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Derecho Procesal Civil
Derecho Procesal Civil
A. G ENERALIDADES .
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DERECHO PROCESAL CIVIL - JURISDICCIÓN
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
Art. 2162. Podrá el mandatario retener los efectos que se le hayan entregado por cuenta del mandante para
la seguridad de las prestaciones a que éste fuere obligado por su parte.
Por lo tanto, la autotutela está prohibida por nuestra legislación y castigada en la mayor
parte de los casos; sólo excepcionalmente, y por causas establecidas en la propia ley, se
encuentra autorizada y legitimada.
ii. Relaciones entre el Estado y los particulares. Estas relaciones se rigen por la
CPR y sus leyes complementarias, en donde la autotutela está absolutamente prohibida y
sancionada. No obstante, la autotutela es una medida común de solución de conflictos,
como por ejemplo, los golpes de Estado, las disoluciones de congresos, etc.
iii. Relaciones entre los países. En este ámbito la autotutela representa la forma general
de solución de conflictos (la autotutela, aquí, toma el nombre de guerra). Sólo
excepcional y lentamente, por la vía de los arbitrajes, se ha logrado imponer el proceso
como medio de solución ; y, por otro lado, organismos internacionales como la ONU y la
OEA han tratado de solucionar conflictos por la vía de la autocomposición.
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En casi todas las obras anteriores al año 2008, se mencionaba como ejemplo al art. 233 del CC (actual art. 234),
que facultaba al padre para corregir y castigar moderadamente a sus hijos. Hoy, sin embargo, de acuerdo al art. 234,
los padres tienen la facultad de corregir a los hijos, cuidando que ello no menoscabe su salud ni su desarrollo
personal. Esta facultad excluye toda forma de maltrato físico y psicológico y deberá, en todo caso, ejercerse en
conformidad a la ley y a la Convención sobre los Derechos del Niño.
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b. LA AUTOCOMPOSICIÓN.
La autocomposición, según JUAN COLOMBO, es una forma de solución de conflictos que
opera cuando las partes entre las cuales se produjo, le ponen fin directamente mediante un
acuerdo de voluntades. Algunos critican este concepto, pues sería incompleto toda vez que se
refiere sólo a la autocomposición bilateral, siendo que también habrían casos de
autocomposición unilateral; es por ello que también se define como la forma mediante la cual,
bien ambas partes mediante el acuerdo mutuo, bien una de ellas, deciden poner término al litigio
planteado. Sin embargo, esta postura es discutible.
Desde un punto de vista general, ésta es la forma normal y lógica de solución de
conflicto, y en el hecho ocurre que la mayoría, o al menos muchos de ellos, son resueltos por este
medio2.
Ahora bien, la autocomposición está permitida cuando el conflicto gira en torno al interés
privado de las partes en discordia (por ejemplo, el contrato de transacción; art. 2446 del CC); por
tanto, está expresamente prohibida cuando se encuentra comprometido el interés público, como
ocurre en el campo penal, con los crímenes o simples delitos de acción pública, y en el campo
del Derecho privado con los asuntos de familia, tributarios, etc.3
Art. 2446. La transacción es un contrato en que las partes terminan extrajudicialmente un litigio pendiente, o
precaven un litigio eventual.
No es transacción el acto que sólo consiste en la renuncia de un derecho que no se disputa.4
2
Como se verá más adelante, se incluyen en esta forma de solución de conflictos a los equivalentes jurisdiccionales,
que no son otra cosa que cualquier medio diverso de la jurisdicción, apto para la composición del litigio.
3
En materia procesal penal, se han contemplado diversas salidas alternativas para poner término o suspender los
procesos penales durante su transcurso, para lo cual se requiere contar siempre con el acuerdo de las partes; siendo
los dos medios autocompositivos más trascendentes: la suspensión condicional del procedimiento y los acuerdos
reparatorios.
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El conflicto es un requisito preliminar para que las partes puedan transigir, así lo establece el art. 2446 inc. II del
CC, al señalar que no es transacción el acto que sólo consiste en la renuncia de un derecho que no se disputa.
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Las facultades para autocomponer dentro de un proceso, requieren de un mandato judicial con facultades
especiales, de conformidad a lo establecido en el art. 7º inc. II del CPC (sin embargo, no se entenderán concedidas al
procurador, sin expresa mención, las facultades de desistirse en primera instancia de la acción deducida, aceptar la
demanda contraria, absolver posiciones, renunciar los recursos o los términos legales, transigir, comprometer,
otorgar a los árbitros facultades de arbitradores, aprobar convenios y percibir).
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En el caso del árbitro, las partes concurren al nombramiento de esta persona que ha de solucionar el conflicto; en
cambio, el órgano jurisdiccional lo establece el Estado.
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subordinar una voluntad ajena a la propia. Acción y pretensión son conceptos básicos en el
Derecho procesal, y se materializan en el acto procesal demanda que se presenta al órgano
jurisdiccional.
La oposición a la satisfacción de esa pretensión por la otra parte, es la que genera e l
l i t i gi o , entendido éste como el conflicto intersubjetivo de intereses, jurídicamente trascendente,
caracterizado por la existencia de una pretensión resistida7. No habiendo sido posible obtener la
solución del litigio a través de la autocomposición (transacción, avenimiento, etc.), es menester
que el titular de la pretensión accione para que se ejerza la función jurisdiccional, lo que debe
realizarse a través del p r o c e s o , es decir, mediante una secuencia o serie de actos que se
desenvuelven progresivamente, con el objeto de resolver, mediante un juicio de autoridad, el
conflicto. El proceso finaliza con una sentencia, esto es, una resolución judicial dictada por un
juez o tribunal que pone fin a la litis (civil, de familia, mercantil, penal, laboral, contencioso-a,
etc.). Dicha decisión se torna en inmutable e inimpugnable una vez pasada en autoridad de cosa
juzgada, la cual es la cualidad que adquieren ciertas y determinadas resoluciones una vez firmes
y ejecutoriadas.
Por todo lo anterior, CALAMANDREI señala que el Derecho procesal se basa en el estudio
de tres conceptos fundamentales: jurisdicción, acción y proceso. Pero sin querer restar
importancia a los conceptos de acción y de proceso, se puede afirmar que ellos giran en torno al
de jurisdicción; en efecto, puede estimarse en términos muy generales, que la acción es el
derecho a la jurisdicción; el derecho a obtener la formación de un proceso y la posterior decisión
de los tribunales sobre al asunto que ellos controvierten.8
2. CONCEPTO DE JURISDICCIÓN.
El vocablo jurisdicción tiene distintas acepciones, a saber:
i. S e n t i d o e t i m o l ó g i c o . La palabra jurisdicción viene de la voz latina iuris (derecho) y
dictio (declarar); en consecuencia, el sentido etimológico del término jurisdicción es
declarar o decir el derecho y, por tanto, sería una facultad o atribución perteneciente tanto
al poder judicial como legislativo. Pues, el poder judicial declara el derecho en los casos
particulares o concretos que se le presenten, y el poder legislativo, en términos generales,
declara y crea el derecho sin relación a determinadas personas o cosas.
ii. Se n t i d o n a t u r a l y o b v i o . Conforme al Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española, la jurisdicción se define como el poder o autoridad que tiene uno para gobernar y
poner en ejecución las leyes o para aplicarlas en juicio; el territorio en que un juez ejerce sus
facultades de tal; y como la autoridad, poder o dominio sobre otro.
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El profesor ALDUNATE señala que la idea de conflicto no siempre está presente en la jurisdicción. Así, por ejemplo,
la jurisdicción electoral trata de fijar con certeza ciertos resultados y sus efectos (no hay conflicto), a través del
Tribunal Calificador de Elecciones.
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Hay que tener presente que también existen medios alternativos de solución de conflictos, es decir, procedimientos
mediante los cuales las personas puedan resolver sus controversias sin necesidad de una intervención jurisdiccional.
Estos mecanismos no son independientes de la jurisdicción en el sentido de que busquen su desaparición, sino
complementarios de la misma. Los medios alternativos comparten ciertas ventajas: mayor rapidez para la resolución
del litigio; menor costo económico; menor costo emocional; descongestionamiento de instancias gubernamentales;
optimización de recursos gubernamentales.
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Como se verá más adelante en las clases de jurisdicción, la jurisdicción alude en estricto sentido a un asunto
contencioso, pero de acuerdo al art. 2º del COT, también corresponde a los tribunales intervenir en todos aquellos
actos no contenciosos en que una ley expresa requiera su intervención; y de acuerdo al art. 3º del mismo Código, los
tribunales tienen, además, las facultades conservadoras, disciplinarias y económicas que a cada uno de ellos se
asignan en los respectivos títulos de este Código.
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3. CARACTERÍSTICAS DE LA JURISDICCIÓN.
i. La jurisdicción es una función pública, pues quien la lleva a cabo es el Estado, quien
delega el ejercicio de ésta a sus órganos, especialmente, al Poder Judicial. También
existen otros órganos que ejercen jurisdicción, como el Senado en el juicio
constitucional, el Tribunal Constitucional, el Director del SII, etc. Al ser una función
púbica, su organización y funcionamiento se rige por normas de Derecho público.
La jurisdicción es una expresión de la soberanía, pues el art. 5º inc. I de la CPR señala que
el ejercicio de la soberanía se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de las
elecciones periódicas y, también, por las autoridades que esta CPR establece; y una de
esas autoridades son, precisamente, los Tribunales de Justicia.
ii. Los órganos encargados del ejercicio de la jurisdicción son los tribunales de justicia
que establece la ley (arts. 1º del COT y 76 de la CPR). Tribunal es todo órgano del Estado
que ejerce la función jurisdiccional para resolver conflictos jurídicos, aunque no
pertenezca al Poder Judicial.
Hay que dejar en claro que el ejercicio de la jurisdicción recae en los tribunales de
justicia y no en el Poder Judicial, lo cual tiene consecuencias importantes, ya que si se le
entregase al Poder Judicial, significaría que ningún órgano que estuviera fuera de él
podría tener el ejercicio de la jurisdicción. El Poder Judicial es uno de los poderes del
Estado que en forma preponderante concentra la actividad jurisdiccional (comprende los
tribunales ordinarios, especiales y arbitrales), sin embargo, no todos los tribunales
pertenecen al Poder Judicial, pues existen otros tribunales especiales (por ejemplo, el TC)
y, adicionalmente, otros órganos administrativos tanto en el Poder Legislativo como en el
Ejecutivo, a los cuales la ley les ha otorgado facultades jurisdiccionales (por ejemplo, el
Director del SII). Por tanto, el órgano público que ejerza jurisdicción es un tribunal de
justicia, pertenezca o no al Poder Judicial.
iii. En relación con la característica anterior, se señala que la jurisdicción es privativa de
los tribunales de justicia. Esto se relaciona con la segunda parte del inc. I del art. 76
la CPR, que señala que ni el Presidente de la República ni el Congreso pueden, en caso
alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas pendientes, revisar los
fundamentos o contenido de sus resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos. Esto no
obsta a que en el interior del Poder Ejecutivo o Legislativo existan órganos
jurisdiccionales; pero la intromisión de cualquier autoridad o persona en materias de tipo
jurisdiccional sin tener poder para ello, produce la nulidad de los actos ejecutados por
ellos (art. 7º de la CPR).
Art. 7. Los órganos del Estado actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de
su competencia y en la forma que prescriba la ley.
Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de
circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido
en virtud de la Constitución o las leyes.
Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que la ley
señale.
iv. Es indelegable. Esto significa que los tribunales no pueden delegar o traspasar su
función jurisdiccional a otros órganos. Esta característica no debe ser confundida con la
delegación de competencia, la cual sí se permite; pues en ciertos casos la ley faculta que
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vii. El ejercicio de la jurisdicción está limitado por la competencia. Todos los tribunales,
sean ordinarios, especiales o arbitrales, tienen jurisdicción, pero no todos tienen la misma
competencia, esto es, la parte o medida de jurisdicción que la ley entrega a cada tribunal.
Lo que ocurre, es que el legislador entrega a determinados tribunales el conocimiento de
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Las confusiones sobre esta materia en Chile obedecían a un error de nomenclatura de nuestro legislador, ya que el
Título VII, párrafo VIII del COT, rezaba “De la prórroga de la jurisdicción”, tratando luego en sus disposiciones la
prórroga de la competencia. Sin embargo, esto fue modificado el año 1990, pasando a denominarse ahora “De la
prórroga de la competencia”; no obstante, igualmente quedan algunas normas de este título que hablan de la
prórroga de la jurisdicción.
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Por tal razón el autor DE MIGUEL define a la jurisdicción como la función pública que se desarrolla en el proceso a
través de actos procesales.
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ciertos asuntos y a otros tribunales asuntos distintos, de modo tal, que no todos puedan
conocer de las mismas materias (lo que sin dudas es bueno para la administración de
justicia).
De allí que entre jurisdicción y competencia haya, según algunos autores, una relación de
género a especie. Esta relación se manifiesta en el hecho de que todo tribunal tiene
jurisdicción, pero no todo tribunal tiene competencia para determinadas materias o
asuntos.
viii. Es unitaria. Esto significa que es una sola, y como tal, no admite clasificaciones, ni
divisiones. Las clasificaciones, que incorrecta y normalmente se hacen de ella,
corresponden más bien a clasifiaciones de su límite que es la competencia; y en este
sentido se habla de jurisdicción civil, penal, laboral, de familia, militar, etc. Por lo tanto,
como se dijo, es la competencia la que admite división y clasificación, no así la
jurisdicción que es una sola.
Ahora bien, es usual ver que se hable de jurisdicción contenciosa y voluntaria pero, en
estricto rigor, dicha clasificación no existe, se trata más bien de una distinción para fines
pedagógicos. Pues la “jurisdicción” voluntaria no es tal, se trata de funciones
administrativas entregadas a los órganos judiciales; es por ello que, para referirse a estas
funciones, es preferible hablar de asuntos judiciales no contenciosos y no de
“jurisdicción” voluntaria o no contenciosa.
ix. La jurisdicción produce cosa juz gada. Lo que se persigue con el ejercicio de la
jurisdicción, es que los tribunales resuelvan un conflicto jurídico a través de una
sentencia, la que, una vez firme y ejecutoriada, produzca cosa juzgada, es decir, una
verdad inamovible o inmodificable.
Los efectos de la cosa juzgada son característicos de ciertos actos jurisdiccionales: las
sentencias definitivas e interlocutorias cuando se encuentran firmes o ejecutoriadas. Que
se encuentre “firme o ejecutoriada”, quiere decir que no debe ser susceptible de
impugnación, ya sea porque no existen recursos en su contra, o porque los que existen ya
han sido deducidos y resueltos o no lo fueron interpuestos dentro del plazo legal
establecido para ello. Ahora bien, las sentencias definitivas e interlocutorias que se
encuentran ejecutoriadas producen acción y excepción de cosa juzgada: la acción se
otorga a aquel en cuyo favor se resolvió el juicio, con el objeto de que pueda exigir su
cumplimiento o ejecutar el fallo; y la excepción se otorga a quien haya obtenido en el
juicio y para todos aquellos a quienes aproveche el fallo, para evitar que se deduzca una
nueva demanda entre las mismas personas, con la misma cosa pedida y causa de pedir y,
por lo tanto, se vuelva a discutir lo resuelto.
En definitiva, una de las características de la jurisdicción, y sin cuyo efecto perdería su
eficacia, es la inamovilidad de sus resultados, lo que se logra con los efectos de la cosa
juzgada.
x. El ejercicio de la jurisdicción es eventual (o condicional), y el evento del cual depende,
es la trasgresión del ordenamiento jurídico; pues si la ley es cumplida por todos, no se
requeriría de la actividad jurisdiccional Por ello se dice que es complementaria de la
función legislativa, ya que posibilita que la ley se cumpla cuando se la desconoce; y es
sucedánea o secundaria de dicha función, puesto que sólo se ejerce en caso de trasgresión
o de incertidumbre del Derecho.
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xi. Es territorial, puesto que este poder-deber sólo se ejerce dentro del territotio de la
República. Sin embargo, esta característica tiene algunas excepciones, es decir, casos de
extraterritorialidad de la jurisdicción, las cuales se dan en el ámbito penal.
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Es parte del pasado porque el legislador entendió que ya no era necesario que tal característica se manifestará
expresamente en la ley, pues con la dictación de la ley 19.655 del año 2000, se eliminó del art. 5º del COT la frase
“en el orden temporal”. Por lo mismo, el concepto de jurisdicción se modificó doctrinariamente en esa frase, lo que
no significa que la exigencia se haya eliminado; lo único que ocurre es que no se considera necesaria su
consagración expresa a nivel normativo.
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prueba (salvo que deba probarse el Derecho extranjero y, según algunos, también cuando
debe comprobarse la costumbre).13
De numerosas disposiciones constitucionales y legales se puede concluir que en todo
proceso chileno existe un período previo a la decisión, que es el del conocimiento, y que
comprende dos etapas claras: la de discusión y la de prueba. Estas disposiciones son:
i. El art. 76 inc. I de la CPR, y el art. 1º del COT que expresan que la facultad de “conocer”
de las causas civiles y criminales…
ii. El art. 108 del COT que, definiendo a la competencia, agrega en términos amplios que es
la facultad que tiene cada juez o tribunal para “conocer” de los negocios que la ley ha
colocado dentro de la esfera de sus atribuciones.
iii. Los arts. 110, 111 y 112 del COT, a propósito de las reglas generales de la competencia,
también se refieren al conocimiento.
Art. 110. Una vez fijada con arreglo a la ley la competencia de un juez inferior para “conocer” en primera
instancia de un determinado asunto, queda igualmente fijada la del tribunal superior que debe “conocer” del
mismo asunto en segunda instancia.
Art. 111. El tribunal que es competente para “conocer” de un asunto lo es igualmente para “conocer” de
todas las incidencias que en él se promuevan.
Lo es también para “conocer” de las cuestiones que se susciten por vía de reconvención o de compensación,
aunque el “conocimiento” de estas cuestiones, atendida su cuantía, hubiere de corresponder a un juez
inferior si se entablaran por separado.
Art. 112. Siempre que según la ley fueren competentes para “conocer” de un mismo asunto dos o más
tribunales, ninguno de ellos podrá excusarse del “conocimiento” bajo el pretexto de haber otros tribunales
que puedan “conocer” del mismo asunto; pero el que haya prevenido en el “conocimiento” excluye a los
demás, los cuales cesan desde entonces de ser competentes.
De todo lo anterior se deduce que ningún juez en Chile puede resolver sin conocer lo que
va a juzgar, de allí la necesidad reconocida expresamente por el art. 76 de la CPR y 1º del COT, y
reglamentada por los distintos procedimientos, de que todo proceso se inicie por la etapa del
conocimiento que, en el vocablo tradicional, comprende la iniciación, la discusión, la prueba y la
discusión de la prueba.
En esta etapa corresponde a las partes y al tribunal la realización de actos y hechos
procesales; y para ello existen bases fundamentales en esta materia, como por ejemplo: nadie
puede ser condenado sin ser oído, la bilateralidad de la audiencia, las sentencias se pronunciarán
conforme al mérito del proceso, etc. Todo esto corresponde al llamado debido proceso
contemplado en la CPR en el art. 19 Nº 3.
Por último, hay que señalar que en esta etapa juegan un rol fundamental dos principios
formativos del procedimiento, cuales son:
i. Principio de legalidad del procedimiento. Se refiere a que los jueces deben
ajustarse a las reglas procedimentales establecidas por la ley, de manera que su
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La tarea del conocimiento no es fácil para el juez, puesto que las innumerables y variadísimas configuraciones que
pueden asumir las relaciones humanas, hacen dificultoso establecer cuál es la norma que se ajusta al caso. Pues, aún
cuando las disposiciones legales sean numerosas y precisas, no es posible que para cada caso que se presente en la
realidad, se encuentre una norma especial que se adapte exactamente a tales circunstancias.
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Las normas que configuran las nulidades procesales por ilegalidad del procedimiento,
son, fundamentalmente, el art. 84 del CPC, que trata el incidente de nulidad, y el art. 768
Nº 9 del CPC, que se refiere a las causales de casación. La petición de nulidad puede
hacerla la parte afectada o el juez de oficio.
Art. 84. Todo incidente que no tenga conexión alguna con el asunto que es materia del juicio podrá ser
rechazado de plano.
Si el incidente nace de un hecho anterior al juicio o coexistente con su principio, como defecto legal en el
modo de proponer la demanda, deberá promoverlo la parte antes de hacer cualquiera gestión principal en el
pleito.
Si lo promueve después, será rechazado de oficio por el tribunal, salvo que se trate de un vicio que anule el
proceso, en cuyo caso se estará a lo que establece el art. 83, o que se trate de una circunstancia esencial para
la ritualidad o la marcha del juicio, evento en el cual el tribunal ordenará que se practiquen las diligencias
necesarias para que el proceso siga su curso legal.
El juez podrá corregir de oficio los errores que observe en la tramitación del proceso.
Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos de procedimiento. No podrá,
sin embargo, subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal
indicado por la ley.
Art. 768 El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
9. En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o a cualquier otro
requisito por cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad.
ii. Principio dispositivo. Este principio obedece al sistema de pasividad del tribunal, y
en virtud de él los jueces sólo actuarán a petición de parte, es decir, son éstas las que
deben exponer y probar los hechos en que se fundan sus pretensiones; los jueces no
pueden actuar de propia iniciativa (oficio), con las salvedades legales (por ejemplo,
nulidad de oficio). Esto se diferencia del sistema inquisitivo, donde el juez es quien sale a
buscar la prueba y se encarga de acreditarla (antiguo sistema procesal penal)14.
Es precisamente en este momento de la jurisdicción donde se da el principio de la
pasividad, ya que en la etapa de decisión o juzgamiento ocurre todo lo contrario, puesto
que es el tribunal quien deberá actuar.
b. EL JUZGAMIENTO (JUDICIUM).
El juzgamiento corresponde a la decisión, a la sentencia, al fallo propiamente tal, y es la
etapa más importante del proceso, pues a través de ella el juez resuelve el litigio, determinando si
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Hoy rige un sistema acusatorio, en donde no son los tribunales los que desarrollan la labor de investigación, sino
que la asume un ente distinto a la magistratura, que es el Ministerio Penal Público. No obstante, aquí existen
mecanismos para que la víctima pueda instar una investigación, si el Ministerio Público no lo hace.
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los hechos descritos y probados por las partes, coinciden o no con el supuesto general y abstracto
de alguna norma del ordenamiento jurídico. Como se puede apreciar, el juez, aquí, tiene un rol
activo (sea en un sistema inquisitivo o dispositivo), pues debe estudiar y analizar del material de
hecho y de derecho necesario para adoptar una decisión, análisis que se manifiesta o exterioriza
en el acto o declaración de voluntad que es la sentencia.
Por lo tanto, el juzgamiento es aquella etapa del proceso en donde el tribunal declara el
Derecho aplicable al caso concreto (o lo crea conforme a la equidad), por medio de un acto
procesal denominado sentencia. Esto es lo que caracteriza a la jurisdicción, pues la decisión, el
resolver las causas, es el momento propio y esencial de toda actividad jurisdiccional.
En cuanto a las formas de fallar, la ley procesal contempla en esta etapa diversas
posibilidades; en efecto, hay casos en que los jueces deben ajustarse a Derecho en su fallo, como
ocurre en la generalidad de los casos en Chile, y en otros deben fallar de acuerdo a las normas de
la equidad y de la sana crítica, como ocurre, por ejemplo, con los árbitros arbitradores, con el
Senado conociendo del juicio político, o con la actividad de los jueces ordinarios cuando no haya
ley que resuelva el conflicto. Con todo, la sentencia se debe dictar de acuerdo al mérito del
proceso, es decir, a los hechos probados por las partes (art. 160 del CPC).
Art. 160. Las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del proceso, y no podrán extenderse a puntos que no
hayan sido expresamente sometidos a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los
tribunales proceder de oficio.
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Art. 642. Sólo habrá lugar a la apelación de la sentencia del arbitrador cuando las partes, en el
instrumento en que constituyen el compromiso, expresen que se reservan dicho recurso para ante otros
árbitros del mismo carácter y designen las personas que han de desempeñar este cargo.
- Los tribunales ordinarios deben aplicar la equidad cuando no haya una ley que
resuelva el conflicto. El proceso, como medio pacífico de solución de conflictos,
requiere siempre de un tribunal que pueda resolver en cualquier momento una
contienda. Es así, entonces, como nuestra legislación señala que los tribunales, por
regla general, tienen una jurisdicción de Derecho, pero supletoriamente pueden
ejercer su jurisdicción de equidad. Confirma lo expuesto el art. 170 N° 5 del CPC, que
dice que la sentencia definitiva deberá contener la enunciación de las leyes
(jurisdicción de Derecho) y en su defecto de los principios de equidad (jurisdicción de
equidad) con arreglo a los cuales se pronuncia el fallo.17
Esto dice relación con el principio de la inexcusabilidad contenido en los arts. 76 inc.
II de la CPR y 10 inc. II del COT, los cuales disponen que reclamada su intervención
en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su
autoridad ni aún por falta de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión.
- Según el art. 53 Nº 1 inc. II de la CPR, a propósito del juicio constitucional, el Senado
resolverá como jurado y se limitará a declarar si el acusado es o no culpable del
delito, infracción o abuso de poder que se le imputa. Esta atribución significa que el
Senado, como tribunal especial, falla en uso de su jurisdicción de equidad, siendo ésta
la interpretación de la expresión “jurado” que emplea nuestra Carta Fundamental.
También hay que tener presente el art. 12 de la CPR, que consagra la acción
constitucional para reclamar la ilegalidad de la nacionalidad.
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El carácter supletorio de las normas de equidad, se ha visto confirmado por la jurisprudencia de la CS que se
resume en la siguiente: no es aceptable aducir razones de equidad en los casos en que se formulan peticiones
fundadas en la ley, más aún cuando existe una norma legal para fallar el juicio. Hay que recordar que, en materia
penal, no hay jurisdicción de equidad, ya que no hay delito sin ley.
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Art. 12. La persona afectada por un acto o resolución de la autoridad administrativa que la prive de su
nacionalidad chilena o se la desconozca, podrá recurrir, por sí o por cualquiera a su nombre, dentro del
plazo de treinta días, ante la Corte Suprema, la que conocerá como jurado y en tribunal pleno. La
interposición del recurso suspenderá los efectos del acto o resolución recurridos.
Por último, producto del proceso surge una decisión dotada de un carácter definitivo
particular. Este carácter definitivo es explicado por la Teoría de la Cosa Juzgada, carácter que
asumen determinadas resoluciones judiciales denominadas firmes o ejecutoriadas, las cuales
tienen lugar: cuando contra ellas no procede recurso alguno, o bien, procede y ha sido rechazado,
o bien, procede pero han transcurrido los plazos sin que se hayan interpuestos. Adicionalmente,
el ordenamiento jurídico prohíbe que se vuelva a discutir un tema que ya ha sido agotado ante los
tribunales (excepción de cosa juzgada) y permite pedir a los tribunales el cumplimiento de una
resolución que se encuentra firme (acción de cosa juzgada).
Art. 76, inc. III Para hacer ejecutar sus resoluciones, y practicar o hacer practicar los actos de instrucción que
determine la ley (por ejemplo, aquél que compele a un testigo a concurrir a declarar a un tribunal), los tribunales
ordinarios de justicia y los especiales que integran el Poder Judicial, podrán impartir órdenes directas a la fuerza
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La forma ejecución de la sentencia depende de la clase de proceso y de la norma transgredida; así, en materia civil
la ejecución se puede configurar a través del procedimiento incidental de cumplimiento de sentencia, llamado por
algunos “ejecución incidental” (arts. 231y siguientes del CPC); o por el procedimiento ejecutivo por obligación de
dar, hacer o no hacer, denominado “procedimiento ejecutivo ordinario” (arts. 434 y siguientes del CPC). También
existen casos especiales de ejecución, como el exequátur (ejecución de sentencias extranjeras), el lanzamiento en
juicios de arrendamiento, el DS en los juicios de hacienda, etc.
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La CS ha dicho que la ejecución de la sentencia equivale a la conversión de ésta en actos concretos; el Derecho se
transforma en realidad mediante el mandato contenido en la sentencia, y este mandato no puede dejar de llevarse a
cabo porque de otro modo sería ilusorio y únicamente teórico.
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El profesor ALFARO menciona como otros atributos de la jurisdicción, aparte del conocimiento, el juzgamiento y
la ejecución, a la vocatio, que es la facultad de convocar a las partes a los actos del proceso; y la coertio, la cual está
vinculada con la ejecución, en el sentido que implica la facultad de emplear la fuerza en las cosas o personas para el
cumplimiento de las medidas ordenadas en el proceso, para su debido desarrollo.
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pública o ejercer los medios de acción conducentes de que dispusieren. Los demás tribunales lo harán en la forma
que la ley determine.
La autoridad requerida deberá cumplir sin más trámite el mandato judicial y no podrá calificar su fundamento u
oportunidad, ni la justicia o legalidad de la resolución que se trata de ejecutar.
Esta una fase esencial en la actividad jurisdiccional, ya que permite la verdadera eficacia
del ordenamiento jurídico. Pese a lo anterior, existen resoluciones judiciales que no son
susceptibles de ejecución, como por ejemplo, las sentencias meramente declarativas (como la
que tiene por objeto establecer la falsedad o autenticidad de un instrumento) o constitutivas
(como la que declara la nulidad del matrimonio), las cuales se bastan a sí mismas, por tanto, la
jurisdicción se agota en la etapa de juzgamiento (con la dictación de la sentencia). Por otro lado,
hay sentencias que se ejecutan en sede administrativa, como es el caso de las sentencias
condenatorias criminales, cuyo cumplimiento está a cargo de órganos administrativos (servicio
de gendarmería), o las sentencias que condenan al Fisco (juicio de hacienda), en donde la
sentencia se cumple mediante la dictación del decreto de pago expedido por el respectivo
Ministerio, y quien paga finalmente, es la Tesorería.
Como es obvio, esta fase jurisdiccional deja de existir si el obligado por el fallo se allana
a cumplirlo voluntariamente o se produce alguna forma de composición respecto de la ejecución
(no del conflicto, ya que se encuentra resuelto). Pero si el obligado continúa en su actitud pasiva,
el conflicto permanece y se necesitará convertir la sentencia en actos, llevarla a la realidad. Por
lo anterior, se señala que la ejecución es un momento contingente o eventual.
21
En una primera aproximación, se puede decir que entre el concepto de función jurisdiccional y Poder Judicial (o
función judicial) existe una cierta sinonimia; pero hay que recordar que no toda la función propia del Poder Judicial
es función jurisdiccional, no lo es, por ejemplo, la llamada “jurisdicción” voluntaria; y tampoco toda función
jurisdiccional corresponde al Poder Judicial, puesto que existen funciones jurisdiccionales a cargo de otros órganos
que no forman parte del Poder Judicial.
22
El profesor ALDUNATE señala que en la CPR se encuentran referencias a distintos ámbitos jurisdiccionales: en
primer lugar, la jurisdicción referida al ámbito tradicional del Poder Judicial (Capítulo VI), la cual puede
denominarse jurisdicción común, con la prevención de que este sentido diverge del uso procesal del término
“jurisdicción común”, que tiende más bien a referirse a las facultades de un tribunal con competencia en el ámbito
criminal y civil (tribunal con jurisdicción común). En segundo lugar, hay un ámbito jurisdiccional específico
entregado a la Justicia Electoral (Capítulo IX). En tercer lugar, hay una jurisdicción específica en el ámbito de la
Administración del Estado, concretamente, en la CGR como Tribunal de Cuentas (Capitulo X). En cuarto lugar,
existe un ámbito jurisdiccional cuya particularidad está dada porque el juzgador debe resolver exclusivamente sobre
la base de la Constitución; ésta es la denominada jurisdicción constitucional del TC (Capítulo VIII). Por último,
también hay referencias a la jurisdicción en el Capítulo XI referido a las fuerzas armadas (Jurisdicción Militar).
16
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La CS deberá pronunciarse dentro del plazo de treinta días contados desde la recepción del oficio en que se solicita la
opinión pertinente. Sin embargo, si el Presidente de la República hubiere hecho presente una urgencia al proyecto
consultado, se comunicará esta circunstancia a la Corte. En dicho caso, la Corte deberá evacuar la consulta dentro
del plazo que implique la urgencia respectiva.
Si la Corte Suprema no emitiere opinión dentro de los plazos aludidos, se tendrá por evacuado el trámite.
La LOC relativa a la organización y atribuciones de los tribunales, así como las leyes procesales que regulen un
sistema de enjuiciamiento, podrán fijar fechas diferentes para su entrada en vigencia en las diversas regiones del
territorio nacional. Sin perjuicio de lo anterior, el plazo para la entrada en vigor de dichas leyes en todo el país no
podrá ser superior a cuatros años.
Art. 1. La facultad de conocer las causas civiles y criminales, de juzgarlas y de hacer ejecutar lo juzgado
pertenece exclusivamente a los tribunales que establece la ley.
ii. La facultad de intervenir en todos aquellos asuntos no contenciosos en que una ley
expresa requiera su intervención, es decir, el ejercicio de la “jurisdicción” voluntaria (art.
2º del COT).
Art. 2. También corresponde a los tribunales intervenir en todos aquellos actos no contenciosos en que una
ley expresa requiera su intervención.
iv. Y la facultad de conocer aquellas casusas que las leyes especiales han entregado al
conocimiento y resolución de los tribunales ordinarios de justicia, es decir, el ejercicio de
la jurisdicción especial.
17
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separación de poderes). En concreto, las funciones del Estado se separan en los siguientes
poderes:
i. Poder Ejecutivo, al cual le corresponde el gobierno y administración del Estado. En
términos generales, la función de gobierno dice relación con la dirección suprema del
Estado, y la administración corresponde a las actuaciones necesarias para ejecutar las
políticas, planes y programas elaborados por el gobierno, función que llevan a cabo,
fundamentalmente, los servicios públicos.
ii. Poder Ejecutivo, al cual le corresponde crear las leyes que rigen al Estado.
iii. Poder Judicial, al cual le corresponde aplicar las leyes a los casos concretos, para
resolver conflictos jurídicos.
A pesar de que la doctrina de separación de poderes del Estado se empeña en demostrar
que cada poder público tiene un campo perfectamente deslindado de atribuciones, en la práctica,
frente al Derecho positivo, ello no acontece así, pues hay continuas y variadas interferencias
entre dichos poderes. Así, el Legislativo y el Ejecutivo, en ciertas y determinadas ocasiones,
desempeñan funciones jurisdiccionales; el ejecutivo, a su vez, interviene en la confección de
normas, ejerciendo funciones legislativas; y la función jurisdiccional, en ocasiones, ejerce una
función administrativa (“jurisdicción voluntaria”). En consecuencia, hoy día, antes de separación
o independencia de los poderes públicos, se prefiere hablar de preponderancia de funciones.
18
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ii. En relación a los intereses, la función jurisdiccional sólo sirve a los intereses de las partes
en conflictos, en cambio, la función administrativa sirve intereses de carácter general.
Pues la función administrativa no gira en torno al problema de la satisfacción de una
pretensión de carácter procesal, sino que en la satisfacción de necesidades colectivas.
19
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cambio la función jurisdiccional, por regla general, sólo actúa cuando ha sido requerida
por las partes (principio de pasividad).
iv. En cuanto al producto de cada función, la función administrativa tiene por producto a un
acto administrativo, que podrá adoptar la forma de DS o resolución; en cambio, la función
jurisdiccional tiene por producto a las resoluciones judiciales, que si bien no constituyen
fuentes directas del Derecho, pueden servir de referente.
v. Las resoluciones del Ejecutivo se revocan o modifican según lo exijan las necesidades
sociales; en cambio, las resoluciones judiciales, una vez dictadas, y agotado los recursos
que pueden deducirse en su contra, adquieren el carácter de firmes y ejecutoriadas, o sea,
producen cosa juzgada.
20
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integrantes de los órganos del Estado, abre la posibilidad a que cualquier juez pueda considerar
la CPR en cualquier instancia o recurso que tenga que resolver.
Por último, hay que señalar que otras instituciones procesales que también tienden a dar
aplicación práctica a la jurisdicción conservadora, son la acción de protección y de amparo23.
23
En este ámbito la acción de amparo y de protección son de gran importancia, porque a través de ellos se han
declarado en muchos casos (por parte del tribunal) ilegales actos administrativos. Por otro lado, ello deriva en que se
sostenga que la protección de los derechos fundamentales no constituiría una manifestación propia de la jurisdicción
contenciosa de los Tribunales Superiores de Justicia, sino de las denominadas facultades conservadoras. Pues en la
acción de protección (art. 20 de la CPR) no habría un verdadero proceso contradictorio, en los términos en que se
desarrollan normalmente éstos, ya que no habría una pretensión contra una determinada persona, sino sólo un
amparo judicial de un derecho fundamental, proveniente de una acción u omisión arbitraria o ilegal.
21
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(los cuales producen un cambio en el estado civil); una acción que tiende a obtener la
nulidad de un contrato; la interdicción por demencia, etc.
En estos casos, el legislador le entrega al juez la garantía y control de la observancia de
los requisitos que la ley establece para que el cambio de estados o situaciones jurídicas;
pues aquí no basta la voluntad de las partes.
iii. Fin de condena. Se persigue con este fin condenar al demandado a dar, hacer o no
hacer algo a favor del demandante, cuando ha transgredido un precepto (por ejemplo, no
cumple con un contrato).
Para establecer una sanción, normalmente hay que establecer previamente cuál es el
Derecho aplicable, es decir, tiene que haber un procedimiento de tipo declarativo, para
declarar, por ejemplo, que el demandado pague tal suma. Esta es una etapa previa a la
fase ejecutiva, pues para acudir a ésta hay que tener certeza de que se tiene un derecho, y
esta certeza viene dada por la sentencia de condena o por un título ejecutivo.
c. FIN CAUTELAR.
Se vincula con los procesos que no se ejecutan instantáneamente, sino que duran en el
tiempo, por lo que se necesita dictar medidas tendientes a asegurar el resultado del juicio. Por
tanto, el fin cautelar es aquel que tiene por objeto asegurar el resultado de otro proceso, es decir,
asegurar anticipadamente las eventuales providencias que el juez dicte en el evento de acoger las
pretensiones del actor; así, por ejemplo, si yo alego que se me restituya una cosa de mi
propiedad, como medida cautelar le pido al juez que el demandado no enajene la cosa. 24
24
En algunos casos, el único fin que persigue la jurisdicción es el cautelar, es decir, hay procesos que buscan
exclusivamente asegurar una determinada situación, y en nuestra legislación se llaman interdictos posesorios. Los
interdictos posesorios se dan, por ejemplo, cuando una persona es despojada violentamente de su propiedad
(querella de restablecimiento); y con ellos, se busca volver las cosas a su estado anterior, sin discutir si tiene o no
derecho a estar allí (eso se hace en otro juicio).
22
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En Chile esto se concreta en los arts. 290 y siguientes del CPC, en las llamadas medidas
precautorias destinadas a asegurar el resultado de la acción.
d. FIN PUNITIVO.
Este fin es propio del proceso penal, y tiene por objeto aplicar el castigo o penalizar las
conductas que atenten contra los bienes jurídicos que la normativa penal cautela. Ahora bien, la
única manera de establecer una responsabilidad penal, es por medio de una sentencia, de lo
contrario, rige el principio de presunción de inocencia (toda persona es inocente, en tanto no se
establezca lo contrario por medio de una sentencia judicial).25
B. LÍMITES DE LA JURISDICCIÓN.
1. CONCEPTO Y CLASES.
Los límites de la jurisdicción son todos aquellos factores temporales o espaciales que
delimitan el ejercicio de la función jurisdiccional. De acuerdo a la definción, es posible distinguir
entre límites temporales, que son aquellos que se refieren al tiempo de duración de las
funciones del juez, y por consiguiente, de la función jurisdiccional; y los límites espaciales,
que se refieren al lugar o ámbito dentro del cual debe ejercerse la función jurisdiccional, los
cuales, a su vez, pueden ser internos o externos.
25
Como se verá, este esquema de los fines de la jurisdicción se aplica a la acción y al proceso.
23
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Art. 247. La inamovilidad de que habla el art. 80 de la CPR rige no sólo respecto de los jueces propietarios, sino
también respecto de los interinos y suplentes.
La inamovilidad de los interinos durará hasta el nombramiento del respectivo propietario, y la de los suplentes hasta
que expire el tiempo por el cual hubieren sido nombrados.
Excepcionalmente existe jurisdicción temporal en el caso de los jueces árbitros, los cuales
duran lo que las partes pacten en el instrumento de nombramiento (art. 234 Nº 4 del COT) y a falta
de acuerdo, dos años desde su aceptación (art. 235 inc. III del COT). Por tanto, después del plazo
acordado o legal, lo que haga el juez árbitro carece de valor.
Art. 234. El nombramiento de árbitro deberá hacerse por escrito. En el instrumento en que se haga el nombramiento
de árbitro deberán expresarse:
4. Las facultades que se confieren al árbitro, y el lugar y tiempo en que deba desempeñar sus funciones.
Art. 235 inc. III. Si faltare la designación del tiempo, se entenderá que el árbitro debe evacuar su encargo en el
término de dos años contados desde su aceptación.
Por lo anterior, según el profesor FORTTES, el límite de tiempo es relativo, porque quienes
ejercen jurisdicción (los jueces) se mantienen como tales mientras tengan buen comportamiento, o
hasta cierto límite de edad; y en el caso de los jueces árbitros, mientras dure lo señalado en el pacto
o hasta dos años contados desde la aceptación
Este límite dice relación con elementos territoriales y funcionales que demarcan la
vigencia y aplicación de la jurisdicción. Así, es posible distinguir dos tipos de límites externos:
i. Límite externo territorial o internacional. La jurisdicción es una expresión de la
soberanía, por ende, por regla general, los tribunales de justicia chilenos sólo pueden
ejercer su función jurisdiccional en el territorio nacional, ya que la soberanía reconoce
como límite la soberanía de los demás Estados; a su vez, los órganos jurisdiccionales
extranjeros no tienen el poder para juzgar lo ocurrido dentro del territorio chileno. Este
límite se consagra expresamente en el art. 5º inc. I del COT, al señalar que a los tribunales
mencionados en este artículo corresponderá el conocimiento de todos los asuntos
judiciales que se promuevan dentro del territorio de la República, cualquiera que sea su
naturaleza o la calidad de las personas que en ellos intervengan, sin perjuicio de las
excepciones que establezcan la Constitución y las leyes.
Las consecuencias del hecho de que fuera de su territorio no pueden los tribunales
nacionales ejercer jurisdicción, son:
- Si los tribunales tuviesen que practicar una diligencia fuera del territorio nacional,
deberán pedir autorización o permiso al tribunal extranjero del lugar donde quiera
24
DERECHO PROCESAL CIVIL - JURISDICCIÓN
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Art. 12 El Poder Judicial es independiente de toda otra autoridad en el ejercicio de sus funciones.
26
Como se verá más adelante, a propósito de las actuaciones judiciales, el exhorto es una petición de un tribunal a
otro, para que practique o ejecute una determinada diligencia judicial. Éste puede hacerse a nivel nacional o
internacional.
25
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Art. 76. La facultad de conocer de las causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo
juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley. Ni el Presidente de la República
ni el Congreso pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas pendientes, revisar los
fundamentos o contenido de sus resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos.
Art. 6. Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y a las normas dictadas
conforme a ella, y garantizar el orden institucional de la República.
Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de dichos órganos como a toda
persona, institución o grupo.
La infracción de esta norma generará las responsabilidades y sanciones que determine la ley
Art. 7. Los órganos del Estado actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de
su competencia y en la forma que prescriba la ley.
Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de
circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido
en virtud de la Constitución o las leyes.
Todo acto en contravención a este art. es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que la ley
señale.
2. CONFLICTOS DE JURISDICCIÓN.
En el ejercicio de sus funciones, los órganos públicos pueden traspasar los límites espaciales
que la CPR y la ley han fijado y, por ende, invadir funciones privativas de otros poderes, lo que
puede provocar conflictos entre ellos. Los conflictos de jurisdicción sólo se relacionan con los
límites externos, ya que los límites internos dan origen a las contiendas o cuestiones de
competencia, las cuales serán analizadas en el Capítulo III de estos apuntes.
Por lo tanto, atendiendo a los límites externos, los conflictos de jurisdicción pueden ser de
dos clases:
i. Conflictos territoriales o internacionales. De acuerdo al límite territorial de la
jurisdicción, los tribunales nacionales sólo tienen el poder para conocer, juzgar y ejecutar
los asuntos que se promuevan dentro del territrio de la República, por tanto, el conflicto
aquí se produce cuando un tribunal quiere actuar fuera del territorio de su país. Para
resolver esto, los Estados se han organizado creando sistemas de solución de conflictos a
través de tratados internacionales, como el Tratado de la Habana que creó el Código de
Bustamante y, en general, a través del Derecho internacional privado.
26
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27
Si bien la CPR en ambos preceptos habla de “contiendas de competencia”, en realidad son conflictos de
jurisdicción.
27
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virtud del cual, no pueden ser llevados ante los tribunales de justicia frente a una determinada
controversia. 28
La finalidad de dichos privilegios no es beneficiar a los particulares, sino garantizar el
desempeño eficaz de las misiones diplomáticas y oficinas consulares, en cuanto representantes
de los Estados29. Estas inmunidades son renunciables y excepcionales, y están reguladas en dos
convenciones internacionales, a saber:
i. La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas del año 1961 (CVRD). El art. 31
de esta Convención señala que los agentes diplomáticos (jefe de la misión o un miembro
del personal diplomático de la misión) gozan de inmunidad respecto de la jurisdicción
penal30; y gozan también de inmunidad de jurisdicción civil y administrativa (salvo tres
excepciones contempladas en el mismo artículo). Por otro lado, el agente diplomático no
está obligado a testificar y, además, no podrá ser objeto de ninguna medida de ejecución,
salvo en los casos en que no goce de inmunidad de jurisdicción; finalmente, consagra el
principio de que la inmunidad de jurisdicción de un agente diplomático en el Estado
receptor no le exime de la jurisdicción del Estado acreditante (pues la inmunidad no es
impunidad).
Art. 31. El agente diplomático gozará de inmunidad de la jurisdicción penal del Estado receptor. Gozará
también de inmunidad de su jurisdicción civil y administrativa, excepto si se trata:
a) De una acción real sobre bienes inmuebles particulares radicados en el territorio del Estado receptor, a
menos que el agente diplomático los posea por cuenta del Estado acreditante para los fines de la misión;
b) De una acción sucesoria en la que el agente diplomático figure, a título privado y no en nombre del
Estado acreditante, como ejecutor testamentario, administrador, heredero o legatario;
c) De una acción referente a cualquier actividad profesional o comercial ejercida por el agente diplomático
en el Estado receptor, fuera de sus funciones oficiales.
2. El agente diplomático no está obligado a testificar.
3. El agente diplomático no podrá ser objeto de ninguna medida de ejecución, salvo en los casos previstos
en los incisos a, b y c del párrafo 1 de este artículo y con tal de que no sufra menoscabo la inviolabilidad de
su persona o de su residencia.
4. La inmunidad de jurisdicción de un agente diplomático en el Estado receptor no le exime de la
jurisdicción del Estado acreditante.
Por último, el art. 37 Nº 1 de la CVRD señala que los miembros de la familia de un agente
diplomático que formen parte de su casa gozarán de los privilegios e inmunidades
especificados en los artículos 29 a 36, siempre que no sean nacionales del Estado.
28
El Estado chileno se relaciona con otros Estados y organismos internacionales por medio del Presidente de la
República, por el Ministro de relaciones Exteriores, y por Agentes diplomáticos y Consulares. Ahora bien, la
facultad de enviar y recibir agentes diplomáticos se llama “derecho de delegación”, y puede ser activa (se los envía)
o pasiva (se los recibe). A lo que se refiere a la inmunidad de jurisdicción, es la delegación pasiva.
29
No hay que confundir las embajadas con los consulados. Las embajadas son representaciones de los gobiernos
ante los otros Estados con funciones de carácter político (por ejemplo, tienen la función de reportar la situación
socio-política del Estado receptor, negociar acuerdos y tratados en nombre del Estado al cual se representa, etc.); en
cambio, el Consulado es una representación del gobierno en un Estado extranjero para realizar funciones de carácter
administrativo en beneficio de sus connacionales residentes en ese país (por ejemplo, otorgar poderes, hacer
testamentos, otorgar pasaportes, servir de local de votación, etc.). En general, en caso de haber una ruptura de
relaciones diplomáticas, es retirado el embajador y el personal de la embajada, pero no el consulado.
30
El ejercicio de la jurisdicción universal en materia penal, se encuentra generalmente reservado para los crímenes
internacionales más graves, tales como crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, y el genocidio.
28
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ii. La Convención de Viena sobre Relaciones Consulares del año 1963 (CVRC). El art. 43 de
esta Convención se refiere a la inmunidad de jurisdicción de los funcionarios consulares.
Art. 43. Inmunidad de jurisdicción.
1. Los funcionarios consulares (toda persona, incluido el jefe de oficina consular, encargada con ese
carácter del ejercicio de funciones consulares) y los empleados consulares (toda persona empleada en el
servicio administrativo o técnico de una oficina consular) no estarán sometidos a la jurisdicción de las
autoridades judiciales y administrativas del Estado receptor por los actos ejecutados en el ejercicio de las
funciones consulares.
2. Las disposiciones del párrafo 1 de este artículo no se aplicarán en el caso de un procedimiento civil:
a) Que resulte de un contrato que el funcionario consular, o el empleado consular, no haya concertado,
explícita o implícitamente, como agente del Estado que envía, o
b) Que sea entablado por un tercero como consecuencia de daños causados por un accidente de vehículo,
buque o avión, ocurrido en el Estado receptor.
C. C LASES DE JURISDICCIÓN .
1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
En los tres primeros artículos del COT, según algunos autores, se clasifica a la jurisdicción
en contenciosa, no contenciosa, conservadora, disciplinaria y económica. Sin embargo, al
analizar las características de la jurisdicción, se dijo que ésta era unitaria, es decir, es una sola, y
como tal, no admite clasificaciones, ni divisiones. Las clasificaciones, que incorrecta y
normalmente se hacen de ella, corresponden más bien a clasifiaciones de su límite que es la
competencia, y en este sentido se habla de jurisdicción civil, penal, laboral, de familia, etc.
Ahora bien, es usual ver que se hable de jurisdicción contenciosa y voluntaria pero, en
estricto rigor, dicha clasificación no existe, se trata más bien de una distinción para fines
pedagógicos. Pues la “jurisdicción voluntaria” no es tal, se trata de funciones administrativas
entregadas a los órganos judiciales; es por ello que, para referirse a estas funciones, es preferible
hablar de asuntos judiciales no contenciosos y no de “jurisdicción voluntaria”.
Por lo anterior, es que se señala que la única jurisdicción sería la contenciosa, y las
restantes son facultades anexas a la jurisdicción, puesto que en ellas no hay propiamente una
función jurisdiccional (conocer, juzgar y ejecutar lo juzgado).
2. JURISDICCIÓN CONTENCIOSA.
Como se dijo, la jurisdicción es una sola, y de acuerdo a los arts. 76 inc. I de la CPR y 1º
del COT, se define como la facultad de conocer las causas civiles y criminales, de juzgarlas y de
hacer ejecutar lo juzgado pertenece exclusivamente a los tribunales que establece la ley.
Ahora bien, la doctrina habla de jurisdicción contenciosa para distinguirla de la
“jurisdicción voluntaria”, en el sentido de que, para que la jurisdicción sea tal, debe haber un
litigo, es decir, un conflicto intersubjetivo de intereses, jurídicamente trascendente, caracterizado
por la existencia de una pretensión resistida. Así, se señala que la jurisdicción contenciosa es
aquella que se ejerce cuando hay conflicto de relevancia jurídica suscitado entre dos o más partes
que tienen interés en él.31
31
Sin embargo, como se verá más adelante, el conflicto no se encuentra presente en todo proceso jurisdiccional, así,
por ejemplo, no está presente cuando el demandado se allana (no hay una pretensión resistida).
29
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a. CONCEPTO.
De acuerdo al art. 2º del COT, también corresponde a los tribunales intervenir en todos
aquellos actos no contenciosos en que una ley expresa requiera su intervención. Y de acuerdo al
art. 817 del CPC son actos judiciales no contenciosos aquellos que según la ley requieren la
intervención del juez y en que no se promueve contienda alguna entre partes. Como se puede
apreciar, ambas normas hablan de “actos judiciales no contenciosos”, y no de jurisdicción
voluntaria; pues esta última expresión contiene dos errores, a saber:
i. En primer lugar, no se trata de jurisdicción, ya que no hay un conflicto jurídico que
resolver, no hay partes ni contrapartes, sólo hay un interesado que realiza una petición al
tribunal. Ahora, si alguien se opone a dicha petición, podría producirse un conflicto, lo
cual daría lugar a la jurisdicción contenciosa.
La doctrina mayoritaria, en cuanto a la naturaleza jurídica de los actos judiciales no
contenciosos, señala que corresponde a una actividad administrativa ejercida por los
órganos jurisdiccionales. Pues la función administrativa tiene por objeto satisfacer el
interés púbico, lo cual se puede lograr por diversos medios, y uno de ellos es la
regulación y el control de los actos de los particulares que pueden afectar el interés social,
como la disposición de bienes de los incapaces, pues si los particulares pudiesen
libremente efectuar estos actos, los incapaces quedarían en indefensión y se podrían
cometer fraudes o irregularidades. Por tanto, en principio, debiera ser la propia
Administración la que, con funcionarios especiales, tutelara y controlara la realización de
estos actos jurídicos, pero por razones históricas, funcionales y por la independencia y
prestigio de los órganos jurisdiccionales, se les ha confiado a éstos dicha tutela y control.
ii. En segundo lugar, tampoco es voluntaria, pues la ley establece la obligatoriedad de un
pronunciamiento judicial para la realización de determinados actos. Por tanto, si las
partes se encuentran en la hipótesis prevista por la ley, deben hacerlo necesariamente por
esta vía.
Por lo anterior es preferible hablar de asuntos judiciales no contenciosos, los cuales
pueden definirse como aquellos que conocen los tribunales en los casos en que la ley requiere
expresamente su intervención y en que no se promueve contienda alguna entre las partes32.
.
b. JUSTIFICACIÓN DE LA JURISDICCIÓN NO CONTENCIOSA.
¿Por qué existe la jurisdicción no contenciosa? El profesor FORTTES dice que hay varias
razones, a saber:
i. Por una razón histórica. Desde el Derecho romano el pretor, que era quien impartía
justicia, ejercía otras facultades anexas (por ejemplo, la protección de los incapaces); y
ello se ha extendido en las legislaciones que tienen su base en dicho Derecho.
32
El profesor Francisco HOYOS señala que el criterio para reconocer los actos judiciales no contenciosos no es que
haya un conflicto o no; pues si se atendiese a dicho criterio, el juicio en rebeldía sería un asunto no contencioso.
30
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ii. Por una razón de garantía. Los órganos del Poder Judicial son independientes y dotados
de conocimientos especializados, lo que garantiza que estos asuntos, que muchas veces
involucran no sólo intereses privados, sino que también públicos, van a ser tratados con
la debida seriedad; por ejemplo, el nombramiento de un tutor para un incapaz..
iii. Por una razón práctica. Muchos de estos casos son susceptibles de transformarse en
asuntos contenciosos cuando medie oposición de un interesado; entonces, es conveniente
que conozca de ellos el mismo órgano que, eventualmente, conocería de la controversia.
Por ejemplo, respecto de la posesión efectiva de una herencia testada, hay que acreditar
ante el juez que la persona murió, cuáles son los herederos y cuáles son los bienes
hereditarios, asuntos respecto de los cuales puede existir pugna.
c. CARACTERÍSTICAS.
i. En cuanto a su naturaleza, se trata de actuaciones administrativas que han sido
entregadas al conocimiento de los tribunales en razón de lo antes señalado. En este
sentido, CARNELUTTI dice que los asuntos no contenciosos tienen como finalidad vigilar
y controlar la actividad jurídica de los particulares, donde el juez actúa para la
satisfacción de un interés público que tiene por objeto la buena administración de los
bienes privados.33
ii. En estos asuntos no se suscita conflicto alguno entre particulares, por lo tanto, no
hay partes (el concepto de parte supone la existencia de un juicio); sólo hay una persona
que solicita la intervención del juez respecto de alguna cuestión que por expresa
disposición de la ley requiere la intervención de éste. Así, está el órgano jurisdiccional y
el llamado interesado o solicitante, que es quien acude a pedir la intervención
jurisdiccional.
Ahora bien, si se produce un conflicto durante la tramitación del procedimiento, éste se
transforma en un asunto contencioso (varía su conocimiento). En este sentido, el art. 823
del CPC señala que si a la solicitud presentada se hace oposición por legítimo
contradictor, se hará contencioso el negocio y se sujetará a los trámites del juicio que
corresponda. Agrega el inc. II que si la oposición se hace por quien no tiene derecho, el
tribunal, desestimándola de plano, dictará resolución sobre el negocio principal.
iii. No opera el principio de inexcusabilidad. El juez para poder intervenir en estos
asuntos requiere siempre de una ley expresa que así lo autorice; en cambio, en materia de
jurisdicción contenciosa el principio es el opuesto, ya que según el art. 10 inc. II del COT,
el juez no puede excusarse de fallar ni aun por falta de ley que resuelva la contienda
sometida a su decisión.
Por lo tanto, si la ley lo requiere, el juez debe intervenir; si la ley no lo requiere, el juez
no debe intervenir, y si aun así intervine, lo conocido por el juez es nulo.
33
Para CASARINO son actos sui generis, ya que los actos administrativos crean una relación entre la Administración
y el administrado, en cambio los actos judiciales no contenciosos, no crean tal relación, en cuanto al asunto
sometido a su conocimiento.
31
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v. Los asuntos judiciales no contenciosos se resuelven de plano si la ley no dice que se debe
obrar con conocimiento de causa (arts. 824 del CPC); en este último caso, los antecedentes
son proporcionados al tribunal mediante informaciones sumarias.
Art. 824. En los negocios no contenciosos que no tengan señalada una tramitación especial en el presente
Código, procederá el tribunal de plano, si la ley no le ordena obrar con conocimiento de causa.
Si la ley exige este conocimiento, y los antecedentes acompañados no lo suministran, mandará rendir
previamente información sumaria acerca de los hechos que legitimen la petición, y oirá después al
ministerio público o al respectivo defensor público, según corresponda.
32
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Art. 826. Las sentencias definitivas en los negocios no contenciosos expresarán el nombre, profesión u
oficio y domicilio de los solicitantes, las peticiones deducidas y la resolución del tribunal. Cuando éste deba
proceder con conocimiento de causa, se establecerán además las razones que motiven la resolución.
Estas sentencias, como las que se expiden en las causas entre partes, se copiarán en el libro respectivo que
llevará el secretario del tribunal.
Art. 822. Contra las resoluciones dictadas podrán entablarse los recursos de apelación y de casación, según
las reglas generales. Los trámites de la apelación serán los establecidos para los incidentes.
33
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i. Hay un criterio romanista que señala que la jurisdicción contenciosa se desarrolla con
conocimiento de causa, es decir, implica que el juez debe recabar la mayor cantidad
posible de antecedentes; mientras que los actos no contenciosos se desarrollan sin
conocimiento de causa.
Este criterio se critica, porque en ambos casos se puede actuar con conocimiento de
causa, la diferencia está en la falta de formalidades para rendir la prueba en los asuntos no
contenciosos, pues aquí se hace mediante información sumaria (sin contradicción y sin
término probatorio).
ii. Hay un criterio clásico que atiende a la presencia o ausencia de un contradictor para
precisar la naturaleza procesal de un determinado acto jurisdiccional. Así, jurisdicción
contenciosa es aquella que se desenvuelve mediante un conflicto o presencia de un
contradictor; y los asuntos judiciales no contenciosos son aquellos que se desarrollan sin
la presencia de estos elementos.
Se critica a esta doctrina por ser insuficiente, puesto que no explica la naturaleza procesal
de los juicios seguidos en rebeldía del demandado, o aquellos en que éste reconoce la
pretensión contraria (allanamiento); pues, estos asuntos son contenciosos y no hay
conflicto.
iii. Hay un criterio moderno que atiende exclusivamente a la distinta finalidad de estos
actos. Así, la jurisdicción contenciosa es aquella que tiene como finalidad una relación
jurídica existente o ya formada (por ejemplo, el juicio que persigue el pago del precio de
una compraventa); en cambio, los asuntos no contenciosos son aquellos destinados a
procurar o cooperar en el nacimiento de una relación jurídica nueva (por ejemplo, la
autorización para que un incapaz celebre una compraventa de un inmueble). Por lo tanto,
los actos judiciales no contenciosos tienen una finalidad eminentemente constitutiva,
mientras que los contenciosos versan sobre relaciones jurídicas preexistentes.34
El criterio aceptado por nuestra legislación es el clásico. La mejor demostración de esto
se encuentra en el art. 817 del CPC, que señala que son actos judiciales no contenciosos aquellos
que según la ley requieren la intervención del juez y en que no se promueve contienda alguna
entre partes.
34
Aquí es necesario diferenciar a los actos judiciales no contenciosos de la finalidad constitutiva de la jurisdicción
contenciosa; pues, esta última se lleva a efecto porque existe un conflicto jurídico, en cambio, en los asuntos no
contenciosos no hay un conflicto, pero se recurre al juez porque es la ley la que ordena cumplir con determinados
trámites o formalidades.
34
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ii. En los asuntos contenciosos, el conocimiento de causa se le suministra al juez por los
medios de prueba que la ley taxativamente establece; en los actos no contenciosos, en
cambio, el conocimiento de causa se le proporciona al juez mediante informaciones
sumarias, esto es, mediante pruebas de cualquier especie, rendidas sin señalamiento de
término probatorio y si notificación e intervención de contradictor.
iii. En la jurisdicción contenciosa las resoluciones que recaen en estos asuntos producen, por
regla general, acción y excepción de cosa juzgada; en cambio, las resoluciones recaídas
en los asuntos no contenciosos para ver si gozan o no de cosa juzgada, es necesario
distinguir previamente entre resoluciones afirmativas y negativas, puesto que estas
últimas no producen nunca cosa juzgada, mientras que las primeras, en cambio, sí la
producen una vez cumplidas.
iv. En los asuntos contenciosos hay dos partes identificable (demandante y demandado), con
pretensiones contrapuestas. En los asuntos no contenciosos, en cambio, no hay partes
identificables, sino que sólo está el llamado “interesado” (uno o más).
4. FACULTADES CONSERVADORAS.
.
De acuerdo al art. 3º del COT los tribunales tienen, además, las facultades conservadoras,
disciplinarias y económicas que a cada uno de ellos se asignan en los respectivos títulos de este
Código. Como se dijo, éstas son facultades anexas a la jurisdicción, y no actividad jurisdiccional,
en cuanto no resuelven conflictos jurídicos en forma total y directa.
Ahora bien, las facultades conservadoras son aquéllas que tienen los tribunales de justicia
para velar que todos los poderes públicos actúen dentro de la órbita de sus atribuciones y, en
especial, velar porque los derechos constitucionales sean respetados35. Las manifestaciones más
importantes de esta facultad, son:
i. La acción de amparo o habeas corpus. De acuerdo al art. 21 de la CPR, es aquella acción
constitucional que se concede a toda persona detenida, presa o arrestada, con infracción a
la CPR o a la ley, o que sufra cualquier otra privación, perturbación o amenaza en su
derecho a la libertad personal y seguridad individual.
ii. La acción de protección. De acuerdo al art. 20 de la CPR, es aquella acción constitucional
que se concede a todas las personas que como consecuencia de actos u omisiones
arbitrarias o ilegales, sufren privación, perturbación o amenaza de ciertos derechos
fundamentales señalados en el art. 20 de la CPR.
Tanto la acción de amparo como la de prtoección, no resuelven conflictos, sino que son
producto de las facultades conservadoras de los tribunales de justicia, por ende, los
procesos que siguen ante el tribunal (CA) no son contradictorios, no hay término
probatorio y, en general, son desfomalizados.
iii. Recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad. Es aquella acción constitucional
destinada a obtener del TC que declare inaplicable en un asunto judicial concreto y
determinado que se encuentra pendiente, cualquier precepto legal que se considere
35
Se dice que la CPR vela por los derechos de las personas de manera mediata e indirecta, mientras que los tribunales
de justicia lo hacen de manera inmediata y directa.
35
DERECHO PROCESAL CIVIL - JURISDICCIÓN
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contrario a la CPR (art. 93 Nº 6 de la CPR). Son legitimados activos de esta acción, las
partes del juicio o el juez que conoce el asunto; es decir, los particulares pasan a ser
eventuales litigantes ante el TC, lo cual, antes de la reforma constitucional del año 2005,
estaba vedado.
Art. 93. Son atribuciones del Tribunal Constitucional:
6. Resolver, por la mayoría de sus miembros en ejercicio, la inaplicabilidad de un precepto legal cuya
aplicación en cualquier gestión que se siga ante un tribunal ordinario o especial, resulte contraria a la CPR.
iv. Recurso de amparo económico. Es aquella acción que se concede a cualquier persona
para denunciar las infracciones al art. 19 Nº 21 de la CPR, esto es, el derecho a desarrollar
cualquiera actividad económica que no sea contraria a la moral, al orden publico o a la
seguridad nacional, respetando las normas legales que la regulen (inc. I); y la actividad
empresarial del Estado (inc. II).
v. Recurso contra privación o desconocimiento de la nacionalidad (art. 12 de la CPR).
5. FACULTADES ECONÓMICAS.
Son aquellas facultades que tienen los tribunales de justicia para regular el
funcionamiento interno de los mismos, con el objeto de lograr una más pronta y mejor
administración de justicia. Su fuente legal está en el art. 3º del COT, y en el art. 82 inc. I de la
CPR, que señala que la CS tiene la superintendencia directiva, correccional y económica de todos
los tribunales de la Nación. Se exceptúan de esta norma el Tribunal Constitucional, el Tribunal
Calificador de Elecciones y los tribunales electorales regionales.
Las manifestaciones más importantes de esta facultad, son:
i. La facultad que tiene la CS, las CA y el Tribunal Calificador de Elecciones de dictar
autoacordados. Los autoacordados son normas jurídicas dictadas por los tribunales
superiores de justicia, en el ejercicio de sus facultades económicas o por mandato de la
ley, para regular ciertas materias que no han sido suficientemente reguladas por la ley o
cuya regulación es necesaria para obtener una mejor administración de justicia. Como se
puede apreciar, los autoacordados pueden ser dictados por iniciativa propia de la CS, en
virtud de la habilitación constitucional contemplada en el art. 82 (por ejemplo, el
autoacordado que regula la acción de protección), o en virtud de un mandato legal (por
ejemplo, el autoacordado sobre la forma de dictar sentencia).
Los autoacordados pueden ser internos o externos; los primeros son aquellos que tienen
por objeto señalar los modos de actuar de los funcionarios judiciales, y se refieren a
materias de administración, son más bien instrucciones (por ejemplo, el autoacordado que
regula la tramitación del recurso de amparo, el cual se refiere a la forma de actuar del
secretario de la CA, una vez que ingresa la causa a la Corte); en cambio, los
autoacordados externos, son aquellas disposiciones que afectan no sólo a los funcionarios
judiciales, sino que a terceros ajenos al Poder Judicial, son normas de procedimiento (por
ejemplo, el autoacordado sobre tramitación del recurso de protección). Ahora bien, si se
trata de un autoacordado interno, el funcionario judicial puede reclamar de su ilegalidad
mediante un recurso de gracia ante el mismo tribunal que lo dictó; y si se trata de
autoacordado externo, se puede presentar un requerimiento al TC por la parte que resulte
36
DERECHO PROCESAL CIVIL - JURISDICCIÓN
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afectada en sus derechos fundamentales por la aplicación del autoacordado en una gestión
pendiente (art. 93 Nº 2 de la CPR).
Art. 93. Son atribuciones del Tribunal Constitucional:
2. Resolver sobre las cuestiones de constitucionalidad de los autoacordados dictados por la Corte Suprema,
las Cortes de Apelaciones y el Tribunal Calificador de Elecciones.
En el caso del número 2º, el Tribunal podrá conocer de la materia a requerimiento del Presidente de la
República, de cualquiera de las Cámaras o de diez de sus miembros. Asimismo, podrá requerir al Tribunal
toda persona que sea parte en juicio o gestión pendiente ante un tribunal ordinario o especial, o desde la
primera actuación del procedimiento penal, cuando sea afectada en el ejercicio de sus derechos
fundamentales por lo dispuesto en el respectivo autoacordado.
Por último, hay que señalar que existe un recurso de reclamación consagrado en el art.
551 inc. IV del COT, por el cual se pueden impugnar las resoluciones que adoptan los tribunales
en el ejercicio de sus facultades económicas.
Art. 551 inc. IV. De las resoluciones que en el ejercicio de sus facultades económicas pronuncien los tribunales
indicados en el inc. I de este artículo (tribunales unipersonales y colegiados), sólo podrá reclamarse para ante el
superior jerárquico. La reclamación deberá interponerse dentro del plazo de tres días, ante el tribunal que haya
dictado la resolución. Este la elevará, con todos sus antecedentes, dentro de las 48 horas siguientes a su
presentación.
6. FACULTAD DISCIPLINARIA.
a. CONCEPTO.
Es aquella facultad que tienen los tribunales de justicia para tomar medidas o aplicar
sanciones, con el objeto de que los debates judiciales se desenvuelvan con la debida compostura,
o que los funcionarios judiciales cumplan con las normas legales que regulan su conducta
ministerial. Como se puede apreciar, el objeto de esta facultad es conseguir el buen
comportamiento de quienes componen o integran los tribunales de justicia (jueces), de los
auxiliares de la administración de justicia, de los empleados subalternos dependientes de ambos,
de los interesados y de las partes, y de todas las personas que, encontrándose en la sala del
despacho del juez, cometieren una falta o abuso.
El buen comportamiento se traduce en ejercer adecuadamente los derechos, cumplir con
36
El profesor FORTTES hace presente, también, que existe un organismo administrativo llamado Corporación
Administrativa del Poder Judicial, dependiente de la CS (con domicilio en Santiago) cuyo objeto es administrar los
recursos humanos, financieros, tecnológicos y los materiales destinados al funcionamiento de la CS, de las CA y de
los Juzgados de Letras, de Familia, del Trabajo y de Cobranza Laboral y Previsional. Le corresponde, por ejemplo,
la elaboración de los presupuestos y la administración de dichos tribunales, la inversión y control de los fondos que
la ley de presupuestos asigna al Poder Judicial, etc.
37
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los deberes y abstenerse de incurrir en las prohibiciones que la ley establece; en otras palabras,
que todos los funcionarios y personas que intervienen en la actividad jurisdiccional, cumplan
debidamente sus funciones.
Esta facultad encuentra su fuente en los arts. 3º del COT y 82 de la CPR; y en el Título XVI
del COT denominado “De la jurisdicción disciplinaria y de la inspección y vigilancia de los
servicios judiciales”.
b. TITULARES.
En general, diversos tribunales pueden ejercer las facultades disciplinarias, a saber:
i. La jurisdicción disciplinaria reside, principalmente, en la CS, quien la ejerce sobre todos
los tribunales del país (ordinarios o especiales). En este sentido el art. 82 de la CPR señala
que la CS tiene la superintendencia (suprema administración) correccional sobre todos
los tribunales de la Nación.
Art. 82. La Corte Suprema tiene la superintendencia directiva, correccional y económica de todos los
tribunales de la Nación. Se exceptúan de esta norma el Tribunal Constitucional, el Tribunal Calificador
de Elecciones y los Tribunales Electorales Regionales.
Los tribunales superiores de justicia, en uso de sus facultades disciplinarias, sólo podrán invalidar
resoluciones jurisdiccionales en los casos y forma que establezca la ley orgánica constitucional respectiva.
ii. En segundo término, las CA tienen la superintendencia disciplinaria sobre sus miembros,
los tribunales de justicia que funcionan dentro de su territorio jurisdiccional, y los
auxiliares de la administración de justicia (arts. 535 y 539 del COT).
Art. 535. Corresponde a las Cortes de Apelaciones mantener la disciplina judicial en todo el territorio de su
respectiva jurisdicción, velando inmediatamente la conducta ministerial de sus miembros y la de los jueces
subalternos y haciéndoles cumplir todos los deberes que las leyes les imponen.
La misma facultad corresponderá a las Cortes de Apelaciones respecto de los juzgados especiales de
menores (hoy Juzgados de Familia).
Es aplicable lo dispuesto en el art. 537 (sanciones disciplinarias) a las faltas o abusos que los ministros de
las Cortes de Apelaciones cometan en el ejercicio de sus funciones.
Art. 539. Las Cortes de Apelaciones vigilarán la conducta funcionaria de sus respectivos fiscales
judiciales, y podrán corregirlos disciplinariamente en la forma establecida en el art. 537.
La conducta ministerial de los relatores, secretarios, notarios, conservadores, archiveros, procuradores,
receptores y empleados de secretaría se halla bajo la vigilancia de las CA, quienes podrán imponer a dichos
funcionarios, procediendo de plano, las penas correccionales que se especifican en los arts. 537 y 542
(sanciones disciplinarias), y a más la de suspensión hasta por sesenta días de sus respectivos empleos u
oficios, siempre que la prudencia y la necesidad de mantener la disciplina así lo exigieren.
iii. En tercer lugar, los Juzgados de Letras, dentro de su territorio jurisdiccional, también
ejercen facultades disciplinarias sobre todos las personas que ejerzan funciones
concernientes a la administración de justicia que están sujetas a su autoridad (art. 532 del
COT). No obstante, hay dos auxiliares de la administración de justicia que escapan a la
jurisdicción disciplinaria del juez de letras, cuales son: los notarios, ya que respecto de
ellos esta labor le corresponde a las CA, pero si éstas notaren la comisión de una falta o
abuso, pueden sancionarlo disciplinariamente ellas mismas, o bien, delegar esta función
en el juez de letras respectivo cuando la notaría no se halle en el mismo lugar de asiento
38
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iv. En el caso de los Juzgados de Garantía y de los Tribunales Oral en lo Penal, las
facultades disciplinarias sobre los jefes de unidades y personal de estos tribunales, serán
ejercidas por el administrador del tribunal.
v. El Presidente de la República también cuenta con facultades disciplinarias, pues de
acuerdo al art. 32 Nº 13 de la CPR, son atribuciones especiales del Presidente de la
República: velar por la conducta ministerial de los jueces y demás empleados del Poder
Judicial y requerir, con tal objeto, a la Corte Suprema para que, si procede, declare su
mal comportamiento, o al Ministerio Público, para que reclame medidas disciplinarias
del tribunal competente, o para que, si hubiere mérito bastante, entable la
correspondiente acusación.
vi. También tiene facultades disciplinarias el Congreso Nacional, quien conociendo de una
acusación constitucional entablada en contra de los miembros de los Tribunales
Superiores de justicia por notable abandono de sus deberes, puede declarar que no tienen
el buen comportamiento exigido por la CPR y las leyes, y acordar, por consiguiente, su
remoción.
39
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ii. Recurso de queja (art. 545 del COT). Es un medio para impugnar resoluciones
judiciales dictadas con falta o abuso grave. Se le llama “recurso” porque su objeto es
invalidar o dejar sin efecto una determinada resolución judicial (sentencias interlocutorias
y definitivas); debe fundarse en la falta o abuso (irregularidad) cometido en el
pronunciamiento de dicha resolución, a diferencia de los recursos procesales, que se
basan en los errores de forma o de fondo que aquélla puede contener.
Art. 545. El recurso de queja tiene por exclusiva finalidad corregir las faltas o abusos graves cometidos en
la dictación de resoluciones de carácter jurisdiccional. Sólo procederá cuando la falta o abuso se cometa en
una sentencia interlocutoria que ponga fin al juicio o haga imposible su continuación, o definitiva, y que no
sean susceptibles de recurso alguno, ordinario o extraordinario, sin perjuicio de la atribución de la Corte
Suprema para actuar de oficio en ejercicio de sus facultades disciplinarias. Se exceptúan las sentencias
definitivas de primera o única instancia dictadas por árbitros arbitradores, en cuyo caso procederá el recurso
de queja, además del recurso de casación en la forma.
El fallo que acoge el recurso de queja contendrá las consideraciones precisas que demuestren la falta o
abuso así como los errores u omisiones manifiestos y graves que los constituyan y que existan en la
resolución que motiva el recurso, y determinará las medidas conducentes a remediar tal falta o abuso. En
ningún caso podrá modificar, enmendar o invalidar resoluciones judiciales respecto de las cuales la ley
contempla recursos jurisdiccionales ordinarios o extraordinarios, salvo que se trate de un recurso de queja
interpuesto contra sentencia definitiva de primera o única instancia dictada por árbitros arbitradores.
En caso que un tribunal superior de justicia, haciendo uso de sus facultades disciplinarias, invalide una
resolución jurisdiccional, deberá aplicar la o las medidas disciplinarias que estime pertinentes. En tal caso,
la sala dispondrá que se dé cuenta al tribunal pleno de los antecedentes para los efectos de aplicar las
medidas disciplinarias que procedan, atendida la naturaleza de las faltas o abusos, la que no podrá ser
inferior a amonestación privada.
37
El recurso de queja y la queja disciplinaria se analizarán en el Capítulo XI de estos apuntes, a propósito de los
recursos procesales.
40
DERECHO PROCESAL CIVIL - JURISDICCIÓN
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b) Las CA, en pleno, calificarán a los jueces de letras, a sus secretarios, relatores y empleados, y a los
secretarios de juzgados y funcionarios auxiliares de la Administración de Justicia que ejerzan sus funciones
en el territorio jurisdiccional de juzgados de ciudad asiento de CA. También calificarán a los demás notarios
que ejerzan funciones en el territorio de su jurisdicción, previo informe del juez o de los jueces en cuyo
territorio jurisdiccional se desempeñen;
c) El Fiscal Judicial de la CS calificará a su secretario abogado, a los empleados de su oficio y a los fiscales
de las CA;
d) Los fiscales judiciales de las CA calificarán a los empleados de su oficio;
e) Los jueces letrados calificarán a los miembros del consejo técnico y empleados y a los funcionarios
auxiliares de la Administración de Justicia no comprendidos en las letras anteriores que se desempeñen
dentro de sus respectivos territorios jurisdiccionales. En este último caso, en los lugares en que existan dos
jueces de letras, la calificación la hará el más antiguo, y en aquellos en que existan más de dos se
constituirán todos en comisión calificadora. Si fueren más de cinco, la comisión estará constituida por los
cinco jueces de mayor antigüedad, y
f) El Presidente de la CA respectiva calificará a los administradores de tribunales de la jurisdicción, teniendo
a la vista informes que deberán emitir por separado el Comité de Jueces correspondiente y la Corporación
Administrativa del Poder Judicial. Actuará como secretario de estas comisiones, el secretario del tribunal
donde se desempeñe su presidente o en su defecto, el secretario más antiguo de cualquiera de los tribunales
cuyos jueces integren la comisión, y si hubiere dos o más secretarios, el que éste designe. Si la calificación
corresponde hacerla a una sola persona, ésta designará, en el mes de octubre de cada año, un secretario
entre sus subordinados o auxiliares de la Administración de Justicia de su territorio jurisdiccional.
Art. 276. Las calificaciones se efectuarán por los órganos calificadores indicados en el art. 273, en un
procedimiento reservado, dentro de los quince primeros días del mes de diciembre de cada año, fuera del
horario de funcionamiento ordinario de los tribunales.
Todas las personas sujetas a evaluación deberán ser calificadas en esa oportunidad, con los antecedentes
que a esa fecha existan sobre ellas.
La calificación deberá ser puesta, privadamente, en conocimiento del respectivo evaluado, tan pronto como
finalice el proceso, entregándole copia de la parte que le concierna del libro de acta a que se refiere la letra
c) del art. 274, sea personalmente o remitiéndole ésta por carta certificada al tribunal donde preste sus
servicios.
Las calificaciones que realice la CS en única instancia solo serán susceptibles del recurso de reposición, el
que deberá ser fundado. Las demás calificaciones sólo podrán ser objeto del recurso de apelación,
igualmente fundado, señalando claramente los hechos que a juicio del apelante deben ser considerados para
mejorar la calificación. Las calificaciones a que se refiere la letra f) del art. 273 serán apelables ante el
pleno de la Corte de Apelaciones respectiva.
Estos recursos deberán interponerse en el plazo fatal de cinco días hábiles contados desde la fecha de
notificación de la calificación de la que se pide reposición o se apela. Si la notificación se hubiese hecho
por carta certificada, se entenderá efectuada transcurridos que sean tres días hábiles desde la fecha de
entrega de la carta al Servicio de Correos. Los recursos, dirigidos al órgano calificador que deba conocer de
ellos, se presentarán directamente ante el que haya efectuado la evaluación, cuyo secretario deberá
remitirlos, dentro de 48 horas, al que deba conocerlos.
iv. Aplicación de sanciones disciplinarias (vía represiva más directa). Detectada una
falta cometida por un juez, un funcionario judicial, o una parte en un proceso, tendrá
lugar una sanción administrativa, las cuales van desde la amonestación verbal, al arresto
(arts. 530 y 542 del COT). Por ejemplo, los jueces pueden aplicar sanciones a los
abogados litigantes y comparecientes, cuando no guarden la debida compostura en la
sala, o cuando falten el respeto de los jueces en sus escritos.
Art. 530. Los jueces de letras están autorizados para reprimir o castigar los abusos que se cometieren
dentro de la sala de su despacho y mientras ejercen sus funciones de tales, con alguno de los medios
siguientes:
1. Amonestación verbal e inmediata;
2. Multa que no exceda de cuatro unidades tributarias mensuales, y
41
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Art. 542. Para la represión y castigo de las faltas que se cometieren ante la CS y ante las CA, mientras
ejercen sus funciones, estos tribunales podrán emplear alguno de los medios siguientes:
1. Amonestación privada;
2. Censura por escrito;
3. Multa de 1 a 15 días de sueldo o multa no inferior a dos ni superior a diez unidades tributarias mensuales,
4. Arresto que no exceda de ocho días. Este arresto será siempre conmutable en multa, en proporción de
media unidad tributaria mensual por cada día.
Estos tribunales tendrán, también, las facultades que el art. 531 otorga a los jueces de letras, para la
represión o castigo de las faltas de respeto que se cometieren en los escritos que se les presentaren.
Por último, hay que tener presente el art. 80 incs. III y IV de la CPR, que permite a la CS
remover a los jueces o decretar su traslado.
Art. 80 inc. III. En todo caso, la CS por requerimiento del PDR, a solicitud de parte interesada, o de oficio,
podrá declarar que los jueces no han tenido buen comportamiento y, previo informe del inculpado y de la
CA respectiva, en su caso, acordar su remoción por la mayoría del total de sus componentes. Estos acuerdos
se comunicarán al PDR para su cumplimiento.
La CS, en pleno especialmente convocado al efecto y por la mayoría absoluta de sus miembros en ejercicio,
podrá autorizar u ordenar, fundadamente, el traslado de los jueces y demás funcionarios y empleados del
Poder Judicial a otro cargo de igual categoría.
v. Visitas (medidas preventivas). Las visitas son inspecciones que se practican por los
funcionarios judiciales que indica la ley, a los Tribunales, a los oficios de los auxiliares
de la administración de justicia, a los empleados subalternos de ambos, y a las cárceles y
demás lugares de detención, con el objeto de velar por la disciplina judicial, y en el caso
de las cárceles, para tomar conocimiento del estado de seguridad, orden e higiene, de si
los internos cumplen sus condenas, o para oír sus reclamaciones. Estas visitas se
clasifican en ordinarias y extraordinarias, según si se practican en las fechas señaladas
por la ley, o bien, en los casos en que los visitadores estimen conveniente hacerlas.38
vi. Remisión de estados (medida preventiva). Cada dos meses, cada tribunal debe enviar
a su superior jerárquico, un listado que contenga todas las causas que se están conociendo
38
Las CA deben realizar una v i s i t a o r d i n a r i a con el objeto de fiscalizar a sus subalternos, designando para ello
anualmente a uno o más de sus Ministros para que, durante el respectivo año calendario, actúen como Ministros
visitadores en los Juzgados de Letras y en los oficios de los notarios, conservadores y archiveros que se les asignen
(el nombre del Ministro está anotado en un cartel en los Juzgados de Letras, en las notarías, etc.). Si al efectuar esta
visita el Ministro encargado comprueba la existencia de faltas o delitos cometidos por el funcionario visitado, podrá
adoptar las medidas urgentes que fueren necesarias, dando cuenta de ellas a la Corte respectiva dentro de las 24
horas siguientes. Las v i s i t a s e x t r a o r d i n a r i a s son aquellas que decretan los tribunales superiores de justicia
por medio de alguno de sus ministros, para inspeccionar los juzgados de su respectiva jurisdicción, siempre que el
mejor servicio judicial lo exigiere; eso sí, las Cortes deberán expresar en cada caso en que se decreten visitas
extraordinarias, el objeto de ésta y su duración. En la práctica la mayor razón de su procedencia se explica por una
situación de alarma pública, lo cual implica que tanto la CS como la CA puede realizarlas de oficio, aunque también
pueden tener lugar a petición de parte. Las visitas extraordinarias constituyen una excepción al principio de la
radicación, por cuanto implica la facultad de un ministro en visita, ya no para vigilar una conducta ministerial, sino
para avocarse en una causa radicada ante otro tribunal o para avanzar en ella por notable retardo en el despacho de
causas.
42
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en ese tribunal, indicando su estado de tramitación. Con esto se busca fiscalizar que los
jueces cumplan los plazos que la ley dispone.
39
En este sentido, CASARINO afirma que los asuntos contenciosos administrativos, es decir, los procesos
jurisdiccionales que se siguen en contra de la Administración, quedarían comprendidos en la jurisdicción especial,
esto en razón de la materia y de las personas que intervienen (los particulares y el Estado)
43
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Integran el Poder Judicial, como tribunales ordinarios de justicia, la Corte Suprema, las Cortes de
Apelaciones, los Presidentes y Ministros de Corte, los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal, los Juzgados
de Letras y los Juzgados de Garantía.
Forman parte del Poder Judicial, como tribunales especiales, los Juzgados de Familia, los Juzgados de
Letras del Trabajo, los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional y los Tribunales Militares en tiempo de
paz, los cuales se regirán en su organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales
contenidas en la ley Nº 19.968, en el Código del Trabajo, y en el Código de Justicia Militar y sus leyes
complementarias, respectivamente, rigiendo para ellos las disposiciones de este Código sólo cuando los
cuerpos legales citados se remitan en forma expresa a él.
Los demás tribunales especiales se regirán por las leyes que los establecen y reglamentan, sin perjuicio de
quedar sujetos a las disposiciones generales de este Código.
Los jueces árbitros se regirán por el Título IX de este Código.
Por lo tanto, de acuerdo a este criterio que atiende a la naturaleza del órgano
jurisdiccional (y no la materia que conocen), los tribunales ordinarios, especiales y
arbitrales ejercen la misma y única jurisdicción, pues como se ha dicho reiteradamente, la
jurisdicción es una sola y no admite clasificaciones, y las distinciones que incorrecta y
normalmente se hacen de ella, corresponden más bien a clasifiaciones de su límite que es
la competencia; y en este sentido se habla de jurisdicción civil y penal (ordinaria),
laboral, de familia, militar, contenciosa administrativa, etc. (especial) 40.
D. E QUIVALENTES JURISDICCIONALES .
1. CONCEPTO.
La jurisdicción no es el único medio para satisfacer pretensiones procesales, pues existen
otras formas o alternativas de solución de conflictos que no son jurisdiccionales, a saber: los
llamados equivalentes jurisdiccionales.
Los equivalentes jurisdiccionales son los medios que permiten solucionar conflictos de
relevancia jurídica, sin constituir propiamente jurisdicción; también se definen como aquellos
medios diversos de la jurisdicción aptos para la legítima solución de un conflicto. Se caracterizan
por permitir a las partes resolver un litigio sin necesidad de ocurrir a la autoridad judicial o,
estando dentro de un proceso, sin requerir el pronunciamiento de un fallo; reduciendo o evitando,
así, los costos propios de un juicio y, especialmente, obteniendo una solución capaz de satisfacer
a todas la partes involucradas.41
Los equivalentes jurisdiccionales suponen habitualmente un acuerdo directo de las partes,
en ocasiones con intervención judicial, que gira en torno a un interés privado o un bien jurídico
disponible; es por ello que, generalmente, están prohibidos cuando en el asunto controvertido
está comprometido el interés público.
40
De acuerdo a este criterio, la doctrina distingue entre asuntos contenciosos administrativos generales, es decir,
aquellos que no tienen una regulación especial, y por ende, quedan comprendidos en la jurisdicción comun de los
Jueces de Letras (tribunales ordinarios), como la acción de nulidad de Derecho público y la acción de
responsabilidad patrimonial del Estado (jurisdicción ordinaria); y también existirían asuntos contenciosos especiales,
es decir, aquellos que tienen una regulación especial, y en cuya tramitación pueden intervenir tribunales ordinarios
(por ejemplo, el reclamo de ilegalidad regional o municipal lo conoce la CA) o especiales (juicio de cuentas que
conoce la CGR).
41
Los equivalentes jurisdiccionales se deben relacionar con la autocomposición, es decir, aquella forma de solución
de conflictos que proviene del acuerdo de las partes o de la declaración unilateral de voluntad de una de ellas. Pues
en ambos casos, el conflicto no va a ser resuelto por un órgano jurisdiccional.
44
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2. CLASIFICACIONES.
Bajo la rúbrica de “equivalentes jurisdiccionales”, se comprenden instituciones de variada
índole, aunque todas ellas son coincidentes en su función y finalidad, cual es, poner término a un
conflicto. Estos medios pertenecen a un mismo género y tienen el mismo objeto, pero no una
idéntica naturaleza jurídica; es por ello que se pueden clasificar atendiendo a tres criterios:
i. Según el momento en que se realizan, pueden haber equivalentes jurisdiccionales pre-
procesales o anteriores al proceso, es decir, antes de que se inicie el litigio; y equivalentes
de carácter procesal, es decir, una vez iniciado el litigio.
ii. Atendiendo a si tienen lugar dentro del proceso o no, los equivalentes pueden ser
extraprocesales o extrajudiciales (si tienen lugar fuera de un proceso) o intraprocesales (si
se producen dentro de un proceso).
iii. Y atendiendo a la obligatoriedad para llevarlos a cabo, se distingue entre equivalentes
necesarios o voluntarios.
a. TRANSACCIÓN.
De acuerdo al art. 2446 inc. I del CC, la transacción es un contrato en que las partes
terminan extrajudicialmente un litigio pendiente o precaven un litigio eventual, haciéndose
concesiones recíprocas. Esta última frase la agrega la doctrina, la cual tiene mucha importancia,
ya que en la transacción siempre deben haber concesiones mutuas, por ejemplo, una persona da
una suma de dinero a cambio de que en otro juicio se desista el actor.42
Ahora bien, la calidad de equivalente jurisdiccional de la transacción resulta del art. 2460
del CC, que dice que la transacción produce el efecto de cosa juzgada en última instancia. Aquí
hay que tener presente que, si bien, la transacción produce siempre cosa juzgada, ella no
necesariamente tiene tiene mérito ejecutivo, pues sólo lo tendrá cuando conste en un escritura
pública (por eso que en la práctica asume dicha forma); por lo tanto, si no consta en una escritura
pública y una de las partes no cumple con su concesión recíproca, se debe iniciar un juicio
declarativo.
En definitiva, la transacción es un equivalente jurisdiccional que presenta las siguientes
características: es extrajudicial ya que no tiene lugar dentro del proceso; puede ser pre-procesal,
42
En el sistema del CC se entiende haber un litigio pendiente desde que la demanda ha sido legalmente notificada
(se traba la litis). Así lo confirman los arts. 1551 Nº 1 (el deudor está en mora: cuando no ha cumplido la
obligación dentro del término estipulado, salvo que la ley en casos especiales exija que se requiera al deudor para
constituirle en mora), 2455 (es nula asimismo la transacción, si, al tiempo de celebrarse, estuviere ya terminado el
litigio por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada) y 2503 Nº 1 (interrupción civil es todo recurso judicial
intentado por el que se pretende verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor. Sólo el que ha intentado este
recurso podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes: si la notificación de la demanda no ha
sido hecha en forma legal).
45
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cuando precave un eventual litigio, o procesal, cuando pone término a un litigio pendiente; y es
voluntaria, pues procede por iniciativa de los contratantes. 43
b. AVENIMIENTO.
El avenimiento es un acuerdo directo de las partes que pone término un juicio, sin la
intervención directa de un juez. También se define como un acuerdo logrado directamente por
las partes al interior de un proceso, y en virtud del cual ponen término a éste.
En Chile esta figura no está regulada orgánicamente; la única disposición al respecto, es
el art. 434 Nº 3 del CPC, la cual, a propósito de los títulos ejecutivos, esto es, aquellos
documentos a los cuales la ley reconoce el mérito de demostrar fehacientemente la existencia de
una obligación y permitir solicitar su cumplimiento coactivo, señala que el acta de avenimiento
pasada ante el tribunal competente y autorizada por un ministro de fe o dos testigos, tiene mérito
ejecutivo.
Art. 434. El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su cumplimiento se hace
valer alguno de los siguientes títulos:
3. Acta de avenimiento pasada ante tribunal competente y autorizada por un ministro de fe o por dos testigos de
actuación.
A partir de este artículo, autores como Juan COLOMBO estiman que para que el acta de
avenimiento tenga el carácter de título ejecutivo, debe estar autorizada (“pasada”) por el tribunal
competente; entonces, se dice que para que el avenimiento sea equivalente jurisdiccional, debe
estar autorizado por el tribunal. Sin embargo, el profesor ALFARO señala que el juez no es que
apruebe el avenimiento, sino que tiene que “tenerlo presente”, y una vez autorizado por un
ministro de fe o por dos testigos, tiene el carácter de título ejecutivo; es decir, el juez no tiene
una injerencia directa en su generación.
En la práctica, el avenimiento se hace por un escrito redactado y firmado por los
abogados de las partes; luego el juez lo tiene presente (no lo aprueba) y el secretario del tribunal
(u otro ministro de fe o dos testigos) autorizan las firmas y el hecho de que el juez lo tuvo
presente, es decir, que se cumplieron los requisitos del art. 434 Nº 3 del CPC. Cumplido estos
requisitos, el avenimiento produce el efecto de cosa juzgada, por tanto, aquellas obligaciones a
que dio lugar podrán ser ejecutadas (acción de cosa juzgada); pues, a diferencia de la
transacción, el avenimiento siempre tiene mérito ejecutivo. En cuanto a la excepción de cosa
juzgada, no hay una norma que indique si el avenimiento la produce o no, pero según el profesor
FORTTES, para la doctrina y la jurisprudencia sí la produce.
En definitiva, el avenimiento es un equivalente jurisdiccional de carácter procesal, pues
supone siempre la existencia de un juicio pendiente; es intraprocesal, ya que el acuerdo de las
partes (autocomposición) se produce dentro del proceso sin intervención directa del juez; y es
voluntario, pues puede ser celebrado a iniciativa de cualquiera (a petición de parte).
43
La transacción solo tiene cabida tratándose de relaciones jurídicas disponibles, esto porque el art. 2450 del CC
señala que no se puede transigir sobre el estado civil de las personas, y el art. 2451 del mismo Código agrega que la
transacción sobre alimentos futuros de las personas o quienes se deban por ley, no valdrá sin aprobación judicial;
ni podrá el juez aprobarla, si en ella se contraviene a lo dispuesto en los artículos 334 y 335.
46
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c. CONCILIACIÓN.
La conciliación es un acto por el cual las partes ponen fin a un proceso total o
parcialmente, a partir de las bases de arreglo propuestas por el juez. Según CASARINO, es una
manera de poner término a los juicios civiles, salvo las excepciones legales, mediante el acuerdo
directo de las partes, producido en razón de proposiciones de base de arreglo formuladas por el
tribunal.44
La conciliación, ante todo, es un trámite obligatorio en prácticamente la generalidad de
los juicios (se debe cumplir bajo sanción de nulidad del proceso) y tiene lugar una vez agotada la
fase de discusión y antes de entrar al periodo probatorio. Específicamente, consiste en una
audiencia a la que deben asistir las partes personalmente o representadas, y en la que el juez de la
causa propone bases de arreglo para solucionar ese litigio pendiente. Por tanto, se diferencia del
avenimiento, ya que el juez tiene una intervención directa.45
Por otro lado, la conciliación es un acto jurídico netamente procesal, pues se realiza
dentro de un proceso (intraprocesal) y está destinado a producir efectos en él, es decir, terminar
un litigio pendiente (procesal). En caso de ser fructífero, se levanta un acta de conciliación que
consignará las bases específicas del arreglo, la cual suscribirán las partes que lo deseen, el
secretario y el juez, y se estimará como sentencia ejecutoriada o firme para todo los efectos
legales (arts. 267 y 434 Nº 1 del CPC), es decir, tendrá mérito ejecutivo, y producirá acción y
excepción de cosa juzgada. De ahí su carácter de equivalente jurisdiccional. 46
Art. 267. De la conciliación total o parcial se levantará acta, que consignará sólo las especificaciones del arreglo; la
cual subscribirán el juez, las partes que lo deseen y el secretario, y se estimará como sentencia ejecutoriada para
todos los efectos legales.
Art. 434. El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su cumplimiento se hace
valer alguno de los siguientes títulos:
1. Sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria.
d. LA SENTENCIA EXTRANJERA.
Como se analizó anteriormente, la jurisdicción es una manifestación de la soberanía, por
lo tanto, tiene límites territoriales. A su vez, los tribunales de otro país no tienen jurisdicción en
Chile, pero a pesar de ello, una sentencia extranjera, esto es, un fallo dictado en un proceso
tramitado y resuelto por un juez de otro Estado que haya ejercido su potestad juriisdiccional, en
44
La conciliación es un medio alternativo de solución de conflicto, al igual que la mediación, por ello es importante
distinguir estas dos figuras. La medicación es un procedimiento en el cual dos partes de un conflicto se reúnen con
un tercero, ajeno e imparcial, que facilita la comunicación entre aquellas para que puedan delimitar el conflicto y
encontrar su solución; por tanto, aquí, a diferencia de la conciliación, el mediador no hace propuestas de arreglo; y
además, generalmente, no es un trámite o fase procesal, como la conciliación (así, por ejemplo, en la Ley de
Matrimonio Civil es una posibilidad).
45
Por ley el juez tiene una participación activa, sin embargo, en la práctica esto no ocurre, pues a veces el juez ni
siquiera está presente, sino que un actuario. Cabe decir que algunos confunden la conciliación con el avenimiento
(incluso la ley habla de avenimiento), sin embargo, la conciliación ante todo es un trámite procesal esencial en el
juicio ordinario, y no un acuerdo (sólo si se aceptan las bases se levanta un acta de conciliación).
46
Algunos dicen que la conciliación es una forma de heterocomposición. Hay que recordar que en la
heterocomposición, interviene un tercero ajeno a las partes del conflicto, el cual intenta acercar a éstas para que
resuelvan el pleito; como en la hipótesis de conciliación ocurre lo mismo (el tercero es el juez), ésta sería una forma
de heterocomposición; pero esta opinión es discutible.
47
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determinados casos puede constituir un equivalente jurisdiccional. Esto acontece cuando son
homologadas (o “nacionalizadas”) las dichas sentencias por los tribunales chilenos, a través de
un trámite llamado exequátur.
Por lo tanto, la sentencia extranjera sería un equivalente jurisdiccional, porque no emana
de la jurisdicción nacional, siempre y cuando sea homologada en Chile a través de un
procedimiento especial llamado exequátur, el cual es un trámite que se efectúa ante la CS, que
tiene por objeto verificar si el fallo extranjero cumple con los requisitos que autorizan su
cumplimiento en Chile (arts. 242, 243, 244 y 245 del CPC); si cumple con los requisitos, la CS
debe dictar una sentencia que autorice la ejecución del fallo extranjero en el territorio nacional,
pudiendo exigirse su cumplimiento al tribunal a quien habría correspondido conocer del negocio
en primera o única instancia, si el juicio se hubiera promovido en Chile (art. 251 del CPC y art. 13
del CPP).
Art. 242. Las resoluciones pronunciadas en país extranjero tendrán en Chile la fuerza que les concedan los tratados
respectivos; y para su ejecución se seguirán los procedimientos que establezca la ley chilena, en cuanto no aparezcan
modificados por dichos tratados.
Art. 243. Si no existen tratados relativos a esta materia con la nación de que procedan las resoluciones, se les dará la
misma fuerza que en ella se dé a los fallos pronunciados en Chile.
Art. 244. Si la resolución procede de un país en que no se da cumplimiento a los fallos de los tribunales chilenos, no
tendrá fuerza en Chile.
Art. 245. En los casos en que no pueda aplicarse ninguno de los tres artículos precedentes, las resoluciones de
tribunales extranjeros tendrán en Chile la misma fuerza que si se hubieran dictado por tribunales chilenos, con tal
que reúnan las circunstancias siguientes:
1. Que no contengan nada contrario a las leyes de la República. Pero no se tomarán en consideración las leyes de
procedimiento a que haya debido sujetarse en Chile la substanciación del juicio;
2. Que tampoco se opongan a la jurisdicción nacional;
3. Que la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido debidamente notificada de la acción. Con todo,
podrá ella probar que, por otros motivos, estuvo impedida de hacer valer sus medios de defensa;
4. Que estén ejecutoriadas en conformidad a las leyes del país en que hayan sido pronunciadas.
Art. 251. Mandada cumplir una resolución pronunciada en país extranjero, se pedirá su ejecución al tribunal a quien
habría correspondido conocer del negocio en primera o en única instancia, si el juicio se hubiera promovido en Chile
Art. 13. Efecto en Chile de las sentencias penales de tribunales extranjeros. Tendrán valor en Chile las sentencias
penales extranjeras. En consecuencia, nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el cual hubiere sido
ya condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo a la ley y al procedimiento de un país extranjero, a
menos que el juzgamiento en dicho país hubiere obedecido al propósito de sustraer al individuo de su
responsabilidad penal por delitos de competencia de los tribunales nacionales o, cuando el imputado lo solicitare
expresamente, si el proceso respectivo no hubiere sido instruido de conformidad con las garantías de un debido
proceso o lo hubiere sido en términos que revelaren falta de intención de juzgarle seriamente.
En tales casos, la pena que el sujeto hubiere cumplido en el país extranjero se le imputará a la que debiere cumplir
en Chile, si también resultare condenado.
La ejecución de las sentencias penales extranjeras se sujetará a lo que dispusieren los tratados internacionales
ratificados por Chile y que se encontraren vigentes.
Ahora bien, hay que tener presente que lo que se ejecuta en Chile es el fallo extranjero,
no el nacional que lo reconoce. En efecto, en este caso hay dos fallos, pero el nacional, que es
fruto de la CS, no tiene por objeto resolver un litigio (pues éste ya fue resuelto por el fallo
extranjero), sino que determinar si se cumplen los requisitos para homologar el fallo extranjero
que lo resolvió (tiene un fin constitutivo). Por lo tanto, el título ejecutivo se forma por dos
48
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sentencias: la sentencia nacional que homologa el fallo extranjero, y el fallo extranjero (art. 434
Nº 7 del CPC), pero lo que se ejecuta, es este último.47
Art. 434. El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuanto para reclamar su cumplimiento se hace
valer alguno de los siguientes títulos:
7. Cualquiera otro título a que las leyes den fuerza ejecutiva.
f. LA SENTENCIA ECLESIÁSTICA.
La sentencia eclesiástica es aquella dictada por un tribunal eclesiástico en materias civiles
(utilizando la palabra civil en oposición a espiritual). Esta sentencia es un equivalente
jurisdiccional sólo en aquellos casos en que el Derecho de un Estado reconozca eficacia jurídica
a dichas sentencias; por ejemplo, sería equivalente jurisdiccional en los países que reconocen un
efecto civil a una sentencia eclesiástica de nulidad de un matrimonio.
En Chile no existe esta figura, por tanto, no es un equivalente jurisdiccional, ya que la
jurisdicción sólo se ejerce en el orden temporal (no en el orden espiritual).
g. DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA.
El desistimiento de la demanda es un acto jurídico unilateral por el cual el demandante
(actor) manifiesta su voluntad de no continuar con el proceso, una vez que ha sido notificada
47
Pese a lo anterior, hay algunos autores que señalan que lo que se cumple en Chile no es la sentencia extranjera,
sino la sentencia de la CS que ordena cumplir la resolución extranjera.
49
DERECHO PROCESAL CIVIL - JURISDICCIÓN
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válidamente al demandando, la resolución que provee la demanda (una vez que se ha trabado la
litis). En tal sentido, si el demandado ha sido notificado, se tramita la solicitud de desistimiento
como incidente y el tribunal resuelve si la acoge o no48; si se acoge, la sentencia que da lugar al
desistimiento extinguirá los derechos que invoca el demandante, y por tanto, no podrá volver a
empezar el juicio (arts. 148 y 150 del CPC), es decir, producirá acción y excepción de cosa
juzgada, y de ahí que algunos digan que sería un equivalente jurisdiccional.
Art. 148. Antes de notificada una demanda al demandado, podrá el actor retirarla sin trámite alguno, y se
considerará como no presentada. Después de notificada, podrá en cualquier estado del juicio desistirse de ella ante el
tribunal que conozca del asunto, y esta petición se someterá a los trámites establecidos para los incidentes.
Art. 150. La sentencia que acepte el desistimiento, haya o no habido oposición, extinguirá las acciones a que él se
refiera, con relación a las partes litigantes y a todas las personas a quienes habría afectado la sentencia del juicio a
que se pone fin.
Otros autores, sin embargo, dicen que no es un equivalente jurisdiccional, pues hay una
resolución judicial y de ahí se derivan tales efectos. Pero se contraviene este argumento diciendo
que el juez no resuelve la controversia, sino que resuelve si acepta o no el desistimiento.
Por lo tanto, el desistimiento opera dentro del proceso (intraprocesal), y tiene lugar una
vez notificada válidamente la resolución que provee la demanda (mientras no se notifique no
existe un juicio). Ahora, si el demandado no ha sido notificado, puede procederse al retiro
material de la demanda, la cual se considera como no presentada (no es equivalente
jurisdiccional).
h. LA RENUNCIA A LA PRETENSIÓN.
La renuncia a la pretensión es un acto unilateral de abdicación de una pretensión
extraprocesal que se tiene o cree tener, antes de iniciarse un proceso (pre-procesal); por ejemplo,
la renuncia a la acción de saneamiento por vicios redhibitorios. Esta figura es reconocida por la
doctrina, pero no tiene un expreso reconocimiento en nuestra legislación positiva; sólo se
encuentra un atisbo de esto en el art. 148 del CPC, y en el art. 12 del CC.
Art. 12. Podrán renunciarse los derechos conferidos por las leyes, con tal que sólo miren al interés individual del
renunciante, y que no esté prohibida su renuncia.
Ahora bien, si la renuncia se produce antes de que haya un proceso (antes de que se
notifique válidamente al demandado la resolución que provee la demanda), no es un equivalente
jurisdiccional, pues no ha nacido el litigio (es un mero no ejercicio de un supuesto derecho). En
cambio, si la renuncia ocurre durante el proceso, se produce el desistimiento de la demanda.
48
Pueden existir motivos para que el tribunal no acoja el desistimiento, por ejemplo, si la parte contraria deduce
oposición.
50
DERECHO PROCESAL CIVIL - JURISDICCIÓN
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Art. 313. Si el demandado acepta llanamente las peticiones del demandante, o si en sus escritos no contradice en
materia substancial y pertinente los hechos sobre que versa el juicio, el tribunal mandará citar a las partes para oír
sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado de la réplica.
Igual citación se dispondrá cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más trámite.
49
Tanto la renuncia de la pretensión y el desistimiento de la demanda son equivalentes jurisdiccionales unilaterales,
esto en relación con la clasificación de la autocomposición.
51
DERECHO PROCESAL CIVIL - ORGANIZACIÓN JUDICIAL
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2. PRINCIPIO DE LEGALIDAD.
El principio de legalidad está consagrado en los arts. 6º y 7º de la CPR, y partir de estas
disposiciones, se puede decir que se traduce en que las potestades públicas deben fundarse en el
Derecho, tanto en su origen como en su actuar.
Art. 6. Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella, y
garantizar el orden institucional de la República.
Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de dichos órganos como a toda persona,
institución o grupo.
La infracción de esta norma generará las responsabilidades y sanciones que determine la ley
Art. 7. Los órganos del Estado actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su
competencia y en la forma que prescriba la ley.
Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias
extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido en virtud de la
Constitución o las leyes.
Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que la ley señale.
Como se puede apreciar, este principio es aplicable a todas las potestades públicas, pero
respecto de la función jurisdiccional, se traduce en lo siguiente: la organización y atribuciones de
los tribunales de justicia, y el procedimiento que se sigue ante ellos, debe estar determinado por
ley. Por lo tanto, los aspectos de este principio, en el ámbito jurisdiccional, se pueden analizar
de la siguiente forma:
i. Le galidad del órgano. El órgano jurisdiccional debe ser creado por ley, pues de
acuerdo al art. 19 Nº 3 inc. IV de la CPR, nadie podrá ser juzgado por comisiones
especiales, sino por el tribunal que señalare la ley y que se hallare establecido por ésta
con anterioridad a la perpetración del hecho (derecho al juez natural)50. El art. 77 inc. I
de la CPR reitera esta idea, al señalar que una LOC determinará la organización y
50
Las comisiones especiales son aquellas entidades formadas por un individuo o grupo de individuos que de hecho o
de facto ejercen la jurisdicción que la CPR reserva a los tribunales de justicia creados por el legislador. Este es el
único inciso del numeral 3 del art. 19 que está amparado por la acción de protección.
52
DERECHO PROCESAL CIVIL - ORGANIZACIÓN JUDICIAL
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iii. Le galidad del procedimiento. Esta legalidad es respecto de la forma (los pasos que
se deben seguir) y del fondo (la dictación del fallo). En cuanto a la forma, el art. 19 Nº 3
inc. V de la CPR señala expresamente que toda sentencia de un órgano que ejerza
jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado.
En cuanto a la observancia y aplicación de las leyes de fondo en la dictación del fallo, no
existe un reconocimiento legal expreso como en el caso del procedimiento52; pero es de la
esencia de la jurisdicción aplicar el Derecho para resolver un conflicto jurídico que se le
somete a su conocimiento (art. 170 Nº 5 del CPC); pues si el juez no aplica o falla con
infracción a la ley, se puede impugnar la resolución mediante el recurso casación en la
forma (art. 768 Nº 5 del CPC) o en fondo (art. 767 del CPC) respectivamente; y si en el
ejercicio de su ministerio falla a sabiendas en contra de una ley expresa y vigente, comete
el delito de prevaricación (art. 223 Nº 1 del CP).
Art. 170. Las sentencias definitivas de primera o de única instancia y las de segunda que modifiquen o
revoquen en su parte dispositiva las de otros tribunales, contendrán:
5. La enunciación de las leyes, y en su defecto de los principios de equidad, con arreglo a los cuales se
pronuncia el fallo.
Art. 768. El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas
siguientes:
5. En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el art. 170.
Art. 767. El recurso de casación en el fondo tiene lugar contra sentencias definitivas inapelables y contra
sentencias interlocutorias inapelables cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación,
dictadas por Cortes de Apelaciones o por un tribunal arbitral de segunda instancia constituido por árbitros
de derecho en los casos en que estos árbitros hayan conocido de negocios de la competencia de dichas
Cortes, siempre que se hayan pronunciado con infracción de ley y esta infracción haya influido
substancialmente en lo dispositivo de la sentencia.
Art. 223 Los miembros de los tribunales de justicia colegiados o unipersonales y los funcionarios que
desempeñan el ministerio público, sufrirán las penas de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y
oficios públicos, derechos políticos y profesiones titulares y la de presidio o reclusión menores en
cualesquiera de sus grados:
1. Cuando a sabiendas fallaren contra ley expresa y vigente en causa criminal o civil.
51
En Chile, según la doctrina, esta exigencia se vulnera con el nombramiento de Ministros en Visita, pues aquí el
juzgador se encuentra determinado por un acto singular que es posterior a los hechos que debe conocer; y con los
mecanismos para la distribución de causas en los Juzgados de Letras.
52
No obstante, respecto del TC sí existe tal reconocimiento en el art. 92 inc. V de la CPR, el cual señala que el
Tribunal adoptará sus acuerdos por simple mayoría, salvo los casos en que se exija un quórum diferente y fallará
de acuerdo a derecho.
53
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- Hay situaciones en las cuales la ley faculta al juez para fallar en conciencia, o en base
a su prudencia o equidad; por ejemplo, los árbitros arbitradores (art. 637 del CPC).
Art. 637. El arbitrador oirá a los interesados; recibirá y agregará al proceso los instrumentos que le
presenten; practicará las diligencias que estime necesarias para el conocimiento de los hechos, y dará su
fallo en el sentido que la prudencia y la equidad le dicten.
3. PRINCIPIO DE INDEPENDENCIA.
La independencia se traduce en que el órgano jurisdiccional no debe estar sometido en su
actuar a ningún tipo de presión o influencia física, económica o moral, respecto de otros poderes
del Estado. Este es un principio común a todas las potestades públicas, pero reviste mayor
importancia respecto de los tribunales de justicia, dada la objetividad e imparcialidad con que
deben ejercer la función jurisdiccional; es por ello que el art. 12 del COT dispone que el Poder
Judicial es independiente de toda otra autoridad en el ejercicio de sus funciones. Esta
independencia puede ser de dos tipos, o analizada desde dos puntos de vista:
i. Independencia externa o ad extra, esto es, la independencia del órgano
jurisdiccional respecto de los demás poderes del Estado. La independencia externa
presenta, a su vez, un doble aspecto:
- Un aspecto positivo que dice relación con que ninguna otra autoridad puede
intervenir en la actividad jurisdiccional, y si lo hace, su actuación es nula (arts. 7º inc.
II y 76 inc. I segunda parte de la CPR). Por otro lado, si un poder público invade la
esfera de atribuciones propias de otro, el agente responsable de dicho acto habrá
cometido el delito de usurpación de atribuciones, previsto y penado en el art. 222 del
CP, sin perjuicio de la nulidad del acto realizado.
Art. 7 inc. II. Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a
pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les
hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes.
Art. 76 inc. I segunda parte. Ni el Presidente de la República ni el Congreso pueden, en caso alguno,
ejercer funciones judiciales, avocarse causas pendientes, revisar los fundamentos o contenido de sus
resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos.
Art. 222 El empleado del orden judicial que se arrogare atribuciones propias de las autoridades
administrativas o impidiere a éstas el ejercicio legítimo de las suyas, sufrirá la pena de suspensión del
empleo en su grado medio.
En la misma pena incurrirá todo empleado del orden administrativo que se arrogare atribuciones
judiciales o impidiere la ejecución de una providencia dictada por tribunal competente.
Las disposiciones de este artículo sólo se harán efectivas cuando entablada la competencia y resuelta
por la autoridad correspondiente, los empleados administrativos o judiciales continuaren procediendo
indebidamente.
54
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53
Las implicancias son más graves que las recusaciones, porque comprometen en mayor medida la independencia
del juez. De ello se deriva que si un juez entra a conocer una causa, y respecto de él concurre una causal de
implicancia, comete un delito (el juez se debe declarar implicado de oficio). Las recusaciones, en cambio, son de un
compromiso menor, y están establecidas en el interés de las partes contrarias, por lo que pueden ser renunciadas por
ellas y deben declararse a petición de parte.
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4. PRINCIPIO DE INAMOVILIDAD.
La inamovilidad es una garantía consagrada en beneficio de los jueces consistente en que
no pueden ser removidos de su cargo mientras observen el buen comportamiento exigido por la
CPR y las leyes, salvo las causales legales y constitucionales. Como se dijo, la inamovilidad es un
principio que garantiza la independencia externa de los tribunales, ya que los jueces pueden
fallar tranquilos en uno u otro sentido, puesto que no pueden ser removidos de sus cargos por
otras autoridades a las cuales les disgustó el fallo.
A pesar de su importancia manifiesta, este principio no es de carácter absoluto, ya que la
propia CPR o las leyes se encargan de establecer casos en donde los jueces pueden ser removidos:
i. Por haber cumplido de 75 años de edad; salvo el Presidente de la CS quien terminará su
cargo hasta el término de su periodo, que es de dos años (art. 80 inc. I y II de la CPR).
Art. 80. Los jueces permanecerán en sus cargos durante su buen comportamiento; pero los inferiores
desempeñarán su respectiva judicatura por el tiempo que determinen las leyes.
No obstante lo anterior, los jueces cesarán en sus funciones al cumplir 75 años de edad; o por renuncia o
incapacidad legal sobreviniente o en caso de ser depuestos de sus destinos, por causa legalmente
sentenciada. La norma relativa a la edad no regirá respecto al Presidente de la Corte Suprema, quien
continuará en su cargo hasta el término de su período.
ii. Por renuncia (por ejemplo, para evitar su remoción un juez puede abdicar a su cargo) o
incapacidad legal sobreviviente. Esto último se relaciona con las incapacidades para ser
juez, contenidas en el art. 256 del COT.
Art. 256. No pueden ser jueces:
1. Los que se hallaren en interdicción por causa de demencia o prodigalidad;
2. Los sordos;
3. Los mudos;
4. Los ciegos;
5. Los que de conformidad a la ley procesal penal, se hallaren acusados por crimen o simple delito o
estuvieren acogidos a la suspensión condicional del procedimiento.
6. Los que hubieren sido condenados por crimen o simple delito. Esta incapacidad no comprende a los
condenados por delito contra la seguridad interior del Estado;
7. Los fallidos, a menos que hayan sido rehabilitados en conformidad a la ley, y
8. Los que hayan recibido órdenes eclesiásticas mayores.
iii. Por remoción. De acuerdo al art. 80 inc. III de la CPR, la CS por requerimiento del
Presidente de la República, a solicitud de parte interesada, o de oficio, podrá declarar
que los jueces no han tenido buen comportamiento (por ejemplo, por tráfico de
influencias) y, previo informe del inculpado y de la CA respectiva, en su caso, acordar su
remoción por la mayoría del total de sus componentes. Estos acuerdos se comunicarán al
Presidente de la República para su cumplimiento.
iv. Por haber sido mal calificado. De acuerdo al art. 278 bis del COT, el funcionario que
figure en lista Deficiente o, por segundo año consecutivo, en lista Condicional, una vez
firme la calificación respectiva, quedará removido de su cargo por el sólo ministerio de
la ley. En tanto no quede firme la mencionada calificación, el funcionario quedará de
inmediato suspendido de sus funciones.
56
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v. Por un juicio de amovilidad. Al respecto, el art. 332 Nº 4 del COT señala que el cargo de
juez expira: por sentencia ejecutoriada recaída en el juicio de amovilidad, en que se
declare (por parte de los tribunales superiores de justicia) que el juez no tiene la buena
comportación exigida por la CPR para permanecer en el cargo.
Art. 337. Se presume de derecho, para todos los efectos legales, que un juez no tiene buen comportamiento
en cualquiera de los casos siguientes:
1. Si fuere suspendido dos veces dentro de un periodo de tres años o tres veces en cualquier espacio de
tiempo;
2. Si se dictaren en su contra medidas disciplinarias más de tres veces en el período de tres años;
3. Si fuere corregido disciplinariamente más de dos veces en cualquier espacio de tiempo, por observar una
conducta viciosa, por comportamiento poco honroso o por negligencia habitual en el desempeño de su
oficio, y
4. Si fuere mal calificado por la Corte Suprema de acuerdo con las disposiciones contenidas en el párrafo
tercero de este título.
vi. Por haber sido declarado responsable criminal o civilmente por delito cometido en razón
de sus actos ministeriales.
vii. Por la declaración de culpabilidad hecha por el Senado, en un juicio constitucional,
respecto de los magistrados de los tribunales superiores de justicia, por notable abandono
de sus deberes.
5. PRINCIPIO DE INAVOCABILIDAD.
Este principio está consagrado en el art. 8º del COT, y consiste en que ningún tribunal
puede avocarse el conocimiento de causas o negocios pendientes ante otro tribunal, a menos que
la ley le confiera expresamente esta facultad. Como se dijo, la inavocabilidad se relaciona con la
independencia al interior del órgano jurisdiccional y, además, con la regla de radicación o fijeza
(en materia de competencia), pues radicado un juicio o asunto ante un tribunal determinado, no
puede otro tribunal pretender conocer de él.
Sin embargo, como se desprende del propio art. 8º del COT, hay casos en que un juez
puede conocer de un asunto que está siendo conocido por otro tribual, a saber:
i. Las visitas extraordinarias. De acuerdo al art. 559 del COT, los Tribunales Superiores de
Justicia decretarán visitas extraordinarias por medio de alguno de sus ministros en los
juzgados de su respectivo territorio jurisdiccional, siempre que el mejor servicio judicial
lo exigiere; pudiendo el ministro visitador despachar y sentenciar las causas pendientes,
en caso de retardo notable de los jueces visitados (art. 560 Nº 3 del COT). Esto también
hace excepción a la regla de competencia absoluta de radicación o fijeza.
Art. 560. El tribunal ordenará especialmente estas visitas en los casos siguientes:
3. Siempre que sea necesario investigar hechos que afecten a la conducta de los jueces en el ejercicio de sus
funciones y cuando hubiere retardo notable en el despacho de los asuntos sometidos al conocimiento de
dichos jueces.
ii. Acumulación de autos, esto es, la reunión de dos o más procesos que se tramitan
separadamente, con el objeto de que constituyan un solo juicio y terminen por una sola
sentencia, para mantener la continencia, o unidad de la causa.
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iii. Feriado judicial, ya que es posible que el juzgado de turno, bajo ciertos requisitos,
conozca de casos tramitados por otros tribunales.
6. PRINCIPIO D RESPONSABILIDAD.
Este principio se traduce en que los jueces deben responder por las actuaciones ilegales
que realizaren en el ejercicio de sus funciones (art. 13 del COT). El principio de responsabilidad
es un complemento necesario de la inamovilidad, pues garantiza que el juez inamovible se sujete
a las leyes en el ejercicio de sus funciones, so pena de incurrir en responsabilidad; en otras
palabras, evita que la inamovilidad convierta al juez en un déspota.
Art. 13. Las decisiones o decretos que los jueces expidan en los negocios de que conozcan no les impondrán
responsabilidad sino en los casos expresamente determinados por la ley.
Ahora bien, la responsabilidad de los jueces puede ser de diferentes clases, a saber:
i. Responsabilidad civil en sus actuaciones ministeriales (desempeño de sus funciones).
La responsabilidad civil, en general, es la obligación que tiene toda persona de responder
por los daños o perjuicios que causa a otra, con ocasión de un acto u omisión ilícita. En el
ámbito judicial, se establece que esta responsabilidad es aquella en que puede incurrir el
juez por los daños o perjuicios estimables en dinero que se causen en virtud de un delito o
cuasidelito cometido en el ejercicio de su cargo (arts. 325 y 326 del COT) 54, es decir, no
procede por cualquier actuación u omisión ilícita, sino que por un delito o cuasidelito; sin
embargo, hay un caso de responsabilidad civil que deriva de una actuación ilícita que no
es un delito o cuasidelito, contemplado en el art. 537 Nº 3 del COT.
Art. 325. Todo juez delincuente será, además, civilmente responsable de los daños estimables en dinero que
con su delito hubiere irrogado a cualesquiera personas o corporaciones.
Art. 326. La misma responsabilidad civil afectará al juez si el daño fuere producido por un cuasidelito.
Art. 327. La responsabilidad civil afecta solidariamente a todos los jueces que hubieren cometido el delito o
concurrido con su voto al hecho o procedimiento de que ella nace.
Art. 537. Las faltas o abusos de que habla el artículo anterior (queja disciplinaria) podrán corregirlos las
Cortes de Apelaciones por uno o más de los medios siguientes:
3. Pago de costas (por parte del tribunal que cometió la falta o abuso).
54
Esta responsabilidad civil es distinta a la indemnización de perjuicios por error judicial (art. 19 Nº 7 de la CPR), la
cual es sumamente restrictiva, pues se limita solamente al proceso penal, dejando fuera posibilidades cometidas en
sede civil; y, por otra parte, se trata de un procedimiento de responsabilidad dirigido en contra del Estado.
55
Estos delitos son juzgados en conformidad a un juicio penal especial, o antejuicio, llamado “querella de capítulos”
(regulado en el CPP). Este simple privilegio procesal, se debe a que el juez debe estar protegido ante la venganza
eminente de las partes por hechos derivados del ejercicio de su cargo; por lo tanto, es necesario determinar, a través
de esta querella de capítulos, si hay o no mérito en su actuación ministerial, para luego continuar la demanda.
58
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Art. 324. El cohecho, la falta de observancia en materia sustancial de las leyes que reglan el procedimiento,
la denegación y la torcida administración de justicia y, en general, toda prevaricación o grave infracción de
cualquiera de los deberes que las leyes imponen a los jueces, los deja sujetos al castigo que corresponda
según la naturaleza o gravedad del delito, con arreglo a lo establecido en el Código Penal.
Esta disposición no es aplicable a los miembros de la CS en lo relativo a la falta de observancia de las leyes
56
que reglan el procedimiento ni en cuanto a la denegación ni a la torcida administración de la justicia.
56
La razón de esto, según el mensaje del COT, es que es legalmente imposible la existencia de tales delitos, porque
no hay tribunal alguno que pueda calificar de contrarios a la ley las sentencias de la CS.
59
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7. PRINCIPIO DE PASIVIDAD.
Este principio se encuentra consagrado en el art. 10 inc. I del COT, y se traduce en que los
tribunales no podrán ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo los casos en que la ley
los faculte para proceder de oficio.
Este principio es propio del proceso civil, pues en él son las partes las que tienen un rol
activo en el proceso, ya que sobre ellas recae el derecho de iniciarlo (por medio de la acción),
defenderse, ofrecer pruebas, etc.; mientras que el juez tiene un rol pasivo, pues sólo dirige el
debate y decide la controversia. Por otro lado, promovida en forma legal la intervención del juez
en el conocimiento de asunto, éste debe ceñir sus actuaciones a las acciones y excepciones
deducidas por las partes, es decir, al mérito del proceso (art. 160 del CPC), ya que si se excede en
su fallo, incurrirá en el vicio de ultra petita que motiva el recurso de casación en la forma (art.
768 Nº 4 del CPC). 58
Art. 160. Las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del proceso, y no podrán extenderse a puntos que no
hayan sido expresamente sometidos a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los
tribunales proceder de oficio.
Art. 768. El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
4. En haber sido dada ultra petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o extendiéndola a puntos no
sometidos a la decisión del tribunal, sin perjuicio de la facultad que éste tenga para fallar de oficio en los casos
determinados por la ley.
Existen excepciones a este principio, es decir, hay casos en que la ley faculta al juez para
actuar de oficio, cuales son:
i. De acuerdo al art. 1683 del CC, la nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el
juez, aun sin petición de parte, cuando aparece de manifiesto en el acto o contrato; por
ejemplo, debe declararla en un contrato celebrado por un incapaz absoluto.
57
Esto se conoce como “fuero judicial”, el cual no hay que confundirlo con el fuero como elemento de la
competencia absoluta.
58
El antiguo proceso criminal se regía por el sistema inquisitivo o de oficialidad, es decir, era el juez quien cumplía
con la labor investigativa y juzgaba, y en la primera de estas labores podía actuar de propia iniciativa si el delito era
de acción pública. El nuevo sistema procesal penal, en cambio, es de carácter acusatorio, por lo que vuelve a tomar
fuerza el principio de pasividad, pues quien investiga es el Ministerio Público y el juez sólo se dedica a juzgar,
siendo limitados los casos de actuaciones que los tribunales pueden realizar de oficio.
60
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ii. El art. 159 inc. I del CPC señala que los tribunales, sólo dentro del plazo para dictar
sentencia, podrán dictar de oficio medidas para mejor resolver, esto es, diligencias
probatorias que tienen por objeto lograr un mejor conocimiento del asunto que se debe
fallar (por ejemplo, un informe de peritos).
iii. De acuerdo al art. 83 inc. I del CPC, la nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o
a petición de parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos aquellos
en que exista un vicio que irrogue a alguna de las partes un perjuicio reparable sólo con
la declaración de nulidad. Por ejemplo, cuando los actos procesales (como la
notificación) no se realizan válidamente, el juez puede anularlos.
iv. En relación con lo anterior, el art. 84 inc. IV del CPC señala que el juez podrá corregir de
oficio los errores que observe en la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las
medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos de procedimiento. No podrá, sin
embargo, subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera
del plazo fatal indicado por la ley.
v. De acuerdo al art. 200 inc. I del COT, la implicancia de los jueces puede y debe ser
declarada de oficio o a petición de parte.
vi. A propósito del recurso de apelación, el art. 213 inc. II del CPC establece que si encuentra
mérito el tribunal para considerar inadmisible o extemporáneo el recurso, lo declarará
sin lugar desde luego (de oficio) o mandará traer los autos en relación sobre este punto.
Lo mismo acontece con el recurso de casación en la forma, pues el art 781 inc. II del CPC
dispone que si el tribunal encuentra mérito para considerarlo inadmisible, lo declarará
sin lugar desde luego (de oficio), por resolución fundada.
vii. De acuerdo al art. 64 inc. I del CPC, los plazos que señala este Código son fatales
cualquiera sea la forma en que se exprese, salvo aquéllos establecidos para la
realización de actuaciones propias del tribunal. En consecuencia, la posibilidad de
ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar el acto se extingue al vencimiento del
plazo. En estos casos el tribunal, de oficio o a petición de parte, proveerá lo que
convenga para la prosecución del juicio, sin necesidad de certificado previo. Es decir,
una vez vencido el plazo, el juez de oficio debe dictar una resolución que indique el
vencimiento de éste.
viii. Por último, hay casos en que el juez debe decretar la casación en la forma o en el fondo
de oficio (arts. 775 y 785 inc. II del CPC).
Art. 775. No obstante lo dispuesto en los arts. 769 y 774, pueden los tribunales, conociendo por vía de
apelación, consulta o casación o en alguna incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los
antecedentes del recurso manifiesten que ellas adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la forma,
debiendo oír sobre este punto a los abogados que concurran a alegar en la vista de la causa e indicar a los
mismos los posibles vicios sobre los cuales deberán alegar.
