflicto. En efecto:
i. Si la contienda de competencia es entre tribunales ordinarios, es necesario distinguir:

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- Si los tribunales en conflicto tienen un superior común, de acuerdo al art. 190 inc. I del
COT, la contienda de competencia será resuelta por el tribunal que sea superior
común de los que estén en conflicto. Por ejemplo, si el conflicto se presenta entre un JL
de Valparaíso y un JL de Quilpué, resuelve el conflicto la CA de Valparaíso.
- Ahora, si los tribunales fueren de distinta jerarquía, será competente para resolver la
contienda el superior de aquel que tenga jerarquía más alta (art. 190 inc. II COT). Por
ejemplo, si el conflicto se produce entre un JL de Valparaíso y la CA de Valparaíso;
resuelve el conflicto la CS por ser el superior jerárquico de la CA.
- Por último, si los tribunales en conflicto dependieren de diversos superiores, iguales
en jerarquía, resolverá la contienda el que sea superior del tribunal que hubiere
prevenido en el conocimiento del asunto. Por ejemplo, si hay un conflicto entre un JL
de Valparaíso y un JL de Santiago, debe resolver el conflicto la CA de Valparaíso si el
tribunal de Valparaíso hubiere prevenido primero en el asunto.

ii. Si la contienda de competencia es entre tribunales especiales o entre éstos y tribunales


ordinarios, también hay que distinguir: pues si los tribunales en conflicto dependen de
una misma CA, la contienda de competencia será resuelta por esta Corte (art. 191 inc. I del
COT); y si dependieren de diversas CA, resolverá la contienda la que sea superior
jerárquico del tribunal que hubiere prevenido en el conocimiento del asunto (art. 191 inc.
II del COT). Por último, si no pudieren aplicarse las reglas precedentes, resolverá la
contienda la Corte Suprema (art. 191 inc. III del COT).
iii. Por último, en las contiendas de competencia entre autoridades políticas o administrativas
y tribunales de justicia, también se debe distinguir: pues si se trata de una contienda de
competencia entre autoridades políticas o administrativas y tribunales superiores de
justicia, ésta debe ser resuelta por el Senado (por ejemplo, una contienda entre el
Intendente de la Región con la CA de Valparaíso); y si la contienda de competencia se
suscita entre autoridades políticas o administrativas y tribunales inferiores de justicia,
debe ser resuelta por el Tribunal Constitucional (por ejemplo, el Director Regional del SII
con el JL de Valparaíso).157
Art. 53. Son atribuciones exclusivas del Senado:
3. Conocer de las contiendas de competencia que se susciten entre las autoridades políticas o
administrativas y los tribunales superiores de justicia.

Art. 93. Son atribuciones del Tribunal Constitucional:


12. Resolver las contiendas de competencia que se susciten entre las autoridades políticas o administrativas
y los tribunales de justicia, que no correspondan al Senado.

Por último, en conformidad con el art. 192 del COT, las contiendas de competencia serán
falladas en única instancia, por tanto, dicho fallo no será susceptible de recurso de apelación. Y

157
¿Quién resuelve el conflicto entre las autoridades políticas o administrativas y los tribunales especiales? Según
algunos, esto no tiene solución en la ley, pues el legislador no ha indicado concretamente el tribunal llamado a
resolver la contienda. No obstante, siguiendo al profesor CASARINO, la contienda debería resolverla la CS o el
Senado, según si el tribunal especial en conflicto es inferior o superior; esto en atención a los términos amplios que
emplean los arts. 53 Nº 3 y 93 Nº 12 de la CPR, pues al referirse a los “tribunales de justicia”, no distinguen si se
trata de tribunales ordinarios o de especiales.

185
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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de acuerdo al inc. final del art. 190 del COT, los jueces árbitros de primera, de segunda o de
única instancia tendrán por superior, para los efectos de este artículo, a la respectiva CA.

D. L AS IMPLICANCIAS Y RECUSACIONES .

1. CONCEPTO.
Un juez que es competente en razón de las normas estudiadas puede dejar de serlo por
afectarle una implicancia o recusación, esto es, causas legales que pueden originar la inhabilidad
de un juez para conocer de un determinado asunto, en razón de carecer de la imparcialidad
necesaria para intervenir en él. En efecto, el art. 194 del COT señala que los jueces pueden perder
su competencia para conocer determinados negocios por implicancia o por recusación
declaradas, en caso necesario, en virtud de causas legales.
Algunos llaman a estas causas legales, genéricamente, causales de inhabilidad; otros
hablan de incompetencia sobreviniente, y otros, simplemente, de implicancias y recusaciones.
Ahora bien, el fundamento de estas causales es mantener entre las partes litigantes una perfecta
igualdad frente al juez, pues si éste no mantiene esa igualdad, significa que carecería de
imparcialidad, es decir, su fallo se inclinará a favor de una parte y en desmedro de la otra por
razones ajenas a las normas legales llamadas a resolver el conflicto jurídico ante él planteado
(este tema se relaciona con la independencia del juez).
Ahora bien, en virtud del principio de inexcusabilidad, una vez declarada la
incompetencia de un juez por una implicancia o recusación legalmente comprobada, se debe
producir el reemplazo del juez por otro a quien no le afecten estas causales de inhabilidad, lo
cual se efectúa conforme a las reglas de subrogación e integración, con el objeto de no paralizar
la tramitación y resolución del proceso.

2. DIFERENCIAS ENTRE IMPLICANCIAS Y RECUSACIONES.


i. En cuanto a su gravedad, las implicancias son más graves, pues el grado de compromiso
del juez es mayor (normalmente las causales dicen relación con grados de parentescos
más cercanos), e incluso su no declaración puede llegar a constituir delito de
prevaricación; en efecto, de acuerdo al art. 224 Nº 7, contemplado en el Párrafo IV
(“Prevaricación”) del Título V del CP (“De los crímenes y simples delitos cometidos por
empleados públicos en el desempeño de su cargo”), sufrirán las penas de inhabilitación
absoluta temporal para cargos y oficios públicos en cualquiera de sus grados y la de
presidio o reclusión menores en sus grados mínimos a medios: cuando con manifiesta
implicancia, que les sea conocida y sin haberla hecho saber previamente a las partes,
fallaren en causa criminal o civil. Las recusaciones, en cambio, son de menor gravedad,
pues el grado de compromiso del juez es menor, y si éste conoce y falla un pleito estando
legalmente recusado, no comete un delito, sin perjuicio de recibir sanciones
disciplinarias.
ii. Según el impulso o iniciativa para su declaración, el art. 199 inc. I del COT, establece que
los jueces que se consideren comprendidos en alguna de las causas legales de
implicancia o recusación, deberán tan pronto como tengan noticia de ello, hacerlo
constar en el proceso declarándose inhabilitados para continuar funcionando, o pidiendo
186
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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se haga esta declaración por el tribunal de que formen parte. Es decir, la primera
obligación que surge, sea que se trate de una recusación o implicancia, es dejar
constancia en el proceso de tal situación.
Ahora, en el caso de las implicancias, el art. 200 inc. I del COT señala que la implicancia
de los jueces puede y debe ser declarada de oficio o a petición de parte (según el
profesor ALFARO sólo la parte afectada, porque la otra resulta favorecida); si va a ser
declarada de oficio por un tribunal unipersonal, conforme al art. 199 inc. I del COT, el
mismo juez debe declararse inhabilitado para continuar funcionando, y si se trata de un
juez que forma parte de un tribunal colegiado, éste debe pedir que se haga tal
declaración por el tribunal de que forme parte. Ahora, si el juez o el tribunal no hace tal
declaración de oficio, sea porque no sabe o porque no quiso, las partes pueden solicitar la
declaración, caso en el cual, se produce un incidente al respecto.
En el caso de la recusación, hay que distinguir: pues si la causal afecta a un tribunal
unipersonal, de acuerdo al art. 199 inc. I del COT, tan pronto tenga conocimiento de ella,
debe dejar constancia en el proceso y, por regla general, declararse inhabilitado de oficio;
salvo que se trate de un juez de un tribunal unipersonal que sea parte o tenga interés en el
pleito de una SA de la cual es accionista, caso en el cual, se requiere un reclamo previo de
la parte a quien presumiblemente afecta la causal de recusación. En cambio, tratándose de
tribunales colegiados, el Ministro sólo debe dejar constancia de ella en el expediente, y
no puede declarase de oficio inhabilitado, pues la ley requiere una solicitud previa de la
persona a quien afecte la causal. En efecto, de acuerdo al art. 199 inc. II del COT, se
necesitará de solicitud previa para declarar la inhabilidad de los jueces de la CS y de las
CA, fundada en cualquiera de las causales de recusación y la de los demás jueces
producida por el hecho de ser parte o tener interés en el pleito una sociedad anónima de
que éstos sean accionistas, sin perjuicio en uno y otro caso de que se haga constar en el
proceso la existencia de la causal; a su vez, el art. 200 inc. II del COT señala que la
recusación sólo podrá entablarse por la parte a quien, según la presunción de la ley,
puede perjudicar la falta de imparcialidad que se supone en el juez. Ahora, si el juez no
deja constancia de la recusación (tribunal colegiado) o no la declara de oficio (tribunal
unipersonal), se puede generar un incidente especial por la parte a quien presumiblemente
perjudica la imparcialidad.
iii. En cuanto a su conocimiento y fallo, el art. 202 del COT señala que de la implicancia de
jueces que sirven en tribunales unipersonales, conocerán ellos mismos (la razón es que el
mismo juez está obligado a declararse implicado, de lo contrario, cometería el delito de
prevaricación); y de la implicancia de jueces que sirven en tribunales colegiados
conocerá el mismo tribunal con exclusión del miembro o miembros de cuya implicancia
se trata (art. 203 del COT). La recusación, en cambio, es conocida y resuelta por el
superior del juez que se trata de inhabilitar (la razón de esto, es que la recusación es algo
más sutil y discutible); en efecto, el art. 204 del COT señala que de la recusación de un JL
conocerá la CA. De la de uno a más miembros de una CA conocerá la CS. De la de uno o
más miembros de la CS conocerá la CA de Santiago. De la de un juez árbitro conocerá el
juez ordinario del lugar donde se sigue el juicio.
iv. En relación a su renunciabilidad, como la implicancia puede y debe ser declarada de
oficio por el juez, o por cualquiera de las partes, es irrenunciable, pues se trata de una
norma de orden público. En cambio, la recusación está establecida sólo en el interés de la

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parte a quien podría perjudicar la falta de imparcialidad del juez, por tanto, puede ser
renunciada por el afectado (sólo aquella que dice relación con los ministros de la CS y
CA), y la única obligación que tiene el juez, es hacer constar en el proceso de la posible
recusación, y la parte tiene un plazo de cinco días para deducir formalmente la
recusación, y si no lo hace, se entiende renunciada.
v. En cuanto a su fundamentación, las implicancias siempre deben estar motivadas, es decir,
es necesario que concurra en el juez una causal de implicancia; en el caso de las
recusaciones, por regla general, también es necesario expresar la causal, sin embargo,
sólo basta con oponer la recusación, tratándose de abogados integrantes y receptores.
vi. Por último, en cuanto a sus efectos, la implicancia una vez declarada, anula todo lo
obrado por el juez implicado; la recusación en cambio, sólo produce efectos a futuro, es
decir, no tiene la virtud de anular todo lo obrado.

3. FUNCIONARIOS QUE PUEDEN SER INHABILITADOS.


Los legitimados pasivos de las recusaciones e implicancias son:
i. Los jueces de tribunales unipersonales, y los ministros de tribunales colegiados.
ii. Los abogados integrantes. En efecto, conforme al art. 198 inc. I del COT, además de las
causales de implicancia o recusación de los jueces, que serán aplicables a los abogados
llamados a integrar la CS o las CA, será causal de recusación respecto de ellos la
circunstancia de patrocinar negocios en que se ventile la misma cuestión que debe
resolver el tribunal (es una causal adicional). Agrega el inc. II que los abogados o
procuradores de las partes podrán (no así las partes litigantes), por medio del relator de
la causa, recusar sin expresión de causa a uno de los abogados de la lista, no pudiendo
ejercer este derecho sino respecto de dos miembros aunque sea mayor el número de las
partes litigantes. Esta recusación deberá hacerse antes de comenzar la audiencia en que
va a verse la causa, cuando se trate de abogados que hayan figurado en el acta de
instalación del respectivo tribunal, o en el momento de la notificación a que se refiere el
art. 166 del CPC en los demás casos (antes de comenzar la vista, el Relator o Secretario
pondrá en conocimiento de las partes o de sus abogados el nombre de los integrantes).
Finaliza el inc. III señalando que para recusar a un abogado integrante de la CS deberá
pagarse en estampillas un impuesto de 6.000 pesos, y para recusar a un abogado
integrante de la CA, uno de 4.500 pesos.158
iii. Los funcionarios auxiliares de la administración de justicia.
iv. Los jueces árbitros, los partidores de bienes, y los actuarios de los juicios arbitrales.
v. Los peritos, cualquiera sea la naturaleza del negocio en que ellos intervengan.

158
Este es uno de los pocos casos en que se paga impuesto, el otro caso es el derecho de suspensión de vista de la
causa sin motivo.

188
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4. CAUSALES DE INHABILIDAD.
Las causales de implicancia se encuentran enunciadas en el art. 195 del COT, y las
causales de recusación, en el art. 196 del mismo Código.
Art. 195. Son causas de implicancia:
1. Ser el juez parte en el pleito o tener en él interés personal, salvo lo dispuesto en el número 18 del artículo
siguiente (ser accionista de una SA en pleito);
2. Ser el juez consorte o pariente consanguíneo legítimo en cualquiera de los grados de la línea recta y en la colateral
hasta el segundo grado inclusive, o ser padre o hijo natural o adoptivo de alguna de las partes o de sus representantes
legales;
3. Ser el juez tutor o curador de alguna de las partes, o ser albacea de alguna sucesión, o síndico de alguna quiebra, o
administrador de algún establecimiento, o representante de alguna persona jurídica que figure como parte en el
juicio;
4. Ser el juez ascendiente o descendiente legítimo, padre o hijo natural o adoptivo del abogado de alguna de las
partes;
5. Haber sido el juez abogado o apoderado de alguna de las partes en la causa actualmente sometida a su
conocimiento o haber intervenido en ella como mediador.
6. Tener el juez, su consorte, ascendientes o descendientes legítimos, padres o hijos naturales o adoptivos, causa
pendiente en que deba fallar como juez alguna de las partes;
7. Tener el juez, su consorte, ascendientes o descendientes legítimos, padres o hijos naturales o adoptivos, causa
pendiente en que se ventile la misma cuestión que el juez debe fallar;
8. Haber el juez manifestado su dictamen sobre la cuestión pendiente con conocimiento de los antecedentes
necesarios para pronunciar sentencia (opinión anticipada), y
9. Ser el juez, su consorte, o alguno de sus ascendientes o descendientes legítimos, padres o hijos naturales o
adoptivos, heredero instituido en testamento por alguna de las partes.
Lo dicho en este artículo es sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 1324 (valdrá el nombramiento de partidor que
haya hecho el difunto, aunque la persona nombrada esté comprendida en alguna de las causales de implicancia o
recusación que establece el COT), y en los incs. III y IV del art. 1325 del CC (los partidores nombrados por los
coasignatarios no pueden ser inhabilitados sino por causas de implicancia o recusación que hayan sobrevenido a su
nombramiento).
Respecto de los jueces con competencia criminal, son causas de implicancia, además, las siguientes:
1. Haber intervenido con anterioridad en el procedimiento como fiscal o defensor;
2. Haber formulado acusación como fiscal, o haber asumido la defensa, en otro procedimiento seguido contra el
mismo imputado, y
3. Haber actuado el miembro del TJOP como juez de garantía en el mismo procedimiento

Art. 196. Son causas de recusación:


1. Ser el juez pariente consanguíneo simplemente ilegítimo en toda la línea recta y en la colateral hasta el cuarto
grado inclusive, o consanguíneo legítimo en la línea colateral desde el tercero hasta el cuarto grado inclusive, o afín
hasta el segundo grado también inclusive, de alguna de las partes o de sus representantes legales (se agrega el
parentesco por afinidad);
2. Ser el juez ascendiente o descendiente ilegítimo, hermano o cuñado legítimo o natural del abogado de alguna de
las partes;
3. Tener el juez superior alguno de los parentescos designados en el inciso precedente o en el número 4° del art. 195,
con el juez inferior que hubiere pronunciado la sentencia que se trata de confirmar o revocar;
4. Ser alguna de las partes sirviente, paniaguado o dependiente asalariado del juez, o viceversa;
5. Ser el juez deudor o acreedor de alguna de las partes o de su abogado; o serlo su consorte o alguno de sus
ascendientes, descendientes o parientes colaterales dentro del segundo grado. Sin embargo, no tendrá aplicación la
causal del presente número si una de las partes fuere alguna de las instituciones de previsión fiscalizadas por la
Superintendencia de Seguridad Social, la Asociación Nacional de Ahorro y Préstamo, o uno de los Servicios de
Vivienda y Urbanización, a menos que estas instituciones u organismos ejerciten actualmente cualquier acción
judicial contra el juez o contra alguna otra de las personas señaladas o viceversa.
6. Tener alguno de los ascendientes o descendientes simplemente ilegítimos del juez o los parientes colaterales del
mismo dentro del segundo grado, causa pendiente que deba fallar como juez alguna de las partes;

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7. Tener alguno de los ascendientes o descendientes simplemente ilegítimos del juez o los parientes colaterales del
mismo dentro del segundo grado, causa pendiente en que se ventile la misma cuestión que el juez deba fallar;
8. Tener pendientes alguna de las partes pleito civil o criminal con el juez, con su consorte, o con alguno de sus
ascendientes, descendientes o parientes colaterales dentro del segundo grado. Cuando el pleito haya sido promovido
por alguna de las partes, deberá haberlo sido antes de la instancia en que se intenta la recusación;
9. Haber el juez declarado como testigo en la cuestión actualmente sometida a su conocimiento;
10. Haber el juez manifestado de cualquier modo su dictamen sobre la cuestión pendiente, siempre que lo hubiere
hecho con conocimiento de ella (en este caso simplemente con conocimiento pendiente sobre la cuestión, en cambio,
en el caso de las implicancias es con conocimiento “suficiente”, para dictar sentencia);
11. Ser alguno de los ascendientes o descendientes ilegítimos del juez o alguno de sus parientes colaterales dentro
del segundo grado, instituido heredero en testamento por alguna de las partes;
12. Ser alguna de las partes heredero instituido en testamento por el juez;
13. Ser el juez socio colectivo, comanditario o de hecho de alguna de las partes, serlo su consorte o alguno de los
ascendientes o descendientes del mismo juez, o alguno de sus parientes colaterales dentro del segundo grado;
14. Haber el juez recibido de alguna de las partes un beneficio de importancia, que haga presumir empeñada su
gratitud;
15. Tener el juez con alguna de las partes amistad que se manifieste por actos de estrecha familiaridad;
16. Tener el juez con alguna de las partes enemistad, odio o resentimiento que haga presumir que no se halla
revestido de la debida imparcialidad;
17. Haber el juez recibido, después de comenzado el pleito, dádivas o servicios de alguna de las partes, cualquiera
que sea su valor o importancia, y
18. Ser parte o tener interés en el pleito una sociedad anónima de que el juez sea accionista.
No obstante lo dispuesto en el inciso precedente, no constituirá causal de recusación la circunstancia de que una de
las partes fuere una sociedad anónima abierta.
Lo prevenido en el inciso anterior no regirá cuando concurra la causal señalada en el N° 8 de este artículo. Tampoco
regirá cuando el juez, por si solo o en conjunto con algunas de las personas indicadas en el numerando octavo, fuere
dueño de más del diez por ciento del capital social. En estos dos casos existirá causal de recusación.

5. TRAMITACIÓN (INCIDENTE ESPECIAL).


Desde el punto de vista procesal, las implicancias y recusaciones son verdaderos
incidentes especiales que se suscitan en el curso del pleito, esto es, cuestiones accesorias al
asunto principal que requieren de especial pronunciamiento del tribunal y cuya tramitación
también está sujeta a reglas especiales. En efecto, los arts. 113 a 128 del CPC, a propósito de los
incidentes especiales, regulan su tramitación, y en ellos el legislador tomó una serie de
resguardos o garantías para evitar que los litigantes abusen de estas causales de inhabilidad,
usándolas como manera de entorpecer la marcha normal de los juicios.
i. Momento para deducirla. Conforme al art. 114 del CPC la declaración de implicancia
o de recusación cuando haya de fundarse en causa legal, deberá pedirse antes de toda
gestión que ataña al fondo del negocio, o antes de que comience a actuar la persona
contra quien se dirige, siempre que la causal alegada exista y sea conocida por la parte.
Agrega el inc. II que si la causa es posterior o no ha llegado a conocimiento de la parte,
deberá proponerla tan pronto como tenga noticia de ella. No justificándose esta última
circunstancia, será desechada la solicitud, a menos que se trate de una implicancia. En
este caso, podrá el tribunal imponer a la parte que maliciosamente haya retardado el
reclamo de la implicancia una multa que no exceda de un sueldo vital.
Ahora bien, de acuerdo al art. 125 del CPC, producida alguna de las situaciones previstas
en el art. 199 del COT respecto de las causales de recusación (los ministros deben Corte
hacer constar su inhabilidad), la parte a quien, según la presunción de la ley, pueda
perjudicar la falta de imparcialidad que se supone en el juez, deberá alegar la

190
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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inhabilidad correspondiente dentro del plazo de cinco días contados desde que se le
notifique la declaración respectiva. Si así no lo hiciere, se considerará renunciada la
correspondiente causal de recusación. Durante este plazo, el juez se considerará
inhabilitado para conocer de la causa y se estará a lo dispuesto en el art. 121 de este
Código (si el tribunal es unipersonal, el juez será subrogado, y si es colegiado, continuará
funcionando el mismo tribunal con exclusión del miembro que se intente inhibir, y en
ambos casos el juicio sólo se suspenderá cuando se cite a las partes para oír sentencia).
ii. Pago o consignación previa. Al formular el incidente respectivo se exige que se
acompañe una boleta de consignación, o sea, un comprobante de haberse depositado en
arcas fiscales cierta suma de dinero (la suma depende de a quien se pretende inhabilitar,
por ejemplo, en un JL es un cuarto de una UTM), la cual se perderá en caso de que sea
rechazada. El art. 118 inc. III del CPC señala que la consignación se elevará al doble
cuando se trate de la segunda solicitud de inhabilitación deducida por la misma parte, al
triple en la tercera y así sucesivamente.
iii. Ante quién se interpone. De acuerdo al art. 115 del CPC, la implicancia de un juez
que se desempeñe en un tribunal unipersonal se hará valer ante él mismo, expresando la
causa legal en que se apoya y los hechos en que se funda, acompañando u ofreciendo
presentar las pruebas necesarias y pidiéndole se inhiba del conocimiento del negocio.
Por su parte, el art. 116 señala que la recusación de los jueces a que se refiere el artículo
anterior (de tribunales unipersonales), y la implicancia y recusación de los miembros de
tribunales colegiados se harán valer, en los términos que indica dicho artículo, ante el
tribunal que, según la ley, deba conocer de estos incidentes. En este sentido, el art. 202
del COT señala que de la implicancia de jueces que sirven en tribunales unipersonales,
conocerán ellos mismos. De la implicancia de jueces que sirven en tribunales colegiados
conocerá el mismo tribunal con exclusión del miembro o miembros de cuya implicancia
se trata; y conforme al art. 203 del COT, la recusación es conocida y resuelta por el
superior del juez que se trata de inhabilitar.
iv. Recusación amistosa. La recusación “amistosa” es una figura procesal que permite a
la parte que quiere recusar a un juez, concurrir ante éste, exponiéndole la causal por la
que pretende recusarlo, y solicitándole que se declare inhabilitado sin más trámite; es
decir, no es necesario que recurra al superior jerárquico del juez que pretende recusar. En
efecto, el art. 124 del CPC señala que antes de pedir la recusación de un juez al tribunal
que deba conocer del incidente, podrá el recusante ocurrir al mismo recusado, si
funciona sólo, o el tribunal de que forme parte, exponiéndole la causa en que la
recusación se funda y pidiéndole la declare sin más trámite. Rechazada esta solicitud,
podrá deducirse la recusación ante el tribunal correspondiente.
v. Examen previo. La solicitud en que se plantea el incidente no se admite a tramitación
en todo caso, pues previamente tiene que ser examinada por el tribunal. En efecto,
conforme al art. 119 del CPC, si la causa alegada no es legal, o no la constituyen los
hechos en que se funda, o si éstos no se especifican debidamente, el tribunal desechará
desde luego la solicitud. Agrega el inc. II que en el caso contrario, declarará bastante la
causal (esto es, se admite a tramitación; no significa que se haya acogido, sino solamente
que es apta para ser tramitada), y si los hechos en que se funda constan al tribunal o
resultan de los antecedentes acompañados o que el mismo tribunal de oficio mande
191
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agregar, se declarará, sin más trámite, la implicancia o recusación. Cuando no conste al


tribunal o no aparezca de manifiesto la causa alegada, se procederá en conformidad a
las reglas generales de los incidentes, formándose pieza separada.
Por su parte el art. 120 del CPC señala que una vez aceptada como bastante la causal de
inhabilitación, o declarada ésta con arreglo al inc. II del artículo anterior, se pondrá
dicha declaración en conocimiento del funcionario cuya implicancia o recusación se
haya pedido, para que se abstenga de intervenir en el asunto de que se trata mientras no
se resuelva el incidente.
vi. Subrogación. Debido a que una vez declarada bastante la causal, el juez se debe
abstener de intervenir en el asunto, conforme al art. 121 del CPC, si la inhabilitación se
refiere a un juez de tribunal unipersonal, el que deba subrogarlo conforme a la ley
continuará conociendo en todos los trámites anteriores a la citación para sentencia, y en
este estado se suspenderá el curso del juicio hasta que se declare si ha o no lugar a la
inhabilitación; agrega el inc. II que si ésta se pide para un juez de tribunal colegiado,
continuará funcionando el mismo tribunal, constituido legalmente, con exclusión del
miembro o miembros que se intente inhibir, y se suspenderá el juicio como en el caso
anterior.
vii. Fallo. Si se rechaza el incidente, el juez objeto de la implicancia o recusación reasume
sus funciones con todas sus obligaciones legales, entre ellas, la principal que consiste en
dictar sentencia definitiva. Si se acoge el incidente, queda totalmente inhibido del
conocimiento del juicio y deberá dictar sentencia definitiva el subrogante legal. Ahora
bien, de acuerdo al art. 205 inc. I del COT y 126 del CPC, las sentencias que se dicten en
los incidentes sobre implicancia o recusación serán inapelables, salvo la que pronuncie
el juez de tribunal unipersonal desechando la implicancia deducida ante él, aceptando la
recusación en el caso del art. 124 (recusación amistosa) o declarándose de oficio
inhabilitado por alguna causal de recusación (siempre y cuando no se trate de un juez
que sea parte o tenga interés en el pleito de una SA de que se accionistas, pues en dicho
caso, como se dijo, se requiere solicitud previa).
De acuerdo al art. 205 inc. II del COT, conocerá de las apelaciones a que se refiere el
inciso anterior el tribunal a quien corresponde o correspondería la segunda instancia
del negocio en que la implicancia o recusación inciden (conoce sólo la CA, pues sólo
cabe apelación cuando un tribunal unipersonal adopta una de esas actitudes). En el caso
de un juez árbitro de única o segunda instancia se entiende, para el efecto de este
artículo, como tribunal de alzada la Corte de Apelaciones respectiva.

IV. A CCIÓN , PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN .

A. L A ACCIÓN .

1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Como se dijo, al inicio de estos apuntes, el Derecho procesal se basa en tres instituciones
esenciales: la jurisdicción, la acción y el proceso. La jurisdicción es el poder-deber que tienen
los tribunales de justicia para conocer y resolver, por medio del proceso y con efecto

192
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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de cosa juzgada, los conflictos de intereses de relevancia jurídica que se promuevan en el orden
temporal y dentro del territorio de la República. Para que se ponga en movimiento el ejercicio de
la función jurisdiccional, es necesario que se ejerza por la parte interesada, en obtener la solución
del conflicto, una acción; acción que el actor ejerce para los efectos de obtener la satisfacción
de una pretensión. Ahora bien, la acción y la pretensión se materializan en el acto procesal
llamado demanda, escrito que se presenta al tribunal para que ejerza la función jurisdiccional,
función que debe realizarse a través de un p r o c e s o ; es decir, el proceso es el instrumento a
través del cual se ejerce la función jurisdiccional para satisfacer la pretensión del actor.

2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y CONCEPTO.


A lo largo de la historia han existido diversas teorías que se han postulado acerca de la
naturaleza jurídica de la acción; las cuales también ha incidido en las distintas definiciones que
existen de ésta. Las teorías más importantes son las siguientes:

a. TEORÍA MONISTA O CLÁSICA DE LA ACCIÓN (ACCIÓN COMO SINÓNIMA DE DERECHO).


Siguiendo al Derecho romano, los civilistas consideraron, tradicionalmente, que la acción
y el derecho sustantivo o material, eran una misma cosa159. Se llegó a decir que la acción era el
derecho material o sustantivo deducido en juicio; el derecho en movimiento; el derecho elevado
a una segunda potencia; o el derecho “con casco y armado para la guerra”.
Esta teoría se mantuvo en nuestro continente hasta mediados del siglo XX, pues fue
abandonada, principalmente, porque el confundir el derecho de acción con el derecho material
violado genera numerosos equívocos, como por ejemplo, hablar de diversas acciones (en
circunstancia de que la acción es una sola), hablar de falta de acción en vez de falta de derecho, y
hablar de la prescripción de la acción en circunstancias de que lo que prescribe es el derecho o la
obligación.
Esta concepción, de fondo civilista, fue expuesta por SAVIGNY, luego fue desarrollada por
los tratadistas españoles, y de allí pasó a nuestro Derecho160. Sin embargo, en adelante, las
teorías elaboradas por la doctrina son de carácter dualistas, es decir, separan el derecho material
de la acción; momento a partir del cual el Derecho procesal adquirió personalidad y se
desprendió del viejo tronco del Derecho civil. Pero una vez admitida la autonomía del derecho

159
En doctrina se suele contraponer el derecho sustantivo o material y el derecho procesal o adjetivo. En efecto, el
d e r ec h o su s t a n t i vo es aquel que se refiere al conjunto de normas que establecen derechos y obligaciones para
las partes (por ejemplo, el Derecho civil, el Derecho comercial, el Derecho penal etc.), y el d er ec h o ad j e t i vo es
aquel que permite el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de los deberes que se establecen en el derecho
sustantivo (por ejemplo, el Derecho procesal civil). Así, por ejemplo, la norma según la cual aquél que cause un
daño a otro debe repararlo, es una típica norma de derecho sustantivo, porque impone una obligación jurídica de
reparación a favor de la víctima, por parte de aquel que realizo contra ella el hecho ilícito; ahora bien, para obtener
esa indemnización, es necesario cumplir con las normas adjetivas que regulan los requisitos y formas que se deben
cumplir para demandar, el juez competente para conocer de la demanda, el emplazamiento y citación del
demandado, las defensas que puede oponer, como se realizara la actividad probatoria, los requisitos de la sentencia y
los recursos que pueden interponerse contra ella, etc.
160
En el Código Civil la identificación entre acción y derecho material no puede ser más clara. En efecto, los arts.
577 y 578 sostienen que de los derechos reales nacen las acciones reales, y de los derechos personales nacen las
acciones personales. Incluso atribuye a la acción una naturaleza mueble o inmueble, según el derecho que se persiga
(art. 580).

193
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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material de la acción, la doctrina perdió unidad y comenzó a dividirse en numerosas


orientaciones de las cuales se tratará a continuación.

b. TEORÍA DUALISTA CONCRETA.


Esta postura, en lo sustancial, sostiene que la acción sólo compete a los que tienen razón,
es decir, a los que tienen un derecho válido que tutelar. Aquí, la acción ya no es un aspecto del
derecho material, pero no hay acción sin derecho, es decir, la acción sólo existirá en la medida en
que efectivamente hubiere sido lesionado el interés jurídicamente protegido de una persona (en ello
consiste su carácter concreto).

c. TEORÍAS DUALISTAS ABSTRACTAS.


Esta corriente de pensamiento surgió en contraposición a la anterior, pues para esta
postura tienen acción aquellos que promueven la demanda aun sin tener un derecho válido que
tutelar; la acción, se dice con deliberada exageración, es el derecho de los que tienen razón y aun
de los que no tienen razón. Por lo tanto, para esta concepción abstracta, la acción existe por sí
sola, independiente del derecho material que se reclama.
Esta es la tesis mayoritaria hoy presente en la doctrina, y al respecto han surgido varios
conceptos de acción en torno a ella, a saber:
i. La acción como derecho público subjetivo. CARNELUTTI define a la acción como
un derecho subjetivo procesal, autónomo, abstracto y público para el cumplimiento del
proceso (es “un derecho al juicio”). Señala que la acción tiene una función procesal, pues
es el conjunto de actividades desarrolladas por las partes ante el juez, y que lo colocan en
situación de dictar una sentencia justa, que es la extrema finalidad del proceso; es un
derecho autónomo, pues existe con o sin el derecho material respectivo (su ejercicio es
independiente del mismo); es un derecho abstracto, porque está latente en todo sujeto de
derecho, pues toda persona tiene derecho de accionar; y es un derecho público, porque
corresponde a todo sujeto de derecho, teniendo como sujeto pasivo al órgano
jurisdiccional y no al demandado.
El profesor LUHRS sigue esta postura al definir la acción como el derecho natural y
subjetivo público, cuyo sujeto es la persona y cuyo término (sujeto pasivo) es el Estado,
mediante el cual pueden los primeros exigir del segundo el ejercicio de la actividad
jurisdiccional. Es un derecho natural, porque pertenece a toda persona por el hecho de ser
tal; es subjetivo porque corresponde a una facultad o poder de una persona de recurrir al
Estado para poner en movimiento la función jurisdiccional; y es público porque el
solicitante se encuentra en un plano de subordinación respecto del solicitado.
ii. Acción como facultad. El profesor CASARINO señala que la acción es la facultad que
tiene toda persona para presentarse ante los tribunales de justicia solicitando, el
reconocimiento o la declaración del derecho que cree tener; o para requerir de un órgano
jurisdiccional su intervención para la solución de un conflicto o asunto determinado; en
concreto es un derecho adjetivo para reclamar la protección de un derecho material
violado.
iii. Acción como derecho de petici ón. Para COUTURE la acción es el poder jurídico que

194
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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tiene todo sujeto de derecho, de acudir a los órganos jurisdiccionales para reclamarles la
satisfacción de una pretensión; o el poder jurídico de acudir a los órganos
jurisdiccionales.161

3. CARACTERÍSTICAS.
De acuerdo a los conceptos enunciados en los párrafos anteriores, es posible advertir las
siguientes características de la acción:
i. Dentro del sistema jurídico actual, la distinción conceptual entre el derecho material o
sustancial y la acción aparece con suficiente claridad. Pero cuando se trata de discernir el
carácter abstracto o concreto de este derecho, la doctrina se inclina hacia la concepción
abstracta del derecho de obrar. En efecto, la acción vive y actúa con prescindencia del
derecho material que el actor quiere ver protegido, así, por ejemplo, el derecho material
(como un crédito) puede no existir porque el deudor ha pagado a un mandatario del
acreedor, pero éste ignora el pago porque el mandatario lo ha ocultado; en este caso, aun
si derecho, la pretensión existe (esto es, la autoatribución de un derecho y la petición de
que sea tutelado), ya que el actor está convencido de su derecho, pero se tratará de una
pretensión infundada, que se rechazará oportunamente en la sentencia.
Por lo tanto, la acción como poder jurídico de acudir a la jurisdicción, existe siempre con
derecho material o sin él, con pretensión o sin ella; pues el poder de accionar es un poder
jurídico de todo individuo en cuanto tal (es un atributo de su personalidad), existe aun
cuando no se ejerza efectivamente, y aun cuando se ejerce sin razón (pretensión
infundada).162
ii. Mientras el individuo ve en la acción la satisfacción de un interés particular, la
comunidad ve en ella el cumplimiento de uno de sus más altos fines: la realización
efectiva de las garantías de la justicia, de la paz, de la seguridad, del orden y de la
libertad. Es por ello que se dice que la persona que promueve la acción desempeña una
función pública, en cuanto procura la vigencia efectiva del Derecho en su integridad.
iii. La acción es un derecho potestativo. Pues el ser humano y sus derechos materiales están
protegido por la ley, y si se violan, nace la potestad jurídica de pedir protección, lo cual
depende exclusivamente de la voluntad de su titular.
iv. El profesor FORTTES recalca que la característica esencial de la acción, es que da lugar a
un debate (proceso) entre tres personas: demandante, demandado y juez. Al respecto el

161
Para COUTURE la acción es una de las formas típicas del derecho de petición consagrado en las Constituciones
Políticas, siempre que sea ejercido ante un órgano jurisdiccional y de acuerdo a las formalidades de la ley procesal
respectiva (en nuestra CPR este derecho se encuentra consagrado en el art. 19 Nº 3 inc. I al señalar que la
Constitución asegura a todas las personas: la igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos). Agrega
este mismo autor que, cuando el derecho de petición se ejerce ante un órgano jurisdiccional bajo la forma de acción,
ese poder jurídico resulta coactivo para el demandado, que debe defenderse si no quiere verse perjudicado en sus
intereses; y para el juez, que debe substanciar y sentenciar la causa, so pena de incurrir en las responsabilidades
legales consiguientes.
162
COUTURE señala que la acción pertenece al litigante sincero y al insincero, sólo ocurre que ese último no se sirve
de la acción dentro de sus límites legítimos, sino que fuera de ellos (en esfera ilegítima); no usa su derecho, sino que
abusa de él.

195
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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profesor ALFARO sostiene que la acción procesal es la única instancia que une
necesariamente a tres sujetos en una relación dinámica.
v. La acción es única y, por ende, no clasificable y divisible. Pues cuando se habla de
clasificaciones de la acción, se alude a la pretensión, al proceso, al derecho que se
pretende tutelar con la acción, etc.
vi. Y por último, la acción no es prescriptible, pues lo que puede prescribir es el derecho
material que se pretende tutelar.

4. ELEMENTOS DE LA ACCIÓN.
En toda acción, fácil es distinguir tres elementos constitutivos: los sujetos, el objeto y la
causa. Estos elementos son fundamentales tenerlos presente, pues después serán comparados con
los elementos de la pretensión.
i. Sujetos de la acción (quién y ante quién). Los sujetos de la acción son: el sujeto
activo, quien es el titular de la acción, o sea, la persona que la ejercita para solicitar el
ejercicio de la función jurisdiccional (es el actor); y el sujeto pasivo, que es el órgano
jurisdiccional al cual va dirigida la acción, el cual la recibe y la bilateraliza, es decir, la da
a conocer al demandado; de manera que sólo cuando el juez bilateraliza la acción, recién
ahí surge el proceso.
ii. Objeto de la acción (para qué). El objeto de la acción es el efecto que se persigue con
su ejercicio, esto es, poner en actividad la función jurisdiccional, para que así se
reconozca o declare el derecho que se pretende. En otras palabras, el objeto alude a
lograr la apertura de un proceso, para que así se pueda discutir y resolver el conflicto.
iii. La causa de la acción (por qué). Los profesores FORTTES y ALFARO, señalan que la
causa de la acción es de tipo filosófica-jurídica, pues tiene por fundamento el
mantenimiento de la paz social y la erradicación de la fuerza ilegítima (autotutela).163

5. PRESUPUESTOS DE LA ACCIÓN.
Las condiciones o presupuestos de la acción, son aquellos requisitos que se deben
cumplir necesariamente para el inicio y desarrollo del proceso, que terminará con la dictación de
una sentencia (que es el objeto del proceso). En general, la doctrina acostumbra hablar de
condiciones de ejercicio y condiciones de admisión de la acción, las cuales se analizarán a
continuación.

a. CONDICIONES DE EJERCICIO O PRESUPUESTOS PROCESALES.


Las condiciones de ejercicio o presupuestos procesales de la acción, son aquellas

163
Algunos autores como Casarino y Romero, señalan que la causa de la acción es el fundamento inmediato del
derecho deducido en juicio (art. 177 inc. final del CPC), pero como se verá, esto parece ser más bien la causa de la
pretensión.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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circunstancias necesarias para hacer valer la acción ante los tribunales, sin importar si la
sentencia, en definitiva, la acogerá o rechazará. Apuntan a la forma, pues se refieren a los
requisitos que permiten que la acción tenga méritos suficientes para su tramitación. Conforme a
lo señalado, son presupuestos procesales de la acción:
i. Posibilidad de accionar o accionabilidad. Es lógico que para poder accionar se
tenga la posibilidad para hacerlo, con todo, hay casos excepcionalísimos en que ello no es
posible; así, por ejemplo, los derechos económicos sociales (como el derecho a la
educación), en nuestro sistema jurídico son considerados como anhelos o aspiraciones
sociales que no tienen protección; las obligaciones naturales; de acuerdo al art. 182 inc. II
del CC, no podrá impugnarse la filiación determinada de acuerdo a la regla precedente
(filiación por técnicas de reproducción asistida), ni reclamarse una distinta; etc. En estos
casos el juez debe negarse, recibida la demanda, a constituir un proceso, y si erradamente
lo hace, el demandado podrá oponer la respectiva excepción de falta de posibilidad de
accionar o ausencia de ello (nunca habrá proceso, sólo se estará frente a un simple
presupuesto o procedimiento).
ii. La acción no debe haber caducado. Existen ciertos casos excepcionales en que el
legislador limita la posibilidad de accionar a un determinado plazo, a cuyo vencimiento la
acción dejará de ser admisible, precisamente por haber caducado164. En materia de
Derecho de familia existen varios casos de caducidad, como por ejemplo, el art. 207 del
CC y el art. 48 de la LMC.

Art. 207. Si hubiere fallecido el hijo siendo incapaz, la acción (de filiación) podrá ser ejercida por sus
herederos, dentro del plazo de tres años contado desde la muerte.
Si el hijo falleciere antes de transcurrir tres años desde que alcanzare la plena capacidad, la acción
corresponderá a sus herederos por todo el tiempo que faltare para completar dicho plazo.
El plazo o su residuo empezará a correr para los herederos incapaces desde que alcancen la plena
capacidad.

Art. 48. La acción de nulidad de matrimonio no prescribe por tiempo, salvo las siguientes excepciones:
a) Tratándose de la nulidad fundada en la causal establecida en el Nº 2 del art. 5º (no podrán contraer
matrimonio los menores de 16 años), la acción prescribirá en un año, contado desde la fecha en que el
cónyuge inhábil para contraer matrimonio hubiere adquirido la mayoría de edad;
b) En los casos previstos en el art. 8º (falta de consentimiento libre y espontáneo), la acción de nulidad
prescribe en el término de tres años, contados desde que hubiere desaparecido el hecho que origina el vicio
de error o fuerza;
c) Cuando se tratare de un matrimonio celebrado en artículo de muerte, la acción de nulidad prescribirá en
un año, contado desde la fecha del fallecimiento del cónyuge enfermo;
d) Cuando la causal invocada sea la existencia de un vínculo matrimonial no disuelto, la acción podrá
intentarse dentro del año siguiente al fallecimiento de uno de los cónyuges, y
e) Cuando la acción de nulidad se fundare en la falta de testigos hábiles, prescribirá en un año, contado
desde la celebración del matrimonio.

iii. Capacidad jurídica del actor. La capacidad jurídica del actor, significa que éste debe
tener capacidad para ser parte en el proceso, y clásicamente esta capacidad ha sido
asimilada a la capacidad de goce del Derecho civil, esto es, aquella que tienen todos los
individuos por el hecho de ser tal. Por lo tanto, podrán ser partes todas las personas que
164
La caducidad es la pérdida de un derecho por el sólo transcurso del tiempo sin haberlo ejercido, por ende, opera
de pleno derecho (transcurrido el plazo, el juez de oficio debe rechazar la acción), a diferencia de la prescripción,
que necesita ser legalmente declarada.

197
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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sean susceptibles de adquirir derechos y contraer obligaciones, lo cual no se da,


únicamente, en las personas físicamente muertas o en las jurídicas extinguidas.
iv. Adecuada investidura de la autoridad. La autoridad que recibe la acción debe
tener la calidad suficiente y necesaria para poder generar un proceso, es decir, debe tener
jurisdicción, pues sólo los que detentan poder jurisdiccional podrán generar un proceso
(ante una autoridad administrativa sólo se puede generar un procedimiento, pero no un
proceso).
v. Por último, algunos señalan que la acción se debe ejercer cumpliendo con las
formalidades procesales que las propias leyes establecen; por ejemplo, que la
demanda conste por escrito, que se comparezca con abogado habilitado, etc.

Basta que se reúnan estas condiciones para que la acción sea admitida a tramitación. Pues
la acción es el ejercicio de un derecho (procesal) para recurrir al órgano jurisdiccional y ella será
admitida por el juez en la medida que esté bien procesada, esto es, que cumpla con los
presupuestos procesales, los cuales son elementos formales; cosa distinta es que se tramite o se
someta a proceso una acción sin fundamento, lo cual quedará establecido en la sentencia
definitiva.

b. CONDICIONES DE ADMISIÓN DE LA ACCIÓN.


Las condiciones de admisión de la acción son los presupuestos necesarios para el
pronunciamiento de una sentencia favorable al actor (apuntan al fondo). Estos presupuestos son:
i. Derecho. Consiste en invocar un hecho ante el juez y demostrar que tal hecho está
realmente protegido por la norma legal que se ha invocado, es decir, que exista una
relación entre el hecho y la norma jurídica. Se trata de que se pida algo en conformidad a
la ley.
ii. Calidad en la acción. Esto se refiere a la condición jurídica que deben tener las partes
para poder intervenir válidamente en el juicio, a la legitimación para obrar y para
contradecir la demanda; así, por ejemplo, el actor debe tener en el Derecho civil la
calidad de acreedor, y el demandado debe tener la calidad de deudor. Por lo tanto, la falta
de calidad en el actor supone no ser titular del derecho material cuya protección se
pretende, caso en el cual, el demandado se excepcionará sosteniendo esta falta de calidad,
y la acción también tendrá que ser rechazada en definitiva. Claro es que hay casos de
excepción en que la acción puede ser ejercida por otra persona distinta del titular del
derecho, por ejemplo, los acreedores en representación de su deudor.
iii. Interés en la acci ón. Hay interés en la acción cuando la única vía que se tiene para
satisfacer una pretensión es la vía jurisdiccional; y en caso de ser declarada fundada la
pretensión, este hecho le reporta al actor un beneficio. Por tanto, si lo que pretende el
actor no puede satisfacerse por la sentencia, o no le reporta un beneficio, entonces no
tiene interés procesal.
Ahora bien, este interés deber ser actual y jurídico, pues los tribunales no están llamados
a hacer declaraciones de carácter teórico; así, por ejemplo, si un predio está gravado con
dos hipotecas y el primer acreedor demanda al deudor solicitando la nulidad de la
198
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segunda hipoteca, el demandante carecerá de interés y su acción será rechazada en


definitiva. De allí la máxima que dice que sin interés no hay acción o el interés es la
medida de la acción.

6. CLASIFICACIONES DE LA ACCIÓN.
Como se dijo, la acción es una sola y no admite clasificaciones; lo que sí se clasifica es la
pretensión, el derecho material protegido, el proceso, etc., criterios a partir de los cuales la
doctrina clasifica a la acción.

a. ACCIONES DECLARATIVAS, EJECUTIVAS Y CAUTELARES.


Según el objeto o finalidad de la pretensión, las acciones se clasifican en declarativas,
ejecutivas y cautelares. Esta clasificación no sólo se aplica a las acciones, sino que también al
proceso y a la sentencia; hablándose respectivamente de procesos y sentencias declarativas,
ejecutivas y cautelares.
i. Las acciones declarativas o de con gnición, son aquellas que pretenden obtener
una declaración del tribunal, que puede ser meramente declarativa, de condena o
constitutiva. Como se puede apreciar, se pueden pretender tres cosas y, por tanto, las
acciones (pretensiones) admiten una triple clasificación:
- Acciones declarativas de condena. Son aquellas en virtud de las cuales el actor
persigue que el demandado sea condenado a una determinada prestación en su favor;
específicamente, tiene por objeto que se condene a dar, hacer o no hacer una cosa. Por
ejemplo, la acción reivindicatoria tiene por objeto que el demandado sea condenado a
restituir al demandante la cosa mueble o inmueble reivindicada; la acción de cobro de
un saldo insoluto de precio de compraventa tiene por objeto que el demandado sea
condenado a pagar al demandante dicho precio; etc.
- Acciones meramente declarativas. Son aquellas destinadas a obtener la simple o
mera declaración acerca de una situación jurídica que, en el hecho, aparece incierta.
En otras palabras, se persigue que el juez declare la existencia o inexistencia de un
derecho, satisfaciéndose integralmente el actor con la sola declaración del tribunal; por
ejemplo, la acción que persigue que se declare la inexistencia de una obligación o la
existencia de un derecho, o aquélla que persigue que se declare la falsedad de un
documento, etc.
Existe mucha similitud entre las acciones meramente declarativas y las declarativas de
condena, pues éstas últimas también requieren de una declaración previa acerca del
derecho cuya prestación se pretende, pero en las acciones declarativas el interés del
actor queda satisfecho con la sola declaración, no siendo susceptibles de ejecución
compulsiva.
- Acciones declarativas constitutivas. Son aquellas en virtud de las cuales se
solicita al tribunal la constitución, modificación o extinción de un estado jurídico o de
una situación jurídica; por ejemplo, la acción de divorcio, la acción de impugnación de
paternidad, la acción de nulidad de un acto, etc. La importancia de estas acciones

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DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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radica en que la sentencia produce efectos erga omnes (respecto de toda persona), y
estos efectos se producen sólo para el futuro y jamás para el pasado.165
ii. Las acciones ejecutivas son aquellas que tienen por objeto obtener el cumplimiento
forzado de una prestación, que consta fehacientemente en un documento al cual la ley le
atribuye mérito ejecutivo; por ejemplo, la obligación que consta en una sentencia
ejecutoriada , en una copia autorizada de escritura pública, en un documento privado
reconocido, etc.
iii. Las acciones cautelares son aquellas destinadas a garantizar el cumplimiento de una
prestación, cuyo reconocimiento o declaración judicial aún está pendiente; en otras
palabras, a través de ellas se procura asegurar el resultado de la acción principal.
El profesor FORTTES señala que estas acciones no siempre van unidas a otra acción
principal, pues hay casos en que la acción cautelar es autónoma y principal, y en dichos
supuestos tienen por objeto el aseguramiento anticipado no de un derecho, sino de un
hecho; por ejemplo, la posesión, que es un hecho jurídicamente protegido, el cual es
asegurado por medio de las acciones posesorias, o las medidas prejudiciales probatorias.

b. ACCIONES CIVILES Y PENALES.


Según el derecho material que protegen, las acciones se pueden clasificar en civiles o
penales. Las acciones civiles son aquellas en que el derecho cuya protección se pretende es de
naturaleza civil; y acciones penales o punitivas, son aquellas en que el derecho cuya
protección se pretende es de naturaleza penal, las cuales se pueden se subclasificar, a su vez, en
acciones penales públicas, privadas y mixtas (acción penal pública previa instancia particular).
Esta clasificación tiene una importancia práctica enorme, pues estas acciones difieren en
cuanto: a la competencia de los tribunales llamados a conocer de ellas; al procedimiento a que se
hallan sometidas; a los diversos medios probatorios con que se acreditan; a los efectos de las
sentencias que las resuelven, etc.

c. ACCIONES MUEBLES E INMUEBLES.


También según la naturaleza del derecho que protegen, o según los derechos invocados
en la pretensión, las acciones se clasifican en: muebles, que son aquellas que se ejercen sobre
cosa mueble o versan sobre un hecho debido; y en acciones inmuebles, que son aquellas que
se ejercen sobre una cosa inmueble.
Esta clasificación tiene gran importancia para los efectos de las reglas de competencia
relativa de los diversos tribunales llamados a conocer de ellas, pues de acuerdo al art. 135 inc. I
del COT, si la acción entablada fuere inmueble, será competente para conocer del juicio el juez
del lugar que las partes hayan estipulado en la respectiva convención. A falta de estipulación
será competente, a elección del demandante: el juez del lugar donde se contrajo la obligación; o
el del lugar donde se encontrare la especie reclamada. A su vez, el art. 138 del COT establece
que si la acción entablada fuere de las que se reputan muebles con arreglo a lo prevenido en los
art. 580 y 581 del CC, será competente el juez del lugar que las partes haya estipulado en la
165
Existe una fuerte corriente doctrinaria que niega existencia independiente a las acciones constitutivas, y las
considera involucradas dentro de las acciones de condena o de las declarativas.

200
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

respectiva convención. A falta de estipulación de las partes, lo será el del domicilio del
demandado (aquí no hay elección por parte del demandante).

d. ACCIONES REALES Y PERSONALES.


Las acciones se clasifican, también según la naturaleza del derecho que protegen (o según
los derechos invocados en la pretensión), en: acciones reales, que son aquellas que tienen por
objeto proteger un derecho real, esto es, aquel que se ejerce sobre una cosa sin respecto a
determinada persona (por ejemplo, la acción reivindicatoria, la acción hipotecaria, etc.); y
acciones personales que son aquellas que tienen por objeto proteger un derecho personal o
crédito, esto es, aquel que sólo puede reclamarse de ciertas personas, que, por un hecho suyo o la
sola disposición de la ley, han contraído la obligación correlativa (por ejemplo, la acción de
cobro de precio de una compraventa que ejerce el vendedor en contra del comprador; la acción
de restitución de un mutuo que ejerce el mutuante en contra del mutuario; etc.).
Esta clasificación también tiene importancia para los efectos de determinar la
competencia del tribunal llamado a conocer de ellas.

e. ACCIONES PETITORIAS Y POSESORIAS.


También según la naturaleza del derecho o hecho que protegen, las acciones se clasifican
en petitorias o posesorias. Las acciones petitorias son aquellas que protegen el derecho de
dominio (por ejemplo, la acción reivindicatoria); y las acciones posesorias, son aquellas
que protegen la posesión (por ejemplo, los interdictos o querellas posesorias), es decir, en ellas
sólo se discute y prueba la posesión, sin que el dominio tenga influencia alguna.

f. ACCIONES PRINCIPALES Y ACCESORIAS.


Según su autonomía o subsistencia, las acciones se clasifican en principales o accesorias.
Las acciones principales son aquellas que protegen un derecho independiente, que subsiste
por sí solo (por ejemplo, la acción de cobro de precio de una compraventa); y las acciones
accesorias son aquellas que protegen un derecho accesorio, vale decir, que necesita de otro
derecho para subsistir (por ejemplo, la acción hipotecaria o prendaria, que requieren de la
existencia de un derecho principal que están garantizando). La importancia de esta clasificación
radica solamente en que la acción accesoria sigue la suerte de la principal.

g. ACCIONES DIRECTAS, INDIRECTAS Y POPULARES.


Por último, según la calidad o titularidad del que ejercita la acción, las acciones se pueden
clasificar en directas, indirectas y populares. Las acciones directas son aquellas que las ejerce
el titular del derecho mismo (por ejemplo, la acción reivindicatoria hecha valer por el dueño de
la cosa reivindicada); las acciones indirectas son aquellas que se hacen valer por terceras
personas a nombre del titular del derecho, pero por expresa disposición de la ley (por ejemplo, la
acción pauliana); y las acciones populares son aquellas que se hacen valer por cualquier
persona en el sólo interés de la comunidad (por ejemplo, el interdicto de obra ruinosa).

201
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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B. L A PRETENSIÓN .

1. CONCEPTO.
El profesor LUHRS al explicar este tema distingue entre: pretensión social, que es toda
aquella que no sea jurídica; y pretensión jurídica, la cual a su vez, según se manifieste
dentro o fuera de un proceso, puede ser extraprocesal o procesal.
i. Pretensión jurídica extraprocesal. Los profesores FORTTES y ALFARO definen a la
pretensión en este sentido, al decir que es una declaración de voluntad realizada en el
plano de la realidad social, en virtud de la cual se intenta subordinar una voluntad ajena a
la propia (por ejemplo, págame lo que me debes); también se define como aquella
voluntad manifestada de un sujeto de que otra persona cumpla o reconozca un derecho
que el primero cree tener en su contra.
Si el pretendido satisface la pretensión (lo pedido), no surge el conflicto, pues éste sólo se
produce cuando el sujeto pasivo se opone o resiste a la pretensión. Ahora bien, el
conflicto puede ser real o aparente: será real si el sujeto pasivo es requerido y no satisface
la pretensión; y será aparente si el sujeto activo presume que el sujeto pasivo no la
satisfacerá, pero no le ha requerido.
ii. Pretensión jurídica procesal. Cuando surge el conflicto real o aparente entre las
partes, surge el derecho de acción, esto es, el derecho de recurrir al órgano jurisdiccional
y solicitar la satisfacción de la pretensión jurídica extraprocesal que la parte pasiva no
cumple, mediante el desarrollo de un proceso. De acuerdo a lo anterior, se define a la
pretensión jurídica procesal como aquella manifestación de voluntad de un sujeto,
efectuada por medio de una solicitud, para que un órgano jurisdiccional recoja, examine y
decida sobre una pretensión extraprocesal resistida (real o aparente) por el sujeto contra el
cual se dirige y para que, en caso de que sea declarada fundada, la satisfaga plenamente.
COUTURE, a su vez, señala que la pretensión procesal es aquella autoatribución de un
derecho y la petición de que sea tutelado.
Por lo tanto, esta pretensión que nace fuera del ámbito jurídico, se lleva a él mediante el
ejercicio de la acción, para que así se desarrolle un proceso, en que finalmente el juez
dicte una sentencia. Específicamente esto se realiza mediante un acto procesal
denominado demanda; es por ello que en doctrina se dice que la demanda es “el
recipiente que contiene la pretensión, recipiente que se traslada al ámbito jurisdiccional
mediante el ejercicio de la acción”. Ahora, del tipo de pretensión depende: el proceso que
se debe aplicar, los órganos jurisdiccionales que deben conocer, y la sentencia que se
debe dictar, la cual debe ser congruente con la petición.

2. ELEMENTOS DE LA PRETENSIÓN PROCESAL.


Al igual que la acción, la pretensión está constituida por tres elementos, los cuales, a su
vez, permiten diferenciarla de la primera. Estos son:
i. Partes o sujetos de la pretensión. La pretensión es formulada por un sujeto activo o
pretendiente (demandante), y es dirigida en contra de un sujeto pasivo o pretendido
(demandado); por tanto, el proceso es por definición bilateral. En este punto se debe tener

202
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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presente la posición o calidad jurídica en que actúa el sujeto, es decir, si la persona


natural o jurídica actúa como demandante o demandando; ahora bien, puede suceder que
cambie la persona natural o jurídica (por ejemplo, mediante una cesión de derecho), pero
no puede cambiar la calidad jurídica.
Como se puede apreciar, aquí hay una diferencia con la acción, ya que en esta última el
sujeto activo es un particular y el pasivo es el órgano jurisdiccional, en cambio en la
pretensión, sólo hay particulares (demandante y demandado).
ii. Objeto de la pretensión (o bien deseado). La pretensión tiene por objeto que se dicte
una sentencia favorable al actor (que se satisfaga su necesidad), ya sea declarativa,
ejecutiva, o cautelar; en cambio, la acción procesal se deduce para lograr la apertura y
desarrollo de un proceso.
Los autores clásicos, sobre este particular, dicen que para conocer el objeto de la
pretensión es necesario preguntarse qué se pide por medio de ella. Pero no hay que
confundir el objeto de la pretensión con la cosa pedida; así, por ejemplo, en un juicio
reivindicatorio de un fundo, el objeto de la pretensión será el reconocimiento del derecho
de dominio sobre dicho fundo y, en cambio, la cosa pedida será el fundo mismo; en un
juicio sobre cobro de una cantidad determinada de dinero, el objeto de la pretensión será
el reconocimiento o declaración de la existencia del crédito de que se trate a favor del
demandante, y, en cambio, la cosa pedida será el dinero.
iii. Causa o motivación de la pretensión. La jurisprudencia ha dicho que la causa es el
hecho jurídico y material que sirve de fundamento al derecho que se reclama en un
proceso; esto lo corrobora el propio art. 177 inc. final del CPC, que señala que se entiende
por causa de pedir el fundamento inmediato del derecho deducido en juicio. Por lo tanto,
siguiendo al profesor FORTTES y ALFARO, la causa está constituida por un hecho
material, concretamente, la existencia de una pretensión extraprocesal resistida o
conflicto, más la imputación jurídica que de ese hecho haga el demandante.166
Ahora bien, existe la obligación de precisar la causa de pedir, pues a propósito de las
exigencias formales de toda demanda, el art. 254 Nº 4 del CPC dispone que la demanda
debe contener: la exposición clara de los hechos y de los fundamentos de derecho en que
se apoya. El juez no puede controlar la existencia de este elemento de la pretensión en
forma preventiva, aunque sea manifiesto que el actor carece de un título justificador de su
derecho (subjetivo) que reclama en su demanda; pues el control de este elemento ha
quedado reservado al pronunciamiento de la sentencia definitiva. Sólo es posible
promover una depuración formal de la causa de pedir por la vía de la excepción dilatoria
de ineptitud del libelo por razón de falta de algún requisito legal en el modo de proponer
la demanda (por ejemplo, que el demandante aclare las contradicciones o dudas que
hagan inteligibles la relación de hecho y de derecho contenida en la demanda), pero con

166
Como bien señala el profesor ROMERO SEGUEL, aunque en nuestro sistema predomina la ley como fuente del
primordial del Derecho, ella no es la única que sirve de base para que el actor fundamente la causa de la acción. Así
también lo ha sostenido nuestra jurisprudencia, al hacer una distinción entre la causa de pedir y la norma legal, al
señalar (CA de La Serena en el año 1953) que la acción (la pretensión) no la constituye la disposición legal que la
reconoce como tal, sino que es una determinada situación de hecho, respecto a la cual ha de existir la voluntad o
determinación de la ley de darle protección jurídica, sin que sea necesario que tal determinación o protección
jurídica esté expresamente manifestada, pues ella puede deducirse del contexto del sistema legal y aun de meros
principios de equidad.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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el límite de no poder obtener un pronunciamiento sobre el fondo de la acción deducida, lo


cual se reserva para la sentencia definitiva.167
En definitiva, la acción procesal tiene como causa la solución pacífica de los conflictos y
mantener la paz social, en cambio, la pretensión tiene como causa el hecho fáctico-
material que origina el conflicto en la realidad, y los fundamentos de derecho en que se
apoyan esos hechos.
iv. Por último, el profesor LUHRS agrega a los elementos de toda pretensión, la manifestación
de voluntad del pretendiente, lo cual se hace a través de la demanda.

El profesor FORTTES señala que a partir de la comparación de los elementos de la


pretensión, se puede concluir que dos pretensiones sean absolutamente diferentes, o que estén
relacionadas o conexas, o incluso que sean idénticas, ya que comparten todos los elementos.
Esto hace que surjan importantes instituciones del Derecho procesal, como la acumulación de
autos y la pluralidad de pretensiones (pretensiones relacionadas o conectadas), y la cosa juzgada
(pretensiones idénticas). A continuación se analizarán las dos primeras instituciones, pues la cosa
juzgada se estudiará al momento de analizar las resoluciones judiciales.

3. PLURALIDAD DE PRETENSIONES EN UN PROCESO.


Por regla general, en cada juicio sólo se ejercita una pretensión, sin embargo, la ley no
tiene inconveniente para que en un mismo proceso se hagan valer por el demandante en contra
del demandado diversas pretensiones, pero ciñéndose a determinadas limitaciones. La pluralidad
de pretensiones puede ser inicial, cuando la acumulación se produce desde el planteamiento de la
demanda; o sucesiva, si una vez ya se inició el proceso, lo cual puede ocurrir si una pretensión
que no se ha hecho valer en el proceso, se añade a éste (es el caso de la litisconsorcio sucesiva),
o cuando ambas pretensiones se han hecho valer en procesos pendientes, y estos procesos se
juntan en uno sólo (acumulación de autos). Y esta pluralidad también puede ser simple, si se
reclaman todas las pretensiones conjuntamente, o eventual, si se reclama una pretensión y, para
el evento en que no sea acogida, se presenta otra pretensión en subsidio.
Ahora bien, el art. 17 del CPC regula una situación de pluralidad simple y eventual, de
carácter inicial. Este fenómeno procesal recibe la denominación de pluralidad de “acciones”
(más bien debió denominarse pluralidad de pretensiones, pues como se ha dicho reiteradamente
la acción es una sola) y está reconocido en el art. 17 inc. I del CPC al expresar que en un mismo
juicio podrán entablarse dos o más acciones con tal que no sean incompatibles.
Permitir que en un mismo juicio se puedan deducir dos o más “acciones” siempre que no
sean incompatibles, evita que entre las mismas partes tengan que seguirse dos o más juicios, en
circunstancias que bien pueden ser tramitados y fallados en un sólo proceso; y, al mismo tiempo,
entraña una mayor comodidad para las partes litigantes y una disminución de trabajo para los
tribunales; su fundamento, pues, es la economía procesal, y evitar que se llegue a decisiones
167
Sólo en casos muy concretos el legislador establece un control previo a la decisión de fondo, acerca de la
existencia de la causa de pedir. Así, por ejemplo, en la acción de protección, de acuerdo al inc. II del Nº 2 del AATRP,
presentado el recurso, el Tribunal examinará en cuenta si ha sido interpuesto en tiempo y si se mencionan hechos
que puedan constituir la vulneración de garantías de las indicadas en el art. 20 de la CPR. Si su presentación es
extemporánea o no se señalan hechos que puedan constituir vulneración a garantías de las mencionadas en la
referida disposición constitucional, lo declarará inadmisible desde luego por resolución fundada, la que sólo será
susceptible del recurso de reposición ante el mismo tribunal, el que deberá interponerse dentro de tercero día.

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contradictorias si las pretensiones se plantean por separado, en el evento que ellas contengan
elementos de hecho o de derecho comunes (seguridad jurídica).
Ahora bien, los requisitos para que opere esta figura procesal, son los siguientes:
i. Que las pretensiones se ejerciten entre un mismo demandante y un mismo demandado.
Para el demandante es facultativo deducir o no en un mismo juicio dos o más
pretensiones, pues, si quiere, puede deducirlas por separado (en juicios independientes),
pero si quiere deducirlas en un mismo juicio, debe cumplir con los requisitos que se van a
explicar a continuación.
ii. Que exista compatibilidad entre las pretensiones. Que las pretensiones sean compatibles,
significa que puedan ser cumplidas a la vez, sin dificultas alguna; así por ejemplo, no es
compatible la resolución y el cumplimiento forzado de un acto, y sí lo es, la pretensión
que se presenta como condicionada a que sea acogida la primera, por ejemplo, se entabla
una acción de cumplimiento de contrato, y, conjuntamente, una acción de indemnización
de perjuicios; o se reclama el capital, más reajuste e intereses (pluralidad simple). Hay
que tener presente que, en todo caso, las pretensiones no requieren forzosamente estar
ligadas por vínculo jurídico alguno, sino que basta que se ejerciten entre un mismo
demandado y un mismo demandante; por ejemplo, en un juicio declarativo ordinario se
puede perseguir el pago de un saldo de precio de una compraventa en contra de un
comprador, e igualmente se puede perseguir el pago de una determinada suma de dinero
que se había prestado a esa misma persona a título de mutuo.
Ahora bien, de acuerdo al inc. II del art. 17 del CPC, sin embargo, podrán proponerse en
una misma demanda dos o más “acciones” incompatibles para que sean resueltas una
como subsidiaria de otra. Por ejemplo, en una demanda se entabla la acción de
cumplimiento de contrato y, en subsidio, la acción resolutoria del mismo (pluralidad
eventual).

iii. Que las pretensiones estén sujetas a un mismo procedimiento. Por lo tanto, en un juicio
no se puede deducir una acción ejecutiva y una acción declarativa ordinaria, por cuanto
ambas se hallan sujetas a distintos procedimientos.168

4. LA ACUMULACIÓN DE AUTOS.

a. CONCEPTO.
La acumulación de autos es la reunión de dos o más procesos que se tramitan
separadamente, con el objeto de que constituyan un sólo juicio y terminen por una sola sentencia,
para mantener la continencia, o unidad de la causa. Este concepto se extrae del art. 92 primera
parte del CPC, que señala que la acumulación de autos tendrá lugar siempre que se tramiten
separadamente dos o más procesos que deban constituir un sólo juicio y terminar por una sola
sentencia, para mantener la continencia, o unidad de la causa.

168
CASARINO señala que no hay inconveniente alguno para que en una misma demanda se propongan acciones que
deban tramitarse de acuerdo con el procedimiento declarativo ordinario, y también acciones que deban tramitarse, si
se dedujeren aisladamente, conforme a algún procedimiento declarativo especial. En este caso, las dos acciones se
someterían al primer procedimiento, ya que esto implicaría la renuncia al procedimiento especial consagrado en
favor del actor, renuncia que la ley no prohíbe.

205
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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El fundamento de esta institución radica en la economía procesal; en evitar la repetición o


aumento de procesos y el recargo inútil en la labor de los jueces; y, principalmente, impedir que
surjan decisiones contradictorias en procesos que versan sobre materias tan íntimamente ligadas
entre sí.
El profesor FORTTES recalca la diferencia que tiene esta institución con la pluralidad de
pretensiones, pues en esta última la acumulación es inicial, el proceso nació como uno sólo; en
cambio en la acumulación de autos los procesos se originan en momentos distintos, nacen
separados y posteriormente se unen (acumulación sucesiva) porque existe alguna conexión
respecto de los tres elementos que constituyen la pretensión (sujetos, objeto y causa).

b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
De la lectura de los arts. 92 y 95 del CPC, se puede afirmar que, para que proceda la
acumulación de autos, se requiere la concurrencia copulativa de los siguientes requisitos: que
exista una causal legal (art. 92); que los juicios se encuentren sometidos a una misma clase de
procedimientos, y que la sustanciación de todos los juicios se encuentre en instancias análogas
(art. 95).
i. Existencia de causa legal. Este primer requisito lo establece el art. 92 del CPC, el
cual, después de tentar una definición de acumulación de autos, en su segunda parte
señala que habrá, por tanto, lugar a ella:
- Cuando la acción o acciones entabladas en un juicio sean iguales a las que se hayan
deducido en otro, o cuando unas y otras emanen directa e inmediatamente de unos
mismos hechos (art. 92 Nº 1). Para entender mejor ésta y las demás causas legales, hay
que recordar que toda pretensión se compone de tres elementos: partes, objeto y causa;
pues bien, cada vez que concurra identidad de dos de estos elementos, a lo menos,
entre las pretensiones hechas valer en diversos juicios, habrá lugar a la acumulación de
autos, pues si hay identidad en los tres elementos habría cosa juzgada. Ahora bien, esta
primera causal contempla dos casos, a saber:
a) Cuando hay una pretensión entablada en un juicio, igual a la que se haya deducido
en otro. Por ejemplo, en un juicio A demanda a B, pretendiendo dominio sobre el
fundo de X, que habría adquirido por compraventa; y en otro juicio, C demanda a
D, pretendiendo dominio sobre este mismo fundo de X, que también habría
adquirido por compraventa; ambas pretensiones tienen el mismo objeto y la misma
causa, sólo difieren en la persona de los litigantes.
b) Cuando las pretensiones hechas valer en juicios diferentes, emanen directa e
inmediatamente de los mismos hechos. Por ejemplo, se produce un accidente de
tránsito, y tres de las víctimas demandan por perjuicios al dueño del vehículo en
juicios diversos; los tres juicios tienen idénticos objetos y causas, pero se
diferencian en la persona de los demandantes. Hay que tener presente que esos tres
demandantes pudieron deducir sus tres pretensiones en una misma demanda, de
conformidad con el art. 18 del CPC (litisconsorcio activa), pero si no lo hicieron, en
el curso de sus juicios pueden pedir la acumulación de autos.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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- Cuando las personas y el objeto o materia de los juicios sean idénticos, aunque las
acciones sean distintas (art. 92 Nº 2). Es evidente que si las personas y los objetos de
ambos juicios son idénticos, lo que debe ser diverso entre ambos son las causas de
pedir. Por tanto, hay una impropiedad del legislador en este número al decir “aunque
las acciones sean distintas” pues debió decir “aunque las causas de pedir de las
pretensiones sean distintas. Por ejemplo, A demanda a B pidiendo la terminación de
un contrato de arrendamiento por no pago de la renta; y luego, en otro juicio, A
también demanda a B, pidiendo la terminación de ese mismo contrato de
arrendamiento por haber subarrendado en circunstancias que se le prohibió
expresamente.
- En general, siempre que la sentencia que haya de pronunciarse en un juicio deba
producir la excepción de cosa juzgada en otro (art. 92 Nº 3). Se sabe que para que
tenga lugar la excepción de cosa juzgada se requiere que entre el nuevo juicio y el
anteriormente resuelto exista identidad legal de personas, de objeto y de causa de
pedir. A primera vista, por consiguiente, esta tercera causal de procedencia de la
acumulación de autos parece que exigiera la concurrencia de la triple identidad antes
indicada, o sea, que los dos o más juicios cuya acumulación se pretende, debieran ser
idénticos, tanto respecto de las partes litigantes como de sus objetos pedidos y causas
de pedir. Sin embargo, esto no es tan efectivo, pues si entre los juicios existiera esta
triple identidad, quiere decir que el camino a seguir sería oponer la excepción de litis
pendencia (excepción de litigio pendiente) y no solicitar la acumulación de los autos.
Por ejemplo, A demanda a B la resolución de un contrato de compraventa por no pago
del precio y, advirtiendo que el juicio está mal llevado, inicia otro proceso también en
contra de B para la resolución de este mismo contrato de compraventa; aquí B en vez
de pedir la acumulación de los procesos, simplemente opondría la excepción dilatoria
de litis pendencia en el segundo de ellos.
¿Cuándo, entonces, se podrá pedir acumulación de autos en el caso a que alude el art.
92 N° 3? CASARINO señala que ello acontecerá cada vez que en el juicio, sin ser
exactamente idéntico a otro, la sentencia que ponga término al primero de ellos deba
producir cosa juzgada en el otro. Por ejemplo, un acreedor demanda a un codeudor
solidario el cumplimiento de una obligación, y luego, en un juicio diverso, demanda el
cumplimiento de la obligación a otro de los codeudores solidarios; el segundo
codeudor solidario demandado, en vez de oponer litis pendencia (la cual sería
improcedente, pues no está litigando en el primer pleito), podrá pedir la acumulación
de autos, ya que la sentencia que va a recaer en el primer pleito tendrá que producir
cosa juzgada en el segundo, y viceversa. Lo mismo acontecería si un acreedor
hereditario demanda a un heredero para que declare que tiene la calidad de tal, y luego,
otro acreedor hereditario demanda a este mismo heredero, por igual motivo.

ii. Identidad de procedimiento. Este segundo requisito de procedencia de la


acumulación de autos lo consigna el art. 95 primera parte del CPC, al decir que para que
pueda tener lugar la acumulación, se requiere que los juicios se encuentren sometidos a
una misma clase de procedimiento…. Pues si todos los juicios no se sometieran a un
mismo procedimiento, no habría manera de tramitarlos juntos en el futuro.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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iii. Analogía de instancias. Este tercer requisito de procedencia de la acumulación de


autos también lo exige el art. 95 ya citado, al prescribir que para que pueda tener lugar la
acumulación, se requiere que… la sustanciación de todos los juicios se encuentren en
instancias análogas; lo que significa que ambos procesos se estén tramitando en el
mismo grado de conocimiento (primera, segunda, o única instancia), pues si se permitiera
la acumulación con procesos en instancias distintas, podría demorarse mucho tiempo, y
los beneficios de la acumulación podrían transformarse en perjuicios.
CASARINO señala que la ley habla de “instancias análogas” y no de “idénticas”, esto para
significar que la acumulación de autos tiene lugar cuando ambos procesos estén en
primera o en segunda instancia, a pesar de que estas instancias estén radicadas en
tribunales jerárquicamente distintos. Así, por ejemplo, un juicio que se halla en primera
instancia ante un juez de letras podrá acumularse con otro juicio que se halle en primera
instancia ante un ministro de CA.

c. TITULAR QUE PUEDE SOLICITAR LA ACUMULACIÓN DE AUTOS.


¿Quién puede solicitar la acumulación de autos? De acuerdo al art. 94 inc. I del CPC, la
acumulación de autos se decretará a petición de parte; pero si los procesos se encuentran en un
mismo tribunal, podrá éste ordenarla de oficio. A partir de esta norma se habla de dos tipos de
acumulación de autos:
i. La acumulación de autos de oficio, que es aquella que tiene lugar cuando los
procesos se encuentran en un mismo tribunal (esto hace excepción al principio de
pasividad que rige en los tribunales). Es facultativo para el tribunal ordenar esta clase de
acumulación, dada la redacción del precepto que señala que “podrá” éste (el tribunal)
ordenarla de oficio.
ii. La acumulación de autos a petición de parte rige en todos los demás casos, por
ende, por regla general, se mantiene siempre el principio fundamental de la pasividad de
los tribunales ¿Qué parte puede solicitar la acumulación de autos? El art. 94 inc. II del
CPC señala que se considerará parte legítima para solicitarla todo el que haya sido
admitido como parte litigante en cualquiera de los juicios cuya acumulación se pretende.

d. TRIBUNAL ANTE QUIEN SE PIDE LA ACUMULACIÓN DE AUTOS.


Según el art. 98 parte final del CPC, la acumulación de autos deberá solicitarse ante el
tribunal a quien corresponda continuar conociendo (de los procesos) en conformidad al art. 96;
y el art. 96 del CPC, a su vez, dice que si los juicios están pendientes ante tribunales de igual
jerarquía, el (proceso) más moderno se acumulará al más antiguo (es decir, se debe pedir la
acumulación al juez que está conociendo del proceso más antiguo); pero en el caso contrario
(tribunales de distinta jerarquía), la acumulación se hará sobre aquel que esté sometido al
tribunal superior, es decir, la acumulación se debe pedir al tribunal de jerarquía más alta de
aquellos que conocen los procesos de cuya acumulación se trata.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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e. OPORTUNIDAD PARA SOLICITAR ACUMULACIÓN DE AUTOS.


Según el art. 98 primera parte del CPC, la acumulación se puede pedir en cualquier estado
del juicio antes de la sentencia de término; y si se trata de juicios ejecutivos antes del pago de la
obligación. Por lo tanto, en este punto hay que distinguir:
i. Si se trata de juicios declarativos la acumulación de autos se puede pedir desde su
iniciación (desde que se haya notificado al demandado la resolución que provee la
demanda) hasta la dictación de la sentencia de término (aquella que pone fin a la última
instancia del pleito). Esto último quiere decir que la petición se puede formular incluso
estando las partes citadas para oír sentencia, con lo cual se hace excepción al principio
consignado en el art. 433 inc. I del CPC, que establece que citadas las partes para oír
sentencia, no se admitirán escritos ni pruebas de ningún género.
ii. Y si se trata de juicios ejecutivos, la acumulación se puede solicitar en cualquier estado
del juicio, pero antes del pago de la obligación. Es decir, el pago de la obligación es la
circunstancia que viene a extinguir el derecho de solicitar la correspondiente acumulación
de autos, y no la sentencia de término.

f. TRAMITACIÓN DE LA ACUMULACIÓN DE AUTOS (INCIDENTE ESPECIAL).


Desde el punto de vista procesal, la acumulación de autos es un incidente especial que se
suscita en el curso del pleito, esto es, una cuestión accesoria al asunto principal que requiere de
especial pronunciamiento del tribunal y cuya tramitación también está sujeta a reglas especiales.
Ahora bien, el art. 99 del CPC, señala que pedida la acumulación, se concederá un plazo de tres
días a la otra parte para que exponga lo conveniente sobre ella. Pasado este término, haya o no
respuesta, el tribunal resolverá, haciendo traer previamente a la vista todos los procesos cuya
acumulación se solicite, si todos están pendientes ante él. En caso contrario, podrá pedir que se
le remitan los que se sigan ante otros tribunales.
Como se verá, al analizar los incidentes ordinarios, la tramitación de este incidente
especial no difiere mucho de la tramitación de un incidente ordinario, pues en ambos se da a la
parte contraria un plazo de tres días para que exponga lo que crea conveniente a su derecho; y en
ambos, haya o no respuesta, el tribunal resuelve lo que cree conveniente. Sin embargo, en el
incidente especial de acumulación de autos no existe período de prueba, no obstante, el
legislador exige la realización de una diligencia probatoria especial, consistente en traer a la vista
previamente todos los procesos cuya acumulación se pide (es una medida para mejor resolver),
lo cual es obligatorio para el tribunal, cuando todos los procesos están pendientes ante él, y es
facultativo en caso contrario.
CASARINO señala que el incidente de acumulación de autos es de previo y especial
pronunciamiento, de suerte que deberá tramitarse en la misma pieza principal y suspenderá su
curso normal.
Por último, de acuerdo al art. 100 del CPC, de las resoluciones que nieguen la
acumulación o den lugar a ella sólo se concederá apelación en el efecto devolutivo. Esto
significa que en el supuesto de que se acoja la acumulación y se apele, la acumulación se
efectuará de inmediato, sin perjuicio de lo que resuelva el tribunal de alzada; y en caso de que se

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deniegue la acumulación y se apele, los procesos continuarán tramitándose separadamente,


también sin perjuicio de lo que resuelva el tribunal superior.169

g. EFECTOS DE LA ACUMULACIÓN DE AUTOS.


Una vez ejecutoriada la resolución que accede a la acumulación de autos, se producen
importantes efectos en los diversos procesos de cuya acumulación se trata. Estos efectos dicen
relación con el tribunal y con el procedimiento.
i. En cuanto al tribunal, si los procesos se tramitaban ante el mismo tribunal, nada anormal
habrá acontecido, pues si éste era competente para conocer de los procesos separados,
con mayor razón lo será para conocer de ellos una vez acumulados. En cambio, si los
procesos estaban entregados al conocimiento de diversos tribunales, la acumulación tiene
la virtud de hacer radicar la competencia de los tribunales acumulados en uno sólo (si son
de igual jerarquía, en aquel que haya conocido el proceso más antiguo; y si son de distinta
jerarquía, en aquel que tenga la jerarquía superior); esto es una clara excepción al
principio general de competencia de la radicación, en virtud del cual, radicado con
arreglo a la ley el conocimiento de un negocio ante tribunal competente, no se alterará
esta competencia por causa sobreviniente.
ii. En cuanto al procedimiento, una vez producida la acumulación de autos, el curso de los
juicios que estén más avanzados se suspenderá hasta que todos lleguen a un mismo
estado (art. 97 del CPC), siempre que los juicios estén tramitándose en instancias
análogas. Por ejemplo, un juicio se encuentra en estado de evacuar el trámite de réplica,
y en otro ya se están formulando observaciones a las pruebas rendidas; por tanto, este
último se paraliza hasta que el primero también quede en estado de formular
observaciones a las pruebas rendidas, y de allí para adelante se tramitan conjuntamente,
como si se tratara de un sólo juicio.

C. L A EXCEPCIÓN .

1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
A lo largo de este capítulo han surgido diversos conceptos: por un lado se ha hablado de
derecho material o sustantivo, esto es, aquél que crea un derecho o impone una obligación; de
acción, es decir, de aquel poder jurídico que faculta a los sujetos de derecho para acudir a los
órganos jurisdiccionales; de pretensión procesal, esto es, aquella manifestación de voluntad
de un sujeto, efectuada por medio de un acto procesal llamado demanda, para que un órgano
jurisdiccional decida sobre una pretensión extraprocesal resistida. Todos estos conceptos son
distinguibles entre sí, lo cual se puede demostrar con el siguiente ejemplo: una persona tiene un
crédito (derecho material) que no existe, porque el deudor ha pagado ya a un mandatario del
acreedor, pero éste ignora el pago porque el mandatario lo ha ocultado ¿qué acontece? Aun sin
169
La existencia de esta norma legal sobre el efecto en que debe ser concedido el recurso de apelación, carece en la
actualidad de trascendencia, puesto que no constituye más que una reiteración de la regla contemplada en el art. 194
N° 2 del CPC, que señala que sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se concederá
apelación sólo en el efecto devolutivo: 2) de los autos, decretos y sentencias interlocutorias.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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derecho material, la pretensión extraprocesal existe (aun cuando sea infundada), la cual será
resistida por el deudor (pues pagó la deuda) y, por ende, se generará un conflicto, el cual se
llevará al proceso por medio de la acción, y el instrumento procesal por el cual se materializa el
ejercicio de la acción y que contiene la pretensión del actor, es la demanda.
Los conceptos anteriores se relacionan con el demandante, y el tema que se analizará a
continuación (la excepción) dice relación con el demandado. Es por ello que se dice, en sentido
figurado, que la acción es el arma de ataque del demandante, y la excepción, el arma de defensa
del demandado.

2. EL DERECHO DE DEFENSA.
Como es sabido, la resistencia, real o presunta, que el pretendido (como sujeto pasivo de
la pretensión extraprocesal) opone a la pretensión del actor, da origen a la pretensión procesal;
pues la resistencia origina un conflicto jurídico, y de ahí que se acuda al órgano jurisdiccional.
Ahora bien, el demandado una vez que ha sido legalmente notificado de la demanda,
puede adoptar tres diferentes actitudes: aceptarla (allanarse), no decir nada, o bien, defenderse.
Como se verá, al analizar el periodo de discusión en el juicio ordinario, cada una de estas
actitudes tiene diversos e importantes efectos dentro del proceso; pero es la tercera actitud (la de
defensa) la que es de más ordinaria ocurrencia, pues en virtud del principio de igualdad e
imparcialidad, se debe conceder al pretendido la facultad de refutar la pretensión procesal
infundada.
Por tanto, siguiendo a COUTURE, así como la acción es el poder jurídico que tiene todo
sujeto de derecho de acudir a los órganos jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción de una
pretensión; el derecho de defensa es el poder jurídico de que se halla investido el demandado
para oponerse a la pretensión promovida contra él, ante los órganos jurisdiccionales.
Ahora bien, así como en la acción se recurre a los tribunales para satisfacer una
pretensión, con la defensa se recurre a los tribunales para formular una oposición o
contrapretensión a la pretensión del actor. Por tanto, mientras que la pretensión procesal es
aquella manifestación de voluntad efectuada por medio de un acto procesal llamado demanda,
para que un órgano jurisdiccional decida sobre una pretensión extraprocesal resistida; la
oposición o contrapretensión, es la manifestación de voluntad del demandado para que el
juez no satisfaga la pretensión del demandante por ser ineficaz o inválida. Esta oposición puede
asumir dos formas:
i. En primer lugar, el demandado puede asumir una actitud de simple negación, es decir, se
puede limitar a negar los hechos afirmados por el actor en su demanda (por ejemplo,
contesta la demanda diciendo que no debe tal suma demandada); lo que tiene importancia
del punto de vista probatorio, porque en dicho caso la carga probatoria recae en el
demandante.
ii. Y en segundo lugar, puede asumir una actitud de excepción, es decir, puede incorporar a
la controversia un nuevo hecho que tiene el efecto de extinguir, invalidar o impedir el
hecho que el actor afirma en su demanda (por ejemplo, contesta diciendo que no debe

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DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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porque la deuda prescribió), lo que es importante porque la carga probatoria en este caso
recae en el demandado, quien tiene que probar la excepción.170
En consecuencia, la excepción es uno de los medios de que dispone el demandado para
defenderse de una acción que se ha interpuesto en su contra; en otras palabras, es una especie del
género más amplio que es el derecho de defensa.

3. CONCEPTO Y ELEMENTOS DE LA EXCEPCIÓN.


La excepción, siguiendo al profesor Fernando ORELLANA, es aquel acto jurídico procesal
del demandado, que tiene por objeto corregir vicios del procedimiento, o bien, atacar el fondo de
la acción deducida.
Al igual que la pretensión, la excepción también consta de tres elementos constitutivos:
en primer lugar, de un sujeto activo que es el demandado, y un sujeto pasivo que es el
demandante; en segundo lugar, consta de un objeto, esto es, lo que se pide al tribunal por su
intermedio (por ejemplo, que se declare la nulidad de la obligación que se está exigiendo); y por
último, también consta de una causa, esto es, el fundamento inmediato de aquello que se pide al
tribunal por medio de la excepción (por ejemplo, la solemnidad omitida en el nacimiento de la
obligación, o el correspondiente vicio del consentimiento producido en la voluntad del obligado,
etc.)

4. CLASIFICACIONES DE LA EXCEPCIÓN.
i. Atendiendo a la finalidad y a la forma de tramitar las excepciones, la doctrina distingue
entre: excepciones dilatorias y perentorias. Las excepciones dilatorias son aquellas
que tienen por objeto corregir el procedimiento, sin afectar al fondo de la acción
(pretensión) deducida; es decir, sin afectar el derecho material alegado por el actor. Se
trata de defensas previas alegadas y resueltas in limine litis (al inicio del procedimiento),
pues se deben oponer en forma previa a la contestación de la demanda (dentro del
término de emplazamiento), y el juez debe fallarlas antes de seguir adelante con la
tramitación del proceso. Tiene por objeto que el proceso que se está desarrollando sea útil
y carente de vicios o defectos que puedan afectar su validez en el futuro; y representan la
contrapartida de los presupuestos de la acción procesal y, como se verá, de los requisitos
de la demanda.
Por otro lado, las excepciones perentorias son aquellas que tienen por objeto enervar
o atacar el fondo de la acción (pretensión) deducida por el demandante. Cuando el
demandado opone excepciones de fondo, comparece al proceso combatiendo la acción
del demandante, y fija hechos que impiden el nacimiento de la misma, la modifican o
extinguen. Estas excepciones se interponen en la contestación de la demanda, y no
suspenden el desarrollo normal del proceso, pues se resuelven al decidir el asunto
principal, o sea, en la sentencia definitiva; y, a diferencia de las excepciones dilatorias, no
son taxativas, pues la ley no las determina en su nombre o número, sino que pueden

170
Esta distinción la hace el propio CPC, así por ejemplo, los arts. 19 y 170 del CPC, hablan de excepciones “o”
defensas.

212
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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oponerse por el demandado tantas excepciones perentorias cuantas sean las relaciones
jurídicas de derecho material que puedan nacer o formarse entre las personas.
Si bien las excepciones perentorias deben oponerse al momento de contestar la demanda,
excepcionalmente existen algunas excepciones perentorias (cosa juzgada y transacción)
que pueden oponerse como dilatorias, es decir, antes de contestarse la demanda, caso en
el cual, reciben el nombre de excepciones mix tas; y también hay algunas que pueden
oponerse en cualquier estado del juicio, siempre que sea antes de la citación para oír
sentencia en primera instancia o de la vista de la causa en segunda instancia, caso en el
cual, reciben el nombre de excepciones anómalas (estas son: la prescripción, la cosa
juzgada, la transacción y el pago efectivo de la deuda cuando ésta se funda en un
antecedente escrito).171
ii. Los profesores FORTTES y ALFARO señalan que en doctrina se elabora también otra
clasificación que dice relación con aquellas excepciones que atacan cuestiones de forma.
Pues existen excepciones que atacan específicamente a los presupuestos de la acción y
persiguen la extinción de la misma; por ejemplo, por medio de ellas se puede atacar la
ausencia de posibilidad de accionar, o que la acción ya caducó, o la ausencia de
capacidad jurídica del actor, o la falta de investidura de la autoridad. Y en segundo lugar,
también hay excepciones que atacan a los presupuestos de la demanda, las cuales pueden
paralizar el proceso de manera insalvable o no (por ejemplo, la excepción de falta de
capacidad procesal del actor, de insuficiente personería del actor, ineptitud del libelo,
etc.).
iii. También se señala que las excepciones que atacan las pretensiones del demandante
(aquellas que atacan el fondo del asunto), pueden ser de dos subclases: aquellas que son
causales extintivas de las obligaciones (caben todos los modos de extinguir) y las que
buscan garantizar la seguridad jurídica (por ejemplo, la cosa juzgada, la falta de
legitimación procesal).

V. E L PROCE SO CIV IL .

A. G ENERALIDADES .
1. INTRODUCCIÓN.
Como se dijo en un comienzo, la convivencia del ser humano da origen a colisiones entre
los hombres. Estos conflictos de interés pueden solucionarse de diversas formas, y uno de los
primeros mecanismos que surgió fue la autotutela, en donde hay un ejercicio particular de la
fuerza para proteger los derechos; sin embargo, a medida que se consolidó la organización del
Estado, se restringió el ámbito de la aplicación de este medio, cuya proliferación llevó a la
vigencia de la ley del más fuerte (excepcionalmente se permite el ejercicio personal de los
derechos, como en la legítima defensa, el arresto en delitos flagrantes, etc.). Luego hay una etapa
más avanzada que es la de la autocomposición, esto es, una forma de solución de conflictos que
opera cuando las partes entre las cuales se produjo, le ponen fin directamente mediante un
171
Este tema se analizará con mayor profundidad al estudiar el periodo de discusión en el juicio ordinario de mayor
cuantía (capítulo VII).

213
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCESO CIVIL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

acuerdo de voluntades (por ejemplo, la transacción, la conciliación, etc.). Finalmente, surge la


heterocomposición, que es una forma de solución de conflictos que implica la intervención de un
tercero ajeno a los sujetos entre quienes se suscita, el cual le pone fin por medio de un proceso
que termina con la dictación una sentencia; es decir, el proceso actúa aquí como un instrumento
de civilidad que regula y soluciona los conflictos
Por lo tanto, desde el momento en que se produce la violación de un derecho, su titular
recurre a la protección del Estado, quien se la proporciona a través de los órganos en quienes
reside la función jurisdiccional (a través de un tercero). La manera de provocar esta protección es
deduciendo una demanda (que es el modo normal de ejercitar la acción), protección que se
manifiesta posteriormente en un acto del tribunal que recibe el nombre de sentencia. Ahora bien,
entre la interposición de la demanda y la dictación de la sentencia, se desarrollan una serie de
actos de carácter procesal, cuyo conjunto recibe el nombre de proceso; es por ello que se dice
que el proceso es el fruto del ejercicio de la función jurisdiccional.
En definitiva, se puede decir que el Derecho procesal es una rama del Derecho que regula
el proceso, que es el medio legal para que una persona imponga su voluntad sobre otra.

2. CONCEPTO DE PROCESO.
Desde el punto de vista etimológico, proceso proviene del griego proseko que significa
venir de atrás e ir adelante; y del vocablo latín processus, que significa transcurso de tiempo o
conjunto de fases sucesivas de un fenómeno.
Desde un punto de vista doctrinal, Eduardo COUTURE señala que el proceso es una
secuencia o serie de actos que se desenvuelven progresivamente, con el objeto de resolver,
mediante un juicio de la autoridad, el conflicto sometido a su decisión. El profesor LUHRS,
siguiendo a GUAPS, señala que el proceso es una institución del Derecho público destinada a
satisfacer pretensiones procesales, mediante actos del demandante, del juez y del demandado. Y
siguiendo a los profesores FORTTES y ALFARO (quienes toman como base el concepto del autor
argentino Adolfo ALVARADO), el proceso es una serie lógica y consecuencial de instancias
bilaterales conectadas entre sí por la autoridad judicial, que se utiliza como medio pacífico de
debate entre dos partes antagónicas, ante un tercero que reúne las características de imparcial e
independiente. Los elementos de este último concepto son:
i. Es una s e ri e o s e c u e n c i a , esto es, un conjunto de elementos que se relacionan entre sí
y se suceden unos a otros; es decir, no se trata de un sólo acto aislado, sino de un
conjunto de actos, los cuales conforman el proceso.
ii. Es una serie l ó gi c a porque sus distintas etapas se desarrollan en un orden que no ha
sido fijado al azar, sino que están fijadas por la razón (demanda, contestación,
conciliación, prueba, alegación y sentencia). Se dice que lo que caracteriza a una serie, es
que sus elementos tienen vida propia fuera de ella, y pueden combinarse entre sí logrando
diferentes resultados; ello, sin embargo, no ocurre en una serie lógica como el proceso,
pues los fragmentos que lo componen se suceden unos a otros de cierta manera, y carecen
de sentido si se aíslan.
iii. Es c o n s e c u e n c i a l porque el conjunto o serie de actos jurídicos que se suceden unos a
otros, no deben existir todos a la vez, sino que deben tener lugar uno primero y otro
después (son como peldaños de una escalera). Por lo tanto, no se puede presentar la

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demanda, la contestación y las pruebas a la vez, sino que se deben presentar en un orden
lógico.
iv. I n s t a n c i a s b i l a t e r a l e s . Que sea bilateral, significa que debe haber una acción del
actor y una reacción del demandado. En un proceso no puede haber una instancia
unilateral, ya que se afectaría un principio básico de éste, cual es, el principio de
contradicción, en virtud del cual, cada una de las actuaciones debe ser conocida por la
parte que no la ejercitó, a fin de proceder a afirmar o negar lo que sea necesario.
v. C o n e c t a d a s e n t r e s í p o r l a a u t o r i d a d j u d i c i a l . La serie de actos jurídicos se
suceden unos a continuación de otros de manera conectada o concatenada, porque aun
cuando estos actos pudieren gozar de cierta individualidad, los mismos están unidos con
otros para en su conjunto formar el proceso (se asemejan a las argollas de una cadena,
cada una de ellas puede ser perfecta, pero para que exista la cadena es necesario que estén
entrelazadas entre sí, y si se rompe alguna de las argollas, ya no existe la cadena). Ahora
bien, es el juez el que realiza esta conexión, ya que éste actúa entre el demandante y el
demandado.
vi. S e u t i l i z a c o m o m e d i o p a c í f i c o d e d e b a t e e n t r e d o s p a r t e s
a n t a g ó n i c a s . El proceso es un medio de solución de conflictos que se creó con el
objeto de evitar la autotutela, y para ello, la solución del conflicto debe estar basada en lo
que la ley establece, es decir, es obligación del que administra el proceso dar siempre una
respuesta jurídica acerca de si a alguien le asiste razón en lo que pide, y de ser así,
concedérselo, o en caso contrario, negárselo.
Se dice que el proceso es una institución teleológica establecida para la consecución de
un fin, cual es, la solución pacífica del conflicto por el órgano jurisdiccional; es decir, por
medio de él se satisfacen pretensiones extraprocesales resisitidas (lo cual origina el
conflicto).
vii. S e r e a l i z a a n t e u n t e r c e r o q u e r e ú n e l a s c a r a c t e r í s t i c a s d e i m p a r c i a l
e i n d e p e n d i e n t e . Este tercero es el juez, y que sea imparcial quiere decir que juzga
sin tomar partido, permaneciendo neutral, con objetividad; y que sea independiente
significa que no depende para tomar su decisión de ningún otro juez, ni menos de otro
poder del Estado.172

Para finalizar, se puede decir que el CPC habla del proceso en forma material. En efecto,
el art. 29 inc. I señala que el proceso se forma con los escritos, documentos y actuaciones de
toda especie que se presenten o verifiquen en el juicio. El proceso es una idea, una abstracción, y
en este caso se está haciendo alusión a la materialidad del proceso, concretamente, al expediente
o auto, esto es, el conjunto de escritos, documentos y actuaciones de toda especie que se
materializan en el proceso.

172
Hay quienes analizan aquí lo relativo al debido proceso, sin embargo, esto ya fue estudiado en Derecho
constitucional; sólo cabe recordar que, en general, como dice el profesor FORTTES, el debido proceso implica
concebir al proceso como un método y no como una meta y, principalmente, como una garantía del ciudadano frente
a los demás particulares y frente a quienes ejercen el poder. Concretamente implica: el libre acceso a tribunales
(derecho de acción); la bilateralidad de la audiencia; determinación previa del tribunal y del lugar del juicio; el
derecho a que el proceso se efectúe en forma eficaz y sin dilaciones, con asistencia letrada y en forma pública, etc.

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3. NATURALEZA JURÍDICA DEL PROCESO.


Según plantea COUTURE, el estudio de la naturaleza jurídica del proceso civil consiste,
ante todo, en determinar si este fenómeno forma parte de alguna de las instituciones conocidas
del Derecho o, si por el contrario, constituye por sí sólo una categoría especial. Así, por ejemplo,
se trata de saber si el vínculo que une a las partes y al juez constituye un contrato, una relación
jurídica procesal, o un fenómeno particular, etc.
Tal como constata Mario CASARINO, uno de los problemas más debatidos en la ciencia
procesal es la naturaleza jurídica o esencia misma del proceso. A este respecto se han formulado
diversas teorías, siendo las más importantes las siguientes:
i. T e o r í a c o n t r a c t u a l i st a . Esta teoría señala que el proceso es un contrato, pues supone
la existencia de una convención entre las partes, en la cual ambas se hallan de acuerdo en
aceptar la decisión de un conflicto por un juez. Agrega esta postura, que el efecto entre
las partes de la cosa juzgada, no es otra cosa que la consecuencia lógica del principio de
que las convenciones sólo afectan a los contratantes.
Esta teoría se critica, pues no es posible señalar que el proceso es fruto de un acuerdo de
voluntades, puesto que en él, uno de los litigantes (el actor) conmina a su adversario, aun
en contra de sus naturales deseos, a contestar sus reclamaciones.
ii. T e o r í a d e l a r e l a c i ó n j u r í d i c a . Esta teoría sostiene que el proceso es una
relación jurídica, esto es, un vínculo jurídico que une a los sujetos del proceso (partes y
juez), generando poderes y deberes entre ellos. Esta relación surge como fruto del
ejercicio del derecho de acción, mediante el cual el actor, por medio de la demanda,
requiere el ejercicio de la función jurisdiccional por parte de un tribunal; una vez ejercida
la acción, es necesario notificar la demanda al demandado, y dicha notificación hace
nacer la relación jurídica respecto de este último; cuando el demandado ejerce su derecho
de defensa, la relación se integra plenamente, es decir, se produce la determinación de los
sujetos y del objeto del proceso (es decir, nace con el emplazamiento del demandado).
Por lo tanto, se dice que el proceso es una relación jurídica, por cuanto varios sujetos,
investidos de poderes determinados por la ley, actúan en vistas de la obtención de un fin.
Estos sujetos son el actor, el demandado y el juez, y sus poderes son las facultades que la
ley les confiere para la realización del proceso (acción, excepción, dictar sentencia, etc.);
y su fin, es la solución del conflicto de intereses.
Esta relación puede pasar por diversos grados o etapas, y durante ellas la relación sigue
siendo la misma, pues la sentencia de primera o segunda instancia cierra parcialmente el
proceso, ya que puede ser impugnada. Ahora bien, esta relación se puede extinguir por la
vía normal, esto es, la sentencia definitiva que resuelve la controversia con autoridad de
cosa juzgada; o también puede extinguirse por una vía anormal, como es el caso de la
transacción, el desistimiento de la demanda, o por el abandono del procedimiento.
Esta es la teoría que sigue la mayoría de la doctrina, no obstante, GUAPS la critica
señalando que no existen realmente derechos y obligaciones procesales; y en segundo
lugar, aunque existan, son múltiples y requieren de un concepto superior que los sintetice
y sirva para explicar el proceso como una unidad (cual es, el concepto de institución).
iii. T e o r í a d e l a i n s t i t u c i ó n . Esta teoría señala que en el proceso existen verdaderos
deberes y derechos jurídicos, pero hay más que una relación entre ellos, es decir, la
noción de relación es insuficiente para explicar los derechos y deberes. La idea que los
216
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aglutina es la institución, y se entiende por tal, el conjunto de actividades relacionadas


entre sí por el vínculo de una idea común y objetiva, proveniente de los sujetos que
desarrollan esas actividades. Así, el proceso es institución porque la idea común y
objetiva que en él se observa es la satisfacción de una pretensión, y todas las voluntades
de los que actúan en el proceso tienden justamente a aquella idea común, llámense juez,
actor o demandado.
Esta teoría ha sido criticada por los equívocos y malos entendidos que provoca la
multiplicidad de acepciones de la palabra institución.
iv. T e o r í a d e l a s i t u a c i ó n j u r í d i c a . La teoría de la situación jurídica es contraria a
las anteriores, ya que niega la existencia en el proceso de derechos y deberes entre las
partes, pues sólo ve en él un conjunto de situaciones jurídicas. Pues la obligación del juez
de conocer y fallar la controversia no es procesal, sino que deriva de su calidad de
funcionario público; y, por otro lado, las partes no tienen derechos ni deberes procesales,
sino que deben someterse, como ciudadanos, a los derechos y deberes públicos.
Agrega esta doctrina, que cuando el derecho material o sustantivo asume la condición
dinámica que le depara el proceso, se produce una mutación esencial en su estructura, ya
que no podría hablarse allí propiamente de derechos, sino de posibilidades de que el
derecho sea reconocido en la sentencia, de expectativas de obtener ese reconocimiento, y
de cargas, o sea, imperativos o impulsos del propio interés para cumplir los actos
procesales. Siendo esto así, no puede hablarse entonces de relación entre el juez y las
partes, ni entre ellas mismas; pues el juez no sentencia porque esto constituya un derecho
para las partes, sino porque es su deber, y las partes no están ligadas entre sí, sino que
existe apenas estados de sujeción de ellas al orden jurídico, en su conjunto de
posibilidades, de expectativas y cargas; y esto no configura una relación, sino una
situación.
Entre las críticas que se le han hecho a esta doctrina, es que no puede hablarse de una
situación, sino de un conjunto de situaciones. Y, por otro lado, se señala que las
posibilidades y las cargas no son categorías desligadas de los derechos y de los deberes,
sino que elementos de ellos, pues la posibilidad es una posición favorable del titular de
un derecho respecto a su ejercicio, y la carga es una situación desfavorable del titular
respecto al no ejercicio.
v. E l p r o c e s o c o m o c a t e g o r í a i r r e d u c t i b l e . Para el profesor ALFARO lo
importante es sostener que el proceso es una categoría irreductible, esto es, un fenómeno
único, irrepetible, inconfundible en el mundo jurídico, que tiene una categoría propia. En
el mismo sentido el profesor FORTTES señala que el proceso es una categoría irreducible
porque no hay otro fenómeno similar en el mundo (el proceso es proceso), por tanto, sería
inútil buscar su naturaleza jurídica, lo que incluso conduce a errores. Incluso, algunos
autores españoles, dicen que el proceso carece de naturaleza jurídica.173

173
CASARINO señala que este tema no es sólo una investigación teórica, pues la conclusión a que se llegue tiene
consecuencias prácticas de especial importancia, ya que determinará las normas aplicables en caso de que las
normas del CPC sean incompletas. Así, por ejemplo, si se dice que es un contrato, le son aplicables las normas del
Libro IV del CC; y si se acepta la teoría de la relación jurídica, el juez debe ser sujeto pasivo de obligaciones respecto
de las partes, y éstas pueden tener el derecho de exigir su cumplimiento.

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4. FINALIDAD DEL PROCESO.


La doctrina, según sea el tratadista, destaca distintos aspectos de la finalidad del proceso,
a saber: la solución pacífica de los conflictos de relevancia jurídica, con el propósito de alcanzar
la paz social (Francisco HOYOS); satisfacción de una pretensión procesal (profesor LUHRS);
establecimiento de la cosa juzgada; actuación del derecho material u objetivo (CHIOVENDA);
mantenimiento de la paz social (CARNELUTTI). En general, todas estas respuestas emanan de dos
principios a los cuales obedece el proceso:
i. P ri n c i p i o d e s e gu r i d a d . Las pretensiones se satisfacen porque, en caso de no
hacerlo, el insatisfecho tendería a hacerlo por sí mismo, y ello llevaría al imperio de la
fuerza, lo cual pondría en peligro la paz social. La cosa juzgada es una manifestación
concreta de este principio, pues con ella se busca evitar el eterno planteamiento de una
contienda judicial y la inseguridad que ello acarrea.
ii. P ri n c i p i o d e j u s t i c i a . Las pretensiones procesales serán satisfechas en la medida que
sean justas, pues si siempre se satisficieran, se obtendría la seguridad, pero no la justicia.
Una institución concreta que obedece a este principio, es la de los recursos procesales, los
cuales permiten revisar las decisiones judiciales.

5. ELEMENTOS DEL PROCESO O PRESUPUESTOS PROCESALES.

Los presupuestos procesales son aquellas exigencias que deben concurrir para que el
proceso tenga existencia y sea eficaz. Mario CASARINO distingue entre elementos constitutivos
o de existencia, y elementos o condiciones de validez. Dentro de los primeros ubica la contienda
jurídica actual, las partes y el tribunal; y dentro de los segundos, la observancia de formalidades,
la competencia del tribunal y la capacidad de las partes.174

a. ELEMENTOS CONSTITUTIVOS O DE EXISTENCIA,


Los elementos constitutivos o de existencia, son elementos indispensables, es decir, su
falta implica la inexistencia o desnaturalización del proceso; basta, pues, que falte alguno de
estos elementos para que el juicio deje de ser tal ante la ley. Estos elementos, como ya se ha
enunciado, son:
i. L a c o n t i e n d a j u r í d i c a a c t u a l (elemento objetivo). Al decir contienda j u r í d i c a ,
se establece que la discusión ha de versar sobre un derecho; por tanto, sí dos o más
personas están en desacuerdo sobre cualquiera otra cosa o materia y la someten a la
decisión de un tercero, en caso alguno eso será un juicio. Pero no basta que la contienda
sea jurídica, debe ser, además, a c t u a l , es decir, debe haber un derecho concretamente
amenazado, cuya declaración o protección se solicite al tribunal. No caben, por tanto, las
contiendas o discusiones de carácter teórico, aun cuando sean jurídicas.
ii. L a s p a r t e s (elemento subjetivo). Las partes son aquellas personas que sostienen ante

174
El profesor LUHRS distingue entre elementos de existencia, dentro de los cuales ubica al demandante, al juez, el
proceso pedido, la demanda o acusación, y el conflicto jurídico; y elementos de eficacia, en los que ubica al
demandante capaz.

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el tribunal un conflicto jurídico y actual, acerca de sus propios derechos; reciben el


nombre genérico de litigantes. El demandante o actor es la parte que pide la declaración o
protección de su derecho, y el demandado o reo (terminología empleada con frecuencia
en los juicios penales del antiguo procedimiento) es la parte en contra de la cual se pide
esta declaración o protección.
Hay veces en que a las partes se las conoce con un nombre derivado de la naturaleza del
juicio; así, por ejemplo, en el juicio ejecutivo el demandante es llamado ejecutante, y el
demandado ejecutado; en las querellas posesorias el demandante es llamado querellante,
y el demandado querellado, etc. No hay tampoco inconveniente legal alguno para que en
un juicio existan diversos demandantes o diversos demandados, en cuyo caso se habla de
pluralidad de partes o de litisconsorcio.
Como se verá más adelante, según su interés en el proceso, las partes pueden ser
principales o directas, y secundarias o indirectas. Las primeras son el demandante y
demandado, mientras que las secundarias son los llamados terceros, los cuales pueden
tener interés en el juicio, entre los cuales se distingue a los terceros coadyuvantes que son
aquellos que tienen un interés coincidente con el de alguna de las partes; los terceros
excluyentes que son aquellos que tienen un interés incompatible con el del demandante y
del demandado; y los terceros independientes que son aquellos que tienen un interés
distinto al de las partes, pero que no es excluyente. También hay terceros sin interés en el
resultado del juicio, entre los cuales se destaca a los peritos y a los testigos.
iii. E l j u e z (elemento subjetivo). El tribunal es el órgano jurisdiccional encargado de
resolver un conflicto, y que debe estar instalado e investido de jurisdicción. Se sabe que
un tribunal pueda estar compuesto de uno o más jueces, según se trate de un tribunal
unipersonal o colegiado, y que a su alrededor actúan numerosos personajes que reciben el
nombre genérico de funcionarios auxiliares de la administración de justicia.175

Todos estos elementos sirven para identificar formalmente a una causa; pues en la
carátula del expediente consta el nombre de las partes, la materia del juicio (conflicto jurídico
actual), y el nombre y calidad del tribunal que conoce del asunto (además de la fecha del inicio y
el rol o número de la causa). Por otro lado, estos elementos sirven para determinar la
litispendencia (juicio pendiente), esto es, el actual conocimiento de una causa por un juez que
impide plantearla ante otro tribunal; y la institución de la excepción de cosa juzgada.

b. ELEMENTOS O CONDICIONES DE VALIDEZ.


Estos elementos son esenciales para que el juicio sea válido, pues en caso de no concurrir,
se podrá anular el proceso. Concretamente, son:
i. La competencia (absoluta y relativa) del tribunal llamado a resolver la contienda.
ii. La capacidad de las partes litigantes para comparecer en juicio o capacidad procesal (esto
se verá más adelante).

175
Según CASARINO, pueden agregarse como elementos humanos del juicio, fuera de los nombrados, a los
abogados. No son partes, no son jueces, ni menos son funcionarios auxiliares; sin embargo, colaboran eficazmente
en la administración de justicia y en los resultados útiles del proceso.

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iii. El cumplimiento u observancia de las formalidades prescritas por la ley, para la validez
de los diversos actos que constituyen el proceso (por ejemplo, la notificación de la
resolución que provee la demanda).

6. LOS IMPERATIVOS JURÍDICOS DEL PROCESO.


Cuando se analizó la naturaleza jurídica del proceso, una teoría afirmaba que era una
relación jurídica procesal, esto es, un vínculo jurídico que generaba derechos, obligaciones y
cargas para las partes litigantes entre sí, y respecto del juez. Dentro de las facultades de las partes
destacan, principalmente, el derecho de acción y de defensa que corresponde a cada una de ellas;
y, según GOLDSCHMIDT, en el proceso también se pueden plantear tres tipos de imperativos o
mandatos:
i. D e b e re s p r o c e s a l e s . Según el autor, son aquellos imperativos procesales en beneficio
de la comunidad y la recta administración de justicia. Por ejemplo, el deber que tienen
las partes de comportarse correctamente en razón del principio de moralidad o buena fe
procesal; el deber de los testigos de decir la verdad; el deber del juez (mayor destinatario
de este principio) de fallar oportunamente y de excusarse de cuando concurra una causal
de inhabilidad. El incumplimiento de estos deberes puede llevar aparejado sanciones que
normalmente son de carácter administrativo, disciplinario o penal (por ejemplo, en el
caso de los testigos que no dicen la verdad).
ii. O b l i ga c i o n e s p r o c e s a l e s . Según el autor, son imperativos procesales en beneficio
de la contraparte, y su incumplimiento conduce a la ejecución forzada. Por ejemplo,
pagar la condena impuesta en la sentencia; el pago de las costas y multas que se pueden
imponer durante el proceso, como al final del mismo en la sentencia. En este caso el
cumplimiento es exigible por la fuerza.
iii. C a r ga s p r o c e s a l e s . Son aquellos imperativos que tiene una parte respecto de sí
misma (en su propio interés) y cuyo incumplimiento no da lugar a la aplicación de multas
ni a la ejecución forzada, sino que sólo acarrea consecuencias desfavorables para el que
incumple la carga, es decir, sólo para esa parte. Según el profesor FORTTES, todos los
actos en conexión con el juez imponen cargas procesales; así, por ejemplo, es una carga
procesal contestar la demanda, comparecer, probar los hechos afirmados, alegar, etc.176
Como se puede apreciar, las cargas procesales se diferencias de las obligaciones, por
cuanto estas últimas permiten el cumplimiento forzado tras el incumplimiento, mientras
que las cargas procesales sólo implican una consecuencia desfavorable para el que tenía

176
El profesor FORTTES dice que generalmente en toda carga es posible encontrar tres etapas: en primer lugar, una
orden (contestar la demanda), en segundo lugar, un plazo (dentro de 15 días); y en tercer lugar un apercibimiento ,
esto es, una comunicación emitida por el juez en la cual se hace un llamado a alguna de las partes de una orden
relacionada con el proceso, con la indicación o advertencia de las consecuencias que se pueden derivar en el caso de
no cumplir con lo solicitado en la comunicación, es decir, a través del apercibimiento se le anuncia lo que va a
ocurrir (por ejemplo, si no se contesta la demanda se tendrá por no contestada, y se darán como aceptados todos los
hechos establecidos en la demanda). En general, se trata de una fórmula utilizada principalmente en las
notificaciones, citaciones y requerimientos, y el demandado no tiene la obligación, en el sentido civil de dar, hacer o
no hacer algo, pues si no lo hace, ni el juez ni el demandante ni nadie puede constreñirlo a que lo haga.

220
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que cumplirla (por ejemplo, si no se contesta la demanda, se seguirá el juicio en


rebeldía).

7. PROCESO, LITIGIO, JUICIO, Y PROCEDIMIENTO.


El término proceso se relaciona íntimamente con otros conceptos, pero como se verá, son
distinguibles unos de otros.

a. PROCESO Y LITIGIO.
La idea de proceso normalmente presupone la idea de litigio, pleito, conflicto, discusión o
controversia; por ello, es frecuente que el vocablo litigio se utilice como sinónimo de proceso.
Sin embargo, pueden existir procesos sin litigios, como es el caso de los actos judiciales no
contenciosos.

b. PROCESO Y JUICIO.
Según CASARINO, la palabra proceso es de uso relativamente reciente, pues antes se usaba
el término juicio, sinónimo de declaración del derecho. En efecto, el acto de juzgamiento que
implica la decisión final del litigio, caracteriza de un modo saliente al proceso y a la función
jurisdiccional que en él se concreta; sin embargo, es preferible utilizar el término proceso ya que
es mucho más amplio, pues comprende a actos procesales que no implican un juzgamiento (por
ejemplo, las notificaciones, los exhortos, la ejecución y las medidas precautorias) y, por otro
lado, pueden haber procesos que terminen sin un juzgamiento (por ejemplo, con el desistimiento
de la demanda).
Con razón se ha dicho, entonces, que el término proceso es el género y el término juicio
la especie; pues este último es un acto por el cual se resuelve el conflicto, esto es, la decisión, la
sentencia, que sólo constituye una parte del proceso y que incluso puede no presentarse en
aquellos casos en que hay un avenimiento, un sobreseimiento, etc.
También se ha dicho que el juicio apunta a un conflicto determinado. Es el procedimiento
concreto que se tramita entre partes determinadas, ante un juez determinado, para un conflicto
determinado; es la concreción y especificación del procedimiento en una controversia
determinada y específica. Según el profesor ALESSANDRI, causa, juicio o pleito es la controversia
actual que se produce entre dos o más personas sobre un derecho y que se somete al fallo de un
tribunal.

c. PROCESO Y PROCEDIMIENTO.
El procedimiento es la secuencia ordenada y concatenada de los actos que se desarrollan
en el proceso; es el conjunto de formalidades o ritos por los que se organiza el proceso; es el
método para la actuación ante los tribunales; es el proceso en movimiento; como señala el
profesor FORTTES, es el conjunto de actos e instancias bilaterales del proceso.
El procedimiento se subdivide en fases o etapas (por ejemplo, la fase de discusión), las
cuales se componen de trámites o unidades de procedimiento (por ejemplo, el trámite de la
contestación), y éstas, a su vez, se componen de actos (notificación de la contestación). Las

221
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fases, trámites y actos que conforman el procedimiento son concatenados, pues se coordinan de
modo de que cada uno de ellos sea presupuesto de admisibilidad de los siguientes y condición de
eficacia de los anteriores; y cada etapa, trámite y acto, tienen una serie de normas de
procedimiento a las que hay que ajustarse para que el proceso sea válido. Esto se proyecta en
materia de nulidad, pues la nulidad de un acto puede arrastrar la de los actos que le siguen, en la
medida que haya conexión entre ellos.
Existen muchas posturas que tratan de explicar la relación que existe entre el proceso y el
procedimiento; las más importantes son:
i. Para algunos la relación existente entre proceso y procedimiento es de gé n e r o a
e s p e c i e , siendo el género el procedimiento y la especie el proceso. Procedimientos hay
muchos, existen, por ejemplo, procedimientos legislativos, administrativos, arbitrales,
etc.; por lo tanto, no es algo exclusivo del Derecho procesal. Ahora bien, todo proceso
requiere de un procedimiento para su tramitación (en el proceso siempre hay
procedimiento), sin embargo, no todo procedimiento requiere de un proceso, pues hay
procedimiento sin procesos, como por ejemplo, el procedimiento de tramitación de la
ley, el procedimiento administrativo, etc.
Para aproximarse a esta idea, se dice que el procedimiento es una realidad formal o
adjetiva (concepto netamente jurídico), en cambio, el proceso es una realidad conceptual
o sustantiva (concepto puramente lógico), continente de garantías constitucionales que
posibilitan la tutela judicial efectiva y, por tanto, se encarga de corregir cualquier error en
la aplicación del procedimiento. De allí que todo proceso contiene un procedimiento,
pero no todo procedimiento constituye un proceso.
ii. Para otros, como el profesor FORTTES, la relación correcta entre el proceso y el
procedimiento, es del t o d o a l a p a r t e , siendo el todo el proceso y la parte el
procedimiento. En efecto, el procedimiento es sólo la composición externa o formal
del desarrollo del proceso, pero no comprende las relaciones jurídicas que se establecen
entre los sujetos del proceso, ni la finalidad compositiva de éste. En otras palabras, el
procedimiento es el modo como va desenvolviéndose el proceso, pero no es lo único
dentro del proceso, sino que también hay un juez, hay partes, etc.
El proceso es un todo o, si se quiere, una institución, está formado por un conjunto de
actos procesales que se inician con la presentación y admisión de la demanda, y terminan
cuando concluye por las diferentes causas que la ley admite. El procedimiento es el
modo como va desarrollándose el proceso, los trámites a que está sujeto, la manera de
sustanciarlo, que puede ser ordinaria o sumaria, breve o dilatada, escrita o verbal, con una
o varias instancias, con período de prueba o sin él, etc. En palabras del profesor LUHRS, el
proceso es un instrumento destinado a la satisfacción de pretensiones procésales, y el
procedimiento son los actos procésales estudiados en sí mismos.
iii. Por último, hay quienes sostienen que la relación existente entre proceso y procedimiento
es una relación de m e d i o a fi n . En efecto, la jurisprudencia nacional ha reconocido
expresamente que el procedimiento es tributario del proceso, lo cual significa que el
procedimiento es un mecanismo que permite el cumplimiento de la finalidad del proceso,
cual es, resolver un conflicto.

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8. CLASES DE PROCEDIMIENTO.
i. Según la naturaleza del derecho controvertido, los procedimientos se clasifican en civiles
y penales. El p r o c e d i mi e n t o c i v i l , es aquel en que el derecho controvertido es de
naturaleza civil, es decir, comprende todo lo que no sea penal (civil, comercial, laboral,
asuntos no contenciosos, etc.); y el p r o c e d i m i e n t o p e n a l , es aquel en que el derecho
controvertido es de naturaleza penal. La importancia de esta clasificación se proyecta en
materia de impulso procesal, pues en el procedimiento civil impera el principio
dispositivo (iniciativa de parte), mientras que en el sistema penal impera el principio de
oficialidad (actuación de oficio del tribunal).
ii. Según su objeto o finalidad, los procedimientos se clasifican en: p r o c e d i m i e n t o s d e
c o n o c i m i e n t o o c o gn i t i vo s , que son aquellos que buscan obtener la condena del
demandado, la mera declaración de un derecho, o un efecto constitutivo;
p ro c e d i m i e n t o s d e e j e c u c i ó n , que son aquellos que persiguen el cumplimiento
forzado o compulsivo de una obligación que consta en un título ejecutivo; y
p ro c e d i m i e n t o s c a u t e l a r e s o conservatorios, que son aquellos que tienen por objeto
asegurar el resultado de una acción de conocimiento o ejecutiva, que puede ser anterior o
coetánea.
iii. Según su ámbito de aplicación, los procedimientos se clasifican en: p r o c e d i mi e n t o s
g e n e r a l e s , q u e son aquellos que se aplican comúnmente a todas las controversias que
no tengan una forma especial de tramitarse (es el procedimiento común y de aplicación
supletoria); y los p r o c e d i m i e n t o s e s p e c i a l e s , que son aquellos que se aplican para
determinadas controversias que la ley establece, puesto que la preordenación de sus
trámites y actos, se crea en atención a la naturaleza del conflicto (por ejemplo, el juicio de
arrendamiento para predios urbanos).
iv. El art. 2º del CPC clasifica a los procedimientos, según su tramitación (CASARINO), en
ordinarios y extraordinarios; siendo el ordinario el que se somete a la tramitación común
ordenada por la ley, y el extraordinario, el que se rige por las disposiciones especiales
que para determinados casos ella (la ley) establece. Agrega el art. 3º del CPC, que se
aplicará el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no
estén sometidos a una regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza; es decir,
es un procedimiento de carácter general.
Como se verá, el Libro II del CPC se refiere al juicio ordinario de mayor cuantía y el Libro
III a los juicios especiales; por tanto, según algunos, hay un sólo procedimiento ordinario
y de aplicación general, a saber, el juicio ordinario de mayor cuantía. No obstante, en el
Libro III (juicios especiales) se incluyen procedimientos que son de aplicación general,
como el procedimiento sumario, y el de menor y mínima cuantía, que según algunos son
procedimientos ordinarios también; pero según otros, se trata más bien de procedimientos
extraordinarios de aplicación general, pues el procedimiento ordinario, que es aquel se
somete a la tramitación común dispuesta por la ley, es sólo el que establece el Libro II,
pero no es el único de aplicación general.
v. Según su extensión, los procedimientos se clasifican en: p r o c e d i mi e n t o s d e l a t o
c o n o c i m i e n t o o p l e n a r i o s , que son aquellos en que el conocimiento de la
controversia es extenso, en cuanto al número de los trámites; y p r o c e d i mi e n t o s

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s u m a ri o s , que son aquellos cuya tramitación está fundamentada exclusivamente en


razones de rapidez o celeridad.
vi. Según su contenido, los procedimientos se clasifican en: p r o c e d i mi e n t o s
s i n gu l a re s , que son aquellos en que tienen interés una o más personas determinadas,
respecto de un derecho también determinado; y p r o c e d i mi e n t o s u n i v e r s a l e s , que
son aquellos en que la materia del procedimiento comprende una universalidad, como el
patrimonio de una persona o la herencia de un difunto (de allí que sean ejemplos típicos
de juicios universales, los de quiebra y los de partición de herencia).
vii. Según la cuantía del procedimiento, es decir, según la avaluación económica del objeto
litigado, los procedimientos se clasifican en: p ro c e d i m i e n t o s d e m a y o r c u a n t í a ,
que son aquellos cuya cuantía excede de 500 UTM, es decir, la cosa litigiosa sobrepasa
dicha cantidad (éste es el que regula el Libro II del CPC, llamado “Del Juicio ordinario”);
p ro c e d i m i e n t o s d e m e n o r c u a n t í a , que son aquellos cuya cuantía excede de 10
UTM pero no sobrepasa las 500 UTM, y no tienen señalado en la ley una regulación
especial (es decir, es de carácter general), y se rige por las reglas del procedimiento
ordinario que trata el Libro II , pero con las modificaciones que allí se señalan (por
ejemplo, se omiten los escritos de réplica y dúplica); y los p r o c e d i m i e n t o s d e
m í n i m a c u a n t í a , que son aquellos cuya cuantía no excede de 10 UTM y que por su
naturaleza no tienen señalado en la ley una regulación especial, y se rigen por las reglas
de los arts. 703 y siguientes del CPC.
viii. Según su ritualidad, los procedimientos se clasifican en: p r o c e d i m i e n t o s o r a l e s , que
son aquellos en cuya tramitación predominan las actuaciones verbales, de palabra o de
viva voz; y p r o c e d i m i e n t o s e s c r i t o s , que son aquellos en cuya tramitación
predominan las actuaciones escritas. Estos procedimientos no son absolutos o
excluyentes, pues aquí el predominio de la oralidad o escrituración, determina la clase del
procedimiento.
ix. Según la manera de cómo actúan las partes, los procedimientos se clasifican en simples o
sencillos, y dobles o compuestos. Los p ro c e d i m i e n t o s si m p l e s son aquellos en que
demandante y demandado sólo desempeñan el papel de tales; y los p r o c e d i mi e n t o s
d o b l e s son aquellos en que demandante y demandado desempeñan, a la vez, ambos
roles procesales (por ejemplo, los juicios de partición de bienes, o los juicios en que el
demandado ha deducido reconvención).

B. P RINCIPIOS REGULADORES DEL PROCEDIMIENTO .

1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Según el profesor ALFARO, los llamados principios procesales que inspiran el
procedimiento, aluden a las cuestiones más diversas, algunas muy importantes y otras que no lo
son tanto. Por esta razón es que señala el siguiente criterio de distinción: principios procesales;
reglas técnicas; y sistemas procesales.

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Otros autores, en cambio, aglutinan todas estas cuestiones bajo el rótulo de principios
reguladores del procedimiento. Sin embargo, como se verá, alguna de estas ideas no son, en
estricto rigor, principios, sino que más bien reglas técnicas o sistemas procesales

2. PRINCIPIOS PROCESALES.
Se entienden por principios procesales las grandes directrices que brinda el legislador
para que el método de enjuiciamiento (proceso) pueda operar eficazmente de acuerdo con la
orientación filosófica-política de quien ejerce el poder por un tiempo y en un lugar determinado.
Los principios implican un punto de origen en función de aquello que se quiere lograr, y
si lo que se quiere lograr es un proceso, esto es, un medio pacífico de debate, hay que trazar los
lineamientos fundamentales que deben presentarse de manera ineludible e imprescindible, y que
deben respetarse para lograr el mínimo de coherencia que todo proceso exige. Así, los principios
son unitarios, no hay más de una opción para que se pueda tener efectivamente un proceso.
Estos principios deben informar a todos los procedimientos, con el objeto de cautelar la
finalidad garantizadora del proceso; y la gran mayoría de ellos tiene consagración constitucional
en el art. 19 Nº 3, el cual establece las bases del racional y justo procedimiento (debido proceso),
que el constituyente ordena al legislador establecer. En concreto, estos principios son:
i. P ri n c i p i o d e i gu a l d a d o d e c o n t r a d i c c i ó n . Consiste en que todos los actos del
procedimiento deben efectuarse con la intervención de la parte contraria, es decir, debe
dársele la oportunidad de intervenir, aunque efectivamente no la utilice; así, las partes se
van a encontrar en un plano de igualdad o equivalencia.
Como se puede apreciar, esto es una manifestación particular de la garantía constitucional
del art. 19 Nº 3 inc. I, que protege la igual protección de la ley en el ejercicio de los
derechos. Esto se materializa en distitnas etapas del procedimiento, a saber: en el
emplezamiento, esto es, la notificación de la demanda al demandado, para que éste pueda,
dentro de un plazo razonable, comparecer y defenderse; asimismo, las pruebas deben ser
comunicadas al adversario para que tenga conocimiento de su producción y así
fiscalizarlas, pues de acuerdo al art. 324 del CPC, toda diligencia probatoria debe
practicarse previo decreto del tribunal que conoce en la causa, notificado a las partes; y
por último, toda petición incidental debe tramitarse con audiencia del contrario.
Cabe decir que existen excepciones a este principio, es decir, casos en que la ley permite
al tribunal actuar sin intervención de la contraria; como, por ejemplo, las medidas
precautorias prejudiciales concedidas sin audiencia del interesaso para resolver recursos
de menor importancia como las reposiciones.
ii. P ri n c i p i o d e i mp a r c i a l i d a d d e l j u z ga d o r . Este es un principio fundamental para
estar en presencia de un proceso, e implica: que el juez no puede ser parte, que no tenga
interés en el conflicto, y que esté libre de influencias físicas y sicológicas, es decir, que
no esté subordinado jerárquicamente a una de las partes.
iii. T r a n s i t o r i e d a d d e l a s e r i e d e a c t o s . Es fundamental que llegue un momento en
que el proceso culmine para siempre, y que las partes adquieran la certeza de cuál es la
solución que se da en ese conflicto. Esto se relaciona con la cosa juzgada.

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iv. La b u e n a f e , mo r a l i d a d , o p r o b i d a d pr o c e s a l . El debate procesal se debe


desarrollar de buena fe, sin traiciones, dilataciones, ni alteraciones; así, por ejemplo, se
exige que todas las excepciones dilatorias se interpongan en un mismo escrito, para evitar
la dilatación del proceso. Lo que se pretende es que las partes no utilicen el
procedimiento o las actuaciones de éste para lograr fines fraudulentos o dolosos, o alegar
hechos contrarios a la realidad, o emplear medios que tiendan a entorpecer la buena
marcha del procedimiento. Tales actuaciones entrañan la inobservancia de un deber
procesal y, por ello, hay sanciones de tipo patrimonial y de índole penal, que se imponen
tanto a las partes como a su respectivo apoderado.
Para el resguardo de la buena fe existen las implicancias y las recusaciones, las condenas
en costa al litigante temerario o doloso, y las consignaciones previas en incidentes y
recursos. El profesor FORTTES señala que la notificación tácita también tiende a proteger
la buena fe de los litigantes y a obtener la rapidez en la tramitación, evitando incidentes
extemporáneos sobre la falta de notificación o de validez de la misma; lo mismo sucede
con la unificación de las excepciones, evitando así el escalonamiento de éstas, lo cual
podría hacer interminable el litigio; es por ello, también, que los medios de prueba deben
limitarse a los hechos debatidos.

3. REGLAS TÉCNICAS.
Las reglas técnicas son herramientas que están a disposición del legislador para
emplearlas de acuerdo con las condiciones sociales, culturales y económicas de un determinado
país. Son líneas o directrices del procedimiento, que se presentan siempre en forma binaria y
antagónica, de tal manera, que cuando el legislador opta por una de ellas, desplaza
inmediatamente a las otras; y no necesariamente una es mejor una que la otra.
Como se verá, la elección de una de estas reglas dará lugar a uno de los dos sistemas
principales de procedimiento: el sistema dispositivo y el sistema inquisitivo; así, por ejemplo, en
base a la aplicación de uno de estos sistemas, el proceso será oral o escrito, o puede regir la
inmediación o la mediación, etc.
Las reglas técnicas procesales se pueden clasificar en reglas del debate procesal, y reglas
de la actividad de sentenciar.

a. REGLAS DEL DEBATE PROECESAL.


i. O r a l i d a d o e s c r i t u ra c i ó n . La oralidad consiste en el uso de la palabra como medio
de comunicación en el desarrollo del procedimiento, tanto entre las partes, como entre
éstas y el tribunal; por ejemplo, en materia procesal penal los incidentes se formulan
oralmente en el juicio. En cambio, la escrituración consiste en el uso de instrumentos
escritos como medio de comunicación dentro del procedimiento; por ejemplo, en el
procedimiento civil, la demanda y la contestación de la demanda.
La oralidad, como regla técnica, se aviene más con la inmediación y la celeridad. Esto
constituye la tendencia actual, así se puede observar en materia procesal penal, en el
procedimiento en los tribunales familia, y en el procedimiento laboral.
ii. P u b l i c i d a d o s e c re t o . La publicidad consiste en dar a conocer las actuaciones
realizadas en el proceso y, en general, que el desarrollo de la serie de actos se deba hacer

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a la vista de quienes son las partes involucradas y a la vista de toda la sociedad, porque
con ello se contribuye a lograr la transparencia.
La publicidad se puede considerar desde dos puntos de vista, uno interno y otro externo.
La p u b l i c i d a d i n t e r na se refiere a que las partes conozcan todos los actos llevados a
cabo por el juez en el proceso, y ello se cumple, generalmente, mediante la notificación
de la providencia (así, por ejemplo, el demandado no se entera de manera directa de la
demanda, sino que se entera de ella mediante la notificación del auto que la admite a
tramitación); la p u b l i c i d a d e x t e r n a , en cambio, es la posibilidad de que personas
extrañas al proceso sepan lo que está ocurriendo en él y presencien la realización de
determinadas diligencias, pues con ello hay una fiscalización popular sobre la obra de los
jueces (“el pueblo es el juez de los jueces”), por ejemplo, la audiencia pública de
juzgamiento en materia penal, y la recepción de pruebas en el área civil y laboral.
El art. 9º del COT establece como base o principio de la organización judicial a la
publicidad, al señalar que los actos de los tribunales son públicos, salvo las excepciones
expresamente establecidas por la ley; asimismo, el art. 380 del COT señala que son
funciones de los Secretarios: 3) dar conocimiento a cualquiera persona que lo solicitare
de los procesos que tengan archivados en sus oficinas, y de todos los actos emanados de
la Corte o juzgado, salvo los casos en que el procedimiento deba ser secreto en virtud de
una disposición expresa de la ley.
Por su parte, el secreto consiste en la tramitación reservada del proceso. Se pueden
distinguir dos clases de secreto: en primer lugar, el s e c r e t o a b s o l u t o , en virtud del
cual el contenido del expediente es reservado incluso para las partes que participan en el
proceso (por ejemplo, los acuerdos de las Cortes); y el s e c r e t o r e l a t i v o , en virtud del
cual el contenido del expediente es reservado sólo respecto de terceros, pero las partes
pueden tener acceso a él (los procesos de menores, la nulidad de matrimonio, las causas
de acoso sexual del trabajador, etc.) Como se desprende del art. 9º del COT, la reserva y el
secreto son excepcionales.
iii. La l i b e r t a d (informalidad) o l a l e ga l i d a d d e l a s f o r m a s . Esto apunta a
determinar la mayor o menor potestad que tienen las partes para decidir cómo quieren
que se desarrolle el proceso. En el caso de la legalidad de las formas, el desarrollo del
proceso viene impuesto por la ley; en cambio, en la libertad de forma se le da más cabida
a las partes para decidir cómo se va a desarrollar el proceso (por ejemplo, el arbitraje con
árbitro arbitrador).
iv. P re c l u s i ó n o l i b re d e s e n v o l v i mi e n t o . El libre desenvolvimiento alude a que
todas las cuestiones se conocen o resuelven sin un orden previo establecido. En cambio,
la preclusión consiste en que las diversas etapas del proceso se deben desarrollar en
forma sucesiva, mediante una clausura definitiva de ellas, impidiéndose el regreso a
etapas ya consumadas; es la imposición de un desarrollo irreversible del proceso.177
Cada acto procesal tiene su momento, es una serie lógica de sucesos ordenados por la ley;
así, hay actos que sólo pueden realizarse en un determinado momento, otros tienen un
breve lapso y hay otros que tienen un tiempo mas prolongado o pueden durar según lo

177
La palabra preclusión, viene de la palabra “precluir”, esto es, cerrar, clausurar, impedir replantear algo ya
decidido en un proceso.

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que dure el proceso, pero si no se realizan dentro del plazo establecido, el derecho
precluye (se pierde la oportunidad).
Por lo tanto, la preclusión se traduce en la pérdida, extinción o caducidad de una facultad
procesal, por la verificación de determinadas circunstancias (se relaciona con las cargas
procesales). Algunas formas en que se produce la preclusión son las siguientes: la
facultad precluye por no haberse ejercido dentro del plazo fatal establecido por la ley (por
ejemplo, el plazo de 15 días para constestar la demanda en el procedimiento ordinario); la
facultad precluye por no haberse respetado en su ejercicio el orden establecido por la ley
(por ejemplo, las excepciones dilatorias sólo pueden oponerse antes de contestar la
demanda)178; la facultad precluye por haberse realizado un acto incompatible con su
ejercicio, es decir, el ejercicio de una facultad descarta automáticamente a la otra (por
ejemplo, las cuestiones de competencia por inhibitoria o por declinatoria); y la facultad
precluye por haberse ejercido válidamente o consumido.179
v. La p e r e n t o r i e d a d o f a t a l i d a d , y l a n o f a t a l i d a d . Según el profesor FORTTES,
la perentoriedad dice relación con que en el caso de que una parte tenga un plazo o
término para desarrollar una determinada actuación y no la realiza, automáticamente se
extingue su posibilidad de hacerlo. Frente a eso, se encuentra la regla de la no fatalidad,
según la cual, transcurrido el plazo no se extingue inmediatamente, sino que se requiere
una actividad de la otra parte o del juez para que declare la rebeldía. Como se puede
apreciar, la fatalidad es más acotada que la preclusión, pues sólo dice relación con los
plazos, mientras que la preclisón abrca más circunstancias.
Al analizar los plazos, se verá que los plazos procesales legales son fatales, mientas que
los judiciales no lo son.
vi. C o n c e n t r a c i ó n o d i s p e r s i ó n . La concentración consiste en reunir todas las
cuestiones debatidas o el mayor número de ellas, para ventilarlas y decidirlas en el
mínimo de actuaciones y providencias. Esto se aviene con la oralidad, pues se persigue
lograr que la serie procesal se desarrolle en el menor número de actos posibles, y que
éstos se encuentren muy próximos entre sí (por ejemplo, en los interdictos posesorios
después de la demanda se cita a una audiencia; lo mismo se aplica en el proceso sumario,
donde la primera audiencia es sólo de contestación). Con esto se evita que el proceso se
distraiga en cuestiones accesorias que impliquen la suspensión de la cuestión principal.
Frente a esto, está la regla de la dispersión, que se relaciona con la escrituración. Según el
profesor LUHRS en el juicio ordinario no se aplica la concentración, sino que más bien la
dispersión, pues es posible apreciar diversas cuestiones accesorias de la principal.
vii. La c e l e r i d a d y l a l e n t i t ud o d e m o r a p r o c e s a l . La celeridad consiste en que el
proceso se desarrolle rápidamente para lograr una decisión pronta, evitando los

178
El profesor FORTTES señala que la preclusión debe relacionarse con la legalidad o libertad de la forma. Pues, en
general, las legislaciones establecen un orden en cual debe desarrollarse la serie de actos proceslaes, lo cual implica
que hay una legalidad de forma y, por ende, si un acto ya se ha realizado, éste precluye. En cambio, la regla del libre
desenvolvimiento, implica que las partes pueden instar en el momento que lo deseen.
179
Se señala que la preclusión se relaciona con la cosa juzgada, que consiste en revestir a las sentencias de una
calidad especial, en virtud de la cual no se permite que las partes frente a quienes se profiere, puedan volver a
instaurar un segundo proceso con base en los mismos pedimentos y sobre iguales hechos; por ello CHIOVENDA
afirma que la cosa juzgada es la summa preclusione. La diferencia reside en que la cosa juzgada tiene efectos fuera
del proceso, mientras que la preclusión obra dentro de éste y con respecto a una etapa o trámite del procedimiento.

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obstáculos que pudieren afectar la pronta y debida resolución; es decir, se deben evitar
actos procesales que dificulten el desenvolvimiento del proceso o constituyan meros
formalismos, a fin de alcanzar una decisión en tiempo razonable, sin que ello releve a las
autoridades del respeto al debido proceso o vulnere el ordenamiento. Por lo tanto, el
proceso se debe concretar en las etapas esenciales y cada una de ellas limitada al término
perentorio fijado por la norma.
En aplicación de este principio el CPC establece: limitaciones a las prórrogas; otorga al
juez la facultad de señalar ciertos términos fijando el estrictamente necesario; consagra
medios sencillos para efectuar la notificación de las providencias; etc.

viii. E c o n o m í a y o n e r o s i d a d p ro c e s a l . Según el profesor FORTTES, la economía


procesal se refiere a dos cosas:
- En primer lugar, al tema del costo del proceso, concretamente, a quién debe asumir
los costos del proceso. La regla lógica es que se pretenda que el proceso sea lo más
económico posible, pues éste no puede exigir un dispendio superior a los bienes que
están en el debate (el medio debe ser adecuado al fin).
Como la justicia es un servicio que presta el Estado a la colectividad, a él le
corresponde sufragar todos los gastos que esa función entraña; así, debe proporcionar
los locales, pagar la remuneración de los funcionarios y empleados, etc. No obstante,
las expensas o gastos que implique el proceso recae sobre las partes, pues ellas deben
pagar los honorarios de los peritos, de los receptores, los exhortos, etc., sobre todo en
aquellas ramas en donde rige el sistema dispositivo, como acontece en sede el civil.
- En segundo lugar, la economía procesal se refiere a la idea de mejor utilización del
proceso para resolver todos los conflictos que puedan existir entre las partes; este es
el sentido que la el profesor LUHRS, al señalar que la economía procesal apunta a una
buena administración del proceso, esto es, sin repeticiones, que se hagan las
actuaciones de una sola vez, etc. Por tanto, si en una determinada etapa del proceso
una parte puede realizar varios actos, debe llevarlos a cabo de manera simultánea y no
sucesiva, esto es, todos en el mismo lapso y no primero uno y luego otro.180
Según CHIOVENDA, la economía procesal es la obtención del máximo resultado
posible, con el menor desgaste de la actividad jurisdiccional. Esto se da, por ejemplo:
en la acumulación de autos; en la demanda reconvencional que busca concentrar en
un mismo proceso todas las discusiones que puedan existir entre dos o más personas;
en la pluralidad de acciones (pretensiones) o de partes (litisconsorcio); o cuando en
contra de una resolución la parte interpone el recurso de reposición y el de apelación
en subsidio (pues lo que la ley prohíbe es que primero se interponga la reposición,
para luego, si es negada, proponer la apelación).
ix. La i n m e d i a c i ó n y l a m e d i a c i ó n (distanciamiento). El profesor LUHRS recalca que
esto se refiere a la relación que debe tener el juez con el proceso, especialmente en
materia probatoria. Así, la m e d i a c i ó n consiste en que durante el proceso el juez no
tiene contacto directo ni con las partes, ni con el expediente, ni con las pruebas aportadas,
sino que por el contrario, existen uno o más funcionarios que realizan la labor de

180
Se dice que más que una sola regla, es un conjunto de reglas, pues se encuentra muy relacionada con la
concentración, la celeridad, y la gratuidad.

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intermediación (por ejemplo, en las CA y la CS, la relación de la causa y el recibimiento de


la prueba testimonial, la hace el relator).
En virtud de esta regla técnica, se permite que los testimonios, documentos y
declaraciones (las pruebas) sean percibidos y recaudados por personas diferentes al
funcionario que debe tomar la decisión; además, el juez o la ley pueden autorizar a otros
funcionarios a realizar determinados actos procesales (lo cual se vincula con el proceso
escrito). Actualmente muchos critican este principio, pues se le atribuye a él la demora y
congestión en los tribunales; no obstante, pretender que el juez esté presente en todas las
diligencias, significaría atrasar todos los asuntos, debido a la cantidad demandas.
La i n me d i a c i ó n , en cambio, consiste en la existencia de un contacto directo entre el
juez y el proceso, de manera que éste debe estar personal y permanentemente en contacto
con todos los sujetos del proceso y con los medios probatorios (testigos, peritos,
confesantes, etc.). Se traduce en la existencia de una relación interpersonal directa, frente
a frente, cara a cara entre el juez y las partes; así, por ejemplo, el juez conoce
directamente en el medio probatorio inspección personal del tribunal. Esta regla técnica
tiene su mayor manifestación con la evacuación de pruebas; y la ratio de exigir la
presencia del juez en materia probatoria, es que él va a sentenciar el caso y, precisamente,
de las pruebas obtendrá su convencimiento.
Con la inmediación se busca que el juez logre su convicción a través del contacto directo
con los sujetos; es por ello que la oralidad, la concentración y la inmediación se
encuentran relacionadas. Esto tiene lugar en el proceso penal, pues allí no es posible, en
principio, sustituir el interrogatorio de testigos por la lectura de actas; pues sólo lo que ha
sido oralmente debatido en el juicio puede ser fundamento legítimo de la sentencia, así lo
exige tanto el carácter público del proceso, como el derecho de defensa.

b. REGLAS DE LA ACTIVIDAD DE SENTENCIAR.


i. C a l i d a d d e l o s j u z g a d o r e s . En este punto es posible encontrar a los jueces legos,
que son aquellos que no saben Derecho, y están los jueces técnicos, que son aquellos que
sí saben Derecho. Usualmente, cuando el juez es técnico es posible que sea uno sólo, en
cambio, cuando es lego, el tribunal se conforma con varios de ellos (jurado). También es
posible encontrar tribunales en que hay jueces profesionales y ciudadanos no conocedores
del Derecho.
ii. C a n t i d a d d e l o s j u zg a d o r e s . Existen tribunales unipersonales y colegiados. En el
proceso civil conoce, por regla general, en primera y única instancia un tribunal
unipersonal, y en segunda instancia un tribunal colegiado.
iii. C a n t i d a d d e gr a d o s d e c o n o c i m i e n t o que deben existir en el juzgamiento. Se
puede elegir entre una o varias instancias. En nuestro sistema, la regla general, es la de la
doble instancia, la cual depende de la cuantía del proceso.
iv. E v a l u a c i ó n d e l o s me d i o s d e p ru e b a . Existen tres respuestas posibles en los
sistemas legislativos: la p ru e b a l e ga l o t a s a d a , que implica que la ley otorga al juez
las reglas para calificar la prueba (por ejemplo, la ley señala que harán plena prueba los
instrumentos públicos); la p r u e b a d e l i b r e c o n v i c c i ó n , en donde la ley no dice nada
al juez, y éste debe evaluar de acuerdo a su intima convicción, a su conciencia, y no tiene

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el deber de motivar su decisión (este sistema es más compatible con el de los jueces
legos, así por ejemplo, un jurado expresa si una persona es culpable o no sin motivar esa
decisión; otro caso se da respecto de los árbitros arbitradores que fallan de acuerdo a su
prudencia); y el s i s t e m a d e l a s a n a c rí t i c a , el cual se caracteriza por ser un sistema
intermedio, en virtud del cual queda entregada a la apreciación del que juzga la mayor o
menor eficacia confirmatoria, pero el juez debe motivar su fallo conforme a las reglas de
la lógica, a los conocimientos científicamente afianzados y a las máximas de experiencia
(tradicionalmente, este sistema de la sana crítica coexiste con el de la prueba legal o
tasada, así ocurre por ejemplo, con los informes de peritos).
v. C o n gr u e n c i a p r o c e s a l . La congruencia procesal apunta a la correspondencia que
debe existir entre lo pretendido por las partes y lo fallado por el juez. Cuando no existe
esta correspondencia, hay una incongruencia procesal, la cual se puede producir de
distintas maneras: a través de la m i n u s p e t i t a, lo cual ocurre cuando el juez en su
sentencia no se pronuncia sobre todas las pretensiones y defensas de las partes (otorga
menos de lo pedido por la parte); mediante la u l t r a p e t i t a , incongurencia que tiene
lugar cuando una resolución judicial concede más de lo pedido por una de las partes181; y
a través de la e x t r a p e t i t a , la cual tiene lugar cuando el juez otorga algo diferente a lo
solicitado por las partes (por ejemplo, el demandante entabla demanda buscando una
indemnización por responsabilidad contractual, sin mencionar una eventual
responsabilidad extracontractual, y el juez niega la primera, dando lugar a la segunda).182
vi. A p l i c a c i ó n d e l a n o r m a j u rí d i c a ¿El juez debe aplicar sólo las normas jurídicas
invocadas por las partes o puede aplicar el Derecho que él sabe? Esto se relaciona con el
principio iuria novit curia (el juez conoce el Derecho) que se traduce en que el hecho de
que las partes no hayan invocado una norma, no significa que el juez no pueda aplicarla,
pues él conoce el Derecho aplicable y, por tanto, no es necesario que las partes prueben
en un litigio lo que dicen las normas.
Este principio sirve para que las partes se limiten a probar los hechos, y no los
fundamentos de derecho aplicables. Por tanto, el juez sólo se debe someter a lo probado
en cuanto a los hechos, y puede aplicar un Derecho distinto del invocado por las partes.

3. SISTEMAS PROCESALES.
Este tema dice relación con el impulso procesal, esto es, aquél fenómeno que se refiere a
cuál de los sujetos le corresponde darle curso al proceso hasta ponerlo en estado de sentencia. Es

181
Hay una situación en la que el juez puede incurrir en ultra petita, sin que ésta configure un vicio procesal. Esto
sucederá toda vez que lo haga haciendo uso de alguna facultad para actuar de oficio que contemple la legislación,
facultades que se otorgan con la idea de proteger un bien jurídico determinado; pues, en ése caso, aunque la parte no
pide lo otorgado, es la legislación la que “pide” por ella, en interés de la justicia (por ejemplo, protección de un
menor). Un ejemplo típico de ello es la facultad que otorgan algunos ordenamientos al juez para declarar nulos de
oficio determinados actos jurídicos, cuando dicha nulidad aparezca de manifiesto, y ninguna parte lo haya pedido; lo
que obviamente tiende a cautelar el interés social de que los actos jurídicos que se celebren sean válidos, por sobre
el interés personal de las partes.
182
El profesor ALFARO también menciona casos de incoherencia del fallo, esto es, casos en que el fallo contiene
decisiones contradictorias. También menciona la falta de mayoría en el pronunciamiento o la falsa mayoría.

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decir, en virtud del impulso procesal se busca asegurar la continuidad del proceso y su dirección
hacia el fallo definitivo.
Ahora bien, el impulso procesal se puede obtener en virtud de la actuación de las partes o
del juez. De ahí que distinga un sistema dispositivo y uno inquisitivo. 183

a. SISTEMA DISPOSITIVO.
En este sistema el impulso corresponde a las partes, pues se les entrega a ellas la
disponibilidad del proceso. Por lo tanto, el ejercicio de la acción y su desenvolvimiento a través
del proceso, así como los límites de la acción y de la actividad del juez, se encuentra
condicionada a la voluntad de las partes.
Como dice el profesor LUHRS, en este sistema sólo las partes o interesados pueden iniciar
un proceso civil y determinar su objeto, y una vez iniciado, los jueces no buscan
argumentaciones ni pruebas, ya que esto corresponde a las partes, es decir, son ellas los sujetos
activos del proceso, mientras que el juez es simplemente un sujeto pasivo, pues sólo dirige el
debate y decide la controversia. Esto se relaciona con el principio o base fundamental de la
organización judicial de la pasividad de los jueces, en virtud del cual los tribunales no podrán
ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo los casos en que la ley los faculte para
proceder de oficio (art. 10 inc. I del COT).
Esto es propio del proceso civil, y la razón, es que el conflicto civil es esencialmente
privado; pues si las partes son dueñas de disponer de su derecho material, pueden disponer del
inicio y desarrollo del proceso y, por ende, los órganos jurisdiccionales no deben ir más allá de lo
que desean los particulares. En materia penal, según pone de manifiesto el profesor OLIVER, el
sistema dispositivo toma el nombre de acusatorio, y se caracteriza principalmente porque las
funciones de acusar y juzgar se encuentran radicadas en personas distintas; además, en este
sistema se concede al imputado un conjunto de garantías, siendo el sistema que le otorga mayor
protección; y, por último, existe una etapa central que es la etapa de juicio, que debe ser oral,
pública y contradictoria.
En cuanto a sus características o manifestaciones, se pueden señalar las siguientes:
i. El proceso sólo se inicia si media la correspondiente petición del interesado por conducto
del acto que en sede civil se denomina demanda y en sede penal acusación. Lo anterior
responde al aforismo de que no hay juez sin actor o el juez no puede proceder o actuar de
oficio.
ii. El debate lo fijan las partes, correspondiéndole, en sede civil, al demandante determinarlo
en la demanda y al demandado en la contestación; y en sede penal, con la acusación y la
defensa. El debate así fijado constituye la materia sobre la cual el juez debe dictar
sentencia, pues éste no puede exceder del mérito del proceso.
iii. Complementario a lo anterior, los hechos en sede civil serán aquellos que invocan las
partes en la demanda y contestación; y en sede penal, los hechos serán aquellos
constitutivos del ilícito y de las eximentes de responsabilidad que se invoquen.

183
Para algunos, el impulso procesal se refiere a las actuaciones posteriores en el proceso, mientras que lo que
determinan los distintos sistemas, es quién inicia el proceso. Por lo tanto, para este sector, el impulso no dice
relación con los sistemas.

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iv. En materia probatoria, las partes son libres para rendir o no la prueba, y para elegir los
medios probatorios de que se valdrán. Ahora bien, si desean rendir prueba, al demandante
le corresponde probar los hechos en que sustenta sus peticiones, y al demandado aquellos
en que se sustenta su defensa; el juez carece de facultad para decretar pruebas de oficio
tendientes a aclarar hechos del debate, limitándose a lo que aparezca en las solicitudes de
las partes.
v. La disponibilidad del derecho material recae también sobre las partes, es así como el
demandado puede renunciar a los pedimentos de su demanda mediante lo que se conoce
como desistimiento de la demanda, o bien, en virtud de un acuerdo directo con el
demandado en lo que se llama transacción (sólo si en el proceso se halla en juego el
interés de la partes); fenómenos estos que implican la terminación del proceso.
vi. Las partes son libres para interponer los recursos que impugnen las resoluciones
judiciales. No obstante, hay casos en que opera el trámite de consulta (por ejemplo, en los
juicios de nulidad matrimonial).

El impulso de las partes se obtiene por medio del mecanismo de las cargas procesales y
los plazos. Mediante las cargas se insta a las partes a impulsar el proceso conminándolas a
realizar las actuaciones que el procedimiento contempla, bajo amenaza de que el proceso
continúe adelante prescindiendo de ellas; y mediante los plazos o términos, se fija un espacio de
tiempo por la ley, por una resolución judicial o por el convenio de las partes, para ejercer un
derecho dentro del proceso, sino, caduca dicha facultad. Por lo tanto, si la parte no asume la
carga o no realiza el acto dentro de un determinado plazo, caduca o precluye su facultad de
hacerlo y se pasa al acto siguiente (opera la preclusión).

b. SISTEMA INQUISITIVO O DE LA OFICIALIDAD.


Es aquel en el cual el juez es libre e independiente de las partes para iniciar y desarrollar
el proceso; pues éste tiene la facultad para iniciar el procedimiento y realizar en él todas las
gestiones y actuaciones tendientes a determinar los hechos sometidos a su decisión, teniendo a
las partes como colaboradores, y negando a éstas la libre disponibilidad de sus derechos y
acciones.
Como se puede apreciar, este sistema es opuesto al dispositivo, pues en este caso el juez
no es sujeto pasivo del proceso, sino que adopta la calidad de activo, por cuanto está facultado
para iniciarlo, fijar el tema de discusión y decretar pruebas necesarias para establecer los hechos.
Como se dijo, el sistema dispositivo es propio del procedimiento civil, pero aquí no existe
una disponibilidad absoluta; por ello se dice que el procedimiento civil es predominante
dispositivo. En efecto, existen en dicho procedimiento distintos rasgos de inquisitivismo, a saber:
i. Un típico rasgo de inquisitivismo en materia de impulso procesal, lo constituyen las
medidas para mejor resolver en materia de prueba; pues de acuerdo art. 159 inc. I del
CPC, los tribunales, sólo dentro del plazo para dictar sentencia, podrán dictar de oficio
medidas para mejor resolver.
ii. De acuerdo al art. 1683 del CC, la nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el
juez, aun sin petición de parte, cuando aparece de manifiesto en el acto o contrato.

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iii. El art. 83 inc. I del CPC establece que la nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio
o a petición de parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos
aquellos en que exista un vicio que irrogue alguna de las partes un perjuicio reparable
sólo con la declaración de nulidad.
iv. De acuerdo al art. 201 inc. I del CPC, si la apelación se ha interpuesto fuera de plazo o
respecto de resolución inapelable o no es fundada o no contiene peticiones concretas, el
tribunal correspondiente deberá declararla inadmisible de oficio; y si el apelante no
comparece dentro de plazo, deberá declarar su deserción previa certificación que el
secretario deberá efectuar de oficio.
v. Por último, de acuerdo al art. 200 inc. I del COT, la implicancia de los jueces puede y debe
ser declarada de oficio o a petición de parte.

El profesor OLIVER señala que lo que caracteriza a este sistema en sede penal, entre otras
cosas, es que las funciones de perseguir y juzgar se encuentran concentradas en una persona;
además, en este sistema rige el principio de oficialidad, lo que significa que la investigación de
los hechos debe ser llevada de oficio; y es un procedimiento escrito y secreto. Este era el sistema
que regía en el antiguo procedimiento penal.

c. SISTEMA MIXTO.
El profesor ALFARO señala que se conoce como tal, la conjunción de los dos sistemas
antagónicos descritos. Así, en sede penal es posible encontrar, en algunas legislaciones, un
sistema mixto o inquisitivo reformado, que se caracteriza porque sigue existiendo una
investigación a cargo de un juez instructor, pero aparece como órgano encargado de acusar un
ministerio público o fiscal.

C. L AS PARTES .

1. LA RELACIÓN JURÍDICA PROCESAL.


Como se dijo, los elementos del proceso o presupuestos procesales son aquellas
exigencias que deben concurrir para que el proceso tenga existencia y sea eficaz. Se distinguió
entre elementos constitutivos o de existencia, y elementos o condiciones de validez, y dentro de
los primeros se ubicó a la contienda jurídica actual, a las partes y al tribunal; ahora se analizará a
las partes.
Al estudiar la naturaleza jurídica del proceso, la doctrina mayoritaria señalaba que éste
era una relación jurídica procesal, esto es, un vínculo jurídico que une a los sujetos del proceso
(partes y juez), generando poderes y deberes entre ellos; siendo el principal deber del juez,
resolver el asunto, y de las partes, la obligación de acatar lo que resuelva.
¿Desde qué momento hay una relación jurídica procesal y se generan consecuencias?
¿Desde que se presenta la demanda, desde que se notifica la demanda, o desde que se contesta la
demanda? La relación procesal se constituye desde el momento en que se notifica legalmente la
resolución que provee la demanda, al demandado. Una vez generada la relación jurídica procesal,
produce efectos tanto dentro del proceso, como fuera del mismo; f u e r a d e l p r o c e s o : se

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interrumpe la prescripción como modo de adquirir; el deudor se constituye en mora; se


transforma la prescripción de corto tiempo en prescripción de largo tiempo; se equipara al
poseedor de buena fe con el de mala fe, para efectos de las prestaciones mutuas (esta
equiparación se produce con la contestación de la demanda). Y d e n t r o d e l p r o c e s o se
producen los siguientes efectos:
i. Se determina quienes son las partes del proceso, y qué tipo de partes son; así, en
principio, se sabe quiénes son las partes principales o directas, salvo que se produzca una
sustitución, como ocurre, por ejemplo, con la citación de evicción.
ii. El demandante ya no tiene la posibilidad de retirar la demanda, aunque sí puede operar el
desistimiento de ésta, el cual es distinto al retiro, porque una vez que se acoge, no puede
presentarse la cuestión en un nuevo juicio; el retiro, en cambio, no produce ese efecto, ya
que puede volver a plantearse la cuestión con posterioridad.
iii. Se generan una serie de imperativos jurídicos: cargas, deberes, obligaciones,
prohibiciones y atribuciones.
iv. Las partes quedan sometidas a lo que se verifique dentro del proceso, a la sentencia y a la
eventual ejecución de la misma; esto no afecta la disponibilidad de las partes del proceso
mediante avenimiento, conciliación, o arbitraje, en la medida que el bien jurídico sea
disponible. Pues una vez constituida la relación jurídica procesal, llega un momento en
que debe ser extinguida, y ésta se extingue con la sentencia, que es la manera normal, o
de manera anormal mediante algún equivalente jurisdiccional, figura que tiene el mismo
valor que una sentencia.

2. CONCEPTO DE PARTE.
Para estudiar a las partes hay que remontarse nuevamente al derecho de acción. Pues la
determinación de los sujetos específicos del proceso, dependerá de la actuación de quien
provoque la actividad jurisdiccional; pues con la demanda se determinará al pretendiente y al
pretendido, y al sujeto pasivo de la acción, es decir, al órgano jurisdiccional.
Según constata el profesor ALFARO, el concepto de parte ha variado en el tiempo, al igual
que el concepto de acción procesal. En un primer momento, parte procesal era también parte de
la relación material debatida; sin embargo, el concepto de parte se independizó de la relación
material, y desde este punto de vista, parte es todo sujeto que de manera permanente o transitoria
deduce una pretensión en el proceso, ya sea a nombre propio o a nombre de otra persona, y
respecto de quien se pretende; en términos simples, es quien pretende y frente a quien se
pretende la satisfacción de una pretensión.
El autor Manuel URRUTIA SALAS dice que son partes las personas naturales o jurídicas
que concurren al juicio como demandantes o demandados. Este concepto y el anterior, sólo
abarca a las partes directas (demandante y demandado), es por ello que el profesor FORTTES,
elaborando un concepto más amplio, señala que p a r t e s son las personas que concurren a un
juicio como demandante o demandado, o que figuran en él en virtud de asistirles un interés en
los resultados del mismo. Por lo tanto, por parte se entiende un concepto netamente procesal que
alude a la intervención de los sujetos en el proceso, lo cual es importante en cuanto al efecto
relativo de las sentencias, según el cual, las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria

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sino respecto de las causas en que actualmente se pronunciaren (art. 3º inc. II del CC) es decir,
los efectos de las sentencias judiciales sólo se extienden a las partes que concurran al proceso.

3. PRINCIPIOS BÁSICOS REFERIDOS A LAS PARTES.


Las características esenciales que deben configurarse para estar frente a la calidad de
parte, son:
i. D u a l i d a d . Las partes ocupan dos posiciones o bandos, sin importar el número de
sujetos que conforma cada bando. Siempre hay alguien que pretende y alguien en contra
de quien se pretende; esta afirmación no impide la existencia de tercerías o terceros con
interés, como tampoco impide la pluralidad de partes, ni la figura de la rebeldía.184
ii. C o n t r a d i ct o r i e d a d . La posición de una parte respecto de la otra es antagónica, por lo
tanto, si una parte solicita algo al juez, un principio básico de la contradictoriedad, es que
se le notifique a la contraparte para que tenga la posibilidad de contradecir. La excepción
a esto es la unilateralidad, que tiene lugar, por ejemplo, si se pide una medida precautoria
para asegurar el resultado de una acción sin notificación y sin objeción de la contraria.
iii. I g u a l d a d . A ambas partes se les debe dar la misma posibilidad de hacer valer y probar
sus afirmaciones. Y por otro lado, las partes tienen las mismas cargas, atribuciones,
derechos y obligaciones.

4. CLASIFICACIÓN DE LAS PARTES.


i. Según la oportunidad en que las partes litigantes han adquirido tal carácter, o según la
oportunidad en que ellas concurran al proceso, se acostumbra a clasificarlas en: partes
directas o principales, y en partes indirectas o terceros.
Las p a r t e s d i re c t a s o p r i n c i p a l e s son aquellas que inician y en contra quienes se
inicia el proceso. Según CASARINO, son aquellas que originariamente han iniciado el
juicio, sea porque por su propia voluntad han deseado hacerlo así, sea porque, una vez
iniciado, han sido forzadamente llamadas a él. Genéricamente a las partes directas se las
denomina demandante y demandado; y en los procedimientos no contenciosos no se
habla de partes, sino que de interesados, pues la figura de las partes es propia del proceso
contencioso.
Las p a r t e s i n d i r e c t a s o t e rc e ro s , son aquellas que concurren al juicio en forma
voluntaria, una vez que éste ha sido iniciado. Se acostumbra a subclasificarlas,
atendiendo a si tienen interés o no en el resultado del proceso, en:
- T e r c e ro s c o n i n t e r é s o t e r c e r o s r e l a t i v o s . Son aquellas personas que entran
al proceso con interés en el resultado de éste. Entre ellos se distingue a los t e r c e r o s
c o a d yu v a n t e s , si tienen un interés compatible con el de las partes directas, por lo
que apoyan la pretensión o contrapretensión de ellas; t e r c e r o s e x c l u ye n t e s , si
reclaman sobre la cosa litigiosa derechos incompatibles con los de las partes directas;

184
Si bien el profesor PÉREZ RAGONE no menciona estos principios básicos, él llama a esta dualidad sistema
bipartito, en el cual identifica dos partes y un tercero imparcial.

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y t e r c e r o s i n d e p e n d i e n t e s , si tienen un interés distinto al de las partes directas,


que no es excluyente (esto se analizará más adelante).
- T e r c e ro s s i n i n t e r é s o t e r c e r o s a b s o l ut o s . Son aquellos que no tienen interés
en el resultado del juicio, pero igual pueden ser importantes y participar en él con
posterioridad; por ejemplo, los testigos, los peritos, el secuestre, el martillero, etc.
Intervienen ocasionalmente en el proceso y no les interesa su resultado, pero tienen
facultades para ejercer derechos que arrancan precisamente de su intervención (por
ejemplo, reembolso de gastos de viaje del testigo, o los honorarios del perito).

ii. Atendiendo a su composición, las partes se clasifican en simples y múltiples. Las p a r t e s


s i m p l e s son aquellas conformadas por un sólo sujeto; y las p a r t e s m ú l t i p l e s son
aquellas conformadas por varios sujetos. Esta multiplicidad puede darse tanto respecto de
la parte demandante como respecto de la parte demandada.
iii. Por último, el profesor NÚÑEZ señala que atendiendo a si los litigantes son o no titulares
de los derechos que se litigan, distingue entre: p a r t e f o rm a l , cuando no es titular del
derecho que se litiga; y parte m a t e r i a l cuando es titular de dicho derecho.

5. CAPACIDAD DE LAS PARTES.


El CPC no da normas específicas sobre la materia, lo cual obliga al intérprete a tener que
recurrir a la legislación sustantiva o de fondo para determinar la capacidad, o sea, a las
disposiciones del CC, CCO, etc., según el caso. De acuerdo con estos Códigos de fondo, se sabe
que la capacidad es la regla general, y la incapacidad la excepción, y aplicando estos principios
se puede decir que para ser capaz, procesalmente hablando, se requiere ser persona, es decir,
sujeto de derecho, y no estar afecto a ninguna causal especial de incapacidad, por tanto, no
pueden comparecer los animales, las cosas inanimadas, las asociaciones que no tengan
personalidad jurídica, etc. (personas sin capacidad de goce), y tampoco podrán hacerlo los
menores de edad, los declarados en interdicción por demencia, por disipación, etc. (personas sin
capacidad de ejercicio). Pero se entiende que así como en los negocios civiles estas
incapacidades se subsanan mediante la intervención de los respectivos representantes legales,
también en los negocios judiciales ellas se subsanan haciendo comparecer en el juicio al
correspondiente representante legal a nombre del incapaz.
De acuerdo a lo anterior, en materia procesal hay que distinguir la capacidad para ser
parte, la capacidad para obrar o comparecer en juicio, y la capacidad para pedir en juicio (ius
postulandi).
i. C a p a c i d a d p a r a s e r p a r t e (capacidad de goce). Es el primer requisito procesal
referente las partes y consiste en la aptitud jurídica para ser titular de derechos y
obligaciones de carácter procesal. GUASP habla de personalidad procesal, y dice que a
toda persona que le corresponde la función de ser titular de derechos y obligaciones
(sustantivas o materiales), le corresponde también la función de ser titular de derechos y
obligaciones procesales.
Esta capacidad corresponde, en principio, a toda persona por el hecho de ser tal, pues es
un atributo de la personalidad. Es por ello que la capacidad para ser parte
tradicionalmente se asimila a la capacidad de goce del Derecho civil, que es la aptitud

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legal para adquirir derechos y contraer obligaciones, y que la tiene toda persona por el
hecho de ser tal. El problema a este respecto, se da porque cada vez más las legislaciones
admiten como partes en juicio a entes que no tienen capacidad de goce; así, por ejemplo,
en materia de recurso de protección, agrupaciones sin personalidad jurídica son admitidas
como partes en juicio.
ii. C a p a c i d a d p a r a o b ra r o c o m p a r e c e r e n j ui c i o , o c a p a c i da d p r o c e s a l
(capacidad de ejercicio). La capacidad para ser parte es suficiente para figurar como
sujeto de una relación jurídica procesal, pero no basta para tener plena aptitud, ni realizar
eficazmente los actos procesales que pueden hacer las partes. Esto se logra con la
capacidad procesal, esto es, la capacidad para presentarse ante los tribunales de justicia
ejerciendo una acción o defensa, en nombre propio o por cuenta de otros.
GUASP denomina a la capacidad procesal “legitimación procesal” y señala que ésta
permite figurar y actuar eficazmente como parte en un proceso determinado; a diferencia
de la capacidad para ser parte (personalidad procesal) que es genérica, es una aptitud
general para ser parte185. Esta capacidad equivale a la capacidad de ejercicio del Derecho
civil, y ésta la tienen todos aquellos sujetos que son capaces de ejercitar derechos por sí
mismos, sin el ministerio o autorización de otra.
Como se dijo, todos tienen capacidad para ser parte (capacidad de goce), sin embargo, no
todos tienen capacidad procesal (capacidad de ejercicio). Para suplir esta deficiencia, se
debe contar con la autorización o representación que la ley de fondo exige (por ejemplo,
un menor adulto, debe obrar por medio o con autorización de su padre); y si la persona es
capaz procesalmente y no quiere obrar o comparecer por sí mismo en el juicio, puede
acudir a la representación convencional en virtud de un mandato civil o comercial, según
el caso.
Suponiendo que en un juicio comparece una persona incapaz para ser parte o para
comparecer en juicio ¿Qué efectos legales produce semejante comparecencia?
Evidentemente que sería nula, y para evitar esto, la ley al tratar las excepciones dilatorias
establece que el demandado puede oponer, en tal situación, la excepción dilatoria de falta
de capacidad del demandante, o sea, podrá pedir que mientras esta incapacidad del
demandante no sea subsanada, no está obligado a contestar la demanda. Sin embargo,
nada dice la ley respecto de la intervención de una persona incapaz en juicio en calidad
de demandado; Mario CASARINO cree que, en tal caso, el propio demandado incapaz, por
intermedio de su correspondiente representante legal, podría también hacer presente esta
circunstancia como excepción dilatoria, encuadrándola dentro del art. 303 Nº 6 del CPC,
esto es, aquella excepción dilatoria tendiente a corregir el procedimiento sin afectar el
fondo de la acción deducida; número cuya redacción, dada su amplitud, permite encajar
el caso en estudio. Aún más, si el propio demandante o el tribunal mismo, durante el
curso posterior del juicio, descubren esta incapacidad del demandado, pueden también
pedir o decretar, según el caso, las medidas conducentes a subsanar tal incapacidad, pues
el art. 84 inc. IV del CPC, en materia de incidentes, señala que el juez podrá corregir de
185
Agrega el autor que la legitimación procesal (legitimatio ad processum) es la consideración especial que tiene la
ley, dentro de cada proceso, a las personas que se hallan en una determinada relación con el objeto del litigio, y se
exige que sean esas personas las que figuren en el proceso; por ejemplo, en la acción reivindicatoria, la legitimación
activa pertenece al dueño no poseedor, y la legitimación pasiva, al poseedor no dueño. Al respecto, el profesor
PÉREZ RAGONE señala que adquirir la calidad de parte en un proceso no significa que se cumpla con el requisito de
legitimación, así, es posible no tener ninguna relación con el objeto del proceso y tener la calidad de parte.

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oficio los errores que observe en la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las
medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos de procedimiento.
iii. C a p a c i d a d p a r a p e di r e n j ui c i o o i us po s t u l a n d i (derecho de postulación).
Esta es la capacidad para que la actuación judicial sea correcta, y se traduce en la
necesidad de dirigirse al órgano jurisdiccional por medio de las personas que la ley
establece. Si bien la capacidad para comparecer o capacidad procesal habilita a las
personas para actuar en el juicio, la realización de los actos procesales, por regla general,
recae en determinados profesionales, y esto se justifica por razones técnicas, pues dichas
personas tienen un conocimiento especializado del Derecho, y además, con ello se evita
el apasionamiento propio de la defensa de las causas personales, evitando agresiones o
violencia entre las partes.
Por lo tanto, sólo aquellas personas que sean titulares de ius postulandi podrán actuar
válidamente ante los órganos jurisdiccionales (por regla general), y quién no lo tenga, en
su primera actuación ante los tribunales deberá constituir un patrocinio y un mandato
judicial. Pues, como se verá más adelante, el poder de postulación se reparte entre dos
tipos de profesionales: uno a quien se le encomienda la pura representación (procurador)
y a otro que se le atribuye la dirección o defensa oficial de los litigantes (abogado
patrocinante).

6. PLURALIDAD DE PARTES LITIGANTES.

a. CONCEPTO Y FUNDAMENTO.
En principio, en todo juicio sólo existe una persona que desempeña el papel de
demandante y otra que desempeña el rol de demandado; pero no hay inconveniente legal alguno
para que también en un juicio intervengan dos o más personas como demandantes o
demandados, o para que intervengan varios demandantes o varios demandados a la vez. Si se
produce lo anteriormente descrito, se está frente a la institución procesal llamada litisconsorcio o
pluralidad de partes, a la que aluden expresamente los arts. 18, 19 y 20 del CPC; y desde el
momento en que estos preceptos se encuentran ubicados en el Libro I del CPC, quiere decir que la
pluralidad de partes puede darse en cualquier clase de juicios, puesto que se trata de
disposiciones comunes a todo procedimiento.
El fundamento de la institución en comento, es evitar diversos juicios sobre una misma
materia (economía procesal), e impedir la posibilidad de que se dicten en ellos sentencias
contradictorias (seguridad jurídica). Pues, se está ante un proceso único con pluralidad de partes,
estando legitimadas para ejercitar o para que frente a ellas se ejercite una única pretensión,
originadora de un único proceso, de tal modo que el juez ha de dictar una única sentencia, en la
que se contendrá un sólo pronunciamiento, la cual tiene como propiedad inherente a la misma, el
afectar a todas las personas que son parte.186

b. CLASIFICACIONES.

186
Aquí se pone de manifiesto una diferencia con la acumulación de autos, que es una acumulación objetiva y no
subjetiva, ya que en ella hay dos objetos, dos procesos, dos pretensiones, en cambio en la litisconsorcio hay sólo una
pluralidad de partes (elemento subjetivo).

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La figura del litisconsorcio se puede clasificar atendiendo a diversos factores:


i. Según el momento en que se origina, el litisconsorcio puede ser inicial o sucesivo. El
l i t i s c o n s o r c i o i ni c i al es aquel que nace con la iniciación del juicio, por interponerse
la demanda por muchos demandantes en contra de muchos demandados, o por un actor
frente a varios demandados, o por varios demandantes frente a un demandado. Esta figura
se encuentra consagrada en el art. 18 del CPC al decir que en un mismo juicio podrán
intervenir como demandantes o demandados varias personas siempre que se deduzca la
misma acción, o acciones que emanen directa e inmediatamente de un mismo hecho, o
que se proceda conjuntamente por muchos o contra muchos en los casos que autoriza la
ley. Como se puede apreciar, el litisconsorcio originario procede en tres casos:
- Cuando las partes entablen la misma acción. En términos procesales esto quiere decir
que se entable la misma pretensión, y esto tiene lugar cuando existe el mismo objeto y
la misma causa de pedir, entre varios demandantes y/ o demandados. Por ejemplo, los
los codueños de una cosa al ejercer la acción reivindicatoria.
- Cuando se entablen acciones (pretensiones) que deriven directa e inmediatamente de
un mismo hecho; como, por ejemplo, las derivadas de un accidente de tránsito. La
conexión de las pretensiones aquí, es la causa de pedir (fundamento inmediato del
derecho deducido en juicio).
- Cuando la ley lo autoriza. Por ejemplo, los casos de solidaridad o de deudas
hereditarias; o lo que ocurre con la ley de quiebra cuando los acreedores actúan
conjuntamente, o los deudores morosos del Fisco.
El l i t i s c o n s o r c i o s uc e s i v o o sobrevenido, en cambio, es aquél que se forma
posteriormente a la iniciación del proceso y a la notificación de la demanda, es decir, en
el curso del proceso se agregan otras partes a las originarias del proceso. Esta es la
situación que contempla el art. 21 inc. I del CPC, que dispone que si la acción ejercida por
alguna persona corresponde también a otra u otras personas determinadas, podrán los
demandados pedir que se ponga la demanda en conocimiento de las que no hayan
ocurrido a entablarla, quienes deberán expresar en el término de emplazamiento si se
adhieren a ella.
ii. Atendiendo a las partes que intervienen en el litigio, se distingue entre: l i t i s c o ns o r c i o
a c t i v o , si hay varios actores frente a un demandado; l i t i s c o ns o r c i o pa s i v o , si hay
un actor frente a varios demandados; y l i t i s c o n s o r c i o m i x t o , si hay varios
demandantes y demandados a la vez. Estas personas que litigan conjuntamente, ya sea
como demandantes o demandados, reciben el nombre de colitigantes o litisconsortes.
Esta clasificación tiene importancia respecto al término de emplazamiento, pues en caso
de que haya un litisconsorcio pasivo, los plazos de emplazamiento comienzan en
forma individual, y terminan en forma común (para todos iguales). En efecto, el art. 260
inc. I del CPC, señala que si los demandados son varios, sea que obren separada o
conjuntamente, el término para contestar la demanda correrá para todos a la vez, y se
contará hasta que expire el último término parcial que corresponda a los notificados.

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iii. Atendiendo a la obligatoriedad de la litis, se distingue entre litisconsorcio facultativo y


obligatorio. El l i t i s c o n s o r c i o f a c u l t a t i v o o voluntario, es aquel que nace de la
unión de varios colitigantes por su propia voluntad; normalmente se da cuando el actor,
que puede optar por interponer frente a distintas personas demandas separadas, decide
acumularlas en una sola. Es el caso que consagra el art. 18 del CPC, que expresa que en un
mismo juicio “podrán” intervenir como demandantes o demandados varias personas
siempre que se deduzca la misma acción, o acciones que emanen directa e
inmediatamente de un mismo hecho, o que se proceda conjuntamente por muchos o
contra muchos en los casos que autoriza la ley. En general, los requisitos del
litisconsorcio facultativo, según el art. 18 del CPC, son: la pluralidad de partes y la unidad
de procedimiento.
El l i t i s c o n s o r c i o o b l i ga t o r i o o forzado, en cambio, se presenta en aquellos casos en
que por disposición de la ley o en virtud de la relación jurídica material que se está
debatiendo, es necesario oír a varios sujetos; y esta necesidad de escuchar a varios sujetos
va a permitir que lo que se resuelva, en definitiva, no los perjudique. Los principales
casos de intervención forzada son:
- La intervención forzada como demandante. De acuerdo al art. 21 del CPC, si la acción
ejercida por alguna persona corresponde también a otra u otras personas
determinadas, podrán los demandados pedir que se ponga la demanda en
conocimiento de las que no hayan ocurrido a entablarla, quienes deberán expresar en
el término de emplazamiento si se adhieren a ella. Agrega el inc. II que si las dichas
personas se adhieren a la demanda, se aplicará lo dispuesto en los arts. 12 y 13
(tienen que actuar representados por un procurador común); si declaran su resolución
de no adherirse, caducará su derecho (no podrán deducirlo en un juicio posterior); y
si nada dicen dentro del término legal, les afectará el resultado del proceso, sin nueva
citación. En este último caso podrán comparecer en cualquier estado del juicio, pero
respetando todo lo obrado con anterioridad.187
- Otro caso de intervención forzada como demandante es la que se denomina acción de
jactancia regulada en el art. 269 del CPC, el cual señala que cuando alguna persona
manifieste corresponderle un derecho de que no esté gozando, todo aquél a quien su
jactancia pueda afectar, podrá pedir que se la obligue a deducir demanda dentro del
plazo de diez días, bajo apercibimiento, si no lo hace, de no ser oída después sobre
aquel derecho. Este plazo podrá ampliarse por el tribunal hasta treinta días, habiendo
motivo fundado.
- La intervención forzada se da también en el caso de la citación de evicción, regulado
expresamente a propósito del contrato de compraventa en el art. 1843 del CC que
señala que el comprador a quien se demanda la cosa vendida, por causa anterior a la
187
Nada dice la ley respecto de la oportunidad en que el demandado debe pedir que la demanda sea puesta en
conocimiento de otras personas. Al respecto, CASARINO señala que esto debe hacerse al momento de contestar la
demanda, pues si fuese antes, se trataría de una excepción dilatoria y, además, el citado podría quedar en indefensión
si se le cita en cualquier estado del juicio. Por otro lado, se estima que tal petición debe tramitarse como incidente,
pues el demandante tiene derecho a hacer ver al tribunal que la petición es legalmente improcedente o simplemente
dilatoria; se trata de un incidente de previo y especial pronunciamiento, porque el juicio no puede seguir adelante si
no ha transcurrido el término de emplazamiento para que los citados expresen su intención de adherir o no a la
demanda.

241
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venta, deberá citar al vendedor para que comparezca a defenderla. Esta citación se
hará en el término señalado por el Código de Enjuiciamiento.
- Por último, la intervención forzada también se da en el caso de los acreedores
hipotecarios, quienes deben ser citados para que se purgue la hipoteca; pues estos
acreedores se ven obligados a compadecer en el juicio para manifestar su voluntad en
orden a mantener la hipoteca o proceder a la subasta, y si nada dicen, en el término de
emplazamiento, se entienden optan por ser pagados sobre el precio de la subasta.

7. LA SUSTITUCIÓN Y LA SUCESIÓN PROCESAL.

En virtud de la s u s t i t uc i ó n p ro c e s a l , se faculta por ley a un sujeto para comparecer


en un juicio a nombre propio, haciendo valer derechos de terceros y, por lo tanto, adquiriendo el
rol de parte procesal para todos los efectos legales. Es el caso de la citación de evicción, en
donde el vendedor citado no compadece a nombre del comprador, sino que a nombre propio, y
defiende al comprador, es decir, defiende derechos de terceros y pasa a ser parte; otro caso de
sustitución se da a propósito de las acciones paulianas o revocatorias, y las acciones
subrogatorias. En estos casos, la parte sustituida puede actuar como tercero coadyuvante.
La s u c e s i ó n p ro c e s a l implica que durante el curso del procedimiento uno o más
sujetos reemplazan a otro que ocupa el rol de parte. Por ejemplo, el juicio entablado en contra de
una persona se sigue en contra de sus herederos cuando dicha persona fallece; así lo establece el
art. 5º del CPC que señala que si durante el juicio fallece alguna de las partes que obre por sí
misma, quedará suspenso por este hecho el procedimiento, y se pondrá su estado en noticia de
los herederos para que comparezcan a hacer uso de su derecho en un plazo igual al de
emplazamiento para contestar demandas, que conceden los arts. 258 y 259.

8. LOS TERCEROS RELATIVOS O PARTES INDIRECTAS CON INTERÉS.

a. CONCEPTO.
Como se dijo, las partes indirectas o terceros, son aquellas personas que concurren a un
juicio en forma voluntaria, una vez que éste ha sido iniciado. Ahora bien, estos terceros pueden
tener o no interés en el resultado del juicio, y los terceros con interés, siguiendo a CASARINO, son
aquellas personas que intervienen en un juicio, diversas del demandante y del demandado,
sosteniendo pretensiones concordantes, independientes o contradictorias con las de éstos.
En general, la intervención de un tercero en juicio recibe el nombre de “tercería”. Sin
embargo, hay que reconocer que la acepción “tercería” se usa con mayor frecuencia para
designar la intervención de un tercero en el juicio ejecutivo.

b. FUNDAMENTO DE LA INSTITUCIÓN.
El fundamento de la institución de las tercerías, es el deseo del legislador de que los fallos
judiciales se extiendan al mayor número posible de personas, siempre que ellas estén
directamente interesadas en sus resultados, con el objeto de evitar sucesivos juicios sobre una
misma materia, recargando inútilmente la labor de los tribunales (economía procesal), y
colocándolos todavía en la posibilidad de pronunciar fallos contradictorios (seguridad jurídica).
242
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Sin embargo, no en todos los juicios el legislador admite la institución de las tercerías en
idéntica forma. Los arts. 22, 23 y 24 del CPC, establecen reglas generales aplicables a las tercerías
en toda clase de procedimiento (pues dichos artículos se encuentran en el Libro I del CPC); pero
también existen reglas especiales en el juicio ejecutivo de obligaciones de dar, en el cual sólo
pueden intervenir los terceros siempre y cuando ejerciten las acciones que la misma ley se
encarga de señalar, a saber: la tercería de dominio, de posesión, de prelación y de pago. Y hay
reglas especiales también en los juicios ejecutivos especiales, como los destinados a realizar la
prenda agraria, la prenda industrial, etc., en los cuales no se admiten tercerías de ninguna
especie.

c. REQUISITOS PARA PERMITIR LA INTERVENCIÓN DE TERCEROS.

i. Se requiere que el reclamante tenga la calidad de tercero.


ii. Que exista un juicio ya iniciado.
iii. Que exista un interés actual comprometido en el proceso. De acuerdo al art. 23 inc. II del
CPC, se entenderá que hay interés actual siempre que exista comprometido un derecho y
no una mera expectativa, salvo que la ley autorice especialmente la intervención fuera de
estos casos. Ahora, si el interés falta, la protección jurídica desaparece, es decir, sin
interés no hay acción, o el interés es la medida de la acción.
Sólo excepcionalmente, y mediando texto expreso de ley que lo autorice, es posible que
una persona cualquiera, que no tiene interés actual (un derecho comprometido), puede
ejercer válidamente ciertas y determinadas acciones. Así, por ejemplo, a propósito de la
propiedad fiduciaria, esto es, aquélla que está sujeta al gravamen de pasar a otra persona,
por el hecho de verificarse una condición, el art. 761 del CC dispone que el
fideicomisario, mientras pende la condición, no tiene derecho ninguno sobre el
fideicomiso, sino la simple expectativa de adquirirlo. Podrá, sin embargo, impetrar las
providencias conservatorias que le convengan, si la propiedad pareciere peligrar o
deteriorarse en manos del fiduciario. Otro ejemplo se da en el recurso de amparo
económico establecido por la ley 18.971, que en su artículo único dispone que cualquier
persona podrá denunciar las infracciones al art. 19 N° 21 de la CPR, y agrega
explícitamente que el actor no necesitará tener interés actual en los hechos denunciados.

d. CLASIFICACIÓN DE LOS TERCEROS RELATIVOS.


Según como intervienen los terceros en el juicio, se clasifican en coadyuvantes,
excluyentes e independientes.
i. Los t e r c e ro s c o a d yu v a n t e s son las personas que sin ser parte directa en el juicio,
intervienen en él, una vez iniciado, por tener interés actual en sus resultados, sosteniendo
posiciones armónicas y concordantes con las de una de las partes directas (sea
demandante o demandado). En efecto, el art. 23 del CPC señala que los que, sin ser partes
directas en el juicio, tengan interés actual en sus resultados, podrán en cualquier estado
de él intervenir como coadyuvantes, y tendrán en tal caso los mismos derechos que
concede el art. 16 a cada una de las partes representadas por un procurador común,
continuando el juicio en el estado en que se encuentre.
243
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Art. 16. Cualquiera de las partes representadas por el procurador común que no se conforme con el
procedimiento adoptado por él, podrá separadamente hacer las alegaciones y rendir las pruebas que estime
conducentes, pero sin entorpecer la marcha regular del juicio y usando los mismos plazos concedidos al
procurador común. Podrá, asimismo, solicitar dichos plazos o su ampliación, o interponer los recursos a que
haya lugar, tanto sobre las resoluciones que recaigan en estas solicitudes, como sobre cualquiera sentencia
interlocutoria o definitiva.

Existe tercero coadyuvante en la citación de evicción, así, por ejemplo, si “A” le vende a
“B” una cosa, y luego “C” pretende discutir el dominio que tiene “B” sobre la cosa; “B”
puede citar a “A” al juicio para que lo defienda, y se produce, entonces, la figura ya
analizada de la sustitución procesal, en que “A” comienza a ocupar el lugar de “B” en el
proceso, y “B” puede hacerse parte como tercero coadyuvante de “A”, ya que tiene un
interés común. Otro ejemplo puede darse a propósito de la acción reivindicatoria, así, por
ejemplo, si “A” está reivindicando la propiedad que tiene “B”, pero “B” había hipotecado
la cosa, el acreedor hipotecario puede intervenir como tercero coadyuvante, ya que tiene
un interés concordante o afín con una de las partes.
Como todo tercero, los coadyuvantes deben tener un interés actual comprometido, sin
embargo, hay casos en que la ley autoriza la intervención de un tercero coadyuvante
prescindiendo del interés; así ocurre con ciertas disposiciones de la ley de quiebras y con
el art. 529 inc. II del CPC, a propósito de las tercerías en el juicio ejecutivo de las
obligaciones de dar, que señala que podrá también el tercerista (de pago) intervenir en la
realización de los bienes, con las facultades de coadyuvante.
En cuanto a la oportunidad para intervenir como tercero coadyuvante, de acuerdo al art.
23 inc. I del CPC, ellos pueden hacerlo en cualquier estado del juicio, o sea, en primera
instancia, en segunda instancia e incluso ante la CS si está conociendo un recurso de
casación. La petición del tercero, para que se le tenga como coadyuvante del demandante
o del demandado, se tramita como incidente (es una cuestión accesoria al juicio) y esto
quiere decir que se debe oír previamente a las partes directas, las que formularán sus
observaciones u objeciones para estimar procedente o improcedente la intervención del
tercero; y con lo que ellas expongan o en su rebeldía, el tribunal resolverá, pudiendo
incluso recibir el incidente a prueba, la que recaerá especialmente sobre el interés actual
invocado por el tercerista, pues en esta tramitación incidental el tercero debe probar su
interés para intervenir en el juicio. Ahora bien, si se acoge la intervención, el juicio
continúa en el estado en que se encuentre al momento de la intervención, por tanto, los
terceros deben respetar todo lo obrado con anterioridad.
En definitiva, los terceros coadyuvantes intervienen en el juicio con posterioridad a su
inicio y se colocan en la misma posición procesal de una de las partes directas, con la
cual las liga un interés común; y su intervención estará destinada a apoyar la posición de
ese demandante o demandado que sostiene el derecho que él también hace suyo. De ahí
que la ley equiparé a este tercero coadyuvante con la parte misma a quien coadyuva, es
decir, este tipo de terceros constituye con la parte directa a la que apoya una sola
identidad y, por ende, como dice el art. 23 del CPC, tienen los mismos derechos que
concede el art. 16 del CPC a cada una de las partes representadas por un procurador
común.188

188
En la práctica, se ha suscitado la duda sobre si deben notificarse al tercero coadyuvante toda clase de
resoluciones o únicamente las que recaigan en sus propias solicitudes. Cierta doctrina se inclina por la negativa, en

244
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ii. Los t e r c e r o s e x c l u ye n t e s son aquellos que hacen valer sobre la cosa litigada
derechos incompatibles con los de las partes directas; es decir, actúan en su interés propio
y personal, que es distinto al del demandante y demandado (se les llama también
opositores, pues están en contra de ambas partes). Al respecto, el art. 22 del CPC señala
que si durante la secuela del juicio se presenta alguien reclamando sobre la cosa litigada
derechos incompatibles con los de las otras partes, admitirá el tribunal sus gestiones en
la forma establecida por el art. 16 y se entenderá que acepta todo lo obrado antes de su
presentación, continuando el juicio en el estado en que se encuentre. Por ejemplo, “A”
interpone una acción reivindicatoria en contra de “B” (ambos dicen ser dueños), y
aparece “C” diciendo que él es el dueño, por lo tanto, su pretensión excluye la de las
partes principales.
El tercero excluyente se diferencia fundamentalmente del coadyuvante, en que mientras
este último es un verdadero accesorio de la parte demandante o demandada con quien
colabora en el juicio, el primero acciona como un verdadero demandante en contra del
demandante y demandado primitivos. Consecuencia de esta afirmación, es que el tercero
excluyente, desde el momento en que se le reconoce como tal en el juicio, pasa a adquirir
la calidad de parte y, por consiguiente, tiene todos los derechos que la ley otorga a los
litigantes en juicio, así, por ejemplo, debe ser notificado de las resoluciones, puede
deducir recursos, rendir pruebas, formular alegaciones, etc.
Si bien el CPC no señala el momento en que el tercero puede intervenir en forma expresa,
sí lo indica de modo implícito al establecer el art. 22 del CPC “si durante la secuela del
juicio”, lo que significa que el tercero puede intervenir en cualquier estado del juicio, en
primera o segunda instancia, antes de que esté firme la sentencia. En lo relativo a la
tramitación, la petición se va a tramitar en forma incidental, es decir, en ella se va a tener
que justificar el interés actual que se invoque y calificar la incompatibilidad de este
derecho con alguno de los derechos alegados por las partes principales.
En esta materia surge un problema a raíz del art. 22 del CPC, el cual se remite al art. 16
del mismo Código; en efecto, si en un juicio se presenta un tercero alegando derechos
incompatibles sobre la cosa litigada con respecto a los de las otras partes, tal pretensión
debiera tramitarse entre el tercero, en calidad de demandante, y el demandante y
demandado primitivos, en calidad de actuales demandados; sin embargo, el legislador
procesal no ha considerado así este problema, pues dice que el tribunal admitirá las
gestiones de este tercero en la forma establecida por el art. 16…. Por esta remisión
pareciera, a primera vista, que el tercero excluyente debe obrar conjuntamente con alguna
de las partes a través de un procurador común, lo que es un absurdo, pues si el tercero
excluyente tiene los mismos derechos de la parte representada por el procurador común,
quiere decir que quedará entregado a merced de la marcha que quieran imprimirle al
juicio sus contrarios, esto es, demandante y demandado primitivos. En realidad, la
remisión del art. 22 al art. 16 del CPC, debe entenderse hecha a aquella parte de la
disposición que señala que podrán hacer separadamente las alegaciones y rendir las
pruebas, etc. En todo caso, no hay que olvidar que la intervención del tercero excluyente
en juicio es eminentemente facultativa, y que nada le impide a éste accionar por cuerdas
separadas.

atención a que la ley ha limitado sus derechos (art. 16 del CPC), no figurando entre ellos este último; a lo que cabe
agregar que los terceros son simples accesorios de la parte principal, siendo inútiles estas notificaciones; y, por otro
lado, el legislador lo habría manifestado expresamente, si ése hubiese sido su pensamiento.

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Finalmente, aceptada la intervención del tercero excluyente, se presenta también otro


problema, en cuanto a cómo continua el juicio del tercero que advino. El art. 22 del CPC
señala que el tercero excluyente deberá aceptar todo lo obrado antes de su presentación,
“continuando el juicio en el estado en que se encuentre”. Hay distintas opiniones
respecto a esta última frase: algunos entienden que admitido el tercero excluyente se
paraliza la causa principal mientras no se resuelva sobre el derecho del tercero, por lo que
se tramita esta intervención en cuadernos separados, pero contenido en el mismo
expediente del juicio de las partes principales. Otros autores, en cambio, señalan que lo
lógico es generalizar el procedimiento que el CPC establece para la tercería de dominio en
el juicio ejecutivo, es decir, se debe iniciar un tercer juicio en que el tercero sería el
demandante y las partes directas del otro juicio obrarían como demandados, pero ambos
tendrían que fallarse en una sola sentencia; así, en esta segunda posibilidad habrían dos
expedientes, dos cuadernos diversos, uno del juicio primitivo y otro del tercero
excluyente con las partes directas del juicio primitivo.
Esta segunda interpretación cuenta con el apoyo mayoritario de la jurisprudencia, debe,
por tanto, iniciarse un nuevo juicio entre el tercero y las partes directas hasta que llegue la
tercería al mismo estado de tramitación del juicio primitivo, y lograda esa similitud en la
tramitación, continuarán desarrollándose conjuntamente para terminar con una sola
sentencia. Sin embargo, esta tesis se critica porque solamente tendría aplicación cuando
la acción que ejercite el tercero se someta al mismo procedimiento que la acción que han
invocado las partes directas.
iii. Los t e r c e r o s i n d e p e n d i e n t e s son aquellos que invocan o sostienen, como el nombre
lo indica, un interés independiente, propio o autónomo del que han hecho valer en juicio
las partes directas, que no excluye ni coopera con el del demandante o demandado
(invocan una pretensión distinta). Por ejemplo, en un juicio de reivindicación entre “A” y
“B”, aparece un tercero señalando que se respete su contrato de arrendamiento porque
consta en escritura pública.
A los terceros independientes se les aplican las mismas normas procesales de los terceros
excluyentes. En efecto, el art. 23 inc. final del CPC indica que si el interés invocado por
el tercero es independiente del que corresponde en el juicio a las dos partes, se
observará lo dispuesto en el artículo anterior.
Por último, de acuerdo al art. 24 del CPC, las resoluciones que se dicten en los casos de
los dos artículos anteriores (o sea, respecto de los terceros coadyuvantes, excluyentes e
independientes) producirán respecto de las personas a quienes dichos artículos se refieren los
mismos efectos que respecto de las partes principales. Es decir, dichas resoluciones producen un
efecto relativo, y la acción y excepción de cosa juzgada.

9. LA COMPARECENCIA ANTE LOS TRIBUNALES DE JUSTICIA.

9.1. GENERALIDADES.

a. CONCEPTO.
La palabra comparecencia, jurídicamente, tiene un doble sentido: uno amplio y otro
restringido. C o m p a r e c e n c i a e n s e n t i d o a mp l i o , es el acto de presentarse alguna persona
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ante el juez, ya sea espontáneamente, para deducir cualquier pretensión o para hacerse parte en
un negocio, ya sea virtud de un llamamiento o intimación de una autoridad que lo obligue a
hacerlo, para la práctica de alguna diligencia judicial. Así, se dice que comparen ante los
tribunales no sólo las partes directas, sino que también los terceros relativos, los terceros
absolutos (los cuales son totalmente ajenos a las partes mismas), y los interesados en los
negocios pertenecientes a los asuntos judiciales no contenciosos.
Por otro lado, c o m p a r e c e n c i a e n s e n t i d o r e s t r i n gi d o , es el acto de presentarse
ante los tribunales de justicia ejerciendo una acción o defensa, o bien, requiriendo su
intervención en un acto perteneciente a la jurisdicción no contenciosa. En este sentido se
empleará la palabra comparecencia.189

b. FUENTES LEGALES DE LA COMPARECENCIA.


La comparecencia ante los tribunales se halla regulada en el Título II (“De la
comparecencia en juicio”) del Libro I del CPC (“Disposiciones comunes a todo procedimiento”),
y en especial en la Ley 18.120 sobre Comparecencia en Juicio.
El art. 4º del CPC dice que toda persona que deba comparecer en juicio a su propio
nombre o como representante legal de otra, deberá hacerlo en la forma que determine la ley; y
dicha ley es, precisamente, la Ley sobre Comparecencia en Juicio.

c. FORMAS DE COMPARECENCIA.
Hay dos formas clásicas de comparecencia ante los tribunales: por sí (personal) y por
intermedio de mandatario o apoderado.
i. Se c o mp a r e c e p o r s í cuando a nombre propio o como representante legal de otro, se
actúa ante los tribunales sin necesidad de valerse de los servicios o representación de un
tercero. Por lo tanto, la comparecencia por sí se puede subclasificar en: comparecencia
por sí a nombre propio (por ejemplo, cuando en la calidad de dueño de un inmueble se
entabla una demanda reivindicatoria), y comparecencia por sí como representante legal
de otro (por ejemplo, cuando en la calidad de padre de un hijo menor de edad y, por
consiguiente, de representante legal de ese hijo, se entabla una demanda reivindicatoria
respecto de un inmueble del cual él es dueño). Ambas clases de comparecencia por sí o
personal, están totalmente asimiladas ante la ley procesal, de tal manera que el distingo
tiene sólo importancia para los efectos de la ley de fondo o sustantiva.
¿Qué sucede si en el intertanto del juicio fallece la parte que litigaba por sí? ¿Qué suerte
corre el proceso? La solución la da el art. 5º del CPC al disponer que si durante el juicio
fallece alguna de las partes que obre por sí misma, quedará suspendido por este hecho el
procedimiento (se trata de una excepción a la regla consignada en el art. 339 del CPC que
dice que el término probatorio no se suspenderá en caso alguno), y se pondrá su estado en
noticia de los herederos para que comparezcan a hacer uso de su derecho en un plazo
igual al de emplazamiento para contestar demandas, que conceden los arts. 258 y 259
(15 días, 18 días, o 18 días más el aumento de la tabla de emplazamiento, según el caso).

189
Este tema tiene directa relación con la capacidad procesal o para comparecer, y con la capacidad para pedir en
juicio o ius postulandi.

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Por lo tanto, se produce la suspensión de pleno derecho de la tramitación del juicio en el


día y la hora exacto en que la persona murió, aun cuando no lo sepa ni el juez, ni la
contraparte; pues esta norma es de toda lógica y justicia, y su fundamento descansa en la
aplicación del conocido aforismo jurídico que dice que al impedido no le corre plazo.
Producida la suspensión del procedimiento, nace para la parte contraria la obligación de
poner el estado del juicio en noticia de los herederos de la parte fallecida; si no se cumple
con esta carga, se estima que, aun cuando la ley no lo diga expresamente, se debe anular
todo lo obrado con posterioridad, nulidad procesal que podrá ser pedida por los herederos
en cualquier estado del juicio.190
¿Qué sucede si en el intertanto del juicio termina la representación legal de una persona?
Este caso se regula en el art. 9º del CPC que dice que si durante el curso del juicio termina
por cualquiera causa el carácter con que una persona representa por ministerio de la ley
derechos ajenos, continuará no obstante la representación y serán válidos los actos que
ejecute, hasta la comparecencia de la parte representada, o hasta que haya testimonio en
el proceso de haberse notificado a ésta la cesación de la representación y el estado del
juicio. El representante debe gestionar para que se practique esta diligencia dentro del
plazo que el tribunal designe, bajo pena de pagar una multa de un cuarto a un sueldo
vital y de abonar los perjuicios que resulten. Ahora bien, el representante legal de otro
deja de serlo tan pronto como suceden aquellos hechos que en concepto de la ley
sustantiva ponen término a la representación, por ejemplo, el caso típico es el del padre
cuando el hijo llega a la mayoría de edad; pero en materia procesal se necesita algo más
que la simple ocurrencia de aquellos hechos para que termine la representación procesal.
En efecto, por una ficción del legislador la representación continúa hasta que se
produzcan uno de estos dos eventos: la comparecencia misma de la parte representada, o
la constancia en el proceso de haberse notificado a ella la cesación de la representación y
el estado del juicio.

ii. Por otra parte, se c o m p a r e c e p o r m e d i o d e ma n d a t a ri o o a p o d e r a d o cuando


los derechos propios o los de los representados legales, se hacen valer ante los tribunales
por medio de un tercero que recibe el nombre de mandatario, apoderado o procurador.
¿Qué sucede si fallece alguna de las partes que litigaba a través de un procurador o
mandatario judicial? Su muerte es irrelevante para todos los fines procesales, pues el
mandato judicial no se extingue por la muerte del mandante. Ahora, si quien fallece es el
mandatario judicial, en este caso no se suspende propiamente el procedimiento (a
diferencia del fallecimiento de la persona que obra por sí), sino que, siendo el
fallecimiento del mandatario una causal de expiración del mandato judicial, la parte que
desee activar el juicio tendrá que pedir que el otro litigante nombre nuevo mandatario, so
pena de incurrir en nulidad del procedimiento, al continuarse con un mandatario
fallecido. Los herederos del mandatario judicial, por su parte, tendrán también la
obligación de poner el hecho en conocimiento del mandante, para que adopte las medidas

190
Si bien la norma analizada se pone en el caso de que existan herederos de la parte litigante fallecida, bien puede
acontecer que nadie haya aceptado la herencia de ese causante. En tal evento, la contraparte tiene dos derechos que
ejercitar para que el juicio siga su marcha normal: pedir a los herederos que manifiesten si aceptan o no la herencia
del causante. Si los herederos aceptan la herencia, se les practica la notificación en la forma establecida por el art. 5º
del CPC; en cambio, si la repudian, se declara yacente la herencia y se le nombra curador, y a éste se le practicará la
notificación a que alude el art. 5º, siguiéndose con él la causa.

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conducentes a la defensa de sus derechos, bajo la sanción de responder de la


correspondiente indemnización de perjuicios.

d. SISTEMAS TEÓRICOS DE COMPARECENCIA.


No siempre en todas las legislaciones, ni menos en todos los tiempos, se ha seguido un
sistema uniforme en cuanto a esta institución; pues se han distinguido los siguientes sistemas de
comparecencia:
i. En ciertos casos se ha prohibido expresamente la comparecencia ante los tribunales por
medio de apoderado o mandatario. La comparecencia por sí, a propio nombre o como
representante legal de otro, ha sido, pues, dentro de este sistema, la única forma de
comparecencia válida.
ii. En otros sistemas se faculta a las partes para comparecer por sí o por medio de
apoderado; pero existen ciertas condiciones o requisitos mínimos que deben poseer las
personas que deseen desempeñarse en calidad de mandatarios o apoderados judiciales.
iii. Un tercer sistema, más riguroso que el anterior, prohíbe expresamente la comparecencia
ante los tribunales en forma personal; de suerte que esta importante actividad procesal
debe ser cumplida por intermedio de mandatarios o apoderados judiciales, quienes a su
vez, para poder desempeñar estos cargos deben reunir ciertas condiciones o requisitos de
capacidad intelectual y de integridad moral.

9.2. SISTEMA CHILENO DE COMPARECENCIA.


Por regla general, en Chile se debe comparecer ante los tribunales con un mandatario o
procurador judicial que debe reunir ciertas calidades. Estas personas pueden ser distintas,
dependiendo de la jerarquía del tribunal; es por ello que a continuación se distinguirá la
comparecencia ante los tribunales inferiores y ante los tribunales superiores de justicia.

a. COMPARECENCIA ANTE TRIBUNALES INFERIORES DE JUSTICIA.

Ante estos tribunales existe la obligación de designar un mandatario judicial y un


abogado patrocinante. En efecto, el art. 2º inc. I de la ley 18.120 señala que ninguna persona,
salvo en los casos de excepción contemplados en este artículo, o cuando la ley exija la
intervención personal de la parte, podrá comparecer en los asuntos y ante los tribunales a que
se refiere el inc. I del artículo anterior (asuntos contenciosos y no contenciosos, y ante tribunales
ordinarios, especiales o arbitrales), sino representada por un abogado habilitado para el
ejercicio de la profesión, por procurador del número, por estudiante actualmente inscrito en
tercero, cuarto o quinto año de las Escuelas de Derecho de las Facultades de Ciencias
Jurídicas y Sociales de alguna de las universidades autorizadas, o por egresado de esas mismas
escuelas hasta tres años después de haber rendido los exámenes correspondientes. La autoridad
universitaria competente certificará, a petición verbal del interesado, el hecho de estar vigente
la matrícula o la fecha del egreso, en su caso. La exhibición del certificado respectivo
habilitará al interesado para su comparecencia. A su vez, el art. 1º inc. I de dicha ley señala que
la primera presentación de cada parte o interesado en asuntos contenciosos o no contenciosos
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ante cualquier tribunal de la República, sea ordinario, arbitral o especial, deberá ser
patrocinada por un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión.
En consecuencia, está prohibida expresamente la comparecencia personal en asuntos
contenciosos y no contenciosos, que se tramiten ante tribunales ordinarios, arbitrales y
especiales. Ahora bien, de acuerdo al art. 2º inc. I de la ley 18.120, quiénes pueden representar
válidamente en aquellos asuntos y en dichos tribunales, son:
i. Los a b o ga d o s h a b i l i t a d o s p a r a e j e r c e r l a p r o f e s i ó n . Se entiende por tal, aquél
que no está suspendido del ejercicio profesional, esto es, que no ha sido objeto de una
medida disciplinaria. Además, el abogado debe estar al día en el pago de la patente
profesional en cualquier municipalidad, la que tiene un valor de una UTM y se cancela en
dos cuotas semestrales. En los distintos tribunales el Secretario está en condiciones de
requerir el certificado de que se está al día en el pago de la patente, pues con ella
normalmente se acredita la calidad de abogado habilitado.191
Si bien el nombramiento de apoderado puede recaer sobre la misma persona del abogado
patrocinante, en la práctica quien asume el patrocinio son los estudiantes o egresados de
las escuelas de Derecho.
ii. Los p r o c u r a d o r e s d e l n ú m e ro . En general, procurador, apoderado o mandatario, es
todo aquél que representa a otra persona ante los tribunales de justicia, por encargo de
ella. El epígrafe que encabeza el Párrafo VI del Título XI del COT se denomina “De los
procuradores y especialmente de los procuradores del número”, lo cual indica que
existen diversas clases de procuradores, a saber: los procuradores del número y los
procuradores comunes u ordinarios; ambos tienen en común la facultad de comparecer,
no obstante, el procurador del número se diferencia por ser un auxiliar de la
administración de justicia, o sea, que para desempeñar sus funciones requiere de un título
especial otorgado por la autoridad pública competente (requiere nombramiento estatal por
medio de un Decreto Supremo); mientras que los procuradores ordinarios, son nombrados
por las partes a su entera voluntad. En definitiva, de acuerdo al art. 394 inc. I del COT, los
procuradores del número, son oficiales de la administración de justicia encargados de
representar en juicio a las partes que se les encomiende; por ejemplo, a los litigantes
rebeldes.
iii. Los m a n d a t a r i o s q ue d e s i gn e l a r e s p e c t i v a C o r p o ra c i ó n de A s i s t e n c i a
J u d i c i a l . La Asistencia Judicial es una corporación de Derecho público encargada de
prestar representación judicial a aquellas personas que carecen de los medios necesarios
para contratar un procurador, lo cual se logra, principalmente, a través de la práctica de
los egresados de derecho. En efecto, de acuerdo al art. 2º inc. II de la ley 18.120, las
Corporaciones de Asistencia Judicial podrán designar como mandatario a los egresados
de las Escuelas de Derecho a que se refiere el inciso anterior, cualquiera sea el tiempo

191
Se debe pagar la patente profesional, siempre y cuando se tenga instalado un local físico especialmente destinado
a la actividad profesional, como por ejemplo, una consulta jurídica; esta patente se paga en cualquier municipalidad
y tiene vigencia en todo el país, no está circunscrita sólo a una comuna. Un acuerdo del pleno de la CS del año 2008
ordenó a los tribunales del país no exigir a los abogados que acrediten el pago de la patente municipal para autorizar
un poder, alegar en estrados o efectuar alguna gestión ante los tribunales de justicia; el sentido de este acuerdo no
implica la eximición del pago de dicho tributo sino que, de modo diferente, sólo tiene por objeto aclarar que ella no
es necesaria para acreditar la calidad de abogado ante los tribunales de justicia.

250
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que hubiere transcurrido después de haber rendido los exámenes correspondientes, para
el solo efecto de realizar la práctica judicial necesaria para obtener el título de abogado.
Esta calidad se acredita con el certificado que expide la misma Corporación.
iv. Los estudiantes actualmente inscritos en tercero, cuarto o quinto de las Escuelas de
Derecho de las Facultades de Ciencias Jurídicas y Sociales de alguna de las
universidades autorizadas.
v. Los egresados de esas mismas escuelas hasta tres años después de haber rendido los
exámenes correspondientes. Esta calidad, y la anterior, se acredita mediante un
certificado expedido por la autoridad universitaria, a petición verbal del interesado, en el
cual consta el hecho de la matrícula o la fecha del egreso.192

A pesar de los claros fundamentos de la regla general que prohíbe la comparecencia ante
los tribunales inferiores en forma personal, como toda regla, tiene excepciones, las cuales se
justifican por: la cuantía del negocio, la naturaleza del mismo y, en general, por la dificultad
material de la parte para obtener un mandatario o procurador. En concreto, estas excepciones en
donde se puede comparecer personalmente, son:
i. Cuando la ley exige la intervención personal de la parte. El art. 2º inc. I de la Ley 18.120
señala que ninguna persona, salvo los casos de excepción contemplados en este articulo
o cuando la “ley exija la intervención personal de la parte”…. Ejemplos típicos de
comparecencia personal exigida por la ley, son el comparendo de conciliación (art. 264
inc. I del CPC) y la diligencia de absolución de posiciones o confesión judicial (art. 385
inc. I del CPC).
Art. 264. A los comparendos de conciliación deberán concurrir las partes por sí o por apoderado. No
obstante, el juez podrá exigir la comparecencia personal de las partes, sin perjuicio de la asistencia de sus
abogados.

Art. 385. Fuera de los casos expresamente previstos por la ley, todo litigante está obligado a declarar bajo
juramento, contestada que sea, la demanda, sobre hechos pertenecientes al mismo juicio, cuando lo exija el
contendor o lo decrete el tribunal en conformidad al art. 159 (medida para mejor resolver).

ii. Cuando el juez autoriza la comparecencia personal para la iniciación y secuela de un


juicio. Esta segunda excepción se consagra en el art. 2º inc. III de la ley 18.120 al disponer
que para la iniciación y secuela del juicio podrá, sin embargo, solicitarse autorización
para comparecer y defenderse personalmente. El juez podrá concederla, atendida la
naturaleza y cuantía del litigio o las circunstancias que se hicieren valer, sin perjuicio de
exigir la intervención de abogados, siempre que la corrección del procedimiento así lo
aconsejare. Las resoluciones que se dicten en esta materia sólo serán apelables en el
efecto devolutivo.
iii. No es necesario el mandatario judicial en aquellas comunas en que el número de
abogados en ejercicio sea inferior a cuatro. En efecto, de acuerdo al art. 2º inc. VIII de la
ley 18.120, las obligaciones consignadas en el primer inciso del art. 1° (comparecer con

192
Hay que recordar que en materia de capacidad se distinguió entre: capacidad para ser parte procesal, capacidad
para comparecer o capacidad procesal, y capacidad de pedir en juicio o ius postulandi. Las personas mencionadas
son, precisamente, las que tienen ius postulandi.

251
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procurador) y de este artículo (comparecer con patrocinio), no regirán en aquellos


departamentos en que el número de abogados en ejercicio sea inferior a cuatro, hecho
que determinará la CA correspondiente.
iv. El mismo art. 2º en su inc. IX señala que exceptúanse, también, del cumplimiento de
dichas obligaciones, las solicitudes sobre pedimentos de minas que se formulen ante los
tribunales, sin perjuicio de cumplirse tales exigencias respecto de las tramitaciones
posteriores a que den lugar.
v. Asimismo, el inc. X del art. 2º señala que no regirán tampoco (las exigencias de mandato
y patrocinio) respecto de los asuntos de que conozcan los jueces de subdelegación y de
distrito (figura que fue derogada); los alcaldes; los Jueces de Policía Local, salvo en los
asuntos sobre regulación de daños y perjuicios de cuantía superior a dos UTM; los
juzgados de menores (figura derogada); los árbitros arbitradores; el SII, salvo que
tratándose de asuntos superiores a dos UTM, el Servicio exija por resolución fundada la
intervención de abogados; la CGR; la Cámara de Diputados y Senado en los casos de los
arts. 48 y 49 de la CPR (juicio constitucional); ni en los juicios cuya cuantía no exceda de
media UTM; en las causas electorales; en los recursos de amparo y protección (no
obstante, en los alegatos de las Cortes sólo pueden intervenir abogados); respecto del
denunciante en materia criminal; en las solicitudes en que aisladamente se pidan copias,
desarchivos y certificaciones; ni respecto de los martilleros, peritos, depositarios,
interventores, secuestres y demás personas que desempeñen funciones análogas, cuando
sus presentaciones tuvieren por único objeto llevar a efecto la misión que el tribunal les
ha confiado o dar cuenta de ella.

Por último, para evitar toda clase de dudas al respecto y de extender en lo posible la
prohibición de comparecencia personal ante los tribunales inferiores de justicia, el art. 2º inc. V
de la ley 18.120 establece que lo dispuesto en este artículo (comparecer con procurador) se
aplicará también a la delegación del mandato193 y a la autorización para diligenciar exhortos.
En este último caso, las calidades a que se refiere el inc. I de este artículo (la calidad de
procurador) se acreditarán ante el tribunal exhortado. Es decir, tanto el delegado judicial como
el encargado de la tramitación de un exhorto, requieren de ius postulandi.
Luego, la ley se coloca en el caso, de ordinaria ocurrencia, de que una persona confiera a
otra un mandato con administración de bienes y con facultad expresa de representarla en juicio.
Este mandato, en principio, la ley no lo prohíbe, pero establece que si el mandatario no fuere
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión o procurador del número, deberá delegarlo,
en persona que posea alguna de estas calidades. En efecto, el art. 2º inc. VII señala que no
obstante lo dispuesto en el inc. I de este artículo, en los mandatos con administración de bienes
podrá conferirse al mandatario la facultad de comparecer al juicio, pero si éste no fuera
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión o procurador del número, deberá delegarlo,
en caso necesario, en persona que posea alguna de estas calidades. Como se puede apreciar, en
esta disposición se restringe el campo de actuación de las demás personas habilitadas para
comparecer como mandatarios, pues sólo pueden comparecer los abogados habilitados o el
procurador del número.

193
De acuerdo al art. 7º del CPC, la delegación es una facultad ordinaria del mandato, y rige a menos que el
mandante expresamente la prohíba.

252
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b. COMPARECENCIA ANTE LOS TRIBUNALES SUPERIORES DE JUSTICIA.194


El art. 398 del COT en su primera parte señala que ante la CS sólo se podrá comparecer
por abogado habilitado o por procurador del número…. La disposición en referencia es clara:
ante la CS no cabe hablar de comparecencia personal, sea a nombre propio, sea como
representante legal de otra persona, pues siempre se tiene que comparecer por medio de abogado
habilitado o procurador del número, no importando la naturaleza del negocio, la instancia o
grado jurisdiccional en que deba ser conocido el asunto, o la situación procesal de la parte
compareciente. Por lo tanto, ante esta Corte no se puede comparecer con estudiantes o egresados
de derecho, ni con personas que realizan la práctica judicial.
Por otra parte, la segunda parte del inc. I del art. 398 del COT señala que ante las CA las
partes podrán comparecer personalmente o representadas por abogado o por procurador del
número195. La excepción viene dada por el caso del litigante rebelde, pues de acuerdo al art. 398
inc. II, éste sólo podrá comparecer ante estos últimos tribunales representado por abogado
habilitado o por procurador del número.

9.3. EL MANDATO JUDICIAL.

a. CONCEPTO Y FUENTES LEGALES.


De acuerdo al art. 2116 del CC, el mandato es un contrato en que una persona confía la
gestión de uno o más negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la
primera. Agrega el inc. II que la persona que confiere el encargo se llama comitente o
mandante, y la que lo acepta, apoderado, procurador, y en general, mandatario. Ahora bien,
atendiendo a la naturaleza de los negocios encomendados por el mandante al mandatario, el
mandato se clasifica en: m a n d a t o c i v i l , que es aquel en que el negocio cometido es un acto
civil, y cuyo estatuto jurídico aplicable está contenido en los arts. 2116 y siguientes del CC;
m a n d a t o m e r c a n t i l o c o m i s i ó n , que es aquel en que el negocio cometido es un acto de
comercio, y se regula en los arts. 233 y siguientes del CCO; y el m a n d a t o j u d i c i a l que en
términos generales, es aquel que consiste en la comparecencia en juicio a nombre de otro, y se
encuentra regulado en los arts. 6º y 7º del CPC, y en el COT.
La doctrina procesal define al mandato judicial, como un contrato solemne en virtud del
cual una persona otorga a otra, que tiene ciertas cualidades o condiciones especiales, facultades
suficientes para que la represente ante los tribunales de justicia. Por su parte, el art. 395 del COT
define el mandato judicial, desde un punto de vista procesal, expresando que el acto por el cual
una parte encomienda a un procurador la representación de sus derechos en juicio, es un
mandato que se regirá por las reglas establecidas en el CC para los contratos de esta clase,
salvas las modificaciones contenidas en los artículos siguientes.

194
CASARINO en esta materia distingue entre comparecencia de primera y de segunda instancia. Sin embargo, al
emplear este criterio no se exigiría patrocinio ni mandato judicial a una persona que comparece ante una CA que
conoce de un recurso de casación en la forma, en contra de una sentencia de un Juez de Letras, puesto que en este
caso las CA lo conocen y fallan en única instancia. Por lo tanto, este asunto no es una cuestión de grados o
instancias, sino que de jerarquía del tribunal.
195
Excepcionalmente aquí se permite comparecer con alumnos en práctica en la Corporación de asistencia judicial.

253
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El mandato judicial es un mandato especial, pues sólo se otorga para los asuntos o
negocios judiciales; y es judicial porque lo que se encarga es que el mandatario comparezca a
nombre del mandante, de modo de producir los mismos efectos que si hubiese actuado
personalmente. La razón de esto último, es que la tramitación ante los órganos jurisdiccionales
supone un grado especializado de conocimiento, por eso la ley determina cualidades especiales
en la persona del procurador y, por otro lado, la defensa de causas propias agrega a la discusión
la impetuosidad, que puede ser peligrosa.

b. DIFERENCIAS ENTRE EL MANDATO CIVIL Y EL MANDATO JUDICIAL.

i. En cuanto a la forma como se constituyen o perfeccionan, el mandato civil es, por regla
general, consensual, pues se perfecciona con el mero consentimiento de los contratantes;
el mandato judicial, en cambio, es siempre solemne y la solemnidad consiste en que debe
constar necesariamente por escrito.
ii. En cuanto a la libertad de las partes para elegir la persona del mandatario, mientras en el
mandato civil el encargo puede confiarse a cualquier persona; el mandato judicial debe
recaer solamente en personas habilitadas por expresa disposición de la ley (aquellas que
tienen ius postulandi).
Además, mientras el mandato civil puede recaer en una o más personas, el mandato
judicial, por su propia naturaleza, repugna la pluralidad de mandatarios. Tanto la
jurisprudencia como la doctrina han estimado que la pluralidad de mandatarios en sede
procesal es improcedente, y la razón para no aceptarlo es la discrepancia que puede
presentarse en la actuación de éstos. Lo que sí permite la jurisprudencia, es que las partes
en un juicio puedan ser defendidas por más de un abogado patrocinante, ya que eso no se
opone a la economía procesal.
iii. En cuanto a la representación, mientras en el mandato civil la representación es un
elemento de la naturaleza, en el mandato judicial la representación es un elemento de la
esencia. Por lo tanto, todos los actos procesales realizados por el mandatario judicial se
entienden hechos por el mandante, pues en virtud del art. 1448 del CC, se entiende que lo
que una persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella (mediante un
mandato judicial) o por la ley para representarla (por ejemplo, el caso de los
Procuradores Fiscales del Consejo de Defensa del Estado), produce respecto del
representado iguales efectos que si hubiese contratado él mismo.
iv. Por último, el mandato civil puede terminar, entre otros casos, por la muerte del
mandante, en cambio, el mandato judicial jamás termina por la muerte de éste.

c. CONSTITUCIÓN DEL MANDATO JUDICIAL.

Como se ha dicho, el mandato judicial es un contrato solemne, a diferencia del mandato


civil, que, por regla general, es consensual. Ahora bien ¿cuáles son las solemnidades en el
mandato judicial? O mejor dicho ¿Cómo se constituye el mandato judicial? Sobre el particular el
art. 6º inc. II del CPC señala que para obrar como mandatario se considerará poder suficiente:
i. El constituido por escritura pública otorgada ante notario o ante oficial del registro civil

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a quien la ley confiera esta facultad. Hay que recordar que, de acuerdo al art. 403 del
COT, la escritura pública es el instrumento público o auténtico otorgado con las
solemnidades que fija esta ley, por el competente notario, e incorporado en su protocolo
o registro público.
ii. El que conste de un acta extendida ante un juez de letras o ante un juez árbitro y suscrita
por todos los litigantes (por ejemplo, en un comparendo). Esta segunda forma de
constituir el mandato judicial tiene aplicación ante los jueces de letras y los jueces
árbitros, y en el primer caso, el mandato servirá para representar a las partes sólo ante el
juez de letras, mientras que en el segundo supuesto, servirá para actuar ante el propio juez
árbitro o ante otro tribunal cualquiera. Esta última forma de constitución del mandato
judicial se usa mucho en los juicios de partición de bienes, cuando los interesados deseen
ser representados en conjunto ante otro tribunal y en un juicio diverso, sea como actores o
como demandados.
iii. El que conste de una declaración escrita del mandante, autorizada por el secretario del
tribunal que esté conociendo de la causa. Esta es la forma más usual y económica de
conferir el mandato judicial; esta declaración escrita generalmente se contiene en la
primera solicitud que presenta la parte litigante dentro del juicio, concretamente en un
otrosí (en una petición secundaria de la principal) en el que se expresa que se designa
abogado patrocinante a tal persona y como procurador a tal persona, y el abogado
patrocinante firma la presentación junto con el mandante (no así el procurador).
Es necesario hacer notar que esta declaración escrita del mandato judicial debe ser
autorizada por el secretario del tribunal “que esté conociendo de la causa”, lo que
significa que si se desea conferir poder para la segunda instancia, estando el proceso en
primera, el secretario que lo autorizará será el del juzgado y no el de la Corte. En otras
palabras, el funcionario competente para intervenir en esta autorización es aquél en cuyo
poder se encuentra el expediente, aun cuando no sea el mismo del tribunal ante el cual se
va a utilizar el mandato.
iv. Fuera de los casos anteriores, existe la forma señalada en el art. 29 inc. II de la Ley
18.092 sobre Letras de Cambios y Pagarés, que expresa que el endosatario en comisión
de cobranza puede cobrar y percibir, incluso judicialmente, y tiene todas las
atribuciones propias del mandatario judicial comprendidas también aquellas que
conforme a la ley requieren mención expresa (facultades especiales o extraordinarias).
Con todo, el mandatario sólo puede comparecer ante los tribunales en la forma que exige
la ley. Por tanto, existe una forma especial que opera respecto de ciertos instrumentos
privados mercantiles, que es el endoso en comisión de cobranza de un cheque, letra de
cambio o pagaré, esto es, un mandato que faculta al portador (endosatario en comisión de
cobranza) para ejercitar todos los derechos derivados de la letra de cambio, salvo los de
endosar en dominio o garantía.196

Este poder o mandato judicial, se acredita exhibiendo el título que confiere la


representación (por ejemplo, la escritura pública). En efecto, de acuerdo al art. 6º inc. I del CPC,

196
De acuerdo al art. 17 de la Ley 18.092 el endoso es el escrito por el cual el tenedor legítimo transfiere el dominio
de la letra, la entrega en cobro o la constituye en prenda. La letra se endosa estampando la firma en el dorso del
documento o en una hoja de prolongación adherida a ella.

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el que comparezca en juicio a nombre de otro, en desempeño de un mandato o en ejercicio de un


cargo que requiera especial nombramiento, deberá exhibir el título que acredite su
representación.
El tribunal se limitará a “tener presente” el mandato judicial, si estima que reúne los
requisitos legales y, en caso contrario, ordenará su constitución legal en el término de tercero día.
En efecto, el art. 2º inc. IV de la ley 18.120 señala que si al tiempo de pronunciarse el tribunal
sobre el mandato, éste no estuviere legalmente constituido, el tribunal se limitará a ordenar la
debida constitución de aquél dentro de un plazo máximo de tres días. Extinguido este plazo y sin
otro trámite, se tendrá la solicitud por no presentada para todos los efectos legales. Las
resoluciones que se dicten sobre esta materia no serán susceptibles de recurso alguno (esto es
una verdadera carga, pues si no se cumple con el plazo perentorio que la ley establece, caduca el
acto procesal)197. Esta norma, a pesar que de su simple lectura se desprende que se aplica sólo
cuando el mandatario judicial no reúna las condiciones señaladas por la ley para ser tal, ha sido
ampliada en su aplicación por los tribunales, cuando faltan requisitos de forma, como sería, por
ejemplo, la falta de autorización del Secretario del tribunal que esté conociendo de la causa; y
también se ha aplicado en aquellos casos en que no hay mandato.
Por último, de acuerdo al art. 2º inc. VIII de la ley 18.120, el juez, de oficio o a petición de
parte, podrá exigir, si lo estima necesario, la comparecencia del abogado patrocinante o
mandatario de cualquiera de las partes a fin de que ratifique su firma ante el secretario o el
jefe de la unidad administrativa a cargo de la administración de causas (esto último a propósito
de los JG y los TJOP, pues en dichos tribunales no hay secretarios).

d. FACULTADES DEL MANDATARIO JUDICIAL.


El art. 7º del CPC señala claramente las facultades del mandatario judicial, y su lectura
permite deducir que estas facultades son de dos tipos: ordinarias y extraordinarias.
i. Las f a c u l t a d e s o rd i n a ri a s son aquellas que se entienden comprendidas en el
mandato judicial sin necesidad de mención expresa (como por ejemplo, oponer
excepciones dilatorias, contestar la demanda, deducir recursos, etc.) y, por ende,
constituyen la regla general. Se refiere a ellas el art. 7º inc. I del CPC, que dice que el
poder para litigar se entenderá conferido para todo el juicio en que se presente, y aun
cuando no exprese las facultades que se conceden, autorizará al procurador para tomar
parte, del mismo modo que podría hacerlo el poderdante, en todos los trámites e
incidentes del juicio y en todas las cuestiones que por vía de reconvención se promuevan,
hasta la ejecución completa de la sentencia definitiva, salvo lo dispuesto en el art. 4° (si
la parte comparece por sí) o salvo que la ley exija intervención personal de la parte
misma. Las cláusulas en que se nieguen o en que se limiten las facultades expresadas,
son nulas198. Podrá, asimismo, el procurador delegar el poder obligando al mandante, a
197
Algunos señalan que la omisión de las solemnidades en la constitución de un mandato judicial produce la nulidad
procesal; sin embargo, pareciera desprenderse del art. 2º inc. IV de la ley 18.120 que la sanción es la inexistencia,
pues si no se cumplen con las solemnidades dentro de tercero día, la solicitud se tiene por “no presentada”.
Atendiendo a esta última postura, no se requiere pedir la declaración judicial de la no constitución, pues sólo basta
que el tribunal constate que no se constituyó correctamente el poder.
198
¿Puede el mandante prohibir al mandatario que conteste la demanda? Evidentemente que no, sin embargo, esto
no debe confundirse con la posible limitación de la facultad del mandatario judicial para contestar nuevas demandas,
a propósito del mandato conferido para representar al mandante en futuros juicios. Esta cláusula limitativa de las

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menos que se le haya negado esta facultad.


Por lo tanto, las facultades ordinarias son aquellas que la ley confiere al procurador para
desenvolver de manera continua y normal la relación procesal, sin que sea posible al
poderdante regularlos a su voluntad. Como características de estas facultades se puede
señalar que son legales, pues es el legislador el que las confiere y no la voluntad de las
partes; son esenciales, pues existen aún en contra de la voluntad de los interesados y no se
pueden transformar o menoscabar; y son generales, en cuanto a los actos que deba hacer
el representante, pues esos actos son ilimitados, siendo sus únicas demarcaciones las
normas del respectivo proceso.
Atendiendo al art. 7º inc. I del CPC, se puede decir que las facultades ordinarias se
extienden a lo siguiente:
- Al asunto principal, en donde el mandatario actúa como si fuera el propio mandante; y
lo hace durante todo el juicio, cualesquiera que sean las instancias por las que aquél
atraviese.
- Lo mismo ocurre en todos los incidentes, o sea, en las cuestiones accesorias que se
suscitan en el curso del pleito y que requieren especial pronunciamiento del tribunal;
pues quien puede lo más, puede lo menos.
- También puede actuar en todas las cuestiones que por vía de reconvención se
promuevan, por la estrecha relación que ella tiene con la demanda principal.
- Respecto al cumplimiento y ejecución de la sentencia definitiva se plantea un
problema, pues en el caso en que se deba seguir un nuevo juicio para ejecutar la
sentencia, cabe preguntarse si el procurador necesita un nuevo mandato para continuar
el nuevo juicio, o si bastan las facultades ordinarias ya conferidas. La jurisprudencia es
vacilante, se puede decir que, por un lado, como el mandato se entiende conferido
hasta la ejecución completa de la sentencia definitiva, debe entenderse entonces
comprendido el procedimiento de apremio que sea necesario para exigir el
cumplimiento con o en contra el mandatario, en la medida que ese cumplimiento se
solicite ante el tribunal que dictó la sentencia, dentro del plazo de un año contado
desde que la ejecución se hizo exigible (ejecución incidental). Pero la situación no es
tan clara cuando el cumplimiento de la sentencia definitiva requiere que se inicie un
nuevo juicio (ejecución principal), pues autores como ALESSANDRI y CASARINO
estiman que el mandatario tendrá las facultades suficientes para iniciar ese nuevo
juicio sin necesidad de un nuevo mandato, es decir, las facultades ordinarias del
mandatario comprenderían las de intervenir en el cumplimiento mismo de la sentencia
definitiva; con todo, en la práctica, para evitar problemas por falta de personería, se
otorga un nuevo mandato judicial.
- Por último, también se comprende la posibilidad de delegar el mandato. Algunos
autores señalan que esta es una facultad ordinaria a la que la ley le da un tratamiento
especial, pues se permite que el mandante excluya esta facultad. Otros autores, en

facultades ordinarias del mandato judicial es válida en virtud de lo que dispone el art. 846 del CPC, el que reconoce
indirectamente su eficacia al regular el caso del ausente cuyo paradero se ignora, y en que su mandatario judicial
carezca de facultad para contestar nuevas demandas.

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cambio, señalan que ésta es una facultad de la naturaleza del mandato judicial, pues se
entiende incorporada al mandato, pero las partes la pueden modificar a su arbitrio.199

ii. Las f a c u l t a d e s e x t r a o r d i n a r i a s o e s p e c i a l e s son aquellas que no se entienden


comprendidas en el mandato judicial, a menos que las haya mencionado expresamente el
mandante. En cuanto a las características de estas facultades, se puede decir que son
convencionales y accidentales, ya que para su existencia se requiere de una cláusula
especial en que se señale que se otorgan.
Estas facultades se encuentran enumeradas en el art. 7º inc. II del CPC, el cual señala que
sin embargo, no se entenderán concedidas al procurador, sin expresa mención, las
facultades de:
- Desistirse en primera instancia de la acción deducida. El desistimiento es un acto
jurídico procesal por el cual el demandante manifiesta su intención de no seguir
adelante con el juicio, una vez notificada la demanda (antes de esto se habla de retiro
de la demanda); se trata de una facultad importantísima, pues su ejercicio implica la
renuncia de la acción (pretensión) y, en el fondo, el rechazo de la misma, lo cual
produce cosa juzgada. Se necesita de mención expresa para que el desistimiento pueda
ser utilizado válidamente por el mandatario, puesto que es de suponer que el mandante
desea que el juicio llegue a su término en forma normal, es decir, por una sentencia
que resuelva el litigio, y no por el desistimiento.
Con todo, el mandatario puede desistirse del o los incidentes sin necesidad de facultad
especial, pues ella se requiere solamente para el desistimiento de la acción. Tampoco
hay que confundir esta situación con el desistimiento en segunda instancia del recurso,
acto que puede ejecutar válidamente el mandatario judicial, pues no requiere facultad
expresa, ya que el asunto ya fue objeto de fallo y, por consiguiente, hay una
presunción de verdad acerca de la cuestión controvertida.
- Aceptar la demanda contraria. También es otro acto que requiere de facultad especial
por la trascendencia que tiene dentro del pleito, pues implica nada menos que
reconocer en todas sus partes las pretensiones del demandante; lo cual es inconciliable
con la esencia misma del mandato judicial. El efecto de esta aceptación, es que hace
innecesaria la prueba, y el juez procede a la dictación de sentencia.
- Absolver posiciones. La absolución de posiciones o prueba confesional, es una figura
para obtener la confesión judicial de una parte. Normalmente la contraparte puede
exigir que preste declaración el propio mandante, ya que se trata de un acto
personalísimo; pero sino lo exige, podría el mandatario concurrir, siempre y cuando
cuente con facultad expresa para ello (nótese que la facultad expresa se necesita para
prestar confesión, no para exigir confesión de la parte contraria).

199
En virtud de la delegación del mandato judicial, el mandatario confía el encargo de representar al mandante a una
tercera persona, que recibe el nombre de delegado; de suerte que en este caso intervienen tres personas: mandante,
mandatario y delegado. El art. 2135 del CC ha establecido esto como una facultad ordinaria, al disponer que el
mandatario puede delegar, salvo si se le ha prohibido expresamente; pero agrega que, no estando expresamente
facultado el mandatario para delegar, responderá de los hechos del delegado como de los suyos propios. Acá es
donde el CPC se aleja del CC, pues mientras en el primero los actos del delegado obligan al mandante más no el
mandatario (podrá, asimismo, el procurador delegar el poder obligando al mandante); en el CC los actos del
delegado obligan al mandatario frente al mandante como si fueran propios.

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Cabe decir que, de acuerdo al art. 396 del CPC, aun cuando el mandatario carezca de
esta facultad especial, podrá exigirse confesión al procurador de la parte sobre
hechos personales de él mismo en el juicio, aun cuando no tenga poder para absolver
posiciones.
- Renunciar los recursos (por ejemplo, el recurso de apelación) o los términos legales
(por ejemplo, el término probatorio). No hay que confundir la renuncia del recurso
con el desistimiento del mismo; en efecto, se renuncia a un recurso cuando aún no está
en situación legal de ejercerlo y se manifiesta expresa voluntad en el sentido de
comprometerse a no interponerlo, en cambio, se desiste de un recurso la parte que ya
lo ha interpuesto y que posteriormente manifiesta expresa voluntad en el sentido de no
perseverar en él. Para lo primero se requiere facultad expresa, pero para lo segundo
bastan las facultades ordinarias del mandato judicial, puesto que ya hay una resolución
judicial y, por consiguiente, una presunción de verdad acerca de la cuestión
controvertida.
También es necesario advertir que la renuncia de un recurso puede operar en forma
expresa o tácita. Es expresa cuando concretamente la parte se compromete a no
interponer el recurso; y es tácita cuando se deja transcurrir el término legal sin
interponerlo. Según CASARINO, sólo la renuncia expresa del recurso requiere facultad
especial, pues la tácita equivale al no ejercicio de un derecho dentro del pleito, y para
eso bastarían las facultades ordinarias del mandato judicial.
En cuanto a los términos, la renuncia supone que no hayan transcurrido, pues si
transcurrieron, opera la preclusión y, por ende, no puede renunciarse a algo que se
extinguió naturalmente.
- Transigir. Esta facultad especial significa celebrar el contrato de transacción, contrato
en virtud del cual las partes terminan extrajudicialmente un litigio pendiente o
precaven un litigio eventual, otorgándose concesiones recíprocas. Esto guarda estrecha
relación con el art. 2448 del CC que dice que todo mandatario necesitará de poder
especial para transigir. En este poder se especificarán los bienes, derechos y acciones
sobre que se quiera transigir.
- Comprometer. Esta facultad especial implica celebrar el contrato de compromiso, esto
es, una convención por la cual las partes sustraen determinados asuntos litigiosos
presentes o futuros del conocimiento de la jurisdicción ordinaria y lo someten al
conocimiento y fallo de uno o más árbitros que en ese mismo acto designan.
- Otorgar a los árbitros facultades de arbitradores. Los árbitros arbitradores son
aquellos que fallan con arreglo a lo que su prudencia y equidad le dictaren, y tramitan
en conformidad a las reglas que han establecidos las partes, y si éstas nada han dicho,
conforme al procedimiento establecido en el CPC aplicable a esta clase de árbitros. Por
tanto, si se tiene facultad especial para comprometer o celebrar una clausula
compromisoria sin especificar la calidad del árbitro, quiere decir que sólo se puede
designar a un árbitro de derecho, pues la calidad de arbitrador en el procedimiento
(árbitros mixtos) y la calidad de arbitrador en el procedimiento y fallo (árbitros
arbitradores), requieren una facultad especial de parte del mandatario judicial, por la
gravedad que ello implica para el mandante.
259
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- Aprobar convenios. Se trata de una institución concursal contemplada en la Ley de


Quiebras, que consiste en una convención celebrada entre el fallido y sus acreedores,
en cuanto a sus créditos.
- Percibir. Se trata de la facultad de recibir el pago de obligaciones en dinero u otros
valores que se obtengan en el juicio. El deudor que paga tendrá que preocuparse de
que el mandatario judicial tenga facultad especial para percibir, pues es sabido que el
que paga mal, paga dos veces.
Hay que recordar que, excepcionalmente, no se requiere mencionar esta facultad en el
caso del art. 29 inc. II de la Ley sobre Letras de Cambio, pues se entiende que el
endosatario en comisión de cobranza tiene todas las facultades del mandatario judicial,
comprendidas las extraordinarias.
Cabe decir que, en la práctica, se ha discutido la validez de las facultades extraordinarias
del mandato judicial cuando ellas son conferidas por el mandante haciendo una simple
referencia general art. 7º inc. II del CPC; por ejemplo, cuando se expresa que se confiere
poder judicial a tal persona, con todas las facultades especiales contenidas en el art. 7º
inc. II del CPC. Según Mario CASARINO, aceptar como válida esta forma de conferir
facultades especiales al mandatario judicial, contraría lo dispuesto en la primera parte del
art. 7º inc. II, el cual habla de “mención expresa”; otros autores, en cambio, con apoyo de
la jurisprudencia, dicen que se cumple este requisito si el mandante señala que otorga
todas las facultades a que se refiere el art. 7º inc. II, y por el contrario, si el mandante no
quiere conferir todas o algunas de las facultades especiales que se contemplan en la citada
norma, debe expresar que las excluye. Así, es común utilizar la siguiente frase: “se le
concede al mandatario las facultades del art 7º inc. II del CPC, las que se dan una a una
por expresamente reproducidas”.
También se plantea en doctrina si la enumeración del art. 7º del CPC es o no taxativa. La
opinión mayoritaria señala que pueden existir otras facultades extraordinarias, postura
que se apoya en lo siguiente: el CC, a propósito de la novación, establece expresamente
que el mandatario judicial requiere de un poder especial para novar; y algunos señalan
que la facultad de transigir estaría tomada en sentido amplio, en el sentido de que
incluiría a otros actos que también ponen término anormal al juicio mediante la facultad
de disponer (por ejemplo, el avenimiento y la conciliación).

e. OBLIGACIONES Y RESPONSABILIDADES DEL MANDATARIO JUDICIAL.


El mandatario en juicio tiene la misma responsabilidad que todo mandatario, pero fuera
de esta responsabilidad general, tiene una responsabilidad especial de orden procesal, a saber:
i. El art. 6º inc. I del CPC dice expresamente que toda persona que comparezca en juicio a
nombre de otra en desempeño de un mandato, deberá exhibir el título que acredite su
representación. El cumplimiento de esta obligación es vigilado no sólo por la contraparte,
sino que también por el propio tribunal, que de oficio puede exigirlo.
ii. De acuerdo al art. 28 del CPC, los procuradores judiciales responderán personalmente del
pago de las costas procesales generadas durante el ejercicio de sus funciones, que sean
de cargo de sus mandantes, sin perjuicio de la responsabilidad de éstos. Aquí la ley
260
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presume que el mandante le ha dado al mandatario los dineros necesarios para hacer
frente a los gastos que demandan la tramitación del juicio.

f. EXTINCIÓN DEL MANDATO JUDICIAL.


Hay un principio general que dice que todo procurador legalmente constituido
conservará su carácter de tal mientras en el proceso no haya testimonio de la expiración de su
mandato (art. 10 inc. I del CPC). Ahora bien, las causales de terminación del mandato judicial son
las mismas que señala legislación común para la extinción de mandato civil (art. 2l63 del CC)
salvo la muerte del mandante, pues de acuerdo al art. 396 del COT, no termina por la muerte del
mandante el mandato para negocios judiciales.
Art. 2163. El mandato termina:
1. Por el desempeño del negocio para que fue constituido (en el mandato judicial se entiende desempeñado el
negocio cuando se han terminado todas los grados jurisdiccionales del juicio, en lo declarativo y en lo ejecutivo);
2. Por la expiración del término o por el evento de la condición prefijados para la terminación del mandato;
3. Por la revocación del mandante (la revocación podrá se expresa o tácita: es expresa cuando explícitamente se
señala que se revoca el mandato, y es tácita cuando se deduce de ciertos actos, por ejemplo, el mandante otorga
nuevo poder a una persona distinta);
4. Por la renuncia del mandatario;
5. Por la muerte del mandante (esto no tiene lugar) o del mandatario;
6. Por la quiebra o insolvencia del uno o del otro;
7. Por la interdicción del uno o del otro;
8. Derogado.
9. Por la cesación de las funciones del mandante, si el mandato ha sido dado en ejercicio de ellas.