Art. 785 inc. II. En los casos en que desechare el recurso de casación en el fondo por defectos en su
formalización, podrá invalidar de oficio la sentencia recurrida, si se hubiere dictado con infracción de ley y
esta infracción haya influido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia. La Corte deberá hacer
constar en el fallo de casación esta circunstancia y los motivos que la determinan, y dictará sentencia de
reemplazo con arreglo a lo que dispone el inciso precedente.
61
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La sanción civil asignada al acto ejecutado por el juez de oficio, en circunstancias de que
debió actuar a petición de parte, es la nulidad del acto acorde al art. 7º inc. III de la CPR. Y si esta
extralimitación de funciones recae en la dictación de la sentencia definitiva, el juez incurre en un
vicio procesal llamado ultra petita, que autoriza para interponer en contra de dicha sentencia el
recurso de casación en la forma, para obtener así su nulidad (art. 768 Nº 4 del CPC). También hay
una sanción penal para el magistrado que se extralimita de sus funciones, pues éste comete
prevaricación en conformidad al art. 224 Nº 2 del CP.
Art. 224. Sufrirán las penas de inhabilitación absoluta temporal para cargos y oficios públicos en cualquiera de sus
grados y la de presidio o reclusión menores en sus grados mínimos a medios:
2. Cuando a sabiendas contravinieren a las leyes que reglan la sustanciación de los juicios, en términos de producir
nulidad en todo o en parte sustancial.
8. PRINCIPIO DE INEXCUSABILIDAD.
La inexcusabilidad es la contrapartida del principio de pasividad, pues se traduce en la
obligación que tienen los jueces de ejercer su ministerio cuando sean requeridos legalmente. Se
encuentra consagrado en los arts. 10 inc. II del COT y 76 inc. II de la CPR, los cuales disponen que
reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse
de ejercer su autoridad ni aun por falta de ley que resuelva la contienda sometida a su decisión.
Ahora bien, si no hay ley, deberán aplicar los principios de equidad para fallar.
Para que esta obligación pese sobre un magistrado, se requiere la concurrencia copulativa
de dos requisitos: reclamo de la intervención del magistrado en forma legal, es decir, de la
manera o forma como los Códigos de procedimiento se encargan de señalar para cada caso
particular; y reclamo de la intervención del magistrado en negocios de su competencia, o sea, en
asuntos o materias que la ley ha entregado a su conocimiento.
9. PRINCIPIO DE IMPARCIALIDAD.
Consiste en el tratamiento igualitario que el juez debe conceder a las partes en un
conflicto sometido a su conocimiento; que se encuentre en una situación de neutralidad.
Este principio se concreta con la contradictoriedad, ya que escuchar a ambas partes deja
al juez en una posición neutral o imparcial. Y se garantiza con los mecanismos de implicancias
y recusaciones, y con el orden de votación en los tribunales colegiados (votan primero los jueces
menos antiguos).
62
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instancia es un grado, esto es, una etapa por la cual atraviesa un asunto judicial (es la ley la que
determina el número de grados en los que se conoce y falla una controversia); pero la
particularidad de estos grados, es que el juez conoce de los hechos y del derecho que integran el
conflicto jurídico debatido, lo cual hace que la instancia se diferencie de otras etapas en que sólo
se conoce del derecho (por ejemplo, en la casación59). Ahora bien, los asuntos judiciales,
atendiendo a la instancia, pueden ser de única, primera y segunda instancia.
i. Única instancia. Aquí la sentencia que pone término al litigio no es susceptible de recurso
de apelación; adquiere el carácter de firme y ejecutoriada, por tanto, puede ejecutarse
desde que se notifica. Así, por ejemplo, de acuerdo al art. 45 Nº 1 del COT, los jueces de
letras conocerán: en única instancia: a) de las causas civiles cuya cuantía no exceda de
10 UTM. Esto constituye una excepción al principio de gradualidad.
ii. Primera instancia. En este caso, la sentencia de término es susceptible de recurso de
apelación, o del trámite de consulta60. En nuestro sistema procesal opera, por regla
general, la doble instancia, y a ésta segunda instancia se puede acceder a través de estas
dos vías. 61
iii. Segunda instancia. Aquí se conoce el recurso de apelación que se ha deducido en contra
de la sentencia de primera instancia, o el trámite de consulta; normalmente estos
mecanismos son conocidos por la CA, pues la CS, por regla general, no es un tribunal de
instancia, sino que conoce de recursos extraordinarios. En esta instancia, a diferencia de
las anteriores, la prueba se rinde sólo excepcionalmente.
59
El recurso de casación no es una instancia, sino que una etapa en que un tribunal superior (la CA o la CS) conoce
de un asunto para revisar solamente la aplicación del derecho, y no de los hechos; salvo que la causal invocada sea
la violación de las leyes reguladoras de la prueba, a propósito del recurso de casación en el fondo.
60
La consulta consiste en llevar el asunto al juez de grado superior, a fin de que éste apruebe, rechace o modifique
lo resuelto por el juez inferior. La consulta es un trámite obligatorio en algunas materias así, por ejemplo, el art. 92
de la Ley de Matrimonio Civil señala que cuando la sentencia que dé lugar a la separación judicial, a la nulidad o
al divorcio no sea apelada, deberá elevarse en consulta al tribunal superior, y si él estima dudosa la legalidad del
fallo consultado, retendrá el conocimiento del asunto y procederá como si se hubiera interpuesto apelación en su
oportunidad. En caso contrario, aprobará la sentencia.
61
Con la reforma procesal penal este principio no se consagró como en el antiguo sistema inquisitivo, pero dado que
para el legislador era un “tema sensible”, puesto que en los Tratados internacionales sí se consagra, se estableció un
recurso de nulidad, que no es una instancia, sino que una verdadera casación.
63
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Art. 25. Todo litigante está obligado a pagar a los oficiales de la administración de justicia los derechos que
los aranceles judiciales señalen para los servicios prestados en el proceso.
Cada parte pagará los derechos correspondientes a las diligencias que haya solicitado, y todas por cuotas
iguales los de las diligencias comunes (por ejemplo, informes periciales), sin perjuicio del reembolso a que
haya lugar cuando por la ley o por resolución de los tribunales corresponda a otras personas hacer el pago.
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conocimiento a cualquiera persona que lo solicitare de los procesos que tengan archivados en
sus oficinas, y de todos los actos emanados de la Corte o juzgado, salvo los casos en que el
procedimiento deba ser secreto en virtud de una disposición expresa de la ley.
Por tanto, cualquier persona puede conocer o imponerse del estado de un proceso. Así, en
el ámbito civil se puede ver el expediente (el que tiene acceso a los expedientes es el Secretario
del juzgado), y en materia penal se puede asistir a los juicios. La razón de esto, es garantizar una
correcta administración de justicia, pues al ser las actuaciones judiciales transparentes, se
permite la fiscalización de los tribunales de justicia; además, se permite que terceros que puedan
ser afectados por las resoluciones judiciales, se enteren de los actos del proceso.
Sin embargo, tal como lo dispone el art. 9º del COT, existen excepciones a este principio,
es decir, casos en que las actuaciones judiciales revisten el carácter de secretas, cuales son:
i. El libro privado que llevan los tribunales en ejercicio de su facultad disciplinaria. Pues de
acuerdo al art. 531 Nº 2 del COT, los jueces de letras, para la represión o castigo de las
faltas de respeto que se cometieren en los escritos que les presentaren, podrán: hacer
tarjar por el secretario esas mismas palabras o pasajes abusivos; y dejar copia de ellos
en un libro privado que al efecto habrá en el juzgado.
ii. Los acuerdos de los tribunales colegiados. Al respecto, el art. 81 del COT señala que las
Cortes de Apelaciones celebrarán sus acuerdos privadamente; pero podrán llamar a
ellos a los relatores u otros empleados cuando lo estimen necesario.
iii. Procesos en que se ventilan cuestiones que pueden afectar el honor o la dignidad de las
personas; como por ejemplo, los expedientes en un juicio sobre nulidad matrimonial o
divorcio (art. 86 de la LMC), o el reconocimiento de paternidad (art. 197 del CC).
Art. 86. El proceso (de nulidad, separación o divorcio) será reservado, a menos que el juez, fundadamente y
a petición expresa de los cónyuges, resuelva lo contrario.
Art. 197. El proceso (de filiación) tiene el carácter de secreto hasta que se dicte sentencia de término,
teniendo acceso a él únicamente las partes y sus apoderados judiciales.
Acá lo importante es señalar que los jueces árbitros no gozan de imperio, pero en caso de
necesitarlo (por ejemplo, apremiar a un testigo para que comparezca), deben recurrir al juez
permanente que sí lo tiene.
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1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Como se dijo en párrafos anteriores, la jurisdicción es una función pública que es
realizada por el Estado a través de determinados órganos que actúan en su nombre. Estos
órganos comúnmente se denominan tribunales, y la mayoría de ellos forma parte del Poder
Judicial, es decir, aquel Poder del Estado que, de conformidad al ordenamiento jurídico, es el
encargado de administrar justicia en la sociedad, mediante la aplicación de las normas
jurídicas.62
Ahora bien, los tribunales que no forman parte del Poder Judicial siguen siendo órganos
jurisdiccionales, pues, es la función la que determina el carácter del órgano y no su pertenencia a
determinado Poder del Estado. Así, por ejemplo, estos órganos jurisdiccionales pueden
pertenecer al Poder Legislativo (como la Cámara Senadores respecto del juicio constitucional), al
Poder Ejecutivo (como el Subcontralor a propósito del juicio de cuentas) o existir en forma
autónoma (por ejemplo, los Tribunales Electorales, el Tribunal Constitucional, etc.).
Por lo tanto, de acuerdo a lo anterior, es posible señalar que los tribunales de justicia son
órganos del Estado que ejercen la función jurisdiccional para resolver conflictos de relevancia
jurídica, sea que pertenezcan o no al Poder Judicial.
Los tribunales de justicia pueden ser clasificados desde distintos puntos de vista, a
saber:
i. Según la naturaleza del tribunal, éstos pueden ser ordinarios, especiales y arbitrales. Esta
es la clasificación más importante, puesto que es el propio COT quien la hace; es por ello
que posteriormente será analizada con mayor detalle.63
ii. Atendiendo a su composición, están los tribunales unipersonales, que son aquellos
formados por un sólo juez, y los pluripersonales o colegiados, que son aquellos formados
por dos o más jueces. Generalmente los tribunales colegiados actúan en segunda instancia
(como la CA y la CS), no obstante, hay que tener presente que los Tribunales de Juicio
Oral en lo Penal (TJOP), son colegiados pero de única instancia.
iii. Atendiendo a la continuidad o estabilidad de las funciones que realizan, los tribuanles
pueden ser permanentes, esto es, aquellos que ejercen sus funciones en forma continua y
estable, haya o no conflictos de relevancia jurídica; o accidentales o temporales, es decir,
aquellos que ejercen sus funciones sólo para casos especiales y determinados.
62
Por Poder del Estado, desde el punto de vista constitucional, se entiende a la organización, institución o conjunto
de órganos del Estado, que en el caso del Poder Judicial, son los órganos judiciales o jurisdiccionales, que suelen
gozar de imparcialidad y autonomía.
63
Esto se relaciona con una de las “clasificaciones” de la jurisdicción, que distinguía entre jurisdicción ordinaria,
especial y arbitral, atendiendo al órgano que ejercía la función jurisdiccional.
67
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iv. Según la calidad de sus miembros, los tribunales pueden ser letrados, es decir, aquellos
compuestos por abogados; o legos o no letrados, que son aquellos no compuestos por
abogados (por ejemplo, un árbitro arbitrador que sea ingeniero).
v. Atendiendo a la extensión de su competencia, están los tribunales de competencia común,
que son aquellos que pueden conocer de toda clase de asuntos o materias (por ejemplo, el
Juzgado de Letras de Colina conoce de asuntos civiles, laborales, etc.) y de competencia
especial, que son aquellos que pueden conocer sólo de determinada clase de materias (por
ejemplo, el Juzgado del Trabajo).
vi. Atendiendo a la permanencia en una sede, los tribunales pueden ser sedentarios, esto es,
aquellos que tienen una sede permanente, de la cual no se mueven; o itinerantes o de
circuito, es decir, aquellos que van cambiando de sede, según distintos sistemas. En
nuestro sistema hay un atisbo de itinerancia cuando el juez, atendiendo a las necesidades
del servicio, debe constituirse una vez a la semana, a lo menos, en poblados que estén
fuera de los límites urbanos de la ciudad en que tenga su asiento el tribunal.
vii. Atendiendo a la observancia de la ley, están los tribunales de Derecho, que son aquellos
que tramitan y fallan con observancia estricta de los preceptos legales; y los tribunales de
equidad, esto es, aquellos que fallan conforme a su convicción interna (se ha sostenido
que estos tribunales también son de Derecho, pues es la propia ley la que los faculta para
fallar en conciencia).
viii. Según sus funciones en el proceso, están los tribunales sustanciadores, que son aquellos
que sólo actúan en la etapa de tramitación o investigación (por ejemplo, el Juzgado de
Garantía en la tramitiación del juicio oral); los sentenciadores, que son aquellos que se
limitan exclusivamente a pronunciar el fallo (por ejemplo, el TJOP); y los tribunales
mixtos, que son aquellos que ejecutan ambas funciones, esto es, tramitar o investigar y
fallar.
ix. Según su jerarquía, están los tribunales no superiores (erróneamente denominados
inferiores), que son aquellos que actúan generalmente en el nivel de base de la
administración de justicia; y los tribunales superiores, que son aquellos tribunales
(generalmente colegiados) que actúan en un nivel superior de la organización de justicia.
x. Atendiendo a la instancia, están los tribunales de primera, segunda o única instancia. Esto
está en directa relación con la procedencia o no del recurso de apelación
a. CONCEPTO.
Los tribunales ordinarios de justicia son aquellos órganos jurisdiccionales que están
establecidos y regulados en el COT, y cuya principal característica es su estructuración piramidal,
es decir, están ordenados jerárquicamente de manera que el inferior se subordine a sus
superiores.
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Están mencionados en el art. 5º inc. II del COT y regulados en el Título III (“De los Jueces
de Letras”), IV (“De los Presidentes y Ministros de Corte como tribunales unipersonales”), V (“De
la CA”) y VI (“De la CS”) del mismo cuerpo legal; y en el CPP, respecto de los TJOP y los JG.
Art. 5. A los tribunales mencionados en este artículo corresponderá el conocimiento de todos los asuntos judiciales
que se promuevan dentro del territorio de la República, cualquiera que sea su naturaleza o la calidad de las personas
que en ellos intervengan, sin perjuicio de las excepciones que establezcan la Constitución y las leyes.
Integran el Poder Judicial, como tribunales ordinarios de justicia, la CS, las CA, los Presidentes y Ministros de Corte,
los tribunales de juicio oral en lo penal, los juzgados de letras y los juzgados de garantía.
b. CARACTERÍSTICAS.
Los tribunales ordinarios se caracterizan por lo siguiente:
i. Por su ubicación en un determinado cuerpo legal, que es el COT, el cual está llamado a
fijar su organización y atribuciones.
ii. Por la jerarquía que debe existir entre ellos. Los tribunales ordinarios se organizan en
base a una relación de dependencia o subordinación, lo cual se proyecta en la distribución
y asignación de los asuntos que deben conocer, pues existen distintas fases o grados en el
ejercicio de la función jurisdiccional (la apelación y la casación); y en el ejercicio de las
facultades disciplinarias.
Los tribunales ordinarios superiores de justicia son las CA y la CS, y los no superiores son
los JL, los TJOP, los JG, y los Presidentes y Ministros de Corte (tribunales accidentales que
ejercen jurisdicción en determinadas materias y a nivel de primera instancia).
Esto se relaciona con las reglas de competencia absoluta y relativa. Las reglas de la
competencia absoluta (fuero, cuantía, materia y grado), determinan la jerarquía de los
tribunales que deben conocer de un determinado asunto, y también sirven para precisar
cuál es su categoría dentro de esa jerarquía; así, por ejemplo, entre los JL hay una misma
jerarquía (tribunales no superiores), y dentro de esa jerarquía hay distintas categorías: JL
de una comuna o agrupación de comunas, JL de ciudad capital de provincia, y JL de
ciudad asiento de CA; por su parte, todas las CA tienen una misma jerarquía (tribunales
superiores) y categoría o clase, salvo la CA de Santiago que tiene competencia especial.
Por último, la aplicación de las reglas de competencia relativa (cuyo único factor es el
territorio) sirven para precisar específicamente qué tribunal dentro esa jerarquía y
categoría debe conocer de ese determinado asunto, o sea, la competencia relativa
determina qué tribunal es competente territorialmente.
iii. Atendiendo a su composición, los tribunales ordinarios son unipersonales (JL, JG, y los
Presidentes y Ministros de Corte) o colegiados (CA, CS y TJOP).
iv. Atendiendo a la continuidad o estabilidad de las funciones que realizan, los tribunales
ordinarios, por regla general, son permanentes, pues en virtud del principio de
inamovilidad, ellos deben ejercer sus funciones mientras mantengan su buen
comportamiento, y no concurra una causa legal o constitucional que los remueva. Sin
embargo, existen tribunales ordinarios que son accidentales, es decir, se constituyen
cuando existen causas que requieren su intervención y desaparecen cuando ha terminado
69
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a. CONCEPTO.
Los tribunales especiales son aquellos creados por leyes especiales para juzgar a
determinadas personas (fuero personal) o para resolver determinados asuntos o materias (fuero
real), que en razón de su especialidad, complejidad o importancia, han sido sustraídos de los
tribunales ordinarios.
64
Se hace presente que la existencia de los tribunales accidentales no viola, en caso alguno, el derecho al juez
natural recogido en el art. 19 Nº 3 inc. IV de la CPR, el cual exige el establecimiento previo del tribunal por la ley;
esto, porque si bien no están activos en forma permanente, siempre existen como tales en la legislación,
constituidos, organizados y con competencia definida con anterioridad.
70
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b. CLASES.
Los tribunales especiales se clasifican atendiendo a si forman parte o no del Poder
Judicial65. Esta distinción que hace el art. 5º del COT, tiene importancia netamente interna o
funcionaria, es decir, para ver si los jueces gozan de la calidad de funcionarios públicos.
i. El art. 5º inc. III señala que forman parte del Poder Judicial, como tribunales especiales,
los Juzgados de Familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados de Cobranza
Laboral y Previsional y los Tribunales Militares en tiempo de paz, los cuales se regirán
en su organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales
contenidas en la ley Nº 19.968, en el Código del Trabajo, y en el Código de Justicia
Militar y sus leyes complementarias, respectivamente, rigiendo para ellos las
disposiciones de este Código sólo cuando los cuerpos legales citados se remitan en forma
expresa a él.
ii. Por su parte, el inc. IV del art. 5º señala que los demás tribunales especiales se regirán
por las leyes que los establecen y reglamentan, sin perjuicio de quedar sujetos a las
disposiciones generales de este Código. Ahora bien, las “disposiciones generales” del
COT son las normas contenidas en el Título I (“Del Poder Judicial y de la Administración
de la justicia en general”), y otras normas que tengan el carácter de general o reconozcan
principios generales (por ejemplo, las normas del Título VII relativo a la competencia).
Algunos de estos tribunales especiales son:
- Los Juzgados de Policía local. Estos tribunales especiales dependen
administrativamente de la Municipalidad respectiva, pero están sujetos a la
supervigilancia directiva, correccional y económica de la CA respectiva. Las materias
más importantes que conocen estos Juzgados, son las siguientes: las infracciones a las
normas que regulan el transporte público; los daños y perjuicios ocasionados en
accidentes de tránsito; lo relativo a la Ley de Protección a los Derechos de los
Consumidores, y a la Ley de Alcoholes, etc.
- Tribunales Tributarios. Acá se encuentra el Director Regional del SII quien conoce en
primera o en única instancia las reclamaciones deducidas por los contribuyentes, y las
denuncias por infracción a las disposiciones tributarias, salvo que expresamente se haya
establecido una regla diversa. Además, están los funcionarios delegados, pues el Director
Regional puede autorizar a funcionarios del Servicio para conocer y fallar reclamaciones
y denuncias obrando "por orden del Director Regional". Están también los Tribunales
Especiales de Alzada, los cuales conocerán de las apelaciones que se deduzcan en contra
de las resoluciones dictadas por el Director Regional, a propósito de los avalúos de los
bienes raíces.
- Tribunales Aduaneros. Estos se rigen por la Ordenanza de Aduanas (DFL Nº 2 del año
1997), cuyo art. 187 señala que los tribunales establecidos en esta Ordenanza conocerán
con arreglo a las disposiciones de este Título, de las infracciones aduaneras, de las
contiendas civiles en que la Aduana figure como demandante o demandada, y, además,
65
También, según algunos, se clasifican atendiendo al elemento de la competencia materia (por ejemplo, materia de
familia, laboral, etc.), o al elemento fuero (fuero militar de las personas).
71
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c. CARACTERÍSTICAS.
i. Se encuentran regulados por leyes especiales (distintas del COT) llamadas a fijar su
organización y atribuciones. Así, por ejemplo, los Juzgados de Letras del Trabajo se
rigen por el Código del Trabajo.
ii. Estos tribunales se establecen para resolver asuntos que gozan de privilegio o fuero, esto
es, aquel beneficio que tienen ciertas personas (por ejemplo, los militares), o de que se
hayan revestidas ciertas cosas o materias (por ejemplo, los juicios sobre cuentas), para ser
juzgadas o resueltas por tribunales diversos de los ordinarios.
iii. En cuanto a la relación de jerarquía que tienen con los tribunales superiores, algunos de
los tribunales especiales se encuentran subordinados a los tribunales superiores ordinarios
(por ejemplo, los Juzgados de Familia tienen como superior jerárquico a la CA respectiva;
lo mismo acontece con algunos asuntos conocidos por los Jugados de Policía Local);
otros se encuentran subordinados a tribunales especiales superiores (por ejemplo, el
Tribunal de Cuentas de Segunda instancia, la Corte Marcial, la Corte de Marina de
Guerra, etc.); y algunos simplemente no tienen superior (por ejemplo, el Senado a
propósito del juicio constitucional, el TC, etc.). En todo caso, todos los tribunales
especiales se encuentran sujetos a la superintendencia de la CS, de acuerdo al art. 82 inc. I
de la CPR; salvo, el Tribunal Constitucional, el Tribunal Calificador de Elecciones y los
Tribunales electorales Regionales.
Art. 82. La Corte Suprema tiene la superintendencia directiva, correccional y económica de todos los
tribunales de la Nación. Se exceptúan de esta norma el Tribunal Constitucional, el Tribunal Calificador de
Elecciones y los tribunales electorales regionales.
66
Hay que tener presente que la ley 20.322 del año 2009, fortaleció y perfeccionó la jurisdicción
tributaria y aduanera. Pues se crearán 18 tribunales especializados en estas materias (cuatro en la Región
Metropolitana y uno en cada capital regional), los que comenzarán a operar de forma gradual de norte a sur a partir
del año 2009, hasta completar el cronograma el año 2013; además habrán salas especiales en las CA para abordar
estas materias; y habrá una etapa de reconsideración administrativa antes del reclamo judicial para disminuir la
“judicialización” innecesaria de los casos.
72
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2.3.1. CONCEPTO.
La referencia a estos tribunales está en el inc. final del art. 5º del COT, el cual señala que
los jueces árbitros se regirán por el Título IX (“De los jueces árbitros”) de este Código. En
efecto, el Título IX se refiere a los jueces árbitros, a las convenciones de arbitrajes y las fuentes
del arbitraje en general; mientras que el procedimiento arbitral se encuentra regulado en el Libro
III (“De los juicios especiales”), Título VIII (“Del juicio arbitral”) del CPC.
El art. 222 del COT, con el cual comienza el Título IX, da un concepto de árbitro que pone
énfasis en el origen de su nombramiento. En efecto, tal disposición señala que se llaman árbitros
los jueces nombrados por las partes, o por la autoridad judicial en subsidio, para la resolución
de un asunto litigioso. Hay que señalar que este concepto omite otras fuentes de designación, a
saber: el causante, el cual puede designar a un partidor por un instrumento público entre vivos o
por un testamento; y algunos también mencionan a la ley. Es por ello que la doctrina define a los
tribunales arbitrales como aquellos constituidos por jueces árbitros, o sea, por jueces nombrados
por las partes, por el causante, por la autoridad judicial en subsidio, o por la ley, para la
resolución de un asunto litigioso.
Entre las ventajas del arbitraje se encuentran la celeridad, la flexibilidad, la
confidencialidad, el hecho de que se pueden pactar los costas con anterioridad y, más aún,
facilita la posibilidad de que ciertos asuntos de complejidad jurídica puedan ser resueltos por
personas de mayor especialización. A diferencia del excesivo formulismo y lentitud de la justicia
ordinaria.
2.3.2. CARACTERÍSTICAS.
i. En cuanto a su naturaleza jurídica, los árbitros son jueces o tribunales de justicia
distintos de los tribunales ordinarios y especiales; se dice que son tribunales de carácter
extraordinario, por oposición a los anteriores.
73
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ii. Los árbitros ejercen jurisdicción. Pues son creados por la ley en términos generales
(fuente mediata), y en razón de esta creación legal, ellos tienen jurisdicción, es decir, la
ley los autoriza para conocer litigios y dictar resoluciones67. El propio art. 222 del COT
señala los árbitros son jueces, por tanto, se encuentran investidos de autoridad pública,
que les emana de la ley, y no de las partes; y como tales y, como todos los otros jueces,
tienen jurisdicción. La diferencia entre ellos y los demás, radica solamente en tres
aspectos: en el sistema especial de designación; por la duración de sus funciones (que
obviamente se limita al asunto sometido a su conocimiento) y sus decisiones carecen de
imperio.
iii. De acuerdo a la definición del art. 222 del COT, los árbitros resuelven asuntos
litigiosos, por tanto, no tienen por función conocer asuntos judiciales no contenciosos,
o ejercer facultades económicas, disciplinarias o conservadoras (facultades anexas a la
jurisdicción).
iv. En nuestro ordenamiento es indiscutido que los árbitros no pertenecen al Poder
Judicial, pues el art. 5º del COT establece una tajante separación entre los jueces que
pertenecen al Poder Judicial y los árbitros. Por lo tanto, los jueces árbitros no gozan de la
calidad de funcionarios públicos.
v. Son tribunales temporales, puesto que están conformados por particulares que
ofrecen la confianza necesaria para que se les dote de la categoría de jueces, y una vez
que resuelven el asunto, dejan de ser jueces árbitros.
El hecho de que no estén establecidos de manera permanente, no obsta a que los árbitros
tengan el carácter de jueces, pues ellos siempre existen como tales en la legislación, por
tanto, cuando los árbitros son designados por las partes, por el causante, por la justicia en
subsidio o por la ley (como fuente inmediata), estas fuentes no dan un poder al árbitro,
porque esa facultad ya se la dio la ley (como fuente mediata).
vi. Los árbitros carecen de imperio, es decir, no tienen la posibilidad de usar la fuerza
pública directamente para ejecutar sus resoluciones, pues ellos deben recurrir a la justicia
ordinaria para hacer cumplir coactivamente una resolución; así lo dispone el art. 635 inc.
III del CPC. Esto sucede porque el legislador quiso mantener el monopolio de la fuerza en
manos del Poder Judicial, y en consecuencia, en manos del Estado.68
Art. 635. Para la ejecución de la sentencia definitiva se podrá ocurrir al árbitro que la dictó, si no está
vencido el plazo porque fue nombrado, o al tribunal ordinario correspondiente, a elección del que pida su
cumplimiento.
Tratándose de otra clase de resoluciones, corresponde al árbitro ordenar su ejecución.
67
Si la ley no hubiera creado estos tribunales, y las partes no quisiesen resolver un conflicto por la justicia ordinaria,
tendrían que recurrir a la figura del mandato civil, con el problema de que la decisión del mandatario se podría
revocar y carecería de fuerza jurídica, por lo que si una de las partes no la acatase, no ocurriría nada. Precisamente
con el juez arbitro ocurre lo contrario, ya que sus decisiones producen los mismo efectos que la de los tribunales
ordinarios (se encuentran amparados por el efecto de cosa juzgada), ya que ejercen jurisdicción.
68
Ahora bien, esto no significa que las resoluciones de los árbitros no se cumplan; pues la sentencia arbitral es un
título ejecutivo, tiene igual fuerza que la sentencia de un tribunal de justicia ordinaria. Lo que pasa, es que si la parte
vencida en el juicio arbitral no quiere cumplir la resolución, el árbitro debe recurrir a la justicia ordinaria para
requerir el auxilio de la fuerza pública.
74
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Sin embargo, cuando el cumplimiento de la resolución arbitral exija procedimientos de apremio o el empleo
de otras medidas compulsivas, o cuando haya de afectar a terceros que no sean parte en el compromiso,
deberá ocurrirse a la justicia ordinaria para la ejecución de lo resuelto.
vii. La investidura del tribunal es de origen privado, pues la jurisdicción que ejercen es, por
regla general, facultativa para las partes, salvo la existencia de casos de arbitraje forzoso
(por ejemplo, la partición de bienes).
viii. En cuanto a la remuneración, los árbitros no son pagados por el Estado, sino por los
particulares; pues al no pertenecer al Poder Judicial, no son funcionarios públicos.
ii. Los jueces ordinarios tiene un carácter permanente, los jueces árbitros, en cambio, sólo se
constituyen en el momento que se suscita el conflicto que determina su actuación.
iii. Los jueces ordinarios tienen por ley asignado un territorio jurisdiccional; en cambio los
árbitros, no tienen territorio jurisdiccional.
iv. Las resoluciones de los jueces ordinarios pueden afectar a terceros; en cambio, lo que
resuelva el árbitro sólo afecta a las partes que litigan en calidad de tales y no afectan a
terceros.
v. La fuente de existencia de los jueces ordinarios es la ley; en los jueces arbitrales también
es la ley, pero el matiz está dado por el hecho de que la ley autoriza a las partes (arbitraje
voluntario) para establecer la jurisdicción arbitral (es una fuente mediata).
vi. Los tribunales ordinarios son tribunales de Derecho, es decir, deben fallar y conocer con
estricta sujeción a la ley; en el caso del arbitraje, esta regla se aplica sólo a los árbitros de
Derecho, puesto que los árbitros arbitradores fallan en conciencia o conforme a la
equidad.
vii. Por último, en conformidad con el art 108 del COT, los jueces ordinarios tienen fijadas sus
competencias y atribuciones de antemano por la ley; en cambio, en el caso de los jueces
árbitros, son las partes las que determinan su competencia, pues ésta no está
predeterminada por la ley (salvo en el arbitraje forzoso).
75
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i. Árbitro de derecho. De acuerdo al art. 223 inc. II de COT el árbitro de derecho fallará
con arreglo a la ley y se someterá, tanto en la tramitación como en el pronunciamiento
de la sentencia definitiva, a las reglas establecidas para los jueces ordinarios, según la
naturaleza de la acción deducida. Como se puede apreciar, los árbitros de derecho son
como los jueces ordinarios, pues tramitan y fallan como tales; y por ello, sólo pueden ser
árbitros de Derecho los abogados (art. 225 del COT).
Art. 225. Puede ser nombrado árbitro toda persona mayor de edad, con tal que tenga la libre disposición de
sus bienes (capacidad) y sepa leer y escribir. Los abogados habilitados para ejercer la profesión pueden ser
árbitros aunque sean menores de edad.
El nombramiento de árbitros de derecho sólo puede recaer en un abogado.
Art. 226. No pueden ser nombrados árbitros para la resolución de un asunto las personas que litigan como
partes en él, salvo lo dispuesto en los arts. 1324 y 1325 del CC (en el juicio de partición los herederos
pueden ser nombrados jueces partidores).
Asimismo, no puede ser nombrado árbitro para la resolución de un asunto el juez que actualmente estuviere
conociendo de él, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 317 (excepto cuando el juez nombrado tuviere con
alguna de las partes originariamente interesadas en el litigio, algún vínculo de parentesco que autorice su
implicancia o recusación).
Por otra parte, desde el momento en que el árbitro de Derecho tramita y falla como un
tribunal ordinario, ofrece idénticas condiciones de seguridad que éste y, por consiguiente,
el legislador no tiene para qué preocuparse de si las partes interesadas son o no
plenamente capaces. Por tanto, hayan o no incapaces (representados legal o
convencionalmente) entre los interesados, el nombramiento de árbitros de Derecho será
válido; pues el art 224 del COT, a propósito de la capacidad de las partes, no señala nada,
lo que significa que se rigen por las reglas generales de los jueces ordinarios.
ii. Árbitro arbitrador o amigable componedor 69. De acuerdo al art. 223 inc. III de
COT el arbitrador fallará obedeciendo a lo que su prudencia y la equidad le dictaren, y
no estará obligado a guardar en sus procedimientos y en su fallo otras reglas que las que
las partes hayan expresado en el acto constitutivo del compromiso, y si éstas nada
hubieren expresado, a las que se establecen para este caso en el CPC. De acuerdo a este
artículo, se puede decir que es aquel que tramita en conformidad a las reglas que han
establecido las partes, y si éstas nada han dicho, conforme al procedimiento establecido
en la legislación procesal civil (Título VIII, Libro III del CPC), y que falla de acuerdo a las
reglas de la prudencia (virtud que permite discurrir entre lo bueno y lo malo) o equidad
(la justicia del caso concreto) que cree convenientes.70
Para designar este tipo de árbitros, el art. 224 inc. I del COT señala que sólo las partes
mayores de edad y libres administradoras de sus bienes podrán dar a los árbitros el
carácter de arbitradores. Por tanto, si en un conflicto hay un incapaz, el árbitro no puede
tener la calidad de arbitrador.
69
La expresión amigable componedor no debe inducir al error de creer que este árbitro actúa como conciliador o
amigo que abuena a las partes, ya que éste es un juez, y como todo juez, juzga.
70
Al fallar con sujeción a la equidad o prudencia, no procede el recurso de casación en el fondo, por lo cual, el
recurso de queja es el único medio de que disponen las partes en caso de que un árbitro arbitrador falle en forma
aberrante, sin respetar los principios de equidad. En efecto, el art. 545 del COT hace procedente el recurso de queja
(además del recurso de casación en la forma) en contra de las sentencias definitivas de primera o única instancia
dictadas por árbitros arbitradores.
76
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iii. Árbitro mixto. El art. 223 inc. final del COT señala que sin embargo, en los casos en
que la ley lo permita, podrán concederse al árbitro de derecho facultades de arbitrador,
en cuanto al procedimiento, y limitarse al pronunciamiento de la sentencia definitiva a la
aplicación estricta de la ley. Por tanto, de acuerdo dicha disposición, se puede señalar
que el árbitro mixto es aquel que tiene facultades de arbitrador en cuanto al
procedimiento y de árbitro de derecho respecto del fallo.71
Para nombrar este tipo de árbitros también se requiere de la plena capacidad de las partes
que concurren a su nombramiento; pero por motivos de manifiesta conveniencia podrán
los tribunales autorizar la concesión al árbitro de derecho de las facultades de que trata
el inc. IV del artículo anterior (árbitro mixto), aun cuando uno o más de los interesados
en el juicio sean incapaces (art. 224 inc. II del COT).
De estas tres clases de árbitros, los árbitros de derecho constituyen la regla general en la
legislación chilena, pues si las partes no confieren expresamente al árbitro las facultades de
amigable componedor o de árbitro mixto, se entiende que lo designan en calidad de árbitro de
derecho (se presume). Sin embargo, el profesor FORTTES señala que el más frecuente en la
práctica es el árbitro arbitrador, porque uno de derecho es poco útil, ya que se debe someter a las
mismas reglas que un juez ordinario y, por tanto, el procedimiento será largo.
77
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No obstante los casos anteriores, el art. 227 inc. II del COT señala que pueden, sin
embargo, los interesados resolver por sí mismos estos negocios, si todos ellos tienen la
libre disposición de sus bienes y concurren al acto. En otras palabras, las partes podrían
evitar el arbitraje forzoso haciendo uso del equivalente jurisdiccional transacción para
solucionar directamente el asunto.
¿Qué tipos de árbitros resuelven estas materias? El profesor AYLWIN, al respecto, ha
señalado que estos asuntos sólo pueden ser conocidos y resueltos por un árbitro de
derecho, o a lo más un árbitro mixto, pero jamás un arbitrador.
ii. Arbitraje prohibido. Así como la ley estableció diversos casos de materia de arbitraje
forzoso, de la misma manera señaló situaciones en que el arbitraje se encuentra vedado;
es decir, asuntos o negocios que necesariamente deben ser conocidos por la justicia
ordinaria y jamás por jueces árbitros, ni aun con acuerdo de las partes. Este tipo de
arbitraje recae sobre materias que la ley, por razones de alta conveniencia pública, impide
someter a la decisión de jueces árbitros (son materias de orden público). En efecto, estos
asuntos son:
78
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- De acuerdo al art. 229 del COT, no podrán ser sometidas a la resolución de árbitros
las cuestiones que versen sobre alimentos o sobre derecho de pedir separación de
bienes entre marido y mujer. CASARINO dice que la ley al decir “cuestiones que versen
sobre alimentos”, se ha referido exclusivamente a los juicios sobre alimentos futuros
cuando la obligación emana de la ley, y no a los alimentos voluntarios ni a las
prestaciones alimenticias ya devengadas.
- Por otra parte, el art. 230 inc. I del COT dispone que tampoco podrán someterse a la
decisión de árbitro las causas criminales, las de policía local, las que se susciten
entre un representante legal y su representado, y aquellas en que debe ser oído el
fiscal judicial (se refiere a asuntos en que el Estado tiene interés, es decir, juicios de
hacienda; o asuntos de Derecho de familia, como juicios de divorcio y materias de
estado civil, etc.).
- Fuera de los casos anteriores, también se puede mencionar a los asuntos judiciales no
contenciosos, puesto que los árbitros sólo resuelven “asuntos litigios”; y los juicios en
que se ventilen derechos regidos por el Código del Trabajo y leyes complementarias,
porque estos derechos, por expresa disposición legal, son irrenunciables.
¿Qué pasa si se establece un arbitraje en este tipo de asuntos? Desde el punto de vista
civil, lo resuelto es nulo absolutamente; y del punto de vista procedimental, puede
alegarse un vicio por incompetencia.
¿Qué ocurre si un determinado asunto en virtud de un norma jurídica es de arbitraje
prohibido, y en virtud de otro precepto es de arbitraje forzoso? Este conflicto ha sido
resuelto en forma expresa por el legislador en el art. 230 inc. II del COT, al señalar que
todo lo cual (arbitraje prohibido) se entiende sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 227
(arbitraje forzoso); en otras palabras, en caso de conflicto éste se resuelve a favor del
arbitraje forzoso. Por ejemplo, una partición de bienes hereditarios en la cual son
interesados un padre y su hijo menor de edad; según el art. 230 del COT, este juicio no
podría ser sometido a arbitraje por suscitarse entre un representante legal y su
representado; sin embargo, el art. 227 Nº 2 establece que este asunto es de arbitraje
forzoso.
iii. Arbitraje voluntario. Este tipo de arbitraje dice relación con aquellos asuntos
respecto de los cuales la ley no menciona como de exclusiva competencia de la justicia
ordinaria o arbitral; es decir, se trata de materias que no siendo de arbitraje prohibido u
obligatorio, las partes pueden voluntariamente sustraerlas del conocimiento de los
tribunales que establece la ley, para someterlos al conocimiento y resolución de un árbitro
(por ejemplo, los juicios sobre cobro de pesos).
El arbitraje facultativo es el más amplio, pues caben en él todas las materias que siendo
de competencia de los tribunales ordinarios (causas principalmente civiles), las partes
pueden someterlas al conocimiento de árbitros. Por lo tanto, el arbitraje forzoso es la
excepción; en efecto, las materias de este tipo de arbitraje son taxativas, por lo mismo, el
principio que rige en materia arbitral es la libertad de las personas para someter un asunto
a arbitraje. Por lo demás, así lo señala el art. 228 del COT al decir que fuera de los casos
expresados en el artículo precedente (arbitraje forzoso), nadie puede ser obligado a
someter al juicio de árbitros una contienda judicial.
79
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73
El año 2004 se publicó la Ley 19.971 sobre Arbitraje Comercial Internacional, que fijó los procedimientos para la
resolución en Chile de disputas comerciales a nivel internacional; dicha ley, se fundó en una ley modelo elaborada
por la Comisión de las Naciones Unidos para el Derecho Mercantil Internacional. Hasta entonces, en Chile, el
arbitraje comercial internacional no estaba específicamente normado, pues se utilizaban normas a nivel local, lo cual
no era adecuado (solamente está regulado en el CPC, a propósito de la ejecución en Chile, de las sentencias arbitrales
extranjeras mediante el exequátur). Además, dada la creciente integración de Chile a la economía internacional, se
hacía necesario una alternativa que permitiera a empresas pequeñas y medianas resolver tales litigios comerciales en
el país, pues un proceso judicial en el extranjero resulta demasiado costoso. Por otro lado, era un objetivo deseable,
tanto desde el punto de vista público como del privado, que nuestro país ocupe un lugar destacado como centro de
arbitraje en el comercio internacional, especialmente, a nivel latinoamericano.
74
Ejemplo de una de estas cláusulas, es la siguiente: “cualquier controversia que se produzca entre las partes con
motivo de la aplicación, interpretación, duración, validez o ejecución de este contrato, será sometida a arbitraje
conforme a los estatutos y reglamentos de arbitraje del Centro de Arbitraje y Mediación de la V Región (CAM). Las
partes designarán de común acuerdo como árbitro mixto a uno de los integrantes del cuerpo arbitral del CAM. Para el
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evento en que las partes no lleguen a acuerdo respecto de la persona del árbitro, confieren poder irrevocable a la
CAM, para que, a solicitud de cualquiera de éstas, designe al árbitro de entre los integrantes del cuerpo arbitral del
centro antes referido”.
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jurisdicción que la ley otorga a los tribunales arbitrales, y no de un contrato entre las
partes.
- Por otro lado, hay una posición que puede ser complementaria a las dos anteriores, y
es sostenida por el procesalista italiano CHIOVENDA (y compartida por el profesor
FORTTES), quien señala que el compromiso es un pacto procesal, es decir, es un
acuerdo de voluntades extrajudicial destinado a producir consecuencias procesales.
Pues mediante el compromiso se da vida a un tribunal arbitral a cuya jurisdicción se
someten las partes, se determina su competencia, y se designan a las personas que lo
integrarán, todas la cuales son consecuencias en el ámbito procesal.75
75
Esto no significa que el compromiso sea un acto procesal, pues ordinariamente no lo es, ya que se verifica al
margen de todo proceso (con vista a un proceso futuro). Sin embargo, puede excepcionalmente aparecer como tal,
cuando existiendo un juicio del cual está conociendo un tribunal ordinario (ya está trabada la litis), las partes
acuerdan someterse a arbitraje.
82
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- Por otro lado, el compromiso también debe cumplir con requisitos específicos, pues el
documento escrito en el que se deja constancia de la celebración de éste, por expresa
disposición del art. 234 de COT, debe contener ciertas cláusulas; algunas de las cuales
son de la esencia, otras de la naturaleza y otras accidentales.
a) Las cláusulas esenciales son aquellas sin las cuales el acto no produce efecto alguno
o degenera en uno diferente; es decir, en la eventualidad de que se omitan algunos
de los requisitos mencionados, la sanción para tal omisión es la invalidez del
nombramiento. Tales cláusulas son: el nombre y apellido de las partes litigantes; el
nombre y apellido del árbitro (esto es lo que caracteriza al compromiso)76; y la
materia o asunto sometido al juicio arbitral (objeto del proceso), el cual puede ser
actual, esto es, presente al momento de comprometer, o bien, suscitarse en el futuro,
es decir, después de celebrado el compromiso.77
b) Las cláusulas de la naturaleza, son aquellas que sin pertenecerle de manera esencial,
se entienden que forman parte de él, sin necesidad de mención expresa; es decir, si
no son señaladas por las partes, son suplidas por la ley. Estas cláusulas son: las
facultades y calidad del árbitro, pues si las partes no expresaren con qué calidad es
nombrado el árbitro, se entiende que lo es con la de árbitro de derecho (art. 235
inc. I del COT); ahora bien, si el árbitro no es abogado, no valdrá el compromiso78.
76
La jurisprudencia ha señalado que se debe tratar de una persona natural con nombre y apellido; pues el COT
presupone la capacidad física, según se desprende precisamente del art. 225 inc. I que dice que puede ser árbitro
toda persona mayor de edad con tal que tenga la libre disposición de sus bienes y sepa leer y escribir. Por lo tanto,
no se puede nombrar a una persona jurídica, o aludiendo a cargos o características que posee la persona; así, por
ejemplo, si se nombra árbitro al Presidente del Colegio de Abogados, tal cláusula sería nula.
77
En general, la ley desea que se señale en forma clara e inequívoca el objeto del proceso para evitar que a futuro se
planteen conflictos respecto de si el árbitro tiene o no competencia para resolver un determinado asunto; así, por
ejemplo, se puede establecer que la resolución o nulidad que puede derivar del presente contrato, será competencia
de tal árbitro.
78
Se ha señalado también que otro elemento de la naturaleza es el tipo procedimiento que debe seguir el árbitro
arbitrador, porque si las partes nada dicen al respecto, el procedimiento aplicable son las reglas mínimas que
establece el CPC.
83
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Por último es necesario referirse a los efectos del compromiso. Al respecto, el profesor
FORTTES señala que produce un efecto negativo y uno positivo. El efecto negativo, es
que provoca la exclusión de la justicia ordinaria para conocer de ese asunto, de manera
que si alguna de las partes pretende llevar la controversia a dicha jurisdicción, la
contraparte podrá oponer la excepción de compromiso, que en nuestro ordenamiento se
denomina genéricamente excepción de incompetencia absoluta (excepción dilatoria
contemplada en el art 303 Nº 1 del CPC); con todo, podría terminar el compromiso si las
partes de común acuerdo concurren a la justicia ordinaria o a otro árbitro solicitando la
resolución del mismo negocio (art. 240 Nº 1 del COT). Y, por otro lado, el efecto positivo
provoca el sometimiento de las partes a la jurisdicción del árbitro.
Art. 303. Sólo son admisibles como excepciones dilatorias:
1. La incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda.
Art. 240. Los árbitros, una vez aceptado su encargo, quedan obligados a desempeñarlo. Esta obligación
cesa:
1. Si las partes ocurren de común acuerdo a la justicia ordinaria o a otros árbitros solicitando la resolución
del negocio.
ii. Como se dijo, otra forma de celebrar un arbitraje de forma voluntaria es a través de la
cláusula compromisoria, esto es, un contrato en virtud del cual las partes sustraen
determinados asuntos litigiosos presentes o futuros del conocimiento de la justicia
ordinaria y lo someten al conocimiento de uno o más árbitros, obligándose a nombrar a
éstos en un acto posterior. Así, por ejemplo, la cláusula puede decir que “cualquier
conflicto que se suscite con motivo del siguiente contrato de compraventa, las partes
acuerdan someterlo a la decisión de un juez árbitro que se designará cuando sea oportuno,
ya sea por común acuerdo o por decisión judicial”. La cláusula compromisoria no está
establecida en nuestra ley, sin embrago, ha sido incorporada por la doctrina y la
jurisprudencia, es decir, existe en términos prácticos como otra forma de convenio
arbitral.79
El profesor AYLWIN señala que la cláusula compromisoria se diferencia del compromiso,
porque en este último las partes se someten a determinados árbitros, y si éstos, por
79
En la Ley 19.971 sobre Arbitraje Comercial Internacional del año 2004, se alude expresamente a la cláusula
compromisoria.
84
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cualquier motivo, no pueden cumplir con el encargo, quedará sin efecto la convención de
arbitraje y recupera su imperio la jurisdicción ordinaria; en cambio, en la cláusula
compromisoria las partes se someten “en general al arbitraje” y quedan obligadas a
nombrar tantos árbitros, cuantas veces sean necesarias, para obtener el fallo definitivo del
asunto que comprometen; incluso aquí la autoridad judicial puede nombrarlo, no así en el
compromiso.
En cuanto a su naturaleza jurídica, la doctrina está conteste en que la cláusula
compromisoria reviste los caracteres de un contrato, porque de ella nace para las partes la
obligación de designar al árbitro (obligación de hacer). Por otro lado, también se dice que
es un pacto procesal, pues tiende a producir efectos procesales, cuales son: la derogación
de la jurisdicción ordinaria y la sumisión de las partes a la jurisdicción arbitral.
Un sector minoritario de la doctrina señala que la cláusula compromisoria se caracteriza
por ser una promesa de comprometer, es decir, una promesa de celebrar un compromiso.
Esta es una interpretación errónea (así también lo ha entendido la CS); en efecto, con la
cláusula compromisoria las partes no se limitan a prometer la celebración de un
compromiso, lo que hacen es comprometer, esto es, renunciar a la jurisdicción ordinaria y
someterse a la extraordinaria de los árbitros. Ahora bien, el hecho de que no determinen
necesariamente el tribunal arbitral, no significa que no comprometan, ya que
comprometer no es nombrar compromisarios, sino que acordar un arbitraje. Por lo
anterior, se dice que la cláusula compromisoria es un contrato con fisonomía propia e
independiente (contrato innominado).
Por último, en cuanto a sus requisitos, como esta cláusula tiene una naturaleza
contractual, para su validez debe reunir los requisitos generales aplicables al acto
jurídico, los cuales, son los mismos que se aplican al compromiso; con todo, se diferencia
de este último, por cuanto la cláusula compromisoria es consensual, pues no debe constar
por escrito para su validez (su existencia se podrá probar por testigos). Por otro lado,
también debe cumplir con requisitos especiales, que son prácticamente los mismos del
compromiso, menos lo que dice relación con el nombramiento del árbitro, pues éste se
debe designar en un momento posterior de común acuerdo o por el juez en subsidio. En
cuanto a las cláusulas accidentales, es usual que se incluyan algunas relativas a las
características que deben reunir los árbitros a nombrar en el futuro, por ejemplo, señalar
que haya sido docente por un determinado número de años, o haya ejercido tal o cual
cargo durante tantos años, o que cuente con tal grado académico o profesional, etc.
85
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414 del CPC). Como se puede apreciar, el árbitro designado debe ser una sola persona, por tanto,
no cabe hablar de pluralidad de árbitros; y el nombramiento debe recaer en personas diversas de
las dos primeras indicadas por cada parte.
Art. 414. Para proceder al nombramiento de peritos, el tribunal citará a las partes a una audiencia, que tendrá lugar
con sólo las que asistan y en la cual se fijará primeramente por acuerdo de las partes, o en su defecto por el tribunal,
el número de peritos que deban nombrarse, la calidad, aptitudes o títulos que deban tener y el punto o puntos materia
del informe.
Si las partes no se ponen de acuerdo sobre la designación de las personas, hará el nombramiento el tribunal, no
pudiendo recaer en tal caso en ninguna de las dos primeras personas que hayan sido propuestas por cada parte.
La apelación que se deduzca en los casos del inciso 1° de este artículo no impedirá que se proceda a la designación
de los peritos de conformidad al inciso 2°. Sólo después de hecha esta designación, se llevará adelante el recurso.
¿El nombramiento del partidor hecho por el causante, obliga a sus herederos? La
jurisprudencia ha estimado que los herederos no están obligados a respetar el nombramiento
hecho por el testador y, por tanto, pueden revocarlo; pues siendo los continuadores legales de la
persona del difunto, se encuentran investidos de las mismas facultades que tenía el causante en
vida. No obstante, el punto es discutible, y así algunos sostienen que el partidor adquiere un
verdadero derecho a desempeñar el cargo que le ha sido conferido por testamento y del cual sólo
podría ser privado por causas legales de inhabilidad.
d. LA LEY.
Por último, algunos autores señalan que la ley también es una fuente de la justicia
arbitral. Como se dijo, la ley es una fuente mediata por cuanto es ella la que permite el
nombramiento de un árbitro ya sea por las partes, el juez, o el testador. Ahora, es cierto que
existen diversas disposiciones en nuestro Derecho que no sólo establecen la obligación de
someter determinados asuntos litigiosos a la resolución de un tribunal arbitral (arbitraje forzoso),
sino que aun más, señalan el organismo llamado a actuar en calidad de árbitro; así, por ejemplo,
la Superintendencia de Valores y Seguros debe resolver en el carácter de árbitro arbitrador, las
dificultades que se susciten entre compañía y compañía, y entre éstas y sus intermediarios; por
otro la lado, la Superintendencia de Salud, a través del Intendente de Fondos y Seguros
Previsionales de Salud, quien actuará en calidad de árbitro arbitrador, debe resolver las
controversias que surjan entre las ISAPRES o FONASA y sus cotizantes o beneficiarios, sin
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perjuicio de que el afiliado pueda optar al proceso de mediación ante la Superintendencia (por
los mediadores que ésta designe) o para recurrir a la justicia ordinaria.
No obstante lo anterior, la doctrina (AYLWIN y CASARINO) señala que se está más bien en
presencia de tribunales especiales con carácter de permanentes, que ante tribunales arbitrales
propiamente dichos. En efecto, aquí la voluntad de las partes juega un rol secundario, pues estos
organismos tienen jurisdicción para conocer de todos los asuntos que las mismas leyes se
encargan de señalar; no presentan ninguno de los caracteres distintivos del juicio arbitral, puesto
que no tienen origen contractual, ni el árbitro es elegido por los interesados, sino que es la ley la
que somete a las partes a la jurisdicción de un determinado tribunal, que ella misma designa.
Además, es rasgo esencial de los árbitros el que sean jueces de confianza de las partes, en
cambio en este caso, al ser la ley la que les otorga atribuciones de árbitro, les falta esta
característica ineludible. En definitiva, si la ley los asimila a árbitros, es para determinar la
manera de cómo deben tramitar y fallar, pero no les otorga dicha calidad.
Por otro lado, respecto de los asuntos que la ley establece como de arbitraje forzoso, se
deja abierta la posibilidad de señalar al árbitro y, además, los interesados pueden resolver por sí
mismos los negocios, sin necesidad de recurrir a un árbitro, siempre que tengan la libre
disposición de sus bienes. Es por ello que estas hipótesis sí podrían considerarse como casos de
arbitraje cuya fuente es legal.
87
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ii. Los árbitros arbit radores son aquellos que fallan con arreglo a lo que su prudencia y
equidad le dictaren, y tramitan en conformidad a las reglas que han establecidos las
partes, y si éstas nada han dicho, conforme al procedimiento establecido en el CPC. En
líneas generales, las normas de tramitación de juicios seguidos ante estos árbitros que
señala el CPC, son: oír las partes; recibir y agregar al proceso lo instrumentos que le
presenten; practicar las diligencias que estime necesarias para el esclarecimiento de los
hechos; se debe asesorar de un actuario, si así lo cree necesario; las notificaciones se
deben practicar personalmente, por cédula, o en la forma que de común acuerdo
determinan las partes; y también carece de imperio.
iii. Por último, el árbitro mixtoparticipa de los caracteres del arbitrador en cuanto al
procedimiento y de los del árbitro de Derecho en cuanto al fallo.
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La jurisprudencia por razones de equidad, ha hecho procedente el recurso de casación en la forma, no obstante su
renuncia, siempre que se base en dos causales, a saber: en la incompetencia del tribunal, o en la ultra petita. Además,
alguna jurisprudencia ha dicho que la renuncia a los recursos no comprende el recurso de queja.
81
La jurisprudencia ha señalado que para estimar que un árbitro arbitrador ha fallado con falta o abuso grave, es
necesario que la sentencia sea inmoral, dolosa, manifiestamente inicua, absurda, contradictoria o ininteligible (CS
en fallo de 1990; y CA de Santiago en fallo de 2002).
89
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cometa en sentencia interlocutoria que ponga fin al juicio o haga imposible su continuación o definitiva,
y que no sean susceptibles de recurso alguno, ordinario o extraordinario, sin perjuicio de la atribución
de la CS para actuar de oficio en ejercicio de sus facultades disciplinarias. Se exceptúan las sentencias
definitivas de primera o única instancia dictadas por árbitros arbitradores, en cuyo caso procederá el
recurso de queja, además del recurso de casación en la forma.
C. JUZGADOS DE L ETRAS .
1. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
Los JL son tribunales ordinarios unipersonales que ejercen jurisdicción de primera o única
instancia, dentro de una comuna o agrupación de comunas, y cuyo superior jerárquico es la CA
respectiva. De la definición anterior se desprenden las siguientes características:
i. Son tribunales ordinarios, puesto que están establecidos y regulados en el COT en
base a una relación jerárquica. Excepcionalmente, hay JL especiales que forman parte del
Poder Judicial, por ejemplo, los JL del trabajo.
ii. Son unipersonales, ya que están constituidos por un sólo juez. En efecto, el art. 27 inc.
II del COT señala que los JL estarán conformados por uno o más jueces con competencia
en un mismo territorio jurisdiccional; sin embargo, actuarán y resolverán
unipersonalmente los asuntos sometidos a su conocimiento.
La regla general, es que el territorio jurisdiccional de los JL sea una comuna o agrupación
de comunas; en efecto, el art. 27 del COT señala que en cada comuna habrá a lo menos un
JL (el cual puede tener uno o más jueces). Sin embargo, las necesidades del servicio
judicial hacen indispensable que, en ciertas comunas, el número de estos juzgados sea
superior; por tanto, cada uno de éstos ejercerá su jurisdicción en un mismo territorio, y
como no es posible que la jurisdicción se ejerza de forma simultánea, el legislador reparte
90
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los asuntos entre los JL de una misma comuna, ya sea en virtud de la regla del turno, ya
sea en virtud de las reglas sobre distribución de causas.82
iii. Son tribunales permanentes, pues los jueces se mantienen en su cargo mientras
mantengan un buen comportamiento o hasta que cumplan 75 años de edad.
iv. Son tribunales letrados, pues se integran por abogados; y son tribunales de Derecho, ya
que tramitan y fallan de acuerdo a la ley.
2. CLASIFICACIÓN.
Los JL están en la base inferior de la estructura piramidal del Poder Judicial, es decir, son
tribunales no superiores; y dentro de esta jerarquía existen diversas categorías que pueden
apreciarse desde varios criterios:
i. Atendiendo a la materia de que conocen, los JL se dividen en: JL especializados, que
son aquellos a los cuales se le ha asignado una competencia especial atendiendo a la
materia (por ejemplo, los JL civiles, los JL del trabajo, los Juzgados de cobranza laboral y
previsional, los Juzgados de Familia); y los JL con competencia común o mixtos,
son aquellos que conocen de toda clase de asuntos entregados a la competencia de los JL
(por ejemplo, de las causas civiles, laborales, de familia, etc.).
La diferencia entre estos dos JL, se demuestra en el siguiente ejemplo: de acuerdo al art.
32 del COT, en la Quinta Región de Valparaíso existen cinco JL civiles con competencia
sobre las comunas de Valparaíso y Juan Fernández, y otros tres con competencia en Viña
del Mar y Concón; asimismo, de acuerdo al art. 415 del Código del Trabajo, también
existen en dicha región tres JL del trabajo con competencia sobre las comunas de
Valparaíso, Juan Fernández, Viña del Mar y Concón. Como se puede apreciar, estos JL
especiales no ejercen su competencia en todas las comunas de la Quinta Región (por
ejemplo, no la ejercen en Quilpué), es por ello que en algunas ciudades de dicha región
hay JL con competencia común, así, por ejemplo, hay dos JL con competencia común
con asiento en la comuna de Quilpué, los cuales ejercen su competencia en dicha
comuna; un JL con competencia común con asiento en la comuna de Casablanca, con
competencia sobre las comunas de Casablanca, El Quisco, Algarrobo, y la comuna de
Curacaví (de la Región Metropolitana); etc.
82
Excepcionalmente, de acuerdo al art. 43 del COT, el PDR, previo informe favorable de la CA que corresponda,
podrá fijar como territorio jurisdiccional exclusivo de uno o más de los jueces civiles de la Región Metropolitana,
una parte de la comuna o agrupación comunal respectiva, y en tal caso autorizar el funcionamiento de estos
tribunales dentro de sus respectivos territorios jurisdiccionales.
83
En la Quinta Región ocurre algo excepcional, ya que de acuerdo al art. 32 del COT, los tres JL en lo Civil con
asiento en la comuna de Viña del Mar, tendrán la categoría de Juzgados de Asiento de Corte para todos los efectos
91
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3. ESTRUCTURA.
Los JL están conformados, por regla general, por un Juez Letrado. Excepcionalmente,
hay JL con competencia común integrados por dos jueces (por ejemplo, el JL con competencia
común con asiento en Villa Alemana); en este caso, debe haber un juez presidente, cuyo cargo
se radicará anualmente en cada uno de los jueces que lo integran, comenzando por el más
antiguo.
También hay en los JL un Secretario que debe ser abogado, y cuya principal función es
ser ministro de fe y subrogante legal del juez; y, por último, hay un número variable de
funcionarios administrativos denominados Oficiales.
4. FUNCIONAMIENTO.
Del COT se desprende que el funcionamiento de los JL puede ser de dos tipos: ordinario o
extraordinario. El funcionamiento extraordinario se produce al existir retardo en el despacho de
los asuntos sometidos al conocimiento del tribunal, o bien, cuando el mejor servicio judicial así
lo exigiere (art. 47 del COT).
Art. 47. Tratándose de JL que cuenten en con un juez y un secretario, las CA podrán ordenar que los jueces se
aboquen de un modo exclusivo a la tramitación de una o más materias determinadas, de competencia de su tribunal,
cuando hubiere retardo en el despacho de los asuntos sometidos al conocimiento del tribunal o cuando el mejor
servicio judicial así lo exigiere.
legales. Es excepcional, porque la CA se encuentra en Valparaíso, por tanto, los cinco JL en lo Civil de dicha ciudad
deberían ser los Juzgados asiento de Corte.
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5. COMPETENCIAS.
Esto se encuentra regulado en el art. 45 del COT, cuyo Nº 1 señala que conoce en única
instancia, de las causas civiles y de comercio cuya cuantía no exceda de 10 UTM. El Nº 2 de la
misma disposición, señala que conocen en primera instancia, de lo siguiente:
i. De las causas civiles y de comercio cuya cuantía exceda de 10 UTM.
ii. De las causas de minas, cualquiera que sea su cuantía. Se entiende por causas de minas,
aquellas en que se ventilan derechos regidos especialmente por el Código de Minería.
iii. De los actos judiciales no contenciosos, cualquiera que sea su cuantía, salvo lo dispuesto
en el art. 494 del CC (curadurías especiales).
iv. De las causas civiles y de comercio cuya cuantía sea inferior a 10 UTM, en que sean parte
o tengan interés los Comandantes en Jefe del Ejército, de la Armada y de la Fuerza
Aérea, el General Director de Carabineros, los Ministros de la CS o de alguna CA, los
Fiscales de estos tribunales, los jueces letrados, los párrocos y vicepárrocos, los
cónsules generales, cónsules o vicecónsules de las naciones extranjeras reconocidas por
el PDR, las corporaciones y fundaciones de derecho público o de los establecimientos
públicos de beneficencia. Estas personas gozan del denominado fuero menor. 84
Los asuntos civiles y de comercio de los aforados mayores (PDR, Ministros de Estado,
Intendentes, Embajadores, etc.), los conoce un Ministro de la CA, como tribunal ordinario
de carácter accidental.
v. De las causas del trabajo y de familia cuyo conocimiento no corresponda a los Juzgados
de Letras del Trabajo, de Cobranza Laboral y Previsional o de Familia,
respectivamente.85
vi. De los demás asuntos que otras leyes les encomienden. Con esto se entiende que conocen
de todos los asuntos no entregados a otros tribunales, siendo depositarios de la
84
El fuero es un privilegio procesal de que gozan ciertas personas en cuya virtud no se someten a la jurisdicción del
tribunal que normalmente debiera conocer de un determinado asunto, sino a otro de jerarquía superior, en razón del
cargo o función de que están investidas. El efecto que produce en este caso, es que hace que un asunto que
normalmente sería conocido en única instancia, se conozca en primera instancia (además es una de las pocas
materias para las que tiene importancia la cuantía).
85
Como se puede apreciar, las competencias que menciona esta disposición, corresponden a aquéllas que son
desempeñadas por los JL civiles (JL especializado de carácter ordinario); pues las competencias de los JL del trabajo
y de cobranza laboral y previsional, se encuentran reguladas en el Código del Trabajo; mientras que las
competencias de los Juzgados de Familia, en la Ley 19.968 sobre Tribunales de Familia. Estos últimos tribunales
son de carácter especial (por estar regulados por leyes especiales) y forman parte del Poder Judicial.
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D. L AS C ORTES DE APELACIONES .
1. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
Las CA son tribunales ordinarios, superiores, colegiados y permanentes, que ejercen
normalmente jurisdicción de segunda instancia, y cuyo territorio jurisdiccional es una región o
parte de una región determinada. De lo anterior se desprenden las siguientes características:
i. Son tribunales ordinarios, esto por estar establecidos y regulados en el COT en base a
una estructura jerárquica.
ii. Son tribunales superiores, lo cual tiene importancia para efectos constitucionales, ya
que pueden ser acusados constitucionalmente por notable abandono de sus deberes. Son
superiores jerárquicos de los JL, de los JG y de los TJOP; y su superior jerárquico es la
Corte Suprema.
iii. Son tribunales de Derecho, porque tramitan y fallan las causas con estricta sujeción a
la ley; y sus jueces son letrados, o sea, abogados.
iv. Son cole giados, ya que están compuestos por un número variable de Ministros, uno de
los cuales actúa como Presidente. Así, por ejemplo, la CA de Valparaíso tiene 16
ministros, y la CA de Santiago tiene 31.
v. Por regla general, son tribunales de segunda instancia, pues están llamados a
conocer principalmente del recurso de apelación que se deduzcan en contra de los fallos
pronunciados en primera instancia. Excepcionalmente actúan en primera instancia (por
ejemplo, respecto de la acción de protección y amparo) o en única instancia (por ejemplo,
respecto de los recursos de casación en la forma y en los recursos de queja).
vi. Son tribunales con competencia común, ya que conocen de toda clase de asuntos, sin
importar su diversa naturaleza, sean civiles, comerciales, penales, de minas, de aguas, etc.
En cuanto a los asuntos penales, hay reglas limitadas, pues de acuerdo al art. 364 del CPP,
son inapelables las resoluciones dictadas por un TJOP; pero las del juez de garantía sí lo
son, pero con limitaciones.
vii. Se rigen por el principio de mediación, es decir, los Ministros conocen
indirectamente el proceso (el expediente), por medio de un relator; por tanto, no hay un
conocimiento directo (principio de inmediación) como en tribunales unipersonales.
viii. Su territorio jurisdiccional corresponde al de una Región o una agrupación de provincias.
En el territorio de la República existen 17 CA, no obstante, sólo hay 15 regiones en el
país; ello se debe a que en la Región Metropolitana existen dos CA (CA de Santiago y de
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San Miguel), al igual que en la Octava Región (CA de Chillán y de Concepción), las
cuales abarcan provincias distintas.
2. ESTRUCTURA.
Cada una de las Cortes de Apelaciones del país, está organizada con un número variable
de funcionarios, cuales son:
i. Las CA son regidas por un Presidente, cargo que es desempeñado por uno de los
Ministros del tribunal, cuya función dura un año, turnándose cada Ministro por orden de
antigüedad en la categoría correspondiente del escalafón. Sus funciones más importantes
son: formar el último día hábil de cada semana, las tablas de que se deba ocupar el
tribunal o sus salas en la semana siguiente; e instalar diariamente las salas, levantando un
acta con el nombre de los Ministros que la integran (lo cual es importante para las
implicancias y recusaciones).
ii. Los demás miembros de las CA se llaman Ministros, cuyo número es variable para cada
CA en particular. Ellos tienen el tratamiento de Señoría (al igual que los Ministros de la
CS y los Jueces de Letras).
iii. Por regla general, las CA cuentan con un Fiscal Judicial; sin embargo, hay CA que
tienen más de uno (por ejemplo, la CA de Santiago tiene seis Fiscales Judiciales, la de
Valparaíso y Concepción tienen tres, etc.). Los Fiscales Judiciales tiene como principal
función, representar ante los tribunales de justicia el interés general de la sociedad, y
también pueden ser llamados a integrar las salas si es necesario.
iv. También cuentan con dos o más Relatores. La regla general, es que cada CA tenga dos
Relatores, sin embargo, hay excepciones, por ejemplo, la CA de Valparaíso y Concepción
tienen 10 relatores, y la CA de Santiago tiene 22 relatores. Los relatores tienen como
misión específica y fundamental, hacer la relación de los negocios entregados a la
competencia de las Cortes, o sea, efectuar una exposición razonada, metódica y detallada
al tribunal, de los asuntos sometidos a su dedición.
v. Por regla general, cada CA cuenta con un Secretario, sin embargo, la CA de San Miguel
tiene dos secretarios y la CA de Santiago tiene tres. Deben ser abogados y tienen que
desempeñar, fundamentalmente, una doble misión: autorizar las resoluciones que dicte el
tribunal, y dar cuenta diaria (al tribunal) de las solicitudes que presenten las partes (lo
cual en la práctica lo hacen los relatores). Además, los Secretarios son los ministros de fe
de los acuerdos suscritos por los Ministros.
vi. También hay un Oficial Primero, quien auxilia al Secretario en sus funciones y practica
las notificaciones por el estado diario; Oficiales de Secretaría, quienes ejercen
labores puramente administrativas y tienen como misión asesorar al secretario; y
Ofici ales de Sala, los cuales están a cargo del cuidado y aseo de la sala del despacho
del tribunal y cumplen todas las órdenes que el tribunal o el Presidente les diere en el
ejercicio de sus funciones, por ejemplo, se encargan de anunciar la vista de una causa y
llamar a los abogados a alegar.
95
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vii. Por último, pueden integrar las salas de una CA, los Abogados Integrantes, esto es,
aquellos abogados destacados en el ejercicio de su profesión, que por sus méritos, y
después de un procedimiento de postulación, pasan a formar parte de las CA y de la CS,
en reemplazo de sus miembros titulares (Ministros) 86. No forman parte permanentemente
de la CA, sino sólo cuando es necesario.
3. FUNCIONAMIENTO.
i. Según la materia o naturaleza del asunto que deben conocer y resolver, las CA pueden
conocer en sala o en pleno. Ahora bien, de acuerdo al art. 67 del COT, para el
funcionamiento del tribunal pleno se requerirá, a lo menos, la concurrencia de la
mayoría absoluta de los miembros de que se componga la Corte (por ejemplo, en la CA
de Valparaíso se requieren nueve Ministros). Las salas no podrán funcionar sin la
concurrencia de tres jueces como mínimum (en la CA de Valparaíso hay cuatro salas con
cuatro jueces cada una); y para su constitución, se deben sortear anualmente los miembros
del tribunal, con excepción de su Presidente, el que quedará incorporado a la Primera Sala,
siendo facultativo para él integrarla. Ahora bien, cuando la CA funciona divida en salas, de
acuerdo al art. 66 inc. II del COT, cada sala representa a la Corte en los asuntos de que
conoce.
La regla general, de acuerdo al art 66 inc. I del COT, es que el conocimiento de todos los
asuntos entregados a la competencia de las CA pertenecerá a las salas en que estén
divididas, a menos que la ley disponga expresamente que deban conocer de ellos en
pleno (por ejemplo, el ejercicio de las facultades disciplinarias, administrativas y
económicas; el desafuero de los Diputados y Senadores; los juicios de amovilidad en
contra de los Jueces de Letras, etc.).
ii. Desde el punto de vista de la cantidad y retardo en el trabajo, el funcionamiento puede ser
ordinario o extraordinario. El f u n c i o n a m i e n t o o r d i n a r i o , es aquel que se da cuando
no hay retardo; en estas condiciones, las Cortes funcionaran, dependiendo de la materia que
conocen, como tribunal pleno o divido en salas. El f u n c i o n a m i e n t o e x t r a o r d i n a r i o ,
en cambio, es aquel que se produce cuando hay retardo, y hay retardo cuando dividido el
total de causas en estado de tabla y las apelaciones que deban conocerse en cuenta por el
número de salas, el resultado fuere superior a cien. Por ejemplo, hay 250 causas en estado
de tabla, y la CA funciona ordinariamente en dos salas; luego 250 dividido en dos, da
como resultado 125, por ende, hay retardo, y dicha Corte deberá funcionar
extraordinariamente dividida en tres salas.
Al respecto, el profesor FORTTES señala que aquí hay que disitnguir entre salas ordinarias
(funcionamiento ordinario) y las salas extraordinarias, que se constituyen cuando existe
retardo, tomando uno o dos Ministros de las salas ordinarias, o con los Fiscales Judiciales
o con los Abogados Integrantes.
86
La ausencia de los Ministros en las CA, se debe a que desempeñan otras funciones anexas, como las Visitas, o el
desempeño como tribunales ordinarios accidentales.
96
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4. COMPETENCIAs.
a. COMPETENCIA POR VÍA DE INSTANCIA.
Como se dijo, la CA, por regla general, es un tribunal de segunda instancia, pues conocen
materias de primera instancia por vía de apelación; no obstante, también hay materias que
conocen en única y en primera instancia. Esto se encuentra regulado en el art. 63 del COT, y los
asuntos más importanes que conocen en cada una de estas intancias, son los siguientes:
i. En ú n i c a i n s t a n c i a , conocen de lo siguiente:
- De los recursos de casación en la forma que se interpongan en contra de las sentencias
dictadas por los JL de su territorio jurisdiccional, o por uno de sus Ministros como
tribunal de excepción, y de las sentencias definitivas de primera instancia dictadas por
jueces árbitros. Aquí, el fallo que resuelve el correspondiente recurso de casación en la
forma, no es susceptible de ningún otro recurso.
- De los recursos de nulidad interpuestos en contra de las sentencias definitivas dictadas
por un tribunal con competencia en lo criminal, cuando corresponda de acuerdo a la
ley procesal penal. El recurso de nulidad corresponde conocerlo a la CA si la causal
invocada es la errónea aplicación del Derecho, o un motivo absoluto de nulidad
(formas objetivizadas de la causal genérica de vulneración de garantías); la CS sólo
conoce si hay infracción de garantías.
- De los recursos de queja que se deduzcan en contra de jueces de letras, jueces de
policía local, jueces árbitros y órganos que ejerzan jurisdicción, dentro de su territorio
jurisdiccional.
- Fuera de estas materias mencionadas por el art. 63 Nº 1 del COT, también hay otras
diseminadas de las cuales conocen en única instancia, como por ejemplo, las
recusaciones e implicancias que se interpongan en contra de los jueces de letras; de las
contiendas de competencia; recursos de hecho que se interpongan con motivo de las
resoluciones que se pronuncian sobre un recurso de apelación, etc.
97
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Como estas materias las CA las conocen en primera instancia, significa que los fallos que
dicten son susceptibles de apelación, y conocerá de estos recursos la propia CS, que es el
tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico.
c. COMPETENCIA ESPECIAL.
Por último, el art. 63 Nº 5 señala (no como instancia) que las CA conocerán: de los demás
asuntos que otras leyes les encomienden. Normalmente se trata de materias relacionadas con lo
contencioso administrativo; así, por ejemplo, las CA conocen de las reclamaciones de ilegalidad
municipal y regional.
87
El profesor FORTTES enumera esta competencia dentro de las materias que conocen en única instancia; mientras
que Fernando ORELLANA, las enumera dentro de las materias de segunda instancia, y CASARINO las trata aparte.
98
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no, y se hubieren solicitado alegatos, se proveerá (la resolución dirá) “en relación”; ahora, si se trata
de un recurso de amparo, se proveerá “informe el juez recurrido o el funcionario que tiene a su
cargo el detenido o preso”; y, en fin, si se trata de cualquier otro asunto que no tenga establecida de
antemano una tramitación especial, se proveerá simplemente “dese cuenta”.
Ahora, para saber quién dicta estas resoluciones, hay que distinguir según si la CA consta de
una o de varias salas. Si consta de una sala, basta con que un sólo Ministro dicte estas resoluciones,
que son de mera tramitación y reciben el nombre específico de providencia de mera
subst anciación (arts. 70 del COT, y 158 inc. V del CPC). En cambio, si la CA consta de varias
salas, la tramitación de los asuntos entregados a ella corresponde a la primera sala, la cual por
este motivo recibe el nombre de “sala tramitadora”; y en ella cualquiera de los Ministros de la
sala tramitadora puede dictar los decretos, pero si está el Presidente en esa sala, será él quien los
dicte.88
Art. 70. La tramitación de los asuntos entregados a las CA corresponderá, en aquellas que se compongan de más
de una sala, a la primera.
Para dictar las providencias de mera sustanciación bastará un sólo ministro. Se entienden por providencias de mera
sustanciación las que tienen por objeto dar curso progresivo a los autos (al proceso), sin decidir ni prejuzgar
ninguna cuestión debatida entre partes.
Sin embargo, deberán dictarse por la sala respectiva las resoluciones de tramitación que procedan cuando ya estén
conociendo de un asunto.
Art. 158 inc. V. Se llama decreto, providencia o proveído el que, sin fallar sobre incidentes o sobre trámites que
sirvan de base para el pronunciamiento de una sentencia, tiene sólo por objeto determinar o arreglar la
substanciación del proceso.
88
Dentro de nuestra legislación no son extraños los casos en que un sólo Ministro representa a toda la CA a la cual
pertenece, por ejemplo, el caso de la visitas a los juzgados; el caso de la tasación de las costas; el caso de la intervención
en la prueba confesional o en la testimonial, etc.
99
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Una vez agotada la tramitación del asunto sometido a decisión de la CA, la Corte puede
adoptar dos actitudes: o lo resuelve con la sola cuenta que se le ha dado, u ordena previamente la
relación y vista de la causa ¿A qué debe atender la Corte para resolver el asunto en cuenta o
previa vista de la causa? La verdad es que no existe una norma expresa y única al respecto, pues
el art. 68 del COT solamente señala que las CA resolverán los asuntos en cuenta o previa vista de
ellos, según corresponda.
Para resolver este problema, se ha recurrido al art 1º del CPC. Dicho precepto establece
que las disposiciones de este Código rigen el procedimiento de las contiendas civiles entre
partes y de los actos de jurisdicción no contenciosa, cuyo conocimiento corresponda a los
Tribunales de Justicia. Ahora bien, como el trámite relativo a la vista de la causa está regulado
en el CPC, se llega a la conclusión de que los asuntos de jurisdicción contenciosa y “voluntaria”
son los que se resuelven por los tribunales de alzada previa vista de la causa, y que, a contrario
sensu, se resuelven con la sola cuenta los asuntos de jurisdicción disciplinaria, conservadora o
económica.
Sin embargo, lo anterior no es absoluto, ya que hay determinados asuntos pertenecientes
a la jurisdicción contenciosa que, por expresa disposición de la ley, se deben resolver con la sola
cuenta; así, por ejemplo, el art 199 inc. I del CPC, señala que la apelación de toda resolución que
no sea sentencia definitiva se verá en cuenta, a menos que cualquiera de las partes, dentro del
plazo para comparecer en segunda instancia solicite alegatos; por otro lado, el art 201 inc. III
del CPC, establece que la resolución que declare la deserción (de la apelación) por la no
comparecencia del apelante producirá sus efectos respecto de éste desde que se dicte y sin
necesidad de notificación. Y a la inversa, hay asuntos pertenecientes a la jurisdicción
disciplinaria que se resuelven previa vista de la causa por haberlo así ordenado expresamente el
tribunal, como por ejemplo, un recurso de queja en el cual el recurrente ha solicitado que se
resuelva previo alegato y el tribunal ha accedido a ello.
89
En la la actualidad, conforme a las últimas reformas en materia procesal, la regla general es que todas las
apelaciones (en materia civil) se ven previa vista de la causa; pero si la apelación se intenta contra una resolución
que no sea una sentencia definitiva, deben ser conocidas por la CA en cuenta, salvo que alguna de las partes, dentro
del plazo de cinco días que tienen para comparecer en segunda instancia, solicite alegatos (art. 199 del CPC); si se
piden dentro de dicho plazo, obligatoriamente debe reemplazarse esa resolución por la de “autos en relación”. En la
práctica, en la mayoría de los casos se piden alegatos para poder defenderse como corresponde.
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La dictación del decreto “autos en relación” implica que, a juicio de la Sala Tramitadora,
se encuentra agotada la tramitación del asunto y, por tanto, la causa se haya en estado de ser
colocada en tabla, y en consecuencia, de verse posteriormente.
Como se dijo, el decreto es una resolución judicial que tiene por objeto hacer avanzar el
90
Algunos agregan a esta etapa el ingreso del expediente o compulsas (causa) a la secretaría; el examen de
admisibilidad por la sala tramitadora, y comparecencia del apelante (si se ha entablado un recurso de apelación);
pero la mayoría de los autores consideran las fases ya mencionadas, como las propias de la vista de la causa. No
obstante, también muchos no consideran la dictación de la sentencia como una etapa.
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proceso, sin decidir nada de fondo; y, por otro lado, la expresión “autos” no se refiere a un tipo
de resolución judicial, sino que es sinónimo de expediente, proceso, causa, etc. Como se trata de
una resolución de mera sustanciación, es dictada por un sólo Ministro, y en las CA que constan de
dos o más salas, por un Ministro de la sala tramitadora, que generalmente es el Presidente de la
Corte.
Al igual que toda resolución, para que produzca efectos, requiere que se notifique
previamente y en forma legal a las partes que hayan comparecido a la Corte (o al apelante si es
uno). Para saber cómo se debe notificar, hay que distinguir si el decreto es o no la primera
resolución que se dicta en el proceso; pues, si es la primera resolución que se dicta por el tribunal
de alzada, se debe notificar personalmente a las partes; en caso contrario, se notifica
simplemente por el estado diario (art. 221 del CPC).
Art. 221. La notificación de las resoluciones que se dicten por el tribunal de alzada se practicará en la forma que
establece el art. 50 (notificación por el estado diario), con excepción de la primera, que debe ser personal, y de lo
dispuesto en los arts. 201 (la resolución que declare la deserción de la apelación por la no comparecencia del
apelante, no requiere ser notificada) y 202 (si no comparece el apelado, se seguirá el recurso en su rebeldía y no será
necesario notificarle las resoluciones que se dicten).
Podrá, sin embargo, el tribunal ordenar que se haga por otro de los medios establecidos en la ley, cuando lo estime
conveniente.
91
En la práctica, las tablas son confeccionadas por los Relatores bajo la dirección y forma del Presidente de la Corte.
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ii. Causas a gregadas extraordinariamente. Son aquellas causas que son agregadas a
la tabla del día hábil siguiente (desde que están en estado de relación), o a la del mismo
día en casos urgentes, y que normalmente dicen relación con asuntos que por su
gravedad, no pueden esperar para ser resueltos; en la práctica estas causas agregadas
extraordinariamente no son pocas, por ejemplo, a veces son doce o trece. En este sentido
el art. 69 inc. V del COT señala que serán agregados extraordinariamente a la tabla del
día siguiente hábil al de su ingreso al tribunal, o el mismo día, en casos urgentes: las
apelaciones relativas a la prisión preventiva de los imputados u otras medidas cautelares
personales en su contra; los recursos de amparo, y las demás que determinen las leyes.
Una vez que se encuentre formada la tabla, corresponde determinar qué sala de la Corte
deberá conocer de ésta. Al respecto, el art. 69 inc. II del COT señala que en las CA que consten de
más de una sala se formarán tantas tablas cuantas sea el número de salas y se distribuirán entre
ellas por sorteo, en audiencia pública. La excepción a esta regla la constituyen las causas
radicadas, esto es, aquellas causas que no requieren de un sorteo previo para ser distribuidas en
una sala, ya que deben ser resueltas por la sala que conoció del negocio por primera vez; es
decir, por algún motivo, su contenido ya ha sido conocido previamente por una sala determinada,
quien posteriormente será la única competente para conocer de cualquier otro asunto relativo a
ella. Por ejemplo:
i. El art. 192 inc. III del CPC establece que las peticiones de orden de no innovar serán
distribuidas por el Presidente de la Corte (por la Sala Tramitadora), mediante sorteo,
entre las salas en que esté dividida y se resolverán en cuenta. Decretada una orden de no
innovar, quedará radicado el conocimiento de la apelación respectiva en la sala que la
concedió (la ONI) y el recurso gozará de preferencia para figurar en tabla.
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ii. Por su parte, el art. 69 inc. IV del COT señala que los recursos de amparo y las
apelaciones relativas a la libertad de los imputados u otras medidas cautelares
personales en su contra serán de competencia de la sala que haya conocido por primera
vez del recurso o de la apelación, o que hubiere sido designada para tal efecto, aunque
no hubiere entrado a conocerlos.
Por último, del art. 163 del CPC, se desprenden los requisitos que debe tener la tabla. En
efecto, dicha disposición señala que en los tribunales colegiados se formará el día último hábil
de cada semana una tabla de los asuntos que verá el tribunal en la semana siguiente, con
expresión de:
i. El nombre de las partes, en la forma en que aparezca en la carátula del respectivo
expediente.
ii. El día en que cada uno deba tratarse; esto es, la indicación del día en que se deban ver y
tratar los asuntos que la tabla contiene.
iii. El número de orden que le corresponda. Como se dijo, las causas en la tabla se fijan de
acuerdo al orden de su conclusión.
iv. Y el art. 165 inc. final del CPC, dispone que los Relatores, en cada tabla, deberán dejar
constancia de las suspensiones ejercidas de conformidad a la causal del Nº 5, y de la
circunstancia de haberse agotado o no el ejercicio de tal derecho.
Ahora bien, de acuerdo al art. 165 inc. penúltimo del CPC, los errores, cambios de letras o
alteraciones no substanciales de los nombres o apellidos de las partes no impiden la vista de la
causa; es decir, los errores en la confección de la tabla no vician la vista de la causa, salvo que
fueren sustanciales, como aquellos que hacen perder la individualidad del proceso; en tal caso,
no podrá procederse a la vista y la causa deberá salir “mal anunciada”. Esto se relaciona con el
art. 800 Nº 4 del CPC, el cual dispone que en general, son trámites o diligencias esenciales en la
segunda instancia de los juicios de mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales: la
fijación de la causa en tabla para su vista en los tribunales colegiados, en la forma establecida
en el art. 163 (esto tiene importancia respecto del recurso de casación en la forma).
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d. EL ANUNCIO DE LA CAUSA.92
Una vez que se ha efectuado la instalación del tribunal, de acuerdo al art. 163 inc. II del
CPC, la tabla se fijará en lugar visible (a fin de que puedan ser vistas por las partes y sus
abogados), y antes de que comience a tratar cada negocio, lo anunciará el tribunal, haciendo
colocar al efecto en lugar conveniente el respectivo número de orden, el cual se mantendrá fijo
hasta que se pase a otro asunto; es decir, el Oficial de la Sala respectiva, debe colocar fuera de la
sala y en un lugar visible, el número correspondiente a la causa que comenzará a verse (para ello
existen vitrinas especiales frente a cada sala). Por lo tanto, se puede decir que el anuncio de la
causa es una medida de publicidad consistente en colocar en lugar conveniente y visible, fuera de
la sala, el respectivo número de orden de la causa que comenzará a verse, el cual se debe
mantener fijo hasta que la sala pase a conocer otro asunto.93
La regla general, es que las causas se vean el día y en el orden señalado en la tabla,
partiendo por las agregadas extraordinariamente. Sin embargo, el Relator, en forma previa a dar
cuenta de las causas que le han sido asignadas, debe anunciar todas aquellas causas que, no
obstante figurar en la tabla ordinaria o entre las agregadas extraordinariamente a ella, no podrán
ser vistas en esa audiencia, por los siguientes motivos:
i. Por la existencia de causas pendientes. En efecto, art. 164 del CPC señala que las
causas se verán en el día señalado. Pero si concluida la hora de audiencia, queda
pendiente alguna y no se acuerda prorrogar el acto (la hora de la audiencia), se
continuará en los días hábiles inmediatos hasta su terminación, sin necesidad de ponerla
nuevamente en tabla.
ii. Por la institución de la suspensión de la vista de la causa. No obstante que el CPC
es terminante en decir que las causas se deben ver en el día señalado en la tabla, la vistas
de éstas se pueden retardar o suspender, lo cual acontecerá siempre que concurran las
causales taxativamente enumeradas en la ley. Estas causales están principalmente en el
art. 165 del CPC, el cual señala que sólo podrá suspenderse en el día designado al efecto
la vista de una causa, o retardarse dentro del mismo día:
- Por impedirlo el examen de las causas colocadas en lugar preferente (causas
preferentes), o la continuación de la vista de otro pleito pendiente del día anterior
(causas pendientes) (art. 165 Nº 1).
92
Antes de analizar esta etapa, es necesario referirse a un trámite nuevo que es “el anuncio del abogado que alega, al
Relator”. Conforme al autoacordado de la CS sobre vista de la causa, es necesario que todos aquellos abogados que
deseen alegar, se lo indiquen personalmente al Relator a cargo de la causa, en la primera media hora de
funcionamiento del tribunal, indicando la duración del alegato, y la parte por la que se alega (debe “anunciarse” ante
el relator). Esto es tan importante que de no ser así, el abogado pierde el derecho a alegar (“quien no se anuncia no
alega”); por el contrario, si se anuncia y luego no alega, es sancionado disciplinariamente. Con esto se ha buscado
lograr una adecuada planificación por parte de las salas.
93
Esto se hace en un cartel blanco que tiene un número grande de color negro; si se trata de una causa agregada
extraordinariamente a la tabla, junto al número se coloca la letra A, y si se trata de causa radicada, se coloca la R. En
la práctica se hace inclusive aplaudiendo por el funcionario respectivo para llamar la atención de las partes, para
hacer saber a éstas que el tribunal ha comenzado a ver la causa.
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- Por falta de miembros del tribunal en número suficiente para pronunciar sentencia
(art. 165 Nº 2). Estas son las causas sin tribunal, y tienen lugar cuando uno o más
Ministros o Abogados Integrantes de la sala instalada no pueden entrar a conocer de
un asunto por afectarles alguna causal de inhabilidad, hecho que deberá certificar el
Relator en el expediente.94 Ahora, si el proceso se encuentra incluido en la tabla de un
Relator a quien afecte alguna inhabilidad para relatarla, la causa no podrá ser vista en
esa audiencia y se dispondrá que se agregue a la tabla de otro Relator para la semana
siguiente.
- Por muerte del abogado patrocinante, del procurador o del litigante que gestione por
sí en el pleito. En estos casos, la vista de la causa se suspenderá por quince días
contados desde la notificación al patrocinado o mandante de la muerte del abogado o
del procurador, o desde la muerte del litigante que obraba por sí mismo, en su caso
(art. 165 Nº 3).
- Por muerte del cónyuge o de alguno de los descendientes o ascendientes del abogado
defensor, ocurrida dentro de los ocho días anteriores al designado para la vista (art.
165 Nº 4).
- El art. 165 Nº 5 del CPC dispone que se suspende la vista la causa por solicitarlo
alguna de las partes o pedirlo de común acuerdo los procuradores o los abogados de
ellas. Agrega el inc. II que cada parte podrá hacer uso de este derecho por una sola
vez. En todo caso, sólo podrá ejercitarse este derecho hasta por dos veces, cualquiera
que sea el número de partes litigantes, obren o no por una sola cuerda; es decir, si son
tres las partes litigantes, sólo podrán pedir la suspensión dos de éstas. La suspensión
de común acuerdo procederá por una sola vez. Por lo tanto, la suspensión puede
proceder tres veces, en dos ocasiones por las partes en forma separada, y una vez de
común acuerdo.95
El inc. III dispone que el escrito en que se solicite la suspensión deberá ser presentado
(en la Secretaría de la Corte) hasta las doce horas del día hábil anterior a la audiencia
correspondiente. La solicitud presentada fuera de plazo será rechazada de plano. La
sola presentación del escrito extingue el derecho a la suspensión aun si la causa no se
ve por cualquier otro motivo. Este escrito pagará en la CS un impuesto especial de
media UTM y en las CA de un cuarto de UTM y se pagará en estampillas de impuesto
fiscal que se pegarán en el escrito respectivo. El inc. IV del art. 165 Nº 5 agrega que
94
Tratándose de Abogados Integrantes, las partes pueden formular recusación sin necesidad de expresar causa
alguna, la que será aceptada sin más trámite por el tribunal; en todo caso, en cada proceso sólo se podrá recusar
hasta dos Abogados Integrantes, cualquiera que sea el número de partes. En la práctica, era muy frecuente recusar a
los Abogados Integrantes para suspender la vista de una causa, motivo por el cual, entre las últimas grandes
modificaciones del CPC (el año 1988), se estableció en el art. 113 inc. III que si la recusación afectare a un Abogado
Integrante, el Presidente de la respectiva Corte procederá de inmediato a formar sala, salvo que ello no fuera
posible por causa justificada.
95
Aquí hay que tener presente al art. 64 inc. II del CPC, el cual señala que las partes, en cualquier estado del juicio,
podrán acordar la suspensión del procedimiento hasta por un plazo máximo de noventa días. Este derecho sólo
podrá ejercerse por una vez en cada instancia, sin perjuicio de hacerlo valer, además, ante la CS en caso que, ante
dicho tribunal, estuviesen pendientes recursos de casación o de queja en contra de sentencia definitiva (se dice esto
porque el conocimiento de estos recursos no constituye una instancia). Los plazos que estuvieren corriendo se
suspenderán al presentarse el escrito respectivo y continuarán corriendo vencido el plazo de suspensión acordado.
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prorrogará, si fuere necesario, hasta ver la última de las causas que resten en la tabla.
Por último, el art. 165 inc. II del CPC señala que las causas que salgan de la tabla por
cualquier motivo volverán a ella al lugar que tenían; es decir, no pierden su lugar.
e. LA RELACIÓN.
En esta fase comienza la vista propiamente tal de la causa, lo que es confirmado por el
art. 223 inc. I primera parte del CPC, que dice que la vista de la causa se iniciará con la relación.
La relación se puede definir como la exposición sistemática, razonada y metódica de las
circunstancias más relevantes de la causa (contenida en el expediente) que debe efectuar en
forma oral el Relator a la Corte, a fin de que esta última pueda interiorizarse y compenetrarse
suficientemente del contenido del asunto sometido a su decisión y que debe resolver.96
La relación es una clara manifestación del principio de mediación, ya que el
conocimiento que los jueces tendrán del asunto se limita a lo que informe el Relator, sin
perjuicio de las preguntas que puedan hacerle. 97
Lo normal es que en esta fase los abogados tengan una actitud pasiva. Hasta hace muy
poco no se permitía el ingreso a los abogados durante la relación para escucharla, lo cual era
negativo, pues es importante saber qué le dijo el Relator al tribunal. Sin embargo, actualmente,
mediante una reforma legal del año 1994, sí pueden entrar, de manera que la relación se hace en
presencia de los abogados que se hayan anunciado para alegar, pero no en presencia del público
en general (art. 223 inc. I del CPC).
Art. 223. La vista de la causa se iniciará con la relación, la que se efectuará en presencia de los abogados de las
partes que hayan asistido y se hubieren anunciado para alegar. No se permitirá el ingreso a la sala de los abogados
una vez comenzada la relación. Los ministros podrán, durante la relación formular preguntas o hacer observaciones
al relator, las que en caso alguno podrán ser consideradas como causales de inhabilidad.
96
El Relator al comenzar la relación, debe especialmente dar cuenta de los aspectos esenciales del proceso, esto es:
identificar el tribunal de primera instancia; el recurso que se verá; la resolución contra la cual se dedujo; el juez que
dictó la resolución; resumen del problema que ha sido fallado; enunciación de la controversia para centrar la
atención del tribunal sobre lo que debe resolver; y dar lectura completa del fallo o resolución sometido a la CA.
97
Cabe decir que en los recursos contemplados en el CPP, el legislador eliminó el trámite de la relación. En efecto, el
art. 358 del CPP, que establece las reglas generales para la vista de los recursos, señala que la audiencia se iniciará
con el anuncio, tras el cual, s i n m e d i a r r e l a c i ó n , se otorgará la palabra a el o los recurrentes para que
expongan los fundamentos del recurso, así como las peticiones concretas que formularen. Luego se permitirá
intervenir a los recurridos y finalmente se volverá a ofrecer la palabra a todas las partes con el fin de que formulen
aclaraciones respecto de los hechos o de los argumentos vertidos en el debate.
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año calendario. El sancionado no podrá alegar ante esa misma Corte mientras no certifique el
Secretario de ella, en el correspondiente expediente, que sea pagado la multa impuesta.
Ahora bien, sea que se falle de inmediato o que la causa quede “en acuerdo”, y sea que el
asunto se haya conocido en cuenta o previa vista de la causa, se deben aplicar las normas
relativas a los acuerdos de las CA (contempladas en los arts. 72 y siguientes del COT ), normas
que también se aplican a la CS (salvo ciertas modificaciones y excepciones) a los TJOP, e incluso
a los Tribunales Arbitrales Colegiados. El acuerdo, según CASARINO, es el estudio, discusión y
adopción del fallo por parte de un Tribunal Colegiado, que se inicia una vez terminada la
relación de la cuenta del Relator, o una vez finalizada la vista de la causa, y termina una vez
firmado el fallo acordado; y se caracteriza por ser un acto de carácter privado, que se traduce en
98
Si la causa queda en estado de acuerdo, el Relator debe dejar constancia de esto; y si la sentencia no se dicta
dentro de los plazos legales, nace para el Presidente de la Corte una importante obligación, pues de acuerdo al art.
90 Nº 10 del COT, debe dar cuenta al Presidente de la CS de las causas en que no se haya dictado sentencia en el
plazo de treinta días, contados desde el término de la vista, y de los motivos del retardo.
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provocar y recibir la votación de cada uno de los Ministros presentes, acerca de lo que debe
comprender el fallo, en conformidad a la ley.
Finalmente, cabe señalar que el conjunto de actos sucesivos que conforman la vista de la
causa son de gran importancia, pues de acuerdo al art. 800 del CPC, en general, son trámites o
diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o de menor cuantía y en
los juicios especiales: 1) El emplazamiento de las partes, hecho antes de que el superior conozca
del recurso, lo cual tiene lugar con la notificación legal del decreto “autos en relación”; 3) la
citación para oír sentencia definitiva, que en segunda instancia está constituido por la relación y
los alegatos99; y 4) la fijación de la causa en tabla para su vista en los tribunales colegiados, en
la forma establecida en el art. 163, lo cual también comprende su anunció previo. Lo importante
de estos trámites, es que si se omiten, autoriza para interponer el recurso de casación en la forma
en contra de la sentencia respectiva, con el objeto de obtener su anulación.
E. L A C ORTE S UPREMA .
1. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
La CS es un tribunal ordinario y colegiado que está a la cabeza del Poder Judicial, que
ejerce jurisdicción sobre todo el territorio de la República, y cuya función normal y específica es
velar por la correcta y uniforme aplicación de las leyes, además de corresponderle la
superintendencia directiva, correccional y económica sobre todos los tribunales de la nación (con
excepción del TC, del TRICEL y de los Tribunales Electorales Regionales). De esta definición se
desprenden las siguientes características:
i. Es un tribunal ordinario, puesto que está contemplado y regulado en el COT, en base a
una relación jerárquica.
ii. Es un tribunal superior, lo cual tiene importancia respecto de la acusación
constitucional por notable abandono de deberes de sus Ministros. Y no sólo es un
tribunal superior (como lo es también la CA), sino que también está a la cabeza del Poder
Judicial, es decir, es el más alto tribunal de la República, siendo superior jerárquico de
todas las CA del país, de los JL, de los JG, de los TJOP, y de los tribunales especiales que
forman parte del Poder Judicial.
iii. Es un tribunal colegiado, ya que está compuesto por 21 miembros denominados
Ministros, uno de los cuales es su Presidente.
iv. Es un tribunal de Derecho, porque tramita y falla las causas con estricta sujeción a la
ley. Excepcionalmente falla en conciencia, por ejemplo, en el recurso de reclamación de
nacionalidad.
v. Es un tribunal letrado, puesto que los Ministros deben ser abogados; y es de carácter
permanente.
99
En primera instancia la citación para oír sentencia sólo se conforma con la dictación y notificación por el estado
diario de tal resolución. En cambio, en segunda instancia este es un trámite complejo.
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vi. En cuanto a su territorio jurisdiccional, no hay una norma expresa que señale que la CS
ejerce jurisdicción sobre todo el territorio de la República; sin embargo, esto se deduce de
numerosas disposiciones, especialmente la que le otorga la superintendencia sobre todos los
tribunales del país (art. 82 de la CPR); y porque es la expresión máxima de uno de los
Poderes del Estado (Poder Judicial).
vii. De acuerdo al art. 94 del COT, la CS tendrá su sede en la capital de la República.
Específicamente su sede está en el Palacio de los Tribunales de Justicia de Santiago,
edificio que alberga, además, a la CA de Santiago y a las Corte Marciales.
viii. La CS tiene como principal misión, en cuanto a competencia exclusiva y excluyente, velar
por la correcta y uniforme aplicación de las leyes, dándoles a ellas su verdadera y genuina
significación; para ello, conoce en forma privativa del recurso de casación en el fondo y
del de revisión. En efecto, una de las funciones más importantes de la CS, es la de actuar
como tribunal de casación, uniformando de esa manera la jurisprudencia, esto es, la
forma de aplicar la ley en un determinado caso.
Si bien en Chile, a diferencia del sistema anglosajón, los fallos de los tribunales, incluidos
los de la CS, sólo tienen fuerza obligatoria para el caso en que se han pronunciado (efecto
relativo de las sentencias), cabe decir que la jurisprudencia emanada de la CS, conociendo
del recurso de casación, constituye un importante precedente para la aplicación de la ley
en casos análogos, y una importante fuente para la interpretación y aplicación del
Derecho. Al respecto, CASARINO señala que la CS traduce y debe traducir el pensamiento
jurídico de la Nación.
ix. Por otro lado, de acuerdo al art. 82 inc. I de la CPR, la CS tiene la superintendencia
directiva, correccional y económica de todos los tribunales de la Nación. Se exceptúan
de esta norma el TC, el TRICEL y los tribunales electorales regionales. Por lo tanto, todos
los demás tribunales, incluidos los que no forman parte del Poder Judicial, están
sometidos a esta superintendencia.
Ahora bien, por superintendencia se entiende, siguiendo al profesor SILVA CIMA, la
dirección, cuidado y gobierno de una cosa, suprema administración de un ramo. Esta
superintendencia es de tres clases, a saber:
- Superintendencia directiva, la cual se manifiesta, según el profesor ALDUNATE,
en: las facultades de la CS para orientar las actuaciones del Poder Judicial frente a los
demás poderes; para pronunciarse en pleno respecto de las modificaciones a la LOC de
Organización y Atribuciones de Tribunales; proponer las quinas para su propia
generación y las ternas para las CA; actuar como corte de casación; y de acuerdo al art.
5º del CC la CS y las Cortes de Alzada, en el mes de marzo de cada año, darán cuenta
al PDR de las dudas y dificultades que les hayan ocurrido en la inteligencia y
aplicación de las leyes, y de los vacíos que noten en ellas.
- Superintendencia correccional, la cual se manifiesta en las facultades
disciplinarias de la CS, como, por ejemplo, la potestad para calificar la conducta de los
jueces y, en su caso, acordar su remoción; en el conocimiento y resolución de los
recursos de queja y quejas, etc.
112
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- Superintendencia económi ca, esto es, la facultad que tiene para regular el
funcionamiento interno de los tribunales, con el objeto de lograr una más pronta y
mejor administración de justicia. A veces, esta facultad va más allá de la organización
interna de los tribunales y afecta incluso a los particulares, como es el caso del
autoacordado sobre tramitación del recurso de protección.
- Finalmente, aunque el art. 82 de la CPR no lo diga (pero sí lo señala el art. 3º del COT
respecto de todos los tribunales), la CS también tiene facultades conservadoras, esto es,
velar para que todos los Poderes Públicos actúen dentro de la órbita de sus
atribuciones y, en especial, velar porque los derechos constitucionales sean respetados.
En efecto, esta Corte conoce en segunda instancia de las apelaciones deducidas en
contra las sentencias dictadas por las CA en los recursos de amparo y de protección.
x. Por regla general, no es un tribunal de instancia, ya que sólo tiene facultad soberana para
pronunciarse sobre las cuestiones de Derecho (recurso de casación en el fondo), no así
sobre las de hecho.
xi. Por último, es un tribunal de competencia común, ya que conoce de toda clase de asuntos,
sin importar su diversa naturaleza, sean civiles, comerciales, de minas, de aguas, etc.
2. COMPOSICIÓN.
i. Presidente de la Corte. El art. 93 inc. I del COT señala que la CS se comprenderá de
veintiún miembros, uno de los cuales será su Presidente. Agrega el inc. II que el
Presidente será nombrado por la misma Corte, de entre sus miembros, y durará en sus
funciones dos años, no pudiendo ser reelegido. Como se puede apreciar, acá hay una
diferencia con las CA, pues el Presidente de la CS es elegido por votación de los Ministros
y dura dos años, en cambio, los Presidentes de las CA ocupan ese cargo turnándose cada
Ministro por orden de antigüedad en la categoría correspondiente del escalafón y, además,
duran sólo un año.
Sus funciones más importantes son: instalar diariamente las salas para su funcionamiento,
levantando un acta de instalación, autorizada por el Secretario, indicando en ella los
nombres de los Ministros asistentes, y de los que no hubieren concurrido, para que una
copia de esta acta se fije en la tabla de la sala correspondiente; formar la tabla para cada
sala, y hacer la distribución del trabajo entre los Relatores y demás empleados del
tribunal; atender al despacho de la cuenta diaria y dictar los decretos o providencias de
mera substanciación de los asuntos de que corresponda conocer al tribunal, o a cualquiera
de sus salas.
ii. Veintiún Ministros. Los Ministros gozan de precedencia los unos respecto de los otros
por el orden de su antigüedad, y son designados por el Presidente de la República, con
acuerdo del Senado, quien los elige de una nómina de cinco personas que propone la CS.
De los 21 miembros de la CS, 16 deben provenir de la carrera judicial, y cinco deben ser
abogados extraños a la administración de justicia.
iii. Un Fiscal Judicial. Es el jefe de servicio de la Fiscalía Judicial, y le corresponde,
especialmente: vigilar por sí a los Ministros o Fiscales Judiciales de las CA, y la conducta
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funcionaria de los demás tribunales y empleados del orden judicial, exceptuados los
Miembros de la CS; y también puede integrar las salas de la CS.
iv. Ocho Relatores, cuya función principal, es hacer la relación de las causas entregadas a
la competencia de la CS.
v. Un Secretario. Es un ministro de fe pública, encargado de autorizar todas las
providencias, despachos y actos emanados de la Corte, y de custodiar los procesos y
todos los documentos y papeles que sean presentados a la Corte.
vi. Un Prosecretario u Oficial Primero. Es un funcionario que colabora con el Secretario
en el desempeño de sus funciones y lo reemplaza con iguales atribuciones; además, le
corresponde desempeñar el cargo de Relator cuando el tribunal lo estime conveniente.
vii. Cinco Oficiales Auxiliares. Forman parte de la secretaría de la CS, y prestan sus
servicios como escribientes, es decir, son digitadores de sala.
viii. Abogados Integrantes. El Presidente de la República debe designar 12 Abogados
Integrantes para la CS por un período de tres años, los cuales están llamados a integrar las
salas de la CS, por falta o inhabilidad de alguno de sus miembros. Lo importante, es que
las salas de la CS no pueden funcionar con mayoría de abogados integrantes, tanto en su
funcionamiento ordinario como en el extraordinario.
ix. Otros funcionarios. También hay un Oficial Secretario del Presidente de la CS, que
cumple las funciones que le imponga el propio Presidente o la CS; y un Bibliotecario
Estadístico, que tiene a su cargo la custodia y atención de la biblioteca que está en la CS.
3. FUNCIONAMIENTO.
Del mismo modo que las CA, la CS, en tanto tribunal colegiado, funciona dividida en salas o
en pleno, según sea la naturaleza o calidad de los asuntos que debe conocer. Y desde el punto de
vista de la cantidad de trabajo o de su acumulación y retardo, su funcionamiento puede ser ordinario
o extraordinario.
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a. COMPETENCIA EN SALA.
De conformidad con lo establecido en el art. 95 inc. IV del COT, las salas deberán
funcionar con no menos de cinco jueces cada una, tres de los cuales, a lo menos, deben ser
Ministros de la CS, pudiendo, por tanto, completarse la integración con uno o dos Abogados
Integrantes, o con el Fiscal Judicial. La integración de la sala será facultativa para el Presidente
de la Corte, y si opta por hacerlo, puede integrar cualquiera de ellas. Cada sala en que se divida
la CS debe ser presidida por el Ministro más antiguo, cuando no esté presente el Presidente de la
Corte, pues en dicho caso, será él quien la presida.
Los asuntos más importantes que conoce la CS divida en salas, están enumerados en el art,
98 del COT, y son los siguientes:
100
No obstante, la CS, siempre mediante autoacordado, podrá modificar la distribución de las materias de que conoce
cada una de las salas, cuando una repartición más equitativa de las mismas así lo requiera. Y en caso que ante la CS
se encuentren pendientes distintos recursos de carácter jurisdiccional que incidan en una misma causa, cualesquiera
sea su naturaleza, éstos deberán acumularse y verse conjunta y simultáneamente en una misma sala. La acumulación
se debe hacer de oficio, sin perjuicio del derecho de las partes a requerir el cumplimiento de esta norma.
101
Como se puede apreciar, la aplicación del funcionamiento extraordinario opera en forma distinta que en las CA,
pues respecto de la CS hay funcionamiento extraordinario cuando los Ministros de dicha Corte así lo establezcan, por
tanto, no rigen las normas de retardo que se aplican a las CA (en la práctica siempre ha funcionado
extraordinariamente, considerándose el retardo de alguna manera). Además, en la CA no hay salas especializadas.
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i. En única instancia, o mejor dicho en un sólo grado jurisdiccional, ya que en estas materias
sólo puede pronunciarse sobre el Derecho, conoce:
- De los recursos de casación en el fondo (art. 98 Nº 1). Este es un recurso estrictamente
jurídico para anular sentencias dictadas con infracción de ley, de manera que la CS no
conoce de los hechos del juicio, sino que sólo del Derecho. Por otro lado, este recurso
da origen a una importante fuente del Derecho, cual es, la jurisprudencia
- De los recursos de casación en la forma interpuestos contra las sentencias dictadas
por las CA o por un Tribunal Arbitral de segunda instancia constituido por árbitros de
Derecho en los casos en que estos árbitros hayan conocido de negocios de la
competencia de dichas Cortes (art. 98 Nº 1). Por ejemplo, un JL dictó una sentencia
definitiva e incurrió en un vicio de forma, luego se interpone casación en la forma para
ante la CA respectiva, pero a su vez, la CA al fallar incurre también en un vicio de
forma; y se interpone así un recurso de casación en la forma en contra la sentencia
dictada por la CA.
- De los recursos de nulidad interpuestos en contra de las sentencias definitivas
dictadas por los tribunales con competencia en lo criminal, cuando corresponda de
acuerdo a la ley procesal penal (art. 98 Nº 3). Esta materia se agregó con la reforma
procesal penal del año 2001, y corresponde a la CS entrar a conocer de estas materias
cuando la sentencia se dicte con vulneración de garantías.
- De los recursos de revisión (arts. 98 N° 5). Este recurso tiene por objeto dejar sin efecto
una sentencia firme dictada en un procedimiento doloso o fraudulento.
- De los recursos de queja, pero la aplicación de medidas disciplinarias, será de la
competencia del tribunal pleno (art. 98 N° 7).102
- De los demás negocios judiciales de que corresponda conocer a la CS y que no estén
entregados expresamente al conocimiento del pleno (art. 98 N° 10). Por ejemplo, los
exhortos a tribunales extranjeros; el procedimiento de exequátur, para el cumplimiento en
Chile de resoluciones extranjeras; si procede o no la indemnización patrimonial y
extrapatrimonial que debe dar el Estado por error judicial, etc. En razón de esta
disposición, se sostiene que la regla general es que todo asunto judicial de competencia
de la CS es conocido en salas, salvo que la ley expresamente lo haya entregado al pleno.
102
El art. 97 del COT deja en claro que las sentencias que dicte la CS al fallar los recursos de casación en el fondo y
en la forma, de nulidad en materia penal, de queja, de protección y de amparo, así como el de revisión, no son
susceptibles de recurso alguno, salvo el de aclaración, rectificación y enmienda que establece el art. 182 del CPC.
116
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b. COMPETENCIA EN PLENO.
Como se dijo, el pleno funciona con la concurrencia de 11 de sus miembros a lo menos.
Ahora, para saber si un determinado asunto debe ser conocido y resuelto por la CS en pleno o por
alguna de sus salas, hay que tener presente que es la ley la que enumera taxativamente qué asuntos
deben ser conocidos y resueltos por la CS en pleno, de manera que todos los demás asuntos
entregados a su competencia deben ser conocidos y resueltos por las salas, las cuales, por ende,
tienen competencia residual. Los asuntos que conoce la CS en pleno son:
i. En única instancia, o más bien dicho en un sólo grado jurisdiccional, debe:
- Ejercer las facultades administrativas, disciplinarias y económicas que las leyes le
asignan, sin perjuicio de las que les correspondan a las salas en los asuntos de que
estén conociendo, en conformidad a los arts. 542 y 543 (sanciones disciplinarias). En
uso de tales facultades, podrá determinar la forma de funcionamiento de los
tribunales y demás servicios judiciales, fijando los días y horas de trabajo en atención
a las necesidades del servicio (art. 96 Nº 4). También, en virtud de estas facultades, debe
formar el Escalafón Judicial de antigüedad; confeccionar la tabla de emplazamiento,
tomando en consideración las distancias y las facilidades o dificultades que existan para
las comunicaciones; y dictar autoacordados en conformidad a la CPR, a la ley o en virtud
de sus facultades económicas.
- Conocer y resolver la concesión o revocación de la libertad condicional, en los casos
en que se hubiere impuesto el presidio perpetuo calificado (art. 96 Nº 7).
- Conocer de todos los asuntos que leyes especiales le encomiendan expresamente. Por
ejemplo, otorgar el título de abogado en audiencia pública; reclamación por pérdida de
nacionalidad; la designación de tres Ministros del Tribunal Constitucional, etc.
ii. Y en segunda instancia conoce, principalmente, de las apelaciones en causas por desafuero
de Diputados y Senadores; las apelaciones en juicios por amovilidad seguidos contra jueces
de letras, fallados en primera instancia por las CA.103
103
A modo de conclusión ¿qué materias o asuntos son de competencia exclusiva y excluyente de la CS?
Fundamentalmente existen cinco materias, tres de ellas netamente procesales y dos constitucionales. Las materias
netamente procesales son: el recurso de casación en el fondo, el recurso de revisión, y el exequátur; y las materias
constitucionales son: la reclamación por pérdida de nacionalidad y acción de declaración de error judicial.
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los asuntos de que corresponda conocer al tribunal, o a cualquiera de sus salas. Esta cuenta
debe despacharla antes de la hora fijada para la instalación del tribunal.
Por excepción, al igual que en las CA, habrá casos en que toda la CS o alguna de sus salas
dicte decretos o providencias de mera tramitación. Ello acontecerá cuando en la vista de una
causa se adviertan defectos u omisiones que es necesario reparar o suplir antes de entrar a
conocer y fallarla. Por ejemplo, las resoluciones que ordenan acreditar la personería del abogado
de alguna de las partes, las que ordenan traer a la vista algún expediente, etc.
1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
En todo órgano jurisdiccional se encuentran personas que ejercen actividades propiamente
jurisdiccionales y otras que ejercen funciones de auxilio y cooperación de tal función. Las primeras
personas se llaman jueces, mientras que aquellas que son un complemento para el ejercicio de la
función jurisdiccional, se denominan personal cooperador.
Dentro de este personal cooperador se puede distinguir a los auxiliares de la administración
de justicia, y a los empleados u oficiales de secretaria. Los auxiliares de la administración de
104
Como se dijo, en las CA que constan de dos o más salas, los asuntos que deben conocer se distribuyen por sorteo. No
acontece lo mismo en la CS, ya que los asuntos son distribuidos entre las diversas salas por el propio Presidente. En
efecto, el art. 105 Nº 2 señala que corresponde a éste formar la tabla para cada sala, según el orden de preferencia
asignado a las causas y hacer la distribución del trabajo entre los relatores y demás empleados del tribunal. Previo
estudio de los asuntos que deberán ocupar la atención del tribunal en cada semana, su Presidente formará la tabla
con las siguientes indicaciones: día en que la Corte funcionará en un solo cuerpo; días en que se dividirá en dos o
tres salas; días que se destinarán a los acuerdos y horas precisas en que se dará comienzo a la vista de las causas.
118
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justicia están regulados en el Título XI del COT denominado, precisamente, “Los auxiliares de la
administración de justicia”, y se definen como aquellos funcionarios del Poder Judicial
encargados de colaborar y cooperar en la administración de justicia, en la gestión de los
tribunales, y en el cumplimiento de las resoluciones judiciales. Entre ellos se encuentran: los
Fiscales Judiciales; los Defensores Públicos; los Relatores; los Secretarios de cortes y juzgados;
los Administradores de tribunales con competencia en lo criminal; los Receptores; los
Procuradores de Número; los Notarios; los Conservadores; los Archiveros; los Consejos
Técnicos y los Bibliotecarios Judiciales.
Como se verá a continuación, algunos de estos funcionarios son ministros de fe pública, a
saber: los Secretarios, los Receptores Judiciales, los Notarios, los Conservadores y los
Archiveros; algunos están afectos a la función jurisdiccional (por ejemplo, los Fiscales
Judiciales, el Secretario), mientras que otros no lo están (por ejemplo, los Notarios, los
Conservadores, los Archiveros); y algunos son pagados con fondos públicos (por ejemplo, los
Relatores, los Fiscales Judiciales, los Secretarios) y otros por las partes de acuerdo a aranceles
fijados por ley (por ejemplo, los Notarios, Receptores, Archiveros, los Defensores Públicos).
2. LA FISCALÍA JUDICIAL.
La Fiscalía Judicial es una institución que tiene como misión fundamental representar
ante los tribunales de justicia el interés general de la sociedad. Este organismo, antes de la ley
19.665 que creó la reforma procesal penal, se denominaba Ministerio Público, pero como dicha
ley también creó a un órgano con la misma denominación, pasó a llamarse Fiscalía Judicial y,
además, eliminó cualquier posibilidad de intervención de ésta en todas las materias penales.105
En cuanto a su organización, de acuerdo al art. 350 inc. I del COT, la Fiscalía Judicial
será ejercida por el Fiscal Judicial de la CS, que será el jefe del servicio, y por los Fiscales
Judiciales de las CA. Agrega el art. 352 que los Fiscales Judiciales gozan de la misma
inamovilidad que los jueces, y tienen el tratamiento de Señoría.
En relación a sus funciones, el art. 350 inc. III dispone que las funciones de la Fiscalía
Judicial se limitarán a los negocios judiciales y a los de carácter administrativo del Estado en
que una ley requiera especialmente su intervención. Por lo tanto, la Fiscalía Judicial sólo puede
intervenir cuando una ley expresa requiera su intervención, y tiene funciones relacionadas con la
función jurisdiccional (negocios judiciales) y con el Poder Ejecutivo (funciones administrativas).
i. Funciones administrativas. Un ejemplo de estas funciones, es la que establece el art.
353 Nº 3 del COT, que señala que corresponde especialmente al Fiscal Judicial de la CS:
vigilar por sí a los ministros o Fiscales Judiciales de las CA, y por sí o por medio de
cualesquiera de los Fiscales Judiciales de las CA la conducta funcionaria de los demás
tribunales y empleados del orden judicial, exceptuados los miembros de la CS, y para el
solo efecto de dar cuenta a este tribunal de las faltas o abusos o incorrecciones que
notare, a fin de que la referida Corte, si lo estima procedente, haga uso de las facultades
correccionales, disciplinarias y económicas que la CPR y las leyes le confieren.
105
Antes la Fiscalía Judicial representaba los intereses de la sociedad en todos los delitos de acción pública. Sin
embargo, hoy ha perdido notoriamente su importancia, pues dicha función ha sido asumida por el Ministerio
Público; es por ello que se dice que no hay razón para mantener esta institución.
119
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106
En este punto es fundamental el art. 360 que establece que la Fiscalía Judicial es, en lo tocante al ejercicio de
sus funciones, independiente de los tribunales de justicia, cerca de los cuales es llamado a ejercerlas. Puede, en
consecuencia, defender los intereses que le están encomendados en la forma que sus convicciones se lo dicten,
estableciendo las conclusiones que crea arregladas a la ley. De no existir esta disposición, carecería de sentido el
hecho de que los ministros solicitaran la opinión de los Fiscales por cuanto esta opinión dependería de los primeros;
sin embrago, en la práctica, esto es muy difícil porque la Fiscalía Judicial forma parte del Poder judicial.
120
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El art 365 inc. I del COT señala que habrá por lo menos un Defensor Público en el
territorio jurisdiccional de cada juzgado de letras. En cuanto a sus funciones, hay que
distinguir:
i. La regla general, es que actúen como terceros absolutos o sin interés, manifestando su
opinión al tribunal respecto de aquellos negocios en que deban intervenir, mediante
informes o “vistas”. Al respecto, el art. 366 del COT establece que debe ser oído el
ministerio de los Defensores Públicos: 1) en los juicios que se susciten entre un
representante legal y su representado; 2) en los actos de los incapaces o de sus
representantes legales, de los curadores de bienes, de los menores habilitados de edad,
para los cuales actos exija la ley autorización o aprobación judicial; 3) y en general, en
todo negocio respecto del cual las leyes prescriban expresamente la audiencia o
intervención del ministerio de los Defensores Públicos o de los parientes de los
interesados. Como se puede apreciar, se trata de casos de intervención forzada, pues la
ley los establece en forma imperativa; por tanto, si se omite el informe o la vista (tanto
del Fiscal Judicial o del Defensor Público), se señala que se debe anular el
procedimiento por vía de casación, en razón de haberse omitido un trámite declarado
esencial, o por cuya omisión la ley prevé especialmente como sanción la nulidad.
También actúan como terceros absolutos, cuando asisten a un comparendo
manifestando en ellos su opinión en forma verbal. En efecto, de acuerdo al art. 369 del
COT, pueden los jueces oír al ministerio de los Defensores Públicos en los negocios que
interesen a los incapaces, a los ausentes, a las herencias yacentes, a los derechos de los
que están por nacer, a las personas jurídicas o a las obras pías, siempre que lo estimen
conveniente. Como se puede apreciar, esta función, a diferencia de la anterior, es de
carácter condicional, sólo tiene lugar si el juez lo cree conveniente.
iii. Por último, de acuerdo al art. 368 del COT, toca al ministerio de los Defensores
Públicos, sin perjuicio de las facultades y derechos que las leyes conceden a los jueces
y a otras personas, velar por el recto desempeño de las funciones de los guardadores de
incapaces, de los curadores de bienes, de los representantes legales de las fundaciones
de beneficencia y de los encargados de la ejecución de obras pías; y puede provocar la
acción de la justicia en beneficio de estas personas y de estas obras, siempre que lo
estime conveniente al exacto desempeño de dichas funciones. Como se puede apreciar,
se trata de una función principalmente de control o de supervigilancia, pero puede llegar
a convertirse en una función judicial, en caso que el Defensor lo estime conveniente.
121
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4. LOS RELATORES.
Los Relatores son funcionarios auxiliares de la administración de justicia que tienen
como misión fundamental imponer a los tribunales colegiados del contenido de los negocios que
ante ellos se ventilan y que deben resolver. Como se dijo en párrafos anteriores, en los tribunales
colegiados rige el principio de mediación, pues los Ministros se enteran y conocen del proceso
mediante un funcionario que los narra, cuenta, describe y relata, que es precisamente el Relator,
sin perjuicio del examen que ellos crean necesario hacer por sí mismos.107
Cada tribunal colegiado tiene el número de Relatores que la propia ley señala; así, por
ejemplo, la CA de Valparaíso tiene 10 Relatores, y la CS tiene ocho (pudiendo designar interinos
en el funcionamiento extraordinario). Las principales funciones de los Relatores se encuentran
contempladas en el art. 372 del COT, el cual señala que son funciones de los Relatores:
i. Dar cuenta diaria de las solicitudes que se presenten en calidad de urgentes, de las que
no pudieren ser despachadas por la sola indicación de la suma y de los negocios que la
Corte mandare pasar a ellos (art. 372 Nº 1). La urgencia de una solicitud, será una
cuestión de criterio que tendrá que resolver el propio Relator; y por otro lado, la “suma”
es la leyenda con que se encabeza todo escrito judicial y que da idea, de inmediato, de su
contenido.
Por lo tanto, teóricamente, la cuenta diaria de las solicitudes que no presenten las
características anteriores, será proporcionada por el Secretario; pues según el art. 380 Nº
1 del COT, son funciones de los Secretarios: dar cuenta diariamente a la Corte o Juzgado
en que presten sus servicios de las solicitudes que presentaren las partes. Sin embargo,
en la práctica esto no se respeta, pues cualquiera que sea la naturaleza del asunto, el
Relator efectúa la cuenta diaria. Ahora bien, si la Corte consta de varias salas, la efectúa
el Relator de la Sala Tramitadora, o sea, de aquella sala en que funciona el Presidente de
la Corte (al cual le corresponde dictar las providencias de mera substanciación).
ii. Poner en conocimiento de las partes o sus abogados el nombre de las personas que
integran el tribunal, en el caso a que se refiere el art. 166 del CPC (art. 372 Nº 2), es
decir, en caso de que Abogados Integrantes o Fiscales Judiciales conformen la sala, para
que así se hagan valer las posibles implicancias y recusaciones.
iii. Revisar los expedientes que se les entreguen y certificar que están en estado de relación
(esto para que se dicte el llamado decreto “autos en relación”, y así se coloque la causa en
la tabla). En caso que sea necesario traer a la vista los documentos, cuadernos
separados y expedientes no acompañados o realizar trámites procesales previos a la
vista de la causa, informará de ello al Presidente de la Corte, el cual dictará las
providencias que correspondan (art. 372 Nº 3). El profesor FORTTES señala que cada vez
que ingrese un expediente a la Corte, la primera resolución que se dicta es “autos al
relator” (o “pasen los autos al relator”), precisamente, para ver si han traído los cuadernos
que corresponden, los expedientes necesarios, etc.
107
CASARINO llama a estos funcionarios “los ojos del tribunal”, pues materialmente sería imposible que diversos
jueces pudieran imponerse en un mismo momento del proceso; se recurre entonces al sentido de la vista de un
tercero, a objeto de que, a viva voz, informe a los jueces de la materia o contenido del expediente. En los tribunales
unipersonales, en cambio, el juez examina por sí mismo los autos para dictar resolución, es decir, rige un sistema de
conocimiento directo y personal (principio de inmediación).
122
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iv. Hacer relación de los procesos (art. 372 Nº 4). Evidentemente esta es la función más
importante de los Relatores; en este sentido, el art 374 del COT señala que las relaciones
deberán hacerlas de manera que la Corte quede enteramente instruida del asunto
actualmente sometido a su conocimiento, dando fielmente razón de todos los documentos
y circunstancias que puedan contribuir a aquel objeto. Con todo, antes de efectuar las
relaciones, los Relatores deben cumplir con las obligaciones previas que establece el art.
373 inc. I del COT, a saber: dar cuenta a la Corte de todo vicio u omisión substancial que
notaren en los procesos; de los abusos que pudiere dar mérito a que la Corte ejerza las
atribuciones que le confieren los arts. 539 y 540 (facultades disciplinarias) y de todas
aquellas faltas o abusos que las leyes castigan con multas determinadas.
v. Anotar el día de la vista de cada causa los nombres de los jueces que hubieren
concurrido a ella, si no fuere despachada inmediatamente (art. 372 Nº 5). Esto se
relaciona con las normas de los acuerdos, pues una vez vista la causa, podría no fallarse
de inmediato, es decir, quedar en este “estado de acuerdo”; y en dicho caso, el Relator
tiene la función de levantar dicha acta, la cual es importante porque a través de ella se
puede evitar que se falle con jueces que no acudieron a la vista o con menos jueces (actúa
como ministro de fe).
vi. Cotejar con los procesos los informes en derecho, y anotar bajo su firma la conformidad
o disconformidad que notaren entre el mérito de éstos y los hechos expuestos en aquéllos
(art. 372 Nº 5). En este caso también actúa como ministro de fe.
5. LOS SECRETARIOS.
Los Secretarios no sólo son auxiliares de la administración de justicia, sino que son los
ministros de fe por excelencia (al menos dentro del tribunal). En efecto, el art. 379 del COT
señala que los Secretarios de las cortes y juzgados, son ministro de fe pública, encargados de
autorizar, salvo las excepciones legales, todas las providencias, despachos y actos emanados de
aquellas autoridades, y de custodiar los procesos y todos los documentos y papeles que sean
presentados a la corte o juzgado en que cada uno de ellos debe prestar sus servicios.
Tal como se desprende de la definición legal, existen excepciones en su función de
autorizar, pues hay actos que los autoriza otro agente auxiliar denominado Receptor, como por
ejemplo, las declaraciones testimoniales (prueba de testigos), la confesión judicial (absolución de
posiciones o prueba confesional) y las informaciones sumarias de testigos tanto en asuntos
judiciales contenciosos como no contenciosos. La razón de esto, es que se trata de actuaciones en
las cuales intervienen los Receptores y, por consiguiente, son autorizadas por ellos.
En cada JL existe un Secretario; por otro lado, cada CA también tiene un Secretario, salvo
la CA de San Miguel que tiene dos, y la CA de Santiago que tiene tres; y la CS también tiene un
Secretario y, además, un Prosecretario. En el caso de los jueces árbitros, hay que recordar que los
árbitros de Derecho sustancian todo el juicio arbitral ante un ministro de fe (por ejemplo, un
Secretario, un Notario) designado por el propio árbitro; y los árbitros arbitradores practican los
actos de sustanciación del juicio solos o con asistencia de un ministro de fe, según lo estimen
123
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conveniente. Y por último, los tribunales especiales tienen o no Secretario, según lo dispongan
las leyes especiales de su creación.108
Las funciones más importantes que desempeñan los Secretarios se encuentran señaladas
en el art. 380 del COT, el cual dispone que son funciones de los Secretarios:
i. Dar cuenta diariamente a la Corte o juzgado en que presten sus servicios de las
solicitudes que presentaren las partes (art. 380 Nº 1). Como se dijo, en la práctica, en las
Cortes toda la cuenta es dada exclusivamente por los Relatores.
ii. Autorizar las providencias o resoluciones que sobre dichas solicitudes recayeren (esto
equivale a dar fe de la autenticidad de la firma del juez o jueces que suscriben las
resoluciones, lo cual es muy importante, pues la firma del Secretario es un requisito de
validez de las resoluciones conforme al art. 61 del CPC), y hacerlas saber a los
interesados que acudieren a la oficina para tomar conocimiento de ellas, anotando en el
proceso las notificaciones que hicieren (esto significa practicar, en el despacho del
Secretario, la notificación personal), y practicar las notificaciones por el estado diario
(art. 380 Nº 2); esto último significa efectuar la más común de las notificaciones de las
resoluciones judiciales, que consiste en hacer figurar la causa y el número de resolución
que se dicte en el proceso, en una nómina o listado que se confecciona diariamente, y
enviar una carta certificada al interesado comunicándole la dictación de la o de las
resoluciones correspondientes.