Las causales de expiración del mandato judicial no operan de pleno derecho, así, el
mandatario sigue invistiendo esa calidad en el juicio, aun cuando con el mérito de la ley
sustantiva haya dejado de serlo, mientras en el proceso no haya testimonio de haber cesado o
expirado el mandato. Así, tratándose de la renuncia, el art. 10 inc. II del CPC establece que si la
causa de la expiración del mandato es la renuncia del procurador, estará éste obligado a
ponerla en conocimiento de su mandante, junto con el estado del juicio, y se entenderá vigente el
poder hasta que haya transcurrido el término de emplazamiento desde la notificación de la
renuncia al mandante. Acá, por una ficción del legislador y como medida tendiente a proteger
los intereses del mandante, que puede verse sorprendido e indefenso ante la renuncia del
mandatario, se presume que el mandato subsiste en el lapso comprendido entre la notificación
de esta renuncia al mandante y la expiración del término de emplazamiento, el cual no podrá ser
otro que el necesario para contestar demanda en el juicio ordinario de mayor cuantía.

g. CASOS ESPECIALES DE REPRESENTACIÓN ANTE LOS TRIBUNALES.

i. R e p r e s e n t a c i ó n j u d i c i a l d e l a s p e r s o na s j u r í d i c a s . El art. 8º del CPC se


encarga de precisar quién o quiénes se entienden autorizados para litigar a nombre de las
personas jurídicas, al señalar que el gerente o administrador (establecidos en los
estatutos) de sociedades, civiles o comerciales, o el presidente de las corporaciones o
fundaciones con personalidad jurídica, se entenderán autorizados para litigar a nombre
de ellas con las facultades que expresa el inc. I del artículo anterior (facultades
ordinarias), no obstante cualquiera limitación establecida en los estatutos o actos

261
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constitutivos de la sociedad o corporación (es decir, son esenciales). A contrario sensu,


los estatutos o los actos constitutivos de la persona jurídica pueden privar a los gerentes o
administradores o a los presidentes, según el caso, de cualquiera de las facultades
extraordinarias del mandato judicial, y aun, entregarlas a otras personas o entidades,
como por ejemplo, al directorio. Sin embargo, tratándose de sociedades anónimas, al
gerente general corresponderá la representación judicial de la sociedad, estando
legalmente investido de las facultades establecidas en ambos incisos del art. 7º del CPC
por expresa aplicación del art. 49 de la Ley de Sociedades Anónimas.
De la simple lectura de este precepto, se puede apreciar que su esfera de aplicación sólo
abarca a las personas jurídicas de Derecho privado, tanto a aquellas que persiguen fines
de lucro (las sociedades), como a las que no los persiguen (corporaciones y fundaciones).
Es por ello que hay que señalar que las personas jurídicas de Derecho público son
representadas judicialmente por la persona a quienes la ley de su respectiva creación les
haya atribuido esta facultad. Esto concuerda con el art. 551 del CC, que establece que las
corporaciones son representadas por las personas a quienes la ley o las ordenanzas
respectivas, o a falta de una y otras, un acuerdo de la corporación ha conferido este
carácter.
ii. R e p r e s e n t a c i ó n j u di c i a l d e l a s p e r s o n a s a u s e n t e s . El CPC también se encarga
de dictar normas sobre la representación judicial de las personas ausentes, y se entiende
por tales, aquellas que por cualquier causa abandonan el territorio nacional. Existen
diversas disposiciones legales que se preocupan de esta importante materia, de la cuales
pueden deducirse las siguientes reglas:
- Si se teme la ausencia del país de una persona en contra de la cual se va a dirigir una
acción, en conformidad con el art. 285 del CPC, podrá pedirse que aquel cuya ausencia
se teme, constituya en el lugar donde va a entablarse el juicio apoderado que le
represente y que responda por las costas y multas en que sea condenado, bajo
apercibimiento de nombrársele un curador de bienes. Esta precaución, desde el punto
de vista procesal, reviste el carácter de una medida prejudicial, es decir, una medida
previa y destinada a preparar el correcto desenvolvimiento del juicio posterior.

- Si el ausente no ha dejado constituido procurador en el país, hay que subdistinguir dos


situaciones:
a) Si se sabe de su paradero, existen dos maneras de proceder en su contra: o se le
notifica personalmente en el lugar donde se encuentra por medio de un exhorto
internacional; o puede obtenerse que asuma su representación el defensor público
respectivo, lo cual es facultativo para dicho funcionario, pues de acuerdo al art.
367 inc. I del COT, “puede” el ministerio de los defensores públicos representar
en asuntos judiciales a los incapaces, a “los ausentes” y a las fundaciones de
beneficencia u obras pías, que no tengan, guardador, procurador o representante
legal.
b) Si no se sabe su paradero, se debe proceder a nombrar un curador de bienes en
conformidad a las reglas contenidas sobre el particular en las leyes sustantivas y
procesales correspondientes. En efecto, de acuerdo al art. 473 del CC, en general,
habrá lugar al nombramiento de curador de los bienes de una persona ausente

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cuando se reúnan las circunstancias siguientes: 1) que no se sepa de su paradero,


o que a lo menos haya dejado de estar en comunicación con los suyos, y de la
falta de comunicación se originen perjuicios graves al mismo ausente o a
terceros; 2) que no haya constituido procurador, o sólo le haya constituido para
cosas o negocios especiales.
- Por último, de acuerdo al art. 11 del CPC, cuando se ausente de la República alguna
persona dejando (1) procurador autorizado para obrar en juicio o (2) encargado con
poder general de administración, todo el que tenga interés en ello podrá exigir que
tome la representación del ausente dicho procurador, justificando que ha aceptado el
mandato expresamente o ha ejecutado una gestión cualquiera que importe aceptación.
Es decir, el segundo caso se refiere a un encargado con poder general para administrar
los bienes, también puede actuar como apoderado judicial, en el evento en que se
acredite su aceptación expresa o tácita.

9.4. EL PROCURADOR COMÚN.


.
a. CONCEPTO Y CASOS EN QUE TIENE LUGAR.
El procurador común es aquel mandatario judicial que representa a varios demandantes o
demandados. La designación de procurador común tiene lugar en los siguientes casos:
i. En la litisconsorcio activa y pasiva. De acuerdo al art. 19 del CPC, si son dos o más las
partes que entablan una demanda o gestión judicial y deducen las mismas acciones,
deberán obrar todas conjuntamente, constituyendo un sólo mandatario. Agrega el inc. II
que la misma regla se aplicará a los demandados cuando sean dos o más y opongan
idénticas excepciones o defensas. En este caso se está en presencia de una designación de
mandatario judicial o procurador común con carácter obligatorio para las partes.
ii. Si son dos o más los demandantes o demandados y no deducen las mismas acciones o no
ponen idénticas defensas respectivamente, la designación de un procurador común es
enteramente facultativa para las partes y se regirá por las reglas generales del mandato
judicial. En efecto, el art. 20 inc. I del CPC dispone que si son distintas entre sí las
acciones de los demandantes o las defensas de los demandados, cada uno de ellos
“podrá” obrar separadamente en el juicio, salvo las excepciones legales.
iii. Por último, de acuerdo al art. 21 del CPC, si la acción ejercida por alguna persona
corresponde también a otra u otras personas determinadas, podrán los demandados
pedir que se ponga la demanda en conocimiento de las que no hayan ocurrido a
entablarla, quienes deberán expresar en el término de emplazamiento si se adhieren a
ella. Agrega el inc. II que si las dichas personas se adhieren a la demanda, se aplicará lo
dispuesto en los arts. 12 y 13, es decir, deberán actuar con procurador común.

b. NOMBRAMIENTO.
El procurador común, conforme al art. 12 del CPC, será nombrado por acuerdo de las
partes a quienes haya de representar. Agrega el inc. II que el nombramiento deberá hacerse

263
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dentro del término razonable que señale el tribunal. Ahora bien, conforme al art. 13 inc. I del
CPC, si por omisión de todas las partes o por falta de avenimiento entre ellas no se hace el
nombramiento dentro del término indicado en el artículo anterior, lo hará el tribunal que
conozca de la causa, debiendo en este caso, recaer el nombramiento en un procurador del
número o en una de las partes que haya concurrido; y, de acuerdo al inc. II de la misma
disposición, si la omisión es de alguna o algunas de las partes, el nombramiento hecho por la
otra u otras valdrá respecto de todas.
Es comprensible que la iniciativa en la designación del procurador común nazca de la
contraparte, quien solicitará al tribunal la fijación de un plazo para que se efectúe; pues ella será
la directamente beneficiada con la concentración de la representación contraria.

c. REVOCACIÓN DEL NOMBRAMIENTO.


En conformidad con el art. 14 del CPC, una vez hecho por las partes o por el tribunal el
nombramiento de procurador común, podrá revocarse por acuerdo unánime de las mismas
partes (revocación convencional), o por el tribunal a petición de alguna de ellas, si en este caso
hay motivos que justifiquen la revocación (revocación judicial). Ahora bien, el inc. III de esta
disposición señala que sea que se acuerde por las partes o que se decrete por el tribunal, la
revocación no comenzará a producir sus efectos mientras no quede constituido el nuevo
procurador.
En cuanto a su tramitación, el inc. II del art. 14 del CPC dispone que los procedimientos a
que dé lugar esta medida se seguirán en cuaderno separado y no suspenderán el curso del
juicio; es decir, no se trata de un incidente de previo y especial pronunciamiento.

d. OBLIGACIONES DEL PROCURADOR COMÚN Y DERECHOS DE LAS PARTES REPRESENTADAS.


En conformidad con el art. 15 del CPC, el procurador común deberá ajustar, en lo
posible, su procedimiento a las instrucciones y a la voluntad de las partes que representa; y, en
los casos en que éstas no estén de acuerdo, podrá proceder por sí solo y como se lo aconseje la
prudencia, teniendo siempre en mira la más fiel y expedita ejecución del mandato.
En cuanto a los derechos de las partes representadas por un mandatario común, el art. 16
del CPC establece que cualquiera de las partes representadas por el procurador común que no se
conforme con el procedimiento adoptado por él, podrá separadamente hacer las alegaciones y
rendir las pruebas que estime conducentes, pero sin entorpecer la marcha regular del juicio y
usando los mismos plazos concedidos al procurador común. Podrá, asimismo, solicitar dichos
plazos o su ampliación, o interponer los recursos a que haya lugar, tanto sobre las resoluciones
que recaigan en estas solicitudes, como sobre cualquiera sentencia interlocutoria o definitiva.
Estos derechos de las partes representadas se relacionan con el art. 20 inc. II del CPC, que
dispone que se concederá la facultad de gestionar por separado en los casos del artículo
anterior (litisconsorcio en que es obligatorio nombrar procurador común) desde que aparezca
haber incompatibilidad de intereses entre las partes que litigan conjuntamente.

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9.5. LA AGENCIA OFICIOSA JUDICIAL.

a. CONCEPTO.
La agencia oficiosa es una figura muy relacionada con el mandato, y el CC la regula como
una figura cuasicontractual. En efecto, el art. 2286 de dicho Código señala que la agencia
oficiosa o gestión de negocios ajenos, llamada comúnmente gestión de negocios, es un
cuasicontrato por el cual el que administra sin mandato los negocios de alguna persona, se
obliga para con ésta, y la obliga en ciertos casos. Como se puede apreciar, esta figura tiene
lugar cuando una persona asume la gestión de un negocio ajeno, sin que el mandante le haya
conferido tal calidad; asumiendo dicha gestión generalmente por razones de urgencia.
El legislador procesal ha contemplado y aceptado esta figura, en atención a que el CC ya
la considera, y porque hay situaciones de hecho que autorizan esta forma de intervención en
juicio, que de no reconocerla, significaría dejar al litigante en la más completa indefensión; por
ejemplo, casos de enfermedad, de ausencia imprevista, de privación de medios de comunicación,
etc.
Si bien el CPC acepta esta figura, establece restricciones con el objeto de que no sirva de
fuente de abusos para la contraparte. Pues, en conformidad con el art. 6º inc. III del CPC, podrá
admitirse la comparecencia al juicio de una persona que obre sin poder en beneficio de otra,
con tal que ofrezca garantía de que el interesado aprobará lo que se haya obrado en su nombre.
El tribunal, para aceptar la representación, calificará las circunstancias del caso y la garantía
ofrecida, y fijará un plazo para la ratificación del interesado. De acuerdo a esta disposición, la
doctrina define a la a ge n c i a o f i c i o s a p ro c e s a l como un acto jurídico unilateral por el cual
una persona comparece en juicio a nombre de otra, sin que se haya constituido previa o
legalmente el mandato judicial, ofreciendo garantía de que ésta ratificará lo obrado, en el plazo
fijado por el tribunal.

b. REQUISITOS.
i. Que el agente oficioso posea ius postulandi, y sino, que se haga representar por alguien
que lo posea. En efecto, de acuerdo al art. 6º inc. final del CPC, los agentes oficiosos
deberán ser personas capacitadas para comparecer ante el respectivo tribunal, en
conformidad a la Ley Orgánica del Colegio de Abogados, o, en caso contrario, deberán
hacerse representar en la forma que esa misma ley establece. La razón de esto, es que el
agente oficioso realizará actos procesales ante los órganos jurisdiccionales.
ii. Que existan motivos plausibles para que él asuma la representación. Aquí se encuentra el
tema de la urgencia, y esto, de acuerdo al art. 6º inc. III, debe calificarlo el tribunal.
iii. El agente debe ofrecer garantía de que el interesado aprobará lo que haya obrado en su
nombre, en un plazo que fijará el tribunal. Esta garantía recibe el nombre de “fianza de
rato” (fianza de ratificación), en razón de que generalmente reviste la forma de una fianza
(caución personal), y su objeto es asegurar que el interesado ratificará lo que se está
obrando en su propio y personal beneficio (caución personal de una obligación de hacer).
Con estos requisitos el agente presentará una solicitud al tribunal, quién dictará una
resolución por la cual aceptará o rechazará su comparecencia, tomando en cuenta las

265
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circunstancias del caso y la garantía ofrecida. Si rechaza la solicitud, simplemente sigue el juicio
y el interesado quedará en rebeldía, es decir, sin representación, hasta que la constituya
legalmente; y si el tribunal la acepta, fijará un plazo dentro del cual deberá concurrir el
interesado a ratificar lo actuado en su nombre, y esta ratificación operará con efecto retroactivo,
es decir, hace que la actuación del agente se entienda realizada en calidad de representante desde
el momento en que intervino en el proceso.
Ahora, si el interesado no ratifica lo actuado en su nombre, situación que puede
presentarse sea porque ha vencido el plazo señalado por el tribunal, o porque expresamente
rechazó lo actuado en su representación, los actos del agente oficioso son nulos y de ningún
valor, y tendrá que responder de los perjuicios que le haya ocasionado a la contraparte con su
intervención; responsabilidad que estará asegurada no sólo con la garantía constituida para estos
efectos, sino que también, podrá hacerse efectiva sobre su patrimonio.200

9.6. EL PATROCINIO DE ABOGADO.

a. CONCEPTO.
La ley no solamente impone a los litigantes la carga de conferir su representación a un
procurador judicial para que actúe en su nombre, sino que también les exige designar a un
abogado patrocinante; pues así lo establece el art. 1º inc. I de la ley 18.120, al decir que la
primera presentación de cada parte o interesado en asuntos contenciosos o no contenciosos
ante cualquier tribunal de la República, sea ordinario, arbitral o especial, deberá ser
patrocinada por un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión.201
Como se dijo en párrafos anteriores, la intervención de un abogado patrocinante es un
aspecto del ius postulandi, es decir, es una formalidad que la ley establece para la comparecencia
válida ante los tribunales de justicia, para que la actuación judicial sea correcta. Esta institución,
en el fondo, viene a limitar el derecho de comparecencia ante los tribunales, pues las personas
que tienen ius postulandi pueden representar judicialmente a las personas en el juicio, pero sólo
una de ellas, el abogado habilitado para el ejercicio de la profesión, puede asumir el patrocinio
de estas gestiones ante cualquier tribunal de la República.
Ahora bien, por a b o ga d o h a b i l i t a d o debe entenderse todo aquél que además de tener
el título correspondiente, no se encuentre suspendido del ejercicio profesional (algunos agregan
que haya pagado la patente municipal). A este respecto cabe tener presente el concepto de

200
Un caso frecuente que se presenta, en la práctica, en relación con esta materia, es aquel de una persona que
comparece en juicio en beneficio de otra sin poder, pero además, sin otorgar una fianza de rato; por ejemplo, el
mandato judicial constituido mediante declaración escrita del mandante y que no aparece autorizado por el
secretario del tribunal que esté conociendo de la causa. Es evidente que en todos estos casos las actuaciones del
agente oficioso carecen de eficacia o valor legal, pero se debe reconocer que la jurisprudencia, por razones de
equidad, ha aceptado esta forma de comparecencia, siempre y cuando, el “mandante” advertido de esta situación,
ratifique lo actuado y la contraparte no haya formulado con anterioridad a esta ratificación el correspondiente
incidente de nulidad de todo lo obrado.
201
Si bien la ley exige que el patrocinio se constituya en la primera presentación que se efectúe, ello no significa que
posteriormente la parte no vaya a poder sustituirlo, ya que puede hacerlo en cualquier momento presentando un
nuevo escrito designando nuevo patrocinante. En todo caso, el patrocinio vigente servirá para todo el proceso, salvo
en los recursos de queja y casación en que se exige que nuevamente se efectúe la designación de patrocinante de
esos recursos; esto porque la ley desea que se acepte expresamente el contenido del escrito respectivo, toda vez que
si el recurso es desestimado, se establecen sanciones para el patrocinante.

266
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abogado que da el art. 520 del COT, que señala que los abogados son personas revestidas por la
autoridad competente de la facultad de defender ante los tribunales de justicia los derechos de
las partes litigantes.
Por otra parte, de acuerdo al art. 528 del COT, el p a t r o c i n i o es el acto por el cual una
persona encomienda a un abogado la defensa de sus derechos en juicio. En efecto, dicha
disposición establece que el acto por el cual una persona encomienda a un abogado la defensa
de sus derechos en juicio, es un mandato, que se halla sujeto a las reglas establecidas en el CC
sobre los contratos de esta clase, salvo la modificación establecida en el artículo siguiente (el
mandato no termina por la muerte del mandante). Por lo tanto, el abogado patrocinante será
aquel profesional que estudiará el asunto que interesa a la parte y planteará las alegaciones y
defensas que estime convenientes para las pretensiones de ese mandante.

b. FORMA DE CONSTITUIR EL PATROCINIO.


El inc. II del art. 1º de la ley 18.120, señala que esta obligación (el patrocinio del
abogado) se entenderá cumplida por el hecho de poner el abogado su firma, indicando además,
su nombre, apellidos y domicilio (se puede incluir también, como requisito, la resolución del
tribunal aceptando el patrocinio: “téngase presente la designación”). Sin estos requisitos no
podrá ser proveída y se tendrá por no presentada para todos los efectos legales (es una carga
procesal). Las resoluciones que al respecto se dicten no serán susceptibles de recurso alguno.
La doctrina no es uniforme a la hora de considerar a este mandato como un contrato
solemne o no. Según CASARINO, es un contrato consensual que se perfecciona por la sola
aceptación del abogado, pues el art. 1º inc. II se refiere, únicamente, cuándo se entiende cumplida
la obligación de otorgar patrocinio, pero para perfeccionarse basta la sola aceptación.
ORELLANA, en cambio, señala que se trata de un contrato solemne, pues debe constar por escrito.

c. EXCEPCIONES A LA CARGA DE DESIGNAR ABOGADO PATROCINANTE.


No obstante la carga contenida en el art. 1º de la ley 18.120 de designar abogado
patrocinante, la misma ley señala una serie de situaciones especiales en las cuales no es
necesario designarlo. Se trata de casos en que se autoriza la comparecencia personal de la parte
sin abogado patrocinante ni apoderado, es decir, son los mismos casos en que se exceptúa
comparecer sin representante judicial, contenidos en el art. 2º de la ley 18.120.
Al respecto hay que tener presente el art. 2º inc. III, que señala que para la iniciación y
secuela del juicio podrá, sin embargo, solicitarse autorización para comparecer y defenderse
personalmente. EL juez podrá concederla atendida la naturaleza y cuantía del litigio o las
circunstancias que se hicieren valer, sin perjuicio de exigir la intervención de abogados,
siempre que la corrección del procedimiento así lo aconsejare. Y por otro lado, el inciso final de
dicha disposición señala que en las ciudades donde rijan las obligaciones establecidas en este
artículo (ciudades en que hay más de cuatro abogados habilitados) y no existieren entidades
públicas o privadas que presten asistencia jurídica o judicial gratuitas, las personas
notoriamente menesterosas, a juicio del tribunal, serán representadas gratuitamente por el
abogado de turno.

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d. EFECTOS DEL PATROCINIO.


Constituido legalmente el patrocinio, en conformidad al art. 1º inc. III del CPC, éste
produce los siguientes efectos:
i. El abogado conservará este patrocinio y su responsabilidad, mientras en el proceso no
haya testimonio de la cesación de dicho patrocinio. Es decir, una vez constituido el
patrocinio, el abogado es responsable de la marcha y del resultado del pleito.
Esta responsabilidad puede ser de orden civil, en cuanto al cumplimiento de las
obligaciones del mandato; penal, por los delitos cometidos en el ejercicio de su profesión,
como aquél que establece el art. 231 del Código Penal, que dice que el abogado o
procurador que con abuso malicioso de su oficio, perjudicare a su cliente o descubriere
sus secretos, será castigado según la gravedad del perjuicio que causare, con la pena de
suspensión en su grado mínimo a inhabilitación especial perpetua para el cargo o
profesión y multa de once a veinte sueldos vitales; y también podrá ser responsable
profesionalmente, pues de acuerdo al art. 4º del DL 3.621 que fija las normas sobre el
Colegio de Abogados, toda persona que fuere afectada por un acto desdoroso, abusivo, o
contrario a la ética, cometido por un profesional en el ejercicio de su profesión, podrá
recurrir a los tribunales de justicia en demanda de la aplicación de las sanciones que
actualmente contemplen para estos actos la Ley Orgánica del Colegio respectivo o las
normas de ética vigentes. Para todos los efectos, el asunto se considerará como de
naturaleza contencioso civil y su tramitación se ajustará al procedimiento sumario.
ii. Podrá, además, tomar la representación de su patrocinado en cualquiera de las
actuaciones, gestiones o trámites de las diversas instancias del juicio o asunto. La
defensa, o sea, el patrocinio, no significa por sí misma representación, sino que implica
tener la dirección y gestión superior del negocio judicial, esbozar las presentaciones,
preparar las acciones y excepciones, en definitiva, acomodar el Derecho al caso concreto;
como dice CARNELUTTI, el abogado patrocinante es el técnico del Derecho, mientras que
el procurador o mandatario judicial es el técnico del proceso. No obstante, el abogado
patrocinante también puede tomar la representación de su patrocinado.202
iii. El patrocinio faculta al abogado patrocinante para comparecer a nombre del cliente ante
la CS y ante las CA. Pues de acuerdo al art. 398 del COT, ante la CS sólo se podrá
comparecer por abogado habilitado o por procurador del número y ante las CA las
partes podrán comparecer personalmente o representadas por abogado o por
procurador del número.

e. CESACIÓN O EXPIRACIÓN DEL PATROCINIO.


En esta materia existe una presunción de continuidad, pues el art. 1º inc. III del CPC
establece que el abogado conservará este patrocinio y su responsabilidad, mientras en el
proceso no haya testimonio de la cesación de dicho patrocinio. Ahora bien, al estar sujeto el
patrocinio a las reglas establecidas en el CC para al contrato de mandato, las causales de

202
La jurisprudencia ha limitado el alcance de esta norma, en el sentido de que esta representación no es válida
cuando ella tiene la virtud de hacer producir efectos permanentes en el proceso (por ejemplo, cuando se pretende
interponer un recurso).

268
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCESO CIVIL
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expiración son las mismas que regula el CC, siendo las principales las siguientes:
i. R e n u n c i a d e l a b o ga d o . En conformidad con el art. 1º inc. IV de la ley 18.120, si la
causa de la expiración fuere la renuncia del abogado, deberá éste ponerla en
conocimiento de su patrocinado, junto con el estado del negocio y conservará su
responsabilidad hasta que haya transcurrido el término de emplazamiento desde la
notificación de su renuncia, salvo que antes se haya designado otro patrocinante.
ii. F a l l e c i m i e n t o d e l a b o ga d o . De acuerdo al art. 1º inc. V de la Ley sobre
Comparecencia en Juicio, si la causa de expiración fuere el fallecimiento del abogado, el
interesado deberá designar otro en su reemplazo en la primera presentación que hiciere,
en la forma y bajo la sanción que se indica en el inc. II de este artículo (no se proveerá la
demanda, y se tendrá por no presentada). Hay que recordar que si el que fallece es el
patrocinado, el abogado siempre conserva el patrocinio, pues, de conformidad con el art.
529 del COT, no termina por la muerte del mandante el mandato de los abogados.
iii. R e v o c a c i ó n d e l p a t r o c i n i o . La revocación del patrocinio es el acto por el cual el
patrocinado o cliente deja sin efecto la designación del abogado patrocinante que había
efectuado. Esta revocación puede ser expresa o tácita, y es expresa cuando el patrocinado
la manifiesta en términos claros y explícitos; y es tácita, cuando se deduce de su propia
conducta, como es el hecho de designar un nuevo abogado patrocinante.

f. PARALELO ENTRE EL MANDATO JUDICIAL Y EL PATROCINIO.


i. En cuanto a su naturaleza jurídica, ambos son mandatos solemnes. Sin embargo, mientras
en el mandato judicial la representación es un elemento de la esencia, en el patrocinio es
un elemento accidental. Es por ello que CASARINO dice que el patrocinio del abogado es
un mandato sin representación
ii. En cuanto al objeto, mientras el patrocinio tiene por objeto la defensa de los derechos e
intereses de una parte en juicio y la posible representación del defendido (pues el
abogado patrocinante también puede representar, además de patrocinar, en un mismo
proceso); el mandato judicial sólo tiene por objeto la representación del mandante y no
habilita asumir su defensa. Cuando un abogado asume sólo el patrocinio de un proceso,
en términos generales, le corresponde llevar la defensa, y los escritos mismos son
presentados bajo la sola firma del procurador o mandatario, quien es además la persona
que asiste a los comparendos y demás diligencias del proceso (salvo los alegatos ante las
Cortes).
iii. En cuanto a los titulares, mientras en el patrocinio sólo puede ser sujeto activo el abogado
habilitado para el ejercicio de la profesión, en el mandato judicial puede ser cualquiera de
las personas señaladas en el art. 2º inc. I de la ley 18.120.
iv. En cuanto a la constitución, mientras el patrocinio se constituye con el nombre, apellido,
domicilio y firma del abogado patrocinante en la primera presentación que se haga al
tribunal, el mandato judicial se constituye principalmente conforme a una de las formas
indicadas en el art. 6º del CPC, y también de aquellas otras maneras que indican las
disposiciones referidas al nombramiento del procurador común, y al endosatario en

269
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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comisión de cobranza. Ambos nombramiento son solemne, pues deben constar por
escrito.
v. Y en cuanto a la sanción por la falta de constitución, si se constituye mal el patrocinio o
no se constituye, el escrito que debía contenerlo se tiene por no presentado para todos los
efectos legales; en cambio, el mandato judicial mal constituido sólo se entiende como no
presentado para todos los efectos legales, si es que dentro de un plazo de tres días no se
constituye en forma legal.

VI. L OS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES .

A. G ENERALIDADES .

1. CONCEPTO.
Como se dijo en su momento, el proceso no se compone de un acto único y aislado, pues
en él es posible apreciar una serie lógica y consecuencial de actos. Esta serie de actos que
componen el proceso se liga por el procedimiento o, en otras palabras, el procedimiento es la
secuencia ordenada y concatenada de los actos que se desarrollan en el proceso. Cada uno de
estos actos de que se compone el proceso y que los ordena el procedimiento, se conocen con el
nombre de actos jurídicos procesales; por ello se señala que el acto jurídico procesal es el común
denominador de los conceptos de proceso y procedimiento.
Ahora bien, el acto jurídico procesal es una especie de acto jurídico que se caracteriza por
referirse directamente al proceso. De ahí que le sean aplicables las reglas de la Teoría General
del Acto Jurídico, modificándose en los aspectos necesarios para cubrir las necesidades propias
del Derecho procesal. Por tanto, si la norma procesal establece un tratamiento diferente, primará
aquélla sobre la regulación general; así, por lo demás, lo establece el art. 4º del CC que señala que
las disposiciones contenidas en los CCO, de Minería, del Ejército y Armada, y demás especiales
(como el CPC), se aplicarán con preferencia a las de este Código.
Como bien se dijo al analizar la Teoría General del Acto Jurídico en Derecho civil,
h e c h o e n g e n e r a l , es cualquier cosa que ocurre, sucede o acontece. Dentro de lo que son los
hechos en general, es posible distinguir dos clases: los h e c h o s m a t e r i a l e s , que son todos
aquellos acontecimientos o sucesos causados por la sola acción de la naturaleza o la acción
humana, pero que carecen de relevancia jurídica; y los h e c h o s j u r í d i c o s , q u e son aquellos
sucesos o acontecimientos causados por la acción de la naturaleza o del hombre que producen
consecuencias en el mundo jurídico, que pueden ser de creación, modificación o extinción de
derechos y obligaciones203. Ahora bien, dentro de lo que son los hechos jurídicos, la doctrina
procesal distingue entre:

203
En Derecho civil se sigue distinguiendo dentro de los hechos jurídicos, atendiendo a la causa generadora de estos
sucesos, entre: h e c h o s j u r í d i c o s d e l a n a t u r a l e z a , los cuales tienen su causa generadora en la naturaleza,
suceden sin intervención del hombre, como por ejemplo, el transcurso del tiempo, el nacimiento o la muerte; y los
h e c h o s j u r í d i c o s d e l h o m b r e , que tienen su causa generadora en una conducta humana consciente y
voluntaria. Dentro de lo que son los hechos jurídicos del hombre, se distingue entre: h e c h o j u r í d i c o d e l
h o m b r e e n s e n t i d o e s t r i c t o , el cual deriva de una conducta realizada de manera consciente y voluntaria,
pero realizada sin la intención de producir efectos jurídicos; y a c t o j u r í d i c o , esto es, la manifestación o

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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i. El hecho jurídico procesal, que es aquel acontecimiento humano o natural, que


produce efectos en el proceso, sin la intención de producirlos. Por ejemplo, la muerte del
mandatario judicial o del abogado patrocinante, lo cual extingue el mandato y el
patrocinio, respectivamente; la privación de razón de un testigo, lo cual es una causal de
inhabilidad para declarar; la inactividad de las partes, lo cual puede dar lugar al abandono
del procedimiento; la enfermedad de un Ministro de Corte antes de adoptar un acuerdo,
con lo cual, se esperará hasta por treinta días su comparecencia al tribunal, y si
transcurrido este término y no pudiere comparecer, se hará nueva vista; etc.
ii. El acto jurídico procesal, que es aquel acontecimiento en que interviene la voluntad
humana, con el objeto de producir un efecto directo e inmediato en el proceso. También
se puede definir como aquella declaración de voluntad de las partes (directas e indirectas
con interés), de los agentes de la justicia (jueces y agentes auxiliares de la administración
de justicia) o de un tercero ligado al proceso (terceros sin interés), que produce efectos
jurídicos en el proceso (ya sea de creación, de modificación o de extinción de efectos
procesales).
Como se puede apreciar, el autor del acto busca producir efectos procesales de manera
directa e inmediata, y esta es la diferencia con el hecho jurídico procesal, el cual produce
efectos en el proceso, sin la intención de producirlos.

2. REQUISITOS DEL ACTO JURÍDICO PROCESAL.


En principio, los requisitos de existencia y validez de los actos jurídicos procesales son
los mismos que regula el CC, salvo ciertas peculiaridades que los diferencian, y que se analizarán
a continuación.

a. LA VOLUNTAD.
La voluntad, siguiendo a ALESSANDRI, se define como el libre querer interno de lograr un
fin determinado (efectos jurídicos en el proceso) por medio de una acción. Ahora bien, este
querer interno se regula por el Derecho sólo cuando se manifiesta y, en materia procesal, esta
manifestación puede ser expresa o tácita. Por regla general, la voluntad debe ser manifestada en
forma expresa, pues así se deduce del art. 29 del CPC que dice que el proceso se formará con los
escritos, documentos y actuaciones de toda especie, que se presenten o verifiquen en el juicio, es
decir, en nuestro sistema procesal civil prima el principio de la escrituración; excepcionalmente
hay manifestación tácita de la voluntad, por ejemplo, con la prórroga tácita de la competencia,
con la notificación tácita, etc.
En cuanto al silencio, al igual que en materia civil, éste no produce efectos jurídicos,
salvo que una norma específica lo establezca; así, por ejemplo, el art. 394 inc. I del CPC, a
propósito de la confesión judicial, establece que si el litigante no comparece al segundo llamado,
o si, compareciendo, se niega a declarar o da respuestas evasivas, se le dará por confeso, a
petición de parte, en todos aquellos hechos que estén categóricamente afirmados en el escrito en
que se pidió la declaración. Ahora, si bien el silencio, por regla general, no produce efectos

declaración de voluntad de una o más partes, que se realiza con la intención de producir efectos jurídicos, ya sea de
creación, modificación, o extinción de derechos y obligaciones.

271
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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jurídicos en el proceso, en algunas ocasiones implica la preclusión de las facultades que no se


han ejercido (por ejemplo, si el demandado no contesta la demanda dentro del plazo legal,
perderá la oportunidad de plantear sus excepciones y defensas); y en otros supuestos, frente a
una carga procesal, coloca a quien ella grava, en la situación de tener que soportar las
consecuencias adversas de no haberla asumido (por ejemplo, al demandado que no contesta la
demanda se le notifican por el estado diario las resoluciones que se le deberían notificar por
cedula y, esto, por no haber señalado domicilio dentro del territorio del tribunal).
Como se sabe, para que la voluntad sea válida debe estar exenta de todo vicio (requisito
de validez). En materia procesal estos vicios pueden ser:
i. E l e r ro r . La doctrina define al error como la ignorancia o el concepto equivocado que
se tiene de la ley, de una cosa, de una persona o de un hecho. El error puede aparecer en
actos del tribunal y en los de las partes, y puede ser de hecho o de derecho.
- En cuanto al e r r o r d e h e c h o se aplican las reglas generales, es decir, el error de
hecho vicia el consentimiento en los casos en que la ley lo establece. Al respecto,
existe una norma procesal que permite revocar una confesión que ha padecido de un
error de hecho (art. 402 del CPC).
Art. 402. No se recibirá prueba alguna contra los hechos personales claramente confesados por los
litigantes en el juicio.
Podrá, sin embargo, admitirse prueba en este caso y aun abrirse un término especial para ella, si el
tribunal lo estima necesario y ha expirado el probatorio de la causa, cuando el confesante alegue, para
revocar su confesión, que ha padecido error de hecho y ofrezca justificar esta circunstancia.

- Respecto del e rr o r d e d e r e c h o , en cambio, la ley procesal aplica un tratamiento


especial, pues distingue dos tipos de errores: al error in procedendo, esto es, la infracción
a las normas de procedimiento por parte de las partes o del juez; y al error in indicando,
que es aquel en que incurre el juez al decidir una materia en contravención a la norma
decisoria, o las partes al calificar su pretensión o defensa. Respecto del juez, el error de
derecho (in procedendo e indicando) permite anular la decisión que afectó directamente
a las partes e indirectamente al ordenamiento jurídico (el error de derecho constituye el
fundamento en la generalidad de los recursos procesales); y respecto de las partes, cabe
decir que si incurren en error de derecho en sus actos procesales, no incurrirán
necesariamente en un vicio que permita su posterior anulación, pues si ellas no usan el
procedimiento adecuado o no invocan el derecho que corresponde, ello conducirá al
rechazo de sus peticiones o defensas.

ii. La fuerza. Este vicio de la voluntad es incompatible con la realización de los actos
procesales, de ahí que el CPC no se refiera a ella; pues las abundantes formalidades que
existen impiden la proliferación de este vicio.
iii. El dolo. Al igual que la fuerza, el dolo no fue considerado procesalmente como un vicio
de la voluntad; de ahí que, conforme a la norma civil que exige que el dolo sea obra de
una de las partes, y siendo los actos jurídicos procesales en su mayoría unilaterales, su
aplicación se vuelve prácticamente imposible, transformándose, más que en un vicio de la
voluntad, en una fuente de responsabilidad. Así, por ejemplo, el art. 280 inc. II del CPC
señala que si no se deduce demanda oportunamente, o no se pide en ella que continúen
en vigor las medidas precautorias decretadas, o al resolver sobre esta petición el

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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tribunal no mantiene dichas medidas, por este solo hecho quedará responsable el que las
haya solicitado de los perjuicios causados, considerándose doloso su procedimiento.204

b. EL OBJETO.
En materia procesal, el objeto del acto procesal se encuentra vinculado a la idea del
“beneficio jurídico” que se persigue obtener con él; así, por ejemplo, el objeto del acto procesal
demanda es la satisfacción de una pretensión.205
En cuanto al objeto ilícito, existen varios casos específicamente reglamentados; a modo
de ejemplo, está la prórroga de competencia en materias penales o no contenciosas, los casos de
arbitraje prohibido, etc.

c. LA CAUSA.
La causa de los actos procesales dice relación con el motivo jurídicamente relevante que
inspira la realización del acto; así por ejemplo, en el recurso de apelación, la causa o motivo de
su interposición es el agravio sufrido por el apelante; en el patrocinio será un debate de alto nivel
jurídico, etc. Esto se aviene con la acepción de causa ocasional en Derecho civil, entendida ésta
como el motivo que induce a las partes a celebrar un determinado acto o contrato.

d. LAS SOLEMNIDADES CUANDO LO EXIGE LA LEY.


Las solemnidades son requisitos externos del acto jurídico exigidos por el legislador en
atención a la naturaleza del acto que se ejecuta o celebra. Los actos jurídicos procesales son
esencialmente solemnes, lo cual no implica que vayan revestidos de una excesiva solemnidad,
sino que existe siempre la exigencia de requisitos mínimos, cuya infracción acarrea la nulidad
procesal o las sanciones prescritas por el legislador para cada caso; así, por ejemplo, si la
demanda, como acto jurídico procesal de parte, no cumple con los requisitos contenidos en el art.
254 del CPC, no se le dará curso.

e. LA CAPACIDAD.
La capacidad, en materia procesal, es entendida como la aptitud legal de una persona
para realizar actos procesales. Al respecto hay que distinguir entre la capacidad del tribunal y la
capacidad de las partes.

204
No obstante ello, la doctrina reconoce figuras como las del proceso fraudulento o cosa juzgada fraudulenta, en
que el dolo es un atentado contra la buena fe procesal (por ejemplo, se dicta una sentencia favorable para la parte
que presentó testigos o documentos falsos). En razón de ello, nuestra legislación contempla un mecanismo destinado
a destruir estas figuras, denominado recurso de revisión.
205
Cosa distinta es el objeto como materialidad sobre la cual recae el acto; en otras palabras, la persona, cosa o
actividad que sirve de medio idóneo para perseguir la finalidad que se pretende con la realización del acto. Así, por
ejemplo, el acto procesal denominado testimonio, tiene por objeto material a una persona; la prueba documental
tiene por objeto material una cosa; y las presunciones o los alegatos, tienen por objeto material a una actividad.

273
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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i. En lo que respecta a la capacidad de los jueces para realizar actos procesales, éstos deben
tener jurisdicción, competencia, capacidad funcional (carencia de inhabilidades) y
legitimación (no deben estar implicados o recusados).
ii. En los actos de las partes, la capacidad viene dada por la capacidad para ser parte
(capacidad de goce), por la capacidad procesal o para comparecer (capacidad de
ejercicio) y por la capacidad para pedir en juicio o ius postulandi. Nuestra legislación
consagra ciertas incapacidades especiales, fundamentalmente en materia penal, respecto
del sujeto activo (pues ciertas personas, en virtud de circunstancias específicas, se ven
impedidas de ejercer la acción penal), y en relación con el sujeto pasivo (causales de
inimputabilidad fundadas en la minoría de edad).206

3. LA INEFICACIA DE LOS ACTOS PROCESALES.


El acto jurídico procesal que se ajusta a todos sus requisitos contemplados por el
ordenamiento jurídico es eficaz y, por ende, producirá las consecuencias jurídicas pretendidas en
su realización. Por el contrario, el acto jurídico procesal que no cumple con los requisitos es
ineficaz o inoperante y, por tanto, no generará sus efectos propios o dejará de producirlos.
¿Qué sanción tienen estos actos procesales ejecutados con omisión de sus requisitos?
Algunos autores dicen que es posible apreciar diferentes sanciones, a saber:
i. La i n e x i s t e n c i a . Esta sanción opera por la omisión de los requisitos de existencia del
acto, por ejemplo, cuando hay ausencia de voluntad del órgano jurisdiccional, etc. Como
es inexistencia, no debe ser declarada sino que sólo constatada; tampoco se puede sanear
o validar; y la vía normal para atacar y corregir esta ineficacia, son los recursos procesales
y, excepcionalmente, debe lograrse a través del ejercicio de una excepción.
ii. La n u l i d a d p r o c e s a l . La nulidad procesal es una sanción de ineficacia en virtud de la
cual se priva a un acto o actuación del proceso, o incluso a todo el proceso (en ciertos
casos), de los efectos normales establecidos en la ley, en los casos en que en su
verificación no se han observado los requisitos de validez del acto. La forma clásica de
anular el proceso es mediante el recurso de casación, pero también se puede interponer un
incidente de nulidad.
iii. La p r e c l u s i ó n . El profesor FORTTES señala que la preclusión es la sanción legal de
ineficacia que afecta a los actos verificados fuera de los límites indicados por la ley para su
realización, y que impide su posterior verificación.
iv. La i n o p o n i bi l i d a d pr o c e s a l . Consiste en la ineficacia de una sentencia respecto de
personas no vinculadas con la relación procesal. La inoponibilidad está muy vinculada con
los efectos de las sentencias, pues éstos sólo afectan a las personas que hayan litigado en el
proceso; y se puede hacer valer como acción o excepción, aunque lo lógico y natural es
como excepción, pues el tercero que desea defenderse y rechazar los efectos de un acto que
se le pretende imponer tiene el camino de la excepción procesal.

206
Además de estos requisitos comunes o propios a todo acto jurídico, algunas especies de actos procesales deben
cumplir con otros requisitos; por ejemplo, las actuaciones judiciales deben cumplir con requisitos de lugar, de
tiempo y, sobretodo, de forma (esto se verá en su oportunidad).

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4. CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS PROCESALES.

a. ACTOS DEL TRIBUNAL, DE LAS PARTES, Y DE TERCEROS ABSOLUTOS.


La principal clasificación es aquella que atiende al sujeto del cual emanan, y que distingue a
los actos procesales del tribunal, los actos procesales de las partes, y los actos procesales de terceros
absolutos.
i. Los a c t o s d e l t ri b una l , son aquellos que emanan de los agentes de la jurisdicción,
entendiéndose por tales, los jueces y los auxiliares de la administración de justicia. Estos
actos son la regla general en los procedimientos en los cuales rige el sistema inquisitivo
(principio de oficialidad); y se pueden subclasificar en:
- A c t o s d e d e c i s i ó n , que son aquellos destinados a resolver el proceso o sus
incidencias (las resoluciones judiciales).
- A c t o s d e c o m u n i c a c i ó n , que son aquellos que buscan poner en conocimiento de
las partes u otras personas, los actos de decisión. Los que realizan estos actos son los
funcionarios auxiliares de la administración de justicia, concretamente, los secretarios,
y los receptores.
- A c t o s d e d o c u me n t a c i ó n , que son aquellos destinados a dejar constancia de los
actos procesales emanados de las partes, del tribunal o de terceros. Por ejemplo, el
secretario debe agregar al expediente los documentos que las partes presentan durante
el juicio.

ii. Los a c t o s p r o c e s a l e s d e l a s p a rt e s , son aquellos que emanan de las partes directas


(demandante y demandado) y de los terceros con interés. Estos actos pueden ser de dos
tipos: de obtención y de disposición.
- Los a c t o s d e o b t e n c i ó n son aquellos destinados a lograr que el tribunal satisfaga
la pretensión hecha valer en el proceso. Entre ellos cabe distinguir a: los a c t o s d e
p e t i c i ó n , que son aquellos destinados a determinar el contenido de la pretensión,
esto es, a formularla y explicarla (por ejemplo, la demanda, la corrección de la
demanda, la contestación de la demanda, etc.); los a c t o s d e a f i rm a c i ó n , esto es,
las proposiciones formuladas durante el proceso para que el tribunal tenga
conocimiento del contenido y fundamentos de la pretensión (los hechos invocados en
la demanda, en la contestación, en las excepciones, la réplica y la dúplica); y los
a c t o s d e p r u e b a , que son aquellos que incorporan al proceso medios idóneos para
convencer al juez de la verdad de los hechos afirmados (por ejemplo, acompañar un
documento).
- Los a c t o s d e d i s p o s i c i ó n son aquellos que tienen por objeto crear, modificar o
extinguir situaciones procesales. Por ejemplo, el desistimiento de la demanda, la
transacción; cuando en un contrato se prorroga la competencia; cuando las partes se
ponen de acuerdo para nombrar un perito.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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iii. Y los a c t o s d e t e rc e r o s a b s o l u t o s , son aquellos que no emanan ni del tribunal ni


de las partes, sino que de personas que están legalmente autorizadas para realizar dichos
actos durante el proceso. Estos actos puede ser de prueba (por ejemplo, declaración de un
testigo), decisión (informe de perito), o de cooperación (actuación de un martillero). Son
actos excepcionales en el proceso, pues por esencia el juicio está destinado a la actividad
de las partes y del tribunal.

b. ACTOS DE INICIACIÓN, DE DESARROLLO Y DE TERMINACIÓN.


El proceso, al ser una serie lógica y consecuencial de actos procesales, tiene un comienzo,
un desarrollo y un final. De allí que se distinga entre actos procesales de iniciación, de desarrollo
y de conclusión o término.
i. Lo s a c t o s d e i n i c i a c i ó n son aquellos que hacen posible que el proceso comience. En
el proceso civil el acto típico de iniciación se halla constituido por la demanda; pero
también están las medidas prejudiciales, que son aquellos actos que buscan preparar el
proceso antes de presentar la demanda, con el objeto de anticipar la prueba o asegurar su
resultado.
ii. Los a c t o s d e d e s a r ro l l o son aquellos que, una vez producida la iniciación del
proceso, propenden a su desenvolvimiento ulterior hasta conducirlo a su etapa final. Por
ejemplo, los actos de instrucción o de prueba, los actos de impugnación (los recursos).
iii. Por último, los a c t o s d e c o n c l u s i ó n son aquéllos que tienen por objeto dar fin al
proceso. El acto normal de conclusión de todo proceso está representado por la sentencia
definitiva; sin embargo, también existen actos anormales de conclusión, los cuales
pueden provenir de declaraciones de voluntad formuladas por una o ambas partes
(allanamiento, desistimiento, transacción y conciliación) o ser la consecuencia de un
hecho, como es el transcurso de un cierto periodo de inactividad, al cual la ley atribuye
efectos extintivos sobre el proceso (caducidad de la instancia).

c. ACTOS UNILATERALES Y BILATERALES.


Según el número de voluntades que concurren a su formación, se distingue entre actos
unilaterales y bilaterales.
i. Lo s a c t o s u n i l a t e r a l e s , son aquellos que para su nacimiento a la vida jurídica sólo
requieren de la voluntad de quien lo realiza. La manifestación de voluntad destinada a
producir efectos en el proceso, emana normalmente de un sólo sujeto (por ejemplo, la
demanda, la contestación, la sentencia, etc.); sólo excepcionalmente hay actos que
emanan de varios sujetos, como por ejemplo, las sentencias de los tribunales colegiados
(actos pluripersonales).
ii. Los a c t o s b i l a t e r a l e s (convenciones procesales) son aquellos que requieren la
concurrencia de dos o más voluntades para su perfeccionamiento (por ejemplo, el
compromiso, la transacción, la prórroga expresa de la competencia, etc.). Estos

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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constituyen la excepción, pues la regla general es que los actos procesales sean
unilaterales.

B. L OS PLAZOS .

1. CONCEPTO DE PLAZO.
La gran mayoría de los actos procesales, además de cumplir con los requisitos de
existencia y validez, deben realizarse dentro de un determinado plazo. El CPC no define a los
plazos, pero del contexto de su articulado se puede decir que plazo es aquel espacio de tiempo
que fija la ley, el juez o el convenio de las partes, para ejercer un derecho dentro del proceso; o
sea, es el lapso dentro del cual se debe realizar un acto procesal.207
En la legislación procesal comúnmente se usa la palabra “término” como sinónima de
plazo, sin embargo, son conceptos diferentes, pues, mientras el plazo comprende varios
momentos para actuar (por ejemplo, para apelar se conceden cinco días, por tanto, la persona
podría apelar en el primero, segundo o tercer día, etc.); el término, en cambio, indica un instante
preciso (por ejemplo, se debe apelar al momento de notificarse).

2. CLASIFICACIÓN DE LOS PLAZOS.

a. PLAZOS DE HORAS, DE DÍAS, DE MESES Y DE AÑOS.


Según la unidad de tiempo en que se expresan, o según se extensión, los plazos pueden
ser: d e h o ra s (por ejemplo, la lista de testigos en querellas posesorias debe presentarse antes de
las 12:00 horas del día anterior a la fecha del comparendo); d e d í a s (por ejemplo, existe un
plazo de tres días para acompañar copias a los escritos si éstas no se han entregado); d e m e s e s
(por ejemplo, en el abandono del procedimiento el plazo es de seis meses); y d e a ñ o s (por
ejemplo, el plazo de un año que se otorga para el cumplimiento incidental de las resoluciones
judiciales). Esta clasificación tiene mucha importancia, pues como se verá a continuación, según
si se está en presencia de un plazo de días, meses o años establecidos por el CPC, será diferente la
manera de computarlo.

b. PLAZOS CONTINUOS Y DISCONTINUOS.


Atendiendo a la manera de computarlos, los plazos se clasifican en continuos y
discontinuos. El pl a z o c o n t i n u o es aquel que no se suspende durante los días feriados y, por
lo tanto, corre sin interrupción alguna; y el p l a z o d i s c o n t i n u o es aquél que se suspende
durante los días feriados. Ahora bien, los días feriados o inhábiles, son los días domingos, los

207
En el contexto del Derecho civil, los plazos constituyen modalidades del acto jurídico, es decir, son elementos
introducidos por las partes o la ley, y que tienen por objeto alterar los efectos normales del mismo. Por regla general,
son elementos accidentales, pues ni esencial ni naturalmente le pertenecen al acto, pero se agregan por medio de
cláusulas especiales; sin embargo, excepcionalmente actúan como elementos de la esencia (por ejemplo, en el
contrato de promesa) o como elementos de la naturaleza del acto (por ejemplo, la condición resolutoria tácita).
Haciendo un símil con el Derecho procesal, los plazos en esta área del derecho actúan como elementos esenciales,
pues si no se cumplen con ellos, el acto no produce efecto alguno.

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días festivos208 y el feriado judicial, el cual comienza el primero de febrero y dura hasta el primer
día hábil de marzo; todos los demás son días hábiles o no feriados.
La regla general en nuestro Derecho, es que los plazos sean continuos, pues la primera
parte del art. 50 del CC así lo dispone, al señalar que en los plazos que se señalaren en las leyes,
o en los decretos del Presidente de la República, o de los tribunales o juzgados, se
comprenderán aun los días feriados. Pero esta regla general tiene excepciones, pues el mismo
art. 50 en su segunda parte, señala que los plazos son continuos a menos que el plazo señalado
sea de días útiles, expresándose así, pues en tal caso no se contarán los feriados; en otras
palabras, los plazos serán discontinuos cuando la ley o el decreto de la autoridad ejecutiva o
judicial, se encargue de indicar expresamente que el plazo se computará descontando los días
feriados. Una de las leyes que establece una excepción a la regla de que los plazos son continuos,
es el CPC, el cual en su art. 66 inc. I señala que los términos de días que establece el referido
Código se entenderán suspendidos durante los feriados, salvo que el tribunal, por motivos
justificados, haya dispuesto expresamente lo contrario. Esta disposición sólo se refiere a los
plazos de “días” establecidos en el CPC, por ende, los plazos de meses y de años contenidos en
este mismo Código, se computan de acuerdo con la regla general señalada en el art. 50 del CC, es
decir, son plazos continuos.
En definitiva, los plazos de días que establece el CPC son discontinuos, pues se entienden
suspendidos durante los días feriados. Sin embargo, esta regla también tiene excepciones:
i. El mismo art. 66 inc. I del CPC señala que el tribunal, por motivos justificados, puede
disponer que el plazo de días sea continuo.
ii. Y la misma disposición, en su inc. II, establece que lo anterior (plazos de días
discontinuos) no rige con los asuntos indicados en el art. 314 inc. II del COT (por
ejemplo, asuntos de jurisdicción voluntaria, juicios sumarios, medidas precautorias, etc.)
respecto del feriado de vacaciones. En otras palabras, el feriado de vacaciones, a pesar de
tratarse de un plazo de días señalados en el CPC, para los efectos de su cómputo, no se
descontará ningún día feriado en los asuntos que señala el art. 314 de COT.

c. PLAZOS INDIVIDUALES Y PLAZOS COMUNES.


Según el momento en que deben comenzar a correr para los efectos de su cómputo, se
distingue entre p l a z o s i n d i vi d u a l e s , que son aquellos que corren separadamente para cada
parte desde el momento de la respectiva notificación; por ejemplo, el plazo para recurrir en
contra de una resolución judicial (art. 65 inc. I del CPC). Y los p l a z o s c o m u n e s , son aquellos
que corren conjuntamente para todas las partes (demandantes y demandados) a contar desde la
última notificación; por ejemplo, el plazo para rendir prueba es común para las partes, y según el
profesor FORTTES, el plazo para contestar la demanda cuando existe litisconsorcio pasivo, es
individual es su inicio y común en su término (art. 65 inc. II del CPC).
Art. 65. Los términos comenzarán a correr para cada parte desde el día de la notificación.
Los términos comunes se contarán desde la última notificación.

208
Los días festivos están establecidos en leyes especiales, concretamente, en la Ley 2.977 del año 1915 que fija como
días festivos los siguientes: el correspondientes al 1° de enero, el 15 de agosto, el 1° de noviembre, el 25 de diciembre;
los viernes y sábados de la semana santa; el 18 y 19 de septiembre; el 21 de mayo; el día que deba tener lugar la elección
del Presidente de la República; y el día que se fije para la realización de las elecciones y plebiscitos.

278
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Art. 327. Todo término probatorio es común para las partes y dentro de él deberán solicitar toda diligencia de
prueba que no hubieren pedido con anterioridad a su iniciación.

La regla general en el Derecho procesal, es que los plazos sean individuales, por tanto, la
excepción es que sean comunes y, siendo excepcionales, tienen que estar contemplados
expresamente en la ley. Cabe decir que en los plazos comunes el primero en notificarse gana
tiempo (el tiempo que corre hasta la última notificación), pero acorde al art. 65 inc. II del CPC,
ese lapso no le permite a la parte realizar actuaciones válidas, sino que éstas se pueden realizar a
contar de la última notificación.

d. PLAZOS JUDICIALES, LEGALES Y CONVENCIONALES.


Según la fuente u origen de donde emanan, se distingue entre plazos judiciales, legales y
convencionales.
i. Los p l a z o s j u d i c i a l e s son aquellos señalados en una resolución judicial. Estos sólo
pueden fijarse en los casos en que la ley faculte expresamente al tribunal, de suerte que su
presencia en nuestra legislación es excepcional. Por ejemplo, los plazos a que se refieren
los arts. 9º y 12 del CPC.209
Art. 9. Si durante el curso del juicio termina por cualquiera causa el carácter con que una persona
representa por ministerio de la ley derechos ajenos, continuará no obstante la representación y serán válidos
los actos que ejecute, hasta la comparecencia de la parte representada, o hasta que haya testimonio
(constancia) en el proceso de haberse notificado a ésta la cesación de la representación y el estado del
juicio. El representante deberá gestionar para que se practique esta diligencia dentro del plazo que el
tribunal designe, bajo pena de pagar una multa de un cuarto a un sueldo vital y de abonar los perjuicios que
resulten.

Art. 12. En los casos de que trata el art. 19, el procurador común será nombrado por acuerdo de las partes a
quienes haya de representar.
El nombramiento deberá hacerse dentro del término razonable que señale el tribunal.

ii. Los p l a z o s l e ga l e s son aquellos señalados en un precepto legal (se agrega, también, los
plazos que establezca un reglamento del Presidente de la República). Por ejemplo, el art.
189 del CPC establece que la apelación deberá interponerse en el término fatal de cinco
días, contados desde la notificación de la parte que entabla el recurso, deberá contener
los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya y las peticiones concretas que se
formulan; agrega el inc. II, que este plazo se aumentará a diez días tratándose de
sentencias definitivas.
iii. Los p l a z o s c o n v e n c i o n a l e s son aquellos que señalan de común acuerdo las partes
litigantes. Por ejemplo, las partes, en cualquier estado del juicio, pueden acordar la

209
El CC en el art. 1494 inc. II establece la siguiente limitación: no podrá el juez, sino en casos especiales que las
leyes designen, señalar plazo para el cumplimiento de una obligación; sólo podrá interpretar el concebido en
términos vagos u oscuros, sobre cuya inteligencia y aplicación discuerden las partes. Ejemplos de plazos judiciales
en el CC, son: en materia de acción reivindicatoria, si el poseedor es vencido, debe restituir la cosa en el plazo que el
juez señale; en el contrato de mutuo, si en éste se hubiere pactado que el mutuario pague cuando le sea posible, el
juez puede, atendidas las circunstancias, fijar un plazo. Según CASARINO, dicha disposición no es aplicable en
materia procesal, ya que es obvio que está referido únicamente a las obligaciones civiles y no a las procesales.

279
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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suspensión del procedimiento hasta por un plazo máximo de 90 días, derecho que sólo se
puede ejercer por una vez en cada instancia, sin perjuicio de hacerlo valer, además, ante
la CS en caso que, ante dicho tribunal, estuviesen pendientes recursos de casación o de
queja en contra de una sentencia definitiva. Los plazos que estuvieren corriendo se
suspenderán al presentarse el escrito respectivo y continuarán corriendo vencido el
plazo de suspensión acordado (art. 64 inc. II del CPC).

La mayoría de los plazos son legales, pues el proceso, desde un punto de vista formal,
está constituido por un conjunto de actos procesales que deben irse cumpliendo unos a
continuación de otros y en los plazos que la misma ley determina.
Esta clasificación de los plazos tiene importancia para los efectos de la prórroga, pues,
como se verá a continuación, los únicos plazos prorrogables son los señalados por el tribunal; y
también es relevante para establecer el carácter de fatal o no fatal de los plazos.

e. PLAZOS PRORROGABLES E IMPRORROGABLES.


Según si son o no susceptibles de prórroga o de ser aumentados, los plazos se clasifican en:
p l a z o s p r o rr o ga b l e s, que son aquellos que se pueden aumentar más allá de su duración
original (por ejemplo, todos los plazos judiciales de acuerdo al art. 67 del CPC); y los p l a z o s
i m p r o r r o ga b l e s , que son aquellos que no son susceptibles de tal aumento (por ejemplo, los
plazos legales de acuerdo al art. 68 del CPC).
Art. 67. Son prorrogables los términos señalados por el tribunal.
Para que pueda concederse la prórroga es necesario:
1. Que se pida antes del vencimiento del término; y
2. Que se alegue justa causa, la cual será apreciada por el tribunal prudencialmente.

Art. 68. En ningún caso podrá la prórroga ampliar el término más allá de los días asignados por la ley.

Si bien los plazos legales, por regla general, no pueden prorrogarse, excepcionalmente
pueden ampliarse en los casos en que la ley lo permita; así, por ejemplo, el art. 259 inc. II del CPC
señala que se aumentará este término (término de 15 días para contestar la demanda) en tres días
más si el demandado se encuentra en el mismo territorio jurisdiccional pero fuera de los límites
de la comuna que sirva de asiento al tribunal; asimismo, el art. 329 del CPC señala que cuando
haya de rendirse prueba en otro territorio jurisdiccional o fuera de la República, se aumentará
el término ordinario a que se refiere el artículo anterior (veinte días) con un número de días
igual al que concede el art. 259 para aumentar el de emplazamiento.

e. PLAZOS FATALES Y NO FATALES.


Según los efectos que produce el plazo una vez vencido, o según si la falta de ejercicio
del derecho dentro de un determinado espacio de tiempo lo hace o no extinguirse; o según la
forma en que opera la preclusión, se distingue entre plazos fatales y no fatales.
i. Los p l a z o s f a t a l e s son aquellos que, una vez vencidos, producen la caducidad del
derecho sin necesidad de que el juez dicte una resolución judicial para que precluya el
derecho (no es necesario que se acuse o decrete la rebeldía de esa parte). En otras
palabras, son aquellos en que la rebeldía del emplazado se produce por el sólo ministerio de

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la ley, al vencimiento del plazo fijado, extinguiéndose irrevocablemente, de este modo, los
derechos que han debido hacerse valer dentro de ese plazo y no lo han sido.
Todos los plazos legales que establece el CPC son fatales, pues de acuerdo al art. 64 inc. I
de dicho Código, los plazos que señala este Código son fatales cualquiera sea la forma
en que se exprese, salvo aquéllos establecidos para la realización de actuaciones propias
del tribunal. En consecuencia, la posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad
para ejecutar el acto se extingue al vencimiento del plazo. En estos casos el tribunal, de
oficio o a petición de parte, proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin
necesidad de certificado previo (del secretario, respecto al hecho de haber transcurrido el
plazo sin haberse ejercido el derecho por la parte). Por tanto, cualquiera sea la extensión
del plazo legal contemplado en el CPC (horas, días, meses o años) y las expresiones que
utilice para establecerlo, se está en presencia de un término fatal. Excepcionalmente, a
pesar de encontrarse establecidos en el CPC, no revisten el carácter de fatal los plazos para
la realización de actuaciones propias del tribunal (por ejemplo, el plazo para dictar
sentencia definitiva), pero no le está permitido al juez ampliar este plazo en forma
indefinida, pudiendo quedar el tribunal, por este motivo, sujeto a una medida
disciplinaria.210

ii. Los p l a z o s n o f a t a l e s son aquellos en que la caducidad del derecho no se obtiene por
el transcurso del tiempo, sino que en virtud de la correspondiente declaración de rebeldía
por parte del tribunal, ya sea de oficio o a petición de parte. Conforme al art. 78 del CPC,
todos los plazos judiciales son fatales, pues vencido un plazo judicial para la realización de
un acto procesal sin que éste se haya practicado por la parte respectiva, el tribunal, de
oficio o a petición de parte, declarará evacuado dicho trámite en su rebeldía y proveerá lo
que convenga para la prosecución del juicio, sin certificado previo del secretario.

3. LA REBELDÍA.

a. CONCEPTO.
La rebeldía dice relación con la situación que se produce cuando una persona no ejerce su
derecho, facultad o acto, dentro del plazo que correspondía. Se vincula con el plazo fatal, el cual
extingue la posibilidad de ejercer un derecho por el sólo ministerio de la ley; y con los plazos no
fatales, que son aquellos en que el derecho no expira por el simple transcurso del tiempo, sino en
virtud de declararse la correspondiente rebeldía. Por lo anterior, se define a la rebeldía como
aquella situación que se produce por el desinterés de una parte para cumplir un trámite del juicio en
un determinado plazo, y que permite tenerlo por cumplido a fin de que el proceso avance.
Como se puede apreciar, las rebeldías permiten que el proceso avance en el evento de que
alguna de las partes litigantes manifieste desinterés por la evacuación de un trámite en un
determinado plazo.

210
Sin embargo, tratándose de medidas para mejor resolver, el plazo para esta actuación judicial es fatal, por expresa
disposición legal; pues de acuerdo al art. 159 inc. I del CPC, los tribunales, sólo dentro del plazo para dictar
sentencia, podrán dictar de oficio medidas para mejor resolver. Las que se dicten fuera de este plazo se tendrán
por no decretadas.

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b. CLASES.
Según su origen o causa que la produce, se distingue entre rebeldía declarada judicialmente,
y rebeldía de pleno derecho.
i. La r e b e l d í a d e c l a r a d a j u d i c i a l m e n t e es aquella que precisa de una declaración
judicial para extinguir un derecho que no se ha ejercido dentro de un plazo no fatal,
concretamente, un plazo judicial. En efecto, el art. 78 del CPC señala que vencido un
plazo judicial para la realización de un acto procesal sin que éste se haya practicado por
la parte respectiva, el tribunal, de oficio o a petición de parte, declarará evacuado dicho
trámite en su rebeldía y proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin
certificado previo del secretario.
Según la jurisprudencia mayoritaria, esta rebeldía se produce sólo cuando el juez la ha
declarado, y no cuando la parte contraria la ha solicitado; permitiéndosele al juez, en todo
caso, declararla de oficio en los casos en que la ley lo declare expresamente. Por lo tanto,
los requisitos para que opere este tipo de rebeldía, son: existencia de un plazo judicial para
realizar un acto procesal; transcurso del plazo (que esté vencido); resolución del tribunal, de
oficio o a petición de parte, declarando evacuado el trámite en rebeldía y proveyendo lo que
convenga para la prosecución del juicio.
ii. La r e b e l d í a d e p l e n o d e r e c h o o por el sólo ministerio de la ley, es la que opera por el
sólo transcurso de un plazo fatal. Por lo tanto, constituye la regla general, pues de acuerdo al
art. 64 inc. I del CPC, los plazos que señala este Código son fatales cualquiera sea la
forma en que se exprese, salvo aquéllos establecidos para la realización de actuaciones
propias del tribunal. En consecuencia, la posibilidad de ejercer un derecho o la
oportunidad para ejecutar el acto se extingue al vencimiento del plazo. En estos casos el
tribunal, de oficio o a petición de parte, proveerá lo que convenga para la prosecución
del juicio, sin necesidad de certificado previo.
Un ejemplo lo constituye el art. 202 inc. I del CPC, que establece que si no comparece el
apelado, se seguirá el recurso en su rebeldía por el sólo ministerio de la ley y no será
necesario notificarle las resoluciones que se dicten, las cuales producirán sus efectos
respecto del apelado rebelde desde que se pronuncien.

c. EFECTOS DE LA REBELDÍA.
El único efecto que produce la rebeldía, es que extingue la posibilidad de ejecutar el acto
de que se trata. Pero aquí, es necesario distinguir entre primera o segunda instancia.
i. En p r i me r a i n s t a n c i a , la rebeldía es por cada acto o trámite. Así, por ejemplo, si se
presenta la demanda, hay un plazo de 15 días para contestarla, y si el demandado no la
contesta, no quedará como rebelde para todo el juicio, pues él sigue siendo parte y se le
seguirán notificando el resto de los trámites.
ii. En s e gu n d a i n s t a n c i a , en cambio, existe una carga que consiste en hacerse parte en el
recurso de apelación, pues de acuerdo al art. 200 inc. I del CPC, las partes tienen un plazo de
cinco días para comparecer (hacerse parte) ante el tribunal superior a seguir el recurso
interpuesto, contado este plazo desde que se reciban los autos en la secretaría del tribunal

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de segunda instancia. Ahora bien, si no se comparece para seguir el recurso, habrán efectos
distintos según se trate del apelante o del apelado:
- Respecto del apelante, la segunda parte del art. 201 inc. I del CPC dispone que si el
apelante no comparece dentro de plazo, deberá declarar (el tribunal) su deserción,
previa certificación que el secretario deberá efectuar de oficio. La parte apelada, en
todo caso, podrá solicitar la declaración pertinente, verbalmente o por escrito. Por lo
tanto, el apelante nunca estará en rebeldía, ya que si no comparece se declarará desierta
la apelación.
- Respecto del apelado, el art. 202 del CPC señala que si no comparece el apelado, se
seguirá el recurso en su rebeldía por el sólo ministerio de la ley y no será necesario
notificarle las resoluciones que se dicten, las cuales producirán sus efectos respecto
del apelado rebelde desde que se pronuncien. El rebelde, podrá comparecer en
cualquier estado del recurso, representado por el procurador del número. En
consecuencia, la rebeldía del apelado no produce la terminación del recurso, sino que la
sanción de que las resoluciones que se dicten no será necesario notificárselas para que
produzcan efectos a su respecto, es decir, la rebeldía es por toda la instancia, lo cual no
impide que el litigante rebelde en cualquier momento pueda apersonarse en el proceso,
y si es así, se hará parte del juicio (sólo a través de un procurador del número),
dejando de ser rebelde y, en virtud del principio de preclusión, deberá respetar todo lo
actuado en el proceso.

d. LA NULIDAD PROCESAL DE LO OBRADO EN REBELDÍA.


La nulidad procesal de lo obrado en rebeldía puede tener lugar en dos supuestos, a
saber:
i. De conformidad con el art. 79 del CPC, podrá un litigante pedir la rescisión de lo que se
haya obrado en el juicio en rebeldía suya, ofreciendo probar que ha estado impedido por
fuerza mayor. Agrega el inc. II que este derecho sólo podrá reclamarse dentro de tres
días, contados desde que cesó el impedimento y pudo hacerse valer ante el tribunal que
conoce del negocio. El fundamento de este precepto es el conocido aforismo jurídico que
dice que al impedido no le corre plazo.
Este incidente se hace valer ante el mismo tribunal que está conociendo del negocio
principal por cualquiera de los litigantes, sea demandante o demandado, pues la ley no
distingue. Agrega CASARINO que este derecho, a falta de texto legal expreso en contrario,
sólo podrá hacerse valer pendiente el juicio y mientras la sentencia definitiva no adquiera
el carácter de firme o ejecutoriada.
ii. Por otra parte, el litigante rebelde puede alegar la nulidad de lo obrado por falta de
emplazamiento, pues conforme al art. 80 del CPC, si al litigante rebelde no se le ha hecho
saber en persona ninguna de las providencias libradas en el juicio, podrá pedir la
rescisión de lo obrado, ofreciendo acreditar que, por un hecho que no le sea imputable,
han dejado de llegar a sus manos las copias a que se refieren los arts. 40 y 44 (las copias
de la resolución y del escrito en que ella recae), o que ellas no son exactas en su parte
substancial (por ejemplo, el Receptor falsea la notificación); agrega el inc. II que este

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derecho no podrá reclamarse sino dentro de cinco días, contados desde que aparezca o
se acredite que el litigante tuvo conocimiento personal del juicio.
Aquí, el litigante rebelde no puede ser otro que el demandado, pues solamente a él
corresponde entregarle las copias antes dichas. Agrega CASARINO que, en atención a la
gravedad de este incidente, puesto que se funda en la falta de emplazamiento, lo que
implica llegar a condenar a un litigante sin ser oído, la ley permite que se pueda
interponer en cualquier estado del juicio y aun después de dictada la sentencia definitiva;
esto se desprende del final del art. 182 del CPC.
Art. 182. Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a alguna de las partes, no podrá el tribunal que
la dictó alterarla o modificarla en manera alguna. Podrá, sin embargo, a solicitud de parte, aclarar los
puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos
numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma sentencia.
Lo dispuesto en este artículo no obsta para que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el art. 80.

En consecuencia, ambos incidentes son de la misma naturaleza, pues persiguen la nulidad


de lo obrado en rebeldía; están sometidos a la misma tramitación, y en los dos casos el litigante
rebelde debe ofrecer prueba acerca del fundamento en que los apoya, como formalidad
habilitante de la tramitación incidental. Sin embargo, entre ellos hay profundas diferencias: en
cuanto a su fundamento; a la persona del litigante rebelde que puede formularlos; al plazo dentro
del cual deben interponerse; y, en fin, en cuanto a la oportunidad procesal en que pueden ser
esgrimidos.
Por último, conforme al art. 81 del CPC, los incidentes a que den lugar las disposiciones
contenidas en los dos artículos anteriores, no suspenderán el curso de la causa principal y se
substanciarán en cuaderno separado; es decir, se trata de incidentes de no previo y especial
pronunciamiento, a pesar de su excepcional importancia.

4. FORMA DE COMPUTAR LOS PLAZOS.


El CPC nada dice sobre la forma de computar los plazos, de modo que se debe recurrir a la
ley común, concretamente al art. 48 inc. I del CC, el cual señala que todos los plazos de días,
meses o años de que se haga mención en las leyes o en los decretos del Presidente de la
República, de los tribunales o juzgados, se entenderá que han de ser completos; y correrán
además hasta la medianoche del último día del plazo. El profesor FORTTES señala que esto tiene
dos consecuencias:
i. Siempre el plazo se empieza a contar al día siguiente de la notificación, es decir, la
fracción del día de la notificación no se cuenta, pues los plazos deben ser de días
completos.
ii. El plazo expira a las 24 horas del día respectivo, lo cual trae como consecuencia la
presentación de escritos en el domicilio del secretario del tribunal. Esto es un derecho de
las partes para aprovechar, así, el día completo del plazo, al margen del horario del
tribunal.

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5. LA SUSPENSIÓN DEL PROCEDIMIENTO Y DE LOS PLAZOS.


La suspensión del procedimiento es la cesación o paralización del procedimiento por obra de
algún impedimento, acto procesal de parte, o resolución del tribunal. Por lo tanto, las formas en que
se puede producir son:
i. P o r u n i m p e d i m e n t o. Por ejemplo, de conformidad con el art. 5º del CPC, si durante el
juicio fallece alguna de las partes que obre por sí misma quedará suspenso por este
hecho el procedimiento, y se pondrá su estado en noticia de los herederos para que
comparezcan a hacer uso de su derecho en un plazo igual al de emplazamiento para
contestar demandas, que conceden los arts. 258 y 259.
ii. D e c o m ú n a c u e r d o . El art. 64 inc. II del CPC señala que las partes, en cualquier estado
del juicio, pueden acordar la suspensión del procedimiento hasta por un plazo máximo de
90 días. Este derecho sólo se puede ejercer por una vez en cada instancia, sin perjuicio de
hacerlo valer, además, ante la CS en caso que, ante dicho tribunal, estuviesen pendientes
recursos de casación o de queja en contra de sentencia definitiva. Los plazos que estuvieren
corriendo se suspenderán al presentarse el escrito respectivo y continuarán corriendo
vencido el plazo de suspensión acordado.
iii. Y finalmente, en algunos casos ciertas r e s o l u c i o n e s j u d i c i a l e s traen como efecto la
paralización del procedimiento. Por ejemplo, la resolución que acoge una excepción
dilatoria por un vicio del procedimiento susceptible de ser corregido en la misma causa,
suspende el procedimiento hasta que se efectúe la corrección; la resolución que admite a
tramitación un incidente de previo y especial pronunciamiento, pues de acuerdo al art. 87
inc. I del CPC, si el incidente es de aquellos sin cuya previa resolución no se puede seguir
substanciando la causa principal, se suspenderá el curso de ésta, y el incidente se
tramitará en la misma pieza de autos. En el caso contrario, no se suspenderá el curso de
la causa principal, y el incidente se substanciará en ramo separado; y de conformidad
con el art. 167 del CPC, cuando la existencia de un delito haya de ser fundamento preciso
de una sentencia civil o tenga en ella influencia notoria, podrán los tribunales suspender
el pronunciamiento de ésta hasta la terminación del proceso criminal, si en éste se ha
dado lugar al procedimiento plenario.

C. L AS ACTUACIONES JUDICIALES .

1. CONCEPTO.
Como se dijo, el acto procesal es aquella declaración de voluntad de las partes, de los
agentes de la justicia o de un tercero ligado al proceso, que produce efectos jurídicos en el
proceso. Una especie de acto procesal lo constituyen las actuaciones judiciales, definidas por el
profesor FORTTES como actos procesales más o menos solemnes, realizados por o ante un
tribunal (existe intervención del órgano jurisdiccional),de los cuales se deja testimonio en el
expediente y deben ser autorizadas por un ministro de fe. Ejemplos de actuaciones judiciales son
las resoluciones, las notificaciones, los exhortos, y cualesquiera diligencia que se lleve a cabo y
de la que debe dejarse constancia por un ministro de fe (por ejemplo, el testimonio de un testigo
tomado por un Receptor).

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Las actuaciones judiciales están sometidas a un doble grupo de normas legales: a las
reglas generales sobre actuaciones judiciales contenidas en el Título VII (“De las actuaciones
judiciales”) del Libro I (“Disposiciones comunes a todo procedimiento”) del CPC; y en segundo
lugar, también pueden tener reglas propias. Por lo tanto, es necesario averiguar si una
determinada actuación judicial tiene reglas legales propias o no, y en caso afirmativo, regirán
dichas reglas por sobre las reglas generales. Así, por ejemplo, las reglas legales aplicables a las
resoluciones judiciales son, en primer término, las contenidas en el Título XVII (“De las
resoluciones judiciales”) del Libro I del CPC, y en su silencio, las del Título VII del mismo Libro.

2. REQUISITOS.
Como se dijo, los actos procesales para ser eficaces deben cumplir con los requisitos de
existencia y validez. No obstante, un tipo de acto procesal (las actuaciones judiciales), además de
cumplir con dichos requisitos, debe cumplir con requisitos adicionales, cuales son: el lugar, el
tiempo, la forma del acto, y la autorización del ministro de fe.
Estos requisitos se encuentran contemplados en el Título VII del CPC (arts. 59 a 77), por
tanto, son aplicables a todas las actuaciones judiciales; no obstante, cuando se analicen las
actuaciones judiciales en particular, se verá que algunas de éstas pueden tener particularidades al
respecto.

a. DEBEN REALIZARSE POR O ANTE EL TRIBUNAL QUE CONOCE AL CAUSA.

Al momento de definir las actuaciones judiciales, se dijo que son aquellos actos
procesales más o menos solemnes que se realizan por o ante el tribunal…. En efecto, de
conformidad con la primera parte del art. 70 del CPC, todas las actuaciones necesarias para la
formación del proceso se practicarán por el tribunal que conozca de la causa…. Es evidente que
el precepto se refiere sólo aquellas actuaciones que emanan del propio órgano jurisdiccional
(“por orden de tribunal”), pues también hay actuaciones provenientes de las partes litigantes, las
cuales se practican por su sola iniciativa e intervención (“ante o a través del tribunal”). Así, un
ejemplo de actuación judicial que se realiza por del tribunal, es la dictación de una resolución
judicial; y un ejemplo de actuación judicial que se realiza ante el tribunal, es la rendición de una
prueba de testigos, la confesión judicial, etc.
Excepcionalmente, las actuaciones no se realizan ante el juez o por orden del juez que
conoce de la causa, pues el mismo art. 70 del CPC, se encarga de señalar dos excepciones a la
regla anterior, cuales son:
i. La segunda parte del art. 70 señala que salvo los casos en que se encomienden
expresamente por la ley a los secretarios y otros ministros de fe la realización de la
actuación (por ejemplo, las notificaciones efectuadas por el Secretario o el Receptor).
ii. La misma disposición establece que se permite al tribunal delegar sus funciones… Se
trata de situaciones previstas por el legislador, por ejemplo, la tasación de las costas
procesales puede ser encomendada por el tribunal al Secretario; los decretos de los
tribunales colegiados pueden dictarse por uno de sus miembros (las demás resoluciones
requieren la concurrencia de tres de sus miembros); los testigos pueden ser interrogados
por uno de los ministros del tribunal colegiado; y el tribunal puede delegar al Secretario u

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a otro ministro de fe (Receptor) la diligencia de absolver posiciones.


Por otra parte, las actuaciones judiciales deben verificarse en el territorio jurisdiccional
del tribunal y, específicamente, en la sede que sirve de asiento al tribunal. Sin embargo, esta
regla también tiene excepciones, pues hay actos que por su naturaleza deben verificarse fuera del
tribunal (por ejemplo, la inspección personal del tribunal), o que por disposición legal deben
verificarse fuera de éste (por ejemplo, la notificación personal); y hay casos en que la actuación
se verifica en un territorio jurisdicción distinto (por ejemplo, si se trata de tomar declaración
testimonial a una persona que está domiciliada fuera del lugar en que se sigue el juicio, se delega
la competencia del tribunal a través de una actuación judicial denominada exhorto).

b. DEBEN REALIZARSE EN DÍAS Y HORAS HÁBILES.


De conformidad al art. 59 del CPC, las actuaciones judiciales deben practicarse en días y
horas hábiles. Son días hábiles los no feriados. Son horas hábiles las que median entre las ocho
y las veinte horas.
Una actuación judicial practicada fuera de los días u horas hábiles, es inadmisible por
extemporaneidad. Sin embargo, hay casos en que el feriado legal o judicial, no se considera día
inhábil para la realización de actuaciones judiciales, a saber:
i. El art. 66 inc. I del CPC establece que los términos de días que establece el presente
Código (plazos legales), se entenderán suspendidos durante los feriados, salvo que el
tribunal, por motivos justificados, haya dispuesto expresamente lo contrario.
ii. De acuerdo al art. 60 del CPC, pueden los tribunales, a solicitud de parte, habilitar para la
práctica de actuaciones judiciales días u horas inhábiles, cuando haya causa urgente que
lo exija; agrega el inc. II que se estimarán urgentes para este caso, las actuaciones cuya
dilación pueda causar grave perjuicio a los interesados, o a la buena administración de
justicia, o hacer ilusoria una providencia judicial; y finaliza el inc. III señalando que el
tribunal apreciará la urgencia de la causa y resolverá sin ulterior recurso. Este precepto
es la fuente legal de la institución denominada “habilitación de feriado”, figura que se
utiliza principalmente durante el feriado judicial de vacaciones.
iii. Por otra parte, el art. 314 inc. II del COT señala que los jueces durante el feriado de
vacaciones deberán conocer de todas las cuestiones de jurisdicción voluntaria, de los
juicios posesorios, de los asuntos a que se refiere el N° 1 del art. 680 del CPC (casos en
que la ley ordene proceder sumariamente, o breve y sumariamente, o en otra forma
análoga), de las medidas prejudiciales y precautorias, de las gestiones a que dé lugar la
notificación de protestos de cheques, de los juicios ejecutivos hasta la traba de embargo
inclusive, y de todas aquellas cuestiones, respecto de las cuales se conceda
especialmente habilitación de feriado. En todo caso, deberán admitirse a tramitación las
demandas, de cualquiera naturaleza que ellas sean, para el sólo efecto de su
notificación.
iv. Por último, el art. 313 inc. II del COT establece que lo dispuesto en este artículo (feriado
judicial) no regirá, respecto del feriado de vacaciones, con los jueces letrados que ejercen
jurisdicción criminal, laboral y de familia (Juzgados de Letras con competencia común).

287
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

En el ámbito procesal penal, el art. 14 del CPP dispone que todos los días y horas son
hábiles para las actuaciones del procedimiento penal y no se suspenderán los plazos por la
interposición de días feriados. No obstante, cuando un plazo de días concedido a los
intervinientes venciere en día feriado, se considerará ampliado hasta las veinticuatro horas del
día siguiente que no fuere feriado.

c. DEBE DEJARSE CONSTANCIA ESCRITA DE ELLA EN EL EXPEDIENTE.


Como se dijo, el acto procesal es una declaración de voluntad, y esta declaración puede
manifestarse en forma oral (por ejemplo, la interposición del recurso de protección, o la
declaración de un testigo), en forma escrita (por ejemplo, la demanda en el juicio ordinario) o
puede deducirse de una actuación (por ejemplo, la notificación tácita del demandado). Ahora
bien, conforme al art. 61 del CPC, de toda actuación (oral, escrita o tácita) deberá dejarse
testimonio escrito en el proceso, con expresión del lugar, día, mes y año en que se verifique, de
las formalidades con que se haya procedido, y de las demás indicaciones que la ley o el tribunal
dispongan.
Como se puede apreciar, esto se refiere a la forma que toma la actuación judicial una vez
realizada, concretamente, debe constar por escrito, con el objeto de perpetuar la actuación para
su examen ulterior. Por otra parte, con el cumplimiento de este requisito externo se deja
constancia de que se verificaron los demás requisitos exigidos a la actuación judicial,
específicamente: el lugar en donde se realizó, el tiempo en que se efectuó, de las formalidades
con que se haya procedido (por ejemplo, la certificación de que la persona se encontraba en el
lugar del juicio, para el caso de la notificación personal subsidiaria), y de las demás indicaciones
que la ley o el tribunal dispongan. Estas indicaciones o f o r m a l i d a d e s a d i c i o n a l e s o
e s p e c i a l e s que la ley o el tribunal pueden disponer, son:
i. E l j u ra m e n t o . De acuerdo al art. 62 del CPC, siempre que en una actuación judicial se
deba tomar juramento a alguno de los concurrentes, se le debe interrogar por el
funcionario autorizante al tenor de la siguiente fórmula: “¿Juráis por Dios decir la
verdad acerca de lo que se os va preguntar?” o “¿Juráis por Dios desempeñar fielmente
el cargo que se os confía?”, según sea la naturaleza de la actuación. El interrogado debe
responder: “Sí juro”. Ejemplos de juramento son: el que debe prestar el intérprete, los
testigos, el de la parte que deba prestar confesión, el perito que acepta el cargo, etc.
ii. In t e r v e n c i ó n d e l i n t é r p re t e . De conformidad con el art. 63 del CPC, cuando sea
necesaria la intervención de intérprete en una actuación judicial, se recurrirá al
Intérprete Oficial, si lo hay; y, en caso contrario, al que designe el tribunal. Los
intérpretes deben tener las condiciones requeridas para ser peritos, y se les atribuirá el
carácter de ministros de fe. Antes de practicarse la diligencia, deberá el intérprete
prestar juramento para el fiel desempeño de su cargo. Ejemplo de una actuación judicial
en la que debe intervenir un intérprete, es la consagrada en el art. 347 del CPC, el cual
establece que los instrumentos extendidos en lengua extranjera se mandarán traducir por
el perito que el tribunal designe, a costa del que los presente, sin perjuicio de lo que se
resuelva sobre costas en la sentencia.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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d. AUTORIZACIÓN DEL MINISTRO DE FE.


Uno de los aspectos que caracteriza a las actuaciones judiciales, es su autorización por un
ministro de fe. En efecto, el art. 61 inc. final del CPC señala que la autorización del funcionario a
quien corresponda dar fe o certificado del acto es esencial para la validez de la actuación. Así,
por ejemplo, el Secretario o el Receptor, debe certificar haber practicado una determinada
notificación; el secretario debe autorizar la firma del juez estampada en una resolución judicial;
el Oficial Primero debe autorizar los decretos, providencias o proveídos que dicten los
Secretarios letrados de los juzgados civiles; el Receptor debe autorizar el acta que deje
constancia de una información sumaria de testigos, en los asuntos judiciales no contenciosos; y
también debe dejar constancia de la prueba confesional (absolución de posiciones). Como se
puede apreciar, el funcionario que debe autorizar, varía dependiendo de la actuación de que se
trate.
La falta de autorización del funcionario competente en las actuaciones judiciales antes
indicadas, son nulas y de ningún valor (nulidad procesal).

e. LECTURA Y FIRMA.
Finalmente, el art. 61 inc. II del CPC establece que a continuación (de la constancia
escrita) y previa lectura, firmarán todas las personas que hayan intervenido; y si alguna no sabe
o se niega a hacerlo, se expresará esta circunstancia.

3. FORMA EN QUE SE ORDENAN LAS ACTUACIONES JUDICIALES.

Como se dijo en su momento, el principio de igualdad o contradicción implica que todos


los actos del procedimiento deben efectuarse con la intervención de la parte contraria. Como
consecuencia de este principio, las actuaciones judiciales se pueden decretar u ordenar de cuatro
maneras diferentes: con audiencia, con citación, con conocimiento y de plano.

a. CON AUDIENCIA.
Tramitar una actuación judicial con audiencia, significa que antes de resolver la solicitud
respectiva, el tribunal debe conferir a la contraparte un plazo de tres días para que manifieste lo que
crea conveniente respecto de dicha diligencia (trámite incidental). Por ejemplo, el art. 336 inc. I
del CPC señala que el aumento extraordinario para rendir prueba dentro de la República se
otorgará con previa citación, el que deba producir efecto fuera del país se decretará “con
audiencia” de la parte contraria.
La tramitación o procedimiento que se debe seguir en un trámite con audiencia, es la
siguiente: en primer lugar, tiene que haber una solicitud pidiendo que se ordene una determinada
actuación; al respecto, el tribunal dicta una resolución confiriendo “traslado y autos” (que es la
forma de dar audiencia a la otra parte), resolución que se debe se notificar a la contraparte; el
tribunal antes de acceder a la práctica de la actuación, confiere un plazo fatal de tres días a la
contraparte (se confiere traslado) para que dentro de él manifieste lo que crea conveniente en
orden a la diligencia solicitada (para que se oponga o haga observaciones). Sólo un vez que haya
trascurrido dicho plazo, habiendo la parte contraria dicho algo o no, el tribunal resolverá
accediendo o rechazando la actuación, si, a su juicio, no hay necesidad de prueba. Si es necesaria
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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la prueba, se abrirá un término de ocho días para que dentro de él se rinda y se justifiquen también
las tachas de los testigos (no hay necesidad de recibir a prueba el incidente, cuando no hay hechos
controvertidos o cuando se dan las condiciones para decidir de plano la solicitud, es decir, cuando
los hechos consten en el proceso o sean de pública notoriedad). Vencido el término de prueba,
háyanla o no rendido las partes, fallará el tribunal inmediatamente o, a más tardar, dentro de tercero
día la cuestión que haya dado origen al incidente.

b. CON CITACIÓN.
Tramitar una actuación judicial con citación, significa que, en principio, el tribunal decreta
la actuación, pero ésta no puede llevarse a efecto sino una vez que hayan pasado tres días desde la
notificación de la parte contraria, la cual puede dentro de este plazo oponerse a la realización de
la actuación, caso en el cual, el cumplimiento de la diligencia se suspende hasta que se resuelva
el incidente. En efecto, el art. 69 inc. I del CPC señala que siempre que se ordene o autorice una
diligencia con citación, se entenderá que no puede llevarse a efecto sino pasados tres días
después de la notificación de la parte contraria, la cual tendrá el derecho de oponerse o deducir
observaciones dentro de dicho plazo, suspendiéndose en tal caso la diligencia hasta que se
resuelva el incidente. Ejemplos de actuaciones judiciales que se ordenen con citación, son: el
aumento extraordinario del término para rendir prueba dentro del territorio del país; y la
agregación de algunos instrumentos presentados al juicio.
El profesor FORTTES dice que, posiblemente, ésta es una de las formas más comunes de
ordenar una actuación judicial y su tramitación o procedimiento, empieza con una solicitud
pidiendo que se ordene una determinada actuación; el tribunal dicta una resolución, acogiendo la
solicitud (“como se pide, con citación”), y se notifica dicha resolución a la contraparte. Desde la
notificación hay un plazo fatal (por la expresión “dentro de” empleada por el legislador) de tres
días para que la contraria se oponga o haga observaciones; si la parte contraria no se opone o acepta
la solicitud en forma expresa, se lleva a efecto la actuación pedida y queda terminado este
procedimiento; pero si se opone, se origina un incidente y se suspenden los efectos de la resolución
que había acogido la solicitud, y el procedimiento continúa en el incidente originado con el escrito
de oposición; por tanto, se dicta una resolución que confiere “traslado” de la oposición y se continúa
con todos los trámites mencionados anteriormente (trámite incidental). La resolución que falla el
incidente de oposición, puede que rechace la oposición y, en tal caso, se cumple la actuación
ordenada, cuyos efectos estaban suspendidos; pero si se acoge la oposición, queda terminado el
procedimiento incidental sin cumplir la actuación pedida.

c. CON CONOCIMIENTO.
Se ordena o autoriza una actuación judicial con conocimiento, cuando ella se lleva a
efecto desde que se ponga en noticia de la parte contraria lo resuelto. En efecto, el art. 69 inc. II
del CPC señala que cuando se mande proceder con conocimiento o valiéndose de otras
expresiones análogas, se podrá llevar a efecto la diligencia desde que se ponga en noticia del
contendor lo resuelto; es decir, en este caso la diligencia se puede realizar una vez que se pone en
conocimiento de la parte contraria la resolución, sin que sea necesario esperar tres días, como el
caso anterior.
Esta forma de ordenar una actuación judicial tiene lugar cuando la ley lo ordena o autoriza
expresamente (por ejemplo, las medidas para mejor resolver), o cuando el tribunal considera que no
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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existe o no puede existir controversia sobre lo pedido (por ejemplo, una actuación pedida de común
acuerdo por las partes).
El procedimiento o tramitación de una actuación con conocimiento, empieza con una
solicitud pidiendo que se ordene una determinada actuación, y el tribunal dicta una resolución
acogiendo la solicitud (“como se pide, con conocimiento”); o también puede suceder que el tribunal
ordene de oficio una actuación con conocimiento. La resolución se notifica a la contraparte (lo más
común es que sea por el estado diario), y una vez notificada, tiene lugar el cumplimiento de la
actuación ordenada. Lo anterior debe entenderse sin perjuicio del derecho de la parte contraria
para oponerse, planteando así un incidente para que se suspenda la actuación; pero si la
oposición se formula después de practicada la diligencia, la suerte de la actuación no se verá
afectada, ya que fue cumplida.

d. DE PLANO.
Por último, se ordena o autoriza de plano una diligencia judicial, cuando el tribunal la
decreta de inmediato, sin mayores formalidades ni espera de términos que deben transcurrir. Es
decir, la actuación se cumple sin siquiera poner en conocimiento de la parte contraria la
resolución que así lo ordena. El profesor FORTTES recalca que es una figura excepcional, puesto
que el art. 38 del CPC dispone que las resoluciones judiciales sólo producen efecto en virtud de
notificación hecha con arreglo a la ley, salvo los casos expresamente exceptuados por ella.
Ejemplos de actuaciones judiciales decretadas de plano, son las medidas precautorias
prejudiciales, pues de acuerdo a la primera parte del art. 302 inc. II del CPC, podrán sin embargo,
llevarse a efecto dichas medidas antes de notificarse a la persona contra quien se dictan, siempre
que existan razones graves para ello y el tribunal así lo ordene (por ejemplo, para cobrar un
dinero, se sabe que si se notifica una medida precautoria el deudor tendrá tiempo para ocultarlo).
El procedimiento o tramitación de las actuaciones decretadas de plano, comienza con una
solicitud para que se ordene una actuación; luego se dicta una resolución acogiendo la solicitud en
la forma pedida (“como se pide, llévese a efecto de inmediato y antes de notificarse”); y finalmente
se cumple la actuación, y se notifica a la parte afectada.

D. L OS EXHORTOS .
1. CONCEPTO.
Como se dijo, las actuaciones judiciales deben verificarse en el territorio jurisdiccional
del tribunal y, específicamente, en la sede que sirve de asiento a éste. Una de las excepciones a
esta regla general lo constituyen los exhortos, esto es, aquella actuación judicial que consiste en
la comunicación que envía un tribunal denominado exhortante, a otro tribunal denominado
exhortado, para la realización de una determinada diligencia en el territorio jurisdiccional de este
último. Esto se extrae del art. 71 inc. I del CPC, el cual señala que todo tribunal es obligado a
practicar o a dar orden para que se practiquen, en su territorio, las actuaciones que en él deban
ejecutarse y que otro tribunal le encomiende.
De acuerdo al principio de territorialidad, consagrado en el art. 7º inc. I del COT, los
tribunales sólo pueden ejercer su potestad en los negocios y dentro del territorio que la ley les
hubiere respectivamente asignado. No obstante, el inc. II de dicho precepto señala: lo cual no
impide que en los negocios de que conocen puedan dictar providencias que hayan de llevarse a
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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efecto en otro territorio. Esto no significa que el tribunal actúe directamente en otro territorio,
sino que lo hace por intermedio del tribunal que ejerce su jurisdicción en ese territorio, mediante
lo que se denomina delegación de competencia, la cual opera mediante exhortos211. Sin embargo,
hay casos que son verdaderas excepciones al principio de territorialidad, en los cuales el tribunal
actúa en otro territorio jurisdiccional sin necesidad de hacerlo por intermedio del tribunal de ese
otro territorio (por ejemplo, a través del medio de prueba llamado inspección personal del
tribunal).
El fundamento de esta figura descansa en el principio de cooperación y colaboración que
debe existir entre todos los órganos públicos, en este caso, entre los órganos jurisdiccionales;
esto, para el más expedito y adecuado cumplimiento de sus delicadas e importantes funciones.

2. CLASES DE EXHORTOS.
i. Atendiendo al tribunal que se envía la comunicación, se distingue entre: exhortos
nacionales, que son aquellos que se dirigen los tribunales chilenos entre sí; y los
exhortos internacional es, que son aquellos que se dirigen entre tribunales chilenos y
extranjeros, o viceversa (uno de los dos debe ser extranjero). Esta clasificación tiene
importancia por la diversa tramitación a que se someten unos y otros exhortos.
ii. Atendiendo al número de tribunales al que se envía la comunicación, se distingue entre:
e x h o rt o c o m ú n , que es aquél que se dirige a un tribunal para la práctica de una
determinada actuación judicial (es de un tribunal a otro); y e x h o r t o c i r c u l a n t e o
a mb u l a n t e , que es aquél que se dirige a varios tribunales para la práctica de diversas
actuaciones judiciales, de manera que practicada la primera actuación ante uno de ellos,
se envía al siguiente, y así sucesivamente.
El exhorto circulante se encuentra reconocido en el art. 74 del CPC, el cual señala que
podrá una misma comunicación dirigirse a diversos tribunales para que se practiquen
actuaciones en distintos puntos sucesivamente. Las primeras diligencias practicadas,
junto con la comunicación que las motive, se remitirán por el tribunal que haya
intervenido en ellas al que deba continuarlas en otro territorio. Este tipo de exhorto se
utiliza bastante en juicios ejecutivos, en donde se pretende retirar bienes muebles
embargados que se desplazan constantemente (por ejemplo, un camión, un automóvil).

3. TRAMITACIÓN DE LOS EXHORTOS.

a. EXHORTOS NACIONALES.
Si el exhorto es nacional, el trámite comienza a solicitud de parte (pues en estas materias
los tribunales no pueden obrar de oficio), y esta solicitud debe contener el tribunal que va a
realizar la actuación, cuál va a ser el acto o actuación que se desea se verifique, qué facultades
tendrá el tribual exhortado, y quién será el encargado de tramitarlo. Una vez presentada la

211
Entre las clasificaciones de la competencia, se analizó aquella que distinguía entre competencia propia y
delegada. La competencia propia o natural, es aquella que la ley determina de acuerdo a los factores de competencia
absolutos y relativos; y la competencia delegada, es la que tiene un tribunal por encargo de otro tribunal y que se
refiere normalmente a ciertos y limitados aspectos. En este caso, el tribunal exhortante es el que tiene la
competencia natural y el exhortado es quien recibe la competencia delegada.

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solicitud, el tribunal debe resolver, y si la acoge (“como se pide, exhórtese”), debe dirigir una
comunicación (el exhorto) al tribunal exhortado, la cual debe contener: los escritos, decretos y
explicaciones necesarias para la adecuada práctica de la actuación o diligencia que se
encomienda. En efecto, de conformidad con el art. 71 inc. II del CPC, el tribunal que conozca de
la causa dirigirá al del lugar donde haya de practicarse la diligencia la correspondiente
comunicación, insertando los escritos, decretos y explicaciones necesarias (gestiones concretas
que se verificarán y cuáles son las facultades del tribunal exhortado).212
Luego, de acuerdo al art. 72 del CPC, las comunicaciones serán firmadas por el juez, en
todo caso, y si el tribunal es colegiado, por su presidente. A las mismas personas se dirigirán las
comunicaciones que emanen de otros tribunales o funcionarios. Luego, agrega el art. 75 del CPC,
que toda comunicación para practicar actuaciones fuera del lugar del juicio, será dirigida, sin
intermedio alguno, al tribunal o funcionario a quien corresponda ejecutarla (al juez o presidente
del tribunal colegiado), aunque no dependa del que reclama su intervención; en otras palabras,
no importa si el tribunal exhortado depende jerárquicamente del tribunal exhortante, como
tampoco, la diversa jerarquía de uno y otro, así, por ejemplo, un Juez de Letras puede enviar un
exhorto a otro juez de igual jerarquía, aun cuando dependan de diversas CA.
Una vez recibida la comunicación, el tribunal exhortado sólo puede hacer aquello a lo
que le faculta el tribunal exhortante, pues conforme al art. 71 inc. III del CPC, el tribunal a quien
se dirija la comunicación ordenará su cumplimiento en la forma que ella indique, y no podrá
decretar otras gestiones que las necesarias a fin de darle curso y habilitar al juez de la causa
para que resuelva lo conveniente (por ejemplo, si se le pide notificar una demanda, no puede
recibir una contestación de la demanda). Toda actuación practicada sin sujeción al exhorto,
implicará exceso de atribuciones o de poder y, por consiguiente, producirá la nulidad de la
correspondiente actuación.
¿Quién es la persona habilitada para gestionar el exhorto? De conformidad con el art. 73
del CPC, en las gestiones que sea necesario hacer ante el tribunal exhortado, podrá intervenir el
encargado de la parte que solicitó el exhorto, siempre que en éste se exprese el nombre de dicho
encargado o se indique que puede diligenciarlo el que lo presente o cualquiera otra persona.
Hay que tener presente que, de acuerdo al art. 2º inc. V de la ley 18.120, el que tramita un
exhorto debe ser una persona habilitada para comparecer en juicio como representante judicial,
debiendo ser controlada y acreditada esta calidad ante el juez exhortado. En consecuencia, el
encargado de la tramitación de un exhorto es un verdadero mandatario, pero para una
determinada actuación judicial (es un mandato judicial especial) y, por otro lado, no es necesario
constituir este mandato con las solemnidades legales, pues basta expresar su nombre en el
exhorto o ser portador del mismo. Cabe decir que el exhorto también puede ser tramitado por la
persona que lo pide, siempre y cuando lo solicite expresamente, pues de acuerdo al art. 77 del
CPC, toda comunicación dirigida por un tribunal a otro deberá ser conducida a su destino por
los correos del Estado, pudiendo, en casos especiales calificados por el tribunal, entregarse a la
parte que la haya solicitado, para que gestione su cumplimiento; no obstante, los tribunales
generalmente encargan la tramitación a personas habilitadas.
Una vez tramitado el exhorto, el tribunal exhortado provee “cúmplase y diligenciada,
devuélvase”; es decir, lo devuelve al tribunal exhortante.

212
En sí, la resolución que expresa el contenido del exhorto no contiene los escritos (por ejemplo, pliego de
posiciones), sino que contiene constancias de ellos (transcripciones o fotocopias). Lo que sí contiene, es la
enunciación del tribunal exhortante, la materia, la fecha y el tribunal exhortado.

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b. LOS EXHORTOS INTERNACIONALES.


Conforme al art. 76 inc. I del CPC, cuando hayan de practicarse actuaciones en país
extranjero (por ejemplo, se trata de notificar una demanda, de obtener la declaración de un
testigo, etc.) se dirigirá la comunicación respectiva (por el tribunal chileno exhortante) al
funcionario que deba intervenir (tribunal exhortado), por conducto de la CS, la cual la enviará al
Ministerio de Relaciones Exteriores para que éste a su vez le dé curso en la forma que esté
determinada por los tratados vigentes (por ejemplo, la Convención Interamericana de Exhortos)
o por las reglas generales adoptadas por el Gobierno. En la comunicación se expresará el
nombre de la persona o personas a quienes la parte interesada apodere para practicar las
diligencias solicitadas, o se indicará que puede hacerlo la persona que lo presente o cualquiera
otra. De lo dicho en esta disposición, se desprende que el tribunal exhortante debe confeccionar dos
oficios: un primer oficio que se envía al tribunal o funcionario exhortado pidiéndole que efectúe una
determinada actuación (este es el exhorto propiamente tal); y un segundo oficio que se envía a la CS
pidiéndole que autorice dicho exhorto (el primer oficio) y, en caso afirmativo, lo remita al
Ministerio de RREE para su tramitación.
El art. 76 inc. II del CPC señala que por este mismo conducto y forma se deben recibir las
comunicaciones de tribunales extranjeros para practicar diligencias en Chile. Así, el exhorto
enviado por un tribunal extranjero debe llegar al Ministerio de RREE de Chile, el cual, por su
parte, lo envía a la CS; ésta revisa su legalidad y lo remite, si acepta que sea tramitado en Chile, al
tribunal o funcionario que corresponda; y una vez cumplida la actuación pedida, el tribunal o
funcionario exhortado lo devuelve a la CS y ésta al Ministerio RREE para que continúe su curso
internacional. Hay que tener presente, eso sí, que como el exhorto proviene de un tribunal
extranjero (es un instrumento público otorgado fuera de Chile), se deberá presentar debidamente
legalizado (art. 345 inc. I del CPC); y en caso de estar extendido en lengua extranjera, se deberá
acompañar su correspondiente traducción; asimismo, el exhorto implica prácticamente la
ejecución en Chile de una resolución judicial pronunciada por un tribunal extranjero, por ende,
se deberá ajustar a las normas sobre cumplimiento de resoluciones pronunciadas por tribunales
extranjeros (arts. 242 y siguientes del CPC).
Art. 345. Los instrumentos públicos otorgados fuera de Chile deberán presentarse debidamente legalizados, y se
entenderá que lo están cuando en ellos conste el carácter público y la verdad de las firmas de las personas que los
han autorizado, atestiguadas ambas circunstancias por los funcionarios que, según las leyes o la práctica de cada
país, deban acreditarlas.

E. L AS NOTIFICACIONES .

1. CONCEPTO Y REGULACIÓN.
En un proceso existen actuaciones de parte y actuaciones del tribunal, y para que éstas
sean conocidas por todas las partes, es necesario que exista una comunicación. Esta
comunicación puede ser inmediata, si hay una presencia física entre los sujetos (ello ocurre en el
proceso penal), o mediata, cuando no concurre tal presencia física, y es necesaria una actuación
judicial llamada notificación.
Según CASARINO la notificación es una actuación judicial que tiene por objeto poner en
conocimiento de las partes o de terceros una resolución judicial (o el hecho de haberse dictado

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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una resolución judicial, agrega el profesor FORTTES), para que así ella produzca sus efectos
legales.
Las notificaciones son un tipo de actuación judicial, por tanto, las reglas legales que les
son aplicables son las siguientes: las normas contenidas en el Título VI (“De las notificaciones”)
del Libro I (“Disposiciones comunes a todo procedimiento”); y las normas contenidas en el
Título VII (“De las actuaciones judiciales”) del mismo Libro. Las normas del Título VI (arts. 38 a
58) son de carácter especial, por tanto, son de aplicación preferente a las del Título VII, las cuales
son de carácter supletorio.
Las normas que contemplan estos títulos son de orden público e irrenunciables, es decir,
las partes no pueden renunciar en un contrato ni prescindir o alterar las formalidades con las que
la ley ha revestido a las notificaciones judiciales. Excepcionalmente, en los juicios arbitrales se
faculta a las partes para que unánimemente acuerden otra forma de notificación distinta a la
personal o por cédula. En efecto, el art. 629 del CPC señala que en los juicios arbitrales se harán
las notificaciones personalmente o por cédula, salvo que las partes unánimemente acuerden otra
forma de notificación.

2. EFECTOS E IMPORTANCIA DE LAS NOTIFICACIONES.


i. Desde el punto de vista de los principios, las notificaciones judiciales permiten
materializar dentro del proceso el principio de la bilateralidad de la audiencia, puesto que
al poner en conocimiento de las partes una resolución judicial, les posibilita ejercer
respecto de ésta sus derechos de defensa e impugnación, conocer el estado del litigio, e
imponerse de las decisiones de los tribunales; en definitiva, les permite ejercer su derecho
a ser oído.
ii. Desde el punto de vista legal, las notificaciones tienen importancia en virtud de lo que
dispone el art. 38 del CPC, el cual señala que las resoluciones judiciales sólo producen
efectos en virtud de notificación hecha con arreglo a la ley, salvo los casos expresamente
exceptuados por ella. Por tanto, para que una resolución judicial produzca todos los
efectos legales que le son propios213, debe cumplir con dos requisitos copulativos, a
saber: que la resolución judicial haya sido notificada, y que la notificación haya sido
practicada en conformidad a la ley. Ahora bien, se debe entender que una resolución no
ha sido notificada con arreglo a la ley, cuando la notificación no ha reunido todos los
requisitos necesarios para que sea válida en sí, y cuando una resolución es notificada
mediante una forma de notificación que no le es aplicable, aunque esa forma haya
reunido todos sus requisitos de validez.
En definitiva, no basta que el sujeto pasivo de la notificación haya tomado conocimiento
del hecho de la resolución para que ésta surta sus efectos (por ejemplo, que alguien le
hubiese contado al demandado de que se presentó una demanda en su contra y que fue
acogida a tramitación), sino que es necesario que dicha resolución sea notificada
legalmente, en cuyo caso se presume de derecho que el sujeto pasivo ha tomado
conocimiento de la misma y, en consecuencia, a partir de ese momento la resolución ha
podido producir sus efectos propios, sin que dicho sujeto pueda alegar su

213
Como se verá en su oportunidad, el desasimiento del tribunal, junto con la cosa juzgada, son los principales
efectos que producen las resoluciones judiciales una vez notificadas a alguna de las partes.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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desconocimiento. Sin embargo, hay casos en que determinadas resoluciones judiciales


producen sus efectos legales no obstante la falta de notificación; a saber:
- De conformidad con el art. 201 inc. III del CPC, la resolución que declare la deserción
por la no comparecencia del apelante, producirá sus efectos, respecto de éste, desde
que se dicte y sin necesidad de notificación.
- Las resoluciones que se dicten en segunda instancia respecto del apelado rebelde. Pues
de acuerdo art. 202 inc. I del CPC, si no comparece el apelado, se seguirá el recurso en
su rebeldía por el sólo ministerio de la ley y no será necesario notificarle las
resoluciones que se dicten, las cuales producirán sus efectos respecto del apelado
rebelde desde que se pronuncien.214
- La resolución recaída en una solicitud de medida prejudicial, pues de acuerdo al art.
289 del CPC, las diligencias expresadas en este Título pueden decretarse sin audiencia
de la persona contra quien se piden (de plano), salvo los casos en que expresamente
se exige su intervención.
- La resolución recaída en una solicitud de medida precautoria provisional; pues de
acuerdo al art. 302 inc. II del CPC, podrán, sin embargo, llevarse a efecto dichas
medidas antes de notificarse a la persona contra quien se dictan, siempre que existan
razones graves para ello y el tribunal así lo ordene.
- La resolución que ordena despachar o denegar el mandamiento de ejecución y
embargo, pues de acuerdo al art. 441 inc. I del CPC, el tribunal examinará el título y
despachará o denegará la ejecución, sin audiencia ni notificación del demandado,
aun cuando se haya éste apersonado en el juicio. La ejecución se realiza sin previa
notificación del ejecutado, debido a que hay una sola relación: la del ejecutante y el
juez; el deudor recién toma conocimiento de la demanda ejecutiva sólo al momento de
requerírsele de pago.
- Según algunos, también hacen excepción al art. 38 del CPC, las resoluciones
notificadas tácitamente. Estas resoluciones son aquellas a las que la ley le da valor
jurídico en virtud de su conocimiento de hecho y, en consecuencia, producen todos sus
efectos correspondientes, aun cuando debiendo haber sido notificadas, no lo fueron de
ninguna forma o en otra forma que la legal.
- Por último, el profesor FORTTES menciona a las actuaciones judiciales que se decretan
de plano, es decir, aquellas que el tribunal decreta de inmediato, sin mayores
formalidades (como la notificación), ni espera de términos que deban transcurrir.

iii. Por último, el profesor FORTTES recalca que las notificaciones también tienen una
consecuencia extraprocesal, lo cual dice relación con la interrupción civil de la
prescripción adquisitiva (art. 2503 del CC) y extintiva (art. 2518 del CC), que produce la
notificación de la demanda.

214
El profesor FORTTES recalca que esto último es teórico, porque en segunda instancia todas las resoluciones se
notifican por el estado diario. Habría excepción cuando la ley o la Corte ordenara una forma de notificación distinta,
como por ejemplo, una notificación personal, y ésta no se realizara.

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Art. 2503. Interrupción civil es todo recurso judicial intentado por el que se pretende verdadero dueño de la
cosa, contra el poseedor.
Sólo el que ha intentado este recurso podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes:
1. Si la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal.

Art. 2518. La prescripción que extingue las acciones ajenas puede interrumpirse, ya natural, ya civilmente.
Se interrumpe civilmente por la demanda judicial; salvos los casos enumerados en el artículo 2503.

3. CLASIFICACIÓN DE LAS NOTIFICACIONES.

a. NOTIFICACIÓN PROPIAMENTE TAL, CITACIÓN, EMPLAZAMIENTO Y REQUERIMIENTO.


En cuanto a su objeto o finalidad inmediata, algunos autores (como CASARINO) señalan
que la notificación puede tener por objeto una citación, un emplazamiento o un requerimiento.
Habitualmente las expresiones “citación”, “emplazamiento”, y “requerimiento” suelen ser
consideradas por parte de la doctrina como especies de notificación, aunque en realidad, según
muchos tratadistas, se trata de actos de distinta naturaleza. En efecto, las diferencias entre
notificación, por una parte, y citación, emplazamiento y requerimiento, por la otra, se explican
por el hecho de que la notificación se agota con la comunicación, de allí que cuando se quiere
imponer o invitar a un particular a realizar una determinada conducta, más que acto de
comunicación, se debe hablar de acto de intimación del tribunal.
Por lo anterior, esta clasificación ha sido criticada, pues se estima que el objeto de la
notificación es única y exclusivamente el de comunicar y, por ende, no es necesario considerar
qué es lo que se comunica mediante ella, cuál es el contenido de la comunicación; y
precisamente la citación, el emplazamiento y el requerimiento se refieren a lo que se comunica,
al contenido de la comunicación. En efecto:
i. La c i t a c i ó n es la comunicación que se hace a una persona para que comparezca al
tribunal para determinado objeto, bajo apercibimiento de incurrir en las sanciones que la
ley establece para este caso. Por ejemplo, se cita a la partes a prestar confesión
judicial.215
ii. El emplazamiento es la comunicación que se hace a una parte para que, dentro de un
determinado plazo, haga valer sus derechos, en especial para contestar la demanda o para
que comparezca a proseguir un determinado recurso. De ahí que el emplazamiento conste
de dos elementos: notificación legal y transcurso del plazo.
iii. El requerimiento es la comunicación mediante la cual se apercibe a una parte para que
en el acto haga o no haga alguna cosa, o cumpla o no cumpla con alguna prestación (por
ejemplo, cuando se requiere de pago al deudor en el juicio ejecutivo).216

215
El profesor LUHRS señala que la expresión citación tiene varias acepciones, a saber: (1) como forma de ordenar
una actuación judicial (por ejemplo, la solicitud de término probatorio extraordinario dentro del territorio nacional);
(2) como forma de llamamiento a personas para que comparezcan en juicio (por ejemplo, la citación de evicción);
(3) como forma de llamado a las partes para alguna diligencia de prueba (por ejemplo, la citación de testigos); (4)
como forma de hacer contradictoria la agregación de documentos acompañados por la parte contraria; (5) como
citación para oír sentencia.
216
El profesor LUHRS, a propósito de esto, comenta dos figuras: el apercibimiento y la intimación. Según el
profesor, el a p e r c i b i m i e n t o es la indicación de parte del tribunal, a una o ambas partes de un juicio, de tener
que realizar una determinada conducta, de suerte que si no la hacen, se les impone una sanción que la misma ley

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iv. Y la notificación propiamente tal, es el hecho de poner en conocimiento de las


partes o de un tercero una determinada resolución judicial, con el objeto de que produzca
efectos legales y sin el propósito de que comparezca o cumpla con determinada
prestación o abstención. Según CASARINO, la regla general es que las notificaciones sean
propiamente tales y, excepcionalmente, ésta revestirá el carácter de una citación, de un
emplazamiento o de un requerimiento.

b. NOTIFICACIÓN PERSONAL, POR CÉDULA, TÁCITA, FICTA, POR EL ESTADO DIARIO, Y ESPECIAL.
Atendiendo a la forma en que operan o se producen, las notificaciones se clasifican en:
no t i f i c a c i ó n p e r s o na l , la cual puede subclasificarse en: notificación personal propiamente
tal, notificación personal subsidiaria, y notificación personal por avisos; n o t i fi c a c i ó n p or
c é d u l a , la cual también puede subclasificarse en: notificación por cédula propiamente tal, y
notificación por cédula por avisos; n o t i f i c a c i ó n t á c i t a , la cual tiene la virtud de reemplazar o
de involucrar a todas las notificaciones anteriores; no t i f i c a c i ó n f i c t a , que es aquella que se
produce por el sólo ministerio de la ley, en caso de haberse declarado la nulidad de la
notificación de una resolución judicial; n o t i f i c a c i ó n p o r e l e s t a d o d i a r i o; y
no t i f i c a c i ó n e s p e c i a l . Todos estos tipos de notificaciones serán analizadas en su
oportunidad.

c. NOTIFICACIÓN GENERAL U ORDINARIA, Y ESPECIAL O EXTRAORDINARIA.


Según el texto legal que las consagra, CASARINO distingue entre notificaciones generales
y especiales. Las n o t i f i c a c i o n e s ge n e r a l e s u o r d i n a r i a s son aquellas que se regulan en
el en el Título VI (“De las notificaciones”) del Libro I del CPC, y como estas disposiciones son
aplicables a todo procedimiento, quiere decir que son también de aplicación general; y las
n o t i f i c a c i o n e s e s p ec i a l e s o e x t r a o r d i n ar i a s , son aquellas que se encuentran señaladas
y reguladas en leyes especiales, y también en normas dispersas en el CPC que establecen
notificaciones para casos particulares y que se alejan, en cuanto a su forma, de las normas
generales sobre ellas.

d. NOTIFICACIONES PRINCIPALES Y NOTIFICACIONES SUSTITUTAS.


Atendiendo a su autonomía, el profesor FORTTES señala que el CPC contempla
n o t i f i c a c i o n e s p r i n ci p a l e s , que son: la notificación personal, la notificación por cédula, la
notificación por el estado diario, y las notificaciones especiales; y luego, establece algunas
formas de n o t i f i c a c i o n e s s u s t i t u t a s d e l as p r i n c i p a l e s , las cuales no son autónomas,
sino que vienen a reemplazar otro tipo de notificación, y éstas son: la notificación personal

contempla (por ejemplo, el art. 31 del CPC señala que si no se entregan las copias de los escritos o si resulta
disconformidad substancial entre aquéllas y el escrito original, el tribunal debe ordenar que la parte acompañe las
copias dentro de tercero día, bajo apercibimiento de tener por no presentado el escrito). La i n t i m a c i ó n , en
cambio, no es propia del CPC, sino que del juicio penal, y consiste en la exhibición de la orden del tribunal al sujeto
pasivo, para que realice una determinada conducta que le es perjudicial (por ejemplo, la intimación de la orden de
detención).

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subsidiaria o por cédula, la notificación por avisos (que puede ser sustitutiva de la personal o por
cédula), y la notificación tácita y ficta.

4. REQUISITOS GENERALES DE LAS NOTIFICACIONES.

Las notificaciones, al ser un tipo de actuación judicial, deben cumplir con los requisitos
propios de éstas; sin embargo, al estudiar las notificaciones en particular, se verá que algunas de
éstas hacen excepción a alguno de estos requisitos. Pero, en general, las notificaciones deben
cumplir con los siguientes requisitos:
i. En primer lugar, es indispensable que la notificación sea practicada por un fu n c i o n a r i o
c o m p e t e n t e , esto es, por el funcionario que la ley señala que debe intervenir, según la
clase de notificación de que se trata. En concreto, estos funcionarios son:
- El Secretario del tribunal, a condición de que haga la notificación en su oficio u
oficina (el Secretario interviene en la notificación personal y en la notificación por el
estado diario). El art. 58 inc. I del CPC señala que las funciones que en este título
(Título VII de las notificaciones) se encomiendan a los secretarios de tribunales,
podrán ser desempeñadas bajo la responsabilidad de éstos, por el oficial primero de
la secretaría.
- Los Receptores Judiciales, los cuales son ministros de fe pública, encargados de hacer
saber a las partes fuera de las oficinas del Secretario del tribunal, de las resoluciones
judiciales dictadas en un determinado juicio y de evacuar todas aquellas diligencias
que los mismos tribunales les cometieren (art. 309 del COT).217
- De conformidad a la primera parte del inc. II del art. 58 del CPC, en aquellos lugares
en que no exista receptor judicial, la notificación podrá ser hecha por el Notario
Público u Oficial del Registro Civil que exista en la localidad.
- La segunda parte del inc. II del art. 58 del CPC, señala que en todo caso, el juez
siempre podrá designar como ministro de fe ad hoc a un empleado del tribunal, para
el sólo efecto de practicar la notificación; asimismo, el art. 392 inc. II del COT señala
que podrá el tribunal de la causa designar receptor a un empleado de la secretaría
del mismo tribunal para el sólo efecto de que practique una diligencia determinada
que no pueda realizarse por ausencia, inhabilidad u otro motivo calificado, por los
receptores judiciales a que se refiere el inciso anterior. Estos ministros de fe se
denomina “receptores ad-hoc”, y se ven mucho en materia de policía local.
ii. En segundo lugar, es indispensable que las notificaciones sean practicadas e n h o r a s ,
d í a s y l u ga r e s h á b i l e s . En esta materia se deben aplicar las normas especiales para
cada tipo de notificación, y en caso de que no señalen nada, se debe recurrir al Título VII
(“De las actuaciones judiciales”), el cual en su art. 59 establece que las actuaciones
judiciales deben practicarse en días y horas hábiles. Son días hábiles los no feriados.
Son horas hábiles las que median entre las ocho y las veinte horas.

217
El receptor actúa en todo lo que trascienda la oficina del secretario, por ende, puede notificar en el pasillo, en el
ascensor, etc., es decir dentro del palacio de tribunales pero fuera del oficio del secretario.

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iii. Como toda actuación judicial, es indispensable que s e d e j e c o n s t a n c i a e n e l


p ro c e s o de la notificación practicada, con todas las solemnidades que la ley establece
para cada forma de notificación en particular; eso sí, siempre con la indicación del día, la
hora y el lugar en la cual se practica, y la correspondiente firma del ministro de fe (puede
firmar el notificado, pero ello no es un requisito esencial).
iv. Desde el momento en que la notificación judicial es un acto de autoridad, de acuerdo al
art. 39 del CPC, para su validez no se requiere el consentimiento del notificado. Pues si se
estableciera la tesis contraria, en la práctica se haría imposible efectuar válidamente una
notificación judicial, desde el momento que le bastaría a una persona negarse a ser
notificada de una resolución dictada en su contra, para que ella no produjese efectos.218
Aún más, conforme al art. 57 del CPC, las diligencias de notificación que se estampen en
los procesos, no contendrán declaración alguna del notificado, salvo que la resolución
ordene o, por su naturaleza, requiera esa declaración. Un ejemplo de una declaración,
se da cuando se requiere de pago al deudor y éste paga en el acto, pues en dicho caso, se
debe dejar constancia del hecho del pago y de lo manifestado por el deudor sobre el
particular; lo mismo sucede con la tacha de falsedad de firma puesta por el aceptante de
una letra de cambio o suscriptor de pagaré, al tiempo de protestarse el documento por
falta de pago.

5. ESTUDIO DE LAS NOTIFICACIONES EN PARTICULAR.

5.1. NOTIFICACIÓN PERSONAL EN PERSONA O PROPIAMENTE TAL.

a. CONCEPTO.
El art. 40 inc. I del CPC señala que en toda gestión judicial, la primera notificación a las
partes o personas a quienes hayan de afectar sus resultados, deberá hacérseles personalmente,
entregándoseles copia íntegra de la resolución y de la solicitud en que haya recaído, cuando sea
escrita. De acuerdo a esta disposición, se puede definir a la n o t i f i c a ci ó n p e r s on a l como
aquella que consiste en entregar a quien se trata de notificar, en forma personal, copia íntegra de
la resolución y de la solicitud en que haya recaído, cuando sea escrita.
No siempre una solicitud es escrita, pues un ejemplo de solicitud verbal se encuentra en
la demanda del juicio ordinario de mínima cuantía; no obstante, se deja constancia de ella en un
acta, y al notificado se le entregue copia del acta y de la resolución que en ella hubiere recaído
(art. 704 inc. II y 705 del CPC).
Art. 704 inc. II. La demanda se interpondrá verbalmente o por escrito. En el primer caso se dejará constancia, en un
acta que servirá de cabeza al proceso, del nombre, profesión u oficio y domicilio del demandante, de los hechos que
éste exponga y de sus circunstancias esenciales, de los documentos que acompañe y de las peticiones que formule.

218
Según José Ramón CAMIRUAGA, la única excepción que contempla el legislador al art. 39 del CPC, es la
notificación personal realizada en la oficina del secretario, puesto que este tipo de notificación exige para su validez
el consentimiento del notificado. En efecto, el art. 380 Nº 2 del COT establece, entre las funciones del secretario,
autorizar las providencias o resoluciones que sobre dichas solicitudes recayeren, y hacerlas saber a los interesados
que “acudieren a la oficina para tomar conocimiento de ellas”, anotando en el proceso las notificaciones que
hicieren, y practicar las notificaciones por el estado diario.

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Esta es la forma más perfecta de notificación, ya que es la única que produce un


conocimiento real, directo y efectivo del contenido de la notificación por parte del notificado,
mientras que las restantes notificaciones importan una ficción de conocimiento, pues el
notificado adquiere conocimiento del contenido de la notificación de un modo indirecto (por
ejemplo, por un aviso en la puerta, o por una persona adulta que habita en su casa). Es por ello
que puede ser supletoria de cualquier otra forma de notificación, esto conforme el inc. final del
art. 47 del CPC, que dice que puede usarse en todo caso.

b. REQUISITOS.
i. En cuanto al f u n c i o n a r i o c o m p e t e n t e , la notificación personal propiamente tal
puede ser practicada solamente por: el Secretario del tribunal, el cual puede delegar sus
funciones en el Oficial Primero de la Secretaría; y el Receptor. En caso de ausencia,
inhabilidad u otro motivo calificado del Receptor que debe practicar la notificación, el
tribunal puede designar como receptor a un empleado de la secretaría del mismo tribunal
para el sólo efecto de que practique esa determinada actuación (receptor ad-hoc). No
obstante lo anterior, existen organismos públicos que cuentan con funcionarios propios
para la práctica de las notificaciones, por ejemplo, el Consejo de Defensa del Estado; y en
algunos procedimientos especiales (de mínima cuantía), se posibilita que la notificación
personal se efectúe por personas que no revisten el carácter de ministros de fe, por
ejemplo, el art. 705 del CPC autoriza que la notificación se efectúe por medio de vecino
de la confianza del tribunal que sea mayor de edad y sepa leer y escribir, o por un
miembro del cuerpo de Carabineros.
ii. En cuanto al l u ga r y a l t i e mp o en que se debe efectuar esta notificación, hay que
tener presente el art. 41 del CPC, el cual establece los siguientes lugares y horarios para
notificar:
- En los lugares y recintos de libre acceso público, la notificación personal se podrá
efectuar en cualquier día y a cualquier hora, procurando causar la menor molestia
posible al notificado. En los juicios ejecutivos, no podrá efectuarse el requerimiento
de pago en público y, de haberse notificado la demanda en un lugar o recinto de libre
acceso público, se estará a lo establecido en el N° 1° del art. 443 (art. 41 inc. I del
CPC)

- Además, la notificación podrá hacerse en cualquier día, entre las seis y las veintidós
horas (no entre las ocho y veinte horas), en la morada o lugar donde pernocta el
notificado o en el lugar donde éste ordinariamente ejerce su industria, profesión o
empleo (por ejemplo, para el comerciante, lo será todo el establecimiento de comercio,
incluso las bodegas, fábricas, instalaciones o dependencias), o en cualquier recinto
privado en que éste se encuentre y al cual se permita el acceso del ministro de fe (art.
41 inc. II del CPC). La “morada o habitación” es el lugar en donde vive el notificado,
en donde está de asiento con cierta frecuencia; y el “lugar donde pernocta”, es el lugar
donde la persona pasa la noche.
- Igualmente, son lugares hábiles para practicar la notificación el oficio del secretario
(éste es en el único lugar en donde puede notificar el Secretario), la casa que sirva

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para despacho del tribunal y la oficina o despacho del ministro de fe que practique la
notificación. Los jueces no podrán, sin embargo, ser notificados en el local en que
desempeñan sus funciones (art. 41 inc. IV del CPC). Según la doctrina, al utilizar la ley
la expresión “local”, ha querido referirse mediante ella al despacho del juez
exclusivamente, y no al resto de las oficinas que sirven de despacho al tribunal.
En este caso, como el inc. IV del art. 41 no estableció un periodo de tiempo específico
dentro del cual debe practicarse la notificación, hay que recurrir al art. 59 del CPC, que
señala que las actuaciones judiciales deben llevarse a cabo en días hábiles, entre las
ocho y veinte horas.
- Finalmente, el art. 42 del CPC señala que podrá el tribunal ordenar que se haga la
notificación en otros lugares que los expresados en el artículo anterior, cuando la
persona a quien se trate de notificar no tenga habitación conocida en el lugar en que
ha de ser notificada. Esta circunstancia se acreditará por certificado de un ministro
de fe que afirme haber hecho las indagaciones posibles, de las cuales dejará
testimonio detallado en la respectiva diligencia (y de que las indagaciones practicadas
han resultado infructuosas para determinar la habitación de la persona). En la práctica,
esta orden que expide el tribunal, a solicitud de parte, se conoce con el nombre de
habilitación de lugar.219

Si bien, la notificación se puede llevar a efecto en distintos lugares y en distintos horarios,


como toda actuación judicial, por regla general, debe llevarse a efecto en días hábiles. Sin
embargo, nada obsta a la facultad de solicitar habilitación de día y hora inhábiles, pues de
acuerdo al art. 60 inc. I del CPC, pueden los tribunales, a solicitud de parte, habilitar para
la práctica de actuaciones judiciales días u horas inhábiles, cuando haya causa urgente
que lo exija. En tal caso, conforme al art. 41 inc. III del CPC, si la notificación se realizare
en día inhábil, los plazos comenzarán a correr desde las cero horas del día hábil
inmediatamente siguiente, y si se hubiere practicado fuera de la comuna donde funciona
el tribunal, los plazos se aumentarán en la forma establecida en los arts. 258 y 259 (se
aumentarán de acuerdo a la tabla de emplazamiento).

iii. En cuanto a la f o r m a e n que se practica la notificación personal propiamente tal,


ésta consta de dos partes perfectamente determinadas:
- La primera consiste en la entrega al notificado, por parte del ministro de fe que
interviene, de dos documentos: en primer lugar, una copia íntegra de la resolución que
dicta el tribunal (por ejemplo: “en lo principal: por interpuesta demanda en juicio
ordinario de mayor cuantía. Traslado”; y si un hay otrosí, en la notificación se
establece, por ejemplo: “primer otrosí: por acompañado documentos singularizados,
con citación”; “segundo otrosí: por acompañado copia de mandato, con citación”;
“tercer otrosí: téngase presente el patrocinio y poder”); y en segundo lugar, una copia
de la solicitud en la que la resolución hubiere recaído, cuando sea escrita (por ejemplo,

219
El legislador no estableció el lugar que debe habilitarse para efectuar la notificación; no obstante, la
jurisprudencia se ha inclinado por los sitios en donde habitualmente o por pública notoriedad, la persona se
encuentra o es posible encontrarla (por ejemplo, en el cine, en la fuente de soda, etc.). Sin embargo, el profesor
FORTTES recalca que esta norma se justificaba antes del año 1995, ya que antes de la reforma legal de dicho año, no
se permitía notificar en lugares públicos, y para ello se pedía la habilitación de un lugar público.

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la copia de la demanda, o la copia de la solicitud de una medida prejudicial). La razón


de acompañar la copia del escrito, es que con la redacción sintética de la resolución
no sería comprensible la notificación y, además, porque la resolución hace referencia
a la solicitud que provee.
- Una vez cumplidas las formalidades anteriores, como la notificación personal es una
actuación judicial, se hará constar en el proceso por diligencia que suscribirán el
notificado y el ministro de fe, y si el primero no puede o no quiere firmar, se dejará
testimonio de este hecho en la misma diligencia (art. 43 inc. I del CPC). O sea, la firma
del notificado no es un requisito de validez (como sí ocurre a propósito de la firma del
ministro de fe), pues la falta de firma de éste puede ser suplida por el testimonio de
que no quiso o no pudo firmar. Agrega el art. 43 inc. II del CPC que la certificación
deberá, además, señalar la fecha (día, mes y año), hora y lugar donde se realizó la
notificación220 y, de haber sido hecha en forma personal, precisar la manera o el
medio con que el ministro de fe comprobó la identidad del notificado.

c. CASOS EN QUE TIENE LUGAR.


Diversos preceptos establecen los casos en que debe se debe emplear la notificación
personal propiamente tal, siendo los casos más importantes los siguientes:
.
i. La p r i m e r a n o t i f i c a c i ó n q u e s e h a ga a l d e m a n d a d o . El art. 40 inc. I del CPC
establece que en toda gestión judicial, la primera notificación a las partes o personas a
quienes hayan de afectar sus resultados se debe hacérseles personalmente,
entregándoseles copia íntegra de la resolución y de la solicitud en que haya recaído,
cuando sea escrita. El inc. II de la misma disposición agrega que esta notificación se hará
al actor en la forma establecida en el art. 50; es decir, al demandante se le notifica de la
primera gestión judicial por el estado diario, mientras que al demandado personalmente.
La ley habla de “gestión judicial”, por tanto, esta forma de notificación se usará tanto en
los asuntos contenciosos como en los no contenciosos, y tanto en los juicios ordinarios
como en los especiales. Por otro lado, hay que tener presente que la ley habla de “primera
notificación” y no de la notificación de la demanda; por ende, la demanda y la resolución
que sobre ella recaiga, se notificarán personalmente al demandado sólo cuando hubiese
sido la primera presentación que dio inicio al procedimiento (lo cual es lo normal), no
obstante, si el proceso se hubiere iniciado por una medida prejudicial, ella y la resolución
que recae sobre ésta, deberá ser notificada personalmente por ser la primera notificación,
y no la demanda que se presentare con posterioridad.
Sin perjuicio de lo expuesto, se ha producido discusión acerca de algunos procedimientos
que se pueden suscitar durante o como consecuencia de una gestión judicial, como
ocurre, por ejemplo, con las tercerías en el juicio ejecutivo, las que conforme a la ley se
tramitan como incidentes. El problema es si éstas constituyen o no un proceso
independiente; si se sostiene que son un proceso independiente, la demanda de tercería
necesariamente debe notificarse personalmente; si no, se notificarían por el estado diario,

220
Por lugar en que se ha practicado la notificación se entiende, evidentemente, alguno de aquellos que la ley
considera como lugares hábiles para la práctica de esta clase de notificaciones, y no la ciudad, villa o aldea en que se
ha efectuado la correspondiente actuación.

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que es la regla general en materia de notificación.


ii. Cuando la le y así lo disponga para la validez de ciertos actos. De
conformidad con el art. 47 inc. I del CPC, la forma de notificación de que tratan los
artículos precedentes (notificación personal en persona y subsidiaria) se empleará
siempre que la ley disponga que se notifique a alguna persona para la validez de ciertos
actos…. Por ejemplo, el art. 10 inc. II del CPC señala que si la causa de la expiración del
mandato es la renuncia del procurador, estará obligado a ponerla en conocimiento de su
mandante, junto con el estado del juicio, y se entenderá vigente el poder hasta que haya
transcurrido el término de emplazamiento desde la notificación (personal) de la renuncia
al mandante; otro ejemplo lo constituye la notificación de la cesión de un crédito
nominativo, pues de acuerdo al art. 1902 del CC, la cesión no produce efecto contra el
deudor ni contra terceros, mientras no ha sido notificada por el cesionario al deudor o
aceptada por éste.
iii. C u a n d o e l t r i b u n a l l o d i s p o n ga e x p r e s a m e n t e . El mismo art. 47 inc. I señala
que la forma de notificación de que tratan los artículos precedentes (personal y personal
subsidiaria) se empleará… cuando los tribunales lo ordenen expresamente. Por lo tanto,
el tribunal puede ordenar que cualquier resolución judicial que haya sido dictada por él,
sea notificada personalmente, aunque la ley establezca otra forma de notificación para la
resolución de que se trate; esta orden del tribunal debe ser expresa y su dictación tiene el
carácter facultativo. En todo caso, el tribunal para dictar esa orden debe tomar en cuenta
la importancia y costo de la notificación, y la ventaja que ella pueda tener para el
notificado, en cuanto a la celeridad del proceso.
iv. La s n o t i f i c a c i o n e s h e c h a s a l o s t e r c e r o s s i n i nt e ré s . De conformidad con el
art. 56 del CPC, las notificaciones que se hagan a terceros que no sean parte en el juicio o
a quienes no afecten sus resultados, se harán personalmente o por cédula; por ejemplo,
la citación de los testigos a declarar. Lo normal, en la práctica, es que dichas
resoluciones se notifiquen por cédula y no personalmente, por ser aquella una forma de
notificación de mayor expedición y fácil de practicar.
v. La p r i m e r a n o t i f i c a c i ó n d e l t r i b u n a l d e a l z a d a . En efecto, el art. 221 del CPC
dispone que la notificación de las resoluciones que se dicten por el tribunal de alzada se
practicará en la forma que establece el art. 50 (por el estado diario), con excepción de la
primera, que debe ser personal, y de lo dispuesto en los arts. 201 (la resolución que
declara la deserción del recurso de apelación produce sus efectos sin necesidad de
notificarse) y 202 (las resoluciones que se dicten respecto del apelado rebelde, producirán
sus efectos sin necesidad de notificación). Agrega el inc. II que podrá, sin embargo, el
tribunal ordenar que se haga por otro de los medios establecidos en la ley, cuando lo
estime conveniente.
vi. La o r d e n d e r e q u e r i r d e p a go a l d e u d o r . De acuerdo al art. 443 del CPC, el
mandamiento de ejecución contendrá: 1) la orden de requerir de pago al deudor. Este
requerimiento debe hacérsele personalmente; pero si no es habido, se procederá en
conformidad al art. 44 (notificación personal subsidiaria), expresándose en la copia a
que dicho artículo se refiere, a más del mandamiento, la designación del día, hora y
lugar que fije el ministro de fe para practicar el requerimiento. No concurriendo a esta

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citación el deudor, se hará inmediatamente y sin más trámite el embargo.


vii. Por último, de acuerdo al art. 47 inc. final del CPC, podrá, además, usarse en todo caso.
La razón de esto, es porque la notificación personal es la más completa que establece la
ley, y por ello puede ser usada facultativamente por cualquiera de las partes para notificar
cualquier resolución judicial, aunque la ley establezca una forma especial respecto de la
misma resolución.

5.2. NOTIFICACIÓN PERSONAL SUBSIDIARIA O POR CÉDULA.

a. CONCEPTO.
A esta forma de notificación se la conoce con varios nombres en doctrina: personal por
cédula, personal subsidiaria, personal sustitutiva, o personal por el art. 44 del CPC. El supuesto es
que se tiene que notificar personalmente a una persona, y ésta no se encuentra en su habitación o
en el lugar donde ejerce habitualmente su profesión o empleo, pero se encuentra en el lugar del
juicio (por tanto, no podrá ser aplicada a un individuo que está en el extranjero).
El art. 44 inc. I del CPC señala que si buscada en dos días distintos en su habitación, o en
el lugar donde habitualmente ejerce su industria, profesión o empleo, no es habida la persona a
quien debe notificarse, se acreditará que ella se encuentra en el lugar del juicio y cuál es su
morada o lugar donde ejerce su industria, profesión o empleo, bastando para comprobar estas
circunstancias la debida certificación del ministro de fe. Agrega el inc. II que establecidos
ambos hechos, el tribunal ordenará que la notificación se haga entregando las copias a que se
refiere el art. 40 a cualquiera persona adulta que se encuentre en la morada o en el lugar
donde la persona que se va a notificar ejerce su industria, profesión o empleo. Si nadie hay allí,
o si por cualquiera otra causa no es posible entregar dichas copias a las personas que se
encuentren en esos lugares, se fijará en la puerta un aviso que dé noticia de la demanda, con
especificación exacta de las partes, materia de la causa, juez que conoce en ella y de las
resoluciones que se notifican.
De acuerdo a lo anterior, la notificación personal subsidiaria se puede definir como
aquella que consiste en entregar copia íntegra de la resolución y de la solicitud en que haya
recaído, cuando sea escrita, a cualquier persona adulta que se encuentre en la morada o en el
lugar donde la persona que se va a notificar ejerce su industria, profesión o empleo, y en caso de
que nadie se encuentre allí o si por cualquier otra causa no es posible entregar dichas copias a las
personas que se encuentren en esos lugares, se deberá fijar en la puerta un aviso que dé noticia de
la demanda, con especificación exacta de las partes, materia de la causa, juez que conoce de ella
y de las resoluciones que se notifican.

b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Para que tenga lugar esta forma de notificación, se analizarán los requisitos necesarios
que deben concurrir en orden cronológico.
i. Primero que todo, es necesario que el Receptor busque a la persona en dos días distintos,
en el lugar donde tiene su habitación (lugar donde vive), o en el lugar donde ejerce su
profesión, industria o empleo. La razón de que sean dos días distintos, es que puede

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suceder que quien se trata de notificar se encuentre fuera del lugar hábil precisamente los
mismos días de la semana (por ejemplo, todos los días miércoles); aún más, pese a que la
ley no lo ha establecido, la doctrina ha entendido que las dos búsquedas deben practicarse
en horas diversas.
ii. Una vez que el Receptor encargado de la diligencia ha buscado a la persona que se trata
de notificar por dos días distintos, debe certificar en autos (en el expediente) las
siguientes circunstancias:
- La efectividad de que buscó en dos días distintos en su habitación o en el lugar donde
habitualmente ejerce su industria, profesión o empleo, a la persona a quien se debe
notificar.
- Debe acreditar que la persona se encuentra en el lugar del juicio, esto es, según el
profesor FORTTES, el lugar donde tiene competencia el tribunal que conoce de la causa.
- Y debe certificar cuál es su morada o habitación, o el lugar donde ejerce su industria,
profesión o empleo, bastando para comprobar estas circunstancias, la debida
certificación del ministro de fe (por ejemplo, el Receptor debe averiguarlo
preguntando a vecinos, al cartero, etc.).
iii. Una vez que han sido certificados estos hechos, el tribunal que conoce de la causa, debe
ordenar esta forma de notificación mediante una resolución. El profesor FORTTES recalca
que para que el juez dicte resolución, es necesario que alguien lo solicite (normalmente es
el demandante), ya que no es algo que opera automáticamente; y en caso de solicitarse, el
juez revisará el expediente, certificará que están las búsquedas, y que la persona está en el
lugar del juicio.
iv. Luego viene la notificación misma ¿Cómo se realiza esta notificación? Aquí hay que
analizar distintos aspectos: en cuanto a las h o ra s y l o s d í a s , hay que acudir a la regla
general de las actuaciones judiciales, por ende, sólo se puede realizar en días y horas
hábiles (de 08: 00 a 20:00 horas); en relación al l u ga r , éste es el que certificó el
Receptor, ya sea la morada o el lugar en donde la persona ejerce su empleo; y en cuanto
a la f o r ma d e p r o c e d e r , hay que distinguir, pues la comunicación en que ella consiste
puede realizarse de dos modos:
- De un modo principal, mediante la entrega de la copia íntegra de la resolución y de la
solicitud en que hubiere recaído, a la persona adulta que se encuentre en la habitación
o lugar en donde el notificado ejerce su empleo, profesión o industria.221
- De un modo subsidiario al principal, mediante la fijación de un aviso en la puerta que
dé noticia de la demanda, y que especifique en forma exacta a las partes, la materia de

221
Persona adulta significa, conforme a los arts. 26 y 55 del CC, todo individuo de la especie humana, cualquiera que
sea su estirpe o condición, que siendo varón haya cumplido 14 años, o que siendo mujer, haya cumplido 12; es decir,
que no sea impúber y, por tanto, incapaz absoluto en razón de la edad (no hay que confundir persona adulta con
mayor de edad). La ley exige la calidad de adulto o de púber en la persona que recibe las copias, con el objeto de
asegurarse de que ellas lleguen a manos del notificado, pues el legislador presume que dichas personas tienen el
suficiente discernimiento para darse cuenta de la importancia del acto en que intervienen, a pesar de ser incapaces
relativos para los actos civiles.

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la causa, el juez que conoce de ella, y de las resoluciones que se notifican; esto en caso
de que no haya nadie en la morada o en el lugar donde ejerce habitualmente su
profesión el notificado, o si por cualquiera otra causa (distinta a la ausencia) no es
posible entregar dichas copias a las personas que se encuentren en esos dos lugares
(por ejemplo, si la persona es impúber, o siendo adulta se niega a recibir las copias o
impide la entrada al ministro de fe encargado de practicar la notificación). En la
práctica, la fijación del aviso en la puerta, es efectuada por el ministro de fe lanzando
por debajo de la puerta las mismas copias que no pudo entregar.
- Luego, de acuerdo al inc. III del art. 44, en caso que la morada o el lugar donde
pernocta o el lugar donde habitualmente ejerce su industria, profesión o empleo, se
encuentre en un edificio o recinto al que no se permite libre acceso, el aviso y las
copias se entregarán al portero o encargado del edificio o recinto, dejándose
testimonio expreso de esta circunstancia.
Lo que esta norma establece es una verdadera ficción legal, puesto que se da por
notificada a una persona que ni siquiera se le ha encontrado. En efecto, el conocimiento
de la notificación se presume producido de alguno de los siguientes modos: por la
recepción indirecta de la copia íntegra de lo que debe ser notificado; o por el sólo hecho
de la fijación del aviso que dé noticia de lo que debe ser notificado.

v. Lo anterior no basta, pues a objeto de garantizar que el notificado tuviere conocimiento


de la notificación practicada, el art. 46 del CPC establece que cuando la notificación se
efectúe en conformidad al art. 44, el ministro de fe deberá dar aviso de ella al
notificado, dirigiéndole con tal objeto carta certificada por correo, en el plazo de dos
días contado desde la fecha de la notificación o desde que se reabran las oficinas de
correo, si la notificación se hubiere efectuado en domingo o festivo. La carta podrá
consistir en tarjeta abierta que llevará impreso el nombre y domicilio del receptor y
deberá indicar el tribunal, el número de ingreso de la causa y el nombre de las partes.
En el testimonio de la notificación deberá expresarse, además, el hecho del envío, la
fecha, la oficina de correo donde se hizo y el número de comprobante emitido por tal
oficina. Este comprobante deberá ser pegado al expediente a continuación del
testimonio. La omisión en el envío de la carta no invalidará la notificación, pero hará
responsable al infractor de los daños y perjuicios que se originen y el tribunal, previa
audiencia del afectado, deberá imponerle alguna de las medidas que se señalan en los
números 2, 3 y 4 del art. 532 del COT (censura por escrito, multa o suspensión de sus
funciones hasta por un mes).

vi. Una vez cumplidos estos trámites (entrega de copias o fijación de aviso, y envío de carta
certificada) el Receptor debe:
- Dejar constancia de la diligencia en el proceso. En efecto, el art. 45 del CPC dispone
que la diligencia de notificación, en el caso del artículo precedente, se extenderá en la
forma que determina el art. 43, siendo obligada a subscribirla la persona que reciba
las copias, si puede hacerlo, dejándose testimonio de su nombre, edad, profesión y
domicilio. A su vez, el art. 43 del CPC señala que la notificación se hará constar en el
proceso por diligencia que subscribirán el notificado y el ministro de fe, y si el
primero no puede o no quiere firmar, se dejará testimonio de este hecho en la misma
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diligencia222; agrega el inc. II que la certificación deberá, además, señalar la fecha,


hora y lugar donde se realizó la notificación y, de haber sido hecha en forma
personal, precisar la manera o el medio con que el ministro de fe comprobó la
identidad del notificado.
- Debe dejar testimonio del hecho del envío de la carta certificada, la fecha, la oficina de
correo donde se hizo, y el número de comprobante emitido por tal oficina, y este
comprobante debe ser pegado al expediente a continuación de la certificación (art. 46
inc. I del CPC).
- Una vez que el receptor ha certificado lo por él obrado, debe proceder a estampar su
firma y a devolver el expediente a la secretaría del tribunal dentro de los dos días
hábiles siguientes a la fecha en que se practicó la diligencia (art. 393 inc. III del COT).
Art. 393 inc. III. Los receptores sólo podrán retirar de la secretaría del tribunal las piezas del expediente
que sean estrictamente necesarias para la realización de la diligencia que deban efectuar. El expediente
o el respectivo cuaderno, en su caso, deberán devolverse a la secretaría del tribunal dentro de los dos
días hábiles siguientes a la fecha en que se practicó la diligencia, con la debida constancia de todo lo
obrado. Todo incumplimiento a las normas de este inciso constituirá falta grave a las funciones y será
sancionado por el tribunal, previa audiencia del afectado, con alguna de las medidas contempladas en
los números 2, 3 y 4 del artículo 532. En caso de reincidencia, el juez deberá aplicar la medida de
suspensión de funciones por un mes.

5.3. NOTIFICACIÓN POR CÉDULA.223

a. CONCEPTO.
Es aquella que consiste en la entrega que hace el ministro de fe de una cédula en el
domicilio del notificado, la cual contiene copia íntegra de la resolución que se trata de notificar y
los datos necesarios para su acertada inteligencia. Los “datos necesarios para su acertada
inteligencia” son: el número de rol del proceso, la identificación del proceso según la clase de
juicio, el nombre de las partes, y el tribunal ante el cual se sigue el proceso. Generalmente estos
datos son estampados por el receptor en el margen superior izquierdo de la copia de la resolución
que se notifica.

b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Al respecto, hay que señalar que se aplican los requisitos comunes a toda notificación, sin
perjuicio de que tenga que cumplir con requisitos propios o específicos. En concreto estos
requisitos son:

222
Cabe decir que son excepcionalísimas las actas en que aparece la firma de la persona que ha recibido las copias
indicadas y, en la práctica, y por razones de evidente comodidad, se suele agregar una cláusula que ha pasado a
formar parte de toda diligencia de esta clase, que señala: “... entregué las copias correspondientes a una persona
adulta que no quiso firmar”.
223
El profesor LUHRS, siguiendo a CASARINO, continúa con el estudio de la notificación por avisos, a la cual
denomina notificación personal por medio de avisos en los diarios o periódicos. Pero el profesor FORTTES las
analiza después de las notificaciones por cédula, pues la notificación por avisos es sustitutiva tanto de la notificación
personal, como de la notificación por cédula.

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i. Como las disposiciones que regulan a este tipo de notificación no se refieren a la


oportunidad en que hay que efectuarla, se aplican las reglas de las actuaciones judiciales
y, por tanto, se debe realizar en días y horas hábiles, esto es, en días que no sean feriados
y entre las ocho y veinte horas.
ii. En cuanto al funcionario competente, dado que la notificación por cédula se debe efectuar
en un lugar que no es el oficio del secretario, debe ser llevada a cabo por un Receptor.
iii. El lugar hábil para practicar la notificación es el domicilio del notificado. Hay que señalar
que el término domicilio no es el mismo que se utiliza en Derecho civil, es decir, la
residencia (elemento objetivo) con ánimo de permanencia en ella (elemento subjetivo);
sino que se refiere al domicilio procesal que cada parte tiene que obligadamente designar
en la primera actuación judicial. La ley vela para que este domicilio se encuentre
debidamente indicado en los autos y, además, para que esté ubicado en un lugar que
facilite la diligencia; en efecto, el art. 49 inc. I del CPC señala que para los efectos del
artículo anterior (notificación por cédula), todo litigante deberá, en su primera gestión
judicial, designar un domicilio conocido dentro de los límites urbanos del lugar en que
funcione el tribunal respectivo, y esta designación se considerará subsistente mientras no
haga otra la parte interesada, aun cuando de hecho cambie su morada; la razón de esto
último, es que es la parte la directamente interesada en precaverse de que su domicilio
fijado en autos coincida con su domicilio real, para los efectos de recibir oportunamente
las cédulas que allí se le entreguen.
Esta obligación pesa sobre ambas partes litigantes, pues la ley no distingue, y se debe
cumplir en la primera gestión judicial, de manera que si el juicio no comienza por una
demanda, sino que por una medida prejudicial o una gestión preparatoria de la vía
ejecutiva, o por una excepción dilatoria (tratándose del demandado) en estas gestiones
deberán las partes cumplir con la obligación anterior.
Toda carga procesal debe tener una consecuencia adversa para el caso de no ser
cumplida, y la carga de designar domicilio que pesa sobre cualquier litigante en su
primera presentación, tampoco escapa a la regla señalada, pues, en caso de no hacerse tal
designación, la consecuencia consiste en que se le notifique por el estado diario aquellas
resoluciones que deberían habérsele notificado por cedula, y al ser la notificación por el
estado la notificación más simple de todas, el grado de posibilidad de conocimiento del
notificado es menor. En efecto, el art. 53 del CPC prescribe que la forma de notificación
de que trata el art. 50 (notificación por el estado) se hará extensiva a las resoluciones
comprendidas en el art. 48 (a las notificaciones por cédula), respecto de las partes que no
hayan hecho la designación a que se refiere el art. 49 y mientras ésta no se haga. Agrega
el inc. II que esta notificación se hará sin necesidad de petición de parte y sin previa
orden del tribunal, es decir, opera por el sólo ministerio de la ley; y ella se hará efectiva
por el secretario al practicar la correspondiente notificación por el estado diario.224

224
Según el profesor FORTTES, a pesar de que la sanción opera de pleno derecho, se debe pedir al tribunal que la
aplique. Por otra parte, la jurisprudencia ha señalado que esta sanción no sólo es procedente cuando no se ha
designado domicilio, sino también cuando esta designación es incompleta o incorrecta (en un lugar distinto a los
señalados en el art. 49 del CPC); además, ha señalado que la designación de domicilio atribuida por el demandante o
por el demandado, a su contraparte en los escritos fundamentales, y no contradicha o desvirtuada por ésta, produce
idénticos efectos que si ella hubiere sido efectuada por la parte misma; así, por ejemplo, si el demandante en la
demanda individualiza al demandando por su nombre, apellido, profesión y domicilio, y éste, al contestar, nada dice

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¿Qué ocurre con el litigante rebelde en esta situación? Se ha discutido si esta sanción se
aplica sólo al litigante que efectúa una gestión judicial y no designa domicilio o, además,
al litigante cuyos trámites se dan por evacuados en su rebeldía. El profesor José Ramón
CAMIRUAGA sostiene que si el litigante rebelde es el demandado, no se le debe aplicar la
sanción del art. 53 del CPC, ya que esa aplicación vendría a agravar desconsideradamente
su situación en el proceso (indefensión), además, la no aplicación de la sanción no
produce un gran retardo en la marcha del juicio, ya que son contadas las resoluciones que
deben ser notificadas por cédula legalmente; pero si el litigante rebelde es el demandante,
se le debe aplicar la sanción del art. 53 del CPC, porque además de no existir a su respecto
el riesgo de su indefensión, es precisamente a éste a quien corresponde individualizarse
en su primera gestión judicial, no siendo carga del demandado individualizarlo. Sin
embargo, según el profesor FORTTES, al litigante rebelde sin distinciones, se le debería
notificar por el estado diario (como sanción), porque tuvo la posibilidad de defenderse y
no lo hizo; asimismo, la jurisprudencia últimamente ha tendido a uniformarse en el
sentido de que al litigante rebelde (sea demandante o demandado) también se le debe
aplicar esta sanción, puesto que la rebeldía implica dar por evacuado el trámite de que se
trata para todos los efectos legales, incluso para la falta de designación de domicilio.
iv. En cuanto a la forma de practicarse la notificación, el art. 48 inc. II del CPC señala que las
cédulas se entregarán por un ministro de fe en el domicilio del notificado, en la forma
establecida en el inc. II del art. 44, esto es, en la forma establecida para el caso de la
notificación personal subsidiaria o por cédula, por ende, se entrega la cédula (especie de
pliego) a la persona adulta que se encuentre en la morada de la persona que se debe
notificar o en el lugar donde ésta ejerce su industria, profesión o empleo (modo
principal); y si ello no fuera posible, se debe dejar en la puerta un aviso que dé noticia de
la resolución que debe notificarse y de los datos para su acertada inteligencia (modo
subsidiario)225. Por lo tanto, el conocimiento de la notificación se presume por la
recepción indirecta de lo que debe ser notificado (pues la copia no la recibe directamente
quien debe ser notificado); o por el sólo hecho de la fijación del aviso que dé noticia de lo
que debe ser notificado.
v. Con posterioridad a la notificación, conforme a la primera parte del art. 48 inc. III del CPC,
el ministro de fe pondrá en los autos testimonio de la notificación (que ha realizado la
notificación por cédula) con expresión del día y lugar, del nombre, edad, profesión y
domicilio de la persona a quien se haga la entrega, esto, en caso de que la notificación se
haya hecho de modo principal, pues en caso contrario, se deberá señalar que la
notificación se verificado mediante aviso en la puerta del notificado. También se debe
dejar constancia de la firma de la persona que recibe la cédula, o en su defecto, expresión
del hecho de que la persona que recibió la cédula no pudo o no quiso firmar el documento
en que consta la cédula; y por último, es necesaria la firma del ministro de fe que practicó
la notificación por cédula, en el documento en que ella consta. Estos dos últimos
requisitos si bien no están establecidos en el art. 48 del CPC, son una aplicación de la regla

sobre su domicilio, para los efectos de la notificación por cédula, debe considerarse como tal el domicilio que le
asignó el demandante y que no mereció observación alguna de parte del demandado.
225
En la práctica, la entrega y/o fijación del aviso en la puerta del domicilio de quien debe ser notificado, es
efectuada por el ministro de fe lanzando por debajo de la puerta las mismas copias que no pudo entregar. Y el
domicilio, por regla general, corresponde a la oficina del mandatario judicial designado por la parte.

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general que para toda actuación judicial establece el art. 61 del CPC, al prescribir que de
toda actuación deberá dejarse testimonio escrito en el proceso, con expresión del lugar,
día, mes y año en que se verifique, de las “formalidades con que se haya procedido”, y
de las demás indicaciones que la ley o el tribunal dispongan; agrega el inc. II que a
continuación y previa lectura, firmarán todas las personas que hayan intervenido; y si
alguna no sabe o se niega a hacerlo, se expresará esta circunstancia; finaliza el inc. III
señalando que la autorización del funcionario a quien corresponda dar fe o certificado
del acto es esencial para la validez de la actuación.226

d. CASOS EN QUE PROCEDE.


i. De acuerdo al art. 48 inc. I del CPC, las sentencias definitivas, las resoluciones en que se
reciba a prueba la causa, o se ordene la comparecencia personal de las partes, se
notificarán por medio de cédulas que contengan la copia íntegra de la resolución y los
datos necesarios para su acertada inteligencia. Por lo tanto, las resoluciones que se
notifican son:
- Las sentencias definitivas, esto es, aquellas que ponen fin a la instancia, resolviendo la
cuestión o asunto que ha sido objeto del pleito. La razón de esto, está en la importancia
que tiene para las partes esta clase de resolución, ya que ellas producen o pueden
producir el efecto de cosa juzgada. No obstante la amplitud del precepto, las
sentencias definitivas de segunda instancia no se notifican por cédula, pues conforme
al art. 221 inc. I del CPC, la notificación de las resoluciones que se dicten por el
tribunal de alzada se practicará en la forma que establece el art. 50 (por el estado
diario), con excepción de la primera, que debe ser personal, y de lo dispuesto en los
artículos 201 y 202.
- La resolución que recibe la causa a prueba, denominada en la práctica forense auto de
prueba, aunque jurídicamente sea una sentencia interlocutoria. Esta resolución, es
aquella que dicta el tribunal cuando estima que hay o pueda haber controversia sobre
algún hecho sustancial y pertinente en el juicio. No obstante, hay una importante
excepción en relación con la resolución que recibe el incidente a prueba, la cual se
notifica por el estado diario.
- La resolución que ordena la comparecencia personal de las partes. La razón de que
esta resolución se notifique por cédula, es que, salvo raras excepciones, el
procedimiento civil es normalmente escrito, de allí que no se exija la presencia de las
partes ante el tribunal; sin embargo, hay casos excepcionales en los que se exige la
comparecencia personal, y el legislador ha querido que la resolución que así lo ordene,
sea notificada por cédula y no por el estado, ya que dicha comparecencia la exige la
ley sólo en casos de suma importancia para el interesado. Por ejemplo, la resolución
que ordena comparecer a las partes prestar confesión judicial (absolver posiciones); la
resolución que ordena la comparecencia de las partes a audiencia de conciliación; la

226
Cabe decir que en la actualidad no es procedente que el ministro de fe de aviso de la notificación por cédula que
acaba de practicar al notificado dirigiéndole con tal objeto carta certificada por la oficina respectiva de correo, pues
se derogó ese trámite mediante una modificación introducida en el año 1989.

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resolución recaída en la gestión de preparación de la vía ejecutiva mediante


reconocimiento de firma o confesión de deuda.227
ii. Conforme a la segunda parte del art. 48 inc. III, el procedimiento que establece este
artículo podrá emplearse, además, en todos los casos que el tribunal expresamente lo
ordene. Por ejemplo, de acuerdo a la parte final del art. 302 inc. III del CPC, la
notificación a que se refiere este artículo (la notificación de una medida precautoria)
podrá hacerse por cédula, si el tribunal así lo ordena.
iii. De acuerdo al art. 56 del CPC, las notificaciones que se hagan a terceros que no sean
parte en juicio, o a quienes no afecten sus resultados, se harán personalmente o por
cédula.
iv. Conforme al art. 52 del CPC, cuando transcurren seis meses sin que se dicte resolución
alguna en el proceso, no serán válidas las notificaciones por el estado diario mientras no
se haga una nueva notificación personalmente o por cédula.
v. Y en todos aquellos casos que lo ordene la ley. Por ejemplo, la resolución que ordena la
ejecución incidental de una sentencia, se notifica por cédula al apoderado de la parte;
asimismo, en materia ejecutiva, la orden de requerir de pago que se contiene en el
mandamiento de ejecución, se debe notificar personalmente, pero si no es habido, se
notificará por cédula; y de acuerdo al art. 629 del CPC, en los juicios arbitrales se harán
las notificaciones personalmente o por cédula, salvo que las partes unánimemente
acuerden otra forma de notificación.

e. DIFERENCIAS ENTRE LA NOTIFICACIÓN PERSONAL Y LA NOTIFICACIÓN POR CÉDULA.


i. En cuanto al funcionario competente, en la notificación personal es el Secretario del
tribunal o el Receptor; en cambio, en la notificación por cédula sólo actúa el Receptor.
ii. Respecto a la forma de operar, en la notificación personal se entrega copia íntegra de la
resolución que se trata de notificar y de la solicitud en que hubiere recaído, si fuere
escrita; en cambio, en la notificación por cédula se entrega copia íntegra de la resolución
que se trata de notificar y solamente los datos necesarios para su acertada inteligencia.
iii. En relación al sujeto a quien materialmente se efectúa la notificación, en la notificación
personal propiamente tal se efectúa a la persona misma del notificado; en cambio, la
notificación por cédula se efectúa a cualquier persona adulta que se encuentre en el
domicilio del notificado, y si ello no fuere posible, se debe dejar un aviso en la puerta con
las especificaciones legales.
iv. En cuanto al lugar, la notificación personal se puede practicar en la secretaría del tribunal,
en la casa que le sirve de asiento al tribunal, en la habitación del notificado (morada) o en
el lugar en que ordinariamente ejerce su industria, profesión o empleo; en cambio, la

227
En segunda instancia, como sabe, en virtud del art. 221 inc. I del CPC, todas las resoluciones que dicten los
tribunales de alzada, por regla generalísima, deben ser notificadas por el estado. Sin embargo, se ha presentado la
cuestión de si la comparecencia personal a estos tribunales debe ser notificada por el estado o por cédula. La
jurisprudencia se ha inclinado por aplicar preferentemente el art. 48 (notificación por cédula) y no el art. 221.

312
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notificación por cédula siempre se practica en el domicilio del notificado.


v. Por último, en la notificación personal subsidiaria o por cédula, se requiere una búsqueda
previa en dos días distintos, en cambio, la notificación por cédula simplemente se realiza
en el domicilio de la persona a notificar, sin necesidad de búsqueda, ni de certificación.

5.4. NOTIFICACIÓN POR AVISOS.


a. CONCEPTO.
La notificación por avisos es aquella que se practica, previa orden del tribunal, por medio
de avisos en los periódicos, cuando es necesario notificar personalmente o por cédula una
resolución a personas cuya individualidad o residencia sea difícil de determinar, o que por su
número dificultare considerablemente la práctica de la notificación. En efecto, la primera parte
del art. 54 inc. I del CPC señala que cuando haya de notificarse personalmente o por cédula a
personas cuya individualidad o residencia sea difícil determinar, o que por su número dificulten
considerablemente la práctica de la diligencia, podrá hacerse la notificación por medio de
avisos publicados en los diarios o periódicos del lugar donde se sigue la causa, o de la cabecera
de la provincia o de la capital de la región si allí no los hay.
Como se puede apreciar, esta es una forma de notificación sustitutiva tanto de la
notificación personal como de la notificación por cédula.

b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. Primero que todo, es necesario que se den los supuestos para que proceda esta clase de
notificación. De conformidad con el art. 54 inc. I del CPC, estos casos son:
- Cuando haya de notificarse personalmente o por cédula a personas cuya individualidad
sea difícil de determinar ¿En qué situación puede darse una individualización difícil de
determinar? El profesor FORTTES señala que tradicionalmente se menciona como
ejemplo a los herederos de una herencia no aceptada; pero al profesor esto no le queda
del todo claro, porque de todas maneras en la demanda hay que individualizar al
demandado.
- Cuando haya de notificarse personalmente o por cédula a personas cuya residencia sea
difícil de determinar. Esta situación se da más en la práctica, por ejemplo, el caso del
demandado que se fuga (se cambia de casa). En la demanda siempre se va a tener que
señalar el domicilio del demandado, pero si no se encuentra, puede proceder esta
forma de notificación.228
- Cuando haya de notificarse personalmente o por cédula a personas que por su número
dificulten considerablemente la práctica de la diligencia. Este caso también se ve en la

228
¿Es posible notificar por aviso a una persona que se encuentra en el extranjero? El profesor FORTTES señala que
no, porque en este caso se debe pedir un exhorto internacional. Sin embargo, en un fallo de 1985 la CS aceptó
notificar por aviso a una persona que estaba en el extranjero, argumentando que el art. 54 del CPC habla de “personas
cuya residencia sea difícil de determinar”, sin distinguir si es fuera o dentro del territorio nacional; no obstante, el
profesor no cree que esto signifique un cambio de criterio.

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práctica, pues resultaría muy oneroso (pues habría que pagar por cada notificación) y
lenta la notificación de varias personas (por ejemplo, de comuneros).
ii. En segundo lugar, de conformidad con el art. 54 inc. II del CPC, para autorizar esta forma
de notificación, y para determinar los diarios o periódicos en que haya de hacerse la
publicación y el número de veces que deba repetirse, el cual no podrá bajar de tres,
procederá el tribunal con conocimiento de causa. De esta disposición se desprenden los
siguientes requisitos:
- En primer lugar, es indispensable que exista una resolución judicial previa que ordene
esta forma de notificación; y el tribunal, para ordenarla, tiene que proceder con
conocimiento de causa. La frase “con conocimiento de causa” significa que el tribunal
antes de decretar esta forma de notificación, debe cerciorarse y asegurarse de la
efectividad de que concurren las circunstancias que la autorizan por todos los medios
legales que tenga a su alcance, es decir, que efectivamente se trate de personas cuya
individualización o residencia sea difícil de determinar, o que debido a su número de
sea dificultosa realizarla. CASARINO señala que esto se acredita por los antecedentes
acompañados, o por medio de oficios enviados al Registro Civil, a Carabineros, a
Investigaciones, a la Superintendencia de Bancos, Superintendencia de AFP, Registro
Electoral, etc.; o por la información sumaria de testigos si ello no basta.
- La resolución que ordena notificar una resolución por medio de avisos, debe indicar y
determinar, a su vez: el número de veces que se deben publicar los avisos, que no
puede bajar de tres; los periódicos en que se deba hacer la publicación, los cuales
deberán ser del lugar en que se sigue la causa, o de la cabecera de la provincia, o de la
capital de la región si allí no los hay (requisito de lugar); y de acuerdo al art. 54 inc. III
del CPC, cuando la notificación hecha por este medio sea la primera de una gestión
judicial, será necesario, además, para su validez, que se inserte el aviso en los
números del Diario Oficial correspondientes los días primero o quince de cualquier
mes, o al día siguiente, si no se ha publicado en las fechas indicadas.229
iii. Los avisos publicados en los periódicos que señala el tribunal, de acuerdo al art. 54 inc. I
del CPC, contendrán los mismos datos que se exigen para la notificación personal (copia
íntegra de la resolución y de la solicitud en que recae, si es escrita), pero si la publicación
en esta forma es muy dispendiosa, atendida la cuantía del negocio, podrá disponer el
tribunal que se haga en extracto redactado por el secretario.
iv. ¿Qué pasa con los requisitos de tiempo? Se ha planteado duda al respecto, pero el
profesor Forttes se inclina porque la notificación deba ser realizada en días y horas
hábiles, por ser la regla general de las actuaciones judiciales.
v. CASARINO dice que, aun cuando la ley no lo establece expresamente, como la notificación
es una actuación judicial, se debe dejar constancia de ella en el expediente, con expresión
del lugar, día, mes y año en que se verifique, de las formalidades con que se haya
procedido, y de las demás indicaciones que la ley o el tribunal dispongan. La manera

229
El profesor FORTTES señala que el mismo juez que autoriza la notificación, es quien debe determinar en qué
diario o periódico se hará la publicación. Y cuando se ha hecho la publicación en diarios de muy escasa circulación,
a veces se ha declarado nula la notificación.

314
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práctica de hacer esto, es que la parte que ha solicitado esta forma de notificación,
acompañe los diarios en que se han hecho las publicaciones, y pida al tribunal que el
Secretario certifique la efectividad de ellas. Luego, el secretario deberá pegar en el
proceso un recorte del diario correspondiente, certificando la fecha en que tales avisos se
publicaron.

5.5. NOTIFICACIÓN POR EL ESTADO DIARIO.

a. CONCEPTO.
Según el profesor FORTTES, la notificación por el estado diario es una forma ficta de
notificación que consiste en dar aviso de la dictación de una resolución judicial, en un listado o
nómina (estado) que contiene el rol del proceso o causa de que se trata, y que se expone a vista
de todos en el tribunal.
Como señala la definición, la notificación por el estado constituye una simple ficción
legal, ya que el conocimiento de la resolución se presume conocido por el sólo hecho de la
inclusión en el estado, del número de la resolución que debe ser notificada. Aquí no se notifica la
resolución misma, sino el hecho de haberse dictado una resolución en ese proceso, y como la
lectura del estado diario no le permite imponerse al notificado del contenido de la resolución que
se ha pronunciado, si desea conocerla, debe trasladarse al tribunal y examinar personalmente los
autos (el expediente). Debido a ello, este tipo de notificación, de acuerdo al mensaje del CPC,
implica una vigilancia activa en el proceso.

b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. En cuanto al lugar en que se notifica, el art. 50 inc. III del CPC dispone que los estados se
mantendrán durante tres días en un lugar accesible al público (generalmente en la
secretaría del tribunal), cubiertos con vidrios o en otra forma que impida hacer
alteraciones en ellos; y, encuadernados por orden rigoroso de fechas, se archivarán
mensualmente.
ii. En cuanto al funcionario competente, hay que recordar que la confección del estado
diario, en las secretarías de los tribunales, es una de las funciones que la ley asigna a los
Secretarios respectivos.
iii. En relación al tiempo, lo normal es que la notificación se haga el mismo día en que se
dicte la resolución, es decir, en días y horas hábiles, pues las resoluciones también son
actuaciones judiciales ¿Es posible notificar por el estado diario resoluciones de fechas
anteriores que no hubiesen sido notificadas de ninguna otra forma legal? Actualmente se
acepta esta posibilidad, siempre que el tribunal así lo ordene, pero sólo tratándose de
resoluciones que debían originalmente ser notificadas por el estado diario.230

iv. La forma en que se practica la notificación por el estado es un tanto compleja, en el


sentido de que consta de dos partes, a saber:

230
Esto ocurre en el proceso penal, pues los intervinientes, en el juico oral, se entienden notificados en el acto, pero
de ello igualmente debe dejarse constancia en el estado diario, por si alguno de ellos no concurre a la audiencia.

315
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- En primer lugar, se debe confeccionar el estado. Al respecto, el art. 50 inc. II del CPC
señala que se encabezará el estado con la fecha del día en que se forme, y se
mencionarán por el número de orden que les corresponda en el rol general, expresado
en cifras y en letras, y además por los apellidos del demandante y del demandado o de
los primeros que figuren con dicho carácter si son varios, todas las causas en que se
haya dictado resolución en aquel día, y el número de resoluciones dictadas en cada
una de ellas. Se agregará el sello y firma del secretario. Es decir, a cada causa que se
incluye en el estado, se le debe mencionar por el número de orden que le corresponda
en el rol general y, además por los apellidos del demandante y del demandado.
Consecuente con lo anterior, el art. 51 del CPC dice que para los efectos de la
notificación por el estado, a todo proceso que se inicie se le debe asignar un número
de orden en la primera resolución que se dicte y con él figurará en el rol del tribunal,
hasta su terminación.
- Posteriormente, se debe mencionar en las causas que se encuentran en el estado
individualizadas por su rol y apellido de las partes, el número de resoluciones que se
hayan dictado. En caso que se omitan estas inclusiones, por cualquiera circunstancia, y
se desee notificar la resolución omitida por el estado, será necesario que una
resolución judicial previa y posterior así lo ordene.
.
- Luego, es necesario dejar constancia en el proceso (mediante un timbre) de haberse
practicado esta forma de notificación. En efecto, el art. 50 inc. IV del CPC señala que de
las notificaciones hechas en conformidad a este artículo, se pondrá testimonio en los
autos. Los errores u omisiones en dicho testimonio no invalidarán la notificación y
sólo serán sancionados con multa de media a una UTM, a petición de parte o de oficio;
en cambio, la infracción en las formalidades que deben observarse en la formación,
fijación y mantención de los estados, por su carácter esencial, según CASARINO,
invalidarían la correspondiente notificación (por ejemplo, se incluye en el estado una
causa con error en el número de rol).
- Hoy no se requiere aviso enviado a las partes de haberse notificado una resolución por
el estado, aunque en la práctica se avise por e-mail

c. CASOS EN QUE PROCEDE.


i. De acuerdo al art. 50 inc. I del CPC, las resoluciones no comprendidas en los artículos
precedentes se entenderán notificadas a las partes desde que se incluyan en un estado
que deberá formarse y fijarse diariamente en la secretaría de cada tribunal con las
indicaciones que el inciso siguiente expresa. Es decir, si la resolución no es de aquellas
que deban notificarse personalmente o por cédula, por exclusión debe notificarse por el
estado diario. Consecuencia de lo anterior, es que la notificación por el estado es la regla
general en nuestro sistema y, por tanto, las notificaciones personales y por cédula son la
excepción.
ii. Hay que recordar que, conforme al art. 53 del CPC, la forma de notificación de que trata
el art. 50 (notificación por el estado diario) se hará extensiva a las resoluciones
comprendidas en el art. 48 (sentencias definitivas, resoluciones que reciben la causa a
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prueba o que ordenen la comparecencia personal de las partes), respecto de las partes que
no hayan hecho la designación a que se refiere el art. 49 (designación de domicilio en su
primera gestión judicial) y mientras ésta no se haga. Agrega el inc. II que esta
notificación se hará sin necesidad de petición de parte y sin previa orden del tribunal.
iii. El estado diario también se utiliza para que las partes litigantes puedan imponerse del
hecho de haberse dictado una sentencia definitiva. En efecto, el art. 162 inc. final del CPC
dice que los secretarios anotarán en el estado a que se refiere el art. 50, el hecho de
haberse dictado sentencia definitiva, el día de su dictación y envío de aviso a las partes.
Estas diligencias no importan notificación y no se aplicarán a las resoluciones que
recaigan en los actos judiciales no contenciosos. La razón de poner en conocimiento a las
partes la dictación de una sentencia definitiva, es para que procuren su notificación legal,
ya sea por cédula (sentencias definitivas de única o primera instancia) o por el estado
(sentencias definitivas de segunda instancia).

5.6. NOTIFICACIÓN TÁCITA.

a. CONCEPTO.
Es aquella que opera en el caso de que la parte, a quien afecte una resolución, haga en el
juicio cualquier gestión que suponga conocimiento de ésta, sin haber antes reclamado la falta o
nulidad de la notificación. En efecto, el art. 55 inc. I del CPC dispone que aunque no se haya
verificado notificación alguna o se haya efectuado en otra forma que la legal, se tendrá por
notificada una resolución desde que la parte a quien afecte haga en el juicio cualquiera gestión
que suponga conocimiento de dicha resolución, sin haber antes reclamado la falta o nulidad de
la notificación.
El profesor FORTTES dice que es una forma de notificación tácita, ya que opera cuando la
parte a la cual se debe notificar una resolución judicial, realiza una actuación o gestión que
supone o presume conocimiento de ella, entendiéndose entonces notificada, aun cuando no se
haya efectuado notificación alguna, o se hubiese efectuado una distinta de la legal. Esto reviste
una importancia fundamental dentro del proceso, pues tiende a obtener la rapidez en la
tramitación, evitando incidentes extemporáneos sobre la falta de notificación o de validez de la
misma. Y, por otro lado, esto es una manifestación del principio de probidad procesal, pues si se
realiza un acto que supone el conocimiento de una resolución, no se puede alegar luego la
nulidad.

b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. En primer lugar, es necesario que la resolución no haya sido notificada a la parte, o bien,
que se le haya notificado en forma diversa a la dispuesta por la ley. Por ejemplo, no se
notifica la resolución que provee la demanda; o se notifica una sentencia definitiva de
primera instancia por el estado diario (siendo que debía notificarse por cédula).
ii. Que la parte haya efectuado cualquier gestión en el proceso que suponga conocimiento de
la resolución. Por ejemplo, se dicta una sentencia definitiva de primera instancia en un
proceso que acoge la demanda, y se le notifica por el estado diario al demandado, y éste,

317
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en vez de reclamar la falta de validez de la notificación, apela la sentencia; o se notifica la


resolución que recibe la causa a prueba por el estado diario, la cual debe notificarse por
cédula, y una de las partes presenta lista de testigos. Como se puede apreciar, esta forma
de notificación también actúa como sustitutiva de las demás notificaciones.
iii. Que esa gestión no consista, precisamente, en reclamar la falta de notificación, o bien, su
falta de validez.

2.7. NOTIFICACIÓN FICTA.

Es aquella que la ley tiene por notificada a la parte que solicitó la nulidad de una
notificación, desde que se le notifica la sentencia que acoge tal solicitud. En efecto, el art. 55 inc.
II del CPC señala que asimismo, la parte que solicitó la nulidad de una notificación, por el solo
ministerio de la ley, se tendrá por notificada de la resolución cuya notificación fue declarada
nula, desde que se le notifique la sentencia que declara tal nulidad. En caso que la nulidad de la
notificación haya sido declarada por un tribunal superior, esta notificación se tendrá por
efectuada al notificársele el "cúmplase" de dicha resolución.
El momento que contempla el legislador para la notificación de la resolución, difiere
según si se está ante una notificación declarada nula por un tribunal de primera o única instancia,
o por un tribunal superior. Pues si la notificación es declarada nula por un tribunal de primera o
única instancia, la parte se entiende notificada desde que se le notifique la sentencia que declara
tal nulidad; y si la notificación es declarada nula por un tribunal superior, se tiene la parte por
notificada una vez que el tribunal de primera instancia notifica el “cúmplase” del fallo del
tribunal superior.
La razón de esta notificación es lógica, pues si se pide la nulidad de la notificación, se
está renunciando a la notificación tácita; pero ello implica que el solicitante se enteró de la
resolución, con lo cual, sería ilógico tener que repetir la notificación, conforme al principio de
economía procesal.

2.8. NOTIFICACIONES ESPECIALES.

CASARINO señala que las notificaciones especiales o extraordinarias son aquellas que se
encuentran en disposiciones dispersas del CPC (que no sea el Libro I) o en leyes especiales, y que
establecen notificaciones para casos particulares y que se alejan, en cuanto a su forma, de las
normas generales sobre ellas. Ejemplos de estas notificaciones son:
i. La notificación por carta certificada. En general, la carta certificada se caracteriza
porque la recepción y la entrega quedan registradas en el correo y, además, porque la
entrega al destinatario se realiza en forma personal a través de un cartero231. Para su
entrega se realizan tres intentos, y si el cartero no encuentra al destinatario, el envío
permanece 30 días en la sucursal más cercana al domicilio; y cumplido este plazo, la
carta es devuelta al remitente.

231
Se diferencia de la carta normal, pues ésta puede ser depositada en cualquier buzón, agencia o sucursal del
correo, y si bien su entrega se realiza a través de carteros, es entregada en el domicilio particular indicado o es
dejada bajo puerta

318
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En general, en las leyes especiales se señala que se entiende practicada este tipo de
notificación después de tres o cinco días desde que la carta certificada se envía (lo cual
consta por el timbre de correo), por tanto, las leyes asumen que la carta no llega el mismo
día que se manda. Un ejemplo lo constituyen las copias íntegras de las resoluciones que
emanan de los Juzgados de Policía Local.
ii. En los procedimientos ante los jueces de familia se encuentran varias formas de
notificación especial. Así, de conformidad con el art. 23 inc. III de la Ley de Tribunales
de Familia, cuando la demanda deba notificarse a persona cuya individualización o
domicilio sean difíciles de determinar, el juez dispondrá que se practique por cualquier
medio idóneo que garantice la debida información del notificado, para el adecuado
ejercicio de sus derechos; agrega el inc. IV que la notificación de la sentencia definitiva
se hará por carta certificada, pero excepcionalmente, y por resolución fundada, el juez
podrá ordenar que la notificación se practique por personal de Carabineros o de la
Policía de Investigaciones. Por último, el inc. final del art. 23 dispone que los
patrocinantes de las partes, en la primera actuación que realicen en el proceso, deberán
indicar otra forma de notificación que elijan para sí, que el juez califique como expedita
y eficaz, bajo apercibimiento de serles notificadas por el estado diario todas las
resoluciones que se dicten en lo sucesivo en el proceso.
iii. En materia procesal penal, la regla es que las notificaciones de las resoluciones
pronunciadas en las audiencias judiciales se entienden notificadas a los intervinientes en
el procedimiento que hubieren asistido o debido asistir a las mismas; de estas
notificaciones se debe dejar constancia en el estado diario, pero su omisión no invalidará
la notificación, sin perjurio de que los interesados pueden pedir copias de los registros en
que constaren estas resoluciones. Pero cualquier interviniente en el procedimiento puede
proponer para sí otras formas de notificación, que el tribunal podrá aceptar si, en su
opinión, resultaren suficientemente eficaces y no causaren indefensión (por ejemplo,
notificación por e-mail).
iv. Conforme al art. 629 del CPC, en los juicios arbitrales las notificaciones se deben hacer
personalmente o por cédula, salvo que las partes unánimemente acuerden otra forma de
notificación

F. L AS RESOLUCIONES JUDICIALES .

1. CONCEPTO Y REGULACIÓN.
Las resoluciones judiciales se encuentran reguladas en el Título XVII (“De las
resoluciones judiciales”) del Libro I (“Disposiciones comunes a todo procedimiento”) del CPC
(arts. 158 a 185); y supletoriamente por el Título VII (“De las actuaciones judiciales”) del mismo
Libro, por tratarse de actuaciones judiciales.
La ley no define lo que son las resoluciones, el legislador simplemente se preocupa de
regular algunos aspectos fundamentales de estas actuaciones judiciales, estableciendo normas
sobre su formalidad, clasificaciones, las formas de notificarse, y los efectos emanados de ellas.
Por tanto, siguiendo a CASARINO se puede decir que la resolución judicial es una actuación

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judicial que emana del tribunal, destinada a substanciar o a fallar la controversia materia del
juicio.
Cabe decir que las resoluciones son las actuaciones judiciales más importantes dentro del
proceso, pues en ellas se manifiesta la función de juzgar, que es lo más propio de la jurisdicción.

2. CLASIFICACIÓN DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES.


i. Según la nacionalidad del tribunal del cual emanan, las resoluciones se clasifican en
nacionales y extranjeras. Esta clasificación tiene importancia para los efectos de su
ejecución o cumplimiento, pues las normas destinadas a regular esta materia son diversas
según si la resolución emana de un tribunal chileno o de uno extranjero, lo que se
demuestra con la sola lectura del Título XIX (“De la ejecución de las resoluciones”) del
Libro I del CPC, el cual establece un párrafo para el cumplimiento de cada tipo de
resolución.
ii. Según la composición del tribunal del cual emanan, las sentencias se clasifican en
aquellas que emanan de tribunales unipersonales, y aquellas que emanan de tribunales
colegiados. En este último tipo de resoluciones existen reglas especiales relativas a los
acuerdos y quórums.
iii. Según la naturaleza del negocio en que son pronunciadas, las resoluciones judiciales se
clasifican: resoluciones contenciosas, que son aquellas que se pronuncian dentro de un
juicio; y en resoluciones no contenciosas, que son aquellas que se pronuncian dentro de
un asunto judicial no contencioso. Esta clasificación tiene importancia debido a que los
requisitos de forma, los recursos y los efectos, son diversos según se trate de una u otra
clase de resolución judicial.
iv. Según la naturaleza o clase de los tribunales que las pronuncian, las resoluciones
judiciales se clasifican en resoluciones emanadas de tribunales ordinarios, arbitrales y
especiales. Esta clasificación es importante para determinar los requisitos de forma que le
son aplicables, los recursos, y por la diversa manera de ejecutarse o cumplirse.
v. Según la naturaleza del asunto sometido a la decisión del tribunal, las resoluciones
judiciales se clasifican en civiles y penales. Esta clasificación tiene importancia por el
diverso régimen jurídico a que están sometidas, y por la influencia o efectos que una
resolución judicial penal puede producir en un proceso civil y viceversa.
vi. Según la instancia en que son pronunciadas, las resoluciones judiciales se clasifican en
resoluciones de única, primera y segunda instancia, y estas últimas, su vez, se pueden
subclasificar en sentencias confirmatorias, revocatorias y modificatorias. Esta
clasificación es importante en materia de recursos, y en relación con los diversos
requisitos de forma que deben reunir.
vii. Atendiendo al objeto o finalidad de la pretensión, las resoluciones judiciales se clasifican
en declarativas, ejecutivas y cautelares. Esta clasificación tiene importancia por la
normativa y por el procedimiento aplicable.

320
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viii. Y atendiendo a su contenido, o a la función que cumplen en el proceso, o a su naturaleza


jurídica, las resoluciones judiciales se clasifican en decretos, autos, sentencias
interlocutorias y sentencias definitivas. Esta clasificación es la más importante, y la
establece el art. 158 inc. I del CPC, al señalar que las resoluciones judiciales se
denominarán sentencias definitivas, sentencias interlocutorias, autos y decretos (por ello
también se habla de clasificación legal). Según CASARINO, no es costumbre que el CPC
efectúe clasificaciones, ni menos que formule definiciones; lo que, desde luego, está
demostrando la importancia de la clasificación, lo cual se demuestra en:
- La forma de notificación de las distintas resoluciones, puesto que no todas se notifican
de la misma manera. Por ejemplo, la sentencia definitiva de segunda instancia se
notifica por el estado diario; mientras que la sentencia interlocutoria que recibe el auto
a prueba se notifica por cédula.
- En la forma o manera de cómo deben redactarse. Pues las sentencias definitivas de
única o primera instancia contienen más requisitos que las restantes resoluciones.
- En el número de ministros que deben pronunciarlas en los tribunales colegiados. Pues
de acuerdo al art. 70 inc. II del COT, en las CA para dictar las providencias de mera
sustanciación bastará un sólo ministro.
- En los efectos que produce cada una. Los efectos que producen las resoluciones
pueden ser dos: el desasimiento del tribunal y la cosa juzgada (acción y excepción);
pero no todas las resoluciones producen estos dos efectos, algunas producen ambos,
otras uno sólo, y otras ninguno de ellos.
- Los diversos recursos que proceden en su contra, los cuales estarán siempre limitados
por el tipo de resolución que se trata de impugnar.

Por último, a pesar de la claridad de redacción del art. 158 del CPC, ésta clasificación
presenta dificultades en su aplicación práctica (críticas), esto porque:
- Existen resoluciones judiciales que no es posible encasillar en alguno de los cuatro
tipos de resoluciones que contempla esta clasificación. Por ejemplo, la resolución que
falla un recurso de casación; la que falla un recurso de inaplicabilidad; el despáchese.
- El mismo CPC en algunas ocasiones no respeta su clasificación, porque denomina a
algunas resoluciones judiciales erradamente. Por ejemplo, la resolución que recibe la
causa de prueba, toda la doctrina concuerda que es una sentencia interlocutoria, sin
embargo, el CPC la denomina auto.232
- Según el profesor FORTTES, se incluyen dentro de la clasificación a actos procesales

232
Por estas razones CASARINO señala que hay que rechazar la forma externa que pueda revestir una resolución
judicial (su denominación), atendiendo exclusivamente a su naturaleza intrínseca. Por ejemplo, puede acontecer que
el juez, proveyendo una demanda, coloque en la resolución la expresión: “como se pide”; pese a su simplicidad y
falta de formalidades, dicha resolución es una sentencia definitiva. A la inversa, puede también suceder que ese
mismo juez, proveyendo la demanda, estampe diversas y largas consideraciones para justificar que es competente,
que la demanda en cuestión debe someterse a los trámites del juicio ordinario, y termine declarando que se confiere
traslado de ella al demandado; no obstante su complejidad en la forma, dicha resolución es un simple decreto.

321
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que no resuelven nada, sino que simplemente dan impulso al proceso.

3. ANÁLISIS PARTICULAR DE LAS RESOLUCIONES CONTEMPLADAS EN EL ART. 158 DEL CPC.

3.1. DECRETO, PROVIDENCIA O PROVEÍDO.

a. CONCEPTO.
De acuerdo al art. 158 inc. final del CPC, se llama decreto, providencia o proveído el que
sin fallar sobre incidentes o sobre trámites que sirvan de base para el pronunciamiento de una
sentencia, tiene sólo por objeto determinar o arreglar la sustanciación del proceso. A su vez, el
art. 70 inc. III del COT formula otra definición al decir que se entienden por providencias de mera
sustanciación las que tienen por objeto dar curso progresivo a los autos, sin decidir ni prejuzgar
ninguna cuestión debatida entre partes.
Por lo tanto, los decretos sólo tienen por objeto dar curso progresivo o impulsar el
proceso, y jamás resolver el fondo de un asunto accesorio o principal. En efecto, de acuerdo al
art. 29 inc. I del CPC, el proceso se va formando con los escritos, documentos y actuaciones de
toda especie que se presenten o verifiquen en el juicio; una de estas actuaciones son,
precisamente, las resoluciones judiciales, y la resolución más importante que hace avanzar el
proceso, es el decreto.
En estas resoluciones no hay controversia, sólo hay trámite; pues el tribunal va
conectando las peticiones de las partes para que avance la solución de la controversia, sin decidir
nada (muchas de estas resoluciones las tienen ya escritas, y llegado el momento, se timbran).
Ejemplos de decretos, son los siguientes: la resolución del juez que, proveyendo la demanda en
el juicio ordinario de mayor cuantía, confiere traslado de ella al demandado; la resolución del
juez que, proveyendo un escrito de excepciones dilatorias, confiere traslado de ellas al
demandante; la resolución del juez que, proveyendo la demanda en el juicio sumario, cita a las
partes a comparendo de contestación; aquella resolución que fija el día y la hora para la
inspección personal del tribunal; aquella que aprueba la proposición de día y hora para la
práctica del peritaje, etc.

b. PERSONA QUE PUEDE DICTARLOS.


En los tribunales unipersonales lo normal es que las resoluciones las dicte el juez, pero
tratándose de los decretos, en los juzgados civiles éstos se dictan por el secretario del tribunal
(debido a la poca trascendencia de la resolución), autorizados por el Oficial Primero (pues un
requisito esencial de toda actuación judicial, es la autorización de un ministro de fe). En efecto,
el art. 33 inc. II del CPC establece que los secretarios letrados de los juzgados civiles dictarán
por sí solos los decretos, providencias o proveídos, resoluciones que serán autorizadas por el
oficial primero. La reposición, en su caso, será resuelta por el juez
En los tribunales colegiados el art. 168 del CPC establece que los decretos podrán dictarse
por uno solo de sus miembros (normalmente es el Presidente de la Corte que integra la primera
sala o sala tramitadora). Los autos, las sentencias interlocutorias y las definitivas, exigirán la
concurrencia de tres de sus miembros a lo menos.

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c. MEDIOS DE IMPUGNACIÓN DE LOS DECRETOS.

Los decretos son susceptibles del recurso de reposición. Así se desprende del art.
181 del CPC que señala que los autos y decretos firmes se ejecutarán y mantendrán desde que
adquieran este carácter, sin perjuicio de la facultad del tribunal que los haya pronunciado para
modificarlos o dejarlos sin efecto, si se hacen valer nuevos antecedentes que así lo exijan.
Agrega el inc. II que aun sin estos antecedentes, podrá pedirse, ante el tribunal que dictó el auto
o decreto, su reposición, dentro de cinco días fatales después de notificado. El tribunal se
pronunciará de plano y la resolución que niegue lugar a esta solicitud será inapelable; sin
perjuicio de la apelación del fallo reclamado, si es procedente el recurso.233
Excepcionalmente procede el recurso de apelación en contra de un decreto, pues
conforme al art. 188 del CPC los autos y decretos no son apelables cuando ordenen trámites
necesarios para la substanciación regular del juicio; pero son apelables cuando alteran dicha
substanciación o recaen sobre trámites que no están expresamente ordenados por la ley. Esta
apelación sólo podrá interponerse con el carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición y
para el caso que ésta no sea acogida. En consecuencia, jamás proceden los recursos de
casación, ni menos el recurso de revisión.

d. NOTIFICACIÓN DE LOS DECRETOS.


Por regla general, los decretos se notifican por el estado diario, y excepcionalmente
se pueden notificar en forma personal, si se trata de la primera notificación a las partes a
quienes haya de afectar el resultado. Así, por ejemplo, en el juicio ordinario de mayor cuantía,
si la demanda se acoge a tramitación se deberá dictar el correspondiente traslado, traslado que
para gran parte de la doctrina es un decreto (para otros es un sentencia interlocutoria), el cual
deberá notificársele personalmente al demandado.

3.2. EL AUTO.234
El art. 158 inc. IV del CPC, dice que se llama auto la resolución que recae en un incidente
no comprendido en el inciso anterior. Por lo tanto, relacionando esta definición con el inciso
anterior que define a la sentencia interlocutoria, se puede decir que auto es la resolución que
recae en un incidente, sin establecer derechos permanentes a favor de las partes, o sin resolver
sobre algún trámite que deba servir de base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o
interlocutoria (CASARINO). A su vez, el profesor ALFARO señala que los autos son aquellas
resoluciones judiciales que resuelven un incidente sin establecer derechos permanentes a favor
de las partes; puesto que el inc. IV del art. 158 del CPC sólo se remite a los incidentes, y la
segunda parte del inc. III no es un incidente, es decir, una cuestión accesoria a la principal.
Ejemplos de autos son: la resolución que se pronuncia sobre el privilegio de pobreza, ya
que no establece derechos permanentes a favor de una de las partes (según otros es una sentencia
interlocutoria); la resolución que recae sobre una medida precautoria, puesto que dichas medidas

233
En materia procesal penal, el ámbito de aplicación del recurso de reposición es más amplio, pues el art. 362 inc. I
del CPP señala que de las sentencias interlocutorias, de los autos y de los decretos dictados fuera de audiencias,
podrá pedirse reposición al tribunal que los hubiere pronunciado.
234
Hay que recordar que el proceso se conoce en la práctica con el término auto; de suerte que al hablar de autos,
bien se puede estar refiriendo a una determinada resolución judicial, como al mismo expediente (materialidad).

323
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son esencialmente provisionales (se establecen para asegurar el resultado de la acción); la


resolución que se pronuncia sobre el cambio de domicilio de una de las partes, y la resolución
que se pronuncia sobre el cambio de procurador.235
Los autos, al igual que los decretos, son susceptibles del recurso de reposición. Sin
embargo, se diferencian de los decretos, ya que siempre deben fallar incidentes, mientras que los
decretos no; y por otro lado, los autos debe dictarlos un juez (si se trata de un tribunal
unipersonal) o por tres ministros a lo menos (si se trata de un tribunal colegiado), mientras que
los decretos los dicta el secretario del tribunal o un ministro.

3.3. SENTENCIA INTERLOCUTORIA.


De acuerdo al art. 158 inc. III del CPC, es sentencia interlocutoria la que falla un incidente
del juicio estableciendo derechos permanentes a favor de las partes, o resuelve sobre algún
trámite que debe servir de base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o
interlocutoria236. Del concepto legal se pueden distinguir dos tipos de sentencia interlocutoria:
i. S e n t e n c i a i n t e r l o c u t o ri a d e p r i me r gr a d o o c l a s e , que es aquella que falla un
incidente del juicio estableciendo derechos permanentes a favor de las partes (la
diferencia con los autos es su efecto, pero ambas fallan incidentes).
En esta materia se plantea la discusión acerca de determinar ¿qué es derechos
permanentes a favor de las partes? Al respecto existen dos posiciones: la posición
mayoritaria de la doctrina señala que lo permanente dice relación tanto con el transcurso
del juicio, como con el resultado de éste, por lo tanto, si la resolución se puede modificar
durante o después del juicio, no es una sentencia interlocutoria; otros, en cambio, miran a
los derechos permanentes desde el momento en que se agota el juicio, ya que para
determinar si los efectos de una resolución son o no permanentes, hay que ver si los
resultados de esa resolución se proyectan después del juicio o no. Atendiendo a la
primera postura, se puede citar como ejemplos de sentencia interlocutoria de primer
grado, las siguientes resoluciones:
- La resolución que acoge una excepción dilatoria insubsanable. La resolución que se
pronuncie acerca de una excepción dilatoria, puede ser un auto o una sentencia
interlocutoria, atendiendo a si establece o no derechos permanentes en favor de las
partes; así, si la excepción dilatoria es acogida y el vicio no admite subsanación, se
emitirá por el tribunal una sentencia interlocutoria de primer grado, puesto que
establece un derecho permanente a favor del demandado (por ejemplo, si la demanda
ha sido presentada ante tribunal un incompetente; o falta la capacidad del
demandante); en cambio, si el defecto es subsanable, la resolución será un auto, pues
estará reconociendo un derecho transitorio, cuya existencia está limitada a la
corrección que efectúe el actor (por ejemplo, la ineptitud del libelo).
- La resolución que acepta el desistimiento de la demanda, puesto que el demandado

235
ORELLANA señala que son las resoluciones más excepcionales en un procedimiento y cuesta encontrar ejemplos
de ellas. Agrega, que en una futura modificación del CPC debieran eliminarse, dejando sólo a las sentencias
interlocutorias como resoluciones que se pronuncien sobre incidentes.
236
La locución interlocutoria proviene del latín interloqui, que significa: lo que se dice en el intermedio. Esta
resolución, pues, el juez la pronuncia en el transcurso del pleito.

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puede oponerse al desistimiento, produciéndose un incidente que se resolverá por


una sentencia interlocutoria que producirá cosa juzgada.
- La resolución que declara abandonado el procedimiento. Algunos, sin embargo,
señalan que si bien en el abandono del procedimiento se perdió todo lo obrado, la parte
quedará en condiciones de volver a demandar.
- Según algunos, la resolución que concede el privilegio de pobreza y la resolución que
acoge una medida precautoria. El profesor LUHRS y ALFARO creen que estos son más
bien ejemplos de autos (resuelven un incidente sin establecer derechos permanentes
para las partes); pues en el privilegio de pobreza se pide al tribunal que se compruebe
que se es pobre para quedar exento del pago de las costas, pero la resolución no
establece derechos permanentes, ya que se puede dejar de ser pobre; y por otra parte,
las medidas precautorias deben cesar siempre que desaparezca el peligro o se otorguen
cauciones suficientes (son esencialmente provisionales). Con todo, el profesor LUHRS
da dos ejemplos de sentencias interlocutorias de primera clase: la sentencia que falla
acerca de la validez de un documento extraprocesal, y la sentencia que declara que el
tribunal es competente (como en estas sentencias no se puede volver a discutir el tema,
se está frente a derechos permanentes para las partes).237

ii. La s e n t e n c i a i n t e r l o c u t o r i a d e s e gu n d o gr a d o o c l a s e es aquella que resuelve


sobre trámites que deben servir de base al pronunciamiento de una sentencia definitiva o
interlocutoria posterior (no falla incidentes). Por ejemplo, la resolución que recibe la
causa a prueba fija los elementos controvertidos que se deben probar, lo cual sirve de
base para el pronunciamiento de una sentencia definitiva238; la resolución que ordena
despachar mandamiento de ejecución en contra del deudor en el juicio ejecutivo; la
resolución que ordena el llamado a conciliación, etc.
La diferencia que presenta con los decretos, es que en estos no se resuelve nada, sólo dan
curso al proceso; en cambio, en la sentencia interlocutoria de segundo grado se resuelven
trámites.
Siguiendo a CASARINO, las sentencias interlocutorias también admiten otra clasificación
en: sentencias interlocutorias que ponen término al juicio o hacen imposible su prosecución (por
ejemplo, la resolución que acepta el desistimiento de la demanda; la resolución que declara el
abandono del procedimiento; las resolución que acepta la incompetencia del tribunal; etc.); y
sentencias interlocutorias que no tienen estas características. Esta clasificación tiene importancia
para los efectos de la procedencia del recurso de casación, pues este recurso (sea en el fondo o en
la forma) sólo procede en contra de las sentencias definitivas y en contra de las sentencias
interlocutorias que ponen término al juicio o hacen imposible su prosecución239. El profesor

237
El profesor LUHRS señala que para saber si se está ante una sentencia interlocutoria de primera clase o no, hay
que analizar dos cosas: si se ha resuelto un incidente, lo cual se sabe si a la solicitud se le dio trámite incidental (con
audiencia), pero el problema está en las figuras a las que se les da tramitación incidental y que no son incidentes; y
en segundo lugar, si crean o no derechos permanentes para las partes, es decir, que entran al patrimonio y no pueden
sacarse de él.
238
El profesor LUHRS recalca que si la resolución que recibe un incidente a prueba sirve de base para el
pronunciamiento de un auto, entonces es un mero decreto.
239
No obstante, hay ciertas y determinadas sentencias interlocutorias que, aun cuando no ponen término al juicio o
hacen imposible su continuación, son susceptibles de casación en la forma; se trata de sentencias interlocutorias de

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ALFARO agrega que esta clasificación también es importante para efectos del recurso de queja, el
cual sólo procede cuando la falta o abuso se comete en una sentencia definitiva o interlocutoria
que pone término al juicio o hace imposible su continuación.
Art. 766. El recurso de casación en la forma se concede contra las sentencias definitivas, contra las interlocutorias
cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación y, excepcionalmente, contra las sentencias
interlocutorias dictadas en segunda instancia sin previo emplazamiento de la parte agraviada, o sin señalar día para
la vista de la causa.

Art. 767. El recurso de casación en el fondo tiene lugar contra sentencias definitivas inapelables y contra sentencias
interlocutorias inapelables cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación, dictadas por Cortes de
Apelaciones o por un tribunal arbitral de segunda instancia constituido por árbitros de derecho en los casos en que
estos árbitros hayan conocido de negocios de la competencia de dichas Cortes, siempre que se hayan pronunciado
con infracción de ley y esta infracción haya influido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia.

3.4. SENTENCIA DEFINITIVA.

a. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
Según el art. 158 inc. II del CPC, es sentencia definitiva la que pone fin a la instancia,
resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio. Según el profesor ALFARO,
doctrinalmente la sentencia definitiva es el acto judicial que resuelve heterocompositivamente el
litigio ya procesado, mediante la aceptación que el juez hace de alguna de las encontradas
posiciones mantenidas por los antagonistas, luego de evaluar los medios confirmatorios de las
afirmaciones efectuadas por el actor y de la aplicación particularizada al caso de una norma
jurídica que preexiste en abstracto, con carácter general.
Esta es la resolución judicial más importante que se dicta en el proceso, pues resuelve la
controversia objeto principal del pleito; y para que una resolución judicial tenga la naturaleza
procesal de una sentencia definitiva, requiere la concurrencia copulativa de dos requisitos o
características:
i. Que ponga fin o término a la instancia. La instancia es cada uno de los grados
jurisdiccionales que la ley establece, para que los tribunales puedan conocer y fallar los
negocios sometidos a su decisión, con facultad soberana para pronunciarse sobre todas las
cuestiones de hecho y de derecho que en ellos se susciten. La regla general, es que los
asuntos judiciales sean conocidos en doble instancia, y la excepción, que lo sean en única
instancia; de ahí que las sentencias definitivas se clasifiquen en sentencias definitivas de
única, primera y segunda instancia.
Debido a este requisito, es que las sentencias de casación, tanto las que rechazan el
recurso como las que lo acogen, no son propiamente sentencias definitivas, pues, a pesar
de que participen de sus características formales, la casación no es una instancia, sino que
solamente un grado o fase jurisdiccional.
ii. Que resuelva la cuestión o asunto que ha sido objeto del pleito. Hay que tener presente
que hay resoluciones judiciales que ponen fin a la instancia, pero no lo hacen resolviendo
la controversia o asunto principal; por ejemplo, la resolución que declara el abandono del

segunda instancia que han sido pronunciadas sin previo emplazamiento de la parte agraviada o sin señalamiento de
día para la vista de la causa.

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procedimiento, la que declara desierto el recurso de apelación, la que acepta el


desistimiento de la demanda, la que declara la prescripción de la apelación. Todas estas
resoluciones son sentencias interlocutorias, pues no resuelven la cuestión o asunto que ha
sido objeto del pleito, sino que aspectos formales del juicio.

b. CLASIFICACIÓN DE LAS SENTENCIAS DEFINITIVAS.


i. Según la instancia en que son pronunciadas, las sentencias definitivas pueden ser: de
ú n i c a i n s t a n c i a , que es aquella respecto de la cual no procede recurso de apelación
(pero puede proceder un recurso extraordinario para revisar); d e p r i me r a i n s t a n c i a ,
que es aquella respecto de la cual procede recurso de apelación; y de s e gu n d a
i n s t a n c i a , que es aquella que pronuncia el tribunal de segunda instancia, respecto de la
sentencia de primera instancia, la cual, a su vez, puede ser: confirmatoria, si confirma la
sentencia de primera instancia y la mantiene igual; revocatoria, en caso de que se acoja el
recurso; o modificatoria, si modifica en algún sentido la sentencia de primera instancia,
pero mantiene la decisión fundamental (por ejemplo, la acción de indemnización de
perjuicios en que se cambia sólo el monto).
ii. Según su contenido, se distingue entre: s e n t e n c i a c o n d e n a t o r i a o e s t i m a t o r i a ,
que es aquella en cuya virtud el juez o tribunal acoge la pretensión del demandante, es
decir, el dictamen del juez es favorable al demandante o acusador; y s e n t e n c i a
a b s o l u t o ri a o d e s es t i m a t o r i a , que es aquella mediante la cual el órgano
jurisdiccional da la razón al demandado o acusado.
iii. Según su firmeza, permanencia o posibilidad de ejecución, se clasifican en: s e n t e n c i a
f i r m e , que es aquella contra la cual no cabe la interposición de ningún recurso, ordinario
o extraordinario; y s e n t e n c i a n o f i r me o r e c u rr i b l e , que es aquella contra la que se
pueden interponer recursos.
iv. Según si resuelven la controversia total o parcialmente, se distingue entre: s e n t e n c i a s
d e f i n i t i v a s t o t a l e s , que son aquellas que resuelven toda la controversia de una vez; y
s e n t e n c i a s d e f i n i t i v a s p a r c i a l e s , que son aquellas que resuelven sólo una parte de
la controversia o sólo alguna de las cuestiones que la integran, en los casos en que la ley
así lo autoriza. En efecto, conforme al art. 172 del CPC, cuando en un mismo juicio se
ventilen dos o más cuestiones que puedan ser resueltas separada o parcialmente, sin que
ello ofrezca dificultad para la marcha del proceso, y alguna o algunas de dichas
cuestiones o parte de ellas, lleguen al estado de sentencia antes de que termine el
procedimiento en las restantes, podrá el tribunal fallar desde luego las primeras; agrega
el inc. II que en este caso se formará cuaderno separado con compulsas de todas las
piezas necesarias para dictar el fallo y ejecutarlo, a costa del que solicite la separación.
Esta institución tiende, naturalmente, a obtener una mayor rapidez en la decisión de las
cuestiones controvertidas en el pleito, en relación con el tiempo en que van quedando en
estado de sentencia. En la práctica, no se ha hecho uso de este derecho con frecuencia,
pero igualmente pueden darse supuestos como el siguiente: en una misma demanda se
entablan dos acciones, una de las cuales debe recibirse a prueba por fundarse en hechos
que han sido contradichos por las partes, y la otra puede resolverse desde luego, por
tratarse nada más que de una controversia de derecho; o en un juicio el demandado

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deduce reconvención, pero resulta que la acción principal ha suscitado únicamente una
controversia de derecho, no así la reconvención, que necesita de prueba, por tanto, no hay
inconveniente para que el demandante solicite la dictación de sentencia definitiva
respecto de la acción principal y, en caso de accederse, tendrá que formarse el
correspondiente cuaderno separado.
v. Y según su objeto o finalidad, las sentencias se clasifican en: sentencias definitivas de
condena, meramente declarativas y constitutivas.240
- Las s e n t e n c i a s d e f i n i t i v a s d e c o n d e na son aquellas que imponen una
prestación al demandado en favor del demandante, y que permiten, posteriormente,
obtener el cumplimiento de dicha prestación por vía ejecutiva (son las sentencias más
comunes, por ser también más frecuente el ejercicio de las acciones de condena).
Desde el momento en que las sentencias de condena declaran una prestación a favor de
una de las partes, participan en cierto sentido de las sentencias declarativas; pero la
diferencia está, en que las sentencias de condena siempre a habilitan al demandante a
obtener el cumplimiento de la prestación por la vía ejecutiva posterior.
- La s s e n t e n c i a s d e f i n i t i v a s me r a m e n t e d e c l a ra t i v a s son aquellas que se
pronuncian sobre una relación jurídica que aparece incierta. Aquí el demandante se
contenta con que la sentencia disipe o aclare las dudas que existen sobre una
determinada relación jurídica de orden sustancial, sin necesidad de ir aparejadas de
ejecución o cumplimiento compulsivo. En este sentido, también serían sentencias
declarativas aquellas que desestiman la demanda, o sea, que favorecen al demandado.
- Las s e n t e n c i a s c o n s t i t ut i v a s son aquellas cuyo pronunciamiento produce la
existencia de estados jurídicos nuevos (por ejemplo, las sentencias de divorcio, de
nulidad de matrimonio, de interdicción, etc.).241

La importancia de esta clasificación doctrinaria, se traduce en los diferentes efectos que


producen unas y otras sentencias definitivas. Así, las sentencias de condena abren la vía
ejecutiva posterior, y el deudor queda constituido en mora desde el momento de la
notificación de la demanda correspondiente; en cambio, las sentencias puramente
declarativas no dan origen a ejecución posterior (su finalidad está involucrada en su
propia dictación), y el derecho declarado existirá desde el momento en que se produjo su
fuente u origen; y, por otra parte, las sentencias constitutivas producen solamente efectos
hacia el futuro y de carácter erga omnes.
.

240
Esta clasificación se relaciona con la que se hizo respecto de las resoluciones judiciales, a propósito de la
finalidad de la pretensión, en donde se distinguió entre sentencias declarativas, ejecutivas y cautelares. Ahora bien,
las sentencias definitivas sólo son declarativas, pues las resoluciones cautelares son autos, ya que resuelven una
incidencia no estableciendo derechos permanentes para las partes, y la sentencia que autoriza la ejecución, es una
sentencia interlocutoria de segunda clase, pues sirve de base para el pronunciamiento de una sentencia definitiva o
interlocutoria.
241
Mucho se ha discutido en doctrina sobre la existencia de estas sentencias, algunos dicen que no debiera
reconocérselas, por cuanto mediante ellas puede llegar a obtenerse que los tribunales formulen declaraciones
teóricas; pero lo anterior se rebate señalando que hay veces en que es indispensable la certidumbre jurídica,
siendo su obtención el verdadero interés de las partes, en especial del actor.

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4. REQUISITOS DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES.

4.1. REQUISITOS GENERALES DE TODA RESOLUCIÓN JUDICIAL.


Como se dijo, una de las importancias de la clasificación de las resoluciones judiciales
que formula el art. 158 del CPC, es para saber los requisitos de forma a que se deben ajustar en su
redacción o pronunciamiento. No obstante, hay requisitos generales aplicables a toda resolución,
y aluden a ellos alude el art. 169 del CPC, el cual señala que toda resolución, de cualquiera clase
que sea, deberá expresar en letras la fecha y lugar en que se expida (por ejemplo, “en
Valparaíso, a trece de julio de dos mil diez…”), y llevará al pie la firma del juez o jueces que la
dicten o intervengan en el acuerdo. Agrega el inc. II que cuando después de acordada una
resolución y siendo varios los jueces se imposibilite alguno de ellos para firmarla, bastará que
se exprese esta circunstancia en el mismo fallo.
Asimismo, al ser las resoluciones un tipo de actuación judicial, deben llevar la firma del
secretario (o el oficial primero tratándose de decretos) autorizando la resolución; pues de acuerdo
al art. 61 inc. III del CPC, la autorización del funcionario a quien corresponda dar fe o certificado
del acto es esencial para la validez de la actuación. Y por otro lado, debe dejarse constancia de
ella en el proceso.
Por último, hay que recordar que la primera resolución judicial que se pronuncie en el
proceso, fuera de los requisitos generales antes indicados, debe contener un requisito específico,
que consiste en asignarle un número de orden, con el que figurará en el rol del tribunal hasta su
terminación; esto con el objeto de practicar las notificaciones por el estado diario (este número es
distinto para cada instancia).

4.2. REQUISITOS DE LOS DECRETOS.


En primer lugar, lo decretos deben cumplir con los requisitos de forma comunes a toda
resolución judicial, y con los requisitos propios de toda primera resolución judicial, en caso que
el decreto fuese esta clase de resolución (por ejemplo, la resolución que provee la demanda y
confiere traslado).
En cuanto a los requisitos de fondo de los decretos, no hay una disposición legal expresa
que los señale, esto debido a que no resuelven nada, sólo tienen por objeto dar curso progresivo a
los autos y, por tanto, no requieren exponer fundamentación, simplemente dirán el trámite que
hay que cumplir (“acompáñese”, “traslado”, etc.)

4. 3. REQUISITOS DE LOS AUTOS Y DE LAS SENTENCIAS INTERLOCUTORIAS.


Primero que todo, deben cumplir con los requisitos de forma comunes a toda resolución
judicial. Luego, el legislador se ha preocupado de señalar expresamente los requisitos de fondo
propios que deben contener en el art. 171 del CPC, el cual señala que en las sentencias
interlocutorias y en los autos se expresarán, en cuanto la naturaleza del negocio lo permita, a
más de la decisión del asunto controvertido, las circunstancias mencionadas en los números 4° y
5° del artículo precedente, esto es, las consideraciones de hecho o de derecho que sirven de
fundamento a la sentencia (art. 170 Nº 4); y la enunciación de las leyes, y en su defecto, de los
principios de equidad, con arreglo a los cuales se pronuncia el fallo (art. 170 Nº 5).
Este último requisito no es esencial, pues sólo es necesario cuando la naturaleza del

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negocio así lo permite (determinar esta circunstancia es una cuestión de hecho que queda
entregada al criterio del tribunal sentenciador). Lo que sí deben contener, es la decisión del
asunto controvertido en el incidente; pues ambos tipos de resoluciones se pronuncian sobre
incidentes, con la diferencia de que las sentencias interlocutorias de primer grado establecen
derechos permanentes para las partes.
El profesor ORELLANA señala que las sentencias interlocutorias de segundo grado deben
cumplir con los requisitos generales de toda resolución judicial y, además, deben referirse al
trámite específico que hay que cumplir (por ejemplo, “se recibe la causa a prueba”); pero este
tipo de resoluciones no debe contener considerandos de hecho y de derecho, y tampoco la
decisión del asunto, ya que sólo tienen por objeto servir de base a una sentencia definitiva o
interlocutoria posterior.
Por último, los autos y las sentencias interlocutorias deben contener un pronunciamiento
expreso sobre la condena al pago de las costas, respecto a la parte que fuere vencida totalmente
en un incidente. Pues de acuerdo al art. 144 del CPC, la parte que sea vencida totalmente en un
juicio o “en un incidente”, será condenada al pago de las costas. Podrá con todo el tribunal
eximirla de ellas cuando aparezca que ha tenido motivos plausibles para litigar, sobre lo cual
hará declaración expresa en la resolución.

4.4. REQUISITOS DE LAS SENTENCIAS DEFINITIVAS.


Las sentencias definitivas, por su importancia manifiesta, están sometidas a requisitos de
forma y de fondo más complejos que los anteriormente señalados. Para conocer estos requisitos,
es necesario tener a la vista lo que disponen una serie de normas del CPC, del COT, y del
Autoacordado del año 1920 sobre la Forma de Redactar las Sentencias (pronunciado por la CS); y
es necesario distinguir si se trata de una sentencia definitiva de única, de primera o de segunda
instancia, y, en este último caso, si se trata de una sentencia confirmatoria, modificatoria o
revocatoria.

a. SENTENCIAS DEFINITIVAS DE ÚNICA O DE PRIMERA INSTANCIA.


El cúmulo de requisitos exigidos a esta clase de sentencias, puede ser organizados en tres
partes: una expositiva, una considerativa, y una resolutiva.
i. La pa r t e e x p o s i t i v a o e n u n c i a t i v a e s aquella que va en el inicio de la sentencia, y
debe contener los siguientes puntos:
- Debe comenzar expresando el lugar en que se expida, y en letras el día, mes y año.
Pues, de acuerdo al art. 169 del CPC, toda resolución, de cualquiera clase que sea,
deberá expresar en letras la fecha y lugar en que se expida…
- De acuerdo al art 170 N° 1 del CPC, las sentencias definitivas de primera o de única
instancia y las de segunda que modifiquen o revoquen en su parte dispositiva las de
otros tribunales, contendrán: 1) la designación precisa de las partes litigantes, su
domicilio y profesión u oficio. El objeto de esta mención, es determinar con exactitud
quiénes han sido partes en el juicio y, por consiguiente, a quiénes va a afectar la
sentencia. El precepto se refiere sólo a las partes litigantes, pero habrá que
individualizar tanto a las partes directas como a los terceros relativos, y a los
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procuradores y abogados. Los datos de la individualización los toma el tribunal de los


escritos fundamentales que rolan en el mismo proceso.
- De conformidad con el Nº 2 del art. 170, deben contener la enunciación breve de las
peticiones o acciones deducidas por el demandante y de sus fundamentos; y conforme
al Nº 3 de la misma disposición, dichas resoluciones deben contener igual enunciación
(breve) de las excepciones o defensas alegadas por el demandado. Esta parte de la
sentencia da una idea del contenido del pleito.242
- El N° 3 del Autoacordado señala que deben mencionar si ha sido o no recibida la
causa a prueba; y el Nº 4, por su parte, establece que deben indicar si las partes fueron
citadas para oír sentencia o no, en los casos previstos por la ley.
Como se puede apreciar, la parte expositiva de las sentencias definitivas de primera o
única instancia, tiene por objeto individualizar a la partes litigantes y precisar el
contenido del juicio; y su importancia radica, precisamente, en que indica la controversia
a resolver (la delimita), y sirve para saber a quiénes se va a extender la sentencia y,
además, si se ha producido o no la excepción de cosa juzgada.

ii. La pa r t e c o n s i d e r a t i v a e s aquella que va al medio de la sentencia, y que contiene los


siguientes puntos: las consideraciones de hecho o de derecho que sirven de fundamento a
la sentencia (art. 170 N° 4 del CPC)243; la enunciación de las leyes, y, en su defecto, de los
principios de equidad, con arreglo a los cuales se pronuncia el fallo (art. 170 N° 5 del
CPC). Como se puede apreciar, la parte considerativa tiene por objeto establecer las
razones de hecho (a la luz de la prueba rendida) y de derecho que asisten al tribunal para
llegar a la conclusión que formulará en la parte resolutiva; y su importancia se demuestra
por el hecho de que esta parte sirve para evitar la arbitrariedad judicial, pues ella está
destinada, fundamentalmente, a que el juez dé las razones por las cuales desestima la
demanda o los motivos por los cuales la acoge (el profesor FORTTES señala que es la
parte medular de la sentencia).244

242
El CPC se limita a exigir una enunciación “breve” de las acciones y excepciones o defensas interpuestas por las
partes, y sus fundamentos; pero en la práctica, se había desvirtuado la finalidad de la ley copiándose literalmente los
escritos fundamentales. Es por ello que el Autoacordado prohibió expresamente que en la sentencia se transcribieran
íntegramente o en parte las solicitudes que hayan presentado los litigantes, salvo aquellas peticiones concretas que,
por su naturaleza o significación, exijan ser transcritas íntegramente para su más fácil y exacta inteligencia.
243
El Nº 5 del Autoacordado dispone que se establecerán con precisión los hechos sobre los que versa la cuestión
que debe fallarse, con distinción de los que fueron aceptados o reconocidos por las partes, de aquellos respecto de
los cuales haya versado discusión.
244
La redacción de esta parte de la sentencia es en extremo delicada, y es por ello que aquí los jueces deben poner su
mayor empeño, de forma que los litigantes queden en condiciones de apreciar por sí mismos la exactitud y
corrección con que ha sido evaluada la prueba, para llevarlos al convencimiento de que lo resuelto es la expresión
fiel de la justicia y de la ley, y para que, en caso de no estimarlo así, puedan recurrir a los tribunales superiores en
demanda del mejor derecho que piensan les asiste. Hay veces en que las consideraciones de derecho son suficientes
para acoger o rechazar las peticiones de las partes; en estos casos, algunos jueces estiman que están relevados de la
obligación de establecer también los hechos del pleito, a la luz de las pruebas rendidas; pero éste es un profundo
error, pues aun cuando el pleito se pueda decidirse por razones de derecho, siempre se deben establecer los hechos:
en primer término, porque el CPC no hace ningún distingo sobre el particular; y, en segundo lugar, porque el tribunal
superior puede estar en desacuerdo con la opinión del inferior en cuanto al derecho, y se va a encontrar con que en el
fallo recurrido no hay hechos establecidos. Si la situación anterior es delicada para un tribunal de alzada, lo es

331
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Al ser la parte considerativa el fundamento de la parte resolutiva, tiene que haber entre
ellas la debida correspondencia y armonía; no la hay, por ejemplo, si los considerandos
tienden a demostrar que la acción debe ser acogida, y luego la parte resolutiva declara no
haber lugar a la demanda.

iii. Por último, la p a r t e r e s o l u t i v a o d e c i s or i a es aquella que va al final de la


sentencia y contiene los siguientes puntos:
- De acuerdo al art. 170 Nº 6 del CPC, debe contener la decisión del asunto
controvertido. Esta decisión deberá comprender todas las acciones y excepciones que
se hayan hecho valer en el juicio (tanto las aceptadas como las rechazadas); pero
podrá omitirse la resolución de aquellas (acciones y excepciones) que sean
incompatibles con las aceptadas. Ahora bien, las acciones que tiene que decidir el
tribunal las encontrará en el escrito de demanda, y las excepciones en el de
contestación; salvo las excepciones de prescripción, cosa juzgada, transacción y pago
efectivo de la deuda cuando ésta se funde en un antecedente escrito, las que podrán
oponerse en cualquier estado de la causa (excepciones anómalas), y que, por
consiguiente, se hallarán en cualquiera solicitud posterior. También tendrá el tribunal
que examinar los escritos de réplica y dúplica, por cuanto en ellos las partes pueden
ampliar, adicionar o modificar las acciones y excepciones que hayan formulado en la
demanda y contestación, pero sin que puedan alterar las que sean objeto principal del
pleito (art. 312 del CPC).
Esto se relaciona directamente con la congruencia procesal, es decir, con la
correspondencia que debe existir entre lo pretendido por las partes y lo fallado por el
juez. Cuando no existe esta correspondencia, hay una incongruencia procesal, la cual
se puede producir de distintas maneras: a través de la m i n u s p e t i t a , lo cual ocurre
cuando el juez en su sentencia no se pronuncia sobre todas las pretensiones y defensas
de las partes (otorga menos de lo pedido por la parte); mediante la u l t r a p e t i t a ,
incongurencia que tiene lugar cuando una resolución judicial concede más de lo
pedido por una de las partes; y a través de la e x t r a p e t i t a , la cual tiene lugar
cuando el juez otorga algo diferente a lo solicitado por las partes (por ejemplo, una
persona entabla una demanda buscando una indemnización por responsabilidad
contractual, sin mencionar una eventual responsabilidad extracontractual, y el juez
niega la primera, dando lugar a la segunda). Sin embargo, lo anterior no es del todo
absoluto, pues se exceptúan dos casos:
a) De acuerdo al art. 170 N° 6 del CPC, la sentencia definitiva puede omitir la decisión
de aquellas acciones o excepciones que sean incompatibles con las ya aceptadas.
Por ejemplo, en un juicio se deducen las acciones de cumplimiento y de resolución
de un mismo contrato; el juez en la sentencia podrá acoger la acción de
cumplimiento y abstenerse de pronunciarse sobre la acción de resolución, por
estimarla incompatible con la anterior; o el demandado el demandado puede oponer
las excepciones de prescripción y de pago. Esta facultad es de carácter discrecional
para el tribunal, pues la ley emplea la expresión “podrá omitirse”; pero en caso que

mayor para la CS, puesto que, conociendo de un recurso de casación, no puede entrar por sí misma a dar por
establecidos los hechos del pleito, sino que debe aceptarlos en la forma como vienen en el fallo recurrido.

332
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el tribunal haga uso de ella, tendrá que dar cumplimiento a otra importante
obligación, que consiste en exponer los motivos que hubiere tenido para considerar
incompatible la acción o la excepción que deja de fallar, con aquella acción o
excepción que ya aceptó (esto según el Nº 11 del autoacordado).
b) La segunda excepción está contemplada en la parte final del art. 160 del CPC, el cual
dispone que las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del proceso, y no
podrán extenderse a puntos que no hayan sido expresamente sometidos a juicio por
las partes, “salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los tribunales proceder
de oficio”. El caso típico, es el de la nulidad absoluta, que puede y debe ser
declarada de oficio cuando aparece de manifiesto en el acto o contrato.

- En segundo lugar, la parte resolutiva debe referirse a la legalidad de las tachas


deducidas en contra de los testigos que hubieren declarado en el juicio, pues de
acuerdo al art. 379 inc. II del CPC, la legalidad de las tachas y su comprobación serán
apreciadas y resueltas en la sentencia definitiva; y por otro lado, debe pronunciarse
sobre la condena o absolución en el pago de las costas.245
- La orden de copiar la sentencia en el Libro Copiador de Sentencias, el cual es llevado
por el Secretario. En efecto, conforme al art. 384 del COT, los secretarios deberán
llevar los siguientes registros: 1) un registro foliado compuesto por copias escritas a
máquina, autorizadas por el secretario, de las sentencias definitivas que se dicten en
los asuntos civiles contenciosos o de jurisdicción voluntaria. También se copiarán en
dicho libro las sentencias interlocutorias que pongan término al juicio o hagan
imposible su continuación.
- Conforme al art. 173 del CPC, cuando una de las partes haya de ser condenada a la
devolución de frutos o a la indemnización de perjuicios, y se ha litigado sobre su
especie y monto, la sentencia determinará (en su parte resolutiva) la cantidad líquida
que por esta causa deba abonarse, o declarará sin lugar el pago, si no resultan
probados la especie y el monto de lo que se cobra, o, por lo menos, las bases que
deban servir para su liquidación al ejecutarse la sentencia. Agrega el inc. II que en el
caso de que no se haya litigado sobre la especie y el monto de los frutos o perjuicios
(sino que sólo sobre la existencia misma del derecho a los frutos o del derecho a la
indemnización de perjuicios), el tribunal reservará a las partes el derecho de discutir
esta cuestión en la ejecución del fallo o en otro juicio diverso.
- Por último, como toda resolución judicial, debe llevar la firma del juez que la hubiere
dictado (art. 169 del CPC); y como toda actuación judicial, debe llevar la firma del
secretario, debiendo éste expresar, antes de la suya, el nombre y apellidos del juez y la
calidad de propietario, interino, suplente o subrogante (art. 61 inc. final del CPC y N°
16 del Autoacordado).

245
Algunos dicen que, eventualmente, las sentencias definitivas contienen una especie de injerto de sentencia
interlocutoria de segundo grado, toda vez que deben pronunciarse sobre las costas y sobre la legalidad y
comprobación de las tachas de testigos, cuando éstas han sido dejadas para definitiva. O sea, pueden haber
sentencias interlocutorias que no se producen durante la sustanciación, sino que se integran a una sentencia
definitiva, como el caso de la habilidad o inhabilidad de los testigos; y algo similar con la prueba instrumental.
Por tanto, el tribunal puede decidir de inmediato o dejarlo para la sentencia definitiva.

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Como se dijo, la parte resolutiva es la consecuencia lógica de la parte considerativa; y


como el juez debe pronunciarse sobre las acciones y excepciones hechas valer por las
partes, también se relaciona con la parte expositiva, pues ahí se señalan cuáles son.
Por último, hay que señalar que es en este momento cuando el juez ejerce, en toda su
amplitud, la jurisdicción de que se halla investido, pues aquí debe declarar si la demanda
debe ser estimada o acogida, o debe ser desestimada o rechazada

b. SENTENCIAS DEFINITIVAS DE SEGUNDA INSTANCIA.


Aquí hay que distinguir si se trata de una sentencia definitiva de segunda instancia
confirmatoria, revocatoria, o modificatoria.
i. Las s e n t e n c i a s d e f i n i t i v a s c o n f i r m a t o ri a s son aquellas pronunciadas por un
tribunal de alzada y que aceptan sin reservas la sentencia definitiva de primera instancia.
El CPC no establece ninguna exigencia de requisito de forma o de fondo especial para esta
clase de sentencias, en consecuencia, deben reunir los mismos requisitos generales de
toda resolución judicial, es decir, deberá comenzar expresando el lugar en que se expidan
y en letras el día, mes y año; y sólo debe contener la parte resolutiva confirmando el fallo,
con la firma del juez y del secretario. Un ejemplo de sentencia confirmatoria, es la
siguiente: “En Valparaíso, treinta de noviembre de dos mil once. Vistos (parte
resolutiva): se confirma, con costas la sentencia definitiva de primera instancia, de fecha
de 30 de marzo de dos mil ocho, escrita a fojas 35. Devuélvanse. Firma de los Ministros,
y firma del Secretario.
Pero puede ocurrir que el tribunal de alzada esté dispuesto a confirmar en todas sus partes
la sentencia definitiva de primera instancia, y a esta última le falten todos o algunos de
los requisitos de forma o de fondo que debe contener. En este supuesto, el art. 170 inc. II
del CPC señala que en igual forma (cumpliendo con los seis numerales del art. 170 inc. I)
deberán dictarse las sentencias definitivas de segunda instancia que confirmen sin
modificación las de primera, cuando éstas no reúnen todos o algunos de los requisitos
indicados en la enunciación precedente.246
Fuera de la facultad de completar o subsanar el o los requisitos omitidos en la sentencia
de primera instancia que se trata de confirmar, la ley permite al tribunal de alzada casar
de oficio el fallo de primera instancia. En efecto, el art. 775 del CPC señala que no
obstante lo dispuesto en los arts. 769 (haber deducido los recursos procesales
oportunamente) y 774 (una vez interpuesto el recurso no puede hacerse ninguna
variación), pueden los tribunales, conociendo por vía de apelación, consulta o casación o

246
La redacción de este precepto ha dado origen a ciertas dificultades en la práctica, pues ¿esto significa que la
sentencia de segunda instancia debe contener todos los requisitos de la primera, tanto los omitidos como los no
omitidos; o por el contrario, sólo los omitidos? La jurisprudencia se ha uniformado señalando que la sentencia
confirmatoria de segunda instancia se debe limitar a subsanar o completar los requisitos omitidos. Así, por ejemplo,
si la sentencia de primera instancia omite la designación precisa de las partes litigantes, la sentencia de segunda
instancia al confirmarla, dirá: “Completando la parte expositiva de la sentencia en alzada, en el sentido de que las
partes litigantes son XXX y XXX, se confirma la expresada sentencia”; o puede suceder que la sentencia de primera
instancia omita las consideraciones de hecho que debieron servirle de fundamento, en este sentido la sentencia de
segunda instancia, al confirmarla, dirá: “Teniendo además, presente... (y en seguida vendrán los considerandos de
hecho omitidos), se confirma la sentencia en alzada”.

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en alguna incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del
recurso manifiesten que ellas adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la
forma… y de acuerdo al art. 768 del CPC, el recurso de casación en la forma ha de
fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes: 5) en haber sido pronunciada
con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el art. 170. En este caso,
deberá el mismo tribunal, acto continuo y separadamente, dictar la sentencia que
corresponde con arreglo a la ley. Pero si el defecto que se advierte es la omisión del fallo
sobre alguna acción o excepción que se haya hecho valer en el juicio, el tribunal
superior podrá limitarse a ordenar al de la causa que complete la sentencia, dictando
resolución sobre el punto omitido, y entre tanto suspenderá el fallo del recurso (art. 775
inc. II del CPC).

ii. La s s e n t e n c i a s d e fi n i t i v a s m o d i f i c a t o r i a s o re v o c a t o r i a s , son aquellas


sentencias definitivas pronunciadas por el Tribunal de Alzada, que modifican (revocación
parcial) o revocan (modificación total) la parte resolutoria de un fallo de primera
instancia. Para ver qué requisitos deben cumplir dichas sentencias, hay que hacer una
distinción:
- Si el fallo de primera instancia reúne los requisitos exigidos por el art. 170 inc. I, la
sentencia de segunda instancia que la modifique o revoque, basta que reproduzca la
parte expositiva de la primera (incluso puede omitir la parte expositiva, remitiéndose a
la de sentencia de primera instancia), y en seguida, debe exponer los considerandos de
hecho y de derecho que demuestran la necesidad de modificar o revocar la sentencia
de primera instancia, y terminará haciendo declaración sobre las acciones y
excepciones que constituyen el asunto controvertido. Esto lo confirma el art. 170 inc.
final, que señala que si la sentencia de primera instancia reúne estos requisitos, la de
segunda que modifique o revoque no necesita consignar la exposición de las
circunstancias mencionadas en los números 1, 2, 3 del presente artículo (parte
expositiva) y bastará referirse a ella.247
- Pero si la sentencia de primera instancia no reúne todos los requisitos que le son
propios, la sentencia de segunda que modifique o revoque dicha sentencia,
necesariamente deberá reunir todos los requisitos señalados en el art. 170 inc. I del
CPC, es decir, deberá constar de parte expositiva, considerativa y resolutiva. En efecto,
el encabezado del art. 170 inc. I del CPC señala que las sentencias definitivas de
primera o de única instancia y las de segunda que modifiquen o revoquen en su parte
dispositiva (resolutiva) las de otros tribunales, contendrán…248

247
Esto se asemeja a los requisitos que debe reunir la sentencia de reemplazo que se dicta a propósito de un recurso
de casación en el fondo, pues de acuerdo al art. 785 inc. I del CPC, cuando la CS invalide una sentencia por casación
en el fondo, dictará acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente, sobre la cuestión materia del juicio que
haya sido objeto del recurso, la sentencia que crea conforme a la ley y al mérito de los hechos tales como se han
dado por establecidos en el fallo recurrido, reproduciendo los fundamentos de derecho de la resolución casada que
no se refieran a los puntos que hayan sido materia del recurso y la parte del fallo no afectado por éste.
248
No hay que olvidar que en las sentencias definitivas de segunda instancia modificatorias o revocatorias de la
parte dispositiva de las de primera, deben expresar la opinión de los miembros del tribunal que fuere disconforme
con la de la mayoría, y el nombre del ministro redactor de la sentencia, todo ello si se tratare de un tribunal
colegiado (N° 14 y 15 Auto Acordado).

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iii. S e n t e n c i a s d e f i n i t i v a s d e ú n i c a i n s t a n c i a d i c t a d a s por u n t r i b u n a l d e
a l z a d a . La regla general, es que el tribunal de alzada decida el asunto controvertido
confirmando lo ya resuelto por el juez de primera instancia, o modificando o revocando la
sentencia de este último y decidiendo por su cuenta la suerte de las acciones o
excepciones hechas valer en el juicio. Pero hay casos excepcionales en que el tribunal de
alzada se pronuncia por primera vez y, por consiguiente, en única instancia, sobre
acciones o excepciones que, si bien, se hicieron valer en el juicio, no fueron decididas por
la sentencia de primera instancia; estos casos son:
- Como se dijo, la segunda parte del art. 170 N° 6 del CPC señala que podrá omitirse la
resolución de aquellas (acciones y excepciones) que sean incompatibles con las
aceptadas. En este supuesto, conforme al art. 208 del CPC, podrá el tribunal de
alzada fallar las cuestiones ventiladas en primera instancia y sobre las cuales no se
haya pronunciado la sentencia apelada por ser incompatibles con lo resuelto en ella,
sin que se requiera nuevo pronunciamiento del tribunal inferior. Se trata de un
precepto fundado en razones de economía procesal; así, por ejemplo, si en una
demanda se hace valer una acción de cumplimiento de contrato y, en subsidio, una
acción de resolución de ese mismo contrato, y el juez inferior declara que ha lugar a la
acción de cumplimiento de contrato y se abstiene de pronunciarse sobre la acción de
resolución (por ser incompatible con la de cumplimiento ya aceptada), y luego se apela
dicha sentencia, y el tribunal de alzada estima que se debe rechazar la acción de
cumplimiento y, en cambio, debe acogerse la acción de resolución. Para decidir el
asunto controvertido en esta forma, el tribunal de alzada no necesita enviar los autos al
tribunal inferior a fin de que se pronuncie sobre la acción de resolución no decidida, ya
que esto lo hace en única instancia el propio tribunal de alzada.
¿Puede el tribunal de alzada fallar de oficio las acciones o excepciones cuyo fallo fue
omitido en la sentencia de primera instancia por ser incompatibles con las aceptadas, o
necesita petición expresa de parte interesada? Según CASARINO, el art. 208 del CPC
sólo da una regla de competencia y, por consiguiente, no ha modificado el principio
fundamental de la pasividad de los tribunales; por lo tanto, la parte que tiene interés
en que se fallen las acciones o excepciones omitidas, debe hacer expresa petición en
este sentido, utilizando para ello el escrito en que deduce la apelación, y el apelado
podrá efectuarla en el escrito de adhesión a la apelación. Al no hacerse esta petición, y
el tribunal de alzada fallare de oficio las acciones o excepciones, se corre el riesgo de
que se anule la sentencia de segunda instancia por ultra petita.
- Otro caso se da en el juicio sumario, pues el art. 692 del CPC establece que en segunda
instancia, podrá el tribunal de alzada, a solicitud de parte, pronunciarse por vía de
apelación sobre todas las cuestiones que se hayan debatido en primera para ser
falladas en definitiva, aun cuando no hayan sido resueltas en el fallo apelado. Este
caso es totalmente diverso del anterior, pues mientras que el art. 208 del CPC se pone
en el supuesto de que el fallo de primera no haya decidido una acción o excepción por
ser incompatibles con las aceptadas, el art. 692 del CPC se coloca simplemente en la
situación de que el fallo de primera haya omitido la decisión de una acción o
excepción por simple olvido. Si no existiera el art. 692 y la sentencia de primera
instancia pronunciada en juicio sumario omitiera fallar una acción o excepción hechas
valer en el juicio (no siendo incompatibles con las ya aceptadas) el tribunal de alzada

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no habría tenido más camino que casar de oficio la sentencia apelada, o bien, ordenar
al juez inferior que complete la sentencia; pero como estas situaciones no se avienen
con la naturaleza del juicio sumario, el legislador optó por entregar el fallo de las
acciones o excepciones omitidas al tribunal de segunda instancia, el cual, en esta
función, actúa como si fuese un tribunal de única instancia.
- Conforme al art. 209 inc. I del CPC, del mismo modo podrá el tribunal de segunda
instancia, previa audiencia del ministerio público, hacer de oficio en su sentencia las
declaraciones que por la ley son obligatorias a los jueces, aun cuando el fallo apelado
no las contenga. Por ejemplo, la nulidad absoluta que aparece de manifiesto en el acto
o contrato, y sobre la cual el tribunal de primera instancia no hace declaración alguna;
en este caso el tribunal de segunda instancia puede efectuar tal declaración, pero debe
hacerlo previa audiencia del Fiscal Judicial.
Resumiendo, la parte expositiva, considerativa o resolutiva no están necesariamente
presentes en toda sentencia definitiva, pues sólo en las sentencias definitivas de única y de
primera instancia, siempre deben estar presente, y si no están, la sentencia está viciada
(casación); en cambio, en las sentencias definitivas de segunda instancia hay que distinguir
según si es confirmatoria (por regla general, sólo parte resolutiva) o modificatoria y revocatoria
(por regla general, parte considerativa y resolutiva).

5. SANCIÓN POR LA FALTA DE REQUISITOS DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES.


i. Si f a l t a a l gú n r e q u i s i t o c o m ú n a t o d a re s o l u c i ó n (lugar y fecha en letras) o
c o m ú n a t o d a a c t u a c i ó n j u d i c i al (firma del juez y del secretario), CASARINO
señala que dicha resolución tendrá de tal sólo el nombre, a lo sumo, constituirá un
proyecto de resolución judicial, y no siendo propiamente una resolución, no cabe aplicar
las sanciones que la ley ha establecido expresamente para ellas, pues sería algo
inexistente.
ii. Si se trata de un d e c r e t o q u e o m i t e s u d e c i s i ó n , es decir, no señala el trámite que
ordena evacuar, no habrá otro camino que pedirle al tribunal que complete su resolución
mediante el correspondiente recurso de reposición o reconsideración. Pues, de acuerdo al
art. 181 inc. I del CPC, los autos y decretos firmes se ejecutarán y mantendrán desde que
adquieran este carácter, sin perjuicio de la facultad del tribunal que los haya
pronunciado para modificarlos o dejarlos sin efecto...
iii. Si se trata de un a u t o q u e o m i t e s u d e c i s i ó n , es decir, no falla el incidente llamado
a resolver, no habrá más camino que pedirle al tribunal que complete su resolución,
interponiendo un recurso de reposición. Pero si se omiten las consideraciones de hecho o
de derecho que deben servirle de fundamento y, en su defecto, los principios de equidad
con arreglo a los cuales se pronuncia el fallo; dicha omisión no tiene sanción, por dos
razones fundamentales: porque estos requisitos de fondo se deben estampar sólo si la
naturaleza del negocio lo permite, o sea, es una cuestión de hecho que queda entregada al
criterio del tribunal llamado a pronunciar el auto (art. 171 del CPC); y porque el recurso de
casación en la forma, destinado principalmente a anular las sentencias judiciales por
omisión de sus requisitos de fondo y forma, no procede en contra de los autos, sino que

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sólo en contra las sentencias definitivas e interlocutorias que ponen término al juicio o
hacen imposible su continuación.
iv. Si se trata de una s e n t e n c i a i n t e r l o c ut o r i a q u e p o n e t é r m i n o a l j u i c i o o
h a c e i mp o s i b l e s u c o n t i n u a c i ó n que omite las consideraciones de hecho o de
derecho que le sirven de fundamento o la ley conforme a la cual se pronunció el fallo,
dicha omisión no tiene sanción y no es recurrible por casación en la forma, por tratarse de
una circunstancia de hecho que depende de la naturaleza del negocio (art. 171 del CPC).
No acontece lo mismo si el requisito omitido es la falta de decisión del asunto
controvertido, pues su exigencia es terminante para la ley y, en tal caso, procedería anular
la sentencia por vía de casación en la forma fundado en el art. 768 Nº 5, en relación con
los el art. 170 Nº 6.
Art. 768 El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
5. En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el art. 170 (Nº 6.
La decisión del asunto controvertido).

v. Si se trata de una s e n t e n c i a i n t e r l o c u t o r i a q u e n o p o n e t é r m i n o a l j ui c i o o
n o h a c e i m p o s i b l e s u c o n t i n u a c i ó n que omite la decisión del asunto
controvertido, dicha omisión habría que subsanarla mediante un recurso de aclaración,
agregación o rectificación (art. 182 del CPC); y si omiten las consideraciones de hecho o
de derecho o la ley conforme a la cual se pronuncia el fallo, esto no tiene sanción, por
cuanto estos requisitos se exigen en razón de la naturaleza del negocio y, en todo caso, el
recurso de casación en la forma es improcedente respecto de esta clase de resoluciones
judiciales (art. 766 inc. I del CPC).
Art. 182. Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a alguna de las partes, no podrá el tribunal que
la dictó alterarla o modificarla en manera alguna.
Podrá, sin embargo a solicitud de parte, aclarar los puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y
rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en la
misma sentencia.

Art. 766. En general, sólo se concede el recurso de casación contra las sentencias definitivas, contra las
interlocutorias cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación y, excepcionalmente,
contra las sentencias interlocutorias dictadas en segunda instancia sin previo emplazamiento de la parte
agraviada, o sin señalar día para la vista de la causa.

vi. Por último, si los requisitos omitidos lo han sido de una s e n t e n c i a d e f i n i t i v a , la


sanción específica y por excelencia para este evento, es la anulación de la sentencia
mediante la interposición del correspondiente recurso de casación en la forma fundado
en el art. 768 N° 5 del CPC, esto es, en haber sido pronunciada con omisión de cualquiera
de los requisitos enumerados en el art. 170 (los requisitos que presentan mayor
importancia y gravedad son: las consideraciones de hecho o de derecho que sirven de
fundamento al fallo, y la decisión del asunto controvertido).
En caso de que se omita en la sentencia definitiva la mención de si se recibió o no la
causa a prueba, de si las partes fueron citadas para el fallo, o el nombre del ministro
redactor y la calidad de propietarios, suplentes, interinos o subrogantes de los jueces, no
hay posibilidad de deducir con éxito un recurso de casación en la forma, pues éste
procede por omisión de alguno de los requisitos enumerados en el art. 170 del CPC, y
éstos, en cambio, están contemplados y son exigidos solamente por el Autoacordado. Por

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lo tanto, estas omisiones sólo dan origen a sanciones de carácter disciplinario.249

6. RESOLUCIONES JUDICIALES FIRMES O EJECUTORIADAS, QUE CAUSAN EJECUTORIA, Y SENTENCIA


DE TÉRMINO.