Art. 61. De toda actuación deberá dejarse testimonio escrito en el proceso, con expresión del lugar, día, mes
y año en que se verifique, de las formalidades con que se haya procedido, y de las demás indicaciones que
la ley o el tribunal dispongan.
A continuación y previa lectura, firmarán todas las personas que hayan intervenido; y si alguna no sabe o se
niega a hacerlo, se expresará esta circunstancia.
La autorización del funcionario a quien corresponda dar fe o certificado del acto es esencial para la validez
de la actuación.
iii. Dar conocimiento a cualquiera persona que lo solicitare de los procesos que tengan
archivados en sus oficinas, y de todos los actos emanados de la Corte o juzgado, salvo
los casos en que el procedimiento deba ser secreto en virtud de una disposición expresa
de la ley (art. 380 Nº 3). Esta función es una simple aplicación de una de las bases
fundamentales de la organización de los tribunales llamado principio de publicidad.
iv. Guardar con el conveniente arreglo los procesos y demás papeles de su oficina,
sujetándose a las órdenes e instrucciones que la Corte o juzgado respectivo les diere
sobre el particular. Dentro de los seis meses de estar practicada la visita de que trata el
art. 564 (visitas ordinarias efectuadas por los Jueces de Letras a los Secretarios,
Conservadores y Archiveros de su territorio jurisdiccional), enviarán los procesos
iniciados en su oficina y que estuvieren en estado, al archivo correspondiente.109
108
Como se verá más adelante, en materia procesal penal no existen Secretarios, sino que Administradores de
Tribunales.
109
Esto se relaciona con el art. 384 del COT, que señala que los Secretarios deberán llevar los siguientes registros:
1) un registro foliado (numerado) compuesto por copias escritas a máquina (ahora es en computador), autorizadas
por el Secretario, de las sentencias definitivas que se dicten en los asuntos civiles contenciosos o de jurisdicción
voluntaria (a este registro se le denomina Libro Copiador de Sentencias); 2) el registro de depósitos a que se refiere
el art. 507 (esto es, los depósitos que se hacen en la cuenta corriente del tribunal); y 3) los demás que ordenen las
124
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v. Autorizar los poderes judiciales que puedan otorgarse ante ellos (art. 380 Nº 5). Según el
art. 6º inc. II del CPC, el poder para representar a otra persona en juicio (o mandato
judicial), se puede constituir, entre otras formas, mediante una declaración escrita del
mandante, autorizada por el Secretario del tribunal que esté conociendo de la causa; es
decir, se lleva una declaración escrita al Secretario y se firma ante él, y éste da fe de que
fue firmada por el mandante. Ésta es la forma más frecuente en la práctica para constituir
un mandato judicial.
vi. Las demás que les impongan las leyes (art. 380 Nº 6). Por ejemplo, en materia de
presentación de escritos, el art. 32 del CPC señala que entregado un escrito al Secretario,
deberá éste en el mismo día estampar en cada foja la fecha y su media firma, o un sello
autorizado por la respectiva CA y que designe la oficina y la fecha de la presentación.
Deberá, además, dar recibo de los documentos que se le entreguen, siempre que lo exija
la parte que los presenta, sin que pueda cobrar derecho alguno por los servicios a que
este artículo se refiere. Por otro lado, según el art. 174 del CPC, una resolución se
entiende firme o ejecutoriada…desde que transcurran todos los plazos que la ley concede
para la interposición de dichos recursos, sin que se hayan hecho valer por las partes. En
este caso, debe certificar el hecho el Secretario del tribunal a continuación del fallo, el
cual se considerará firme desde este momento, sin más trámites.
Los Secretarios de los JL tienen funciones especiales, pues, de acuerdo al art. 381 del COT,
harán al juez la relación de los incidentes y el despacho diario de mero trámite, el que
será revisado y firmado por el juez; en materia de subrogación el art. 211 del COT señala
que en todos los casos en que el juez de letras falte (por ejemplo, si no hubiere llegado a
la hora ordinaria de despacho) o no pueda conocer de determinados negocios, será
subrogado por el Secretario del mismo tribunal siempre que sea abogado; de acuerdo al
art. 33 inc. II del CPC, los Secretarios letrados de los juzgados civiles dictarán por sí
solos los decretos, providencias o proveídos, resoluciones que serán autorizadas por el
Oficial Primero (éste actúa como ministro de fe). La reposición, en su caso será resuelta
por el juez.
leyes o el tribunal (por ejemplo, el Libro de Ingreso de Causas, donde aparece el nombre completo de las partes y
cuyos datos son de público conocimiento; el Libro de Receptores; el Libro de Peritos; el Libro de Acuerdos, de
Integraciones y Asistencias, en los tribunales colegiados, etc.).
125
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7. LOS RECEPTORES.
Los Receptores, de acuerdo al art. 390 inc. I del COT, son ministros de fe pública
encargados de hacer saber a las partes, fuera de las oficinas de los Secretarios, los decretos y
resoluciones de los tribunales de justicia, y de evacuar todas aquellas diligencias que los
mismos tribunales les cometieren.110
De acuerdo al art. 392 inc. I del COT, para cada comuna o agrupación de comunas que
constituya el territorio jurisdiccional de JL, habrá el número de Receptores que determine el
PDR, previo informe favorable de la respectiva CA. A estos Receptores se les denomina por la
doctrina “Receptores permanentes”, esto en contraposición a los “Receptores ocasionales o ad
hoc”, los cuales son empleados de secretaría designados para la realización de diligencias
determinadas que no puedan realizar los Receptores judiciales debido a su ausencia, inhabilidad
u otro motivo calificado. En efecto, según el art. 392 inc. II del COT, sin perjuicio de lo anterior
(“receptores permanentes”), podrá el tribunal de la causa designar Receptor a un empleado de
la secretaría del mismo tribunal para el sólo efecto de que practique una diligencia determinada
que no pueda realizarse por ausencia, inhabilidad u otro motivo calificado, por los Receptores
judiciales a que se refiere el inciso anterior. 111
En cuanto a su competencia territorial, el art. 391 inc. II señala que los Receptores
ejercerán sus funciones en todo el territorio jurisdiccional del respectivo tribunal. Sin embargo,
también podrán practicar las actuaciones ordenadas por éste, en otra comuna comprendida
dentro del territorio jurisdiccional de la misma CA. Por ejemplo, si un tribunal de Valparaíso
ordena notificar a alguien en Villa Alemana, se le autoriza al receptor ir a esa otra comuna,
porque está dentro del territorio jurisdiccional de la misma CA; en cambio, si se le ordena
notificar en Santiago, en ese caso la notificación debería hacerse mediante un exhorto.
Las funciones de los Receptores están señaladas en la definición que da el art. 390 del
COT; en efecto:
i. Los receptores son ministros de fe pública encargados de hacer saber a las partes, fuera
de las oficinas de los Secretarios, los decretos y resoluciones de los tribunales de justicia.
Esta función se relaciona con el tema de las notificaciones, que es la manera en que las
partes toman conocimiento de las resoluciones que decreta un tribunal (la notificación por
cédula solamente la hacen los Receptores)
ii. Están obligados a evacuar todas aquellas diligencias que los tribunales de justicia les
cometieren, previa resolución judicial. Por ejemplo, el tribunal puede ordenar al Receptor
que trabe un embargo (que requiera la entrega material de una especie embargada) con
ayuda de la fuerza pública.
iii. De acuerdo al art. 390 inc. II del COT, deben recibir las informaciones sumarias de
testigos en actos de jurisdicción voluntaria o en juicios civiles. Como se dijo, al tratar los
asuntos judiciales no contenciosos, se entiende por información sumaria la prueba de
110
En cuanto a los requisitos para ser Receptor, resalta que no requieren ser abogados, pues sólo deben tener
derecho a sufragio, aptitud necesaria para desempeñar el cargo y una edad mínima de 25 años. Las remuneraciones
son de cargo de las partes que encomiendan la diligencia, sin perjuicio del privilegio de pobreza.
111
Hay también algunos Receptores llamados “Receptores institucionales”, que son aquellos que dependen de un
determinado organismo y que se encuentran facultados para realizar todas las notificaciones en que éstos
intervengan. Tales como: los Receptores del Consejo de Defensa del Estado; y los Receptores de las Corporaciones
de Asistencia Judicial u otras instituciones facultadas por la ley para otorgar el privilegio de pobreza.
126
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112
Para ser procurador común u ordinario ante cualquier tribunal ordinario o arbitral, se requiere, de acuerdo a la
Ley 18.120 sobre Comparecencia en Juicio, lo siguiente: ser abogado habilitado para ejercer la profesión; o ser
estudiante actualmente inscrito en tercer, cuarto o quinto año de las escuelas de Derecho de alguna de las
Universidades autorizadas; o ser egresado de esas mismas escuelas hasta tres años después de haber rendido los
exámenes correspondientes. Los abogados normalmente, dentro del negocio que se les ha encomendado, tienen la
dirección técnica-jurídica del mismo, pero ocasionalmente también pueden asumir la representación de su
patrocinado, con lo cual se transforman en verdaderos procuradores judiciales.
127
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pueden actuar ante cualquier tribunal que tenga su asiento dentro de dicha comuna o agrupación
de comunas y cualquiera que sea su jerarquía; así, por ejemplo, un Procurador del Número de
Santiago podrá actuar válidamente tanto ante los JL de dicho territorio jurisdiccional, como ante
la CS. 113
Las funciones más importantes de los Procuradores del Número, son las siguientes:
i. Representar a las partes en juicio, lo cual se da bastante cuando un abogado vive lejos de
la CA o de la CS, de manera que le delega poder al Procurador del Número para que
realice ciertas actuaciones. Esta función no es exclusiva de los Procuradores del Número,
pues también pueden desempeñarla los procuradores comunes u ordinarios y, aun,
excepcionalmente, los abogados patrocinantes. En efecto, el art. 398 inc. I del COT
establece que ante la CS sólo se podrá comparecer por abogado habilitado o por
Procurador del Número y ante las CA las partes podrán comparecer personalmente o
representadas por abogado o por Procurador del Número.114
ii. También pueden representar a los litigantes rebeldes, es decir, la parte que no ha
comparecido a los actos del juicio. En efecto, el art. 398 inc. II del COT señala que el
litigante rebelde sólo podrá comparecer ante estos últimos tribunales representado por
abogado habilitado o por procurador del número.
iii. También existen Procuradores Fiscales, los cuales, según CASARINO, son un tipo de
Procurador del Número, encargado de representar los intereses de determinadas
instituciones de la Administración pública.
iv. De acuerdo al art. 397 del COT, además de la recta ejecución del mandato, son
obligaciones de los Procuradores del Número: dar los avisos convenientes sobre el
estado de los asuntos que tuvieren a su cargo, o sobre las providencias y resoluciones
que en ellos se libraren, a los abogados a quienes estuviere encomendada la defensa de
los mismos asuntos; y Servir gratuitamente a los pobres con arreglo a lo dispuesto por el
art. 595 (privilegio de pobreza).
v. Servir de procurador a las partes en juicio, cuando sean varias y deduzcan idénticas
acciones u opongan idénticas excepciones, y la contraparte exija la designación de
procurador común y esto no se obtenga por la unanimidad de dichas partes, debiendo
hacer el nombramiento el propio juez (arts. 13 y 19 del CPC).
113
En cuanto al origen de la denominación “Procurador del Número”, según algunos proviene del hecho de que el
PDR determinaba el número de procuradores que debía haber en cada territorio jurisdiccional del país. Otros dicen
que la denominación diría relación con la principal obligación que pesa sobre los Procuradores en los tribunales
colegiados, consistente en tratar de obtener para las causas en que ellos intervienen la mejor colocación, o sea, “el
mejor número” en la tabla que debe confeccionarse para los efectos de su vista y fallo.
114
El profesor FORTTES critica que en la CS no puedan comparecer los procuradores ordinarios, pues la norma los
discrimina, más aún, sabiendo que los Procuradores del Número no requieren ser abogados.
128
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9. LOS NOTARIOS.
a. CONCEPTO.
Históricamente las funciones de los Notarios, de los Secretarios y de los Archiveros,
estaban a cargo de un sólo funcionario denominado Escribano; pero el COT separó estas
funciones, y se las entregó a diversos auxiliares. Ahora bien, de acuerdo al art. 399 del COT, los
Notarios son ministros de fe pública encargados de autorizar y guardar en su archivo los
instrumentos que ante ellos se otorgaren, de dar a las partes interesadas los testimonios que
pidieren, y de practicar las demás diligencias que la ley les encomiende.115
El art. 400 inc. I del COT señala que en cada comuna o agrupación de comunas que
constituya territorio jurisdiccional de JL, habrá a lo menos un Notario (el número de habitantes
es un elemento que se puede considerar para los efectos de establecer el número de Notarios que
puede haber en cada comuna); agrega el inc. final de esta disposición, que ningún Notario puede
ejercer sus funciones fuera de su respectivo territorio. Así, por ejemplo, el JL de Valparaíso
comprende el territorio jurisdiccional de Valparaíso y Juan Fernández, por tanto, los 10 Notarios
que existen en Valparaíso no pueden ejercer sus funciones en Viña del Mar; ahora, si hay un
bien raíz en Arica, y el vendedor y el comprador son de Viña ¿se puede otorgar la escritura en
Valparaíso? Sí, pues ahí el Notario es competente, y en la práctica esto se hace colocando en la
escritura “de paso por esta ciudad”.
b. LA FE PÚBLICA.
Como se puede apreciar, la función genérica de los Notarios es ser un ministro de fe
pública, pero ¿qué es la fe pública? Los profesores ALFARO y FORTTES señalan que es la
confianza que la ley deposita en alguna autoridad o funcionario mediante la cual los actos que
realizan estas personas, se entienden que son verdaderos o auténticos. En general, se traduce, en
la confianza que tiene la sociedad acerca de la autenticidad, de documentos y objetos empleados
en el tráfico jurídico y, por lo tanto, gozan de respaldo jurídico del Estado, cuando se realizan
antes determinados funcionarios116.
Su fundamento radica en el deber del Estado, como resguardador de la paz social, de
proteger los derechos subjetivos, evitando que surjan contiendas que requieran la intervención de
los tribunales. Para llevar a cabo tal protección, el Estado necesita conocer con certeza los
derechos sobre los que debe ejercerse esa tutela, impidiendo que se niegue su existencia y
garantizando su efectividad; necesidad que viene a llenar la fe pública notarial (también existe la
fe pública judicial, administrativa, etc.). Es por ello que la fe pública es un bien protegido por el
Derecho Penal, pues es una base esencial de la organización política, jurídica y social, y del
tráfico jurídico y económico.
115
En cuanto al nombramiento de un Notario titular, la CA respectiva forma una terna, y en base a ella, lo designa el
PDR. Tratándose de un Notario suplente, para el caso de que el titular se ausentare, se nombra a un abogado en tal
carácter por el presidente de la CA respectiva o por el JL de turno en los lugares que no sean asiento de Corte,
pudiendo el titular proponer la persona del reemplazante.
116
Algunos señalan que esta confianza en la autenticidad surge espontáneamente en los individuos, por ende, se
debe prescindir de la intervención estatal; pues la gente tiende a confiar en la veracidad mientras no se demuestre lo
contrario.
129
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117
El art. 401 Nº 1 entrega la función de “extender” instrumentos públicos, de lo que se deduce que debe
“redactar”; pero en la práctica, quienes los redactan son los abogados, por tanto, su función se reduce a extender
instrumentos públicos en base a minutas redactadas por abogados.
130
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d. LA ESCRITURA PÚBLICA.
El art. 403 del COT señala que la escritura pública es el instrumento público o auténtico
otorgado con las solemnidades que fija esta ley, por el competente Notario, e incorporado en su
protocolo o registro público. De esta definición se pueden señalar que los requisitos o
características de las escrituras públicas son:
i. Que se trate de un instrumento público o auténtico. Como se dijo, el art. 1699 inc. I del CC
señala que instrumento público o auténtico es el autorizado con las solemnidades legales
por el competente funcionario. Sin embargo, el legislador se equivoca al hacer sinónimos
lo público con lo auténtico, pues la autenticidad, de acuerdo al art. 17 inc. II del CC, se
131
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refiere al hecho de haber sido realmente otorgados y autorizados por las personas y de la
manera que en los tales instrumentos se exprese; y lo público alude a un instrumento que
ha sido autorizado por una persona en quien reside la autoridad pública (calza con la
definición del art. 1699). Por lo tanto, lo auténtico no tiene que ver con lo público, por
ello la redacción del artículo debió haber dicho “público y auténtico”; pero en estricto
rigor, los instrumentos públicos son casi siempre auténticos, no obstante, hay muchos
instrumentos auténticos que no son públicos, así, por ejemplo, si un notario de la comuna
de Valparaíso otorga una escritura en Viña del Mar, ésta será auténtica pero no pública (y
nula por la falta de competencia, ya que el Notario no está habilitado para ejercer en
Viña).
ii. Que dicho instrumento haya sido otorgado previa observancia de las solemnidades que
establece el COT. Estas solemnidades son:
- En cuanto a su redacción, el art. 404 del COT establece que las escrituras públicas
deben escribirse en idioma castellano y estilo claro y preciso, y en ellas no podrán
emplearse abreviaturas, cifras ni otros signos que los caracteres de uso corriente, ni
contener espacios en blanco. Podrán emplearse también palabras de otro idioma que
sean generalmente usadas o como término de una determinada ciencia o arte. El
Notario deberá inutilizar, con su firma y sello, el reverso no escrito de las hojas en
que se contenga una escritura pública o de sus copias.
- En relación a la forma de extenderse y la individualización de los otorgantes y
comparecientes, el art. 405 del COT dispone que las escrituras públicas deberán
otorgarse ante notario y podrán ser extendidas manuscritas, mecanografiadas o en
otra forma que leyes especiales autoricen. Deberán indicar el lugar y fecha de su
otorgamiento, la individualización del notario autorizante y el nombre de los
comparecientes, con expresión de su nacionalidad, estado civil, profesión, domicilio y
cédula de identidad, salvo en el caso de extranjeros y chilenos radicados en el
extranjero, quienes podrán acreditar su identidad con el pasaporte o con el
documento de identificación con que se les permitió su ingreso al país. Además, el
Notario al autorizar la escritura indicará el número de anotación que tenga en el
repertorio, la que se hará el día en que sea firmada por el primero de los otorgantes.
- De acuerdo al art. 406 del COT, las escrituras serán rubricadas (firmadas) y selladas
en todas sus fojas por el notario. Ahora bien, cualquiera de las partes podrá exigir al
Notario que antes de firmarla, lea la escritura en alta voz, pero si todos los otorgantes
están de acuerdo en omitir esta formalidad, leyéndola ellos mismos, podrá procederse
así (art. 407 del COT); y si alguno de los comparecientes o todos ellos no supieren
firmar, lo hará a su ruego uno de los otorgantes que no tenga interés contrario, según
el texto de la escritura, o una tercera persona, debiendo los que no firmen poner junto
a la del que la hubiere firmado a su ruego, la impresión del pulgar de la mano
derecha o, en su defecto, el de la izquierda (art. 408 del COT); no obstante, siempre
que alguno de los otorgantes o el Notario lo exijan, los firmantes dejarán su
impresión digital en la forma indicada en el artículo anterior (art. 409 del COT).
- El art. 410 del COT establece que no será obligatorio insertar en la escritura
documentos de ninguna especie, a menos que alguno de los otorgantes lo requiera. Si
132
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iii. Que el instrumento haya sido incorporado en su Protocolo o Registro Público. Del art.
429 del COT, se deduce que el Protocolo es el Libro o Registro donde se insertan las
escrituras públicas en el orden numérico que les haya correspondido en el Repertorio,
agregándose a continuación de éstas los documentos protocolizados, también conforme al
orden numérico que les haya correspondido en el Repertorio. En efecto, el art. 429 señala
que todo Notario deberá llevar un protocolo, el que se formará insertando las escrituras
en el orden numérico que les haya correspondido en el repertorio. A continuación de las
escrituras se agregarán los documentos a que se refiere el art. 415 (documentos
protocolizados), también conforme al orden numérico asignado en el repertorio.118
Ahora bien, del art. 430 del COT se desprende que el Repertorio es un libro o registro
público que llevan los Notarios de escrituras públicas y documentos protocolizados, en el
que se otorga y anota un número a cada uno de estos instrumentos por riguroso orden de
presentación. Este Libro se cierra diariamente indicándose el número de la última
anotación, la fecha y la firma del Notario; y existe para evitar que una escritura pública
fuese protocolizada con fecha anterior a otra, y para que no se consigne una fecha
distinta de la escritura pública o documento protocolizado.
Lo importante aquí, es que el original de la escritura pública, esto es, la escritura que
lleva la autorización notarial y es firmada por las partes y el notario (llamada escritura
matriz o sólo matriz) es lo que se incorpora en el protocolo. Lo que se entrega a las partes
interesadas son las copias de la escritura pública, es decir, los documentos en que consta
la trascripción fiel de la escritura matriz, extendidas con arreglo a las solemnidades
legales. Estas copias pueden ser otorgadas por el Notario o por el Archivero Judicial, y
corresponden a un instrumento público, distinto a la escritura pública, puesto que la
escritura pública o matriz es la que está incorporada en el protocolo, y ésta sirve de fuente
para sacar las copias, traslados y testimonios que pidan los interesados.
118
De acuerdo al art. 429 inc. III del COT, los protocolos deberán empastarse, a lo menos, cada dos meses, no
pudiendo formarse cada libro con más de quinientas fojas, incluidos los documentos protocolizados, que se
agregarán al final en el mismo orden del repertorio (al año, el protocolo se envía al Archivero). Cada foja se
numerará en su parte superior con letras y números. Agrega el inc. V que cada protocolo llevará, además, un índice
de las escrituras y documentos protocolizados que contenga, y en su confección se observará lo dispuesto en el inc.
III del art. 431 (es decir, debe contener el nombre de los otorgantes y si se trata de personas jurídicas, sucesiones u
otras clases de comunidades, basta con anotar el nombre de éstas). Se iniciará con un certificado del Notario en que
exprese la fecha en que lo inicie, enunciación del respectivo contrato o escritura y nombre de los otorgantes de la
escritura con que principia.
133
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iv. Que en su otorgamiento haya intervenido un Notario competente, esto es, el notario que
ha sido legalmente nombrado, que actúa dentro del territorio de su jurisdicción y que se
encuentra en el ejercicio de sus funciones.
¿Qué ocurre cuando estas exigencias no se cumplen? En general, las sanciones aplicables
para el caso de incumplimiento de las normas antedichas, son diversas según sea la causa o
motivo que las origina:
i. La nulidad de la escritura pública, si los otorgantes no han acreditado su identidad en
alguna de las formas establecidas en el art. 405, o en que no aparezcan las firmas de las
partes y del Notario. (art. 412 Nº 2 del COT).
ii. La falta de publicidad o autenticidad de la escritura pública, de acuerdo a las causales que
establece el art 426 del COT.119
Art. 426. No se considerará pública o auténtica la escritura:
1. Que no fuere autorizada por persona que no sea Notario, o por Notario incompetente, suspendido o
inhabilitado en forma legal;
2. Que no esté incorporada en el protocolo o que éste no pertenezca al notario autorizante o al de quien esté
subrogando legalmente;
3. En que no conste la firma de los comparecientes o no se hubiere salvado este requisito en la forma
prescrita en el art. 408;
4. Que no esté escrita en idioma castellano;
5. Que en las firmas de las partes o del Notario o en las escrituras manuscritas, no se haya usado tinta fija, o
de pasta indeleble, y
6. Que no se firme dentro de los sesenta días siguientes de su fecha de anotación en el repertorio.
iii. Y por último, cabe como sanción la inexistencia de ciertas palabras; pues de acuerdo al
art. 411 del COT, se tendrán por no escritas las adiciones, apostillas, entre reglonaduras,
raspaduras o enmendaduras u otra alteración en las escrituras originales que no
aparezcan salvadas al final y antes de las firmas de los que las suscriban.
Por último, se puede decir que la importancia del instrumento público y, en especial, de la
escritura pública es enorme, pues, desde un punto de vista procesal, es un título ejecutivo, y es un
medio probatorio que produce plena prueba del hecho de haberse otorgado, de su fecha, de
quienes la otorgaron y de que ellos hicieron las declaraciones que ahí se indican (no produce
prueba de que esas declaraciones hechas por los interesados en ella sean verdaderas); y desde un
punto de vista civil, un acto no sometido a esta solemnidad es nulo absolutamente (por ejemplo,
una compraventa de un bien raíz).
119
El profesor FORTTES recalca que en estos casos como la ley señala que no se considerará pública o auténtica,
puede tener valor probatorio como instrumento privado.
134
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hay razón de justicia, para privar a esas personas de los beneficios legales de la protocolización
de documentos de esta especie).
Un documento que ha sido protocolizado no se puede sacar sin más del protocolo. Por
ello, el art. 418 del COT dice que el documento protocolizado sólo podrá ser desglosado del
protocolo en virtud del decreto judicial.
Por último, los efectos legales de la protocolización, respecto de las partes, es que el
documento protocolizado tiene fecha cierta desde su protocolización (art. 1703 del CC), y
respecto de terceros, desde su anotación en el Repertorio (art. 419 del COT). Y excepcionalmente,
en algunos casos la protocolización da al instrumento protocolizado valor de instrumento
público.
¿Qué actividades tiene el Notario en relación con los documentos privados? De acuerdo
al art. 401 Nº 10 del COT, son funciones de los Notarios: autorizar las firmas que se estampen en
documentos privados, sea en su presencia o cuya autenticidad les conste. Ahora bien, la
autorización de la firma puesta en un instrumento privado no transforma al instrumento privado
en público, pero sí tiene un importante efecto: da fe que los otorgantes suscribieron el
documento, que se hicieron las declaraciones que en él se expresan, y de la fecha.
El art. 425 inc. I del COT señala que los Notarios podrán autorizar las firmas que se
estampen en documentos privados, siempre que den fe del conocimiento o de la identidad de los
firmantes y dejen constancia de la fecha en que se firman. Se aplicará también en este caso la
regla del art. 409 (impresión digital). En general, el Notario hace dos cosas: autorizar las firmas,
lo que implica que le constan las identidades de las personas; y decir “firmados ante mí”. Al el
respecto, el profesor FORTTES señala que en los documentos privados el Notario es un testigo
abonando de que un documento fue firmado por tal persona, en tal fecha, etc.
120
Además, de acuerdo al art.434 Nº 2 del CPC, constituye título ejecutivo la copia autorizada de escritura pública y
no la escritura original o matriz, pues ésta queda en la notaría.
136
DERECHO PROCESAL CIVIL - ORGANIZACIÓN JUDICIAL
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121
El profesor FORTTES recalca que en el Conservador sólo se inscriben instrumentos públicos. Y una vez hecha la
inscripción de la propiedad, se pueden otorgar de ésta los certificados siguientes: certificado de dominio vigente que
señala los antecedentes de respecto de quién es el actual propietario; el certificado de Hipotecas y Gravámenes que
señala las prohibiciones y gravámenes que afectan a la propiedad; y el certificado de litigio que señala si la
propiedad existe algún juicio o disputa legal pendiente ¿De qué tipo es el sistema registral chileno? Existen en la
doctrina dos tipos: una personal y uno real. En Chile el sistema es personal, porque el registro señala que tal persona
es dueño de tal propiedad y la adquirió de tal persona. Ahora, en cuanto al modo de efectuarse el registro, también
hay dos tipos teóricos: el de la transcripción, en virtud del cual se copia el acto o contrato íntegramente (se copia el
título); y el de la inscripción, donde se copia lo más importante (ciertos datos), y que rige en Chile.
137
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122
Antes existían como auxiliares de la administración de justicia los Asistentes Sociales Judiciales, cuya misión
esencial era la de informar a los tribunales, especialmente de menores, acerca de los aspectos sociales, económicos,
educacionales, etc., con respecto a las partes o hechos del juicio.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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El art. 457 bis del COT señala que los Bibliotecarios Judiciales son auxiliares de la
administración de justicia cuya función es la custodia, mantenimiento y atención de la
Biblioteca de la Corte en que desempeñen sus funciones, así como las que el tribunal o su
Presidente le encomienden en relación a las estadísticas del tribunal. Por ejemplo, el
Bibliotecario de la CS tiene a su cargo la custodia de todos los documentos originales de
calificación de los funcionarios y empleados del Poder Judicial, y está facultado para dar a las
partes interesadas los testimonios que de ellos pidieren.
A. G ENERALIDADES .
1. CONCEPTO.
Todos los tribunales tienen jurisdicción, sin embargo, no todos conocen de los mismos
asuntos. De esta manera surge la noción de competencia, la cual determina y delimita el jercicio
de la función jurisdiccional dentro de cada tribunal, pues es imposible el ejercicio conjunto de la
jurisdicción por todos los órganos que la detentan. Es por ello que se dice que la competencia es
la medida de la jurisdicción, o que la jurisdicción se reparte entregando a cada tribunal una
cuota o parte de ésta.
Sólo una vez que se han demarcado los límites espaciales externos de la jurisdicción
(límites internacionales y constitucionlaes), debe determinarse qué tribunal específico es el que
ejerce, en concreto, la facultad jurisdiccional; es decir, se debe determinar el límite espacial
interno de la jurisdicción, esto es, la competencia. Para ello se recurre a las reglas generales de
competencia, a los factores o reglas especiales de competencia (materia, cuantía, fuero, grado y
territorio), y si existen dos o más jueces en el mismo territorio jurisdiccional, deberán aplicarse
las reglas de turno o de distribución de causas.
Ahora bien, el art. 108 del COT da un concepto legal de competencia al señalar que es la
facultad que tiene cada juez o tribunal para conocer de los negocios que la ley ha colocado
dentro de la esfera de sus atribuciones. Esta definición legal ha sido criticada por ser incompleta,
en el sentido de que no sólo la ley coloca un asunto o negocio dentro de la esfera de las
atribuciones de un tribunal, sino que también pueden hacerlo las partes interesadas, a través de la
prórroga de competencia, y también puede hacerlo otro tribunal, mediante lo que se conoce
como competencia delegada123. Quienes formulan esta crítica agregan elementos al concepto ya
citado, para dar una definición completa; así, señalan que la competencia es la facultad que tiene
cada juez o tribunal para conocer de los negocios que la ley, las partes u otro tribunal, ha
colocado dentro de la esfera de sus atribuciones.
Según otros autores la definición legal adolecería de un defecto formal, pues al decir que
la competencia “es la facultad que tiene cada juez o tribunal”, se estaría asimilando al concepto
de jurisdicción. Pues, la competencia no sería una facultad ni un poder, sino que un límite o
123
Esto ha sido contra-argumentado señalando que quien entrega esta facultad de prorrogar la competencia es, al fin
y al cabo, la ley.
139
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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medida de esa facultad o poder que es la jurisdicción. En este sentido, el profesor ORELLANA
define a la competencia señalando que es la medida de jurisdicción o esfera u órbita de
atribuciones establecida por la ley, para que cada juez o tribunal ejerza la facultad de conocer,
juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en las causas civiles.
2. JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA.
Como ya se ha tenido ocasión de señalar, la jurisdicción es una función que le
corresponde en abstracto a todos los tribunales, porque ella es inherente a éstos; sin embargo,
cuando se aplica a un determinado tribunal, esa cuota, parte o porción de jurisdicción, se va a
denominar competencia. Es por ello que suele decirse que la competencia es la medida de la
jurisdicción, y que entre ambas existe una relación de género a especie, pues mientras que la
jurisdicción pertenece a todos los tribunales, la competencia sólo a algunos.124
Establecida la relación entre jurisdicción y competencia, es necesario referirse a las
diferencias que existen entre ellas, que son las siguientes:
i. La jurisdicción es una potestad abstracta, pues la tienen todos los tribunales de justicia; en
cambio, la competencia es una singularización o concreción de la jurisdicción en un
negocio concreto; es el poder que tiene cada tribunal determinado, para conocer de los
negocios que le son propios. Por lo anterior, es que un tribunal puede no tener
competencia para conocer de un determinado asunto y no por ello deja de ser tal.
ii. Relacionado con lo anterior, se dice que la jurisdicción es el todo, en cambio, la
competencia es una parte de la jurisdicción y, por tal razón, es que también se puede
definir la competencia como la medida, cantidad, o grado de la jurisdicción que a cada
tribunal corresponde.
iii. En cuanto a la prórroga, la jurisdicción es improrrogable, en cambio la competencia, en
relación a su factor territorio, es prorrogable por las partes.
iv. En relación con lo anterior, el profesor FORTTES señala que la jurisdicción siempre es
irrenunciable, en cambio, la competencia puede ser renunciada en alguno de sus factores,
específicamente, en su factor territorio.
v. La jurisdicción es unitaria, única e indivisible, en cambio, la competencia es en esencia
divisible, por ejemplo, competencia del juez de familia, civil; juez de única y de primera
instancia; competencia relativa o absoluta, etc.
124
El profesor ALFARO señala que esta relación de género-especie hoy es cuestionada, ya que la competencia es un
concepto que no es exclusivo de los tribunales de justicia, así, por ejemplo, el Congreso tiene competencia para
crear leyes (esto se extrae del fundamento constitucional de la competencia, que está en el art. 7º inc. I de la CPR, al
decir que los “órganos del Estado” actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su
competencia y en la forma que prescriba la ley). Por lo anterior, él prefiere decir que la jurisdicción es el “todo”, y
la competencia una “parte o medida” de la jurisdicción. Por otro lado, el profesor LUHRS no está de acuerdo con
aquellos que señalan que la competencia es la medida o cuota de la jurisdicción, pues para él existe una diferencia
sustancial entre una y otra, en el sentido de que la actuación de alguien que carece de jurisdicción no produce efecto
alguno, en cambio, si alguien actúa sin competencia, y esa falta de competencia no se reclama en los plazos
establecidos, esos actos se validan.
140
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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viii. En relación con lo anterior, se señala que la sanción aplicable por la falta de jurisdicción
es la inexistencia del acto, pues el fallo ejecutoriado no sanea el vicio, sino que produce
cosa juzgada aparente; en cambio, la falta de competencia podría acarrear la nulidad
procesal (la que debe ser reclamada dentro del juicio mediante una excepción dilatoria), y
puede sanearse por la autoridad de cosa juzgada de la sentencia firme o ejecutoriada.
ix. En cuanto a los recursos de casación, la ausencia de jurisdicción no legitima la
interposición del recurso de casación en la forma ni en el fondo, los cuales suponen la
existencia de un juicio que en este caso no hay. En cambio, en la competencia sí procede
el recurso de casación en la forma, pero no así el recurso de casación en el fondo, ya que
la falta de competencia origina errores en el procedimiento (en normas ordenatoria litis)
y no en el fondo del juicio (normas decisoria litis).
3. CLASES DE COMPETENCIA.
Como se ha dicho en párrafos anteriores, la jurisdicción es un concepto que no admite
clasificaciones, en cambio, respecto de la competencia se han establecido una serie de
distinciones atendiendo a distintos aspectos, los cuales se tratarán a continuación.
125
Sin embargo, el profesor Francisco HOYOS señala que un “juez” carente de jurisdicción no puede entrar a conocer
del fondo de un asunto, porque precisamente carecería de jurisdicción. Es por ello que se señala que en este caso se
atentaría contra el art. 7º inc. II de la CPR (ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden
atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente
se les hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes.), y por ende habría nulidad de derecho público,
responsabilidad penal por arrogación de funciones, y procedería la queja disciplinaria.
141
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142
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Por ejemplo, cuando se dice que en un juicio de cobro de pesos es competente el juez de
letras del domicilio del demandado, se alude a la competencia natural de ese tribunal, porque es
la ley la que le asigna esa competencia. En cambio, si las partes convienen en que dicho juicio se
someta al conocimiento del juez de letras del lugar en que se celebró el contrato, este juez tendrá
una competencia prorrogada.
143
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ii. La competencia delegada, es aquella que un tribunal confiere o delega a otro para
que éste practique diligencias específicas dentro de su jurisdicción. En nuestro sistema
procesal, esto se hace efectiva a través del envío de comunicaciones que reciben el
nombre de exhortos o cartas rogatorias126.
La competencia delegada difiere de la competencia prorrogada en los siguientes aspectos:
- En cuanto a su origen o fuente, la competencia prorrogada tiene su origen en una
norma legal, y ella se produce por un acuerdo expreso o tácito de las partes. En
cambio, la competencia delegada si bien también tiene su origen en la norma legal
que autoriza la delegación, ella arranca de un acto del juez, naturalmente competente,
que encomienda a otro, fuera de su territorio jurisdiccional, la práctica de
determinados actos procesales.
- En cuanto a su extensión, la competencia prorrogada sólo se extiende a los asuntos
contenciosos en materia civil y siempre que se trate de la competencia relativa; en
cambio, la competencia delegada comprende tanto la competencia absoluta como la
relativa, ya sea en materia civil, penal, etc., y en asuntos contenciosos o no.
- En cuanto a las facultades que se le otorgan al tribunal, en la competencia prorrogada
el tribunal puede avocarse íntegramente al conocimiento del asunto, como si fuera el
tribunal naturalmente competente; en cambio, en la competencia delegada el tribunal
exhortado sólo queda habilitado para llevar a cabo los actos procesales
específicamente señalados en dicho exhorto, por ejemplo, para tomar prueba
testimonial.
- Y en cuanto su duración, la prórroga es perpetua, es decir, se confiere al tribunal
durante todo el conocimiento del asunto, en cambio, la delegación es temporal, dura
mientras se realice la actuación concreta.
126
Como se verá más adelante, el exhorto es un acto jurídico procesal en virtud del cual el tribunal que conoce de
una causa, envía una comunicación a otro tribunal nacional o extranjero, para que practique u ordene practicar
determinadas actuaciones judiciales dentro de su territorio jurisdiccional. Ahora bien, cosa distinta a los exhortos, es
que un juez dicte una sentencia que deba cumplirse fuera de su territorio, lo que está permitido por el art. 7º del CPC.
En efecto dicha disposición señala que los tribunales sólo podrán ejercer su potestad en los negocios y dentro del
territorio que la ley les hubiere respectivamente asignado; y agrega el inc. II que lo cual no impide que en los
negocios de que conocen puedan dictar providencias que hayan de llevarse a efecto en otro territorio.
144
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En nuestro país, la regla general es que la competencia sea común, pues para que existan
más tribunales que conozcan de ciertos y determinados asuntos, se necesitarían más recursos; por
ende, por razones económicas, se hace difícil (por no decir imposible) su instauración como
regla general.
127
Cabe señalar que esta competencia no se debe confundir con la competencia especial y exclusiva de la CS para
conocer de determinados asuntos (como los recursos de casación en el fondo, de revisión); ni con la de los jueces de
garantía que conocen de un proceso penal, a propósito de la acción restitutoria, la que sólo se puede intentar ante
ellos. En contrario se encuentra la opinión del profesor ORELLANA, quien menciona como ejemplos de competencia
privativa o exclusiva precisamente los que aquí se excluyen.
145
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Art. 140. Si el demandado tuviere su domicilio en dos o más lugares, podrá el demandante entablar su acción ante el
juez de cualquiera de ellos.
Art. 147. Será juez competente para conocer de las demandas de alimentos el del domicilio del alimentante o
alimentario, a elección de este último. Asimismo, ello se aplicará a las solicitudes de aumento de pensiones
alimenticias decretadas.
128
Esta distinción también se hizo a propósito de la jurisdicción, y allí se dijo que la jurisdicción era una sola, no
obstante, la doctrina hablaba de jurisdicción contenciosa, en el sentido de que, para que la jurisdicción sea tal, debe
haber un litigo, es decir, un conflicto intersubjetivo de intereses, jurídicamente trascendente, caracterizado por la
existencia de una pretensión resistida.
146
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B. R EGLAS DE COMPETENCIA .
1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Las reglas de competencia son aquellas disposiciones legales que indican qué tribunal
preciso tiene atribución o facultad para conocer de un determinado negocio judicial. La ley
establece una serie de reglas, las cuales se pueden enunciar en el siguiente un esquema:
De competencia absoluta
Reglas especiales
De competencia relativa
Radicación o fijeza
129
Esto no significa que la sentencia sea inimpugnable, pues cabe la casación en la forma si existe alguno de los
vicios señalados en el art. 768 del CPC.
130
En determinados casos el legislador ha establecido que de no ejercerse el recurso de apelación, es procedente el
trámite de la consulta, mediante el cual se revisará una determinada sentencia definitiva por un tribunal superior (por
ejemplo, en materia de juicio de hacienda, o en materia de juicios de nulidad de matrimonio).
147
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2.1.1. EL FUERO.
a. CONCEPTO.
El fuero es un factor de competencia absoluta de carácter subjetivo, que implica una
garantía para una de las partes involucradas en el conflicto, consistente en elevar el conocimiento
del asunto a un tribunal superior, de manera de evitar que la función o cargo de la otra parte
altere la independencia del juez, en el sentido de presionarlo.
Por lo tanto, el fuero no es un beneficio para la persona que goza de una determinada
función o cargo, sino que es una garantía para la persona que no cuenta con él, al pensar el
148
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legislador que un tribunal superior es más independiente en sus decisiones, pues existe un menor
riesgo de que ese juez se deje influenciar por la investidura de la persona. Su importancia dice
relación con que mantiene la imparcialidad del juez y la relativa igualdad ante la ley.
iii. Por último, el fuero judicial o fuero de los jueces, según CASARINO, es aquel en
virtud del cual se produce una alteración, establecida por la ley, de la jerarquía de los
131
Cabe decir que en el nuevo sistema procesal penal no se contempla la existencia del fuero menor ni mayor
respecto de las causas penales, debiendo su investigación ser efectuada por el Ministerio Público, y actuando el juez
de garantía y el TJOP según las reglas generales.
149
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tribunales que van a conocer de los asuntos civiles o penales en el que sea parte o tenga
interés un juez, ministro o fiscal del Poder Judicial. A esta especial modalidad de fuero se
refieren los siguientes preceptos orgánicos: el art. 50 Nº 4 del COT, el cual señala que un
ministro de la CA respectiva, según el turno que ella fije, conocerá en primera instancia
de los siguientes asuntos: de las demandas civiles que se entablen contra los jueces de
letras para hacer efectiva la responsabilidad civil resultante del ejercicio de sus
funciones ministeriales. En el mismo sentido se pronuncia el art. 53 Nº 2 del COT, al decir
que el Presidente de la CS conocerá en primera instancia: de las demandas civiles que se
entablen contra uno o más miembros o fiscales judiciales de las CA para hacer efectiva
su responsabilidad por actos cometidos en el desempeño de sus funciones; y el art. 51 Nº
2 del COT, señala que el Presidente de la CA de Santiago conocerá en primera instancia:
de las demandas civiles que se entablen contra uno o más miembros de la CS o contra su
Fiscal Judicial para hacer efectiva su responsabilidad por actos cometidos en el
desempeño de sus funciones. Esta materia, tratándose de cualquier otra autoridad, la
conoce el Juez de Letras asiento de Corte, por ser un juicio de hacienda.
c. EXCEPCIONES AL FUERO.
La aplicación del fuero no es absoluta, pues en ciertos casos, no obstante tener interés en
el conflicto jurídico personas a las cuales se les debe aplicar esta regla de competencia, la ley
establece que su investidura no altera la determinación de la competencia. En efecto, el art. 133
del COT señala que no se considerará el fuero de que gocen las partes en los juicios de minas,
posesorios, sobre distribución de aguas, particiones, en los que se tramiten breve y sumariante y
en los demás que determinen la leyes; agrega el inc. II que tampoco se tomará en cuenta el que
tengan los acreedores en el juicio de quiebra ni el de los interesados en los asuntos no
contenciosos. Esto último lo reitera el art. 827 del CPC al decir que en los asuntos no
contenciosos no se tomará en consideración el fuero personal de los interesados para establecer
la competencia del tribunal.
132
El art. 168 del COT señalaba que si siendo muchos los autores de un delito o de varios delitos conexos, hubiere
entre ellos individuos aforados y otros que no lo sean, el tribunal competente para juzgar a los que gozan de fuero
debía juzgar a los demás autores y a los cómplices y encubridores. Con la reforma procesal penal se derogó esta
disposición, por lo tanto, la investigación de las causas penales debe ser efectuada por el Ministerio Público, y el JG
y el TJOP deben actuar según las reglas generales. Por otra parte, el art. 169 del COT se ocupa de los delitos en que
intervienen militares y civiles, al señalar que siendo muchos los responsables de un delito, hubiere entre ellos
individuos sometidos a los tribunales militares y otros que no lo estén, el tribunal competente para juzgar a los que
gozan de fuero juzgará también a todos los demás. Siguiendo al profesor FORTTES, cuando el COT habla de
tribunales militares, se refiere a la materia y no al fuero, pues los militares no gozan de fuero (acá hay aplicación del
150
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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Por otra parte, si la persona deja el cargo que le atribuía la competencia por razón del
fuero, no se altera la actuación del juez natural, en virtud de la regla general de competencia
denominada radicación.
2.1.2. LA MATERIA.
a. CONCEPTO.
La materia, según CASARINO, corresponde a la naturaleza del asunto que debe ser
sometido al conocimiento y decisión del tribunal y, en casos excepcionales, al objeto o clase del
asunto. En efecto, los negocios entregados al conocimiento de un tribunal pueden ser de
naturaleza civil, penal, comercial, de minas, etc.; y además, dentro de cada una de estas diversas
naturalezas, los negocios pueden ser de diferentes clases o versar sobre diversos objetos, todo lo
cual también sirve para determinar la competencia del tribunal. Por ejemplo, un juicio de
arrendamiento es un negocio de carácter civil que conoce el JL, pero en razón de su objeto (si se
refiere a una renta menor a $3.000) está entregado al conocimiento de un Juez de Policía Local.
La materia es un factor que se combina con otros índices así, por ejemplo, se relaciona
con el fuero menor, a propósito de las causas civiles y comerciales en las que intervengan
personas que gozan de cierta investidura; con los aforados mayores respecto de las causas civiles
en que intervengan ciertas personas; con el fuero judicial, respecto de las demandas civiles en
contra integrantes del Poder Judicial. También se relaciona con la cuantía, pues de acuerdo con
el art. 115 del COT en los asuntos civiles la cuantía de la materia se determina por el valor de la
cosa disputada. En los asuntos criminales se determina por la pena que el delito lleva consigo.
factor de competencia materia); algunos autores, en este caso, hablan de fuero real, esto es, aquel que atiende a la
naturaleza del acto y no a la persona.
151
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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2.1.3. LA CUANTÍA.
a. CONCEPTO.
La cuantía es el valor pecuniario de la cosa disputada en el juicio o la pena que el delito
investigado lleva consigo. En efecto, el art. 115 del COT señala que en los asuntos civiles la
cuantía de la materia se determina por el valor de la cosa disputada. En los asuntos criminales
se determina por la pena que el delito lleva consigo.
Como se puede observar, en el ámbito civil el factor cuantía se relaciona con el aspecto
económico del negocio sometido a la decisión del tribunal; en cambio en el ámbito penal, dice
relación con la mayor o menor gravedad de la sanción impuesta por el legislador al delito objeto
del respectivo proceso penal. En consecuencia, será más fácil señalar la cuantía en un negocio
penal que en un negocio civil.
En cuanto a sus características, es un factor de carácter objetivo, pues atiende a un criterio
cuantitativo (suma de dinero o pena); no es de carácter jurídico, sino que económico; es
proporcional, pues a mayor valor económico o gravedad del ilícito, mayor será la jerarquía del
tribunal que conoce; y se determina después de los restantes índices absolutos de competencia.
b. IMPORTANCIA.
Como señala el profesor ROMERO, sucesivas modificaciones en la organización judicial
han llevado a que este factor no tenga la relevancia que presentaba cuando existían jueces de
letras de mínima cuantía, jueces de distrito y jueces de subdelegación. El único problema que
hoy se puede presentar en orden a la cuantía en materia civil, se da entre los jueces de letras y los
jueces de policía local, en las ciudades donde estén instalados estos últimos tribunales; así, por
ejemplo, los jueces de policía local, de acuerdo al art. 14 de la ley 15.231, conocen de las causas
civiles y de los juicios relativos al contrato de arrendamiento cuya cuantía no exceda de $3.000,
en las ciudades en que no haya JL. No obstante, la cuantía mantiene su importancia en otros
aspectos:
i. Determina el grado de conocimiento del asunto por el tribunal. En efecto, si se trata de
negocios civiles o comerciales, la cuantía, conforme al art. 45 del COT, permite
determinar si el juez de letras conocerá en única o en primera instancia.
Consecuentemente determina la procedencia de los recursos.
ii. Determina el procedimiento aplicable, es decir, determina si se trata de un juicio de
mínima cuantía (si el valor de la cosa es menor a 10 UTM), de menor cuantía (entre 10 y
500 UTM) o de mayor cuantía (más de 500 UTM).
152
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- Litisconsorcio pasiva. El art. 122 del COT señala que si fueren muchos los
demandados en un mismo juicio, el valor total de la cosa o cantidad debida
determinará la cuantía de la materia, aun cuando por no ser solidaria la obligación
no pueda cada uno de los demandados ser compelido al pago total de la cosa o
cantidad, sino tan sólo al de la parte que le correspondiere.
- Reconvención. De acuerdo al art. 124 del COT si el demandado al contestar la
demanda entablare reconvención contra el demandante, la cuantía de la materia se
determinará por el monto a que ascendieren la acción principal y la reconvención
reunidas; pero para estimar la competencia se considerará el monto de los valores
reclamados por vía de reconvención separadamente de los que son materia de la
demanda.
- Juicios de arrendamiento. Conforme al art. 125 del COT el valor de lo disputado
se determinará en los juicios de desahucio o de restitución de la cosa arrendada por
el monto de la renta o del salario convenido para cada período de pago; y en los de
reconvenciones, por el monto de las rentas insolutas.
- Demanda de saldo. El art. 126 del COT señala que si lo que se demanda fuere el
resto insoluto de una cantidad mayor que hubiere sido antes pagada en parte, se
atenderá, para determinar la cuantía de la materia, únicamente al valor del resto
insoluto.
- Pensiones de alimentos. De acuerdo al art. 127 del COT si se trata del derecho a
pensiones futuras que no abracen un tiempo determinado, se fijará la cuantía de la
materia por la suma a que ascendieren dichas pensiones en un año. Si tienen tiempo
determinado, se atenderá al monto de todas ellas. Pero si se tratare del cobro de una
cantidad procedente de pensiones periódicas ya devengadas, la determinación se hará
por el monto a que todas ellas ascendieren.
- Aumento o disminución del valor de la cosa disputada. Sobre esta materia,
el art. 128 del COT dispone que si el valor de la cosa disputada aumentare o
disminuyere durante la instancia, no sufrirá alteración alguna la determinación que
antes se hubiere hecho con arreglo a la ley.
153
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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juez de letras, conociéndose siempre en primera instancia y serán susceptibles del recurso
de apelación (reglas del procedimiento de mayor cuantía). El art. 130 del COT, por vía
meramente ejemplar, señala qué asuntos no son susceptibles de apreciación pecuniaria,
los cuales se reputan de mayor cuantía para efectos de determinar su competencia.
Art. 130. Para el efecto de determinar la competencia del juez se reputarán de mayor cuantía los negocios
que versen sobre materias que no estén sujetas a una determinada apreciación pecuniaria. Tales son, por
ejemplo:
1. Las cuestiones relativas al estado civil de las personas;
2. Las relacionadas con la separación judicial o de bienes entre marido y mujer, o con la crianza y cuidado
de los hijos;
3. Las que versen sobre validez o nulidad de disposiciones testamentarias, sobre petición de herencia, o
sobre apertura y protocolización de un testamento y demás relacionadas con la apertura de la sucesión, y
4. Las relativas al nombramiento de tutores y curadores, a la administración de estos funcionarios, a su
responsabilidad, a sus excusas y a su remoción.
154
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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¿En qué momento o instante procesal debe determinarse la cuantía del asunto? De lo
señalado en los arts. 116 y siguientes del COT, se extrae que, por regla general, quedará
determinada la cuantía al momento de interponerse la demanda; sin embargo, en algunos casos
quedará determinada con posterioridad, como ocurre con la interposición de una acción real en
que la cuantía es determinada por un perito.
155
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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Estas reglas se aplican con posterioridad a las reglas de competencia absoluta, ya que
estas últimas determinan la competencia de los tribunales de distinta jerarquía, y aquéllas, la
competencia entre tribunales de igual jerarquía. Ahora, el factor o elemento que determina la
competencia relativa es uno sólo: el territorio (factor es de carácter objetivo); es por ello que
también se da un concepto territorial de las reglas de competencia relativa, que señala que es la
facultad de un juez para ejercer jurisdicción en un territorio determinado.
Estas reglas son de orden privado y, por tanto, renunciables por las partes en los asuntos
contenciosos civiles. En atención a esta característica, señala el profesor ROMERO, que el
tribunal sólo puede decretar de oficio la incompetencia relativa cuando este elemento no es
disponible por las partes; y el demandado, por su parte, debe denunciar la infracción de estas
normas en su primera actuación procesal, para evitar así que se produzca la prórroga de
competencia en aquellos casos que autoriza la ley.
Siguiendo al profesor ORELLANA, para poder determinar con precisión qué tribunal, en
razón del territorio, es el competente para conocer de un asunto, es necesario tomar en
consideración las siguientes reglas de descarte:
i. Determinar si existe o no prórroga de la competencia.133
ii. A falta de prórroga de competencia, será necesario especificar si existen o no
disposiciones especiales que establezcan el tribunal que debe conocer del asunto.
iii. A falta de reglas especiales, se ha de estudiar la naturaleza de la acción deducida, de
acuerdo a las prescripciones del CC, que las clasifica en muebles o inmuebles.
iv. Finalmente, a falta de todas las reglas precedentes y como norma supletoria, se entiende
que será competente para conocer del asunto el tribunal del domicilio del demandado.
a. PRÓRROGA DE LA COMPETENCIA.
El art. 181 del COT señala que un tribunal que no es naturalmente competente para
conocer de un determinado asunto, puede llegar a serlo si para ello las partes, expresa o
tácitamente, convienen en prorrogarle la competencia para este negocio134. De conformidad con
lo señalado, se puede decir que la prórroga de competencia es aquella institución de carácter
procesal que consiste en un acuerdo expreso o tácito de las partes del conflicto, para otorgar
competencia a un tribunal, en asuntos contenciosos civiles de única o primera instancia, que no
133
En estricto rigor, en primer lugar hay que ver si el asunto del cual se trata está sometido a arbitraje forzoso, o si
las partes lo sometieron a arbitraje en forma voluntaria; pues, en dichos casos, será competente el juez árbitro que
designen las partes. Pero este aspecto hay que verlo antes de que se analicen las reglas de competencia, ya que se
trata de un asunto de jurisdicción.
134
El epígrafe 7º del Título VII del COT, antes de la ley 18.969 del año 1990 se denomina “De la prórroga de la
jurisdicción”, lo cual era impropio, ya que todos los tribunales tienen jurisdicción, por ende, un acuerdo de las partes
no puede otorgarle a otro tribunal, lo que la ley le ha encomendado. Es por ello que hoy se denomina “de la prórroga
de la competencia”.
156
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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es el naturalmente competente para conocer del asunto. De acuerdo a esta definición, los
requisitos de procedencia de la prórroga de competencia, son:
i. La prórroga de competencia sólo procede respecto de negocios contenciosos civiles.
Se entiende por negocio contencioso, aquel en que existe un conflicto jurídico sometido a
la decisión de un tribunal; y por negocio contencioso civil, aquel en que la controversia
jurídica versa sobre una material regulada por el Derecho civil en sentido amplio, o sea,
como contrapuesto al Derecho penal. A contrario sensu, la prórroga competencia no
puede producirse ni en los negocios de “jurisdicción voluntaria”, ni en los asuntos de
orden penal, en los cuales las normas sobre competencia relativa son de orden público.
ii. Sólo procede respecto del factor territorio, pues la materia, la cuantía y el fuero tienen
un carácter de orden público y, por ende, no pueden ser modificados por la voluntad de
las partes. Así las cosas, sólo puede prorrogarse la competencia entre tribunales de
distintos territorios jurisdiccionales, o entre distintos tribunales de un mismo territorio.
iii. Procede entre tribunales ordinarios de igual jerarquía. Hay que recordar que los
tribunales ordinarios son aquellos que están establecidos y regulados en el COT, y cuya
principal característica es su estructura piramidal; y, por otro lado, la jerarquía quiere
decir que al tribunal al que se le prorroga la competencia debe tener establecida su
competencia absoluta. Por lo tanto, no procede entre un tribunal ordinario y uno especial,
o entre tribunales especiales; y tampoco procede entre tribunales ordinarios de distinta
jerarquía, por ejemplo, entre un JL y la CA.
iv. Sólo procede en única o en primera instancia. La prórroga de competencia no
procede en segunda instancia, esto en virtud de la regla general de competencia del grado
o jerarquía, que establece que una vez fijada con arreglo a la ley la competencia de un
juez inferior para conocer en primera instancia de un determinado asunto, queda
igualmente fijada la del tribunal superior que debe conocer del mismo asunto en segunda
instancia (art. 110 del COT). Todos estos requisitos los contempla el art. 182 del COT, al
señalar que la prórroga de competencia sólo procede en primera instancia, entre
tribunales ordinarios de igual jerarquía y respecto de negocios contenciosos civiles.
v. En cuanto a la capacidad para prorro gar, el art. 184 del COT señala que pueden
prorrogar competencia todas las personas que según la ley son hábiles para estar en
juicio por sí mismas, y por las que no lo son pueden prorrogarla sus representantes
legales. Por lo tanto, la prórroga es un acto jurídico procesal de parte, y cuando se
verifica en forma expresa, debe realizarse por personas que tengan la capacidad de
ejercicio que contempla el CC, sino, por sus representantes legales. Es decir, se requiere
de capacidad procesal o capacidad para comparecer, esto es, la aptitud que se requiere
para poder ejercitar la acción o, en su caso, para poder defenderse (la aptitud para obrar
eficazmente en juicio).
vi. Por último, se requiere acuerdo de las partes en orden a prorrogar la competencia, el cual
puede ser expreso o tácito.
- El art. 186 del COT señala que se prorroga la competencia expresamente cuando en el
contrato mismo o en un acto posterior han convenido en ello las partes, designando
con toda precisión el juez a quien se someten. Como se puede apreciar, la prórroga
157
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expresa puede verificarse en la misma convención, caso en el cual, las partes insertan
dentro del contrato una cláusula sometiéndose a la competencia de un determinado
tribunal para la resolución de cualquier conflicto que pudiera suscitarse con motivo de
su celebración; o bien, puede verificarse en un acto posterior, en cuyo caso deberá
contemplarse la materia respecto de la cual se efectúa y el tribunal para ante el cual se
prorroga la competencia. Es importante que las partes designen con precisión el juez
competente, no siendo válida una sumisión expresa general; así, por ejemplo, es válida
la cláusula que señala que es competente el juez de letras en lo civil de Valparaíso, sin
embargo, no puede estimarse válida aquella cláusula que expresa que serán
competentes los juzgados de letras de la Quinta región.135
- En conformidad con el art. 187 del COT, se entiende que prorrogan tácitamente la
competencia: el demandante, por el hecho de ocurrir ante el juez interponiendo su
demanda; el demandado, por hacer, después de personado en el juicio, cualquiera
gestión que no sea la de reclamar la incompetencia del juez. Por tanto, para que haya
prórroga tácita, es necesario que se verifique una actuación del demandante y del
demandado, no en forma independiente, sino en forma conjunta.
La ley exige para que se prorrogue la competencia que el demandado se haya
personado en el juicio, y cabe preguntarse a este respecto ¿qué ocurre si el juicio se
siguió en su rebeldía? La jurisprudencia en este punto es contradictoria, existiendo
algunos fallos que entienden que basta que el juicio se haya seguido en rebeldía del
demandado para que la prórroga se produzca. Al respecto, el profesor ROMERO señala
que la CS ha reconocido que en las alegaciones posteriores a la etapa donde se pudo
promover la respectiva excepción de incompetencia, opera la preclusión procesal, ya
que la incompetencia relativa debe reclamarse por la vía procesal señalada por el
legislador y en la oportunidad pertinente, de no ser así, se produce la prórroga tácita de
competencia.
Por otro lado, exige que el demandado no alegue la incompetencia en su primera
actuación en el tribunal. La forma de alegar la incompetencia es por medio de una
cuestión de competencia inhibitoria (aquella que se intenta ante el tribunal que se cree
competente, pidiéndole que se dirija al que esté conociendo del negocio para que se
inhiba y le remita los autos) o declinatoria (aquella que se propone ante el tribunal a
quien se cree incompetente, indicándole cuál es el que se estima competente y
pidiéndole que se abstenga de dicho conocimiento); o por medio de una excepción
dilatoria136. Sin embargo, esto tiene una excepción en el juicio ejecutivo, pues en caso
135
Como se puede apreciar, la prórroga expresa es muy similar al compromiso, esto es, aquella convención por la
cual las partes sustraen determinados asuntos litigios presentes o futuros del conocimiento de la jurisdicción
ordinaria y lo someten al conocimiento y fallo de uno o más árbitros que en ese mismo acto designan. No obstante,
hay una diferencia fundamental, pues mientras en la prórroga expresa las partes someten el asunto a un tribunal
ordinario de la misma jerarquía de aquél que era naturalmente competente, en el compromiso las partes someten el
negocio judicial a la jurisdicción de un tribunal arbitral (es un asunto de jurisdicción y no de competencia).
136
El profesor FORTTES señala que entre la excepción dilatoria de incompetencia y las cuestiones de incompetencia
existen diferencias. La diferencia que existe con la cuestión por inhibitoria es obvia, pues ésta se intenta ante el
tribunal que se cree competente (otro tribunal), mientras que la excepción se intenta ante el mismo tribunal; y en
segundo término, si bien la cuestión por declinatoria se presenta ante el tribunal que se cree que es incompetente (al
igual que la excepción), el efecto que trae ésta, si es acogida, es diferente, ya que el tribunal tiene que remitir los
antecedentes al tribunal competente, en cambio, con la excepción de incompetencia, se pone término al juicio.
158
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159
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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demandante entablar su acción ante el juez de cualquier lugar donde esté domiciliado
uno de los demandados, y en tal caso quedarán los demás sujetos a la jurisdicción del
mismo juez.
iv. Persona jurídica demandada. Conforme al art. 142 del COT, cuando el demandado
fuere una persona jurídica, se reputará por domicilio, para el objeto de fijar la
competencia del juez, el lugar donde tenga su asiento la respectiva corporación o
fundación. Y si la persona jurídica demandada tuviere establecimientos, comisiones u
oficinas que la representen en diversos lugares, como sucede con las sociedades
comerciales, deberá ser demandada ante el juez del lugar donde exista el
establecimiento, comisión u oficina que celebró el contrato o que intervino en el hecho
que da origen al juicio.138
v. Interdictos posesorios 139. El art. 143 del COT prescribe que es competente para
conocer de los interdictos posesorios el juez de letras del territorio jurisdiccional en que
estuvieren situados los bienes a que se refieren. Si ellos, por su situación, pertenecieren a
varios territorios jurisdiccionales, será competente el juez de cualquiera de éstos.
vi. Quiebra. De acuerdo al art. 144 del COT será juez competente en materia de quiebras,
cesiones de bienes y convenios entre deudor y acreedores el del lugar en que el fallido o
deudor tuviere su domicilio.
vii. Juicio de alimentos. En conformidad al art. 147 del COT, será juez competente para
conocer de las demandas de alimentos el del domicilio del alimentante o alimentario, a
elección de este último. Asimismo, ello se aplicará a las solicitudes de aumento de
pensiones alimenticias decretadas. De las solicitudes de cese o rebaja de la pensión
decretada conocerá el tribunal del domicilio del alimentario.
viii. Filiación. De acuerdo al inc. final del art. 147 del COT, será juez competente para
conocer de las acciones de reclamación de filiación…el (juez de familia) del domicilio
del demandado o demandante, a elección de este último.
ix. Sucesorio. Por último, el art. 148 del COT dispone que será juez competente para
conocer del juicio de petición de herencia, del de desheredamiento y del de validez o
nulidad de disposiciones testamentarias, el del lugar donde se hubiere abierto la
sucesión del difunto con arreglo a lo dispuesto por el art. 955 del CC (la sucesión en los
bienes de una persona se abre al momento de su muerte en su último domicilio; salvos
los casos expresamente exceptuados).
138
Es necesario recordar que tratándose de la persona jurídica Fisco, es competente para conocer de los juicios de
hacienda el JL de la comuna asiento de CA, cuando aquél aparece como demandado; pues cuando el Fisco aparece
como demandante, puede elegir entre el JL asiento de Corte o el domicilio del demandado.
139
Esto dice relación con las acciones posesorias, las que de conformidad con el art. 916 del CC, tienen por objeto
conservar o recuperar la posesión de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos. Pues estas acciones
posesorias, en el plano procesal, se conocen como querellas o interdictos posesorios, y tienen la ventaja de que se
tramitan de acuerdo a las reglas del juicio sumario.
160
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iii. Acción mixta. De acuerdo al art. 137 del COT, si una misma acción tuviere por objeto
reclamar cosas muebles e inmuebles, será juez competente el del lugar en que estuvieren
situados los inmuebles. Esta regla es aplicable a los casos en que se entablen
conjuntamente dos o más acciones, con tal que una de ellas por lo menos sea inmueble.
140
Algunos señalan que para aplicar la regla del inc. II, no es necesario dirigirse al inc. I de esta disposición, es decir,
ver si hubo convenio de las partes o aplicar la elección del demandante en subsidio; pues el inc. II establece una
regla especial de competencia. Otros, en cambio, señalan que debe recurrirse primero al art. 135 inc. I, ya que el inc.
II es de carácter supletorio.
141
El domicilio, de acuerdo al art. 59 del CC, consiste en la residencia, acompañada, real o presuntivamente, del
ánimo de permanecer en ella.
161
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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142
El profesor ROMERO señala que si el desaparecido no ha tenido domicilio en Chile, los tribunales nacionales son
incompetentes para hacer esa declaración.
162
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Tratándose de delitos cometidos dentro del territorio de la República, el art. 157 inc. I del
COT establece la regla general, al señalar que será competente para conocer de un delito el
tribunal en cuyo territorio se hubiere cometido el hecho que da motivo al juicio. Y de acuerdo al
inc. III del art. 157, el delito se considerará cometido en el lugar donde se hubiere dado
comienzo a su ejecución143. Ahora bien, en esta materia hay que distinguir la competencia
territorial de los JG y de los TJOP, puesto que a estos tribunales les corresponde funciones
distintas.
i. Conforme al inc. II del art. 157 del COT, el JG del lugar de comisión del hecho
investigado conocerá de las gestiones a que diere lugar el procedimiento previo al juicio
oral; por ejemplo, las diligencias de investigación llevadas a cabo por el Ministerio
Público. Como se puede apreciar, se sigue la regla general establecida en el inc. I del art.
157, sin embargo, esta regla reconoce excepciones, a saber:
- El art. 157 inc. IV primera parte del COT, dispone que sin perjuicio de lo dispuesto en
el inc. II (el JG del lugar de la comisión del hecho es competente), cuando las gestiones
debieren efectuarse fuera del territorio jurisdiccional del JG y se tratare de diligencias
urgentes, la autorización judicial previa podrá ser concedida por el JG del lugar
donde deban realizarse (esto se vincula con el art. 70 inc. III del CPP). Por ejemplo, el
juez competente es el de Valparaíso, pero debe realizarse la diligencia de entrada y
registro del lugar cerrado en Punta Arenas, en este caso la autorización puede pedirse
al juez de garantía de Punta Arenas, siempre que se trate de una diligencia urgente.
Art. 70 inc. III. En los demás casos, cuando debieren efectuarse actuaciones fuera del territorio
jurisdiccional del JG y se tratare de diligencias u órdenes urgentes, el Ministerio Público también podrá
pedir la autorización directamente al juez de garantía del lugar. Una vez realizada la diligencia o
cumplida la orden, el Ministerio Público dará cuenta a la brevedad al JG del procedimiento.
- El art. 157 inc. IV segunda parte del COT, señala que asimismo, si se suscitare conflicto
de competencia entre jueces de varios JG, cada uno de ellos estará facultado para
otorgar las autorizaciones o realizar las actuaciones urgentes, mientras no se
dirimiere la competencia. Esto se relaciona con los arts. 72 y 73 del CPP.
Art. 72. Facultades durante conflictos de competencia. Si se suscitare un conflicto de competencia entre
jueces de varios JG en relación con el conocimiento de una misma causa criminal, mientras no se
dirimiere dicha competencia, cada uno de ellos estará facultado para realizar las actuaciones urgentes y
otorgar las autorizaciones que, con el mismo carácter, les solicitare el ministerio público.
De los jueces entre quienes se hubiere suscitado la contienda, aquél en cuyo territorio jurisdiccional se
encontraren quienes estuvieren privados de libertad en la causa resolverá sobre su libertad.
Art. 73. Efectos de la resolución que dirime la competencia. Dirimida la competencia, serán puestas
inmediatamente a disposición del juez competente las personas que se encontraren privadas de libertad,
así como los antecedentes que obraren en poder de los demás jueces que hubieren intervenido.
Todas las actuaciones practicadas ante los jueces que resultaren incompetentes serán válidas, sin
necesidad de ratificación por el juez que fuere declarado competente.
143
En esta materia existe una excepción en la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, pues de acuerdo a
su art. 22, el juez competente para conocer los delitos que contempla dicha ley, es el del domicilio que el librador
del cheque tenga registrado en el banco.
163
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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- A propósito de las audiencias de control de detención, el art. 70 inc. II del CPP señala
que si la detención se practicare en un lugar que se encontrare fuera del territorio
jurisdiccional del juez que hubiere emitido la orden, será también competente para
conocer de la audiencia judicial del detenido el JG del lugar donde se hubiere
practicado la detención, cuando la orden respectiva hubiere emanado de un juez con
competencia en una ciudad asiento de CA diversa.
- Otra excepción tiene lugar con la agrupación de investigaciones que el fiscal puede
ordenar. En efecto, el art. 185 inc. I del CPP establece que el fiscal podrá investigar
separadamente cada delito de que conociere. No obstante, podrá desarrollar la
investigación conjunta de dos o más delitos, cuando ello resultare conveniente. Como
consecuencia de la agrupación de investigaciones (por ejemplo, de diversas
violaciones que tienen lugar en Valparaíso, Viña del Mar y Quilpué), habrán distintos
jueces competentes, y el que continuará siendo competente en adelante, según el art.
159 inc. I del COT, será el juez de garantía del lugar en que se cometió el primer hecho
investigado (no se trata del primer hecho que se cometió, sino del primero que
comenzó a ser investigado).144
Art. 159. Si en ejercicio de las facultades que la ley procesal penal confiere al Ministerio Público, éste
decidiere investigar en forma conjunta hechos constitutivos de delito en los cuales, de acuerdo al art.
157 de este Código, correspondiere intervenir a más de un JG, continuará conociendo de las gestiones
relativas a dichos procedimientos el JG del lugar de comisión del primero de los hechos investigados.
ii. En cuanto a la competencia territorial de los TJOP, también se aplica la regla general
contemplada en el inc. I del art. 157 del COT, es decir, es competente el TJOP del lugar en
que se hubiese cometido el hecho que da motivo al juicio. Las excepciones que para estos
efectos se aplican a los JG, no son procedentes en este caso, pues en general operan antes
de que comience el juicio oral, por lo tanto, la regla es una sola, y sin excepciones.145
144
Esta alteración en la competencia puede volver atrás cuando el fiscal decida separar la investigación de los
hechos, caso en el cual, se vuelve a la regla general, es decir, continuará conociendo el JG del lugar en que se
hubieren cometidos los hechos. Ahora, lo que ocurrió en el tiempo intermedio sigue siendo válido, pues no es
necesario que el fiscal ratifique.
145
El inc. final del art. 157 del COT, señala que la competencia a que se refiere este artículo, así como la de las CA,
no se alterará por razón de haber sido comprometidos por el hecho intereses fiscales. Es decir, aquí no hay un símil
al juicio de hacienda en materia civil.
164
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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Las reglas generales de la competencia, son las normas y principios básicos que establece
el legislador respecto de la competencia y que se deben aplicar sin importar la naturaleza del
asunto, clase o jerarquía del tribunal que debe conocer de él. Están tratadas en el Título VII (“La
competencia”), párrafo 1º (“Reglas generales”), en los arts. 108 a 114 del COT, y son las
siguientes: la radicación o fijeza, el grado, la extensión, la prevención, y la ejecución.
Las características de estas reglas o principios, son las siguientes:
i. Como su propio nombre lo indica, son de aplicación general, pues tienen lugar cualquiera
sea la naturaleza del negocio de que se trate, llámese contencioso o “voluntario”, civil,
penal, etc.
ii. Son complementarias, en cuanto no integran las normas de competencia absoluta o
relativa, pero sirven para determinar las facultades de un tribunal una vez que aquéllas
han recibido aplicación. Como señala el profesor CASARINO, no se puede afirmar a
ciencia cierta si se trata de normas de competencia absoluta o relativa, más bien, por su
carácter general, se encuentran sobre ellas; es decir, se aplican a ambas, una vez radicado
el negocio ante el tribunal competente, en virtud de las normas de competencia absoluta y
relativa.
iii. En relación con lo anterior, se dice que son consecuenciales, en cuanto reciben aplicación
una vez que se encuentre determinado el tribunal competente.
iv. Su infracción no tiene establecida una sanción única, sino que debe determinarse para
cada regla general.
v. El profesor FORTTES pone de manifiesto que estas reglas regulan el ejercicio de la
competencia en su parte funcional y no desde el punto de vista orgánico; pues ellas
indican, entre otras cosas, hasta dónde se extiende la competencia del juez.
a. CONCEPTO.
Esta regla, consagrada en el art. 109 del COT, consiste en que radicado con arreglo a la
ley el conocimiento de un negocio ante tribunal competente, no se alterará esta competencia por
causa sobreviniente. Como se puede apreciar, el efecto de la radicación es producir la
inalterabilidad de la competencia del tribunal, no obstante la concurrencia de cualquier causa
posterior o sobreviniente, salvo las excepciones legales. En otras palabras, aun cuando se alteren
los factores determinantes de la competencia que se tuvieron en vista al iniciarse el juicio, con
posterioridad a su iniciación la competencia primitiva no cambia (es irrevocable), salvo ciertas
excepciones legales.
Por ejemplo, se entabla una demanda civil de cobro de pesos en contra de una persona
que no goza de fuero, ante un juzgado de letras, pero en el intertanto ella es nombrada Ministro
de Estado; en principio, el juicio debiera pasar a la competencia de un ministro de CA, pero como
165
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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ya está radicado ante el juez de letras, no puede alterarse esta competencia; o en el mismo
ejemplo anterior, durante el curso del juicio también puede cambiar el factor cuantía en razón de
mayores intereses; o el factor territorio en razón de un cambio de domicilio del demandado, etc.
Todos esos cambios posteriores no tienen ninguna influencia en la determinación de la
competencia del tribunal, pues el juicio quedó radicado en conformidad a la ley al momento de
su iniciación en virtud de la regla de radicación o fijeza. Y el fundamento de que estas
alteraciones sobrevinientes no puedan producir una alteración en el tribunal que está conociendo
del asunto, es que si ello se produjera, se producirían retardos y actos maliciosos.
b. REQUISITOS O ELEMENTOS.
Los requisitos para que opere la radicación, son los siguientes:
i. Radicación de un negocio ante un tribunal ¿cuándo queda radicado el negocio? En esta
materia hay que distinguir entre lo que acontece en materia civil, y lo que sucede en
materia penal. En m a t e r i a c i v i l no hay una opinión única, y las posturas que se
pueden encontrar son las siguientes:
- Hay autores que señalan que el asunto queda radicado desde que se presenta la
demanda. Esta postura ha sido criticada, señalando que no basta con la presentación de
la demanda, ya que la ley permite al demandante retirarla (art. 148 del CPC).
Art. 148. Antes de notificada una demanda al reo, podrá el actor retirarla sin trámite alguno, y se
considerará como no presentada. Después de notificada, podrá en cualquier estado del juicio desistirse
de ella ante el tribunal que conozca del asunto, y esta petición se someterá a los trámites establecidos
para los incidentes.
- Por lo anterior, hay quienes señalan que un asunto se radica en un tribunal cuando el
demandado ha sido notificado válidamente de la resolución que provee la demanda. Se
basan, en que en este supuesto el demandante ya no puede retirar la demanda, pues se
encuentra trabada la litis.
Ahora bien, en caso de que la notificación se hubiere producido respecto de un
tribunal incompetente para conocer la demanda de acuerdo a las reglas de competencia
absoluta, no se habrá producido la radicación por la falta de concurrencia de uno de
sus elementos, y en este caso, podrá formularse el incidente de nulidad procesal en
cualquier estado del juicio, de acuerdo a lo previsto en el inc. II del art. 83 del CPC. Y
en caso de que la notificación se hubiere producido respecto de un tribunal
incompetente para conocer la demanda de acuerdo a las reglas de competencia
relativa, es posible que se produzca la radicación si el demandado contesta la
demanda sin alegar la incompetencia del tribunal o se genera su rebeldía por no
contestar la demanda dentro del plazo fatal que el legislador contempla al efecto,
puesto que en tales casos, se produce la prórroga tácita de la competencia conforme a
lo previsto en el art. 187 del COT.
Art. 83 inc. II. La nulidad sólo podrá impetrarse dentro de cinco días contados desde que aparezca o se
acredite que quien deba reclamar de la nulidad tuvo conocimiento del vicio, a menos que se trate de la
incompetencia absoluta del tribunal. La parte que ha originado el vicio o concurrido a su
materialización o que ha convalidado tácita o expresamente el acto nulo, no podrá demandar la nulidad.
166
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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- Por último, también hay quienes señalan, entre ellos CASARINO, que en materia civil
un asunto queda radicado desde que el tribunal confiere traslado de la demanda y se
notifica válidamente al demandado de la resolución que provee la demanda. Es decir,
no basta la notificación, sino que, además, se debe haber efectuado el emplazamiento
de la demanda, esto es, el término o plazo que tiene el demandado para contestar la
demanda sin que haya alegado la incompetencia del tribunal, o, habiéndola opuesto,
desde que ha sido rechazada. Sin embargo, como dice el profesor FORTTES, el tema
está en que la incompetencia absoluta se puede alegar en cualquier estado del juicio,
por lo que esta posición no sería favorable.
ii. El segundo requisito para que opere la regla de radicación, es que el tribunal haya
intervenido en el conocimiento del asunto, sea actuando de oficio o a petición de parte.
Pues jamás será posible entender que el conocimiento de un asunto se ha radicado ante
un tribunal, si éste no ha actuado para su conocimiento.
iii. Ahora bien, no basta con la intervención de un tribunal en el conocimiento de un
asunto, sino que se requiere que esa actividad se hubiere realizado por un tribunal
que sea competente, de acuerdo con las reglas de la competencia absoluta y relativa.
iv. Finalmente, la intervención del tribunal competente debe haberse efectuado con arreglo
a la ley, puesto que si las actuaciones realizadas por el tribunal y las partes adolecen
de irregularidades, o se efectuaron ante un tribunal incompetente, éstas podrán ser
declaradas nulas y, en consecuencia, no producirán efecto alguno.
146
Como se puede apreciar, esta regla es propia de los tribunales, pues respecto de los fiscales del Ministerio
Público (organismo administrativo), hay una especie de radicación que se produce cuando éste dispone la primera
actuación de investigación.
167
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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Por lo tanto, cuando el art. 109 del COT señala que radicado con arreglo a la ley el
conocimiento de un negocio ante tribunal competente, significa que este fenómeno se produce
cuando el tribunal toma conocimiento de dicho negocio, en razón de que tanto las partes o el
propio tribunal, en virtud de las reglas de competencia absoluta y relativa, estiman que ese
tribunal y no otro, es el llamado a conocer de dicho negocio.
Ahora bien, de acuerdo al art. 96 del CPC, si los juicios están pendientes ante tribunales
de igual jerarquía, el más moderno se acumulará al más antiguo; pero en el caso
contrario (si son de distinta jerarquía), la acumulación se hará sobre aquel que esté
sometido al tribunal superior.147
147
En materia procesal penal la acumulación de autos tiene lugar respecto de casos de: pluralidad de delitos (el fiscal
podrá desarrollar la investigación conjunta de dos o más delitos, cuando ello resultare conveniente); pluralidad de
fiscales (cuando dos o más fiscales estén investigando los mismos hechos y con motivo de esta circunstancia se
afectaren los derechos de la defensa del imputado, éste podrá pedir al superior jerárquico o al superior jerárquico
común, en su caso, que resuelva cuál tendrá a su cargo el caso); y pluralidad de JG (cuando se acumulan las
investigaciones formalizadas ante diversos JG en uno sólo de ellos y pasen a configurar una sola investigación).
168
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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ii. Las visitas extraordinarias. De acuerdo al art. 559 del COT, los Tribunales
Superiores de Justicia decretarán visitas extraordinarias por medio de alguno de sus
ministros en los juzgados de su respectivo territorio jurisdiccional, siempre que el mejor
servicio judicial lo exigiere. Ahora bien, de acuerdo art. 560 Nº 3 del COT, el tribunal
ordenará especialmente estas visitas en los casos siguientes: cuando hubiere retardo
notable en el despacho de los asuntos sometidos al conocimiento de un juez; es decir, el
Ministro Visitador puede abocarse al conocimiento de causas pendientes radicadas en el
tribunal visitado, desplazando la competencia de ese juez y asumiendo como tribunal de
primera instancia, pudiendo despachar y sentenciar dichas causas.148
Con todo, el profesor FORTTES señala que no se trataría de una verdadera excepción, ya
que no existe una sustitución de un tribunal por otro, sino solamente de un juez por otro;
pues el asunto sigue radicado en el tribunal visitado.
iii. Algunos señalan como excepción al feriado judicial, pues en el feriado de vacaciones
sigue conociendo el juzgado de turno las causas sobre las cuales se conceda habilitación
de feriado (materias en que no rige el feriado judicial). Sin embargo, si bien se traslada a
otro juzgado el conocimiento del asunto, es discutible que esto sea una excepción, ya que
sólo hay una alteración transitoria de la competencia.
iv. El compromiso, esto es, la convención por la cual las partes sustraen determinados
asuntos litigiosos presentes o futuros del conocimiento de la jurisdicción ordinaria y lo
someten al conocimiento y fallo de uno o más árbitros que en ese mismo acto designan.
Si bien el compromiso se verifica normalmente al margen de todo proceso (con vista a un
proceso futuro), excepcionalmente puede verificarse existiendo un juicio del cual está
conociendo un tribunal (litigio presente), caso en el cual, constituye una excepción a la
regla de la radicación.
v. Finalmente, el profesor FORTTES se refiere a aquellas modificaciones que son producidas
por la ley, lo que se relaciona con el tema de la ley procesal en el tiempo. La regla
general, es que las leyes procesales nuevas no afectan los juicios en curso, lo que se
consagra generalmente en sus normas transitorias; sin embargo, si eventualmente la ley
quisiera alterar la competencia y aplicar de inmediato la modificación, podría hacerlo,
porque dichas leyes son de orden público y pueden entrar a regir in actum. Con todo, un
negocio ya radicado se relaciona con el principio de legalidad y el derecho al juez natural
que en la CPR se consagra en el art. 19 Nº 3 inc. IV, al decir que nadie será juzgado por
comisiones especiales sino por el tribunal que señale la ley y que se encuentre
establecido con anterioridad por ésta (así, por ejemplo, cuando se crearon los Tribunales
de Familia, los jueces de menores seguían conociendo de las materias que se habían
radicado ante ellos).
148
En el ámbito procesal penal, de acuerdo al art. 560 Nº 2 del COT, las visitas sólo proceden cuando se tratare de la
investigación de hechos o de pesquisar delitos cuyo conocimiento corresponda a la justicia militar y que puedan
afectar las relaciones internacionales, o que produzcan alarma pública y exijan pronta represión por su gravedad y
perjudiciales consecuencias. Es decir, sólo procede por causas penales militares.
169
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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Por último, el profesor ALFARO menciona ciertos preceptos que hacen aplicación de la
regla de la radicación, a saber:
i. Al hablar de la vista de la causa, concretamente de la fijación de la causa en la tabla, se
dijo que una vez que se encuentre formada la tabla, corresponde determinar qué sala de la
Corte deberá conocer de ésta. Al respecto, el art. 69 inc. II del COT señala que en las CA
que consten de más de una sala se formarán tantas tablas cuantas sea el número de salas
y se distribuirán entre ellas por sorteo, en audiencia pública. La excepción a esta regla la
constituyen las causas radicadas, esto es, aquellas causas que no requieren de un sorteo
previo para ser distribuidas en una sala, ya que deben ser resueltas por la sala que conoció
del negocio por primera vez. Por ejemplo, el art. 69 inc. IV del COT señala que los
recursos de amparo y las apelaciones relativas a la libertad de los imputados u otras
medidas cautelares personales en su contra serán de competencia de la sala que haya
conocido por primera vez del recurso o de la apelación, o que hubiere sido designada
para tal efecto, aunque no hubiere entrado a conocerlos.
ii. Algo similar ocurre con las resoluciones de mero trámite, pues de acuerdo al art. 70 inc. I
del COT, la tramitación de los asuntos entregados a las CA corresponderá, en aquellas
que se compongan de más de una sala, a la primera. Sin embargo, agrega el inciso final,
deberán dictarse por la sala respectiva las resoluciones de tramitación que procedan
cuando ya estén conociendo de un asunto.
iii. Otra aplicación de esta regla se encuentra en el art. 128 del COT, a propósito de la cuantía.
En efecto, si el valor de la cosa disputada se aumentare o disminuyere durante la
instancia, no sufrirá alteración alguna la determinación que antes se hubiere hecho con
arreglo a la ley, es decir, no sufrirá alteración la radicación del asunto en el tribunal.
a. CONCEPTO.
La regla del grado o jerarquía, consagrada en el art. 110 del COT, consiste en que una vez
fijada con arreglo a la ley la competencia de un juez inferior para conocer en primera instancia
de un determinado asunto, queda igualmente fijada la del tribunal superior que debe conocer
del mismo asunto en segunda instancia.
Esta regla general de la competencia se vincula con dos conceptos fundamentales del
Derecho procesal: la instancia y el recurso de apelación. En efecto, con esta regla se persigue la
determinación, desde el inicio del procedimiento, del tribunal de segunda instancia que va a
conocer del asunto en caso de impetrarse un recurso de apelación o proceda el trámite de la
consulta.
últimos de orden público y, por consiguiente, irrenunciables por las partes. Así, por
ejemplo, si un juicio es de competencia de uno de los juzgados civiles de Valparaíso,
automáticamente se sabe que, en caso de apelarse la sentencia que le ponga término,
dicho recurso será conocido por la CA de esa misma ciudad, aun cuando las partes
desearen y convinieran expresamente en ser juzgadas en segunda instancia por la CA de
Santiago (a ello se opone, precisamente, la regla de grado).
ii. Que sea procedente el recurso de apelación en contra de la resolución pronunciada por el
tribunal de primera instancia. Algunos autores, a partir de esta norma, han señalado que la
regla general en Chile es la de la doble instancia y, por tanto, toda resolución es apelable,
aunque no se conceda expresamente el recurso. 149
a. CONCEPTO.
La regla de la extensión, consagrada en el art. 111 del COT, consiste en que el tribunal
que es competente para conocer de un asunto, lo es igualmente para conocer de todas las
incidencias que en él se promuevan, y (de acuerdo al inc. II) lo es también para conocer de las
cuestiones que se susciten por vía de reconvención o de compensación, aunque el conocimiento
de estas cuestiones, atendida su cuantía, hubiere de corresponder a un juez inferior si se
entablaran por separado. Por lo tanto, esta regla se traduce en que el tribunal que es competente
para conocer del asunto principal que se promueve ante él, lo es también para conocer de todo
aquello que se vincula al asunto principal y que lo conduce a la decisión del conflicto.
El fundamento de esta regla descansa en razones de economía procesal, pues procura que
se ventilen dentro de un mismo proceso el mayor número de cuestiones, desplegando así, las
partes litigantes, el mínimo de esfuerzo.
149
Cabe señalar que en el nuevo sistema procesal penal la regla del grado sólo recibe aplicación respecto de las
resoluciones apelables dictadas por JG, pues no se aplica respecto de las resoluciones de los TJOP, ya que ellas no son
apelables según lo señala el art. 364 del CPP; ni tampoco procede el trámite de la consulta, por haber sido éste
suprimido.
171
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
ii. Las cuestiones accesorias o incidentes. Del art. 82 del CPC, se desprende que los
incidentes son cuestiones accesorias que se promueven en un juicio y que requieren un
pronunciamiento especial del tribunal, pudiendo ser ellos ordinarios (sujetos a tramitación
general) o especiales (sujetos a tramitación especial). Por ejemplo, si se plantea un
incidente de incompetencia absoluta del tribunal, éste mismo lo debe resolver, pero
separadamente de la cuestión principal (acá se está aplicando el aforismo de quien puede
lo más puede lo menos).
Art. 82. Toda cuestión accesoria de un juicio que requiera pronunciamiento especial con audiencia de las
partes, se tramitará como incidente y se sujetará a las reglas de este Título, si no tiene señalada por la ley
una tramitación especial.
iii. También se extiende la competencia a la reconvención, esto es, la demanda que puede
deducir el demandado en su escrito de contestación en contra del demandante, utilizando
el mismo proceso ya iniciado por éste. Por regla general, la reconvención sólo recibe
aplicación en el juicio ordinario de mayor cuantía, salvo que por texto expreso se aplique
a otros procedimientos, como por ejemplo, el juicio de arrendamiento, el juicio ordinario
de menor cuantía, y el juicio ordinario laboral.
iv. Igual competencia le atribuye la ley al juez para conocer de la compensación, esto es,
aquel modo de extinguir las obligaciones que implica que demandante y demandado son
acreedores y deudores recíprocos de dos obligaciones, y que éstas se extinguirán hasta
concurrencia de la de menor valor150.
Ahora bien, el art. 111 señala que el juez tiene competencia para conocer de las
reconvenciones y de las compensaciones, aunque el conocimiento de estas cuestiones,
atendida su cuantía, hubiere de corresponder a un juez inferior si se entablaran por
separado. Sin embargo, como se dijo a propósito de la cuantía, sucesivas modificaciones
en la organización judicial han llevado a que esta regla no tenga la relevancia que
presentaba cuando existían jueces de letras de mínima cuantía, jueces de distrito y jueces
de subdelegación; el único problema que hoy se puede presentar en orden a la cuantía en
materia civil, se da entre los jueces de letras y jueces de policía local, en las ciudades
donde estén instalados estos últimos tribunales. Por ejemplo, se demandan $ 90.000 ante
un JL y el demandado se excepciona alegando compensación, en razón de rentas de
arrendamiento adeudadas por $2.500; esta cuestión, por su cuantía, es de competencia de
un juez de policía local, pero en virtud de la regla de extensión, ella pasa a ser de la
competencia del JL que está conociendo de la causa principal.
v. Finalmente, el profesor ORELLANA menciona también a la ejecución de la sentencia,
la cual, como se verá, puede corresponder a los tribunales que las hubieran pronunciado
en primera o única instancia, o al tribunal competente según las reglas generales.
150
Desde el punto de vista procesal, la compensación es y se formula mediante una excepción perentoria, es decir, a
través de un medio de defensa que hace valer el demandado y que ataca el fondo de la acción deducida por el
demandado. Por esto, el profesor FORTTES señala que es criticable que la compensación se califique como una
cuestión accesoria, porque el demandado, al contestar la demanda, puede entablar la excepción de compensación, y
quedaría comprendida en la cuestión de principal.
172
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
Ahora bien, desde el momento en que los tribunales pueden clasificarse y establecerse, en
atención a la materia, en civiles y penales, lógico es que cada uno de ellos conozca de los asuntos
que le son propios. Sin embargo, en el proceso penal se pueden deducir acciones civiles que
tengan por objeto reparar los efectos civiles derivados del hecho punible, como son las que
persiguen la restitución de la cosa o de su valor, o la indemnización de perjuicios (pretensiones
civiles); y en ciertos casos, en el curso de un juicio penal puedan suscitarse cuestiones de
carácter civil que sean uno de los elementos que la ley penal estime para definir el delito que se
persigue, para agravar o disminuir la pena, o para no estimar culpable al autor (cuestiones
prejudiciales civiles). En resumen, los tribunales con competencia en lo penal en ciertos casos
ejercen competencia en asuntos de carácter civil, existiendo dos tipos de materias:
i. Pretensiones de carácter civil. El fundamento de la responsabilidad civil derivada
de un delito penal, se encuentra en el art. 2314 del CC, el cual dispone que el que ha
cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a la
indemnización; sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o
cuasidelito. Por su parte, el art. 24 del CP dice que toda sentencia condenatoria en
materia criminal lleva envuelta la obligación de pagar las costas, daños y perjuicios por
parte de los autores, cómplices, encubridores y demás personas legalmente responsables.
Ahora bien, de acuerdo a su finalidad, las acciones civiles que emanan de un delito se
pueden clasificar en restitutorias o indemnizatorias; pero como se verá al momento de
analizar la acción, ésta no es la que se divide, puesto que es una sola; en concreto, es la
pretensión la que se divide, división que es de gran importancia, ya que precisa la
competencia del tribunal llamado a conocer las pretensiones. En efecto:
- La pretensión civil restitutoria es aquella que persigue la devolución de la cosa
objeto del delito o de su valor. Ahora bien, conforme al art. 59 inc. I del CPP, la acción
civil que tuviere por objeto únicamente la restitución de la cosa, deberá interponerse
siempre durante el respectivo procedimiento penal, de conformidad a lo previsto en el
art. 189 (en el mismo sentido está el art. 171 inc. I del COT). Como se puede apreciar,
aquí existe una competencia privativa o exclusiva del tribunal penal, puesto que sólo
puede conocer de ella aquel tribunal que conoce del proceso penal, concretamente, el
Juzgado de Garantía (art. 189 del CPP).
Art. 189. Reclamaciones o tercerías. Las reclamaciones o tercerías que los intervinientes o terceros
entablaren durante la investigación con el fin de obtener la restitución de objetos recogidos o incautados
se tramitarán ante el juez de garantía. La resolución que recayere en el artículo así tramitado se limitará
a declarar el derecho del reclamante sobre dichos objetos, pero no se efectuará la devolución de éstos
173
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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sino hasta después de concluido el procedimiento, a menos que el tribunal considerare innecesaria su
conservación.
Lo dispuesto en el inciso precedente no se extenderá a las cosas hurtadas, robadas o estafadas, las cuales
se entregarán al dueño o legítimo tenedor en cualquier estado del procedimiento, una vez comprobado
su dominio o tenencia por cualquier medio y establecido su valor.
En todo caso, se dejará constancia mediante fotografías u otros medios que resultaren convenientes de
las especies restituidas o devueltas en virtud de este artículo.
151
Ahora bien, puede suceder que el procedimiento penal termine sin que se haya resuelto acerca de la pretensión
civil indemnizatoria, en dicho caso, de acuerdo al art. 68 del CPP, si antes de comenzar el juicio oral, el
procedimiento penal continuare de conformidad a las normas que regulan el procedimiento abreviado, o por
cualquier causa terminare o se suspendiere, sin decisión acerca de la acción civil que se hubiere deducido
oportunamente, la prescripción continuará interrumpida siempre que la víctima presentare su demanda ante el
tribunal civil competente en el término de 60 días siguientes a aquél en que, por resolución ejecutoriada, se
dispusiere la suspensión o terminación del procedimiento penal. En este caso, la demanda y la resolución que
recayere en ella se notificarán por cédula y el juicio se sujetará a las reglas del procedimiento sumario. Si la
demanda no fuere deducida ante el tribunal civil competente dentro del referido plazo, la prescripción continuará
corriendo como si no se hubiere interrumpido.
174
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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auto ante los tribunales civiles, y el tercero, a su vez, podrá demandar civilmente
al conductor ante los jueces civiles152.
Cabe recalcar que el juez civil que conoce de la pretensión indemnizatoria, es
aquel que es competente de acuerdo a las reglas generales. Así, por ejemplo, en un
accidente de un bus con dirección a Valparaíso que salió desde Santiago, se debe
demandar a la empresa dueña del bus (persona jurídica) en Santiago, pues de
acuerdo al art. 142 del COT, si la persona jurídica demandada tuviere
establecimientos, comisiones u oficinas que la representen en diversos lugares,
como sucede con las sociedades comerciales, deberá ser demandada ante el juez
del lugar donde exista el establecimiento, comisión u oficina que celebró el
contrato o que intervino en el hecho que da origen al juicio.
Finalmente, el art. 171 inc. final del COT señala que será competente para conocer de
la ejecución de la decisión civil de las sentencias definitivas dictadas por los jueces
con competencia penal, el tribunal civil mencionado en el inciso anterior; es decir, el
tribunal civil competente de acuerdo a las reglas generales.
ii. Cuestiones prejudiciales civiles. En el Derecho penal, para que se entienda que se
ha cometido un delito, la conducta se debe encuadrar exactamente con la acción u
omisión descrita por la ley en abstracto. Sin embargo, en muchos casos los tipos penales
se integran con conceptos civiles, así, por ejemplo, en el parricidio se señala “el que mata
a su padre o madre”, sin que el CP señale quién es el padre o la madre. Entonces, puede
que en un momento determinado se plantee una discusión sobre la existencia de ese
hecho civil, lo cual da origen a las cuestiones prejudiciales civiles, esto es, aquellas
cuestiones que se suscitan en un juicio penal acerca de un hecho de carácter civil que sea
uno de los elementos que la ley penal estime para definir el delito que se persigue, para
agravar o disminuir la pena (por ejemplo, el hecho civil del parentesco agrava en el
homicidio la pena), o para no estimar culpable al autor (por ejemplo, en el delito de
bigamia, determinar la validez del matrimonio anterior).
La regla general es que estas cuestiones sean conocidas por los tribunales penales, pues
así se desprende del art. 173 inc. I del COT que señala que si en el juicio criminal se
suscita cuestión sobre un hecho de carácter civil que sea uno de los elementos que la ley
penal estime para definir el delito que se persigue, o para agravar o disminuir la pena, o
para no estimar culpable al autor, el tribunal con competencia en lo criminal se
pronunciará sobre tal hecho; en todo caso, de acuerdo al art. 173 inc. final del COT, la
prueba y decisión de las cuestiones civiles que es llamado a juzgar el tribunal que conoce
de los juicios criminales, se sujetarán a las disposiciones del Derecho civil. Sin embargo,
existen cuestiones prejudiciales civiles que no conocen los tribunales penales, a saber:
- De acuerdo al art. 173 inc. II del COT, las cuestiones sobre validez de matrimonio y
sobre cuentas fiscales serán juzgadas previamente por el tribunal a quien la ley tiene
encomendado el conocimiento de ellas. Es decir, se deberá plantear ante un tribunal
civil (juzgado de familia) la demanda de divorcio o de nulidad de matrimonio, y las
cuestiones sobre cuentas fiscales las conoce la Contraloría.
152
El profesor FORTTES dice que esta norma radica en un fundamento doctrinario, cual es, que se busca que la
acción civil no entorpezca el desarrollo del proceso penal y, por tanto, se debe discutir ante un tribunal civil.
175
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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- Agrega el inc. III del art. 173 del COT, que la disposición del inciso precedente se
aplicará también a las cuestiones sobre estado civil cuya resolución deba servir de
antecedente necesario para el fallo de la acción penal persecutoria de los delitos de
usurpación, ocultación o supresión de estado civil (conoce el juez civil competente).
- Por último, conforme al art. 174 del COT, si contra la acción penal se pusieren
excepciones de carácter civil concernientes al dominio o a otro derecho real sobre
inmuebles, podrá suspenderse el juicio criminal, cuando dichas excepciones
aparecieren revestidas de fundamento plausible y de su aceptación, por la sentencia
que sobre ellas recaiga, hubiere de desaparecer el delito. El conocimiento de esas
excepciones corresponde al tribunal en lo civil. 153
Ahora bien, cuando conoce de estas cuestiones prejudiciales civiles un tribunal distinto a
uno penal, el proceso penal se suspende (sobreseimiento temporal) a la espera del
resultado del proceso civil, de manera que una vez resuelto éste (por ejemplo, el
matrimonio era nulo) el proceso penal sigue su curso. En efecto el art. 252 letra A del CPP
señala que el juez de garantía decretará el sobreseimiento temporal en los siguientes
casos: cuando para el juzgamiento criminal se requiriere la resolución previa de una
cuestión civil, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 171. A su vez, el art. 171 del CPP se
refiere a los efectos de las cuestiones civiles en el proceso penal, al señalar que siempre
que para el juzgamiento criminal se requiriere la resolución previa de una cuestión civil
de que debiere conocer, conforme a la ley, un tribunal que no ejerciere jurisdicción en lo
penal, se suspenderá el procedimiento criminal hasta que dicha cuestión se resolviere
por sentencia firme; agrega el inc. II que esta suspensión no impedirá que se verifiquen
actuaciones urgentes y estrictamente necesarias para conferir protección a la víctima o a
testigos o para establecer circunstancias que comprobaren los hechos o la participación
del imputado y que pudieren desaparecer. Finaliza el inc. III señalando que cuando se
tratare de un delito de acción penal pública, el ministerio público deberá promover la
iniciación de la causa civil previa e intervendrá en ella hasta su término, instando por su
pronta conclusión.154
a. CONCEPTO.
153
El profesor FORTTES llama a las cuestiones prejudiciales conocidas por los tribunales penales, cuestiones civiles
calificantes de lo penal, mientras que aquellas que son conocidas por los tribunales civiles, las denomina cuestiones
prejudiciales civiles. El profesor LHÜRS, en cambio, denomina cuestiones prejudiciales no devolutivas a aquellas que
son conocidas por el mismo tribunal, y cuestiones prejudiciales devolutivas a aquellas que conoce un tribunal
distinto. Y el profesor ALFARO, por su parte, habla simplemente de cuestiones prejudiciales, estableciendo como
regla general aquellas de que conoce el mismo tribunal, y como excepciones aquellas que conoce un tribunal
distinto.
154
Las cuestiones penales que tienen incidencia en el ámbito civil para la resolución de un asunto, se encuentran
tratadas en el art. 167 del CPC, el cual señala que cuando la existencia de un delito haya de ser fundamento preciso
de una sentencia civil o tenga en ella influencia notoria, podrán los tribunales suspender el pronunciamiento de
ésta hasta la terminación del proceso criminal, si en éste se ha deducido acusación o formulado requerimiento,
según el caso. Esta suspensión podrá decretarse en cualquier estado del juicio, una vez que se haga constar la
circunstancia mencionada en el inciso precedente.
176
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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b. REQUISITOS O ELEMENTOS.
i. Pluralidad de tribunales, es decir, de acuerdo a las reglas de competencia absoluta y
relativa, deben existir dos o más tribunales potencialmente competentes para conocer de
un asunto, situación que se materializa en los casos de competencia acumulativa o
preventiva, esto es, aquella que corresponde por ley a dos o más tribunales a la vez, pero
si uno de ellos interviene o previene en el conocimiento del asunto, hace desaparecer la
competencia de los restantes de manera ipso facto.
ii. Que uno de los tribunales prevenga en el conocimiento del asunto, instante a partir del
cual cesa la competencia de los otros tribunales que hubieran sido potencialmente
competentes. Que un tribunal haya prevenido, significa que ha ordenado y ejecutado
alguna diligencia inicial o preparatoria en un juicio civil o penal. Esta prevención
generalmente se produce al momento de ingresar la demanda o solicitud al tribunal
respectivo, sin embargo, esta regla no es absoluta, pues hay casos en que la demanda se
declara inadmisible por no cumplir con los requisitos legales, caso en el cual, según el
profesor ORELLANA, el resto de los tribunales vuelve a recuperar su competencia y la
demanda podrá intentarse ante cualquiera de ellos.155
3.5. REGLA DE LA EJECUCIÓN.
155
Cabe señalar que la prevención no tiene lugar en la segunda instancia, pues en virtud de la regla del grado o
jerarquía, fijada con arreglo a la ley la competencia de un juez inferior para conocer en primera instancia de un
determinado asunto, queda igualmente fijada la del tribunal superior que debe conocer del mismo asunto en
segunda instancia (art. 111 del COT).
177
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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a. CONCEPTO.
Una vez que se aplican las reglas de competencia absoluta y relativa, puede que existan
dos o más tribunales que ejerzan igual competencia en el mismo territorio jurisdiccional. Al
respecto, el legislador establece reglas para distribuir los asuntos entre los diversos tribunales
competentes, las cuales pueden definirse como aquellas que indican cuál es el tribunal preciso,
de los competentes en virtud de las reglas de competencia absoluta y relativa, que va a conocer
del asunto.
b. NATURALEZA JURÍDICA.
En cuanto a su naturaleza jurídica, no existe en este tema unanimidad en la doctrina. Al
respecto, el profesor FORTTES sigue la postura mayoritaria, al señalar que las reglas de turno y
distribución de causas no son normas de competencia, sino meras reglas de carácter económico
cuyo fin es hacer el reparto del trabajo judicial entre los tribunales de un mismo territorio
jurisdiccional. En el mismo sentido, la jurisprudencia ha calificado a estas normas como meras
179
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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expresiones del ejercicio de las facultades económicas de los tribunales de justicia. En el terreno
práctico, esta calificación ha llevado a que la infracción de estas normas no permita fundar una
excepción de incompetencia, ni promover un incidente de nulidad de todo lo obrado.
Por otro lado, también hay quienes señalan que estas normas son verdaderas reglas de
competencia, de lo cual deriva que, al no ser respetadas, se produce una situación de
incompetencia y, por ende, podría ser nulo todo lo obrado ante el juez incompetente. Según esta
postura, son reglas de competencia relativa, por ende, podrían ser modificadas por las partes.
Esto última lleva a la pregunta de si ¿las reglas del turno y de distribución de causas son
normas de orden público o de interés privado? Esto es importante, porque en el primer caso
puede solicitarse la nulidad de todo lo obrado, y aun el propio tribunal de oficio puede declararse
absolutamente incompetente; y en el segundo caso, no habría tal posibilidad, a lo sumo, la parte
podría reclamar la incompetencia relativa, y si nada dijere, se produciría la prórroga de la
competencia. Al respecto, el profesor CASARINO señala que se trata de normas de orden público,
pues han sido establecidas con el objeto de conseguir una mejor administración de justicia,
mediante una justa y equitativa distribución del trabajo judicial entre los distintos tribunales de
igual jurisdicción y localidad; y así también han entendido este problema los jueces en la
práctica, pues siempre que se les presentan demandas civiles que no les corresponde conocer, sea
porque no están de turno, sea porque no ha habido distribución legal previa, se abstienen de
tramitarlas, ordenando que se las interponga ante el tribunal que corresponda.
180
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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de ella en un libro llevado al efecto que no podrá ser examinado sin orden del
tribunal.156
Existen ciertas excepciones a esta regla, es decir, asuntos en que se exime de la
distribución de causas, pudiendo llevarse directamente el asunto ante un tribunal por la
sola disposición de la ley, o bien, ordenándose que determinados asuntos vuelvan a la
regla del turno. Tales casos son:
- Conforme al art. 178 del COT, no obstante lo dispuesto en el art. 176 (sistema de
distribución de causas), serán de la competencia del juez que hubiere sido designado
anteriormente, las demandas en juicios que se hayan iniciado por medidas
prejudiciales, por medidas preparatorias de la vía ejecutiva o mediante la notificación
previa ordenada por el art. 758 del CPC (acción de desposeimiento contra terceros
poseedores de la finca hipotecada).
- La segunda parte del art. 178 del COT señala que también están exentas del sistema de
distribución de causas todas las gestiones que se susciten con motivo de un juicio ya
iniciado y aquellas a que dé lugar el cumplimiento de una sentencia (las que conoce y
ejecuta el tribunal que las pronunció en primera o única instancia), fuera del caso
previsto en la parte final del art. 114 (la parte que ha vencido en el juicio puede optar
entre ese tribunal o el que sea competente de acuerdo a las reglas generales).
- Por otra parte, el art. 179 del COT señala que no están sujetos a lo dispuesto en el art.
176 (sistema de distribución de causas) el ejercicio de las facultades que corresponden
a los jueces para el conocimiento de los asuntos que tienen por objeto dar
cumplimiento a resoluciones o decretos de otros juzgados o tribunales (exhortos), ni
los asuntos de jurisdicción voluntaria. Agrega el inc. II que la jurisdicción en estos
casos será ejercida por el juez letrado de turno (se aplica el sistema de turnos, exista o
no CA en que el JL se sitúe), a menos que se trate de negocios derivados del
conocimiento que otro juzgado tuviere de un determinado asunto, en cuyo caso la
jurisdicción podrá también ser ejercida por éste.
- Por último, de acuerdo al art. 179 inc. III del COT, en el territorio jurisdiccional de la
CA de Santiago el turno para el conocimiento de los asuntos de que trata el presente
artículo y demás que leyes especiales dispongan, será ejercido simultáneamente por
cinco jueces letrados en la forma establecida en el inc. II del art. 175
(semanalmente). Es decir, en estos tribunales que son asiento de la CA de Santiago rige
la regla del turno semanal, y para repartir el trabajo entre ellos se aplica la regla de
distribución de causas computacionales por mandato contenido en un autoacordado de
la CA de Santiago.
156
Se han dictado por las CA de nuestro país diversos autoacordados que regulan la distribución de causas,
señalándose que se procederá a través de una oficina especial de distribución de causas computacionales.
181
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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regulan. Ahora bien, estas reglas especiales son diferentes según se trate de delitos cometidos
dentro del territorio de la República o de delitos cometidos fuera del mismo.
i. En lo que dice relación con los delitos cometidos dentro del territorio de la
República, el art. 15 del COT, a propósito de los JG, señala que la distribución de las
causas entre los jueces de los JG se realizará de acuerdo a un procedimiento objetivo y
general, que deberá ser anualmente aprobado por el comité de jueces del juzgado a
propuesta del juez presidente, o sólo por este último, según corresponda; y a propósito de
los TJOP, el art. 17 inc. final del COT dice que la distribución de las causas entre las
diversas salas se hará de acuerdo a un procedimiento objetivo y general que deberá ser
anualmente aprobado por el comité de jueces del tribunal, a propuesta del juez
presidente.
ii. Tratándose de delitos cometidos fuera del territorio nacional, hay que tener
presente el art.167 del COT, que señala que las competencias propias de los JG y de los
TJOP respecto de los delitos perpetrados fuera del territorio nacional que fueren de
conocimiento de los tribunales chilenos serán ejercidas, respectivamente, por los
Tribunales de Garantía y Orales en lo Penal de la jurisdicción de la CA de Santiago,
conforme al turno que dicho tribunal fije a través de un auto acordado.
1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Como ya se ha señalado, las reglas de competencia son aquellas disposiciones legales que
indican qué tribunal preciso tiene atribución o facultad para conocer de un determinado negocio
judicial. Sin embargo, puede suceder que el tribunal llamado a intervenir en un asunto o las
partes interesadas en el mismo, estimen que ese tribunal carece de competencia para conocer de
él. Se plantea de este modo un problema de competencia que, cuando es promovido por las
partes, recibe el nombre de cuestión de competencia, y cuando se suscita entre dos o más
tribunales, se llama contienda de competencia.
Este es un tema que se vincula con el límite interno de la jurisdicción, es decir, con la
competencia que a cada órgano jurisdiccional le ha sido entregada.
182
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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por uno de estos medios, no podrán después abandonarlo para recurrir al otro. Tampoco
podrán emplearse los dos simultánea ni sucesivamente.
183
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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a. CONCEPTO.
La contienda de competencia es aquel conflicto suscitado entre dos o más tribunales
cuando estiman que todos ellos tienen competencia para conocer de un determinado asunto
judicial o que ninguno de ellos la posee. De acuerdo a la definición, las contiendas de
competencia admiten una doble clasificación:
i. Atendiendo al contenido de la contienda, pueden clasificarse en positivas (cuando
estiman que tienen competencia) o negativas (cuando estiman que no la poseen).
ii. Según los tribunales en contienda, éstas se clasifican en contiendas de competencia entre
tribunales ordinarios; contiendas de competencia entre tribunales especiales; entre
tribunales especiales y tribunales ordinarios; y contiendas de competencia entre
autoridades políticas o administrativas y tribunales de justicia.
b. ORIGEN DE LA CONTIENDA.
Una contienda de competencia puede tener su origen en una declaración de oficio de
incompetencia del tribunal, o en una cuestión de competencia por inhibitoria formulada por las
partes.
i. De oficio por el tribunal. Los tribunales están facultados para declarar de oficio su
incompetencia en los casos siguientes: cuando sea incompetente para conocer de un
asunto en razón del fuero, de la materia o de la cuantía, esto es, cuando sea absolutamente
incompetente; y cuando sea incompetente para conocer de un asunto judicial no
contencioso o de un asunto penal, en razón del territorio, esto es, cuando no proceda la
prórroga de competencia.
ii. Por las partes. La contienda de competencia también se puede originar cuando las
partes formulan una cuestión de competencia por vía inhibitoria, y los tribunales cuya
competencia se ha puesto en duda se estiman competentes, o bien, estiman que ninguno
tiene facultad para conocer del negocio principal.
En todo caso, sea cual fuere la forma u origen de la contienda de competencia, el hecho
es que, en definitiva, algún tribunal tendrá que conocer el asunto pendiente, y de allí que la ley
haya tenido que contemplar el establecimiento de tribunales que vengan a resolver la contienda
de competencia planteada.
184
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
- Si los tribunales en conflicto tienen un superior común, de acuerdo al art. 190 inc. I del
COT, la contienda de competencia será resuelta por el tribunal que sea superior
común de los que estén en conflicto. Por ejemplo, si el conflicto se presenta entre un JL
de Valparaíso y un JL de Quilpué, resuelve el conflicto la CA de Valparaíso.
- Ahora, si los tribunales fueren de distinta jerarquía, será competente para resolver la
contienda el superior de aquel que tenga jerarquía más alta (art. 190 inc. II COT). Por
ejemplo, si el conflicto se produce entre un JL de Valparaíso y la CA de Valparaíso;
resuelve el conflicto la CS por ser el superior jerárquico de la CA.
- Por último, si los tribunales en conflicto dependieren de diversos superiores, iguales
en jerarquía, resolverá la contienda el que sea superior del tribunal que hubiere
prevenido en el conocimiento del asunto. Por ejemplo, si hay un conflicto entre un JL
de Valparaíso y un JL de Santiago, debe resolver el conflicto la CA de Valparaíso si el
tribunal de Valparaíso hubiere prevenido primero en el asunto.
Por último, en conformidad con el art. 192 del COT, las contiendas de competencia serán
falladas en única instancia, por tanto, dicho fallo no será susceptible de recurso de apelación. Y
157
¿Quién resuelve el conflicto entre las autoridades políticas o administrativas y los tribunales especiales? Según
algunos, esto no tiene solución en la ley, pues el legislador no ha indicado concretamente el tribunal llamado a
resolver la contienda. No obstante, siguiendo al profesor CASARINO, la contienda debería resolverla la CS o el
Senado, según si el tribunal especial en conflicto es inferior o superior; esto en atención a los términos amplios que
emplean los arts. 53 Nº 3 y 93 Nº 12 de la CPR, pues al referirse a los “tribunales de justicia”, no distinguen si se
trata de tribunales ordinarios o de especiales.
185
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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de acuerdo al inc. final del art. 190 del COT, los jueces árbitros de primera, de segunda o de
única instancia tendrán por superior, para los efectos de este artículo, a la respectiva CA.
D. L AS IMPLICANCIAS Y RECUSACIONES .
1. CONCEPTO.
Un juez que es competente en razón de las normas estudiadas puede dejar de serlo por
afectarle una implicancia o recusación, esto es, causas legales que pueden originar la inhabilidad
de un juez para conocer de un determinado asunto, en razón de carecer de la imparcialidad
necesaria para intervenir en él. En efecto, el art. 194 del COT señala que los jueces pueden perder
su competencia para conocer determinados negocios por implicancia o por recusación
declaradas, en caso necesario, en virtud de causas legales.
Algunos llaman a estas causas legales, genéricamente, causales de inhabilidad; otros
hablan de incompetencia sobreviniente, y otros, simplemente, de implicancias y recusaciones.
Ahora bien, el fundamento de estas causales es mantener entre las partes litigantes una perfecta
igualdad frente al juez, pues si éste no mantiene esa igualdad, significa que carecería de
imparcialidad, es decir, su fallo se inclinará a favor de una parte y en desmedro de la otra por
razones ajenas a las normas legales llamadas a resolver el conflicto jurídico ante él planteado
(este tema se relaciona con la independencia del juez).
Ahora bien, en virtud del principio de inexcusabilidad, una vez declarada la
incompetencia de un juez por una implicancia o recusación legalmente comprobada, se debe
producir el reemplazo del juez por otro a quien no le afecten estas causales de inhabilidad, lo
cual se efectúa conforme a las reglas de subrogación e integración, con el objeto de no paralizar
la tramitación y resolución del proceso.
se haga esta declaración por el tribunal de que formen parte. Es decir, la primera
obligación que surge, sea que se trate de una recusación o implicancia, es dejar
constancia en el proceso de tal situación.
Ahora, en el caso de las implicancias, el art. 200 inc. I del COT señala que la implicancia
de los jueces puede y debe ser declarada de oficio o a petición de parte (según el
profesor ALFARO sólo la parte afectada, porque la otra resulta favorecida); si va a ser
declarada de oficio por un tribunal unipersonal, conforme al art. 199 inc. I del COT, el
mismo juez debe declararse inhabilitado para continuar funcionando, y si se trata de un
juez que forma parte de un tribunal colegiado, éste debe pedir que se haga tal
declaración por el tribunal de que forme parte. Ahora, si el juez o el tribunal no hace tal
declaración de oficio, sea porque no sabe o porque no quiso, las partes pueden solicitar la
declaración, caso en el cual, se produce un incidente al respecto.
En el caso de la recusación, hay que distinguir: pues si la causal afecta a un tribunal
unipersonal, de acuerdo al art. 199 inc. I del COT, tan pronto tenga conocimiento de ella,
debe dejar constancia en el proceso y, por regla general, declararse inhabilitado de oficio;
salvo que se trate de un juez de un tribunal unipersonal que sea parte o tenga interés en el
pleito de una SA de la cual es accionista, caso en el cual, se requiere un reclamo previo de
la parte a quien presumiblemente afecta la causal de recusación. En cambio, tratándose de
tribunales colegiados, el Ministro sólo debe dejar constancia de ella en el expediente, y
no puede declarase de oficio inhabilitado, pues la ley requiere una solicitud previa de la
persona a quien afecte la causal. En efecto, de acuerdo al art. 199 inc. II del COT, se
necesitará de solicitud previa para declarar la inhabilidad de los jueces de la CS y de las
CA, fundada en cualquiera de las causales de recusación y la de los demás jueces
producida por el hecho de ser parte o tener interés en el pleito una sociedad anónima de
que éstos sean accionistas, sin perjuicio en uno y otro caso de que se haga constar en el
proceso la existencia de la causal; a su vez, el art. 200 inc. II del COT señala que la
recusación sólo podrá entablarse por la parte a quien, según la presunción de la ley,
puede perjudicar la falta de imparcialidad que se supone en el juez. Ahora, si el juez no
deja constancia de la recusación (tribunal colegiado) o no la declara de oficio (tribunal
unipersonal), se puede generar un incidente especial por la parte a quien presumiblemente
perjudica la imparcialidad.
iii. En cuanto a su conocimiento y fallo, el art. 202 del COT señala que de la implicancia de
jueces que sirven en tribunales unipersonales, conocerán ellos mismos (la razón es que el
mismo juez está obligado a declararse implicado, de lo contrario, cometería el delito de
prevaricación); y de la implicancia de jueces que sirven en tribunales colegiados
conocerá el mismo tribunal con exclusión del miembro o miembros de cuya implicancia
se trata (art. 203 del COT). La recusación, en cambio, es conocida y resuelta por el
superior del juez que se trata de inhabilitar (la razón de esto, es que la recusación es algo
más sutil y discutible); en efecto, el art. 204 del COT señala que de la recusación de un JL
conocerá la CA. De la de uno a más miembros de una CA conocerá la CS. De la de uno o
más miembros de la CS conocerá la CA de Santiago. De la de un juez árbitro conocerá el
juez ordinario del lugar donde se sigue el juicio.
iv. En relación a su renunciabilidad, como la implicancia puede y debe ser declarada de
oficio por el juez, o por cualquiera de las partes, es irrenunciable, pues se trata de una
norma de orden público. En cambio, la recusación está establecida sólo en el interés de la
187
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parte a quien podría perjudicar la falta de imparcialidad del juez, por tanto, puede ser
renunciada por el afectado (sólo aquella que dice relación con los ministros de la CS y
CA), y la única obligación que tiene el juez, es hacer constar en el proceso de la posible
recusación, y la parte tiene un plazo de cinco días para deducir formalmente la
recusación, y si no lo hace, se entiende renunciada.
v. En cuanto a su fundamentación, las implicancias siempre deben estar motivadas, es decir,
es necesario que concurra en el juez una causal de implicancia; en el caso de las
recusaciones, por regla general, también es necesario expresar la causal, sin embargo,
sólo basta con oponer la recusación, tratándose de abogados integrantes y receptores.
vi. Por último, en cuanto a sus efectos, la implicancia una vez declarada, anula todo lo
obrado por el juez implicado; la recusación en cambio, sólo produce efectos a futuro, es
decir, no tiene la virtud de anular todo lo obrado.
158
Este es uno de los pocos casos en que se paga impuesto, el otro caso es el derecho de suspensión de vista de la
causa sin motivo.
188
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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4. CAUSALES DE INHABILIDAD.
Las causales de implicancia se encuentran enunciadas en el art. 195 del COT, y las
causales de recusación, en el art. 196 del mismo Código.
Art. 195. Son causas de implicancia:
1. Ser el juez parte en el pleito o tener en él interés personal, salvo lo dispuesto en el número 18 del artículo
siguiente (ser accionista de una SA en pleito);
2. Ser el juez consorte o pariente consanguíneo legítimo en cualquiera de los grados de la línea recta y en la colateral
hasta el segundo grado inclusive, o ser padre o hijo natural o adoptivo de alguna de las partes o de sus representantes
legales;
3. Ser el juez tutor o curador de alguna de las partes, o ser albacea de alguna sucesión, o síndico de alguna quiebra, o
administrador de algún establecimiento, o representante de alguna persona jurídica que figure como parte en el
juicio;
4. Ser el juez ascendiente o descendiente legítimo, padre o hijo natural o adoptivo del abogado de alguna de las
partes;
5. Haber sido el juez abogado o apoderado de alguna de las partes en la causa actualmente sometida a su
conocimiento o haber intervenido en ella como mediador.
6. Tener el juez, su consorte, ascendientes o descendientes legítimos, padres o hijos naturales o adoptivos, causa
pendiente en que deba fallar como juez alguna de las partes;
7. Tener el juez, su consorte, ascendientes o descendientes legítimos, padres o hijos naturales o adoptivos, causa
pendiente en que se ventile la misma cuestión que el juez debe fallar;
8. Haber el juez manifestado su dictamen sobre la cuestión pendiente con conocimiento de los antecedentes
necesarios para pronunciar sentencia (opinión anticipada), y
9. Ser el juez, su consorte, o alguno de sus ascendientes o descendientes legítimos, padres o hijos naturales o
adoptivos, heredero instituido en testamento por alguna de las partes.
Lo dicho en este artículo es sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 1324 (valdrá el nombramiento de partidor que
haya hecho el difunto, aunque la persona nombrada esté comprendida en alguna de las causales de implicancia o
recusación que establece el COT), y en los incs. III y IV del art. 1325 del CC (los partidores nombrados por los
coasignatarios no pueden ser inhabilitados sino por causas de implicancia o recusación que hayan sobrevenido a su
nombramiento).
Respecto de los jueces con competencia criminal, son causas de implicancia, además, las siguientes:
1. Haber intervenido con anterioridad en el procedimiento como fiscal o defensor;
2. Haber formulado acusación como fiscal, o haber asumido la defensa, en otro procedimiento seguido contra el
mismo imputado, y
3. Haber actuado el miembro del TJOP como juez de garantía en el mismo procedimiento
189
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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7. Tener alguno de los ascendientes o descendientes simplemente ilegítimos del juez o los parientes colaterales del
mismo dentro del segundo grado, causa pendiente en que se ventile la misma cuestión que el juez deba fallar;
8. Tener pendientes alguna de las partes pleito civil o criminal con el juez, con su consorte, o con alguno de sus
ascendientes, descendientes o parientes colaterales dentro del segundo grado. Cuando el pleito haya sido promovido
por alguna de las partes, deberá haberlo sido antes de la instancia en que se intenta la recusación;
9. Haber el juez declarado como testigo en la cuestión actualmente sometida a su conocimiento;
10. Haber el juez manifestado de cualquier modo su dictamen sobre la cuestión pendiente, siempre que lo hubiere
hecho con conocimiento de ella (en este caso simplemente con conocimiento pendiente sobre la cuestión, en cambio,
en el caso de las implicancias es con conocimiento “suficiente”, para dictar sentencia);
11. Ser alguno de los ascendientes o descendientes ilegítimos del juez o alguno de sus parientes colaterales dentro
del segundo grado, instituido heredero en testamento por alguna de las partes;
12. Ser alguna de las partes heredero instituido en testamento por el juez;
13. Ser el juez socio colectivo, comanditario o de hecho de alguna de las partes, serlo su consorte o alguno de los
ascendientes o descendientes del mismo juez, o alguno de sus parientes colaterales dentro del segundo grado;
14. Haber el juez recibido de alguna de las partes un beneficio de importancia, que haga presumir empeñada su
gratitud;
15. Tener el juez con alguna de las partes amistad que se manifieste por actos de estrecha familiaridad;
16. Tener el juez con alguna de las partes enemistad, odio o resentimiento que haga presumir que no se halla
revestido de la debida imparcialidad;
17. Haber el juez recibido, después de comenzado el pleito, dádivas o servicios de alguna de las partes, cualquiera
que sea su valor o importancia, y
18. Ser parte o tener interés en el pleito una sociedad anónima de que el juez sea accionista.
No obstante lo dispuesto en el inciso precedente, no constituirá causal de recusación la circunstancia de que una de
las partes fuere una sociedad anónima abierta.
Lo prevenido en el inciso anterior no regirá cuando concurra la causal señalada en el N° 8 de este artículo. Tampoco
regirá cuando el juez, por si solo o en conjunto con algunas de las personas indicadas en el numerando octavo, fuere
dueño de más del diez por ciento del capital social. En estos dos casos existirá causal de recusación.
190
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA COMPETENCIA
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inhabilidad correspondiente dentro del plazo de cinco días contados desde que se le
notifique la declaración respectiva. Si así no lo hiciere, se considerará renunciada la
correspondiente causal de recusación. Durante este plazo, el juez se considerará
inhabilitado para conocer de la causa y se estará a lo dispuesto en el art. 121 de este
Código (si el tribunal es unipersonal, el juez será subrogado, y si es colegiado, continuará
funcionando el mismo tribunal con exclusión del miembro que se intente inhibir, y en
ambos casos el juicio sólo se suspenderá cuando se cite a las partes para oír sentencia).
ii. Pago o consignación previa. Al formular el incidente respectivo se exige que se
acompañe una boleta de consignación, o sea, un comprobante de haberse depositado en
arcas fiscales cierta suma de dinero (la suma depende de a quien se pretende inhabilitar,
por ejemplo, en un JL es un cuarto de una UTM), la cual se perderá en caso de que sea
rechazada. El art. 118 inc. III del CPC señala que la consignación se elevará al doble
cuando se trate de la segunda solicitud de inhabilitación deducida por la misma parte, al
triple en la tercera y así sucesivamente.
iii. Ante quién se interpone. De acuerdo al art. 115 del CPC, la implicancia de un juez
que se desempeñe en un tribunal unipersonal se hará valer ante él mismo, expresando la
causa legal en que se apoya y los hechos en que se funda, acompañando u ofreciendo
presentar las pruebas necesarias y pidiéndole se inhiba del conocimiento del negocio.
Por su parte, el art. 116 señala que la recusación de los jueces a que se refiere el artículo
anterior (de tribunales unipersonales), y la implicancia y recusación de los miembros de
tribunales colegiados se harán valer, en los términos que indica dicho artículo, ante el
tribunal que, según la ley, deba conocer de estos incidentes. En este sentido, el art. 202
del COT señala que de la implicancia de jueces que sirven en tribunales unipersonales,
conocerán ellos mismos. De la implicancia de jueces que sirven en tribunales colegiados
conocerá el mismo tribunal con exclusión del miembro o miembros de cuya implicancia
se trata; y conforme al art. 203 del COT, la recusación es conocida y resuelta por el
superior del juez que se trata de inhabilitar.
iv. Recusación amistosa. La recusación “amistosa” es una figura procesal que permite a
la parte que quiere recusar a un juez, concurrir ante éste, exponiéndole la causal por la
que pretende recusarlo, y solicitándole que se declare inhabilitado sin más trámite; es
decir, no es necesario que recurra al superior jerárquico del juez que pretende recusar. En
efecto, el art. 124 del CPC señala que antes de pedir la recusación de un juez al tribunal
que deba conocer del incidente, podrá el recusante ocurrir al mismo recusado, si
funciona sólo, o el tribunal de que forme parte, exponiéndole la causa en que la
recusación se funda y pidiéndole la declare sin más trámite. Rechazada esta solicitud,
podrá deducirse la recusación ante el tribunal correspondiente.
v. Examen previo. La solicitud en que se plantea el incidente no se admite a tramitación
en todo caso, pues previamente tiene que ser examinada por el tribunal. En efecto,
conforme al art. 119 del CPC, si la causa alegada no es legal, o no la constituyen los
hechos en que se funda, o si éstos no se especifican debidamente, el tribunal desechará
desde luego la solicitud. Agrega el inc. II que en el caso contrario, declarará bastante la
causal (esto es, se admite a tramitación; no significa que se haya acogido, sino solamente
que es apta para ser tramitada), y si los hechos en que se funda constan al tribunal o
resultan de los antecedentes acompañados o que el mismo tribunal de oficio mande
191
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A. L A ACCIÓN .
1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Como se dijo, al inicio de estos apuntes, el Derecho procesal se basa en tres instituciones
esenciales: la jurisdicción, la acción y el proceso. La jurisdicción es el poder-deber que tienen
los tribunales de justicia para conocer y resolver, por medio del proceso y con efecto
192
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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de cosa juzgada, los conflictos de intereses de relevancia jurídica que se promuevan en el orden
temporal y dentro del territorio de la República. Para que se ponga en movimiento el ejercicio de
la función jurisdiccional, es necesario que se ejerza por la parte interesada, en obtener la solución
del conflicto, una acción; acción que el actor ejerce para los efectos de obtener la satisfacción
de una pretensión. Ahora bien, la acción y la pretensión se materializan en el acto procesal
llamado demanda, escrito que se presenta al tribunal para que ejerza la función jurisdiccional,
función que debe realizarse a través de un p r o c e s o ; es decir, el proceso es el instrumento a
través del cual se ejerce la función jurisdiccional para satisfacer la pretensión del actor.
159
En doctrina se suele contraponer el derecho sustantivo o material y el derecho procesal o adjetivo. En efecto, el
d e r ec h o su s t a n t i vo es aquel que se refiere al conjunto de normas que establecen derechos y obligaciones para
las partes (por ejemplo, el Derecho civil, el Derecho comercial, el Derecho penal etc.), y el d er ec h o ad j e t i vo es
aquel que permite el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de los deberes que se establecen en el derecho
sustantivo (por ejemplo, el Derecho procesal civil). Así, por ejemplo, la norma según la cual aquél que cause un
daño a otro debe repararlo, es una típica norma de derecho sustantivo, porque impone una obligación jurídica de
reparación a favor de la víctima, por parte de aquel que realizo contra ella el hecho ilícito; ahora bien, para obtener
esa indemnización, es necesario cumplir con las normas adjetivas que regulan los requisitos y formas que se deben
cumplir para demandar, el juez competente para conocer de la demanda, el emplazamiento y citación del
demandado, las defensas que puede oponer, como se realizara la actividad probatoria, los requisitos de la sentencia y
los recursos que pueden interponerse contra ella, etc.
160
En el Código Civil la identificación entre acción y derecho material no puede ser más clara. En efecto, los arts.
577 y 578 sostienen que de los derechos reales nacen las acciones reales, y de los derechos personales nacen las
acciones personales. Incluso atribuye a la acción una naturaleza mueble o inmueble, según el derecho que se persiga
(art. 580).
193
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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194
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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tiene todo sujeto de derecho, de acudir a los órganos jurisdiccionales para reclamarles la
satisfacción de una pretensión; o el poder jurídico de acudir a los órganos
jurisdiccionales.161
3. CARACTERÍSTICAS.
De acuerdo a los conceptos enunciados en los párrafos anteriores, es posible advertir las
siguientes características de la acción:
i. Dentro del sistema jurídico actual, la distinción conceptual entre el derecho material o
sustancial y la acción aparece con suficiente claridad. Pero cuando se trata de discernir el
carácter abstracto o concreto de este derecho, la doctrina se inclina hacia la concepción
abstracta del derecho de obrar. En efecto, la acción vive y actúa con prescindencia del
derecho material que el actor quiere ver protegido, así, por ejemplo, el derecho material
(como un crédito) puede no existir porque el deudor ha pagado a un mandatario del
acreedor, pero éste ignora el pago porque el mandatario lo ha ocultado; en este caso, aun
si derecho, la pretensión existe (esto es, la autoatribución de un derecho y la petición de
que sea tutelado), ya que el actor está convencido de su derecho, pero se tratará de una
pretensión infundada, que se rechazará oportunamente en la sentencia.
Por lo tanto, la acción como poder jurídico de acudir a la jurisdicción, existe siempre con
derecho material o sin él, con pretensión o sin ella; pues el poder de accionar es un poder
jurídico de todo individuo en cuanto tal (es un atributo de su personalidad), existe aun
cuando no se ejerza efectivamente, y aun cuando se ejerce sin razón (pretensión
infundada).162
ii. Mientras el individuo ve en la acción la satisfacción de un interés particular, la
comunidad ve en ella el cumplimiento de uno de sus más altos fines: la realización
efectiva de las garantías de la justicia, de la paz, de la seguridad, del orden y de la
libertad. Es por ello que se dice que la persona que promueve la acción desempeña una
función pública, en cuanto procura la vigencia efectiva del Derecho en su integridad.
iii. La acción es un derecho potestativo. Pues el ser humano y sus derechos materiales están
protegido por la ley, y si se violan, nace la potestad jurídica de pedir protección, lo cual
depende exclusivamente de la voluntad de su titular.
iv. El profesor FORTTES recalca que la característica esencial de la acción, es que da lugar a
un debate (proceso) entre tres personas: demandante, demandado y juez. Al respecto el
161
Para COUTURE la acción es una de las formas típicas del derecho de petición consagrado en las Constituciones
Políticas, siempre que sea ejercido ante un órgano jurisdiccional y de acuerdo a las formalidades de la ley procesal
respectiva (en nuestra CPR este derecho se encuentra consagrado en el art. 19 Nº 3 inc. I al señalar que la
Constitución asegura a todas las personas: la igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos). Agrega
este mismo autor que, cuando el derecho de petición se ejerce ante un órgano jurisdiccional bajo la forma de acción,
ese poder jurídico resulta coactivo para el demandado, que debe defenderse si no quiere verse perjudicado en sus
intereses; y para el juez, que debe substanciar y sentenciar la causa, so pena de incurrir en las responsabilidades
legales consiguientes.
162
COUTURE señala que la acción pertenece al litigante sincero y al insincero, sólo ocurre que ese último no se sirve
de la acción dentro de sus límites legítimos, sino que fuera de ellos (en esfera ilegítima); no usa su derecho, sino que
abusa de él.
195
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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profesor ALFARO sostiene que la acción procesal es la única instancia que une
necesariamente a tres sujetos en una relación dinámica.
v. La acción es única y, por ende, no clasificable y divisible. Pues cuando se habla de
clasificaciones de la acción, se alude a la pretensión, al proceso, al derecho que se
pretende tutelar con la acción, etc.
vi. Y por último, la acción no es prescriptible, pues lo que puede prescribir es el derecho
material que se pretende tutelar.
4. ELEMENTOS DE LA ACCIÓN.
En toda acción, fácil es distinguir tres elementos constitutivos: los sujetos, el objeto y la
causa. Estos elementos son fundamentales tenerlos presente, pues después serán comparados con
los elementos de la pretensión.
i. Sujetos de la acción (quién y ante quién). Los sujetos de la acción son: el sujeto
activo, quien es el titular de la acción, o sea, la persona que la ejercita para solicitar el
ejercicio de la función jurisdiccional (es el actor); y el sujeto pasivo, que es el órgano
jurisdiccional al cual va dirigida la acción, el cual la recibe y la bilateraliza, es decir, la da
a conocer al demandado; de manera que sólo cuando el juez bilateraliza la acción, recién
ahí surge el proceso.
ii. Objeto de la acción (para qué). El objeto de la acción es el efecto que se persigue con
su ejercicio, esto es, poner en actividad la función jurisdiccional, para que así se
reconozca o declare el derecho que se pretende. En otras palabras, el objeto alude a
lograr la apertura de un proceso, para que así se pueda discutir y resolver el conflicto.
iii. La causa de la acción (por qué). Los profesores FORTTES y ALFARO, señalan que la
causa de la acción es de tipo filosófica-jurídica, pues tiene por fundamento el
mantenimiento de la paz social y la erradicación de la fuerza ilegítima (autotutela).163
5. PRESUPUESTOS DE LA ACCIÓN.
Las condiciones o presupuestos de la acción, son aquellos requisitos que se deben
cumplir necesariamente para el inicio y desarrollo del proceso, que terminará con la dictación de
una sentencia (que es el objeto del proceso). En general, la doctrina acostumbra hablar de
condiciones de ejercicio y condiciones de admisión de la acción, las cuales se analizarán a
continuación.
163
Algunos autores como Casarino y Romero, señalan que la causa de la acción es el fundamento inmediato del
derecho deducido en juicio (art. 177 inc. final del CPC), pero como se verá, esto parece ser más bien la causa de la
pretensión.
196
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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circunstancias necesarias para hacer valer la acción ante los tribunales, sin importar si la
sentencia, en definitiva, la acogerá o rechazará. Apuntan a la forma, pues se refieren a los
requisitos que permiten que la acción tenga méritos suficientes para su tramitación. Conforme a
lo señalado, son presupuestos procesales de la acción:
i. Posibilidad de accionar o accionabilidad. Es lógico que para poder accionar se
tenga la posibilidad para hacerlo, con todo, hay casos excepcionalísimos en que ello no es
posible; así, por ejemplo, los derechos económicos sociales (como el derecho a la
educación), en nuestro sistema jurídico son considerados como anhelos o aspiraciones
sociales que no tienen protección; las obligaciones naturales; de acuerdo al art. 182 inc. II
del CC, no podrá impugnarse la filiación determinada de acuerdo a la regla precedente
(filiación por técnicas de reproducción asistida), ni reclamarse una distinta; etc. En estos
casos el juez debe negarse, recibida la demanda, a constituir un proceso, y si erradamente
lo hace, el demandado podrá oponer la respectiva excepción de falta de posibilidad de
accionar o ausencia de ello (nunca habrá proceso, sólo se estará frente a un simple
presupuesto o procedimiento).
ii. La acción no debe haber caducado. Existen ciertos casos excepcionales en que el
legislador limita la posibilidad de accionar a un determinado plazo, a cuyo vencimiento la
acción dejará de ser admisible, precisamente por haber caducado164. En materia de
Derecho de familia existen varios casos de caducidad, como por ejemplo, el art. 207 del
CC y el art. 48 de la LMC.
Art. 207. Si hubiere fallecido el hijo siendo incapaz, la acción (de filiación) podrá ser ejercida por sus
herederos, dentro del plazo de tres años contado desde la muerte.
Si el hijo falleciere antes de transcurrir tres años desde que alcanzare la plena capacidad, la acción
corresponderá a sus herederos por todo el tiempo que faltare para completar dicho plazo.
El plazo o su residuo empezará a correr para los herederos incapaces desde que alcancen la plena
capacidad.
Art. 48. La acción de nulidad de matrimonio no prescribe por tiempo, salvo las siguientes excepciones:
a) Tratándose de la nulidad fundada en la causal establecida en el Nº 2 del art. 5º (no podrán contraer
matrimonio los menores de 16 años), la acción prescribirá en un año, contado desde la fecha en que el
cónyuge inhábil para contraer matrimonio hubiere adquirido la mayoría de edad;
b) En los casos previstos en el art. 8º (falta de consentimiento libre y espontáneo), la acción de nulidad
prescribe en el término de tres años, contados desde que hubiere desaparecido el hecho que origina el vicio
de error o fuerza;
c) Cuando se tratare de un matrimonio celebrado en artículo de muerte, la acción de nulidad prescribirá en
un año, contado desde la fecha del fallecimiento del cónyuge enfermo;
d) Cuando la causal invocada sea la existencia de un vínculo matrimonial no disuelto, la acción podrá
intentarse dentro del año siguiente al fallecimiento de uno de los cónyuges, y
e) Cuando la acción de nulidad se fundare en la falta de testigos hábiles, prescribirá en un año, contado
desde la celebración del matrimonio.
iii. Capacidad jurídica del actor. La capacidad jurídica del actor, significa que éste debe
tener capacidad para ser parte en el proceso, y clásicamente esta capacidad ha sido
asimilada a la capacidad de goce del Derecho civil, esto es, aquella que tienen todos los
individuos por el hecho de ser tal. Por lo tanto, podrán ser partes todas las personas que
164
La caducidad es la pérdida de un derecho por el sólo transcurso del tiempo sin haberlo ejercido, por ende, opera
de pleno derecho (transcurrido el plazo, el juez de oficio debe rechazar la acción), a diferencia de la prescripción,
que necesita ser legalmente declarada.
197
DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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Basta que se reúnan estas condiciones para que la acción sea admitida a tramitación. Pues
la acción es el ejercicio de un derecho (procesal) para recurrir al órgano jurisdiccional y ella será
admitida por el juez en la medida que esté bien procesada, esto es, que cumpla con los
presupuestos procesales, los cuales son elementos formales; cosa distinta es que se tramite o se
someta a proceso una acción sin fundamento, lo cual quedará establecido en la sentencia
definitiva.
6. CLASIFICACIONES DE LA ACCIÓN.
Como se dijo, la acción es una sola y no admite clasificaciones; lo que sí se clasifica es la
pretensión, el derecho material protegido, el proceso, etc., criterios a partir de los cuales la
doctrina clasifica a la acción.
199
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radica en que la sentencia produce efectos erga omnes (respecto de toda persona), y
estos efectos se producen sólo para el futuro y jamás para el pasado.165
ii. Las acciones ejecutivas son aquellas que tienen por objeto obtener el cumplimiento
forzado de una prestación, que consta fehacientemente en un documento al cual la ley le
atribuye mérito ejecutivo; por ejemplo, la obligación que consta en una sentencia
ejecutoriada , en una copia autorizada de escritura pública, en un documento privado
reconocido, etc.
iii. Las acciones cautelares son aquellas destinadas a garantizar el cumplimiento de una
prestación, cuyo reconocimiento o declaración judicial aún está pendiente; en otras
palabras, a través de ellas se procura asegurar el resultado de la acción principal.
El profesor FORTTES señala que estas acciones no siempre van unidas a otra acción
principal, pues hay casos en que la acción cautelar es autónoma y principal, y en dichos
supuestos tienen por objeto el aseguramiento anticipado no de un derecho, sino de un
hecho; por ejemplo, la posesión, que es un hecho jurídicamente protegido, el cual es
asegurado por medio de las acciones posesorias, o las medidas prejudiciales probatorias.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - ACCIÓN, PRETENSIÓN Y EXCEPCIÓN
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respectiva convención. A falta de estipulación de las partes, lo será el del domicilio del
demandado (aquí no hay elección por parte del demandante).
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B. L A PRETENSIÓN .
1. CONCEPTO.
El profesor LUHRS al explicar este tema distingue entre: pretensión social, que es toda
aquella que no sea jurídica; y pretensión jurídica, la cual a su vez, según se manifieste
dentro o fuera de un proceso, puede ser extraprocesal o procesal.
i. Pretensión jurídica extraprocesal. Los profesores FORTTES y ALFARO definen a la
pretensión en este sentido, al decir que es una declaración de voluntad realizada en el
plano de la realidad social, en virtud de la cual se intenta subordinar una voluntad ajena a
la propia (por ejemplo, págame lo que me debes); también se define como aquella
voluntad manifestada de un sujeto de que otra persona cumpla o reconozca un derecho
que el primero cree tener en su contra.
Si el pretendido satisface la pretensión (lo pedido), no surge el conflicto, pues éste sólo se
produce cuando el sujeto pasivo se opone o resiste a la pretensión. Ahora bien, el
conflicto puede ser real o aparente: será real si el sujeto pasivo es requerido y no satisface
la pretensión; y será aparente si el sujeto activo presume que el sujeto pasivo no la
satisfacerá, pero no le ha requerido.
ii. Pretensión jurídica procesal. Cuando surge el conflicto real o aparente entre las
partes, surge el derecho de acción, esto es, el derecho de recurrir al órgano jurisdiccional
y solicitar la satisfacción de la pretensión jurídica extraprocesal que la parte pasiva no
cumple, mediante el desarrollo de un proceso. De acuerdo a lo anterior, se define a la
pretensión jurídica procesal como aquella manifestación de voluntad de un sujeto,
efectuada por medio de una solicitud, para que un órgano jurisdiccional recoja, examine y
decida sobre una pretensión extraprocesal resistida (real o aparente) por el sujeto contra el
cual se dirige y para que, en caso de que sea declarada fundada, la satisfaga plenamente.
COUTURE, a su vez, señala que la pretensión procesal es aquella autoatribución de un
derecho y la petición de que sea tutelado.
Por lo tanto, esta pretensión que nace fuera del ámbito jurídico, se lleva a él mediante el
ejercicio de la acción, para que así se desarrolle un proceso, en que finalmente el juez
dicte una sentencia. Específicamente esto se realiza mediante un acto procesal
denominado demanda; es por ello que en doctrina se dice que la demanda es “el
recipiente que contiene la pretensión, recipiente que se traslada al ámbito jurisdiccional
mediante el ejercicio de la acción”. Ahora, del tipo de pretensión depende: el proceso que
se debe aplicar, los órganos jurisdiccionales que deben conocer, y la sentencia que se
debe dictar, la cual debe ser congruente con la petición.
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Como bien señala el profesor ROMERO SEGUEL, aunque en nuestro sistema predomina la ley como fuente del
primordial del Derecho, ella no es la única que sirve de base para que el actor fundamente la causa de la acción. Así
también lo ha sostenido nuestra jurisprudencia, al hacer una distinción entre la causa de pedir y la norma legal, al
señalar (CA de La Serena en el año 1953) que la acción (la pretensión) no la constituye la disposición legal que la
reconoce como tal, sino que es una determinada situación de hecho, respecto a la cual ha de existir la voluntad o
determinación de la ley de darle protección jurídica, sin que sea necesario que tal determinación o protección
jurídica esté expresamente manifestada, pues ella puede deducirse del contexto del sistema legal y aun de meros
principios de equidad.
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contradictorias si las pretensiones se plantean por separado, en el evento que ellas contengan
elementos de hecho o de derecho comunes (seguridad jurídica).
Ahora bien, los requisitos para que opere esta figura procesal, son los siguientes:
i. Que las pretensiones se ejerciten entre un mismo demandante y un mismo demandado.
Para el demandante es facultativo deducir o no en un mismo juicio dos o más
pretensiones, pues, si quiere, puede deducirlas por separado (en juicios independientes),
pero si quiere deducirlas en un mismo juicio, debe cumplir con los requisitos que se van a
explicar a continuación.
ii. Que exista compatibilidad entre las pretensiones. Que las pretensiones sean compatibles,
significa que puedan ser cumplidas a la vez, sin dificultas alguna; así por ejemplo, no es
compatible la resolución y el cumplimiento forzado de un acto, y sí lo es, la pretensión
que se presenta como condicionada a que sea acogida la primera, por ejemplo, se entabla
una acción de cumplimiento de contrato, y, conjuntamente, una acción de indemnización
de perjuicios; o se reclama el capital, más reajuste e intereses (pluralidad simple). Hay
que tener presente que, en todo caso, las pretensiones no requieren forzosamente estar
ligadas por vínculo jurídico alguno, sino que basta que se ejerciten entre un mismo
demandado y un mismo demandante; por ejemplo, en un juicio declarativo ordinario se
puede perseguir el pago de un saldo de precio de una compraventa en contra de un
comprador, e igualmente se puede perseguir el pago de una determinada suma de dinero
que se había prestado a esa misma persona a título de mutuo.
Ahora bien, de acuerdo al inc. II del art. 17 del CPC, sin embargo, podrán proponerse en
una misma demanda dos o más “acciones” incompatibles para que sean resueltas una
como subsidiaria de otra. Por ejemplo, en una demanda se entabla la acción de
cumplimiento de contrato y, en subsidio, la acción resolutoria del mismo (pluralidad
eventual).
…
iii. Que las pretensiones estén sujetas a un mismo procedimiento. Por lo tanto, en un juicio
no se puede deducir una acción ejecutiva y una acción declarativa ordinaria, por cuanto
ambas se hallan sujetas a distintos procedimientos.168
4. LA ACUMULACIÓN DE AUTOS.
a. CONCEPTO.
La acumulación de autos es la reunión de dos o más procesos que se tramitan
separadamente, con el objeto de que constituyan un sólo juicio y terminen por una sola sentencia,
para mantener la continencia, o unidad de la causa. Este concepto se extrae del art. 92 primera
parte del CPC, que señala que la acumulación de autos tendrá lugar siempre que se tramiten
separadamente dos o más procesos que deban constituir un sólo juicio y terminar por una sola
sentencia, para mantener la continencia, o unidad de la causa.
168
CASARINO señala que no hay inconveniente alguno para que en una misma demanda se propongan acciones que
deban tramitarse de acuerdo con el procedimiento declarativo ordinario, y también acciones que deban tramitarse, si
se dedujeren aisladamente, conforme a algún procedimiento declarativo especial. En este caso, las dos acciones se
someterían al primer procedimiento, ya que esto implicaría la renuncia al procedimiento especial consagrado en
favor del actor, renuncia que la ley no prohíbe.
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b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
De la lectura de los arts. 92 y 95 del CPC, se puede afirmar que, para que proceda la
acumulación de autos, se requiere la concurrencia copulativa de los siguientes requisitos: que
exista una causal legal (art. 92); que los juicios se encuentren sometidos a una misma clase de
procedimientos, y que la sustanciación de todos los juicios se encuentre en instancias análogas
(art. 95).
i. Existencia de causa legal. Este primer requisito lo establece el art. 92 del CPC, el
cual, después de tentar una definición de acumulación de autos, en su segunda parte
señala que habrá, por tanto, lugar a ella:
- Cuando la acción o acciones entabladas en un juicio sean iguales a las que se hayan
deducido en otro, o cuando unas y otras emanen directa e inmediatamente de unos
mismos hechos (art. 92 Nº 1). Para entender mejor ésta y las demás causas legales, hay
que recordar que toda pretensión se compone de tres elementos: partes, objeto y causa;
pues bien, cada vez que concurra identidad de dos de estos elementos, a lo menos,
entre las pretensiones hechas valer en diversos juicios, habrá lugar a la acumulación de
autos, pues si hay identidad en los tres elementos habría cosa juzgada. Ahora bien, esta
primera causal contempla dos casos, a saber:
a) Cuando hay una pretensión entablada en un juicio, igual a la que se haya deducido
en otro. Por ejemplo, en un juicio A demanda a B, pretendiendo dominio sobre el
fundo de X, que habría adquirido por compraventa; y en otro juicio, C demanda a
D, pretendiendo dominio sobre este mismo fundo de X, que también habría
adquirido por compraventa; ambas pretensiones tienen el mismo objeto y la misma
causa, sólo difieren en la persona de los litigantes.
b) Cuando las pretensiones hechas valer en juicios diferentes, emanen directa e
inmediatamente de los mismos hechos. Por ejemplo, se produce un accidente de
tránsito, y tres de las víctimas demandan por perjuicios al dueño del vehículo en
juicios diversos; los tres juicios tienen idénticos objetos y causas, pero se
diferencian en la persona de los demandantes. Hay que tener presente que esos tres
demandantes pudieron deducir sus tres pretensiones en una misma demanda, de
conformidad con el art. 18 del CPC (litisconsorcio activa), pero si no lo hicieron, en
el curso de sus juicios pueden pedir la acumulación de autos.
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- Cuando las personas y el objeto o materia de los juicios sean idénticos, aunque las
acciones sean distintas (art. 92 Nº 2). Es evidente que si las personas y los objetos de
ambos juicios son idénticos, lo que debe ser diverso entre ambos son las causas de
pedir. Por tanto, hay una impropiedad del legislador en este número al decir “aunque
las acciones sean distintas” pues debió decir “aunque las causas de pedir de las
pretensiones sean distintas. Por ejemplo, A demanda a B pidiendo la terminación de
un contrato de arrendamiento por no pago de la renta; y luego, en otro juicio, A
también demanda a B, pidiendo la terminación de ese mismo contrato de
arrendamiento por haber subarrendado en circunstancias que se le prohibió
expresamente.
- En general, siempre que la sentencia que haya de pronunciarse en un juicio deba
producir la excepción de cosa juzgada en otro (art. 92 Nº 3). Se sabe que para que
tenga lugar la excepción de cosa juzgada se requiere que entre el nuevo juicio y el
anteriormente resuelto exista identidad legal de personas, de objeto y de causa de
pedir. A primera vista, por consiguiente, esta tercera causal de procedencia de la
acumulación de autos parece que exigiera la concurrencia de la triple identidad antes
indicada, o sea, que los dos o más juicios cuya acumulación se pretende, debieran ser
idénticos, tanto respecto de las partes litigantes como de sus objetos pedidos y causas
de pedir. Sin embargo, esto no es tan efectivo, pues si entre los juicios existiera esta
triple identidad, quiere decir que el camino a seguir sería oponer la excepción de litis
pendencia (excepción de litigio pendiente) y no solicitar la acumulación de los autos.
Por ejemplo, A demanda a B la resolución de un contrato de compraventa por no pago
del precio y, advirtiendo que el juicio está mal llevado, inicia otro proceso también en
contra de B para la resolución de este mismo contrato de compraventa; aquí B en vez
de pedir la acumulación de los procesos, simplemente opondría la excepción dilatoria
de litis pendencia en el segundo de ellos.
¿Cuándo, entonces, se podrá pedir acumulación de autos en el caso a que alude el art.
92 N° 3? CASARINO señala que ello acontecerá cada vez que en el juicio, sin ser
exactamente idéntico a otro, la sentencia que ponga término al primero de ellos deba
producir cosa juzgada en el otro. Por ejemplo, un acreedor demanda a un codeudor
solidario el cumplimiento de una obligación, y luego, en un juicio diverso, demanda el
cumplimiento de la obligación a otro de los codeudores solidarios; el segundo
codeudor solidario demandado, en vez de oponer litis pendencia (la cual sería
improcedente, pues no está litigando en el primer pleito), podrá pedir la acumulación
de autos, ya que la sentencia que va a recaer en el primer pleito tendrá que producir
cosa juzgada en el segundo, y viceversa. Lo mismo acontecería si un acreedor
hereditario demanda a un heredero para que declare que tiene la calidad de tal, y luego,
otro acreedor hereditario demanda a este mismo heredero, por igual motivo.
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C. L A EXCEPCIÓN .
1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
A lo largo de este capítulo han surgido diversos conceptos: por un lado se ha hablado de
derecho material o sustantivo, esto es, aquél que crea un derecho o impone una obligación; de
acción, es decir, de aquel poder jurídico que faculta a los sujetos de derecho para acudir a los
órganos jurisdiccionales; de pretensión procesal, esto es, aquella manifestación de voluntad
de un sujeto, efectuada por medio de un acto procesal llamado demanda, para que un órgano
jurisdiccional decida sobre una pretensión extraprocesal resistida. Todos estos conceptos son
distinguibles entre sí, lo cual se puede demostrar con el siguiente ejemplo: una persona tiene un
crédito (derecho material) que no existe, porque el deudor ha pagado ya a un mandatario del
acreedor, pero éste ignora el pago porque el mandatario lo ha ocultado ¿qué acontece? Aun sin
169
La existencia de esta norma legal sobre el efecto en que debe ser concedido el recurso de apelación, carece en la
actualidad de trascendencia, puesto que no constituye más que una reiteración de la regla contemplada en el art. 194
N° 2 del CPC, que señala que sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se concederá
apelación sólo en el efecto devolutivo: 2) de los autos, decretos y sentencias interlocutorias.
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derecho material, la pretensión extraprocesal existe (aun cuando sea infundada), la cual será
resistida por el deudor (pues pagó la deuda) y, por ende, se generará un conflicto, el cual se
llevará al proceso por medio de la acción, y el instrumento procesal por el cual se materializa el
ejercicio de la acción y que contiene la pretensión del actor, es la demanda.
Los conceptos anteriores se relacionan con el demandante, y el tema que se analizará a
continuación (la excepción) dice relación con el demandado. Es por ello que se dice, en sentido
figurado, que la acción es el arma de ataque del demandante, y la excepción, el arma de defensa
del demandado.
2. EL DERECHO DE DEFENSA.
Como es sabido, la resistencia, real o presunta, que el pretendido (como sujeto pasivo de
la pretensión extraprocesal) opone a la pretensión del actor, da origen a la pretensión procesal;
pues la resistencia origina un conflicto jurídico, y de ahí que se acuda al órgano jurisdiccional.
Ahora bien, el demandado una vez que ha sido legalmente notificado de la demanda,
puede adoptar tres diferentes actitudes: aceptarla (allanarse), no decir nada, o bien, defenderse.
Como se verá, al analizar el periodo de discusión en el juicio ordinario, cada una de estas
actitudes tiene diversos e importantes efectos dentro del proceso; pero es la tercera actitud (la de
defensa) la que es de más ordinaria ocurrencia, pues en virtud del principio de igualdad e
imparcialidad, se debe conceder al pretendido la facultad de refutar la pretensión procesal
infundada.
Por tanto, siguiendo a COUTURE, así como la acción es el poder jurídico que tiene todo
sujeto de derecho de acudir a los órganos jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción de una
pretensión; el derecho de defensa es el poder jurídico de que se halla investido el demandado
para oponerse a la pretensión promovida contra él, ante los órganos jurisdiccionales.
Ahora bien, así como en la acción se recurre a los tribunales para satisfacer una
pretensión, con la defensa se recurre a los tribunales para formular una oposición o
contrapretensión a la pretensión del actor. Por tanto, mientras que la pretensión procesal es
aquella manifestación de voluntad efectuada por medio de un acto procesal llamado demanda,
para que un órgano jurisdiccional decida sobre una pretensión extraprocesal resistida; la
oposición o contrapretensión, es la manifestación de voluntad del demandado para que el
juez no satisfaga la pretensión del demandante por ser ineficaz o inválida. Esta oposición puede
asumir dos formas:
i. En primer lugar, el demandado puede asumir una actitud de simple negación, es decir, se
puede limitar a negar los hechos afirmados por el actor en su demanda (por ejemplo,
contesta la demanda diciendo que no debe tal suma demandada); lo que tiene importancia
del punto de vista probatorio, porque en dicho caso la carga probatoria recae en el
demandante.
ii. Y en segundo lugar, puede asumir una actitud de excepción, es decir, puede incorporar a
la controversia un nuevo hecho que tiene el efecto de extinguir, invalidar o impedir el
hecho que el actor afirma en su demanda (por ejemplo, contesta diciendo que no debe
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porque la deuda prescribió), lo que es importante porque la carga probatoria en este caso
recae en el demandado, quien tiene que probar la excepción.170
En consecuencia, la excepción es uno de los medios de que dispone el demandado para
defenderse de una acción que se ha interpuesto en su contra; en otras palabras, es una especie del
género más amplio que es el derecho de defensa.
4. CLASIFICACIONES DE LA EXCEPCIÓN.
i. Atendiendo a la finalidad y a la forma de tramitar las excepciones, la doctrina distingue
entre: excepciones dilatorias y perentorias. Las excepciones dilatorias son aquellas
que tienen por objeto corregir el procedimiento, sin afectar al fondo de la acción
(pretensión) deducida; es decir, sin afectar el derecho material alegado por el actor. Se
trata de defensas previas alegadas y resueltas in limine litis (al inicio del procedimiento),
pues se deben oponer en forma previa a la contestación de la demanda (dentro del
término de emplazamiento), y el juez debe fallarlas antes de seguir adelante con la
tramitación del proceso. Tiene por objeto que el proceso que se está desarrollando sea útil
y carente de vicios o defectos que puedan afectar su validez en el futuro; y representan la
contrapartida de los presupuestos de la acción procesal y, como se verá, de los requisitos
de la demanda.
Por otro lado, las excepciones perentorias son aquellas que tienen por objeto enervar
o atacar el fondo de la acción (pretensión) deducida por el demandante. Cuando el
demandado opone excepciones de fondo, comparece al proceso combatiendo la acción
del demandante, y fija hechos que impiden el nacimiento de la misma, la modifican o
extinguen. Estas excepciones se interponen en la contestación de la demanda, y no
suspenden el desarrollo normal del proceso, pues se resuelven al decidir el asunto
principal, o sea, en la sentencia definitiva; y, a diferencia de las excepciones dilatorias, no
son taxativas, pues la ley no las determina en su nombre o número, sino que pueden
170
Esta distinción la hace el propio CPC, así por ejemplo, los arts. 19 y 170 del CPC, hablan de excepciones “o”
defensas.
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oponerse por el demandado tantas excepciones perentorias cuantas sean las relaciones
jurídicas de derecho material que puedan nacer o formarse entre las personas.
Si bien las excepciones perentorias deben oponerse al momento de contestar la demanda,
excepcionalmente existen algunas excepciones perentorias (cosa juzgada y transacción)
que pueden oponerse como dilatorias, es decir, antes de contestarse la demanda, caso en
el cual, reciben el nombre de excepciones mix tas; y también hay algunas que pueden
oponerse en cualquier estado del juicio, siempre que sea antes de la citación para oír
sentencia en primera instancia o de la vista de la causa en segunda instancia, caso en el
cual, reciben el nombre de excepciones anómalas (estas son: la prescripción, la cosa
juzgada, la transacción y el pago efectivo de la deuda cuando ésta se funda en un
antecedente escrito).171
ii. Los profesores FORTTES y ALFARO señalan que en doctrina se elabora también otra
clasificación que dice relación con aquellas excepciones que atacan cuestiones de forma.
Pues existen excepciones que atacan específicamente a los presupuestos de la acción y
persiguen la extinción de la misma; por ejemplo, por medio de ellas se puede atacar la
ausencia de posibilidad de accionar, o que la acción ya caducó, o la ausencia de
capacidad jurídica del actor, o la falta de investidura de la autoridad. Y en segundo lugar,
también hay excepciones que atacan a los presupuestos de la demanda, las cuales pueden
paralizar el proceso de manera insalvable o no (por ejemplo, la excepción de falta de
capacidad procesal del actor, de insuficiente personería del actor, ineptitud del libelo,
etc.).
iii. También se señala que las excepciones que atacan las pretensiones del demandante
(aquellas que atacan el fondo del asunto), pueden ser de dos subclases: aquellas que son
causales extintivas de las obligaciones (caben todos los modos de extinguir) y las que
buscan garantizar la seguridad jurídica (por ejemplo, la cosa juzgada, la falta de
legitimación procesal).
V. E L PROCE SO CIV IL .
A. G ENERALIDADES .
1. INTRODUCCIÓN.
Como se dijo en un comienzo, la convivencia del ser humano da origen a colisiones entre
los hombres. Estos conflictos de interés pueden solucionarse de diversas formas, y uno de los
primeros mecanismos que surgió fue la autotutela, en donde hay un ejercicio particular de la
fuerza para proteger los derechos; sin embargo, a medida que se consolidó la organización del
Estado, se restringió el ámbito de la aplicación de este medio, cuya proliferación llevó a la
vigencia de la ley del más fuerte (excepcionalmente se permite el ejercicio personal de los
derechos, como en la legítima defensa, el arresto en delitos flagrantes, etc.). Luego hay una etapa
más avanzada que es la de la autocomposición, esto es, una forma de solución de conflictos que
opera cuando las partes entre las cuales se produjo, le ponen fin directamente mediante un
171
Este tema se analizará con mayor profundidad al estudiar el periodo de discusión en el juicio ordinario de mayor
cuantía (capítulo VII).
213
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2. CONCEPTO DE PROCESO.
Desde el punto de vista etimológico, proceso proviene del griego proseko que significa
venir de atrás e ir adelante; y del vocablo latín processus, que significa transcurso de tiempo o
conjunto de fases sucesivas de un fenómeno.
Desde un punto de vista doctrinal, Eduardo COUTURE señala que el proceso es una
secuencia o serie de actos que se desenvuelven progresivamente, con el objeto de resolver,
mediante un juicio de la autoridad, el conflicto sometido a su decisión. El profesor LUHRS,
siguiendo a GUAPS, señala que el proceso es una institución del Derecho público destinada a
satisfacer pretensiones procesales, mediante actos del demandante, del juez y del demandado. Y
siguiendo a los profesores FORTTES y ALFARO (quienes toman como base el concepto del autor
argentino Adolfo ALVARADO), el proceso es una serie lógica y consecuencial de instancias
bilaterales conectadas entre sí por la autoridad judicial, que se utiliza como medio pacífico de
debate entre dos partes antagónicas, ante un tercero que reúne las características de imparcial e
independiente. Los elementos de este último concepto son:
i. Es una s e ri e o s e c u e n c i a , esto es, un conjunto de elementos que se relacionan entre sí
y se suceden unos a otros; es decir, no se trata de un sólo acto aislado, sino de un
conjunto de actos, los cuales conforman el proceso.
ii. Es una serie l ó gi c a porque sus distintas etapas se desarrollan en un orden que no ha
sido fijado al azar, sino que están fijadas por la razón (demanda, contestación,
conciliación, prueba, alegación y sentencia). Se dice que lo que caracteriza a una serie, es
que sus elementos tienen vida propia fuera de ella, y pueden combinarse entre sí logrando
diferentes resultados; ello, sin embargo, no ocurre en una serie lógica como el proceso,
pues los fragmentos que lo componen se suceden unos a otros de cierta manera, y carecen
de sentido si se aíslan.
iii. Es c o n s e c u e n c i a l porque el conjunto o serie de actos jurídicos que se suceden unos a
otros, no deben existir todos a la vez, sino que deben tener lugar uno primero y otro
después (son como peldaños de una escalera). Por lo tanto, no se puede presentar la
214
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demanda, la contestación y las pruebas a la vez, sino que se deben presentar en un orden
lógico.
iv. I n s t a n c i a s b i l a t e r a l e s . Que sea bilateral, significa que debe haber una acción del
actor y una reacción del demandado. En un proceso no puede haber una instancia
unilateral, ya que se afectaría un principio básico de éste, cual es, el principio de
contradicción, en virtud del cual, cada una de las actuaciones debe ser conocida por la
parte que no la ejercitó, a fin de proceder a afirmar o negar lo que sea necesario.
v. C o n e c t a d a s e n t r e s í p o r l a a u t o r i d a d j u d i c i a l . La serie de actos jurídicos se
suceden unos a continuación de otros de manera conectada o concatenada, porque aun
cuando estos actos pudieren gozar de cierta individualidad, los mismos están unidos con
otros para en su conjunto formar el proceso (se asemejan a las argollas de una cadena,
cada una de ellas puede ser perfecta, pero para que exista la cadena es necesario que estén
entrelazadas entre sí, y si se rompe alguna de las argollas, ya no existe la cadena). Ahora
bien, es el juez el que realiza esta conexión, ya que éste actúa entre el demandante y el
demandado.
vi. S e u t i l i z a c o m o m e d i o p a c í f i c o d e d e b a t e e n t r e d o s p a r t e s
a n t a g ó n i c a s . El proceso es un medio de solución de conflictos que se creó con el
objeto de evitar la autotutela, y para ello, la solución del conflicto debe estar basada en lo
que la ley establece, es decir, es obligación del que administra el proceso dar siempre una
respuesta jurídica acerca de si a alguien le asiste razón en lo que pide, y de ser así,
concedérselo, o en caso contrario, negárselo.
Se dice que el proceso es una institución teleológica establecida para la consecución de
un fin, cual es, la solución pacífica del conflicto por el órgano jurisdiccional; es decir, por
medio de él se satisfacen pretensiones extraprocesales resisitidas (lo cual origina el
conflicto).
vii. S e r e a l i z a a n t e u n t e r c e r o q u e r e ú n e l a s c a r a c t e r í s t i c a s d e i m p a r c i a l
e i n d e p e n d i e n t e . Este tercero es el juez, y que sea imparcial quiere decir que juzga
sin tomar partido, permaneciendo neutral, con objetividad; y que sea independiente
significa que no depende para tomar su decisión de ningún otro juez, ni menos de otro
poder del Estado.172
Para finalizar, se puede decir que el CPC habla del proceso en forma material. En efecto,
el art. 29 inc. I señala que el proceso se forma con los escritos, documentos y actuaciones de
toda especie que se presenten o verifiquen en el juicio. El proceso es una idea, una abstracción, y
en este caso se está haciendo alusión a la materialidad del proceso, concretamente, al expediente
o auto, esto es, el conjunto de escritos, documentos y actuaciones de toda especie que se
materializan en el proceso.
172
Hay quienes analizan aquí lo relativo al debido proceso, sin embargo, esto ya fue estudiado en Derecho
constitucional; sólo cabe recordar que, en general, como dice el profesor FORTTES, el debido proceso implica
concebir al proceso como un método y no como una meta y, principalmente, como una garantía del ciudadano frente
a los demás particulares y frente a quienes ejercen el poder. Concretamente implica: el libre acceso a tribunales
(derecho de acción); la bilateralidad de la audiencia; determinación previa del tribunal y del lugar del juicio; el
derecho a que el proceso se efectúe en forma eficaz y sin dilaciones, con asistencia letrada y en forma pública, etc.
215
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173
CASARINO señala que este tema no es sólo una investigación teórica, pues la conclusión a que se llegue tiene
consecuencias prácticas de especial importancia, ya que determinará las normas aplicables en caso de que las
normas del CPC sean incompletas. Así, por ejemplo, si se dice que es un contrato, le son aplicables las normas del
Libro IV del CC; y si se acepta la teoría de la relación jurídica, el juez debe ser sujeto pasivo de obligaciones respecto
de las partes, y éstas pueden tener el derecho de exigir su cumplimiento.
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Los presupuestos procesales son aquellas exigencias que deben concurrir para que el
proceso tenga existencia y sea eficaz. Mario CASARINO distingue entre elementos constitutivos
o de existencia, y elementos o condiciones de validez. Dentro de los primeros ubica la contienda
jurídica actual, las partes y el tribunal; y dentro de los segundos, la observancia de formalidades,
la competencia del tribunal y la capacidad de las partes.174
174
El profesor LUHRS distingue entre elementos de existencia, dentro de los cuales ubica al demandante, al juez, el
proceso pedido, la demanda o acusación, y el conflicto jurídico; y elementos de eficacia, en los que ubica al
demandante capaz.
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Todos estos elementos sirven para identificar formalmente a una causa; pues en la
carátula del expediente consta el nombre de las partes, la materia del juicio (conflicto jurídico
actual), y el nombre y calidad del tribunal que conoce del asunto (además de la fecha del inicio y
el rol o número de la causa). Por otro lado, estos elementos sirven para determinar la
litispendencia (juicio pendiente), esto es, el actual conocimiento de una causa por un juez que
impide plantearla ante otro tribunal; y la institución de la excepción de cosa juzgada.
175
Según CASARINO, pueden agregarse como elementos humanos del juicio, fuera de los nombrados, a los
abogados. No son partes, no son jueces, ni menos son funcionarios auxiliares; sin embargo, colaboran eficazmente
en la administración de justicia y en los resultados útiles del proceso.
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iii. El cumplimiento u observancia de las formalidades prescritas por la ley, para la validez
de los diversos actos que constituyen el proceso (por ejemplo, la notificación de la
resolución que provee la demanda).
176
El profesor FORTTES dice que generalmente en toda carga es posible encontrar tres etapas: en primer lugar, una
orden (contestar la demanda), en segundo lugar, un plazo (dentro de 15 días); y en tercer lugar un apercibimiento ,
esto es, una comunicación emitida por el juez en la cual se hace un llamado a alguna de las partes de una orden
relacionada con el proceso, con la indicación o advertencia de las consecuencias que se pueden derivar en el caso de
no cumplir con lo solicitado en la comunicación, es decir, a través del apercibimiento se le anuncia lo que va a
ocurrir (por ejemplo, si no se contesta la demanda se tendrá por no contestada, y se darán como aceptados todos los
hechos establecidos en la demanda). En general, se trata de una fórmula utilizada principalmente en las
notificaciones, citaciones y requerimientos, y el demandado no tiene la obligación, en el sentido civil de dar, hacer o
no hacer algo, pues si no lo hace, ni el juez ni el demandante ni nadie puede constreñirlo a que lo haga.
220
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a. PROCESO Y LITIGIO.
La idea de proceso normalmente presupone la idea de litigio, pleito, conflicto, discusión o
controversia; por ello, es frecuente que el vocablo litigio se utilice como sinónimo de proceso.
Sin embargo, pueden existir procesos sin litigios, como es el caso de los actos judiciales no
contenciosos.
b. PROCESO Y JUICIO.
Según CASARINO, la palabra proceso es de uso relativamente reciente, pues antes se usaba
el término juicio, sinónimo de declaración del derecho. En efecto, el acto de juzgamiento que
implica la decisión final del litigio, caracteriza de un modo saliente al proceso y a la función
jurisdiccional que en él se concreta; sin embargo, es preferible utilizar el término proceso ya que
es mucho más amplio, pues comprende a actos procesales que no implican un juzgamiento (por
ejemplo, las notificaciones, los exhortos, la ejecución y las medidas precautorias) y, por otro
lado, pueden haber procesos que terminen sin un juzgamiento (por ejemplo, con el desistimiento
de la demanda).
Con razón se ha dicho, entonces, que el término proceso es el género y el término juicio
la especie; pues este último es un acto por el cual se resuelve el conflicto, esto es, la decisión, la
sentencia, que sólo constituye una parte del proceso y que incluso puede no presentarse en
aquellos casos en que hay un avenimiento, un sobreseimiento, etc.
También se ha dicho que el juicio apunta a un conflicto determinado. Es el procedimiento
concreto que se tramita entre partes determinadas, ante un juez determinado, para un conflicto
determinado; es la concreción y especificación del procedimiento en una controversia
determinada y específica. Según el profesor ALESSANDRI, causa, juicio o pleito es la controversia
actual que se produce entre dos o más personas sobre un derecho y que se somete al fallo de un
tribunal.
c. PROCESO Y PROCEDIMIENTO.
El procedimiento es la secuencia ordenada y concatenada de los actos que se desarrollan
en el proceso; es el conjunto de formalidades o ritos por los que se organiza el proceso; es el
método para la actuación ante los tribunales; es el proceso en movimiento; como señala el
profesor FORTTES, es el conjunto de actos e instancias bilaterales del proceso.
El procedimiento se subdivide en fases o etapas (por ejemplo, la fase de discusión), las
cuales se componen de trámites o unidades de procedimiento (por ejemplo, el trámite de la
contestación), y éstas, a su vez, se componen de actos (notificación de la contestación). Las
221
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fases, trámites y actos que conforman el procedimiento son concatenados, pues se coordinan de
modo de que cada uno de ellos sea presupuesto de admisibilidad de los siguientes y condición de
eficacia de los anteriores; y cada etapa, trámite y acto, tienen una serie de normas de
procedimiento a las que hay que ajustarse para que el proceso sea válido. Esto se proyecta en
materia de nulidad, pues la nulidad de un acto puede arrastrar la de los actos que le siguen, en la
medida que haya conexión entre ellos.
Existen muchas posturas que tratan de explicar la relación que existe entre el proceso y el
procedimiento; las más importantes son:
i. Para algunos la relación existente entre proceso y procedimiento es de gé n e r o a
e s p e c i e , siendo el género el procedimiento y la especie el proceso. Procedimientos hay
muchos, existen, por ejemplo, procedimientos legislativos, administrativos, arbitrales,
etc.; por lo tanto, no es algo exclusivo del Derecho procesal. Ahora bien, todo proceso
requiere de un procedimiento para su tramitación (en el proceso siempre hay
procedimiento), sin embargo, no todo procedimiento requiere de un proceso, pues hay
procedimiento sin procesos, como por ejemplo, el procedimiento de tramitación de la
ley, el procedimiento administrativo, etc.
Para aproximarse a esta idea, se dice que el procedimiento es una realidad formal o
adjetiva (concepto netamente jurídico), en cambio, el proceso es una realidad conceptual
o sustantiva (concepto puramente lógico), continente de garantías constitucionales que
posibilitan la tutela judicial efectiva y, por tanto, se encarga de corregir cualquier error en
la aplicación del procedimiento. De allí que todo proceso contiene un procedimiento,
pero no todo procedimiento constituye un proceso.
ii. Para otros, como el profesor FORTTES, la relación correcta entre el proceso y el
procedimiento, es del t o d o a l a p a r t e , siendo el todo el proceso y la parte el
procedimiento. En efecto, el procedimiento es sólo la composición externa o formal
del desarrollo del proceso, pero no comprende las relaciones jurídicas que se establecen
entre los sujetos del proceso, ni la finalidad compositiva de éste. En otras palabras, el
procedimiento es el modo como va desenvolviéndose el proceso, pero no es lo único
dentro del proceso, sino que también hay un juez, hay partes, etc.
El proceso es un todo o, si se quiere, una institución, está formado por un conjunto de
actos procesales que se inician con la presentación y admisión de la demanda, y terminan
cuando concluye por las diferentes causas que la ley admite. El procedimiento es el
modo como va desarrollándose el proceso, los trámites a que está sujeto, la manera de
sustanciarlo, que puede ser ordinaria o sumaria, breve o dilatada, escrita o verbal, con una
o varias instancias, con período de prueba o sin él, etc. En palabras del profesor LUHRS, el
proceso es un instrumento destinado a la satisfacción de pretensiones procésales, y el
procedimiento son los actos procésales estudiados en sí mismos.
iii. Por último, hay quienes sostienen que la relación existente entre proceso y procedimiento
es una relación de m e d i o a fi n . En efecto, la jurisprudencia nacional ha reconocido
expresamente que el procedimiento es tributario del proceso, lo cual significa que el
procedimiento es un mecanismo que permite el cumplimiento de la finalidad del proceso,
cual es, resolver un conflicto.
222
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8. CLASES DE PROCEDIMIENTO.
i. Según la naturaleza del derecho controvertido, los procedimientos se clasifican en civiles
y penales. El p r o c e d i mi e n t o c i v i l , es aquel en que el derecho controvertido es de
naturaleza civil, es decir, comprende todo lo que no sea penal (civil, comercial, laboral,
asuntos no contenciosos, etc.); y el p r o c e d i m i e n t o p e n a l , es aquel en que el derecho
controvertido es de naturaleza penal. La importancia de esta clasificación se proyecta en
materia de impulso procesal, pues en el procedimiento civil impera el principio
dispositivo (iniciativa de parte), mientras que en el sistema penal impera el principio de
oficialidad (actuación de oficio del tribunal).
ii. Según su objeto o finalidad, los procedimientos se clasifican en: p r o c e d i m i e n t o s d e
c o n o c i m i e n t o o c o gn i t i vo s , que son aquellos que buscan obtener la condena del
demandado, la mera declaración de un derecho, o un efecto constitutivo;
p ro c e d i m i e n t o s d e e j e c u c i ó n , que son aquellos que persiguen el cumplimiento
forzado o compulsivo de una obligación que consta en un título ejecutivo; y
p ro c e d i m i e n t o s c a u t e l a r e s o conservatorios, que son aquellos que tienen por objeto
asegurar el resultado de una acción de conocimiento o ejecutiva, que puede ser anterior o
coetánea.
iii. Según su ámbito de aplicación, los procedimientos se clasifican en: p r o c e d i mi e n t o s
g e n e r a l e s , q u e son aquellos que se aplican comúnmente a todas las controversias que
no tengan una forma especial de tramitarse (es el procedimiento común y de aplicación
supletoria); y los p r o c e d i m i e n t o s e s p e c i a l e s , que son aquellos que se aplican para
determinadas controversias que la ley establece, puesto que la preordenación de sus
trámites y actos, se crea en atención a la naturaleza del conflicto (por ejemplo, el juicio de
arrendamiento para predios urbanos).
iv. El art. 2º del CPC clasifica a los procedimientos, según su tramitación (CASARINO), en
ordinarios y extraordinarios; siendo el ordinario el que se somete a la tramitación común
ordenada por la ley, y el extraordinario, el que se rige por las disposiciones especiales
que para determinados casos ella (la ley) establece. Agrega el art. 3º del CPC, que se
aplicará el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no
estén sometidos a una regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza; es decir,
es un procedimiento de carácter general.
Como se verá, el Libro II del CPC se refiere al juicio ordinario de mayor cuantía y el Libro
III a los juicios especiales; por tanto, según algunos, hay un sólo procedimiento ordinario
y de aplicación general, a saber, el juicio ordinario de mayor cuantía. No obstante, en el
Libro III (juicios especiales) se incluyen procedimientos que son de aplicación general,
como el procedimiento sumario, y el de menor y mínima cuantía, que según algunos son
procedimientos ordinarios también; pero según otros, se trata más bien de procedimientos
extraordinarios de aplicación general, pues el procedimiento ordinario, que es aquel se
somete a la tramitación común dispuesta por la ley, es sólo el que establece el Libro II,
pero no es el único de aplicación general.
v. Según su extensión, los procedimientos se clasifican en: p r o c e d i mi e n t o s d e l a t o
c o n o c i m i e n t o o p l e n a r i o s , que son aquellos en que el conocimiento de la
controversia es extenso, en cuanto al número de los trámites; y p r o c e d i mi e n t o s
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1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Según el profesor ALFARO, los llamados principios procesales que inspiran el
procedimiento, aluden a las cuestiones más diversas, algunas muy importantes y otras que no lo
son tanto. Por esta razón es que señala el siguiente criterio de distinción: principios procesales;
reglas técnicas; y sistemas procesales.
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Otros autores, en cambio, aglutinan todas estas cuestiones bajo el rótulo de principios
reguladores del procedimiento. Sin embargo, como se verá, alguna de estas ideas no son, en
estricto rigor, principios, sino que más bien reglas técnicas o sistemas procesales
2. PRINCIPIOS PROCESALES.
Se entienden por principios procesales las grandes directrices que brinda el legislador
para que el método de enjuiciamiento (proceso) pueda operar eficazmente de acuerdo con la
orientación filosófica-política de quien ejerce el poder por un tiempo y en un lugar determinado.
Los principios implican un punto de origen en función de aquello que se quiere lograr, y
si lo que se quiere lograr es un proceso, esto es, un medio pacífico de debate, hay que trazar los
lineamientos fundamentales que deben presentarse de manera ineludible e imprescindible, y que
deben respetarse para lograr el mínimo de coherencia que todo proceso exige. Así, los principios
son unitarios, no hay más de una opción para que se pueda tener efectivamente un proceso.
Estos principios deben informar a todos los procedimientos, con el objeto de cautelar la
finalidad garantizadora del proceso; y la gran mayoría de ellos tiene consagración constitucional
en el art. 19 Nº 3, el cual establece las bases del racional y justo procedimiento (debido proceso),
que el constituyente ordena al legislador establecer. En concreto, estos principios son:
i. P ri n c i p i o d e i gu a l d a d o d e c o n t r a d i c c i ó n . Consiste en que todos los actos del
procedimiento deben efectuarse con la intervención de la parte contraria, es decir, debe
dársele la oportunidad de intervenir, aunque efectivamente no la utilice; así, las partes se
van a encontrar en un plano de igualdad o equivalencia.
Como se puede apreciar, esto es una manifestación particular de la garantía constitucional
del art. 19 Nº 3 inc. I, que protege la igual protección de la ley en el ejercicio de los
derechos. Esto se materializa en distitnas etapas del procedimiento, a saber: en el
emplezamiento, esto es, la notificación de la demanda al demandado, para que éste pueda,
dentro de un plazo razonable, comparecer y defenderse; asimismo, las pruebas deben ser
comunicadas al adversario para que tenga conocimiento de su producción y así
fiscalizarlas, pues de acuerdo al art. 324 del CPC, toda diligencia probatoria debe
practicarse previo decreto del tribunal que conoce en la causa, notificado a las partes; y
por último, toda petición incidental debe tramitarse con audiencia del contrario.
Cabe decir que existen excepciones a este principio, es decir, casos en que la ley permite
al tribunal actuar sin intervención de la contraria; como, por ejemplo, las medidas
precautorias prejudiciales concedidas sin audiencia del interesaso para resolver recursos
de menor importancia como las reposiciones.
ii. P ri n c i p i o d e i mp a r c i a l i d a d d e l j u z ga d o r . Este es un principio fundamental para
estar en presencia de un proceso, e implica: que el juez no puede ser parte, que no tenga
interés en el conflicto, y que esté libre de influencias físicas y sicológicas, es decir, que
no esté subordinado jerárquicamente a una de las partes.
iii. T r a n s i t o r i e d a d d e l a s e r i e d e a c t o s . Es fundamental que llegue un momento en
que el proceso culmine para siempre, y que las partes adquieran la certeza de cuál es la
solución que se da en ese conflicto. Esto se relaciona con la cosa juzgada.
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3. REGLAS TÉCNICAS.
Las reglas técnicas son herramientas que están a disposición del legislador para
emplearlas de acuerdo con las condiciones sociales, culturales y económicas de un determinado
país. Son líneas o directrices del procedimiento, que se presentan siempre en forma binaria y
antagónica, de tal manera, que cuando el legislador opta por una de ellas, desplaza
inmediatamente a las otras; y no necesariamente una es mejor una que la otra.
Como se verá, la elección de una de estas reglas dará lugar a uno de los dos sistemas
principales de procedimiento: el sistema dispositivo y el sistema inquisitivo; así, por ejemplo, en
base a la aplicación de uno de estos sistemas, el proceso será oral o escrito, o puede regir la
inmediación o la mediación, etc.
Las reglas técnicas procesales se pueden clasificar en reglas del debate procesal, y reglas
de la actividad de sentenciar.
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a la vista de quienes son las partes involucradas y a la vista de toda la sociedad, porque
con ello se contribuye a lograr la transparencia.
La publicidad se puede considerar desde dos puntos de vista, uno interno y otro externo.
La p u b l i c i d a d i n t e r na se refiere a que las partes conozcan todos los actos llevados a
cabo por el juez en el proceso, y ello se cumple, generalmente, mediante la notificación
de la providencia (así, por ejemplo, el demandado no se entera de manera directa de la
demanda, sino que se entera de ella mediante la notificación del auto que la admite a
tramitación); la p u b l i c i d a d e x t e r n a , en cambio, es la posibilidad de que personas
extrañas al proceso sepan lo que está ocurriendo en él y presencien la realización de
determinadas diligencias, pues con ello hay una fiscalización popular sobre la obra de los
jueces (“el pueblo es el juez de los jueces”), por ejemplo, la audiencia pública de
juzgamiento en materia penal, y la recepción de pruebas en el área civil y laboral.
El art. 9º del COT establece como base o principio de la organización judicial a la
publicidad, al señalar que los actos de los tribunales son públicos, salvo las excepciones
expresamente establecidas por la ley; asimismo, el art. 380 del COT señala que son
funciones de los Secretarios: 3) dar conocimiento a cualquiera persona que lo solicitare
de los procesos que tengan archivados en sus oficinas, y de todos los actos emanados de
la Corte o juzgado, salvo los casos en que el procedimiento deba ser secreto en virtud de
una disposición expresa de la ley.
Por su parte, el secreto consiste en la tramitación reservada del proceso. Se pueden
distinguir dos clases de secreto: en primer lugar, el s e c r e t o a b s o l u t o , en virtud del
cual el contenido del expediente es reservado incluso para las partes que participan en el
proceso (por ejemplo, los acuerdos de las Cortes); y el s e c r e t o r e l a t i v o , en virtud del
cual el contenido del expediente es reservado sólo respecto de terceros, pero las partes
pueden tener acceso a él (los procesos de menores, la nulidad de matrimonio, las causas
de acoso sexual del trabajador, etc.) Como se desprende del art. 9º del COT, la reserva y el
secreto son excepcionales.
iii. La l i b e r t a d (informalidad) o l a l e ga l i d a d d e l a s f o r m a s . Esto apunta a
determinar la mayor o menor potestad que tienen las partes para decidir cómo quieren
que se desarrolle el proceso. En el caso de la legalidad de las formas, el desarrollo del
proceso viene impuesto por la ley; en cambio, en la libertad de forma se le da más cabida
a las partes para decidir cómo se va a desarrollar el proceso (por ejemplo, el arbitraje con
árbitro arbitrador).
iv. P re c l u s i ó n o l i b re d e s e n v o l v i mi e n t o . El libre desenvolvimiento alude a que
todas las cuestiones se conocen o resuelven sin un orden previo establecido. En cambio,
la preclusión consiste en que las diversas etapas del proceso se deben desarrollar en
forma sucesiva, mediante una clausura definitiva de ellas, impidiéndose el regreso a
etapas ya consumadas; es la imposición de un desarrollo irreversible del proceso.177
Cada acto procesal tiene su momento, es una serie lógica de sucesos ordenados por la ley;
así, hay actos que sólo pueden realizarse en un determinado momento, otros tienen un
breve lapso y hay otros que tienen un tiempo mas prolongado o pueden durar según lo
177
La palabra preclusión, viene de la palabra “precluir”, esto es, cerrar, clausurar, impedir replantear algo ya
decidido en un proceso.
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que dure el proceso, pero si no se realizan dentro del plazo establecido, el derecho
precluye (se pierde la oportunidad).
Por lo tanto, la preclusión se traduce en la pérdida, extinción o caducidad de una facultad
procesal, por la verificación de determinadas circunstancias (se relaciona con las cargas
procesales). Algunas formas en que se produce la preclusión son las siguientes: la
facultad precluye por no haberse ejercido dentro del plazo fatal establecido por la ley (por
ejemplo, el plazo de 15 días para constestar la demanda en el procedimiento ordinario); la
facultad precluye por no haberse respetado en su ejercicio el orden establecido por la ley
(por ejemplo, las excepciones dilatorias sólo pueden oponerse antes de contestar la
demanda)178; la facultad precluye por haberse realizado un acto incompatible con su
ejercicio, es decir, el ejercicio de una facultad descarta automáticamente a la otra (por
ejemplo, las cuestiones de competencia por inhibitoria o por declinatoria); y la facultad
precluye por haberse ejercido válidamente o consumido.179
v. La p e r e n t o r i e d a d o f a t a l i d a d , y l a n o f a t a l i d a d . Según el profesor FORTTES,
la perentoriedad dice relación con que en el caso de que una parte tenga un plazo o
término para desarrollar una determinada actuación y no la realiza, automáticamente se
extingue su posibilidad de hacerlo. Frente a eso, se encuentra la regla de la no fatalidad,
según la cual, transcurrido el plazo no se extingue inmediatamente, sino que se requiere
una actividad de la otra parte o del juez para que declare la rebeldía. Como se puede
apreciar, la fatalidad es más acotada que la preclusión, pues sólo dice relación con los
plazos, mientras que la preclisón abrca más circunstancias.
Al analizar los plazos, se verá que los plazos procesales legales son fatales, mientas que
los judiciales no lo son.
vi. C o n c e n t r a c i ó n o d i s p e r s i ó n . La concentración consiste en reunir todas las
cuestiones debatidas o el mayor número de ellas, para ventilarlas y decidirlas en el
mínimo de actuaciones y providencias. Esto se aviene con la oralidad, pues se persigue
lograr que la serie procesal se desarrolle en el menor número de actos posibles, y que
éstos se encuentren muy próximos entre sí (por ejemplo, en los interdictos posesorios
después de la demanda se cita a una audiencia; lo mismo se aplica en el proceso sumario,
donde la primera audiencia es sólo de contestación). Con esto se evita que el proceso se
distraiga en cuestiones accesorias que impliquen la suspensión de la cuestión principal.
Frente a esto, está la regla de la dispersión, que se relaciona con la escrituración. Según el
profesor LUHRS en el juicio ordinario no se aplica la concentración, sino que más bien la
dispersión, pues es posible apreciar diversas cuestiones accesorias de la principal.
vii. La c e l e r i d a d y l a l e n t i t ud o d e m o r a p r o c e s a l . La celeridad consiste en que el
proceso se desarrolle rápidamente para lograr una decisión pronta, evitando los
178
El profesor FORTTES señala que la preclusión debe relacionarse con la legalidad o libertad de la forma. Pues, en
general, las legislaciones establecen un orden en cual debe desarrollarse la serie de actos proceslaes, lo cual implica
que hay una legalidad de forma y, por ende, si un acto ya se ha realizado, éste precluye. En cambio, la regla del libre
desenvolvimiento, implica que las partes pueden instar en el momento que lo deseen.
179
Se señala que la preclusión se relaciona con la cosa juzgada, que consiste en revestir a las sentencias de una
calidad especial, en virtud de la cual no se permite que las partes frente a quienes se profiere, puedan volver a
instaurar un segundo proceso con base en los mismos pedimentos y sobre iguales hechos; por ello CHIOVENDA
afirma que la cosa juzgada es la summa preclusione. La diferencia reside en que la cosa juzgada tiene efectos fuera
del proceso, mientras que la preclusión obra dentro de éste y con respecto a una etapa o trámite del procedimiento.
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obstáculos que pudieren afectar la pronta y debida resolución; es decir, se deben evitar
actos procesales que dificulten el desenvolvimiento del proceso o constituyan meros
formalismos, a fin de alcanzar una decisión en tiempo razonable, sin que ello releve a las
autoridades del respeto al debido proceso o vulnere el ordenamiento. Por lo tanto, el
proceso se debe concretar en las etapas esenciales y cada una de ellas limitada al término
perentorio fijado por la norma.
En aplicación de este principio el CPC establece: limitaciones a las prórrogas; otorga al
juez la facultad de señalar ciertos términos fijando el estrictamente necesario; consagra
medios sencillos para efectuar la notificación de las providencias; etc.
180
Se dice que más que una sola regla, es un conjunto de reglas, pues se encuentra muy relacionada con la
concentración, la celeridad, y la gratuidad.
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el deber de motivar su decisión (este sistema es más compatible con el de los jueces
legos, así por ejemplo, un jurado expresa si una persona es culpable o no sin motivar esa
decisión; otro caso se da respecto de los árbitros arbitradores que fallan de acuerdo a su
prudencia); y el s i s t e m a d e l a s a n a c rí t i c a , el cual se caracteriza por ser un sistema
intermedio, en virtud del cual queda entregada a la apreciación del que juzga la mayor o
menor eficacia confirmatoria, pero el juez debe motivar su fallo conforme a las reglas de
la lógica, a los conocimientos científicamente afianzados y a las máximas de experiencia
(tradicionalmente, este sistema de la sana crítica coexiste con el de la prueba legal o
tasada, así ocurre por ejemplo, con los informes de peritos).
v. C o n gr u e n c i a p r o c e s a l . La congruencia procesal apunta a la correspondencia que
debe existir entre lo pretendido por las partes y lo fallado por el juez. Cuando no existe
esta correspondencia, hay una incongruencia procesal, la cual se puede producir de
distintas maneras: a través de la m i n u s p e t i t a, lo cual ocurre cuando el juez en su
sentencia no se pronuncia sobre todas las pretensiones y defensas de las partes (otorga
menos de lo pedido por la parte); mediante la u l t r a p e t i t a , incongurencia que tiene
lugar cuando una resolución judicial concede más de lo pedido por una de las partes181; y
a través de la e x t r a p e t i t a , la cual tiene lugar cuando el juez otorga algo diferente a lo
solicitado por las partes (por ejemplo, el demandante entabla demanda buscando una
indemnización por responsabilidad contractual, sin mencionar una eventual
responsabilidad extracontractual, y el juez niega la primera, dando lugar a la segunda).182
vi. A p l i c a c i ó n d e l a n o r m a j u rí d i c a ¿El juez debe aplicar sólo las normas jurídicas
invocadas por las partes o puede aplicar el Derecho que él sabe? Esto se relaciona con el
principio iuria novit curia (el juez conoce el Derecho) que se traduce en que el hecho de
que las partes no hayan invocado una norma, no significa que el juez no pueda aplicarla,
pues él conoce el Derecho aplicable y, por tanto, no es necesario que las partes prueben
en un litigio lo que dicen las normas.
Este principio sirve para que las partes se limiten a probar los hechos, y no los
fundamentos de derecho aplicables. Por tanto, el juez sólo se debe someter a lo probado
en cuanto a los hechos, y puede aplicar un Derecho distinto del invocado por las partes.
3. SISTEMAS PROCESALES.
Este tema dice relación con el impulso procesal, esto es, aquél fenómeno que se refiere a
cuál de los sujetos le corresponde darle curso al proceso hasta ponerlo en estado de sentencia. Es
181
Hay una situación en la que el juez puede incurrir en ultra petita, sin que ésta configure un vicio procesal. Esto
sucederá toda vez que lo haga haciendo uso de alguna facultad para actuar de oficio que contemple la legislación,
facultades que se otorgan con la idea de proteger un bien jurídico determinado; pues, en ése caso, aunque la parte no
pide lo otorgado, es la legislación la que “pide” por ella, en interés de la justicia (por ejemplo, protección de un
menor). Un ejemplo típico de ello es la facultad que otorgan algunos ordenamientos al juez para declarar nulos de
oficio determinados actos jurídicos, cuando dicha nulidad aparezca de manifiesto, y ninguna parte lo haya pedido; lo
que obviamente tiende a cautelar el interés social de que los actos jurídicos que se celebren sean válidos, por sobre
el interés personal de las partes.
182
El profesor ALFARO también menciona casos de incoherencia del fallo, esto es, casos en que el fallo contiene
decisiones contradictorias. También menciona la falta de mayoría en el pronunciamiento o la falsa mayoría.
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decir, en virtud del impulso procesal se busca asegurar la continuidad del proceso y su dirección
hacia el fallo definitivo.
Ahora bien, el impulso procesal se puede obtener en virtud de la actuación de las partes o
del juez. De ahí que distinga un sistema dispositivo y uno inquisitivo. 183
a. SISTEMA DISPOSITIVO.
En este sistema el impulso corresponde a las partes, pues se les entrega a ellas la
disponibilidad del proceso. Por lo tanto, el ejercicio de la acción y su desenvolvimiento a través
del proceso, así como los límites de la acción y de la actividad del juez, se encuentra
condicionada a la voluntad de las partes.
Como dice el profesor LUHRS, en este sistema sólo las partes o interesados pueden iniciar
un proceso civil y determinar su objeto, y una vez iniciado, los jueces no buscan
argumentaciones ni pruebas, ya que esto corresponde a las partes, es decir, son ellas los sujetos
activos del proceso, mientras que el juez es simplemente un sujeto pasivo, pues sólo dirige el
debate y decide la controversia. Esto se relaciona con el principio o base fundamental de la
organización judicial de la pasividad de los jueces, en virtud del cual los tribunales no podrán
ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo los casos en que la ley los faculte para
proceder de oficio (art. 10 inc. I del COT).
Esto es propio del proceso civil, y la razón, es que el conflicto civil es esencialmente
privado; pues si las partes son dueñas de disponer de su derecho material, pueden disponer del
inicio y desarrollo del proceso y, por ende, los órganos jurisdiccionales no deben ir más allá de lo
que desean los particulares. En materia penal, según pone de manifiesto el profesor OLIVER, el
sistema dispositivo toma el nombre de acusatorio, y se caracteriza principalmente porque las
funciones de acusar y juzgar se encuentran radicadas en personas distintas; además, en este
sistema se concede al imputado un conjunto de garantías, siendo el sistema que le otorga mayor
protección; y, por último, existe una etapa central que es la etapa de juicio, que debe ser oral,
pública y contradictoria.
En cuanto a sus características o manifestaciones, se pueden señalar las siguientes:
i. El proceso sólo se inicia si media la correspondiente petición del interesado por conducto
del acto que en sede civil se denomina demanda y en sede penal acusación. Lo anterior
responde al aforismo de que no hay juez sin actor o el juez no puede proceder o actuar de
oficio.
ii. El debate lo fijan las partes, correspondiéndole, en sede civil, al demandante determinarlo
en la demanda y al demandado en la contestación; y en sede penal, con la acusación y la
defensa. El debate así fijado constituye la materia sobre la cual el juez debe dictar
sentencia, pues éste no puede exceder del mérito del proceso.
iii. Complementario a lo anterior, los hechos en sede civil serán aquellos que invocan las
partes en la demanda y contestación; y en sede penal, los hechos serán aquellos
constitutivos del ilícito y de las eximentes de responsabilidad que se invoquen.
183
Para algunos, el impulso procesal se refiere a las actuaciones posteriores en el proceso, mientras que lo que
determinan los distintos sistemas, es quién inicia el proceso. Por lo tanto, para este sector, el impulso no dice
relación con los sistemas.
232
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iv. En materia probatoria, las partes son libres para rendir o no la prueba, y para elegir los
medios probatorios de que se valdrán. Ahora bien, si desean rendir prueba, al demandante
le corresponde probar los hechos en que sustenta sus peticiones, y al demandado aquellos
en que se sustenta su defensa; el juez carece de facultad para decretar pruebas de oficio
tendientes a aclarar hechos del debate, limitándose a lo que aparezca en las solicitudes de
las partes.
v. La disponibilidad del derecho material recae también sobre las partes, es así como el
demandado puede renunciar a los pedimentos de su demanda mediante lo que se conoce
como desistimiento de la demanda, o bien, en virtud de un acuerdo directo con el
demandado en lo que se llama transacción (sólo si en el proceso se halla en juego el
interés de la partes); fenómenos estos que implican la terminación del proceso.
vi. Las partes son libres para interponer los recursos que impugnen las resoluciones
judiciales. No obstante, hay casos en que opera el trámite de consulta (por ejemplo, en los
juicios de nulidad matrimonial).
El impulso de las partes se obtiene por medio del mecanismo de las cargas procesales y
los plazos. Mediante las cargas se insta a las partes a impulsar el proceso conminándolas a
realizar las actuaciones que el procedimiento contempla, bajo amenaza de que el proceso
continúe adelante prescindiendo de ellas; y mediante los plazos o términos, se fija un espacio de
tiempo por la ley, por una resolución judicial o por el convenio de las partes, para ejercer un
derecho dentro del proceso, sino, caduca dicha facultad. Por lo tanto, si la parte no asume la
carga o no realiza el acto dentro de un determinado plazo, caduca o precluye su facultad de
hacerlo y se pasa al acto siguiente (opera la preclusión).
233
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iii. El art. 83 inc. I del CPC establece que la nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio
o a petición de parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos
aquellos en que exista un vicio que irrogue alguna de las partes un perjuicio reparable
sólo con la declaración de nulidad.
iv. De acuerdo al art. 201 inc. I del CPC, si la apelación se ha interpuesto fuera de plazo o
respecto de resolución inapelable o no es fundada o no contiene peticiones concretas, el
tribunal correspondiente deberá declararla inadmisible de oficio; y si el apelante no
comparece dentro de plazo, deberá declarar su deserción previa certificación que el
secretario deberá efectuar de oficio.
v. Por último, de acuerdo al art. 200 inc. I del COT, la implicancia de los jueces puede y debe
ser declarada de oficio o a petición de parte.
El profesor OLIVER señala que lo que caracteriza a este sistema en sede penal, entre otras
cosas, es que las funciones de perseguir y juzgar se encuentran concentradas en una persona;
además, en este sistema rige el principio de oficialidad, lo que significa que la investigación de
los hechos debe ser llevada de oficio; y es un procedimiento escrito y secreto. Este era el sistema
que regía en el antiguo procedimiento penal.
c. SISTEMA MIXTO.
El profesor ALFARO señala que se conoce como tal, la conjunción de los dos sistemas
antagónicos descritos. Así, en sede penal es posible encontrar, en algunas legislaciones, un
sistema mixto o inquisitivo reformado, que se caracteriza porque sigue existiendo una
investigación a cargo de un juez instructor, pero aparece como órgano encargado de acusar un
ministerio público o fiscal.
C. L AS PARTES .
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2. CONCEPTO DE PARTE.
Para estudiar a las partes hay que remontarse nuevamente al derecho de acción. Pues la
determinación de los sujetos específicos del proceso, dependerá de la actuación de quien
provoque la actividad jurisdiccional; pues con la demanda se determinará al pretendiente y al
pretendido, y al sujeto pasivo de la acción, es decir, al órgano jurisdiccional.
Según constata el profesor ALFARO, el concepto de parte ha variado en el tiempo, al igual
que el concepto de acción procesal. En un primer momento, parte procesal era también parte de
la relación material debatida; sin embargo, el concepto de parte se independizó de la relación
material, y desde este punto de vista, parte es todo sujeto que de manera permanente o transitoria
deduce una pretensión en el proceso, ya sea a nombre propio o a nombre de otra persona, y
respecto de quien se pretende; en términos simples, es quien pretende y frente a quien se
pretende la satisfacción de una pretensión.
El autor Manuel URRUTIA SALAS dice que son partes las personas naturales o jurídicas
que concurren al juicio como demandantes o demandados. Este concepto y el anterior, sólo
abarca a las partes directas (demandante y demandado), es por ello que el profesor FORTTES,
elaborando un concepto más amplio, señala que p a r t e s son las personas que concurren a un
juicio como demandante o demandado, o que figuran en él en virtud de asistirles un interés en
los resultados del mismo. Por lo tanto, por parte se entiende un concepto netamente procesal que
alude a la intervención de los sujetos en el proceso, lo cual es importante en cuanto al efecto
relativo de las sentencias, según el cual, las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria
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sino respecto de las causas en que actualmente se pronunciaren (art. 3º inc. II del CC) es decir,
los efectos de las sentencias judiciales sólo se extienden a las partes que concurran al proceso.
184
Si bien el profesor PÉREZ RAGONE no menciona estos principios básicos, él llama a esta dualidad sistema
bipartito, en el cual identifica dos partes y un tercero imparcial.
236
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legal para adquirir derechos y contraer obligaciones, y que la tiene toda persona por el
hecho de ser tal. El problema a este respecto, se da porque cada vez más las legislaciones
admiten como partes en juicio a entes que no tienen capacidad de goce; así, por ejemplo,
en materia de recurso de protección, agrupaciones sin personalidad jurídica son admitidas
como partes en juicio.
ii. C a p a c i d a d p a r a o b ra r o c o m p a r e c e r e n j ui c i o , o c a p a c i da d p r o c e s a l
(capacidad de ejercicio). La capacidad para ser parte es suficiente para figurar como
sujeto de una relación jurídica procesal, pero no basta para tener plena aptitud, ni realizar
eficazmente los actos procesales que pueden hacer las partes. Esto se logra con la
capacidad procesal, esto es, la capacidad para presentarse ante los tribunales de justicia
ejerciendo una acción o defensa, en nombre propio o por cuenta de otros.
GUASP denomina a la capacidad procesal “legitimación procesal” y señala que ésta
permite figurar y actuar eficazmente como parte en un proceso determinado; a diferencia
de la capacidad para ser parte (personalidad procesal) que es genérica, es una aptitud
general para ser parte185. Esta capacidad equivale a la capacidad de ejercicio del Derecho
civil, y ésta la tienen todos aquellos sujetos que son capaces de ejercitar derechos por sí
mismos, sin el ministerio o autorización de otra.
Como se dijo, todos tienen capacidad para ser parte (capacidad de goce), sin embargo, no
todos tienen capacidad procesal (capacidad de ejercicio). Para suplir esta deficiencia, se
debe contar con la autorización o representación que la ley de fondo exige (por ejemplo,
un menor adulto, debe obrar por medio o con autorización de su padre); y si la persona es
capaz procesalmente y no quiere obrar o comparecer por sí mismo en el juicio, puede
acudir a la representación convencional en virtud de un mandato civil o comercial, según
el caso.
Suponiendo que en un juicio comparece una persona incapaz para ser parte o para
comparecer en juicio ¿Qué efectos legales produce semejante comparecencia?
Evidentemente que sería nula, y para evitar esto, la ley al tratar las excepciones dilatorias
establece que el demandado puede oponer, en tal situación, la excepción dilatoria de falta
de capacidad del demandante, o sea, podrá pedir que mientras esta incapacidad del
demandante no sea subsanada, no está obligado a contestar la demanda. Sin embargo,
nada dice la ley respecto de la intervención de una persona incapaz en juicio en calidad
de demandado; Mario CASARINO cree que, en tal caso, el propio demandado incapaz, por
intermedio de su correspondiente representante legal, podría también hacer presente esta
circunstancia como excepción dilatoria, encuadrándola dentro del art. 303 Nº 6 del CPC,
esto es, aquella excepción dilatoria tendiente a corregir el procedimiento sin afectar el
fondo de la acción deducida; número cuya redacción, dada su amplitud, permite encajar
el caso en estudio. Aún más, si el propio demandante o el tribunal mismo, durante el
curso posterior del juicio, descubren esta incapacidad del demandado, pueden también
pedir o decretar, según el caso, las medidas conducentes a subsanar tal incapacidad, pues
el art. 84 inc. IV del CPC, en materia de incidentes, señala que el juez podrá corregir de
185
Agrega el autor que la legitimación procesal (legitimatio ad processum) es la consideración especial que tiene la
ley, dentro de cada proceso, a las personas que se hallan en una determinada relación con el objeto del litigio, y se
exige que sean esas personas las que figuren en el proceso; por ejemplo, en la acción reivindicatoria, la legitimación
activa pertenece al dueño no poseedor, y la legitimación pasiva, al poseedor no dueño. Al respecto, el profesor
PÉREZ RAGONE señala que adquirir la calidad de parte en un proceso no significa que se cumpla con el requisito de
legitimación, así, es posible no tener ninguna relación con el objeto del proceso y tener la calidad de parte.
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oficio los errores que observe en la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las
medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos de procedimiento.
iii. C a p a c i d a d p a r a p e di r e n j ui c i o o i us po s t u l a n d i (derecho de postulación).
Esta es la capacidad para que la actuación judicial sea correcta, y se traduce en la
necesidad de dirigirse al órgano jurisdiccional por medio de las personas que la ley
establece. Si bien la capacidad para comparecer o capacidad procesal habilita a las
personas para actuar en el juicio, la realización de los actos procesales, por regla general,
recae en determinados profesionales, y esto se justifica por razones técnicas, pues dichas
personas tienen un conocimiento especializado del Derecho, y además, con ello se evita
el apasionamiento propio de la defensa de las causas personales, evitando agresiones o
violencia entre las partes.
Por lo tanto, sólo aquellas personas que sean titulares de ius postulandi podrán actuar
válidamente ante los órganos jurisdiccionales (por regla general), y quién no lo tenga, en
su primera actuación ante los tribunales deberá constituir un patrocinio y un mandato
judicial. Pues, como se verá más adelante, el poder de postulación se reparte entre dos
tipos de profesionales: uno a quien se le encomienda la pura representación (procurador)
y a otro que se le atribuye la dirección o defensa oficial de los litigantes (abogado
patrocinante).
a. CONCEPTO Y FUNDAMENTO.
En principio, en todo juicio sólo existe una persona que desempeña el papel de
demandante y otra que desempeña el rol de demandado; pero no hay inconveniente legal alguno
para que también en un juicio intervengan dos o más personas como demandantes o
demandados, o para que intervengan varios demandantes o varios demandados a la vez. Si se
produce lo anteriormente descrito, se está frente a la institución procesal llamada litisconsorcio o
pluralidad de partes, a la que aluden expresamente los arts. 18, 19 y 20 del CPC; y desde el
momento en que estos preceptos se encuentran ubicados en el Libro I del CPC, quiere decir que la
pluralidad de partes puede darse en cualquier clase de juicios, puesto que se trata de
disposiciones comunes a todo procedimiento.
El fundamento de la institución en comento, es evitar diversos juicios sobre una misma
materia (economía procesal), e impedir la posibilidad de que se dicten en ellos sentencias
contradictorias (seguridad jurídica). Pues, se está ante un proceso único con pluralidad de partes,
estando legitimadas para ejercitar o para que frente a ellas se ejercite una única pretensión,
originadora de un único proceso, de tal modo que el juez ha de dictar una única sentencia, en la
que se contendrá un sólo pronunciamiento, la cual tiene como propiedad inherente a la misma, el
afectar a todas las personas que son parte.186
b. CLASIFICACIONES.
186
Aquí se pone de manifiesto una diferencia con la acumulación de autos, que es una acumulación objetiva y no
subjetiva, ya que en ella hay dos objetos, dos procesos, dos pretensiones, en cambio en la litisconsorcio hay sólo una
pluralidad de partes (elemento subjetivo).
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venta, deberá citar al vendedor para que comparezca a defenderla. Esta citación se
hará en el término señalado por el Código de Enjuiciamiento.
- Por último, la intervención forzada también se da en el caso de los acreedores
hipotecarios, quienes deben ser citados para que se purgue la hipoteca; pues estos
acreedores se ven obligados a compadecer en el juicio para manifestar su voluntad en
orden a mantener la hipoteca o proceder a la subasta, y si nada dicen, en el término de
emplazamiento, se entienden optan por ser pagados sobre el precio de la subasta.
a. CONCEPTO.
Como se dijo, las partes indirectas o terceros, son aquellas personas que concurren a un
juicio en forma voluntaria, una vez que éste ha sido iniciado. Ahora bien, estos terceros pueden
tener o no interés en el resultado del juicio, y los terceros con interés, siguiendo a CASARINO, son
aquellas personas que intervienen en un juicio, diversas del demandante y del demandado,
sosteniendo pretensiones concordantes, independientes o contradictorias con las de éstos.
En general, la intervención de un tercero en juicio recibe el nombre de “tercería”. Sin
embargo, hay que reconocer que la acepción “tercería” se usa con mayor frecuencia para
designar la intervención de un tercero en el juicio ejecutivo.
b. FUNDAMENTO DE LA INSTITUCIÓN.
El fundamento de la institución de las tercerías, es el deseo del legislador de que los fallos
judiciales se extiendan al mayor número posible de personas, siempre que ellas estén
directamente interesadas en sus resultados, con el objeto de evitar sucesivos juicios sobre una
misma materia, recargando inútilmente la labor de los tribunales (economía procesal), y
colocándolos todavía en la posibilidad de pronunciar fallos contradictorios (seguridad jurídica).
242
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Sin embargo, no en todos los juicios el legislador admite la institución de las tercerías en
idéntica forma. Los arts. 22, 23 y 24 del CPC, establecen reglas generales aplicables a las tercerías
en toda clase de procedimiento (pues dichos artículos se encuentran en el Libro I del CPC); pero
también existen reglas especiales en el juicio ejecutivo de obligaciones de dar, en el cual sólo
pueden intervenir los terceros siempre y cuando ejerciten las acciones que la misma ley se
encarga de señalar, a saber: la tercería de dominio, de posesión, de prelación y de pago. Y hay
reglas especiales también en los juicios ejecutivos especiales, como los destinados a realizar la
prenda agraria, la prenda industrial, etc., en los cuales no se admiten tercerías de ninguna
especie.
Art. 16. Cualquiera de las partes representadas por el procurador común que no se conforme con el
procedimiento adoptado por él, podrá separadamente hacer las alegaciones y rendir las pruebas que estime
conducentes, pero sin entorpecer la marcha regular del juicio y usando los mismos plazos concedidos al
procurador común. Podrá, asimismo, solicitar dichos plazos o su ampliación, o interponer los recursos a que
haya lugar, tanto sobre las resoluciones que recaigan en estas solicitudes, como sobre cualquiera sentencia
interlocutoria o definitiva.
Existe tercero coadyuvante en la citación de evicción, así, por ejemplo, si “A” le vende a
“B” una cosa, y luego “C” pretende discutir el dominio que tiene “B” sobre la cosa; “B”
puede citar a “A” al juicio para que lo defienda, y se produce, entonces, la figura ya
analizada de la sustitución procesal, en que “A” comienza a ocupar el lugar de “B” en el
proceso, y “B” puede hacerse parte como tercero coadyuvante de “A”, ya que tiene un
interés común. Otro ejemplo puede darse a propósito de la acción reivindicatoria, así, por
ejemplo, si “A” está reivindicando la propiedad que tiene “B”, pero “B” había hipotecado
la cosa, el acreedor hipotecario puede intervenir como tercero coadyuvante, ya que tiene
un interés concordante o afín con una de las partes.
Como todo tercero, los coadyuvantes deben tener un interés actual comprometido, sin
embargo, hay casos en que la ley autoriza la intervención de un tercero coadyuvante
prescindiendo del interés; así ocurre con ciertas disposiciones de la ley de quiebras y con
el art. 529 inc. II del CPC, a propósito de las tercerías en el juicio ejecutivo de las
obligaciones de dar, que señala que podrá también el tercerista (de pago) intervenir en la
realización de los bienes, con las facultades de coadyuvante.
En cuanto a la oportunidad para intervenir como tercero coadyuvante, de acuerdo al art.
23 inc. I del CPC, ellos pueden hacerlo en cualquier estado del juicio, o sea, en primera
instancia, en segunda instancia e incluso ante la CS si está conociendo un recurso de
casación. La petición del tercero, para que se le tenga como coadyuvante del demandante
o del demandado, se tramita como incidente (es una cuestión accesoria al juicio) y esto
quiere decir que se debe oír previamente a las partes directas, las que formularán sus
observaciones u objeciones para estimar procedente o improcedente la intervención del
tercero; y con lo que ellas expongan o en su rebeldía, el tribunal resolverá, pudiendo
incluso recibir el incidente a prueba, la que recaerá especialmente sobre el interés actual
invocado por el tercerista, pues en esta tramitación incidental el tercero debe probar su
interés para intervenir en el juicio. Ahora bien, si se acoge la intervención, el juicio
continúa en el estado en que se encuentre al momento de la intervención, por tanto, los
terceros deben respetar todo lo obrado con anterioridad.
En definitiva, los terceros coadyuvantes intervienen en el juicio con posterioridad a su
inicio y se colocan en la misma posición procesal de una de las partes directas, con la
cual las liga un interés común; y su intervención estará destinada a apoyar la posición de
ese demandante o demandado que sostiene el derecho que él también hace suyo. De ahí
que la ley equiparé a este tercero coadyuvante con la parte misma a quien coadyuva, es
decir, este tipo de terceros constituye con la parte directa a la que apoya una sola
identidad y, por ende, como dice el art. 23 del CPC, tienen los mismos derechos que
concede el art. 16 del CPC a cada una de las partes representadas por un procurador
común.188
188
En la práctica, se ha suscitado la duda sobre si deben notificarse al tercero coadyuvante toda clase de
resoluciones o únicamente las que recaigan en sus propias solicitudes. Cierta doctrina se inclina por la negativa, en
244
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ii. Los t e r c e r o s e x c l u ye n t e s son aquellos que hacen valer sobre la cosa litigada
derechos incompatibles con los de las partes directas; es decir, actúan en su interés propio
y personal, que es distinto al del demandante y demandado (se les llama también
opositores, pues están en contra de ambas partes). Al respecto, el art. 22 del CPC señala
que si durante la secuela del juicio se presenta alguien reclamando sobre la cosa litigada
derechos incompatibles con los de las otras partes, admitirá el tribunal sus gestiones en
la forma establecida por el art. 16 y se entenderá que acepta todo lo obrado antes de su
presentación, continuando el juicio en el estado en que se encuentre. Por ejemplo, “A”
interpone una acción reivindicatoria en contra de “B” (ambos dicen ser dueños), y
aparece “C” diciendo que él es el dueño, por lo tanto, su pretensión excluye la de las
partes principales.
El tercero excluyente se diferencia fundamentalmente del coadyuvante, en que mientras
este último es un verdadero accesorio de la parte demandante o demandada con quien
colabora en el juicio, el primero acciona como un verdadero demandante en contra del
demandante y demandado primitivos. Consecuencia de esta afirmación, es que el tercero
excluyente, desde el momento en que se le reconoce como tal en el juicio, pasa a adquirir
la calidad de parte y, por consiguiente, tiene todos los derechos que la ley otorga a los
litigantes en juicio, así, por ejemplo, debe ser notificado de las resoluciones, puede
deducir recursos, rendir pruebas, formular alegaciones, etc.
Si bien el CPC no señala el momento en que el tercero puede intervenir en forma expresa,
sí lo indica de modo implícito al establecer el art. 22 del CPC “si durante la secuela del
juicio”, lo que significa que el tercero puede intervenir en cualquier estado del juicio, en
primera o segunda instancia, antes de que esté firme la sentencia. En lo relativo a la
tramitación, la petición se va a tramitar en forma incidental, es decir, en ella se va a tener
que justificar el interés actual que se invoque y calificar la incompatibilidad de este
derecho con alguno de los derechos alegados por las partes principales.
En esta materia surge un problema a raíz del art. 22 del CPC, el cual se remite al art. 16
del mismo Código; en efecto, si en un juicio se presenta un tercero alegando derechos
incompatibles sobre la cosa litigada con respecto a los de las otras partes, tal pretensión
debiera tramitarse entre el tercero, en calidad de demandante, y el demandante y
demandado primitivos, en calidad de actuales demandados; sin embargo, el legislador
procesal no ha considerado así este problema, pues dice que el tribunal admitirá las
gestiones de este tercero en la forma establecida por el art. 16…. Por esta remisión
pareciera, a primera vista, que el tercero excluyente debe obrar conjuntamente con alguna
de las partes a través de un procurador común, lo que es un absurdo, pues si el tercero
excluyente tiene los mismos derechos de la parte representada por el procurador común,
quiere decir que quedará entregado a merced de la marcha que quieran imprimirle al
juicio sus contrarios, esto es, demandante y demandado primitivos. En realidad, la
remisión del art. 22 al art. 16 del CPC, debe entenderse hecha a aquella parte de la
disposición que señala que podrán hacer separadamente las alegaciones y rendir las
pruebas, etc. En todo caso, no hay que olvidar que la intervención del tercero excluyente
en juicio es eminentemente facultativa, y que nada le impide a éste accionar por cuerdas
separadas.
atención a que la ley ha limitado sus derechos (art. 16 del CPC), no figurando entre ellos este último; a lo que cabe
agregar que los terceros son simples accesorios de la parte principal, siendo inútiles estas notificaciones; y, por otro
lado, el legislador lo habría manifestado expresamente, si ése hubiese sido su pensamiento.
245
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9.1. GENERALIDADES.
a. CONCEPTO.
La palabra comparecencia, jurídicamente, tiene un doble sentido: uno amplio y otro
restringido. C o m p a r e c e n c i a e n s e n t i d o a mp l i o , es el acto de presentarse alguna persona
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ante el juez, ya sea espontáneamente, para deducir cualquier pretensión o para hacerse parte en
un negocio, ya sea virtud de un llamamiento o intimación de una autoridad que lo obligue a
hacerlo, para la práctica de alguna diligencia judicial. Así, se dice que comparen ante los
tribunales no sólo las partes directas, sino que también los terceros relativos, los terceros
absolutos (los cuales son totalmente ajenos a las partes mismas), y los interesados en los
negocios pertenecientes a los asuntos judiciales no contenciosos.
Por otro lado, c o m p a r e c e n c i a e n s e n t i d o r e s t r i n gi d o , es el acto de presentarse
ante los tribunales de justicia ejerciendo una acción o defensa, o bien, requiriendo su
intervención en un acto perteneciente a la jurisdicción no contenciosa. En este sentido se
empleará la palabra comparecencia.189
c. FORMAS DE COMPARECENCIA.
Hay dos formas clásicas de comparecencia ante los tribunales: por sí (personal) y por
intermedio de mandatario o apoderado.
i. Se c o mp a r e c e p o r s í cuando a nombre propio o como representante legal de otro, se
actúa ante los tribunales sin necesidad de valerse de los servicios o representación de un
tercero. Por lo tanto, la comparecencia por sí se puede subclasificar en: comparecencia
por sí a nombre propio (por ejemplo, cuando en la calidad de dueño de un inmueble se
entabla una demanda reivindicatoria), y comparecencia por sí como representante legal
de otro (por ejemplo, cuando en la calidad de padre de un hijo menor de edad y, por
consiguiente, de representante legal de ese hijo, se entabla una demanda reivindicatoria
respecto de un inmueble del cual él es dueño). Ambas clases de comparecencia por sí o
personal, están totalmente asimiladas ante la ley procesal, de tal manera que el distingo
tiene sólo importancia para los efectos de la ley de fondo o sustantiva.
¿Qué sucede si en el intertanto del juicio fallece la parte que litigaba por sí? ¿Qué suerte
corre el proceso? La solución la da el art. 5º del CPC al disponer que si durante el juicio
fallece alguna de las partes que obre por sí misma, quedará suspendido por este hecho el
procedimiento (se trata de una excepción a la regla consignada en el art. 339 del CPC que
dice que el término probatorio no se suspenderá en caso alguno), y se pondrá su estado en
noticia de los herederos para que comparezcan a hacer uso de su derecho en un plazo
igual al de emplazamiento para contestar demandas, que conceden los arts. 258 y 259
(15 días, 18 días, o 18 días más el aumento de la tabla de emplazamiento, según el caso).
189
Este tema tiene directa relación con la capacidad procesal o para comparecer, y con la capacidad para pedir en
juicio o ius postulandi.
247
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190
Si bien la norma analizada se pone en el caso de que existan herederos de la parte litigante fallecida, bien puede
acontecer que nadie haya aceptado la herencia de ese causante. En tal evento, la contraparte tiene dos derechos que
ejercitar para que el juicio siga su marcha normal: pedir a los herederos que manifiesten si aceptan o no la herencia
del causante. Si los herederos aceptan la herencia, se les practica la notificación en la forma establecida por el art. 5º
del CPC; en cambio, si la repudian, se declara yacente la herencia y se le nombra curador, y a éste se le practicará la
notificación a que alude el art. 5º, siguiéndose con él la causa.
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ante cualquier tribunal de la República, sea ordinario, arbitral o especial, deberá ser
patrocinada por un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión.
En consecuencia, está prohibida expresamente la comparecencia personal en asuntos
contenciosos y no contenciosos, que se tramiten ante tribunales ordinarios, arbitrales y
especiales. Ahora bien, de acuerdo al art. 2º inc. I de la ley 18.120, quiénes pueden representar
válidamente en aquellos asuntos y en dichos tribunales, son:
i. Los a b o ga d o s h a b i l i t a d o s p a r a e j e r c e r l a p r o f e s i ó n . Se entiende por tal, aquél
que no está suspendido del ejercicio profesional, esto es, que no ha sido objeto de una
medida disciplinaria. Además, el abogado debe estar al día en el pago de la patente
profesional en cualquier municipalidad, la que tiene un valor de una UTM y se cancela en
dos cuotas semestrales. En los distintos tribunales el Secretario está en condiciones de
requerir el certificado de que se está al día en el pago de la patente, pues con ella
normalmente se acredita la calidad de abogado habilitado.191
Si bien el nombramiento de apoderado puede recaer sobre la misma persona del abogado
patrocinante, en la práctica quien asume el patrocinio son los estudiantes o egresados de
las escuelas de Derecho.
ii. Los p r o c u r a d o r e s d e l n ú m e ro . En general, procurador, apoderado o mandatario, es
todo aquél que representa a otra persona ante los tribunales de justicia, por encargo de
ella. El epígrafe que encabeza el Párrafo VI del Título XI del COT se denomina “De los
procuradores y especialmente de los procuradores del número”, lo cual indica que
existen diversas clases de procuradores, a saber: los procuradores del número y los
procuradores comunes u ordinarios; ambos tienen en común la facultad de comparecer,
no obstante, el procurador del número se diferencia por ser un auxiliar de la
administración de justicia, o sea, que para desempeñar sus funciones requiere de un título
especial otorgado por la autoridad pública competente (requiere nombramiento estatal por
medio de un Decreto Supremo); mientras que los procuradores ordinarios, son nombrados
por las partes a su entera voluntad. En definitiva, de acuerdo al art. 394 inc. I del COT, los
procuradores del número, son oficiales de la administración de justicia encargados de
representar en juicio a las partes que se les encomiende; por ejemplo, a los litigantes
rebeldes.
iii. Los m a n d a t a r i o s q ue d e s i gn e l a r e s p e c t i v a C o r p o ra c i ó n de A s i s t e n c i a
J u d i c i a l . La Asistencia Judicial es una corporación de Derecho público encargada de
prestar representación judicial a aquellas personas que carecen de los medios necesarios
para contratar un procurador, lo cual se logra, principalmente, a través de la práctica de
los egresados de derecho. En efecto, de acuerdo al art. 2º inc. II de la ley 18.120, las
Corporaciones de Asistencia Judicial podrán designar como mandatario a los egresados
de las Escuelas de Derecho a que se refiere el inciso anterior, cualquiera sea el tiempo
191
Se debe pagar la patente profesional, siempre y cuando se tenga instalado un local físico especialmente destinado
a la actividad profesional, como por ejemplo, una consulta jurídica; esta patente se paga en cualquier municipalidad
y tiene vigencia en todo el país, no está circunscrita sólo a una comuna. Un acuerdo del pleno de la CS del año 2008
ordenó a los tribunales del país no exigir a los abogados que acrediten el pago de la patente municipal para autorizar
un poder, alegar en estrados o efectuar alguna gestión ante los tribunales de justicia; el sentido de este acuerdo no
implica la eximición del pago de dicho tributo sino que, de modo diferente, sólo tiene por objeto aclarar que ella no
es necesaria para acreditar la calidad de abogado ante los tribunales de justicia.
250
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que hubiere transcurrido después de haber rendido los exámenes correspondientes, para
el solo efecto de realizar la práctica judicial necesaria para obtener el título de abogado.
Esta calidad se acredita con el certificado que expide la misma Corporación.
iv. Los estudiantes actualmente inscritos en tercero, cuarto o quinto de las Escuelas de
Derecho de las Facultades de Ciencias Jurídicas y Sociales de alguna de las
universidades autorizadas.
v. Los egresados de esas mismas escuelas hasta tres años después de haber rendido los
exámenes correspondientes. Esta calidad, y la anterior, se acredita mediante un
certificado expedido por la autoridad universitaria, a petición verbal del interesado, en el
cual consta el hecho de la matrícula o la fecha del egreso.192
A pesar de los claros fundamentos de la regla general que prohíbe la comparecencia ante
los tribunales inferiores en forma personal, como toda regla, tiene excepciones, las cuales se
justifican por: la cuantía del negocio, la naturaleza del mismo y, en general, por la dificultad
material de la parte para obtener un mandatario o procurador. En concreto, estas excepciones en
donde se puede comparecer personalmente, son:
i. Cuando la ley exige la intervención personal de la parte. El art. 2º inc. I de la Ley 18.120
señala que ninguna persona, salvo los casos de excepción contemplados en este articulo
o cuando la “ley exija la intervención personal de la parte”…. Ejemplos típicos de
comparecencia personal exigida por la ley, son el comparendo de conciliación (art. 264
inc. I del CPC) y la diligencia de absolución de posiciones o confesión judicial (art. 385
inc. I del CPC).
Art. 264. A los comparendos de conciliación deberán concurrir las partes por sí o por apoderado. No
obstante, el juez podrá exigir la comparecencia personal de las partes, sin perjuicio de la asistencia de sus
abogados.
Art. 385. Fuera de los casos expresamente previstos por la ley, todo litigante está obligado a declarar bajo
juramento, contestada que sea, la demanda, sobre hechos pertenecientes al mismo juicio, cuando lo exija el
contendor o lo decrete el tribunal en conformidad al art. 159 (medida para mejor resolver).
192
Hay que recordar que en materia de capacidad se distinguió entre: capacidad para ser parte procesal, capacidad
para comparecer o capacidad procesal, y capacidad de pedir en juicio o ius postulandi. Las personas mencionadas
son, precisamente, las que tienen ius postulandi.
251
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Por último, para evitar toda clase de dudas al respecto y de extender en lo posible la
prohibición de comparecencia personal ante los tribunales inferiores de justicia, el art. 2º inc. V
de la ley 18.120 establece que lo dispuesto en este artículo (comparecer con procurador) se
aplicará también a la delegación del mandato193 y a la autorización para diligenciar exhortos.
En este último caso, las calidades a que se refiere el inc. I de este artículo (la calidad de
procurador) se acreditarán ante el tribunal exhortado. Es decir, tanto el delegado judicial como
el encargado de la tramitación de un exhorto, requieren de ius postulandi.
Luego, la ley se coloca en el caso, de ordinaria ocurrencia, de que una persona confiera a
otra un mandato con administración de bienes y con facultad expresa de representarla en juicio.
Este mandato, en principio, la ley no lo prohíbe, pero establece que si el mandatario no fuere
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión o procurador del número, deberá delegarlo,
en persona que posea alguna de estas calidades. En efecto, el art. 2º inc. VII señala que no
obstante lo dispuesto en el inc. I de este artículo, en los mandatos con administración de bienes
podrá conferirse al mandatario la facultad de comparecer al juicio, pero si éste no fuera
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión o procurador del número, deberá delegarlo,
en caso necesario, en persona que posea alguna de estas calidades. Como se puede apreciar, en
esta disposición se restringe el campo de actuación de las demás personas habilitadas para
comparecer como mandatarios, pues sólo pueden comparecer los abogados habilitados o el
procurador del número.
193
De acuerdo al art. 7º del CPC, la delegación es una facultad ordinaria del mandato, y rige a menos que el
mandante expresamente la prohíba.
252
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194
CASARINO en esta materia distingue entre comparecencia de primera y de segunda instancia. Sin embargo, al
emplear este criterio no se exigiría patrocinio ni mandato judicial a una persona que comparece ante una CA que
conoce de un recurso de casación en la forma, en contra de una sentencia de un Juez de Letras, puesto que en este
caso las CA lo conocen y fallan en única instancia. Por lo tanto, este asunto no es una cuestión de grados o
instancias, sino que de jerarquía del tribunal.
195
Excepcionalmente aquí se permite comparecer con alumnos en práctica en la Corporación de asistencia judicial.
253
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El mandato judicial es un mandato especial, pues sólo se otorga para los asuntos o
negocios judiciales; y es judicial porque lo que se encarga es que el mandatario comparezca a
nombre del mandante, de modo de producir los mismos efectos que si hubiese actuado
personalmente. La razón de esto último, es que la tramitación ante los órganos jurisdiccionales
supone un grado especializado de conocimiento, por eso la ley determina cualidades especiales
en la persona del procurador y, por otro lado, la defensa de causas propias agrega a la discusión
la impetuosidad, que puede ser peligrosa.
i. En cuanto a la forma como se constituyen o perfeccionan, el mandato civil es, por regla
general, consensual, pues se perfecciona con el mero consentimiento de los contratantes;
el mandato judicial, en cambio, es siempre solemne y la solemnidad consiste en que debe
constar necesariamente por escrito.
ii. En cuanto a la libertad de las partes para elegir la persona del mandatario, mientras en el
mandato civil el encargo puede confiarse a cualquier persona; el mandato judicial debe
recaer solamente en personas habilitadas por expresa disposición de la ley (aquellas que
tienen ius postulandi).
Además, mientras el mandato civil puede recaer en una o más personas, el mandato
judicial, por su propia naturaleza, repugna la pluralidad de mandatarios. Tanto la
jurisprudencia como la doctrina han estimado que la pluralidad de mandatarios en sede
procesal es improcedente, y la razón para no aceptarlo es la discrepancia que puede
presentarse en la actuación de éstos. Lo que sí permite la jurisprudencia, es que las partes
en un juicio puedan ser defendidas por más de un abogado patrocinante, ya que eso no se
opone a la economía procesal.
iii. En cuanto a la representación, mientras en el mandato civil la representación es un
elemento de la naturaleza, en el mandato judicial la representación es un elemento de la
esencia. Por lo tanto, todos los actos procesales realizados por el mandatario judicial se
entienden hechos por el mandante, pues en virtud del art. 1448 del CC, se entiende que lo
que una persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella (mediante un
mandato judicial) o por la ley para representarla (por ejemplo, el caso de los
Procuradores Fiscales del Consejo de Defensa del Estado), produce respecto del
representado iguales efectos que si hubiese contratado él mismo.
iv. Por último, el mandato civil puede terminar, entre otros casos, por la muerte del
mandante, en cambio, el mandato judicial jamás termina por la muerte de éste.
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a quien la ley confiera esta facultad. Hay que recordar que, de acuerdo al art. 403 del
COT, la escritura pública es el instrumento público o auténtico otorgado con las
solemnidades que fija esta ley, por el competente notario, e incorporado en su protocolo
o registro público.
ii. El que conste de un acta extendida ante un juez de letras o ante un juez árbitro y suscrita
por todos los litigantes (por ejemplo, en un comparendo). Esta segunda forma de
constituir el mandato judicial tiene aplicación ante los jueces de letras y los jueces
árbitros, y en el primer caso, el mandato servirá para representar a las partes sólo ante el
juez de letras, mientras que en el segundo supuesto, servirá para actuar ante el propio juez
árbitro o ante otro tribunal cualquiera. Esta última forma de constitución del mandato
judicial se usa mucho en los juicios de partición de bienes, cuando los interesados deseen
ser representados en conjunto ante otro tribunal y en un juicio diverso, sea como actores o
como demandados.
iii. El que conste de una declaración escrita del mandante, autorizada por el secretario del
tribunal que esté conociendo de la causa. Esta es la forma más usual y económica de
conferir el mandato judicial; esta declaración escrita generalmente se contiene en la
primera solicitud que presenta la parte litigante dentro del juicio, concretamente en un
otrosí (en una petición secundaria de la principal) en el que se expresa que se designa
abogado patrocinante a tal persona y como procurador a tal persona, y el abogado
patrocinante firma la presentación junto con el mandante (no así el procurador).
Es necesario hacer notar que esta declaración escrita del mandato judicial debe ser
autorizada por el secretario del tribunal “que esté conociendo de la causa”, lo que
significa que si se desea conferir poder para la segunda instancia, estando el proceso en
primera, el secretario que lo autorizará será el del juzgado y no el de la Corte. En otras
palabras, el funcionario competente para intervenir en esta autorización es aquél en cuyo
poder se encuentra el expediente, aun cuando no sea el mismo del tribunal ante el cual se
va a utilizar el mandato.
iv. Fuera de los casos anteriores, existe la forma señalada en el art. 29 inc. II de la Ley
18.092 sobre Letras de Cambios y Pagarés, que expresa que el endosatario en comisión
de cobranza puede cobrar y percibir, incluso judicialmente, y tiene todas las
atribuciones propias del mandatario judicial comprendidas también aquellas que
conforme a la ley requieren mención expresa (facultades especiales o extraordinarias).
Con todo, el mandatario sólo puede comparecer ante los tribunales en la forma que exige
la ley. Por tanto, existe una forma especial que opera respecto de ciertos instrumentos
privados mercantiles, que es el endoso en comisión de cobranza de un cheque, letra de
cambio o pagaré, esto es, un mandato que faculta al portador (endosatario en comisión de
cobranza) para ejercitar todos los derechos derivados de la letra de cambio, salvo los de
endosar en dominio o garantía.196
196
De acuerdo al art. 17 de la Ley 18.092 el endoso es el escrito por el cual el tenedor legítimo transfiere el dominio
de la letra, la entrega en cobro o la constituye en prenda. La letra se endosa estampando la firma en el dorso del
documento o en una hoja de prolongación adherida a ella.
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facultades ordinarias del mandato judicial es válida en virtud de lo que dispone el art. 846 del CPC, el que reconoce
indirectamente su eficacia al regular el caso del ausente cuyo paradero se ignora, y en que su mandatario judicial
carezca de facultad para contestar nuevas demandas.
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cambio, señalan que ésta es una facultad de la naturaleza del mandato judicial, pues se
entiende incorporada al mandato, pero las partes la pueden modificar a su arbitrio.199
199
En virtud de la delegación del mandato judicial, el mandatario confía el encargo de representar al mandante a una
tercera persona, que recibe el nombre de delegado; de suerte que en este caso intervienen tres personas: mandante,
mandatario y delegado. El art. 2135 del CC ha establecido esto como una facultad ordinaria, al disponer que el
mandatario puede delegar, salvo si se le ha prohibido expresamente; pero agrega que, no estando expresamente
facultado el mandatario para delegar, responderá de los hechos del delegado como de los suyos propios. Acá es
donde el CPC se aleja del CC, pues mientras en el primero los actos del delegado obligan al mandante más no el
mandatario (podrá, asimismo, el procurador delegar el poder obligando al mandante); en el CC los actos del
delegado obligan al mandatario frente al mandante como si fueran propios.
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Cabe decir que, de acuerdo al art. 396 del CPC, aun cuando el mandatario carezca de
esta facultad especial, podrá exigirse confesión al procurador de la parte sobre
hechos personales de él mismo en el juicio, aun cuando no tenga poder para absolver
posiciones.
- Renunciar los recursos (por ejemplo, el recurso de apelación) o los términos legales
(por ejemplo, el término probatorio). No hay que confundir la renuncia del recurso
con el desistimiento del mismo; en efecto, se renuncia a un recurso cuando aún no está
en situación legal de ejercerlo y se manifiesta expresa voluntad en el sentido de
comprometerse a no interponerlo, en cambio, se desiste de un recurso la parte que ya
lo ha interpuesto y que posteriormente manifiesta expresa voluntad en el sentido de no
perseverar en él. Para lo primero se requiere facultad expresa, pero para lo segundo
bastan las facultades ordinarias del mandato judicial, puesto que ya hay una resolución
judicial y, por consiguiente, una presunción de verdad acerca de la cuestión
controvertida.
También es necesario advertir que la renuncia de un recurso puede operar en forma
expresa o tácita. Es expresa cuando concretamente la parte se compromete a no
interponer el recurso; y es tácita cuando se deja transcurrir el término legal sin
interponerlo. Según CASARINO, sólo la renuncia expresa del recurso requiere facultad
especial, pues la tácita equivale al no ejercicio de un derecho dentro del pleito, y para
eso bastarían las facultades ordinarias del mandato judicial.
En cuanto a los términos, la renuncia supone que no hayan transcurrido, pues si
transcurrieron, opera la preclusión y, por ende, no puede renunciarse a algo que se
extinguió naturalmente.
- Transigir. Esta facultad especial significa celebrar el contrato de transacción, contrato
en virtud del cual las partes terminan extrajudicialmente un litigio pendiente o
precaven un litigio eventual, otorgándose concesiones recíprocas. Esto guarda estrecha
relación con el art. 2448 del CC que dice que todo mandatario necesitará de poder
especial para transigir. En este poder se especificarán los bienes, derechos y acciones
sobre que se quiera transigir.
- Comprometer. Esta facultad especial implica celebrar el contrato de compromiso, esto
es, una convención por la cual las partes sustraen determinados asuntos litigiosos
presentes o futuros del conocimiento de la jurisdicción ordinaria y lo someten al
conocimiento y fallo de uno o más árbitros que en ese mismo acto designan.
- Otorgar a los árbitros facultades de arbitradores. Los árbitros arbitradores son
aquellos que fallan con arreglo a lo que su prudencia y equidad le dictaren, y tramitan
en conformidad a las reglas que han establecidos las partes, y si éstas nada han dicho,
conforme al procedimiento establecido en el CPC aplicable a esta clase de árbitros. Por
tanto, si se tiene facultad especial para comprometer o celebrar una clausula
compromisoria sin especificar la calidad del árbitro, quiere decir que sólo se puede
designar a un árbitro de derecho, pues la calidad de arbitrador en el procedimiento
(árbitros mixtos) y la calidad de arbitrador en el procedimiento y fallo (árbitros
arbitradores), requieren una facultad especial de parte del mandatario judicial, por la
gravedad que ello implica para el mandante.
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presume que el mandante le ha dado al mandatario los dineros necesarios para hacer
frente a los gastos que demandan la tramitación del juicio.
Las causales de expiración del mandato judicial no operan de pleno derecho, así, el
mandatario sigue invistiendo esa calidad en el juicio, aun cuando con el mérito de la ley
sustantiva haya dejado de serlo, mientras en el proceso no haya testimonio de haber cesado o
expirado el mandato. Así, tratándose de la renuncia, el art. 10 inc. II del CPC establece que si la
causa de la expiración del mandato es la renuncia del procurador, estará éste obligado a
ponerla en conocimiento de su mandante, junto con el estado del juicio, y se entenderá vigente el
poder hasta que haya transcurrido el término de emplazamiento desde la notificación de la
renuncia al mandante. Acá, por una ficción del legislador y como medida tendiente a proteger
los intereses del mandante, que puede verse sorprendido e indefenso ante la renuncia del
mandatario, se presume que el mandato subsiste en el lapso comprendido entre la notificación
de esta renuncia al mandante y la expiración del término de emplazamiento, el cual no podrá ser
otro que el necesario para contestar demanda en el juicio ordinario de mayor cuantía.
261
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b. NOMBRAMIENTO.
El procurador común, conforme al art. 12 del CPC, será nombrado por acuerdo de las
partes a quienes haya de representar. Agrega el inc. II que el nombramiento deberá hacerse
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dentro del término razonable que señale el tribunal. Ahora bien, conforme al art. 13 inc. I del
CPC, si por omisión de todas las partes o por falta de avenimiento entre ellas no se hace el
nombramiento dentro del término indicado en el artículo anterior, lo hará el tribunal que
conozca de la causa, debiendo en este caso, recaer el nombramiento en un procurador del
número o en una de las partes que haya concurrido; y, de acuerdo al inc. II de la misma
disposición, si la omisión es de alguna o algunas de las partes, el nombramiento hecho por la
otra u otras valdrá respecto de todas.
Es comprensible que la iniciativa en la designación del procurador común nazca de la
contraparte, quien solicitará al tribunal la fijación de un plazo para que se efectúe; pues ella será
la directamente beneficiada con la concentración de la representación contraria.
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a. CONCEPTO.
La agencia oficiosa es una figura muy relacionada con el mandato, y el CC la regula como
una figura cuasicontractual. En efecto, el art. 2286 de dicho Código señala que la agencia
oficiosa o gestión de negocios ajenos, llamada comúnmente gestión de negocios, es un
cuasicontrato por el cual el que administra sin mandato los negocios de alguna persona, se
obliga para con ésta, y la obliga en ciertos casos. Como se puede apreciar, esta figura tiene
lugar cuando una persona asume la gestión de un negocio ajeno, sin que el mandante le haya
conferido tal calidad; asumiendo dicha gestión generalmente por razones de urgencia.
El legislador procesal ha contemplado y aceptado esta figura, en atención a que el CC ya
la considera, y porque hay situaciones de hecho que autorizan esta forma de intervención en
juicio, que de no reconocerla, significaría dejar al litigante en la más completa indefensión; por
ejemplo, casos de enfermedad, de ausencia imprevista, de privación de medios de comunicación,
etc.
Si bien el CPC acepta esta figura, establece restricciones con el objeto de que no sirva de
fuente de abusos para la contraparte. Pues, en conformidad con el art. 6º inc. III del CPC, podrá
admitirse la comparecencia al juicio de una persona que obre sin poder en beneficio de otra,
con tal que ofrezca garantía de que el interesado aprobará lo que se haya obrado en su nombre.
El tribunal, para aceptar la representación, calificará las circunstancias del caso y la garantía
ofrecida, y fijará un plazo para la ratificación del interesado. De acuerdo a esta disposición, la
doctrina define a la a ge n c i a o f i c i o s a p ro c e s a l como un acto jurídico unilateral por el cual
una persona comparece en juicio a nombre de otra, sin que se haya constituido previa o
legalmente el mandato judicial, ofreciendo garantía de que ésta ratificará lo obrado, en el plazo
fijado por el tribunal.
b. REQUISITOS.
i. Que el agente oficioso posea ius postulandi, y sino, que se haga representar por alguien
que lo posea. En efecto, de acuerdo al art. 6º inc. final del CPC, los agentes oficiosos
deberán ser personas capacitadas para comparecer ante el respectivo tribunal, en
conformidad a la Ley Orgánica del Colegio de Abogados, o, en caso contrario, deberán
hacerse representar en la forma que esa misma ley establece. La razón de esto, es que el
agente oficioso realizará actos procesales ante los órganos jurisdiccionales.
ii. Que existan motivos plausibles para que él asuma la representación. Aquí se encuentra el
tema de la urgencia, y esto, de acuerdo al art. 6º inc. III, debe calificarlo el tribunal.
iii. El agente debe ofrecer garantía de que el interesado aprobará lo que haya obrado en su
nombre, en un plazo que fijará el tribunal. Esta garantía recibe el nombre de “fianza de
rato” (fianza de ratificación), en razón de que generalmente reviste la forma de una fianza
(caución personal), y su objeto es asegurar que el interesado ratificará lo que se está
obrando en su propio y personal beneficio (caución personal de una obligación de hacer).
Con estos requisitos el agente presentará una solicitud al tribunal, quién dictará una
resolución por la cual aceptará o rechazará su comparecencia, tomando en cuenta las
265
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circunstancias del caso y la garantía ofrecida. Si rechaza la solicitud, simplemente sigue el juicio
y el interesado quedará en rebeldía, es decir, sin representación, hasta que la constituya
legalmente; y si el tribunal la acepta, fijará un plazo dentro del cual deberá concurrir el
interesado a ratificar lo actuado en su nombre, y esta ratificación operará con efecto retroactivo,
es decir, hace que la actuación del agente se entienda realizada en calidad de representante desde
el momento en que intervino en el proceso.
Ahora, si el interesado no ratifica lo actuado en su nombre, situación que puede
presentarse sea porque ha vencido el plazo señalado por el tribunal, o porque expresamente
rechazó lo actuado en su representación, los actos del agente oficioso son nulos y de ningún
valor, y tendrá que responder de los perjuicios que le haya ocasionado a la contraparte con su
intervención; responsabilidad que estará asegurada no sólo con la garantía constituida para estos
efectos, sino que también, podrá hacerse efectiva sobre su patrimonio.200
a. CONCEPTO.
La ley no solamente impone a los litigantes la carga de conferir su representación a un
procurador judicial para que actúe en su nombre, sino que también les exige designar a un
abogado patrocinante; pues así lo establece el art. 1º inc. I de la ley 18.120, al decir que la
primera presentación de cada parte o interesado en asuntos contenciosos o no contenciosos
ante cualquier tribunal de la República, sea ordinario, arbitral o especial, deberá ser
patrocinada por un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión.201
Como se dijo en párrafos anteriores, la intervención de un abogado patrocinante es un
aspecto del ius postulandi, es decir, es una formalidad que la ley establece para la comparecencia
válida ante los tribunales de justicia, para que la actuación judicial sea correcta. Esta institución,
en el fondo, viene a limitar el derecho de comparecencia ante los tribunales, pues las personas
que tienen ius postulandi pueden representar judicialmente a las personas en el juicio, pero sólo
una de ellas, el abogado habilitado para el ejercicio de la profesión, puede asumir el patrocinio
de estas gestiones ante cualquier tribunal de la República.
Ahora bien, por a b o ga d o h a b i l i t a d o debe entenderse todo aquél que además de tener
el título correspondiente, no se encuentre suspendido del ejercicio profesional (algunos agregan
que haya pagado la patente municipal). A este respecto cabe tener presente el concepto de
200
Un caso frecuente que se presenta, en la práctica, en relación con esta materia, es aquel de una persona que
comparece en juicio en beneficio de otra sin poder, pero además, sin otorgar una fianza de rato; por ejemplo, el
mandato judicial constituido mediante declaración escrita del mandante y que no aparece autorizado por el
secretario del tribunal que esté conociendo de la causa. Es evidente que en todos estos casos las actuaciones del
agente oficioso carecen de eficacia o valor legal, pero se debe reconocer que la jurisprudencia, por razones de
equidad, ha aceptado esta forma de comparecencia, siempre y cuando, el “mandante” advertido de esta situación,
ratifique lo actuado y la contraparte no haya formulado con anterioridad a esta ratificación el correspondiente
incidente de nulidad de todo lo obrado.
201
Si bien la ley exige que el patrocinio se constituya en la primera presentación que se efectúe, ello no significa que
posteriormente la parte no vaya a poder sustituirlo, ya que puede hacerlo en cualquier momento presentando un
nuevo escrito designando nuevo patrocinante. En todo caso, el patrocinio vigente servirá para todo el proceso, salvo
en los recursos de queja y casación en que se exige que nuevamente se efectúe la designación de patrocinante de
esos recursos; esto porque la ley desea que se acepte expresamente el contenido del escrito respectivo, toda vez que
si el recurso es desestimado, se establecen sanciones para el patrocinante.
266
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abogado que da el art. 520 del COT, que señala que los abogados son personas revestidas por la
autoridad competente de la facultad de defender ante los tribunales de justicia los derechos de
las partes litigantes.
Por otra parte, de acuerdo al art. 528 del COT, el p a t r o c i n i o es el acto por el cual una
persona encomienda a un abogado la defensa de sus derechos en juicio. En efecto, dicha
disposición establece que el acto por el cual una persona encomienda a un abogado la defensa
de sus derechos en juicio, es un mandato, que se halla sujeto a las reglas establecidas en el CC
sobre los contratos de esta clase, salvo la modificación establecida en el artículo siguiente (el
mandato no termina por la muerte del mandante). Por lo tanto, el abogado patrocinante será
aquel profesional que estudiará el asunto que interesa a la parte y planteará las alegaciones y
defensas que estime convenientes para las pretensiones de ese mandante.
267
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202
La jurisprudencia ha limitado el alcance de esta norma, en el sentido de que esta representación no es válida
cuando ella tiene la virtud de hacer producir efectos permanentes en el proceso (por ejemplo, cuando se pretende
interponer un recurso).
268
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expiración son las mismas que regula el CC, siendo las principales las siguientes:
i. R e n u n c i a d e l a b o ga d o . En conformidad con el art. 1º inc. IV de la ley 18.120, si la
causa de la expiración fuere la renuncia del abogado, deberá éste ponerla en
conocimiento de su patrocinado, junto con el estado del negocio y conservará su
responsabilidad hasta que haya transcurrido el término de emplazamiento desde la
notificación de su renuncia, salvo que antes se haya designado otro patrocinante.
ii. F a l l e c i m i e n t o d e l a b o ga d o . De acuerdo al art. 1º inc. V de la Ley sobre
Comparecencia en Juicio, si la causa de expiración fuere el fallecimiento del abogado, el
interesado deberá designar otro en su reemplazo en la primera presentación que hiciere,
en la forma y bajo la sanción que se indica en el inc. II de este artículo (no se proveerá la
demanda, y se tendrá por no presentada). Hay que recordar que si el que fallece es el
patrocinado, el abogado siempre conserva el patrocinio, pues, de conformidad con el art.
529 del COT, no termina por la muerte del mandante el mandato de los abogados.
iii. R e v o c a c i ó n d e l p a t r o c i n i o . La revocación del patrocinio es el acto por el cual el
patrocinado o cliente deja sin efecto la designación del abogado patrocinante que había
efectuado. Esta revocación puede ser expresa o tácita, y es expresa cuando el patrocinado
la manifiesta en términos claros y explícitos; y es tácita, cuando se deduce de su propia
conducta, como es el hecho de designar un nuevo abogado patrocinante.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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comisión de cobranza. Ambos nombramiento son solemne, pues deben constar por
escrito.
v. Y en cuanto a la sanción por la falta de constitución, si se constituye mal el patrocinio o
no se constituye, el escrito que debía contenerlo se tiene por no presentado para todos los
efectos legales; en cambio, el mandato judicial mal constituido sólo se entiende como no
presentado para todos los efectos legales, si es que dentro de un plazo de tres días no se
constituye en forma legal.
A. G ENERALIDADES .
1. CONCEPTO.
Como se dijo en su momento, el proceso no se compone de un acto único y aislado, pues
en él es posible apreciar una serie lógica y consecuencial de actos. Esta serie de actos que
componen el proceso se liga por el procedimiento o, en otras palabras, el procedimiento es la
secuencia ordenada y concatenada de los actos que se desarrollan en el proceso. Cada uno de
estos actos de que se compone el proceso y que los ordena el procedimiento, se conocen con el
nombre de actos jurídicos procesales; por ello se señala que el acto jurídico procesal es el común
denominador de los conceptos de proceso y procedimiento.
Ahora bien, el acto jurídico procesal es una especie de acto jurídico que se caracteriza por
referirse directamente al proceso. De ahí que le sean aplicables las reglas de la Teoría General
del Acto Jurídico, modificándose en los aspectos necesarios para cubrir las necesidades propias
del Derecho procesal. Por tanto, si la norma procesal establece un tratamiento diferente, primará
aquélla sobre la regulación general; así, por lo demás, lo establece el art. 4º del CC que señala que
las disposiciones contenidas en los CCO, de Minería, del Ejército y Armada, y demás especiales
(como el CPC), se aplicarán con preferencia a las de este Código.
Como bien se dijo al analizar la Teoría General del Acto Jurídico en Derecho civil,
h e c h o e n g e n e r a l , es cualquier cosa que ocurre, sucede o acontece. Dentro de lo que son los
hechos en general, es posible distinguir dos clases: los h e c h o s m a t e r i a l e s , que son todos
aquellos acontecimientos o sucesos causados por la sola acción de la naturaleza o la acción
humana, pero que carecen de relevancia jurídica; y los h e c h o s j u r í d i c o s , q u e son aquellos
sucesos o acontecimientos causados por la acción de la naturaleza o del hombre que producen
consecuencias en el mundo jurídico, que pueden ser de creación, modificación o extinción de
derechos y obligaciones203. Ahora bien, dentro de lo que son los hechos jurídicos, la doctrina
procesal distingue entre:
203
En Derecho civil se sigue distinguiendo dentro de los hechos jurídicos, atendiendo a la causa generadora de estos
sucesos, entre: h e c h o s j u r í d i c o s d e l a n a t u r a l e z a , los cuales tienen su causa generadora en la naturaleza,
suceden sin intervención del hombre, como por ejemplo, el transcurso del tiempo, el nacimiento o la muerte; y los
h e c h o s j u r í d i c o s d e l h o m b r e , que tienen su causa generadora en una conducta humana consciente y
voluntaria. Dentro de lo que son los hechos jurídicos del hombre, se distingue entre: h e c h o j u r í d i c o d e l
h o m b r e e n s e n t i d o e s t r i c t o , el cual deriva de una conducta realizada de manera consciente y voluntaria,
pero realizada sin la intención de producir efectos jurídicos; y a c t o j u r í d i c o , esto es, la manifestación o
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a. LA VOLUNTAD.
La voluntad, siguiendo a ALESSANDRI, se define como el libre querer interno de lograr un
fin determinado (efectos jurídicos en el proceso) por medio de una acción. Ahora bien, este
querer interno se regula por el Derecho sólo cuando se manifiesta y, en materia procesal, esta
manifestación puede ser expresa o tácita. Por regla general, la voluntad debe ser manifestada en
forma expresa, pues así se deduce del art. 29 del CPC que dice que el proceso se formará con los
escritos, documentos y actuaciones de toda especie, que se presenten o verifiquen en el juicio, es
decir, en nuestro sistema procesal civil prima el principio de la escrituración; excepcionalmente
hay manifestación tácita de la voluntad, por ejemplo, con la prórroga tácita de la competencia,
con la notificación tácita, etc.
En cuanto al silencio, al igual que en materia civil, éste no produce efectos jurídicos,
salvo que una norma específica lo establezca; así, por ejemplo, el art. 394 inc. I del CPC, a
propósito de la confesión judicial, establece que si el litigante no comparece al segundo llamado,
o si, compareciendo, se niega a declarar o da respuestas evasivas, se le dará por confeso, a
petición de parte, en todos aquellos hechos que estén categóricamente afirmados en el escrito en
que se pidió la declaración. Ahora, si bien el silencio, por regla general, no produce efectos
declaración de voluntad de una o más partes, que se realiza con la intención de producir efectos jurídicos, ya sea de
creación, modificación, o extinción de derechos y obligaciones.