En diversas disposiciones del CPC se habla de estos tres tipos de resoluciones, las cuales
no constituyen una clasificación diferente a la del art. 158 del CPC, pues dichos preceptos hablan
de “resoluciones”, por lo tanto, son aplicables a cualquiera de las categorías contempladas en el
art. 158 del CPC.

a. RESOLUCIONES JUDICIALES FIRMES O EJECUTORIADAS.


Según ALESSANDRI, las resoluciones firmes o ejecutoriadas son las que se pueden
cumplir por no existir recursos contra ella, sea porque la ley no contempla ninguno, sea porque
los que ella concede no se han hecho valer oportunamente, y si se han hecho valer, ya fueron
fallados. Se trata de una denominación que utiliza el legislador para precisar el estado judicial
de las resoluciones, pues, en pocas palabras, una resolución firme es aquella en contra de la cual
no cabe la interposición de ningún recurso, y sentencia no firme o recurrible, es aquélla contra la
que se pueden interponer recursos
El art. 174 del CPC indica el momento en que queda firme o ejecutoriada una sentencia, al
decir que se entenderá firme o ejecutoriada una resolución desde que se haya notificado a las
partes, si no procede recurso alguno en contra de ella; y, en caso contrario, desde que se
notifique el decreto que la mande cumplir, una vez que terminen los recursos deducidos, o desde
que transcurran todos los plazos que la ley concede para la interposición de dichos recursos, sin
que se hayan hecho valer por las partes. En este último caso tratándose de sentencias
definitivas, certificará el hecho el secretario del tribunal a continuación del fallo, el cual se
considerará firme desde este momento, sin más trámites.250 Sistematizando el art. 174 del CPC,
una resolución está firme o ejecutoriada:
i. Si no procede recurso alguno en contra de ella, desde que se haya notificado a las partes.
La expresión “recurso alguno” se refiere al recurso de apelación y al de casación, pues no
comprende al recurso de queja, ya de acuerdo al art. 545 inc. I del COT, el recurso de
queja tiene por exclusiva finalidad corregir las faltas o abusos graves cometidos en la
dictación de resoluciones de carácter jurisdiccional. Sólo procederá cuando la falta o
abuso se cometa en sentencia interlocutoria que ponga fin al juicio o haga imposible su
continuación o definitiva, y que no sean susceptibles de recurso alguno, ordinario o
extraordinario, sin perjuicio de la atribución de la CS para actuar de oficio en ejercicio
de sus facultades disciplinarias; y tampoco comprende al recurso de revisión, ya que de

249
La jurisprudencia de los tribunales ha sido también uniforme en el sentido de declarar que es improcedente el
recurso de casación en la forma por el hecho de haberse omitido el fallo de las tachas de los testigos (art. 329 del
CPC) o la condenación en costas (art. 144 del CPC), porque la decisión del asunto controvertido comprende
únicamente el fallo de las acciones y de las excepciones que se hubieren hecho valer en el juicio, y no aquellas
materias que son ajenas a éstas; y además, porque el recurso de casación en la forma sólo se refiere expresamente al
art. 170 del CPC.
250
Algunos autores señalan que la expresión firme no es sinónima de ejecutoriada; pues firme se refiere a inmutable,
mientras que ejecutoriada a cumplida. No obstante, el art. 174 del CPC trata a ambas expresiones como sinónimas.

339
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conforme al encabezado del art. 810 del CPC, la CS de Justicia podrá rever una sentencia
firme en los casos siguientes…
ii. Si procede algún recurso en contra de ella y se interpone, queda firme desde que se
notifique el decreto que la mande a cumplir (llamado “cúmplase”). Es decir, debe
esperarse que se fallen los recursos por el tribunal superior y que el expediente baje al
tribunal de menor jerarquía y que éste provea el “cúmplase”, resolución que se notifica
por el estado diario.
iii. Y si procede algún recurso en contra de ella y no se interpone, queda firme desde que
transcurran todos los plazos que la ley concede para la interposición de dichos recursos,
sin que se hayan hecho valer por las partes. Con todo, tratándose de sentencias
definitivas, el secretario del tribunal debe certificar este hecho a continuación del fallo, el
cual se considerará firme sólo desde este momento, sin más trámites; pues dicha
certificación no debe notificarse ya que no es una resolución judicial.
Determinar si una resolución judicial se encuentra firme o ejecutoriada tiene gran
importancia, porque solamente esta clase de resoluciones judiciales son susceptibles de poder
ejecutarse o cumplirse. En efecto, el art. 434 del CPC señala que el juicio ejecutivo tiene lugar en
las obligaciones de dar cuanto para reclamar su cumplimiento se hace valer alguno de los
siguientes títulos: 1) sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria; y, a su vez, el art. 231
inc. I del CPC dispone que la ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las
hayan pronunciado en primera o en única instancia. Se procederá a ella una vez que las
resoluciones queden ejecutoriadas o causen ejecutoria en conformidad a la ley.
Por otro lado, de acuerdo al art. 175 del CPC, las sentencias definitivas o interlocutorias
firmes producen la acción o la excepción de cosa juzgada; vale decir, tal categoría de sentencia
tiene el carácter de una verdad jurídica inamovible, por lo cual, puede exigirse su cumplimiento
mediante la acción, o puede impedirse, concurriendo los requisitos legales, una nueva discusión
de la cuestión mediante la excepción de cosa juzgada.

b. RESOLUCIONES JUDICIALES QUE CAUSAN EJECUTORIA.


Las resoluciones que causan ejecutoria son aquellas que pueden cumplirse, no obstante
existir recursos pendientes en su contra. El profesor FORTTES dice que son aquellas que pueden
ser cumplidas o ejecutoriadas, no obstante que aún no se encuentren firmes o ejecutoriadas.
En términos generales, la sentencia que causa ejecutoria tiene lugar siempre que la
interposición de un recurso no suspenda el cumplimiento de la resolución impugnada. Por
ejemplo, aquellas resoluciones en contra de las cuales se ha deducido recurso de apelación, y éste
se ha concedido en el sólo efecto devolutivo251, caso en el cual, es competente el tribunal de
primera instancia para cumplir la sentencia, y el de segunda instancia para conocer y fallar la
apelación. Lo mismo ocurre con la resolución en contra de la cual se ha deducido casación y no
se está ante los casos excepcionales de suspensión del cumplimiento de la resolución recurrida; o
el caso de la sentencia que rechaza las excepciones opuestas en un juicio ejecutivo.

251
El efecto devolutivo, es un efecto de la esencia del recurso de apelación, por tanto, nunca puede faltar, y consiste
en dar al tribunal superior la competencia necesaria para conocer y fallar la sentencia del juez inferior, para así
enmendarla o confirmarla.

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El hecho de que las resoluciones judiciales que causan ejecutoria se puedan cumplir, lo
demuestra no sólo los diversos efectos que la ley les atribuye a los distintos recursos que pueden
deducirse en contra de una resolución judicial, sino también, la segunda parte del art. 231 inc. I
del CPC, al disponer que se procederá a ella (a la ejecución) una vez que las resoluciones queden
ejecutoriadas o causen ejecutoria en conformidad a la ley.

c. SENTENCIA DE TÉRMINO.
En algunas ocasiones nuestro CPC emplea la expresión “sentencia de término”, por
ejemplo, en el art. 98 del CPC, el cual señala que la acumulación de autos se puede pedir en
cualquier estado del juicio antes de la sentencia de término; y también, a propósito del recurso
de revisión, el cual procede si la sentencia firme se ha ganado injustamente en virtud de
cohecho, violencia u otra maquinación fraudulenta, cuya existencia haya sido declarada por
sentencia de término (art. 810 Nº 3 del CPC). Sin embargo, la sentencia de término no ha sido
definida por el legislador, por tanto ¿se refiere a la sentencia definitiva, o a la sentencia que tiene
la calidad de ejecutoriada? Al respecto existen distintas opiniones:
i. Algunos dicen que equivale a la sentencia definitiva, por cuanto las palabras término y
fin, tienen, según la RAE, idéntico significado; y además, existe una diferencia entre la
sentencia de término o definitiva, y la sentencia firme, pues la segunda es una categoría,
calidad o estado que puede alcanzar la primera; por tanto, el CPC al referirse a la sentencia
de término, ha querido significar con ello a la sentencia definitiva que aún no tiene la
calidad de firme o ejecutoriada.
ii. Otros, en cambio, dicen que equivale a la sentencia firme o ejecutoriada.
iii. Según la mayoría de los autores, del contexto de las disposiciones procesales se
desprende que la sentencia de término es aquella sentencia que pone fin a la última
instancia del pleito. Así, serían sentencias de término: la sentencia definitiva de única
instancia; la sentencia definitiva de primera instancia en contra de la cual no se apeló; la
sentencia definitiva de segunda instancia; y la sentencia interlocutoria que pone fin al
juicio o hace imposible su continuación cuando, siendo de primera instancia, no se apela,
o cuando es pronunciada en segunda instancia. Por lo tanto, la sentencia de término puede
ser una sentencia definitiva o interlocutoria, y para ser tal, no necesita estar siempre firme
o ejecutoriada; pues para calificar una sentencia como de una u otra clase, se atiende a
puntos de referencia diversos, por ejemplo, la sentencia definitiva de primera instancia
que no es apelada es, al mismo tiempo, sentencia de término y sentencia ejecutoriada, en
cambio, la sentencia definitiva de segunda instancia que es recurrida de casación, es
sentencia de término, pero no está ejecutoriada.
iv. Por último, algunos critican la teoría de la sentencia de término y señalan que dicha
locución se debe considerar como un defecto de terminología que no puede servir de base
al establecimiento de una nueva suerte de sentencia con caracteres propios, y que el
legislador hubiese omitido en la enumeración básica contenida en el art. 158 del CPC. Por
tanto, la sentencia de término puede ser tanto una sentencia interlocutoria o definitiva,
sentencias que a su vez pueden o no tener la calidad de firme.

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7. LOS EFECTOS DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES.

Se entiende por efectos de las resoluciones judiciales, las consecuencias jurídicas que se
producen con su dictación y notificación. Hay que recordar que, en conformidad al art. 38 del
CPC, las resoluciones judiciales sólo producen efecto en virtud de notificación hecha con arreglo
a la ley, salvo los casos expresamente exceptuados por ella.
En concreto, las consecuencias o efectos de las resoluciones judiciales son: el
desasimiento del tribunal, y la acción y excepción de cosa juzgada. Como se verá, estos efectos
no los producen todas las resoluciones judiciales, sino que sólo algunas.

7.1. EL DESASIMIENTO DEL TRIBUNAL.

a. CONCEPTO.
El desasimiento del tribunal es el efecto que producen las sentencias definitivas o
interlocutorias, en virtud del cual una vez que han sido notificadas a alguna de las partes, no
pueden ser modificadas o alteradas de manera alguna por el tribunal que las dictó, de manera tal,
que sólo podrá ser modificada por el tribunal superior y en virtud de la interposición de los
recursos procesales que correspondan. Según el profesor FORTTES, esto ocurre porque el juez ya
se ha inhabilitado al dictar la sentencia, debido a que ha manifestado su opinión respecto de un
caso con conocimiento de causa; en otras palabras, perdió su competencia para conocer de la
cuestión principal o accesoria.
Este es un verdadero principio del Derecho procesal, y se ha establecido porque la
seguridad de los derechos de las partes litigantes así lo exige. La ley lo consagra en la primera
parte del art. 182 inc. I del CPC, al decir que notificada una sentencia definitiva o interlocutoria
a alguna de las partes, no podrá el tribunal que la dictó alterarla o modificarla en manera
alguna. Por tanto, a partir de esta disposición se puede decir que los elementos del desasimiento
son:
i. La existencia de una sentencia definitiva o interlocutoria. El efecto del desasimiento del
tribunal no se produce en los autos y decretos, ya que respecto de ellos procede
ampliamente el recurso de reposición o reconsideración, el cual lo conoce el mismo
tribunal que dictó el auto o decreto ¿Por qué en este caso el juez no se inhabilita? El
profesor FORTTES señala que el juez no se inhabilita debido a que los autos y decretos
tienen mucho menos importancia que las sentencias definitivas e interlocutorias; y en
segundo lugar, para permitirle al mismo juez, por razones de economía procesal,
enmendar este tipo de resoluciones cuando se da cuenta de que ha incurrido en un error.
ii. El segundo requisito es la notificación legal de estas sentencias, a lo menos, a una de las
partes en el juicio (este es el momento preciso en que se produce el desasimiento). Si la
resolución se dicta y no se notifica, es lo mismo que si no se hubiere pronunciado en el
proceso.

b. EXCEPCIONES AL DESASIMIENTO DEL TRIBUNAL.

Nuestro Derecho positivo reconoce varias excepciones al efecto del desasimiento del
tribunal, es decir, casos en que el tribunal que dictó la sentencia la puede modificar. Éstos son:

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i. El r e c u r s o d e a c l a r a c i ó n , r e c t i fi c a c i ó n o e n mi e n d a . Conforme a la segunda
parte del art. 182 inc. I del CPC, podrá (el tribunal), sin embargo a solicitud de parte,
aclarar los puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de
copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma
sentencia. Esto en doctrina se conoce con el nombre de recurso de aclaración,
rectificación o enmienda, y a partir de esta disposición se define como el medio que
franquea la ley a las partes para aclarar los puntos oscuros o dudosos, salvar las
omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que
aparezcan de manifiesto en una sentencia definitiva o interlocutoria. Cualquier otro
defecto de forma o de fondo, debe corregirse por medio de los demás recursos que la ley
franquea.
Por regla general, la enmienda se hace a solicitud de parte y no tiene un plazo legal
establecido, por lo tanto, se puede intentar en cualquier época, inclusive (según la
jurisprudencia) cuando la sentencia está firme o ejecutoriada; ello porque esta acción no
persigue modificar el fondo de la decisión judicial, sino que busca subsanar errores u
omisiones. Por eso es que el profesor FORTTES dice que ésta es una excepción aparente,
pues el juez no modifica realmente su decisión, sino que va a acoger estos errores, sin
modificar el fondo del asunto.
De acuerdo al art. 183 del CPC, una vez hecha la reclamación, podrá el tribunal
pronunciarse sobre ella sin más trámite (podrá resolverla de plano) o después de oír a la
otra parte (darle tramitación incidental); y mientras tanto suspenderá o no los trámites
del juicio o la ejecución de la sentencia, según la naturaleza de la reclamación (esto
queda entregado al criterio del tribunal). Agrega el art. 184 del CPC, que los tribunales, en
el caso del art. 182, podrán también de oficio rectificar, dentro de los cinco días
siguientes a la primera notificación de la sentencia (defectuosa), los errores indicados en
dicho artículo252. Por último, el art. 185 del CPC señala que las aclaraciones,
agregaciones o rectificaciones mencionadas en los tres artículos precedentes, podrán
hacerse no obstante la interposición de recursos sobre la sentencia a que aquéllas se
refieren.
ii. R e c u rs o d e r e p o s i c i ó n e n c o n t r a d e s e n t e n c i a s i n t e r l o c ut o r i a s . Esta es una
excepción, puesto que el recurso de reposición lo conoce el mismo tribunal que dictó la
sentencia; y, además, porque sólo procede en contra de autos y decretos, y
excepcionalmente en contra de sentencias interlocutorias. Por ejemplo, la sentencia
interlocutoria que declara inadmisible un recurso de apelación (ya sea porque se dedujo
fuera de plazo, o en contra de una sentencia inapelable, o porque no es fundada o no
contiene peticiones concretas); la sentencia interlocutoria que recibe la causa a prueba
(con el objeto de que se modifiquen los hechos controvertidos, que se eliminen algunos o
que se agreguen otros); la sentencia interlocutoria que declara prescrito un recurso de
apelación, siempre que ésta se funde en un error de hecho; y la sentencia interlocutoria
del tribunal a quo que declara inadmisible un recurso de casación.

252
Según LIBEDINSKY, lo único que puede hacer el tribunal de oficio, es rectificar los errores de copia, referencias o
cálculos numéricos; por lo tanto, no puede aclarar de oficio los puntos oscuros o dudosos, ni menos salvar
omisiones.

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iii. E l i n c i d e n t e d e n u l i d a d d e t o d o l o o b r a d o p o r f a l t a d e e m p l a z a m i e n t o .
El inc. final del art. 182 del CPC señala que lo dispuesto en este artículo no obsta para
que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el art. 80; y, a su vez, el art. 80 del
CPC prescribe que si al litigante rebelde no se le ha hecho saber en persona ninguna de
las providencias libradas en el juicio, podrá pedir la rescisión de lo obrado, ofreciendo
acreditar que, por un hecho que no le sea imputable, han dejado de llegar a sus manos
las copias a que se refieren los arts. 40 y 44, o que ellas no son exactas en su parte
substancial.
Este incidente se plantea ante el mismo tribunal que dictó la sentencia definitiva o
interlocutoria, no obstante haberse producido ya el desasimiento del tribunal, y lo puede
interponer quien no ha hecho gestión alguna en el juicio, en razón de no haber sido
legalmente emplazado. El profesor FORTTES señala que aquí, en estricto rigor, hay una
apariencia de proceso y de sentencia, puesto que faltaba algo fundamental: el
emplazamiento; por lo tanto, no sería una real excepción al desasimiento.

7.2. LA COSA JUZGADA.

7.2.1. CONCEPTO.
Una de las características de la función jurisdiccional, que la distingue de las demás
funciones, es que las resoluciones que dictan los tribunales son inmutables; pues es indudable
que el fin que las partes persiguen en el proceso es obtener la dictación de una sentencia que
venga a zanjar en definitiva las dificultades de orden jurídico que existen entre ellas, de modo
que lo resuelto no pueda discutirse más ni dentro del mismo proceso, ni en otro futuro. Por ello,
al definir la jurisdicción se señaló que era el poder-deber que tienen los tribunales de justicia
para conocer y resolver, por medio del proceso y “con efecto de cosa juzgada”, los conflictos de
intereses de relevancia jurídica que se promuevan dentro del territorio de la República, y en cuya
solución les corresponda intervenir.
Siguiendo al autor Hugo PEREIRA ANABALÓN, se puede definir a la cosa juzgada como el
efecto que producen las sentencias definitivas o interlocutorias firmes o ejecutoriadas, para que
aquél a cuyo favor se ha declarado un derecho en el juicio pueda pedir el cumplimiento o
ejecución de lo resuelto, y para que el litigante que haya obtenido en él, o todos aquellos a
quienes según la ley aprovecha el fallo, impidan que la cuestión ya fallada en un juicio, sea
nuevamente resuelta en ese o en otro juicio.
El motivo que fundamenta la existencia de la institución de la cosa juzgada, es la certeza
jurídica. En efecto, la cosa juzgada satisface la necesidad de certeza de las relaciones, que toda
sociedad requiere, ya que con ella se permite que la sentencia que se dicte se cumpla, puesto que
se ha asegurado la estabilidad y certidumbre de los derechos que las sentencias reconocen o
declaran; y, por otro lado, una de las características del proceso es su transitoriedad, por tanto,
debe llegar un momento en que el proceso se acabe, pues lo contrario llevaría al caos.

7.2.2. CARACTERÍSTICAS O ATRIBUTOS DE LA COSA JUZGADA.


Para COUTURE, la cosa juzgada es la autoridad y eficacia de una sentencia judicial. Es la
a u t o r i d a d de una sentencia, por cuanto es fruto del ejercicio de una función del Estado
(función jurisdiccional); en otras palabras, es un mandato, una decisión que obliga, porque
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emana de una autoridad pública (es por ello que la sentencia arbitral es eficaz, pero no tiene
autoridad o imperio). Y la e fi c a c i a , por su parte, alude o comprende los siguientes aspectos:
i. C o e r c i b i l i d a d . Significa que se puede hacer cumplir la sentencia por medio de la
fuerza si es necesario; es decir, el vencido está obligado a cumplir la condena que se le ha
impuesto, y en caso de que no lo haga voluntariamente, el vencedor podrá exigírselo por
medios compulsivos. Esto es lo que se conoce como acción de cosa juzgada.
ii. In i m p u gn a b i l i d a d . Se refiere a que un determinado asunto que ha sido resuelto, no
es susceptible de recurso alguno, ni ante el mismo tribunal que lo dictó, ni ante otro
superior dentro del mismo proceso (se vincula con el concepto de resolución firme o
ejecutoriada). La inimpugnabilidad va más allá que el desasimiento, ya que este último
implica que el mismo tribunal no puede modificar la sentencia, la inimpugnabilidad en
cambio, no sólo el tribunal que dictó la sentencia no puede alterar lo resuelto, sino que
también, cualquier otro tribunal dentro del mismo proceso. Como se verá, esto se
relaciona con la cosa juzgada formal.
iii. In m u t a b i l i d a d o i r r e v o c a b i l i d a d . Si de acuerdo a la inimpugnabilidad la sentencia
no puede ser modificada en el mismo proceso, queda abierta la posibilidad para que se
modifique en otro juicio o por otro poder del Estado. Por tanto, este aspecto alude a que
lo resuelto no puede ser modificado por: otro poder del Estado (pues de acuerdo al art. 76
de la CPR, ni el Congreso, ni el Presidente de la República pueden, en caso alguno, hacer
revivir procesos fenecidos), ni en otro juicio distinto, siempre y cuando entre el juicio que
terminó y el que se pretende iniciar exista lo que se denomina la triple identidad. Como se
verá, esto se relaciona con la cosa juzgada material.
En consecuencia, mientras la inmutabilidad conlleva a una preclusión absoluta de
recursos y acciones, la inimpugnabilidad conlleva sólo a una preclusión de recursos.

7.2.3. CLASIFICACIÓN DE LA COSA JUZGADA.


La doctrina distingue distintas clases o categorías de cosa juzgada, y cada una de ellas
tiene una eficacia distinta.
i. C o s a j u z ga d a f o r m a l . Es aquella que autoriza a cumplir lo resuelto de manera
provisional, y que impide renovar la discusión sobre la cuestión resuelta en el mismo
proceso, pero sin que obste su revisión en juicio posterior, siempre y cuando la ley
expresamente lo faculte. Por tanto, la cosa juzgada formal sólo produce la
inimpugnabilidad de la resolución judicial, es decir, se limita al proceso en que se dictó la
sentencia (no puede ser objeto de recursos), pero nada impide que se altere lo resuelto en
un proceso distinto (no produce inmutabilidad). Esta es una situación excepcional y
requiere de norma expresa que lo establezca, por ejemplo:
.
- La sentencia pronunciada en un juicio ejecutivo, cuando hay reserva de derechos, no
impide que se inicie un nuevo juicio (ordinario) entre las mismas partes y sobre la
misma materia controvertida, con el objeto de modificar la sentencia. En efecto, de
conformidad con el art. 478 del CPC la sentencia recaída en el juicio ejecutivo produce
cosa juzgada en el juicio ordinario, tanto respecto del ejecutante como del ejecutado;
pero el inc. II señala que, con todo, si antes de dictarse sentencia en el juicio ejecutivo,
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el actor o el procesado piden que se les reserven para el ordinario sus acciones o
excepciones, podrá el tribunal declararlo así, existiendo motivos calificados. Siempre
se concederá la reserva respecto de las acciones y excepciones que no se refieran a la
existencia de la obligación misma que ha sido objeto de la ejecución.
- El art. 564 del CPC dispone que la sentencia pronunciada en la querella de
restablecimiento (acción posesoria que tiene por objeto recuperar la posesión de una
cosa que ha sido arrebatada violentamente) deja a salvo a las partes, no sólo el
ejercicio de la acción ordinaria en conformidad al art. 563, sino también el de las
acciones posesorias que les correspondan.
- A su vez, el art. 581 del CPC señala que las sentencias que se dicten en los interdictos
de que trata este párrafo (interdicto de obra nueva o ruinosa) dejan a salvo su derecho
a las partes para deducir en vía ordinaria las acciones que por la ley les
correspondan.
- Idéntica situación se produce en los juicios especiales del contrato de arrendamiento,
pues de acuerdo al art. 615 del CPC, las sentencias que se pronuncien en conformidad
a los dos párrafos precedentes no privarán a las partes del ejercicio de las acciones
ordinarias a que tengan derecho, sobre las mismas cuestiones resueltas por aquéllas.

ii. C o s a j u z ga d a m a t e r i a l o s u s t a n c i a l . Es aquella que autoriza a cumplir lo resuelto


sin restricción alguna, y que impide renovar la discusión sobre la cuestión resuelta, tanto
en el mismo proceso, como en un juicio futuro posterior (por ello se dice que constituye
la máxima preclusión). Por lo tanto, esta cosa juzgada produce tanto la inimpugnabilidad
como la irrevocabilidad o inmutabilidad de un resultado procesal, pues la sentencia es
inalterable tanto en el proceso que se dicta, como en cualquier otro proceso posterior y
por cualquier otra autoridad (es eficaz dentro y fuera del respectivo proceso).
La regla general es que las resoluciones judiciales produzcan cosa juzgada material, y
excepcionalmente, cuando la ley así lo disponga, las resoluciones producen sólo cosa
juzgada formal.
iii. C o s a j u z ga d a ma t e r i a l p r o v i s i on a l . Siguiendo al profesor PEREIRA ANABALÓN, la
cosa juzgada material o sustancial provisional, es aquella que dice relación con ciertas
sentencias de carácter provisional, en el sentido que la orden o mandato que contiene
existe o subsiste solamente en la medida que se mantengan los hechos que legitimaron su
dictación, de manera que al variar o desaparecer, determina la posibilidad de modificar o
revocar la sentencia firme o ejecutoriada por otro fallo posterior. Agrega el autor, que
esto es la aplicación al proceso civil de la cláusula rebus sic stantibus (estando así las
cosas), en cuya virtud lo pactado se cumple en la medida que permanezcan o subsistan las
condiciones o hechos existentes a la época de celebración del pacto, de manera que el
cambio fundamental de esas circunstancias autorizan su invocación como causal de
terminación del acuerdo.
Por lo tanto, en la cosa juzgada material provisional la sentencia es inimpugnable (no es
susceptible de recurso alguno) y provisionalmente inmutable, ya que si varían las
circunstancias existentes a la época de dictación de la sentencia, puede iniciarse otro
proceso. Ejemplos de esta cosa juzgada, son:

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- El privilegio de pobreza, pues el art. 136 del CPC señala que podrá dejarse sin efecto el
privilegio después de otorgado, siempre que se justifiquen circunstancias que habrían
bastado para denegarlo; agrega el inc. II que podrá también otorgarse el privilegio
después de rechazado, si se prueba un cambio de fortuna o de circunstancias que
autoricen esta concesión.
- Otro ejemplo lo contempla el art. 301 del mismo Código, el cual refiriéndose a las
medidas precautorias, señala que todas estas medidas son esencialmente
provisionales. En consecuencia, deberán hacerse cesar siempre que desaparezca el
peligro que se ha procurado evitar o se otorguen cauciones suficientes.
- Las sentencias definitivas pronunciadas en juicios de alimentos. Pues, en un juicio de
alimentos puede ocurrir que se dicte una sentencia firme o ejecutoriada que condene al
demandado a prestar alimentos (sentencia inimpugnable); pero puede ocurrir que el
demandado solicite que se altere dicha resolución y que se dicte una nueva en un
proceso distinto, ya que han cambiado sus condiciones económicas y laborales.

iv. C o s a j u z ga d a a p a r e n t e . Es aquella que emana de un proceso en que ha faltado uno o


más requisitos de existencia o validez del mismo (por ejemplo, un proceso en que no ha
habido emplazamiento). Se contrapone a la c o s a j u z ga d a r e a l , que es aquella que
emana de un proceso válido, es decir, aquél que ha respetado las normas del debido
proceso.
v. C o s a j u z ga d a f r a u d u l e n t a . Es aquella que se obtiene con un fraude civil o penal
(por ejemplo, mediante testigos o documentos falsos, así declarados por sentencia). La
ley se encarga de resolver estos casos por medio del recurso de revisión.
vi. C o s a j u z ga d a g e n e r a l . Es aquella que produce efectos respecto de todas las personas
(erga omnes), aunque no hayan intervenido en el juicio. Se contrapone a la c o s a
j u z ga d a r e l a t i v a , que es aquella que produce efectos sólo respecto de las partes del
juicio (y sus sucesores legales) y no en relación a personas ajenas al mismo.

7.2.4. ACCIÓN DE COSA JUZGADA.

a. CONCEPTO.
La acción de cosa juzgada es el efecto que producen las sentencias definitivas o
interlocutorias firmes o ejecutoriadas, o que causan ejecutoria, para que aquél a cuyo favor se ha
declarado o reconocido un derecho en el juicio pueda pedir el cumplimiento o ejecución del
fallo.

b. TITULAR DE LA ACCIÓN DE COSA JUZGADA.


La persona que ejerce la acción de cosa juzgada, es aquel litigante en cuyo favor se ha
declarado o reconocido un derecho en el juicio. Esta idea la expresa el art. 176 inc. I del CPC al
decir que corresponde la acción de cosa juzgada a aquel a cuyo favor se ha declarado un
derecho en el juicio, para el cumplimiento de lo resuelto o para la ejecución del fallo en la

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forma prevenida por el Título XIX (“De la ejecución de las resoluciones”) de este Libro.
Por lo tanto, la acción de cosa juzgada tiene lugar cuando el actor victorioso, y
eventualmente sus herederos, quieren que se cumpla o ejecute una sentencia de condena, dictada
en su favor en un juicio anterior, por vía compulsiva o forzada (si es meramente declarativa o
constitutiva, no dará lugar a su cumplimiento). En este sentido, la acción de cosa juzgada es
sinónima de acción ejecutiva, si se invoca como título una resolución judicial firme o
ejecutoriada.

c. REQUISITOS DE PROCEDENCIA DE LA ACCIÓN DE COSA JUZGADA.


i. Resolución judicial firme o ejecutoriada, o que causa ejecutoria en conformidad a la ley.
Hay que recordar que las resoluciones firmes o ejecutoriadas son las que se pueden
cumplir por no existir recursos contra ella, sea porque la ley no da ninguno, sea porque
los que ella concede no se han hecho valer oportunamente, y si se han hecho, ya fueron
fallados; y las resoluciones que causan ejecutoria son aquellas que pueden cumplirse, no
obstante existir recursos pendientes en su contra. A esto se refiere el art. 231 inc. I del
CPC, el cual señala que la ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que
las hayan pronunciado en primera o en única instancia. Se procederá a ella una vez que
las resoluciones queden ejecutoriadas o causen ejecutoria en conformidad a la ley. 253
ii. Es indispensable que exista solicitud de parte interesada para que se decrete el
cumplimiento o ejecución de la resolución judicial, pues las resoluciones judiciales sólo
se cumplen a petición de parte, jamás de oficio. En esta materia impera siempre el
principio o base fundamental de la organización judicial de la pasividad de los órganos
jurisdiccionales, pues en virtud del art. 10 inc. I del COT, los tribunales no podrán ejercer
su ministerio sino a petición de parte, salvo los casos en que la ley los faculte para
proceder de oficio.
iii. Por último, es necesario que la prestación que impone la resolución que se trata de
ejecutar, sea actualmente exigible, es decir, no debe estar sujeta a ninguna modalidad. En
caso contrario, el ejecutado podrá oponerse a la ejecución, sosteniendo la falta de
requisitos o condiciones para que el título invocado (en este caso, la sentencia) tenga
mérito ejecutivo en su contra.

7.2.5. EXCEPCIÓN DE COSA JUZGADA.

a. CONCEPTO.
La excepción de cosa juzgada es el efecto que producen las sentencias definitivas o
interlocutorias firmes o ejecutoriadas, para que el litigante que haya obtenido en el juicio, o todos

253
El art. 175 del CPC dispone que sólo las sentencias definitivas o interlocutorias firmes producen la acción o la
excepción de cosa juzgada. No obstante, CASARINO señala que los autos y decretos también producen estos efectos,
pues de acuerdo al art. 181 inc. I del CPC los autos y decretos “firmes” se ejecutarán y mantendrán desde que
adquieran este carácter, sin perjuicio de la facultad del tribunal que los haya pronunciado para modificarlos o
dejarlos sin efecto, si se hacen valer nuevos antecedentes que así lo exijan. Sin embargo, en ellos más que
manifestarse el aspecto de impugnabilidad e inmutabilidad, se presenta el aspecto de autoridad de la cosa juzgada.

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aquellos a quienes según la ley aprovecha el fallo, impidan que la cuestión ya fallada en un
juicio, sea nuevamente resuelta en ese o en otro juicio posterior, siempre y cuando concurra la
triple identidad señalada por la ley. Como se puede apreciar, con la excepción de cosa juzgada se
resalta la inimpugnabilidad e inmutabilidad de la cosa juzgada.
La institución de la excepción de cosa juzgada tiene como principal fundamento la paz y
tranquilidad social, vale decir, evita la perpetuación de los juicios entre las mismas partes y sobre
idénticas materias. Al mismo tiempo persigue mantener el prestigio de la justicia, impidiendo la
posibilidad de que puedan dictarse fallos contradictorios sobre una misma controversia.

b. TITULARES DE LA EXCEPCIÓN DE COSA JUZGADA.


El encabezado del art. 177 del CPC señala que la excepción de cosa juzgada puede
alegarse por el litigante que haya obtenido en el juicio y por todos aquellos a quienes según la
ley aprovecha el fallo… Por tanto, el titular de la excepción de cosa juzgada es:
i. El litigante que se ha beneficiado con el resultado del juicio, que podrá ser el demandante
o el demandado. Será el demandante, cuando se acoja la demanda y se rechacen las
excepciones o defensas opuestas por el demandado, y este último, posteriormente,
pretende iniciar un nuevo juicio sobre la misma materia; y será el demandado, cuando la
sentencia no acoge la demanda y acepta sus excepciones o defensas, y el demandante
pretende iniciar un nuevo juicio sobre la misma materia objeto del anterior.
ii. Todos aquéllos a los que, según la ley, aprovecha la decisión. Aquí se está ante un caso
en que la ley expresamente prescribe que un fallo judicial afecta a todo el mundo, o bien,
que afecta a toda clase de personas dentro de un determinado círculo; pues, como dice el
profesor FORTTES, si no se ampliase por la ley la titularidad, el efecto de la excepción de
cosa juzgada sería ilusorio.
Por tanto, la cosa juzgada, en este caso, pierde su característica esencial de ser relativa, y
presenta, en cambio, la de ser absoluta; pero éste es un caso de excepción y, como tal,
debe estar expresamente contemplado en la ley. El ejemplo típico de cosa juzgada
absoluta, es el del art. 315 del CC, el cual dispone que el fallo judicial pronunciado en
conformidad con lo dispuesto en el Título VII que declara verdadera o falsa la paternidad
o maternidad del hijo, no sólo vale respecto de las personas que han intervenido en el
juicio, sino respecto de todos, relativamente a los efectos que dicha paternidad o
maternidad acarrea.254

c. CARACTERÍSTICAS DE LA EXCEPCIÓN DE COSA JUZGADA.


i. Es i r r e v o c a b l e o i nm u t a b l e . Esto significa que las resoluciones judiciales que la
producen, una vez firmes o ejecutoriadas, no pueden ser modificadas de manera alguna;
de ahí el adagio que dice que lo fallado en una sentencia es ley para las partes. Esta
irrevocabilidad de las resoluciones firmes o ejecutoriadas, obliga por igual a todos los
poderes del Estado, pues ni los Tribunales de Justicia, ni el Presidente de la República, ni

254
Algunos señalan que el demandado que se excepciona de cosa juzgada, no se trataría de un litigante “que ha
obtenido en el pleito”, sino de una persona “a quien aprovecha” según la ley (aquí el provecho sería jurídico, y no
patrimonial o económico).

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el Congreso Nacional, podrían ejercer un acto de autoridad tendiente a restarle mérito o


eficacia a una sentencia judicial ejecutoriada.
Pero a pesar de que lo resuelto en un fallo judicial ejecutoriado sea irrevocable, hay que
recordar que hay determinadas sentencias que producen sólo cosa juzgada formal, es
decir, pueden ser modificadas en un juicio posterior seguido entre las mismas partes,
siempre que lo señale expresamente una ley; y también hay sentencias que producen cosa
juzgada material provisional, es decir, pueden ser modificadas si cambian las
circunstancias que se tuvieron en cuenta al momento de dictar la sentencia.
ii. Po regla general es r e l a t i v a . Esto quiere decir que la presunción de verdad que ella
encierra dice relación única y exclusivamente con aquellas personas que han sido partes
en el juicio en que se pronunció la correspondiente sentencia. Esta característica está
acorde con el art. 3º inc. II del CC, al disponer que las sentencias judiciales no tienen
fuerza obligatoria sino respecto de las causas en que actualmente se pronunciaren.
iii. Es r e n u n c i a b l e . El juez no puede declararla de oficio, aun cuando le conste
fehacientemente la existencia del fallo anterior, mientras no proceda instancia de parte.
Esto está acorde con el principio de pasividad de los tribunales y, a mayor abundamiento,
con el art. 177 del CPC que establece que la excepción de cosa juzgada puede alegarse
por el litigante... Por lo tanto, las partes pueden renunciar a la excepción de cosa juzgada
no alegándola.
iv. E s i m p r e s c r i p t i bl e . Esto significa que, no obstante el transcurso del tiempo, la
excepción de cosa juzgada puede hacerse valer en cualquier momento. Difiere, pues,
fundamentalmente en este aspecto, de la acción de cosa juzgada, la cual, como las demás
acciones, se extingue al no ser ejercitada dentro de un determinado espacio de tiempo.
Esta característica se justifica por sí sola, toda vez que mediante ella se tiende a mantener
una situación de hecho y de derecho, o sea, lo resuelto por la propia sentencia.
v. El profesor FORTTES, en cuanto a su naturaleza, señala que una es excepción perentoria,
ya que ataca al fondo de la acción deducida (opinión mayoritaria).

d. RESOLUCIONES JUDICIALES QUE PRODUCEN LA EXCEPCIÓN DE COSA JUZGADA.


El art. 175 del CPC resuelve derechamente este problema, al disponer que las sentencias
definitivas o interlocutorias firmes producen la acción o la excepción de cosa juzgada. En
consecuencia, por exclusión, no producen excepción de cosa juzgada las sentencias definitivas o
interlocutorias que aún no se encuentran firmes o ejecutoriadas; y los autos y decretos, desde el
momento en que pueden dejarse sin efecto o modificarse, en virtud del recurso de reposición.
Ahora bien, las sentencias definitivas o interlocutorias firmes que producen la excepción
de cosa juzgada, pueden ser condenatorias o absolutorias, es decir, pueden acoger la demanda o
rechazarla; pues la excepción de cosa juzgada se opone siempre que en el nuevo juicio se
pretenda iniciar una acción destinada a obtener una sentencia que venga a confirmar o a
contrariar lo ya resuelto en la sentencia primitiva.
¿Qué parte de la sentencia es la que realmente produce la excepción de cosa juzgada? El
principio generalmente aceptado, es que la autoridad de cosa juzgada emana tan sólo de la parte
resolutiva o dispositiva de ella, y no en sus partes expositivas y considerativas. Por tanto, no

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viola la autoridad de cosa juzgada la sentencia que contenga una parte considerativa contraria a
lo expuesto en los considerados de otra anterior, si no existe en realidad contradicción además
con su parte resolutiva.
¿Qué sucede si la sentencia definitiva o interlocutoria ha sido dictada dentro de un
procedimiento vicioso, o bien, con defectos de forma contenidos en su pronunciamiento? Tal
sentencia puede ser anulada mediante el correspondiente recurso de casación en la forma, sea a
petición de parte, sea de oficio por el propio tribunal, y aun por la interposición del incidente de
nulidad de todo lo obrado. Pero, una vez firme o ejecutoriada, fatalmente producirá la excepción
de cosa juzgada, es decir, si se pretende iniciar un nuevo juicio entre las mismas partes y sobre la
misma materia, podrá hacerse valer esta sentencia viciosa como fundamento de la excepción de
cosa juzgada; pues la falta de reclamo implica formalmente el reconocimiento o aceptación de su
propia validez.255
¿Qué pasa si la sentencia definitiva o interlocutoria firme ha sido pronunciada por un
tribunal extranjero? También puede servir de fundamento a la excepción de cosa juzgada, desde
el momento en que el art. 175 del CPC no distingue. Pero, como se trata de una sentencia
pronunciada por un tribunal extranjero, a la cual se pretende hacer producir efectos en Chile, es
necesario, como formalidad previa, la observancia del exequátur, esto es, la autorización de la CS
para que dicha sentencia pueda hacerse valer y producir efecto en nuestro país.

e. REQUISITOS DE PROCEDENCIA DE LA EXCEPCIÓN DE COSA JUZGADA.


Se ha dicho, anteriormente, que la excepción de cosa juzgada tiende a evitar que se
pronuncien dos sentencias contradictorias o coincidentes sobre una misma materia. Para saber,
entonces, cuando se está ante esta situación, el legislador en el art. 177 del CPC ha establecido
los requisitos que deben concurrir para que tenga lugar la excepción de cosa juzgada.
Art. 177. La excepción de cosa juzgada puede alegarse por el litigante que haya obtenido en el juicio y por todos
aquellos a quienes según la ley aprovecha el fallo, siempre que entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta
haya:
1. Identidad legal de personas;
2. Identidad de la cosa pedida; y
3. Identidad de la causa de pedir.
Se entiende por causa de pedir el fundamento inmediato del derecho deducido en juicio.

La triple identidad de las personas, del objeto y de la causa, debe ser examinada a la luz
de la nueva demanda en relación con la anteriormente resuelta; y estos tres requisitos deben
concurrir en forma copulativa, por tanto, si cualquiera de ellos falta, la excepción de cosa
juzgada no prosperaría256. A continuación se analizarán estos requisitos:

255
Sin duda que habrá casos en que la nulidad de la sentencia anterior, más que nulidad, implica su inexistencia;
como por ejemplo, cuando el tribunal que la pronunció ha carecido totalmente de jurisdicción, o cuando el juicio se
ha seguido en rebeldía del demandado sin haber sido realmente emplazado, o cuando el juicio se ha seguido entre
personas incapaces, etc. En tales eventos, la sentencia pronunciada en condiciones tan anormales no podría servir de
fundamento a la excepción de cosa juzgada; y por ser sentencias inexistentes, cabría simplemente prescindir de ellas,
acreditadas que fueran las circunstancias antes expuestas.
256
El profesor LUHRS señala que este artículo no es realmente bueno en lo que a los elementos de comparación se
refiere, toda vez que no se trata de comparar dos demandas (la nueva con la anteriormente fallada), sino que en
realidad se trata de analizar la sentencia anterior con la nueva demanda, por cuanto es la sentencia la que produce o
causa el efecto de cosa juzgada.

351
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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i. El primer requisito señalado por el art. 177 del CPC, es la i d e n t i d a d l e ga l d e


p e r s o n a s entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta. Se trata, por consiguiente,
de identidad legal y no física, lo cual significa que en ambos juicios deben figurar las
mismas partes y en la misma calidad. La calidad mira al derecho sustancial y no al papel
o rol procesal que les haya cabido desempeñar a las partes; así, pues, puede haberse sido
demandante en el primer juicio y demandado en el segundo, y en ambos casos habrá
identidad legal de personas, si tanto en la primera demanda como en la segunda se ha
tenido la misma calidad sustancial o derecho de fondo.
Las identidades físicas y legales de las personas que actúan en dos o más juicios pueden
dar origen a diversas situaciones:
- Puede concurrir la identidad física y la identidad legal, cuando tanto en la nueva
demanda como en la anteriormente resuelta, figuran las mismas partes y en igual
calidad. En este caso cabe la excepción de cosa juzgada.
- Puede también existir identidad física entre las personas que figuran en la nueva
demanda y en la anteriormente resuelta, pero no la identidad legal; lo que acontecerá si
en el primer juicio una persona actúa como representante legal o mandatario de otra, y
en el segundo, ese representante legal o mandatario actúa por sí. En este caso no cabe
la excepción de cosa juzgada.
- Puede existir identidad legal entre las personas que figuran en la nueva demanda y en
la anteriormente resuelta, pero no identidad física; lo que acontecerá si en el primer
juicio una persona ha actuado por medio de representante legal o mandatario, y en el
segundo, esa misma persona actúa por sí; o si en el primer juicio actúa una persona por
sí o por medio de representante legal o mandatario, y en el segundo, en cambio,
comparecen sus herederos, los cuales representan la persona del difunto en todos sus
derechos y obligaciones. En este caso cabe la excepción de cosa juzgada.
- Entre un heredero y un legatario no hay cosa juzgada, pues lo fallado respecto de aquél
no afecta a éste.
- Lo resuelto respecto del deudor principal debe afectar a su fiador, sin perjuicio de que
este último conserve siempre el derecho de hacer valer sus excepciones personales.
- Se discute si lo que se falla respecto de un coacreedor solidario produce cosa juzgada
respecto de los demás coacreedores; y si lo que se falla respecto de un codeudor
solidario, produce cosa juzgada respecto de los demás codeudores. El fallo entre un
deudor y un coacreedor solidario, produce cosa juzgada entre el deudor y los demás
coacreedores que no han intervenido en el juicio. Pero entre un acreedor y un
codeudor solidario, las opiniones se muestran un tanto divididas; para algunos autores,
ese fallo no producirá cosa juzgada respecto de los demás codeudores solidarios;
según otros, ese fallo produce cosa juzgada, porque entre los codeudores solidarios
hay identidad legal de personas; y otros adoptan una solución intermedia, y sostienen
que ese fallo producirá cosa juzgada respecto de los demás codeudores solidarios
siempre que los beneficie. De acuerdo con nuestro Derecho positivo, parece más
aceptable la segunda teoría, pero siempre que se trate de excepciones comunes
opuestas por el codeudor solidario primitivamente demandado, pues el fallo de una

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excepción personal, es algo exclusivo del codeudor que la ha opuesto.


- También se discute si lo fallado con respecto a una persona afecta también a sus
sucesores a título singular. La mayoría de los autores y de la jurisprudencia distingue
el momento en que se ha producido la transferencia del derecho:
a) Si el sucesor a título singular ha adquirido el derecho después del pronunciamiento
de la sentencia, se sostiene que ésta produce cosa juzgada respecto de él.
b) Si el sucesor ha adquirido el derecho antes de iniciarse el juicio, el fallo que le
ponga término no produce cosa juzgada respecto de él.
c) El problema está en el caso de que el sucesor a título singular adquiera el derecho
en el lapso entre la notificación de la demanda a su antecesor, y la dictación de la
sentencia. Algunos sostienen que ese fallo siempre produce cosa juzgada respecto
del sucesor; y otros, por el contrario, mayoritariamente sostienen que ese fallo
jamás puede producir cosa juzgada respecto del sucesor a título singular, ya que el
demandante tiene en sus manos el poder de solicitar la correspondiente medida
precautoria a objeto de evitar que la cosa sobre la cual se litiga salga del patrimonio
del demandado, y se pueda así hacer efectiva la sentencia que, indudablemente, va a
producir cosa juzgada en su contra.

ii. El segundo requisito señalado por el art. 177 del CPC, es la identidad de la cosa
pedida entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta. El objeto o cosa pedida en el
juicio, es el beneficio jurídico que se reclama o solicita (se relaciona con el objeto o
finalidad de la pretensión procesal), y no la materialidad u objeto material del juicio. Por
tanto, la forma de determinar el beneficio jurídico reclamado por las partes, habrá que
encontrarlo en la parte petitoria de sus escritos fundamentales.
En relación a este elemento, también pueden darse distintas situaciones, a saber:
- Puede ocurrir que dos juicios tengan de común la cosa pedida o beneficio jurídico y,
no obstante, que los objetos materiales sean distintos. Por ejemplo, se reclama la
entrega de un cuadro en calidad de heredero de Juan (quien era su dueño), y se rechaza
la demanda; y posteriormente se reclama la entrega de un auto, también en calidad de
heredero de Juan. Aquí el beneficio jurídico que se pide en ambos casos, es que se
reconociera la calidad de heredero, y en base a eso que se le dieran algunos o todos los
bienes.
- Por otro lado, puede ocurrir que los objetos materiales sean idénticos, pero
enteramente diversas las cosas pedidas. Así, por ejemplo, si se demanda para que se
reconozca la calidad de dueño del fundo X y se rechaza la demanda, y luego se entabla
un nuevo juicio para que se reconozca el derecho de servidumbre sobre ese mismo
fundo. Aquí el objeto material es el mismo, pero no el beneficio jurídico, en un caso es
el dominio y en otro la servidumbre.

iii. El último requisito para que tenga lugar la excepción de cosa juzgada, es la identidad
de la causa de pedi r entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta. Al respecto,
el art. 177 inc. final del CPC, señala que se entiende por causa de pedir el fundamento
inmediato del derecho deducido en juicio (se relaciona con la causa de la pretensión).
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La jurisprudencia ha dicho que la causa es el hecho jurídico y material que sirve de


fundamento al derecho que se reclama en un proceso; en similares términos los
profesores FORTTES y ALFARO señalan que la causa está constituida por un hecho
material, concretamente, la existencia de una pretensión extraprocesal resistida o
conflicto, más la imputación jurídica que de ese hecho haga el demandante.257
No hay que confundir el objeto del pleito con su causa, pues para reconocer el objeto hay
que preguntarse ¿qué se pide? y para reconocer la causa ¿por qué se pide? En dos juicios
puede pedirse el mismo objeto, aun cuando por causas diferentes; así, por ejemplo, en el
primer juicio se reclama el dominio de un fundo, porque se es dueño en razón de haberlo
comprado, y se niega lugar a mi demanda, pero en un segundo juicio se reclama el
dominio del mismo fundo, pero en razón de haberlo adquirido por herencia.
Tampoco cabe confundir la causa de pedir con los medios probatorios que sirven para
demostrar las acciones o excepciones. Así, una persona puede perder un pleito y
encontrarse legalmente impedida de renovarlo posteriormente, aunque sostuviera que ha
encontrado nuevos elementos de prueba, por ejemplo, un documento; pues en los dos
juicios habrían idénticas causas de pedir.
Ahora bien, si la causa de pedir es la nulidad de un acto, la excepción de cosa juzgada
dirá relación exclusivamente con el vicio que le ha servido de fundamento. Así, por
ejemplo, si se pide la nulidad por un error como vicio del consentimiento, la causa de
pedir será el error; por tanto, podrá deducirse una nueva demanda, sin que pueda
oponerse excepción de cosa juzgarla, siempre que se funde en un vicio de nulidad que no
haya sido invocado en la primera.

f. DIVERSAS FORMAS DE HACER VALER LA EXCEPCIÓN DE COSA JUZGADA.


La excepción de cosa juzgada, en cuanto a la forma y oportunidad de hacerla valer, no
está sometida a las mismas normas que las demás excepciones. En efecto, un estudio de las
diversas disposiciones legales pertinentes permite afirmar que la excepción de cosa juzgada
puede ser alegada:
i. Como e x c e p c i ó n p e r e n t o r i a , es decir, se puede oponer al momento de contestar la
demanda; pues de acuerdo al art. 309 del CPC, la contestación a la demanda debe
contener: 3) las excepciones que se oponen a la demanda y la exposición clara de los
hechos y fundamentos de derecho en que se apoyan.
ii. Como e x c e p c i ó n m i x t a , es decir, como una excepción perentoria (que ataca al fondo
de la acción deducida) que se opone como excepción dilatoria (antes de contestar la
demanda). En efecto, el art. 304 del CPC señala que podrán también oponerse y
tramitarse del mismo modo que las dilatorias la excepción de cosa juzgada y la de

257
Desde el Derecho romano, en general, se ha entendido por causa, el título en virtud del cual nos corresponde un
derecho. Estos títulos que sirven de fundamento a la demanda en que se reclama un derecho (por ejemplo,
compraventa, donación, etc.) toma la denominación técnica de causa de pedir. Pero no sólo la demanda o acción
tiene causa de pedir, sino que también la tienen las excepciones que opone el demandado, puesto que ellas también,
en el fondo, persiguen la declaración de un beneficio jurídico en su favor. De ahí que PLANIOL defina la causa de
pedir corno el hecho jurídico o material que sirve de fundamento al derecho que se reclama, o a la excepción que se
opone.

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transacción, pero, si son de lato conocimiento, se mandará contestar la demanda, y se


reservarán para fallarlas en la sentencia definitiva.
iii. Como e x c e p c i ó n a n óm a l a , pues de conformidad con el art. 310 inc. I del CPC, no
obstante lo dispuesto en el artículo anterior, las excepciones de prescripción, cosa
juzgada, transacción y pago efectivo de la deuda, cuando ésta se funde en un antecedente
escrito, podrán oponerse en cualquier estado de la causa; pero no se admitirán si no se
alegan por escrito antes de la citación para sentencia en primera instancia, o de la vista
de la causa en segunda.
iv. Como f u n d a m e n t o d e u n r e c u r s o d e a pe l a c i ó n , en el caso de que opuesta en
primera instancia, en alguna de las formas antes indicadas, al pronunciarse sobre ella el
tribunal inferior cometiere un error susceptible de ser enmendado en conformidad a
derecho por el tribunal superior (por ejemplo, estima que no existe identidad legal de
personas).
v. Como c a u s a l d e l r e c u rs o d e c a s a c i ó n e n l a f o r m a , pues de acuerdo al art. 768
del CPC, el recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las
causas siguientes: 6) en haber sido dada (la sentencia) contra otra pasada en autoridad
de cosa juzgada, siempre que ésta se haya alegado oportunamente en el juicio.
vi. Como causal de un r e c u r s o d e r e v i s i ó n , pues de acuerdo al art. 810 del CPC, la CS de
Justicia podrá rever una sentencia firme en los casos siguientes: 4) si se ha pronunciado
contra otra pasada en autoridad de cosa juzgada y que no se alegó en el juicio en que la
sentencia firme recayó.
vii. Y según CASARINO, c o m o fu n d a m e n t o d e u n r e c u r s o d e c a s a c i ó n e n e l
f o n d o , siempre que la sentencia que se ha impugnado por medio de este recurso, al
pronunciarse sobre la excepción de cosa juzgada oportunamente opuesta, cometa
infracción de ley con influencia sustancial en lo dispositivo del fallo; por ejemplo, estima
que no concurre la triple identidad legal, en circunstancia que en realidad concurre.

g. PARALELO ENTRE LA ACCIÓN Y LA EXCEPCIÓN DE COSA JUZGADA.


i. En cuanto al origen, mientras la acción de cosa juzgada sólo nace de las sentencias
condenatorias, o sea, de aquellas sentencias que imponen una obligación al demandado y
una prestación en favor del demandante, y cuyo cumplimiento puede exigirse por la vía
ejecutiva (por medios compulsivos); la excepción de cosa juzgada puede apoyarse tanto
en una sentencia condenatoria como en una absolutoria.
ii. En cuanto a los titulares, la acción de cosa juzgada le corresponde a aquel litigante a cuyo
favor se ha declarado un derecho en el juicio; en tanto que la excepción de cosa juzgada
puede alegarse por el litigante que ha obtenido en el juicio y por todos aquellos a quienes
según la ley aprovecha el fallo, siempre que concurra la triple identidad legal ya
conocida.
iii. En cuanto a la oportunidad, la acción de cosa juzgada se hace valer en la correspondiente
demanda ejecutiva; mientras que la excepción de cosa juzgada se puede hacer valer por

355
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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distintos medios, y en diversos momentos.


iv. En cuanto a la duración, la acción de cosa juzgada prescribe de acuerdo con las reglas
generales, es decir, en tres años (prescripción de la acción ejecutiva); en cambio, la
excepción de cosa juzgada, por su propia naturaleza, es imprescriptible.

VII. EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA.

A. G ENERALIDADES .

1. INTRODUCCIÓN.
Cuando se analizaron las clases teóricas de procedimiento, se dijo que según su ámbito
de aplicación, éstos se clasificaban en generales y especiales. Los procedimientos generales son
aquellos que se aplican comúnmente a todas las controversias que no tengan una forma especial
de tramitarse; y los procedimientos especiales son aquellos que se aplican para determinadas
controversias que la ley establece, puesto que la preordenación de sus trámites y actos, se crean
en atención a la naturaleza del conflicto (por ejemplo, el juicio de arrendamiento para predios
urbanos).
Ahora bien, el art. 2º del CPC, clasifica a los procedimientos, según su tramitación
(CASARINO) en ordinarios y extraordinarios. El p ro c e d i m i e n t o o r d i n a r i o es aquél que se
somete a la tramitación común ordenada por la ley; y el p r o c e d i m i e n t o e x t r a o r d i n a r i o es
el que se rige por las disposiciones especiales que para determinados casos ella (la ley)
establece. Por tanto, una cosa son los procedimientos generales y especiales y otra cosa distintas
son los procedimientos ordinarios y extraordinarios.
El Libro I (“Del juicio ordinario”) del CPC se refiere solamente al juicio ordinario de
mayor cuantía, y el Libro III (“De los juicios especiales”) trata a los juicios especiales; por tanto,
según algunos, el procedimiento ordinario es uno sólo, a saber el juicio ordinario de mayor
cuantía. No obstante, en el Libro III se incluyen procedimientos que son de aplicación general,
como el procedimiento sumario y el de menor y mínima cuantía, que según algunos son
procedimientos ordinarios también, pero según otros se trata de procedimientos extraordinarios
de aplicación general, pues el procedimiento ordinario es uno sólo, pero no es el único de
aplicación general.
El profesor LUHRS, quien cree que el procedimiento ordinario es únicamente el de mayor
cuantía, lo explica de la siguiente manera: él señala que hay procedimientos como el juicio de
hacienda, los de familia, los de arrendamiento, etc., que son llamados procedimientos especiales,
y que analizándolos versus el procedimiento ordinario, corresponden a procedimientos
extraordinarios, por lo señalado en el art. 2º del CPC y especiales, ya que se aplican a
determinadas controversias. El problema es que hay algunos procedimientos que están
establecidos en el Libro III y que no están vinculados o no son relativos a una materia en especial
(se pueden aplicar a cualquier materia), el más típico de estos casos es el procedimiento del
juicio sumario, el cual puede ser de aplicación general o especial; otro ejemplo lo constituye el
juicio de menor y mínima cuantía. Todos estos procedimientos son extraordinarios, ya que se
rigen por disposiciones especiales que para determinados casos la ley establece (en el Libro III),
y son generales o de aplicación común, puesto que se pueden aplicar a todas aquellas las
controversias que no tengan una forma especial de tramitarse

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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

En definitiva, hay un juicio ordinario y juicios extraordinarios, que pueden ser de


aplicación general o de aplicación especial. En el mismo sentido, refiriéndose a la clasificación
que efectúa el art. 2º del CPC, CASARINO señala que para el Derecho procesal civil positivo
chileno, el procedimiento ordinario es sinónimo de juicio ordinario de mayor cuantía, y el
procedimiento extraordinario es aquél al cual se ajustan todos los demás juicios.258

2. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
El juicio ordinario de mayor cuantía se encuentra regulado en el Libro II (“Del juicio
ordinario”) del CPC, en los arts. 253 al 433. El profesor ALFARO lo define como un
procedimiento de cognición o declarativo común, es decir, aplicable a toda clase de pretensión
que no conste de una regulación especial. De acuerdo a esta definición, y a varias normas del
CPC, se pueden nombrar como características de este juicio, las siguientes:

i. Es un p r o c e d i mi e n t o d e c l a r a t i v o , de conocimiento, o cognitivo, es decir, es un


procedimiento que tiende a obtener la condena del demandado, la mera declaración de un
derecho controvertido, o un efecto constitutivo, mediante la dictación de la sentencia
respectiva. Esto a diferencia de los procedimientos de ejecución, los cuales persiguen el
cumplimiento forzado de una obligación, que consta en una sentencia previa dictada
dentro de un procedimiento de cognición, o en otro título al cual la ley le atribuye mérito
ejecutivo; y a diferencia, también, de los procedimientos conservativos o precautorios, los
cuales tienen por objeto asegurar el resultado de una acción ejercitada en un
procedimiento de conocimiento o ejecutivo, anterior o coetáneo.
ii. Se aplica a los negocios judiciales cuya cuantía sea superior a 500 UTM, por ello se dice
que es un p r o c e d i mi e n t o d e m a yo r c u a n t í a . Esto se extrae de interpretar a
contrario sensu el art. 698 primera parte del CPC, disposición que se refiere al juicio de
menor cuantía, la cual señala que los juicios de más de diez UTM y que no pasen de
quinientas UTM, y que no tengan señalado en la ley un procedimiento especial, se
someterán al procedimiento ordinario de que trata el Libro II con las modificaciones
siguientes… Por otro lado, también se aplica a las materias no susceptibles de apreciación
pecuniaria, pues por una ficción legal (art. 130 del COT), dichos asuntos se reputan de
mayor cuantía para efectos de determinar la competencia del tribunal
Art. 130. Para el efecto de determinar la competencia del juez se reputarán de mayor cuantía los negocios
que versen sobre materias que no estén sujetas a una determinada apreciación pecuniaria. Tales son, por
ejemplo:
1. Las cuestiones relativas al estado civil de las personas;
2. Las relacionadas con la separación judicial o de bienes entre marido y mujer, o con la crianza y cuidado
de los hijos;
3. Las que versen sobre validez o nulidad de disposiciones testamentarias, sobre petición de herencia, o
sobre apertura y protocolización de un testamento y demás relacionadas con la apertura de la sucesión, y
4. Las relativas al nombramiento de tutores y curadores, a la administración de estos funcionarios, a su
responsabilidad, a sus excusas y a su remoción.

258
En contrario el profesor ORELLANA sostiene que el legislador ha dispuesto tres tipos de procedimientos
ordinarios: el de mínima, menor y mayor cuantía. El profesor ALFARO señala que el procedimiento ordinario es uno
sólo: el de mayor cuantía; no obstante, hay otros procedimientos de aplicación común que no son ordinarios (él no
prefiere llamarlos extraordinarios).

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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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Por lo tanto, cada vez que se esté en presencia de una acción judicial cuya cuantía exceda
de 500 UTM, o de una cuantía indeterminada y no tenga señalada en la ley una tramitación
especial, se debe saber de antemano que tendrá que ser ventilada en conformidad a las
reglas del juicio ordinario de mayor cuantía.

iii. Es un p r o c e d i m i e n t o d e d o b l e gr a d o , pues los tribunales lo conocen en primera


instancia y sus fallos son susceptibles del recurso de apelación.
iv. El juicio ordinario es un p r o c e d i mi e n t o c o m ú n o d e a p l i c a c i ó n g e n e r a l , ya que
de acuerdo al art. 3º del CPC, se aplica en todas las gestiones, trámites y actuaciones que
no estén sometidos a una regla especial diversa (en atención a la cuantía o a la existencia
de un procedimiento extraordinario), cualquiera que sea su naturaleza. Por lo tanto, el
juicio ordinario de mayor cuantía es la forma normal de tramitación de los juicios,
mientras que la excepción la constituyen los procedimientos extraordinarios, cuya
tramitación, a la inversa, es distinta de la primeramente nombrada y bastante variada.
v. Consecuencia de lo anterior, es un p r o c e d i mi e n t o s u p l e t o ri o o d e a p l i c a c i ó n
s u b s i d i a r i a en relación a los procedimientos extraordinarios. Pues el legislador, al
estructurar los procedimientos extraordinarios, no consignó en forma exhaustiva todas las
actuaciones que los constituyen; de manera que, en presencia de cualquier vacío, se debe
recurrir indefectiblemente a las normas respectivas del juicio ordinario de mayor cuantía.
Así, por ejemplo, nada dice la ley, dentro de los juicios extraordinarios, acerca de los
medios probatorios, por tanto, en su silencio, se aplicarán las normas contenidas sobre
esta materia en el juicio ordinario de mayor cuantía; incluso en el CPP hay algunas normas
expresas que disponen la aplicación supletoria del procedimiento ordinario civil al
procedimiento ordinario penal, en ciertas materias.
vi. Se trata de un procedimiento f u n d a m e n t a l m e n t e e s c r i t o 259, pues todas sus
actuaciones constan en el proceso por medio de la escritura, las cuales se ajustan a las
formalidades que la ley establece para cada una de ellas en particular, según su
naturaleza. Por excepción, el juicio ordinario de mayor cuantía está constituido por
algunas actuaciones orales, a saber: en primera instancia están las declaraciones
testimoniales, la confesión judicial; la aceptación del cargo de perito, la petición al tribu-
nal a fin de que cite a las partes para oír sentencia, la interposición del recurso de
apelación en el acto de la notificación, etc.; y en segunda instancia es oral la vista de la
causa, comprendiéndose en ella la relación y los alegatos de los abogados (el profesor
ALFARO recalca que las excepciones son, esencialmente, en la segunda instancia). No
obstante, estas excepciones, al ser actuaciones judiciales, deben necesariamente constar
en un acta escrita e incorporarse al expediente, por el correspondiente ministro de fe; así,
por ejemplo, la prueba confesional es oral, pero se debe consignar en un acta por el
Receptor, y posteriormente es incluida en el expediente.

259
Hay que recordar que la escrituración es una regla técnica, y las reglas técnicas son herramientas, a veces
conceptualmente contradictorias, que están a disposición del legislador para emplearlas de acuerdo con las
condiciones sociales, culturales y económicas de un determinado país. Dentro de ellas se distinguen las reglas del
debate procesal y las reglas de la actividad de sentenciar; en las primeras se encuentra la escrituración que se opone
a la oralidad.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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vii. Es un procedimiento d o m i n a d o p o r l a p r e c l u s i ó n 260, fundamentalmente, porque los


plazos que se establecen en el CPC (plazos legales) son fatales, es decir, la posibilidad de
ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar el acto se extingue al vencimiento del
plazo por el sólo ministerio de la ley, y sin necesidad de dictarse resolución alguna por
parte del tribunal para que precluya el derecho.
viii. Atendiendo a su extensión, es un p r o c e d i mi e n t o d e l a t o c o n oc i mi e n t o o
p l e n a r i o , pues el conocimiento de la controversia es extenso, en cuanto al número de
los trámites.
ix. Es un procedimiento en donde p r e d o mi n a d e l a me d i a c i ó n , pues la relación entre el
juzgador y los medios materiales y personales del procedimiento, está siempre
intermediada por otro funcionario. La mediación, como regla técnica del debate procesal,
consiste en que durante el proceso el juez no tiene contacto directo ni con las partes, ni
con el expediente, ni con las pruebas aportadas, sino que por el contrario, existen uno o
más funcionarios o agentes que realizan la labor de intermediación. Esto genera
consecuencias negativas, en el sentido de que el juez se aparta más de la realidad.
x. Se permite la interposición de incidentes durante todo su desarrollo, lo que muchas veces
produce la dilación en la conclusión del procedimiento.
xi. Existe la posibilidad de impugnar la gran mayoría de las resoluciones que se dictan
durante el procedimiento. Esto genera, muchas veces, que un mismo procedimiento esté
siendo conocido en primera instancia por el juez de letras y, al mismo tiempo, se estén
conociendo algunas apelaciones por los tribunales superiores.
xii. Por último, es un procedimiento de carácter d i s p o s i t i v o , lo que significa que la
voluntad de las partes tiene fundamental importancia en el desarrollo del procedimiento,
reservándose al juez un rol pasivo en la conducción de éste. Sin embargo, existen
excepciones constituidas, principalmente, por la posibilidad que se le da al juez, en
algunos casos, de actuar de oficio (por ejemplo, en las medidas para mejor resolver).

3. ESTRUCTURA DEL JUICIO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA.


Este juicio se inicia por medio de la interposición de una demanda, demanda respecto de
la cual el tribunal va a conferir traslado al demandado, siendo el plazo variable según el lugar de
la notificación, pero teniendo como plazo base 15 días. Tanto la demanda como el traslado (que
es un decreto) se notifican por el estado diario al demandante y personalmente al demandado, si
es la primera notificación (puede que no lo sea, por ejemplo, si hubo una medida prejudicial
precautoria).
Notificado el demandado, éste puede asumir distintas actitudes: (i) puede no hacer nada
(inacción), y en este caso, si no se defiende, a petición del actor, se dará por evacuado el trámite
de la contestación de la demanda en su rebeldía; (ii) puede aceptar lisa y llanamente la demanda

260
La preclusión es una regla del debate procesal que consiste en que cada uno de los períodos en que se puede
dividir un proceso se debe clausurar, lo que se traduce en la imposibilidad de realizar un acto procesal fuera del
periodo o estadio en que deba llevarse a efecto según la ley que lo regule. Esta regla se opone al libre
desenvolvimiento.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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(allanamiento) o no contradecir en forma sustancial y pertinente los hechos que sirven de


fundamento a la misma; (iii) también puede defenderse, ya sea oponiendo excepciones dilatorias,
destinadas a corregir vicios de procedimientos, o bien, excepciones perentorias, destinadas a
enervar la acción deducida (las primeras se esgrimen en forma previa, y son tramitadas y
resueltas como incidentes, y las segundas, en cambio, se hacen valer dentro del escrito llamado
contestación de la demanda). (iv) Por último, el demandado puede reconvenir, es decir, que no
sólo se limite a contradecir, sino que asuma la posición activa de demandar al demandante, lo
que se denomina comúnmente contrademanda.
Contestada la demanda o en su rebeldía, se confiere traslado al actor para replicar, y de
éste escrito se confiere nuevamente traslado al demandado para duplicar, siendo el plazo de
ambos traslados de seis días.
Una vez concluidos estos trámites en el período de discusión, el tribunal debe llamar a las
partes a conciliación y proponer las bases de arreglo. Si la conciliación no se produce, o bien,
ésta sólo se produce en forma parcial, el juez realiza un examen del proceso, pudiendo concluir
que existen hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos, en cuyo caso debe recibir la causa
a prueba por un término de 20 días. Vencido el término probatorio, las partes tienen un plazo de
diez días para formular las observaciones a la prueba, y vencido este plazo, de oficio o a
petición de parte, se citará a las partes a oír sentencia. Pero si el juez concluye que no existen
hechos sustanciales pertinentes y controvertidos, simplemente cita a las partes a oír sentencia. A
contar de la notificación de esta última resolución (citación para oír sentencia), el tribunal tiene
un plazo de 60 días para dictar sentencia definitiva, la cual una vez notificada a las partes, será
susceptible de los recursos legales que procedan.
El esquema esbozado permite apreciar que el juicio ordinario de mayor cuantía, en su
tramitación, atraviesa o consta de tres períodos o fases: el de discusión, el de prueba y el de
sentencia (es tripartito). El único trámite que no calza en ninguna de estas etapas, es el llamado a
conciliación.
i. El p e r í o d o d e d i s c u s i ó n está constituido por la presentación de cuatro escritos
fundamentales, a saber: la demanda, la contestación de la demanda (y eventual demanda
reconvencional), la réplica (y contestación de demanda reconvencional), la dúplica (y réplica
en reconvención, y dúplica en reconvención).
ii. El p e r í o d o d e p r u e ba es aquel que media entre la dictación de la resolución que
recibe la causa a prueba y la notificación de la resolución que cita a las partes para oír
sentencia; por tanto, comprende lo siguiente: la resolución que recibe la causa a prueba; el
término de prueba; y el período de observaciones a la prueba.
iii. Y el p e r í o d o d e s e n t e n c i a , es el que transcurre entre la resolución que cita a las
partes a oír sentencia y la dictación y notificación de la sentencia definitiva. Por tanto,
este período comprende: la citación para oír sentencia y la sentencia del tribunal.

B. PERIODO DE DISCUSIÓN.

1. INTRODUCCIÓN.
Como recalca el profesor ALFARO, el periodo de discusión se conforma idealmente por
cuatro escritos fundamentales, cuales son: la demanda, la contestación de la demanda, la réplica
360
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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y la dúplica. Dentro de los escritos mencionados hay uno que es esencial, que es la demanda,
mientras que los otros tres son eventuales, pues, pueden o no existir en el juicio.
El objeto fundamental de este periodo, es plantear de manera ordenada cuál es la
controversia, a través de las pretensiones del demandante y las contrapretensiones del
demandado. En otras palabras, determina el objeto de la litis.

2. LA DEMANDA.

2.1. CONCEPTO.
El art. 253 del CPC dice que todo juicio ordinario comenzará por demanda del actor, sin
perjuicio de lo dispuesto en el Título IV (“De las medidas prejudiciales”) de este Libro (segundo).
En consecuencia, el juicio ordinario de mayor cuantía tiene dos maneras de ser iniciado, cuales
son: la demanda del actor, lo cual constituye la regla general; o bien, mediante medidas
prejudiciales promovidas por el futuro demandante o por el futuro demandado, siendo la más
típica de las medidas prejudiciales, la prejudicial precautoria, que puede consistir en un embargo,
en la prohibición de celebrar actos o contratos, en el nombramiento de un interventor, etc.261 Por
lo tanto, en el sistema del juicio ordinario no hay inicio de oficio del procedimiento, se requiere
actividad de parte, sea por vía de la demanda o por vía de una medida prejudicial.
La demanda se encuentra regulada en el Título I (“De la demanda”) del Libro II del CPC.
La ley no define a la demanda, pero es evidente que este término se reserva para designar el acto
inicial de la relación procesal, o sea, a la primera presentación que hace el actor y que resume
sus pretensiones. Al respecto, el profesor ALFARO señala que es un acto procesal de iniciación
del procedimiento, en virtud del cual el demandante ejerce su derecho de acción y manifiesta su
pretensión ante un juez. En un sentido muy similar el profesor FORTTES dice que la demanda es
el instrumento a través del cual se inicia la relación procesal, se manifiesta el derecho de acción,
y cuyo contenido es la pretensión. Como se puede apreciar, en ambos conceptos se engloban tres
ideas, que si bien están relacionadas entre sí, son diferentes; éstas son:
i. La p re t e n s i ó n , esto es, aquella declaración de voluntad realizada en el plano de la
realidad social, en virtud de la cual se intenta subordinar una voluntad ajena a la propia
(por ejemplo, págame lo que me debes). Más que un derecho es una petición, y constituye
el fundamento del objeto del proceso.
ii. La a c c i ó n , esto es, el poder jurídico que tiene todo sujeto de derecho, de acudir a los
órganos jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción de una pretensión. La acción es
una institución que existe con anterioridad al proceso.
iii. Y la d e m a n d a o l i b e l o , que es el escrito o acto material que contiene la pretensión, y

261
Las medidas perjudiciales serán analizadas después, por ahora se puede decir que son los medios que franquea la
ley a los futuros litigantes (demandante o demandado) con el objeto preparar la entrada al juicio (medidas
prejudiciales preparatorias), asegurar la rendición de alguna prueba que pueda desaparecer (medidas prejudiciales
probatorias), o asegurar el resultado de la acción que se va a deducir (medidas prejudiciales precautorias). Desde el
punto de vista de la tramitación, las medidas prejudiciales constituyen incidentes especiales dentro del pleito, no
obstante, la iniciación del juicio, mediante una medida prejudicial, no libera en manera alguna al actor de la
obligación de presentar la demanda; pues, la novedad procesal, en este caso, radica exclusivamente en que el juicio
se ha iniciado mediante una medida prejudicial, y que ésta, cronológicamente, precede la demanda.

361
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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que se traslada al ámbito jurisdiccional mediante el ejercicio de la acción. Por lo tanto, la


pretensión que nace fuera del ámbito jurídico, se lleva a él mediante el ejercicio de la
acción, para que así se desarrolle un proceso, en que finalmente el juez dicte una
sentencia; y, específicamente, esto se realiza mediante un acto procesal denominado
demanda.

Estos tres conceptos se diferencias en cuanto a los s u j e t o s , ya que en la pretensión los


sujetos son el pretendido y el pretendiente; en la acción, son el actor y el tribunal; y en la
demanda, son el demandante el demandado. También se diferencian en cuanto a su o b j e t o , ya
que el objeto o finalidad de la pretensión, es que se dicte de una sentencia declarativa, ejecutiva o
cautelar; la acción que se inicie un proceso; y la demanda contener la pretensión y por medio de
ella ejercer el derecho de acción. Por último, también se diferencian en cuanto a la c a u s a , ya
que la pretensión tiene por causa el hecho material (pretensión extraprocesal resistida o
conflicto) y jurídico que sirve de fundamento al derecho, y la acción existe para dejar de lado a la
autotutela.
Por último, si bien la regla general en Chile es que la demanda no constituye un trámite
obligatorio, hay ciertos casos en la legislación procesal en que la demanda es obligatoria. Estos
casos son:
i. Cuando el demandado pide al tribunal que se ponga la demanda en conocimiento de otras
personas, a quienes les correspondería también el ejercicio de dicha acción (litisconsorcio
forzado u obligatorio); por ejemplo, si el demandante es uno de los comuneros o de los
herederos, y el demandado pide que se notifique a los demás. En efecto, conforme al art.
21 inc. I del CPC, si la acción ejercida por alguna persona corresponde también a otra u
otras personas determinadas, podrán los demandados pedir que se ponga la demanda en
conocimiento de las que no hayan ocurrido a entablarla, quienes deberán expresar en el
término de emplazamiento si se adhieren a ella.
ii. La jactancia, la cual, conforme al art. 269 del CPC, tiene lugar cuando alguna persona
manifieste corresponderle un derecho de que no esté gozando, en tal evento, todo aquél a
quien su jactancia pueda afectar, podrá pedir que se la obligue a deducir demanda
dentro del plazo de diez días, bajo apercibimiento, si no lo hace, de no ser oída después
sobre aquel derecho. Este plazo podrá ampliarse por el tribunal hasta treinta días,
habiendo motivo fundado. En palabras simples, la jactancia es una demanda que se
interpone en contra de quien dice o declara que le pertenece tal o cual derecho; por
ejemplo, un individuo (el jactancioso) señala que tiene un derecho personal en contra de
otra persona (el jactado) para que le repare los perjuicios que le causó por quemarle un
televisor; esto con el objeto de que el jactancioso deduzca la demanda, para buscar que
ese derecho sea reconocido, pues jactarse de que le pertenece un derecho y no ejercer la
demanda respectiva, puede causar perjuicios a la otra parte, sobre todo al honor.262

262
Para que haya jactancia en sentido legal, se requiere: que la manifestación del jactancioso conste por escrito, o
que se haya hecho de viva voz, a lo menos, delante de dos personas hábiles para dar testimonio en juicio civil; o que
el jactancioso haya gestionado como parte en un proceso criminal del que puedan emanar acciones civiles en contra
del acusado (art. 270 del CPC). Esto se tramita conforme al procedimiento sumario y la sentencia habrá de
determinar si hubo o no jactancia; y en caso de que se acredite que sí la hubo, se le impone al jactancioso la carga de
demandar en el plazo que se le señale (de 10 ó 30 días); y si trascurre dicho plazo para demandar, sin que el
jactancioso demande, se debe solicitar al tribunal que declare el apercibimiento del art. 269 del CPC, es decir, no ser

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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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iii. Si se decreta una medida prejudicial precautoria a favor del futuro demandante. En
efecto, conforme al art. 280 del CPC, aceptada la solicitud a que se refiere el artículo
anterior, deberá el solicitante presentar su demanda en el término de diez días y pedir
que se mantengan las medidas decretadas. Este plazo podrá ampliarse hasta treinta días
por motivos fundados; agrega el inc. II que si no se deduce demanda oportunamente, o no
se pide en ella que continúen en vigor las medidas precautorias decretadas, o al resolver
sobre esta petición el tribunal no mantiene dichas medidas, por este solo hecho quedará
responsable el que las haya solicitado de los perjuicios causados, considerándose doloso
su procedimiento.
iv. Si en el juicio ejecutivo el actor pide reserva de sus acciones, deberá interponer la
demanda en el juicio ordinario dentro del plazo de 15 días contados desde que se notificó
la sentencia definitiva en el juicio ejecutivo. En efecto, de conformidad con el art. 473 del
CPC, la sentencia recaída en el juicio ejecutivo produce cosa juzgada en el juicio
ordinario, tanto respecto del ejecutante como del ejecutado; agrega el inc. II que, con
todo, si antes de dictarse sentencia en el juicio ejecutivo, el actor o el reo piden que se
les reserven para el ordinario sus acciones o excepciones, podrá el tribunal declararlo
así, existiendo motivos calificados. Siempre se concederá la reserva respecto de las
acciones y excepciones que no se refieran a la existencia de la obligación misma que ha
sido objeto de la ejecución. Finaliza el inc. III señalando que en los casos del inciso
precedente, la demanda ordinaria deberá interponerse dentro del plazo que señala el art.
474 (15 días), bajo pena de no ser admitida después; y en tal caso, el juicio seguirá hasta
su cumplimiento, es decir, hasta la realización o remate de los bienes embargados.

2.2. IMPORTANCIA.
La demanda es un acto de iniciación del proceso y, como tal, a partir de su interposición
se van a producir importantes efectos procesales y extraprocesales, a saber:
i. La demanda delimita en forma importante el objeto del juicio (sobre aquello que se va a
discutir), esto junto con la eventual contestación, réplica y dúplica. Esto lo confirma el
art. 160 del CPC, el cual señala que las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del
proceso, y no podrán extenderse a puntos que no hayan sido expresamente sometidos a
juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los tribunales
proceder de oficio.
Cuando la sentencia se extiende a puntos no sometidos a juicio por las partes u otorga
más de lo pedido por ellas, la parte afectada podrá entablar un recurso de casación en la
forma fundado en la causal Nº 4 del art. 768 del CPC, a saber: en haber sido dada ultra
petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o extendiéndola a puntos no
sometidos a la decisión del tribunal (extra petita), sin perjuicio de la facultad que éste
tenga para fallar de oficio en los casos determinados por la ley ¿Qué pasa si el tribunal
otorgó menos de lo pedido por las partes? Este vicio de la sentencia se denomina minus
petita, y no está enunciado en el Nº 4 del art. 768, por ello, hay que reconducirlo al Nº 5
de dicho artículo, es decir, a la causal que se refiere a la omisión de los requisitos de la

oído después sobre el derecho cuya jactancia se trata (art. 271 del CPC). La acción de jactancia prescribe en seis
meses contados desde que tuvieron lugar los hechos en que se funde (art. 272 del CPC).

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sentencia definitiva, específicamente el numeral 6 del art. 170 del CPC, que señala que la
sentencia definitiva contendrá la decisión del asunto controvertido. Esta decisión deberá
comprender todas las acciones y excepciones que se hayan hecho valer en el juicio; pero
podrá omitirse la resolución de aquellas que sean incompatibles con las aceptadas.

ii. Y en segundo lugar, la demanda determina los sujetos específicos del proceso (o
elementos subjetivos), es decir, las partes litigantes y el juez; lo que sin embargo, tiene
atenuaciones en lo que dice relación con los terceros relativos.

2.3. REQUISITOS.
Desde el momento en que la demanda, como acto inicial del juicio, es un verdadero
escrito, se debe ajustar a determinadas formalidades en su presentación, para que así produzca
los efectos legales deseados por el actor. Estas formalidades son dobles, a saber: las generales o
comunes a todo escrito, y las especiales o propias del escrito de demanda.

a. REQUISITOS GENERALES O COMUNES A TODO ESCRITO.


Los requisitos o formalidades generales de todo escrito y, por lo tanto, aplicables al
escrito de demanda, son:
i. La demanda se debe presentar en papel. Actualmente, y con la entrada en vigencia del DL
3.475 de 1980, quedó sin efecto la obligación de usar papel sellado en los juicios y
gestiones judiciales, toda vez que el art. 32 de ese DL derogó el DL 619 que la consagraba.
ii. Debe presentarse por conducto del Secretario respectivo. Aquí, hay que recordar que el
Secretario al cual se presenta la demanda, depende de si el tribunal es asiento de Corte o
no: si es asiento de Corte, la demanda se debe presentar en la Secretaría de la CA; y si no
es asiento de Corte, hay que presentarla ante el secretario del tribunal que esté de turno.
Estas reglas sólo tienen lugar si en la comuna o agrupación de comunas hay más de un
Jugado de Letras.
Ahora bien, si antes de presentarse la demanda se presentó una medida prejudicial, ésta es
la que se va a distribución o se le aplica el sistema de turnos, y no la demanda.
iii. Debe presentarse encabezada con una suma que indique su contenido. En efecto, el art.
30 del CPC dispone que todo escrito deberá presentarse al tribunal de la causa por
conducto del secretario respectivo y se encabezará con una suma que indique su
contenido o el trámite de que se trata. El profesor LUHRS señala que la suma se inicia con
la locución “en lo principal”, donde se coloca, por ejemplo, “demanda en juicio
ordinario”, pero también se le pueden agregar otras cosas aludiendo a la naturaleza de la
demanda, por ejemplo, “por indemnización de perjuicios”. Posteriormente vienen los
otrosí 263, en los cuales se pueden presentar pruebas, pedir al juez que tenga presente
ciertas cosas, como por ejemplo, el patrocinio y el poder, en atención a que la demanda es
la primera presentación que hace el actor. Así, entonces, una suma puede ser la siguiente:

263
Según la RAE, “otrosí” significa “además de esto”; y en el ámbito procesal alude a cada una de las peticiones que se
ponen después o además de lo principal.

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“en lo principal: demanda por indemnización de perjuicios por responsabilidad


extracontractual; primer otrosí: acompaña documentos en la forma que indica; segundo
otrosí: patrocinio y poder.”264
iv. Conforme al art. 31 inc. I del CPC, junto con cada escrito deberán acompañarse en papel
simple tantas copias cuantas sean las partes a quienes debe notificarse la providencia
que en él recaiga, y, confrontadas dichas copias por el secretario, se entregarán a la otra
u otras partes, o se dejarán en la secretaría a disposición de ellas cuando la notificación
no se haga personalmente o por cédula265. Agrega el inc. II que se exceptúan de esta
disposición (es decir, no es necesario presentar copias) los escritos que tengan por objeto
personarse en el juicio (hacerse parte en el juicio), acusar rebeldías, pedir apremios,
prórroga de términos, señalamiento de visitas, su suspensión y cualesquiera otras
diligencias de mera tramitación.
El cumplimiento de estas carga es importante, porque de acuerdo al inc. III del art. 31 del
CPC, si no se entregan las copias o si resulta disconformidad substancial entre aquéllas y
el escrito original, no le correrá plazo a la parte contraria y deberá el tribunal, de
plano, imponer una multa de un cuarto a un sueldo vital; agrega el inc. IV que el tribunal
ordenará, además, que la parte acompañe las copias dentro de tercero día, bajo
apercibimiento de tener por no presentado el escrito. Finaliza el inc. V diciendo que las
resoluciones que se dicten en conformidad a este artículo serán inapelables.
v. En atención a que la demanda es, por regla general, la primera presentación que hace el
actor, debe contener la constitución de un mandato judicial y la designación de un
abogado patrocinante habilitado, salvo las excepciones legales (por ejemplo, no esto no
se requiere en la acción de protección ni en la acción de amparo).
vi. Por último, también hay quienes mencionan en estos requisitos la necesidad de que la
demanda esté firmada por quienes la presentan.

b. REQUISITOS ESPECIALES O PROPIOS DE LA DEMANDA.


Estas formalidades especiales del escrito de demanda las contempla el art. 254 del CPC, al
prescribir que la demanda debe contener:
i. La designación del tribunal ante quien se entabla (art. 254 Nº 1). Este requisito se
cumple, en la práctica, a continuación de la suma, expresándose solamente la jerarquía

264
Las CA de Santiago, desde el año 2003, ha exigido para las demandas y gestiones judiciales que se presenten para
su distribución en los Juzgados Civiles y del Trabajo de su jurisdicción, una presuma que se antepone a la suma, y
que tendrá: el tipo de procedimiento que corresponda (ordinario de mayor cuantía, ejecutivo, etc.); materia u objeto
del pleito (indemnización de perjuicios, notificación de protesto de cheque, arrendamiento, nulidad de matrimonio,
etc.); individualización del demandante con sus nombres y apellidos, y a continuación su cédula de identidad;
nombre completo del abogado patrocinante con su RUT; nombre completo del apoderado con RUT; y nombre
completo del o los demandados con su RUT, de ser conocido, si no lo es, se coloca “sin RUT”. Este requisito se ha ido
incorporando paulatinamente en las CA, comenzando por la de Santiago, para luego continuar en las CA de
Concepción y Valparaíso.
265
El profesor LUHRS señala que, en la práctica, cuando se trata de una comuna asiento de Corte, en que la causa va a
distribución, estas copias no se presentan en la Corte, sino posteriormente, cuando la causa llega al juzgado
correspondiente.

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del tribunal, y ello mediante abreviaturas como, por ejemplo, S.J.L (Señor Juez Letrado),
I.C. (Ilustrísima Corte de Apelaciones), y Excma. Corte (Excelentísima Corte
Suprema)266. La razón de no exigir la designación exacta del tribunal (por ejemplo,
segundo juzgado de letras de Valparaíso), es que hay ciudades que son asiento de CA, y
cuando se presenta la demanda en la Secretaría de la Corte no se sabe qué tribunal va a
conocer de la causa, ya que ésta debe ir a distribución.
ii. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las personas que lo
representen, y la naturaleza de la representación (art. 254 Nº 2). En consecuencia, se
debe individualizar en forma precisa al actor y, si comparece por medio de representante,
en igual forma a este último, expresándose, en este caso, la naturaleza de la
representación, es decir, si es legal (por ejemplo, si comparece el padre) o convencional
(si es un mandatario civil o comercial). La individualización del actor y de su
representante se entiende cumplida mediante la indicación de tres elementos, a saber: el
nombre, el domicilio y la profesión. Por n o m b r e se entiende tanto el propio o de pila,
como los apellidos paterno y materno; el d o mi c i l i o es la residencia, acompañada, real o
presuntivamente, del ánimo de permanecer en ella; y la p r o f e s i ó n u o fi c i o , es la
actividad preferente del actor. Si se trata de una persona jurídica, el nombre será el que
señale la escritura pública de constitución, el domicilio será el domicilio social, y la
profesión el giro que realiza.
Ahora bien, hay que recordar que, de acuerdo al art. 49 inc. I del CPC, para los efectos del
artículo anterior, todo litigante deberá, en su primera gestión judicial, designar un
domicilio conocido dentro de los límites urbanos del lugar en que funcione el tribunal
respectivo, y esta designación se considerará subsistente mientras no haga otra la parte
interesada, aun cuando de hecho cambie su morada. Al respecto el art. 53 del CPC señala
que la forma de notificación de que trata el art. 50 (notificación por el estado) se hará
extensiva a las resoluciones comprendidas en el art. 48 (sentencia definitiva, sentencia
interlocutoria que recibe la causa a prueba y que ordena la comparecencia personal de las
partes), respecto de las partes que no hayan hecho la designación a que se refiere el
artículo 49 y mientras ésta no se haga; agrega el inc. II que esta notificación se hará sin
necesidad de petición de parte y sin previa orden del tribunal.
Por último, cabe decir que esta exigencia legal de la perfecta individualización del actor y
de su representante en el escrito de demanda, permite que el demandado sepa a ciencia
cierta con quién va a litigar, y las excepciones o defensas que puede oponer; permite,
además, saber a quiénes deberán notificarse las resoluciones que se expidan, y a quiénes
afectará, con autoridad de cosa juzgada, la sentencia llamada a resolver el pleito.
iii. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado (art. 254 Nº 3). La
individualización del demandado es indispensable, al igual que la del actor, para saber
contra quién se dirige la demanda y a quién se debe notificar, para determinar su
capacidad y la competencia del tribunal en razón del territorio y, en fin, para apreciar los
efectos de la cosa juzgada. A diferencia del número anterior, nada dice la ley en cuanto a
la individualización del representante del demandado, pero, según CASARINO, en caso de

266
Esto se relaciona con que al dirigirse a un tribunal, hay que hacerlo en los términos que su dignidad lo requiere;
así, de acuerdo al art. 306 del COT, La CS tendrá el tratamiento de Excelencia y las CA el de Señoría Ilustrísima.
Cada uno de los miembros de estos mismos tribunales y los jueces de letras tendrán tratamiento de Señoría.

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que el demandado sea incapaz o tenga un representante convencional, la


individualización del respectivo representante se hace también indispensable.
El profesor FORTTES recalca que, por lo anterior, es que en nuestro sistema no se permiten
las demandas contra personas indeterminadas o desconocidas, lo que sí se puede dar en el
procedimiento penal (“contra quienes que resulten responsables”). Lo único que se
permite omitir es el segundo apellido267, a veces, también se permite omitir la profesión u
oficio, bajo la fórmula “cuya profesión ignoro”; pero nunca el domicilio ya que esto tiene
importancia para determinar la competencia del tribunal268, y para la práctica de las
notificaciones (cosa distinta es que al momento de llevar a cabo la notificación, no se
encuentre a la persona, y se deba recurrir a otra forma de notificación).
iv. La exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoya (art. 254
Nº 4). Esto se relaciona con la causa de la pretensión, esto es, los hechos materiales y
jurídicos que le sirven de fundamento. Como la demanda es el “recipiente” que contiene
la pretensión, debe contener:
- La exposición clara de los hechos en que se apoya, lo cual permite calificar de
antemano y con facilidad la acción deducida e, igualmente, la competencia del
tribunal; sirve también para saber con posterioridad qué hechos han sido reconocidos y
cuáles, en cambio, han sido controvertidos, lo que influirá en la recepción de la causa a
prueba; y, por último, facilita también al tribunal el establecimiento de los hechos en la
sentencia definitiva, mediante el examen de las pruebas pertinentes que se hayan
rendido. Por ello, según el profesor FORTTES, es la parte más importante de la
demanda, porque sobre estos hechos necesariamente deberá haber un pronunciamiento
al momento de dictar sentencia definitiva; pues al tribunal le está vedado incorporar
otros hechos distintos a aquellos planteados por el demandante (esto por el carácter
dispositivo del sistema).
- La exposición clara de los fundamentos de derecho en que se apoya la demanda,
lo cual tiene por objeto facilitar la calificación jurídica de la relación de derecho
substancial o material controvertida (por ejemplo, una compraventa). Esta exigencia se
cumple expresando únicamente el actor las razones de orden jurídico que, a su juicio,
justifican la declaración del derecho substancial reclamado; no necesita individualizar
la acción por su nombre técnico, ni indicar los preceptos legales aplicables, pues esta
labor la efectuará el tribunal al momento de pronunciar la sentencia, aunque para la
regularidad y marcha del proceso es conveniente hacerlo. El profesor FORTTES recalca
que esto no tiene la misma importancia que la exposición de los hechos, porque
clásicamente se sostiene que esta parte no es vinculante para el juez, por cuanto es éste
quien determinará las normas jurídicas aplicables al caso concreto, conforme al

267
El profesor LUHRS señala que si no se sabe el nombre del demandado, se debe aplicar el art. 54 del CPC, es decir,
se tendrá que notificar por avisos en un diario a la persona cuya individualización sea difícil de determinar y, en este
caso, se debería individualizar con otros datos. El profesor ALFARO, por su parte, señala que se puede omitir este
requisito, siempre que se precisen las razones de ello, por ejemplo, que por su número dificulten considerablemente
la práctica de la notificación (si se trata de una comunidad).
268
Hay que recordar que existen reglas generales y especiales de competencia, y dentro de estas últimas se
encuentran las reglas de competencia absoluta y relativa, siendo precisamente esta última la que se determina por el
factor territorio, según el siguiente esquema: existencia de prórroga de competencia; existencia de reglas especiales;
naturaleza de la acción deducida; regla legal supletoria del domicilio del demandado.

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aforismo que señala: el juez conoce el derecho. Por lo tanto, el juez se debe someter a
lo probado en cuanto a los hechos, pero puede ampararse en este aforismo para aplicar
un derecho distinto del invocado por las partes a la hora de argumentar la sentencia.
v. La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión, de las peticiones que se
sometan al fallo del tribunal (art. 254 Nº 5). Esta es la parte petitoria de la demanda
(equivale al objeto de la pretensión), y la ley dice que se debe expresar con la suficiente
claridad y precisión en la parte final de ésta.269
Estas peticiones del actor, unidas a las que plantea el demandado en su escrito de
contestación, constituyen la cuestión controvertida del pleito; y, como se dijo, la
sentencia definitiva deberá pronunciarse únicamente sobre ellas, so pena de que en la
dictación de la sentencia se incurra en vicios de forma que autoricen para anularla
mediante los recursos procesales correspondientes. El profesor FORTTES recalca que esta
parte es tremendamente importante en relación con la sentencia, pues equivaldría a la
parte resolutiva de ésta; por ello se dice que la demanda del actor sería un proyecto de la
sentencia para el juez.
vi. El art. 255 del CPC dice que los documentos acompañados a la demanda deberán
impugnarse dentro del término de emplazamiento, cualquiera sea su naturaleza. Por
tanto, siguiendo a esta disposición surge la pregunta de si ¿es necesario acompañar
documentos fundantes que acrediten la demanda? Antiguamente era obligatorio, pero
hoy no, pues no existe la obligación del demandante ni del demandado de acompañar
documentos fundantes de la demanda, de la reconvención o de la excepción, y la
contraparte carece del derecho de forzarlo a ello. Pero si se acompañan con la demanda
(por ejemplo, un video, un CD, etc.), se impugnarán dentro del término de emplazamiento
En general, se dice que los requisitos exigidos a la demanda son una manifestación del
principio de buena fe en materia procesal, por cuanto buscan que el demandado pueda tener total
claridad respecto de quién lo demanda, por qué lo está demandando, y qué es lo que se solicita;
evitándose con ello que la demanda se utilice como un instrumento para sorprender al
demandado.270

2.4. ACTITUDES DEL JUEZ UNA VEZ RECIBIDA LA DEMANDA.


Una vez presentada la demanda por el actor al tribunal, éste debe efectuar un examen de

269
Por ejemplo: POR TANTO de acuerdo a lo expuesto y lo que disponen las normas citadas y arts. 254 y siguientes
del CPC, y demás normas pertinentes. RUEGO A US.: tener por interpuesta, en juicio ordinario, demanda civil de
indemnización de perjuicios por responsabilidad civil extracontractual derivado de un daño por repercusión, en
contra de don xxx, ya individualizado, en su calidad de Gerente General de la empresa xxx, y de acogerla a tramitación
para que en definitiva se condene a la demandada a pagar…
270
El profesor ALFARO clasifica los requisitos de la demanda de la siguiente manera: (i) los tres primeros
constituyen la i n v o c a c i ó n , es decir, por medio de la demanda se dirige al juez y se le explica que viene a
demandar a tal individuo, por tal persona, ambas domiciliadas en tal parte, por las razones de hecho y de derecho
que seguidamente se exponen. (ii) El cuarto requisito se denomina de la a f i r m a c i ó n , y en éste se comprende la
afirmación de los hechos y del derecho que constituyen el conflicto. (iii) Y el quinto requisito se denomina de la
p e t i c i ó n , el cual constituye el petitorio del actor, o la pretensión en concreto. La importancia de estos requisitos,
así clasificados, es que ellos coinciden con los elementos o con la estructura de la sentencia en su parte expositiva,
considerativa, y resolutiva.

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admisibilidad desde un punto de vista formal, o sea, a la luz de las exigencias contenidas en el
art. 254 del CPC. De este examen de admisibilidad pueden derivarse las siguientes
consecuencias:
i. De conformidad con el art. 256 del CPC, puede el juez de oficio no dar curso a la
demanda que no contenga las indicaciones ordenadas en los tres primeros números del
art. 254 (designación del tribunal, individualización del demandante e individualización
del demandado), expresando el defecto de que adolece; es decir, si no se cumplen con
esos requisitos, el juez no debe dar curso a la demanda, y si lo hace, el demandado podrá
oponer la correspondiente excepción dilatoria (ineptitud del libelo).
Como se puede apreciar, el art. 256 del CPC no se refiere a la omisión de los requisitos
establecidos en el Nº 4 (hechos y fundamentos de derecho) y 5 del art. 254 del CPC (parte
petitoria), esto debido a que ellos no afectan los presupuestos procesales, sino a la
viabilidad de la pretensión. Por lo tanto, si faltan dichos, el juez igualmente debe darle
curso a la demanda, pero el demandado podrá oponer la excepción dilatoria de ineptitud
del libelo.

ii. Si bien el art. 256 del CPC no lo señala, el juez, en uso de sus facultades correctivas,
podría otorgar un plazo (judicial) para subsanar los requisitos omitidos.
iii. El tribunal, también, puede no dar curso a la demanda, cuando falte el patrocinio, lo cual
se relaciona con la Ley Nº 18.120 sobre Comparecencia en Juicio. En efecto, dicha ley en
su art. 1º inc. I señala que la primera presentación de cada parte o interesado en asuntos
contenciosos o no contenciosos ante cualquier tribunal de la República, sea ordinario,
arbitral o especial, debe ser patrocinada por un abogado habilitado para el ejercicio de
la profesión; agrega el inc. II, que esta obligación se entiende cumplida por el hecho de
poner el abogado su firma, indicando además, su nombre, apellidos y domicilio. Sin estos
requisitos, no puede ser proveída y se tendrá por no presentada para todos los efectos
legales.
iv. Hay que recordar que, además, conforme el art. 2º de la Ley sobre Comparecencia en
Juicio, por regla general, toda persona debe comparecer en los asuntos que indica el art.
1º inc. I de la ley 18.120, representada por un mandatario judicial, y si al tiempo de
pronunciarse el tribunal sobre el mandato, éste no estuviere legalmente constituido, el
tribunal se limitará a ordenar la debida constitución de aquél dentro de un plazo de tres
días. Extinguido este plazo y sin otro trámite, se tendrá la solicitud por no presentada
para todos los efectos legales (art. 2º inc. IV).
v. También puede el tribunal determinar que existe una causal de incompetencia absoluta.
En este caso el tribunal debe declarar de oficio su incompetencia absoluta, pues de
acuerdo al art. 84 inc. IV del CPC, el juez podrá corregir de oficio los errores que observe
en la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la
nulidad de los actos de procedimiento. No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones
viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley.
vi. Por último, lo normal, es que el juez considere admisible la demanda al verificar que se
han cumplido todos los requisitos que la ley exige. En este caso, dictará una resolución
que tendrá por objeto declarar la admisibilidad de la demanda; específicamente se trata
369
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de un decreto (resolución que tiene por objeto dar curso progresivo a los autos) que lleva
implícita la declaración de admisibilidad (provee la demanda) y que confiere traslado al
demandado para que la conteste (“por interpuesta demanda, traslado para contestar”); es
decir, la resolución ordena que se ponga en conocimiento del demandado el escrito de la
demanda, y para ello, el demandante debe encargar la notificación de este decreto a un
Receptor Judicial, el cual, si se trata de la primera notificación hecha en el juicio, debe
notificar personalmente al demandado; y una vez notificado válidamente, comienza para
él el término de emplazamiento.

2.5. MODIFICACIÓN DE LA DEMANDA.


Puede que el demandante, después de presentada la demanda al tribunal, desee introducir
algunas modificaciones a ésta. El CPC admite esta posibilidad, pero ello está limitado, debiendo
distinguir diversas situaciones:
i. Si la demanda aún no ha sido notificada, a pesar de que el Código nada dice, se estima
que no existe inconveniente alguno para modificarla; esto porque antes de notificarla el
demandante puede retirarla y, por ende, también puede modificarla e, incluso, presentar
una nueva enteramente diversa de la anterior (quien puede lo más, puede lo menos). En
efecto, de acuerdo a la primera parte del art. 148 del CPC, antes de notificada una
demanda al reo, podrá el actor retirarla sin trámite alguno, y se considerará como no
presentada.
ii. Después de notificada la demanda y antes de ser contestada, el demandante puede hacer
en ella las ampliaciones o rectificaciones que estime convenientes. En efecto, conforme al
art. 261 del CPC, notificada la demanda a cualquiera de los demandados y antes de la
contestación, podrá el demandante hacer en ella las ampliaciones o rectificaciones que
estime convenientes (las cuales deberá presentar por escrito y pedir que se tengan como
complemento o modificación de la demanda primitiva). Agrega el inc. II que estas
modificaciones se considerarán como una demanda nueva para los efectos de su
notificación, y sólo desde la fecha en que esta diligencia se practique correrá el término
para contestar la primitiva demanda; esto significa, en el fondo, que las ampliaciones
también deben notificarse personalmente (si la notificación de la demanda fue la primera
notificación que se hizo en el juicio), y sólo desde la fecha en que esta diligencia se
practique, correrá el término para contestar tanto la modificación, como la primera
demanda.
iii. Después de contestada la demanda, no es posible modificarla, pues ya se encuentra
trabada la litis, y sólo cabe el desistimiento. Ahora, la opción es que en el escrito de
réplica el actor amplíe, adicione, o modifique las pretensiones que haya formulado en la
demanda, pero sin que pueda alterar las que sean objeto principal del pleito. En efecto, de
acuerdo al art. 312 del CPC, en los escritos de réplica y dúplica podrán las partes
ampliar, adicionar o modificar las acciones y excepciones que hayan formulado en la
demanda y contestación, pero sin que puedan alterar las que sean objeto principal del
pleito.
iv. Por último, cabe decir que, conforme a la segunda parte del art. 148 del CPC, después de

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notificada, podrá (el demandante) en cualquier estado del juicio desistirse de ella ante el
tribunal que conozca del asunto, y esta petición se someterá a los trámites establecidos
para los incidentes. Esta última actitud del demandante, de excepcional importancia,
tiene el efecto de extinguir las acciones que se hicieron valer en la demanda y, por tanto,
no las va a poder deducir nuevamente, aun cuando fueran ampliadas o rectificadas, es
decir, se produce la excepción de cosa juzgada.

2.6. EFECTOS QUE PRODUCE LA NOTIFICACIÓN DE LA DEMANDA.


La interposición de la demanda produce efectos en el ámbito procesal y en el ámbito civil
o extraprocesal, pero para que se produzcan, es indispensable que la demanda haya sido admitida
a tramitación y se notifique junto con la resolución que la provee.

a. EFECTOS PROCESALES.
i. El principal efecto que produce la notificación de la demanda, es que da nacimiento a la
relación jurídica procesal (traba la litis), esto es, al vínculo jurídico que une a las partes
entre sí, y a éstas con el juez, generando poderes y deberes entre ellos.
ii. Al notificarse la demanda, el demandante ya no podrá retirarla, sólo le cabe desistirse de
ella.
iii. Al notificarse la demanda, en el juicio ordinario de mayor cuantía se abre la primera
instancia, por lo tanto, el juez está obligado a conocer las peticiones del actor y dar inicio
al procedimiento. Si el tribunal no cumple con esta obligación de instruir el proceso,
puede interponerse una queja disciplinaria ante el superior jerárquico y, además, la
actuación del juez constituye denegación de justicia.
iv. Si no hay una causal de incompetencia absoluta, el órgano jurisdiccional será plenamente
competente para conocer del asunto. Este efecto se conoce en doctrina como
p e r p e t u a c i ó n d e l a j u r i s di c c i ó n y c o m p e t e n c i a , y es un efecto procesal en
virtud del cual se produce la fijación de la jurisdicción y la competencia del tribunal que
conoce de la causa, con independencia de los cambios o alteraciones que puedan
experimentar los elementos que regulan estos temas durante el curso del juicio (por
ejemplo, el domicilio del demandado). Este efecto se relaciona con la regla general de la
competencia denominada radicación, en virtud de la cual, radicado con arreglo a la ley el
conocimiento de un negocio ante tribunal competente, no se alterará esta competencia
por causa sobreviniente (art. 109 del COT).
v. Asimismo, la notificación de la demanda fija la legitimación de las partes en el proceso.
Este efecto recibe el nombre de p e r p e t u a c i ó n d e l a l e gi t i m a c i ó n , y es un efecto
procesal en virtud del cual la calidad de las partes se mantiene durante todo el proceso,
siendo irrelevante las modificaciones posteriores. Por ejemplo, si una de las partes
fallece, el proceso continuaría con sus herederos, los que tienen la misma calidad jurídica
que tenía el difunto, a menos que se esté frente a aquellos procesos en que la muerte de la
persona sea un elemento de no continuidad, como ocurre en los procesos de divorcio o de
incapacidad.

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vi. La demanda fija el objeto del juicio, pues el demandado, al contestar la demanda, debe
limitarse en su defensa a aquello que es pretendido por parte del actor (la única excepción
a esto, es la reconvención). Una vez determinado el objeto del proceso con la notificación
de la demanda, las partes no pueden modificar las pretensiones, pues se produce lo que se
denomina en doctrina mutatio libelli. Sin embargo, este principio tiene ciertas
excepciones, como son los casos de ampliaciones y rectificaciones de la demanda antes
de la contestación (art. 261 del CPC), o la réplica del demandante, la cual, sin embargo, no
puede en caso alguno modificar sustancialmente el objeto principal del juicio o proceso.
vii. El demandante no puede interponer una nueva demanda en contra del demandado, que se
refiera al mismo objeto pedido y tenga la misma causa de pedir. En el evento que así lo
haga, procede la excepción dilatoria de litispendencia en el segundo proceso.
viii. Y por último, una vez notificada la demanda y la resolución que la provee, comienza a
correr un término para que el demandado exponga lo que estima conveniente.

b. EFECTOS CIVILES, MATERIALES O EXTRAPROCESALES.


i. La demanda y su posterior notificación, produce la interrupción civil de la prescripción,
sea adquisitiva o extintiva.271
ii. Constituye en mora al deudor. Hay que recordar que la mora, como requisito de la
indemnización de perjuicios en sede contractual, se define como el retardo imputable en
el cumplimiento de una obligación, unido a la interpelación del acreedor. Por lo tanto,
uno de los requisitos para que se constituya en mora al deudor, es la interpelación del
acreedor, la cual se define como el acto por el cual el acreedor hace saber a su deudor que
considera que hay retardo en el cumplimiento, que éste le está ocasionando perjuicios, y
que además le requiere para que pague; por tanto, supone una actividad del acreedor que
produce el efecto de transformar el retardo en mora. El art. 1551 del CC consagra las
distintas formas o maneras que puede adoptar esta interpelación, y una de ellas es la
interpelación judicial (Nº 3), la cual tiene lugar con la notificación de la demanda.
Art. 1551. El deudor está en mora,
1. Cuando no ha cumplido la obligación dentro del término estipulado, salvo que la ley en casos especiales
exija que se requiera al deudor para constituirle en mora;

271
Hay que recordar que respecto de la prescripción adquisitiva, la interrupción civil es todo recurso judicial
intentado por el que se pretende verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor. La expresión “recurso judicial” hay
que entenderla referida a la interposición de cualquiera acción, mediante la cual el dueño pretende recuperar la
posesión e impedir así que un tercero, poseedor del bien, adquiera el dominio por prescripción. Respecto a la
prescripción extintiva existe una discusión, puesto que para algunos la expresión “demanda” que emplea el art. 2518
del CC, se refiere únicamente a aquella que cumpla con los requisitos del art. 254 CPC, esto en contraposición al
término amplio que usa el legislador en el art. 2503 del CC (recurso judicial). Sin embargo, la interpretación más
amplia de este precepto, que por lo demás es la mayoritaria, señala que debe aceptarse bajo el concepto de demanda,
no sólo la demanda judicial en un sentido técnico, sino también otras actuaciones del acreedor que permitan obtener
o asegurar la satisfacción de su crédito, siempre y cuando se realicen judicialmente. También hay que tener presente
que la interrupción de la prescripción para alguno se produce (en ambos casos) con la notificación de la demanda,
mientras que para otros basta la presentación de la misma. Siendo la posición mayoritaria, la primera postura.

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2. Cuando la cosa no ha podido ser dada o ejecutada sino dentro de cierto espacio de tiempo, y el deudor lo
ha dejado pasar sin darla o ejecutarla;
3. En los demás casos, cuando el deudor ha sido judicialmente reconvenido por el acreedor.

iii. Los derechos sobre los cuales se litiga se convierten en litigiosos para efectos de su
cesión. En efecto, conforme al art. 1911 inc. II del CC, Se entiende litigioso un derecho,
para los efectos de los siguientes artículos, desde que se notifica judicialmente la
demanda.

3. EL EMPLAZAMIENTO DEL DEMANDADO.

a. CONCEPTO.
En su oportunidad, se manifestó que toda acción se propone mediante una demanda, la
cual, presentada ante tribunal competente, debe ser tramitada conforme a las reglas de
procedimiento preestablecidas según la naturaleza de la pretensión ejercitada, agregando además,
que cualquiera que fuere el procedimiento a seguir, la demanda y la resolución que la admite a
tramitación deben ser legalmente notificadas al demandado, quien tiene un plazo para
comparecer a defenderse. Esta notificación de la demanda hecha en forma legal al demandado y
el transcurso del plazo que éste tiene para contestada, reciben el nombre técnico de
emplazamiento.
Por lo tanto, el e m p l a z a mi e n t o d e l d e m a n d a d o se puede definir como la
notificación legal de la demanda, unida al plazo que la ley otorga al demandado para que
exponga lo que estime conveniente.

b. ELEMENTOS DEL EMPLAZAMIENTO.


i. N o t i f i c a c i ó n l e ga l d e l a d e ma n d a . Normalmente, por ser la primera notificación
que se practica dentro del juicio, se deberá hacer personalmente, pudiendo aplicarse la
notificación personal subsidiaria o por cédula, en caso de que no haya sido posible ubicar
al demandado. Al demandante, en cambio, se le notifica la resolución que provee la
demanda por el estado diario (art. 40 del CPC).
Art. 40. En toda gestión judicial, la primera notificación a las partes o personas a quienes hayan de afectar
sus resultados, deberá hacérseles personalmente, entregándoseles copia íntegra de la resolución y de la
solicitud en que haya recaído, cuando sea escrita.
Esta notificación se hará al actor en la forma establecida en el art. 50.

Ahora bien, si el juicio comienza con una medida prejudicial, como la primera
notificación será la de dicha medida, la resolución que admite a tramitación a la demanda
deberá notificarse por el estado diario, pues esta forma de notificación constituye la regla
general conforme a lo previsto en el art. 50 del CPC, el cual señala que las resoluciones no
comprendidas en los artículos precedentes se entenderán notificadas a las partes desde
que se incluyan en un estado que deberá formarse y fijarse diariamente en la secretaría
de cada tribunal con las indicaciones que el inciso siguiente expresa. Sin perjuicio de
ello, el tribunal puede disponer la notificación personal de la demanda y de la resolución
que la provee, aun cuando no se esté ante una hipótesis en que proceda esta notificación,
pues conforme al art. 47 inc. I del CPC, la forma de notificación de que tratan los

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artículos precedentes (notificación personal) se empleará siempre que la ley disponga


que se notifique a alguna persona para la validez de ciertos actos, o cuando los
tribunales lo ordenen expresamente; incluso, aun cuando el tribunal no lo haya ordenado,
siempre puede emplearse la notificación personal conforme a lo previsto en el in. II del
art. 47, según el cual ella podrá, además, usarse en todo caso (a petición de parte).

ii. T é r mi n o d e e mp l a z a m i e n t o . Esto es, el plazo que la ley fija al demandado para que
exponga lo que estima conveniente. Este plazo varía según sea el lugar en que haya sido
notificado el demandado, en efecto:
- Conforme al art. 258 inc. I del CPC, el término de emplazamiento para contestar la
demanda será de quince días si el demandado es notificado en la comuna donde
funciona el tribunal. Por ejemplo, se interpone la demanda en la Secretaría de la CA
de Valparaíso y el demandado es notificado también en la ciudad de Valparaíso.
- De acuerdo al art. 258 inc. II del CPC, se aumentará este término en tres días más (18
días) si el demandado se encuentra en el mismo territorio jurisdiccional pero fuera
de los límites de la comuna que sirva de asiento al tribunal. Por ejemplo, se interpone
la demanda en la Secretaría de la CA de Valparaíso, y se notifica en la comuna de
Juan Fernández.
- Ahora, si el demandado se encuentra en un territorio jurisdiccional diverso o fuera
del territorio de la República, el término para contestar la demanda será de
dieciocho días, más el aumento que corresponda al lugar en que se encuentre. Este
aumento será determinado en conformidad a una tabla que cada cinco años formará
la CS con tal objeto (publicada en el Diario Oficial), tomando en consideración las
distancias y las facilidades o dificultades que existan para las comunicaciones (art.
259 inc. I del CPC). Por ejemplo, se interpone la demanda en la Secretaría de la CA de
Valparaíso y se notifica al demandado en Valdivia, o mediante exhorto, en Perú.
- Por último, el art. 260 inc. II del CPC, establece que en los casos en que proceda la
pluralidad de demandantes de acuerdo al art. 18 (litisconsorcio activa), el plazo para
contestar la demanda, determinado según lo dispuesto en los dos artículos
anteriores, se aumentará en un día por cada tres demandantes sobre diez que existan
en el proceso. Con todo, este plazo adicional no podrá exceder de treinta días.

c. CARACTERÍSTICAS DEL TÉRMINO DE EMPLAZAMIENTO.


Las características generales que presenta el plazo que tiene el demandado para contestar
la demanda en un juicio ordinario de mayor cuantía, son:
i. Es un plazo de días consagrado en el CPC y, por consiguiente, se entiende suspendido
durante los feriados. En efecto, conforme al art. 66 inc. I del CPC , los términos de días
que establece el presente Código, se entenderán suspendidos durante los feriados, salvo
que el tribunal, por motivos justificados, haya dispuesto expresamente lo contrario.
ii. Es un plazo legal, por lo tanto, a diferencia de los plazos judiciales, no puede ser
prorrogado. Pues de acuerdo al art. 67 inc. I del CPC, sólo son prorrogables los términos

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señalados por el tribunal.


iii. Es un plazo variable, puesto que, como se ha visto, difiere en su duración según sea el
lugar en que es notificado el demandado.
iv. Al ser un plazo legal establecido en el CPC, es un plazo fatal y, por ende, el sólo hecho de
su vencimiento implica la extinción del derecho de contestar la demanda. En efecto, el
art. 64 inc. I del CPC dispone que los plazos que señala este Código son fatales
cualquiera sea la forma en que se exprese, salvo aquéllos establecidos para la
realización de actuaciones propias del tribunal. En consecuencia, la posibilidad de
ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar el acto se extingue al vencimiento del
plazo. En estos casos el tribunal, de oficio o a petición de parte, proveerá lo que
convenga para la prosecución del juicio, sin necesidad de certificado previo.
v. Es un plazo individual, es decir, el término comenzará a correr para cada parte (para el
demandado en este caso) desde el día de la notificación (art. 65 inc. I del CPC). Ahora
bien, conforme al art. 260 inc. I del CPC, si los demandados son varios, sea que obren
separada o conjuntamente, el término para contestar la demanda correrá para todos a la
vez, y se contará hasta que expire el último término parcial que corresponda a los
notificados; es decir, es individual en su inicio, y común en su término. Por ejemplo, el
juicio se ha iniciado en Valparaíso en contra de dos demandados, y éstos han sido
notificados también en Valparaíso, pero en fechas diferentes: el segundo día del mes en
curso al demandado A, y el quinto día de igual mes al demandado B; por consiguiente,
tanto para el primer demandado como para el segundo, el plazo para contestar la
demanda, sea que obren conjunta o separadamente, vence el día 20 de dicho mes. O si
respecto de una demanda que conoce el Juez de Letras de Santiago, se notifican en el
mismo día una persona en la Comuna de Vitacura, otra en la Comuna de Providencia, y
otra es notificada en Isla de Pascua, los tres demandados tendrán para contestar la
demanda 18 días (pues se encuentran fuera de la comuna del tribunal), más los 16 días
contemplados en la tabla de emplazamiento (por notificarse en Isla de Pascua).272

d. IMPORTANCIA DEL EMPLAZAMIENTO.


En primer lugar, el emplazamiento es importante porque con la notificación legal de la
demanda queda constituida la relación jurídica procesal; y en segundo lugar, porque a través de
él el demandado se impone de la existencia del juicio en su contra, y se asegura así una de las
principales garantías del debido proceso, cual es, el derecho a la defensa. Por tales razones, la
ley ha elevado al emplazamiento a la categoría de trámite o diligencia esencial (art. 795 N° 1 del
CPC), cuya consecuencia, es que su omisión autoriza a interponer en contra de la sentencia
definitiva pronunciada en condiciones tan irregulares, el recurso de casación en la forma,

272
Hay que tener presente que este es un supuesto distinto al del art. 65 inc. II del CPC, el cual se refiere al plazo
común, al decir que los términos comunes se contarán desde la última notificación, es decir, se señala un mismo
momento inicial (por ejemplo, el término probatorio). En cambio, el art. 260 del CPC señala que el plazo corre hasta
que expire el último término parcial, es decir, se señala un mismo momento final. La diferencia de hablar desde la
notificación, o hasta el último término parcial no es irrelevante, porque acorde al art. 260 del CPC, el primer
notificado puede contestar desde que se le notificó, en cambio, en el caso del art. 65 del CPC, sólo puede contestar
desde la última notificación, si actúa antes, contesta extemporáneamente.

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tendiente a anularla y a reponer el proceso al estado en que debió cumplirse con el


emplazamiento del demandado (art. 768 N° 9 del CPC).
Art. 795. En general, son trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única instancia en los juicios de
mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
1. El emplazamiento de las partes en la forma prescrita por la ley.

Art. 768. El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
9. En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o a cualquier otro requisito por
cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad.

Ahora bien, se entiende que no ha habido emplazamiento, cuando no se le ha notificado


la demanda al demandado; cuando, habiéndosela notificado, tal notificación ha sido practicada
en forma ilegal; o bien, cuando habiéndose notificado legalmente la demanda, se ha dado por
evacuado el trámite de contestación por parte del demandado, sin estar aún vencido el término
que la ley le ha concedido para cumplir con tal trámite.
Por otro lado, de acuerdo al art. 80 del CPC, si al litigante rebelde no se le ha hecho saber
en persona ninguna de las providencias libradas en el juicio, podrá pedir la rescisión de lo
obrado, ofreciendo acreditar que, por un hecho que no le sea imputable, han dejado de llegar a
sus manos las copias a que se refieren los arts. 40 y 44, o que ellas no son exactas en su parte
substancial. Es decir, aparte de proceder el recurso de casación en la forma, el demandado
podría pedir la nulidad de todo lo obrado, si no le ha hecho llegar la copia íntegra de la
resolución y de la demanda (notificación personal), o el aviso que dé noticia de la demanda, con
especificación exacta de las partes, materia de la causa, juez que conoce en ella y de las
resoluciones que se notifican (notificación personal subsidiaria).
¿En segunda instancia hay emplazamiento? ¿Es un trámite esencial? El profesor ALFARO
señala que el emplazamiento también es un trámite esencial en segunda instancia, así lo señala el
art. 800 Nº 1 del CPC; y consiste en la notificación por el estado diario de la resolución que
admite el recurso de apelación, más el plazo que se concede al apelado para que comparezca al
tribunal. No obstante, el transcurso del plazo aquí no se computa desde la notificación, sino
desde la certificación de la fecha de ingreso de los autos por el Secretario.
Art. 800. En general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o de
menor cuantía y en los juicios especiales:
1. El emplazamiento de las partes, hecho antes de que el superior conozca del recurso.

4. ACTITUDES DEL DEMANDADO UNA VEZ NOTIFICADO DE LA DEMANDA.

Notificado que sea legalmente el demandado de la demanda y de la resolución que la


admite a tramitación, puede adoptar cuatro actitudes diferentes: aceptar lisa y llanamente la
demanda; no contradecir en forma substancial y pertinente los hechos que le sirven de
fundamento; no hacer nada, esto es, asumir una actitud de completa pasividad e indiferencia;
reconvenir, es decir, entablar una contrademanda; y por último, que será el caso de más ordinaria
ocurrencia, defenderse.273
273
El profesor FORTTES señala que las actitudes del imputado en el proceso penal tiene particularidades que la
distinguen de las del demandado en el proceso civil, en primer lugar, porque no es posible un proceso penal en
ausencia del imputado, pues es una garantía básica del derecho a defensa, que el imputado pueda estar presente en el
juicio y defenderse (el proceso se paraliza si no está presente, salvo algunas excepciones); en segundo lugar, el
silencio del imputado es un derecho constitucional y, por ende, no puede ser obligado a declarar en su contra, por lo

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Ahora bien, cada una de estas diversas actitudes del demandado frente a la demanda que
se ha interpuesto en su contra, tiene una decisiva influencia en el curso posterior que debe seguir
el juicio. Es por ello que serán analizadas cada una con detención, salvo la reconvención, que
será objeto de estudio al final.

4.1. EL ALLANAMIENTO.

El allanamiento o aceptación de la demanda, es el reconocimiento expreso que realiza el


demandado tanto de los hechos y de los fundamentos de derecho en que se apoya la demanda274.
En cuanto a su naturaleza jurídica, algunos dicen que es un equivalente jurisdiccional (figura
autocompositiva); otros, en cambio, como el profesor FORTTES, señalan que es una solución
heterocompositiva, pues el único efecto que produce en el proceso, es hacer innecesaria la etapa
probatoria, estando el juez igualmente obligado a dictar sentencia definitiva en esa causa.
Como características de esta figura, se pueden señalar las siguientes:
i. Es una declaración de voluntad expresa del demandado, y sólo puede ser realizado por
éste.
ii. Dada la excepcional gravedad que este acto procesal tiene para el demandado, la ley
exige que si la aceptación de la demanda se efectúa por medio de mandatario judicial,
éste requerirá facultades extraordinarias (art. 7 inc. II del CPC).
.
iii. Puede ser total o parcial. Respecto de la parte no contenida en el allanamiento, se deberán
seguir las reglas generales y, por ende, la prueba será innecesaria sólo respecto de aquello
contenido en la aceptación.
iv. Tiene límites en cuanto a su procedencia, pues hay casos en que no produce efectos,
concretamente, en los juicios en que prima el interés público como, por ejemplo, los
juicios en que se discute el estado civil de las personas, o los juicios sobre derechos
irrenunciables.

En cuanto al efecto del allanamiento, conforme al art. 313 del CPC, si el demandado
acepta llanamente las peticiones del demandante…, el tribunal mandará citar a las partes para
oír sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado (la contestación) de la réplica. Esta última
frase es importante, pues si el demandado acepta las peticiones del demandante, a éste último
igualmente se le conferirá traslado para que replique (pues en dicho escrito puede hacer
modificaciones, adiciones o ampliaciones a la demanda), y una vez evacuado este trámite de la
réplica, se confiere traslado al demandado para la dúplica, y evacuado el trámite de la dúplica, el
tribunal debe citar inmediatamente a las partes para oír sentencia definitiva. En consecuencia, el
allanamiento no pone término al proceso, pues el efecto que genera es evitar la realización del
trámite de conciliación (que en principio es obligatorio) y la apertura del período de prueba, pero

que no puede acarrear ninguna consecuencia negativa para él su silencio (hoy en día la declaración del imputado es
un verdadero derecho de defensa); y, por último, la sumisión del imputado no es suficiente por sí sola para
determinar su culpabilidad, de manera que se exige que esté acreditada por los demás medios probatorios (la ratio es
que ello podría prestarse para proteger a otros imputados).
274
El profesor ALFARO señala que el allanamiento, en estricto rigor, es una promesa de prestación, pues no implica
una sumisión, en el sentido de aceptar y cumplir de inmediato. Por ello es importante la sentencia que se dicte al
respecto, porque con ella se podrá exigir su cumplimiento.

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de todos modos se debe dictar sentencia.

4.2. LA NO CONTRADICCIÓN DE LOS HECHOS.


Otra situación que se puede dar, es que en sus escritos el demandado no contradiga de
manera substancial y pertinente los hechos sobre los cuales que versa el juicio. Ante esta
situación el art. 313 del CPC dispone que si el demandado acepta llanamente las peticiones del
demandante, o si en sus escritos no contradice en materia substancial y pertinente los hechos
sobre que versa el juicio, el tribunal mandará citar a las partes para oír sentencia definitiva,
una vez evacuado el traslado de la réplica. Es decir, se produce el mismo efecto que con el
allanamiento: el juicio pasa de la etapa de discusión, a la etapa de sentencia.
Este mismo efecto también se produciría si el demandado no contradice los hechos, pero
desconoce los fundamentos de derecho en que se apoya la demanda; pues la disposición sólo
hace referencia a los hechos, y la razón de que no mencione a los fundamentos de derecho, es
porque, en definitiva, el derecho lo aplicará el juez.
Esta actitud del demandado se diferencia del allanamiento, puesto que esto último el juez
lo constata de inmediato ya que consta de una manera expresa; en cambio, la no contradicción
se constata implícitamente, y el juez deberá fundamentarlo en la resolución en que se cite a las
partes a oír sentencia.

4.3. SILENCIO DEL DEMANDO.


En nuestro sistema, esta actitud no implica aceptación de los hechos, sino que el efecto
que se produce es el contrario, se entiende que los hechos han sido contradichos. En efecto, el
silencio del demandado produce lo que la doctrina llama c o n t e s t a c i ó n f i c t a d e l a
d e m a n d a , la cual se traduce en la negación, por cuanto en Derecho procesal quien calla nada
reconoce ni otorga, a menos que exista una disposición legal expresa que consagre una sanción
semejante como, por ejemplo, el art. 384 inc. I del CPC, que señala que si el litigante no
comparece al segundo llamado, o si, compareciendo, se niega a declarar o da respuestas
evasivas, se le dará por confeso, a petición de parte, en todos aquellos hechos que estén
categóricamente afirmados en el escrito en que se pidió la declaración; y el art. 684 inc. I del
CPC, a propósito del juicio sumario, señala que en rebeldía del demandado, se recibirá a prueba
la causa, o, si el actor lo solicita con fundamento plausible, se accederá provisionalmente a lo
pedido en la demanda.
Por lo tanto, si el demandado no contesta la demanda en el plazo fatal que la ley le ha
señalado para estos efectos (15 ó 18 días, o 18 días más el aumento de la tabla), su posibilidad de
interponer la demanda se extingue por el sólo ministerio de la ley, sin necesidad de que el
tribunal declare la rebeldía del demandado. En efecto, de acuerdo al art. 64 inc. I del CPC, los
plazos que señala este Código son fatales cualquiera sea la forma en que se exprese, salvo
aquéllos establecidos para la realización de actuaciones propias del tribunal (plazos judiciales).
En consecuencia, la posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar el acto se
extingue al vencimiento del plazo. En estos casos el tribunal, de oficio o a petición de parte,
proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin necesidad de certificado previo
(del secretario). Concretamente, en este caso el juez, de oficio o a petición de parte, proveerá:
“por extinguido el plazo para contestar la demanda, traslado para replicar”. Evacuada la réplica,
se dará traslado al demandado para duplicar, y luego, evacuada la dúplica, el tribunal debe

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examinar los autos para ver si debe recibir o no la causa a prueba, y ésta seguirá así su curso
normal.
Las consecuencias de esta actitud del demandado son:
i. Trae aparejada la preclusión, es decir, el demandado pierde la oportunidad de plantear sus
excepciones y defensas en la contestación, esto por tratarse de un plazo fatal.
ii. El demandado rebelde es notificado de las resoluciones que se le deberían notificar por
cedula, por el estado diario, y se le aplica esta sanción por no haber señalado domicilio
dentro del territorio del tribunal.
iii. La rebeldía de la contestación a la demanda, al igual que todas las demás rebeldías en la
primera instancia, no tienen otro alcance que dar por evacuado ficticiamente el trámite de
que se trata, a objeto de que los autos puedan continuar su curso progresivo, pudiendo,
por consiguiente, la parte rebelde hacerse presente en cualquier momento posterior,
siempre y cuando, naturalmente, respete todo lo obrado (esto tiene una excepción, en
aquellos casos en que se está en presencia de fuerza mayor, o de falta real de notificación,
lo cual da origen a la nulidad procesal). Cabe recalcar que el efecto de la rebeldía en la
segunda instancia tiene una trascendencia mayor, pues al litigante rebelde no se le toma
más en consideración (se dan por evacuados todos los trámites) y si posteriormente desea
comparecer, tendrá que hacerlo por medio de procurador del número o de abogado
habilitado.

4.4. DEFENDERSE O CONTROVERTIR.

Esta última actitud del demandado es, en la práctica, la de más ordinaria ocurrencia, y si
el demandado se defiende, es necesario ver previamente en qué forma lo hace, para saber la
tramitación que seguirá el juicio. En efecto, el profesor FORTTES distingue tres formas que
puede adoptar esta actitud:
i. O p o n e r e x c e p c i o n es . Dentro de las excepciones se distinguen distintos tipos: las
excepciones dilatorias, que son aquellas que buscan corregir defectos en cuanto a la
forma y no al fondo; y las excepciones perentorias, que son aquellas que atacan el fondo,
no existiendo una enumeración taxativa de ellas. Las primeras se hacen valer en forma
previa a la contestación, mientras que las segundas, por regla general, en la contestación
de la demanda.
ii. Podría hacer me r a s a l e ga c i o n e s o d e f e n s a s , al momento de contestar la demanda
¿Cuál es la diferencia entre las meras alegaciones y las excepciones? En primer lugar, en
las excepciones se incorporan nuevos hechos, en cambio con las meras alegaciones no se
agregan, sino que simplemente se contradicen fundamentos del actor; en segundo lugar,
en la mera alegación la carga probatoria recae en el demandante, en cambio, en las
excepciones es el demandado quien tiene que probar el hecho nuevo agregado; y, por
último, hay una diferencia en cuanto a la parte de la sentencia que sobre ellas se
pronuncia, ya que el juez se pronuncia sobre las meras defensas en la parte considerativa
de la sentencia (como argumento para llegar a la resolución), mientras que de las
excepciones se pronuncia en la parte resolutiva.

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A continuación se estudiaran en detalle la primera de las actitudes defensivas del


demandado, por su especial importancia y trascendencia en la marcha del pleito.

5. LAS EXCEPCIONES.
Las excepciones, siguiendo a Fernando ORELLANA, son aquellos actos jurídicos
procesales del demandado, que tienen por objeto corregir vicios del procedimiento, o bien, atacar
el fondo de la acción deducida. Las excepciones pueden revestir dos modalidades: dilatorias y
perentorias, y dentro de las excepciones perentorias, se distinguen las excepciones mixtas y
anómalas. A continuación serán analizadas cada una de ellas.

5.1. LAS EXCEPCIONES DILATORIAS.

5.1.1. CONCEPTO.
Son una institución propia del procedimiento ordinario de mayor cuantía, y también
proceden respecto del juicio de menor cuantía, pero además de éstos, no proceden en ningún otro
procedimiento. Se definen como aquellas excepciones que tienen por objeto corregir vicios del
procedimiento sin afectar al fondo de la acción deducida. Este concepto se extrae del art. 303 N°
6 del CPC, el cual señala que sólo son admisibles como excepciones dilatorias: en general las que
se refieran a la corrección del procedimiento sin afectar al fondo de la acción deducida.
Se denominan así, puesto que retardan o dilatan la entrada al proceso. Mediante ellas el
demandado pide al tribunal que declare que no está obligado a contestar la demanda, mientras no
se subsane el vicio de que adolece. Por tanto, el objeto de estas excepciones es preciso y
determinado: corregir defectos del procedimiento y procurar que la relación procesal se forme
válidamente, es decir, exenta de todo vicio que más tarde pudiera servir para anulada. Pero, en la
práctica, son utilizadas como medio para retardar el juicio, y no para el objetivo antes señalado.
En concreto, según el profesor FORTTES, lo que atacan fundamentalmente las excepciones
dilatorias o formales, son los presupuestos procesales, es decir, los requisitos exigidos por la ley
para que el proceso tenga existencia y sea eficaz275. Es por ello que el demandado al formular
una excepción dilatoria se abstiene de contestar la demanda (o contesta en un otrosí) y, en
consecuencia, debe oponerla en forma previa a la cuestión principal, la que quedará en el ínter
tanto suspendida.

5.1.2. ANÁLISIS PARTICULAR DE LAS EXCEPCIONES DILATORIAS.


.
a. INCOMPETENCIA DEL TRIBUNAL.
El art. 303 Nº 1 del CPC señala que sólo son admisibles como excepciones dilatorias: la
incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda. Hay que recordar que la
incompetencia del tribunal puede ser de dos clases: absoluta, la cual tiene lugar cuando no se han

275
Hay que recordar que dentro de los presupuestos procesales se distinguió a los elementos constitutivos o de
existencia, dentro de los cuales está: la contienda jurídica actual, las partes y el tribunal; y a los elementos o
presupuestos de validez, dentro de los cuales se encuentra: la observancia de formalidades, la competencia del
tribunal y la capacidad procesal de las partes.

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respetado los elementos materia, cuantía o fuero; y relativa, cuando no se respeta el elemento
territorio. Dentro del Nº 1 del art. 303 del CPC, se puede intentar tanto la excepción de
incompetencia absoluta como la excepción de incompetencia relativa, con la salvedad de que
dichas incompetencias, también se puede formular de diversas formas. En efecto, la
incompetencia absoluta puede alegarse:
i. En cualquier estado del juicio, como incidente de nulidad de todo lo obrado. En efecto, el
art. 83 inc. II del CPC señala que la nulidad sólo podrá impetrarse dentro de cinco días,
contados desde que aparezca o se acredite que quien deba reclamar de la nulidad tuvo
conocimiento del vicio, a menos que se trate de la incompetencia absoluta del tribunal.
ii. Se puede alegar como incidente estando citadas las partes para oír sentencia; pues
conforme al art. 433 del CPC, citadas las partes para oír sentencia, no se admitirán
escritos ni pruebas de ningún género. Lo cual se entiende sin perjuicio de lo dispuesto
por los arts. 83 (incidente de nulidad de todo lo obrado por incompetencia absoluta …
iii. Puede ser declararla de oficio por el mismo tribunal en cualquier estado. En efecto, el art.
84 inc. final del CPC dispone que el juez podrá corregir de oficio los errores que observe
en la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la
nulidad de los actos de procedimiento. No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones
viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley.
iv. Puede formularse un recurso de casación en la forma, pues de conformidad con el art. 768
del CPC, el recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las
causas siguientes: 1) en haber sido la sentencia pronunciada por un tribunal
incompetente o integrado en contravención a lo dispuesto por la ley.
v. Y, por último, puede ser planteada como una cuestión de competencia. 276

En cambio, el reclamo de incompetencia relativa del tribunal puede oponerse como


excepción dilatoria dentro del término de emplazamiento para contestar la demanda (art. 305 inc.
I del CPC), o como cuestión de competencia, de lo contrario, se producirá la prórroga tácita de la
competencia (art. 187 del COT); y, además, sólo puede ser alegada a petición de parte.
Art. 305. Las excepciones dilatorias deben oponerse todas en un mismo escrito y dentro del término de
emplazamiento fijado por los arts. 258 a 260.

Art. 187. Se entiende que prorrogan tácitamente la competencia:


1. El demandante, por el hecho de ocurrir ante el juez interponiendo su demanda;
2. El demandado, por hacer, después de personado en el juicio, cualquiera gestión que no sea la de reclamar la
incompetencia del juez.

276
Hay que recordar que la cuestión de competencia es aquella incidencia formulada por las partes acerca de la falta
de atribuciones del tribunal requerido para conocer de un determinado asunto judicial. El CPC establece dos caminos
o vías para formular una cuestión de competencia: cuestión de competencia por inhibitoria, que es aquella que se
intenta ante el tribunal que se cree competente, pidiéndole que se dirija al que esté conociendo del negocio para que
se inhiba y le remita los autos; y la cuestión de competencia por declinatoria, que es aquella que se propone ante el
tribunal a quien se cree incompetente para conocer de un negocio que le esté sometido, indicándole cuál es el que se
estima competente y pidiéndole que se abstenga de dicho conocimiento (como corresponde a un incidente, será
competente el mismo tribunal que está conociendo de la cuestión principal).

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CASARINO señala que si la incompetencia del tribunal se promueve por vía declinatoria o
inhibitoria, en ambos casos presentará el carácter de excepción dilatoria. El profesor LUHRS, en
cambio, cree que esta es una cuestión de competencia que se tramita por vía declinatoria. El
profesor FORTTES, sin embargo, señala que entre la excepción de incompetencia y las cuestiones
de incompetencia existen diferencias. La diferencia que existe con la cuestión por inhibitoria es
obvia, pues ésta se intenta ante el tribunal que se cree competente (otro tribunal), mientras que la
excepción se intenta ante el mismo tribunal; y en segundo término, si bien la cuestión por
declinatoria se presenta ante el tribunal que se cree que es incompetente (al igual que la
excepción), el efecto que trae ésta, si es acogida, es diferente, ya que el tribunal tiene que remitir
los antecedentes al tribunal competente, en cambio, con la excepción de incompetencia, se pone
término al juicio.
¿Cuál es la vía para denunciar la falta de jurisdicción? La falta de jurisdicción implica la
absoluta carencia de potestad jurisdiccional del tribunal para conocer y fallar el asunto, así, en
este caso no se está tratando de corregir vicios del procedimiento, sino que se está atacando al
fondo de la acción deducida y, por tanto, según la doctrina y jurisprudencia mayoritaria, la vía
para denunciar esta falta es a través de una excepción perentoria, la cual debe ser opuesta al
momento de contestar la demanda. La falta de jurisdicción puede tener lugar en hipótesis de
inmunidad jurisdiccional (por ejemplo, los diplomáticos y los cónsules), o cuando se quiere
someter a la potestad de los tribunales chilenos un asunto sometido a la jurisdicción extranjera.
¿Puede fundamentarse una excepción dilatoria de incompetencia del tribunal, basándose
en la regla de distribución de causas? Como se dijo en su momento, no existe unanimidad en la
doctrina respecto a la naturaleza jurídica de estas reglas; pero la postura mayoritaria señala que
las reglas de turno y distribución de causas no son normas de competencia, sino meras reglas de
carácter económico-administrativas, cuyo fin es hacer el reparto del trabajo judicial entre los
tribunales de un mismo territorio jurisdiccional. Por lo tanto, su infracción no permitiría fundar
una excepción de incompetencia, ni promover un incidente de nulidad de todo lo obrado fundado
en la vulneración de estas reglas, sino que una sanción administrativa.

b. INCAPACIDAD, FALTA DE PERSONERÍA O DE REPRESENTACIÓN LEGAL.


El art. 303 Nº 2 del CPC señala que sólo son admisibles como excepciones dilatorias: la
falta de capacidad del demandante, o de personería o representación legal del que comparece
en su nombre. La lectura de este precepto demuestra que se contemplan tres situaciones diversas:
i. La f a l t a d e c a p a c i d a d d e l d e m a n d a n t e . La incapacidad es la inhabilidad o
inaptitud de la parte para hacer valer sus derechos por sí misma. Acá se incluye:
- A la capacidad para ser parte, que consiste en la aptitud jurídica para ser titular de
derechos y obligaciones de carácter procesal (la doctrina la asemeja a la capacidad de
goce). Por ejemplo, no tienen capacidad para ser parte, las agrupaciones sin
personalidad jurídica.
- A la capacidad para comparecer o capacidad procesal, que consiste en la aptitud
jurídica para presentarse ante los tribunales de justicia ejerciendo una acción o
defensa, en nombre propio o por cuenta de otros (se asemeja a la capacidad de
ejercicio). Por ejemplo, falta esta capacidad, cuando deduce una demanda una
persona menor de 18 años de edad.

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ii. La f a l t a d e p e r s o n e r í a , tiene lugar cuando el que deduce la demanda es un apoderado


o mandatario que invoca un mandato civil o comercial ineficaz, o no es hábil para
representar en juicio al demandante. Por ejemplo, el gerente de una empresa demanda a
una persona, y en la escritura pública de constitución de la sociedad no consta el poder
suficiente para hacerlo.
iii. Y la f a l t a d e re p re s e n t a c i ó n l e ga l , también presupone que una persona
comparezca en juicio a nombre de otra, pero aquí la fuente no es un contrato, sino que es
la ley. Por tanto, se trata de la excepción de ausencia de debida representación legal de
quien comparece a nombre de otro; por ejemplo, un individuo que se dice padre o curador
de otro sin serlo.
iv. ¿Qué sucede con el m a n d a t o j u d i ci a l ? La mayoría de la doctrina señala que se alega
por la causal genérica del art. 303 Nº 6, el cual señala que sólo son admisibles como
excepciones dilatorias: en general las que se refieran a la corrección del procedimiento
sin afectar al fondo de la acción deducida.
El problema de determinar si el demandante es o no capaz, o si el mandatario del actor
tiene o no facultad de actuar en su nombre, o si el representante legal del mismo es en verdad tal
representante, según CASARINO, debe ser resuelto a la luz de las disposiciones legales de fondo o
sustantivas, por cuanto el CPC no contiene normas al respecto.
¿Qué pasa con la legitimación activa? Esto implica no ser el pretendiente, o sea, que no
hay relación entre la demanda que se entabla por el demandante, y el hecho de haber sido sujeto
de la relación jurídica extraprocesal que motiva la demanda (por ejemplo, la persona que
demanda no tenía la calidad de comprador). Ésta es una de las condiciones de admisibilidad de la
pretensión, y como tal, es una cuestión que afecta el fondo de la pretensión deducida; por tanto,
podría atacarse vía excepción perentoria, o tomará la forma de una alegación o defensa, que será
resuelta al término del juicio.
¿Qué sucede si el demandado es el incapaz, o se ha notificado la demanda a una persona
que no es su mandatario convencional o representante legal? ¿Qué actitud podría asumir el
demandado? Al respecto existen dos posturas:
i. Parte de la doctrina dice que esta situación se podría incluir en el Nº 6 del art. 303 del CPC
(causal genérica). CASARINO señala que esta excepción dilatoria la deducirá el
demandado a su propio nombre o a través de su representante legal, según sea el
fundamento en que se la apoye. Agrega que tampoco habría inconveniente alguno para
que el seudomandatario o el seudorepresentante legal, se apersone al juicio y solicite, por
vía incidental, la declaración de ineficacia de la notificación de la demanda que se le ha
practicado, por habérsele atribuido una personería o representación que en realidad no
tiene.
ii. Otro sector postula que no podría oponerse como excepción dilatoria, pues la ley no
autoriza ello, ya que sólo se refiere al demandante; pero sí podría defenderse pidiendo la
nulidad de todo lo obrado en su contra por ser un incapaz y, por ende, habría falta de
emplazamiento. Al respecto, el profesor LUHRS señala que en este supuesto no ha habido
emplazamiento válido y, por lo tanto, no hay necesidad de interponer la excepción
dilatoria del Nº 6 del art. 303 del CPC, puesto que el demandado perfectamente puede

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desentenderse de la demanda, ya que ésta será anulable debido a que no hay una relación
procesal, no está trabada la litis.

c. LITISPENDENCIA.
El art. 303 Nº 3 del CPC señala que sólo son admisibles como excepciones dilatorias: la
litispendencia. Ahora bien, hay litispendencia cuando entre las mismas partes existe otro juicio
que tiene el mismo objeto y la misma causa de pedir; en otras palabras, supone que se tramiten
separadamente dos o más procesos entre los que existe triple identidad.
Como se puede apreciar, esta figura se asemeja a la cosa juzgada, puesto que los mismos
presupuestos hacen prosperar una y otra. Sin embargo, se diferencian porque en la cosa juzgada
el proceso anterior está firme o ejecutoriado, mientras que en la litispendencia la causa
preexistente está en actual tramitación; de allí que litispendencia signifique “litigio pendiente”.
En concreto, los requisitos o elementos constitutivos de la litispendencia son:
i. E x i s t e n c i a d e u n j ui c i o a n t e r i o r. El juicio anterior puede estar radicado ante el
mismo tribunal que está conociendo del nuevo juicio, o bien, ante un tribunal diverso; y
se entiende que existen ambos juicios desde el momento en que el demandado ha sido
notificado válidamente de la demanda, pues desde ese instante ha nacido la relación
jurídica procesal.
ii. Es necesario que el juicio anterior esté p e n d i e n t e . Al respecto, la jurisprudencia ha
estimado que es necesario que el juicio esté en curso, lo que excluye toda posibilidad de
una medida prejudicial.
iii. Se debe estar siguiendo el anterior juicio entre las mismas partes, o sea, debe existir
identidad legal entre las partes del primer pleito y del segundo, no importando el papel
procesal que ellas desempeñan en uno y otro juicio (demandante o demandado), sino que
la calidad que tienen sobre el derecho sustancial.
iv. Ambos juicios deben versar sobre la misma materia, es decir, tanto la cosa pedida como
la causa de pedir hechas valer en un pleito, deben ser idénticas a las reclamadas en el otro
pleito.

El fundamento de esta excepción dilatoria, es evitar que las partes litigantes pretendan
subsanar los posibles errores cometidos en un juicio anterior, renovándolo mediante una nueva
demanda. Por tal razón, una vez acogida la excepción dilatoria de litispendencia, se paraliza el
nuevo pleito mientras tanto se falla el primero por sentencia una sentencia firme o ejecutoriada;
esto con el objeto de que la parte favorecida con la excepción de cosa juzgada, que pueda emanar
de esta sentencia, la oponga como excepción perentoria en el segundo pleito que estaba
paralizado, y cuya tramitación ha debido reiniciarse debido a la terminación del primero.277

277
ORELLANA señala que puede darse la situación de que un demandante ejerza acciones incompatibles en contra de
un mismo deudor en procesos distintos; por ejemplo, que demande el incumplimiento de un contrato y luego en otro
proceso (pendiente el primero) demande la resolución de ese mismo contrato. En este caso no hay triple identidad
(pues el objeto pedido es distinto), por lo tanto, no procede en el segundo proceso la excepción de litispendencia,
debiendo en esta situación procederse a la acumulación de autos para evitar resoluciones contradictorias,
acumulación que puede ordenarse de oficio por el juez, en el evento que se tramiten ante el mismo tribunal.

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d. INEPTITUD DEL LIBELO.


El art. 303 Nº 4 del CPC dice que sólo son admisibles como excepciones dilatorias: la
ineptitud del libelo por razón de falta de algún requisito legal en el modo de proponer la
demanda. Libelo es sinónimo de demanda, y desde el momento en que esta excepción dilatoria
se funda en la falta de requisitos legales de aquélla, esta norma debe relacionarse con el art. 254
del CPC, el cual establece los requisitos de forma específicos que debe contener el escrito de
demanda ¿Por qué existe esta excepción? Porque en razón de las deficiencias de la demanda, no
es posible ejercer el derecho de defensa.
Art. 254. La demanda debe contener:
1. La designación del tribunal ante quien se entabla;
2. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las personas que lo representen, y la naturaleza de
la representación;
3. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado;
4. La exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoya; y
5. La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión de las peticiones que se sometan al fallo del tribunal.

Hay que recordar que si al escrito de demanda le falta alguno de los tres primeros
requisitos señalados en el art. 254 del CPC, el juez puede de oficio no darle curso, expresando el
defecto de que adolece. Por tanto, esta excepción dilatoria entrará en juego cuando a la demanda
le falten los requisitos Nº 4 y 5 del art. 254 del CPC, o bien, cualquiera de los tres primeros
señalados en tal precepto, cuando el juez no haga uso de su facultad de oficio de no admitir a
tramitación la demanda. El profesor FORTTES señala que esta excepción también puede referirse
a los requisitos comunes de toda presentación (suma, firma, copias, etc.).
La jurisprudencia, precisando el concepto anterior, ha dicho que el libelo es inepto
cuando la falta de algún requisito legal lo hace vago, ininteligible o susceptible de ser aplicado a
diversos casos o situaciones. En la práctica, esta es una excepción muy utilizada con un mero fin
dilatorio.278

e. BENEFICIO DE EXCUSIÓN.
El art. 303 Nº 5 del CPC dice que sólo son admisibles como excepciones dilatorias: el
beneficio de excusión. Se suele definir al beneficio de excusión como aquel derecho que tiene
todo fiador para exigir que antes que se proceda en su contra, se proceda en los bienes del deudor
principal (art. 2357 del CC).
Art. 2357. El fiador reconvenido goza del beneficio de excusión, en virtud del cual podrá exigir que antes de
proceder contra él se persiga la deuda en los bienes del deudor principal, y en las hipotecas o prendas prestadas por
éste para la seguridad de la misma deuda.

Esta excepción dilatoria se hace valer por el fiador (deudor subsidiario) en un pleito que
se sigue en contra del deudor principal; y su finalidad es paralizar el juicio, mientras el acreedor
no agote los medios judiciales en contra de los bienes del deudor principal. Si con estas nuevas
acciones interpuestas, el acreedor no obtiene el pago de su crédito, no habrá más camino que
reiniciar el juicio que había seguido primitivamente en contra del fiador. Por lo tanto, la
suspensión del juicio puede ser definitiva, si el demandante (acreedor) ve satisfecho su crédito en
278
El profesor LUHRS dice que la inconsistencia interna de la demanda no está claramente señalada como ineptitud
del libelo, pero hay quienes piensan que sí debería considerarse.

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el patrimonio del deudor; o podrá también retomarse si esto no ocurre.279

f. AQUELLAS QUE TENGAN POR OBJETO CORREGIR LOS VICIOS DEL PROCEDIMIENTO.
Por último, el art. 303 Nº 6 del CPC señala que sólo son admisibles como excepciones
dilatorias: en general las que se refieran a la corrección del procedimiento sin afectar al fondo
de la acción deducida.
Según CASARINO, las excepciones dilatorias se pueden clasificar en dos grupos: el primer
grupo, corresponde a los cinco primeros números del art. 303 del CPC; y el segundo grupo está
conformado por aquellas excepciones que, participando de las características señaladas en el Nº
6 del art. 303 del CPC, pueden ser encasilladas en dicho número. Es por ello que la enumeración
de las excepciones dilatorias, contenida en el art. 303 del CPC, no es taxativa, pues el Nº 6 está
concebido en términos amplios, pudiendo comprenderse en él múltiples situaciones, que tiendan
a la corrección del procedimiento sin afectar al fondo de la acción deducida (por ejemplo, la falta
de mandato judicial).
La importancia de esta clasificación, está en que las del primer grupo presentan la ventaja
de que estando contempladas expresamente en la ley con el carácter de dilatorias, no darán
margen a dificultades al esgrimirlas como tales; en cambio, las pertenecientes al segundo grupo,
al ser opuesta podrán originar una cuestión previa destinada a constatar si tienen las
características señaladas en el Nº 6 del art. 303 del CPC, es decir, el demandado tendrá la
necesidad de probar su condición de dilatoria.

5.1.3. PROCEDIMIENTO DE LAS EXCEPCIONES DILATORIAS.

a. MANERA DE OPONER EXCEPCIONES DILATORIAS.


La primera parte del art. 305 inc. I del CPC, establece que las excepciones dilatorias deben
oponerse todas en un mismo escrito…. La razón de esta norma es lógica y manifiesta, pues si así
no fuere, el demandado de mala fe, para alargar el juicio, formularía las excepciones dilatorias
una en pos de las otras, con la consiguiente pérdida de tiempo.
¿Qué pasa si se interponen en dos o más escritos? El profesor ALFARO señala que en este
supuesto, habrá que ver cuál escrito se interpuso primero, porque el primero precluye el derecho
de interponer otro nuevamente.

b. OPORTUNIDAD PARA OPONER LAS EXCEPCIONES DILATORIAS.

De acuerdo al art. 305 inc. I del CPC, las excepciones dilatorias deben oponerse todas en
un mismo escrito y dentro del término de emplazamiento fijado por los arts. 258 a 260. Es decir,
se deben oponer dentro del término para contestar la demanda (15 ó 18 días, o 18 días más el
aumento mencionado en la tabla).El profesor ALFARO dice que, tradicionalmente, se señala que
se deben oponer dentro del término de emplazamiento y “antes de la contestación de la
demanda”; y la razón por la cual se deben tramitar antes de contestar la demanda, es porque

279
Según el profesor LUHRS, en estricto rigor, el beneficio de excusión es una excepción perentoria, pues el fiador
que la reclama está diciendo que carece de legitimación pasiva (ataca al fondo de la acción), debido a que su
legitimación está sujeta a la condición de que el deudor principal no pague.

386
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primero se debe discutir la forma, para ver si después se puede entrar al fondo del asunto.
El plazo para oponer las excepciones dilatorias, reviste el carácter de fatal, dada la
expresión “dentro del” que utiliza la norma y porque se trata de un plazo legal contemplado en el
CPC; por lo tanto, si no se ejercen dentro del término de emplazamiento, precluirá el derecho del
demandado para ejercerlas posteriormente. Sin embargo, esto presenta dos excepciones:
i. El art. 305 inc. II del CPC dispone que si así no se hace (si no se han opuesto todas en un
mismo escrito y dentro del término de emplazamiento ya indicado), se podrán oponer en
el progreso del juicio sólo por vía de alegación o defensa, y se estará a lo dispuesto en
los arts. 85 y 86 (incidente de nulidad procesal).280
Art. 85. Todo incidente originado de un hecho que acontezca durante el juicio, deberá promoverse tan
pronto como el hecho llegue a conocimiento de la parte respectiva.
Si en el proceso consta que el hecho ha llegado al conocimiento de la parte, y si ésta ha practicado una
gestión posterior a dicho conocimiento, el incidente promovido después será rechazado de plano, salvo que
se trate de alguno de los vicios o circunstancias a que se refiere el inc. III del artículo anterior (un vicio que
anule el proceso, o se trate de una circunstancia esencial para la ritualidad o la marcha del juicio, evento en
el cual el tribunal ordenará que se practiquen las diligencias necesarias para que el proceso siga su curso
legal).

El alcance de esta norma, es que si las excepciones dilatorias no han sido opuestas como
tales en la forma y oportunidad que la ley señala, se pueden formular con el mismo
carácter de dilatorias al contestar la demanda o en el curso posterior del juicio, incluso,
estando las partes citadas para oír sentencia. Sin embargo, se debe estar a lo que
establece, fundamentalmente, el art. 85, o sea, que, en principio, estas excepciones
dilatorias informales y extemporáneas deben ser rechazadas, salvo que: se funden en un
vicio que anule el proceso, o en una circunstancia esencial para la ritualidad o la marcha
del mismo. Por ejemplo, la demanda no se ajusta a los requisitos de forma señalados en el
art. 254 del CPC y en vez de oponer la excepción dilatoria de ineptitud del libelo dentro
del término para contestar la demanda, se contesta ésta, y luego, al presentar el escrito de
dúplica, se hace notar el defecto de forma de que adolece la demanda; esta excepción
dilatoria deberá rechazarse, porque se debió oponer tan pronto el hecho en que se funda
(ineptitud del libelo) llegó a conocimiento de la persona, y antes de hacer cualquiera
gestión principal en el pleito. En cambio, si la demanda ha sido interpuesta por un
incapaz, y en vez de oponer la excepción dilatoria pertinente en el plazo para contestar la
demanda, se ataca el fondo de la acción, y luego, estando el proceso en estado de prueba,
se formula la correspondiente incidencia sobre la falta de capacidad del demandante; esta
excepción dilatoria deberá ser acogida, pues se funda en un vicio que anula el proceso.

ii. Y, por otro lado, el art. 305 inc. II del CPC señala que las excepciones primera
(incompetencia de tribunal) y tercera (litispendencia) del art. 303 podrán oponerse en
segunda instancia en forma de incidente. En este caso la incompetencia alegada
solamente puede ser la absoluta, se descarta la relativa puesto que los litigantes han
efectuado toda clase de actuaciones sin alegar la incompetencia territorial, lo que lleva, en
definitiva, a la prórroga de la competencia.

280
El art. 305 del CPC usa la expresión “alegación o defensa”, aunque no del modo más apropiado, toda vez que las
alegaciones o defensas afectan el fondo de la acción deducida y las excepciones dilatorias nunca tienen tal carácter.

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c. TRAMITACIÓN DE LAS EXCEPCIONES DILATORIAS.


De acuerdo al art. 307 inc. I del CPC, las excepciones dilatorias se tramitan como
incidentes281. Las características de esta tramitación incidental, son:
i. Es un incidente ordinario, de suerte que su tramitación es la siguiente: opuesta la
excepción dilatoria, se confiere traslado por tres días al actor para que exponga lo que
estime conveniente, y haya o no respuesta de éste dentro de dicho plazo, el tribunal debe
resolver el incidente, salvo que existan puntos sustanciales, pertinentes y controvertidos,
en cuyo caso recibirá el incidente a prueba por un término de ocho días y, vencido este
plazo, dictará el correspondiente fallo. No obstante, el tribunal puede resolver de plano,
es decir, sin necesidad de tramitar, aquellas excepciones dilatorias cuyo fallo se pueda
fundar en hechos que consten del proceso, o sean de pública notoriedad (por ejemplo, la
ineptitud del libelo), lo que el tribunal consignará en su resolución (art. 89 del CPC).
Art. 89. Si se promueve un incidente, se concederán tres días para responder y vencido este plazo, haya o
no contestado la parte contraria, resolverá el tribunal la cuestión, si, a su juicio, no hay necesidad de prueba.
No obstante, el tribunal podrá resolver de plano aquellas peticiones cuyo fallo se pueda fundar en hechos
que consten del proceso, o sean de pública notoriedad, lo que el tribunal consignará en su resolución.

ii. Se trata de un incidente de previo y especial pronunciamiento. En efecto, conforme al art.


87 inc. I del CPC, si el incidente es de aquellos sin cuya previa resolución no se puede
seguir substanciando la causa principal, se suspenderá el curso de ésta, y el incidente se
tramitará en la misma pieza de autos (en el mismo expediente).
iii. De acuerdo al art. 306 del CPC, todas las excepciones propuestas conjuntamente se
fallarán a la vez, pero si entre ellas figura la de incompetencia y el tribunal la acepta, se
abstendrá de pronunciarse sobre las demás. Lo cual se entiende sin perjuicio de lo
dispuesto por el art. 208. La razón, es que el tribunal, si acoge la excepción de
incompetencia, se reconoce como carente de facultades para conocer sobre el resto de las
excepciones. Sin embargo, este mismo precepto contiene una salvedad, pues dice: lo cual
se entiende sin perjuicio de lo dispuesto por el art. 208; es decir, si se apela la resolución
que acoge la excepción, el Tribunal de Alzada puede revocarla, en cuyo caso tiene que
pasar a pronunciarse sobre las demás excepciones dilatorias que no hubiesen sido
resueltas por el inferior al estimarlas incompatibles con la incompetencia acogida
(prácticamente las resuelve en única instancia).

d. RESOLUCIÓN Y RECURSOS EN CONTRA DE LAS EXCEPCIONES DILATORIAS.


La resolución que falla un determinado incidente no es una sentencia definitiva, sino que
puede ser una sentencia interlocutoria o un auto, dependiendo de si establece o no derechos
permanentes para las partes; lo cual es importante determinar, ya que las sentencias
interlocutorias son apelables, mientras que los autos no lo son. Si la excepción dilatoria es
acogida y el vicio no admite subsanación, se emitirá por el tribunal una sentencia interlocutoria
de primer grado, puesto que establece un derecho permanente a favor del demandado (por
ejemplo, si la demanda ha sido presentada ante tribunal un incompetente, o falta la capacidad del
281
Al respecto hay una discusión en orden a si son o no incidentes. La doctrina mayoritaria señala que si la ley dice
que “se tramitan como incidentes”, quiere decir que no lo son, pero se tramitan como tales.

388
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demandante); en cambio, si el defecto es subsanable, la resolución será un auto, pues estará


reconociendo un derecho transitorio, cuya existencia está limitada a la corrección que efectúe el
actor (por ejemplo, la ineptitud del libelo).
Ahora bien, el art. 307 del CPC señala que la resolución que deseche este incidente
(sentencia interlocutoria) será apelable sólo en el efecto devolutivo282. Es decir, el tribunal de
alzada adquirirá competencia para conocer del asunto (efecto devolutivo) y no se suspenderá la
tramitación de la causa principal (por el tribunal inferior), por tanto, si el Tribunal de Alzada
acoge la excepción (por ejemplo, diga que el tribunal es incompetente), se corre el riesgo de que
todo lo obrado quede nulo283. A contrario sensu, la resolución que acoge la excepción, será
apelable en ambos efectos, o sea, suspenderá la tramitación de la causa principal.
¿Una vez fallada la excepción dilatoria qué sucede? El art. 308 del CPC dice que
desechadas las excepciones dilatorias o subsanadas por el demandante los defectos de que
adolezca la demanda, tendrá diez días el demandado para contestarla, cualquiera que sea el
lugar en donde le haya sido notificada. Por tanto, se pueden dar las siguientes situaciones:
i. Se rechaza la excepción dilatoria. Esto quiere decir que el procedimiento estaba correcto
y debe seguir adelante su tramitación, y comienza a correr un plazo fatal de diez días
para que el demandado conteste la demanda, cualquiera que sea el lugar donde se le haya
notificado. Este plazo comienza a correr una vez notificada (por el estado) la resolución
desestimatoria.
ii. Se acoge la excepción dilatoria. Esto quiere decir que el procedimiento era defectuoso, y
aquí pueden ocurrir dos cosas:
- Que el defecto de que adolezca la demanda sea subsanable (por ejemplo, la ineptitud
de libelo). En este caso el demandante debe proceder a repararlo, y sólo una vez que
lo haya hecho, comienza a correr el plazo de 10 días para que el demandado conteste
la demanda. Por tanto, el plazo se cuenta en este caso desde que se subsana el vicio,
no obstante ello, la doctrina señala que, con el objeto de evitar la imprecisión del
mismo, se debe contar desde que se notifica la resolución que tiene por subsanados
los defectos. En la práctica, el demandante pide al tribunal que se declare que ha
subsanado el vicio o defecto de que se trata, y a contar de la notificación de la
resolución que así lo declare, comienza a correr el ya citado plazo de 10 días.
¿Todos los defectos de que adolezca la demanda son subsanables? Según CASARINO
son subsanables siempre y cuando el mencionado defecto no llegue a afectar la
validez de la relación procesal. Así, por ejemplo, si la demanda ha sido presentada
ante un tribunal incompetente, o falta la capacidad del demandante o su personería,
estas circunstancias miran a los requisitos de validez del proceso y, por tanto, sólo
cabe ordenar el archivo de los autos; y sólo una nueva demanda interpuesta ante el
tribunal competente por el verdadero representante legal del actor o por su mandatario
premunido de poder suficiente, puede rectificar el procedimiento primitivo y viciado.

282
Según el profesor LUHRS la sentencia que falla una excepción dilatoria siempre es una sentencia interlocutoria de
primera clase, pues de acuerdo a este artículo, la resolución que desecha el incidente es “apelable”, y sólo son
apelables las sentencias definitvas e interloctorias, no así los autos.
283
Como se dijo, las excepciones dilatorias son incidentes de previo y especial pronunciamiento y, por tanto, se
tramitan en la misma pieza de autos. Entonces, es incomprensible que desechada una de estas excepciones, se
autorice al tribunal inferior para que siga conociendo pendiente el recurso.

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- Que el defecto de la demanda no sea subsanable (por ejemplo, la incompetencia


absoluta, o la litispendencia). En este caso el proceso habrá concluido con la
resolución que acoge la excepción dilatoria (forma anormal de terminación del
proceso).

5.2. LAS EXCEPCIONES PERENTORIAS.

a. CONCEPTO.
Las excepciones perentorias son aquellas que tienen por objeto enervar o atacar el fondo
de la pretensión deducida por el demandante. En concreto, estas excepciones tienen por objeto
destruir el fundamento de la pretensión (hecho material y jurídico que sirve de fundamento al
derecho deducido al juicio), e importan la introducción de un hecho de carácter impeditivo,
modificativo o extintivo de la pretensión del actor.
Normalmente se confunden o identifican con los modos de extinguir las obligaciones,
porque en general, éstos son efectivamente excepciones perentorias; pero no sólo se identifican
con los modos de extinguir, sino que pueden aludir a cualquier hecho impeditivo (por ejemplo, la
falta de objeto o de causa) o modificatorio de la situación jurídica que motivó la pretensión (por
ejemplo, la compraventa de un bien raíz celebrada por un incapaz relativo y que posteriormente
convalida su representante legal).
En general, los tratadistas sostienen que estas excepciones son tantas como los modos de
extinguir las obligaciones; por ejemplo, el pago, la dación en pago, la compensación, la
confusión, la remisión de la deuda, la novación, la pérdida de la cosa, la prescripción extintiva, la
transacción, la renuncia del derecho del reclamante, la nulidad, la simulación o inexistencia, la
cosa juzgada, etc.

b. TRAMITACIÓN.
Estas excepciones no se tramitan de forma incidental como las excepciones perentorias,
pues se deben hacer valer en el escrito de contestación de la demanda (art. 309 Nº 3 del CPC) y,
por ende, forman parte de la cuestión principal. Consecuencia de lo anterior, deben ser resueltas
en la parte resolutiva del fallo (art. 170 Nº 6 del CPC), a diferencia de las excepciones dilatorias
que se resuelven en el momento.
Art. 309. La contestación a la demanda debe contener:
3. Las excepciones que se oponen a la demanda y la exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en
que se apoyan.

Art. 170. Las sentencias definitivas de primera o de única instancia y las de segunda que modifiquen o revoquen en
su parte dispositiva las de otros tribunales, contendrán:
6. La decisión del asunto controvertido. Esta decisión deberá comprender todas las acciones y excepciones que se
hayan hecho valer en el juicio; pero podrá omitirse la resolución de aquellas que sean incompatibles con las
aceptadas.

5.3. LAS EXCEPCIONES MIXTAS.


Las excepciones mixtas son aquellas que, siendo perentorias en cuanto a su naturaleza, se
pueden oponer y tramitar del mismo modo que las excepciones dilatorias; es decir, se pueden

390
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oponer antes de contestar la demanda y tramitar como incidentes; de ahí su nombre de


excepciones mixtas (art. 304 del CPC).
Art. 304. Podrán también oponerse y tramitarse del mismo modo que las dilatorias la excepción de cosa juzgada y la
de transacción; pero, si son de lato conocimiento, se mandará contestar la demanda, y se reservarán para fallarlas
en la sentencia definitiva.

Se trata precisamente de dos excepciones de carácter perentorio (cosa juzgada y


transacción), pues miran al fondo de la acción deducida (específicamente tienden a su extinción)
y no a la corrección del procedimiento; pero se pueden oponer como dilatorias por razones de
economía procesal, ya que carece de objeto entrar al fondo del juicio cuando de antemano se
sabe que la demanda deberá ser desestimada en caso de que el demandado, al contestarla, oponga
cualquiera de estas dos excepciones perentorias (evita que se tramite completamente un proceso
inútil); y además, estas dos excepciones son fácilmente comprobables, puesto que bastará la sola
copia de la sentencia o de la transacción (el contrato de transacción produce cosa juzgada, por
eso se tratan conjuntamente).
Una vez opuestas y tramitadas estas excepciones perentorias como si fueran dilatorias (en
un mismo escrito, dentro del término de emplazamiento, y confiriendo traslado por tres días al
actor), el tribunal puede adoptar dos actitudes: fallar de inmediato, o mandar a contestar la
demanda, reservándolas para ser falladas en la sentencia definitiva. El juez va adoptar una u otra
actitud, según si estas excepciones son o no de lato conocimiento, es decir, que la cuestión
suscitada, por su complejidad, requiere de las garantías de la controversia y de las pruebas
propias del procedimiento ordinario, y no del breve o sumario, como lo es el procedimiento
incidental. En la práctica, cuando se hacen valer estas excepciones, casi nunca los jueces las
tramitan como incidentes, generalmente ordenarán contestar la demanda, dejando su
pronunciamiento para la sentencia definitiva.
Por último, cabe decir que si estas excepciones se oponen como dilatorias y son
rechazadas por el tribunal, no podrán interponerse posteriormente como perentorias.

5.4. EXCEPCIONES ANÓMALAS.

a. CONCEPTO.
Las excepciones anómalas son aquellas que, siendo perentorias en cuanto a su naturaleza,
pueden ser opuestas en cualquier estado del juicio, antes de la citación para oír sentencia en
primera instancia, y antes de la vista de la causa en segunda instancia.
Estas excepciones se regulan con ocasión de la contestación de la demanda, pues el art.
310 inc. I del CPC dice que no obstante lo dispuesto en el artículo anterior (referente a la
contestación), las excepciones de prescripción, cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la
deuda, cuando ésta se funde en un antecedente escrito, podrán oponerse en cualquier estado de
la causa; pero no se admitirán si no se alegan por escrito antes de la citación para oír sentencia
en primera instancia, o de la vista de la causa en segunda.

391
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b. TRAMITACIÓN.
Aquí se debe distinguir si las excepciones de prescripción, de cosa juzgada, de
transacción y de pago efectivo de la deuda (cuando la deuda se funde en un antecedente escrito),
se formularon en primera o segunda instancia:
i. Si se formulan en primera instancia, hay que distinguir si se recibió o no la causa a
prueba:
- De acuerdo al art. 310 inc. II del CPC, si se formulan en primera instancia, después de
recibida la causa a prueba, se tramitarán como incidentes, que pueden recibirse a
prueba, si el tribunal lo estima necesario (es decir, como incidentes ordinarios), y se
reservará su resolución para definitiva. La razón d esto, es que con ello se busca
generar posibilidad de discusión y prueba.
.
- Si se formulan antes de recibir la causa a prueba, el CPC nada dice, pero en la práctica
se otorga traslado a la parte contraria (para que exponga lo que estime conveniente), y
luego se sigue tramitando conjuntamente con la causa principal; en otras palabras, se
tramitarán como incidentes y la prueba se rendirá en el término probatorio ordinario
de la causa principal. Por tanto, aquí también se debe reservar el fallo para la
sentencia definitiva.
ii. Y, conforme al art. 310 inc. III del CPC, si se deducen en segunda instancia, se seguirá
igual procedimiento (es decir, se deben tramitar como incidentes que se pueden recibir a
prueba y se deben fallar en la sentencia definitiva de segunda instancia), pero en tal caso
el tribunal de alzada se pronunciará sobre ellas en única instancia.

c. DISCUSIÓN RESPECTO DE LA EXCEPCIÓN DE PRESCRIPCIÓN.


Una de las reglas civiles comunes de la prescripción (adquisitiva y extintiva) es que debe
ser alegada284, pues conforme al art. 2493 del CC, el que quiera aprovecharse de la prescripción
debe alegarla; el juez no puede declararla de oficio285. Por otra parte, es necesario que se hagan
constar los antecedentes o elementos que configuren la pretensión de que ha operado la
prescripción (con la alegación se exponen precisamente esos antecedentes). Luego, en cuanto a
la forma procesal de alegarla, se ha planteado la discusión:
i. La mayoría dice que la prescripción adquisitiva sólo se puede alegar como acción, puesto
que es necesario obtener una declaración positiva del tribunal, en orden a que, habiéndose

284
Hay que recordar, desde el punto de vista civil, que quienes pueden alegar la prescripción son: el poseedor (si se
trata de la prescripción adquisitiva), o el deudor (si se trata de la prescripción extintiva), y los causahabientes a título
singular o universal de ambos (cesionarios, legatarios o herederos). La doctrina se ha preguntado si puede o no
alegar la prescripción adquisitiva un acreedor del poseedor, como una especie de acción oblicua o subrogatoria, pero
la respuesta es negativa, ya que no existe una disposición que así lo autorice y, como se sabe, se requiere de una
norma legal expresa para que opere la acción subrogatoria.
285
Hay casos excepcionales en los cuales el juez puede declarar la prescripción de oficio, como la prescripción de la
acción penal; la prescripción de la pena; y la prescripción del carácter ejecutivo de un título, pues según el art. 442
del CPC, el tribunal denegará la ejecución si el título presentado tiene más de tres años, contados desde que la
obligación se haya hecho exigible; salvo que se compruebe la subsistencia de la acción ejecutiva por alguno de los
medios que sirven para deducir esta acción en conformidad al art. 434 (por otro título ejecutivo).

392
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cumplido con las exigencias legales, la cosa es del dominio del prescribiente, de modo
que una pura excepción sería insuficiente. Por tanto, en la prescripción adquisitiva si el
prescribiente es el demandante, en su demanda accionará de prescripción; mientras que si
es el demandado, al contestar deberá alegarla como acción, vale decir, mediante una
demanda reconvencional.
ii. La minoría, en cambio, sostiene que si se demanda al prescribiente, es posible oponer la
prescripción adquisitiva como excepción, puesto que el art. 310 del CPC no distingue
entre prescripción adquisitiva y extintiva.
La jurisprudencia ha establecido que la única prescripción que se puede alegar como
excepción es la extintiva, por lo tanto, cuando el demandado quiere alegar prescripción
adquisitiva, lo debe hacer por vía de acción, es decir, por vía de reconvención. Pero la prudencia
aconseja al demandado que, al alegar la prescripción adquisitiva, deduzca demanda
reconvencional y, simultáneamente, incluir entre las excepciones la perentoria de prescripción,
para el caso de no acogerse la contra-demanda.

6. LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA.
a. CONCEPTO.
La contestación de la demanda se encuentra regulada en el Título VII del Libro II del CPC,
denominado “De la contestación y demás trámites hasta el estado de prueba o de sentencia” (arts.
309 a 313). Este título sugiere dos alternativas que el tribunal puede tomar luego de la
contestación: puede recibir la causa a prueba, o puede citar a las partes para oír sentencia.
Según CASARINO, la contestación de la demanda es aquel escrito en que el demandado
opone las excepciones o defensas que hace valer en contra del demandante, destinadas a enervar
o destruir las pretensiones que éste ha deducido. Por tanto, así como el escrito de demanda
resume las pretensiones del actor y es un acto procesal que inicia el juicio, el escrito de
contestación de la demanda resume las pretensiones del demandado y es, por regla general, su
primer acto procesal dentro de aquél (salvo que interponga excepciones dilatorias).

b. OBJETIVO DE LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA.


La contestación de la demanda puede tener diversos objetivos, a saber:
i. El objetivo fundamental, es dar oportunidad al demandado para que se defienda de la
demanda oponiendo excepciones perentorias, o sea, aquellas que miran al fondo de la
pretensión deducida y sin que se refieran para nada a la corrección del procedimiento.
Como se dijo, estas excepciones no están enumeradas ni menos señaladas en el CPC, de
manera que son tantas cuantas pueda imaginar el demandado.
ii. Puede ocurrir que el demandado, al contestar la demanda, sólo quiera negar los hechos
afirmados por el demandante en su demanda, es decir, lo que en doctrina se denomina
m e r a s a l e ga c i o n e s o d e f e n s a s , lo cual constituye la segunda actitud que puede
asumir el demandado al defenderse (la primera es excepcionarse).

393
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En muchos casos nuestra legislación hace sinónimas las expresiones alegaciones o


defensas y excepciones, sin embargo, desde un punto de vista jurídico no es lo mismo
alegar o defenderse que oponer excepciones. La diferencia más importante, es que la
defensa o alegación es la simple negación de los hechos y derechos de la pretensión del
actor, mientras que la excepciones, van más allá de esto, puesto que son oposiciones en
virtud de las cuales se agregan nuevos y diferentes hechos y derechos, suficientes para
extinguir, modificar, o anular, los efectos jurídicos que normalmente corresponderían a
los hechos y derechos que el actor trae a juicio; en otras palabras, las excepciones
reconocen los hechos afirmados por el demandante, pero le agregan determinados
elementos que los destruyen. Eso tiene gran importancia para la prueba que deberá ser
rendida, pues cuando el demandado hace meras alegaciones o defensas (por ejemplo,
señala en la contestación que no debe suma alguna), quien debe probar es el demandante;
en cambio, cuando el demandado opone excepciones (por ejemplo, señala que sí es
efectivo que debía una determinada suma de dinero, pero ella fue pagada), el demandante
no debe probar los hechos, porque la excepción los reconoce, por tanto, le corresponde al
demandado probarlos.
Por último, las meras alegaciones o defensas también se resuelven en el fallo, pero en la
parte considerativa, pues allí el tribunal evalúa la confirmación de los hechos alegados
por el demandante, mediante los medios de prueba aportados por éste. Por tanto, no son
objeto de pronunciamiento especial como las excepciones perentorias, las cuales se
resuelven en la parte resolutiva.

iii. El escrito de contestación de la demanda también puede servirle al demandado para


aceptar llanamente las peticiones del demandante. Como se dijo en su momento, el
allanamiento no implica el término del juicio, pues no es en sí una sentencia, sino que
respecto de él es necesario dictar una sentencia. Por otro lado, el allanamiento en materias
de orden público (por ejemplo, en materias de familia), no produce el efecto de aceptar la
demanda contraria sin más, sino que es necesario, además, probar la pretensión.
iv. También la contestación de la demanda puede incluir la reconvención, acto procesal en
virtud del cual el demandado ejerce una pretensión directa en contra del demandante en el
juicio. Esto se analizará más adelante.
v. Y por último, en la contestación de la demanda puede tener lugar la no contradicción de
los hechos en materia substancial y pertinente. El profesor LUHRS señala que, en este
supuesto, en la contestación se pueden interponer argumentos jurídicos, lo cual implica
un allanamiento respecto de los hechos, pero una refutación a nivel de Derecho. Agrega
que estos fundamentos de Derecho se pueden presentar después de la contestación de la
demanda, siempre que se señale en ésta que se aceptan los hechos, pero no los
argumentos de derecho y que, posteriormente, éstos se expondrán; los cuales se pueden
interponer durante todo el juicio, eso sí, antes de la citación para oír sentencia.
Como se puede apreciar, la única actitud que no puede asumir el demandado en la
contestación de la demanda, es la oposición de excepciones dilatorias y de excepciones mixtas
(las excepciones anómalas pueden oponerse en cualquier estado del juicio).

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c. EFECTOS DE LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA.


La contestación de la demanda es el escrito más importante del demandado, pues
representa, normalmente, la oportunidad para iniciar su actividad de defensa. En concreto, su
importancia radica principalmente en los efectos que produce en el proceso:
i. Queda fijada la cuestión controvertida, pues en los escritos fundamentales (demanda y
contestación) el demandante y el demandado hacen valer todas sus pretensiones. Sin
embargo, esta afirmación debe ser relativizada, puesto que la cuestión controvertida
puede ser ampliada a través de los escritos de réplica y dúplica.
ii. Quedan fijados los hechos controvertidos sobre los cuales deberá desplegarse la actividad
probatoria. Tanto el demandante como el demandado deben exponer con precisión los
hechos en que se fundan sus respectivas pretensiones, los cuales podrán ser
controvertidos por los litigantes. Por tanto, la fase de discusión es la que determina la
necesidad de recibir o no la causa a prueba, y en caso de recibirse, determina el alcance
que tendrá la actividad probatoria.
iii. Queda limitada la actuación del tribunal, por consiguiente, sólo deberá dictar sentencia
respecto de las acciones y defensas o excepciones hechas valer por el demandante y
demandado. Esta afirmación también es relativa, ya que existe la posibilidad de que haya
réplica y dúplica, o sea, que se altere o agregue algún hecho sobre el cual no se había
pronunciado la demanda y la contestación; y también existe la posibilidad de que se
presente la denominada ampliación de la prueba, es decir, después de haber recibido la
causa a prueba, alguna de las partes invoque la existencia de hechos que no habían sido
planteados, siempre que éste haya sido desconocido por la parte que lo invoca.
iv. El profesor FORTTES señala que la trascendencia de la contestación de la demanda está,
precisamente, en la oportunidad para oponer excepciones perentorias; en lo demás, carece
de significación, tanto así que incluso en el caso en que no se conteste la demanda, el
juicio sigue su curso normal, sin alteraciones y sin consecuencias perjudiciales para el
demandado (salvo el no haber opuesto las excepciones perentorias que hubiera tenido).
v. Para algunos, es importante también a propósito de las prestaciones mutuas (arts. 907 inc.
III y 909 inc. I del CC), ya que con la contestación de la demanda se pierde la buena fe.
Pero según el profesor ALFARO, es discutible que con la contestación de la demanda se
considere la mala o buena fe, ya que más que con la contestación, debiera ser con la
notificación de la demanda.
Art. 907 inc. III. El poseedor de buena fe no es obligado a la restitución de los frutos percibidos antes de la
contestación de la demanda; en cuanto a los percibidos después, estará sujeto a las reglas de los dos incisos
anteriores.

Art. 909. El poseedor de buena fe, vencido, tiene asimismo derecho a que se le abonen las mejoras útiles,
hechas antes de contestarse la demanda.

d. CLASES DE CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA.


Según CASARINO, la contestación de la demanda admite diversas clasificaciones, según
sean los puntos de vista desde los cuales se las formule.
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i. Según si se ha evacuado o no la contestación de la demanda, la contestación puede ser:


e x p re s a , si el demandado presenta efectivamente el escrito respectivo; o f i c t a , si el
demandado no presenta este escrito en el término legal y se le acusa rebeldía del trámite a
fin de obtener el progreso del juicio (de oficio o a petición de parte). Lo anterior se
produce porque la contestación de la demanda no es un trámite obligatorio, y por ello
podría ocurrir que el demando no conteste dentro del término de emplazamiento.
Esta clasificación tiene importancia para los efectos de la recepción de la causa a prueba,
pues la contestación de la demanda ficta implica negación total y absoluta de los hechos
contenidos en la demanda. Por tanto, habrá hechos controvertidos sustanciales y
pertinentes, que se deben recibir a prueba.
ii. Según si el demandado hacer valer o no una nueva pretensión en contra del demandante,
la contestación de la demanda puede ser: p u r a o s i mp l e , si está destinada a cumplir su
objetivo fundamental, a saber, permitir al demandado oponer excepciones perentorias a la
pretensión deducida en su contra; o c o n r e c o n v e n c i ó n , si el demandado no sólo se
limita a oponer excepciones perentorias, sino que, además, deduce una nueva demanda en
contra del actor. Esta clasificación tiene importancia para los efectos de la tramitación
posterior que sigue el juicio, pues la reconvención se sustancia junto con la demanda
principal y da origen a un trámite más, cual es, la dúplica en la reconvención.
iii. Según el objetivo del escrito de contestación de la demanda, ésta se puede clasificar en:
contestación de la demanda destinada a aceptar llanamente las peticiones del demandante;
y en contestación de la demanda destinada a defenderse oponiendo las correspondientes
excepciones perentorias. Esta clasificación tiene importancia para los efectos de la
recepción de la causa a prueba, pues, en el primer caso, no será necesario cumplir con
este trámite.

e. FORMA Y CONTENIDO DE LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA.


Desde el momento que la contestación de la demanda, al igual que la demanda, es un
verdadero escrito, está sujeta a un doble grupo de formalidades legales, a saber:
i. F o r ma l i d a d e s ge n e r a l e s d e t o d o e s c ri t o , que en síntesis son:
- La contestación de la demanda se debe presentar en papel.
- De acuerdo al art. 30 del CPC, todo escrito deberá presentarse al tribunal de la causa
por conducto del secretario respectivo y se encabezará con una suma que indique su
contenido o el trámite de que se trata. Por ejemplo, “En lo principal: contestación de
la demanda…”.
- Conforme al art. 31 inc. I del CPC junto con cada escrito deberán acompañarse en
papel simple tantas copias cuantas sean las partes a quienes debe notificarse la
providencia que en él recaiga.
- En atención a que la contestación de la demanda es, por regla general, la primera
presentación que hace el demandado, debe contener la constitución de un procurador o
mandatario judicial habilitado, salvo las excepciones legales. Si se contesta la

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demanda sin el correspondiente patrocinio de un abogado, la demanda se tiene por no


presentada; en cambio, si se presenta la demanda sin procurador o representante
judicial, se dan tres días para que se presente el mandato en forma.
- Y debe contener la firma del demandado y del abogado patrocinante.

ii. Y debe cumplir con f o r m a l i d a d e s e s p e c i a l e s , las cuales se establecen en el art. 309


del CPC. En efecto, esta disposición señala que la contestación a la demanda debe
contener:
- La designación del tribunal ante quien se presente (art. 309 Nº 1). Al igual que la
demanda, este requisito se cumple a continuación de la suma, expresando solamente la
jerarquía del tribunal mediante abreviaturas.
- El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado (art. 309 Nº 2); no es
necesario individualizar al demandante, porque ya lo está en la demanda. Esto tiene
suma importancia para los efectos de saber quiénes son las partes litigantes, dónde
debe notificárseles (si no se señala domicilio, las notificaciones por cédula se harán
por el estado) y a quiénes va a afectar la sentencia que, en definitiva, se dicte. Nada
expresa la ley, a diferencia del escrito de demanda, en cuanto a la individualización del
representante convencional o legal del demandado, pero también es indispensable
señalarlo para mantener el debate judicial dentro de la lealtad y seguridad debidas; así,
si aparece demandada una sociedad o una corporación, o una persona relativa o
absolutamente incapaz, tendrán que comparecer debidamente representados, y se
deberá señalar y acreditar la naturaleza de la representación.
- Las excepciones que se oponen a la demanda y la exposición clara de los hechos y
fundamentos de derecho en que se apoyan (art. 309 Nº 3). Al igual que las
pretensiones de1 actor, las del demandado se fundan en determinados hechos, los
cuales se deben exponer con la suficiente claridad. Ahora bien, la defensa del
demandado se concreta con las excepciones perentorias que tenga que oponer a la
demanda contraria; y si bien es cierto, no se señala la situación de las meras defensas o
alegaciones, aquí se pueden presentar (aunque también se pueden presentar después),
pues otras disposiciones del CPC aluden específicamente a las meras defensas, como
los arts. 170 N° 3 y 19 inc. II del CPC.
Art. 170. Las sentencias definitivas de primera o de única instancia y las de segunda que modifiquen o
revoquen en su parte dispositiva las de otros tribunales, contendrán:
3. Igual enunciación de las excepciones o defensas alegadas por el reo.

Art. 19. Si son dos o más las partes que entablan una demanda o gestión judicial y deducen las mismas
acciones, deberán obrar todas conjuntamente, constituyendo un solo mandatario.
La misma regla se aplicará a los demandados cuando sean dos o más y opongan idénticas excepciones o
defensas.

- La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión, de las peticiones que se


sometan al fallo del tribunal (art. 309 Nº 4). Esta es la parte petitoria del escrito de
contestación, la cual se ubica al final del escrito, y debe ser precisa y clara, de forma
que no pueda prestarse a equívocos.

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- El demandado puede o no acompañar en esta oportunidad documentos o instrumentos;


si se acompañan, serán con citación o con conocimiento (dependiendo del
instrumento), sin prejuicio de lo indicado por el art. 348 inc. I del CPC, que señala que
los instrumentos pueden presentarse en cualquier estado del juicio, hasta el
vencimiento del término probatorio en primera instancia y hasta la vista de la causa
en segunda instancia.

f. PLAZO PARA PRESENTAR LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA.


El plazo para contestar la demanda varía según la actitud que asumido el demandado en
el término de emplazamiento, en efecto:
i. Si no opone excepciones dilatorias, el plazo para contestar la demanda dependerá del
lugar en que haya sido notificado. Así, serán 15 días si es notificado en la comuna donde
funciona el tribunal; 18 días si el demandado se encuentra en el mismo territorio
jurisdiccional pero fuera de los límites de la comuna que sirve de asiento al tribunal; y 18
días más el aumento de la tabla de emplazamiento, si se encuentra fuera del territorio
jurisdiccional del tribunal o fuera de la República (arts. 258 y 259 inc. I del CPC).
ii. Pero si dentro del término para contestar la demanda, el demandado opone excepciones
dilatorias, el plazo para contestarla será de 10 días contados desde la notificación de la
resolución que las desechada o desde notificación de la resolución que declara que han
sido subsanados por el actor los defectos de que adolecía la demanda, cualquiera que sea
el lugar en donde le haya sido notificada. En efecto, el art. 308 del CPC señala que
desechadas las excepciones dilatorias o subsanadas por el demandante los defectos de
que adolezca la demanda, tendrá diez días el demandado para contestarla, cualquiera
que sea el lugar en donde le haya sido notificada.

7. LA RÉPLICA Y LA DÚPLICA.

a. CONCEPTO.
En el juicio ordinario de mayor cuantía el período de discusión no queda agotado con la
presentación de los escritos de demanda y de contestación, pues existe, con posterioridad, una
nueva discusión de ambas partes litigantes que recibe el nombre de réplica y duplica. No se trata
de trámites esenciales (como la demanda), por tanto, su omisión no invalida el proceso, ya que
las partes son dueñas de evacuarlos o no.
La r é p l i c a es el escrito en que el demandante, junto con tratar de destruir las
excepciones, alegaciones o defensas hechas valer por el demandado, reafirma la posición de sus
acciones. Y la d ú p l i c a es el escrito en que el demandado, junto con reafirmar la oposición de
sus excepciones, alegaciones o defensas, trata de destruir las acciones deducidas por el actor.

b. OBJETIVO.
La réplica y la dúplica tienen por función natural argumentar, es decir, pretenden reforzar

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las pretensiones o contrapretensiones, y desvirtuar las de la contraria286. Pero el art. 312 del CPC
agrega una función adicional, al decir que en los escritos de réplica y dúplica podrán las partes
ampliar, adicionar o modificar las acciones y excepciones que hayan formulado en la demanda
y contestación, pero sin que puedan alterar las que sean objeto principal del pleito.
i. A m p l i a r, implica extender las pretensiones o contrapretensiones, de manera de reforzar
o desarrollar de mejor manera los argumentos en que ellas se apoyan, sin alterar la
esencia. Por ejemplo, en la demanda se pide la resolución del contrato por cumplimento
de la condición resolutoria, y en la réplica se pide, además, la indemnización de
perjuicios; o en la demanda se pide indemnización por interés y en la réplica por
reajustes.
ii. A d i c i o n a r , implica agregar nuevos argumentos o raciocinios a los ya planteados, o
fundamentos de hecho y de derecho. Por ejemplo, se agrega la prescripción adquisitiva
como un nuevo argumento en un juicio de reivindicación.
iii. Y m o d i f i c a r , implica alterar la argumentación. Se pueden modificar las circunstancias
jurídicas sin alterar los hechos (por ejemplo, se dice que es arrendatario, pero en realidad
es comodatario); y se pueden alterar los hechos, en cuanto a su ubicación temporal o
circunstancias espaciales.
Por lo tanto, la réplica y la dúplica están sujetas a una doble limitación, a saber: pueden
consistir únicamente en ampliar, adicionar o modificar las acciones o las excepciones; y no
pueden afectar las acciones o excepciones que sean objeto principal del pleito. En cuanto a la
frase “acciones o excepciones que no sean objeto principal del pleito”, CASARINO señala que en
los escritos de demanda o contestación se contienen acciones o excepciones principales y otras
que no revisan este carácter, pudiendo ampliarse, adicionarse o modificarse únicamente estas
últimas; es decir, se trata de acciones o excepciones que se han formulado con el carácter de
subsidiarias a una principal, por ser incompatibles con ésta, o bien, como consecuencia de una
acción o excepción principal. Así, por ejemplo, en una demanda se hace valer la acción de
cumplimiento de un contrato y, en subsidio, la de resolución del mismo, por tanto, no habría
inconveniente para que el actor en su escrito de réplica ampliara, adicionara o modificara la
acción de resolución; o, también, puede ocurrir que en una demanda se haga valer la acción de
cobro de un mutuo y, consecuencialmente, la acción de cobro de intereses (acción
consecuencial), aquí no habría inconveniente para que el actor en su escrito de réplica ampliara,
adicionara o modificara la acción de cobro de intereses.287
Con todo, el profesor FORTTES señala que los términos de esta norma son ambiguos, por
ello se presenta mucha discusión en la práctica. Es por ello que la jurisprudencia ha dado algunos
criterios a utilizar:
i. No se pueden interponer peticiones subsidiarias que importen una modificación
sustancial de las acciones deducidas. La jurisprudencia ha aplicado esto con ocasión de

286
El profesor LUHRS señala que, en general, tanto la réplica como la dúplica son inútiles, pero se les puede sacar
partido por la vía de la argumentación.
287
En otra opinión, el profesor Enrique WIEGAND señala que cuando el legislador habla de acción y excepciones en
el art. 312 del CPC, se refiere al fundamento, a la causa de pedir, a la razón de la pretensión, y lo mismo con las
excepciones; esto es lo que no se puede modificar en la réplica y en la dúplica. Lo que sí se puede alterar, es el
objeto pedido, por ejemplo, se reclama la propiedad, y luego un usufructo.

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un sujeto que interpuso una demanda de nulidad de un contrato y, luego, por una petición
subsidiaria quiso interponer una demanda de cumplimiento; aquí se estaría alterando el
objeto de la litis (ambas pretensiones son incompatibles).
ii. No se pueden por estos escritos reemplazarse las acciones y excepciones por otras,
aunque sea subsidiariamente; y no se puede instaurar una acción totalmente distinta a la
entablada en la demanda.
iii. Si la pretensión se fundaba en el dominio adquirido como resultado de una compraventa,
no se puede en la réplica fundar el derecho en un título y modo distinto.

En consecuencia, según la jurisprudencia, con la réplica y la dúplica se puede contra


argumentar (es normal que se utiliza para esto); y se pueden cambiar calificaciones jurídicas
respecto de algún hecho afirmado en la demanda.

b. FORMALIDADES Y TRAMITACIÓN.
Deben presentarse por escrito, lo cual se deduce del principio o característica dominante
de los juicios ordinarios de mayor cuantía (principio de escrituración), y de la expresión “en los
escritos de réplica y duplica” que utiliza el art. 312 del CPC. Pero, en todo caso, a diferencia de
los escritos de demanda y contestación, no necesitan contener mención especial alguna; es decir,
sólo deben cumplir con los requisitos comunes de todo escrito, ya que no se les exigen
requisitos propios o particulares.
Una vez presentado el escrito de contestación de la demanda, o en rebeldía del
demandado (contestación ficta), el tribunal debe dictar una resolución judicial (que se notifica
por el estado), confiriendo traslado por seis días al demandante para que presente su escrito de
réplica; y presentando el escrito de réplica por el actor, o en su rebeldía, el demandado presentará
su escrito de duplica en un plazo de seis días. En efecto, conforme al art. 311 del CPC, de la
contestación se comunicará traslado al actor por el término de seis días, y de la réplica al
demandado por igual término. Estos plazos son fatales, es decir, el derecho para presentar el
escrito de réplica o de duplica, según el caso, se extingue por el sólo hecho del vencimiento del
respectivo plazo.
Una vez evacuado el trámite de dúplica por el demandado, o vencido el término para
evacuarlo, el proceso queda en condiciones de ser estudiado por el juez, a fin de decidir y
resolver si debe recibir la causa a prueba o, por el contrario, citar a las partes para oír sentencia;
pero antes de pasar a esta nueva etapa, se debe estudiar una variante que se puede presentar en la
tramitación del juicio ordinario de mayor cuantía, y que es la reconvención.

8. LA RECONVENCIÓN.

a. CONCEPTO.
Una de las actitudes que puede adoptar el demandado, una vez notificado de la demanda,
es reconvenir; y esta situación se presenta cuando el demandado tiene, a su vez, una o más
pretensiones que puede hacer valer en contra del demandante, de suerte que el demandante
primitivo se transforma en demandado, y el demandado pasa asumir también el papel de actor.

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Se trata, en consecuencia, de una contra-demanda del demandado, que la deduce utilizando el


procedimiento judicial que se había originado por iniciativa del demandante.
Según el profesor ALFARO, la reconvención es aquella pretensión que formula el
demandado en contra del demandante, al momento de contestar la demanda, en un juicio que ha
sido iniciado por el actor. Tiene por fundamento el principio de economía procesal, pues busca
concentrar en un mismo proceso todas las discusiones que puedan existir entre dos o más
personas (evita que se dupliquen los procedimientos).

b. SUJETOS DE LA RECONVENCIÓN.
La reconvención produce una alteración de las calidades de las partes en el proceso, pues
al interponerse esta contrademanda, el demandado pasa a ser, a la vez, demandante, y el actor, a
su vez, pasa a ser demandado.
i. El demandado es titular de la reconvención, y se trata de una facultad y no de un deber,
pues éste si quiere deduce reconvención, y si no lo desea, le quedan a salvo sus derechos
para hacerlos valer en un proceso separado. El mandatario judicial del demandado, puede
deducir reconvención sin necesidad de tener una facultad especial, puesto que ésta es una
facultad ordinaria del mandato (art. 7º inc. I del CPC).
Para los efectos de determinar la carga de la prueba, existiendo reconvención, al
demandado deberá estimársele como demandante respecto de la pretensión hecha valer en
esta contrademanda.
ii. La reconvención debe ser dirigida en contra de la persona que desempeña el papel de
demandante en el juicio primitivo, quien pasa a ser la parte demandada frente a la
reconvención.

c. REQUISITOS O CONDICIONES DE PROCEDENCIA DE LA RECONVENCIÓN.


i. C o mp e t e n c i a d e l t r i b u n a l . De acuerdo al art. 315 inc. I del CPC, no podrá deducirse
reconvención sino cuando el tribunal tenga competencia para conocer de ella, estimada
como demanda, o cuando sea admisible la prórroga de jurisdicción (competencia).
Podrá también deducirse aun cuando por su cuantía la reconvención deba ventilarse
ante un juez inferior. Según CASARINO, la competencia del tribunal que está conociendo
de la demanda principal debe ser absoluta y relativa, y también debe serlo respecto de la
reconvención, estimada para estos efectos como una verdadera demanda independiente.
En otras palabras, la competencia del tribunal para conocer de la reconvención se debe
fundar en los factores fuero, materia, cuantía y territorio (salvo si es prorrogada por el
demandado reconvencional).288
En lo que respecta al factor cuantía, el legislador amplía la competencia del tribunal que
está conociendo de la demanda principal, para conocer de la reconvención, no obstante
que por su cuantía (valor) debiera ventilarse ante un juez inferior. Agrega el inc. II del
art. 315 del CPC que para estimar la competencia, se considerará el monto de los valores
reclamados por vía de reconvención separadamente de los que son materia de la
288
El profesor FORTTES señala que la competencia del tribunal debe ser sólo absoluta, pues sería ilógico que pudiera
entablarse la excepción de incompetencia relativa, pues ésta ya se encuentra prorrogada.

401
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demanda.
ii. Que tanto la demanda como la reconvención, en razón de sus respectivas naturalezas,
estén sometidas a un mismo procedimiento. Este requisito no lo señala expresamente el
legislador, pero la doctrina y la jurisprudencia lo exigen, y la razón de su exigencia está
en que ambas pretensiones se deben tramitar y fallar conjuntamente. En efecto, el art. 316
inc. I del CPC señala que la reconvención se substanciará y fallará conjuntamente con la
demanda principal, sin perjuicio de lo establecido en el art. 172 (si la demanda o la
reconvención llegan al estado de sentencia antes de que termine el procedimiento en la
restante, podrá el tribunal fallar desde luego una u otra).
Hay que tener en cuenta que no en todo procedimiento opera la reconvención, pues hay
que distinguir:
- Es obvio que opera en el juicio ordinario de mayor cuantía, pues la reconvención está
regulada en el Libro II “Del juicio ordinario”.
- En el juicio de menor cuantía opera, puesto que así se desprende del art. 698 Nº 1 del
CPC, al decir que se omitirán los escritos de réplica y dúplica. Si se deduce
reconvención, se dará traslado de ella al demandante por seis días, y con lo que éste
exponga o en su rebeldía, se recibirá la causa a prueba.
- En el juicio de mínima cuantía, el art. 713 del CPC lo permite expresamente, al decir
que el demandado podrá también deducir reconvención en la audiencia de
contestación cuando el tribunal sea competente para conocer de ella y siempre que no
esté sometida a un procedimiento especial y tenga por objeto enervar la acción
deducida o esté íntimamente ligada con ella. En caso contrario no se admitirá a
tramitación.
- En el procedimiento sumario nada dice la ley. Pero en caso de permitirse, la
reconvención procedería cuando el demandado asistiera al comparendo de
contestación, y el demandante tomaría conocimiento inmediato de ella, pero no podría
exigírsele que la conteste de inmediato, ya que sobrevendría una especie de
indefensión; puede contestarla en una nueva fecha para continuar la audiencia (el
mismo comparendo).
- En los demás procedimientos, una ley especial lo debe permitir expresamente, así por
ejemplo, Ley sobre Arrendamiento de Predios Urbanos; en los juicios laborales; y en
los juicios de policía local.
CASARINO señala que no habría problema para que se pueda reconvenir, aun cuando la
reconvención deba ventilarse de acuerdo a un procedimiento especial, siempre y cuando
el demandado renuncie a este procedimiento y acepte que su acción reconvencional se
sustancie y falle en conformidad a los trámites del procedimiento ordinario. En cambio, el
profesor Gonzalo CALVO señala que la reconvención sólo procede cuando la pretensión
deducida vía reconvención se sujeta a un procedimiento análogo al de la demanda, puesto
que esta es la única forma de que puedan substanciarse conjuntamente; pero también
procede cuando, a pesar de estar la reconvención sometida a procedimientos distintos, se
permita la conversión (por ejemplo, el art. 681 del CPC permite la conversión del
procedimiento sumario al ordinario, o viceversa).
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iii. Por último, no se exige que entre la pretensión del actor y la del demandado exista una
vinculación especial. Para nuestra legislación procesal la acción principal y la acción
reconvencional pueden ser perfectamente independientes la una de la otra, emanando
cada una de ellas de sus diversos y respectivos títulos. La única vinculación que se exige,
es la de los sujetos.

d. PROCEDIMIENTO DE LA RECONVENCIÓN.
En cuanto a la oportunidad para plantearla, de acuerdo al art. 314 inc. I del CPC, si el
demandado reconviene al actor, deberá hacerlo en el escrito de contestación sujetándose a las
disposiciones de los arts. 254 (debe cumplir con los requisitos del escrito de demanda) y 261
(puede modificar la reconvención, antes de la contestación por parte del actor); y se considerará,
para este efecto, como demandada la parte contra quien se deduzca la reconvención. No
existen fórmulas para plantearla, de suerte que la reconvención podrá contenerse en el escrito de
contestación de la demanda como petición principal o accesoria, aunque en la práctica se plantea
en un otrosí (después de la petición principal que puede ser la oposición de excepciones o/y
meras defensas).
Si la demanda ya se contestó, caduca el derecho a reconvenir. Pues aun cuando el plazo
para contestar todavía no hubiere vencido, el sólo hecho de que el demandado presente su escrito
de contestación de la demanda, extingue su derecho para poder reconvenir posteriormente.
La reconvención se notifica por el estado diario, puesto que no hay disposición especial
sobre el particular, y una vez notificada el demandado reconvencional, puede tener las mismas
actitudes que el demandado principal: guardar silencio, allanarse, no contradecir los hechos,
defenderse (oponer excepciones o meras defensas), pero no podrá reconvenir, pues de ser así, el
juicio se alargaría. Las excepciones dilatorias que puede oponer el demandado reconvenido a la
demanda reconvencional, son las mismas que puede oponer el demandado al actor, pues
conforme al art. 317 inc. I del CPC, contra la reconvención hay lugar a las excepciones dilatorias
enumeradas en el art. 303, las cuales se propondrán dentro del término de seis días y en la
forma expresada en el art. 305 (todas en un mismo escrito). Agrega el inc. II que acogida una
excepción dilatoria, el demandante reconvencional deberá subsanar los defectos de que
adolezca la reconvención dentro de los diez días siguientes a la fecha de notificación de la
resolución que haya acogido la excepción. Si así no lo hiciere, se tendrá por no presentada la
reconvención, para todos los efectos legales, por el sólo ministerio de la ley.
La razón del plazo establecido en el inc. II del art. 317 del CPC, es porque el demandado
reconvencional (actor de la demanda) al oponer las excepciones dilatorias y al ser éstas acogidas,
tendrían que ser subsanadas por el demandante reconvencional (si son subsanables), y éste
podría no hacer nada para subsanarlas, con el objeto de que no se tramite la demanda entablada
por el actor. Para evitar esto, se le da un plazo limitado de 10 días al demandante reconvencional
para subsanarlas. Como se verá, esto no ocurre respecto de las excepciones dilatorias que se
oponen a la demanda principal, en donde no hay un plazo para subsanarlas, esto debido a que la
no subsanación perjudica al demandante y, por tanto, el juicio quedará paralizado debido a su
irresponsabilidad.
¿Cómo se tramita la reconvención? La regla general, es que la reconvención se
substanciará y fallará conjuntamente con la demanda principal, sin perjuicio de lo establecido
en el art. 172 (art. 316 inc. I del CPC); y de la demanda reconvencional, se confiere traslado al

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demandante por un plazo de seis días; la ley no dice expresamente este plazo, pero se extrae del
inc. I del art. 317 del CPC, que señala que contra la reconvención hay lugar a las excepciones
dilatorias enumeradas en el art. 303, las cuales se propondrán “dentro del término de seis días”
y en la forma expresada en el art. 305. Sin embargo, existen dos casos en que la reconvención no
se sustancia y falla conjuntamente con la demanda principal, a saber:
i. Se puede fallar antes la demanda principal o la reconvención, según el caso, si se presenta
el fenómeno procesal de la separación o división de juicios, contemplado en el art. 172
del CPC. Dicha norma señala que cuando en un mismo juicio se ventilen dos o más
cuestiones que puedan ser resueltas separada o parcialmente, sin que ello ofrezca
dificultad para la marcha del proceso, y alguna o algunas de dichas cuestiones o parte
de ellas, lleguen al estado de sentencia antes de que termine el procedimiento en las
restantes, podrá el tribunal fallar desde luego las primeras. Por lo tanto, pueden recaer
diversas sentencias definitivas en la misma instancia, de modo que para individualizarlas
se las llama “sentencias definitivas parciales”; la dictación de estas sentencias definitivas
parciales se obtiene a petición de parte), pues conforme al inc. II que en este caso se
formará cuaderno separado con compulsas de todas las piezas necesarias para dictar
fallo y ejecutarlo, a costa del que solicite la separación.
ii. El art. 316 inc. III del CPC, dice que no se concederá en la reconvención aumento
extraordinario de término para rendir prueba fuera del territorio de la República cuando
no deba concederse en la cuestión principal. La razón de esto, es que la demanda
reconvencional no entorpezca el curso de la principal, así, si no se concede este aumento
para la principal, menos para la reconvención

En resumen, si se deduce reconvención por el demandado al contestar la demanda, el


juicio experimenta la tramitación que pasa a señalarse: el tribunal confiere traslado al
demandante, para que en el plazo de seis días replique en la demanda principal y conteste la
reconvención; evacuados estos trámites o en su silencio, el tribunal confiere traslado al
demandado para que también en el plazo de seis días duplique en la demanda principal y
replique en la reconvención; evacuados dichos trámites o en su silencio, el tribunal dará traslado
por seis días al demandante para que duplique en la reconvención; y evacuado este último
trámite, o en silencio del demandante, el tribunal examinará los autos y recibirá la causa a prueba
o citará a las partes para oír sentencia, según lo que en derecho corresponda. Pero antes de
decidir por alguna de esas dos alternativas, tiene lugar un trámite esencial en el juicio ordinario
de mayor cuantía, cual es: la conciliación.

C. L A CONCILIACIÓN .

1. CONCEPTO.
Con la dúplica de la reconvención, por parte del demandante, se termina la fase de
discusión en el juicio ordinario de mayor cuantía. Pero en una reciente modificación, del año
1994, se introdujo a la estructura del proceso ordinario un trámite adicional y esencial: el
llamado a conciliación obligatorio de las partes. Por lo tanto, tras la dúplica, el tribunal cita a las
partes a la audiencia de conciliación.
La conciliación es un trámite del juicio que está entre el periodo de discusión y el periodo
404
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de prueba, y en caso de que tenga lugar, constituye una forma de autocomposición y un


equivalente jurisdiccional. Se trata de otra manera anormal de poner término al juicio (civil),
pues, en atención a la conciliación producida, éste no termina por la dictación de la sentencia
definitiva. 289
Por lo tanto, la conciliación se puede definir como un trámite esencial en los juicios
civiles en que es legalmente admitida la transacción (salvo las excepciones legales), en el cual
las partes mediante un acuerdo le pueden poner término al juicio, en razón de las bases de
arreglo formuladas por el tribunal. La conciliación, por regla general, es un trámite obligatorio en
todo juicio civil en que sea admisible la transacción; y la iniciativa para llevarla a cabo es de
parte del tribunal, pero son las partes litigantes las que la materializan, precisando su contenido y
alcance. Es decir, es un trámite donde el juez debe proponer a las partes las bases para un
acuerdo, y éstas determinan si ponen o no término al juicio en virtud de un acuerdo.290

2. CLASES DE CONCILIACIÓN.
La conciliación según su extensión, o según el alcance que tenga el acuerdo de las partes,
se clasifica en total y parcial. Esta clasificación tiene como base al art. 263 del CPC, el cual
señala que el juez obrará como amigable componedor. Tratará de obtener un avenimiento total
o parcial en el litigio. Las opiniones que emita no lo inhabilitan para seguir conociendo de la
causa.
La c o n c i l i a c i ó n t o t a l , es aquella que pone fin a todas las cuestiones controvertidas
del pleito; y la c o n c i l i a c i ó n p a r c i a l , en cambio, es aquella que resuelve sólo alguna o
algunas de las cuestiones controvertidas del pleito. La importancia de esta clasificación, radica
en que, según la clase de conciliación, el juicio continuará adelante o no; pues sólo con la
conciliación total, se pone término al conflicto (de forma anormal).
El profesor ALFARO también distingue entre c o n c i l i a c i ó n p a r c i a l o bj e t i v a , si hay,
por ejemplo, tres pretensiones y se llega a acuerdo en dos de las mismas; y c o n c i l i a c i ó n
p a r c i a l s u b j e t i v a , si hay, por ejemplo, varios demandados y un demandante llega a acuerdo
con dos de ellos.

3. ÁMBITO DE APLICACIÓN.
La conciliación se encuentra regulada en el Título II (“De la conciliación”), del Libro II
(“Del juicio ordinario”) del CPC, en los arts. 262 a 268. CASARINO critica la ubicación de esta
institución, toda vez que sus disposiciones son de carácter general y, por tanto, aplicables a todo
procedimiento (no sólo el juicio ordinario), salvo las contadas excepciones legales. En efecto, la
conciliación es aplicable a todo juicio civil, en que legalmente sea admisible la transacción, así lo
dispone el art. 262 inc. I del CPC que señala que en todo juicio civil, en que legalmente sea
admisible la transacción, con excepción de los juicios o procedimientos especiales de que tratan

289
Según el profesor LUHRS, la palabra conciliación puede tener dos significados: uno es el trámite o diligencia, y
otro es el resultado eventual que puede tener este trámite o diligencia.
290
Hoy en día en materia penal, por el sistema acusatorio (no inquisitivo) se permiten salidas alternativas, como los
acuerdos reparatorios, en donde la víctima y el imputado pueden acordar que en vez de seguir un juicio, se pague,
por ejemplo, una cierta cantidad de dinero. Pero en materia procesal penal basta con que exista acuerdo directo entre
las partes, en cambio, en materia civil se produce un acuerdo total o parcial en base a lo que el juez propone, es
decir, el juez tiene un rol activo.

405
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los Títulos I (juicio ejecutivo en las obligaciones de dar), II (Juicio ejecutivo en las obligaciones
de hacer y no hacer), III (“De los efectos del derecho legal de retención”), V (“De la citación de
evicción”) y XVI (“De los juicos de hacienda) del Libro III (“De los juicios especiales”), una vez
agotados los trámites de discusión y siempre que no se trate de los casos mencionados en el art.
313 (allanamiento y no contradicción), el juez llamará a las partes a conciliación y les
propondrá personalmente bases de arreglo.
Por lo tanto, la regla general, es que conciliación proceda en todo juicio civil, pero el
mismo art. 262 del CPC se encarga de señalar cuáles son los juicios civiles en que no tiene lugar
la conciliación; a saber:
i. Juicios civiles en donde no procede la transacción. Por ejemplo, el art. 2450 del CC
dispone que no se puede transigir sobre el estado civil de las personas; asimismo el art.
2452 del mismo Código señala que no vale la transacción sobre derechos ajenos o sobre
derechos que no existen. En general, se trata de materias que comprometen al orden
público.
ii. Algunos juicios especiales que contempla el Libro III del CPC, a saber: el juicio ejecutivo
en las obligaciones de dar, en las obligaciones de hacer y de no hacer, y los juicios de
hacienda (los representantes del Fisco carecen de la facultad para transigir, de suerte que
la ley excluyó estos juicios de la posibilidad de conciliación).
iii. Los efectos del derecho legal de retención. El derecho legal de retención es la facultad
que tiene una persona de conservar en su poder una o más cosas de su acreedor, hasta que
éste le pague los gastos o perjuicios en que ha incurrido con su tenencia, pudiendo
realizarlas, según las formalidades legales, cuando el acreedor no pague. Esto no es
propiamente un juicio, sino que se trata más bien de gestiones relativas a la declaración
de un derecho (en este caso el derecho de retención) por una sentencia judicial.
iv. La citación de evicción. Esto tampoco es propiamente un juicio, incluso se ha criticado su
ubicación en el Libro III del CPC, pues más que un juicio especial, es una verdadera
cuestión accesoria que se puede presentar en cualquier clase de juicio; de manera que su
lugar lógico debió ser el Libro I, o sea, entre las normas comunes a todo procedimiento.
La citación de evicción es una figura que se relaciona con la compraventa,
específicamente con una de las obligaciones de todo vendedor, a saber, el saneamiento de
la cosa vendida, obligación que tiene por objeto amparar al comprador en el dominio y
posesión pacífica de la cosa. Por tanto, hay evicción de la cosa comprada, cuando el
comprador es privado del todo o parte de ella, por sentencia judicial (art. 1838 del CC); y
así, el comprador a quien se demanda la cosa vendida, por causa anterior a la venta,
deberá citar al vendedor para que comparezca a defenderlo (art. 1843 inc. I del CC).
v. Tampoco procede la conciliación, en el caso de que el demandado acepte llanamente las
peticiones del demandante, o si en sus escritos no contradice en materia substancial y
pertinente los hechos sobre que versa el juicio; pues, en estos casos, el tribunal mandará
citar a las partes para oír sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado de la
réplica. Igual citación se dispondrá cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más
trámite (art. 313 del CPC).
vi. Por último, en el procedimiento incidental tampoco hay conciliación obligatoria.

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Se plantea la discusión acerca de si la enumeración que hace el art. 262 del CPC de los
casos en que no procede la conciliación, es o no taxativa. Según CASARINO no es taxativa, por
cuanto existe otra clase de juicios a los cuales no se les podría poner término mediante
conciliación, cuales son, todos aquellos juicios en que las partes litigantes no son dueñas de
disponer libremente del derecho material controvertido, en razón de estar comprometidas normas
de orden público, por ejemplo, juicios de nulidad de matrimonio, juicios de separación de bienes,
etc. En el mismo sentido, el profesor FORTTES señala que la conciliación procederá en todo
juicio civil donde las partes tengan disponibilidad de la pretensión (lo cual se relaciona
directamente con la admisibilidad de la transacción).

4. TAMITACIÓN.
Con la entrada en vigencia de ley 19.334 del año 1994, se estableció como obligatorio el
trámite de conciliación en todos aquellos juicios en que, por su naturaleza, es admitida la
transacción y, consecuencialmente, importa una obligación para el juez que conoce del asunto,
una vez terminada la etapa de discusión, proponer a las partes bases de arreglo para lograr la
solución del conflicto. Es más, nuestro legislador lo elevó a la categoría de un trámite esencial,
por ende, si no se verifica, operará el recurso de casación en la forma (art. 795 Nº 2 del CPC).291
Art. 795. En general, son trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única instancia en los juicios de
mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
2. El llamado a las partes a conciliación, en los casos en que corresponda conforme a la ley.

La tramitación de la conciliación, se puede sintetizar en los siguientes puntos:


i. In i c i a t i v a . La iniciativa de la conciliación emana del juez (de oficio), el cual debe
llamar a las partes a conciliación, mediante una resolución que ordene su comparecencia
personal, notificada por cédula292. Esto constituye una excepción al principio de la
organización judicial de la pasividad del tribunal y al principio dispositivo que rige en el
procedimiento civil, lo cual se ve confirmado con el art. 266 del CPC, que señala que el
juez de oficio ordenará agregar aquellos antecedentes y medios probatorios que estime
pertinentes.
ii. C o mp a r e c e n c i a . De conformidad con el art. 264 del CPC, a los comparendos de
conciliación deberán concurrir las partes por sí o por apoderado (es opcional). No
obstante, el juez podrá exigir la comparecencia personal de las partes, sin perjuicio de la
asistencia de sus abogados; la razón de esto, es que el juez puede presentir que los
abogados sean los que no quieren conciliar. Por tanto, para saber la forma o manera de

291
Antes de la reforma legal, el trámite de conciliación sólo era una facultad del juez y, en la práctica, eran reacios a
tramitarla, ya que por las causales de recusación e implicancias, si los jueces anticipadamente expresan una
solución, pueden ser inhabilitados y, además porque se veían obligados a estudiar los antecedentes. El propósito que
inspiró al legislador de 1994 para establecer un llamado a conciliación obligatorio, fue el de disminuir el tiempo de
tramitación de los procesos judiciales y, consecuencialmente, la cantidad de litigios pendientes. Según el profesor
LUHRS, las novedades que introdujo la ley 19.334 son: que el juez puede dar su opinión sin ser recusado, y de oficio
puede agregar los medios de prueba que estime pertinentes.
292
El profesor ALFARO señala que la resolución que cita a las partes para la conciliación, primero se notifica por el
estado diario y después por cédula; porque si sólo se notifica por cédula, puede darse el caso de que el tribunal fije el
día de la audiencia, y la notificación por cédula se efectúa después del día fijado por el tribunal.

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comparecencia, hay que atenerse a lo que exprese la resolución judicial respectiva. En


todo caso, los abogados no tienen limitación alguna para comparecer a esta audiencia;
aún más, su presencia es altamente conveniente y el tribunal no podría en caso alguno
prohibirla.
Agrega el inc. II que en los procesos en que hubiere pluralidad de partes, la audiencia se
llevará a efecto aunque no asistan todas. La conciliación operará entre aquellas que la
acuerden (conciliación parcial subjetiva) y continuará el juicio con las que no hubieren
concurrido o no hubieren aceptado la conciliación.
iii. R o l d e l j u e z . Según el art. 263 del CPC, el juez obrará como amigable componedor,
por tanto, en esta audiencia asumirá un rol activo. La expresión “amigable componedor”,
el legislador también la emplea a propósito de los árbitros arbitradores, quienes
solucionan los conflictos de acuerdo a lo que su equidad y prudencia le dictaren; por
tanto, en la conciliación, el juez (de Derecho) está autorizado a proponer soluciones de
acuerdo a su prudencia y equidad, y abstenerse de la solución legal, pero sólo en este
caso.293
Si bien, de acuerdo al art. 320 inc. I del COT, los jueces deben abstenerse de expresar y
aun de insinuar privadamente su juicio respecto de los negocios que por la ley son
llamados a fallar, lo cual además constituye una causal de recusación e implicancia; para
evitar este riesgo en una gestión de conciliación, se estableció en la parte final del art. 263
del CPC, que las opiniones que emita (el juez) no lo inhabilitan para seguir conociendo de
la causa.
iv. O p o r t u n i d a d . De acuerdo al art. 262 inc. I del CPC, en todo juicio civil, en que
legalmente sea admisible la transacción…una vez agotados los trámites de discusión (y
antes de que se dicte la resolución que reciba la causa a prueba)…, el juez llamará a las
partes a conciliación y les propondrá personalmente bases de arreglo. El inc. II agrega
que para tales efectos, las citará a una audiencia para un día no anterior al quinto ni
posterior al decimoquinto contado desde la fecha de notificación de la resolución (que
ordena su comparecencia). Con todo, en los procedimientos que contemplan una
audiencia para recibir la contestación de la demanda, se efectuará también en ella la
diligencia de conciliación, evacuado que sea dicho trámite (por ejemplo, en el juicio
sumario). No obstante, el inc. III dispone que el precedente llamado a conciliación no
obsta a que el juez pueda, en cualquier estado de la causa, efectuar la misma
convocatoria, una vez evacuado el trámite de contestación de la demanda (esto, porque
en ese momento el juez puede tener una mirada más amplia respecto de las pretensiones
hechas valer por ambas partes).
v. E f e c t o s u s p e n s i vo . Como dice CASARINO, es natural sostener que mientras penden
las gestiones de conciliación, la causa principal se suspenderá en su tramitación; y cabe
agregar que tanto la causa principal como la conciliación se desarrollan en la misma pieza
de autos (expediente). Lo anterior se desprende, a contrario sensu, del art. 268 parte final
del CPC que dice que si se rechaza la conciliación, o no se efectúa el comparendo, el
secretario certificará este hecho de inmediato, y entregará los autos al juez para que

293
Este trámite, por su naturaleza, no debe confundirse con un proyecto de sentencia, y es la razón por la que se
estimó que no debe ser fundada la solución propuesta por el juez; así, puede ocurrir que en el transcurso del proceso,
y siempre que este continúe, se pronuncie el juez en un sentido diverso al que propuso en la conciliación.

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éste, examinándolos por sí mismo, proceda enseguida a dar cumplimiento a lo señalado


en el art. 318 (recibirá la causa a prueba, si procede).

5. EFECTOS DEL TRÁMITE DE CONCILIACIÓN.


En la conciliación pueden darse las siguientes situaciones:
i. Que la audiencia de conciliación no se verifique por incomparecencia de todas las partes.
De acuerdo al art. 268 del CPC, si se rechaza la conciliación, o “no se efectúa el
comparendo”, el secretario certificará este hecho de inmediato, y entregará los autos al
juez para que éste, examinándolos por sí mismo, proceda enseguida a dar cumplimiento
a lo señalado en el art. 318, es decir, deberá examinar si hay controversia sobre algún
hecho substancial y pertinente en el juicio, y en caso afirmativo, recibirá la causa a
prueba.
ii. Que la audiencia de conciliación se verifique, y debatidas suficientemente las bases de
arreglo propuestas por el juez, sean rechazadas. Aquí sucede lo mismo que en el caso
anterior, es decir, el secretario debe certificar este hecho y la causa seguirá su curso (art.
268 del CPC). En la práctica, el trámite de conciliación no lo hace el juez, sino un
funcionario que sólo pregunta a las partes si hay posibilidad de arreglo y, generalmente,
la respuesta es negativa. Por lo tanto, lo único que se logró con la modificación, fue la
dilación del proceso y un mayor gasto de dinero (por la notificación por cédula que se
tiene que hacer); pero siempre se cumple con este trámite esencial, para evitar una
nulidad procesal.
iii. Que la conciliación se produzca, sea en forma total o parcial. En este supuesto, de
acuerdo al art. 267 del CPC, se levantará un acta, que consignará sólo las
especificaciones del arreglo; la cual subscribirán el juez, las partes que lo deseen y el
secretario, y se estimará como sentencia ejecutoriada para todos los efectos legales. La
norma dice “las partes que lo deseen”, puesto que pueden haber personas que acepten
disconformes el arreglo y que no estén dispuestas a firmar; pero con la firma del juez y
del secretario, se da seguridad de que lo que consta en el acta es verdadero.

6. EFECTOS DEL ACTA DE CONCILIACIÓN.


La parte final del art. 267 del CPC, dice que esta acta se estimará como sentencia
ejecutoriada para todos los efectos legales. Esta disposición fundamenta la condición de
equivalente jurisdiccional que tiene la conciliación, lo cual es importante, porque una vez
finalizado este trámite esencial, habrá terminado el juicio (de forma anormal) por un
instrumento que tendrá los mismos efectos que una sentencia firme o ejecutoriada. En otras
palabras, esto significa que el acta de conciliación, una vez firmada, produce acción de cosa
juzgada para exigir el cumplimiento de las prestaciones que en ella se reconozcan (art. 434 Nº 1
del CPC), y excepción de cosa juzgada para impedir que en un nuevo juicio se vuelva a discutir
entre las mismas partes la misma cuestión controvertida que fue resuelta mediante el acta de
conciliación en un juicio anterior. Además, el acta de conciliación es un título ejecutivo, ya que
el art. 267 del CPC asimila sus efectos al de una sentencia firme o ejecutoriada (art. 434 Nº 1).

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7. PARALELO ENTRE LA CONCILIACIÓN, LA TRANSACCIÓN Y EL AVENIMIENTO.


De acuerdo al art. 2446 del CC, la t r a n s a c c i ó n es un contrato en que las partes
terminan extrajudicialmente un litigio pendiente o precaven un litigio eventual, haciéndose
concesiones recíprocas (por ejemplo, dar una suma de dinero inferior a cambio de que en otro
juicio se desista el actor). La conciliación y la transacción, presentan muchas semejanzas, a
saber: ambas ponen término a un juicio en forma anormal (son equivalentes jurisdiccionales); no
se puede conciliar ni transigir sobre cuestiones de orden público; cuando se efectúa la
conciliación o la transacción por medio de mandatario, se requiere de poder especial; y tanto la
conciliación como la transacción tienen autoridad de la cosa juzgada. Sin embargo, en derecho
son dos instituciones enteramente diversas, pues:
i. Mientras la conciliación se produce dentro del juicio, la transacción opera
extrajudicialmente, es decir, no es un acto jurídico procesal, pues es un contrato externo
al juicio, aunque produce efectos dentro de éste.

ii. En la conciliación las partes resuelven sus dificultades mediante la ayuda de un tercero
(el juez); en la transacción, en cambio, el arreglo se produce sin intervención de tercero.
iii. La conciliación, por su carácter judicial, es siempre solemne (se levanta un acta), en
cambio, la transacción es un contrato consensual.

Por su parte, el a v e n i m i e n t o es un acuerdo directo de las partes que tiene por objeto
poner fin a un juicio, sin la intervención directa de un juez. Si bien se asemeja a la conciliación
por constituir también un equivalente jurisdiccional y producir, por ende, cosa juzgada; se
diferencian por lo siguiente:

i. En el avenimiento, el acuerdo entre las partes se produce sin intervención relevante del
juez en su desarrollo, ni en su perfeccionamiento.

ii. El acta de avenimiento es un título ejecutivo cuando es pasada ante tribunal competente
y autorizada por un ministro de fe o por dos testigos de actuación (art. 434 Nº 3 del CPC);
en cambio el acta de conciliación, se estima como sentencia ejecutoriada para todos los
efectos legales y, como tal, configura un título ejecutivo contemplado en el art. 434 Nº 1
del CPC (sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria).
Hay que recordar que el profesor ALFARO señala que el juez no es que apruebe el
avenimiento, sino que tiene que “tenerlo presente”, y una vez autorizado por un ministro
de fe o por dos testigos, tiene el carácter de título ejecutivo. Por tanto, el juez no tiene una
injerencia directa en su generación, pues, en la práctica, el avenimiento se hace por un
escrito redactado y firmado por los abogados de las partes; luego el juez lo tiene presente
(no lo aprueba) y el secretario del tribunal (u otro ministro de fe o dos testigos) autorizan
las firmas y el hecho de que el juez lo tuvo presente, es decir, que se cumplieron los
requisitos del art. 434 Nº 3 del CPC.

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D. TEORÍA GENERAL DE LA PRUEBA.

1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Antes de entrar a estudiar el periodo de prueba en el juicio ordinario de mayor cuantía, es
necesario analizar diversos aspectos que dan origen a lo que la doctrina denomina Teoría
General de la Prueba. Dichas cuestiones son: el concepto de prueba; la naturaleza de las normas
que regulan la prueba; los momentos o etapas de la prueba; los elementos de la prueba; el lugar,
tiempo y forma de la prueba;; y la impertinencia, extemporaneidad, e inadmisibilidad de la
prueba.

2. CONCEPTO DE PRUEBA
El profesor ALFARO define a la prueba como el conjunto de actos procesales que tienen
por objeto demostrar la existencia de los hechos alegados por las partes como fundamentos de
sus pretensiones y contrapretensiones, conforme a las reglas que la ley establece, y para crear
convicción en el tribunal.294
La prueba es una actividad complementaria de la etapa de discusión, destinada a
comprobar la existencia o inexistencia de los hechos, y el modo y circunstancia en que tuvieron
lugar. El profesor ALFARO señala que la manera de acreditar los hechos, en términos generales,
se puede producir por medio de dos caminos o dos vías:

i. A v e r i gu a c i ó n . Esto tiene lugar cuando se entrega la iniciativa probatoria al juez, es


decir, es él quien indaga los hechos en cumplimiento de su deber de averiguarlos y
acreditarlos (esto sucedía en el antiguo procedimiento penal).

ii. C o mp ro b a c i ó n . En este caso son las partes quienes tienen que comprobar los hechos,
son ellas las que tienen la carga de probar (esto ocurre en el proceso civil, en donde rige
el principio dispositivo). Algunos llegan al extremo y señalan que las partes son dueñas
de la prueba y, como tal, pueden disponer de ella y solicitarla; así, por ejemplo, el art. 313
inc. II del CPC, a propósito de la contestación de la demanda, señala que igual citación
(para oír sentencia) se dispondrá cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más
trámite.

3. NATURALEZA DE LAS NORMAS LEGALES QUE REGULAN LA PRUEBA.


Se discute en doctrina acerca de si las normas legales que regulan la prueba pertenecen al
campo del Derecho civil o al del Derecho procesal civil. Un examen de ellas, según CASARINO,
lleva al convencimiento de que presentan un carácter mixto, pues es evidente que las normas

294
El término prueba también tiene otras acepciones, pues alude a la tarea de la producción de los elementos de
convicción, es decir, a la carga o al peso de la prueba (por ejemplo, cuando se dice que el peso de la prueba recae
sobre el actor); otras veces dice relación con los medios, instrumentos o elementos de que las partes pueden servirse
o el propio juez, para producir un estado de convicción respecto los hechos (por ejemplo, la prueba pericial, la
testimonial, la instrumental, etc.). Por último, también se usa la palabra prueba para señalar el resultado final
alcanzado y, por consiguiente, no es extraño oír las expresiones “la prueba del demandante es ineficaz” o “el
demandado no rindió prueba sobre la excepción”.

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legales que determinan los medios de prueba, su admisibilidad y su eficacia o valor probatorio,
pertenecen al Derecho sustantivo o material (por ejemplo, el CC dice que en ciertos casos para
probar la existencia de una obligación se debe hacer por escrito y no por medio de testigos); en
cambio, las normas que regulan la manera de rendir las pruebas, son de naturaleza esencialmente
procesal (por ejemplo, aquí se regula la forma en que debe declarar un testigo). En concreto, en
nuestro Derecho positivo son dos los cuerpos legales que se preocupan, en general, de la prueba:
i. El CC, quien regula este tema en el Título XXI (“De la prueba de las obligaciones”) del
Libro IV (“De las obligaciones en general y de los contratos”), en los arts. 1698 y
siguientes.
ii. Y el CPC, que trata a la prueba especialmente en los Títulos IX (“De la prueba en
general”), X (“Del término probatorio”) y XI (“De los medios de prueba en particular), del
Libro II (“Del juicio ordinario”), arts. 318 y siguientes.295

No existe una línea muy marcada entre ambos cuerpos legales, pues hay materias de
Derecho sustantivo o material que figuran en el CPC y viceversa. El profesor FORTTES dice que
esta dualidad tiene un origen histórico, se trata de una distinción arraigada a la época de
dictación de estos Códigos, la cual diferenciaba los aspectos sustanciales y aspectos formales de
la prueba; sin embargo, esa distinción está superada y, por lo tanto, hoy el estudio debe hacerse
considerando la prueba como un todo.
Dentro de las numerosas y variadas disposiciones legales de orden sustantivo y procesal
que regulan el instituto de la prueba, hay algunas de excepcional importancia, las cuales reciben
el nombre de l e ye s r e gu l a d o r a s d e l a p r u e b a , esto es, aquellas leyes que regulan la
proposición, admisión, ejecución y valoración de los medios de prueba en el juicio. Estas reglas
poseen importancia a propósito del recurso de casación en el fondo, esto es, aquél medio de
impugnación que tiene por objeto obtener la anulación de una sentencia cuando ésta ha sido
dictada con infracción de ley; por tanto, si los hechos se han establecido por los jueces con
infracción a las leyes reguladoras de la prueba, procede dicho recurso, pues, en tal caso, habrá
una infracción de ley con influencia substancial en lo dispositivo del fallo.
Esta infracción de ley puede haberse producido al dar por establecidos los hechos del
pleito por un medio probatorio no contemplado expresamente por el legislador (por ejemplo, se
da por establecida la celebración de un contrato de compraventa sobre un inmueble, por medio
de la declaración de dos testigos); o atribuyéndoles a los medios probatorios un valor o eficacia
diverso al que señala la ley; o dándole preferencia a un medio probatorio sobre otro, en
circunstancias que, de acuerdo a ley, tiene mayor valor este último sobre el primero.
Como se verá, en el recurso de casación en el fondo, por expresa disposición legal, el
tribunal de casación debe abstenerse de entrar a considerar los hechos, sólo analiza si los
preceptos legales que se aplicaron a esos hechos fueron bien aplicados y, además, si
correspondía la utilización de esos preceptos o de otros. Sin embargo, cuando el fundamento del
recurso de casación en el fondo consiste en la infracción de las leyes reguladoras de la prueba,
excepcionalmente se admite la posibilidad de que la CS pueda alterar los hechos, sólo para
establecerlos de una manera distinta, a partir de la correcta aplicación de las leyes reguladoras de
la prueba que habían sido infringidas. Esto no significa que en la casación en el fondo pueda

295
Esto es sin perjuicio de las disposiciones sobre la prueba en otros códigos o en leyes especiales, como por
ejemplo, en el Código del Trabajo.

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admitirse una nueva prueba, sino que al acogerse el recurso, por infracción a las leyes
reguladoras de la prueba, la CS tiene que dar por establecidos nuevos hechos, haciendo una
adecuada aplicación de estas leyes, con lo cual tendrá que variar forzosamente la conclusión o
parte resolutiva, que deberá contener la nueva sentencia de reemplazo.
En definitiva, lo relevante es que producto de la infracción de una norma reguladora de la
prueba, por vía consecuencial, se ven alterado los hechos de la causa, y aplicando correctamente
esas normas, la CS señalará que los hechos no concurrieron en la manera que estimaron los
tribunales de instancia, por una incorrecta interpretación de las normas reguladoras de la prueba.

4. ETAPAS, MOMENTOS O FASES DE LA PRUEBA.


Este tema dice relación con el desarrollo de la prueba, es decir, con el conjunto de fases
que comprende la actividad probatoria. Estas etapas dependen de cada procedimiento en
particular, sin embargo, es posible establecer un procedimiento o esquema común, a saber:
i. P ro p o s i c i ó n . Cada vez que un litigante pretende incorporar algún medio de prueba
para demostrar sus afirmaciones, debe proponerlo al tribunal de acuerdo al sistema
judicial que exista en ese momento (incorporación de los medios de prueba). Es decir,
esto alude al acto por el cual las partes solicitan que se admita un medio probatorio
determinado, y en el juicio ordinario, el momento para proponer cada medio de prueba en
particular, es diferente; así, por ejemplo, la oportunidad para ofrecer la prueba testimonial
es dentro de los cinco días siguientes a la notificación (por cédula) de la resolución que
recibe la causa a prueba, o dentro de los cinco días siguientes a la notificación de la
resolución que se pronuncie sobre la última solicitud de reposición (en contra de la
resolución que recibe la causa a prueba), esta proposición se manifiesta presentando una
lista de testigos y una minuta de los puntos de prueba296; en cambio la oportunidad para
ofrecer la prueba instrumental y la confesional, es en cualquier estado del juicio, hasta
antes del vencimiento del término probatorio en primera instancia, y hasta antes de la
vista de la causa en segunda instancia.
ii. A d m i s i ó n . Esto alude a la decisión que el juez debe adoptar respecto de la proposición
del litigante. En general, en materia civil, el juez no tiene mucha opción de aceptar o no
un determinado medio probatorio, a lo más, la ley dispone que cada parte puede presentar
seis testigos, por ende, si un litigante presenta diez, el tribunal le pedirá que disminuya su
lista. Únicamente puede rechazar la petición si el litigante pretende probar hechos que el
juez no determina como controvertidos, es decir, que no estén en la resolución que recibe
la causa a prueba.
Si se dan los requisitos necesarios, el juez ordenará el desarrollo de la prueba por medio
de una resolución que debe notificarse a ambas partes, pues de acuerdo al art. 324 del
CPC, toda diligencia probatoria debe practicarse previo decreto del tribunal que conoce
en la causa, notificado a las partes. Así, por ejemplo, si se admite la prueba testimonial,
la resolución dirá: “téngase por presentada lista de testigo, cítese”; si se trata de un
documento, la resolución dirá: “téngase por acompañado”; si se solicitó la absolución de

296
El escrito en donde se solicita, tiene la siguiente suma: “en lo principal lista de testigos y citación”; “primer
otrosí: minuta de prueba”; “por tanto: sírvase usía tener por acompañada la lista de testigos”.

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posiciones: “cítese a la parte a absolver posiciones en tal día y a tal hora y téngase por
acompañado el pliego y guárdese en custodia”; etc.
iii. E j e c u c i ó n . Es aquella fase en que se produce la producción o diligenciamiento de la
prueba, de manera que quede legalmente incorporada al proceso. La rendición de la
prueba debe someterse a la ritualidad que la ley establece para su tramitación, así, por
ejemplo, puede establecerse un juramento, levantar un acta, firmarla, etc.
iv. A p r e c i a c i ó n o v a l o r a c i ó n d e l a p r u e b a . Esta es la etapa más determinante de
toda la actividad probatoria, y se desarrolla en el momento en que el juez debe pronunciar
su sentencia. Es en este momento donde el juez examina la prueba para determinar si lo
convence o no y, por lo mismo, esta fase se conoce como valoración o ponderación de la
prueba.
La fuerza probatoria es graduable, así, se distingue entre: la c e r t e z a (convicción plena),
que es la máxima seguridad que el juez adquiere respecto de la existencia o inexistencia
de un hecho (por ejemplo, en materia procesal civil, la confesión produce plena prueba
respecto de los hechos confesados); la co n v i c c i ó n (semiplena), que implica un grado
menor de convencimiento, pues hay una probabilidad máxima de que el hecho ocurrió,
pero con ciertas reservas mentales (este es el grado de certeza que se exige en materia
procesal penal)297; y la cr e d i b i l i d a d (leve), que es la probabilidad normal de que el
hecho haya ocurrido o no.
La regla general, es que el juez debe formarse una conciencia plena sobre la existencia o
inexistencia de los hechos a probar (certeza). Sin embargo, hay casos en que el derecho le
permite fallar al juez contentándose con un juicio de verosimilitud y no de certeza plena,
es decir, el derecho le permite fallar con convicción o credibilidad (son las llamadas
pruebas leviores o prima facie). Por ejemplo, en las medidas precautorias, cuando se
busca asegurar el resultado del juicio, basta con una presunción grave del derecho que se
reclama, es decir, no se exige prueba completa del derecho que se pretende, porque ello
implicaría fallar anticipadamente el pleito (art. 298 del CPC). También en el juicio
sumario, pues conforme al art. 684 inc. I del CPC, en rebeldía del demandado, se recibirá
a prueba la causa, o, si el actor lo solicita con fundamento plausible, se accederá
provisionalmente a lo pedido en la demanda.

5. ELEMENTOS DE LA PRUEBA.
La Teoría General de la Prueba considera que son elementos de la prueba: el objeto sobre
el cual debe recaer (¿qué se debe probar?); los sujetos o las personas que deben proporcionarla
(¿quién prueba?); los medios de que se vale el sujeto para probar (¿cómo se prueba?); y su
eficacia, esto es, lo que la prueba vale en definitiva (¿qué valor tiene la prueba?).

5.1. EL OBJETO DE LA PRUEBA ¿QUÉ SE DEBE PROBAR?

297
En efecto, el art. 340 del cpp señala que nadie podrá ser condenado por delito sino cuando el tribunal que lo
juzgare adquiriere, más allá de toda duda razonable, la convicción de que realmente se hubiere cometido el hecho
punible objeto de la acusación y que en él hubiere correspondido al acusado una participación culpable y penada
por la ley. La expresión “más allá de toda duda razonable”, quiere decir que no hay certeza absoluta, pero hay un
grado de convencimiento que depone una duda remota.

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El objeto de la prueba equivale a la materia sobre la cual debe recaer la actividad


probatoria, materia que corresponde a los hechos que se discuten en juicio, hechos que dan
origen a la contienda y que requieren ser probados para que el juez aplique el derecho y dicte el
fallo. En general, se prueban los hechos y no el Derecho; se dice en general, porque la
afirmación anterior no es absoluta, en ambos sentidos, esto es, no todos los hechos se prueban, y
hay casos en que se prueba el Derecho.

a. HECHOS QUE REQUIEREN PRUEBA.


Los hechos que son objeto de prueba deben reunir ciertos requisitos, los cuales se extraen
del art. 318 inc. I del CPC, el cual dispone que concluidos los trámites que deben preceder a la
prueba, ya se proceda con la contestación expresa del demandado o en su rebeldía, el tribunal
examinará por sí mismo los autos y si estima que hay o puede haber controversia sobre algún
hecho substancial y pertinente en el juicio, recibirá la causa a prueba y fijará en la misma
resolución los hechos substanciales controvertidos sobre los cuales deberá recaer. En concreto,
los hechos deben ser:
i. C o n t r o v e r t i d o s o l i t i gi o s o s . Un hecho es controvertido cuando una parte lo alega y
la otra lo impugna u objeta, es decir, lo niega o lo pone en duda. Por lo tanto, no son
controvertidos los hechos cuando se aceptan o cuando no son contradichos o, también,
cuando ellos son inverosímiles o imposibles (aunque no es tan absoluto en este último
caso). El profesor LUHRS señala que un hecho controvertido es el que no está aceptado, lo
que no necesariamente implica la existencia de una controversia o diferencia de opinión,
es simplemente no aceptar, dentro de lo cual se incluye guardar silencio, pues el simple
silencio también implica un hecho controvertido, ya que hay que recordar que quien calla
se entiende que está negando.
ii. S u s t a n c i a l e s . Esto significa que los hechos deben ser relevantes, es decir, que su
existencia o inexistencia sea determinante para aceptar o desechar las pretensiones de las
partes. Lo insustancial, entonces, es aquello que no tiene importancia para la materia
debatida, puede estar dentro del contexto, pero no es importante.
iii. P e r t i n e n t e s . Esto es, los hechos deben estar conectados o relacionados con el objeto
principal del pleito.

Por lo tanto, la prueba recae sobre los hechos controvertidos, sustanciales y pertinentes,
que están incluidos en la resolución que recibe la causa a prueba. Al respecto, los profesores
FORTTES y NÚÑEZ señalan que más que los hechos, lo que se prueba son las afirmaciones de las
partes relativas a los hechos, si ocurrieron o no, o la forma en que ocurrieron. Por eso ahora se
ha comenzado a hablar de “confirmación”, en vez de “período de prueba”, porque lo que se
hace es confirmar las afirmaciones fácticas de las partes.

b. HECHOS QUE NO REQUIEREN PRUEBA.


Como ya se enunció, hay hechos que no requieren prueba, a saber:

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i. He c h o s a d m i t i d o s o c o n s e n t i d o s . Son aquéllos respecto de los cuales no existe


una controversia, ya que han sido admitidos por las partes. El carácter de hecho
consentido se deduce de lo expuesto en el art. 313 del CPC, es decir, cuando el
demandado acepta llanamente las peticiones del demandante, o si en sus escritos no
contradice en materia substancial y pertinente los hechos sobre que versa el juicio…

ii. H e c h o s e v i d e n t e s . Según el profesor FORTTES, son aquellos hechos que surgen de la


experiencia, del conocimiento científico y que forman parte del conocimiento del juez.
Son conceptos que varían según el tiempo, el espacio, la técnica y la cultura; así, por
ejemplo, según el desarrollo científico, hoy es evidente que alguien pueda estar, en un
mismo día, en Santiago y en Iquique. Además son hechos conocidos por una comunidad
amplia de individuos, precisamente por su carácter de evidente.
iii. H e c h o n o t o r i o o p úb l i c o . Según CARNELUTTI los hechos notorios son aquellos cuya
existencia es conocida por la generalidad de los ciudadanos en el tiempo y en el lugar en que
se produce la decisión. Por ejemplo, que la alcaldesa de Viña del Mar es Virginia
Reginato, es un hecho notorio para los viñamarinos; por lo tanto, es un ámbito de
conocimiento más restringido que el de los hechos evidentes. Se lo caracteriza como un
hecho relativo, por estar circunscrito a un grupo de personas; y por economía procesal, se
exime el tener que probarlo ya que se le da valor al conocimiento común de la gente del
lugar y tiempo en que se desarrolla el pleito.
En el CPC el relevo de la prueba en esta clase de hechos sólo aparece consagrado respecto
de las cuestiones accesorias o incidentales que pueden suscitarse en los pleitos (art. 89 del
CPC); de lo que cabe colegir, que en la cuestión principal la prueba de los hechos notorios
debería ajustarse a las reglas generales. Sin embargo, en opinión del profesor ORELLANA,
el vocablo hecho notorio tiene y recibe aplicación en cualquier tipo de procedimiento,
incluyendo el juicio principal; en primer lugar, porque el art. 89 se encuentra ubicado en
el Libro I del CPC, en la parte relativa a las disposiciones comunes a todo procedimiento;
en segundo lugar, se da una razón de economía procesal, porque si el hecho es notorio, no
tiene sentido el desgaste judicial probando ese hecho; y en tercer lugar, por el aforismo
jurídico que señala que donde existe la misma razón, debe existir la misma disposición.
No obstante lo anterior, hay casos en que los hechos notorios requieren de prueba, como
por ejemplo, la posesión notoria del estado civil.
Art. 89. Si se promueve un incidente, se concederán tres días para responder y vencido este plazo, haya o
no contestado la parte contraria, resolverá el tribunal la cuestión, si, a su juicio, no hay necesidad de prueba.
No obstante, el tribunal podrá resolver de plano aquellas peticiones cuyo fallo se pueda fundar en hechos
que consten del proceso, o sean de pública notoriedad, lo que el tribunal consignará en su resolución.

iv. H e c h o s p r e s u m i d o s . De acuerdo al art. 47 del CC, se dice presumirse el hecho que se


deduce de ciertos antecedentes o circunstancias conocidas, es decir, el hecho presumido
es aquél que se deduce de ciertos antecedentes o circunstancias conocidas. En efecto, toda
presunción debe contener los siguientes elementos: un hecho conocido que constituye la
base o premisa de la presunción (hecho base); el elemento lógico o racional, el cual se
aplica al hecho conocido, para unirlo con un hecho desconocido; y por último, está el
hecho presumido, que es en un principio desconocido, pero como consecuencia de la
unión de los dos elementos anteriores, pasa a ser un hecho determinado. Lo que no
requiere prueba es el hecho presumido, pero lo que sí se debe probar, es el hecho base.

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Ahora bien, las presunciones pueden ser legales o judiciales. En las presunciones
judiciales es el juez quien determina el hecho base, aplica el raciocinio, y obtiene el
hecho presumido; en cambio, en las presunciones legales es la ley la que establece el
hecho base, pues de acuerdo al art. 47 inc. II del CC, si estos antecedentes o
circunstancias que dan motivo a la presunción son determinados por la ley, la
presunción se llama legal.

v. H e c h o s n e ga t i v o s . Según ORELLANA, los hechos negativos son aquellos en que


existe una negación de lo afirmado por la otra parte y, por lo tanto, si el demandado en el
juicio realiza una negación de los hechos, no está obligado a probar su negación, es decir,
la carga procesal es del demandante (se invierte la carga de la prueba)
Si bien, en principio, una proposición de carácter negativo no necesita de prueba por la
imposibilidad material que existe para suministrar una prueba semejante, no obstante,
según CASARINO, hay que estar a la naturaleza del hecho negativo que se invoca. Así, si
es posible transformar esa afirmación en una proposición positiva, la parte que invoca el
hecho negativo deberá probar la existencia del hecho positivo (por ejemplo, el
demandado sostiene que no tiene domicilio en Valparaíso, en este caso, nada le impide
que rinda prueba acreditando domicilio en otra ciudad de la República). Por tanto, la
prueba del hecho negativo es posible, recurriendo a la prueba de una afirmación contraria.
vi. H e c h o s n o r m a l e s . Los hechos normales son los corrientes, habituales o usuales, por
ejemplo, no hay visibilidad perfecta de noche, o que los comerciantes actúan con fines de
lucro. Ellos no son objeto de prueba, ya que deben suponerse según lo que es normal
(aquí, nuevamente está presente el saber privado del juez y sus máximas de experiencia).
El profesor FORTTES, señala que con estos hechos se establece la regla del onus probandi,
puesto que quien alega lo normal no necesita probar, sino que quien deberá probar es el
que alegue la anormalidad.
El profesor ALFARO recalca que el criterio para distinguir entre hechos normales y hechos
evidentes, está en que los hechos evidentes no admiten prueba en contrario, mientras que
los hechos normales, en principio, sí la admiten.

c. PRUEBA DEL DERECHO.


Por regla general, la controversia sobre una regla jurídica (derecho) no necesita prueba,
pues sobre la base de la presunción que establece el art. 8º del CC (nadie podrá alegar ignorancia
de la ley después que ésta haya entrado en vigencia), no cabe exigir que se acredite la existencia
del Derecho, ya que la ley se presume conocida por todos y, con mayor razón, por el juez ante
quien se la hace valer. Rige, así, en materia judicial el principio de que el juez conoce el derecho
(iura novit curia) y es por eso que no se exige una demostración material, sino que intelectual.
Según GUASP, la regla general de que el Derecho no se prueba, se aplica al Derecho
interno, escrito y general, caso en el que frecuente y naturalmente se encuentra a ley. Por tanto,
cuando no se dan esos supuestos, el Derecho requiere ser probado, lo cual se da en los siguientes
casos:
i. D e re c h o e x t r a n j e r o (no es interno). La presunción de conocimiento del art. 8º del CC,
sólo es aplicable al Derecho interno, por tanto, cuando alguna de las partes invoca como
fundamento de su pretensión alguna norma extranjera, debe acreditar su existencia y

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validez en el derecho interno. Sin perjuicio de que nuestra legislación admite que el
Derecho extranjero puede ser acreditado por cualquier medio, el CPC contempla una
forma ideal, cual es, el informe pericial (los peritos serán abogados de Derecho
internacional privado), correspondiéndole al juez establecer o determinar su sentido o
alcance.
En doctrina se ha planteado el problema de que una cosa es que se compruebe la
existencia y vigencia de una norma de derecho extranjero, y otra es la libertad que tenga
el juez para interpretar esa disposición legal, para establecer el correcto sentido y alcance
de esa norma extranjera. Ese conocimiento sobre interpretación de esa norma no lo tendrá
el juez, pero lo más probable es que el informe pericial contenga dicha información.
ii. La c o s t u mb re (no es escrito). La costumbre debe ser probada en los casos en la que
ella constituye Derecho, que en materia civil ocurre cuando la ley se refiere a ella (art. 2º
del CC), y en materia comercial, de manera subsidiaria (en silencio de la norma). La
prueba de la costumbre se suministra acreditando los hechos constitutivos de la misma, y
si ésta es comercial, al tenor de lo que prescribe el art. 5º del CCO.
Art. 2. La costumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se remite a ella.

Art. 4. Las costumbres mercantiles suplen el silencio de la ley, cuando los hechos que las constituyen son
uniformes, públicos, generalmente ejecutados en la República o en una determinada localidad, y reiterados
por un largo espacio de tiempo, que se apreciará prudencialmente por los juzgados de comercio.

Art. 5. No constando a los juzgados de comercio que conocen de una cuestión entre partes la autenticidad
de la costumbre que se invoque, sólo podrá ser probada por alguno de estos medios:
1. Por un testimonio fehaciente de dos sentencias que, aseverando la existencia de la costumbre, hayan sido
pronunciadas conforme a ella;
2. Por tres escrituras públicas anteriores a los hechos que motivan el juicio en que debe obrar la prueba.

iii. N o r m a s e s p e c i a l e s o e x c e p c i o n a l e s (no es general). Esto no se aplica en nuestro


país, ya que la presunción del art. 8º del CC no distingue.

5.2. LOS SUJETOS DE LA PRUEBA ¿QUIÉN DEBE PROBAR?


El segundo elemento de la prueba dice relación con los sujetos, es decir, con las personas
a quienes incumbe proporcionar la prueba. En materia procesal civil, la responsabilidad de
acreditar y convencer al juez sobre la existencia de los hechos invocados en el proceso, recae en
las partes litigantes; pues son ellas las que introducen los hechos al proceso a través de sus
escritos, y es por ello que debenán probarlos a través de los medios de prueba que contempla el
ordenamiento jurídico298.
GUASP, en este punto, distingue tres sujetos (que son los propios de todo acto procesal): el
sujeto activo, esto es, el que ejecuta las actividades probatorias; el sujeto pasivo, es decir, la parte
contraria a la que toma la iniciativa de la prueba; y el destinatario, esto es, a quien van
funcionalmente dirigidas las pruebas.
i. S u j e t o a c t i v o . En el proceso civil rige el principio dispositivo, por lo que es un
derecho o facultad de las partes acreditar la veracidad de los hechos en que fundan sus

298
En materia penal, la investigación de los hechos constitutivos de delito se encarga al Ministerio Público, que es
un órgano autónomo y jerarquizado, encargado de buscar, presentar, aportar e incorporar las pruebas.

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pretensiones o contrapretensiones. Ahora bien, antes de proponer la prueba al tribunal, es


necesario determinar a quién de las partes litigantes le corresponde el onus probandi o
carga de la prueba, es decir, la carga procesal de probar un determinado hecho ante los
tribunales. La importancia de determinar el sujeto sobre quien recae la carga de la prueba,
radica en que si él sujeto no es capaz de provocar en el juez la convicción sobre la
existencia de los hechos que invoca, entonces verá fracasar su pretensión. El profesor
FORTTES recalca que esto cobra especial importancia en el momento en que el juez dicta
la sentencia, porque si al analizar el caso observa que hay hechos que debieron ser
probados y que no lo fueron, deberá saber quién tenía la obligación de probarlos, para
poder aplicarle a ese sujeto las consecuencias perjudiciales de esa omisión.
El profesor FORTTES señala que nuestro sistema tiene reglas poco claras en relación a la
carga de la prueba, pues la única disposición que se refiere al tema es el art. 1698 del CC,
que señala que incumbe probar las obligaciones o su extinción, al que alega aquéllas o
ésta299. Pero el problema de este artículo, es que se refiere exclusivamente a la
obligación, y no todo hecho a probar en el proceso es una obligación; sin embargo, se ha
establecido que dicha regla se extiende también a los hechos. Por lo tanto, la regla
general en materia procesal, es que corresponde probar la existencia de un hecho o su
extinción al que alegue aquél o ésta y, por consiguiente, la carga de la prueba no depende
de la calidad de demandante o demandado, sino que depende de lo que se alegue
(existencia o extinción de un hecho).300
Excepcionalmente el juez puede asumir el rol de sujeto activo y tener iniciativa
probatoria. Este es el caso de las medidas para mejor resolver, pues de acuerdo al art. 159
del CPC, los tribunales, sólo dentro del plazo para dictar sentencia, podrán dictar de
oficio medidas para mejor resolver; también, el juez tiene iniciativa probatoria respecto
de la conciliación, pues de acuerdo al art. 266 del CPC, el juez de oficio ordenará agregar
aquellos antecedentes y medios probatorios que estime pertinentes.301
ii. S u j e t o p a s i v o . El sujeto pasivo de la prueba es la parte contraria a la que toma la
iniciativa de la prueba. En Chile no hay “prueba sorda”, es decir, de acuerdo al art. 324
del CPC, toda diligencia probatoria debe practicarse previo decreto del tribunal que
conoce en la causa, “notificado a las partes”.
iii. D e s t i n a t a ri o d e l a p ru e b a . El destinatario de la prueba siempre es el juez, aunque la
iniciativa le haya correspondido a él mismo. Es por ello que GUASP sostiene que la
prueba se hace para convencer al juez, más que para satisfacer al adversario.

299
En materia procesal penal, el onus probandi se traduce en que toda persona se presume inocente, hasta que se
demuestre su culpabilidad.
300
Aquí hay que recordar la situación del hecho normal, en cuanto a que la carga de la prueba la tiene quien alegue
que las cosas sucedieron de manera distinta a como normalmente suceden, pues lo normal se presume y lo anormal
se prueba. Así, se parte de la premisa de que lo normal o corriente es que las personas se encuentren exentas de
vínculos obligacionales, y lo excepcional o anormal, es que las personas estén sujetas a obligaciones.
301
Algunos señalan que quienes tienen que desarrollar la actividad probatoria son las partes y si no asumen dicha
carga, el juez no tiene porque suplir aquello; de hecho, se ha llegado a sostener que las medidas para mejor resolver
serían inconstitucionales, ya que el juez dicta estas medidas porque tiene dudas, y si tiene dudas, no tendría que dar
lugar a lo pedido y debiera absolver al demandado. Otros, en cambio, dicen que el juez no debe tener un papel
pasivo, sino que debiera buscar la verdad, y si las partes no colaboran, él debe suplir la omisión de las partes.

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5.3. LOS MEDIOS DE PRUEBA ¿CÓMO SE PRUEBA?

a. CONCEPTO.

Los medios de prueba son aquellos elementos a través de los cuales se busca obtener la
convicción del juez acerca de un hecho que se alega. Desde el punto de vista de su contenido, los
medios probatorios pueden consistir en:
i. P e r s o n a s . Las personas son medios probatorios cuando emiten declaraciones sobre la
existencia o inexistencia de algún hecho, o sobre aspectos técnicos que requieren
conocimientos especiales. Estos medios son: la confesión, los testigos y el peritaje.
ii. O b j e t o s o c o s a s . Se trata de elementos que ocupan un lugar en el tiempo y en el
espacio y que son idóneos para acreditar la existencia un hecho. Estos medios de prueba
están presente en: los documentos y en la inspección personal del tribunal.302
iii. A c t i v i d a d e s i n t e l e c t u a l e s . También se le denomina prueba actual, y se refiere a las
presunciones, indicios o conjeturas.

El profesor FORTTES, en cuanto a la pregunta de cómo se prueba, señala que se prueba


con fuentes y medios probatorios. La f u e n t e d e p r u e b a corresponde a un concepto
extrajurídico, es decir, pertenece a una realidad anterior al proceso y, por lo tanto, existen con
independencia de éste; así, todo lo que existe en el mundo (personas, cosas, etc.) pueden llegar a
ser fuentes de prueba. En cambio, los m e d i o s d e p r u e b a corresponden a un concepto
propiamente procesal (supone la existencia de un proceso), y consisten en la incorporación al
proceso de las fuentes de prueba, cumpliendo con todas las formalidades que el legislador
establece; en otras palabras, el medio de prueba es una fuente de prueba incorporada al proceso,
por la vía de las reglas y las formalidades establecidas por el legislador. Lo que regula la ley son
los medios de prueba, y no las fuentes; es por ello que los medios de prueba se deben establecer
de un modo genérico, de tal manera que permitan comprender dentro de ellos a la mayor parte
de las fuentes de prueba posibles.

b. ENUMERACIÓN DE LOS MEDIOS DE PRUEBA.


Nuestra legislación reconoce como medios de prueba a los enumerados en los arts. 1698
inc. II del CC y en el 341 del CPC.
Art. 1698. Incumbe probar las obligaciones o su extinción al que alega aquéllas o ésta.
Las pruebas consisten en instrumentos públicos o privados, testigos, presunciones, confesión de parte, juramento
deferido, e inspección personal del juez.

Art. 341. Los medios de prueba de que puede hacerse uso en juicio son: instrumentos; testigos; confesión de parte;
inspección personal del tribunal; informes de peritos; y presunciones.

Como se puede apreciar, el CPC innovó respecto del CC en dos sentidos: no consideró el
302
Como se verá al analizar los medios de prueba en particular, si se trata de bienes muebles, estos pueden llevarse
ante el juez (documentos), en cambio si se trata de inmuebles, se requiere que el juez se desplace al lugar en donde
se sitúa éste (monumentos), es decir, se requiere una inspección por parte de éste. No obstante, también existe
prueba monumental en muebles, por ejemplo una nave.

420
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juramento deferido e incorporó el informe de peritos303; y alteró un tanto el orden en que figuran
los medios de prueba en el CC, pero sin que ello tenga importancia alguna en cuanto a su
admisibilidad y fuerza probatoria, pues se trata de simples enumeraciones que no establecen un
orden de preferencia (no existe un medio probatorio que tenga más valor que el resto).
En nuestro ordenamiento jurídico sólo existen estas dos disposiciones respecto a cuáles
son los medios de prueba que deben admitirse en los procesos jurisdiccionales y, por los
términos en que se encuentran concebidas, dan una idea de taxatividad, pero ¿son o no taxativas
estas normas? ¿De qué manera se puede incorporar al proceso una fuente de prueba que no quede
comprendida en alguno de los seis medios de prueba que establece el CC y el CPC? Al respecto,
existen dos posturas:
i. Una tesis, que ha sido acogida en tribunales, señala que esta enumeración es taxativa, por
tanto, las otras fuentes de prueba pueden ser incorporadas al proceso asimilándolas al
medio de prueba con el que tenga características más comunes. Así por ejemplo, si se
quiere presentar una maqueta, se la presentará a través un testigo o un perito; o un video,
como un instrumento; etc.

ii. Otros, en cambio, sostienen que la numeración no es taxativa, por lo siguiente:


- Si fuese taxativa, sería una norma prácticamente inconstitucional, puesto que la CPR
asegura a todas las personas el derecho al debido proceso, que implica, entre otras
cosas, probar de cualquier forma.
- Existen disposiciones contenidas en otros cuerpos legales, o en el mismo CPC, que no
contemplan un sistema taxativo, o establecen medios de prueba especiales. Así, por
ejemplo, el art. 295 del CPP dispone que todos los hechos y circunstancias pertinentes
para la adecuada solución del caso sometido a enjuiciamiento, podrán ser probados
por cualquier medio producido e incorporado en conformidad a la ley; el art. 16 de la
Ley sobre Procedimiento ante los Juzgados de Policía Local, señala que el Juez podrá
decretar en todos los asuntos de que conozca, durante el transcurso del proceso, las
diligencias probatorias que estime pertinentes; y el art. 266 del CPC, respecto de la
conciliación, no se circunscribe a los medios de prueba legales, pues el juez de oficio
ordenará agregar aquellos antecedentes y medios probatorios que estime pertinentes.
Por otra parte, el art. 427 inc. I del CPC, incorporó como medio de prueba a los
certificados expedidos en el proceso por un ministro de fe, en virtud de la orden de un
tribunal competente; y el inc. II de dicha disposición establece como medio de prueba
a la sentencia judicial, respecto de los hechos declarados como verdaderos en otro
juicio entre las mismas partes.304

303
El juramento deferido implicaba que una de las partes presentará una solicitud, con el objeto de que se ordenara a
la contraria a prestar juramento respecto de un hecho, y si se negaba a jurar, era una prueba en contra. Sin embargo,
la parte solicitante quedaba sujeta al riesgo de que se estableciera como cierto todo lo que la parte contraria
formulare en su declaración (tanto hechos favorables, como perjudiciales); es por esta razón que este medio
probatorio cayó en desuso. Esto se diferencia del juramento referido, en que el juez obligaba a declarar bajo
juramento.
304
Algunos señalan que el art. 427 del CPC no establece un nuevo medio de prueba, sino que el legislador se limitó a
establecer una exención de prueba, puesto que determinados hechos (incs. I y II) se reputan verdaderos para
estimarlos como base de presunción. Por tanto, se puede probar que no existió el hecho base de la presunción, o que
la conclusión a la que arriba el juez (hecho presumido) no es consecuencia necesaria del hecho base.

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Art. 427. Sin perjuicio de las demás circunstancias que, en concepto del tribunal o por disposición de la
ley, deban estimarse como base de una presunción, se reputarán verdaderos los hechos certificados en el
proceso por un ministro de fe, a virtud de orden de tribunal competente, salvo prueba en contrario.
Igual presunción existirá a favor de los hechos declarados verdaderos en otro juicio entre las mismas
partes.

- Por último, también se señala como argumento a la realidad práctica, que ha ido
poniendo a disposición del hombre tecnología no prevista a la época de dictación del
Código, por ejemplo, las reproducciones sonoras o audiovisuales. No obstante, la
normativa legal también ha ido incorporando algunos de estos modernos medios, así,
por ejemplo, lo ha hecho el art. 54 inc. I de la ley 19.968 que creó los tribunales de
familia, el cual señala que podrán admitirse como pruebas: películas
cinematográficas, fotografías, fonografías, video grabaciones y otros sistemas de
reproducción de la imagen o del sonido, versiones taquigráficas y, en general,
cualquier medio apto para producir fe.

c. CLASIFICACIÓN DE LOS MEDIOS PROBATORIOS.


i. Atendiendo al momento en que tiene lugar, se distingue entre medios probatorios
preconstituidos y circunstanciales. Los m e d i o s p r o b a t o r i o s p r e c o n s t i t ui d o s , son
aquellos que las partes crean al momento de la celebración de un acto jurídico con el
objeto de proporcionarse, de antemano, un elemento de convicción para el eventual caso
de una contienda judicial posterior; por ejemplo, las partes pueden celebrar un contrato
por escrito, a pesar de no ser necesario (como la compraventa de un mueble que valga
menos de dos UTM). Los m e d i o s p r o b a t o r i o s c i rc u n s t a n c i a l e s (o prueba
constituyente), son aquellos en virtud de los cuales el hecho se reconstruye en base a
medios coetáneos a la discusión jurídica, por ejemplo, la prueba testimonial, la confesión
de la parte, el informe de peritos, etc.
ii. En cuanto a la relación del juez y el hecho a probar, el profesor FORTTES distingue entre
medios probatorios directos o de percepción, indirectos o de representación, y de
inducción. Los m e d i o s p r o b a t o r i o s d i r e c t os son aquellos en que el juez percibe la
prueba en forma inmediata (por ejemplo, la inspección personal del tribunal)305. Los
m e d i o s p r o b a t o r i o s i n d i r e c t o s , son aquellos que permiten formar la convicción
del juez, sobre el hecho cuestionado, a través de la percepción o conocimiento de
terceros; o sea, permiten que el juez acceda a la cosa o persona que es objeto de la
actividad probatoria, por medio de la declaración o informe de terceras personas (por
ejemplo, la prueba testimonial, la prueba pericial, etc.). Y los m e d i o s d e p r u e b a d e
i n d u c c i ó n , que son aquellos que permiten al juez, a partir de ciertos hechos conocidos,
inferir o deducir algunos hechos desconocidos (por ejemplo, la prueba de presunción).
iii. Atendiendo a si son suficientes por sí solos para acreditar el hecho controvertido, los
medios probatorios se clasifican en: m e d i o s p r o b a t o r i o s q u e h a c e n p l e n a
p ru e b a , que son aquellos que por sí solos acreditan la efectividad del hecho cuestionado,
305
El profesor ALFARO también considera a aquellos medios en los cuales la relación entre el juez y el hecho es de
primera fuente, como un testigo presencial o un documento donde consta el acto (el juez llega al hecho a través de
un primer eslabón).

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sin necesidad de ir unidos o condicionados a otras circunstancias (por ejemplo, la


escritura pública por sí sola da constancia de la existencia de un contrato de venta de un
bien raíz; la confesión que recae sobre hechos personales del confesante); y los me d i o s
p ro b a t o r i o s q u e h a ce n s e m i p l e n a p r u e b a , que son aquellos que por sí solos no
son suficientes para dar por establecido y probado un hecho y que, por tanto, requieren de
la concurrencia de otro medio probatorio para que así la prueba sea completada (por
ejemplo, el informe pericial debe ir unido a la declaración del perito en el juicio; la
declaración de testigos de oídas, de acuerdo al art. 383 del CPC).306
Art. 383. Los testimonios de oídas, esto es, de testigos que relatan hechos que no han percibido por sus
propios sentidos y que sólo conocen por el dicho de otras personas, únicamente podrán estimarse como
base de una presunción judicial.
Sin embargo, es válido el testimonio de oídas cuando el testigo se refiere a lo que oyó decir a alguna de las
partes, en cuanto de este modo se explica o esclarece el hecho de que se trata.

iv. Atendiendo al elemento que proporciona la prueba, se distingue entre: p ru e b a


p e r s o n a l , que es aquella que consiste en declaraciones de personas (si el sujeto es una
parte, se estará en presencia de una confesión; si es un tercero absoluto, se estará ante un
testigo; y si es un tercero absoluto con conocimiento de ciencia o arte, se estará ante un
perito); y p r u e b a r e a l , que es aquella que está constituida por cosas u objetos (por
ejemplo, la prueba documental, la inspección personal del tribunal). Se excluyen de una
y otra clasificación, la actividad de raciocinio que desarrolla el juez, que está constituida
por las presunciones judiciales.
v. Atendiendo a la cuestión que se prueba, se distingue entre: p r u e b a p r i n c i p a l , que es
aquella que sirve para fundamentar los hechos en que se basa la pretensión, la médula del
pleito; y p r u e b a a c c e s o r i a , que es aquella que tiene por objeto acreditar circunstancias
accidentales a los hechos fundamentales (es propia de los incidentes).
vi. Atendiendo a cómo el juez capta los hechos que se acreditan por los medios de prueba,
se distingue entre prueba histórica y prueba crítica. La p r u e b a h i s t ó r i c a es aquella en
que la captación del hecho a probar se produce por medio de una percepción sensorial
directa o indirecta del juez; el juez aquí es un verdadero historiador, reconstruye los
hechos para efectos del proceso, y ello lo efectúa de manera directa (inspección personal
del tribunal), u oyendo a las personas y examinando documentos (indirecta). En la
p ru e b a c r í t i c a , en cambio, el hecho a probar se obtiene por deducciones o
inducciones, por medio de procesos de raciocinio (este es el caso de las presunciones
judiciales).
vii. En materia procesal penal, se distingue entre prueba de cargo y de descargo. La p ru e b a
d e c a r go tiene por finalidad acreditar la existencia de los elementos que configuran la
responsabilidad penal; mientras que la p r u e b a d e d e s c a r go , tiene por objeto acreditar
la no existencia de un delito, o de una eximente o circunstancia modificatoria de la
responsabilidad penal.

306
Esta clasificación responde a un régimen probatorio de carácter legal o tasado, pues en un sistema de libre
convicción estas distinciones no se van a producir, ya que el tribunal podrá apreciar los medios de prueba en la
forma que le parezca y, por tanto, eventualmente podrá darse el caso que su decisión descanse en una declaración de
un testigo de oídas, sin que exista otro medio de prueba en que se apoye.

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5.4. EFICACIA DE LOS MEDIOS DE PRUEBA ¿QUÉ VALOR TIENE LA PRUEBA?


Valorar la prueba significa determinar el grado de convicción que suministra el medio
probatorio, en cuanto a la existencia o inexistencia del hecho alegado (valoración individual), y
la fuerza probatoria de los medios entre sí (valoración comparativa de los medios prueba).
El resultado de esta actividad es el establecimiento de la verdad de los hechos
introducidos al proceso por parte de los litigantes ¿De qué verdad se habla? La doctrina
distingue, fundamentalmente, dos tipos de verdades: la veradad material y la verdad jurídica. La
ve r d a d m a t e r i a l o r e a l corresponde a la reconstrucción de los hechos tal como han ocurrido
en la realidad; por tanto, este tipo de verdad se da en los sistemas en que el juez tiene
atribuciones de iniciar y sustentar facultativamente la investigación de los hechos y decidir
cuáles de ellos deben ser investigados y de qué elementos probatorios dispondrá para establecer
la verdad. Mientras que en la v e rd a d j u d í d i c a o f o r ma l , la existencia o inexistencia de los
hechos se obtiene mediante la combinación de los medios probatorios aportados por las partes o
terceros, y de la aplicación de las normas legales que el juez hace a esos elementos; es decir, es
una verdad que emana del proceso. Se supone que la verdad material será más auténtica que la
verdad formal, porque el juez desde su posición imparcial estatal, responsable de dictar justicia,
se preocupará de que su decisión acerca de la cuestión sometida a su conocimiento, se base en
una verdad más cercana a lo que realmente ocurrió; a diferencia de un sistema en donde no tiene
las facultades para realizar la investigación en la forma en que a él le parece.
Ahora bien, el resultado de la valorización de cada medio y de su análisis comparativo,
dependerá del sistema probatorio de que se trate. Los s i s t e ma s d e v a l o r a c i ó n d e l a
p r u e b a corresponden al conjunto de normas y principios que regulan la valoración de los
medios probatorios presentados en el proceso. En doctrina se distinguen diversos sistemas para
apreciar la eficacia probatoria de los medios de prueba, y la principal clasificación distingue
entre: prueba legal o tasada, prueba libre o moral, y sistemas intermedios (combina ambos
regímenes), siendo el más importante, el sistema de la sana crítica.

a. SISTEMA DE PRUEBA LEGAL O TASADA.


Es un sistema de valoración de la prueba que se caracteriza porque el legislador enumera
taxativamente los medios probatorios que las partes pueden utilizar en juicio y señala, al mismo
tiempo, la eficacia probatoria que cada medio posee en particular. En este sistema toda la
actividad probatoria está regulada por el ordenamiento jurídico, es decir, la ley determina el
modo de proponer los medios de prueba (proposición), la decisión que el juez debe adoptar
respecto de la proposición del litigante (admisión), la producción de la prueba (ejecución), y
señala el valor o fuerza de cada uno de ellos en forma anticipada, y la apreciación comparativa
con los demás medios (valoración).
Este sistema surgió con las corrientes que desconfiaban del juez y que intentaban, por
ende, eliminar la actividad discrecional de éste; así, el legislador sustituyó al juez en la
apreciación del mérito del proceso, y le impuso una valoración anticipada y abstracta. Por lo
tanto, lo que caracteriza a este sistema, es que la ley valora en forma anticipada o a priori la
prueba que se va a rendir en el proceso, de manera que el juez es mero aplicador de esas normas;
por ello se dice que es un sistema apriorístico basado en la ley.
Las ventajas que presenta este sistema son:

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i. Otorga certeza a las partes de cuál será el criterio que el juez empleará para valorar cada
medio. Por lo tanto, les permite a éstas predecir o anticipar el resultado del proceso, de
acuerdo a la actividad desplegada en el mismo y, además, elimina la incertidumbre que
genera el sistema de la libre o íntima convicción.
ii. Produce uniformidad, ya que todos los medios se valorarán de la misma forma y
producirán la misma fuerza probatoria; en otras palabras, no habrá una variación en la
manera de valorar entre una u otra controversia.
iii. Este sistema permanece en el tiempo, pues dura mientras rija la ley.

No obstante, también presenta desventajas, cuales son:


i. Es imposible que la ley pueda ponerse en todas las situaciones que puedan llegar a
plantearse en un proceso determinado.
ii. Reduce la actividad del juez a mero aplicador de las normas, no reconociendo la
percepción que pueda haber tenido del material probatorio producido en el proceso. Se
dice que el juez queda como un “prisionero de la norma”, ya que se le priva la posibilidad
de asumir y valorar la prueba.

b. SISTEMA DE LIBRE VALORACIÓN O CONVICCIÓN.


Es un sistema de valoración de la prueba que se caracteriza porque el legislador entrega
libertad al juez para efectuar la valoración de la prueba rendida, y porque no determina los
medios probatorios que las partes pueden utilizar. Por lo tanto, en este sistema no se concibe la
posibilidad de que el tribunal rechace un medio de prueba, ya que se da por supuesto que las
pruebas que presenten las partes deben ser pertinentes; sin embargo, puede rechazarse un medio
probatorio por considerarse ilícito (por ejemplo, la confesión obtenida con tortura, un documento
encontrado como consecuencia de un allanamiento ilegal).
El legislador le da un “permiso en blanco” al juez, de manera que teóricamente puede
llegar a una conclusión conforme al mérito de la prueba rendida, o sin considerar la prueba
rendida y apoyarse en su saber privado, o lo que es más grave, contraviniendo las conclusiones
que arroja la prueba rendida. Por lo tanto, lo único que interesa, es que el juez manifieste que ha
adquirido la convicción sobre la existencia o no de los hechos, sin siquiera estar obligado a
fundar dicha convicción al momento de dictar sentencia; basta que en su sentencia de por
establecido o no los hechos, pero no está obligado por la ley a señalar el porqué de ello (un
razonamiento). No obstante esa posibilidad teórica, hace bastante tiempo se ha establecido el
principio de que los jueces deben fundamentar sus sentencias, es decir, debe hacer un análisis
respecto de las pruebas.
El más evidente peligro de este sistema, es que la discrecionalidad derive en
arbitrariedad, esto porque el juez puede fallar contra la prueba rendida en el expediente,
conforme a un saber privado, etc. Además, no otorga criterios objetivos ni elementos mínimos de
certeza sobre la fuerza probatoria de cada medio (provoca incertidumbre en las partes respecto
del resultado del juicio); y, por último, se critica el hecho de que el juez supla con su conducta la

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omisión de la actividad probatoria de las partes.307

c. SISTEMA INTERMEDIO: SANA CRÍTICA.


Los sistemas intermedios tienen por finalidad salvar las críticas que presentan los dos
sistemas anteriores, y el más importante o más conocido es el sistema de la sana crítica308. Este
sistema se caracteriza porque el legislador faculta al juez para que valore los medios probatorios
con libertad, pero sin contradecir los principios de la lógica, las máximas de experiencia y los
conocimientos científicamente afianzados.
Es un sistema intermedio, ya que la ley entrega a libertad al juez para que aprecie el valor
de los medios probatorios, pero, a su vez, le impone como límites a reglas con base lógica y
objetiva, y flexibles, pues se adaptan a las circunstancias concretas. Este sistema se asemeja a la
libre convicción y a la prueba en conciencia, sin embargo, presenta diferencias muy marcadas:
i. Como se dijo, la l i b re c o n v i c c i ó n es aquel sistema en donde el juez adquiere el
convencimiento de la verdad con la prueba de autos, fuera de la prueba de autos y aun
contra la prueba de autos; o en circunstancias que le consten por su saber privado. Por
otro lado, no es necesario que la construcción lógica sea perfecta y susceptible de ser
controlada a posteriori, basta con que el magistrado afirme que tiene la convicción moral
de que los hechos han ocurrido de tal manera, sin que se vea en la necesidad de
desarrollar lógicamente las razones que le conducen a la conclusión establecida. En
cambio, cuando se exige al juez que valore según la sana crítica, el razonamiento que
exponga en su sentencia tiene que contener el sustento lógico y su experiencia, lo que
atenúa la excesiva libertad del sistema de la libre convicción; y al mismo tiempo, no tiene
la rigidez de la prueba legal o tasada.
Cabe decir que el sistema de la sana crítica sólo se refiere a la valoración de la prueba,
por ende, es claro que esta fórmula legal mantiene subsistentes las reglas reguladoras de
la prueba, como las que señalan cuáles son los medios de prueba, las que establecen la
forma de proponerla, su admisibilidad, y la forma de rendir la prueba. Por lo tanto, el juez
debe respetar estas otras normas reguladoras que nada tienen que ver con su apreciación.
ii. Por otro lado, la p r u e b a e n c o n c i e n c i a no es un sistema probatorio, sino que un
elemento o criterio de convicción. Según el profesor LUHRS, apreciar la prueba en
conciencia es aplicar los principios de la prudencia y equidad a la valoración la prueba;
es decir, estos son los criterios o elementos que el legislador le entrega al juez para
valorar la prueba rendida. Hoy está en retirada esta idea como criterio de convicción,
pues lo que impera es la sana crítica, ya que la idea es darle más libertades al juez, pero a
su vez, restringirlo con reglas objetivas.309

307
El profesor FORTTES señala que este sistema era recogido por el sistema penal antiguo. Hoy, generalmente,
cuando se aplica, se atenúa.
308
COUTURE señala que la sana crítica son las reglas del correcto entendimiento humano, contingentes y variables en
relación a la experiencia del tiempo y del lugar, pero estables y permanentes en cuanto a los principios lógicos en
que se debe apoyar la sentencia.
309
Cosa distinta es el fallo en conciencia, ya que si bien el criterio es el mismo (prudencia y equidad), éste se utiliza
para aceptar o rechazar las pretensiones y contrapretensiones, es decir, resuelve la controversia al margen de la ley
(de acuerdo a la prudencia y equidad, como los árbitros arbitradores); en cambio, la prueba en conciencia, se refiere
a la determinación de la fuerza probatoria de los medios utilizados, no a la solución de la controversia.

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Los elementos o criterios de convicción que emplea el sistema de la sana crítica, son los
siguientes:
i. P ri n c i p i o s d e l a l ó gi c a . La lógica es la ciencia del pensamiento correcto y
verdadero. El pensamiento está correcto cuando hay una coherencia formal entre las
proposiciones formuladas (lógica formal); y es verdadero, cuando el raciocinio
corresponda o coincida con la realidad (lógica material).
ii. Las m á x i m a s d e e x p e r i e n c i a . Equivalen al saber privado del juez, el cual adquiere
en base a su experiencia práctica de la vida, en base a su contacto con el mundo exterior
(traen el sentido común a la valoración de la prueba).
iii. Los c o n o c i mi e n t o s c i e n t í f i c a m e n t e a f i a nz a d o s . En el último tiempo se agrega
como un tercer elemento que influye en la sana crítica, a los conocimientos
científicamente afianzados, esto es, el entendimiento, inteligencia o razón adquirida
mediante métodos y técnicas para la adquisición y organización de dichos conocimientos.
El profesor LUHRS señala que dichos conocimientos pueden provenir tanto de la cultura
propia del juez, como de las investigaciones que haga; por ejemplo, una persona común y
corriente no tiene porqué saber de mecánica automotriz, pero puede suceder que el juez
tenga dicho conocimiento, o que se lo suministren peritos.310

La virtud de este sistema, es que se ata al juez a los elementos antes mencionados, que si
bien, son reglas con base lógica y objetiva, son flexibles y se adaptan a las circunstancias
concretas. Así, al vincular al juez a la lógica, se supera la crítica del sistema de libre convicción
judicial; y al vincularlo a la experiencia, se superan las críticas al sistema legal o tasado (el juez
tiene mayor flexibilidad). No obstante, el juez debe justificar la lógica o coherencia de su
raciocinio, y las conductas uniformes que se repitieron y que consideró como máximas de
experiencia, es decir, tiene la obligación de fundamentar la sentencia. Pues, si no fundamenta su
resolución atendiendo correctamente a los elementos de la sana crítica, se abre paso a la
arbitrariedad judicial y a la incertidumbre de las partes (lo cual constituye una de las principales
objeciones a este sistema).
En nuestro sistema procesal, hay menciones expresas e implícitas a la sana crítica en
distintas disposiciones, a saber:
i. En el CPC hay algunos casos específicos en que existe una valoración conforme a la sana
crítica, por ejemplo, el art. 425 señala que los tribunales apreciarán la fuerza probatoria
del dictamen de peritos en conformidad a las reglas de la sana crítica; y el art. 429 inc.
II, a propósito de la impugnación de escrituras públicas por testigos, señala que esta
prueba, sin embargo, queda sujeta a la calificación del tribunal, quien la apreciará
según las reglas de la sana crítica.
ii. El CPP en su art. 297, a propósito de la valoración de la prueba, señala que los tribunales
apreciarán la prueba con libertad, pero no podrán contradecir los principios de la
lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados
310
Según el profesor NÚÑEZ, los conocimientos científicamente afianzados no son sino un conjunto de máximas de
experiencia aplicadas a un concreto sector de la actividad humana, de modo que sería posible reducir estos límites a
sólo dos: las reglas de la lógica y las máximas de experiencia.

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(elementos que sin discusión caracterizan por definición el sistema de la sana crítica).
Agrega el inc. II que el tribunal deberá hacerse cargo en su fundamentación de toda la
prueba producida, incluso de aquélla que hubiere desestimado, indicando en tal caso las
razones que hubiere tenido en cuenta para hacerlo.311
iii. La ley 19.968, que creó a Tribunales de familia, en su art. 32 expresa que los jueces
apreciarán la prueba de acuerdo a las reglas de la sana crítica. En consecuencia, no
podrán contradecir los principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los
conocimientos científicamente afianzados.
iv. Lo mismos sucede en los procedimientos laborales, pues de acuerdo al art. 456 del
Código del Trabajo, el tribunal apreciará la prueba conforme a las reglas de la sana
crítica. Al hacerlo, el tribunal deberá expresar las razones jurídicas y las simplemente
lógicas, científicas, técnicas o de experiencia, en cuya virtud les asigne valor o las
desestime.

En definitiva, la sana crítica en nuestro ordenamiento jurídico ha pasado de ser un sistema


secundario de valoración de la prueba, a uno que se ha abierto paso en muchas e importantes
materias, y seguramente pasará a ser la regla general cuando se apruebe el nuevo CPC.

e. SISTEMA QUE RIGE EN CHILE.


En Chile rige un sistema mixto (no intermedio) o semi-reglado (como dice el profesor
LUHRS), ya que se encuentra reglado en parte y libre en otras. En efecto:

i. En cuanto a la determinación de los medios de prueba, si bien se ha dicho que, en


general, rige un sistema taxativo, los tribunales han admitido medios nuevos por la vía de
asimilación a los ya existentes. Sin perjuicio de esto, el profesor LUHRS señala que
existen ciertas y acotadas materias en las que procede la prueba absolutamente reglada,
como por ejemplo, el caso de los hechos que se deben probar por escritura pública, puesto
que no pueden ser probados por otra forma.

ii. En cuanto al procedimiento, hay una regulación legal que ha establecido las ritualidades
en cuanto a la proposición, admisión y ejecución de los medios de prueba.

iii. Y en lo que dice relación con la valoración, a veces la ley establece el valor de los medios
de prueba en particular y otras veces se le da libertad al juez (por ejemplo, respecto de la
valoración del dictamen pericial). Y en materia de apreciación comparativa, en general, el
juez tiene libertad para valorar.

311
Según el profesor ALFARO, todo medio de prueba tiene por objeto obtener el convencimiento del juez, y ese
convencimiento tiene ciertos límites, y esos límites son, por un lado, lo que ha sido planteado por el demandante y
por el demandado (el juez debe fallar conforme al mérito del proceso), y por otro lado, el razonamiento del juez
debe estar presente en la sentencia, por tanto, debe señalar por qué acepta o no acepta la prueba. Esto que no está
dicho expresamente en materia procesal civil, sí lo está en materia procesal penal, puesto que el juez tiene que
señalar por qué no consideró las pruebas que serán desechadas.

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6. LUGAR, TIEMPO Y FORMA DE LA PRUEBA.


La actividad probatoria, como cualquier actuación judicial dentro del proceso, se
descompone en tres grandes dimensiones: lugar tiempo y forma.

a. LUGAR.
La regla general, es que la prueba, al igual que toda actividad del proceso, se verifique en
la sede del tribunal. Sin embargo, existen excepciones a esta regla, las cuales se explican en
situaciones en que la ley exime a las personas de la carga de concurrir al tribunal; o cuando por
la naturaleza del acto que se va a ejecutar, éste no pueda verificarse en la sede del tribunal. En
estos casos, el juez puede actuar de tres maneras para poder desarrollar las actividades
probatorias:
i. Constituyéndose él mismo en el lugar que está fuera del territorio jurisdiccional
(trasladarse). Así, por ejemplo, el art. 403 inc. II del CPC, a propósito de la inspección
personal del tribunal, señala que la inspección podrá verificarse aún fuera del territorio
señalado a la jurisdicción del tribunal.
ii. El juez también puede exhortar al tribunal competente. así, por ejemplo, El art. 371 del
CPC, a propósito de la prueba testimonial, señala que si han de declarar testigos que
residan fuera del territorio jurisdiccional en que se sigue el juicio, se practicará su
examen por el tribunal que corresponda, a quien se remitirá copia de los puntos de
prueba fijados (a través de un exhorto). Lo mismo acontece en la prueba confesional, si la
persona reside fuera del territorio jurisdiccional.
iii. Por último, el juez puede comisionar al secretario u otro ministro de fe (receptor judicial),
para que evacue la diligencia. Así, por ejemplo, el art. 349 inc. IV del CPC, a propósito de
la prueba instrumental, señala que cuando la exhibición (del instrumento) haya de
hacerse por un tercero, podrá éste exigir que en su propia casa u oficina se saque
testimonio de los instrumentos por un ministro de fe; y el art. 389 inc. II del CPC, a
propósito de las personas que se encuentran exentas comparecer en el tribunal a prestar
declaración (por ejemplo, el presidente de la República, los senadores, los diputados, las
personas enfermas, etc.), señala que en los tribunales colegiados se comisionará para
esta diligencia a alguno de los ministros del mismo o al secretario.

b. TIEMPO.
¿Cuál es el momento propio para desarrollar la prueba? El momento propio es el
denominado término probatorio, el cual, respecto del juicio ordinario, tiene variantes, ya que
puede ser: o rd i n a ri o (20 días), e x t r a o r d i n a ri o (aumento del término ordinario para rendir
prueba fuera del territorio jurisdiccional o fuera del territorio de la República), y e s p e c i a l (se
concede en caso de existir entorpecimientos para rendir la prueba).
Aunque el momento propio para desarrollar la actividad probatoria es el término
probatorio, es posible encontrar otros momentos en que ella puede efectuarse. Así, se distingue
entre: a c t i v i d a d e s p r o b a t o ri a s c o n a n t i c i p a c i ó n , las cuales tienen directa relación con
las medidas prejudiciales probatorias, que se justifican en una falta o ausencia previsible del

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medio probatorio; y a c t i v i d a d e s p r o b a t o ri a s c o n p o s t e r i o r i d a d (después del término


probatorio), las cuales dicen relación con las medidas para mejor resolver.

c. FORMA.
En cuanto a la forma en que se manifiesta la rendición de la prueba, ésta puede rendirse
en forma oral o escrita, pero como en todo acto procesal, debe dejarse constancia de ella en el
proceso. Así, se habla de escrituración originaria, es decir, actividades que por su propia
naturaleza son escrituradas (por ejemplo, la prueba documental); o de escrituración derivativa, es
decir, actividades verbales de las cuales se deja constancia en un acta que se incorpora al proceso
(por ejemplo, la declaración de testigos, la confesión).
En cuanto al idioma, las actividades se realizan en castellano, lo cual se deduce del art.
382 inc. I del CPC, que establece la posibilidad de hacer uso de un intérprete en la prueba
testimonial.

7. IMPERTINENCIA, EXTEMPORANEIDAD, E INADMISIBILIDAD DE LA PRUEBA.


Estos son aspectos que dicen relación con la ineficacia de la prueba, es decir, cuando ésta
no es apta para acreditar los hechos.
i. La prueba es i m p e r t i n e n t e cuando recae sobre hechos que no están relacionados con el
objeto principal del pleito. En estos casos, el juez acoge el medio probatorio y deja su
procedencia o improcedencia para ser calificada al momento del fallo. La razón de lo
anterior, es que es menos dañino acoger una prueba inútil, que correr el riesgo de
prejuzgar y privar a una parte de un medio probatorio; y por otra parte, porque no puede
limitarse el derecho de las partes a probar sus planteamientos, ya que eso puede
configurar una causa de casación (art. 795 N° 4 del CPC).
Art. 795. En general, son trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única instancia en los
juicios de mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
4. La práctica de diligencias probatorias cuya omisión podría producir indefensión.

ii. La prueba es e x t e mp o r á n e a cuando se solicita fuera de los plazos legales; ya sea que
se pida antes de la oportunidad procesal correspondiente (por ejemplo, se solicita prueba
testimonial al contestar la demanda) o después (por ejemplo, se solicita confesión una vez
que se cita a las partes a oír sentencia). Aquí el juez debe resolver de inmediato no
admitiendo la práctica de la prueba, pues la negativa es por razones formales, no de
fondo; en estos casos el juez debe decir: “preséntese o pídase en su oportunidad”, o “no
ha lugar por extemporáneo”.

iii. La i n a d m i s i b i l i d a d no se refiere al objeto sobre el cual recae la prueba (pertenencia)


ni a la forma u oportunidad (temporalidad), sino que a la procedencia del medio
probatorio. Así, puede que un medio sea pertinente y oportuno, pero inadmisible o
improcedente; por ejemplo, de acuerdo al art. 1701 del CC, la falta de instrumento público
no puede suplirse por otra prueba en los actos y contratos en que la ley requiere esa
solemnidad, por tanto, por más que se acompañe seis testigos y todos ellos estén
contestes en que se celebró una compraventa de un bien raíz, es inadmisible la prueba

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testimonial, porque la única forma de acreditar ello es por escritura pública. Otro ejemplo
lo contempla el art. 1708 del CC, el cual señala que no se admitirá prueba de testigos
respecto de una obligación que haya debido consignarse por escrito.
Ante la pretensión de una parte de rendir una prueba inadmisible, hay dudas respecto de
la posición del tribunal: según algunos, el juez en este caso puede resolver de inmediato
(in limine litis) y rechazar la prueba inadmisible; esto porque se está actuando en base a
un texto legal expreso, y porque se evita rendir una prueba que después será inútil
(propende a la economía procesal). Otros señalan que es mejor resolverlo después (en la
sentencia definitiva), ya que así no se corre el riesgo del prejuzgamiento, y se le hace
creer a la parte que está ejerciendo completamente su derecho a probar.

E. P ERIODO DE PRUEBA EN EL JUICIO ORDINARIO .


1. CONCEPTO.
Agotado el periodo de discusión, es decir, una vez que el demandado ha duplicado o se
ha evacuado este trámite en su rebeldía y, a su vez, evacuado el trámite de la conciliación (la cual
no fue total), el juez tiene que examinar los autos (expediente) para determinar si recibe o no la
causa a prueba. Se entra, por lo tanto, en el periodo de prueba del juicio ordinario, el cual se
puede definir, siguiendo al profesor FORTTES, como aquella fase destinada a que el juez
compruebe los fundamentos de hecho afirmados por las partes en el periodo de discusión.
Con todo, es una fase eventual, o sea, hay ocasiones en que no es necesario recibir la
causa a prueba, puesto que la discusión puede ser netamente jurídica y no sobre los hechos.
Además, no es la única fase en que hay actividad probatoria, así, por ejemplo, los instrumentos
se pueden acompañar desde que se presenta la demanda.

2. LA RECEPCIÓN DE LA CAUSA A PRUEBA.

2.1. PRESUPUESTOS.
La recepción de la causa a prueba, se encuentra regulada en los arts. 313 y 318 del CPC.
Art. 313. Si el demandado acepta llanamente las peticiones del demandante, o si en sus escritos no contradice en
materia substancial y pertinente los hechos sobre que versa el juicio, el tribunal mandará citar a las partes para oír
sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado de la réplica.
Igual citación se dispondrá cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más trámite.

Art. 318. Concluídos los trámites que deben preceder a la prueba, ya se proceda con la contestación expresa del
demandado o en su rebeldía, el tribunal examinará por sí mismo los autos y si estima que hay o puede haber
controversia sobre algún hecho substancial y pertinente en el juicio, recibirá la causa a prueba y fijará en la misma
resolución los hechos substanciales controvertidos sobre los cuales deberá recaer.
Sólo podrán fijarse como puntos de pruebas los hechos substanciales controvertidos en los escritos anteriores a la
resolución que ordena recibirla.

De estas disposiciones se desprende que la recepción de la causa a prueba presupone lo


siguiente:
i. Que se haya agotado el periodo de discusión, es decir, que se haya duplicado o evacuado
el trámite de la dúplica en rebeldía del demandado, y en caso de que se haya
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reconvenido, que esté evacuada la dúplica de la reconvención. Y a su vez, tiene que haber
sido evacuado el trámite de la conciliación.
ii. Que existan hechos pertinentes y substanciales, de carácter controvertido. Es un deber
para el juez hacer un examen personal de los autos y determinar si existen esta clase de
hechos. La jurisprudencia ha reconocido y reiterado este deber, por lo tanto, no puede
pedirse abandono por inactividad de las partes, luego de evacuado el trámite de la
dúplica.
iii. Que no se haya renunciado al periodo de prueba, lo cual se puede hacer implícitamente,
cuando el demandado se allana o no contradice los hechos de la contraparte; o
expresamente, cuando las partes piden que el pleito se falle sin más trámite.

2.2. ACTITUDES QUE PUEDE ADOPTAR EL TRIBUNAL.


Concluidos los trámites que deben preceder a la prueba, el tribunal debe abandonar su
actividad pasiva y proceder a examinar los autos, para determinar si recibe o no la causa a
prueba. En la duda del juez de recibir o no la causa a prueba, es preferible recibirla, porque se
busca ante todo el derecho de las partes a probar.
De este examen podrá tomar distintas posturas, a saber: puede no recibir la causa a
prueba; puede recibirla y ésta no procede; o puede recibir la causa a prueba.

a. NO RECIBE LA CAUSA A PRUEBA.


El juez está obligado a recibir la causa a prueba, cuando proceda de acuerdo a la ley, y en
caso de que no lo haga, procede el recurso de casación en la forma, por ser éste un trámite
esencial en el juicio ordinario (arts. 795 Nº 3 y 768 Nº 9 del CPC).
Art. 795. En general, son trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única instancia en los juicios de
mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
3. El recibimiento de la causa a prueba cuando proceda con arreglo a la ley.

Art. 768. El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
9. En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o a cualquier otro requisito por
cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad.

Sin embargo, el juez puede no recibir la causa a prueba en alguna de las siguientes
hipótesis:
i. Cuando el demandado acepta llanamente las peticiones del demandante (art. 313 inc. I
del CPC). Esto se justifica porque el demandado está reconociendo en forma expresa los
fundamentos de hecho y de Derecho afirmados por el actor.
ii. Cuando el demandado en sus escritos no contradice en materia sustancial y pertinentes
los hechos sobre los que versa el juicio (art. 313 inc. I del CPC). Como se dijo en su
momento, esta hipótesis no implica que el demandado se allane a las pretensiones del
demandante, ya que puede discutir los fundamentos de derecho de las mismas; sólo
significa que acepta los hechos que el actor expone, discuta o no su calificación jurídica.

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En cualquiera de estas hipótesis, no se recibe la causa a prueba, porque el Derecho no se


prueba (iura novit curia).
iii. Cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más trámite (art. 313 inc. II del CPC).
Algunos señalan que las partes son dueñas del proceso y de la prueba, y es por ello que el
legislador les permite renunciar a la actividad probatoria. En este supuesto el juez está
obligado a aceptar la petición, aún en el caso en que creyere que es necesaria la prueba
(lo único que podría hacer, sería decretar una medida para mejor resolver).

En estas tres situaciones, no hay controversia sobre algún hecho substancial y pertinente
en el juicio, por lo tanto, el juez debe citar a las partes para oír sentencia, una vez evacuado el
traslado de la réplica, es decir, contestada la dúplica o evacuada en rebeldía del demandado (se
salta y se omite el periodo de prueba).312
Ahora bien, de acuerdo a la primera parte del art. 326 inc. I del CPC, es apelable la
resolución en que explícita o implícitamente se niegue el trámite de recepción de la causa a
prueba, salvo el caso del inc. II del art. 313 (cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más
trámite). Se niega explícitamente, si el tribunal señala de modo directo que no recibirá la causa a
prueba, por ejemplo, cuando una parte pide que se reciba la causa a prueba y el juez provee el
“no ha lugar”; y se niega implícitamente, si el tribunal cita a las partes para oír sentencia. Hay
que tener presente, como se dijo al comienzo, que también cabe el recurso de casación en la
forma.
Por otro lado, el precepto señala que no procede la apelación cuando las mismas partes
han renunciado a la prueba y pedido que se falle el pleito sin más trámite. La razón de esto, es
que no puede contravenirse una actuación de las mismas partes, por tanto, si ya renunciaron a la
prueba, el juez no comete agravio al no dar lugar a este trámite (doctrina de los actos propios).
En lo que dice relación con el allanamiento o la no contradicción, sí procede la apelación, porque
puede suceder, por ejemplo, que el allanamiento haya sido parcial.

b. RECEPCIÓN DE LA CAUSA A PRUEBA, SIENDO ÉSTA LEGALMENTE IMPROCEDENTE.


Esto tiene lugar cuando el juez recibe la causa a prueba siendo que no había hechos
sustanciales y pertinentes controvertidos, o cuando la prueba era improcedente por otra causal
legal (por ejemplo, se había renunciado a ella).
En este caso no cabe el recurso de reposición, ya que éste procede en contra de autos y
decretos, y la resolución que recibe la causa a prueba es una sentencia interlocutoria de segunda
clase ¿Es susceptible de apelación? El profesor ALFARO señala que aquí hay una discusión:
algunos dicen sí procede, porque por regla general, las resoluciones apelables son las sentencias
interlocutorias y definitivas de primera instancia, y ésta es una sentencia interlocutoria de
primera instancia; otros, en cambio, señalan que no procede por lo dispuesto en el art. 326 inc. II
del CPC, el cual, a propósito de la ampliación de la prueba, establece que son inapelables la
resolución que dispone la práctica de alguna diligencia probatoria y la que da lugar a la
ampliación de la prueba sobre hechos nuevos alegados durante el término probatorio. La razón

312
El profesor LUHRS señala que en materia de orden público (por ejemplo, la declaración de nulidad del
matrimonio), no basta con dictar la resolución para oír sentencia, ya que hay intereses superiores que están en juego:
por ende, aun cuando no haya hechos sustanciales y pertinentes controvertidos, e interviene el orden público, el
tribunal igualmente debe recibir la causa a prueba.

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de esta norma, es que ante la duda de no recibir la causa a prueba, es mejor dar la posibilidad que
no hacerlo, pues se estima que así se resguarda el derecho de toda parte a probar.

c. SE RECIBE LA CAUSA A PRUEBA.


Puede ocurrir que el juez, una vez agotado el periodo de discusión, producto del análisis
de los autos, advierta que hay controversia sobre algún hecho substancial y pertinente en el
juicio. En esta situación, el juez tiene el deber de dictar una resolución (interlocutoria de segunda
clase) con la cual abrirá el período de prueba; y dicha resolución debe contener:
i. La orden del tribunal de recibir la causa a prueba, que se materializa en la mención
“vistos, se recibe la causa a prueba”, es decir, analizados los antecedentes del expediente,
se recibe la causa a prueba.
ii. La fijación de los hechos controvertidos pertinentes y sustanciales sobre los que la prueba
recaerá. Estos hechos no son expuestos de una manera técnica, específica o detallada,
basta una exposición general de los mismos; así, por ejemplo, la resolución puede decir:
efectividad de que al momento de producirse la muerte de xxx, éste se encontraba sujeto
a vínculo de dependencia laboral con la empresa demandada; si a raíz del fallecimiento
de xxx, la demandante sufrió perjuicios, y la naturaleza, especie y monto de los mismos,
etc.313 ¿Dónde están los hechos? Los hechos sustanciales y pertinentes contenidos en la
resolución, son los hechos controvertidos en los escritos del periodo de discusión
(demanda, contestación, réplica, dúplica); y si un hecho que reviste estos caracteres tiene
lugar con posterioridad a esta resolución (por ejemplo, se opone una excepción anómala),
se procederá la ampliación de la prueba.
iii. Las dos menciones anteriores son esenciales, por lo tanto, la resolución también puede
tener un contenido accidental. En la práctica, se agregan las siguientes menciones
accidentales: la expresión de que “se recibe la causa a prueba por el término legal”; y el
señalamiento de las audiencias destinadas a recibir la prueba testimonial que pudieren
rendir las partes.314

Cabe decir que, aun cuando la resolución que recibe la causa a prueba comúnmente se la
conoce con el nombre de “auto de prueba”, está muy lejos de tener esta calificación jurídica. En
efecto, según la jurisprudencia reiterada de nuestros tribunales, la resolución que recibe la causa
a prueba es una sentencia interlocutoria de segundo grado o clase, pues es de aquellas que recae
sobre un trámite que debe servir de base al pronunciamiento de una sentencia definitiva o

313
El profesor LUHRS señala que a veces se distingue entre: los hechos sustanciales y pertinentes controvertidos, que
son lo que se requiere probar y que en general señala el tribunal (por ejemplo, la existencia de un contrato entre las
partes); y los puntos de prueba, que son las circunstancias específicas que conforman los hechos, que llevan al
tribunal a concluir que tales hechos hayan existido (por ejemplo, en la celebración de un contrato, que el absolvente
estaba en Valparaíso, que fue a la oficina del abogado, y que modificó el contrato).
314
Ejemplo de redacción de una resolución que reciba la causa a prueba, es la siguiente: “Valparaíso, siete de
diciembre de dos mil diez. Vistos: se recibe la causa a prueba por el término legal de veinte días y se fijan como
hechos substanciales y pertinentes sobre los cuales deberá recaer los siguientes: 1. Circunstancias y fecha en que
ocurrió el accidente de tránsito a que se alude en la demanda, 2. etc. Ríndase la testimonial que procediere en las
cuatro últimas audiencias (días) del probatorio a las 9:00 horas. Notifíquese por cedula. Proveyó don xxx, juez
titular del 8º juzgado civil de Santiago. Firman el Juez y el Secretario”.

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interlocutoria posterior.
Ahora bien, no hay que olvidar que esta resolución, para que produzca los efectos legales
que le son propios, debe ser notificada a ambas partes por cédula. En efecto, conforme al art. 48
inc. I del CPC, las sentencias definitivas, las resoluciones en que se reciba a prueba la causa, o se
ordene la comparecencia personal de las partes, se notificarán por medio de cédulas que
contengan la copia íntegra de la resolución y los datos necesarios para su acertada inteligencia.
La notificación de esta resolución, marca la apertura del término probatorio, y de acuerdo al art.
327 inc. I del CPC, todo término probatorio es común para las partes y dentro de él deberán
solicitar toda diligencia de prueba que no hubieren pedido con anterioridad a su iniciación.
Por tanto, al ser un término común, los efectos de esta resolución corren desde la última
notificación efectuada a las partes (art. 65 inc. II: los términos comunes se contarán desde la
última notificación).
El juez es soberano para decidir los hechos substanciales y pertinentes sobre los cuales
debe recaer la prueba. Sin embargo, en el cumplimiento de esta delicada labor, puede cometer
errores que perjudiquen a las partes litigantes; por ejemplo, puede que la resolución no contenga
todos los hechos sustanciales y pertinentes controvertidos, o los contenga mal expresados, o los
contenga en exceso. Por consiguiente, la ley ha debido poner a disposición de ellas los recursos
procesales necesarios para obtener su enmienda, cuales son:
i. El r e c u r s o d e r e p o s i c i ó n . De acuerdo al art. 319 inc. I del CPC, las partes podrán
pedir reposición, dentro de tercero día, de la resolución a que se refiere el artículo
anterior. En consecuencia, podrán solicitar que se modifiquen los hechos controvertidos
fijados, que se eliminen algunos o que se agreguen otros. Ésta es una reposición especial
o excepcional, por lo siguiente:
- Porque procede en contra de una sentencia interlocutoria, en circunstancias que sólo
los autos y decretos son susceptibles de esta clase de recursos. Como se dijo en su
momento, ésta era una de las excepciones al efecto del desasimiento del tribunal, esto
es, el efecto que producen las sentencias definitivas o interlocutorias, en virtud del
cual una vez que han sido notificadas a alguna de las partes, no pueden ser
modificadas o alteradas de manera alguna por el tribunal que las dictó.
- El plazo para interponerlo es dentro de tercero día, en circunstancias que la reposición
sin nuevos antecedentes tiene un plazo de cinco días para poder ser deducida, y la con
nuevos antecedentes no tiene plazo.
- En cuanto a su tramitación, el inc. II del art. 319 señala que el tribunal se pronunciará
de plano sobre la reposición o la tramitará como incidente, en circunstancias que la
reposición debe ser siempre resuelta de plano, por lo menos, cuando no se invocan
nuevos antecedentes.
- El profesor LUHRS señala que también es especial, porque no se puede pedir que el
tribunal deje sin efecto la resolución que recibe la causa a prueba, sólo puede pedirse
que se modifiquen, eliminen o agreguen hechos.
La interposición del recurso de reposición produce la suspensión del inicio del término
probatorio, el que sólo comenzará a correr una vez que se falle el recurso.

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ii. La a p e l a c i ó n . De acuerdo al art. 319 inc. III, la apelación en contra de la resolución del
art. 318 sólo podrá interponerse en el carácter de subsidiaria de la reposición pedida y
para el caso de que ésta no sea acogida. La apelación se concederá sólo en el efecto
devolutivo. Que sea subsidiaria, significa que se debe interponer conjuntamente con el
recurso de reposición (en el mismo escrito), pero para el evento de que la reposición sea
rechazada (el escrito dirá: “En lo principal: recurso de reposición. Otrosí: Apelo”.). Y si
la reposición contiene los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya y las
peticiones concretas, no es necesario que la apelación los contenga, pues de acuerdo al
art. 189 inc. III del CPC, en aquellos casos en que la apelación se interponga con el
carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición, no será necesario fundamentarla ni
formular peticiones concretas, siempre que el recurso de reposición cumpla con ambas
exigencias.315
Debe ser interpuesta dentro de tercero día (al igual que la reposición), en circunstancias
que el plazo general para apelar es de cinco días. Se concede sólo en el efecto devolutivo,
lo cual es una reiteración de lo que establece el art. 194 del CPC, que señala que sin
perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se concederá apelación
sólo en el efecto devolutivo: 2) de los autos, decretos y sentencias interlocutorias. La
virtud de que se conceda en el efecto devolutivo, es que no se suspende el juicio por el
hecho de apelarse la resolución que recibe la causa a prueba.
El objeto de la apelación, al igual que el recurso de reposición, es que se modifiquen,
agreguen o eliminen hechos fijados por el juez en la resolución. Hay que tener claro que
lo que se apela es la resolución que recibe la causa a prueba, y no la resolución que niega
lugar a la reposición. También hay que tener presente, que el recurso de reposición lo
falla el mismo juez, en cambio, el recurso de apelación lo el Tribunal Superior.316

Ahora bien, en virtud de la interposición de estos recursos pueden ocurrir dos situaciones
diversas:
i. El tribunal puede acoger la reposición solicitada, es decir, acepta modificar los hechos
controvertidos fijados, eliminar alguno de ellos, o bien, agregar otros (lógicamente no
necesita pronunciarse sobre la apelación subsidiaria). Pero la otra parte litigante, que
estaba conforme con la primitiva resolución que recibió la causa a prueba, puede apelar la
resolución que acogió la reposición contraria, pues de acuerdo a la segunda parte del art.
326 inc. I, es apelable sólo en el efecto devolutivo la (resolución) que acoge la reposición
a que se refiere el art. 319. Hay que tener presente que aquí se apela la resolución que
acogió la reposición de la resolución que recibió la causa a prueba, y no esta última (pues
el apelante está conforme con ella); y la razón de la apelación, es que no cabe reposición
de reposición.

315
Hay que recordar que otro supuesto distinto, es la apelación de la resolución que recibe la causa a prueba por
considerar que es improcedente. Como se dijo, el CPC nada dice, pero a partir del art. 326 inc. II (son inapelables la
resolución que dispone la práctica de alguna diligencia probatoria…), un importante sector de la doctrina y
algunos fallos señalan que no es apelable. Según CASARINO sí cabe apelación, y a falta de regla especial, debe ser
concedida en ambos efectos.
316
Es importante señalar que no precluye la facultad de deducir recursos porque la otra parte lo haya deducido,
incluso si hay pluralidad de demandantes y/o demandados, y uno de ellos deduce un recurso, no precluye la facultad
de los otros de hacerlo por este motivo. Siempre podrán hacerlo dentro del plazo de tres días, salvo que obren por
procurador común.

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ii. Si el juez niega lugar a la reposición, debe efectuar un examen de admisibilidad respecto
de la apelación subsidiaria, y en caso de que sea admisible, deberá enviar los autos al
tribunal de alzada (ad quem). Esta apelación se concede sólo con el efecto devolutivo, de
manera que en primera instancia se sigue tramitando el asunto y, por tanto, se rendirá
prueba sobre los hechos.
Ahora bien, la Corte puede confirmar o revocar (total o parcialmente) la resolución
recurrida, sea que se apele (en forma subsidiaria) la resolución que reciba la causa a
prueba (con el objeto de que se modifiquen, agreguen o eliminen hechos), o sea que se
apele la resolución que acogió la reposición deducida en contra del “auto de prueba”.
- Si se confirma la resolución que recibe la causa a prueba (o sea, no se acogió la
apelación subsidiaria), o se revocó la resolución que acogió la reposición del “auto de
prueba” (o sea, se acogió la apelación de la parte que estaba conforme con el “auto de
prueba”), no hay inconveniente alguno, ya que una vez devuelta las compulsas del
expediente, se agregarán a los autos, y éstos seguirán su marcha normal.
- En cambio, si se acoge la apelación subsidiaria y, por tanto, se modifican, eliminan o
agregan hechos al auto a prueba, se produce un problema respecto a la modificación o
agregación de nuevos hechos, porque en tal caso, los más probable es que el
probatorio esté vencido (ya que la apelación sólo opera con efecto devolutivo), de
manera que la ley otorga un término probatorio especial, por el número de días que fije
prudencialmente el tribunal a quo, y que no podrá exceder de ocho días (art. 339 inc.
317
IV del CPC).

Art. 339 inc. IV. Deberá concederse un término especial de prueba por el número de días que fije
prudencialmente el tribunal, y que no podrá exceder de ocho, cuando tenga que rendirse nueva prueba,
de acuerdo con la resolución que dicte el tribunal de alzada, acogiendo la apelación subsidiaria a que se
refiere el art. 319. Para hacer uso de este derecho no se necesita la reclamación ordenada en el inciso
anterior. La prueba ya producida y que no esté afectada por la resolución del tribunal de alzada tendrá
pleno valor.

2. 3. LA AMPLIACIÓN DE LA PRUEBA.
La ampliación de la prueba tiene lugar cuando se quiere aumentar el objeto de la prueba,
es decir, los hechos controvertidos substanciales y pertinentes señalados en la resolución que
recibe la causa a prueba. No dice relación con el aumento del término probatorio o del plazo para
efectuar la actividad probatoria.
Esta institución tiene lugar en dos casos determinados, a saber:
i. El inc. I del art. 321 del CPC, señala que no obstante lo dispuesto en el artículo anterior
(la presentación de la lista de testigos y de la minuta de preguntas), es admisible la
ampliación de la prueba cuando dentro del término probatorio ocurre algún hecho
substancialmente relacionado con el asunto que se ventile; es decir, ocurre un hecho
nuevo, que tiene relación sustancial con la controversia del juicio. Por ejemplo, se
entabla una acción reivindicatoria en contra de un bien inmueble, y se quema parte de la
casa.

317
No hay problema si se elimina un hecho, pues lo probado con respecto a él, se deja sin efecto.

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ii. El inc. II del mismo precepto, señala que será también admisible la ampliación a hechos
verificados y no alegados antes de recibirse a prueba la causa, con tal que jure el que los
aduce que sólo entonces han llegado a su conocimiento. Por ejemplo, se entabla una
acción reivindicatoria en contra de un bien inmueble, y el reivindicante no sabía que se
había quemado parte de la casa.

La petición de ampliación de la prueba se tramita en conformidad a las reglas generales


de los incidentes. En efecto, conforme al art. 322 del CPC, al responder la otra parte el traslado
de la solicitud de ampliación, podrá también alegar hechos nuevos que reúnan las condiciones
mencionadas en el artículo anterior, o que tengan relación con los que en dicha solicitud se
mencionan. Agrega el inc. II que el incidente de ampliación se tramitará en conformidad a las
reglas generales, en ramo separado, y no suspenderá el término probatorio. Finaliza el inc. III
diciendo que lo dispuesto en este artículo se entiende sin perjuicio de lo que el art, 86 establece,
es decir, todos los incidentes (de ampliación de la prueba) cuyas causas existan
simultáneamente, se deberán promover a la vez. En caso contrario, se observará, respecto de los
que se promuevan después, lo dispuesto en el inc. III del art. 84, es decir, serán rechazados de
oficio por el tribunal, salvo que se trate de hechos esenciales para la ritualidad o marcha del
juicio.
De acuerdo al art. 326 inc. II del CPC, son inapelables la resolución que dispone la
práctica de alguna diligencia probatoria y la que da lugar a la ampliación de la prueba sobre
hechos nuevos alegados durante el término probatorio. Esta es una resolución interlocutoria que
establece derechos permanentes para las partes, por lo tanto, tampoco es susceptible de
reposición.
Si se da lugar a la solicitud de ampliación de la prueba, eventualmente puede suceder que
también en el intertanto haya transcurrido el probatorio, por ende, será necesario otorgar un
término probatorio especial, que se regirá por las normas de la prueba de los incidentes. En
efecto, conforme al art. 327 inc. II del CPC, en los casos contemplados en los arts. 310
(excepciones anómalas), 321 y 322 (ampliación de la prueba) el tribunal, de estimar necesaria la
prueba, concederá un término especial de prueba que se regirá por las normas del art. 90
(prueba incidental), limitándose a quince días el plazo total que establece en su inc. III (plazo de
30 para que se practiquen diligencias probatorias fuera del lugar en que se sigue el juicio) y sin
perjuicio de lo establecido en el art. 431 (prueba pendiente una vez citada a las partes para oír
sentencia).

3. EL TÉRMINO PROBATORIO.

3.1. CONCEPTO.
Una vez notificada por cédula la resolución que recibe la causa a prueba, el juicio pasa a
la segunda etapa o fase, llamada período de prueba y, dentro de ella, sobresale el llamado
término probatorio.
Se entiende por término probatorio aquél espacio de tiempo, establecido en el juicio
ordinario de mayor cuantía, destinado a que las partes desarrollen la actividad probatoria al tenor
de los hechos controvertidos pertinentes y substanciales, fijados en la resolución que recibe la
causa a prueba.

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Si bien el término probatorio se utiliza para que dentro de él las partes rindan todas las
pruebas que crean necesario realizar, ello no es absoluto, ya que pueden solicitarse y
diligenciarse pruebas fuera de dicho término (por ejemplo, la prueba documental puede
producirse con la presentación de la demanda). Por lo tanto, el término probatorio no tiene un
carácter marcadamente preclusivo, es únicamente fatal para la recepción de la prueba
testimonial, los demás medios probatorios pueden rendirse en las oportunidades en que para cada
uno de ellos se señalarán.

3.2. CARACTERÍSTICAS.
i. En cuanto a su fuente, por regla general, es un t é r m i n o l e ga l , ya que la propia ley se
encarga de señalar su duración. Pero también puede ser judicial, puesto que el juez está
facultado para señalar términos especiales de prueba (términos probatorios especiales) e,
incluso, puede ser convencional, ya que por acuerdo unánime de las partes se puede
reducir su duración (art. 328 del CPC).
Art. 328. Para rendir prueba dentro del territorio jurisdiccional del tribunal en que se sigue el juicio tendrán
las partes el término de veinte días.
Podrá, sin embargo, reducirse este término por acuerdo unánime de las partes.

ii. Es un t é r mi n o c o m ú n , así lo señala el art. 327 inc. I del CPC, al decir que todo término
probatorio es común para las partes y dentro de él deberán solicitar toda diligencia de
prueba que no hubieren pedido con anterioridad a su iniciación. Al decir “todo”, se está
refiriendo tanto al término probatorio ordinario, extraordinario y especial.
De acuerdo al art. 65 inc. II del CPC, los términos comunes se contarán desde la última
notificación ¿cuál es esta última notificación? No puede ser otra que la notificación de la
resolución que recibe la causa a prueba, en caso de que no haya sido objeto de recursos; o
bien, en caso de que lo hubiere sido, la notificación (por el estado) de la resolución que se
pronuncia sobre la última solicitud de reposición. Por lo tanto, la regla general es que se
inicia al momento de notificarse por cédula la resolución que recibe la causa a la última
de las partes; con todo, se puede alterar este inicio por la interposición de un recurso de
reposición en contra de la resolución que recibe la causa a prueba, caso en el cual, se
suspenderá el inicio del término probatorio hasta que se haya notificado la resolución que
se pronuncia sobre la última solicitud de reposición. Ahora, el recurso de apelación
subsidiario es en el sólo efecto devolutivo, por lo tanto, no suspende el inicio del término
probatorio.318
iii. Es un t é rm i n o f a t a l , ya que es un plazo legal establecido en el CPC y no está
establecido para una actuación propia del tribunal. Pero esto no es tan absoluto, ya que si
el tribunal, una vez vencido el término probatorio, estima que una diligencia probatoria
pendiente es estrictamente necesaria para la acertada resolución de la causa, y lo expresa
en una resolución fundada, la reiterará como medida para mejor resolver (art. 431 del
CPC). En consecuencia, es fatal en cuanto no pueden solicitarse diligencias probatorias o
proponerse medios probatorios una vez que transcurrió el término; pero no es fatal en el
318
Esto se diferencia del emplazamiento del demando, ya que si son varios los demandados, es individual en su
iniciación, pero común para su extinción o vencimiento, es decir, se termina el último día del plazo, que el último
demandado notificado tiene para contestar la demanda.

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sentido de hacer caducar o extinguir las diligencias pendientes, porque en ese caso se
aplica el art. 431 del CPC (es fatal para pedir, pero no para cumplir).
Art. 431. No será motivo para suspender el curso del juicio ni será obstáculo para la dictación del fallo el
hecho de no haberse devuelto la prueba rendida fuera del tribunal, o el de no haberse practicado alguna
otra diligencia de prueba pendiente, a menos que el tribunal, por resolución fundada, la estime
estrictamente necesaria para la acertada resolución de la causa. En este caso, la reiterará como medida para
mejor resolver y se estará a lo establecido en el art. 159.
En todo caso, si dicha prueba se recibiera por el tribunal una vez dictada la sentencia, ella se agregará al
expediente para que sea considerada en segunda instancia, si hubiere lugar a ésta.

iv. De conformidad con el art 339 inc. I del CPC, el término de prueba no se suspenderá en
caso alguno, salvo que las partes lo pidan. Esto habla del derecho que tienen las partes
sobre el término probatorio.

3.3. CLASES DE TÉRMINOS PROBATORIOS.


Nuestra ley procesal civil reconoce tres clases de términos probatorios: el término
probatorio ordinario, el término probatorio extraordinario, y el término probatorio especial.

a. TÉRMINO PROBATORIO ORDINARIO.


Constituye la regla general, y su duración, por expresa disposición de la ley, es de 20
días, salvo que por acuerdo unánime de las partes se reduzca este plazo. En efecto, de acuerdo al
art. 328 del CPC, para rendir prueba dentro del territorio jurisdiccional del tribunal en que se
sigue el juicio tendrán las partes el término de veinte días; agrega el inc. II que podrá, sin
embargo, reducirse este término por acuerdo unánime de las partes (nunca lo pueden ampliar).
Este término habilita para rendir cualquier prueba, en cualquier lugar. Ello es así, a pesar
que de la redacción del art. 328 del CPC pareciera desprenderse que sólo se puede rendir prueba
dentro del territorio jurisdiccional del tribunal, no obstante, de acuerdo al art. 334 del CPC, se
puede, durante el término ordinario, rendir prueba en cualquier parte de la República y fuera de
ella. Pero en la práctica, este término ordinario es insuficiente para rendir prueba en otro
territorio jurisdiccional o fuera de la República, y de allí la existencia de los términos
extraordinarios y especiales.
Por ser un plazo de días y estar señalado en el CPC, es un plazo discontinuo (de días
hábiles), por lo tanto, se suspende durante los días feriados; y también se suspende cuando las
partes unánimemente así lo disponen.

b. TÉRMINO PROBATORIO EXTRAORDINARIO.


Se define como aquel plazo que se concede para rendir prueba en un territorio
jurisdiccional diverso al que se sigue el juicio o fuera del territorio de la República. Esta
definición permite apreciar que el término probatorio extraordinario es de dos clases: puede estar
destinado a rendir prueba en otro territorio jurisdiccional pero dentro de la República, o a rendir
prueba fuera de la República. Esta clasificación tiene importancia, ya que, como se verá, estos
términos extraordinarios difieren en cuanto a los requisitos de procedencia, a la caución que debe
otorgarse, y a la tramitación de su solicitud.

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El término extraordinario de prueba, no es sino, el aumento del término ordinario (el cual
es de 20 días), aumento que se hace de acuerdo al lugar en donde debe rendirse la prueba y según
la tabla de emplazamiento del art. 259 del CPC. En efecto, conforme al art. 329 del CPC, cuando
haya de rendirse prueba en otro territorio jurisdiccional o fuera de la República, se aumentará
el término ordinario a que se refiere el artículo anterior con un número de días igual al que
concede el art. 259 para aumentar el de emplazamiento.
Este aumento extraordinario comienza a correr una vez que se ha extinguido el término
ordinario, pues así lo dispone el art. 333 CPC, el cual señala que todo aumento del término
ordinario continuará corriendo después de éste sin interrupción y sólo durará para cada
localidad el número de días fijado en la tabla respectiva. Es obvio que, una vez vencido el
término probatorio ordinario, sólo podrá rendirse prueba en aquellos lugares para los cuales se
haya otorgado aumento extraordinario del término (art. 335 del CPC).
De acuerdo al art. 332 del CPC, el aumento extraordinario para rendir prueba deberá
solicitarse antes de vencido el término ordinario, determinando el lugar en que dicha prueba
debe rendirse. Es preciso, además, que concurran ciertos y determinados requisitos, los cuales
difieren según si el término extraordinario sea para rendir prueba en otro territorio jurisdiccional
o fuera del territorio de la República. En efecto:
i. El aumento extraordinario para rendir prueba dentro de la República se concederá
siempre que se solicite, salvo que haya justo motivo para creer que se pide
maliciosamente con el sólo propósito de demorar el curso del juicio (art. 330 del CPC).

ii. En cambio, no se decretará el aumento extraordinario para rendir prueba fuera de la


República sino cuando concurran las circunstancias siguientes (art. 331 del CPC):
- Hechos o medios probatorios en el extranjero. Que del tenor de la demanda, de la
contestación o de otra pieza del expediente (réplica, dúplica o reconvención),
aparezca que los hechos a que se refieren las diligencias probatorias solicitadas, han
acaecido en el país en que deben practicarse dichas diligencias o que allí existen los
medios probatorios que se pretenden obtener (art. 331 Nº 1).
- Instrumentos de los que se valdrá. Que se determine la clase y condición de los
instrumentos de que el solicitante piensa valerse y el lugar en que se encuentran (art.
331 Nº 2).
- Si la prueba es testimonial. Tratándose de prueba de testigos, se exprese su nombre y
residencia o se justifique algún antecedente que haga presumible la conveniencia de
obtener sus declaraciones (art. 331 Nº 3).
- Por último, para dar curso a la solicitud, el tribunal exige que se deposite en su cuenta
corriente una consignación, pues, de acuerdo al art. 338 inc. I del CPC, siempre que se
solicite aumento extraordinario para rendir prueba fuera de la República, exigirá el
tribunal, para dar curso a la solicitud, que se deposite en la cuenta corriente del
tribunal una cantidad cuyo monto no podrá fijarse en menos de medio sueldo vital ni
en más de dos sueldos vitales.

En cuanto a su tramitación, el tribunal, en presencia de una petición de aumento


extraordinario, tendrá que distinguir según si el aumento es para rendir prueba en otro territorio

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jurisdiccional, o fuera de la República. En efecto:

i. Conforme a la primera parte del art. 336 inc. I del CPC, el aumento extraordinario para
rendir prueba dentro de la República se otorgará con previa citación. Hay que recordar
que tramitar una actuación judicial con citación, significa que, en principio, el tribunal
decreta la actuación, pero ésta no puede llevarse a efecto sino una vez que hayan pasado
tres días desde la notificación de la parte contraria, la cual puede dentro de este plazo
oponerse a la realización de la actuación, caso en el cual, el cumplimiento de la diligencia
se suspende hasta que se resuelva el incidente. De acuerdo al art. 336 inc. II del CPC, los
incidentes a que dé lugar la concesión de aumento extraordinario se tramitarán en pieza
separada (fuera de los autos principales) y no suspenderán el término probatorio; agrega
el inc. III que, con todo, no se contarán en el aumento extraordinario los días
transcurridos mientras dure el incidente sobre concesión del mismo.319

ii. Y conforme a la segunda parte del art. 336 inc. I del CPC, si el aumento extraordinario es
para producir efecto fuera del país, se decretará con audiencia de la parte contraria.
Tramitar una actuación judicial con audiencia, significa que el tribunal antes de resolver la
solicitud respectiva (si la decreta o no), debe conferir a la contraparte un plazo de tres días
para que manifieste lo que crea conveniente respecto de dicha diligencia (trámite incidental),
y con lo que ella exponga o en su rebeldía, el tribunal resolverá el incidente respectivo.
Este incidente se tramita del mismo modo que el caso anterior, es decir, en cuaderno
separado y los días que dure el incidente no se descontarán al aumento extraordinario.

¿Qué pasa si el tribunal decreta el aumento extraordinario y éste no se utiliza? Conforme


al art. 337 del CPC, la parte que haya obtenido aumento extraordinario del término para rendir
prueba en otro territorio jurisdiccional dentro de la República y no la rinda o solo rinda una
prueba impertinente, será obligada a pagar a la otra parte, los gastos que ésta haya hecho para
presenciar las diligencias pedidas, sea personalmente, sea por medio de mandatario. Esta
condenación se impondrá en la sentencia definitiva y podrá el tribunal exonerar de ella a la
parte que acredite no haberla rendido por motivos justificados. En cambio, la parte que haya
obtenido aumento extraordinario del término para rendir prueba fuera de la República y no la
rinda o sólo rinda una impertinente, fuera de incurrir en la misma sanción anterior, y en las
condiciones ya señaladas, perderá además la consignación que hizo en arcas fiscales para que
pudiere dársele curso a su solicitud, si resulta establecida en el proceso alguna de las
circunstancias establecidas en el art. 338 inc. inc. II del CPC.

Art. 338 inc. II. Sin perjuicio de lo que dispone el artículo anterior, se mandará aplicar al Fisco la cantidad
consignada si resulta establecida en el proceso alguna de las circunstancias siguientes:
1. Que no se ha hecho diligencia alguna para rendir la prueba pedida;
2. Que los testigos señalados, en el caso del art. 331 no tenían conocimiento de los hechos, ni se han hallado en
situación de conocerlos; y
3. Que los testigos o documentos no han existido nunca en el país en que se ha pedido que se practiquen las
diligencias probatorias.

319
El profesor ALFARO señala que esto último se contrapone con el art. 333 del CPC, el cual dispone que todo
aumento del término ordinario continuará corriendo después de éste “sin interrupción”.

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c. TÉRMINO PROBATORIO ESPECIAL.


Es aquel término probatorio que concede el juez cuando por causas o hechos ajenos a las
partes, se impide rendir la prueba en el término probatorio ordinario o extraordinario. Como se
puede apreciar, esta clase de término probatorio tiene como fuente una resolución judicial y es,
además, supletorio de los dos términos anteriores.
Su fundamento está en el hecho de que el término probatorio no se suspende en caso
alguno (salvo que todas las partes lo pidan), ni siquiera con motivo del incidente de ampliación
de la prueba, ni con el incidente de aumento extraordinario del término; esto lo corrobora la
segunda parte del art. 339 inc. I, al señalar que los incidentes que se formulen durante dicho
término o que se relacionen con la prueba, se tramitarán en cuaderno separado. Por lo tanto,
como el término probatorio no se suspende en caso alguno, no sería justo dejar a las partes sin la
oportunidad legal de rendir la prueba, si tiene lugar un hecho que impide la rendición de la
prueba. Las causas que habilitan la concesión de un término especial de prueba, son:
i. Conforme al art. 339 inc. II del CPC, si durante él (término de prueba) ocurren
entorpecimientos que imposibiliten la recepción de la prueba, sea absolutamente (por
ejemplo, una recusación del juez), sea respecto de algún lugar determinado (por ejemplo,
un terremoto o un temporal que impida las comunicaciones con un lugar determinado),
podrá otorgarse por el tribunal un nuevo término especial por el número de días que
haya durado el entorpecimiento y para rendir prueba sólo en el lugar a que dicho
entorpecimiento se refiera320. El entorpecimiento corresponde a un caso fortuito o fuerza
mayor, es decir, puede tener su origen en un hecho de la naturaleza o del hombre, pero
debe ser ajeno a quien lo reclama (las partes no pueden fabricarse entorpecimientos).
Para que proceda este término especial, es necesario que la parte reclame del obstáculo
que impide la prueba en el momento de presentarse o dentro de los tres días siguientes al
momento de presentarse el entorpecimiento (art. 339 inc. III); por ejemplo, si no concurre
el testigo, se alega el entorpecimiento en el acto.
ii. Cuando el tribunal de alzada acoge la apelación subsidiaria de la resolución que recibe la
causa a prueba, pues hay que recordar que esta apelación se concede en el sólo efecto
devolutivo, por ende, el tribunal inferior sigue conociendo del asunto principal y puede
suceder que el tribunal de alzada acoja la apelación y haya terminado el periodo de
prueba. En efecto, conforme al art. 339 inc. final del CPC, deberá concederse un término
especial de prueba por el número de días que fije prudencialmente el tribunal, y que no
podrá exceder de ocho, cuando tenga que rendirse nueva prueba, de acuerdo con la
resolución que dicte el tribunal de alzada, acogiendo la apelación subsidiaria a que se
refiere el art. 319. Para hacer uso de este derecho no se necesita la reclamación
ordenada en el inciso anterior (es decir, no se necesita reclamar del obstáculo en el acto,
o tres días después). La prueba ya producida y que no esté afectada por la resolución del
tribunal de alzada tendrá pleno valor. El profesor ALFARO señala que no basta con que
se acoja la apelación, sino que además la resolución que acoge el recurso tiene que
modificar o agregar hechos nuevos, pues en dicho caso, sería necesaria nueva prueba.
A diferencia del caso anterior, el término especial dura el número de días que fija el

320
El profesor ALFARO señala que el término especial se diferencia del término extraordinario, porque este último
procede respecto de un medio en particular, en cambio, el término especial procede respecto de todas la pruebas
entorpecidas.

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tribunal, el cual no puede exceder de ocho; y no se requiere reclamación del obstáculo, ya


que es una situación evidente; y la prueba ya producida que no esté afectada por la
resolución del tribunal de alzada, tendrá pleno valor.

iii. Si la prueba testimonial se ha comenzado a rendir dentro del término probatorio y no se


concluye en él por un impedimento. En efecto, de conformidad con el art. 340 del CPC,
las diligencias de prueba de testigos sólo podrán practicarse dentro del término
probatorio; agrega el inc. II que, sin embargo, las diligencias iniciadas en tiempo hábil y
no concluidas en él por impedimento cuya remoción no haya dependido de la parte
interesada, podrán practicarse dentro de un breve término que el tribunal señalará, por
una sola vez, para este objeto. Este derecho no podrá reclamarse sino dentro del término
probatorio o de los tres días siguientes a su vencimiento. Por ejemplo, se rinde prueba
testimonial el último día del probatorio y sólo alcanzan a declarar cuatro testigos de los
seis presentados, por vencimiento de la hora de audiencia.
iv. Si la prueba testimonial se entorpece por la inasistencia del juez. De acuerdo al art. 340
inc. III del CPC, siempre que el entorpecimiento que imposibilite la recepción de la prueba
(testimonial) sea la inasistencia del juez de la causa, deberá el secretario, a petición
verbal de cualquiera de las partes, certificar el hecho en el proceso y con el mérito de
este certificado fijará el tribunal nuevo día para la recepción de la prueba. En este caso,
a diferencia del anterior, no es necesario reclamo previo y no hay limitación en cuanto a
las veces que pueda concederse este nuevo término, procediendo, incluso, el tribunal de
oficio.
v. Siempre que el legislador así lo establezca. Por ejemplo, el art. 159 inc. penúltimo, a
propósito de las medidas para mejor resolver, señala que si en la práctica de alguna de
estas medidas aparece de manifiesto la necesidad de esclarecer nuevos hechos
indispensables para dictar sentencia, podrá el tribunal abrir un término especial de
prueba, no superior a ocho días, que será improrrogable y limitado a los puntos que el
mismo tribunal designe. También establece un término especial el art. 327 inc. II, al decir
que en los casos contemplados en los arts. 310 (excepciones anómalas), 321 y 322
(ampliación de la prueba) el tribunal, de estimar necesaria la prueba, concederá un
término especial de prueba que se regirá por las normas del art. 90 (prueba incidental),
limitándose a quince días el plazo total que establece en su inciso tercero y sin perjuicio
de lo establecido en el art. 431 (prueba pendiente).

4. LOS MEDIOS DE PRUEBA EN PARTICULAR.

4.1. LA PRUEBA INSTRUMENTAL.

a. CONCEPTO.
Lo primero que hay que señalar, es que nuestra legislación utiliza indistintamente la
noción de documento e instrumento, pero en estricto rigor, entre ellas hay una relación de género
a especie. En efecto, la doctrina entiende que el documento es un concepto genérico que
comprende todo medio externo que exprese un pensamiento o una idea; esta representación,
corrientemente se lleva a efecto por medio de una escritura, pero también puede hacerse por

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otros signos (por ejemplo, grabados en madera, taquigrafía) o por otros medios (por ejemplo,
fotografías, videos, etc.). Es por ello que el profesor FORTTES señala que d o c u m e n t o es todo
objeto escrito o no, que da cuenta de un hecho o de una manifestación de voluntad.
El i n s t r u m e n t o es una especie de documento que se caracteriza por ser escrito, o en
otras palabras, es un documento escrito cuyo soporte físico más habitual es el papel. El
documento más usual es el instrumento (por ejemplo, una letra de cambio, un pagaré, una
escritura pública, un pasaporte, un acta, etc.), y es por eso que el legislador utiliza
indistintamente los términos.321
Si bien nuestra legislación no reconoce la diferencia entre ambos conceptos, hay casos en
que se emplea el término instrumento en forma estricta, por ejemplo, el art. 1702 del CC señala
que el instrumento privado, reconocido por la parte a quien se opone, o que se ha mandado
tener por reconocido en los casos y con los requisitos prevenidos por ley, tiene el valor de
“escritura pública” respecto de los que aparecen o se reputan haberlo subscrito, y de las
personas a quienes se han transferido las obligaciones y derechos de éstos. Sin embargo, en la
mayoría de las disposiciones los términos se utilizan de forma indistinta.
Por último, cabe decir que la prueba documental es un medio de prueba preconstituido,
esto es, aquél que las partes crean al momento de celebrar un acto jurídico, con el objeto de
proporcionarse de antemano un elemento de convicción para el evento de una contienda judicial
posterior.

b. CLASIFICACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS.


i. Según la función que desempeñan, los instrumentos se clasifican en instrumentos creados
por vía prueba y por vía de solemnidad. Los i n s t r u me n t o s po r v í a p r u e b a , son
aquellos que sirven para acreditar o probar un hecho (por ejemplo, deben constar por
escritos los actos que contienen la entrega de una cosa que valga más de dos UTM, sino,
no será admisible la prueba de testigos). No son elementos determinantes en la
formalización ni en el nacimiento de un acto a la vida jurídica, por tanto, la falta del
instrumento no genera la nulidad del acto (ya que éste podrá acreditarse por otros medios
de prueba), sino que se establece como sanción, generalmente, la inadmisibilidad de un
determinado medio de prueba.
Los i n s t r u m e n t o s p or v í a d e s o l e m n i d a d , son aquellos exigidos por la ley en
atención a la naturaleza del acto o contrato, y cuya omisión hace que el acto sea
inexistente o absolutamente nulo, y que no sea susceptible de ser acreditado (por ejemplo,
la promesa de celebrar un contrato, la que no vale si no consta por escrito). Por tanto, la
falta del instrumento no sólo afecta al acto mismo, sino que, además, éste no podrá ser
acreditado por ningún medio, ya que aquél no existirá.
ii. Atendiendo al lugar en donde han sido expedidos, se distingue entre i n s t r u me n t os
n a c i o n a l e s , que son aquellos que han sido otorgados en el territorio de la República; e
i n s t r u m e n t o s e x t r an j e r o s , que son aquellos que han sido otorgados fuera del
territorio de la República, por tanto, su forma o exteriorización, se rige por la ley del país
en el cual se otorgaron, pero su autenticidad se debe probar según las reglas establecidas

321
Hay autores que señalan que sólo son instrumentos los documentos cuyo fin natural es servir de prueba,
así, por ejemplo, una escritura pública en una compraventa es un instrumento, y no un diario, el cual no está
destinado a servir de prueba.

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en el CPC. La importancia de esta clasificación, está en que para otorgar valor al


instrumento extranjero en Chile, se exige su legalización.
iii. De acuerdo a su proposición o a quien tiene la iniciativa para presentarlos al juicio, los
instrumentos se dividen en aquellos que se rinden p o r v í a d e a gr e g a c i ó n y los que se
rinden por v í a d e e x h i b i c i ó n .
iv. En cuanto a su de origen, es decir, de quien emanan, los instrumentos pueden emanar de
las partes o de terceros.
v. También puede ser un criterio, el idioma en el cual están extendidos.
vi. El profesor FORTTES hace una distinción, que no es propiamente una clasificación, entre:
instrumento auténtico, que es el contrario al falsificado, esto es, aquel otorgado por las
personas que se señala, que no ha sido alterado; documento indubitado, que es aquél cuya
autenticidad no se pone en duda y que tiene importancia para una diligencia denominada
“cotejo de instrumentos”; y documento legalizado, que es aquel al que se le agrega una
garantía respecto de su autenticidad (se relaciona con los documentos extranjeros).
vii. Y en atención a su valor probatorio, los instrumentos se clasifican en públicos y privados.
El i n s t r u m e n t o p úb l i c o o a u t é n t i c o , conforme al art. 1699 inc. I del CC, es el
autorizado con las solemnidades legales por el competente funcionario; y el
i n s t r u m e n t o p r i v a d o, según CASARINO, es aquel que deja constancia de un hecho sin
solemnidad legal alguna; en otras palabras, es aquel que no reúne los requisitos del
instrumento público (por ejemplo, una carta, un mail impreso, un certificado médico)322.
Esta clasificación tiene importancia en atención al diverso mérito o valor probatorio que
presenta una y otra clase de instrumentos, y en relación a su impugnación. En efecto, a
diferencia de los instrumentos privados que deben ser reconocidos previamente para tener
eficacia probatoria en un juicio, los instrumentos públicos están revestidos de una
“presunción de autenticidad” por el hecho de intervenir en su otorgamiento un
funcionario público; razón por la cual, el instrumento público hace plena prueba respecto
de aquellos hechos de los cuales puede dar fe el funcionario público que interviene en su
otorgamiento, a saber: de la fecha, del hecho de haberse otorgado, de las partes que lo
otorgaron y de que las declaraciones en él contenidas son las que efectivamente hicieron
las partes (no de la verdad de la declaraciones).
Esta es la clasificación más importante, es por ello que, a continuación, serán analizados
en forma detallada estos instrumentos.

4.1.1. LOS INSTRUMENTOS PÚBLICOS.

a. CONCEPTO Y REQUISITOS.
Como se dijo, el art. 1699 inc. I del CC señala que instrumento público o auténtico es el
autorizado con las solemnidades legales por el competente funcionario. Sin embargo, el
legislador se equivoca al hacer sinónimos lo público con lo auténtico, pues la autenticidad, de

322
Según algunos, el instrumento privado es el otorgado por particularidades sin la intervención de un funcionario
público en calidad de tal, lo que no implica que carezca de solemnidades, por ejemplo, la lera de cambio.

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acuerdo al art. 17 inc. II del CC, se refiere al hecho de haber sido realmente otorgados y
autorizados por las personas y de la manera que en los tales instrumentos se exprese; y lo
público alude a un instrumento que ha sido autorizado por una persona en quien reside la
autoridad pública otorgada por la ley (calza con la definición del art. 1699). Por lo tanto, lo
auténtico no tiene que ver con lo público, por ello la redacción del artículo debió haber dicho
“público y auténtico”; pero en estricto rigor, los instrumentos públicos son casi siempre
auténticos. No obstante, hay muchos instrumentos auténticos que no son públicos, así, por
ejemplo, si un notario de la comuna de Valparaíso otorga una escritura en Viña del Mar, ésta será
auténtica (si fue realmente otorgada y autorizada por las personas y de la manera que el
instrumento se expresa) pero no pública, ya que el notario de Valparaíso no tiene la autoridad
para actuar fuera de su territorio jurisdiccional.
De la definición legal, se desprenden los elementos o requisitos que deben concurrir para
que un instrumento público revista este carácter:
i. Que sea autorizado por el competente funcionario. El funcionario que interviene en la
autorización de un instrumento público, es diverso según sea la naturaleza de éste, así: en
las sentencias será el juez, cuya firma es también autorizada por el secretario; en las
escrituras públicas interviene un notario; en las partidas de estado civil, o en la cédula de
identidad, actúa el Oficial de Registro Civil; en los certificados de dominio, hipoteca y
gravámenes, prohibiciones e interdicciones, etc., actúa el Conservador de Bienes raíces;
el Secretario del tribunal actúa respecto de las certificaciones y copias que otorgue (por
ejemplo, la copia de la demanda notificada por el Receptor o por el secretario); etc.
El funcionario debe ser “competente”, es decir, debe cumplir cuatro condiciones: ser un
funcionario público; que esté autorizado por la ley para el otorgamiento del documento;
debe actuar en el marco de sus atribuciones (competente en cuanto a la materia); y dentro
de su territorio jurisdiccional (competente en cuanto al territorio). Por ejemplo, un notario
es incompetente en cuanto a la materia, para otorgar una partida de estado civil; y un
Oficial de Registro Civil de Valparaíso es incompetente (en cuanto al territorio) para
intervenir en la celebración de un matrimonio en Santiago.
ii. Que sea otorgado con las solemnidades legales. Las solemnidades legales varían según la
naturaleza del instrumento público, así por ejemplo, no se otorga de igual manera una
escritura pública que una partida de estado civil. El profesor ALFARO señala que si faltan
las solemnidades legales, se trataría de un d o c u m e n t o o f i c i a l que, en palabras
simples, es aquél que emana de una autoridad sin cumplir solemnidades legales, por
ejemplo, los oficios o circulares que emanan de los servicios públicos, los boletines de
discusión parlamentaria, etc.323

b. LOS INSTRUMENTOS PÚBLICOS EN JUICIO.


El art. 342 del CPC, se encarga de precisar qué instrumentos se consideran públicos ante
los tribunales. En efecto, dicha disposición señala que serán considerados como instrumentos
públicos en juicio, siempre que en su otorgamiento se hayan cumplido las disposiciones legales
que dan este carácter:

323
Estos documentos no tienen valor probatorio, pero la jurisprudencia tiende a darle algún grado, o tipo de valor, ya
que podrían ser base de una presunción judicial.

447
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i. Lo s d o c u me n t o s o r i gi n a l e s (art. 342 Nº 1). Por regla general, los instrumentos


públicos, por su excepcional importancia, se otorgan en una matriz o instrumento original
(por ejemplo, una escritura pública) la cual queda incorporada en un registro especial (por
ejemplo, el protocolo), y como no pueden sacarse de este registro, se dan copias
autorizadas de ella, y estas copias las partes las acompañan materialmente al juicio. Sin
embargo, hay casos en que el instrumento mismo que se acompaña al juicio es el
documento original (por ejemplo, un certificado del Registro civil), sin necesidad de
sacar copias, ya que no hay matriz. La diferencia práctica que presentan los documentos
con o sin matriz, es el problema que se genera cuando el instrumento público sin matriz
se extravía.
ii. Las c o p i a s a u t o r i z a d a s . El art. 342 Nº 2 del CPC, dispone que son instrumentos
públicos en juicio, las copias dadas con los requisitos que las leyes prescriban para que
hagan fe respecto de toda persona, o, a lo menos, respecto de aquella contra quien se
hacen valer; por ejemplo, las copias de escrituras públicas (pues la matriz o escritura
pública original queda en el protocolo). Estas copias reciben el nombre de testimonios,
autos, o traslados, y se reconocen por frases como “copia fiel de su original”; pues la
autorización consiste en dar razón de su congruencia con el documento original, y esto se
hace con la firma del correspondiente funcionario (por ejemplo, el Notario, el
Conservador, el Archivero).324
iii. C o p i a s i m p l e n o o b j e t a d a . Éstas, de acuerdo al art. 342 Nº 3 del CPC, son las copias
que, obtenidas sin estos requisitos legales (los del art. 343 Nº 2), no son objetadas como
inexactas por la parte contraria dentro de los tres días de citación siguientes a aquel en
que se le dio conocimiento de ellas. Por tanto, las copias simples son aquellas que han
sido otorgadas sin autorización de funcionario competente y/o sin sujeción a las
formalidades legales de rigor; y si se presenta una copia en estas condiciones (por
ejemplo, una fotocopia de escritura pública), la parte contraria tiene un plazo fatal de tres
días para objetarla como inexacta, y si nada dice, la copia se considerará como
instrumento público dentro del juicio.
iv. C o p i a s i mp l e o b j et a d a y c o t e j a d a . El art. 342 Nº 4 señala que se considerarán
instrumento público en juicio, las copias que, objetadas en el caso del número anterior,
sean cotejadas y halladas conformes con sus originales o con otras copias que hagan fe
respecto de la parte contraria. Este es el caso de una copia simple que es objetada como
inexacta por la contraria, y la parte que la acompaña pide que se decrete la diligencia
judicial llamada “cotejo de instrumentos”, la cual está destinada a comparar o confrontar
la copia simple, con el documento original o con una copia autorizada, a fin de establecer
la identidad o no entre ambas; por ejemplo, la fotocopia de una escritura pública, que
hubiere sido objetada, y luego cotejada con una copia autorizada.

324
Hay que tener presente que la fotocopia de una escritura pública certificada por un notario, no es un instrumento
público, ni una copia autorizada de la escritura pública, por tanto, no tiene cabida en el N° 2 del art. 342, sino en el
N° 3 ó 4 de dicha disposición (copia simple). Sin embargo, hay fotocopias de instrumentos públicos que, cuando son
firmadas de puño y letra por el funcionario competente, tienen el carácter de copia autorizada del instrumento
público original; por ejemplo, las fotocopias de un expediente que, certificadas por el secretario, se envían a otro
tribunal (art. 37 inc. III del CPC); o las compulsas o fotocopias del expediente que, certificadas por el secretario, se
envían al tribunal superior para que conozca del recurso de apelación (art. 197 del CPC).

448
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De acuerdo al art. 344 del CPC, el cotejo de instrumentos se hará por el funcionario que
haya autorizado la copia presentada en el juicio, por el secretario del tribunal o por otro
ministro de fe que dicho tribunal designe. La razón de que esta diligencia se lleve a cabo
por un ministro de fe, es que se busca la autenticidad de la copia, es decir, el hecho de
haberse otorgado y autorizado por las personas y de la manera que en el instrumento
aparece.325
.
v. T e s t i m o n i o s o c o p i a s a gr e g a d a s . De acuerdo al art. 342 Nº 5, son instrumentos
públicos en juicio, los testimonios que el tribunal mande agregar durante el juicio,
autorizados por su secretario u otro funcionario competente, y sacados de los originales
o de copias que reúnan las condiciones indicadas en el número anterior. En el fondo se
trata de una medida para mejor resolver, decretada, por lo tanto, de oficio por el propio
tribunal; pues de acuerdo al Nº 1 del art. 159 del CPC, es una medida para mejor resolver:
la agregación de cualquier documento que estimen necesario para esclarecer el derecho
de los litigantes.
vi. El año 2007 mediante la ley 20.217 se incorporó en el listado de instrumentos públicos el
numeral 6º, que reconoce la calidad de instrumentos públicos a los documentos
electrónicos suscritos mediante firma electrónica avanzada, es decir, mediante una firma
que se verifica a distancia ¿Cómo se verifica la autenticidad de la firma? Hay una entidad
que certifica que esas firmas son las que efectivamente están allí, y esto se hacer por
medio de claves o códigos. Si se acompaña este tipo de documentos, el juez tiene que
citar a una audiencia de percepción documental, y la prueba que se podrá pedir, será la
prueba pericial, es decir, si hay objeción por su autenticidad la verificará un perito
informático.
vii. In s t r u m e n t o s p ú b l i c o s o t o r ga d o s e n e l e x t r a n j e r o . Los instrumentos
anteriores son todos los otorgados en el país, pero tratándose de los otorgados el
extranjero, hay que cumplir con una serie de atestiguaciones. En efecto, de acuerdo al
art. 17 del inc. I del CC, la forma de los instrumentos públicos se determina por la ley del
país en que hayan sido otorgados, pero su autenticidad se probará según las reglas
establecidas en el Código de Enjuiciamiento (CPC), y este procedimiento se denomina
legalización. Al respecto, el CPC, en su art. 345 inc. I, señala que los instrumentos
públicos otorgados fuera de Chile deberán presentarse debidamente legalizados, y se
entenderá que lo están cuando en ellos conste el carácter público y la verdad de las
firmas de las personas que los han autorizado, atestiguadas ambas circunstancias por los
funcionarios que, según las leyes o la práctica de cada país, deban acreditarlas. Luego,
el carácter público de estos funcionarios y la autenticidad de sus firmas debe comprobarse
en Chile por uno de los medios que menciona el art. 345 inc. II del CPC (un agente
diplomático o consular chileno). Por ejemplo, si se quiere acompañar una partida de

325
El profesor FORTTES agrega que esta diligencia se relaciona con los instrumentos públicos, y más concretamente
con los instrumentos públicos que constan de una matriz. Señala también, que el cotejo de instrumentos corresponde
a una diligencia probatoria que ha establecido el legislador con el objeto de demostrar la concurrencia o no de una
causal de impugnación; esto al igual que el cotejo de letras (arts. 350 y siguientes del CPC), que es propia de los
instrumentos públicos o privados que carecen de una matriz y que están extendidos en forma manuscrita. Esto
último se relaciona con la prueba pericial o caligráfica, a través de la cual se determinará si la letra puesta en un
instrumento coincide con aquella que consta en un instrumento indubitado.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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estado civil española como medio de prueba en un juicio que se sigue en Chile, dicho
instrumento aparecerá firmado, en primer término, por el respectivo Oficial de Registro
Civil español; de acuerdo a las leyes españolas, la firma del Oficial de Registro Civil
debe ser legalizada con la firma del juez de la localidad respectiva (hasta aquí se habría
cumplido con la primera etapa dentro del procedimiento de legalización, destinado a
acreditar la verdad de la firma y el carácter público de la persona que aparece autorizando
dicha partida); y en seguida, la firma del Juez tiene que ser legalizada por la del Agente
diplomático o consular chileno acreditado en España.326
viii. ¿Qué sucede con los instrumentos privados otorgados en el extranjero? El profesor
FORTTES señala que estos instrumentos, por su propia naturaleza, no deben someterse a
la legalización de los instrumentos públicos; pues la legalización es un procedimiento que
permite autorizar la firma del funcionario público que otorgó un instrumento público, de
manera que no se puede aplicar a los instrumentos privados, porque en ellos no interviene
funcionario público alguno. A los instrumentos privados extendidos en lengua extranjera
se les aplican las reglas de los instrumentos privados, esto es, deben ser reconocidos por
los otorgantes, para tener valor probatorio.

c. FORMA ACOMPAÑAR LOS INSTRUMENTOS PÚBLICOS EN JUICIO.


Los instrumentos públicos se acompañan en juicio c o n c i t a c i ó n de la parte en contra
de la cual se hacen valer, sea que se trate de instrumentos públicos otorgados en Chile o en el
extranjero, sea que se hayan otorgados en idioma castellano o en uno diverso. Como se dijo, que
se acompañe con citación significa que, en principio, el tribunal decreta la actuación, pero ésta no
puede llevarse a efecto sino una vez que hayan pasado tres días desde la notificación de la parte
contraria, la cual puede dentro de este plazo exponer lo que estime conveniente sobre el
instrumento, principalmente para poder objetarlo cuando considere que concurre alguna causal
para ello, caso en el cual, el cumplimiento de la diligencia se suspende hasta que se resuelva el
incidente (art. 69 del CPC). Esto es una concreción del principio de contradictoriedad de la
prueba, pues, de acuerdo al art. 324 del CPC, toda diligencia probatoria debe practicarse previo
decreto del tribunal que conoce en la causa, notificado a las partes.
Art. 69. Siempre que se ordene o autorice una diligencia con citación, se entenderá que no puede llevarse a efecto
sino pasados tres días después de la notificación de la parte contraria, la cual tendrá el derecho de oponerse o
deducir observaciones dentro de dicho plazo, suspendiéndose en tal caso la diligencia hasta que se resuelva el
incidente.

¿Por qué el instrumento público se acompaña con citación? Esto por el hecho de haberse
otorgado por un funcionario público, con lo cual, goza de un sello de autenticidad que no se
encuentra en el instrumento privado, cuyo valor depende de la actitud que asuma la parte contra
la cual se presenta, y para ello se acompaña bajo apercibimiento. Si bien no hay una norma legal
expresa que consagre esta forma de proceder, esto se deduce de los arts. 795 N° 5 y 800 N° 2 del
CPC.

Art. 795. En general, son trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única instancia en los juicios de
mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:

326
Cabe señalar que los instrumentos públicos extendidos u otorgados en el extranjero ante Cónsul chileno que actúa
como ministro de fe, no necesitan de los trámites de la legalización para ser acompañados válidamente en juicio.

450
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5. La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, “con citación” o bajo el
apercibimiento legal que corresponda respecto de aquélla contra la cual se presentan.

Art. 800. En general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o de
menor cuantía y en los juicios especiales:
2. La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, “con citación” o bajo el
apercibimiento legal que corresponda respecto de aquélla contra la cual se presentan.

Como la ley dice que la agregación del instrumento presentado oportunamente por la
parte “con citación” es un trámite o diligencia esencial, su omisión permite deducir un recurso de
casación en la forma. Ahora bien, si el instrumento se acompaña sin citación, no podrá ser
considerado como medio de prueba en la sentencia definitiva, y si se valora, dicha sentencia será
anulable por haber incurrido en una causal de casación en la forma; a la inversa, si el documento
ha sido acompañado con citación de la parte en contra de la cual se presenta, y la sentencia no
analiza el mérito probatorio de dicho instrumento, quiere decir que ella también será nula, por no
contener la exposición de los hechos en que se funda, es decir, el análisis de todos los medios
probatorios suministrados por las partes.

d. VALOR PROBATORIO DEL INSTRUMENTO PÚBLICO.


Esto se refiere al grado o medida de verdad que se desprende de un instrumento público
cuando ha sido acompañado en parte de prueba en juicio. De acuerdo al art. 1700 inc. I del CC, el
instrumento público hace plena fe en cuanto al hecho de haberse otorgado y su fecha, pero no
en cuanto a la verdad de las declaraciones que en él hayan hecho los interesados. En esta parte
no hace plena fe sino contra los declarantes.
De esta norma se puede ver que el problema del valor probatorio de los instrumentos
públicos se debe analizar a la luz de los siguientes hechos o circunstancias que median en su
otorgamiento: el hecho de haberse realmente otorgado; la fecha del instrumento; el hecho de
haber efectuado los interesados las declaraciones que en él se consignan; y la eficacia de dichas
declaraciones.327
i. H e c h o d e h a b e r s e o t o r ga d o e l i n s t r u me n t o p ú b l i c o . El instrumento público,
respecto a su otorgamiento, hace plena fe (plena prueba) respecto de las partes y los
terceros; por tanto, es evidente que esto no puede ser discutido ni por los otorgantes o
interesados, ni por los terceros. La razón de esto, es que en el otorgamiento del
instrumento público interviene un funcionario al cual el Estado le ha otorgado la misión
de dar autenticidad al hecho de su otorgamiento.
ii. F e c h a d e l i n s t r u m e n t o p ú b l i c o . Al igual que lo anterior, el instrumento público
respecto a su fecha hace plena fe (plena prueba), por tanto, esto tampoco puede ser
discutido ni por los otorgantes, ni por los terceros. La razón de esto, es la misma que la
anterior, es decir, el funcionario que interviene en el otorgamiento del instrumento debe
constatar y autenticar su fecha.
iii. H e c h o d e q u e l as p a r t e s h i c i e r o n l a s d e c l a r a c i o n e s q u e e n e l
i n s t r u m e n t o p ú b l i c o m i s mo s e c o n s i gn a n . En este punto, el instrumento público

327
El profesor FORTTES señala que en este punto se manifiesta en su máxima expresión el sistema de la prueba legal
o tasada.

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hace plena fe (plena prueba) respecto al hecho de haberse efectuado las declaraciones por
las partes en él contenidas, y este mérito también reza respecto de los terceros. Por
ejemplo, el notario da fe que Juan manifestó que vendía y que Pedro expresó que
compraba, y que el primero declaró haber recibido del segundo la suma de cinco millones
de pesos a título de precio de esta compraventa; por tanto, se hace plena fe de la
efectividad de la declaración, y no de que el precio se haya pagado efectivamente, es
decir, hace plena fe respecto de los hechos objetivos, de que ellos sean realmente
efectivos, es otra cosa.
iv. E f i c a c i a o v e r a c i d a d d e l a s d e c l ar a c i o n e s c o n s i gn a d a s e n u n
i n s t r u m e n t o p ú b l i c o . Según los principios generales del derecho, los actos o
contratos sólo obligan a las personas que han intervenido en su otorgamiento o
celebración (efecto relativo); a contrario sensu, no obligan de manera alguna a los
terceros ajenos a ellos. Pero este problema, según la doctrina, dice relación más bien con
los efectos de los actos jurídicos que con el de su valor probatorio; pues el art. 1700 del
CC, al decir que, en cuanto a la verdad de las declaraciones contenidas en un instrumento
público, éstos sólo hacen fe respecto de los declarantes, está regulando el efecto del acto
o contrato contenido en dicho instrumento y no su mérito probatorio.
Por lo tanto, para analizar este tema, desde un punto de vista probatorio, la doctrina
señala que en lo que respecta a la veracidad de las declaraciones, el instrumento público
no hace plena fe, pero su veracidad se presume. En cuanto a las razones por las cuales se
presume, la doctrina señala que se debe distinguir entre las declaraciones dispositivas y
enunciativas:
- Las d e c l a r a c i o n e s d i s p o s i t i v a s son aquellas en que se deja constancia de los
elementos esenciales del acto jurídico, los cuales le dan nacimiento; por ejemplo, el
precio y la cosa en la compraventa.
a) Respecto de las partes otorgantes, el instrumento público hace plena fe de la
verdad de las declaraciones dispositivas que contiene. Por tanto, su valor
probatorio entre las partes es de plena prueba, aunque más bien se dice que llevan
una presunción de veracidad (profesor ALFARO y FORTTES), pues ella puede ser
desvirtuada mediante una contraescritura. La razón de esto, es que el legislador
parte de la base de lo normal, y lo normal es que el contenido de las declaraciones
sea verdadero.
b) Respecto de terceros, si bien no hay una norma al respecto, la doctrina dice que
las declaraciones dispositivas se presumen verdaderas frente a terceros por
aplicación de las reglas del peso de la prueba, puesto que lo normal es que las
declaraciones contenidas en un instrumento público sean verdaderas (teoría del
hecho normal) y, por tanto, no necesitan probarse; y quien alegue que sean falsas
(lo anormal) debe probarlo. Por tanto, su valor probatorio respecto de terceros es
el de una presunción de veracidad, de manera que los terceros pueden objetar y
acabar con la presunción probando, por ejemplo, una simulación.328

328
Si bien del art. 1700 del CC pareciere desprenderse otra cosa (en cuanto a la veracidad no hace plena fe sino en
contra de los declarantes), la doctrina señala que aquí hay un equívoco, pues el legislador confunde dos cosas: el
valor probatorio con el efecto obligatorio del acto jurídico. Lo que quiso decir el legislador, es que lo expresado en

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- Las d e c l a r a c i o n e s e n u n c i a t i v a s son aquellas que dicen relación con hechos,


antecedentes, datos o elementos accidentales del acto jurídico que constan en el
instrumento, que no crean, modifican o extinguen derechos y obligaciones (por
ejemplo, el origen del dinero con que se paga el precio de la compraventa; o que la
propiedad vendida fue adquirida por herencia).
a) Respecto de las partes, hay que ver si las declaraciones enunciativas tienen o no
relación con lo dispositivo del contrato; si así es, el art. 1706 del CC señala que
hace plena prueba (por ejemplo, el estado civil, ya que si un hombre está casado
bajo sociedad conyugal y quiere vender un bien raíz social, necesita la
autorización de la mujer). Si no tiene relación con lo dispositivo del acto (por
ejemplo, la profesión no tiene relación en una compraventa), la ley nada señala,
así, algunos señalan que no se presumen verdaderas, ya que no se hacen con el
cuidado necesario para que constituyan una presunción; pero pueden tener el
mérito de una confesión extrajudicial; otros señalan que no tienen ningún valor.
Art. 1706. El instrumento público o privado hace fe entre las partes aun en lo meramente
enunciativo, con tal que tenga relación directa con lo dispositivo del acto o contrato.

b) Respecto de terceros, si bien no hay norma al respecto, la doctrina dice que las
declaraciones enunciativas no tienen valor alguno frente a ellos, ni siquiera se
presumen como verdaderas, esto porque las partes no han tenido el cuidado que se
requiere para presumir su sinceridad. Pero acorde al art. 398 del CPC, el tercero
puede invocarla, contra el que las hace, como confesión extrajudicial, lo cual sirve
de base a una presunción judicial para acreditar los hechos confesados.

v. D e c l a ra c i o n e s d e l fu n c i o n a r i o a ut o ri z an t e . Estas declaraciones también hacen


plena fe respecto de las partes y de los terceros, esto por la fe pública que concede la
intervención del funcionario. Estas declaraciones pueden ser: relativas a hechos propios
del funcionario (por ejemplo, que presenció y leyó el instrumento; que su nombre y
domicilio son tales); relativas a hechos que percibió por sus sentidos (por ejemplo, que
las partes firmaron en su presencia, que se pagó el precio, que se entregaron las llaves,
etc.); relativas a hechos que ha comprobado por medios legales (por ejemplo, que las
partes acreditaron su identidad por medio de cédulas de identidad).

En resumen, el instrumento público hace plena prueba (plena fe), tanto respecto de los
declarantes como de los terceros, en lo que respecta al hecho de haberse realmente otorgado, a su
fecha, al hecho de haberse efectuado por los interesados las declaraciones que en ellos se
consignan, y respecto de las declaraciones del funcionario autorizante. En cambio, en cuanto a la
veracidad de las declaraciones que en estos instrumentos se consignan (eficacia), hay que
distinguir si se trata de declaraciones dispositivas (presunción de veracidad) o enunciativas.

el instrumento no obliga ni alcanza a los terceros, y esto es lógico, porque los terceros no han concurrido con su
voluntad a obligarse por el acto o contrato de que da cuenta el instrumento.

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e. LA IMPUGNACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS PÚBLICOS.


La impugnación consiste en el empleo de los medios que la ley señala para privar a un
instrumento público de la fuerza probatoria que ella misma le ha asignado. La doctrina distingue
tres causales por las cuales se puede impugnar un instrumento público: la nulidad, la falsedad o
falta de autenticidad, y la insinceridad o falta de verdad en las declaraciones.
i. La n u l i d a d del (falta de validez) es una sanción en que se incurre cuando le falta al
instrumento público alguna de las solemnidades que las leyes prescriben para su validez.
Por lo tanto, la nulidad se traduce en la infracción u omisión de los requisitos de validez
de un instrumento y, por tanto, pueden decir relación con: el mal nombramiento del
funcionario público; la incompetencia del funcionario, en relación a la materia o
territorio; o con la omisión de solemnidades (por ejemplo, se omite la firma de las partes
en una escritura pública).
La nulidad puede ser alegada por las partes que intervinieron en su otorgamiento o por
terceros, pudiendo valerse de cualquier medio probatorio, pues aquí se trata de probar un
hecho de carácter material, sin que intervengan las limitaciones legales en orden a la
prueba de los actos jurídicos. Con todo, hay que tener presente que la nulidad del
instrumento público no siempre significa la nulidad del acto o contrato que en él se
contiene, a menos que el instrumento público, cuya nulidad se ha pedido y declarado, sea
solemnidad del acto o contrato de que da fe, ya que la única manera de expresar el
consentimiento es por medio del instrumento.
ii. La falsedad del instrumento público es sinónima de f a l t a d e a u t e n t i c i d a d del mismo,
y un instrumento público no es auténtico, cuando no ha sido realmente otorgado y
autorizado por las personas y de la manera que en él se expresan. En concreto, un
instrumento público no auténtico o falso es el que: (i) no ha sido otorgado simplemente;
(ii) no ha sido autorizado por el funcionario; (iii) no ha sido otorgado por las personas
que aparecen suscribiéndolo; (iv) no ha sido otorgado en la fecha en que él se expresa.
Pueden impugnar la falta de autenticidad tanto las partes como los terceros; y para
acreditar su fundamento se pueden valer de todos los medios probatorios, sin limitación
alguna, pues se trata de acreditar hechos materiales y no la existencia o modificación de
actos jurídicos (no rigen las limitaciones para probar por testigos de los arts. 1708 a 1711
del CC); y en este caso, cada medio probatorio destinado a demostrar la falta de
autenticidad del instrumento público, tiene el valor que la ley asigna a cada uno de ellos
en particular (art. 355 del CPC).
Art. 355. En el incidente sobre autenticidad de un instrumento o sobre suplantaciones hechas en él, se
admitirán como medios probatorios, tanto el cotejo de que tratan los cinco artículos precedentes, como los
que las leyes autoricen para la prueba del fraude.
En la apreciación de los diversos medios de prueba opuestos al mérito de un instrumento, el tribunal se
sujetará a las reglas generales establecidas en el presente Título, y con especialidad a las consignadas en el
Párrafo 8°.

Pero si la impugnación recae sobre una escritura pública, y su falta de autenticidad (no la
nulidad) se desea probar por medio de una prueba testimonial, se requiere, de acuerdo al
art. 429 del CPC, la concurrencia de cinco testigos, que reúnan las condiciones
expresadas en la regla segunda del art. 384 (que estén contestes en el hecho, sin tachas,
legalmente examinados, que den razón de sus dichos y que sus declaraciones no hayan

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sido desvirtuadas por otra prueba en contrario), que acrediten que la parte que se dice
haber asistido personalmente al otorgamiento, o el escribano, o alguno de los testigos
instrumentales, ha fallecido con anterioridad o ha permanecido fuera del lugar en el día
del otorgamiento y en los setenta días subsiguientes.; agrega el inc. II que esta prueba, sin
embargo, queda sujeta a la calificación del tribunal, quien la apreciará según las reglas
de la sana crítica.
iii. También opera como causal de impugnación, la f a l s e d a d o falta de sinceridad o falta de
veracidad de las declaraciones que en el instrumento se contienen. En este caso el
instrumento es válido, o sea, ha sido otorgado ante funcionario competente y con
observancia de las formalidades legales; es, además, auténtico, es decir, ha sido realmente
otorgado y autorizado por las personas y de la manera que en él se expresan; sin embargo,
las declaraciones que contiene no son veraces, ya sea por error, fuerza, dolo o simulación
(por ejemplo, en una escritura pública se declara haber recibido una suma de dinero a
título de mutuo, y ese hecho, en verdad, no es efectivo). En cuanto a quién puede
impugnar el instrumento por esta causal, hay que distinguir:
- Los terceros, en cuanto a las declaraciones enunciativas, no necesitan impugnarlas, ya
que éstas no les afectan. Pero respecto de las declaraciones dispositivas, pueden
impugnarlas y probar lo contrario por todos los medios probatorios que la ley franquea
(incluso la prueba testimonial), esto, porque dichas declaraciones sólo se presumen
verdaderas respecto de ellos.
- Las partes, respecto de las declaraciones dispositivas o enunciativas relacionas con lo
dispositivo, sólo pueden impugnarlas mediante otra prueba plena, ya que respecto de
ellos, estas declaraciones hacen plena fe (por ejemplo, puede impugnarse por testigos
la nulidad matrimonial)329. Y respecto de las declaraciones enunciativas que no se
relacionen con la parte dispositiva, pueden impugnarlas y probar lo contrario, ya que
éstas sólo tienen el mérito de una confesión extrajudicial (basta una prueba no
plena).330

iv. Por último, el profesor ALFARO agrega, a las causales de impugnación, a la falta de
integridad, ya que uno de los requisitos de los instrumentos públicos, es que tienen que
ser acompañados de manera íntegra.

Ahora bien, las formas de impugnar los instrumentos públicos, es decir, las vías
procesales por las cuales se pueden objetar, son:
i. I m p u gn a c i ó n p o r v í a p r i n c i p a l . En este caso la impugnación del instrumento
público se realiza a través de un juicio, cuyo objeto principal es decidir precisamente
sobre la validez o autenticidad del instrumento, o sobre la verdad de las declaraciones que

329
La doctrina y jurisprudencia nacionales están divididas sobre el particular. En efecto, la minoría dice que el
instrumento público hace plena fe en cuanto a la verdad de las declaraciones que en él hayan hecho los interesados
(art. 1700 del CC), y por tanto, los declarantes no pueden posteriormente pretender impugnar el instrumento en
cuanto a la verdad de esas declaraciones. Pero la mayoría, que cuentan con el respaldo de algunos fallos de la CS,
dice que tal prueba es admisible, pues la ley no prohíbe que una prueba plena, como es la emanada de un
instrumento público, pueda ser destruida por otra plena prueba, como sería la que fluye de una confesión judicial.
330

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en él se contienen. El juicio puede ser de naturaleza civil (juicio ordinario meramente


declarativo) o penal, y estas peticiones se formularán como acción o excepción.
ii. I m p u gn a c i ó n p o r v í a i n c i d e n t a l (forma más típica). Se impugna un instrumento
público por vía incidental, toda vez que, acompañado en parte de prueba dentro del juicio,
la contraparte en contra de la cual se hace valer, en el término de citación, lo impugna y
le resta mérito probatorio fundado en alguna de las causales de impugnación.

4.1.2. LOS INSTRUMENTOS PRIVADOS.

a. CONCEPTO.
Instrumento privado es todo escrito que deja constancia de un hecho y que ha sido
otorgado sin formalidad o solemnidad alguna, y sin participación de un funcionario público que
actúe en calidad de tal (por ejemplo, una carta, un recibo de dinero, un recorte de diario, una
impresión, un contrato privado de arrendamiento, etc.). Sin embargo, parte de la doctrina y de la
jurisprudencia exige que el instrumento sea firmado para que valga como privado, esto porque el
art. 1701 inc. II del CC señala que el instrumento defectuoso por incompetencia del funcionario o
por otra falta en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado por las partes;
pero también hay doctrina (CASARINO) y jurisprudencia en contrario. No obstante, hay algunos
instrumentos privados que requieren estar firmados por expresa disposición de la ley, por
ejemplo, las letras de cambio, los pagarés, etc.
Hay que recordar que la protocolización, es decir, el hecho de agregar un documento al
final del registro público (protocolo) de un notario a pedido de quien lo solicita, no desnaturaliza
el instrumento privado en público; pues el efecto de la protocolización, es darle fecha cierta al
instrumento. Sin embargo, existen ciertos instrumentos privados que, por el hecho de ser
protocolizados, pasan a ser instrumentos públicos (art. 420 del COT).
Art. 420. Una vez protocolizados, valdrán como instrumentos públicos:
1. Los testamentos cerrados y abiertos en forma legal;
2. Los testamentos solemnes abiertos que se otorguen en hojas sueltas, siempre que su protocolización se haya
efectuado a más tardar, dentro del primer día siguiente hábil al de su otorgamiento;
3. Los testamentos menos solemnes o privilegiados que no hayan sido autorizados por notario, previo decreto del
juez competente;
4. Las actas de ofertas de pago, y
5. Los instrumentos otorgados en el extranjero, las transcripciones y las traducciones efectuadas por el intérprete
oficial o los peritos nombrados al efecto por el juez competente y debidamente legalizadas, que sirvan para otorgar
escrituras en Chile.

También, hay que tener presente, que el instrumento privado que contenga una firma
autorizada por un notario, sigue siendo privado. No obstante, algunos instrumentos, por este
hecho, pasan a tener mérito ejecutivo, como el cheque, la letra de cambio y el pagaré. En efecto,
el art. 434 Nº 4 inc. II del CPC, señala que el juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de
dar cuanto para reclamar su cumplimiento se hace valer alguno de los siguientes títulos: 4)
Tendrá mérito ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré o
cheque, respecto del obligado cuya firma aparezca autorizada por un notario o por el Oficial
del Registro Civil en las comunas donde no tenga su asiento un notario.
Según algunos, acorde a los arts. 1703 del CC y 401 Nº 10 del COT, la autorización de la
firma hace que el instrumento pase a tener fecha cierta respecto de terceros, porque ella implica
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que se toma razón de él por un funcionario competente en carácter de tal.


Art. 1703. La fecha de un instrumento privado no se cuenta respecto de terceros sino desde el fallecimiento de
alguno de los que le han firmado, o desde el día en que ha sido copiado en un registro público, o en que conste
haberse presentado en juicio, o en que “haya tomado razón de él o le haya inventariado un funcionario competente”,
en el carácter de tal.

Art. 401. Son funciones de los notarios:


10. Autorizar las firmas que se estampen en documentos privados, sea en su presencia o cuya autenticidad les
conste.

b. RECONOCIMIENTO DE LOS INSTRUMENTOS PRIVADOS.


A diferencia de los instrumentos públicos, los instrumentos privados no llevan en sí
ningún sello de autenticidad, esto, porque en su intervención no actúa ninguna autoridad pública.
Por lo tanto, para que tengan valor probatorio, se debe acreditar que son auténticos (otorgados
por las personas y de la manera que en ellos consta), para lo cual deben ser reconocidos o
mandados a tener por reconocido por la parte contra quien se hace valer. Este reconocimiento
puede ser de diversas formas, y de esto se encargar el art. 346 del CPC, el cual señala que los
instrumentos privados se tendrán por reconocidos:
i. Cuando así lo ha declarado en el juicio la persona a cuyo nombre aparece otorgado el
instrumento o la parte contra quien se hace valer (art. 346 Nº 1). A este supuesto la
doctrina lo denomina r e c o n o c i m i e n t o j u d i c i a l e x p r e s o , y se puede producir en
cualquier estado del juicio y en cualquier trámite, diligencia o actuación. Luego, la
persona a cuyo nombre aparece otorgado el instrumento, puede ser la parte contraria a la
que la presentó o un tercero; y la parte en contra de la cual se hace valer, es
necesariamente la parte contraria, y no necesariamente tiene que haber otorgado el
instrumento.
ii. Cuando igual declaración se ha hecho en un instrumento público o en otro juicio diverso
(art. 346 Nº 2). En este caso, hay un r e c o n o c i m i e n t o ex t r a j ud i c i a l e x p r e s o , y
éste puede emanar de la persona a cuyo nombre aparece otorgado el instrumento privado,
o de la parte contra quien se hace valer.
iii. Cuando, puestos (los instrumentos) en conocimiento de la parte contraria, no se alega su
falsedad o falta de integridad dentro de los seis días siguientes a su presentación,
debiendo el tribunal, para este efecto, apercibir a aquella parte con el reconocimiento
tácito del instrumento si nada expone dentro de dicho plazo (art. 346 Nº 3). Este es un
r e c o n o c i mi e n t o j u di c i a l t á c i t o , y se relaciona con la forma de acompañar los
instrumentos privados, los cuales se acompañan bajo apercibimiento, esto con el objeto
de concederle a la contraria la oportunidad y plazo para objetarlo, y en caso de que no lo
objeten, cobrarán autenticidad.331
La jurisprudencia ha señalado que como la norma dice “puestos en conocimiento de la

331
CASARINO señala que si la parte contraria no ha objetado el instrumento, a petición de la parte que lo presentó, el
tribunal debe declarar que aquélla ha incurrido en el apercibimiento ordenado y que, por consiguiente, el documento
es auténtico. El escrito expresa lo siguiente: “Acompañado instrumento bajo el apercibimiento del art 346 Nº 3”; y
la resolución del tribunal: “téngase por acompañado”.

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parte contraria”, sólo opera respecto de los instrumentos privados emanados de la


contraparte, es decir, de la parte en contra de la cual se hace valer, no importando si está
firmado o no, pues basta que lo haya escrito. Por tanto, no puede reconocerse por esta vía
los instrumentos privados emanados de terceras personas ajenas al juicio, pues para este
supuesto, sólo opera el reconocimiento judicial expreso y, en dicho caso, el tercero debe
concurrir al juicio y comparecer como testigo.
Ahora, en caso de objeción de la contraparte, se producirá un incidente, y esta objeción
puede ser por falta autenticidad, ya sea por falsificación de la firma o de su contenido
mismo; o por falta de integridad, lo cual implica que el documento no se ha presentado
completo, es decir, en la forma como materialmente se otorgó.332
iv. Cuando se declare la autenticidad del instrumento par resolución judicial (art. 346 Nº 4).
Esto tiene lugar cuando se ha objetado el instrumento por falta de autenticidad o
integridad; en dicho supuesto, el tribunal debe conferir traslado a la parte que presentó el
instrumento impugnado, y con lo que ésta exponga o en su rebeldía, lo recibirá a prueba,
se rendirán las pruebas de rigor y, con el mérito de éstas, se fallará el incidente
declarándose si el documento privado es o no auténtico. Si el fallo declara falso el
instrumento, éste no tendrá valor probatorio; en cambio, si se falla que es auténtico
(resolución interlocutoria de primera clase) operará el re c o n o c i m i e n t o p o r
r e s o l u c i ó n j u d i c i al . La carga de probar la autenticidad del instrumento privado
objetado, es de quien lo acompaña, y no de quien lo objeta por falsedad.

c. FORMA DE ACOMPAÑAR LOS INSTRUMENTOS PRIVADOS EN EL JUICIO.


Aquí hay que distinguir si el instrumento emana de las partes o de terceros:
i. Si emana de la parte en contra de la cual se presenta (es decir, si emana de la contraparte)
sea porque lo haya escrito o firmado, debe acompañarse bajo el apercibimiento señalado
por el art. 346 Nº 3 del CPC, es decir, bajo el apercibimiento de tenerse por reconocido
tácitamente si no se alega su falsedad o falta de integridad dentro de los seis días
siguientes a su presentación. Este trámite (“bajo apercibimiento”), al igual que en el caso
de los instrumentos públicos (“con citación”), es de carácter esencial (arts. 795 N° 5 y
800 N° 2 del CPC), pues con ello se le da posibilidad a la parte contraria para que objete el
instrumento.333
Art. 795. En general, son trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única instancia en los
juicios de mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
5. La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, con citación o bajo el
apercibimiento legal que corresponda respecto de aquélla contra la cual se presentan

332
En materia penal los instrumentos privados deben ser reconocidos durante el juicio oral por el acusado, los
terceros como testigos, o por un perito.
333
El profesor LUHRS señala que se acompañan con citación, es decir, en principio, el tribunal decreta la actuación,
pero ésta no puede llevarse a efecto sino una vez que hayan pasado seis días desde la notificación de la parte
contraria, la cual puede dentro de este plazo objetar el instrumento, caso en el cual, el cumplimiento de la diligencia
se suspende hasta que se resuelva el incidente. El profesor FORTTES, en cambio, dice que se acompaña bajo el
apercibimiento del art. 346 Nº 3, pues los propios arts. 795 Nº 5 y 800 Nº2 hacen referencia al apercibimiento;
aunque entiende que es una especie de citación.

458
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Art. 800. En general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o
de menor cuantía y en los juicios especiales:
2. La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, con citación o bajo el
apercibimiento legal que corresponda respecto de aquélla contra la cual se presentan.

ii. Si emana de una tercera persona, el instrumento debe acompañarse con citación, esto para
conferirle a la contraria derecho de impugnación, cuyo plazo para impugnarlo es el
general de toda citación, o sea, tres días fatales. En este caso, no es posible acompañar el
instrumento bajo apercibimiento de tenerlo por reconocido si no se objeta dentro de seis
día, ya que el documento no emana de la contraparte (si no que de un tercero); por lo
tanto, para que tenga valor probatorio, debe ser ratificado por su autor (por el tercero)
mediante una prueba testimonial.334

d. VALOR PROBATORIO DEL INSTRUMENTO PRIVADO.


Esto dice relación con el grado o medida de verdad que se desprende de un instrumento
privado cuando ha sido acompañado en juicio en parte de prueba. En este punto, hay que
distinguir si el instrumento emanó de las partes o de un tercero, y en ambos casos, si se tiene por
reconocido o no.
i. Instrumentos emanados y reconocidos por las partes litigantes. De acuerdo al art. 1702
del CC, el instrumento privado, reconocido por la parte a quien se opone, o que se ha
mandado tener por reconocido en los casos y con los requisitos prevenidos por ley, tiene
el valor de escritura pública respecto de los que aparecen o se reputan haberlo subscrito,
y de las personas a quienes se han transferido las obligaciones y derechos de éstos. Es
decir, hará plena fe respecto de las partes y sus sucesores, en cuanto: al hecho de haberse
realmente otorgado; la fecha del instrumento; el hecho de haber efectuado los interesados
las declaraciones que en él se consignan; y la eficacia (veracidad) de dichas
declaraciones.
Como se puede apreciar, la fuerza probatoria de estos instrumentos no emana de su
naturaleza, sino que del reconocimiento que se hace del mismo; y si el instrumento
privado no ha sido reconocido, carecerá de valor probatorio, y el tribunal, al ponderarlo
en la sentencia definitiva, tendrá que restarle todo mérito (será lo mismo que si no se
hubiere presentado) ¿Desde cuándo se cuenta la fecha de un instrumento privado respecto
de las partes? Como en el instrumento privado no interviene funcionario público alguno,
ni existen solemnidades legales, hay incertidumbre en cuanto a la fecha de su
otorgamiento, ya que las partes lo pueden antedatar o postdatar de común acuerdo. Así,
respecto de las partes, tiene fecha cierta desde que el instrumento ha sido reconocido o
mandado a tener por reconocido.
Respecto de terceros, reconocido o mandado tener por reconocido un instrumento
emanado de las partes, según algunos (CLARO SOLAR y VODANOVIC), su valor es el
mismo que respecto de las partes, sin perjuicio que los terceros pueden rendir prueba en
contrario. Otros señalan que carece valor probatorio, ya que 1702 del CC se refiere sólo a
su valor respecto de las partes ¿Desde cuándo se cuenta la fecha de un instrumento

334
En materia penal no se regula la forma acompañar los instrumentos privados, pero deben ser exhibidos o leídos
en la audiencia del juicio oral y reconocidos por el acusado, los testigos o peritos, según el caso (art. 333 del CPP).

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privado respecto de terceros? De acuerdo a la segunda postura, respecto de ellos no


consta ni puede constar la autenticidad del instrumento privado, ni aun cuando haya sido
reconocido por las partes o se haya mandado a tener por reconocido; por eso es que el
legislador, protegiendo los intereses de estas personas ajenas al instrumento, acepta como
fecha cierta a aquellos situaciones a partir de las cuales no es posible modificar el
instrumento privado (art. 1703 del CC).
Art. 1703. La fecha de un instrumento privado no se cuenta respecto de terceros sino desde el fallecimiento
de alguno de los que le han firmado, o desde el día en que ha sido copiado en un registro público, o en que
conste haberse presentado en juicio, o en que haya tomado razón de él o le haya inventariado un
funcionario competente, en el carácter de tal.

ii. En cuanto a los instrumentos privados emanados de terceros, si éstos comparecen en el


juicio como testigos y los reconocen, el documento pasa a formar parte de la declaración
testimonial, y tendrá el valor probatorio que la ley le atribuye a tal prueba. Por ejemplo,
si una persona demanda a otra por daño a un vehículo y el afectado acompaña un
presupuesto del servicio técnico (instrumento privado emanado de un tercero), en este
caso, se cita a ese tercero como testigo, se le exhibe el instrumento privado acompañado,
y se le pregunta si emanó de él o no, y si dice que sí, tendrá el valor probatorio de una
prueba testimonial. En cambio, si el tercero no comparece en el juicio, carecerá de valor
probatorio.335

e. IMPUGNACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS PRIVADOS.


Cuando los instrumentos privados son puestos en conocimiento de la parte contraria en
juicio, ésta puede alegar su falta de autenticidad, su falsedad, o falta de integridad, y en tal caso,
se plantea un incidente que el tribunal debe resolver a la luz de las pruebas que sobre este
particular se rinda. En efecto, conforme al art. 355 del CPC, en el incidente sobre autenticidad de
un instrumento o sobre suplantaciones hechas en él, se admitirán como medios probatorios,
tanto el cotejo de que tratan los cinco artículos precedentes, como los que las leyes autoricen
para la prueba del fraude.
El c o t e j o d e l e t r a s (diferente al cotejo de instrumentos públicos del art. 344 del CPC)
es aquella diligencia judicial que hace un perito nombrado por el tribunal, destinada a comprobar
si la letra del documento privado que se pone en duda es la misma que la estampada en un
documento indubitado (documento cuya autenticidad no se discute). En efecto, de acuerdo al art.
350 del CPC, podrá pedirse el cotejo de letras siempre que se niegue por la parte a quien
perjudique o se ponga en duda la autenticidad de un documento privado o la de cualquier
documento público que carezca de matriz. 336
La parte que pide el cotejo de letras, debe designar un instrumento indubitado, respecto
del cual se hace el cotejo; y de acuerdo al art. 352 del CPC, Se considerarán indubitados para el
cotejo: 1) los instrumentos que las partes acepten como tales de común acuerdo; 2) los

335
El profesor FORTTES dice que algunos señalan que el único instrumento privado que tiene valor probatorio como
tal, es el instrumento emanado de la contraparte y reconocido por ésta (ya que respecto de terceros tiene el valor de
una testimonial); e incluso, también se dice, que los no reconocidos pueden tener valor probatorio indirecto, para
formar el convencimiento del juez.
336
Si es objetado un documento privado, la prueba sobre su autenticidad corresponde a quien lo acompaña; en
cambio, si es objetado un instrumento público que carece de matriz, la prueba corresponde al que lo objeta.

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instrumentos públicos no tachados de apócrifos (simulados) o suplantados; 3) los instrumentos


privados cuya letra o firma haya sido reconocida acorde al art. 346 Nº 1 y 2 (es decir, que hayan
sido reconocidos expresamente en juicio, o en instrumento público o en juicio adverso). 337
Desde el momento en que esta operación es de carácter técnico, o sea, que para apreciarla
se necesitan conocimientos especiales de la ciencia o arte caligráfico, ella se lleva a cabo por
peritos calígraficos, que el tribunal tendrá que nombrar. Sin embargo, el tribunal hará por sí
mismo la comprobación después de oír a los peritos revisores, y no tendrá que sujetarse al
dictamen de éstos (art. 353 del CPC). En cuanto a los efectos y mérito probatorio del cotejo de
letras, éste no constituye por sí solo prueba suficiente; pero puede servir de base para una
presunción judicial (art. 354 del CPC).

4.1.3. LAS CONTRAESCRITURAS.


La contraescritura, es todo instrumento público o privado, otorgado por las partes para
alterar, modificar o dejar sin efecto todo o parte de lo expresado por ellas en otro instrumento
(art. 1707 del CC). Acá las partes modifican o alteran en todo o parte, en sus elementos esenciales
o accidentales, los contratos celebrados, sea para dejarlos totalmente sin efecto, sea simplemente
para introducir modificaciones substanciales o de detalle. Pero en la práctica, las contraescrituras
se otorgan con fines de simulación, por ejemplo, para alterar el precio de una compraventa, con
el objeto de pagar menos impuesto.
Art. 1707. Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en escritura pública, no
producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado razón de su contenido al margen de la
escritura matriz cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura, y del traslado en cuya virtud ha obrado el
tercero.

Se desprende del art. 1707 del CC, que las contraescrituras pueden ser instrumentos
públicos o privados. En cuanto a su valor probatorio, se aplican las reglas generales de los
instrumentos, es decir, si son instrumentos públicos, hacen fe como tales; y si son privados,
tienen valor después de su reconocimiento conforme a la ley.
Una escritura pública puede ser modificada por otra del mismo género o por un
instrumento privado; y, a su vez, la escritura privada puede alterarse por otra privada o por una
escritura pública. Pero los efectos que produce estas contraescrituras respecto de las partes y
terceros, son distintos:
i. Entre las partes, las contraescrituras (públicas o privadas) hechas para alterar lo pactado
en un instrumento público o privado, tienen pleno valor probatorio; es decir, prevalece la
contraescritura, aunque el valor probatorio sea mayor en la escritura alterada, esto, porque
atendiendo al art. 428 del CPC, entre dos o más pruebas contradictorias, y a falta de ley
que resuelva el conflicto, los tribunales preferirán la que crean más conforme con la
verdad, y se entiende que está más conforme con la verdad la contraescritura, dado que si

337
La fotocopia de un instrumento privado, según algunos, tiene valor si emana de la parte en contra de la cual se
hace valer si, siendo objetado, se coteja con el original. Otros dicen que el cotejo de letras debe efectuarse respecto
de un documento original y no de una fotocopia, por tanto, en caso de que se impugne la fotocopia de instrumento
privado, ésta carecerá de valor probatorio, pues no podrá ser cotejado. Respecto de la fotocopia de un documento
emanado de un tercero, carece de valor probatorio si no es reconocida por el tercero.

461
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las partes alteran con ella la primera escritura, es por considerar que ésta no guarda
congruencia con la realidad.338
ii. Respecto de terceros339, si se trata de contraescrituras privadas, éstas no producen efectos
respecto de ellos; pero sí se trata de contraescrituras públicas, éstas sí producen efectos
respecto de terceros, cumpliendo dos requisitos: se debe tomar razón (nota) del contenido
de la contraescritura al margen de la escritura matriz que se altera; y se debe tomar razón
del contenido de la contraescritura al margen del traslado (o sea, al margen de la copia
autorizada de la matriz), en cuya virtud ha actuado el tercero. Hoy este requisito se
cumple automáticamente, pues el notario siempre otorga copia autorizada de la matriz,
con la debida nota marginal.
Finalmente, los terceros pueden aprovecharse de las contraescrituras. En efecto,
considerando que el art. 1707 del CC establece que las contraescrituras no producen
efectos contra terceros, a contrario sensu, pueden tener efecto a favor de ellos, invocando
las estipulaciones de la contraescritura que los beneficien. Y si existe conflicto entre los
terceros, es decir, si algunos quieren hacer prevalecer la escritura y otros la
contraescritura, de acuerdo al art. 1707 del CC, debería preferirse a quienes hacen valer la
escritura, ya que la contraescritura no afecta a los terceros.

4.1.4. INICIATIVA Y OPORTUNIDAD PARA RENDIR LA PRUEBA INSTRUMENTAL.


La iniciativa puede ser de parte o de oficio por el tribunal; también se habla de prueba
instrumental voluntaria o forzada, en el caso de que una parte se encuentre ante la carga de
acompañar ciertos documentos dentro del proceso, ya sea a petición de la parte contraria o por
requerimiento del tribunal.

a. A PETICIÓN DE PARTE.
La regla general, es que la iniciativa para presentar un instrumento sea de las partes, y al
respecto, existen dos maneras de presentarlos:
i. P o r a g re ga c i ó n . Esta iniciativa es voluntaria, y se caracteriza porque los documentos
son presentados por medio de una solicitud escrita y son agregados materialmente al
proceso; en otras palabras, se acompaña el documento y se solicita que sea agregado al
expediente (por ejemplo, cuando se interpone la demanda y en el otrosí se señala “téngase
por acompañada la escritura pública de arrendamiento, con citación”).
En cuanto a la oportunidad para presentar por agregación los instrumentos, de acuerdo al

338
Nuestra jurisprudencia ha recalcado que la regla de no poder alterar por escrituras privadas lo pactado por
escritura pública sólo rige en favor de los terceros. Nada impide a que puedan surtir efecto contra los mismos
contratantes, siempre y cuando la alteración no sea de tal naturaleza, que deba exigir escritura pública de acuerdo a
la ley.
339
La doctrina señala que la expresión “terceros” no alude a los terceros absolutos, puesto que respecto de ellos la
disposición es innecesaria, dado que se encuentran protegidos por el principio del efecto relativo de los contratos
(les es inoponible). Por el contrario, se concluye que la norma alude a los terceros relativos, vale decir, todos
aquellos que, aun cuando no han participado en el otorgamiento de la contraescritura e ignoran dicho otorgamiento,
tienen interés en invocar las estipulaciones del acto ostensible (por ejemplo, aquél tercero que contrata con el
mandatario, cuyo mandato había sido previamente revocado).

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art. 348 del CPC, podrán presentarse en cualquier estado del juicio hasta el vencimiento
del término probatorio en primera instancia (por ejemplo, pueden presentarse en el
escrito de solicitud de medidas prejudiciales, en la demanda, en la contestación, en la
reconvención, etc.), y hasta la vista de la causa en segunda instancia (por ejemplo,
pueden presentase con el recurso de apelación).
ii. P o r e x h i b i c i ó n . Hay veces que los instrumentos no están en poder de la parte que
desea usarlos como medios de prueba, sino que en manos de la contraparte o de un
tercero; entonces, para hacerlos presentarlos al juicio, la ley establece un procedimiento
especial, que recibe el nombre de solicitud de exhibición de instrumentos, regulado en el
art. 349 del CPC. En efecto, el inc. I de dicha disposición señala que podrá decretarse, a
solicitud de parte, la exhibición de instrumentos que existan en poder de la otra parte o
de un tercero, con tal que tengan relación directa con la cuestión debatida y que no
revistan el carácter de secretos o confidenciales. Por lo tanto, los requisitos para que
opere la exhibición, son:
- Que los documentos tengan relación directa con la cuestión debatida. El profesor
FORTTES recalca que esto se debe relacionar con la recepción de la causa a prueba, ya
que la resolución que recibe la causa a prueba fija los hechos sustanciales, pertinentes
y controvertidos, y lo mismo se exige (pertinencia) para la solicitud de la exhibición.
- Que los documentos no revistan el carácter de secretos o confidenciales. Este requisito
y el anterior son cuestiones de hecho, que aprecia prudencialmente el tribunal.
- Que señale la persona en cuyo poder se encuentre el documento. Naturalmente que si
se niega por la contraparte o por el tercero la existencia de estos documentos en su
poder, se habrá suscitado un incidente previo, que será necesario resolver a la luz de
las pruebas que sobre el particular se suministren.

Si la exhibición la tiene que hacer una parte, hay que llevar el documento a la audiencia
que se señale, exhibirlo, y agregar copia autorizada de él al expediente. Y cuando la
exhibición haya de hacerse por un tercero, podrá éste exigir que en su propia casa u
oficina se saque testimonio (copia) de los instrumentos por un ministro de fe (art. 349 inc.
final). Como se ve, en ambos casos el documento cuya exhibición se pretende no es
agregado materialmente al proceso sino que una copia autorizada del mismo.
Si se rehúsa la exhibición sin justa causa, las sanciones serán diversas según se trate de la
contraparte o de un tercero. Si la contraparte es la desobediente, incurre en una doble
sanción: se le pueden imponer multas que no excedan de dos sueldos vitales o arrestos
hasta de dos meses determinados prudencialmente por el tribunal, sin perjuicio de repetir
la orden y el apercibimiento; y se pierde el derecho de hacer valer los documentos cuya
exhibición se le ha ordenado, sin perjuicio de decretarse allanamiento del local donde se
halle el documento cuya exhibición se pida. Y si el desobediente es un tercero, sólo se le
puede apremiar con multas o arrestos en la forma ya señalada.340

340
El profesor ALFARO señala que esto es una concreción del poder coercitivo del juez (coercio), lo cual en Derecho
comparado se denomina astreintes, que implica utilizar la coerción para cumplir los fines del proceso, que en este
caso concreto, es para que se exhiba el instrumento.

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b. INICIATIVA POR EL JUEZ.


Finalmente, la iniciativa de la prueba instrumental puede corresponderle al propio juez,
esto, cuando el proceso esté en estado de sentencia (en primera instancia después de la citación
oír sentencia, y en segunda después de la vista causa), y ordene de oficio como medida para
mejor resolver, la agregación de cualquier documento que estime necesario para esclarecer el
derecho de los litigantes (art. 159 N° 1 del CPC). Esta agregación puede ser de documentos
públicos o privados; además se puede ordenar la presentación de cualquier expediente que tenga
relación con el pleito, lo que se hará remitiendo fotocopia autorizada, o el original en casos
urgentes. 341
Art. 159. Los tribunales, sólo dentro del plazo para dictar sentencia, podrán dictar de oficio medidas para mejor
resolver. Las que se dicten fuera de este plazo se tendrán por no decretadas. Sin perjuicio de lo establecido en el
inciso primero del art. 431, podrán dictar alguna o algunas de las siguientes medidas:
1. La agregación de cualquier documento que estimen necesario para esclarecer el derecho de los litigantes.

4.2. LA PRUEBA TESTIMONIAL.

4.2.1. CONCEPTO.
El profesor ALFARO señala que es un medio de prueba indirecto, en virtud del cual el
juez se impone de los hechos por medio de la declaración que hacen personas extrañas al juicio y
sin interés, que los han percibido. Estas personas extrañas al juicio y sin interés o terceros
absolutos, son, precisamente, los testigos, los cuales declaran en éste, dado el conocimiento que
poseen sobre ciertos hechos relevantes para su resolución. Por lo tanto, el elemento fundamental
de esta prueba es el testigo, y es por ello que gran parte de la reglamentación del CPC se orienta a
su regulación.

4.2.2. CARACTERÍSTICAS.
i. Por regla general, es un medio de p r u e b a c i r c u n s t a n c i a l o accidental, ya que se
produce durante el juicio. En efecto, el testigo se impone del hecho de una manera
accidental, sin saber que posteriormente declarará sobre el mismo. La excepción la
constituyen los testigos instrumentales (prueba preconstituida), es decir, aquellos que se
encuentran presentes al momento del otorgamiento de un acto o contrato.
ii. Es un medio de p r u e b a i n d i re c t o , ya que el juez tiene conocimiento de los hechos por
medio de un tercero y no personalmente.
iii. En materia civil es una p r u e b a me d i a t a , pues se rinde ante un Receptor (no hay
341
En materia penal hay otras reglas. En primer lugar, está la fase investigación, donde el Fiscal recopila diversos
antecedentes, dentro de los cuales se incluyen los instrumentos; pero en ciertos casos es necesaria la autorización
juez de garantía (por ejemplo, respecto de la incautación); el juez de garantía no tiene facultades para decretar que se
agreguen documentos, pero sí puede autorizar peticiones. Luego, en la audiencia de preparación del juicio oral, se
determinan los documentos a acompañar al juicio oral, según el ofrecimiento que hubieren efectuado los
intervinientes (fiscal en su acusación, querellante en su acusación o adhesión, actor civil en su demanda, acusado,
hasta antes del inicio audiencia por escrito, o al inicio audiencia en forma verbal). Finalmente, la prueba
instrumental se debe rendir en el juicio oral.

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inmediación por parte del juez); en materia penal en cambio, es inmediata, pues la prueba
se debe rendir ante y a través del juez.
iv. Es una p r u e b a p e r s on a l , ya que el medio está constituido por las declaraciones de
personas.
v. Es una prueba r e gl a d a e n s u t r a mi t a c i ó n , ya que hay una serie de formalidades que
se deben cumplir (lista testigos, causales de inhabilidad, etc.). El legislador la ha rodeado
de una serie de garantías, ya que es una prueba muy subjetiva, pues depende de la
memoria y de la percepción del hecho que haya tenido el testigo y, además, es muy
insegura, pues se puede preparar a los testigos y llevarlos al juicio. Es por ello que el CC
establece cuando procede este medio de prueba, y el CPC toma resguardos en orden a
señalar cómo tienen que declarar y qué condiciones deben reunir los testigos para ser
hábiles.
vi. Esta prueba, en materia civil, puede tener valor de plena prueba o de prueba semiplena;
en materia penal en cambio, se valora conforme a la sana crítica.

4.2.3. PROCEDENCIA O ADMISIBILIDAD DE LA PRUEBA TESTIMONIAL.


Derivado de las críticas mencionadas anteriormente, es que el legislador ha establecido
limitaciones a la admisibilidad de la prueba testimonial. El profesor FORTTES dice que estas
limitaciones se dan en dos sentidos: procedimentales y sustantivas.

a. LIMITACIONES PROCEDIMENTALES.
En virtud de estas limitaciones, la parte que desea rendir prueba testimonial debe
acompañar dentro del plazo que señala la ley una nómina o lista de los testigos que piensa
valerse en el juicio y, además, una minuta de interrogatorio para los testigos que se presentan
(esta minuta es una especificación de los puntos o hechos de prueba fijados por el tribunal). Esta
es una limitación por dos razones: ya que sólo pueden ser admitidos a declarar aquellos testigos
incluidos en la lista; y si no se presenta la minuta de los puntos de prueba, según la mayoría de
los autores, el testigo será interrogado al tenor de los hechos fijados por el juez en la resolución
que recibe la causa a prueba; la minoría señala que se debe aplicar la misma sanción prevista
para la no presentación de lista de testigos, por tanto, se debe rechazar la declaración de los
testigos.
Finalmente, agrega el profesor, que el tema de la habilidad de los testigos también es una
limitación procedimental.

b. LIMITACIONES SUSTANTIVAS.
Estas limitaciones dicen relación con la eficacia de los testigos como medio de prueba,
es decir, si este medio de prueba es eficaz para acreditar todo tipo de hechos y de obligaciones, o
no. Y se denominan así, porque es la ley sustantiva (CC) la que se encarga de determinar los

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casos en que es admisible la prueba testimonial; en cambio, la ley procesal es la llamada a


determinar la forma o manera como debe rendirse esta prueba. 342
La regla general, es que la prueba testimonial es admisible para probar cualquier hecho,
sea de orden físico, moral, jurídico o no jurídico. En efecto, en doctrina se señala que este medio
probatorio es ampliamente admisible para probar todo tipo de hechos, ya sean de la naturaleza o
del hombre, y ya sea que, indirectamente, produzcan o no consecuencias de índole jurídica (por
ejemplo, la entrega de una cosa puede probarse por medio de testigos porque es un hecho, al
igual que la posesión y el dominio). No obstante, respecto de los a c t o s o c o n t ra t o s , sí hay
límites, pero éstos dicen relación sólo con los contratos, pues las demás fuentes de las
obligaciones (delito, cuasidelito, ley y cuasicontrato), pueden probarse por este medio sin
ninguna limitación.
Ahora bien, los actos o contratos respecto de los cuales se encuentra excluida la prueba
testimonial, son:
i. De acuerdo al art. 1708 del CC, no se admitirá prueba de testigos respecto de una
obligación que haya debido consignarse por escrito. Ahora, conforme al art. 1709 inc. I
del CC, deberán constar por escrito los actos o contratos que contienen la entrega o
promesa de una cosa que valga más de dos unidades tributarias; es decir, deben constar
por escrito la gran mayoría de los actos de contenido patrimonial.
¿En qué momento se establece el valor de la cosa que debe entregarse? Al momento de la
celebración del acto o contrato, porque es en ese momento en que debe cumplirse con la
obligación de consignarlo por escrito. Por tanto, no se incluirán en esta suma los frutos,
intereses u otros accesorios de la especie o cantidad debida (art. 1709 inc. III del CC).343
ii. Conforme al art. 1709 inc. II del CC, no será admisible la prueba de testigos en cuanto
adicione o altere de modo alguno lo que se exprese en el acto o contrato, ni sobre lo que
se alegue haberse dicho antes, o al tiempo o después de su otorgamiento, aun cuando en
algunas de estas adiciones o modificaciones se trate de una cosa cuyo valor no alcance a
la referida suma (dos UT). Por tanto, el CC se encarga de repudiar la prueba de testigos
tanto para el contrato en su conjunto, como para cualquiera de sus partes; por ejemplo, si
en un contrato de mutuo de un valor superior a dos UTM se pactó una determinada tasa de
interés, y una de las partes pretende probar que hubo después una rebaja del porcentaje de
los intereses, no podrá hacerlo mediante testigos.
Aquí, ninguna de las partes (demandante o demandado) puede acudir a la prueba
testimonial (y la instrumental, pues la falta de ésta es supuesto para aplicar la norma),
pero esto no significa que quede eliminada toda posibilidad de prueba, pues podrá
acudirse a otras como la prueba confesional.

342
Hay que recordar que las limitaciones de la prueba testimonial se relacionan con la p r u e b a i n a d m i s i b l e , la
c u a l se refiere a la procedencia del medio probatorio. Ahora bien, ante la pretensión de una parte de rendir una
prueba inadmisible, hay duda respecto de cómo resuelve el tribunal: según algunos, el juez en este caso puede
resolver de inmediato (in limine litis) y rechazar la prueba, esto porque se está actuando en base a un texto legal
expreso; otros señalan que es mejor resolverlo después (en la sentencia definitiva), ya que así no se corre el riesgo
del prejuzgamiento, y se le hace creer a la parte que está ejerciendo completamente su derecho a probar.
343
Cuando estas reglas legales dicen que esos actos no pueden ser probados por testigos, la inadmisibilidad cubre
tanto la mera existencia del acto o contrato como su contenido; es decir, no es posible probar por testigos que ese
contrato existe o existió; o que un contrato tiene tal o cual contenido (todo o una parte).

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iii. Otra limitación, dice relación con los actos en que se exige un instrumento público como
solemnidad, pues de acuerdo a la primera parte del art. 1701 inc. I del CC, la falta de
instrumento público no puede suplirse por otra prueba (incluida la testimonial) en los
actos y contratos en que la ley requiere esa solemnidad.
iv. Por último, el profesor ALFARO menciona como otro caso de improcedencia de la prueba
testimonial, al que está contenido en el art. 378 inc. I del cpc, el cual señala que no se
admitirá prueba de testigos para inhabilitar a los que hayan declarado sobre las tachas
deducidas. Una tacha da lugar a un incidente y en ese incidente se pueden utilizar todos
los medios de prueba incluso la prueba testimonial, y lo que señala el legislador, es que
no se puede utilizar ésta prueba para inhabilitar a un testigo de tacha.

Sin embargo, existen contraexcepciones a los casos de inadmisibilidad de la prueba de


testigos en los actos y contratos que debían constar por escrito, cuales son:
i. De acuerdo al art. 1711 del CC, exceptúanse de lo dispuesto en los tres artículos
precedentes los casos en que haya un principio de prueba por escrito, es decir, un acto
escrito del demandado o de su representante, que haga verosímil el hecho litigioso (por
ejemplo, un recibo). Entonces, para que el documento constituya un p r i n c i p i o d e
p ru e b a p o r e s c ri t o , debe reunir los siguientes requisitos: debe ser un documento
escrito, firmado o no; puede ser público o privado (reconocido o mandado a tener por
reconocido); debe hacer verosímil el hecho litigioso, es decir, entre el documento y la
obligación que se trata de probar, debe haber manifiesta conexión y coherencia; y debe
emanar de la parte contra la cual se invoca, sea el demandado o el demandante (el CC usa
la expresión "demandado", porque normalmente él lo habrá dado).
ii. Conforme al art. 1711 inc. III del CC, exceptúanse también los casos en que haya sido
imposible obtener una prueba escrita, y los demás expresamente exceptuados en este
Código y en los Códigos especiales. La imposibilidad puede ser física o moral: hay
imposibilidad física cuando las circunstancias materiales no permiten otorgar un
instrumento; y hay imposibilidad moral, cuando razones de afecto, delicadeza, etiqueta o
costumbre no hacen procedente exigir la extensión de un documento escrito.
iii. Por último, el art. 1711 inc. III del CC también señala que hacen excepción a la
inadmisibilidad de la prueba testimonial, los demás casos expresamente exceptuados en
el CC y en Códigos especiales. Es decir, se trata de casos especiales en que se admite
prueba testimonial, no obstante no haberse escriturado el acto, por ejemplo, en el
comodato y en el depósito necesario, se permite la prueba de testigos cualquiera que sea
el valor de la cosa prestada o depositada (arts. 2175 y 2237 del CC), y la razón de esto,
está en que como son contratos intuito personae, se le prestará o depositará la cosa a
quien se le tiene confianza, razón por la cual, no se exige escrituración. 344
Art. 2175. El contrato de comodato podrá probarse por testigos, cualquiera que sea el valor de la cosa
prestada.

344
Un ejemplo también lo constituyen los negocios mercantiles, ya que de acuerdo al art. 128 del CCO, la prueba de
testigos es admisible en negocios mercantiles, cualquiera que sea la cantidad que importe la obligación que se trate
de probar, salvo los casos en que la ley exija escritura pública. La razón de esto, es por la rapidez de los actos de
comercio.

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Art. 2237. Acerca del depósito necesario es admisible toda especie de prueba.

4.2.4. LOS TESTIGOS.

a. CONCEPTO.
Nuestro CPC no define a los testigos, sino que es la doctrina la que hace esta labor,
señalando que son terceros ajenos al juicio y sin interés, que declaran bajo juramento acerca de la
verdad o falsedad de los hechos controvertidos en él. De la definición, se pueden extraer las
características o requisitos generales para ser testigo:
i. Debe tratarse de un tercero sin interés en el asunto sometido al proceso. Como se puede
apreciar, la persona que desempeña el papel de testigo es un tercero absoluto, pues si la
declaración emana de las partes o de un tercero relativo, se cae en el campo o esfera de la
prueba confesional.
ii. Deben declarar sobre hechos, actos o contratos. En efecto, el objeto de la declaración del
testigo son los hechos, los cuales deben ser ciertos, precisos y determinados; y también
pueden declarar sobre actos o contratos, siempre que se cumplan con los requisitos de
admisibilidad antes señalados. Se entiende que no pueden emitir en sus declaraciones
opiniones o apreciaciones, pues éstas corresponde efectuarlas a los peritos.
iii. Deben conocer los hechos, ya sea por haberlos percibido por sus propios sentidos
(testigos presenciales), o del dicho de otro (testigos de oídas).
iv. Los testigos deben dar razón de sus dichos, es decir, señalar con precisión la causa,
antecedente o motivo que sustenta su declaración.
v. El profesor FORTTES agrega que sólo pueden ser testigos las personas naturales y no las
jurídicas; y en principio, deben concurrir personalmente al tribunal para prestar la
declaración.

b. CLASIFICACIÓN DE LOS TESTIGOS.


i. Según cómo conocen o se imponen de los hechos, los testigos se clasifican en
presenciales, de oídas e instrumentales. T e s t i go p r e s e n c i a l , es aquel que ha percibido
por sus propios sentidos los hechos acerca de los cuales declara; se habla también de
testigo de vista, pues depone sobre hechos que ha visto y presenciado. T e s t i go d e
o í d a s , es aquel que relata los hechos sin haberlos percibido y sólo por el dicho de otras
personas; es decir, no perciben directamente los hechos, sino que los conocen a través del
dicho de una de las partes o de terceros. Y t e s t i go i n s t r u m e n t a l , es aquel que ha
concurrido en calidad de testigo al otorgamiento de un instrumento en que se deja
constancia del hecho que se trata (por ejemplo, si se quiere otorgar un testamento cerrado,
lo normal será otorgarlo ante notario y tres testigos). Esta clasificación reviste
importancia para los efectos de su diverso valor probatorio.
ii. Atendiendo a las circunstancias que giran en torno al hecho respecto del cual declaran, se

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clasifican en conteste y singulares. T e s t i go s c o n t e s t e s , son aquellos que están de


acuerdo en el hecho y en sus circunstancias esenciales; mientras que los t e s t i go s
s i n gu l a re s , son aquellos que concuerdan con el hecho, pero difieren en cuanto a sus
circunstancias esenciales345. Esta clasificación también tiene importancia para los efectos
de su diverso valor probatorio.
iii. Según su habilidad o idoneidad para declarar en juicio, los testigos se clasifican en
hábiles e inhábiles. T e s t i go h á b i l es aquel en el cual no concurren determinadas
circunstancias que en concepto de la ley hacen sospechosa o ineficaz su declaración (no
se encuentra afecto a inhabilidades); mientras que el t e s t i go i n h á b i l , es aquel en quien
concurren determinadas circunstancias, llamadas tachas, y que hacen que su declaración
carezca de valor legal. Esta última clasificación, al igual que las anteriores, tiene
importancia por el diverso mérito probatorio que arrojan las declaraciones de uno u otro
testigo.346

c. LA HABILIDAD PARA SER TESTIGO.


Como una manifestación de los temores que el legislador tiene frente a la prueba
testimonial, estableció ciertos requisitos o condiciones que deben reunir los testigos. En efecto,
no basta conocer los hechos que se debaten en el juicio para declarar como testigo, sino que,
además, es necesario tener la habilidad necesaria para desempeñar este papel procesal.
En concepto del legislador, la habilidad es sinónimo de capacidad; y al igual que la
capacidad, desde el punto de vista del derecho material, la regla general es la habilidad para ser
testigo, y la excepción, la inhabilidad. En efecto, de acuerdo al art. 356 del CPC, es hábil para
testificar en juicio toda persona a quien la ley no declare inhábil. Ahora bien, el legislador
contempla dos tipos de inhabilidades, cuales son:
i. In h a b i l i d a d e s a b s o l u t a s . Son aquellas que impiden a una persona que se encuentra
en determinadas circunstancias o condiciones, pueda declarar en cualquier juicio. Esta
inhabilidad se fundan en dos órdenes de ideas: en la falta de capacidad del testigo para
percibir los hechos sobre los que declara, o en su falta de probidad o moralidad. Estas
incapacidades las enumera taxativamente el art. 357 del CPC, el cual dispone que no son
hábiles para declarar como testigos:
- Los menores de catorce años. Podrán, sin embargo, aceptarse las declaraciones sin
previo juramento y estimarse como base para una presunción judicial, cuando tengan
discernimiento suficiente (art. 357 Nº 1). La edad hay que juzgarla al momento de
declarar, y no a la época en que percibió los hechos sobre los que declara. El
discernimiento suficiente lo califica el tribunal sin mayores trámites, y en caso
afirmativo, ordenará que se tome declaración al testigo, pero eximiéndolo de la
formalidad previa del juramento.

345
Algunos señalan dentro de éstos últimos, a los testigos diversificativos (declaran sobre hechos diversos, no
excluyentes entre sí), a los testigos acumulativos (declaran sobre hechos sucesivos que se complementan) y a los
testigos obstativos (declaran en contraposición a lo señalado por otro).
346
Cabe decir que en materia penal no existen testigos inhábiles, pues su valor probatorio se aprecia conforme
normas sana crítica.

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- Los que se hallen en interdicción por causa de demencia (art. 357 Nº 2). La demencia
se prueba por la resolución que declare la interdicción definitiva o provisoria.
- Los que al tiempo de declarar, o al de verificarse los hechos sobre que declaran, están
privados de la razón, por ebriedad u otra causa (art. 357 Nº 3). Ejemplos de “otra
causa”, sería el caso del testigo que estuviere bajo los efectos de un narcótico; o bien,
en estado de locura o demencia, pero sin que hubiere sido declarado interdicto.
- Los que carezcan de sentido necesario para percibir los hechos declarados al tiempo
de verificarse éstos (art. 357 Nº 4). Sería el caso de un ciego que pretendiera que vio
cuando una persona atropelló en su auto a otra; o un sordo que pretendiera declarar
que oyó cuando una persona manifestó a otra tal o cual cosa.
- Los sordos o sordomudos que no puedan darse a entender claramente (Nº 5).
- Los que en el mismo juicio hayan sido cohechados, o hayan cohechado o intentado
cohechar a otros, aun cuando no se les haya procesado criminalmente (art. 357 Nº 6).
El profesor FORTTES señala que estas personas tienen una carencia total de probidad,
respecto de las cuales se refleja una cierta presunción legal de que no van a ser
sinceras. Se puede decir, entonces, que las inhabilidades anteriores son físicas, y éstas
y las que van a nombrar a continuación, son morales.
- Los vagos sin ocupación u oficio conocido (art. 357 Nº 7). Estas personas se hallan
expuestas a toda clase de influencias o presiones destinadas a que tergiversen la
verdad de los hechos.
- Los que en concepto del tribunal sean indignos de fe por haber sido condenados por
delito (art. 357 Nº 8). Esta causal es esencialmente prudencial, y queda entregada al
sano criterio del juez; así, por ejemplo, un condenado por estafa será indigno de fe, y
uno por lesiones, en cambio, puede ser digno de crédito.

- Los que hagan profesión de testificar en juicio (art. 357 Nº 9). No importa para
considerarlos inhábiles, que ejerzan esta actividad por una remuneración o no.

i. In h a b i l i d a d e s r e l a t i v a s . Son aquellas que afectan a determinadas personas, y sólo


respecto de un juicio en particular; esto, porque se presume que carecen de imparcialidad.
Estas inhabilidades las enumera taxativamente el art. 358 del CPC, el cual dispone que son
también inhábiles para declarar:
- El cónyuge y los parientes legítimos hasta el cuarto grado de consanguinidad y
segundo de afinidad de la parte que los presenta como testigos (art. 358 Nº 1). Se trata
de vínculos familiares tan estrechos que, evidentemente, hacen perder al testigo la
imparcialidad necesaria para declarar; y de allí que el legislador presuma que faltarán a
la verdad, con tal de no perjudicar a la parte que los presenta.
- Los ascendientes, descendientes y hermanos ilegítimos, cuando haya reconocimiento
del parentesco que produzca efectos civiles respecto de la parte que solicite su
declaración (art. 358 Nº 2).
- Los pupilos por sus guardadores y viceversa (art. 358 Nº 3).
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- Los criados domésticos o dependientes de la parte que los presente. Se entenderá por
dependiente, para los efectos de este artículo, el que preste habitualmente servicios
retribuidos al que lo haya presentado por testigo, aunque no viva en su casa (art. 358
Nº 4). La legislación del trabajo llama ahora a los criados domésticos trabajadores de
casa particular, y a los dependientes trabajadores.
- Los trabajadores y labradores dependientes de la persona que exige su testimonio
(art. 358 Nº 5). Los labradores son los trabajadores u obreros agrícolas.
- Los que a juicio del tribunal carezcan de la imparcialidad necesaria para declarar
por tener en el pleito interés directo o indirecto (art. 358 Nº 6). Esta causal de
inhabilidad queda entregada al criterio del tribunal. Al respecto, la jurisprudencia ha
dicho que el interés que puede servir de fundamento a la tacha a que se refiere esta
disposición, es el pecuniario o material del juicio (CS 23/05/90).
- Los que tengan íntima amistad con la persona que los presenta o enemistad respecto
de la persona contra quien declaren. La amistad o enemistad deberán ser
manifestadas por hechos graves que el tribunal calificará según las circunstancias
(art. 358 Nº 7).

Cabe decir que las inhabilidades relativas antes mencionadas, no podrán hacerse valer
cuando la parte a cuyo favor se hallan establecidas, presente como testigos a las mismas
personas a quienes podrán aplicarse dichas tachas (art. 358 inc. final del CPC). A esto se
le denomina p u r ga d e l a s i n h a b i l i d a d e s y tiene lugar cuando, por ejemplo, el
demandante presenta como testigo a un íntimo amigo, en circunstancia que esta persona
también es íntima amiga del demandado, por tanto, no podría este último tachar al testigo
presentado por el primero.

Por último, se puede decir que las diferencias entre una u otra inhabilidad son: las
inhabilidades absolutas pueden hacerse valer ya sea a iniciativa parte antes de la declaración (por
medio de la tacha del testigo que declara), o se pueden decretar de oficio, antes o durante la
declaración, cuando “notoriamente aparezca” el testigo comprendido en alguna de sus causales;
en cambio, las inhabilidades relativas sólo pueden hacerse valer por iniciativa de parte antes de
la declaración. Las causales de inhabilidad absoluta no se purgan, en cambio, las causales de
inhabilidad relativa se pueden purgar cuando ambas partes presentan testigos afectos a las
mismas inhabilidades. Por último, las inhabilidades absolutas no son renunciables por las partes,
ya que el tribunal puede siempre repeler de oficio la declaración de los testigos que se
encuentren “notoriamente afectos” a una causal de inhabilidad absoluta; en cambio, las
inhabilidades relativas son renunciables, ya sea en forma expresa o tácita (en caso de no hacerse
a valer por la parte en la oportunidad legal o en el evento de la purga de ellas).

d. OBLIGACIONES DE LOS TESTIGOS.


De acuerdo al art. 359 inc. I del CPC, toda persona, cualquiera que sea su estado o
profesión, está obligada a declarar y a concurrir a la audiencia que el tribunal señale con este
objeto. A su vez, el art. 209 del Código Penal, el falso testimonio en causa civil, será castigado

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con presidio menor en su grado medio y multa de once a veinte sueldos vitales. Como se puede
apreciar, sobre los testigos pesa una triple obligación, a saber: una obligación de concurrir a
declarar a los tribunales; una obligación de declarar; y una obligación de decir la verdad. A
continuación se examinarán cada una de estas obligaciones.
i. La o b l i ga c i ó n d e c o n c u rr i r . Esta obligación implica para el testigo el deber de
asistir en persona a la audiencia que el tribunal señale con este objeto, ya sea que haya
tenido conocimiento extraoficial de ella, o haya sido citado legalmente al efecto
(conocimiento oficial). La obligación de concurrir rige ante el tribunal que conoce de la
causa, o ante el tribunal exhortado para tomar la prueba testimonial.
Sin embargo, hay personas que no están obligadas a concurrir a la audiencia que el
tribunal señale para que presten declaración, no obstante, sobre ellas siempre pesan las
obligaciones de declarar y de decir la verdad. En efecto, el art. 361 del CPC señala que
“podrán” declarar en el domicilio que fijen dentro del territorio jurisdiccional del
tribunal:
- El Presidente de la República, los Ministros de Estado, los Senadores y Diputados, los
Subsecretarios; los Intendentes Regionales, los Gobernadores y los Alcaldes, dentro
del territorio de su jurisdicción; los jefes superiores de Servicios, los miembros de la
CS o de alguna CA, los Fiscales (judiciales) de estos Tribunales, los Jueces Letrados, el
Fiscal Nacional y los fiscales regionales, los Oficiales Generales en servicio activo o
en retiro, los Oficiales Superiores y los Oficiales Jefes; el Arzobispo y los Obispos.
Los Vicarios Generales, los Provisores, los Vicarios y Pro vicarios Capitulares; y los
Párrocos dentro del territorio de la Parroquia a su cargo (art. 361 Nº 1). Estas
personas desempeñan altos cargos públicos, y por su función, tienen dificultades para
concurrir a la audiencia.
- Los religiosos, incluso los novicios, es decir, los iniciados (art. 361 Nº 3).
- Las mujeres, siempre que por su estado o posición no puedan concurrir sin grave
molestia (art. 361 Nº 4). Por ejemplo, una mujer con ocho meses de embarazo.
- Los que por enfermedad u otro impedimento, calificado por el tribunal, se hallen en la
imposibilidad de hacerlo (art. 361 Nº 5).
Conforme al art. 361 inc. II, para este efecto (para que declaren en su domicilio) dentro
del tercer día hábil siguiente a su notificación, las personas mencionadas propondrán al
tribunal el lugar y la fecha, comprendida dentro del término probatorio, de realización
de la audiencia respectiva. El juez los fijará sin más trámite si el interesado así no lo
hiciere ni comunicare su renuncia al derecho que le confiere este artículo.
El profesor ALFARO señala que es conveniente no sólo presentar la lista de testigos, sino
que también pedir la citación, ya que si no se cita, puede alegarse entorpecimiento de la
prueba por incomparecencia del testigo; pero ¿cómo se acredita el hecho de que fue
citado el testigo? Esto se acredita con la notificación personal o por cedula. En efecto, de
acuerdo al art. 380 inc. I del CPC, siempre que lo pida alguna de las partes, mandará el
tribunal que se cite a las personas designadas como testigos en la forma establecida por
el art. 56 (las notificaciones que se hagan a terceros que no sean parte en juicio, o a
quienes no afecten sus resultados, se harán personalmente o por cédula), indicándose en

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la citación el juicio en que debe prestarse la declaración y el día y hora de la


comparecencia ¿Qué sucede si la persona no concurre a declarar? De acuerdo al inc. II
del art. 380, el testigo que legalmente citado no comparezca podrá ser compelido por
medio de la fuerza a presentarse ante el tribunal que haya expedido la citación, a menos
que compruebe que ha estado en imposibilidad de concurrir. 347

ii. La o b l i ga c i ó n d e d e c l a ra r . Esta obligación implica el deber que pesa sobre todo


testigo de responder a las preguntas que se le hagan en la audiencia de prueba respectiva,
previa observancia de las formalidades legales. Si el testigo ignora el hecho acerca del
cual se le interroga, basta con que exprese esta circunstancia, y se entiende que ha
cumplido con la obligación antes señalada.
Aquí también hay excepciones, ya que hay personas que no están obligadas a declarar, no
obstante, sobre ellas pesa la obligación de concurrir a la audiencia de prueba respectiva,
para que puedan eximirse de declarar por alguna de estas causales. En efecto, conforme al
art. 360 del CPC, no serán obligados a declarar:
- Los eclesiásticos, abogados, escribanos, procuradores, médicos y matronas, sobre
hechos que se les hayan comunicado confidencialmente con ocasión de su empleo,
profesión u oficio (art. 360 Nº 1). Esta norma contempla el llamado secreto
profesional, y su infracción, fuera de las sanciones de orden religioso, ético o gremial
que pueden recaer, también lo hace incurrir en responsabilidad penal; pues de acuerdo
al art. 247 del Código Penal, el empleado público que, sabiendo por razón de su cargo
los secretos de un particular, los descubriere con perjuicio de éste, incurrirá en las
penas de reclusión menor en sus grados mínimo a medio y multa de seis a diez sueldos
vitales. Agrega el inc. II que las mismas penas se aplicarán a los que, ejerciendo
alguna de las profesiones que requieren título, revelen los secretos que por razón de
ella se les hubieren confiado.
- Las personas expresadas en los números 1, 2 y 3 del art. 358 (art. 360 Nº 2), es decir,
el cónyuge y los parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de
afinidad; los ascendientes, descendientes y hermanos; y los pupilos por sus
guardadores y viceversa. Acá se consagra la regla de que nadie puede ser obligado a
declarar en su contra, ni en contra de sus parientes; y la razón de esto, es evitar a
dichas personas la incómoda situación moral en que pueden hallarse al declarar bajo
juramento y verse, por tanto, en la necesidad de decir la verdad, perjudicando los
intereses de sus propios familiares.
- Los que son interrogados acerca de hechos que afecten al honor del testigo o de las
personas mencionadas en el número anterior, o que importen un delito de que pueda
ser criminalmente responsable el declarante o cualquiera de las personas referidas

347
En materia penal la forma de hacer efectiva la obligación de comparecer ante el tribunal, es mediante la citación
judicial del testigo; y en caso de incomparecencia, el testigo será arrestado hasta la realización de la actuación (por
un máximo de 24 horas), y se le impondrá una multa de hasta 15 UTM, y deberá pagar las costas provocadas por su
inasistencia. Sin embargo, aquí también hay excepciones, respecto de los testigos que se encuentren en el extranjero
(aquí podría proceder una prueba anticipada); los testigos residentes fuera del territorio jurisdiccional del tribunal; y
las personas que ejerzan un cargo de autoridad. Además, el Fiscal (durante la investigación) puede citar a su
presencia a declarar, a todas las personas que no estén exentas de la obligación de comparecer, y en el evento de no
asistir, pueden solicitar al juez de garantía que lo autorice a conducir a tal persona compulsivamente ante él..

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(art. 360 Nº 3).


- Por último, de acuerdo al art. 362 del CPC, no están obligados a declarar ni a
concurrir a la audiencia judicial, los chilenos o extranjeros que gocen en el país de
inmunidad diplomática, en conformidad a los tratados vigentes sobre la materia.
Estas personas declararán por informe, si consintieran a ello voluntariamente. Al
efecto, se les dirigirá un oficio respetuoso, por medio del Ministerio respectivo.

¿Qué pasa si la persona comparece, pero se niega sin justa causa a declarar? Conforme al
art. 380 inc. III del CPC, si compareciendo se niega sin justa causa a declarar, podrá ser
mantenido en arresto hasta que preste su declaración (sanción civil). Todo lo cual se
entiende sin perjuicio de la responsabilidad penal que pueda afectar al testigo rebelde
(incurre en una falta sancionada con pena de multa).348

iii. O b l i ga c i ó n d e d e c i r l a v e rd a d . Esta obligación no está establecida expresamente,


pero se desprende de varias disposiciones, y consiste en que el testigo debe ser sincero en
sus declaraciones. En concreto, esta obligación se deduce: del principio de buena fe que
debe imperar en toda actuación judicial; del juramento de decir la verdad que debe prestar
cada testigo antes de ser examinado; y del delito de falso testimonio.

e. DERECHOS DE LOS TESTIGOS.


Como una compensación de las obligaciones antes señaladas, la ley les reconoce
derechos a los testigos. En efecto, conforme al art. 381 del CPC, tiene el testigo derecho para
reclamar de la persona que lo presenta (a declarar), el abono de los gastos que le imponga la
comparecencia. Agrega el inc. II que se entenderá renunciado este derecho si no se ejerce en el
plazo de veinte días, contados desde la fecha en que se presta la declaración. Y finaliza el inc. III
señalando que en caso de desacuerdo, estos gastos serán regulados por el tribunal sin forma de
juicio y sin ulterior recurso.

4.2.5. DESARROLLO DE LA PRUEBA TESTIMONIAL.

a. INICIATIVA
La regla general, en cuanto a la iniciativa, es que las partes litigantes sean las que
produzcan esta prueba dentro del pleito, en la oportunidad y forma que la ley procesal establece.
Sin embargo, excepcionalmente la podrá decretar de oficio el tribunal, como una medida para
mejor resolver.

b. OPORTUNIDAD PARA SOLICITARLA.


La proposición de la prueba testimonial se rige por el art. 320 inc. I del CPC, y de acuerdo
a esta norma, debe pedirse dentro de los cinco días siguientes a la notificación (por cédula) de la

348
En materia penal la negativa a declarar se sanciona con las penas del art. 240 inc. II del CPC (reclusión menor en
su grado medio a máximo).

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resolución (interlocutoria) que recibe la causa a prueba, esto, cuando no se haya deducido
reposición en su contra, pues, en caso contrario, deberá proponerse dentro de los cinco días
siguientes a la notificación (por el estado) de la resolución que se pronuncie sobre la última
solicitud de reposición.349
Art. 320. Desde la primera notificación de la resolución a que se refiere el art. 318, y hasta el quinto día de la
última, cuando no se haya pedido reposición en conformidad al artículo anterior y en el caso contrario, dentro de los
cinco días siguientes a la notificación por el estado de la resolución que se pronuncie sobre la última solicitud de
reposición, cada parte deberá presentar una minuta de los puntos sobre que piense rendir prueba de testigos,
enumerados y especificados con claridad y precisión.
Deberá acompañar una nómina de los testigos de que piensa valerse, con expresión del nombre y apellido,
domicilio, profesión u oficio. La indicación del domicilio deberá contener los datos necesarios a juicio del juzgado,
para establecer la identificación del testigo.
Si habiéndose pedido reposición ya se hubiere presentado lista de testigos y minuta de puntos por alguna de las
partes, no será necesario presentar nuevas lista ni minuta, salvo que, como consecuencia de haberse acogido el
recurso, la parte que las presenta estime pertinente modificarlas.

Como se puede apreciar, junto a la proposición se debe acompañar una lista de testigos y
una minuta de los puntos de prueba.
i. La n ó m i n a d e t e s t i g o s , corresponde a una lista que indica el nombre, apellido,
domicilio, profesión u oficio de los testigos. La ley no limita el número de testigos que
puede contener esta nómina, siendo conveniente hacer figurar en ella el mayor número
posible, por las inhabilidades o tachas que pueden afectar a los testigos, o por cualquiera
otra razón de fuerza mayor, que impida su declaración posterior. Sin embargo, de acuerdo
al art. 372 inc. I del CPC, serán admitidos a declarar solamente hasta seis testigos, por
cada parte, sobre cada uno de los hechos que deban acreditarse; por tanto, si son tres los
hechos que deben acreditarse, por cada parte podrán declarar 18 testigos, y en la nómina
podrán figurar 20, 25, etc.
¿Qué pasa si no se presenta la nómina de testigos? La sanción no puede ser otra que la de
verse privado del derecho a rendir prueba testimonial, pues atendiendo al art. 372 inc. II
del CPC, sólo se examinarán los testigos que figuren en la nómina a que se refiere el
inciso final del art. 320. No obstante, el inc. III establece una excepción a la regla
anterior, ya que podrá, con todo, el tribunal admitir otros testigos en casos muy
calificados, y jurando la parte que no tuvo conocimiento de ellos al tiempo de formar la
nómina de que trata el inciso anterior.350
ii. La mi n u t a d e p u n t o s d e p r u e b a consiste en un conjunto de preguntas, debidamente
enumeradas y especificadas, que se deben redactar en forma tal, que constituyan un
desarrollo de los hechos controvertidos substanciales y pertinentes señalados por el
tribunal en su resolución; en otras palabras, en la minuta se especifican los hechos de la
resolución que recibe la causa a prueba, en puntos y preguntas concretas ¿Qué pasa si no
se presenta la minuta? La jurisprudencia mayoritaria ha señalado que la omisión de la

349
Existen reglas especiales en cuanto al plazo para presentar la prueba testimonial, tanto en los incidentes como en
el juicio sumario. En efecto, en los incidentes el plazo es sólo de dos días, y en el juicio sumario se presenta en la
audiencia de contestación o dentro de tres días siguientes a la notificación de la resolución que reciba la causa
prueba.
350
La jurisprudencia ha dicho que en caso de una incorrecta individualización, se impedirá la declaración, siempre
que el error sea relevante; por tanto, en caso de una omisión u error no significativo, igual se tomará la declaración.

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minuta se entiende como una renuncia de la parte a presentarla y, por tanto, los testigos
deberán ser interrogados al tenor de la resolución que recibe la causa a prueba.
El cumplimiento de esas dos obligaciones (presentar la nómina y la minuta) está
destinada a preparar la prueba testimonial, permitiendo al contendor constatar si concurren o no
las inhabilidades que pudiera hacer valer, y en caso afirmativo, formular las tachas que sean
aplicables.351

c. OPORTUNIDAD PARA RENDIR LA PRUEBA TESTIMONIAL.


Aquí se debe distinguir según si se trata de rendir la prueba testimonial en primera o en
segunda instancia, o como una medida prejudicial probatoria.
i. Pr i me r a i n s t a n c i a . El art. 340 inc. I del CPC establece que las diligencias de prueba
de testigos sólo podrán practicarse dentro del término probatorio; como esta norma no
distingue, se entiende que se refiere a toda clase de término probatorio (ordinario,
extraordinario y especial). Estos términos son fatales para los efectos de rendir la prueba
testimonial, por ende, si se rinde fuera de ellos (es extemporánea), será nula y de ningún
valor.
ii. Se g u n d a i n s t a n c i a . Conforme al art. 207 inc. I del CPC, en segunda instancia, salvo lo
dispuesto en el inciso final del art. 310 (excepciones anómalas opuestas hasta antes de la
vista de la causa) y en los arts. 348 (instrumentos presentados hasta antes de la vista de la
causa) y 385 (confesión prestada hasta antes de la vista de la causa), no se admitirá
prueba alguna352. Pero esta regla general reconoce excepciones, pues de acuerdo a la
primera parte del inc. II, no obstante y sin perjuicio de las demás facultades concedidas
por el art. 159, el tribunal podrá, como medida para mejor resolver, disponer la
recepción de prueba testimonial sobre hechos que no figuren en la prueba rendida en
autos, siempre que la testimonial no se haya podido rendir en primera instancia y que
tales hechos sean considerados por el tribunal como estrictamente necesarios para la
acertada resolución del juicio. Por lo tanto, el tribunal de segunda instancia puede
disponer la recepción de la prueba testimonial, siempre y cuando, cumpla con cuatro
requisitos copulativos:
- Debe ser decretada como medida para mejor resolver.
- Que no haya sido posible rendir prueba testimonial en primera instancia.
- Que la prueba testimonial recaiga sobre hechos que no figuren en las pruebas rendidas

351
En materia penal la presentación de la minuta y de la lista testigos es requisito un esencial que tiene que cumplir
el Fiscal, el querellante, el actor civil, o el acusado. Por otro lado, aquí no existe un límite respecto de los testigos
que declaran, pero si el tribunal estimare que la prueba testimonial producirá efectos puramente dilatorios en el
juicio oral, dispondrá que el respectivo interviniente reduzca el número de testigos, cuando mediante ellos deseare
acreditar unos mismos hechos o circunstancias que no guardaren pertinencia sustancial con la materia que se
someterá a conocimiento del TJOP.
352
En segunda instancia, por regla general, no hay prueba, porque ella ya se rindió en primera instancia. Y si bien la
apelación implica un control del Derecho y de los hechos, estos últimos se dan por establecidos respecto de los
hechos de la primera instancia.

476
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en primera instancia, es decir, debe recaer sobre hechos nuevos.


- Y que tales hechos sean estimados por el tribunal como “estrictamente necesarios”
para la acertada resolución del juicio.

Como en segunda instancia no existe un término probatorio, reuniéndose los requisitos


antes indicados, la segunda parte del inc. II del art. 207 del CPC dispone que el tribunal
deberá señalar determinadamente los hechos sobre que deba recaer y abrir un término
especial de prueba por el número de días que fije prudencialmente y que no podrá
exceder de ocho días. La lista de testigos deberá presentarse dentro de segundo día de
notificada por el estado la resolución respectiva
Por último, la facultad que concede el art. 207 del CPC, es sin perjuicio de las concedidas
en el art. 159 N º 5 del mimo Código. En efecto, dentro plazo para dictar sentencia, el
tribunal puede ordenar de oficio como medida para mejor resolver, aquélla consistente en
la comparecencia de testigos que hayan declarado en el juicio, para que aclaren o
expliquen sus dichos obscuros o contradictorios. Esta medida se encuentra limitada, ya
que el tribunal no puede ordenar la comparecencia de nuevos testigos, ni tampoco que los
testigos presentados por las partes depongan sobre hechos nuevos; lo único que puede
hacer, es ordenar que concurran los testigos que ya declararon a iniciativa de las partes,
para que aclaren o expliquen sus dichos obscuros o contradictorios.
iii. Por último, la prueba confesional también se puede solicitar como medida prejudicial
probatoria (antes del juicio), fundado en el temor de no poder recibir oportunamente las
declaraciones del testigo.
En síntesis, las partes pueden rendir la prueba testimonial como medida prejudicial
probatoria; también la pueden ejecutar en primera instancia, al igual que el tribunal (como
medida para mejor resolver); y en segunda instancia, sólo la puede rendir el tribunal, ya sea
señalando un término especial, o como medida para mejor resolver.

d. TRIBUNAL ANTE EL CUAL SE RINDE.


La regla general, es que la prueba testimonial se rinda ante el mismo tribunal que conoce
del juicio. Pero si han de declarar testigos que residan fuera del territorio jurisdiccional en que
se sigue el juicio, se practicará su examen por el tribunal que corresponda, a quien se remitirá
copia de los puntos de prueba fijados (art. 371 del CPC); en este caso, se envía un exhorto al
tribunal, el cual debe contener la copia de la resolución que recibe la causa a prueba y la copia de
la lista de testigos y de la minuta de los puntos de prueba.

e. FIJACIÓN DE AUDIENCIA DE PRUEBA.


Como el término probatorio (ordinario) tiene una duración de 20 días, será necesario que
el tribunal designe dentro de este plazo qué días estarán destinados a la recepción de la prueba
testimonial ofrecida. El tribunal debe señalar tantas audiencias como sean necesarias, atendiendo
a dos criterios: número de testigos, y número de los puntos de prueba fijados por el tribunal (art.
369 inc. I del CPC). Estas audiencias se señalan fijando el día y la hora correspondiente, y dicha
labor el tribunal la cumple en la misma resolución que recibe la causa a prueba (mención

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accidental), o en una resolución posterior, a solicitud de parte interesada. Así, por ejemplo, la
resolución puede señalar: “se fija la prueba testimonial para el día decimoquinto del probatorio
(no hay un orden establecido), a las 10:00 horas”.
Art. 369. El tribunal, atendido el número de testigos y el de los puntos de prueba, señalará una o más audiencias para
el examen de los que se encuentren en el departamento.

En cuanto al tribunal exhortado, o sea, en caso de residir los testigos en un territorio


jurisdiccional diferente a aquellos en que se sigue el juicio, debe señalar estas audiencias de
prueba al ordenar el cumplimiento de dicho exhorto, o bien, a solicitud posterior del encargado
respectivo.
Por último, el inc. II del art. 369 señala que el tribunal procurará también, en cuanto sea
posible, que todos los testigos de cada parte sean examinados en la misma audiencia. De ahí
que, en la práctica, generalmente se fija una o más audiencias para el demandante, y una o más
para el demandado.

f. CITACIÓN DE LOS TESTIGOS.


Una vez fijadas las correspondientes audiencias de prueba, es necesario ponerlas en
conocimiento de los testigos para que cumplan con sus obligaciones, en especial, con la de
concurrir a declarar. La manera de poner en conocimiento de un testigo el señalamiento de la
respectiva audiencia de prueba, es mediante una citación, la cual la lleva a cabo el Receptor,
previa solicitud de parte interesada y resolución del tribunal que así lo ordene, indicándose en
ella el juicio en que debe declarar, y el día y hora de la comparecencia (art. 380 inc. I del CPC).
Esta citación reviste la forma de una notificación personal o por cédula (art. 56 del CPC), y se
puede solicitar tanto al presentarse la lista de testigos, como con posterioridad, siempre y cuando
sea antes de la audiencia.
Art. 380. Siempre que lo pida alguna de las partes, mandará el tribunal que se cite a las personas designadas como
testigos en la forma establecida por el art. 56, indicándose en la citación el juicio en que debe prestarse la
declaración y el día y hora de la comparecencia.

Art. 56. Las notificaciones que se hagan a terceros que no sean parte en juicio, o a quienes no afecten sus resultados,
se harán personalmente o por cédula.

g. EXAMEN Y DECLARACIÓN DE LOS TESTIGOS.


Las reglas relativas al examen de los testigos, se aplican tanto a los que declaran ante el
mismo tribunal que está conociendo del juicio, como a los que deponen ante el tribunal de su
residencia (exhorto), o a los que declaran en su morada por hallarse considerados en alguno de
los numerales del art. 361 del CPC (personas que no están obligadas a concurrir). Estas reglas se
pueden sintetizar de la siguiente forma:
i. J u r a me n t o . Conforme al art. 363 del CPC, antes de examinar a cada testigo, se le hará
prestar juramento al tenor de la fórmula siguiente: "¿Juráis por Dios decir verdad
acerca de lo que se os va a preguntar?". El interrogado responderá: "Sí juro", conforme
a lo dispuesto en el art. 62 (el juramento se lo tomará el funcionario autorizante). El
juramento es una formalidad esencial de la prueba testimonial, por tanto, su omisión está

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sancionada con la nulidad de la diligencia misma (así lo ha dicho la jurisprudencia); y si


el testigo falta a la verdad en sus declaraciones, cometerá el delito de falso testimonio en
causa civil. En la práctica, los jueces toman el juramento a los testigos en conjunto, antes
que empiece la declaración de cada uno.353
ii. E x a m e n . De acuerdo con el art. 364 del CPC, los testigos de cada parte serán
examinados (interrogados) separada y sucesivamente, principiando por los del
demandante, sin que puedan unos presenciar las declaraciones de los otros. El tribunal
adoptará las medidas conducentes para evitar que los testigos que vayan declarando
puedan comunicarse con los que no hayan prestado declaración. En la práctica, la
manera de evitar esta comunicación, es dejando a los testigos que ya han declarado dentro
de la sala respectiva en que se está prestando declaración.
iii. In t e r r o ga t o r i o . De acuerdo al art. 365 inc. I del CPC, los testigos deben ser
interrogados personalmente por el juez, y si el tribunal es colegiado, por uno de sus
ministros en presencia de las partes y de sus abogados, si concurren al acto. En la
práctica esto no tiene lugar, pues en la audiencia sólo está presente el Receptor, quien
llama de viva voz a los testigos, quienes deben acreditar su identidad con la cedula de
identidad, y lo primero que se hace, es tomarles juramento; el juez sólo al final pone su
firma. Agrega el inc. II, que las preguntas versarán sobre los datos necesarios para
establecer si existen causas que inhabiliten al testigo para declarar (preguntas de tachas)
y sobre los puntos de prueba que se hayan fijado (interrogatorio propiamente tal). Podrá
también el tribunal exigir que los testigos rectifiquen, esclarezcan o precisen las
aseveraciones hechas.
Conforme al art. 367 del CPC, los testigos deben responder de una manera clara y
precisa a las preguntas que se les hagan, expresando la causa por qué afirman los
hechos aseverados. No se les permitirá llevar escrita su declaración. Agrega el art. 368
del CPC, que la declaración constituye un solo acto que no puede interrumpirse sino por
causas graves y urgentes. Si el testigo no tiene nada más que agregar, cada parte (en la
práctica el abogado de la parte) tendrá derecho para dirigir, por conducto del juez, las
interrogaciones que estime conducentes a fin de establecer las causales de inhabilidad
legal que puedan oponerse a los testigos, y a fin de que éstos rectifiquen, esclarezcan o
precisen los hechos sobre los cuales se invoca su testimonio (art. 366 del CPC)354. Cuando
estas interrogaciones son formuladas por la misma parte que presentó el testigo, se
denominan repreguntas; y cuando las realiza la parte contraria, se llaman
contrainterrogaciones (se realizan primero las preguntas aclaratorias y luego las contra
interrogaciones), la cuales tiene por finalidad objetar lo que el testigo ha declarado.
Ahora, se puede plantear un conflicto entre las partes sobre la pertinencia o no de alguna
de estas interrogantes, es por ello que el art. 366 inc. II del CPC, dice que en caso de
desacuerdo entre las partes sobre la conducencia de las preguntas

353
En materia penal todo testigo, antes de comenzar su declaración, debe prestar juramento o “promesa” de decir la
verdad sobre lo que se le preguntare. Y si el testigo falta a la verdad en sus declaraciones, cometerá el delito de falso
testimonio en proceso penal.
354
La razón de que las partes se dirijan a los testigos por conducto del juez, es para que el testigo no se involucre
con las partes y, así, no induzcan su repuesta. El profesor ALFARO señala que a veces las preguntas pueden ser
capciosas o inconducentes, por ello es que la otra parte puede objetarlas; ante ello, se da traslado a la parte
interrogante para que insista en la pregunta o se trabe un incidente, y el juez decidirá si se hace o no la pregunta.

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(contrainterrogaciones) resolverá el tribunal y su fallo será apelable sólo en lo


devolutivo.
iv. A c t a d e l a p r u e b a t e s t i m o n i a l . De conformidad con el art. 370 del CPC, las
declaraciones se consignarán por escrito (como toda actuación judicial), conservándose
en cuanto sea posible las expresiones de que se hayan valido el testigo, reducidas al
menor número de palabras. Después de leídas por el receptor en alta voz y ratificadas
por el testigo, serán firmadas por el juez, el declarante, si sabe, y las partes, si también
saben y se hallan presentes, autorizándolas un receptor, que servirá también como
actuario en las incidencias que ocurran durante la audiencia de prueba. Por lo tanto,
cuando el tribunal valora la prueba, no la evalúa en base a lo que escucho, sino que en
base al acta; pero, según el profesor ALFARO, el problema del acta es doble: no es una
transcripción, ya que el receptor no es dactilógrafo, sino que hace un resumen; y en
segundo lugar, en el acta no se advierte cual fue la actitud del testigo (si estaba nervioso
por ejemplo).355

4.2.6. LAS TACHAS.

a. CONCEPTO.
Como se dijo, la regla general es que los testigos sean hábiles, sin embargo, si una parte
estima que un testigo está afecto a una cusa de inhabilidad absoluta o relativa, el procedimiento
para inhabilitarlo se denomina “tacha”. El profesor FORTTES dice que las tachas son los
mecanismos que establece la ley, para hacer efectivas las inhabilidades de los testigos, y que
conducen, al ser aceptadas, a desestimar la declaración del testigo en juicio.
El titular para formular las preguntas de tachas es la parte que no presenta al testigo,
quien puede, en forma previa a la declaración y por conducto del receptor, formularle preguntas
relativas a su habilidad.

b. OPORTUNIDAD PARA OPONER TACHAS.


Conforme al art. 373 inc. I del CPC, solamente podrán oponerse tachas a los testigos
antes de que presten su declaración. En el caso del inciso final del artículo anterior (testigos que
están fuera de la lista, y que son presentados a declarar igualmente, porque la parte no tuvo
conocimiento de ellos al tiempo de formar la nómina), podrán también oponerse dentro de los
tres días subsiguientes al examen de los testigos. Por lo tanto, hay dos momentos para oponer las
tachas:
i. Respecto de los testigos que figuran en la nómina, las tachas se formulan antes que
presten declaración, o sea, en el lapso comprendido entre la presentación de la lista de
testigos y el juramento. En la práctica, la tacha se formula verbalmente en la

355
CASARINO distingue entre formalidades anteriores a la declaración testimonial, cuales son: la presentación de la
minuta de los puntos de prueba y de la nómina de testigos; la fijación de las audiencias de prueba; la citación o
medidas de apremio en contra de los testigos; y la prestación del juramento. Luego vienen las formalidades
coetáneas a la declaración, lo cual corresponde al interrogatorio. Por último, están las formalidades posteriores a la
declaración, que consisten en consignar por escrito (en un acta) las deposiciones.

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correspondiente audiencia de prueba, después de prestado el juramento de rigor y antes


de iniciarse el examen o interrogatorio del testigo.
ii. En cuanto a los testigos admitidos después de presentada la nómina, por el apuro con que
son presentados por la parte respectiva, se pueden tachar al igual que los anteriores, o sea,
antes que presten su declaración; pero además, la ley señala un plazo de gracia o
extraordinario, que es dentro de los tres días subsiguientes al examen de estos testigos.
Ahora bien, si la parte en cuyo favor se han establecido las tachas no las opone en las
oportunidades legales antes señaladas, se entiende que se ha extinguido su derecho y, en
consecuencia, las declaraciones de los testigos afectos a inhabilidad deben valorizarse.

c. FORMA O MANERA DE HACER VALER LAS TACHAS.


De acuerdo al art. 373 inc. II del CPC, sólo se admitirán las tachas que se funden en
alguna de las inhabilidades mencionadas en los arts. 357 y 358 (inhabilidades absolutas y
relativas), y con tal que se expresen con la claridad y especificación necesarias para que puedan
ser fácilmente comprendidas. Esto último se justifica, para que no exista la menor duda acerca de
los fundamentos de hecho en que la tacha se basa y, así, colocar a la parte contraria en
condiciones adecuadas para rebatirla, y al tribunal para fallarla.
Si al formularse la tacha el oponente no cumple con los requisitos legales, el tribunal se
puede negar a admitirla a tramitación y desecharla de plano.

d. TRAMITACIÓN, PRUEBA Y FALLO DE LAS TACHAS.


Desde el momento en que las tachas son cuestiones accesorias del juicio que requieren
especial pronunciamiento del tribunal, son verdaderos incidentes; y como no tienen una
tramitación especial (salvo determinados preceptos que más adelante se indicarán), se tramitan
como incidentes ordinarios. En consecuencia, opuesta la tacha, el tribunal le confiere el
correspondiente traslado (verbal e inmediato) a la parte que ha presentado el testigo tachado,
para que exponga lo conveniente a su derecho; y aquí puede adoptar dos actitudes:
i. De acuerdo al art. 374 del CPC, opuesta la tacha y antes de declarar el testigo, podrá la
parte que lo presenta pedir que se omita su declaración y que se reemplace por la de otro
testigo hábil de los que figuran en la nómina respectiva. De allí que en la confección de
la lista se establece el mayor número posible de testigos, para precaverse de las
eventuales tachas.
ii. Puede dejar que el testigo declare, pues las tachas opuestas por las partes no obstan al
examen de los testigos tachados; pero podrán los tribunales repeler de oficio a los que
notoriamente aparezcan comprendidos en alguna de las que señala el art. 357 (art. 375
inc. I del CPC). En general, la parte que presenta al testigo que ha sido tachado dejará que
siempre preste declaración, cuando tenga la certeza de que la tacha es imaginaria o que
ella no podrá probarse en la oportunidad legal debida. Sin embargo, los tribunales pueden
repeler a los testigos que notoriamente aparezcan comprendidos en alguna causal de
inhabilidad absoluta; la apelación que se interponga en este caso se concederá sólo en el
efecto devolutivo (art. 375 inc. II del CPC). Luego se debe oír al mismo testigo, sobre el

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fundamento de la tacha opuesta, lo que deberá hacer el tribunal de oficio o a petición de


parte. 356

Luego, conforme al art. 376 del CPC, cuando el tribunal lo estime necesario para resolver
el juicio, recibirá las tachas a prueba, la cual se rendirá dentro del término concedido para la
cuestión principal (término probatorio ordinario). Pero si éste está vencido o lo que de él reste
no sea suficiente, se ampliará para el solo efecto de rendir la prueba de tachas hasta completar
diez días (término probatorio especial), pudiendo además solicitarse el aumento extraordinario
que concede el art. 329 en los casos a que él se refiere (término probatorio extraordinario). En lo
demás, son aplicables a la prueba de tachas las disposiciones que regulan la prueba de la
cuestión principal (art. 377 del CPC), por ejemplo, los diversos medios probatorios para
acreditarlas, su apreciación comparativa en caso de ser contradictorias, etc. Sin embargo, puede
pasar que los testigos presentados para probar la existencia de la tacha sean, a su vez, inhábiles
para declarar, y se formule en contra de ellos la tacha respectiva, en este caso, no se admitirá
prueba de testigos para inhabilitar a los que hayan declarado sobre las tachas deducidas. Lo
cual no obsta para que el tribunal acepte otros medios probatorios, sin abrir término especial, y
tome en cuenta las incapacidades que contra los mismos testigos aparezcan en el proceso (art.
378 del CPC).
Por tanto, la recepción de la tacha a prueba, a diferencia de lo que acontece en un
incidente ordinario, es algo que queda entregado por completo a la discreción del tribunal; de ahí
también que la resolución que ordena recibir la tacha a prueba, sea inapelable (art. 379 inc. I).
Por último, la legalidad de las tachas y su comprobación deben ser apreciadas y resueltas
en la sentencia definitiva (art. 379 inc. II del CPC). Si ella omite el fallo de las tachas, no habrá
decidido el asunto controvertido, puesto que él está constituido no solamente por las acciones y
excepciones deducidas por las partes, sino que, además, por todas aquellas cuestiones accesorias
que se dejaron para ser resueltas en definitiva y, en consecuencia, será nula (algunos dicen que
este fallo es una sentencia interlocutoria comprendida en una sentencia definitiva).

4.2.7. VALOR PROBATORIO DE LA PRUEBA TESTIMONIAL.


El valor probatorio de la prueba testimonial, se refiere al mérito o convencimiento que su
desarrollo o producción produce en el juez. Para ello es necesario distinguir si se está frente a
testigos de oídas o presenciales y, en este último caso, si las declaraciones son o no
contradictorias; aún más, se debe analizar si la declaración testimonial emana de un menor de 14
años, y si tiene o no discernimiento suficiente.

a. TESTIMONIO DE OÍDAS.
Conforme al art. 383 del CPC, los testimonios de oídas, esto es, de testigos que relatan
hechos que no han percibido por sus propios sentidos y que sólo conocen por el dicho de otras
personas, únicamente podrán estimarse como base de una presunción judicial; es decir, su valor
probatorio será el de una presunción judicial, esto es, un hecho conocido a partir del cual el juez
puede efectuar una deducción. Sin embargo, agrega el inc. II, es válido el testimonio de oídas

356
Una vez evacuado el traslado, lo que ocurre normalmente, es que el tribunal dicta otra resolución, que dice
“dejase la resolución de la tacha para la sentencia definitiva, mientras, tómese declaración al testigo”.

482
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(tiene pleno valor probatorio) cuando el testigo se refiere a lo que oyó decir a alguna de las
partes, en cuanto de este modo se explica o esclarece el hecho de que se trata.

b. TESTIMONIOS PRESENCIALES.
Los testimonios presenciales, son aquellos que emanan de testigos que relatan los hechos
por haberlos percibido por sus propios sentidos. Sobre el particular, existen dos reglas
fundamentales que son manifestación del sistema de la prueba legal o tasada; en efecto, el art.
384 del CPC dispone que los tribunales apreciarán la fuerza probatoria de las declaraciones de
los testigos conforme a las reglas siguientes:
i. La declaración de un testigo imparcial y verídico constituye una presunción judicial cuyo
mérito probatorio será apreciado en conformidad al art. 426 (art. 384 Nº 1). De
conformidad al inc. II de este último precepto, una sola presunción puede constituir
plena prueba cuando, a juicio del tribunal, tenga caracteres de gravedad y precisión
suficientes para formar su convencimiento; o sea, que esa sola declaración testimonial
puede llegar a constituir plena prueba. Que sea grave, quiere decir que tiene peso o
sustento, y que sea precisa, significa que conduce inequívocamente a una sola conclusión.
ii. La declaración de dos o más testigos contestes en el hecho y en sus circunstancias
esenciales, sin tacha, legalmente examinados y que den razón de sus dichos, puede
constituir prueba plena cuando no haya sido desvirtuada por otra prueba en contrario
(art. 384 N° 2 CPC). Los testigos contestes, son aquellos que están de acuerdo con el
hecho y en sus circunstancias esenciales; los testigos sin tacha, son aquellos a los cuales
no les afectan las causales de inhabilidad absolutas o relativas; los testigos legalmente
examinados, son aquellos que han observado tanto las formalidades anteriores, coetáneas
y posteriores a la declaración testimonial; y que den razón de sus dichos, significa que
hayan expresado la causa o el por qué afirman los hechos aseverados. Reuniéndose todos
estos requisitos en las declaraciones testimoniales, “podrá” constituir plena prueba, por
tanto, queda entregado siempre al criterio del tribunal; salvo que esta prueba aparezca
desvirtuada por otra en contrario. Esta “otra prueba” dice relación con los demás medios
probatorios, pues, si fuere testimonial, se estaría dentro del problema de las declaraciones
testimoniales contradictorias, a lo cual se hará referencia a continuación.

c. TESTIMONIOS CONTRADICTORIOS.
Los testimonios contradictorios son aquellos en que las declaraciones de los testigos de
una parte aparecen contradichas por las declaraciones testimoniales de la otra parte ¿Qué se debe
hacer en este caso? ¿A cuál de ellas se le debe asignar mejor mérito probatorio? El legislador
formula también, al respecto, diversas reglas:
i. R e gl a l a c a l i d a d . De acuerdo al art. 384 N° 3 del CPC, cuando las declaraciones de
los testigos de una parte sean contradictorias con las de los testigos de las otra, tendrán
por cierto (pleno valor probatorio) lo que declaren aquellos que, aun siendo en menor
número, parezca que dicen la verdad por estar mejor instruidos de los hechos o por ser
de mejor fama, más imparciales y verídicos, o por hallarse más conformes en sus
declaraciones con otras pruebas del proceso. Esta regla hace aplicación del conocido
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principio o aforismo que dice que los testigos se pesan y no se cuentan, ya que se atiende
a la calidad, más que al número. Aquí el tribunal tiene que ponderar tres factores que
determinan la calidad del testigo, a saber: el grado de instrucción que tengan sobre los
hechos; la fama, imparcialidad y veracidad; la conformidad de sus declaraciones con las
demás pruebas del proceso (la apreciación de estos factores queda entregada al criterio
del tribunal).
ii. R e gl a d e l n ú m e ro . Conforme art. 384 N° 4 del CPC, cuando los testigos de una y otra
parte reúnan iguales condiciones de ciencia, de imparcialidad y de veracidad, tendrán
por cierto lo que declare el mayor número. Aquí el tribunal, una vez constatado que
todos los testigos presentan iguales condiciones de calidad, hace primar la cantidad.
iii. R e gl a d e l a n e u t r a l i z a c i ó n o a n u l a c i ó n . De conformidad con el art. 384 N° 5 del
CPC, cuando los testigos de una y otra parte sean iguales en circunstancias y en número,
de tal modo que la sana razón no pueda inclinarse a dar más crédito a los unos que a los
otros, tendrán igualmente por no probado el hecho. Por lo tanto, los testigos de igual
calidad y cantidad, se anulan, y se tienen por no probados los hechos.
iv. R e gl a d e d e c l a r a c i ó n c o n t r a d i c t o r i a d e u n t e s t i go . De acuerdo al art. 384 N°
6 del CPC, cuando sean contradictorias las declaraciones de los testigos de una misma
parte, las que favorezcan a la parte contraria se considerarán presentadas por ésta,
apreciándose el mérito probatorio de todas ellas en conformidad a las reglas
precedentes. Es decir, el estimarse como si fueren testigos de la contraparte, se deben
aplicar las reglas de la calidad, del número y de la neutralización antes señaladas.

d. TESTIMONIO DE MENORES DE 14 DE CATORCE AÑOS.


Hay que recordar que no son hábiles para declarar como testigos, conforme al art. 357 Nº
1 del CPC, los menores de 14 años. Podrán, sin embargo, aceptarse las declaraciones sin previo
juramento y estimarse como base para una presunción judicial, cuando tengan discernimiento
suficiente. En consecuencia, el mérito probatorio de esta declaración testimonial queda entregado
al criterio del tribunal desde un doble punto de vista: en cuanto al grado de discernimiento que se
supone en el testigo; y en cuanto a si dicha declaración cabe o no considerarla como base para
una presunción judicial.

4.3. LA PRUEBA CONFESIONAL.

a. CONCEPTO.
Es la declaración, expresa o tácita, que hace una de las partes del juicio, mediante la cual
reconoce un hecho propio o ajeno que le perjudica. Como se puede apreciar, la declaración tiene
que prestarla alguna de las partes del juicio, pues si la realiza un tercero absoluto, se trataría de
un testimonio; y, por otro lado, los hechos declarados tienen que ser contrarios a los intereses
del confesante, pues no es confesión la declaración que favorece a la parte, ya que nadie puede
constituir en prueba a su favor, sus propias declaraciones.
Se dice que este es el medio probatorio más importante de todos, ya que se considera
suficiente para tener por acreditados los hechos reconocidos por las partes. Se funda en que no es
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lógico creer que el que confiesa en juicio mienta para perjudicar sus intereses.

b. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un medio de p r u e b a c i r c u n s t a n c i a l , ya que se produce durante el juicio o una vez
que éste se ha originado. Sin embargo, también puede tener lugar antes del juicio, como
una medida prejudicial probatoria, pues de acuerdo al art. 284 inc. I del CPC, si hay motivo
fundado para temer que una persona se ausente en breve tiempo del país, podrá
exigírsele como medida prejudicial que absuelva posiciones sobre hechos calificados
previamente de conducentes por el tribunal, el que, sin ulterior recurso, señalará día y
hora para la práctica de la diligencia; o como una medida prejudicial preparatoria de la
vía ejecutiva, pues de acuerdo al art. 434 Nº 5 del CPC, la confesión judicial es un título
ejecutivo. Por lo tanto, es un medio de prueba circunstancial que puede ser judicial o
extrajudicial.
ii. Es un medio de p r u e b a d i re c t o , ya que el tribunal forma su convicción a través de la
apreciación directa del hecho.
iii. Por regla general, es un medio probatorio de que se valen las partes de propia iniciativa,
tanto demandante como demandado; pero también puede provocarlo de oficio el juez,
como medida para mejor resolver.
iv. Constituye una declaración unilateral de voluntad y, por tanto, no requiere aceptación de
la parte contraria. Y en cuanto a su forma, puede ser expresa o tácita, según las
condiciones en que se ha efectuado
v. Es indivisible ya que, por regla general, no se puede dividir en perjuicio del confesante; y
es irrevocable, porque la confesión, por regla general, una vez prestada es inamovible.

c. REQUISITOS DE VALIDEZ DE LA CONFESIÓN.


La doctrina señala que los requisitos de validez de la confesión, o sea, las condiciones
necesarias para que este medio probatorio sea eficaz, son los siguientes:
i. V o l u n t a d d e l c o n f e s a n t e e x e n t a d e t o d o v i c i o . La confesión debe ser prestada
de manera libre, consciente, con pleno conocimiento de los hechos, y sin maquinaciones
de la contraria para arrancar una confesión fraudulenta.
En cuanto a los vicios de la voluntad, el error está contemplado expresamente en la ley
procesal civil, al permitirle al confesante revocar su confesión, alegando que padeció un
error de hecho y justifique tal circunstancia (art. 402 inc. II del CPC). La fuerza y el dolo
no están expresamente regulados en el CPC, pero se admiten, ya que la confesión es un
acto jurídico procesal y, por ende, se le aplican las normas de la Teoría General del Acto
Jurídico.
Art. 402. No se recibirá prueba alguna contra los hechos personales claramente confesados por los litigantes
en el juicio.

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Podrá, sin embargo, admitirse prueba en este caso y aun abrirse un término especial para ella, si el tribunal
lo estima necesario y ha expirado el probatorio de la causa, cuando el confesante alegue, para revocar su
confesión, que ha padecido error de hecho y ofrezca justificar esta circunstancia.

ii. C a p a c i d a d d e l c o nf e s a n t e p a r a o b l i ga r s e . Si la parte a quien se le exige


confesión es plenamente capaz, no hay problema en que ella preste confesión; la
dificultad se presenta cuando la confesión la debe prestar un incapaz o una persona
jurídica, pues en dicho caso deberá declarar su representante legal o convencional, pero
¿puede excusarse el representante basado en que carece de facultades para ello? La
doctrina ha señalado que toda persona que comparezca en juicio, a su propio nombre o
como representante de otra, está obligada a prestar confesión; pero este medio de prueba
surtirá efecto, siempre y cuando el hecho confesado no se traduzca en la prueba de una
obligación que no ha podido ser válidamente contraída por el respectivo representante
legal o mandatario, sea porque exceden de la órbita de la representación, o porque
requieren del cumplimiento previo de determinadas formalidades legales, como una
autorización judicial. Así, por ejemplo, en un juicio que se sigue en contra de una
Municipalidad se exige confesión judicial del respectivo Tesorero Comunal para que
reconozca cómo es efectivo que dicha corporación adeuda determinada suma de dinero;
el Tesorero Comunal no se podría excusar de la obligación de prestar confesión, porque
es el representante de la entidad demandada, pero esa confesión, aun cuando fuere
asertiva, carecería de valor legal, puesto que las Municipalidades solamente se obligan en
la forma que su LOC determina, y entre ellas no figura, por cierto, la confesión de dicho
funcionario.
Cosa distinta es que el mandatario judicial quiera confesar por el mandante, pues éste, de
acuerdo al art. 7º inc. II del CPC, requiere de facultades especiales para absolver
posiciones por la parte; y en dicho caso, podrá prestar confesión, siempre y cuando no se
trate sobre hechos personales de la parte.
iii. Q u e v e r s e s o b r e h e c h o s p e r t e n e c i e n t e s a l j u i c i o m i s mo (objeto). El art. art.
385 inc. I CPC señala que fuera de los casos expresamente previstos por la ley, todo
litigante está obligado a declarar bajo juramento, contestada que sea la demanda, sobre
hechos pertenecientes al mismo juicio, cuando lo exija el contendor o lo decrete el
tribunal en conformidad al art. 159 (medida para mejor resolver). Desde el momento en
que la confesión es un medio probatorio, debe versar, naturalmente, sobre hechos, pues el
Derecho, por regla general, no requiere de prueba. Ahora bien, esos hechos deben
pertenecer al juicio mismo, lo cual quiere decir que la confesión debe recaer sobre los
hechos controvertidos sustanciales y pertinentes contenidos en la resolución que recibe la
causa a prueba; y además, los hechos que reconoce el confesante pueden ser personales o
no, lo cual es importante por su diferente valor probatorio. En todo caso, estos hechos
deben serle perjudiciales al confesante, pues éste no puede crear su propia prueba.
iv. Q u e n o ex i s t a u n a di s p o si c i ó n l e ga l q u e p r o h í b a e s t e m e d i o p ro b a t or i o
o l e a s i gn e u n e f e c t o d i v e r s o a l d e s e a d o (admisible). La regla general es que la
confesión sea admisible para probar toda clase de hechos, salvo los legalmente
exceptuados; así se desprende del art. 1713 del CC que señala que la confesión que alguno
hiciere en juicio por sí, o por medio de apoderado especial, o de su representante legal, y
relativa a un hecho personal de la misma parte, producirá plena fe contra ella, aunque
no haya un principio de prueba por escrito; salvo los casos comprendidos en el art. 1701
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inc. I y los demás que las leyes exceptúen. Por tanto las excepciones son:
- Conforme al art. 1701 inc. I del CC, la falta de instrumento público no puede suplirse
por otra prueba (incluida la confesión) en los actos y contratos en que la ley requiere
esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados aun cuando en ellos se
prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto plazo, bajo una cláusula
penal: esta cláusula no tendrá efecto alguno.
- De acuerdo al art. 157 del CC, en el juicio de separación de bienes por el mal estado
de los negocios del marido, la confesión de éste no hace prueba.
- En materia de sociedad conyugal, conforme al art. 1739 del CC, existe una presunción
de que toda cantidad de dinero y de cosas fungibles, todas las especies, créditos,
derechos y acciones que existieren en poder de cualquiera de los cónyuges durante la
sociedad o al tiempo de su disolución, se presumirán pertenecer a ella, a menos que
aparezca o se pruebe lo contrario; y agrega el inc. II que ni la declaración de uno de
los cónyuges que afirme ser suya o debérsele una cosa, ni la confesión del otro, ni
ambas juntas, se estimarán suficiente prueba, aunque se hagan bajo juramento. Pero,
de acuerdo al inc. III, la confesión, no obstante, se mirará como una donación
revocable, que, confirmada por la muerte del donante, se ejecutará en su parte de
gananciales o en sus bienes propios, en lo que hubiere lugar.
- Y de acuerdo al art. 398 del CPC, la confesión extrajudicial es sólo base de presunción
judicial (se le asigna otro efecto a la confesión), y no se tomará en cuenta, si es
puramente verbal, sino en los casos en que sería admisible la prueba de testigos; o
sea, la confesión extrajudicial verbal sólo se debe considerar en los casos en que es
admisible la prueba de testigos.

c. CLASIFICACIÓN DE LA CONFESIÓN.
i. Según su origen, la confesión se clasifica en: e s p o n t á n e a o v o l un t a r i a , que es
aquella que se presta voluntariamente, sin requerimiento del juez o de la parte contraria; y
confesión p r o v o c a d a , que es aquella que se presta previo requerimiento del juez o a
petición de parte interesada, a través del procedimiento llamado absolución de posiciones.
ii. Según el modo de manifestarse, la confesión se clasifica en: e x p re s a , que es aquella que
presta el confesante en términos categóricos, explícitos y formales, de manera que no
haya duda en orden a su voluntad e intención; y t á c i t a o f i c t a , que es aquella que
tiene lugar cuando el litigante ha sido citado a absolver posiciones dos veces distintas, y
no ha comparecido, o compareció y dio respuestas evasivas.
iii. Según la forma de prestarse, la confesión se clasifica en: v e rb a l , que es aquella que se
hace de viva voz y en presencia de testigos; y e s c ri t a , que es aquella que consta en un
documento, sea público o privado (por ejemplo, en la contestación de la demanda).
iv. Según su contenido, la confesión se clasifica en simple, calificada y compleja. La
c o n fe s i ó n s i mp l e es aquella en que se reconoce el hecho discutido sin agregarle ni
modificarle ninguna cosa; la c o n f e s i ó n c a l i fi c a d a es aquella en que el confesante,

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fuera de confesar el hecho discutido, le agrega algo que viene a modificar o destruir su
naturaleza jurídica (por ejemplo ¿diga si es efectivo si recibió dinero? Sí lo recibí, pero
no fue préstamo, sino donación); y la c o n f e s i ó n c o mp l e j a que es aquella en que el
confesante, junto con reconocer el hecho discutido, le agrega otros hechos que vienen a
destruir en todo o en parte los efectos del primero. (por ejemplo ¿diga si es efectivo si le
prestó dinero? Sí, me lo prestó, pero ya se lo pagué).
v. Según los efectos o mérito probatorio, la confesión se clasifica en: d i v i s i b l e , que es
aquella en que se pueden separar los hechos confesados, tomando los que perjudican al
confesante y desechando aquellos que lo favorecen; e i n d i v i s i bl e , que es aquella que
debe aceptarse en su totalidad, tanto en los aspectos favorables cuanto en los
desfavorables para el confesante.
vi. Según la iniciativa para obtener su producción, la confesión se clasifica en: confesión a
i n i c i a t i v a d e p a r t e , que es aquella que se produce por actuación de cualquiera de las
partes; y en confesión d e o f i c i o o como medida para mejor resolver, que es aquella
que se decreta por el tribunal una vez puesto el proceso en estado de sentencia.
vii. Según su finalidad, la confesión se clasifica en: confesión como m e d i d a p r e j u d i c i a l ,
que es aquella destinada a preparar la entrada al juicio (preparatoria), o a anticipar un
medio de prueba que puede desaparecer (preparatoria); confesión como m e d i o
p ro b a t o r i o , que es aquella que se suministra en el juicio para acreditar algún hecho
controvertido perteneciente al mismo; y confesión como ge s t i ó n p re p a r a t o ri a d e l a
v í a e j e c u t i v a , que es aquella que tiene por objeto la obtención de un título ejecutivo.

viii. Y según el lugar en que se presta la confesión, se distingue entre: c o n f e s i ó n j u d i c i a l ,


que es aquella que se presta dentro del juicio, ya sea ante el tribunal de la causa o ante el
tribunal exhortado; y c o n f e s i ó n e x t r a j u d i c i a l , que es aquella que se presta fuera del
juicio, ya sea en un juicio diverso o fuera del proceso. Esta es la clasificación más
importante, y es por ello que, a continuación, se analizará con detención.

4.3.1. LA CONFESIÓN JUDICIAL.

a. CONCEPTO.
La confesión judicial es aquella que se verifica ante el tribunal que actualmente conoce
de la causa (o ante el tribunal exhortado), en la cual se invoca como medio probatorio. Ésta se
puede haber prestado en el juicio voluntaria o espontáneamente, o bien, de manera provocada.
i. La c o n f e s i ó n j u d i c i a l v o l u n t a r i a o espontánea, es aquella que se presenta toda
vez que la parte, en cualquiera de sus escritos o comparecencias verbales, reconoce un
hecho de los controvertidos en el juicio que produce consecuencias jurídicas en su contra.
Esta confesión no está regulada especialmente en la ley, pero su existencia se deduce de
lo prescrito en el art. 313 inc. I del CPC, que dispone que si el demandado acepta
llanamente las peticiones del demandante, o si en sus escritos no contradice en materia
substancial y pertinente los hechos sobre que versa el juicio, el tribunal mandará citar a
las partes para oír sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado de la réplica.

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ii. La c o n f e s i ó n j u d i c i a l p r o v o c a d a , es aquella que se obtiene mediante el mecanismo


o procedimiento llamado absolución de posiciones; y, según sea la actitud que adopte la
parte que debe prestar la confesión, puede ser expresa o tácita. Esta confesión siempre es
escrita, y tiene lugar:
- A i n i c i a t i v a d e p a r t e . Cualquiera de las partes puede solicitar al tribunal que exija
a la contraria absolver posiciones (sea demandante o demandado), lo cual puede tener
lugar: antes del juicio, como medida prejudicial probatoria; durante el juicio, la cual se
desarrolla a través del procedimiento de absolución posiciones (art. 385 del CPC); y
como gestión preparativa del juicio ejecutivo, caso en el cual, la parte puede
procurarse mediante la confesión judicial un título ejecutivo.
- D e o fi c i o p o r e l t r i b u n a l . De acuerdo al art. 159 del CPC, los tribunales, sólo
dentro del plazo para dictar sentencia, podrán dictar de oficio medidas para mejor
resolver. Las que se dicten fuera de este plazo se tendrán por no decretadas. Sin
perjuicio de lo establecido en el inc. I del art. 431, podrán dictar alguna o algunas de
las siguientes medidas: 2) la confesión judicial de cualquiera de las partes sobre
hechos que consideren de influencia en la cuestión y que no resulten probados
(durante el proceso).

b. TRIBUNAL COMPETENTE.
Para determinar qué tribunal es el indicado para intervenir válidamente en la absolución
de posiciones, se debe distinguir según si la parte citada a prestar confesión reside o no en el
lugar en que se sigue el juicio; y todavía, en este último caso, si la residencia la tiene en la
Republica o en el extranjero.
i. Si la parte citada que debe prestar confesión (absolvente) reside en el lugar en que se
sigue el juicio, el tribunal competente para intervenir en la diligencia respectiva, es el
mismo tribunal que conoce del juicio (tribunal de la causa).
ii. Si el absolvente reside fuera del lugar en que se sigue el juicio, pero dentro del territorio
de la República, el tribunal competente para intervenir en la diligencia respectiva es el
tribunal de la residencia del confesante (vía exhorto). En efecto, de acuerdo al art. 397
inc. II del CPC, la comparecencia se verificará ante el tribunal de la causa si la parte se
encuentra en el lugar del juicio; en el caso contrario, ante el juez competente del
territorio jurisdiccional en que resida, o ante el respectivo agente diplomático o consular
chileno, si ha salido del territorio de la República.
iii. Y si el absolvente reside fuera del territorio de la República o ha salido del país, la
comparecencia ha declarar se debe verificar ante el respectivo agente diplomático o
consular chileno.
Cabe recalcar que, en estos últimos casos, la confesión conserva siempre su carácter de
judicial, a pesar de que no se preste ante el juez que conoce del juicio; pues el juez de la
residencia del confesante, lo mismo que el respectivo agente diplomático o consular chileno,
actúan por vía de competencia delegada del primero.

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c. FUNCIONARIO COMPETENTE.
Una vez precisado el tribunal competente, se debe determinar qué funcionario actúa
válidamente en la absolución de posiciones respectiva. Aquí también hay que hacer varios
distingos.
i. Si la comparecencia se debe verificar ante el tribunal que conoce del juicio, o bien, ante
el tribunal de la residencia del confesante, en principio, se practicará ante el mismo juez,
quien mandará citar para día y hora determinados al litigante que debe prestar la
declaración; salvo que la cometa expresamente al secretario o a otro ministro de fe, y sin
perjuicio del derecho de cualquiera de las partes para pedir que la confesión sea tomada
por el mismo juez (art. 388 CPC).
Art. 388. Si el tribunal no comete al secretario o a otro ministro de fe la diligencia, mandará citar para día y
hora determinados al litigante que ha de prestar la declaración.
Siempre que alguna de las partes lo pida, debe el tribunal recibir por sí mismo la declaración del litigante.
Si el litigante se encuentra fuera del territorio del tribunal que conoce de la causa, será tomada su
declaración por el tribunal competente, quien procederá en conformidad a los dos incisos anteriores.

ii. Si la comparecencia se debe verificar ante el tribunal que conoce del juicio, o bien, ante
el tribunal de la residencia del confesante, pero se trata de personas que están exentas de
la obligación de comparecer, la diligencia se practica en la casa de estas últimas personas
en presencia del juez, a menos que la cometa expresamente en el secretario; sin embargo,
no podrá cometerla en él cuando la parte que ha solicitado la confesión requiera que ésta
sea tomada por el mismo juez (art. 389 inc. IV del CPC).
Art. 389 inc. IV. Si la persona que haya de prestar declaración en la forma prevenida en este artículo, se
encuentra fuera del territorio del tribunal que conoce de la causa, encargará éste la diligencia al juez
competente de la residencia actual del litigante. El juez exhortado practicará por sí mismo la diligencia o la
cometerá a su secretario.
No se podrá comisionar al secretario para tomar la confesión cuando la parte haya solicitado que se preste
ante el tribunal.

iii. Si la comparecencia se debe verificar ante un Tribunal Colegiado, en este caso la


diligencia de confesión se puede practicar ante uno sólo de sus ministros, comisionado al
efecto (art. 325 del CPC); o bien, ante el secretario o ante otro ministro de fe también
comisionado al efecto (art. 389 CPC); salvo que cualquiera de las partes pida que la
confesión sea recibida por el mismo tribunal (art. 388). Y si se trata de personas exentas
de la obligación de comparecer; en este caso se comisiona para la diligencia a alguno de
los ministros del mismo tribunal o al secretario; salvo que la parte que ha solicitado la
confesión pida que se preste ante el tribunal (art. 389).
Art. 325. En los tribunales colegiados podrán practicarse las diligencias probatorias ante uno solo de sus
miembros comisionado al efecto por el tribunal.

iv. Y si la diligencia se debe practicar fuera del territorio de la República, será competente el
agente diplomático o consular.

En la práctica, si la confesión se debe prestar ante un tribunal unipersonal o colegiado,


interviene en la diligencia, fuera de la persona del juez, del ministro o del Secretario, un
Receptor Judicial, por ser función de éste actuar en las diligencias de absolución de posiciones
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(art. 390 inc. I COT), y en ellas actúan por sí solos, pues es absurdo y redundante que se les exija
que lo hagan asesorados por otro ministro de fe.
Art. 390. Los receptores son ministros de fe pública encargados de hacer saber a las partes, fuera de las oficinas de
los secretarios, los decretos y resoluciones de los Tribunales de Justicia, y de evacuar todas aquellas diligencias que
los mismos tribunales les cometieren.
Deben recibir, además, las informaciones sumarias de testigos en actos de jurisdicción voluntaria o en juicios civiles
y actuar en estos últimos como ministros de fe en la recepción de la prueba testimonial y en la diligencia de
absolución de posiciones.

d. OPORTUNIDAD Y VECES EN QUE SE PUEDE EXIGIR CONFESIÓN EN JUICIO.


Aquí hay que tener presente el art. 385 del CPC, el cual señala que fuera de los casos
expresamente previstos por la ley, todo litigante está obligado a declarar bajo juramento,
“contestada que sea la demanda”, sobre hechos pertenecientes al mismo juicio, cuando lo exija
el contendor o lo decrete el tribunal en conformidad al art. 159; agrega el inc. II que esta
diligencia se podrá solicitar en cualquier estado del juicio y sin suspender por ella el
procedimiento, hasta el vencimiento del término probatorio en primera instancia, y hasta antes
de la vista de la causa en segunda. Por lo tanto, hay que distinguir si la confesión judicial se
presta en primera o en segunda instancia:
i. En p ri m e ra i n s t a n c i a , la confesión se puede solicitar desde que sea contestada la
demanda, hasta el vencimiento del término probatorio. Por lo tanto, no puede solicitarse
la confesión ni al demandar ni al contestar, pero sí al replicar y al duplicar.
ii. En s e gu n d a i n s t a n c i a . Como se dijo, en segunda instancia, por regla general, no se
admite prueba, pero de acuerdo al art. 207 inc. I del CPC, en segunda instancia, salvo lo
dispuesto en el inciso final del art. 310 (excepciones anómalas) y en los arts. 348 (prueba
instrumental) y 385 (confesión judicial), no se admitirá prueba alguna. Esta prueba, eso
sí, se debe solicitar antes de la vista de la causa.

En ambos casos la diligencia no suspende el procedimiento, lo cual quiere decir que no


obstante hallarse pendiente, el tribunal deberá citar a las partes para oír sentencia, prescindiendo
de ese medio probatorio aun no producido. Y en cuanto al número de ocasiones que puede
solicitarse, conforme a la segunda parte del art. 385 inc. II, este derecho sólo lo podrán ejercer
las partes hasta por dos veces en primera instancia y una vez en segunda; pero, si se alegan
hechos nuevos durante el juicio, podrá exigirse una vez más.

e. PERSONAS QUE DEBEN PRESTAR CONFESIÓN.


Conforme al art. 1713 del CC, la confesión que alguno hiciere en juicio por sí, o por
medio de apoderado especial, o de su representante legal, y relativa a un hecho personal de la
misma parte, producirá plena fe contra ella, aunque no haya un principio de prueba por escrito;
salvo los casos comprendidos en el art. 1701 inc. I y los demás que las leyes exceptúen. De esta
disposición se deduce que están obligadas a prestar confesión en juicio: la parte litigante misma,
su representante legal, o su apoderado especial.
i. P a r t e l i t i ga n t e q u e t i e n e c a p a c i d a d p a ra c o m p a r e c e r e n j u i c i o (capacidad

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de ejercicio). Aquí no importa que el litigante haya comparecido al juicio por medio de
apoderado judicial, sea común o especial, pues siempre tiene que comparecer a confesar
si la otra parte litigante se lo exige, pues conforme al art. 397 inc. I del CPC, el procurador
es obligado a hacer comparecer a su mandante para absolver posiciones en el término
razonable que el tribunal designe y bajo el apercibimiento indicado en el art. 394; es
decir, si la parte no comparece al segundo llamado, o si compareciendo se niega a
declarar o da respuestas evasivas, se le dará por confeso, a petición de parte, en todos
aquellos hechos que estén categóricamente afirmados en el escrito en que se pidió la
declaración (en el pliego de posiciones).357
ii. P a r t e l i t i ga n t e q u e n o t i e n e c a p a c i d a d p a r a c o m p a r e c e r e n j u i c i o . En este
caso, los incapaces absuelven posiciones a través de su representante legal. Ahora, si este
representante legal ha comparecido por medio de mandatario judicial o procurador,
también pesará sobre éste la obligación de hacerlo comparecer a absolver posiciones en el
término razonable que el tribunal designe y bajo el apercibimiento legal indicado.
iii. M a n d a t a r i o j u d i c i a l e s p e c i a l me n t e f a c u l t a d o . No hay inconveniente para que
la confesión se preste por medio de apoderado especial, entendiéndose por tal, aquél a
quien se le ha conferido expresamente la facultad de absolver posiciones (art. 7 inc. II del
CPC); y en dicho caso, la confesión producirá los mismos efectos que si hubiere sido
prestada por el propio mandante. Pero esto es sin perjuicio del derecho de la contraparte
para exigir que la confesión sea prestada por el mismo litigante personalmente, pues así
se desprende del art. 385 del CPC que señala que “…todo litigante está obligado a
declarar bajo juramento, contestada que sea, la demanda, sobre hechos pertenecientes al
mismo juicio, cuando lo exija el contendor o lo decrete el tribunal en conformidad al art.
159”. Por lo tanto, la confesión no puede ser eludida por el mandante, so pretexto de que
su mandatario tiene facultad especial para absolver posiciones; y si no comparece, se le
aplicará la confesión tácita (es un carga procesal).
iv. Por último, conforme al art. 396 del CPC, podrá exigirse confesión al procurador de la
parte sobre hechos personales de él mismo en el juicio aun cuando no tenga poder para
absolver posiciones.

f. PERSONAS QUE ESTÁN EXENTAS DE LA CARGA DE COMPARECER ANTE EL TRIBUNAL A CONFESAR.


Sobre toda parte litigante pesa la carga de prestar confesión judicial, si así se lo exige su
contraparte, pero no sobre todo litigante pesa la carga de comparecer ante el tribunal a prestar
dicha confesión. En efecto, existe un grupo de personas, que por razones de dignidad del cargo
que desempeñan o de orden físico, el legislador las libera de la carga de comparecer ante el
tribunal, pero no las libera de la carga de prestar confesión. En efecto, conforme al art. 389 del
CPC, están exentos de comparecer ante el tribunal a prestar la declaración de que tratan los
artículos precedentes:

357
Existe discusión en cuanto a si es posible que el abogado del absolvente asista a la audiencia. En este punto la
jurisprudencia es contradictoria, pues según algunos fallos, la confesión es un acto enteramente personal del litigante
y, por ende, al abogado le está vedado asistir a la audiencia de confesión; y según otros, la presencia del abogado del
absolvente está justificada por ser un acto de defensa de sus derechos y por tratarse, además, de una actuación de
mucha trascendencia en cuanto a su valor probatorio; a lo que cabe añadir que la ley no lo ha prohibido.

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i. El Presidente de la República, los Ministros de Estado, los Senadores y Diputados, los


Intendentes dentro de la región en que ejercen sus funciones; los miembros de la CS o de
alguna CA, los Fiscales Judiciales de estos tribunales, el Fiscal Nacional y los fiscales
regionales, el Arzobispo, los Obispos, los Vicarios Generales, los Provisores y los
Vicarios y Provicarios Capitulares (art. 389 Nº 1).
ii. Los que por enfermedad o por cualquier otro impedimento calificado por el tribunal se
hallen en imposibilidad de comparecer a la audiencia en que hayan de prestar la
declaración (art. 389 Nº 2).
iii. Las mujeres, en caso que el tribunal estime prudente eximirlas de esta asistencia (art.
389 Nº 3).