271
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ii. La fuerza. Este vicio de la voluntad es incompatible con la realización de los actos
procesales, de ahí que el CPC no se refiera a ella; pues las abundantes formalidades que
existen impiden la proliferación de este vicio.
iii. El dolo. Al igual que la fuerza, el dolo no fue considerado procesalmente como un vicio
de la voluntad; de ahí que, conforme a la norma civil que exige que el dolo sea obra de
una de las partes, y siendo los actos jurídicos procesales en su mayoría unilaterales, su
aplicación se vuelve prácticamente imposible, transformándose, más que en un vicio de la
voluntad, en una fuente de responsabilidad. Así, por ejemplo, el art. 280 inc. II del CPC
señala que si no se deduce demanda oportunamente, o no se pide en ella que continúen
en vigor las medidas precautorias decretadas, o al resolver sobre esta petición el
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tribunal no mantiene dichas medidas, por este solo hecho quedará responsable el que las
haya solicitado de los perjuicios causados, considerándose doloso su procedimiento.204
b. EL OBJETO.
En materia procesal, el objeto del acto procesal se encuentra vinculado a la idea del
“beneficio jurídico” que se persigue obtener con él; así, por ejemplo, el objeto del acto procesal
demanda es la satisfacción de una pretensión.205
En cuanto al objeto ilícito, existen varios casos específicamente reglamentados; a modo
de ejemplo, está la prórroga de competencia en materias penales o no contenciosas, los casos de
arbitraje prohibido, etc.
c. LA CAUSA.
La causa de los actos procesales dice relación con el motivo jurídicamente relevante que
inspira la realización del acto; así por ejemplo, en el recurso de apelación, la causa o motivo de
su interposición es el agravio sufrido por el apelante; en el patrocinio será un debate de alto nivel
jurídico, etc. Esto se aviene con la acepción de causa ocasional en Derecho civil, entendida ésta
como el motivo que induce a las partes a celebrar un determinado acto o contrato.
e. LA CAPACIDAD.
La capacidad, en materia procesal, es entendida como la aptitud legal de una persona
para realizar actos procesales. Al respecto hay que distinguir entre la capacidad del tribunal y la
capacidad de las partes.
204
No obstante ello, la doctrina reconoce figuras como las del proceso fraudulento o cosa juzgada fraudulenta, en
que el dolo es un atentado contra la buena fe procesal (por ejemplo, se dicta una sentencia favorable para la parte
que presentó testigos o documentos falsos). En razón de ello, nuestra legislación contempla un mecanismo destinado
a destruir estas figuras, denominado recurso de revisión.
205
Cosa distinta es el objeto como materialidad sobre la cual recae el acto; en otras palabras, la persona, cosa o
actividad que sirve de medio idóneo para perseguir la finalidad que se pretende con la realización del acto. Así, por
ejemplo, el acto procesal denominado testimonio, tiene por objeto material a una persona; la prueba documental
tiene por objeto material una cosa; y las presunciones o los alegatos, tienen por objeto material a una actividad.
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i. En lo que respecta a la capacidad de los jueces para realizar actos procesales, éstos deben
tener jurisdicción, competencia, capacidad funcional (carencia de inhabilidades) y
legitimación (no deben estar implicados o recusados).
ii. En los actos de las partes, la capacidad viene dada por la capacidad para ser parte
(capacidad de goce), por la capacidad procesal o para comparecer (capacidad de
ejercicio) y por la capacidad para pedir en juicio o ius postulandi. Nuestra legislación
consagra ciertas incapacidades especiales, fundamentalmente en materia penal, respecto
del sujeto activo (pues ciertas personas, en virtud de circunstancias específicas, se ven
impedidas de ejercer la acción penal), y en relación con el sujeto pasivo (causales de
inimputabilidad fundadas en la minoría de edad).206
206
Además de estos requisitos comunes o propios a todo acto jurídico, algunas especies de actos procesales deben
cumplir con otros requisitos; por ejemplo, las actuaciones judiciales deben cumplir con requisitos de lugar, de
tiempo y, sobretodo, de forma (esto se verá en su oportunidad).
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constituyen la excepción, pues la regla general es que los actos procesales sean
unilaterales.
B. L OS PLAZOS .
1. CONCEPTO DE PLAZO.
La gran mayoría de los actos procesales, además de cumplir con los requisitos de
existencia y validez, deben realizarse dentro de un determinado plazo. El CPC no define a los
plazos, pero del contexto de su articulado se puede decir que plazo es aquel espacio de tiempo
que fija la ley, el juez o el convenio de las partes, para ejercer un derecho dentro del proceso; o
sea, es el lapso dentro del cual se debe realizar un acto procesal.207
En la legislación procesal comúnmente se usa la palabra “término” como sinónima de
plazo, sin embargo, son conceptos diferentes, pues, mientras el plazo comprende varios
momentos para actuar (por ejemplo, para apelar se conceden cinco días, por tanto, la persona
podría apelar en el primero, segundo o tercer día, etc.); el término, en cambio, indica un instante
preciso (por ejemplo, se debe apelar al momento de notificarse).
207
En el contexto del Derecho civil, los plazos constituyen modalidades del acto jurídico, es decir, son elementos
introducidos por las partes o la ley, y que tienen por objeto alterar los efectos normales del mismo. Por regla general,
son elementos accidentales, pues ni esencial ni naturalmente le pertenecen al acto, pero se agregan por medio de
cláusulas especiales; sin embargo, excepcionalmente actúan como elementos de la esencia (por ejemplo, en el
contrato de promesa) o como elementos de la naturaleza del acto (por ejemplo, la condición resolutoria tácita).
Haciendo un símil con el Derecho procesal, los plazos en esta área del derecho actúan como elementos esenciales,
pues si no se cumplen con ellos, el acto no produce efecto alguno.
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días festivos208 y el feriado judicial, el cual comienza el primero de febrero y dura hasta el primer
día hábil de marzo; todos los demás son días hábiles o no feriados.
La regla general en nuestro Derecho, es que los plazos sean continuos, pues la primera
parte del art. 50 del CC así lo dispone, al señalar que en los plazos que se señalaren en las leyes,
o en los decretos del Presidente de la República, o de los tribunales o juzgados, se
comprenderán aun los días feriados. Pero esta regla general tiene excepciones, pues el mismo
art. 50 en su segunda parte, señala que los plazos son continuos a menos que el plazo señalado
sea de días útiles, expresándose así, pues en tal caso no se contarán los feriados; en otras
palabras, los plazos serán discontinuos cuando la ley o el decreto de la autoridad ejecutiva o
judicial, se encargue de indicar expresamente que el plazo se computará descontando los días
feriados. Una de las leyes que establece una excepción a la regla de que los plazos son continuos,
es el CPC, el cual en su art. 66 inc. I señala que los términos de días que establece el referido
Código se entenderán suspendidos durante los feriados, salvo que el tribunal, por motivos
justificados, haya dispuesto expresamente lo contrario. Esta disposición sólo se refiere a los
plazos de “días” establecidos en el CPC, por ende, los plazos de meses y de años contenidos en
este mismo Código, se computan de acuerdo con la regla general señalada en el art. 50 del CC, es
decir, son plazos continuos.
En definitiva, los plazos de días que establece el CPC son discontinuos, pues se entienden
suspendidos durante los días feriados. Sin embargo, esta regla también tiene excepciones:
i. El mismo art. 66 inc. I del CPC señala que el tribunal, por motivos justificados, puede
disponer que el plazo de días sea continuo.
ii. Y la misma disposición, en su inc. II, establece que lo anterior (plazos de días
discontinuos) no rige con los asuntos indicados en el art. 314 inc. II del COT (por
ejemplo, asuntos de jurisdicción voluntaria, juicios sumarios, medidas precautorias, etc.)
respecto del feriado de vacaciones. En otras palabras, el feriado de vacaciones, a pesar de
tratarse de un plazo de días señalados en el CPC, para los efectos de su cómputo, no se
descontará ningún día feriado en los asuntos que señala el art. 314 de COT.
208
Los días festivos están establecidos en leyes especiales, concretamente, en la Ley 2.977 del año 1915 que fija como
días festivos los siguientes: el correspondientes al 1° de enero, el 15 de agosto, el 1° de noviembre, el 25 de diciembre;
los viernes y sábados de la semana santa; el 18 y 19 de septiembre; el 21 de mayo; el día que deba tener lugar la elección
del Presidente de la República; y el día que se fije para la realización de las elecciones y plebiscitos.
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Art. 327. Todo término probatorio es común para las partes y dentro de él deberán solicitar toda diligencia de
prueba que no hubieren pedido con anterioridad a su iniciación.
La regla general en el Derecho procesal, es que los plazos sean individuales, por tanto, la
excepción es que sean comunes y, siendo excepcionales, tienen que estar contemplados
expresamente en la ley. Cabe decir que en los plazos comunes el primero en notificarse gana
tiempo (el tiempo que corre hasta la última notificación), pero acorde al art. 65 inc. II del CPC,
ese lapso no le permite a la parte realizar actuaciones válidas, sino que éstas se pueden realizar a
contar de la última notificación.
Art. 12. En los casos de que trata el art. 19, el procurador común será nombrado por acuerdo de las partes a
quienes haya de representar.
El nombramiento deberá hacerse dentro del término razonable que señale el tribunal.
ii. Los p l a z o s l e ga l e s son aquellos señalados en un precepto legal (se agrega, también, los
plazos que establezca un reglamento del Presidente de la República). Por ejemplo, el art.
189 del CPC establece que la apelación deberá interponerse en el término fatal de cinco
días, contados desde la notificación de la parte que entabla el recurso, deberá contener
los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya y las peticiones concretas que se
formulan; agrega el inc. II, que este plazo se aumentará a diez días tratándose de
sentencias definitivas.
iii. Los p l a z o s c o n v e n c i o n a l e s son aquellos que señalan de común acuerdo las partes
litigantes. Por ejemplo, las partes, en cualquier estado del juicio, pueden acordar la
209
El CC en el art. 1494 inc. II establece la siguiente limitación: no podrá el juez, sino en casos especiales que las
leyes designen, señalar plazo para el cumplimiento de una obligación; sólo podrá interpretar el concebido en
términos vagos u oscuros, sobre cuya inteligencia y aplicación discuerden las partes. Ejemplos de plazos judiciales
en el CC, son: en materia de acción reivindicatoria, si el poseedor es vencido, debe restituir la cosa en el plazo que el
juez señale; en el contrato de mutuo, si en éste se hubiere pactado que el mutuario pague cuando le sea posible, el
juez puede, atendidas las circunstancias, fijar un plazo. Según CASARINO, dicha disposición no es aplicable en
materia procesal, ya que es obvio que está referido únicamente a las obligaciones civiles y no a las procesales.
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suspensión del procedimiento hasta por un plazo máximo de 90 días, derecho que sólo se
puede ejercer por una vez en cada instancia, sin perjuicio de hacerlo valer, además, ante
la CS en caso que, ante dicho tribunal, estuviesen pendientes recursos de casación o de
queja en contra de una sentencia definitiva. Los plazos que estuvieren corriendo se
suspenderán al presentarse el escrito respectivo y continuarán corriendo vencido el
plazo de suspensión acordado (art. 64 inc. II del CPC).
La mayoría de los plazos son legales, pues el proceso, desde un punto de vista formal,
está constituido por un conjunto de actos procesales que deben irse cumpliendo unos a
continuación de otros y en los plazos que la misma ley determina.
Esta clasificación de los plazos tiene importancia para los efectos de la prórroga, pues,
como se verá a continuación, los únicos plazos prorrogables son los señalados por el tribunal; y
también es relevante para establecer el carácter de fatal o no fatal de los plazos.
Art. 68. En ningún caso podrá la prórroga ampliar el término más allá de los días asignados por la ley.
Si bien los plazos legales, por regla general, no pueden prorrogarse, excepcionalmente
pueden ampliarse en los casos en que la ley lo permita; así, por ejemplo, el art. 259 inc. II del CPC
señala que se aumentará este término (término de 15 días para contestar la demanda) en tres días
más si el demandado se encuentra en el mismo territorio jurisdiccional pero fuera de los límites
de la comuna que sirva de asiento al tribunal; asimismo, el art. 329 del CPC señala que cuando
haya de rendirse prueba en otro territorio jurisdiccional o fuera de la República, se aumentará
el término ordinario a que se refiere el artículo anterior (veinte días) con un número de días
igual al que concede el art. 259 para aumentar el de emplazamiento.
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la ley, al vencimiento del plazo fijado, extinguiéndose irrevocablemente, de este modo, los
derechos que han debido hacerse valer dentro de ese plazo y no lo han sido.
Todos los plazos legales que establece el CPC son fatales, pues de acuerdo al art. 64 inc. I
de dicho Código, los plazos que señala este Código son fatales cualquiera sea la forma
en que se exprese, salvo aquéllos establecidos para la realización de actuaciones propias
del tribunal. En consecuencia, la posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad
para ejecutar el acto se extingue al vencimiento del plazo. En estos casos el tribunal, de
oficio o a petición de parte, proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin
necesidad de certificado previo (del secretario, respecto al hecho de haber transcurrido el
plazo sin haberse ejercido el derecho por la parte). Por tanto, cualquiera sea la extensión
del plazo legal contemplado en el CPC (horas, días, meses o años) y las expresiones que
utilice para establecerlo, se está en presencia de un término fatal. Excepcionalmente, a
pesar de encontrarse establecidos en el CPC, no revisten el carácter de fatal los plazos para
la realización de actuaciones propias del tribunal (por ejemplo, el plazo para dictar
sentencia definitiva), pero no le está permitido al juez ampliar este plazo en forma
indefinida, pudiendo quedar el tribunal, por este motivo, sujeto a una medida
disciplinaria.210
ii. Los p l a z o s n o f a t a l e s son aquellos en que la caducidad del derecho no se obtiene por
el transcurso del tiempo, sino que en virtud de la correspondiente declaración de rebeldía
por parte del tribunal, ya sea de oficio o a petición de parte. Conforme al art. 78 del CPC,
todos los plazos judiciales son fatales, pues vencido un plazo judicial para la realización de
un acto procesal sin que éste se haya practicado por la parte respectiva, el tribunal, de
oficio o a petición de parte, declarará evacuado dicho trámite en su rebeldía y proveerá lo
que convenga para la prosecución del juicio, sin certificado previo del secretario.
3. LA REBELDÍA.
a. CONCEPTO.
La rebeldía dice relación con la situación que se produce cuando una persona no ejerce su
derecho, facultad o acto, dentro del plazo que correspondía. Se vincula con el plazo fatal, el cual
extingue la posibilidad de ejercer un derecho por el sólo ministerio de la ley; y con los plazos no
fatales, que son aquellos en que el derecho no expira por el simple transcurso del tiempo, sino en
virtud de declararse la correspondiente rebeldía. Por lo anterior, se define a la rebeldía como
aquella situación que se produce por el desinterés de una parte para cumplir un trámite del juicio en
un determinado plazo, y que permite tenerlo por cumplido a fin de que el proceso avance.
Como se puede apreciar, las rebeldías permiten que el proceso avance en el evento de que
alguna de las partes litigantes manifieste desinterés por la evacuación de un trámite en un
determinado plazo.
210
Sin embargo, tratándose de medidas para mejor resolver, el plazo para esta actuación judicial es fatal, por expresa
disposición legal; pues de acuerdo al art. 159 inc. I del CPC, los tribunales, sólo dentro del plazo para dictar
sentencia, podrán dictar de oficio medidas para mejor resolver. Las que se dicten fuera de este plazo se tendrán
por no decretadas.
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b. CLASES.
Según su origen o causa que la produce, se distingue entre rebeldía declarada judicialmente,
y rebeldía de pleno derecho.
i. La r e b e l d í a d e c l a r a d a j u d i c i a l m e n t e es aquella que precisa de una declaración
judicial para extinguir un derecho que no se ha ejercido dentro de un plazo no fatal,
concretamente, un plazo judicial. En efecto, el art. 78 del CPC señala que vencido un
plazo judicial para la realización de un acto procesal sin que éste se haya practicado por
la parte respectiva, el tribunal, de oficio o a petición de parte, declarará evacuado dicho
trámite en su rebeldía y proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin
certificado previo del secretario.
Según la jurisprudencia mayoritaria, esta rebeldía se produce sólo cuando el juez la ha
declarado, y no cuando la parte contraria la ha solicitado; permitiéndosele al juez, en todo
caso, declararla de oficio en los casos en que la ley lo declare expresamente. Por lo tanto,
los requisitos para que opere este tipo de rebeldía, son: existencia de un plazo judicial para
realizar un acto procesal; transcurso del plazo (que esté vencido); resolución del tribunal, de
oficio o a petición de parte, declarando evacuado el trámite en rebeldía y proveyendo lo que
convenga para la prosecución del juicio.
ii. La r e b e l d í a d e p l e n o d e r e c h o o por el sólo ministerio de la ley, es la que opera por el
sólo transcurso de un plazo fatal. Por lo tanto, constituye la regla general, pues de acuerdo al
art. 64 inc. I del CPC, los plazos que señala este Código son fatales cualquiera sea la
forma en que se exprese, salvo aquéllos establecidos para la realización de actuaciones
propias del tribunal. En consecuencia, la posibilidad de ejercer un derecho o la
oportunidad para ejecutar el acto se extingue al vencimiento del plazo. En estos casos el
tribunal, de oficio o a petición de parte, proveerá lo que convenga para la prosecución
del juicio, sin necesidad de certificado previo.
Un ejemplo lo constituye el art. 202 inc. I del CPC, que establece que si no comparece el
apelado, se seguirá el recurso en su rebeldía por el sólo ministerio de la ley y no será
necesario notificarle las resoluciones que se dicten, las cuales producirán sus efectos
respecto del apelado rebelde desde que se pronuncien.
c. EFECTOS DE LA REBELDÍA.
El único efecto que produce la rebeldía, es que extingue la posibilidad de ejecutar el acto
de que se trata. Pero aquí, es necesario distinguir entre primera o segunda instancia.
i. En p r i me r a i n s t a n c i a , la rebeldía es por cada acto o trámite. Así, por ejemplo, si se
presenta la demanda, hay un plazo de 15 días para contestarla, y si el demandado no la
contesta, no quedará como rebelde para todo el juicio, pues él sigue siendo parte y se le
seguirán notificando el resto de los trámites.
ii. En s e gu n d a i n s t a n c i a , en cambio, existe una carga que consiste en hacerse parte en el
recurso de apelación, pues de acuerdo al art. 200 inc. I del CPC, las partes tienen un plazo de
cinco días para comparecer (hacerse parte) ante el tribunal superior a seguir el recurso
interpuesto, contado este plazo desde que se reciban los autos en la secretaría del tribunal
282
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de segunda instancia. Ahora bien, si no se comparece para seguir el recurso, habrán efectos
distintos según se trate del apelante o del apelado:
- Respecto del apelante, la segunda parte del art. 201 inc. I del CPC dispone que si el
apelante no comparece dentro de plazo, deberá declarar (el tribunal) su deserción,
previa certificación que el secretario deberá efectuar de oficio. La parte apelada, en
todo caso, podrá solicitar la declaración pertinente, verbalmente o por escrito. Por lo
tanto, el apelante nunca estará en rebeldía, ya que si no comparece se declarará desierta
la apelación.
- Respecto del apelado, el art. 202 del CPC señala que si no comparece el apelado, se
seguirá el recurso en su rebeldía por el sólo ministerio de la ley y no será necesario
notificarle las resoluciones que se dicten, las cuales producirán sus efectos respecto
del apelado rebelde desde que se pronuncien. El rebelde, podrá comparecer en
cualquier estado del recurso, representado por el procurador del número. En
consecuencia, la rebeldía del apelado no produce la terminación del recurso, sino que la
sanción de que las resoluciones que se dicten no será necesario notificárselas para que
produzcan efectos a su respecto, es decir, la rebeldía es por toda la instancia, lo cual no
impide que el litigante rebelde en cualquier momento pueda apersonarse en el proceso,
y si es así, se hará parte del juicio (sólo a través de un procurador del número),
dejando de ser rebelde y, en virtud del principio de preclusión, deberá respetar todo lo
actuado en el proceso.
283
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derecho no podrá reclamarse sino dentro de cinco días, contados desde que aparezca o
se acredite que el litigante tuvo conocimiento personal del juicio.
Aquí, el litigante rebelde no puede ser otro que el demandado, pues solamente a él
corresponde entregarle las copias antes dichas. Agrega CASARINO que, en atención a la
gravedad de este incidente, puesto que se funda en la falta de emplazamiento, lo que
implica llegar a condenar a un litigante sin ser oído, la ley permite que se pueda
interponer en cualquier estado del juicio y aun después de dictada la sentencia definitiva;
esto se desprende del final del art. 182 del CPC.
Art. 182. Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a alguna de las partes, no podrá el tribunal que
la dictó alterarla o modificarla en manera alguna. Podrá, sin embargo, a solicitud de parte, aclarar los
puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos
numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma sentencia.
Lo dispuesto en este artículo no obsta para que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el art. 80.
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C. L AS ACTUACIONES JUDICIALES .
1. CONCEPTO.
Como se dijo, el acto procesal es aquella declaración de voluntad de las partes, de los
agentes de la justicia o de un tercero ligado al proceso, que produce efectos jurídicos en el
proceso. Una especie de acto procesal lo constituyen las actuaciones judiciales, definidas por el
profesor FORTTES como actos procesales más o menos solemnes, realizados por o ante un
tribunal (existe intervención del órgano jurisdiccional),de los cuales se deja testimonio en el
expediente y deben ser autorizadas por un ministro de fe. Ejemplos de actuaciones judiciales son
las resoluciones, las notificaciones, los exhortos, y cualesquiera diligencia que se lleve a cabo y
de la que debe dejarse constancia por un ministro de fe (por ejemplo, el testimonio de un testigo
tomado por un Receptor).
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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Las actuaciones judiciales están sometidas a un doble grupo de normas legales: a las
reglas generales sobre actuaciones judiciales contenidas en el Título VII (“De las actuaciones
judiciales”) del Libro I (“Disposiciones comunes a todo procedimiento”) del CPC; y en segundo
lugar, también pueden tener reglas propias. Por lo tanto, es necesario averiguar si una
determinada actuación judicial tiene reglas legales propias o no, y en caso afirmativo, regirán
dichas reglas por sobre las reglas generales. Así, por ejemplo, las reglas legales aplicables a las
resoluciones judiciales son, en primer término, las contenidas en el Título XVII (“De las
resoluciones judiciales”) del Libro I del CPC, y en su silencio, las del Título VII del mismo Libro.
2. REQUISITOS.
Como se dijo, los actos procesales para ser eficaces deben cumplir con los requisitos de
existencia y validez. No obstante, un tipo de acto procesal (las actuaciones judiciales), además de
cumplir con dichos requisitos, debe cumplir con requisitos adicionales, cuales son: el lugar, el
tiempo, la forma del acto, y la autorización del ministro de fe.
Estos requisitos se encuentran contemplados en el Título VII del CPC (arts. 59 a 77), por
tanto, son aplicables a todas las actuaciones judiciales; no obstante, cuando se analicen las
actuaciones judiciales en particular, se verá que algunas de éstas pueden tener particularidades al
respecto.
Al momento de definir las actuaciones judiciales, se dijo que son aquellos actos
procesales más o menos solemnes que se realizan por o ante el tribunal…. En efecto, de
conformidad con la primera parte del art. 70 del CPC, todas las actuaciones necesarias para la
formación del proceso se practicarán por el tribunal que conozca de la causa…. Es evidente que
el precepto se refiere sólo aquellas actuaciones que emanan del propio órgano jurisdiccional
(“por orden de tribunal”), pues también hay actuaciones provenientes de las partes litigantes, las
cuales se practican por su sola iniciativa e intervención (“ante o a través del tribunal”). Así, un
ejemplo de actuación judicial que se realiza por del tribunal, es la dictación de una resolución
judicial; y un ejemplo de actuación judicial que se realiza ante el tribunal, es la rendición de una
prueba de testigos, la confesión judicial, etc.
Excepcionalmente, las actuaciones no se realizan ante el juez o por orden del juez que
conoce de la causa, pues el mismo art. 70 del CPC, se encarga de señalar dos excepciones a la
regla anterior, cuales son:
i. La segunda parte del art. 70 señala que salvo los casos en que se encomienden
expresamente por la ley a los secretarios y otros ministros de fe la realización de la
actuación (por ejemplo, las notificaciones efectuadas por el Secretario o el Receptor).
ii. La misma disposición establece que se permite al tribunal delegar sus funciones… Se
trata de situaciones previstas por el legislador, por ejemplo, la tasación de las costas
procesales puede ser encomendada por el tribunal al Secretario; los decretos de los
tribunales colegiados pueden dictarse por uno de sus miembros (las demás resoluciones
requieren la concurrencia de tres de sus miembros); los testigos pueden ser interrogados
por uno de los ministros del tribunal colegiado; y el tribunal puede delegar al Secretario u
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En el ámbito procesal penal, el art. 14 del CPP dispone que todos los días y horas son
hábiles para las actuaciones del procedimiento penal y no se suspenderán los plazos por la
interposición de días feriados. No obstante, cuando un plazo de días concedido a los
intervinientes venciere en día feriado, se considerará ampliado hasta las veinticuatro horas del
día siguiente que no fuere feriado.
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e. LECTURA Y FIRMA.
Finalmente, el art. 61 inc. II del CPC establece que a continuación (de la constancia
escrita) y previa lectura, firmarán todas las personas que hayan intervenido; y si alguna no sabe
o se niega a hacerlo, se expresará esta circunstancia.
a. CON AUDIENCIA.
Tramitar una actuación judicial con audiencia, significa que antes de resolver la solicitud
respectiva, el tribunal debe conferir a la contraparte un plazo de tres días para que manifieste lo que
crea conveniente respecto de dicha diligencia (trámite incidental). Por ejemplo, el art. 336 inc. I
del CPC señala que el aumento extraordinario para rendir prueba dentro de la República se
otorgará con previa citación, el que deba producir efecto fuera del país se decretará “con
audiencia” de la parte contraria.
La tramitación o procedimiento que se debe seguir en un trámite con audiencia, es la
siguiente: en primer lugar, tiene que haber una solicitud pidiendo que se ordene una determinada
actuación; al respecto, el tribunal dicta una resolución confiriendo “traslado y autos” (que es la
forma de dar audiencia a la otra parte), resolución que se debe se notificar a la contraparte; el
tribunal antes de acceder a la práctica de la actuación, confiere un plazo fatal de tres días a la
contraparte (se confiere traslado) para que dentro de él manifieste lo que crea conveniente en
orden a la diligencia solicitada (para que se oponga o haga observaciones). Sólo un vez que haya
trascurrido dicho plazo, habiendo la parte contraria dicho algo o no, el tribunal resolverá
accediendo o rechazando la actuación, si, a su juicio, no hay necesidad de prueba. Si es necesaria
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la prueba, se abrirá un término de ocho días para que dentro de él se rinda y se justifiquen también
las tachas de los testigos (no hay necesidad de recibir a prueba el incidente, cuando no hay hechos
controvertidos o cuando se dan las condiciones para decidir de plano la solicitud, es decir, cuando
los hechos consten en el proceso o sean de pública notoriedad). Vencido el término de prueba,
háyanla o no rendido las partes, fallará el tribunal inmediatamente o, a más tardar, dentro de tercero
día la cuestión que haya dado origen al incidente.
b. CON CITACIÓN.
Tramitar una actuación judicial con citación, significa que, en principio, el tribunal decreta
la actuación, pero ésta no puede llevarse a efecto sino una vez que hayan pasado tres días desde la
notificación de la parte contraria, la cual puede dentro de este plazo oponerse a la realización de
la actuación, caso en el cual, el cumplimiento de la diligencia se suspende hasta que se resuelva
el incidente. En efecto, el art. 69 inc. I del CPC señala que siempre que se ordene o autorice una
diligencia con citación, se entenderá que no puede llevarse a efecto sino pasados tres días
después de la notificación de la parte contraria, la cual tendrá el derecho de oponerse o deducir
observaciones dentro de dicho plazo, suspendiéndose en tal caso la diligencia hasta que se
resuelva el incidente. Ejemplos de actuaciones judiciales que se ordenen con citación, son: el
aumento extraordinario del término para rendir prueba dentro del territorio del país; y la
agregación de algunos instrumentos presentados al juicio.
El profesor FORTTES dice que, posiblemente, ésta es una de las formas más comunes de
ordenar una actuación judicial y su tramitación o procedimiento, empieza con una solicitud
pidiendo que se ordene una determinada actuación; el tribunal dicta una resolución, acogiendo la
solicitud (“como se pide, con citación”), y se notifica dicha resolución a la contraparte. Desde la
notificación hay un plazo fatal (por la expresión “dentro de” empleada por el legislador) de tres
días para que la contraria se oponga o haga observaciones; si la parte contraria no se opone o acepta
la solicitud en forma expresa, se lleva a efecto la actuación pedida y queda terminado este
procedimiento; pero si se opone, se origina un incidente y se suspenden los efectos de la resolución
que había acogido la solicitud, y el procedimiento continúa en el incidente originado con el escrito
de oposición; por tanto, se dicta una resolución que confiere “traslado” de la oposición y se continúa
con todos los trámites mencionados anteriormente (trámite incidental). La resolución que falla el
incidente de oposición, puede que rechace la oposición y, en tal caso, se cumple la actuación
ordenada, cuyos efectos estaban suspendidos; pero si se acoge la oposición, queda terminado el
procedimiento incidental sin cumplir la actuación pedida.
c. CON CONOCIMIENTO.
Se ordena o autoriza una actuación judicial con conocimiento, cuando ella se lleva a
efecto desde que se ponga en noticia de la parte contraria lo resuelto. En efecto, el art. 69 inc. II
del CPC señala que cuando se mande proceder con conocimiento o valiéndose de otras
expresiones análogas, se podrá llevar a efecto la diligencia desde que se ponga en noticia del
contendor lo resuelto; es decir, en este caso la diligencia se puede realizar una vez que se pone en
conocimiento de la parte contraria la resolución, sin que sea necesario esperar tres días, como el
caso anterior.
Esta forma de ordenar una actuación judicial tiene lugar cuando la ley lo ordena o autoriza
expresamente (por ejemplo, las medidas para mejor resolver), o cuando el tribunal considera que no
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existe o no puede existir controversia sobre lo pedido (por ejemplo, una actuación pedida de común
acuerdo por las partes).
El procedimiento o tramitación de una actuación con conocimiento, empieza con una
solicitud pidiendo que se ordene una determinada actuación, y el tribunal dicta una resolución
acogiendo la solicitud (“como se pide, con conocimiento”); o también puede suceder que el tribunal
ordene de oficio una actuación con conocimiento. La resolución se notifica a la contraparte (lo más
común es que sea por el estado diario), y una vez notificada, tiene lugar el cumplimiento de la
actuación ordenada. Lo anterior debe entenderse sin perjuicio del derecho de la parte contraria
para oponerse, planteando así un incidente para que se suspenda la actuación; pero si la
oposición se formula después de practicada la diligencia, la suerte de la actuación no se verá
afectada, ya que fue cumplida.
d. DE PLANO.
Por último, se ordena o autoriza de plano una diligencia judicial, cuando el tribunal la
decreta de inmediato, sin mayores formalidades ni espera de términos que deben transcurrir. Es
decir, la actuación se cumple sin siquiera poner en conocimiento de la parte contraria la
resolución que así lo ordena. El profesor FORTTES recalca que es una figura excepcional, puesto
que el art. 38 del CPC dispone que las resoluciones judiciales sólo producen efecto en virtud de
notificación hecha con arreglo a la ley, salvo los casos expresamente exceptuados por ella.
Ejemplos de actuaciones judiciales decretadas de plano, son las medidas precautorias
prejudiciales, pues de acuerdo a la primera parte del art. 302 inc. II del CPC, podrán sin embargo,
llevarse a efecto dichas medidas antes de notificarse a la persona contra quien se dictan, siempre
que existan razones graves para ello y el tribunal así lo ordene (por ejemplo, para cobrar un
dinero, se sabe que si se notifica una medida precautoria el deudor tendrá tiempo para ocultarlo).
El procedimiento o tramitación de las actuaciones decretadas de plano, comienza con una
solicitud para que se ordene una actuación; luego se dicta una resolución acogiendo la solicitud en
la forma pedida (“como se pide, llévese a efecto de inmediato y antes de notificarse”); y finalmente
se cumple la actuación, y se notifica a la parte afectada.
D. L OS EXHORTOS .
1. CONCEPTO.
Como se dijo, las actuaciones judiciales deben verificarse en el territorio jurisdiccional
del tribunal y, específicamente, en la sede que sirve de asiento a éste. Una de las excepciones a
esta regla general lo constituyen los exhortos, esto es, aquella actuación judicial que consiste en
la comunicación que envía un tribunal denominado exhortante, a otro tribunal denominado
exhortado, para la realización de una determinada diligencia en el territorio jurisdiccional de este
último. Esto se extrae del art. 71 inc. I del CPC, el cual señala que todo tribunal es obligado a
practicar o a dar orden para que se practiquen, en su territorio, las actuaciones que en él deban
ejecutarse y que otro tribunal le encomiende.
De acuerdo al principio de territorialidad, consagrado en el art. 7º inc. I del COT, los
tribunales sólo pueden ejercer su potestad en los negocios y dentro del territorio que la ley les
hubiere respectivamente asignado. No obstante, el inc. II de dicho precepto señala: lo cual no
impide que en los negocios de que conocen puedan dictar providencias que hayan de llevarse a
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efecto en otro territorio. Esto no significa que el tribunal actúe directamente en otro territorio,
sino que lo hace por intermedio del tribunal que ejerce su jurisdicción en ese territorio, mediante
lo que se denomina delegación de competencia, la cual opera mediante exhortos211. Sin embargo,
hay casos que son verdaderas excepciones al principio de territorialidad, en los cuales el tribunal
actúa en otro territorio jurisdiccional sin necesidad de hacerlo por intermedio del tribunal de ese
otro territorio (por ejemplo, a través del medio de prueba llamado inspección personal del
tribunal).
El fundamento de esta figura descansa en el principio de cooperación y colaboración que
debe existir entre todos los órganos públicos, en este caso, entre los órganos jurisdiccionales;
esto, para el más expedito y adecuado cumplimiento de sus delicadas e importantes funciones.
2. CLASES DE EXHORTOS.
i. Atendiendo al tribunal que se envía la comunicación, se distingue entre: exhortos
nacionales, que son aquellos que se dirigen los tribunales chilenos entre sí; y los
exhortos internacional es, que son aquellos que se dirigen entre tribunales chilenos y
extranjeros, o viceversa (uno de los dos debe ser extranjero). Esta clasificación tiene
importancia por la diversa tramitación a que se someten unos y otros exhortos.
ii. Atendiendo al número de tribunales al que se envía la comunicación, se distingue entre:
e x h o rt o c o m ú n , que es aquél que se dirige a un tribunal para la práctica de una
determinada actuación judicial (es de un tribunal a otro); y e x h o r t o c i r c u l a n t e o
a mb u l a n t e , que es aquél que se dirige a varios tribunales para la práctica de diversas
actuaciones judiciales, de manera que practicada la primera actuación ante uno de ellos,
se envía al siguiente, y así sucesivamente.
El exhorto circulante se encuentra reconocido en el art. 74 del CPC, el cual señala que
podrá una misma comunicación dirigirse a diversos tribunales para que se practiquen
actuaciones en distintos puntos sucesivamente. Las primeras diligencias practicadas,
junto con la comunicación que las motive, se remitirán por el tribunal que haya
intervenido en ellas al que deba continuarlas en otro territorio. Este tipo de exhorto se
utiliza bastante en juicios ejecutivos, en donde se pretende retirar bienes muebles
embargados que se desplazan constantemente (por ejemplo, un camión, un automóvil).
a. EXHORTOS NACIONALES.
Si el exhorto es nacional, el trámite comienza a solicitud de parte (pues en estas materias
los tribunales no pueden obrar de oficio), y esta solicitud debe contener el tribunal que va a
realizar la actuación, cuál va a ser el acto o actuación que se desea se verifique, qué facultades
tendrá el tribual exhortado, y quién será el encargado de tramitarlo. Una vez presentada la
211
Entre las clasificaciones de la competencia, se analizó aquella que distinguía entre competencia propia y
delegada. La competencia propia o natural, es aquella que la ley determina de acuerdo a los factores de competencia
absolutos y relativos; y la competencia delegada, es la que tiene un tribunal por encargo de otro tribunal y que se
refiere normalmente a ciertos y limitados aspectos. En este caso, el tribunal exhortante es el que tiene la
competencia natural y el exhortado es quien recibe la competencia delegada.
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solicitud, el tribunal debe resolver, y si la acoge (“como se pide, exhórtese”), debe dirigir una
comunicación (el exhorto) al tribunal exhortado, la cual debe contener: los escritos, decretos y
explicaciones necesarias para la adecuada práctica de la actuación o diligencia que se
encomienda. En efecto, de conformidad con el art. 71 inc. II del CPC, el tribunal que conozca de
la causa dirigirá al del lugar donde haya de practicarse la diligencia la correspondiente
comunicación, insertando los escritos, decretos y explicaciones necesarias (gestiones concretas
que se verificarán y cuáles son las facultades del tribunal exhortado).212
Luego, de acuerdo al art. 72 del CPC, las comunicaciones serán firmadas por el juez, en
todo caso, y si el tribunal es colegiado, por su presidente. A las mismas personas se dirigirán las
comunicaciones que emanen de otros tribunales o funcionarios. Luego, agrega el art. 75 del CPC,
que toda comunicación para practicar actuaciones fuera del lugar del juicio, será dirigida, sin
intermedio alguno, al tribunal o funcionario a quien corresponda ejecutarla (al juez o presidente
del tribunal colegiado), aunque no dependa del que reclama su intervención; en otras palabras,
no importa si el tribunal exhortado depende jerárquicamente del tribunal exhortante, como
tampoco, la diversa jerarquía de uno y otro, así, por ejemplo, un Juez de Letras puede enviar un
exhorto a otro juez de igual jerarquía, aun cuando dependan de diversas CA.
Una vez recibida la comunicación, el tribunal exhortado sólo puede hacer aquello a lo
que le faculta el tribunal exhortante, pues conforme al art. 71 inc. III del CPC, el tribunal a quien
se dirija la comunicación ordenará su cumplimiento en la forma que ella indique, y no podrá
decretar otras gestiones que las necesarias a fin de darle curso y habilitar al juez de la causa
para que resuelva lo conveniente (por ejemplo, si se le pide notificar una demanda, no puede
recibir una contestación de la demanda). Toda actuación practicada sin sujeción al exhorto,
implicará exceso de atribuciones o de poder y, por consiguiente, producirá la nulidad de la
correspondiente actuación.
¿Quién es la persona habilitada para gestionar el exhorto? De conformidad con el art. 73
del CPC, en las gestiones que sea necesario hacer ante el tribunal exhortado, podrá intervenir el
encargado de la parte que solicitó el exhorto, siempre que en éste se exprese el nombre de dicho
encargado o se indique que puede diligenciarlo el que lo presente o cualquiera otra persona.
Hay que tener presente que, de acuerdo al art. 2º inc. V de la ley 18.120, el que tramita un
exhorto debe ser una persona habilitada para comparecer en juicio como representante judicial,
debiendo ser controlada y acreditada esta calidad ante el juez exhortado. En consecuencia, el
encargado de la tramitación de un exhorto es un verdadero mandatario, pero para una
determinada actuación judicial (es un mandato judicial especial) y, por otro lado, no es necesario
constituir este mandato con las solemnidades legales, pues basta expresar su nombre en el
exhorto o ser portador del mismo. Cabe decir que el exhorto también puede ser tramitado por la
persona que lo pide, siempre y cuando lo solicite expresamente, pues de acuerdo al art. 77 del
CPC, toda comunicación dirigida por un tribunal a otro deberá ser conducida a su destino por
los correos del Estado, pudiendo, en casos especiales calificados por el tribunal, entregarse a la
parte que la haya solicitado, para que gestione su cumplimiento; no obstante, los tribunales
generalmente encargan la tramitación a personas habilitadas.
Una vez tramitado el exhorto, el tribunal exhortado provee “cúmplase y diligenciada,
devuélvase”; es decir, lo devuelve al tribunal exhortante.
212
En sí, la resolución que expresa el contenido del exhorto no contiene los escritos (por ejemplo, pliego de
posiciones), sino que contiene constancias de ellos (transcripciones o fotocopias). Lo que sí contiene, es la
enunciación del tribunal exhortante, la materia, la fecha y el tribunal exhortado.
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E. L AS NOTIFICACIONES .
1. CONCEPTO Y REGULACIÓN.
En un proceso existen actuaciones de parte y actuaciones del tribunal, y para que éstas
sean conocidas por todas las partes, es necesario que exista una comunicación. Esta
comunicación puede ser inmediata, si hay una presencia física entre los sujetos (ello ocurre en el
proceso penal), o mediata, cuando no concurre tal presencia física, y es necesaria una actuación
judicial llamada notificación.
Según CASARINO la notificación es una actuación judicial que tiene por objeto poner en
conocimiento de las partes o de terceros una resolución judicial (o el hecho de haberse dictado
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una resolución judicial, agrega el profesor FORTTES), para que así ella produzca sus efectos
legales.
Las notificaciones son un tipo de actuación judicial, por tanto, las reglas legales que les
son aplicables son las siguientes: las normas contenidas en el Título VI (“De las notificaciones”)
del Libro I (“Disposiciones comunes a todo procedimiento”); y las normas contenidas en el
Título VII (“De las actuaciones judiciales”) del mismo Libro. Las normas del Título VI (arts. 38 a
58) son de carácter especial, por tanto, son de aplicación preferente a las del Título VII, las cuales
son de carácter supletorio.
Las normas que contemplan estos títulos son de orden público e irrenunciables, es decir,
las partes no pueden renunciar en un contrato ni prescindir o alterar las formalidades con las que
la ley ha revestido a las notificaciones judiciales. Excepcionalmente, en los juicios arbitrales se
faculta a las partes para que unánimemente acuerden otra forma de notificación distinta a la
personal o por cédula. En efecto, el art. 629 del CPC señala que en los juicios arbitrales se harán
las notificaciones personalmente o por cédula, salvo que las partes unánimemente acuerden otra
forma de notificación.
213
Como se verá en su oportunidad, el desasimiento del tribunal, junto con la cosa juzgada, son los principales
efectos que producen las resoluciones judiciales una vez notificadas a alguna de las partes.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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iii. Por último, el profesor FORTTES recalca que las notificaciones también tienen una
consecuencia extraprocesal, lo cual dice relación con la interrupción civil de la
prescripción adquisitiva (art. 2503 del CC) y extintiva (art. 2518 del CC), que produce la
notificación de la demanda.
214
El profesor FORTTES recalca que esto último es teórico, porque en segunda instancia todas las resoluciones se
notifican por el estado diario. Habría excepción cuando la ley o la Corte ordenara una forma de notificación distinta,
como por ejemplo, una notificación personal, y ésta no se realizara.
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Art. 2503. Interrupción civil es todo recurso judicial intentado por el que se pretende verdadero dueño de la
cosa, contra el poseedor.
Sólo el que ha intentado este recurso podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes:
1. Si la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal.
Art. 2518. La prescripción que extingue las acciones ajenas puede interrumpirse, ya natural, ya civilmente.
Se interrumpe civilmente por la demanda judicial; salvos los casos enumerados en el artículo 2503.
215
El profesor LUHRS señala que la expresión citación tiene varias acepciones, a saber: (1) como forma de ordenar
una actuación judicial (por ejemplo, la solicitud de término probatorio extraordinario dentro del territorio nacional);
(2) como forma de llamamiento a personas para que comparezcan en juicio (por ejemplo, la citación de evicción);
(3) como forma de llamado a las partes para alguna diligencia de prueba (por ejemplo, la citación de testigos); (4)
como forma de hacer contradictoria la agregación de documentos acompañados por la parte contraria; (5) como
citación para oír sentencia.
216
El profesor LUHRS, a propósito de esto, comenta dos figuras: el apercibimiento y la intimación. Según el
profesor, el a p e r c i b i m i e n t o es la indicación de parte del tribunal, a una o ambas partes de un juicio, de tener
que realizar una determinada conducta, de suerte que si no la hacen, se les impone una sanción que la misma ley
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b. NOTIFICACIÓN PERSONAL, POR CÉDULA, TÁCITA, FICTA, POR EL ESTADO DIARIO, Y ESPECIAL.
Atendiendo a la forma en que operan o se producen, las notificaciones se clasifican en:
no t i f i c a c i ó n p e r s o na l , la cual puede subclasificarse en: notificación personal propiamente
tal, notificación personal subsidiaria, y notificación personal por avisos; n o t i fi c a c i ó n p or
c é d u l a , la cual también puede subclasificarse en: notificación por cédula propiamente tal, y
notificación por cédula por avisos; n o t i f i c a c i ó n t á c i t a , la cual tiene la virtud de reemplazar o
de involucrar a todas las notificaciones anteriores; no t i f i c a c i ó n f i c t a , que es aquella que se
produce por el sólo ministerio de la ley, en caso de haberse declarado la nulidad de la
notificación de una resolución judicial; n o t i f i c a c i ó n p o r e l e s t a d o d i a r i o; y
no t i f i c a c i ó n e s p e c i a l . Todos estos tipos de notificaciones serán analizadas en su
oportunidad.
contempla (por ejemplo, el art. 31 del CPC señala que si no se entregan las copias de los escritos o si resulta
disconformidad substancial entre aquéllas y el escrito original, el tribunal debe ordenar que la parte acompañe las
copias dentro de tercero día, bajo apercibimiento de tener por no presentado el escrito). La i n t i m a c i ó n , en
cambio, no es propia del CPC, sino que del juicio penal, y consiste en la exhibición de la orden del tribunal al sujeto
pasivo, para que realice una determinada conducta que le es perjudicial (por ejemplo, la intimación de la orden de
detención).
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subsidiaria o por cédula, la notificación por avisos (que puede ser sustitutiva de la personal o por
cédula), y la notificación tácita y ficta.
Las notificaciones, al ser un tipo de actuación judicial, deben cumplir con los requisitos
propios de éstas; sin embargo, al estudiar las notificaciones en particular, se verá que algunas de
éstas hacen excepción a alguno de estos requisitos. Pero, en general, las notificaciones deben
cumplir con los siguientes requisitos:
i. En primer lugar, es indispensable que la notificación sea practicada por un fu n c i o n a r i o
c o m p e t e n t e , esto es, por el funcionario que la ley señala que debe intervenir, según la
clase de notificación de que se trata. En concreto, estos funcionarios son:
- El Secretario del tribunal, a condición de que haga la notificación en su oficio u
oficina (el Secretario interviene en la notificación personal y en la notificación por el
estado diario). El art. 58 inc. I del CPC señala que las funciones que en este título
(Título VII de las notificaciones) se encomiendan a los secretarios de tribunales,
podrán ser desempeñadas bajo la responsabilidad de éstos, por el oficial primero de
la secretaría.
- Los Receptores Judiciales, los cuales son ministros de fe pública, encargados de hacer
saber a las partes fuera de las oficinas del Secretario del tribunal, de las resoluciones
judiciales dictadas en un determinado juicio y de evacuar todas aquellas diligencias
que los mismos tribunales les cometieren (art. 309 del COT).217
- De conformidad a la primera parte del inc. II del art. 58 del CPC, en aquellos lugares
en que no exista receptor judicial, la notificación podrá ser hecha por el Notario
Público u Oficial del Registro Civil que exista en la localidad.
- La segunda parte del inc. II del art. 58 del CPC, señala que en todo caso, el juez
siempre podrá designar como ministro de fe ad hoc a un empleado del tribunal, para
el sólo efecto de practicar la notificación; asimismo, el art. 392 inc. II del COT señala
que podrá el tribunal de la causa designar receptor a un empleado de la secretaría
del mismo tribunal para el sólo efecto de que practique una diligencia determinada
que no pueda realizarse por ausencia, inhabilidad u otro motivo calificado, por los
receptores judiciales a que se refiere el inciso anterior. Estos ministros de fe se
denomina “receptores ad-hoc”, y se ven mucho en materia de policía local.
ii. En segundo lugar, es indispensable que las notificaciones sean practicadas e n h o r a s ,
d í a s y l u ga r e s h á b i l e s . En esta materia se deben aplicar las normas especiales para
cada tipo de notificación, y en caso de que no señalen nada, se debe recurrir al Título VII
(“De las actuaciones judiciales”), el cual en su art. 59 establece que las actuaciones
judiciales deben practicarse en días y horas hábiles. Son días hábiles los no feriados.
Son horas hábiles las que median entre las ocho y las veinte horas.
217
El receptor actúa en todo lo que trascienda la oficina del secretario, por ende, puede notificar en el pasillo, en el
ascensor, etc., es decir dentro del palacio de tribunales pero fuera del oficio del secretario.
299
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a. CONCEPTO.
El art. 40 inc. I del CPC señala que en toda gestión judicial, la primera notificación a las
partes o personas a quienes hayan de afectar sus resultados, deberá hacérseles personalmente,
entregándoseles copia íntegra de la resolución y de la solicitud en que haya recaído, cuando sea
escrita. De acuerdo a esta disposición, se puede definir a la n o t i f i c a ci ó n p e r s on a l como
aquella que consiste en entregar a quien se trata de notificar, en forma personal, copia íntegra de
la resolución y de la solicitud en que haya recaído, cuando sea escrita.
No siempre una solicitud es escrita, pues un ejemplo de solicitud verbal se encuentra en
la demanda del juicio ordinario de mínima cuantía; no obstante, se deja constancia de ella en un
acta, y al notificado se le entregue copia del acta y de la resolución que en ella hubiere recaído
(art. 704 inc. II y 705 del CPC).
Art. 704 inc. II. La demanda se interpondrá verbalmente o por escrito. En el primer caso se dejará constancia, en un
acta que servirá de cabeza al proceso, del nombre, profesión u oficio y domicilio del demandante, de los hechos que
éste exponga y de sus circunstancias esenciales, de los documentos que acompañe y de las peticiones que formule.
218
Según José Ramón CAMIRUAGA, la única excepción que contempla el legislador al art. 39 del CPC, es la
notificación personal realizada en la oficina del secretario, puesto que este tipo de notificación exige para su validez
el consentimiento del notificado. En efecto, el art. 380 Nº 2 del COT establece, entre las funciones del secretario,
autorizar las providencias o resoluciones que sobre dichas solicitudes recayeren, y hacerlas saber a los interesados
que “acudieren a la oficina para tomar conocimiento de ellas”, anotando en el proceso las notificaciones que
hicieren, y practicar las notificaciones por el estado diario.
300
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b. REQUISITOS.
i. En cuanto al f u n c i o n a r i o c o m p e t e n t e , la notificación personal propiamente tal
puede ser practicada solamente por: el Secretario del tribunal, el cual puede delegar sus
funciones en el Oficial Primero de la Secretaría; y el Receptor. En caso de ausencia,
inhabilidad u otro motivo calificado del Receptor que debe practicar la notificación, el
tribunal puede designar como receptor a un empleado de la secretaría del mismo tribunal
para el sólo efecto de que practique esa determinada actuación (receptor ad-hoc). No
obstante lo anterior, existen organismos públicos que cuentan con funcionarios propios
para la práctica de las notificaciones, por ejemplo, el Consejo de Defensa del Estado; y en
algunos procedimientos especiales (de mínima cuantía), se posibilita que la notificación
personal se efectúe por personas que no revisten el carácter de ministros de fe, por
ejemplo, el art. 705 del CPC autoriza que la notificación se efectúe por medio de vecino
de la confianza del tribunal que sea mayor de edad y sepa leer y escribir, o por un
miembro del cuerpo de Carabineros.
ii. En cuanto al l u ga r y a l t i e mp o en que se debe efectuar esta notificación, hay que
tener presente el art. 41 del CPC, el cual establece los siguientes lugares y horarios para
notificar:
- En los lugares y recintos de libre acceso público, la notificación personal se podrá
efectuar en cualquier día y a cualquier hora, procurando causar la menor molestia
posible al notificado. En los juicios ejecutivos, no podrá efectuarse el requerimiento
de pago en público y, de haberse notificado la demanda en un lugar o recinto de libre
acceso público, se estará a lo establecido en el N° 1° del art. 443 (art. 41 inc. I del
CPC)
- Además, la notificación podrá hacerse en cualquier día, entre las seis y las veintidós
horas (no entre las ocho y veinte horas), en la morada o lugar donde pernocta el
notificado o en el lugar donde éste ordinariamente ejerce su industria, profesión o
empleo (por ejemplo, para el comerciante, lo será todo el establecimiento de comercio,
incluso las bodegas, fábricas, instalaciones o dependencias), o en cualquier recinto
privado en que éste se encuentre y al cual se permita el acceso del ministro de fe (art.
41 inc. II del CPC). La “morada o habitación” es el lugar en donde vive el notificado,
en donde está de asiento con cierta frecuencia; y el “lugar donde pernocta”, es el lugar
donde la persona pasa la noche.
- Igualmente, son lugares hábiles para practicar la notificación el oficio del secretario
(éste es en el único lugar en donde puede notificar el Secretario), la casa que sirva
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para despacho del tribunal y la oficina o despacho del ministro de fe que practique la
notificación. Los jueces no podrán, sin embargo, ser notificados en el local en que
desempeñan sus funciones (art. 41 inc. IV del CPC). Según la doctrina, al utilizar la ley
la expresión “local”, ha querido referirse mediante ella al despacho del juez
exclusivamente, y no al resto de las oficinas que sirven de despacho al tribunal.
En este caso, como el inc. IV del art. 41 no estableció un periodo de tiempo específico
dentro del cual debe practicarse la notificación, hay que recurrir al art. 59 del CPC, que
señala que las actuaciones judiciales deben llevarse a cabo en días hábiles, entre las
ocho y veinte horas.
- Finalmente, el art. 42 del CPC señala que podrá el tribunal ordenar que se haga la
notificación en otros lugares que los expresados en el artículo anterior, cuando la
persona a quien se trate de notificar no tenga habitación conocida en el lugar en que
ha de ser notificada. Esta circunstancia se acreditará por certificado de un ministro
de fe que afirme haber hecho las indagaciones posibles, de las cuales dejará
testimonio detallado en la respectiva diligencia (y de que las indagaciones practicadas
han resultado infructuosas para determinar la habitación de la persona). En la práctica,
esta orden que expide el tribunal, a solicitud de parte, se conoce con el nombre de
habilitación de lugar.219
219
El legislador no estableció el lugar que debe habilitarse para efectuar la notificación; no obstante, la
jurisprudencia se ha inclinado por los sitios en donde habitualmente o por pública notoriedad, la persona se
encuentra o es posible encontrarla (por ejemplo, en el cine, en la fuente de soda, etc.). Sin embargo, el profesor
FORTTES recalca que esta norma se justificaba antes del año 1995, ya que antes de la reforma legal de dicho año, no
se permitía notificar en lugares públicos, y para ello se pedía la habilitación de un lugar público.
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220
Por lugar en que se ha practicado la notificación se entiende, evidentemente, alguno de aquellos que la ley
considera como lugares hábiles para la práctica de esta clase de notificaciones, y no la ciudad, villa o aldea en que se
ha efectuado la correspondiente actuación.
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a. CONCEPTO.
A esta forma de notificación se la conoce con varios nombres en doctrina: personal por
cédula, personal subsidiaria, personal sustitutiva, o personal por el art. 44 del CPC. El supuesto es
que se tiene que notificar personalmente a una persona, y ésta no se encuentra en su habitación o
en el lugar donde ejerce habitualmente su profesión o empleo, pero se encuentra en el lugar del
juicio (por tanto, no podrá ser aplicada a un individuo que está en el extranjero).
El art. 44 inc. I del CPC señala que si buscada en dos días distintos en su habitación, o en
el lugar donde habitualmente ejerce su industria, profesión o empleo, no es habida la persona a
quien debe notificarse, se acreditará que ella se encuentra en el lugar del juicio y cuál es su
morada o lugar donde ejerce su industria, profesión o empleo, bastando para comprobar estas
circunstancias la debida certificación del ministro de fe. Agrega el inc. II que establecidos
ambos hechos, el tribunal ordenará que la notificación se haga entregando las copias a que se
refiere el art. 40 a cualquiera persona adulta que se encuentre en la morada o en el lugar
donde la persona que se va a notificar ejerce su industria, profesión o empleo. Si nadie hay allí,
o si por cualquiera otra causa no es posible entregar dichas copias a las personas que se
encuentren en esos lugares, se fijará en la puerta un aviso que dé noticia de la demanda, con
especificación exacta de las partes, materia de la causa, juez que conoce en ella y de las
resoluciones que se notifican.
De acuerdo a lo anterior, la notificación personal subsidiaria se puede definir como
aquella que consiste en entregar copia íntegra de la resolución y de la solicitud en que haya
recaído, cuando sea escrita, a cualquier persona adulta que se encuentre en la morada o en el
lugar donde la persona que se va a notificar ejerce su industria, profesión o empleo, y en caso de
que nadie se encuentre allí o si por cualquier otra causa no es posible entregar dichas copias a las
personas que se encuentren en esos lugares, se deberá fijar en la puerta un aviso que dé noticia de
la demanda, con especificación exacta de las partes, materia de la causa, juez que conoce de ella
y de las resoluciones que se notifican.
b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Para que tenga lugar esta forma de notificación, se analizarán los requisitos necesarios
que deben concurrir en orden cronológico.
i. Primero que todo, es necesario que el Receptor busque a la persona en dos días distintos,
en el lugar donde tiene su habitación (lugar donde vive), o en el lugar donde ejerce su
profesión, industria o empleo. La razón de que sean dos días distintos, es que puede
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suceder que quien se trata de notificar se encuentre fuera del lugar hábil precisamente los
mismos días de la semana (por ejemplo, todos los días miércoles); aún más, pese a que la
ley no lo ha establecido, la doctrina ha entendido que las dos búsquedas deben practicarse
en horas diversas.
ii. Una vez que el Receptor encargado de la diligencia ha buscado a la persona que se trata
de notificar por dos días distintos, debe certificar en autos (en el expediente) las
siguientes circunstancias:
- La efectividad de que buscó en dos días distintos en su habitación o en el lugar donde
habitualmente ejerce su industria, profesión o empleo, a la persona a quien se debe
notificar.
- Debe acreditar que la persona se encuentra en el lugar del juicio, esto es, según el
profesor FORTTES, el lugar donde tiene competencia el tribunal que conoce de la causa.
- Y debe certificar cuál es su morada o habitación, o el lugar donde ejerce su industria,
profesión o empleo, bastando para comprobar estas circunstancias, la debida
certificación del ministro de fe (por ejemplo, el Receptor debe averiguarlo
preguntando a vecinos, al cartero, etc.).
iii. Una vez que han sido certificados estos hechos, el tribunal que conoce de la causa, debe
ordenar esta forma de notificación mediante una resolución. El profesor FORTTES recalca
que para que el juez dicte resolución, es necesario que alguien lo solicite (normalmente es
el demandante), ya que no es algo que opera automáticamente; y en caso de solicitarse, el
juez revisará el expediente, certificará que están las búsquedas, y que la persona está en el
lugar del juicio.
iv. Luego viene la notificación misma ¿Cómo se realiza esta notificación? Aquí hay que
analizar distintos aspectos: en cuanto a las h o ra s y l o s d í a s , hay que acudir a la regla
general de las actuaciones judiciales, por ende, sólo se puede realizar en días y horas
hábiles (de 08: 00 a 20:00 horas); en relación al l u ga r , éste es el que certificó el
Receptor, ya sea la morada o el lugar en donde la persona ejerce su empleo; y en cuanto
a la f o r ma d e p r o c e d e r , hay que distinguir, pues la comunicación en que ella consiste
puede realizarse de dos modos:
- De un modo principal, mediante la entrega de la copia íntegra de la resolución y de la
solicitud en que hubiere recaído, a la persona adulta que se encuentre en la habitación
o lugar en donde el notificado ejerce su empleo, profesión o industria.221
- De un modo subsidiario al principal, mediante la fijación de un aviso en la puerta que
dé noticia de la demanda, y que especifique en forma exacta a las partes, la materia de
221
Persona adulta significa, conforme a los arts. 26 y 55 del CC, todo individuo de la especie humana, cualquiera que
sea su estirpe o condición, que siendo varón haya cumplido 14 años, o que siendo mujer, haya cumplido 12; es decir,
que no sea impúber y, por tanto, incapaz absoluto en razón de la edad (no hay que confundir persona adulta con
mayor de edad). La ley exige la calidad de adulto o de púber en la persona que recibe las copias, con el objeto de
asegurarse de que ellas lleguen a manos del notificado, pues el legislador presume que dichas personas tienen el
suficiente discernimiento para darse cuenta de la importancia del acto en que intervienen, a pesar de ser incapaces
relativos para los actos civiles.
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la causa, el juez que conoce de ella, y de las resoluciones que se notifican; esto en caso
de que no haya nadie en la morada o en el lugar donde ejerce habitualmente su
profesión el notificado, o si por cualquiera otra causa (distinta a la ausencia) no es
posible entregar dichas copias a las personas que se encuentren en esos dos lugares
(por ejemplo, si la persona es impúber, o siendo adulta se niega a recibir las copias o
impide la entrada al ministro de fe encargado de practicar la notificación). En la
práctica, la fijación del aviso en la puerta, es efectuada por el ministro de fe lanzando
por debajo de la puerta las mismas copias que no pudo entregar.
- Luego, de acuerdo al inc. III del art. 44, en caso que la morada o el lugar donde
pernocta o el lugar donde habitualmente ejerce su industria, profesión o empleo, se
encuentre en un edificio o recinto al que no se permite libre acceso, el aviso y las
copias se entregarán al portero o encargado del edificio o recinto, dejándose
testimonio expreso de esta circunstancia.
Lo que esta norma establece es una verdadera ficción legal, puesto que se da por
notificada a una persona que ni siquiera se le ha encontrado. En efecto, el conocimiento
de la notificación se presume producido de alguno de los siguientes modos: por la
recepción indirecta de la copia íntegra de lo que debe ser notificado; o por el sólo hecho
de la fijación del aviso que dé noticia de lo que debe ser notificado.
vi. Una vez cumplidos estos trámites (entrega de copias o fijación de aviso, y envío de carta
certificada) el Receptor debe:
- Dejar constancia de la diligencia en el proceso. En efecto, el art. 45 del CPC dispone
que la diligencia de notificación, en el caso del artículo precedente, se extenderá en la
forma que determina el art. 43, siendo obligada a subscribirla la persona que reciba
las copias, si puede hacerlo, dejándose testimonio de su nombre, edad, profesión y
domicilio. A su vez, el art. 43 del CPC señala que la notificación se hará constar en el
proceso por diligencia que subscribirán el notificado y el ministro de fe, y si el
primero no puede o no quiere firmar, se dejará testimonio de este hecho en la misma
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a. CONCEPTO.
Es aquella que consiste en la entrega que hace el ministro de fe de una cédula en el
domicilio del notificado, la cual contiene copia íntegra de la resolución que se trata de notificar y
los datos necesarios para su acertada inteligencia. Los “datos necesarios para su acertada
inteligencia” son: el número de rol del proceso, la identificación del proceso según la clase de
juicio, el nombre de las partes, y el tribunal ante el cual se sigue el proceso. Generalmente estos
datos son estampados por el receptor en el margen superior izquierdo de la copia de la resolución
que se notifica.
b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Al respecto, hay que señalar que se aplican los requisitos comunes a toda notificación, sin
perjuicio de que tenga que cumplir con requisitos propios o específicos. En concreto estos
requisitos son:
222
Cabe decir que son excepcionalísimas las actas en que aparece la firma de la persona que ha recibido las copias
indicadas y, en la práctica, y por razones de evidente comodidad, se suele agregar una cláusula que ha pasado a
formar parte de toda diligencia de esta clase, que señala: “... entregué las copias correspondientes a una persona
adulta que no quiso firmar”.
223
El profesor LUHRS, siguiendo a CASARINO, continúa con el estudio de la notificación por avisos, a la cual
denomina notificación personal por medio de avisos en los diarios o periódicos. Pero el profesor FORTTES las
analiza después de las notificaciones por cédula, pues la notificación por avisos es sustitutiva tanto de la notificación
personal, como de la notificación por cédula.
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224
Según el profesor FORTTES, a pesar de que la sanción opera de pleno derecho, se debe pedir al tribunal que la
aplique. Por otra parte, la jurisprudencia ha señalado que esta sanción no sólo es procedente cuando no se ha
designado domicilio, sino también cuando esta designación es incompleta o incorrecta (en un lugar distinto a los
señalados en el art. 49 del CPC); además, ha señalado que la designación de domicilio atribuida por el demandante o
por el demandado, a su contraparte en los escritos fundamentales, y no contradicha o desvirtuada por ésta, produce
idénticos efectos que si ella hubiere sido efectuada por la parte misma; así, por ejemplo, si el demandante en la
demanda individualiza al demandando por su nombre, apellido, profesión y domicilio, y éste, al contestar, nada dice
309
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¿Qué ocurre con el litigante rebelde en esta situación? Se ha discutido si esta sanción se
aplica sólo al litigante que efectúa una gestión judicial y no designa domicilio o, además,
al litigante cuyos trámites se dan por evacuados en su rebeldía. El profesor José Ramón
CAMIRUAGA sostiene que si el litigante rebelde es el demandado, no se le debe aplicar la
sanción del art. 53 del CPC, ya que esa aplicación vendría a agravar desconsideradamente
su situación en el proceso (indefensión), además, la no aplicación de la sanción no
produce un gran retardo en la marcha del juicio, ya que son contadas las resoluciones que
deben ser notificadas por cédula legalmente; pero si el litigante rebelde es el demandante,
se le debe aplicar la sanción del art. 53 del CPC, porque además de no existir a su respecto
el riesgo de su indefensión, es precisamente a éste a quien corresponde individualizarse
en su primera gestión judicial, no siendo carga del demandado individualizarlo. Sin
embargo, según el profesor FORTTES, al litigante rebelde sin distinciones, se le debería
notificar por el estado diario (como sanción), porque tuvo la posibilidad de defenderse y
no lo hizo; asimismo, la jurisprudencia últimamente ha tendido a uniformarse en el
sentido de que al litigante rebelde (sea demandante o demandado) también se le debe
aplicar esta sanción, puesto que la rebeldía implica dar por evacuado el trámite de que se
trata para todos los efectos legales, incluso para la falta de designación de domicilio.
iv. En cuanto a la forma de practicarse la notificación, el art. 48 inc. II del CPC señala que las
cédulas se entregarán por un ministro de fe en el domicilio del notificado, en la forma
establecida en el inc. II del art. 44, esto es, en la forma establecida para el caso de la
notificación personal subsidiaria o por cédula, por ende, se entrega la cédula (especie de
pliego) a la persona adulta que se encuentre en la morada de la persona que se debe
notificar o en el lugar donde ésta ejerce su industria, profesión o empleo (modo
principal); y si ello no fuera posible, se debe dejar en la puerta un aviso que dé noticia de
la resolución que debe notificarse y de los datos para su acertada inteligencia (modo
subsidiario)225. Por lo tanto, el conocimiento de la notificación se presume por la
recepción indirecta de lo que debe ser notificado (pues la copia no la recibe directamente
quien debe ser notificado); o por el sólo hecho de la fijación del aviso que dé noticia de lo
que debe ser notificado.
v. Con posterioridad a la notificación, conforme a la primera parte del art. 48 inc. III del CPC,
el ministro de fe pondrá en los autos testimonio de la notificación (que ha realizado la
notificación por cédula) con expresión del día y lugar, del nombre, edad, profesión y
domicilio de la persona a quien se haga la entrega, esto, en caso de que la notificación se
haya hecho de modo principal, pues en caso contrario, se deberá señalar que la
notificación se verificado mediante aviso en la puerta del notificado. También se debe
dejar constancia de la firma de la persona que recibe la cédula, o en su defecto, expresión
del hecho de que la persona que recibió la cédula no pudo o no quiso firmar el documento
en que consta la cédula; y por último, es necesaria la firma del ministro de fe que practicó
la notificación por cédula, en el documento en que ella consta. Estos dos últimos
requisitos si bien no están establecidos en el art. 48 del CPC, son una aplicación de la regla
sobre su domicilio, para los efectos de la notificación por cédula, debe considerarse como tal el domicilio que le
asignó el demandante y que no mereció observación alguna de parte del demandado.
225
En la práctica, la entrega y/o fijación del aviso en la puerta del domicilio de quien debe ser notificado, es
efectuada por el ministro de fe lanzando por debajo de la puerta las mismas copias que no pudo entregar. Y el
domicilio, por regla general, corresponde a la oficina del mandatario judicial designado por la parte.
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general que para toda actuación judicial establece el art. 61 del CPC, al prescribir que de
toda actuación deberá dejarse testimonio escrito en el proceso, con expresión del lugar,
día, mes y año en que se verifique, de las “formalidades con que se haya procedido”, y
de las demás indicaciones que la ley o el tribunal dispongan; agrega el inc. II que a
continuación y previa lectura, firmarán todas las personas que hayan intervenido; y si
alguna no sabe o se niega a hacerlo, se expresará esta circunstancia; finaliza el inc. III
señalando que la autorización del funcionario a quien corresponda dar fe o certificado
del acto es esencial para la validez de la actuación.226
226
Cabe decir que en la actualidad no es procedente que el ministro de fe de aviso de la notificación por cédula que
acaba de practicar al notificado dirigiéndole con tal objeto carta certificada por la oficina respectiva de correo, pues
se derogó ese trámite mediante una modificación introducida en el año 1989.
311
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227
En segunda instancia, como sabe, en virtud del art. 221 inc. I del CPC, todas las resoluciones que dicten los
tribunales de alzada, por regla generalísima, deben ser notificadas por el estado. Sin embargo, se ha presentado la
cuestión de si la comparecencia personal a estos tribunales debe ser notificada por el estado o por cédula. La
jurisprudencia se ha inclinado por aplicar preferentemente el art. 48 (notificación por cédula) y no el art. 221.
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b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. Primero que todo, es necesario que se den los supuestos para que proceda esta clase de
notificación. De conformidad con el art. 54 inc. I del CPC, estos casos son:
- Cuando haya de notificarse personalmente o por cédula a personas cuya individualidad
sea difícil de determinar ¿En qué situación puede darse una individualización difícil de
determinar? El profesor FORTTES señala que tradicionalmente se menciona como
ejemplo a los herederos de una herencia no aceptada; pero al profesor esto no le queda
del todo claro, porque de todas maneras en la demanda hay que individualizar al
demandado.
- Cuando haya de notificarse personalmente o por cédula a personas cuya residencia sea
difícil de determinar. Esta situación se da más en la práctica, por ejemplo, el caso del
demandado que se fuga (se cambia de casa). En la demanda siempre se va a tener que
señalar el domicilio del demandado, pero si no se encuentra, puede proceder esta
forma de notificación.228
- Cuando haya de notificarse personalmente o por cédula a personas que por su número
dificulten considerablemente la práctica de la diligencia. Este caso también se ve en la
228
¿Es posible notificar por aviso a una persona que se encuentra en el extranjero? El profesor FORTTES señala que
no, porque en este caso se debe pedir un exhorto internacional. Sin embargo, en un fallo de 1985 la CS aceptó
notificar por aviso a una persona que estaba en el extranjero, argumentando que el art. 54 del CPC habla de “personas
cuya residencia sea difícil de determinar”, sin distinguir si es fuera o dentro del territorio nacional; no obstante, el
profesor no cree que esto signifique un cambio de criterio.
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práctica, pues resultaría muy oneroso (pues habría que pagar por cada notificación) y
lenta la notificación de varias personas (por ejemplo, de comuneros).
ii. En segundo lugar, de conformidad con el art. 54 inc. II del CPC, para autorizar esta forma
de notificación, y para determinar los diarios o periódicos en que haya de hacerse la
publicación y el número de veces que deba repetirse, el cual no podrá bajar de tres,
procederá el tribunal con conocimiento de causa. De esta disposición se desprenden los
siguientes requisitos:
- En primer lugar, es indispensable que exista una resolución judicial previa que ordene
esta forma de notificación; y el tribunal, para ordenarla, tiene que proceder con
conocimiento de causa. La frase “con conocimiento de causa” significa que el tribunal
antes de decretar esta forma de notificación, debe cerciorarse y asegurarse de la
efectividad de que concurren las circunstancias que la autorizan por todos los medios
legales que tenga a su alcance, es decir, que efectivamente se trate de personas cuya
individualización o residencia sea difícil de determinar, o que debido a su número de
sea dificultosa realizarla. CASARINO señala que esto se acredita por los antecedentes
acompañados, o por medio de oficios enviados al Registro Civil, a Carabineros, a
Investigaciones, a la Superintendencia de Bancos, Superintendencia de AFP, Registro
Electoral, etc.; o por la información sumaria de testigos si ello no basta.
- La resolución que ordena notificar una resolución por medio de avisos, debe indicar y
determinar, a su vez: el número de veces que se deben publicar los avisos, que no
puede bajar de tres; los periódicos en que se deba hacer la publicación, los cuales
deberán ser del lugar en que se sigue la causa, o de la cabecera de la provincia, o de la
capital de la región si allí no los hay (requisito de lugar); y de acuerdo al art. 54 inc. III
del CPC, cuando la notificación hecha por este medio sea la primera de una gestión
judicial, será necesario, además, para su validez, que se inserte el aviso en los
números del Diario Oficial correspondientes los días primero o quince de cualquier
mes, o al día siguiente, si no se ha publicado en las fechas indicadas.229
iii. Los avisos publicados en los periódicos que señala el tribunal, de acuerdo al art. 54 inc. I
del CPC, contendrán los mismos datos que se exigen para la notificación personal (copia
íntegra de la resolución y de la solicitud en que recae, si es escrita), pero si la publicación
en esta forma es muy dispendiosa, atendida la cuantía del negocio, podrá disponer el
tribunal que se haga en extracto redactado por el secretario.
iv. ¿Qué pasa con los requisitos de tiempo? Se ha planteado duda al respecto, pero el
profesor Forttes se inclina porque la notificación deba ser realizada en días y horas
hábiles, por ser la regla general de las actuaciones judiciales.
v. CASARINO dice que, aun cuando la ley no lo establece expresamente, como la notificación
es una actuación judicial, se debe dejar constancia de ella en el expediente, con expresión
del lugar, día, mes y año en que se verifique, de las formalidades con que se haya
procedido, y de las demás indicaciones que la ley o el tribunal dispongan. La manera
229
El profesor FORTTES señala que el mismo juez que autoriza la notificación, es quien debe determinar en qué
diario o periódico se hará la publicación. Y cuando se ha hecho la publicación en diarios de muy escasa circulación,
a veces se ha declarado nula la notificación.
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práctica de hacer esto, es que la parte que ha solicitado esta forma de notificación,
acompañe los diarios en que se han hecho las publicaciones, y pida al tribunal que el
Secretario certifique la efectividad de ellas. Luego, el secretario deberá pegar en el
proceso un recorte del diario correspondiente, certificando la fecha en que tales avisos se
publicaron.
a. CONCEPTO.
Según el profesor FORTTES, la notificación por el estado diario es una forma ficta de
notificación que consiste en dar aviso de la dictación de una resolución judicial, en un listado o
nómina (estado) que contiene el rol del proceso o causa de que se trata, y que se expone a vista
de todos en el tribunal.
Como señala la definición, la notificación por el estado constituye una simple ficción
legal, ya que el conocimiento de la resolución se presume conocido por el sólo hecho de la
inclusión en el estado, del número de la resolución que debe ser notificada. Aquí no se notifica la
resolución misma, sino el hecho de haberse dictado una resolución en ese proceso, y como la
lectura del estado diario no le permite imponerse al notificado del contenido de la resolución que
se ha pronunciado, si desea conocerla, debe trasladarse al tribunal y examinar personalmente los
autos (el expediente). Debido a ello, este tipo de notificación, de acuerdo al mensaje del CPC,
implica una vigilancia activa en el proceso.
b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. En cuanto al lugar en que se notifica, el art. 50 inc. III del CPC dispone que los estados se
mantendrán durante tres días en un lugar accesible al público (generalmente en la
secretaría del tribunal), cubiertos con vidrios o en otra forma que impida hacer
alteraciones en ellos; y, encuadernados por orden rigoroso de fechas, se archivarán
mensualmente.
ii. En cuanto al funcionario competente, hay que recordar que la confección del estado
diario, en las secretarías de los tribunales, es una de las funciones que la ley asigna a los
Secretarios respectivos.
iii. En relación al tiempo, lo normal es que la notificación se haga el mismo día en que se
dicte la resolución, es decir, en días y horas hábiles, pues las resoluciones también son
actuaciones judiciales ¿Es posible notificar por el estado diario resoluciones de fechas
anteriores que no hubiesen sido notificadas de ninguna otra forma legal? Actualmente se
acepta esta posibilidad, siempre que el tribunal así lo ordene, pero sólo tratándose de
resoluciones que debían originalmente ser notificadas por el estado diario.230
230
Esto ocurre en el proceso penal, pues los intervinientes, en el juico oral, se entienden notificados en el acto, pero
de ello igualmente debe dejarse constancia en el estado diario, por si alguno de ellos no concurre a la audiencia.
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- En primer lugar, se debe confeccionar el estado. Al respecto, el art. 50 inc. II del CPC
señala que se encabezará el estado con la fecha del día en que se forme, y se
mencionarán por el número de orden que les corresponda en el rol general, expresado
en cifras y en letras, y además por los apellidos del demandante y del demandado o de
los primeros que figuren con dicho carácter si son varios, todas las causas en que se
haya dictado resolución en aquel día, y el número de resoluciones dictadas en cada
una de ellas. Se agregará el sello y firma del secretario. Es decir, a cada causa que se
incluye en el estado, se le debe mencionar por el número de orden que le corresponda
en el rol general y, además por los apellidos del demandante y del demandado.
Consecuente con lo anterior, el art. 51 del CPC dice que para los efectos de la
notificación por el estado, a todo proceso que se inicie se le debe asignar un número
de orden en la primera resolución que se dicte y con él figurará en el rol del tribunal,
hasta su terminación.
- Posteriormente, se debe mencionar en las causas que se encuentran en el estado
individualizadas por su rol y apellido de las partes, el número de resoluciones que se
hayan dictado. En caso que se omitan estas inclusiones, por cualquiera circunstancia, y
se desee notificar la resolución omitida por el estado, será necesario que una
resolución judicial previa y posterior así lo ordene.
.
- Luego, es necesario dejar constancia en el proceso (mediante un timbre) de haberse
practicado esta forma de notificación. En efecto, el art. 50 inc. IV del CPC señala que de
las notificaciones hechas en conformidad a este artículo, se pondrá testimonio en los
autos. Los errores u omisiones en dicho testimonio no invalidarán la notificación y
sólo serán sancionados con multa de media a una UTM, a petición de parte o de oficio;
en cambio, la infracción en las formalidades que deben observarse en la formación,
fijación y mantención de los estados, por su carácter esencial, según CASARINO,
invalidarían la correspondiente notificación (por ejemplo, se incluye en el estado una
causa con error en el número de rol).
- Hoy no se requiere aviso enviado a las partes de haberse notificado una resolución por
el estado, aunque en la práctica se avise por e-mail
prueba o que ordenen la comparecencia personal de las partes), respecto de las partes que
no hayan hecho la designación a que se refiere el art. 49 (designación de domicilio en su
primera gestión judicial) y mientras ésta no se haga. Agrega el inc. II que esta
notificación se hará sin necesidad de petición de parte y sin previa orden del tribunal.
iii. El estado diario también se utiliza para que las partes litigantes puedan imponerse del
hecho de haberse dictado una sentencia definitiva. En efecto, el art. 162 inc. final del CPC
dice que los secretarios anotarán en el estado a que se refiere el art. 50, el hecho de
haberse dictado sentencia definitiva, el día de su dictación y envío de aviso a las partes.
Estas diligencias no importan notificación y no se aplicarán a las resoluciones que
recaigan en los actos judiciales no contenciosos. La razón de poner en conocimiento a las
partes la dictación de una sentencia definitiva, es para que procuren su notificación legal,
ya sea por cédula (sentencias definitivas de única o primera instancia) o por el estado
(sentencias definitivas de segunda instancia).
a. CONCEPTO.
Es aquella que opera en el caso de que la parte, a quien afecte una resolución, haga en el
juicio cualquier gestión que suponga conocimiento de ésta, sin haber antes reclamado la falta o
nulidad de la notificación. En efecto, el art. 55 inc. I del CPC dispone que aunque no se haya
verificado notificación alguna o se haya efectuado en otra forma que la legal, se tendrá por
notificada una resolución desde que la parte a quien afecte haga en el juicio cualquiera gestión
que suponga conocimiento de dicha resolución, sin haber antes reclamado la falta o nulidad de
la notificación.
El profesor FORTTES dice que es una forma de notificación tácita, ya que opera cuando la
parte a la cual se debe notificar una resolución judicial, realiza una actuación o gestión que
supone o presume conocimiento de ella, entendiéndose entonces notificada, aun cuando no se
haya efectuado notificación alguna, o se hubiese efectuado una distinta de la legal. Esto reviste
una importancia fundamental dentro del proceso, pues tiende a obtener la rapidez en la
tramitación, evitando incidentes extemporáneos sobre la falta de notificación o de validez de la
misma. Y, por otro lado, esto es una manifestación del principio de probidad procesal, pues si se
realiza un acto que supone el conocimiento de una resolución, no se puede alegar luego la
nulidad.
b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. En primer lugar, es necesario que la resolución no haya sido notificada a la parte, o bien,
que se le haya notificado en forma diversa a la dispuesta por la ley. Por ejemplo, no se
notifica la resolución que provee la demanda; o se notifica una sentencia definitiva de
primera instancia por el estado diario (siendo que debía notificarse por cédula).
ii. Que la parte haya efectuado cualquier gestión en el proceso que suponga conocimiento de
la resolución. Por ejemplo, se dicta una sentencia definitiva de primera instancia en un
proceso que acoge la demanda, y se le notifica por el estado diario al demandado, y éste,
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Es aquella que la ley tiene por notificada a la parte que solicitó la nulidad de una
notificación, desde que se le notifica la sentencia que acoge tal solicitud. En efecto, el art. 55 inc.
II del CPC señala que asimismo, la parte que solicitó la nulidad de una notificación, por el solo
ministerio de la ley, se tendrá por notificada de la resolución cuya notificación fue declarada
nula, desde que se le notifique la sentencia que declara tal nulidad. En caso que la nulidad de la
notificación haya sido declarada por un tribunal superior, esta notificación se tendrá por
efectuada al notificársele el "cúmplase" de dicha resolución.
El momento que contempla el legislador para la notificación de la resolución, difiere
según si se está ante una notificación declarada nula por un tribunal de primera o única instancia,
o por un tribunal superior. Pues si la notificación es declarada nula por un tribunal de primera o
única instancia, la parte se entiende notificada desde que se le notifique la sentencia que declara
tal nulidad; y si la notificación es declarada nula por un tribunal superior, se tiene la parte por
notificada una vez que el tribunal de primera instancia notifica el “cúmplase” del fallo del
tribunal superior.
La razón de esta notificación es lógica, pues si se pide la nulidad de la notificación, se
está renunciando a la notificación tácita; pero ello implica que el solicitante se enteró de la
resolución, con lo cual, sería ilógico tener que repetir la notificación, conforme al principio de
economía procesal.
CASARINO señala que las notificaciones especiales o extraordinarias son aquellas que se
encuentran en disposiciones dispersas del CPC (que no sea el Libro I) o en leyes especiales, y que
establecen notificaciones para casos particulares y que se alejan, en cuanto a su forma, de las
normas generales sobre ellas. Ejemplos de estas notificaciones son:
i. La notificación por carta certificada. En general, la carta certificada se caracteriza
porque la recepción y la entrega quedan registradas en el correo y, además, porque la
entrega al destinatario se realiza en forma personal a través de un cartero231. Para su
entrega se realizan tres intentos, y si el cartero no encuentra al destinatario, el envío
permanece 30 días en la sucursal más cercana al domicilio; y cumplido este plazo, la
carta es devuelta al remitente.
231
Se diferencia de la carta normal, pues ésta puede ser depositada en cualquier buzón, agencia o sucursal del
correo, y si bien su entrega se realiza a través de carteros, es entregada en el domicilio particular indicado o es
dejada bajo puerta
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En general, en las leyes especiales se señala que se entiende practicada este tipo de
notificación después de tres o cinco días desde que la carta certificada se envía (lo cual
consta por el timbre de correo), por tanto, las leyes asumen que la carta no llega el mismo
día que se manda. Un ejemplo lo constituyen las copias íntegras de las resoluciones que
emanan de los Juzgados de Policía Local.
ii. En los procedimientos ante los jueces de familia se encuentran varias formas de
notificación especial. Así, de conformidad con el art. 23 inc. III de la Ley de Tribunales
de Familia, cuando la demanda deba notificarse a persona cuya individualización o
domicilio sean difíciles de determinar, el juez dispondrá que se practique por cualquier
medio idóneo que garantice la debida información del notificado, para el adecuado
ejercicio de sus derechos; agrega el inc. IV que la notificación de la sentencia definitiva
se hará por carta certificada, pero excepcionalmente, y por resolución fundada, el juez
podrá ordenar que la notificación se practique por personal de Carabineros o de la
Policía de Investigaciones. Por último, el inc. final del art. 23 dispone que los
patrocinantes de las partes, en la primera actuación que realicen en el proceso, deberán
indicar otra forma de notificación que elijan para sí, que el juez califique como expedita
y eficaz, bajo apercibimiento de serles notificadas por el estado diario todas las
resoluciones que se dicten en lo sucesivo en el proceso.
iii. En materia procesal penal, la regla es que las notificaciones de las resoluciones
pronunciadas en las audiencias judiciales se entienden notificadas a los intervinientes en
el procedimiento que hubieren asistido o debido asistir a las mismas; de estas
notificaciones se debe dejar constancia en el estado diario, pero su omisión no invalidará
la notificación, sin perjurio de que los interesados pueden pedir copias de los registros en
que constaren estas resoluciones. Pero cualquier interviniente en el procedimiento puede
proponer para sí otras formas de notificación, que el tribunal podrá aceptar si, en su
opinión, resultaren suficientemente eficaces y no causaren indefensión (por ejemplo,
notificación por e-mail).
iv. Conforme al art. 629 del CPC, en los juicios arbitrales las notificaciones se deben hacer
personalmente o por cédula, salvo que las partes unánimemente acuerden otra forma de
notificación
F. L AS RESOLUCIONES JUDICIALES .
1. CONCEPTO Y REGULACIÓN.
Las resoluciones judiciales se encuentran reguladas en el Título XVII (“De las
resoluciones judiciales”) del Libro I (“Disposiciones comunes a todo procedimiento”) del CPC
(arts. 158 a 185); y supletoriamente por el Título VII (“De las actuaciones judiciales”) del mismo
Libro, por tratarse de actuaciones judiciales.
La ley no define lo que son las resoluciones, el legislador simplemente se preocupa de
regular algunos aspectos fundamentales de estas actuaciones judiciales, estableciendo normas
sobre su formalidad, clasificaciones, las formas de notificarse, y los efectos emanados de ellas.
Por tanto, siguiendo a CASARINO se puede decir que la resolución judicial es una actuación
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judicial que emana del tribunal, destinada a substanciar o a fallar la controversia materia del
juicio.
Cabe decir que las resoluciones son las actuaciones judiciales más importantes dentro del
proceso, pues en ellas se manifiesta la función de juzgar, que es lo más propio de la jurisdicción.
320
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Por último, a pesar de la claridad de redacción del art. 158 del CPC, ésta clasificación
presenta dificultades en su aplicación práctica (críticas), esto porque:
- Existen resoluciones judiciales que no es posible encasillar en alguno de los cuatro
tipos de resoluciones que contempla esta clasificación. Por ejemplo, la resolución que
falla un recurso de casación; la que falla un recurso de inaplicabilidad; el despáchese.
- El mismo CPC en algunas ocasiones no respeta su clasificación, porque denomina a
algunas resoluciones judiciales erradamente. Por ejemplo, la resolución que recibe la
causa de prueba, toda la doctrina concuerda que es una sentencia interlocutoria, sin
embargo, el CPC la denomina auto.232
- Según el profesor FORTTES, se incluyen dentro de la clasificación a actos procesales
232
Por estas razones CASARINO señala que hay que rechazar la forma externa que pueda revestir una resolución
judicial (su denominación), atendiendo exclusivamente a su naturaleza intrínseca. Por ejemplo, puede acontecer que
el juez, proveyendo una demanda, coloque en la resolución la expresión: “como se pide”; pese a su simplicidad y
falta de formalidades, dicha resolución es una sentencia definitiva. A la inversa, puede también suceder que ese
mismo juez, proveyendo la demanda, estampe diversas y largas consideraciones para justificar que es competente,
que la demanda en cuestión debe someterse a los trámites del juicio ordinario, y termine declarando que se confiere
traslado de ella al demandado; no obstante su complejidad en la forma, dicha resolución es un simple decreto.
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a. CONCEPTO.
De acuerdo al art. 158 inc. final del CPC, se llama decreto, providencia o proveído el que
sin fallar sobre incidentes o sobre trámites que sirvan de base para el pronunciamiento de una
sentencia, tiene sólo por objeto determinar o arreglar la sustanciación del proceso. A su vez, el
art. 70 inc. III del COT formula otra definición al decir que se entienden por providencias de mera
sustanciación las que tienen por objeto dar curso progresivo a los autos, sin decidir ni prejuzgar
ninguna cuestión debatida entre partes.
Por lo tanto, los decretos sólo tienen por objeto dar curso progresivo o impulsar el
proceso, y jamás resolver el fondo de un asunto accesorio o principal. En efecto, de acuerdo al
art. 29 inc. I del CPC, el proceso se va formando con los escritos, documentos y actuaciones de
toda especie que se presenten o verifiquen en el juicio; una de estas actuaciones son,
precisamente, las resoluciones judiciales, y la resolución más importante que hace avanzar el
proceso, es el decreto.
En estas resoluciones no hay controversia, sólo hay trámite; pues el tribunal va
conectando las peticiones de las partes para que avance la solución de la controversia, sin decidir
nada (muchas de estas resoluciones las tienen ya escritas, y llegado el momento, se timbran).
Ejemplos de decretos, son los siguientes: la resolución del juez que, proveyendo la demanda en
el juicio ordinario de mayor cuantía, confiere traslado de ella al demandado; la resolución del
juez que, proveyendo un escrito de excepciones dilatorias, confiere traslado de ellas al
demandante; la resolución del juez que, proveyendo la demanda en el juicio sumario, cita a las
partes a comparendo de contestación; aquella resolución que fija el día y la hora para la
inspección personal del tribunal; aquella que aprueba la proposición de día y hora para la
práctica del peritaje, etc.
322
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Los decretos son susceptibles del recurso de reposición. Así se desprende del art.
181 del CPC que señala que los autos y decretos firmes se ejecutarán y mantendrán desde que
adquieran este carácter, sin perjuicio de la facultad del tribunal que los haya pronunciado para
modificarlos o dejarlos sin efecto, si se hacen valer nuevos antecedentes que así lo exijan.
Agrega el inc. II que aun sin estos antecedentes, podrá pedirse, ante el tribunal que dictó el auto
o decreto, su reposición, dentro de cinco días fatales después de notificado. El tribunal se
pronunciará de plano y la resolución que niegue lugar a esta solicitud será inapelable; sin
perjuicio de la apelación del fallo reclamado, si es procedente el recurso.233
Excepcionalmente procede el recurso de apelación en contra de un decreto, pues
conforme al art. 188 del CPC los autos y decretos no son apelables cuando ordenen trámites
necesarios para la substanciación regular del juicio; pero son apelables cuando alteran dicha
substanciación o recaen sobre trámites que no están expresamente ordenados por la ley. Esta
apelación sólo podrá interponerse con el carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición y
para el caso que ésta no sea acogida. En consecuencia, jamás proceden los recursos de
casación, ni menos el recurso de revisión.
3.2. EL AUTO.234
El art. 158 inc. IV del CPC, dice que se llama auto la resolución que recae en un incidente
no comprendido en el inciso anterior. Por lo tanto, relacionando esta definición con el inciso
anterior que define a la sentencia interlocutoria, se puede decir que auto es la resolución que
recae en un incidente, sin establecer derechos permanentes a favor de las partes, o sin resolver
sobre algún trámite que deba servir de base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o
interlocutoria (CASARINO). A su vez, el profesor ALFARO señala que los autos son aquellas
resoluciones judiciales que resuelven un incidente sin establecer derechos permanentes a favor
de las partes; puesto que el inc. IV del art. 158 del CPC sólo se remite a los incidentes, y la
segunda parte del inc. III no es un incidente, es decir, una cuestión accesoria a la principal.
Ejemplos de autos son: la resolución que se pronuncia sobre el privilegio de pobreza, ya
que no establece derechos permanentes a favor de una de las partes (según otros es una sentencia
interlocutoria); la resolución que recae sobre una medida precautoria, puesto que dichas medidas
233
En materia procesal penal, el ámbito de aplicación del recurso de reposición es más amplio, pues el art. 362 inc. I
del CPP señala que de las sentencias interlocutorias, de los autos y de los decretos dictados fuera de audiencias,
podrá pedirse reposición al tribunal que los hubiere pronunciado.
234
Hay que recordar que el proceso se conoce en la práctica con el término auto; de suerte que al hablar de autos,
bien se puede estar refiriendo a una determinada resolución judicial, como al mismo expediente (materialidad).
323
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235
ORELLANA señala que son las resoluciones más excepcionales en un procedimiento y cuesta encontrar ejemplos
de ellas. Agrega, que en una futura modificación del CPC debieran eliminarse, dejando sólo a las sentencias
interlocutorias como resoluciones que se pronuncien sobre incidentes.
236
La locución interlocutoria proviene del latín interloqui, que significa: lo que se dice en el intermedio. Esta
resolución, pues, el juez la pronuncia en el transcurso del pleito.
324
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237
El profesor LUHRS señala que para saber si se está ante una sentencia interlocutoria de primera clase o no, hay
que analizar dos cosas: si se ha resuelto un incidente, lo cual se sabe si a la solicitud se le dio trámite incidental (con
audiencia), pero el problema está en las figuras a las que se les da tramitación incidental y que no son incidentes; y
en segundo lugar, si crean o no derechos permanentes para las partes, es decir, que entran al patrimonio y no pueden
sacarse de él.
238
El profesor LUHRS recalca que si la resolución que recibe un incidente a prueba sirve de base para el
pronunciamiento de un auto, entonces es un mero decreto.
239
No obstante, hay ciertas y determinadas sentencias interlocutorias que, aun cuando no ponen término al juicio o
hacen imposible su continuación, son susceptibles de casación en la forma; se trata de sentencias interlocutorias de
325
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ALFARO agrega que esta clasificación también es importante para efectos del recurso de queja, el
cual sólo procede cuando la falta o abuso se comete en una sentencia definitiva o interlocutoria
que pone término al juicio o hace imposible su continuación.
Art. 766. El recurso de casación en la forma se concede contra las sentencias definitivas, contra las interlocutorias
cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación y, excepcionalmente, contra las sentencias
interlocutorias dictadas en segunda instancia sin previo emplazamiento de la parte agraviada, o sin señalar día para
la vista de la causa.
Art. 767. El recurso de casación en el fondo tiene lugar contra sentencias definitivas inapelables y contra sentencias
interlocutorias inapelables cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación, dictadas por Cortes de
Apelaciones o por un tribunal arbitral de segunda instancia constituido por árbitros de derecho en los casos en que
estos árbitros hayan conocido de negocios de la competencia de dichas Cortes, siempre que se hayan pronunciado
con infracción de ley y esta infracción haya influido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia.
a. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
Según el art. 158 inc. II del CPC, es sentencia definitiva la que pone fin a la instancia,
resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio. Según el profesor ALFARO,
doctrinalmente la sentencia definitiva es el acto judicial que resuelve heterocompositivamente el
litigio ya procesado, mediante la aceptación que el juez hace de alguna de las encontradas
posiciones mantenidas por los antagonistas, luego de evaluar los medios confirmatorios de las
afirmaciones efectuadas por el actor y de la aplicación particularizada al caso de una norma
jurídica que preexiste en abstracto, con carácter general.
Esta es la resolución judicial más importante que se dicta en el proceso, pues resuelve la
controversia objeto principal del pleito; y para que una resolución judicial tenga la naturaleza
procesal de una sentencia definitiva, requiere la concurrencia copulativa de dos requisitos o
características:
i. Que ponga fin o término a la instancia. La instancia es cada uno de los grados
jurisdiccionales que la ley establece, para que los tribunales puedan conocer y fallar los
negocios sometidos a su decisión, con facultad soberana para pronunciarse sobre todas las
cuestiones de hecho y de derecho que en ellos se susciten. La regla general, es que los
asuntos judiciales sean conocidos en doble instancia, y la excepción, que lo sean en única
instancia; de ahí que las sentencias definitivas se clasifiquen en sentencias definitivas de
única, primera y segunda instancia.
Debido a este requisito, es que las sentencias de casación, tanto las que rechazan el
recurso como las que lo acogen, no son propiamente sentencias definitivas, pues, a pesar
de que participen de sus características formales, la casación no es una instancia, sino que
solamente un grado o fase jurisdiccional.
ii. Que resuelva la cuestión o asunto que ha sido objeto del pleito. Hay que tener presente
que hay resoluciones judiciales que ponen fin a la instancia, pero no lo hacen resolviendo
la controversia o asunto principal; por ejemplo, la resolución que declara el abandono del
segunda instancia que han sido pronunciadas sin previo emplazamiento de la parte agraviada o sin señalamiento de
día para la vista de la causa.
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deduce reconvención, pero resulta que la acción principal ha suscitado únicamente una
controversia de derecho, no así la reconvención, que necesita de prueba, por tanto, no hay
inconveniente para que el demandante solicite la dictación de sentencia definitiva
respecto de la acción principal y, en caso de accederse, tendrá que formarse el
correspondiente cuaderno separado.
v. Y según su objeto o finalidad, las sentencias se clasifican en: sentencias definitivas de
condena, meramente declarativas y constitutivas.240
- Las s e n t e n c i a s d e f i n i t i v a s d e c o n d e na son aquellas que imponen una
prestación al demandado en favor del demandante, y que permiten, posteriormente,
obtener el cumplimiento de dicha prestación por vía ejecutiva (son las sentencias más
comunes, por ser también más frecuente el ejercicio de las acciones de condena).
Desde el momento en que las sentencias de condena declaran una prestación a favor de
una de las partes, participan en cierto sentido de las sentencias declarativas; pero la
diferencia está, en que las sentencias de condena siempre a habilitan al demandante a
obtener el cumplimiento de la prestación por la vía ejecutiva posterior.
- La s s e n t e n c i a s d e f i n i t i v a s me r a m e n t e d e c l a ra t i v a s son aquellas que se
pronuncian sobre una relación jurídica que aparece incierta. Aquí el demandante se
contenta con que la sentencia disipe o aclare las dudas que existen sobre una
determinada relación jurídica de orden sustancial, sin necesidad de ir aparejadas de
ejecución o cumplimiento compulsivo. En este sentido, también serían sentencias
declarativas aquellas que desestiman la demanda, o sea, que favorecen al demandado.
- Las s e n t e n c i a s c o n s t i t ut i v a s son aquellas cuyo pronunciamiento produce la
existencia de estados jurídicos nuevos (por ejemplo, las sentencias de divorcio, de
nulidad de matrimonio, de interdicción, etc.).241
240
Esta clasificación se relaciona con la que se hizo respecto de las resoluciones judiciales, a propósito de la
finalidad de la pretensión, en donde se distinguió entre sentencias declarativas, ejecutivas y cautelares. Ahora bien,
las sentencias definitivas sólo son declarativas, pues las resoluciones cautelares son autos, ya que resuelven una
incidencia no estableciendo derechos permanentes para las partes, y la sentencia que autoriza la ejecución, es una
sentencia interlocutoria de segunda clase, pues sirve de base para el pronunciamiento de una sentencia definitiva o
interlocutoria.
241
Mucho se ha discutido en doctrina sobre la existencia de estas sentencias, algunos dicen que no debiera
reconocérselas, por cuanto mediante ellas puede llegar a obtenerse que los tribunales formulen declaraciones
teóricas; pero lo anterior se rebate señalando que hay veces en que es indispensable la certidumbre jurídica,
siendo su obtención el verdadero interés de las partes, en especial del actor.
328
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negocio así lo permite (determinar esta circunstancia es una cuestión de hecho que queda
entregada al criterio del tribunal sentenciador). Lo que sí deben contener, es la decisión del
asunto controvertido en el incidente; pues ambos tipos de resoluciones se pronuncian sobre
incidentes, con la diferencia de que las sentencias interlocutorias de primer grado establecen
derechos permanentes para las partes.
El profesor ORELLANA señala que las sentencias interlocutorias de segundo grado deben
cumplir con los requisitos generales de toda resolución judicial y, además, deben referirse al
trámite específico que hay que cumplir (por ejemplo, “se recibe la causa a prueba”); pero este
tipo de resoluciones no debe contener considerandos de hecho y de derecho, y tampoco la
decisión del asunto, ya que sólo tienen por objeto servir de base a una sentencia definitiva o
interlocutoria posterior.
Por último, los autos y las sentencias interlocutorias deben contener un pronunciamiento
expreso sobre la condena al pago de las costas, respecto a la parte que fuere vencida totalmente
en un incidente. Pues de acuerdo al art. 144 del CPC, la parte que sea vencida totalmente en un
juicio o “en un incidente”, será condenada al pago de las costas. Podrá con todo el tribunal
eximirla de ellas cuando aparezca que ha tenido motivos plausibles para litigar, sobre lo cual
hará declaración expresa en la resolución.
242
El CPC se limita a exigir una enunciación “breve” de las acciones y excepciones o defensas interpuestas por las
partes, y sus fundamentos; pero en la práctica, se había desvirtuado la finalidad de la ley copiándose literalmente los
escritos fundamentales. Es por ello que el Autoacordado prohibió expresamente que en la sentencia se transcribieran
íntegramente o en parte las solicitudes que hayan presentado los litigantes, salvo aquellas peticiones concretas que,
por su naturaleza o significación, exijan ser transcritas íntegramente para su más fácil y exacta inteligencia.
243
El Nº 5 del Autoacordado dispone que se establecerán con precisión los hechos sobre los que versa la cuestión
que debe fallarse, con distinción de los que fueron aceptados o reconocidos por las partes, de aquellos respecto de
los cuales haya versado discusión.
244
La redacción de esta parte de la sentencia es en extremo delicada, y es por ello que aquí los jueces deben poner su
mayor empeño, de forma que los litigantes queden en condiciones de apreciar por sí mismos la exactitud y
corrección con que ha sido evaluada la prueba, para llevarlos al convencimiento de que lo resuelto es la expresión
fiel de la justicia y de la ley, y para que, en caso de no estimarlo así, puedan recurrir a los tribunales superiores en
demanda del mejor derecho que piensan les asiste. Hay veces en que las consideraciones de derecho son suficientes
para acoger o rechazar las peticiones de las partes; en estos casos, algunos jueces estiman que están relevados de la
obligación de establecer también los hechos del pleito, a la luz de las pruebas rendidas; pero éste es un profundo
error, pues aun cuando el pleito se pueda decidirse por razones de derecho, siempre se deben establecer los hechos:
en primer término, porque el CPC no hace ningún distingo sobre el particular; y, en segundo lugar, porque el tribunal
superior puede estar en desacuerdo con la opinión del inferior en cuanto al derecho, y se va a encontrar con que en el
fallo recurrido no hay hechos establecidos. Si la situación anterior es delicada para un tribunal de alzada, lo es
331
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Al ser la parte considerativa el fundamento de la parte resolutiva, tiene que haber entre
ellas la debida correspondencia y armonía; no la hay, por ejemplo, si los considerandos
tienden a demostrar que la acción debe ser acogida, y luego la parte resolutiva declara no
haber lugar a la demanda.
mayor para la CS, puesto que, conociendo de un recurso de casación, no puede entrar por sí misma a dar por
establecidos los hechos del pleito, sino que debe aceptarlos en la forma como vienen en el fallo recurrido.
332
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el tribunal haga uso de ella, tendrá que dar cumplimiento a otra importante
obligación, que consiste en exponer los motivos que hubiere tenido para considerar
incompatible la acción o la excepción que deja de fallar, con aquella acción o
excepción que ya aceptó (esto según el Nº 11 del autoacordado).
b) La segunda excepción está contemplada en la parte final del art. 160 del CPC, el cual
dispone que las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del proceso, y no
podrán extenderse a puntos que no hayan sido expresamente sometidos a juicio por
las partes, “salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los tribunales proceder
de oficio”. El caso típico, es el de la nulidad absoluta, que puede y debe ser
declarada de oficio cuando aparece de manifiesto en el acto o contrato.
245
Algunos dicen que, eventualmente, las sentencias definitivas contienen una especie de injerto de sentencia
interlocutoria de segundo grado, toda vez que deben pronunciarse sobre las costas y sobre la legalidad y
comprobación de las tachas de testigos, cuando éstas han sido dejadas para definitiva. O sea, pueden haber
sentencias interlocutorias que no se producen durante la sustanciación, sino que se integran a una sentencia
definitiva, como el caso de la habilidad o inhabilidad de los testigos; y algo similar con la prueba instrumental.
Por tanto, el tribunal puede decidir de inmediato o dejarlo para la sentencia definitiva.
333
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246
La redacción de este precepto ha dado origen a ciertas dificultades en la práctica, pues ¿esto significa que la
sentencia de segunda instancia debe contener todos los requisitos de la primera, tanto los omitidos como los no
omitidos; o por el contrario, sólo los omitidos? La jurisprudencia se ha uniformado señalando que la sentencia
confirmatoria de segunda instancia se debe limitar a subsanar o completar los requisitos omitidos. Así, por ejemplo,
si la sentencia de primera instancia omite la designación precisa de las partes litigantes, la sentencia de segunda
instancia al confirmarla, dirá: “Completando la parte expositiva de la sentencia en alzada, en el sentido de que las
partes litigantes son XXX y XXX, se confirma la expresada sentencia”; o puede suceder que la sentencia de primera
instancia omita las consideraciones de hecho que debieron servirle de fundamento, en este sentido la sentencia de
segunda instancia, al confirmarla, dirá: “Teniendo además, presente... (y en seguida vendrán los considerandos de
hecho omitidos), se confirma la sentencia en alzada”.
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en alguna incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del
recurso manifiesten que ellas adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la
forma… y de acuerdo al art. 768 del CPC, el recurso de casación en la forma ha de
fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes: 5) en haber sido pronunciada
con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el art. 170. En este caso,
deberá el mismo tribunal, acto continuo y separadamente, dictar la sentencia que
corresponde con arreglo a la ley. Pero si el defecto que se advierte es la omisión del fallo
sobre alguna acción o excepción que se haya hecho valer en el juicio, el tribunal
superior podrá limitarse a ordenar al de la causa que complete la sentencia, dictando
resolución sobre el punto omitido, y entre tanto suspenderá el fallo del recurso (art. 775
inc. II del CPC).
247
Esto se asemeja a los requisitos que debe reunir la sentencia de reemplazo que se dicta a propósito de un recurso
de casación en el fondo, pues de acuerdo al art. 785 inc. I del CPC, cuando la CS invalide una sentencia por casación
en el fondo, dictará acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente, sobre la cuestión materia del juicio que
haya sido objeto del recurso, la sentencia que crea conforme a la ley y al mérito de los hechos tales como se han
dado por establecidos en el fallo recurrido, reproduciendo los fundamentos de derecho de la resolución casada que
no se refieran a los puntos que hayan sido materia del recurso y la parte del fallo no afectado por éste.
248
No hay que olvidar que en las sentencias definitivas de segunda instancia modificatorias o revocatorias de la
parte dispositiva de las de primera, deben expresar la opinión de los miembros del tribunal que fuere disconforme
con la de la mayoría, y el nombre del ministro redactor de la sentencia, todo ello si se tratare de un tribunal
colegiado (N° 14 y 15 Auto Acordado).
335
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iii. S e n t e n c i a s d e f i n i t i v a s d e ú n i c a i n s t a n c i a d i c t a d a s por u n t r i b u n a l d e
a l z a d a . La regla general, es que el tribunal de alzada decida el asunto controvertido
confirmando lo ya resuelto por el juez de primera instancia, o modificando o revocando la
sentencia de este último y decidiendo por su cuenta la suerte de las acciones o
excepciones hechas valer en el juicio. Pero hay casos excepcionales en que el tribunal de
alzada se pronuncia por primera vez y, por consiguiente, en única instancia, sobre
acciones o excepciones que, si bien, se hicieron valer en el juicio, no fueron decididas por
la sentencia de primera instancia; estos casos son:
- Como se dijo, la segunda parte del art. 170 N° 6 del CPC señala que podrá omitirse la
resolución de aquellas (acciones y excepciones) que sean incompatibles con las
aceptadas. En este supuesto, conforme al art. 208 del CPC, podrá el tribunal de
alzada fallar las cuestiones ventiladas en primera instancia y sobre las cuales no se
haya pronunciado la sentencia apelada por ser incompatibles con lo resuelto en ella,
sin que se requiera nuevo pronunciamiento del tribunal inferior. Se trata de un
precepto fundado en razones de economía procesal; así, por ejemplo, si en una
demanda se hace valer una acción de cumplimiento de contrato y, en subsidio, una
acción de resolución de ese mismo contrato, y el juez inferior declara que ha lugar a la
acción de cumplimiento de contrato y se abstiene de pronunciarse sobre la acción de
resolución (por ser incompatible con la de cumplimiento ya aceptada), y luego se apela
dicha sentencia, y el tribunal de alzada estima que se debe rechazar la acción de
cumplimiento y, en cambio, debe acogerse la acción de resolución. Para decidir el
asunto controvertido en esta forma, el tribunal de alzada no necesita enviar los autos al
tribunal inferior a fin de que se pronuncie sobre la acción de resolución no decidida, ya
que esto lo hace en única instancia el propio tribunal de alzada.
¿Puede el tribunal de alzada fallar de oficio las acciones o excepciones cuyo fallo fue
omitido en la sentencia de primera instancia por ser incompatibles con las aceptadas, o
necesita petición expresa de parte interesada? Según CASARINO, el art. 208 del CPC
sólo da una regla de competencia y, por consiguiente, no ha modificado el principio
fundamental de la pasividad de los tribunales; por lo tanto, la parte que tiene interés
en que se fallen las acciones o excepciones omitidas, debe hacer expresa petición en
este sentido, utilizando para ello el escrito en que deduce la apelación, y el apelado
podrá efectuarla en el escrito de adhesión a la apelación. Al no hacerse esta petición, y
el tribunal de alzada fallare de oficio las acciones o excepciones, se corre el riesgo de
que se anule la sentencia de segunda instancia por ultra petita.
- Otro caso se da en el juicio sumario, pues el art. 692 del CPC establece que en segunda
instancia, podrá el tribunal de alzada, a solicitud de parte, pronunciarse por vía de
apelación sobre todas las cuestiones que se hayan debatido en primera para ser
falladas en definitiva, aun cuando no hayan sido resueltas en el fallo apelado. Este
caso es totalmente diverso del anterior, pues mientras que el art. 208 del CPC se pone
en el supuesto de que el fallo de primera no haya decidido una acción o excepción por
ser incompatibles con las aceptadas, el art. 692 del CPC se coloca simplemente en la
situación de que el fallo de primera haya omitido la decisión de una acción o
excepción por simple olvido. Si no existiera el art. 692 y la sentencia de primera
instancia pronunciada en juicio sumario omitiera fallar una acción o excepción hechas
valer en el juicio (no siendo incompatibles con las ya aceptadas) el tribunal de alzada
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no habría tenido más camino que casar de oficio la sentencia apelada, o bien, ordenar
al juez inferior que complete la sentencia; pero como estas situaciones no se avienen
con la naturaleza del juicio sumario, el legislador optó por entregar el fallo de las
acciones o excepciones omitidas al tribunal de segunda instancia, el cual, en esta
función, actúa como si fuese un tribunal de única instancia.
- Conforme al art. 209 inc. I del CPC, del mismo modo podrá el tribunal de segunda
instancia, previa audiencia del ministerio público, hacer de oficio en su sentencia las
declaraciones que por la ley son obligatorias a los jueces, aun cuando el fallo apelado
no las contenga. Por ejemplo, la nulidad absoluta que aparece de manifiesto en el acto
o contrato, y sobre la cual el tribunal de primera instancia no hace declaración alguna;
en este caso el tribunal de segunda instancia puede efectuar tal declaración, pero debe
hacerlo previa audiencia del Fiscal Judicial.
Resumiendo, la parte expositiva, considerativa o resolutiva no están necesariamente
presentes en toda sentencia definitiva, pues sólo en las sentencias definitivas de única y de
primera instancia, siempre deben estar presente, y si no están, la sentencia está viciada
(casación); en cambio, en las sentencias definitivas de segunda instancia hay que distinguir
según si es confirmatoria (por regla general, sólo parte resolutiva) o modificatoria y revocatoria
(por regla general, parte considerativa y resolutiva).
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sólo en contra las sentencias definitivas e interlocutorias que ponen término al juicio o
hacen imposible su continuación.
iv. Si se trata de una s e n t e n c i a i n t e r l o c ut o r i a q u e p o n e t é r m i n o a l j u i c i o o
h a c e i mp o s i b l e s u c o n t i n u a c i ó n que omite las consideraciones de hecho o de
derecho que le sirven de fundamento o la ley conforme a la cual se pronunció el fallo,
dicha omisión no tiene sanción y no es recurrible por casación en la forma, por tratarse de
una circunstancia de hecho que depende de la naturaleza del negocio (art. 171 del CPC).
No acontece lo mismo si el requisito omitido es la falta de decisión del asunto
controvertido, pues su exigencia es terminante para la ley y, en tal caso, procedería anular
la sentencia por vía de casación en la forma fundado en el art. 768 Nº 5, en relación con
los el art. 170 Nº 6.
Art. 768 El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
5. En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el art. 170 (Nº 6.
La decisión del asunto controvertido).
v. Si se trata de una s e n t e n c i a i n t e r l o c u t o r i a q u e n o p o n e t é r m i n o a l j ui c i o o
n o h a c e i m p o s i b l e s u c o n t i n u a c i ó n que omite la decisión del asunto
controvertido, dicha omisión habría que subsanarla mediante un recurso de aclaración,
agregación o rectificación (art. 182 del CPC); y si omiten las consideraciones de hecho o
de derecho o la ley conforme a la cual se pronuncia el fallo, esto no tiene sanción, por
cuanto estos requisitos se exigen en razón de la naturaleza del negocio y, en todo caso, el
recurso de casación en la forma es improcedente respecto de esta clase de resoluciones
judiciales (art. 766 inc. I del CPC).
Art. 182. Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a alguna de las partes, no podrá el tribunal que
la dictó alterarla o modificarla en manera alguna.
Podrá, sin embargo a solicitud de parte, aclarar los puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y
rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en la
misma sentencia.
Art. 766. En general, sólo se concede el recurso de casación contra las sentencias definitivas, contra las
interlocutorias cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación y, excepcionalmente,
contra las sentencias interlocutorias dictadas en segunda instancia sin previo emplazamiento de la parte
agraviada, o sin señalar día para la vista de la causa.
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En diversas disposiciones del CPC se habla de estos tres tipos de resoluciones, las cuales
no constituyen una clasificación diferente a la del art. 158 del CPC, pues dichos preceptos hablan
de “resoluciones”, por lo tanto, son aplicables a cualquiera de las categorías contempladas en el
art. 158 del CPC.
249
La jurisprudencia de los tribunales ha sido también uniforme en el sentido de declarar que es improcedente el
recurso de casación en la forma por el hecho de haberse omitido el fallo de las tachas de los testigos (art. 329 del
CPC) o la condenación en costas (art. 144 del CPC), porque la decisión del asunto controvertido comprende
únicamente el fallo de las acciones y de las excepciones que se hubieren hecho valer en el juicio, y no aquellas
materias que son ajenas a éstas; y además, porque el recurso de casación en la forma sólo se refiere expresamente al
art. 170 del CPC.
250
Algunos autores señalan que la expresión firme no es sinónima de ejecutoriada; pues firme se refiere a inmutable,
mientras que ejecutoriada a cumplida. No obstante, el art. 174 del CPC trata a ambas expresiones como sinónimas.
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conforme al encabezado del art. 810 del CPC, la CS de Justicia podrá rever una sentencia
firme en los casos siguientes…
ii. Si procede algún recurso en contra de ella y se interpone, queda firme desde que se
notifique el decreto que la mande a cumplir (llamado “cúmplase”). Es decir, debe
esperarse que se fallen los recursos por el tribunal superior y que el expediente baje al
tribunal de menor jerarquía y que éste provea el “cúmplase”, resolución que se notifica
por el estado diario.
iii. Y si procede algún recurso en contra de ella y no se interpone, queda firme desde que
transcurran todos los plazos que la ley concede para la interposición de dichos recursos,
sin que se hayan hecho valer por las partes. Con todo, tratándose de sentencias
definitivas, el secretario del tribunal debe certificar este hecho a continuación del fallo, el
cual se considerará firme sólo desde este momento, sin más trámites; pues dicha
certificación no debe notificarse ya que no es una resolución judicial.
Determinar si una resolución judicial se encuentra firme o ejecutoriada tiene gran
importancia, porque solamente esta clase de resoluciones judiciales son susceptibles de poder
ejecutarse o cumplirse. En efecto, el art. 434 del CPC señala que el juicio ejecutivo tiene lugar en
las obligaciones de dar cuanto para reclamar su cumplimiento se hace valer alguno de los
siguientes títulos: 1) sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria; y, a su vez, el art. 231
inc. I del CPC dispone que la ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las
hayan pronunciado en primera o en única instancia. Se procederá a ella una vez que las
resoluciones queden ejecutoriadas o causen ejecutoria en conformidad a la ley.
Por otro lado, de acuerdo al art. 175 del CPC, las sentencias definitivas o interlocutorias
firmes producen la acción o la excepción de cosa juzgada; vale decir, tal categoría de sentencia
tiene el carácter de una verdad jurídica inamovible, por lo cual, puede exigirse su cumplimiento
mediante la acción, o puede impedirse, concurriendo los requisitos legales, una nueva discusión
de la cuestión mediante la excepción de cosa juzgada.
251
El efecto devolutivo, es un efecto de la esencia del recurso de apelación, por tanto, nunca puede faltar, y consiste
en dar al tribunal superior la competencia necesaria para conocer y fallar la sentencia del juez inferior, para así
enmendarla o confirmarla.
340
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES
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El hecho de que las resoluciones judiciales que causan ejecutoria se puedan cumplir, lo
demuestra no sólo los diversos efectos que la ley les atribuye a los distintos recursos que pueden
deducirse en contra de una resolución judicial, sino también, la segunda parte del art. 231 inc. I
del CPC, al disponer que se procederá a ella (a la ejecución) una vez que las resoluciones queden
ejecutoriadas o causen ejecutoria en conformidad a la ley.
c. SENTENCIA DE TÉRMINO.
En algunas ocasiones nuestro CPC emplea la expresión “sentencia de término”, por
ejemplo, en el art. 98 del CPC, el cual señala que la acumulación de autos se puede pedir en
cualquier estado del juicio antes de la sentencia de término; y también, a propósito del recurso
de revisión, el cual procede si la sentencia firme se ha ganado injustamente en virtud de
cohecho, violencia u otra maquinación fraudulenta, cuya existencia haya sido declarada por
sentencia de término (art. 810 Nº 3 del CPC). Sin embargo, la sentencia de término no ha sido
definida por el legislador, por tanto ¿se refiere a la sentencia definitiva, o a la sentencia que tiene
la calidad de ejecutoriada? Al respecto existen distintas opiniones:
i. Algunos dicen que equivale a la sentencia definitiva, por cuanto las palabras término y
fin, tienen, según la RAE, idéntico significado; y además, existe una diferencia entre la
sentencia de término o definitiva, y la sentencia firme, pues la segunda es una categoría,
calidad o estado que puede alcanzar la primera; por tanto, el CPC al referirse a la sentencia
de término, ha querido significar con ello a la sentencia definitiva que aún no tiene la
calidad de firme o ejecutoriada.
ii. Otros, en cambio, dicen que equivale a la sentencia firme o ejecutoriada.
iii. Según la mayoría de los autores, del contexto de las disposiciones procesales se
desprende que la sentencia de término es aquella sentencia que pone fin a la última
instancia del pleito. Así, serían sentencias de término: la sentencia definitiva de única
instancia; la sentencia definitiva de primera instancia en contra de la cual no se apeló; la
sentencia definitiva de segunda instancia; y la sentencia interlocutoria que pone fin al
juicio o hace imposible su continuación cuando, siendo de primera instancia, no se apela,
o cuando es pronunciada en segunda instancia. Por lo tanto, la sentencia de término puede
ser una sentencia definitiva o interlocutoria, y para ser tal, no necesita estar siempre firme
o ejecutoriada; pues para calificar una sentencia como de una u otra clase, se atiende a
puntos de referencia diversos, por ejemplo, la sentencia definitiva de primera instancia
que no es apelada es, al mismo tiempo, sentencia de término y sentencia ejecutoriada, en
cambio, la sentencia definitiva de segunda instancia que es recurrida de casación, es
sentencia de término, pero no está ejecutoriada.
iv. Por último, algunos critican la teoría de la sentencia de término y señalan que dicha
locución se debe considerar como un defecto de terminología que no puede servir de base
al establecimiento de una nueva suerte de sentencia con caracteres propios, y que el
legislador hubiese omitido en la enumeración básica contenida en el art. 158 del CPC. Por
tanto, la sentencia de término puede ser tanto una sentencia interlocutoria o definitiva,
sentencias que a su vez pueden o no tener la calidad de firme.
341
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Se entiende por efectos de las resoluciones judiciales, las consecuencias jurídicas que se
producen con su dictación y notificación. Hay que recordar que, en conformidad al art. 38 del
CPC, las resoluciones judiciales sólo producen efecto en virtud de notificación hecha con arreglo
a la ley, salvo los casos expresamente exceptuados por ella.
En concreto, las consecuencias o efectos de las resoluciones judiciales son: el
desasimiento del tribunal, y la acción y excepción de cosa juzgada. Como se verá, estos efectos
no los producen todas las resoluciones judiciales, sino que sólo algunas.
a. CONCEPTO.
El desasimiento del tribunal es el efecto que producen las sentencias definitivas o
interlocutorias, en virtud del cual una vez que han sido notificadas a alguna de las partes, no
pueden ser modificadas o alteradas de manera alguna por el tribunal que las dictó, de manera tal,
que sólo podrá ser modificada por el tribunal superior y en virtud de la interposición de los
recursos procesales que correspondan. Según el profesor FORTTES, esto ocurre porque el juez ya
se ha inhabilitado al dictar la sentencia, debido a que ha manifestado su opinión respecto de un
caso con conocimiento de causa; en otras palabras, perdió su competencia para conocer de la
cuestión principal o accesoria.
Este es un verdadero principio del Derecho procesal, y se ha establecido porque la
seguridad de los derechos de las partes litigantes así lo exige. La ley lo consagra en la primera
parte del art. 182 inc. I del CPC, al decir que notificada una sentencia definitiva o interlocutoria
a alguna de las partes, no podrá el tribunal que la dictó alterarla o modificarla en manera
alguna. Por tanto, a partir de esta disposición se puede decir que los elementos del desasimiento
son:
i. La existencia de una sentencia definitiva o interlocutoria. El efecto del desasimiento del
tribunal no se produce en los autos y decretos, ya que respecto de ellos procede
ampliamente el recurso de reposición o reconsideración, el cual lo conoce el mismo
tribunal que dictó el auto o decreto ¿Por qué en este caso el juez no se inhabilita? El
profesor FORTTES señala que el juez no se inhabilita debido a que los autos y decretos
tienen mucho menos importancia que las sentencias definitivas e interlocutorias; y en
segundo lugar, para permitirle al mismo juez, por razones de economía procesal,
enmendar este tipo de resoluciones cuando se da cuenta de que ha incurrido en un error.
ii. El segundo requisito es la notificación legal de estas sentencias, a lo menos, a una de las
partes en el juicio (este es el momento preciso en que se produce el desasimiento). Si la
resolución se dicta y no se notifica, es lo mismo que si no se hubiere pronunciado en el
proceso.
Nuestro Derecho positivo reconoce varias excepciones al efecto del desasimiento del
tribunal, es decir, casos en que el tribunal que dictó la sentencia la puede modificar. Éstos son:
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i. El r e c u r s o d e a c l a r a c i ó n , r e c t i fi c a c i ó n o e n mi e n d a . Conforme a la segunda
parte del art. 182 inc. I del CPC, podrá (el tribunal), sin embargo a solicitud de parte,
aclarar los puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de
copia, de referencia o de cálculos numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma
sentencia. Esto en doctrina se conoce con el nombre de recurso de aclaración,
rectificación o enmienda, y a partir de esta disposición se define como el medio que
franquea la ley a las partes para aclarar los puntos oscuros o dudosos, salvar las
omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos que
aparezcan de manifiesto en una sentencia definitiva o interlocutoria. Cualquier otro
defecto de forma o de fondo, debe corregirse por medio de los demás recursos que la ley
franquea.
Por regla general, la enmienda se hace a solicitud de parte y no tiene un plazo legal
establecido, por lo tanto, se puede intentar en cualquier época, inclusive (según la
jurisprudencia) cuando la sentencia está firme o ejecutoriada; ello porque esta acción no
persigue modificar el fondo de la decisión judicial, sino que busca subsanar errores u
omisiones. Por eso es que el profesor FORTTES dice que ésta es una excepción aparente,
pues el juez no modifica realmente su decisión, sino que va a acoger estos errores, sin
modificar el fondo del asunto.
De acuerdo al art. 183 del CPC, una vez hecha la reclamación, podrá el tribunal
pronunciarse sobre ella sin más trámite (podrá resolverla de plano) o después de oír a la
otra parte (darle tramitación incidental); y mientras tanto suspenderá o no los trámites
del juicio o la ejecución de la sentencia, según la naturaleza de la reclamación (esto
queda entregado al criterio del tribunal). Agrega el art. 184 del CPC, que los tribunales, en
el caso del art. 182, podrán también de oficio rectificar, dentro de los cinco días
siguientes a la primera notificación de la sentencia (defectuosa), los errores indicados en
dicho artículo252. Por último, el art. 185 del CPC señala que las aclaraciones,
agregaciones o rectificaciones mencionadas en los tres artículos precedentes, podrán
hacerse no obstante la interposición de recursos sobre la sentencia a que aquéllas se
refieren.
ii. R e c u rs o d e r e p o s i c i ó n e n c o n t r a d e s e n t e n c i a s i n t e r l o c ut o r i a s . Esta es una
excepción, puesto que el recurso de reposición lo conoce el mismo tribunal que dictó la
sentencia; y, además, porque sólo procede en contra de autos y decretos, y
excepcionalmente en contra de sentencias interlocutorias. Por ejemplo, la sentencia
interlocutoria que declara inadmisible un recurso de apelación (ya sea porque se dedujo
fuera de plazo, o en contra de una sentencia inapelable, o porque no es fundada o no
contiene peticiones concretas); la sentencia interlocutoria que recibe la causa a prueba
(con el objeto de que se modifiquen los hechos controvertidos, que se eliminen algunos o
que se agreguen otros); la sentencia interlocutoria que declara prescrito un recurso de
apelación, siempre que ésta se funde en un error de hecho; y la sentencia interlocutoria
del tribunal a quo que declara inadmisible un recurso de casación.
252
Según LIBEDINSKY, lo único que puede hacer el tribunal de oficio, es rectificar los errores de copia, referencias o
cálculos numéricos; por lo tanto, no puede aclarar de oficio los puntos oscuros o dudosos, ni menos salvar
omisiones.
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iii. E l i n c i d e n t e d e n u l i d a d d e t o d o l o o b r a d o p o r f a l t a d e e m p l a z a m i e n t o .
El inc. final del art. 182 del CPC señala que lo dispuesto en este artículo no obsta para
que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el art. 80; y, a su vez, el art. 80 del
CPC prescribe que si al litigante rebelde no se le ha hecho saber en persona ninguna de
las providencias libradas en el juicio, podrá pedir la rescisión de lo obrado, ofreciendo
acreditar que, por un hecho que no le sea imputable, han dejado de llegar a sus manos
las copias a que se refieren los arts. 40 y 44, o que ellas no son exactas en su parte
substancial.
Este incidente se plantea ante el mismo tribunal que dictó la sentencia definitiva o
interlocutoria, no obstante haberse producido ya el desasimiento del tribunal, y lo puede
interponer quien no ha hecho gestión alguna en el juicio, en razón de no haber sido
legalmente emplazado. El profesor FORTTES señala que aquí, en estricto rigor, hay una
apariencia de proceso y de sentencia, puesto que faltaba algo fundamental: el
emplazamiento; por lo tanto, no sería una real excepción al desasimiento.
7.2.1. CONCEPTO.
Una de las características de la función jurisdiccional, que la distingue de las demás
funciones, es que las resoluciones que dictan los tribunales son inmutables; pues es indudable
que el fin que las partes persiguen en el proceso es obtener la dictación de una sentencia que
venga a zanjar en definitiva las dificultades de orden jurídico que existen entre ellas, de modo
que lo resuelto no pueda discutirse más ni dentro del mismo proceso, ni en otro futuro. Por ello,
al definir la jurisdicción se señaló que era el poder-deber que tienen los tribunales de justicia
para conocer y resolver, por medio del proceso y “con efecto de cosa juzgada”, los conflictos de
intereses de relevancia jurídica que se promuevan dentro del territorio de la República, y en cuya
solución les corresponda intervenir.
Siguiendo al autor Hugo PEREIRA ANABALÓN, se puede definir a la cosa juzgada como el
efecto que producen las sentencias definitivas o interlocutorias firmes o ejecutoriadas, para que
aquél a cuyo favor se ha declarado un derecho en el juicio pueda pedir el cumplimiento o
ejecución de lo resuelto, y para que el litigante que haya obtenido en él, o todos aquellos a
quienes según la ley aprovecha el fallo, impidan que la cuestión ya fallada en un juicio, sea
nuevamente resuelta en ese o en otro juicio.