De acuerdo al inc. II del art. 389 del CPC, cuando haya de prestar esta declaración alguna
de las personas exceptuadas en los números precedentes, el juez se trasladará a casa de ella con
el objeto de recibir la declaración o comisionará para este fin al secretario; agrega el inc. III que
en los tribunales colegiados se comisionará para esta diligencia a alguno de los ministros del
mismo o al secretario; a su vez, el inc. IV señala que si la persona que haya de prestar
declaración en la forma prevenida en este artículo, se encuentra fuera del territorio del tribunal
que conoce de la causa, encargará éste la diligencia al juez competente de la residencia actual
del litigante. El juez exhortado practicará por sí mismo la diligencia o la cometerá a su
secretario; y finaliza el inc. V señalando que no se podrá comisionar al secretario para tomar la
confesión cuando la parte haya solicitado que se preste ante el tribunal.

g. DESARROLLO DE LA ABSOLUCIÓN DE POSICIONES.


i. P ro p o s i c i ó n . La parte litigante que desea que su contraparte preste confesión judicial,
debe presentar una solicitud escrita pidiendo al tribunal que decrete este medio
probatorio. En el escrito la parte solicitará al tribunal que se cite al litigante contrario a la
audiencia que el tribunal designe, con el objeto que concurra a absolver posiciones,
debiendo el solicitante acompañar en ese momento, en un sobre cerrado, el pliego de
posiciones, es decir, un listado de los hechos acerca de los cuales pretende que se
interrogue al confesante, y mientras la confesión no sea prestada, se mantendrán en
reserva las interrogaciones sobre que debe recaer (art. 387 CPC), concretamente, se
mantienen en la secretaría del tribunal hasta el día y hora de la audiencia (al iniciarse la
audiencia se muestra el sobre sellado a las partes).358
De acuerdo al art. 386 del CPC, los hechos acerca de los cuales se exija la confesión
podrán expresarse en forma asertiva o en forma interrogativa, pero siempre en términos
claros y precisos, de manera que puedan ser entendidos sin dificultad. Las preguntas o
posiciones asertivas, se caracterizan por contener la afirmación de lo que se quiere que el
sujeto responda, o sea, en el fondo la pregunta contiene la respuesta; por ejemplo, “diga
cómo es efectivo que recibió de parte del demandante la suma de 200 mil pesos, a título
de mutuo” (se parte de la base que recibió esa suma); “diga cómo es efectivo que el día
18 se septiembre de 2010 estuvo en el centro de Viña del Mar” (se parte de la base que

358
En materia penal las preguntas son orales, por lo que no existe pliego de posiciones.

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estuvo en el centro de Viña del Mar); etc. En cambio, las posiciones formuladas en forma
interrogativa, son aquellas en las que se plantea la interrogación sin tener afirmación
alguna en ella; por ejemplo “exprese si pagó o no la deuda que le cobra el demandante”;
“diga dónde estuvo el día 18 se septiembre de 2010”, etc. En el interrogatorio se pueden
incluir preguntas asertivas e interrogativas respecto de un mismo hecho; por ejemplo
“diga cómo es efectivo que el 18 se septiembre de 2010 estuvo en el centro de Viña”, y
en el evento que lo negare, “diga el absolvente en qué lugar se encontraba ese día”.359
Esto es de gran importancia para la confesión ficta, pues ésta sólo se produce respecto de
las preguntas asertivas.
ii. A d m i s i ó n . De acuerdo al art. 324 del CPC, toda diligencia probatoria debe practicarse
previo decreto del tribunal que conoce en la causa, notificado a las partes. Es por ello
que el tribunal accederá a la práctica de la respectiva diligencia con citación, expresando
en la resolución que decrete la solicitud si comete al secretario o a otro ministro de fe la
práctica de dicha diligencia, y en caso contrario, deberá fijar día y hora para la audiencia
(art. 388 inc. I del CPC); así, la resolución dirá, por ejemplo: “como se pide, se fija al
efecto la audiencia para el quinto día posterior a la notificación, a las 10:00 horas”. Como
la resolución ordena la comparecencia personal de las partes, se debe notificar por cédula
al mandatario judicial del absolvente (independientemente que tenga o no facultades),
pues de acuerdo al art. 397 del CPC, el procurador es obligado a hacer comparecer a su
mandante para absolver posiciones en el término razonable que el tribunal designe y
bajo el apercibimiento indicado en el art. 394 (confesión tácita).
Art. 388. Si el tribunal no comete al secretario o a otro ministro de fe la diligencia, mandará citar para día y
hora determinados al litigante que ha de prestar la declaración.

iii. E j e c u c i ó n o d i l i ge n c i a mi e n t o . Lo normal es que el litigante citado comparezca a


la audiencia y absuelva posiciones y, en dicho caso, se deben efectuar una serie de
trámites, a saber:
- J u r a m e n t o . Lo primero que debe hacer el tribunal o el ministro de fe, es tomarle
juramento al absolvente de decir verdad. En la práctica quien interviene siempre, es
un receptor contratado por la parte que solicitó la diligencia.
- A p e r t u r a d e l s o b r e . Luego, se abre el sobre cerrado que contiene el pliego de
posiciones, y se procederá a la formulación de preguntas en el orden en que en dicho
pliego se contienen y al tenor de las mismas.
- D e c l a r a c i ó n d e l a b s o l v e n t e . De acuerdo al art. 391 del CPC, la declaración (del
absolvente) deberá prestarse inmediatamente, de palabra y en términos claros y
precisos. Si el confesante es sordo o sordomudo, podrá escribir su confesión delante
del tribunal o ministro de fe encargado de recibirla o, en su caso, se aplicará lo
dispuesto en el art. 382 (será interrogado por medio de un intérprete); agrega el inc. II
que si se trata de hechos personales, (la declaración) deberá prestarse afirmándolos o
negándolos. Podrá, sin embargo, el tribunal admitir la excusa de olvido de los hechos,

359
En materia procesal penal, se debe distinguir respecto del método o formas de interrogatorio, ya que mientras en
el interrogatorio directo no caben las preguntas afirmativas sugestivas, en el contrainterrogatorio si caben dichas
preguntas.

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en casos calificados, cuando ella se funde en circunstancias verosímiles y


notoriamente aceptables. Finaliza el inc. III señalando que en todo caso, podrá el
confesante añadir las circunstancias necesarias para la recta y cabal inteligencia de
lo declarado, es decir, tiene derecho a explicar lo que haya declarado.
- P l a z o p a ra c o n s u l t a r d o c u m e n t o s . Puede suceder que el absolvente no esté en
condiciones de afirmar o negar categóricamente un hecho sin consultar previamente
sus documentos. Es por ello que el art 394 inc. final establece que cuando el
interrogado solicite un plazo razonable para consultar sus documentos antes de
responder, podrá otorgársele, siempre que haya fundamento plausible para pedirlo y
el tribunal lo estime indispensable, o consienta en ello el contendor. La resolución del
tribunal que conceda plazo será inapelable.
- D e r e c h o s d e l a c o n t r a p a r t e . Conforme al art. 392 del CPC, puede todo litigante
presenciar la declaración del contendor y hacer al tribunal las observaciones que
estime conducentes para aclarar, explicar o ampliar las preguntas que han de
dirigírsele. Agrega el inc. II que puede también, antes que termine la diligencia y
después de prestada la declaración, pedir que se repita si hay en las respuestas dadas
algún punto obscuro o dudoso que aclarar.
- A c t a y f i r ma s . El art. 395 del CPC señala que lo dicho en el art. 370 es aplicable a
la declaración de los litigantes, y dicho artículo dispone que las declaraciones se
consignarán por escrito, conservándose en cuanto sea posible las expresiones de que
se hayan valido el testigo (absolvente), reducidas al menor número de palabras.
Después de leídas por el receptor en alta voz ratificadas por el testigo (absolvente),
serán firmadas por el juez (o ministro de fe a quien se encargó la diligencia), el
declarante, si sabe, y las partes, si también saben y se halla presentes, autorizándolas
un receptor, que servirá también como actuario en las incidencias que ocurran
durante la audiencia de prueba.

h. REBELDÍA DEL LITIGANTE CITADO.


De acuerdo al art. 393 del CPC, si el litigante citado ante el tribunal para prestar
declaración no comparece, se le volverá a citar bajo los apercibimientos que expresan los
artículos siguientes. Esta no comparecencia se debe acreditar por el ministro de fe, y luego el
tribunal debe dictar una segunda resolución en que ordene la citación del absolvente.
Si el absolvente comparece a este segundo llamado y declara, se deben practicar todas
las diligencias mencionadas anteriormente; pero, conforme al art. 394 inc. I del CPC, si el
litigante no comparece al segundo llamado, o si, compareciendo, se niega a declarar o da
respuestas evasivas, se le dará por confeso, a petición de parte, en todos aquellos hechos que
estén categóricamente afirmados en el escrito en que se pidió la declaración. Como se puede
apreciar, la confesión tácita no opera de pleno derecho, pues se requiere que la otra parte solicite
que se dé por confeso al absolvente, debiendo recaer sobre dicha solicitud, una resolución del
tribunal que así lo establezca; y una vez que el tribunal dicte la resolución, la confesión tácita o
presunta que establece el artículo 394, producirá los mismos efectos que la confesión expresa
(art. 400 del CPC).
Por lo tanto, la c o n f e s i ó n t á c i t a es aquella que se produce en virtud de una resolución

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del tribunal, respecto de las preguntas formuladas en forma asertiva, cuando el absolvente se
niegue a prestar declaración o dé respuestas evasivas (tanto en la primera como en la segunda
citación), o no comparezca a la segunda citación a absolver posiciones.360
¿Qué pasa si las preguntas se hicieron en forma interrogativa? De conformidad con el inc.
II del art. 394, si no están categóricamente afirmados los hechos, podrán los tribunales imponer
al litigante rebelde una multa que no baje de medio sueldo vital ni exceda de un sueldo vital, o
arrestos hasta por 30 días sin perjuicio de exigirle la declaración. Si la otra parte lo solicita,
podrá también suspenderse el pronunciamiento de la sentencia hasta que la confesión se preste.

4.3.2. LA CONFESIÓN EXTRAJUDICIAL.


La confesión extrajudicial es aquella que se presta fuera de juicio, o dentro de juicio, pero
ante un tribunal diverso de aquél que conoce del pleito y en el cual se la invoca como medio
probatorio. De acuerdo a esta definición, la doctrina se distingue entre:
i. C o n f e s i ó n e x t r a j u d i c i a l a b s o l ut a , que es aquella que se presta fuera de juicio.
Como señala el profesor LUHRS, este tipo de confesión extrajudicial puede tener lugar en
cualquier parte y a cualquier hora, y no tiene que estar revestida de solemnidad; así por
ejemplo, se puede reconocer un hecho en una reunión social.
ii. C o n f e s i ó n e x t r a j u d i c i a l r e l a t i v a , que es aquella que se presta en un juicio, pero
diverso de aquél en que se la invoca. Aquí la parte debe solicitar que se tenga a la vista el
expediente en el cual realizo la confesión ¿Qué sucede si la confesión se realiza en el
mismo juicio en que se invoca? ¿Cómo se acredita? En este caso, bastará con solicitar
que se tenga a la vista la parte del expediente en el cual consta, o bien, pedir copia
autorizada de lo pertinente y agregarla en parte de prueba dentro del juicio en el que se la
invoca.

La doctrina también distingue entre confesión extrajudicial verbal y escrita. La confesión


e x t r a j u d i c i a l v e r b a l es aquella que se presta de viva voz y en presencia de testigos, por lo
tanto, se acredita mediante testigos de oídas; y la confesión e x t r a j u d i c i a l e s c r i t a es aquella
que se presta por medio de un documento, ya sea público o privado y, por lo tanto, se acredita
mediante prueba instrumental. Sobre este punto cabe mencionar que hay autores que dicen que la
única prueba de confesión propiamente tal, es la judicial, pues la confesión extrajudicial se
valora a través de otros medios de prueba (la confesión verbal se lleva por medio de testigos, y la
confesión escrita se llevará por medio de instrumentos).

4.3.3. VALOR PROBATORIO DE LA CONFESIÓN.


Para determinar el valor probatorio de la confesión, es necesario distinguir previamente
si se está en presencia de una confesión judicial o extrajudicial, pues este valor probatorio es
diverso según se trate de una u otra clase de confesión.

360
En materia penal, no procede la confesión tácita; y además, no se puede condenar a una persona con el sólo
mérito de su propia declaración.

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a. VALOR PROBATORIO DE LA CONFESIÓN JUDICIAL.


Esta materia se encuentra regulada en el art. 399 del CPC, y en el art. 1713 del CC, y de
dichas disposiciones se extrae la siguiente distinción:
i. C o n f e s i ó n s o b r e h ec h o s p e r s o n a l e s . De acuerdo al art. 1713 del CC, la confesión
que alguno hiciere en juicio por sí o por medio de apoderado especial, o de su
representante legal, y relativa a un hecho personal de la misma parte, producirá plena fe
contra ella, aunque no haya un principio de prueba por escrito; salvo los casos
comprendidos en el art. 1701 inc. I (cuando se exige instrumento público como
solemnidad) y los demás que las leyes exceptúen (obligaciones que superen a 2 UTM).
Los hechos personales son aquellos en los que ha intervenido la persona que confiesa o
que le afecten directamente, y si la confesión recae sobre dichos hechos, servirá por sí
sola para acreditarlos. Por ello se dice que la confesión es la prueba máxima, y de ahí el
aforismo que dice que a confesión de parte relevo de prueba.
Aquí también hay que tener presente el art. 402 del CPC, el cual señala que no se recibirá
prueba alguna contra los hechos personales claramente confesados por los litigantes en
el juicio; agrega el inc. II que podrá, sin embargo, admitirse prueba en este caso y aun
abrirse un término especial para ella, si el tribunal lo estima necesario y ha expirado el
probatorio de la causa, cuando el confesante alegue, para revocar su confesión, que ha
padecido error de hecho y ofrezca justificar esta circunstancia361. Aquí será necesaria
una doble prueba: una de carácter subjetivo, relativa al error de hecho que ha padecido el
confesante; y la otra de carácter objetivo, tendiente a demostrar la falsedad del hecho
erróneamente confesado.

ii. C o n f e s i ó n s o b r e h ec h o s n o p e r s o n a l e s . De acuerdo al art. 399 inc. II del CPC, si


los hechos confesados no son personales del confesante o de la persona a quien
representa, producirá también prueba la confesión. Pero, a diferencia de lo que acontece
con la confesión que recae sobre hechos personales del confesante, que no admite prueba
alguna tendiente a destruir tales hechos, la confesión que versa sobre hechos no
personales del confesante (esto es, de hechos ajenos al confesante) puede ser destruida
por otros medios probatorios. Esta conclusión se desprende, a contrario sensu, de lo
prescrito en el art. 402 inc. I del CPC (no se recibirá prueba alguna contra los “hechos
personales” claramente confesados por los litigantes en el juicio).
Con todo, según el art. 402 inc. III CPC, lo dispuesto en el inciso precedente se aplicará
también al caso en que los hechos confesados no sean personales del confesante; es
decir, se podrá revocar la confesión sobre hechos no personales, si se ha padecido error
de hecho; pero también se puede revocar si no se ha padecido error de hecho
(interpretando a contrario sensu el art. 402 inc. I del CPC).

361
El art. 402 inc. I del CPC, se relaciona con el art. 428 del CPC, el cual dispone que entre dos o más pruebas
contradictorias, “y a falta de ley que resuelva el conflicto”, los tribunales preferirán la que crean conforme con la
verdad. Por ejemplo, si se acompaña un instrumento público otorgado por el confesante que contraría lo aseverado
por éste vía confesión, el tribunal tiene que asignarle mayor mérito a la confesión, porque una ley expresa (art. 402)
resolvió el conflicto de pruebas contradictorias en favor de la confesión.

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b. VALOR PROBATORIO DE LA CONFESIÓN EXTRAJUDICIAL.


Esta materia se regula en el art. 398 CPC, disposición que establece una verdadera
graduación del valor porbatorio de la confesión extrajudicial.
Art. 398. La confesión extrajudicial es sólo base de presunción judicial, y no se tomará en cuenta, si es puramente
verbal, sino en los casos en que sería admisible la prueba de testigos.
La confesión extrajudicial que se haya prestado a presencia de la parte que la invoca, o ante el juez incompetente,
pero que ejerza jurisdicción, se estimará siempre como presunción grave para acreditar los hechos confesados. La
misma regla se aplicará a la confesión prestada en otro juicio diverso; pero si éste se ha seguido entre las mismas
partes que actualmente litigan, podrá dársele el mérito de prueba completa, habiendo motivos poderosos para
estimarlo así.

El esquema de graduación que contempla esta norma, es el siguiente:


i. C o n f e s i ó n ex t ra j u d i c i a l p u r a me n t e v e r b a l . La ley dice que la confesión
extrajudicial puramente verbal, no se tomará en cuenta sino en los casos en que es
admisible la prueba de testigos. Por lo tanto, para saber si procede o no la confesión
verbal como medio de prueba, debe analizarse si la prueba testimonial es admisible; así,
por ejemplo, si la obligación no consta por escrito y su valor supera las dos UTM, la
confesión verbal que haga el deudor de su obligación, no será admisible, ya en dicho caso
no tampoco es procedente la prueba de testigos. Luego, se debe distinguir ante quién se
prestó la confesión extrajudicial verbal:
- Si la confesión extrajudicial verbal no se prestó en presencia de la parte que la invoca,
ni ante juez incompetente, ni en otro juicio diverso, es decir, si se prestó ante terceros,
es sólo base de una presunción judicial; en otras palabras, carecerá de mérito
probatorio.
- Si la confesión extrajudicial se prestó en presencia de la parte que la invoca, o ante
juez incompetente pero que ejerce jurisdicción, o en otro juicio diverso, se estimará
como una presunción grave para acreditar los hechos confesados; y si además es
precisa, podrá constituir plena prueba, pues de acuerdo al art. 426 inc. II del CPC, una
sola presunción puede constituir plena prueba cuando, a juicio del tribunal, tenga
caracteres de gravedad y precisión suficientes para formar su convencimiento. El
profesor FORTTES recalca que nuevamente la confesión extrajudicial nos lleva a otro
medio de prueba, cual es, las presunciones.
- Y si la confesión se ha prestado en juicio diverso, pero seguido entre las mismas partes
que actualmente litigan, el tribunal le puede dar el mérito de prueba completa,
habiendo motivos poderosos para estimarlo así.

ii. C o n f e s i ó n ex t r a j u d i c i a l e s c r i t a . En términos generales, tendrá el valor propio de


la prueba instrumental, pero en los casos en que se haya prestado en otro juicio, seguido
entre las mismas partes, podrá dársele el mérito de prueba completa habiendo motivos
poderosos para estimarlo así.

4.3.4. LA INDIVISIBILIDAD DE LA CONFESIÓN.


Una vez prestada la confesión, judicial o extrajudicialmente, tiene el mérito probatorio
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que se ha señalado. Pero además, la ley le asigna dos efectos de capital importancia, a saber: su
indivisibilidad y su irrevocabilidad.
La i n d i v i s i b i l i d a d de la confesión consiste en que ésta debe ser aceptada en su
integridad, o sea, tanto en aquella parte que perjudica al confesante como en aquella parte que lo
beneficia. En cambio, la c o n f e s i ó n d i v i s i b l e es aquella en la que se contienen diversos
hechos, pudiendo considerarse los que perjudican al confesante, y desechándose aquellos que le
favorecen.
La regla general es la indivisibilidad, pues de acuerdo al art. 401 inc. I del CPC, en general
el mérito de la confesión no puede dividirse en perjuicio del confesante. Pero esta regla tiene
excepciones, pues conforme al inc. II del art. 402, podrá, sin embargo, dividirse: 1) siempre que
comprenda hechos diversos enteramente desligados entre sí; y 2) cuando, comprendiendo varios
hechos ligados entre sí o que se modifiquen los unos a los otros, el contendor justifique con
algún medio legal de prueba la falsedad de las circunstancias que, según el confesante,
modifican o alteran el hecho confesado. Para facilitar la aplicación práctica de los principios an-
teriores, los autores han elaborado una clasificación de este medio probatorio, distinguido la
confesión pura y simple, la calificada y la completa.
i. La c o n f e s i ó n p u r a y s i mp l e es aquella en que el confesante afirma o niega
categóricamente el hecho controvertido, sin hacerle agregaciones o modificaciones de
ninguna especie. Por ejemplo, “diga cómo es efectivo que recibió $20.000 de manos del
demandante” y el absolvente contesta “sí, es efectivo”.
ii. La c o n f e s i ó n c a l i f i c a d a es aquella en que el confesante reconoce categóricamente el
hecho controvertido, pero le agrega alguna circunstancia o modalidad que alteran la
esencia o naturaleza jurídica del hecho confesado. Por ejemplo: “diga cómo es efectivo
que recibió de manos del demandante $20.000 a título de mutuo”, y el absolvente
contesta: “es efectivo, pero los recibí a título de donación”.
iii. Y la c o n f e s i ó n c om p l e j a es aquella en que el confesante reconoce el hecho
controvertido, pero le agrega otro hecho enteramente desligado del primero, o bien,
ligado y modificatorio del mismo, que destruyen en todo o parte las consecuencias
jurídicas del hecho primitivo confesado. Como se puede apreciar, esta confesión presenta
dos aspectos, y es por esto también que se la subclasifica en:
- C o n f e s i ó n c o m p l e j a d e p r i m e r gr a d o o i n c o n e x a , que es aquella en que el
confesante reconoce el hecho acerca del cual se le interroga, pero le agrega otro hecho
enteramente diverso, desligado e independiente del primero, destinado a destruir o
modificar sus efectos. Por ejemplo: “diga cómo es efectivo que recibió de manos del
demandante $20.000 a título de mutuo”, y el absolvente contesta “sí, es efectivo, pero
nada le debo, por cuanto él, a su vez, recibió de mí igual suma y por idéntico título, de
manera que ambas obligaciones se han compensado”; aquí, el hecho de la existencia
de la segunda obligación entre confesante y contendor, es un hecho enteramente
desligado de la primera obligación.
- C o n f e s i ó n c o m p l e j a d e s e gu n d o gr a d o o c o n e x a , que es aquella en que el
confesante reconoce el hecho acerca del cual se le interroga (hecho controvertido),
pero le agrega otro hecho ligado, relacionado, dependiente y modificatorio del
primero, destinado a destruir o modificar sus efectos. Por ejemplo: “diga cómo es

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efectivo que recibió de manos del demandante $20.000 a título de mutuo”, y el


absolvente contesta “sí, es efectivo, pero nada debo porque los pagué”; aquí el pago
está ligado con la existencia de la obligación de que se trata.

Ahora bien, aplicando el principio de la divisibilidad de la confesión a la luz de esta


clasificación, se puede decir que: (1) la confesión pura y simple es indivisible por su propia
naturaleza; (2) la confesión calificada también es indivisible por su propia naturaleza; (3) la con-
fesión compleja de primer grado o inconexa es divisible sin necesidad de prueba alguna (puede
dividirse: siempre que comprenda hechos diversos enteramente desligados entre sí); (4) y la
confesión compleja de segundo grado o conexa, en principio, es indivisible, salvo que el
contendor del confesante pruebe por los medios legales la falsedad del hecho que viene a
modificar o alterar el hecho principal confesado.

4.4. LA INSPECCIÓN PERSONAL DEL TRIBUNAL.

a. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
Es un medio probatorio destinado a acreditar hechos o circunstancias materiales del
juicio, mediante la observación y constatación de ellos efectuadas por el mismo tribunal. En
otras palabras, es el reconocimiento de la cosa litigiosa o del lugar del suceso, realizado por el
tribunal, con el fin de aclarar la verdad de los hechos controvertidos. Las principales
características de este medio de prueba son:
i. Es un medio de prueba d i r e c t o , ya que permite formar al tribunal su convicción a través
de la apreciación directa, personal e inmediata del hecho (inmediación), y no a través de
terceras personas, como pueden ser los testigos o los peritos. El profesor FORTTES recalca
que es la única prueba por percepción directa del juez y, por ello, es una prueba muy
segura.
ii. Es una prueba c i r c u n s t a n c i a l , pues se produce durante el juicio.
iii. En cuanto a su valor probatorio, constituye p r u e b a p l e n a , en cuanto a las
circunstancias o hechos materiales resultan de la propia observación del tribunal. De ahí
su importancia, al extremo que es un medio de prueba, a diferencia de los anteriores,
obligatorio en ciertos y determinados juicios.362

b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. Que se trate de probar hechos o circunstancias materiales controvertidos en el pleito. En
efecto, el art. 408 CPC señala que la inspección personal constituye prueba plena en
cuanto a las circunstancias o hechos materiales que el tribunal establezca en el acta

362
Cabe mencionar que se discute, en doctrina, si la inspección personal del tribunal constituye o no realmente un
medio de prueba. Según algunos, nada nuevo agrega al proceso, ya que sólo sirve para apreciar mejor otros medios
de prueba ya producidos; sin embargo, también hay quienes argumentan, y con razón, que es un medio probatorio
procesal por excelencia, destinado a formar la convicción del juez sobre los hechos controvertidos, sin más
diferencia con los demás medios de prueba que, mientras éstos convencen al juez, con la inspección personal es el
mismo juez el que se convence.

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como resultado de su propia observación. Por tanto, la clase de objeto material del
reconocimiento o inspección judicial no tiene importancia alguna, es decir, puede ser un
inmueble (por ejemplo, se discute acerca de la altura o calidad de una muralla; sobre el
rumbo o anchura de un camino; si una máquina o una fábrica produce o no malos olores,
etc.), mueble (por ejemplo, se discute si una auto emite ruidos molestos), e incluso, una
persona (por ejemplo, en los juicios de interdicción por demencia, en que el tribunal se
cerciora de las condiciones mentales del demandado por su propia y personal
observación).
ii. Que el tribunal estime necesaria la inspección personal; pues así lo dispone la primera
parte del art. 403 inc. I CPC, al señalar que fuera de los casos expresamente señalados por
la ley, la inspección personal del tribunal sólo se decretará cuando éste la estime
necesaria. Por lo tanto, queda a la prudencia del juez determinar si este medio probatorio
es o no conveniente para el mejor éxito del juicio.
iii. Que el tribunal así lo decrete. La petición de parte, en orden a que se decrete la práctica
de este medio probatorio, pasará previamente por el trámite o control del juez, quien, si
estima necesaria la diligencia, expresará su voluntad en sentido afirmativo en una
resolución judicial.
iv. Y, de conformidad con el art. 406 del CPC, la parte que haya solicitado la inspección
depositará antes de proceder a ella, en manos del secretario del tribunal, la suma que
éste estime necesaria para costear los gastos que se causen. Cuando la inspección sea
decretada de oficio u ordenada por la ley, el depósito se hará por mitad entre
demandantes y demandados. Deben costearse, por ejemplo, los gastos de movilización,
de alimentación, etc.

c. DESARROLLO DE LA INSPECCIÓN PERSONAL DEL TRIBUNAL.


i. En cuanto a su p r o p o s i c i ó n o i n i c i at i v a , la inspección personal del tribunal puede
ser legal o judicial. La i n s p e c c i ó n l e ga l procede cuando la ley lo ordena y, por ende,
es imperativa para el tribunal, de manera que si la omite, la sentencia será anuble por
medio de un recurso de casación en la forma, por haberse faltado a algún trámite o
diligencia declarados esenciales por la ley… (art. 768 Nº 9), y es una diligencia esencial,
la práctica de diligencias probatorias cuya omisión podría producir indefensión (art. 796
Nº 4 de CPC). Por ejemplo, si se pide la demolición o enmienda de una obra ruinosa o
peligrosa, el tribunal debe practicar, asociado de un perito nombrado por él mismo y con
notificación de las partes y asistencia de la que concurra, una inspección personal de la
construcción. Y la i n s p e c c i ó n j u d i c i a l , es aquella que procede cuando el tribunal la
estime necesaria, ya sea que la decrete de oficio o a petición de parte.
La parte que tiene interés en valerse de este medio probatorio, debe presentar una
solicitud escrita pidiendo que se decrete la diligencia, indicando los hechos sobre los
cuales se requiere la inspección y los motivos que la justifican; y, además, debe depositar
en manos del secretario la suma que estime necesaria para costear los gastos que se
causen. Por otra parte, conforme al art. 404 del CPC, pueden las partes pedir que en el
acto del reconocimiento se oigan informes de peritos, y lo decretará el tribunal si, a su
juicio, esta medida es necesaria para el éxito de la inspección y ha sido solicitada con la

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anticipación conveniente. La designación de los peritos se hará en conformidad a las


reglas del párrafo siguiente.
ii. En cuanto a la o p o r t u n i d a d para solicitarla, las partes pueden pedirla como medida
prejudicial probatoria, si existe peligro inminente de daños o perjuicios, o cuando se trate
de hechos que puedan fácilmente desaparecer (art. 281 inc. I del CPC); también pueden
pedirla durante el juicio, caso en el cual, el CPC nada dice respecto a la oportunidad para
solicitarla, pero por aplicación del art. 327 CPC, la oportunidad para pedirla sería en
cualquier estado del juicio (desde la notificación de la demanda, hasta la notificación de
la resolución que cita a las partes para oír sentencia). Por último, el juez puede decretarla
como medida para mejor resolver, en el plazo para dictar sentencia.
Art. 281. Puede pedirse prejudicialmente la inspección personal del tribunal, informe de peritos nombrados
por el mismo tribunal, o certificado del ministro de fe, cuando exista peligro inminente de un daño o
perjuicio, o se trate de hechos que puedan fácilmente desaparecer.

Art. 327.- Todo término probatorio es común para las partes y dentro de él deberán solicitar toda diligencia
de prueba que no hubieren pedido con anterioridad a su iniciación.

iii. A d m i s i ó n . Si el tribunal estima que es necesaria la inspección personal, conforme a la


segunda parte del art. 403 inc. I del CPC, designará día y hora para practicarla, con la
debida anticipación, a fin de que puedan concurrir las partes con sus abogados.
CASARINO señala que la notificación de las partes debe ser por el estado diario, ya que la
norma señala: para que “puedan” concurrir…; en cambio otros autores sostienen que
debe notificarse por cédula, pues se ordena la comparecencia personal de las partes,
aunque no sea de la esencia su comparecencia.
iv. T r i b u n a l q u e l a o rd e n a . Como se dijo, la inspección personal puede ser legal o
judicial, y en ambos casos es el tribunal que la ordena, pero ¿qué tribunal la ordena? En
principio, la inspección personal del tribunal la ordena el juez que está conociendo en
única o primera instancia del juicio en que se pretende hacerla valer; sin embargo, no hay
inconveniente legal alguno para que este medio probatorio sea también decretado en la
segunda instancia, pues así se desprende del art. 159 del CPC (medidas para mejor
resolver) ydel art. 207 inc. II del CPC, el cual dispone que si el tribunal es colegiado,
podrá comisionar para que practique la inspección a uno o más de sus miembros.
v. T r i b u n a l q u e l a p r a c t i c a . Aquí es necesario determinar previamente el lugar en
donde se encuentra el objeto que va a ser materia de la inspección, pues si el objeto se
encuentra dentro del territorio jurisdiccional del tribunal en que se sigue el juicio, es
evidente que el juez o ministro de este tribunal será el llamado a practicar la diligencia;
pero si el objeto se halla fuera del territorio jurisdiccional del tribunal en que se sigue el
juicio, la inspección podrá practicarse por el juez o ministro de dicho tribunal, o se podrá
enviar un exhorto al tribunal en cuyo territorio se encuentre el objeto para que practique
la inspección. La primera alternativa se desprende del art. 403 inc. II del CPC, al señalar
que la inspección podrá verificarse aún fuera del territorio señalado a la jurisdicción del
tribunal; lo cual constituye el único caso que hace excepción al principio de la
territorialidad contemplado en el art. 7º inc. I del COT (los tribunales sólo podrán ejercer
su potestad en los negocios y dentro del territorio que la ley les hubiere respectivamente
asignado).

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vi. E j e c u c i ó n o d i l i ge n c i a mi e n t o . Llegados el día y hora señalados, se llevará a


efecto la inspección con la concurrencia de las partes y peritos que asistan, o sólo por el
tribunal en ausencia de aquéllas (art. 405 inc. I del CPC).
vii. Le v a n t a mi e n t o d e a c t a . Conforme al art. 407 del CPC, de la diligencia de
inspección se levantará acta, en la cual se expresarán las circunstancias o hechos
materiales que el tribunal observe, sin que puedan dichas observaciones reputarse como
una opinión anticipada sobre los puntos que se debaten; agrega el inc. II que podrán
también las partes pedir, durante la diligencia, que se consignen en el acta las
circunstancias o hechos materiales que consideren pertinentes. Finalmente, el juez y las
partes que hubieren asistido firman el acta, y la autoriza el secretario.

d. VALOR PROBATORIO.
Conforme al art. 408 del CPC, la inspección personal constituye prueba plena en cuanto a
las circunstancias o hechos materiales que el tribunal establezca en el acta como resultado de su
propia observación. Es necesario dejar en claro que la circunstancia o hecho material observado
por el tribunal, ha podido serlo por su propia iniciativa o por sugerencia de la parte o del
perito.363

4.4.4. LA PRUEBA PERICIAL.

a. CONCEPTO.
Es un medio probatorio consistente en la presentación de un dictamen por parte de
personas que tienen conocimiento sobre las materias o hechos a que dicho dictamen se refiere, y
que han sido controvertidos en el juicio mismo. El aspecto central de este medio de prueba, son:
i. El i n f o r me d e p e r i t o s es el dictamen u opinión sobre algún hecho controvertido en el
juicio, que emite un técnico de una ciencia o arte. La persona que evacua este dictamen
recibe el nombre de perito. El informe pericial se justifica porque el juez no siempre está
en condiciones de apreciar un hecho, por muy vasta que sea su cultura general.

ii. El p e r i t o es un tercero extraño al juicio que posee conocimientos especiales de alguna


ciencia, técnica o arte, y a quien se le requiere su opinión acerca de un hecho sustancial,
pertinente y controvertido en el proceso, o de algún punto de Derecho extranjero. Si bien,
tanto el perito como el testigos son terceros absolutos o sin interés, tienen diferencias:
- En primer lugar, puede ser testigo cualquier persona, salvo aquellas que la ley declara
inhábiles; en cambio, solamente puede ser perito aquella persona que posea
conocimientos especiales en alguna ciencia, arte o técnica. Pero, además, el perito
debe ser hábil para declarar como testigo, debe tener un título profesional (si la

363
En materia penal, el Juez de Garantía no puede realizar inspecciones personales para acreditar hechos. En el
juicio oral, en cambio, se aplica el art. 337 del CPP, el cual dispone que cuando lo considerare necesario para la
adecuada apreciación de determinadas circunstancias relevantes del caso, el tribunal podrá constituirse en un
lugar distinto de la sala de audiencias, manteniendo todas las formalidades propias del juicio.

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ciencia, arte o técnica está regulada por la ley), y no debe estar sujeto a una causal de
recusación o implicancia. No obstante, sobre estos requisitos prima la voluntad de las
partes, ya que pueden convenir expresamente en que, para ser perito, no se necesita
cumplir con los requisitos anteriores o, por el contrario, ser aún más exigentes.
- El testigo toma conocimiento de los hechos con anterioridad a la iniciación del juicio
mismo; en cambio, el perito, aprecia estos hechos y emite su opinión autorizada o
técnica, una vez que el pleito ya se ha iniciado.
- El testigo nunca declara acerca del Derecho, en cambio, el perito puede efectuar
informes acerca del Derecho extranjero.

b. PROCEDENCIA O ADMISIBILIDAD DEL INFORME PERICIAL.


La ley, en ciertos casos, obliga al juez a decretar un informe pericial; y en otros, se lo
aconseja. En el primer supuesto se habla de informe pericial obligatorio; y en el segundo, de
informe pericial facultativo.
i. In fo r me d e p e r i t o s o b l i ga t o r i o s . El art. 409 CPC señala que se oirá informe de
peritos en todos aquellos casos en que la ley así lo disponga, ya sea que se valga de estas
expresiones o de otras (por ejemplo, juicio práctico) que indiquen la necesidad de
consultar opiniones periciales. Por ejemplo, en lo juicios de interdicción para declarar
demencia, se requiere informe pericial de siquiatra; en los juicios de partición de bienes el
valor de la base sobre la cual se procederá a la adjudicación de las especies, lo fija un
perito; también se requiere para la determinación del precio en los contratos de obra
material, etc. La importancia está, en que la omisión del informe pericial obligatorio trae
la nulidad de la sentenciaría mediante el recurso de casación en la forma, por haberse
faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley… (art. 768 Nº 9), y
es una diligencia esencial, la práctica de diligencias probatorias cuya omisión podría
producir indefensión (art. 796 Nº 4 de CPC).
ii. In fo r me d e p e r i t o s f a c u l t a t i v o . De acuerdo al art. 411 del CPC, “podrá” también
oírse el informe de peritos: 1) sobre puntos de hecho para cuya apreciación se necesiten
conocimientos especiales de alguna ciencia o arte (por ejemplo, en un juicio de
indemnización por accidente de tránsito, en un escrito se solicita un informe pericial
acerca de los daños sufridos por un vehículo, pidiendo que se nombre a un perito
mecánico); y 2) sobre puntos de Derecho referentes a alguna legislación extranjera. Esto
último hace excepción al principio de que el Derecho no se prueba; sin embargo, su
interpretación no es materia probatoria, ni de la competencia del perito, sino que
corresponde privativamente al tribunal.
En estos dos casos, queda entregado al criterio del juez decretar o no la práctica de un
informe pericial. Por ello, si se omite, la sentencia es válida, salvo que la omisión
produzca la indefensión de una parte.

c. DESARROLLO DE LA PRUEBA PERICIAL.


i. P ro p o s i c i ó n y o p o r t u n i d a d . El informe pericial facultativo puede ser decretado a

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petición de parte y de oficio por el tribunal. Las partes lo pueden solicitar como medida
prejudicial probatoria, cuando exista peligro inminente de un daño o perjuicio, o se trate
de hechos que puedan fácilmente desaparecer (arts. 281 del CPC), o durante el juicio, caso
en el cual, debe solicitarse dentro del término probatorio (art. 412 del CPC). Y el tribunal
lo puede decretar de oficio en cualquier estado del juicio (desde la notificación de la
demanda hasta antes del vencimiento del término probatorio), y como medida para mejor
resolver, una vez que el proceso esté en estado de sentencia. En segunda instancia sólo se
puede decretar como medida para mejor resolver.
Art. 412. El reconocimiento de peritos podrá decretarse de oficio en cualquier estado del juicio, pero las
partes sólo podrán solicitarlo dentro del término probatorio.
Decretado el informe de peritos, no se suspenderá por ello el procedimiento.

ii. A d m i s i ó n y n o m b ra m i e n t o . Cualquiera que sea la clase del informe pericial de que


se trate, esto es, forzoso o facultativo, el hecho es que, junto con decretarlo el tribunal,
debe citar a las partes a una audiencia. Esta resolución se debe notificar por cédula, por
ser de aquellas que ordenan la comparecencia personal de las partes, y contendrá,
naturalmente, el día y la hora en que dicha audiencia ha de llevarse a efecto.
El objetivo de esta audiencia es obtener un acuerdo de las partes acerca de: el número de
peritos a nombrar (individualizándolos completamente); la calidad, aptitud o títulos de
ellos; y el o los puntos materia del informe. Ahora si las partes no están de acuerdo total o
parcialmente, o no concurren a la audiencia, el nombramiento lo hará el tribunal (arts.
414, 415 y 416 del CPC).364
Art. 414. Para proceder al nombramiento de peritos, el tribunal citará a las partes a una audiencia, que
tendrá lugar con sólo las que asistan y en la cual se fijará primeramente por acuerdo de las partes, o en su
defecto por el tribunal, el número de peritos que deban nombrarse, la calidad, aptitudes o títulos que deban
tener y el punto o puntos materia del informe.
Si las partes no se ponen de acuerdo sobre la designación de las personas, hará el nombramiento el tribunal,
no pudiendo recaer en tal caso en ninguna de las dos primeras personas que hayan sido propuestas por cada
parte.
La apelación que se deduzca en los casos del inciso 1° de este artículo no impedirá que se proceda a la
designación de los peritos de conformidad al inciso 2°.
Sólo después de hecha esta designación, se llevará adelante el recurso.

Art. 415. Se presume que no están de acuerdo las partes cuando no concurren todas a la audiencia de que
trata el artículo anterior; y en tal caso habrá lugar a lo dispuesto en el inc. II del mismo artículo (designación
por el juez).
Art. 416. Cuando el nombramiento se haga por el tribunal, lo hará de entre los peritos de la especialidad
requerida que figuren en las listas a que se refiere el artículo siguiente (elaboradas por la CS a propuesta de
la CA respectiva) y la designación se pondrá en conocimiento de las partes para que dentro de tercero día
deduzcan oposición, si tienen alguna incapacidad legal que reclamar contra el nombrado (son incapaces, lo
que sean inhábiles para declarar como testigos, los que no tengan título profesional, o resulten recusados o
implicados).
Vencido este plazo sin que se formule oposición, se entenderá aceptado el nombramiento.

iii. N o t i f i c a c i ó n a l p e ri t o y a c e p t a c i ó n d e l c a r go . En seguida, sea que haya sido


nombrado de común acuerdo por las partes o por la judicatura, es necesario notificar al
perito de la designación, para ver si acepta el cargo (se notifica por cédula, por tratarse de

364
Este procedimiento es aplicable también para designación de árbitros y partidores de bienes.

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un tercero ajeno al juicio). Al respecto, el perito puede adoptar dos actitudes: rechazar el
cargo, puesto que su desempeño no es obligatorio; o aceptarlo, caso en el cual, conforme
al art. 417 del CPC, el perito que acepte el cargo deberá declararlo así (de manera
expresa), jurando desempeñarlo con fidelidad; agrega el inc. II que de esta declaración,
que habrá de hacerse verbalmente o por escrito en el acto de la notificación, o dentro de
los tres días inmediatos, se dejará testimonio en los autos. Esto último, constituye una
excepción al art. 57 del CPC, el cual dispone que las diligencias de notificación que se
estampen en los procesos, no contendrán declaración alguna del notificado, salvo que la
resolución ordene o, por su naturaleza, requiera esa declaración.
Una vez que el perito acepta el cargo y presta el juramento de rigor, queda legalmente
investido para desempeñar la misión que se le ha confiado.
iv. R e c o n o c i m i e n t o . El reconocimiento es el examen previo que hace el perito acerca del
objeto sobre el cual habrá de opinar. Por ejemplo, se nombra a un perito para que
dictamine sobre la calidad o condiciones de un edificio; para opinar, será previo visitar y
examinar tal edificio. El reconocimiento es una actuación que está sujeta al control de las
partes, es por ello que el art. 417 inc. III del CPC señala que el perito encargado de
practicar un reconocimiento deberá citar previamente a las partes para que concurran si
quieren; en la práctica, el perito presenta un escrito señalando día, hora y lugar en que se
efectuará el reconocimiento, el cual se notifica a la las partes por el estado, por cuanto la
comparecencia de ellas partes es esencialmente facultativa (según el profesor FORTTES,
en la práctica se hace por cédula).
Las partes que concurran a la operación de reconocimiento tienen un doble derecho y una
doble prohibición. Pues, de acuerdo al art. 419. inc. I del CPC, las partes podrán hacer en
el acto del reconocimiento las observaciones que estimen oportunas. Podrán también
pedir que se hagan constar los hechos y circunstancias que juzguen pertinentes; pero no
tomarán parte en las deliberaciones de los peritos, ni estarán en ellas presentes. Agrega
el inc. II que de todo lo obrado se levantará acta, en la cual se consignarán los acuerdos
celebrados por los peritos.
v. P re s e n t a c i ó n d e l i n f o r me p e r i c i a l . Una vez cumplida la operación de
reconocimiento, los peritos están en condiciones de poder emitir su informe o parecer
técnico, es decir, el escrito en el que el perito informa al tribunal la labor realizada y la
conclusión técnica o científica respecto del punto o materia sobre la cual se le ha
requerido su opinión. El CPC no da un plazo para entrega del informe, debiendo ser el
tribunal quien lo señale; en efecto, el art. 420 del CPC señala que los tribunales señalarán
en cada caso el término dentro del cual deben los peritos evacuar su encargo; y podrán,
en caso de desobediencia, apremiarlos con multas, prescindir del informe o decretar el
nombramiento de nuevos peritos, según los casos.
La ley tampoco señala la forma o manera en que debe agregarse este informe a los autos.
Pero, en la práctica, el profesor FORTTES señala que el informe se presenta por escrito
acompañando el acta de reconocimiento, y el tribunal los agrega a los autos sin mayores
formalidades, y dispone que se ponga en conocimiento de las partes, y éstas podrán hacer
las observaciones que estimen convenientes (pueden impugnarlo, plantear un incidente,
etc.). Por lo tanto, la forma acompañarlo al juicio será con citación, pues las partes dentro
tercero día pueden objetar el informe por defectos formales.

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vi. O p i n i o n e s p e r i c i a l es d i s c o rd a n t e s . De acuerdo al art. 21 del CPC, cuando los


peritos discorden en sus dictámenes, podrá el tribunal disponer que se nombre un nuevo
perito, si lo estima necesario para la mejor ilustración de las cuestiones que deban
resolver. El nuevo perito será nombrado y desempeñará su cargo en conformidad a las
reglas precedentes. Agrega el art. 22 del CPC que si no resulta acuerdo del nuevo perito
con los anteriores, el tribunal apreciará libremente las opiniones de todos ellos, tomando
en cuenta los demás antecedentes del juicio.
vii. F i n a n c i a mi e n t o d e l p e r i t a j e . De acuerdo al art. 411 inc. I del CPC, los gastos y
honorarios que en estos casos se originen por la diligencia misma (por ejemplo,
confección de planos, análisis químicos, etc.) o por la comparecencia de la otra parte al
lugar donde debe practicarse (por ejemplo, gastos de locomoción, de alojamiento, etc.),
serán de cargo del que la haya solicitado (el peritaje); salvo que el tribunal estime
necesaria la medida para el esclarecimiento de la cuestión, y sin perjuicio de lo que en
definitiva se resuelva sobre pago de costas. El tribunal, de oficio o a petición de parte,
podrá ordenar que previamente se consigne una cantidad prudencial para responder a
los gastos y honorarios referidos; agrega el inc. II que la resolución por la cual se fije el
monto de la consignación será notificada por cédula al que solicitó el informe de peritos.
Si dicha parte deja transcurrir diez días, contados desde la fecha de la notificación, sin
efectuar la consignación, se la tendrá por desistida de la diligencia pericial solicitada,
sin más trámite.

d. VALOR PROBATORIO DEL INFORME PERICIAL.


Según el art. 425 CPC, los tribunales apreciarán la fuerza probatoria del dictamen de
peritos en conformidad a las reglas de la sana crítica. Como se sabe, la sana crítica es un
sistema de valoración de la prueba que se caracteriza porque el legislador faculta al juez para
que valore los medios probatorios con libertad, pero sin contradecir los principios de la lógica,
las máximas de experiencia y los conocimientos científicamente afianzados.365

4.6. LA PRUEBA POR PRESUNCIONES.

a. CONCEPTO.
Siguiendo a CASARINO, la prueba por presunciones es aquella que emplea ciertos
antecedentes o circunstancias conocidos para inferir de ellos, sea por obra del legislador o del
juez, un hecho desconocido y controvertido en el juicio. Como se puede apreciar, es un medio de
prueba que requiere un actividad lógica del juez; es circunstancial (se produce durante el juicio)
e indirecto.
Para entender mejor a este medio de prueba, hay que explicar cuáles son los elementos de
la presunción:

365
En materia procesal penal, los peritos son designados directamente por el fiscal y los intervinientes, sin
intervención del juez de garantía o tribunal de juicio oral; y aquí, aparte de entregar el informe pericial, deben
declarar en juicio oral

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i. H e c h o b a s e . El hecho base es el antecedente o circunstancia conocida, a partir del cual


se construye la presunción. El hecho base debe ser “conocido”, lo que implica que debe
ser probado por la parte que quiere valerse la presunción, y esa prueba puede ser
impugnada por la contraria.
ii. R a z o n a mi e n t o . Es la actividad racional que realiza el legislador o el juez que, a partir
del hecho base conocido, llega al establecimiento del hecho desconocido.
iii. H e c h o p r e s u m i d o . Es el hecho desconocido y controvertido, el cual, una vez que
opera la actividad racional sobre el hecho conocido, deja de ser tal para convertirse en
objeto conocido. 366
Ahora bien, de acuerdo al art. 1712 inc. I del CC, las presunciones son legales o
judiciales. En las presunciones judiciales es el juez quien determina el hecho base, aplica el
raciocinio, y obtiene el hecho presumido; en cambio, en las presunciones legales es la ley la que
establece el hecho base, aplica el raciocinio y obtiene el hecho presumido. A continuación serán
analizadas estas dos clases de presunciones.

b. LAS PRESUNCIONES LEGALES


Las presunciones legales son aquellas en que los antecedentes o circunstancias que dan
motivo al hecho que se deduce, son determinados por la ley. En efecto, el art. 47 del CC dispone
que se dice presumirse el hecho que se deduce de ciertos antecedentes o circunstancias
conocidas; agregando el inc. II que si estos antecedentes o circunstancias que dan motivo a la
presunción (hecho base) son determinados por la ley, la presunción se llama legal. Por tanto,
los elementos constitutivos de esta clase de presunción corren de cargo exclusivo del legislador,
quien se encarga de precisar los antecedentes o circunstancias conocidas que servirán de base a
la presunción; como igualmente, de señalar la conclusión o hecho presumido.
El legislador civil distingue dos clases de presunciones legales, a saber:
i. P re s u n c i ó n s i m p l e me n t e l e ga l o propiamente dicha, que es aquella establecida por
la ley, y que admite la rendición de prueba en contrario para destruirla. En efecto,
conforme al art. 47 inc. III del CC, se permitirá probar la no existencia del hecho que
legalmente se presume, aunque sean ciertos los antecedentes o circunstancias de que lo
infiere la ley (aunque sean probados el hecho base).
Como se puede apreciar, este tipo de presunción altera la regla del onus probandi, es
decir, invierte el peso de la prueba de los hechos. Por ejemplo, de acuerdo al art. 700 inc.
II del CC, el poseedor es reputado dueño, mientras otra persona no justifica serlo. En este
caso es necesario probar el hecho base (es decir, la posesión), y una vez acreditada, opera
la presunción (dominio); y la prueba en contrario puede recaer tanto sobre el hecho base
(sobre la posesión) como respecto del hecho presumido (es poseedor, pero no es dueño),
correspondiéndole a aquélla que quiera destruir la presunción.367

366
Según CASARINO las presunciones constituyen un verdadero silogismo, desde el punto de vista lógico, pues en
ellas hay una premisa menor (representada por los antecedentes o circunstancias conocidas); una premisa mayor
(constituida por la operación de raciocinio efectuada, ya por el legislador, ya por el juez); y una conclusión que es,
sencillamente, el establecimiento o demostración de los hechos desconocidos que se tratan de probar.
367
El CPC contempla dos presunciones simplemente legales en el art. 427, al señalar que sin perjuicio de las demás

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ii. P re s u n c i ó n d e d e r e c h o . Es aquella, conforme a la cual, acreditado el hecho base, no


se admite prueba para destruir el hecho presumido. En efecto, conforme al art. 47 inc. IV
del CPC, si una cosa, según la expresión de la ley, se presume de derecho, se entiende que
es inadmisible la prueba contraria, supuestos los antecedentes o circunstancias (probado
el hecho base). Por ejemplo, de acuerdo al art. 76 inc. II del CC, se presume de derecho
que la concepción ha precedido al nacimiento no menos que ciento ochenta días cabales
(seis meses), y no más que trescientos (diez meses), contados hacia atrás, desde la
medianoche en que principie el día del nacimiento; o conforme al art. 706 inc. IV del CC,
el error en materia de derecho constituye una presunción de mala fe, que no admite
prueba en contrario; y el profesor LUHRS da el ejemplo de que se entiende que no hay
acuerdo entre las partes para nombrar perito, cuando no concurren todas a la audiencia
respectiva.368
Aquí también se debe probar el hecho base (por ejemplo, el nacimiento, el error de
derecho), y una vez acreditado este hecho conocido, se debe tener por acreditado el hecho
presumido (la concepción, la mala fe), sin que se pueda rendir prueba en contrario
respecto al hecho presumido; lo cual no obsta a que se pueda atacar el hecho base.

Por lo tanto, las presunciones simplemente legales y las de derecho, como su mismo
nombre lo indica, ambas deben su creación a la ley; pero difieren, fundamentalmente, en que
mientras las primeras permiten ser destruidas mediante prueba en contrario, las segundas no lo
admiten.; además, son excepcionales y, por ello, su interpretación debe ser restrictiva, de ahí
que no puedan aplicarse por extensión ni analogía más allá de los casos expresamente previstos
por el legislador.
La mayoría de los autores señalan que las presunciones legales no son medios de prueba,
sino que más bien, alteraciones del onus probandi. En efecto, las presunciones de derecho más
que medios probatorios, son normas tendientes a liberar a las partes del peso de la prueba de
hechos que, por su propia naturaleza, escapan al sentido humano y son difíciles de acreditar (por
ejemplo, la concepción); y las presunciones simplemente legales, por su parte, también más que
medios probatorios, son normas legales destinadas a alterar las reglas del peso de la prueba u
onus probandi , pues la parte que alega la existencia de un hecho no debe probarlo, desde el
momento en que se infiere un hecho conocido.

c. LAS PRESUNCIONES JUDICIALES.


Las presunciones judiciales son aquellas en que el juez, a partir de ciertos antecedentes o
circunstancias conocidas, infiere o deduce un hecho desconocido en el proceso; es decir, el juez
determina el hecho base, aplica el raciocinio, y obtiene la presunción.
Ahora bien, los antecedentes o circunstancias conocidas deben ser probados en el juicio
por las partes litigantes, valiéndose de los medios probatorios legalmente conducentes, salvo, la

circunstancias que, en concepto del tribunal o por disposición de la ley, deban estimarse como base de una
presunción, se reputarán verdaderos los hechos certificados en el proceso por un ministro de fe, a virtud de orden
de tribunal competente, salvo prueba en contrario; y el inc. II agrega que igual presunción existirá a favor de los
hechos declarados verdaderos en otro juicio entre las mismas partes.
368
En materia penal no caben presunciones de derecho, pues de acuerdo al art 19 Nº 3 inc. VI de la CPR, la ley no
podrá presumir de derecho la responsabilidad penal.

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prueba de presunciones, pues es inaceptable la prueba de “presunciones por presunciones”, es


decir, no se puede presumir el hecho base. Sin embargo, en ocasiones es la propia ley la que
determina el hecho base, dispensando a las partes de la carga de probarlo; así, por ejemplo, el art.
354 del CPC establece que el cotejo de letras no constituye por sí solo prueba suficiente; pero
podrá servir de base para una presunción judicial; por su parte el art. 357 Nº 1, a propósito de la
inhabilidad de los testigos, señala que podrán (los menos de 14 años), sin embargo, aceptarse
las declaraciones sin previo juramento y estimarse como base para una presunción judicial,
cuando tengan discernimiento suficiente; a su vez, el art. 383 señala que los testimonios de
oídas, esto es, de testigos que relatan hechos que no han percibido por sus propios sentidos y
que sólo conocen por el dicho de otras personas, únicamente podrán estimarse como base de
una presunción judicial; y el art. 398 dispone que la confesión extrajudicial es sólo base de
presunción judicial, y no se tomará en cuenta, si es puramente verbal, sino en los casos en que
sería admisible la prueba de testigos.
Por lo tanto, los hechos bases, por regla general, se deben acreditar en la oportunidad
procesal establecida para el medio de prueba que se utilice al efecto, y el juez realizará la
operación lógica al momento de fallar, concretamente, en la parte considerativa; y, a su vez, la
parte contraria podrá objetar la prueba que acredita el hecho base, o que el hecho presumido no
es consecuencia necesaria del hecho base.
¿Qué clase de hechos pueden probarse mediante las presunciones judiciales? La regla
general es que las presunciones judiciales sirven para probar toda clase de hechos, sean jurídicos
o materiales; salvo el caso de los actos o contratos en los cuales se exija como solemnidad el
otorgamiento de un instrumento público, pues de acuerdo al art. 1701 del CC, la falta de
instrumento público no puede suplirse por otra prueba (incluida las presunciones)en los actos y
contratos en que la ley requiere esa solemnidad ¿Qué sucede con las obligaciones que han
debido constar por escrito, y no lo están (arts. 1708 y 1709 del CC)? La jurisprudencia ha
estimado que las presunciones judiciales son medios de prueba legales y adecuados para
acreditar tales actos o contratos, ya que el legislador prohíbe en este caso solamente la prueba
testimonial. Sin embargo, si las presunciones judiciales han sido construidas sobre circunstancias
que aparecen acreditadas, exclusivamente, mediante prueba testimonial (por ejemplo, el
testimonio de oídas y la declaración de un menor de 14 años, y la confesión extrajudicial verbal,
son base de presunción judicial), esta misma jurisprudencia les ha restado mérito probatorio, esto
con el objeto de evitar la burla del principio sobre limitación de la prueba testimonial
Por otra parte, el art. 426 inc. I del CPC dice que las presunciones (judiciales) como
medios probatorios se regirán por las disposiciones del art. 1712 CC. Luego, el art. 1712 inc. III
del CC dice que las (presunciones) que deduce el juez deberán ser graves, precisas y
concordantes. De estas disposiciones se deducen los requisitos que deben reunir las presunciones
judiciales, los cuales quedan entregados a la apreciación del juez369; estos son:
i. G r a v e s . Que sea grave significa que el hecho conocido del cual se infiere el hecho
desconocido, haga llegar hasta este último sin esfuerzo, en forma casi obligada; en otras
palabras, quiere decir que la deducción que debe hacer el juez del hecho base, sea casi

369
La jurisprudencia ha dicho que es función propia de los jueces del fondo la construcción de las presunciones
judiciales sobre la base de los hechos probados en la causa que estimen pertinentes y, por ende, no se comprende tal
iniciativa en la potestad de la Corte de casación, la cual solamente está llamada a conocer de infracciones legales y
no de los hechos del juicio. Por lo tanto, como es facultativo para al juez declarar o no las presunciones, no se podrá
fundar una causal de casación en la forma, en el hecho de que no las haya deducido.

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sin esfuerzo.
ii. P re c i s a s . Significa que las presunciones no sean vagas, difusas, susceptibles de
aplicarse a diversas circunstancias, que no conduzcan a conclusiones diversas.
iii. C o n c o r d a n t e s . Significa que haya coincidencia, armonía y afinidad entre ellas, no
contradictorias, que no sean capaces de destruirse unas a otras.

Mientras el 1712 del CC exige que las presunciones judiciales deben ser graves, precisas y
concordantes, de cuyo último requisito se infiere además que deben ser varias, el art. 426 inc. II
del CPC establece que “una sola presunción” puede constituir plena prueba cuando, a juicio del
tribunal, tenga caracteres de gravedad y precisión suficientes para formar su convencimiento.
Por ejemplo, la jurisprudencia ha dicho que una carta de un tercero (instrumento privado que se
acompaña con citación), reconocida en rebeldía de la parte, y que se exhibe en el juicio, no con
el propósito de hacerla valer contra la persona que la suscribió, sino como un testimonio de la
efectividad de los hechos que sirven de fundamento a la demanda, es suficiente para constituir
una presunción judicial.
Por último, el profesor FORTTES señala que, al igual que las presunciones legales, se
discute el carácter de medio probatorio que tiene la presunción judicial, por cuanto no hay aquí
actividad alguna, sino que simplemente existe un razonamiento del tribunal. Sin embargo, el CPC
igualmente las regula como medio de prueba (a diferencia de las legales, que se regulan en el
CC), y establece los requisitos y exigencias que deben reunir para poder tener valor probatorio; y
el valor probatorio que tienen, es el de plena prueba, sea que se trate de una sola presunción, o
sean varias (siempre que sean graves, precisas y concordantes).

5. LA APRECIACIÓN COMPARATIVA DE LOS MEDIOS DE PRUEBA.


El legislador se limita a enumerar los medios de prueba de que las partes pueden valerse
en juicio, sin señalar orden de preferencia entre ellos; y luego, atribuye a cada medio probatorio
en particular la eficacia o valor que en su entender merecen. Pero puede suceder que, el juez, al
tener que valorar en la sentencia el mérito probatorio o eficacia de las diversas pruebas rendidas
por las partes, se encuentre con dos o más pruebas sobre un mismo hecho de carácter
contradictorio entre sí ¿Cómo resuelve el conflicto? ¿A cuál de ellas le atribuye mayor eficacia
probatoria? La solución, en el juicio ordinario, se encuentra en las reglas sobre apreciación
comparativa de los medios probatorios.
El profesor FORTTES dice que la valoración o apreciación comparativa, es aquella labor
que le corresponde al juez al momento de dictar sentencia, en caso de que se presenten en el
juicio dos o más pruebas contradictorias. Esta actividad el juez la realiza en la parte
considerativa de la sentencia, determinando a qué prueba le da más valor, y debiendo explicar el
porqué. Siguiendo a CASARINO, las reglas sobre apreciación comparativa de los medios de
prueba, pueden formularse de la siguiente manera:
i. En primer lugar, se debe estar a lo que establezcan sobre el particular las disposiciones
legales especiales. Esta regla no se consagra expresamente, pero se deduce del art. 428
del CPC (…a falta de ley que resuelva el conflicto…). Por ejemplo, de acuerdo al art. 402
inc. I del CPC, no se recibirá prueba alguna contra los hechos personales claramente
confesados por los litigantes en el juicio. (salvo error de hecho).

511
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ii. En segundo lugar, las presunciones de derecho priman sobre cualquier otro medio
probatorio. Esta regla no se consagra expresamente, pero se deduce ya que las
presunciones de derecho no admiten prueba en contrario, a diferencia de las presunciones
legales y judiciales, que permiten ser destruidas, probando lo contrario del hecho
presumido.
iii. En tercer lugar, conforme al art. 428 del CPC, entre dos o más pruebas contradictorias, y
a falta de ley que resuelva el conflicto, los tribunales preferirán la que crean conforme
con la verdad. Con esta norma se deja un amplio margen al criterio racional del juez, en
la elección de la prueba que estime ser de mayor eficacia.

iv. Finalmente, si la contradicción existe entre una escritura pública y la declaración


testimonial, en orden a la falta de validez de la primera, entra en juego la regla del art.
429 del CPC, que señala que para que pueda invalidarse con prueba testimonial una
escritura pública, se requiere:
- La concurrencia de cinco testigos…,
- Que reúnan las condiciones expresadas en la regla segunda del art. 384…; es decir se
debe tratar de testigos contestes en el hecho y en sus circunstancias esenciales, sin
tacha, legalmente examinados y que den razón de sus dichos.
- Que acrediten que la parte que se dice haber asistido personalmente al otorgamiento,
o el escribano, o alguno de los testigos instrumentales, ha fallecido con anterioridad o
ha permanecido fuera del lugar en el día del otorgamiento y en los setenta días
subsiguientes.

Agrega el inc. II que esta prueba, sin embargo, queda sujeta a la calificación del
tribunal, quien la apreciará según las reglas de la sana crítica. Y finaliza el inc. III
diciendo que la disposición de este artículo sólo se aplicará cuando se trate de impugnar
la autenticidad de la escritura misma, pero no las declaraciones consignadas en una
escritura pública auténtica.

6. OBSERVACIONES A LA PRUEBA.
El art. 430 del CPC dice que vencido el término de prueba (sea ordinario, extraordinario o
especial), y dentro de los 10 días siguientes (término común para ambas partes), las partes
podrán hacer por escrito las observaciones que el examen de la prueba les sugiera370. Este
trámite se denomina observación a la prueba, y corresponde a un escrito donde cada parte analiza
el material probatorio (todas las pruebas rendidas en el auto), para tratar de influir en la decisión
del juez. Es un trámite que no es esencial, por tanto, las partes pueden renunciar a ella y pedir
que se cite para oír sentencia.
En tales escritos el actor sostendrá que mediante las pruebas que ha suministrado al
370
El profesor FORTTES recalca que si bien el plazo es fatal, esto no tiene gran relevancia, porque normalmente
transcurrido el plazo, igual se presentan estos escritos diciendo “téngase presente observación a la prueba”, y la
resolución de juez será “téngase presente”. Por ello que en la práctica, se pide al secretario que haga una
certificación del vencimiento del plazo, lo que no es una exigencia legal.

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tribunal, ha logrado demostrar los fundamentos de hecho de su demanda, haciendo la


correspondiente ponderación de cada medio probatorio en particular; el demandado, por su parte,
sostendrá y tratará de demostrar que la prueba anterior es insuficiente y que, en cambio, la que él
ha proporcionado tiene la virtud de acreditar los fundamentos de hecho de las excepciones,
alegaciones o defensas que hubiere formulado y que, en consecuencia, el tribunal debe rechazar
la demanda interpuesta en su contra. Estos escritos no son contradictorios, puesto que se
presentan en una misma oportunidad y no uno en pos de otro. 371

F. PERIODO DE SENTENCIA.

1. LA CITACIÓN PARA OÍR SENTENCIA.

a. CONCEPTO E IMPORTANCIA.
El profesor FORTTES señala que la citación para oír sentencia es aquella resolución que
marca el fin del periodo de prueba (si concurre) y con la cual se inicia el periodo de sentencia;
su objeto es trasladar el protagonismo de las partes al juez, y su efecto es cerrar el debate de la
prueba.
Esta resolución es tan importante, que el legislador la ha elevado a la categoría de trámite
o diligencia esencial, por ende, su omisión será sancionada con la nulidad de la sentencia que
posteriormente pueda dictarse, mediante la interposición del correspondiente recurso de casación
en la forma (arts. 795 N° 7 y 800 N° 3 del CPC).
Art. 795. En general, son trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única instancia en los juicios de
mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
7. La citación para oír sentencia definitiva, salvo que la ley no establezca este trámite.

Art. 800. En general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o de
menor cuantía y en los juicios especiales:
3. La citación para oír sentencia definitiva.

b. OPORTUNIDAD.
La dictación de esta resolución procede en dos ocasiones, a saber:
i. El art. 432 del CPC señala que vencido el plazo a que se refiere el art. 430 (10 días
siguientes al vencimiento del término probatorio para formular observaciones), se hayan
o no presentado escritos, y existan o no “diligencias pendientes”, el tribunal citará para
oír sentencia. Por lo tanto, de acuerdo a la primera parte del art. 431 inc. I del CPC, no
será motivo para suspender el curso del juicio ni será obstáculo para la dictación del
fallo, el hecho de no haberse devuelto la prueba rendida fuera del tribunal (por ejemplo,
un testigo que declaró por exhorto en otro lugar), o el de no haberse practicado alguna

371
El profesor FORTTES recalca que este es un trámite que tiene escasa relevancia desde el punto de vista del
procedimiento, pero una tremenda importancia respecto de la influencia que las partes pueden ejercer sobre la
decisión del juez. El profesor señala que corresponde a la “etapa de evaluación de la prueba”, ya que en el proceso
se rinden una infinidad de pruebas, y llega el momento de reunir el material y presentarlo ordenadamente en el
proceso al juez.

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otra diligencia de prueba pendiente (por ejemplo, informe de peritos)372; a menos que el
tribunal, por resolución fundada, la estime (la prueba pendiente) estrictamente necesaria
para la acertada resolución de la causa (caso en cual, se suspenderá la dictación del
fallo). En este caso, la reiterará como medida para mejor resolver y se estará a lo
establecido en el art. 159. Agrega el inc. II que, en todo caso, si dicha prueba se recibiera
por el tribunal una vez dictada la sentencia, ella se agregará al expediente para que sea
considerada en segunda instancia, si hubiere lugar a ésta.
De acuerdo al inc. II del art. 432 del CPC, en contra de esta resolución (la que cita a las
partes a oír sentencia) sólo podrá interponerse recurso de reposición, el que deberá
fundarse en error de hecho y deducirse dentro de tercero día. La resolución que resuelva
la reposición será inapelable.

ii. Excepcionalmente, la citación para oír sentencia puede pronunciarse en otra oportunidad,
concretamente, cuando el demandado se allana o no contradice en materia sustancial y
pertinente lo hechos, o cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más. Pero aquí, la
resolución que cita a las partes a oír sentencia, a diferencia de la anterior, es apelable;
salvo el caso en que las partes pidan que se falle el pleito sin más (art. 326 inc. I del CPC).
Art. 326. Es apelable la resolución en que explícita o implícitamente (citación para oír sentencia) se niegue
el trámite de recepción de la causa a prueba, salvo el caso del inc. II del art. 313.

c. NOTIFICACIÓN DE LA RESOLUCIÓN.
La citación para oír sentencia se decreta de oficio por el tribunal, lo cual constituye una
excepción al principio de pasividad; o bien, a petición verbal o escrita de cualquiera de las
partes, lo cual es una excepción a la principal característica del procedimiento ordinario, que es
su carácter escrito.
Desde el momento en que la citación para oír sentencia se contiene en una resolución
judicial, para que produzca efecto debe ser válidamente notificada y, como no hay norma
especial al respecto, se notifica válidamente por el estado diario.
El profesor FORTTES señala que se discute en la práctica si la resolución que cita a las
partes a oír sentencia es un decreto o una sentencia interlocutoria de segundo grado. Él cree que
es un decreto, porque el juez acá no resuelve, no decide nada, sólo constata que se cumplió un
trámite y da curso progresivo a la causa.

d. EFECTOS DE ESTA RESOLUCIÓN.


El art. 433 inc. I del CPC dispone que citadas las partes para oír sentencia no se admitiría
escritos ni pruebas de ningún género. Por lo tanto, la notificación de la resolución produce un
efecto preclusivo, cierra completamente el debate judicial. Con todo, el inc. II del art. 433
contempla excepciones al efecto preclusivo, al señalar que lo cual se entiende sin perjuicio de lo
dispuesto por los arts. 83, 84 (se refieren al incidente de nulidad de todo lo obrado), 159
(medidas para mejor resolver, que son diligencias de prueba decretadas de oficio por el tribunal
en el periodo de citación para oír sentencia) y 290 (las medidas precautorias que es posible

372
Aquí se está en presencia de una verdadera sanción para el litigante que no tomó las precauciones necesarias a fin
de que la prueba hubiere sido agregada oportunamente a los autos.

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solicitarlas durante el periodo de sentencia). Los plazos establecidos en los arts. 342 N° 3 (tres
días para objetar copias no oficiales de instrumentos públicos), 346 N° 3 (seis días para impugnar
los documentos privados) y 347 (seis días para impugnar la traducción de instrumentos
extendidos en lengua extranjera) que hubieren comenzado a correr al tiempo de la citación para
oír sentencia, continuarán corriendo sin interrupción y la parte podrá dentro de ellos, ejercer
su derecho de impugnación. De producirse ésta, se tramitará en cuaderno separado y se fallará
en la sentencia definitiva, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 431 (medida para mejor
resolver).
Con todo, CASARINO señala que la enumeración de las excepciones al efecto preclusivo
que contempla el art. 433 del CPC no es taxativa, pues, una vez citadas las partes para oír
sentencia, pueden todavía promover legalmente las siguientes cuestiones: de acuerdo al art. 98
inc. I del CPC, la acumulación (de autos) se podrá pedir en cualquier estado del juicio antes de la
sentencia de término (aquella que pone fin a la última instancia); y si se trata de juicios
ejecutivos, antes del pago de la obligación; a su vez, el art. 130 inc. I del CPC señala que el
privilegio de pobreza podrá solicitarse en “cualquier estado del juicio” y aún antes de su
iniciación, y deberá siempre pedirse al tribunal a quien corresponda conocer en única o primera
instancia del asunto en que haya de tener efecto. Otro ejemplo, es el incidente especial de
desistimiento de la demanda, pues, de acuerdo al art. 148 del CPC, antes de notificada una
demanda al reo, podrá el actor retirarla sin trámite alguno, y se considerará como no
presentada. Después de notificada, podrá en “cualquier estado del juicio” desistirse de ella ante
el tribunal que conozca del asunto, y esta petición se someterá a los trámites establecidos para
los incidentes. Asimismo, el art. 262 inc. III del CPC señala que el precedente llamado a
conciliación no obsta a que el juez pueda, en “cualquier estado de la causa”, efectuar la misma
convocatoria, una vez evacuado el trámite de contestación de la demanda. Y por último, el
profesor ALFARO agrega la intervención de un tercero coadyuvante, pues, de conformidad al art
23 inc. I del CPC, los que, sin ser partes directas en el juicio, tengan interés actual en sus
resultados, podrán en “cualquier estado de él” intervenir como coadyuvantes, y tendrán en tal
caso los mismos derechos que concede el art. 16 a cada una de las partes representadas por un
procurador común, continuando el juicio en el estado en que se encuentre.
Por último, esta resolución también produce otro efecto, pues una vez notificada a las
partes, comienza a correr el plazo que tiene el juez para dictar sentencia definitiva (plazo de 60
días).

2. LAS MEDIDAS PARA MEJOR RESOLVER.

a. CONCEPTO.
Son diligencias probatorias decretadas de oficio por el tribunal, una vez puesto el proceso
en estado de sentencia, a fin de quedar en condiciones adecuadas para dicta un mejor fallo. Estas
medidas constituyen una de las más importantes excepciones al principio o base fundamental de
organización de los tribunales, llamado de la pasividad; y en cuanto a su aspecto funcional,
integran la teoría general de la prueba.
Los aspectos más importantes de las medidas para mejor resolver, son los siguientes:
i. O p o r t u n i d a d e n q u e s e d e c r e t a n . Sólo se pueden decretar dentro del plazo para
dictar sentencia que tienen los tribunales. Al respecto, el art. 162 inc. III del CPC, señala

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que la sentencia definitiva en el juicio ordinario deberá pronunciarse dentro del término
de sesenta días, contados desde que la causa quede en estado de sentencia. Las medidas
decretadas fuera de este plazo, se tendrán por no decretadas.
ii. In i c i a t i v a . Corren exclusivamente a cargo del tribunal, debiendo, por tanto, ser
decretadas de oficio y sin sugerencia alguna de parte interesada.
iii. F i n a l i d a d . Tienen por objeto dejar al tribunal en condiciones adecuadas frente al
problema fáctico suscitado en el proceso. El profesor FORTTES recalca que en ningún caso
su objeto es suplir la inactividad probatoria de las partes, simplemente tiene por finalidad
aclarar la prueba oscura, la prueba dudosa.
iv. Se d e c r e t a n c o n c o n o c i m i e n t o , y de acuerdo al art. 69 inc. II del CPC, cuando se
mande proceder con conocimiento o valiéndose de otras expresiones análogas, se podrá
llevar a efecto la diligencia desde que se ponga en noticia del contendor lo resuelto.
v. Las medidas decretadas deberán cumplirse en un plazo máximo de 20 días; y vencido
este plazo, las no cumplidas se tendrán por no decretadas. Si con la práctica de una
medida para mejor resolver se necesita un término mayor, se podrá decretar un término
probatorio especial.373

b. ENUNCIACIÓN DE LAS MEDIDAS PARA MEJOR RESOLVER.


El art. 159 del CPC, se encarga de señalar que las medidas que puede adoptar el tribunal
(en general son todos los medios de prueba), al señalar que los tribunales, sólo dentro del plazo
para dictar sentencia (60 días), podrán dictar de oficio medidas para mejor resolver. Las que se
dicten fuera de este plazo se tendrán por no decretadas. Sin perjuicio de lo establecido en el
inciso primero del art. 431 (diligencia pendiente que se reitera como medida para mejor
resolver), podrán dictar alguna o algunas de las siguientes medidas:
i. Agregación de cualquier documento que estimen necesario para esclarecer el derecho de
los litigantes (art. 159 N° 1). Puesto que la ley no distingue, podrá ser un instrumento
público o privado, ya sea que se encuentre en manos de las partes o de terceros.
ii. Confesión judicial de cualquiera de las partes sobre hechos que consideren de influencia
en la cuestión y que no resulten probados (art. 159 N° 2). Estos hechos, por consiguiente,
deben reunir dos requisitos: ser de influencia en la cuestión debatida; y no haber resultado
probados. Se trata de una confesión judicial provocada, de manera que la
incomparecencia de la parte, o su negativa a prestarla, deberá sancionarse en la forma
prescrita en el art. 394 del CPC (confesión tácita).
.
iii. Inspección personal del objeto de la cuestión (art. 159 Nº 3).
iv. Informe de peritos (art. 159 Nº 4).

373
El profesor FORTTES recalca que con la modificación que introdujo la ley 18.705 del año 1988, se establecieron
limitaciones a la procedencia de las medidas para mejor resolver, y con ello se buscó evitar que los tribunales las
utilizaran con el sólo objeto de retardar la dictación del fallo (en la práctica se conocían como “medidas para no
resolver”).

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v. Comparecencia de testigos que hayan declarado en el juicio, para que aclaren o


expliquen sus dichos oscuros o contradictorios (art. 159 Nº 5). Por tanto, el tribunal no
puede ordenar la comparecencia de nuevos testigos; ni menos que los testigos que ya
declararon depongan sobre hechos nuevos.
vi. La presentación de cualesquiera otros autos (expediente) que tengan relación con el
pleito. Esta medida se cumplirá de conformidad a lo establecido en el inc. III del art. 37
(envinando las fotocopias del expediente debidamente certificadas, en cada hoja, por el
secretario del tribunal; salvo que haya imposibilidad para sacar fotocopias en el lugar de
asiento del tribunal, caso en cual, se enviará el expediente original). En este último caso y
siempre que se hubiese remitido el expediente original, éste quedará en poder del
tribunal que decrete esta medida sólo por el tiempo estrictamente necesario para su
examen, no pudiendo exceder de ocho días este término si se trata de autos pendientes
(art. 159 Nº 6). Se trata de una clase especial de prueba instrumental, pues los autos
deben ser encasillados dentro de los instrumentos públicos. Generalmente se remiten
fotocopias autorizadas y excepcionalmente el original

c. TRAMITACIÓN.
De acuerdo al art. 159 inc. II del CPC, la resolución que se dicte (decretando la o las
medidas para mejor resolver) deberá ser notificada por el estado diario a las partes y se
aplicará el art. 433 (efecto preclusivo de la citación para oír sentencia), salvo en lo estrictamente
relacionado con dichas medidas. Las medidas decretadas deberán cumplirse dentro del plazo de
veinte días, contados desde la fecha de la notificación de la resolución que las decrete. Vencido
este plazo, las medidas no cumplidas se tendrán por no decretadas y el tribunal procederá a
dictar sentencia, sin más trámite.
Agrega el art. 159 inc. III, que si en la práctica de alguna de estas medidas aparece de
manifiesto la necesidad de esclarecer nuevos hechos indispensables para dictar sentencia, podrá
el tribunal abrir un término especial de prueba, no superior a ocho días, que será improrrogable
y limitado a los puntos que el mismo tribunal designe. En este evento, se aplicará lo establecido
en el inc. II del art. 90 (es decir, dentro de los dos primeros días, cada parte debe acompañar una
nómina de los testigos de que piensa valerse). Vencido el término de prueba, el tribunal dictará
sentencia sin más trámite.
Por último, el inciso final del art. 159 señala que las providencias que se decreten en
conformidad al presente artículo serán inapelables, salvo las que dicte un tribunal de primera
instancia disponiendo informe de peritos o abriendo el término especial de prueba que establece
el inciso precedente. En estos casos procederá la apelación en el solo efecto devolutivo.

3. LA SENTENCIA DEFINITIVA.

a. CONCEPTO.
De acuerdo al art. 158 inc. II del CPC, la sentencia definitiva es la que pone fin a la
instancia, resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio. Y como el juicio
ordinario de mayor cuantía es conocido siempre en primera instancia, esta sentencia también es
de primera instancia, o sea, susceptible del recurso de apelación.

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b. REQUISITOS DE FORMA Y FONDO.


Como se dijo en su momento, en cuanto a sus requisitos de forma, se debe ajustar a los
requisitos de todo escrito, a los propios que prescribe el art. 170 del CPC, y al Autoacordado
sobre la Forma de Redactar las Sentencias del año 1920.
Los requisitos de fondo de la sentencia, dicen relación con el mérito del proceso (las
acciones y excepciones); es decir, debe haber congruencia entre lo solicitado y lo que se falló
(art. 160 del CPC). En consecuencia, un fallo será incongruente cuando otorgue más, menos o una
cosa diferente de la pedida. A la situación de otorgar más de lo pedido se le denomina ultra
petita, y aquel supuesto en que se otorga una cosa distinta de la pedida se le llama extra petita;
ambos supuestos son anulables vía recurso de casación en la forma por la causal Nº 4 del art.
768. En cambio, aquella hipótesis en que se otorga menos de lo pedido, se le denomina minus
petita, situación que también es anulable mediante casación en la forma, pero en virtud del Nº 5
del art. 768 del CPC. Que sean “anulables”, implica que pueden convalidarse por la inactividad de
las partes, o por el no ejercicio de las facultades de oficio del tribunal. 374
Art. 160. Las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del proceso, y no podrán extenderse a puntos que no
hayan sido expresamente sometidos a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los
tribunales proceder de oficio.

Art. 768. El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
4. En haber sido dada ultra petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o extendiéndola a puntos no
sometidos a la decisión del tribunal (extra petita), sin perjuicio de la facultad que éste tenga para fallar de oficio en
los casos determinados por la ley.
5. En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el art. 170 (decisión del
asunto controvertido, comprendiendo todas las acciones y excepciones que se hayan hecho valer en el juicio).

b. RELACIÓN DE LA SENTENCIA CON LA DEMANDA.


Esto dice relación con la congruencia procesal, que según GUAPS, es la conformidad que
debe existir entre la sentencia y la pretensión que constituye el objeto del proceso y la oposición
que lo delimita.
Son los arts. 254 (que establece los requisitos de la demanda) y 170 del CPC, los que
procuran el perfeccionamiento de esta relación. Así, la parte invocativa de la demanda
(designación del tribunal e individualización del demandante y demandado) corresponde a la
parte expositiva del fallo; los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya, corresponden
a la parte considerativa; y las peticiones a la parte resolutiva.375
El juez debe limitarse a examinar los hechos que las partes han puesto en su
conocimiento a la luz de las pruebas rendidas; y posteriormente debe reducir estos hechos a un
tipo jurídico determinado, y establecer el Derecho aplicable; es decir, realizar una subsunción,
que en términos generales, es un enlace lógico de una situación particular y concreta con una
prescripción general y abstracta contenida en la ley. El Derecho lo conoce el juez, él es libre para
interpretarlo y aplicarlo, y si bien las partes en la demanda exponen fundamentos de derecho,
374
Cuando en la parte petitoria de la demanda se pida 100 “o lo que usía estime de derecho”, esta última frase sólo
torga competencia hasta los 100 pedidos. Por otro lado, si se pide 100 y el tribunal da 50, no hay minus petita.
375
Hay que recordar que el demandado se puede defender oponiendo excepciones, o mediante meras defensa o
alegaciones. Esto último no da lugar a un pronunciamiento específico del tribunal, sólo son analizadas en la parte
considerativa del fallo como fundamento de la aceptación o rechazo de la acción.

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estos sólo tienen por objeto facilitar la calificación jurídica de los hechos sometidos al
conocimiento del juez; al juez sólo lo limitan los hechos y las peticiones de las partes.

c. PLAZO PARA DICTARLA.


De acuerdo al art.162 inc. III del CPC, la sentencia definitiva en el juicio ordinario deberá
pronunciarse dentro del término de sesenta días, contados desde que la causa quede en estado
de sentencia, es decir, contados desde la notificación de la resolución que cita a las partes para
oír sentencia. El profesor ALFARO recalca que dicho plazo no es fatal, ya que en virtud del art. 64
del CPC, los plazos que señala este Código son fatales cualquiera sea la forma en que se exprese,
“salvo aquéllos establecidos para la realización de actuaciones propias del tribunal”.
El art. 162 inc. IV dispone que si el juez no dicta sentencia dentro de este plazo, será
amonestado por la CA respectiva, y si a pesar de esta amonestación no expide el fallo dentro del
nuevo plazo que ella le designe, incurrirá en la pena de suspensión de su empleo por el término
de treinta días, que será decretada por la misma Corte.

d. NOTIFICACIÓN.
La sentencia definitiva de primera y única instancia se notifica por cédula (art. 48 inc. I
del CPC), la de segunda instancia, en cambio, se notifica por el estado diario. El art. 162 inc. final
del CPC, señala que los secretarios anotarán en el estado a que se refiere el art. 50 (estado
diario) , el hecho de haberse dictado sentencia definitiva, el día de su dictación y el envío de
aviso a las partes. Estas diligencias no importan notificación y no se aplicarán a las
resoluciones que recaigan en los actos judiciales no contenciosos.

e. IMPUGNACIÓN.

Una vez notificada la sentencia definitiva de primera instancia, las partes agraviadas son
dueñas de deducir o no los recursos procesales que estimen convenientes (recurso de apelación y
de casación en la forma; no pudiendo serlo por recurso de casación en el fondo, ya que éste
procede en contra sentencias definitivas inapelables). Si no los deducen, la sentencia queda firme
o ejecutoriada desde que transcurren todos los plazos que la ley concede para la interposición de
dichos recursos y el secretario certifique este hecho a continuación del fallo. Si se deducen, la
sentencia queda firme o ejecutoriada desde que se notifique el decreto que la manda cumplir, una
vez que terminen los recursos deducidos. Sólo una vez que estén firmes o ejecutoriadas, se
produce el efecto de cosa juzgada.

4. FORMAS ANORMALES DE TERMINACIÓN DE LA PRIMERA INSTANCIA EN EL JUICIO ORDINARIO.


La forma normal en que termina la primera instancia del juicio ordinario de mayor
cuantía, es mediante la dictación de la correspondiente sentencia definitiva. Pero puede suceder
que el juicio termine en primera instancia, sin necesidad de llegar al pronunciamiento de dicha
sentencia. Estas son formas anormales de terminación, y tienen lugar cuando:
i. Se celebra de un contrato de transacción.

519
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

ii. Cuando se celebra un contrato de compromiso (arbitraje).


iii. Cuando se produce el desistimiento de la demanda.
iv. El abandono del procedimiento.
v. El acta de conciliación.
vi. El acta de avenimiento.
vii. La resolución que acoge una excepción dilatoria cuando los vicios no son subsanables
(por ejemplo, la incompetencia del tribunal).
viii. La resolución que acepta las excepciones mixtas (transacción y cosa juzgada).

Estas formas anormales de terminación de la primera instancia del juicio ordinario de


mayor cuantía, son también propias de la única instancia y de cualquier clase de juicio.

VIII. L OS INC IDE NTES .

A. L OS INCIDENTES EN GENERAL.
1. CONCEPTO.
En todo proceso hay una cuestión principal: la controversia; la cual se forma con la
pretensión del demandante y la defensa, que es lo que el juez debe resolver. No obstante, durante
el desarrollo del juicio pueden plantearse otras cuestiones relacionadas con la principal, que
requieren de un pronunciamiento del tribunal, distinto al que hará el juez en la sentencia
definitiva. A estas cuestiones se las denomina incidentes, y a ellos se refiere el art. 82 del CPC al
señalar que toda cuestión accesoria de un juicio que requiera pronunciamiento especial con
audiencia de las partes, se tramitará como incidente y se estará a las reglas de este Título
(Título IX del Libro I denominado “de los incidentes”), si no tiene señalada por la ley una
tramitación especial.
De lo dicho, se puede decir que incidente o artículo, es toda cuestión accesoria al juicio y
que requiere un pronunciamiento especial del tribunal. De este concepto, el profesor FORTTES
extrae las siguientes características o elementos de los incidentes:
i. E s u n a c u e s t i ó n a c c e s o r i a q u e s u p o n e u n a c u e s t i ón p ri n c i p a l (el término
“cuestión” es sinónimo de controversia jurídica). Para poder hablar de un incidente, es
preciso que exista una cuestión principal, de lo cual se concluye que: el incidente sólo
puede nacer una vez que se ha trabado la litis, esto es, una vez que se ha notificado la
demanda al demandado; el incidente carece de vida propia, por lo tanto, no es concebible
en forma separada del juicio a que acceda; y no es incidente el que versa sobre la cuestión
principal debatida en el juicio.
ii. Estas cuestiones accesorias, llamadas incidentes, se pueden suscitar en c u a l q u i e r
c l a s e d e j u i c i o , sea ordinario, ejecutivo, especial; civil o penal, etc. De ahí, también,

520
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

que los incidentes están reglamentados en el Libro I del CPC, es decir, entre las
disposiciones comunes a todo procedimiento.
ii. Entre la cuestión accesoria (incidente) y la principal (juicio) debe existir cierta conexión o
relación. Esto es tan importante, que el CPC dice que el juez puede rechazar de plano
aquellos incidentes inconexos. Por tanto, las cuestiones ajenas al juicio se deben plantear
en un juicio separado y distinto, y la razón de esto, es que de otra manera se alteraría la
relación procesal y se introduciría la confusión en el procedimiento.
iii. La cuestión accesoria exige un pronunciamiento especial del tribunal. La regla general, es
que los incidentes sean resueltos antes de la dictación de la sentencia definitiva, sin
embargo, en ciertos casos el juez puede reservar su resolución hasta la dictación de la
sentencia definitiva (por ejemplo, las tachas de testigos). Luego, el pronunciamiento
especial del tribunal recaído en un incidente tendrá que ser una sentencia interlocutoria de
primer grado (si establece derechos permanentes para las partes) o un auto (si no
establece derechos permanentes); y en caso de que el fallo de los incidentes se deje para
la sentencia definitiva, la parte de esa sentencia en que se resuelva el incidente, revestirá
el carácter de interlocutoria o de auto.
iv. Por último, el art. 82 CPC dice que toda cuestión accesoria de un juicio que requiera
pronunciamiento especial “con audiencia de las partes”, se tramitará como incidente….
Esto ha hecho pensar a algunos que todo incidente, para ser tal, requiere de audiencia
previa de las partes para que todas ellas sean oídas. Sin embargo, esto no es exacto, pues
el legislador autoriza al juez a resolver sin previa audiencia (de plano) cuando, a su
juicio, pueda fundar su fallo en hechos de pública notoriedad, o sea innecesario escuchar
previamente a la otra parte.

2. CLASIFICACIÓN DE LOS INCIDENTES.


Los incidentes admiten diversas clasificaciones, las cuales no tienen carácter doctrinario,
sino que fluyen de los preceptos contenidos en el Título IX del Libro I del CPC. Estas
clasificaciones son:
i. Según la relación o vinculación con la causa principal, se distingue entre: i n c i d e n t es
c o n e x o s, que son aquellos que tienen relación directa con el asunto que es materia del
juicio; e i n c i d e n t e s i n c o n e x o s , que son aquellos que no tienen relación alguna con el
asunto que es materia del juicio. Esta clasificación se desprende del art. 84 inc. I del CPC,
el cual señala que todo incidente que no tenga conexión alguna con el asunto que es materia
del juicio podrá ser rechazado de plano.
ii. Según las normas que se aplican a cada uno, se distingue entre: i n c i d e n t es
o rd i n a r i o s , que son aquellos que se rigen por las normas contenidas en el Título IX del
Libro I del CPC; e i n c i d e n t e s e s p e c i a l e s , que son aquellos que se rigen por reglas
especiales diversas, y en silencio de éstas, se recurre a las normas aplicables a los
incidentes ordinarios. Ejemplos de incidentes especiales son: la acumulación de autos; las
cuestiones de competencia; las implicancias y recusaciones; las costas; el abandono de

521
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

procedimiento y el desistimiento de la demanda.376


iii. Según si el incidente suspende o no la causa principal, se distingue entre incidente de
previo y especial pronunciamiento e incidente de no previo y especial pronunciamiento.
El i n c i d e n t e d e p re vi o y e s p e c i a l p r o n u n c i a mi e n t o , es aquél que suspende la
causa principal y, por tanto, se tramita en el cuaderno principal; en otras palabras, es
aquél sin cuya previa resolución no se puede seguir substanciando la causa principal. Y
el i n c i d e n t e d e n o p re v i o y e s p e c i a l p ro n u n c i a m i e n t o , es aquél que no
suspende la causa principal y, por tanto, se tramitan en cuaderno separado; o en otras
palabras, es aquél sin cuya previa resolución puede, no obstante, seguirse substanciando
la causa principal (art. 87 del CPC).
Art. 87. Si el incidente es de aquellos sin cuya previa resolución no se puede seguir substanciando la causa
principal, se suspenderá el curso de ésta, y el incidente se tramitará en la misma pieza de autos.
En el caso contrario, no se suspenderá el curso de la causa principal, y el incidente se substanciará en ramo
separado.

¿Cómo se sabe si el incidente es de previo y especial pronunciamiento o no? El profesor


FORTTES señala que, en primer lugar, hay que atender a la ley, pues el legislador a veces
señala expresamente cómo se debe tramitar un incidente y, así, se puede saber de qué
clase es; así, por ejemplo, revisten el carácter de previo y especial pronunciamiento, los
incidentes relativos a las cuestiones de competencia, las excepciones dilatorias; y por otro
lado, no reviste tal carácter, el incidente de ampliación de prueba, el incidente de nulidad
de lo obrado por fuerza mayor y falta de emplazamiento. Ahora bien, si el legislador no
estableció a través de una regla especial qué carácter reviste el incidente promovido, la
determinación de si un incidente es o no de previo y especial pronunciamiento deberá ser
resuelta por el tribunal en cada caso particular. De allí que cada vez que se promueva un
incidente respeto del cual el legislador no ha determinado el carácter que reviste, será
menester que la parte en un otrosí del escrito le solicite al tribunal que determine si éste
es o no de previo y especial pronunciamiento; y la resolución del tribunal que se
pronuncia acerca de esta solicitud (por ejemplo, “fórmese cuaderno separado”) tiene el
carácter de un decreto (según la jurisprudencia) ¿Qué pasa si el tribunal nada dice? Se
entiende que es de previo y especial pronunciamiento.

iv. Según la forma de tramitar y resolver los incidentes, se distingue entre: i n c i d e n t e s q u e


s e d e b e n t r a m i t a r c o n a u d i e n c i a , que son aquellos que se deben resolver por el
tribunal luego de haberse conferido traslado a la otra parte; e i n c i d e n t e s q u e s e
p u e d e n re s o l v e r d e p l a n o , que son aquellos que el tribunal puede resolver con el
sólo mérito de la solicitud en que se promueve. La regla general la constituyen los
incidentes que se tramitan con audiencia, pues, de acuerdo al art. 89 del CPC, si se
promueve un incidente, se concederán tres días para responder y vencido este plazo,
haya o no contestado la parte contraria, resolverá el tribunal la cuestión, si, a su juicio,
no hay necesidad de prueba. No obstante, el tribunal podrá resolver de plano aquellas
peticiones cuyo fallo se pueda fundar en hechos que consten del proceso, o sean de

376
En algunos textos el criterio de esta clasificación es según si para su tramitación se rigen por normas generales o
por normas especiales. El profesor FORTTES cree que eso no es correcto, pues la distinción está en la normativa y no
en la tramitación. De hecho hay casos en que un incidente especial se tramita por las reglas generales.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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pública notoriedad, lo que el tribunal consignará en su resolución; también se resuelven


de plano aquellos incidentes que no tienen conexión alguna con el asunto principal; etc.
v. Según su origen, se distingue entre: i n c i d e n t e s p r e v i o s o c o e x i s t e n t e s c o n e l
i n i c i o d e l j ui c i o , que son aquellos que nacen de un hecho anterior al juicio o
coexisten con su principio, y que se deben promover por la parte antes de hacer cualquier
gestión principal en el pleito (por ejemplo, las excepciones dilatorias); e i n c i d e n t e s
o ri gi n a d o s d u r a n t e e l d e s a r r o l l o d e l j u i c i o , que son aquellos originados de un
hecho acontecido durante el juicio, los cuales se deben promover tan pronto como el
hecho llegue a conocimiento de la parte respectiva. La importancia de esta clasificación,
radica en la oportunidad en que el incidente puede ser deducido.

3. OPORTUNIDAD PARA FORMULAR INCIDENTES.


El CPC señala dos oportunidades, teniendo como base la época o fecha en que ocurrieron los
hechos que lo originan.
i. Si el hecho en que se funda el incidente es previo o coexistente con el inicio del juicio, la
parte debe promoverlo antes de hacer cualquier gestión en el pleito. En efecto, conforme
al art. 84 inc. II del CPC, si el incidente nace de un hecho anterior al juicio o coexistente
con su principio, como defecto legal en el modo de proponer la demanda, deberá
promoverlo la parte antes de hacer cualquier gestión principal en el pleito ¿Qué pasa si
se promueve después? Será rechazado de oficio por el tribunal.
ii. Si el hecho en que se funda el incidente nace durante el juicio, la parte debe promoverlo
tan pronto llegue a su conocimiento. En efecto, el art. 85 inc. I del CPC señala que todo
incidente originado de un hecho que acontezca durante el juicio, deberá promoverse tan
pronto como el hecho llegue a conocimiento de la parte respectiva. ¿Qué ocurre si no se
promueve en ese momento? Debe ser rechazado de plano.

Sin embargo, las reglas generales antes indicadas tienen excepciones, cuales son:
i. Si el incidente tiende a corregir un vicio que anula el proceso. El incidente de nulidad, de
acuerdo al art. 83 inc. II del CPC, sólo podrá impetrarse dentro de cinco días, contados
desde que aparezca o se acredite que quien deba reclamar de la nulidad tuvo
conocimiento del vicio, a menos que se trate de la incompetencia absoluta del tribunal.
ii. Si el incidente se funda en la omisión de una circunstancia esencial para la ritualidad o la
marcha del juicio (por ejemplo, el incidente de incompetencia absoluta, el incidente de la
falta de emplazamiento del demandado, etc.), se puede oponer en cualquier momento
(arts. 84 inc. III y 85 inc. II CPC). En este caso, el tribunal ordenará que se practiquen las
diligencias necesarias para que el proceso siga su curso legal.
Art. 84 inc. II. Si el incidente nace de un hecho anterior al juicio o coexistente con su principio, como
defecto legal en el modo de proponer la demanda, deberá promoverlo la parte antes de hacer cualquiera
gestión principal en el pleito.
Si lo promueve después, será rechazado de oficio por el tribunal salvo que se trate de un vicio que anule el
proceso, en cuyo caso se estará a lo que establece el art. 83, o que se trate de una circunstancia esencial

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

para la ritualidad o la marcha del juicio, evento en el cual el tribunal ordenará que se practiquen las
diligencias necesarias para que el proceso siga su curso legal.

Art. 85. Todo incidente originado de un hecho que acontezca durante el juicio, deberá promoverse tan
pronto como el hecho llegue a conocimiento de la parte respectiva.
Si en el proceso consta que el hecho ha llegado al conocimiento de la parte, y si ésta ha practicado una
gestión posterior a dicho conocimiento, el incidente promovido después será rechazado de plano, salvo que
se trate de alguno de los vicios o circunstancias a que se refiere el inc. III del artículo anterior.

4. ETAPA DEL PROCEDIMIENTO EN QUE SE DEBEN PROMOVER LOS INCIDENTES.


i. E n p r i me r a i n s t a n c i a los incidentes se pueden promover desde la notificación de la
demanda y hasta que se notifique a las partes la resolución que las cita oír sentencia. En
efecto, el art. 433 inc. I del CPC dice que citadas las partes para oír sentencia, no se
admitirán escritos ni pruebas de ningún género (efecto preclusivo). No obstante, el inc. II
de esta disposición señala que lo cual se entiende sin perjuicio de lo dispuesto por los
arts. 83, 84…, es decir, excepcionalmente el incidente de nulidad de todo lo obrado se
puede hacer valer dentro del procedimiento con posterioridad a la citación para oír
sentencia.
ii. E n s e gu n d a i n s t a n c i a los incidentes se pueden promover hasta la vista de la causa.
El art. 220 del CPC regula los incidentes en segunda instancia al señalar que las
cuestiones accesorias que se susciten en el curso de la apelación, se fallarán de plano
por el tribunal, o se tramitarán como incidentes. En este último caso, podrá también el
tribunal fallarlas en cuenta u ordenar que se traigan en relación los autos para resolver.
Excepcionalmente existe un incidente de nulidad de todo lo obrado que puede hacerse
valer durante todo el curso del procedimiento e, incluso, en el procedimiento incidental
de cumplimiento de una sentencia, cual es, el incidente de nulidad de todo lo obrado por
falta de emplazamiento válido, contemplado en el art. 80 (arts. 182 y 234 inciso final del
CPC).

Art. 182. Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria o alguna de las partes, no podrá el tribunal que
la dictó alterarla o modificarla en manera alguna. Podrá, sin embargo, a solicitud de parte, aclarar los
puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos
numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma sentencia.
Lo dispuesto en este artículo no obsta para que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el art. 80.

Art. 234 inc. final. Lo dispuesto en este artículo (la oposición a la ejecución incidental, sólo puede oponerse
durante la citación de la persona en contra de quien se pide) es sin perjuicio de lo prevenido en el art. 80.

5. MEDIDAS TENDIENTES A EVITAR LA INTERPOSICIÓN DE INCIDENTES DILATORIOS.


Los incidentes por su naturaleza perturban la marcha regular del juicio, y es por eso que
el legislador ha establecido ciertas restricciones en su interposición. A saber:
i. De acuerdo al art. 84 inc. I del CPC, todo incidente que no tenga conexión alguna con el
asunto que es materia del juicio podrá ser rechazado de plano.
ii. En cuanto a la oportunidad para interponerlos, si el incidente es extemporáneo se
rechazará de oficio o de plano.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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iii. El legislador establece algunos incidentes que no suspenden la marcha de la causa


principal, ordenando que se tramiten por un cuaderno separado del expediente principal.
iv. El art. 88 inc. I del CPC señala que la parte que haya promovido y perdido dos o más
incidentes en un mismo juicio, no podrá promover ningún otro sin que previamente
deposite en la cuenta corriente del tribunal la cantidad que éste fije, la que fluctuará
entre una y diez UTM, y se aplicará a beneficio fiscal como multa; y si el tribunal
observare mala fe en la interposición de los nuevos incidentes, podrá aumentar su cuantía
hasta por el duplo. Agrega el inc. III que el incidente que se formule sin haberse efectuado
previamente el depósito fijado, se tendrá por no interpuesto y se extinguirá el derecho a
promoverlo nuevamente. Este incidente se debe tramitar necesariamente en cuaderno
separado sin afectar el curso de la cuestión principal; y si el incidente se pierde, el dinero
se retiene a beneficio fiscal.377
v. Por último, el art. 147 del CPC señala que cuando la parte que promueve un incidente
dilatorio no obtenga resolución favorable, será precisamente condenada en las costas.

6. TRAMITACIÓN DE LOS INCIDENTES ORDINARIOS.


El profesor FORTTES, señala que en la tramitación de un incidente se pueden distinguir
tres fases: discusión, prueba y resolución. Pero antes, es necesario analizar cuál es el tribunal
competente para conocer de la incidencia, y las partes que intervienen en su tramitación.

a. TRIBUNAL COMPETENTE.
Aquí hay que tener presente la regla general de la competencia de la extensión, consagrada
en el art. 111 inc. I del COT, el cual señala que el tribunal que es competente para conocer de un
asunto lo es igualmente para conocer de todas las incidencias que en él se promuevan ¿Cómo toma
conocimiento el tribunal del incidente propuesto? El art. 381 primera parte del COT, dice que los
Secretarios de los Juzgados de Letras harán al juez la relación de los incidentes... (en segunda
instancia lo hará el relator).

b. LAS PARTES.
En todo juicio hay partes directas (demandante y demandado), y puede haber terceros
interesados, ya sean coadyuvantes, independientes o contradictorios. Se discute si todas las partes
del juicio deben ser emplazadas a los incidentes, o sólo los que tengan interés en sus resultados. Se
ha resuelto que, promovido un incidente por un tercero o por una de las partes principales del pleito,
debe tramitarse con audiencia de todas las partes y de los terceros a quienes interese, salvo los casos
de excepción en que el tribunal puede admitir o rechazar de plano la incidencia.
¿Cuál es la forma de promover un incidente ordinario? Primero, puede ser en forma

377
Esta restricción no rige respecto de la parte que goza de privilegio de pobreza en el juicio; pero si el tribunal
estima que en su interposición ha existido mala fe o el claro propósito de dilatar el proceso, de oficio o a petición de
parte, puede imponerle personalmente al abogado o al mandatario judicial que lo hubiere promovido, por vía de
pena, una multa a beneficio fiscal de una a diez UTM (art. 88 inc. V del CPC).

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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directa a través de la presentación de una solicitud o demanda; también puede ser en forma
directa mediante la solicitud de una actuación judicial que debe ser decretada con audiencia
(trámite incidental) o conforme a las normas de los incidentes; o mediante la oposición que se
efectúa por una parte a la solicitud de una actuación judicial (modo indirecto).

c. FASE O PERÍODO DE DISCUSIÓN EN EL INCIDENTE.


Esta fase se inicia con la promoción del incidente (no se plantean de oficio, deben
promoverse por alguna parte). Al respecto, debe cumplir con los requisitos comunes a todo
escrito judicial (se debe presentar en papel, por conducto del secretario respectivo, encabezado
por una suma que indique su contenido, y deben acompañarse tantas copias cuantas sean las
partes a quienes debe notificarse la providencia que en él recaiga); y deberá contener una
descripción clara, precisa y fundada de los hechos en que se funda.
Tan pronto se promueve un incidente, y una vez recibido por el tribunal, éste debe
examinar si el incidente es conexo (sino, será rechazado de plano); si se ha formulado en tiempo
oportuno (sino, será rechazado de oficio o de plano); si es o no de previo y especial
pronunciamiento (y en caso de que sea, se debe suspender el curso de la causa principal, y el juez
deberá tramitarlo en la misma pieza de autos); si ha sido promovido por alguna de las partes
litigantes que está obligada a consignar (y en caso de que no se consigne, se tendrá por no
promovido); y si existe la posibilidad de fallar de plano el incidente (sin tramitación), si éste se
funda en hechos que constan del proceso o que sean de pública notoriedad.
En caso de que el incidente es conexo, ha sido promovido en tiempo oportuno y no hay
problema de consignación, el juez debe proveer la solicitud respectiva, concediendo un plazo de
tres días a la parte contraria para que exponga lo que estime conveniente (plazo legal de días, por
tanto, discontinuo y fatal). La resolución que provee la solicitud y confiere traslado a la
contraria, es un decreto, y se notifica por el estado diario.378 Luego, las posibles actitudes que
puede adoptar la parte contraria, son:
i. N o d e c i r n a d a . En este caso, pasados los tres días, el tribunal debe decidir si recibe o
no el incidente a prueba; y a la parte contraria (demandado incidental) se le tiene como
rebelde por el sólo ministerio de la ley. Al igual que en la contestación de la demanda, el
silencio no afirma ni niega nada.
ii. A l l a n a r s e a l a p e t i c i ó n . Sea que el allanamiento sea total o limitado a los hechos del
incidente, se omite la fase de prueba y, en dicho caso, el juez deberá fallar.
iii. C o n t r a v e n i r u o p o ne r s e a l a p e t i c i ó n. En este caso el demandado incidental se
defiende, es decir, contesta oponiéndose a la petición incidental (su escrito llevará como
suma “responde”).

Luego, vencido este plazo, haya o no contestado la parte contraria, el tribunal puede
adoptar dos actitudes: resolver la cuestión, si, a su juicio, no hay necesidad de prueba; recibir el
incidente a prueba, procediendo de acuerdo con lo establecido en el art. 90 del CPC ¿Cuándo se

378
En la práctica, esta resolución se redacta en la forma siguiente: “traslado y autos”; y si, además, el incidente no es
de previo y especial pronunciamiento, o bien, es promovido por un litigante que tiene la obligación de consignar,
debe ordenar que se forme cuaderno separado de la forma siguiente: “traslado y autos, debiendo formarse cuaderno
separado”.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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recibirá por el tribunal a prueba el incidente? Nada dice el Título IX sobre el particular, por
tanto, hay que recurrir a las reglas del juicio ordinario, en atención a lo que prescribe el art. 3º del
CPC, esto es, se aplicará el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y
actuaciones que no estén sometidos a una regla especial diversa, cualquiera que sea su
naturaleza; y en el juicio ordinario el juez debe recibir la causa a prueba cuando existan hechos
sustanciales y pertinentes controvertidos. En consecuencia, el juez recibirá a prueba el incidente,
en caso que, a su juicio, haya hechos sustanciales pertinentes y controvertidos. Sin embargo, el juez
puede omitir este periodo de prueba, cuando estos hechos consten del proceso o sean de pública
notoriedad, lo cual debe consignar en su resolución (art. 89 CPC).
Art. 89. Si se promueve un incidente, se concederán tres días para responder y vencido este plazo, haya o no
contestado la parte contraria, resolverá el tribunal la cuestión, si, a su juicio, no hay necesidad de prueba. No
obstante, el tribunal podrá resolver de plano aquellas peticiones cuyo fallo se pueda fundar en hechos que consten
del proceso, o sean de pública notoriedad, lo que el tribunal consignará en su resolución.

El profesor FORTTES recalca que, en estricto rigor, la segunda parte de esta norma no
pretende evitar la audiencia de la parte contraria (es decir, resolver de plano), sino que permite al
juez omitir el período de prueba en el incidente. Por ejemplo, el demandado interpone un
incidente de abandono de procedimiento, pues han transcurridos seis meses sin gestión (sin
resolución); y el demandante alega que no hay abandono, pues han habido gestiones; en este
caso el juez resolverá sin que sea necesaria la prueba, porque los hechos constan en el proceso.379

d. FASE DE PRUEBA EN LOS INCIDENTES (EVENTUAL).


En esta fase es posible apreciar diversos trámites, los cuales se analizarán por separado
para su mayor comprensión.
i. R e s o l u c i ó n q u e r e c i b e e l i n c i d e nt e a p ru e b a . Si el juez requiere prueba, debe
dictar una resolución que la ordene, y fije los puntos sobre los que la prueba deberá recaer
(con esta resolución se abre la segunda fase). En efecto, el art. 323 inc. I del CPC, señala
que cuando haya de rendirse prueba en un incidente, la resolución que lo ordene
determinará los puntos sobre que debe recaer, y su recepción (ejecución) se hará en
conformidad a las reglas establecidas para la prueba principal. Por lo tanto, las
menciones que debe contener la resolución que recibe el incidente a prueba, son: la
orden de que se reciba a prueba el incidente; los puntos sobre los cuales debe rendirse la
prueba y no los hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos como ocurre en el juicio
ordinario; y además el tribunal, al igual que en el juicio ordinario, puede indicar las
audiencias en que se recibirá la prueba testimonial. Un ejemplo de resolución sería el
siguiente: “Se recibe la causa a prueba y se fijan como puntos sustanciales y
controvertidos, tales xxx. Se fija para tal día, y tal hora, la audiencia de prueba
testimonial”.
En doctrina se ha señalado que la naturaleza de la resolución que recibe el incidente a
prueba depende de la resolución que fallará el incidente, pues si el incidente va a ser

379
Hay que recordar que los hechos notorios son aquellos cuya existencia es conocida por la generalidad de los
ciudadanos en el tiempo y en el lugar en que se produce la decisión. En nuestra legislación el “hecho notorio” sólo tiene
fundamento legal en la segunda parte del art. 89 del CPC, y a partir de dicha norma, se aplica al procedimiento ordinario,
es decir, allí también se dispensa de la carga de tener que probar estos hechos.

527
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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fallado por sentencia interlocutoria de primer grado, la resolución que lo recibe a prueba
será una sentencia interlocutoria de segundo grado; en cambio, si se fallará con un auto,
la resolución que lo recibe a prueba será un auto.

ii. N o t i f i c a c i ó n . Ahora bien, de acuerdo al art. 323 inc. II del CPC, la referida resolución
(que recibe el incidente a prueba) se notificará por el estado. Esto es muy importante,
porque con esta norma se puso término, por expresa disposición del legislador, a la
antigua discusión de si esta resolución debía notificarse por cédula, al igual que la que
recibe la causa principal a prueba, o por el estado diario, siguiendo la regla general de la
notificación de las resoluciones judiciales. La razón de que esta resolución se notifique
por el estado diario, es porque recibe el “incidente” a prueba, y no la “causa” a prueba, la
cual se notifica por cedula.
iii. R e s o l u c i ó n i n a p e l a b l e . La resolución que recibe a prueba el incidente no es
apelable, pues así lo dispone expresamente el art. 90 inc. final al decir que las
resoluciones que se pronuncien en los casos de este artículo son inapelables (esto a
diferencia de la resolución que recibe la “causa” a prueba, la cual es apelable en
subsidio). Con todo, CASARINO señala que, aplicando las reglas generales, y ante el
silencio del legislador en este punto, la resolución en referencia es susceptible del recurso
de reposición (si es un auto).
iv. T é r mi n o p r o b a t o r i o . De acuerdo al art. 90 inc. I del CPC, si es necesaria la prueba (y
notificada la resolución que recibe la causa a prueba), se abrirá un término de ocho días
para que dentro de él se rinda (la prueba) y se justifiquen también las tachas de los
testigos, si hay lugar a ellas. Aquí, al igual que en el asunto principal, es posible
distinguir tres términos probatorios, a saber:
- El t é r m i n o p ro b a t o ri o o r d i n a r i o , cuyo plazo es de ocho días (a diferencia del
juicio ordinario cuyo plazo es de 20 días). En este periodo las partes pueden rendir
todas las pruebas que deseen, sometiéndose a las reglas para la prueba de la causa
principal (art. 323 inc. I del CPC). Sin embargo, existe una modificación en lo que dice
relación con el plazo para presentar la lista de testigos, pues conforme al art. 90 inc. II del
CPC, dentro de los dos primeros días deberá acompañar cada parte una nómina de los
testigos de que piensa valerse, con expresión del nombre y apellido, domicilio y
profesión u oficio (siendo que en el juicio ordinario es dentro de los cinco primeros
días). Sólo se examinarán testigos que figuren en dicha nómina.
Aquí, el examen de los testigos se realiza al tenor de los puntos señalados por el juez,
y no al tenor de las minutas presentadas por las partes; pues ellas sólo tienen la
obligación de presentar la lista de testigos, y no una minuta con los puntos de prueba.
- El t é r m i n o p r o b a t o ri o e x t r a o r d i n a r i o , el cual tiene lugar cuando se quiera
rendir prueba fuera del lugar en que se sigue el juicio. En efecto, el art. 90 inc. III del
CPC dice que cuando hayan de practicarse diligencias probatorias fuera del lugar en
que se sigue el juicio, “podrá” el Tribunal, por motivos fundados, ampliar una sola
vez el término por el número de días que estime necesarios, no excediendo en ningún
caso del plazo total de 30 días, contados desde que se recibió el incidente a prueba.380

380
Hay que recordar que, en la causa principal, el término probatorio extraordinario para rendir prueba dentro del

528
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MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

Es decir, el tribunal debe abrir un plazo extraordinario que no puede exceder de 30


días, incluidos los ocho días del término ordinario; por tanto, el término extraordinario
no será más de 22 días. La resolución que concede el término probatorio
extraordinario, también es inapelable, en virtud de lo prescrito en el art. 90 inciso final.
- El t é rm i n o p r o b a t o ri o e s p e c i a l es aquel término que concede el juez cuando por
causas o hechos, ajenos a las partes, se impide rendir la prueba en el término
probatorio ordinario o extraordinario. El art. 90 del CPC no dice nada al respecto sobre
la posibilidad de que concurra este término, sin embargo, la mayoría de los autores
(CASARINO, FORTTES, ALFARO) señalan que en presencia de lo dispuesto en el art. 3º
del CPC y ante el silencio del legislador sobre este particular, se deben aplicar todas las
normas de los términos especiales de la causa principal.

e. FASE DE RESOLUCIÓN O SENTENCIA.


La fase de prueba termina una vez que se acaba el término probatorio, y ahí comienza la
fase de sentencia. De conformidad con el art. 91 del CPC, vencido el término de prueba, háyanla
o no rendido las partes, y aún cuando éstas no lo pidan, fallará el tribunal inmediatamente o, a
más tardar, dentro de tercero día, la cuestión que haya dado origen al incidente. En
consecuencia, después del vencimiento del término probatorio, no hay ningún otro trámite que
observar; y el tribunal, por propia iniciativa, inmediatamente, o a más tardar dentro de tercero
día, debe fallar el incidente pendiente. En la práctica, hay veces en que la parte interesada en la
decisión del incidente debe recordárselo al tribunal, solicitándole que dicte el fallo respectivo.
También, en ocasiones los jueces no fallan derechamente el incidente y dejan su resolución para
la sentencia definitiva.
Esta resolución puede ser un auto o una sentencia interlocutoria de primer grado, según si
establece o no derechos permanentes puede las partes; y, en caso de que sea interlocutoria, puede
ser de aquéllas que pongan término al juicio o hagan imposible su prosecución. La naturaleza
procesal de esta resolución tiene suma importancia para los efectos de los recursos, pues si se
trata de un auto, sólo será susceptible de reposición y en subsidio procederá la apelación; en
cambio, si es una sentencia interlocutoria no procederá el recurso de reposición, sólo se podrá
interponer el recurso de apelación en forma directa, y si es una sentencia interlocutoria que pone
término al juicio o hace imposible su continuación, será susceptible de casación.
Por último, esta resolución debe cumplir con los requisitos comunes a toda resolución
judicial, es decir, debe expresar en letras la fecha y lugar en que se expida; debe llevar al pie la
firma del juez o jueces que la dicten o intervengan en el acuerdo; debe llevar la firma del
Secretario autorizando la resolución; y debe dejarse constancia de ella en el proceso. Y por otro
lado, debe cumplir con requisitos propios, pues, de acuerdo al art. 171 del CPC, en las sentencias
interlocutorias y en los autos se expresarán, en cuanto la naturaleza del negocio lo permita, a más
de la decisión del asunto controvertido, las circunstancias mencionadas en los números 4° (las
consideraciones de hecho o de derecho que sirven de fundamento a la sentencia) y 5° (la

territorio de la República, pero fuera


del territorio jurisdiccional del tribunal, se concede siempre que
se solicite, salvo que haya justo motivo para creer que se pide maliciosamente con el sólo
propósito de demorar el curso del juicio. En cambio en los incidentes, para practicar diligencias probatorias
fuera del lugar en que se sigue el juicio, es facultativo para el tribunal concederlo.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

enunciación de las leyes, y en su defecto, de los principios de equidad, con arreglo a los cuales se
pronuncia el fallo) del artículo precedente.

B. L OS INCIDENTES ESPECIALES .

1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Como se dijo al momento de clasificar a los incidentes, según las normas que se aplican a
cada uno, se distingue entre: incidentes ordinarios, que son aquellos que se rigen por las normas
contenidas en el Título IX del Libro I del CPC; e i n c i d e n t e s e s p e c i a l es , que son aquellos que
se rigen por reglas especiales diversas, y en silencio de éstas, se recurre a las normas aplicables a
los incidentes ordinarios. Estos incidentes especiales también se encuentran regulados en el
Libro I del CPC, pero en diversos títulos, a saber: en el Título X denominado “de la acumulación
de autos”; en el Titulo XI “de las cuestiones de competencia”; en el Título XII “de las
implicancias y recusaciones”; en el Título XIII “del privilegio de pobreza”; en el Título XIV “de
las costas”; en el Título XV “del desistimiento de la demanda”; y en el Título XVI “del abandono
del procedimiento”. Los tres primeros incidentes especiales ya fueron analizados en su
oportunidad, por lo cual, sólo serán analizados los restantes.

2. EL PRIVILEGIO DE POBREZA.

a. CONCEPTO.
En nuestro sistema procesal, el Estado sólo asume el pago de los sueldos a los
magistrados judiciales, pero no, necesariamente, solventa los demás costos que el juicio implica,
por ejemplo, los honorarios de los abogados, de los peritos, de los auxiliares de la administración
de justicia (receptor), las fotocopias, etc. Se genera, entonces, un problema para las personas de
escasos recursos y surge así el tema de la Asistencia Judicial, dentro del cual se encuentra el
tema referido al privilegio de pobreza.381
El privilegio de pobreza es un beneficio concedido por la ley, o la autoridad judicial en
subsidio, a las personas menesterosas o de escasos recursos (ya sea demandante o demandado, o
interesado en un asunto judicial no contencioso) para que en sus asuntos judiciales sean
atendidas gratuitamente por los abogados, procuradores y receptores de turno y gocen de las
demás franquicias señaladas en la ley. De acuerdo a la definición, el privilegio de probreza puede
ser legal o judicial, atendiendo a su fuente u origen (esta clasificación no tiene importancia
en cuanto a los beneficios que se confieren).
i. El p r i v i l e gi o d e p o b r e z a l e ga l , es aquel que existe por el sólo ministerio de la ley,
siempre que concurran los requisitos señalados por ella misma. Lo casos más típicos son:
de acuerdo al art. 593 del COT, se estimará como presunción legal de pobreza la
circunstancia de encontrarse preso el que solicita el privilegio, sea por sentencia
condenatoria, sea durante la sustanciación del juicio criminal; y el art. 600 inc. I del

381
Esta materia se suele estudiar al tratar de la Asistencia Judicial (Título XVIII del COT se denominado precisamente
“de la asistencia judicial y del privilegio de pobreza”), esto es, el conjunto de normas legales destinadas a facilitar a
las personas pobres o de escasos recursos el ejercicio de sus derechos ante los tribunales de justicia.

530
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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COT dispone que las personas patrocinadas por las Corporaciones de Asistencia Judicial
por o alguna de las entidades públicas o privadas (por ejemplo, consultorios jurídicos de
universidades) destinadas a prestar asistencia jurídica y judicial gratuita gozarán por el
solo ministerio de la ley de los beneficios establecidos en los incs. II y III del art. 591
(beneficios del privilegio de pobreza).
ii. El p ri v i l e gi o d e p o br e z a j u d i c i a l , es aquel que existe o se obtiene previa sentencia
del juez y después de observada la tramitación judicial que la ley señala para este caso,
destinado a verificar la concurrencia o no de los requisitos necesarios para decretarlo. En
general, tiene derecho a solicitarlo toda persona que carece de bienes suficientes para
solventar los gastos de la gestión que va a iniciar ante los tribunales, por tanto, no se trata
únicamente de las personas pobres. Desde el punto de vista procedimental, constituye un
incidente especial, dentro del juicio que se va a utilizar y, por ello, a continuación, será
objeto de análisis.382

b. TRAMITACIÓN DEL PRIVILEGIO DE POBREZA JUDICIAL.


i. T r i b u n a l c o mp e t e n t e . El art. 591 inc. I del COT señala que el privilegio de pobreza,
salvo los casos en que se concede por el sólo ministerio de la ley, será declarado por
sentencia judicial y deberá pedirse al tribunal a quien corresponda conocer en única o
primera instancia del asunto en que haya de tener efecto. Es decir, es competente para
conocer el incidente especial de privilegio de pobreza, el tribunal que está conociendo la
causa principal.
ii. O p o r t u n i d a d . De acuerdo a la primera parte del art. 130 inc. I del CPC, el privilegio de
pobreza podrá solicitarse en cualquier estado del juicio y aún antes de su iniciación…
(antes de entablarse la demanda).
iii. S o l i c i t u d . La solicitud se debe presentar en papel simple, y debe cumplir con los
siguientes requisitos: debe señalar los motivos en que se funda (por ejemplo, su
profesión, sus rentas, sus deudas, las cargas personales o de familia que le graven, sus
aptitudes intelectuales y físicas para ganar la subsistencia, etc.); y debe contener la
información necesaria para acreditar los motivos que justifican su otorgamiento (por
ejemplo, agregando las liquidaciones de sueldo, el acuerdo reparatorio en que se fija la
pensión de alimentos, etc.). En efecto el art. 131 del CPC señala que el privilegio de
pobreza se tramitará en cuaderno separado y se expresarán al solicitarlo los “motivos en
que se funde”. El tribunal ordenará que se rinda información para acreditarlos, con solo
la citación de la parte contra quien litigue o haya de litigar el que solicita el privilegio.
Esta información será sumaria, o sea, una prueba de cualquiera especie, rendida sin
notificación ni intervención de contradictor y sin previo señalamiento de término
probatorio (art. 818 inc. III del CPC).

382
El profesor FORTTES señala que el privilegio de pobreza concedido judicialmente, es de muy escasa aplicación
práctica, pues las personas de escasos recursos, generalmente, acceden a la Corporación de Asistencia Judicial, la
que está facultada para otorgar el privilegio de pobreza legal.

531
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iv. S e t r a m i t a e n c u a d e rn o s e p a r a d o . La solicitud respectiva es muy particular, pues


no suspende la causa principal, es decir es un incidente de no previo y especial
pronunciamiento y, por ende, se tramita en cuadernos separados.
v. T r a s l a d o a l a c o n t ra r i a . La resolución que recaiga sobre la solicitud dirá: “ríndase
la información ofrecida, con citación. Fórmese cuaderno separado”. Por lo tanto, una vez
presentada la solicitud, se da traslado a la parte contraria para que en el término de tres
días, ya sea para que se oponga a la solicitud. De acuerdo al art. 132 del CPC, si la parte
citada no se opone dentro de tercero día a la concesión del privilegio, se rendirá la
información (sumaria) y se resolverá con el mérito de ella y de los demás antecedentes
acompañados o que el tribunal mande agregar; agrega el inc. II que si hay oposición, se
tramitará el incidente en conformidad a las reglas generales, es decir, la oposición
implica que el tribunal decrete traslado a la parte que solicitó el privilegio por el término
de tres días, que se reciba el incidente a prueba, y que se resuelva.383
vi. S e n t e n c i a . La sentencia que falla el incidente es un auto, pues no establece derechos
permanentes para las partes. En efecto, el art. 136 del CPC señala que podrá dejarse sin
efecto el privilegio después de otorgado, siempre que se justifiquen circunstancias que
habrían bastado para denegarlo; agrega el inc. II que podrá también otorgarse el
privilegio después de rechazarlo, si se prueba un cambio de fortuna o de circunstancias
que autoricen esta concesión. Por lo tanto, esta sentencia produce cosa juzgada material
provisional, pues la orden o mandato que contiene subsiste solamente en la medida que se
mantengan los hechos que legitimaron su dictación, de manera que al variar o
desaparecer, determina la posibilidad de modificar o revocar la sentencia por otro fallo
posterior.
vii. A p e l a c i ó n . El art. 132 inc. III del CPC señala que la apelación de la sentencia que
acepte el privilegio de pobreza se concederá sólo en el efecto devolutivo, esto es,
mientras penda la apelación, el solicitante entrará a gozar del privilegio solicitado, sin
perjuicio de lo que en definitiva se resuelva en dicho recurso. Este es un argumento para
sostener que la naturaleza jurídica de la sentencia que falla este incidente es una sentencia
interlocutoria de primer grado.

c. BENEFICIOS DEL PRIVILEGIO DE POBREZA.


i. S e r v i c i o gr a t u i t o . De acuerdo al art. 591 inc. II del COT, los que lo obtuvieren usarán
papel simple en sus solicitudes y actuaciones (esto es un resabio histórico, pues hoy no se
usa papel sellado) y tendrán derecho para ser gratuitamente servidos por los
funcionarios del orden judicial (por ejemplo, quedan exentos de los pagos de aranceles
de los notarios, conservadores, receptores, etc.), y por los abogados, procuradores y

383
Puede acontecer que en la gestión del privilegio de pobreza se presenten, oponiéndose, los funcionarios judiciales
a quienes pueda afectar su concesión, por ejemplo, un Receptor. Es por ello que el art. 133 del CPC señala que en la
gestión de privilegio de pobreza serán oídos los funcionarios judiciales a quienes pueda afectar su concesión, si se
presentan oponiéndose antes de que el incidente se resuelva. Cuando sean varios los que deduzcan la oposición,
litigarán por una cuerda en los trámites posteriores a la presentación.

532
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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oficiales subalternos designados para prestar servicios a los litigantes pobres384. Sin
embargo, si el litigante pobre obtuviere en el juicio, será obligado a destinar una décima
parte del valor líquido que resultare a su favor para el pago de los honorarios y
derechos causados, distribuyéndose esta suma a prorrata entre todos los interesados, si
no alcanzaren a ser íntegramente cubiertos de lo que se les adeudare (art. 594 del COT).
ii. E x e n t o d e p a go d e mu t a s . De conformidad con el art. 591 inc. III del COT, salvo que
la ley expresamente ordene otra cosa, quedarán también exentos del pago de las multas
establecidas para los litigantes, pero si procedieren con notoria malicia, podrá el
tribunal imponer la multa correspondiente, conmutable en arresto de un día por cada un
vigésimo de sueldo vital.

iii. N o c o n d e n a e n c o s t a s . De acuerdo al art. 600 inc. III del COT, las personas que
gocen de privilegio de pobreza no serán condenadas al pago de costas, a menos que el
tribunal respectivo, en resolución fundada, declare que han obrado como litigantes
temerarios o maliciosos.

3. LAS COSTAS.

a. CONCEPTO.
Toda gestión judicial, durante su tramitación, origina a las partes un conjunto de gastos
que se traducen en el pago de derechos (por ejemplo a los Receptores), de honorarios (a los
abogados, depositarios, etc.), de indemnizaciones (por ejemplo a los testigos), de papel y
fotocopias, etc. Todos estos gastos son de cargo de las partes interesadas, como manera de
impedir una multiplicidad de juicios carentes de seriedad; y reciben el nombre de costas.
Atendiendo a la anterior, se puede definir a las costas como los gastos inmediatos y
directos que origina una gestión judicial y que deben ser soportados por las partes en
conformidad a la ley. Al decir que son gastos inmediatos y directos, se excluyen aquellos que no
son exigidos de forma inmediata por la tramitación judicial, y las indemnizaciones que tuvieran
que afrontarse más tarde, por los posibles perjuicios ocasionados por un ataque o defensa judicial
dolosa o culposa.

b. OPORTUNIDAD EN QUE SE PAGAN LAS COSTAS.


De acuerdo al art. 26 del CPC, los derechos de cada diligencia se pagarán tan pronto
como ésta se evacue; pero la falta de pago no podrá entorpecer en ningún caso la marcha del
juicio. Por ejemplo, si el demandante encarga al Receptor la notificación de la demanda, y luego
no le paga, esto no significa que el plazo que tiene el demandado para contestar haya quedado
suspendido

384
En el procesal penal no actúan las Corporaciones de Asistencia Judicial y los abogados de turno para asumir
la defensa de los imputados, por ser una función que corresponde exclusivamente a la Defensoría Penal
Pública.

533
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c. SITUACIÓN DE LAS COSTAS UNA VEZ TERMINADO EL JUICIO.


Una vez terminado el juicio, el tribunal en su sentencia debe hacer un pronunciamiento
sobre la suerte del pago de las costas. La obligación de reembolsar las costas se establece en la
ley, pero tiene que ser declarada por una resolución judicial; aún más, el juez tiene la obligación
de hacer un pronunciamiento sobre las costas del juicio, a pesar de que las partes no se lo hayan
solicitado expresamente; y si el juez condena o absuelve en materia de costas, sin que haya
petición expresa de las partes, no dicta sentencia con ultra petita, pues es la ley la que le ordena
hacer esta declaración de oficio; y a la inversa, si las partes le han pedido que se pronuncie sobre
las costas, y nada dice en su sentencia, no significa que la sentencia haya omitido la decisión del
asunto controvertido (minus petita), pues el asunto controvertido sólo está compuesto de las
acciones y excepciones hechas valer en el juicio, y la petición sobre condenación o absolución de
costas no es, desde el punto de vista procesal, acción ni excepción.
¿Cuál es el criterio legal del juez para condenar en costas? ¿A qué litigante va a condenar
o absolver en las costas del juicio? Según el art. 144 del CPC, la parte que sea vencida totalmente
en un juicio o en un incidente385, será condenada al pago de las costas. Con todo, el tribunal
puede eximirla de ellas, cuando aparezca que ha tenido motivos plausibles para litigar, sobre lo
cual hará declaración expresa en la resolución. Por lo tanto, la regla general es que se debe
condenar en costas a la parte litigante “que sea vencida totalmente en el juicio”, pero ¿cuándo
una parte litigante ha sido totalmente vencida en el juicio? El profesor FORTTES dice que esta
situación queda entregada a la discrecionalidad del juez; pero generalmente tiene lugar, según
CASARINO, cuando la acción es acogida (caso en el cual se condena en costas al demandado), o
cuando la excepción opuesta enerva la acción (caso en el cual se condena al demandante).386
Cabe decir, que esta regla general reconoce las siguientes excepciones, a saber:
i. M o t i v o s p l a u s i b l e s p a r a l i t i ga r . Esto es una cuestión de hecho que el tribunal
debe juzgar en cada caso; pero según CASARINO, es sinónimo de circunstancias
calificadas que han movido a las partes a litigar, por estimar, fundadamente, que sus
acciones o excepciones tenían base legal. El profesor FORTTES señala que, en la práctica,
los jueces utilizan indiscriminadamente esta excepción para eximir a los totalmente
vencidos, eso sí, deben hacer una declaración expresa en la resolución, sobre el particular.
Lo anterior, en simalares términos, también tiene lugar en segunda instancia, pero aquí se
habla de “motivos especiales” para recurrir de apelación.
ii. U n o o m á s v o t o s f a v o ra b l e s e n u n t ri bu n a l c o l e gi a d o . Conforme al art. 146
del CPC no podrá condenarse al pago de costas cuando se hayan emitido, por los jueces
que concurran al fallo en un tribunal colegiado, uno o más votos favorables a la parte
que pierde la cuestión resuelta. A diferencia de los casos anteriores, esta es una
disposición imperativa.
iii. Por último, el art. 144 inc. II señala que lo dispuesto en esta norma (se debe condenar en

385
En general, a los incidentes se les aplican las mismas reglas en materia de costas que las que informan el juicio o
causa principal. Sin embargo, hay una regla especial, pues de acuerdo al art. 147 del CPC, cuando la parte que
promueve un incidente dilatorio no obtenga resolución favorable, será precisamente condenada en las costas.
386
Hay que tener presente que el art. 28 del CPC establece que los procuradores judiciales responderán
personalmente del pago de las costas procesales generadas durante el ejercicio de sus funciones, que sean de
cargo de sus mandantes, sin perjuicio de la responsabilidad de éstos. Es decir, son responsables solidariamente con
sus mandantes.

534
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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costas al que ha sido totalmente vencido) se entiende sin perjuicio de lo establecido en


otras disposiciones de este Código. Así, a propósito del juicio ejecutivo, el art. 471 del
CPC dispone que si en la sentencia definitiva se manda seguir adelante en la ejecución (si
se da lugar a la ejecución), se impondrán las costas al ejecutado. Y, por el contrario, si se
absuelve al ejecutado (si se acoge su oposición), se condenará en las costas al
ejecutante; agrega el inc. II que si se admiten sólo en parte una o más excepciones, se
distribuirán las costas proporcionalmente; pero podrán imponerse todas ellas al
ejecutado cuando en concepto del tribunal haya motivo fundado.

d. LA TASACIÓN O VALORACIÓN DE LAS COSTAS.


Una vez que el tribunal ha condenado a una parte litigante a pagar las costas del juicio o
de una incidencia, la parte favorecida con esa declaración aún no está en condiciones legales de
poder exigir compulsivamente su pago, pues es necesario cumplir con un trámite posterior y
previo llamado tasación de las costas.387
La tasación de las costas es un trámite destinado a materializar en dinero la suma que
debe la parte condenada al pago de las costas; en otras palabras, con la tasación se determina a
cuánto ascienden las costas. Para que se haga dicha tasación, el profesor FORTTES señala que se
requiere solicitud de parte (no puede hacerse de oficio), y frente a esta solicitud, el tribunal hace
la evaluación según las normas que establece el CPC388. Luego, de acuerdo al art. 141 del CPC,
hecha la tasación de costas, en la forma prevenida por los artículos anteriores, y puesta en
conocimiento de las partes (notificación por el estado diario), se tendrá por aprobada si ellas
nada exponen dentro de tercero día; y agrega el art. 142 que si alguna de las partes formula
objeciones, podrá el tribunal resolver de plano sobre ellas, o darles la tramitación de un
incidente.

4. EL DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA.

a. CONCEPTO.
El desistimiento de la demanda es una declaración unilateral de voluntad realizada por el
demandante en virtud de la cual manifiesta su propósito de no continuar adelante con la demanda
interpuesta, una vez que ya ha sido notificado el demandado.
El fundamento de esta institución está en que así como el actor es libre para ejercer o no
su acción, también lo es para que en el curso de la instancia manifieste su voluntad en el sentido
de no perseverar en ella. No hay limitaciones al respecto; y las causas que pueden motivar esta

387
Se señala que la resolución que falla y resuelve las costas, es siempre un sentencia interlocutoria, independiente
de que esté dentro de la sentencia definitiva.
388
Aquí hay que distinguir entre costas procesales y personales. Las c o s t a s p r o e c e s a l e s son aquellas necesarias
para la formación del proceso (por ejemplo, las fotocopias, los honorarios del receptor, etc.), y para evaluarlas,
basta con examinar las diligencias de que se trata y ver en cuánto están estimadas en los Aranceles Judiciales
respectivos (normalmente el funcionario se limita a revisar el expediente, y a revisar que las diligencias constan en
el proceso). Y las c o s t a s p e r s o n a l e s , son aquellas que provienen de los honorarios de los abogados y demás
personas que hayan intervenido en el negocio (procuradores), las cuales se tasan según el arancel fijado por el
respectivo Colegio de Abogados. Cabe decir que el tribunal puede delegar la avaluación de las costas procesales en
su secretario, sea de tribunal unipersonal o colegiado.

535
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actitud, son también variadas, sin que sea necesario expresarlas.389


Cabe decir que el desistimiento puede ser total o parcial, y desde doble perspectiva:
respecto de todos o parte de los demandados (subjetivo), o respecto de todas o parte de las
pretensiones (objetivo).

b. CAPACIDAD PARA DESISTIRSE DE LA DEMANDA.


Desde el momento en que el desistimiento de la demanda implica también extinción del
derecho material a que ella se refiere, es indudable que, para que sea válido, se requiere
capacidad suficiente de parte del que lo formula. Esta capacidad, es la capacidad de ejercicio
regulada en el Derecho civil, por tanto, si el desistimiento se hace por medio de representante
legal, tendrá éste que sujetarse a todas las trabas sobre disposición de bienes de su representado.
En cambio, si el desistimiento de la demanda se hace por medio de un mandatario
judicial, éste tiene que estar premunido de la facultad especial, siempre y cuando el desistimiento
se produzca en la primera instancia; pues el art. 7º inc. II del CPC dice que no se entiende
conferida sin mención expresa al mandatario judicial, la facultad de “desistirse en primera
instancia de la acción deducida”. Cosa distinta es que el mandatario se desista de cualquier acto
del procedimiento que no sea la demanda (por ejemplo, del recurso de apelación), pues ello no
está sometido a traba alguna y, por tanto, puede hacerlo aun cuando tenga sólo las facultades
ordinarias del mandato judicial.
Por último, hay que tener presente que la manifestación de voluntad que se realiza es
irrevocable, es decir, no se puede retractar, no obstante, los efectos del desistimiento sólo se
producirán a partir de la resolución que así lo declare (porque eventualmente, el tribunal puede
rechazar el desistimiento, o aceptarlo condicionalmente).

c. OPORTUNIDAD PARA DESISTIRSE DE LA DEMANDA.


La oportunidad en que es posible plantear el desistimiento, es después de que se notifica
la demanda al demandado, pues en ese momento nace la relación jurídica procesal, y si se desea
poner término a esta relación, habrá que someter este deseo a tramitación previa (incidental), y
luego declararlo en forma solemne en una resolución judicial que acepte tal desistimiento. En
efecto, el art. 148 del CPC señala que antes de notificada una demanda al reo, podrá el actor
retirarla sin trámite alguno, y se considerará como no presentada. Después de notificada, podrá
en cualquier estado del juicio desistirse de ella ante el tribunal que conozca del asunto, y esta
petición se someterá a los trámites establecidos para los incidentes.
Como se puede apreciar, antes de la notificación opera el r e t i r o d e l a d e m a n d a , lo
cual no produce efecto procesal alguno, al disponer la ley que se tiene como no presentada. Esto
es lógico, desde el momento en que mientras ella no ha sido notificada, no se ha producido entre
las partes relación procesal alguna390.

389
El profesor FORTTES señala que no hay que confundir el término “desistimiento” con el de “renuncia”. En efecto,
en la renuncia se manifiesta la voluntad de no ejercer un derecho; en cambio, en el desistimiento se manifiesta la
intención de cesar en un acto o gestión que ya se ha comenzado a realizar.
390
El profesor FORTTES señala que, a veces, se permite retirar sin más trámite alguno la demanda, dejando
constancia de esto en la carátula del expediente; pero en otras ocasiones, por aplicación del art. 29 inc. II del CPC
(ninguna pieza del proceso podrá retirarse sin que previamente lo decrete el tribunal que conoce de la causa) se
exige que, previamente al retiro, se presente una solicitud escrita y el tribunal la provea autorizando el acto. Con

536
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Ahora bien, de acuerdo al art. 148 del CPC, el desistimiento de la demanda se puede
plantear “en cualquier estado del juicio (en única, en primera o en segunda instancia)”, luego
que se haya notificado la demanda), lo cual significa que incluso se puede presentar una vez que
las partes han sido citadas para oír sentencia, lo cual es una excepción al efecto preclusivo que
establece el art. 433 del CPC (citadas las partes para oír sentencia, no se admitirán escritos ni
pruebas de ningún género)

d. TRAMITACIÓN DEL DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA.


Según el art. 148 del CPC, el desistimiento de la demanda se someterá a los trámites
establecidos para los incidentes, es decir, se someterá a la tramitación de los incidentes
ordinarios, de manera que una vez presentada la solicitud de desistimiento, el tribunal conferirá
traslado por tres días al demandado, y haya o no respuesta en el término indicado, el tribunal
recibirá a prueba el incidente o dictará sentencia desde luego. Las actitudes que puede asumir el
demandado frente al desistimiento de la demanda son tres:
i. A c e p t a r e l d e s i s t i mi e n t o , caso en el cual, el tribunal no tendrá más camino que
dictar sentencia.
ii. O p o n e r s e a l d e s i s t i mi e n t o . Eventualmente, el demandado podría tener algún
interés especial en continuar con el juicio, caso en el cual, deberá oponerse al
desistimiento planteando sus fundamentos, y el juez resolverá si continúa o no el juicio.
El profesor FORTTES señala que, normalmente, las oposiciones se fundan en cuestiones
formales (por ejemplo, que el mandatario carece de facultad para desistirse); o bien, se
refieren a la exigencia de condenar en costas al demandante (en ese caso, normalmente, el
juez acoge el desistimiento con costas).
iii. A c e p t a r l o c o n d i c i o n a l m e n t e . De acuerdo al art. 149 del CPC, si se hace oposición
al desistimiento o sólo se “acepta condicionalmente”, resolverá el tribunal si continúa o
no el juicio, o la forma en que debe tenerse por desistido al actor.

Por último, el CPC también se pone en el supuesto del d e s i s t i m i e n t o d e l a d e ma n d a


r e c o n v e n c i o n a l , cuya tramitación difiere del desistimiento de la demanda. En efecto,
conforme al art. 151 del CPC, el desistimiento de las peticiones que se formulen por vía de
reconvención se entenderá aceptado, sin declaración expresa, por el hecho de proponerse; salvo
que la parte contraria deduzca oposición dentro del tercero día después de notificada. En este
caso se tramitará la oposición como incidente y podrá su resolución reservarse para la
sentencia definitiva. Como se puede apreciar, el desistimiento de la reconvención se tramita con
citación, lo cual significa que, en principio, el tribunal decreta la actuación, pero ésta no puede
llevarse a efecto sino una vez que hayan pasado tres días desde la notificación de la parte
contraria, la cual puede dentro de este plazo oponerse a la realización de la actuación, caso en el
cual, se da lugar a un incidente. Por otra parte, el incidente a que da origen el desistimiento de la
demanda tiene que ser resuelto una vez tramitado; en cambio, el fallo del incidente sobre
desistimiento de la reconvención, puede reservarse para definitiva.

todo, el art. 29 se pone en el caso en que ya hay un proceso (una relación jurídica procesal), y antes, al momento del
retiro, sólo hay un procedimiento.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

e. RECURSOS.
Para determinar los recursos que procedan en contra de la resolución que resuelve el
incidente de desistimiento de la demanda, es necesario previamente precisar la naturaleza
procesal de la misma. Desde el momento en que falla un incidente estableciendo derechos
permanentes en favor de las partes, es una sentencia interlocutoria de primer grado, pero no basta
esto pues es necesario todavía distinguir si esta sentencia interlocutoria acepta o rechaza el
desistimiento de la demanda.
i. Si la resolución acepta el desistimiento, es susceptible de recurso de apelación, y de
casación, pues se trata de una sentencia interlocutoria que pone término al juicio.
ii. Si la resolución rechaza el desistimiento de la demanda, sólo es susceptible de recurso de
apelación, pues no pone término al juicio, ni hace imposible su prosecución.

f. EFECTOS DE LA SENTENCIA QUE FALLA EL INCIDENTE DE DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA.


i. Si la resolución niega lugar al desistimiento, el juicio continuará adelante en su marcha
normal, hasta su terminación.
ii. Si la resolución acepta el desistimiento en forma condicional, deberá indicar la manera en
que se debe tener por desistido al actor; y si éste cumple la condición, se producirán los
mismos efectos de la sentencia que acoge el desistimiento.
iii. La resolución que acepta el desistimiento, tiene la virtud de poner término al juicio, como
si se tratara, en realidad, de una sentencia interlocutoria (es una forma anormal de
terminación del procedimiento). Esta resolución equivale a una sentencia absolutoria
respecto del demandado, o desestimatoria desde el punto de vista del demandante y,
como tal, produce cosa juzgada; de modo que si el demandante quisiera renovar la acción
en juicio diverso, el demandado se defendería oponiendo la excepción de cosa juzgada.
En efecto, conforme al art. 150 del CPC, la sentencia que acepte el desistimiento, haya o
no habido oposición, extinguirá las acciones (pretensiones) a que él se refiera, con
relación a las partes litigantes y a todas las personas a quienes habría afectado la
sentencia del juicio a que se pone fin.

5. EL ABANDONO DEL PROCEDIMIENTO.

a. CONCEPTO.
Según CASARINO, el abandono del procedimiento es la extinción o pérdida total del
procedimiento, que se produce en el caso de que todas las partes que figuran en el juicio han
cesado en su prosecución durante un determinado espacio de tiempo. El profesor FORTTES señala
que es una sanción procesal establecida respecto del demandante que ha cesado en la actividad
del juicio por el lapso que la ley establece; agrega, que la sanción consiste en hacer perder al
demandante todo lo realizado en el proceso.
Se trata de un nuevo caso de terminación anormal del proceso, al igual que el

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desistimiento, la renuncia, la transacción; pero difiere de éstos, porque mientras en el


desistimiento, la renuncia o la transacción, la voluntad de las partes desempeña un papel
preponderante, en el abandono del procedimiento su causa generadora es un simple hecho, cual
es, la paralización del proceso por un determinado tiempo. El fundamento de esta institución es
la certeza jurídica y el orden público, pues la pendencia indefinida en los procesos, atenta en
contra de estos valores.

b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
De acuerdo art. 152 del CPC, el cual prescribe que el procedimiento se entiende
abandonado cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución
durante seis meses, contados desde la fecha de la última resolución recaída en alguna gestión
útil para dar curso progresivo a los autos. De esta disposición se extraen los requisitos que
deben concurrir para que tenga lugar el abandono del procedimiento; estos son:
.
i. Que el juicio haya quedado paralizada durante seis meses. Desde el momento en que se
trata de un plazo de meses establecido en el CPC, se trata de un plazo continuo.
ii. El plazo de seis meses se cuenta desde la última resolución recaída en alguna gestión útil
para dar curso progresivo a los autos. De acuerdo al art. 38 del CPC, las resoluciones
judiciales sólo producen efecto en virtud de notificación hecha con arreglo a la ley, salvo
los casos expresamente exceptuados por ella; y éste es, precisamente, un caso de
excepción, pues el plazo se comienza a contar desde la fecha de la dictación de la
resolución y no desde su notificación.
iii. Todas las partes que figuran en el juicio deben haber cesado en su prosecución. Desde el
momento en que la ley no distingue, hay que entender que tanto las partes directas como
las partes indirectas o terceros deben haber adoptado esta actitud de abandono o inercia
procesal. La cesación en la prosecución del juicio implica la idea de no haber realizado
una “gestión útil que de curso al proceso”; al respecto, la jurisprudencia ha señalado que
estas frase alude a aquellas actuaciones y resoluciones que tienden a que el proceso
avance hacía la dictación de la sentencia definitiva. Así, se ha resuelto que la petición de
desarchivo no tiene la virtud de interrumpir el plazo del abandono; y que las gestiones
efectuadas dentro de un incidente del cuaderno principal o dentro de un cuaderno
separado son gestiones destinadas a continuar la tramitación del juicio, de manera que
interrumpen el plazo del abandono.
Distinta es la hipótesis de la cesación en la tramitación del pleito por una incapacidad
absoluta el demandante, pues dicha situación no supone abandonar el procedimiento,
puesto que al impedido no le corre plazo.
iv. Por último, el profesor FORTTES recalca como requisito la petición de parte, pues el
tribunal no puede de oficio declarar el abandono del procedimiento (en virtud del
principio de pasividad). Ahora bien, de acuerdo a la primera parte del art. 153 del CPC, el
abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado… de allí que se diga que el

539
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abandono del procedimiento es una sanción de carácter procesal que la ley impone al
demandante negligente. 391

c. OPORTUNIDAD PARA ALEGAR ABANDONO DEL PROCEDIMIENTO.


Conforme al art. 153 inc. I del CPC, el abandono podrá hacerse valer sólo por el
demandado, durante todo el juicio (cualesquiera que sean las instancias en que se encuentre) y
hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa. Como se puede apreciar, para
poder solicitar el abandono del procedimiento debe haber un proceso vigente y pendiente;
entendiéndose que está pendiente, desde el momento en que ha sido legalmente notificada la
demanda, y que está vigente, siempre que no se haya pronunciado sentencia ejecutoriada. Por
eso, según CASARINO, si el proceso se encuentra en estado de casación, es procedente pedir
abandono del procedimiento, porque dicho recurso produce la pendencia respecto del proceso e
impide que la sentencia se encuentre ejecutoriada.
¿Es procedente declarar el abandono una vez que se haya citado a las partes a oír
sentencia? ¿Qué pasa si se cita a oír sentencia, y pasan seis meses sin que el juez dicte sentencia?
Algunos, atendiendo al tenor del art. 153 del CPC (“durante todo el juicio”), señalan que si es
posible pedir el abandono; argumentando, además, que el demandante podría haber recurrido a
los superiores del juez denunciando su falta (tiene un plazo de 60 días para dictar sentencia
definitiva). Otros, en cambio, señalan que no es posible pedir el abandono, ya que no se puede
hacer responsable a la parte por el incumplimiento de una obligación del juez y, además, las
partes una vez citadas para oír sentencia, no pueden hacer presentaciones de ningún tipo (esta
postura es acogida por la jurisprudencia).
Por último, el art. 155 del CPC impone una sanción al demandado al decir que si,
renovado el procedimiento (ya sea por el demandante o por el demandado), hace el demandado
cualquiera gestión que no tenga por objeto alegar el abandono del procedimiento, se
considerará renunciado este derecho. Ahora bien, si reactivado el proceso abandonado por el
demandante, el demandado no realiza gestión alguna (ni pide abandono, ni realiza gestión),
según el profesor FORTTES, el juez deberá rechazar de plano la solicitud de abandono, por ser
presentada en forma extemporánea.

d. TRAMITACIÓN.
De acuerdo al art. 154 del CPC, podrá alegarse el abandono por vía de acción o de
excepción, y se tramitará como incidente. El abandono se alega por vía de a c c i ó n , cuando el
demandado, habiendo constatado que concurren los requisitos legales para alegarlo, toma la
iniciativa en el proceso y promueve el incidente de abandono del procedimiento. Y el abandono
se alega por vía de excepción cuando, concurriendo los requisitos legales para que se produzca,
el demandante pretende reiniciar la tramitación del pleito, y, en esa circunstancia, el demandado
promueve el incidente de abandono.
Ahora bien, sea que el demandado haya obrado vía acción o excepción, debe ajustarse a
las normas de los incidentes ordinarios. No obstante, se señala que el abandono del

391
Según CASARINO, si el demandado ha deducido reconvención en contra del demandante, este último puede alegar
el abandono del procedimiento, toda vez que, existiendo reconvención, la parte contra quien se deduce se considera
como demandada.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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procedimiento es un incidente especial, por los requisitos legales especiales que deben concurrir
para que pueda prosperar y, principalmente, por sus efectos dentro y fuera del proceso.
¿Cuál es la naturaleza jurídica de la resolución que falla el incidente de abandono? Si la
resolución acoge el incidente, sin duda se trata de una sentencia interlocutoria de primer grado,
que pone término al juicio; y si la resolución rechaza el incidente, algunos dicen que es un
simple auto pues no produciría derechos permanentes, porque no trascienden el juicio; otros en
cambio, dicen que es una sentencia interlocutoria de primer grado pues produce derechos
permanentes, porque no pueden ser modificados en el mismo juicio (si después se declara el
abandono, será basado en hechos distintos), esta última es la postura mayoritaria.

e. RECURSOS.
Para saber los recursos que proceden en contra de la resolución que resuelve un incidente
de abandono del procedimiento, se debe previamente determinar si el fallo se ha pronunciado en
primera o en segunda instancia; y, en ambos casos, si la resolución niega o acoge el incidente
respectivo.
i. Si la resolución se dicta en primera instancia y niega lugar al abandono, es susceptible de
apelación, desde el momento en que se esté en presencia de una sentencia interlocutoria
(los que dicen que es un auto niegan la apelación).
ii. Si la resolución se dicta en segunda instancia y niega también lugar al abandono, no es
susceptible de recurso alguno, puesto que las las resoluciones que recaigan en los
incidentes que se promuevan en segunda instancia, se dictarán sólo por el tribunal de
alzada y no serán apelables (art. 210 del CPC) y es improcedente el recurso de casación,
por ser una sentencia interlocutoria que no pone término al juicio ni hace imposible su
continuación.
iii. Si la resolución se dicta en primera instancia y acoge el incidente de abandono, es
susceptible de apelación y casación en la forma, desde el momento en que se está en
presencia de una sentencia interlocutoria que pone término al juicio o hace imposible su
prosecución; y si el tribunal de alzada confirma esta resolución, este nuevo fallo será
susceptible de recurso de casación, de forma y de fondo, por cuanto es una sentencia
interlocutoria inapelable, de aquellas que ponen término al juicio o hacen imposible su
continuación (no apelación, pues las resoluciones que recaen en los incidentes
promovidos en la segunda instancia son inapelables).

f. EFECTOS DE LA SENTENCIA QUE DECLARA EL ABANDONO DEL PROCEDIMIENTO.


Una vez ejecutoriada o firme la sentencia que acepta el abandono del procedimiento, se
producen dos efectos:
i. Las partes pierden el derecho de continuar el procedimiento abandonado, desde el
momento en que éste ha terminado de este modo anormal. En otras palabras, se extingue
el procedimiento.
ii. Las partes, también, pierden el derecho de hacer valer este procedimiento abandonado

541
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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(todo lo que se avanzó) en un nuevo juicio, pues mal puede hacerse revivir algo que está
muerto o extinguido ¿Puede el demandante iniciar nuevamente el juicio? Aquí no se
produce cosa juzgada, por lo tanto, sí se puede iniciar de nuevo el mismo juicio. Esto lo
confirma el art. 156 inc. I CPC, pues en virtud de la sentencia ejecutoriada que declara el
abandono del procedimiento no se entenderán extinguidas las acciones o excepciones de
las partes.
Por lo tanto, no obstante la declaración de abandono del procedimiento, el demandante
puede renovar la acción que fue objeto de la primitiva demanda en un nuevo juicio, y el
demandado, a su vez, en este nuevo juicio, puede deducir las mismas excepciones que opuso en
el primero, sin que pueda sostenerse por las partes que tales acciones o excepciones se hallan
extinguidas. El único problema que se podría presentar sería la prescripción de la acción, puesto
que la demanda interrumpe civilmente la prescripción, salvo que una vez interpuesta, se haya
declarado el abandono de procedimiento, caso en el cual, no se interrumpe la prescripción (art.
2503 Nº 2 del CC); por tanto, en el nuevo juicio puede suceder que el demandado oponga una
nueva excepción, que no pudo hacer valer en el primero (excepción de prescripción).
Art. 2503. Interrupción civil es todo recurso judicial intentado por el que se pretende verdadero dueño de la cosa,
contra el poseedor.
Sólo el que ha intentado este recurso podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes:
2. Si el recurrente desistió expresamente de la demanda o se declaró abandonada la instancia.

Por otra parte, el art. 156 inc. II del CPC señala que una vez declarado el abandono del
procedimiento subsistirán con todo su valor los actos y contratos de que resulten derechos
definitivamente constituidos ¿A qué clase de actos y contratos se refiere la ley? Según
CASARINO, dentro de la expresión “actos” se deben considerar todas aquellas resoluciones
pronunciadas en el proceso abandonado que imponen derechos permanentes en favor de las
partes (por ejemplo, las que declaran la autenticidad de un documento, las que condenan en
costas, etc.); y dentro de la expresión “contratos”, todo acuerdo de voluntad tendiente a producir
efectos en el proceso (por ejemplo, la renuncia de recursos, el desistimiento parcial, la
transacción parcial, una condonación parcial de la deuda). El profesor FORTTES recalca que esto
ocurre a propósito del juicio ejecutivo, concretamente, con en el remate, pues el remate es un
acto del cual surgen derechos permanentes para las partes.

g. EL ABANDONO DEL PROCEDIMIENTO EN EL JUICIO EJECUTIVO.


El juicio ejecutivo se desarrolla en base a dos expedientes o cuadernos: uno es el
cuaderno principal, que es aquel en donde se puede desarrollar, mínimamente, alguna discusión
entre ejecutante y ejecutado; y el otro es el cuaderno de apremio, en el cual se realizan todas las
gestiones tendientes a embargar bienes y pagar con su producto al acreedor (en obligación de
dar). Por lo tanto, para hablar del abandono del procedimiento en el juicio ejecutivo, hay que
distinguir el cuaderno de que se trata.
i. El abandono en el cuaderno principal, tiene lugar si se cumplen los requisitos ya
estudiados, es decir, inactividad de las partes durante seis meses contados desde la última
resolución recaída sobre una gestión útil que dio curso progresivo a los autos.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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ii. En cambio, el abandono en el cuaderno de apremio tiene una regulación especial, pues el
plazo para declarar el abandono, es de tres años contados desde la última resolución
recaída en una gestión útil realizada en este cuaderno. La diferencia se explica, porque el
procedimiento de apremio busca ubicar bienes, embargarlos y venderlos, y esto puede
extenderse en el tiempo (deudores a veces ocultan sus bienes). Estos requisitos están
contemplados en el art. 153 inc. II del CPC, el cual señala que en los procedimientos
ejecutivos el ejecutado podrá, además, solicitar el abandono del procedimiento, después
de ejecutoriada la sentencia definitiva (del cuaderno principal) o en el caso del art. 472
(si el ejecutado no opone excepciones, se omitirá la sentencia y bastará el mandamiento
de ejecución para que el acreedor pueda perseguir la realización de los bienes). En estos
casos, el plazo para declarar el abandono del procedimiento será de tres años contados
desde la fecha de la última gestión útil, hecha en el procedimiento de apremio, destinado
a obtener el cumplimiento forzado de la obligación, luego de ejecutoriada la sentencia
definitiva o vencido el plazo para oponer excepciones, en su caso. En el evento que la
última diligencia útil sea de fecha anterior, el plazo se contará desde la fecha en que
quedó ejecutoriada la sentencia definitiva o venció el plazo para oponer excepciones. En
estos casos, si se declara el abandono del procedimiento sin que medie oposición del
ejecutante, éste no será condenado en costas. Entonces, para los efectos de establecer los
requisitos que deben concurrir para solicitar el abandono del procedimiento en el juicio
ejecutivo, es necesario distinguir:
- Si el ejecutado opuso excepciones dentro del término de emplazamiento (en el
cuaderno principal) y no se ha dictado sentencia ejecutoriada en la causa
pronunciándose respecto de ellas; éste podrá solicitar el abandono siempre que
concurran los requisitos generales que los hacen procedente, esto es, que exista la
paralización del juicio ejecutivo (cuaderno principal) durante seis meses, etc.
- Si el ejecutado opuso excepciones dentro del término de emplazamiento y se ha
dictado sentencia condenatoria firme (en el cuaderno principal), o si no opuso
excepciones dentro del término de emplazamiento, en cuyo caso se omite la dictación
de sentencia y basta el mandamiento para que el acreedor pueda perseguir la
realización de los bienes embargados; en estos casos, el ejecutado podrá solicitar el
abandono del procedimiento después de tres años contados desde la última gestión útil
hecha en el cuaderno de apremio, luego de ejecutoriada la sentencia condenatoria o
vencido el plazo para oponer excepciones, en su caso.
- En el evento de que la última diligencia realizada en el cuaderno de apremio sea de
fecha anterior a aquella en que quedó ejecutoriada la sentencia definitiva condenatoria
o en que venció el plazo para oponer excepciones, el plazo de los tres años se contará
desde que acaeció alguna de estas situaciones.

h. PARALELO ENTRE EL DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA Y EL ABANDONO DEL PROCEDIMIENTO.


i. En cuanto al hecho que lo produce, el desistimiento de la demanda es un acto voluntario
del demandante; en cambio, el abandono del procedimiento se produce por la ocurrencia
de un simple hecho, cual es, la paralización del procedimiento por un determinado
espacio de tiempo.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

ii. En cuanto a su iniciativa, el desistimiento de la demanda lo plantea el demandante; en


cambio, el abandono del procedimiento sólo el demandado, porque es una sanción al
demandante.
iii. En cuanto a los efectos que producen, el desistimiento de la demanda extingue la
pretensión que se ha hecho valer; en cambio, el abandono del procedimiento extingue
el procedimiento, pero pueden volver a plantearse las mismas pretensiones y excepciones
en juicio diverso; sólo se pierde o extingue el procedimiento iniciado , es decir, la
materialidad de lo actuado, pero no de las pretensiones y excepciones que se
hubieren hecho valer.
iv. El desistimiento de la demanda requiere de poder especial cuando se efectúa por medio
de un mandatario judicial; en cambio, el abandono del procedimiento no requiere de tal
poder, ni para solicitarlo ni producirlo.
v. En cuanto a su oportunidad, el desistimiento de la demanda se puede efectuar en
cualquier estado del juicio; en cambio, el abandono del procedimiento si bien, puede
alegarse en cualquier estado del mismo, siempre que concurran los requisitos legales
pertinentes, se pierde este derecho en caso de que el demandado haga cualquier gestión
que no signifique alegar tal abandono.
vi. La resolución que acoge el desistimiento de la demanda produce cosa juzgada
material, es decir, impide renovar la discusión sobre la cuestión resuelta, tanto en el
mismo proceso, como en un juicio futuro posterior; en cambio, la que acoge el abandono
del procedimiento produce cosa juzgada formal, es decir, impide renovar la discusión
sobre la cuestión resuelta en el mismo proceso, pero sin que obste su revisión en juicio
posterior, siempre y cuando la ley expresamente lo faculte.
A pesar de estas grandes diferencias, el desistimiento de la demanda y el abandono del
procedimiento presentan semejanzas:
i. Ambas instituciones tienen la virtud de poner término en forma anormal al proceso.
ii. Ambas dan origen a un incidente de carácter especial, y se tramitan según las reglas
generales de los incidentes. El profesor FORTTES agrega que ambos son incidentes de
previo y especial pronunciamiento, esto porque no hay norma expresa en el Código.
iii. Ambas requieren del pronunciamiento de una resolución judicial que las acepte.
iv. El juicio en que se han declarado no produce el efecto de interrumpir civilmente la acción
que ha sido objeto de la demanda.

IX. L AS MEDIDAS PRE JUDIC IA LES Y PRECAUTORIAS .

B. L AS MEDIDAS PREJUDICIALES .
1. CONCEPTO.
Cada vez que es necesario intervenir en un juicio, sea en calidad de demandante o
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

demandado, es indispensable tener a mano ciertos datos, documentos o algunas pruebas, con el
objeto de organizar la defensa; cuya falta, por tanto, puede inducir a error, o dejar en la
imposibilidad de probar el derecho. Si bien es cierto, estos datos, documentos o pruebas podrían
ser procurados en el curso del mismo del juicio (y no en su inicio), esto, en la mayoría de los
casos puede significar la nulidad de la relación procesal que se ha formado o, simplemente, la
imposibilidad de rendir determinadas pruebas. Es por eso que el legislador ha creído
conveniente, para asegurar el derecho de defensa de ambas partes litigantes, establecer la
institución de las medidas prejudiciales.
El profesor FORTTES señala que las medidas prejudiciales son los medios que franquea la
ley a los futuros litigantes, para preparar la entrada al juicio (preparatorias), para asegurar el
resultado de éste (precautorias), o bien, anticipar alguna diligencia probatoria del mismo
(probatorias).

2. CARACTERÍSTICAS.
i. Las medidas prejudiciales corresponden a actuaciones judiciales que se solicitan y se
decretan antes de la existencia del juicio. No son un juicio propiamente tal, ya que éste,
normalmente, se va a producir cuando exista una relación jurídica procesal, la cual nace
con la notificación de la demanda al demandado.
ii. En relación con lo anterior, no constituyen incidentes, pues no hay juicio actual al cual
accedan.
iii. Si bien están reglamentadas en el Título IV (“De las medidas prejudiciales”) del Libro II
(“Del juicio ordinario”), en presencia de lo que dispone el art. 3º del CPC, esto es, que se
aplicará el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no
estén sometidos a una regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza (carácter
supletorio del procedimiento ordinario), se puede concluir que las medidas prejudiciales
son disposiciones comunes a todo procedimiento392. En todo caso, de aceptarse esto,
habría que criticar la ubicación dada por el legislador al Título IV (“De las medidas
prejudiciales”), puesto que su lugar lógico habría sido en el Libro I, que contiene
disposiciones comunes a todo procedimiento, y no en el Libro II, que versa exclusivamen-
te sobre el juicio ordinario.
iv. En cuanto al tribunal competente, se entiende que lo será el que corresponda conforme a
las reglas generales de competencia absoluta y relativa, y a las reglas de turno y
distribución de causas. Luego, la demanda se radica en ese mismo Tribunal, por tanto,
constituye una excepción a la distribución.
v. Son taxativas, se encuentran regulas en los arts. 273 y siguientes del cpc.
vi. Es facultativo para el tribunal conceder o no la medida, salvo la medida prejudicial del
art. 273 N° 5 (el reconocimiento jurado de firma, puesta en instrumento privado), la cual
se decretará en todo caso.

392
Respecto de los juicios ejecutivos, según ORELLANA, nada obsta a que pueda pedirse una medida prejudicial
precautoria.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

vii. Por regla general se tramitan de plano, salvo que la ley disponga lo contrario, y la
comparecencia de las partes sea necesaria para la tramitación de la medida.
viii. CASARINO señala que se debe dejar en claro que las medidas prejudiciales no constituyen
una verdadera demanda, sino que se tratan simplemente de gestiones preparatorias del
juicio mismo; por tanto, su promoción no tiene la virtud de producir ninguno de los
efectos propios de la interposición de la demanda, como interrumpir la prescripción,
constituir en mora al deudor, etc.

3. CLASIFICACIONES.
i. La clasificación más importante es aquella que atiende a su finalidad, y aquí se distingue
a las medidas prejudiciales preparatorias, probatorias y precautorias.
- Las me d i d a s p r e j u d i c i a l e s p r e p a r a t o r i a s o propiamente tales, son aquellas que
tienen por objeto preparar la demanda o entrada al juicio. Por ejemplo, la exhibición
de la cosa que haya de ser objeto de la acción que se trata de entablar.
- Las m e d i d a s p r e j u d i c i a l e s p r o b a t o r i a s son aquellas que tienen por objeto
adelantar la práctica de alguna diligencia probatoria, que por alguna razón no podrá ser
realizada en el desarrollo del juicio. Por ejemplo, la inspección personal del tribunal
respecto de un inmueble que está a punto de ser destruido.
- Y por último, las m e d i d a s p r e j u d i c i a l e s p r e c a u t o ri a s son aquellas destinadas a
asegurar el resultado de la pretensión que se va a deducir en el juicio. Por ejemplo, el
secuestro de la cosa que es objeto de la demanda.

ii. Según la parte que puede solicitar las medidas prejudiciales, éstas se clasifican en:
medidas prejudiciales que puede solicitar el futuro demandante, cuales son, todas las
medidas consagradas en el CPC (preparatorias, probatorias y precautorias); y en medidas
prejudiciales que puede solicitar el futuro demandado, que son sólo: la medida prejudicial
preparatoria de reconocimiento jurado de firma puesta en instrumento privado, y las
medidas prejudiciales probatorias.

4. REQUISITOS PARA DECRETARLAS.


Aquí hay que distinguir entre requisitos generales aplicables a toda medida prejudicial; y
requisitos especiales o específicos, que sólo dicen relación con la medida prejudicial de que se
trate (preparatoria, probatoria o precautoria).
i. R e q u i s i t o s ge n e r a l e s . De acuerdo al art. 287 del CPC, para decretar las medidas de
que trata este Título, deberá el que las solicite expresar la acción que se propone deducir
y someramente sus fundamentos; entonces, respecto del futuro demandante se exige que
invoque la pretensión que pretende deducir (por ejemplo, indemnización de perjuicios), y
que mencione someramente sus fundamentos (por ejemplo, incumplimiento de contrato).
Respecto del futuro demandado, en los casos en que excepcionalmente se acepta que
pueda presentar una medida prejudicial, se exige que exponga las razones por las cuales

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

fundadamente él teme ser demandado; en efecto, conforme al art. 288 del CPC, toda
persona que fundadamente tema ser demandada podrá solicitar las medidas que
mencionan el Nº 5° del art. 273 (reconocimiento jurado de firma puesta en instrumento
privado) y los arts. 281, 284 y 286 (medidas prejudiciales probatorias) para preparar su
defensa.

ii. R e q u i s i t o s e s p e c i a l e s . Estos deben concurrir para decretar una medida prejudicial


en particular, por tanto, se estudiarán al examinar cada una de ellas.

5. TRAMITACIÓN.
Según el art. 289 del CPC, las diligencias expresadas en este Título “pueden” decretarse
sin audiencia de la persona contra quien se piden (de plano), salvo los casos en que
expresamente se exige su intervención; como por ejemplo, las medidas prejudiciales probatorias,
las cuales el juez las va a decretar con conocimiento previo de la persona en contra de quien se
solicita. El propósito del legislador fue dejar al juez esta determinación, pues éste puede decidir
en si es necesario o no, previo a decretarla, escuchar a la otra parte. El profesor ALFARO señala
que, en la práctica, se decretan con conocimiento, es decir, se llevan a efecto desde que se ponga
en noticia de la parte contraria lo resuelto.
Cuando una causa se ha iniciado por una medida prejudicial, queda radicado el asunto en
el tribunal, es decir, la demanda que se presente posteriormente no va a distribución, sino que se
presenta directamente ante el tribunal que ha conocido de la medida prejudicial. Esto confirma
que es una alternativa a la demanda para iniciar el juicio, por tanto, tiene que someterse a los
requisitos de presentación de esta última393; pero obviamente no puede reemplazar a la demanda,
porque en ésta se contiene la pretensión.

6. ANÁLISIS PARTICULAR DE LAS MEDIDAS PREJUDICIALES.

a. MEDIDAS PREJUDICIALES PREPARATORIAS.


El titular de estas medidas es el futuro demandante, pues el futuro demandado no las
puede solicitar, con excepción del caso contemplado en el art. 273 Nº 5 del CPC (reconocimiento
jurado de firma, puesta en instrumento privado). Por otro lado, se deben decretar cuando, a juicio
del tribunal, sean necesarias para que el demandante pueda entrar en el juicio, con excepción de
la medida contemplada en el Nº 5 del art. 273, la cual se decretará siempre, por el sólo hecho de
pedirse.
Los requisitos que hacen procedente estas medidas, son los generales de toda medida
prejudicial; pero también deben cumplir con requisitos especiales contemplados por el legislador
para cada una de ellas; así por ejemplo, si se solicita la medida prejudicial preparatoria de

393
Hay que recordar que los requisitos comunes a todo escrito judicial y, por tanto, aplicables a la demanda y a las
medidas prejudiciales, son: deben presentarse en papel; por conducto del secretario respectivo, y encabezada con
una suma que indique su contenido; se deben acompañar en papel simple, tantas copias cuantas sean las partes a
quienes haya de ser notificado el escrito. En atención a que la demanda o la medida prejudicial es la primera
presentación que hace el actor, debe contener la constitución de un procurador o mandatario judicial habilitado y la
designación de abogado patrocinante habilitado; por último, hay quienes mencionan la necesidad de que el escrito
esté firmado por quienes lo presentan.

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exhibición de un testamento, se tendrá que expresar en la solicitud respectiva que se piensa


deducir tal o cual acción y exponer someramente sus fundamentos (requisito general); luego se
agregará que este testamento, por su naturaleza, interesa a varias personas, entre otras, al propio
solicitante (requisito específico).
Estas medidas se encuentran contempladas en el art. 273 del CPC, el cual dispone que el
juicio ordinario podrá prepararse, exigiendo el que pretende demandar de aquél contra quien se
propone dirigir la demanda:
i. Declaración jurada394 acerca de algún hecho relativo a su capacidad para parecer en
juicio, o a su personería o al nombre y domicilio de sus representantes (art. 273 Nº 1).
Esto se relaciona con la capacidad para comparecer en juicio o capacidad procesal
(capacidad de ejercicio), esto es, la capacidad para presentarse ante los tribunales de
justicia ejerciendo una acción o defensa, en nombre propio o por cuenta de otros. Si bien
la regla general es la capacidad, pueden existir dificultades, por ejemplo, para saber la
edad del demandado (capacidad pare parecer en juicio), y en caso de que no tenga la
edad suficiente, quién es su representante legal (nombre y domicilio de sus
representantes), o para determinar quién es el apoderado o mandatario de una
determinada sociedad (personería).395
¿Para qué se utiliza esta medida prejudicial preparatoria? Porque si el demandado es
incapaz, o se ha notificado la demanda a una persona que no es su mandatario
convencional (personero) o representante legal, el demandado a su propio nombre o a
través de su representante legal, podría oponer la excepción dilatoria del art. 303 Nº 6 del
CPC (causal genérica); o podría defenderse pidiendo la nulidad de todo lo obrado en su
contra por ser un incapaz y, por ende, por falta de emplazamiento.
Esta medida prejudicial preparatoria, como todas las demás, se decretará sólo cuando, a
juicio del tribunal, sea necesaria para que el demandante pueda entrar en el juicio (art.
273 inc. final del CPC). Por consiguiente, su procedencia queda entregada al buen criterio
del tribunal. Así, si el tribunal acepta la procedencia de esta medida prejudicial, será
necesario que señale una audiencia (fecha y hora) para que concurra a ella el futuro
demandado a prestar la declaración jurada de que se trate, notificándosele personalmente,
por ser la primera gestión; y se niega la procedencia, el profesor ALFARO señala que
habrá que ver de qué resolución se trata para interponer el correspondiente recurso (hay
que ver si se tramita con audiencia o no); pero en la mayoría de los casos, procede
reposición con apelación en subsidio.
Aunque el legislador no lo diga expresamente, para dar inicio a esta medida deberá
presentarse un escrito al tribunal competente (con antecedentes que justifiquen la
medida), solicitándole que cite a la persona que señale en el escrito a prestar declaración
jurada, bajo el apercibimiento del art. 274 del CPC. En efecto, dicha disposición señala
que si, decretada la diligencia a que se refiere el Nº 1 del artículo anterior, se rehúsa
prestar la declaración ordenada o ésta no es categórica, en conformidad a lo mandado,
podrán imponerse al desobediente multas que no excedan de dos sueldos vitales, o
394
Una declaración jurada es un documento por el cual una persona declara ante un Notario, cualquier hecho o
información, asumiendo la responsabilidad legal de lo declarado; a diferencia de la declaración simple, en la cual no
interviene funcionario alguno. En este caso, la declaración jurada se hace ante el tribunal.
395
Esto tiene relación con el art. 303 Nº 2 del CPC, el cual dispone que sólo son admisibles como excepciones
dilatorias: la falta de capacidad del “demandante” (para ser parte y para comparecer), o de personería o
representación legal del que comparece en su nombre. Pero aquí quien interpone la excepción es el demandado.

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arrestos hasta de dos meses, determinados prudencialmente por el tribunal; sin perjuicio
de repetir la orden y el apercibimiento.

ii. La exhibición de la cosa que haya de ser objeto de la acción que se trata de entablar (art.
273 N° 2). Aquí, la acción que pretende instaurar el futuro demandante, ha de tener por
objeto una cosa, la cual desea examinar previamente para el mejor éxito de aquélla. Aun
cuando la ley no distingue, esta cosa debe ser corporal, por la propia finalidad de esta
medida prejudicial. De acuerdo al art. 275 del CPC, la exhibición, en el caso del Nº 2 del
art. 273, se hará mostrando el objeto que deba exhibirse, o autorizando al interesado
para que lo reconozca y dándole facilidades para ello, siempre que el objeto se encuentre
en poder de la persona a quien se ordene la exhibición; agrega el inc. II que si el objeto
se halla en poder de terceros, cumplirá la persona a quien se ordene la exhibición,
expresando el nombre y residencia de dichos terceros, o el lugar donde el objeto se
encuentre. Si la cosa es exhibida, conforme al art. 273 del CPC, siempre que el actor lo
exija, se dejará en el proceso copia de las piezas que se presenten, o de su parte
conducente, y una razón de la clase y estado actual de los objetos exhibidos.
Al igual que en el caso anterior, el futuro demandante debe presentar una solicitud, junto
con los antecedentes que justifiquen la exhibición, bajo el apercibimiento legal del art.
276 del CPC, el cual dispone que si se rehúsa hacer la exhibición en los términos que
indica el artículo precedente, podrá apremiarse al desobediente con multa o arresto en
la forma establecida por el art. 274, y aun decretarse allanamiento del local donde se
halle el objeto cuya exhibición se pide. Iguales apremios podrán decretarse contra los
terceros que, siendo meros tenedores del objeto, se nieguen a exhibirlo.

iii. La exhibición de sentencias, testamentos, inventarios, tasaciones, títulos de propiedad u


otros instrumentos públicos o privados que por su naturaleza puedan interesar a diversas
personas (art. 273 N° 3). En el fondo, se trata de la exhibición de instrumentos públicos o
privados, que por su naturaleza puedan interesar a diversas personas; esto último, es una
cuestión de hecho que habrá que examinar a la luz de cada caso en particular.396
A pesar de que la ley no lo dice expresamente, la exhibición de los documentos en
cuestión se hará ante el mismo tribunal, de suerte que éste, al decretarla, tendrá que
señalar una audiencia. Aquí hay que distinguir si el instrumento se encuentra en poder de
un tercero o del futuro demandado: si los documentos cuya exhibición se pretende se
encuentran en poder de terceros, la medida prejudicial no produciría los efectos
pretendidos por el solicitante, y no tendría más camino que pedir esa exhibición durante
el curso del juicio, ateniéndose a lo prescrito en el art. 349 del CPC (prueba instrumental
por exhibición); y si los documentos se encuentran en poder del futuro demandado, éste
está obligado a exhibirlos, y si desobedece la medida decretada, incurre en la sanción de
perder el derecho de hacerlos valer después (salvo que el demandante los haga también
valer en apoyo de su defensa; que se justifique o aparezca de manifiesto que no los pudo
exhibir antes; que se refieran a hechos distintos de aquellos que motivaron la solicitud de
exhibición). Esto se entiende sin perjuicio de poder apremiar al desobediente con multa o
arresto, y aun, decretarse el allanamiento del local donde se halle el instrumento cuya
exhibición se pide.

396
El profesor ALFARO señala que no puede decretarse la exhibición de una ficha médica, o del testamento
cerrado de una persona viva.

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iv. Exhibición de los libros de contabilidad relativos a negocios en que tenga parte el
solicitante, sin perjuicio de lo dispuesto en los arts. 42 (no cabe decretar la exhibición
general de estos libros de contabilidad, salvo en los casos de sucesión universal,
comunidad de bienes, liquidación de las sociedades y quiebras) y 43 (la exhibición debe
ser ejecutada en el lugar donde los libros se llevan y a presencia del dueño) del CCO (art.
273 N° 4). Se trata aquí de la exhibición de instrumentos, pero relativa a un caso
particular, pues la exhibición ha de tener por objeto libros de contabilidad, y todavía,
debe tratarse de libros de contabilidad relativos a negocios en que tenga parte el
solicitante. Si la persona a quien incumbe dar cumplimiento a esta medida la desobedece,
perderá el derecho de hacerlos valer después, sin perjuicio de poder ser apremiada con
multas que no excedan o arresto no superior a dos meses, y el allanamiento del local en
donde se encuentren los libros.
v. El reconocimiento jurado de firma, puesta en instrumento privado (art. 273 N° 5). Esta
medida, a diferencia de las anteriores: puede ser solicitada tanto por el futuro demandante
como por el futuro demandado; está destinada a preparar tanto la demanda como la
contestación; y de acuerdo al art. 273 inc. final, la diligencia expresada en el Nº 5° se
decretará en todo caso (basta que se pida para que el tribunal la ordene); las de los otros
cuatro sólo cuando, a juicio del tribunal, sean necesarias para que el demandante pueda
entrar en el juicio.
Si el tribunal decreta la medida, debe fijar una audiencia para que tenga lugar el
reconocimiento. Para efectos de su tramitación, hay que pedir que se reconozca la firma
bajo juramento, y bajo el apercibimiento del art. 278 del CPC, es decir, si se rehúsa el
reconocimiento de firma (no de la deuda) decretado en el caso del Nº 5° del art. 273, se
procederá en conformidad a las reglas establecidas para el reconocimiento judicial de
documentos en el juicio ejecutivo (esta es una gestión preparatoria para la vía ejecutiva).
Por tanto, si el citado no comparece o sólo da respuestas evasivas, se dará por reconocida
la firma (art. 435 inc. II del CPC).
Art. 435. Si, en caso de no tener el acreedor título ejecutivo, quiere preparar la ejecución por el
reconocimiento de firma o por la confesión de la deuda, podrá pedir que se cite al deudor a la presencia
judicial, a fin de que practique la que corresponda de estas diligencias.
Y, si el citado no comparece, o sólo da respuestas evasivas, se dará por reconocida la firma o por confesada
la deuda.

vi. El art. 285 del CPC, señala que en el caso del inc. I del artículo anterior (si hay motivos
fundados para temer que una persona se ausente en breve tiempo del país) podrá también
pedirse que aquel cuya ausencia se teme, constituya en el lugar donde va a entablarse el
juicio, apoderado que le represente y que responda por las costas y multas en que sea
condenado, bajo apercibimiento de nombrársele un curador de bienes.397
397
El profesor LUHRS, resumiendo el tema de las personas ausentes en el proceso, dice que se debe distinguir: (i) si
la persona no se ha ido, pero hay motivos fundados para temer que se ausente en breve tiempo del país, se pide que
se nombre un apoderado judicial (medida prejudicial), o de lo contrario, se nombrará un curador de bienes. En
cambio, si ya se fue, hay que subdistinguir si dejo o no representante en Chile; (ii) si no dejó representante en Chile
y se sabe dónde está, se puede pedir un exhorto para que se notifique allá, o bien, intentar que el Defensor Público
asuma su defensa; (iii) en cambio, si no se sabe dónde está, se solicita que se nombre un curador de bienes. Por otro
lado, si dejó procurador en Chile, hay que ver qué clase de procurador es: (iv) si es un procurador con facultad de
actuar en juicio, hay que esperar que acepte o haga algún acto que implique aceptar, y de hacerlo, se notifica a él; (v)

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vii. Por último, de conformidad con el art. 282 del CPC, si aquel a quien se intenta demandar
expone ser simple tenedor de la cosa de que procede la acción o que es objeto de ella,
podrá también ser obligado: 1) a declarar bajo juramento el nombre y residencia de la
persona en cuyo nombre la tiene; y 2) a exhibir el título de su tenencia; y si expresa no
tener título escrito, a declarar bajo juramento que carece de él.; agrega el inc. II que en
caso de negativa para practicar cualquiera de las diligencias mencionadas en este
artículo, se le podrá apremiar con multa o arresto en la forma dispuesta por el art. 274;
sin perjuicio de repetir la orden y el apercibimiento.

b. MEDIDAS PREJUDICIALES PROBATORIAS.


Siguiendo a ORELLANA, son actos procesales realizados con anterioridad al juicio,
consistentes en obtener la producción de pruebas que puedan fácilmente desaparecer o exista
peligro inminente de u daño o perjuicio. Las medidas prejudiciales probatorias son:
i. De acuerdo al art. 281 inc. I del CPC, puede pedirse prejudicialmente la inspección
personal del tribunal, informe de peritos nombrados por el mismo tribunal, o certificado
del ministro de fe, cuando exista peligro inminente de un daño o perjuicio, o se trate de
hechos que puedan fácilmente desaparecer. Por lo tanto, los medios probatorios que
pueden tener lugar con anterioridad al juicio, son: la i n sp e c c i ó n p e r s o n a l d el
t r i b u n a l , esto es, un medio probatorio destinado a acreditar hechos o circunstancias
materiales del juicio, mediante la observación y constatación de ellos efectuados por el
mismo tribunal; el i n f o rm e p e r i c i a l , esto es, un medio probatorio consistente en la
presentación de un dictamen por parte de personas que tienen conocimiento sobre las
materias o hechos a que dicho dictamen se refiere, y que han sido controvertidos en el
juicio mismo; hay que tener presente que en este caso, de acuerdo al art. 281 del CPC los
peritos son “nombrados por el mismo tribunal” sin intervención alguna de las partes, con
lo cual se modifican las reglas generales, ya que, según éstas, la voluntad de las partes es
la primera fuente de designación de los peritos. Por último, está el c e r t i f i c a d o d e l
m i n i s t r o d e f e , el cual, es un instrumento público.
Agrega el inc. II que para la ejecución de estas medidas se dará previamente
conocimiento398 a la persona a quien se trata de demandar (futuro demandante o
demandado), si se encuentra en el lugar del asiento del tribunal que las decreta, o donde
deban ejecutarse. En los demás casos se procederá con intervención del defensor de
ausentes.

ii. La c o n f e s i ó n j u di c i a l o a b so l u c i ó n d e p o s i c i o n e s . De acuerdo al art. 284 del

si es un procurador con facultad de “administración de todos los bienes” (no tiene poder) y que haya aceptado, y se
sabe el paradero, se puede notificar por exhorto; pero si el paradero se ignora, en este caso se pide que actúe el
defensor público, mientras el procurador adquiere poder.
398
Según CASARINO el término “conocimiento” que emplea el art. 281 del CPC, está usado como equivalente a
“noticia o advertencia” y no en el sentido legal a que se refiere el art. 69 inc. II del CPC (cuando se mande proceder
con conocimiento o valiéndose de otras “expresiones análogas”, se podrá llevar a efecto la diligencia desde que se
ponga en noticia del contendor lo resuelto). En otras palabras, el conocimiento servirá para concurrir a la diligencia
de inspección personal del tribunal o a la operación de reconocimiento en el caso del informe pericial, y no para
oponerse a la práctica de la medida en el término fijado por la ley.

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CPC, si hay motivo fundado para temer que una persona se ausente en breve tiempo del
país, podrá exigírsele como medida prejudicial que absuelva posiciones sobre hechos
calificados previamente de conducentes (pertinentes) por el tribunal, el que, sin ulterior
recurso, señalará día y hora para la práctica de la diligencia.; agrega el inc. II que si se
ausenta dicha persona dentro de los treinta días subsiguientes al de la notificación sin
absolver las posiciones, o sin dejar apoderado con autorización e instrucciones bastantes
para hacerlo durante la secuela del juicio, se le dará por confesa en el curso de éste,
salvo que aparezca suficientemente justificada la ausencia sin haber cumplido lo orden
del tribunal.
Como se puede apreciar, el tribunal debe previamente calificar de conducentes los hechos
sobre los cuales se va absolver posiciones, es decir, debe hacer un examen previo del
pliego de posiciones; lo cual no será impedimento para que se mantenga siempre en
reserva hasta que la confesión sea prestada399. Luego, son tres las actitudes que puede
adoptar la persona a quien se le exige esta confesión, a saber:
- Que preste la confesión solicitada, caso en el cual, termina la gestión de medida
prejudicial y la confesión se hará valer dentro del juicio posterior.
- Que se ausente dentro de los 30 días subsiguientes al de la notificación, sin absolver
posiciones, pero dejando apoderado con autorización e instrucciones bastantes para
hacerlo durante la secuela del juicio.
- Que se ausente dentro de los 30 días subsiguientes al de la notificación, sin absolver
las posiciones y sin dejar apoderado con autorización e instrucciones bastantes para
hacerlo durante la secuela del juicio; en este caso, se le dará por confeso, pero en el
curso del juicio. Esta sanción de darlo por confeso, tendrá que ajustarse a lo prescrito
en el art. 394 del CPC, o sea, será necesario examinar previamente si las preguntas
objeto de la confesión son asertivas.
No obstante, esta sanción tiene lugar, siempre y cuando, que aparezca suficientemente
justificada la ausencia sin haber cumplido la orden del tribunal, lo cual generará un
incidente en el juicio, para acreditar esta situación.

iii. D e c l a ra c i ó n t e s t i mo n i a l . De acuerdo al art. 286 del CPC, se podrá, asimismo,


solicitar antes de la demanda el examen de aquellos testigos cuyas declaraciones, por
razón de impedimentos graves, haya fundado temor de que no puedan recibirse
oportunamente (por ejemplo, una enfermedad que haga temer por la vida del testigo;
ausencia del mismo a lugares desconocidos, etc.). Las declaraciones versarán sobre los
puntos que indique el actor, calificados de conducentes por el tribunal; agrega el inc. II
que para practicar esta diligencia, se dará previamente conocimiento a la persona a
quien se trata de demandar, sólo cuando se halle en el lugar donde se expidió la orden o
donde deba tomarse la declaración; y en los demás casos se procederá con intervención

399
El profesor ALFARO señala que esto es bastante fuerte, ya que el futuro demandante o demandado, sobretodo este
último, no sabe cuál es la demanda que se tiene en su contra, no obstante, tendrá que responder las absoluciones. Es
por ello que esta medida no se regula como la absolución de posiciones, en donde se entrega un sobre cerrado y se
abre al momento de la audiencia, aquí el tribunal debe previamente calificar los hechos, sin que haya posibilidad de
impugnar la resolución que dicte al respecto (podría caber el recurso de queja, cuyo supuesto es que no proceda otro
recurso ordinario y extraordinario).

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del defensor de ausentes. Cabe decir que contra esta resolución podrán interponerse
recursos, ya que la ley no los prohibió como en el caso de la absolución de posiciones.
Hay que recordar que si el testigo es citado y no comparece el día señalado, podrá ser
compelido por medio de la fuerza a presentarse ante el tribunal que haya expedido la
citación. Y si se niega a declarar sin justa causa, podrá ser mantenido en arresto hasta que
preste la declaración.

Como se puede apreciar, se pueden presentar como medidas prejudiciales casi todos los
medios probatorios, excepto la prueba instrumental, la cual se presenta mayormente en las
medidas prejudiciales preparatorias. Y tanto demandante como demandado pueden solicitar estas
medidas, pues, conforme al art. 288 del CPC, toda persona que fundadamente tema ser
demandada podrá solicitar las medidas que mencionan el Nº 5° del art. 273 y los arts. 281, 284
y 286, para preparar su defensa.

c. LAS MEDIDAS PREJUDICIALES PRECAUTORIAS.


Se pueden definir como aquellos actos jurídicos anteriores al proceso judicial, que tienen
por objeto asegurar el resultado de la pretensión que se pretende instaurar. Éstas medidas sólo las
puede solicitar el futuro demandante, pues tienen por objeto asegurar el resultado de la
“pretensión”; y de acuerdo al art. 279 inc. I del CPC, podrán solicitarse como medidas
prejudiciales las precautorias de que trata el Título V (“De las medidas precautorias”) de este
Libro…, es decir, puede solicitarse el secuestro de la cosa que va a ser objeto de la demanda; el
nombramiento de uno o más interventores; la retención de bienes determinados; y la prohibición
de celebrar actos o contratos sobre bienes determinados (estas medidas se analizarán al estudiar
las medidas precautorias).
En estas medidas se presentan los requisitos más exigentes para que se puedan decretar,
pues deben cumplir con:
i. Los requisitos propios de las medidas prejudiciales. Por tanto, conforme al art. 287 del
CPC para decretar las medidas de que trata este Título, deberá el que las solicite (futuro
demandante) expresar la acción que se propone deducir y someramente sus fundamentos.
ii. Tiene que cumplir con los requisitos propios de las medidas prejudiciales precautorias,
contemplados en el art. 279 del CPC. Dicha disposición señala que podrán solicitarse
como medidas prejudiciales las precautorias de que trata el Título V de este Libro,
existiendo para ello “motivos graves y calificados”, y concurriendo las circunstancias
siguientes: 1) que se determine el monto de los bienes sobre que deben recaer las
medidas precautorias; y 2) que se rinda fianza u otra garantía suficiente (personal o
real), a juicio del tribunal, para responder por los perjuicios que se originen y multas que
se impongan (el mismo abogado puede constituirse como fiador).
iii. Por último, deben cumplir con los requisitos generales establecidos para las medidas
precautorias contemplados en el art. 298 del CPC; y con los requisitos especiales de cada
una de estas medidas en particular.
Art. 298. Las medidas de que trata este Título se limitarán a los bienes necesarios para responder a los
resultados del juicio; y para decretarlas deberá el demandante acompañar comprobantes que constituyan a
lo menos presunción grave del derecho que se reclama. Podrá también el tribunal, cuando lo estime

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necesario y no tratándose de medidas expresamente autorizadas por la ley, exigir caución al actor para
responder de los perjuicios que se originen.
.
Una vez que el tribunal ha aceptado la solicitud de la medida prejudicial precautoria, se
lleva a afecto sin previa notificación del demandado (se decretan de plano), y pesan sobre el
futuro demandante dos importantes obligaciones:
i. Debe presentar su demanda en el término de 10 días. Este plazo es de carácter fatal,
porque la ley usa la expresión “en el término”, y también, por ser un plazo establecido
legal en el CPC. Para computarlo se descuentan los días feriados, por tratarse de un plazo
discontinuó; además, es prorrogable (siendo una excepción, ya que solamente son
prorrogables los plazos judiciales), ya que se puede ampliar hasta por 30 días por motivos
fundados (art. 280 inc. I del CPC). El profesor ALFARO recalca que en este caso, a
diferencia de las medidas prejudiciales preparatorias y probatorias, hay un plazo para
presentar la demanda; así, puede suceder, en estas últimas, que se solicite una medida
prejudicial, que el tribunal la decrete, y después de mucho tiempo se interponga la
demanda. El profesor agrega que el hecho de estar pendiente indefinidamente una medida
prejudicial, atenta contra el principio de la moralidad del debate y la probidad procesal.
Art. 280. Aceptada la solicitud a que se refiere el artículo anterior, deberá el solicitante presentar su
demanda en el término de diez días y pedir que se mantengan las medidas decretadas. Este plazo podrá
ampliarse hasta treinta días por motivos fundados.

ii. El futuro demandante, al presentar su demanda, debe solicitar que se mantengan las
medidas decretadas. Esta petición se debe formular en el cuaderno de la medida
prejudicial, junto con la presentación de la demanda, pero no en este mismo escrito, lo
cual sería un contrasentido, puesto que las medidas prejudiciales se tramitan en cuaderno
separado. Dicha petición de mantener las medidas prejudiciales precautorias, debe ser
resuelta directamente por el tribunal, ya sea manteniendo, o bien, ordenando alzarla; sin
perjuicio, en el primer caso, del derecho del demandado para oponerse, con lo cual se
trabaría un incidente. En la práctica, los tribunales proveen el escrito de mantención de
las medidas prejudiciales precautorias con “traslado y autos”, o sea, dándole de inmediato
tramitación incidental.

¿Qué pasa si no se deduce la demanda en el término de 10 días o no se pide que


continúen las medidas prejudiciales precautorias? De acuerdo al art. 280 inc. II del CPC, si no se
deduce demanda oportunamente, o no se pide en ella que continúen en vigor las medidas
precautorias decretadas, o al resolver sobre esta petición el tribunal no mantiene dichas
medidas, por este sólo hecho quedará responsable el que las haya solicitado de los perjuicios
causados, considerándose doloso su procedimiento. Se trata de una presunción legal establecida
en beneficio de la persona en contra de quien se solicitaron estas medidas (futuro demandado),
para así evitarle tener que probar el dolo en el juicio sobre indemnización de perjuicios, que
podrá iniciar en contra del que pidió las medidas precautorias; no obstante, tendrá que probar la
existencia del perjuicio y el monto de la indemnización.400

400
Hay que recordar que los delitos y cuasidelitos son fuente de las obligaciones, y el art. 1698 del CC señala que
quien alega la existencia de una obligación, debe probarla. Por tanto, en principio, la víctima de un delito o
cuasidelito civil debe probar la existencia de todos los elementos necesarios para la configuración del ilícito: acción

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B. L AS MEDIDAS PRECAUTORIAS .

1. LA TUTELA O JUSTICIA CAUTELAR.


La tutela o justicia cautelar, o tutela provisional, dice relación con la adopción de
medidas para evitar que una posible resolución judicial final quede frustrada debido a diversos
factores, especialmente, la lentitud de la justicia.
Si bien el proceso tiene como finalidad la resolución del conflicto a través de la dictación
de una sentencia, presenta un inconveniente, cual es, su duración, y por ello aparecen los
mecanismos que atenúan esta situación, es decir, las medidas o providencias cautelares, dentro
de las cuales se engloban una serie de medidas que presentan similares características y
presupuestos.
Como señala el profesor ALFARO, generalmente el análisis del tema de las medidas
cautelares se limita a las medidas precautorias, en especial, porque éstas están reguladas a
propósito del juicio ordinario de mayor cuantía. Sin embargo, desde un punto de vista doctrinal,
se distinguen diversos tipos de medidas cautelares, a saber:
i. M e d i d a s c a u t e l a re s e n s e n t i d o e s t r i c t o . Estas medidas tienen por objeto
asegurar el resultado de la pretensión. Ellas admiten una subclasificación en:
- Medidas de no innovar o puramente asegurativas o conservativas. Son aquellas que
buscan mantener una situación de hecho, existente al tiempo del juicio, asegurando de
esa forma el resultado de la pretensión; procuran el mantenimiento de un statu quo.
Estas medidas, en el fondo, implican una prohibición; y pueden ser personales o
reales, según limiten la libertad de la persona (por ejemplo, la prisión preventiva) o
aseguran el juicio desde un punto de vista patrimonial (por ejemplo, las medidas
precautorias. Las medidas cautelares reales son propias de la pretensión civil, no
obstante, también se puede insertar dentro del proceso criminal. 401
- Medidas innovativas. Son aquellas que implican un hacer, como por ejemplo, el
remate anticipado de los bienes perecederos. En Chile, recientemente se ha
incorporado esta clase de medidas cautelares mediante la ley 19.968 que creó los
Tribunales de Familia dice, la cual faculta al juez para decretar de oficio toda clase de
medidas cautelares conservativas e innovativas. Si las medidas anteriores implicaban
una prohibición, éstas se traducen en un mandato.

ii. M e d i d a s p r o v i s i o n a l e s . A veces el tiempo influye tan perjudicialmente, que no basta


con las medidas cautelares en sentido estricto, sino que se necesita que se adelante la
resolución sobre el objeto principal, y a esto apuntan las medidas provisionales. Se

u omisión dolosa o culposa que causa daño, y la relación de causalidad. No obstante, el art. 280 inc. II del CPC
establece una presunción de dolo, lo cual constituye una excepción a la regla de que el dolo no se presume.
401
S o n en los procesos declarativos tienen una importante aplicación las medidas cautelares, sin embargo, es
necesario recordar que las partes aquí pueden pretender tres cosas, y por tanto, tres finalidades distinta, a saber: un
fin meramente declarativo, constitutivo, y de condena; las medidas precautorias no tienen la misma importancia en
todas ellas, así: si se trata de una sentencia declarativa de condena, tienen mucho sentido dichas medidas, puesto que
lo que se pretende es asegurar el resultado de la acción; en cambio, tratándose de sentencias meramente declarativas
las medidas no tienen sentido pues basta con la sentencia; como tampoco tienen sentido en las sentencias
constitutivas en las cuales existirá un acto administrativo.

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produce entonces una identidad entre lo que la medida resuelve y lo que la sentencia
definitiva va a resolver. La eficacia de estas medidas es provisoria, condicionada a que la
decisión final mantenga esa resolución provisoria o la deje sin efecto (por ejemplo, los
alimentos provisorios).

iii. M e d i d a s a n t i c i p a d a s . La tutela anticipada busca proteger el derecho en juego antes


de la sentencia, cumpliendo un acto procesal en un momento anterior al normalmente
previsto, esto, debido a la lentitud del proceso; por ejemplo, la toma de posesión del bien
expropiado antes que termine el proceso expropiatorio. En este caso, la decisión de
mérito se produce al comienzo del proceso y no al final.

iv. M e d i d a s a u t o s a t i s fa c t i v a s . En ellas hay una actuación de urgencia que logra


satisfacer la pretensión, a través de una resolución de carácter definitiva, no vinculado a
ningún proceso principal. Por lo tanto, no se corresponden estrictamente con la idea
cautelar, principalmente porque carecen de un rasgo importante de la tutela cautelar, cual
es, la instrumentalidad, ya que en este caso no hay ningún proceso principal al cual sirva
de instrumento, sino que se trata de procedimientos de urgencia pura. Un ejemplo sería el
recurso de protección, que es un proceso de urgencia que resuelve el conflicto, sin
perjuicio de poder usar acciones ordinarias con posterioridad.

En Chile no existe una regulación orgánica de la cautela, pues nuestra legislación se


centró básicamente en la posibilidad de decretar medidas cautelares meramente conservativas.

2. CONCEPTO DE MEDIDAS PRECAUTORIAS.


En el período comprendido entre la interposición de la demanda y el pronunciamiento de
la sentencia definitiva, puede variar material o jurídicamente la cosa objeto del pleito, o bien, la
solvencia misma del demandado. Con el objeto de evitar estos cambios, y que a la postre el
demandante no se vea burlado en sus derechos que pueden ser reconocidos por la sentencia, el
legislador ha puesto a su disposición una serie de resguardos, los cuales se conocen con el
nombre de medidas precautorias.402
Se encuentran reguladas en el Título V (“De las medidas precautorias”), del Libro II (“Del
juicio ordinario”); y el profesor ALFARO las define como los medios que franquea a la ley al
demandante, para asegurar el resultado de su pretensión. El profesor agrega que hay que atender
al tipo de pretensión que se formula para ver si se puede asegurar con la medida precautoria; así,
si hay una pretensión declarativa de condena, no hay problema; pero si se trata de una pretensión
declarativa de mera declaración, como por ejemplo, la nulidad de un contrato, esto no puede ser
asegurado, salvo si se pide, junto con la nulidad, la indemnización de perjuicios.
En general, se trata de actos procesales que tienen por objeto asegurar los resultados de la
pretensión deducida, o que se va a deducir, en caso de que la medida precautoria se solicite como
prejudicial; y su finalidad es evitar el daño que se puede producir si el demandado enajena o
destruye sus bienes antes de la sentencia definitiva.403

402
En doctrina pura, las medidas precautorias pertenecen al grupo de las acciones cautelares; y su ejercicio da origen
a un proceso de naturaleza cautelar, el cual podrá pasar tanto por la fase de cognición o declarativa, como por la de
ejecución o cumplimiento.
403
El CPP las llama medidas cautelares, y éstas tienen por objeto evitar la huida del imputado o acusado.

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3. CARACTERÍSTICAS.

i. En cuanto a su ámbito de aplicación, a pesar de estar reguladas en el Libro II del CPC, la


mayoría de los autores, en presencia de lo que dispone el art. 3º del CPC (carácter
supletorio de procedimiento ordinario), afirman que, a falta de reglas especiales, las
medidas precautorias son aplicables a todo procedimiento; por ello su ubicación hubiera
sido más lógica dentro del Libro I (“Disposiciones comunes a todo procedimiento”).
El profesor ALFARO señala que no se aplican al juicio ejecutivo, pues no hay que
confundirlas con el embargo ejecutivo.404
ii. Deben ser razonables y proporcionadas en relación a la petición de fondo, pues de
acuerdo al art. 298 del CPC, se limitarán a los bienes necesarios para responder a los
resultados del juicio….
iii. Son instrumentales, pues nunca constituyen un fin en sí mismas, sino que sirven a la
finalidad de la sentencia definitiva. El carácter instrumental de las medidas precautorias
lleva necesariamente a que se extingan cuando se pronuncia la providencia principal y
ésta desarrolle su eficacia ejecutiva; así, si la sentencia ha reconocido el derecho
reclamado por el demandante, la medida cautelar habrá cumplido su propósito y entrará a
producir pleno efecto el carácter ejecutivo de la resolución; por el contrario, si la
demanda es desestimada, la medida perderá toda su eficacia y desaparecerá del orden
procesal.
iv. En relación con lo anterior, se dice que son accesorias a un juicio actual o eventual. Eso
sí, son distintas del juicio principal, pues en el procedimiento cautelar se desarrolla una
fase de declaración, y esta última se llevará cabo por la vía administrativa o por la fuerza.
v. De acuerdo al art. 301 del CPC, todas estas medidas son esencialmente provisionales. En
consecuencia, deberán hacerse cesar siempre que desaparezca el peligro que se ha
procurado evitar o se otorguen cauciones suficientes; o como máximo, hasta que se dicte
la sentencia que pone término al proceso. El profesor FORTTES señala que esto se
relaciona con un requisito general de las medidas precautorias, denominado por la
doctrina “peligro del retardo”; pues las medidas precautorias son procedentes cuando
existe algún riesgo, de manera que si no hay peligro, se deben hacer cesar.
vi. Son acumulables, pues de acuerdo al art. 290 del CPC, el demandante podrá pedir una o
más de las siguientes medidas…; y, a su vez, el art. 300 del CPC, establece que estas
providencias no excluyen las demás que autorizan las leyes.
vii. No son taxativas. Las principales medidas están enumeradas en el art. 290 del CPC, pero
no son las únicas, ya que la ley permite al actor solicitar todo acto que tenga por objeto
asegurar o proteger la pretensión deducida. Esta amplitud cautelar tiene como fuente legal
el art. 298 parte final del CPC, al señalar que podrá también el tribunal, cuando lo estime

404
Según CASARINO, en cierto aspecto el embargo participa también de las características de las medidas
precautorias, puesto que tiende a asegurar el resultado de la acción ejecutiva interpuesta por el acreedor; lo que ha
hecho pensar a más de alguno que el embargo no excluye la concesión de las demás medidas precautorias en el
juicio ejecutivo, en virtud del art. 3º del CPC.

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necesario y “no tratándose de medidas expresamente autorizadas por la ley”, exigir


caución al actor para responder de los perjuicios que se originen.
viii. Son sustituibles por una garantía o caución suficiente, o por otra medida precautoria, a
petición del demandado o demandante. Por ejemplo, un automóvil está sujeto a la medida
precautoria de prohibición de enajenar, y debido a una buena oferta, el demandado le pide
al tribunal que alce la medida y que se constituya una fianza para asegurar la pretensión.
La caución puede ser de cualquier naturaleza (fianza, hipoteca, cheque etc.), pero debe
ser suficiente para alzar la medida decretada.
ix. El profesor ALFARO señala que constituyen una protección efectiva del derecho eventual
que se reclama; pues protegen al actor, para evitar que el demandado extraiga de su
patrimonio los bienes reclamados (y así evitar tener que ejercer la acción pauliana). Esta
es la postura clásica, la cual tiene un carácter estrictamente patrimonial, pues hay una
postura moderna que involucra otros aspectos.

4. DIFERENCIAS ENTRE LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y LAS MEDIDAS PRECAUTORIAS.


No se debe confundir las medidas prejudiciales con las medidas precautorias, pues sus
principales diferencias dicen relación con los siguientes puntos:
i. O p o r t u n i d a d . Las medidas precautorias por su propia finalidad se pueden solicitar en
cualquier estado del juicio (después de iniciado), en cambio, las medidas prejudiciales se
deben solicitar antes de la iniciación del juicio. Específicamente, las medidas precautorias
sólo se pueden solicitar después de que se haya trabado la litis, esto es, después del
emplazamiento del demandado; en cambio, las llamadas medidas prejudiciales
precautorias se pueden solicitar antes, pues no es necesario que se haya trabado la litis.
ii. T i t u l a r e s . Las medidas precautorias sólo pueden ser solicitadas por el demandante, en
cambio, las medidas prejudiciales preparatorias y probatorias pueden solicitarlas tanto
por el demandante como el demandado; no así las medidas prejudiciales precautorias, las
cuales sólo se pueden solicitar por el futuro demandante.
iii. O b j e t o . Las medidas precautorias tienen por objeto asegurar el resultado de la
pretensión deducida, en cambio, las medidas prejudiciales tienen por objeto: preparar la
entrada al juicio, decretar la práctica de una diligencia probatoria que por alguna razón no
podrá ser desarrolla en el juicio, y asegurar el resultado de la pretensión que se va
entablar en el juicio.

iv. N a t u r a l e z a j u rí d i c a . El profesor ALFARO dice que las medidas precautorias son


incidentes, y dan origen a un procedimiento de tipo cautelar. Mientras que, tratándose de
las medidas prejudiciales, no hay un procedimiento al cual puedan acceder, por ende, no
son incidentes.

5. CLASIFICACIÓN DE LAS MEDIDAS PRECAUTORIAS.


Atendiendo a su regulación, las medidas precautorias se clasifican en: ordinarias,

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especiales y extraordinarias. La importancia de esta triple clasificación, según se verá, dice


relación con los diversos requisitos que deben concurrir para concederlas.405
i. Las me d i d a s p r e c a u t o r i a s o rd i n a ri a s son las que enumera el art. 290 del CPC, y se
encuentran reguladas en el Título V (“De las medidas precautorias”) del Libro II.
Art. 290. Para asegurar el resultado de la acción, puede el demandante en cualquier estado del juicio, aun
cuando no esté contestada la demanda, pedir una o más de las siguientes medidas:
1. El secuestro de la cosa que es objeto de la demanda;
2. El nombramiento de uno o más interventores;
3. La retención de bienes determinados; y
4. La prohibición de celebrar actos o contratos sobre bienes determinados.

ii. Las me d i d a s p r e c a u t o r i a s e s p e c i a l e s son aquellas que autorizan expresamente las


leyes, y a ellas se refiere el art. 300 CPC, al señalar: estas providencias no excluyen las
demás que autorizan las leyes. Están contempladas en normas de fondo y procesales (que
muchas veces regulan juicios especiales); y se pueden citar como ejemplo, a las
siguientes:
- La concesión de alimentos provisorios, dentro del juicio de alimentos. En efecto,
conforme al art. 327 del CC, mientras se ventila la obligación de prestar alimentos,
deberá el juez ordenar que se den provisoriamente, con el solo mérito de los
documentos y antecedentes presentados; sin perjuicio de la restitución, si la persona
a quien se demandan obtiene sentencia absolutoria.
- El derecho legal de retención. Para que tenga lugar, se requiere de un texto legal
expreso que lo consagre y, además, una declaración judicial, pues no opera de facto.
Por ejemplo, el art. 2162 del CC dispone que podrá el mandatario retener los efectos
que se le hayan entregado por cuenta del mandante para la seguridad de las
prestaciones a que éste fuere obligado por su parte.
- La Ley 19.968, que creó a los Tribunales de Familia, en su art. 22 consagró una
potestad general cautelar del juez de familia. En efecto, dicha disposición señala que
sin perjuicio de lo dispuesto en leyes especiales, en cualquier etapa del procedimiento,
o antes de su inicio, el juez, de oficio o a petición de parte, teniendo en cuenta la
verosimilitud del derecho invocado y el peligro en la demora que implica la
tramitación, podrá decretar las medidas cautelares conservativas o innovativas que
estime procedentes. Estas últimas sólo podrán disponerse en situaciones urgentes y
cuando lo exija el interés superior del niño, niña o adolescente, o cuando lo aconseje
la inminencia del daño que se trata de evitar; agrega el inc. III que en todo lo demás,
405
Las medidas precautorias también se pueden clasificar en reales (las que regula el CPC y el art.157 del CPP) o en
personales (las que regula el CPP). Fernando ORELLANA también las clasifica en: prejudiciales (aquellas que se
solicitan con anterioridad al proceso) y judiciales (aquellas que se solicitan durante el proceso); medidas
precautorias que se acompañan con comprobantes (son la regla general, y se decretan cuando el demandante
acompaña comprobantes que constituyan a lo menos presunción grave del derecho que se reclama) y medidas
precautorias que se acompañan sin comprobante (son excepcionales, y tienen lugar en casos graves y urgentes, pero
en todo caso, se tienen que acompañar los comprobantes en un plazo máximo de diez días); y por último, las
medidas precautorias otorgadas sin caución (que es la regla general) y medidas precautorias otorgadas con caución
(son excepcionales, por ejemplo, las medidas prejudiciales precautorias, las medidas precautorias otorgadas sin
comprobante).

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resultarán aplicables las normas contenidas en los Títulos IV (medidas prejudiciales) y


V (medidas precautorias) del Libro II del CPC.

- La declaración provisoria de bien familiar. De acuerdo al art. 141 inc. III del CC, la
sola interposición de la demanda transformará provisoriamente en familiar el bien de
que se trate. En su primera resolución el juez dispondrá que se anote al margen de la
inscripción respectiva la precedente circunstancia. El Conservador practicará la
subscripción con el solo mérito del decreto que, de oficio, le notificará el tribunal.
- El profesor ALFARO menciona a la suspensión del procedimiento de apremio, cuando
se opone una tercería de dominio. Pues de acuerdo al art. 522 del CPC, la interposición
de una tercería no suspenderá en caso alguno el procedimiento ejecutivo. El
procedimiento de apremio se suspende únicamente en el caso contemplado en el inc. I
del art. 523 (tercería de dominio) y, tratándose de una tercería de posesión, sólo si se
acompañan a ella antecedentes que constituyan a lo menos presunción grave de la
posesión que se invoca.
- Cabe decir que algunos nombran al recurso de protección, pues se enmarcaría dentro
del tema amplio de la tutela o justicia cautelar (es una acción cautelar).

iii. Y las m e d i d a s p re c a u t o ri a s e x t ra o r d i n a r i a s o a t í p i c a s son, en general,


cualquier medida que tenga por objeto asegurar el resultado del juicio, y que no se
encuentren expresamente reguladas por la ley, y que el juez considera necesario otorgar.
A éstas se refiere el art. 298 parte final del CPC, al decir que podrá también el tribunal,
cuando lo estime necesario y no tratándose de medidas expresamente autorizadas por la
ley, exigir caución al actor para responder de los perjuicios que se originen. Acá se
encuentra consagrada la potestad cautelar general del juez, ya que puede dictar cualquier
medida precautoria, a petición de parte.
Estas medidas son tantas cuanto se crea oportuno pedir para asegurar adecuadamente el
resultado de la pretensión; por ejemplo, el secuestro de bienes raíces (pues el CPC sólo
menciona el secuestro sobre bienes muebles); o si en la celebración de un contrato de
compraventa de un bien raíz queda un saldo pendiente, y el comprador no inscribió el
bien raíz, es decir, no hizo la tradición, se puede pedir como medida la prohibición de
inscribir el contrato.406

6. REQUISITOS PARA LA CONCESIÓN DE LAS MEDIDAS PRECAUTORIAS.


Como se dijo, la clasificación de las medidas precautorias en ordinarias, especiales y

406
El profesor LUHRS dice que en esta categoría entran todas las medidas que nazcan de la imaginación del acreedor,
mientras sean lícitas y cumplan con los requisitos generales de las medidas precautorias; él da como ejemplo la
orden de no innovar, que es una institución procesal relacionada con el recurso de reposición, el recurso de hecho, y
con la apelación (también con el recurso de protección), y se traduce en una resolución judicial dictada por un
tribunal superior, en virtud de la cual se ordena a un tribunal inferior, que está conociendo de un asunto, paralizar el
procedimiento y no llevar a efecto gestión alguna que tienda a proseguir la tramitación de la causa o a cumplir la
resolución objetada (detiene la ejecución de las acción, mientras no se vea el fondo de un recurso). En la apelación,
esta petición de no innovar debe formularla el apelante y la ley no señala la oportunidad para hacer uso de esta
facultad, de allí que se pueda ejercer desde el momento que ingresan los autos en secretaría y hasta antes de la vista
de la causa.

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extraordinarias, tiene suma importancia para los efectos de los diversos requisitos que se exigen
para la concesión de una u otra clase de medidas.

a. REQUISITOS DE LAS MEDIDAS PRECAUTORIAS ORDINARIAS.


Las medidas precautorias señaladas en el art. 290 del CPC, para que puedan ser
concedidas, exigen la concurrencia de un doble grupo de requisitos legales, a saber: los
requisitos generales para concesión de las medidas precautorias; y los requisitos especiales
señalados por la ley para cada clase de medida precautoria en particular.
En cuanto a los r e q u i s i t o s ge n e r a l e s , hay ciertos presupuestos que deben concurrir
para que un tribunal pueda otorgar una providencia de esta naturaleza; estos son:
i. Debe ser p r o p o r c i o n a d a s e n r e l a c i ó n a l a p e t i c i ó n d e fo n d o. En efecto, la
primera parte del art. 298 del CPC señala que las medidas de que trata este Título
(medidas precautorias ordinarias) se limitarán a los bienes necesarios para responder a
los resultados del juicio…; es decir, debe existir una equivalencia entre los bienes objeto
de la medida precautoria y el monto del juicio, pues el legislador resguarda los derechos
del demandante, pero sin imponerle gravámenes innecesarios al demandado. Por ejemplo,
se entabla una demanda por cobro de $ 500.000 y se solicita una medida precautoria de
retención sobre bienes muebles que valen 10 millones; el tribunal no puede decretarla en
la forma pedida, pues la medida precautoria debe limitarse a los bienes necesarios para
responder a los resultados del juicio.
ii. A p a r i e n c i a d e b u e n d e r e c h o o humo de buen derecho (fumus boni iuris). La
primera parte del art. 298 del CPC señala que las medidas de que trata este Título se
limitarán a los bienes necesarios para responder a los resultados del juicio; y “para
decretarlas deberá el demandante acompañar comprobantes que constituyan a lo menos
presunción grave del derecho que se reclama”. Por lo tanto, para solicitar esta medida se
debe invocar la existencia de un derecho material pretendido y comprobantes que
justifiquen la verosimilitud de dicho derecho (no se exige certeza).407
Este es un requisito que tiende a darle seriedad a la medida precautoria, pero no implica
que se deban acompañar elementos de prueba que constituyan demostración completa de
su derecho (basta una semiplena prueba); el legislador se contenta con comprobantes que
constituyan a lo menos una presunción grave del derecho reclamado, por consiguiente, el
tribunal, en presencia de estos comprobantes, tendrá que examinar someramente si la
acción tiene probabilidades de ser acogida y, en caso afirmativo, concederá la medida
solicitada, siempre que concurran además los requisitos específicos de la medida de que
se trate.408
Comprobante no es sinónimo de documento, por tanto, no comprende sólo la prueba

407
Los profesores FORTTES y ALFARO señalan que, actualmente, existe una excesiva liberalidad en la apreciación
del requisito del humo de buen derecho (fumus boni iuris).
408
En realidad, el tribunal al pronunciarse sobre una solicitud de medida precautoria, en cierto sentido prejuzga, es
decir, se pronuncia sobre el fondo del juicio; pero no lo hace con pleno conocimiento de todos sus antecedentes,
pues éstos se irán produciendo en el curso de su tramitación, y será en la sentencia en donde resolverá en definitiva
el pleito. Por eso, la concesión de la medida precautoria no siempre significa que el actor, en definitiva, tenga que
ver triunfar sus pretensiones y, a la inversa, el rechazo de la medida precautoria no impide que en definitiva pueda
acogerse la acción.

561
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instrumental, sino que se refiere a cualquier medio de prueba (a diferencia de la tercería


de posesión, en la cual se usa la expresión “antecedente”); la única limitación sería que
los comprobantes no emanen del propio demandante, porque no es lícito preconstituir
prueba a favor propio. Este comprobante, además, debe constituir una “presunción grave”
del derecho que se reclama, es decir, debe tener la fuerza de una presunción judicial con
fuertes probabilidades de que sea verdadera.
Sin perjuicio de ser éste un requisito fundamental, no es esencial, pues el legislador en el
art. 299 del CPC ha dispuesto que en casos graves y urgentes podrán los tribunales
conceder las medidas precautorias de que trata este Título, aun cuando falten los
comprobantes requeridos, por un término que no exceda de diez días, mientras se
presentan dichos comprobantes, exigiendo caución para responder por los perjuicios que
resulten. Las medidas así decretadas quedarán de hecho canceladas si no se renuevan en
conformidad al art. 280. Estos casos presentan características especiales, pues: la medida
tiene carácter transitorio (10 días); existe una medida cautelar de contracautela, ya que
debe rendirse caución; e igualmente se deben acompañar los comprobantes dentro de 10
días.409

iii. P e l i gr o e n l a d e m o r a (periculum in mora). Esto dice relación con el posible daño


jurídico y económico que se puede derivar del retardo o demora del juicio. Este requisito
se desprende del art. 301 del CPC, el cual señala que todas estas medidas son
esencialmente provisionales. En consecuencia, deberán hacerse cesar siempre que
desaparezca el peligro que se ha procurado evitar o se otorguen cauciones suficientes.
El profesor ALFARO señala que desde un punto de vista clásico, para determinar cuándo
hay peligro en la demora, se mira a las facultades económicas del demandado, es decir,
que éstas sean suficiente garantía para asegurar el resultado de la acción; y desde un
punto de vista moderno, se analizan las facultades del demandante, en el sentido de
evitarle un empeoramiento (lo cual excede al ámbito patrimonial).410
En general, el periculum in mora se manifiesta de distintas formas, dependiendo de la
medida precautoria de que se trate; así, por ejemplo, en el secuestro judicial es el temor
de que una cosa mueble determinada se pierda o deteriore en manos de la persona que la

409
En el proceso penal el presupuesto del fumus boni iuris se formula desde una óptica completamente distinta; pues
se configura no por la probabilidad de obtener una resolución favorable sobre el fondo del asunto, sino por la
probabilidad de que el sujeto en contra de quién se dirige la investigación, haya tenido una participación como autor,
cómplice o encubridor en un hecho que reviste caracteres de delito. De allí que parte de la doctrina comparada
denomine a este presupuesto fumus comisi delicti porque en la adopción de una medida cautelar no se aventura un
juicio sobre la existencia de ningún buen derecho, sino sobre la posible participación de una persona en un hecho
delictivo.
410
Algunos, como ORELLANA, se refieren a este requisito en el sentido de que las facultades económicas del
demandado no sean suficientes para asegurar el resultado del juicio. En efecto, en el Derecho civil la regla general
es el derecho de prenda general del art. 2465 del CC, por tanto, para que proceda una medida distinta y en
consecuencia excepcional, debe existir un fundamento poderoso que así lo permita. Según CASARINO, en este caso
el peso de la prueba recae en el demandante, pues está sosteniendo un hecho destinado a desvirtuar la situación
normal de las cosas, cual es, la solvencia de los individuos; sin que pueda argumentarse que se trata de una prueba
negativa, desde el momento en que el hecho de la falta de solvencia del demandado se puede acreditar mediante una
serie de hechos positivos, por ejemplo, que al demandado se le han protestado documentos de comercio, que se le
siguen diversos juicios ejecutivos, etc.

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tenga sin ser poseedora; en la retención, cuando las facultades del demandado no ofrezcan
suficiente garantía o haya motivo racional para creer que ocultará sus bienes, etc.411
iv. A los elementos recién vistos, se suele agregar por la doctrina la c a u c i ó n o
c o n t ra c a u t e l a que debe otorgar quien solicita la medida cautelar, para efectos de
responder por los eventuales perjuicios que se causen a la persona del demandado. En
Chile, a diferencia del Derecho comparado dónde siempre debe haber caución, este
requisito sólo existe en determinados casos, a saber: en las medidas prejudiciales
precautorias; en las medidas que la ley no autoriza expresamente y el juez considera
necesario otorgar, es decir, en las medidas extraordinarias; y cuando no se acompañan los
comprobantes por causa graves y urgentes.

Por último, a los requisitos generales debe sumarse los r e q u i s i t o s e s p e c i a l e s para la


concesión de las medidas precautorias ordinarias en particular, de modo que se analizarán en
detalle al estudiar cada una de dichas medidas.

b. REQUISITOS DE LAS MEDIDAS PRECAUTORIAS ESPECIALES.


Estas medidas precautorias son aquellas que consagran leyes especiales, y para
decretarlas, según CASARINO, solamente deben concurrir los requisitos particulares que exija el
texto legal que las contempla. Por ejemplo, en un juicio de partición de bienes se solicita el
nombramiento de un administrador proindiviso; y para decretar esta medida, el tribunal tendrá
que ajustarse solamente a los requisitos señalados en el art. 654 del CPC, es decir, se deberá citar
a todos los interesados a comparendo, el cual se celebrará con sólo los que concurran, etc.

c. REQUISITOS DE LAS MEDIDAS PRECAUTORIAS EXTRAORDINARIAS O ATÍPICAS.


Estas medidas precautorias son aquellas no reguladas expresamente por las leyes, y que,
no obstante, pueden ser solicitadas por el actor para asegurar el resultado de su pretensión. Como
dice CASARINO, para decretarlas deben concurrir: los requisitos generales de toda medida
precautoria, y un requisito especial, que consiste en el otorgamiento de una caución para
responder el actor de los perjuicios que se originen, si el tribunal así lo estima necesario (es un
requisito eventual). Por ejemplo, se litiga sobre un crédito y el demandante pide que mientras
penda el juicio, el título que da constancia de dicho crédito permanezca en la secretaría del
tribunal o en cualquier otro lugar de seguridad.

7. ANÁLISIS PARTICULAR DE LAS MEDIDAS PRECAUTORIAS ORDINARIAS.

a. EL SECUESTRO DE LA COSA QUE ES OBJETO DE LA DEMANDA.


En general, de acuerdo al art. 2249 del CC el secuestro es el depósito de una cosa que se
disputan dos o más individuos, en manos de otro que debe restituirla al que obtenga una

411
El periculum in mora también existe en materia penal, el alude a la amenaza de que durante el proceso penal el
imputado pueda frustrar los fines del procedimiento (esclarecimiento de los hechos, y asegurar la actuación de la ley
penal).

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decisión a su favor. El depositario se llama secuestre. De acuerdo a ese mismo Código, el


secuestro puede ser de dos clases: el s e c u e s t r o c o n v e n c i o n a l , que es el que se constituye
por el sólo consentimiento de las personas que se disputan el objeto litigioso, y en virtud de él se
pueden depositar cosas muebles o inmuebles, y puede ser gratuito o remunerado; y el
s e c u e s t r o j u di c i a l , que es aquel que se constituye por decreto de juez.
A este último se refiere el art. 290 Nº 1 del CPC, y así se define como aquella medida
precautoria que consiste en la sustracción por resolución judicial de un bien determinado del
patrimonio del demandado, que es disputado entre las partes del proceso, para entregárselo a un
tercero (secuestre judicial) a fin de evitar su pérdida o deterioro, quien deberá custodiarlo y
restituirlo en especie. El secuestro judicial, a diferencia del convencional, sólo recae sobre bienes
muebles, así se desprende del art. 291 del CPC, el cual señala que habrá lugar al secuestro
judicial en el caso del art. 901 del CC (cuando se entabla una acción reivindicatoria cuyo objeto
es una cosa corporal mueble y hubiere motivo de temer que se pierda o deteriore en manos del
poseedor), o cuando se entablen otras acciones con relación a cosa mueble determinada y haya
motivo de temer que se pierda o deteriore en manos de la persona que, sin ser poseedora de
dicha cosa (o sea, un mero tenedor), la tenga en su poder (por ejemplo, la acción derivada del
término del comodato; o la que deriva del arrendamiento de una cosa corporal mueble).412
Como se puede apreciar, el secuestro sólo persigue el efecto civil de conservación
material de la cosa mueble; vela por su integridad, impidiendo que sea destruida por el mal uso
del demandado o pérdida. Cosa distinta ocurre si se pretende la conservación jurídica, pues en
dicho caso habría que pedir la prohibición de celebrar actos y contratos.

b. EL NOMBRAMIENTO DE UNO O MÁS INTERVENTORES.


El interventor judicial es la persona designada por el juez con el objeto de que controle la
administración de los bienes materia del juicio, y que aún se hallan en poder del demandado. La
persona que designe el tribunal para esta delicada misión, a título de medida precautoria, es un
tercero extraño al juicio, y puede ser una o más, lo cual dependerá, naturalmente, de la calidad e
importancia de los bienes intervenidos. Su objeto es evitar la disminución de la fortuna o bienes
del sujeto.
Para efectos pedagógicos, se ha dicho en doctrina, que el interventor es un “mirón y
acusete”, lo cual fluye de la definición y de sus facultades. Es un “mirón” porque no administra
el bien intervenido, sino que es sólo un observador de las gestiones que permanecen a cargo del
propietario del bien, llevando una cuenta particular de entradas y gastos; y es un “acusete”
porque puede suceder que al observar, detecte que el intervenido realice actos de malversación y
abuso del bien, de los cuales debe informar al tribunal.
El nombramiento corresponde exclusivamente al tribunal y no a las partes, quienes sólo
pueden solicitarlo; y la persona a la cual se le aplica esta medida precautoria, no se le quita
ninguna de sus facultades como propietario, a diferencia del secuestro, en donde la
administración del bien pasa al secuestre. Los casos en que tiene lugar esta medida, están
contemplados en el art. 293 del CPC.
Art. 293. Hay lugar al nombramiento de interventor:
1. En el caso del inc. II del art. 902 del CC (caso en que se demanda el dominio u otro derecho real constituido sobre

412
¿Cabe el secuestro judicial respecto de bienes inmuebles? Se dice que se podría solicitar como una medida
precautoria extraordinaria.

564
DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
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un inmueble, y hubiere justo motivo de temer que la cosa y los muebles a ella, se deterioren en manos del poseedor
demandado, o las facultades pecuniarias de este último no ofrecieren suficiente garantía).
2. En el del que reclama una herencia ocupada por otro (acción de petición de herencia), si hay el justo motivo de
temor que el citado inciso expresa (si las cosas que componen la herencia puedan deteriorarse).
3. En el del comunero o socio que demanda la cosa común, o que pide cuentas al comunero o socio que administra.
4. Siempre que haya justo motivo de temer que se destruya o deteriore la cosa sobre que versa el juicio, o que los
derechos del demandante puedan quedar burlados; y
5. En los demás casos expresamente señalados por las leyes (en la quiebras, el síndico por ley tiene la obligación de
desempeñar las funciones de interventor o depositario).

c. LA RETENCIÓN DE BIENES DETERMINADOS.


Es aquella medida precautoria que recae exclusivamente sobre dinero o cosas muebles, y
que tiene por objeto impedir que el demandado disponga de ese dinero o de esas cosas muebles
durante el curso del juicio, para que, en definitiva, responda al cumplimiento de la sentencia que
se dicte.
Se diferencia del secuestro, porque en éste las cosas secuestradas son objeto de la
demanda, en la retención en cambio, las cosas que se retienen no son necesariamente objeto del
litigio, sino que puede tratarse de otros bienes del demandado, siempre y cuando las facultades
económicas de éste no ofrezcan suficiente garantía o haya un motivo racional para creer que
procurará ocultar sus bienes. Otra diferencia se da porque el secuestro se otorga a un tercero, en
cambio, en la retención puede recaer en el demandante, en el demandado o en un tercero; y, por
último, se señala que la retención, al igual que el embargo en el proceso ejecutivo, produce la
indisponibilidad de los bienes (especie de embargo preventivo), lo que no se produce en el
secuestro.
Esta clase de medida precautoria generalmente se utiliza para asegurar el resultado de
acciones personales o créditos, pues permite, al momento de ejecutar el fallo, entregar el dinero o
realizar las cosas muebles retenidas y hacer así pago al demandante de su crédito. Sin embargo,
también se puede retener dinero o cosas muebles que sean materia del juicio, por lo que procede
también tratándose de acciones reales, caso en el cual, no se exige para que tenga lugar, que el
demandado sea insolvente o haya motivo para creer que ocultará sus bienes (art. 295 del CPC).
Art. 295. La retención de dineros o cosas muebles podrá hacerse en poder del mismo demandante, del demandado o
de un tercero, con relación a los bienes que son materia del juicio, y también respecto de otros bienes determinados
del demandado, cuando sus facultades no ofrezcan suficiente garantía, o haya motivo racional para creer que
procurará ocultar sus bienes, y en los demás casos determinados por la ley.

Según la jurisprudencia, una vez decretada la medida precautoria de retención de bienes


determinados, sea sobre dinero o cosas muebles, esos bienes se encuentran en la misma situación
jurídica que los bienes embargados, por lo tanto, hay objeto ilícito en su enajenación, a menos
que el juez la autorice o el acreedor consienta en ella (art. 1464 N° 3 del CC). Por otra parte, la
retención se puede haber decretado sobre el crédito que haya podido tener el demandado en
contra de un tercero; y si ese tercero insiste en pagar a su acreedor, esto es, al demandado en el
juicio en que se decretó la retención, el pago es nulo (art. 1578 N° 2 del CC).
Art. 1464. Hay un objeto ilícito en la enajenación:
3. De las cosas embargadas por decreto judicial, a menos que el juez lo autorice o el acreedor consienta en ello;

Art. 1578. El pago hecho al acreedor es nulo en los casos siguientes:


2. Si por el juez se ha embargado la deuda o mandado retener su pago;

565
DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
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d. LA PROHIBICIÓN DE CELEBRAR ACTOS O CONTRATOS SOBRE BIENES DETERMINADOS.


Es aquella medida precautoria en virtud del cual se impide al demandado que celebre
cualquier clase de acto o contrato sobre los bienes objeto de la misma (es decir, limita las
facultades jurídicas que el demandado tenga respecto de su bien). El profesor FORTTES pone de
manifiesto que esta medida precautoria es la de mayor aplicación práctica.
El profesor ALFARO señala que pueden prohibirse toda clase de actos, sobre todo los que
suponen gravamen o enajenación; y de acuerdo al art. 296 inc. I del CPC, la prohibición de
celebrar actos o contratos podrá decretarse con relación a los bienes que son materia del juicio,
y también respecto de otros bienes determinados del demandado, cuando sus facultades no
ofrezcan suficiente garantía para asegurar el resultado del juicio. Como se puede apreciar, si la
prohibición recae sobre los bienes materia del juicio, basta que el demandante invoque esta
circunstancia para que el tribunal pueda decretarla (por ejemplo, se entabla una demanda
reivindicatoria de un inmueble y, para asegurar el resultado de la acción, se solicita la medida
precautoria de prohibición de gravar y enajenar dicho inmueble); y si la prohibición recae sobre
otros bienes determinados del demandado, es decir, sobre bienes que nada tienen que ver con la
acción instaurada, es necesario cumplir con un requisito adicional, cual es, que las facultades del
demandado no ofrezcan suficiente garantía para asegurar el resultado del juicio (por ejemplo, se
entabla una demanda de cobro de dinero y, para asegurar el resultado de la acción, se solicita la
medida precautoria de prohibición de gravar y enajenar un inmueble del dominio del
demandado).
De acuerdo al art. 296 inc. II del CPC, para que los “objetos que son materia del juicio”
se consideren comprendidos en el Nº 4 del art. 1464 del CC, será necesario que el tribunal
decrete prohibición respecto de ellos. El art. 1464 Nº 4 CC dice que hay objeto ilícito en la
enajenación: de especies cuya propiedad se litiga, sin permiso del juez que conoce del litigio;
por tanto, de acuerdo a esta norma, el objeto ilícito de las especies litigiosas existiría por el sólo
hecho de que ellas revistan este último carácter; pero el art. 296 inc. II del CPC modificó esta
situación y dispuso, por su parte, que para que los objetos que son materia del juicio se
consideren comprendidos en el N° 4 del art. 1464 CC, será necesario que el tribunal decrete
prohibición respecto de ellos.
La prohibición se concreta, respecto de las partes, por el sólo hecho de decretarse la
medida y tan pronto la resolución judicial respectiva les sea notificada. En cambio, frente a
terceros los efectos de la medida difieren según se trate de una prohibición que afecte a bienes
raíces o bienes muebles. En efecto, de acuerdo al art. 297 del CPC, cuando la prohibición recaiga
sobre bienes raíces se inscribirá en el registro del Conservador respectivo, y sin este requisito
no producirá efecto respecto de terceros; agrega el inc. II que cuando verse sobre cosas muebles,
sólo producirá efecto respecto de los terceros que tengan conocimiento de ella (de la
prohibición) al tiempo del contrato; pero el demandado será en todo caso responsable de
fraude, si ha procedido a sabiendas.

8. PROCEDIMIENTO PARA LA CONCESIÓN DE UNA MEDIDA PRECAUTORIA.


i. So l i c i t u d d e p a r t e a c t i v a . En atención a que se está en presencia de un
procedimiento de carácter civil, rige el principio dispositivo, por lo tanto, el
procedimiento se mueve a instancia de parte y no de oficio por el tribunal. Al hablar de

566
DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
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parte activa, no sólo se está haciendo referencia al demandante (sujeto activo por
excelencia), sino que además, y como lo ha establecido la jurisprudencia, puede solicitar
una de estas medidas el demandante reconvencional, es decir, el demandado en el juicio
principal. El sujeto pasivo de la medida precautoria es el futuro demandado, por lo cual,
ésta debe recaer sobre sus bienes y no sobre bienes de terceros.
ii. O p o r t u n i d a d p a r a s o l i c i t a r l a . De acuerdo al encabezado del art. 290 del CPC, para
asegurar el resultado de la acción, puede el demandante en cualquier estado del juicio,
aun cuando no esté contestada la demanda, pedir una o más de las siguientes medidas….
Por lo tanto, el demandante puede solicitar una medida precautoria en cualquier estado
del juicio (en primera o segunda instancia, o inclusive, estando el proceso en estad de
casación), eso sí, desde que se encuentra notificada la demanda (pues ahí nace la relación
jurídica procesal) y hasta antes de que se dicte una sentencia firme o ejecutoriada.413
Hay que agregar, que estas medidas se pueden solicitar una vez citadas las partes a oír
sentencia, pues de acuerdo al art. 433 del CPC, citadas las partes para oír sentencia, no se
admitirán escritos ni pruebas de ningún género. Lo cual se entiende sin perjuicio de lo
dispuesto por los artículos 83, 84 (incidentes de nulidad), 159 (medidas para mejor
resolver) y 290 (medidas precautorias ordinarias). Ahora, si la medida se solicita antes de
que se inicie el juicio, se debe solicitar como medida prejudicial.
Se entiende que la petición se debe formular ante el tribunal de primera instancia; y si no
dispone de los autos principales por encontrarse estos en otro tribunal, deberá ordenar
tenerlos a la vista, para pronunciarse sobre la medida solicitada.

iii. T r a mi t a c i ó n . Respecto a este punto existe un problema, pues en el Título V (“De las
medidas precautorias”) sólo hay una norma al respecto que señala que el incidente a que
den lugar las medidas de que trata este Título se tramitará en conformidad a las reglas
generales y por cuerda separada (art. 302 inc. I del CPC). El profesor FORTTES señala que
el problema que plantea esta norma, dice relación con la oportunidad o momento en que
se promueve el incidente; en otras palabras, el tema está en que si la sola petición de la
medida precautoria es o no un incidente. Al respecto la doctrina está dividida:
- Algunos señalan que el incidente se traba desde el mismo momento en que se plantea
la solicitud y, en consecuencia, la resolución deberá ser “traslado”, para que el
demandado dentro de tres días se oponga; el tribunal deberá resolver si recibe el
incidente a prueba o no, y con el mérito de lo que exponga la contraria o en su
silencio, deberá dictar la resolución por la cual decrete o no la medida. La resolución
que falla este incidente es un auto, puesto que las medidas precautorias son
esencialmente provisionales (no crean derechos permanentes).
- Otros en cambio, como CASARINO, dicen que planteada la solicitud, el juez debe
conceder la medida de inmediato (de plano), y sólo existirá un incidente en la medida

413
Si está presentada la demanda y aún no se notifica, surge el problema de si acaso se tiene que solicitar una
medida prejudicial o precautoria, o una medida precautoria. Algunos señalan que sólo cabe pedir una medida
precautoria y no una medida prejudicial precautoria, toda vez que una de las cargas procesales derivadas de éstas,
es presentar la demanda en el término de diez días y pedir que se mantengan
las medidas decretadas, lo cual se haría imposible cumplir si éstas se pudieran presentar después de
entablar la demanda y antes de su notificación.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
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que el demandado se oponga a tal medida, y ahí entonces se le dará tramitación


incidental, y terminará con resolución que acepte o rechace la oposición a la medida.
¿Qué sucede en la práctica? El profesor ALFARO señala que el tribunal, en la práctica, no
resuelve de plano, sino que da “traslado” a la contraparte; lo cual es riesgoso, porque en
el intermedio el demandado podría, por ejemplo, liquidar su patrimonio; y además, la
redacción del art. 302 no da pie a un eventual traslado. Lo más lógico según el profesor,
es que el juez decrete la medida (de plano) y luego, se trabará o no el incidente.

iv. T r a mi t a c i ó n e n c a s o s u rg e n t e s . Dos son las situaciones en las cuales la medidas


precautorias se tramitan de forma urgente, a saber:
- De acuerdo al art. 299 del CPC, en casos graves y urgentes podrán los tribunales
conceder las medidas precautorias de que trata este Título, aun cuando falten los
comprobantes requeridos, por un término que no exceda de diez días, mientras se
presentan dichos comprobantes, exigiendo caución para responder por los perjuicios
que resulten. Las medidas así decretadas quedarán de hecho canceladas si no se
renuevan en conformidad al art 280 (en el plazo de diez días desde que han sido
presentadas). En este caso, CASARINO señala que los tribunales, en la práctica,
conceden la medida precautoria desde luego y se lleva a efecto; pero una vez que el
demandante, en el término legal, acompañe los comprobantes y pida que se mantenga
la medida precautoria, de dicha solicitud, los tribunales confieren de inmediato
traslado al demandado, y una vez tramitado el incidente, resuelven si ha lugar o no a la
medida precautoria, o sea, si se mantiene o no la medida que ya habían decretado
previa caución.
- Conforme al art. 302 inc. II del CPC, podrán, sin embargo, llevarse a efecto dichas
medidas antes de notificarse a la persona contra quien se dictan, siempre que existan
razones graves para ello y el tribunal así lo ordene. Transcurridos cinco días sin que
la notificación se efectúe, quedarán sin valor las diligencias practicadas. El tribunal
podrá ampliar este plazo por motivos fundados. Es decir, aquí la medida cumple con
los requisitos legales, pero el demandante solicita que se lleve a efecto antes de
notificarse al demandado, por las “graves razones” que hará valer. Casarino señala
que en la práctica, los tribunales conceden la medida desde luego, es decir, sin su
previa notificación, siempre que haya graves razones para ello; sin perjuicio de
conferir al demandado, en esa misma resolución, el correspondiente traslado por tres
días. Tramitado el incidente de acuerdo con las reglas generales, el tribunal resuelve si
ha o no lugar a la medida precautoria de que se trata, o sea, si se mantiene o no la que
había decretado, sin previa notificación. A esta última medida la llaman provisional, y
a la que se decreta en la resolución que falla el incidente, definitiva.
En resumen, señala CASARINO, si bien la ley y la práctica de nuestros tribunales coinciden
en que la petición de medidas precautorias da origen a un incidente, que debe tramitarse
de acuerdo con las reglas generales y por cuerda separada, difieren, fundamentalmente,
en que mientras para la ley las medidas precautorias pueden dar origen a un incidente (lo
cual acontecerá cuando el demandado se oponga a ella una vez decretada), para los
tribunales, en cambio, el incidente se plantea tan pronto el demandante solicita una o más
de las medidas precautorias señaladas en la ley.

568
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
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v. E f e c t o s d e l a r e s o l u c i ó n . De conformidad con el art. 301 del CPC, todas estas


medidas son esencialmente provisionales. En consecuencia, deberán hacerse cesar
siempre que desaparezca el peligro que se ha procurado evitar (lo cual es una cuestión
de hecho que tendrá que resolverla el tribunal en cada caso en particular) o se otorguen
cauciones suficientes (el tribunal debe determinar, en cada caso en particular, la
naturaleza y monto de las cauciones). Por lo tanto, la resolución que decrete una medida
precautoria produce cosa juzgada material provisional.

X. E L PROCEDIM IE NTO SUMARIO .

A. G ENERALIDADES .
1. CONCEPTO.
El juicio sumario está regulado en el título XI (“Del procedimiento sumario”) del Libro III
(“De los juicios especiales”) del CPC, en los arts. 680 al 692. Se puede definir como un
procedimiento breve y concentrado, de aplicación general o especial, por el cual una parte ejerce
una pretensión declarativa en contra de otra.
Este juicio tiene una gran importancia, puesto que hace más oportuna, expedita y
económica la acción de la justicia, permitiendo obtener la declaración de un derecho sin tener
que someterse su titular a los formalismos y a la lentitud del juicio ordinario.

2. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un juicio declarativo, es decir, está destinado a obtener el reconocimiento de un
derecho o de una situación jurídica determinada; no como el juicio ejecutivo, que tiene
por objeto obtener el cumplimiento de una prestación preestablecida, por medios
compulsivos o de apremio.
ii. En cuanto a su ámbito de aplicación, es un juicio común o de aplicación general, puesto
que de acuerdo al art. 680 inc. I del CPC,…se aplicará en defecto de otra regla especial a
los casos en que la acción deducida requiera, por su naturaleza, tramitación rápida para
que sea eficaz. Pero también es especial o de aplicación particular, a los casos que ha
establecido expresamente el legislador ¿Cómo se sabe si una acción se debe ejercer en un
juicio ordinario de mayor cuantía o en un juicio sumario? Esto dependerá de si la acción
requiere de una tramitación rápida para que sea eficaz; por tanto, es indispensable fundar
esto en la demanda, señalando que el procedimiento es el más apto para la acción.
En definitiva, en cuanto a su ámbito de aplicación, tiene un carácter doble, pues hay casos
en donde puede aplicarse, y hay casos en que debe aplicarse.
iii. Es un juicio extraordinario en los términos del art. 2º del CPC, puesto que difiere en este
aspecto notablemente del juicio ordinario de mayor cuantía.
Art. 2. El procedimiento es ordinario o extraordinario. Es ordinario el que se somete a la tramitación común
ordenada por la ley, y extraordinario el que se rige por las disposiciones especiales que para determinados
casos ella establece.

569
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

iv. Es un juicio que admite substitución de procedimiento, esto es, que iniciado como juicio
sumario, se puede decretar su continuación conforme a las reglas del juicio ordinario, y
viceversa.
v. De acuerdo al art. 682 del CPC, el procedimiento sumario será verbal; pero las partes
podrán, si quieren, presentar minutas escritas en que se establezcan los hechos
invocados y las peticiones que se formulen. En la práctica pasa a ser escrito, porque la
demanda debe ir a distribución y puede contestarse en el comparendo con un escrito que
forme parte de la audiencia; todo lo cual se materializa en un expediente.
vi. En este procedimiento existe la posibilidad que se acceda de manera provisional a lo
solicitado por el actor. En efecto, el art. 684 del CPC dispone que en rebeldía del
demandado, se recibirá a prueba la causa, o, si el actor lo solicita con fundamento
plausible, se accederá provisionalmente a lo pedido en la demanda.; agrega el inc. II que
en este segundo caso, podrá el demandado formular oposición dentro del término de
cinco días, contados desde su notificación, y una vez formulada, se citará a nueva
audiencia, procediéndose como se dispone en el artículo anterior, pero sin que se
suspenda el cumplimiento provisional de lo decretado con esta calidad, ni se altere la
condición jurídica de las partes.
vii. Es un juicio breve y sumario, es decir, rápido y abreviado, lo que se demuestra por las
circunstancias que se pasan a expresar:
- Por su estructura, ya que el juicio sumario se reduce a: la demanda, el comparendo de
contestación, el llamado a conciliación, el término probatorio (ocho días) y la
dictación de la sentencia. Se omiten los trámites de réplica, dúplica y reconvención.
- Por la oportunidad en que se deben pronunciar sus resoluciones, o sea, tan pronto
como se encuentre en estado el proceso, o a más tardar dentro de segundo día.
- Por el hecho de que el tribunal de segunda instancia tiene una competencia más amplia
para conocer del juicio sumario, que la que tiene respecto del ordinario. En efecto, el
art. 692 del CPC señala que en segunda instancia, podrá el tribunal de alzada, a
solicitud de parte, pronunciarse por vía de apelación sobre todas las cuestiones que se
hayan debatido en primera para ser falladas en definitiva, aun cuando no hayan sido
resueltas, en el fallo apelado; esto en vez de casar de oficio dicho fallo, u ordenar al
juez de primera que lo complete

- Por la preferencia que gozan sobre el resto de los negocios judiciales, para el fallo en
los tribunales unipersonales, y para la vista y decisión en los tribunales colegiados.

viii. Es un juicio concentrado, ya que tanto la gestión principal como los incidentes se
tramitan en una misma audiencia, cual es, la audiencia de contestación y conciliación. En
efecto, el art. 690 del CPC establece que los incidentes deberán promoverse y tramitarse
en la misma audiencia, conjuntamente con la cuestión principal, sin paralizar el curso de
ésta. La sentencia definitiva se pronunciará sobre la acción deducida y sobre los
incidentes, o sólo sobre éstos cuando sean previos o incompatibles con aquélla. El
profesor ALFARO señala que esto ha generado problemas, porque pueden existir muchos
570
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

casos en los que puede producirse un incidente con posterioridad a esa audiencia.

3. ÁMBITO DE APLICACIÓN DEL JUICIO SUMARIO.


Existen dos campos de aplicación de este procedimiento, según se desprende del art. 680
del CPC: uno general y otro especial. Esta distinción tiene importancia, en primer lugar, para los
efectos de determinar su aplicación, pues si se trata de un caso de aplicación general, ello lo
debe determinar el tribunal de primera instancia; en cambio, tratándose de un supuesto de
aplicación especial, ello lo determina el legislador, siendo, por tanto, su aplicación es obligatoria
para el tribunal y las partes. En segundo lugar, resulta trascendente la distinción, puesto que sólo
respecto de los casos en que el procedimiento sumario tiene una aplicación general, se puede
solicitar y obtener que el tribunal acceda al cambio o sustitución del procedimiento de sumario a
ordinario y viceversa; en cambio, en los casos en que procede la aplicación especial del juicio
sumario, nunca puede tener lugar su sustitución a un juicio ordinario.

a. APLICACIÓN GENERAL.
El ámbito de aplicación general, se desprende del art. 680 inc. I del CPC, el cual dispone
que el procedimiento de que trata este Título se aplicará en defecto de otra regla especial a los
casos en que la acción deducida requiera, por su naturaleza, tramitación rápida para que sea
eficaz. Las situaciones que determinan este ámbito de aplicación, son:
i. Que la acción por su naturaleza requiera de una tramitación rápida para que sea eficaz.
Esto se evalúa de manera soberana por el juez; por ejemplo, cuando el deudor en una
gestión preparatoria para la vía ejecutiva niega la deuda, el solicitante (acreedor) podrá
ejercer la acción de cobro de pesos por la vía sumaria.
ii. Que el legislador no haya previsto un procedimiento especial para esa acción, así como lo
hace, por ejemplo, con el juicio de hacienda, el interdicto posesorio, etc.

b. APLICACIÓN ESPECIAL.
A su vez, el juicio sumario tiene un campo de aplicación especial, el cual tiene lugar
cuando hay un texto legal expreso que determina la aplicación de este procedimiento. Acá la
labor del tribunal y del intérprete se reduce a examinar la ley y a constatar si contempla o no,
para la acción de que se trata, esta tramitación sumaria. Los casos en que el legislador exige
expresamente la aplicación de este procedimiento sumario, están contemplados en el inc. II del
art. 680, el cual dispone que deberá aplicarse, además, a los siguientes casos:
i. A los casos en que la ley ordene proceder sumariamente, o breve y sumariamente, o en
otra forma análoga (art. 680 Nº 1). Por ejemplo, los arts. 2185 y 1792-26 del CC. El
profesor ALFARO señala que dentro del campo de aplicación especial, hay una hipótesis
de aplicación genérica, que es ésta, y casos de aplicación específica, que corresponden al
resto de los numerales del art. 680.
Art. 2185. Cesa la obligación de restituir desde que el comodatario descubre que él es el verdadero dueño
de la cosa prestada.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

Con todo, si el comodante le disputa el dominio, deberá restituir; a no ser que se halle en estado de probar
breve y sumariamente que la cosa prestada le pertenece.

Art. 1792-26. La acción para pedir la liquidación de los gananciales se tramitará breve y sumariamente,
prescribirá en el plazo de cinco años contados desde la terminación del régimen y no se suspenderá entre
los cónyuges. Con todo, se suspenderá a favor de sus herederos menores.

ii. A las cuestiones que se susciten sobre constitución, ejercicio, modificación o extinción de
servidumbres naturales o legales y sobre las prestaciones a que ellas den lugar (art. 680
Nº 2).
iii. A los juicios sobre cobro de honorarios, excepto el caso del art. 697 (art. 680 N° 3). Por
honorarios se entiende el estipendio o remuneración que se debe a una persona por su
trabajo en algún arte o profesión liberal, y que, a diferencia de los sueldos y salarios,
carece de los caracteres de fijeza y periodicidad414.
Art. 697. Cuando el honorario proceda de servicios profesionales prestados en juicio (por ejemplo, el
abogado, el perito, etc.), el acreedor podrá, a su arbitrio, perseguir su estimación y pago con arreglo al
procedimiento sumario, o bien interponiendo su reclamación ante el tribunal que haya conocido en la
primera instancia del juicio (la que será substanciada y resuelta en la forma prescrita para los incidentes).
En este último caso la petición será substanciada y resuelta en la forma prescrita para los incidentes.

iv. A los juicios sobre remoción de guardadores (tutores o curadores) y los que se susciten
entre los representantes legales y sus representados (art. 680 N° 4).
v. A los juicios sobre depósito necesario y comodato precario (art. 680 N° 6)415. Estas
figuras se encuentran reguladas en los arts. 2236 y 2195 inc. I del CC.416
Art. 2236. El depósito propiamente dicho se llama necesario, cuando la elección de depositario no depende
de la libre voluntad del depositante, como en el caso de un incendio, ruina, saqueo, u otra calamidad
semejante.

Art. 2195. Se entiende precario cuando no se presta la cosa para un servicio particular ni se fija tiempo para
su restitución.
Constituye también precario la tenencia de una cosa ajena, sin previo contrato y por ignorancia o mera
tolerancia del dueño.

vi. A los juicios en que se deduzcan acciones ordinarias a que se hayan convertido las
ejecutivas a virtud de lo dispuesto en el art. 2515 del CC (la acción ejecutiva se convierte
en ordinaria por el lapso de tres años, y convertida en ordinaria durará solamente otros
dos) (art. 680 N° 7). Por ejemplo, el acreedor de un contrato de mutuo ha dejado

414
Cabe recordar que la acción para exigir los honorarios de los que ejercen una profesión liberal prescribe en dos
años, así lo señala el art. 2521 del cc, al disponer que prescriben en dos años los honorarios de jueces, abogados,
procuradores; los de médicos y cirujanos; los de directores o profesores de colegios y escuelas; los de ingenieros y
agrimensores, y en general, de los que ejercen cualquiera profesión liberal.
415
A partir de la entrada en vigencia de la ley que creó a los Tribunales de Familia, se derogó el numeral 5 del art.
680, que contemplaba a los juicios sobre separación de bienes, los cuales hoy están sometidos a un procedimiento
especial que se contempla en dicha ley. Lo mismo ocurre con la declaración de bien familiar, que a pesar de que el
art. 141 del CC hable de juicio sumario, hoy con la ley 19.968 se rigen por un procedimiento especial.
416
Figura distinta del comodato precario, es el precario (art. 2195 inc. II del CC), el cual tiene origen en una
situación de hecho, a diferencia del comodato precario que tiene un origen contractual. Sus elementos son: la
tenencia de una cosa ajena; sin previo contrato; y por ignorancia o mera tolerancia del dueño de la cosa.

572
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
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transcurrir cuatro años desde la fecha en que podía exigir la restitución de la suma
prestada; a pesar de constar dicho contrato en un documento que trae aparejada ejecución,
no puede ejercer la acción por vía ejecutiva, pues ésta está prescrita; en consecuencia,
tendrá que hacer valer la acción ordinaria declarativa, pero sin someterse al juicio
ordinario, largo y engorroso, sino que se valdré del juicio sumario, que es breve y
concentrado.
vii. A los juicios en que se persiga únicamente la declaración impuesta por la ley o el
contrato, de rendir una cuenta, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 696 (art. 680 N° 8).
En general, deben rendir cuentas todas las personas que administran bienes ajenos;
obligación que debe constar en el contrato o en la ley (por ejemplo, los tutores y
curadores del pupilo; el curador de los bienes de una persona ausente, de una herencia
yacente o de los derechos eventuales del que está por nacer; el mandatario; el albacea; el
secuestre; el depositario de los bienes embargados, etc.). Ahora bien, si la persona
obligada a rendir una cuenta desconoce su obligación, la llamada a exigírsela demandará
a aquélla en juicio sumario, con el objeto de que se declare la existencia de esa obligación
(toda cuestión relacionada con la cuenta misma escapa a este juicio, pues ella será materia
de otro juicio especial diverso, llamado juicio sobre cuentas).
Finalmente, hay que decir que habrá veces en que el acreedor de una cuenta no necesite
someterse a los trámites de un juicio declarativo, como es el sumario, porque la
obligación (de hacer) de rendir dicha cuenta consta de antemano de un título ejecutivo
(art. 696 del CPC), y por tanto, su cumplimiento se debe exigir por la vía ejecutiva
correspondiente.

viii. A los juicios en que se ejercite el derecho que concede el art. 945 del CC para hacer
cegar un pozo (art. 680 N° 9). El art. 945 del CC fue suprimido por la Ley N° 9.909 del
año 1951, que aprobó el texto definitivo del Código de Aguas, de suerte que la anterior
referencia se debe entender hecha al art. 56 de este Código.
Art. 56. Cualquiera puede cavar en suelo propio pozos para las bebidas y usos domésticos, aunque ello
resulte menoscabarse el agua de que se alimente algún otro pozo; pero si de ello no reportare utilidad
alguna, o no tanta que pueda compararse con el perjuicio ajeno, será obligado a cegarlo.
Corresponde a los dueños de pertenencias mineras, dentro de ellas, el derecho de aprovechamiento de las
aguas halladas en sus labores, mientras conserven el dominio de sus pertenencias y en la medida necesaria
para la respectiva explotación.

ix. A los juicios en que se deduzcan las acciones civiles derivadas de un delito o cuasidelito,
de conformidad con lo dispuesto en el art. 59 del CPP y siempre que exista sentencia
penal condenatoria ejecutoriada (art. 680 N° 10), y no se hayan hecho valer en el
proceso penal. Hay que destacar que al ser una sentencia penal condenatoria ejecutoriada,
produce cosa juzgada en materia civil, por tanto, no se discute su existencia, sino que el
monto.
Art. 59. Principio general. La acción civil que tuviere por objeto únicamente la restitución de la cosa,
deberá interponerse siempre durante el respectivo procedimiento penal, de conformidad a lo previsto en el
art. 189.
Asimismo, durante la tramitación del procedimiento penal la víctima podrá deducir respecto del imputado,
con arreglo a las prescripciones de este Código, todas las restantes acciones que tuvieren por objeto
perseguir las responsabilidades civiles derivadas del hecho punible. La víctima podrá también ejercer esas
acciones civiles ante el tribunal civil correspondiente (en un juicio sumario). Con todo, admitida a

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tramitación la demanda civil en el procedimiento penal, no se podrá deducir nuevamente ante un tribunal
civil.
Con la sola excepción indicada en el inciso primero, las otras acciones encaminadas a obtener la reparación
de las consecuencias civiles del hecho punible que interpusieren personas distintas de la víctima, o se
dirigieren contra personas diferentes del imputado, deberán plantearse ante el tribunal civil que fuere
competente de acuerdo a las reglas generales (en un juicio sumario).

B. T RAMITACIÓN DEL JUICIO SUMARIO .

1. LA DEMANDA.
El juicio sumario puede comenzar a través de una medida prejudicial o por la
interposición de una demanda ante los tribunales competentes de acuerdo a las reglas generales.
Si comienza mediante una medida prejudicial, la demanda se debe presentar ante el mismo
tribunal que conoció de la medida, es decir, no es necesario aplicar respecto de la demanda las
reglas de distribución de causa.
La interposición de la demanda puede ser verbal o escrita. En efecto, desde el momento
en que el procedimiento sumario es verbal, la demanda también deberá revestir esta forma; pero
como las partes tienen la posibilidad de presentar minutas escritas en donde establezcan los
hechos invocados y las peticiones que formulan (art. 682 del CPC) no hay inconveniente legal
alguno para que el actor presente una demanda escrita. En la práctica, por razones de comodidad
y de seguridad, los demandantes normalmente interponen sus demandas por escrito, y a falta de
una norma especial en contrario, la demanda se debe ajustar a los requisitos de forma señalados
en el art. 254 del CPC y se deberá presentar de acuerdo a lo establecido en el art. 30 del mismo
Código.
Art. 682. El procedimiento sumario será verbal; pero las partes podrán, si quieren, presentar minutas escritas en que
se establezcan los hechos invocados y las peticiones que se formulen.

Art. 30. Todo escrito deberá presentarse al tribunal de la causa por conducto del secretario respectivo y se
encabezará con una suma que indique su contenido o el trámite de que se trata.

Hay que tener presente que, de acuerdo al art. 1º inc. I de la 18.120, la primera
presentación de cada parte o interesado en asuntos contenciosos o no contenciosos ante
cualquier tribunal de la República, sea ordinario, arbitral o especial, deberá ser patrocinada
por un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión; y también se debe comparecer en
dichos asuntos y ante dichos tribunales, con un mandatario judicial. No siendo el juicio sumario
una excepción a estas reglas.
De acuerdo al art. 683 inc. I del CPC, deducida la demanda, citará el tribunal a la
audiencia del quinto día hábil después de la última notificación, ampliándose este plazo, si el
demandado no está en el lugar del juicio, con el aumento que corresponda en conformidad a lo
previsto en el art. 259417. Por tanto, el tribunal no está facultado para señalar un día fijo para
que se lleve a efecto la audiencia respectiva; y la resolución que debe recaer en la demanda del

417
El art. 683 del CPC sólo se remitió al art. 259, el cual contempla la hipótesis del demandado que se encuentra en
un territorio jurisdiccional diverso o fuera del territorio de la República; dejando de lado el art. 258, es decir, al caso
en que el demandado se encuentre en el mismo territorio jurisdiccional, pero fuera de los límites de la comuna que
sirve de asiento del tribunal. En consecuencia el aumento, conforme a la tabla de emplazamiento, no opera si, por
ejemplo, se demanda en los Tribunales Civiles de Valparaíso, y el demandado tiene su domicilio en Viña del Mar.

574
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juicio sumario, señalará lo siguiente: “por interpuesta demanda en juicio sumario, vengan las
partes a comparendo para el quinto día hábil después de la última notificación, a las xxx horas”.
Aquí, como tampoco existe regla legal especial sobre la manera de notificar al
demandado, por ser la primera de una gestión judicial, se deberá efectuar personalmente. El
demandante se notifica por el estado diario, de acuerdo a las reglas generales.

2. LA AUDIENCIA O COMPARENDO DE CONTESTACIÓN.


Esta audiencia está destinada, fundamentalmente, a oír a las partes y a las demás personas
que a ella deban concurrir y, en especial, a escuchar y a dejar constancia de la contestación que el
demandado formule a la demanda. Tanto es así, que la no celebración de la audiencia respectiva
equivale a la falta de emplazamiento del demandado418 y, por consiguiente, la sentencia que se
pudiere dictar en semejantes condiciones, sería susceptible de ser anulada por vía de casación en
la forma.
Según CASARINO, llegado el día y la hora señalada para que se lleve a efecto la audiencia
o comparendo a que ha citado el tribunal, se pueden presentar diversas situaciones, que es muy
importante distinguir, porque, según sean ellas, será distinto el curso que siga el juicio:
i. Que comparezcan ambas partes litigantes (con sus respectivos mandatarios judiciales) y,
además, el respectivo Defensor Público y los parientes, en el caso que estos últimos
deban hacerlo. Por regla general, las personas que tienen derecho a asistir a la audiencia a
que cita el tribunal, al dar curso a la demanda, son el demandante y el demandado; pero,
excepcionalmente, hay casos en que también tienen derecho a asistir a esta audiencia
otras personas, como el respectivo Defensor Público, cuando deba intervenir conforme a
la ley o cuando el tribunal lo juzgue necesario (art. 683 inc. II), el cual también debe ser
oportuna y legalmente emplazado, a fin de que pueda concurrir a la correspondiente
audiencia, notificándosele personalmente o por cédula, por ser un tercero ajena al juicio;
y además, puede ocurrir que, por expresa disposición legal, también sea necesario oír a
los parientes de alguna de las partes en un determinado juicio sumario (art. 689 del CPC).
Ejemplo de un juicio sumario en que se debe oír al defensor público y a los parientes, es
el caso de remoción de guardador.
Art. 683 inc. II. A esta audiencia concurrirá el Defensor Público, cuando deba intervenir conforme a la ley,
o cuando el tribunal lo juzgue necesario. Con el mérito de lo que en ella se exponga, se recibirá la causa a
prueba o se citará a las partes para oír sentencia.

Art. 689. Cuando haya de oírse a los parientes, se citará en términos generales a los que designa el art. 42
del CC, para que asistan a la primera audiencia o a otra posterior, notificándose personalmente a los que
puedan ser habidos. Los demás podrán concurrir aun cuando sólo tengan conocimiento privado del acto.
Compareciendo los parientes el tribunal les pedirá informe verbal sobre los hechos que considere
conducentes.
Si el tribunal nota que no han concurrido algunos parientes cuyo dictamen estime de influencia y que
residan en el lugar del juicio, podrá suspender la audiencia y ordenar que se les cite determinadamente.

418
Hay que recordar que el emplazamiento consiste en la notificación legal de la demanda, unida al plazo que la ley
otorga al demandado para que se defienda. Por tanto, si no tiene lugar la audiencia de contestación, el demandado no
podrá defenderse, y no habría emplazamiento por faltar uno de sus elementos.

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Art. 42. En los casos en que la ley dispone que se oiga a los parientes de una persona, se entenderán
comprendidos en esa denominación el cónyuge de ésta y sus consanguíneos de uno y otro sexo, mayores de
edad. A falta de consanguíneos en suficiente número serán oídos los afines.
Serán preferidos los descendientes y ascendientes a los colaterales, y entre éstos los de más cercano
parentesco.
Los parientes serán citados, y comparecerán a ser oídos, verbalmente, en la forma prescrita por el Código
de Enjuiciamiento.

En consecuencia, en esta audiencia se contesta la demanda, la cual si se desea contestar


por escrito, se debe pedir que este escrito se considere como parte integrante del
comparendo; y además, se pueden plantear todas las excepciones dilatorias y
perentorias, y todas las incidencias, las cuales se promueven y se tramitan en esta
audiencia sin paralizar el curso de la cuestión principal (art. 690 del CPC). Por ejemplo, se
puede interponer una excepción dilatoria en contra de la demanda interpuesta en juicio
sumario; esto se debe hacer en la audiencia de rigor, en forma previa a la contestación de
la demanda, y en ella misma, el tribunal conferirá traslado al demandante, y con lo que
éste exponga, recibirá o no el incidente a prueba (en el mismo término probatorio de la
cuestión principal), y lo reservará para definitiva.419
Art. 690. Los incidentes deberán promoverse y tramitarse en la misma audiencia, conjuntamente con la
cuestión principal, sin paralizar el curso de ésta. La sentencia definitiva se pronunciará sobre la acción
deducida y sobre los incidentes, o sólo sobre éstos cuando sean previos o incompatibles con aquélla.

Ahora bien, el tribunal recibirá o no la causa a prueba, si en el juicio existe controversia


sobre hechos substanciales y pertinentes. En caso afirmativo, dictará la resolución que
corresponda, de la cual se impondrán personalmente las partes si es pronunciada en la
audiencia misma; y si lo ha sido posteriormente, deberá notificárseles por cédula (art. 48
inc. I del CPC). Posteriormente, en esta misma audiencia, se debe hacer el llamado a
conciliación obligatoria.
Art. 48. Las sentencias definitivas, las resoluciones en que se reciba a prueba la causa, o se ordene la
comparecencia personal de las partes, se notificarán por medio de cédulas que contengan la copia íntegra de
la resolución y los datos necesarios para su acertada inteligencia.

ii. Si comparece sólo el demandante, el comparendo se llevará a efecto en rebeldía del


demandado; luego, el tribunal debe llamar a conciliación obligatoria, y acto seguido,
puede asumir dos actitudes: recibir la causa a prueba si hay hechos sustanciales,
pertinentes y controvertidos; o bien, acceder provisionalmente a lo pedido en la
demanda, si el actor así lo solicita con fundamento plausible (art. 684 inc. I del CPC).
Art. 684. En rebeldía del demandado, se recibirá a prueba la causa, o, si el actor lo solicita con fundamento
plausible, se accederá provisionalmente a lo pedido en la demanda.

En consecuencia, la actitud del tribunal está condicionada, en cierto modo, a la conducta


que observe el demandante, pues si nada dice, recibirá la causa a prueba, puesto que la
rebeldía del demandado implica negación de las pretensiones del actor; y si, por el
contrario, pide que se acceda provisionalmente a lo solicitado en su demanda, accederá a
419
¿Qué pasa si el incidente se funda en un hecho originado con posterioridad a la audiencia? ¿En qué oportunidad
se opone? Según CASARINO, a falta de regla especial, hay que recurrir a las reglas generales de los incidentes y, por
tanto, se deberá formular tan pronto como el hecho llegue a conocimiento de la parte que lo promueva, sin perjuicio
de dejar su resolución para definitiva.

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ello, siempre que la petición aparezca revestida de fundamento plausible. Si el tribunal


accede provisionalmente a lo pedido en la demanda, el demandado puede adoptar dos
actitudes:
- De acuerdo al inc. II del art. 684, en este segundo caso (cuando se acceda
provisionalmente a lo pedido en la demanda), podrá el demandado formular oposición
dentro del término de cinco días, contados desde su notificación, y una vez formulada,
se citará a nueva audiencia, procediéndose como se dispone en el artículo anterior (al
quinto día hábil contado desde la notificación), pero sin que se suspenda el
cumplimiento provisional de lo decretado con esta calidad, ni se altere la condición
jurídica de las partes; sólo tiene por objeto oponerse a la resolución que accedió
provisionalmente a lo solicitado en la demanda, por tanto, no reemplaza la audiencia
de contestación en que no estuvo presente el demandado (normalmente se solicita que
se declare rebelde al demandado para que no pueda contestar la demanda); ésta es
una audiencia de discusión restringida.
- En cambio, si el demandado opta por no deducir oposición (a lo concedido
provisionalmente), el tribunal recibirá la causa a prueba, o citará a las partes para
oír sentencia, según lo estime de derecho (art. 685 del CPC).
Ahora, cualquiera de las dos actitudes anteriores que puede asumir el demandado, no es
impedimento para que pueda también apelar esta resolución, la que se le concederá en el
sólo efecto devolutivo. En efecto, de acuerdo al art. 691 inc. II del CPC, las demás
resoluciones, incluso la que acceda provisionalmente a la demanda, sólo serán apelables
en el efecto devolutivo.
Si, en definitiva, se accede a lo pedido en la demanda, el cumplimiento provisional de lo
resuelto se transformará en permanente; y, a la inversa, si se rechaza, habrá que deshacer
el cumplimiento provisional con todos los inconvenientes prácticos que es de imaginar.
iii. Si comparece sólo el demandado, nada preceptúa el Título XI (“Del juicio sumario”) en
este caso. CASARINO señala que en el silencio, es del caso recurrir a las disposiciones
comunes aplicables a todo procedimiento, por tanto, el comparendo se celebrará en
rebeldía del demandante y el tribunal deberá llamar a las partes a conciliación, para luego
recibir la causa a prueba o citar a las partes a oír sentencia.
iv. ¿Qué pasa si no comparece el Defensor Público, debiendo hacerlo? Si bien la
intervención del Defensor es exigida por la ley o por el tribunal, su inasistencia no frustra
el comparendo, el cual siempre se lleva a efecto, pues el legislador no ha facultado al juez
para suspender la audiencia por este evento. En consecuencia, la solución no es otra que
pasar, en seguida, los autos en vista a ese funcionario para que dictamine sobre la
controversia pendiente, en razón de que se trata de un caso en que la audiencia del
Defensor Público es obligatoria.
v. ¿Qué pasa si no comparecen los parientes, debiendo hacerlo? Acá es necesario distinguir
la calidad de los parientes inasistentes; ya que, de acuerdo al art. 689 inc. III, si el tribunal
nota que no han concurrido algunos parientes cuyo dictamen estime de influencia y que
residan en el lugar del juicio, podrá suspender la audiencia y ordenar que se les cite
determinadamente.

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vi. Por último, si no comparecen ni demandante ni demandado, ninguna trascendencia ni


gravedad tiene este evento, ya que sólo se habrá perdido la notificación, y la parte que
desee activar el procedimiento, pedirá la fijación de nuevo día y hora para que se lleve a
efecto la audiencia de rigor, debiendo notificarse por cédula la resolución que así lo
determine (pues ordena la comparecencia personal de las partes).

3. LLAMADO A COMPARENDO DE CONCILIACIÓN.


En todo juicio civil en que legalmente sea admisible la transacción, una vez agotados los
trámites de discusión (en el juicio sumario, luego de terminado el comparendo de contestación),
el juez está obligado a llamar a las partes a conciliación (art. 262 del CPC); eventualmente, si se
dispuso la comparecencia del defensor, deberá éste indicar su parecer. La conciliación tiene lugar
en la misma audiencia de contestación, una vez que ésta haya terminado. Hay que recordar que
éste es un trámite es esencial y, por tanto, su omisión habilita a la interposición de un recurso de
casación en la forma.
Art. 262. En todo juicio civil, en que legalmente sea admisible la transacción, con excepción de los juicios o
procedimientos especiales de que tratan los Títulos I, II, III, V y XVI del Libro III, una vez agotados los trámites de
discusión y siempre que no se trate de los casos mencionados en el art. 313, el juez llamará a las partes a
conciliación y les propondrá personalmente bases de arreglo.
Para tales efectos, las citará a una audiencia para un día no anterior al quinto ni posterior al decimoquinto contado
desde la fecha de notificación de la resolución. Con todo, “en los procedimientos que contemplan una audiencia para
recibir la contestación de la demanda, se efectuará también en ella la diligencia de conciliación, evacuado que sea
dicho trámite”.
El precedente llamado a conciliación no obsta a que el juez pueda, en cualquier estado de la causa, efectuar la misma
convocatoria, una vez evacuado el trámite de contestación de la demanda.

4. LA PRUEBA EN EL JUICIO SUMARIO.


La prueba del juicio sumario se rendirá en el plazo y en la forma establecida para los
incidentes (art. 686 del CPC). Por tanto, recibido a prueba el juicio sumario y notificadas (por
cédula420) a las partes la resolución que así lo disponga, comenzará a correr un término (fatal)
probatorio ordinario de ocho días, para rendir toda clase de pruebas; y aquella parte que desee
rendir prueba testimonial, deberá presentar una lista de testigos dentro de dos día, contados de la
última notificación de la resolución que recibe la causa a prueba; no es necesario presentar, junto
con la lista de testigos, la minuta de puntos de prueba (arts. 90 y 323 del CPC). Este es el término
probatorio ordinario, puesto que también hay un término probatorio extraordinario en los
incidentes, que procede cada vez que se deban practicar diligencias probatorias fuera del lugar en
que se sigue el juicio, el que no podrá exceder de 30 días; e incluso, hay términos especiales, de
conformidad a las reglas generales.
Art. 686. La prueba, cuando haya lugar a ella, se rendirá en el plazo y en la forma establecida para los incidentes.

420
Si bien en los incidentes, en virtud de lo dispuesto en el art. 323 del CPC, la resolución que recibe el “incidente” a
prueba se notifica por el estado diario, la jurisprudencia ha dicho que la resolución que recibe la “causa” a prueba en el
juicio sumario se notifica por cédula, en virtud de lo que dispone el art. 48 del CPC, que señala que las sentencias
definitivas, las resoluciones en que se reciba a prueba “la causa” (y no el incidente), o se ordene la comparencia
personal de las partes, se notificarán por medio de cédulas que contengan la copia íntegra de la resolución y los
datos necesarios para su acertada inteligencia.

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Art. 90. Si es necesaria la prueba, se abrirá un término de ocho días para que dentro de él se rinda y se justifiquen
también las tachas de los testigos, si hay lugar a ellas.
Dentro de los dos primeros días deberá acompañar cada parte una nómina de los testigos de que piensa valerse, con
expresión del nombre y apellido, domicilio y profesión u oficio. Sólo se examinarán testigos que figuren en dicha
nómina.
Cuando hayan de practicarse diligencias probatorias fuera del lugar en que se sigue el juicio, podrá el tribunal, por
motivos fundados, ampliar una sola vez el término por el número de días que estime necesarios, no excediendo en
ningún caso del plazo total de treinta días, contados desde que se recibió el incidente a prueba.
Las resoluciones que se pronuncien en los casos de este artículo son inapelables.

Art. 323. Cuando haya de rendirse prueba en un incidente, la resolución que lo ordene determinará los puntos sobre
que debe recaer, y su recepción se hará en conformidad a las reglas establecidas para la prueba principal.
La referida resolución (la que ordena recibir el incidente a prueba) se notificará por el estado.

5. PERIODO DE SENTENCIA.
De acuerdo al art. 687 del CPC, una vez vencido el término probatorio, el tribunal, de
inmediato, citará a las partes para oír sentencia.421 Aquí no hay un periodo para formular
observaciones a la prueba.
La sentencia definitiva se deberá dictar dentro de los 10 días siguientes a la fecha de la
resolución que citó a las partes a oír sentencia; y proceden las medidas para mejor resolver (art.
688 del CPC). Lo importante, de acuerdo a la segunda parte del art. 690, es que la sentencia
definitiva se debe pronunciar sobre la acción deducida (petición central de las partes) y sobre
los incidentes, o sólo sobre éstos, cuando sean previos (por ejemplo, la nulidad de la notificación
de la demanda) o incompatibles con la acción deducida (por ejemplo, la incompetencia absoluta
del tribunal).
Art. 688. Las resoluciones en el procedimiento sumario deberán dictarse, a más tardar, dentro de segundo día.
La sentencia definitiva deberá dictarse en el plazo de los diez días siguientes a la fecha de la resolución que citó a las
partes para oír sentencia.

6. LOS RECURSOS.
Una vez pronunciada la sentencia definitiva de primera instancia en el juicio sumario, las
partes agraviadas tienen a su disposición el recurso de casación en la forma y el recurso de
apelación; a su vez, la sentencia definitiva de segunda instancia es susceptible de casación en la
forma y en el fondo. Sin embargo, el recurso de apelación en el juicio sumario, está sometido a
un régimen especial, esto en cuanto a sus efectos, a su tramitación y a las facultades del tribunal
de alzada.
i. La regla general, es que todas las resoluciones que se dicten en el juicio sumario sean
apelables en el sólo efecto devolutivo, salvo dos resoluciones que son apelables en ambos
efectos, a saber: la sentencia definitiva y la resolución que da lugar al procedimiento
sumario cuando éste se hubiere iniciado como ordinario. Pero hay una contra-excepción,
ya que estas resoluciones serán apelables en el sólo efecto devolutivo, en caso de que,
concedido el recurso libremente, se hayan de eludir sus resultados. Hay que recordar que

421
La ley 18.705 de 1988, incorporó al juicio sumario la citación para oír sentencia y por lo tanto, este trámite pasó a
ser esencial en el procedimiento.

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la resolución que recibe la causa a prueba, se puede impugnar por reposición con
apelación subsidiaria.422
Art. 691. La sentencia definitiva y la resolución que dé lugar al procedimiento sumario en el caso del inc. II
del art. 681, serán apelables en ambos efectos, salvo que, concedida la apelación en esta forma, hayan de
eludirse sus resultados.
Las demás resoluciones, inclusa la que acceda provisionalmente a la demanda, sólo serán apelables en el
efecto devolutivo (esto hace excepción a la regla general de que la apelación se concede en ambos efectos).

ii. El art. 691 inc. III señala que la tramitación del recurso se ajustará en todo caso a las
reglas establecidas para los incidentes. Este inciso hoy no tiene aplicación, pues ya no
existe la tramitación incidental del recurso de apelación. Por lo tanto, la apelación de la
sentencia que se dicta en un procedimiento sumario, debe tramitarse conforme las reglas
generales.
iii. Según el art. 692 del CPC, en segunda instancia, podrá el tribunal de alzada, a solicitud
de parte, pronunciarse por vía de apelación sobre todas las cuestiones que se hayan
debatido en primera para ser falladas en definitiva, aun cuando no hayan sido resueltas,
en el fallo apelado. En consecuencia, para que tenga aplicación esta norma, se requiere:
que se trate de una cuestión debatida en primera instancia para ser resuelta en definitiva
(la pretensión, los incidentes, las excepciones); que la sentencia definitiva no resuelva
dicha cuestión y haya sido apelada; y que exista petición expresa de parte interesada en
orden a que esta omisión sea subsanada por el tribunal de alzada.423
De no existir esta disposición excepcional en el juicio sumario, al tribunal de segunda
instancia, en presencia de una omisión semejante y en conformidad a las reglas generales,
no le habría quedado otro camino que invalidar de oficio la sentencia apelada por falta de
decisión del asunto controvertido; o bien, limitarse a ordenar al de primera que complete
la sentencia, dictando resolución sobre el punto omitido, y suspendiendo entre tanto el
fallo del recurso. Es por ello que el art. 692 del CPC permite evitar este largo rodeo, en
aras de la brevedad y rapidez que informan la estructura del juicio sumario.
Por último, hay que recordar que el tribunal de primera instancia está autorizado para
omitir en la resolución aquellas acciones y excepciones que sean incompatibles con las
aceptadas. En dicho caso, el tribunal de alzada resolverla sin nuevo pronunciamiento del
inferior (art. 208 del CPC); esto, tratándose de un juicio ordinario como de uno sumario,
por ser reglas de aplicación general.
Art. 208. Podrá el tribunal de alzada fallar las cuestiones ventiladas en primera instancia y sobre las cuales
no se haya pronunciado la sentencia apelada por ser incompatibles con lo resuelto en ella, sin que se
requiera nuevo pronunciamiento del tribunal inferior.

422
Si bien el art. 194 Nº 1 del CPC señala que se concederán en lo devolutivo las apelaciones deducidas respecto de
las resoluciones dictadas contra el demandado en los juicios ejecutivos y sumarios; por tratarse de una norma
general, en su aplicación debe ser preferida la regla especial contenida en el art. 691 del CPC.
423
Es importante resaltar que sin medir solicitud de parte, no puede entenderse que el tribunal de segunda instancia
posee este mayor grado de competencia; por lo que de no existir dicha petición y ejercerse por el tribunal de alzada
este mayor grado de competencia, la sentencia de segunda instancia que dicte incurrirá en el vicio de ultra petita.
Es por ello que es conveniente presentar un escrito solicitando expresamente al tribunal de alzada que se resuelvan
tales acciones o excepciones sobre las cuales recayó debate, pero que no fueron resueltas por el tribunal de primera
instancia, y no formular una simple petición oral en el alegato de la cual podría no quedar registro alguno (aquí se
concreta el principio formativo de la concentración de este procedimiento).

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7. LA SUBSTITUCIÓN DEL PROCEDIMIENTO.

a. CONCEPTO Y ÁMBITO DE APLICACIÓN.


Es una institución procesal en virtud de la cual es posible que en el curso mismo del
juicio sumario, por razones de manifiesta conveniencia, se ordene su continuación como
ordinario, o se ordene su continuación como sumario si se inició como ordinario ¿Cuándo puede
acontecer esta situación dentro del proceso? En dos casos:
i. Cuando iniciado el juicio de conformidad a las reglas del procedimiento sumario en razón
de lo dispuesto en el art. 680 inc. I del CPC, se pide que continúe conforme a las reglas del
procedimiento ordinario, y existen motivos fundados para ello (art. 681 inc. I del CPC).
Art. 680. El procedimiento de que trata este Título se aplicará en defecto de otra regla especial a los casos
en que la acción deducida requiera, por su naturaleza, tramitación rápida para que sea eficaz.

Art. 681. En los casos del inc. I del artículo anterior, iniciado el procedimiento sumario podrá decretarse su
continuación conforme a las reglas del juicio ordinario, si existen motivos fundados para ello.
Por la inversa, iniciado un juicio como ordinario, podrá continuar con arreglo al procedimiento sumario, si
aparece la necesidad de aplicarlo.
La solicitud en que se pida la substitución de un procedimiento a otro se tramitará como incidente.

Por lo tanto, en este primer caso, el procedimiento sumario ha debido ser aplicado en
atención a que la acción deducida, por su naturaleza, requería de un procedimiento rápido
para que fuera eficaz, sin existir una regla o procedimiento especial al respecto; pero, en
el curso de la causa, se demuestra que la necesidad de una tramitación rápida era sólo
aparente y, en tal caso, se podrá solicitar la sustitución del procedimiento por el ordinario.
En consecuencia, no cabe la sustitución del juicio sumario cuando se esté aplicando en
virtud de alguno de los numerales del art. 680 inc. II, pues el procedimiento a seguir está
específicamente señalado por el legislador de antemano (si se pretendiera sustituir el
procedimiento sumario por el ordinario, la incidencia sería rechazada de plano).
ii. Cuando iniciado el juicio de conformidad a las reglas del procedimiento ordinario, se
pide que continúe conforme a las reglas del procedimiento sumario y aparece la
necesidad de aplicarlo. En este segundo caso, la sustitución del procedimiento ordinario
por el sumario no tiene limitación alguna, pues el CPC sólo exige que aparezca la
necesidad de aplicar este último. Por ejemplo, se inicia un juicio sobre un contrato de
compraventa de conformidad al procedimiento ordinario, y en el curso de éste, se advierte
que la acción, por su naturaleza, requiere de un procedimiento rápido para que sea eficaz,
y se pide la substitución de ese procedimiento por el sumario.

b. OPORTUNIDAD PARA PEDIR LA SUBSTITUCIÓN.


Esta es una materia discutida en la jurisprudencia, existiendo dos tendencias al respecto, a
saber:
i. Unos postulan una interpretación restrictiva, en el sentido de que, ante el silencio de la
ley, la sustitución de procedimiento se debe plantear de conformidad a las reglas

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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

generales, es decir: si se quiere sustituir un juicio ordinario por uno sumario, la


sustitución se debe plantear como excepción dilatoria, o sea, en el plazo para contestar la
demanda y en forma previa a esta última; y si se quiere sustituir un juicio sumario por
uno ordinario, la sustitución del procedimiento se debe plantear como incidente
promovido y tramitado en la misma audiencia de contestación.
ii. Otros autores, (entre ellos CASARINO) dicen que la interpretación restrictiva anterior no se
aviene ni con el objetivo ni con los términos empleados en el art. 681 del CPC. En efecto,
no existe silencio del legislador que obligue recurrir a los principios generales, ya que el
instante para promover el incidente de sustitución de procedimiento está claramente
señalado: pues si se trata de un juicio sumario para ser convertido en ordinario, la
sustitución se debe plantear desde que “existen motivos fundados para ello”; y si se trata
de un juicio ordinario para ser convertido en sumario, la sustitución se debe plantear
desde que “aparezca la necesidad de aplicarlo”. Ahora, estos “motivos” y “necesidad” se
pueden presentar en cualquier momento de las respectivas instancias del pleito, durante el
curso del juicio. Esta es la tesis con mayor asidero y aplicación.

c. TRAMITACIÓN DE LA SOLICITUD DE SUSTITUCIÓN.


La solicitud en que se pida la sustitución de un procedimiento por otro, se debe tramitar
como incidente (art. 681 inc. III del CPC) ¿Qué incidente? ¿Los incidentes generales señalados en
el Título IX del libro II del CPC, o como el incidente especial contemplado en el art. 690 del CPC
(los incidentes deberán promoverse y tramitarse en la misma audiencia, conjuntamente con la
cuestión principal, sin paralizar el curso de ésta)? Según CASARINO y la mayoría de los autores,
el incidente de sustitución de procedimiento, por su naturaleza, y consecuente, además, con la
oportunidad en que puede ser planteado, debe ser tramitado como un incidente ordinario. Por
tanto, la sustitución deberá pedirse tan pronto existan motivos fundados para ello o aparezca la
necesidad de aplicar un nuevo procedimiento; luego, se conferirá traslado a la contraria por tres
días y con lo que ésta exponga o no, se recibirá a prueba el incidente o se fallará de inmediato.
En todo caso, este incidente será de previo y especial pronunciamiento, o sea, se tramitará en la
misma pieza de autos, suspendiéndose entre tanto, la tramitación de la causa principal.

d. RECURSOS.
La resolución que se pronuncia sobre la sustitución del procedimiento se ha considerado
que es una sentencia interlocutoria de primera clase, vale decir, aquella que resuelve un
incidente estableciendo derechos permanentes a favor de las partes; y como se trata de una
sentencia interlocutoria, será susceptible del recurso de apelación; pero sus efectos están
condicionados a la naturaleza del procedimiento que se pretende sustituir. Así:
i. Si se pretende sustituir el procedimiento ordinario por el sumario, hay que distinguir: si se
accede a dicha sustitución, la apelación que se deduzca debe ser concedida en ambos
efectos, salvo, que concedida en esta forma se considere que se puedan eludir sus
resultados (art. 691 inc. I del CPC); y si se deniega dicha sustitución, la apelación debe ser
concedida en ambos efectos de conformidad a las reglas generales (art. 195 del CPC).

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

Art. 691. La sentencia definitiva y la resolución que dé lugar al procedimiento sumario en el caso del inciso
II del art. 681 (sustitución), serán apelables en ambos efectos, salvo que, concedida la apelación en esta
forma, hayan de eludirse sus resultados.

Art. 195. Fuera de los casos determinados en el artículo precedente, la apelación deberá otorgarse en ambos
efectos.

ii. Si se pretende sustituir el procedimiento sumario por el ordinario, en este caso, tanto si se
accede o se deniega a la sustitución, la apelación, deberá concederse en el solo efecto
devolutivo (arts. 691 inc. II y 194 Nº 1 del CPC).
Art. 691 inc. II. Las demás resoluciones, inclusa la que acceda provisionalmente a la demanda, sólo serán
apelables en el efecto devolutivo.

Art. 194. Sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se concederá apelación sólo
en el efecto devolutivo:
1. De las resoluciones dictadas contra el demandado en los juicios ejecutivos y sumarios.

En cuanto al recurso de casación en la forma, el problema de su procedencia reside en si


la resolución que resuelve la incidencia de sustitución del procedimiento, es de las que ponen
término al juicio o hacen imposible su prosecución, o no. La jurisprudencia se ha uniformado en
el sentido de que si la resolución no acoge la sustitución y, por tanto, mantiene el procedimiento
primitivo iniciado, no es susceptible de casación; y, a la inversa, si acepta la sustitución y, por
tanto, sustituye el procedimiento, procede dicho recurso (impide continuar con él).

e. EFECTOS DE LA SUSTITUCIÓN DE PROCEDIMIENTO.


La sustitución del procedimiento produce efectos hacia el futuro, pues el juicio continúa
conforme a las reglas del nuevo procedimiento; y todo lo tramitado de acuerdo al antiguo
procedimiento es válido.

XI. L OS RECURSOS PROCE SALE S .

A. GENERALIDADES.

1. LOS MEDIOS DE IMPUGNACIÓN.


COUTURE señala que el proceso es una secuencia o serie de actos que se desenvuelven
progresivamente con el objeto de resolver, mediante un juicio de autoridad, el conflicto sometido
a su decisión; a su vez, la CPR señala que corresponde al legislador establecer siempre las
garantías del procedimiento, el cual debe ser racional y justo, de manera que si la serie de actos
que se desarrollan en el proceso son de carácter irregular o injusto, se habrá incurrido en una
vulneración del debido proceso legal. En el evento que exista una defectuosidad en el proceso,
las partes deben proceder a corregirla, es decir, a subsanar los defectos de los actos procesales
mediante el ejercicio de los medios de impugnación que concede el legislador. De ahí la
importancia de la impugnación, la que se debe entender como la acción y efecto de atacar,

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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combatir, contradecir, o bien, refutar un acto judicial un documento, un informe de peritos, una
resolución judicial, etc. , con la finalidad de obtener su enmienda, revocación o invalidación.
Por lo anterior, la doctrina señala que la impugnación es toda acción destinada a obtener
el saneamiento de la incorrección o defecto de un acto procesal, ya sea ante el mismo tribunal
que lo dictó, o frente a su superior jerárquico. Dentro del género de los medios de impugnación,
se encuentran los recursos, los cuales no son los únicos medios de impugnación, sino que es
posible encontrar otros, como por ejemplo, los incidentes, las acciones constitucionales
autónomas (como el recurso de protección), las excepciones dilatorias para corregir
irregularidades, etc.

2. LOS RECURSOS PROCESALES.

a. CONCEPTO.
Los recursos procesales son medios de impugnación que tienen por objeto invalidar o
enmendar una resolución injusta (defecto de fondo) o viciada (defecto de forma), que causa un
agravio a la parte que lo interpone424. De esta definición se desprenden los elementos de los
recursos procesales, a saber:
i. R e s o l u c i ó n j u d i c i a l . En todo recurso procesal se encuentra una resolución judicial,
que será el objeto del recurso mismo; y dicha resolución recibe el nombre de “resolución
recurrida”.
ii. A c t o d e i m p u gn a c i ó n . Debe haber un acto de impugnación de una resolución
judicial dentro del mismo proceso en que se dictó. Existe una relación del todo a la parte
entre la acción y el recurso, siendo éste el medio para que la persona continúe con su
actividad dentro del proceso a través de una nueva etapa, para los efectos de obtener una
resolución que resuelva el conflicto. Por tanto, el recurso no es más que un medio para
pasar a otra etapa del proceso.
iii. T r i b u n a l . En todo recurso procesal, por regla general, hay un tribunal a quo, que es
aquél que dictó la resolución que se pretende impugnar y ante el cual se presenta el
recurso; y un tribunal ad quem, que es aquel que falla el recurso interpuesto en contra de
la resolución pronunciada por otro órgano jurisdiccional de mayor jerarquía.
iv. P a r t e . Debe haber un recurrente, esto es, la parte litigante que se siente agraviada con la
resolución judicial y que, por lo tanto, la impugna por medio del recurso. Hay que tener
presente que también un tercero relativo o con interés puede estar facultado para recurrir.
Por lo tanto, no pueden calificarse como recursos aquellas actuaciones que se llevan a
cabo de oficio por algunos órganos jurisdiccionales, como por ejemplo, las casaciones de
oficio.
v. N u e v a r e s o l u c i ó n j u d i c i a l . Con la interposición de un recurso debe surgir una
nueva resolución judicial, la cual tendrá por objeto eliminar el agravio producido en la
sentencia recurrida.
424
El término “recurso” deriva etimológicamente de recorrer, y lo que se recorre es el iter procesal, para corregir y
enmendar las actuaciones irregulares, en el fondo o en la forma.

584
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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vi. M o d i f i c a c i ó n o n ul i d a d . La eliminación del agravio se logra mediante la reforma o


enmienda total o parcial de la resolución judicial, dependiendo de que si la o las partes
que impugnan no ha obtenido la totalidad o parte de lo pedido (recurso de reposición,
recurso de apelación y recurso de aclaración); o mediante la nulidad de la resolución
judicial, cuando ella ha sido dictada sin darse cumplimiento a los requisitos previstos por
la ley (recurso de casación y recurso de nulidad en el nuevo proceso penal).
vii. A gr a v i o . Hay quienes también incluyen como un elemento del recurso, al agravio, el
cual existe cuando hay una diferencia entre lo pedido por una parte al juez, y lo que éste
concede al peticionario, perjudicando a éste dicha diferencia. El agravio debe existir en
la parte dispositiva de la resolución, por lo que no es posible hablar de agravio por la
diferencia entre los argumentos de las partes, ni en la parte considerativa de la resolución.
Además, puede el agravio existir no sólo respecto de una parte, sino que de todas las
partes en el proceso, todas las cuales tendrán facultadas para recurrir.

C. FUNDAMENTO DE LOS RECURSOS.

Siguiendo la doctrina, el profesor ALFARO dice que el fundamento de los recursos está
dado por la “tensión” entre la inmutabilidad (vinculada a la certeza) y la impugnabilidad
(vinculada a la justicia). En otras palabras, el recurso se mueve entre dos objetivos: la recta
aplicación del derecho (justicia) y la necesidad de certeza que impone un límite a la revisión de
los actos, en orden a lograr su firmeza.
i. In m u t a b i l i d a d d e l a s s e n t e n c i a s ( c e r t e z a ) . La inmutabilidad es un principio
fundamental en el Derecho procesal, en virtud del cual una situación jurídica declarada
por una resolución judicial, no debe ser modificada o alterada. La necesidad de firmeza o
certeza exige que se declare de una vez por todas cuál es el derecho aplicable al caso
concreto; esto por razones de interés social y de paz o tranquilidad pública.
ii. I m p u gn a b i l i d a d d e l a s s e n t e n c i a s ( j u s t i c i a ) . En el supuesto de que exista una
sentencia injusta, la ley debe arbitrar los medios necesarios para el restablecimiento de la
justicia; tales medios son los recursos procesales y, su fundamento es, según
CARNELUTTI, la necesidad de “fiscalizar la justicia de lo resuelto”. En el fondo se debe
verificar si la resolución judicial impugnada es en verdad el mejor resultado posible de
obtener. Por tanto, un recurso no implica realizar un nuevo juicio, sino revisar, fiscalizar.

Por lo tanto, el fundamento de los recursos reside en la aspiración de justicia, pues el


principio de inmutabilidad de la sentencia, que constituye a su vez el fundamento de la cosa
juzgada, derivado de la necesidad de certeza para la estabilidad de las relaciones jurídicas, cede
ante la posibilidad de una sentencia injusta. Por ello, por una necesidad de justicia, será necesario
dejar el proceso siempre abierto a una posibilidad de renovación mediante los recursos.

d. EL ERROR JUDICIAL EN LOS RECURSOS.


En cuanto a los motivos por los cuales procede un recurso, o tipos de error en que puede
incurrir el juez, se distingue entre:

585
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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i. E r r o r e s o v i c i o s e n e l p r o c e d i m i e n t o (error in procedendo), que son aquellos


que implican una desviación o apartamiento de los medios señalados por el Derecho
procesal, para la dirección del juicio (hay una desviación del iter procesal). La sentencia
que se pronuncie cometiendo este error, adolece de nulidad. El error in procedendo
acarrea el efecto secundario de que el proceso debe retroceder hasta el acto inválido y
reiniciarse o repetirse en adelante.
ii. E r r o r e s o v i c i o s e n e l j u z ga m i e n t o (error in judicando), son aquellos errores que
se cometen al decidir el conflicto jurídico, en la decisión o juzgamiento. Aquí ya no se
trata ya de la forma, sino del fondo, del derecho sustancial que está en juego en él.
Este error consiste, normalmente, en aplicar una ley de fondo inaplicable, o en aplicarla
mal, o en no aplicarla.425

e. EL AGRAVIO EN LOS RECURSOS.

El agravio es el concepto central que fundamenta la interposición de la generalidad de los


recursos procesales, en términos tales, que constituye la causal genérica que habilita para su
procedencia. El agravio o perjuicio procesal, no es otra cosa que la no concordancia entre lo
pedido y lo resuelto por el tribunal; en otras palabras, cuando lo resuelto no alcanza a todo lo
pretendido.
Este concepto se aplica fundamentalmente a las sentencias definitivas, pero está
presente en todo el régimen de recursos, cualquiera sea la resolución contra la cual se
interponga, ya sea en materia civil o en materia penal. Del mismo modo, hay que tener presente
que una misma resolución puede resultar agraviante para ambas partes del pleito, en términos
tales que ninguna de ellas vea satisfecha a plenitud sus pretensiones (hay agravio para el
demandante cuando éste no encuentra su demanda acogida en su totalidad por el tribunal; y
hay agravio para el demandado cuando no se acogen en su totalidad las excepciones hechas
valer).

f. CARACTERÍSTICAS DE LOS RECURSOS.


CASARINO haciendo un somero análisis de los recursos procesales que nuestra legislación
consagra, señala que ellos presentan las siguientes características generales:
i. In t e r p o s i c i ó n . Por regla general, se interponen ante el mismo tribunal que dictó la
resolución recurrida y, excepcionalmente, se entablan directamente ante el tribunal que va
a conocer de ellos (por ejemplo, el recurso de hecho, el recurso de queja).
ii. C o n o c i mi e n t o . Por regla general, quien conoce los recursos es el tribunal
inmediatamente superior en grado jerárquico de aquel que dictó la resolución recurrida;
por excepción, el conocimiento y fallo de los recursos corresponde al mismo tribunal que
dictó la resolución recurrida (por ejemplo, el recurso de reposición, el recurso de

425
Algunos señalan que esta distinción no existe, toda vez que el error es siempre en el procedimiento, pues el error
en el juzgamiento no es por falsa aplicación de la ley sustancial, sino por no aplicar la ley procesal que obliga a
juzgar según el derecho vigente.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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aclaración, rectificación o enmienda).


iii. R e s o l u c i o n e s r e c u r r i b l e s . Por regla general, se interponen en contra de
resoluciones que no tienen el carácter de firmes o ejecutoriadas; por excepción, el recurso
de revisión se entabla para invalidar una sentencia firme o ejecutoriada.
iv. P l a z o . Por regla general, se interponen dentro de un término fatal, cuyo vencimiento
extingue el derecho a deducirlo, por el solo ministerio de la ley; por excepción, hay
recursos que, por su propia naturaleza, no tienen plazo, como los recursos de
inconstitucionalidad y de amparo.
v. M a n d a t o j u d i c i a l . De acuerdo al art. 7º inc. I del CPC, el mandato judicial se entiende
conferido para todo el juicio y hasta la completa ejecución de la sentencia
definitiva, por ende, el mandatario judicial se encuentra facultado para interponer todos
los recursos. Pero hay que tener en cuenta que el art. 7 inc. II del CPC señala que el
mandatario requiere facultad especial para renunciar a los recursos.426
vi. R e gl a d e j e r a r q u í a . Como los tribunales tienen una estructura jerárquica y piramidal,
respecto de los recursos, por regla general, juega el principio de la jerarquía, conforme al
cual, el superior jerárquico es el competente para conocer los recursos. Este principio
está consagrado en el art. 110 COT el cual señala que una vez fijada con arreglo a la ley
la competencia de un juez inferior para conocer en primera instancia de un
determinado asunto, queda igualmente fijada la del tribunal superior que debe conocer
del mismo asunto en segunda instancia.

g. CLASIFICACIÓN DE LOS RECURSOS.


i. La clasificación más importante y comúnmente admitida, es la que divide a los recursos
en ordinarios y extraordinarios. El problema radica en que no hay unanimidad en la
doctrina en cuanto al criterio de clasificación:
- Para algunos el criterio de clasificación es según su procedencia en contra de una
mayor o menor cantidad de resoluciones judiciales, y según la mayor amplitud o
taxatividad de la causal por la que proceden. Los r e c u r s o s o r d i n a r i o s son aquellos
que proceden en contra de la mayoría de las resoluciones judiciales y respecto de los
cuales el legislador no ha establecido alguna causal específica, proceden por el hecho
de existir el agravio (por ejemplo, el recurso de apelación y el recuro de reposición). Y
los r e c u r s o s e x t ra or d i n a r i o s son aquellos que proceden contra ciertas y
determinadas resoluciones judiciales y respecto de los cuales el legislador ha
establecido causales específicas (por ejemplo, el recurso de casación, tanto en la forma
y en el fondo; el recurso de revisión, el recurso de queja).
- CASARINO recalca que los recursos ordinarios también se diferencian de los
extraordinarios, en las atribuciones del tribunal ad quem o superior. En efecto, en los
426
La renuncia puede ser expresa, que es aquella que se da cuando en forma anticipada y expresa se señala que no
se interpondrán recursos; o tácita, que es aquella que se da cuando se dejan transcurrir los plazos para interponerlo,
sin que él sea deducido. Según la jurisprudencia, la renuncia expresa requiere de facultad especial y la renuncia
tácita está cubierta por las facultades del art. 7 inc. I

587
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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recursos ordinarios el juez llamado a conocer del respectivo recurso tiene las mismas
amplias atribuciones que tenía el que conoció de la resolución recurrida, pudiendo
enmendarla, en la mejor forma que le parezca, siempre que sea en conformidad a
Derecho; en cambio, en los recursos extraordinarios la competencia del juez llamado a
conocer del respectivo recurso está limitada al conocimiento de la causal que la ley
señala en forma taxativa y que ha servido de fundamento al recurso, limitándose, en la
mayoría de los casos, a invalidar o anular la resolución recurrida.
ii. En cuanto al momento de su interposición, el profesor ALFARO distingue entre:
r e c u rs o s p r i n c i p a l e s , que son aquellos que se interponen directamente en contra de
la resolución; y r e c u r s o s s u b s i d i a r i o s , que son aquellos que se interponen en caso de
no ser acogido el recurso principal.
iii. En cuanto a sus efectos, el profesor ALFARO distingue entre: recursos de efectos
m e r a me n t e d e v o l u t i v o s , que son aquellos, que son aquellos que no suspenden la
tramitación del asunto principal; y recursos de e f e c t o s s u s p e ns i v o s , que son aquellos
que sí la suspenden.
iv. En cuanto a su objeto o finalidad, se distingue entre: recursos de nulidad o de
invalidación (casación, recurso de revisión, y recurso de nulidad en materia penal);
recursos de enmienda o reforma (reposición y apelación); recurso disciplinarios (recurso
de queja); recursos de protección de las garantías constitucionales (protección y amparo),
y recurso de declaración (inaplicabilidad por inconstitucionalidad)
v. En cuanto a la causal que lo hace procedente, el profesor ALFARO distingue entre:
recursos por razón o vicio de fondo; y recursos por razón o vicio de forma.
vi. De acuerdo a la resolución objeto de la impugnación, se distingue entre: r e c u r s o
p ri n c i p a l , que es aquél que se interpone en contra de una resolución que resuelve el
conflicto sometido a la resolución del tribunal (por ejemplo, la apelación en contra de la
sentencia definitiva de la primera instancia); y re c u r s o i n c i d e n t a l , que es aquél que
se interpone en contra de las resoluciones que no resuelven el conflicto sino que recaen
sobre incidentes o trámites del juicio (por ejemplo, la reposición con apelación
subsidiaria de la sentencia interlocutoria que recibe la causa a prueba).
vii. En cuanto a su fuente, se distingue entre recursos constitucionales y recursos legales.

viii. Atendiendo al tribunal llamado a conocer y resolver el respectivo recurso, se distingue


entre: re c u r s o s p o r v í a d e r e t r a c t a c i ó n , que son aquellos que los conoce el mismo
tribunal que dictó la resolución (recurso de reposición y recurso de aclaración,
rectificación o enmienda); y r e c u r s o s p o r v í a d e r e f o rm a , que son aquellos en que
otra autoridad judicial conoce el recurso (apelación y casación).

Para finalizar, se puede decir que en nuestro derecho positivo los recursos procesales son
numerosos, están reglados en diversos cuerpos legales y su denominación depende del objetivo
que mediante ellos se persigue. En los siguientes párrafos serán analizados los siguientes
recursos procesales: el recurso de aclaración, rectificación o enmienda; el recurso de reposición;
el recurso de apelación; el recurso de casación en la forma y en el fondo; y el recurso de queja.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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B. E L RECURSO DE ACLARACIÓN , RECTIFICACIÓN O ENMIENDA .

1. CONCEPTO.
Este recurso se encuentra regulado en los arts. 182 a 185 y 190 del Libro I del CPC y, de
acuerdo al art. 182 inc. I, se puede definir como aquél medio que franquea la ley a las partes o al
propio tribunal, para aclarar los puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los
errores de copia, de referencia o de cálculo numéricos que aparezcan de manifiesto en una
sentencia definitiva o interlocutoria.427
El art. 182 inc. I del CPC establece en su primera parte el principio del desasimiento del
tribunal al señalar que notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a alguna de las partes,
no podrá el tribunal que la dictó alterarla o modificarla en manera alguna. El instante en que se
produce el desasimiento es a partir del momento en que la sentencia definitiva o interlocutoria es
notificada a cualquiera de las partes en el proceso, y desde ese momento precluye la facultad del
tribunal de alterarla de manera alguna. Sin embargo, hay situaciones en que es de una necesidad
evidente atenuar un poco el rigor de este principio, ya que no sería justo imponer a las partes la
obligación de recurrir al tribunal superior jerárquico para salvar simples errores de detalle, que
perfectamente pueden ser solucionados por el juez que dictó la resolución; errores que, por otro
lado, no justifican la pérdida de tiempo y dinero que significaría interponer un recurso ante el
tribunal de alzada, más si no implica ventajas para ninguna de las partes.
Es por ello que se hace excepción a dicho principio en la segunda parte del art. 182 inc. I,
que señala que podrá (el tribunal), sin embargo a solicitud de parte, aclarar los puntos obscuros
o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos
numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma sentencia.

2. NATURALEZA JURÍDICA.
Existen dos posiciones doctrinarias que dicen relación con la naturaleza jurídica de la
aclaración, rectificación y enmienda. Estas tendencias son las siguientes:
i. Una primera posición señala que se trata de un recurso procesal, es decir, un medio de
impugnación que tienen por objeto dejar modificar una resolución injusta o inválida, que
causa agravio a la parte que lo interpone. Esta es la posición de la doctrina argentina, la
cual se basa en sus propios Códigos, que lo reglamentan dentro de los recursos.
ii. Una segunda corriente doctrinaria indica que se trata de una acción procesal. Esta postura
es la seguida por la doctrina nacional, la cual señala no se está en presencia de un
verdadero recurso, porque no cumple sus fines, cuales son, enmendar o dejar sin efecto
una resolución; se trata más bien, de un incidente suscitado dentro del proceso de
formación de la sentencia, sin constituir un medio de impugnación. Esta doctrina también
señala que aquí no existe agravio o gravamen que legitime al recurrente para interponer el
recurso; ni tampoco un plazo para su ejercicio como en la mayoría de los recursos; y, por

427
En el nuevo sistema procesal penal, no se regula este recurso, sin embargo tiene aplicación de conformidad a lo
provisto en el art. 52 del CPP, el cual hace aplicables las normas del Libro I del CPC (normas comunes a todo
procedimiento) al procedimiento penal.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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otro lado, los recursos son esencialmente un acto jurídico procesal de parte, mientras que
la aclaración, rectificación y enmienda puede ser de oficio.
Para el legislador procesal no es un recurso, prueba de ello son los arts. 182 y 190 que se
refieren a él como “solicitud”, mientras que el art. 183 lo llama la “reclamación”; también
éste ha sido el sentido de la jurisprudencia. Pese a lo anterior, en la práctica y en
doctrina, se le sigue denominando recurso.

3. OBJETO.
El objeto de la aclaración, rectificación o enmienda, es muy limitado, pues se reduce
nada más que a:
i. A c l a r a r p u n t o s ob sc u r o s o d u do s o s , explicando el real sentido y alcance de la
decisión. Se trata de explicar el real contenido del fallo, haciendo coincidir lo querido
con lo expresado; sólo se trata de corregir expresiones.
ii. S a l v a r o mi s i o n e s , esto es, llenar los vacíos de la sentencia. Ello debe ser un error
involuntario del tribunal, no debe ser, por tanto, un medio para que se emita una decisión
expresamente omitida por el tribunal en la sentencia.
iii. R e c t i f i c a r e r r o r e s de copia, de referencia o de cálculos numéricos, esto es, corregir
errores materiales que pueden haberse cometido en el documento.
Como recalca el profesor ALFARO, con este recurso no se puede perseguir una alteración
substancial del juzgamiento, pues su objeto se limita sólo a los puntos indicados. Cualquier otro
defecto de forma o de fondo contenido en la sentencia, deberá ser corregido por medio de los
demás recursos ordinarios y extraordinarios que la ley pone a disposición de las partes
agraviadas.

4. CARACTERÍSTICAS.
i. In t e r p o s i c i ó n . Requiere solicitud de parte, pero también puede el tribunal decretarlo
de oficio. En efecto, conforme al art. 184 del CPC, los tribunales, en el caso del art. 182,
podrán también de oficio rectificar, dentro de los cinco días siguientes a la primera
notificación de la sentencia, los errores indicados en dicho artículo.
ii. R e s o l u c i o n e s r e s p e c t o d e l a s c u a l e s p r o c e d e . De acuerdo al art. 182 del CPC,
procede en contra de sentencias definitivas o interlocutorias. No obstante, podría
interpretarse que también procede en contra de autos y decretos en virtud de lo que
dispone el art. 84 inc. IV del CPC, esto es, el juez podrá corregir de oficio los errores que
observe en la tramitación del proceso; pero en este caso, únicamente procedería de oficio
y no a petición de parte.
iii. N o h a y p l a z o . El profesor ORELLANA señala que si bien el legislador no ha señalado
un plazo para interponerlo, se puede hablar de una oportunidad procesal. Así, este recurso
se puede interponer en cualquier momento, aun cuando se trate de fallos ejecutoriados, o
sentencias en contra de las cuales se hayan interpuesto otros recursos pendientes.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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iv. T r a mi t a c i ó n . Este recurso se interpone ante el mismo tribunal que dictó la resolución,
quien lo resolverá de plano, o bien, dándole tramitación incidental. En efecto, conforme
al art. 183 del CPC, hecha la reclamación, podrá el tribunal pronunciarse sobre ella sin
más trámite o después de oír a la otra parte; y mientras tanto suspenderá o no los
trámites del juicio o la ejecución de la sentencia, según la naturaleza de la reclamación.
v. C o mp a t i b i l i d a d c o n o t r o s r e c u r s o s . De acuerdo al art. 185 del CPC, las
aclaraciones, agregaciones o rectificaciones mencionadas en los tres artículos
precedentes, podrán hacerse no obstante la interposición de recursos sobre la sentencia
a que aquellas se refieren.
vi. Efectos que produce su interposición. En primer lugar, el tribunal es el que
decide, mientras resuelve el recurso, si suspende o no los trámites del juicio o la
ejecución de la sentencia, según la naturaleza de la reclamación; no obstante ello, es
conveniente solicitar mediante un escrito la suspensión. Y, en segundo lugar, de
acuerdo a la primera parte del art. 190 inc. I del CPC, no se suspende el plazo para apelar
por la solicitud de aclaración, agregación o rectificación de la sentencia definitiva o
interlocutoria; por lo tanto, si se desea apelar la resolución que se pide corregir, es
necesario hacerlo en forma independiente de la aclaración, rectificación y enmienda.
vii. R e c u rs o s . Conforme a la segunda parte del art. 190 inc. I del CPC, el fallo que resuelva
acerca de dicha solicitud o en que de oficio se hagan rectificaciones conforme al art.
184, será apelable en todos los casos en que lo sería la sentencia a que se refiera, con tal
que la cuantía de la cosa declarada, agregada o rectificada admita el recurso. No
procede el recurso de reposición, pues la resolución enmendada o rectificada es una
sentencia interlocutoria o definitiva (no un auto o decreto).

C. EL RECURSO DE REPOSICIÓN.

1. CONCEPTO.
La reposición o reconsideración se encuentra regulada en el art. 181 del CPC (Libro I), y
siguiendo a CASARINO se puede definir como aquél medio que franquea la ley a las partes
litigantes para obtener la modificación o revocación de un auto o decreto por parte del tribunal
que lo dictó, sea que se hagan valer o no, nuevos antecedentes que así lo justifiquen.
Este recurso permite obtener la modificación de ciertas resoluciones judiciales ante el
mismo tribunal que las dictó, evitando de esta manera la pérdida de tiempo y los desembolsos
pecuniarios que implica interponer un recurso ante el tribunal superior jerárquico. Por lo tanto, el
fundamento de este recurso se encuentra en el principio de economía procesal y de celeridad.

2. CLASIFICACIÓN.
Tradicionalmente la doctrina señala que existen dos tipos o clases de recursos de
reposición o reconsideración, a saber:
i. El recurso de reposición s i n n u e v o s a n t e ce d e n t e s (reposición ordinaria), que es
aquél que procede contra autos y decretos dentro del plazo de cinco días contados desde
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la notificación de la resolución a la parte que lo entabla, sin exigirse nuevos antecedentes.


ii. Recurso de reposición c o n n u e v o s a nt e c e d e n t e s , que es aquél que procede contra
autos y decretos, pero para poder deducirse, deben hacerse valer nuevos antecedente. El
legislador no ha señalado plazo para su interposición, no obstante lo cual, se habla de una
oportunidad procesal para su interponerlo, cual es, mientras el auto o decreto no esté
firme o ejecutoriado.
Respecto a la expresión nuevos antecedentes, la CS ha señalado que son todos aquellos
antecedentes que producen consecuencias jurídicas, existentes al momento de la
dictación de la resolución judicial, pero que eran desconocidos por el tribunal. Por lo
tanto, no se trata de una reposición fundada en nuevos argumentos, sino en antecedentes
que eran desconocidos por el tribunal.
Art. 181. Los autos y decretos firmes se ejecutarán y mantendrán desde que adquieran este carácter sin
perjuicio de la facultad del tribunal que los haya pronunciado para modificarlos o dejarlos sin efecto, si se
hacen valer nuevos antecedentes que así lo exijan.
Aún sin estos antecedentes, podrá pedirse, ante el tribunal que dictó el auto o decreto su reposición, dentro
de cinco días fatales después de notificado. El tribunal se pronunciará de plano y la resolución que niegue
lugar a esta solicitud será inapelable; sin perjuicio de la apelación del fallo reclamado, si es procedente el
recurso.

iii. R e p o s i c i ó n e s p e c i a l . Si bien en un comienzo se dijo que tradicionalmente se


distinguían dos clases de reposición, es menester señalar también esta tercera clase que es
tratada por algunos autores. La reposición especial es aquella que procede en contra de
las sentencias interlocutorias que expresamente señala la ley y dentro de tercero día.
Como se puede apreciar, esta reposición es doblemente excepcional, pues procede en
contra de sentencias interlocutorias, y el plazo para interponer el recurso es de tres días,
en circunstancias que el plazo para interponerlo sin nuevo antecedentes es de cinco días.

3. CARACTERÍSTICAS.
i. P ro c e d e n c i a . Por regla general, procede en contra de autos y decretos, y sólo en forma
excepcional, se puede pedir reposición respecto de ciertas sentencias interlocutorias, a
saber: la resolución que recibe la causa a prueba (con apelación subsidiaria, dentro de
tercero día); la resolución que cita a las partes para oír sentencia (fundado en un error de
hecho y dentro de tercero día); la sentencia interlocutoria que declara desierta o
inadmisible una apelación (dentro de tercero día y fundado en un error de hecho); la
sentencia interlocutoria que declara prescrita una apelación (dentro de tercero día fundado
en un error de hecho); la resolución que declara inadmisible el recurso de casación
(dentro de tercero día fundado en un error de hecho); la resolución que rechaza el recurso
de casación en el fondo por adolecer de manifiesta falta de fundamento (fundado y dentro
de tercero); la resolución que no da lugar a la solicitud para que el recurso de casación
en el fondo sea conocido, visto y resuelto por el pleno de la CS (fundado y dentro de
tercero día); la resolución que declara inadmisible el recurso de queja (fundado en un
error de hecho y dentro de tercero día).428

428
En el CPP el recurso de reposición procede en contra de decretos, autos y sentencias interlocutorias. En efecto, de
acuerdo al art. 362 del CPP, de las sentencias interlocutorias, de los autos y de los decretos dictados fuera de

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ii. O b j e t o . Su objeto es doble, a saber: la modificación del auto o decreto, o bien, que se le
deje sin efecto.
iii. S u j e t o . Requiere solicitud de parte (no existe reposición de oficio) y puede interponerlo
cualquiera (demandante, demandado o un tercero interesado), siempre que tenga un
agravio. El sistema procesal chileno se estructura sobre la base del principio de la
escrituración por lo que este recurso no hace excepción a este principio y debe
interponerse por escrito.
iv. T r i b u n a l c o m p e t e n t e . Se interpone ante el mismo tribunal que dictó el auto o
decreto, y para ante ese mismo tribunal. Por tratarse la reposición de un recurso de
retractación, se interpone ante el mismo tribunal que dictó la resolución, quien conoce de
él y lo resuelve, toda vez que los autos y decretos no producen el desasimiento del
tribunal.
v. T r a mi t a c i ó n . El art. 181 inc. II del CPC, a propósito de la reposición sin nuevos
antecedentes, señala que se debe resolver de plano, es decir, sin más trámite.
Respecto a la reposición con nuevos antecedentes, el legislador no se señaló una
tramitación especial, es por tal motivo que la doctrina señala que se debe resolver en
forma incidental, conclusión a la que se llega por aplicación de las reglas generales
relativas a las cuestiones accesorias.
Respecto de la reposición especial, hay que distinguir entre la resolución que recibe la
causa a prueba y el resto de las sentencias interlocutorias susceptibles del recurso de
reposición. En efecto, si se hace valer la reposición contra de la resolución que recibe la
causa a prueba, se resuelve de plano o como incidente, según lo estime el tribunal (art.
319 inc. II); y en cuanto al resto de las sentencias interlocutorias, el legislador, al no
indicar nada al respecto, permite concluir que se debe resolver por vía incidental.
Art. 319. Las partes podrán pedir reposición, dentro de tercero día, de la resolución a que se refiere el
artículo anterior. En consecuencia, podrán solicitar que se modifiquen los hechos controvertidos fijados,
que se eliminen algunos o que se agreguen otros.
El tribunal se pronunciará de plano sobre la reposición o la tramitará como incidente.

vi. E f e c t o s . Nada dice la ley en cuanto a los efectos del recurso de reposición frente a la
resolución recurrida. Según CASARINO, el auto o decreto reclamado tiene que quedar
suspendido en su ejecución, hasta que el tribunal resuelva en definitiva la reposición
interpuesta.

vii. A p e l a c i ó n . La resolución que niegue lugar a una reposición es inapelable (art. 181 inc.
II), sin perjuicio de la apelación subsidiaria del fallo reclamado, si es apelable de acuerdo
a las reglas generales. Luego la resolución que acoge la reposición es apelable de

audiencias (orales), podrá pedirse reposición al tribunal que los hubiere pronunciado. El recurso deberá
interponerse dentro de tercero día y deberá ser fundado. El tribunal se pronunciará de plano, pero podrá oír a los
demás intervinientes (darle trámite incidental) si se hubiere deducido en un asunto cuya complejidad así lo
aconsejare. Y conforme al art. 363 del CPP, la reposición de las resoluciones pronunciadas durante audiencias
orales (sea ante un JG o ante un TJOP) deberá promoverse tan pronto se dictaren y sólo serán admisibles cuando no
hubieren sido precedidas de debate. La tramitación se efectuará verbalmente, de inmediato, y de la misma manera
se pronunciará el fallo.

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conformidad a las reglas generales (esto, a contrario sensu de lo que dispone el art. 181
inc. II).
Art. 181 inc. II. Aún sin estos antecedentes, podrá pedirse, ante el tribunal que dictó el auto o decreto su
reposición, dentro de cinco días fatales después de notificado. El tribunal se pronunciará de plano y “la
resolución que niegue lugar a esta solicitud será inapelable”; sin perjuicio de la apelación del fallo
reclamado, si es procedente el recurso.

Cabe destacar que si el fallo reclamado es susceptible de reposición y de apelación, es


necesario deducir el segundo recurso con el carácter de subsidiario del primero, pues
ambos tienen el mismo plazo fatal de cinco días para interponerlos. Por otro lado, si el
recurso de reposición se fundamenta y contiene peticiones concretas no es necesario
hacerlo respecto del recurso de apelación.

D. E L RECURSO DE APELACIÓN .

1. CONCEPTO.
Las fuentes legales de este recurso se encuentran en el Título XVIII (“De la apelación”)
del Libro I del CPC (arts. 186 al 230). El legislador no da un concepto de apelación, sino que
únicamente señala el objeto o finalidad de este recurso; el profesor ALFARO lo define diciendo es
el medio que franquea la ley a la parte agraviada por una resolución judicial, para que el juez
superior del que la dictó, la prive total o parcialmente de eficacia jurídica y la sustituya por otra.
Del concepto, el profesor extrae los siguientes elementos:
i. Un e l e me n t o o b j e t i v o u objeto del recurso, que corresponde al agravio y a la
necesidad de reparación del mismo por parte del superior jerárquico del juez que dictó la
sentencia.
ii. Un e l e me n t o s u b j e t i v o , que dice relación con las personas que intervienen en la
apelación, cuales son: el tribunal inferior o a quo, que es el que falló y ante el cual se
interpone el recurso; el tribunal superior o ad quem, que es el tribunal que conocerá la
apelación y para ante el cual se interpone el recurso; el legitimado activo o apelante,
quien es la parte agraviada, que puede ser el demandante, el demandado, o ambos; y por
último, están los terceros con interés, quienes también pueden concurrir a la apelación,
pero deben aceptar todo lo obrado hasta ese momento.
El litigante que interpone el recurso de apelación recibe el nombre de “apelante”, y aquel
frente al cual se apela se le llama “apelado”, cualquiera que sea el papel que ellos
desempeñen dentro del proceso, por lo que no se deben confundir los términos
demandante y demandado con apelante y apelado. En efecto, los primeros dicen relación
con el ejercicio de la acción en primera instancia; los segundos, en cambio, con el
ejercicio de la acción en segunda instancia, puesto que toda apelación, en el fondo,
implica ejercicio de una acción.
iii. Y un tercer elemento dice relación con los e f e c t o s que produce la apelación, cuales son,
el efecto devolutivo y el suspensivo, siendo esencial el devolutivo, y accidental el
suspensivo.

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2. OBJETO DEL RECURSO DE APELACIÓN.


De acuerdo al art. 186 del CPC, el recurso de apelación tiene por objeto obtener del
tribunal superior respectivo que enmiende, con arreglo a Derecho, la resolución del inferior.
En la historia fidedigna de la ley, se dejó constancia que la expresión “enmienda” alude
tanto a una modificación parcial como total del fallo apelado, para así eliminar el agravio
producido con su dictación.

3. LA APELACIÓN COMO SEGUNDA INSTANCIA DEL PROCESO.


El profesor ALFARO señala que el recurso de apelación se relaciona con la doble
instancia, es decir, con un sistema en virtud del cual para evitar errores, un proceso debe ser visto
dos veces y por distintos jueces. Mientras ello no ocurra, el proceso no está terminado.429.
Hay que recordar que en doctrina la instancia se define como cada uno de los grados
jurisdiccionales que la ley establece a fin de que los tribunales puedan conocer y fallar los
negocios sometidos a su decisión, con facultad soberana para pronunciarse sobre todas las
cuestiones de hecho y de derecho que en ellos se plantea.
Recalca este profesor que la cuestión es determinar si la apelación es una repetición
sustancial del proceso primitivo anterior, o bien, una revisión del proceso anterior mediante actos
procesales destinados a depurar o rectificar un resultado. Se dice que la apelación se vincula con la
instancia en la medida que se conocen tanto los hechos como el Derecho, salvo que el recurrente,
de propia iniciativa, restrinja las atribuciones del tribunal superior, al fundar su recurso; y se
desliga de la instancia, en cuanto no hay una repetición del procedimiento, sino sólo una revisión
de la primera instancia. No es que se vuelva a rendir toda la prueba nuevamente, sino que
consiste en una etapa de control, cuyo objeto es depurar, corregir el resultado de la actividad de
juzgar.430
En definitiva, el recurso de apelación constituye una instancia y, por ende, el Tribunal
Superior, por la vía de la apelación, podría dar por establecidos los hechos de una manera
totalmente diferente a como los dio por establecidos el tribunal de primera instancia; e
igualmente, podría aplicar principios legales y de derecho diferentes a los que se aplicaron en
primera instancia. Lo anterior, a diferencia de lo que ocurre con la casación, en la cual el
tribunal únicamente puede conocer del Derecho; pues allí no hay una instancia, sino que un
grado jurisdiccional.431
La regla general en Chile, es el sistema de la doble instancia, no obstante, hay asuntos
que se ven en única instancia y, por tanto, la resolución que se dicte no está sujeta a revisión por
un Tribunal Superior. Ahora bien, los asuntos judiciales de primera instancia son aquellos en

429
Para el profesor LUHRS apelación, segunda instancia y efecto devolutivo son términos que no se entienden
separadamente. Pues, si hay apelación, hay efecto devolutivo y un tribunal de segunda instancia que adquiere
competencia.
430
La doctrina también se plantea si la apelación importa un nuevo examen o constituye u nuevo juicio. Al respecto
Hugo Alsina señala que el distingo que deriva de dicha interrogante tiene mucha importancia, porque en el primer
caso (nuevo examen) el material sobre el cual debe trabar el tribunal de alzada es nada más que el acumulado en la
primera instancia, mientras que se si constituye un nuevo juicio, se podrá deducir nuevas defensas u ofrecer nuevas
pruebas. Para el autor, el recurso de apelación solamente es un nuevo examen.
431
La única posibilidad que tiene el Tribunal de Casación de alterar los hechos establecidos por los tribunales
de fondo, del grado o de la instancia, se da en aquellos casos en que el recurso de casación en la forma se acoge
por infracción a las leyes reguladoras de la prueba.

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que la sentencia de término es susceptible de recurso de apelación, y en ellos se debe oír


ampliamente a las partes sobre todas las cuestiones de hecho y derecho; recibir las pruebas que
se rindan; fallar todas las acciones y excepciones propuestas so pena de nulidad; por último, el
asunto comienza por demanda y termina por medio de la sentencia. En cambio, los asuntos
judiciales de segunda instancia son aquellos que tienen por objeto conocer del recurso de
apelación que se ha deducido en contra de una sentencia de primera instancia, y en ellos se revisa
el fallo de primera instancia para ver si está o no ajustado a derecho, y se inicia precisamente por
la interposición del recurso de apelación.

4. CARACTERÍSTICAS DEL RECURSO DE APELACIÓN.


i. Es un r e c u r s o o r d i n a r i o , pues procede en contra de toda clase de resoluciones
judiciales, y la causa por la cual procede es amplia, a saber: el agravio.
ii. Es un recurso p o r v í a d e r e f o rm a , ya que es conocido por el tribunal inmediatamente
superior en grado jerárquico de aquel que pronunció la resolución recurrida.
iii. En cuanto a la forma de interposición, es un recurso que se interpone ante el mismo
tribunal que dictó la resolución recurrida y para ante el inmediatamente superior en grado
jerárquico.
iv. Puede ser un recurso s u b s i d i a ri o cuando va unido a otros recursos, como por ejemplo,
el recurso de reposición.
v. Procede tanto en asuntos contenciosos como no contenciosos. En efecto, el art. 822 del
CPC, a propósito de los asuntos judiciales no contenciosos, señala que contra las
resoluciones dictadas podrán entablarse los recursos de apelación y de casación, según
las reglas generales. Los trámites de la apelación serán los establecidos para los
incidentes.
vi. Puede ser renunciado tanto expresa como tácitamente. Hay que recordar que para
renunciar expresamente al recurso de apelación, el mandatario judicial requiere de las
facultades extraordinarias del art. 7º inc. II del CPC; por su parte, la renuncia tácita se
refiere simplemente a dejar correr los plazos para interponer le recuso.
vii. Constituye la segunda instancia en nuestro ordenamiento jurídico, es decir, que el mismo
asunto sea visto en dos oportunidades y por tribunales distintos.

5. CLASES DE APELACIÓN.
El profesor ALFARO distingue dos clasificaciones de la apelación, a saber:
i. Atendiendo al momento en que se interpone el recurso de apelación, se distingue entre:
ap e l a c i ó n p ri n c i p a l , que es aquella que se da cuando uno sólo de los litigantes
deduce un recurso de apelación; y a p e l a c i ó n s e c u n d a r i a , que es aquella que se da
cuando un litigante se adhiere a un recurso de apelación ya deducido.

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ii. Atendiendo a la competencia de juez, se distingue entre apelación en j u i c i o o rd i n a ri o ,


en la cual el tribunal sólo puede pronunciarse respecto de lo discutido y fallado (por regla
general); y apelación en j u i c i o s u m a r i o , en la cual el tribunal tiene una facultad más
amplia, pues puede pronunciarse sobre materias que no fueron falladas en primera
instancia. En efecto, el art. 692 dice que en segunda instancia, podrá el tribunal de
alzada, a solicitud de parte, pronunciarse por vía de apelación sobre todas las cuestiones
que se hayan debatido en primera para ser falladas en definitiva, aun cuando no hayan
sido resueltas en el fallo apelado.

6. REQUISITOS DE PROCEDENCIA DE LA APELACIÓN.


Según señala el profesor ALFARO, los supuestos básicos de procedencia son el agravio y
que la resolución sea apelable.

a. EL AGRAVIO.
En materia civil la causal genérica que fundamenta el recurso de apelación es el agravio
(COUTURE dice que el agravio es la medida de la apelación). El legislador no ha señalado que se
debe entender por agravio, pero pese ello, la doctrina ha dicho que el agravio es sinónimo de
perjuicio, y se concibe como la diferencia entre lo pedido y lo realmente otorgado por el juez.
Esto lo extraen del art. 751 inc. II del CPC, a propósito del juicio de hacienda, el cual señala que
se entenderá que la sentencia es desfavorable al interés fiscal, tanto la que no acoja totalmente la
demanda del Fisco o su reconvención, como la que no deseche en todas sus partes la demanda
deducida contra el Fisco o la reconvención promovida por el demandado. Por lo tanto, de
acuerdo a dicha disposición, hay agravio para el demandante cuando: no se acoja totalmente la
demanda por él deducida, o cuando no se deseche totalmente la reconvención deducida en su
contra; y hay agravio para el demandado cuando: no se deseche totalmente la demanda deducida
en su contra, o cuando no se acoja totalmente la reconvención por él deducida.
Conforme a lo anterior, cabe señalar que el agravio se encuentra en la parte resolutiva del
fallo, y no en la considerativa, a menos que sean indispensables los considerandos para la
interpretación de la decisión final.

b. RESOLUCIÓN APELABLE.
i. De acuerdo al art. 187 del CPC, son apelables todas las sentencias definitivas y las
interlocutorias de primera instancia, salvo en los casos en que la ley deniegue
expresamente este recurso. Se sabe que la s e n t e n c i a d e f i n i t i v a es la que pone fin a
la instancia, resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio (art. 158 inc. II
del CPC); y que la s e n t e n c i a i n t e rl o c u t o r i a es la que falla un incidente del juicio,
estableciendo derechos permanentes a favor de las partes, o resuelve sobre algún trámite
que debe servir de base al pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria

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(art. 158 inc. III del CPC). Ambas sentencias deben ser de primera instancia, es decir,
susceptibles de recurso de apelación.432
ii. De conformidad con el art. 188 del CPC, los autos y decretos no son apelables cuando
ordenan trámites necesarios para la substanciación regular del juicio; pero son
apelables cuando alteran dicha substanciación o recaen sobre trámites que no están
expresamente ordenados por la ley. Esta apelación sólo podrá interponerse con el
carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición y para el caso que ésta no sea
acogida. Por lo tanto, excepcionalmente, los autos y decretos “de primera instancia”,
son apelables cuando alteran la sustanciación regular del juicio (por ejemplo, en el juicio
ordinario, y el tribunal en vez de proveer traslado para la réplica, cita a las partes a
conciliación) o recaigan sobre trámites que no están expresamente ordenados por la ley
(por ejemplo, en un juicio ejecutivo se cita a conciliación; o se establece la consulta
respecto de una sentencia definitiva contra la cual no está contemplada); pero la
apelación no procede directamente, sino que en forma subsidiaria de una reposición y
para el evento de que ella no sea acogida, pues el legislador desea que si el tribunal se ha
equivocado dictando un auto o decreto que reúna dichas características, sea él mismo
quien subsane el error, reponiendo la resolución respectiva y evitando así la concesión y
tramitación de una apelación inoficiosa.
Hay que recordar que auto es la resolución que recae en un incidente no estableciendo
derechos permanentes a favor de las partes (art. 158 inc. IV); y que es decreto el que, sin
fallar sobre incidentes o trámites que sirvan de base para el pronunciamiento de una
sentencia, tiene sólo por objeto determinar o arreglar la sustanciación del proceso y
(art. 158 inc. V).
A contrario sensu de lo expuesto anteriormente, no son susceptibles de apelación las
siguientes resoluciones judiciales:
i. Las sentencias definitivas e interlocutorias y los autos o decretos, aun cuando alteren la
sustanciación regular del juicio u ordenen trámites no establecidos expresamente en la
ley, todas ellas de ú n i c a i n s t a n c i a , en razón de que la única instancia priva a la
sentencia que dicte el tribunal de ser objeto de recurso de apelación.
ii. Las sentencias definitivas e interlocutorias y los autos o decretos, dictados s e gu n d a
i n s t a n c i a ; esto porque no existe “apelación de apelación”. En efecto, conforme al art.
210 del CPC, las resoluciones que recaigan en los incidentes que se promuevan en
segunda instancia, se dictarán sólo por el tribunal de alzada y no serán apelables.
iii. Las resoluciones judiciales que, por expresa disposición de la ley, no son apelables. Aquí
el legislador no entra a analizar la naturaleza procesal de la resolución y, por razones de
simple celeridad, priva a las partes del derecho a alzarse en contra de la resolución
respectiva. Por ejemplo:
- Conforme al art. 60 del CPC, pueden los tribunales, a solicitud de parte, habilitar para
la práctica de actuaciones judiciales días u horas inhábiles, cuando haya causa

432
El profesor ALFARO recalca que no procede reposición respecto de sentencias definitivas o interlocutorias de
primera instancia, pero en la práctica se deduce reposición y en subsidio apelación porque a veces no es fácil
determinar si se trata de autos o sentencias interlocutorias.

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urgente que lo exija; y agrega el inc. III que el tribunal apreciará la urgencia de la
causa y resolverá “sin ulterior recurso”.
- De acuerdo al art. 90 inc. III del CPC, cuando hayan de practicarse diligencias
probatorias fuera del lugar en que se sigue el juicio, podrá el tribunal, por motivos
fundados, ampliar una sola vez el término (del probatorio incidental) por el número de
días que estime necesarios, no excediendo en ningún caso del plazo total de treinta
días, contados desde que se recibió el incidente a prueba; y agrega el inc. IV que las
resoluciones que se pronuncien en los casos de este artículo “son inapelables”.
- El art. 107 del CPC, a propósito de las cuestiones de competencia, señala que son
apelables solamente la resolución que niega lugar a la solicitud de inhibición a que se
refiere el art. 102 y la que pronuncie el tribunal requerido accediendo a la inhibición.
- De acuerdo al art. 126 del CPC, las sentencias que se dicten en los incidentes sobre
implicancia o recusación serán inapelables, salvo la que pronuncie el juez de tribunal
unipersonal desechando la implicancia deducida ante él, aceptando la recusación en
el caso del art. 124 (recusación amistosa) o declarándose de oficio inhabilitado por
alguna causal de recusación.
- Por último, al art. 159 inciso final del CPC, a propósito de las medidas para mejor
resolver señala que las providencias que se decreten en conformidad al presente
artículo serán inapelables, salvo las que dicte un tribunal de primera instancia
disponiendo informe de peritos o abriendo el término especial de prueba que
establece el inciso precedente.

7. TITULAR DEL RECURSO DE APELACIÓN.


La ley ha sido minuciosa al determinar el objeto del recurso, las resoluciones susceptibles
de apelación, los efectos del mismo, etc., pero nada ha expresado en orden a quién puede apelar.
Ante este silencio, sólo cabe recurrir a la opinión de los autores y, según éstos, para apelar se
requieren dos condiciones fundamentales: ser parte y, además, ser parte agraviada.
i. S e r p a r t e . Es sabido que las partes en juicio pueden ser directas (demandante y el
demandado) e indirectas con interés (terceros coadyuvantes, excluyentes e
independientes), por tanto, la calidad de demandante o de demandado da derecho a
apelar, como igualmente la de tercero; pues hay que recordar que los terceros tienen los
mismos derechos que las partes representadas por un procurador común, y de acuerdo al
art. 16 del CPC, cualquiera de las partes representadas por el procurador común que no
se conforme con el procedimiento adoptado por él, podrá…interponer los recursos a que
haya lugar, tanto sobre las resoluciones que recaigan en estas solicitudes 8solicutd de
ampliación de plazos), como sobre cualquiera sentencia interlocutoria o definitiva.
Todavía más, si son varios los demandantes o varios los demandados, pueden apelar
todos ellos, e incluso pueden hacerlo el o los demandantes y el o los demandados, a la
vez. De manera que es exacto afirmar que pueden interponerse tantas apelaciones como
partes haya o figuren en el proceso.
ii. S e r p a r t e a gr a v i a d a . Esto significa que la resolución contra la cual pretenden alzarse

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las partes, los ha perjudicado, en razón de haber negado, en todo o en parte, lo que se
había solicitado. Así por ejemplo, la sentencia que da lugar a la demanda, agravia al
demandado; la sentencia que niega lugar a la demanda, agravia al demandante; y la que
acoge la demanda en parte, perjudica a demandante y demandado, a la vez.

8. TRIBUNALES QUE INTERVIENEN.


Un segundo punto relativo a la interposición del recurso es ante quién y para ante quién
se apela. Al respecto, hay que señalar que la apelación es un recurso esencialmente de inferior a
superior en grado jerárquico, por tanto, se debe interponer ante el mismo tribunal que dictó la
resolución contra de la cual se recurre, y para ante el tribunal inmediatamente superior en grado
jerárquico. El tribunal que dictó la resolución recurrida recibe el nombre de t r i b u n a l a q u o , y
el que va a conocer del respectivo recurso de apelación recibe el nombre de t r i b u n a l a d
quem.
La interposición del recurso de apelación ante el mismo tribunal que dictó la resolución
recurrida (tribunal a quo) se funda en una evidente necesidad de orden procesal, pues si se
entablara ante el tribunal que va a conocer del recurso (tribunal ad quem), el tribunal a quo
podría llevar adelante la ejecución del fallo apelado, por no tener noticias de su interposición.
Podría pensarse que este sistema infiere perjuicio a la parte recurrente, en el sentido de poder
resistirse el tribunal a quo a que su resolución sea revisada por el tribunal superior, negando
lugar la concesión del recurso de apelación; en dicho caso, el legislador ha puesto otro recurso en
manos de la parte que se siente perjudicada por semejante resolución, cual es, el recurso de
hecho, el cual se interpone directamente ante el tribunal superior.
Por último, el conocimiento del recurso de apelación por parte del tribunal
inmediatamente superior en grado jerárquico, es una consecuencia legítima y natural de la
organización judicial en base a una estructura jerárquica, la cual entrega la primera instancia de
determinados negocios judiciales al tribunal inferior, y la segunda, al tribunal inmediato y
superior en grado jerárquico.

9. PLAZO PARA APELAR.

a. REGLA GENERAL Y EXCEPCIONES.


Lo relativo al plazo para apelar u oportunidad de la apelación, se encuentra regulado en el
art. 189 inc. I del CPC, el cual señala que la apelación deberá interponerse en el término fatal de
cinco días, contados desde la notificación de la parte que entabla el recurso, deberá contener
los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya y las peticiones concretas que se
formulan. Este plazo se aumentará a diez días tratándose de sentencias definitivas.433
Como se puede apreciar, la regla general es que el plazo para apelar es de cinco días
fatales contados desde la notificación de la parte que entabla el recurso para toda resolución que
no sea sentencia definitiva, ya que el plazo para apelar las sentencias definitivas es de 10 días.

433
En doctrina se señala que el término para apelar no debe ser ni muy largo ni muy corto. No debe ser muy largo
porque deja inciertos los derechos reconocidos por la sentencia por mucho tiempo; y no debe ser muy corto, porque
un plazo breve impide a las partes analizar la sentencia y estudiar si conviene recurrir de apelación o no. Según
CASARINO, el legislador nacional usó una formula acertada.

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Sin perjuicio de esta regla general, hay plazos especiales para interponer el recurso de apelación,
a saber:
i. Cuando la apelación se interpone el carácter de subsidiaria, se conceden tres días para
apelar. Por ejemplo, el art. 319 inciso final del CPC señala que la apelación en contra de
la resolución del art. 318 (resolución que recibe la causa a prueba) sólo podrá
interponerse en el carácter de subsidiaria de la reposición pedida y para el caso de que
ésta no sea acogida (por tanto, debe interponerse conjuntamente con la reposición dentro
de tres días). La apelación se concederá sólo en el efecto devolutivo.
ii. En el juicio de partición de bienes los interesados pueden deducir los recursos a que haya
lugar, en contra del laudo dictado por el juez partidor, dentro del plazo de 15 días
contados desde la notificación de la resolución (art. 664 del CPC).
iii. En el ámbito procesal penal existe un plazo especial de 24 horas para apelar en contra de
la resolución que se pronuncia sobre el recurso de amparo; o de la resolución que
deniegue la libertad provisional.

b. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un plazo fatal, por tanto, si no se deduce el recurso de apelación, el derecho a
ejercitarlo se extingue al vencimiento del mismo.
ii. Es un plazo individual, por tanto, corre para cada parte desde la notificación de la
resolución que se pretende apelar.
iii. Es un plazo de días establecido en el CPC, por ende, se entiende suspendido durante los
días feriados; salvo que el tribunal, por motivos justificados, haya dispuesto
expresamente lo contrario.
iv. Es un plazo legal, por tanto, no admite prórroga, porque solamente los plazos judiciales
gozan de esta franquicia y siempre que concurran determinados requisitos legales (que se
pida antes del vencimiento del término, y que se alegue justa causa, la cual será apreciada
por el tribunal prudencialmente).
v. Como se dijo en su momento, el plazo para apelar no se suspende por la interposición del
recurso de reposición o de la aclaración, rectificación o enmienda. En efecto, de acuerdo
al art. 190 del CPC, el término para apelar no se suspende por la solicitud de reposición a
que se refiere el art. 181 (recurso de reposición); y agrega el inc. II que tampoco se
suspende por la solicitud de aclaración, agregación o rectificación de la sentencia
definitiva o interlocutoria.

10. FORMA DE DEDUCIR LA APELACIÓN.


El recurso de apelación se interpone por escrito, por ser ésta la forma general de los
procedimientos civiles, y por las exigencias establecidas en el art. 189 inc. I, que consisten en
que la apelación debe contener los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya y las

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peticiones concretas que se formulan434. Sin embargo, la apelación verbal tampoco está excluida
de nuestro derecho, pues conforme a la segunda parte del art. 189 inc. III del CPC, en los
procedimientos o actuaciones para las cuales la ley establezca la oralidad, se podrá apelar en
forma verbal siempre que someramente se señalen los fundamentos de hecho y de derecho del
recurso y se formulen peticiones concretas, de todo lo cual deberá dejarse constancia en el acta
respectiva. Así, por ejemplo, en el procedimiento sumario la apelación se puede interponer
verbalmente, pues de acuerdo al art. 682 del CPC, el procedimiento sumario será verbal; pero las
partes podrán, si quieren, presentar minutas escritas en que se establezcan los hechos invocados
y las peticiones que se formulen.
Como se puede apreciar, el escrito de apelación debe contener los fundamentos de hecho y
de derecho en que se apoya, y las peticiones concretas que se formulan. No obstante, en aquellos
casos en que la apelación se interponga con el carácter de subsidiaria de la solicitud de
reposición, no será necesario fundamentarla ni formular peticiones concretas, siempre que el
recurso de reposición cumpla con ambas exigencias (art. 189 inc. III del CPC).
i. El profesor ALFARO recalca que el f u n d a m e n t o d e h e c h o dice relación con el agravio
o perjuicio, y el f u n d a me n t o d e d e r e c h o con la norma aplicable al recurso. Aquí el
recurrente debe introducir en el escrito de apelación todos los razonamientos que pongan de
relieve la injusticia de la resolución impugnada, ya sea por no respetar las normas jurídicas o
la jurisprudencia aplicable al caso, o por no atenerse a las leyes reguladoras de la prueba, etc.
(la idea es que no exista una fundamentación retórica.
ii. La peticiones concretas se relacionan con el objeto del recurso de apelación, es decir,
según lo plantea el profesor ALFARO, con cómo quiere la parte que la sentencia sea
modificada o revocada; lo cual es importante, porque va a determinar la competencia del
tribunal ad quem.

11. EFECTOS DEL RECURSO DE APELACIÓN.


El profesor ALFARO señala que cuando se habla de los efectos de la apelación, se está
aludiendo a cuál será el destino de la resolución apelada, cuál será la tramitación del juicio en
primera instancia, y cuáles serán las facultades del Tribunal de Alzada. En el fondo, se trata de
determinar cuáles son las consecuencias que produce la interposición del recurso de apelación, en el
cumplimiento o ejecución de la resolución recurrida.
En concreto, los efectos que produce la apelación son dos: el efecto suspensivo y el
efecto devolutivo. Estos efectos la apelación no los produce por sí sola, sino que en virtud de la
resolución emanada del tribunal inferior que admite a tramitación el recurso de apelación, ya sea
en el sólo efecto devolutivo, o bien, en ambos efectos, que es la regla general en nuestro sistema.
La diferencia entre ambos efectos, es que el efecto devolutivo es consecuencia forzada y
lógica de toda apelación, pues mediante él se somete a un juez superior el conocimiento y fallo
de la cuestión que ha sido objeto del recurso, por lo tanto, es un elemento de la esencia del
recurso de apelación; mientras que el efecto suspensivo no es consecuencial y forzoso en dicho
recurso, siendo, de esta suerte, un elemento de la naturaleza del referido recurso.

434
Al ser un escrito, debe cumplir con los requisitos comunes a todo escrito judicial, a saber: se debe presentar en
papel simple, por conducto del secretario respectivo, encabezado por una suma que indique su contenido, y deben
acompañarse tantas copias cuantas sean las partes a quienes debe notificarse la providencia que en él recaiga.

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Como se dijo, la regla general, es que el recurso de apelación se conceda en ambos


efectos, y la excepción, que se conceda sólo en el efecto devolutivo. Pues de acuerdo al art. 193
del CPC, cuando se otorga simplemente apelación, sin limitar sus efectos, se entenderá que
comprende el devolutivo y el suspensivo; aún más, el art. 195 del mismo Código señala que fuera
de los casos determinados en el artículo precedente (apelación en el sólo efecto devolutivo), la
apelación deberá otorgarse en ambos efectos.435

11.1. EFECTO DEVOLUTIVO.

a. CONCEPTO.
El art. 191 inc. I del CPC señala que cuando la apelación comprenda los efectos
suspensivo y devolutivo a la vez, se suspenderá la jurisdicción del tribunal inferior para seguir
conociendo de la causa; por su parte el art. 192 inc. I del CPC señala que cuando la apelación
proceda sólo en el efecto devolutivo, seguirá el tribunal inferior conociendo de la causa hasta su
terminación, inclusa la ejecución de la sentencia definitiva. Teniendo presente ambas normas, se
puede decir que el e f e c t o d e v ol u t i v o es aquel efecto esencial de la apelación, en virtud del
cual se le otorga competencia al tribunal superior para que conozca y falle el recurso.
Este es un efecto que no puede faltar (elemento de la esencia), puesto que sin él el
tribunal superior no podría enmendar el fallo de primera instancia. Al respecto, algunos autores
han señalado que es inútil nombrar este efecto, ya que con el sólo hecho de hablar de apelación,
está la idea de que el tribunal superior es competente para conocer del asunto, por consiguiente,
es más apropiado hablar de apelación suspensiva y no suspensiva.
El efecto devolutivo implica un “envío” y no una devolución de competencia. La expresión
“devolución” surgió en una realidad diferente a la actual; pues antiguamente la facultad de
administrar justicia le correspondía al soberano, el cual delegaba sus facultades en los jueces
inferiores; si la resolución de estos jueces causaba algún agravio, y era objeto de una alegación,
la competencia se devolvía a la autoridad que la había delegado, para conocer nuevamente del
asunto, y reparar el agravio causado.

b. MANIFESTACIONES DEL EFECTO DEVOLUTIVO.


El efecto devolutivo de la apelación se encuentra constituido por una serie de
manifestaciones particulares, que son necesarias enumerar:
i. El tribunal ad quem asume la facultad plena de enmendar la sentencia recurrida, dentro de
los límites del recurso. Sus poderes consisten en la posibilidad de confirmar íntegramente el
fallo, de confirmarlo en una parte y revocarlo en otra, y de revocarlo íntegramente.
ii. El tribunal ad quem puede declarar improcedente un recurso que el tribunal a quo admitió a
tramitación. En efecto, el art. 213 inc. I del CPC dice que elevado un proceso en apelación, el
tribunal superior examinará en cuenta si el recurso es admisible y si ha sido interpuesto
dentro del término legal; agrega el inc. II que si encuentra mérito el tribunal para

435
Cabe tener presente que en el proceso penal, la regla es que la apelación se conceda en el sólo efecto devolutivo.
Pues de acuerdo al art. 368 del CPP, la apelación se concederá en el solo efecto devolutivo, a menos que la ley
señalare expresamente lo contrario.

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considerar inadmisible o extemporáneo el recurso, lo declarará sin lugar desde luego o


mandará traer los autos en relación sobre este punto.

iii. De acuerdo al art. 192 inc. I del CPC, cuando la apelación proceda sólo en el efecto
devolutivo, seguirá el tribunal inferior conociendo de la causa hasta su terminación,
inclusa la ejecución de la sentencia definitiva. En otras palabras, concedida apelación
sólo en el efecto devolutivo, en forma automática pasan a tener competencia sobre un
mismo negocio judicial dos tribunales: el tribunal a quo, que continuará conociendo de la
causa hasta su terminación, incluso, la ejecución de la sentencia definitiva; y el tribunal
ad quem, que entrará a conocer del respectivo recurso de apelación.
Desde un punto de vista material esto sería imposible, ya que hay un solo expediente;
pero el legislador, para obviar este inconveniente, ha establecido el sistema de las
compulsas o fotocopias, esto es, el sistema de copias autorizadas de determinadas piezas
de los autos originales, que se remiten al tribunal superior. El profesor ALFARO recalca
que materialmente este efecto se manifiesta en la duplicación del expediente; y el riesgo de
la existencia de dos procesos simultáneos, es la eventual contradictoriedad entre el tribunal a
quo y el tribunal ad quem.
Ahora bien, esta facultad concedida por la ley al tribunal inferior para continuar
conociendo de la causa, incluso para dictar sentencia definitiva y decretar su ejecución, es
facultativa y condicional. Es fa c u l t a t i v a , en el sentido que queda entregado a la
voluntad de la parte apelada instar o no por la prosecución del juicio, puesto que se sabe
que los tribunales sólo actúan a requerimiento de parte interesada; y es c o n d i c i o n a l ,
en el sentido que todo lo obrado ante el juez inferior queda entregado a lo que, en
definitiva, resuelva el superior; así, si la resolución es confirmada, lo obrado con
posterioridad adquirirá el carácter de definitivo y, a la inversa, si dicha resolución es
revocada, lo obrado con posterioridad quedará sin efecto ni valor alguno. Por
consiguiente, y en resumen, la parte apelada instará para que se continúe el juicio
adelante, sólo y cuando tenga la certeza de que su derecho, en función a la resolución
apelada en lo devolutivo, es claro y no exista posibilidad de sentencia revocatoria, pues lo
contrario sería incurrir en esfuerzos y gastos inútiles.

c. LIMITACIONES DEL EFECTO DEVOLUTIVO.


¿La competencia del tribunal superior es amplia y absoluta o, por el contrario, sus
limitaciones? Esta interrogante plantea el problema de la extensión del efecto devolutivo en
función del recurso de apelación, el cual debe ser analizado desde cuatro puntos de vista, a saber:
respecto de las cuestiones controvertidas y falladas en la primera instancia; de los puntos
comprendidos en la apelación; de las partes litigantes a quienes aprovecha el recurso; y respecto
de la reforma en perjuicio.
i. C u e s t i o n e s c o n t r ove r t i d a s y fa l l a d a s e n l a p r i m e r a i n s t a n c i a (congruencia
procesal). En virtud del efecto devolutivo, el tribunal superior sólo tiene competencia para
conocer de las mismas cuestiones controvertidas, conocidas, juzgadas y falladas en
primera instancia; en otras palabras, sólo lo que ha sido discutido y fallado en primera
instancia, puede ser objeto del fallo en segunda instancia. La ratio es que la cuestión
controvertida queda fijada en la primera instancia, no pudiendo las partes en la segunda

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instancia alterar aquélla, deduciendo nuevas acciones u oponiendo nuevas excepciones.


Sin embargo, existen excepciones, a saber:
- C u e s t i o n e s i n c o mp a t i b l e s . De acuerdo al art. 208 del CPC, podrá el tribunal de
alzada fallar las cuestiones ventiladas en primera instancia y sobre las cuales no se
haya pronunciado la sentencia apelada por ser incompatibles con lo resuelto en ella,
sin que se requiera nuevo pronunciamiento del tribunal inferior. Aquí rige el principio
de pasividad, por tanto, se requiere solicitud de parte para que el tribunal de alzada se
pronuncie sobre la pretensión incompatible. Como señala el profesor ALFARO, esto se
relaciona con la pluralidad de pretensiones, siendo un típico ejemplo el caso en que se
pide el cumplimiento forzado y, en subsidio, la resolución de un contrato.436
- C a s o s d e a c t u a c i o ne s d e o f i c i o . De acuerdo al art. 209 del CPC, podrá el
tribunal de segunda instancia, previa audiencia del fiscal judicial, hacer de oficio en
su sentencia las declaraciones que por la ley son obligatorias a los jueces, aun
cuando el fallo apelado no las contenga (por ejemplo, la declaración de nulidad
absoluta que aparece de manifiesto en un contrato; o la declaración de incompetencia
absoluta del tribunal de primera instancia).
- C a s o d e e x c e p c i o ne s a n ó m a l a s . De conformidad con el art. 310 del CPC, las
excepciones de prescripción, cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la deuda,
cuando ésta se funde en un antecedente escrito, podrán oponerse en cualquier estado
de la causa; pero no se admitirán si no se alegan por escrito antes de la citación para
sentencia en primera instancia, o de la vista de la causa en segunda.

ii. P u n t o s c o m p r e n d i d os e n l a a p e l a c i ó n . En virtud del efecto devolutivo el tribunal


superior queda investido de amplias atribuciones para enmendar todo el fallo apelado;
pero siendo el recurso de apelación un derecho que mira al solo interés del apelante, no
hay inconveniente legal para que éste pueda restringir sus pretensiones. Por lo tanto, el
tribunal de alzada sólo puede conocer y fallar los puntos comprendidos en la apelación,
pero no los consentidos o no apelados. Ahora bien, la parte no apelada de una resolución
judicial se la llama “parte consentida”, y para saber cuál es la extensión que el recurrente
le ha dado a su apelación, habrá que remitirse al escrito de apelación mismo, o a un
escrito de téngase presente que puede haberse presentado posteriormente, o, en último
término, a lo que manifieste el abogado defensor en su alegato.
Aquí rige el principio de tantum apellatum quantum devolutum, en virtud del cual el
tribunal ad quem al resolver la apelación sólo puede conocer y decidir aquellas cuestiones
que el recurrente ha limitado en la apelación y, por ende, no puede entrar en el examen de
las cuestiones consentidas por las partes o que no han sido objeto del recurso. De acuerdo
a lo anterior, en doctrina se han establecido tres clases de incongruencia: la incongruencia
ultra petita, la cual surge cuando el juez concede a la parte más de lo pedido; la
436
Hay que recordar que las facultades que tiene el tribunal de alzada tratándose de un juicio sumario son más amplias;
así, como ya se ha señalado, si se trata de un juicio ordinario el tribunal sólo puede pronunciarse acerca de las cuestiones
debatidas y falladas en primera instancia, por lo que si se discutió una cuestión, pero no se falló, el tribunal carece de
competencia para pronunciarse, pudiendo únicamente, devolver el asunto al juez de primera instancia o casar de oficio.
En cambio, si se trata de un juicio sumario, el tribunal de alzada tiene competencia para pronunciarse sobre cuestiones
debatidas pero no falladas (compatibles o incompatibles), esto en razón del carácter breve y concentrado del
procedimiento.

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incongruencia extra petita, que se da cuando el juez concede una cuestión diferente a la
pedida por la parte; y la incongruencia minus petita, la cual se produce cuando el juez
deja de pronunciarse sobre alguna o algunas de las cuestiones de la parte.

iii. P e r s o n a l i d a d d e l a a p e l a c i ó n . Esto se traduce en que la apelación interpuesta por


una de las partes, no aprovecha a la otras que están en su misma situación y que no
interpusieron el recurso (se da en hipótesis de litis consorcio). Lo contrario a este efecto
de la apelación, es el efecto expansivo o comunicante.437
En este sentido, la jurisprudencia ha declarado que el recurso de apelación es
esencialmente personal. No obstante, hay situaciones en que este principio cede,
concretamente, en los casos en que exista pluralidad de partes, debido a la existencia de
un vínculo de solidaridad o indivisibilidad (y que no obren por procurador común).

iv. N o c a b e l a r e f o r m a e n p e r j u i c i o . La prohibición de la reformatio in peius consiste


en que el tribunal de alzada no puede empeorar la situación del apelante, en los casos en
que no ha mediado recurso de su contraparte. Por lo tanto, la prohibición de la reformatio
in peius decae en los casos en que no se esté frente a un apelante único, sino que concurre
la contraparte o se adhiere a la apelación.438
La reformatio in peius es un principio de orden público, ligado con la garantía
constitucional del derecho a la defensa y, por ende, con el debido proceso; por lo cual
quien ejerce ese derecho no puede ver deteriorada su situación procesal, por el sólo hecho
de haberlo ejercido. En caso de que no existiera este principio, la parte agraviada
probablemente no apelaría, porque existiría la posibilidad de que se dictará una sentencia
peor y, por ende, se vulneraría su derecho de defensa.

d. CASOS EN QUE SE CONCEDE LA APELACIÓN EN EL SÓLO EFECTO DEVOLUTIVO.


Como se dijo, la regla general es que la apelación se conceda con ambos efectos, no
obstante, existen casos en que la apelación se concede en el sólo efecto devolutivo. En efecto, el
art. 194 del CPC señala que sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley,
se concederá apelación sólo en el efecto devolutivo:
i. De las resoluciones dictadas contra el demandado en los juicios ejecutivos y sumarios
(art. 194 Nº 1). Para que tenga aplicación este numeral se necesita la concurrencia
copulativa de dos requisitos: que la resolución sea apelada por el demandado; y que se
trate de juicios ejecutivos o sumarios.
ii. De los autos, decretos y sentencias interlocutorias (art. 194 Nº 2)

437
En el proceso penal no tiene lugar el principio de personalidad en la apelación, pues de acuerdo al art. 360 inc. II
del CPP, si sólo uno de varios imputados por el mismo delito entablare el recurso contra la resolución, la decisión
favorable que se dictare aprovechará a los demás, a menos que los fundamentos fueren exclusivamente personales
del recurrente, debiendo el tribunal declararlo así expresamente.
438
En proceso penal este principio se consagra en el art. 360 inc. III del CPP, el cual dispone que si la resolución
judicial hubiere sido objeto de recurso por un solo interviniente, la Corte no podrá reformarla en perjuicio del
recurrente.

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iii. De las resoluciones pronunciadas en el incidente sobre ejecución de una sentencia firme,
definitiva o interlocutoria (art. 194 Nº 3). Este numeral tiende a evitar la prolongación de
los juicios y, a diferencia del Nº 1, con el cual presenta gran analogía, no hace distingo en
cuanto a la parte apelante, o sea, si es el ejecutante o el ejecutado.
iv. De las resoluciones que ordenen alzar medidas precautorias (art. 194 Nº 4) Mediante
este numeral se persigue evitar situaciones de injusticias con aquellos demandados en
contra de los cuales se decretan medidas precautorias.
v. De todas las demás resoluciones que por disposición de la ley sólo admitan apelación en
el efecto devolutivo (art. 194 Nº 5). Por ejemplo, de acuerdo al art. 100 del CPC, de las
resoluciones que nieguen la acumulación (de autos) o den lugar a ella sólo se concederá
apelación en el efecto devolutivo; a su vez, el art. 307 inc. II señala que la resolución que
las deseche (las excepciones dilatorias) será apelable sólo en el efecto devolutivo; la
apelación en subsidio de la resolución que recibe la causa a prueba, según el art. 319 inc.
final, se concederá sólo en el efecto devolutivo; etc.
Finalmente, siguiendo la regla general, el art. 195 del CPC señala que fuera de los casos
determinados en el artículo precedente, la apelación deberá otorgarse en ambos efectos.

11.2. EL EFECTO SUSPENSIVO.

a. CONCEPTO.
Es aquel efecto que tiene la virtud de paralizar la competencia del tribunal inferior para
seguir conociendo de la causa y, en especial, la ejecución o cumplimiento de la resolución
recurrida, mientras el recurso de apelación no termine por alguno de los medios que señala la
ley. La razón de este efecto, es que si el recurso de apelación se funda en los errores o injusticias
cometidos en la resolución impugnada, todo aconseja suspender su ejecución, mientras el
tribunal superior la revise.
El art. 191 inc. I del CPC reconoce expresamente la virtud del efecto suspensivo en la
apelación al disponer que cuando la apelación comprenda los efectos suspensivo y devolutivo a
la vez, se suspenderá la jurisdicción del tribunal inferior para seguir conociendo de la causa.
En consecuencia, todo lo actuado ante un juez inferior, después de concedida apelación en
ambos efectos, será nulo por carecer dicho juez de competencia necesaria, ya que la ley
expresamente, como se ha visto, lo ha privado de ella.
Sin embargo, esta pérdida de competencia de parte del juez inferior no es absoluta, pues
el art. 192 inc. II consagra una excepción, al disponer que el tribunal inferior podrá, sin embargo,
entender (conocer) en todos los asuntos en que por disposición expresa de la ley conserve
jurisdicción, especialmente en las gestiones a que dé origen la interposición del recurso hasta
que se eleven los autos al superior, y en las que se hagan para declarar desierta o prescrita la
apelación antes de la remisión del expediente. Por tanto dos son las excepciones al efecto
suspensivo, a saber:
i. El tribunal inferior puede conocer aquellos asuntos que por disposición expresa de la ley
conserva su competencia. Por ejemplo, el tribunal inferior debe resolver el número de
peritos para un asunto.

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ii. Puede conocer de todas las cuestiones a que dé origen la interposición del recurso hasta
que se eleven los autos al superior jerárquico, y de la deserción y prescripción de la
apelación, antes de la remisión del expediente
A este precepto legal, por ser excepcional, hay que darle una interpretación restringida y,
por consiguiente, cualquiera otra gestión que no esté contemplada expresamente en su texto,
habrá que considerarla como entre aquellas que escapan a la competencia del juez inferior. 439

11.3. LA ORDEN DE NO INNOVAR.


a. CONCEPTO.
Un tema relacionado con los efectos de la apelación, es el de la orden de no innovar (ONI).
En efecto, concedida la apelación en el solo efecto devolutivo, el tribunal de alzada a petición del
apelante y mediante resolución fundada, puede dictar una ONI, la cual tiene la virtud de
suspender los efectos de la resolución recurrida o paralizar su cumplimiento, según sea el caso.
La ONI se define como una resolución judicial fundada, dictada por un tribunal superior
en virtud de la cual se ordena a un tribunal inferior que está conociendo de un asunto, suspender
los efectos de la resolución recurrida o paralizar su cumplimiento. La ONI implica no hacer nada
nuevo; es dejar las cosas en el estado en que se encontraban en un determinado momento (art.
192 del CPC).
Art. 192. Cuando la apelación proceda sólo en el efecto devolutivo, seguirá el tribunal inferior conociendo de la
causa hasta su terminación, incluso la ejecución de la sentencia definitiva.
No obstante, el tribunal de alzada a petición del apelante y mediante resolución fundada, podrá dictar orden de no
innovar. La orden de no innovar suspende los efectos de la resolución recurrida o paraliza su cumplimiento, según
sea el caso. El tribunal podrá restringir estos efectos por resolución fundada. Los fundamentos de las resoluciones
que se dicten de conformidad a este inciso no constituyen causal de inhabilidad.
Las peticiones de orden de no innovar serán distribuidas por el Presidente de la Corte, mediante sorteo, entre las
salas en que esté dividida y se resolverán en cuenta. Decretada una orden de no innovar, quedará radicado el
conocimiento de la apelación respectiva en la sala que la concedió y el recurso gozará de preferencia para figurar en
tabla y en su vista y fallo.

Por tanto, la ley contempla la posibilidad de que si bien la apelación ha sido concedida en
el sólo efecto devolutivo, se solicite a la CA respectiva una ONI, lo que en el fondo viene a
transformar una apelación concedida en el sólo efecto devolutivo, e una de ambos efectos.

b. ÁMBITO DE APLICACIÓN.
Esta institución tiene aplicación el recurso de hecho, en la apelación (en el sólo efecto
devolutivo), en el recurso de queja, en el recurso de protección, de inaplicabilidad y amparo. No
cabe en el recurso de reposición, pues éste suspende el cumplimiento del auto o decreto; ni
tampoco en la casación (aunque aquí se puede pedir fianza de resultas para suspender).

439
Si el expediente está compuesto de diversos cuadernos, la apelación, concedida en ambos efectos en uno de ellos,
según CASARINO, no suspende la competencia del juez inferior en los otros, por la sencilla razón de que si se
aceptara la tesis opuesta, significaría eliminar de una plumada la institución de los cuadernos separados, cuya
finalidad específica es precisamente procurar la sustanciación regular de los procesos, sin que los recursos deducidos
en un cuaderno puedan entorpecer la marcha de los otros.

608
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En sistema procesal penal se contempla una regla general con respecto a todos los
recursos en el art. 355 del CPP, el cual señala que la interposición de un recurso no suspenderá la
ejecución de la decisión, salvo que impugnare una sentencia definitiva condenatoria o que la ley
dispusiere expresamente lo contrario. Por lo tanto, no se regula el otorgamiento de la orden de
no innovar, pero se entiende que es aplicable de acuerdo a la norma de remisión del art. 52 del
CPP. No obstante, existe un caso en que expresamente tiene lugar, pues de acuerdo al art. 149
inciso final del CPP, estando pendiente el recurso contra la resolución que dispone la libertad
(condicional), para impedir la posible fuga del imputado la CA respectiva tendrá la facultad de
decretar una ONI, desde luego y sin esperar la vista del recurso de apelación del fiscal o del
querellante.

c. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. En primer lugar, es necesario que se hubiere concedido la apelación en el sólo efecto
devolutivo.
ii. Que la parte interesada presente una solicitud de ONI ante el tribunal de alzada. Esto es
aplicación del principio dispositivo, por cuanto la ONI sólo puede ser otorgada a petición
de parte y no en forma oficiosa por el tribunal.
iii. Que el tribunal de alzada dicte una resolución fundada para los efectos de conceder la
ONI. Es decir, la resolución del tribunal superior debe señalar los motivos o razones por
las cuales justifica la concesión u otorgamiento de la ONI y alcance en que ella es
concedida.

d. OPORTUNIDAD PROCESAL PARA DEDUCIR LA ORDEN DE NO INNOVAR.


La ley no señala en qué momento puede solicitarse la ONI, y al respecto existen dos
posturas doctrinales que analizan el momento en que se puede solicitar.
i. Una postura sostiene que la ONI solo puede solicitarse una vez que han ingresado las
compulsas al tribunal de alzada, es decir, desde que se admita a tramitación el recurso de
apelación, ya que sólo desde ese momento el tribunal contará con los antecedentes
necesarios para resolver; y hasta la vista de la causa.
ii. Y una segunda postura, formulada por el Mario MOSQUERA señala que se puede solicitar
la ONI desde que se concede el recurso de apelación en el sólo efecto devolutivo, sin
esperar que la apelación ingrese al tribunal de alzada, y hasta la vista de la causa; y si
bien la CA no dispone del expediente, puede ordenar traer a la vista de inmediato los
antecedentes necesarios para resolver adecuadamente la petición de no innovar, si lo
estima conveniente. Esta postura se refuerza con lo que ocurre en el recurso de hecho, en
donde el tribunal de alzada tampoco dispone los antecedentes de la causa, no obstante lo
cual, puede decretar una ONI, según se ha interpretado en forma reiterada por la
jurisprudencia.

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e. TRAMITACIÓN DE LA SOLICITUD DE UNA ORDEN DE NO INNOVAR.


De acuerdo a la primera parte del art. 192 inc. III del CPC, las peticiones de orden de no
innovar serán distribuidas por el Presidente de la Corte, mediante sorteo, entre las salas en que
esté dividida y se resolverán en cuenta. Al no tratarse de una tramitación incidental, no se debe
dar traslado de la petición a la parte contraria.

f. EFECTOS DE LA ORDEN DE NO INNOVAR.


Si la solicitud de orden no innovar es acogida por la Corte de Apelaciones respectiva, se
producen los siguientes efectos:
i. Se suspenden los efectos de la resolución apelada, si ella no se encuentra en estado de ser
cumplida.
ii. Se para paralizar el cumplimiento o ejecución de la resolución recurrida, si está en estado
de ser cumplida. Cabe decir, que el tribunal de alzada se encuentra facultado para
restringir éste efecto y anterior, mediante una resolución fundada.
iii. El conocimiento del recurso de apelación queda radicado en la sala que concedió la ONI.
iv. El recurso de apelación gozará de preferencia para figurar en tabla y en su vista y fallo.

Ahora bien, en el evento de que se deniegue la solicitud de ONI, el tribunal de primera


instancia seguirá conociendo del asunto; el recurso de apelación no se radicará en la sala que
conoció la ONI; y no gozará de preferencia. 440

12. TRAMITACIÓN DEL RECURSO DE APELACIÓN.


En este punto hay que distinguir la tramitación que se le da al recurso de apelación tanto
en la primera como en la segunda instancia; pues no hay que olvidar que el recurso se interpone
ante el tribunal a quo, y para ante el tribunal ad quem.

12.1. TRAMITACIÓN EN PRIMERA INSTANCIA.


La tramitación del recurso de apelación en primera instancia, consta de una serie de
etapas, las cuales se analizarán a continuación.

a. INTERPOSICIÓN DEL RECURSO.


El recurso se debe interpone ante el tribunal a quo, es decir, el tribunal que dictó la
resolución que se está impugnando, dentro de los plazos legales. Por lo tanto, en el escrito habría
que invocar, por ejemplo, al SJL (señor juez de letras).

440
¿Produce cosa juzgada el pronunciamiento del tribunal de segunda instancia sobre la ONI? Según ORELLANA, la
respuesta es negativa, ya que si la solicitud se rechaza, nada obsta a que se vuelva a intentar cuantas veces se estime
necesario.

610
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b. EXAMEN DE ADMISIBILIDAD.
Una vez interpuesto el recurso de apelación, el tribunal a quo tendrá que realizar un
examen meramente formal, sin entrar a analizar el fondo de lo planteado, y procederá a dictar
una resolución, ya sea concediendo el recurso, o bien, declarándolo inadmisible. En concreto, lo
que debe examinar el tribunal es lo siguiente:
i. Si la resolución contra la cual se recurre es o no susceptible de apelación.
ii. Si la apelación se interpuso dentro del plazo legal.
iii. Si el escrito tiene o no los fundamentos de hecho y de derecho que exige el legislador.
iv. Si el escrito tiene o no las peticiones concretas
Conforme al art. 201 inc. I del CPC, si la apelación no cumple con estos requisitos, el
tribunal correspondiente441 deberá declararla de oficio inadmisible (excepción al principio de
pasividad). La excepción al cumplimiento de estos requisitos, se encuentra en el art. 189 inc.
final señala que las normas de los incisos anteriores (requisitos de plazo y forma) no se
aplicarán en aquellos procedimientos en que las partes, sin tener la calidad de letrados, litiguen
personalmente y la ley faculte la interposición verbal del recurso de apelación. En estos casos el
plazo para apelar es de 5 días fatales, salvo disposición especial en contrario.
Art. 201. Si la apelación se ha interpuesto fuera de plazo o respecto de resolución inapelable o no es fundada o no
contiene peticiones concretas, el tribunal correspondiente deberá declararla inadmisible de oficio; y si el apelante no
comparece dentro de plazo, deberá declarar su deserción previa certificación que el secretario deberá efectuar de
oficio. La parte apelada, en todo caso, podrá solicitar la declaración pertinente, verbalmente o por escrito.

La resolución que admita o no a tramitación el recurso, deberá dictarla de plano el


tribunal, es decir, con el solo mérito del escrito de apelación, sin necesidad de oír a la parte
contraria. Esta resolución que deniega o concede el recurso, en ningún caso debe ir fundada, pero
si lo admite a tramitación, debe indicar si se concede en el sólo efecto devolutivo; y si nada dice
al respecto, se entiende concedido en ambos efectos.
Si el tribunal a quo, al conceder o denegar la apelación, comete un error o injusticia (por
ejemplo, admitió a tramitación un recurso interpuesto en forma extemporánea), la parte
agraviada tiene en sus manos el recurso de hecho para obtener que se subsane aquel error o
injusticia, tal como se verá en su momento.

c. NOTIFICACIÓN.
Como toda resolución judicial, la resolución que concede o deniega el recurso para que
produzca efectos debe ser notificada en la forma dispuesta por la ley, en este caso concreto, por
el estado diario (regla general). La importancia de esa notificación, se puede sintetizar en los
siguientes puntos:

441
La norma habla de “tribunal correspondiente”, porque el tribunal ad quem también debe efectuar un examen de
admisibilidad del recurso.

611
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i. La notificación de la resolución que concede la apelación, constituye el primer elemento


del emplazamiento en la segunda instancia. El emplazamiento en segunda instancia está
constituido por la notificación de la resolución que concede el recurso de apelación, y el
transcurso del plazo que tienen las partes para comparecer ante el tribunal superior.
ii. Si la resolución deniega el recurso, a partir de su notificación comienza a correr el plazo
para interponer el recurso de hecho.
iii. Y si se notifica la resolución que concede el recurso en el sólo efecto devolutivo,
comienza a correr el plazo que tiene el apelante para depositar el dinero necesario para
las compulsas.

d. REMISIÓN DE LAS COMPULSAS O DE LOS AUTOS ORIGINALES.


Luego, concedida la apelación, debe elevarse el proceso al tribunal superior, a objeto de
que conozca de él, remitiéndole los autos originales o las compulsas o fotocopias, según el caso.
Aquí hay que distinguir si la apelación se concedió sólo en el efecto devolutivo, o en ambos
efectos.
i. Si la apelación se concedió sólo con el efecto devolutivo, se tendrán que confeccionar
compulsas. Se entiende por “compulsas” las fotocopias autorizadas de las piezas del
expediente, necesarias para que el tribunal inferior siga conociendo de la causa, y para
que el tribunal superior conozca el recurso de apelación (art. 197 inc. I del CPC). Quien
autoriza las copias del expediente, es el Secretario del tribunal con su timbre y firma.442
Art. 197. La resolución que conceda una apelación sólo en el efecto devolutivo deberá determinar las
piezas del expediente que, además de la resolución apelada, deban compulsarse o fotocopiarse para
continuar conociendo del proceso, si se trata de sentencia definitiva, o que deban enviarse al tribunal
superior para la resolución del recurso, en los demás casos.

Como se puede apreciar, el legislador en el art. 197 establece cuáles son los antecedentes
que deben remitirse al tribunal superior y cuales deben permanecer en el inferior, en
efecto: si la apelación se interpone en contra una sentencia definitiva, las compulsas
permanecerán en poder del tribunal inferior, y al superior deben remitirse los autos
originales; y si la apelación se interpone contra otras resoluciones, los autos originales
permanecerán en poder del inferior y se remitirán las copias al tribunal superior.
La resolución que concede la apelación en el sólo efecto devolutivo, debe indicar las fojas
del expediente que tienen que fotocopiarse y, de acuerdo al inc. II del art. 197, el
apelante, dentro de los cinco días siguientes a la fecha de notificación de esta resolución,
deberá depositar en la secretaría del tribunal la cantidad de dinero que el secretario
estime necesaria para cubrir el valor de las fotocopias o de las compulsas respectivas. El
secretario deberá dejar constancia de esta circunstancia en el proceso, señalando la
fecha y el monto del depósito; agrega el inc. III que si el apelante no da cumplimiento a

442
Antes las compulsas eran copias a mano, pero hoy todo se hace por fotocopia, de manera que, en la práctica, se
habla indistintamente de copias, fotocopias, compulsas. Por ello la segunda parte del inc. II del art. 197 del CPC,
pierde sentido al decir que se remitirán compulsas sólo en caso que exista imposibilidad para sacar fotocopias en el
lugar de asiento del tribunal, lo que también certificará el secretario.

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esta obligación, se le tendrá por desistido (más bien dicho desierto) del recurso, sin más
trámite.443

ii. Si la apelación se concedió en ambos efectos, no será necesario sacarle fotocopias al


expediente, pues como la tramitación se suspende en el tribunal inferior, no existe razón
alguna para que éste retenga los autos y, por tanto, deberá enviar el expediente original al
tribunal superior, al día siguiente de la última notificación de la resolución que concedió
el recurso (art. 198 del CPC).
Art. 198. La remisión del proceso se hará por el tribunal inferior en el día siguiente al de la última
notificación. En el caso del artículo anterior (plazo de cinco días para depositar dinero en la secretaría),
podrá ampliarse este plazo por todos los días que, atendida la extensión de las copias que hayan de sacarse,
estime necesario dicho tribunal.

12. 2. TRAMITACIÓN EN SEGUNDA INSTANCIA.

Nuevamente en la segunda instancia, hay que distinguir una serie de etapas que se san en
la tramitación, las cuales se analizarán a continuación.

a. RECEPCIÓN DE LOS AUTOS POR EL TRIBUNAL SUPERIOR.


Una vez llegados los autos originales o las compulsas, según el caso, al tribunal superior,
el Secretario de este tribunal debe cumplir con dos importantes deberes, a saber:
i. In g r e s a r l a c a u s a a l Li b r o d e In gr e s o . El Secretario debe anotar el proceso recién
llegado en el Libro de Ingresos, individualizándolo por: un número de rol; por el nombre
de los litigantes; por la materia sobre que versa; por el tribunal de origen; y por la fecha
de ingreso. Este libro es llevado por el tribunal superior como medida de carácter
económico, o sea, para la buena administración de justicia (no hay una norma que
establezca este deber).
ii. C e r t i f i c a r e n e l e x p e d i e n t e l a f e c h a d e i n gr e s o d e l m i s m o . La segunda
obligación está destinada a anotar, en el expediente mismo, la fecha de su llegada; esta
certificación se materializa por medio de su firma. Este deber es de vital importancia,
puesto que desde la certificación del ingreso del expediente realizada por el secretario,
comienza a correr el plazo que tienen las partes para comparecer en segunda instancia, y
el plazo para la adhesión a la apelación.

b. EXAMEN DE ADMISIBILIDAD.
Una vez certificada la fecha de ingreso del expediente por el secretario, de acuerdo al art.
213 inc. I del CPC, elevado un proceso en apelación, el tribunal superior examinará en cuenta si

443
En materia penal la obligación de sacar compulsas en el caso de que se conceda un recurso de apelación en el
solo efecto devolutivo no pesa sobre el apelante, sino que deben ser ordenadas por el tribunal y hechas por el
secretario. En efecto, conforme al art. 371 del CPP, concedido el recurso, el juez remitirá al tribunal de alzada copia
fiel de la resolución y de todos los antecedentes que fueren pertinentes para un acabado pronunciamiento sobre el
recurso.

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el recurso es admisible y si ha sido interpuesto dentro del término legal. Quien realiza este
examen es la sala tramitadora, la cual controla con la sola cuenta del Relator, los mismos aspectos
formales controlados por el tribunal a quo. La ratio de este examen previo de parte del tribunal
superior, es evitar actuaciones inútiles y pérdida de tiempo, pues en caso de que el recurso sea
inadmisible, es preferible hacer esta declaración desde luego y no al momento de la vista de la
causa.
Ahora bien, este examen previo por parte de la sala tramitadora de tribunal superior, le
permite llegar a diversas conclusiones:
i. De acuerdo al inc. II del art. 213, si encuentra mérito el tribunal para considerar
inadmisible o extemporáneo el recurso, lo declarará sin lugar desde luego o mandará
traer los autos en relación sobre este punto. Es decir, si no cumple los requisitos para que
sea admitido a tramitación (la resolución recurrida no es susceptible de apelación; el
recurso no es fundado; no contiene peticiones concretas; o ha sido interpuesto fuera de
plazo), el tribunal ad quem puede adoptar dos actitudes (a diferencia del tribunal a quo
que sólo la debe declarar inadmisible de oficio):
- Puede declarar inadmisible la apelación “desde luego” (al igual que el tribunal ad quo), y
si esto ocurre, el apelante puede oponer un recurso de reposición. En efecto, el 201 inc. II
de CPC señala que del fallo que, en estas materias (examen de admisibilidad), dicte el
tribunal de alzada podrá pedirse reposición dentro de tercero día (es un recurso de
reposición especial porque procede en contra de una sentencia interlocutoria de primer
grado en el plazo de tres días). En este caso, el art. 214 del CPC dispone que si el tribunal
superior declara no haber lugar al recurso, devolverá el proceso al inferior para el
cumplimiento del fallo. En caso contrario mandará que se traigan los autos en
relación.
- Si el tribunal tiene dudas en torno a la admisibilidad (por ejemplo, cuando sea difícil
determinar la naturaleza procesal de la resolución recurrida), ordenará traer los “autos
en relación” sobre ese punto (la admisibilidad), y producto de la relación de los
abogados, puede que lo declare o no admisible. La resolución dirá, por ejemplo: “vista
de la causa sólo en lo que respecta a la declaración de admisibilidad; probar que
concurren los requisitos”. En contra de esta resolución, de acuerdo al art. 201 inc. II
del CPC, también cabe recurso de reposición.

ii. Si el tribunal encuentra mérito para considerar admisible el recurso, deberá entrar a
tramitarlo y, por tanto, la primera resolución que dicte será “autos en relación”; pues de
acuerdo a la segunda parte del art. 214 del CPC, en caso contrario (si el tribunal declara
ha lugar la apelación) mandará que se traigan los autos en relación. Con todo, como
recalca el profesor ALFARO, la resolución puede ser “autos en relación” o “dese cuenta”,
pues hay que tener presente que el art. 199 inc. I del CPC dice que la apelación de toda
resolución que no sea sentencia definitiva se verá en cuenta, a menos que cualquiera de
las partes, dentro del plazo para comparecer en segunda instancia solicite alegatos.
Por tanto, cabe hacer notar que cuando el tribunal superior coincide con el inferior, en el
sentido de que la apelación es admisible, no dicta una resolución haciendo declaración
expresa sobre el particular, sino que ella va implícita en el pronunciamiento del decreto
que ordena traer los autos en relación, u ordena que la causa se vea en cuenta. Esta

614
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resolución se dicta sin necesidad de esperar la comparecencia de las partes y se notifica


personalmente a las partes, pues conforme al art. 221 del CPC, la notificación de las
resoluciones que se dicten por el tribunal de alzada se practicará en la forma que
establece el art. 50 (notificación por el estado diario), con excepción de la primera, que
debe ser personal…y como la resolución que ordena traer los “autos en relación o “dese
cuenta”, es la primera que se dicta en segunda instancia, debe notificarse personalmente a
las partes; lo cual es absurdo según el profesor ALFARO, ya que es el mismo apelante
quien comparece al tribunal, por lo tanto, en ese mismo momento se entiende que se le
notifica.

c. COMPARECENCIA DE LAS PARTES Y EL EMPLAZAMIENTO EN SEGUNDA INSTANCIA.


Hasta aquí se han visto las actitudes que adopta el tribunal superior tan pronto ingresa a
su secretaría un recurso de apelación; pero no hay que olvidar que el recurso ha sido interpuesto
por una parte litigante frente a su contraparte, de manera que sobre ellos pesa la carga de
proseguir su tramitación. Esta carga de las partes de comparecer en segunda instancia se
denomina, en la práctica, “hacerse parte”, y su infracción, como toda carga, trae aparejada una
consecuencia adversa.
Ahora bien, el plazo para comparecer en segunda instancia no se cuenta desde una
notificación, sino desde un hecho, cual es, la certificación del secretario del ingreso del
expediente al tribunal. En efecto, de acuerdo al art. 200 del CPC, las partes tendrán el plazo de
cinco días para comparecer ante el tribunal superior a seguir el recurso interpuesto, contado
este plazo desde que se reciban los autos en la secretaría del tribunal de segunda instancia;
agrega el inc. II que cuando los autos se remitan desde un tribunal de primera instancia que
funcione fuera de la comuna en que resida el de alzada, se aumentará este plazo en la misma
forma que el de emplazamiento para contestar demandas, según lo dispuesto en los arts. 258 y
259. Por tanto, para saber cuál es el plazo para comparecer ante el tribunal de segunda instancia,
hay que distinguir el lugar de asiento del tribunal a quo, en efecto:
i. Si el tribunal a quo tiene su asiento en la misma comuna en que funciona el tribunal ad
quem, el plazo es de 5 días (por ejemplo, un juez de letras de Valparaíso).
ii. Si el tribunal a quo funciona en una comuna diversa a aquella en que funciona el tribunal
ad quem, pero dentro de su territorio jurisdiccional, el plazo será de ocho días.
iii. Y si el tribunal de primera instancia se ubica fuera del territorio jurisdiccional del tribunal
de alzada, el plazo será de ocho días más el aumento de la tabla de emplazamiento.

Este plazo para comparecer al tribunal de segunda instancia presenta las siguientes
características:

i. Es un plazo de días establecido en el CPC, por tanto, para computarlo se descuentan los
días feriados.
ii. Es un plazo fatal para el apelante; en cambio para el apelado, aun cuando quede rebelde
por el sólo ministerio de la ley por no comparecer, siempre podrá hacerlo. En efecto, el
art. 202 del CPC dice que si no comparece el apelado, se seguirá el recurso de su rebeldía

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por el sólo ministerio de la ley y no será necesario notificarle las resoluciones que se
dicten, las cuales producirán sus efectos respecto del apelado rebelde desde que se
pronuncien; y agrega el inc. II que el rebelde, podrá comparecer en cualquier estado del
recurso, representado por el procurador del número.
iii. Es un plazo que se cuenta desde la certificación que dé el secretario de la fecha de ingreso
de los autos a la secretaría del tribunal de segunda instancia.

El plazo que tienen las partes para comparecer ante el tribunal de alzada, se relaciona con
el emplazamiento en segunda instancia444. Como se dijo, el e m p l a z a mi e n t o e n s e gu n d a
i n s t a n c i a consta de dos elementos:
i. La notificación de la resolución que concede el recurso de apelación. Como se dijo, la
notificación de la resolución que dicta el tribunal a quo concediendo el recurso de apelación,
era uno de los elementos del emplazamiento.
ii. Transcurso del plazo para comparecer en segunda instancia. Como recalca el profesor
ALFARO, aquí el plazo no corre desde la notificación de la resolución que concede el recurso
de apelación, sino que se cuenta desde que se reciban los autos en la secretaría del tribunal
de segunda instancia, más específicamente, desde la certificación del secretario de la fecha
de ingreso del expediente.

La importancia del emplazamiento viene dada por el art. 800 del CPC, el cual señala que en
general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o
de menor cuantía y en los juicios especiales: 1) el emplazamiento de las partes, hecho antes de
que el superior conozca del recurso.445
Por último, para efectos de comparecencia ante la CA, las partes pueden comparecer de tres
formas: personalmente, por medio de un abogado habilitado, o por medio de un Procurador del
Número (por lo tanto, no podría comparecerse por medio un egresado de derecho); no obstante, el
apelado rebelde sólo puede hacerlo por medio de abogado habilitado o de procurador del número
(arts. 398 del COT).446
Art. 398. Ante la CS sólo se podrá comparecer por abogado habilitado o por procurador del número y ante las CA
las partes podrán comparecer personalmente o representadas por abogado o por procurador del número.
El litigante rebelde sólo podrá comparecer ante estos últimos tribunales representado por abogado habilitado o por
procurador del número.

444
Hay que recordar que el emplazamiento en primera instancia también se compone de dos elementos: la
notificación legal de la demanda, y el plazo que la ley le otorga al demandado para que exponga lo que estime
conveniente (15 días, 18 días, o 18 días más la tabla de emplazamiento).
445
En el nuevo proceso penal, los elementos del emplazamiento son los siguientes: la notificación de la resolución
que concede el recurso de apelación; la notificación de la resolución del tribunal que fija el día y hora de la
audiencia en que será visto el recurso de apelación; y la vista de la causa en el día y hora que se hubiere fijado para
el conocimiento y resolución del recurso por el tribunal de alzada.
446
¿Cómo se hace parte del recurso el apelado? La forma de hacerlo es presentando un escrito y manifestando su
voluntad en orden a hacerse parte (la suma del escrito dice “se hace parte”; y en el primer otrosí conferirá poder a un
Procurador del Número o a un abogado habilitado; y en el segundo otrosí, podrá solicitar alegatos); también puede
hacerse parte notificándose en secretaría de la resolución que ordena traer los “autos en relación” o “dese cuenta·,
pues teóricamente, uno se podría hacer parte verbalmente, pero en la práctica es por escrito.

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d. SANCIÓN POR LA INCOMPARECENCIA DE LAS PARTES.


Se ha señalado que la comparecencia a proseguir el recurso de apelación ante el tribunal
de segunda instancia es una verdadera carga procesal y que, como tal, su infracción lleva consigo
una. Esta sanción difiere según sea el apelante o el apelado, en efecto:
i. Si el a p e l a n t e n o c o mp a r e c e dentro de plazo, el tribunal de oficio debe declarar
desierto el recurso, previa certificación del el secretario, el cual también deberá efectuar
de oficio. La parte apelada, en todo caso, puede solicitar la declaración pertinente de
deserción de la apelación, verbalmente o por escrito (art. 201 inc. I del CPC). Luego, la
resolución que declare la deserción por la no comparecencia del apelante producirá sus
efectos respecto de éste desde que se dicte, y sin necesidad de notificación; esto es una
excepción al art. 38 del CPC, el cual dispone que las resoluciones judiciales sólo
producen efecto en virtud de notificación hecha con arreglo a la ley, salvo los casos
expresamente exceptuados por ella. Por último, el fallo que se dicte no es apelable, pero sí
se puede presentar un recurso de Reposición dentro de tercero día (art. 201 inc. II del
CPC).

Art. 201. Si la apelación se ha interpuesto fuera de plazo o respecto de resolución inapelable o no es


fundada o no contiene peticiones concretas, el tribunal correspondiente deberá declararla inadmisible de
oficio; “y si el apelante no comparece dentro de plazo, deberá declarar su deserción previa certificación que
el secretario deberá efectuar de oficio. La parte apelada, en todo caso, podrá solicitar la declaración
pertinente, verbalmente o por escrito”.
Del fallo que, en estas materias, dicte el tribunal de alzada podrá pedirse reposición dentro de tercero día.
La resolución que declare la deserción por la no comparecencia del apelante producirá sus efectos respecto
de éste desde que se dicte y sin necesidad de notificación.

ii. Si no c o mp a r e c e e l a p e l a d o , la sanción en este caso es menos grave, ya que sólo se le


tiene por rebelde por el sólo ministerio de la ley. Esta situación trae aparejado dos efectos:
no será necesario notificarle las resoluciones que se dicten, las cuales producirán sus
efectos respecto del apelado rebelde desde que se pronuncien (excepción al art. 38 del
CPC); puede comparecer en segunda instancia, en cualquier estado del recurso,
representado, eso sí, sólo por Procurador del Número (art. 202 del CPC). Por lo anterior, la
rebeldía del apelado en la segunda instancia es mucho más amplia que en la primera, pues
y sus efectos son generales a toda la instancia y no respecto de cada trámite en particular.
Art. 202. Si no comparece el apelado, se seguirá el recurso de su rebeldía por el solo ministerio de la ley y
no será necesario notificarle las resoluciones que se dicten, las cuales producirán sus efectos respecto del
apelado rebelde desde que se pronuncien.
El rebelde, podrá comparecer en cualquier estado del recurso, representado por el procurador del número.

e. CURSO POSTERIOR DE LA APELACIÓN HASTA SU FALLO.


Como se ha dicho, si el tribunal de alzada considera admisible el recurso, mandará que se
traigan los “autos en relación” o “dese cuenta”. El decreto “autos en relación” se debe notificar
personalmente a las partes (por ser la primera resolución que dicta el tribunal de alzada), y desde
ese momento se considera que la causa se encuentra en estado de figurar en la Tabla; y una vez

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colocada en tabla, se procede a la vista de la causa447. Como se dijo en su momento, la vista de la


causa es un trámite o procedimiento complejo que comprende un conjunto sucesivo de actos y
trámites necesarios, encaminados a que la causa quede en estado de ser resuelta válidamente por
el tribunal. Estos actos o trámites son los siguientes: dictación del decreto “autos en relación” y
notificación de dicha resolución, la colocación o fijación de la causa en tabla, la instalación del
tribunal y el anuncio de la causa; estas son las llamadas formalidades previas a la vista de la
causa, pues la vista propiamente tal está constituida por la relación y los alegatos (los cuales
puede que existan o no).
Terminados los alegatos, la causa queda en estado de fallo; y puede el tribunal
pronunciarse de inmediato, o bien, quedar en acuerdo, y quedará en este último estado, sea
porque la causa requiere de mayor estudio, sea porque el tribunal puede haber ordenado una
medida para mejor resolver, o sea porque el tribunal a petición de parte puede haber decretado
algún informe en derecho. El fallo de segunda instancia puede ser confirmatorio, revocatorio o
modificatorio del de primera instancia; y sus requisitos formales están señalados en el art. 170
CPC. El tribunal deberá pronunciarse dentro de 30 días, contados desde que termine la vista de la
causa (art. 82 del COT).
Art. 82. Cuando alguno de los miembros del tribunal necesite estudiar con más detenimiento el asunto que va a
fallarse, se suspenderá el debate y se señalará, para volver a la discusión y al acuerdo, un plazo que no exceda de
treinta días, si varios ministros hicieren la petición, y de quince días cuando la hiciere uno solo.

13. LA ADHESIÓN A LA APELACIÓN.

a. CONCEPTO.
De acuerdo al art. 216 inc. I del CPC, señala que puede el apelado adherirse a la
apelación en la forma y oportunidad que se expresa en el artículo siguiente; y el inc. II agrega
que adherirse a la apelación es pedir la reforma de la sentencia apelada en la parte en que la
estima gravosa el apelado. Por lo tanto, de acuerdo a esta disposición, la adhesión a la apelación
se puede definir como aquella facultad que tiene el apelado para solicitar la reforma de la
sentencia impugnada en aquella parte que la estima gravosa.
Por tanto, se trata de una nueva y verdadera apelación interpuesta por el apelado, que no
dedujo apelación en tiempo y forma, y utilizando el recurso deducido por su contrario. La
adhesión a la apelación supone, pues, que el fallo de primera instancia agravia en parte al
apelado, y que éste, en un primer momento, se contentó con él; pero, posteriormente, al ver que
su contrario ha apelado, desea también que dicho fallo sea enmendado en conformidad a derecho
en aquella parte o partes en que lo perjudica. Sus fines o propósitos, por tanto, son los mismos
que los de todo recurso de apelación, o sea, obtener del tribunal superior la enmienda, en
conformidad a derecho, del fallo pronunciado por un tribunal inferior.
Las razones justifican la institución de la adhesión a la apelación, es la pronta marcha de
los juicios (principio de celeridad). En efecto, dictada una sentencia que puede ser desfavorable

447
Hay que recordar que el Presidente de la Corte es el que elabora la tabla; y en cuanto al orden que se sigue, es de
acuerdo al orden de conclusión de su tramitación (no según el orden de ingreso a la CA), esto es, desde la fecha del
decreto “autos en relación”. La excepción a esto, son las causas que gozan de preferencia (por ejemplo, alimentos
provisionales, acumulación de autos, juicios sumarios y ejecutivos), y la causas que se agregan extraordinariamente a
la tabla del día siguiente hábil al de su ingreso al tribunal, o el mismo día, en casos urgentes (por ejemplo, el recurso
de amparo, el recurso de protección); y las causas suspendidas.

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para ambas partes litigantes, si no existiere la adhesión a la apelación, ambas partes apelarían de
inmediato; en cambio, mediante la adhesión a la apelación cada parte espera la actitud del otro
litigante.

b. NATURALEZA JURÍDICA DE LA ADHESIÓN A LA APELACIÓN.


Acá se produce el problema de si la adhesión a la apelación es una apelación accesoria o,
por el contrario, tiene vida propia (es principal)? O en otras palabras, se ha discutido ante los
tribunales la siguiente interrogante: ¿qué suerte corre la adhesión a la apelación, una vez
interpuesta en tiempo y forma, en caso que esta última termine por desistimiento, deserción o
prescripción? Al respecto existen dos posturas:
i. Una postura minoritaria dice que la adhesión a la apelación es una apelación accesoria a
la apelación principal de la contraria, pues la adhesión va condicionada a la actitud del
apelante principal, por tanto, si la apelación principal no existe, ya no existiría el fundamento
de la adhesión.
ii. La postura mayoritaria afirma que la adhesión a la apelación es una apelación principal,
y no accesoria. La única diferencia entre una apelación autónoma, es su condición inicial,
pues necesita de una apelación principal a la cual adherirse. Los argumentos de esta postura
son: la adhesión debe cumplir con los mismos requisitos que la apelación; y no tendría
sentido consignar la hora y el día en que se presenta la adhesión, si no se pensara que la
adhesión es independiente.

c. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Los requisitos que deben concurrir para que pueda configurarse esta institución procesal,
son:
i. Que la sentencia de primera instancia cause agravios o perjuicios al apelado (esta es la
causal por la que procede la adhesión). Dicha sentencia, en consecuencia, constará de
diversas partes, favorables unas al demandante y otras al demandado ¿Cómo se sabe que
en hay una apelación pendiente? Esto se determina por medio de la certificación que debe
hacer el secretario del tribunal a quo, en la cual se indica el día y hora en que se presenta
el escrito.
ii. Que una de las partes haya interpuesto una apelación, y que ésta se encuentre pendiente.
Que exista una apelación contraria pendiente, se deduce de lo preceptuado en el art. 217
inc. II del CPC, al decir que no será, sin embargo, admisible (la adhesión a la apelación)
desde el momento en que el apelante haya presentado escrito para desistirse de la
apelación (sin necesidad siquiera de que dicho escrito haya sido proveído). Para evitar
toda duda al respecto, el inc. III señala que en las solicitudes de adhesión y desistimiento
se anotará por el secretario del tribunal la hora en que se entreguen.
Por lo tanto, si la presentación del escrito de desistimiento impide la procedencia de la
adhesión a la apelación, con mayor razón lo impedirán los demás medios que ponen fin a
la apelación, como son: la deserción, la prescripción y el fallo de la apelación.

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iii. Que exista una voluntad clara de adherirse. El profesor ALFARO señala que la intención de
adherirse a la apelación debe manifestarse de manera expresa, pues de lo contrario, se
entendería que es un recurso autónomo (por el art. 216).

d. OPORTUNIDAD PARA ADHERIRSE A LA APELACIÓN.


La ley ofrece al apelado dos oportunidades para adherirse a la apelación contraria: en
primera y en segunda instancia.
i. De acuerdo a la primera parte del art. 217 inc. I del CPC, la adhesión a la apelación puede
efectuarse en primera instancia, antes de elevarse los autos al superior. En este caso el
adherente a la apelación tiene la obligación de comparecer dentro del plazo legal en
segunda instancia, bajo apercibimiento de deserción.
Si en primera instancia el tribunal declara inadmisible la adhesión a la apelación, el
adherente agraviado con la resolución puede recurrir de hecho, por cuanto la adhesión se
equipara en todo a la apelación.
ii. Y conforme a la segunda parte del art. 217 inc. I del CPC, en segunda (la adhesión a la
apelación debe efectuarse), dentro del plazo que establece el art. 200, es decir, dentro del
plazo que disponen las partes para comparecer ante el tribunal de alzada (cinco, ocho u
ocho días más la tabla de emplazamiento), el cual se cuenta desde la certificación que
hace el secretario del ingreso del expediente a la secretaría de la Corte. En este caso y en
el anterior, el escrito de adhesión a la apelación deberá cumplir con los requisitos que
establece el art. 189 (debe interponerse en tiempo y forma), con lo cual se descarta, la
interposición verbal, la cual sólo es admisible en la apelación.
Si en segunda instancia el tribunal declara inadmisible la adhesión a la apelación, según
ORELLANA, procedería de igual forma el recurso de hecho, pero ante la CS.

Por último, la parte final del art. 217 inc. I del CPC señala que se aplicará a la adhesión a
la apelación lo establecido en los arts. 200 (aumento del plazo para comparecer), 201
(inadmisibilidad de oficio de la adhesión que no cumple con los requisitos de la apelación; y
posibilidad de declarar desierto el recurso si el adherente a la apelación no comparece en
segunda instancia) y 211 (prescripción de la apelación).

e. TRAMITACIÓN DE LA ADHESIÓN A LA APELACIÓN.


En primer lugar, el escrito de adhesión a la apelación debe cumplir con las mismas
formalidades que el recurso de apelación, a saber: debe entablarse en contra de una resolución
recurrible; debe ser fundado en cuanto a los hechos y el derecho; debe indicar las peticiones
concretas; y debe interponerse dentro del plazo legal.
Producida la adhesión a la apelación, el escrito respectivo será proveído (“téngasele por
adherido”) y en cuanto a su tramitación, ya sea que se produzca la adhesión en primera o en
segunda instancia, se tramitará conjuntamente con la apelación ordinaria. En consecuencia,
deberán hacerse parte en la oportunidad legal debida, tanto el apelante primitivo, cuánto el
adherente a esta apelación, so pena de declarar desiertos los respectivos recursos.

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14. PRUEBAS, INCIDENTES Y NOTIFICACIONES EN SEGUNDA INSTANCIA.

a. LA PRUEBA EN SEGUNDA INSTANCIA.


La regla general es que no se admitan pruebas en segunda instancia, pero existen una
serie de excepciones a esta regla. En efecto, el art. 207 inc. I del CPC señala que en segunda
instancia, salvo lo dispuesto en el inciso final del art. 310 y en los arts. 348 y 385, no se admitirá
prueba alguna. En concreto, estas excepciones son las siguientes:
i. P ru e b a d o c u m e n t a l . Este es el caso contemplado en el art. 348 del CPC, el cual señala
que los instrumentos podrán presentarse en cualquier estado del juicio hasta el
vencimiento del término probatorio en primera instancia, y hasta la vista de la causa en
segunda instancia; agrega el inc. II que la agregación de los que se presenten en segunda
instancia, no suspenderá en ningún caso la vista de la causa; pero el tribunal no podrá
fallarla, sino después de vencido el término de la citación, cuando haya lugar a ella. Hay
que recordar que si se trata de instrumentos públicos, deben acompañarse con citación, y
la parte contraria tiene tres días para objetarlos; y si se trata de instrumentos privados,
deben acompañarse bajo apercibimiento de tenerse por reconocidos si no se objetan
dentro de seis días.
ii. P ru e b a c o n f e s i o n a l . Este es el caso contemplado en el art. 385 del CPC, cuyo inc. II
dispone que esta diligencia (la absolución de posiciones) se podrá solicitar en cualquier
estado del juicio y sin suspender por ella el procedimiento, hasta el vencimiento del
término probatorio en primera instancia, y hasta antes de la vista de la causa en
segunda. Este derecho sólo lo podrán ejercer las partes hasta por dos veces en primera
instancia y una vez en segunda; pero, si se alegan hechos nuevos durante el juicio, podrá
exigirse una vez más. Cabe decir que las únicas pruebas a iniciativa de parte admitidas en
segunda instancia, son la instrumental y la confesional.
iii. M e d i d a s p a r a m e j o r r e s o l v e r . La primera parte del inc. II del art. 207 señala que no
obstante y sin perjuicio de las demás facultades concedidas por el art. 159, el tribunal
podrá…; y, a su vez, el art. 159 señala que los tribunales, sólo dentro del plazo para
dictar sentencia (en primera o en segunda instancia), podrán dictar de oficio medidas
para mejor resolver.
iv. R e c e p c i ó n d e l a p ru e b a t e s t i m o n i a l c o mo m e d i d a p a ra me j o r r e s o l v e r .
El art. 207 inc. II señala que no obstante y sin perjuicio de las demás facultades
concedidas por el art. 159, el tribunal podrá, como medida para mejor resolver, disponer
la recepción de prueba testimonial sobre hechos que no figuren en la prueba rendida en
autos, siempre que la testimonial no se haya podido rendir en primera instancia y que
tales hechos sean considerados por el tribunal como estrictamente necesarios para la
acertada resolución del juicio. En este caso el tribunal deberá señalar determinadamente
los hechos sobre que deba recaer y abrir un término especial de prueba por el número de
días que fije prudencialmente y que no podrá exceder de ocho días. La lista de testigos
deberá presentarse dentro del segundo día de notificada por el estado la resolución
respectiva. Por lo tanto, para que tenga lugar la prueba testimonial es necesario que
concurran los siguientes requisitos: que la prueba testimonial no se haya podido rendir en
la primera instancia; que recaiga sobre hechos nuevos alegados en el proceso; y que esta

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prueba testimonial sea “estrictamente necesaria en concepto del tribunal para la acertada
resolución del juicio”.
Esto se diferencia del caso contemplado en el art. 159 Nº 5 del CPC, pues en dicho caso el
tribunal podrá decretar como medida para mejor resolver la comparecencia de testigos
que hayan declarado en el juicio, para que aclaren o expliquen sus dichos obscuros o
contradictorios. Por tanto, aquí no se rinde una prueba nueva y no se agregan hechos
nuevos al proceso, pues con esta medida el tribunal sólo puede ordenar la comparecencia
de los testigos que ya hubieren declarado (y no de testigos nuevos).
v. E x c e p c i o n e s a n ó m a l a s . De acuerdo al art. 310 del CPC, no obstante lo dispuesto en el
artículo anterior (excepciones dilatorias), las excepciones de prescripción, cosa juzgada,
transacción y pago efectivo de la deuda, cuando ésta se funde en un antecedente escrito,
podrán oponerse en cualquier estado de la causa; pero no se admitirán si no se alegan
por escrito antes de la citación para sentencia en primera instancia, o de la vista de la
causa en segunda; agrega el inc. III que si se deducen en segunda, se seguirá igual
procedimiento (se tramitarán como incidentes que pueden recibirse a prueba, si el tribunal
lo estima necesario, y se reservará su resolución para definitiva), pero en tal caso el
tribunal de alzada se pronunciará sobre ellas en única instancia.
vi. E x c e p c i o n e s d i l a t o ri a s . El art. 305 inc. III del CPC, a propósito de las excepciones
dilatorias, señala que las excepciones primera (la incompetencia del tribunal ante quien
se haya presentado la demanda) y tercera (litispendencia) del art. 303 podrán oponerse
en segunda instancia en forma de incidente.

b. INCIDENTES EN LA SEGUNDA INSTANCIA.


Así como en primera instancia se suscitan cuestiones accesorias que requieren especial
pronunciamiento del tribunal, las cuales se conocen con el nombre de incidentes, también se
pueden promover esas cuestiones estando el proceso en segunda instancia; por ejemplo, cuando
se pide la nulidad de una notificación; cuando se impugna la autenticidad de un documento,
cuando se solicita el abandono de la instancia, etc.
En cuanto a la forma o manera de resolver estas cuestiones accesorias, el art. 220 del CPC
señala que las cuestiones accesorias que se susciten en el curso de apelación, se fallarán de plano
por el tribunal, o se tramitarán como incidentes. En este último caso, podrá también el tribunal
fallarlas en cuenta u ordenar que se traigan en relación los autos para resolver. Ahora bien, el
tribunal va a resolver en cuenta el incidente, cuando lo hace con el sólo mérito de las
informaciones proporcionadas por el Secretario o el Relator, según el caso; y, en cambio, lo
resolverá previa de la vista de la causa, cuando ordena traer los autos en relación.
De acuerdo al art. 210 del CPC, las resoluciones que recaigan en los incidentes que se
promuevan en segunda instancia, se dictarán sólo por el tribunal de alzada y no serán
apelables.448

448
El profesor ALFARO señala que el art. 209 inc. II hace excepción a la regla de que la resolución que se pronuncia
sobre un incidente en segunda instancia es inapelable. En efecto, dicho artículo señala que si en virtud de estas
declaraciones (declaraciones de oficio que por ley son obligatorias, y que el fallo apelado no las contenga) se establece
la incompetencia del tribunal para entender en la cuestión sometida a su conocimiento, podrá apelarse de la resolución
para ante el tribunal superior que corresponda, salvo que la declaración sea hecha por la CS.

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c. NOTIFICACIONES EN SEGUNDA INSTANCIA.


De acuerdo al art. 221 del CPC, la notificación de las resoluciones que se dicten por el
tribunal de alzada se practicará en la forma que establece el art. 50 (por el estado diario), con
excepción de la primera (la resolución que ordena traer los “autos en relación” o el “dese
cuenta”), que debe ser personal, y de lo dispuesto en los arts. 201 (la resolución que declara la
deserción del recurso de apelación produce sus efectos sin necesidad de notificarse) y 202 (las
resoluciones que se dicten respecto del apelado rebelde, producirán sus efectos sin necesidad de
notificación). Agrega el inc. II que podrá, sin embargo, el tribunal ordenar que se haga por otro
de los medios establecidos en la ley, cuando lo estime conveniente (por ejemplo, se dicta una
resolución que debe ser notificada por el estado diario, pero el tribunal de alzada ordena que se
notifique por cédula).
El profesor ALFARO señala que es ilógico que la primera notificación que dicte el tribunal
de alzada se deba notifica personalmente, puesto que las partes tienen la carga de comparecer desde
la certificación del secretario del ingreso de los autos al tribunal.
Por último, no hay que olvidar que la sentencia definitiva de segunda instancia se notifica
por el estado diario, a diferencia de las sentencias definitivas de primera o única instancia, que se
notifican por cédula.

15. TERMINACIÓN O EXTINCIÓN DEL RECURSO DE APELACIÓN.


La segunda instancia puede terminar normalmente, lo cual tiene lugar cuando se dicta la
sentencia definitiva que resuelve el recurso de apelación; o anormalmente, lo cual ocurre con la
deserción, el desistimiento, y la prescripción del recurso de apelación. Esto es sin perjuicio de los
modos generales de terminación anormales, como: el desistimiento de la demanda (incidente
especial que se puede plantear en cualquier estado del juicio, después de que haya sido notificada
la demanda); el abandono del procedimiento (incidente especial que se puede hacer valer en
cualquier estado del juicio, hasta que se haya dictado sentencia firme o ejecutoriada); la
conciliación (el juez puede efectuar el llamado a conciliación en cualquier estado de la causa,
una vez evacuado el trámite de contestación de la demanda); el avenimiento; y la transacción.

a. SENTENCIA DEFINITIVA DE SEGUNDA INSTANCIA (TERMINACIÓN NORMAL).


La manera normal y corriente de poner término al recurso de apelación, es mediante la
dictación del fallo de segunda instancia. Este fallo puede ser confirmatorio, revocatorio o
modificatorio, y cada uno de ellos debe cumplir con los requisitos de forma que establece el art.
170 del CPC, pero el número de requisitos dependerá de si la sentencia es confirmatoria o
revocatoria y modificatoria.
i. La sentencia c o n fi r m a t o r i a es aquella pronunciada por el tribunal de alzada y
mediante la cual se mantiene en todas sus partes lo resuelto por el tribunal de primera
instancia. El CPC no establece ninguna exigencia de requisito de forma especial para esta
clase de sentencias, en consecuencia, deben reunir los mismos requisitos generales de
toda resolución judicial, es decir, deberá comenzar expresando el lugar en que se expidan
y en letras el día, mes y año; y sólo debe contener la parte resolutiva confirmando el fallo,
con la firma del juez y del secretario. Un ejemplo de sentencia confirmatoria, es la

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siguiente: “En Valparaíso, treinta de noviembre de dos mil once. Vistos (parte
resolutiva): se confirma, con costas la sentencia definitiva de primera instancia, de fecha
de 30 de marzo de dos mil ocho, escrita a fojas 35. Devuélvanse. Firma de los Ministros,
y firma del Secretario.
ii. La sentencia m o d i fi c a t o r i a es aquella que acoge en parte el recurso de apelación,
introduciendo adiciones o efectuando supresiones a lo resuelto por el tribunal de primera
instancia. por lo tanto, el tribunal de alzada deberá fundamentar en el fallo el motivo por
cual acoge en parte el recurso deducido.
iii. La sentencia r e v o c a t o r i a es aquella que íntegramente el recurso de apelación, dejando
sin efecto la totalidad de la parte resolutiva y los considerandos que le sirven de
fundamento al fallo de primera instancia. Para ver qué requisitos debe cumplir esta
sentencia y la anterior, hay que hacer una distinción.
Tanto esta sentencia como la anterior, basta que reproduzcan la parte expositiva de la
sentencia de primera instancia (incluso puede omitir la parte expositiva, remitiéndose a la
de sentencia de primera instancia), y en seguida, deben exponer los considerandos de
hecho y de derecho que demuestran la necesidad de modificar o revocar la sentencia de
primera instancia, y terminarán haciendo declaración sobre las acciones y excepciones
que constituyen el asunto controvertido.

El profesor ALFARO recalca que en cuanto a los requisitos de fondo, la sentencia definitiva
de segunda instancia debe hacerse cargo de los siguientes elementos: del agravio (fundado en
aspectos de hecho y de derecho) y de las peticiones concretas; de las excepciones dilatorias de
incompetencia y litispendencia; de las excepciones anómalas; de la eventual prueba que se rinda en
segunda instancia; de las medidas para mejor resolver; de la eventual adhesión a la apelación; fallar
aquellas cuestiones que no se ventilaron en primera instancia por ser incompatibles; hacer de oficio
en su sentencia las declaraciones que por la ley son obligatorias a los jueces, aun cuando el fallo
apelado no las contenga; y, eventualmente, en este etapa podría el tribunal casar en la forma de
oficio.
Por último, hay que señalar que una vez notificada la sentencia definitiva por el estado
diario, se debe remitir el expediente al tribunal de primera instancia para que decrete el “cúmplase”,
es decir, para la ejecución o cumplimiento de lo resuelto, con lo cual habrá terminado el aspecto
declarativo de la controversia, y se pasará a la etapa ejecutiva. No obstante, si el fallo de
segunda instancia es impugnado por vía de casación plazo de 15 días) el expediente no debe
remitirse al tribunal de origen, y los resultados finales del juicio sólo se vendrán a conocer una
vez resuelto este recurso.

b. LA DESERCIÓN DE LA APELACIÓN.
La deserción es aquel modo de terminar un recurso de apelación que opera respecto del
apelante que no cumple con determinadas cargas procesales. En el fondo, la deserción del
recurso de apelación es una verdadera sanción impuesta por el legislador al apelante negligente
en el cumplimiento de cargas procesales, con ocasión de la interposición del recurso. Las causales
por las cuales procede, son:
i. Deserción por no haber depositado dinero para las compulsas. De acuerdo al art. 197 inc.

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IIdel CPC, el apelante, dentro de los cinco días siguientes a la fecha de notificación de
esta resolución (resolución que concede la apelación en el sólo efecto devolutivo), deberá
depositar en la secretaría del tribunal la cantidad de dinero que el secretario estime
necesaria para cubrir el valor de las fotocopias o de las compulsas respectivas. El
secretario deberá dejar constancia de esta circunstancia en el proceso, señalando la
fecha y el monto del depósito…; y agrega el inc. III que si el apelante no da cumplimiento
a esta obligación, se le tendrá por desistido del recurso, sin más trámite. Esta causal
opera cuando el proceso se encuentra en poder del tribunal a quo, el cual declara la sin
más trámite, eso sí, a petición del apelado (principio dispositivo). La ley emplea la
expresión “desistido”, pero, en verdad, se trata de un caso de deserción, pues, si así no
fuere, se tendría que estimar que es un caso de desistimiento tácito.
Según ORELLANA, si la resolución acoge la deserción, procede la apelación y el recurso
de casación en la forma por tratarse de una sentencia interlocutoria que pone término al
juicio. En cambio, si rechaza la deserción, sólo procede la apelación.
ii. Deserción por falta de comparecencia. De conformidad con la segunda parte del art. 201
inc. I del CPC, si el apelante no comparece dentro de plazo, deberá declarar su deserción
previa certificación que el secretario deberá efectuar de oficio. La parte apelada, en todo
caso, podrá solicitar la declaración pertinente, verbalmente o por escrito. Esta causal es
propia de la segunda instancia, o sea, se producen ante el tribunal ad quem, y también se
decreta a petición del apelado, o de oficio por el tribunal.
El art. 201 inc. II del CPC dispone que del fallo que, en estas materias, dicte el tribunal de
alzada podrá pedirse reposición dentro de tercero día. Y además, podría interponerse un
recurso de casación en la forma por la causal Nº 8 del art. 768 (en haber sido dada en
apelación legalmente declarada desierta, prescrita o desistida).

Los efectos que produce la deserción de la apelación, son: en primer lugar, la resolución
que declare la deserción por la no comparecencia del apelante producirá sus efectos respecto de
éste desde que se dicte y sin necesidad de notificación (art. 201 inc. final); y en segundo lugar,
produce el término del recurso de apelación y, por tanto, la sentencia impugnada por el recurso
va a quedar ejecutoriada, sin perjuicio de otros recursos (como una apelación pendiente) o su
consulta. En consecuencia, si el proceso está en primera instancia, la resolución apelada adquiere
de inmediato el carácter de firme o ejecutoriada; y si se encuentra en segunda instancia, se
devolverá al tribunal inferior y, una vez notificado el decreto que ordena cumplirla, adquirirá ese
mismo carácter.

c. EL DESISTIMIENTO DE LA APELACIÓN.
El desistimiento de la apelación es una declaración unilateral de voluntad realizada por el
apelante en virtud de la cual manifiesta su propósito de no continuar adelante con la tramitación
del recurso de apelación ya interpuesto.
CASARINO recalca que no cabe confundir el desistimiento de la apelación, con la
r e n u n c i a de la misma. Pues, mientras que en el desistimiento el litigante manifiesta su voluntad
en orden a no continuar con el recurso que ya interpuso y que le fue concedido; en la renuncia, el
recurso aún no se ha interpuesto y, sin embargo, el litigante expresa voluntad en el sentido que
no lo interpondrá. Es importante distinguir claramente una y otra institución, por cuanto el

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procurador, para desistirse del recurso de apelación basta que esté premunido de las facultades
ordinarias del mandato judicial y, en cambio, para renunciar a dicho recurso, necesita una
facultad especial.
La única norma que hace mención al desistimiento de la apelación, es el art. 217 del CPC,
a propósito de la adhesión a la apelación, cuyo inc. III señala que no será, sin embargo, admisible
(la adhesión a la apelación) desde el momento en que el apelante haya presentado escrito para
desistirse de la apelación; agrega el inc. III que en las solicitudes de adhesión y desistimiento se
anotará por el secretario del tribunal la hora en que se entreguen. Por lo tanto, como no hay
regulación, la doctrina ha señalado lo siguiente:
i. T r i b u n a l a n t e q u i e n s e p l a n e t a . El desistimiento se puede formular tanto en la
primera como en la segunda instancia, lo cual dependerá de dónde se encuentre el
expediente; en otras palabras, procede ante el tribunal en el cual se encuentra el
expediente.
ii. O p o r t u n i d a d . En cuanto a la oportunidad para desistirse, será siempre que exista un
recurso de apelación legalmente vigente. Así, si el recurso terminó por la dictación del
fallo, o bien, por la declaración de deserción o prescripción del mismo, no cabe hablar de
desistimiento.
iii. T r a mi t a c i ó n . El tribunal debe pronunciarse sobre él de plano, esto es, sin darle
tramitación incidental, por cuanto mira exclusivamente al sólo interés del apelante y no
afecta al apelado. Esto, a diferencia del desistimiento de la demanda, que se tramita con
audiencia.

Por último, en cuanto a los efectos del desistimiento, éste produce el término del recurso
de apelación y, por tanto, la sentencia impugnada por el recurso va a quedar ejecutoriada, sin
perjuicio de otros recursos o su consulta. Naturalmente que si hay varios apelantes y uno sólo se
desiste, o si el apelado se ha adherido a la apelación, los autos deben continuar en su tramitación
respecto de los recursos no afectos por el desistimiento.

d. LA PRESCRIPCIÓN DE LA APELACIÓN.
La prescripción de la apelación aquel modo de poner término a un recurso de apelación
por haber dejado las partes transcurrir cierto tiempo sin hacer gestión alguna para llevarlo a
efecto. También se define como aquella sanción procesal que procede en virtud de la inactividad
de las partes en segunda instancia.
Para que opere la prescripción de la apelación, se requiere la concurrencia de tres
requisitos:
i. Inactividad de las partes. La inactividad de las partes dice relación con aquellas gestiones
tendientes a tramitar el recurso y dejarlo en estado de fallarse por el tribunal superior (por
ejemplo, la agregación de un instrumento público); estas gestiones deban ser cumplidas
por el apelante y el apelado, y no por el propio tribunal. Eso sí, una vez que el tribunal de
alzada ha dictado la resolución “autos en relación o “dese cuenta”, es él el que tiene la
obligación de impulsar el proceso hasta la dictación de la sentencia definitiva de segunda
instancia, y no las partes.

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ii. Que esa inactividad de las partes haya durado determinado espacio de tiempo. El espacio
de tiempo de pasividad de las partes es diferente según sea la naturaleza de la resolución
apelada. Así, será de tres meses contados desde la última gestión útil, si se trata de
sentencias definitivas; y solamente de un mes, cuando la apelación verse sobre sentencias
interlocutorias, autos o decretos. Si no se ha realizado trámite, el plazo se cuenta desde la
notificación de la resolución que concede el recurso de apelación.
iii. Que la prescripción de la apelación sea alegada por cualquiera de las partes; por lo tanto,
no puede ser declara de oficio (art. 211 inc. I del CPC).
Art. 211. Si, concedida una apelación, dejan las partes transcurrir más de tres meses sin que se haga gestión
alguna para que el recurso se lleve a efecto y quede en estado de fallarse por el superior, podrá cualquiera
de ellas pedir al tribunal en cuyo poder exista el expediente que declare firme la resolución apelada. El
plazo será de un mes cuando la apelación verse sobre sentencias interlocutorias, autos o decretos.

Ahora bien, puede suceder que concurriendo los tres requisitos legales antes señalados,
no se alegue la prescripción de la apelación, y se efectúe cualquiera otra gestión en los autos
¿qué efectos produce esto? En este caso se interrumpe la prescripción, pues el 211 inc. II del CPC
dispone: interrúmpese esta prescripción por cualquiera gestión que se haga en el juicio de
alegarla; por lo tanto, será necesario comenzar a contar de nuevo los correspondientes plazos.
La prescripción de la apelación se debe pedir al tribunal en cuyo poder se halle el
expediente, tan pronto concurran los tres requisitos legales antes analizados (hasta que el tribunal
superior dicte el decreto “autos en relación” o el “dese cuenta”). Esta petición, a falta de reglas
especiales, se debe tramitar y resolver, si ha sido promovida en la primera instancia, como un
incidente ordinario (pues es una cuestión accesoria); y en la segunda instancia, de conformidad a
lo preceptuado en el art. 220 del CPC, o sea, de plano o como incidente y, en este último caso, el
incidente se puede fallar en cuenta o previa vista de la causa, a elección del tribunal.
Art. 220. Las cuestiones accesorias que se susciten en el curso de la apelación, se fallarán de plano por el tribunal, o
se tramitarán como incidentes. En este último caso, podrá también el tribunal fallarlas en cuenta u ordenar que se
traigan en relación los autos para resolver.

La sentencia que declara prescrita la apelación se puede impugnar. En efecto, conforme a


al art. 212 del CPC, del fallo que declare admitida la prescripción en el caso del artículo
precedente, podrá pedirse reposición dentro de tercero día, si aparece fundado en un error de
hecho. Ahora, si la prescripción es declarada por el tribunal de primera instancia, se puede
deducir en su contra apelación y casación en la forma, pues se trata de una sentencia interlocutoria
que pone término al juicio o hace imposible su prosecución; y si la prescripción es declarada por el
tribunal de segunda instancia, se puede recurrir de casación en la forma y en el fondo.
Por último, los efectos que produce la prescripción de la apelación son: produce el
término del recurso de apelación; y la sentencia apelada queda firme o ejecutoriada, tanto es así,
que la petición de declaración de prescripción de la apelación, lleva anexa la de declaración de
firmeza de la resolución apelada, según el art. 211 inc. I del CPC (…podrá cualquiera de ellas
pedir al tribunal en cuyo poder exista el expediente que declare firme la resolución apelada).

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e. OTROS SUPUESTOS DE TERMINACIÓN.


El CPC también ha contemplado otros modos anormales o indirectos de poner término a un
recurso de apelación, los cuales ya se habían visto con anterioridad, pero es menester nombrarlos
nuevamente. Estos son:
i. Se pone término al recurso cuando el tribunal a quo o el tribunal ad quem, lo declaran
inadmisible (arts. 201 inc. I y 213 del CPC).
Art. 201. Si la apelación se ha interpuesto fuera de plazo o respecto de resolución inapelable o no es
fundada o no contiene peticiones concretas, el tribunal correspondiente (el a quo o el ad quem) deberá
declararla inadmisible de oficio.

Art. 213. Elevado un proceso en apelación, el tribunal superior examinará en cuenta si el recurso es
admisible y si ha sido interpuesto dentro del término legal. Si encuentra mérito el tribunal para considerar
inadmisible o extemporáneo el recurso, lo declarará sin lugar desde luego o mandará traer los autos en
relación sobre este punto.

ii. Cuando el tribunal superior declara improcedente un recurso de apelación conociendo un


falso recurso de hecho, por haberse concedido una apelación que no era legalmente
procedente (esta causal será analizada con mayor detalle después).

16. LA CONSULTA

a. CONCEPTO.

El art. 63 del COT dispone que las Cortes de Apelaciones conocerán: 4) de las consultas
de las sentencias civiles dictadas por los jueces de letras. La consulta es un trámite procesal en
virtud del cual una sentencia pronunciada por un tribunal inferior debe ser, cuando así lo señala
la ley, revisada por su superior jerárquico, en el caso de que no haya sido apelada. En dicho caso,
se sube el expediente, y la CA lo aprobará o rechazará.
Su fundamento descansa en razones de orden público; pues el criterio para elevar una
causa a consulta, es que estén comprometidos intereses sociales.
El profesor FORTTES señala que esta es la otra vía para acceder a la segunda instancia; eso
sí, hay que tener presente que la consulta no es un recurso, pues un recurso es un medio que la
ley establece a favor de las partes y, por ende, no son tales aquellas actuaciones que se llevan a
cabo de oficio por algunos órganos jurisdiccionales, como por ejemplo, la consulta, o las
casaciones de oficio.

b. ÁMBITO DE APLICACIÓN.
La ley es la que determinada que determinadas materias vayan en consulta a la CA; y no
las partes. El caso emblemático en que opera esta institución, es la sentencia dictada y no
apelada en un juicio de hacienda. Los juicios de hacienda son aquellos en que tiene interés el Fisco
y cuyo conocimiento corresponde a los tribunales ordinarios, específicamente, al Juez de Letras
asiento de Corte; ahora bien, de acuerdo al art. 751 del CPC, toda sentencia definitiva
pronunciada en primera instancia en juicios de hacienda y de que no se apele, se elevará en
consulta a la CA respectiva, previa notificación de las partes, siempre que sea desfavorable al

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interés fiscal. Se entenderá que lo es, tanto la que no acoja totalmente la demanda del Fisco o su
reconvención, como la que no deseche en todas sus partes la demanda deducida contra el Fisco
o la reconvención promovida por el demandado; agrega el inc. II que recibidos los autos, el
tribunal revisará la sentencia en cuenta para el solo efecto de ponderar si ésta se encuentra
ajustada a derecho. Si no mereciere reparos de esta índole, la aprobará sin más trámites. De lo
contrario, retendrá el conocimiento del negocio y, en su resolución, deberá señalar los puntos
que le merecen duda, ordenando traer los autos en relación. La vista de la causa se hará en la
misma sala y se limitará estrictamente a los puntos de derecho indicados en la resolución.
También procede en la sentencia no apelada que recaiga sobre una acción de amparo
económico. Antes este trámite procedía respecto de las sentencias dictadas y no apeladas en
juicios de nulidad de matrimonio, separación judicial y de divorcio; pero fue eliminado en virtud
de la ley 20.286 del año 2008. Antes de la reforma procesal penal también iban en consulta, entre
otras, todas las sentencias criminales que aplicaban penas superiores a un año; no obstante, al
modificarse el sistema procesal penal, los legisladores señalaron que el trámite de la consulta era
un resabio de épocas pasadas que se sustenta en un sistema un tanto temeroso de los operadores,
por ello en última instancia eran los superiores quienes siempre iban a decir la última palabra,
aunque no por ello la mejor; sin embargo, en el actual sistema acusatorio chileno desapareció
este trámite.

E. E L RECURSO DE HECHO .

1. CONCEPTO.
Es aquel recurso que tiene por objeto obtener del tribunal superior que enmiende, con
arreglo a derecho, los agravios que causa el inferior a una parte, al pronunciarse sobre un
recurso de apelación; específicamente sobre la concesión del recurso. En consecuencia, el recurso
de hecho está estrechamente unido al recurso de apelación, siendo este último un presupuesto del
primero, puesto que no se concibe la interposición de un recurso de hecho si no se ha deducido
previamente uno de apelación.
Como se sabe, es el tribunal inferior el que decide si admite a tramitación o no la
apelación. Pues bien, en el ejercicio de tal facultad el tribunal inferior comete algún error que
perjudique a las partes, o bien, niega arbitrariamente la apelación con el objeto de que sus
resoluciones no sean revisadas por un tribunal superior. Para evitar estos inconvenientes, el
legislador ha permitido a las partes recurrir directamente al tribunal superior para que enmiende
los errores o injusticias cometidas al respecto.

2. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un recurso que se encuentra íntimamente ligado a la concesión o denegación de un
recurso de apelación.
ii. En cuanto a su interposición, es un recurso que se interpone directamente ante el tribunal
superior del que dictó la resolución, y para ser conocido y resuelto por este mismo
tribunal.
iii. La mayoría de la doctrina señala que se trata de un recurso extraordinario, ya que sólo

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procede en virtud de causales específicas. Otros en cambio, sostienen que se trata de un


recurso ordinario, ya que es un apéndice o complemento de la apelación.

3. CLASES DE RECURSO DE HECHO.


Pese a que el legislador no lo ha señalado en forma expresa, la doctrina distingue entre
verdadero y falso recurso de hecho, según sea la causal en que se funda.

3.1. EL VERDADERO RECURSO DE HECHO.

a. CONCEPTO.
El verdadero recurso de hecho, o recurso de hecho propiamente tal, es aquel que tiene
lugar cuando el tribunal inferior deniega un recurso de apelación, que era legalmente procedente.
Este es el caso más grave de procedencia del recurso de hecho; y de ahí también que el legislador
se haya preocupado de señalarle un plazo para su interposición y de regular adecuadamente su
tramitación. En este caso, la parte agraviada con la actitud del juez inferior es el apelante.449

b. PLAZO PARA INTERPONERLO.


De acuerdo al art. 203 del CPC, si el tribunal inferior deniega un recurso de apelación
que ha debido concederse, la parte agraviada podrá ocurrir al superior respectivo, dentro del
plazo que concede el art. 200 (plazo que tienen las partes para comparecer ante el tribunal
superior), contado desde la notificación de la negativa, para que declare admisible dicho
recurso.
Hay que recordar que el plazo para comparecer en segunda instancia es de cinco días si el
tribunal inferior funciona en la misma comuna en que lo hace el tribunal superior, de ocho días
si el tribunal inferior funciona en una comuna diversa a aquél en que lo hace el tribunal superior;
y de ocho días más la tabla de emplazamiento si funciona en un territorio jurisdiccional distinto.
Pero en el verdadero recurso de hecho este plazo se cuenta desde la notificación al apelante de la
resolución que deniega el recurso; en cambio el plazo para comparecer a segunda instancia se
cuenta desde la certificación que hace el secretario de la fecha del ingreso de los autos a la
Secretaría del tribunal superior.

c. TRAMITACIÓN.
i. In t e r p o s i c i ó n . El recurso de hecho se presenta por escrito directamente ante el tribunal
superior de aquél que dictó la resolución denegando la apelación.
ii. In fo r me d e l t ri b u n a l i n f e ri o r . Una vez presentado el escrito, de acuerdo al art. 214
inc. I del CPC, el tribunal superior pedirá al inferior informe sobre el asunto en que haya
recaído la negativa, y con el mérito de lo informado resolverá si es o no admisible el
recurso. En consecuencia, la primera resolución que se dicta dentro del recurso de hecho
449
Hay que recordar que si es el tribunal ad quem quien no admite a tramitación un recurso de apelación, contra
dicha resolución procede un recurso de reposición, y no un recurso de hecho.

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es ésta: “informe el juez recurrido”; y la forma de poner en conocimiento del juez inferior
dicha resolución, es enviándole el correspondiente oficio. La ley no ha señalado plazo al
juez inferior para evacuar este informe; generalmente lo hace en el menor tiempo posible,
pero si es reacio, no hay más camino que el recurrente de hecho pida al tribunal superior
que le señale un plazo al inferior para cumplir con su obligación; y si tampoco cumple el
juez inferior, al recurrente de hecho no le queda más camino que interponer un recurso de
queja en su contra.
iii. A c t i t u d e s d e l t ri b un a l s u p e r i o r . Una vez llegado el informe del juez inferior al
tribunal superior, con el mérito de lo informado y lo afirmado por el recurrente, resolverá
si es o no admisible el recurso de hecho y, por tanto, si es procedente o no el recurso de
apelación. La ley no dice cómo se debe resolver el asunto, pero la doctrina y en la práctica
se resuelve previa vista de la causa y se homologa al recurrente de hecho con el apelante; de
manera que una vez evacuado el informe del juez inferior, el tribunal de alzada debe
proveer “autos en relación”, para luego colocarse la causa en tabla para verse el día
señalado.450
La tramitación anterior es la que se observa corrientemente dentro de un recurso de
hecho, pero puede sufrir dos variantes motivadas, ya sea por expresa petición del
recurrente de hecho, ya sea por ordenarlo de oficio el mismo tribunal. Ellas son:
- R e mi s i ó n d e l p ro c e s o . El inc. II del art. 204 dispone que podrá el tribunal
superior ordenar al inferior la remisión del proceso, siempre que, a su juicio, sea
necesario examinarlo para dictar una resolución acertada.
- O r d e n d e n o i n n ov a r d e o f i c i o . El inc. III del art. 204 señala que podrá,
asimismo, ordenar (al tribunal inferior) que no se innove cuando haya antecedentes
que justifiquen esta medida. Esta orden de no innovar tiene por objeto impedir que se
cumpla una resolución cuya firmeza o ejecutoriedad está en tela de juicio, puesto que
mediante el recurso de hecho se pretende, nada menos, que se conceda el recurso de
apelación que se ha interpuesto en su contra.

iv. F a l l o d e l t ri b u n a l s u p e r i o r . El art. 205 inc. I del CPC, dispone que si el tribunal


superior, declara inadmisible el recurso, lo comunicará al inferior devolviéndole el
proceso si se ha elevado; por su parte, el inc. II de la misma disposición señala que si el
recurso es declarado admisible, el tribunal superior ordenará al inferior la remisión del
proceso, o lo retendrá si se halla en su poder, y le dará la tramitación que corresponda.
Ahora, si el juez inferior ha continuado en la tramitación de la causa, por no haberse
decretado una orden de no innovar, y el recurso de hecho es acogido, quedarán sin efecto
las gestiones posteriores a la negativa del recurso y que sean una consecuencia inmediata y
directa del fallo apelado (art. 206 del CPC).

450
Esta tramitación es discutible en la actualidad, debido a que el art. 199 inc. I del CPC dispone que la apelación de
toda resolución que no sea sentencia definitiva se verá en cuenta, a menos que cualquiera de las partes, dentro del
plazo para comparecer en segunda instancia solicite alegatos. Sin embargo, esta disposición sólo hace referencia a
la “apelación”, y no al recurso de hecho.

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3.2. EL FALSO RECURSO DE HECHO.

a. CONCEPTO.
El falso de recurso de hecho es aquel que tiene lugar cuando el tribunal inferior concedió
un recurso de apelación improcedente; o lo concedió sólo en el efecto devolutivo, debiendo
haberlo concedido en ambos efectos; o lo concedió en ambos efectos, en circunstancias de que
sólo procedía en lo devolutivo. Para determinar quién es la parte agraviada, es necesario precisar
previamente cuál es la causal que sirve de fundamento al respectivo recurso de hecho. Así, en el
primer caso, lo será el apelado; en el segundo, lo será el apelante; y en el tercero, volverá a ser
agraviado el apelado.
Las alternativas para impugnar la resolución del juez inferior son: interponer un recurso de
reposición ante el tribunal que concedió el recurso (art. 196 inc. I); interponer un falso recurso de
hecho ante el tribunal superior (art. 196 inc. I); y cuando la apelación concedida sea improcedente,
existe la posibilidad de que el tribunal AD QUEM de oficio declare la improcedencia del recurso (art.
196 inc. II).
Art. 196. Si el tribunal inferior otorga apelación en el efecto devolutivo, debiendo concederla también en el
suspensivo, la parte agraviada, dentro del plazo que establece el art. 200, podrá pedir al superior que desde luego
declare admitida la apelación en ambos efectos; sin perjuicio de que pueda solicitarse igual declaración, por vía de
reposición, del tribunal que concedió el recurso.
Lo mismo se observará cuando se conceda apelación en ambos efectos, debiendo otorgarse únicamente en el
devolutivo, y cuando la apelación concedida sea improcedente. En este último caso podrá también de oficio el
tribunal superior declarar sin lugar el recurso.
Las declaraciones que haga el superior en conformidad a los dos incisos anteriores, se comunicarán al inferior para
que se abstenga, o siga conociendo del negocio, según los casos.

b. TRAMITACIÓN DEL FALSO RECURSO DE HECHO.


i. In t e r p o s i c i ó n . La parte agraviada con la resolución judicial debe presentar un escrito
ante el tribunal superior de aquél que hubiere dictado la resolución que se recurre de
hecho. Hay que tener presente que el falso recurso de hecho es sin perjuicio del recurso
de reposición ante el tribunal que concedió el recurso (art. 196 inc. I); no sucede lo
mismo con el verdadero recurso de hecho.
ii. O p o r t u n i d a d . El plazo para deducir el recurso es el que indica el art. 200 del CPC, es
decir, el plazo para comparecer en segunda instancia; y como en este caso se concedió el
recurso de apelación, este plazo se cuenta desde la certificación que dé el secretario de la
fecha de ingreso de los autos a la secretaría del tribunal. Por lo mismo, no es necesario
solicitarle un informe al tribunal inferior, ya que el expediente original o sus fotocopias se
encuentran en el tribunal superior.
iii. E n c u e n t a . La doctrina señala que este tipo de recurso de hecho se concede en cuenta,
es decir, sin necesidad de colocar la causa en tabla, pues el art. 196 del cpc señala que…
la parte agraviada, dentro del plazo que establece el art. 200, podrá pedir al superior
que “desde luego” declare…
iv. F a l l o d e l t r i b u n a l s u p e r i o r . Si el tribunal acoge el falso recurso de hecho y señala
que es improcedente la apelación, o bien, que se concede en el sólo efecto devolutivo y

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no en ambos, debe informar al tribunal inferior para que siga conociendo del asunto; y si
el tribunal lo acoge, y señala que la apelación procedía en ambos efectos, deberá
comunicarlo al tribunal inferior para que éste se abstenga de seguir conociendo el asunto.
Y si el tribunal rechaza el falso recurso de hecho, la apelación deberá seguir
conociéndose en conformidad a como fue concedida por el tribunal de primera instancia.
Respecto de la suerte que corren las gestiones efectuadas ante el tribunal inferior cuando
concedió la apelación sólo en el efecto devolutivo y el tribunal superior acogiendo el
correspondiente recurso de hecho, declara que ha debido concederse dicha apelación en
ambos efectos, cabe decir que la jurisprudencia ha estimado que a falta de una disposi-
ción semejante a la contemplada en el art. 206 del CPC para el verdadero recurso de
hecho, en el caso antes planteado, la abstención del tribunal inferior sólo nace con la
comunicación del fallo que acoge el recurso de hecho y que, en consecuencia, todo lo
actuado con anterioridad es válido.

F. E L RECURSO DE CASACIÓN .

1. CONCEPTO.

Se encuentra regulado en el Título XIX (“Del recurso de casación”) del Libro III (“De los
juicios especiales”), en los arts. 764 a 809 del CPC. En este título se regulan conjuntamente el
recurso de casación en la forma y el recurso de casación en el fondo.
La palabra casación proviene del verbo casar y casar significa anular, invalidar, dejar sin
efecto, etc. Es por ello que profesor ALFARO señala que la casación constituye una manifestación de
la nulidad procesal; y hay nulidad, porque existe un vicio.
El recurso de casación se puede definir como un recurso extraordinario que la ley
concede a la parte agraviada, y que tiene por objeto anular una sentencia judicial que ha sido
dictada con omisión de formalidades legales o dentro un procedimiento vicioso o (casación en la
forma) o anular una sentencia judicial que contiene una infracción de la ley que influye
sustancialmente en lo dispositivo del fallo (casación en el fondo).

2. OBJETO DE LA CASACIÓN.
Al igual que en el recurso de apelación, el legislador en el recurso de casación delimita su
objeto. En efecto, el art. 764 del CPC (la primera disposición del Título XIX) señala que el
recurso de casación se concede para invalidar una sentencia en los casos expresamente
señalados por la ley. En otras palabras, el recurso de casación se concede para anular una
sentencia; a diferencia del recurso de apelación, que tiene por objeto enmendar una sentencia.

3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA CASACIÓN.


Para hablar de la evolución histórica del recurso de casación, hay que distinguir entre el
recurso de casación en el fondo, y el recurso de casación en la forma.
i. Los antecedentes más directos de la casación en el fondo, se encuentran en el Derecho
francés. En efecto, en Francia, en el siglo XIV, existía una pugna entre el rey y los Tribunales

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Superiores Regionales o Parlamentos, que administraban justicia de forma independiente


del rey; y cuando el rey estimaba que los Parlamentos se apartaban de las ordenanzas que él
había dictado, declaraba nulas (de oficio) las decisiones del Parlamento. Posteriormente se
admitió que esta declaración del rey fuera a petición de parte, y el rey delegó esta función a
un órgano que resolvía esta demanda de nulidad, que fue denominado Consejo de las Partes.
Una vez llegada la Revolución Francesa, con el fin de aplicar el principio de la separación
de poderes y el postulado de que el Poder Legislativo es el que crea el derecho y el Poder
Judicial el que se limita a aplicarlo, como órgano sucesor del Consejo de las Partes, en 1790
se creó al Tribunal de Casación, el cual no se concebía como un órgano judicial, sino como
una prolongación del Poder Legislativo (pero no sujeto a él), que velaba por el respeto de la
leyes por parte del Poder Judicial. Su primera labor fue la de impedir la contravención
expresa del texto de la ley; después se amplió esta labor a los casos en que el juicio concreto
era contrario a la ley, en razón de que no se interpretaba correctamente, o porque había una
falsa aplicación de la ley; con lo cual se logró la uniformidad del derecho.

ii. Por su parte, la casación en la forma tuvo su origen en el Derecho español. En Chile, con la
llegada de la independencia no se produjo un cambio inmediato en la legislación, puesto que
se siguió aplicando el Derecho español, con las adecuaciones correspondientes; y este
Derecho reconocía ciertos tipos de recurso que fueron adoptados por la legislación chilena,
específicamente el recurso de nulidad, que se refería a la infracción de leyes procesales.
Entonces, esta distinción en orden a que la nulidad podía producirse tanto respecto de leyes
que regulan el procedimiento como leyes que regulan el juzgamiento, hizo nacer la
distinción entre las dos formas de casación. Y la primera ley que reconoció formalmente al
recurso de casación en nuestro país, es el CPC.

4. CARACTERÍSTICAS DEL RECURSO DE CASACIÓN.

i. Es un r e c u r s o e x t r a o r d i n a r i o , por las causales específicas por las cuales procede, y


por el tipo de resolución judicial que es casable.
ii. Es un r e c u r s o d e n u l i d a d , pues se cuestiona la validez del fallo o del proceso y, por
ende, la resolución desaparece porque es nula. En cambio, por medio de la apelación se
solicita que se enmiende con arreglo a Derecho una resolución judicial, por causa de un
agravio, la cual no desaparece.
iii. La casación constituye un grado o etapa jurisdiccional dentro del proceso, pero n o u n a
i n s t a n c i a , pues las facultades del Tribunal de Casación se limitan a velar por la correcta
aplicación de la norma jurídica y así lograr una unidad en su interpretación. Esta finalidad lo
circunscribe a analizar la validez del fallo sobre la base de los hechos que los tribunales de
instancia han dado por establecidos (los hechos son intangibles), por tanto, no puede revisar
todo el proceso, sino que se tiene que limitar a establecer si a los hechos se les aplicó o no
correctamente el derecho, y a verificar si hay o no vicios de procedimiento.
iv. Tiene un c a r á c t e r p ú b l i c o . El profesor ALFARO señala que esto, en principio, es
redundante, porque el interés público sirve a todos los tribunales y a todo el proceso; sin
embargo, tratándose de la casación, el interés público no es el mismo que el de los demás
tribunales, pues por medio del recurso de casación en el fondo se vela por la correcta

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aplicación de la ley y por su interpretación uniforme, lo cual sienta jurisprudencia; y eso


interesa a toda la sociedad

4. PRESUPUESTOS GENERALES DE LA CASACIÓN.


i. En primer lugar, debe existir una resolución judicial que sea susceptible de ser atacada por
esta vía. En general, se trata de sentencias definitivas y de ciertas sentencias interlocutorias.
ii. El recurrente es cualquiera de las partes que le afecte el vicio que motiva la casación, sin
perjuicio de lo cual, también procede la casación de oficio.
iii. La causa que hace procedente este recurso es amplia en la casación en el fondo, y taxativa
en la casación de forma. La casación en el fondo procede cuando existe una infracción de
ley que influya sustancialmente en lo dispositivo del fallo, en cambio, la casación en la
forma tiene lugar cuando se incurre en alguna de las causales del art. 768 del CPC. Por tanto,
cuando un vicio no esté comprendido en una causal del art. 768, perfectamente puede ser
invocada como causal de casación en el fondo.
Los momentos en que se puede ocasionar la infracción de la ley son diferentes en la
casación en el fondo y en la casación en la forma. En efecto, la infracción en la casación en
la forma se produce durante la substanciación del proceso (se infringe una ley procesal), por
tanto, debe anularse todo el proceso hasta el momento anterior a aquel en que se produjo el
error (por ejemplo, si hubo error en el emplazamiento, debe retrotraerse hasta el estado en
que debió ser emplazado el demandado); en cambio, la infracción y en la casación en el
fondo se produce durante el juzgamiento o decisión (error en la sentencia), la consecuencia
de esto, es que solamente la sentencia queda sin efecto (su parte dispositiva) y,
eventualmente, habrá que dictar una sentencia de reemplazo.
La ley procesal se aplica durante el desarrollo del proceso (ley ordenatoria litis); en cambio,
la ley sustantiva o de fondo se aplica una vez agotada la tramitación, al momento de la
resolución (ley decisoria litis); y el destinatario preferente de la ley procesal es el juez, en
cambio, el destinatario de la ley sustantiva son las partes del juicio. En ambos casos con el
recurso de casación se pretende la uniformidad de la aplicación del Derecho, pero los
motivos son distintos, y la normativa cautelada es diferente.
El profesor ALFARO señala que el criterio que distingue entre ley procesal y ley sustantiva,
para saber si se está en presencia de una casación en la forma o en el fondo, no es absoluto,
ya que el mismo art. 768 del CPC, que contempla las causales de la casación en la forma,
habla de cosa juzgada, lo cual es propio de la ley sustancial. Por ello, es preferente
distinguir una y otra casación de acuerdo a los vicios que la hacen procedente (amplios en
una y taxativos en otra).
iv. El plazo para deducir el recurso de casación es, por regla general, de 15 días, el cual se
computa a partir de la fecha de la notificación de la sentencia contra la cual se recurre.
v. Y el recurso de casación se debe interponer por escrito ante el tribunal que haya pronunciado
la sentencia que se trata de invalidar, y para ante aquel a quien corresponde conocer de él.

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6. DIFERENCIAS ENTRE LA APELACIÓN Y LA CASACIÓN.


i. Mientras la apelación constituye una instancia, es decir, el juez tiene la facultad para
pronunciarse tanto sobre los hechos como el derecho y los hechos; la casación no
constituye una instancia, sino que una fase o grado jurisdiccional del proceso, por ende,
no se pueden revisar los hechos, ni mucho menos abrirse o agregarse pruebas.
ii. La casación es un recurso judicial extraordinario, en cambio, la apelación es ordinaria.
iii. La casación tiende a proceder en el sólo interés de la ley, pudiendo incluso declararse de
oficio (interés público); no así la apelación, que se reduce a los intereses de las partes.
iv. La casación es fuente de jurisprudencia; en cambio los fallos de la apelación no suelen
formarla.

7. CLASES DE CASACIÓN.
En nuestro sistema se regulan conjuntamente dos especies de casación, completamente
distintas, y que tienen una regulación común, sólo por razones de índole histórica. Al respecto, el
art. 765 del CPC señala que el recurso de casación es de dos especies: de casación en el fondo y
de casación de la forma. Es de casación en el fondo en el caso del art. 767; es de casación en la
forma en los casos del art. 768. La casación en el fondo es la más genuina, puesto que cuando se
habla en el derecho comparado de casación, se refiere fundamentalmente a la casación en el fondo.

7.1. EL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA.

7.1.1. CONCEPTO.
La ley no define al recurso de casación en la forma, sino que sólo se limita a señalar su
objeto. Pero del contexto y la aplicación práctica de sus disposiciones por los tribunales, se
puede decir que la casación en la forma es un recurso extraordinario que la ley concede a la parte
agraviada, y que tiene por objeto anular una sentencia judicial que ha sido dictada con omisión
de formalidades legales o dentro un procedimiento viciado. De esta definición se desprende lo
siguiente:
i. La c a u s a l o motivo que hace procedente el recurso de casación, es el agravio que sufre
una parte, producto de un vicio del procedimiento que puede tener lugar en la constitución,
desarrollo y conclusión del proceso.
ii. El f u n d a me n t o de este recurso, es la protección del derecho objetivo, concretamente, de
la ley procesal, tanto en lo que dice relación con la tramitación de asunto, como en el
pronunciamiento del fallo. Estas normas están dirigidas principalmente al juez, y cuando
éste comete una infracción, se produce una anomalía en el procedimiento, lo cual trae
aparejado la vulneración del debido proceso; pues las leyes procesales garantizan el debido
proceso, y lo que se busca con el debido proceso, es una igualdad entre los litigantes.
iii. Y su o b j e t o o f i n a l i d a d , es obtener la anulación o invalidación del fallo recurrido,
motivado por la omisión o infracción de las leyes que determinan la sustanciación o

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ritualidad esencial del proceso mismo (vicios del procedimiento), o los requisitos legales
formales a que debe ajustarse el tribunal al dictar sus sentencias (vicios de la sentencia).
De ahí que en la definición del recurso de casación de forma se contemple su procedencia
por un doble motivo: por vicios cometidos en la sustanciación del juicio mismo, y por
vicios cometidos en la dictación de la sentencia que lo resuelve.

7.1.2. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un re c u r s o e x t ra o r d i n a r i o , pues sólo procede en contra de determinadas
resoluciones judiciales y por causales taxativamente señaladas en la ley. No basta con el
simple interés de recurrir, sino que hay que acreditar los vicios y encuadrarlos en una causal
específica; por ello el tribunal está limitado en su conocimiento a las circunstancias
concretas que constituyen la causal de casación.
ii. Es un recurso que se interpone ante el tribunal que dictó la resolución que se trata de
invalidar o casar, y para ante el tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico, que
deberá conocer (el cual puede ser una CA o la CS).
iii. Es un recurso de nulidad, pues tiene por objeto invalidar una sentencia judicial.
iv. Es un recurso de d e re c h o e s t r i c t o , porque es necesario observar en su interposición y
tramitación determinadas formalidades legales, so pena de ser declarado inadmisible (por
ejemplo, se debe señalar de manera expresa el vicio en que funda, y requiere la designación
de un abogado patrocinante que puede ser el mismo de la causa principal u otro distinto).
Esta característica se atenúa por el hecho de que el tribunal puede casar de oficio una
sentencia, cuando éste aparezca de manifiesto.
v. Sólo puede ser deducido por la parte que ha sufrido un agravio; esto se extrae del art. 771
(el recurso debe interponerse por la parte agraviada…), del art. 768 inc. penúltimo (…el
tribunal podrá desestimar el recurso de casación en la forma, si de los antecedentes
aparece de manifiesto que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable…); pero no
basta con la existencia del agravio, ya que además se requiere la existencia de una causal.
No obstante, también vela por un interés público, ya que a pesar de la inactividad de las
partes, los tribunales pueden de oficio anular en la forma determinadas sentencias, por las
mismas causales que habrían autorizado la interposición del correspondiente recurso de
casación.
vi. Por regla general, la interposición de este recurso no suspende el cumplimiento de la
sentencia recurrida.
vii. En cuanto a su interposición, puede proceder en forma conjunta con el recurso de apelación,
tratándose de sentencias de primera instancia.
viii. Es un recurso que no constituye una instancia judicial, porque el tribunal llamado a
conocer de él no revisa todas las cuestiones de hecho y de derecho suscitadas en el juicio,
sino que, como dice el profesor ALFARO, sólo se pueden analizar las causas de casación,
las cuales aluden a los trámites procesales esenciales y a los requisitos de la sentencia.
ix. Por regla general, por ser un recurso de carácter público, no cabe la renuncia anticipada. Sin
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embargo, en el caso de los árbitros arbitradores, es posible su renuncia en el acto


constitutivo del compromiso, salvo cuando se trata de las causales de ultra petita e
incompetencia del tribunal (art. 239 del COT).
Art. 239. Contra una sentencia arbitral se pueden interponer los recursos de apelación y casación para ante
el tribunal que habría conocido de ellos si se hubieran interpuesto en juicio ordinario; a menos que las
partes, siendo mayores de edad y libres administradoras de sus bienes, hayan renunciado dichos recursos, o
sometidos también a arbitraje en el instrumento del compromiso o en un acto posterior.

7.1.3. RESOLUCIONES CONTRA LAS CUALES PROCEDE.


La norma legal que establece la naturaleza procesal de las resoluciones judiciales
susceptibles de recurso de casación en la forma, es el art. 766 inc. I del CPC, el cual dispone que
en general, sólo se concede el recurso de casación contra las sentencias definitivas, contra las
interlocutorias cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación y,
excepcionalmente, contra las sentencias interlocutorias dictadas en segunda instancia sin previo
emplazamiento de la parte agraviada, o sin señalar día para la vista de la causa. Por lo tanto, de
acuerdo a esta disposición, son tres los casos de procedencia del recurso de casación en la forma,
en relación con la naturaleza de la resolución recurrida; a lo que se suma un cuarto caso.
i. La primera categoría de resolución recurrible son las sentencias definitivas, esto es, aquellas
que ponen fin a la instancia, resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del
juicio. El art. 766 del CPC habla de sentencias definitivas sin agregar nada más, por lo tanto,
debe entenderse que se trata de sentencias definitivas de única, primera o segunda instancia,
sean pronunciadas en juicios ordinarios, especiales o ejecutivos.451
ii. El recurso de casación en la forma también procede en contra de las sentencias
interlocutorias que ponen término al juicio o hacen imposible su continuación. Hay que
recordar que la sentencia interlocutoria es aquella que falla un incidente del juicio
estableciendo derechos permanentes a favor de las partes (primera clase), o resuelve
sobre algún trámite que debe servir de base al pronunciamiento de una sentencia
definitiva o interlocutoria (segunda clase). Las sentencias interlocutorias, a su vez,
pueden ser de única, primera o segunda instancia, y como el legislador no hizo distingo
alguno, también hay que concluir que se ha referido indistintamente a cualquiera de esas
tres clases de sentencias interlocutorias.
Ahora bien, dicha sentencia debe poner término al juicio o hacer imposible su
continuación; por ejemplo, la resolución que declara abandonado el procedimiento; la que
acepta el desistimiento de la demanda; la que declara la incompetencia del tribunal, etc.
No tienen este carácter, por ejemplo, las que fallan una medida precautoria, la resolución
que ordena el llamado a conciliación; la que recibe la causa a prueba.

iii. También procede en contra de sentencias interlocutorias de segunda instancia, cuando se


dictan sin previo emplazamiento de la parte agraviada o sin señalar día para la vista de la

451
Hay que recordar que la sentencia que falla un recurso de casación en la forma, sea acogiéndolo o desechándolo,
no obstante su parecido formal con las sentencias definitivas (solamente su parecido, pues no es encasillable en
ninguna de las resoluciones que establece el art. 158 del CPC), no es susceptible de casación; de ahí el conocido
aforismo de que no hay casación de casación.

638
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causa. Por tanto, los requisitos que debe cumplir esta sentencia, son:
- Se debe tratar de una sentencia interlocutoria no importando que ponga término al
juicio o haga imposible su continuación.
- Debe tratarse de una sentencia interlocutoria pronunciada en segunda instancia, lo que
acontecerá cuando la referida resolución confirme, modifique o revoque una sentencia
de igual naturaleza pronunciada en primera instancia (por ejemplo, se opone una
excepción dilatoria en la primera instancia, y el juez la rechaza, y se apela dicha
resolución, y la Corte la confirma); o bien cuando se limita a fallar un incidente
suscitado en la segunda instancia (por ejemplo, se promueve en la Corte el incidente
de nulidad de un documento presentado al juicio, el tribunal resuelve que es nulo).
- Que en el pronunciamiento de dicha sentencia se hayan omitido trámites o diligencias
esenciales, cuales son: el emplazamiento de la parte agraviada o la señalización de día
para la vista de la causa. Hay que recordar que el emplazamiento de la parte agraviada
es un trámite que consta de dos elementos: la notificación de la resolución que
concedió, en primera instancia, el correspondiente recurso de apelación; y el
transcurso del plazo en la segunda instancia para comparecer a proseguir dicho
recurso. Y la fijación del día para la vista de la causa, como su nombre lo indica, es la
colocación de la causa en tabla y su vista en el mismo día señalado.

iv. Por último, el art. 766 inc. II del CPC dispone que procederá, asimismo, respecto de las
sentencias que se dicten en los juicios o reclamaciones regidos por leyes especiales, con
excepción de aquéllos que se refieran a la constitución de las juntas electorales y a las
reclamaciones de los avalúos que se practiquen en conformidad a la Ley N° 17.235,
sobre Impuesto Territorial y de los demás que prescriban las leyes (por ejemplo, las
sentencias definitivas de los jueces de policía local). Por tanto, para saber si procede o no el
recurso de casación en la forma en contra de una sentencia pronunciada en juicio o
reclamación regido por ley especial, será necesario establecer previamente si esa ley
especial permite o no deducir dicho recurso.
Pero el legislador no solamente limita la procedencia del recurso de casación en la forma
en esta clase de juicios o reclamaciones, sino que también, restringe las causales que lo
hacen procedente. Estas limitaciones de las causales del correspondiente recurso hay que
buscarlas, en primer término, en las leyes especiales, y si éstas nada dispusieron sobre el
particular, se debe aplicar el art. 768 inc. II del CPC que señala que en los negocios a que
se refiere el inciso segundo del art. 766 (juicios regidos por leyes especiales) sólo podrá
fundarse el recurso de casación en la forma en alguna de las causales indicadas en los
números 1°, 2°, 3°, 4°, 6°, 7° y 8° de este artículo y también en el número 5° cuando se
haya omitido en la sentencia la decisión del asunto controvertido. Por tanto, de acuerdo a
la disposición transcrita, por exclusión, no podrá fundarse el recurso de casación en la
forma en los juicios o reclamaciones regidos por leyes especiales, en haber sido
pronunciada la sentencia con omisión de sus requisitos formales (art. 768 Nº 5), a menos
que se trate de la falta de decisión del asunto controvertido; y tampoco podrá fundarse en
haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o por
cualquier otro requisito por cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay
nulidad (art. 768 Nº 9).

639
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7.1.4. PLAZO PARA SU INTERPOSICIÓN.


Esta materia se encuentra regulada por el art. 770 del CPC, del cual se desprenden dos
reglas, a saber:
i. Sentencias de primera instancia, en el plazo de la apelación. De acuerdo al art. 770 inc. II
del CPC, el recurso de casación en la forma contra sentencia de primera instancia deberá
interponerse dentro del plazo concedido para deducir el recurso de apelación, y si
también se deduce este último recurso, conjuntamente con él (en un mismo escrito). Por
lo tanto, el plazo para deducir el recurso de casación en la forma en contra sentencias de
primera instancia es de 10 días tratándose de sentencias definitivas dictadas en primera
instancia, y de cinco días tratándose de sentencias interlocutorias que pongan término al
juicio o hagan imposible su continuación dictadas en primera instancia; contados desde
que se notifica la sentencia en contra de la cual se recurre.
ii. Sentencias de única o de segunda instancia, 15 días. Conforme al art. 770 inc. I del CPC el
recurso de casación deberá interponerse dentro de los quince días siguientes a la fecha
de notificación de la sentencia contra la cual se recurre, sin perjuicio de lo establecido
en el art. 791 (en contra de sentencias dictadas en juicios de mínima cuantía el recurso se
debe interponer en el plazo de 5 días). En caso que se deduzca recurso de casación de
forma y de fondo en contra de una misma resolución, ambos recursos deberán
interponerse simultáneamente y en un mismo escrito.

Luego, el plazo para interponer el recurso de casación en la forma presenta las siguientes
características: es un plazo fatal; es un plazo individual, en razón de que comienza a correr para
cada parte desde la notificación de la resolución en contra de la cual se recurre; es un plazo de
días establecido en el CPC y, por tanto, para computarlo se suspenden los días feriados; es un
plazo legal y, por tanto, improrrogable.

7.1.5. CAUSALES DEL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA.

a. CONCEPTO.
Según CASARINO, la causal legal del recurso de casación en la forma es el hecho, evento
o circunstancia producido en el proceso que, en concepto del legislador, justifica la procedencia
de dicho recurso. Ahora bien, estas causales legales que justifican la procedencia del recurso de
casación en la forma, deben estar expresamente establecidas por el legislador; de manera que si
el recurso se funda en una causal no contemplada en la ley, por mucha analogía que presente con
aquella señalada, deberá ser forzosamente declarado improcedente. De ahí que se diga que el
recurso de casación en la forma es un recurso extraordinario, pues sólo procede por las causales
taxativamente enumeradas en la ley.
No todas las causas son aplicables a todas las resoluciones; desde luego sí son aplicables a
las sentencias definitivas, pero cabe la duda respecto de las sentencias interlocutorias.

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b. CLASIFICACIÓN DE LAS CAUSALES.


i. Atendiendo al momento en que se comete la infracción o vicio, se distingue entre: vicios que
se comenten en la dictación de la sentencia, y aluden a este primer grupo, los ocho
primeros números del art. 768 del CPC; y vicios que se cometen durante el procedimiento, y
se refiere a este segundo grupo, el Nº 9 del art. 768 del CPC, en relación con los arts. 766,
788, 789, 795, 796 y 800 del CPC.

ii. Una segunda clasificación distingue entre causales que afectan al tribunal, donde se
encuentran los números 1,2 y 3 del art. 768; casuales que afectan a la sentencia impugnada,
en donde se encuentran los numerales 4,5,6,7, y 8 del art. 768; y casuales que afectan al
procedimiento, en donde sólo está el Nº 9 del art. 768.

c. ANÁLISIS DE LAS CAUSALES.


Como se dijo, estas causales se encuentran enumeradas en el art. 768 del CPC, el cual
dispone que el recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las
causas siguientes:
i. En haber sido la sentencia pronunciada por un tribunal incompetente o integrado en
contravención a lo dispuesto por la ley (art. 768 N° 1). La redacción del texto permite
apreciar que contempla dos situaciones diversas:
- Que la sentencia haya sido pronunciada por un tribunal incompetente. Hay que
recordar que de conformidad a los preceptos del COT, la competencia de que puede
hallarse investido un tribunal es de dos clases: absoluta y relativa; y que las normas
que las consagran toman en consideración diversos factores, a saber: el fuero, la
materia, la cuantía (absoluta) y el territorio (relativa). Como la norma no distingue, se
incluye tanto a la incompetencia absoluta como a la relativa.
Hay que recordar también, que de acuerdo a las normas del CPC, la forma de reclamar
la violación de las normas de competencia absoluta es por vía inhibitoria o
declinatoria; o se puede formular como excepción dilatoria; o en cualquier estado del
juicio, como incidente de nulidad de todo lo obrado; incluso puede ser declararla de
oficio por el mismo tribunal en cualquier estado. En cambio, el reclamo de
incompetencia relativa del tribunal, se puede hacer por vía inhibitoria o declinatoria;
como excepción dilatoria dentro del término de emplazamiento para contestar la
demanda; de lo contrario, se produce la prórroga tácita de la competencia; además,
sólo puede ser alegada a petición de parte. Fuera de estas reclamaciones, la otra forma
de reclamar la incompetencia, es interponiendo el correspondiente recurso de casación
en la forma. Así, por ejemplo, si el demandado en su primera gestión opone una
excepción dilatoria de incompetencia relativa, y el tribunal la desecha; podrá después
formular un recurso de casación en la forma fundado en esta causal. 452
- Integración viciosa del tribunal. Como la integración es una institución propia de los
tribunales colegiados, esta causal sólo tiene aplicación tratándose de sentencias
452
El profesor ALFARO señala que esta norma alude a una incompetencia amplia, por lo tanto, incluye a las reglas
complementarias de la competencia, es decir, a las normas de turno y distribución de causas.

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dictadas por esta clase de jueces. Hay que recordar que es el COT el llamado a señalar
las normas de integración de los tribunales colegiados, y son las partes la que
controlan el cumplimiento de estas normas, tomando conocimiento de la integración por
medio de las correspondientes actas de instalación, a cargo de los Presidentes de los
respectivos tribunales, y excepcionalmente, por el conocimiento que proporciona
verbalmente a las partes el Relator o el Secretario, cuando la integración se hace con
miembros que no pertenezcan a su personal ordinario.
Específicamente hay un vicio en la integración, cuando haya mayoría de abogados
integrantes, o que no hayan sido llamados por orden de integración; o cuando haya
miembros de otro tribunal. La oportunidad para reclamar la integración ilegal del
tribunal colegiado es, precisamente, antes de verse la causa; pues, en caso contrario, se
considera que el recurso de casación en la forma, que posteriormente se podría deducir
en contra de la sentencia pronunciada en tan anormales condiciones, no ha sido
legalmente preparado y que debe, por tanto, ser declarado improcedente (art. 769 inc.
final del CPC).
Art. 769. Para que pueda ser admitido el recurso de casación en la forma es indispensable que el que lo
entabla haya reclamado de la falta, ejerciendo oportunamente y en todos sus grados los recursos
establecidos por la ley.
Inc. final. La reclamación a que se refiere el inc. I de este artículo deberá hacerse por la parte o su
abogado antes de verse la causa, en el caso del Nº 1 del art. 768.

ii. En haber sido pronunciada por un juez, o con la concurrencia de un juez legalmente
implicado, o cuya recusación esté pendiente o haya sido declarada por tribunal
competente (art. 768 N° 2). Esta causal se refiere a la institución procesal de las
implicancias y recusaciones, las cuales son inhabilidades personales que tienen los jueces
para conocer y fallar en forma imparcial un determinado asunto453. La lectura de la causal
en estudio permite apreciar que ella contempla tres situaciones:
- Que la sentencia haya sido pronunciada por un juez o con la concurrencia de un juez
legalmente implicado. Las implicancias son verdaderas prohibiciones impuestas por el
legislador a los jueces para intervenir en determinados juicios, por razones de orden
público; son, por consiguiente, irrenunciables. Están enumeradas en el art. 195 del COT
y se aplican tanto a los jueces de los tribunales unipersonales como a los de los
tribunales colegiados, y es por eso que la disposición en estudio se pone en la situación
de la sentencia pronunciada “por un juez” o “con la concurrencia de un juez”. Aquí no
es necesario distinguir si la implicancia está pendiente o ha sido declarada, pues para
la existencia de la causal de casación en la forma, basta que el magistrado que dicta la
sentencia o que concurre a su dictación, se halle afecto a un motivo legal de im-
plicancia.
- Que la sentencia haya sido pronunciada por un juez o con la concurrencia de un juez
cuya recusación esté pendiente. Las recusaciones son normas de orden privado que se

453
Hay que recordar que si la implicancia procede en contra de un tribunal unipersonal, conocerá el mismo juez de
ella; y si procede en contra de un tribunal colegiado, conocerá el mismo tribunal, pero con exclusión del ministro
implicado. Por otra parte, si la recusación procede en contra de un Juez de Letras, conocerá de ella la CA respectiva;
y si la recusación procede en contra de un ministro de la CA, conocerá de ella la CS; y si la recusación procede en
contra de uno de los ministros de la CS, conocerá de ella CA de Santiago.

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establecen a favor de las partes cuando éstas presumen que el juez carece de la debida
imparcialidad para conocer del asunto; por ende, pueden ser renunciadas por ellas;
comprenden tanto a los tribunales unipersonales como a los colegiados. Están
enumeradas en el art. 196 del COT y, desde el momento en que son susceptibles de
renuncia, su sola concurrencia no basta para que la sentencia que dicte un juez en estas
condiciones sea nula; sino que además, es necesario que esa recusación se encuentre
pendiente, es decir, que se la haya formulado por vía incidental, estando pendiente su
resolución. Mientras está pendiente la recusación, actúa un juez subrogante, el cual no
puede dictar sentencia mientras no haya sido resuelto el incidente, sino, su sentencia
será anulable por casación.
- Que la sentencia haya sido pronunciada por un juez o con la concurrencia de un juez
cuya recusación haya sido declarada por tribunal competente. Si es nula la sentencia
dictada por un juez o con la concurrencia de un juez, cuya recusación está pendiente,
con mayor razón lo será cuando ésta haya sido legalmente declarada (a favor del juez).

iii. En haber sido acordada en los Tribunales Colegiados por menor número de votos o
pronunciada por menor número de jueces que el requerido por la ley o con la
concurrencia de jueces que no asistieron a la vista de la causa, y viceversa (art. 768 N°
3). Esta causal se refiere a la infracción de las normas de acuerdo que deben cumplir los
tribunales colegiados, y de su lectura se puede apreciar que contempla cuatro situaciones
diversas:
- Que la sentencia haya sido acordada por menor número de votos que el requerido por
la ley. Esta causal alude al quórum del acuerdo, y hay que recordar que el número de
votos necesarios para acordar la sentencia en los Tribunales Colegiados, es la mayoría
legal, la cual, generalmente, es la mayoría absoluta de votos conformes, salvo
excepciones legales.
- Que la sentencia haya sido pronunciada por menor número de jueces que el requerido
por la ley. Esta causal alude al quórum de funcionamiento, y hay que recordar que los
Tribunales Colegiados deben funcionar, para conocer y decidir los asuntos que les
estén encomendados, con un número de miembros que no sea inferior al mínimo
determinado en cada caso por la ley; y que este número es de tres miembros en la CA y
de cinco en la CS, tratándose de autos, sentencias interlocutorias y sentencias
definitivas, y de uno sólo (en ambos tribunales) si se refiere a los decretos.
- Que la sentencia haya sido pronunciada con la concurrencia de jueces que no
asistieron a la vista de la causa. Hay que recordar que no pueden tomar parte en
ningún acuerdo los magistrados que no hubieren concurrido como jueces a la vista del
negocio.
- Que la sentencia haya sido pronunciada sin la concurrencia de todos los jueces que
asistieron a la vista de la causa. La expresión “y viceversa”, dice relación con que
ningún acuerdo se puede efectuar sin que tomen parte todos los que como jueces
hubieren concurrido a la vista, salvo las excepciones legales. Para comprobar la
existencia de esta causal de casación en la forma, y la causal antes indicada, hay que
recurrir a las actas de instalación del respectivo tribunal y, muy particularmente, a la

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constancia que estampa el relator en los autos cuando el proceso ha quedado en


acuerdo.

iv. En haber sido dada ultra petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o
extendiéndolo a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, sin perjuicio de la
facultad que éste tenga para fallar de oficio en los casos determinados por la ley (art.
768 N° 4). Este vicio se produce al momento de dictar la sentencia, tanto por un tribunal
unipersonal como colegiado; y es una causal que vela por la congruencia externa del
fallo454.
De acuerdo a la definición del art. 768 Nº 4, hay ultra petita cuando la sentencia otorga
más de lo pedido por las partes, por ejemplo, se demanda 200 a título de saldo insoluto
del precio de una compraventa, y el tribunal condena al demandado a pagar la suma de
500 por igual título. También hay ultra petita, o extra petita según algunos, cuando la
sentencia se extiende a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, por ejemplo, se
demanda el cumplimiento de un contrato y el tribunal cree del caso rechazar esta acción y
acoger, en cambio, la de resolución del mismo, que no se ha deducido.455
No obstante, el tribunal podría tener facultades de oficio por expresa disposición de la ley,
para fallar en determinados casos, por ejemplo, se discute sobre el cumplimiento de un
determinado contrato y el tribunal advierte que es nulo, y dicha nulidad aparece de
manifiesto, por tanto, la declarará sin que litigante alguno se lo haya pedido.
Ahora bien, la manera de constatar si existe o no ultra petita en el fallo que se trata de
casar, es analizando la cuestión controvertida en el juicio con la parte resolutiva de la
sentencia misma. La cuestión controvertida se halla en los escritos fundamentales de
demanda y de contestación, si se trata de la única o primera instancia; y en el escrito de
apelación, cuando el pleito se halla en alzada. Esto se relaciona con el principio de
congruencia procesal, que es un principio rector de la actividad procesal por el cual en
toda resolución judicial debe existir conformidad, adecuación, concordancia o correlación
entre la pretensión formulada por cualquiera de las partes y la decisión que el juez tome
sobre ella.456
¿Qué pasa si se falla sobre menos de lo pedido? A esto se le denomina minus petita, y
454
El profesor ALFARO recalca que el vicio de ultra petita no atañe al fondo del asunto, porque no se ataca el
juzgamiento, sino que un exceso en el juzgamiento. Y dentro de la sentencia, la parte donde se comete ultra petita es en
la parte resolutiva, y también en la parte considerativa, cuando se trate de considerandos resolutivos.
455
La jurisprudencia ha dicho que el fallo incurre en un vicio de ultra petita si se acoge una excepción subsidiaria sin
pronunciarse sobre la solicitud principal. En cuanto a los reajustes, si la parte no los solicita y el tribunal los
concede, según algunos habría ultra petita, y según otros, el tribunal siempre tiene que conceder la suma reajustada.
Por ello, lo más conveniente es solicitar una suma expresada en una unidad reajustable, como la UF.
456
El principio de congruencia y el derecho de defensa están íntimamente vinculados, por cuanto en todo proceso el
juez no debe apartarse del verdadero debate contradictorio propuesto por las partes, pues en caso contrario, se
mermaría el derecho de defensa de las mismas, ya que no tendrían posibilidades de defenderse respecto de aquello
que agregó el tribunal ¿Qué pasa si el fallo altera la causa de pedir (fundamento inmediato del derecho deducido en
juicio)? Existen fallos que, a pesar de pronunciarse sobre las acciones y excepciones hechas valer por las partes,
alteran la causa de pedir de las mismas. En tales casos la jurisprudencia reiterada y uniforme de nuestros tribunales,
ha declarado que dichos fallos son nulos, porque han sido pronunciados con el vicio o defecto de forma de la ultra
petita; por ejemplo, se demanda la suma de 100 a título de mutuo, y el tribunal accede a la demanda pero a título de
renta de arrendamiento. Sin embargo, no habrá ultra petita si las razones de orden legal contenidas en la parte
considerativa de la sentencia difieren de aquellas hechas valer por las partes como fundamento de su acción o
excepción, pues este vicio o defecto de forma sólo debe constatarse en la parte resolutiva; a menos que tales
considerándolos tuvieren, a su vez, el carácter de resolutivos.

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tiene lugar, por ejemplo, cuando se pide la resolución del contrato más la indemnización
de perjuicios, y el tribunal “no se pronuncia” respecto de los perjuicios; o si se demanda
capital e intereses, y el tribunal “no se pronuncia” respecto de los intereses; ahora, si se
demanda 100 y el tribunal concede 50, no constituye minus petita, ya que el tribunal
puede señalar que el resto no estaba lo suficientemente acreditado. Este vicio de la minus
petita no está enunciado en el Nº 4 del art. 768, por ello, hay que reconducirlo al Nº 5 de
dicho artículo, es decir, a los requisitos de la sentencia definitiva, específicamente el Nº 6
del art. 170 del CPC, el cual señala que la sentencia definitiva contendrá la decisión del
asunto controvertido. Esta decisión deberá comprender todas las acciones y excepciones
que se hayan hecho valer en el juicio; pero podrá omitirse la resolución de aquellas que
sean incompatibles con las aceptadas.457

v. En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el


art. 170 (art. 768 N° 5).
Art. 170. Las sentencias definitivas de primera o de única instancia y las de segunda que modifiquen o
revoquen en su parte dispositiva las de otros tribunales, contendrán:
1. La designación precisa de las partes litigantes, su domicilio y profesión u oficio;
2. La enunciación breve de las peticiones o acciones deducidas por el demandante y de sus fundamentos;
3. Igual enunciación de las excepciones o defensas alegadas por el reo;
4. Las consideraciones de hecho o de derecho que sirven de fundamento a la sentencia;
5. La enunciación de las leyes, y en su defecto de los principios de equidad, con arreglo a los cuales se
pronuncia el fallo; y
6. La decisión del asunto controvertido. Esta decisión deberá comprender todas las acciones y excepciones
que se hayan hecho valer en el juicio; pero podrá omitirse la resolución de aquellas que sean incompatibles
con las aceptadas.
En igual forma deberán dictarse las sentencias definitivas de segunda instancia que confirmen sin
modificación las de primera cuando éstas no reúnen todos o algunos de los requisitos indicados en la
enunciación precedente.
Si la sentencia de primera instancia reúne estos requisitos, la de segunda que modifique o revoque no
necesita consignar la exposición de las circunstancias mencionadas en los números 1°, 2° y 3° del presente
artículo y bastará referirse a ella.

Esta causal ha dado origen a diversas cuestiones en su aplicación práctica, a saber:


- ¿Si se omiten los requisitos que están contemplados en el autoacordado de 1920, sobre
la Forma de Redactar las Sentencias, hay casación? Se ha estimado que esto no
constituye una causal de casación, salvo, obviamente, que el requisito omitido esté
contemplado tanto en el art. 170 como en el autoacordado.
- ¿Si los requisitos omitidos son de una sentencia interlocutoria de aquellas que ponen
término al juicio o hacen imposible su continuación, hay casación? La ley sólo se
refiere a los requisitos del art.170 del CPC (sentencias definitivas), y nada dice de las
sentencias interlocutorias (art. 171 del CPC). CASARINO dice que se ha estimado, en
principio, que no hay casación, salvo que el requisito omitido fuera la decisión misma
457
La ultra petita como tal no aparece mencionada en el CPP, pero ella se deduce del art. 374 letra F, que señala: el
juicio y la sentencia serán siempre anulados: cuando la sentencia se hubiere dictado con infracción de lo prescrito
en el art. 341; y el art. 341 inc. I prescribe que la sentencia condenatoria no podrá exceder el contenido de la
acusación. En consecuencia, no se podrá condenar por hechos o circunstancias no contenidos en ella. Por tanto, el
fallo es incongruente cuando hay un desajuste entre la acusación y la sentencia (a su vez la acusación debe ser
congruente con la formalización), y este fallo es anulable a través del recurso de nulidad previsto en el CPP.

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del asunto controvertido. Esta situación se debe a que la casación es un recurso de


derecho estricto.
- ¿Qué pasa si los requisitos omitidos dicen relación con sentencias definitivas dictadas
por jueces árbitros arbitradores o en negocios de jurisdicción voluntaria? ¿Hay
casación? No obstante que el art. 768 N° 5 se refiere expresamente al art. 170, y nada
dice respecto de los jueces árbitros arbitradores o de los asuntos judiciales no
contenciosos, la jurisprudencia estima que los arts. 640 y 826 (que establecen los
requisitos de dichas sentencias), para los efectos de este recurso, se deben considerar
corno equivalentes del 170 y, por tanto hay casación en el supuesto de que se
omitieran algunos de los requisitos de forma que dichos preceptos contemplan.
Art. 640. La sentencia del arbitrador contendrá:
1. La designación de las partes litigantes;
2. La enunciación breve de las peticiones deducidas por el demandante;
3. La misma enunciación de la defensa alegada por el demandado;
4. Las razones de prudencia o de equidad que sirven de fundamento a la sentencia; y
5. La decisión del asunto controvertido.
La sentencia expresará, además, la fecha y el lugar en que se expide; llevará al pie la firma del
arbitrador, y será autorizada por un ministro de fe o por dos testigos en su defecto.

Art. 826. Las sentencias definitivas en los negocios no contenciosos expresarán el nombre, profesión u
oficio y domicilio de los solicitantes, las peticiones deducidas y la resolución del tribunal. Cuando éste
deba proceder con conocimiento de causa, se establecerán además las razones que motiven la
resolución.
Estas sentencias, como las que se expidan en las causas entre partes, se copiarán en el libro respectivo
que llevará el secretario del tribunal.

- El profesor ALFARO señala que hay que tener en cuenta que si el vicio es la falta de
pronunciamiento sobre una acción o excepción hecha valer oportunamente en el juicio
(minus petita), aparte de casar, de acuerdo al art.768 inc. final, el tribunal podrá
limitarse, asimismo, a ordenar al de la causa que complete la sentencia cuando el
vicio en que se funda el recurso sea la falta de pronunciamiento sobre alguna acción
o excepción que se haya hecho valer oportunamente en el juicio.
- ¿Cualquier omisión de los requisitos del art. 170 faculta para interponer un recurso de
casación en la forma? El profesor ALFARO recalca que se debe tratar de una omisión
relevante, que irrogue un perjuicio. En efecto, la casación al ser un recurso de nulidad,
para que tenga lugar, debe haber un perjuicio sólo reparable con la nulidad; así, por lo
demás, lo establece el art. 768 inc. III del CPC, que señala que no obstante lo dispuesto en
este artículo (causales que habilitan la casación en la forma), el tribunal podrá
desestimar el recurso de casación en la forma, si de los antecedentes aparece de
manifiesto que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable sólo con la
invalidación del fallo o cuando el vicio no ha influido en lo dispositivo del mismo. Por
lo tanto, el profesor ALFARO señala que si hay una omisión en la sentencia, hay que
distinguir qué parte es la que se omite, pues si la omisión se produce en la parte
considerativa, en principio, no influye (a menos que se trate de considerandos
resolutivos); sí influye cuando se produce en la parte resolutiva del fallo.

vi. En haber sido dada contra otra pasada en autoridad de cosa juzgada, siempre que ésta

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se haya alegado oportunamente en el juicio (art. 768 N° 6). Para que tenga lugar esta
causal, es necesaria la concurrencia copulativa de dos requisitos:
- Que la sentencia recurrida haya sido dictada contra otra pasada en autoridad de cosa
juzgada. Esta otra sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, puede ser una
sentencia definitiva o interlocutoria, pero en ambos casos deberán estar firmes o
ejecutoriadas; además, debe ser una sentencia en que concurra la triple identidad, ya sea
que se haya dictado en el mismo juicio o en otro distinto. Por lo tanto, no basta que haya
una superposición de pretensiones, tiene que haber una sentencia.
- Que la cosa juzgada se haya alegado oportunamente en el juicio de que se trata. La
alegación oportuna tiene lugar en la demanda, si se la invoca como acción, o si se la
hace valer como excepción, ya sea como excepción mixta, perentoria o anómala. Un
ejemplo, en que tiene lugar esta causal de casación en la forma, es el siguiente: A
demanda a B cobrándole la suma de cien mil pesos a título de mutuo; se niega lugar a
la demanda, y la sentencia queda ejecutoriada; transcurre cierto lapso de tiempo y
nuevamente A demanda a B cobrándole igual suma de dinero y por idéntico título; B
al contestar la demanda se excepciona, invocando la primitiva sentencia; sin embargo,
el juez acoge la nueva demanda y rechaza la excepción de cosa juzgada; por tanto, B
puede recurrir de casación en la forma, ya que esta causal fue oportunamente alegada
dentro del juicio.

vii. En contener decisiones contradictorias (art. 768 N° 7). Esta causal vela por la
congruencia de interna de la sentencia; y de la norma se desprende que es necesario que
concurran dos requisitos para que tenga lugar esta causal:
- Que la sentencia contenga varias decisiones. Para que una sentencia contenga varias
decisiones es indispensable que las partes, a su vez, hayan hecho valer dos o más
pretensiones o dos o más excepciones o defensas. Por lo tanto, si la cuestión
controvertida es una sola, mal puede hablarse de pluralidad de decisiones y de
contradicción entre ellas.
- Que esas decisiones sean contradictorias. Según CASARINO, las decisiones de una
sentencia son contradictorias cuando hay oposición entre ellas, de manera tal, que no
se pueden cumplir simultáneamente; por ejemplo, la sentencia declara resuelto el
contrato y, al mismo tiempo, señala que debe cumplirse. La contradicción debe existir
en la parte dispositiva o resolutiva de la sentencia que se trata de casar, o en los
considerandos resolutivos, que son aquellos que sirven de base para la resolución, y sin
los cuales, la sentencia carecería de sentido. Toda contradicción en los considerandos, o
entre éstos y la parte resolutiva, escapa a la causal de casación de forma en estudio.
El profesor ALFARO señala que, si bien, esta decisión contradictoria constituye un vicio
de forma, en lo mediato es un vicio de fondo, porque otorga beneficios contradictorios,
vulnerando así la ley de fondo.

viii. En haber sido dada en apelación legalmente declarada desierta, prescrita o desistida
(art. 768 N° 8). Estas son las tres formas anormales en que puede terminar un recurso de
apelación, y en este caso, a pesar de haberse declarado legalmente desierto, prescrito o
desistido el recurso, el tribunal de alzada insiste en conocerlo, y lo resuelve confirmando,

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modificando o revocando el fallo de primera instancia. Es evidente que el fallo de


segunda instancia pronunciado en estas condiciones anormales es nulo, puesto que el
tribunal que lo dictó carecía de competencia para conocer de un recurso de apelación que
ya estaba legalmente terminado (había operado el desasimiento del tribunal).

ix. En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o a
cualquier otro requisito por cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay
nulidad (art. 768 N° 9). Mientras las ocho causales antes analizadas dicen relación con
vicios que se pueden cometer en la dictación de la sentencia que se trata de anular, la
presente causal contempla la situación de vicios o defectos de forma cometidos durante el
procedimiento. En otras palabras, la resolución atacada será anulable por haber provenido
de un procedimiento irregular, por tanto, es necesario efectuar una permanente revisión de
los trámites considerados esenciales por la ley o de los requisitos que por cuyo defecto la ley
establece la sanción de nulidad.
Del tenor literal de la norma, se desprenden dos situaciones enteramente diversas:
- En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley. Por
regla general, es la ley procesal la llamada a indicar los trámites o diligencias
esenciales de los diversos juicios, pero esta labor también puede ser cumplida por una
ley especial. Ahora bien, por muy importante que sea el trámite o diligencia omitido,
si la ley no lo ha elevado a la categoría de esencial, su falta no autoriza interponer un
recurso de casación en la forma (por ejemplo, el trámite de audiencia de la Fiscal
Judicial o de los Defensores Públicos en determinados juicios; o el trámite de tasación
en el juicio ejecutivo, etc.).
- En haberse faltado a cualquier otro requisito por cuyo defecto las leyes prevengan
expresamente que hay nulidad. En el fondo, este requisito omitido para el legislador
también es esencial, pero en vez de usar esta expresión, prefiere indicar,
concretamente y de inmediato, que esa falta u omisión está sancionada con la
nulidad458. El profesor ALFARO dice que es difícil hallar casos de normas que digan
expresamente que hay nulidad por defecto de algún requisito, por eso este segundo
supuesto es de poca ocurrencia. ORELLANA da como ejemplo al art. 61 inc. III del CPC, el
cual dispone que la autorización del funcionario a quien corresponda dar fe o
certificado del acto es esencial para la validez de la actuación.
Por lo tanto, la causal del art. 768 N° 9 es de carácter general (en sus dos aspectos) y se debe
complementar con otras normas. Es por ello que a continuación se examinarán los
diversos trámites o diligencias declarados esenciales por el legislador, según sus
instancias.

d. TRÁMITES O DILIGENCIAS DECLARADOS ESENCIALES POR EL LEGISLADOR.

Los trámites o diligencias esenciales a los que se refiere la causal del art. 768 Nº 9 del CPC,

458
CASARINO dice que en el primer caso la sanción de nulidad es indirecta, y en el segundo directa, pero en ambos se
desemboca en la institución de la nulidad procesal, cuya forma de hacerla valer es por medio del correspondiente
recurso de casación.