El motivo que fundamenta la existencia de la institución de la cosa juzgada, es la certeza
jurídica. En efecto, la cosa juzgada satisface la necesidad de certeza de las relaciones, que toda
sociedad requiere, ya que con ella se permite que la sentencia que se dicte se cumpla, puesto que
se ha asegurado la estabilidad y certidumbre de los derechos que las sentencias reconocen o
declaran; y, por otro lado, una de las características del proceso es su transitoriedad, por tanto,
debe llegar un momento en que el proceso se acabe, pues lo contrario llevaría al caos.
emana de una autoridad pública (es por ello que la sentencia arbitral es eficaz, pero no tiene
autoridad o imperio). Y la e fi c a c i a , por su parte, alude o comprende los siguientes aspectos:
i. C o e r c i b i l i d a d . Significa que se puede hacer cumplir la sentencia por medio de la
fuerza si es necesario; es decir, el vencido está obligado a cumplir la condena que se le ha
impuesto, y en caso de que no lo haga voluntariamente, el vencedor podrá exigírselo por
medios compulsivos. Esto es lo que se conoce como acción de cosa juzgada.
ii. In i m p u gn a b i l i d a d . Se refiere a que un determinado asunto que ha sido resuelto, no
es susceptible de recurso alguno, ni ante el mismo tribunal que lo dictó, ni ante otro
superior dentro del mismo proceso (se vincula con el concepto de resolución firme o
ejecutoriada). La inimpugnabilidad va más allá que el desasimiento, ya que este último
implica que el mismo tribunal no puede modificar la sentencia, la inimpugnabilidad en
cambio, no sólo el tribunal que dictó la sentencia no puede alterar lo resuelto, sino que
también, cualquier otro tribunal dentro del mismo proceso. Como se verá, esto se
relaciona con la cosa juzgada formal.
iii. In m u t a b i l i d a d o i r r e v o c a b i l i d a d . Si de acuerdo a la inimpugnabilidad la sentencia
no puede ser modificada en el mismo proceso, queda abierta la posibilidad para que se
modifique en otro juicio o por otro poder del Estado. Por tanto, este aspecto alude a que
lo resuelto no puede ser modificado por: otro poder del Estado (pues de acuerdo al art. 76
de la CPR, ni el Congreso, ni el Presidente de la República pueden, en caso alguno, hacer
revivir procesos fenecidos), ni en otro juicio distinto, siempre y cuando entre el juicio que
terminó y el que se pretende iniciar exista lo que se denomina la triple identidad. Como se
verá, esto se relaciona con la cosa juzgada material.
En consecuencia, mientras la inmutabilidad conlleva a una preclusión absoluta de
recursos y acciones, la inimpugnabilidad conlleva sólo a una preclusión de recursos.
el actor o el procesado piden que se les reserven para el ordinario sus acciones o
excepciones, podrá el tribunal declararlo así, existiendo motivos calificados. Siempre
se concederá la reserva respecto de las acciones y excepciones que no se refieran a la
existencia de la obligación misma que ha sido objeto de la ejecución.
- El art. 564 del CPC dispone que la sentencia pronunciada en la querella de
restablecimiento (acción posesoria que tiene por objeto recuperar la posesión de una
cosa que ha sido arrebatada violentamente) deja a salvo a las partes, no sólo el
ejercicio de la acción ordinaria en conformidad al art. 563, sino también el de las
acciones posesorias que les correspondan.
- A su vez, el art. 581 del CPC señala que las sentencias que se dicten en los interdictos
de que trata este párrafo (interdicto de obra nueva o ruinosa) dejan a salvo su derecho
a las partes para deducir en vía ordinaria las acciones que por la ley les
correspondan.
- Idéntica situación se produce en los juicios especiales del contrato de arrendamiento,
pues de acuerdo al art. 615 del CPC, las sentencias que se pronuncien en conformidad
a los dos párrafos precedentes no privarán a las partes del ejercicio de las acciones
ordinarias a que tengan derecho, sobre las mismas cuestiones resueltas por aquéllas.
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- El privilegio de pobreza, pues el art. 136 del CPC señala que podrá dejarse sin efecto el
privilegio después de otorgado, siempre que se justifiquen circunstancias que habrían
bastado para denegarlo; agrega el inc. II que podrá también otorgarse el privilegio
después de rechazado, si se prueba un cambio de fortuna o de circunstancias que
autoricen esta concesión.
- Otro ejemplo lo contempla el art. 301 del mismo Código, el cual refiriéndose a las
medidas precautorias, señala que todas estas medidas son esencialmente
provisionales. En consecuencia, deberán hacerse cesar siempre que desaparezca el
peligro que se ha procurado evitar o se otorguen cauciones suficientes.
- Las sentencias definitivas pronunciadas en juicios de alimentos. Pues, en un juicio de
alimentos puede ocurrir que se dicte una sentencia firme o ejecutoriada que condene al
demandado a prestar alimentos (sentencia inimpugnable); pero puede ocurrir que el
demandado solicite que se altere dicha resolución y que se dicte una nueva en un
proceso distinto, ya que han cambiado sus condiciones económicas y laborales.
a. CONCEPTO.
La acción de cosa juzgada es el efecto que producen las sentencias definitivas o
interlocutorias firmes o ejecutoriadas, o que causan ejecutoria, para que aquél a cuyo favor se ha
declarado o reconocido un derecho en el juicio pueda pedir el cumplimiento o ejecución del
fallo.
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forma prevenida por el Título XIX (“De la ejecución de las resoluciones”) de este Libro.
Por lo tanto, la acción de cosa juzgada tiene lugar cuando el actor victorioso, y
eventualmente sus herederos, quieren que se cumpla o ejecute una sentencia de condena, dictada
en su favor en un juicio anterior, por vía compulsiva o forzada (si es meramente declarativa o
constitutiva, no dará lugar a su cumplimiento). En este sentido, la acción de cosa juzgada es
sinónima de acción ejecutiva, si se invoca como título una resolución judicial firme o
ejecutoriada.
a. CONCEPTO.
La excepción de cosa juzgada es el efecto que producen las sentencias definitivas o
interlocutorias firmes o ejecutoriadas, para que el litigante que haya obtenido en el juicio, o todos
253
El art. 175 del CPC dispone que sólo las sentencias definitivas o interlocutorias firmes producen la acción o la
excepción de cosa juzgada. No obstante, CASARINO señala que los autos y decretos también producen estos efectos,
pues de acuerdo al art. 181 inc. I del CPC los autos y decretos “firmes” se ejecutarán y mantendrán desde que
adquieran este carácter, sin perjuicio de la facultad del tribunal que los haya pronunciado para modificarlos o
dejarlos sin efecto, si se hacen valer nuevos antecedentes que así lo exijan. Sin embargo, en ellos más que
manifestarse el aspecto de impugnabilidad e inmutabilidad, se presenta el aspecto de autoridad de la cosa juzgada.
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aquellos a quienes según la ley aprovecha el fallo, impidan que la cuestión ya fallada en un
juicio, sea nuevamente resuelta en ese o en otro juicio posterior, siempre y cuando concurra la
triple identidad señalada por la ley. Como se puede apreciar, con la excepción de cosa juzgada se
resalta la inimpugnabilidad e inmutabilidad de la cosa juzgada.
La institución de la excepción de cosa juzgada tiene como principal fundamento la paz y
tranquilidad social, vale decir, evita la perpetuación de los juicios entre las mismas partes y sobre
idénticas materias. Al mismo tiempo persigue mantener el prestigio de la justicia, impidiendo la
posibilidad de que puedan dictarse fallos contradictorios sobre una misma controversia.
254
Algunos señalan que el demandado que se excepciona de cosa juzgada, no se trataría de un litigante “que ha
obtenido en el pleito”, sino de una persona “a quien aprovecha” según la ley (aquí el provecho sería jurídico, y no
patrimonial o económico).
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viola la autoridad de cosa juzgada la sentencia que contenga una parte considerativa contraria a
lo expuesto en los considerados de otra anterior, si no existe en realidad contradicción además
con su parte resolutiva.
¿Qué sucede si la sentencia definitiva o interlocutoria ha sido dictada dentro de un
procedimiento vicioso, o bien, con defectos de forma contenidos en su pronunciamiento? Tal
sentencia puede ser anulada mediante el correspondiente recurso de casación en la forma, sea a
petición de parte, sea de oficio por el propio tribunal, y aun por la interposición del incidente de
nulidad de todo lo obrado. Pero, una vez firme o ejecutoriada, fatalmente producirá la excepción
de cosa juzgada, es decir, si se pretende iniciar un nuevo juicio entre las mismas partes y sobre la
misma materia, podrá hacerse valer esta sentencia viciosa como fundamento de la excepción de
cosa juzgada; pues la falta de reclamo implica formalmente el reconocimiento o aceptación de su
propia validez.255
¿Qué pasa si la sentencia definitiva o interlocutoria firme ha sido pronunciada por un
tribunal extranjero? También puede servir de fundamento a la excepción de cosa juzgada, desde
el momento en que el art. 175 del CPC no distingue. Pero, como se trata de una sentencia
pronunciada por un tribunal extranjero, a la cual se pretende hacer producir efectos en Chile, es
necesario, como formalidad previa, la observancia del exequátur, esto es, la autorización de la CS
para que dicha sentencia pueda hacerse valer y producir efecto en nuestro país.
La triple identidad de las personas, del objeto y de la causa, debe ser examinada a la luz
de la nueva demanda en relación con la anteriormente resuelta; y estos tres requisitos deben
concurrir en forma copulativa, por tanto, si cualquiera de ellos falta, la excepción de cosa
juzgada no prosperaría256. A continuación se analizarán estos requisitos:
255
Sin duda que habrá casos en que la nulidad de la sentencia anterior, más que nulidad, implica su inexistencia;
como por ejemplo, cuando el tribunal que la pronunció ha carecido totalmente de jurisdicción, o cuando el juicio se
ha seguido en rebeldía del demandado sin haber sido realmente emplazado, o cuando el juicio se ha seguido entre
personas incapaces, etc. En tales eventos, la sentencia pronunciada en condiciones tan anormales no podría servir de
fundamento a la excepción de cosa juzgada; y por ser sentencias inexistentes, cabría simplemente prescindir de ellas,
acreditadas que fueran las circunstancias antes expuestas.
256
El profesor LUHRS señala que este artículo no es realmente bueno en lo que a los elementos de comparación se
refiere, toda vez que no se trata de comparar dos demandas (la nueva con la anteriormente fallada), sino que en
realidad se trata de analizar la sentencia anterior con la nueva demanda, por cuanto es la sentencia la que produce o
causa el efecto de cosa juzgada.
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ii. El segundo requisito señalado por el art. 177 del CPC, es la identidad de la cosa
pedida entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta. El objeto o cosa pedida en el
juicio, es el beneficio jurídico que se reclama o solicita (se relaciona con el objeto o
finalidad de la pretensión procesal), y no la materialidad u objeto material del juicio. Por
tanto, la forma de determinar el beneficio jurídico reclamado por las partes, habrá que
encontrarlo en la parte petitoria de sus escritos fundamentales.
En relación a este elemento, también pueden darse distintas situaciones, a saber:
- Puede ocurrir que dos juicios tengan de común la cosa pedida o beneficio jurídico y,
no obstante, que los objetos materiales sean distintos. Por ejemplo, se reclama la
entrega de un cuadro en calidad de heredero de Juan (quien era su dueño), y se rechaza
la demanda; y posteriormente se reclama la entrega de un auto, también en calidad de
heredero de Juan. Aquí el beneficio jurídico que se pide en ambos casos, es que se
reconociera la calidad de heredero, y en base a eso que se le dieran algunos o todos los
bienes.
- Por otro lado, puede ocurrir que los objetos materiales sean idénticos, pero
enteramente diversas las cosas pedidas. Así, por ejemplo, si se demanda para que se
reconozca la calidad de dueño del fundo X y se rechaza la demanda, y luego se entabla
un nuevo juicio para que se reconozca el derecho de servidumbre sobre ese mismo
fundo. Aquí el objeto material es el mismo, pero no el beneficio jurídico, en un caso es
el dominio y en otro la servidumbre.
iii. El último requisito para que tenga lugar la excepción de cosa juzgada, es la identidad
de la causa de pedi r entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta. Al respecto,
el art. 177 inc. final del CPC, señala que se entiende por causa de pedir el fundamento
inmediato del derecho deducido en juicio (se relaciona con la causa de la pretensión).
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Desde el Derecho romano, en general, se ha entendido por causa, el título en virtud del cual nos corresponde un
derecho. Estos títulos que sirven de fundamento a la demanda en que se reclama un derecho (por ejemplo,
compraventa, donación, etc.) toma la denominación técnica de causa de pedir. Pero no sólo la demanda o acción
tiene causa de pedir, sino que también la tienen las excepciones que opone el demandado, puesto que ellas también,
en el fondo, persiguen la declaración de un beneficio jurídico en su favor. De ahí que PLANIOL defina la causa de
pedir corno el hecho jurídico o material que sirve de fundamento al derecho que se reclama, o a la excepción que se
opone.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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A. G ENERALIDADES .
1. INTRODUCCIÓN.
Cuando se analizaron las clases teóricas de procedimiento, se dijo que según su ámbito
de aplicación, éstos se clasificaban en generales y especiales. Los procedimientos generales son
aquellos que se aplican comúnmente a todas las controversias que no tengan una forma especial
de tramitarse; y los procedimientos especiales son aquellos que se aplican para determinadas
controversias que la ley establece, puesto que la preordenación de sus trámites y actos, se crean
en atención a la naturaleza del conflicto (por ejemplo, el juicio de arrendamiento para predios
urbanos).
Ahora bien, el art. 2º del CPC, clasifica a los procedimientos, según su tramitación
(CASARINO) en ordinarios y extraordinarios. El p ro c e d i m i e n t o o r d i n a r i o es aquél que se
somete a la tramitación común ordenada por la ley; y el p r o c e d i m i e n t o e x t r a o r d i n a r i o es
el que se rige por las disposiciones especiales que para determinados casos ella (la ley)
establece. Por tanto, una cosa son los procedimientos generales y especiales y otra cosa distintas
son los procedimientos ordinarios y extraordinarios.
El Libro I (“Del juicio ordinario”) del CPC se refiere solamente al juicio ordinario de
mayor cuantía, y el Libro III (“De los juicios especiales”) trata a los juicios especiales; por tanto,
según algunos, el procedimiento ordinario es uno sólo, a saber el juicio ordinario de mayor
cuantía. No obstante, en el Libro III se incluyen procedimientos que son de aplicación general,
como el procedimiento sumario y el de menor y mínima cuantía, que según algunos son
procedimientos ordinarios también, pero según otros se trata de procedimientos extraordinarios
de aplicación general, pues el procedimiento ordinario es uno sólo, pero no es el único de
aplicación general.
El profesor LUHRS, quien cree que el procedimiento ordinario es únicamente el de mayor
cuantía, lo explica de la siguiente manera: él señala que hay procedimientos como el juicio de
hacienda, los de familia, los de arrendamiento, etc., que son llamados procedimientos especiales,
y que analizándolos versus el procedimiento ordinario, corresponden a procedimientos
extraordinarios, por lo señalado en el art. 2º del CPC y especiales, ya que se aplican a
determinadas controversias. El problema es que hay algunos procedimientos que están
establecidos en el Libro III y que no están vinculados o no son relativos a una materia en especial
(se pueden aplicar a cualquier materia), el más típico de estos casos es el procedimiento del
juicio sumario, el cual puede ser de aplicación general o especial; otro ejemplo lo constituye el
juicio de menor y mínima cuantía. Todos estos procedimientos son extraordinarios, ya que se
rigen por disposiciones especiales que para determinados casos la ley establece (en el Libro III),
y son generales o de aplicación común, puesto que se pueden aplicar a todas aquellas las
controversias que no tengan una forma especial de tramitarse
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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2. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
El juicio ordinario de mayor cuantía se encuentra regulado en el Libro II (“Del juicio
ordinario”) del CPC, en los arts. 253 al 433. El profesor ALFARO lo define como un
procedimiento de cognición o declarativo común, es decir, aplicable a toda clase de pretensión
que no conste de una regulación especial. De acuerdo a esta definición, y a varias normas del
CPC, se pueden nombrar como características de este juicio, las siguientes:
258
En contrario el profesor ORELLANA sostiene que el legislador ha dispuesto tres tipos de procedimientos
ordinarios: el de mínima, menor y mayor cuantía. El profesor ALFARO señala que el procedimiento ordinario es uno
sólo: el de mayor cuantía; no obstante, hay otros procedimientos de aplicación común que no son ordinarios (él no
prefiere llamarlos extraordinarios).
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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Por lo tanto, cada vez que se esté en presencia de una acción judicial cuya cuantía exceda
de 500 UTM, o de una cuantía indeterminada y no tenga señalada en la ley una tramitación
especial, se debe saber de antemano que tendrá que ser ventilada en conformidad a las
reglas del juicio ordinario de mayor cuantía.
259
Hay que recordar que la escrituración es una regla técnica, y las reglas técnicas son herramientas, a veces
conceptualmente contradictorias, que están a disposición del legislador para emplearlas de acuerdo con las
condiciones sociales, culturales y económicas de un determinado país. Dentro de ellas se distinguen las reglas del
debate procesal y las reglas de la actividad de sentenciar; en las primeras se encuentra la escrituración que se opone
a la oralidad.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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La preclusión es una regla del debate procesal que consiste en que cada uno de los períodos en que se puede
dividir un proceso se debe clausurar, lo que se traduce en la imposibilidad de realizar un acto procesal fuera del
periodo o estadio en que deba llevarse a efecto según la ley que lo regule. Esta regla se opone al libre
desenvolvimiento.
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B. PERIODO DE DISCUSIÓN.
1. INTRODUCCIÓN.
Como recalca el profesor ALFARO, el periodo de discusión se conforma idealmente por
cuatro escritos fundamentales, cuales son: la demanda, la contestación de la demanda, la réplica
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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y la dúplica. Dentro de los escritos mencionados hay uno que es esencial, que es la demanda,
mientras que los otros tres son eventuales, pues, pueden o no existir en el juicio.
El objeto fundamental de este periodo, es plantear de manera ordenada cuál es la
controversia, a través de las pretensiones del demandante y las contrapretensiones del
demandado. En otras palabras, determina el objeto de la litis.
2. LA DEMANDA.
2.1. CONCEPTO.
El art. 253 del CPC dice que todo juicio ordinario comenzará por demanda del actor, sin
perjuicio de lo dispuesto en el Título IV (“De las medidas prejudiciales”) de este Libro (segundo).
En consecuencia, el juicio ordinario de mayor cuantía tiene dos maneras de ser iniciado, cuales
son: la demanda del actor, lo cual constituye la regla general; o bien, mediante medidas
prejudiciales promovidas por el futuro demandante o por el futuro demandado, siendo la más
típica de las medidas prejudiciales, la prejudicial precautoria, que puede consistir en un embargo,
en la prohibición de celebrar actos o contratos, en el nombramiento de un interventor, etc.261 Por
lo tanto, en el sistema del juicio ordinario no hay inicio de oficio del procedimiento, se requiere
actividad de parte, sea por vía de la demanda o por vía de una medida prejudicial.
La demanda se encuentra regulada en el Título I (“De la demanda”) del Libro II del CPC.
La ley no define a la demanda, pero es evidente que este término se reserva para designar el acto
inicial de la relación procesal, o sea, a la primera presentación que hace el actor y que resume
sus pretensiones. Al respecto, el profesor ALFARO señala que es un acto procesal de iniciación
del procedimiento, en virtud del cual el demandante ejerce su derecho de acción y manifiesta su
pretensión ante un juez. En un sentido muy similar el profesor FORTTES dice que la demanda es
el instrumento a través del cual se inicia la relación procesal, se manifiesta el derecho de acción,
y cuyo contenido es la pretensión. Como se puede apreciar, en ambos conceptos se engloban tres
ideas, que si bien están relacionadas entre sí, son diferentes; éstas son:
i. La p re t e n s i ó n , esto es, aquella declaración de voluntad realizada en el plano de la
realidad social, en virtud de la cual se intenta subordinar una voluntad ajena a la propia
(por ejemplo, págame lo que me debes). Más que un derecho es una petición, y constituye
el fundamento del objeto del proceso.
ii. La a c c i ó n , esto es, el poder jurídico que tiene todo sujeto de derecho, de acudir a los
órganos jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción de una pretensión. La acción es
una institución que existe con anterioridad al proceso.
iii. Y la d e m a n d a o l i b e l o , que es el escrito o acto material que contiene la pretensión, y
261
Las medidas perjudiciales serán analizadas después, por ahora se puede decir que son los medios que franquea la
ley a los futuros litigantes (demandante o demandado) con el objeto preparar la entrada al juicio (medidas
prejudiciales preparatorias), asegurar la rendición de alguna prueba que pueda desaparecer (medidas prejudiciales
probatorias), o asegurar el resultado de la acción que se va a deducir (medidas prejudiciales precautorias). Desde el
punto de vista de la tramitación, las medidas prejudiciales constituyen incidentes especiales dentro del pleito, no
obstante, la iniciación del juicio, mediante una medida prejudicial, no libera en manera alguna al actor de la
obligación de presentar la demanda; pues, la novedad procesal, en este caso, radica exclusivamente en que el juicio
se ha iniciado mediante una medida prejudicial, y que ésta, cronológicamente, precede la demanda.
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262
Para que haya jactancia en sentido legal, se requiere: que la manifestación del jactancioso conste por escrito, o
que se haya hecho de viva voz, a lo menos, delante de dos personas hábiles para dar testimonio en juicio civil; o que
el jactancioso haya gestionado como parte en un proceso criminal del que puedan emanar acciones civiles en contra
del acusado (art. 270 del CPC). Esto se tramita conforme al procedimiento sumario y la sentencia habrá de
determinar si hubo o no jactancia; y en caso de que se acredite que sí la hubo, se le impone al jactancioso la carga de
demandar en el plazo que se le señale (de 10 ó 30 días); y si trascurre dicho plazo para demandar, sin que el
jactancioso demande, se debe solicitar al tribunal que declare el apercibimiento del art. 269 del CPC, es decir, no ser
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iii. Si se decreta una medida prejudicial precautoria a favor del futuro demandante. En
efecto, conforme al art. 280 del CPC, aceptada la solicitud a que se refiere el artículo
anterior, deberá el solicitante presentar su demanda en el término de diez días y pedir
que se mantengan las medidas decretadas. Este plazo podrá ampliarse hasta treinta días
por motivos fundados; agrega el inc. II que si no se deduce demanda oportunamente, o no
se pide en ella que continúen en vigor las medidas precautorias decretadas, o al resolver
sobre esta petición el tribunal no mantiene dichas medidas, por este solo hecho quedará
responsable el que las haya solicitado de los perjuicios causados, considerándose doloso
su procedimiento.
iv. Si en el juicio ejecutivo el actor pide reserva de sus acciones, deberá interponer la
demanda en el juicio ordinario dentro del plazo de 15 días contados desde que se notificó
la sentencia definitiva en el juicio ejecutivo. En efecto, de conformidad con el art. 473 del
CPC, la sentencia recaída en el juicio ejecutivo produce cosa juzgada en el juicio
ordinario, tanto respecto del ejecutante como del ejecutado; agrega el inc. II que, con
todo, si antes de dictarse sentencia en el juicio ejecutivo, el actor o el reo piden que se
les reserven para el ordinario sus acciones o excepciones, podrá el tribunal declararlo
así, existiendo motivos calificados. Siempre se concederá la reserva respecto de las
acciones y excepciones que no se refieran a la existencia de la obligación misma que ha
sido objeto de la ejecución. Finaliza el inc. III señalando que en los casos del inciso
precedente, la demanda ordinaria deberá interponerse dentro del plazo que señala el art.
474 (15 días), bajo pena de no ser admitida después; y en tal caso, el juicio seguirá hasta
su cumplimiento, es decir, hasta la realización o remate de los bienes embargados.
2.2. IMPORTANCIA.
La demanda es un acto de iniciación del proceso y, como tal, a partir de su interposición
se van a producir importantes efectos procesales y extraprocesales, a saber:
i. La demanda delimita en forma importante el objeto del juicio (sobre aquello que se va a
discutir), esto junto con la eventual contestación, réplica y dúplica. Esto lo confirma el
art. 160 del CPC, el cual señala que las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del
proceso, y no podrán extenderse a puntos que no hayan sido expresamente sometidos a
juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los tribunales
proceder de oficio.
Cuando la sentencia se extiende a puntos no sometidos a juicio por las partes u otorga
más de lo pedido por ellas, la parte afectada podrá entablar un recurso de casación en la
forma fundado en la causal Nº 4 del art. 768 del CPC, a saber: en haber sido dada ultra
petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o extendiéndola a puntos no
sometidos a la decisión del tribunal (extra petita), sin perjuicio de la facultad que éste
tenga para fallar de oficio en los casos determinados por la ley ¿Qué pasa si el tribunal
otorgó menos de lo pedido por las partes? Este vicio de la sentencia se denomina minus
petita, y no está enunciado en el Nº 4 del art. 768, por ello, hay que reconducirlo al Nº 5
de dicho artículo, es decir, a la causal que se refiere a la omisión de los requisitos de la
oído después sobre el derecho cuya jactancia se trata (art. 271 del CPC). La acción de jactancia prescribe en seis
meses contados desde que tuvieron lugar los hechos en que se funde (art. 272 del CPC).
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sentencia definitiva, específicamente el numeral 6 del art. 170 del CPC, que señala que la
sentencia definitiva contendrá la decisión del asunto controvertido. Esta decisión deberá
comprender todas las acciones y excepciones que se hayan hecho valer en el juicio; pero
podrá omitirse la resolución de aquellas que sean incompatibles con las aceptadas.
ii. Y en segundo lugar, la demanda determina los sujetos específicos del proceso (o
elementos subjetivos), es decir, las partes litigantes y el juez; lo que sin embargo, tiene
atenuaciones en lo que dice relación con los terceros relativos.
2.3. REQUISITOS.
Desde el momento en que la demanda, como acto inicial del juicio, es un verdadero
escrito, se debe ajustar a determinadas formalidades en su presentación, para que así produzca
los efectos legales deseados por el actor. Estas formalidades son dobles, a saber: las generales o
comunes a todo escrito, y las especiales o propias del escrito de demanda.
263
Según la RAE, “otrosí” significa “además de esto”; y en el ámbito procesal alude a cada una de las peticiones que se
ponen después o además de lo principal.
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264
Las CA de Santiago, desde el año 2003, ha exigido para las demandas y gestiones judiciales que se presenten para
su distribución en los Juzgados Civiles y del Trabajo de su jurisdicción, una presuma que se antepone a la suma, y
que tendrá: el tipo de procedimiento que corresponda (ordinario de mayor cuantía, ejecutivo, etc.); materia u objeto
del pleito (indemnización de perjuicios, notificación de protesto de cheque, arrendamiento, nulidad de matrimonio,
etc.); individualización del demandante con sus nombres y apellidos, y a continuación su cédula de identidad;
nombre completo del abogado patrocinante con su RUT; nombre completo del apoderado con RUT; y nombre
completo del o los demandados con su RUT, de ser conocido, si no lo es, se coloca “sin RUT”. Este requisito se ha ido
incorporando paulatinamente en las CA, comenzando por la de Santiago, para luego continuar en las CA de
Concepción y Valparaíso.
265
El profesor LUHRS señala que, en la práctica, cuando se trata de una comuna asiento de Corte, en que la causa va a
distribución, estas copias no se presentan en la Corte, sino posteriormente, cuando la causa llega al juzgado
correspondiente.
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del tribunal, y ello mediante abreviaturas como, por ejemplo, S.J.L (Señor Juez Letrado),
I.C. (Ilustrísima Corte de Apelaciones), y Excma. Corte (Excelentísima Corte
Suprema)266. La razón de no exigir la designación exacta del tribunal (por ejemplo,
segundo juzgado de letras de Valparaíso), es que hay ciudades que son asiento de CA, y
cuando se presenta la demanda en la Secretaría de la Corte no se sabe qué tribunal va a
conocer de la causa, ya que ésta debe ir a distribución.
ii. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las personas que lo
representen, y la naturaleza de la representación (art. 254 Nº 2). En consecuencia, se
debe individualizar en forma precisa al actor y, si comparece por medio de representante,
en igual forma a este último, expresándose, en este caso, la naturaleza de la
representación, es decir, si es legal (por ejemplo, si comparece el padre) o convencional
(si es un mandatario civil o comercial). La individualización del actor y de su
representante se entiende cumplida mediante la indicación de tres elementos, a saber: el
nombre, el domicilio y la profesión. Por n o m b r e se entiende tanto el propio o de pila,
como los apellidos paterno y materno; el d o mi c i l i o es la residencia, acompañada, real o
presuntivamente, del ánimo de permanecer en ella; y la p r o f e s i ó n u o fi c i o , es la
actividad preferente del actor. Si se trata de una persona jurídica, el nombre será el que
señale la escritura pública de constitución, el domicilio será el domicilio social, y la
profesión el giro que realiza.
Ahora bien, hay que recordar que, de acuerdo al art. 49 inc. I del CPC, para los efectos del
artículo anterior, todo litigante deberá, en su primera gestión judicial, designar un
domicilio conocido dentro de los límites urbanos del lugar en que funcione el tribunal
respectivo, y esta designación se considerará subsistente mientras no haga otra la parte
interesada, aun cuando de hecho cambie su morada. Al respecto el art. 53 del CPC señala
que la forma de notificación de que trata el art. 50 (notificación por el estado) se hará
extensiva a las resoluciones comprendidas en el art. 48 (sentencia definitiva, sentencia
interlocutoria que recibe la causa a prueba y que ordena la comparecencia personal de las
partes), respecto de las partes que no hayan hecho la designación a que se refiere el
artículo 49 y mientras ésta no se haga; agrega el inc. II que esta notificación se hará sin
necesidad de petición de parte y sin previa orden del tribunal.
Por último, cabe decir que esta exigencia legal de la perfecta individualización del actor y
de su representante en el escrito de demanda, permite que el demandado sepa a ciencia
cierta con quién va a litigar, y las excepciones o defensas que puede oponer; permite,
además, saber a quiénes deberán notificarse las resoluciones que se expidan, y a quiénes
afectará, con autoridad de cosa juzgada, la sentencia llamada a resolver el pleito.
iii. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado (art. 254 Nº 3). La
individualización del demandado es indispensable, al igual que la del actor, para saber
contra quién se dirige la demanda y a quién se debe notificar, para determinar su
capacidad y la competencia del tribunal en razón del territorio y, en fin, para apreciar los
efectos de la cosa juzgada. A diferencia del número anterior, nada dice la ley en cuanto a
la individualización del representante del demandado, pero, según CASARINO, en caso de
266
Esto se relaciona con que al dirigirse a un tribunal, hay que hacerlo en los términos que su dignidad lo requiere;
así, de acuerdo al art. 306 del COT, La CS tendrá el tratamiento de Excelencia y las CA el de Señoría Ilustrísima.
Cada uno de los miembros de estos mismos tribunales y los jueces de letras tendrán tratamiento de Señoría.
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267
El profesor LUHRS señala que si no se sabe el nombre del demandado, se debe aplicar el art. 54 del CPC, es decir,
se tendrá que notificar por avisos en un diario a la persona cuya individualización sea difícil de determinar y, en este
caso, se debería individualizar con otros datos. El profesor ALFARO, por su parte, señala que se puede omitir este
requisito, siempre que se precisen las razones de ello, por ejemplo, que por su número dificulten considerablemente
la práctica de la notificación (si se trata de una comunidad).
268
Hay que recordar que existen reglas generales y especiales de competencia, y dentro de estas últimas se
encuentran las reglas de competencia absoluta y relativa, siendo precisamente esta última la que se determina por el
factor territorio, según el siguiente esquema: existencia de prórroga de competencia; existencia de reglas especiales;
naturaleza de la acción deducida; regla legal supletoria del domicilio del demandado.
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aforismo que señala: el juez conoce el derecho. Por lo tanto, el juez se debe someter a
lo probado en cuanto a los hechos, pero puede ampararse en este aforismo para aplicar
un derecho distinto del invocado por las partes a la hora de argumentar la sentencia.
v. La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión, de las peticiones que se
sometan al fallo del tribunal (art. 254 Nº 5). Esta es la parte petitoria de la demanda
(equivale al objeto de la pretensión), y la ley dice que se debe expresar con la suficiente
claridad y precisión en la parte final de ésta.269
Estas peticiones del actor, unidas a las que plantea el demandado en su escrito de
contestación, constituyen la cuestión controvertida del pleito; y, como se dijo, la
sentencia definitiva deberá pronunciarse únicamente sobre ellas, so pena de que en la
dictación de la sentencia se incurra en vicios de forma que autoricen para anularla
mediante los recursos procesales correspondientes. El profesor FORTTES recalca que esta
parte es tremendamente importante en relación con la sentencia, pues equivaldría a la
parte resolutiva de ésta; por ello se dice que la demanda del actor sería un proyecto de la
sentencia para el juez.
vi. El art. 255 del CPC dice que los documentos acompañados a la demanda deberán
impugnarse dentro del término de emplazamiento, cualquiera sea su naturaleza. Por
tanto, siguiendo a esta disposición surge la pregunta de si ¿es necesario acompañar
documentos fundantes que acrediten la demanda? Antiguamente era obligatorio, pero
hoy no, pues no existe la obligación del demandante ni del demandado de acompañar
documentos fundantes de la demanda, de la reconvención o de la excepción, y la
contraparte carece del derecho de forzarlo a ello. Pero si se acompañan con la demanda
(por ejemplo, un video, un CD, etc.), se impugnarán dentro del término de emplazamiento
En general, se dice que los requisitos exigidos a la demanda son una manifestación del
principio de buena fe en materia procesal, por cuanto buscan que el demandado pueda tener total
claridad respecto de quién lo demanda, por qué lo está demandando, y qué es lo que se solicita;
evitándose con ello que la demanda se utilice como un instrumento para sorprender al
demandado.270
269
Por ejemplo: POR TANTO de acuerdo a lo expuesto y lo que disponen las normas citadas y arts. 254 y siguientes
del CPC, y demás normas pertinentes. RUEGO A US.: tener por interpuesta, en juicio ordinario, demanda civil de
indemnización de perjuicios por responsabilidad civil extracontractual derivado de un daño por repercusión, en
contra de don xxx, ya individualizado, en su calidad de Gerente General de la empresa xxx, y de acogerla a tramitación
para que en definitiva se condene a la demandada a pagar…
270
El profesor ALFARO clasifica los requisitos de la demanda de la siguiente manera: (i) los tres primeros
constituyen la i n v o c a c i ó n , es decir, por medio de la demanda se dirige al juez y se le explica que viene a
demandar a tal individuo, por tal persona, ambas domiciliadas en tal parte, por las razones de hecho y de derecho
que seguidamente se exponen. (ii) El cuarto requisito se denomina de la a f i r m a c i ó n , y en éste se comprende la
afirmación de los hechos y del derecho que constituyen el conflicto. (iii) Y el quinto requisito se denomina de la
p e t i c i ó n , el cual constituye el petitorio del actor, o la pretensión en concreto. La importancia de estos requisitos,
así clasificados, es que ellos coinciden con los elementos o con la estructura de la sentencia en su parte expositiva,
considerativa, y resolutiva.
368
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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admisibilidad desde un punto de vista formal, o sea, a la luz de las exigencias contenidas en el
art. 254 del CPC. De este examen de admisibilidad pueden derivarse las siguientes
consecuencias:
i. De conformidad con el art. 256 del CPC, puede el juez de oficio no dar curso a la
demanda que no contenga las indicaciones ordenadas en los tres primeros números del
art. 254 (designación del tribunal, individualización del demandante e individualización
del demandado), expresando el defecto de que adolece; es decir, si no se cumplen con
esos requisitos, el juez no debe dar curso a la demanda, y si lo hace, el demandado podrá
oponer la correspondiente excepción dilatoria (ineptitud del libelo).
Como se puede apreciar, el art. 256 del CPC no se refiere a la omisión de los requisitos
establecidos en el Nº 4 (hechos y fundamentos de derecho) y 5 del art. 254 del CPC (parte
petitoria), esto debido a que ellos no afectan los presupuestos procesales, sino a la
viabilidad de la pretensión. Por lo tanto, si faltan dichos, el juez igualmente debe darle
curso a la demanda, pero el demandado podrá oponer la excepción dilatoria de ineptitud
del libelo.
ii. Si bien el art. 256 del CPC no lo señala, el juez, en uso de sus facultades correctivas,
podría otorgar un plazo (judicial) para subsanar los requisitos omitidos.
iii. El tribunal, también, puede no dar curso a la demanda, cuando falte el patrocinio, lo cual
se relaciona con la Ley Nº 18.120 sobre Comparecencia en Juicio. En efecto, dicha ley en
su art. 1º inc. I señala que la primera presentación de cada parte o interesado en asuntos
contenciosos o no contenciosos ante cualquier tribunal de la República, sea ordinario,
arbitral o especial, debe ser patrocinada por un abogado habilitado para el ejercicio de
la profesión; agrega el inc. II, que esta obligación se entiende cumplida por el hecho de
poner el abogado su firma, indicando además, su nombre, apellidos y domicilio. Sin estos
requisitos, no puede ser proveída y se tendrá por no presentada para todos los efectos
legales.
iv. Hay que recordar que, además, conforme el art. 2º de la Ley sobre Comparecencia en
Juicio, por regla general, toda persona debe comparecer en los asuntos que indica el art.
1º inc. I de la ley 18.120, representada por un mandatario judicial, y si al tiempo de
pronunciarse el tribunal sobre el mandato, éste no estuviere legalmente constituido, el
tribunal se limitará a ordenar la debida constitución de aquél dentro de un plazo de tres
días. Extinguido este plazo y sin otro trámite, se tendrá la solicitud por no presentada
para todos los efectos legales (art. 2º inc. IV).
v. También puede el tribunal determinar que existe una causal de incompetencia absoluta.
En este caso el tribunal debe declarar de oficio su incompetencia absoluta, pues de
acuerdo al art. 84 inc. IV del CPC, el juez podrá corregir de oficio los errores que observe
en la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la
nulidad de los actos de procedimiento. No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones
viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley.
vi. Por último, lo normal, es que el juez considere admisible la demanda al verificar que se
han cumplido todos los requisitos que la ley exige. En este caso, dictará una resolución
que tendrá por objeto declarar la admisibilidad de la demanda; específicamente se trata
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de un decreto (resolución que tiene por objeto dar curso progresivo a los autos) que lleva
implícita la declaración de admisibilidad (provee la demanda) y que confiere traslado al
demandado para que la conteste (“por interpuesta demanda, traslado para contestar”); es
decir, la resolución ordena que se ponga en conocimiento del demandado el escrito de la
demanda, y para ello, el demandante debe encargar la notificación de este decreto a un
Receptor Judicial, el cual, si se trata de la primera notificación hecha en el juicio, debe
notificar personalmente al demandado; y una vez notificado válidamente, comienza para
él el término de emplazamiento.
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notificada, podrá (el demandante) en cualquier estado del juicio desistirse de ella ante el
tribunal que conozca del asunto, y esta petición se someterá a los trámites establecidos
para los incidentes. Esta última actitud del demandante, de excepcional importancia,
tiene el efecto de extinguir las acciones que se hicieron valer en la demanda y, por tanto,
no las va a poder deducir nuevamente, aun cuando fueran ampliadas o rectificadas, es
decir, se produce la excepción de cosa juzgada.
a. EFECTOS PROCESALES.
i. El principal efecto que produce la notificación de la demanda, es que da nacimiento a la
relación jurídica procesal (traba la litis), esto es, al vínculo jurídico que une a las partes
entre sí, y a éstas con el juez, generando poderes y deberes entre ellos.
ii. Al notificarse la demanda, el demandante ya no podrá retirarla, sólo le cabe desistirse de
ella.
iii. Al notificarse la demanda, en el juicio ordinario de mayor cuantía se abre la primera
instancia, por lo tanto, el juez está obligado a conocer las peticiones del actor y dar inicio
al procedimiento. Si el tribunal no cumple con esta obligación de instruir el proceso,
puede interponerse una queja disciplinaria ante el superior jerárquico y, además, la
actuación del juez constituye denegación de justicia.
iv. Si no hay una causal de incompetencia absoluta, el órgano jurisdiccional será plenamente
competente para conocer del asunto. Este efecto se conoce en doctrina como
p e r p e t u a c i ó n d e l a j u r i s di c c i ó n y c o m p e t e n c i a , y es un efecto procesal en
virtud del cual se produce la fijación de la jurisdicción y la competencia del tribunal que
conoce de la causa, con independencia de los cambios o alteraciones que puedan
experimentar los elementos que regulan estos temas durante el curso del juicio (por
ejemplo, el domicilio del demandado). Este efecto se relaciona con la regla general de la
competencia denominada radicación, en virtud de la cual, radicado con arreglo a la ley el
conocimiento de un negocio ante tribunal competente, no se alterará esta competencia
por causa sobreviniente (art. 109 del COT).
v. Asimismo, la notificación de la demanda fija la legitimación de las partes en el proceso.
Este efecto recibe el nombre de p e r p e t u a c i ó n d e l a l e gi t i m a c i ó n , y es un efecto
procesal en virtud del cual la calidad de las partes se mantiene durante todo el proceso,
siendo irrelevante las modificaciones posteriores. Por ejemplo, si una de las partes
fallece, el proceso continuaría con sus herederos, los que tienen la misma calidad jurídica
que tenía el difunto, a menos que se esté frente a aquellos procesos en que la muerte de la
persona sea un elemento de no continuidad, como ocurre en los procesos de divorcio o de
incapacidad.
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vi. La demanda fija el objeto del juicio, pues el demandado, al contestar la demanda, debe
limitarse en su defensa a aquello que es pretendido por parte del actor (la única excepción
a esto, es la reconvención). Una vez determinado el objeto del proceso con la notificación
de la demanda, las partes no pueden modificar las pretensiones, pues se produce lo que se
denomina en doctrina mutatio libelli. Sin embargo, este principio tiene ciertas
excepciones, como son los casos de ampliaciones y rectificaciones de la demanda antes
de la contestación (art. 261 del CPC), o la réplica del demandante, la cual, sin embargo, no
puede en caso alguno modificar sustancialmente el objeto principal del juicio o proceso.
vii. El demandante no puede interponer una nueva demanda en contra del demandado, que se
refiera al mismo objeto pedido y tenga la misma causa de pedir. En el evento que así lo
haga, procede la excepción dilatoria de litispendencia en el segundo proceso.
viii. Y por último, una vez notificada la demanda y la resolución que la provee, comienza a
correr un término para que el demandado exponga lo que estima conveniente.
271
Hay que recordar que respecto de la prescripción adquisitiva, la interrupción civil es todo recurso judicial
intentado por el que se pretende verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor. La expresión “recurso judicial” hay
que entenderla referida a la interposición de cualquiera acción, mediante la cual el dueño pretende recuperar la
posesión e impedir así que un tercero, poseedor del bien, adquiera el dominio por prescripción. Respecto a la
prescripción extintiva existe una discusión, puesto que para algunos la expresión “demanda” que emplea el art. 2518
del CC, se refiere únicamente a aquella que cumpla con los requisitos del art. 254 CPC, esto en contraposición al
término amplio que usa el legislador en el art. 2503 del CC (recurso judicial). Sin embargo, la interpretación más
amplia de este precepto, que por lo demás es la mayoritaria, señala que debe aceptarse bajo el concepto de demanda,
no sólo la demanda judicial en un sentido técnico, sino también otras actuaciones del acreedor que permitan obtener
o asegurar la satisfacción de su crédito, siempre y cuando se realicen judicialmente. También hay que tener presente
que la interrupción de la prescripción para alguno se produce (en ambos casos) con la notificación de la demanda,
mientras que para otros basta la presentación de la misma. Siendo la posición mayoritaria, la primera postura.
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2. Cuando la cosa no ha podido ser dada o ejecutada sino dentro de cierto espacio de tiempo, y el deudor lo
ha dejado pasar sin darla o ejecutarla;
3. En los demás casos, cuando el deudor ha sido judicialmente reconvenido por el acreedor.
iii. Los derechos sobre los cuales se litiga se convierten en litigiosos para efectos de su
cesión. En efecto, conforme al art. 1911 inc. II del CC, Se entiende litigioso un derecho,
para los efectos de los siguientes artículos, desde que se notifica judicialmente la
demanda.
a. CONCEPTO.
En su oportunidad, se manifestó que toda acción se propone mediante una demanda, la
cual, presentada ante tribunal competente, debe ser tramitada conforme a las reglas de
procedimiento preestablecidas según la naturaleza de la pretensión ejercitada, agregando además,
que cualquiera que fuere el procedimiento a seguir, la demanda y la resolución que la admite a
tramitación deben ser legalmente notificadas al demandado, quien tiene un plazo para
comparecer a defenderse. Esta notificación de la demanda hecha en forma legal al demandado y
el transcurso del plazo que éste tiene para contestada, reciben el nombre técnico de
emplazamiento.
Por lo tanto, el e m p l a z a mi e n t o d e l d e m a n d a d o se puede definir como la
notificación legal de la demanda, unida al plazo que la ley otorga al demandado para que
exponga lo que estime conveniente.
Ahora bien, si el juicio comienza con una medida prejudicial, como la primera
notificación será la de dicha medida, la resolución que admite a tramitación a la demanda
deberá notificarse por el estado diario, pues esta forma de notificación constituye la regla
general conforme a lo previsto en el art. 50 del CPC, el cual señala que las resoluciones no
comprendidas en los artículos precedentes se entenderán notificadas a las partes desde
que se incluyan en un estado que deberá formarse y fijarse diariamente en la secretaría
de cada tribunal con las indicaciones que el inciso siguiente expresa. Sin perjuicio de
ello, el tribunal puede disponer la notificación personal de la demanda y de la resolución
que la provee, aun cuando no se esté ante una hipótesis en que proceda esta notificación,
pues conforme al art. 47 inc. I del CPC, la forma de notificación de que tratan los
373
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ii. T é r mi n o d e e mp l a z a m i e n t o . Esto es, el plazo que la ley fija al demandado para que
exponga lo que estima conveniente. Este plazo varía según sea el lugar en que haya sido
notificado el demandado, en efecto:
- Conforme al art. 258 inc. I del CPC, el término de emplazamiento para contestar la
demanda será de quince días si el demandado es notificado en la comuna donde
funciona el tribunal. Por ejemplo, se interpone la demanda en la Secretaría de la CA
de Valparaíso y el demandado es notificado también en la ciudad de Valparaíso.
- De acuerdo al art. 258 inc. II del CPC, se aumentará este término en tres días más (18
días) si el demandado se encuentra en el mismo territorio jurisdiccional pero fuera
de los límites de la comuna que sirva de asiento al tribunal. Por ejemplo, se interpone
la demanda en la Secretaría de la CA de Valparaíso, y se notifica en la comuna de
Juan Fernández.
- Ahora, si el demandado se encuentra en un territorio jurisdiccional diverso o fuera
del territorio de la República, el término para contestar la demanda será de
dieciocho días, más el aumento que corresponda al lugar en que se encuentre. Este
aumento será determinado en conformidad a una tabla que cada cinco años formará
la CS con tal objeto (publicada en el Diario Oficial), tomando en consideración las
distancias y las facilidades o dificultades que existan para las comunicaciones (art.
259 inc. I del CPC). Por ejemplo, se interpone la demanda en la Secretaría de la CA de
Valparaíso y se notifica al demandado en Valdivia, o mediante exhorto, en Perú.
- Por último, el art. 260 inc. II del CPC, establece que en los casos en que proceda la
pluralidad de demandantes de acuerdo al art. 18 (litisconsorcio activa), el plazo para
contestar la demanda, determinado según lo dispuesto en los dos artículos
anteriores, se aumentará en un día por cada tres demandantes sobre diez que existan
en el proceso. Con todo, este plazo adicional no podrá exceder de treinta días.
374
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272
Hay que tener presente que este es un supuesto distinto al del art. 65 inc. II del CPC, el cual se refiere al plazo
común, al decir que los términos comunes se contarán desde la última notificación, es decir, se señala un mismo
momento inicial (por ejemplo, el término probatorio). En cambio, el art. 260 del CPC señala que el plazo corre hasta
que expire el último término parcial, es decir, se señala un mismo momento final. La diferencia de hablar desde la
notificación, o hasta el último término parcial no es irrelevante, porque acorde al art. 260 del CPC, el primer
notificado puede contestar desde que se le notificó, en cambio, en el caso del art. 65 del CPC, sólo puede contestar
desde la última notificación, si actúa antes, contesta extemporáneamente.
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Art. 768. El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
9. En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o a cualquier otro requisito por
cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad.
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Ahora bien, cada una de estas diversas actitudes del demandado frente a la demanda que
se ha interpuesto en su contra, tiene una decisiva influencia en el curso posterior que debe seguir
el juicio. Es por ello que serán analizadas cada una con detención, salvo la reconvención, que
será objeto de estudio al final.
4.1. EL ALLANAMIENTO.
En cuanto al efecto del allanamiento, conforme al art. 313 del CPC, si el demandado
acepta llanamente las peticiones del demandante…, el tribunal mandará citar a las partes para
oír sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado (la contestación) de la réplica. Esta última
frase es importante, pues si el demandado acepta las peticiones del demandante, a éste último
igualmente se le conferirá traslado para que replique (pues en dicho escrito puede hacer
modificaciones, adiciones o ampliaciones a la demanda), y una vez evacuado este trámite de la
réplica, se confiere traslado al demandado para la dúplica, y evacuado el trámite de la dúplica, el
tribunal debe citar inmediatamente a las partes para oír sentencia definitiva. En consecuencia, el
allanamiento no pone término al proceso, pues el efecto que genera es evitar la realización del
trámite de conciliación (que en principio es obligatorio) y la apertura del período de prueba, pero
que no puede acarrear ninguna consecuencia negativa para él su silencio (hoy en día la declaración del imputado es
un verdadero derecho de defensa); y, por último, la sumisión del imputado no es suficiente por sí sola para
determinar su culpabilidad, de manera que se exige que esté acreditada por los demás medios probatorios (la ratio es
que ello podría prestarse para proteger a otros imputados).
274
El profesor ALFARO señala que el allanamiento, en estricto rigor, es una promesa de prestación, pues no implica
una sumisión, en el sentido de aceptar y cumplir de inmediato. Por ello es importante la sentencia que se dicte al
respecto, porque con ella se podrá exigir su cumplimiento.
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examinar los autos para ver si debe recibir o no la causa a prueba, y ésta seguirá así su curso
normal.
Las consecuencias de esta actitud del demandado son:
i. Trae aparejada la preclusión, es decir, el demandado pierde la oportunidad de plantear sus
excepciones y defensas en la contestación, esto por tratarse de un plazo fatal.
ii. El demandado rebelde es notificado de las resoluciones que se le deberían notificar por
cedula, por el estado diario, y se le aplica esta sanción por no haber señalado domicilio
dentro del territorio del tribunal.
iii. La rebeldía de la contestación a la demanda, al igual que todas las demás rebeldías en la
primera instancia, no tienen otro alcance que dar por evacuado ficticiamente el trámite de
que se trata, a objeto de que los autos puedan continuar su curso progresivo, pudiendo,
por consiguiente, la parte rebelde hacerse presente en cualquier momento posterior,
siempre y cuando, naturalmente, respete todo lo obrado (esto tiene una excepción, en
aquellos casos en que se está en presencia de fuerza mayor, o de falta real de notificación,
lo cual da origen a la nulidad procesal). Cabe recalcar que el efecto de la rebeldía en la
segunda instancia tiene una trascendencia mayor, pues al litigante rebelde no se le toma
más en consideración (se dan por evacuados todos los trámites) y si posteriormente desea
comparecer, tendrá que hacerlo por medio de procurador del número o de abogado
habilitado.
Esta última actitud del demandado es, en la práctica, la de más ordinaria ocurrencia, y si
el demandado se defiende, es necesario ver previamente en qué forma lo hace, para saber la
tramitación que seguirá el juicio. En efecto, el profesor FORTTES distingue tres formas que
puede adoptar esta actitud:
i. O p o n e r e x c e p c i o n es . Dentro de las excepciones se distinguen distintos tipos: las
excepciones dilatorias, que son aquellas que buscan corregir defectos en cuanto a la
forma y no al fondo; y las excepciones perentorias, que son aquellas que atacan el fondo,
no existiendo una enumeración taxativa de ellas. Las primeras se hacen valer en forma
previa a la contestación, mientras que las segundas, por regla general, en la contestación
de la demanda.
ii. Podría hacer me r a s a l e ga c i o n e s o d e f e n s a s , al momento de contestar la demanda
¿Cuál es la diferencia entre las meras alegaciones y las excepciones? En primer lugar, en
las excepciones se incorporan nuevos hechos, en cambio con las meras alegaciones no se
agregan, sino que simplemente se contradicen fundamentos del actor; en segundo lugar,
en la mera alegación la carga probatoria recae en el demandante, en cambio, en las
excepciones es el demandado quien tiene que probar el hecho nuevo agregado; y, por
último, hay una diferencia en cuanto a la parte de la sentencia que sobre ellas se
pronuncia, ya que el juez se pronuncia sobre las meras defensas en la parte considerativa
de la sentencia (como argumento para llegar a la resolución), mientras que de las
excepciones se pronuncia en la parte resolutiva.
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5. LAS EXCEPCIONES.
Las excepciones, siguiendo a Fernando ORELLANA, son aquellos actos jurídicos
procesales del demandado, que tienen por objeto corregir vicios del procedimiento, o bien, atacar
el fondo de la acción deducida. Las excepciones pueden revestir dos modalidades: dilatorias y
perentorias, y dentro de las excepciones perentorias, se distinguen las excepciones mixtas y
anómalas. A continuación serán analizadas cada una de ellas.
5.1.1. CONCEPTO.
Son una institución propia del procedimiento ordinario de mayor cuantía, y también
proceden respecto del juicio de menor cuantía, pero además de éstos, no proceden en ningún otro
procedimiento. Se definen como aquellas excepciones que tienen por objeto corregir vicios del
procedimiento sin afectar al fondo de la acción deducida. Este concepto se extrae del art. 303 N°
6 del CPC, el cual señala que sólo son admisibles como excepciones dilatorias: en general las que
se refieran a la corrección del procedimiento sin afectar al fondo de la acción deducida.
Se denominan así, puesto que retardan o dilatan la entrada al proceso. Mediante ellas el
demandado pide al tribunal que declare que no está obligado a contestar la demanda, mientras no
se subsane el vicio de que adolece. Por tanto, el objeto de estas excepciones es preciso y
determinado: corregir defectos del procedimiento y procurar que la relación procesal se forme
válidamente, es decir, exenta de todo vicio que más tarde pudiera servir para anulada. Pero, en la
práctica, son utilizadas como medio para retardar el juicio, y no para el objetivo antes señalado.
En concreto, según el profesor FORTTES, lo que atacan fundamentalmente las excepciones
dilatorias o formales, son los presupuestos procesales, es decir, los requisitos exigidos por la ley
para que el proceso tenga existencia y sea eficaz275. Es por ello que el demandado al formular
una excepción dilatoria se abstiene de contestar la demanda (o contesta en un otrosí) y, en
consecuencia, debe oponerla en forma previa a la cuestión principal, la que quedará en el ínter
tanto suspendida.
275
Hay que recordar que dentro de los presupuestos procesales se distinguió a los elementos constitutivos o de
existencia, dentro de los cuales está: la contienda jurídica actual, las partes y el tribunal; y a los elementos o
presupuestos de validez, dentro de los cuales se encuentra: la observancia de formalidades, la competencia del
tribunal y la capacidad procesal de las partes.
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respetado los elementos materia, cuantía o fuero; y relativa, cuando no se respeta el elemento
territorio. Dentro del Nº 1 del art. 303 del CPC, se puede intentar tanto la excepción de
incompetencia absoluta como la excepción de incompetencia relativa, con la salvedad de que
dichas incompetencias, también se puede formular de diversas formas. En efecto, la
incompetencia absoluta puede alegarse:
i. En cualquier estado del juicio, como incidente de nulidad de todo lo obrado. En efecto, el
art. 83 inc. II del CPC señala que la nulidad sólo podrá impetrarse dentro de cinco días,
contados desde que aparezca o se acredite que quien deba reclamar de la nulidad tuvo
conocimiento del vicio, a menos que se trate de la incompetencia absoluta del tribunal.
ii. Se puede alegar como incidente estando citadas las partes para oír sentencia; pues
conforme al art. 433 del CPC, citadas las partes para oír sentencia, no se admitirán
escritos ni pruebas de ningún género. Lo cual se entiende sin perjuicio de lo dispuesto
por los arts. 83 (incidente de nulidad de todo lo obrado por incompetencia absoluta …
iii. Puede ser declararla de oficio por el mismo tribunal en cualquier estado. En efecto, el art.
84 inc. final del CPC dispone que el juez podrá corregir de oficio los errores que observe
en la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la
nulidad de los actos de procedimiento. No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones
viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley.
iv. Puede formularse un recurso de casación en la forma, pues de conformidad con el art. 768
del CPC, el recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las
causas siguientes: 1) en haber sido la sentencia pronunciada por un tribunal
incompetente o integrado en contravención a lo dispuesto por la ley.
v. Y, por último, puede ser planteada como una cuestión de competencia. 276
276
Hay que recordar que la cuestión de competencia es aquella incidencia formulada por las partes acerca de la falta
de atribuciones del tribunal requerido para conocer de un determinado asunto judicial. El CPC establece dos caminos
o vías para formular una cuestión de competencia: cuestión de competencia por inhibitoria, que es aquella que se
intenta ante el tribunal que se cree competente, pidiéndole que se dirija al que esté conociendo del negocio para que
se inhiba y le remita los autos; y la cuestión de competencia por declinatoria, que es aquella que se propone ante el
tribunal a quien se cree incompetente para conocer de un negocio que le esté sometido, indicándole cuál es el que se
estima competente y pidiéndole que se abstenga de dicho conocimiento (como corresponde a un incidente, será
competente el mismo tribunal que está conociendo de la cuestión principal).
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CASARINO señala que si la incompetencia del tribunal se promueve por vía declinatoria o
inhibitoria, en ambos casos presentará el carácter de excepción dilatoria. El profesor LUHRS, en
cambio, cree que esta es una cuestión de competencia que se tramita por vía declinatoria. El
profesor FORTTES, sin embargo, señala que entre la excepción de incompetencia y las cuestiones
de incompetencia existen diferencias. La diferencia que existe con la cuestión por inhibitoria es
obvia, pues ésta se intenta ante el tribunal que se cree competente (otro tribunal), mientras que la
excepción se intenta ante el mismo tribunal; y en segundo término, si bien la cuestión por
declinatoria se presenta ante el tribunal que se cree que es incompetente (al igual que la
excepción), el efecto que trae ésta, si es acogida, es diferente, ya que el tribunal tiene que remitir
los antecedentes al tribunal competente, en cambio, con la excepción de incompetencia, se pone
término al juicio.
¿Cuál es la vía para denunciar la falta de jurisdicción? La falta de jurisdicción implica la
absoluta carencia de potestad jurisdiccional del tribunal para conocer y fallar el asunto, así, en
este caso no se está tratando de corregir vicios del procedimiento, sino que se está atacando al
fondo de la acción deducida y, por tanto, según la doctrina y jurisprudencia mayoritaria, la vía
para denunciar esta falta es a través de una excepción perentoria, la cual debe ser opuesta al
momento de contestar la demanda. La falta de jurisdicción puede tener lugar en hipótesis de
inmunidad jurisdiccional (por ejemplo, los diplomáticos y los cónsules), o cuando se quiere
someter a la potestad de los tribunales chilenos un asunto sometido a la jurisdicción extranjera.
¿Puede fundamentarse una excepción dilatoria de incompetencia del tribunal, basándose
en la regla de distribución de causas? Como se dijo en su momento, no existe unanimidad en la
doctrina respecto a la naturaleza jurídica de estas reglas; pero la postura mayoritaria señala que
las reglas de turno y distribución de causas no son normas de competencia, sino meras reglas de
carácter económico-administrativas, cuyo fin es hacer el reparto del trabajo judicial entre los
tribunales de un mismo territorio jurisdiccional. Por lo tanto, su infracción no permitiría fundar
una excepción de incompetencia, ni promover un incidente de nulidad de todo lo obrado fundado
en la vulneración de estas reglas, sino que una sanción administrativa.
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desentenderse de la demanda, ya que ésta será anulable debido a que no hay una relación
procesal, no está trabada la litis.
c. LITISPENDENCIA.
El art. 303 Nº 3 del CPC señala que sólo son admisibles como excepciones dilatorias: la
litispendencia. Ahora bien, hay litispendencia cuando entre las mismas partes existe otro juicio
que tiene el mismo objeto y la misma causa de pedir; en otras palabras, supone que se tramiten
separadamente dos o más procesos entre los que existe triple identidad.
Como se puede apreciar, esta figura se asemeja a la cosa juzgada, puesto que los mismos
presupuestos hacen prosperar una y otra. Sin embargo, se diferencian porque en la cosa juzgada
el proceso anterior está firme o ejecutoriado, mientras que en la litispendencia la causa
preexistente está en actual tramitación; de allí que litispendencia signifique “litigio pendiente”.
En concreto, los requisitos o elementos constitutivos de la litispendencia son:
i. E x i s t e n c i a d e u n j ui c i o a n t e r i o r. El juicio anterior puede estar radicado ante el
mismo tribunal que está conociendo del nuevo juicio, o bien, ante un tribunal diverso; y
se entiende que existen ambos juicios desde el momento en que el demandado ha sido
notificado válidamente de la demanda, pues desde ese instante ha nacido la relación
jurídica procesal.
ii. Es necesario que el juicio anterior esté p e n d i e n t e . Al respecto, la jurisprudencia ha
estimado que es necesario que el juicio esté en curso, lo que excluye toda posibilidad de
una medida prejudicial.
iii. Se debe estar siguiendo el anterior juicio entre las mismas partes, o sea, debe existir
identidad legal entre las partes del primer pleito y del segundo, no importando el papel
procesal que ellas desempeñan en uno y otro juicio (demandante o demandado), sino que
la calidad que tienen sobre el derecho sustancial.
iv. Ambos juicios deben versar sobre la misma materia, es decir, tanto la cosa pedida como
la causa de pedir hechas valer en un pleito, deben ser idénticas a las reclamadas en el otro
pleito.
El fundamento de esta excepción dilatoria, es evitar que las partes litigantes pretendan
subsanar los posibles errores cometidos en un juicio anterior, renovándolo mediante una nueva
demanda. Por tal razón, una vez acogida la excepción dilatoria de litispendencia, se paraliza el
nuevo pleito mientras tanto se falla el primero por sentencia una sentencia firme o ejecutoriada;
esto con el objeto de que la parte favorecida con la excepción de cosa juzgada, que pueda emanar
de esta sentencia, la oponga como excepción perentoria en el segundo pleito que estaba
paralizado, y cuya tramitación ha debido reiniciarse debido a la terminación del primero.277
277
ORELLANA señala que puede darse la situación de que un demandante ejerza acciones incompatibles en contra de
un mismo deudor en procesos distintos; por ejemplo, que demande el incumplimiento de un contrato y luego en otro
proceso (pendiente el primero) demande la resolución de ese mismo contrato. En este caso no hay triple identidad
(pues el objeto pedido es distinto), por lo tanto, no procede en el segundo proceso la excepción de litispendencia,
debiendo en esta situación procederse a la acumulación de autos para evitar resoluciones contradictorias,
acumulación que puede ordenarse de oficio por el juez, en el evento que se tramiten ante el mismo tribunal.
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Hay que recordar que si al escrito de demanda le falta alguno de los tres primeros
requisitos señalados en el art. 254 del CPC, el juez puede de oficio no darle curso, expresando el
defecto de que adolece. Por tanto, esta excepción dilatoria entrará en juego cuando a la demanda
le falten los requisitos Nº 4 y 5 del art. 254 del CPC, o bien, cualquiera de los tres primeros
señalados en tal precepto, cuando el juez no haga uso de su facultad de oficio de no admitir a
tramitación la demanda. El profesor FORTTES señala que esta excepción también puede referirse
a los requisitos comunes de toda presentación (suma, firma, copias, etc.).
La jurisprudencia, precisando el concepto anterior, ha dicho que el libelo es inepto
cuando la falta de algún requisito legal lo hace vago, ininteligible o susceptible de ser aplicado a
diversos casos o situaciones. En la práctica, esta es una excepción muy utilizada con un mero fin
dilatorio.278
e. BENEFICIO DE EXCUSIÓN.
El art. 303 Nº 5 del CPC dice que sólo son admisibles como excepciones dilatorias: el
beneficio de excusión. Se suele definir al beneficio de excusión como aquel derecho que tiene
todo fiador para exigir que antes que se proceda en su contra, se proceda en los bienes del deudor
principal (art. 2357 del CC).
Art. 2357. El fiador reconvenido goza del beneficio de excusión, en virtud del cual podrá exigir que antes de
proceder contra él se persiga la deuda en los bienes del deudor principal, y en las hipotecas o prendas prestadas por
éste para la seguridad de la misma deuda.
Esta excepción dilatoria se hace valer por el fiador (deudor subsidiario) en un pleito que
se sigue en contra del deudor principal; y su finalidad es paralizar el juicio, mientras el acreedor
no agote los medios judiciales en contra de los bienes del deudor principal. Si con estas nuevas
acciones interpuestas, el acreedor no obtiene el pago de su crédito, no habrá más camino que
reiniciar el juicio que había seguido primitivamente en contra del fiador. Por lo tanto, la
suspensión del juicio puede ser definitiva, si el demandante (acreedor) ve satisfecho su crédito en
278
El profesor LUHRS dice que la inconsistencia interna de la demanda no está claramente señalada como ineptitud
del libelo, pero hay quienes piensan que sí debería considerarse.
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f. AQUELLAS QUE TENGAN POR OBJETO CORREGIR LOS VICIOS DEL PROCEDIMIENTO.
Por último, el art. 303 Nº 6 del CPC señala que sólo son admisibles como excepciones
dilatorias: en general las que se refieran a la corrección del procedimiento sin afectar al fondo
de la acción deducida.
Según CASARINO, las excepciones dilatorias se pueden clasificar en dos grupos: el primer
grupo, corresponde a los cinco primeros números del art. 303 del CPC; y el segundo grupo está
conformado por aquellas excepciones que, participando de las características señaladas en el Nº
6 del art. 303 del CPC, pueden ser encasilladas en dicho número. Es por ello que la enumeración
de las excepciones dilatorias, contenida en el art. 303 del CPC, no es taxativa, pues el Nº 6 está
concebido en términos amplios, pudiendo comprenderse en él múltiples situaciones, que tiendan
a la corrección del procedimiento sin afectar al fondo de la acción deducida (por ejemplo, la falta
de mandato judicial).
La importancia de esta clasificación, está en que las del primer grupo presentan la ventaja
de que estando contempladas expresamente en la ley con el carácter de dilatorias, no darán
margen a dificultades al esgrimirlas como tales; en cambio, las pertenecientes al segundo grupo,
al ser opuesta podrán originar una cuestión previa destinada a constatar si tienen las
características señaladas en el Nº 6 del art. 303 del CPC, es decir, el demandado tendrá la
necesidad de probar su condición de dilatoria.
De acuerdo al art. 305 inc. I del CPC, las excepciones dilatorias deben oponerse todas en
un mismo escrito y dentro del término de emplazamiento fijado por los arts. 258 a 260. Es decir,
se deben oponer dentro del término para contestar la demanda (15 ó 18 días, o 18 días más el
aumento mencionado en la tabla).El profesor ALFARO dice que, tradicionalmente, se señala que
se deben oponer dentro del término de emplazamiento y “antes de la contestación de la
demanda”; y la razón por la cual se deben tramitar antes de contestar la demanda, es porque
279
Según el profesor LUHRS, en estricto rigor, el beneficio de excusión es una excepción perentoria, pues el fiador
que la reclama está diciendo que carece de legitimación pasiva (ataca al fondo de la acción), debido a que su
legitimación está sujeta a la condición de que el deudor principal no pague.
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primero se debe discutir la forma, para ver si después se puede entrar al fondo del asunto.
El plazo para oponer las excepciones dilatorias, reviste el carácter de fatal, dada la
expresión “dentro del” que utiliza la norma y porque se trata de un plazo legal contemplado en el
CPC; por lo tanto, si no se ejercen dentro del término de emplazamiento, precluirá el derecho del
demandado para ejercerlas posteriormente. Sin embargo, esto presenta dos excepciones:
i. El art. 305 inc. II del CPC dispone que si así no se hace (si no se han opuesto todas en un
mismo escrito y dentro del término de emplazamiento ya indicado), se podrán oponer en
el progreso del juicio sólo por vía de alegación o defensa, y se estará a lo dispuesto en
los arts. 85 y 86 (incidente de nulidad procesal).280
Art. 85. Todo incidente originado de un hecho que acontezca durante el juicio, deberá promoverse tan
pronto como el hecho llegue a conocimiento de la parte respectiva.
Si en el proceso consta que el hecho ha llegado al conocimiento de la parte, y si ésta ha practicado una
gestión posterior a dicho conocimiento, el incidente promovido después será rechazado de plano, salvo que
se trate de alguno de los vicios o circunstancias a que se refiere el inc. III del artículo anterior (un vicio que
anule el proceso, o se trate de una circunstancia esencial para la ritualidad o la marcha del juicio, evento en
el cual el tribunal ordenará que se practiquen las diligencias necesarias para que el proceso siga su curso
legal).
El alcance de esta norma, es que si las excepciones dilatorias no han sido opuestas como
tales en la forma y oportunidad que la ley señala, se pueden formular con el mismo
carácter de dilatorias al contestar la demanda o en el curso posterior del juicio, incluso,
estando las partes citadas para oír sentencia. Sin embargo, se debe estar a lo que
establece, fundamentalmente, el art. 85, o sea, que, en principio, estas excepciones
dilatorias informales y extemporáneas deben ser rechazadas, salvo que: se funden en un
vicio que anule el proceso, o en una circunstancia esencial para la ritualidad o la marcha
del mismo. Por ejemplo, la demanda no se ajusta a los requisitos de forma señalados en el
art. 254 del CPC y en vez de oponer la excepción dilatoria de ineptitud del libelo dentro
del término para contestar la demanda, se contesta ésta, y luego, al presentar el escrito de
dúplica, se hace notar el defecto de forma de que adolece la demanda; esta excepción
dilatoria deberá rechazarse, porque se debió oponer tan pronto el hecho en que se funda
(ineptitud del libelo) llegó a conocimiento de la persona, y antes de hacer cualquiera
gestión principal en el pleito. En cambio, si la demanda ha sido interpuesta por un
incapaz, y en vez de oponer la excepción dilatoria pertinente en el plazo para contestar la
demanda, se ataca el fondo de la acción, y luego, estando el proceso en estado de prueba,
se formula la correspondiente incidencia sobre la falta de capacidad del demandante; esta
excepción dilatoria deberá ser acogida, pues se funda en un vicio que anula el proceso.
ii. Y, por otro lado, el art. 305 inc. II del CPC señala que las excepciones primera
(incompetencia de tribunal) y tercera (litispendencia) del art. 303 podrán oponerse en
segunda instancia en forma de incidente. En este caso la incompetencia alegada
solamente puede ser la absoluta, se descarta la relativa puesto que los litigantes han
efectuado toda clase de actuaciones sin alegar la incompetencia territorial, lo que lleva, en
definitiva, a la prórroga de la competencia.
280
El art. 305 del CPC usa la expresión “alegación o defensa”, aunque no del modo más apropiado, toda vez que las
alegaciones o defensas afectan el fondo de la acción deducida y las excepciones dilatorias nunca tienen tal carácter.
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282
Según el profesor LUHRS la sentencia que falla una excepción dilatoria siempre es una sentencia interlocutoria de
primera clase, pues de acuerdo a este artículo, la resolución que desecha el incidente es “apelable”, y sólo son
apelables las sentencias definitvas e interloctorias, no así los autos.
283
Como se dijo, las excepciones dilatorias son incidentes de previo y especial pronunciamiento y, por tanto, se
tramitan en la misma pieza de autos. Entonces, es incomprensible que desechada una de estas excepciones, se
autorice al tribunal inferior para que siga conociendo pendiente el recurso.
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a. CONCEPTO.
Las excepciones perentorias son aquellas que tienen por objeto enervar o atacar el fondo
de la pretensión deducida por el demandante. En concreto, estas excepciones tienen por objeto
destruir el fundamento de la pretensión (hecho material y jurídico que sirve de fundamento al
derecho deducido al juicio), e importan la introducción de un hecho de carácter impeditivo,
modificativo o extintivo de la pretensión del actor.
Normalmente se confunden o identifican con los modos de extinguir las obligaciones,
porque en general, éstos son efectivamente excepciones perentorias; pero no sólo se identifican
con los modos de extinguir, sino que pueden aludir a cualquier hecho impeditivo (por ejemplo, la
falta de objeto o de causa) o modificatorio de la situación jurídica que motivó la pretensión (por
ejemplo, la compraventa de un bien raíz celebrada por un incapaz relativo y que posteriormente
convalida su representante legal).
En general, los tratadistas sostienen que estas excepciones son tantas como los modos de
extinguir las obligaciones; por ejemplo, el pago, la dación en pago, la compensación, la
confusión, la remisión de la deuda, la novación, la pérdida de la cosa, la prescripción extintiva, la
transacción, la renuncia del derecho del reclamante, la nulidad, la simulación o inexistencia, la
cosa juzgada, etc.
b. TRAMITACIÓN.
Estas excepciones no se tramitan de forma incidental como las excepciones perentorias,
pues se deben hacer valer en el escrito de contestación de la demanda (art. 309 Nº 3 del CPC) y,
por ende, forman parte de la cuestión principal. Consecuencia de lo anterior, deben ser resueltas
en la parte resolutiva del fallo (art. 170 Nº 6 del CPC), a diferencia de las excepciones dilatorias
que se resuelven en el momento.
Art. 309. La contestación a la demanda debe contener:
3. Las excepciones que se oponen a la demanda y la exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en
que se apoyan.
Art. 170. Las sentencias definitivas de primera o de única instancia y las de segunda que modifiquen o revoquen en
su parte dispositiva las de otros tribunales, contendrán:
6. La decisión del asunto controvertido. Esta decisión deberá comprender todas las acciones y excepciones que se
hayan hecho valer en el juicio; pero podrá omitirse la resolución de aquellas que sean incompatibles con las
aceptadas.
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a. CONCEPTO.
Las excepciones anómalas son aquellas que, siendo perentorias en cuanto a su naturaleza,
pueden ser opuestas en cualquier estado del juicio, antes de la citación para oír sentencia en
primera instancia, y antes de la vista de la causa en segunda instancia.
Estas excepciones se regulan con ocasión de la contestación de la demanda, pues el art.
310 inc. I del CPC dice que no obstante lo dispuesto en el artículo anterior (referente a la
contestación), las excepciones de prescripción, cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la
deuda, cuando ésta se funde en un antecedente escrito, podrán oponerse en cualquier estado de
la causa; pero no se admitirán si no se alegan por escrito antes de la citación para oír sentencia
en primera instancia, o de la vista de la causa en segunda.
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b. TRAMITACIÓN.
Aquí se debe distinguir si las excepciones de prescripción, de cosa juzgada, de
transacción y de pago efectivo de la deuda (cuando la deuda se funde en un antecedente escrito),
se formularon en primera o segunda instancia:
i. Si se formulan en primera instancia, hay que distinguir si se recibió o no la causa a
prueba:
- De acuerdo al art. 310 inc. II del CPC, si se formulan en primera instancia, después de
recibida la causa a prueba, se tramitarán como incidentes, que pueden recibirse a
prueba, si el tribunal lo estima necesario (es decir, como incidentes ordinarios), y se
reservará su resolución para definitiva. La razón d esto, es que con ello se busca
generar posibilidad de discusión y prueba.
.
- Si se formulan antes de recibir la causa a prueba, el CPC nada dice, pero en la práctica
se otorga traslado a la parte contraria (para que exponga lo que estime conveniente), y
luego se sigue tramitando conjuntamente con la causa principal; en otras palabras, se
tramitarán como incidentes y la prueba se rendirá en el término probatorio ordinario
de la causa principal. Por tanto, aquí también se debe reservar el fallo para la
sentencia definitiva.
ii. Y, conforme al art. 310 inc. III del CPC, si se deducen en segunda instancia, se seguirá
igual procedimiento (es decir, se deben tramitar como incidentes que se pueden recibir a
prueba y se deben fallar en la sentencia definitiva de segunda instancia), pero en tal caso
el tribunal de alzada se pronunciará sobre ellas en única instancia.
284
Hay que recordar, desde el punto de vista civil, que quienes pueden alegar la prescripción son: el poseedor (si se
trata de la prescripción adquisitiva), o el deudor (si se trata de la prescripción extintiva), y los causahabientes a título
singular o universal de ambos (cesionarios, legatarios o herederos). La doctrina se ha preguntado si puede o no
alegar la prescripción adquisitiva un acreedor del poseedor, como una especie de acción oblicua o subrogatoria, pero
la respuesta es negativa, ya que no existe una disposición que así lo autorice y, como se sabe, se requiere de una
norma legal expresa para que opere la acción subrogatoria.
285
Hay casos excepcionales en los cuales el juez puede declarar la prescripción de oficio, como la prescripción de la
acción penal; la prescripción de la pena; y la prescripción del carácter ejecutivo de un título, pues según el art. 442
del CPC, el tribunal denegará la ejecución si el título presentado tiene más de tres años, contados desde que la
obligación se haya hecho exigible; salvo que se compruebe la subsistencia de la acción ejecutiva por alguno de los
medios que sirven para deducir esta acción en conformidad al art. 434 (por otro título ejecutivo).
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cumplido con las exigencias legales, la cosa es del dominio del prescribiente, de modo
que una pura excepción sería insuficiente. Por tanto, en la prescripción adquisitiva si el
prescribiente es el demandante, en su demanda accionará de prescripción; mientras que si
es el demandado, al contestar deberá alegarla como acción, vale decir, mediante una
demanda reconvencional.
ii. La minoría, en cambio, sostiene que si se demanda al prescribiente, es posible oponer la
prescripción adquisitiva como excepción, puesto que el art. 310 del CPC no distingue
entre prescripción adquisitiva y extintiva.
La jurisprudencia ha establecido que la única prescripción que se puede alegar como
excepción es la extintiva, por lo tanto, cuando el demandado quiere alegar prescripción
adquisitiva, lo debe hacer por vía de acción, es decir, por vía de reconvención. Pero la prudencia
aconseja al demandado que, al alegar la prescripción adquisitiva, deduzca demanda
reconvencional y, simultáneamente, incluir entre las excepciones la perentoria de prescripción,
para el caso de no acogerse la contra-demanda.
6. LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA.
a. CONCEPTO.
La contestación de la demanda se encuentra regulada en el Título VII del Libro II del CPC,
denominado “De la contestación y demás trámites hasta el estado de prueba o de sentencia” (arts.
309 a 313). Este título sugiere dos alternativas que el tribunal puede tomar luego de la
contestación: puede recibir la causa a prueba, o puede citar a las partes para oír sentencia.
Según CASARINO, la contestación de la demanda es aquel escrito en que el demandado
opone las excepciones o defensas que hace valer en contra del demandante, destinadas a enervar
o destruir las pretensiones que éste ha deducido. Por tanto, así como el escrito de demanda
resume las pretensiones del actor y es un acto procesal que inicia el juicio, el escrito de
contestación de la demanda resume las pretensiones del demandado y es, por regla general, su
primer acto procesal dentro de aquél (salvo que interponga excepciones dilatorias).
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Art. 909. El poseedor de buena fe, vencido, tiene asimismo derecho a que se le abonen las mejoras útiles,
hechas antes de contestarse la demanda.
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Art. 19. Si son dos o más las partes que entablan una demanda o gestión judicial y deducen las mismas
acciones, deberán obrar todas conjuntamente, constituyendo un solo mandatario.
La misma regla se aplicará a los demandados cuando sean dos o más y opongan idénticas excepciones o
defensas.
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7. LA RÉPLICA Y LA DÚPLICA.
a. CONCEPTO.
En el juicio ordinario de mayor cuantía el período de discusión no queda agotado con la
presentación de los escritos de demanda y de contestación, pues existe, con posterioridad, una
nueva discusión de ambas partes litigantes que recibe el nombre de réplica y duplica. No se trata
de trámites esenciales (como la demanda), por tanto, su omisión no invalida el proceso, ya que
las partes son dueñas de evacuarlos o no.
La r é p l i c a es el escrito en que el demandante, junto con tratar de destruir las
excepciones, alegaciones o defensas hechas valer por el demandado, reafirma la posición de sus
acciones. Y la d ú p l i c a es el escrito en que el demandado, junto con reafirmar la oposición de
sus excepciones, alegaciones o defensas, trata de destruir las acciones deducidas por el actor.
b. OBJETIVO.
La réplica y la dúplica tienen por función natural argumentar, es decir, pretenden reforzar
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las pretensiones o contrapretensiones, y desvirtuar las de la contraria286. Pero el art. 312 del CPC
agrega una función adicional, al decir que en los escritos de réplica y dúplica podrán las partes
ampliar, adicionar o modificar las acciones y excepciones que hayan formulado en la demanda
y contestación, pero sin que puedan alterar las que sean objeto principal del pleito.
i. A m p l i a r, implica extender las pretensiones o contrapretensiones, de manera de reforzar
o desarrollar de mejor manera los argumentos en que ellas se apoyan, sin alterar la
esencia. Por ejemplo, en la demanda se pide la resolución del contrato por cumplimento
de la condición resolutoria, y en la réplica se pide, además, la indemnización de
perjuicios; o en la demanda se pide indemnización por interés y en la réplica por
reajustes.
ii. A d i c i o n a r , implica agregar nuevos argumentos o raciocinios a los ya planteados, o
fundamentos de hecho y de derecho. Por ejemplo, se agrega la prescripción adquisitiva
como un nuevo argumento en un juicio de reivindicación.
iii. Y m o d i f i c a r , implica alterar la argumentación. Se pueden modificar las circunstancias
jurídicas sin alterar los hechos (por ejemplo, se dice que es arrendatario, pero en realidad
es comodatario); y se pueden alterar los hechos, en cuanto a su ubicación temporal o
circunstancias espaciales.
Por lo tanto, la réplica y la dúplica están sujetas a una doble limitación, a saber: pueden
consistir únicamente en ampliar, adicionar o modificar las acciones o las excepciones; y no
pueden afectar las acciones o excepciones que sean objeto principal del pleito. En cuanto a la
frase “acciones o excepciones que no sean objeto principal del pleito”, CASARINO señala que en
los escritos de demanda o contestación se contienen acciones o excepciones principales y otras
que no revisan este carácter, pudiendo ampliarse, adicionarse o modificarse únicamente estas
últimas; es decir, se trata de acciones o excepciones que se han formulado con el carácter de
subsidiarias a una principal, por ser incompatibles con ésta, o bien, como consecuencia de una
acción o excepción principal. Así, por ejemplo, en una demanda se hace valer la acción de
cumplimiento de un contrato y, en subsidio, la de resolución del mismo, por tanto, no habría
inconveniente para que el actor en su escrito de réplica ampliara, adicionara o modificara la
acción de resolución; o, también, puede ocurrir que en una demanda se haga valer la acción de
cobro de un mutuo y, consecuencialmente, la acción de cobro de intereses (acción
consecuencial), aquí no habría inconveniente para que el actor en su escrito de réplica ampliara,
adicionara o modificara la acción de cobro de intereses.287
Con todo, el profesor FORTTES señala que los términos de esta norma son ambiguos, por
ello se presenta mucha discusión en la práctica. Es por ello que la jurisprudencia ha dado algunos
criterios a utilizar:
i. No se pueden interponer peticiones subsidiarias que importen una modificación
sustancial de las acciones deducidas. La jurisprudencia ha aplicado esto con ocasión de
286
El profesor LUHRS señala que, en general, tanto la réplica como la dúplica son inútiles, pero se les puede sacar
partido por la vía de la argumentación.
287
En otra opinión, el profesor Enrique WIEGAND señala que cuando el legislador habla de acción y excepciones en
el art. 312 del CPC, se refiere al fundamento, a la causa de pedir, a la razón de la pretensión, y lo mismo con las
excepciones; esto es lo que no se puede modificar en la réplica y en la dúplica. Lo que sí se puede alterar, es el
objeto pedido, por ejemplo, se reclama la propiedad, y luego un usufructo.
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un sujeto que interpuso una demanda de nulidad de un contrato y, luego, por una petición
subsidiaria quiso interponer una demanda de cumplimiento; aquí se estaría alterando el
objeto de la litis (ambas pretensiones son incompatibles).
ii. No se pueden por estos escritos reemplazarse las acciones y excepciones por otras,
aunque sea subsidiariamente; y no se puede instaurar una acción totalmente distinta a la
entablada en la demanda.
iii. Si la pretensión se fundaba en el dominio adquirido como resultado de una compraventa,
no se puede en la réplica fundar el derecho en un título y modo distinto.
b. FORMALIDADES Y TRAMITACIÓN.
Deben presentarse por escrito, lo cual se deduce del principio o característica dominante
de los juicios ordinarios de mayor cuantía (principio de escrituración), y de la expresión “en los
escritos de réplica y duplica” que utiliza el art. 312 del CPC. Pero, en todo caso, a diferencia de
los escritos de demanda y contestación, no necesitan contener mención especial alguna; es decir,
sólo deben cumplir con los requisitos comunes de todo escrito, ya que no se les exigen
requisitos propios o particulares.
Una vez presentado el escrito de contestación de la demanda, o en rebeldía del
demandado (contestación ficta), el tribunal debe dictar una resolución judicial (que se notifica
por el estado), confiriendo traslado por seis días al demandante para que presente su escrito de
réplica; y presentando el escrito de réplica por el actor, o en su rebeldía, el demandado presentará
su escrito de duplica en un plazo de seis días. En efecto, conforme al art. 311 del CPC, de la
contestación se comunicará traslado al actor por el término de seis días, y de la réplica al
demandado por igual término. Estos plazos son fatales, es decir, el derecho para presentar el
escrito de réplica o de duplica, según el caso, se extingue por el sólo hecho del vencimiento del
respectivo plazo.
Una vez evacuado el trámite de dúplica por el demandado, o vencido el término para
evacuarlo, el proceso queda en condiciones de ser estudiado por el juez, a fin de decidir y
resolver si debe recibir la causa a prueba o, por el contrario, citar a las partes para oír sentencia;
pero antes de pasar a esta nueva etapa, se debe estudiar una variante que se puede presentar en la
tramitación del juicio ordinario de mayor cuantía, y que es la reconvención.
8. LA RECONVENCIÓN.
a. CONCEPTO.
Una de las actitudes que puede adoptar el demandado, una vez notificado de la demanda,
es reconvenir; y esta situación se presenta cuando el demandado tiene, a su vez, una o más
pretensiones que puede hacer valer en contra del demandante, de suerte que el demandante
primitivo se transforma en demandado, y el demandado pasa asumir también el papel de actor.
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b. SUJETOS DE LA RECONVENCIÓN.
La reconvención produce una alteración de las calidades de las partes en el proceso, pues
al interponerse esta contrademanda, el demandado pasa a ser, a la vez, demandante, y el actor, a
su vez, pasa a ser demandado.
i. El demandado es titular de la reconvención, y se trata de una facultad y no de un deber,
pues éste si quiere deduce reconvención, y si no lo desea, le quedan a salvo sus derechos
para hacerlos valer en un proceso separado. El mandatario judicial del demandado, puede
deducir reconvención sin necesidad de tener una facultad especial, puesto que ésta es una
facultad ordinaria del mandato (art. 7º inc. I del CPC).
Para los efectos de determinar la carga de la prueba, existiendo reconvención, al
demandado deberá estimársele como demandante respecto de la pretensión hecha valer en
esta contrademanda.
ii. La reconvención debe ser dirigida en contra de la persona que desempeña el papel de
demandante en el juicio primitivo, quien pasa a ser la parte demandada frente a la
reconvención.
401
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demanda.
ii. Que tanto la demanda como la reconvención, en razón de sus respectivas naturalezas,
estén sometidas a un mismo procedimiento. Este requisito no lo señala expresamente el
legislador, pero la doctrina y la jurisprudencia lo exigen, y la razón de su exigencia está
en que ambas pretensiones se deben tramitar y fallar conjuntamente. En efecto, el art. 316
inc. I del CPC señala que la reconvención se substanciará y fallará conjuntamente con la
demanda principal, sin perjuicio de lo establecido en el art. 172 (si la demanda o la
reconvención llegan al estado de sentencia antes de que termine el procedimiento en la
restante, podrá el tribunal fallar desde luego una u otra).
Hay que tener en cuenta que no en todo procedimiento opera la reconvención, pues hay
que distinguir:
- Es obvio que opera en el juicio ordinario de mayor cuantía, pues la reconvención está
regulada en el Libro II “Del juicio ordinario”.
- En el juicio de menor cuantía opera, puesto que así se desprende del art. 698 Nº 1 del
CPC, al decir que se omitirán los escritos de réplica y dúplica. Si se deduce
reconvención, se dará traslado de ella al demandante por seis días, y con lo que éste
exponga o en su rebeldía, se recibirá la causa a prueba.
- En el juicio de mínima cuantía, el art. 713 del CPC lo permite expresamente, al decir
que el demandado podrá también deducir reconvención en la audiencia de
contestación cuando el tribunal sea competente para conocer de ella y siempre que no
esté sometida a un procedimiento especial y tenga por objeto enervar la acción
deducida o esté íntimamente ligada con ella. En caso contrario no se admitirá a
tramitación.
- En el procedimiento sumario nada dice la ley. Pero en caso de permitirse, la
reconvención procedería cuando el demandado asistiera al comparendo de
contestación, y el demandante tomaría conocimiento inmediato de ella, pero no podría
exigírsele que la conteste de inmediato, ya que sobrevendría una especie de
indefensión; puede contestarla en una nueva fecha para continuar la audiencia (el
mismo comparendo).
- En los demás procedimientos, una ley especial lo debe permitir expresamente, así por
ejemplo, Ley sobre Arrendamiento de Predios Urbanos; en los juicios laborales; y en
los juicios de policía local.
CASARINO señala que no habría problema para que se pueda reconvenir, aun cuando la
reconvención deba ventilarse de acuerdo a un procedimiento especial, siempre y cuando
el demandado renuncie a este procedimiento y acepte que su acción reconvencional se
sustancie y falle en conformidad a los trámites del procedimiento ordinario. En cambio, el
profesor Gonzalo CALVO señala que la reconvención sólo procede cuando la pretensión
deducida vía reconvención se sujeta a un procedimiento análogo al de la demanda, puesto
que esta es la única forma de que puedan substanciarse conjuntamente; pero también
procede cuando, a pesar de estar la reconvención sometida a procedimientos distintos, se
permita la conversión (por ejemplo, el art. 681 del CPC permite la conversión del
procedimiento sumario al ordinario, o viceversa).
402
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iii. Por último, no se exige que entre la pretensión del actor y la del demandado exista una
vinculación especial. Para nuestra legislación procesal la acción principal y la acción
reconvencional pueden ser perfectamente independientes la una de la otra, emanando
cada una de ellas de sus diversos y respectivos títulos. La única vinculación que se exige,
es la de los sujetos.
d. PROCEDIMIENTO DE LA RECONVENCIÓN.
En cuanto a la oportunidad para plantearla, de acuerdo al art. 314 inc. I del CPC, si el
demandado reconviene al actor, deberá hacerlo en el escrito de contestación sujetándose a las
disposiciones de los arts. 254 (debe cumplir con los requisitos del escrito de demanda) y 261
(puede modificar la reconvención, antes de la contestación por parte del actor); y se considerará,
para este efecto, como demandada la parte contra quien se deduzca la reconvención. No
existen fórmulas para plantearla, de suerte que la reconvención podrá contenerse en el escrito de
contestación de la demanda como petición principal o accesoria, aunque en la práctica se plantea
en un otrosí (después de la petición principal que puede ser la oposición de excepciones o/y
meras defensas).
Si la demanda ya se contestó, caduca el derecho a reconvenir. Pues aun cuando el plazo
para contestar todavía no hubiere vencido, el sólo hecho de que el demandado presente su escrito
de contestación de la demanda, extingue su derecho para poder reconvenir posteriormente.
La reconvención se notifica por el estado diario, puesto que no hay disposición especial
sobre el particular, y una vez notificada el demandado reconvencional, puede tener las mismas
actitudes que el demandado principal: guardar silencio, allanarse, no contradecir los hechos,
defenderse (oponer excepciones o meras defensas), pero no podrá reconvenir, pues de ser así, el
juicio se alargaría. Las excepciones dilatorias que puede oponer el demandado reconvenido a la
demanda reconvencional, son las mismas que puede oponer el demandado al actor, pues
conforme al art. 317 inc. I del CPC, contra la reconvención hay lugar a las excepciones dilatorias
enumeradas en el art. 303, las cuales se propondrán dentro del término de seis días y en la
forma expresada en el art. 305 (todas en un mismo escrito). Agrega el inc. II que acogida una
excepción dilatoria, el demandante reconvencional deberá subsanar los defectos de que
adolezca la reconvención dentro de los diez días siguientes a la fecha de notificación de la
resolución que haya acogido la excepción. Si así no lo hiciere, se tendrá por no presentada la
reconvención, para todos los efectos legales, por el sólo ministerio de la ley.
La razón del plazo establecido en el inc. II del art. 317 del CPC, es porque el demandado
reconvencional (actor de la demanda) al oponer las excepciones dilatorias y al ser éstas acogidas,
tendrían que ser subsanadas por el demandante reconvencional (si son subsanables), y éste
podría no hacer nada para subsanarlas, con el objeto de que no se tramite la demanda entablada
por el actor. Para evitar esto, se le da un plazo limitado de 10 días al demandante reconvencional
para subsanarlas. Como se verá, esto no ocurre respecto de las excepciones dilatorias que se
oponen a la demanda principal, en donde no hay un plazo para subsanarlas, esto debido a que la
no subsanación perjudica al demandante y, por tanto, el juicio quedará paralizado debido a su
irresponsabilidad.
¿Cómo se tramita la reconvención? La regla general, es que la reconvención se
substanciará y fallará conjuntamente con la demanda principal, sin perjuicio de lo establecido
en el art. 172 (art. 316 inc. I del CPC); y de la demanda reconvencional, se confiere traslado al
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demandante por un plazo de seis días; la ley no dice expresamente este plazo, pero se extrae del
inc. I del art. 317 del CPC, que señala que contra la reconvención hay lugar a las excepciones
dilatorias enumeradas en el art. 303, las cuales se propondrán “dentro del término de seis días”
y en la forma expresada en el art. 305. Sin embargo, existen dos casos en que la reconvención no
se sustancia y falla conjuntamente con la demanda principal, a saber:
i. Se puede fallar antes la demanda principal o la reconvención, según el caso, si se presenta
el fenómeno procesal de la separación o división de juicios, contemplado en el art. 172
del CPC. Dicha norma señala que cuando en un mismo juicio se ventilen dos o más
cuestiones que puedan ser resueltas separada o parcialmente, sin que ello ofrezca
dificultad para la marcha del proceso, y alguna o algunas de dichas cuestiones o parte
de ellas, lleguen al estado de sentencia antes de que termine el procedimiento en las
restantes, podrá el tribunal fallar desde luego las primeras. Por lo tanto, pueden recaer
diversas sentencias definitivas en la misma instancia, de modo que para individualizarlas
se las llama “sentencias definitivas parciales”; la dictación de estas sentencias definitivas
parciales se obtiene a petición de parte), pues conforme al inc. II que en este caso se
formará cuaderno separado con compulsas de todas las piezas necesarias para dictar
fallo y ejecutarlo, a costa del que solicite la separación.
ii. El art. 316 inc. III del CPC, dice que no se concederá en la reconvención aumento
extraordinario de término para rendir prueba fuera del territorio de la República cuando
no deba concederse en la cuestión principal. La razón de esto, es que la demanda
reconvencional no entorpezca el curso de la principal, así, si no se concede este aumento
para la principal, menos para la reconvención
C. L A CONCILIACIÓN .
1. CONCEPTO.
Con la dúplica de la reconvención, por parte del demandante, se termina la fase de
discusión en el juicio ordinario de mayor cuantía. Pero en una reciente modificación, del año
1994, se introdujo a la estructura del proceso ordinario un trámite adicional y esencial: el
llamado a conciliación obligatorio de las partes. Por lo tanto, tras la dúplica, el tribunal cita a las
partes a la audiencia de conciliación.
La conciliación es un trámite del juicio que está entre el periodo de discusión y el periodo
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2. CLASES DE CONCILIACIÓN.
La conciliación según su extensión, o según el alcance que tenga el acuerdo de las partes,
se clasifica en total y parcial. Esta clasificación tiene como base al art. 263 del CPC, el cual
señala que el juez obrará como amigable componedor. Tratará de obtener un avenimiento total
o parcial en el litigio. Las opiniones que emita no lo inhabilitan para seguir conociendo de la
causa.
La c o n c i l i a c i ó n t o t a l , es aquella que pone fin a todas las cuestiones controvertidas
del pleito; y la c o n c i l i a c i ó n p a r c i a l , en cambio, es aquella que resuelve sólo alguna o
algunas de las cuestiones controvertidas del pleito. La importancia de esta clasificación, radica
en que, según la clase de conciliación, el juicio continuará adelante o no; pues sólo con la
conciliación total, se pone término al conflicto (de forma anormal).
El profesor ALFARO también distingue entre c o n c i l i a c i ó n p a r c i a l o bj e t i v a , si hay,
por ejemplo, tres pretensiones y se llega a acuerdo en dos de las mismas; y c o n c i l i a c i ó n
p a r c i a l s u b j e t i v a , si hay, por ejemplo, varios demandados y un demandante llega a acuerdo
con dos de ellos.
3. ÁMBITO DE APLICACIÓN.
La conciliación se encuentra regulada en el Título II (“De la conciliación”), del Libro II
(“Del juicio ordinario”) del CPC, en los arts. 262 a 268. CASARINO critica la ubicación de esta
institución, toda vez que sus disposiciones son de carácter general y, por tanto, aplicables a todo
procedimiento (no sólo el juicio ordinario), salvo las contadas excepciones legales. En efecto, la
conciliación es aplicable a todo juicio civil, en que legalmente sea admisible la transacción, así lo
dispone el art. 262 inc. I del CPC que señala que en todo juicio civil, en que legalmente sea
admisible la transacción, con excepción de los juicios o procedimientos especiales de que tratan
289
Según el profesor LUHRS, la palabra conciliación puede tener dos significados: uno es el trámite o diligencia, y
otro es el resultado eventual que puede tener este trámite o diligencia.
290
Hoy en día en materia penal, por el sistema acusatorio (no inquisitivo) se permiten salidas alternativas, como los
acuerdos reparatorios, en donde la víctima y el imputado pueden acordar que en vez de seguir un juicio, se pague,
por ejemplo, una cierta cantidad de dinero. Pero en materia procesal penal basta con que exista acuerdo directo entre
las partes, en cambio, en materia civil se produce un acuerdo total o parcial en base a lo que el juez propone, es
decir, el juez tiene un rol activo.
405
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los Títulos I (juicio ejecutivo en las obligaciones de dar), II (Juicio ejecutivo en las obligaciones
de hacer y no hacer), III (“De los efectos del derecho legal de retención”), V (“De la citación de
evicción”) y XVI (“De los juicos de hacienda) del Libro III (“De los juicios especiales”), una vez
agotados los trámites de discusión y siempre que no se trate de los casos mencionados en el art.
313 (allanamiento y no contradicción), el juez llamará a las partes a conciliación y les
propondrá personalmente bases de arreglo.
Por lo tanto, la regla general, es que conciliación proceda en todo juicio civil, pero el
mismo art. 262 del CPC se encarga de señalar cuáles son los juicios civiles en que no tiene lugar
la conciliación; a saber:
i. Juicios civiles en donde no procede la transacción. Por ejemplo, el art. 2450 del CC
dispone que no se puede transigir sobre el estado civil de las personas; asimismo el art.
2452 del mismo Código señala que no vale la transacción sobre derechos ajenos o sobre
derechos que no existen. En general, se trata de materias que comprometen al orden
público.
ii. Algunos juicios especiales que contempla el Libro III del CPC, a saber: el juicio ejecutivo
en las obligaciones de dar, en las obligaciones de hacer y de no hacer, y los juicios de
hacienda (los representantes del Fisco carecen de la facultad para transigir, de suerte que
la ley excluyó estos juicios de la posibilidad de conciliación).
iii. Los efectos del derecho legal de retención. El derecho legal de retención es la facultad
que tiene una persona de conservar en su poder una o más cosas de su acreedor, hasta que
éste le pague los gastos o perjuicios en que ha incurrido con su tenencia, pudiendo
realizarlas, según las formalidades legales, cuando el acreedor no pague. Esto no es
propiamente un juicio, sino que se trata más bien de gestiones relativas a la declaración
de un derecho (en este caso el derecho de retención) por una sentencia judicial.
iv. La citación de evicción. Esto tampoco es propiamente un juicio, incluso se ha criticado su
ubicación en el Libro III del CPC, pues más que un juicio especial, es una verdadera
cuestión accesoria que se puede presentar en cualquier clase de juicio; de manera que su
lugar lógico debió ser el Libro I, o sea, entre las normas comunes a todo procedimiento.
La citación de evicción es una figura que se relaciona con la compraventa,
específicamente con una de las obligaciones de todo vendedor, a saber, el saneamiento de
la cosa vendida, obligación que tiene por objeto amparar al comprador en el dominio y
posesión pacífica de la cosa. Por tanto, hay evicción de la cosa comprada, cuando el
comprador es privado del todo o parte de ella, por sentencia judicial (art. 1838 del CC); y
así, el comprador a quien se demanda la cosa vendida, por causa anterior a la venta,
deberá citar al vendedor para que comparezca a defenderlo (art. 1843 inc. I del CC).
v. Tampoco procede la conciliación, en el caso de que el demandado acepte llanamente las
peticiones del demandante, o si en sus escritos no contradice en materia substancial y
pertinente los hechos sobre que versa el juicio; pues, en estos casos, el tribunal mandará
citar a las partes para oír sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado de la
réplica. Igual citación se dispondrá cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más
trámite (art. 313 del CPC).
vi. Por último, en el procedimiento incidental tampoco hay conciliación obligatoria.
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Se plantea la discusión acerca de si la enumeración que hace el art. 262 del CPC de los
casos en que no procede la conciliación, es o no taxativa. Según CASARINO no es taxativa, por
cuanto existe otra clase de juicios a los cuales no se les podría poner término mediante
conciliación, cuales son, todos aquellos juicios en que las partes litigantes no son dueñas de
disponer libremente del derecho material controvertido, en razón de estar comprometidas normas
de orden público, por ejemplo, juicios de nulidad de matrimonio, juicios de separación de bienes,
etc. En el mismo sentido, el profesor FORTTES señala que la conciliación procederá en todo
juicio civil donde las partes tengan disponibilidad de la pretensión (lo cual se relaciona
directamente con la admisibilidad de la transacción).
4. TAMITACIÓN.
Con la entrada en vigencia de ley 19.334 del año 1994, se estableció como obligatorio el
trámite de conciliación en todos aquellos juicios en que, por su naturaleza, es admitida la
transacción y, consecuencialmente, importa una obligación para el juez que conoce del asunto,
una vez terminada la etapa de discusión, proponer a las partes bases de arreglo para lograr la
solución del conflicto. Es más, nuestro legislador lo elevó a la categoría de un trámite esencial,
por ende, si no se verifica, operará el recurso de casación en la forma (art. 795 Nº 2 del CPC).291
Art. 795. En general, son trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única instancia en los juicios de
mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
2. El llamado a las partes a conciliación, en los casos en que corresponda conforme a la ley.
291
Antes de la reforma legal, el trámite de conciliación sólo era una facultad del juez y, en la práctica, eran reacios a
tramitarla, ya que por las causales de recusación e implicancias, si los jueces anticipadamente expresan una
solución, pueden ser inhabilitados y, además porque se veían obligados a estudiar los antecedentes. El propósito que
inspiró al legislador de 1994 para establecer un llamado a conciliación obligatorio, fue el de disminuir el tiempo de
tramitación de los procesos judiciales y, consecuencialmente, la cantidad de litigios pendientes. Según el profesor
LUHRS, las novedades que introdujo la ley 19.334 son: que el juez puede dar su opinión sin ser recusado, y de oficio
puede agregar los medios de prueba que estime pertinentes.
292
El profesor ALFARO señala que la resolución que cita a las partes para la conciliación, primero se notifica por el
estado diario y después por cédula; porque si sólo se notifica por cédula, puede darse el caso de que el tribunal fije el
día de la audiencia, y la notificación por cédula se efectúa después del día fijado por el tribunal.
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293
Este trámite, por su naturaleza, no debe confundirse con un proyecto de sentencia, y es la razón por la que se
estimó que no debe ser fundada la solución propuesta por el juez; así, puede ocurrir que en el transcurso del proceso,
y siempre que este continúe, se pronuncie el juez en un sentido diverso al que propuso en la conciliación.
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ii. En la conciliación las partes resuelven sus dificultades mediante la ayuda de un tercero
(el juez); en la transacción, en cambio, el arreglo se produce sin intervención de tercero.
iii. La conciliación, por su carácter judicial, es siempre solemne (se levanta un acta), en
cambio, la transacción es un contrato consensual.
Por su parte, el a v e n i m i e n t o es un acuerdo directo de las partes que tiene por objeto
poner fin a un juicio, sin la intervención directa de un juez. Si bien se asemeja a la conciliación
por constituir también un equivalente jurisdiccional y producir, por ende, cosa juzgada; se
diferencian por lo siguiente:
i. En el avenimiento, el acuerdo entre las partes se produce sin intervención relevante del
juez en su desarrollo, ni en su perfeccionamiento.
ii. El acta de avenimiento es un título ejecutivo cuando es pasada ante tribunal competente
y autorizada por un ministro de fe o por dos testigos de actuación (art. 434 Nº 3 del CPC);
en cambio el acta de conciliación, se estima como sentencia ejecutoriada para todos los
efectos legales y, como tal, configura un título ejecutivo contemplado en el art. 434 Nº 1
del CPC (sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria).
Hay que recordar que el profesor ALFARO señala que el juez no es que apruebe el
avenimiento, sino que tiene que “tenerlo presente”, y una vez autorizado por un ministro
de fe o por dos testigos, tiene el carácter de título ejecutivo. Por tanto, el juez no tiene una
injerencia directa en su generación, pues, en la práctica, el avenimiento se hace por un
escrito redactado y firmado por los abogados de las partes; luego el juez lo tiene presente
(no lo aprueba) y el secretario del tribunal (u otro ministro de fe o dos testigos) autorizan
las firmas y el hecho de que el juez lo tuvo presente, es decir, que se cumplieron los
requisitos del art. 434 Nº 3 del CPC.
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1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Antes de entrar a estudiar el periodo de prueba en el juicio ordinario de mayor cuantía, es
necesario analizar diversos aspectos que dan origen a lo que la doctrina denomina Teoría
General de la Prueba. Dichas cuestiones son: el concepto de prueba; la naturaleza de las normas
que regulan la prueba; los momentos o etapas de la prueba; los elementos de la prueba; el lugar,
tiempo y forma de la prueba;; y la impertinencia, extemporaneidad, e inadmisibilidad de la
prueba.
2. CONCEPTO DE PRUEBA
El profesor ALFARO define a la prueba como el conjunto de actos procesales que tienen
por objeto demostrar la existencia de los hechos alegados por las partes como fundamentos de
sus pretensiones y contrapretensiones, conforme a las reglas que la ley establece, y para crear
convicción en el tribunal.294
La prueba es una actividad complementaria de la etapa de discusión, destinada a
comprobar la existencia o inexistencia de los hechos, y el modo y circunstancia en que tuvieron
lugar. El profesor ALFARO señala que la manera de acreditar los hechos, en términos generales,
se puede producir por medio de dos caminos o dos vías:
ii. C o mp ro b a c i ó n . En este caso son las partes quienes tienen que comprobar los hechos,
son ellas las que tienen la carga de probar (esto ocurre en el proceso civil, en donde rige
el principio dispositivo). Algunos llegan al extremo y señalan que las partes son dueñas
de la prueba y, como tal, pueden disponer de ella y solicitarla; así, por ejemplo, el art. 313
inc. II del CPC, a propósito de la contestación de la demanda, señala que igual citación
(para oír sentencia) se dispondrá cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más
trámite.
294
El término prueba también tiene otras acepciones, pues alude a la tarea de la producción de los elementos de
convicción, es decir, a la carga o al peso de la prueba (por ejemplo, cuando se dice que el peso de la prueba recae
sobre el actor); otras veces dice relación con los medios, instrumentos o elementos de que las partes pueden servirse
o el propio juez, para producir un estado de convicción respecto los hechos (por ejemplo, la prueba pericial, la
testimonial, la instrumental, etc.). Por último, también se usa la palabra prueba para señalar el resultado final
alcanzado y, por consiguiente, no es extraño oír las expresiones “la prueba del demandante es ineficaz” o “el
demandado no rindió prueba sobre la excepción”.
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legales que determinan los medios de prueba, su admisibilidad y su eficacia o valor probatorio,
pertenecen al Derecho sustantivo o material (por ejemplo, el CC dice que en ciertos casos para
probar la existencia de una obligación se debe hacer por escrito y no por medio de testigos); en
cambio, las normas que regulan la manera de rendir las pruebas, son de naturaleza esencialmente
procesal (por ejemplo, aquí se regula la forma en que debe declarar un testigo). En concreto, en
nuestro Derecho positivo son dos los cuerpos legales que se preocupan, en general, de la prueba:
i. El CC, quien regula este tema en el Título XXI (“De la prueba de las obligaciones”) del
Libro IV (“De las obligaciones en general y de los contratos”), en los arts. 1698 y
siguientes.
ii. Y el CPC, que trata a la prueba especialmente en los Títulos IX (“De la prueba en
general”), X (“Del término probatorio”) y XI (“De los medios de prueba en particular), del
Libro II (“Del juicio ordinario”), arts. 318 y siguientes.295
No existe una línea muy marcada entre ambos cuerpos legales, pues hay materias de
Derecho sustantivo o material que figuran en el CPC y viceversa. El profesor FORTTES dice que
esta dualidad tiene un origen histórico, se trata de una distinción arraigada a la época de
dictación de estos Códigos, la cual diferenciaba los aspectos sustanciales y aspectos formales de
la prueba; sin embargo, esa distinción está superada y, por lo tanto, hoy el estudio debe hacerse
considerando la prueba como un todo.
Dentro de las numerosas y variadas disposiciones legales de orden sustantivo y procesal
que regulan el instituto de la prueba, hay algunas de excepcional importancia, las cuales reciben
el nombre de l e ye s r e gu l a d o r a s d e l a p r u e b a , esto es, aquellas leyes que regulan la
proposición, admisión, ejecución y valoración de los medios de prueba en el juicio. Estas reglas
poseen importancia a propósito del recurso de casación en el fondo, esto es, aquél medio de
impugnación que tiene por objeto obtener la anulación de una sentencia cuando ésta ha sido
dictada con infracción de ley; por tanto, si los hechos se han establecido por los jueces con
infracción a las leyes reguladoras de la prueba, procede dicho recurso, pues, en tal caso, habrá
una infracción de ley con influencia substancial en lo dispositivo del fallo.
Esta infracción de ley puede haberse producido al dar por establecidos los hechos del
pleito por un medio probatorio no contemplado expresamente por el legislador (por ejemplo, se
da por establecida la celebración de un contrato de compraventa sobre un inmueble, por medio
de la declaración de dos testigos); o atribuyéndoles a los medios probatorios un valor o eficacia
diverso al que señala la ley; o dándole preferencia a un medio probatorio sobre otro, en
circunstancias que, de acuerdo a ley, tiene mayor valor este último sobre el primero.
Como se verá, en el recurso de casación en el fondo, por expresa disposición legal, el
tribunal de casación debe abstenerse de entrar a considerar los hechos, sólo analiza si los
preceptos legales que se aplicaron a esos hechos fueron bien aplicados y, además, si
correspondía la utilización de esos preceptos o de otros. Sin embargo, cuando el fundamento del
recurso de casación en el fondo consiste en la infracción de las leyes reguladoras de la prueba,
excepcionalmente se admite la posibilidad de que la CS pueda alterar los hechos, sólo para
establecerlos de una manera distinta, a partir de la correcta aplicación de las leyes reguladoras de
la prueba que habían sido infringidas. Esto no significa que en la casación en el fondo pueda
295
Esto es sin perjuicio de las disposiciones sobre la prueba en otros códigos o en leyes especiales, como por
ejemplo, en el Código del Trabajo.
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admitirse una nueva prueba, sino que al acogerse el recurso, por infracción a las leyes
reguladoras de la prueba, la CS tiene que dar por establecidos nuevos hechos, haciendo una
adecuada aplicación de estas leyes, con lo cual tendrá que variar forzosamente la conclusión o
parte resolutiva, que deberá contener la nueva sentencia de reemplazo.
En definitiva, lo relevante es que producto de la infracción de una norma reguladora de la
prueba, por vía consecuencial, se ven alterado los hechos de la causa, y aplicando correctamente
esas normas, la CS señalará que los hechos no concurrieron en la manera que estimaron los
tribunales de instancia, por una incorrecta interpretación de las normas reguladoras de la prueba.
296
El escrito en donde se solicita, tiene la siguiente suma: “en lo principal lista de testigos y citación”; “primer
otrosí: minuta de prueba”; “por tanto: sírvase usía tener por acompañada la lista de testigos”.
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posiciones: “cítese a la parte a absolver posiciones en tal día y a tal hora y téngase por
acompañado el pliego y guárdese en custodia”; etc.
iii. E j e c u c i ó n . Es aquella fase en que se produce la producción o diligenciamiento de la
prueba, de manera que quede legalmente incorporada al proceso. La rendición de la
prueba debe someterse a la ritualidad que la ley establece para su tramitación, así, por
ejemplo, puede establecerse un juramento, levantar un acta, firmarla, etc.
iv. A p r e c i a c i ó n o v a l o r a c i ó n d e l a p r u e b a . Esta es la etapa más determinante de
toda la actividad probatoria, y se desarrolla en el momento en que el juez debe pronunciar
su sentencia. Es en este momento donde el juez examina la prueba para determinar si lo
convence o no y, por lo mismo, esta fase se conoce como valoración o ponderación de la
prueba.
La fuerza probatoria es graduable, así, se distingue entre: la c e r t e z a (convicción plena),
que es la máxima seguridad que el juez adquiere respecto de la existencia o inexistencia
de un hecho (por ejemplo, en materia procesal civil, la confesión produce plena prueba
respecto de los hechos confesados); la co n v i c c i ó n (semiplena), que implica un grado
menor de convencimiento, pues hay una probabilidad máxima de que el hecho ocurrió,
pero con ciertas reservas mentales (este es el grado de certeza que se exige en materia
procesal penal)297; y la cr e d i b i l i d a d (leve), que es la probabilidad normal de que el
hecho haya ocurrido o no.
La regla general, es que el juez debe formarse una conciencia plena sobre la existencia o
inexistencia de los hechos a probar (certeza). Sin embargo, hay casos en que el derecho le
permite fallar al juez contentándose con un juicio de verosimilitud y no de certeza plena,
es decir, el derecho le permite fallar con convicción o credibilidad (son las llamadas
pruebas leviores o prima facie). Por ejemplo, en las medidas precautorias, cuando se
busca asegurar el resultado del juicio, basta con una presunción grave del derecho que se
reclama, es decir, no se exige prueba completa del derecho que se pretende, porque ello
implicaría fallar anticipadamente el pleito (art. 298 del CPC). También en el juicio
sumario, pues conforme al art. 684 inc. I del CPC, en rebeldía del demandado, se recibirá
a prueba la causa, o, si el actor lo solicita con fundamento plausible, se accederá
provisionalmente a lo pedido en la demanda.
5. ELEMENTOS DE LA PRUEBA.
La Teoría General de la Prueba considera que son elementos de la prueba: el objeto sobre
el cual debe recaer (¿qué se debe probar?); los sujetos o las personas que deben proporcionarla
(¿quién prueba?); los medios de que se vale el sujeto para probar (¿cómo se prueba?); y su
eficacia, esto es, lo que la prueba vale en definitiva (¿qué valor tiene la prueba?).
297
En efecto, el art. 340 del cpp señala que nadie podrá ser condenado por delito sino cuando el tribunal que lo
juzgare adquiriere, más allá de toda duda razonable, la convicción de que realmente se hubiere cometido el hecho
punible objeto de la acusación y que en él hubiere correspondido al acusado una participación culpable y penada
por la ley. La expresión “más allá de toda duda razonable”, quiere decir que no hay certeza absoluta, pero hay un
grado de convencimiento que depone una duda remota.
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Por lo tanto, la prueba recae sobre los hechos controvertidos, sustanciales y pertinentes,
que están incluidos en la resolución que recibe la causa a prueba. Al respecto, los profesores
FORTTES y NÚÑEZ señalan que más que los hechos, lo que se prueba son las afirmaciones de las
partes relativas a los hechos, si ocurrieron o no, o la forma en que ocurrieron. Por eso ahora se
ha comenzado a hablar de “confirmación”, en vez de “período de prueba”, porque lo que se
hace es confirmar las afirmaciones fácticas de las partes.
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Ahora bien, las presunciones pueden ser legales o judiciales. En las presunciones
judiciales es el juez quien determina el hecho base, aplica el raciocinio, y obtiene el
hecho presumido; en cambio, en las presunciones legales es la ley la que establece el
hecho base, pues de acuerdo al art. 47 inc. II del CC, si estos antecedentes o
circunstancias que dan motivo a la presunción son determinados por la ley, la
presunción se llama legal.
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validez en el derecho interno. Sin perjuicio de que nuestra legislación admite que el
Derecho extranjero puede ser acreditado por cualquier medio, el CPC contempla una
forma ideal, cual es, el informe pericial (los peritos serán abogados de Derecho
internacional privado), correspondiéndole al juez establecer o determinar su sentido o
alcance.
En doctrina se ha planteado el problema de que una cosa es que se compruebe la
existencia y vigencia de una norma de derecho extranjero, y otra es la libertad que tenga
el juez para interpretar esa disposición legal, para establecer el correcto sentido y alcance
de esa norma extranjera. Ese conocimiento sobre interpretación de esa norma no lo tendrá
el juez, pero lo más probable es que el informe pericial contenga dicha información.
ii. La c o s t u mb re (no es escrito). La costumbre debe ser probada en los casos en la que
ella constituye Derecho, que en materia civil ocurre cuando la ley se refiere a ella (art. 2º
del CC), y en materia comercial, de manera subsidiaria (en silencio de la norma). La
prueba de la costumbre se suministra acreditando los hechos constitutivos de la misma, y
si ésta es comercial, al tenor de lo que prescribe el art. 5º del CCO.
Art. 2. La costumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se remite a ella.
Art. 4. Las costumbres mercantiles suplen el silencio de la ley, cuando los hechos que las constituyen son
uniformes, públicos, generalmente ejecutados en la República o en una determinada localidad, y reiterados
por un largo espacio de tiempo, que se apreciará prudencialmente por los juzgados de comercio.
Art. 5. No constando a los juzgados de comercio que conocen de una cuestión entre partes la autenticidad
de la costumbre que se invoque, sólo podrá ser probada por alguno de estos medios:
1. Por un testimonio fehaciente de dos sentencias que, aseverando la existencia de la costumbre, hayan sido
pronunciadas conforme a ella;
2. Por tres escrituras públicas anteriores a los hechos que motivan el juicio en que debe obrar la prueba.
298
En materia penal, la investigación de los hechos constitutivos de delito se encarga al Ministerio Público, que es
un órgano autónomo y jerarquizado, encargado de buscar, presentar, aportar e incorporar las pruebas.
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299
En materia procesal penal, el onus probandi se traduce en que toda persona se presume inocente, hasta que se
demuestre su culpabilidad.
300
Aquí hay que recordar la situación del hecho normal, en cuanto a que la carga de la prueba la tiene quien alegue
que las cosas sucedieron de manera distinta a como normalmente suceden, pues lo normal se presume y lo anormal
se prueba. Así, se parte de la premisa de que lo normal o corriente es que las personas se encuentren exentas de
vínculos obligacionales, y lo excepcional o anormal, es que las personas estén sujetas a obligaciones.
301
Algunos señalan que quienes tienen que desarrollar la actividad probatoria son las partes y si no asumen dicha
carga, el juez no tiene porque suplir aquello; de hecho, se ha llegado a sostener que las medidas para mejor resolver
serían inconstitucionales, ya que el juez dicta estas medidas porque tiene dudas, y si tiene dudas, no tendría que dar
lugar a lo pedido y debiera absolver al demandado. Otros, en cambio, dicen que el juez no debe tener un papel
pasivo, sino que debiera buscar la verdad, y si las partes no colaboran, él debe suplir la omisión de las partes.
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a. CONCEPTO.
Los medios de prueba son aquellos elementos a través de los cuales se busca obtener la
convicción del juez acerca de un hecho que se alega. Desde el punto de vista de su contenido, los
medios probatorios pueden consistir en:
i. P e r s o n a s . Las personas son medios probatorios cuando emiten declaraciones sobre la
existencia o inexistencia de algún hecho, o sobre aspectos técnicos que requieren
conocimientos especiales. Estos medios son: la confesión, los testigos y el peritaje.
ii. O b j e t o s o c o s a s . Se trata de elementos que ocupan un lugar en el tiempo y en el
espacio y que son idóneos para acreditar la existencia un hecho. Estos medios de prueba
están presente en: los documentos y en la inspección personal del tribunal.302
iii. A c t i v i d a d e s i n t e l e c t u a l e s . También se le denomina prueba actual, y se refiere a las
presunciones, indicios o conjeturas.
Art. 341. Los medios de prueba de que puede hacerse uso en juicio son: instrumentos; testigos; confesión de parte;
inspección personal del tribunal; informes de peritos; y presunciones.
Como se puede apreciar, el CPC innovó respecto del CC en dos sentidos: no consideró el
302
Como se verá al analizar los medios de prueba en particular, si se trata de bienes muebles, estos pueden llevarse
ante el juez (documentos), en cambio si se trata de inmuebles, se requiere que el juez se desplace al lugar en donde
se sitúa éste (monumentos), es decir, se requiere una inspección por parte de éste. No obstante, también existe
prueba monumental en muebles, por ejemplo una nave.
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juramento deferido e incorporó el informe de peritos303; y alteró un tanto el orden en que figuran
los medios de prueba en el CC, pero sin que ello tenga importancia alguna en cuanto a su
admisibilidad y fuerza probatoria, pues se trata de simples enumeraciones que no establecen un
orden de preferencia (no existe un medio probatorio que tenga más valor que el resto).
En nuestro ordenamiento jurídico sólo existen estas dos disposiciones respecto a cuáles
son los medios de prueba que deben admitirse en los procesos jurisdiccionales y, por los
términos en que se encuentran concebidas, dan una idea de taxatividad, pero ¿son o no taxativas
estas normas? ¿De qué manera se puede incorporar al proceso una fuente de prueba que no quede
comprendida en alguno de los seis medios de prueba que establece el CC y el CPC? Al respecto,
existen dos posturas:
i. Una tesis, que ha sido acogida en tribunales, señala que esta enumeración es taxativa, por
tanto, las otras fuentes de prueba pueden ser incorporadas al proceso asimilándolas al
medio de prueba con el que tenga características más comunes. Así por ejemplo, si se
quiere presentar una maqueta, se la presentará a través un testigo o un perito; o un video,
como un instrumento; etc.
303
El juramento deferido implicaba que una de las partes presentará una solicitud, con el objeto de que se ordenara a
la contraria a prestar juramento respecto de un hecho, y si se negaba a jurar, era una prueba en contra. Sin embargo,
la parte solicitante quedaba sujeta al riesgo de que se estableciera como cierto todo lo que la parte contraria
formulare en su declaración (tanto hechos favorables, como perjudiciales); es por esta razón que este medio
probatorio cayó en desuso. Esto se diferencia del juramento referido, en que el juez obligaba a declarar bajo
juramento.
304
Algunos señalan que el art. 427 del CPC no establece un nuevo medio de prueba, sino que el legislador se limitó a
establecer una exención de prueba, puesto que determinados hechos (incs. I y II) se reputan verdaderos para
estimarlos como base de presunción. Por tanto, se puede probar que no existió el hecho base de la presunción, o que
la conclusión a la que arriba el juez (hecho presumido) no es consecuencia necesaria del hecho base.
421
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Art. 427. Sin perjuicio de las demás circunstancias que, en concepto del tribunal o por disposición de la
ley, deban estimarse como base de una presunción, se reputarán verdaderos los hechos certificados en el
proceso por un ministro de fe, a virtud de orden de tribunal competente, salvo prueba en contrario.
Igual presunción existirá a favor de los hechos declarados verdaderos en otro juicio entre las mismas
partes.
- Por último, también se señala como argumento a la realidad práctica, que ha ido
poniendo a disposición del hombre tecnología no prevista a la época de dictación del
Código, por ejemplo, las reproducciones sonoras o audiovisuales. No obstante, la
normativa legal también ha ido incorporando algunos de estos modernos medios, así,
por ejemplo, lo ha hecho el art. 54 inc. I de la ley 19.968 que creó los tribunales de
familia, el cual señala que podrán admitirse como pruebas: películas
cinematográficas, fotografías, fonografías, video grabaciones y otros sistemas de
reproducción de la imagen o del sonido, versiones taquigráficas y, en general,
cualquier medio apto para producir fe.
422
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306
Esta clasificación responde a un régimen probatorio de carácter legal o tasado, pues en un sistema de libre
convicción estas distinciones no se van a producir, ya que el tribunal podrá apreciar los medios de prueba en la
forma que le parezca y, por tanto, eventualmente podrá darse el caso que su decisión descanse en una declaración de
un testigo de oídas, sin que exista otro medio de prueba en que se apoye.
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i. Otorga certeza a las partes de cuál será el criterio que el juez empleará para valorar cada
medio. Por lo tanto, les permite a éstas predecir o anticipar el resultado del proceso, de
acuerdo a la actividad desplegada en el mismo y, además, elimina la incertidumbre que
genera el sistema de la libre o íntima convicción.
ii. Produce uniformidad, ya que todos los medios se valorarán de la misma forma y
producirán la misma fuerza probatoria; en otras palabras, no habrá una variación en la
manera de valorar entre una u otra controversia.
iii. Este sistema permanece en el tiempo, pues dura mientras rija la ley.
425
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307
El profesor FORTTES señala que este sistema era recogido por el sistema penal antiguo. Hoy, generalmente,
cuando se aplica, se atenúa.
308
COUTURE señala que la sana crítica son las reglas del correcto entendimiento humano, contingentes y variables en
relación a la experiencia del tiempo y del lugar, pero estables y permanentes en cuanto a los principios lógicos en
que se debe apoyar la sentencia.
309
Cosa distinta es el fallo en conciencia, ya que si bien el criterio es el mismo (prudencia y equidad), éste se utiliza
para aceptar o rechazar las pretensiones y contrapretensiones, es decir, resuelve la controversia al margen de la ley
(de acuerdo a la prudencia y equidad, como los árbitros arbitradores); en cambio, la prueba en conciencia, se refiere
a la determinación de la fuerza probatoria de los medios utilizados, no a la solución de la controversia.
426
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Los elementos o criterios de convicción que emplea el sistema de la sana crítica, son los
siguientes:
i. P ri n c i p i o s d e l a l ó gi c a . La lógica es la ciencia del pensamiento correcto y
verdadero. El pensamiento está correcto cuando hay una coherencia formal entre las
proposiciones formuladas (lógica formal); y es verdadero, cuando el raciocinio
corresponda o coincida con la realidad (lógica material).
ii. Las m á x i m a s d e e x p e r i e n c i a . Equivalen al saber privado del juez, el cual adquiere
en base a su experiencia práctica de la vida, en base a su contacto con el mundo exterior
(traen el sentido común a la valoración de la prueba).
iii. Los c o n o c i mi e n t o s c i e n t í f i c a m e n t e a f i a nz a d o s . En el último tiempo se agrega
como un tercer elemento que influye en la sana crítica, a los conocimientos
científicamente afianzados, esto es, el entendimiento, inteligencia o razón adquirida
mediante métodos y técnicas para la adquisición y organización de dichos conocimientos.
El profesor LUHRS señala que dichos conocimientos pueden provenir tanto de la cultura
propia del juez, como de las investigaciones que haga; por ejemplo, una persona común y
corriente no tiene porqué saber de mecánica automotriz, pero puede suceder que el juez
tenga dicho conocimiento, o que se lo suministren peritos.310
La virtud de este sistema, es que se ata al juez a los elementos antes mencionados, que si
bien, son reglas con base lógica y objetiva, son flexibles y se adaptan a las circunstancias
concretas. Así, al vincular al juez a la lógica, se supera la crítica del sistema de libre convicción
judicial; y al vincularlo a la experiencia, se superan las críticas al sistema legal o tasado (el juez
tiene mayor flexibilidad). No obstante, el juez debe justificar la lógica o coherencia de su
raciocinio, y las conductas uniformes que se repitieron y que consideró como máximas de
experiencia, es decir, tiene la obligación de fundamentar la sentencia. Pues, si no fundamenta su
resolución atendiendo correctamente a los elementos de la sana crítica, se abre paso a la
arbitrariedad judicial y a la incertidumbre de las partes (lo cual constituye una de las principales
objeciones a este sistema).
En nuestro sistema procesal, hay menciones expresas e implícitas a la sana crítica en
distintas disposiciones, a saber:
i. En el CPC hay algunos casos específicos en que existe una valoración conforme a la sana
crítica, por ejemplo, el art. 425 señala que los tribunales apreciarán la fuerza probatoria
del dictamen de peritos en conformidad a las reglas de la sana crítica; y el art. 429 inc.
II, a propósito de la impugnación de escrituras públicas por testigos, señala que esta
prueba, sin embargo, queda sujeta a la calificación del tribunal, quien la apreciará
según las reglas de la sana crítica.
ii. El CPP en su art. 297, a propósito de la valoración de la prueba, señala que los tribunales
apreciarán la prueba con libertad, pero no podrán contradecir los principios de la
lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados
310
Según el profesor NÚÑEZ, los conocimientos científicamente afianzados no son sino un conjunto de máximas de
experiencia aplicadas a un concreto sector de la actividad humana, de modo que sería posible reducir estos límites a
sólo dos: las reglas de la lógica y las máximas de experiencia.
427
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(elementos que sin discusión caracterizan por definición el sistema de la sana crítica).
Agrega el inc. II que el tribunal deberá hacerse cargo en su fundamentación de toda la
prueba producida, incluso de aquélla que hubiere desestimado, indicando en tal caso las
razones que hubiere tenido en cuenta para hacerlo.311
iii. La ley 19.968, que creó a Tribunales de familia, en su art. 32 expresa que los jueces
apreciarán la prueba de acuerdo a las reglas de la sana crítica. En consecuencia, no
podrán contradecir los principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los
conocimientos científicamente afianzados.
iv. Lo mismos sucede en los procedimientos laborales, pues de acuerdo al art. 456 del
Código del Trabajo, el tribunal apreciará la prueba conforme a las reglas de la sana
crítica. Al hacerlo, el tribunal deberá expresar las razones jurídicas y las simplemente
lógicas, científicas, técnicas o de experiencia, en cuya virtud les asigne valor o las
desestime.
ii. En cuanto al procedimiento, hay una regulación legal que ha establecido las ritualidades
en cuanto a la proposición, admisión y ejecución de los medios de prueba.
iii. Y en lo que dice relación con la valoración, a veces la ley establece el valor de los medios
de prueba en particular y otras veces se le da libertad al juez (por ejemplo, respecto de la
valoración del dictamen pericial). Y en materia de apreciación comparativa, en general, el
juez tiene libertad para valorar.
311
Según el profesor ALFARO, todo medio de prueba tiene por objeto obtener el convencimiento del juez, y ese
convencimiento tiene ciertos límites, y esos límites son, por un lado, lo que ha sido planteado por el demandante y
por el demandado (el juez debe fallar conforme al mérito del proceso), y por otro lado, el razonamiento del juez
debe estar presente en la sentencia, por tanto, debe señalar por qué acepta o no acepta la prueba. Esto que no está
dicho expresamente en materia procesal civil, sí lo está en materia procesal penal, puesto que el juez tiene que
señalar por qué no consideró las pruebas que serán desechadas.
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a. LUGAR.
La regla general, es que la prueba, al igual que toda actividad del proceso, se verifique en
la sede del tribunal. Sin embargo, existen excepciones a esta regla, las cuales se explican en
situaciones en que la ley exime a las personas de la carga de concurrir al tribunal; o cuando por
la naturaleza del acto que se va a ejecutar, éste no pueda verificarse en la sede del tribunal. En
estos casos, el juez puede actuar de tres maneras para poder desarrollar las actividades
probatorias:
i. Constituyéndose él mismo en el lugar que está fuera del territorio jurisdiccional
(trasladarse). Así, por ejemplo, el art. 403 inc. II del CPC, a propósito de la inspección
personal del tribunal, señala que la inspección podrá verificarse aún fuera del territorio
señalado a la jurisdicción del tribunal.
ii. El juez también puede exhortar al tribunal competente. así, por ejemplo, El art. 371 del
CPC, a propósito de la prueba testimonial, señala que si han de declarar testigos que
residan fuera del territorio jurisdiccional en que se sigue el juicio, se practicará su
examen por el tribunal que corresponda, a quien se remitirá copia de los puntos de
prueba fijados (a través de un exhorto). Lo mismo acontece en la prueba confesional, si la
persona reside fuera del territorio jurisdiccional.
iii. Por último, el juez puede comisionar al secretario u otro ministro de fe (receptor judicial),
para que evacue la diligencia. Así, por ejemplo, el art. 349 inc. IV del CPC, a propósito de
la prueba instrumental, señala que cuando la exhibición (del instrumento) haya de
hacerse por un tercero, podrá éste exigir que en su propia casa u oficina se saque
testimonio de los instrumentos por un ministro de fe; y el art. 389 inc. II del CPC, a
propósito de las personas que se encuentran exentas comparecer en el tribunal a prestar
declaración (por ejemplo, el presidente de la República, los senadores, los diputados, las
personas enfermas, etc.), señala que en los tribunales colegiados se comisionará para
esta diligencia a alguno de los ministros del mismo o al secretario.
b. TIEMPO.
¿Cuál es el momento propio para desarrollar la prueba? El momento propio es el
denominado término probatorio, el cual, respecto del juicio ordinario, tiene variantes, ya que
puede ser: o rd i n a ri o (20 días), e x t r a o r d i n a ri o (aumento del término ordinario para rendir
prueba fuera del territorio jurisdiccional o fuera del territorio de la República), y e s p e c i a l (se
concede en caso de existir entorpecimientos para rendir la prueba).
Aunque el momento propio para desarrollar la actividad probatoria es el término
probatorio, es posible encontrar otros momentos en que ella puede efectuarse. Así, se distingue
entre: a c t i v i d a d e s p r o b a t o ri a s c o n a n t i c i p a c i ó n , las cuales tienen directa relación con
las medidas prejudiciales probatorias, que se justifican en una falta o ausencia previsible del
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c. FORMA.
En cuanto a la forma en que se manifiesta la rendición de la prueba, ésta puede rendirse
en forma oral o escrita, pero como en todo acto procesal, debe dejarse constancia de ella en el
proceso. Así, se habla de escrituración originaria, es decir, actividades que por su propia
naturaleza son escrituradas (por ejemplo, la prueba documental); o de escrituración derivativa, es
decir, actividades verbales de las cuales se deja constancia en un acta que se incorpora al proceso
(por ejemplo, la declaración de testigos, la confesión).
En cuanto al idioma, las actividades se realizan en castellano, lo cual se deduce del art.
382 inc. I del CPC, que establece la posibilidad de hacer uso de un intérprete en la prueba
testimonial.
ii. La prueba es e x t e mp o r á n e a cuando se solicita fuera de los plazos legales; ya sea que
se pida antes de la oportunidad procesal correspondiente (por ejemplo, se solicita prueba
testimonial al contestar la demanda) o después (por ejemplo, se solicita confesión una vez
que se cita a las partes a oír sentencia). Aquí el juez debe resolver de inmediato no
admitiendo la práctica de la prueba, pues la negativa es por razones formales, no de
fondo; en estos casos el juez debe decir: “preséntese o pídase en su oportunidad”, o “no
ha lugar por extemporáneo”.
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testimonial, porque la única forma de acreditar ello es por escritura pública. Otro ejemplo
lo contempla el art. 1708 del CC, el cual señala que no se admitirá prueba de testigos
respecto de una obligación que haya debido consignarse por escrito.
Ante la pretensión de una parte de rendir una prueba inadmisible, hay dudas respecto de
la posición del tribunal: según algunos, el juez en este caso puede resolver de inmediato
(in limine litis) y rechazar la prueba inadmisible; esto porque se está actuando en base a
un texto legal expreso, y porque se evita rendir una prueba que después será inútil
(propende a la economía procesal). Otros señalan que es mejor resolverlo después (en la
sentencia definitiva), ya que así no se corre el riesgo del prejuzgamiento, y se le hace
creer a la parte que está ejerciendo completamente su derecho a probar.
2.1. PRESUPUESTOS.
La recepción de la causa a prueba, se encuentra regulada en los arts. 313 y 318 del CPC.
Art. 313. Si el demandado acepta llanamente las peticiones del demandante, o si en sus escritos no contradice en
materia substancial y pertinente los hechos sobre que versa el juicio, el tribunal mandará citar a las partes para oír
sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado de la réplica.
Igual citación se dispondrá cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más trámite.
Art. 318. Concluídos los trámites que deben preceder a la prueba, ya se proceda con la contestación expresa del
demandado o en su rebeldía, el tribunal examinará por sí mismo los autos y si estima que hay o puede haber
controversia sobre algún hecho substancial y pertinente en el juicio, recibirá la causa a prueba y fijará en la misma
resolución los hechos substanciales controvertidos sobre los cuales deberá recaer.
Sólo podrán fijarse como puntos de pruebas los hechos substanciales controvertidos en los escritos anteriores a la
resolución que ordena recibirla.
reconvenido, que esté evacuada la dúplica de la reconvención. Y a su vez, tiene que haber
sido evacuado el trámite de la conciliación.
ii. Que existan hechos pertinentes y substanciales, de carácter controvertido. Es un deber
para el juez hacer un examen personal de los autos y determinar si existen esta clase de
hechos. La jurisprudencia ha reconocido y reiterado este deber, por lo tanto, no puede
pedirse abandono por inactividad de las partes, luego de evacuado el trámite de la
dúplica.
iii. Que no se haya renunciado al periodo de prueba, lo cual se puede hacer implícitamente,
cuando el demandado se allana o no contradice los hechos de la contraparte; o
expresamente, cuando las partes piden que el pleito se falle sin más trámite.
Art. 768. El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
9. En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o a cualquier otro requisito por
cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad.
Sin embargo, el juez puede no recibir la causa a prueba en alguna de las siguientes
hipótesis:
i. Cuando el demandado acepta llanamente las peticiones del demandante (art. 313 inc. I
del CPC). Esto se justifica porque el demandado está reconociendo en forma expresa los
fundamentos de hecho y de Derecho afirmados por el actor.
ii. Cuando el demandado en sus escritos no contradice en materia sustancial y pertinentes
los hechos sobre los que versa el juicio (art. 313 inc. I del CPC). Como se dijo en su
momento, esta hipótesis no implica que el demandado se allane a las pretensiones del
demandante, ya que puede discutir los fundamentos de derecho de las mismas; sólo
significa que acepta los hechos que el actor expone, discuta o no su calificación jurídica.
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En estas tres situaciones, no hay controversia sobre algún hecho substancial y pertinente
en el juicio, por lo tanto, el juez debe citar a las partes para oír sentencia, una vez evacuado el
traslado de la réplica, es decir, contestada la dúplica o evacuada en rebeldía del demandado (se
salta y se omite el periodo de prueba).312
Ahora bien, de acuerdo a la primera parte del art. 326 inc. I del CPC, es apelable la
resolución en que explícita o implícitamente se niegue el trámite de recepción de la causa a
prueba, salvo el caso del inc. II del art. 313 (cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más
trámite). Se niega explícitamente, si el tribunal señala de modo directo que no recibirá la causa a
prueba, por ejemplo, cuando una parte pide que se reciba la causa a prueba y el juez provee el
“no ha lugar”; y se niega implícitamente, si el tribunal cita a las partes para oír sentencia. Hay
que tener presente, como se dijo al comienzo, que también cabe el recurso de casación en la
forma.
Por otro lado, el precepto señala que no procede la apelación cuando las mismas partes
han renunciado a la prueba y pedido que se falle el pleito sin más trámite. La razón de esto, es
que no puede contravenirse una actuación de las mismas partes, por tanto, si ya renunciaron a la
prueba, el juez no comete agravio al no dar lugar a este trámite (doctrina de los actos propios).
En lo que dice relación con el allanamiento o la no contradicción, sí procede la apelación, porque
puede suceder, por ejemplo, que el allanamiento haya sido parcial.
312
El profesor LUHRS señala que en materia de orden público (por ejemplo, la declaración de nulidad del
matrimonio), no basta con dictar la resolución para oír sentencia, ya que hay intereses superiores que están en juego:
por ende, aun cuando no haya hechos sustanciales y pertinentes controvertidos, e interviene el orden público, el
tribunal igualmente debe recibir la causa a prueba.
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de esta norma, es que ante la duda de no recibir la causa a prueba, es mejor dar la posibilidad que
no hacerlo, pues se estima que así se resguarda el derecho de toda parte a probar.
Cabe decir que, aun cuando la resolución que recibe la causa a prueba comúnmente se la
conoce con el nombre de “auto de prueba”, está muy lejos de tener esta calificación jurídica. En
efecto, según la jurisprudencia reiterada de nuestros tribunales, la resolución que recibe la causa
a prueba es una sentencia interlocutoria de segundo grado o clase, pues es de aquellas que recae
sobre un trámite que debe servir de base al pronunciamiento de una sentencia definitiva o
313
El profesor LUHRS señala que a veces se distingue entre: los hechos sustanciales y pertinentes controvertidos, que
son lo que se requiere probar y que en general señala el tribunal (por ejemplo, la existencia de un contrato entre las
partes); y los puntos de prueba, que son las circunstancias específicas que conforman los hechos, que llevan al
tribunal a concluir que tales hechos hayan existido (por ejemplo, en la celebración de un contrato, que el absolvente
estaba en Valparaíso, que fue a la oficina del abogado, y que modificó el contrato).
314
Ejemplo de redacción de una resolución que reciba la causa a prueba, es la siguiente: “Valparaíso, siete de
diciembre de dos mil diez. Vistos: se recibe la causa a prueba por el término legal de veinte días y se fijan como
hechos substanciales y pertinentes sobre los cuales deberá recaer los siguientes: 1. Circunstancias y fecha en que
ocurrió el accidente de tránsito a que se alude en la demanda, 2. etc. Ríndase la testimonial que procediere en las
cuatro últimas audiencias (días) del probatorio a las 9:00 horas. Notifíquese por cedula. Proveyó don xxx, juez
titular del 8º juzgado civil de Santiago. Firman el Juez y el Secretario”.
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interlocutoria posterior.
Ahora bien, no hay que olvidar que esta resolución, para que produzca los efectos legales
que le son propios, debe ser notificada a ambas partes por cédula. En efecto, conforme al art. 48
inc. I del CPC, las sentencias definitivas, las resoluciones en que se reciba a prueba la causa, o se
ordene la comparecencia personal de las partes, se notificarán por medio de cédulas que
contengan la copia íntegra de la resolución y los datos necesarios para su acertada inteligencia.
La notificación de esta resolución, marca la apertura del término probatorio, y de acuerdo al art.
327 inc. I del CPC, todo término probatorio es común para las partes y dentro de él deberán
solicitar toda diligencia de prueba que no hubieren pedido con anterioridad a su iniciación.
Por tanto, al ser un término común, los efectos de esta resolución corren desde la última
notificación efectuada a las partes (art. 65 inc. II: los términos comunes se contarán desde la
última notificación).
El juez es soberano para decidir los hechos substanciales y pertinentes sobre los cuales
debe recaer la prueba. Sin embargo, en el cumplimiento de esta delicada labor, puede cometer
errores que perjudiquen a las partes litigantes; por ejemplo, puede que la resolución no contenga
todos los hechos sustanciales y pertinentes controvertidos, o los contenga mal expresados, o los
contenga en exceso. Por consiguiente, la ley ha debido poner a disposición de ellas los recursos
procesales necesarios para obtener su enmienda, cuales son:
i. El r e c u r s o d e r e p o s i c i ó n . De acuerdo al art. 319 inc. I del CPC, las partes podrán
pedir reposición, dentro de tercero día, de la resolución a que se refiere el artículo
anterior. En consecuencia, podrán solicitar que se modifiquen los hechos controvertidos
fijados, que se eliminen algunos o que se agreguen otros. Ésta es una reposición especial
o excepcional, por lo siguiente:
- Porque procede en contra de una sentencia interlocutoria, en circunstancias que sólo
los autos y decretos son susceptibles de esta clase de recursos. Como se dijo en su
momento, ésta era una de las excepciones al efecto del desasimiento del tribunal, esto
es, el efecto que producen las sentencias definitivas o interlocutorias, en virtud del
cual una vez que han sido notificadas a alguna de las partes, no pueden ser
modificadas o alteradas de manera alguna por el tribunal que las dictó.
- El plazo para interponerlo es dentro de tercero día, en circunstancias que la reposición
sin nuevos antecedentes tiene un plazo de cinco días para poder ser deducida, y la con
nuevos antecedentes no tiene plazo.
- En cuanto a su tramitación, el inc. II del art. 319 señala que el tribunal se pronunciará
de plano sobre la reposición o la tramitará como incidente, en circunstancias que la
reposición debe ser siempre resuelta de plano, por lo menos, cuando no se invocan
nuevos antecedentes.
- El profesor LUHRS señala que también es especial, porque no se puede pedir que el
tribunal deje sin efecto la resolución que recibe la causa a prueba, sólo puede pedirse
que se modifiquen, eliminen o agreguen hechos.
La interposición del recurso de reposición produce la suspensión del inicio del término
probatorio, el que sólo comenzará a correr una vez que se falle el recurso.
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ii. La a p e l a c i ó n . De acuerdo al art. 319 inc. III, la apelación en contra de la resolución del
art. 318 sólo podrá interponerse en el carácter de subsidiaria de la reposición pedida y
para el caso de que ésta no sea acogida. La apelación se concederá sólo en el efecto
devolutivo. Que sea subsidiaria, significa que se debe interponer conjuntamente con el
recurso de reposición (en el mismo escrito), pero para el evento de que la reposición sea
rechazada (el escrito dirá: “En lo principal: recurso de reposición. Otrosí: Apelo”.). Y si
la reposición contiene los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya y las
peticiones concretas, no es necesario que la apelación los contenga, pues de acuerdo al
art. 189 inc. III del CPC, en aquellos casos en que la apelación se interponga con el
carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición, no será necesario fundamentarla ni
formular peticiones concretas, siempre que el recurso de reposición cumpla con ambas
exigencias.315
Debe ser interpuesta dentro de tercero día (al igual que la reposición), en circunstancias
que el plazo general para apelar es de cinco días. Se concede sólo en el efecto devolutivo,
lo cual es una reiteración de lo que establece el art. 194 del CPC, que señala que sin
perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se concederá apelación
sólo en el efecto devolutivo: 2) de los autos, decretos y sentencias interlocutorias. La
virtud de que se conceda en el efecto devolutivo, es que no se suspende el juicio por el
hecho de apelarse la resolución que recibe la causa a prueba.
El objeto de la apelación, al igual que el recurso de reposición, es que se modifiquen,
agreguen o eliminen hechos fijados por el juez en la resolución. Hay que tener claro que
lo que se apela es la resolución que recibe la causa a prueba, y no la resolución que niega
lugar a la reposición. También hay que tener presente, que el recurso de reposición lo
falla el mismo juez, en cambio, el recurso de apelación lo el Tribunal Superior.316
Ahora bien, en virtud de la interposición de estos recursos pueden ocurrir dos situaciones
diversas:
i. El tribunal puede acoger la reposición solicitada, es decir, acepta modificar los hechos
controvertidos fijados, eliminar alguno de ellos, o bien, agregar otros (lógicamente no
necesita pronunciarse sobre la apelación subsidiaria). Pero la otra parte litigante, que
estaba conforme con la primitiva resolución que recibió la causa a prueba, puede apelar la
resolución que acogió la reposición contraria, pues de acuerdo a la segunda parte del art.
326 inc. I, es apelable sólo en el efecto devolutivo la (resolución) que acoge la reposición
a que se refiere el art. 319. Hay que tener presente que aquí se apela la resolución que
acogió la reposición de la resolución que recibió la causa a prueba, y no esta última (pues
el apelante está conforme con ella); y la razón de la apelación, es que no cabe reposición
de reposición.
315
Hay que recordar que otro supuesto distinto, es la apelación de la resolución que recibe la causa a prueba por
considerar que es improcedente. Como se dijo, el CPC nada dice, pero a partir del art. 326 inc. II (son inapelables la
resolución que dispone la práctica de alguna diligencia probatoria…), un importante sector de la doctrina y
algunos fallos señalan que no es apelable. Según CASARINO sí cabe apelación, y a falta de regla especial, debe ser
concedida en ambos efectos.
316
Es importante señalar que no precluye la facultad de deducir recursos porque la otra parte lo haya deducido,
incluso si hay pluralidad de demandantes y/o demandados, y uno de ellos deduce un recurso, no precluye la facultad
de los otros de hacerlo por este motivo. Siempre podrán hacerlo dentro del plazo de tres días, salvo que obren por
procurador común.
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ii. Si el juez niega lugar a la reposición, debe efectuar un examen de admisibilidad respecto
de la apelación subsidiaria, y en caso de que sea admisible, deberá enviar los autos al
tribunal de alzada (ad quem). Esta apelación se concede sólo con el efecto devolutivo, de
manera que en primera instancia se sigue tramitando el asunto y, por tanto, se rendirá
prueba sobre los hechos.
Ahora bien, la Corte puede confirmar o revocar (total o parcialmente) la resolución
recurrida, sea que se apele (en forma subsidiaria) la resolución que reciba la causa a
prueba (con el objeto de que se modifiquen, agreguen o eliminen hechos), o sea que se
apele la resolución que acogió la reposición deducida en contra del “auto de prueba”.
- Si se confirma la resolución que recibe la causa a prueba (o sea, no se acogió la
apelación subsidiaria), o se revocó la resolución que acogió la reposición del “auto de
prueba” (o sea, se acogió la apelación de la parte que estaba conforme con el “auto de
prueba”), no hay inconveniente alguno, ya que una vez devuelta las compulsas del
expediente, se agregarán a los autos, y éstos seguirán su marcha normal.
- En cambio, si se acoge la apelación subsidiaria y, por tanto, se modifican, eliminan o
agregan hechos al auto a prueba, se produce un problema respecto a la modificación o
agregación de nuevos hechos, porque en tal caso, los más probable es que el
probatorio esté vencido (ya que la apelación sólo opera con efecto devolutivo), de
manera que la ley otorga un término probatorio especial, por el número de días que fije
prudencialmente el tribunal a quo, y que no podrá exceder de ocho días (art. 339 inc.
317
IV del CPC).
Art. 339 inc. IV. Deberá concederse un término especial de prueba por el número de días que fije
prudencialmente el tribunal, y que no podrá exceder de ocho, cuando tenga que rendirse nueva prueba,
de acuerdo con la resolución que dicte el tribunal de alzada, acogiendo la apelación subsidiaria a que se
refiere el art. 319. Para hacer uso de este derecho no se necesita la reclamación ordenada en el inciso
anterior. La prueba ya producida y que no esté afectada por la resolución del tribunal de alzada tendrá
pleno valor.
2. 3. LA AMPLIACIÓN DE LA PRUEBA.
La ampliación de la prueba tiene lugar cuando se quiere aumentar el objeto de la prueba,
es decir, los hechos controvertidos substanciales y pertinentes señalados en la resolución que
recibe la causa a prueba. No dice relación con el aumento del término probatorio o del plazo para
efectuar la actividad probatoria.
Esta institución tiene lugar en dos casos determinados, a saber:
i. El inc. I del art. 321 del CPC, señala que no obstante lo dispuesto en el artículo anterior
(la presentación de la lista de testigos y de la minuta de preguntas), es admisible la
ampliación de la prueba cuando dentro del término probatorio ocurre algún hecho
substancialmente relacionado con el asunto que se ventile; es decir, ocurre un hecho
nuevo, que tiene relación sustancial con la controversia del juicio. Por ejemplo, se
entabla una acción reivindicatoria en contra de un bien inmueble, y se quema parte de la
casa.
317
No hay problema si se elimina un hecho, pues lo probado con respecto a él, se deja sin efecto.
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ii. El inc. II del mismo precepto, señala que será también admisible la ampliación a hechos
verificados y no alegados antes de recibirse a prueba la causa, con tal que jure el que los
aduce que sólo entonces han llegado a su conocimiento. Por ejemplo, se entabla una
acción reivindicatoria en contra de un bien inmueble, y el reivindicante no sabía que se
había quemado parte de la casa.
3. EL TÉRMINO PROBATORIO.
3.1. CONCEPTO.
Una vez notificada por cédula la resolución que recibe la causa a prueba, el juicio pasa a
la segunda etapa o fase, llamada período de prueba y, dentro de ella, sobresale el llamado
término probatorio.
Se entiende por término probatorio aquél espacio de tiempo, establecido en el juicio
ordinario de mayor cuantía, destinado a que las partes desarrollen la actividad probatoria al tenor
de los hechos controvertidos pertinentes y substanciales, fijados en la resolución que recibe la
causa a prueba.
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Si bien el término probatorio se utiliza para que dentro de él las partes rindan todas las
pruebas que crean necesario realizar, ello no es absoluto, ya que pueden solicitarse y
diligenciarse pruebas fuera de dicho término (por ejemplo, la prueba documental puede
producirse con la presentación de la demanda). Por lo tanto, el término probatorio no tiene un
carácter marcadamente preclusivo, es únicamente fatal para la recepción de la prueba
testimonial, los demás medios probatorios pueden rendirse en las oportunidades en que para cada
uno de ellos se señalarán.
3.2. CARACTERÍSTICAS.
i. En cuanto a su fuente, por regla general, es un t é r m i n o l e ga l , ya que la propia ley se
encarga de señalar su duración. Pero también puede ser judicial, puesto que el juez está
facultado para señalar términos especiales de prueba (términos probatorios especiales) e,
incluso, puede ser convencional, ya que por acuerdo unánime de las partes se puede
reducir su duración (art. 328 del CPC).
Art. 328. Para rendir prueba dentro del territorio jurisdiccional del tribunal en que se sigue el juicio tendrán
las partes el término de veinte días.
Podrá, sin embargo, reducirse este término por acuerdo unánime de las partes.
ii. Es un t é r mi n o c o m ú n , así lo señala el art. 327 inc. I del CPC, al decir que todo término
probatorio es común para las partes y dentro de él deberán solicitar toda diligencia de
prueba que no hubieren pedido con anterioridad a su iniciación. Al decir “todo”, se está
refiriendo tanto al término probatorio ordinario, extraordinario y especial.
De acuerdo al art. 65 inc. II del CPC, los términos comunes se contarán desde la última
notificación ¿cuál es esta última notificación? No puede ser otra que la notificación de la
resolución que recibe la causa a prueba, en caso de que no haya sido objeto de recursos; o
bien, en caso de que lo hubiere sido, la notificación (por el estado) de la resolución que se
pronuncia sobre la última solicitud de reposición. Por lo tanto, la regla general es que se
inicia al momento de notificarse por cédula la resolución que recibe la causa a la última
de las partes; con todo, se puede alterar este inicio por la interposición de un recurso de
reposición en contra de la resolución que recibe la causa a prueba, caso en el cual, se
suspenderá el inicio del término probatorio hasta que se haya notificado la resolución que
se pronuncia sobre la última solicitud de reposición. Ahora, el recurso de apelación
subsidiario es en el sólo efecto devolutivo, por lo tanto, no suspende el inicio del término
probatorio.318
iii. Es un t é rm i n o f a t a l , ya que es un plazo legal establecido en el CPC y no está
establecido para una actuación propia del tribunal. Pero esto no es tan absoluto, ya que si
el tribunal, una vez vencido el término probatorio, estima que una diligencia probatoria
pendiente es estrictamente necesaria para la acertada resolución de la causa, y lo expresa
en una resolución fundada, la reiterará como medida para mejor resolver (art. 431 del
CPC). En consecuencia, es fatal en cuanto no pueden solicitarse diligencias probatorias o
proponerse medios probatorios una vez que transcurrió el término; pero no es fatal en el
318
Esto se diferencia del emplazamiento del demando, ya que si son varios los demandados, es individual en su
iniciación, pero común para su extinción o vencimiento, es decir, se termina el último día del plazo, que el último
demandado notificado tiene para contestar la demanda.
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sentido de hacer caducar o extinguir las diligencias pendientes, porque en ese caso se
aplica el art. 431 del CPC (es fatal para pedir, pero no para cumplir).
Art. 431. No será motivo para suspender el curso del juicio ni será obstáculo para la dictación del fallo el
hecho de no haberse devuelto la prueba rendida fuera del tribunal, o el de no haberse practicado alguna
otra diligencia de prueba pendiente, a menos que el tribunal, por resolución fundada, la estime
estrictamente necesaria para la acertada resolución de la causa. En este caso, la reiterará como medida para
mejor resolver y se estará a lo establecido en el art. 159.
En todo caso, si dicha prueba se recibiera por el tribunal una vez dictada la sentencia, ella se agregará al
expediente para que sea considerada en segunda instancia, si hubiere lugar a ésta.
iv. De conformidad con el art 339 inc. I del CPC, el término de prueba no se suspenderá en
caso alguno, salvo que las partes lo pidan. Esto habla del derecho que tienen las partes
sobre el término probatorio.
440
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El término extraordinario de prueba, no es sino, el aumento del término ordinario (el cual
es de 20 días), aumento que se hace de acuerdo al lugar en donde debe rendirse la prueba y según
la tabla de emplazamiento del art. 259 del CPC. En efecto, conforme al art. 329 del CPC, cuando
haya de rendirse prueba en otro territorio jurisdiccional o fuera de la República, se aumentará
el término ordinario a que se refiere el artículo anterior con un número de días igual al que
concede el art. 259 para aumentar el de emplazamiento.
Este aumento extraordinario comienza a correr una vez que se ha extinguido el término
ordinario, pues así lo dispone el art. 333 CPC, el cual señala que todo aumento del término
ordinario continuará corriendo después de éste sin interrupción y sólo durará para cada
localidad el número de días fijado en la tabla respectiva. Es obvio que, una vez vencido el
término probatorio ordinario, sólo podrá rendirse prueba en aquellos lugares para los cuales se
haya otorgado aumento extraordinario del término (art. 335 del CPC).
De acuerdo al art. 332 del CPC, el aumento extraordinario para rendir prueba deberá
solicitarse antes de vencido el término ordinario, determinando el lugar en que dicha prueba
debe rendirse. Es preciso, además, que concurran ciertos y determinados requisitos, los cuales
difieren según si el término extraordinario sea para rendir prueba en otro territorio jurisdiccional
o fuera del territorio de la República. En efecto:
i. El aumento extraordinario para rendir prueba dentro de la República se concederá
siempre que se solicite, salvo que haya justo motivo para creer que se pide
maliciosamente con el sólo propósito de demorar el curso del juicio (art. 330 del CPC).
441
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i. Conforme a la primera parte del art. 336 inc. I del CPC, el aumento extraordinario para
rendir prueba dentro de la República se otorgará con previa citación. Hay que recordar
que tramitar una actuación judicial con citación, significa que, en principio, el tribunal
decreta la actuación, pero ésta no puede llevarse a efecto sino una vez que hayan pasado
tres días desde la notificación de la parte contraria, la cual puede dentro de este plazo
oponerse a la realización de la actuación, caso en el cual, el cumplimiento de la diligencia
se suspende hasta que se resuelva el incidente. De acuerdo al art. 336 inc. II del CPC, los
incidentes a que dé lugar la concesión de aumento extraordinario se tramitarán en pieza
separada (fuera de los autos principales) y no suspenderán el término probatorio; agrega
el inc. III que, con todo, no se contarán en el aumento extraordinario los días
transcurridos mientras dure el incidente sobre concesión del mismo.319
ii. Y conforme a la segunda parte del art. 336 inc. I del CPC, si el aumento extraordinario es
para producir efecto fuera del país, se decretará con audiencia de la parte contraria.
Tramitar una actuación judicial con audiencia, significa que el tribunal antes de resolver la
solicitud respectiva (si la decreta o no), debe conferir a la contraparte un plazo de tres días
para que manifieste lo que crea conveniente respecto de dicha diligencia (trámite incidental),
y con lo que ella exponga o en su rebeldía, el tribunal resolverá el incidente respectivo.
Este incidente se tramita del mismo modo que el caso anterior, es decir, en cuaderno
separado y los días que dure el incidente no se descontarán al aumento extraordinario.
Art. 338 inc. II. Sin perjuicio de lo que dispone el artículo anterior, se mandará aplicar al Fisco la cantidad
consignada si resulta establecida en el proceso alguna de las circunstancias siguientes:
1. Que no se ha hecho diligencia alguna para rendir la prueba pedida;
2. Que los testigos señalados, en el caso del art. 331 no tenían conocimiento de los hechos, ni se han hallado en
situación de conocerlos; y
3. Que los testigos o documentos no han existido nunca en el país en que se ha pedido que se practiquen las
diligencias probatorias.
319
El profesor ALFARO señala que esto último se contrapone con el art. 333 del CPC, el cual dispone que todo
aumento del término ordinario continuará corriendo después de éste “sin interrupción”.
442
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320
El profesor ALFARO señala que el término especial se diferencia del término extraordinario, porque este último
procede respecto de un medio en particular, en cambio, el término especial procede respecto de todas la pruebas
entorpecidas.
443
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a. CONCEPTO.
Lo primero que hay que señalar, es que nuestra legislación utiliza indistintamente la
noción de documento e instrumento, pero en estricto rigor, entre ellas hay una relación de género
a especie. En efecto, la doctrina entiende que el documento es un concepto genérico que
comprende todo medio externo que exprese un pensamiento o una idea; esta representación,
corrientemente se lleva a efecto por medio de una escritura, pero también puede hacerse por
444
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otros signos (por ejemplo, grabados en madera, taquigrafía) o por otros medios (por ejemplo,
fotografías, videos, etc.). Es por ello que el profesor FORTTES señala que d o c u m e n t o es todo
objeto escrito o no, que da cuenta de un hecho o de una manifestación de voluntad.
El i n s t r u m e n t o es una especie de documento que se caracteriza por ser escrito, o en
otras palabras, es un documento escrito cuyo soporte físico más habitual es el papel. El
documento más usual es el instrumento (por ejemplo, una letra de cambio, un pagaré, una
escritura pública, un pasaporte, un acta, etc.), y es por eso que el legislador utiliza
indistintamente los términos.321
Si bien nuestra legislación no reconoce la diferencia entre ambos conceptos, hay casos en
que se emplea el término instrumento en forma estricta, por ejemplo, el art. 1702 del CC señala
que el instrumento privado, reconocido por la parte a quien se opone, o que se ha mandado
tener por reconocido en los casos y con los requisitos prevenidos por ley, tiene el valor de
“escritura pública” respecto de los que aparecen o se reputan haberlo subscrito, y de las
personas a quienes se han transferido las obligaciones y derechos de éstos. Sin embargo, en la
mayoría de las disposiciones los términos se utilizan de forma indistinta.
Por último, cabe decir que la prueba documental es un medio de prueba preconstituido,
esto es, aquél que las partes crean al momento de celebrar un acto jurídico, con el objeto de
proporcionarse de antemano un elemento de convicción para el evento de una contienda judicial
posterior.
321
Hay autores que señalan que sólo son instrumentos los documentos cuyo fin natural es servir de prueba,
así, por ejemplo, una escritura pública en una compraventa es un instrumento, y no un diario, el cual no está
destinado a servir de prueba.
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a. CONCEPTO Y REQUISITOS.
Como se dijo, el art. 1699 inc. I del CC señala que instrumento público o auténtico es el
autorizado con las solemnidades legales por el competente funcionario. Sin embargo, el
legislador se equivoca al hacer sinónimos lo público con lo auténtico, pues la autenticidad, de
322
Según algunos, el instrumento privado es el otorgado por particularidades sin la intervención de un funcionario
público en calidad de tal, lo que no implica que carezca de solemnidades, por ejemplo, la lera de cambio.
446
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acuerdo al art. 17 inc. II del CC, se refiere al hecho de haber sido realmente otorgados y
autorizados por las personas y de la manera que en los tales instrumentos se exprese; y lo
público alude a un instrumento que ha sido autorizado por una persona en quien reside la
autoridad pública otorgada por la ley (calza con la definición del art. 1699). Por lo tanto, lo
auténtico no tiene que ver con lo público, por ello la redacción del artículo debió haber dicho
“público y auténtico”; pero en estricto rigor, los instrumentos públicos son casi siempre
auténticos. No obstante, hay muchos instrumentos auténticos que no son públicos, así, por
ejemplo, si un notario de la comuna de Valparaíso otorga una escritura en Viña del Mar, ésta será
auténtica (si fue realmente otorgada y autorizada por las personas y de la manera que el
instrumento se expresa) pero no pública, ya que el notario de Valparaíso no tiene la autoridad
para actuar fuera de su territorio jurisdiccional.
De la definición legal, se desprenden los elementos o requisitos que deben concurrir para
que un instrumento público revista este carácter:
i. Que sea autorizado por el competente funcionario. El funcionario que interviene en la
autorización de un instrumento público, es diverso según sea la naturaleza de éste, así: en
las sentencias será el juez, cuya firma es también autorizada por el secretario; en las
escrituras públicas interviene un notario; en las partidas de estado civil, o en la cédula de
identidad, actúa el Oficial de Registro Civil; en los certificados de dominio, hipoteca y
gravámenes, prohibiciones e interdicciones, etc., actúa el Conservador de Bienes raíces;
el Secretario del tribunal actúa respecto de las certificaciones y copias que otorgue (por
ejemplo, la copia de la demanda notificada por el Receptor o por el secretario); etc.
El funcionario debe ser “competente”, es decir, debe cumplir cuatro condiciones: ser un
funcionario público; que esté autorizado por la ley para el otorgamiento del documento;
debe actuar en el marco de sus atribuciones (competente en cuanto a la materia); y dentro
de su territorio jurisdiccional (competente en cuanto al territorio). Por ejemplo, un notario
es incompetente en cuanto a la materia, para otorgar una partida de estado civil; y un
Oficial de Registro Civil de Valparaíso es incompetente (en cuanto al territorio) para
intervenir en la celebración de un matrimonio en Santiago.
ii. Que sea otorgado con las solemnidades legales. Las solemnidades legales varían según la
naturaleza del instrumento público, así por ejemplo, no se otorga de igual manera una
escritura pública que una partida de estado civil. El profesor ALFARO señala que si faltan
las solemnidades legales, se trataría de un d o c u m e n t o o f i c i a l que, en palabras
simples, es aquél que emana de una autoridad sin cumplir solemnidades legales, por
ejemplo, los oficios o circulares que emanan de los servicios públicos, los boletines de
discusión parlamentaria, etc.323
323
Estos documentos no tienen valor probatorio, pero la jurisprudencia tiende a darle algún grado, o tipo de valor, ya
que podrían ser base de una presunción judicial.
447
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324
Hay que tener presente que la fotocopia de una escritura pública certificada por un notario, no es un instrumento
público, ni una copia autorizada de la escritura pública, por tanto, no tiene cabida en el N° 2 del art. 342, sino en el
N° 3 ó 4 de dicha disposición (copia simple). Sin embargo, hay fotocopias de instrumentos públicos que, cuando son
firmadas de puño y letra por el funcionario competente, tienen el carácter de copia autorizada del instrumento
público original; por ejemplo, las fotocopias de un expediente que, certificadas por el secretario, se envían a otro
tribunal (art. 37 inc. III del CPC); o las compulsas o fotocopias del expediente que, certificadas por el secretario, se
envían al tribunal superior para que conozca del recurso de apelación (art. 197 del CPC).
448
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De acuerdo al art. 344 del CPC, el cotejo de instrumentos se hará por el funcionario que
haya autorizado la copia presentada en el juicio, por el secretario del tribunal o por otro
ministro de fe que dicho tribunal designe. La razón de que esta diligencia se lleve a cabo
por un ministro de fe, es que se busca la autenticidad de la copia, es decir, el hecho de
haberse otorgado y autorizado por las personas y de la manera que en el instrumento
aparece.325
.
v. T e s t i m o n i o s o c o p i a s a gr e g a d a s . De acuerdo al art. 342 Nº 5, son instrumentos
públicos en juicio, los testimonios que el tribunal mande agregar durante el juicio,
autorizados por su secretario u otro funcionario competente, y sacados de los originales
o de copias que reúnan las condiciones indicadas en el número anterior. En el fondo se
trata de una medida para mejor resolver, decretada, por lo tanto, de oficio por el propio
tribunal; pues de acuerdo al Nº 1 del art. 159 del CPC, es una medida para mejor resolver:
la agregación de cualquier documento que estimen necesario para esclarecer el derecho
de los litigantes.
vi. El año 2007 mediante la ley 20.217 se incorporó en el listado de instrumentos públicos el
numeral 6º, que reconoce la calidad de instrumentos públicos a los documentos
electrónicos suscritos mediante firma electrónica avanzada, es decir, mediante una firma
que se verifica a distancia ¿Cómo se verifica la autenticidad de la firma? Hay una entidad
que certifica que esas firmas son las que efectivamente están allí, y esto se hacer por
medio de claves o códigos. Si se acompaña este tipo de documentos, el juez tiene que
citar a una audiencia de percepción documental, y la prueba que se podrá pedir, será la
prueba pericial, es decir, si hay objeción por su autenticidad la verificará un perito
informático.
vii. In s t r u m e n t o s p ú b l i c o s o t o r ga d o s e n e l e x t r a n j e r o . Los instrumentos
anteriores son todos los otorgados en el país, pero tratándose de los otorgados el
extranjero, hay que cumplir con una serie de atestiguaciones. En efecto, de acuerdo al
art. 17 del inc. I del CC, la forma de los instrumentos públicos se determina por la ley del
país en que hayan sido otorgados, pero su autenticidad se probará según las reglas
establecidas en el Código de Enjuiciamiento (CPC), y este procedimiento se denomina
legalización. Al respecto, el CPC, en su art. 345 inc. I, señala que los instrumentos
públicos otorgados fuera de Chile deberán presentarse debidamente legalizados, y se
entenderá que lo están cuando en ellos conste el carácter público y la verdad de las
firmas de las personas que los han autorizado, atestiguadas ambas circunstancias por los
funcionarios que, según las leyes o la práctica de cada país, deban acreditarlas. Luego,
el carácter público de estos funcionarios y la autenticidad de sus firmas debe comprobarse
en Chile por uno de los medios que menciona el art. 345 inc. II del CPC (un agente
diplomático o consular chileno). Por ejemplo, si se quiere acompañar una partida de
325
El profesor FORTTES agrega que esta diligencia se relaciona con los instrumentos públicos, y más concretamente
con los instrumentos públicos que constan de una matriz. Señala también, que el cotejo de instrumentos corresponde
a una diligencia probatoria que ha establecido el legislador con el objeto de demostrar la concurrencia o no de una
causal de impugnación; esto al igual que el cotejo de letras (arts. 350 y siguientes del CPC), que es propia de los
instrumentos públicos o privados que carecen de una matriz y que están extendidos en forma manuscrita. Esto
último se relaciona con la prueba pericial o caligráfica, a través de la cual se determinará si la letra puesta en un
instrumento coincide con aquella que consta en un instrumento indubitado.
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estado civil española como medio de prueba en un juicio que se sigue en Chile, dicho
instrumento aparecerá firmado, en primer término, por el respectivo Oficial de Registro
Civil español; de acuerdo a las leyes españolas, la firma del Oficial de Registro Civil
debe ser legalizada con la firma del juez de la localidad respectiva (hasta aquí se habría
cumplido con la primera etapa dentro del procedimiento de legalización, destinado a
acreditar la verdad de la firma y el carácter público de la persona que aparece autorizando
dicha partida); y en seguida, la firma del Juez tiene que ser legalizada por la del Agente
diplomático o consular chileno acreditado en España.326
viii. ¿Qué sucede con los instrumentos privados otorgados en el extranjero? El profesor
FORTTES señala que estos instrumentos, por su propia naturaleza, no deben someterse a
la legalización de los instrumentos públicos; pues la legalización es un procedimiento que
permite autorizar la firma del funcionario público que otorgó un instrumento público, de
manera que no se puede aplicar a los instrumentos privados, porque en ellos no interviene
funcionario público alguno. A los instrumentos privados extendidos en lengua extranjera
se les aplican las reglas de los instrumentos privados, esto es, deben ser reconocidos por
los otorgantes, para tener valor probatorio.
¿Por qué el instrumento público se acompaña con citación? Esto por el hecho de haberse
otorgado por un funcionario público, con lo cual, goza de un sello de autenticidad que no se
encuentra en el instrumento privado, cuyo valor depende de la actitud que asuma la parte contra
la cual se presenta, y para ello se acompaña bajo apercibimiento. Si bien no hay una norma legal
expresa que consagre esta forma de proceder, esto se deduce de los arts. 795 N° 5 y 800 N° 2 del
CPC.
Art. 795. En general, son trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única instancia en los juicios de
mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
326
Cabe señalar que los instrumentos públicos extendidos u otorgados en el extranjero ante Cónsul chileno que actúa
como ministro de fe, no necesitan de los trámites de la legalización para ser acompañados válidamente en juicio.
450
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5. La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, “con citación” o bajo el
apercibimiento legal que corresponda respecto de aquélla contra la cual se presentan.
Art. 800. En general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o de
menor cuantía y en los juicios especiales:
2. La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, “con citación” o bajo el
apercibimiento legal que corresponda respecto de aquélla contra la cual se presentan.
Como la ley dice que la agregación del instrumento presentado oportunamente por la
parte “con citación” es un trámite o diligencia esencial, su omisión permite deducir un recurso de
casación en la forma. Ahora bien, si el instrumento se acompaña sin citación, no podrá ser
considerado como medio de prueba en la sentencia definitiva, y si se valora, dicha sentencia será
anulable por haber incurrido en una causal de casación en la forma; a la inversa, si el documento
ha sido acompañado con citación de la parte en contra de la cual se presenta, y la sentencia no
analiza el mérito probatorio de dicho instrumento, quiere decir que ella también será nula, por no
contener la exposición de los hechos en que se funda, es decir, el análisis de todos los medios
probatorios suministrados por las partes.
327
El profesor FORTTES señala que en este punto se manifiesta en su máxima expresión el sistema de la prueba legal
o tasada.
451
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hace plena fe (plena prueba) respecto al hecho de haberse efectuado las declaraciones por
las partes en él contenidas, y este mérito también reza respecto de los terceros. Por
ejemplo, el notario da fe que Juan manifestó que vendía y que Pedro expresó que
compraba, y que el primero declaró haber recibido del segundo la suma de cinco millones
de pesos a título de precio de esta compraventa; por tanto, se hace plena fe de la
efectividad de la declaración, y no de que el precio se haya pagado efectivamente, es
decir, hace plena fe respecto de los hechos objetivos, de que ellos sean realmente
efectivos, es otra cosa.
iv. E f i c a c i a o v e r a c i d a d d e l a s d e c l ar a c i o n e s c o n s i gn a d a s e n u n
i n s t r u m e n t o p ú b l i c o . Según los principios generales del derecho, los actos o
contratos sólo obligan a las personas que han intervenido en su otorgamiento o
celebración (efecto relativo); a contrario sensu, no obligan de manera alguna a los
terceros ajenos a ellos. Pero este problema, según la doctrina, dice relación más bien con
los efectos de los actos jurídicos que con el de su valor probatorio; pues el art. 1700 del
CC, al decir que, en cuanto a la verdad de las declaraciones contenidas en un instrumento
público, éstos sólo hacen fe respecto de los declarantes, está regulando el efecto del acto
o contrato contenido en dicho instrumento y no su mérito probatorio.
Por lo tanto, para analizar este tema, desde un punto de vista probatorio, la doctrina
señala que en lo que respecta a la veracidad de las declaraciones, el instrumento público
no hace plena fe, pero su veracidad se presume. En cuanto a las razones por las cuales se
presume, la doctrina señala que se debe distinguir entre las declaraciones dispositivas y
enunciativas:
- Las d e c l a r a c i o n e s d i s p o s i t i v a s son aquellas en que se deja constancia de los
elementos esenciales del acto jurídico, los cuales le dan nacimiento; por ejemplo, el
precio y la cosa en la compraventa.
a) Respecto de las partes otorgantes, el instrumento público hace plena fe de la
verdad de las declaraciones dispositivas que contiene. Por tanto, su valor
probatorio entre las partes es de plena prueba, aunque más bien se dice que llevan
una presunción de veracidad (profesor ALFARO y FORTTES), pues ella puede ser
desvirtuada mediante una contraescritura. La razón de esto, es que el legislador
parte de la base de lo normal, y lo normal es que el contenido de las declaraciones
sea verdadero.
b) Respecto de terceros, si bien no hay una norma al respecto, la doctrina dice que
las declaraciones dispositivas se presumen verdaderas frente a terceros por
aplicación de las reglas del peso de la prueba, puesto que lo normal es que las
declaraciones contenidas en un instrumento público sean verdaderas (teoría del
hecho normal) y, por tanto, no necesitan probarse; y quien alegue que sean falsas
(lo anormal) debe probarlo. Por tanto, su valor probatorio respecto de terceros es
el de una presunción de veracidad, de manera que los terceros pueden objetar y
acabar con la presunción probando, por ejemplo, una simulación.328
328
Si bien del art. 1700 del CC pareciere desprenderse otra cosa (en cuanto a la veracidad no hace plena fe sino en
contra de los declarantes), la doctrina señala que aquí hay un equívoco, pues el legislador confunde dos cosas: el
valor probatorio con el efecto obligatorio del acto jurídico. Lo que quiso decir el legislador, es que lo expresado en
452
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b) Respecto de terceros, si bien no hay norma al respecto, la doctrina dice que las
declaraciones enunciativas no tienen valor alguno frente a ellos, ni siquiera se
presumen como verdaderas, esto porque las partes no han tenido el cuidado que se
requiere para presumir su sinceridad. Pero acorde al art. 398 del CPC, el tercero
puede invocarla, contra el que las hace, como confesión extrajudicial, lo cual sirve
de base a una presunción judicial para acreditar los hechos confesados.
En resumen, el instrumento público hace plena prueba (plena fe), tanto respecto de los
declarantes como de los terceros, en lo que respecta al hecho de haberse realmente otorgado, a su
fecha, al hecho de haberse efectuado por los interesados las declaraciones que en ellos se
consignan, y respecto de las declaraciones del funcionario autorizante. En cambio, en cuanto a la
veracidad de las declaraciones que en estos instrumentos se consignan (eficacia), hay que
distinguir si se trata de declaraciones dispositivas (presunción de veracidad) o enunciativas.
el instrumento no obliga ni alcanza a los terceros, y esto es lógico, porque los terceros no han concurrido con su
voluntad a obligarse por el acto o contrato de que da cuenta el instrumento.
453
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Pero si la impugnación recae sobre una escritura pública, y su falta de autenticidad (no la
nulidad) se desea probar por medio de una prueba testimonial, se requiere, de acuerdo al
art. 429 del CPC, la concurrencia de cinco testigos, que reúnan las condiciones
expresadas en la regla segunda del art. 384 (que estén contestes en el hecho, sin tachas,
legalmente examinados, que den razón de sus dichos y que sus declaraciones no hayan
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sido desvirtuadas por otra prueba en contrario), que acrediten que la parte que se dice
haber asistido personalmente al otorgamiento, o el escribano, o alguno de los testigos
instrumentales, ha fallecido con anterioridad o ha permanecido fuera del lugar en el día
del otorgamiento y en los setenta días subsiguientes.; agrega el inc. II que esta prueba, sin
embargo, queda sujeta a la calificación del tribunal, quien la apreciará según las reglas
de la sana crítica.
iii. También opera como causal de impugnación, la f a l s e d a d o falta de sinceridad o falta de
veracidad de las declaraciones que en el instrumento se contienen. En este caso el
instrumento es válido, o sea, ha sido otorgado ante funcionario competente y con
observancia de las formalidades legales; es, además, auténtico, es decir, ha sido realmente
otorgado y autorizado por las personas y de la manera que en él se expresan; sin embargo,
las declaraciones que contiene no son veraces, ya sea por error, fuerza, dolo o simulación
(por ejemplo, en una escritura pública se declara haber recibido una suma de dinero a
título de mutuo, y ese hecho, en verdad, no es efectivo). En cuanto a quién puede
impugnar el instrumento por esta causal, hay que distinguir:
- Los terceros, en cuanto a las declaraciones enunciativas, no necesitan impugnarlas, ya
que éstas no les afectan. Pero respecto de las declaraciones dispositivas, pueden
impugnarlas y probar lo contrario por todos los medios probatorios que la ley franquea
(incluso la prueba testimonial), esto, porque dichas declaraciones sólo se presumen
verdaderas respecto de ellos.
- Las partes, respecto de las declaraciones dispositivas o enunciativas relacionas con lo
dispositivo, sólo pueden impugnarlas mediante otra prueba plena, ya que respecto de
ellos, estas declaraciones hacen plena fe (por ejemplo, puede impugnarse por testigos
la nulidad matrimonial)329. Y respecto de las declaraciones enunciativas que no se
relacionen con la parte dispositiva, pueden impugnarlas y probar lo contrario, ya que
éstas sólo tienen el mérito de una confesión extrajudicial (basta una prueba no
plena).330
iv. Por último, el profesor ALFARO agrega, a las causales de impugnación, a la falta de
integridad, ya que uno de los requisitos de los instrumentos públicos, es que tienen que
ser acompañados de manera íntegra.
Ahora bien, las formas de impugnar los instrumentos públicos, es decir, las vías
procesales por las cuales se pueden objetar, son:
i. I m p u gn a c i ó n p o r v í a p r i n c i p a l . En este caso la impugnación del instrumento
público se realiza a través de un juicio, cuyo objeto principal es decidir precisamente
sobre la validez o autenticidad del instrumento, o sobre la verdad de las declaraciones que
329
La doctrina y jurisprudencia nacionales están divididas sobre el particular. En efecto, la minoría dice que el
instrumento público hace plena fe en cuanto a la verdad de las declaraciones que en él hayan hecho los interesados
(art. 1700 del CC), y por tanto, los declarantes no pueden posteriormente pretender impugnar el instrumento en
cuanto a la verdad de esas declaraciones. Pero la mayoría, que cuentan con el respaldo de algunos fallos de la CS,
dice que tal prueba es admisible, pues la ley no prohíbe que una prueba plena, como es la emanada de un
instrumento público, pueda ser destruida por otra plena prueba, como sería la que fluye de una confesión judicial.
330
455
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a. CONCEPTO.
Instrumento privado es todo escrito que deja constancia de un hecho y que ha sido
otorgado sin formalidad o solemnidad alguna, y sin participación de un funcionario público que
actúe en calidad de tal (por ejemplo, una carta, un recibo de dinero, un recorte de diario, una
impresión, un contrato privado de arrendamiento, etc.). Sin embargo, parte de la doctrina y de la
jurisprudencia exige que el instrumento sea firmado para que valga como privado, esto porque el
art. 1701 inc. II del CC señala que el instrumento defectuoso por incompetencia del funcionario o
por otra falta en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado por las partes;
pero también hay doctrina (CASARINO) y jurisprudencia en contrario. No obstante, hay algunos
instrumentos privados que requieren estar firmados por expresa disposición de la ley, por
ejemplo, las letras de cambio, los pagarés, etc.
Hay que recordar que la protocolización, es decir, el hecho de agregar un documento al
final del registro público (protocolo) de un notario a pedido de quien lo solicita, no desnaturaliza
el instrumento privado en público; pues el efecto de la protocolización, es darle fecha cierta al
instrumento. Sin embargo, existen ciertos instrumentos privados que, por el hecho de ser
protocolizados, pasan a ser instrumentos públicos (art. 420 del COT).
Art. 420. Una vez protocolizados, valdrán como instrumentos públicos:
1. Los testamentos cerrados y abiertos en forma legal;
2. Los testamentos solemnes abiertos que se otorguen en hojas sueltas, siempre que su protocolización se haya
efectuado a más tardar, dentro del primer día siguiente hábil al de su otorgamiento;
3. Los testamentos menos solemnes o privilegiados que no hayan sido autorizados por notario, previo decreto del
juez competente;
4. Las actas de ofertas de pago, y
5. Los instrumentos otorgados en el extranjero, las transcripciones y las traducciones efectuadas por el intérprete
oficial o los peritos nombrados al efecto por el juez competente y debidamente legalizadas, que sirvan para otorgar
escrituras en Chile.
También, hay que tener presente, que el instrumento privado que contenga una firma
autorizada por un notario, sigue siendo privado. No obstante, algunos instrumentos, por este
hecho, pasan a tener mérito ejecutivo, como el cheque, la letra de cambio y el pagaré. En efecto,
el art. 434 Nº 4 inc. II del CPC, señala que el juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de
dar cuanto para reclamar su cumplimiento se hace valer alguno de los siguientes títulos: 4)
Tendrá mérito ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré o
cheque, respecto del obligado cuya firma aparezca autorizada por un notario o por el Oficial
del Registro Civil en las comunas donde no tenga su asiento un notario.
Según algunos, acorde a los arts. 1703 del CC y 401 Nº 10 del COT, la autorización de la
firma hace que el instrumento pase a tener fecha cierta respecto de terceros, porque ella implica
456
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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331
CASARINO señala que si la parte contraria no ha objetado el instrumento, a petición de la parte que lo presentó, el
tribunal debe declarar que aquélla ha incurrido en el apercibimiento ordenado y que, por consiguiente, el documento
es auténtico. El escrito expresa lo siguiente: “Acompañado instrumento bajo el apercibimiento del art 346 Nº 3”; y
la resolución del tribunal: “téngase por acompañado”.
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332
En materia penal los instrumentos privados deben ser reconocidos durante el juicio oral por el acusado, los
terceros como testigos, o por un perito.
333
El profesor LUHRS señala que se acompañan con citación, es decir, en principio, el tribunal decreta la actuación,
pero ésta no puede llevarse a efecto sino una vez que hayan pasado seis días desde la notificación de la parte
contraria, la cual puede dentro de este plazo objetar el instrumento, caso en el cual, el cumplimiento de la diligencia
se suspende hasta que se resuelva el incidente. El profesor FORTTES, en cambio, dice que se acompaña bajo el
apercibimiento del art. 346 Nº 3, pues los propios arts. 795 Nº 5 y 800 Nº2 hacen referencia al apercibimiento;
aunque entiende que es una especie de citación.
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Art. 800. En general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o
de menor cuantía y en los juicios especiales:
2. La agregación de los instrumentos presentados oportunamente por las partes, con citación o bajo el
apercibimiento legal que corresponda respecto de aquélla contra la cual se presentan.
ii. Si emana de una tercera persona, el instrumento debe acompañarse con citación, esto para
conferirle a la contraria derecho de impugnación, cuyo plazo para impugnarlo es el
general de toda citación, o sea, tres días fatales. En este caso, no es posible acompañar el
instrumento bajo apercibimiento de tenerlo por reconocido si no se objeta dentro de seis
día, ya que el documento no emana de la contraparte (si no que de un tercero); por lo
tanto, para que tenga valor probatorio, debe ser ratificado por su autor (por el tercero)
mediante una prueba testimonial.334
334
En materia penal no se regula la forma acompañar los instrumentos privados, pero deben ser exhibidos o leídos
en la audiencia del juicio oral y reconocidos por el acusado, los testigos o peritos, según el caso (art. 333 del CPP).
459
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335
El profesor FORTTES dice que algunos señalan que el único instrumento privado que tiene valor probatorio como
tal, es el instrumento emanado de la contraparte y reconocido por ésta (ya que respecto de terceros tiene el valor de
una testimonial); e incluso, también se dice, que los no reconocidos pueden tener valor probatorio indirecto, para
formar el convencimiento del juez.
336
Si es objetado un documento privado, la prueba sobre su autenticidad corresponde a quien lo acompaña; en
cambio, si es objetado un instrumento público que carece de matriz, la prueba corresponde al que lo objeta.
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Se desprende del art. 1707 del CC, que las contraescrituras pueden ser instrumentos
públicos o privados. En cuanto a su valor probatorio, se aplican las reglas generales de los
instrumentos, es decir, si son instrumentos públicos, hacen fe como tales; y si son privados,
tienen valor después de su reconocimiento conforme a la ley.
Una escritura pública puede ser modificada por otra del mismo género o por un
instrumento privado; y, a su vez, la escritura privada puede alterarse por otra privada o por una
escritura pública. Pero los efectos que produce estas contraescrituras respecto de las partes y
terceros, son distintos:
i. Entre las partes, las contraescrituras (públicas o privadas) hechas para alterar lo pactado
en un instrumento público o privado, tienen pleno valor probatorio; es decir, prevalece la
contraescritura, aunque el valor probatorio sea mayor en la escritura alterada, esto, porque
atendiendo al art. 428 del CPC, entre dos o más pruebas contradictorias, y a falta de ley
que resuelva el conflicto, los tribunales preferirán la que crean más conforme con la
verdad, y se entiende que está más conforme con la verdad la contraescritura, dado que si
337
La fotocopia de un instrumento privado, según algunos, tiene valor si emana de la parte en contra de la cual se
hace valer si, siendo objetado, se coteja con el original. Otros dicen que el cotejo de letras debe efectuarse respecto
de un documento original y no de una fotocopia, por tanto, en caso de que se impugne la fotocopia de instrumento
privado, ésta carecerá de valor probatorio, pues no podrá ser cotejado. Respecto de la fotocopia de un documento
emanado de un tercero, carece de valor probatorio si no es reconocida por el tercero.
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las partes alteran con ella la primera escritura, es por considerar que ésta no guarda
congruencia con la realidad.338
ii. Respecto de terceros339, si se trata de contraescrituras privadas, éstas no producen efectos
respecto de ellos; pero sí se trata de contraescrituras públicas, éstas sí producen efectos
respecto de terceros, cumpliendo dos requisitos: se debe tomar razón (nota) del contenido
de la contraescritura al margen de la escritura matriz que se altera; y se debe tomar razón
del contenido de la contraescritura al margen del traslado (o sea, al margen de la copia
autorizada de la matriz), en cuya virtud ha actuado el tercero. Hoy este requisito se
cumple automáticamente, pues el notario siempre otorga copia autorizada de la matriz,
con la debida nota marginal.
Finalmente, los terceros pueden aprovecharse de las contraescrituras. En efecto,
considerando que el art. 1707 del CC establece que las contraescrituras no producen
efectos contra terceros, a contrario sensu, pueden tener efecto a favor de ellos, invocando
las estipulaciones de la contraescritura que los beneficien. Y si existe conflicto entre los
terceros, es decir, si algunos quieren hacer prevalecer la escritura y otros la
contraescritura, de acuerdo al art. 1707 del CC, debería preferirse a quienes hacen valer la
escritura, ya que la contraescritura no afecta a los terceros.
a. A PETICIÓN DE PARTE.
La regla general, es que la iniciativa para presentar un instrumento sea de las partes, y al
respecto, existen dos maneras de presentarlos:
i. P o r a g re ga c i ó n . Esta iniciativa es voluntaria, y se caracteriza porque los documentos
son presentados por medio de una solicitud escrita y son agregados materialmente al
proceso; en otras palabras, se acompaña el documento y se solicita que sea agregado al
expediente (por ejemplo, cuando se interpone la demanda y en el otrosí se señala “téngase
por acompañada la escritura pública de arrendamiento, con citación”).
En cuanto a la oportunidad para presentar por agregación los instrumentos, de acuerdo al
338
Nuestra jurisprudencia ha recalcado que la regla de no poder alterar por escrituras privadas lo pactado por
escritura pública sólo rige en favor de los terceros. Nada impide a que puedan surtir efecto contra los mismos
contratantes, siempre y cuando la alteración no sea de tal naturaleza, que deba exigir escritura pública de acuerdo a
la ley.
339
La doctrina señala que la expresión “terceros” no alude a los terceros absolutos, puesto que respecto de ellos la
disposición es innecesaria, dado que se encuentran protegidos por el principio del efecto relativo de los contratos
(les es inoponible). Por el contrario, se concluye que la norma alude a los terceros relativos, vale decir, todos
aquellos que, aun cuando no han participado en el otorgamiento de la contraescritura e ignoran dicho otorgamiento,
tienen interés en invocar las estipulaciones del acto ostensible (por ejemplo, aquél tercero que contrata con el
mandatario, cuyo mandato había sido previamente revocado).
462
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art. 348 del CPC, podrán presentarse en cualquier estado del juicio hasta el vencimiento
del término probatorio en primera instancia (por ejemplo, pueden presentarse en el
escrito de solicitud de medidas prejudiciales, en la demanda, en la contestación, en la
reconvención, etc.), y hasta la vista de la causa en segunda instancia (por ejemplo,
pueden presentase con el recurso de apelación).
ii. P o r e x h i b i c i ó n . Hay veces que los instrumentos no están en poder de la parte que
desea usarlos como medios de prueba, sino que en manos de la contraparte o de un
tercero; entonces, para hacerlos presentarlos al juicio, la ley establece un procedimiento
especial, que recibe el nombre de solicitud de exhibición de instrumentos, regulado en el
art. 349 del CPC. En efecto, el inc. I de dicha disposición señala que podrá decretarse, a
solicitud de parte, la exhibición de instrumentos que existan en poder de la otra parte o
de un tercero, con tal que tengan relación directa con la cuestión debatida y que no
revistan el carácter de secretos o confidenciales. Por lo tanto, los requisitos para que
opere la exhibición, son:
- Que los documentos tengan relación directa con la cuestión debatida. El profesor
FORTTES recalca que esto se debe relacionar con la recepción de la causa a prueba, ya
que la resolución que recibe la causa a prueba fija los hechos sustanciales, pertinentes
y controvertidos, y lo mismo se exige (pertinencia) para la solicitud de la exhibición.
- Que los documentos no revistan el carácter de secretos o confidenciales. Este requisito
y el anterior son cuestiones de hecho, que aprecia prudencialmente el tribunal.
- Que señale la persona en cuyo poder se encuentre el documento. Naturalmente que si
se niega por la contraparte o por el tercero la existencia de estos documentos en su
poder, se habrá suscitado un incidente previo, que será necesario resolver a la luz de
las pruebas que sobre el particular se suministren.
Si la exhibición la tiene que hacer una parte, hay que llevar el documento a la audiencia
que se señale, exhibirlo, y agregar copia autorizada de él al expediente. Y cuando la
exhibición haya de hacerse por un tercero, podrá éste exigir que en su propia casa u
oficina se saque testimonio (copia) de los instrumentos por un ministro de fe (art. 349 inc.
final). Como se ve, en ambos casos el documento cuya exhibición se pretende no es
agregado materialmente al proceso sino que una copia autorizada del mismo.
Si se rehúsa la exhibición sin justa causa, las sanciones serán diversas según se trate de la
contraparte o de un tercero. Si la contraparte es la desobediente, incurre en una doble
sanción: se le pueden imponer multas que no excedan de dos sueldos vitales o arrestos
hasta de dos meses determinados prudencialmente por el tribunal, sin perjuicio de repetir
la orden y el apercibimiento; y se pierde el derecho de hacer valer los documentos cuya
exhibición se le ha ordenado, sin perjuicio de decretarse allanamiento del local donde se
halle el documento cuya exhibición se pida. Y si el desobediente es un tercero, sólo se le
puede apremiar con multas o arrestos en la forma ya señalada.340
340
El profesor ALFARO señala que esto es una concreción del poder coercitivo del juez (coercio), lo cual en Derecho
comparado se denomina astreintes, que implica utilizar la coerción para cumplir los fines del proceso, que en este
caso concreto, es para que se exhiba el instrumento.
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4.2.1. CONCEPTO.
El profesor ALFARO señala que es un medio de prueba indirecto, en virtud del cual el
juez se impone de los hechos por medio de la declaración que hacen personas extrañas al juicio y
sin interés, que los han percibido. Estas personas extrañas al juicio y sin interés o terceros
absolutos, son, precisamente, los testigos, los cuales declaran en éste, dado el conocimiento que
poseen sobre ciertos hechos relevantes para su resolución. Por lo tanto, el elemento fundamental
de esta prueba es el testigo, y es por ello que gran parte de la reglamentación del CPC se orienta a
su regulación.
4.2.2. CARACTERÍSTICAS.
i. Por regla general, es un medio de p r u e b a c i r c u n s t a n c i a l o accidental, ya que se
produce durante el juicio. En efecto, el testigo se impone del hecho de una manera
accidental, sin saber que posteriormente declarará sobre el mismo. La excepción la
constituyen los testigos instrumentales (prueba preconstituida), es decir, aquellos que se
encuentran presentes al momento del otorgamiento de un acto o contrato.
ii. Es un medio de p r u e b a i n d i re c t o , ya que el juez tiene conocimiento de los hechos por
medio de un tercero y no personalmente.
iii. En materia civil es una p r u e b a me d i a t a , pues se rinde ante un Receptor (no hay
341
En materia penal hay otras reglas. En primer lugar, está la fase investigación, donde el Fiscal recopila diversos
antecedentes, dentro de los cuales se incluyen los instrumentos; pero en ciertos casos es necesaria la autorización
juez de garantía (por ejemplo, respecto de la incautación); el juez de garantía no tiene facultades para decretar que se
agreguen documentos, pero sí puede autorizar peticiones. Luego, en la audiencia de preparación del juicio oral, se
determinan los documentos a acompañar al juicio oral, según el ofrecimiento que hubieren efectuado los
intervinientes (fiscal en su acusación, querellante en su acusación o adhesión, actor civil en su demanda, acusado,
hasta antes del inicio audiencia por escrito, o al inicio audiencia en forma verbal). Finalmente, la prueba
instrumental se debe rendir en el juicio oral.
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inmediación por parte del juez); en materia penal en cambio, es inmediata, pues la prueba
se debe rendir ante y a través del juez.
iv. Es una p r u e b a p e r s on a l , ya que el medio está constituido por las declaraciones de
personas.
v. Es una prueba r e gl a d a e n s u t r a mi t a c i ó n , ya que hay una serie de formalidades que
se deben cumplir (lista testigos, causales de inhabilidad, etc.). El legislador la ha rodeado
de una serie de garantías, ya que es una prueba muy subjetiva, pues depende de la
memoria y de la percepción del hecho que haya tenido el testigo y, además, es muy
insegura, pues se puede preparar a los testigos y llevarlos al juicio. Es por ello que el CC
establece cuando procede este medio de prueba, y el CPC toma resguardos en orden a
señalar cómo tienen que declarar y qué condiciones deben reunir los testigos para ser
hábiles.
vi. Esta prueba, en materia civil, puede tener valor de plena prueba o de prueba semiplena;
en materia penal en cambio, se valora conforme a la sana crítica.
a. LIMITACIONES PROCEDIMENTALES.
En virtud de estas limitaciones, la parte que desea rendir prueba testimonial debe
acompañar dentro del plazo que señala la ley una nómina o lista de los testigos que piensa
valerse en el juicio y, además, una minuta de interrogatorio para los testigos que se presentan
(esta minuta es una especificación de los puntos o hechos de prueba fijados por el tribunal). Esta
es una limitación por dos razones: ya que sólo pueden ser admitidos a declarar aquellos testigos
incluidos en la lista; y si no se presenta la minuta de los puntos de prueba, según la mayoría de
los autores, el testigo será interrogado al tenor de los hechos fijados por el juez en la resolución
que recibe la causa a prueba; la minoría señala que se debe aplicar la misma sanción prevista
para la no presentación de lista de testigos, por tanto, se debe rechazar la declaración de los
testigos.
Finalmente, agrega el profesor, que el tema de la habilidad de los testigos también es una
limitación procedimental.
b. LIMITACIONES SUSTANTIVAS.
Estas limitaciones dicen relación con la eficacia de los testigos como medio de prueba,
es decir, si este medio de prueba es eficaz para acreditar todo tipo de hechos y de obligaciones, o
no. Y se denominan así, porque es la ley sustantiva (CC) la que se encarga de determinar los
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342
Hay que recordar que las limitaciones de la prueba testimonial se relacionan con la p r u e b a i n a d m i s i b l e , la
c u a l se refiere a la procedencia del medio probatorio. Ahora bien, ante la pretensión de una parte de rendir una
prueba inadmisible, hay duda respecto de cómo resuelve el tribunal: según algunos, el juez en este caso puede
resolver de inmediato (in limine litis) y rechazar la prueba, esto porque se está actuando en base a un texto legal
expreso; otros señalan que es mejor resolverlo después (en la sentencia definitiva), ya que así no se corre el riesgo
del prejuzgamiento, y se le hace creer a la parte que está ejerciendo completamente su derecho a probar.
343
Cuando estas reglas legales dicen que esos actos no pueden ser probados por testigos, la inadmisibilidad cubre
tanto la mera existencia del acto o contrato como su contenido; es decir, no es posible probar por testigos que ese
contrato existe o existió; o que un contrato tiene tal o cual contenido (todo o una parte).
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iii. Otra limitación, dice relación con los actos en que se exige un instrumento público como
solemnidad, pues de acuerdo a la primera parte del art. 1701 inc. I del CC, la falta de
instrumento público no puede suplirse por otra prueba (incluida la testimonial) en los
actos y contratos en que la ley requiere esa solemnidad.
iv. Por último, el profesor ALFARO menciona como otro caso de improcedencia de la prueba
testimonial, al que está contenido en el art. 378 inc. I del cpc, el cual señala que no se
admitirá prueba de testigos para inhabilitar a los que hayan declarado sobre las tachas
deducidas. Una tacha da lugar a un incidente y en ese incidente se pueden utilizar todos
los medios de prueba incluso la prueba testimonial, y lo que señala el legislador, es que
no se puede utilizar ésta prueba para inhabilitar a un testigo de tacha.
344
Un ejemplo también lo constituyen los negocios mercantiles, ya que de acuerdo al art. 128 del CCO, la prueba de
testigos es admisible en negocios mercantiles, cualquiera que sea la cantidad que importe la obligación que se trate
de probar, salvo los casos en que la ley exija escritura pública. La razón de esto, es por la rapidez de los actos de
comercio.
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Art. 2237. Acerca del depósito necesario es admisible toda especie de prueba.
a. CONCEPTO.
Nuestro CPC no define a los testigos, sino que es la doctrina la que hace esta labor,
señalando que son terceros ajenos al juicio y sin interés, que declaran bajo juramento acerca de la
verdad o falsedad de los hechos controvertidos en él. De la definición, se pueden extraer las
características o requisitos generales para ser testigo:
i. Debe tratarse de un tercero sin interés en el asunto sometido al proceso. Como se puede
apreciar, la persona que desempeña el papel de testigo es un tercero absoluto, pues si la
declaración emana de las partes o de un tercero relativo, se cae en el campo o esfera de la
prueba confesional.
ii. Deben declarar sobre hechos, actos o contratos. En efecto, el objeto de la declaración del
testigo son los hechos, los cuales deben ser ciertos, precisos y determinados; y también
pueden declarar sobre actos o contratos, siempre que se cumplan con los requisitos de
admisibilidad antes señalados. Se entiende que no pueden emitir en sus declaraciones
opiniones o apreciaciones, pues éstas corresponde efectuarlas a los peritos.
iii. Deben conocer los hechos, ya sea por haberlos percibido por sus propios sentidos
(testigos presenciales), o del dicho de otro (testigos de oídas).
iv. Los testigos deben dar razón de sus dichos, es decir, señalar con precisión la causa,
antecedente o motivo que sustenta su declaración.
v. El profesor FORTTES agrega que sólo pueden ser testigos las personas naturales y no las
jurídicas; y en principio, deben concurrir personalmente al tribunal para prestar la
declaración.
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345
Algunos señalan dentro de éstos últimos, a los testigos diversificativos (declaran sobre hechos diversos, no
excluyentes entre sí), a los testigos acumulativos (declaran sobre hechos sucesivos que se complementan) y a los
testigos obstativos (declaran en contraposición a lo señalado por otro).
346
Cabe decir que en materia penal no existen testigos inhábiles, pues su valor probatorio se aprecia conforme
normas sana crítica.
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- Los que se hallen en interdicción por causa de demencia (art. 357 Nº 2). La demencia
se prueba por la resolución que declare la interdicción definitiva o provisoria.
- Los que al tiempo de declarar, o al de verificarse los hechos sobre que declaran, están
privados de la razón, por ebriedad u otra causa (art. 357 Nº 3). Ejemplos de “otra
causa”, sería el caso del testigo que estuviere bajo los efectos de un narcótico; o bien,
en estado de locura o demencia, pero sin que hubiere sido declarado interdicto.
- Los que carezcan de sentido necesario para percibir los hechos declarados al tiempo
de verificarse éstos (art. 357 Nº 4). Sería el caso de un ciego que pretendiera que vio
cuando una persona atropelló en su auto a otra; o un sordo que pretendiera declarar
que oyó cuando una persona manifestó a otra tal o cual cosa.
- Los sordos o sordomudos que no puedan darse a entender claramente (Nº 5).
- Los que en el mismo juicio hayan sido cohechados, o hayan cohechado o intentado
cohechar a otros, aun cuando no se les haya procesado criminalmente (art. 357 Nº 6).
El profesor FORTTES señala que estas personas tienen una carencia total de probidad,
respecto de las cuales se refleja una cierta presunción legal de que no van a ser
sinceras. Se puede decir, entonces, que las inhabilidades anteriores son físicas, y éstas
y las que van a nombrar a continuación, son morales.
- Los vagos sin ocupación u oficio conocido (art. 357 Nº 7). Estas personas se hallan
expuestas a toda clase de influencias o presiones destinadas a que tergiversen la
verdad de los hechos.
- Los que en concepto del tribunal sean indignos de fe por haber sido condenados por
delito (art. 357 Nº 8). Esta causal es esencialmente prudencial, y queda entregada al
sano criterio del juez; así, por ejemplo, un condenado por estafa será indigno de fe, y
uno por lesiones, en cambio, puede ser digno de crédito.
- Los que hagan profesión de testificar en juicio (art. 357 Nº 9). No importa para
considerarlos inhábiles, que ejerzan esta actividad por una remuneración o no.
- Los criados domésticos o dependientes de la parte que los presente. Se entenderá por
dependiente, para los efectos de este artículo, el que preste habitualmente servicios
retribuidos al que lo haya presentado por testigo, aunque no viva en su casa (art. 358
Nº 4). La legislación del trabajo llama ahora a los criados domésticos trabajadores de
casa particular, y a los dependientes trabajadores.
- Los trabajadores y labradores dependientes de la persona que exige su testimonio
(art. 358 Nº 5). Los labradores son los trabajadores u obreros agrícolas.
- Los que a juicio del tribunal carezcan de la imparcialidad necesaria para declarar
por tener en el pleito interés directo o indirecto (art. 358 Nº 6). Esta causal de
inhabilidad queda entregada al criterio del tribunal. Al respecto, la jurisprudencia ha
dicho que el interés que puede servir de fundamento a la tacha a que se refiere esta
disposición, es el pecuniario o material del juicio (CS 23/05/90).
- Los que tengan íntima amistad con la persona que los presenta o enemistad respecto
de la persona contra quien declaren. La amistad o enemistad deberán ser
manifestadas por hechos graves que el tribunal calificará según las circunstancias
(art. 358 Nº 7).
Cabe decir que las inhabilidades relativas antes mencionadas, no podrán hacerse valer
cuando la parte a cuyo favor se hallan establecidas, presente como testigos a las mismas
personas a quienes podrán aplicarse dichas tachas (art. 358 inc. final del CPC). A esto se
le denomina p u r ga d e l a s i n h a b i l i d a d e s y tiene lugar cuando, por ejemplo, el
demandante presenta como testigo a un íntimo amigo, en circunstancia que esta persona
también es íntima amiga del demandado, por tanto, no podría este último tachar al testigo
presentado por el primero.
Por último, se puede decir que las diferencias entre una u otra inhabilidad son: las
inhabilidades absolutas pueden hacerse valer ya sea a iniciativa parte antes de la declaración (por
medio de la tacha del testigo que declara), o se pueden decretar de oficio, antes o durante la
declaración, cuando “notoriamente aparezca” el testigo comprendido en alguna de sus causales;
en cambio, las inhabilidades relativas sólo pueden hacerse valer por iniciativa de parte antes de
la declaración. Las causales de inhabilidad absoluta no se purgan, en cambio, las causales de
inhabilidad relativa se pueden purgar cuando ambas partes presentan testigos afectos a las
mismas inhabilidades. Por último, las inhabilidades absolutas no son renunciables por las partes,
ya que el tribunal puede siempre repeler de oficio la declaración de los testigos que se
encuentren “notoriamente afectos” a una causal de inhabilidad absoluta; en cambio, las
inhabilidades relativas son renunciables, ya sea en forma expresa o tácita (en caso de no hacerse
a valer por la parte en la oportunidad legal o en el evento de la purga de ellas).
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con presidio menor en su grado medio y multa de once a veinte sueldos vitales. Como se puede
apreciar, sobre los testigos pesa una triple obligación, a saber: una obligación de concurrir a
declarar a los tribunales; una obligación de declarar; y una obligación de decir la verdad. A
continuación se examinarán cada una de estas obligaciones.
i. La o b l i ga c i ó n d e c o n c u rr i r . Esta obligación implica para el testigo el deber de
asistir en persona a la audiencia que el tribunal señale con este objeto, ya sea que haya
tenido conocimiento extraoficial de ella, o haya sido citado legalmente al efecto
(conocimiento oficial). La obligación de concurrir rige ante el tribunal que conoce de la
causa, o ante el tribunal exhortado para tomar la prueba testimonial.
Sin embargo, hay personas que no están obligadas a concurrir a la audiencia que el
tribunal señale para que presten declaración, no obstante, sobre ellas siempre pesan las
obligaciones de declarar y de decir la verdad. En efecto, el art. 361 del CPC señala que
“podrán” declarar en el domicilio que fijen dentro del territorio jurisdiccional del
tribunal:
- El Presidente de la República, los Ministros de Estado, los Senadores y Diputados, los
Subsecretarios; los Intendentes Regionales, los Gobernadores y los Alcaldes, dentro
del territorio de su jurisdicción; los jefes superiores de Servicios, los miembros de la
CS o de alguna CA, los Fiscales (judiciales) de estos Tribunales, los Jueces Letrados, el
Fiscal Nacional y los fiscales regionales, los Oficiales Generales en servicio activo o
en retiro, los Oficiales Superiores y los Oficiales Jefes; el Arzobispo y los Obispos.
Los Vicarios Generales, los Provisores, los Vicarios y Pro vicarios Capitulares; y los
Párrocos dentro del territorio de la Parroquia a su cargo (art. 361 Nº 1). Estas
personas desempeñan altos cargos públicos, y por su función, tienen dificultades para
concurrir a la audiencia.
- Los religiosos, incluso los novicios, es decir, los iniciados (art. 361 Nº 3).
- Las mujeres, siempre que por su estado o posición no puedan concurrir sin grave
molestia (art. 361 Nº 4). Por ejemplo, una mujer con ocho meses de embarazo.
- Los que por enfermedad u otro impedimento, calificado por el tribunal, se hallen en la
imposibilidad de hacerlo (art. 361 Nº 5).
Conforme al art. 361 inc. II, para este efecto (para que declaren en su domicilio) dentro
del tercer día hábil siguiente a su notificación, las personas mencionadas propondrán al
tribunal el lugar y la fecha, comprendida dentro del término probatorio, de realización
de la audiencia respectiva. El juez los fijará sin más trámite si el interesado así no lo
hiciere ni comunicare su renuncia al derecho que le confiere este artículo.
El profesor ALFARO señala que es conveniente no sólo presentar la lista de testigos, sino
que también pedir la citación, ya que si no se cita, puede alegarse entorpecimiento de la
prueba por incomparecencia del testigo; pero ¿cómo se acredita el hecho de que fue
citado el testigo? Esto se acredita con la notificación personal o por cedula. En efecto, de
acuerdo al art. 380 inc. I del CPC, siempre que lo pida alguna de las partes, mandará el
tribunal que se cite a las personas designadas como testigos en la forma establecida por
el art. 56 (las notificaciones que se hagan a terceros que no sean parte en juicio, o a
quienes no afecten sus resultados, se harán personalmente o por cédula), indicándose en
472
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347
En materia penal la forma de hacer efectiva la obligación de comparecer ante el tribunal, es mediante la citación
judicial del testigo; y en caso de incomparecencia, el testigo será arrestado hasta la realización de la actuación (por
un máximo de 24 horas), y se le impondrá una multa de hasta 15 UTM, y deberá pagar las costas provocadas por su
inasistencia. Sin embargo, aquí también hay excepciones, respecto de los testigos que se encuentren en el extranjero
(aquí podría proceder una prueba anticipada); los testigos residentes fuera del territorio jurisdiccional del tribunal; y
las personas que ejerzan un cargo de autoridad. Además, el Fiscal (durante la investigación) puede citar a su
presencia a declarar, a todas las personas que no estén exentas de la obligación de comparecer, y en el evento de no
asistir, pueden solicitar al juez de garantía que lo autorice a conducir a tal persona compulsivamente ante él..
473
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¿Qué pasa si la persona comparece, pero se niega sin justa causa a declarar? Conforme al
art. 380 inc. III del CPC, si compareciendo se niega sin justa causa a declarar, podrá ser
mantenido en arresto hasta que preste su declaración (sanción civil). Todo lo cual se
entiende sin perjuicio de la responsabilidad penal que pueda afectar al testigo rebelde
(incurre en una falta sancionada con pena de multa).348
a. INICIATIVA
La regla general, en cuanto a la iniciativa, es que las partes litigantes sean las que
produzcan esta prueba dentro del pleito, en la oportunidad y forma que la ley procesal establece.
Sin embargo, excepcionalmente la podrá decretar de oficio el tribunal, como una medida para
mejor resolver.
348
En materia penal la negativa a declarar se sanciona con las penas del art. 240 inc. II del CPC (reclusión menor en
su grado medio a máximo).
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resolución (interlocutoria) que recibe la causa a prueba, esto, cuando no se haya deducido
reposición en su contra, pues, en caso contrario, deberá proponerse dentro de los cinco días
siguientes a la notificación (por el estado) de la resolución que se pronuncie sobre la última
solicitud de reposición.349
Art. 320. Desde la primera notificación de la resolución a que se refiere el art. 318, y hasta el quinto día de la
última, cuando no se haya pedido reposición en conformidad al artículo anterior y en el caso contrario, dentro de los
cinco días siguientes a la notificación por el estado de la resolución que se pronuncie sobre la última solicitud de
reposición, cada parte deberá presentar una minuta de los puntos sobre que piense rendir prueba de testigos,
enumerados y especificados con claridad y precisión.
Deberá acompañar una nómina de los testigos de que piensa valerse, con expresión del nombre y apellido,
domicilio, profesión u oficio. La indicación del domicilio deberá contener los datos necesarios a juicio del juzgado,
para establecer la identificación del testigo.
Si habiéndose pedido reposición ya se hubiere presentado lista de testigos y minuta de puntos por alguna de las
partes, no será necesario presentar nuevas lista ni minuta, salvo que, como consecuencia de haberse acogido el
recurso, la parte que las presenta estime pertinente modificarlas.
Como se puede apreciar, junto a la proposición se debe acompañar una lista de testigos y
una minuta de los puntos de prueba.
i. La n ó m i n a d e t e s t i g o s , corresponde a una lista que indica el nombre, apellido,
domicilio, profesión u oficio de los testigos. La ley no limita el número de testigos que
puede contener esta nómina, siendo conveniente hacer figurar en ella el mayor número
posible, por las inhabilidades o tachas que pueden afectar a los testigos, o por cualquiera
otra razón de fuerza mayor, que impida su declaración posterior. Sin embargo, de acuerdo
al art. 372 inc. I del CPC, serán admitidos a declarar solamente hasta seis testigos, por
cada parte, sobre cada uno de los hechos que deban acreditarse; por tanto, si son tres los
hechos que deben acreditarse, por cada parte podrán declarar 18 testigos, y en la nómina
podrán figurar 20, 25, etc.
¿Qué pasa si no se presenta la nómina de testigos? La sanción no puede ser otra que la de
verse privado del derecho a rendir prueba testimonial, pues atendiendo al art. 372 inc. II
del CPC, sólo se examinarán los testigos que figuren en la nómina a que se refiere el
inciso final del art. 320. No obstante, el inc. III establece una excepción a la regla
anterior, ya que podrá, con todo, el tribunal admitir otros testigos en casos muy
calificados, y jurando la parte que no tuvo conocimiento de ellos al tiempo de formar la
nómina de que trata el inciso anterior.350
ii. La mi n u t a d e p u n t o s d e p r u e b a consiste en un conjunto de preguntas, debidamente
enumeradas y especificadas, que se deben redactar en forma tal, que constituyan un
desarrollo de los hechos controvertidos substanciales y pertinentes señalados por el
tribunal en su resolución; en otras palabras, en la minuta se especifican los hechos de la
resolución que recibe la causa a prueba, en puntos y preguntas concretas ¿Qué pasa si no
se presenta la minuta? La jurisprudencia mayoritaria ha señalado que la omisión de la
349
Existen reglas especiales en cuanto al plazo para presentar la prueba testimonial, tanto en los incidentes como en
el juicio sumario. En efecto, en los incidentes el plazo es sólo de dos días, y en el juicio sumario se presenta en la
audiencia de contestación o dentro de tres días siguientes a la notificación de la resolución que reciba la causa
prueba.
350
La jurisprudencia ha dicho que en caso de una incorrecta individualización, se impedirá la declaración, siempre
que el error sea relevante; por tanto, en caso de una omisión u error no significativo, igual se tomará la declaración.
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minuta se entiende como una renuncia de la parte a presentarla y, por tanto, los testigos
deberán ser interrogados al tenor de la resolución que recibe la causa a prueba.
El cumplimiento de esas dos obligaciones (presentar la nómina y la minuta) está
destinada a preparar la prueba testimonial, permitiendo al contendor constatar si concurren o no
las inhabilidades que pudiera hacer valer, y en caso afirmativo, formular las tachas que sean
aplicables.351
351
En materia penal la presentación de la minuta y de la lista testigos es requisito un esencial que tiene que cumplir
el Fiscal, el querellante, el actor civil, o el acusado. Por otro lado, aquí no existe un límite respecto de los testigos
que declaran, pero si el tribunal estimare que la prueba testimonial producirá efectos puramente dilatorios en el
juicio oral, dispondrá que el respectivo interviniente reduzca el número de testigos, cuando mediante ellos deseare
acreditar unos mismos hechos o circunstancias que no guardaren pertinencia sustancial con la materia que se
someterá a conocimiento del TJOP.
352
En segunda instancia, por regla general, no hay prueba, porque ella ya se rindió en primera instancia. Y si bien la
apelación implica un control del Derecho y de los hechos, estos últimos se dan por establecidos respecto de los
hechos de la primera instancia.
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accidental), o en una resolución posterior, a solicitud de parte interesada. Así, por ejemplo, la
resolución puede señalar: “se fija la prueba testimonial para el día decimoquinto del probatorio
(no hay un orden establecido), a las 10:00 horas”.
Art. 369. El tribunal, atendido el número de testigos y el de los puntos de prueba, señalará una o más audiencias para
el examen de los que se encuentren en el departamento.
Art. 56. Las notificaciones que se hagan a terceros que no sean parte en juicio, o a quienes no afecten sus resultados,
se harán personalmente o por cédula.
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353
En materia penal todo testigo, antes de comenzar su declaración, debe prestar juramento o “promesa” de decir la
verdad sobre lo que se le preguntare. Y si el testigo falta a la verdad en sus declaraciones, cometerá el delito de falso
testimonio en proceso penal.
354
La razón de que las partes se dirijan a los testigos por conducto del juez, es para que el testigo no se involucre
con las partes y, así, no induzcan su repuesta. El profesor ALFARO señala que a veces las preguntas pueden ser
capciosas o inconducentes, por ello es que la otra parte puede objetarlas; ante ello, se da traslado a la parte
interrogante para que insista en la pregunta o se trabe un incidente, y el juez decidirá si se hace o no la pregunta.
479
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a. CONCEPTO.
Como se dijo, la regla general es que los testigos sean hábiles, sin embargo, si una parte
estima que un testigo está afecto a una cusa de inhabilidad absoluta o relativa, el procedimiento
para inhabilitarlo se denomina “tacha”. El profesor FORTTES dice que las tachas son los
mecanismos que establece la ley, para hacer efectivas las inhabilidades de los testigos, y que
conducen, al ser aceptadas, a desestimar la declaración del testigo en juicio.
El titular para formular las preguntas de tachas es la parte que no presenta al testigo,
quien puede, en forma previa a la declaración y por conducto del receptor, formularle preguntas
relativas a su habilidad.
355
CASARINO distingue entre formalidades anteriores a la declaración testimonial, cuales son: la presentación de la
minuta de los puntos de prueba y de la nómina de testigos; la fijación de las audiencias de prueba; la citación o
medidas de apremio en contra de los testigos; y la prestación del juramento. Luego vienen las formalidades
coetáneas a la declaración, lo cual corresponde al interrogatorio. Por último, están las formalidades posteriores a la
declaración, que consisten en consignar por escrito (en un acta) las deposiciones.
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Luego, conforme al art. 376 del CPC, cuando el tribunal lo estime necesario para resolver
el juicio, recibirá las tachas a prueba, la cual se rendirá dentro del término concedido para la
cuestión principal (término probatorio ordinario). Pero si éste está vencido o lo que de él reste
no sea suficiente, se ampliará para el solo efecto de rendir la prueba de tachas hasta completar
diez días (término probatorio especial), pudiendo además solicitarse el aumento extraordinario
que concede el art. 329 en los casos a que él se refiere (término probatorio extraordinario). En lo
demás, son aplicables a la prueba de tachas las disposiciones que regulan la prueba de la
cuestión principal (art. 377 del CPC), por ejemplo, los diversos medios probatorios para
acreditarlas, su apreciación comparativa en caso de ser contradictorias, etc. Sin embargo, puede
pasar que los testigos presentados para probar la existencia de la tacha sean, a su vez, inhábiles
para declarar, y se formule en contra de ellos la tacha respectiva, en este caso, no se admitirá
prueba de testigos para inhabilitar a los que hayan declarado sobre las tachas deducidas. Lo
cual no obsta para que el tribunal acepte otros medios probatorios, sin abrir término especial, y
tome en cuenta las incapacidades que contra los mismos testigos aparezcan en el proceso (art.
378 del CPC).
Por tanto, la recepción de la tacha a prueba, a diferencia de lo que acontece en un
incidente ordinario, es algo que queda entregado por completo a la discreción del tribunal; de ahí
también que la resolución que ordena recibir la tacha a prueba, sea inapelable (art. 379 inc. I).
Por último, la legalidad de las tachas y su comprobación deben ser apreciadas y resueltas
en la sentencia definitiva (art. 379 inc. II del CPC). Si ella omite el fallo de las tachas, no habrá
decidido el asunto controvertido, puesto que él está constituido no solamente por las acciones y
excepciones deducidas por las partes, sino que, además, por todas aquellas cuestiones accesorias
que se dejaron para ser resueltas en definitiva y, en consecuencia, será nula (algunos dicen que
este fallo es una sentencia interlocutoria comprendida en una sentencia definitiva).
a. TESTIMONIO DE OÍDAS.
Conforme al art. 383 del CPC, los testimonios de oídas, esto es, de testigos que relatan
hechos que no han percibido por sus propios sentidos y que sólo conocen por el dicho de otras
personas, únicamente podrán estimarse como base de una presunción judicial; es decir, su valor
probatorio será el de una presunción judicial, esto es, un hecho conocido a partir del cual el juez
puede efectuar una deducción. Sin embargo, agrega el inc. II, es válido el testimonio de oídas
356
Una vez evacuado el traslado, lo que ocurre normalmente, es que el tribunal dicta otra resolución, que dice
“dejase la resolución de la tacha para la sentencia definitiva, mientras, tómese declaración al testigo”.
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(tiene pleno valor probatorio) cuando el testigo se refiere a lo que oyó decir a alguna de las
partes, en cuanto de este modo se explica o esclarece el hecho de que se trata.
b. TESTIMONIOS PRESENCIALES.
Los testimonios presenciales, son aquellos que emanan de testigos que relatan los hechos
por haberlos percibido por sus propios sentidos. Sobre el particular, existen dos reglas
fundamentales que son manifestación del sistema de la prueba legal o tasada; en efecto, el art.
384 del CPC dispone que los tribunales apreciarán la fuerza probatoria de las declaraciones de
los testigos conforme a las reglas siguientes:
i. La declaración de un testigo imparcial y verídico constituye una presunción judicial cuyo
mérito probatorio será apreciado en conformidad al art. 426 (art. 384 Nº 1). De
conformidad al inc. II de este último precepto, una sola presunción puede constituir
plena prueba cuando, a juicio del tribunal, tenga caracteres de gravedad y precisión
suficientes para formar su convencimiento; o sea, que esa sola declaración testimonial
puede llegar a constituir plena prueba. Que sea grave, quiere decir que tiene peso o
sustento, y que sea precisa, significa que conduce inequívocamente a una sola conclusión.
ii. La declaración de dos o más testigos contestes en el hecho y en sus circunstancias
esenciales, sin tacha, legalmente examinados y que den razón de sus dichos, puede
constituir prueba plena cuando no haya sido desvirtuada por otra prueba en contrario
(art. 384 N° 2 CPC). Los testigos contestes, son aquellos que están de acuerdo con el
hecho y en sus circunstancias esenciales; los testigos sin tacha, son aquellos a los cuales
no les afectan las causales de inhabilidad absolutas o relativas; los testigos legalmente
examinados, son aquellos que han observado tanto las formalidades anteriores, coetáneas
y posteriores a la declaración testimonial; y que den razón de sus dichos, significa que
hayan expresado la causa o el por qué afirman los hechos aseverados. Reuniéndose todos
estos requisitos en las declaraciones testimoniales, “podrá” constituir plena prueba, por
tanto, queda entregado siempre al criterio del tribunal; salvo que esta prueba aparezca
desvirtuada por otra en contrario. Esta “otra prueba” dice relación con los demás medios
probatorios, pues, si fuere testimonial, se estaría dentro del problema de las declaraciones
testimoniales contradictorias, a lo cual se hará referencia a continuación.
c. TESTIMONIOS CONTRADICTORIOS.
Los testimonios contradictorios son aquellos en que las declaraciones de los testigos de
una parte aparecen contradichas por las declaraciones testimoniales de la otra parte ¿Qué se debe
hacer en este caso? ¿A cuál de ellas se le debe asignar mejor mérito probatorio? El legislador
formula también, al respecto, diversas reglas:
i. R e gl a l a c a l i d a d . De acuerdo al art. 384 N° 3 del CPC, cuando las declaraciones de
los testigos de una parte sean contradictorias con las de los testigos de las otra, tendrán
por cierto (pleno valor probatorio) lo que declaren aquellos que, aun siendo en menor
número, parezca que dicen la verdad por estar mejor instruidos de los hechos o por ser
de mejor fama, más imparciales y verídicos, o por hallarse más conformes en sus
declaraciones con otras pruebas del proceso. Esta regla hace aplicación del conocido
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principio o aforismo que dice que los testigos se pesan y no se cuentan, ya que se atiende
a la calidad, más que al número. Aquí el tribunal tiene que ponderar tres factores que
determinan la calidad del testigo, a saber: el grado de instrucción que tengan sobre los
hechos; la fama, imparcialidad y veracidad; la conformidad de sus declaraciones con las
demás pruebas del proceso (la apreciación de estos factores queda entregada al criterio
del tribunal).
ii. R e gl a d e l n ú m e ro . Conforme art. 384 N° 4 del CPC, cuando los testigos de una y otra
parte reúnan iguales condiciones de ciencia, de imparcialidad y de veracidad, tendrán
por cierto lo que declare el mayor número. Aquí el tribunal, una vez constatado que
todos los testigos presentan iguales condiciones de calidad, hace primar la cantidad.
iii. R e gl a d e l a n e u t r a l i z a c i ó n o a n u l a c i ó n . De conformidad con el art. 384 N° 5 del
CPC, cuando los testigos de una y otra parte sean iguales en circunstancias y en número,
de tal modo que la sana razón no pueda inclinarse a dar más crédito a los unos que a los
otros, tendrán igualmente por no probado el hecho. Por lo tanto, los testigos de igual
calidad y cantidad, se anulan, y se tienen por no probados los hechos.
iv. R e gl a d e d e c l a r a c i ó n c o n t r a d i c t o r i a d e u n t e s t i go . De acuerdo al art. 384 N°
6 del CPC, cuando sean contradictorias las declaraciones de los testigos de una misma
parte, las que favorezcan a la parte contraria se considerarán presentadas por ésta,
apreciándose el mérito probatorio de todas ellas en conformidad a las reglas
precedentes. Es decir, el estimarse como si fueren testigos de la contraparte, se deben
aplicar las reglas de la calidad, del número y de la neutralización antes señaladas.
a. CONCEPTO.
Es la declaración, expresa o tácita, que hace una de las partes del juicio, mediante la cual
reconoce un hecho propio o ajeno que le perjudica. Como se puede apreciar, la declaración tiene
que prestarla alguna de las partes del juicio, pues si la realiza un tercero absoluto, se trataría de
un testimonio; y, por otro lado, los hechos declarados tienen que ser contrarios a los intereses
del confesante, pues no es confesión la declaración que favorece a la parte, ya que nadie puede
constituir en prueba a su favor, sus propias declaraciones.
Se dice que este es el medio probatorio más importante de todos, ya que se considera
suficiente para tener por acreditados los hechos reconocidos por las partes. Se funda en que no es
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lógico creer que el que confiesa en juicio mienta para perjudicar sus intereses.
b. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un medio de p r u e b a c i r c u n s t a n c i a l , ya que se produce durante el juicio o una vez
que éste se ha originado. Sin embargo, también puede tener lugar antes del juicio, como
una medida prejudicial probatoria, pues de acuerdo al art. 284 inc. I del CPC, si hay motivo
fundado para temer que una persona se ausente en breve tiempo del país, podrá
exigírsele como medida prejudicial que absuelva posiciones sobre hechos calificados
previamente de conducentes por el tribunal, el que, sin ulterior recurso, señalará día y
hora para la práctica de la diligencia; o como una medida prejudicial preparatoria de la
vía ejecutiva, pues de acuerdo al art. 434 Nº 5 del CPC, la confesión judicial es un título
ejecutivo. Por lo tanto, es un medio de prueba circunstancial que puede ser judicial o
extrajudicial.
ii. Es un medio de p r u e b a d i re c t o , ya que el tribunal forma su convicción a través de la
apreciación directa del hecho.
iii. Por regla general, es un medio probatorio de que se valen las partes de propia iniciativa,
tanto demandante como demandado; pero también puede provocarlo de oficio el juez,
como medida para mejor resolver.
iv. Constituye una declaración unilateral de voluntad y, por tanto, no requiere aceptación de
la parte contraria. Y en cuanto a su forma, puede ser expresa o tácita, según las
condiciones en que se ha efectuado
v. Es indivisible ya que, por regla general, no se puede dividir en perjuicio del confesante; y
es irrevocable, porque la confesión, por regla general, una vez prestada es inamovible.
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Podrá, sin embargo, admitirse prueba en este caso y aun abrirse un término especial para ella, si el tribunal
lo estima necesario y ha expirado el probatorio de la causa, cuando el confesante alegue, para revocar su
confesión, que ha padecido error de hecho y ofrezca justificar esta circunstancia.
inc. I y los demás que las leyes exceptúen. Por tanto las excepciones son:
- Conforme al art. 1701 inc. I del CC, la falta de instrumento público no puede suplirse
por otra prueba (incluida la confesión) en los actos y contratos en que la ley requiere
esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados aun cuando en ellos se
prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto plazo, bajo una cláusula
penal: esta cláusula no tendrá efecto alguno.
- De acuerdo al art. 157 del CC, en el juicio de separación de bienes por el mal estado
de los negocios del marido, la confesión de éste no hace prueba.
- En materia de sociedad conyugal, conforme al art. 1739 del CC, existe una presunción
de que toda cantidad de dinero y de cosas fungibles, todas las especies, créditos,
derechos y acciones que existieren en poder de cualquiera de los cónyuges durante la
sociedad o al tiempo de su disolución, se presumirán pertenecer a ella, a menos que
aparezca o se pruebe lo contrario; y agrega el inc. II que ni la declaración de uno de
los cónyuges que afirme ser suya o debérsele una cosa, ni la confesión del otro, ni
ambas juntas, se estimarán suficiente prueba, aunque se hagan bajo juramento. Pero,
de acuerdo al inc. III, la confesión, no obstante, se mirará como una donación
revocable, que, confirmada por la muerte del donante, se ejecutará en su parte de
gananciales o en sus bienes propios, en lo que hubiere lugar.
- Y de acuerdo al art. 398 del CPC, la confesión extrajudicial es sólo base de presunción
judicial (se le asigna otro efecto a la confesión), y no se tomará en cuenta, si es
puramente verbal, sino en los casos en que sería admisible la prueba de testigos; o
sea, la confesión extrajudicial verbal sólo se debe considerar en los casos en que es
admisible la prueba de testigos.
c. CLASIFICACIÓN DE LA CONFESIÓN.
i. Según su origen, la confesión se clasifica en: e s p o n t á n e a o v o l un t a r i a , que es
aquella que se presta voluntariamente, sin requerimiento del juez o de la parte contraria; y
confesión p r o v o c a d a , que es aquella que se presta previo requerimiento del juez o a
petición de parte interesada, a través del procedimiento llamado absolución de posiciones.
ii. Según el modo de manifestarse, la confesión se clasifica en: e x p re s a , que es aquella que
presta el confesante en términos categóricos, explícitos y formales, de manera que no
haya duda en orden a su voluntad e intención; y t á c i t a o f i c t a , que es aquella que
tiene lugar cuando el litigante ha sido citado a absolver posiciones dos veces distintas, y
no ha comparecido, o compareció y dio respuestas evasivas.
iii. Según la forma de prestarse, la confesión se clasifica en: v e rb a l , que es aquella que se
hace de viva voz y en presencia de testigos; y e s c ri t a , que es aquella que consta en un
documento, sea público o privado (por ejemplo, en la contestación de la demanda).
iv. Según su contenido, la confesión se clasifica en simple, calificada y compleja. La
c o n fe s i ó n s i mp l e es aquella en que se reconoce el hecho discutido sin agregarle ni
modificarle ninguna cosa; la c o n f e s i ó n c a l i fi c a d a es aquella en que el confesante,
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fuera de confesar el hecho discutido, le agrega algo que viene a modificar o destruir su
naturaleza jurídica (por ejemplo ¿diga si es efectivo si recibió dinero? Sí lo recibí, pero
no fue préstamo, sino donación); y la c o n f e s i ó n c o mp l e j a que es aquella en que el
confesante, junto con reconocer el hecho discutido, le agrega otros hechos que vienen a
destruir en todo o en parte los efectos del primero. (por ejemplo ¿diga si es efectivo si le
prestó dinero? Sí, me lo prestó, pero ya se lo pagué).
v. Según los efectos o mérito probatorio, la confesión se clasifica en: d i v i s i b l e , que es
aquella en que se pueden separar los hechos confesados, tomando los que perjudican al
confesante y desechando aquellos que lo favorecen; e i n d i v i s i bl e , que es aquella que
debe aceptarse en su totalidad, tanto en los aspectos favorables cuanto en los
desfavorables para el confesante.
vi. Según la iniciativa para obtener su producción, la confesión se clasifica en: confesión a
i n i c i a t i v a d e p a r t e , que es aquella que se produce por actuación de cualquiera de las
partes; y en confesión d e o f i c i o o como medida para mejor resolver, que es aquella
que se decreta por el tribunal una vez puesto el proceso en estado de sentencia.
vii. Según su finalidad, la confesión se clasifica en: confesión como m e d i d a p r e j u d i c i a l ,
que es aquella destinada a preparar la entrada al juicio (preparatoria), o a anticipar un
medio de prueba que puede desaparecer (preparatoria); confesión como m e d i o
p ro b a t o r i o , que es aquella que se suministra en el juicio para acreditar algún hecho
controvertido perteneciente al mismo; y confesión como ge s t i ó n p re p a r a t o ri a d e l a
v í a e j e c u t i v a , que es aquella que tiene por objeto la obtención de un título ejecutivo.
a. CONCEPTO.
La confesión judicial es aquella que se verifica ante el tribunal que actualmente conoce
de la causa (o ante el tribunal exhortado), en la cual se invoca como medio probatorio. Ésta se
puede haber prestado en el juicio voluntaria o espontáneamente, o bien, de manera provocada.
i. La c o n f e s i ó n j u d i c i a l v o l u n t a r i a o espontánea, es aquella que se presenta toda
vez que la parte, en cualquiera de sus escritos o comparecencias verbales, reconoce un
hecho de los controvertidos en el juicio que produce consecuencias jurídicas en su contra.
Esta confesión no está regulada especialmente en la ley, pero su existencia se deduce de
lo prescrito en el art. 313 inc. I del CPC, que dispone que si el demandado acepta
llanamente las peticiones del demandante, o si en sus escritos no contradice en materia
substancial y pertinente los hechos sobre que versa el juicio, el tribunal mandará citar a
las partes para oír sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado de la réplica.
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b. TRIBUNAL COMPETENTE.
Para determinar qué tribunal es el indicado para intervenir válidamente en la absolución
de posiciones, se debe distinguir según si la parte citada a prestar confesión reside o no en el
lugar en que se sigue el juicio; y todavía, en este último caso, si la residencia la tiene en la
Republica o en el extranjero.
i. Si la parte citada que debe prestar confesión (absolvente) reside en el lugar en que se
sigue el juicio, el tribunal competente para intervenir en la diligencia respectiva, es el
mismo tribunal que conoce del juicio (tribunal de la causa).
ii. Si el absolvente reside fuera del lugar en que se sigue el juicio, pero dentro del territorio
de la República, el tribunal competente para intervenir en la diligencia respectiva es el
tribunal de la residencia del confesante (vía exhorto). En efecto, de acuerdo al art. 397
inc. II del CPC, la comparecencia se verificará ante el tribunal de la causa si la parte se
encuentra en el lugar del juicio; en el caso contrario, ante el juez competente del
territorio jurisdiccional en que resida, o ante el respectivo agente diplomático o consular
chileno, si ha salido del territorio de la República.
iii. Y si el absolvente reside fuera del territorio de la República o ha salido del país, la
comparecencia ha declarar se debe verificar ante el respectivo agente diplomático o
consular chileno.
Cabe recalcar que, en estos últimos casos, la confesión conserva siempre su carácter de
judicial, a pesar de que no se preste ante el juez que conoce del juicio; pues el juez de la
residencia del confesante, lo mismo que el respectivo agente diplomático o consular chileno,
actúan por vía de competencia delegada del primero.
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c. FUNCIONARIO COMPETENTE.
Una vez precisado el tribunal competente, se debe determinar qué funcionario actúa
válidamente en la absolución de posiciones respectiva. Aquí también hay que hacer varios
distingos.
i. Si la comparecencia se debe verificar ante el tribunal que conoce del juicio, o bien, ante
el tribunal de la residencia del confesante, en principio, se practicará ante el mismo juez,
quien mandará citar para día y hora determinados al litigante que debe prestar la
declaración; salvo que la cometa expresamente al secretario o a otro ministro de fe, y sin
perjuicio del derecho de cualquiera de las partes para pedir que la confesión sea tomada
por el mismo juez (art. 388 CPC).
Art. 388. Si el tribunal no comete al secretario o a otro ministro de fe la diligencia, mandará citar para día y
hora determinados al litigante que ha de prestar la declaración.
Siempre que alguna de las partes lo pida, debe el tribunal recibir por sí mismo la declaración del litigante.
Si el litigante se encuentra fuera del territorio del tribunal que conoce de la causa, será tomada su
declaración por el tribunal competente, quien procederá en conformidad a los dos incisos anteriores.
ii. Si la comparecencia se debe verificar ante el tribunal que conoce del juicio, o bien, ante
el tribunal de la residencia del confesante, pero se trata de personas que están exentas de
la obligación de comparecer, la diligencia se practica en la casa de estas últimas personas
en presencia del juez, a menos que la cometa expresamente en el secretario; sin embargo,
no podrá cometerla en él cuando la parte que ha solicitado la confesión requiera que ésta
sea tomada por el mismo juez (art. 389 inc. IV del CPC).
Art. 389 inc. IV. Si la persona que haya de prestar declaración en la forma prevenida en este artículo, se
encuentra fuera del territorio del tribunal que conoce de la causa, encargará éste la diligencia al juez
competente de la residencia actual del litigante. El juez exhortado practicará por sí mismo la diligencia o la
cometerá a su secretario.
No se podrá comisionar al secretario para tomar la confesión cuando la parte haya solicitado que se preste
ante el tribunal.
iv. Y si la diligencia se debe practicar fuera del territorio de la República, será competente el
agente diplomático o consular.
(art. 390 inc. I COT), y en ellas actúan por sí solos, pues es absurdo y redundante que se les exija
que lo hagan asesorados por otro ministro de fe.
Art. 390. Los receptores son ministros de fe pública encargados de hacer saber a las partes, fuera de las oficinas de
los secretarios, los decretos y resoluciones de los Tribunales de Justicia, y de evacuar todas aquellas diligencias que
los mismos tribunales les cometieren.
Deben recibir, además, las informaciones sumarias de testigos en actos de jurisdicción voluntaria o en juicios civiles
y actuar en estos últimos como ministros de fe en la recepción de la prueba testimonial y en la diligencia de
absolución de posiciones.
491
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de ejercicio). Aquí no importa que el litigante haya comparecido al juicio por medio de
apoderado judicial, sea común o especial, pues siempre tiene que comparecer a confesar
si la otra parte litigante se lo exige, pues conforme al art. 397 inc. I del CPC, el procurador
es obligado a hacer comparecer a su mandante para absolver posiciones en el término
razonable que el tribunal designe y bajo el apercibimiento indicado en el art. 394; es
decir, si la parte no comparece al segundo llamado, o si compareciendo se niega a
declarar o da respuestas evasivas, se le dará por confeso, a petición de parte, en todos
aquellos hechos que estén categóricamente afirmados en el escrito en que se pidió la
declaración (en el pliego de posiciones).357
ii. P a r t e l i t i ga n t e q u e n o t i e n e c a p a c i d a d p a r a c o m p a r e c e r e n j u i c i o . En este
caso, los incapaces absuelven posiciones a través de su representante legal. Ahora, si este
representante legal ha comparecido por medio de mandatario judicial o procurador,
también pesará sobre éste la obligación de hacerlo comparecer a absolver posiciones en el
término razonable que el tribunal designe y bajo el apercibimiento legal indicado.
iii. M a n d a t a r i o j u d i c i a l e s p e c i a l me n t e f a c u l t a d o . No hay inconveniente para que
la confesión se preste por medio de apoderado especial, entendiéndose por tal, aquél a
quien se le ha conferido expresamente la facultad de absolver posiciones (art. 7 inc. II del
CPC); y en dicho caso, la confesión producirá los mismos efectos que si hubiere sido
prestada por el propio mandante. Pero esto es sin perjuicio del derecho de la contraparte
para exigir que la confesión sea prestada por el mismo litigante personalmente, pues así
se desprende del art. 385 del CPC que señala que “…todo litigante está obligado a
declarar bajo juramento, contestada que sea, la demanda, sobre hechos pertenecientes al
mismo juicio, cuando lo exija el contendor o lo decrete el tribunal en conformidad al art.
159”. Por lo tanto, la confesión no puede ser eludida por el mandante, so pretexto de que
su mandatario tiene facultad especial para absolver posiciones; y si no comparece, se le
aplicará la confesión tácita (es un carga procesal).
iv. Por último, conforme al art. 396 del CPC, podrá exigirse confesión al procurador de la
parte sobre hechos personales de él mismo en el juicio aun cuando no tenga poder para
absolver posiciones.
357
Existe discusión en cuanto a si es posible que el abogado del absolvente asista a la audiencia. En este punto la
jurisprudencia es contradictoria, pues según algunos fallos, la confesión es un acto enteramente personal del litigante
y, por ende, al abogado le está vedado asistir a la audiencia de confesión; y según otros, la presencia del abogado del
absolvente está justificada por ser un acto de defensa de sus derechos y por tratarse, además, de una actuación de
mucha trascendencia en cuanto a su valor probatorio; a lo que cabe añadir que la ley no lo ha prohibido.
492
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De acuerdo al inc. II del art. 389 del CPC, cuando haya de prestar esta declaración alguna
de las personas exceptuadas en los números precedentes, el juez se trasladará a casa de ella con
el objeto de recibir la declaración o comisionará para este fin al secretario; agrega el inc. III que
en los tribunales colegiados se comisionará para esta diligencia a alguno de los ministros del
mismo o al secretario; a su vez, el inc. IV señala que si la persona que haya de prestar
declaración en la forma prevenida en este artículo, se encuentra fuera del territorio del tribunal
que conoce de la causa, encargará éste la diligencia al juez competente de la residencia actual
del litigante. El juez exhortado practicará por sí mismo la diligencia o la cometerá a su
secretario; y finaliza el inc. V señalando que no se podrá comisionar al secretario para tomar la
confesión cuando la parte haya solicitado que se preste ante el tribunal.
358
En materia penal las preguntas son orales, por lo que no existe pliego de posiciones.
493
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estuvo en el centro de Viña del Mar); etc. En cambio, las posiciones formuladas en forma
interrogativa, son aquellas en las que se plantea la interrogación sin tener afirmación
alguna en ella; por ejemplo “exprese si pagó o no la deuda que le cobra el demandante”;
“diga dónde estuvo el día 18 se septiembre de 2010”, etc. En el interrogatorio se pueden
incluir preguntas asertivas e interrogativas respecto de un mismo hecho; por ejemplo
“diga cómo es efectivo que el 18 se septiembre de 2010 estuvo en el centro de Viña”, y
en el evento que lo negare, “diga el absolvente en qué lugar se encontraba ese día”.359
Esto es de gran importancia para la confesión ficta, pues ésta sólo se produce respecto de
las preguntas asertivas.
ii. A d m i s i ó n . De acuerdo al art. 324 del CPC, toda diligencia probatoria debe practicarse
previo decreto del tribunal que conoce en la causa, notificado a las partes. Es por ello
que el tribunal accederá a la práctica de la respectiva diligencia con citación, expresando
en la resolución que decrete la solicitud si comete al secretario o a otro ministro de fe la
práctica de dicha diligencia, y en caso contrario, deberá fijar día y hora para la audiencia
(art. 388 inc. I del CPC); así, la resolución dirá, por ejemplo: “como se pide, se fija al
efecto la audiencia para el quinto día posterior a la notificación, a las 10:00 horas”. Como
la resolución ordena la comparecencia personal de las partes, se debe notificar por cédula
al mandatario judicial del absolvente (independientemente que tenga o no facultades),
pues de acuerdo al art. 397 del CPC, el procurador es obligado a hacer comparecer a su
mandante para absolver posiciones en el término razonable que el tribunal designe y
bajo el apercibimiento indicado en el art. 394 (confesión tácita).
Art. 388. Si el tribunal no comete al secretario o a otro ministro de fe la diligencia, mandará citar para día y
hora determinados al litigante que ha de prestar la declaración.
359
En materia procesal penal, se debe distinguir respecto del método o formas de interrogatorio, ya que mientras en
el interrogatorio directo no caben las preguntas afirmativas sugestivas, en el contrainterrogatorio si caben dichas
preguntas.
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del tribunal, respecto de las preguntas formuladas en forma asertiva, cuando el absolvente se
niegue a prestar declaración o dé respuestas evasivas (tanto en la primera como en la segunda
citación), o no comparezca a la segunda citación a absolver posiciones.360
¿Qué pasa si las preguntas se hicieron en forma interrogativa? De conformidad con el inc.
II del art. 394, si no están categóricamente afirmados los hechos, podrán los tribunales imponer
al litigante rebelde una multa que no baje de medio sueldo vital ni exceda de un sueldo vital, o
arrestos hasta por 30 días sin perjuicio de exigirle la declaración. Si la otra parte lo solicita,
podrá también suspenderse el pronunciamiento de la sentencia hasta que la confesión se preste.
360
En materia penal, no procede la confesión tácita; y además, no se puede condenar a una persona con el sólo
mérito de su propia declaración.
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361
El art. 402 inc. I del CPC, se relaciona con el art. 428 del CPC, el cual dispone que entre dos o más pruebas
contradictorias, “y a falta de ley que resuelva el conflicto”, los tribunales preferirán la que crean conforme con la
verdad. Por ejemplo, si se acompaña un instrumento público otorgado por el confesante que contraría lo aseverado
por éste vía confesión, el tribunal tiene que asignarle mayor mérito a la confesión, porque una ley expresa (art. 402)
resolvió el conflicto de pruebas contradictorias en favor de la confesión.
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que se ha señalado. Pero además, la ley le asigna dos efectos de capital importancia, a saber: su
indivisibilidad y su irrevocabilidad.
La i n d i v i s i b i l i d a d de la confesión consiste en que ésta debe ser aceptada en su
integridad, o sea, tanto en aquella parte que perjudica al confesante como en aquella parte que lo
beneficia. En cambio, la c o n f e s i ó n d i v i s i b l e es aquella en la que se contienen diversos
hechos, pudiendo considerarse los que perjudican al confesante, y desechándose aquellos que le
favorecen.
La regla general es la indivisibilidad, pues de acuerdo al art. 401 inc. I del CPC, en general
el mérito de la confesión no puede dividirse en perjuicio del confesante. Pero esta regla tiene
excepciones, pues conforme al inc. II del art. 402, podrá, sin embargo, dividirse: 1) siempre que
comprenda hechos diversos enteramente desligados entre sí; y 2) cuando, comprendiendo varios
hechos ligados entre sí o que se modifiquen los unos a los otros, el contendor justifique con
algún medio legal de prueba la falsedad de las circunstancias que, según el confesante,
modifican o alteran el hecho confesado. Para facilitar la aplicación práctica de los principios an-
teriores, los autores han elaborado una clasificación de este medio probatorio, distinguido la
confesión pura y simple, la calificada y la completa.
i. La c o n f e s i ó n p u r a y s i mp l e es aquella en que el confesante afirma o niega
categóricamente el hecho controvertido, sin hacerle agregaciones o modificaciones de
ninguna especie. Por ejemplo, “diga cómo es efectivo que recibió $20.000 de manos del
demandante” y el absolvente contesta “sí, es efectivo”.
ii. La c o n f e s i ó n c a l i f i c a d a es aquella en que el confesante reconoce categóricamente el
hecho controvertido, pero le agrega alguna circunstancia o modalidad que alteran la
esencia o naturaleza jurídica del hecho confesado. Por ejemplo: “diga cómo es efectivo
que recibió de manos del demandante $20.000 a título de mutuo”, y el absolvente
contesta: “es efectivo, pero los recibí a título de donación”.
iii. Y la c o n f e s i ó n c om p l e j a es aquella en que el confesante reconoce el hecho
controvertido, pero le agrega otro hecho enteramente desligado del primero, o bien,
ligado y modificatorio del mismo, que destruyen en todo o parte las consecuencias
jurídicas del hecho primitivo confesado. Como se puede apreciar, esta confesión presenta
dos aspectos, y es por esto también que se la subclasifica en:
- C o n f e s i ó n c o m p l e j a d e p r i m e r gr a d o o i n c o n e x a , que es aquella en que el
confesante reconoce el hecho acerca del cual se le interroga, pero le agrega otro hecho
enteramente diverso, desligado e independiente del primero, destinado a destruir o
modificar sus efectos. Por ejemplo: “diga cómo es efectivo que recibió de manos del
demandante $20.000 a título de mutuo”, y el absolvente contesta “sí, es efectivo, pero
nada le debo, por cuanto él, a su vez, recibió de mí igual suma y por idéntico título, de
manera que ambas obligaciones se han compensado”; aquí, el hecho de la existencia
de la segunda obligación entre confesante y contendor, es un hecho enteramente
desligado de la primera obligación.
- C o n f e s i ó n c o m p l e j a d e s e gu n d o gr a d o o c o n e x a , que es aquella en que el
confesante reconoce el hecho acerca del cual se le interroga (hecho controvertido),
pero le agrega otro hecho ligado, relacionado, dependiente y modificatorio del
primero, destinado a destruir o modificar sus efectos. Por ejemplo: “diga cómo es
499
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a. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
Es un medio probatorio destinado a acreditar hechos o circunstancias materiales del
juicio, mediante la observación y constatación de ellos efectuadas por el mismo tribunal. En
otras palabras, es el reconocimiento de la cosa litigiosa o del lugar del suceso, realizado por el
tribunal, con el fin de aclarar la verdad de los hechos controvertidos. Las principales
características de este medio de prueba son:
i. Es un medio de prueba d i r e c t o , ya que permite formar al tribunal su convicción a través
de la apreciación directa, personal e inmediata del hecho (inmediación), y no a través de
terceras personas, como pueden ser los testigos o los peritos. El profesor FORTTES recalca
que es la única prueba por percepción directa del juez y, por ello, es una prueba muy
segura.
ii. Es una prueba c i r c u n s t a n c i a l , pues se produce durante el juicio.
iii. En cuanto a su valor probatorio, constituye p r u e b a p l e n a , en cuanto a las
circunstancias o hechos materiales resultan de la propia observación del tribunal. De ahí
su importancia, al extremo que es un medio de prueba, a diferencia de los anteriores,
obligatorio en ciertos y determinados juicios.362
b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. Que se trate de probar hechos o circunstancias materiales controvertidos en el pleito. En
efecto, el art. 408 CPC señala que la inspección personal constituye prueba plena en
cuanto a las circunstancias o hechos materiales que el tribunal establezca en el acta
362
Cabe mencionar que se discute, en doctrina, si la inspección personal del tribunal constituye o no realmente un
medio de prueba. Según algunos, nada nuevo agrega al proceso, ya que sólo sirve para apreciar mejor otros medios
de prueba ya producidos; sin embargo, también hay quienes argumentan, y con razón, que es un medio probatorio
procesal por excelencia, destinado a formar la convicción del juez sobre los hechos controvertidos, sin más
diferencia con los demás medios de prueba que, mientras éstos convencen al juez, con la inspección personal es el
mismo juez el que se convence.
500
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como resultado de su propia observación. Por tanto, la clase de objeto material del
reconocimiento o inspección judicial no tiene importancia alguna, es decir, puede ser un
inmueble (por ejemplo, se discute acerca de la altura o calidad de una muralla; sobre el
rumbo o anchura de un camino; si una máquina o una fábrica produce o no malos olores,
etc.), mueble (por ejemplo, se discute si una auto emite ruidos molestos), e incluso, una
persona (por ejemplo, en los juicios de interdicción por demencia, en que el tribunal se
cerciora de las condiciones mentales del demandado por su propia y personal
observación).
ii. Que el tribunal estime necesaria la inspección personal; pues así lo dispone la primera
parte del art. 403 inc. I CPC, al señalar que fuera de los casos expresamente señalados por
la ley, la inspección personal del tribunal sólo se decretará cuando éste la estime
necesaria. Por lo tanto, queda a la prudencia del juez determinar si este medio probatorio
es o no conveniente para el mejor éxito del juicio.
iii. Que el tribunal así lo decrete. La petición de parte, en orden a que se decrete la práctica
de este medio probatorio, pasará previamente por el trámite o control del juez, quien, si
estima necesaria la diligencia, expresará su voluntad en sentido afirmativo en una
resolución judicial.
iv. Y, de conformidad con el art. 406 del CPC, la parte que haya solicitado la inspección
depositará antes de proceder a ella, en manos del secretario del tribunal, la suma que
éste estime necesaria para costear los gastos que se causen. Cuando la inspección sea
decretada de oficio u ordenada por la ley, el depósito se hará por mitad entre
demandantes y demandados. Deben costearse, por ejemplo, los gastos de movilización,
de alimentación, etc.
501
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Art. 327.- Todo término probatorio es común para las partes y dentro de él deberán solicitar toda diligencia
de prueba que no hubieren pedido con anterioridad a su iniciación.
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d. VALOR PROBATORIO.
Conforme al art. 408 del CPC, la inspección personal constituye prueba plena en cuanto a
las circunstancias o hechos materiales que el tribunal establezca en el acta como resultado de su
propia observación. Es necesario dejar en claro que la circunstancia o hecho material observado
por el tribunal, ha podido serlo por su propia iniciativa o por sugerencia de la parte o del
perito.363
a. CONCEPTO.
Es un medio probatorio consistente en la presentación de un dictamen por parte de
personas que tienen conocimiento sobre las materias o hechos a que dicho dictamen se refiere, y
que han sido controvertidos en el juicio mismo. El aspecto central de este medio de prueba, son:
i. El i n f o r me d e p e r i t o s es el dictamen u opinión sobre algún hecho controvertido en el
juicio, que emite un técnico de una ciencia o arte. La persona que evacua este dictamen
recibe el nombre de perito. El informe pericial se justifica porque el juez no siempre está
en condiciones de apreciar un hecho, por muy vasta que sea su cultura general.
363
En materia penal, el Juez de Garantía no puede realizar inspecciones personales para acreditar hechos. En el
juicio oral, en cambio, se aplica el art. 337 del CPP, el cual dispone que cuando lo considerare necesario para la
adecuada apreciación de determinadas circunstancias relevantes del caso, el tribunal podrá constituirse en un
lugar distinto de la sala de audiencias, manteniendo todas las formalidades propias del juicio.
503
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ciencia, arte o técnica está regulada por la ley), y no debe estar sujeto a una causal de
recusación o implicancia. No obstante, sobre estos requisitos prima la voluntad de las
partes, ya que pueden convenir expresamente en que, para ser perito, no se necesita
cumplir con los requisitos anteriores o, por el contrario, ser aún más exigentes.
- El testigo toma conocimiento de los hechos con anterioridad a la iniciación del juicio
mismo; en cambio, el perito, aprecia estos hechos y emite su opinión autorizada o
técnica, una vez que el pleito ya se ha iniciado.
- El testigo nunca declara acerca del Derecho, en cambio, el perito puede efectuar
informes acerca del Derecho extranjero.
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petición de parte y de oficio por el tribunal. Las partes lo pueden solicitar como medida
prejudicial probatoria, cuando exista peligro inminente de un daño o perjuicio, o se trate
de hechos que puedan fácilmente desaparecer (arts. 281 del CPC), o durante el juicio, caso
en el cual, debe solicitarse dentro del término probatorio (art. 412 del CPC). Y el tribunal
lo puede decretar de oficio en cualquier estado del juicio (desde la notificación de la
demanda hasta antes del vencimiento del término probatorio), y como medida para mejor
resolver, una vez que el proceso esté en estado de sentencia. En segunda instancia sólo se
puede decretar como medida para mejor resolver.
Art. 412. El reconocimiento de peritos podrá decretarse de oficio en cualquier estado del juicio, pero las
partes sólo podrán solicitarlo dentro del término probatorio.
Decretado el informe de peritos, no se suspenderá por ello el procedimiento.
Art. 415. Se presume que no están de acuerdo las partes cuando no concurren todas a la audiencia de que
trata el artículo anterior; y en tal caso habrá lugar a lo dispuesto en el inc. II del mismo artículo (designación
por el juez).
Art. 416. Cuando el nombramiento se haga por el tribunal, lo hará de entre los peritos de la especialidad
requerida que figuren en las listas a que se refiere el artículo siguiente (elaboradas por la CS a propuesta de
la CA respectiva) y la designación se pondrá en conocimiento de las partes para que dentro de tercero día
deduzcan oposición, si tienen alguna incapacidad legal que reclamar contra el nombrado (son incapaces, lo
que sean inhábiles para declarar como testigos, los que no tengan título profesional, o resulten recusados o
implicados).
Vencido este plazo sin que se formule oposición, se entenderá aceptado el nombramiento.
364
Este procedimiento es aplicable también para designación de árbitros y partidores de bienes.
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un tercero ajeno al juicio). Al respecto, el perito puede adoptar dos actitudes: rechazar el
cargo, puesto que su desempeño no es obligatorio; o aceptarlo, caso en el cual, conforme
al art. 417 del CPC, el perito que acepte el cargo deberá declararlo así (de manera
expresa), jurando desempeñarlo con fidelidad; agrega el inc. II que de esta declaración,
que habrá de hacerse verbalmente o por escrito en el acto de la notificación, o dentro de
los tres días inmediatos, se dejará testimonio en los autos. Esto último, constituye una
excepción al art. 57 del CPC, el cual dispone que las diligencias de notificación que se
estampen en los procesos, no contendrán declaración alguna del notificado, salvo que la
resolución ordene o, por su naturaleza, requiera esa declaración.