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se dan en única, primera y segunda instancia.


i. E n ú n i c a y p r i m e r a i n s t a n c i a . El art. 795 del CPC señala que en general, son
trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única instancia en los juicios de
mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales459:
- El emplazamiento de las partes en la forma prescrita por la ley (art. 795 N° 1). Hay
que recordar que el emplazamiento consta de dos elementos: la notificación de la
demanda hecha en forma legal al demandado, y el transcurso del plazo que éste tiene
para contestarla. En consecuencia, la causal de casación en la forma en estudio, tiene
lugar cuando: la demanda no ha sido notificada al demandado; cuando le ha sido
notificada en forma ilegal; y cuando no ha transcurrido el plazo para contestarla y
dicho trámite se da por evacuado en su rebeldía. En todos estos casos el juicio puede
haber seguido adelante y terminar mediante sentencia, la cual puede ser anulada por
falta de emplazamiento del demandado.
Pero esta causal es aún más amplia, pues la ley dispone que el trámite o diligencia
esencial omitido, que autoriza la casación, es el emplazamiento “de las partes”; por
tanto, puede haber faltado tanto el emplazamiento del demandado, como cualquier
acto de intimación procesal para que cualquier parte comparezca en el juicio en
defensa de sus derechos (no sólo se refiere al demandado, sino al demandante o a los
terceros).460
- El llamado a las partes a conciliación en los casos en que corresponda conforme a la
ley (art. 795 Nº 2). Hay que recordar que el llamado a conciliación es obligatorio en
los juicios civiles en que legalmente sea admitida la transacción (con excepción del
juicio ejecutivo), una vez agotados los trámites de discusión.
- El recibimiento de la causa a prueba cuando proceda con arreglo a la ley (art. 795 N°
3). Hay que recordar que, terminado el período de discusión en el juicio ordinario de
mayor cuantía, el tribunal debe resolver si procede o no recibir la causa a prueba. No
se recibirá la causa a prueba: si el demandado acepta llanamente las peticiones del
demandante, o en sus escritos no contradice en materia sustancial y pertinente los
hechos sobre que versa el juicio, y si las partes piden que se falle el pleito sin más
trámite (art. 313 del CPC); en cambio, si se recibirá la causa a prueba, cuando el
tribunal estime que hay o pueda haber controversia sobre algún hecho sustancial y
pertinente en el juicio (art. 318 inc. I del CPC).

459
El juicio de menor cuantía tiene lugar cuando el valor de la cosa disputada sea de más de 10 UTM y no exceda de
500 UTM, y que no tengan señalado en la ley un procedimiento especial; el de mayor cuantía cuando el valor de la
cosa disputada exceda de 500 UTM, o sea, de cuantía indeterminada; y finalmente, el juicio es especial cuando está
sometido a una regla extraordinaria y diversa. En los juicios de mínima cuantía, esto es, aquellos que se aplican a los
procedimientos cuya cuantía no exceda de 10 de UTM, y que por su naturaleza no tengan señalado en la ley un
procedimiento especial, también hay trámites o diligencias esenciales, los cuales son bastantes limitados; a saber: el
emplazamiento del demandado en la forma prescrita por la ley para que conteste la demanda; el acta en que deben
consignarse las peticiones de las partes; y el llamado a conciliación. Aquí, el recurso se puede se puede interponer
verbalmente o por escrito sin previo anuncio y sólo se debe hacer mención expresa de la causa en que se funde.
460
La importancia de este trámite o diligencia esencial es obvia, pues tiene como fundamento el principio que dice
que nadie puede ser condenado sin ser oído, es decir, no es posible que se dicte una sentencia judicial en contra de
una persona a la cual no se ha puesto en su conocimiento el juicio en que ella incide o no se le ha dado la
oportunidad de defenderse.

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Privar a las partes del derecho a rendir prueba, implica colocarlas en la indefensión y,
por tal razón, el legislador ha elevado este trámite a la categoría de esencial. El
profesor ALFARO señala que no procede la casación en la forma cuando el juez
indebidamente recibe la causa a prueba, ya que en dicho caso no se falta a un trámite
esencial, y además no se trata de una sentencia definitiva o interlocutoria que ponga
término el juicio o haga imposible su continuación, por el contrario, permite que la
prueba se desarrolle.
- La práctica de diligencias probatorias cuya omisión podría producir indefensión (art.
795 Nº 4). En general, las partes litigantes son las llamadas a suministrar dentro del
pleito las pruebas necesarias para acreditar los hechos que sirven de fundamento a su
pretensión; y el tribunal, es el encargado de resolver si tales medios probatorios son o
no admisibles. De la lectura de la disposición, se puede apreciar que los requisitos para
que proceda son:
a) Que se haya omitido la práctica de una determinada diligencia probatoria. El
profesor ALFARO señala que primero se debe solicitar una diligencia probatoria (por
tanto, no caben las medidas para mejor resolver), y luego se haya omitido su
desarrollo, lo cual se demuestra con el sólo examen de los autos, en el cual
constará el ofrecimiento de la prueba y su rechazo de parte del tribunal. Un
ejemplo claro sería que el tribunal se niegue a practicar una inspección personal,
dando cabida con su actitud a una posible indefensión.
b) Se requiere, además, que esa omisión pueda haber producido la indefensión de la
parte que propuso tal medio probatorio. Este requisito queda entregado al criterio
del tribunal llamado a conocer el correspondiente recurso de casación en la forma;
así, por ejemplo, si he ofrecido prueba testimonial y el tribunal la rechaza, y a
pesar de tal prueba siempre la demanda debía ser denegada, no concurre la causal
o vicio de forma analizado.
c) El profesor ALFARO agrega que el medio de prueba debe ser legalmente procedente,
por tanto, no cabe en los medios que son discrecionales para el juez, como la prueba
pericial y la inspección personal del tribunal.

- La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, con


citación o bajo el apercibimiento legal que corresponde respecto de aquella contra la
cual se presentan (art. 795 N° 5). Esta causal dice relación con la prueba instrumental
por agregación (no por exhibición) presentada oportunamente, es decir, desde la
presentación de la demanda hasta el término probatorio. Hay que recordar que si se
invoca un instrumento como medio probatorio dentro del juicio, es necesario que se
acompañen con citación de la parte en contra de la cual se hace valer, esto para que lo
objeto dentro del plazo de tres días; salvo tratándose de instrumentos privados
emanados de la parte en contra de la cual se hacen valer, los cuales se acompañan bajo
el apercibimiento legal de que si no se objetan dentro del plazo de seis días, se tendrán
por reconocidos (los instrumentos privados emanados de terceros se acompañan con
citación). Luego, si en la sentencia se pondera este instrumento en circunstancias que
no se acompañó oportunamente, o bien, no obstante haberse acompañado, no se
confirió citación de él a la parte en contra de la cual se invoca o el apercibimiento legal

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indicado, dicha sentencia será nula.


- La citación para alguna diligencia de prueba (art. 795 N° 6). Esta causal se relaciona
con el art. 324 del CPC, el cual señala que toda diligencia probatoria se debe practicar
previo decreto del tribunal que conoce de la causa, notificado a las partes. Por tanto,
según CASARINO, esta causal tiene lugar: cuando se practique una diligencia probatoria
sin orden previa del tribunal; cuando se haya dictado tal orden, pero no se hubiere
notificado legalmente a las partes; y cuando se haya decretado la diligencia sin
citación o, decretándola de esta manera, se hubiere llevado a efecto antes del
vencimiento de los tres días.
Hay que recordar que cuando el tribunal decreta el cumplimiento de una actuación con
citación, significa que accede a lo pedido, pero esa resolución no puede cumplirse en
tanto no transcurran tres días desde que la parte contraria haya sido notificada (la
resolución del tribunal será “como se pide, con citación”).461
- La citación para oír sentencia definitiva, salvo que la ley no establezca este trámite
(art. 795 N° 7). Hay que recordar que una vez vencido el plazo destinado a formular
observaciones a la prueba (10 días contados desde el vencimiento del término
probatorio), se hayan o no presentado estos escritos, el tribunal, a petición verbal o
escrita de cualquiera de las partes o de oficio, debe citar a las partes a oír sentencia. La
citación para oír sentencia tiene por objeto cerrar el debate y está destinado a poner en
conocimiento de las partes que el período de discusión y el de prueba se encuentran
superados, y que el juicio pasa a la etapa de sentencia y que, por lo tanto, no se admiten
ya escritos ni pruebas de ningún género, salvas las excepciones legales (medidas para
mejor resolver, medidas precautorias, incidente de nulidad de todo lo obrado).
Este trámite procede en el juicio ordinario de mayor cuantía, en el juicio ejecutivo, en
el juicio sumario, en el juicio de menor cuantía, y en la generalidad de los juicios
especiales. No tiene lugar, en los juicios de mínima cuantía.

ii. S e gu n d a i n s t a n c i a . El art. 800 del CPC señala estos trámites o diligencias esenciales
al decir que en general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de
los juicios de mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
- El emplazamiento de las partes hecho antes de que el superior conozca del recurso
(art. 800 Nº 1). Hay que recordar que el emplazamiento en la segunda instancia, consta
de dos elementos: la notificación (por el estado) en forma legal de la resolución que
concede el respectivo recurso de apelación; y el transcurso del plazo fijado por la ley
para comparecer ante el tribunal superior, que en principio es de cinco días, y se cuenta
desde la certificación que da el secretario de la fecha en que ingresaron los autos a la
secretaría del tribunal. Desde el momento en que el legislador usa la expresión “de las
partes” es indudable que se refiere tanto a las partes directas (apelante y apelado)
como a las indirectas (terceros relativos).
Este emplazamiento, al igual que el de primera instancia, tiende a impedir que se
pueda fallar un recurso de apelación sin haberles dado a las partes la oportunidad de

461
Hay que recordar que las medidas para mejor resolver se decretan con conocimiento, y de acuerdo al art. 69 inc.
II del CPC,cuando se mande proceder con conocimiento o valiéndose de otras expresiones análogas, se podrá llevar
a efecto la diligencia desde que se ponga en noticia del contendor lo resuelto.

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hacer valer sus derechos reconocidos o denegados en la sentencia pronunciada por el


tribunal inferior; en general, posibilita la contradictoriedad y actuar en segunda
instancia. Las causas que pueden dar lugar a un recurso de casación en la forma, serían,
por ejemplo, que no se respete el plazo de cinco días para comparecer; que no se
notifique la resolución que concede el recurso, etc.
- La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, con
citación o bajo el apercibimiento legal que corresponda respecto de aquélla contra la
cual se presentan (art. 800 Nº 2). Este trámite es igual al que se da en primera
instancia, sólo cambia la oportunidad en que se agregan los instrumentos, pues en
segunda instancia los instrumento se pueden agregar hasta antes de la de la vista de la
causa.
- La citación para oír sentencia definitiva (art. 800 Nº 3). Si bien, tanto en la primera
como en la segunda instancia la citación para oír sentencia es un trámite o diligencia
esencial, son trámites distintos; pues en la primera instancia la citación para oír
sentencia es un simple decreto, en cambio, en la segunda instancia es un trámite
bastante complejo. En efecto, consta de los siguientes elementos o partes: se dicta el
decreto autos en relación y se notifica a las partes; se fija la causa en la tabla; se
anuncia la vista de la causa; y luego viene la vista de la causa misma, es decir, la
relación y los alegatos. Cualquiera de estos elementos que se suprima equivale a la
omisión de la citación para oír sentencia definitiva en segunda instancia y, por
consiguiente, autoriza para anular la sentencia que se dicte en tan anormales
condiciones.
- La fijación de la causa en la tabla para su vista en los tribunales colegiados en la
forma establecida en el art. 163 (art. 800 Nº 4). Este trámite o diligencia esencial, en
cierto sentido, estaba considerado en la causal anterior, pero en atención a su
importancia el legislador creyó prudente darle tratamiento especial. Este trámite
comprende tres partes: la confección, la fijación y el anuncio (art. 163 del CPC), y la
infracción a cualquiera de estas formalidades, implica la omisión del trámite o
diligencia esencial de la fijación de la causa en tabla para su vista (por ejemplo, que el
Presidente de la sala confeccione la tabla sin seguir el orden establecido por la ley).
Art. 163. En los tribunales colegiados se formará el día último hábil de cada semana una tabla de los
asuntos que verá el tribunal en la semana siguiente, con expresión del nombre de las partes, en la forma
en que aparezca en la carátula del respectivo expediente, del día en que cada uno deba tratarse y del
número de orden que le corresponda.
Esta tabla se fijará en lugar visible, y antes de que comience a tratar cada negocio, lo anunciará el
tribunal, haciendo colocar al efecto en lugar conveniente el respectivo número de orden, el cual se
mantendrá fijo hasta que se pase a otro asunto.

- Los indicados en los números 3 (el recibimiento de la causa a prueba), 4 (la práctica de
diligencias probatorias cuya omisión pudiera producir indefensión) y 6 (la citación
para alguna diligencia de prueba) del art. 795, en caso de haberse aplicado lo
dispuesto en el art. 207 (art 800 Nº 5). El art. 207 señala que en segunda instancia no
se admite prueba alguna, salvo, la prueba confesional, la prueba instrumental, y las
medidas para mejor resolver. Por tanto, cuando haya prueba en segunda instancia, son
trámites esenciales, las contempladas en los Nº 3, 4 y 6 del art. 795 del CPC.

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7.1.6. LIMITACIONES DEL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA.


El legislador ha sido acucioso al establecer el objeto del recurso de casación en la forma,
las resoluciones judiciales susceptibles de dicho recurso y las causales legales que deben servirle
de fundamento; de suerte que, constatada la existencia de la causal y siendo la resolución
recurrida susceptible de dicho recurso, no habría más camino que acogerlo y anular la sentencia
impugnada. Sin embargo, el rigorismo de los principios anteriores sufre sus limitaciones,
también por expresa disposición del legislador, en atención a ciertas circunstancias (propiamente
omisiones) cuya concurrencia obsta a que el recurso pueda ser acogido, no obstante la efectiva
existencia del vicio que se denuncia.
Estas limitaciones son: la preparación del recurso; la falta de perjuicio; y la posibilidad de
ordenar que se complete el fallo. A continuación se analizarán cada una de ellas.462

a. LA PREPARACIÓN DEL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA.


De acuerdo al art. 769 inc. I del CPC, para que pueda ser admitido el recurso de casación
en la forma es indispensable que el que lo entabla haya reclamado de la falta, ejerciendo
oportunamente y en todos sus grados los recursos establecidos por la ley. Por lo tanto, preparar
el recurso de casación en la forma consiste en reclamar de la falta o vicio que le sirve de
fundamento, mediante el ejercicio oportuno y en todos sus grados, de los recursos establecidos
por la ley.463
Este es un requisito previo para interponer el recurso de casación en la forma con éxito; y
los presupuestos necesarios a fin de que se entienda legalmente preparado el recurso de casación,
son los siguientes:
i. La reclamación oportuna del vicio debe realizarse por la parte que interpone el recurso de
casación en la forma.
ii. Que se haya reclamado previamente del vicio que configura la causal del recurso de
casación en la forma.
iii. Que el reclamo se haya formulado ejerciendo oportunamente y en todos sus grados, los
recursos establecidos por la ley ¿Cuáles son los recursos que sirven para preparar la
casación en la forma? La norma en referencia prescribe que son aquellos “establecidos
por la ley”, por tanto, pueden ser ordinarios (recurso de apelación y reposición) o
extraordinarios (recurso de hecho). Así, por ejemplo, si evacuado el trámite de la dúplica,
el tribunal cita a las partes para oír sentencia, en vez de recibir la causa a prueba, la parte
agraviada con esta resolución podrá apelar directamente; si se niega lugar a la apelación y
la Corte confirma la negativa de recibir la causa a prueba, quiere decir que habrá
preparado el recurso y que podrá posteriormente recurrir de casación en la forma en
contra de la sentencia definitiva.

462
El profesor ALFARO habla de requisitos de admisibilidad del recurso, cuales son: que el perjuicio sólo sea
reparable con la declaración de nulidad; que haya influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo; y la
preparación del recurso.
463
Esta preparación sólo tiene lugar en el recurso de casación en la forma, no así en el recurso de casación en el
fondo.

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Hay un caso especial de preparación del recurso de casación en la forma cuando se funda
en el art. 768 Nº 1, o sea, cuando la sentencia ha sido pronunciada por un tribunal
integrado en contravención a lo dispuesto por la ley; pues en tal caso, el reclamo se debe
hacer por la parte o su abogado antes de verse la causa (art. 769 inc. final CPC).

¿Por qué el legislador ha limitado el campo de actuación del recurso de casación en la


forma mediante la exigencia de su preparación previa? CASARINO dice que el fundamento de la
preparación son razones de conveniencia y moralidad. Conveniencia, porque es preferible que sea
el mismo tribunal que incurrió en la falta o vicio formal el llamado a subsanarlo o corregirlo y no
otro diferente; y moralidad o buena fe procesal, pues si no se exigiera la preparación o reclamo
previo, las partes inescrupulosas, que advierten una falta o vicio, muchas veces provocado por
ellas mismas, no tratarán de subsanarlo, dejando una posible puerta de escape mediante la
nulidad posterior del procedimiento, utilizando para ello el recurso de casación en la forma.
No obstante lo anterior, hay situaciones de orden práctico que no permiten que una parte
pueda preparar previamente el recurso de casación en la forma, pues si se le exigiera esta
preparación previa, ello equivaldría a negarle la oportunidad de deducir dicho recurso. Por ello el
legislador se vio en la necesidad de establecer casos de excepción, en que no es necesario
preparar previamente el recurso de casación en la forma para que pueda ser admitido a
tramitación. Estos casos son están contemplados en el art. 769 inc. II del CPC, el cual señala:
i. No es necesaria esta reclamación cuando la ley no admite recurso alguno contra la
resolución en que se haya cometido la falta….
ii. No es necesaria esta reclamación cuando…ésta (la falta) haya tenido lugar en el
pronunciamiento mismo de la sentencia que se trata de casar…. En este caso el vicio se
produce en la misma resolución, por ejemplo, la sentencia no fue extendida en la forma
dispuesta por la ley.
iii. No es necesaria esta reclamación…cuando dicha falta haya llegado al conocimiento de
la parte después de pronunciada la sentencia. En este caso el vicio tiene lugar durante el
procedimiento, y llega al conocimiento de la parte con posterioridad al pronunciamiento
de la sentencia; por ejemplo, el tribunal omite citar a las partes para oír sentencia y dicta
sentencia definitiva.
iv. Y de acuerdo al art. 769 inc. III del CPC, es igualmente innecesario para interponer este
recurso contra la sentencia de segunda instancia por las causales cuarta (ultra petita),
sexta (cosa juzgada) y séptima (decisiones contradictorias) del art. 768, que se haya
reclamado contra la sentencia de primera instancia, aun cuando hayan afectado también
a ésta los vicios que lo motivan. Este caso de excepción se justifica por la gravedad de los
vicios contenidos en la sentencia de segunda instancia, que hacen inaceptable mantener
un fallo en semejantes condiciones, aun cuando no se hubiere reclamado en contra de la
sentencia de primera, que contenía iguales vicios, mediante los recursos de apelación y de
casación en la forma (interpuestos en forma conjunta).

Por último, es preciso señalar que la falta de preparación del recurso de casación en la
forma trae aparejado una sanción, consistente en que el recurso de casación no será admitido a
tramitación.

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b. FALTA DE PERJUICIO O PRINCIPIO DE TRASCENDENCIA.


El perjuicio es la condición básica de procedencia de la nulidad, por cuanto, como se
sabe, no hay nulidad sin perjuicio. Es por ello que el art. 768 inc. III del CPC dice que no obstante
lo dispuesto en este artículo (que concurra una causal de casación en la forma), el tribunal podrá
desestimar el recurso de casación en la forma, si (1) de los antecedentes aparece de manifiesto
que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable sólo con la invalidación del fallo (por
ejemplo, se dicta una sentencia de primera instancia con el vicio de ultra petita, la parte
agraviada recurre de casación en la forma y apela; el tribunal, no obstante haber comprobado la
efectividad de la causal alegada como fundamento de la casación, puede desestimar este recurso
y subsanar el vicio de forma por vía de la apelación) o (2) cuando el vicio no ha influido en lo
dispositivo del mismo (por ejemplo, se dicta una sentencia de primera instancia sin contener la
enunciación de las leyes con arreglo a las cuales se pronunció; la parte recurre de casación en la
forma en contra de dicha resolución y la Corte desestima el recurso, porque no obstante ser
efectiva la falta, estima que a no influye en absoluto en la parte resolutiva).
Esta limitación del recurso de casación en la forma es una facultad esencialmente
privativa del tribunal llamado a conocer de él; y si ve que existe otro medio para reparar el
perjuicio o que el perjuicio no influye en la parte resolutiva del fallo, deberá desestimar o
rechazar el recurso de casación en la forma, aunque se confirme la existencia del vicio.

c. ORDEN DE COMPLETAR EL FALLO.


A esta tercera limitación de la casación en la forma alude el art. 768 inc. final del CPC, el
cual dispone que el tribunal “podrá” limitarse, asimismo, a ordenar al de la causa que complete
la sentencia cuando el vicio en que se funda el recurso sea la falta de pronunciamiento sobre
alguna acción o excepción que se haya hecho valer oportunamente en el juicio.
En este caso, hay un recurso de casación en la forma deducido en contra de una sentencia
por haber sido pronunciada con omisión de la decisión del asunto controvertido, y en que, no
obstante ser efectivo el vicio, el tribunal ad quem puede optar por dos caminos, a su entera y
completa voluntad:
i. Acoger el recurso y anular, por consiguiente, la sentencia recurrida; debiendo dictar al
efecto una sentencia de reemplazo.
ii. Limitarse a ordenar al tribunal a quo que complete su sentencia, es decir, que se
pronuncie sobre la acción o excepción hecha valer oportunamente en el pleito y que fue
omitida (esto por razones de economía procesal). Si opta por este último camino,
naturalmente que no habrá un pronunciamiento respecto del recurso de casación en la
forma interpuesto, o sea, no se podrá sostener que ha sido acogido o rechazado; sin
embargo, el recurrente habrá obtenido por una vía indirecta la subsanación del vicio de
forma que contenía la sentencia recurrida.
Hay que tener presente que esta orden de completar el fallo no opera cuando lo omitido
son las consideraciones de hecho o de derecho que han debido servir de fundamento a
dichas acciones o excepciones, pues ese es otro vicio de forma de la sentencia recurrida,
que no admite la limitación indicada.

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7.1.7. INTERPOSICIÓN DEL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA.


i. T i t u l a r d e l r e c u r s o . El recurso debe interponerse por la parte agraviada. La ley no ha
definido lo que entiende por parte agraviada, pero se entiende que lo es: aquél que ha sido
parte en el juicio en que se ha pronunciado la sentencia recurrida (ya sea como parte
directa o indirecta); y, además, esa parte debe haber sufrido un perjuicio.
Según CASARINO, en principio, parte “agraviada” es aquella cuyas pretensiones han sido
rechazadas por la sentencia. Sin embargo, en materia de casación en la forma el agravio
debe ser doble, pues debe ser causado por la sentencia recurrida; y por el vicio que sirve
de fundamento al respectivo recurso. Por ejemplo, una sentencia acoge una demanda, y el
demandado recurre de casación en la forma fundado en la omisión del trámite esencial de
recepción de la causa a prueba; aquí el demandado es parte agraviada en un doble
aspecto: en cuanto a la sentencia, puesto que acoge la demanda rechazando sus
excepciones o defensas; y, además, en cuanto al vicio, puesto que la falta de recepción de
la causa a prueba le impidió probar los fundamentos de hecho de sus excepciones o
defensas. Otro ejemplo sería el siguiente: la sentencia niega lugar a la demanda, y el
demandante recurre de casación en la forma fundado en la omisión del trámite esencial
del emplazamiento del demandado; aquí el demandante no es parte agraviada en el doble
concepto señalado, pues: es efectivo que la sentencia recurrida lo agravia, desde el
momento en que se ha rechazado su demanda; pero no es agraviado por el vicio en que
funda su recurso, puesto que la falta de emplazamiento del demandado sólo ha podido
perjudicar a este último y no al demandante.

ii. T r i b u n a l e s q u e i n t e r v i e n e n . De acuerdo al art. 771 del CPC, el recurso debe


interponerse por la parte agraviada ante el tribunal que haya pronunciado la sentencia
que se trata de invalidar (tribunal a quo) y para ante aquel a quien corresponde conocer
de él conforme a la ley (tribunal ad quem). Ahora bien, el conocimiento del recurso de
casación en la forma se entrega al tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico
del que pronunció la sentencia recurrida. En efecto, de acuerdo al COT, las CA conocen de
los recursos de casación en la forma deducidos en contra de los fallos pronunciados por
los jueces de letras de su territorio jurisdiccional o por un Ministro de CA como tribunal
de excepción, y de las sentencias definitivas de primera instancia dictadas por jueces
árbitros; en cambio, la CS conoce de los recursos de casación interpuestos contra las
sentencias dictadas por las CA o por un Tribunal Arbitral de Segunda Instancia
constituido por árbitros de derecho, en los casos en que estos árbitros hayan conocido de
negocios de la competencia de dichas Cortes.

iii. F o r ma d e i n t e r p o n e r e l r e c u r s o . El escrito de casación en la forma debe cumplir


con los siguientes requisitos:
- Debe cumplir con los requisitos comunes a todo escrito, por tanto, se debe presentar en
papel, por conducto del secretario respectivo, encabezado por una suma que indique su
contenido, y deben acompañarse tantas copias cuantas sean las partes a quienes debe
notificarse la providencia que en él recaiga.
- De acuerdo al art. 772 inc. II del CPC, si el recurso es en la forma, el escrito
mencionará expresamente el vicio o defecto en que se funda, y la ley que concede el
recurso por la causal que se invoca. Por ejemplo, se mencionará en el escrito que la
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sentencia recurrida adolece del vicio o defecto de haber sido pronunciada ultra petita,
y que concede el recurso el art. 768 N° 4 del CPC.
La importancia de la fundamentación del escrito por el que se interpone el recurso,
viene dada porque determina y limita la competencia de tribunal ad quem; pues éste, al
dictar la sentencia de casación, no puede extenderla a vicios de forma que no se estén
contemplados expresamente en dicho escrito, aun cuando en el progreso del recurso se
descubra alguna nueva causa en que haya podido fundarse (salvo que proceda la
casación en la forma de oficio), y la parte agraviada, una vez interpuesto el recurso, no
puede hacer en él variación de ningún género. El profesor ALFARO habla de la
“inmutabilidad” en el recurso de casación en la forma, que consiste en que interpuesto el
recurso, no puede hacerse en él variación de ningún género.
- Agrega el inc. III del art. 772 que en uno y otro caso (casación en la forma y en el
fondo), el recurso deberá ser patrocinado por abogado habilitado, que no sea
procurador del número.
- Si se ha deducido conjuntamente con la casación en el fondo o apelación, los recursos
debe presentarse en un mismo escrito.
- Y ORELLANA señala que se debe señalar la forma en como se ha preparado el recurso,
o las razones por las cuales su preparación no es necesaria.

7.1.8. EFECTOS DEL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA EN EL JUICIO.


Esto alude a si la ejecución del fallo recurrido se suspende o no, con la interposición del
recurso de casación. Al respecto, la regla general es que el recurso de casación (en la forma y en
el fondo) no suspende la ejecución de la sentencia recurrida; por lo tanto, el tribunal a quo no
pierde competencia para ejecutar lo resuelto. Sin embargo, esta regla general presenta dos
excepciones, es decir, dos casos en que el recurso de casación en la forma si suspende el
cumplimiento de la sentencia recurrida, cuales son:
i. El art. 773 inc. I del CPC señala que el recurso de casación no suspende la ejecución de la
sentencia, salvo cuando su cumplimiento (de la resolución recurrida) haga imposible
llevar a efecto la (sentencia) que se dicte si se acoge el recurso, como sería si se tratare
de una sentencia que declare la nulidad de un matrimonio o permita el (matrimonio) de
un menor.
ii. Y el inc. II del art. 773 dispone que la parte vencida podrá exigir que no se lleve a efecto
la sentencia mientras la parte vencedora no rinda fianza de resultas a satisfacción del
tribunal que haya dictado la sentencia recurrida, salvo que el recurso se interponga por
el demandado contra la sentencia definitiva (no así interlocutoria) pronunciada en el
juicio ejecutivo (porque se basa en un título que no admite dudas), en los juicios posesorios
(porque es un procedimiento concentrado que parte de la base de la existencia de una acción
arbitraria que perjudica a otro), en los de desahucio (en razón de que el arrendatario es un
mero tenedor) y en los de alimentos.
CASARINO señala que esta segunda excepción es condicional y transitoria; es condicional
porque tiene lugar siempre y cuando la parte vencida haga uso del derecho que la ley le
confiere sobre el particular; y es transitoria, porque la suspensión de la ejecución de la
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sentencia recurrida dura solamente mientras la fianza de resultas del juicio no se rinda,
pues una vez que se otorgue por la parte vencedora, la sentencia recurrida se puede
cumplir sin mayores inconvenientes. El profesor ALFARO señala que lo que garantiza la
“fianza de resultas”, es la indemnización de perjuicios que acarrea el cumplimiento o
ejecución de la sentencia recurrida.
¿Ante qué tribunal, en qué oportunidad y de acuerdo a qué procedimiento la parte vencida
puede exigir que la vencedora otorgue fianza de resultas para poder cumplir la sentencia
recurrida? Al respecto, el art. 773 inc. III señala que el recurrente deberá ejercer este
derecho conjuntamente con interponer el recurso de casación y en solicitud separada
que se agregará al cuaderno de fotocopias o de compulsas que deberá remitirse al
tribunal que deba conocer del cumplimiento del fallo. El tribunal (a quo) se pronunciará
de plano y en única instancia a su respecto y fijará el monto de la caución antes de
remitir el cuaderno respectivo a dicho tribunal; agrega el inc. IV que el tribunal a quo
conocerá también en única instancia en todo lo relativo al otorgamiento y subsistencia
de la caución. Hay que tener presente que el tribunal no tiene la opción de acoger o
rechazar la fianza de resultas, pues es un derecho absoluto; lo único que puede hacer es
fijar el monto de la caución.

7.1.9. TRAMITACIÓN DEL RECURSO.


Al igual que en el recurso de apelación, en la casación en la forma hay que distinguir la
tramitación que se lleva a cabo el tribunal A QUO y en el tribunal AD QUEM.

a. TRAMITACIÓN ANTE EL TRIBUNAL A QUO.


El art. 776 inc. I en su primera parte, señala que presentado el recurso, el tribunal
examinará si ha sido interpuesto en tiempo y si ha sido patrocinado por abogado habilitado. Es
decir, el tribunal a quo debe efectuar un examen de admisibilidad analizando dos cosas: si se ha
interpuesto oportunamente (sentencia de primera instancia diez o cinco días; y sentencia de única
y segunda instancia 15 días) y si ha sido interpuesto por un abogado habilitado.
Ahora bien, el tribunal que efectúe este examen dependerá de la resolución recurrida,
pues si se trata de una sentencia de única o primera instancia, el examen lo efectuará el Juez de
Letras; en cambio, si la sentencia es de segunda instancia, el examen lo efectuará la CA, y en el
caso que el recurso se interpusiere ante un tribunal colegiado, el referido examen se efectuará
en cuenta (art. 776 inc. I segunda parte). De este examen pueden ocurrir dos situaciones: que el
recurso sea declarado admisible o inadmisible.
i. De conformidad con el art. 778 del CPC, si el recurso no cumple con los requisitos
establecidos en el inc. I del art. 776, el tribunal (a quo) lo declarará inadmisible, sin más
trámite; pero, agrega el inc. II que en contra del fallo que se dicte, sólo podrá
interponerse el recurso de reposición, el que deberá fundarse en error de hecho y
deducirse en el plazo de tercero día. La resolución que resuelva la reposición será
inapelable. El profesor ALFARO recalca que ya no existe aquí la posibilidad de interponer
un verdadero recurso de hecho.
ii. Si se cumple con los dos requisitos, se declara admisible el recurso, y como consecuencia de

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ésta declaración, el tribunal a quo, en la misma resolución que conceda el recurso, deberá
determinar las piezas del expediente que, además de la resolución que se intenta casar,
deban compulsarse para continuar conociendo del proceso, y ordenará elevar el
expediente original al tribunal superior para que conozca del recurso, y enviará las
compulsas respectivas al tribunal que deba conocer del cumplimiento del fallo, si hubiere
lugar a ello (art. 776 inc. II).
Art. 776 inc. II. Si el recurso reúne estos requisitos, dará cumplimiento a lo establecido en el inc. I del art.
197 (confeccionar compulsas) para los efectos del cumplimiento de la sentencia y ordenará elevar los autos
originales al tribunal superior para que conozca del recurso y devolver las fotocopias o compulsas
respectivas al tribunal que deba conocer del cumplimiento del fallo. Se aplicará al recurrente lo establecido
en el inc. II del art. 197 (el recurrente debe depositar en la secretaría del tribunal la cantidad de dinero que el
secretario estime necesaria para las fotocopias del expediente).
Se omitirá lo anterior (compulsar) cuando contra la misma sentencia se hubiese interpuesto y concedido
apelación en ambos efectos.

Obtenidas las compulsas, surge una carga procesal para el recurrente, el cual tiene que
franquear la remisión del expediente, es decir, debe pagar el valor que cobra el correo por
el transporte del expediente; pues, conforme al art. 777 del CPC, si el recurrente no
franquea la remisión del proceso, podrá pedirse al tribunal que se le requiera para ello,
bajo apercibimiento de declararse no interpuesto el recurso.

b. TRAMITACIÓN ANTE TRIBUNAL AD QUEM.


Como se ha dicho, el tribunal ad quem es el tribunal que conoce del recurso, y éste puede
ser la CA o la CS, dependiendo de la resolución impugnada. La tramitación que se sigue ante este
tribunal comprende una serie de etapas, a saber:
i. In g r e s o d e l o s a u t os . Como se dijo, una vez concedido el recurso de casación en la
forma, el tribunal a quo debe disponer al mismo tiempo que se dejen compulsas para el
cumplimiento de la sentencia y que se eleven los autos originales Tribunal Superior para
que conozca del recurso. Luego, una vez llegados los autos originales a la secretaría del
tribunal ad quem, el Secretario de este tribunal debe cumplir con dos importantes
formalidades: anotar el proceso en el Libro de Ingreso con los pormenores necesarios
para individualizarlo (se le asigna un rol de Corte); y, enseguida, debe anotar en el proceso
mismo la fecha de su llegada. Esta certificación es importante, porque al igual que en el
recurso de apelación, a partir de ella comienza a correr el plazo para comparecer.
ii. E x a m e n d e a d m i s i b i l i d a d . Conforme al art. 781 inc. I del CPC, elevado un proceso
en casación de forma, el tribunal examinará en cuenta si la sentencia objeto del recurso
es de aquéllas contra las cuales lo concede la ley y si éste reúne los requisitos que
establecen los arts. 772 inc. II (si el escrito mencionó expresamente el vicio o defecto en
que se funda y la ley que concede el recurso), y 776 inc. I (si se interpuso dentro de plazo
y si ha sido patrocinado por abogado habilitado). El profesor ALFARO recalca que esto es
distinto que en la apelación, pues en ésta, los dos tribunales examinan lo mismo, y aquí no
(el tribunal a quo sólo examina si el recurso se ha interpuesto en tiempo y si ha sido
patrocinado por abogado). De este examen previo, pueden surgir dos conclusiones:
- De acuerdo al art. 781 inc. II, si el tribunal encuentra mérito para considerarlo

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inadmisible, lo declarará sin lugar desde luego (de plano), por resolución fundada.
Excepcionalmente el tribunal ad quem puede decretar autos en relación, no obstante
haber declarado la inadmisibilidad del recurso, cuando estime posible una casación de
Oficio. Agrega el inc. IV que la resolución por la que el tribunal de oficio declare la
inadmisibilidad del recurso, sólo podrá ser objeto del recurso de reposición, el que
deberá ser fundado e interponerse dentro de tercero día de notificada la resolución
- Y, de conformidad al art. 781 inc. III, en caso de no declarar inadmisible desde luego
el recurso, ordenará traer los autos en relación, sin más trámite. Asimismo, podrá
decretar autos en relación, no obstante haber declarado la inadmisibilidad del
recurso, cuando estime posible una casación de oficio. Estas resoluciones, como es
natural, se dictan sin esperar la comparecencia previa de las partes.

iii. C o mp a r e c e n c i a d e l a s p a r t e s . Como recalca el profesor ALFARO, en general, se


comparece del mismo modo que en la apelación: haciéndose parte. Sobre el particular, el
art. 779 del CPC señala que es aplicable al recurso de casación lo dispuesto en los arts.
200 (las partes tendrán el plazo de cinco días para comparecer ante el tribunal superior a
seguir el recurso interpuesto, contados desde la certificación que dé el secretario de la
fecha de ingreso de los autos a la secretaría del tribunal), 202 (si no comparece el
apelado, se seguirá el recurso de su rebeldía) y 211(prescripción de la apelación). El art.
201 sólo será aplicable en cuanto a la no comparecencia del recurrente dentro de plazo
(es decir, se aplica sólo en lo que dice relación con la deserción del recurso).

iv. P o s i b i l i d a d d e d e s i gn a r a u n a b o ga d o p a r a e l re c u r s o . El art. 803 del CPC


dispone que el recurrente, hasta antes de la vista del recurso, podrá designar un
abogado para que lo defienda ante el tribunal ad quem, que podrá ser o no el mismo
que patrocinó el recurso. Se trata de una nueva designación de abogado patrocinante;
pues no hay que olvidar que el escrito de interposición del recurso de casación en la
forma debe también llevar la firma de abogado patrocinante que no sea procurador del
número.
v. P o s i b i l i d a d d e p r e s e n t a r e s c r i t o d e o b s e r v a c i o n e s . De acuerdo al art. 783 inc.
final del CPC las partes podrán, hasta el momento de verse el recurso, consignar en
escrito firmado por un abogado, que no sea procurador del número, las observaciones
que estimen convenientes para el fallo del recurso. La utilidad de este escrito es
manifiesta, y en la práctica puede, incluso, llegar a sustituir a las alegaciones orales. El
profesor ALFARO señala que es una buena posibilidad de defensa para el recurrido.
vi. V i s t a d e l r e c u r s o . El art. 783 inc. I señala que en la vista de la causa se observarán
las reglas establecidas para las apelaciones; por lo tanto, una vez notificadas las partes
legalmente del decreto “autos en relación”, la causa queda en estado de Tabla, y se verá
el día señalado en ella, previa anunció, relación, y alegatos de los abogados de las partes,
si lo creyeren conteniente. Eso sí, a diferencia de la apelación, en donde los alegatos
duran media hora, la duración de las alegaciones de cada abogado se limitará, a una
hora en los recursos de casación en la forma y a dos horas en las de casación en el
fondo. El tribunal podrá, sin embargo, por unanimidad, prorrogar por igual tiempo la
duración de las alegaciones. Con todo, si se tratare de una materia distinta de la

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casación, el tribunal podrá prorrogar el plazo por simple mayoría (art. 783 incs. II y III).
vii. P ru e b a e n e l r e c u r s o d e c a s a c i ó n e n l a f o r m a . Hay veces que la causal que
sirve de fundamento al recurso consta en los mismos autos, de manera que no necesita de
prueba. Pero, en otras ocasiones, los hechos que constituyen el vicio no constan en el
proceso o son controvertidos y, por lo tanto, se hace necesaria su prueba si se desea que
el recurso pueda prosperar y ser acogido en definitiva. De ahí que el art. 799 del CPC
disponga que cuando la causa alegada necesite de prueba, el tribunal abrirá para
rendirla un término prudencial que no exceda de treinta días (en materia de casación en el
fondo nunca procede prueba)
CASARINO señala que, a falta de normas especiales, la prueba se regirá por las normas de
la prueba incidental. Agrega, que el tribunal ad quem decretará la prueba a solicitud de
parte interesada y fijará la duración de este término probatorio, el cual, en realidad, es
especial, no pudiendo exceder de 30 días.

viii. F a l l o d e l r e c u r s o . El art. 806 del CPC señala que cuando el recurso sea de casación en
la forma, dispondrá el tribunal que se traigan los autos en relación, y fallará la causa en
el término de veinte días contados desde aquél en que terminó la vista. Esto a diferencia
de la apelación, pues una vez terminada la vista de la causa, se debe fallar de inmediato, a no
ser que la causa quede en acuerdo. Eso sí, el plazo de 20 días sólo se aplica cuando el
recurso proceda en contra de una sentencia dictada en segunda instancia, pues el art. 806 del
CPC está ubicado en el párrafo 4ª sobre “Disposiciones especiales de los recursos de
casación contra sentencias pronunciadas en segunda instancia en juicios de mayor o de
menor cuantía y en juicios especiales”.

7.1.10. TERMINACIÓN DEL RECURSO.


Al igual que en la apelación, la terminación del recurso de casación puede ser normal o
anormal. La terminación normal está constituida por el fallo del recurso de casación; y la
terminación anormal está constituida por la inadmisibilidad, la deserción, el desistimiento y la
prescripción.

a. SENTENCIA DE CASACIÓN.
La manera normal y corriente de poner término al recurso de casación en la forma, es
mediante la dictación de un fallo y a este fallo la doctrina lo denomina “sentencia de casación”,
por cuanto, no es posible encasillarlo dentro de ninguna de las clasificaciones que contempla el
art. 158 del CPC.
La sentencia de casación es aquella que acoge o rechaza el recurso y, por tanto, invalida o
no la resolución recurrida. Como dice el profesor ALFARO, en este caso, la sentencia del tribunal
determina si los vicios existen, y si, existiendo, configuran la causal. El tribunal ad quem, para
pronunciar sentencia en uno u otro sentido, tiene que analizar si concurren o no las siguientes
circunstancias:

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i. Si los vicios en que se funda la causal constan en los autos o, por el contrario, si han sido
acreditados por medio de prueba que se haya rendido sobre el particular; y si constan en
los autos o han sido aprobados, debe determinar si constituyen la causal alegada.
ii. Si la causal en que se funda el recurso es de aquellas contempladas expresamente por la
ley.
iii. Debe tener presente las normas legales que limitan la procedencia del recurso de casación
en la forma, o sea, debe analizar si se preparó debidamente el recurso (cuando proceda), o
si de los antecedentes aparece de manifiesto que el recurrente ha sufrido un perjuicio
reparable sólo con la invalidación del fallo, o si el vicio ha influido en lo dispositivo de la
sentencia recurrida; o limitarse a ordenar al tribunal a quo que complete su sentencia.

No hay normas especiales sobre los requisitos de forma a los que deben ajustarse estos
fallos; sin embargo, en la práctica, se observa que constan, como las sentencias definitivas, de
tres partes fundamentales: una parte expositiva, una considerativa (de hecho y derecho) y una
resolutiva donde se acoge o no el recurso. Si el fallo es desestimatorio (no acoge el recurso), se
confirma la legalidad y validez del fallo en forma implícita; en cambio, si el fallo es estimatorio (se
acoge el recurso), el tribunal ad quem anulará la sentencia recurrida y, además, deberá dictara
adoptar una de estas dos actitudes:
i. R e e n v i a r e l p ro c e s o a l t r i b u n a l i n f e ri o r q u e n o e s t é i n h a b i l i t a d o . Si el
vicio que anula la sentencia es de aquellos que dicen relación con el tribunal que dictó la
sentencia (art. 768 Nº 1, 2 y 3), o con la sentencia dictada a pesar de haberse declarado
legalmente desierta, prescrita o desistida la apelación (art. 768 Nº 8), o con un vicio
cometido durante el procedimiento (art. 768 Nº 9), la sentencia de casación determinará
el estado en que queda el proceso (debe determinar qué actos quedan anulados por el
vicio), y el expediente será remitido para su conocimiento al tribunal que corresponda,
para que siga tramitando el proceso desde el momento inmediatamente anterior a aquel en
que se cometió el vicio, y dicte una nueva sentencia que resuelva el juicio. En efecto, el
art. 786 del CPC dispone que en los casos de casación en la forma, la misma sentencia
que declara la casación determinará el estado en que queda el proceso, el cual se
remitirá para su conocimiento al tribunal correspondiente; agrega el inc. II que este
tribunal es aquel a quien tocaría conocer del negocio en caso de recusación del juez o
jueces que pronunciaron la sentencia casada; esto significa que el juez que dictó la
sentencia que ha sido casada, queda inhabilitado para seguir conociendo del asunto por el
sólo hecho de acogerse la casación, sin que sea necesario declaración expresa al respecto;
así, conforme al art. 121del CPC, si la inhabilitación se refiere a un juez de tribunal
unipersonal, el que deba subrogarlo conforme a la ley continuará conociendo en todos
los trámites anteriores a la citación para sentencia, y en este estado se suspenderá el
curso del juicio hasta que se declare si ha o no lugar a la inhabilitación; agrega el inc. II
que si ésta se pide para un juez de tribunal colegiado, continuará funcionando el mismo
tribunal, constituido legalmente, con exclusión del miembro o miembros que se intente
inhibir, y se suspenderá el juicio como en el caso anterior.
ii. D i c t a r s e n t e n c i a d e r e e mp l a z o . Conforme al art. 786 inc. III, si el vicio que diere
lugar a la invalidación de la sentencia fuere alguno de los contemplados en las causales
4 (ultra petita), 5 (omisión de los requisitos del art. 170), 6 (cosa juzgada) y 7 (decisiones

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contradictorias) del art. 768, deberá el mismo tribunal, acto continuo y sin nueva vista,
pero separadamente, dictar la sentencia que corresponda con arreglo a la ley; agrega el
inc. IV que lo dispuesto en el inciso precedente regirá, también, en los casos del inc. I del
art. 776 (requisito de interponer el recurso en tiempo, y contar con patrocinio de
abogado), si el tribunal respectivo invalida de oficio la sentencia por alguna de las
causales antes señaladas .Es decir, en este caso se dictan dos sentencias: una sentencia de
casación, y una sentencia de reemplazo.464
Ahora, sea que se acoja o se rechace el recurso de casación en la forma, lo cierto es que,
una vez notificado el fallo de casación (y la eventual sentencia de reemplazo) y registrado
debidamente, se devuelven los autos al tribunal a quo para su debido cumplimiento, el cual le
colocará el correspondiente “cúmplase”.

b. EL DESISTIMIENTO.
Desistirse de un recurso de casación en la forma es manifestar expresamente voluntad en
orden a no desear continuar en su tramitación una vez interpuesto. Es una manera anormal de
poner término a dicho recurso, de manera análoga a la apelación.
El desistimiento es distinto a la renuncia del recurso, pues en este último caso el recurso
aún no se ha interpuesto y, sin embargo, el litigante expresa su voluntad en el sentido de que no
lo interpondrá. Interesa distinguir si se está en presencia de un desistimiento de una renuncia,
para el caso que se efectúe por medio de procurador, pues se sabe que éste necesita de poder
especial para renunciar a los recursos y no así para desistirse.
Luego, el desistimiento se podrá plantear ante el tribunal a quo o ante el tribunal ad
quem, según sea la ubicación material del proceso; y, en uno y otro caso, según CASARINO, el
tribunal se pronunciará sobre el desistimiento de plano, pues la ley no ha previsto tramitación
especial alguna al respecto.

c. LA DESERCIÓN.
La deserción del recurso de casación en la forma, también es una manera anormal de
poner término a dicho recurso, que opera respecto del recurrente que no cumple con
determinadas cargas procesales. En el fondo, la deserción del recurso es una verdadera sanción
impuesta por el legislador al recurrente negligente en el cumplimiento de cargas procesales, con
ocasión de la interposición del recurso. Estas cargas son:
i. De acuerdo al art. 777 del CPC, si el recurrente no franquea la remisión del proceso,
podrá pedirse al tribunal que se le requiera para ello, bajo apercibimiento de
declararse no interpuesto el recurso (lo cual, en el hecho, viene siendo igual a la
deserción). La carga procesal aquí, es la de pagar el valor que cobra el correo por el
transporte del expediente; y si no se cumple, el tribunal a quo declarará la deserción a
solicitud de parte interesada y previa concesión de un plazo.

464
El profesor ALFARO dice que el tribunal aquí actúa con exceso de poder. Por otro lado señala que la naturaleza
jurídica de la sentencia de reemplazo, es la misma que la de la sentencia casada.

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ii. También opera la deserción, cuando el recurrente no comparece a proseguir el recurso


ante el tribunal ad quem en el término legal (aquí el art. 779 se remite al art. 201 del CPC).
La deserción aquí se declara de oficio, previa certificación del secretario del tribunal, sin
perjuicio que puede ser solicitado por la otra parte. La resolución es impugnable por
reposición dentro de tercero día, pero en todo caso produce sus efectos con la sola
dictación y sin necesidad de notificación.
iii. Por último, algunos señalan que procede la deserción cuando el recurrente no cumple con
la carga procesal de depositar dinero para la confección de las compulsas. Pero el
profesor ALFARO señala que, en rigor, esto es discutible porque el art. 776 inc. II que
establece la carga de compulsar el expediente, se remite al art. 197 inc. I, y la sanción está en
el art. 197 inc. III.

d. LA PRESCRIPCIÓN.
La prescripción del recurso de casación en la forma, es un modo anormal de poner
término a este recurso, por haber dejado las partes transcurrir cierto tiempo sin hacer gestión
alguna para llevarlo a efecto. Como el art. 779 se remite al art. 211 del CPC (el cual regula la
prescripción de la apelación), para que opere la prescripción de la casación en la forma, se
requiere la concurrencia de tres requisitos: inactividad de las partes (eso sí, una vez que el tribunal
de alzada ha dictado la resolución “autos en relación”, es él el que tiene la obligación de
impulsar el proceso); que esa inactividad haya durado tres meses contados desde la última
gestión útil, si la sentencia recurrida es una sentencia definitiva, y solamente de un mes, cuando
el recurso verse sobre una sentencia interlocutoria; y se requiere que la prescripción sea alegada
por cualquiera de las partes (no puede ser declara de oficio).

e. OTRAS FORMAS DE TERMINACIÓN.


.
También hay que agregar la conciliación, el avenimiento y la transacción. Y también hay
que tener presente la inadmisibilidad, la cual se relaciona con el doble control formal que deben
efectuar los tribunales a quo y ad quem.

7.1.11. LA CASACIÓN EN LA FORMA Y LA APELACIÓN.


Se ha dicho que la casación en la forma es un recurso extraordinario y que su objeto es
invalidar determinadas sentencias en los casos expresamente señalados por la ley; y que la
apelación, en cambio, es un recurso ordinario y que su objeto es obtener del tribunal superior
respectivo que enmiende, con arreglo a derecho, la resolución del inferior. Pues bien, a pesar de
la diversidad de caracteres y de objetivos entre ambos recursos, lo cierto es que los dos están
entregados al conocimiento del tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico de aquel
que pronuncia la resolución recurrida, y que hay veces en que proceden conjuntamente en contra
de una misma resolución.
Estas resoluciones, susceptibles de casación en la forma y de apelación al mismo tiempo,
son las sentencias de primera instancia. Eso sí, esta posibilidad de interposición conjunta de los
recursos en contra de las sentencias de primera instancia, está sujeta a las siguientes reglas:

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i. De acuerdo al art. 770 inc. II del CPC, el recurso de casación en la forma contra sentencia
de primera instancia deberá interponerse dentro del plazo concedido para deducir el
recurso de apelación, y si también se deduce este último recurso, conjuntamente con él.
Por lo tanto, si se interponen conjuntamente estos recursos, hay que hacerlo en un mismo
acto (el plazo será de 10 ó 5 días dependiendo de la resolución).
ii. Cuando la apelación se concede en ambos efectos, lo particular respecto de la casación de
forma, es que no es necesario compulsar. En efecto, el art. 776 inc. III del CPC señala que se
omitirá lo anterior (compulsar) cuando contra la misma sentencia se hubiese interpuesto
y concedido apelación en ambos efectos.
Esta norma es gran utilidad, porque si la sentencia recurrida ha sido apelada en ambos
efectos, quiere decir que no podrá cumplirse, a pesar de que la casación en la forma no
suspende su ejecución; de suerte que las compulsas, en este caso, se hacen totalmente
innecesarias.
iii. La vista de la causa es conjunta y se debe dictar una sola sentencia para fallar la apelación y
rechazar la casación en la forma. En efecto, el art. 798 del CPC señala que el recurso de
casación en la forma contra la sentencia de primera instancia se verá conjuntamente con
la apelación. Deberá dictarse una sola sentencia para fallar la apelación y desechar la
casación en la forma. Aquí se demuestra el carácter subsidiario que presenta la apelación
frente al recurso de casación en la forma, que reviste el papel de principal; pues la
apelación es subsidiaria porque si se acoge la casación en la forma, el efecto es que hay que
fallar la causa nuevamente; en cambio, si cae la forma, decae consecuencialmente el fondo.
Hay que tener presente que si el tribunal ad quem estima del caso rechazar la casación en
la forma, en una sola sentencia hará tal declaración y fallará, al mismo tiempo, la
apelación.
iv. El inc. II del art. 798 dispone que cuando se dé lugar a este último recurso (la casación en
la forma), se tendrá como no interpuesto el recurso de apelación. Es decir, si el tribunal
ad quem acuerda acoger la casación, también habrá una sola sentencia; pero, en este
evento, el recurso de apelación se tendrá por no interpuesto.
v. Finalmente, el art. 798 inc. III señala que si sólo se ha interpuesto recurso de casación en
la forma se mandarán traer los autos en relación.

7.1.12. LA CASACIÓN EN LA FORMA DE OFICIO.

a. CONCEPTO.
Del tenor literal del art. 775 del CPC, se puede deducir que la casación en la forma de
oficio es la facultad que la ley confiere a los tribunales superiores de justicia para que, en ciertos
y determinados casos puedan, de propia iniciativa, invalidar las sentencias cuando sus
antecedentes demuestran la existencia de vicios que habrían autorizado interponer en su contra el
correspondiente recurso de casación en la forma.
Art. 775. No obstante lo dispuesto en los arts. 769 (preparación del recurso) y 774 (interpuesto el recurso, no puede
hacerse en él variación de ningún género), pueden los tribunales, conociendo por vía de apelación, consulta o
casación o en alguna incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del recurso manifiesten

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que ellas adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la forma, debiendo oír sobre este punto a los abogados
que concurran a alegar en la vista de la causa e indicar a los mismos los posibles vicios sobre los cuales deberán
alegar.
Si el defecto que se advierte es la omisión del fallo sobre alguna acción o excepción que se haya hecho valer en el
juicio, el tribunal superior podrá limitarse a ordenar al de la causa que complete la sentencia, dictando resolución
sobre el punto omitido, y entre tanto, suspenderá el fallo del recurso.

El fundamento de esta norma es la protección de la garantía del debido proceso y el


aseguramiento de las normas procesales, pues la observancia de las leyes procesales no sólo
interesa a las partes litigantes, sino además, a la sociedad en general. Por otra parte, su objeto es
invalidar sentencias de propia iniciativa, e incluso el procedimiento, cuando se vulneran normas
procesales que, perjudicando o no a las partes, atentan contra la ley procesal. Por lo tanto, su
finalidad es velar por los intereses supremos de la sociedad y de la ley.

b. CARACTERÍSTICAS.
i. El vicio debe aparecer de manifiesto en el proceso, por lo tanto, no cabría actividad
probatoria.
ii. Constituye una excepción al principio de la pasividad de los tribunales, pero esta
intervención de oficio es facultativa del tribunal, pues la expresión “pueden” empleada
por el legislador así lo confirma.
iii. Constituye una excepción al requisito de preparación del recurso y, también, a la
invariabilidad del recurso. En otras palabras, no importa que la parte agraviada con el
vicio de forma no haya reclamado de la falta ejerciendo, oportunamente y en todos sus
grados, los recursos establecidos por la ley; como igualmente, carece de toda
trascendencia que la parte agraviada haya deducido recurso de casación en la forma
fundado en determinadas causales, y que el tribunal anule la sentencia por una causal
diversa de aquella hecha valer en el recurso.
iv. No procede casación contra una casación de oficio.

c. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Para que le tribunal superior pueda casar de oficio, es necesaria la concurrencia de ciertos
requisitos, a saber:
i. El tribunal debe estar conociendo del asunto por vía de apelación; por vía de consulta; por
vía de casación (sea en la forma o en el fondo); o por vía de alguna incidencia (por
ejemplo, conociendo de un recurso de queja). Es evidente que, en estos casos, los
recursos de apelación o de casación o el trámite de la consulta se hacen innecesarios, y
que el tribunal hará declaración sobre el particular.
ii. La existencia de un vicio para que proceda la casación en la forma. Ahora, si el defecto
que se advierte es la omisión de fallo sobre alguna acción o excepción que se haya hecho
valer en el juicio, el tribunal superior podrá limitarse a ordenar al de la causa, que
complete la sentencia, dictando resolución sobre el punto omitido y, entre tanto,
suspenderá el fallo del recurso; o casar de oficio.
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iii. Que los antecedentes del recurso manifiesten la existencia de un vicio, ya que el tribunal
no puede inventar la existencia de éste. Naturalmente estos vicios deben aparecer en los
autos (por ejemplo, la incompetencia del tribunal, la omisión de los requisitos formales de
la sentencia, la ultra petita, las decisiones contradictorias, etc.).

d. TRAMITACIÓN Y FALLO.
CASARINO señala que desde el momento en que la casación en la forma de oficio es una
facultad privativa del tribunal, no cabe siquiera hablar de tramitación. Pero, en todo caso, el
legislador en el art. 775 inc. I parte final, ha impuesto el cumplimiento de una traba previa, la
cual, en cierto sentido, viene a resguardar los intereses de las partes litigantes y a brindarles la
oportunidad de oírlas sobre el vicio de forma que se supone existente; ésta consiste en la
obligación que pesa sobre el tribunal de oír sobre este punto a los abogados que concurran a
alegar en la vista de la causa e indicar a los mismos los posibles vicios sobre los cuales deberán
alegar.
Cumplida esta obligación previa, y constatado por el tribunal la existencia del vicio de
forma que sirva de fundamento al recurso de casación en la forma, de oficio puede anular la
sentencia de que se trate, indicando, al mismo tiempo, el estado en que quede el proceso, el cual
se remitirá para su conocimiento al tribunal correspondiente; o dictará el mismo sentencia de
reemplazo (esto dependiendo de la causal por la cual se anula la sentencia).

7.2. LA CASACIÓN EN EL FONDO.

7.2.1. CONCEPTO.
Al igual que el recurso de casación en la forma, la ley no define al recurso de casación en
el fondo, sino que sólo se limita a señalar su objeto. Pero del contexto y la aplicación práctica de
sus disposiciones por los tribunales, se puede decir que es un recurso extraordinario que la ley
concede a la parte que se siente agraviada, y que tiene por objeto anular una sentencia judicial
que ha sido dictada con infracción de ley, siempre que esta infracción haya influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo.465 De esta definición se pueden advertir los siguientes
aspectos:
i. La c a u s a l o motivo que hace procedente el recurso de casación, es el agravio que sufre
una parte, producto de la infracción de una ley, y siempre que esta infracción haya influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo.

465
Como se dijo, este recurso nació en Francia, con el nombre de Tribunal de Casación, el cual era un organismo
autónomo (para asegurar el principio de separación de los poderes), cuyo principal objetivo era anular las sentencias
pronunciadas con infracción de las leyes y a fin de obtener la igual y uniforme aplicación de ellas. Este recurso se
definió con el Código de Napoleón, pues en su art. 4º se consagró el principio de inexcusabilidad (“todo el derecho está
en el código”), por lo que desaparece el riesgo y repudio a la interpretación judicial; posteriormente, hubo una extensión
de los motivos por los cuales procedía el recurso, ya no sólo procedía en una contravención formal de la ley, sino que
también cuando se transgredía el espíritu de la ley, cuando se producía una errónea interpretación de la ley, o cuando
había una falsa aplicación de la ley (en todas éstas hipótesis hay un error de derecho). Esta casación que luego fue
regulada en el CPC francés, sirvió de antecedente al CPC chileno.

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ii. En cuanto a su o b j e t o , de acuerdo al art. 764 del CPC, el recurso de casación (en la
forma y en el fondo) se concede para invalidar una sentencia en los casos expresamente
señalados por la ley.

iii. Y el f u n d a me n t o de este recurso es múltiple, a saber:


- Este recurso existe para hacer efectiva la garantía constitucional de i gu a l d a d a n t e
l a l e y, igualdad que se hace efectiva en la uniforme aplicación de la ley, por tanto,
aquellas resoluciones que se aparten de la legislación, pueden ser anuladas y deberá
dictarse una nueva sentencia que aplique correctamente la norma legal infringida. Para
poder lograr ello, se estableció la distribución de los asuntos en salas de la Corte
especializada y, además, se posibilitó a las partes del proceso para que soliciten que
este recurso sea resuelto por el pleno de la CS, cuando en fallos diversos la Corte ha
sostenido distintas interpretaciones sobre la materia objeto del recurso.
La manera de cómo esta igualdad ante la ley se obtiene en la práctica, es procurando
que los organismos llamados a aplicarla le den a las leyes el mismo sentido y alcance,
por diversas que sean las personas y las materias llamadas a juzgar.
- Por otro lado, el recurso de casación en el fondo tiene por finalidad la u n i f o r m i d a d
d e l a j u r i s p r u d e n c i a . Si bien en Chile, a diferencia del sistema anglosajón, los
fallos de los tribunales, incluidos los de la CS, sólo tienen fuerza obligatoria para las
partes (efecto relativo de las sentencias); la jurisprudencia emanada de la CS,
conociendo del recurso de casación, constituye un importante precedente para la
aplicación de la ley en casos análogos, constituyendo una relevante fuente para la
interpretación y aplicación del derecho. Los fallos de casación en el fondo influyen
sobre los tribunales inferiores con gran fuerza moral, lográndose así la aplicación
constante, uniforme y metódica de los numerosos y variados preceptos legales que
reglan la vida jurídica del país.
- El profesor ALFARO también menciona como objetivo del recurso, el proteger el texto de
la ley; esta es la labor de n o m o f i l a x i s . La casación, especialmente la casación en el
fondo, alude dos hechos que representan dos órdenes de ideas: la existencia de un órgano
jurisdiccional máximo o supremo; y el proceso expresado en su etapa final o culmine
¿Cuál es la razón de ser de estas dos ideas? Sin estas dos ideas, se atentaría
eventualmente contra la seguridad jurídica y la igualdad ante la ley, por lo tanto, se
justifica la existencia de un tribunal que tenga la última palabra, para que a través de una
interpretación uniforme logre, a su vez, la uniforme aplicación del Derecho y, en
consecuencia, la protección del derecho objetivo. Esto se relaciona con la nomofilaxis,
que es una labor de exacta interpretación de la ley que se realiza por un órgano único y
superior, que es la Corte de Casación.
En conclusión, la casación produce la unidad de los tribunales, ya que habrá una aplicación
correcta de la ley por parte de los diversos tribunales y, producto de ello, se garantiza la
igualdad en la aplicación de la ley, y se uniforma la jurisprudencia. Con esto, se evita la
inseguridad y la desigualdad que puede surgir de los diversos criterios interpretativos.

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7.2.2. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un recurso e x t r a o r d i n a r i o , pues sólo procede en contra de determinadas
resoluciones judiciales y en virtud de una causal específica que señala expresamente la
ley.
ii. Es un r e c u rs o d e n u l i d a d , por cuanto su objetivo es anular o invalidar una resolución
judicial; sin embargo, también tiene por objeto reemplazar el fallo en que se cometió la
infracción de la ley, por otro en que éste se aplica correctamente
iii. Se interpone ante el tribunal que dictó la resolución que se trata de invalidar o casar y
para ante el tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico.
iv. Es un recurso de competencia exclusiva de la CS, la que conoce en sala. Sin embargo,
cualquiera de las partes, fundándose en el hecho de que la CS en fallos diversos ha
sostenido distintas interpretaciones sobre la materia objeto del recurso, puede solicitar,
dentro del plazo para hacerse parte ante el tribunal ad quem, que el recurso sea conocido
en pleno.
v. Es un recurso de d e re c h o e s t r i c t o , porque es necesario observar en su interposición y
tramitación el cumplimiento de una serie de formalidades, so pena de ser declarado
inadmisible.
vi. Es un recurso establecido en interés particular del litigante agraviado, puesto que
solamente éste pueden interponerlo. El profesor ALFARO señala que esta característica se
ha atenuado desde el año 1977, por el establecimiento de la casación en el fondo de oficio.
vii. Es un recurso que no constituye una instancia judicial, puesto que en una instancia un
tribunal revisa cuestiones de hecho y de derecho, en cambio, mediante el recurso de
casación en el fondo sólo se analizan cuestiones de derecho (es un recurso esencialmente
de derecho), concretamente, si el tribunal inferior aplicó o no correctamente la ley; de
manera que si la sentencia impugnada contiene infracciones legales, se la anulará y
dictará una nueva sentencia, respetando, en todo caso, los hechos en la misma forma
como vienen establecidos en el fallo recurrido.
.
viii. El profesor ALFARO señala que aquí no hay reenvío, porque el vicio se produce siempre en
la dictación de la sentencia, por tanto, la única alternativa que hay, es dictar una sentencia de
reemplazo.
ix. Por último, el profesor ALFARO señala que tiene un carácter residual, ya que cualquier vicio
que no esté catalogado como causal de casación en la forma, será aceptado como causal de
casación en el fondo.

7.2.3. RESOLUCIONES EN CONTRA DE LAS CUALES PROCEDE.


La disposición legal que establece la naturaleza procesal de las resoluciones judiciales
susceptibles de recurso de casación en el fondo, es el art. 767 del CPC, el cual dispone que el
recurso de casación en el fondo tiene lugar contra sentencias definitivas inapelables y contra
sentencias interlocutorias inapelables cuando ponen término al juicio o hacen imposible su

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continuación, dictadas por Cortes de Apelaciones o por un Tribunal Arbitral de Segunda


Instancia constituido por árbitros de derecho en los casos en que estos árbitros hayan conocido
de negocios de la competencia de dichas Cortes, siempre que se hayan pronunciado con
infracción de ley y esta infracción haya influido substancialmente en lo dispositivo de la
sentencia. Por tanto, los requisitos o condiciones que determinan la procedencia del recurso de
casación en el fondo, en relación con la naturaleza de la resolución recurrida, son los siguientes:
i. Que se trate de una sentencia definitiva o de una interlocutoria que ponga término al
juicio o haga imposible su continuación.
ii. Que dichas sentencias sean inapelables. Hay que recordar que las sentencias definitivas y
las interlocutorias, en razón de las diversas instancias en que pueden ser dictadas, se
subclasifican en de única, primera y segunda instancia; pues bien, no todas ellas son
susceptibles de casación en el fondo, únicamente son las sentencias de única o segunda
instancia.
iii. Que dichas sentencias sean pronunciadas por alguna CA o por un Tribunal Arbitral de
Segunda Instancia, constituido por árbitros de derecho, en los casos en que estos árbitros
hayan conocido de negocios de la competencia de dichas Cortes.
iv. Por último, es necesario que se hayan pronunciado con infracción de ley, y esta infracción
haya influido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia. Ésta es la causal que
justifica el recurso de casación en el fondo.

7.2.4. PLAZO PARA SU INTERPOSICIÓN.


De conformidad con el art. 770 inc. I del CPC, el recurso de casación deberá interponerse
dentro de los quince días siguientes a la fecha de notificación (por el estado) de la sentencia
contra la cual se recurre, sin perjuicio de lo establecido en el art. 791 (en contra de sentencias
dictadas en juicios de mínima cuantía el recurso se debe interponer en el plazo de 5 días). En
caso que se deduzca recurso de casación de forma y de fondo en contra de una misma
resolución, ambos recursos deberán interponerse simultáneamente y en un mismo escrito. Hay
que tener presente que en los juicios arbitrales, el plazo será el que se convenga en el tribunal
arbitral.
Este plazo tiene las siguientes características: es un plazo fatal; es un plazo individual; es
un plazo le días, por tanto, para computarlo se descuentan los días feriados; y es un plazo legal y,
por ende, improrrogable.

7.2.5. CAUSAL QUE JUSTIFICA EL RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO.

a. CONSIDERACIONES PREVIAS.
A diferencia de lo que acontece en el recurso de casación en la forma, en donde las
causales que lo justifican son variadas y están expresa y taxativamente contempladas en la ley,
en el recurso de casación en el fondo la causal que lo justifica es una sola y de carácter genérica,
a saber, la infracción de la ley con influencia sustancial en lo dispositivo del fallo. Por tanto, dos
son los requisitos o condiciones que constituyen la causal de casación en el fondo: que la

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sentencia recurrida haya sido pronunciada con infracción de ley; y que dicha infracción de ley
haya influido sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia.
Por lo tanto, es importante determinar el significado de la expresión ley utilizada en el art.
767 del CPC; y cuando la infracción de una ley influye sustancialmente en lo dispositivo del fallo.

b. SIGNIFICADO O ALCANCE DE LA PALABRA LEY.


Al determinar el sentido y alcance de la palabra ley, se está delimitando el ámbito de
aplicación del recurso de casación en el fondo. Esta labor, en consecuencia, es de gran importancia
práctica.
Según la historia fidedigna del establecimiento de este precepto legal, la expresión ley
tiene un sentido amplio, es decir, comprende todas las fuentes normativas encuadradas dentro del
concepto ley; no solamente las leyes formales, sino que además, otros actos o hechos que se
hallan estrechamente vinculados a tal concepto, como: la CPR (en cuanto se infrinja uno de sus
preceptos); los tratados internacionales; la costumbre; ley extranjera; DFL; DL; ley del contrato; y las
cláusulas testamentarias. A continuación serán analizados cada uno de estas fuentes.
i. Le y f o r m a l . Es aquella que emana de los órganos constitucionales llamados a
producirla (Poder Legislativo), conforme al procedimiento que establece la CPR466. Por
tanto, en este sentido, se excluye a la doctrina, las máximas del derecho y a otras normas que
no tienen rango legal (por ejemplo, un dictamen del SNA, un dictamen del BC), aunque en el
fondo tengan las características de una ley (normas generales, abstractas y obligatorias).
¿Qué pasa con una ley inconstitucional? El profesor ALFARO dice que si a una ley le falta un
requisito formal no es ley, por tanto, no procedería la casación; ahora, respecto de una
inconstitucionalidad de fondo, mientras no ha sido declarada como tal, sí procede como ley.
ii. La C o n s t i t u c i ó n . La CPR es la norma fundamental de un Estado soberano, que regula
el régimen básico de derechos y libertades de las personas y organiza a los poderes e
instituciones políticas y define las relaciones entre los poderes del Estado, y de éstos con
sus ciudadanos. También procede casación en el fondo cuando la norma vulnerada es la
CPR, ya que es evidente que dentro de la ley formal se incluya a la CPR, puesto que
constituye la ley suprema.
iii. Lo s t r a t a d o s i n t e r na c i o n a l e s . Corresponde a un acuerdo de voluntades de dos o
más Estados con el fin de regular determinadas relaciones de carácter jurídico. Desde el
punto de vista formal, constituye una verdadera ley para los Estados que lo celebran, por
tanto, el tratado internacional desde el momento en que constituye una ley, puede ser
infringido al ser aplicado en un fallo judicial y, en consecuencia, dicha infracción puede
servir de fundamento a un recurso de casación en el fondo.

iv. La c o s t u m b r e . En general, es la repetición constante y uniforme de una norma de


conducta, con el convencimiento de que ello obedece a una necesidad jurídica (opinio
iuris). Para analizar la costumbre como causal de casación, es necesario hacer referencia

466
La ley formal se contrapone a la ley material, que es aquella norma que proviene de cualquier órgano público.
Así, desde un punto de vista material o sustancial, ley es toda regla social obligatoria, emanada de autoridad
competente, por ejemplo, la CPR, los decretos, las ordenanzas municipales, etc.

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a las dos clases de costumbres que contempla nuestro Derecho: la civil y la comercial. La
costumbre civil tiene como fundamento legal el art. 2º del CC el cual señala que la
costumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se remite a ella. La
comercial, por su parte, está reconocida en el art. 4º del CCO que dice que las costumbres
mercantiles suplen el silencio de la ley, cuando los hechos que las constituyen son
uniformes, públicos, generalmente ejecutados en la República o en una determinada
localidad, y reiterados por un largo espacio de tiempo, que se apreciará
prudencialmente por los juzgados de comercio.
Como se puede apreciar, la costumbre civil tiene lugar cuando el legislador se remite a
ella (secundum legem), de manera que deja de ser una fuente subsidiaria para
transformarse en fuente principal. Y en materia mercantil en cambio, la costumbre suple el
silencio de la ley (praeter legem), es decir, se aplica cuando no hay ley aplicable al caso.
En cuanto a la prueba, en materia civil la costumbre requiere prueba, porque es una cuestión
de hecho (puede acreditarse por cualquier medio de prueba); en materia comercial en
cambio, el juez puede aplicar de oficio la costumbre en razón de su conocimiento particular,
y si no tiene conocimiento particular, se requerirá de prueba.
En conclusión, la costumbre civil y comercial son fuente del derecho, siempre y cuando el
legislador autorice la aplicación de ella al caso controvertido o se aplique en silencio de la
ley, y se halle acreditada legalmente en el proceso; de modo que su infracción hace
procedente el recurso de casación en el fondo. El profesor ALFARO señala que el
establecimiento de la costumbre es una cuestión de hecho que queda excluida del examen
de la casación; pero una vez establecida, la violación de ella sería una causal de casación
en el fondo.
v. Le y e x t ra n j e r a . Si bien, en principio, el recurso de casación en el fondo tiende a
obtener la genuina y correcta aplicación de la ley nacional, no se puede prescindir del
hecho de que nuestra ley nacional, en repetidas ocasiones, manda aplicar una ley
extranjera. Por tanto, el tribunal chileno que aplica una ley extranjera por mandato
expreso de una ley nacional, no puede infringir aquélla, es decir, debe aplicar la ley
extranjera en conformidad a su propio texto, interpretándola correctamente y utilizándola
para el caso que fue dictada. Sin embargo, el profesor ALFARO señala que la aplicación de
la ley extranjera es una cuestión de hecho que se prueba por peritos y, por tanto, queda
excluida del recurso de casación en el fondo.467
vi. La j u r i s p ru d e n c i a . La jurisprudencia es la reiterada interpretación de las normas
jurídicas que hacen los tribunales de justicia en sus resoluciones. En Chile la
jurisprudencia no se equipara con la ley, de manera que si ésta es violada, por muy
uniforme y constante que ella sea, no es procedente el recurso de casación en el fondo.
vii. D e c r e t o s c o n f u e r z a d e l e y. El DFL es una norma jurídica con rango de ley que
emana del Poder Ejecutivo en virtud de una delegación expresa efectuada por el Poder
Legislativo; generalmente se refiere a legislación de índole técnica o económica, o para

467
Según CASARINO, la aplicación de la ley extranjera puede dar origen a una doble infracción legal de parte del
tribunal sentenciador: en primer lugar, prescindiendo lisa y llanamente de su aplicación, con lo cual, fuera de
infringir esta ley extranjera, se viola, además, la ley nacional que ordena aplicar aquélla; y, en segundo lugar,
cuando desea aplicar la ley extranjera, y esta labor se cumple en forma defectuosa, interpretándola erradamente o
haciendo una falsa aplicación de ella.

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fijar textos refundidos, coordinados y sistematizados de las leyes, cuando sea conveniente
para su mejor ejecución. La infracción de un DFL hace procedente el recurso de casación
en el fondo, por cuanto tienen pleno reconocimiento constitucional, y si bien no revisten el
carácter formal de leyes, en el hecho se equiparan a éstas. El profesor ALFARO señala que
el DFL debe estar enmarcado dentro de la ley delegatoria, pues si se aleja de ésta, sería
inconstitucional y, por tanto, no sería una ley; aun así, si el tribunal igualmente la aplica,
habría casación en el fondo por falsa aplicación de ley (siempre que exista otra ley que deba
aplicarse).

viii. D e c r e t o l e y. El DL es la norma jurídica con rango de ley emanada del Poder Ejecutivo,
sin que medie intervención o autorización previa del Congreso. El profesor ALFARO dice
que teóricamente podría aceptarse como causa de casación, ya que prácticamente la
jurisprudencia de la CS les ha dado el valor de ley por diversas razones: por una situación
fáctica (ante la necesidad del funcionamiento del Estado); por su aplicación prolongada;
por su aceptación tácita de la ciudadanía; por los trastornos que acarrearía su derogación; y
por la aceptación de los DL por los gobiernos posteriores. Un ejemplo de DL, es DL 825
sobre Impuesto a las Ventas y Servicios, y el DL 824 sobre impuesto a la renta.
ix. P o t e s t a d r e gl a m e n t a r i a . La potestad reglamentaria es la facultad que tiene la
administración, en virtud de la cual puede crear normas de carácter general y abstracto.
Estas normas se denominan reglamentos, y éstos escapan del campo de actuación del
recurso de casación en el fondo.
x. Lo s a c t o s a d m i n i s t ra t i v o s . De acuerdo al art. 3º inc. II de la LBPA para efectos de
esta ley se entenderá por acto administrativo las decisiones formales que emitan los
órganos de la Administración del Estado en las cuales se contienen declaraciones de
voluntad, realizadas en el ejercicio de una potestad pública. Su vulneración tampoco
constituye una causal para que proceda el recurso de casación en el fondo.
xi. Lo s a u t o s a c o rd a d o s . Son normas y directrices de los Tribunales Superiores de
justicia, en el ejercicio de sus facultades económicas, para regular ciertas materias que no
han sido suficientemente reguladas por la ley o cuya regulación es necesaria para velar
por el cumplimiento y el buen funcionamiento del servicio judicial. Las infracciones de
los autoacordados no dan lugar al recurso de casación en el fondo, por cuanto no revisten
el carácter jurídico de leyes.
xii. Le y d e l c o n t r a t o . La ley del contrato es aquella establecida en el art. 1545 del CC en
los siguientes términos: todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas
legales. La doctrina está dividida en el sentido de si su violación constituye una causal de
recurso de casación en el fondo:
- La mayoría de los autores y la jurisprudencia de la CS, han creído que el contrato se
iguala a la ley, siendo el contrato la ley principal, y la ley formal la ley supletoria. De
manera que tanto la infracción de una ley formal como la de una ley convencional,
autorizan la interposición de un recurso de casación en el fondo.
- Otros, en cambio, rechazan la infracción de la ley de un contrato como causal de

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casación en el fondo, señalando que el legislador al decir que los contratos legalmente
celebrados constituyen una ley para los contratantes, está utilizando una metáfora
jurídica, es decir, una manera gráfica de expresar el carácter vinculante del contrato.
Otro argumento que se da, en este sentido, es que el objeto del recurso de casación en el
fondo, es la uniformidad en la interpretación de la ley, y la ley del contrato no tiene nada
que ver con esa finalidad. Sin embargo, se replica diciendo que hay tanto un interés
público en la observancia de las leyes como en la observancia de los contratos, más aún
en Derecho privado, donde la mayoría de las normas son supletorias; de no ser así, se
podría llegar al absurdo de que en presencia de un par de contratantes diligentes y otro
par de contratantes no diligentes, a los primeros no se les admitiría recurrir de casación.
Por ende, tanto al respetar la ley, como el contrato, se mantiene la armonía y la paz
social.

El profesor ALFARO señala que hoy la jurisprudencia no es uniforme, ya que algunas


veces rechaza la casación en el fondo fundada en la infracción de una ley convencional, y
otras veces lo acepta. Además, agrega que el problema de la existencia del contrato y del
contenido de sus cláusulas, es una cuestión de hecho que resuelven en forma soberana los
tribunales de fondo; pues el tribunal de casación sólo debe determinar la aplicación del
contrato en su correcto y verdadero sentido, incluso interpretando el alcance de sus
cláusulas a la luz de la intención o espíritu de los contratantes.

xiii. C l á u s ul a s t e s t a me n t a ri a s . En Chile no existe libertad absoluta de testar, pues hay


limitaciones; pero respetando el testador estas limitaciones legales, tanto los herederos como
los tribunales tienen la obligación de respetar su voluntad: Por lo tanto, la vulneración de la
voluntad del testador, hace procedente la casación en el fondo.

c. QUE LA SENTENCIA RECURRIDA HAYA SIDO PRONUNCIADA CON INFRACCIÓN DE LEY.


Al hablar de infracción de ley, se alude a un error de derecho en el juzgamiento, por ello se
excluyen los aspectos de hecho. Los hechos son los acontecimientos materiales que se registraron
en el proceso, y la labor de esta casación, es establecer la relación que hay entre esos hechos y la
norma. Es decir, una vez comprobados los hechos, éstos se tienen que subsumir en una norma
jurídica, y esa labor de subsunción es la que puede ser incorrecta. Lo esencial para que proceda la
casación en el fondo, es que la infracción de ley recaiga sobre una ley decisoria litis, es decir, que se
trate de una ley que resuelva el juico, una ley material.
Hay consenso entre los autores y la jurisprudencia en que la manera de infringir una ley
es: contraviniéndola formalmente; interpretándola erróneamente; o haciendo una falsa aplicación
de ella.
i. In fr a c c i ó n p o r u n a c o n t ra v e n c i ó n f o r m a l . Se entiende que hay contravención
formal de una ley, toda vez que el tribunal a quo no aplica la ley vigente o válida. En
otras palabras, cuando incurre en un error acerca de la existencia temporal (por ejemplo, la
ley está derogada expresa o tácitamente) o espacial (por ejemplo, leyes que disponen
estatutos especiales para cierto grupo de personas, como las que viven en Isla de Pascua).
Este es el caso más típico y evidente de contravención de la ley y, además, es el que dio
origen a la casación.

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ii. In fr a c c i ó n d e l e y p o r e r ró n e a i n t e r p r e t a c i ó n d e l a m i s m a . Si interpretar la
ley es fijar su verdadero sentido y alcance, se interpretará erróneamente, toda vez que un
tribunal, al aplicarla a un caso determinado, le dé un alcance distinto de aquel que previó
el legislador, o sea, ampliando o restringiendo el sentido de sus disposiciones. Por
ejemplo, en un juicio tributario se dice que renta es el mayor valor que se obtiene de la
venta de una cosa, interpretación que es errónea, ya que el concepto de renta va unido a
un elemento esencial que es la periodicidad. La consecuencia de esto, es que se vulneran
las normas sobre interpretación de las leyes (arts. 19 al 24 del CC); y además, el profesor
ALFARO señala que esto incluye a las normas de interpretación relativas al testamento y al
contrato (arts. 1560 y siguientes del CC).468

iii. In fr a c c i ó n d e l e y p o r fa l s a o e r ró n e a a p l i c a c i ó n d e l a mi s m a . Se entiende
que hay falsa o errónea aplicación de la ley, toda vez que ésta se aplica a casos para los
cuales ella es extraña, o bien, cuando se prescinde de ella en aquellos casos para los
cuales fue dictada; por tanto, esta situación de trasgresión legal vulnera dos normas: la
norma que se debía aplicar y la norma que indebidamente se aplicó. En efecto, si se aplica
la ley a un caso en que ella es extraña, quiere decir que se dejó de aplicar la verdadera
ley, la cual también habrá sido violada; y, a la inversa, si se prescinde de la ley en un caso
para el cual ella fue dictada, quiere decir que el caso habrá sido resuelto mediante una ley
extraña, la cual, por tanto, también habrá sido violada.469
En resumen, contravención formal de una ley, interpretación errónea de la misma y falsa
o errónea aplicación de ella, son sinónimos de infracción de ley y, por tanto, son uno de los
elementos constitutivos de la causal que justifica el recurso de casación en el fondo.

d. INFLUENCIA SUSTANCIAL DE LA INFRACCIÓN LEGAL EN LO DISPOSITIVO DE LA SENTENCIA.


Establecido cómo se puede infringir una ley y qué se entiende por ley, cabe analizar
ahora el segundo requisito de la causal del recurso: que la infracción de la ley haya tenido
influencia sustancial en lo dispositivo de la sentencia. Acá entra en juego dos elementos:
i. La infracción legal se debe analizar sólo a la luz de la parte dispositiva o resolutiva de la
sentencia, o sea, de aquella que contiene la decisión del asunto controvertido (el profesor
ALFARO recalca que la infracción no se comete en lo resolutivo, sino que influye en esta
parte). No obstante lo anterior, según la jurisprudencia, lo dispositivo también alude a los
c o n s i d e r a n d o s r e so l u t i v o s, que son aquellos que sirven de base para la resolución, y
sin los cuales, la sentencia carecería de sentido. En efecto, a veces sucede que los
considerandos de una sentencia forman un todo inseparable con su parte resolutiva

468
En efecto, no hay que olvidar que el tribunal, dentro de nuestro Derecho positivo, no es soberano en la labor de
interpretación de los textos legales, pues los arts. 19 al 24 del CC le señalan normas rígidas sobre el particular. Por
ello, CASARINO dice que la interpretación errónea de una ley, a veces, trae consigo una doble infracción legal, es
decir, un doble motivo de casación en el fondo: la infracción de la ley aplicada al caso concreto por errónea
interpretación; y la infracción de las leyes que fijan las normas sobre interpretación de las mismas, mediante su
contravención formal.
469
El profesor ALFARO recalca que si está frente a una laguna legal y se aplica la equidad, no procede la casación en el
fondo; pero si en la laguna se aplica una ley por analogía, sí procede casación en el fondo, pero, por contravención
formal.

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(constituyen el antecedente necesario de la parte resolutiva), de manera que puede


acontecer que la infracción legal haya influenciado tanto en la parte resolutiva como en
aquellos considerandos; por ejemplo, si se demanda la nulidad de un contrato por un vicio
de la voluntad, y en la parte considerativa se dispone que de la probanza de los hechos no se
da por establecido dicho vicio, lo cual repercute en la parte resolutiva que no da lugar a la
demanda.
ii. Por otro lado, se requiere que esa infracción haya tenido “influencia sustancial” en lo
dispositivo de la sentencia recurrida, y ello acontece cuando la ley infringida, cualquiera
que sea, tenga el carácter de fundamental, determinante, en los resultados del pleito; lo
que implica que sin esta infracción, el asunto se habría resuelto de una manera diversa a
la fallada, habría sido totalmente distinto (aquí se habla de ley decisoria litis). Por
ejemplo, al señalar que una actividad generaba renta atendiendo a un concepto errado de
ésta, se tuvo que pagar una contribución. En este caso se produce un vicio de nulidad, y no
hay nulidad si no existe un perjuicio, por lo tanto, el vicio debe ser sustancial y el perjuicio
debe ser reparable sólo con la invalidación.

En definitiva, tiene que haber un nexo inseparable entre la infracción legal y lo decidido
en el juicio, pues si la infracción legal no ha influenciado al sentenciador en orden a acoger o a
rechazar la acción o la excepción hecha valer en el juicio, no se estará en presencia de la causal
legal que sirve de fundamento al recurso de casación en el fondo.

7.2.6. LIMITACIONES AL RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO.

a. LAS CAUSALES DEL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA.


Tanto la casación en el fondo como la casación en la forma persiguen la invalidación del
fallo fundado en infracciones legales; pero si estas infracciones legales son de aquellas que
constituyen causales de casación en la forma, no pueden, a su vez, servir de fundamento a un
recurso de casación en el fondo. Es por eso que se dice que la primera limitación del recurso de
casación en el fondo está constituida por las propias causales del recurso de casación en la forma.
En doctrina se ha sostenido que el recurso de casación en el fondo procede por infracción
de las leyes sustantivas o materiales y que el recurso de casación en la forma, a la inversa, se
funda en la infracción de las leyes adjetivas o procesales. Sin embargo, la afirmación anterior no
es exacta, puesto que el art. 767 del CPC al establecer como causal del recurso de casación en el
fondo la infracción de una ley que haya influido sustancialmente en lo dispositivo de la
sentencia, no distingue acerca de la naturaleza de la ley violada. En consecuencia, para nuestro
legislador la infracción de cualquier ley, sea sustantiva o procesal, autoriza la interposición de un
recurso de casación en el fondo, pero siempre y cuando dicha infracción “haya influido
sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia recurrida”.
CASARINO señala que si alguna clasificación pudiera hacerse de las leyes infringidas, en
relación con el recurso de casación en el fondo, sería aquella que distingue (y así lo ha hecho la
jurisprudencia también) entre leyes decisoria litis y leyes ordenatoria litis; las primeras influyen
sustancialmente en lo decisivo o resuelto en la sentencia, las segundas en cambio, sólo tienen
como misión determinar la tramitación del proceso. En otras palabras, esta clasificación atiende a
la influencia sustancial o determinante que ejerce la ley en el fallo, y no a la naturaleza misma de

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la ley infringida (si es sustantiva o adjetiva); así, si la infracción es a una ley sustancial, esa ley
es decisoria litis; y si es a una ley no sustancial, es una ley ordenatoria litis. Ahora bien, el
recurso de casación en el fondo procede cuando se ha infringido una ley decisoria litis, pero hay
veces que, no obstante haber una ley decisoria litis infringida, se está impedido de recurrir de
casación en el fondo, por la sencilla razón de que dicha infracción, a juicio del legislador,
configura una causal o motivo de casación en la forma. Por ejemplo, una ley decisoria litis es
aquella que señala que el tribunal debe fallar conforme al mérito del proceso (art. 160 del CPC),
por tanto, si el juez se aparta de esta regla al momento de fallar y otorga más de lo pedidio a a
alguna de las partes, deberá interponerse un recurso de casación en el fondo; no obstante, el art.
768 Nº 4 del CPC, contempla como causal de recurso de casación en la forma, a la ultra petita.
En resumen, si se ha infringido la ley decisoria litis, y esta infracción es causal
constitutiva de recurso de casación en la forma, no se podría invocar esta misma infracción como
causal de recurso de casación en el fondo; pues la casación de forma es de carácter previo y
excepcional frente a la casación de fondo y constituye, como se comprende, su primera y
principal limitación en la esfera o campo de acción de este último recurso.

b. LOS HECHOS EN LA CASACIÓN EN EL FONDO.


La casación en el fondo tiene lugar en contra una sentencia pronunciada con infracción de
ley, siempre que esta infracción haya influido substancialmente en lo dispositivo del fallo. Por
tanto, la interposición de este recurso plantea ante el tribunal de casación una cuestión de
Derecho, excluidas las cuestiones de hecho, ya que han sido establecidos por los tribunales de
instancia, los cuales deben ser aceptados y reproducidos por tribunal de casación en el fondo
como vienen en el fallo recurrido. Corrobora esta clara distinción entre cuestiones de hecho y de
derecho, lo dispuesto en los arts. 785 inc. I y 807 inc. I del CPC.
Art. 785. Cuando la CS invalide una sentencia por casación en el fondo, dictará acto continuo y sin nueva vista, pero
separadamente, sobre la cuestión materia del juicio que haya sido objeto del recurso, la sentencia que crea
conforme a la ley y al mérito de “los hechos tales como se han dado por establecidos en el fallo recurrido”,
reproduciendo los fundamentos de derecho de la resolución casada que no se refieran a los puntos que hayan sido
materia del recurso y la parte del fallo no afectado por éste.

Art. 807. En el recurso de casación en el fondo, no se podrán admitir ni decretar de oficio para mejor proveer
pruebas de ninguna clase que tiendan a establecer o esclarecer los hechos controvertidos en el juicio en que haya
recaído la sentencia recurrida.

La casación en el fondo, de acuerdo con estos preceptos legales, está muy lejos de
constituir una tercera instancia, por el contrario, su misión queda circunscrita, exclusivamente, a
las cuestiones de derecho planteadas en el juicio, debiendo aceptar las cuestiones de hecho en la
forma como vienen resueltas en el fallo recurrido. Pero, la labor de distinguir dentro del juicio
cuáles de las cuestiones planteadas son de derecho y cuáles son de hecho, en la mayoría de los
casos, es de difícil realización. Hay consenso, en todo caso, para estimar que los hechos del
juicio son aquellos acontecimientos de orden material que lo constituyen, es decir, sin cuya
existencia aquél no puede concebirse; en consecuencia, todo otro acontecimiento discutido en el
juicio constituiría una cuestión o punto de derecho.
Ahora bien, una vez que han sido establecidos los hechos por el tribunal de instancia, se
debe entrar a calificarlos jurídicamente, lo cual es un aspecto de derecho y, por lo tanto, de
competencia del tribunal de casación en el fondo. Por ejemplo, A demanda a B para que sea

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condenado a restituirle la suma de cien mil pesos que dice haberle entregado a título de mutuo, el
juez de instancia debe establecer, por los medios de prueba que le hayan proporcionado las
partes, si es efectivo o no que se celebró un contrato (determinar los hechos); en seguida, debe
determinar la naturaleza jurídica de este contrato frente a las normas legales que los regulan
(calificarlo jurídicamente); y, por último, si lo considera un contrato de mutuo, si en verdad el
demandado como mutuario está en la obligación de restituir (establecer sus consecuencias
jurídicas); si en la calificación jurídica y en las consecuencias jurídicas el juez instancia infringe
una ley, su sentencia podrá ser invalidada mediante el correspondiente recurso de casación en el
fondo.
No obstante lo anterior, a veces los jueces en su labor de establecer los hechos del juicio
infringen leyes reguladoras de la prueba, lo cual no es posible ni conveniente para el orden
jurídico dejar en la impunidad. Las leyes reguladoras de la prueba son aquellas que tienen como
misión fundamental: enumerar los medios probatorios; establecer el onus probandi; determinan
la admisibilidad de los medios de prueba; y establecer cuál es el valor probatorio, tanto individual
como comparativamente, de los medios de prueba. Existiendo una infracción de una ley
reguladora de la prueba (por ejemplo, el juez invierte erróneamente la carga de la prueba, o
valoriza erróneamente un medio probatorio), procede el recurso de casación en el fondo, y al
acogerse tal recurso, los hechos deben ser establecidos en forma diferente a como lo estaban en
la instancia; siendo por tanto, la infracción de una ley reguladora de la prueba, una forma
indirecta de atacar los hechos en la casación en el fondo.
Por tanto, esto constituye una excepción al principio de que los hechos del juicio escapan
al control del tribunal de casación. Sin embargo, esto tiene un límite, ya que la regla vulnerada
debe ser causal de casación en el fondo (infracción de ley con influencia sustancial en lo dispositivo
del fallo), y que dicha violación no sea considerada, a su vez, como causal de casación en la forma.

7.2.7. INTERPOSICIÓN DEL RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO.


i. T r i b u n a l e s q u e i n t e r v i e n e n . De acuerdo al art. 771 del CPC, el recurso debe
interponerse por la parte agraviada ante el tribunal que haya pronunciado la sentencia
que se trata de invalidar (tribunal a quo) y para ante aquel a quien corresponde
conocer de él conforme a la ley (tribunal ad quem). La misión de señalar el tribunal ad
quem no le corresponde a la ley procesal civil, sino al COT, el cual, tratándose del recurso
de casación en el fondo, lo entrega en forma exclusiva al conocimiento y fallo de la CS
(art. 98 N° 1 del COT). La CS conoce en salas especializadas, pero es posible que se solicite
que el recurso sea conocido por el pleno, si en fallos diversos la CS ha sostenido distintas
interpretaciones sobre la materia de derecho objeto del recurso.
ii. P a r t e s . El mismo art. 771 del CPC dice que el recurso debe interponerlo “la parte
agraviada” (legitimado activo). La ley no ha definido el concepto de parte agraviada, pero
de acuerdo a su tenor literal, se puede sostener que consta de dos requisitos: ser parte en
el juicio en que se ha pronunciado la sentencia recurrida; y ser parte agraviada. Al igual
que en la casación en la forma, en materia de casación en el fondo el agravio debe ser
doble: causado por la sentencia que se trata de invalidar; y causado por la infracción legal
que ha venido a influir sustancialmente en lo que ella ha resuelto.
iii. E s c ri t o d e i n t e r p o si c i ó n . El escrito por el que se interponga el recurso de casación
en el fondo, debe ser fundado y debe cumplir con ciertos requisitos expresamente
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señalados por el legislador. En efecto, el art. 772 del CPC señala que el escrito en que se
deduzca el recurso de casación en el fondo deberá:
- Expresar en qué consiste el o los errores de derecho de que adolece la sentencia
recurrida (art. 772 Nº 1). El profesor ALFARO recalca que antes se debían mencionar
las leyes infringidas, pero ahora se pueden o no citar, pues el juez conoce el derecho; en
cuanto a los hechos, el escrito debe reproducirlos.
- Señalar de qué modo ese o esos errores de derecho influyen sustancialmente en lo
dispositivo del fallo (art. 772 Nº 2).
- El art. 772 inc. III señala que en uno y otro caso (casación en la forma y en el fondo),
el recurso deberá ser patrocinado por abogado habilitado, que no sea procurador del
número.Es decir, debe contener la firma de abogado que no sea procurador del
número.
- Si además de la casación en el fondo se deduce casación en la forma contra la misma
sentencia, ambos recursos deberán interponerse simultáneamente en un mismo escrito.
Es importante tener presente que, en virtud del art. 774 del CPC, interpuesto el recurso, no
puede hacerse en él variación de ningún género. Por consiguiente, aun cuando en el
progreso del recurso se descubra alguna nueva causa en que haya podido fundarse, la
sentencia recaerá únicamente sobre las alegadas en tiempo y forma. Esto es lo que en
doctrina se denomina inmutabilidad del recurso; lo cual es sin perjuicio de la casación de
oficio.

7.2.8. EFECTOS DEL RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO EN EL JUICIO


Al igual que la casación en la forma, la regla general es que el recurso de casación en el
fondo una vez que es admitido a tramitación, no suspende la ejecución de la sentencia recurrida.
Pues así lo afirma el art. 773 inc. I, al decir que el recurso de casación no suspende la ejecución
de la sentencia, salvo:
i. Cuando su cumplimiento haga imposible llevar a efecto la (sentencia) que se dicte si se
acoge el recurso, como sería si se tratare de una sentencia que declare la nulidad de un
matrimonio o permita el (matrimonio) de un menor (art. 773 inc. I).
ii. Cuando la parte vencida (recurrente) exija que no se lleve a efecto la sentencia mientras
la parte vencedora no rinda fianza de resultas a satisfacción del tribunal que la haya
dictado la sentencia recurrida y mientras esa fianza no se rinda (art. 773 inc. II). Sin
embargo, este último derecho no puede ser impetrado por la parte vencida, cuando el
recurso de casación en el fondo se interponga por el demandado contra una sentencia
definitiva pronunciada en el juicio ejecutivo, en los juicios posesorios, en los de
desahucio y en el de los alimentos (art. 773 inc. II parte final del CPC). Su tramitación, es
la misma que se aplica al recurso de casación, pues esta norma hace referencia a los dos
recursos.
Art. 773 inc. III. El recurrente deberá ejercer este derecho conjuntamente con interponer el recurso de
casación y en solicitud separada que se agregará al cuaderno de fotocopias o de compulsas que deberá

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remitirse al tribunal que deba conocer del cumplimiento del fallo. El tribunal que se pronunciará de plano y
en única instancia a su respecto y fijará el monto de la caución antes de remitir el cuaderno respectivo a
dicho tribunal.
El tribunal a quo conocerá también en única instancia en todo lo relativo al otorgamiento y subsistencia de
la caución.

7.2.9. TRAMITACIÓN DEL RECURSO.

Al igual que en la casación en la forma, en la tramitación del recurso de casación en el


fondo intervienen dos tribunales: el tribunal a quo y el tribunal ad quem.

a. TRAMITACIÓN ANTE TRIBUNAL A QUO.


La tramitación aquí, es la misma que realiza el tribunal a quo en el recurso de casación en la
forma, a saber:
i. E x a m e n d e a d m i s i bi l i d a d . De acuerdo al art. 778 inc. I del CPC presentado el
recurso, el tribunal examinará si ha sido interpuesto en tiempo y si ha sido patrocinado
por abogado habilitado. En el caso que el recurso se interpusiere ante un tribunal
colegiado, el referido examen se efectuará en cuenta. Agrega el art. 778 que si el recurso
no cumple con los requisitos establecidos en el inc. I del art. 776, el tribunal lo declarará
inadmisible, sin más trámite. Esta resolución es inapelable; con todo, de acuerdo al art.
778 inc. II del CPC, en contra del fallo que se dicte, sólo podrá interponerse el recurso de
reposición (por el recurrente), el que deberá fundarse en error de hecho y deducirse en el
plazo de tercero día. La resolución que resuelva la reposición será inapelable.
Si cumple con los requisitos, se declara admisible el recurso (se concede), y como
consecuencia de ésta declaración, el tribunal a quo debe determinar las partes del expediente
a compulsar
ii. C o mp u l s a r . De acuerdo al art. 776 inc. II del CPC, si el recurso reúne estos requisitos, (el
tribunal a quo) dará cumplimiento a lo establecido en el inciso primero del art. 197
(compulsar) para los efectos del cumplimiento de la sentencia y ordenará elevar los
autos originales al tribunal superior para que conozca del recurso y devolver las
fotocopias o compulsas respectivas al tribunal que deba conocer del cumplimiento del
fallo. Se aplicará al recurrente lo establecido en el inc. II del art. 197; es decir, el
recurrente debe depositar en la secretaría del tribunal la cantidad de dinero que el
secretario estime necesaria para las fotocopias del expediente.
iii. F r a n q u e a r l a r e mi s i ó n d e l e x p e d i e n t e . Por último, el art. 777 del CPC dispone que
si el recurrente no franquea la remisión del proceso, podrá pedirse al tribunal que se le
requiera para ello, bajo apercibimiento de declararse no interpuesto el recurso.

b. TRAMITACIÓN ANTE TRIBUNAL AD QUEM.


i. In g r e s o d e l o s a u t os . Como se dijo, concedido el recurso de casación en el fondo, el
tribunal a quo debe disponer que se dejen compulsas para la ejecución de la sentencia, y
una vez cumplida esa orden, se deben elevar los autos originales al tribunal superior para
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que conozca del recurso. Luego, el secretario de este tribunal debe cumplir con dos
importantes formalidades: anotar el proceso en el Libro de Ingreso con los pormenores
necesarios para individualizarlo (se le asigna un rol de Corte), y anotar en el proceso
mismo la fecha de su llegada, esto es, el día de la recepción.
ii. E x a m e n d e a d m i s i b i l i d a d . Conforme al art. 782 inc. I del CPC, elevado un proceso
en casación de fondo, el tribunal examinará en cuenta (sin esperar la comparecencia de
las partes) si la sentencia objeto del recurso es de aquéllas contra las cuales lo concede
la ley y si éste reúne los requisitos que se establecen en los incisos primeros de los arts.
772 (expresar en qué consiste el error de derecho de que adolece la sentencia y señalar de
qué modo ese error influye sustancialmente en lo dispositivo del fallo) y 776 (si el
recurso se interpuso en tiempo y si ha sido patrocinado por abogado habilitado). Luego de
este examen previo, el tribunal ad quem puede llegar a dos conclusiones:
- Que encuentre mérito para considerar inadmisible el recurso de casación en la forma.
En este caso debe declarar el recurso sin lugar (de plano) por resolución fundada y
ordenar que el expediente sea devuelto al tribunal a quo. Pero excepcionalmente puede
decretar autos en relación, no obstante haber declarado la inadmisibilidad del recurso,
cuando estime posible una casación de oficio. La resolución por la que el tribunal de
oficio declare la inadmisibilidad del recurso, sólo puede ser objeto del recurso de
reposición, el que debe ser fundado e interponerse dentro de tercero día de notificada
la resolución (art. 782 inc. final del CPC). El profesor ALFARO recalca que en este caso
la reposición no necesariamente debe estar fundada en razones de hecho.
Art. 782 inc. final. Es aplicable al recurso de casación en el fondo lo dispuesto en los incs. II, III y IV del
art. 781.Si el tribunal encuentra mérito para considerarlo inadmisible, lo declarará sin lugar desde luego,
por resolución fundada.

- Que encuentre mérito para considerado admisible, caso en el cual, el tribunal ad quem
debe declarar admisible el recurso, y se limitará a tramitar el correspondiente recurso de
casación en el fondo, ordenando traer los autos en relación. Esta resolución, como es
natural, se dicta sin necesidad de esperar la comparecencia de las partes.
Por último, de acuerdo al art. 782 inc. IV, en el mismo acto (en el examen en cuenta de
admisibilidad) el tribunal deberá pronunciarse sobre la petición que haya formulado el
recurrente, en cuanto a que el recurso sea visto por el pleno de la CS, de conformidad a
lo establecido en el art. 780. La resolución que deniegue esta petición será susceptible
del recurso de reposición que se establece en el inciso final del art. 781; es decir, debe
ser fundado (no necesariamente en error de hecho) e interponerse dentro de tercero día de
notificada la resolución. El fundamento de tal petición, ha de ser el hecho de que la CS en
fallos diversos ha sostenido distintas interpretaciones sobre la materia de derecho objeto
del recurso; logrando así, la uniformidad de los fallos de casación.
Art. 780. Interpuesto el recurso de casación en el fondo, cualquiera de las partes podrá solicitar, dentro del
plazo para hacerse parte en el tribunal ad quem, que el recurso sea conocido y resuelto por el pleno del
tribunal. La petición sólo podrá fundarse en el hecho que la Corte Suprema, en fallos diversos, ha sostenido
distintas interpretaciones sobre la materia de derecho objeto del recurso.

iii. C o n t r ol d e f u n d a b i l i d a d . Una vez realizado el control de admisibilidad (control


formal), una de las salas de la CS puede rechazarlo de inmediato si, en opinión unánime

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de sus integrantes, adolece de manifiesta falta de fundamento. Este es un control de fondo


que realiza el tribunal, una vez que ha sido declarado admisible el recurso. La resolución
que rechace el recurso debe ser a lo menos “someramente fundada” y es susceptible de
recurso de reposición dentro de tercero día de notificada la resolución (art. 782 inc. II y III
del CPC). Por tanto, son dos los requisitos de esta resolución que rechaza el recurso: debe
ser a lo menos someramente fundada; y debe ser acordada de manera unánime
Art. 782 inc. II. La misma sala, aun cuando se reúnan los requisitos establecidos en el inciso precedente,
podrá rechazarlo de inmediato si, en opinión unánime de sus integrantes, adolece de manifiesta falta de
fundamento.
Esta resolución deberá ser, a lo menos, someramente fundada y será susceptible del recurso de reposición
que establece el inciso final del artículo 781.

iv. C o mp a r e c e n c i a d e l a s p a rt e s . Una vez que el tribunal ad quem dicta el decreto de


autos en relación, las partes están en condiciones de comparecer ante él para proseguir el
recurso. El recurrente debe comparecer a proseguir el recurso en el plazo legal (cinco días
contados desde la certificación que dé el secretario de la fecha de ingreso de los autos), so
pena de que el tribunal, a petición del recurrido, lo declare desierto; y este último
también debe comparecer en igual plazo, bajo apercibimiento de proceder en su rebeldía
por el solo ministerio de la ley (art. 779 del CPC). Como señala el profesor ALFARO, se
comparece del mismo modo que en la apelación: haciéndose parte.
Art. 779. Es aplicable al recurso de casación lo dispuesto en los artículos 200, 202 y 211.
El artículo 201 sólo será aplicable en cuanto a la no comparecencia del recurrente dentro de plazo.

v. P o s i b i l i d a d d e d e s i g n a r a b o ga d o p a r a e l re c u r s o . De acuerdo al art. 803 inc.


I del CPC, el recurrente, hasta antes de la vista del recurso, podrá designar un abogado
para que lo defienda ante el tribunal ad quem, que podrá ser o no el mismo que
patrocinó el recurso. Como el tribunal ad quem es la CS, se debe comparecer por
intermedio de abogado habilitado o de procurador del número.
vi. P o s i b i l i d a d d e p r e s e n t a r e s c r i t o s . De todo lo anterior, se desprende que la
tramitación del recurso ante el tribunal ad quem es muy simple, pues se reduce a la
dictación del decreto “autos en relación”, previo el examen acerca de su admisibilidad, y
a la comparecencia de las partes a fin de proseguirlo. No es necesaria la presentación de
ningún escrito, salvo el de carácter esencialmente facultativo contemplado en el art. 783
inc. final CPC que dice que las partes podrán, hasta el momento de verse el recurso,
consignar en escrito firmado por un abogado, que no sea procurador del número, las
observaciones que estimen convenientes para el fallo del recurso. La utilidad de este
escrito es manifiesta, y en la práctica, puede llegar a sustituir a las alegaciones orales.470
Asimismo, de acuerdo al art. 805 inc. II y III del CPC, cada parte puede presentar por
escrito, y aun impreso, un informe en derecho hasta el momento de la vista de la causa.
No se podrán sacar los autos de secretaría para estos informes.471

470
Aquí no hay obligación de preparar el recurso, porque el vicio se produce al momento mismo de la dictación de
la sentencia impugnada.
471
Los informes en derecho son opiniones vertidas por escrito por algún jurisconsulto sobre determinados puntos
legales que tienden, naturalmente, a una mejor ilustración del tribunal. Su valor probatorio es esencialmente relativo
y difieren de los informes en derecho presentados en el recurso de apelación, pues estos últimos se decretan por el
mismo tribunal y, en cambio, los que se presentan en la casación en el fondo son de exclusiva iniciativa de las

682
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vii. V i s t a d e l r e c u r s o . El conocimiento del recurso puede ser en sala especializada o en


pleno (si se solicitó); y en la vista de la causa se deben aplicar las reglas establecidas para
las apelaciones, en consecuencia, una vez notificadas las partes del decreto de autos en
relación, la causa queda en estado de tabla y se verá el recurso el día señalado en ella,
previa la relación y los alegatos de los abogados de las partes si lo creyeren conteniente.
En todo caso, la duración de las alegaciones de cada abogado se limita a dos horas en los
recursos de casación en el fondo (en los demás asuntos que conozca la CS, las alegaciones
sólo pueden durar media hora) pudiendo el tribunal, sin embargo, por unanimidad,
prorrogar por igual tiempo de duración estas alegaciones (art. 783 del CPC).
De acuerdo al art. 805 inc. III del CPC, en la vista de la causa no se podrá hacer
alegación alguna extraña a las cuestiones que sean objeto del recurso, ni se permitirá la
lectura de escritos o piezas de los autos, salvo que el presidente lo autorice para
esclarecer la cuestión debatida.
viii. P ru e b a . El art. 807 inc. I del CPC señala que en el recurso de casación en el fondo no se
pueden admitir ni decretar de oficio para mejor proveer pruebas de ninguna clase que
tiendan a establecer o esclarecer los hechos controvertidos en el juicio en que haya
recaído la sentencia recurrida. Hay que recordar que esta disposición, unida al art. 785
del CPC (cuando la CS invalida una resolución por casación en el fondo, dictará sentencia
conforme al mérito de los hechos establecidos en el fallo recurrido), constituye el
fundamento de la limitación del recurso de casación en el fondo, en lo que se refiere a los
hechos del juicio. En consecuencia, si al tribunal de casación en el fondo le está vedado
conocer de los hechos del juicio, es lógico que no pueda admitir ni decretar de oficio
medidas probatorias tendientes a establecer o esclarecer estos hechos.
ix. F a l l o . Una vez terminada la vista de la causa, conforme al art. 805 inc. final, el tribunal
dictará sentencia dentro de los cuarenta días siguientes a aquel en que haya terminado
la vista.

7.2.10. TERMINACIÓN DEL RECURSO


Al igual que en la casación en la forma, hay una forma normal de terminación del
recurso, y formas anormales.

a. TERMINACIÓN MEDIANTE SENTENCIA DE CASACIÓN.


La manera normal y corriente de poner término a un recurso de casación en el fondo, es
mediante la dictación del fallo denominado “sentencia de casación”, por cuanto no es posible
encasillarlo dentro de ninguna de las clasificaciones que hace el art. 158 del CPC de las
resoluciones judiciales. Lo dicta el tribunal ad quem dentro de 40 días contados desde el término
de la vista de la causa; y en su dictación es necesario respetar las reglas sobre los acuerdos de los
tribunales colegiados.
Ahora bien, el fallo de casación en el fondo puede acoger o rechazar el correspondiente

partes. El Relator es el funcionario encargado de cotejar con los procesos los informes en derecho y anotar bajo su
firma la conformidad o disconformidad que notaren entre el mérito de esto y los hechos expuestos en aquéllos.

683
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recurso que se ha interpuesto, es decir, puede ser estimatorio o desestimatorio. El tribunal ad


quem, para dictar sentencia en uno u otro sentido, tiene que analizar el contenido del escrito de
interposición del recurso en relación con los autos, y ver si concurren o no las siguientes tres
circunstancias: si en la sentencia recurrida se han cometido las infracciones legales que se le
suponen; la manera en que tales infracciones legales se han producido; y si dichas infracciones
legales influyen sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia recurrida. Por lo tanto, la
competencia del tribunal ad quem, está limitada por el correspondiente escrito de interposición
del recurso de casación en el fondo, pues solamente puede considerar las infracciones legales que
en dicho escrito se hayan hecho valer, aun cuando en la tramitación del recurso aparecieren
nuevas infracciones legales o se pretendiere hacer valer nuevas causales o motivos para
fundamentarlo; esto, sin perjuicio de la casación en el fondo de oficio.
En definitiva, la sentencia de casación en el fondo puede ser de dos clases:
i. Sentencia de casación en el fondo que rechaza el recurso o fallo desestimatorio. En este
caso hay una sola sentencia, que es la que rechaza el recurso, la que implícitamente da
validez al fallo cuestionado (lo reconoce). Luego, se devuelven los autos al tribunal de
origen (que generalmente será la CA), quien le pondrá el correspondiente cúmplase; y éste,
a su vez, remitirá los autos al tribunal de primera instancia, a fin de que también le
coloque el cúmplase, y se hagan ante él las gestiones necesarias para la ejecución del
fallo ya ejecutoriado.
En la sentencia de casación se expondrán los motivos por las cuales se desestimó el
recurso; además, se debe condenar en costas al recurrente, respondiendo solidariamente
los abogados que firmaron el escrito y aceptaron el patrocinio, el procurador del número,
si lo hubiere, y la parte.
ii. Sentencia de casación en el fondo que acoge el recurso o fallo estimatorio. Si la sentencia
de casación anula la sentencia recurrida, es necesario dictar, además, una nueva sentencia
que falle en definitiva el juicio, a la que se le da el nombre de “sentencia de reemplazo”.
Por tanto, en este caso la CS, en el mismo acto, debe dictar dos sentencias:
- La s e n t e n c i a d e c a s a c i ó n . Esta sentencia invalida la sentencia recurrida, y al igual
que en la casación en la forma, no hay normas especiales sobre los requisitos de
forma a los cuales debe ajustarse; sin embargo, en la práctica se observa que constan
de tres partes fundamentales: una parte expositiva, considerativa y resolutiva. En la
parte expositiva se deja constancia de los antecedentes del recurso; en la
considerativa se contienen los razonamientos tendientes a demostrar si ha habido o
no infracciones legales, la manera como esas infracciones se han producido y en qué
forma han influido en lo dispositivo de la sentencia recurrida; y, por último, en la
parte dispositiva se declara si el recurso es o no acogido y, en consecuencia, si la
sentencia recurrida es o no nula.
- La s e n t e n c i a d e r e e mp l a z o , es aquella que resuelve el asunto controvertido
aplicando correctamente la ley, pero manteniendo las consideraciones de hecho que
se contienen en la sentencia recurrida, y cuya misión es ocupar el mismo lugar y
función de la sentencia recurrida que se acaba de anular. Al respecto, el art. 785 inc. I
del CPC prescribe que cuando la CS invalide una sentencia por casación en el fondo,
dictará acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente, sobre la cuestión
materia del juicio que haya sido objeto del recurso, la sentencia que crea conforme a
684
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la ley y al mérito de los hechos tales como se han dado por establecidos en el fallo
recurrido, reproduciendo los fundamentos de derecho de la resolución casada que
no se refieran a los puntos que hayan sido materia del recurso y la parte del fallo no
afectado por éste.472
La naturaleza jurídica de esta resolución, es la misma que la de la sentencia anulada. En
efecto, si la misión de la sentencia de reemplazo es sustituir, quiere decir que
participa de la misma naturaleza procesal de la sentencia recurrida, o sea, puede ser
una sentencia definitiva inapelable o una sentencia interlocutoria inapelable que
ponga término al juicio o haga imposible su continuación. Asimismo, tendrá que
ajustarse a los mismos requisitos de forma de aquéllas.
En seguida, se deben devolver los autos al tribunal de alzada, quien pondrá el
cúmplase a la sentencia de reemplazo y, a su vez, los remitirá al tribunal de primera
instancia para su ejecución, también previa dictación y notificación del
correspondiente cúmplase, si ella es necesaria (el cúmplase es un decreto, y es la
fórmula que se pone al pie de las esas resoluciones).

b. TERMINACIÓN ANORMAL.
El recurso de casación en el fondo puede terminar de manera anormal por el
desistimiento, la deserción (por no comparecer), y por la prescripción. Todo lo dicho sobre el
desistimiento, la deserción y la prescripción en el recurso de casación en la forma, se hace
aplicable al de fondo.
El profesor FORTTES agrega a la terminación anormal, los casos de inadmisibilidad del
recurso, tanto por el tribunal a quo como el tribunal ad quem; y también el caso de rechazo del
recurso por manifiesta falta de fundamento (lo cual no opera en la casación en la forma).

7.2.11. INTERPOSICIÓN CONJUNTA DEL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA Y EN EL FONDO.


Conforme al art. 808 del CPC, si contra una misma sentencia se interponen recursos de
casación en la forma y en el fondo, éstos se tramitarán y verán conjuntamente y se resolverán en
un mismo fallo; agrega el inc. II que si se acoge el recurso de forma, se tendrá como no
interpuesto el de fondo
Hay que tener presente que la casación en el fondo no puede interponerse en forma
conjunta con una apelación, pues éste se interpone en contra de sentencias “inapelables”.

7.2.12. LA CASACIÓN EN EL FONDO DE OFICIO.


Del tenor literal del art. 785 inc. II del CPC, se puede decir que la casación en el fondo de
oficio es la facultad que la ley confiere a la CS para que de propia iniciativa invalide la sentencia
objeto del recurso, cuando haya rechazado el recurso de casación en el fondo por defectos en su
formalización o deducción, siempre que concurran las circunstancias que constituyen la causal
del recurso, es decir, si la sentencia se ha pronunciado con infracción de ley y esta infracción ha
influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo. La casación en el fondo de oficio demuestra
472
Como se puede apreciar, en la casación en el fondo no opera el reenvío del proceso, como sí ocurre en la
casación en la forma respecto de ciertas causales.

685
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que la observancia de las leyes no sólo interesa a las partes litigantes, sino que además, a la
sociedad en general.
Art. 785 inc. II. En los casos en que desechare el recurso de casación en el fondo por defectos en su formalización,
podrá invalidar de oficio la sentencia recurrida, si se hubiere dictado con infracción de ley y esta infracción haya
influido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia. La Corte deberá hacer constar en el fallo de casación esta
circunstancia los motivos que la determinan, y dictará sentencia de reemplazo con arreglo a lo que dispone el inciso
precedente.

Desde el momento que la CS puede actuar de propia iniciativa, quiere decir que se está en
presencia de una manifiesta excepción al principio de la pasividad de los tribunales. Pero esta
intervención de oficio es, al mismo tiempo, esencialmente facultativa, pues la expresión “podrá”
usada por el legislador así lo confirma. Ahora, si el tribunal hace uso de la facultad señalada,
deberá dejar constancia de esto en la sentencia de casación y, posteriormente, deberá dictar la
correspondiente sentencia de reemplazo.

7.3. PARALELO ENTRE LA CASACIÓN EN LA FORMA Y LA CASACIÓN EN EL FONDO.

a. DIFERENCIAS.
i. En cuanto a su f u n d a me n t o , la casación en la forma vela por la observancia de los
trámites esenciales del procedimiento y, en particular, de las leyes que regulan los
requisitos formales de las sentencias. La casación en el fondo, en cambio, vela por la
correcta y uniforme aplicación de las leyes, como forma de obtener una perfecta igualdad
entre las personas.
ii. En cuanto al b i e n j u r í di c o p r o t e gi d o , según el profesor ALFARO, en la casación en la
forma el bien jurídico protegido es el debido proceso legal, y por ello para la mayoría de los
autores la casación en la forma es una manifestación directa de la nulidad procesal (es un
medio directo de impetrar la nulidad procesal). En cambio, en la casación en el fondo el bien
jurídico protegido es la nomofilaxia, es decir, que el derecho sea aplicado de la misma forma
a casos similares.
iii. En cuanto al t r i b u n a l q u e c o n o c e d e l re c u r s o , la casación en la forma es de
competencia del tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico de aquel que dictó
la sentencia recurrida, el cual puede ser una CA, la CS o un Tribunal Arbitral de segunda
instancia. La casación en el fondo, en cambio, es de competencia exclusiva de la CS, quien,
por regla general, conoce en salas especializadas, salvo que el recurrente pida que el
recurso lo conozca y falle el pleno.
iv. En cuanto al p l a z o d e i n t e r p o s i c i ó n , en la casación en la forma la regla general es un
plazo de 15 días, y en ciertos casos puede ser el plazo de la apelación (cuando se deduzca en
contra de una sentencia de primera instancia). En la casación en el fondo, en cambio, el
plazo es siempre 15 días desde la notificación de la sentencia contra la cual que se recurre.
Hay que tener presente que en los juicios arbitrales el plazo será el que se convenga en el
tribunal arbitral
v. En cuanto a las s e n t e n c i a s susceptibles de tales recursos, la casación en la forma
procede en contra de las sentencias definitivas de única, primera o segunda instancia; en

686
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contra de las sentencias interlocutorias de única, primera o segunda instancia, que ponen
término al juicio o hacen imposible su prosecución; y en contra de las sentencias
interlocutorias pronunciadas en la segunda instancia, cuando se dicten sin previo
emplazamiento de la parte agraviada o sin señalar día para la vista de la causa. La
casación en el fondo, en cambio, procede en contra de las sentencias definitivas o
interlocutorias que ponen término al juicio o hacen imposible su prosecución, inapelables,
pronunciadas por CA o por Tribunales Arbitrales de Derecho de segunda instancia,
conociendo de negocios propios de la competencia de las CA.
vi. En cuanto a las c a u s a l e s d e p r o c e d e n c i a , la casación en la forma tiene lugar cuando
se ha incurrido en un vicio o defecto de procedimiento de aquellos señalados en el art.
768 del CPC (causales taxativas). En cambio, la casación en el fondo procede contra
sentencias pronunciadas con infracción de ley siempre que esa infracción haya influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo (causal genérica).
vii. En cuanto a la p r e p a r a c i ó n d e l re c u r s o , la casación en la forma para que pueda ser
admitida necesita de preparación previa, es decir, es indispensable que el que lo entabla
haya reclamado de la falta (vicio), ejerciendo oportunamente y en todos sus grados los
recursos establecidos por la ley. La casación en el fondo, en cambio, no necesita de
preparación.
viii. En relación al e x a m e n d e a d m i s i bi l i d a d , en la casación en el fondo la misma sala
de la CS, aun cuando el recurso reúna los requisitos de admisibilidad, puede rechazarlo de
inmediato si en opinión unánime de sus miembros, adolece de manifiesta falta de
fundamento; esta resolución debe ser someramente fundada y es susceptible de reposición
fundada dentro de tercero día. Este examen de fundamento no tiene lugar en la casación
en la forma.
ix. En cuanto a la p r u e b a , en la casación en la forma se pueden probar los hechos que sirven
de fundamento a la causal invocada, para lo cual el tribunal abrirá un término probatorio que
no excederá de 30 días. En el recurso de casación en el fondo, en cambio, no se puede
admitir ni decretar de oficio para mejor resolver, pruebas de ninguna clase que tiendan a
establecer o esclarecer los hechos controvertidos en el juicio en que haya recaído la
sentencia recurrida.
x. En cuanto a la d u r a c i ó n d e l o s a l e g a t o s , en la casación en la forma éstos se limitan
a una hora (en la CA o en la CS), en cambio, en la casación en el fondo el alegato se
encuentra limitado a los puntos de derecho que se hicieron valer en el recurso y la
duración de él es de dos horas. En ambos casos el tribunal, por unanimidad, puede
prorrogar por igual tiempo la duración de las alegaciones, pero si se tratare de una
materia distinta de la casación.
xi. En relación al p l a z o p a r a d i c t a r e l f a l l o , la sentencia de casación en la forma se
debe dictar por el tribunal dentro del plazo de 20 días contados desde aquel día en que
terminó la vista. La sentencia de casación en el fondo, en cambio, se debe dictar por la CS
dentro del plazo de 40 días contados desde aquel día en que terminó la vista.
xii. En cuanto a la c o m p e t e n c i a p a r a d i c t a r l a s e n t e n c i a d e r e e m p l a z o , en el
recurso de casación en la forma el tribunal ad quem sólo debe dictar sentencia de
687
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reemplazo si el vicio que diere lugar a la invalidación de la sentencia fuere alguno de los
contemplados en las causales 4 (ultra petita), 5 (omisión de los requisitos del art. 170), 6
(cosa juzgada) y 7 (decisiones contradictorias) del art. 768; en los demás casos la
sentencia de casación debe determinar el estado en que queda el proceso, y el expediente
será remitido para su conocimiento al tribunal que no esté inhabilitado, para que siga
tramitando el proceso desde el momento inmediatamente anterior a aquel en que se
cometió el vicio, y dicte una nueva sentencia que resuelva el juicio. En la casación en el
fondo, en cambio, nunca hay reenvío en caso de que se acoja el recurso; pues la CS siempre
debe dictar dos resoluciones: la que acoge el recurso (fallo de casación) y la sentencia de
reemplazo.
xiii. En cuanto a la e x t e n s i ó n d e s u s e fe c t o s , si el recurso de casación en la forma es
acogido, por regla general, se invalida la sentencia recurrida y, además,
excepcionalmente, todas aquellas actuaciones posteriores al vicio en que se fundamentó
dicho recurso. En cambio, si el recurso de casación en el fondo es aceptado, solamente se
invalida la sentencia recurrida.

b. SEMEJANZAS.

i. Ambos recursos tienen por objeto invalidar sentencias. Uno está más enfocado a la nulidad
procesal (casación en la forma) y otro a la nulidad del juzgamiento.
ii. Ninguno de las dos constituye instancia.
iii. Ambos son de derecho estricto.
iv. Ambos se interponen ante el tribunal que dictó la resolución para ante el superior jerárquico.
v. En ambos procede reposición cuando se declara inadmisible el recurso.
vi. En ambos procede la casación de oficio.
vii. A veces, en ambos casos, hay sentencia de reemplazo.473

G. E L RECURSO DE QUEJA Y LA QUEJA DISCIPLINARIA .

1. LA JURISDICCIÓN DISCIPLINARIA.
Este tema se enmarca dentro de las facultades disciplinarias de los tribunales de justicia,
esto es, aquella facultad que tienen los tribunales de justicia para tomar medidas o aplicar
sanciones, con el objeto de que los debates judiciales se desenvuelvan con la debida compostura,
o que los funcionarios judiciales cumplan con las normas legales que regulan su conducta
ministerial. Como se puede apreciar, el objeto de esta facultad es conseguir el buen

473
El anteproyecto de CPC contempla un nuevo recurso en el proceso civil: el recurso de nulidad, como superación
de la actual casación en la forma y fondo. Se quiere producir una igualdad de términos jurídicos con el actual
proceso penal; es más, en el anteproyecto se eleva a la categoría de causa de procedencia de nulidad, la infracción
de garantías constitucionales.

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comportamiento de quienes componen o integran los tribunales de justicia (jueces), de los


auxiliares de la administración de justicia, de los empleados subalternos dependientes de ambos,
de los interesados y de las partes, y de todas las personas que, encontrándose en la sala del
despacho del juez, cometieren una falta o abuso.
La fuente normativa de esta facultad está en el art. 3º del COT, el cual dispone que los
tribunales tienen, además, las facultades conservadoras, “disciplinarias” y económicas que a
cada uno de ellos se asignan en los respectivos títulos de este Código; y en el art. 82 del CPR, el
cual confiere a la CS, la superintendencia directiva, correccional y económica de todos los
tribunales de la Nación. Se exceptúan de esta norma el Tribunal Constitucional, el Tribunal
Calificador de Elecciones y los Tribunales Electorales Regionales.
Ahora bien, las facultades disciplinarias pueden proceder de oficio o petición de parte.
Proceden de oficio cuando el tribunal, de propia iniciativa, conociendo de un proceso o de otros
antecedentes, observa que un funcionario, parte o interesado, ha incurrido en alguna falta o abuso
que debe ser sancionada disciplinariamente; esto se traduce en visitias inspectivas, y en el
sistema de calificación. Y opera a petición de parte, cuando el propio interesado solicita al
tribunal la aplicación de una medida disciplinaria por estimar que ha sido víctima de una falta o
abuso por parte de un determinado funcionario judicial; esto se traduce en la interposición de un
recurso de queja o en una queja disciplinaria, los cuales se analizarán a continuación.

2. EL RECURSO DE QUEJA.

2.1. EVOLUCIÓN HISTÓRICA.


El recurso de queja es una creación de la jurisprudencia chilena, que nació calladamente y
se expandió en cuanto a su aplicación, y en algún momento fue tan utilizado que el legislador lo
redefinió y como contrapartida simplificó el recurso de casación. En la práctica, si bien se
concebía a este recurso como un medio para hacer efectiva la responsabilidad disciplinaria de los
jueces, esto mutó en razón de que la falta o abuso se cometía en el juzgamiento, por lo que se
comenzó a impugnar el juzgamiento mismo (el fallo). Este fue el camino preferido por los
abogados, ya que con ello el tribunal poseía amplias facultades para enmendar la resolución y se
evitaba la formalidad del recurso de casación. Así, este recurso se constituyó prácticamente en
una tercera instancia (porque se entraba al conocimiento del fondo del asunto, sin restricción),
desvirtuando el carácter disciplinario del mismo, y terminando por reemplazar a los medios
tradicionales de impugnación de resoluciones (virtualmente había sustituido al recurso de
casación en el fondo).
Sin embargo, este proceder de la CS fue objeto de críticas, pues muchas veces cuando
acogía un recurso de queja e invalidaba la resolución, no sancionaba disciplinariamente al juez
(porque su sentido original cambió). Además, se criticaba la falta de audiencia de la parte
contraria (la no agraviada) garantía asegurada por el art. 19 N° 3 de la CPR (principio de
bilateralidad de la audiencia); asimismo, se criticaba la forma de conocimiento del recurso,
donde al juez se le trataba como un verdadero litigante, lo que atentaba contra la imparcialidad;
también se recargó el trabajo de las Cortes, ya que por esta vía la CS podía llegar a conocer de
cualquier causa que se tramitara en primera instancia.
Por todo lo anterior, se dictó la ley 19.374 del año 1995 que modificó el recurso y lo
reguló en tres artículos del COT, concretamente en los arts. 545, 548 y 549. Además de estas

689
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normas, se rige por el Autoacordado dictado por la CS, sobre la Tramitación del Recurso de
Queja; y por el art. 82 de la CPR.474

2.2. CONCEPTO.
El art. 545 inc. I en su primera parte, establece que el recurso de queja tiene por exclusiva
finalidad corregir las faltas o abusos graves cometidos en la dictación de resoluciones de
carácter jurisdiccional. Atendiendo a esta disposición, se define al recurso de queja como aquel
recurso extraordinario que la ley concede a la parte agraviada con una falta o abuso grave
cometido en la dictación de una resolución judicial, con la exclusiva finalidad de corregirla.
Con la reforma del año 1995 se quiso acotar el campo de aplicación de este recurso, pero
en la práctica, esto trajo su virtual eliminación. Pues, hoy en día, no tiene por finalidad impugnar
una resolución judicial, sino que es un recurso netamente disciplinario, pues persigue la
responsabilidad disciplinaria de los jueces; sin perjuicio de que cuando se acoja el recurso, se
invalide el fallo (es una vía de impugnación de ciertas resoluciones judiciales de modo
secundario o reflejo).

2.3. OBJETO.
El recurso de queja tiene por exclusiva finalidad corregir las faltas o abusos graves
cometidos en la dictación de una resolución judicial. Se le llamó recurso, porque su objeto
precisamente fue invalidar o enmendar una determinada resolución judicial, además, de la
aplicación de las medidas disciplinarias que se puedan derivar. Pero hoy tiene por objeto
primordial, corregir las faltas o abusos graves cometidos en la dictación de una resolución.
Por tal razón, el que recurre de queja, generalmente, pide que se deje sin efecto la
resolución que estima abusiva y se la reemplace por otra o, en subsidio, que se la modifique. Al
litigante agraviado por una resolución abusiva le basta con que por medio del recurso de queja
obtenga la revocación o modificación de ella, siendo las medidas disciplinarias de importancia
secundaria para él.
Hubo una época en que se discutió arduamente si este derecho ejercido por el litigante
agraviado por una resolución abusiva, era o no recurso; hoy esta discusión está totalmente
superada, porque el propio legislador en numerosos preceptos le da semejante denominación.
Con todo, actualmente no es propiamente un recurso de carácter jurisdiccional, sino un recurso
disciplinario, un recurso extraordinario que emana de la facultad disciplinaria de los Tribunales
Superiores de Justicia y que tiene por objeto solicitar la aplicación de una medida disciplinaria en
contra de un determinado juez y obtener la adopción de las medidas necesarias para reparar la
falta o el abuso cometido.

474
Atendida la consagración constitucional y legal orgánica del recurso de queja (COT), se encuentra plenamente
vigente respecto del nuevo proceso penal. Así lo ha señalado la CS y el Fiscal Nacional, el cual ha señalado que no
es impedimento para la procedencia del recurso de queja, la circunstancia de que el art. 387 inc. I del CPP disponga
que la sentencia del recurso de nulidad no admite recurso alguno.

690
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2.4. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un recurso extraordinario, pues procede respecto de ciertas resoluciones judiciales, y
por casuales específicas.
ii. Se interpone directamente ante el tribunal superior jerárquico de aquél que hubiere
dictado la resolución, para que sea conocido y resuelto por sí mismo. Se interpone no en
contra de una resolución, sino en contra del juez o jueces que dictaron la resolución con
grave falta o abuso, con el objeto de que sea modificada, enmendada o dejada sin efecto,
a fin de poner pronto término al mal producido; sin perjuicio de la aplicación de las
sanciones disciplinarias que fueren procedentes respecto del juez o jueces recurridos.
iii. No constituye instancia, pues solamente se faculta al tribunal superior para examinar si se
cometió grave falta o abuso.

2. 5. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. F a l t a o a b u s o . El recurso de queja se debe fundar en una falta o abuso grave cometido
en el pronunciamiento de una resolución; a diferencia de los recursos procesales, que se
basan en los errores de forma o de fondo que aquélla puede contener. La jurisprudencia,
basada en el Diccionario de la RAE, ha dicho que la f a l t a es un acto u omisión que
transgrede un deber o prohibición ministerial; implica un no obrar, un no actuar estando
obligado a hacerlo. Y el a b u s o es el ejercicio ilegítimo de una facultad, es el mal uso de
una facultad de una autoridad por malicia o ignorancia. En consecuencia, toda decisión
que no sea producto de un comportamiento irreprochable, tendrá que ser impugnada
mediante los recursos procesales ordinarios que pueda franquear la legislación.
Como se puede apreciar, estos conceptos son genéricos; al respecto, la reforma del año
1995 solamente agregó el calificativo de “grave”, lo cual no fue un gran aporte. Por ende,
su determinación sigue siendo una labor jurisprudencial.
ii. R e s o l u c i ó n r e c u rr i b l e . El art. 545 del COT en su inc. I señala que el recurso de queja
tiene por exclusiva finalidad corregir las faltas o abusos graves cometidos en la
dictación de resoluciones de carácter jurisdiccional. Sólo procederá cuando la falta o
abuso se cometa en sentencia interlocutoria que ponga fin al juicio o haga imposible su
continuación o definitiva, y que no sean susceptibles de recurso alguno, ordinario o
extraordinario, sin perjuicio de la atribución de la CS para actuar de oficio en ejercicio
de sus facultades disciplinarias. Se exceptúan las sentencias definitivas de primera o
única instancia dictadas por árbitros arbitradores, en cuyo caso procederá el recurso de
queja, además del recurso de casación en la forma. De esta disposición, se puede decir
que el recurso de queja procede en contra de las resoluciones que cumplan los siguientes
requisitos:
- La grave falta o abuso se tiene que haber cometido en la dictación de una sentencia
definitiva o interlocutoria que ponga fin al procedimiento o haga imposible su
continuación.
- Dichas sentencias no debe ser susceptibles de recurso alguno, ordinario o
extraordinario; sin perjuicio de la atribución de la CS para actuar de oficio en ejercicio

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de sus facultades disciplinarias. Este fue el camino que optó el legislador para
restringir notablemente la interposición de este recurso.
- El requisito de que las resolución no debe ser susceptible de recurso alguno, no se
aplica a las sentencias definitivas de primera o de única instancia dictadas por árbitros
arbitradores, pues en este caso procede el recurso de queja, además del recurso de
casación en la forma. Entonces, por excepción, el recurso de queja es compatible con
el recurso de casación en la forma, respecto de sentencias definitivas de árbitros
arbitradores, lo que no ocurre respecto de los árbitros de derecho ni árbitros mixtos,
toda vez que, respecto de estos últimos, el recurso de queja sólo procede cuando la
falta o abuso se cometa en una sentencia definitiva o interlocutoria que ponga fin al
juicio o haga imposible su continuación, y que no sean susceptibles de recurso alguno,
ordinario o extraordinario, lo cual constituye la regla general.475
Ahora bien, si se plantean conjuntamente el recurso de queja y el recurso de casación
en la forma, el art. 66 inc. III del COT señala que en caso que, además de haberse
interpuesto recursos jurisdiccionales, se haya deducido recurso de queja, éste se
acumulará a los recursos jurisdiccionales, y deberá resolverse conjuntamente con
ellos.

iii. P l a z o p a r a s u i n t e r p o s i c i ó n . De conformidad con el art. 548 inc. I del COT, el


agraviado deberá interponer el recurso en el plazo fatal de cinco días hábiles, contado
desde la fecha en que se le notifique la resolución que motiva el recurso. Este plazo se
aumentará según la tabla de emplazamiento a que se refiere el art. 259 del CPC cuando
el tribunal que haya pronunciado la resolución tenga su asiento en una comuna o
agrupación de comunas diversa de aquélla en que lo tenga el tribunal de deba conocer el
recurso. Con todo, el plazo total para interponer el recurso no podrá exceder de quince
días hábiles, contado desde igual fecha.

2. 6. INTERPOSICIÓN DEL RECURSO.


i. P a r t e s d e l r e c u r s o . El legitimado activo es la parte agraviada con la resolución
dictada con falta o abuso grave; y el legitimado pasivo es el juez que dictó la resolución
con falta o abuso grave. Ahora bien, de acuerdo al art. 548 inc. II del COT, el recurso lo
podrá interponer la parte personalmente, o su mandatario judicial, o su abogado
patrocinante, o un procurador del número, y deberá ser expresamente patrocinado por
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión.

475
Se estableció como fundamento de esta excepción, la circunstancia de que contra las sentencias dictadas por
árbitros arbitradores, si bien es cierto que procede el recurso de casación en la forma, no cabe el recurso de casación
en el fondo, por lo que parece indispensable que proceda el recurso de queja, toda vez que es el único medio de que
dispondrán las partes en caso de que el árbitro arbitrador falle en forma aberrante, sin respetar principios básicos de
equidad. Es más, el recurso de queja constituye la principal vía de impugnabilidad de las sentencias dictadas por
árbitros arbitradores, atendido que normalmente las partes no designan tribunales arbitrales de segunda instancia con
competencia para conocer de un recurso de apelación. Pero es importante tener en cuenta que el recurso de queja
únicamente prosperará en el evento de que el arbitrador hubiere incurrido en falta o abuso grave al dictar una
resolución, y no procederá por una simple divergencia o discrepancia en la interpretación de la ley, como ocurría
con anterioridad a la reforma legal.

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ii. T r i b u n a l c o mp e t e n t e . El recurso de queja debe interponerse por escrito directamente


ante el tribunal superior jerárquico del juez que dictó la resolución con falta o abuso. Por
tanto, se interpone ante y para ante un mismo tribunal. Ahora, para determinar cuál es el
tribunal llamado a conocer del recurso de queja, es necesario establecer previamente qué
juez o tribunal dictó la resolución abusiva, así:
- Conforme al art. 63 Nº 2 letra B del COT, las CA conocerán: 2) en única instancia: b)
De los recursos de queja que se deduzcan en contra de jueces de letras, jueces de
policía local, jueces árbitros y órganos que ejerzan jurisdicción (aquí se incluye a los
funcionarios administrativos que ejercen funciones jurisdiccionales, tales como el
Director del SII y del servicio Nacional de Aduanas) dentro de su territorio
jurisdiccional. La razón de que conozca en única instancia, de acuerdo con la historia
de la ley, es no recargar el trabajo de la CS y de reafirmar su carácter básico de tribunal
de casación.
- Las salas de la CS conoce en única instancia de los recursos de queja, pero la
aplicación de medidas disciplinarias es de competencia del Tribunal Pleno. CASARINO
dice que, en general, aquí se sigue el mismo orden jerárquico con que se encuentran
establecidos los tribunales, es decir, el CS conoce de las quejas interpuestas en contra
de la CA, y de las quejas interpuestas en contra de los tribunales especiales; pero no
hay inconveniente para que se deduzca un recurso de queja ante la CS en contra de
cualquier tribunal, pues de acuerdo el art. 545 inc. I del COT faculta la CS para actuar
de oficio en ejercicio de sus facultades disciplinarias, y por ella tiene la jurisdicción
correccional, disciplinaria y económica sobre todos los tribunales de la nación

iii. R e q u i s i t o s d e l e s c r i t o d e i n t e r p o s i c i ón . De acuerdo al art. 548 inc. III del COT,


en el escrito se indicarán nominativamente los jueces o funcionarios recurridos, se
individualizará el proceso en el cual se dictó la resolución que motiva el recurso; se
transcribirá ésta o se acompañará copia de ella, si se trata de sentencia definitiva o
interlocutoria; se consignarán el día de su dictación, la foja en que rola en el expediente
y la fecha de su notificación al recurrente; y “se señalarán clara y específicamente las
faltas o abusos que se imputan a los jueces” o funcionarios recurridos; agrega el inc. IV
que asimismo, se deberá acompañar un certificado, emitido por el secretario del
tribunal, en el que conste el número de rol del expediente y su carátula; el nombre de los
jueces que dictaron la resolución que motiva el recurso; la fecha de su dictación y la de
su notificación al recurrente, y el nombre del mandatario judicial y del abogado
patrocinante de cada parte. El secretario del tribunal deberá extender este certificado sin
necesidad de decreto judicial y a sola petición, verbal o escrita, del interesado. A todo
esto, hay que sumar que el escrito debe ser expresamente patrocinado por abogado
habilitado para el ejercicio de la profesión.

2.7. EFECTOS DEL RECURSO DE QUEJA EN EL JUICIO.


Esto dice relación con la suerte que corre la resolución que motiva el recurso de queja en
cuanto a su ejecución o cumplimiento, mientras dicho recurso está pendiente. Al respecto, cabe
decir que la sola interposición del recurso no suspende el cumplimiento de la resolución que se
haya pronunciado con falta o abuso; no obstante, el recurrente podrá solicitar orden de no

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innovar en cualquier estado del recurso. Formulada esta petición, el Presidente del Tribunal
designará la Sala que deba decidir sobre este punto y a esta misma le corresponderá dictar el
fallo sobre el fondo del recurso (art. 548 inciso final del COT). Por lo tanto, si se acoge la orden
de no innovar, el tribunal que dictó la resolución objetada debe abstenerse de inmediato de
continuar tramitando la causa y, en especial, de hacerla cumplir.
Las características que presenta esta orden de no innovar, son:
i. Sólo puede ser impartida a petición de parte y no de oficio por el tribunal.
ii. Esta petición de orden de no innovar se formula generalmente en un “otro sí” del escrito
en que se interpone el recurso de queja.
iii. Se puede solicitar por el recurrente al momento de interponer el recurso o durante la
tramitación del mismo.
iv. El presidente del tribunal colegiado debe designar la sala que debe pronunciarse acerca de
la orden de no innovar, la cual verá el asunto en cuenta. Para pronunciarse sobre ella, el
tribunal tendrá que hacer un estudio, aunque somero, de los antecedentes del negocio
judicial de que se trate, para apreciar si la mencionada orden de no innovar se justifica o
no.
v. La solicitud de orden de no innovar produce la radicación del recurso de queja para su
vista y fallo ante la sala que se hubiera pronunciado de ella.
vi. Puede ser concedida en términos generales o específicos. Si nada se dice, deberá
entenderse que la orden de no innovar es concedida en términos generales, es decir, sin
limitación alguna, produciendo la paralización del procedimiento.
vii. Concedida la orden de no innovar ella es comunicada al tribunal inferior que hubiere
dictado la resolución para que se abstenga de ejecutar el fallo; esto, en la práctica, se
hace telefónicamente, sin perjuicio de remitirle después un oficio.
viii. La parte que solicita la orden de no innovar, debe soportar la carga de hacer avanzar el
procedimiento para la resolución del recurso, puesto que su inactividad por más de 15
días hábiles importa el desistimiento de éste. La Corte, en este caso, declarará desistido
de oficio o petición de parte el recurso, y se dejará sin efecto la mencionada orden (Nº 8
del autoacordado).

2.8. TRAMITACIÓN.
La tramitación del recurso de queja se encuentra regulada en forma detallada por el art.
549 del COT, el cual dispone que el recurso de queja se tramitará de acuerdo a las siguientes
normas:
i. E x a m e n d e a d m i s i bi l i d a d . Interpuesto el recurso, la sala de cuenta del respectivo
tribunal colegiado deberá comprobar que éste cumple con los requisitos que establece el
artículo precedente y, en especial, si la resolución que motiva su interposición es o no
susceptible de otro recurso. De no cumplir con los requisitos señalados o ser la
resolución susceptible de otro recurso, lo declarará inadmisible, sin más trámite. Contra

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esta resolución sólo procederá el recurso de reposición fundado en error de hecho. No


obstante, si no se ha acompañado el certificado (del secretario) a que se refiere el inc. IV
del artículo anterior, por causa justificada, el tribunal dará un nuevo plazo fatal e
improrrogable para ello, el cual no podrá exceder de seis días hábiles (art. 549 letra A).
ii. In fo r me a l j u e z r e c u r r i d o . Admitido a tramitación el recurso, se pedirá de
inmediato informe al juez o jueces recurridos, el cual sólo podrá recaer sobre los hechos
que, según el recurrente constituyen las faltas o abusos que se les imputan. El tribunal
recurrido deberá dejar constancia en el proceso del hecho de haber recibido la aludida
solicitud de informe y disponer la notificación de aquélla a las partes, por el estado
diario. El informe deberá ser evacuado dentro de los ocho días hábiles siguientes a la
fecha de recepción del oficio respectivo (art. 549 letra B). Así, la primera resolución que
debe dictarse en cuenta por el Presidente del tribunal colegiado, será la solicitud de
“informe al juez recurrido”.
iii. C o mp a r e c e n c i a d e l a s p a r t e s . El art. 549 letra D del COT señala que cualquiera de
las partes “podrá” comparecer en el recurso hasta antes de la vista de la causa. Por
tanto, la comparecencia en el recurso de queja es facultativa.
iv. V i s t a d e l r e c u r s o . Vencido el plazo anterior, se haya o no recibido el informe, se
procederá a la vista del recurso, para lo cual se agregará preferentemente a la tabla. No
procederá la suspensión de su vista y el tribunal sólo podrá decretar medidas para mejor
resolver una vez terminada ésta (art. 549 inc. letra C). Por lo tanto, el recurso de queja
siempre debe conocerse previa vista de la causa. En la CA debe realizarse el sorteo de la
sala que lo conocerá y fallará, salvo el caso en que se hubiera producido la radicación en
virtud de la orden de no innovar; en la CS, en cambio, el conocimiento y fallo del recurso
corresponde a la sala especializada de conformidad a la materia que incida en el recurso.
v. F a l l o d e l r e c u rs o d e q u e j a . La sentencia que se pronuncia resolviendo el recurso de
queja, puede acogerlo o bien rechazarlo. Otra forma de terminación del recurso, tiene
lugar con el desistimiento de la parte recurrente.
- A c o ge . De acuerdo al art. 545 inc. II del COT, el fallo que acoge el recurso de queja
contendrá las consideraciones precisas que demuestren la falta o abuso así como los
errores u omisiones manifiestos y graves que los constituyan y que existan en la
resolución que motiva el recurso, y determinará las medidas conducentes a remediar
tal falta o abuso (estas medidas se traducen en la invalidación o anulación de la
resolución que motivó el recurso de queja, y la dictación de una nueva en su
reemplazo; o, simplemente, en su modificación). En ningún caso podrá modificar,
enmendar o invalidar resoluciones judiciales respecto de las cuales la ley contempla
recursos jurisdiccionales ordinarios o extraordinarios, salvo que se trate de un
recurso de queja interpuesto contra sentencia definitiva de primera o única instancia
dictada por árbitros arbitradores. Y finaliza el inc. III diciendo que en caso que un
tribunal superior de justicia, haciendo uso de sus facultades disciplinarias, invalide
una resolución jurisdiccional, “deberá” aplicar la o las medidas disciplinarias que
estime pertinentes (antes no era un deber aplicarlas). En tal caso, la sala dispondrá
que se dé cuenta al tribunal pleno de los antecedentes para los efectos de aplicar las

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medidas disciplinarias que procedan, atendida la naturaleza de las faltas o abusos, la


que no podrá ser inferior a amonestación privada.
En conclusión, la invalidación de la sentencia objeto del recurso acogido y el castigo
de la falta o abuso grave cometidos al dictarse la resolución anulada, no corresponden
a potestades diversas, sino a una misma y única atribución. Porque la sanción
disciplinaria, en los términos de la ley, es consecuencia inmediata y necesaria del
pronunciamiento recaído en el recurso de queja, lo que es congruente con la naturaleza
restringida y finalidad exclusiva de este recurso, cuyo único objeto es precisamente
corregir faltas o abusos cometidos en la dictación de resoluciones judiciales.
- R e c h a z a . En caso de no existir falta o abuso, el tribunal se limitará a rechazar el
recurso de queja y, a contrario sensu del art. 548 inc. II, no necesita contener
consideración alguna en especial, limitándose a expresar que no existe la falta o abuso
que se le imputa al magistrado que pronunció la resolución objeto del recurso.

vi. R e c u rs o s e n c o n t r a d e l fa l l o d e l re c u r s o d e q u e j a . El art. 551 inc. del COT


señala que las resoluciones que pronuncien los tribunales unipersonales y colegiados en
el ejercicio de sus facultades disciplinarias, sólo serán susceptibles de recurso de
apelación (conforme a las reglas generales). Por consiguiente, aquellas que resuelvan
recursos de queja, sea en primera o en segunda instancia, no son susceptibles del
recurso de reposición o de reconsideración, cualquiera sea la jerarquía del tribunal que
las dicte. Esta disposición que autoriza la apelación, incluida por la ley 18.882 del año
1989, debe entenderse tácitamente derogada por la ley 19.374 del año 1995, que modificó
el art. 63 del COT, el cual dispone que las CA conocen en “única instancia” de los recursos
de queja; más aún, el art. 97 del COT dispone que las sentencias que dicte la CS al fallar
recursos de casación de fondo, de forma, “de queja”, de protección, de amparo y de
revisión “no son susceptibles de recurso alguno”, salvo el de aclaración, rectificación o
enmienda que establece el art. 182 CPC.

3. LA QUEJA DISCIPLINARIA O QUEJA PROPIAMENTE TAL.

a. CONCEPTO.
Otra vertiente de la jurisdicción disciplinaria se constituye por la queja disciplinaria,
reglamentada por el autoacordado del Recurso de Queja de 1972, y por el COT. Según el Nº 14
del autoacordado, la queja propiamente tal es aquella que se refiere a la conducta ministerial o a
las actuaciones de los jueces y demás funcionarios que están sujetos a la jurisdicción
disciplinaria de las Cortes y que no se fundan en faltas o abusos graves que se hayan cometido
en el pronunciamiento de una resolución o en otra actuación determinada. Tiene lugar, por
ejemplo, cuando el juez se niega reiteradamente a dar audiencia a un abogado; cuando el juez no
concurre nunca; cuando se suspende un comparendo por retraso del juez; cuando el juez trata
mal al abogado delante de su cliente, etc.
A su vez, el art. 547 del COT señala que las CA tendrán diariamente una audiencia pública
para oír las quejas verbales que alguien quiera interponer contra los subalternos dependientes
de ellas. Si bien la ley señala que se trata de una queja verbal, en la práctica requiere presentarse
por escrito. Así, las quejas disciplinarias son reclamaciones verbales o escritas que se formulan

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en contra de funcionarios judiciales (jueces o funcionarios auxiliares de la administración de


justicia), en razón de las faltas o abusos que éstos cometen en el ejercicio de sus funciones,
siempre y cuando esa falta o abuso no se manifieste en la dictación de una resolución judicial.

b. OBJETO.
Lo que se persigue es única y exclusivamente la aplicación de una medida disciplinaria;
pues la queja disciplinaria no es un recurso, no tiene por objeto que se enmiende o invalide una
resolución judicial.
La queja disciplinaria se entiende que se aplica respecto de faltas o abusos que no sean
delitos, pues en dicho caso, hay que denunciar el hecho o querellarse.

c. CAUSALES.
El art. 544 del COT contiene una enumeración ejemplar de situaciones que hacen
procedente la queja. Esta norma se complementa con el art. 536 del mismo Código.
Art. 544. Las facultades disciplinarias que corresponden a la CS o a las CA, deberán especialmente ejercitarse
respecto de los funcionarios del orden judicial que se encuentren en los casos que siguen:
1. Cuando faltaren de palabra, por escrito o de obra a sus superiores en el orden jerárquico;
2. Cuando faltaren gravemente a las consideraciones debidas a otros funcionarios o empleados o a cualquiera
persona que solicite el ejercicio de su autoridad o asista por cualquier otro motivo a los estrados;
3. Cuando se ausentaren sin licencia del lugar de sus funciones, o no concurrieren a ellas en las horas señaladas, o
cuando en cualquier forma fueren negligentes en el cumplimiento de sus deberes;
4. Cuando por irregularidad de su conducta moral o por vicios que les hicieren desmerecer en el concepto público
comprometieren el decoro de su ministerio;
5. Cuando por gastos superiores a su fortuna, contrajeren deudas que dieren lugar a que se entablen contra ellos
demandas ejecutivas;
6. Cuando recomendaren a jueces o tribunales negocios pendientes en juicios contradictorios o causas criminales;
7. Cuando los nombramientos que dependieren de los jueces de letras para cargos de síndicos, depositarios, peritos u
otros análogos, recayeren generalmente sobre las mismas personas o pareciere manifiestamente que no se consulta
en ellos el interés de las partes y la recta administración de justicia, y
8. Cuando infringieren las prohibiciones que les impongan las leyes.

Art. 536. En virtud de la atribución de que habla el artículo anterior, las CA oirán y despacharán sumariamente y sin
forma de juicio las quejas que las partes agraviadas interpusieren contra los jueces de letras por cualesquiera falta y
abusos que cometieren en el ejercicio de sus funciones; y dictarán, con previa audiencia del juez respectivo, las
medidas convenientes para poner pronto remedio al mal que motiva la queja.

d. FUNCIONARIOS SUSCEPTIBLES DE QUEJA.


i. J u e c e s d e l e t r a s . El art. 536 del COT dispone que en virtud de la atribución de que
habla el artículo anterior (las CA deben ejercer la jurisdicción disciplinaria y mantener la
disciplina judicial en todo el territorio de su respectiva jurisdicción, velando
inmediatamente por la conducta ministerial de sus miembros y la de los jueces
subalternos), las CA oirán y despacharán sumariamente y sin forma de juicio las quejas
que las partes agraviadas interpusieren contra los jueces de letras por cualesquiera falta
y abusos que cometieren en el ejercicio de sus funciones (siempre que no se cometa en la

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dictación de una sentencia); y dictarán, con previa audiencia del juez respectivo, las
medidas convenientes para poner pronto remedio al mal que motiva la queja.
ii. M i n i s t ro s d e C A . De acuerdo al art. 535 inc. final del COT, es aplicable lo dispuesto en
el art. 537 (medidas disciplinarias) a las faltas o abusos que los ministros de las CA
cometan en el ejercicio de sus funciones. Ahora, quien conoce de estas faltas o abusos es
la CS, pues de acuerdo al art. 540 COT, corresponde a la CS, en virtud del art. 82 de la
CPR, ejercer la jurisdicción correccional, disciplinaria y económica sobre todos los
tribunales de la Nación. Agrega el inc. II que puede amonestar a las CA o censurar su
conducta, cuando alguno de estos tribunales ejerciere de un modo abusivo las facultades
discrecionales que la ley les confiere, o cuando faltare a cualquiera de los deberes
anexos a su ministerio; sin perjuicio de formar el correspondiente proceso al tribunal o
ministros delincuentes, si la naturaleza del caso así lo exigiere.
iii. M i n i s t ro s d e l a C S . Según el art. 541 inc. I del COT, la CS tiene respecto de sus
miembros (ministros) y de su fiscal judicial las facultades que corresponden a las CA por
los arts. 535 (mantener la disciplina judicial en todo el territorio de su respectiva
jurisdicción, velando inmediatamente la conducta ministerial de sus miembros y la de los
jueces subalternos) y 539, inc. I (vigilar la conducta funcionaria de los Fiscales judiciales
y corregirlos disciplinariamente).
iv. A u x i l i a r e s d e l a a d m i n i s t r a c i ó n d e j u st i c i a . La conducta ministerial de los
relatores, secretarios, notarios, conservadores, archiveros, procuradores, receptores y
empleados de secretaría está bajo la vigilancia de las CA, quienes pueden imponer a
dichos funcionarios, procediendo de plano, las penas correccionales que se verán a
continuación.
v. A b o ga d o s l i t i ga n t e s . Las faltas en que incurran los abogados, serán castigas por el
tribunal ante quien litigan. Además, los jueces pueden reprimir y castigar las faltas de
respeto que se cometan en los escritos que ante ella se presenten.

e. MEDIDAS DISCIPLINARIAS.
Estas medidas están contempladas en los arts. 530 y 542 del COT.
Art. 530. Los jueces de letras están autorizados para reprimir o castigar los abusos que se cometieren dentro de la
sala de su despacho y mientras ejercen sus funciones de tales, con alguno de los medios siguientes:
1. Amonestación verbal e inmediata;
2. Multa que no exceda de cuatro unidades tributarias mensuales, y
3. Arresto que no exceda de cuatro días.
Deberán emplear estos medios en el orden expresado y sólo podrán hacer uso del último en caso de ineficacia o
insuficiencia de los primeros.

Art. 542. Para la represión y castigo de las faltas que se cometieren ante la CS y ante las CA, mientras ejercen sus
funciones, estos tribunales podrán emplear alguno de los medios siguientes:
1. Amonestación privada;
2. Censura por escrito;
3. Multa de 1 a 15 días de sueldo o multa no inferior a dos ni superior a diez unidades tributarias mensuales, y
4. Arresto que no exceda de ocho días.
Este arresto será siempre conmutable en multa, en proporción de media unidad tributaria mensual por cada día.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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Estos tribunales tendrán, también, las facultades que el artículo 531 otorga a los jueces de letras, para la represión o
castigo de las faltas de respeto que se cometieren en los escritos que se les presentaren.

f. TRAMITACIÓN.
Esta queja, además de las normas que consagra el COT, se rige por el autoacordado de la
CS para la Tramitación de los Recursos de Queja del año 1972.

i. In t e r p o s i c i ó n . Hay que recordar que la queja puede ser verbal o escrita. Cuando la
interposición sea verbal, de acuerdo al art. 547 del COT, las CA tendrán diariamente una
audiencia pública para oír las quejas verbales que alguien quiera interponer contra los
subalternos dependientes de ellas; y ccuando la queja sea escrita, el N° 15 del
autoacordado regula el contenido de ésta, cual es: indicar el o los miembros del tribunal o
funcionarios recurridos; expresar con la mayor precisión los hechos a que se refieren la
conducta ministerial de aquéllos o actuación funcionaria de éstos. Una vez ingresada la
queja al tribunal respectivo (si es escrita), el Secretario debe dejar constancia de esto y
debe ingresarla al Libro respectivo.
ii. P l a z o d e i n t e r p o s i c i ó n . El plazo de interposición es de 60 días contados desde que
ocurrieron los hechos que la motivaron, transcurrido el cual, no se le dará curso; sin
perjuicio de la facultad del tribunal de proceder de oficio (Nº 15 del autoacordado).
iii. C o n t r ol d e f o n d o p r e v i o . El N° 19 del autoacordado atribuye al Presidente de la
Corte la posibilidad de declarar inadmisible de plano la queja que no aparece revestida de
fundamento plausible, en resolución fundada, sin necesidad de pedir informe. Si esto
ocurre, se debe dar cuenta a la sala tramitadora de esta circunstancia, y la sala tramitadora
puede desestimarla de plano, o solicitar un informe al funcionario recurrido. El
funcionario tiene un plazo de ocho días para informar, y con o sin el informe, el Tribunal
Pleno deberá decidir.
iv. F a l l o . Si el pleno estima que ha lugar a la queja, el N° 16 del autoacordado establece el
contenido del fallo, según el cual, los fallos que acojan las referidas quejas deben
contener: los fundamentos demostrativos de las faltas, abusos, incorrecciones o
actuaciones indebidas; la sanción disciplinaria, si se estima procedente; y las medidas
necesarias para remediar el mal causado.
v. R e c u rs o s . De acuerdo a la primera parte del art. 551 inc. I del COT, las resoluciones que
pronuncien los tribunales unipersonales y colegiados en el ejercicio de sus facultades
disciplinarias, sólo serán susceptibles de recurso de apelación (salvo el recurso de
queja). Agrega el inc. II que conocerá de la apelación el tribunal a quien corresponda el
conocimiento del recurso de casación contra las sentencias del tribunal que haya
pronunciado la resolución recurrida; y el inc. III dispone que el tribunal superior
resolverá la apelación de plano, sin otra formalidad que esperar la comparecencia del
recurrente y si se trata de un tribunal colegiado, en cuenta, salvo que estime conveniente
traer los autos en relación.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
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XII. L A NULIDAD PR OCESAL .

1. LA NULIDAD PROCESAL COMO SANCIÓN DE LOS ACTOS PROCESALES IRREGULARES.


Se ha dicho que el juicio consta de diversos actos procesales desarrollados en un orden
armónico y preestablecido en la ley, y que acto procesal es aquella declaración de voluntad de las
partes, de los agentes de la justicia o de un tercero ligado al proceso, que produce efectos
jurídicos en el proceso.
Pues bien, el elemento más simple del juicio es el acto procesal aislado (por ejemplo, la
notificación de la demanda, la declaración de un testigo, la sentencia, etc.), pero estos actos
procesales no se llevan a efecto de conformidad al mero capricho de las partes o del juez, por el
contrario, su ejecución se ajusta a claros requisitos o condiciones de orden legal, los que a veces
son generales para toda clase de actos procesales (requisitos de existencia y validez), y otras
veces especiales para una determinada clase de ellos (los requisitos de las actuaciones
judiciales).
El acto jurídico procesal que se ajusta a todos sus requisitos contemplados por el
ordenamiento jurídico es eficaz y, por ende, producirá las consecuencias jurídicas pretendidas en
su realización. Por el contrario, el acto jurídico procesal que no cumple con los requisitos es
ineficaz o inoperante y, por tanto, no generará sus efectos propios o dejará de producirlos ¿Qué
sanción tienen estos actos procesales ejecutados con omisión de sus requisitos? Algunos autores
dicen que es posible apreciar diferentes sanciones de ineficacia procesal, a saber:
v. La i n e x i st e n c i a p r o c e s a l . Esta sanción opera por la omisión de los requisitos de
existencia del acto, por ejemplo, la falta de jurisdicción del órgano. Como es inexistencia,
no debe ser declarada sino que sólo constatada; tampoco se puede sanear o validar; y la
vía normal para atacar y corregir esta ineficacia, son los recursos procesales y,
excepcionalmente, debe lograrse a través del ejercicio de una excepción.
vi. La n u l i d a d p r o c e s a l . La nulidad procesal es una sanción de ineficacia en virtud de la
cual se priva a un acto o actuación del proceso, o incluso a todo el proceso (en ciertos
casos), de los efectos normales establecidos en la ley, en los casos en que en su
verificación no se han observado los requisitos de validez del acto. O dicho de otro modo,
la nulidad procesal constituye una sanción de ineficacia respecto de actos procesales que
se han ejecutado con omisión de las formalidades que establece la ley.
vii. La p r e c l u s i ó n . El profesor FORTTES señala que la preclusión es la sanción legal de
ineficacia que consiste en la pérdida o extinción del derecho en los casos en que no se ha
ejercido éste oportunamente.
viii. La i n o p o n i bi l i d a d pr o c e s a l . Consiste en la ineficacia de una sentencia respecto de
personas no vinculadas con la relación procesal. La inoponibilidad está muy vinculada con
los efectos de las sentencias, pues éstos sólo afectan a las personas que hayan litigado en el
proceso; y se puede hacer valer como acción o excepción, aunque lo lógico y natural es
como excepción, pues el tercero que desea defenderse y rechazar los efectos de un acto que
se le pretende imponer tiene el camino de la excepción procesal.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

2. FUNDAMENTOS DE LA NULIDAD PROCESAL.


El fundamento de la nulidad procesal, es proteger el ordenamiento jurídico, la regularidad
de los actos y, por ende, la seguridad jurídica. Desde el punto de vista constitucional protegería a
la garantía del debido proceso.
En cuanto a sus fundamentos legales, en nuestro CPC el tema de la nulidad procesal no
está regulado de manera orgánica (como sí ocurre en materia civil y procesal penal), pero no se
puede desconocer que esta sanción fluye, de manera natural, de diversos preceptos contenidos en
el CPC, a saber:
i. El art. 61 inc. final del CPC, a propósito de las actuaciones judiciales, señala que la
autorización del funcionario a quien corresponda dar fe o certificado del acto es esencial
para la validez de la actuación.
ii. El art. 55 inc. II del CPC, a propósito de la notificación ficta, dispone que la parte que
solicitó la nulidad de una notificación, por el solo ministerio de la ley, se tendrá por
notificada de la resolución cuya notificación fue declarada nula, desde que se le
notifique la sentencia que declara tal nulidad.
iii. El art. 768 N° 9 del CPC, a propósito del recurso de casación en la forma por haberse
faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o a cualquier otro
requisito por cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad.
iv. El art. 79 inc. I del CPC, el cual dispone que podrá un litigante pedir la rescisión (nulidad)
de lo que se haya obrado en el juicio en rebeldía suya, ofreciendo probar que ha estado
impedido por fuerza mayor.
v. El art. 80 del CPC, el cual alude a la nulidad de todo el juicio, por falta de emplazamiento
vi. El art. 84 del CPC, a propósito de los vicios que anulan el proceso.
vii. El art. 83 del CPC, el cual, como se verá, recoge los principios o características de la
nulidad procesal.
viii. Y algunos señalan que el art. 10 del CC (los actos que prohíbe la ley son nulos y de
ningún valor; salvo en cuanto designe expresamente otro efecto que el de nulidad para el
caso de contravención) y 1681 inc. I del CC (es nulo todo acto o contrato a que falta
alguno de los requisitos que la ley prescribe para el valor del mismo acto o contrato,
según su especie y la calidad o estado de las partes), son extensivos a la nulidad
procesal.

3. CARACTERÍSTICAS Y PRINCIPIOS QUE RIGEN LA NULIDAD PROCESAL.


i. D e b e s e r a l e g a d a d e n t r o d e l p r o c e s o o i n l i m i n e l i t i s . La nulidad debe ser
reclamada dentro del juicio en que se verifica el acto viciado, hasta antes de que éste
termine por sentencia firme o ejecutoriada. Por lo tanto, no se podría iniciar un nuevo
juicio con el objeto de declarar la nulidad de un proceso que ya terminó, lo cual si se
permite en derecho civil.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

Algunos dicen que las excepciones a este principio, lo constituyen el recurso de revisión
(el cual procede en contra de sentencias firmes o ejecutoriadas); y el art. 80 del CPC,
porque señala que el demandado puede pedir la nulidad de todo lo obrado dentro de los
cinco días siguientes a que tuvo conocimiento del juicio.
ii. Sólo puede alegarla la p a r t e i n o c e n t e (directa o indirecta) y en ciertos casos la puede
declarar e l j u e z d e o f i c i o . Aquí rige el principio nemo auditur según el cual, no será
oído quien pretenda alegar su propia torpeza. Al respecto el art. 83 inc. II en su segunda
parte señala que la parte que ha originado el vicio o concurrido a su materialización o
que ha convalidado tácita o expresamente el acto nulo, no podrá demandar la nulidad.
iii. D e b e s e r d e c l a r a d a . Como toda nulidad, la nulidad procesal debe ser declarada por el
tribunal, y mientras no lo sea, el acto viciado producirá todos sus efectos 8se habla de
anulabilidad). Al respecto el art. 83 inc. I en su primera parte dice que la nulidad procesal
podrá ser declarada, de oficio o a petición de parte, en los casos….
iv. P u e d e t e n e r e f e c t o s e x t e n s i v o s o re f l e j o s . Como se sabe, el procedimiento
constituye un conjunto de actos ligados entre sí, por ende, si se afecta la eficacia un acto
antecedente, se afectará la eficacia de los actos que siguen, a pesar de que éstos sean
válidos. Pero no siempre la nulidad produce este efecto extensivo, pues solamente lo
produce respecto de aquello actos que estén íntimamente ligados con los actos nulos; es
por ello el legislador establece una advertencia en el art. 83 inc. final al decir que la
declaración de nulidad de un acto no importa la nulidad de todo lo obrado. El tribunal,
al declarar la nulidad, deberá establecer precisamente cuáles actos quedan nulos en
razón de su conexión con el acto anulado. Esto se relaciona con el recurso de casación en
la forma, pues cuando se acoge esta casación y hay reenvío, el tribunal debe determinar
en qué estado queda el proceso.
v. P ri n c i p i o d e e s p e c i fi c i d a d o t i p i c i d a d . El postulado de este principio es que
solamente procede la nulidad procesal en los casos en que la ley la establece como tal; no
existe nulidad sin texto expreso. En efecto, e art. 83 inc. I del CPC dice que la nulidad
procesal podrá ser declarada, de oficio o a petición de parte, en los casos que “la ley
expresamente lo disponga” y en todos aquellos en que exista un vicio que irrogue a
alguna de las partes un perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad.
Manifestación de esta principio, son las causales por las cuales procede la casación en la
forma y las causales específicas de la nulidad procesal por falta de emplazamiento.
Sin embargo, hay casos en que la nulidad procede cuando no hay texto expreso, y ello
tiene lugar en todos aquellos casos en que exista un vicio que ocasione a la parte un
perjuicio que sólo la declaración de nulidad pueda remediar. Es por ello que el profesor
ALFARO señala que el principio de la especificidad es relativo, no rige a ultranza.
vi. P ri n c i p i o d e t ra s c e n d e n c i a . Este principio se traduce en el aforismo de que no hay
nulidad sin perjuicio; de tal manera que si el daño puede ser subsanado por otro medio, o
no es tal la gravedad, la nulidad debe ser rechazada. Un ejemplo de este principio se da en
la casación en la forma, pues de acuerdo al art. 768 inc. III, el tribunal podrá desestimar
el recurso de casación en la forma, si de los antecedentes aparece de manifiesto que el
recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable sólo con la invalidación del fallo o
cuando el vicio no ha influido en lo dispositivo del mismo.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

vii. N o c a b e l a r e n u n c i a a n t i c i p a d a . Los medios para alegar la nulidad, no pueden ser


renunciados anticipadamente. Esto no tiene una consagración legal expresa, pero su
fundamento está en la protección del debido proceso.
viii. P ri n c i p i o d e c o n v a l i d a c i ó n . Este principio se traduce en que la nulidad procesal
puede ser saneada, subsanada, revalidada. En teoría existen tres formas de saneamiento, a
saber:
- La c o n v a l i d a c i ó n 476. La convalidación dice relación con la no actuación del
interesado para impetrar la nulidad. Esto tiene reconocimiento expreso en el art. 83
inc. II, el cual señala que la parte que ha convalidado tácita o expresamente el acto
nulo, no podrá demandar la nulidad. La convalidación expresa se presenta toda vez
que el que puede alegar nulidad, a sabiendas del vicio, manifiesta que prescinde de
declarar la nulidad (por ejemplo, no se notificó debidamente la demanda, y el
“notificado” señala que, a pesar del vicio, contestará la demanda). La convalidación
tácita, en cambio, se presenta toda vez que la parte interesada no reclama
oportunamente la nulidad, es decir, deja transcurrir el plazo para reclamarla, lo que
debe interpretarse como una aquiescencia tácita.
- R e c t i f i c a c i ó n . Tiene lugar cuando el sujeto que ha ocasionado el vicio o concurrido
a su realización, repite el acto de forma correcta o enmienda lo que corresponde. Por
ejemplo, se presenta una demanda sin cumplir con los requisitos legales, pero después
se rectifica.
- R a t i f i c a c i ó n . Tiene lugar cuando se subsana el acto viciado mediante la aprobación
del representado, respecto a lo que un tercero actuó a su nombre sin un poder
suficiente. Por ejemplo, en la agencia oficiosa judicial, el agente debe ofrecer garantía
de que el interesado aprobará lo que haya obrado en su nombre, en un plazo que fijará
el tribunal; esta garantía recibe el nombre de “fianza de rato” (fianza de ratificación),
en razón de que generalmente reviste la forma de una fianza (caución personal), y su
objeto es asegurar que el interesado ratificará lo que se está obrando en su propio y
personal beneficio.

4. EFECTOS DE LA NULIDAD PROCESAL.


Esto se relaciona con el principio de que la nulidad procesal puede tener efectos
extensivos o reflejos. En efecto, la nulidad de un acto no importa la nulidad de todo lo obrado,
por ello, al declarar la nulidad se debe determinar qué actos quedan consecuencialmente nulos,
en base a la conexión con el acto anulado. En relación a esto, el profesor ALFARO dice que se
puede hablar de distintos tipos de vicios y de nulidad, a saber:
i. Hay vicios que anulan todo el proceso, que son aquellos que inciden en la relación
procesal (por ejemplo, la falta de emplazamiento), o con los presupuestos procesales (por
ejemplo, la incompetencia absoluta, la incapacidad del demandante).

476
El profesor ALFARO habla de convalidación definitiva, la cual está constituida por la cosa juzgada; y de
convalidación anticipada, la cual se da durante el juicio, y puede ser expresa o tácita.

703
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
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ii. Hay vicios que anulan el acto concreto, y todos los demás actos que están íntimamente
relacionados con él. Por ejemplo, se anula la notificación de la resolución que recibió la
causa a prueba y, por tanto, tampoco es válida la prueba que ha podido rendirse con
posterioridad.
iii. Y hay vicios que sólo anulan la actuación judicial concreta. Por ejemplo, se anulará la
prueba testimonial o la prueba confesional, si el testigo o absolvente no juró.

5. MEDIOS O RECURSOS PARA LA DECLARACIÓN DE NULIDAD PROCESAL.


La ley se encarga de establecer los medios por los cuales se pueden invalidar los actos
procesales. Hay que tener presente que estos medios sólo se pueden hacer valer dentro del
proceso (in limine litis), es decir, antes de que se dicte una sentencia firme o ejecutoriada; y
dentro de las oportunidades que establece la ley.
¿Cuáles son estos medios legales? La doctrina los clasifica en medios directos e
indirectos.
i. Los m e d i o s d i r e c t o s son aquellos que atacan derechamente el acto procesal que se
pretende invalidar; ellos son: la declaración de nulidad de oficio, el incidente ordinario de
nulidad, los incidentes especiales de nulidad, y el recurso de casación en la forma;
algunos también agregan las excepciones dilatorias (ya que tienen por objeto corregir un
vicio del procedimiento), y a la excepción contemplada en el art. 464 Nº 7, a propósito
del juicio ejecutivo, la cual dice relación con la falta de alguno de los requisitos o
condiciones establecidos por las leyes para que el título tenga fuerza ejecutiva, sea
absolutamente, sea con relación al demandado.
ii. Los m e d i o s i n d i r e c t o s son aquellos en que la nulidad del acto procesal se produce
como consecuencia de otra declaración; ellos son: la reposición, la apelación, la casación
en el fondo (la cual tiene por objeto que se enmiende una infracción de ley, y
consecuencialmente se produce la invalidación de la sentencia), el recurso de revisión, el
recurso de queja.

Por lo tanto, jamás procede como medio para reclamar la nulidad procesal, la acción de
ordinaria de nulidad de Derecho civil, por la sencilla razón de que la nulidad procesal debe ser
reclamada in limine litis.
A continuación se analizarán los medios directos para reclamar la nulidad procesal,
concretamente, el incidente ordinario y especial de nulidad, la declaración de nulidad de oficio y
se hará una breve referencia al recurso de casación en la forma.

a. EL INCIDENTE ORDINARIO DE NULIDAD.


El incidente ordinario de nulidad es aquella cuestión accesoria en virtud del cual la parte
afectada con un acto viciado que le produce un perjuicio o agravio, solicita al tribunal que
declare nulo el acto en razón de la omisión de un requisito de validez, y según sea el caso,
declare la nulidad de los actos relacionados con él. Este incidente de nulidad se encuentra
regulado en el art. 83 del CPC, el cual establece cada uno de los pasos que hay que seguir para
que tenga este incidente de nulidad:

704
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
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i. C a s o s e n l o s q u e p ro c e d e . Conforme al art. 83 inc. I del CPC, la nulidad procesal


podrá ser declarada, de oficio o a petición de parte, en los casos que la ley
expresamente lo disponga (principio de especificidad) y en todos aquellos en que exista
un vicio que irrogue a alguna de las partes un perjuicio reparable sólo con la
declaración de nulidad (principio de trascendencia).
ii. O p o r t u n i d a d p a ra s o l i c i t a r l a . Hay que recordar que la nulidad sólo puede
reclamarse dentro del proceso (hasta que se dicte una sentencia firme o ejecutoriada),
pero una vez que el vicio llegue a conocimiento de la parte inocente, ésta deberá impetrar
la nulidad en un plazo de cinco. En efecto, el art. 83 inc. II en su primera parte señala que
la nulidad sólo podrá impetrarse dentro de cinco días, contados desde que aparezca o se
acredite que quien deba reclamar de la nulidad tuvo conocimiento del vicio, a menos que
se trate de la incompetencia absoluta del tribunal (la cual puede ser promovida en
cualquier estado del juicio)477.
iii. Le gi t i m a d o a c t i v o . Quien puede promover el incidente de nulidad es la parte
agraviada, pero no cualquiera, pues de acuerdo a la segunda parte del art. 83 inc. II, la
parte que ha originado el vicio o concurrido a su materialización (es decir, ha cooperado
ha sido cómplice en su materialización) o que ha convalidado tácita o expresamente el
acto nulo, no podrá demandar la nulidad.
iv. T r i b u n a l c o mp e t e n t e . El tribunal competente para conocer del incidente de nulidad,
es aquél que está conociendo de la cuestión principal; pues así se desprende de la regla
general de la competencia de la extensión.
v. T r a mi t a c i ó n . Como el art. 83 está ubicado en el Título IX “De los incidentes”, al
incidente de nulidad se le dará la tramitación incidental ordinaria, es decir, se le da
traslado a la contraria, después se recibe el incidente a prueba y se falla.
vi. E f e c t o s d e l f a l l o . La sentencia que se pronuncia sobre un incidente ordinario de
nulidad procesal, es una sentencia interlocutora de primera clase, pues, se pronuncia
sobre un incidentes estableciendo derechos permanente para las partes. Ahora bien, para
analizar los efectos que produce esta sentencia hay que distinguir:
- Si acoge el incidente de nulidad, el tribunal deberá anular el acto y determinar si esa
nulidad produce efectos extensivos o no. En efecto, el art. 83 inc. III del CPC dispone
que la declaración de nulidad de un acto no importa la nulidad de todo lo obrado. El
tribunal, al declarar la nulidad, deberá establecer precisamente cuáles actos quedan
nulos en razón de su conexión con el acto anulado.

477
Algunos también señalan como excepción, la declaración de una implicancia. En efecto, el art. 114 del CPC,
señala que la declaración de implicancia o de recusación cuando haya de fundarse en causa legal, deberá pedirse
antes de toda gestión que ataña al fondo del negocio, o antes de que comience a actuar la persona contra quien se
dirige, siempre que la causa alegada exista ya y sea conocida de la parte; agrega el inc. II que si la causa es
posterior o no ha llegado a conocimiento de la parte, deberá proponerla tan pronto como tenga noticia de ella. No
justificándose esta última circunstancia, será desechada la solicitud, “a menos que se trate de una implicancia”. En
este caso, podrá el tribunal imponer a la parte que maliciosamente haya retardado el reclamo de la implicancia
una multa que no exceda de un sueldo vital.

705
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
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- Si rechaza el incidente de nulidad, el tribunal está confirmando la validez del acto. En


todo caso, la parte podría posteriormente deducir un recurso de casación en la forma,
puesto que este incidente de nulidad constituye una de las formas para preparar el
recurso.

b. INCIDENTES ESPECIALES DE NULIDAD.


Los incidentes especiales de nulidad, dicen relación con cuestiones accesorias
particulares que producen la nulidad procesal, cuales son:
i. El incidente que se origina al solicitar la nulidad de una notificación. En efecto, el art. 55
inc. II del CPC señala que la parte que solicitó la nulidad de una notificación, por el solo
ministerio de la ley, se tendrá por notificada de la resolución cuya notificación fue
declarada nula, desde que se le notifique la sentencia que declara tal nulidad. En caso
que la nulidad de la notificación haya sido declarada por un tribunal superior, esta
notificación se tendrá por efectuada al notificársele el "cúmplase" de dicha resolución
(por parte del tribunal inferior que dictó la resolución); esto último supone que se
presentó un recurso de apelación o de casación.

ii. Incidente de nulidad de todo lo obrado, por imposibilidad de actuar por fuerza mayor. De
acuerdo al art. 79 del CPC, podrá un litigante (demandante o demandado) pedir la
rescisión de lo que se haya obrado en el juicio en rebeldía suya, ofreciendo probar que
ha estado impedido por fuerza mayor (imprevisto al cual es imposible resistir); agrega el
inc. II que este derecho sólo podrá reclamarse dentro de tres días, contados desde que
cesó el impedimento y pudo hacerse valer (la nulidad) ante el tribunal que conoce del
negocio. Este incidente descansa en el aforismo de que al impedido no le corre plazo. Por
ejemplo, se notifica la demanda al demandado, quien se halla gravemente enfermo y no
puede, naturalmente, contestarla en el término legal, y a pesar de ello se le acusa la
correspondiente rebeldía; por ende, podría, posteriormente, solicitar la nulidad de lo
obrado en su rebeldía acreditando el hecho de la enfermedad.

iii. Incidente de nulidad de lo obrado por falta de emplazamiento. De acuerdo al art. 80 del
CPC, si al litigante rebelde no se le ha hecho saber en persona ninguna de las
providencias libradas en el juicio, podrá pedir la rescisión de lo obrado, ofreciendo
acreditar que, por un hecho que no le sea imputable, han dejado de llegar a sus manos
las copias a que se refieren los arts. 40 y 44, o que ellas no son exactas en su parte
substancial. Aquí no hay un debido emplazamiento legal y, por tanto, no se constituyó la
relación jurídica procesal; es por ello que algunos hablan aquí de “proceso aparente”.
Ahora bien, para que este incidente pueda tener lugar se requiere:
- El litigante, ya sea el demandante o el demandado, tiene que estar en rebeldía.
- No se le tiene que haber notificado ninguna de las resoluciones dictas en el juicio.
- Que pruebe que por un hecho que no le sea imputable, han dejado de llegar a sus
manos las copias que dicen relación con la notificación personal (la copia de la
resolución y del escrito en que ella recae) y con la notificación personal subsidiaria (la
copia de la resolución y del escrito en que ella recae entregada a una persona adulta; o
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
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la cédula dejada en la puerta), o que ellas no son exactas en su parte sustancial (por
ejemplo, el Receptor falsea la notificación).
- El art. 80 inc. II establece que este derecho no podrá reclamarse sino dentro de cinco
días, contados desde que aparezca o se acredite que el litigante tuvo conocimiento
personal del juicio
Este incidente tiene una especial particularidad, ya que constituye una de las excepciones
al efecto del desasimiento del tribunal; pues de acuerdo al art. 182 del CPC, notificada una
sentencia definitiva o interlocutoria o alguna de las partes, no podrá el tribunal que la
dictó alterarla o modificarla en manera alguna….; y agrega el inc. II que lo dispuesto en
este artículo no obsta para que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el art. 80.
Y por otro lado, hace excepción a la regla general de que los incidentes se pueden
promover en primera instancia hasta la citación para oír sentencia, y en segunda instancia
hasta la vista de la causa; pues el incidente de nulidad por falta de emplazamiento se
puede hacer valer durante todo el curso del procedimiento e, incluso, en el procedimiento
incidental de cumplimiento de una sentencia, conforme al art. 234 inc. final CPC, el cual
dispone que lo dispuesto en este artículo (la oposición a la ejecución incidental, sólo
puede oponerse durante la citación de la persona en contra de quien se pide) es sin
perjuicio de lo prevenido en el art. 80.
Por último, de acuerdo al art. 81 del CPC, los incidentes a que den lugar las disposiciones
contenidas en los dos artículos anteriores, no suspenderán el curso de la causa principal
y se substanciarán en cuaderno separado.

c. LA DECLARACIÓN DE NULIDAD DE OFICIO.


La declaración de nulidad de oficio, es aquella declaración de nulidad que hace el juez de
propia iniciativa, cuando estima que la relación procesal está viciada. Su fundamento legal está
en el inc. I del art. 83, el cual dispone que la nulidad procesal podrá ser declarada, “de oficio”
o a petición de parte…. Esta declaración de nulidad la puede hacer el tribunal durante todo el
curso del juicio, pero constreñido por cuatro grandes limitaciones, a saber:
i. En primer lugar, el profesor ALFARO señala que el juez sólo puede anular aquellos actos
procesales esenciales, es decir, aquellos que dicen relación con los presupuestos
procesales (por ejemplo, la incompetencia absoluta; la falta de emplazamiento; la
incapacidad procesal de las partes litigantes); no así, los actos procesales establecidos a
favor particular de las partes, esto es, aquellos cuya ejecución viciada no altera el
desarrollo del proceso.
Por lo tanto, no por el hecho de que un acto esté viciado, el juez automáticamente lo
anulará, pues hay que tener presente las facultades correctivas del juez. En efecto, de
acuerdo al art. 84 inc. final del CPC, el juez podrá corregir de oficio los errores que
observe en la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a
evitar la nulidad de los actos de procedimiento.
ii. Siempre que no se haya notificado la sentencia a alguna de las partes. Esta limitación es
una consecuencia del principio del desasimiento, o sea, que pronunciada una sentencia
definitiva o interlocutoria y notificada a alguna de las partes, no podrá el tribunal que la

707
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA

dictó alterarla o modificarla (de oficio) en manera alguna.


iii. Siempre que no hubiere vencido la oportunidad que las mismas partes litigantes tenían
para reclamar de dicha nulidad procesal. Si las partes afectadas no han reclamado del
vicio, se produce una verdadera convalidación tácita de la nulidad y, por consiguiente, el
acto irregular queda saneado.
iv. El vicio debe constar en el proceso, pues el juez debe fallar conforme al mérito de los
autos. Por lo tanto, no puede anular un acto por un vicio que él conoce en forma personal.

d. EL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA.


El recurso de casación en la forma es un medio directo para impetrar la nulidad, pues las
causales o motivos que lo justifican están específicamente enumerados en el art. 768 del CPC
(principio de especificidad); los efectos de la casación en la forma, en caso de ser acogido el
recurso, son los generales de toda nulidad procesal, pues desaparece la sentencia recurrida y
todas las actuaciones judiciales anteriores a ella cumplidas irregularmente, según sea el vicio o
defecto en que se funde (principio de extensión); y, además, la casación en la forma también
puede ser decretada de oficio por el tribunal.
De lo expuesto, se desprende que la casación en la forma es una especie de nulidad
procesal (relación género- especie); ya que la casación sólo persigue invalidar sentencias y actos
de procedimiento, en cambio, la nulidad procesal ataca a cualquier acto procesal.

6. LA ACCIÓN ORDINARIA DE NULIDAD EN EL PROCESO CIVIL.


Hay ocasiones en que, durante la tramitación de un proceso, se verifican actos jurídicos
de naturaleza civil o sustantivos, por ejemplo, una transacción, una compraventa celebrada por el
ministerio de la justicia (venta en pública subasta). Estos actos deben cumplir con los requisitos
de validez y de existencia que le son propios, y con los requisitos procedimentales, para ser
eficaces, pero ¿qué sucede si no cumplen con los requisitos sustantivos? Por ejemplo, una venta
en pública subasta celebrada sin escritura pública.
La jurisprudencia ha dicho que en esos casos no se puede impetrar la nulidad procesal,
porque el acto cumple con los requisitos procesales, no obstante, tiene un vicio de fondo y ese
vicio de fondo se puede atacar por medio de una acción ordinaria de nulidad, a pesar de haberse
verificado en un proceso judicial. Y si por el contrario, el acto es perfecto desde el punto de vista
sustantivo y, sin embargo, no cumplió con las formalidades procesales (por ejemplo, no hubo
publicación o tasación); en dicho caso, se debe alegar la nulidad procesal, la cual se sabe que se
hace valer por los medios o recursos que la ley procesal franquea y siempre que el juicio se halle
pendiente.

7. PARALELO ENTRE LA NULIDAD CIVIL Y LA NULIDAD PROCESAL.


a. SEMEJANZAS.
i. Ambas son sanciones de ineficacia, y requieren ser declaradas por el juez.
ii. Ambas operan a solicitud de parte, y ambas pueden ser decretadas de oficio.
708
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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iii. Tanto en la nulidad civil como en la procesal rige el principio de nemo auditor.

b. DIFERENCIAS.
i. En cuanto a su r e gu l a c i ó n , la nulidad civil se encuentra regulada orgánicamente en el
Título XX (“De la nulidad y la rescisión”) del Libro IV (“De las obligaciones en general y
de los contratos”) del CC; la nulidad procesal en cambio, no tiene regulación orgánica,
pues se ajusta a las disposiciones dispersas contenidas en el CPC (a diferencia de la
nulidad en materia procesal penal).
ii. En cuanto a la f o r m a d e a l e ga r l a , la nulidad civil se hace valer mediante la acción
ordinaria de nulidad, la cual da origen a un juicio declarativo; la nulidad procesal, en
cambio, debe impetrarse por los medios y recursos que la misma ley procesal señala, y
dentro del proceso.
iii. En cuanto a su c l a s i fi c a c i ó n , la nulidad civil admite ser clasificada en absoluta y
relativa; la nulidad procesal, en cambio, no permite clasificación ni gradación alguna.
iv. En cuanto al s a n e a mi e n t o , la nulidad civil puede sanearse por el transcurso del tiempo,
y la nulidad relativa además por la ratificación: en cambio, la nulidad procesal se puede
sanear por la convalidación expresa o táctica, por la rectificación, y por la ratificación.
v. En cuanto a las causales que las hacen procedente, la nulidad absoluta procede por vicios
que digan relación con la naturaleza de acto o contrato, y la nulidad relativa procede por
vicios que dicen relación con el estado o calidad de las partes; en cambio la nulidad
procesal procede cuando la ley expresamente lo señale, o cuando el perjuicio sólo puede
ser reparado con la declaración de nulidad.

XIII. E L JUIC IO EJECUT IVO .

A. G ENERALIDADES .

1. INTRODUCCIÓN.
La ejecución constituye uno de los atributos o momento de la jurisdicción. Esta etapa
corresponde al cumplimiento de la sentencia, y para ello los tribunales disponen de imperio, es
decir, la posibilidad de ejecutar, por medios legales y coercitivos, las sentencias que se dicten
¿Qué tipo de resoluciones judiciales dictadas en qué tipo de procedimientos ameritan ejecución?
Las sentencias declarativas de condena, y eventualmente las sentencias dictas en procedimientos
cautelares, cuando la ejecución sea necesaria (por ejemplo, si al interventor no lo dejan ingresar).
Ahora bien, una especie de ejecución es el juicio ejecutivo y otra especie de ejecución es
la ejecución incidental (no es un incidente, sino que un procedimiento que se adosa); y la
diferencia entre una y otra es el tribunal competente, los plazos en que se puede pedir la
ejecución y los títulos ejecutivos. En efecto, en la ejecución incidental el único título apto es la
sentencia definitiva, en el juicio ejecutivo, en cambio, además de la sentencia existen otros
títulos ejecutivos. Por otra parte, la ejecución incidental Se debe pedir al tribunal que dictó la

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sentencia dentro del plazo de un año contado desde que la sentencia quedó firme o ejecutoriada,
y si transcurre ese plazo, la otra opción es iniciar un juicio ejecutivo (ejecución principal), donde
se tiene, a su vez, dos opciones para iniciarlo: ante el juez de primera o única instancia, o ante el
juez competente de acuerdo a las reglas generales.

2. CONCEPTO DE JUICIO EJECUTIVO.


Siguiendo a CASARINO, se puede definir al juicio ejecutivo como un procedimiento
contencioso de aplicación general o especial, según el caso, en virtud del cual se persigue el
cumplimiento forzado de una obligación que consta en un título fehaciente e indubitado, que el
deudor no cumplió oportunamente.

3. CARACTERÍSTICAS DEL JUICIO EJECUTIVO.


La definición anterior permite apreciar las características generales de este importante
procedimiento contencioso, cuales son:
i. Es un procedimiento de a p l i c a c i ó n ge n e r a l o e s p e c i a l , por cuanto en ciertas
ocasiones se aplica al cumplimiento de cualquiera obligación, con prescindencia de su
clase o naturaleza y, en otras, con sujeción a la clase o naturaleza de la obligación de cuya
ejecución se trata.
ii. En cuanto a su tramitación, es un p r o c e d i mi e n t o e x t r a o r d i n a r i o , pues se rige por
las disposiciones especiales que para determinados casos la ley establece. Así, en cuanto
a su estructura se señala que existen instituciones propias de este juicio, que difieren del
juicio ordinario, a saber:
- La existencia material de dos cuadernos o expedientes esenciales, cuales son: el
cuaderno ejecutivo y el cuaderno de apremio.
- La existencia de dos resoluciones judiciales al inicio del procedimiento (el despáchese
y el mandamiento) que son de distinta naturaleza jurídica.
- La existencia de una doble notificación: la notificación de la demanda y la notificación
del mandamiento (requerimiento).
- La inexistencia de una contestación de la demanda sea real o ficta; sólo existen las
excepciones como medio de defensa.
- No existe el trámite de conciliación.
- La conversión procesal establecida en el art. 472 del CPC, que se produce en el
momento en que se extingue el plazo fatal para oponer excepciones. Este punto es de
vital importancia, pues se puede dar el caso, y así es en la práctica, de no existir
contradictor en un juicio ejecutivo.
Art. 472. Si no se oponen excepciones, se omitirá la sentencia y bastará el mandamiento de ejecución
para que el acreedor pueda perseguir la realización de los bienes embargados y el pago, de conformidad
a las disposiciones del procedimiento de apremio.

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iii. Es un procedimiento que tiene por objeto perseguir el cumplimiento de obligaciones de


carácter indubitado, es decir, aquellas respecto de las cuales no hay duda de que existen y
de su exigibilidad. Si no se está frente a una obligación indubitada, será necesario
previamente una gestión preparatoria de la vía ejecutiva de confesión de deuda, o un
procedimiento declarativo ordinario o sumario, que permita obtener una sentencia
condenatoria. Estas obligaciones indubitadas pueden haber nacido a la vida jurídica por
expresa convención de las partes, por decisión judicial, o por la ley.
iv. Es un procedimiento compulsivo o de apremio, en razón de que se inicia, precisamente,
por la inercia del deudor a cumplir voluntariamente la obligación que lo vincula frente a
su acreedor. Como se trata de obtener el cumplimiento de obligaciones establecidas
fehacientemente, es lógico que para obtener ese fin se autorice el empleo de medios
compulsivos, como el embargo y remate de bienes del deudor. Sin embargo, es necesario
señalar, siguiendo al profesor Raúl TAVOLARI, que no siempre existirá embargo en un
juicio ejecutivo, por ejemplo, si hay una tercería de pago.
v. En este procedimiento existe una institución propia, a propósito de la intervención de los
terceros, llamada “tercerías”, la cual puede ser de dominio, de posesión, de pago o de
prelación.

4. FUNDAMENTO DEL JUICIO EJECUTIVO.


La finalidad primordial del juicio ejecutivo es obtener por el acreedor el cumplimiento
forzado de una obligación que, total o parcialmente, ha sido incumplida por el deudor. De allí
que se ventile entre acreedor y deudor, quienes desempeñarán el rol procesal de demandante y de
demandado, respectivamente; y de ahí que el juicio ejecutivo sea lo contrapuesto al juicio
declarativo, pues, mientras éste tiende a la declaración de un derecho cuya existencia aparece
controvertida, el juicio ejecutivo sólo persigue la ejecución de este derecho preestablecido.
Ahora bien, para iniciar el juicio ejecutivo se requiere de la existencia previa de un título,
al cual la ley le atribuya mérito ejecutivo, esto es, un documento o antecedente que deje
constancia fehaciente de la existencia de la obligación misma (ejemplo típico de esta clase de
título, es la sentencia definitiva pronunciada en el juicio declarativo anterior). Por el sólo hecho
de que el acreedor presente un título ejecutivo, el tribunal queda facultado para ordenar que se
despache el mandamiento de ejecución y embargo; sin embargo, el deudor, una vez requerido de
pago, se le autoriza para oponerse a la ejecución, o sea, para que deduzca excepciones,
manifestando las razones de hecho o de derecho que ha tenido para no cumplir la obligación.
Esto se manifiesta en el juicio ejecutivo por la existencia de dos procedimientos: el
procedimiento ejecutivo mismo, y el llamado procedimiento de apremio, los cuales están
materializados en dos cuadernos, cada uno de contenido propio y especial. En efecto, en el
cuaderno ejecutivo se ventila todo el aspecto contencioso del juicio, es decir, la existencia de la
obligación; y en el cuaderno de apremio se ventilan los trámites del embargo y de la realización
de los bienes del deudor para que, con su producido, se haga pago al acreedor.

5. CLASIFICACIÓN DEL JUICIO EJECUTIVO.


.
i. Según la naturaleza de la obligación cuyo cumplimiento se persigue, existen juicios
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ejecutivos de obligaciones de dar, juicios ejecutivos de obligaciones de hacer y juicios


ejecutivos de obligaciones de no hacer. Cada una de estas tres clases de juicios, tiene una
tramitación diversa y adecuada a la naturaleza de la obligación respectiva.
ii. Según el campo de aplicación, se dice que hay juicios ejecutivos de aplicación general y
juicios ejecutivos de aplicación especial. Los juicios ejecutivos de aplicación general son
aquellos que se utilizan con prescindencia de la fuente u origen de la obligación; en
cambio, los juicios ejecutivos de aplicación especial, son aquellos que se emplean según
la fuente u origen de la obligación (por ejemplo, los juicios que persiguen la realización
de las prendas especiales, los juicios sobre cobro de contribuciones morosas, etc.). Son
juicios ejecutivos de aplicación general, los juicios ejecutivos de obligaciones de dar,
hacer y no hacer, regulados en los Títulos I (“Del juicio ejecutivo en las obligaciones de
dar”) y II (“Del procedimiento ejecutivo en las obligaciones de hacer y no hacer”) del
Libro III (“De los juicios especiales”) del CPC; en cambio, los juicios ejecutivos de
aplicación especial están regulados en leyes, y en el silencio de estas leyes, se recurre a
las normas legales ejecutivas de aplicación general.
iii. Según la cuantía, los juicios ejecutivos se dividen en: juicios ejecutivos de mínima
cuantía, que son aquellos cuya cuantía (monto de la obligación cuyo cumplimiento se
persigue) no exceda de 10 UTM y que por su naturaleza no tengan señalado en la ley un
procedimiento especial; y los juicios ejecutivos de mayor cuantía, son aquellos cuya
cuantía excede de 10 UTM.

B. L A ACCIÓN EJECUTIVA .

1. REQUISITOS DE PROCEDENCIA DE LA ACCIÓN EJECUTIVA.


Las acciones ejecutivas son aquellas que tienen por objeto obtener el cumplimiento
forzado de una obligación, que consta fehacientemente en un documento al cual la ley le atribuye
mérito ejecutivo. Ahora, para intentar una acción ejecutiva, es indispensable la concurrencia de
los siguientes requisitos copulativos: que la obligación conste en un título al cual la ley le
atribuye mérito ejecutivo; que la obligación sea actualmente exigible; que la obligación sea
líquida, tratándose de obligaciones de dar, o determinada en el caso de obligaciones de hacer, o
susceptible de ser destruida, si se está en presencia de una obligación de no hacer; y que la
acción ejecutiva no esté prescrita. A continuación, se analizarán cada uno de estos requisitos en
particular.

1.1. TÍTULO EJECUTIVO.

a. CONCEPTO.
Toda obligación cuyo cumplimiento se pretende obtener por medio de un juicio ejecutivo
requiere, como elemento básico, la existencia de un título, en el cual conste, de manera
fehaciente e indubitada, la referida obligación. Este antecedente o elemento básico de la acción
ejecutiva recibe el nombre técnico de título ejecutivo, el cual es definido por el profesor ALFARO,
como aquél documento escrito en el que consta la existencia de una obligación que no admite

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dudas (indubitada) y que habilita a iniciar la ejecución.


El profesor señala que la ley pone énfasis en la materialidad del título y no en su calidad;
así, por ejemplo, se puede tener la calidad de acreedor, pero no tener título alguno, porque se
extravió y, por tanto, se deberá iniciar un juicio declarativo; o se puede tener la materialidad
como un cheque, más no la calidad de acreedor, porque el cheque ya se pagó.

b. CARACTERÍSTICAS O REQUISITOS.
i. Le ga l i d a d d e l t í t ul o . Sólo la ley puede señalar qué documentos tienen el carácter de
títulos ejecutivos, por lo tanto, se prohibe que la voluntad de las partes le dé a un
documento el carácter de tal. Esta declaración o documento a veces tiene su origen o
fuente en una manifestación de voluntad del órgano judicial, como una sentencia; otras
veces, en una manifestación de voluntad de los particulares, como un contrato (por
ejemplo por escritura pública); y otras veces, en una manifestación de voluntad del
órgano administrativo, como una lista de deudores morosos de contribuciones, etc.; pero
en defintiva sólo la ley (el CPC u otra normativa) puede atribuir mérito ejecutivo a
determinados títulos, pues aquí está en juego un interés público.
ii. Debe contener una o b l i ga c i ó n de dar hacer o no hcaer. Hay que recordar que una
obligación es un vínculo jurídico entre personas determinadas, en virtud del cual una de
ellas llamada deudora se coloca en la necesidad jurídica de satisfacer a otra llamada
acreedora, el cumplimiento de una prestación que puede consistir en dar, hacer o no hacer
algo, y que el acreedor puede exigirla constriñendo al deudor a satisfacerla. En el CC la
obligación de dar es la que tiene por objeto transferir el dominio, constituir un derecho
real limitativo o la simple entrega; la obligación de hacer es aquella que tiene por objeto
la realización de un hecho cualquiera que no sea la entrega de la cosa; y la obligación de
no hacer es aquella en virtud de la cual una persona se compromete a no realizar algo
que de no existir la obligación podría realizar.
iii. Es de c a r á c t e r s o l e m n e . Si se examinan los títitulos ejeutivos, se puede apreciar que
todos deben constar por escrito, no teniendo cabida en el sistema actual el documento
electrónico. Ahora, dependiendo del titulo de que se trate, el documento escrito debe
cumplir con requisitos especiales, por ejemplo, se debe acreditar el pago del impuesto de
timbre y estampillas.

c. CLASIFICACIÓN.
i. Según si tienen o no fuerza ejecutiva por sí mismos, o si requieren de una gestión previa
para tener el carácter de tal, se distingue entre títulos ejecutivos perfectos e imperfectos.
Los títulos ejecutivos p e r f e c t o s o c o mp l e t o s son aquellos que se caracterizan
porque, desde el instante mismo en que son otorgados, permiten iniciar un proceso
ejecutivo para exigir el cumplimiento de la obligación que en ellos se contiene; sin que
sea necesario realizar una gestión previa. Pertenecen a esta categoría: la sentencia firme,
la copia autorizada de escritura pública, el acta de avenimiento, determinados títulos de
créditos, y los contratos especiales. Los títulos ejecutivos i m p e r fe c t o s o
i n c o mp l e t o s , en cambio, son aquellos que se caracterizan porque, para poder iniciar la

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ejecución por medio de ellos, es necesario cumplir con ciertas gestiones previas, llamadas
gestiones preparatorias de la vía ejecutiva. Forman parte de esta segunda categoría los
instrumentos privados, la confesión judicial, los títulos al portador o nominativos y sus
cupones, etc.
ii. Según quien intervenga en su otorgamiento, se distingue entre: título ejecutivo
a u t é n t i c o , que es aquel que se otorga por un funcionario público con las formalidades
prescritas por la ley, y en el ejercicio de sus atribuciones; y título ejecutivo p r i v a d o , que
es aquel que se extiende por los particulares sin las formalidades legales, y que adquiere
carácter ejecutivo por el reconocimiento efectuado por la justicia.
iii. Atendiendo al ejercicio de la jurisdicción, se distingue entre: títulos ejecutivos r e a l e s ,
que son aquellos que son producto del ejercicio de la función jurisdiccional (pertenece a
esta clase de títulos la sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria); y títulos
f i c t o s , que son aquellos que no son producto del ejercicio de la función jurisdiccional,
pero que la ley les otorga el mismo valor que si lo fueran.

d. ENUMERACIÓN DE LOS TÍTULOS EJECUTIVOS.


Los títulos ejecutivos se encuentran enumerados en el art. 434 del CPC, el cual dispone
que el juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuanto para reclamar su
cumplimiento se hace valer alguno de los siguientes títulos:
i. Sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria (art. 434 Nº 1). Siempre se ha dicho,
y con razón, que la sentencia firme es el título ejecutivo por excelencia. Pero para que sea
un título ejecutivo, debe cumplir con los siguientes requisitos:
- Debe tratarse de una sentencia definitiva o interlocutoria (de primer o segundo grado).
El profesor ALFARO señala que lo importante de este título es que sólo respecto de él,
concretamente de las sentencias definitivas, la ley otorga al que tiene el título una
opción, que consiste en que puede pedir la ejecución ante el mismo tribunal que
conoció el asunto (la llamada ejecución incidental) o al tribunal que se sea competente
de acuerdo a las reglas (art. 232 del CPC).
Art. 232. Siempre que la ejecución de una sentencia definitiva haga necesaria la iniciación de un nuevo
juicio, podrá éste deducirse ante el tribunal que menciona el inc. I del art. 231 (al tribunal que haya
pronunciado la sentencia en primera o única instancia), o ante el que sea competente en conformidad a
los principios generales establecidos por la ley, a elección de la parte que haya obtenido en el pleito.

- Debe estar firme, y de acuerdo al art. 174 del CPC se entenderá firme o ejecutoriada
una resolución desde que se haya notificado a las partes, si no procede recurso
alguno en contra de ella; y, en caso contrario, desde que se notifique el decreto que la
mande cumplir, una vez que terminen los recursos deducidos, o desde que transcurran
todos los plazos que la ley concede para la interposición de dichos recursos, sin que
se hayan hecho valer por las partes. En este último caso, tratándose de sentencias
definitivas, certificará el hecho el secretario del tribunal a continuación del fallo, el
cual se considerará firme desde este momento, sin más trámites. Todavía más, las
sentencias definitivas o interlocutorias firmes producen la acción o la excepción de
cosa juzgada (art. 175 del CPC), y es la acción de cosa juzgada la que faculta a exigir
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su cumplimiento por la vía ejecutiva.


Refiriéndose a este requisito, el profesor ALFARO señala que las sentencias que causan
ejecutoria no quedan comprendidas en este numeral, pues éstas no están firmes, ya que
proceden recursos en su contra. Eso sí, eventualmente pueden incluirse en el Nº 7 del
art. 434.
- Desde un punto de vista material, las sentencias firmes se pueden dividir en dos
categorías: las sentencias originales y las copias autorizadas de las sentencias que
otorgue el secretario respectivo; ambas tienen mérito ejecutivo. Ahora bien, es
necesario tener presente que también quedan comprendidas dentro de este numeral, el
acta donde conste una conciliación total o parcial, pues de acuerdo al art. 267 parte
final del CPC de la conciliación total o parcial se levantará acta, que consignará sólo
las especificaciones del arreglo; la cual subscribirán el juez, las partes que lo deseen
y el secretario, y “se estimará como sentencia ejecutoriada para todos los efectos
legales”.
¿Qué sucede con las sentencias de un juez árbitro? Quedan comprendidas en este
numeral, pues ellos ejercen jurisdiccional; siempre y cuando se trate de una sentencia
definitiva o interlocutoria firme.
- Por último, como todo título ejecutivo, la sentencia definitiva o interlocutoria firme
debe contener una obligación de dar, hacer o no hacer

ii. Copia autorizada de escritura pública (art. 434 Nº 2). De acuerdo al art. 403 del COT,
escritura pública es el instrumento público o auténtico otorgado con las solemnidades
que fija esta ley, por el competente notario, e incorporado en su protocolo o registro
público. Ahora bien, lo que constituye título ejecutivo es la copia autorizada de la
escritura pública original o matriz y, conforme al art. 421 del COT, sólo podrán dar copias
autorizados de escrituras públicas o documentos protocolizados el Notario autorizante,
el que subroga o suceda legalmente o el archivero a cuyo cargo esté el protocolo
respectivo (después de un año, el Notario debe enviar el protocolo respectivo al
Archivero).
Hubo una modificación legal que cambió la antigua distinción entre primeras y segundas
copias, pues hoy sólo se habla de “copias autorizadas” ante Notario o copias simples. Las
copias autorizadas incluyen la firma o rúbrica de puño y letra del Notario y se extiende en
papel timbrado; las copias simples, en cambio, son fotocopias de la copia autorizada que
incluyen el sello del notario (no aparece su firma). En efecto, de acuerdo al art. 422 del
COT, las copias podrán ser manuscritas, dactilografiadas, impresas, fotocopiadas,
litografiadas o fotograbadas. En ellas deberá expresarse que son testimonio fiel de su
original y llevarán la fecha, la firma y sello del funcionario autorizante. El Notario
deberá otorgar tantas copias cuantas se soliciten.

iii. Acta de avenimiento pasada ante tribunal competente y autorizada por un ministro de fe
o por dos testigos de actuación (art. 434 Nº 3). El legislador no ha definido expresamente
lo que se entiende por avenimiento, pero se entiende que es un acuerdo directo de las
partes que tiene por objeto poner fin a un juicio, sin la intervención directa de un juez.
Ahora bien, del avenimiento se debe dejar constancia en un acta, la que, para poder
constituir título ejecutivo, debe cumplir con dos solemnidades legales:

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- Debe haber sido pasada ante tribunal competente. El tribunal competente es el que
está conociendo del juicio al cual se le pone término; y según el profesor ALFARO, la
expresión “pasada” ante tribunal competente, no significa que el juez apruebe el
avenimiento, sino que tiene que “tenerlo presente”, que lo “tenga por aprobado”; pues
quien autoriza el avenimiento es el secretario.
- El acta debe estar autorizada por un ministro de fe o por dos testigos de actuación. En
la práctica, el ministro de fe que lo autoriza es el secretario del tribunal.478

iv. Instrumento privado, reconocido judicialmente o mandado tener por reconocido (art. 434
Nº 3 inc. I primera parte). Hay que recordar que instrumento privado es todo escrito que
deja constancia de un hecho y que ha sido otorgado sin formalidad o solemnidad alguna,
y sin participación de un funcionario público que actúe en calidad de tal (por ejemplo, un
recibo de dinero, un contrato privado de arrendamiento, etc.). En principio, el instrumento
privado carece de mérito ejecutivo, toda vez que en su otorgamiento no ha intervenido
funcionario alguno que le confiera presunción de autenticidad; de manera que la ley hizo
bien en restarle mérito ejecutivo. Sin embargo, por excepción, el instrumento privado
adquiere mérito ejecutivo en dos casos: cuando ha sido reconocido por su otorgante; o
cuando ha sido mandado tener por reconocido. Ahora, para obtener estos
reconocimientos, es necesario cumplir con una gestión preparatoria de la vía ejecutiva
denominada “reconocimiento judicial de instrumento privado” (lo que se reconoce en
particular es la firma)479.
Sin embargo, hay ciertos instrumentos privados a los que, por su especial naturaleza, el
legislador les confiere mérito ejecutivo sin necesidad de ser reconocidos, estos son: las
letras de cambio, los pagarés y los cheques. En efecto, el art. 434 Nº 4 inc. I en su
segunda parte señala que sin embargo, no será necesario este reconocimiento respecto
del aceptante de una letra de cambio o subscriptor de un pagaré que no hayan puesto
tacha de falsedad a su firma al tiempo de protestarse el documento por falta de pago,
siempre que el protesto haya sido personal, ni respecto de cualquiera de los obligados al
pago de una letra de cambio, pagaré o cheque, cuando, puesto el protesto en su
conocimiento por notificación judicial, no alegue tampoco en ese mismo acto o dentro de
tercero día tacha de falsedad480; agrega el inc. II que tendrá mérito ejecutivo, sin
necesidad de reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré o cheque, respecto del
obligado cuya firma aparezca autorizada por un notario o por el Oficial del Registro
Civil en las comunas donde no tenga su asiento un notario. Aquí se dan tres hipótesis:
- No es necesario el reconocimiento cuando el protesto, es decir, la constancia de no
pago de una obligación, sea personal. Ahora bien, para protestarse personalmente un

478
El profesor ALFARO señala que cuando el avenimiento es extrajudicial, se denomina transacción. Eso sí, hay que
tener presente que la transacción puede referirse a derechos litigiosos y también a derechos litigios eventuales; en
cambio, el avenimiento siempre versará sobre derechos controvertidos ante la justicia.
479
Como aclara el profesor ALFARO, no hay que confundir las gestiones preparatorias de la vía ejecutiva, con las
gestiones preparatorias para ingresar al juicio declarativo. Si se desea que se reconozca una firma, es posible elegir
una medida prejudicial preparatoria o una gestión preparatoria de la vía ejecutiva, pero la elección dependerá del
objetivo final (prueba o ejecución).
480
El protesto es la constancia de no pago de una obligación, y dicha constancia se puede hacer en un banco, en el
caso de un cheque; o ante un notario, en el caso de las letras de cambio y pagarés.

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instrumento mercantil, es necesario contar con la presencia de un Notario; por ello que
esta hipótesis no se da mucho en la práctica, porque si el deudor no está dispuesto a
pagar, menos irá a la notaría.
- Tampoco es necesario el reconocimiento, cuando el protesto sea notificado
judicialmente y, en el acto de la notificación o dentro de tercero día, el obligado al
pago no oponga tacha de falsa de su firma. Esta es una gestión preparatoria de la vía
ejecutiva, y se denomina “notificación judicial del protesto”.
- Tampoco es necesario el reconocimiento, cuando la firma puesta en el instrumento
mercantil aparece autorizada por un Notario. Acá la intervención del Notario le
atribuye una presunción de autenticidad; y todavía más, según jurisprudencia, el
instrumento ni siquiera requiere de protesto previo para poder cobrar ejecutivamente
su valor al obligado. Esto sucede mucho en las casas comerciales, y en los pagarés que
emiten las universidades.

v. Confesión judicial (art. 434 Nº 5). La confesión judicial es la declaración, expresa o


tácita que hace una de las partes en el juicio, mediante la cual reconoce un hecho propio o
ajeno que le perjudica. Aquí hay que tener presente que no se está hablando de la
confesión judicial como medio de prueba, sino que de una gestión preparatoria para la vía
ejecutiva, que tiene como objeto reconocer una obligación y crear un título ejecutivo.

vi. El art. 434 Nº 6 dispone que cualesquiera títulos al portador, o nominativos,


legítimamente emitidos, que representen obligaciones vencidas, y los cupones también
vencidos de dichos títulos, siempre que los cupones confronten con los títulos, y éstos, en
todo caso, con los libros talonarios; agrega el inc. II que resultando conforme la
confrontación, no será obstáculo a que se despache la ejecución la protesta de falsedad
del título que en el acto haga el director o la persona que tenga la representación del
deudor, quien podrá alegar en forma la falsedad como una de las excepciones del juicio.
Los títulos y cupones constituyen dos títulos ejecutivos diversos, pero íntimamente
ligados entre sí. Los t í t u l o s son documentos de financiamiento emitidos por los bancos
para recaudar dinero (por ejemplo, los bonos); y los c u p o n e s son los instrumentos que
habilitan para cobrar el pago de intereses (se encuentran adheridos al título respectivo).
Ambos tienen un número de serie, y para que tengan mérito ejecutivo se requiere gestión
preparatoria que la ley denomina confrontación; además, deben ser nominativos o al
portador, aparecer legítimamente emitidos y representar obligaciones vencidas.
Si algunos de estos títulos no son pagados por las instituciones emisoras, concurriendo
los requisitos antes señalados, procede en contra de éstas su cobro por la vía ejecutiva,
previa confrontación con los Libros talonarios (en el caso de los títulos) o con los títulos
(en el caso de los cupones).

vii. Cualquiera otro título a que las leyes den fuerza ejecutiva (art. 434 Nº 7). En virtud de
este numeral se afirma que la enumeración que hace el art. 434 de los títulos ejecutivos,
no es una enumeración taxativa. En efecto, las leyes especiales pueden atribuirles mérito
ejecutivo a otros documentos como, por ejemplo: el Código Tributario, en materia de
cobro de obligaciones tributarias de dinero, señala que constituye título ejecutivo, por el
solo ministerio de la ley, la lista de deudores morosos; la Ley 19.537 sobre Copropiedad

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Inmobiliaria señala que la copia del acta de asamblea válidamente celebrada, autorizada
por el Comité de Administración, en que se acuerdan gastos comunes, tendrá mérito
ejecutivo para el cobro de los mismos; el certificado que emita una AFP señalando que no
se han pagado las cotizaciones de un afiliado; las sentencias que causan ejecutoria, esto
es, aquellas que pueden cumplirse no obstante la existencia de recursos en su contra. (por
ejemplo, las sentencias definitivas o interlocutorias apeladas en el sólo efecto devolutivo
y las sentencias definitivas o interlocutorias que se encuentren pendientes por la
interposición de algún recurso de casación).

1.2. OBLIGACIÓN ACTUALMENTE EXIGIBLE.

Este segundo requisito de procedencia de la acción ejecutiva lo señala el art. 437 del CPC
al decir que para que proceda la ejecución, se requiere además que la obligación sea
actualmente exigible. Por su ubicación, dicho precepto legal dice sólo relación con las
obligaciones de dar; pero, en atención a lo que señalan los arts. 530 y 544 del CPC, este requisito
también concurre en las ejecuciones que tienen por objeto obligaciones de hacer o de no hacer.
Art. 530. Hay acción ejecutiva en las obligaciones de hacer, cuando, siendo determinadas y “actualmente exigibles”,
se hace valer para acreditarlas algún título que traiga aparejada ejecución de conformidad al art. 434.

Art. 544. Las disposiciones que preceden se aplicarán también a la obligación de no hacer cuando se convierta en la
de destruir la obra hecha, con tal que el título en que se apoye consigne de un modo expreso todas las circunstancias
requeridas por el inc. II del art. 1555 del CC (si la cosa puede destruirse y la destrucción es necesaria), y no pueda
tener aplicación el inc. III del mismo artículo (el cumplimiento de la obligación puede obtenerse por otros medios).
En el caso en que tenga aplicación este último inciso, se procederá en forma de incidente.

Se entiende por obligación actualmente exigible, aquella obligación que, en su


nacimiento o ejercicio, no está sujeta a ninguna modalidad (condición, plazo o modo), y en caso
de que lo esté, ésta debe estar vencida. Esto se debe acreditar, así, por ejemplo, si la obligación
es condicional, se debe acompañar a la demanda ejecutiva la constancia fehaciente de haberse
cumplido la condición; y si la obligación es a plazo, debe acreditarse el vencimiento del plazo;
etc.
Es del caso recordar que en los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en
mora dejando de cumplir lo pactado, mientras el otro no lo cumple por su parte, o no se allana a
cumplirlo en la forma y tiempo debidos (art. 1552 del CC). Por lo tanto, si la ejecución versa
sobre una obligación que emana de un contrato bilateral, el ejecutante debe tener cuidado de
acreditar que ha cumplido por su parte con sus obligaciones o, por lo menos, que está llano a
cumplirlas en la forma y tiempo debidos; pues, en caso contrario, corre el riesgo de que se
sostenga que la obligación cuyo cumplimiento pretende no es actualmente exigible, oponiendo el
deudor la excepción consiguiente, en este caso, la excepción N 7° del art. 464 CPC que consiste
en la falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las leyes para que dicho
título tenga fuerza ejecutiva, sea absolutamente, sea con relación al demandado.

1.3. OBLIGACIÓN LÍQUIDA, DETERMINADA O CONVERTIBLE.


Este tercer requisito de procedencia de la acción ejecutiva, está condicionado a la clase de
obligación sobre la cual versa el juicio. En efecto:

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i. Si el juicio tiene por objeto una o b l i ga c i ó n d e d a r , en este caso la obligación tiene


que ser. Una obligación es líquida cuando se halla perfectamente determinada, sea en su
especie, sea en su género y cantidad. Es por ello que el art. 438 del CPC dispone que la
ejecución puede recaer:
- Sobre la especie o cuerpo cierto que se deba y que exista en poder del deudor (art. 438
Nº 1).
- Sobre el valor de la especie debida y que no exista en poder del deudor, haciéndose su
avaluación por un perito que nombrará el tribunal (art. 438 Nº 2). Aquí no puede
obtenerse la ejecución en naturaleza, pues la cosa no está en poder del deudor, por ello
es necesario que la evalúe un perito y sobre dicho monto (líquido) recaerá ejecución.
- Sobre cantidad líquida de dinero o de un género determinado cuya avaluación pueda
hacerse en la forma que establece el número anterior (art. 438 Nº 3). Una obligación
que recae sobre un género determinado es, por ejemplo, aquella que consiste en la
entrega de 100 caballos; así, para que se cumpla con el requisito de la liquidez, es
necesario que un perito haga una avaluación, y el ejecutado deberá pagar lo que vale
ese género.

Por lo tanto, tratándose de obligaciones de dar, lo único que requiere avaluación, es la


especie o cuerpo cierto que no se encuentran en poder del deudor, y los géneros que no
consisten en dinero; esto con el objeto de que la obligación se traduzca en dinero y, así,
sea líquida. Es por ello que el inc. III del art. 438 señala que el acreedor expresará en la
demanda ejecutiva “la especie” o “la cantidad líquida” por la cual pide el mandamiento
de ejecución; y el inc. IV agrega que sin embargo, tratándose de moneda extranjera, no
será necesario proceder a su avaluación, sin perjuicio de las reglas que para su
liquidación y pago se expresan en otras disposiciones de este Código; es decir, tratándose
de monedas extranjeras no hay que evaluar, pues de acuerdo a la Ley 18.010 sobre
Operaciones de Crédito de Dinero, basta que se pida un certificado a un banco de la
plaza, que señale a cuánto asciende su equivalencia en moneda extranjera.
Por otro lado, el inc. II del art. 438 señala que se entenderá cantidad líquida, no sólo la
que actualmente tenga esta calidad, sino también la que pueda liquidarse mediante
simples operaciones aritméticas con sólo los datos que el mismo título ejecutivo
suministre. Por ejemplo, una persona se obliga a pagar doce mensualidades de diez mil
pesos cada una; por tanto, la obligación asciende a ciento veinte mil pesos y es líquida
porque, para determinarla, basta efectuar una operación aritmética con los datos que
suministra el título.
Por último, puede acontecer que del título aparezca una obligación en parte líquida e
ilíquida en otra. En este caso, el art. 439 del CPC señala que si del título aparece una
obligación en parte líquida e ilíquida en otra, podrá procederse ejecutivamente por la
primera, reservándose al acreedor su derecho para reclamar el resto en vía ordinaria.

ii. Si se trata de una o b l i g a c i ó n d e h a c e r , la obligación tiene que ser determinada. Una


obligación de hacer es determinada cuando su objeto, es decir, la prestación, es
perfectamente conocida y no da margen a equívocos. Por ejemplo, la obligación de hacer
una obra material (pintar un cuadro abstracto, construir una casa de dos pisos), o suscribir
un documento, o constituir una obligación (por ejemplo, un contrato de promesa que
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consta en una escritura pública, pues así, tiene mérito ejecutivo).


iii. Si se trata de una o b l i g a c i ó n d e n o h a c e r , la obligación tiene que ser susceptible de
convertirse en la obligación de destruir la obra hecha. En otras palabras, las obligaciones
de no hacer son exigibles ejecutivamente, cuando se puede destruir la obra hecha.

1.4. ACCIÓN EJECUTIVA NO PRESCRITA.


Este es el último de los requisitos de procedencia de la acción ejecutiva. Se sabe que la
falta de ejercicio de una acción judicial, por el sólo transcurso del tiempo, contado desde que la
obligación se hizo exigible, extingue dicha acción por medio de la prescripción. De acuerdo al
art. 2515 del CC, este tiempo es en general de tres años para las acciones ejecutivas481 y de
cinco para las ordinarias; y agrega el inc. II que la acción ejecutiva se convierte en ordinaria
por el lapso de tres años, y convertida en ordinaria durará solamente otros dos.482
Como se sabe, la prescripción debe ser alegada, no pudiendo el juez declararla de oficio;
pero tratándose de las acciones ejecutivas, el art. 442 en su primera parte dispone que el tribunal
denegará la ejecución si el título presentado tiene más de tres años, contados desde que la obli-
gación se haya hecho exigible; con lo cual su declaración de oficio queda de manifiesto, sin
perjuicio del derecho del ejecutado para hacerla también valer por medio de la correspondiente
excepción. Por esta razón algunos más que hablar de prescripción, prefieren hablar de
caducidad, pues la prescripción tiene que ser alegada, y acá procede de oficio. El profesor
ALFARO señala que ésta es una norma excepcional, y como tal, debe interpretarse
restrictivamente, por ende, no se puede aplicar a las acciones ejecutivas especiales, pues en
dichos casos, sólo el deudor sería el llamado a enervar la acción, oponiendo la correspondiente
excepción.483
El mismo art. 442 del CPC, establece una excepción en su segunda parte, al decir que la
declaración de oficio procede, salvo que se compruebe la subsistencia de la acción ejecutiva por
alguno de los medios que sirven para deducir esta acción en conformidad al art. 434 ¿Qué ha
querido con esto significar el legislador? Según CASARINO esta frase significa que si el acreedor
obtiene un nuevo título en que conste la obligación, podrá exigir su cumplimiento por esta vía,
no obstante que la acción ejecutiva esté ya prescrita, de conformidad al título primitivo. Por
ejemplo, se es acreedor de la suma de cien mil pesos prestadas a título de mutuo, el cual consta
de escritura pública; el deudor tenía que haber restituido esta suma hace cuatro años, y no lo
hizo, por ende, no se podría exigir el pago por la vía ejecutiva, ya que la acción ejecutiva está
prescrita, pero no hay ningún inconveniente para demandar al deudor y obtener una sentencia

481
Por regla general, el plazo es de tres años para que prescriba la acción ejecutiva, esto porque hay acciones
ejecutivas especiales, como las derivadas de instrumentos mercantiles (cheques, letras de cambio o pagares), que
prescriben en un año (respecto de los cheques se cuenta desde el protesto; y respecto de las letras de cambio y
pagarés desde el vencimiento de la letra de cambio o pagaré).
482
Hay que recordar que si la acción ejecutiva se ha convertido en ordinaria, el juicio en que dicha acción ordinaria
se deduzca, para obtener el correspondiente título con mérito ejecutivo, vale decir, la sentencia firme; se ventilará en
conformidad al procedimiento sumario.
483
El profesor ALFARO señala que la prescripción de la acción ejecutiva no se suspende, porque la suspensión es
algo exclusivo del Derecho civil. Sí opera la interrupción de la prescripción, la cual puede ser civil o natural.

720
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firme, que servirá de título ejecutivo, a fin de cobrar posteriormente la deuda.484

2. GESTIONES PREPARATORIAS DE LA VÍA EJECUTIVA.


Las gestiones preparatorias de la vía ejecutiva son gestiones judiciales realizadas antes
del juicio, que realiza el acreedor en contra del deudor, con el objeto de perfeccionar o
procurarse un título ejecutivo, para iniciar una ejecución posterior. De este concepto se extraen
las siguientes características:
i. Son previas al juicio y sumarísimas; y solamente pueden ser iniciadas por el futuro
ejecutante en contra del futuro ejecutado. No hay que confundir estas gestiones con las
medidas prejudiciales; pues si bien ambas son previas al juicio, estas últimas puede ini-
ciarlas tanto el futuro demandante cuanto el futuro demandado, y su finalidad es triple:
preparar la demanda, asegurar ciertos medios de prueba que pueden desaparecer, o bien,
asegurar los resultados de la pretensión a instaurarse. Menos pueden confundirse las
gestiones preparatorias de la vía ejecutiva con las medidas precautorias, porque el
ejercicio de estas últimas le corresponde al actor en contra del demandado, las que hará
valer “durante el curso del juicio” con el objeto de asegurar los resultados de la
pretensión.
ii. Su finalidad es perfeccionar o completar el título que servirá de fundamento al juicio
ejecutivo posterior. Como se dijo, según si los títulos ejecutivos requieren de preparación
previa o no, se distingue entre: títulos ejecutivos perfectos o completos (sentencia
definitiva o interlocutora firme, copia de escritura pública y acta de avenimiento) y títulos
imperfectos o incompletos; precisamente los títulos ejecutivos imperfectos o incompletos
se caracterizan porque, para poder iniciar ejecución por medio de ellos, es preciso
cumplir con ciertas gestiones previas, llamadas preparatorias de la vía ejecutiva. Sin
embargo, el profesor ALFARO señala que ésta no es su única finalidad, pues hay una
gestión preparatoria, concretamente la avaluación de un perito, que tiene por objeto que
se cumpla uno los requisitos de la acción ejecutiva, cual es, su liquidez, tratándose de
obligaciones de dar.
iii. Una vez que las entra a conocer el tribunal competente, la causa queda radica en él; por
ende, la demanda se presenta en el mismo tribunal que conoció de la gestión preparatoria,
y se da inicio al juicio ejecutivo.
iv. Como son previas al juicio, no pueden hacerse alegaciones de fondo, pues éstas deben
hacerse en el juicio mismo (sin perjuicio de alegar, por ejemplo, la incompetencia
absoluta o relativa).

Ahora bien, las gestiones preparatorias de la vía ejecutiva que regula nuestro Derecho
positivo, son: el reconocimiento de firma puesta en instrumento privado; la notificación judicial
del protesto de una letra de cambio, pagaré o cheque, a cualquiera de los obligados; la confesión
de deuda; la confrontación de títulos y cupones; la avaluación; la validación de sentencias

484
Acá se plantea una discusión en orden a si se puede por la vía preparatoria hacer revivir acciones prescritas; por
ejemplo, mediante el reconocimiento de la deuda. El profesor ALFARO señala que si esto se permite, nunca
prescribiría la acción ejecutiva; no tendría sentido la prescripción.

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extranjeras; y la notificación del título ejecutivo a los herederos del deudor. A continuación, se
analizarán cada una de estas gestiones.

a. RECONOCIMIENTO DE FIRMA PUESTA EN INSTRUMENTO PRIVADO.


Se sabe que, en principio, el instrumento privado carece de mérito ejecutivo, porque en su
otorgamiento no ha intervenido funcionario público alguno que le confiera presunción de
autenticidad. Sin embargo, por excepción, el instrumento privado puede llegar a constituir título
ejecutivo, en dos casos: cuando ha sido reconocido por el otorgante, o cuando ha sido mandado
tener por reconocido. Ahora, para llegar a obtener este reconocimiento del instrumento privado y
que, en consecuencia, constituya un título ejecutivo perfecto, es previa la observancia de una
gestión preparatoria de la vía ejecutiva.
El profesor ALFARO señala que para que tenga lugar esta gestión preparatoria, es
necesario que se solicite al tribunal competente que ordene citar al deudor, individualizándolo
completamente (nombre, apellidos, domicilio y profesión) y acompañando el instrumento cuya
firma se espera reconozca el deudor; además habrá que solicitar la custodia del documento por
parte del Secretario, pues en caso contrario, podría desaparecer dentro del expediente. Al
respecto, el art. 435 del CPC señala que si, en caso de no tener el acreedor título ejecutivo, quiere
preparar la ejecución por el reconocimiento de firma o por la confesión de la deuda, podrá
pedir que se cite al deudor a la presencia judicial, a fin de que practique la que corresponda de
estas diligencias. El tribunal competente accederá a la diligencia fijando una audiencia para que
se lleve a efecto, debiendo notificarse esta primera resolución por el estado diario a la parte que
promovió las gestiones, y personalmente a aquella en contra de la cual se dirige (por tratarse de
la primera notificación de la gestión judicial). Luego, una vez notificado el deudor puede asumir
cuatro actitudes:
i. C o mp a r e c e r y re c o n o c e r s u f i r ma . De acuerdo al art. 436 del CPC, reconocida la
firma, quedará preparada la ejecución, aunque se niegue la deuda; es decir, el acreedor
posee ya un título ejecutivo en contra de su deudor por el sólo reconocimiento de la
firma, sin necesidad de una resolución judicial posterior que así lo confirme, y aun
cuando este último hubiere negado la deuda ¿Puede el heredero del deudor reconocer su
firma? La jurisprudencia ha dicho que el reconocimiento de firma es un acto personal del
deudor, por ende, no cabe citar su herederos
ii. C o mp a r e c e r y n e ga r s u f i r m a . En este segundo caso fracasa la gestión preparatoria
y el acreedor no tendrá otro camino que la vía declarativa u ordinaria. Hay que tener
presente que en la gestión preparatoria no se puede recibir pruebas sobre la autenticidad
de la firma del deudor.
iii. C o mp a r e c e r y d a r r e s p u e s t a s e v a s i v a s . En este caso, la sanción impuesta por la
ley al deudor es grave, pues de acuerdo al art. 435 inc. II del CPC, si el citado no
comparece, o sólo da respuestas evasivas, se dará por reconocida la firma o por
confesada la deuda; por ejemplo, señala que no recuerda haber firmado el documento, o
que le pareció haberlo firmado pero no está seguro, etc. A diferencia de los casos
anteriores, aquí será necesaria la dictación de una resolución judicial, a solicitud del
acreedor, que declare reconocida la firma del deudor. Por tanto, en este caso el título
ejecutivo será el instrumento privado y la resolución judicial que declara la no

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comparecencia.
iv. N o c o m p a r e c e r . En este último caso, también se dará por reconocida la firma. En
consecuencia, será también necesaria la dictación de una resolución judicial a petición del
acreedor, en que se declare que, en rebeldía del deudor, se tiene por reconocida la firma;
y el título ejecutivo estará compuesto por el instrumento privado y la resolución judicial.

La resolución que da por reconocida la firma del deudor, sea por falta de comparecencia,
sea por haber dado respuestas evasivas, constituye una sentencia interlocutoria de segundo
grado, en atención a que resuelve sobre un trámite que sirve de base al pronunciamiento de una
sentencia definitiva, cual es, la que recae en el juicio ejecutivo posterior. Esta resolución se
notifica por el estado (regla general), y es susceptible de los recursos procesales correspondientes
(apelación en el sólo efecto devolutivo).485

b. NOTIFICACIÓN JUDICIAL DE PROTESTOS DE LETRA DE CAMBIO, PAGARÉ O CHEQUE.


Como se dijo, el cheque, la letra de cambio y el pagaré constituyen título ejecutivo
cuando la firma es autorizada por un Notario, o cuando reúnan las siguientes circunstancias: que
hayan sido protestados; que el protesto se haya efectuado personalmente al deudor; y que en el
acto mismo del protesto, éste no haya opuesto tacha de falsedad a su firma. Por consiguiente, el
título ejecutivo estará constituido por el instrumento mercantil y, además, por la respectiva acta
de protesto.
Como se puede apreciar, en los casos anteriores no se requiere de gestión preparatoria
alguna, pues los documentos, no obstante ser privados, son títulos ejecutivos en razón de la
autorización del ministro de fe o del protesto personal al deudor. Ahora, en caso de que no se
haya hecho un protesto en forma personal (lo cual es poco frecuente) o la firma no haya estado
autorizada ante notario, es necesario realizar una gestión preparatoria de la vía ejecutiva,
consistente en solicitar al juez competente que se notifique el protesto del respectivo documento
al deudor, y éste en ese acto o dentro de tercero día, no debe tachar de falsa su firma. En dicho
caso, el instrumento mercantil pasará a ser un título ejecutivo perfecto; y además, según algunos
penalistas, se configuraría el delito de giro doloso de cheques.
¿Qué sucede si el deudor tacha de falsa su firma? La Ley 18.092 sobre Letras de Cambio
y Pagaré, contiene una serie de normas procesales al respecto, las que se pueden resumir de la
siguiente forma:
i. La tacha de falsedad de la firma se tramita como incidente, y corresponde al demandante
acreditar que la firma es auténtica. Si se acredita la autenticidad de la firma, el tribunal lo
declarará así y el documento constituirá título ejecutivo. Esta es la primera vez que el
legislador permite que exista discusión y prueba en una gestión preparatoria de la vía
ejecutiva.

485
La jurisprudencia ha dicho que el reconocimiento que da mérito ejecutivo a un instrumento privado es
exclusivamente el que se obtiene dentro de las gestiones que reglamentan los arts. 435 y 436 del CPC, sin que valga
el obtenido dentro de una medida prejudicial o dentro de un juicio como medio probatorio. También ha señalado que
el deudor citado puede oponer previamente incidentes dilatorios como, por ejemplo, la nulidad de la notificación, la
incompetencia del tribunal, etc.; estándole vedado, en cambio, oponer cualquiera excepción o defensa que mire al
fondo de la obligación; además, el deudor podrá pedir la rescisión de lo que se hubiere obrado en su rebeldía,
ofreciendo probar que estuvo impedido por razones de fuerza mayor de comparecer.

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ii. Cualquier persona que en la gestión preparatoria de la vía ejecutiva tachare de falsa su
firma y resultare en definitiva que la firma es auténtica, será sancionada con las penas
indicadas en el art. 467 del CP, salvo que acredite justa causa de error o que el título en el
cual se estampó la firma es falso.

c. LA CONFESIÓN DE DEUDA.
El art. 435 inc. I del CPC dispone que si, en caso de no tener el acreedor título ejecutivo,
quiere preparar la ejecución por el reconocimiento de firma o “por la confesión de la deuda”,
podrá pedir que se cite al deudor a la presencia judicial, a fin de que practique la que
corresponda de estas diligencias. Esta gestión preparatoria de la vía ejecutiva se la conoce con el
nombre de “confesión de deuda” y de llegar a prosperar, habilita al acreedor para hacer valer
como título ejecutivo, el contemplado art. 434 Nº 5, o sea, la confesión judicial.
Su tramitación es idéntica a la gestión preparatoria de reconocimiento de firma puesta en
instrumento privado; es decir, se debe solicitar una audiencia al juez, a la cual deberá concurrir el
deudor, y en ella podrá asumir cuatro actitudes: comparecer y reconocer la deuda, caso en el
cual, la confesión judicial es el título ejecutivo; puede comparecer y no reconocer la deuda, con
lo cual habrá fracasado la gestión preparatoria; y puede no comparecer, o comparecer y dar
respuestas evasivas, caso en el cual, se tendrá por confesada la deuda, y el título ejecutivo
consistirá en la resolución judicial que dicte el tribunal estableciendo el hecho de la confesión en
rebeldía o por dar respuestas evasivas.
¿Qué ocurre si la confesión se efectúo en forma expresa en otro procedimiento? ¿Se
puede demandar ejecutivamente en forma inmediata o se requiere de una gestión preparatoria?
La confesión se debe verificar en la audiencia de gestión preparatoria, independiente que en otro
procedimiento se haya dado en forma expresa, por lo tanto, no se puede demandar
ejecutivamente en forma directa, sino que necesariamente se debe efectuar la gestión
preparatoria. En efecto, respecto de la posibilidad de acompañar la fotocopia autorizada del
expediente que da cuenta de la confesión expresa, la CS ha señalado que el expediente no
constituye escritura pública, ni tampoco un instrumento público, salvo en determinados escritos
del mismo, por lo tanto, no podría servir como título ejecutivo perfecto.
Es importante señalar que no se debe confundir la confesión judicial como medio de
prueba en juicio, y la confesión judicial como gestión preparatoria de la vía ejecutiva. En efecto:
i. En cuanto a su objeto o finalidad, la confesión judicial como medio de prueba está
destinada a acreditar hechos controvertidos en el juicio mismo; en cambio, la confesión
judicial como gestión preparatoria de la vía ejecutiva está destinada a perfeccionar o
completar un título ejecutivo, para iniciar una ejecución posterior.
ii. Atendiendo a la forma de la confesión, la confesión judicial como medio de prueba en
juicio se puede prestar en forma espontánea o provocada; en cambio, la confesión judicial
como gestión preparatoria de la vía ejecutiva solamente de manera provocada.
iii. En cuanto a la prueba, la confesión judicial como medio de prueba sirve para probar
cualquier hecho sustancial, pertinente y controvertido; en cambio, la confesión judicial
como gestión preparatoria de la vía ejecutiva sólo se utiliza para acreditar la existencia de
una obligación o deuda.

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iv. En cuanto a la confesión en rebeldía del absolvente, la confesión judicial como medio de
prueba exige la citación por dos veces del litigante para que se le pueda tener por confeso
en rebeldía; en cambio, la confesión judicial como gestión preparatoria de la vía ejecutiva
sólo requiere de una citación para que, en caso de incomparecencia o rebeldía del deudor,
se tenga por reconocida la obligación.
v. Atendiendo a las formalidades, la confesión judicial como medio de prueba se debe
prestar bajo juramento; en cambio, la confesión judicial como gestión preparatoria de la
vía ejecutiva no requiere de esta formalidad previa de parte del confesante.
vi. En cuanto al funcionario competente, la confesión judicial como medio de prueba puede
ser delegada en el secretario u otro ministro de fe; en cambio, la confesión judicial como
gestión preparatoria de la vía ejecutiva sólo puede ser prestar ante el juez, so pena de
nulidad de la respectiva diligencia o actuación.
vii. Por último, en la confesión judicial como medio de prueba se debe acompañar un pliego
cerrado de posiciones o preguntas; en cambio, en la confesión judicial como gestión
preparatoria de la vía ejecutiva la pregunta es una sola y abierta: “confiese la existencia
de tal obligación”.

d. LA CONFRONTACIÓN DE TÍTULOS Y CUPONES.


Como se dijo al analizar los títulos ejecutivos, para que un título al portador o nominativo
tenga mérito ejecutivo requiere: haber sido legalmente emitido; representar obligaciones
vencidas; y haber sido confrontados con sus Libros talonarios. Este último requisito se obtiene
mediante la gestión preparatoria de la vía ejecutiva llamada de confrontación, la cual tiene lugar
cuando el acreedor solicita al juez respectivo la designación de un ministro de fe para que efectúe
una confrontación, esto es, una comparación del Título cuyo valor se pretende cobrar por la vía
ejecutiva y el Libro Talonario, del cual dicho Título había sido oportunamente desprendido. Si
resulta conforme la confrontación (para lo cual hay que mirar los números de series), la vía
ejecutiva habrá quedado preparada.
Ahora, si lo que se pretende cobrar por la vía ejecutiva es un Cupón que emana de un
Título, es indispensable la concurrencia de dos requisitos: que el Cupón esté vencido y que haya
sido confrontado con el Título, y éste, a su vez, con el Libro Talonario respectivo. Por tanto, en
este caso hay una doble confrontación.

e. LA AVALUACIÓN.
Esta gestión preparatoria de la vía ejecutiva tiene lugar en las obligaciones de dar,
concretamente, una especie o cuerpo cierto que se deba y que no exista en poder del deudor; o un
género determinado que no sea dinero. En estos casos, un perito determinará el valor de la
especie debida o el valor del género determinado que se debe, y, por consiguiente, la ejecución
recaerá en estos valores y no en la especie o en el género adeudados.
La designación del perito la hará el tribunal por sí mismo, vale decir, sin intervención de
las partes (esto hace excepción a las reglas generales sobre de nombramiento de perito); y éste
hará la avaluación de que se trata con los datos que el título ejecutivo suministre y conforme al
valor de mercado. Pero la avaluación del perito no es definitiva, pues de acuerdo al art. 440 del
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CPC, la avaluación que, en conformidad al art. 438, se haga para determinar el monto de la
ejecución, se entenderá sin perjuicio del derecho de las partes para pedir que se aumente o
disminuya; el profesor ALFARO señala que sólo el requirente puede entablar el recurso
correspondiente (apelación) para pedir la rebaja de la avaluación; pues el futuro ejecutado puede
oponerse durante el juicio mediante la excepción contemplada en el art. 464 N° 8 del CPC
llamada, precisamente, “exceso de avalúo”.

f. VALIDACIÓN DE SENTENCIAS EXTRANJERAS O EXEQUÁTUR.


Para que una sentencia dictada en el extranjero tenga fuerza ejecutiva, es necesario que la
CS la constate mediante una gestión preparatoria de la vía ejecutiva llamada validación de
sentencias extranjeras o exequátur. Así, el exequátur se define como el conjunto de reglas
conforme a las cuales, el ordenamiento jurídico de un Estado verifica si una sentencia judicial
emanada de un país extranjero reúne o no los requisitos que permiten su homologación, esto con
el objeto de acceder a su cumplimiento en el Estado que no la pronunció.

g. NOTIFICACIÓN JUDICIAL DEL TÍTULO EJECUTIVO A LOS HEREDEROS DEL DEUDOR.


Es un principio fundamental en Derecho civil, que los herederos del causante lo
representan y suceden en todos sus derechos y obligaciones transmisibles. Así, si el causante era
deudor de un crédito que consta en un título ejecutivo, podrá exigirse su cumplimiento, y por la
vía ejecutiva, a sus herederos.
Sin embargo, en atención a que los herederos del deudor pueden ignorar la existencia del
crédito, el legislador estableció en el art. 1377 del CC que los títulos ejecutivos contra el difunto
lo serán igualmente contra los herederos; pero los acreedores no podrán entablar o llevar
adelante la ejecución, sino pasados ocho días después de la notificación judicial de sus títulos.
Eso sí, para notificar a los herederos del deudor, es indispensable que se realice la posesión
efectiva de los bienes, requiriendo la resolución judicial o administrativa que señale quienes son
los herederos del difunto.

3. FORMAS DE EJECUCIÓN.
En caso de que el deudor incumpla su obligación, es necesario obtener su cumplimiento
por vías compulsiva. Al respecto, el profesor ALFARO señala que la ejecución teóricamente
puede ser de dos formas:
i. Mediante el embargo genérico de acciones y derechos de contenido patrimonial. En
ausencia de bienes por parte del deudor, hay legislaciones que permiten que se
embarguen genéricamente derechos y acciones de contenido patrimonial, lo cual no
significa la posibilidad de venta ni remate de esas acciones, sino que ese embargo
genérico supone una suspensión del proceso de ejecución, hasta que aparezcan bienes.
ii. El sistema que existe en nuestro país, es el del embargo y realización de bienes
determinados. En efecto, cuando no existe la especie o cuerpo cierto debido en poder del
deudor, o cuando éste no tiene dinero para pagar su obligación, lo que se hace es

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embargar bienes de su propiedad para venderlos, y con el producto de la venta se


satisface la deuda.
Las etapas importantes de este sistema, son: primero se ordena el embargo, que consiste
en una providencia tendiente a evitar que el deudor disponga de sus bienes; este es un
acto de carácter preventivo, pero no es una medida precautoria, aunque produzca sus
mismos efectos. Una vez decretado el embargo, teóricamente pueden existir dos
alternativas: el acreedor tiene un título con fuerza ejecutoria, es decir, una sentencia
definitiva o interlocutoria firme o ejecutoriada, lo cual lleva a una ejecución incidental,
con lo cual se eliminan trámites, se acoten términos y el proceso de ejecución
básicamente tiene por finalidad la tasación y venta de los bienes; ahora, si el acreedor
cuenta con un título que tiene fuerza o mérito ejecutivo (los demás títulos ejecutivos), ello
acarrea la circunstancia de que dentro del procedimiento ejecutivo se verificará un nuevo
proceso de conocimiento (el deudor puede interponer excepciones, interponer recursos,
puede haber resolución que recibe la causa a prueba, etc.); y una vez firme el título, se
procederá a la venta de los bienes.

En los párrafos siguientes se analizarán los juicios ejecutivos en las obligaciones de dar,
hacer y no hacer, en los cuales se verifican los trámites que se expresaron en el apartado anterior.

C. J UICIO EJECUTIVO DE MAYOR CUANTÍA EN LAS OBLIGACIONES DE DAR .

1. REGULACIÓN Y ÁMBITO DE APLICACIÓN.


Este juicio ejecutivo se encuentra regulado en el Título I (“Del juicio ejecutivo en las
obligaciones de dar”) del Libro III (“De los juicios especiales”), en los arts. 434 al 529 del CPC.
En el silencio de estas disposiciones se debe recurrir al Libro I del CPC (“Disposiciones comunes
a todo procedimiento”); y, todavía más, al Libro II (“Del juicio ordinario”), por ser el juicio
ordinario un procedimiento supletorio.
En cuanto a su campo de aplicación, son dos elementos o requisitos que lo determinan:
i. La cuantía del mismo del juicio, pues es necesario que el monto de lo disputado sea
superior a 10 UTM. Si dicho monto es inferior, tendría lugar el juicio ejecutivo de
obligaciones de dar pero de mínima cuantía.
ii. Debe tratarse de una obligación de dar. Como se sabe, en el CC la obligación de dar es la
que tiene por objeto transferir el dominio, constituir un derecho real limitativo o la simple
entrega. Por ejemplo, la obligación que pesa sobre el vendedor de entregar la cosa
vendida; la obligación que pesa sobre el arrendatario de restituir la cosa arrendada; etc.

2. ESTRUCTURA.
Este juicio ejecutivo consta, fundamentalmente, de dos cuadernos o ramos: el cuaderno
principal y el cuaderno de apremio. Eventualmente puede existir un cuaderno de tercerías.
i. C u a d e r n o p r i n c i p a l o e j e c u t i v o . El cuaderno principal constituye el juicio mismo,
es decir, la contienda o controversia jurídica y actual que las partes someten a la decisión

727
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del juez. En consecuencia, en él se encuentran cronológicamente: la demanda ejecutiva


aparejada de su correspondiente título; la contestación del demandado, que en el juicio
ejecutivo recibe el nombre de “posición a la ejecución”; las pruebas, en caso de que ellas
sean procedentes; y, por último, la sentencia definitiva y sus correspondientes recursos.
ii. C u a d e r n o d e a p r e mi o . El cuaderno de apremio, por el contrario, representa más bien
el aspecto compulsivo o de fuerza que va envuelto en todo juicio ejecutivo. En él se
encuentran: el mandamiento de ejecución; el embargo (con su eventual ampliación); las
actuaciones relativas a la administración y realización de los bienes embargados; y por
último, la liquidación del crédito y de las costas y el pago al acreedor o ejecutante. En el
hecho, el cuaderno de apremio se paraliza mientras en el cuaderno principal no se dicte la
sentencia definitiva. Sin embargo, ambos cuadernos se tramitan separada e
independientemente, de suerte que los recursos deducidos en uno de ellos no retardan la
marcha del otro.
iii. C u a d e r n o d e t e r c e r í a . Por excepción, también puede existir en el juicio ejecutivo
otro cuaderno, cual es, el cuaderno de tercería; y ello acontecerá cuando advenga y se
presente en el juicio ejecutivo un tercero invocando derecho de dominio o posesión sobre
los bienes embargados; o el derecho a ser pagado preferentemente, o el derecho a
concurrir al pago; o bien alguno de los otros derechos que la ley señala expresamente.

3. ANÁLISIS DEL CUADERNO PRINCIPAL.

3.1. LA DEMANDA EJECUTIVA.

a. CONCEPTO Y REQUISITOS.
El juicio ejecutivo puede comenzar por la demanda ejecutiva interpuesta por el acreedor
en contra del deudor, o bien, por gestiones preparatorias de la vía ejecutiva. Comienza por
demanda cuando el título ejecutivo es perfecto, es decir, cuando por sí solo permite iniciar un
proceso ejecutivo, sin que sea necesario realizar una gestión previa; a la inversa, se inicia por
medio de gestiones preparatorias de la vía ejecutiva cuando el título que tenga el acreedor
requiera de esas gestiones previas para perfeccionarse.
Ahora bien, se entiende por demanda ejecutiva el acto jurídico procesal en virtud del cual
el ejecutante deduce su acción ejecutiva aparejada del título en que se funda. Esta demanda se
interpone ante el tribunal competente, el cual será, por regla general, el del domicilio del
ejecutado; y si se ha iniciado el juicio mediante una gestión preparatoria de la vía ejecutiva, será
ante el mismo tribunal que conoció de la gestión. Y para comparecer ante el tribunal, se deberán
cumplir con las normas sobre comparecencia en juicio (mandatario judicial y patrocinio de
abogado).
La demanda ejecutiva, como todo escrito, debe ajustarse a los requisitos generales de los
escritos judiciales (se debe presentar en papel, por conducto del secretario respectivo,
encabezado por una suma que indique su contenido, y se deben acompañar tantas copias cuantas
sean las partes a quienes debe notificarse la providencia que en él recaiga); y, además, debe
cumplir con requisitos los específicos de las demandas (art. 254 del CPC). Dentro de estos
requisitos específicos, cobra especial relieve en la demanda ejecutiva la parte petitoria, la que,
según CASARINO, debe consistir en solicitar que, desde luego, se despache mandamiento de
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ejecución y embargo en contra del deudor por la obligación de que se trate, y que, en definitiva,
se acoja la demanda y se rechacen las excepciones, en caso de oposición, disponiéndose, al
mismo tiempo, seguir adelante la ejecución hasta hacer entero pago al acreedor de su crédito”.
Art. 254. La demanda debe contener:
1. La designación del tribunal ante quien se entabla;
2. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las personas que lo representen, y la naturaleza de
la representación;
3. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado;
4. La exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoya; y
5. La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión, de las peticiones que se sometan al fallo del tribunal.

Por último, la demanda puede contener las siguientes menciones accidentales: se pueden
señalar los bienes para trabar el embargo (si es un bien raíz se debe mencionar su inscripción, si
es un vehículo motorizado su placa patente; el número de cuenta corriente; acciones o derechos
de una sociedad, etc.); también se puede mencionar en la demanda ejecutiva quien tendrá el
carácter de depositario de los bienes embargados, sea en carácter de provisional o definitivo;
eventualmente, si es que existe un justo temor de que el embargo no pueda ser cumplido, puede
solicitar que el embargo sea realizado con el auxilio de la fuerza pública; y se puede solicitar la
custodia del título para que no vaya al expediente (por ejemplo, tratándose de un cheque).

b. EXAMEN DE ADMISIBILIDAD.
Una vez presentada la demanda ejecutiva, aparejada de su correspondiente título, el juez
debe analizar si concurren o no los requisitos necesarios para que la acción ejecutiva pueda ser
admitida a tramitación; es decir, debe verificar: si el título invocado es ejecutivo, si la obligación
es actualmente exigible, si la obligación es líquida, y si la acción no está prescrita.
De acuerdo al art. 441 del CPC, el tribunal examinará el título y despachará o denegará
la ejecución, sin audiencia ni notificación del demandado, aun cuando se haya éste apersonado
en el juicio; agrega el inc. II que las gestiones que en tal caso haga el demandado (por ejemplo,
diga que la acción está prescrita) no embarazarán en manera alguna el procedimiento ejecutivo,
y sólo podrán ser estimadas por el tribunal como datos ilustrativos para apreciar la procedencia
o improcedencia de la acción. Ahora bien, el tribunal puede adoptar dos actitudes respecto de la
demanda ejecutiva:
i. Si no concurren los requisitos de la acción ejecutiva, debe denegar la ejecución, y en tal
caso el ejecutado puede apelar. En efecto, de acuerdo al art. 441 inc. III si denegado el
mandamiento de ejecución, se interpone apelación de este fallo y ha lugar a ella, el
tribunal elevará el proceso al superior, también sin notificación del demandado.
La jurisprudencia se ha uniformado en el sentido de que la resolución que deniega la
ejecución es una sentencia interlocutoria, ya que falla un incidente estableciendo
derechos permanentes en favor de las partes; y todavía más, de aquellas que hacen
imposible la continuación del juicio. En consecuencia, esta resolución aparte de ser
apelada por el ejecutante, podría ser recurrida de casación en la forma, de conformidad a
las reglas generales.
ii. Si concurren los requisitos de la acción ejecutiva, ordenará “despachar” la ejecución, lo
cual significa, en el fondo, admitir a tramitación la demanda ejecutiva. El “despáchese”

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es una resolución judicial, y en cuanto a su naturaleza jurídica, existe discusión. Por un


lado, el profesor Enrique WIEGAND sostuvo que tiene la naturaleza jurídica de una
sentencia definitiva, porque en el evento que no se opongan excepciones, basta el
“despáchese”; todavía más, en el evento de que se opongan excepciones, aun así sigue
siendo una sentencia definitiva, pues las excepciones son verdaderos recursos. Otros
piensan que es una sentencia interlocutoria, y en caso de que se opongan excepciones,
sería una sentencia interlocutoria de aquellas que sirven de base para el pronunciamiento
de una sentencia definitiva posterior; y si no se oponen, no puede ser encasillada en
ninguna de las resoluciones contempladas en el art. 158 del CPC (no podría ser catalogado
como auto, decreto o proveído, porque en ellos no hay un juzgamiento).
La jurisprudencia se ha uniformado en el sentido de que se trata de una sentencia
interlocutoria de segundo grado, porque resuelve sobre un trámite que ha de servir de
base para el pronunciamiento de una sentencia definitiva posterior, pero no es de aquellas
que ponen término al juicio o hacen imposible su continuación. Por lo anterior,
CASARINO señala que esta última resolución será únicamente susceptible de apelación por
parte del ejecutado; recurso que deberá ser concedido en el solo efecto devolutivo, de
conformidad con lo preceptuado en el art.194 N° 1 del CPC. Sin embargo, el profesor
ALFARO estima que al ejecutado le estaría vedado apelar de la resolución que despacha la
ejecución, en razón de que la manera de defenderse es oponiendo la correspondiente
excepción.

3.2. EL MANDAMIENTO DE EJECUCIÓN.


Como se ha dicho, si el tribunal constata la concurrencia de todos los requisitos legales para
que la acción ejecutiva pueda prosperar, despachará la ejecución; y despechar la ejecución significa
(aparte de declarar admisible la demanda) que se debe extender un mandamiento de ejecución y
embargo. El mandamiento de ejecución y embargo es una orden escrita emanada del tribunal en
virtud de la cual se requiere de pago al deudor bajo el apercibimiento de que se le embargarán sus
bienes en caso de no pago. ¿En base a qué antecedentes se extiende esta orden? En base a la
resolución que dicta el tribunal y que recae en la demanda ejecutiva admitiendo su tramitación, vale
decir, en base al “despáchese”.
Hay que tener presente que el mandamiento de ejecución y embargo es una actuación
judicial, y no una resolución judicial; y este acto constituye la pieza que da origen al cuaderno de
apremio. Ambas actuaciones deben ser firmadas por el juez y el secretario.
El mandamiento de ejecución y embargo se encuentra regulado en el art. 431 del CPC, y
de dicha disposición la doctrina señala que el mandamiento tiene un contenido esencial y uno
accidental. El c o n t e n i do e s e n c i a l está compuesto por:
i. La orden de requerir de pago al deudor (art. 443 N° 1 primera parte).
ii. La orden de embargar bienes del deudor en cantidad suficiente para cubrir la deuda con
sus intereses y reajustes, si no paga en el acto (art. 443 N° 2).
iii. La firma del juez y del secretario. Ellos son los que deben elaborar el mandamiento, pero
en la práctica lo hace sólo el secretario.

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Por otra parte, las m e n c i o n e s a c c i d e n t a l e s , esto es, aquellas que se pueden indicar o
no, son:
i. La designación de un depositario provisional (art. 443 N° 3).
ii. La designación de la especie o cuerpo cierto sobre la cual recae la ejecución o de los
bienes que sea necesario embargar si éstos han sido designados por el acreedor en su
demanda ejecutiva (art. 443 N° 3).
iii. La orden de solicitar el auxilio de la fuerza pública para proceder a la ejecución, si lo ha
solicitado el acreedor y en concepto del tribunal hay fundado temor de que el
mandamiento sea desobedecido (art. 443 N° 3).

3.3. EL REQUERIMIENTO DE PAGO.

a. CONCEPTO.
Hasta el momento, la demanda ejecutiva ha sido admitida a tramitación, se ha despachado
la ejecución y se ha extendido el correspondiente mandamiento de ejecución y embargo. Procede
ahora que un ministro de fe ponga la demanda ejecutiva en conocimiento del deudor, o sea, se la
notifique; y, en seguida, lo requiera de pago o le embargue sus bienes si no paga en el acto.
Por lo tanto, requerimiento de pago consiste en la notificación que hace el receptor de la
demanda ejecutiva al deudor, y en la intimación que se le hace para que pague la deuda, bajo el
apercibimiento de que si no lo hace, se iniciara en su contra un procedimiento coactivo para
lograr por esa vía el pago. En consecuencia, el requerimiento de pago persigue dos finalidades
fundamentales:
i. Notificar al deudor la demanda ejecutiva y requerirlo o intimarlo para que pague la
obligación cuyo cumplimiento ejecutivo se pretende. La jurisprudencia ha sostenido que
el emplazamiento en el juicio ejecutivo se compone de estos dos elementos; así, si se le
notificó de la demanda ejecutiva pero no fue requerido de pago o no consta que fue
requerido de pago en el cuaderno principal y en el de apremio, se entiende que no hubo
emplazamiento.
ii. Luego hay una finalidad consecuencial, para el caso de no pago, cual es, la de embargarle
bienes suficientes para cubrir capital, intereses y costas adeudadas.

b. NOTIFICACIÓN.
¿Cómo se practica el requerimiento de pago? La respuesta la da el art. 443 Nº 1 CPC al decir
que el mandamiento de ejecución contendrá: 1) la orden de requerir de pago al deudor. Este
requerimiento debe hacérsele personalmente; pero si no es habido, se procederá en conformidad
al art. 44 (notificación personal subsidiaria), expresándose en la copia a que dicho artículo se
refiere, a más del mandamiento, la designación del día, hora y lugar que fije el ministro de fe
para practicar el requerimiento. No concurriendo a esta citación el deudor, se hará
inmediatamente y sin más trámite el embargo; agrega el inc. II que cuando el deudor haya sido
notificado personalmente o con arreglo al art. 44 para otra gestión anterior al requerimiento, se

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procederá a éste y a los demás trámites del juicio, en conformidad a lo establecido en los arts.
48 a 53. La designación del domicilio, exigida por el art. 49, deberá hacerse en tal caso por el
deudor dentro de los dos días subsiguientes a la notificación, o en su primera gestión si alguna
hace antes de vencido este plazo. Como se puede apreciar, existen tres formas de practicar el
requerimiento de pago al deudor:
i. Mediante la notificación personal propiamente tal, esto es, aquella que consiste en
entregar a quien se trata de notificar, en forma personal, copia íntegra de la resolución y
de la solicitud en que haya recaído, cuando sea escrita. Cabe decir que el art. 41 inc. I del
CPC dice que…en los juicios ejecutivos, no podrá efectuarse el requerimiento de pago en
público y, de haberse notificado la demanda en un lugar o recinto de libre acceso
público, se estará a lo establecido en el N° 1° del art. 443; es decir, si el deudor se
encuentra en un lugar público, sólo se le notificará la demanda ejecutiva, y se le dejará
una “cédula de espera”, la cual contiene el día, hora y lugar para requerirle de pago
(usualmente el lugar es la oficina del Receptor).
ii. Mediante la notificación personal subsidiaria, es decir, aquella que se practica cuando no
es habida la persona, pero está en el lugar del juicio y se sabe donde ejerce su profesión y
oficio. En tal caso se le notificará la demanda ejecutiva a cualquier persona adulta que se
encuentre en la morada o en el lugar donde la persona que se va a notificar ejerce su
empleo, y en caso de que nadie se encuentre allí o si por cualquier otra causa no es
posible notificar a las personas que se encuentren en esos lugares, se deberá fijar en la
puerta una cédula que de noticia de la demanda, de las partes, de la materia de la causa y
del juez que conoce de ella. Ahora bien, la notificación de la demanda se efectúa en
cualquiera de las dos situaciones, pero el requerimiento de pago tiene una particularidad,
porque se debe dejar una “cedula de espera” en la cual se designa el día, hora y lugar para
realizar el requerimiento de pago y así darle al ejecutado efectivamente una oportunidad
procesal para que pague, de modo de evitar que se siga con la ejecución. Si al día y hora
señalada no concurre el ejecutado, se le tiene por requerido y desde ese momento se
puede practicar el embargo.
iii. Mediante notificación por cédula o por el estado diario, cuando el deudor haya sido
notificado personalmente para otras gestiones anteriores, es decir, cuando ha sido
notificado para la gestión destinada a preparar la ejecución. Luego, se practicará el
requerimiento de pago al deudor por cédula, cuando haya designado domicilio en las
gestiones anteriores a dicho requerimiento; en caso contrario, se practicará el
requerimiento de pago al deudor por el estado diario.

c. IMPORTANCIA.
La importancia del requerimiento de pago, la señala el art. 462 inc. I del CPC, el cual
dispone que el término para deducir la oposición comienza a correr desde el día del
requerimiento de pago (y no desde la notificación de la demanda ejecutiva); por ello se dijo que
si no se efectúa el requerimiento, no hay emplazamiento. Y como se sabe, el requerimiento
puede tener lugar al momento de notificarse la demanda ejecutiva, o en un momento posterior.

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Ahora bien, hay que dejar constancia de la notificación y del requerimiento de pago en el
cuaderno principal, pues a partir del requerimiento comienza a correr el plazo para oponer
excepciones.

3.4. OPOSICIÓN DEL EJECUTADO.

a. CONCEPTO.
Como se dijo, el requerimiento de pago persigue dos finalidades esenciales: poner en
conocimiento del deudor la demanda ejecutiva que se ha iniciado en su contra; y constreñirlo
para que pague la obligación cuyo cumplimiento compulsivo pretende el acreedor. En
consecuencia, requerir de pago al deudor significa también emplazarlo al juicio (se traba la litis),
poner en su conocimiento la demanda ejecutiva que se ha iniciado en su contra para que haga su
correspondiente defensa; y el plazo para defenderse comienza desde el requerimiento.
Así, la oposición del ejecutado es la defensa que él hace en el juicio ejecutivo y que se
manifiesta en la posibilidad de oponer las correspondientes excepciones. Dado el carácter
especial y sumario que reviste el juicio ejecutivo, la oposición o defensa del deudor está bien
limitada pues: se debe hacer valer en un plazo más breve que en el juicio ordinario; debe
fundarse, exclusivamente, en aquellas excepciones que el mismo legislador se encarga de señalar
de manera taxativa; y no se distingue la naturaleza dilatoria o perentoria de dichas excepciones,
para los efectos de su oposición y tramitación, pues todas, como se verá, se oponen
conjuntamente y en un mismo escrito.

b. EXCEPCIONES QUE PUEDE HACER VALER EL EJECUTADO.


El art. 464 del CPC señala que la oposición del ejecutado sólo será admisible cuando se
funde en alguna de las excepciones siguientes:
i. La incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda (art. 464 Nº 1).
Esta es la misma excepción dilatoria contemplada por la ley dentro del juicio ordinario de
mayor cuantía; y, desde el momento en que aquélla no distingue, se refiere tanto a la
incompetencia absoluta del tribunal como a la relativa. De acuerdo al art. 465 inc. II del
CPC, no obstará para que se deduzca la excepción de incompetencia, el hecho de haber
intervenido el demandado en las gestiones del demandante para preparar la acción
ejecutiva; en consecuencia, la prórroga de competencia que se ha podido producir en las
gestiones preparatorias de la vía ejecutiva no se hace extensiva al juicio ejecutivo
posterior; agrega el inc. III que deducida esta excepción, podrá el tribunal pronunciarse
sobre ella desde luego, o reservarla para la sentencia definitiva.
ii. La falta de capacidad del demandante o de personería o representación legal del que
comparezca en su nombre (art. 464 Nº 2). Esta excepción también opera en el juicio
ordinario de mayor cuantía, y allí se dijo que comprendía tres situaciones diversas: la
falta de capacidad del demandante, lo cual se refiere a la incapacidad para ser parte, y a la
incapacidad para comparecer en juicio (por ejemplo, un ejecutante menor de edad que ha
comparecido a su propio nombre); la falta de personería del que comparece en su nombre,
es decir, una persona que actúa como mandatario civil del ejecutante sin serlo; y la falta

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de representación legal del que comparece en su nombre, es decir, un representante legal


que acciona en nombre del ejecutante incapaz, sin serlo en realidad.
Acá se plantea el problema de si puede o no oponer esta excepción el ejecutado que
carece de capacidad para actuar válidamente en el juicio. Según CASARINO el ejecutado
incapaz (o su representante) no puede oponer esta excepción, pues ella se refiere
exclusivamente a la “falta de capacidad del ejecutante”; sin embargo, frente a esta
situación, la oposición del ejecutado incapaz debiera fundamentarse en la excepción del
art. 464 Nº 7, o sea, en faltarle al título los requisitos o condiciones legales necesarios
para tener fuerza ejecutiva en su contra. Lo mismo sucede con la falta de ius postulandi
del ejecutante, pues esta excepción también se encasillaría en el Nº 7 del art. 464.
El profesor ALFARO señala que si se acoge esta excepción, no cabe la convalidación o
ratificación de lo obrado, pues la litis se encuentra mal planteada. Lo único que cabe es la
figura de la renovación de la acción ejecutiva, de acuerdo al art. 477 del CPC, que
establece que la acción ejecutiva rechazada por incompetencia del tribunal,
“incapacidad”, ineptitud del libelo o falta de oportunidad en la ejecución, podrá
renovarse con arreglo a los preceptos de este Título.

iii. La litispendencia ante tribunal competente, siempre que el juicio que le da origen haya
sido promovido por el acreedor, sea por vía de demanda o de reconvención (art. 464 Nº
3). Hay que recordar que hay litispendencia toda vez que entre las mismas partes existe
otro juicio diverso que tiene el mismo objeto y la misma causa de pedir (hay una triple
identidad); el juicio puede estar en el mismo tribunal o en otro distinto. Esta excepción
dilatoria también cabe en el juicio ordinario, sin embargo, hay una notable diferencia
entre ambas excepciones, pues en el juicio ordinario el nuevo juicio puede haber sido
iniciado tanto por el demandante como por el demandado, en cambio, en el juicio
ejecutivo sólo debe haber sido iniciado por el ejecutante, sea por vía de demanda o de
reconvención.
Esta diferencia tiene como fundamento el que si se aceptara en el juicio ejecutivo la
litispendencia en los mismos términos que en el juicio ordinario, sería muy fácil para el
deudor entrabar la acción ejecutiva de su acreedor anticipándose e iniciando en su contra
un juicio ordinario sobre la misma obligación. Es decir, el ejecutado podría fabricarse la
excepción.

iv. La ineptitud del libelo por falta de algún requisito legal en el modo de formular la
demanda, en conformidad a lo dispuesto en el art. 254 (art. 464 Nº 4). Esta excepción
también está presente en el juicio ordinario de mayor cuantía, pero hay una diferencia,
pues en el juicio ordinario si la excepción se acoge, existe la posibilidad de modificar la
demanda, en cambio, en el juicio ejecutivo si la demanda contiene errores y se acoge la
excepción, lo único que cabe es la figura de la renovación de la acción ejecutiva, de
acuerdo al art. 477 del CPC, que establece que la acción ejecutiva rechazada por
incompetencia del tribunal, incapacidad, “ineptitud del libelo” o falta de oportunidad en
la ejecución, podrá renovarse con arreglo a los preceptos de este Título.
¿Qué pasa si en las gestiones preparatorias de la vía ejecutiva se ha hecho debida y
completa individualización de las partes? ¿Será necesario que la demanda ejecutiva la
contenga nuevamente? La jurisprudencia es contradictoria: unos fallos dicen que debe
hacerlo, por cuanto no existe regla especial al respecto; otros, en cambio, dicen que esta
formalidad es innecesaria, por cuanto las gestiones preparatorias forman parte integrante

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del juicio ejecutivo posterior.

v. El beneficio de excusión o la caducidad de la fianza (art. 464 Nº 5). Se trata de dos


excepciones diferentes. En efecto, el beneficio de excusión es el derecho de que goza el
fiador que ha sido demandado para exigir que, antes de proceder contra él, se persiga la
deuda en los bienes del deudor principal, y en las hipotecas o prendas prestadas por éste
para la seguridad de la deuda misma; en cambio, la caducidad de la fianza es la extinción
de la misma por los medios que la ley civil al respecto establece. En este sentido el art.
2381 del CC dice que la fianza se extingue, en todo o parte, por los mismos medios que
las otras obligaciones según las reglas generales, y además: 1) por el relevo de la fianza
en todo o parte, concedido por el acreedor al fiador; 2) en cuanto el acreedor por hecho
o culpa suya ha perdido las acciones en que el fiador tenía el derecho de subrogarse; 3)
por la extinción de la obligación principal en todo o parte.

vi. La falsedad del título (art. 464 Nº 6). Se dice que un título es falso toda vez que no es
auténtico, o sea, cuando no ha sido realmente otorgado y autorizado por las personas y de
la manera que en él se expresa; por consiguiente, debe haber suplantación de personas, o
bien, alteraciones fundamentales introducidas en el título mismo.486
vii. La falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las leyes para que
dicho título tenga fuerza ejecutiva, sea absolutamente, sea con relación al demandado
(art. 464 Nº 7). Según el profesor ALFARO, está excepción es la que le da el carácter de
genérica a la enumeración del art. 464 del CPC. Ahora bien ¿esta excepción sólo dice
relación con el título ejecutivo, o también con los demás requisitos para que la acción
ejecutiva sea procedente? La jurisprudencia reiterada ha dicho que esta excepción tiende
a controlar la concurrencia de los requisitos establecidos por las leyes para que la acción
ejecutiva pueda prosperar; en otras palabras, el ejecutado, al oponer esta excepción,
sostendrá que el título que sirve de fundamento a la ejecución no es ejecutivo; que la
obligación no es actualmente exigible; que la obligación no es líquida; o que la acción
está prescrita. La jurisprudencia sobre el particular es muy abundante, así, por vía de
ejemplo, ha reconocido que esta excepción procede si la sentencia que se invoca como
título ejecutivo no está ejecutoriada; si la obligación cuyo cumplimiento se pretende es
condicional y la condición aún está pendiente; si la obligación cuyo cumplimiento se
pretende no es líquida; si el título en que consta la obligación no aparece extendido en
conformidad a lo preceptuado en la Ley de Timbres y Estampillas; etc.
Ahora bien, la falta de requisitos para que el título tenga mérito ejecutivo puede ser
absoluta o con relación al demandado. Es absoluta por ejemplo, cuando el título que se
invoca como ejecutivo es un instrumento privado no reconocido judicialmente, ni
mandado tener por reconocido; y la falta de requisitos es relativa o en relación con el
demandado, por ejemplo, cuando el título que se invoca como fundamento de la
ejecución es una copia autorizada de escritura pública, que deja constancia de una
obligación que no ha sido contraída por el ejecutado, sino por otra persona.

486
No cabe confundir la falsedad del título con la nulidad del mismo o con la nulidad de la obligación que en él se
contiene. La falsedad, como se ha dicho, supone suplantaciones, adulteraciones, etc.; la nulidad, en cambio, supone
la simple omisión de formalidades legales que, por expresa disposición del legislador, invalidan el acto de que se
trate (es una sanción legal civil)

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viii. El exceso de avalúo en los casos del art. 438 incs. II y III (art. 464 Nº 8). Esta excepción
tiene lugar cuando la ejecución recae sobre una especie o cuerpo cierto que no existe en
poder del deudor o sobre un género determinado (es decir, cuando la obligación de dar no
es líquida), pues en estos casos es necesario preparar la vía ejecutiva mediante la
avaluación de esos bienes que hace un perito nombrado por el tribunal; ahora, como se
trata de una gestión previa a la ejecución, sólo el requirente puede deducir un recurso de
apelación por estimar baja la avaluación, no así el futuro ejecutado que no concurre. Es
por ello que ahora se le da la posibilidad de oponer una excepción por estimar excesiva la
avaluación, a fin de que en definitiva sea rebajada.
ix. El pago de la deuda (art. 464 Nº 9). El pago es el modo normal de extinguir una
obligación, y se le define como la prestación de lo que se debe (el instrumento más
idóneo para acreditar el pago, es la carta de pago o recibo). El art. 464 inc. final establece
que estas excepciones pueden referirse a toda la deuda o a una parte de ella solamente,
lo cual tiene directa relación con el pago parcial.
x. La remisión de la misma (art. 464 Nº 10). Esta excepción se refiere a la remisión de la
deuda u obligación, lo cual equivale a la condonación de la deuda por parte del acreedor
hábil para disponer de la cosa que es objeto de ella.487
xi. La concesión de esperas o la prórroga del plazo (art. 464 Nº 11). Si el acreedor ha
concedido una espera al deudor o, de común acuerdo, han convenido en prorrogar el
plazo, es evidente que la obligación no presenta la característica de ser actualmente
exigible (en cierto sentido, esta excepción está comprendida en el art. 464 Nº 7).
xii. La novación (art. 464 N° 12). Este es un modo de extinguir las obligaciones, y por otra
parte, es una forma de hacer nacer derechos y obligaciones. Es definida por el art. 1628
del CC como la substitución de una nueva obligación a otra anterior, la cual queda por
tanto extinguida.
xiii. La compensación (art. 464 N° 13). La compensación también es un modo de extinguir las
obligaciones que opera entre dos personas que son deudoras y acreedoras recíprocas,
siempre que dichas deudas sean de dinero, o de cosas fungibles o indeterminadas de igual
género y calidad, líquidas y actualmente exigibles Se ha declarado por la jurisprudencia
que la deuda que se opone en compensación de la que se pretende ejecutar no requiere
constar de un título ejecutivo, basta que el ejecutado pueda probarla y que concurran los
demás requisitos exigidos por la ley civil.
xiv. La nulidad de la obligación (art. 464 Nº 14). La nulidad es otro modo de extinguir las
obligaciones, y puede ser de dos clases: absoluta o relativa. La ley procesal civil no
distingue al respecto; luego, ambas clases de nulidad pueden oponerse, indistintamente,
como excepciones en el juicio ejecutivo. Normalmente, la nulidad de una obligación se
discute en un juicio declarativo, pero acá la ley da la posibilidad de que se discuta la

487
El profesor ALFARO señala que en esta hipótesis se podría crear un título ejecutivo para evitar trámites como la
insinuación de donaciones o el pago de impuestos. Así, por ejemplo, se podría crear un pagare, iniciar la ejecución,
y luego remitir la deuda.

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existencia misma de una obligación en el momento de la ejecución.488


xv. La pérdida de la cosa debida, en conformidad a lo dispuesto en el Título XIX (“De la
pérdida de la cosa que se debe”), Libro IV (“De las obligaciones en general y de los
contratos”) del CC (art. 464 Nº 15). Este es otro modo de extinguir las obligaciones y se
produce cuando el cuerpo cierto que se debe perece, ya sea porque se destruye, porque
deja de estar en el comercio, o porque desaparece y se ignora si existe. La pérdida de la
cosa debida debe ser fortuita, pues si obedece a culpa del deudor o se produce estando en
mora, la obligación subsiste, pero varía de objeto: el deudor es obligado al precio de la
cosa y a indemnizar al acreedor. En este último caso, la ejecución también cambia de
objeto, pues deberá recaer sobre el valor de la especie debida, haciéndose su avaluación
por un perito que nombrará el tribunal.
xvi. La transacción (art. 464 Nº 16). La transacción es un contrato en que las partes terminan
extra judicialmente un litigio pendiente, o precaven un litigio eventual, haciéndose
concesiones recíprocas.
xvii. La prescripción de la deuda o sólo de la acción ejecutiva (art. 464 Nº 17). Se trata de dos
excepciones diferentes. En efecto, prescripción de la deuda ataca directamente a la
obligación (cinco años contados desde que la obligación se hizo exigible) y, en caso de
ser aceptada, impide que ésta pueda ser nuevamente cobrada; en cambio, la prescripción
de la acción ejecutiva, deja a salvo la acción ordinaria para hacerla valer en el
procedimiento sumario.
xviii. La cosa juzgada (art. 464 Nº 18). Tiene lugar, siempre que entre la nueva demanda y la
anteriormente resuelta haya: identidad legal de personas; identidad de la cosa pedida; e
identidad de la causa de pedir. El profesor ALFARO señala que el juicio anterior no puede
ser un juicio declarativo, pues en dicho caso, habría un objeto distinto; por ende, sólo
puede tratarse de un juicio ejecutivo.

c. CARACTERÍSTICAS DE LAS EXCEPCIONES.


Del examen detenido que se ha hecho, se pueden señalar las siguientes características de
las excepciones:
i. T a x a t i v i d a d . La oposición del ejecutado sólo puede fundarse en las excepciones que
enumera de forma taxativa el art. 464 del CPC, por cuanto el texto de esta disposición así
lo ordena, al decir que la oposición del ejecutado sólo será admisible cuando se funde en
alguna de las excepciones siguientes… Sin embargo, a pesar de este carácter taxativo,
hay una causal genérica, cual es, la del art. 464 Nº 7, que consagra la excepción de falta
de requisitos o condiciones legales para que el título invocado tenga fuerza ejecutiva, sea
absolutamente, sea en contra del demandado.

488
El profesor ALFARO señala que se plantea la discusión de que si el título ejecutivo es una sentencia definitiva o
interlocutoria firme, se podría o no alegar su nulidad. Algunos señalan que no, porque ésta debió alegarse en el
correspondiente juicio declarativo (es más, la ejecución incidental señala que la excepción se debe basar en hechos
acaecidos con posterioridad a la sentencia); otros en cambio, señalan que la ley no dice nada al respecto, por ende,
se podría alegar.

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ii. T o t a l e s o p a r c i a l e s . De acuerdo al art. 464 inc. final estas excepciones pueden


referirse a toda la deuda o a una parte de ella solamente. De aquí se desprende que estas
excepciones pueden ser totales o parciales; lo que reviste importancia para los efectos de
saber si la ejecución debe o no seguir adelante cuando ellas son acogidas.
iii. D i l a t o r i a s y p e r e n t o r i a s . Las excepciones que enumera el art. 464 del CPC son
algunas dilatorias (numerales 1 al 5), y la mayoría perentorias (numerales 6 al 18). Si se
interpone una excepción dilatoria y una perentoria, el juez debe analizar primero la
dilatoria (los vicios de forma), para después entrar analizar los vicios de fondo.

d. PLAZO PARA DEDUCIR LA OPOSICIÓN.


Acá es necesario distinguir cuatro situaciones, según sea el lugar en donde el deudor ha
sido requerido de pago:
i. De acuerdo al art. 459. inc. I del CPC, si el deudor es requerido de pago en el lugar de
asiento del tribunal, tendrá el término de cuatro días útiles para oponerse a la ejecución,
contados desde el requerimiento de pago. Por “lugar de asiento del tribunal” se entienden
los límites urbanos de la ciudad en que éste funciona; y por “días útiles” los días hábiles,
o sea, que para computarlos se descuentan los feriados.
ii. Si el deudor es requerido dentro del territorio jurisdiccional en que se ha promovido el
juicio, pero fuera de la comuna asiento del tribunal, este término será de ocho días
hábiles. En efecto el art. 459 inc. II del CPC, señala que este término se ampliará con
cuatro días, si el requerimiento se hace dentro del territorio jurisdiccional en que se ha
promovido el juicio, pero fuera de la comuna del asiento del tribunal.
iii. Si el deudor es requerido de pago en el territorio jurisdiccional de otro tribunal de la
República, hay que distinguir según sea el tribunal ante el cual deducirá su oposición el
ejecutado: pues si presenta su oposición ante el tribunal exhortado, es decir, el tribunal
que ordenó cumplir el exhorto que le envió el tribunal que conoce del juicio, en este caso
el plazo para formular la excepción es de cuatro días si el requerimiento se realizó en el
lugar del asiento del tribunal exhortado, u ocho días si se efectuó dentro del territorio
jurisdiccional del tribunal, pero fuera de la comuna de asiento; y si la oposición se
presenta ante el tribunal exhortante, es decir, el tribunal que está conociendo del juicio, en
este caso el plazo para formular la oposición será de ocho días, más el aumento del
término de emplazamiento en conformidad a la tabla de que trata el art. 259 (art. 460 del
CPC). Esta opción no se da en el juicio ordinario, pues si el demandado es notificado fuera
del territorio jurisdiccional del tribunal que conoce el juicio, tiene un plazo de 18 para
oponer las excepciones sólo en dicho tribunal; y no en el tribunal exhortado, el cual sólo
puede notificar la demanda, pero no puede recibir la contestación y proveerla.
Art. 460. Si el requerimiento se hace en territorio jurisdiccional de otro tribunal de la República, la
oposición podrá presentarse ante el tribunal que haya ordenado cumplir el exhorto del que conoce en el
juicio o ante este último tribunal. En el primer caso, los plazos serán los mismos que establece el artículo
anterior. En el segundo, el ejecutado deberá formular su oposición en el plazo fatal de ocho días, más el
aumento del término de emplazamiento en conformidad a la tabla de que trata el art. 259.
El tribunal exhortado se limitará a remitir la solicitud de oposición al exhortante para que éste provea
sobre ella lo que sea de derecho.

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iv. Por último, si se verifica el requerimiento fuera del territorio de la República, el término
para deducir oposición será el que corresponda según la tabla a que se refiere el art.
259, como aumento extraordinario del plazo para contestar una demanda (art. 461 del
CPC).

Ahora bien, conforme al art. 462 inc. I del CPC, el término para deducir la oposición
comienza a correr desde el día del requerimiento de pago; agrega el inc. II que si el
requerimiento se verifica dentro de la República, el ministro de fe hará saber al deudor, en el
mismo acto, el término que la ley concede para deducir la oposición y dejará testimonio de este
aviso en la diligencia. La omisión del ministro de fe le hará responsable de los perjuicios que
puedan resultar, pero no invalidará el requerimiento.
Por último, el art. 463 señala que los términos que se expresan en los cuatro artículos
anteriores son fatales; lo cual quiere decir, que en el juicio ejecutivo no tendrá lugar lo
dispuesto en el art. 310 del CPC (excepciones anómalas), o sea, que las excepciones de
prescripción, cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la deuda cuando ésta se funde en un
antecedente escrito, tendrán que oponerse dentro de aquel plazo, y no después, en cualquier
estado de la causa, como acontece en el juicio ordinario de mayor cuantía.

e. FORMA O MANERA DE FORMULAR LA OPOSICIÓN.


i. El art. 465 inc. I en su primera parte dispone que todas las excepciones deben oponerse
en un mismo escrito. El precepto en cuestión tiende a ordenar el debate y a simplificar el
planteamiento de la cuestión controvertida. Ahora, si en el hecho se presentan dos o más
escritos por parte del ejecutado deduciendo excepciones, la sanción, según CASARINO, es
que sólo habría que considerar el primer escrito, rechazando los restantes a pesar de que
estuvieren dentro de término.
ii. Agrega el art. 465 inc. I en su segunda parte: expresándose con claridad y precisión los
hechos…de que el deudor intente valerse para acreditarlas (las excepciones). Desde el
momento en que el escrito de excepciones del juicio ejecutivo equivale al escrito de
contestación de la demanda del juicio ordinario de mayor cuantía, y este último debe
ajustarse a los requisitos de forma contenidos en el art. 309 del CPC, entre los cuales
figura la exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoyan las
excepciones, parece evidente exigir al escrito de excepciones del juicio ejecutivo una
clara y precisa exposición de los hechos que sirven de fundamento a las excepciones (por
ejemplo, el deudor puede decir que el ejecutante le perdonó la deuda tal día y a tal hora).
iii. Y el art. 465 inc. I en su segunda parte también señala que se deben expresar con claridad
y precisión los hechos “y los medios de prueba” de que el deudor intente valerse para
acreditarlas (las excepciones). Según el profesor ALFARO, la jurisprudencia ha dicho que
aquí basta una declaración genérica de los medios de prueba de que hará uso el ejecutado,
lo cual se hace en un otrosí, por ejemplo, diciendo que se valdrá de todos los medios de
prueba que franquea la ley.

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d. PARALELO ENTRE LAS EXCEPCIONES DEL JUICIO EJECUTIVO Y EXCEPCIONES DEL ORDINARIO.
i. En cuanto al momento para deducir las excepciones, en el juicio ordinario las
excepciones dilatorias y mixtas se pueden oponer en plazo para contestar la demanda, las
perentorias al contestar la demanda, y las anómalas durante todo el proceso, hasta la
citación para oír sentencia en primera instancia, y hasta la vista de la causa en segunda
instancia. En cambio, en el juicio ejecutivo existe un solo momento para deducirlas.
ii. En el juicio ejecutivo las excepciones, sean dilatorias o perentorias, se deben oponer
todas en un mismo escrito; en cambio, en el juicio ordinario las dilatorias se oponen en
forma previa a la contestación de la demanda, y las perentorias al momento de contestar
la demanda.
iii. Consecuencia de lo anterior, las excepciones opuestas en el juicio ejecutivo se tramitan y
fallan de manera conjunta (salvo la excepción de incompetencia, que puede ser resuelta
fallada antes de la sentencia definitiva); en cambio, en el juicio ordinario se tramitan y
fallan de forma separada. En efecto, las excepciones dilatorias se tramitan como
incidentes y son fallas en el acto (salvo las excepciones mixtas, que se tramitan como
dilatorias pero pueden ser falladas para definitiva), y las excepciones perentorias se
tramitan durante el curso del juicio y son falladas en la sentencia definitiva.
iv. El ejecutado, al oponer excepciones, debe expresar con claridad y precisión los medios de
prueba con que intenta acreditarlas; en cambio, en el juicio ordinario los medios de
prueba no requieren de anuncio previo pues, por regla general, se van suministrando en el
curso de la causa.

3.5. LA RESPUESTA A LA OPOSICIÓN.


De conformidad con el art. 466 inc. I del CPC, del escrito de oposición se comunicará
traslado al ejecutante, dándosele copia de él, para que dentro de cuatro días exponga lo que
juzgue oportuno. Entonces, la resolución que debe recaer en el escrito de excepciones será
“traslado” (decreto), y el ejecutante, una vez notificado de dicha resolución, dispondrá de cuatro
días para presentar su escrito de respuesta a las excepciones, en el cual consignará las razones de
hecho y de derecho que, a su juicio, las hacen improcedentes. También, como se verá más
adelante, dentro de este plazo el ejecutante puede pedir reserva de sus acciones.
Desde esta perspectiva ¿Quién es el demandante en el cuaderno principal? El profesor
ALFARO señala que es el ejecutado, porque la discusión se promueve solo en el evento en que se
oponga, pues si no se opone, en el cuaderno principal bastará el solo mandamiento de ejecución
y embargo, y se seguirá el juicio en el cuaderno de apremio con la ejecución.

3.6. CONTROL DE ADMISIBILIDAD DEL TRIBUNAL.


El inc. II del art. 466 señala que vencido este plazo (plazo del ejecutante para responder a
las excepciones), haya o no hecho observaciones el demandante, se pronunciará el tribunal
sobre la admisibilidad o inadmisibilidad de las excepciones alegadas. Se trata de un trámite
especial del juicio ejecutivo, el cual, por cierto, no se halla en el juicio ordinario de mayor
cuantía; y consiste en analizar si las excepciones opuestas son de las que enumera el art. 464 del

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CPC, si han sido opuestas en el término legal, si se han nombrado los medios de prueba, y los
hechos que sirven de fundamento a la excepción. Al respecto, el tribunal puede adoptar dos
actitudes:
i. Si las excepciones no son las contempladas en el art. 464 del CPC, o no cumplen con los
requisitos de forma y tiempo, el tribunal las declarará inadmisibles, debiendo dictar desde
luego sentencia definitiva. En este caso, la sentencia definitiva será la encargada de
declarar la inadmisibilidad de las excepciones y, por consiguiente, la aceptación de la
demanda ejecutiva y la continuación del juicio hasta el completo pago al acreedor de su
crédito.
ii. Ahora, si las excepciones son las contempladas en el art. 464 del CPC, y cumplen con los
requisitos de forma y tiempo, el tribunal las declarará admisibles. Esta declaración en
materia alguna significa que el juez las haya acogido; por el contrario, declarar admisible
una excepción consiste en aceptarla a tramitación, y nada más.
En seguida, el tribunal debe analizar si debe o no recibir el juicio ejecutivo a prueba.
Conforme a las reglas generales, deberá hacerlo cuando existan hechos sustanciales,
pertinentes y controvertidos; en dicho caso, dictará una sola resolución que declare
admisibles las excepciones y que reciba la causa a prueba. Se trata de una sentencia
interlocutoria de segundo grado, ya que sirve de base para el pronunciamiento de una
sentencia definitiva posterior.489
Sin embargo, puede acontecer que el juez estime admisibles las excepciones, pero que no
crea necesaria la prueba (por ejemplo, porque las excepciones se basan en cuestiones de
derecho); en este caso dictará desde luego sentencia definitiva. En efecto, el art. 466 inc.
final del CPC señala que si las estima inadmisibles (las excepciones), o si no considera
necesario que se rinda prueba para resolver, dictará desde luego sentencia definitiva. En
caso contrario, recibirá a prueba la causa. En este caso la sentencia definitiva contendrá
el pronunciamiento sobre admisibilidad de las excepciones y, al mismo tiempo, sobre el
fondo de las mismas, o sea, sobre si deben o no ser aceptadas.490

3.7. LA PRUEBA EN EL JUICIO EJECUTIVO.

a. EL TÉRMINO PROBATORIO.
De acuerdo al art. 468 inc. I del CPC, cuando haya de recibirse a prueba la causa, el
término para rendirla será de diez días. Hay que recordar que la resolución que recibe la causa a
prueba se notifica por cédula, y como el legislador nada dice respecto del cómputo, se entiende
que es un término probatorio común (como todo término probatorio).
Aunque la ley no lo diga, se entiende que en contra de la resolución que recibe la causa a
prueba procede el recurso de reposición (que es especial), y en subsidio procede la apelación.
Por otro lado, en contra de la resolución que niega explícita o implícitamente la recepción de la

489
En la práctica, la resolución dice más o menos lo siguiente: “Valparaíso, nueve de junio de dos mil once. Vistos:
se declaran admisibles las excepciones opuestas, y se recibe la causa a prueba por el término legal, fijándose como
puntos controvertidos sobre los cuales aquélla deberá recaer, los siguientes... Firma del juez y de secretario”.
490
El profesor ALFARO señala que la resolución tendría una doble naturaleza: sería interlocutoria de primer grado al
pronunciarse sobre la admisibilidad de las excepciones, y definitiva al resolver el asunto controvertido.

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causa a prueba, procede recurso de apelación.


Al igual que en el juicio ordinario, es posible distinguir tres tipos de términos probatorios,
a saber:
i. Un término probatorio ordinario, que es de 10 días, y de acuerdo al art. 468 inc. II,
podrá ampliarse este término hasta diez días más, a petición del acreedor. La prórroga
deberá solicitarse antes de vencido el término legal, y correrá sin interrupción después
de éste.
ii. Un término probatorio extraordinario, que tiene lugar a petición de ambas partes y que
dura lo que ellas determinen. En efecto, el art. 468 inc. III dispone que por acuerdo de
ambas partes, podrán concederse los términos extraordinarios que ellas designen
¿Caben los términos probatorios extraordinarios del juicio ordinario (es decir, aquel plazo
que se concede para rendir prueba en un territorio jurisdiccional diverso al que se sigue el
juicio o fuera del territorio de la República)? Algunos dicen que sólo cabe un término
probatorio extraordinario de común acuerdo; otros, en cambio, dicen que el art. 468 inc.
III es complementario y no derogatorio de las normas generales y, por otro lado, para
evitar indefensión, puede tener lugar.491
iii. ¿Cabe un término probatorio especial? Hay que recordar que término probatorio
especial es aquel que concede el juez cuando por entorpecimientos ajenos a las partes
(por ejemplo, un terremoto, una recusación de un juez), se impide rendir prueba en el
término probatorio ordinario o extraordinario. La doctrina ha dicho que este término
probatorio si cabe, por aplicación del art. 3º del CPC.
Art. 3. Se aplicará el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén
sometidos a una regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza.

b. MANERA DE RENDIR LA PRUEBA.


De acuerdo al art. 469 del CPC, la prueba se rendirá del mismo modo que en el juicio
ordinario, y el fallo que dé lugar a ella expresará los puntos sobre que deba recaer. Vencido el
término probatorio (ordinario, extraordinario o especial), quedarán los autos en la secretaría
por espacio de seis días a disposición de las partes, antes de pronunciar sentencia. Durante este
plazo podrán hacerse por escrito las observaciones que el examen de la prueba sugiera (en el
juicio ordinario el plazo es de diez días para hacer observaciones), y una vez vencido, háyanse o
no presentado escritos, y sin nuevo trámite, el tribunal citará a las partes para oír sentencia.
Como se puede apreciar, la resolución que recibe la causa a prueba debe expresar los
puntos sobre que deba recaer. Lo cual significa que, mientras en el juicio ordinario de mayor
cuantía la resolución que recibe la causa prueba debe determinar los hechos substanciales,
pertinentes y controvertidos, en el juicio ejecutivo y en los incidentes, las resoluciones
respectivas se limitan a señalar los puntos de prueba, con lo cual se excluye la posibilidad de
presentar las minutas de puntos de prueba. En cuanto a la presentación de la lista de testigos,

491
Hay que recordar que el término probatorio extraordinario para rendir prueba dentro de la República se concede
siempre que se solicite (salvo que haya justo motivo para creer que se pide maliciosamente con el sólo propósito de
demorar el curso del juicio) y se tramita con citación; en cambio, el termino probatorio extraordinario para rendir
prueba fuera de la República se concede si se cumplen ciertos requisitos, y se decreta con audiencia.

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como la prueba se rinde del mismo modo que el juicio ordinario, ésta se debe presentar en el
plazo que señala el art. 320 del CPC, es decir, desde la primera notificación de la resolución que
recibe la causa a prueba, y hasta cinco días después desde la última notificación.

3.8. LA SENTENCIA DEFINITIVA.


Una vez que haya vencido el plazo de seis días para hacer observaciones a la prueba, el
tribunal citará a las partes a oír sentencia, y de acuerdo al art. 470 del CPC, la sentencia definitiva
deberá pronunciarse dentro del término de diez días, contados desde que el pleito quede
concluso (esto a diferencia del juicio ordinario, donde el plazo es de 60 días). El pleito queda
concluso desde que queda ejecutoriada la resolución que cita a las partes para oír sentencia, o
bien, desde la práctica de alguna de las medidas para mejor resolver, en caso de haberse
decretado.492
Ahora bien, esta sentencia definitiva puede ser de dos clases, a saber:
i. Sentencia definitiva absol utoria, que es la que acoge una o más excepciones
opuestas por el ejecutado, desechando totalmente (o parcialmente) la demanda ejecutiva,
ordenando alzar el embargo. En este caso, conforme al art. 471 inc. II del CPC, si se
absuelve al ejecutado, se condenará en las costas al ejecutante; agrega el inc. III que si se
admiten sólo en parte una o más excepciones (por ejemplo, el pago parcial), se
distribuirán las costas proporcionalmente; pero podrán imponerse todas ellas al
ejecutado cuando en concepto del tribunal haya motivo fundado.
ii. Sentencia definitiva condenatoria, que es la que rechaza todas las excepciones,
acoge la demanda ejecutiva y ordena continuar la ejecución adelante. Con todo, también
se dictará sentencia definitiva condenatoria en otros dos casos: cuando se declaren
inadmisibles las excepciones opuestas (art. 466 inc. III del CPC); y cuando el ejecutado,
deduciendo oposición legal, pida reserva de sus derechos para el juicio ordinario y exija
fianza de resultas de este juicio al ejecutante (art. 473 del CPC). En este caso, de acuerdo
al inc. I del art. 471, si en la sentencia definitiva se manda seguir adelante en la
ejecución, se impondrán las costas al ejecutado.
Art. 466 inc. III. Si las estima inadmisibles (las excepciones), o si no considera necesario que se rinda
prueba para resolver, dictará desde luego sentencia definitiva. En caso contrario, recibirá a prueba la causa.

Art. 473. Si, deduciendo el ejecutado oposición legal, expone en el mismo acto que no tiene medios de
justificarla en el término de prueba, y pide que se le reserve su derecho para el juicio ordinario y que no se
haga pago al acreedor sin que caucione previamente las resultas de este juicio, el tribunal dictará sentencia
de pago o remate y accederá a la reserva y caución pedidas.

492
Hay que recordar que sólo si ha habido oposición habrá una sentencia definitiva en el cuaderno principal, pues en
caso contrario, sólo bastará el mandamiento de ejecución. En efecto, el art. 472 del CPC señala que si no se oponen
excepciones, se omitirá la sentencia y bastará el mandamiento de ejecución para que el acreedor pueda perseguir
la realización de los bienes embargados y el pago, de conformidad a las disposiciones del procedimiento de
apremio. El silencio del deudor frente a la ejecución que se ha iniciado en su contra, hace presumir la efectividad y
vigencia de la deuda, sin que sea necesario dictar sentencia definitiva, en su rebeldía, pudiendo continuarse con el
procedimiento de apremio. Acá el “despachase” del mandamiento de ejecución (es decir, la resolución que declara
admisible la demanda ejecutiva), por una ficción del legislador, equivale a la sentencia definitiva condenatoria de
pago o de remate, según sea lo embargado.

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La sentencia definitiva condenatoria se puede subclasificar en sentencia de pago y de


remate: la s e n t e n c i a d e p a go es la que se dicta cuando el embargo ha recaído sobre
dinero o sobre la especie o cuerpo cierto debido; y la s e n t e n c i a d e re m a t e es la que
se dicta cuando el embargo recae sobre bienes que es preciso realizar para hacer pago al
acreedor. La importancia de esta subclasificación, radica en que tratándose de sentencia
de pago, ella se cumple mediante la simple entrega material al acreedor del dinero o de la
especie o cuerpo cierto debido; en cambio, tratándose de sentencia de remate, hay que
llevar a cabo una serie de trámites, fundamentalmente, la realización y venta en pública
subasta de los bienes embargados (previa tasación), a fin de que, con el producido, se
pueda pagar al acreedor su crédito. Por lo tanto, habrá lugar a una u otra sentencia según
la naturaleza de los bienes embargados y no según lo que se deba; pues si debe una
especie o cuerpo cierto y no se encuentra en poder del ejecutado, deberán embargarse
otros bienes dictándose una sentencia de remate.
Por último, tanto la sentencia definitiva absolutoria como condenatoria, se deben ajustar a
lo dispuesto en el art. 170 del CPC, y al Autoacordado sobre la Forma de Redactar las Sentencias;
esto, por tratarse de disposiciones generales aplicables a todo procedimiento. Por ende, si son
varias las excepciones opuestas, tendrá que haber decisión sobre todas y cada una de ellas (en la
parte resolutiva).
Art. 170. Las sentencias definitivas de primera o de única instancia y las de segunda que modifiquen o revoquen en
su parte dispositiva las de otros tribunales, contendrán:
1. La designación precisa de las partes litigantes, su domicilio y profesión u oficio;
2. La enunciación breve de las peticiones o acciones deducidas por el demandante y de sus fundamentos;
3. Igual enunciación de las excepciones o defensas alegadas por el reo;
4. Las consideraciones de hecho o de derecho que sirven de fundamento a la sentencia;
5. La enunciación de las leyes, y en su defecto de los principios de equidad, con arreglo a los cuales se pronuncia el
fallo; y
6. La decisión del asunto controvertido. Esta decisión deberá comprender todas las acciones y excepciones que se
hayan hecho valer en el juicio; pero podrá omitirse la resolución de aquellas que sean incompatibles con las
aceptadas.
En igual forma deberán dictarse las sentencias definitivas de segunda instancia que confirmen sin modificación las
de primera cuando éstas no reúnen todos o algunos de los requisitos indicados en la enunciación precedente.
Si la sentencia de primera instancia reúne estos requisitos, la de segunda que modifique o revoque no necesita
consignar la exposición de las circunstancias mencionadas en los números 1°, 2° y 3° del presente artículo y bastará
referirse a ella.

3.9. RECURSOS EN CONTRA DE LA SENTENCIA DEFINITIVA.


Los recursos procesales que se pueden esgrimir en contra de la sentencia definitiva
pronunciada en el juicio ejecutivo, son: el recurso de aclaración, agregación o rectificación; el
recurso de apelación; y el recurso de casación en la forma.
i. R e c u rs o d e a c l a r a c i ó n , r e c t i f i c a c i ó n o e n m i e n d a . Al no existir norma alguna
que regule esta materia en el juicio ejecutivo, se debe aplicar el art. 182 del Libro I del
CPC y, por ende, este recurso se podrá intentar en contra de la sentencia definitiva
condenatoria o absolutoria que contenga puntos obscuros, omisiones, o errores de copia,
de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto.
ii. R e c u rs o d e a p e l a c i ó n . Como la ley no distingue, la sentencia puede ser apelada

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tanto por el ejecutante como por el ejecutado. Sin embargo, sus efectos son diversos,
según si la sentencia es condenatoria o absolutoria:
- Si la sentencia es absolutoria, el recurso se concederá en ambos efectos, puesto que no
hay una regla especial en contrario. En consecuencia, en este caso se suspende el
remate o el pago, hasta que se resuelva la apelación.
- Si la sentencia es condenatoria, en cambio, se concederá en el sólo efecto devolutivo,
puesto que así lo dispone el art. 194 N° 1 del CPC, al decir que sin perjuicio de las
excepciones expresamente establecidas en la ley, se concederá apelación sólo en el
efecto devolutivo: de las resoluciones dictadas contra el demandado en los juicios
ejecutivos y sumarios. En consecuencia, se realizarán los bienes embargados
(sentencia de remate) o se procederá al pago o entrega del cuerpo cierto (sentencia de
pago), no obstante estar pendiente el recurso.
¿Qué opciones hay para suspender el pago o el remate? De acuerdo art. 475 del CPC,
si se interpone apelación de la sentencia de pago, no podrá procederse a la ejecución
de esta sentencia, pendiente el recurso, sino en caso que el ejecutante caucione las
resultas del mismo; tratándose de una sentencia de remate, no existe una disposición
similar, pero el profesor ALFARO cree que no existe inconveniente para interponer una
orden de no innovar suspendiendo la realización de los bienes; ahora, si estos ya se
realizaron, no se podrá proceder a pagar al ejecutante con los fondos producidos por el
remate, mientras no otorgue una fianza de resultas (art. 509 inc. II del CPC).
Art. 509. Los fondos que resulten de la realización de los bienes embargados se consignarán
directamente por los compradores, o por los arrendatarios en el caso del artículo anterior, a la orden del
tribunal que conozca de la ejecución, en la forma dispuesta en el artículo 507 del Código Orgánico de
Tribunales.
Si se ha interpuesto apelación de la sentencia, no podrá procederse al pago al ejecutante, pendiente el
recurso, sino en caso de que caucione las resultas del mismo.

iii. R e c u rs o d e c a s a c i ón . Hay que recordar que el recurso de casación en la forma


procede en contra de sentencias definitivas e interlocutorias cuando ponen término al
juicio o hacen imposible su continuación (y excepcionalmente, en contra de sentencias
interlocutorias dictadas en segunda instancia sin previo emplazamiento de la parte
agraviada, o sin señalar día para la vista de la causa)493. También hay que recordar que el
recurso de casación, por regla general, no suspende la ejecución de la sentencia, salvo: si
el cumplimiento de la resolución recurrida haga imposible llevar a efecto la sentencia que
acoja el recurso; y, de acuerdo al art. 773 inc. II del CPC, la parte vencida podrá exigir
que no se lleve a efecto la sentencia mientras la parte vencedora no rinda fianza de
resultas a satisfacción del tribunal que haya dictado la sentencia recurrida, salvo que el
recurso se interponga por el demandado contra la sentencia definitiva pronunciada en el
“juicio ejecutivo”, en los juicios posesorios, en los de desahucio y en los de alimentos.

493
No procede el recurso de casación en el fondo, puesto que éste solamente tiene lugar en contra de sentencias
definitivas inapelables e interlocutorias inapelables cuando ponen término al juicio o hacen imposible su
continuación, dictadas por CA o por un Tribunal Arbitral de Segunda Instancia constituido por árbitros de derecho,
siempre que se hayan pronunciado con infracción de la ley y esta infracción haya influido substancialmente en lo
dispositivo de la sentencia. Podría proceder contra la sentencia que dicte la CA resolviendo el recurso de apelación
interpuesto en contra de la sentencia definitiva que recaiga en el juicio ejecutivo.

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Como se puede apreciar, si la casación la ha deducido el ejecutado, por haberse acogido


la demanda ejecutiva y ordenado continuar la ejecución, dicha sentencia podrá cumplirse
sin inconveniente alguno, puesto que al ejecutado le está prohibido exigir fianza de
resultas de parte del vencedor, para que éste pueda hacer ejecutar el fallo. Esto porque la
ejecución se basa en un título indubitado.

3.10. LA COSA JUZGADA EN EL JUICIO EJECUTIVO.


La sentencia definitiva recaída en el juicio ejecutivo una vez firme o ejecutoriada,
produce la acción y la excepción de cosa juzgada, es decir, podrá cumplirse y, al mismo tiempo,
impedirá que en un nuevo juicio ordinario o ejecutivo vuelva a discutirse, entre las mismas
partes, lo que fue controvertido en el juicio ejecutivo anterior; pues así lo señala el art. 478 del
CPC, al decir que la sentencia recaída en el juicio ejecutivo produce cosa juzgada en el juicio
ordinario, tanto respecto del ejecutante como del ejecutado.
Por lo tanto, la excepción de cosa juzgada presenta un doble aspecto: produce cosa
juzgada en relación a otro juicio ejecutivo, y produce cosa juzgada en relación a un juicio
ordinario. No obstante, lo anterior reconoce dos excepciones: la acción ejecutiva rechazada por
las causales que la ley taxativamente enumera, puede renovarse (esto se denomina renovación de
la acción ejecutiva); y la sentencia pronunciada en el juicio ejecutivo no produce excepción de
cosa juzgada en el juicio ordinario, cuando se ha concedido reserva de derechos. A continuación
se analizarán ambas situaciones excepcionales.

3.10.1. LA RENOVACIÓN DE LA ACCIÓN EJECUTIVA.


En el juicio ejecutivo, a diferencia del juicio ordinario, todas las excepciones se
interponen un mismo escrito y son resueltas conjuntamente en la sentencia definitiva (excepto la
excepción de incompetencia que puede ser resuelta desde luego). Por ende, si se acoge una
excepción dilatoria, no existe, como en el juicio ordinario, la posibilidad de subsanarla; y es por
ello que el legislador permite que la acción ejecutiva rechazada en una sentencia definitiva (de
carácter absolutoria), pueda volver a intentarse, siempre y cuando su rechazo se funde en haberse
acogido excepciones de carácter formal o dilatorias, como son: la incompetencia del tribunal, la
incapacidad, la ineptitud del libelo y la falta de oportunidad en la ejecución (art. 477 del CPC).494
Art. 477. La acción ejecutiva rechazada por incompetencia del tribunal, incapacidad, ineptitud del libelo o falta de
oportunidad en la ejecución, podrá renovarse con arreglo a los preceptos de este Título (“Del juicio ejecutivo en las
obligaciones de dar”).

Ahora bien, las tres primeras excepciones que enumera el art. 477, se encuentran
contempladas en el art. 464 del CPC, no así la última de éstas, esto es, la falta de oportunidad en
la ejecución, la cual ha suscitado discusión al respecto. Para algunos la falta de oportunidad en la
ejecución se refiere sólo al factor tiempo y, en consecuencia, la ejecución sería inoportuna
únicamente cuando la obligación no es actualmente exigible por existir un plazo o condición
494
El profesor ALFARO señala que esto se relaciona con el art. 2503 Nº 3 del CC, el cual dispone que la interrupción
civil es todo recurso judicial intentado por el que se pretende verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor. Sólo
el que ha intentado este recurso podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes: 3) si el
demandado obtuvo sentencia de absolución. Es decir, no se interrumpe la prescripción en los casos en que haya
sentencia de absolución.

746
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pendiente. Sin embargo, para otros la falta de oportunidad de que puede adolecer una ejecución
se refiere no sólo al tiempo, ya que tomando el sentido natural y obvio de la palabra oportunidad,
ésta significa conveniencia de razón, tiempo y lugar; en consecuencia, la ejecución no será
oportuna: cuando exista litispendencia promovida por el acreedor; cuando intervenga el
beneficio de excusión; cuando le falte al título alguno de los requisitos o condiciones legales para
que tenga fuerza ejecutiva (susceptibles de ser saneados, por ejemplo, una condición pendiente);
y cuando se hayan concedido esperas o prorrogado el plazo.
Por lo tanto, una vez subsanados los defectos formales, parece lógico y justo que la
ejecución pueda renovarse, sin que obste a ello la excepción de cosa juzgada. No obstante, el
profesor ALFARO señala que la renovación de la acción ejecutiva no constituye una excepción a
la cosa juzgada, pues se refiere más que nada a aspectos formales y, por tanto, al rechazarse la
acción, el tribunal no hace un pronunciamiento sobre el fondo del asunto; y por ello se le permite
al ejecutante volver a intentar su demanda por la vía ejecutiva.

3.10. 2. LA RESERVA DE DERECHOS.


Esta institución tiene lugar cuando una de las partes solicita al tribunal que está
conociendo del juicio ejecutivo, que se le reserven sus derechos, para deducirlos en un juicio
ordinario posterior, sin que les afecte la cosa juzgada de la sentencia pronunciada en el juicio
ejecutivo. El fundamento para solicitar esta reserva, es porque la posibilidad de discusión en el
juicio ejecutivo es demasiado acotada, y por ello se solicita que se reserven determinadas
acciones o excepciones para discutirlas en un juicio ordinario, de lato conocimiento.
Entonces, para que tenga lugar esta reserva, tiene que haber una solicitud del ejecutante
(acciones) o del ejecutado (excepciones), y una sentencia judicial que la conceda. De ahí que la
reserva de derechos se clasifique, según sea la parte que la solicite en: reserva de acciones y
reserva de derechos.

a. RESERVA DE ACCIONES.
La reserva de acciones es aquella que puede solicitar el ejecutante en dos oportunidades
distintas:
i. Dentro del plazo que tiene para responder al escrito de excepciones, es decir, dentro de
cuatro días contados desde la notificación del “traslado” de la oposición. Sin embargo, no
basta que el ejecutante pida la reserva de acciones, pues además, debe desistirse de la
demanda ejecutiva, desistimiento que difiere del regulado en el Libro I del CPC, en cuanto
debe ser aceptado por el tribunal de inmediato (no se somete a tramitación incidental) y la
sentencia que dicte al respecto no produce cosa juzgada.
Este desistimiento produce efectos especiales, pues: hace perder al ejecutante el derecho
para deducir una nueva acción ejecutiva (no así una acción ordinaria); queda sin valor
ipso facto el embargo y las demás resoluciones dictadas en el curso del juicio; y
responderá el ejecutante de los perjuicios que se hayan causado con la demanda ejecutiva,
salvo lo que se resuelva en el juicio ordinario.
La reserva de acciones en este caso, no requiere ser fundada y debe ser aceptada por el
tribunal (es un derecho absoluto). Una vez que opera, produce el importantísimo efecto
de permitirle al ejecutante interponer una acción ordinaria sobre los mismos puntos que

747
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fueron materia de la demanda ejecutiva, sin que obste a ello la cosa juzgada. La
oportunidad para deducir esta nueva demanda ordinaria queda entregada por completo al
criterio del acreedor, pues la ley nada preceptúa sobre el particular; eso sí, debe tener
presente los plazos de prescripción de la acción ordinaria, el cual, según la doctrina, no se
interrumpe con el juicio ejecutivo, ya que en él hubo un desistimiento de la demanda (art.
467 del CPC).
Art. 467. El ejecutante podrá sólo dentro del plazo de cuatro días que concede el inc. I del artículo anterior,
desistirse de la demanda ejecutiva, con reserva de su derecho para entablar acción ordinaria sobre los
mismos puntos que han sido materia de aquélla.
Por el desistimiento perderá el derecho para deducir nueva acción ejecutiva, y quedarán ipso facto sin valor
el embargo y demás resoluciones dictadas.
Responderá el ejecutante de los perjuicios que se hayan causado con la demanda ejecutiva, salvo lo que se
resuelva en el juicio ordinario.

ii. La segunda oportunidad para solicitar la reserva de acciones, es desde la interposición de


la demanda ejecutiva hasta antes de la dictación de la sentencia definitiva ¿A qué clase de
sentencia se refiere el legislador? ¿A la sentencia de primera o de segunda instancia?
Como la ley no distingue, según CASARINO, esta sentencia no puede ser otra que la
sentencia de primera instancia, ya que de solicitarse y concederse o denegarse la reserva
en segunda instancia, dicha sentencia no sería susceptible de apelación, lo que pugna con
las características generales del juicio ejecutivo de mayor cuantía.
En cuanto a los requisitos para que proceda esta reserva, el CPC se coloca en dos
situaciones diversas: si la acción cuya reserva se solicita se refiere a la existencia de la
obligación, el tribunal podrá acceder a la reserva sólo cuando se invoquen motivos
calificados; y si, en cambio, la acción cuya reserva se solicita no se refiere a la existencia
de una obligación, el juez tendrá siempre que acceder a la reserva, sin que sea necesario
invocar motivos calificados.
En este caso, el plazo para entablar la demanda ordinaria es de 15 días contados desde la
notificación de la sentencia que acogió la reserva de las acciones (sentencia definitiva),
bajo pena de no ser admitido después ¿Qué pasa si hay recursos pendientes en contra de
la sentencia definitiva? ¿Desde cuándo se comienza a contar este plazo de quince días?
Unos dicen que el plazo siempre se cuenta desde la notificación de la sentencia definitiva
al acreedor; otros en cambio (entre ellos CASARINO), dicen que el plazo se cuenta desde la
notificación del correspondiente “cúmplase”; pues, en caso contrario, se estaría iniciando
una acción ordinaria en circunstancias que aún no se conoce la suerte del juicio ejecutivo
anterior. 495
Art. 478. La sentencia recaída en el juicio ejecutivo produce cosa juzgada en el juicio ordinario, tanto
respecto del ejecutante como del ejecutado.
Con todo, si antes de dictarse sentencia en el juicio ejecutivo, el actor o el reo piden que se les reserven
para el ordinario sus acciones o excepciones, podrá el tribunal declararlo así, existiendo motivos
calificados. Siempre se concederá la reserva respecto de las acciones y excepciones que no se refieran a la
existencia de la obligación misma que ha sido objeto de la ejecución.

495
CASARINO señala que la declaración de reserva de la acción, deberá ser hecha en la
sentencia definitiva y para el caso en que la demanda ejecutiva sea rechazada; pues si esta
última es acogida y se accede también a la reserva, la sentencia será nula por contener
decisiones contradictorias.
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En los casos del inciso precedente, la demanda ordinaria deberá interponerse dentro del plazo que señala el
art. 474 (15 días contados desde la notificación de la sentencia definitiva), bajo pena de no ser admitida
después.

En resumen, la principal diferencia entre la reserva de acción contemplada en el art. 467 y


la contenida en el art. 478, está en que en la primera el actor, junto con formularla, se desiste de
la acción ejecutiva; y en la segunda, en cambio, mantiene siempre su acción y la reserva se pide
para el evento de que ella, en definitiva, sea rechazada.

b. LA RESERVA DE EXCEPCIONES.
La reserva de excepciones es aquella que puede solicitar el ejecutado en dos
oportunidades distintas:
i. La primera oportunidad que tiene el deudor para solicitar reserva de su derecho para el
juicio ordinario, es en el escrito en que opone excepciones a la demanda ejecutiva. El
fundamento de esta reserva deberá consistir en la falta de medios probatorios para
acreditar sus excepciones en el término legal; de suerte que es obvio que el escrito de
excepciones no debe contener mención alguna acerca de la prueba con la cual se pretenda
justificar la oposición, pues semejante actitud sería contradictoria con la petición de
reserva de derecho para el juicio ordinario.
El juez, en presencia de un escrito de oposición a la ejecución, que contenga, al mismo
tiempo, la petición de reserva de derechos para el juicio ordinario, se abstendrá de
tramitarlo (de conferir traslado al ejecutante), por el contrario, acto continuo, y sin nuevo
trámite, dictará sentencia de pago o remate, accediendo a la mencionada reserva. Si el
deudor pidió también, junto con la reserva, que no se haga pago al acreedor sin que
caucione previamente las resultas del juicio ordinario, en la sentencia definitiva, el juez,
además de acceder a la reserva, lo hará respecto de la caución pedida.
Una vez dictada sentencia de pago o de remate, y accedidas la reserva y caución
correspondiente, el deudor tendrá la obligación de entablar su demanda ordinaria en el
término de 15 días contados desde que se le notifique la sentencia definitiva, so pena de
procederse al cumplimiento de la sentencia pronunciada en el juicio ejecutivo sin previa
caución, o quedando ésta ipso facto cancelada, si se ha otorgado. En el juicio ordinario el
ejecutado desempeñará el rol de demandante, ejercitando como acción los mismos
derechos que había hecho valer como excepciones en el juicio ejecutivo anterior.
Art. 473. Si, deduciendo el ejecutado oposición legal, expone en el mismo acto que no tiene medios de
justificarla en el término de prueba, y pide que se le reserve su derecho para el juicio ordinario y que no se
haga pago al acreedor sin que caucione previamente las resultas de este juicio, el tribunal dictará sentencia
de pago o remate y accederá a la reserva y caución pedidas.

Art. 474. Si, en el caso del artículo precedente, no entabla el deudor su demanda ordinaria en el término de
quince días, contado desde que se le notifique la sentencia definitiva, se procederá a ejecutar dicha
sentencia sin previa caución, o quedará ésta ipso facto cancelada, si se ha otorgado.

ii. La segunda oportunidad que tiene el deudor para pedir reserva de sus excepciones, la
regula el ya mencionado art. 478 del CPC, o sea, antes de dictarse sentencia en el juicio
ejecutivo.

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4. ANÁLISIS DEL CUADERNO DE APREMIO.

4.1. EL MANDAMIENTO DE EJECUCIÓN Y EMBARGO.


Como se dijo al momento de analizar la demanda ejecutiva, si concurren los requisitos de
la acción ejecutiva, el tribunal ordenará “despachar” la ejecución, lo cual significa dos cosas: que
se admite a tramitación la demanda ejecutiva, y que se debe elaborar el mandamiento de
ejecución y embargo.
Como se dijo, el mandamiento de ejecución y embargo es una orden escrita emanada del
tribunal, en virtud de la cual se requiere de pago al deudor o se le embargan sus bienes en caso
de no pago. Hay que tener presente que el mandamiento de ejecución y embargo es un acto
procesal, y no una resolución judicial; y este acto constituye la pieza que da origen al cuaderno
de apremio (el cuaderno principal se inicia con la demanda ejecutiva).

4.2. EL REQUERIMIENTO DE PAGO.


Una vez elaborado el mandamiento de ejecución y embargo por parte del secretario, es
necesario que un ministro de fe cumpla esa orden, es decir, que requiera de pago al deudor o
embargue sus bienes. Como se dijo, el requerimiento de pago consiste en la notificación que
hace el receptor de la demanda ejecutiva al deudor, y en la intimación que se le hace para que
pague la deuda, bajo el apercibimiento de que si no lo hace, se iniciara en su contra un
procedimiento coactivo para lograr por esa vía el pago. Ahora bien, el requerimiento se puede
efectuar mediante una notificación personal, pero si el notificado está en lugar público, se le debe
conceder una “cédula de espera”; también puede efectuarse mediante una notificación personal
subsidiaria, en cuyo caso se notifica solamente la demanda ejecutiva, pues aquí también se debe
conceder una “cédula de espera”; por último, en caso de que el juicio se haya iniciado por una
gestión preparatoria de la vía ejecutiva, el requerimiento de pago se efectúa mediante un
notificación por cédula o por el estado diario.
Efectuado el requerimiento de pago, en cualquiera de las tres formas analizadas, el
deudor puede oponer excepciones, las cuales se tramitarán en el cuaderno principal. Pero en el
momento mismo del requerimiento efectuado por el receptor, el deudor puede adoptar las
siguientes actitudes: pagar la deuda en el acto mismo del requerimiento; o no pagar, caso en el
cual, el receptor queda autorizado para proceder a trabar el embargo sobre bienes de su
propiedad y en cantidad suficiente para cubrir la deuda con sus intereses y las costas.

4.3. EL EMBARGO.

a. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
Desde el punto de vista procesal, el embargo es la primera actuación que se cumple
dentro del cuaderno de apremio; y se estampa materialmente a continuación del mandamiento de
ejecución que encabeza dicho cuaderno, y de la certificación del ministro de fe sobre el
requerimiento de pago al deudor y su negativa ha efectuado.
El embargo se define como una actuación judicial que practica un ministro de fe
(Receptor) que consiste en la aprehensión real o simbólica de uno o más bienes del deudor,
previa orden del tribunal competente, poniendo dichos bienes en poder de un depositario, con el

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objeto de pagar con esos bienes al acreedor, o con el producto de la venta de los mismos. Sus
características más sobresalientes son:
i. Es un acto de autoridad, puesto que lo decreta el juez y lo practica el receptor,
acompañado en caso necesario, por la fuerza pública.
ii. Es un acto material, ya que se entiende perfeccionado por la entrega de los bienes
embargados, al depositario que se designe. Esta entrega será simbólica, cuando el
depositario sea el deudor, y será real, cuando se entreguen las cosas a un tercero.
iii. Este es un acto que produce consecuencias jurídicas, desde el momento en que excluye
del comercio humano los bienes embargados, y habilita al acreedor para realizados y
pagarse con su producido.
iv. El embargo no supone ningún grado de preferencia para los efectos del pago. Por tanto,
no será pagado preferentemente el ejecutado respecto de otros acreedores.
v. El deudor no se ve privado ni del dominio, ni de la posesión y en ciertos casos ni de la
mera tenencia de la cosa.
vi. No constituye medida precautoria. Atendido que el embargo permite asegurar el resultado
de la acción ejecutiva, muchos autores lo han calificado con una verdadera medida
precautoria. Sin embargo, el autor PEREIRA ANABALÓN señala que lo anterior no significa
que entre el embargo y las medidas precautorias exista identidad de naturaleza, por el
contrario, la finalidad de la función jurisdiccional cautelar es diversa de la función
jurisdiccional ejecutiva; pues el fin cautelar tiene por objeto asegurar el resultado de otro
proceso, mientras que el fin ejecutivo tiene por objeto obtener el cumplimiento forzado
de una prestación, que consta fehacientemente en un documento al cual la ley le atribuye
mérito ejecutivo. Ahora bien, es preciso señalar que las medidas conservativas del
embargo muchas veces son insuficientes para asegurar al ejecutante que los bienes
embargados se mantengan intactos hasta la ejecución; por ejemplo, puede embargarse un
predio agrícola cuyo gran valor está sujeto a la existencia de plantaciones y sembrados
que en él se encuentran; la anotación marginal del embargo podrá impedir que el terreno
se transfiera, pero en ningún caso podrá garantizar que lo que en él se encuentra exista al
momento de la realización. Es por ello que agrega el autor que no existe inconveniente
alguno para que en el juicio ejecutivo puedan adoptarse todas las medidas precautorias
que, de acuerdo a las reglas generales, son reconocidas en nuestro ordenamiento, cuestión
que se vería refrendada por lo dispuesto por el art. 444 inc. I del CPC al disponer que
embargada la industria o sus utilidades, el depositario (medida ejecutiva) estará
revestido de las calidades de interventor (medida cautelar).

b. REQUISITOS DE UN BIEN PARA QUE SEA OBJETO DE EMBARGO.

i. En primer lugar, el bien debe encontrarse en posesión del deudor. Por lo tanto, no
necesariamente debe ser de su dominio.
ii. Debe ser un bien comerciable, es decir, debe ser susceptible de dominio y posesión
privada.

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iii. Debe ser un bien embargable. Por regla general, todos los bienes comerciables y que
estén en posesión del deudor son embargables. Esta regla general arranca de lo
preceptuado en el art. 2465 del CC, es decir, del derecho de prenda general, que dice que
toda obligación personal da al acreedor el derecho de perseguir su ejecución sobre todos
los bienes raíces o muebles del deudor, sean presentes o futuros, exceptuándose
solamente los no embargables, designados en el art. 1618. Luego, la fuente legal
inmediata de la inembargabilidad de los bienes del deudor se encuentra en el art. 445 del
CPC (el art. 1618 del CC hace una enumeración más corta) y en diversas leyes especiales
(por ejemplo, la LOCM señala que los bienes municipales son inembargables).
Art. 445. No son embargables:
1. Los sueldos, las gratificaciones y las pensiones de gracia, jubilación, retiro y montepío que pagan el
Estado y las Municipalidades. Sin embargo, tratándose de deudas que provengan de pensiones alimenticias
decretadas judicialmente, podrá embargarse hasta el 50% de las prestaciones que reciba el alimentante en
conformidad al inciso anterior;
2. Las remuneraciones de los empleados y obreros en la forma que determinan los artículos 40 y 153 del
Código del Trabajo;
3. Las pensiones alimenticias forzosas;
4. Las rentas periódicas que el deudor cobre de una fundación o que deba a la liberalidad de un tercero, en
la parte que estas rentas sean absolutamente necesarias para sustentar la vida del deudor, de su cónyuge y
de los hijos que viven con él y a sus expensas;
5. Los fondos que gocen de este beneficio, en conformidad a la Ley Orgánica del Banco del Estado de
Chile y en las condiciones que ella determine;
6. Las pólizas de seguro sobre la vida y las sumas que, en cumplimiento de lo convenido en ellas, pague el
asegurador. Pero, en este último caso, será embargable el valor de las primas pagadas por el que tomó la
póliza;
7. Las sumas que se paguen a los empresarios d obras públicas durante la ejecución de los trabajos. Esta
disposición no tendrá efecto respecto de lo que se adeude a los artífices u obreros por sus salarios insoluto
de los créditos de los proveedores en razón de los materiales u otros artículos suministrados para la
construcción de dichas obras;
8. El bien raíz que el deudor ocupa con su familia, siempre que no tenga un avalúo fiscal superior a
cincuenta UTM o se trate de una vivienda de emergencia, y sus ampliaciones, a que se refiere el artículo 5°
del decreto ley N°2552, de 1979; los muebles de dormitorio, de comedor y de cocina de uso familiar y la
ropa necesaria para el abrigo del deudor, su cónyuge y los hijos que viven a sus expensas.
La inembargabilidad establecida en el inciso precedente no regirá para los bienes raíces respecto de los
juicios en que sean parte el Fisco, Las Cajas de Previsión y demás organismos regidos por la ley del
Ministerio de la Vivienda y Urbanismo;
9. Los libros relativos a la profesión del deudor hasta el valor de cincuenta unidades tributarias mensuales
y a elección del mismo deudor;
10. Las máquinas e instrumentos de que se sirve el deudor para la enseñanza de alguna ciencia o arte, hasta
dicho valor y sujetos a la misma elección;
11. Los uniformes y equipos de los militares, según su arma y grado;
12. Los objetos indispensables al ejercicio personal del arte u oficio de los artistas, artesanos y obreros de
fábrica; y los aperos, animales de labor y material de cultivo necesarios al labrador o trabajador de campo
para la explotación agrícola, hasta la suma de cincuenta unidades tributarias mensuales y a elección del
mismo deudor;
13. Los utensilios caseros y de cocina, y los artículos de alimento y combustible que existan en poder del
deudor, hasta concurrencia de lo necesario para el consumo de la familia durante un mes;
14. La propiedad de los objetos que el deudor posee fiduciariamente;
15. Los derechos cuyo ejercicio es enteramente personal, como los de uso y habitación;
16. Los bienes raíces donados o legados con la expresión de no embargables, siempre que se haya hecho
constar su valor al tiempo de la entrega por tasación aprobada judicialmente; pero podrán embargarse por el
valor adicional que después adquieran;

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17. Los bienes destinados a un servicio que no pueda paralizarse sin perjuicio del tránsito o de la higiene
pública, como los ferrocarriles, empresas de agua potable o desagüe de las ciudades, etc.; pero podrá
embargarse la renta líquida que produzcan, observándose en este caso lo dispuesto en el artículo anterior; y
18. Los demás bienes que leyes especiales prohíban embargar.
Son nulos y de ningún valor los contratos que tengan por objeto la cesión, donación o transferencia en
cualquier forma, ya sea a título gratuito u oneroso, de las rentas expresadas en el número 1° de este artículo
o de alguna parte de ellas.

La inembargabilidad es un privilegio, esto es, una institución de excepción; y tiene por


objeto evitar que el deudor se vea privado de sus más elementales medios de subsistencia
¿Qué sucede si se embarga un bien inembargable? Se puede solicitar el alzamiento del
embargo sobre dicho bien. En efecto, el art. 519 inc. II señala que se tramitará como
incidente la reclamación del ejecutado para que se excluya del embargo alguno de los
bienes a que se refiere el art. 445 ¿Podría el deudor decir que se embargue de todas
formas un bien que la ley señala que es inembargable? Tomando en consideración el
artículo anterior a contrario sensu, el deudor podría renunciar al privilegio de la
inembargabilidad; es más, esto tiene como fundamento el art. 12 del CC que dice que
podrán renunciarse los derechos conferidos por las leyes, con tal que sólo miren al
interés individual del renunciante, y que no esté prohibida su renuncia.

c. DESIGNACIÓN DE LOS BIENES EMBARGABLES.


¿Quiénes pueden señalar los bienes para el embargo? Son tres personas las que pueden
señalar los bienes para el embargo, a saber:
i. D e s i gn a c i ó n p o r e l a c r e e d o r . En primer lugar, corresponde este derecho al
acreedor, quien para ejercerlo tiene dos oportunidades: en la demanda ejecutiva (en un
otrosí), caso en el cual, el mandamiento de ejecución también contendrá la designación
de dichos bienes (es un elemento accidental); y, por otro lado, puede hacerlo en el acto
mismo del embargo, pues de acuerdo al art. 447 del CPC, puede el acreedor concurrir al
embargo y designar, si el mandamiento no lo hace, los bienes del deudor que hayan de
embargarse, con tal que no excedan de los necesarios para responder a la demanda,
haciéndose esta apreciación por el ministro de fe encargado de la diligencia, sin
perjuicio de lo que resuelva el tribunal a solicitud de parte interesada.
ii. D e s i gn a c i ó n p o r e l d e u d o r . Conforme al art. 448 del CPC, no designando el
acreedor bienes para el embargo, se verificará éste en los que el deudor presente, si, en
concepto del ministro de fe encargado de la diligencia, son suficientes o si, no siéndolo,
tampoco hay otros conocidos.
iii. D e s i gn a c i ó n p o r e l m i n i s t r o d e fe . Por último, según el art. 449 del CPC, si no
designan bienes el acreedor ni el deudor, el ministro de fe guardará en el embargo el
orden siguiente: 1) dinero; 2) otros bienes muebles; 3) bienes raíces; y 4) salarios y
pensiones (siempre que no las pague el Estado).

d. FORMA O MANERA DE EFECTUAR EL EMBARGO.


Al respecto, el art. 450 inc. I en su primera parte dice que el embargo se entenderá hecho

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por la entrega real o simbólica de los bienes al depositario que se designe, aunque éste deje la
especie en poder del mismo deudor. La entrega real, es la que en el hecho se produce; y la
entrega simbólica, es la que ficticiamente se da por efectuada (por ejemplo, cuando el depositario
de los bienes es el deudor).
Ahora bien, la entrega se hace un depositario provisional. El depositario provisional lo
pueden nombrar tres personas, a saber:
i. D e s i gn a c i ó n p o r e l a c r e e d o r. El acreedor al momento de interponer la demanda
ejecutiva. En tal caso, el art. 443 prescribe que el mandamiento de ejecución contendrá:
3) la designación de un depositario provisional que deberá recaer en la persona que,
bajo su responsabilidad, designe el acreedor o en persona de reconocida honorabilidad y
solvencia, si el acreedor no la ha indicado. El acreedor podrá designar como depositario
al mismo deudor o pedir que no se designe depositario.
ii. D e s i gn a c i ó n p o r e l j u e z . Si el acreedor no designa depositario provisional, el
nombramiento lo puede hacer el tribunal en persona de reconocida honorabilidad y
solvencia; labor que, como se comprende, la cumplirá en el mandamiento de ejecución
mismo.
iii. D e s i gn a c i ó n p o r l a l e y. El art. 450 inc. I en su segunda parte señala que a falta de
depositario designado por el juez, hará las veces de tal el propio deudor hasta tanto se
designe un depositario distinto.
Ahora bien, la designación del depositario definitivo se hará de común acuerdo por las
partes, o por el tribunal. En efecto, el art. 551 inc. I del CPC señala que los bienes embargados se
pondrán a disposición del depositario provisional y éste, a su vez, los entregará al depositario
definitivo que nombrarán las partes en audiencia verbal o el tribunal en caso de desacuerdo.
Conforme al art. 452 del CPC, si el deudor no concurre a la diligencia de embargo o si se
niega a hacer la entrega al depositario, procederá a efectuarla (la entrega) el ministro de fe,
para lo cual puede requerir el auxilio de la fuerza pública.
Por lo tanto, la manera de efectuar el embargo es mediante la entrega real o simbólica de
los bienes a un depositario provisional y éste, a su vez, los entregará al depositario definitivo
nombrado por las partes o por el tribunal (que en la práctica es el mismo depositario provisional).
Con todo, hay casos en que dicha entrega no se produce y en que, a pesar de ello, el embargo se
entiende válidamente trabado. Estos casos son:
i. El art. 551 en su inciso final señala que si el embargo recae sobre dinero, alhajas,
especies preciosas, o efectos públicos, el depósito deberá hacerse en un Banco o Caja
Nacional de Ahorros a la orden del juez de la causa y el certificado del depósito se
agregará a los autos. En este caso ni hay entrega, porque no hay un depositario
designado, pues lo bienes se depositan en un Banco a la orden del juez de la causa y el
certificado del depósito se agregará a los autos.
ii. Conforme al art. 444 inc. III del CPC, si la ejecución recae sobre el simple menaje de la
casa habitación del deudor, el embargo se entenderá hecho permaneciendo las especies
en poder del mismo deudor, con el carácter de depositario, previa facción de un
inventario en que se expresen en forma individual y detallada el estado y la tasación
aproximada de las referidas especies que practicará el ministro de fe ejecutor. La

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diligencia que deberá extenderse será firmada por el ministro de fe que la practique, por
el acreedor, si concurre, y por el deudor, quien, en caso de substracción, incurrirá en la
sanción prevista en el Nº 1° del art. 471 del Código Penal.
iii. De acuerdo al art. 444 del CPC, si la ejecución recae sobre una empresa o establecimiento
mercantil o industrial, o sobre cosa o conjunto de cosas que sean complemento
indispensable para su explotación, podrá el juez, atendidas las circunstancias y la
cuantía del crédito, ordenar que el embargo se haga efectivo, o en los bienes designados
por el acreedor, o en otros bienes del deudor, o en la totalidad de la industria misma, o
en las utilidades que ésta produzca, o en parte de cualquiera de ellas; agrega el inc. II
que embargada la industria o las utilidades, el depositario que se nombre tendrá las
facultades y deberes de interventor judicial; y para ejercer las que correspondan al
cargo de depositario, procederá en todo caso con autorización del juez de la causa.
iv. Por último, el art. 454 del CPC dispone que cuando la cosa embargada se halle en poder
de un tercero que se oponga a la entrega alegando el derecho de gozarla a otro título
que el de dueño, no se hará alteración en este goce hasta el momento de la enajenación,
ejerciendo mientras tanto el depositario sobre la cosa los mismos derechos que ejercía el
deudor (por ejemplo, en el caso de un arrendamiento, el depositario deberá percibir la
renta); agrega el inc. II que lo cual se entiende sin perjuicio del derecho que corresponda
al tenedor de la cosa embargada para seguir gozándola aún después de su enajenación.

e. FORMALIDADES POSTERIORES AL EMBARGO.


i. A c t a d e l a d i l i ge n c i a . El art. 450 inc. II del CPC dice el ministro de fe que practique
el embargo deberá levantar un acta de la diligencia, la que señalará el lugar y hora en
que éste se trabó, contendrá la expresión individual y detallada de los bienes
embargados e indicará si fue necesario o no el auxilio de la fuerza pública para
efectuarlo y de haberlo sido, la identificación del o de los funcionarios que intervinieron
en la diligencia. Asimismo, dejará constancia de toda alegación que haga un tercero
invocando la calidad de dueño o poseedor del bien embargado; agrega el inc. III que
tratándose del embargo de bienes muebles, el acta deberá indicar su especie, calidad y
estado de conservación y todo otro antecedente o especificación necesarios para su
debida singularización, tales como, marca, número de fábrica y de serie, colores y
dimensiones aproximadas, según ello sea posible. En el embargo de bienes inmuebles,
éstos se individualizarán por su ubicación y los datos de la respectiva inscripción de
dominio; finaliza el inc. IV señalando que el acta deberá ser suscrita por el ministro de
fe que practicó la diligencia y por el depositario, acreedor o deudor que concurra al acto
y que desee firmar.
ii. E m b a r go s o b re u n b i e n r a í z . Aquí debe distinguirse los efectos que produce el
embargo entre las partes o entre terceros. Entre las partes, el embargo de un bien raíz o de
un derecho real constituido sobre un bien raíz, produce efectos desde que se embarga, es
decir, desde momento en que el receptor anota el bien en el acta; respecto de terceros, hay
que tener presente el art. 453 del CPC, el cual dispone que si el embargo recae sobre
bienes raíces o derechos reales constituidos en ellos, no producirá efecto alguno legal
respecto de terceros, sino desde la fecha en que se inscriba en el respectivo registro

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conservatorio en donde estén situados los situados los inmuebles (Registro de


Interdicciones y de Prohibiciones de Enajenar); agrega el inc. II que el ministro de fe que
practique el embargo, requerirá inmediatamente su inscripción y firmará con el
conservador respectivo y retirará la diligencia en el plazo de veinticuatro horas. Si no se
hace esta inscripción, el embargo será inoponible para los terceros.
iii. T e s t i m o n i o d e l e m b a r go e n e l c u a d e r n o d e a p r e m i o y p r i n c i p a l . De
acuerdo al art. 458 del CPC, se formará ramo separado (cuaderno de apremio) con las
diligencias relativas al embargo, a su ampliación y al procedimiento de apremio, que
tiene por objeto realizar los bienes embargados y hacer pago al acreedor; agrega el inc.
II que se pondrá testimonio en el ramo principal, de la fecha en que se practique el
embargo y la ampliación.
iv. E n v í o d e c a r t a c e r t i f i c a d a a l e j e c u t a d o . El art. 450 inc. VI señala que sin que
ello afecte la validez del embargo, el ministro de fe deberá enviar carta certificada al
ejecutado comunicándole el hecho del embargo, dentro de los dos días siguientes de la
fecha de la diligencia o del día en que se reabran las oficinas de correo, si ésta se
hubiere efectuado en domingo o festivo. El ministro de fe deberá dejar constancia en el
proceso del cumplimiento de esta obligación, en los términos del art. 46; agrega el inc.
VII que toda infracción a las normas de este artículo hará responsable al ministro de fe
de los daños y perjuicios que se originen y el tribunal, previa audiencia del afectado,
deberá imponerle alguna de las medidas que se señalan en los números 2, 3 y 4 del art.
532 del COT (sanciones de carácter disciplinario o patrimoniales).
v. E n t r e ga d e l a c t a e n l a s e c r e t a r í a d e l t r i b u n a l . Según el art. 455 del CPC,
verificado el embargo, el ministro de fe ejecutor entregará inmediatamente la diligencia
en la secretaría, y el secretario pondrá testimonio del día en que la recibe; señala el inc.
II que en el caso del art. 453 (inscripción del embargo en el Registro de prohibiciones),
esta entrega se verificará inmediatamente después de practicada la inscripción de que
dicho artículo trata.

f. EFECTOS DEL EMBARGO.


Una vez legalmente trabado el embargo, produce dos importantes efectos:
i. El deudor pierde la libre disposición de los bienes embargados. En efecto, el art. 1464 del
CC dispone que hay un objeto ilícito en la enajenación: 3) de las cosas embargadas por
decreto judicial, a menos que el juez lo autorice o el acreedor consienta en ello. El juez
puede otorgar autorización para enajenar, cuando hay dos embargos sobre un mismo
bien; pues si se quiere sacar a remate el bien, se debe solicitar al tribunal que va a rematar
que envíe un oficio al tribunal que trabó el segundo embargo para que lo autorice. Otra
hipótesis es la llamada “venta directa”, donde se permite que se venda el bien
directamente, para cancelar el crédito.
ii. El deudor pierde la administración de los bienes embargados, la que correrá a cargo de un
depositario. En consecuencia, el depositario es la persona encargada de la administración
de los bienes embargados en una ejecución. Como administra, tiene facultades para
realizar los actos que tienden a la conservación de la cosa, perseguir los frutos naturales y
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civiles, pagar las deudas, cobrar los créditos, perseguir en juicio a los deudores, intentar
acciones posesorias, interrumpir las prescripciones, contratar reparaciones; comprar
materiales, etc. Las facultades de disposición están vedadas al depositario;
excepcionalmente podrá hacer uso de ellas en las condiciones señaladas en el art. 483 CPC
que dispone venderá el depositario en la forma más conveniente, sin previa tasación,
pero con autorización judicial, los bienes muebles sujetos a corrupción, o susceptibles de
próximo deterioro, o cuya conservación sea difícil o muy dispendiosa. Por último, a la
expiración del depósito, el depositario deberá rendir cuenta de su administración.

g. AMPLIACIÓN, REDUCCIÓN, SUBSTITUCIÓN Y ALZAMIENTO DEL EMBARGO.


Durante el curso del embargo, puede suscitarse discusión sobre si el embargo es excesivo
o insuficiente; o si se puede embargar un bien distinto, o si se puede alzar el embargo. Todo esto
da lugar a los incidentes que se analizarán a continuación.
i. La a m p l i a c i ó n d e l e m b a r go . Este incidente tiene lugar cuando el ejecutante quiere
extender el embargo a otros bienes diversos de aquellos que fueron objeto de la diligencia
primitiva. Al respecto, el art. 456 dispone que puede el acreedor pedir ampliación del
embargo en cualquier estado del juicio, siempre que haya justo motivo para temer que
los bienes embargados no basten para cubrir la deuda y las costas; agrega el inc. II que
el haber recaído el embargo sobre bienes difíciles de realizar, será siempre justo motivo
para la ampliación. Lo será también la introducción de cualquier tercería sobre los
bienes embargados. Finaliza el inc. III señalando que pedida la ampliación después de la
sentencia definitiva, no será necesario el pronunciamiento de nueva sentencia para
comprender en la realización los bienes agregados al embargo; en otras palabras, la
sentencia de remate comprende todos los bienes embargados, cualquiera que haya sido la
oportunidad en que el embargo fue practicado.
ii. La r e d u c c i ó n d e l e m b a r g o . Este incidente tiene lugar cuando el deudor solicita que
se eliminen del embargo determinados bienes. El fundamento de esto, es que debe existir
una justa equivalencia entre el monto del crédito y el valor de los bienes sobre los cuales
recaerá el embargo; y esta importante y delicada misión deberá cumplirla el ministro de
fe al practicar la correspondiente diligencia, sea que los bienes los señale el acreedor o él
mismo. En efecto, el art. 447 del CPC dispone que puede el acreedor concurrir al
embargo y designar, si el mandamiento no lo hace, los bienes del deudor que hayan de
embargarse, con tal que no excedan de los necesarios para responder a la demanda,
haciéndose esta apreciación por el ministro de fe encargado de la diligencia, sin
perjuicio de lo que resuelva el tribunal a solicitud de parte interesada.
iii. La s u b s t i t u c i ó n d e l e mb a r go . Esta incidencia tiene lugar cuando el deudor quiere
reemplazar los bienes embargados por dinero. En efecto, el art. 457 del CPC señala que
puede el deudor en cualquier estado del juicio substituir el embargo, consignando una
cantidad suficiente para el pago de la deuda y las costas, siempre que éste no recaiga en
la especie o cuerpo cierto a que se refiere la ejecución. Esto sin perjuicio de que el
deudor mantenga la oposición a la ejecución, que pudo haber deducido oportunamente en
los autos.

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iv. E l a l z a m i e n t o d e l e mb a r g o . Por último, el deudor puede pedir el alzamiento o


cesación del embargo, pagando la deuda y las costas. Al respecto, el art. 490 del CPC dice
que antes de verificarse el remate, puede el deudor libertar sus bienes pagando la deuda
y las costas.

h. EL REEMBARGO.
El reembargo consiste en trabar dos o más embargos sobre un mismo bien de propiedad
del deudor, en virtud de diversas ejecuciones iniciadas en su contra. Esta institución ha dado ori
gen a fallos contradictorios de nuestros tribunales pues un grupo de estos fallos acepta el
reembargo, y otros derechamente lo rechazan.
i. La doctrina que acepta el reembargo dice que no existe ley alguna que prohíba a un
acreedor perseguir el pago de su crédito en bienes del deudor, a pesar de que ellos
hubieren sido ya objeto de embargo en una ejecución anterior. Aceptar un criterio
adverso sería desconocer el derecho absoluto de prenda general sobre los bienes del
deudor que la ley confiere al acreedor sin limitación alguna (salvo sobre los bienes
inembargables); y también significaría aceptar una especie de preferencia en favor del
acreedor que hubiere embargado primero.
ii. La doctrina que rechaza el reembargo estima que esta institución presenta serios
inconvenientes y ninguna ventaja práctica. Los inconvenientes consistirían en la
necesidad de tener que solicitar autorización a todos los jueces que hubieren decretado
embargos sobre el bien que se trata de realizar, como manera de evitar que hubiere objeto
ilícito en dicha enajenación, con la consiguiente pérdida de tiempo, dilación impropia de
un juicio ejecutivo; a lo que cabe agregar que diversos y sucesivos embargos impedirían
que la cosa embargada pudiera ser administrada por los distintos depositarios que han
debido designarse en dichas ejecuciones. Por otro lado, la falta de ventaja práctica del
reembargo, se demostraría con que los otros acreedores, sin necesidad de trabar nuevo
embargo, pueden interponer una tercería de prelación o de pago en la primera ejecución.

Pero hoy, esta diversa jurisprudencia carece de interés desde que se dictó la Ley 7.760 del
año 1944 que introdujo al art. 528 inc. II del CPC, que dice si existe depositario en la primera
ejecución, no valdrá el nombramiento en las “otras ejecuciones”. El ejecutante que a sabiendas
de existir depositario, o no pudiendo menos de saberlo, hace retirar las especies embargadas en
la segunda ejecución por el nuevo depositario, será sancionado con las penas asignadas al
delito de estafa.
El artículo anterior reconoce la posibilidad legal del reembargo, y tiende a evitar los
inconvenientes de la pluralidad de depositarios sobre un mismo bien embargado, reconociéndole
una especie de preferencia al primero que hubiere entrado en funciones, y sancionando a los
restantes con la pena del delito de estafa si pretenden hacer retirar las especies embargadas en las
nuevas y sucesivas ejecuciones.

4.4. EL CUMPLIMIENTO DE LA SENTENCIA DEFINITIVA CONDENATORIA.


Se ha dicho que el juicio ejecutivo se desarrolla en dos cuadernos: el principal y el de

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apremio. A continuación en este cuadro se mostrarán cada una de sus etapas:

CUADERNO PRINCIPAL CUADERNO DE APREMIO


1. Puede comenzar con una gestión preparatoria de 1. Comienza con el mandamiento de ejecución y
la vía ejecutiva. embargo.
2. O derechamente con una demanda ejecutiva 2. Se requiere de pago al deudor.
(puede contener el título ejecutivo, a menos que 3. Si no paga, se verifica el embargo.
se haya solicitado su custodia). 4. Se traba el embargo; y mientras no sean falladas
3. Resolución que provee demanda o “despáchese” en la sentencia definitiva las excepciones
de ejecución y embargo. opuestas en el cuaderno principal, el cuaderno
4. Se deja constancia del requerimiento de pago. de apremio permanece prácticamente paralizado.
5. Corre el plazo para oponer excepciones (en caso 5. Eventualmente, pueden haber incidentes sobre
de no haber excepciones, quedará hasta el sustitución, reducción, ampliación, o alzamiento
despáchese). del embargo.
6. Se da traslado al ejecutante de las excepciones, 6. Una vez dictada sentencia definitiva en el
eventualmente puede haber una reserva. cuaderno principal, el cuaderno de apremio
7. Se verifica un control de admisibilidad de las recobra su vitalidad, por cuanto los trámites de
excepciones. cumplimiento o ejecución de dicha sentencia se
8. Eventualmente se recibe la causa a prueba. van a desarrollar justamente en este cuaderno.
9. Se hacen observaciones a la prueba 7. Este cumplimiento dependerá si la sentencia
10. Se cita a las partes a oír sentencia. condenatoria es de pago o de remate.
11. Se dicta sentencia definitiva

Como se puede apreciar, una vez que se dicta sentencia definitiva condenatoria,
rechazando las excepciones opuestas por el deudor, los trámites de cumplimiento de la sentencia
definitiva serán diferentes según si la sentencia es de pago o de remate; distinción que atiende a
la naturaleza de lo embargado y no a la debido. Así, si lo embargado es un cuerpo cierto o
dinero, la sentencia es de pago, y los trámites del apremio son muy simples, puesto que se
reducen a: la liquidación del crédito, la tasación de las costas, y a la entrega del dinero o de la
especie o cuerpo cierto embargados al acreedor; y si lo embargado es un cuerpo cierto distinto de
lo debido o no es dinero, la sentencia es de remate, y en este caso los trámites del apremio son
más complejos.

4.4.1. EL CUMPLIMIENTO DE LA SENTENCIA DE PAGO.


El cumplimiento de la sentencia de pago es casi automático, pues se cumple entregando
al acreedor, por parte del tribunal, el dinero embargado; o por parte del depositario, la especie o
cuerpo cierto debido, según si el crédito tiene por objeto dinero o un bien de esta clase. Ahora,
los pasos o requisitos necesarios para cumplir esta sentencia, son:
i. Por regla general, la sentencia de pago debe estar firme o ejecutoriada. En efecto, el art.
512 del CPC señala que si el embargo se ha trabado sobre la especie misma que se
demanda, una vez ejecutoriada la sentencia de pago, se ordenará su entrega al
ejecutante. No obstante, excepcionalmente se puede exigir el cumplimiento de la
sentencia de pago, a pesar de no estar ejecutoriada, en dos casos:
- Cuando la sentencia de pago ha sido apelada por el ejecutado, pues la apelación de la
sentencia condenatoria se concede en el sólo efecto devolutivo; eso sí, el ejecutante
debe rendii caución para responder de los resultados del referido recurso. En efecto, el

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art. 475 del CPC dispone que si se interpone apelación de la sentencia de pago, no
podrá procederse a la ejecución de esta sentencia, pendiente el recurso, sino en caso
que el ejecutante caucione las resultas del mismo.
- Cuando la sentencia de pago ha sido recurrida de casación en la forma, pues como se
sabe, el recurso de casación en la forma no suspende el cumplimiento de la resolución
recurrida; salvo que el cumplimiento de la sentencia de pago, haga imposible llevar a
efecto la sentencia que se dicte y que acoge el recurso.

ii. La l i q u i d a c i ó n d e l c r é d i t o . Liquidar el crédito significa determinar a cuánto


asciende el crédito por concepto de capital y de intereses. Ello, debe solicitarlo el
ejecutante al tribunal, el Tribunal dará traslado al ejecutado, y éste puede oponerse, dando
lugar a un incidente.
iii. S e d e b e n t a s a r l a s c o s t a s . De acuerdo al art. 471 inc. I del CPC, si en la sentencia
definitiva se manda seguir adelante en la ejecución, se impondrán las costas al
ejecutado; agrega el inc. III que si se admiten sólo en parte una o más excepciones, se
distribuirán las costas proporcionalmente (lo cual es una excepción a la regla general de
que las costa se imponen siempre a una de las partes); pero podrán imponerse todas ellas
al ejecutado cuando en concepto del tribunal haya motivo fundado.
iv. La e n t r e ga d e l d i n e r o o d e l c u e r p o c i e r t o . El art. 511 señala que practicada la
liquidación a que se refiere el artículo precedente (liquidación de la sentencia de remate),
se ordenará hacer pago al acreedor con el dinero embargado o con el que resulte de la
realización de los bienes de otra clase comprendidos en la ejecución; agrega el inc. II que
si la ejecución fuere en moneda extranjera, el tribunal pondrá a disposición del
depositario los fondos embargados en moneda diferente a la adeudada sobre los cuales
hubiere recaído el embargo y los provenientes de la realización de bienes del ejecutado
en cantidad suficiente, a fin de que, por intermedio de un Banco de la plaza, se
conviertan en la moneda extranjera que corresponda. Esta diligencia podrá también ser
cometida al secretario.

4.4.2. CUMPLIMIENTO DE LA SENTENCIA DE REMATE.


La sentencia de remate, junto con aceptar la demanda ejecutiva y rechazar la oposición
deducida por el deudor, ordena realizar los bienes embargados y, en seguida, con su producido,
hacer pago al acreedor de su crédito. Como se puede apreciar, acá lo que se embarga no es lo
debido y, por ello, se debe vender lo que se embarga para obtener dinero con el fin de que con
ese dinero se pague.
¿Desde qué momento se pueden realizar o vender los bienes? El art. 481 del CPC señala
que notificada que sea la sentencia de remate, se procederá a la venta de los bienes
embargados, de conformidad a los artículos siguientes. Por lo tanto, no es necesario que la
sentencia esté firme o ejecutoriada, sino que basta que esté notificada; por lo demás, a igual
conclusión se habría llegado en caso de que la sentencia fuere objeto de recursos de apelación y
de casación por parte del ejecutado, ya que esos recursos se conceden en el sólo efecto
devolutivo.
¿Desde qué momento se puede pagar el producto de la venta de los bienes? Por regla

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general, para proceder al pago, la sentencia de remate debe estar ejecutoriada, pues el pago es
previo a la liquidación del crédito y a la tasación de las costas y, para efectuar estas operaciones,
la sentencia definitiva debe tener este carácter de acuerdo al art. 510 del CPC. Sin embargo,
excepcionalmente se puede efectuar el pago al acreedor aun cuando la sentencia no esté firme, lo
cual tiene lugar: cuando la sentencia de remate sea apelada por ejecutante (pues la apelación se
concede en el sólo efecto devolutivo), eso sí, siempre que el acreedor otorgue caución de resultas
(art. 509 inc. II del CPC); e igual pago se podrá hacer pendiente el recurso de casación, sin
necesidad de caución alguna.
Art. 510. Ejecutoriada la sentencia definitiva y realizados los bienes embargados, se hará la liquidación del crédito y
se determinarán, de conformidad al art. 471, las costas que deben ser de cargo al deudor, incluyéndose las causadas
después de la sentencia.
Lo dispuesto en este artículo tendrá también aplicación en el caso previsto en el inciso segundo del art. 509.

Art. 509. Los fondos que resulten de la realización de los bienes embargados se consignarán directamente por los
compradores, o por los arrendatarios en el caso del artículo anterior, a la orden del tribunal que conozca de la
ejecución, en la forma dispuesta en el art. 507 del Código Orgánico de Tribunales.
Si se ha interpuesto apelación de la sentencia, no podrá procederse al pago al ejecutante, pendiente el recurso, sino
en caso de que caucione las resultas del mismo.

a. LA REALIZACIÓN DE LOS BIENES EMBARGADOS.


Realizar los bienes embargados es sinónimo de venderlos, de reducirlos a dinero, para
poder pagar al acreedor; y dicha realización difiere fundamentalmente según si los bienes
embargados requieren o no de tasación previa. Los bienes que n o r e q u i e r e n d e t a s a c i ó n
p r e v i a para ser realizados, son:
i. Bienes muebles susceptibles de ser vendidos en martillo. El art. 482 CPC señala que los
bienes muebles embargados se venderán en martillo, siempre que sea posible, sin
necesidad de tasación. La venta se hará por el martillero designado por el tribunal que
corresponda. Vender “en martillo”, significa que los bienes serán vendidos al mejor
postor (al mejor oferente, al quien da más), por lo tanto, no se requiere de tasación
previa; y el día y la hora de la venta, serán fijados por el propio martillero.496
ii. Bienes muebles sujetos a corrupción, o susceptibles de próximo deterioro, o cuya
conservación sea difícil o dispendiosa. El art. 483 del CPC dispone que venderá el
depositario en la forma más conveniente, sin previa tasación, pero con autorización
judicial, los bienes muebles sujetos a corrupción, o susceptibles de próximo deterioro
496
Acá tiene aplicación la Ley 18.118, que legisla sobre la actividad del martillero público. El art. 1º dice que son
martilleros las personas naturales o jurídicas inscritas en un registro, en conformidad a esta ley, para vender
públicamente al mejor postor toda clase de “bienes corporales muebles” (el remate de los bienes inmuebles los
hace el juez de la causa directamente). El art. 19 inc. I dispone que los remates judiciales de especies muebles
serán realizados por el martillero que designe el juez de la causa (para estos efectos, las CA mantendrán un registro
especial en el cual deberán inscribirse los martilleros). Luego se hace el retiro de los bienes embargados para que
sean llevados donde el martillero, y al respecto, el art. 25 de la ley dice que el martillero recibirá las especies que se
le entreguen para la subasta, en calidad de depositario, y deberá otorgar al comitente recibo detallado de las
mismas. El martillero debe proceder a realizar publicaciones avisando del remate (por medio de avisos publicados
en uno de los dos periódicos de mayor circulación de la región en que éste se realice) y procederá a rematar los
bienes al mejor postor en el día señalado en el aviso. Lo que se obtenga en el remate, descontado los gastos, se
depositará en la cuenta corriente del Tribunal para pagar a los acreedores.

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(por ejemplo, una cosecha), o cuya conservación sea difícil o muy dispendiosa (por
ejemplo, un caballo). En principio, por tratarse de bienes muebles, debieran ser vendidos
en martillo, pero, dadas las excepcionales condiciones en que están, la ley faculta al
depositario para que los venda en la forma más conveniente (por tanto, pueden ser
vendidos por martilleo), sin previa tasación, y con autorización judicial (incluso pueden
ser vendidos antes de la sentencia de remate).
iii. Los efectos de comercio. El art. 484 del CPC señala que los efectos de comercio
realizables en el acto (por ejemplo, cheques, pagarés, acciones de sociedades, bonos,
debentures, etc.), se venderán sin previa tasación, por un corredor nombrado en la forma
que establece el art. 414 (o sea, en la forma como se nombran los peritos).
En los tres casos antes señalados, el producto de la realización debe ser consignado por el
martillero, por el depositario o por el corredor de comercio, según el caso, a la orden del tribunal,
en su cuenta corriente, previa deducción, como se comprende, de los gastos y honorarios.
Ahora bien, los bienes que r e q u i e r e n d e t a s a c i ó n p r e v i a para su realización o
venta, son todos los demás bienes no comprendidos en los tres casos anteriores, y entre ellos
sobresalen los bienes raíces, los bienes incorporales muebles (derechos personales o reales), etc.
Aquí hay que tener presente el art. 485 del CPC, el cual dispone que los demás bienes no
comprendidos en los tres artículos anteriores, se tasarán y venderán en remate público ante el
tribunal que conoce de la ejecución, o ante el tribunal dentro de cuya jurisdicción estén situados
los bienes, cuando así lo resuelva a solicitud de partes y por motivos fundados.
La venta en remate público o venta en pública subasta, presenta las siguientes
características:
i. Es una venta judicial, porque se efectúa ante y por intermedio del ministerio de la justicia.
ii. Es forzosa, porque se efectúa aun en contra de la voluntad del deudor.
iii. Es pública, porque pueden concurrir a ella los interesados que deseen, sin discriminación
alguna.
iv. Es al mejor postor, porque se entenderá celebrada con el interesado que ofrezca la mayor
suma.

Ahora bien, la venta en remate público requiere de la observancia de una serie de trámites
o formalidades previas, y si éstas no se cumplen, podría alegarse la nulidad procesal del
remate497. Estas formalidades previas son:
i. La t a s a c i ó n . La tasación es la determinación, fijación o avaluación del valor de un bien
determinado. Al respecto, el art. 486 inc. I del CPC, señala que la tasación será la que
figure en el rol de avalúos que esté vigente para los efectos de la contribución de
haberes, a menos que el ejecutado solicite que se haga nueva tasación. A esta forma de
tasación se le denomina “tasación fiscal”, y la manera de acreditarla, es acompañando un
certificado de avalúo expedido por la oficina de SII respectiva; por tanto, se solicita al

497
CASARINO señala que nuestro legislador tiene un respeto reverencial por los bienes raíces y es por ello que el
procedimiento establecido por el CPC, para la realización de éstos, es solemne y complejo, con el cumplimiento de
una serie de trámites.

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tribunal que se tenga por valor de tasación el valor que figura en dicho certificado, y éste
provee: “como se pide, con citación del ejecutado”.
Con todo, según el mismo art. 486 inc. I del CPC, el ejecutado, en uso de la citación, tiene
derecho a solicitar que se haga una nueva tasación, por ejemplo, porque encontró muy
bajo el precio. En este caso, conforme al inc. II del art. 486, la tasación se practicará por
peritos nombrados en la forma que dispone el art. 414 (por las partes, o en subsidio por
el juez), haciéndose el nombramiento en la audiencia del segundo día hábil después de
notificada la sentencia sin necesidad de nueva notificación; agrega el inc. IV que puesta
en conocimiento de las partes la tasación, tendrán el término de tres días para
impugnarla. De la impugnación de cada parte se dará traslado a la otra por igual
término. Luego, conforme al art. 487 del CPC, transcurridos los plazos que expresa el
artículo anterior, y aun cuando no hayan evacuado las partes el traslado de las
impugnaciones, resolverá sobre ellas el tribunal, sea aprobando la tasación, sea
mandando que se rectifique por el mismo o por otro perito, sea fijando el tribunal por sí
mismo el justiprecio de los bienes. Estas resoluciones son inapelables. Si el tribunal
manda rectificar la tasación, expresará los puntos sobre que deba recaer la
rectificación; y practicada ésta, se tendrá por aprobada, sin aceptarse nuevos
reclamos.498
ii. B a s e s p a r a e l r e m a t e p ú b l i c o . Una vez aprobada la tasación del bien a realizarse,
se debe proceder a fijar las bases del remate público, es decir, las condiciones en
conformidad a las cuales se llevará a efecto la venta del bien embargado. En especial, las
bases del remate se refieren a: al mínimo para las posturas; a las cauciones que deben
otorgar los interesados; a si la venta se efectúa ad corpus o en relación a la cabida; si el
bien está libre de gravámenes o hipotecas, la fecha en que se hará la entrega material del
inmueble vendido; a quién le corresponde el pago de los impuestos; y cualquier otra
circunstancia que tienda a una mejor y más expedita realización de la subasta. Hay
algunas condiciones que las impone el legislador, así, en cuanto a la forma de pago, el art.
491 inc. I del CPC dispone que el precio de los bienes que se rematen deberá pagarse de
contado, salvo que las partes acuerden o que el tribunal, por motivos fundados, resuelva
otra cosa; en cuanto a las posturas, el art. 493 dispone que salvo en el caso de convenio
expreso de las partes, no se admitirá postura que baje de los dos tercios de la tasación; y
en cuanto a la caución, el art. 494 establece que todo postor, para tomar parte en el
remate, deberá rendir caución suficiente, calificada por el tribunal, sin ulterior recurso,
para responder de que se llevará a efecto la compra de los bienes rematados (esta
caución después se consignará al precio del remate).
En todas las demás condiciones, la voluntad de las partes es la suprema ley. Así lo pone
de manifiesto el art. 491 inc. II al decir que las demás condiciones para la subasta se
propondrán por el ejecutante, con citación de la contraria. La oposición que se formule
será resuelta de plano por el tribunal, consultando la mayor facilidad y el mejor
resultado de la enajenación. En la práctica, el ejecutante presenta un escrito proponiendo

498
Las disposiciones anteriores sobre tasación de los bienes embargados, son propias de los inmuebles; pero no
solamente esta última clase de bienes requieren de tasación previa para los efectos de su venta en pública subasta,
también la necesitan los bienes incorporales muebles como, por ejemplo, un crédito personal. En tal caso, la tasación
se efectuará por medio de peritos, de acuerdo con lo preceptuado en los arts. 486 y 487 de este Código, en cuanto le
sean aplicables.

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bases para el remate; luego, el tribunal lo provee ordenando que se tengan como tales las
propuestas por el ejecutante, con citación del ejecutado; si éste nada dice en el término
legal (tres días), se tienen por aprobadas; si las objeta, se habrá suscitado un incidente,
que el tribunal resuelve de plano consultando la mayor facilidad y el mejor resultado de la
enajenación.

iii. F i j a c i ó n d e d í a y h o r a p a r a e l r e m a t e p ú b l i c o . El art. 488 del CPC señala que


aprobada la tasación, se señalará día y hora para la subasta. El remate deberá, pues,
efectuarse en el día y hora señalados por el juez que conoce de la ejecución, so pena de
nulidad. Se subentiende que no solamente debe estar aprobada la tasación, sino que
también deberán estarlo las bases de acuerdo a las cuales se efectuará la subasta.
iv. P u b l i c i d a d d e l re m a t e p ú b l i c o . Una vez efectuado el señalamiento del día y hora
en que debe tener lugar el remate, se debe anunciar por medio de avisos publicados, a lo
menos cuatro veces, en un diario de la comuna en que tenga su asiento el tribunal. Los
avisos deben ser redactados por el secretario y contendrán los datos necesarios para
identificar los bienes que deben rematarse (art. 489 del CPC); y la manera de dejar
constancia fehaciente en autos del cumplimiento de estas formalidades de publicidad, es
acompañando los recortes del diario respectivo.
Art. 489. El remate, con el señalamiento del día y hora en que debe tener lugar, se anunciará por medio de
avisos publicados, a lo menos por cuatro veces en un diario de la comuna en que tenga su asiento el
tribunal, o de la capital de la provincia o de la capital de la región, si en aquélla no lo hubiere. Los avisos
podrán publicarse también en días inhábiles. El primero de los avisos deberá ser publicado con quince días
de anticipación, como mínimo, sin descontar los inhábiles, a la fecha de la subasta (constituye excepción al
principio de que las actuaciones judiciales se deben practicar en días y horas hábiles; y al principio de que
los términos de días que establece el presente cpc, se entenderán suspendidos durante los feriados).
Si los bienes están en otra comuna, el remate se anunciará también en ella o en la capital de la respectiva
región, si fuere el caso, por el mismo tiempo y en la misma forma.
Los avisos serán redactados por el secretario y contendrán los datos necesarios para identificar los bienes
que van a rematarse.

v. C i t a c i ó n d e l o s a c r ee d o re s h i p o t e c a r i o s . Esta formalidad se cumplirá solamente


cuando el bien embargado sea inmueble, y se encuentre gravado con una o más hipotecas;
en dicho caso se debe citar a los acreedores hipotecarios. Esta eventual formalidad la
exige el art. 2428 del CC, norma que consagra el denominado derecho de persecución que
le corresponde a los acreedores hipotecarios sobre la finca hipotecada en manos de quien
quiera que se encuentre. La idea es que la propiedad se venda sin hipotecas, y para ello el
ejecutante debe citar a los acreedores hipotecarios de grado preferente.
Art. 2428. La hipoteca da al acreedor el derecho de perseguir la finca hipotecada, sea quien fuere el que la
posea, y a cualquier título que la haya adquirido.
Sin embargo, esta disposición no tendrá lugar contra el tercero que haya adquirido la finca hipotecada en
pública subasta, ordenada por el juez.
Mas para que esta excepción surta efecto a favor del tercero deberá hacerse la subasta con citación
personal, en el término de emplazamiento, de los acreedores que tengan constituidas hipotecas sobre la
misma finca; los cuales serán cubiertos sobre el precio del remate en el orden que corresponda.
El juez entre tanto hará consignar el dinero.

Por tanto, si existen hipotecas pendientes sobre el bien que se va a subastar, es necesario
cumplir con ciertos requisitos, para que el inmueble quede libre de gravámenes después

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de la subasta, y así se extinga el derecho de persecución que otorga el derecho real de


hipoteca (se purga de la hipoteca). Estos requisitos son:
- Que el inmueble se venda en pública subasta ordenada por el juez, o sea, se debe tratar
de una enajenación forzosa efectuada por el ministerio de la justicia dentro del marco
de un juicio ejecutivo o de una ejecución incidental (se excluye por ejemplo, la venta
que se realiza a propósito de la partición de un bien, pues se trata de una venta
voluntaria).
- Que los acreedores hipotecarios hayan sido citados (notificados) personalmente
(porque se trata de terceros que no han sido emplazados en el juicio), esto con el
objeto de darles noticia del remate y, por consiguiente, oportunidad para que actúen en
resguardo de sus derechos (por ejemplo, interviniendo en la fijación de las bases, en el
remate mismo haciendo posturas, etc.). Si por cualquiera circunstancia el remate no se
efectúa, para proceder a una nueva subasta ya no es necesario citar personalmente a los
acreedores hipotecarios, bastará con la notificación por el estado diario, para que ella
sea válida.
¿Qué pasa si no se cita a los acreedores hipotecarios? Hay que descartar la nulidad del
remate, pues esta sanción no está contemplada por el legislador. El efecto aquí, no es
otro que dichos acreedores hipotecarios conservan intactos sus derechos hipotecarios;
y si por cualquiera circunstancia estas hipotecas hubieren sido canceladas, sus titulares
conservan también el derecho para obtener su restablecimiento. Sin embargo, la falta
de citación de un acreedor hipotecario a la subasta, si bien lo hace conservar su
derecho, no puede mejorarlo, pues la persona que compra el inmueble se subroga en
los derechos de los acreedores hipotecarios que sí fueron citados, con sus preferencias
correspondientes (art. 1610 Nº 2 del CC).
Art. 1610. Se efectúa la subrogación por el ministerio de la ley y aun contra la voluntad del acreedor, en
todos los casos señalados por las leyes, y especialmente a beneficio:
2. Del que habiendo comprado un inmueble, es obligado a pagar a los acreedores a quienes el inmueble
está hipotecado.

- Que haya transcurrido el término de emplazamiento entre la citación y el remate


público ¿Cuál es el término de emplazamiento? Este plazo tiene por objeto dar tiempo
suficiente a los acreedores para que tomen las medidas necesarias en resguardo de sus
intereses, no sólo para ejercer la opción entre mantener la hipoteca o pagarse con las
resultas de la enajenación, sino que también puede ejercer otros derechos, como la
nulidad del remate o del embargo, etc. Ahora bien, algunos estiman que este plazo es
uno cualquiera, o sea, el indispensable para poder comparecer antes del remate; otros,
por el contrario, consideran que, a falta de disposición especial se debe aplicar el art.
3º del CPC, por tanto, el plazo para concurrir debe ser el mismo que tiene el
demandado para contestar la demanda en el juicio ordinario de mayor cuantía.
En definitiva, de acuerdo con el art. 2428 del CC, la subasta realizada con notificación
personal de los acreedores hipotecarios producirá la extinción de todas las hipotecas. Pero
el art. 492 del CPC ha complementado la norma del CC, en el sentido de que si el
ejecutante es un acreedor hipotecario de grado posterior, el o los acreedores hipotecarios
de grado preferente citados legalmente a la subasta, tienen el derecho optativo de

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extinguir el pago de sus créditos con el precio de la subasta, o conservar sus hipotecas;
esto, siempre que sus créditos no estén devengados. No diciendo nada en el término de
emplazamiento, se entenderá que optan por ser pagados sobre el precio de la subasta.499
Art. 492. Si por un acreedor hipotecario de grado posterior se persigue una finca hipotecada contra el
deudor personal que la posea, el acreedor o los acreedores de grado preferente, citados conforme al art.
2428 del CC, podrán, o exigir el pago de sus créditos sobre el precio del remate según sus grados, o
conservar sus hipotecas sobre la finca subastada, siempre que sus créditos no estén devengados.
No diciendo nada, en el término del emplazamiento, se entenderá que optan por ser pagados sobre el precio
de la subasta.
Si se ha abierto concurso a los bienes del poseedor de la finca perseguida, o se le ha declarado en quiebra,
se estará a lo prescrito en el artículo 2477 de dicho Código.
Los procedimientos a que den lugar las disposiciones anteriores, se verificarán en audiencias verbales con
el interesado o los interesados que concurran.

vi. A u t o r i z a c i ó n p a r a r e m a t a r u n b i e n r e e m b a r g a d o . El certificado de
gravámenes del inmueble a subastarse, que se solicita al Conservador de Bienes Raíces,
no solamente permite apreciar si hay una hipoteca, sino, además, si existen otros
embargos que pueden impedir su libre enajenación. En consecuencia, si la finca
embargada reconoce otros embargos (caso del reembargo), podrá ser subastada previa
autorización del juez que decretó el embargo, o previa autorización del acreedor de la otra
ejecución, so pena de nulidad absoluta por ilicitud de objeto. En efecto, el art. 1464 del
CC señala que hay objeto ilícito en la enajenación: 3) de las cosas embargadas por
decreto judicial, a menos que el juez lo autorice o el acreedor consienta en ello.
Al tribunal que decretó el embargo se le debe enviar un oficio para que conceda la
autorización, previa citación del otro ejecutante, y esta autorización será enviada también
mediante un oficio al juez que va a sacar a remate el bien; y si la autorización es
concedida por el correspondiente acreedor embargante, deberá constar de manera
oportuna, fehaciente, y sin sujetarse a especiales formalidades, porque la ley no lo exige.
Ahora, esto no significa que la venta de ese bien se destine sólo al pago de ese acreedor,
ya que la autorización sólo se da para vender en pública subasta y no para pagar con
preferencia; en otras palabras, la autorización no constituye una preferencia.

vii. A u t o r i z a c i ó n p a r a r e m a t a r u n b i e n s uj e t o a u n a m e d i d a p r e c a u t o ri a .
También se requerirá autorización del juez o del acreedor, para salvar el inconveniente de
la ilicitud de objeto, en caso que se pretenda rematar públicamente un inmueble respecto
del cual se había decretado, en proceso diverso, alguna medida precautoria limitativa del
dominio, como la retención, o la prohibición de celebrar actos o contratos; siempre y
cuando estas medidas precautorias aparezcan inscritas en los registros conservatorios
respectivos.

Una vez cumplidas las formalidades previas al remate, llega el momento de efectuar el
remate público del bien embargado. Para ello hay un procedimiento que consta de las siguientes

499
Hay consenso en la doctrina y en la jurisprudencia para estimar que los arts. 2428 del CC y 492 del CPC se aplican
también cuando la ejecución es promovida por el primer acreedor hipotecario y dentro de ella se adjudica la finca
hipotecada en pago de su crédito; o sea, que se extinguen las hipotecas posteriores, siempre y cuando los acreedores
hayan sido oportunamente citados en la forma ya señalada. Si alguna diferencia hubiera, el ejecutante tendría que
consignar el saldo, el cual serviría para pagar a los acreedores hipotecarios restantes.

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etapas:
i. Lu ga r e n d o n d e s e r e a l i z a e l r e ma t e . El remate público se efectúa ante el
tribunal que conoce de la ejecución con asistencia de su secretario, o ante el tribunal
dentro de cuya jurisdicción estén situados los bienes, cuando así se resuelva a solicitud de
parte y por motivos fundados. Es normal que el remate se efectúe en el despacho del juez
o en la sala de audiencias, y estarán presentes en él los abogados o mandatarios de las
partes del juicio.
ii. R e n d i c i ó n d e c a u c i o n e s . De acuerdo al art. 494 del CPC, todo postor, para tomar
parte en el remate, deberá rendir caución suficiente, calificada por el tribunal (la
aceptará o rechazará, según lo que estime conveniente), sin ulterior recurso, para
responder de que se llevará a efecto la compra de los bienes rematados; agrega el inc. II
que la caución será equivalente al diez por ciento de la valoración de dichos bienes y
subsistirá hasta que se otorgue la escritura definitiva de compraventa, o se deposite a la
orden del tribunal el precio o parte de él que deba pagarse de contado. La caución
normalmente será una boleta bancaria a nombre del tribunal, pero nada obsta a que en las
bases del remate se hayan aceptado cheques u otro documentos; y el valor de ésta se
abonará en un cincuenta por ciento al crédito y el cincuenta por ciento restante quedará a
beneficio de la Junta de Servicios Judiciales.
iii. Le c t u r a d e b a s e s y a d mi s i ó n d e p o s t u r a s . Una vez calificadas las cauciones,
comienza el remate dirigido por el juez de la causa, con la lectura de las bases y, acto
seguido, se procede a la admisión de las posturas, por el mínimo señalado en las bases y,
en el silencio de éstas, por una suma que no baje de los dos tercios de la tasación. Se
adjudicará el bien rematado a aquel postor que ofrezca la suma más alta, después de
conminar el juez a los presentes, por tres veces, que adjudicará el bien subastado a dicho
postor.
Está de más decir que el ejecutante también tiene derecho a concurrir a la subasta (la ley
nada dice si debe rendir caución o no), y que en caso de que se adjudique los bienes
rematados, no está obligado a consignar el precio, pues éste se compensará con su propio
crédito; a menos que éste sea inferior a aquél, en cuyo caso deberá consignar la
diferencia, o bien la totalidad, si hubiere acreedores preferentes. El ejecutado está
impedido para participar en el remate, lo única posibilidad es la contemplada en el art.
490 del CPC, esto es, antes de verificarse el remate, puede el deudor libertar sus bienes
pagando la deuda y las costas (alzamiento del embargo). Si se lo adjudica un tercero,
desde el momento de la adjudicación, el tercero ya es parte en el juicio, y en
consecuencia, puede intervenir en tal carácter en el procedimiento.
iv. C o mp ra v e n t a f o r z a d a . Efectuado el remate público, desde un punto de vista jurídico,
se ha celebrado un verdadero contrato de compraventa forzada entre el ejecutado
(representado legalmente por el juez en calidad de vendedor) y el subastador (que viene
siendo el comprador), cuyo objeto es el bien embargado y el precio será la suma más alta
ofrecida por este último. Sin embargo, para que dicha compraventa se perfeccione, es
necesario cumplir con dos formalidades posteriores y esenciales, que son: el
levantamiento y la subscripción del acta de remate; y el otorgamiento de la
correspondiente escritura pública de compraventa.

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v. A c t a d e r e m a t e p ú b l i c o . Aquí hay que distinguir según la clase de bienes sobre los


cuales recae el remate. Así, si la venta en pública subasta recae sobre bienes raíces,
servidumbres o censos, o sobre una sucesión hereditaria, ésta no queda perfecta mientras
no se extienda un acta del remate, que va al registro del secretario que intervino en la
subasta, la cual será firmada por el juez, el rematante y el secretario500. Esta acta es
importantísima, pues valdrá como escritura pública, para que quede perfecta la
compraventa sobre esos bienes, sin perjuicio de que después deba otorgarse dentro de tres
días la escritura pública definitiva (art. 495 del CPC).
Art. 495. El acta de remate de la clase de bienes a que se refiere el in. II del art. 1801 del CC, se extenderá
en el registro del secretario que intervenga en la subasta, y será firmada por el juez, el rematante y el
secretario.
Esta acta valdrá como escritura pública, para el efecto del citado artículo del CC; pero se extenderá sin
perjuicio de otorgarse dentro de tercero día la escritura definitiva con inserción de los antecedentes
necesarios y con los demás requisitos legales.
Los secretarios que no sean también notarios llevarán un registro de remates, en el cual asentarán las actas
de que este artículo trata.

Art. 1801. La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa y en el precio; salvas
las excepciones siguientes.
La venta de los bienes raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan
perfectas ante la ley, mientras no se ha otorgado escritura pública.

A contrario sensu, según CASARINO, si dicha venta versó sobre otra clase de bienes (por
ejemplo, sobre un crédito personal), el acta será extendida en los mismos autos; es decir,
se deja constancia del acta en el mismo proceso.
vi. La e s c r i t u ra p ú b l i c a d e r e ma t e . A pesar de que el acta de remate de la clase de
bienes a que se refiere el art. 1801 inc. II del CC, vale como escritura pública para que así
se entienda perfecta la compraventa, se debe extender dentro de tercero día la escritura
pública definitiva con inserción (copia) de los antecedentes necesarios501 y con los demás
requisitos legales. En consecuencia, el acta de remate tiene el valor de una formalidad ad
solemnitatem, pero para los efectos de la inscripción (de la tradición), solamente se
admitirá la escritura definitiva de compraventa (arts. 495 inc. II y 497 del CPC). Cabe
decir que este plazo de tres días, se puede haber ampliado en las bases respectivas del

500
La firma en el acta de remate por el juez, el rematante y el secretario, no será difícil cumplir, puesto que dicha
acta deberá ser levantada inmediatamente después de efectuada la subasta. Si por cualquiera circunstancia el
rematante se negare a subscribirla, se dejará constancia de este hecho en el acta respectiva, de conformidad con lo
preceptuado en el art. 61 del CPC, que se halla entre las disposiciones comunes aplicables a todo procedimiento.
501
Según CASARINO los antecedentes necesarios son los siguientes: la demanda ejecutiva, el “despáchese”, la
notificación y el mandamiento de ejecución (pues constituyen las piezas fundamentales del proceso); el
requerimiento de pago y la traba del embargo (pues permiten apreciar si el ejecutado fue legalmente emplazado y la
clase del bien embargado); la sentencia de remate y su notificación (pues el hecho de su dictación y correspondiente
notificación permiten realizar los bienes embargados); la constancia del cumplimiento de las formalidades de
publicidad, aun cuando su omisión sólo dará origen a nulidad de carácter procesal; el acta de remate (pues es el
documento que permite conocer fehacientemente a la persona del subastador); y la constancia del pago total o
parcial del precio del remate. El profesor ALFARO señala que como éste es un trabajo muy engorroso, se acepta para
evitar esta labor, que se saque copia de las piezas principales del proceso y ellas se protocolizan (se agregan al
registro del Notario), bajo el mismo número de repertorio de la escritura de compraventa, cumpliendo con ello el
requisito. Si posteriormente se suscitara algún problema relacionado con la validez del remate realizado, no habría
más camino que recurrir a los autos ejecutivos originales.

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remate.502
Art. 497. Para los efectos de la inscripción, no admitirá el conservador sino la escritura definitiva de
compraventa. Dicha escritura será subscrita por el rematante y por el juez, como representante legal del
vendedor, y se entenderá autorizado el primero para requerir y firmar por sí solo la inscripción en el
Conservador, aun sin mención expresa de esta facultad.

Para que se pueda extender en el juicio ejecutivo la escritura definitiva de remate, es


necesario que el tribunal así lo decrete, a petición de parte. Ordinariamente será la
persona que se adjudicó el bien quien haga esa petición, para lo cual, previamente,
depositará a la orden del tribunal el precio de la subasta, si éste, de conformidad a las
bases, ha debido pagarse al contado. Pedirá también que se ordene alzar los embargos y
cancelar las hipotecas que afecten al bien, si es que las hubiere (el tribunal accederá a ello
con citación de los demás interesados). Una vez ejecutoriada la resolución que ordena
extender la escritura pública, ésta podrá otorgarse.
La escritura pública de remate será suscrita por el rematante y por el juez, como
representante legal del vendedor, y el rematante se entenderá autorizado para requerir y
firmar por sí sólo la inscripción en el Conservador, aun sin mención expresa de esta
facultad503.
¿Qué pasa si el subastador no consigna el precio del remate en la oportunidad fijada en
las bases, o si no suscribe la escritura definitiva de compraventa? El profesor ALFARO
señala que el hecho de no consignar el precio, y de no extender y firmar la escritura
pública dentro del plazo de tres días, no acarrea la nulidad del remate, pues el
vencimiento de este plazo sólo produce como efecto dar a las partes del derecho para
pedir que se deje sin efecto el remate, y se haga efectiva la caución (art. 494 inc. III del
CPC). ORELLANA señala que este plazo de tres días no es fatal, esto por lo dispuesto en el
inc. I del art. 64 del CPC, al disponer que los plazos que señala este Código son fatales
cualquiera sea la forma en que se exprese, salvo aquéllos establecidos para la
“realización de actuaciones propias del tribunal”; por tanto, como dicha escritura debe
ser suscrita por el rematante y por el juez (como representante legal del vendedor), se
trata de una actuación judicial.
Art. 494 inc. III. Si no se consigna el precio del remate en la oportunidad fijada en las bases, las que el
secretario hará saber en el momento de la licitación, o el subastador no suscribe la escritura definitiva de
compraventa, el remate quedará sin efecto y se hará efectiva la caución. El valor de ésta, deducido el monto
de los gastos del remate, se abonará en un cincuenta por ciento al crédito y el cincuenta por ciento restante
quedará a beneficio de la Junta de Servicios Judiciales.

b. ADJUDICACIÓN DE LOS BIENES EMBARGADOS O NUEVOS REMATES PÚBLICOS.


Todo lo visto anteriormente es el procedimiento ideal, pero ¿qué sucede si no hay
postores? De acuerdo al art. 499 del CPC, si no se presentan postores en el día señalado, podrá el
acreedor solicitar cualesquiera de estas dos cosas, a su elección:

502
¿El acta de remate tiene mérito ejecutivo? Algunos señalan que no, porque no está dentro del art. 434 del CPC.
Otros señalan que sí, porque habilita para suscribir forzadamente la inscripción de la escritura pública.
503
En el resto de las compraventas, siempre debe agregarse una cláusula que faculte al portador
de la escritura que requiera su inscripción, ya que de no hacerlo, el Conservador requerirá la
presencia de ambas partes.
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i. Que se le adjudiquen por los dos tercios de la tasación los bienes embargados (art. 499
Nº 1). Si el acreedor opta por esto, se está ante una verdadera compraventa en remate
público, en la que el acreedor es el comprador y el precio se pagará compensándolo con
el crédito que él, a su vez, tiene en contra del ejecutado. Ahora, el acreedor deberá
presentar un escrito exponiendo que no se presentaron postores al remate y que desea
adjudicarse el bien embargado por los dos tercios de la tasación; y el tribunal accederá
con citación del ejecutado, y demás interesados, si los hubiere (por ejemplo, los
acreedores hipotecarios).
ii. Que se reduzca prudencialmente por el tribunal el avalúo aprobado. La reducción no
podrá exceder de una tercera parte de este avalúo (art. 499 Nº 2). Si el acreedor opta por
esto, los bienes se pondrán otra vez en remate y será necesario cumplir con las
formalidades de publicidad del remate, reduciéndose a la mitad los plazos fijados para los
avisos. Luego, de acuerdo al art. 500 del CPC, si puestos a remate los bienes embargados
por los dos tercios del nuevo avalúo, hecho de conformidad al Nº 2 del artículo anterior,
tampoco se presentan postores, podrá el acreedor pedir cualquiera de estas tres cosas, a
su elección:
- Que se le adjudiquen los bienes por los dichos dos tercios (art. 500 Nº 1).
- Que se pongan por tercera vez a remate, por el precio que el tribunal designe (art. 500
Nº 2). Tanto en este caso, como en el anterior, hay que cumplir con las formalidades
previas al remate. ORELLANA señala que si a este remate no concurre ningún postor, y
aun cuando el legislador no ha señalado nada, puede el ejecutante solicitar que se
ponga por cuarta vez en remate, y en este caso no debiera haber número para la
subasta; esto por una aplicación analógica del art. 501 del CPC, que a continuación se
verá).
- Que se le entreguen en prenda pretoria (art. 500 Nº 3). No obstante, de acuerdo al art.
501 del CPC, cuando el acreedor pida, conforme a lo dispuesto en el artículo anterior,
que se le entreguen en prenda pretoria los bienes embargados, podrá el deudor
solicitar que se pongan por última vez a remate. En este caso no habrá mínimum para
las posturas. En caso de tercer remate, también habrá que cumplir con las
formalidades de publicidad.
Ahora bien, la prenda pretoria está regulada en los arts. 503 al 507 del CPC, y en lo no
regulado por el CPC, se deben observar las normas del CC sobre esta materia, es decir,
el Título XXXIX relativo a la anticresis, que es un contrato por el que se entrega al
acreedor una cosa raíz para que se pague con sus frutos (art. 2335 del CC). Por lo
tanto, se está en presencia de una anticresis judicial, es decir, un contrato celebrado
por intermedio de la justicia en virtud del cual se entrega al acreedor una cosa mueble
o inmueble, embargada en una ejecución, para que se pague con sus frutos. Una vez
aceptada por el tribunal la petición del acreedor para que se le entreguen en prenda
pretoria los bienes embargados, debe hacerse la entrega de dichos bienes bajo un
inventario solemne (art. 503 del CPC).
En cuanto a los efectos que produce la prenda pretoria respecto del acreedor, éste tiene
derecho a pagarse con los frutos que produzca los bienes, a medida que se perciban;
también puede poner fin a la prenda pretoria en cualquier tiempo; solicitar su enajena-

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ción o el embargo de otros bienes del deudor; y tener sobre los bienes constituidos en
prenda pretoria, cuando sean muebles, los derechos y privilegios de un acreedor
prendario. En relación a sus obligaciones, el acreedor debe llevar una cuenta exacta, y
en lo posible documentada, de los productos de los bienes muebles o inmuebles que se
entreguen en prenda pretoria; y rendir cuenta de su administración, cada año si son
bienes inmuebles y cada seis meses si se trata de muebles, bajo la pena de, si no lo
hace, perder la remuneración que le habría correspondido por los servicios prestados
durante el año.
En cuanto a los derechos del deudor, el art. 505 inc. I del CPC dispone que salvo
estipulación en contrario, podrá el deudor, en cualquier tiempo, pedir los bienes
dados en prenda pretoria pagando la deuda y las costas, incluso todo lo que el
acreedor tenga derecho a percibir por concepto de gastos, intereses y remuneración.

c. NULIDAD DEL REMATE PÚBLICO.


La venta en remate público de los bienes embargados que se realiza dentro de un juicio
ejecutivo, desde el punto de vista del Derecho material o sustantivo, constituye un verdadero
contrato de compraventa, que genera derechos y obligaciones para los contratantes con
independencia del juicio en que se celebró; y desde el punto de vista del Derecho procesal o
adjetivo, constituye un conjunto de trámites o actuaciones integrantes del juicio ejecutivo mismo
(es un acto jurídico de doble carácter). Por lo tanto, la nulidad puede tener su origen en dos
clases de vicios o defectos, a saber:
i. Nulidad de la compraventa en remate público por omisión de los requisitos de validez
señalados por la ley civil, por ejemplo, por vicios del consentimiento. Esta nulidad se
reclamará de acuerdo a las normas del Derecho civil, o sea, entablando ante tribunal
competente, en un juicio ordinario, la correspondiente acción ordinaria de nulidad, con
prescindencia del juicio ejecutivo en que se efectuó el remate, y en cualquier
oportunidad; salvo que aquélla hubiese sido saneada por el transcurso del tiempo.
ii. Nulidad de la compraventa en remate público por omisión de los requisitos de validez
señalados por la ley procesal civil, por ejemplo, la falta de emplazamiento del deudor, de
la notificación de la sentencia de remate, de la publicidad del mismo, etc. Esta nulidad, a
diferencia de la anterior, se reclamará dentro del juicio ejecutivo mismo en que se produ-
jo, mediante la interposición del correspondiente incidente de nulidad procesal; siempre y
cuando la resolución que ordenó extender la escritura pública de remate, no se encuentre
firme o ejecutoriada, pues esta última circunstancia purga al proceso de todo posible vicio
o defecto de carácter formal. Sin embargo, si el incidente de nulidad de la compraventa
en remate público se funda en la falta de emplazamiento del deudor (art. 80 del CPC),
dicho incidente podrá impetrarse a pesar de que esté ejecutoriada la sentencia definitiva
de remate, o la sentencia que ordenó extender la escritura pública de la subasta; dentro
cinco días, contados desde que aparezca o se acredite que el litigante tuvo conocimiento
personal del juicio.

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d. PROCEDIMIENTOS POSTERIORES AL REMATE.


Una vez efectuado el remate público de los bienes embargados, el procedimiento de
apremio llega a su fase final, pero antes, es necesario cumplir con los siguientes trámites o
actuaciones:
i. La c o n s i gn a c i ó n d e l o s f o n d o s . De acuerdo al art. 509 inc. I del CPC, los fondos
que resulten de la realización de los bienes embargados se consignarán directamente por
los compradores, o por los arrendatarios en el caso del artículo anterior, a la orden del
tribunal que conozca de la ejecución, en la forma dispuesta en el art. 507 del COT, o sea,
en la cuenta corriente del juzgado. Además, conforme al art. 515 del CPC, el depositario
deberá consignar a la orden del tribunal, en la forma expresada en el art. 509, los fondos
líquidos que obtenga correspondientes al depósito (como es administrador, puede
percibir dineros), tan pronto como lleguen a su poder; y abonará intereses corrientes por
los que no haya consignado oportunamente.
ii. La l i q u i d a c i ó n d e l c r é d i t o . Consignado el dinero en la forma indicada, se debe
proceder a la liquidación del crédito, es decir, se debe determinar a cuánto asciende el
crédito por concepto de capital y de intereses; se debe ajustar al tiempo actual. En la
práctica, el juez delega esta función en el secretario, sin embargo, ninguna ley autoriza
dicha delegación, por lo cual la liquidación del crédito debiera ser una actuación emanada
del mismo tribunal, vale decir, del juez y del secretario.
.
iii. La t a s a c i ó n d e l a s c o s t a s . Luego, se hace necesario, de acuerdo a lo resuelto en la
sentencia definitiva de remate, determinar las costas que deban ser de cargo del deudor,
incluyéndose las costas causadas después de la dictación de dicha sentencia, o sea, las
causadas dentro del procedimiento de apremio posterior.
iv. Luego, el depositario debe rendir cuenta de su administración, y al pronunciarse sobre la
aprobación de la cuenta, fijará el tribunal la remuneración del depositario, si hay lugar
a ella, teniendo en consideración la responsabilidad y trabajo que el cargo le haya
impuesto (art. 517 inc. I del CPC).

v. P a go d e l a c r e e d o r . Finalmente, de acuerdo al art. 511 del CPC, practicada la


liquidación a que se refiere el artículo precedente, se ordenará hacer pago al acreedor
con el dinero embargado o con el que resulte de la realización de los bienes de otra clase
comprendidos en la ejecución. El orden de pago deberá ser el siguiente: los créditos
declarados preferentes por sentencia ejecutoriada; las costas y la remuneración del
depositario; los intereses del capital, y el capital.
Como se sabe, para proceder al pago la sentencia de remate debe estar ejecutoriada. No
obstante, si la sentencia definitiva se encuentra apelada, este trámite se puede llevar a
cabo siempre que el ejecutante caucione las resultas del recurso; y si ha sido recurrida de
casación, este recurso en caso alguno suspende el cumplimiento de la sentencia.

Una vez cumplidos estos trámites finaliza el apremio, y que quede o no satisfecho el
crédito del acreedor, va a depender de si el producto de la venta constituye una cantidad
suficiente para satisfacer la acreencia ¿Si no es satisfecha la deuda, qué puede hacer en el futuro?
El acreedor puede embargar a futuro los bienes que adquiera el deudor, por medio de una

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ampliación del embargo, o trabar embargo sobre otros bienes ¿Cuál es el límite temporal? El
límite temporal está dado por el abandono del procedimiento.

e. EL ABANDONO DEL PROCEDIMIENTO EN EL JUICIO EJECUTIVO.


En esta materia hay que distinguir entre el cuaderno principal y el cuaderno de apremio.
i. Respecto del cuaderno principal, rigen las reglas generales establecidas en el art. 152
del CPC, es decir, se podrá alegar el abandono del procedimiento, vía acción o excepción,
por parte del ejecutado, una vez que las partes que figuran en el juicio hayan cesado en su
prosecución durante seis meses contados desde la fecha de la última resolución recaída en
una gestión útil para dar curso progresivo a los autos.
Art. 152. El procedimiento se entiende abandonado cuando todas las partes que figuran en el juicio han
cesado en su prosecución durante seis meses, contados desde la fecha de la última resolución recaída en
alguna gestión útil para dar curso progresivo a los autos.

La oportunidad procesal para alegar el abandono del procedimiento, corre desde la


notificación del requerimiento al ejecutado, y hasta antes de que esté ejecutoriada la
sentencia definitiva, es decir, hasta el día en que vence el plazo para oponer excepciones,
o bien, hasta el día en que quede ejecutoriada la sentencia que se pronuncia sobre las
excepciones opuestas.

ii. El abandono en el cuaderno de apremio tiene lugar si ha habido inactividad de las


partes por tres años contados desde la última gestión útil recaída en el cuaderno de
apremio (no desde la última “resolución” recaída en una gestión útil), esto, si la gestión
útil es posterior a la sentencia definitiva ejecutoriada o al vencimiento del plazo para
oponer excepciones (art. 472), ya que si es anterior a ello, el plazo se contará desde que
se dicta la sentencia definitiva o desde que termina el plazo para oponer excepciones.504
Art. 153. El abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado, durante todo el juicio y hasta que se
haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa.
En los procedimientos ejecutivos el ejecutado podrá, además, solicitar el abandono del procedimiento,
después de ejecutoriada la sentencia definitiva o en el caso del art. 472 (si no se oponen
excepciones, se omitirá la sentencia y bastará el mandamiento de ejecución para que el
acreedor pueda perseguir la realización de los bienes embargados y el pago). En estos casos,
el plazo para declarar el abandono del procedimiento será de tres años contados desde la fecha de la última
gestión útil, hecha en el procedimiento de apremio, destinado a obtener el cumplimiento forzado de la
obligación, luego de ejecutoriada la sentencia definitiva o vencido el plazo para oponer excepciones, en su
caso. En el evento que la última diligencia útil sea de fecha anterior, el plazo se contará desde la fecha en
que quedó ejecutoriada la sentencia definitiva o venció el plazo para oponer excepciones. En estos casos, si
se declara el abandono del procedimiento sin que medie oposición del ejecutante, éste no será condenado en
costas.

504
Gestiones útiles en el cuaderno de apremio son aquellas destinadas a lograr el remate de los bienes embargados,
como por ejemplo, la solicitud del ejecutante pidiendo la ampliación del embargo. Por tanto, no sería una gestión
útil, la interposición de cualquier tercería.

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5. LAS TERCERÍAS EN EL JUICIO EJECUTIVO.

5.1. CONSIDERACIONES PREVIAS.

a. CONCEPTO.
En sentido amplio, tercería es toda intervención de un tercero en un juicio, cualquiera que
sea la naturaleza del pleito. Para que la intervención de este tercero extraño sea admitida, se
requiere que invoque un interés incompatible con el de las partes (tercería excluyente),
independiente con el de las mismas (tercería independiente), o bien, armónico o compatible al
del demandante o del demandado (tercería coadyuvante), según el caso.
En sentido restringido, la tercería corresponde a la intervención de un tercero extraño en
el juicio ejecutivo, invocando algún derecho que impide el pago total o parcial del ejecutante,
con los bienes que ha embargado. Estos derechos son: de dominio de los bienes embargados
(tercería de dominio); de posesión de los bienes embargados (tercería de posesión); de ser
pagado preferentemente (tercería de prelación); y de concurrir en el pago a falta de otros bienes
(tercería de pago).
Art. 518. En el juicio ejecutivo sólo son admisibles las tercerías cuando el reclamante pretende:
1. Dominio de los bienes embargados;
2. Posesión de los bienes embargados;
3. Derecho para ser pagado preferentemente; o
4. Derecho para concurrir en el pago a falta de otros bienes.
En el primer caso la tercería se llama de dominio, en el segundo de posesión, en el tercero de prelación y en el
cuarto de pago.

b. NATURALEZA JURÍDICA DE LAS TERCERÍAS.


Las tercerías en el juicio ejecutivo están reguladas en el párrafo III (“De las tercerías”) del
Título I (“Del juicio ejecutivo en las obligaciones de dar) del Libro III (“De los juicios
especiales”), arts. 518 al 529 del CPC. Los preceptos legales antes citados no han establecido la
naturaleza jurídica que revisten las tercerías en el juicio ejecutivo, en el sentido de si constituyen
un juicio independiente del ejecutivo o, por el contrario, si son solamente meros incidentes del
mismo. Esta cuestión reviste consecuencias de orden práctico importantísimas, ya que la
naturaleza de las tercerías está ligada a su forma de notificación, a las facultades de los
mandatarios del juicio ejecutivo, a la manera de cómo debe ser dictada la sentencia, a los
recursos, etc.
La jurisprudencia y la doctrina se encuentran divididas. Así, para algunos las tercerías son
juicios independientes pero injertados dentro del juicio ejecutivo mismo; y para otros (como el
profesor ALFARO) las tercerías constituyen meros incidentes, es decir, cuestiones accesorias del
juicio ejecutivo, sometidas en su tramitación a reglas especiales.505

505
RODRÍGUEZ GARCÉS señala que para determinar la naturaleza jurídica de las tercerías, hay que distinguir si se
está frente a una tercería de dominio, o bien, frente a una tercería de posesión, pago o prelación. En relación a la
tercería de dominio, si bien ésta nace como consecuencia de un juicio ejecutivo, no es menos cierto que el propio
CPC le ha señalado los trámites del juicio ordinario (sin réplica ni dúplica) para su tramitación, por tanto, la sentencia
que se dicte en este tercería será una sentencia definitiva. En cambio, tratándose de las tercerías de posesión, pago y
prelación, no hay duda de que se trata de cuestiones accesorias, pues expresamente el legislador ha señalado que en

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c. CARACTERÍSTICAS DE LAS TERCERÍAS.


i. En cuanto a si son de carácter taxativo o no, existe discusión. Algunos señalan que como
el art. 518 del CPC dice que en el juicio ejecutivo “sólo” son admisibles las tercerías…
no puede permitirse la intervención de otro tercero (general) y, por ende, no son taxativas.
Otros, en cambio, señalan que si bien la ley señala ello, es perfectamente posible que
ingrese un tercero general, si se dan los supuestos para su participación.
ii. El profesor ALFARO señala que, desde un punto de vista formal, las tercerías son
incidentes, pues se trata cuestiones accesorias al juicio ejecutivo; pero desde un punto de
vista fondo o sustantivo, constituyen verdaderas pretensiones. En efecto, no tienen nada
que ver con la discusión en el juicio ejecutivo, pues implican una acumulación de
pretensiones sobrevinientes por inserción (lo mismo que sucede con la reconvención);
debe cumplirse, por tanto, con los requisitos del ius postulandi, ser notificada
personalmente a ambas partes, etc.
iii. Los terceros pueden ser o no ser acreedores. No son acreedores los que alegan una
tercería de dominio y posesión, y sí lo son los que alegan la tercería de prelación y de
pago.
iv. Las tercerías se tramitan en un cuaderno separado, distinto del ejecutivo y del apremio.
Dan origen al llamado cuaderno de tercería, el cual, por regla general, no suspende la
tramitación del procedimiento ejecutivo.

5.2. LA TERCERÍA DE DOMINIO.

a. CONCEPTO.
La tercería de dominio es aquella que tiene lugar toda vez que concurre al juicio ejecutivo
un tercero pretendiendo derecho de dominio sobre los bienes embargados, con la finalidad de
que éstos se excluyan del embargo, y se le devuelvan.
Su fundamento reside en el hecho de que el ejecutado puede ser simple tenedor o
poseedor de los bienes embargados, hallándose radicado el derecho de dominio en el patrimonio
de un tercero, el cual no tiene por qué soportar deudas ajenas en sus propios bienes. Y por otro
lado, con esto se evita que el dueño inicie un juicio reivindicatorio por separado, aprovechando
la oportunidad que se genera en la ejecución.

b. OPORTUNIDAD PARA INTERPONERLA.


La tercería de dominio se puede interponer desde el momento en que se ha trabado el
embargo, lo cual se desprende de la sola lectura del art. 518 Nº 1 del CPC, que habla de “bienes
embargados”; y hasta que el bien salga del aparente dominio del ejecutado, es decir, hasta que se
haya efectuado la tradición de los bienes embargados (entrega material si se trata de bienes

su tramitación se seguirán las reglas de los incidentes, por tanto, la sentencia que se dicte en esta materia será
interlocutoria.

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muebles, e inscripción en los registros conservatorios si se trata de bienes inmuebles). Si esta


tradición se ha efectuado, al tercero no le quedará más camino que ejercer en contra del
subastador o adquirente, la correspondiente acción reivindicatoria o de dominio, en un
procedimiento declarativo.

c. TRAMITACIÓN.
La demanda de tercería de dominio se debe interponer ante el mismo tribunal que conoce
del juicio ejecutivo y en el cual se trabó embargo sobre los bienes del tercero (rige la regla
general de la competencia de la extensión); y, como toda demanda, debe ceñirse a las
formalidades contenidas en el art. 254 del CPC, so pena de no dársele curso (art. 523 inc. I del
506
CPC) ; deberá cumplir las normas del patrocinio y poder; y al ser la primea gestión, debe
notificarse personalmente.
Art. 523. No se dará curso a la tercería de dominio si no contiene las enunciaciones que indica el art. 254; ni se
suspenderá por su interposición el procedimiento de apremio, salvo que se apoye en instrumento público otorgado
con anterioridad a la fecha de la presentación de la demanda ejecutiva.

Luego, de acuerdo al art. 521 inc. I primera parte, la tercería de dominio se seguirá en
ramo separado con el ejecutante y el ejecutado, por los trámites del juicio ordinario, pero sin
escrito de réplica y dúplica. Por tanto, interpuesta la tercería, existirán tres cuadernos: el
cuaderno ejecutivo, el cuaderno de apremio y el cuaderno de tercería; en este último, el tercerista
va a ser el demandante, y los demandados serán el ejecutante y el ejecutado, a la vez; y como se
tramita de acuerdo a las reglas del juicio ordinario, si a la demanda le falta algún requisito, por
ejemplo, podría oponerse la excepción dilatoria de ineptitud del libelo.507

d. EFECTOS DE LA TERCERÍA DE DOMINIO.


Estos difieren, según digan relación con el cuaderno principal o con el cuaderno de
apremio.
i. En cuanto al cuaderno principal o ejecutivo, la interposición de la tercería de dominio no
suspende la discusión que tramita en este procedimiento (art. 522 del CPC); esto porque al
tercerista no le importa la suerte del juicio ejecutivo, no le preocupa si la acción ejecutiva
va a ser aceptada o rechazada; lo que a él sí le interesa, es que se le reconozca su derecho
de dominio y se excluyan sus bienes del embargo.
Art. 522. La interposición de una tercería no suspenderá en caso alguno el procedimiento ejecutivo. El
procedimiento de apremio se suspende únicamente en el caso contemplado en el inc. I del art. 523 y,

506
Esto constituye una excepción al art. 256 del CPC, que autoriza al juez a no dar curso a la demanda en el juicio
ordinario cuando le falte alguno de los tres primeros requisitos señalados en el art. 254, y no cualquiera de ellos,
como acontece en esta tercería.
507
ORELLANA señala que en esta tercería tampoco procede la conciliación ni la reconvención. No procede la
conciliación porque, a pesar de que esta tercería se tramita de acuerdo a las reglas del juicio ordinario, está inmersa
dentro de un proceso de ejecución, en donde no es procedente la conciliación. Y no procede a reconvención, porque
el modo normal de defensa de los demandados (ejecutante y/o ejecutado) será el de atacar la nulidad del título
invocado por el tercerista, y esta defensa se hará mediante excepción y no a través de la reconvención.

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tratándose de una tercería de posesión, sólo si se acompañan a ella antecedentes que constituyan a lo menos
presunción grave de la posesión que se invoca.

ii. En cuanto al cuaderno de apremio, por regla general, la tercería de dominio tampoco
suspende dicho procedimiento, salvo: si se apoya en un instrumento público (por
ejemplo, una escritura pública, un certificado de dominio emanado del Conservador de
bienes Raíces, etc.), y que dicho instrumento se haya otorgado con anterioridad a la
presentación de la demanda ejecutiva. Estas dos circunstancias le atribuyen seriedad a la
tercería de dominio, y hacen presumir que no es fruto de una mera colusión entre el
tercerista y el deudor.
Si la tercería de dominio no ha tenido la virtud de suspender el procedimiento de
apremio, el remate se llevará a cabo, entendiéndose que la subasta recaerá sobre los
derechos que el deudor tenga o pretenda tener sobre la cosa embargada. Sin perjuicio de
lo anterior, el art. 521 inc. final dice que el tercerista tendrá el mismo derecho que el art.
457 concede al deudor principal, es decir, tiene derecho para substituir el embargo,
consignando una cantidad suficiente para el pago de la deuda y las costas, siempre que
éste no recaiga en la especie o cuerpo cierto a que se refiere la ejecución.
Art. 523. No se dará curso a la tercería de dominio si no contiene las enunciaciones que indica el art. 254;
ni se suspenderá por su interposición el procedimiento de apremio, salvo que se apoye en instrumento
público otorgado con anterioridad a la fecha de la presentación de la demanda ejecutiva.
En los demás casos el remate se llevará a cabo, entendiéndose que la subasta recaerá sobre los derechos que
el deudor tenga o pretenda tener sobre la cosa embargada.
Las resoluciones que se dicten son apelables y la apelación se concederá en el efecto devolutivo.

Ahora bien, puede suceder que la tercería de dominio no comprenda todos los bienes
embargados (tercería parcial), en tal caso, el procedimiento de apremio se seguirá sin
restricción alguna respecto de los bienes no afectados por dicha tercería (art. 526 del CPC)
Art. 526. Si se han embargado o se embargan bienes no comprendidos en la tercería, seguirá sin restricción
alguna respecto de ellos el procedimiento de apremio.

e. FALLO DE LA TERCERÍA DE DOMINIO.


La tercería de dominio puede ser acogida o rechazada.
i. Si es acogida, se excluirán del embargo los bienes reclamados y se restituirán a su
legítimo dueño (al tercerista); pero si dichos bienes hubieren sido subastados, por no
haberse logrado paralizar el procedimiento de apremio, en razón de no ser público el
instrumento en que se apoyó o tener una fecha posterior a la presentación de la demanda
ejecutiva, le quedarán a salvo sus derechos al tercerista para hacerlos valer en contra del
actual poseedor, y por la vía ordinaria (acción reivindicatoria).
ii. A la inversa, si la tercería de dominio es rechazada, se reiniciará el procedimiento de
apremio, en caso de haberse paralizado por su interposición; o bien, quedará firme la
subasta pública que se hubiere realizado sobre los derechos del deudor.

De acuerdo al art.523 inc. III del CPC, estas resoluciones son apelables, y la apelación se
concederá en el sólo efecto devolutivo

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5.3. LA TERCERÍA DE POSESIÓN.

a. CONCEPTO.
La tercería de posesión es aquella que tiene lugar toda vez que un tercero, por vía
incidental, concurre al juicio ejecutivo reclamando que se respete su posesión sobre un
determinado bien que ha sido embargado, con el objeto de obtener el alzamiento del embargo.
ORELLANA señala que en este caso el tercero podría reclamar tanto la posesión regular como
irregular, pues el legislador no ha hecho un distingo en esta materia.508
La finalidad de esta clase de tercería, es el reconocimiento de la posesión que el tercero
tiene sobre los bienes embargados y, por ende, la presunción de dominio sobre dichos bienes,
para que así sean excluidos del embargo.
En cuanto a su fundamento, esta tercería surge de una necesidad práctica, por cuanto en
Chile, por regla general, no es obligación que la compraventa de los bienes muebles conste por
algún tipo de instrumento público, por lo que la prueba del dominio de ellos resulta
extremadamente difícil; y por otra parte, el dominio finalmente se acredita mediante la posesión
más el plazo de prescripción. Por ello es que, primeramente la jurisprudencia y, posteriormente
nuestro legislador, contempló la tercería de posesión, fundándose en el art.700 del CC, el cual
dispone que la posesión es la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor o dueño,
sea que el dueño o el que se da por tal tenga la cosa por sí mismo, o por otra persona que la
tenga en lugar y a nombre de él; agrega el inc. II que el poseedor es reputado dueño, mientras
otra persona no justifica serlo. Por lo tanto, el tercerista tendrá que acreditar la tenencia de la
cosa embargada y el ánimo de señor o dueño, y así se reputará como dueño. Para destruir esta
presunción simplemente legal de dominio, el interesado deberá acreditar que no se reúnen los
requisitos señalados precedentemente.

b. OPORTUNIDAD PARA INTERPONERLA.


Al igual que la tercería de dominio, se puede interponer desde el momento en que se ha
trabado el embargo, y hasta que no se haya efectuado la tradición de los bienes embargados
(entrega material si se trata de bienes muebles, e inscripción en los registros conservatorios si se
trata de bienes inmuebles).

c. TRAMITACIÓN.
Este tipo de tercería se tramita como incidente (art. 521 inc. I del CPC), por lo que una vez
interpuesta, el tribunal proveerá “traslado y autos”, y se abrirá un cuaderno de tercerías. El
legislador no señaló en forma expresa cómo se notifica esta resolución a las partes, por lo que
aplicando las reglas generales de los incidentes, se tendría que concluir que la notificación
debiera ser por el estado diario. Sin embargo, los tribunales han estimado que la notificación se
debe hacer por cédula, esto para que las partes del juicio tengan la posibilidad efectiva de hacer

508
Hay que recordar que la posesión regular es la que procede de justo título y ha sido adquirida de buena fe, aunque
ésta no subsista después de adquirida la posesión; además, si el título es traslaticio de dominio, es necesaria la
tradición. Y la posesión irregular, es la que carece de uno o más de los requisitos de la posesión regular, por lo
tanto, se está frente a una posesión irregular cuando: ésta no procede de justo título; cuando no ha sido adquirida de
buena fe; si se trata de un título traslaticio y no haya mediado la tradición.

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valer sus derechos frente a la tercería interpuesta.509


Art. 521. La tercería de dominio se seguirá en ramo separado con el ejecutante y el ejecutado, por los trámites del
juicio ordinario, pero sin escrito de réplica y dúplica. Las tercerías de posesión, de prelación y de pago se tramitarán
como incidente.

La prueba que las partes y el tercero deseen rendir, se deberá hacer dentro del plazo de
ocho días, ello por cuanto la tramitación de esta tercería se realiza en la forma establecida para
los incidentes. Por eso, es que si se desea rendir prueba de testigos, deberá presentarse la lista de
testigos dentro de los primeros dos días del probatorio (no así la minuta).

d. EFECTOS DE LA TERCERÍA DE POSESIÓN.


Aquí también hay que distinguir entre el cuaderno principal y el cuaderno de apremio.
i. La interposición de la tercería de posesión no suspende la tramitación del procedimiento
ejecutivo, ya que al tercerista no le interesa si el ejecutado debe o no pagar al ejecutante,
sólo le importa que el pago no se haga con bienes de su posesión.
ii. Por regla general, tampoco suspende el procedimiento de apremio; pero si se acompañan
a la tercería antecedentes que constituyan a lo menos presunción grave de la posesión que
se invoca, el procedimiento de apremio se suspenderá (art. 522 del CPC). Por ejemplo,
respecto de los bienes raíces, la posesión se puede acreditar con la inscripción del
inmueble; y respecto de los bienes muebles, mostrando una factura extendida a nombre
del tercerista.
Art. 522. La interposición de una tercería no suspenderá en caso alguno el procedimiento ejecutivo. El
procedimiento de apremio se suspende únicamente en el caso contemplado en el inc. I del art. 523 y,
tratándose de una tercería de posesión, sólo si se acompañan a ella antecedentes que constituyan a lo menos
presunción grave de la posesión que se invoca.

e. FALLO DE LA TERCERÍA DE POSESIÓN.


Si es acogida, se excluirán del embargo los bienes reclamados y se restituirán a su
legítimo poseedor (al tercerista); pero si dichos bienes hubieren sido subastados, por no haberse
logrado paralizar el procedimiento de apremio, en razón de no acompañar antecedentes que
constituyan a lo menos presunción grave de la posesión que se invoca, podrá ejercer sus acciones
posesorias, pero hay que recordar que éstas sólo tienen aplicación respecto de los bienes
raíces510.
En el evento que la tercería de posesión sea rechazada, al tercerista le asiste el mismo
derecho que la ley le reconoce en el art. 457 del CPC al deudor principal (art. 521 del inc. II del

509
El profesor ALFARO señala que si bien se tramita como incidente, desde un punto de vista sustantivo, es una
pretensión que se inserta en el juicio.
510
De acuerdo al art. 916 del CC, las acciones posesorias (o querellas o interdictos posesorios) tienen por objeto
conservar o recuperar la posesión de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos. Una clase de acción
posesoria es la querella de restitución, la cual de acuerdo al art. 926 del CC, tiene lugar cuando (el poseedor)
injustamente ha sido privado de la posesión, tendrá derecho para pedir que se le restituya, con indemnización de
perjuicios. Respecto de los bienes muebles, el poseedor podría alegar que los ha adquirido por prescripción (dos
años).

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CPC), es decir, puede en cualquier estado del juicio substituir el embargo, consignando una
cantidad suficiente para el pago de la deuda y las costas, siempre que éste no recaiga en la
especie o cuerpo cierto a que se refiere la ejecución.

5.4. LA TERCERÍA DE PRELACIÓN.

a. CONCEPTO.
La tercería de prelación es aquella que tiene lugar toda vez que concurre al juicio
ejecutivo un tercero que pretende un derecho para ser pagado preferentemente con el producto
del remate.
La finalidad de esta clase de tercería, es obtener un pago preferente, por sobre el
ejecutante, con el producto de los bienes embargados ya realizados. Su fundamento es conseguir,
en la práctica, que se respeten las causas de preferencia de los créditos establecidas en las leyes
substantivas o de fondo (privilegios e hipotecas).

b. OPORTUNIDAD PARA INTERPONERLA.


La oportunidad para interponer esta tercería, por razón de su naturaleza y de las
finalidades antes señaladas, será desde la interposición de la demanda ejecutiva y hasta que se
haga pago del crédito al acreedor. Después de efectuado este pago, nada habrá que hacer, pues
nada habrá que preferir.

c. TRAMITACIÓN.
La tercería de prelación se debe interponer ante el tribunal que conoce de la ejecución, y
tendrá que ir acompañada de un título ejecutivo, en el cual conste el crédito y la preferencia que
invoca el tercero; así se deduce del art. 527 en su parte final al decir “…los créditos ejecutivos
que hagan valer”. De acuerdo al art. 521 del CPC, la tercería de prelación también se tramita
como incidente.

d. EFECTOS DE LA TERCERÍA DE PRELACIÓN.


Aquí nuevamente hay que distinguir entre el cuaderno principal o ejecutivo, y el
cuaderno de apremio.
i. La tercería de prelación en ningún caso suspende los trámites del procedimiento ejecutivo
(art. 522 del CPC).
ii. En cuanto al procedimiento de apremio, éste no se suspende en cuanto a la realización de
los bienes (si es que hay bienes que hay que realizar), pero sí suspende el pago, pues hay
que determinar si tiene lugar o no a la tercería. (art. 525 del CPC).
Art. 525. Si la tercería es de prelación, seguirá el procedimiento de apremio hasta que quede terminada la
realización de los bienes embargados.
Verificado el remate, el tribunal mandará consignar su producto hasta que recaiga sentencia firme en la
tercería.

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El tercerista no tiene ningún interés en que el juicio ejecutivo se suspenda, tanto en el


aspecto contencioso como en el aspecto de apremio. Por el contrario, su interés consiste
en que se llegue a la realización de los bienes embargados; eso sí, una vez verificado el
remate, los derechos del tercerista de prelación quedan resguardados, depositando el
producto de la realización en manos del tribunal, a la espera del fallo de la tercería.

e. FALLO DE LA TERCERÍA DE PRELACIÓN.


Si la tercería de prelación es acogida por sentencia firme, se pagará al tercero con
preferencia del ejecutante, y si algo sobra, se aplicará al crédito de este último. En cambio, si la
tercería de prelación es rechazada por sentencia firme, el tercerista pasaría a ser un acreedor
valista (un acreedor común), debiendo, por tanto, pagarse conjuntamente con el ejecutante; pero
si el producto del remate no alcanza para pagarle a ambos, se les pagará a prorrata del monto de
los créditos ejecutivos que hagan valer (art. 527 del CPC).
Art. 527. Si no teniendo el deudor otros bienes que los embargados, no alcanzan a cubrirse con ellos los créditos del
ejecutante y del tercerista, ni se justifica derecho preferente para el pago, se distribuirá el producto de los bienes
entre ambos acreedores, proporcionalmente al monto de los créditos ejecutivos que hagan valer.

5.5. LA TERCERÍA DE PAGO.

a. CONCEPTO.
La tercería de pago es aquella que tiene lugar cuando concurre al juicio ejecutivo un
tercero que pretende un derecho para concurrir con el ejecutante en el pago de lo adeudado, a
falta de otros bienes del deudor.
La finalidad del tercerista de pago, es concurrir en el producto de la realización de los
bienes embargados por el ejecutante, porque el deudor carece de otros bienes. Y el fundamento
de esta tercería, es que el embargo, por sí solo, no confiere ninguna preferencia o privilegio, de
modo que si ninguno de los acreedores puede invocar alguna causa legal de preferencia, ni el
deudor tiene otros bienes que los embargados, el producto de dichos bienes se distribuirá a
prorrata entre los diversos acreedores. Por ello, para que el tercerista interponga su tercería de
pago, debe acompañar el título ejecutivo y probar que el deudor no posee otros bienes que los
embargados.

b. OPORTUNIDAD PARA INTERPONERLA.


La oportunidad para interponer esta tercería, será desde la interposición de la demanda
ejecutiva y hasta que se haga pago del crédito al acreedor, ya que después de efectuado este
pago, nada habrá que hacer, pues nada habrá que cobrar.

c. TRAMITACIÓN.
El tercero que desee concurrir en el pago con el producto de la realización de los bienes
embargados, tiene dos caminos:

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i. Interponer la tercería de pago en el juicio ejecutivo promovido por el primer acreedor.


Para ello se necesitan dos requisitos o condiciones: que el crédito del tercerista conste en
un título ejecutivo; y que el deudor no tenga otros bienes que los embargados para hacer
pago a los créditos, tanto del ejecutante como del tercerista (art. 527 del CPC). Esta
tercería se tramitará como incidente con el ejecutante y el ejecutado (art. 521 parte final
del CPC), y en dicho incidente se tendrá que probar que el deudor carece de otros bienes, y
que el primer acreedor no tiene preferencia alguna en favor de su crédito.
Art. 527. Si no teniendo el deudor otros bienes que los embargados, no alcanzan a cubrirse con ellos los
créditos del ejecutante y del tercerista, ni se justifica derecho preferente para el pago, se distribuirá el
producto de los bienes entre ambos acreedores, proporcionalmente al monto de los créditos ejecutivos que
hagan valer.

En esta hipótesis, el art. 529 del CPC señala que el tercerista de pago podrá solicitar la
remoción del depositario alegando motivo fundado; y, decretada la remoción, se
designará otro de común acuerdo por ambos acreedores, o por el tribunal si no se
avienen; agrega el inc. II que podrá también el tercerista intervenir en la realización de
los bienes, con las facultades de coadyuvante. Con las mismas facultades podrá obrar el
primer acreedor en la ejecución que ante otro tribunal deduzca el segundo. 511

ii. Interponer por su cuenta un nuevo juicio ejecutivo en contra del deudor, ante el tribunal
que sea competente de acuerdo a las reglas generales. En este caso, el tercerista pedirá
que se dirija un oficio al tribunal que esté conociendo de la primera ejecución, para que
retenga, de los bienes realizados, la cuota que proporcionalmente le corresponda (art. 528
del CPC). ahora, en esta segunda ejecución se podrán embargar los mismos bienes que ya
estaban embargados en la primera (reembargo), sin que valga el nombramiento de nuevo
depositario, si ya lo había en la primera.

Art. 528. Cuando la acción del segundo acreedor se deduzca ante diverso tribunal, podrá pedir se dirija
oficio al que esté conociendo de la primera ejecución para que retenga de los bienes realizados la cuota que
proporcionalmente corresponda a dicho acreedor.
Si existe depositario en la primera ejecución, no valdrá el nombramiento en las otras ejecuciones. El
ejecutante que a sabiendas de existir depositario, o no pudiendo menos de saberlo, hace retirar las especies
embargadas en la segunda ejecución por el nuevo depositario, será sancionado con las penas asignadas al
delito de estafa.

d. EFECTOS DE LA TERCERÍA DE PAGO.


La tercería de pago no tiene ninguna influencia en la tramitación del juicio ejecutivo
promovido por el primer acreedor, por tanto, en ningún caso suspenderá los trámites del
cuaderno principal (art. 522 del CPC). En cuanto al procedimiento de apremio, por regla general,
tampoco lo suspende, pero verificado el remate, el tribunal consignará su producto hasta que
recaiga sentencia firme en la tercería.

511
La jurisprudencia, por analogía, ha estimado que los anteriores derechos del tercerista de pago también le
competen al tercerista de dominio y de prelación, fundándose en que estos terceros, al igual que el de pago, tienen
un interés evidente en la correcta administración y realización, en su caso, de los bienes embargados.

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e. FALLO DE LA TERCERÍA DE PAGO.


Si la tercería de pago es acogida, el producto de los bienes embargados se repartirá
proporcionalmente entre el primer acreedor y el tercerista, según el monto de sus respectivos
créditos ejecutivos (art. 527 parte final del CPC). En cambio, si la tercería es rechazada, sólo
logrará ser pagado el primer acreedor.

5.6. LAS TERCERÍAS SOBRE OTROS DERECHOS.


Además de las tercerías ya analizadas, existen otros derechos que un tercero, o bien, el
mismo ejecutado, puede hacer valer conforme al procedimiento de las tercerías. Estos derechos
son: el derecho del comunero sobre la cosa embargada, y el derecho del ejecutado invocando una
calidad diversa de aquella en que se le ejecuta.

a. DERECHO DEL COMUNERO SOBRE LA COSA EMBARGADA.


El derecho del comunero sobre la cosa embargada se reclama en forma de tercería de
dominio; y tiene lugar cuando la cosa embargada no pertenece en su totalidad al deudor, por
estar éste en comunidad con otras personas. Por ello, si el embargo recae sobre la totalidad de los
bienes que se poseen en comunidad, los demás comuneros tendrán derecho a oponerse a este
embargo.
Art. 519. Se substanciará en la forma establecida para las tercerías de dominio la oposición que se funde en el
derecho del comunero sobre la cosa embargada.

El acreedor, por su parte, frente a un deudor que es solamente dueño de bienes en


comunidad, tiene dos opciones: podrá el acreedor dirigir su acción sobre la parte o cuota que en
la comunidad corresponda al deudor para que se enajene sin previa liquidación; o exigir que
con intervención suya se liquide la comunidad (para que se produzca la singularización de la
cuota en un bien determinado y así pueda ser embargado y enajenado). En este segundo caso,
podrán los demás comuneros oponerse a la liquidación, si existe algún motivo legal que la
impida, o si, de procederse a ella, ha de resultar grave perjuicio (art. 524 del CPC).

b. EJECUTADO QUE INVOCA UNA CALIDAD DIVERSA DE AQUELLA EN QUE SE LE EJECUTA.


Esto se encuentra regulado en el art. 520 del CPC, el cual menciona casos ejemplares en
donde el ejecutado puede invocar una calidad diversa de aquella en que se le ejecuta.
Art. 520. Podrán también ventilarse conforme al procedimiento de las tercerías los derechos que haga valer el
ejecutado invocando una calidad diversa de aquella en que se le ejecuta. Tales serían, por ejemplo, los casos
siguientes:
1. El del heredero a quien se ejecute en este carácter para el pago de las deudas hereditarias o testamentarias de otra
persona cuya herencia no haya aceptado;
2. El de aquél que, sucediendo por derecho de representación, ha repudiado la herencia de la persona a quien
representa y es perseguido por el acreedor de ésta;
3. El del heredero que reclame del embargo de sus bienes propios efectuado por acción de acreedores hereditarios o
testamentarios que hayan hecho valer el beneficio de separación de que trata el Título XII del Libro III del Código
Civil, y no traten de pagarse del saldo a que se refiere el artículo 1383 del mismo Código. Al mismo procedimiento
se sujetará la oposición cuando se deduzca por los acreedores personales del heredero; y

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4. El del heredero beneficiario cuyos bienes personales sean embargados por deudas de la herencia, cuando esté
ejerciendo judicialmente alguno de los derechos que conceden los artículos 1261 a 1263 inclusive del Código Civil.
El ejecutado podrá, sin embargo, hacer valer su derecho en estos casos por medio de la excepción que corresponda
contra la acción ejecutiva, si a ello ha lugar.

De acuerdo al art. 520 del CPC, el ejecutado que invoca una calidad diversa de aquella en
que se le ejecuta, tiene dos medios o vías para hacerlo valer:
i. Mediante el procedimiento de las tercerías ¿A qué clase de tercerías se refiere? Según
CASARINO, por la naturaleza del reclamo (pues tiende a impedir que se realicen los bienes
embargados), se debe ventilar de acuerdo al procedimiento de la tercería de dominio.
ii. Por medio de la excepción que corresponda contra la acción ejecutiva, si a ello ha lugar;
esto, por faltar los requisitos o condiciones legales para que el título invocado tenga
mérito ejecutivo en contra del presunto deudor.

D. J UICIO EJECUTIVO DE MAYOR CUANTÍA EN LAS OBLIGACIONES DE HACER .

1. REGULACIÓN Y ÁMBITO DE APLICACIÓN.


El juicio ejecutivo de mayor cuantía en las obligaciones de hacer se rige por un doble
grupo de disposiciones: por las normas contenidas en el Título II (“Del procedimiento ejecutivo
en las obligaciones de hacer y no hacer”) del Libro III del CPC; y por las normas aplicables al
juicio ejecutivo en las obligaciones de dar, siempre y cuando dichos preceptos sean susceptibles
de ser aplicados y no aparezcan modificados por las normas del Título II, ya que estos por ser
especiales, son de aplicación preferente. Por tanto, no se aplica al juicio ejecutivo de
obligaciones de hacer, lo relativo a la administración de los bienes embargados ni las tercerías;
esto, porque en esta clase de juicio no hay bienes.
Ahora, en cuanto a su campo de aplicación, dos son los elementos que lo determinan, a
saber:
i. La cuantía del juicio, pues es necesario que el monto de lo disputado sea superior a 10
UTM. Si dicho monto es inferior, tendría lugar el juicio ejecutivo de obligaciones de hacer
pero de mínima cuantía.
ii. La naturaleza de la obligación cuyo cumplimiento se reclama. Para que tenga lugar este
juicio ejecutivo, es necesario que la obligación sea de hacer, y el CC entiende por
obligación de hacer, aquella que tiene por objeto la realización de un hecho cualquiera,
que no consista en la entrega de una cosa (pues esta última se entiende que es una
obligación de dar); por ejemplo: construir una casa, celebrar un contrato, etc.
Art. 1548. La obligación de dar contiene la de entregar la cosa; y si ésta es una especie o cuerpo cierto,
contiene además la de conservarlo hasta la entrega, so pena de pagar los perjuicios al acreedor que no se ha
constituido en mora de recibir.

2. DERECHOS DEL ACREEDOR ANTE EL INCUMPLIMIENTO DE UNA OBLIGACIÓN DE HACER.


El art. 1553 del CC determina con entera claridad los derechos del acreedor ante el

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incumplimiento de una obligación de hacer.


Art. 1553. Si la obligación es de hacer y el deudor se constituye en mora, podrá pedir el acreedor, junto con la
indemnización de la mora, cualquiera de estas tres cosas, a elección suya:
1. Que se apremie al deudor para la ejecución del hecho convenido;
2. Que se le autorice a él mismo para hacerlo ejecutar por un tercero a expensas del deudor;
3. Que el deudor le indemnice de los perjuicios resultantes de la infracción del contrato.

Como se comprende, la indemnización de perjuicios por la mora y la indemnización


compensatoria (que es la resultante de la infracción del contrato), por su propia naturaleza y
contenido, no serán susceptibles de ser accionadas por la vía ejecutiva, ya que se trata de
obligaciones de dar ilíquidas, por tanto, será necesario previamente un juicio ordinario (ventilado
entre el acreedor y el deudor) para determinar la especie y monto de los perjuicios. En tal caso, si
la sentencia es favorable al acreedor, recién dará origen a una ejecución, pero relativa a una
obligación de dar, y no de hacer.
En consecuencia, y por exclusión, el derecho a apremiar al deudor para la ejecución del
hecho convenido, y el derecho a pedir que se le autorice al acreedor para hacerlo ejecutar por un
tercero a expensas del deudor, sí pueden ser reclamados por la vía ejecutiva.

3. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Hay que recordar que los requisitos de procedencia de la acción ejecutiva se analizaron
desde un punto de vista general, y estos son: que la obligación conste en un título ejecutivo; que
la obligación sea actualmente exigible; que la obligación sea determinada (no líquida); que la
acción ejecutiva no esté prescrita. Esto lo confirma el art. 530 del CPC, al señalar que hay acción
ejecutiva en las obligaciones de hacer, cuando, siendo determinadas y actualmente exigibles, se
hace valer para acreditarlas algún título que traiga aparejada ejecución de conformidad al art.
434.
Hay que recordar que una obligación de hacer es determinada cuando su objeto, es decir,
la prestación, es perfectamente conocida y no da margen a equívocos.

4. CLASIFICACIÓN DEL JUICIO EJECUTIVO EN LAS OBLIGACIONES DE HACER.


Según el objeto de la obligación, esta clase de juicio se puede subclasificar en: juicio
ejecutivo sobre subscripción de un instrumento o constitución de una obligación; y juicio
ejecutivo sobre realización de una obra material. Esta clasificación tiene importancia, porque el
procedimiento que se debe seguir en uno y otro caso es diferente.
En ambos juicios se distinguen dos procedimientos, a saber: el procedimiento ejecutivo,
en que se discute únicamente acerca de la existencia de la obligación; y el procedimiento de
apremio, en que se pretende el cumplimiento de la obligación, sea interviniendo el juez a nombre
del deudor, sea ejecutando la obra por un tercero a costa de este último, sea aplicándole multas o
arrestos. Esos dos procedimientos se materializan en los autos por medio de dos cuadernos,
cuales son, el cuaderno principal o ejecutivo y el cuaderno de apremio.

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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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4.1. ELJUICIO EJECUTIVO SOBRE SUSCRIPCIÓN DE UN INSTRUMENTO O CONSTITUCIÓN DE UNA


OBLIGACIÓN.

a. PROCEDIMIENTO EJECUTIVO.
El juicio se inicia por medio de la demanda ejecutiva que presenta el acreedor en contra
del deudor de una obligación que tiene por objeto la suscripción de un instrumento o la
constitución de una obligación. Luego, la demanda ejecutiva debe ir acompañada de su
correspondiente título, y en ella se pedirá que se despache mandamiento de ejecución (aquí no
hay embargo) en contra del deudor, para que así suscriba el documento o constituya la
obligación dentro del plazo que el tribunal le señale, que se cuenta desde el requerimiento, y bajo
apercibimiento de que si así no lo hiciere, procederá en su nombre el juez que conoce del litigio
(art. 532 del CPC).
Art. 532. Si el hecho debido consiste en la suscripción de un instrumento o en la constitución de una obligación por
parte del deudor, podrá proceder a su nombre el juez que conozca del litigio, si, requerido aquél, no lo hace dentro
del plazo que le señale el tribunal.

El tribunal, una vez presentada la demanda, examinará el título y despachará o denegará


la ejecución, en conformidad a las reglas ya estudiadas. Si la admite a tramitación, despachará la
ejecución, y el secretario del tribunal deberá elaborar el mandamiento de ejecución, el cual
contendrá el requerimiento para que suscriba el documento o constituye la obligación. Una vez
requerido por el receptor, el deudor puede asumir tres actitudes diversas:
i. Suscribir el documento o constituir la obligación dentro del plazo que el tribunal le
señaló. En este caso, habrá terminado el juicio ejecutivo, sin perjuicio de que el deudor
tenga que pagar las costas hasta esos momentos causadas (art. 490 del CPC, por aplicación
del art. 531 del mismo Código). Hay que tener presente que aquí se está frente a un plazo
judicial, con todas las características que ello implica (es prorrogable y no es fatal).
Art. 490. Antes de verificarse el remate, puede el deudor libertar sus bienes pagando la deuda y las costas.

Art. 531. Las reglas del párrafo 1° (“Del procedimiento ejecutivo”) del Título anterior (“Del juicio
ejecutivo en las obligaciones de dar”) tendrán cabida en el procedimiento de que trata el presente Título, en
cuanto sean aplicables y no aparezcan modificadas por los artículos siguientes.

ii. Oponerse a la ejecución. En este caso, las excepciones se tramitarán de acuerdo al


procedimiento ejecutivo de las obligaciones de dar; luego, el procedimiento ejecutivo
terminará por sentencia absolutoria o condenatoria.

iii. No decir nada (no se oponen excepciones) en el plazo judicial. En este caso, se omitirá la
sentencia y bastará el mandamiento de ejecución para que el acreedor pueda perseguir la
suscripción o constitución, de acuerdo con el procedimiento de apremio (art. 472 del
CPC).

Art. 472. Si no se oponen excepciones, se omitirá la sentencia y bastará el mandamiento de ejecución para
que el acreedor pueda perseguir la realización de los bienes embargados y el pago, de conformidad a las
disposiciones del procedimiento de apremio.

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b. EL PROCEDIMIENTO DE APREMIO.
Se dijo que la manera de apremiar al deudor, es requerirlo para que dentro del plazo que
el tribunal fije, proceda a subscribir el instrumento o a constituir la obligación, bajo
apercibimiento de proceder en su nombre el juez que conoce del litigio.
Ahora, si el plazo señalado por el tribunal se encuentra vencido y el deudor nada ha
hecho para cumplir con su obligación ¿en qué momento el juez puede suscribir el documento o
constituir la obligación a nombre del deudor? Desde que vence el plazo para oponer excepciones,
o desde que se encuentre firme o ejecutoriada la sentencia que rechace las excepciones. Sin
embargo, en este último caso hay que recordar que la sentencia condenatoria se puede cumplir
no obstante que haya sido apelada por el deudor, siempre que el acreedor caucione las resultas de
dicho recurso; y también se podrá cumplir, a pesar de haber sido recurrida de casación por el
deudor, sin que este último pueda exigir fianza de resultas.

4.2. EL JUICIO EJECUTIVO SOBRE REALIZACIÓN DE UNA OBRA MATERIAL.

a. PROCEDIMIENTO EJECUTIVO.
Este juicio, como el anterior, se inicia por medio de la demanda ejecutiva presentada por
el acreedor en contra del deudor de una obligación que tiene por objeto la ejecución de una obra
material. Luego, tal demanda deberá ir acompañada de su correspondiente título, y en ella se
pedirá que se despache mandamiento de ejecución en contra del deudor para que cumpla con su
obligación, dando principio a los trabajos en el plazo prudente que el juez señale (art. 533 del
CPC). El tribunal examinará el título y despachará o denegará la ejecución, de conformidad a las
reglas ya estudiadas.
Art. 533. Cuando la obligación consista en la ejecución de una obra material, el mandamiento ejecutivo contendrá:
1. La orden de requerir al deudor para que cumpla la obligación; y
2. El señalamiento de un plazo prudente para que dé principio al trabajo.

Una vez requerido, el deudor puede asumir tres actitudes:


i. Dar comienzo a los trabajos en el plazo prudente señalado por el juez. En este caso, una
vez terminados los trabajos, el acreedor habrá obtenido el fin que perseguía mediante el
juicio ejecutivo, o sea, el cumplimiento de la obligación, sin perjuicio de que el deudor
tenga también que pagar las costas hasta esos momentos causadas.
ii. Oponerse a la ejecución. En este segundo caso, además de las excepciones expresadas en
el art. 464 del CPC, el deudor podrá oponer la excepción de imposibilidad absoluta para la
ejecución actual de la obra debida (art. 534 del CPC); por ejemplo, un pintor que se obliga
a hacer un cuadro, y después queda paralítico o privado de sus manos (esto dice relación
con las obligaciones intuito personae). En este caso, el procedimiento ejecutivo terminará
mediante una sentencia, que podrá ser absolutoria o condenatoria; y, si es condenatoria,
será de pago.
Art. 534. A más de las excepciones expresadas en el art. 464, que sean aplicables al procedimiento de que
trata este Título, podrá oponer el deudor la de imposibilidad absoluta para la ejecución actual de la obra
debida.

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iii. No decir nada. En este caso, como no se han opuesto excepciones, se omitirá la sentencia
de pago, y bastará el mandamiento ejecutivo para que el acreedor haga uso de su derecho,
en conformidad al procedimiento de apremio (art. 535 del CPC).
Art. 535. Si no se oponen excepciones, se omitirá la sentencia de pago, y bastará el mandamiento ejecutivo
para que el acreedor haga uso de su derecho de conformidad a las disposiciones de los artículos siguientes.

b. EL PROCEDIMIENTO DE APREMIO.
Para los efectos del apremio, al acreedor de una obligación de hacer, que está en mora de
ser cumplida por el deudor, se le otorga un doble derecho, a su elección: que se le autorice a él
mismo para hacerla ejecutar por un tercero a expensas del deudor; o que se apremie al deudor
para la ejecución del hecho convenido (art. 1553 del CC).
Ahora bien, normalmente estos derechos se harán valer por el acreedor una vez que la
sentencia de pago se encuentra ejecutoriada, sin perjuicio de poder también hacerlos valer
cuando dicha sentencia esté apelada por el deudor y el acreedor otorgue fianzas de resultas, o
bien, recurrida de casación. Sin embargo, el legislador procesal civil ha anticipado, en cierto
modo, el ejercicio de estos derechos y los ha condicionado también a la concurrencia de
determinados requisitos, como se verá en seguida.
i. En cuanto a la ejecución de la obra material por un tercero a expensas del deudor, el art.
536 del CPC señala que el acreedor podrá solicitar que se le autorice para llevar a cabo
por medio de un tercero, y a expensas del deudor, el hecho debido, si a juicio de aquél es
esto posible, siempre que no oponiendo excepciones el deudor se niegue a cumplir el
mandamiento ejecutivo; y cuando desobedezca la sentencia que deseche las excepciones
opuestas o deje transcurrir el plazo a que se refiere el Nº 2° del art. 533, sin dar
principio a los trabajos; agrega el inc. II que igual solicitud podrá hacerse cuando,
comenzada la obra, se abandone por el deudor sin causa justificada. Por tanto, de
acuerdo a la disposición trascrita, este derecho el acreedor lo ejercerá si, a su juicio, ello
es posible, en los siguientes casos:
- Cuando el deudor deja transcurrir el plazo señalado por el juez, en el mandamiento de
ejecución, para dar principio a los trabajos.
- Cuando el deudor no opone excepciones y tampoco da cumplimiento al mandamiento
de ejecución.
- Cuando el deudor opone excepciones, y éstas son desechadas, y no da cumplimiento a
la referida sentencia.
- Y cuando, comenzada la obra, se abandone por el deudor sin causa justificada.
Luego, el acreedor presentará junto con su solicitud, un presupuesto (cálculo) de lo que
importe la ejecución de las obligaciones que reclama. Puesto en noticia del deudor el
presupuesto, tendrá el plazo de tres días para examinarlo pudiendo adoptar dos actitudes:
si nada observa dentro de dicho plazo, se considerará aceptado; si se deducen objeciones,
se hará el presupuesto por medio de peritos (art. 537 del CPC).

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Art. 537. Siempre que haya de procederse de conformidad al artículo anterior, presentará el demandante,
junto con su solicitud, un presupuesto de lo que importe la ejecución de las obligaciones que reclama.
Puesto en noticia del demandado el presupuesto, tendrá el plazo de tres días para examinarlo, y si nada
observa dentro de dicho plazo, se considerará aceptado.
Si se deducen objeciones, se hará el presupuesto por medio de peritos, procediéndose en la forma que
establecen los arts. 486 y 487 para la estimación de los bienes en el caso de remate.

Una vez determinado el valor del presupuesto en la forma ya señalada, será obligado el
deudor a consignarlo dentro de tercero día a la orden del tribunal, para que se
entreguen al ejecutante los fondos necesarios, a medida que el trabajo lo requiera (art.
538 del CPC). Agotados los fondos consignados, el acreedor podrá solicitar el aumento
de ellos, justificando que ha habido error en el presupuesto o que han sobrevenido
circunstancias imprevistas que aumentan el costo de la obra (art. 539 del CPC). Y de
acuerdo al art. 540 del CPC, una vez concluida la obra, deberá el acreedor rendir cuenta
de la inversión de los fondos suministrados por el deudor.
Por último, cabe decir que si el deudor no consigna a la orden del tribunal los fondos
decretados, se procederá a embargarle y enajenar bienes suficientes para hacer la
consignación, con arreglo a lo establecido en el Título precedente, pero sin admitir
excepciones para oponerse a la ejecución (art. 541 del CPC).

ii. Por otro lado, el derecho que tiene el acreedor de una obligación de hacer para pedir
apremio contra el deudor (lo que también se denomina “astreintes”), lo ejercerá si no
puede o no se quiere hacer cargo de la ejecución de la obra convenida por un tercero a
expensas de aquél. Este apremio podrá consistir en arrestos impuestos por el tribunal
hasta por 15 días o multa proporcional, repetidos hasta obtener el cumplimiento de la
obligación. No obstante, cesará el apremio si el deudor paga las multas impuestas y rinde
además caución suficiente, a juicio del tribunal, para asegurar la indemnización completa
de todo perjuicio al acreedor (art. 543 del CPC). como se puede apreciar, en este punto la
obligación de hacer, se transforma en una obligación de dar, pues debe pagar una
indemnización.
Art. 543. Cuando se pida apremio contra el deudor, podrá el tribunal imponerle arresto hasta por quince
días o multa proporcional, y repetir estas medidas para obtener el cumplimiento de la obligación.
Cesará el apremio si el deudor paga las multas impuestas y rinde además caución suficiente, a juicio del
tribunal, para asegurar la indemnización completa de todo perjuicio al acreedor.

Excepcionalmente, el acreedor no podrá hacer valer el apremio en los siguientes casos:


cuando el deudor haya consignado los fondos exigidos para la ejecución de la obra, o
cuando se le hayan rematado bienes al deudor, en caso de negarse de efectuar
voluntariamente la consignación (art. 542 del CPC).
Art. 542. Si el acreedor no puede o no quiere hacerse cargo de la ejecución de la obra debida, de
conformidad a las disposiciones que preceden, podrá usar de los demás recursos que la ley concede para el
cumplimiento de las obligaciones de hacer, con tal que no haya el deudor consignado los fondos exigidos
para la ejecución de la obra, ni se hayan rematado bienes para hacer la consignación en el caso del art. 541.

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E. J UICIO EJECUTIVO DE MAYOR CUANTÍA EN LAS OBLIGACIONES DE NO HACER .

1. REGULACIÓN Y ÁMBITO DE APLICACIÓN.


En la regulación de este tipo de obligaciones hay una sola disposición, que es el art. 544
del CPC, la cual se remite a las normas que regulan al juicio ejecutivo en las obligaciones de
hacer, y al procedimiento ejecutivo del juicio ejecutivo en las obligaciones de dar.
Art. 544. Las disposiciones que preceden se aplicarán también a la obligación de no hacer cuando se convierta en la
de destruir la obra hecha, con tal que el título en que se apoye consigne de un modo expreso todas las circunstancias
requeridas por el inc. II del art. 1555 del Código Civil, y no pueda tener aplicación el inc. III del mismo artículo.
En el caso en que tenga aplicación este último inciso, se procederá en forma de incidente.

Los elementos que determinan el campo de aplicación de este juicio ejecutivo son:
i. La cuantía del mismo, pues ésta debe exceder de 10 UTM.
ii. La naturaleza de la obligación cuyo cumplimiento se reclama, la cual debe ser una
obligación de no hacer, es decir, aquella en virtud de la cual una persona se compromete
a no realizar algo, que de no existir la obligación, podría realizar; por ejemplo, no
levantar una muralla, no plantar o sembrar, etc.

2. DERECHOS DEL ACREEDOR ANTE EL INCUMPLIMIENTO DE UNA OBLIGACIÓN DE NO HACER.


Esto se encuentra regulado por el art. 1555 del CC.
Art. 1555. Toda obligación de no hacer una cosa se resuelve en la de indemnizar los perjuicios, si el deudor
contraviene y no puede deshacerse lo hecho.
Pudiendo destruirse la cosa hecha, y siendo su destrucción necesaria para el objeto que se tuvo en mira al tiempo de
celebrar el contrato, será el deudor obligado a ella, o autorizado el acreedor para que la lleve a efecto a expensas del
deudor.
Si dicho objeto puede obtenerse cumplidamente por otros medios, en este caso será oído el deudor que se allane a
prestarlo.
El acreedor quedará de todos modos indemne.

De esta norma se desprende, que si el deudor infringe una obligación de no hacer, es


necesario determinar si se puede o no destruir la obra hecha en contravención a dicha obligación.
i. Si no se puede destruir la obra hecha, la obligación se convierte en la de indemnizar los
perjuicios al acreedor.
ii. Si se puede destruir la obra hecha, habrá que subdistinguir si dicha destrucción es
necesaria para el objeto o finalidad que se tuvo en mira al tiempo de contratar.
- En caso de que la destrucción sea necesaria para cumplir con la finalidad que se tuvo
en vista al momento de celebrar el contrato, el deudor será obligado a destruir la obra,
o el acreedor estará autorizado para que la lleve a efecto a expensas del deudor. Sin
embargo, aun cuando la destrucción sea necesaria para la finalidad que se tuvo en
vista, si dicha finalidad se puede obtener cumplidamente por otros medios, será oído el
deudor que se allane a prestarlos.
- Si la destrucción no es necesaria, la obligación también se resolverá en la de
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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indemnizar los perjuicios.

En conclusión, la acción indemnizatoria del acreedor, por su naturaleza ilíquida, sólo


podrá ventilarse en un juicio declarativo u ordinario. Por el contrario, la acción que tiene por
objeto obtener la destrucción de la obra hecha en contravención a la obligación de no hacer, por
ser esta destrucción necesaria para el objeto que se tuvo en vista al contratar, podrá hacerse valer
por la vía ejecutiva y, dentro de este mismo juicio ejecutivo, el deudor podrá sostener que aquel
objeto se puede obtener cumplidamente por otros medios, siempre que se allane, al mismo
tiempo, a prestarlos.

3. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Los requisitos para que proceda esta acción ejecutiva, son: que la obligación cuyo
cumplimiento se pretende conste de un título ejecutivo; que sea actualmente exigible; que no se
encuentre prescrita la acción ejecutiva; y que la obra hecha pueda destruirse, que la destrucción
de la obra sea necesaria para el objeto que se tuvo en mira al tiempo de celebrar el contrato, y
que dicho objeto no pueda obtenerse cumplidamente por otros medios.

4. PROCEDIMIENTO.
Aquí se deben observar las mismas reglas del procedimiento ejecutivo en las obligaciones
de hacer, o sea, se presentará la demanda ejecutiva, el tribunal la examinará y despachará la
ejecución; luego se requiera al deudor para que destruya lo hecho en el término que señale el
tribunal, bajo apercibimiento de efectuar la destrucción por un tercero a costa del deudor, o bien,
apremiándolo con multas o arresto. El deudor, una vez notificado y requerido, podrá oponer o no
excepciones, o sostener que existen otros medios adecuados para satisfacer al acreedor y que está
llano a cumplirlos (en tal caso, deberá ser oído y se procederá en forma de incidente).
Una vez transcurrido el plazo para oponer las excepciones, sin que el deudor las haya
opuesto o éstas hayan sido desechadas por sentencia ejecutoriada, el acreedor tiene una opción
(procedimiento de apremio): que se le autorice a él para destruir lo hecho a expensas del deudor,
o que se apremie al deudor para que destruya lo hecho. Como se puede apreciar, la obligación de
no hacer se convierte en una obligación de hacer, cual es la de destruir la obra hecha

XIV. L A E JE CUCIÓN DE LAS RESOLUCIONES JUDIC IA LES .

A. R ESOLUCIONES PRONUNCIADAS POR TRIBUNALES CHILENOS .

1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Este tema se regula en el Párrafo 1° (“De las resoluciones pronunciadas por tribunales
chilenos”), del Título XIX (“De la ejecución de las resoluciones”) del Libro I (“Disposiciones
comunes a todo procedimiento”) del CPC.
Este tema es más amplio que el juicio ejecutivo, pues en el juicio ejecutivo las sentencias
que ameritan ejecución son las definitivas e interlocutorias firmes. Aquí, en cambio, se habla de
resoluciones en general, pudiendo ser un auto, un decreto, una sentencia definitiva o

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interlocutoria. Pero, a la vez, es más restringido, pues en este caso sólo se ejecutan resoluciones
judiciales.
El profesor ALFARO señala que la ejecución se vincula con uno de los momentos de la
jurisdicción: el hacer ejecutar lo juzgado. Pero esto no es del todo congruente con el
cumplimiento de una resolución; sí los es, cuando se ejecutan resoluciones declarativas de
condena; no lo es, en cambio, respecto de aquellas resoluciones que no ameritan ejecución,
como las resoluciones constitutivas (por ejemplo, una sentencia de divorcio, la cual se debe
inscribir en el Registro Civil), pues respecto de ellas se requiere una especie de cumplimiento y
no una ejecución. La diferencia radica que en materia de ejecución, se pueden utilizar medidas
de coacción, mientras que el cumplimiento no necesariamente requiere la imposición de medidas
coercitivas, ya que la mayoría de las veces son trámites administrativos.
Por último, hay que tener presente que este tema dice relación con la ejecución civil, y no
con la ejecución penal, pues en este último caso la ejecución compete a la Administración,
específicamente a Gendarmería de Chile.

2. TRIBUNAL COMPETENTE.
¿Cuál o cuáles son los tribunales competentes para intervenir en las gestiones sobre
ejecución de dichas resoluciones? Responde a esta interrogante los arts. 113 y 114 del COT y 231
y 232 del CPC los cuales, en conjunto, establecen la conocida regla general de competencia de la
ejecución.
Art. 231. La ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las hayan pronunciado en primera o en
única instancia. Se procederá a ella una vez que las resoluciones queden ejecutoriadas o causen ejecutoria en
conformidad a la ley.
No obstante, los tribunales que conozcan de los recursos de apelación, casación o revisión (y recurso de nulidad
penal), ejecutarán los fallos que dicten para la substanciación de dichos recursos. Podrán también decretar el pago de
las costas adeudadas a los funcionarios que hayan intervenido en ellos, reservando el de las demás costas para que
sea decretado por el tribunal de primera instancia.

Art. 113 inc. II. No obstante, la ejecución de las sentencias penales y de las medidas de seguridad previstas en la ley
procesal penal será de competencia del juzgado de garantía que hubiere intervenido en el respectivo procedimiento
penal.

Art. 232. Siempre que la ejecución de una sentencia definitiva haga necesaria la iniciación de un nuevo juicio, podrá
éste deducirse ante el tribunal que menciona el inc. I del art. 231, o ante el que sea competente en conformidad a los
principios generales establecidos por la ley, a elección de la parte que haya obtenido en el pleito.

En síntesis, estas normas legales dicen que se procederá a la ejecución de las resoluciones
una vez que ellas queden ejecutoriadas o causen ejecutoria en conformidad a la ley. Luego,
distinguen según si la ejecución de una determinada sentencia requiere o no de la iniciación de
un nuevo juicio:
i. Si la ejecución no requiere de la iniciación de un nuevo juicio, en este caso la sentencia se
podrá hacer cumplir ante el mismo tribunal que la dictó, en primera o única instancia.
ii. Si la ejecución de la sentencia requiere de un nuevo juicio, en este caso existen dos
tribunales igualmente competentes para conocer de su cumplimiento, a elección del
ejecutante: el mismo tribunal que dictó la sentencia en primera o única instancia; o iniciar
un juicio ejecutivo ante el tribunal que fuere competente en conformidad a las reglas

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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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generales.
En todo caso, los fallos que se pronuncien por los tribunales conociendo de recursos de
apelación, casación, revisión, y nulidad en materia penal, tendientes a substanciar dichos
recursos, se ejecutarán por estos mismos tribunales; y que también pueden decretar el pago de las
costas adeudada de los funcionarios que hayan intervenido en ellos, reservando el de las demás
costas para que sea decretado por el tribunal de primera instancia.

3. REQUISITOS GENERALES PARA PODER CUMPLIR UNA SENTENCIA JUDICIAL.


i. S o l i c i t u d d e p a rt e i n t e re s a d a . Esto lo exige el art. 233 inc. I al decir cuando “se
solicite” la ejecución de una sentencia…, y el art. 237 del CPC, al aplicar el
procedimiento ejecutivo a las gestiones sobre cumplimiento de sentencias, el cual, como
se sabe, se inicia mediante una demanda ejecutiva del actor. Además, esto es coherente
con el principio de la pasividad de los tribunales.
ii. El profesor ALFARO señala que debe tratarse de una sentencia que impone una prestación,
consiste en dar, hacer o no hacer una cosa. Por su parte, CASARINO dice que se debe tratar
de una sentencia definitiva o interlocutoria, puesto que sólo esta clase de resoluciones
judiciales producen la acción de cosa juzgada, esto es, la acción destinada a obtener el
cumplimiento de la resolución por vía compulsiva o de apremio.
iii. Que la sentencia se encuentre f i rm e o e j e c u t o r i a d a , o bien, c a u s e e j e c u t o ri a .
Esto, porque el art. 231 inc. I del CPC es explícito en decir que se procederá a la ejecución
de las resoluciones judiciales una vez que adquieran los caracteres de ejecutoriadas o de
causar ejecutoria (aquellas que se puede exigir su cumplimiento a pesar de estar
pendientes los recursos interpuestos en su contra).
iv. Que la ejecución de la resolución sea a c t u a l m e n t e e x i gi b l e . Este requisito está
expresamente contemplado en el art. 233 del CPC al decir que cuando se solicite la
ejecución de una sentencia ante el tribunal que la dictó, dentro del plazo de un año
contado desde que la ejecución se hizo exigible…; y de una manera indirecta, en el art.
237 del CPC, al hacer aplicable a esta materia el juicio ejecutivo general. Ahora, la
ejecución de una resolución es actualmente exigible, cuando la prestación declarada en la
sentencia no está afectada a modalidad alguna, sea condición, plazo o modo; o, de estarlo,
la condición ha fallado, el plazo se ha extinguido o el modo ha desaparecido.

4. PROCEDIMIENTOS SOBRE CUMPLIMIENTO DE SENTENCIAS JUDICIALES.


En materia de procedimiento, la ley positiva chilena ha ideado un sistema, hasta cierto
punto original, el cual toma en cuenta diversos factores o puntos de referencia. Ellos son:
presencia o ausencia de una disposición especial sobre cumplimiento de la sentencia; tribunal
ante el cual se pretende obtener el cumplimiento de la sentencia; y plazo dentro del cual se pide
el cumplimiento de la sentencia. Combinando estos diversos factores, resultan diversas formas
de ejecución, siendo las más importantes:
i. La más importante, es aquella en donde se trata de cumplir una sentencia judicial ante el

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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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mismo tribunal que la dictó dentro del plazo de un año contado desde que la ejecución se
hizo exigible. Esta es la llamada ejecución incidental.
ii. Luego está el cumplimiento de la sentencia judicial ante el mismo tribunal que la dictó,
después de vencido el plazo de un año contado desde que la ejecución se hizo exigible
¿Cómo se procede aquí? De acuerdo a los trámites del juicio ejecutivo, pues así lo dice
expresamente el art. 237 del CPC, y además se trata de un título ejecutivo; pero con una
diferencia marcadísima, cual es, que en el nuevo juicio no se admitirá ninguna excepción
que haya podido oponerse en el juicio declarativo anterior.
Art. 237. Las sentencias que ordenen prestaciones de dar, hacer o no hacer, y cuyo cumplimiento se solicite
después de vencido el plazo de un año, concedido en el art. 233, se sujetarán a los trámites del juicio
ejecutivo.
Se aplicará también este procedimiento cuando se solicite el cumplimiento del fallo ante otro tribunal
distinto del indicado en el art. 233.
En los juicios a que dé lugar la ejecución de las resoluciones a que se refiere este artículo, no se admitirá
ninguna excepción que haya podido oponerse en el juicio anterior.

iii. En tercer lugar, está el cumplimiento de las sentencias judiciales ante un Tribunal distinto
del que las dictó, sin atenerse a plazo alguno. En este tercer caso se procede de la misma
manera que en el anterior, esto es, la sentencia se debe cumplir mediante los trámites del
juicio ejecutivo y no se aceptará excepción alguna que haya podido oponerse en el juicio
declarativo anterior (art. 237 inc. II del CPC). La finalidad perseguida por el legislador en
ambos casos, al prohibir fundar la oposición en excepciones que se pudieron formular en
el juicio anterior, es que con ello se tiende a impedir que el deudor reserve sus
excepciones para hacerlas valer en el período de ejecución, con la consiguiente dilación.
iv. Por último, está el cumplimiento de sentencias judiciales sometidas a reglas especiales.
Aquí no importa el plazo dentro del cual se pretende hacer cumplir la sentencia, ni el
tribunal ante el cual se lleva la ejecución, pues lo que interesa, es solamente la presencia
de disposiciones especiales sobre ejecución de sentencias judiciales; y si tales normas
especiales existen, se aplican con preferencia a las ejecuciones anteriores. El ejemplo
típico, es la sentencia recaída en un juicio de hacienda, pues aquí si se condena al Fisco,
el tribunal debe enviar un oficio al Ministerio respectivo, éste a su vez debe enviarlo a la
Tesorería General para que decrete el pago; también se menciona como ejemplo el
desahucio y el lanzamiento, en los juicios de arrendamiento.

5. EJECUCIÓN INCIDENTAL.

a. NATURALEZA PROCESAL.
Los factores que ha tomado el legislador para que este procedimiento tenga lugar, son:
que se trate de hacer cumplir la sentencia ante el mismo tribunal que la dictó; y que el
cumplimiento se solicite dentro de un año contado desde que la ejecución se hizo exigible y,
como se sabe, la ejecución de una resolución es actualmente exigible, cuando la prestación
declarada en la sentencia no está afectada a modalidad alguna, o, de estarlo, la condición ha
fallado, el plazo se ha extinguido o el modo ha desaparecido. El art. 233 inc. final del CPC,
dispone que el plazo de un año se contará, en las sentencias que ordenen prestaciones

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periódicas, desde que se haga exigible cada prestación o la última de las que se cobren.
¿Este procedimiento es un incidente o se trata de un juicio ejecutivo de tramitación
especial? Es frecuente oír, en la práctica “ejecución incidental”, lo cual es errado, puesto que no
es un incidente, no es una cuestión accesoria al juicio principal; por el contrario, se trata de un
juicio ejecutivo, pero sometido a reglas especiales (en su estructura se aleja sensiblemente del
juicio ejecutivo general).

b. TRAMITACIÓN.
De conformidad con el art. 233 inc. I del CPC, cuando se solicite la ejecución de una
sentencia ante el tribunal que la dictó, dentro del plazo de un año contado desde que la
ejecución se hizo exigible, si la ley no ha dispuesto otra forma especial de cumplirla, se
ordenará su cumplimiento “con citación” de la persona en contra de quien se pide. Ahora,
tramitar una actuación judicial con citación, significa que, en principio, el tribunal decreta la
actuación, pero ésta no puede llevarse a efecto sino una vez que hayan pasado tres días desde la
notificación de la parte contraria, la cual puede dentro de este plazo oponerse a la realización de
la actuación, caso en el cual, el cumplimiento de la diligencia se suspende hasta que se resuelva
el incidente.
Para ello, la parte que desee ejecutar la resolución deberá presentar una solicitud al
tribunal que la dictó, pidiéndole que ordene el cumplimiento de la sentencia, debidamente
individualizada. Luego, el tribunal requerido examinará la solicitud y, en caso que concurran los
requisitos de procedencia antes señalados (que contenga una prestación; sea actualmente
exigible; y esté firme o cause ejecutoria), la proveerá “como se pide, con citación”; en caso
contrario, aun cuando la ley no lo dice expresamente, denegará tal cumplimiento.512
Agrega el inc. II del art. 233 que esta resolución (la que ordena la citación) se notificará
por cédula al apoderado de la parte. El ministro de fe que practique la notificación deberá
enviar la carta certificada que establece el art. 46 tanto al apoderado como a la parte. A esta
última, la carta deberá remitírsele al domicilio en que se le haya notificado la demanda. En
caso que el cumplimiento del fallo se pida contra un tercero, éste deberá ser notificado
personalmente

c. LA OPOSICIÓN DEL EJECUTADO.


Desde el momento en que la sentencia se ordena cumplir “con citación”, quiere decir que
la parte vencida, a contar desde la notificación de la resolución que así lo resuelve, tiene el plazo
fatal de tres días para oponerse a ella. Las excepciones que puede oponer la parte vencida, están
contempladas en el art. 234 inc. I del CPC.
Art. 234. En el caso del artículo anterior la parte vencida sólo podrá oponerse alegando algunas de las siguientes
excepciones: pago de la deuda, remisión de la misma, concesión de esperas o prórrogas del plazo, novación,
compensación, transacción, la de haber perdido su carácter de ejecutoria, sea absolutamente o con relación a lo
dispuesto en el artículo anterior, la sentencia que se trate de cumplir, la del art. 464 Nº 15 (la pérdida de la cosa
debida) y la del art. 534 (la imposibilidad absoluta para la ejecución actual de la obra), siempre que ellas, salvo las
dos últimas, se funden en antecedentes escritos, pero todas en hechos acaecidos con posterioridad a la sentencia de

512
El profesor ALFARO señala que esta tramitación tiene características especiales, pues no hay que presentar una
demanda, sino que un escrito; y no hay que presentar patrocinio.

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cuyo cumplimiento se trata. También podrá alegarse la falta de oportunidad en la ejecución. Esta excepción y las del
art. 464 N° 15 y del art. 534 necesitarán, además, para ser admitidas a tramitación, que aparezcan revestidas de
fundamento plausible. La oposición sólo podrá deducirse dentro de la citación a que se refiere el artículo precedente.

Para que las excepciones sean procedentes, se deben fundar en hechos acaecidos con
posterioridad a la sentencia de cuyo cumplimiento se trata (la idea es evitar que este
procedimiento se dilate), salvo la excepción de falta de oportunidad en la ejecución, la cual, por
su propia naturaleza, es coetánea con la ejecución. Además, todas estas excepciones se deben
fundar en antecedentes escritos, salvo: la excepción de pérdida de la cosa debida; la
imposibilidad absoluta para la ejecución de la obra; y la falta de oportunidad en la ejecución. Sin
embargo, como contrapartida, se exige que estas excepciones aparezcan revestidas de
fundamento plausible.
Como se puede aprecia, las excepciones que puede oponer la parte vencida son muy
restringidas en cuanto a su número; al tiempo en que deben oponerse (tres días); y la forma en
que deben haber acaecido los hechos que le sirven de necesario fundamento (después de la
sentencia que se trata de ejecutar).

d. CONTROL Y ACTITUDES DEL TRIBUNAL.


Una vez que el juez está en presencia del escrito de excepciones, puede asumir dos
actitudes:
i. Rechazarlas de plano. Esto acontecerá cuando las excepciones opuestas no sean de las
taxativamente enumeradas en la ley; o cuando, siéndolo, no se interpongan dentro de
tiempo, se refieran a hechos acaecidos con posterioridad a la dictación de la sentencia, o
no consten por escrito, o no aparecen revestidas de fundamento plausible.
ii. Tramitarlas en forma incidental. Esto acontecerá cuando las excepciones sean de aquellas
enumeradas en la ley y reúnan los requisitos exigidos por ella misma. En efecto, el art.
234 inc. III del CPC señala que la oposición se tramitará en forma incidental, pero si las
excepciones no reúnen los requisitos exigidos por el inc. I se rechazará de plano.

Luego, tramitado el incidente en forma legal, el tribunal resolverá sobre las excepciones
opuestas, sea acogiéndolas, sea denegándolas:
i. Si acoge las excepciones, la parte vencedora en la sentencia que se trata de cumplir, podrá
deducir los recursos de apelación en el sólo efecto devolutivo y de casación que crea
convenirle a sus derechos.
ii. Si se rechazan las excepciones, la persona vencida con la sentencia que se trata de
cumplir, podrá también deducir los recursos de apelación en el sólo efecto devolutivo y
de casación que sean procedentes, la cual tampoco suspende la ejecución.
Art. 241. Las apelaciones que se deduzcan contra las resoluciones que se dicten en conformidad a lo
dispuesto en los artículos precedentes de este Título, se concederán sólo en el efecto devolutivo. Tratándose
de juicios de hacienda, estas apelaciones se colocarán de inmediato en tabla y gozarán de preferencia para
su vista y fallo.

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Cabe decir que el art. 234 inc. final dice que lo dispuesto en este artículo (234) es sin
perjuicio de lo prevenido en el art. 80; esto es, el incidente de nulidad de todo lo obrado por falta
de emplazamiento.

e. EL PROCEDIMIENTO DE APREMIO.
Hasta aquí se ha estudiado el aspecto contencioso a que puede dar origen el proceso sobre
cumplimiento o ejecución de una sentencia por vía incidental; ahora se deben analizar las
medidas compulsivas o de apremio propiamente tales.
Este procedimiento tiene lugar y se tramita conforme a lo que señala el art. 235 del CPC.
En efecto, dicha disposición dispone que si no ha habido oposición al cumplimiento de la
sentencia solicitado conforme al art. 233 o ella ha sido desestimada por sentencia de primera o
segunda instancia, se procederá a cumplirla, siempre que la ley no haya dispuesto otra forma
especial, de acuerdo con las reglas siguientes:
i. Si la sentencia ordena entregar una especie o cuerpo cierto, sea mueble o inmueble, se
llevará a afecto la entrega, haciéndose uso de la fuerza pública si es necesario (art. 235
Nº 1). Aquí se parte del supuesto de que el cuerpo cierto está en poder del deudor; y en la
práctica, para ejecutar, no se pasa directamente a la fuerza pública, sino que previamente
se le conmina a cumplir voluntariamente bajo la condición de que si no lo realiza, se
usará el auxilio de la fuerza pública.
ii. Si la especie o cuerpo cierto mueble no es habido, se procederá a tasarlo con arreglo al
Título XII (“De las tasaciones”) del Libro IV (“De los actos judiciales no contenciosos”) y
se observarán en seguida las reglas del número siguiente (art. 235 Nº 2). La referencia
corresponde a las tasaciones que pueden decretar los tribunales en asuntos contenciosos o
no contenciosos, las cuales se practican por peritos nombrados de acuerdo a las reglas
generales. Una vez firme la tasación, la obligación se traduce en el pago de una suma de
dinero, y se procede de acuerdo a la regla siguiente.
iii. Si la sentencia manda pagar una suma de dinero se ordenará, sin más trámite, hacer
pago al acreedor con los fondos retenidos, hecha la liquidación del crédito y de las
costas causadas o se dispondrá previamente la realización de los bienes que estén
garantizando el resultado de la acción de conformidad al Título V del Libro II (art. 235
Nº 3); agrega el inc. II que si no hay bienes que aseguren el resultado de la acción se
procederá a embargar y a enajenar bienes suficientes de la parte vencida de acuerdo con
las reglas del procedimiento de apremio, sin necesidad de requerimiento y deberá
notificarse por cédula el embargo mismo y la resolución que lo ordena. Acá hay tres
situaciones distintas:
- La primera situación, es aquella en que hay una medida precautoria (retención) que
recae sobre dineros, caso en el cual, una vez liquidado el crédito y tasadas las costas,
sencillamente se hace entrega de esos dineros al vencedor en pago de su crédito.
- Ahora, si la medida precautoria recae sobre bienes que es previo realizar (por ejemplo
como ocurre con bienes muebles retenidos) en este caso los bienes se enajenan de
acuerdo con las reglas ya estudiadas del apremio contenidas en el juicio ejecutivo. En
éste y en el caso anterior, las medidas precautorias desempeñan el mismo papel que el
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del embargo dentro del juicio ejecutivo pues, una vez decretadas, esos bienes salen
del comercio y pueden, sin más trámite, ser realizados por medio del apremio.
- Si no se han decretado medidas precautorias para asegurar el resultado de la pretensión
acogida en la sentencia que se trata de cumplir, no habrá más camino que proceder a
embargar bienes del vencido y, en seguida, realizarlos en conformidad a las reglas del
procedimiento de apremio; no obstante, este embargo no necesita de requerimiento
previo. Aquí surge un gran problema práctico ¿en qué momento se debe solicitar,
ordenar y practicar el embargo cuando no hay medidas precautorias destinadas a
asegurar el resultado de la acción? CASARINO señala que el embargo sólo se podría
pedir, decretar y trabar cuando no se hayan opuesto excepciones o ellas hayan sido
rechazadas por sentencia de primera o segunda instancia, ya que el legislador dice que,
una vez producidos estos eventos, se procederá a cumplir la sentencia, de acuerdo con
las reglas del apremio (el riesgo de esta posición es que el deudor, en el ínter tanto,
puede difuminar sus bienes). Otros, en cambio, sostienen que se podría solicitar el
embargo en el escrito mismo en que se pide el cumplimiento de la sentencia y, una vez
decretado, llevarlo a efecto a pesar de que estuviere pendiente el plazo para oponer
excepciones o el fallo mismo de las excepciones; aquí habrían dos resoluciones que se
notifican por cédula, la que provee la solicitud del cumplimiento (“como se pide, con
citación”) y la que aprueba el embargo, aun cuando no haya comenzado a correr el
plazo para oponer excepciones (esta parece ser la postura más sensata).
iv. Si la sentencia obliga a pagar una cantidad de un género determinado, se procederá de
conformidad a las reglas del número anterior; pero si es necesario, se practicará
previamente su avaluación por un perito con arreglo al Título XII del Libro IV (art. 235
Nº 4). En otras palabras, una vez más se hace necesario distinguir si existen o no medidas
precautorias destinadas a asegurar el resultado de la acción; si las hay, se entrega lo
retenido o se realiza lo prohibido, según el caso; si no las hay, se embarga y se realiza, de
acuerdo con el procedimiento de apremio. En todo caso, si es indispensable practicar
previamente la evaluación de la cantidad de un género determinado, la tasación se hará
oyendo a peritos nombrados de acuerdo a las reglas generales.
v. Si la sentencia ordena la ejecución o destrucción de una obra material, la subscripción
de un instrumento o la constitución de un derecho real o de una obligación, se procederá
de acuerdo con el procedimiento de apremio en las obligaciones de hacer; pero se
aplicará lo prescrito en el número 3° de este artículo cuando sea necesario embargar y
realizar bienes (art. 235 Nº 5).
vi. Si la sentencia ha condenado a la devolución de frutos o a la indemnización de perjuicios
y, de conformidad a lo establecido en el inc. II del art. 173, se ha reservado al
demandante el derecho de discutir esta cuestión en la ejecución del fallo, el actor deberá
formular la demanda respectiva en el mismo escrito en que pida el cumplimiento del
fallo. Esta demanda se tramitará como incidente y, de existir oposición al cumplimiento
del fallo, ambos incidentes se substanciarán conjuntamente y se resolverán en una misma
y única sentencia (art. 235 Nº 6). Se trata de un verdadero juicio que versará sobre la
especie y el monto de los frutos o perjuicios, pero que se tramitará como incidente y en
única instancia. En efecto, el art. 173 inc. II del CPC, señala que en el caso de que no se
haya litigado sobre la especie y el monto de los frutos o perjuicios, el tribunal reservará
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a las partes el derecho de discutir esta cuestión en la ejecución del fallo o en otro juicio
diverso (sólo en la responsabilidad contractual se permite diferir el monto de la
indemnización de los perjuicios).513

vii. En todo lo que no esté previsto en este artículo se aplicarán las reglas que se establecen
en el juicio ejecutivo para el embargo y el procedimiento de apremio; pero la sentencia
se cumplirá hasta hacer entero pago a la parte vencedora sin necesidad de fianza de
resultas, salvo lo dispuesto en el art. 774 y en otras disposiciones especiales (art.
235inciso final).

f. REGLAS ESPECIALES SOBRE CUMPLIMIENTO DE LA SENTENCIA POR TERCEROS.


Esto dice relación con personas que, no habiendo sido partes en el juicio declarativo
anterior, sean comprendidas en la autoridad de la cosa juzgada proveniente de dicho fallo, por ser
esta última de carácter absoluto. aquí se debe observar las siguientes reglas:
i. De acuerdo al art. 233 inc. II del CPC, en caso que el cumplimiento del fallo se pida contra
un tercero, éste deberá ser notificado personalmente.; es decir, no se notifica su
apoderado, y la notificación es personal y no por cédula.
ii. Las excepciones que podrá oponer el tercero serán las mismas que pueda oponer la parte
vencida, pero surge otra nueva. En efecto, el art. 234 inc. II del CPC señala que el tercero
en contra de quien se pida el cumplimiento del fallo podrá deducir, además, la excepción
de no empecerle la sentencia y deberá formular su oposición dentro del plazo de diez
días.
iii. El plazo para oponer excepciones ya no es de tres días, sino que de 10.

g. PARALELO ENTRE ESTE JUICIO EJECUTIVO ESPECIAL Y EL JUICIO EJECUTIVO GENERAL.


i. Mientras el juicio ejecutivo general requiere para poder iniciarse de la interposición de
una demanda, en el juicio ejecutivo especial basta la interposición de una solicitud exenta
de toda formalidad, salvo las propias de todo escrito.
ii. Mientras en el juicio ejecutivo general la notificación de la demanda y el requerimiento
de pago deben hacerse en forma personal al ejecutado, o en forma personal subsidiaria si
no se encuentra; o por cédula o por el estado si el juicio ya ha comenzado con una gestión
preparatoria; en el juicio ejecutivo especial esta notificación se hace por cédula, y sin
necesidad de requerimiento (en caso de que se embarguen bienes).
iii. El plazo para oponerse en el juicio ejecutivo general es, por regla general, de cuatro días;
mientras que en el juicio ejecutivo especial el plazo es de tres días.

513
El profesor ALFARO señala que, desde un punto de vista procesal, si se ha verificado esta reserva de derecho a
discutir, debe solicitarse en un otrosí de la solicitud de cumplimiento. Agrega que el problema de esta reserva, es
que de un procedimiento declarativo que se anexa a uno ejecutivo, lo que desnaturaliza a este último procedimiento,
pues al deber calcularse el valor de lo debido, la obligación no es líquida.

799
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iv. Mientras en el juicio ejecutivo general es necesario indicar en el escrito de excepciones la


prueba la cual se valdrá, y el plazo probatorio es de 10 días, en el juicio ejecutivo especial
no es necesario cumplir con tal anuncio y el plazo de prueba ordinario es de ocho días.
v. Por último, el procedimiento de apremio es diverso según se trate de uno u otro juicio; a
lo que cabe añadir que, por esta misma diferencia o circunstancia, las actuaciones
constitutivas del apremio en el juicio ejecutivo especial no requieren ser iniciadas
mediante un mandamiento de ejecución, ni menos ser tramitadas en cuaderno separado.

6. DISPOSICIONES COMUNES APLICABLES A TODO PROCEDIMIENTO.


Por último, existen normas aplicables a todos los procedimientos de ejecución de
sentencias judiciales, las cuales dicen relación con medidas de seguridad respecto de sentencias
que ordenan el pago de prestaciones periódicas como, por ejemplo, las sentencias recaídas en
juicio de alimentos (art. 236 del CPC); con reconvenciones (art. 239 del CPC); y sanciones
penales en caso de incumplir la ejecución (art. 240 del CPC).
Art. 236. Si la sentencia ordena el pago de prestaciones periódicas y el deudor retarda el pago de dos o más, podrá el
juez compelerlo a prestar seguridades para el pago, tal como la de convertir las prestaciones en los intereses de un
capital que se consigna al efecto, en un banco, Caja de Ahorros y otros establecimientos análogos. Este capital se
restituirá al deudor tan pronto como cese la obligación. Esta petición se tramitará en forma incidental

Art. 239. Las reclamaciones que el obligado a restituir una cosa raíz o mueble tenga derecho a deducir en razón de
prestaciones a que esté obligado el vencedor y que no haya hecho valer en el juicio en que se dictó la sentencia que
se trata de cumplir, se tramitarán en forma incidental con audiencia de las partes, sin entorpecer el cumplimiento de
la sentencia, salvo las excepciones legales.

Art. 240. Cumplida una resolución, el tribunal tendrá facultad para decretar las medidas tendientes a dejar sin efecto
todo lo que se haga en contravención a lo ejecutado.
El que quebrante lo ordenado cumplir será sancionado con reclusión menor en su grado medio a máximo.

B. RESOLUCIONES PRONUNCIADAS POR TRIBUNALES EXTRANJEROS .

1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Este tema se regula en el Párrafo 2° (“De las resoluciones pronunciadas por tribunales
extranjeros”) del Título XIX (“De la ejecución de las resoluciones”) del Libro I (“Disposiciones
comunes a todo procedimiento”) del CPC.
La jurisdicción, como manifestación de la soberanía, implica que las resoluciones
judiciales obligan solo en el país en el que fueron dictadas. Sin embargo, en ciertos casos se
posibilita que resoluciones dictadas por un tribunal extranjero sean ejecutadas en otro país; esto
por razones de utilidad o conveniencia de los Estados, o por razones de justicia internacional.
Pero para ello, se debe visar, autorizar y homologar esa resolución; y esa autorización se
denomina exequátur.

2. EL EXEQUÁTUR.
El exequátur consiste en la autorización que otorga la CS (competencia exclusiva) para el

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cumplimento en el país de sentencias dictadas en el extranjero ¿qué resoluciones pronunciadas


por tribunales extranjeros requieren en Chile de la observancia de la formalidad del exequátur?
Toda resolución judicial pronunciada por tribunales extranjeros requieren en Chile de la
observancia de la formalidad del exequátur; cualquiera que sea la clase del tribunal de donde
emana; y cualquiera que sea la naturaleza del negocio en que hubiere recaída.
¿Qué significa que una sentencia extranjera produzca efectos en Chile? Que una
sentencia extranjera produzca efectos en Chile significa que se pueda invocar como título o
fundamento de una ejecución posterior, o como fundamento de la excepción de cosa juzgada,
destinada a impedir que en Chile se pueda renovar el mismo juicio y entre las mismas partes, el
cual ya había sido resuelto por el fallo extranjero.
Ahora bien, la CS al conceder o denegar el exequátur solicitado para poder cumplir en
Chile una sentencia extranjera, deberá tener en consideración los siguientes factores: existencia o
no de tratados Internacionales; a falta de tratados relativos a esta materia con el Estado de que
proceda la sentencia, se aplicará la reciprocidad; y a falta de tratados respectivos y de
precedentes sobre reciprocidad, se examinará la sentencia extranjera a la luz de ciertos requisitos
legales mínimos tendientes a salvaguardar su regularidad internacional.
i. Lo s t r a t a d o s i n t e r n a c i o n a l e s . Esta primera regla legal está consagrada en el art.
242 del CPC al decir que las resoluciones pronunciadas en país extranjero tendrán en
Chile la fuerza que les concedan los tratados respectivos; y para su ejecución se
seguirán los procedimientos que establezca la ley chilena, en cuanto no aparezcan
modificados por dichos tratados. Un ejemplo, de tratado internacional, es la Convención
de Derecho Internacional Privado, que contiene el Código de Derecho Internacional
Privado, que en la práctica, no es aplicado.
ii. P ri n c i p i o d e l a r e c i p r o c i d a d . Esta segunda regla legal está en el art. 243 del CPC,
decir que si no existen tratados relativos a esta materia con la nación de que procedan
las resoluciones, se les dará la misma fuerza que en ella se dé a los fallos pronunciados
en Chile; por su parte el art. 244 del CPC agrega que si la resolución procede de un país
en que no se da cumplimiento a los fallos de los tribunales chilenos, no tendrá fuerza en
Chile. Le corresponderá la prueba de la reciprocidad al propio ejecutante que la alega en
su favor (por ejemplo, con sentencias judiciales) y, a su respecto, le corresponderá probar
la falta de reciprocidad al ejecutado que se opone a la concesión del exequátur.
iii. La r e gu l a ri d a d i n t e r n a c i o n a l . Esta regla se traduce en examinar el fallo extranjero
a la luz de ciertos principios legales fundamentales, pero sin descender al estudio de la
legalidad de fondo o justicia contenida en la sentencia extranjera que se pretende ejecutar
en territorio nacional. De acuerdo al 245 del CPC, en los casos en que no pueda aplicarse
ninguno de los tres artículos precedentes, las resoluciones de tribunales extranjeros
tendrán en Chile la misma fuerza que si se hubieran dictado por tribunales chilenos, con
tal que reúnan las circunstancias siguientes:
- Que no contengan nada contrario a las leyes de la República. Pero no se tomarán en
consideración las leyes de procedimiento a que haya debido sujetarse en Chile la
substanciación del juicio (art. 245 Nº 1). Esta primera condición hace una distinción
entre las leyes sustantivas y las leyes adjetivas, y excluye a las segundas por la sencilla
razón de que el proceso se debe regir por las leyes del país en que se ha tramitado; se
aplica el aforismo de que la ley del lugar rige el acto. CASARINO dice que en las leyes
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sustantivas o de fondo quedarán incluidas las leyes que constituyen el Derecho público
chileno y, además, las leyes de Derecho privado; por tanto, no se podrá cumplir en
Chile una sentencia extranjera que atente en contra de las garantías constitucionales;
que declare un derecho emanado de un contrato que, según nuestras leyes, adolece de
objeto o de causa ilícitos; etc.
- Que tampoco se opongan a la jurisdicción nacional (art. 245 Nº 2). Según CASARINO
un fallo extranjero se opondrá a la jurisdicción nacional cuando verse sobre un asunto
que, en conformidad a nuestras leyes, ha debido ser conocido por los tribunales
chilenos. Sería el caso de sentencias extranjeras que se pronuncian sobre bienes
situados en Chile, ya sea que ordenen medidas precautorias, prohibiciones, embargos,
etc.; por cuanto dichos bienes están sujetos a la jurisdicción nacional.
- Que la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido debidamente
notificada de la acción. Con todo podrá ella probar que, por otros motivos, estuvo
impedida de hacer valer sus medios de defensa (art. 245 Nº 3). Es decir, es necesario
que la parte haya sido emplazada.
- Que estén ejecutoriadas en conformidad a las leyes del país en que hayan sido
pronunciadas (art. 245 Nº 4); esto para que se pueda cumplir en Chile.

3. PROCEDIMIENTO.
Cumplida cualquiera de las tres reglas anteriores, la CS puede otorgar la autorización para
el exequátur. En efecto, el art. 247 CPC dice que en todos los casos a que se refieren los artículos
precedentes, la resolución que se trate de ejecutar se presentará a la Corte Suprema en copia
legalizada. La CS conoce en sala.
Ahora bien, la ley distingue, para el procedimiento del exequátur, entre: asuntos de
jurisdicción contenciosa, asuntos no contenciosos y resoluciones dictadas por tribunal arbitrales.
i. Procedimiento del exequátur en n e go c i o s c o n t e n c i o s o s . Al respecto, el art. 248 del
CPC señala que en los casos de jurisdicción contenciosa, se dará conocimiento de la
solicitud a la parte contra quien se pide la ejecución, la cual tendrá para exponer lo que
estime conveniente un término igual al de emplazamiento para contestar demandas;
agrega el inc. II que con la contestación de la parte o en su rebeldía, y con previa
audiencia del fiscal judicial, el tribunal declarará si debe o no darse cumplimiento a la
resolución.
La parte interesada debe presentar su correspondiente solicitud acompañada de la
sentencia debidamente legalizada, y si está extendida en lengua extranjera, habrá que
acompañarla con su correspondiente traducción. La primera providencia que expedirá la
CS será “traslado”; y como se trata de la primera resolución dictada una gestión judicial,
habrá que notificarla personalmente. Luego, con la contestación de la parte, o en su
rebeldía, el tribunal declarará si se debe o no dar cumplimiento a la resolución, esto es, si
concede o no el exequátur solicitado. Con todo, si el tribunal lo estima necesario, podrá
abrir un término de prueba antes de resolver, en la forma y por el tiempo que el CPC
establece para los incidentes (art. 250 CPC). La ley no establece ningún recurso contra la
resolución denegatoria del exequátur, así como tampoco lo establece para los casos en

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que se accede.
ii. Procedimiento del exequátur en a s u n t o s j u di c i a l e s n o c o n t e n c i o so s . Desde el
momento en que en que en estos asuntos no hay parte contra quien se pida la ejecución de
la sentencia, según el art. 249 del CPC, el tribunal resolverá con sólo la audiencia del
fiscal judicial.
iii. Procedimiento del exequátur en n e go c i o s a r b í t ra l e s . Según el art. 246 del CPC, las
reglas de los artículos precedentes son aplicables a las resoluciones expedidas por
jueces árbitros (la regla de los tratados, el principio de reciprocidad, y la regularidad
internacional). En este caso se hará constar su autenticidad y eficacia por el visto-bueno
u otro signo de aprobación emanado de un tribunal superior ordinario del país donde se
haya dictado el fallo. Como los jueces árbitros, por regla general, tienen su fuente u
origen en la voluntad de las partes, no constituyendo verdaderos agentes de la soberanía
del país en que han pronunciado su sentencia, la ley chilena exige, como requisito
indispensable para poder concederles el exequátur a sus sentencias, uno especial, cual es,
el visto-bueno u otro signo de aprobación de un tribunal superior ordinario de ese país,
que demuestre dos cosas: que el laudo arbitral es auténtico; y que él también tiene
eficacia, o sea, fuerza ejecutiva, en la nación de donde proviene.

4. EJECUCIÓN DEL FALLO EXTRANJERO.


Una vez que se tiene el exequátur o autorización, el art. 251 del CPC señala que se pedirá
su ejecución al tribunal a quien habría correspondido conocer del negocio en primera o en
única instancia, si el juicio se hubiera promovido en Chile.
¿Qué reglas de procedimiento que se deberán observar en dicha ejecución? Según
CASARINO, basándose en el art. 242 parte final (para su ejecución se seguirán los procedimientos
que establezca la ley chilena, en cuanto no aparezcan modificados por dichos tratados), se debe
hacer una distinción previa:
i. Si existen tratados internacionales con la nación de donde proviene el fallo extranjero,
hay que seguir los procedimientos que en esos tratados se contemplan.
ii. Si no existen tratados, o ellos nada dicen, entrará con todo su vigor la ley procesal chilena
respectiva.

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