Una vez que el perito acepta el cargo y presta el juramento de rigor, queda legalmente
investido para desempeñar la misión que se le ha confiado.
iv. R e c o n o c i m i e n t o . El reconocimiento es el examen previo que hace el perito acerca del
objeto sobre el cual habrá de opinar. Por ejemplo, se nombra a un perito para que
dictamine sobre la calidad o condiciones de un edificio; para opinar, será previo visitar y
examinar tal edificio. El reconocimiento es una actuación que está sujeta al control de las
partes, es por ello que el art. 417 inc. III del CPC señala que el perito encargado de
practicar un reconocimiento deberá citar previamente a las partes para que concurran si
quieren; en la práctica, el perito presenta un escrito señalando día, hora y lugar en que se
efectuará el reconocimiento, el cual se notifica a la las partes por el estado, por cuanto la
comparecencia de ellas partes es esencialmente facultativa (según el profesor FORTTES,
en la práctica se hace por cédula).
Las partes que concurran a la operación de reconocimiento tienen un doble derecho y una
doble prohibición. Pues, de acuerdo al art. 419. inc. I del CPC, las partes podrán hacer en
el acto del reconocimiento las observaciones que estimen oportunas. Podrán también
pedir que se hagan constar los hechos y circunstancias que juzguen pertinentes; pero no
tomarán parte en las deliberaciones de los peritos, ni estarán en ellas presentes. Agrega
el inc. II que de todo lo obrado se levantará acta, en la cual se consignarán los acuerdos
celebrados por los peritos.
v. P re s e n t a c i ó n d e l i n f o r me p e r i c i a l . Una vez cumplida la operación de
reconocimiento, los peritos están en condiciones de poder emitir su informe o parecer
técnico, es decir, el escrito en el que el perito informa al tribunal la labor realizada y la
conclusión técnica o científica respecto del punto o materia sobre la cual se le ha
requerido su opinión. El CPC no da un plazo para entrega del informe, debiendo ser el
tribunal quien lo señale; en efecto, el art. 420 del CPC señala que los tribunales señalarán
en cada caso el término dentro del cual deben los peritos evacuar su encargo; y podrán,
en caso de desobediencia, apremiarlos con multas, prescindir del informe o decretar el
nombramiento de nuevos peritos, según los casos.
La ley tampoco señala la forma o manera en que debe agregarse este informe a los autos.
Pero, en la práctica, el profesor FORTTES señala que el informe se presenta por escrito
acompañando el acta de reconocimiento, y el tribunal los agrega a los autos sin mayores
formalidades, y dispone que se ponga en conocimiento de las partes, y éstas podrán hacer
las observaciones que estimen convenientes (pueden impugnarlo, plantear un incidente,
etc.). Por lo tanto, la forma acompañarlo al juicio será con citación, pues las partes dentro
tercero día pueden objetar el informe por defectos formales.
506
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a. CONCEPTO.
Siguiendo a CASARINO, la prueba por presunciones es aquella que emplea ciertos
antecedentes o circunstancias conocidos para inferir de ellos, sea por obra del legislador o del
juez, un hecho desconocido y controvertido en el juicio. Como se puede apreciar, es un medio de
prueba que requiere un actividad lógica del juez; es circunstancial (se produce durante el juicio)
e indirecto.
Para entender mejor a este medio de prueba, hay que explicar cuáles son los elementos de
la presunción:
365
En materia procesal penal, los peritos son designados directamente por el fiscal y los intervinientes, sin
intervención del juez de garantía o tribunal de juicio oral; y aquí, aparte de entregar el informe pericial, deben
declarar en juicio oral
507
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366
Según CASARINO las presunciones constituyen un verdadero silogismo, desde el punto de vista lógico, pues en
ellas hay una premisa menor (representada por los antecedentes o circunstancias conocidas); una premisa mayor
(constituida por la operación de raciocinio efectuada, ya por el legislador, ya por el juez); y una conclusión que es,
sencillamente, el establecimiento o demostración de los hechos desconocidos que se tratan de probar.
367
El CPC contempla dos presunciones simplemente legales en el art. 427, al señalar que sin perjuicio de las demás
508
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Por lo tanto, las presunciones simplemente legales y las de derecho, como su mismo
nombre lo indica, ambas deben su creación a la ley; pero difieren, fundamentalmente, en que
mientras las primeras permiten ser destruidas mediante prueba en contrario, las segundas no lo
admiten.; además, son excepcionales y, por ello, su interpretación debe ser restrictiva, de ahí
que no puedan aplicarse por extensión ni analogía más allá de los casos expresamente previstos
por el legislador.
La mayoría de los autores señalan que las presunciones legales no son medios de prueba,
sino que más bien, alteraciones del onus probandi. En efecto, las presunciones de derecho más
que medios probatorios, son normas tendientes a liberar a las partes del peso de la prueba de
hechos que, por su propia naturaleza, escapan al sentido humano y son difíciles de acreditar (por
ejemplo, la concepción); y las presunciones simplemente legales, por su parte, también más que
medios probatorios, son normas legales destinadas a alterar las reglas del peso de la prueba u
onus probandi , pues la parte que alega la existencia de un hecho no debe probarlo, desde el
momento en que se infiere un hecho conocido.
circunstancias que, en concepto del tribunal o por disposición de la ley, deban estimarse como base de una
presunción, se reputarán verdaderos los hechos certificados en el proceso por un ministro de fe, a virtud de orden
de tribunal competente, salvo prueba en contrario; y el inc. II agrega que igual presunción existirá a favor de los
hechos declarados verdaderos en otro juicio entre las mismas partes.
368
En materia penal no caben presunciones de derecho, pues de acuerdo al art 19 Nº 3 inc. VI de la CPR, la ley no
podrá presumir de derecho la responsabilidad penal.
509
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369
La jurisprudencia ha dicho que es función propia de los jueces del fondo la construcción de las presunciones
judiciales sobre la base de los hechos probados en la causa que estimen pertinentes y, por ende, no se comprende tal
iniciativa en la potestad de la Corte de casación, la cual solamente está llamada a conocer de infracciones legales y
no de los hechos del juicio. Por lo tanto, como es facultativo para al juez declarar o no las presunciones, no se podrá
fundar una causal de casación en la forma, en el hecho de que no las haya deducido.
510
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sin esfuerzo.
ii. P re c i s a s . Significa que las presunciones no sean vagas, difusas, susceptibles de
aplicarse a diversas circunstancias, que no conduzcan a conclusiones diversas.
iii. C o n c o r d a n t e s . Significa que haya coincidencia, armonía y afinidad entre ellas, no
contradictorias, que no sean capaces de destruirse unas a otras.
Mientras el 1712 del CC exige que las presunciones judiciales deben ser graves, precisas y
concordantes, de cuyo último requisito se infiere además que deben ser varias, el art. 426 inc. II
del CPC establece que “una sola presunción” puede constituir plena prueba cuando, a juicio del
tribunal, tenga caracteres de gravedad y precisión suficientes para formar su convencimiento.
Por ejemplo, la jurisprudencia ha dicho que una carta de un tercero (instrumento privado que se
acompaña con citación), reconocida en rebeldía de la parte, y que se exhibe en el juicio, no con
el propósito de hacerla valer contra la persona que la suscribió, sino como un testimonio de la
efectividad de los hechos que sirven de fundamento a la demanda, es suficiente para constituir
una presunción judicial.
Por último, el profesor FORTTES señala que, al igual que las presunciones legales, se
discute el carácter de medio probatorio que tiene la presunción judicial, por cuanto no hay aquí
actividad alguna, sino que simplemente existe un razonamiento del tribunal. Sin embargo, el CPC
igualmente las regula como medio de prueba (a diferencia de las legales, que se regulan en el
CC), y establece los requisitos y exigencias que deben reunir para poder tener valor probatorio; y
el valor probatorio que tienen, es el de plena prueba, sea que se trate de una sola presunción, o
sean varias (siempre que sean graves, precisas y concordantes).
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ii. En segundo lugar, las presunciones de derecho priman sobre cualquier otro medio
probatorio. Esta regla no se consagra expresamente, pero se deduce ya que las
presunciones de derecho no admiten prueba en contrario, a diferencia de las presunciones
legales y judiciales, que permiten ser destruidas, probando lo contrario del hecho
presumido.
iii. En tercer lugar, conforme al art. 428 del CPC, entre dos o más pruebas contradictorias, y
a falta de ley que resuelva el conflicto, los tribunales preferirán la que crean conforme
con la verdad. Con esta norma se deja un amplio margen al criterio racional del juez, en
la elección de la prueba que estime ser de mayor eficacia.
Agrega el inc. II que esta prueba, sin embargo, queda sujeta a la calificación del
tribunal, quien la apreciará según las reglas de la sana crítica. Y finaliza el inc. III
diciendo que la disposición de este artículo sólo se aplicará cuando se trate de impugnar
la autenticidad de la escritura misma, pero no las declaraciones consignadas en una
escritura pública auténtica.
6. OBSERVACIONES A LA PRUEBA.
El art. 430 del CPC dice que vencido el término de prueba (sea ordinario, extraordinario o
especial), y dentro de los 10 días siguientes (término común para ambas partes), las partes
podrán hacer por escrito las observaciones que el examen de la prueba les sugiera370. Este
trámite se denomina observación a la prueba, y corresponde a un escrito donde cada parte analiza
el material probatorio (todas las pruebas rendidas en el auto), para tratar de influir en la decisión
del juez. Es un trámite que no es esencial, por tanto, las partes pueden renunciar a ella y pedir
que se cite para oír sentencia.
En tales escritos el actor sostendrá que mediante las pruebas que ha suministrado al
370
El profesor FORTTES recalca que si bien el plazo es fatal, esto no tiene gran relevancia, porque normalmente
transcurrido el plazo, igual se presentan estos escritos diciendo “téngase presente observación a la prueba”, y la
resolución de juez será “téngase presente”. Por ello que en la práctica, se pide al secretario que haga una
certificación del vencimiento del plazo, lo que no es una exigencia legal.
512
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F. PERIODO DE SENTENCIA.
a. CONCEPTO E IMPORTANCIA.
El profesor FORTTES señala que la citación para oír sentencia es aquella resolución que
marca el fin del periodo de prueba (si concurre) y con la cual se inicia el periodo de sentencia;
su objeto es trasladar el protagonismo de las partes al juez, y su efecto es cerrar el debate de la
prueba.
Esta resolución es tan importante, que el legislador la ha elevado a la categoría de trámite
o diligencia esencial, por ende, su omisión será sancionada con la nulidad de la sentencia que
posteriormente pueda dictarse, mediante la interposición del correspondiente recurso de casación
en la forma (arts. 795 N° 7 y 800 N° 3 del CPC).
Art. 795. En general, son trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única instancia en los juicios de
mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
7. La citación para oír sentencia definitiva, salvo que la ley no establezca este trámite.
Art. 800. En general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o de
menor cuantía y en los juicios especiales:
3. La citación para oír sentencia definitiva.
b. OPORTUNIDAD.
La dictación de esta resolución procede en dos ocasiones, a saber:
i. El art. 432 del CPC señala que vencido el plazo a que se refiere el art. 430 (10 días
siguientes al vencimiento del término probatorio para formular observaciones), se hayan
o no presentado escritos, y existan o no “diligencias pendientes”, el tribunal citará para
oír sentencia. Por lo tanto, de acuerdo a la primera parte del art. 431 inc. I del CPC, no
será motivo para suspender el curso del juicio ni será obstáculo para la dictación del
fallo, el hecho de no haberse devuelto la prueba rendida fuera del tribunal (por ejemplo,
un testigo que declaró por exhorto en otro lugar), o el de no haberse practicado alguna
371
El profesor FORTTES recalca que este es un trámite que tiene escasa relevancia desde el punto de vista del
procedimiento, pero una tremenda importancia respecto de la influencia que las partes pueden ejercer sobre la
decisión del juez. El profesor señala que corresponde a la “etapa de evaluación de la prueba”, ya que en el proceso
se rinden una infinidad de pruebas, y llega el momento de reunir el material y presentarlo ordenadamente en el
proceso al juez.
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otra diligencia de prueba pendiente (por ejemplo, informe de peritos)372; a menos que el
tribunal, por resolución fundada, la estime (la prueba pendiente) estrictamente necesaria
para la acertada resolución de la causa (caso en cual, se suspenderá la dictación del
fallo). En este caso, la reiterará como medida para mejor resolver y se estará a lo
establecido en el art. 159. Agrega el inc. II que, en todo caso, si dicha prueba se recibiera
por el tribunal una vez dictada la sentencia, ella se agregará al expediente para que sea
considerada en segunda instancia, si hubiere lugar a ésta.
De acuerdo al inc. II del art. 432 del CPC, en contra de esta resolución (la que cita a las
partes a oír sentencia) sólo podrá interponerse recurso de reposición, el que deberá
fundarse en error de hecho y deducirse dentro de tercero día. La resolución que resuelva
la reposición será inapelable.
ii. Excepcionalmente, la citación para oír sentencia puede pronunciarse en otra oportunidad,
concretamente, cuando el demandado se allana o no contradice en materia sustancial y
pertinente lo hechos, o cuando las partes pidan que se falle el pleito sin más. Pero aquí, la
resolución que cita a las partes a oír sentencia, a diferencia de la anterior, es apelable;
salvo el caso en que las partes pidan que se falle el pleito sin más (art. 326 inc. I del CPC).
Art. 326. Es apelable la resolución en que explícita o implícitamente (citación para oír sentencia) se niegue
el trámite de recepción de la causa a prueba, salvo el caso del inc. II del art. 313.
c. NOTIFICACIÓN DE LA RESOLUCIÓN.
La citación para oír sentencia se decreta de oficio por el tribunal, lo cual constituye una
excepción al principio de pasividad; o bien, a petición verbal o escrita de cualquiera de las
partes, lo cual es una excepción a la principal característica del procedimiento ordinario, que es
su carácter escrito.
Desde el momento en que la citación para oír sentencia se contiene en una resolución
judicial, para que produzca efecto debe ser válidamente notificada y, como no hay norma
especial al respecto, se notifica válidamente por el estado diario.
El profesor FORTTES señala que se discute en la práctica si la resolución que cita a las
partes a oír sentencia es un decreto o una sentencia interlocutoria de segundo grado. Él cree que
es un decreto, porque el juez acá no resuelve, no decide nada, sólo constata que se cumplió un
trámite y da curso progresivo a la causa.
372
Aquí se está en presencia de una verdadera sanción para el litigante que no tomó las precauciones necesarias a fin
de que la prueba hubiere sido agregada oportunamente a los autos.
514
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solicitarlas durante el periodo de sentencia). Los plazos establecidos en los arts. 342 N° 3 (tres
días para objetar copias no oficiales de instrumentos públicos), 346 N° 3 (seis días para impugnar
los documentos privados) y 347 (seis días para impugnar la traducción de instrumentos
extendidos en lengua extranjera) que hubieren comenzado a correr al tiempo de la citación para
oír sentencia, continuarán corriendo sin interrupción y la parte podrá dentro de ellos, ejercer
su derecho de impugnación. De producirse ésta, se tramitará en cuaderno separado y se fallará
en la sentencia definitiva, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 431 (medida para mejor
resolver).
Con todo, CASARINO señala que la enumeración de las excepciones al efecto preclusivo
que contempla el art. 433 del CPC no es taxativa, pues, una vez citadas las partes para oír
sentencia, pueden todavía promover legalmente las siguientes cuestiones: de acuerdo al art. 98
inc. I del CPC, la acumulación (de autos) se podrá pedir en cualquier estado del juicio antes de la
sentencia de término (aquella que pone fin a la última instancia); y si se trata de juicios
ejecutivos, antes del pago de la obligación; a su vez, el art. 130 inc. I del CPC señala que el
privilegio de pobreza podrá solicitarse en “cualquier estado del juicio” y aún antes de su
iniciación, y deberá siempre pedirse al tribunal a quien corresponda conocer en única o primera
instancia del asunto en que haya de tener efecto. Otro ejemplo, es el incidente especial de
desistimiento de la demanda, pues, de acuerdo al art. 148 del CPC, antes de notificada una
demanda al reo, podrá el actor retirarla sin trámite alguno, y se considerará como no
presentada. Después de notificada, podrá en “cualquier estado del juicio” desistirse de ella ante
el tribunal que conozca del asunto, y esta petición se someterá a los trámites establecidos para
los incidentes. Asimismo, el art. 262 inc. III del CPC señala que el precedente llamado a
conciliación no obsta a que el juez pueda, en “cualquier estado de la causa”, efectuar la misma
convocatoria, una vez evacuado el trámite de contestación de la demanda. Y por último, el
profesor ALFARO agrega la intervención de un tercero coadyuvante, pues, de conformidad al art
23 inc. I del CPC, los que, sin ser partes directas en el juicio, tengan interés actual en sus
resultados, podrán en “cualquier estado de él” intervenir como coadyuvantes, y tendrán en tal
caso los mismos derechos que concede el art. 16 a cada una de las partes representadas por un
procurador común, continuando el juicio en el estado en que se encuentre.
Por último, esta resolución también produce otro efecto, pues una vez notificada a las
partes, comienza a correr el plazo que tiene el juez para dictar sentencia definitiva (plazo de 60
días).
a. CONCEPTO.
Son diligencias probatorias decretadas de oficio por el tribunal, una vez puesto el proceso
en estado de sentencia, a fin de quedar en condiciones adecuadas para dicta un mejor fallo. Estas
medidas constituyen una de las más importantes excepciones al principio o base fundamental de
organización de los tribunales, llamado de la pasividad; y en cuanto a su aspecto funcional,
integran la teoría general de la prueba.
Los aspectos más importantes de las medidas para mejor resolver, son los siguientes:
i. O p o r t u n i d a d e n q u e s e d e c r e t a n . Sólo se pueden decretar dentro del plazo para
dictar sentencia que tienen los tribunales. Al respecto, el art. 162 inc. III del CPC, señala
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que la sentencia definitiva en el juicio ordinario deberá pronunciarse dentro del término
de sesenta días, contados desde que la causa quede en estado de sentencia. Las medidas
decretadas fuera de este plazo, se tendrán por no decretadas.
ii. In i c i a t i v a . Corren exclusivamente a cargo del tribunal, debiendo, por tanto, ser
decretadas de oficio y sin sugerencia alguna de parte interesada.
iii. F i n a l i d a d . Tienen por objeto dejar al tribunal en condiciones adecuadas frente al
problema fáctico suscitado en el proceso. El profesor FORTTES recalca que en ningún caso
su objeto es suplir la inactividad probatoria de las partes, simplemente tiene por finalidad
aclarar la prueba oscura, la prueba dudosa.
iv. Se d e c r e t a n c o n c o n o c i m i e n t o , y de acuerdo al art. 69 inc. II del CPC, cuando se
mande proceder con conocimiento o valiéndose de otras expresiones análogas, se podrá
llevar a efecto la diligencia desde que se ponga en noticia del contendor lo resuelto.
v. Las medidas decretadas deberán cumplirse en un plazo máximo de 20 días; y vencido
este plazo, las no cumplidas se tendrán por no decretadas. Si con la práctica de una
medida para mejor resolver se necesita un término mayor, se podrá decretar un término
probatorio especial.373
373
El profesor FORTTES recalca que con la modificación que introdujo la ley 18.705 del año 1988, se establecieron
limitaciones a la procedencia de las medidas para mejor resolver, y con ello se buscó evitar que los tribunales las
utilizaran con el sólo objeto de retardar la dictación del fallo (en la práctica se conocían como “medidas para no
resolver”).
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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c. TRAMITACIÓN.
De acuerdo al art. 159 inc. II del CPC, la resolución que se dicte (decretando la o las
medidas para mejor resolver) deberá ser notificada por el estado diario a las partes y se
aplicará el art. 433 (efecto preclusivo de la citación para oír sentencia), salvo en lo estrictamente
relacionado con dichas medidas. Las medidas decretadas deberán cumplirse dentro del plazo de
veinte días, contados desde la fecha de la notificación de la resolución que las decrete. Vencido
este plazo, las medidas no cumplidas se tendrán por no decretadas y el tribunal procederá a
dictar sentencia, sin más trámite.
Agrega el art. 159 inc. III, que si en la práctica de alguna de estas medidas aparece de
manifiesto la necesidad de esclarecer nuevos hechos indispensables para dictar sentencia, podrá
el tribunal abrir un término especial de prueba, no superior a ocho días, que será improrrogable
y limitado a los puntos que el mismo tribunal designe. En este evento, se aplicará lo establecido
en el inc. II del art. 90 (es decir, dentro de los dos primeros días, cada parte debe acompañar una
nómina de los testigos de que piensa valerse). Vencido el término de prueba, el tribunal dictará
sentencia sin más trámite.
Por último, el inciso final del art. 159 señala que las providencias que se decreten en
conformidad al presente artículo serán inapelables, salvo las que dicte un tribunal de primera
instancia disponiendo informe de peritos o abriendo el término especial de prueba que establece
el inciso precedente. En estos casos procederá la apelación en el solo efecto devolutivo.
3. LA SENTENCIA DEFINITIVA.
a. CONCEPTO.
De acuerdo al art. 158 inc. II del CPC, la sentencia definitiva es la que pone fin a la
instancia, resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio. Y como el juicio
ordinario de mayor cuantía es conocido siempre en primera instancia, esta sentencia también es
de primera instancia, o sea, susceptible del recurso de apelación.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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Art. 768. El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes:
4. En haber sido dada ultra petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o extendiéndola a puntos no
sometidos a la decisión del tribunal (extra petita), sin perjuicio de la facultad que éste tenga para fallar de oficio en
los casos determinados por la ley.
5. En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el art. 170 (decisión del
asunto controvertido, comprendiendo todas las acciones y excepciones que se hayan hecho valer en el juicio).
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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estos sólo tienen por objeto facilitar la calificación jurídica de los hechos sometidos al
conocimiento del juez; al juez sólo lo limitan los hechos y las peticiones de las partes.
d. NOTIFICACIÓN.
La sentencia definitiva de primera y única instancia se notifica por cédula (art. 48 inc. I
del CPC), la de segunda instancia, en cambio, se notifica por el estado diario. El art. 162 inc. final
del CPC, señala que los secretarios anotarán en el estado a que se refiere el art. 50 (estado
diario) , el hecho de haberse dictado sentencia definitiva, el día de su dictación y el envío de
aviso a las partes. Estas diligencias no importan notificación y no se aplicarán a las
resoluciones que recaigan en los actos judiciales no contenciosos.
e. IMPUGNACIÓN.
Una vez notificada la sentencia definitiva de primera instancia, las partes agraviadas son
dueñas de deducir o no los recursos procesales que estimen convenientes (recurso de apelación y
de casación en la forma; no pudiendo serlo por recurso de casación en el fondo, ya que éste
procede en contra sentencias definitivas inapelables). Si no los deducen, la sentencia queda firme
o ejecutoriada desde que transcurren todos los plazos que la ley concede para la interposición de
dichos recursos y el secretario certifique este hecho a continuación del fallo. Si se deducen, la
sentencia queda firme o ejecutoriada desde que se notifique el decreto que la manda cumplir, una
vez que terminen los recursos deducidos. Sólo una vez que estén firmes o ejecutoriadas, se
produce el efecto de cosa juzgada.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
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A. L OS INCIDENTES EN GENERAL.
1. CONCEPTO.
En todo proceso hay una cuestión principal: la controversia; la cual se forma con la
pretensión del demandante y la defensa, que es lo que el juez debe resolver. No obstante, durante
el desarrollo del juicio pueden plantearse otras cuestiones relacionadas con la principal, que
requieren de un pronunciamiento del tribunal, distinto al que hará el juez en la sentencia
definitiva. A estas cuestiones se las denomina incidentes, y a ellos se refiere el art. 82 del CPC al
señalar que toda cuestión accesoria de un juicio que requiera pronunciamiento especial con
audiencia de las partes, se tramitará como incidente y se estará a las reglas de este Título
(Título IX del Libro I denominado “de los incidentes”), si no tiene señalada por la ley una
tramitación especial.
De lo dicho, se puede decir que incidente o artículo, es toda cuestión accesoria al juicio y
que requiere un pronunciamiento especial del tribunal. De este concepto, el profesor FORTTES
extrae las siguientes características o elementos de los incidentes:
i. E s u n a c u e s t i ó n a c c e s o r i a q u e s u p o n e u n a c u e s t i ón p ri n c i p a l (el término
“cuestión” es sinónimo de controversia jurídica). Para poder hablar de un incidente, es
preciso que exista una cuestión principal, de lo cual se concluye que: el incidente sólo
puede nacer una vez que se ha trabado la litis, esto es, una vez que se ha notificado la
demanda al demandado; el incidente carece de vida propia, por lo tanto, no es concebible
en forma separada del juicio a que acceda; y no es incidente el que versa sobre la cuestión
principal debatida en el juicio.
ii. Estas cuestiones accesorias, llamadas incidentes, se pueden suscitar en c u a l q u i e r
c l a s e d e j u i c i o , sea ordinario, ejecutivo, especial; civil o penal, etc. De ahí, también,
520
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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que los incidentes están reglamentados en el Libro I del CPC, es decir, entre las
disposiciones comunes a todo procedimiento.
ii. Entre la cuestión accesoria (incidente) y la principal (juicio) debe existir cierta conexión o
relación. Esto es tan importante, que el CPC dice que el juez puede rechazar de plano
aquellos incidentes inconexos. Por tanto, las cuestiones ajenas al juicio se deben plantear
en un juicio separado y distinto, y la razón de esto, es que de otra manera se alteraría la
relación procesal y se introduciría la confusión en el procedimiento.
iii. La cuestión accesoria exige un pronunciamiento especial del tribunal. La regla general, es
que los incidentes sean resueltos antes de la dictación de la sentencia definitiva, sin
embargo, en ciertos casos el juez puede reservar su resolución hasta la dictación de la
sentencia definitiva (por ejemplo, las tachas de testigos). Luego, el pronunciamiento
especial del tribunal recaído en un incidente tendrá que ser una sentencia interlocutoria de
primer grado (si establece derechos permanentes para las partes) o un auto (si no
establece derechos permanentes); y en caso de que el fallo de los incidentes se deje para
la sentencia definitiva, la parte de esa sentencia en que se resuelva el incidente, revestirá
el carácter de interlocutoria o de auto.
iv. Por último, el art. 82 CPC dice que toda cuestión accesoria de un juicio que requiera
pronunciamiento especial “con audiencia de las partes”, se tramitará como incidente….
Esto ha hecho pensar a algunos que todo incidente, para ser tal, requiere de audiencia
previa de las partes para que todas ellas sean oídas. Sin embargo, esto no es exacto, pues
el legislador autoriza al juez a resolver sin previa audiencia (de plano) cuando, a su
juicio, pueda fundar su fallo en hechos de pública notoriedad, o sea innecesario escuchar
previamente a la otra parte.
521
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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376
En algunos textos el criterio de esta clasificación es según si para su tramitación se rigen por normas generales o
por normas especiales. El profesor FORTTES cree que eso no es correcto, pues la distinción está en la normativa y no
en la tramitación. De hecho hay casos en que un incidente especial se tramita por las reglas generales.
522
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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Sin embargo, las reglas generales antes indicadas tienen excepciones, cuales son:
i. Si el incidente tiende a corregir un vicio que anula el proceso. El incidente de nulidad, de
acuerdo al art. 83 inc. II del CPC, sólo podrá impetrarse dentro de cinco días, contados
desde que aparezca o se acredite que quien deba reclamar de la nulidad tuvo
conocimiento del vicio, a menos que se trate de la incompetencia absoluta del tribunal.
ii. Si el incidente se funda en la omisión de una circunstancia esencial para la ritualidad o la
marcha del juicio (por ejemplo, el incidente de incompetencia absoluta, el incidente de la
falta de emplazamiento del demandado, etc.), se puede oponer en cualquier momento
(arts. 84 inc. III y 85 inc. II CPC). En este caso, el tribunal ordenará que se practiquen las
diligencias necesarias para que el proceso siga su curso legal.
Art. 84 inc. II. Si el incidente nace de un hecho anterior al juicio o coexistente con su principio, como
defecto legal en el modo de proponer la demanda, deberá promoverlo la parte antes de hacer cualquiera
gestión principal en el pleito.
Si lo promueve después, será rechazado de oficio por el tribunal salvo que se trate de un vicio que anule el
proceso, en cuyo caso se estará a lo que establece el art. 83, o que se trate de una circunstancia esencial
523
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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para la ritualidad o la marcha del juicio, evento en el cual el tribunal ordenará que se practiquen las
diligencias necesarias para que el proceso siga su curso legal.
Art. 85. Todo incidente originado de un hecho que acontezca durante el juicio, deberá promoverse tan
pronto como el hecho llegue a conocimiento de la parte respectiva.
Si en el proceso consta que el hecho ha llegado al conocimiento de la parte, y si ésta ha practicado una
gestión posterior a dicho conocimiento, el incidente promovido después será rechazado de plano, salvo que
se trate de alguno de los vicios o circunstancias a que se refiere el inc. III del artículo anterior.
Art. 182. Notificada una sentencia definitiva o interlocutoria o alguna de las partes, no podrá el tribunal que
la dictó alterarla o modificarla en manera alguna. Podrá, sin embargo, a solicitud de parte, aclarar los
puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos
numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma sentencia.
Lo dispuesto en este artículo no obsta para que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el art. 80.
Art. 234 inc. final. Lo dispuesto en este artículo (la oposición a la ejecución incidental, sólo puede oponerse
durante la citación de la persona en contra de quien se pide) es sin perjuicio de lo prevenido en el art. 80.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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a. TRIBUNAL COMPETENTE.
Aquí hay que tener presente la regla general de la competencia de la extensión, consagrada
en el art. 111 inc. I del COT, el cual señala que el tribunal que es competente para conocer de un
asunto lo es igualmente para conocer de todas las incidencias que en él se promuevan ¿Cómo toma
conocimiento el tribunal del incidente propuesto? El art. 381 primera parte del COT, dice que los
Secretarios de los Juzgados de Letras harán al juez la relación de los incidentes... (en segunda
instancia lo hará el relator).
b. LAS PARTES.
En todo juicio hay partes directas (demandante y demandado), y puede haber terceros
interesados, ya sean coadyuvantes, independientes o contradictorios. Se discute si todas las partes
del juicio deben ser emplazadas a los incidentes, o sólo los que tengan interés en sus resultados. Se
ha resuelto que, promovido un incidente por un tercero o por una de las partes principales del pleito,
debe tramitarse con audiencia de todas las partes y de los terceros a quienes interese, salvo los casos
de excepción en que el tribunal puede admitir o rechazar de plano la incidencia.
¿Cuál es la forma de promover un incidente ordinario? Primero, puede ser en forma
377
Esta restricción no rige respecto de la parte que goza de privilegio de pobreza en el juicio; pero si el tribunal
estima que en su interposición ha existido mala fe o el claro propósito de dilatar el proceso, de oficio o a petición de
parte, puede imponerle personalmente al abogado o al mandatario judicial que lo hubiere promovido, por vía de
pena, una multa a beneficio fiscal de una a diez UTM (art. 88 inc. V del CPC).
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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directa a través de la presentación de una solicitud o demanda; también puede ser en forma
directa mediante la solicitud de una actuación judicial que debe ser decretada con audiencia
(trámite incidental) o conforme a las normas de los incidentes; o mediante la oposición que se
efectúa por una parte a la solicitud de una actuación judicial (modo indirecto).
Luego, vencido este plazo, haya o no contestado la parte contraria, el tribunal puede
adoptar dos actitudes: resolver la cuestión, si, a su juicio, no hay necesidad de prueba; recibir el
incidente a prueba, procediendo de acuerdo con lo establecido en el art. 90 del CPC ¿Cuándo se
378
En la práctica, esta resolución se redacta en la forma siguiente: “traslado y autos”; y si, además, el incidente no es
de previo y especial pronunciamiento, o bien, es promovido por un litigante que tiene la obligación de consignar,
debe ordenar que se forme cuaderno separado de la forma siguiente: “traslado y autos, debiendo formarse cuaderno
separado”.
526
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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recibirá por el tribunal a prueba el incidente? Nada dice el Título IX sobre el particular, por
tanto, hay que recurrir a las reglas del juicio ordinario, en atención a lo que prescribe el art. 3º del
CPC, esto es, se aplicará el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y
actuaciones que no estén sometidos a una regla especial diversa, cualquiera que sea su
naturaleza; y en el juicio ordinario el juez debe recibir la causa a prueba cuando existan hechos
sustanciales y pertinentes controvertidos. En consecuencia, el juez recibirá a prueba el incidente,
en caso que, a su juicio, haya hechos sustanciales pertinentes y controvertidos. Sin embargo, el juez
puede omitir este periodo de prueba, cuando estos hechos consten del proceso o sean de pública
notoriedad, lo cual debe consignar en su resolución (art. 89 CPC).
Art. 89. Si se promueve un incidente, se concederán tres días para responder y vencido este plazo, haya o no
contestado la parte contraria, resolverá el tribunal la cuestión, si, a su juicio, no hay necesidad de prueba. No
obstante, el tribunal podrá resolver de plano aquellas peticiones cuyo fallo se pueda fundar en hechos que consten
del proceso, o sean de pública notoriedad, lo que el tribunal consignará en su resolución.
El profesor FORTTES recalca que, en estricto rigor, la segunda parte de esta norma no
pretende evitar la audiencia de la parte contraria (es decir, resolver de plano), sino que permite al
juez omitir el período de prueba en el incidente. Por ejemplo, el demandado interpone un
incidente de abandono de procedimiento, pues han transcurridos seis meses sin gestión (sin
resolución); y el demandante alega que no hay abandono, pues han habido gestiones; en este
caso el juez resolverá sin que sea necesaria la prueba, porque los hechos constan en el proceso.379
379
Hay que recordar que los hechos notorios son aquellos cuya existencia es conocida por la generalidad de los
ciudadanos en el tiempo y en el lugar en que se produce la decisión. En nuestra legislación el “hecho notorio” sólo tiene
fundamento legal en la segunda parte del art. 89 del CPC, y a partir de dicha norma, se aplica al procedimiento ordinario,
es decir, allí también se dispensa de la carga de tener que probar estos hechos.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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fallado por sentencia interlocutoria de primer grado, la resolución que lo recibe a prueba
será una sentencia interlocutoria de segundo grado; en cambio, si se fallará con un auto,
la resolución que lo recibe a prueba será un auto.
ii. N o t i f i c a c i ó n . Ahora bien, de acuerdo al art. 323 inc. II del CPC, la referida resolución
(que recibe el incidente a prueba) se notificará por el estado. Esto es muy importante,
porque con esta norma se puso término, por expresa disposición del legislador, a la
antigua discusión de si esta resolución debía notificarse por cédula, al igual que la que
recibe la causa principal a prueba, o por el estado diario, siguiendo la regla general de la
notificación de las resoluciones judiciales. La razón de que esta resolución se notifique
por el estado diario, es porque recibe el “incidente” a prueba, y no la “causa” a prueba, la
cual se notifica por cedula.
iii. R e s o l u c i ó n i n a p e l a b l e . La resolución que recibe a prueba el incidente no es
apelable, pues así lo dispone expresamente el art. 90 inc. final al decir que las
resoluciones que se pronuncien en los casos de este artículo son inapelables (esto a
diferencia de la resolución que recibe la “causa” a prueba, la cual es apelable en
subsidio). Con todo, CASARINO señala que, aplicando las reglas generales, y ante el
silencio del legislador en este punto, la resolución en referencia es susceptible del recurso
de reposición (si es un auto).
iv. T é r mi n o p r o b a t o r i o . De acuerdo al art. 90 inc. I del CPC, si es necesaria la prueba (y
notificada la resolución que recibe la causa a prueba), se abrirá un término de ocho días
para que dentro de él se rinda (la prueba) y se justifiquen también las tachas de los
testigos, si hay lugar a ellas. Aquí, al igual que en el asunto principal, es posible
distinguir tres términos probatorios, a saber:
- El t é r m i n o p ro b a t o ri o o r d i n a r i o , cuyo plazo es de ocho días (a diferencia del
juicio ordinario cuyo plazo es de 20 días). En este periodo las partes pueden rendir
todas las pruebas que deseen, sometiéndose a las reglas para la prueba de la causa
principal (art. 323 inc. I del CPC). Sin embargo, existe una modificación en lo que dice
relación con el plazo para presentar la lista de testigos, pues conforme al art. 90 inc. II del
CPC, dentro de los dos primeros días deberá acompañar cada parte una nómina de los
testigos de que piensa valerse, con expresión del nombre y apellido, domicilio y
profesión u oficio (siendo que en el juicio ordinario es dentro de los cinco primeros
días). Sólo se examinarán testigos que figuren en dicha nómina.
Aquí, el examen de los testigos se realiza al tenor de los puntos señalados por el juez,
y no al tenor de las minutas presentadas por las partes; pues ellas sólo tienen la
obligación de presentar la lista de testigos, y no una minuta con los puntos de prueba.
- El t é r m i n o p r o b a t o ri o e x t r a o r d i n a r i o , el cual tiene lugar cuando se quiera
rendir prueba fuera del lugar en que se sigue el juicio. En efecto, el art. 90 inc. III del
CPC dice que cuando hayan de practicarse diligencias probatorias fuera del lugar en
que se sigue el juicio, “podrá” el Tribunal, por motivos fundados, ampliar una sola
vez el término por el número de días que estime necesarios, no excediendo en ningún
caso del plazo total de 30 días, contados desde que se recibió el incidente a prueba.380
380
Hay que recordar que, en la causa principal, el término probatorio extraordinario para rendir prueba dentro del
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enunciación de las leyes, y en su defecto, de los principios de equidad, con arreglo a los cuales se
pronuncia el fallo) del artículo precedente.
B. L OS INCIDENTES ESPECIALES .
1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Como se dijo al momento de clasificar a los incidentes, según las normas que se aplican a
cada uno, se distingue entre: incidentes ordinarios, que son aquellos que se rigen por las normas
contenidas en el Título IX del Libro I del CPC; e i n c i d e n t e s e s p e c i a l es , que son aquellos que
se rigen por reglas especiales diversas, y en silencio de éstas, se recurre a las normas aplicables a
los incidentes ordinarios. Estos incidentes especiales también se encuentran regulados en el
Libro I del CPC, pero en diversos títulos, a saber: en el Título X denominado “de la acumulación
de autos”; en el Titulo XI “de las cuestiones de competencia”; en el Título XII “de las
implicancias y recusaciones”; en el Título XIII “del privilegio de pobreza”; en el Título XIV “de
las costas”; en el Título XV “del desistimiento de la demanda”; y en el Título XVI “del abandono
del procedimiento”. Los tres primeros incidentes especiales ya fueron analizados en su
oportunidad, por lo cual, sólo serán analizados los restantes.
2. EL PRIVILEGIO DE POBREZA.
a. CONCEPTO.
En nuestro sistema procesal, el Estado sólo asume el pago de los sueldos a los
magistrados judiciales, pero no, necesariamente, solventa los demás costos que el juicio implica,
por ejemplo, los honorarios de los abogados, de los peritos, de los auxiliares de la administración
de justicia (receptor), las fotocopias, etc. Se genera, entonces, un problema para las personas de
escasos recursos y surge así el tema de la Asistencia Judicial, dentro del cual se encuentra el
tema referido al privilegio de pobreza.381
El privilegio de pobreza es un beneficio concedido por la ley, o la autoridad judicial en
subsidio, a las personas menesterosas o de escasos recursos (ya sea demandante o demandado, o
interesado en un asunto judicial no contencioso) para que en sus asuntos judiciales sean
atendidas gratuitamente por los abogados, procuradores y receptores de turno y gocen de las
demás franquicias señaladas en la ley. De acuerdo a la definición, el privilegio de probreza puede
ser legal o judicial, atendiendo a su fuente u origen (esta clasificación no tiene importancia
en cuanto a los beneficios que se confieren).
i. El p r i v i l e gi o d e p o b r e z a l e ga l , es aquel que existe por el sólo ministerio de la ley,
siempre que concurran los requisitos señalados por ella misma. Lo casos más típicos son:
de acuerdo al art. 593 del COT, se estimará como presunción legal de pobreza la
circunstancia de encontrarse preso el que solicita el privilegio, sea por sentencia
condenatoria, sea durante la sustanciación del juicio criminal; y el art. 600 inc. I del
381
Esta materia se suele estudiar al tratar de la Asistencia Judicial (Título XVIII del COT se denominado precisamente
“de la asistencia judicial y del privilegio de pobreza”), esto es, el conjunto de normas legales destinadas a facilitar a
las personas pobres o de escasos recursos el ejercicio de sus derechos ante los tribunales de justicia.
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COT dispone que las personas patrocinadas por las Corporaciones de Asistencia Judicial
por o alguna de las entidades públicas o privadas (por ejemplo, consultorios jurídicos de
universidades) destinadas a prestar asistencia jurídica y judicial gratuita gozarán por el
solo ministerio de la ley de los beneficios establecidos en los incs. II y III del art. 591
(beneficios del privilegio de pobreza).
ii. El p ri v i l e gi o d e p o br e z a j u d i c i a l , es aquel que existe o se obtiene previa sentencia
del juez y después de observada la tramitación judicial que la ley señala para este caso,
destinado a verificar la concurrencia o no de los requisitos necesarios para decretarlo. En
general, tiene derecho a solicitarlo toda persona que carece de bienes suficientes para
solventar los gastos de la gestión que va a iniciar ante los tribunales, por tanto, no se trata
únicamente de las personas pobres. Desde el punto de vista procedimental, constituye un
incidente especial, dentro del juicio que se va a utilizar y, por ello, a continuación, será
objeto de análisis.382
382
El profesor FORTTES señala que el privilegio de pobreza concedido judicialmente, es de muy escasa aplicación
práctica, pues las personas de escasos recursos, generalmente, acceden a la Corporación de Asistencia Judicial, la
que está facultada para otorgar el privilegio de pobreza legal.
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383
Puede acontecer que en la gestión del privilegio de pobreza se presenten, oponiéndose, los funcionarios judiciales
a quienes pueda afectar su concesión, por ejemplo, un Receptor. Es por ello que el art. 133 del CPC señala que en la
gestión de privilegio de pobreza serán oídos los funcionarios judiciales a quienes pueda afectar su concesión, si se
presentan oponiéndose antes de que el incidente se resuelva. Cuando sean varios los que deduzcan la oposición,
litigarán por una cuerda en los trámites posteriores a la presentación.
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oficiales subalternos designados para prestar servicios a los litigantes pobres384. Sin
embargo, si el litigante pobre obtuviere en el juicio, será obligado a destinar una décima
parte del valor líquido que resultare a su favor para el pago de los honorarios y
derechos causados, distribuyéndose esta suma a prorrata entre todos los interesados, si
no alcanzaren a ser íntegramente cubiertos de lo que se les adeudare (art. 594 del COT).
ii. E x e n t o d e p a go d e mu t a s . De conformidad con el art. 591 inc. III del COT, salvo que
la ley expresamente ordene otra cosa, quedarán también exentos del pago de las multas
establecidas para los litigantes, pero si procedieren con notoria malicia, podrá el
tribunal imponer la multa correspondiente, conmutable en arresto de un día por cada un
vigésimo de sueldo vital.
iii. N o c o n d e n a e n c o s t a s . De acuerdo al art. 600 inc. III del COT, las personas que
gocen de privilegio de pobreza no serán condenadas al pago de costas, a menos que el
tribunal respectivo, en resolución fundada, declare que han obrado como litigantes
temerarios o maliciosos.
3. LAS COSTAS.
a. CONCEPTO.
Toda gestión judicial, durante su tramitación, origina a las partes un conjunto de gastos
que se traducen en el pago de derechos (por ejemplo a los Receptores), de honorarios (a los
abogados, depositarios, etc.), de indemnizaciones (por ejemplo a los testigos), de papel y
fotocopias, etc. Todos estos gastos son de cargo de las partes interesadas, como manera de
impedir una multiplicidad de juicios carentes de seriedad; y reciben el nombre de costas.
Atendiendo a la anterior, se puede definir a las costas como los gastos inmediatos y
directos que origina una gestión judicial y que deben ser soportados por las partes en
conformidad a la ley. Al decir que son gastos inmediatos y directos, se excluyen aquellos que no
son exigidos de forma inmediata por la tramitación judicial, y las indemnizaciones que tuvieran
que afrontarse más tarde, por los posibles perjuicios ocasionados por un ataque o defensa judicial
dolosa o culposa.
384
En el procesal penal no actúan las Corporaciones de Asistencia Judicial y los abogados de turno para asumir
la defensa de los imputados, por ser una función que corresponde exclusivamente a la Defensoría Penal
Pública.
533
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385
En general, a los incidentes se les aplican las mismas reglas en materia de costas que las que informan el juicio o
causa principal. Sin embargo, hay una regla especial, pues de acuerdo al art. 147 del CPC, cuando la parte que
promueve un incidente dilatorio no obtenga resolución favorable, será precisamente condenada en las costas.
386
Hay que tener presente que el art. 28 del CPC establece que los procuradores judiciales responderán
personalmente del pago de las costas procesales generadas durante el ejercicio de sus funciones, que sean de
cargo de sus mandantes, sin perjuicio de la responsabilidad de éstos. Es decir, son responsables solidariamente con
sus mandantes.
534
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4. EL DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA.
a. CONCEPTO.
El desistimiento de la demanda es una declaración unilateral de voluntad realizada por el
demandante en virtud de la cual manifiesta su propósito de no continuar adelante con la demanda
interpuesta, una vez que ya ha sido notificado el demandado.
El fundamento de esta institución está en que así como el actor es libre para ejercer o no
su acción, también lo es para que en el curso de la instancia manifieste su voluntad en el sentido
de no perseverar en ella. No hay limitaciones al respecto; y las causas que pueden motivar esta
387
Se señala que la resolución que falla y resuelve las costas, es siempre un sentencia interlocutoria, independiente
de que esté dentro de la sentencia definitiva.
388
Aquí hay que distinguir entre costas procesales y personales. Las c o s t a s p r o e c e s a l e s son aquellas necesarias
para la formación del proceso (por ejemplo, las fotocopias, los honorarios del receptor, etc.), y para evaluarlas,
basta con examinar las diligencias de que se trata y ver en cuánto están estimadas en los Aranceles Judiciales
respectivos (normalmente el funcionario se limita a revisar el expediente, y a revisar que las diligencias constan en
el proceso). Y las c o s t a s p e r s o n a l e s , son aquellas que provienen de los honorarios de los abogados y demás
personas que hayan intervenido en el negocio (procuradores), las cuales se tasan según el arancel fijado por el
respectivo Colegio de Abogados. Cabe decir que el tribunal puede delegar la avaluación de las costas procesales en
su secretario, sea de tribunal unipersonal o colegiado.
535
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389
El profesor FORTTES señala que no hay que confundir el término “desistimiento” con el de “renuncia”. En efecto,
en la renuncia se manifiesta la voluntad de no ejercer un derecho; en cambio, en el desistimiento se manifiesta la
intención de cesar en un acto o gestión que ya se ha comenzado a realizar.
390
El profesor FORTTES señala que, a veces, se permite retirar sin más trámite alguno la demanda, dejando
constancia de esto en la carátula del expediente; pero en otras ocasiones, por aplicación del art. 29 inc. II del CPC
(ninguna pieza del proceso podrá retirarse sin que previamente lo decrete el tribunal que conoce de la causa) se
exige que, previamente al retiro, se presente una solicitud escrita y el tribunal la provea autorizando el acto. Con
536
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Ahora bien, de acuerdo al art. 148 del CPC, el desistimiento de la demanda se puede
plantear “en cualquier estado del juicio (en única, en primera o en segunda instancia)”, luego
que se haya notificado la demanda), lo cual significa que incluso se puede presentar una vez que
las partes han sido citadas para oír sentencia, lo cual es una excepción al efecto preclusivo que
establece el art. 433 del CPC (citadas las partes para oír sentencia, no se admitirán escritos ni
pruebas de ningún género)
todo, el art. 29 se pone en el caso en que ya hay un proceso (una relación jurídica procesal), y antes, al momento del
retiro, sólo hay un procedimiento.
537
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e. RECURSOS.
Para determinar los recursos que procedan en contra de la resolución que resuelve el
incidente de desistimiento de la demanda, es necesario previamente precisar la naturaleza
procesal de la misma. Desde el momento en que falla un incidente estableciendo derechos
permanentes en favor de las partes, es una sentencia interlocutoria de primer grado, pero no basta
esto pues es necesario todavía distinguir si esta sentencia interlocutoria acepta o rechaza el
desistimiento de la demanda.
i. Si la resolución acepta el desistimiento, es susceptible de recurso de apelación, y de
casación, pues se trata de una sentencia interlocutoria que pone término al juicio.
ii. Si la resolución rechaza el desistimiento de la demanda, sólo es susceptible de recurso de
apelación, pues no pone término al juicio, ni hace imposible su prosecución.
a. CONCEPTO.
Según CASARINO, el abandono del procedimiento es la extinción o pérdida total del
procedimiento, que se produce en el caso de que todas las partes que figuran en el juicio han
cesado en su prosecución durante un determinado espacio de tiempo. El profesor FORTTES señala
que es una sanción procesal establecida respecto del demandante que ha cesado en la actividad
del juicio por el lapso que la ley establece; agrega, que la sanción consiste en hacer perder al
demandante todo lo realizado en el proceso.
Se trata de un nuevo caso de terminación anormal del proceso, al igual que el
538
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b. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
De acuerdo art. 152 del CPC, el cual prescribe que el procedimiento se entiende
abandonado cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución
durante seis meses, contados desde la fecha de la última resolución recaída en alguna gestión
útil para dar curso progresivo a los autos. De esta disposición se extraen los requisitos que
deben concurrir para que tenga lugar el abandono del procedimiento; estos son:
.
i. Que el juicio haya quedado paralizada durante seis meses. Desde el momento en que se
trata de un plazo de meses establecido en el CPC, se trata de un plazo continuo.
ii. El plazo de seis meses se cuenta desde la última resolución recaída en alguna gestión útil
para dar curso progresivo a los autos. De acuerdo al art. 38 del CPC, las resoluciones
judiciales sólo producen efecto en virtud de notificación hecha con arreglo a la ley, salvo
los casos expresamente exceptuados por ella; y éste es, precisamente, un caso de
excepción, pues el plazo se comienza a contar desde la fecha de la dictación de la
resolución y no desde su notificación.
iii. Todas las partes que figuran en el juicio deben haber cesado en su prosecución. Desde el
momento en que la ley no distingue, hay que entender que tanto las partes directas como
las partes indirectas o terceros deben haber adoptado esta actitud de abandono o inercia
procesal. La cesación en la prosecución del juicio implica la idea de no haber realizado
una “gestión útil que de curso al proceso”; al respecto, la jurisprudencia ha señalado que
estas frase alude a aquellas actuaciones y resoluciones que tienden a que el proceso
avance hacía la dictación de la sentencia definitiva. Así, se ha resuelto que la petición de
desarchivo no tiene la virtud de interrumpir el plazo del abandono; y que las gestiones
efectuadas dentro de un incidente del cuaderno principal o dentro de un cuaderno
separado son gestiones destinadas a continuar la tramitación del juicio, de manera que
interrumpen el plazo del abandono.
Distinta es la hipótesis de la cesación en la tramitación del pleito por una incapacidad
absoluta el demandante, pues dicha situación no supone abandonar el procedimiento,
puesto que al impedido no le corre plazo.
iv. Por último, el profesor FORTTES recalca como requisito la petición de parte, pues el
tribunal no puede de oficio declarar el abandono del procedimiento (en virtud del
principio de pasividad). Ahora bien, de acuerdo a la primera parte del art. 153 del CPC, el
abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado… de allí que se diga que el
539
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abandono del procedimiento es una sanción de carácter procesal que la ley impone al
demandante negligente. 391
d. TRAMITACIÓN.
De acuerdo al art. 154 del CPC, podrá alegarse el abandono por vía de acción o de
excepción, y se tramitará como incidente. El abandono se alega por vía de a c c i ó n , cuando el
demandado, habiendo constatado que concurren los requisitos legales para alegarlo, toma la
iniciativa en el proceso y promueve el incidente de abandono del procedimiento. Y el abandono
se alega por vía de excepción cuando, concurriendo los requisitos legales para que se produzca,
el demandante pretende reiniciar la tramitación del pleito, y, en esa circunstancia, el demandado
promueve el incidente de abandono.
Ahora bien, sea que el demandado haya obrado vía acción o excepción, debe ajustarse a
las normas de los incidentes ordinarios. No obstante, se señala que el abandono del
391
Según CASARINO, si el demandado ha deducido reconvención en contra del demandante, este último puede alegar
el abandono del procedimiento, toda vez que, existiendo reconvención, la parte contra quien se deduce se considera
como demandada.
540
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procedimiento es un incidente especial, por los requisitos legales especiales que deben concurrir
para que pueda prosperar y, principalmente, por sus efectos dentro y fuera del proceso.
¿Cuál es la naturaleza jurídica de la resolución que falla el incidente de abandono? Si la
resolución acoge el incidente, sin duda se trata de una sentencia interlocutoria de primer grado,
que pone término al juicio; y si la resolución rechaza el incidente, algunos dicen que es un
simple auto pues no produciría derechos permanentes, porque no trascienden el juicio; otros en
cambio, dicen que es una sentencia interlocutoria de primer grado pues produce derechos
permanentes, porque no pueden ser modificados en el mismo juicio (si después se declara el
abandono, será basado en hechos distintos), esta última es la postura mayoritaria.
e. RECURSOS.
Para saber los recursos que proceden en contra de la resolución que resuelve un incidente
de abandono del procedimiento, se debe previamente determinar si el fallo se ha pronunciado en
primera o en segunda instancia; y, en ambos casos, si la resolución niega o acoge el incidente
respectivo.
i. Si la resolución se dicta en primera instancia y niega lugar al abandono, es susceptible de
apelación, desde el momento en que se esté en presencia de una sentencia interlocutoria
(los que dicen que es un auto niegan la apelación).
ii. Si la resolución se dicta en segunda instancia y niega también lugar al abandono, no es
susceptible de recurso alguno, puesto que las las resoluciones que recaigan en los
incidentes que se promuevan en segunda instancia, se dictarán sólo por el tribunal de
alzada y no serán apelables (art. 210 del CPC) y es improcedente el recurso de casación,
por ser una sentencia interlocutoria que no pone término al juicio ni hace imposible su
continuación.
iii. Si la resolución se dicta en primera instancia y acoge el incidente de abandono, es
susceptible de apelación y casación en la forma, desde el momento en que se está en
presencia de una sentencia interlocutoria que pone término al juicio o hace imposible su
prosecución; y si el tribunal de alzada confirma esta resolución, este nuevo fallo será
susceptible de recurso de casación, de forma y de fondo, por cuanto es una sentencia
interlocutoria inapelable, de aquellas que ponen término al juicio o hacen imposible su
continuación (no apelación, pues las resoluciones que recaen en los incidentes
promovidos en la segunda instancia son inapelables).
541
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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(todo lo que se avanzó) en un nuevo juicio, pues mal puede hacerse revivir algo que está
muerto o extinguido ¿Puede el demandante iniciar nuevamente el juicio? Aquí no se
produce cosa juzgada, por lo tanto, sí se puede iniciar de nuevo el mismo juicio. Esto lo
confirma el art. 156 inc. I CPC, pues en virtud de la sentencia ejecutoriada que declara el
abandono del procedimiento no se entenderán extinguidas las acciones o excepciones de
las partes.
Por lo tanto, no obstante la declaración de abandono del procedimiento, el demandante
puede renovar la acción que fue objeto de la primitiva demanda en un nuevo juicio, y el
demandado, a su vez, en este nuevo juicio, puede deducir las mismas excepciones que opuso en
el primero, sin que pueda sostenerse por las partes que tales acciones o excepciones se hallan
extinguidas. El único problema que se podría presentar sería la prescripción de la acción, puesto
que la demanda interrumpe civilmente la prescripción, salvo que una vez interpuesta, se haya
declarado el abandono de procedimiento, caso en el cual, no se interrumpe la prescripción (art.
2503 Nº 2 del CC); por tanto, en el nuevo juicio puede suceder que el demandado oponga una
nueva excepción, que no pudo hacer valer en el primero (excepción de prescripción).
Art. 2503. Interrupción civil es todo recurso judicial intentado por el que se pretende verdadero dueño de la cosa,
contra el poseedor.
Sólo el que ha intentado este recurso podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes:
2. Si el recurrente desistió expresamente de la demanda o se declaró abandonada la instancia.
Por otra parte, el art. 156 inc. II del CPC señala que una vez declarado el abandono del
procedimiento subsistirán con todo su valor los actos y contratos de que resulten derechos
definitivamente constituidos ¿A qué clase de actos y contratos se refiere la ley? Según
CASARINO, dentro de la expresión “actos” se deben considerar todas aquellas resoluciones
pronunciadas en el proceso abandonado que imponen derechos permanentes en favor de las
partes (por ejemplo, las que declaran la autenticidad de un documento, las que condenan en
costas, etc.); y dentro de la expresión “contratos”, todo acuerdo de voluntad tendiente a producir
efectos en el proceso (por ejemplo, la renuncia de recursos, el desistimiento parcial, la
transacción parcial, una condonación parcial de la deuda). El profesor FORTTES recalca que esto
ocurre a propósito del juicio ejecutivo, concretamente, con en el remate, pues el remate es un
acto del cual surgen derechos permanentes para las partes.
542
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS INCIDENTES
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ii. En cambio, el abandono en el cuaderno de apremio tiene una regulación especial, pues el
plazo para declarar el abandono, es de tres años contados desde la última resolución
recaída en una gestión útil realizada en este cuaderno. La diferencia se explica, porque el
procedimiento de apremio busca ubicar bienes, embargarlos y venderlos, y esto puede
extenderse en el tiempo (deudores a veces ocultan sus bienes). Estos requisitos están
contemplados en el art. 153 inc. II del CPC, el cual señala que en los procedimientos
ejecutivos el ejecutado podrá, además, solicitar el abandono del procedimiento, después
de ejecutoriada la sentencia definitiva (del cuaderno principal) o en el caso del art. 472
(si el ejecutado no opone excepciones, se omitirá la sentencia y bastará el mandamiento
de ejecución para que el acreedor pueda perseguir la realización de los bienes). En estos
casos, el plazo para declarar el abandono del procedimiento será de tres años contados
desde la fecha de la última gestión útil, hecha en el procedimiento de apremio, destinado
a obtener el cumplimiento forzado de la obligación, luego de ejecutoriada la sentencia
definitiva o vencido el plazo para oponer excepciones, en su caso. En el evento que la
última diligencia útil sea de fecha anterior, el plazo se contará desde la fecha en que
quedó ejecutoriada la sentencia definitiva o venció el plazo para oponer excepciones. En
estos casos, si se declara el abandono del procedimiento sin que medie oposición del
ejecutante, éste no será condenado en costas. Entonces, para los efectos de establecer los
requisitos que deben concurrir para solicitar el abandono del procedimiento en el juicio
ejecutivo, es necesario distinguir:
- Si el ejecutado opuso excepciones dentro del término de emplazamiento (en el
cuaderno principal) y no se ha dictado sentencia ejecutoriada en la causa
pronunciándose respecto de ellas; éste podrá solicitar el abandono siempre que
concurran los requisitos generales que los hacen procedente, esto es, que exista la
paralización del juicio ejecutivo (cuaderno principal) durante seis meses, etc.
- Si el ejecutado opuso excepciones dentro del término de emplazamiento y se ha
dictado sentencia condenatoria firme (en el cuaderno principal), o si no opuso
excepciones dentro del término de emplazamiento, en cuyo caso se omite la dictación
de sentencia y basta el mandamiento para que el acreedor pueda perseguir la
realización de los bienes embargados; en estos casos, el ejecutado podrá solicitar el
abandono del procedimiento después de tres años contados desde la última gestión útil
hecha en el cuaderno de apremio, luego de ejecutoriada la sentencia condenatoria o
vencido el plazo para oponer excepciones, en su caso.
- En el evento de que la última diligencia realizada en el cuaderno de apremio sea de
fecha anterior a aquella en que quedó ejecutoriada la sentencia definitiva condenatoria
o en que venció el plazo para oponer excepciones, el plazo de los tres años se contará
desde que acaeció alguna de estas situaciones.
543
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B. L AS MEDIDAS PREJUDICIALES .
1. CONCEPTO.
Cada vez que es necesario intervenir en un juicio, sea en calidad de demandante o
544
DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
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demandado, es indispensable tener a mano ciertos datos, documentos o algunas pruebas, con el
objeto de organizar la defensa; cuya falta, por tanto, puede inducir a error, o dejar en la
imposibilidad de probar el derecho. Si bien es cierto, estos datos, documentos o pruebas podrían
ser procurados en el curso del mismo del juicio (y no en su inicio), esto, en la mayoría de los
casos puede significar la nulidad de la relación procesal que se ha formado o, simplemente, la
imposibilidad de rendir determinadas pruebas. Es por eso que el legislador ha creído
conveniente, para asegurar el derecho de defensa de ambas partes litigantes, establecer la
institución de las medidas prejudiciales.
El profesor FORTTES señala que las medidas prejudiciales son los medios que franquea la
ley a los futuros litigantes, para preparar la entrada al juicio (preparatorias), para asegurar el
resultado de éste (precautorias), o bien, anticipar alguna diligencia probatoria del mismo
(probatorias).
2. CARACTERÍSTICAS.
i. Las medidas prejudiciales corresponden a actuaciones judiciales que se solicitan y se
decretan antes de la existencia del juicio. No son un juicio propiamente tal, ya que éste,
normalmente, se va a producir cuando exista una relación jurídica procesal, la cual nace
con la notificación de la demanda al demandado.
ii. En relación con lo anterior, no constituyen incidentes, pues no hay juicio actual al cual
accedan.
iii. Si bien están reglamentadas en el Título IV (“De las medidas prejudiciales”) del Libro II
(“Del juicio ordinario”), en presencia de lo que dispone el art. 3º del CPC, esto es, que se
aplicará el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no
estén sometidos a una regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza (carácter
supletorio del procedimiento ordinario), se puede concluir que las medidas prejudiciales
son disposiciones comunes a todo procedimiento392. En todo caso, de aceptarse esto,
habría que criticar la ubicación dada por el legislador al Título IV (“De las medidas
prejudiciales”), puesto que su lugar lógico habría sido en el Libro I, que contiene
disposiciones comunes a todo procedimiento, y no en el Libro II, que versa exclusivamen-
te sobre el juicio ordinario.
iv. En cuanto al tribunal competente, se entiende que lo será el que corresponda conforme a
las reglas generales de competencia absoluta y relativa, y a las reglas de turno y
distribución de causas. Luego, la demanda se radica en ese mismo Tribunal, por tanto,
constituye una excepción a la distribución.
v. Son taxativas, se encuentran regulas en los arts. 273 y siguientes del cpc.
vi. Es facultativo para el tribunal conceder o no la medida, salvo la medida prejudicial del
art. 273 N° 5 (el reconocimiento jurado de firma, puesta en instrumento privado), la cual
se decretará en todo caso.
392
Respecto de los juicios ejecutivos, según ORELLANA, nada obsta a que pueda pedirse una medida prejudicial
precautoria.
545
DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
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vii. Por regla general se tramitan de plano, salvo que la ley disponga lo contrario, y la
comparecencia de las partes sea necesaria para la tramitación de la medida.
viii. CASARINO señala que se debe dejar en claro que las medidas prejudiciales no constituyen
una verdadera demanda, sino que se tratan simplemente de gestiones preparatorias del
juicio mismo; por tanto, su promoción no tiene la virtud de producir ninguno de los
efectos propios de la interposición de la demanda, como interrumpir la prescripción,
constituir en mora al deudor, etc.
3. CLASIFICACIONES.
i. La clasificación más importante es aquella que atiende a su finalidad, y aquí se distingue
a las medidas prejudiciales preparatorias, probatorias y precautorias.
- Las me d i d a s p r e j u d i c i a l e s p r e p a r a t o r i a s o propiamente tales, son aquellas que
tienen por objeto preparar la demanda o entrada al juicio. Por ejemplo, la exhibición
de la cosa que haya de ser objeto de la acción que se trata de entablar.
- Las m e d i d a s p r e j u d i c i a l e s p r o b a t o r i a s son aquellas que tienen por objeto
adelantar la práctica de alguna diligencia probatoria, que por alguna razón no podrá ser
realizada en el desarrollo del juicio. Por ejemplo, la inspección personal del tribunal
respecto de un inmueble que está a punto de ser destruido.
- Y por último, las m e d i d a s p r e j u d i c i a l e s p r e c a u t o ri a s son aquellas destinadas a
asegurar el resultado de la pretensión que se va a deducir en el juicio. Por ejemplo, el
secuestro de la cosa que es objeto de la demanda.
ii. Según la parte que puede solicitar las medidas prejudiciales, éstas se clasifican en:
medidas prejudiciales que puede solicitar el futuro demandante, cuales son, todas las
medidas consagradas en el CPC (preparatorias, probatorias y precautorias); y en medidas
prejudiciales que puede solicitar el futuro demandado, que son sólo: la medida prejudicial
preparatoria de reconocimiento jurado de firma puesta en instrumento privado, y las
medidas prejudiciales probatorias.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
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fundadamente él teme ser demandado; en efecto, conforme al art. 288 del CPC, toda
persona que fundadamente tema ser demandada podrá solicitar las medidas que
mencionan el Nº 5° del art. 273 (reconocimiento jurado de firma puesta en instrumento
privado) y los arts. 281, 284 y 286 (medidas prejudiciales probatorias) para preparar su
defensa.
5. TRAMITACIÓN.
Según el art. 289 del CPC, las diligencias expresadas en este Título “pueden” decretarse
sin audiencia de la persona contra quien se piden (de plano), salvo los casos en que
expresamente se exige su intervención; como por ejemplo, las medidas prejudiciales probatorias,
las cuales el juez las va a decretar con conocimiento previo de la persona en contra de quien se
solicita. El propósito del legislador fue dejar al juez esta determinación, pues éste puede decidir
en si es necesario o no, previo a decretarla, escuchar a la otra parte. El profesor ALFARO señala
que, en la práctica, se decretan con conocimiento, es decir, se llevan a efecto desde que se ponga
en noticia de la parte contraria lo resuelto.
Cuando una causa se ha iniciado por una medida prejudicial, queda radicado el asunto en
el tribunal, es decir, la demanda que se presente posteriormente no va a distribución, sino que se
presenta directamente ante el tribunal que ha conocido de la medida prejudicial. Esto confirma
que es una alternativa a la demanda para iniciar el juicio, por tanto, tiene que someterse a los
requisitos de presentación de esta última393; pero obviamente no puede reemplazar a la demanda,
porque en ésta se contiene la pretensión.
393
Hay que recordar que los requisitos comunes a todo escrito judicial y, por tanto, aplicables a la demanda y a las
medidas prejudiciales, son: deben presentarse en papel; por conducto del secretario respectivo, y encabezada con
una suma que indique su contenido; se deben acompañar en papel simple, tantas copias cuantas sean las partes a
quienes haya de ser notificado el escrito. En atención a que la demanda o la medida prejudicial es la primera
presentación que hace el actor, debe contener la constitución de un procurador o mandatario judicial habilitado y la
designación de abogado patrocinante habilitado; por último, hay quienes mencionan la necesidad de que el escrito
esté firmado por quienes lo presentan.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
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arrestos hasta de dos meses, determinados prudencialmente por el tribunal; sin perjuicio
de repetir la orden y el apercibimiento.
ii. La exhibición de la cosa que haya de ser objeto de la acción que se trata de entablar (art.
273 N° 2). Aquí, la acción que pretende instaurar el futuro demandante, ha de tener por
objeto una cosa, la cual desea examinar previamente para el mejor éxito de aquélla. Aun
cuando la ley no distingue, esta cosa debe ser corporal, por la propia finalidad de esta
medida prejudicial. De acuerdo al art. 275 del CPC, la exhibición, en el caso del Nº 2 del
art. 273, se hará mostrando el objeto que deba exhibirse, o autorizando al interesado
para que lo reconozca y dándole facilidades para ello, siempre que el objeto se encuentre
en poder de la persona a quien se ordene la exhibición; agrega el inc. II que si el objeto
se halla en poder de terceros, cumplirá la persona a quien se ordene la exhibición,
expresando el nombre y residencia de dichos terceros, o el lugar donde el objeto se
encuentre. Si la cosa es exhibida, conforme al art. 273 del CPC, siempre que el actor lo
exija, se dejará en el proceso copia de las piezas que se presenten, o de su parte
conducente, y una razón de la clase y estado actual de los objetos exhibidos.
Al igual que en el caso anterior, el futuro demandante debe presentar una solicitud, junto
con los antecedentes que justifiquen la exhibición, bajo el apercibimiento legal del art.
276 del CPC, el cual dispone que si se rehúsa hacer la exhibición en los términos que
indica el artículo precedente, podrá apremiarse al desobediente con multa o arresto en
la forma establecida por el art. 274, y aun decretarse allanamiento del local donde se
halle el objeto cuya exhibición se pide. Iguales apremios podrán decretarse contra los
terceros que, siendo meros tenedores del objeto, se nieguen a exhibirlo.
396
El profesor ALFARO señala que no puede decretarse la exhibición de una ficha médica, o del testamento
cerrado de una persona viva.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
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iv. Exhibición de los libros de contabilidad relativos a negocios en que tenga parte el
solicitante, sin perjuicio de lo dispuesto en los arts. 42 (no cabe decretar la exhibición
general de estos libros de contabilidad, salvo en los casos de sucesión universal,
comunidad de bienes, liquidación de las sociedades y quiebras) y 43 (la exhibición debe
ser ejecutada en el lugar donde los libros se llevan y a presencia del dueño) del CCO (art.
273 N° 4). Se trata aquí de la exhibición de instrumentos, pero relativa a un caso
particular, pues la exhibición ha de tener por objeto libros de contabilidad, y todavía,
debe tratarse de libros de contabilidad relativos a negocios en que tenga parte el
solicitante. Si la persona a quien incumbe dar cumplimiento a esta medida la desobedece,
perderá el derecho de hacerlos valer después, sin perjuicio de poder ser apremiada con
multas que no excedan o arresto no superior a dos meses, y el allanamiento del local en
donde se encuentren los libros.
v. El reconocimiento jurado de firma, puesta en instrumento privado (art. 273 N° 5). Esta
medida, a diferencia de las anteriores: puede ser solicitada tanto por el futuro demandante
como por el futuro demandado; está destinada a preparar tanto la demanda como la
contestación; y de acuerdo al art. 273 inc. final, la diligencia expresada en el Nº 5° se
decretará en todo caso (basta que se pida para que el tribunal la ordene); las de los otros
cuatro sólo cuando, a juicio del tribunal, sean necesarias para que el demandante pueda
entrar en el juicio.
Si el tribunal decreta la medida, debe fijar una audiencia para que tenga lugar el
reconocimiento. Para efectos de su tramitación, hay que pedir que se reconozca la firma
bajo juramento, y bajo el apercibimiento del art. 278 del CPC, es decir, si se rehúsa el
reconocimiento de firma (no de la deuda) decretado en el caso del Nº 5° del art. 273, se
procederá en conformidad a las reglas establecidas para el reconocimiento judicial de
documentos en el juicio ejecutivo (esta es una gestión preparatoria para la vía ejecutiva).
Por tanto, si el citado no comparece o sólo da respuestas evasivas, se dará por reconocida
la firma (art. 435 inc. II del CPC).
Art. 435. Si, en caso de no tener el acreedor título ejecutivo, quiere preparar la ejecución por el
reconocimiento de firma o por la confesión de la deuda, podrá pedir que se cite al deudor a la presencia
judicial, a fin de que practique la que corresponda de estas diligencias.
Y, si el citado no comparece, o sólo da respuestas evasivas, se dará por reconocida la firma o por confesada
la deuda.
vi. El art. 285 del CPC, señala que en el caso del inc. I del artículo anterior (si hay motivos
fundados para temer que una persona se ausente en breve tiempo del país) podrá también
pedirse que aquel cuya ausencia se teme, constituya en el lugar donde va a entablarse el
juicio, apoderado que le represente y que responda por las costas y multas en que sea
condenado, bajo apercibimiento de nombrársele un curador de bienes.397
397
El profesor LUHRS, resumiendo el tema de las personas ausentes en el proceso, dice que se debe distinguir: (i) si
la persona no se ha ido, pero hay motivos fundados para temer que se ausente en breve tiempo del país, se pide que
se nombre un apoderado judicial (medida prejudicial), o de lo contrario, se nombrará un curador de bienes. En
cambio, si ya se fue, hay que subdistinguir si dejo o no representante en Chile; (ii) si no dejó representante en Chile
y se sabe dónde está, se puede pedir un exhorto para que se notifique allá, o bien, intentar que el Defensor Público
asuma su defensa; (iii) en cambio, si no se sabe dónde está, se solicita que se nombre un curador de bienes. Por otro
lado, si dejó procurador en Chile, hay que ver qué clase de procurador es: (iv) si es un procurador con facultad de
actuar en juicio, hay que esperar que acepte o haga algún acto que implique aceptar, y de hacerlo, se notifica a él; (v)
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
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vii. Por último, de conformidad con el art. 282 del CPC, si aquel a quien se intenta demandar
expone ser simple tenedor de la cosa de que procede la acción o que es objeto de ella,
podrá también ser obligado: 1) a declarar bajo juramento el nombre y residencia de la
persona en cuyo nombre la tiene; y 2) a exhibir el título de su tenencia; y si expresa no
tener título escrito, a declarar bajo juramento que carece de él.; agrega el inc. II que en
caso de negativa para practicar cualquiera de las diligencias mencionadas en este
artículo, se le podrá apremiar con multa o arresto en la forma dispuesta por el art. 274;
sin perjuicio de repetir la orden y el apercibimiento.
si es un procurador con facultad de “administración de todos los bienes” (no tiene poder) y que haya aceptado, y se
sabe el paradero, se puede notificar por exhorto; pero si el paradero se ignora, en este caso se pide que actúe el
defensor público, mientras el procurador adquiere poder.
398
Según CASARINO el término “conocimiento” que emplea el art. 281 del CPC, está usado como equivalente a
“noticia o advertencia” y no en el sentido legal a que se refiere el art. 69 inc. II del CPC (cuando se mande proceder
con conocimiento o valiéndose de otras “expresiones análogas”, se podrá llevar a efecto la diligencia desde que se
ponga en noticia del contendor lo resuelto). En otras palabras, el conocimiento servirá para concurrir a la diligencia
de inspección personal del tribunal o a la operación de reconocimiento en el caso del informe pericial, y no para
oponerse a la práctica de la medida en el término fijado por la ley.
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CPC, si hay motivo fundado para temer que una persona se ausente en breve tiempo del
país, podrá exigírsele como medida prejudicial que absuelva posiciones sobre hechos
calificados previamente de conducentes (pertinentes) por el tribunal, el que, sin ulterior
recurso, señalará día y hora para la práctica de la diligencia.; agrega el inc. II que si se
ausenta dicha persona dentro de los treinta días subsiguientes al de la notificación sin
absolver las posiciones, o sin dejar apoderado con autorización e instrucciones bastantes
para hacerlo durante la secuela del juicio, se le dará por confesa en el curso de éste,
salvo que aparezca suficientemente justificada la ausencia sin haber cumplido lo orden
del tribunal.
Como se puede apreciar, el tribunal debe previamente calificar de conducentes los hechos
sobre los cuales se va absolver posiciones, es decir, debe hacer un examen previo del
pliego de posiciones; lo cual no será impedimento para que se mantenga siempre en
reserva hasta que la confesión sea prestada399. Luego, son tres las actitudes que puede
adoptar la persona a quien se le exige esta confesión, a saber:
- Que preste la confesión solicitada, caso en el cual, termina la gestión de medida
prejudicial y la confesión se hará valer dentro del juicio posterior.
- Que se ausente dentro de los 30 días subsiguientes al de la notificación, sin absolver
posiciones, pero dejando apoderado con autorización e instrucciones bastantes para
hacerlo durante la secuela del juicio.
- Que se ausente dentro de los 30 días subsiguientes al de la notificación, sin absolver
las posiciones y sin dejar apoderado con autorización e instrucciones bastantes para
hacerlo durante la secuela del juicio; en este caso, se le dará por confeso, pero en el
curso del juicio. Esta sanción de darlo por confeso, tendrá que ajustarse a lo prescrito
en el art. 394 del CPC, o sea, será necesario examinar previamente si las preguntas
objeto de la confesión son asertivas.
No obstante, esta sanción tiene lugar, siempre y cuando, que aparezca suficientemente
justificada la ausencia sin haber cumplido la orden del tribunal, lo cual generará un
incidente en el juicio, para acreditar esta situación.
399
El profesor ALFARO señala que esto es bastante fuerte, ya que el futuro demandante o demandado, sobretodo este
último, no sabe cuál es la demanda que se tiene en su contra, no obstante, tendrá que responder las absoluciones. Es
por ello que esta medida no se regula como la absolución de posiciones, en donde se entrega un sobre cerrado y se
abre al momento de la audiencia, aquí el tribunal debe previamente calificar los hechos, sin que haya posibilidad de
impugnar la resolución que dicte al respecto (podría caber el recurso de queja, cuyo supuesto es que no proceda otro
recurso ordinario y extraordinario).
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del defensor de ausentes. Cabe decir que contra esta resolución podrán interponerse
recursos, ya que la ley no los prohibió como en el caso de la absolución de posiciones.
Hay que recordar que si el testigo es citado y no comparece el día señalado, podrá ser
compelido por medio de la fuerza a presentarse ante el tribunal que haya expedido la
citación. Y si se niega a declarar sin justa causa, podrá ser mantenido en arresto hasta que
preste la declaración.
Como se puede apreciar, se pueden presentar como medidas prejudiciales casi todos los
medios probatorios, excepto la prueba instrumental, la cual se presenta mayormente en las
medidas prejudiciales preparatorias. Y tanto demandante como demandado pueden solicitar estas
medidas, pues, conforme al art. 288 del CPC, toda persona que fundadamente tema ser
demandada podrá solicitar las medidas que mencionan el Nº 5° del art. 273 y los arts. 281, 284
y 286, para preparar su defensa.
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necesario y no tratándose de medidas expresamente autorizadas por la ley, exigir caución al actor para
responder de los perjuicios que se originen.
.
Una vez que el tribunal ha aceptado la solicitud de la medida prejudicial precautoria, se
lleva a afecto sin previa notificación del demandado (se decretan de plano), y pesan sobre el
futuro demandante dos importantes obligaciones:
i. Debe presentar su demanda en el término de 10 días. Este plazo es de carácter fatal,
porque la ley usa la expresión “en el término”, y también, por ser un plazo establecido
legal en el CPC. Para computarlo se descuentan los días feriados, por tratarse de un plazo
discontinuó; además, es prorrogable (siendo una excepción, ya que solamente son
prorrogables los plazos judiciales), ya que se puede ampliar hasta por 30 días por motivos
fundados (art. 280 inc. I del CPC). El profesor ALFARO recalca que en este caso, a
diferencia de las medidas prejudiciales preparatorias y probatorias, hay un plazo para
presentar la demanda; así, puede suceder, en estas últimas, que se solicite una medida
prejudicial, que el tribunal la decrete, y después de mucho tiempo se interponga la
demanda. El profesor agrega que el hecho de estar pendiente indefinidamente una medida
prejudicial, atenta contra el principio de la moralidad del debate y la probidad procesal.
Art. 280. Aceptada la solicitud a que se refiere el artículo anterior, deberá el solicitante presentar su
demanda en el término de diez días y pedir que se mantengan las medidas decretadas. Este plazo podrá
ampliarse hasta treinta días por motivos fundados.
ii. El futuro demandante, al presentar su demanda, debe solicitar que se mantengan las
medidas decretadas. Esta petición se debe formular en el cuaderno de la medida
prejudicial, junto con la presentación de la demanda, pero no en este mismo escrito, lo
cual sería un contrasentido, puesto que las medidas prejudiciales se tramitan en cuaderno
separado. Dicha petición de mantener las medidas prejudiciales precautorias, debe ser
resuelta directamente por el tribunal, ya sea manteniendo, o bien, ordenando alzarla; sin
perjuicio, en el primer caso, del derecho del demandado para oponerse, con lo cual se
trabaría un incidente. En la práctica, los tribunales proveen el escrito de mantención de
las medidas prejudiciales precautorias con “traslado y autos”, o sea, dándole de inmediato
tramitación incidental.
400
Hay que recordar que los delitos y cuasidelitos son fuente de las obligaciones, y el art. 1698 del CC señala que
quien alega la existencia de una obligación, debe probarla. Por tanto, en principio, la víctima de un delito o
cuasidelito civil debe probar la existencia de todos los elementos necesarios para la configuración del ilícito: acción
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B. L AS MEDIDAS PRECAUTORIAS .
u omisión dolosa o culposa que causa daño, y la relación de causalidad. No obstante, el art. 280 inc. II del CPC
establece una presunción de dolo, lo cual constituye una excepción a la regla de que el dolo no se presume.
401
S o n en los procesos declarativos tienen una importante aplicación las medidas cautelares, sin embargo, es
necesario recordar que las partes aquí pueden pretender tres cosas, y por tanto, tres finalidades distinta, a saber: un
fin meramente declarativo, constitutivo, y de condena; las medidas precautorias no tienen la misma importancia en
todas ellas, así: si se trata de una sentencia declarativa de condena, tienen mucho sentido dichas medidas, puesto que
lo que se pretende es asegurar el resultado de la acción; en cambio, tratándose de sentencias meramente declarativas
las medidas no tienen sentido pues basta con la sentencia; como tampoco tienen sentido en las sentencias
constitutivas en las cuales existirá un acto administrativo.
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produce entonces una identidad entre lo que la medida resuelve y lo que la sentencia
definitiva va a resolver. La eficacia de estas medidas es provisoria, condicionada a que la
decisión final mantenga esa resolución provisoria o la deje sin efecto (por ejemplo, los
alimentos provisorios).
402
En doctrina pura, las medidas precautorias pertenecen al grupo de las acciones cautelares; y su ejercicio da origen
a un proceso de naturaleza cautelar, el cual podrá pasar tanto por la fase de cognición o declarativa, como por la de
ejecución o cumplimiento.
403
El CPP las llama medidas cautelares, y éstas tienen por objeto evitar la huida del imputado o acusado.
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3. CARACTERÍSTICAS.
404
Según CASARINO, en cierto aspecto el embargo participa también de las características de las medidas
precautorias, puesto que tiende a asegurar el resultado de la acción ejecutiva interpuesta por el acreedor; lo que ha
hecho pensar a más de alguno que el embargo no excluye la concesión de las demás medidas precautorias en el
juicio ejecutivo, en virtud del art. 3º del CPC.
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559
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- La declaración provisoria de bien familiar. De acuerdo al art. 141 inc. III del CC, la
sola interposición de la demanda transformará provisoriamente en familiar el bien de
que se trate. En su primera resolución el juez dispondrá que se anote al margen de la
inscripción respectiva la precedente circunstancia. El Conservador practicará la
subscripción con el solo mérito del decreto que, de oficio, le notificará el tribunal.
- El profesor ALFARO menciona a la suspensión del procedimiento de apremio, cuando
se opone una tercería de dominio. Pues de acuerdo al art. 522 del CPC, la interposición
de una tercería no suspenderá en caso alguno el procedimiento ejecutivo. El
procedimiento de apremio se suspende únicamente en el caso contemplado en el inc. I
del art. 523 (tercería de dominio) y, tratándose de una tercería de posesión, sólo si se
acompañan a ella antecedentes que constituyan a lo menos presunción grave de la
posesión que se invoca.
- Cabe decir que algunos nombran al recurso de protección, pues se enmarcaría dentro
del tema amplio de la tutela o justicia cautelar (es una acción cautelar).
406
El profesor LUHRS dice que en esta categoría entran todas las medidas que nazcan de la imaginación del acreedor,
mientras sean lícitas y cumplan con los requisitos generales de las medidas precautorias; él da como ejemplo la
orden de no innovar, que es una institución procesal relacionada con el recurso de reposición, el recurso de hecho, y
con la apelación (también con el recurso de protección), y se traduce en una resolución judicial dictada por un
tribunal superior, en virtud de la cual se ordena a un tribunal inferior, que está conociendo de un asunto, paralizar el
procedimiento y no llevar a efecto gestión alguna que tienda a proseguir la tramitación de la causa o a cumplir la
resolución objetada (detiene la ejecución de las acción, mientras no se vea el fondo de un recurso). En la apelación,
esta petición de no innovar debe formularla el apelante y la ley no señala la oportunidad para hacer uso de esta
facultad, de allí que se pueda ejercer desde el momento que ingresan los autos en secretaría y hasta antes de la vista
de la causa.
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extraordinarias, tiene suma importancia para los efectos de los diversos requisitos que se exigen
para la concesión de una u otra clase de medidas.
407
Los profesores FORTTES y ALFARO señalan que, actualmente, existe una excesiva liberalidad en la apreciación
del requisito del humo de buen derecho (fumus boni iuris).
408
En realidad, el tribunal al pronunciarse sobre una solicitud de medida precautoria, en cierto sentido prejuzga, es
decir, se pronuncia sobre el fondo del juicio; pero no lo hace con pleno conocimiento de todos sus antecedentes,
pues éstos se irán produciendo en el curso de su tramitación, y será en la sentencia en donde resolverá en definitiva
el pleito. Por eso, la concesión de la medida precautoria no siempre significa que el actor, en definitiva, tenga que
ver triunfar sus pretensiones y, a la inversa, el rechazo de la medida precautoria no impide que en definitiva pueda
acogerse la acción.
561
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409
En el proceso penal el presupuesto del fumus boni iuris se formula desde una óptica completamente distinta; pues
se configura no por la probabilidad de obtener una resolución favorable sobre el fondo del asunto, sino por la
probabilidad de que el sujeto en contra de quién se dirige la investigación, haya tenido una participación como autor,
cómplice o encubridor en un hecho que reviste caracteres de delito. De allí que parte de la doctrina comparada
denomine a este presupuesto fumus comisi delicti porque en la adopción de una medida cautelar no se aventura un
juicio sobre la existencia de ningún buen derecho, sino sobre la posible participación de una persona en un hecho
delictivo.
410
Algunos, como ORELLANA, se refieren a este requisito en el sentido de que las facultades económicas del
demandado no sean suficientes para asegurar el resultado del juicio. En efecto, en el Derecho civil la regla general
es el derecho de prenda general del art. 2465 del CC, por tanto, para que proceda una medida distinta y en
consecuencia excepcional, debe existir un fundamento poderoso que así lo permita. Según CASARINO, en este caso
el peso de la prueba recae en el demandante, pues está sosteniendo un hecho destinado a desvirtuar la situación
normal de las cosas, cual es, la solvencia de los individuos; sin que pueda argumentarse que se trata de una prueba
negativa, desde el momento en que el hecho de la falta de solvencia del demandado se puede acreditar mediante una
serie de hechos positivos, por ejemplo, que al demandado se le han protestado documentos de comercio, que se le
siguen diversos juicios ejecutivos, etc.
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tenga sin ser poseedora; en la retención, cuando las facultades del demandado no ofrezcan
suficiente garantía o haya motivo racional para creer que ocultará sus bienes, etc.411
iv. A los elementos recién vistos, se suele agregar por la doctrina la c a u c i ó n o
c o n t ra c a u t e l a que debe otorgar quien solicita la medida cautelar, para efectos de
responder por los eventuales perjuicios que se causen a la persona del demandado. En
Chile, a diferencia del Derecho comparado dónde siempre debe haber caución, este
requisito sólo existe en determinados casos, a saber: en las medidas prejudiciales
precautorias; en las medidas que la ley no autoriza expresamente y el juez considera
necesario otorgar, es decir, en las medidas extraordinarias; y cuando no se acompañan los
comprobantes por causa graves y urgentes.
411
El periculum in mora también existe en materia penal, el alude a la amenaza de que durante el proceso penal el
imputado pueda frustrar los fines del procedimiento (esclarecimiento de los hechos, y asegurar la actuación de la ley
penal).
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412
¿Cabe el secuestro judicial respecto de bienes inmuebles? Se dice que se podría solicitar como una medida
precautoria extraordinaria.
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un inmueble, y hubiere justo motivo de temer que la cosa y los muebles a ella, se deterioren en manos del poseedor
demandado, o las facultades pecuniarias de este último no ofrecieren suficiente garantía).
2. En el del que reclama una herencia ocupada por otro (acción de petición de herencia), si hay el justo motivo de
temor que el citado inciso expresa (si las cosas que componen la herencia puedan deteriorarse).
3. En el del comunero o socio que demanda la cosa común, o que pide cuentas al comunero o socio que administra.
4. Siempre que haya justo motivo de temer que se destruya o deteriore la cosa sobre que versa el juicio, o que los
derechos del demandante puedan quedar burlados; y
5. En los demás casos expresamente señalados por las leyes (en la quiebras, el síndico por ley tiene la obligación de
desempeñar las funciones de interventor o depositario).
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parte activa, no sólo se está haciendo referencia al demandante (sujeto activo por
excelencia), sino que además, y como lo ha establecido la jurisprudencia, puede solicitar
una de estas medidas el demandante reconvencional, es decir, el demandado en el juicio
principal. El sujeto pasivo de la medida precautoria es el futuro demandado, por lo cual,
ésta debe recaer sobre sus bienes y no sobre bienes de terceros.
ii. O p o r t u n i d a d p a r a s o l i c i t a r l a . De acuerdo al encabezado del art. 290 del CPC, para
asegurar el resultado de la acción, puede el demandante en cualquier estado del juicio,
aun cuando no esté contestada la demanda, pedir una o más de las siguientes medidas….
Por lo tanto, el demandante puede solicitar una medida precautoria en cualquier estado
del juicio (en primera o segunda instancia, o inclusive, estando el proceso en estad de
casación), eso sí, desde que se encuentra notificada la demanda (pues ahí nace la relación
jurídica procesal) y hasta antes de que se dicte una sentencia firme o ejecutoriada.413
Hay que agregar, que estas medidas se pueden solicitar una vez citadas las partes a oír
sentencia, pues de acuerdo al art. 433 del CPC, citadas las partes para oír sentencia, no se
admitirán escritos ni pruebas de ningún género. Lo cual se entiende sin perjuicio de lo
dispuesto por los artículos 83, 84 (incidentes de nulidad), 159 (medidas para mejor
resolver) y 290 (medidas precautorias ordinarias). Ahora, si la medida se solicita antes de
que se inicie el juicio, se debe solicitar como medida prejudicial.
Se entiende que la petición se debe formular ante el tribunal de primera instancia; y si no
dispone de los autos principales por encontrarse estos en otro tribunal, deberá ordenar
tenerlos a la vista, para pronunciarse sobre la medida solicitada.
iii. T r a mi t a c i ó n . Respecto a este punto existe un problema, pues en el Título V (“De las
medidas precautorias”) sólo hay una norma al respecto que señala que el incidente a que
den lugar las medidas de que trata este Título se tramitará en conformidad a las reglas
generales y por cuerda separada (art. 302 inc. I del CPC). El profesor FORTTES señala que
el problema que plantea esta norma, dice relación con la oportunidad o momento en que
se promueve el incidente; en otras palabras, el tema está en que si la sola petición de la
medida precautoria es o no un incidente. Al respecto la doctrina está dividida:
- Algunos señalan que el incidente se traba desde el mismo momento en que se plantea
la solicitud y, en consecuencia, la resolución deberá ser “traslado”, para que el
demandado dentro de tres días se oponga; el tribunal deberá resolver si recibe el
incidente a prueba o no, y con el mérito de lo que exponga la contraria o en su
silencio, deberá dictar la resolución por la cual decrete o no la medida. La resolución
que falla este incidente es un auto, puesto que las medidas precautorias son
esencialmente provisionales (no crean derechos permanentes).
- Otros en cambio, como CASARINO, dicen que planteada la solicitud, el juez debe
conceder la medida de inmediato (de plano), y sólo existirá un incidente en la medida
413
Si está presentada la demanda y aún no se notifica, surge el problema de si acaso se tiene que solicitar una
medida prejudicial o precautoria, o una medida precautoria. Algunos señalan que sólo cabe pedir una medida
precautoria y no una medida prejudicial precautoria, toda vez que una de las cargas procesales derivadas de éstas,
es presentar la demanda en el término de diez días y pedir que se mantengan
las medidas decretadas, lo cual se haría imposible cumplir si éstas se pudieran presentar después de
entablar la demanda y antes de su notificación.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LAS MEDIDAS PREJUDICIALES Y PRECAUTORIAS
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
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A. G ENERALIDADES .
1. CONCEPTO.
El juicio sumario está regulado en el título XI (“Del procedimiento sumario”) del Libro III
(“De los juicios especiales”) del CPC, en los arts. 680 al 692. Se puede definir como un
procedimiento breve y concentrado, de aplicación general o especial, por el cual una parte ejerce
una pretensión declarativa en contra de otra.
Este juicio tiene una gran importancia, puesto que hace más oportuna, expedita y
económica la acción de la justicia, permitiendo obtener la declaración de un derecho sin tener
que someterse su titular a los formalismos y a la lentitud del juicio ordinario.
2. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un juicio declarativo, es decir, está destinado a obtener el reconocimiento de un
derecho o de una situación jurídica determinada; no como el juicio ejecutivo, que tiene
por objeto obtener el cumplimiento de una prestación preestablecida, por medios
compulsivos o de apremio.
ii. En cuanto a su ámbito de aplicación, es un juicio común o de aplicación general, puesto
que de acuerdo al art. 680 inc. I del CPC,…se aplicará en defecto de otra regla especial a
los casos en que la acción deducida requiera, por su naturaleza, tramitación rápida para
que sea eficaz. Pero también es especial o de aplicación particular, a los casos que ha
establecido expresamente el legislador ¿Cómo se sabe si una acción se debe ejercer en un
juicio ordinario de mayor cuantía o en un juicio sumario? Esto dependerá de si la acción
requiere de una tramitación rápida para que sea eficaz; por tanto, es indispensable fundar
esto en la demanda, señalando que el procedimiento es el más apto para la acción.
En definitiva, en cuanto a su ámbito de aplicación, tiene un carácter doble, pues hay casos
en donde puede aplicarse, y hay casos en que debe aplicarse.
iii. Es un juicio extraordinario en los términos del art. 2º del CPC, puesto que difiere en este
aspecto notablemente del juicio ordinario de mayor cuantía.
Art. 2. El procedimiento es ordinario o extraordinario. Es ordinario el que se somete a la tramitación común
ordenada por la ley, y extraordinario el que se rige por las disposiciones especiales que para determinados
casos ella establece.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
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iv. Es un juicio que admite substitución de procedimiento, esto es, que iniciado como juicio
sumario, se puede decretar su continuación conforme a las reglas del juicio ordinario, y
viceversa.
v. De acuerdo al art. 682 del CPC, el procedimiento sumario será verbal; pero las partes
podrán, si quieren, presentar minutas escritas en que se establezcan los hechos
invocados y las peticiones que se formulen. En la práctica pasa a ser escrito, porque la
demanda debe ir a distribución y puede contestarse en el comparendo con un escrito que
forme parte de la audiencia; todo lo cual se materializa en un expediente.
vi. En este procedimiento existe la posibilidad que se acceda de manera provisional a lo
solicitado por el actor. En efecto, el art. 684 del CPC dispone que en rebeldía del
demandado, se recibirá a prueba la causa, o, si el actor lo solicita con fundamento
plausible, se accederá provisionalmente a lo pedido en la demanda.; agrega el inc. II que
en este segundo caso, podrá el demandado formular oposición dentro del término de
cinco días, contados desde su notificación, y una vez formulada, se citará a nueva
audiencia, procediéndose como se dispone en el artículo anterior, pero sin que se
suspenda el cumplimiento provisional de lo decretado con esta calidad, ni se altere la
condición jurídica de las partes.
vii. Es un juicio breve y sumario, es decir, rápido y abreviado, lo que se demuestra por las
circunstancias que se pasan a expresar:
- Por su estructura, ya que el juicio sumario se reduce a: la demanda, el comparendo de
contestación, el llamado a conciliación, el término probatorio (ocho días) y la
dictación de la sentencia. Se omiten los trámites de réplica, dúplica y reconvención.
- Por la oportunidad en que se deben pronunciar sus resoluciones, o sea, tan pronto
como se encuentre en estado el proceso, o a más tardar dentro de segundo día.
- Por el hecho de que el tribunal de segunda instancia tiene una competencia más amplia
para conocer del juicio sumario, que la que tiene respecto del ordinario. En efecto, el
art. 692 del CPC señala que en segunda instancia, podrá el tribunal de alzada, a
solicitud de parte, pronunciarse por vía de apelación sobre todas las cuestiones que se
hayan debatido en primera para ser falladas en definitiva, aun cuando no hayan sido
resueltas, en el fallo apelado; esto en vez de casar de oficio dicho fallo, u ordenar al
juez de primera que lo complete
- Por la preferencia que gozan sobre el resto de los negocios judiciales, para el fallo en
los tribunales unipersonales, y para la vista y decisión en los tribunales colegiados.
viii. Es un juicio concentrado, ya que tanto la gestión principal como los incidentes se
tramitan en una misma audiencia, cual es, la audiencia de contestación y conciliación. En
efecto, el art. 690 del CPC establece que los incidentes deberán promoverse y tramitarse
en la misma audiencia, conjuntamente con la cuestión principal, sin paralizar el curso de
ésta. La sentencia definitiva se pronunciará sobre la acción deducida y sobre los
incidentes, o sólo sobre éstos cuando sean previos o incompatibles con aquélla. El
profesor ALFARO señala que esto ha generado problemas, porque pueden existir muchos
570
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
casos en los que puede producirse un incidente con posterioridad a esa audiencia.
a. APLICACIÓN GENERAL.
El ámbito de aplicación general, se desprende del art. 680 inc. I del CPC, el cual dispone
que el procedimiento de que trata este Título se aplicará en defecto de otra regla especial a los
casos en que la acción deducida requiera, por su naturaleza, tramitación rápida para que sea
eficaz. Las situaciones que determinan este ámbito de aplicación, son:
i. Que la acción por su naturaleza requiera de una tramitación rápida para que sea eficaz.
Esto se evalúa de manera soberana por el juez; por ejemplo, cuando el deudor en una
gestión preparatoria para la vía ejecutiva niega la deuda, el solicitante (acreedor) podrá
ejercer la acción de cobro de pesos por la vía sumaria.
ii. Que el legislador no haya previsto un procedimiento especial para esa acción, así como lo
hace, por ejemplo, con el juicio de hacienda, el interdicto posesorio, etc.
b. APLICACIÓN ESPECIAL.
A su vez, el juicio sumario tiene un campo de aplicación especial, el cual tiene lugar
cuando hay un texto legal expreso que determina la aplicación de este procedimiento. Acá la
labor del tribunal y del intérprete se reduce a examinar la ley y a constatar si contempla o no,
para la acción de que se trata, esta tramitación sumaria. Los casos en que el legislador exige
expresamente la aplicación de este procedimiento sumario, están contemplados en el inc. II del
art. 680, el cual dispone que deberá aplicarse, además, a los siguientes casos:
i. A los casos en que la ley ordene proceder sumariamente, o breve y sumariamente, o en
otra forma análoga (art. 680 Nº 1). Por ejemplo, los arts. 2185 y 1792-26 del CC. El
profesor ALFARO señala que dentro del campo de aplicación especial, hay una hipótesis
de aplicación genérica, que es ésta, y casos de aplicación específica, que corresponden al
resto de los numerales del art. 680.
Art. 2185. Cesa la obligación de restituir desde que el comodatario descubre que él es el verdadero dueño
de la cosa prestada.
571
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
Con todo, si el comodante le disputa el dominio, deberá restituir; a no ser que se halle en estado de probar
breve y sumariamente que la cosa prestada le pertenece.
Art. 1792-26. La acción para pedir la liquidación de los gananciales se tramitará breve y sumariamente,
prescribirá en el plazo de cinco años contados desde la terminación del régimen y no se suspenderá entre
los cónyuges. Con todo, se suspenderá a favor de sus herederos menores.
ii. A las cuestiones que se susciten sobre constitución, ejercicio, modificación o extinción de
servidumbres naturales o legales y sobre las prestaciones a que ellas den lugar (art. 680
Nº 2).
iii. A los juicios sobre cobro de honorarios, excepto el caso del art. 697 (art. 680 N° 3). Por
honorarios se entiende el estipendio o remuneración que se debe a una persona por su
trabajo en algún arte o profesión liberal, y que, a diferencia de los sueldos y salarios,
carece de los caracteres de fijeza y periodicidad414.
Art. 697. Cuando el honorario proceda de servicios profesionales prestados en juicio (por ejemplo, el
abogado, el perito, etc.), el acreedor podrá, a su arbitrio, perseguir su estimación y pago con arreglo al
procedimiento sumario, o bien interponiendo su reclamación ante el tribunal que haya conocido en la
primera instancia del juicio (la que será substanciada y resuelta en la forma prescrita para los incidentes).
En este último caso la petición será substanciada y resuelta en la forma prescrita para los incidentes.
iv. A los juicios sobre remoción de guardadores (tutores o curadores) y los que se susciten
entre los representantes legales y sus representados (art. 680 N° 4).
v. A los juicios sobre depósito necesario y comodato precario (art. 680 N° 6)415. Estas
figuras se encuentran reguladas en los arts. 2236 y 2195 inc. I del CC.416
Art. 2236. El depósito propiamente dicho se llama necesario, cuando la elección de depositario no depende
de la libre voluntad del depositante, como en el caso de un incendio, ruina, saqueo, u otra calamidad
semejante.
Art. 2195. Se entiende precario cuando no se presta la cosa para un servicio particular ni se fija tiempo para
su restitución.
Constituye también precario la tenencia de una cosa ajena, sin previo contrato y por ignorancia o mera
tolerancia del dueño.
vi. A los juicios en que se deduzcan acciones ordinarias a que se hayan convertido las
ejecutivas a virtud de lo dispuesto en el art. 2515 del CC (la acción ejecutiva se convierte
en ordinaria por el lapso de tres años, y convertida en ordinaria durará solamente otros
dos) (art. 680 N° 7). Por ejemplo, el acreedor de un contrato de mutuo ha dejado
414
Cabe recordar que la acción para exigir los honorarios de los que ejercen una profesión liberal prescribe en dos
años, así lo señala el art. 2521 del cc, al disponer que prescriben en dos años los honorarios de jueces, abogados,
procuradores; los de médicos y cirujanos; los de directores o profesores de colegios y escuelas; los de ingenieros y
agrimensores, y en general, de los que ejercen cualquiera profesión liberal.
415
A partir de la entrada en vigencia de la ley que creó a los Tribunales de Familia, se derogó el numeral 5 del art.
680, que contemplaba a los juicios sobre separación de bienes, los cuales hoy están sometidos a un procedimiento
especial que se contempla en dicha ley. Lo mismo ocurre con la declaración de bien familiar, que a pesar de que el
art. 141 del CC hable de juicio sumario, hoy con la ley 19.968 se rigen por un procedimiento especial.
416
Figura distinta del comodato precario, es el precario (art. 2195 inc. II del CC), el cual tiene origen en una
situación de hecho, a diferencia del comodato precario que tiene un origen contractual. Sus elementos son: la
tenencia de una cosa ajena; sin previo contrato; y por ignorancia o mera tolerancia del dueño de la cosa.
572
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
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transcurrir cuatro años desde la fecha en que podía exigir la restitución de la suma
prestada; a pesar de constar dicho contrato en un documento que trae aparejada ejecución,
no puede ejercer la acción por vía ejecutiva, pues ésta está prescrita; en consecuencia,
tendrá que hacer valer la acción ordinaria declarativa, pero sin someterse al juicio
ordinario, largo y engorroso, sino que se valdré del juicio sumario, que es breve y
concentrado.
vii. A los juicios en que se persiga únicamente la declaración impuesta por la ley o el
contrato, de rendir una cuenta, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 696 (art. 680 N° 8).
En general, deben rendir cuentas todas las personas que administran bienes ajenos;
obligación que debe constar en el contrato o en la ley (por ejemplo, los tutores y
curadores del pupilo; el curador de los bienes de una persona ausente, de una herencia
yacente o de los derechos eventuales del que está por nacer; el mandatario; el albacea; el
secuestre; el depositario de los bienes embargados, etc.). Ahora bien, si la persona
obligada a rendir una cuenta desconoce su obligación, la llamada a exigírsela demandará
a aquélla en juicio sumario, con el objeto de que se declare la existencia de esa obligación
(toda cuestión relacionada con la cuenta misma escapa a este juicio, pues ella será materia
de otro juicio especial diverso, llamado juicio sobre cuentas).
Finalmente, hay que decir que habrá veces en que el acreedor de una cuenta no necesite
someterse a los trámites de un juicio declarativo, como es el sumario, porque la
obligación (de hacer) de rendir dicha cuenta consta de antemano de un título ejecutivo
(art. 696 del CPC), y por tanto, su cumplimiento se debe exigir por la vía ejecutiva
correspondiente.
viii. A los juicios en que se ejercite el derecho que concede el art. 945 del CC para hacer
cegar un pozo (art. 680 N° 9). El art. 945 del CC fue suprimido por la Ley N° 9.909 del
año 1951, que aprobó el texto definitivo del Código de Aguas, de suerte que la anterior
referencia se debe entender hecha al art. 56 de este Código.
Art. 56. Cualquiera puede cavar en suelo propio pozos para las bebidas y usos domésticos, aunque ello
resulte menoscabarse el agua de que se alimente algún otro pozo; pero si de ello no reportare utilidad
alguna, o no tanta que pueda compararse con el perjuicio ajeno, será obligado a cegarlo.
Corresponde a los dueños de pertenencias mineras, dentro de ellas, el derecho de aprovechamiento de las
aguas halladas en sus labores, mientras conserven el dominio de sus pertenencias y en la medida necesaria
para la respectiva explotación.
ix. A los juicios en que se deduzcan las acciones civiles derivadas de un delito o cuasidelito,
de conformidad con lo dispuesto en el art. 59 del CPP y siempre que exista sentencia
penal condenatoria ejecutoriada (art. 680 N° 10), y no se hayan hecho valer en el
proceso penal. Hay que destacar que al ser una sentencia penal condenatoria ejecutoriada,
produce cosa juzgada en materia civil, por tanto, no se discute su existencia, sino que el
monto.
Art. 59. Principio general. La acción civil que tuviere por objeto únicamente la restitución de la cosa,
deberá interponerse siempre durante el respectivo procedimiento penal, de conformidad a lo previsto en el
art. 189.
Asimismo, durante la tramitación del procedimiento penal la víctima podrá deducir respecto del imputado,
con arreglo a las prescripciones de este Código, todas las restantes acciones que tuvieren por objeto
perseguir las responsabilidades civiles derivadas del hecho punible. La víctima podrá también ejercer esas
acciones civiles ante el tribunal civil correspondiente (en un juicio sumario). Con todo, admitida a
573
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
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tramitación la demanda civil en el procedimiento penal, no se podrá deducir nuevamente ante un tribunal
civil.
Con la sola excepción indicada en el inciso primero, las otras acciones encaminadas a obtener la reparación
de las consecuencias civiles del hecho punible que interpusieren personas distintas de la víctima, o se
dirigieren contra personas diferentes del imputado, deberán plantearse ante el tribunal civil que fuere
competente de acuerdo a las reglas generales (en un juicio sumario).
1. LA DEMANDA.
El juicio sumario puede comenzar a través de una medida prejudicial o por la
interposición de una demanda ante los tribunales competentes de acuerdo a las reglas generales.
Si comienza mediante una medida prejudicial, la demanda se debe presentar ante el mismo
tribunal que conoció de la medida, es decir, no es necesario aplicar respecto de la demanda las
reglas de distribución de causa.
La interposición de la demanda puede ser verbal o escrita. En efecto, desde el momento
en que el procedimiento sumario es verbal, la demanda también deberá revestir esta forma; pero
como las partes tienen la posibilidad de presentar minutas escritas en donde establezcan los
hechos invocados y las peticiones que formulan (art. 682 del CPC) no hay inconveniente legal
alguno para que el actor presente una demanda escrita. En la práctica, por razones de comodidad
y de seguridad, los demandantes normalmente interponen sus demandas por escrito, y a falta de
una norma especial en contrario, la demanda se debe ajustar a los requisitos de forma señalados
en el art. 254 del CPC y se deberá presentar de acuerdo a lo establecido en el art. 30 del mismo
Código.
Art. 682. El procedimiento sumario será verbal; pero las partes podrán, si quieren, presentar minutas escritas en que
se establezcan los hechos invocados y las peticiones que se formulen.
Art. 30. Todo escrito deberá presentarse al tribunal de la causa por conducto del secretario respectivo y se
encabezará con una suma que indique su contenido o el trámite de que se trata.
Hay que tener presente que, de acuerdo al art. 1º inc. I de la 18.120, la primera
presentación de cada parte o interesado en asuntos contenciosos o no contenciosos ante
cualquier tribunal de la República, sea ordinario, arbitral o especial, deberá ser patrocinada
por un abogado habilitado para el ejercicio de la profesión; y también se debe comparecer en
dichos asuntos y ante dichos tribunales, con un mandatario judicial. No siendo el juicio sumario
una excepción a estas reglas.
De acuerdo al art. 683 inc. I del CPC, deducida la demanda, citará el tribunal a la
audiencia del quinto día hábil después de la última notificación, ampliándose este plazo, si el
demandado no está en el lugar del juicio, con el aumento que corresponda en conformidad a lo
previsto en el art. 259417. Por tanto, el tribunal no está facultado para señalar un día fijo para
que se lleve a efecto la audiencia respectiva; y la resolución que debe recaer en la demanda del
417
El art. 683 del CPC sólo se remitió al art. 259, el cual contempla la hipótesis del demandado que se encuentra en
un territorio jurisdiccional diverso o fuera del territorio de la República; dejando de lado el art. 258, es decir, al caso
en que el demandado se encuentre en el mismo territorio jurisdiccional, pero fuera de los límites de la comuna que
sirve de asiento del tribunal. En consecuencia el aumento, conforme a la tabla de emplazamiento, no opera si, por
ejemplo, se demanda en los Tribunales Civiles de Valparaíso, y el demandado tiene su domicilio en Viña del Mar.
574
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
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juicio sumario, señalará lo siguiente: “por interpuesta demanda en juicio sumario, vengan las
partes a comparendo para el quinto día hábil después de la última notificación, a las xxx horas”.
Aquí, como tampoco existe regla legal especial sobre la manera de notificar al
demandado, por ser la primera de una gestión judicial, se deberá efectuar personalmente. El
demandante se notifica por el estado diario, de acuerdo a las reglas generales.
Art. 689. Cuando haya de oírse a los parientes, se citará en términos generales a los que designa el art. 42
del CC, para que asistan a la primera audiencia o a otra posterior, notificándose personalmente a los que
puedan ser habidos. Los demás podrán concurrir aun cuando sólo tengan conocimiento privado del acto.
Compareciendo los parientes el tribunal les pedirá informe verbal sobre los hechos que considere
conducentes.
Si el tribunal nota que no han concurrido algunos parientes cuyo dictamen estime de influencia y que
residan en el lugar del juicio, podrá suspender la audiencia y ordenar que se les cite determinadamente.
418
Hay que recordar que el emplazamiento consiste en la notificación legal de la demanda, unida al plazo que la ley
otorga al demandado para que se defienda. Por tanto, si no tiene lugar la audiencia de contestación, el demandado no
podrá defenderse, y no habría emplazamiento por faltar uno de sus elementos.
575
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Art. 42. En los casos en que la ley dispone que se oiga a los parientes de una persona, se entenderán
comprendidos en esa denominación el cónyuge de ésta y sus consanguíneos de uno y otro sexo, mayores de
edad. A falta de consanguíneos en suficiente número serán oídos los afines.
Serán preferidos los descendientes y ascendientes a los colaterales, y entre éstos los de más cercano
parentesco.
Los parientes serán citados, y comparecerán a ser oídos, verbalmente, en la forma prescrita por el Código
de Enjuiciamiento.
576
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577
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420
Si bien en los incidentes, en virtud de lo dispuesto en el art. 323 del CPC, la resolución que recibe el “incidente” a
prueba se notifica por el estado diario, la jurisprudencia ha dicho que la resolución que recibe la “causa” a prueba en el
juicio sumario se notifica por cédula, en virtud de lo que dispone el art. 48 del CPC, que señala que las sentencias
definitivas, las resoluciones en que se reciba a prueba “la causa” (y no el incidente), o se ordene la comparencia
personal de las partes, se notificarán por medio de cédulas que contengan la copia íntegra de la resolución y los
datos necesarios para su acertada inteligencia.
578
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
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Art. 90. Si es necesaria la prueba, se abrirá un término de ocho días para que dentro de él se rinda y se justifiquen
también las tachas de los testigos, si hay lugar a ellas.
Dentro de los dos primeros días deberá acompañar cada parte una nómina de los testigos de que piensa valerse, con
expresión del nombre y apellido, domicilio y profesión u oficio. Sólo se examinarán testigos que figuren en dicha
nómina.
Cuando hayan de practicarse diligencias probatorias fuera del lugar en que se sigue el juicio, podrá el tribunal, por
motivos fundados, ampliar una sola vez el término por el número de días que estime necesarios, no excediendo en
ningún caso del plazo total de treinta días, contados desde que se recibió el incidente a prueba.
Las resoluciones que se pronuncien en los casos de este artículo son inapelables.
Art. 323. Cuando haya de rendirse prueba en un incidente, la resolución que lo ordene determinará los puntos sobre
que debe recaer, y su recepción se hará en conformidad a las reglas establecidas para la prueba principal.
La referida resolución (la que ordena recibir el incidente a prueba) se notificará por el estado.
5. PERIODO DE SENTENCIA.
De acuerdo al art. 687 del CPC, una vez vencido el término probatorio, el tribunal, de
inmediato, citará a las partes para oír sentencia.421 Aquí no hay un periodo para formular
observaciones a la prueba.
La sentencia definitiva se deberá dictar dentro de los 10 días siguientes a la fecha de la
resolución que citó a las partes a oír sentencia; y proceden las medidas para mejor resolver (art.
688 del CPC). Lo importante, de acuerdo a la segunda parte del art. 690, es que la sentencia
definitiva se debe pronunciar sobre la acción deducida (petición central de las partes) y sobre
los incidentes, o sólo sobre éstos, cuando sean previos (por ejemplo, la nulidad de la notificación
de la demanda) o incompatibles con la acción deducida (por ejemplo, la incompetencia absoluta
del tribunal).
Art. 688. Las resoluciones en el procedimiento sumario deberán dictarse, a más tardar, dentro de segundo día.
La sentencia definitiva deberá dictarse en el plazo de los diez días siguientes a la fecha de la resolución que citó a las
partes para oír sentencia.
6. LOS RECURSOS.
Una vez pronunciada la sentencia definitiva de primera instancia en el juicio sumario, las
partes agraviadas tienen a su disposición el recurso de casación en la forma y el recurso de
apelación; a su vez, la sentencia definitiva de segunda instancia es susceptible de casación en la
forma y en el fondo. Sin embargo, el recurso de apelación en el juicio sumario, está sometido a
un régimen especial, esto en cuanto a sus efectos, a su tramitación y a las facultades del tribunal
de alzada.
i. La regla general, es que todas las resoluciones que se dicten en el juicio sumario sean
apelables en el sólo efecto devolutivo, salvo dos resoluciones que son apelables en ambos
efectos, a saber: la sentencia definitiva y la resolución que da lugar al procedimiento
sumario cuando éste se hubiere iniciado como ordinario. Pero hay una contra-excepción,
ya que estas resoluciones serán apelables en el sólo efecto devolutivo, en caso de que,
concedido el recurso libremente, se hayan de eludir sus resultados. Hay que recordar que
421
La ley 18.705 de 1988, incorporó al juicio sumario la citación para oír sentencia y por lo tanto, este trámite pasó a
ser esencial en el procedimiento.
579
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la resolución que recibe la causa a prueba, se puede impugnar por reposición con
apelación subsidiaria.422
Art. 691. La sentencia definitiva y la resolución que dé lugar al procedimiento sumario en el caso del inc. II
del art. 681, serán apelables en ambos efectos, salvo que, concedida la apelación en esta forma, hayan de
eludirse sus resultados.
Las demás resoluciones, inclusa la que acceda provisionalmente a la demanda, sólo serán apelables en el
efecto devolutivo (esto hace excepción a la regla general de que la apelación se concede en ambos efectos).
ii. El art. 691 inc. III señala que la tramitación del recurso se ajustará en todo caso a las
reglas establecidas para los incidentes. Este inciso hoy no tiene aplicación, pues ya no
existe la tramitación incidental del recurso de apelación. Por lo tanto, la apelación de la
sentencia que se dicta en un procedimiento sumario, debe tramitarse conforme las reglas
generales.
iii. Según el art. 692 del CPC, en segunda instancia, podrá el tribunal de alzada, a solicitud
de parte, pronunciarse por vía de apelación sobre todas las cuestiones que se hayan
debatido en primera para ser falladas en definitiva, aun cuando no hayan sido resueltas,
en el fallo apelado. En consecuencia, para que tenga aplicación esta norma, se requiere:
que se trate de una cuestión debatida en primera instancia para ser resuelta en definitiva
(la pretensión, los incidentes, las excepciones); que la sentencia definitiva no resuelva
dicha cuestión y haya sido apelada; y que exista petición expresa de parte interesada en
orden a que esta omisión sea subsanada por el tribunal de alzada.423
De no existir esta disposición excepcional en el juicio sumario, al tribunal de segunda
instancia, en presencia de una omisión semejante y en conformidad a las reglas generales,
no le habría quedado otro camino que invalidar de oficio la sentencia apelada por falta de
decisión del asunto controvertido; o bien, limitarse a ordenar al de primera que complete
la sentencia, dictando resolución sobre el punto omitido, y suspendiendo entre tanto el
fallo del recurso. Es por ello que el art. 692 del CPC permite evitar este largo rodeo, en
aras de la brevedad y rapidez que informan la estructura del juicio sumario.
Por último, hay que recordar que el tribunal de primera instancia está autorizado para
omitir en la resolución aquellas acciones y excepciones que sean incompatibles con las
aceptadas. En dicho caso, el tribunal de alzada resolverla sin nuevo pronunciamiento del
inferior (art. 208 del CPC); esto, tratándose de un juicio ordinario como de uno sumario,
por ser reglas de aplicación general.
Art. 208. Podrá el tribunal de alzada fallar las cuestiones ventiladas en primera instancia y sobre las cuales
no se haya pronunciado la sentencia apelada por ser incompatibles con lo resuelto en ella, sin que se
requiera nuevo pronunciamiento del tribunal inferior.
422
Si bien el art. 194 Nº 1 del CPC señala que se concederán en lo devolutivo las apelaciones deducidas respecto de
las resoluciones dictadas contra el demandado en los juicios ejecutivos y sumarios; por tratarse de una norma
general, en su aplicación debe ser preferida la regla especial contenida en el art. 691 del CPC.
423
Es importante resaltar que sin medir solicitud de parte, no puede entenderse que el tribunal de segunda instancia
posee este mayor grado de competencia; por lo que de no existir dicha petición y ejercerse por el tribunal de alzada
este mayor grado de competencia, la sentencia de segunda instancia que dicte incurrirá en el vicio de ultra petita.
Es por ello que es conveniente presentar un escrito solicitando expresamente al tribunal de alzada que se resuelvan
tales acciones o excepciones sobre las cuales recayó debate, pero que no fueron resueltas por el tribunal de primera
instancia, y no formular una simple petición oral en el alegato de la cual podría no quedar registro alguno (aquí se
concreta el principio formativo de la concentración de este procedimiento).
580
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Art. 681. En los casos del inc. I del artículo anterior, iniciado el procedimiento sumario podrá decretarse su
continuación conforme a las reglas del juicio ordinario, si existen motivos fundados para ello.
Por la inversa, iniciado un juicio como ordinario, podrá continuar con arreglo al procedimiento sumario, si
aparece la necesidad de aplicarlo.
La solicitud en que se pida la substitución de un procedimiento a otro se tramitará como incidente.
Por lo tanto, en este primer caso, el procedimiento sumario ha debido ser aplicado en
atención a que la acción deducida, por su naturaleza, requería de un procedimiento rápido
para que fuera eficaz, sin existir una regla o procedimiento especial al respecto; pero, en
el curso de la causa, se demuestra que la necesidad de una tramitación rápida era sólo
aparente y, en tal caso, se podrá solicitar la sustitución del procedimiento por el ordinario.
En consecuencia, no cabe la sustitución del juicio sumario cuando se esté aplicando en
virtud de alguno de los numerales del art. 680 inc. II, pues el procedimiento a seguir está
específicamente señalado por el legislador de antemano (si se pretendiera sustituir el
procedimiento sumario por el ordinario, la incidencia sería rechazada de plano).
ii. Cuando iniciado el juicio de conformidad a las reglas del procedimiento ordinario, se
pide que continúe conforme a las reglas del procedimiento sumario y aparece la
necesidad de aplicarlo. En este segundo caso, la sustitución del procedimiento ordinario
por el sumario no tiene limitación alguna, pues el CPC sólo exige que aparezca la
necesidad de aplicar este último. Por ejemplo, se inicia un juicio sobre un contrato de
compraventa de conformidad al procedimiento ordinario, y en el curso de éste, se advierte
que la acción, por su naturaleza, requiere de un procedimiento rápido para que sea eficaz,
y se pide la substitución de ese procedimiento por el sumario.
581
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL PROCEDIMIENTO SUMARIO
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d. RECURSOS.
La resolución que se pronuncia sobre la sustitución del procedimiento se ha considerado
que es una sentencia interlocutoria de primera clase, vale decir, aquella que resuelve un
incidente estableciendo derechos permanentes a favor de las partes; y como se trata de una
sentencia interlocutoria, será susceptible del recurso de apelación; pero sus efectos están
condicionados a la naturaleza del procedimiento que se pretende sustituir. Así:
i. Si se pretende sustituir el procedimiento ordinario por el sumario, hay que distinguir: si se
accede a dicha sustitución, la apelación que se deduzca debe ser concedida en ambos
efectos, salvo, que concedida en esta forma se considere que se puedan eludir sus
resultados (art. 691 inc. I del CPC); y si se deniega dicha sustitución, la apelación debe ser
concedida en ambos efectos de conformidad a las reglas generales (art. 195 del CPC).
582
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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Art. 691. La sentencia definitiva y la resolución que dé lugar al procedimiento sumario en el caso del inciso
II del art. 681 (sustitución), serán apelables en ambos efectos, salvo que, concedida la apelación en esta
forma, hayan de eludirse sus resultados.
Art. 195. Fuera de los casos determinados en el artículo precedente, la apelación deberá otorgarse en ambos
efectos.
ii. Si se pretende sustituir el procedimiento sumario por el ordinario, en este caso, tanto si se
accede o se deniega a la sustitución, la apelación, deberá concederse en el solo efecto
devolutivo (arts. 691 inc. II y 194 Nº 1 del CPC).
Art. 691 inc. II. Las demás resoluciones, inclusa la que acceda provisionalmente a la demanda, sólo serán
apelables en el efecto devolutivo.
Art. 194. Sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la ley, se concederá apelación sólo
en el efecto devolutivo:
1. De las resoluciones dictadas contra el demandado en los juicios ejecutivos y sumarios.
A. GENERALIDADES.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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combatir, contradecir, o bien, refutar un acto judicial un documento, un informe de peritos, una
resolución judicial, etc. , con la finalidad de obtener su enmienda, revocación o invalidación.
Por lo anterior, la doctrina señala que la impugnación es toda acción destinada a obtener
el saneamiento de la incorrección o defecto de un acto procesal, ya sea ante el mismo tribunal
que lo dictó, o frente a su superior jerárquico. Dentro del género de los medios de impugnación,
se encuentran los recursos, los cuales no son los únicos medios de impugnación, sino que es
posible encontrar otros, como por ejemplo, los incidentes, las acciones constitucionales
autónomas (como el recurso de protección), las excepciones dilatorias para corregir
irregularidades, etc.
a. CONCEPTO.
Los recursos procesales son medios de impugnación que tienen por objeto invalidar o
enmendar una resolución injusta (defecto de fondo) o viciada (defecto de forma), que causa un
agravio a la parte que lo interpone424. De esta definición se desprenden los elementos de los
recursos procesales, a saber:
i. R e s o l u c i ó n j u d i c i a l . En todo recurso procesal se encuentra una resolución judicial,
que será el objeto del recurso mismo; y dicha resolución recibe el nombre de “resolución
recurrida”.
ii. A c t o d e i m p u gn a c i ó n . Debe haber un acto de impugnación de una resolución
judicial dentro del mismo proceso en que se dictó. Existe una relación del todo a la parte
entre la acción y el recurso, siendo éste el medio para que la persona continúe con su
actividad dentro del proceso a través de una nueva etapa, para los efectos de obtener una
resolución que resuelva el conflicto. Por tanto, el recurso no es más que un medio para
pasar a otra etapa del proceso.
iii. T r i b u n a l . En todo recurso procesal, por regla general, hay un tribunal a quo, que es
aquél que dictó la resolución que se pretende impugnar y ante el cual se presenta el
recurso; y un tribunal ad quem, que es aquel que falla el recurso interpuesto en contra de
la resolución pronunciada por otro órgano jurisdiccional de mayor jerarquía.
iv. P a r t e . Debe haber un recurrente, esto es, la parte litigante que se siente agraviada con la
resolución judicial y que, por lo tanto, la impugna por medio del recurso. Hay que tener
presente que también un tercero relativo o con interés puede estar facultado para recurrir.
Por lo tanto, no pueden calificarse como recursos aquellas actuaciones que se llevan a
cabo de oficio por algunos órganos jurisdiccionales, como por ejemplo, las casaciones de
oficio.
v. N u e v a r e s o l u c i ó n j u d i c i a l . Con la interposición de un recurso debe surgir una
nueva resolución judicial, la cual tendrá por objeto eliminar el agravio producido en la
sentencia recurrida.
424
El término “recurso” deriva etimológicamente de recorrer, y lo que se recorre es el iter procesal, para corregir y
enmendar las actuaciones irregulares, en el fondo o en la forma.
584
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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Siguiendo la doctrina, el profesor ALFARO dice que el fundamento de los recursos está
dado por la “tensión” entre la inmutabilidad (vinculada a la certeza) y la impugnabilidad
(vinculada a la justicia). En otras palabras, el recurso se mueve entre dos objetivos: la recta
aplicación del derecho (justicia) y la necesidad de certeza que impone un límite a la revisión de
los actos, en orden a lograr su firmeza.
i. In m u t a b i l i d a d d e l a s s e n t e n c i a s ( c e r t e z a ) . La inmutabilidad es un principio
fundamental en el Derecho procesal, en virtud del cual una situación jurídica declarada
por una resolución judicial, no debe ser modificada o alterada. La necesidad de firmeza o
certeza exige que se declare de una vez por todas cuál es el derecho aplicable al caso
concreto; esto por razones de interés social y de paz o tranquilidad pública.
ii. I m p u gn a b i l i d a d d e l a s s e n t e n c i a s ( j u s t i c i a ) . En el supuesto de que exista una
sentencia injusta, la ley debe arbitrar los medios necesarios para el restablecimiento de la
justicia; tales medios son los recursos procesales y, su fundamento es, según
CARNELUTTI, la necesidad de “fiscalizar la justicia de lo resuelto”. En el fondo se debe
verificar si la resolución judicial impugnada es en verdad el mejor resultado posible de
obtener. Por tanto, un recurso no implica realizar un nuevo juicio, sino revisar, fiscalizar.
585
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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425
Algunos señalan que esta distinción no existe, toda vez que el error es siempre en el procedimiento, pues el error
en el juzgamiento no es por falsa aplicación de la ley sustancial, sino por no aplicar la ley procesal que obliga a
juzgar según el derecho vigente.
586
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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587
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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recursos ordinarios el juez llamado a conocer del respectivo recurso tiene las mismas
amplias atribuciones que tenía el que conoció de la resolución recurrida, pudiendo
enmendarla, en la mejor forma que le parezca, siempre que sea en conformidad a
Derecho; en cambio, en los recursos extraordinarios la competencia del juez llamado a
conocer del respectivo recurso está limitada al conocimiento de la causal que la ley
señala en forma taxativa y que ha servido de fundamento al recurso, limitándose, en la
mayoría de los casos, a invalidar o anular la resolución recurrida.
ii. En cuanto al momento de su interposición, el profesor ALFARO distingue entre:
r e c u rs o s p r i n c i p a l e s , que son aquellos que se interponen directamente en contra de
la resolución; y r e c u r s o s s u b s i d i a r i o s , que son aquellos que se interponen en caso de
no ser acogido el recurso principal.
iii. En cuanto a sus efectos, el profesor ALFARO distingue entre: recursos de efectos
m e r a me n t e d e v o l u t i v o s , que son aquellos, que son aquellos que no suspenden la
tramitación del asunto principal; y recursos de e f e c t o s s u s p e ns i v o s , que son aquellos
que sí la suspenden.
iv. En cuanto a su objeto o finalidad, se distingue entre: recursos de nulidad o de
invalidación (casación, recurso de revisión, y recurso de nulidad en materia penal);
recursos de enmienda o reforma (reposición y apelación); recurso disciplinarios (recurso
de queja); recursos de protección de las garantías constitucionales (protección y amparo),
y recurso de declaración (inaplicabilidad por inconstitucionalidad)
v. En cuanto a la causal que lo hace procedente, el profesor ALFARO distingue entre:
recursos por razón o vicio de fondo; y recursos por razón o vicio de forma.
vi. De acuerdo a la resolución objeto de la impugnación, se distingue entre: r e c u r s o
p ri n c i p a l , que es aquél que se interpone en contra de una resolución que resuelve el
conflicto sometido a la resolución del tribunal (por ejemplo, la apelación en contra de la
sentencia definitiva de la primera instancia); y re c u r s o i n c i d e n t a l , que es aquél que
se interpone en contra de las resoluciones que no resuelven el conflicto sino que recaen
sobre incidentes o trámites del juicio (por ejemplo, la reposición con apelación
subsidiaria de la sentencia interlocutoria que recibe la causa a prueba).
vii. En cuanto a su fuente, se distingue entre recursos constitucionales y recursos legales.
Para finalizar, se puede decir que en nuestro derecho positivo los recursos procesales son
numerosos, están reglados en diversos cuerpos legales y su denominación depende del objetivo
que mediante ellos se persigue. En los siguientes párrafos serán analizados los siguientes
recursos procesales: el recurso de aclaración, rectificación o enmienda; el recurso de reposición;
el recurso de apelación; el recurso de casación en la forma y en el fondo; y el recurso de queja.
588
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1. CONCEPTO.
Este recurso se encuentra regulado en los arts. 182 a 185 y 190 del Libro I del CPC y, de
acuerdo al art. 182 inc. I, se puede definir como aquél medio que franquea la ley a las partes o al
propio tribunal, para aclarar los puntos obscuros o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los
errores de copia, de referencia o de cálculo numéricos que aparezcan de manifiesto en una
sentencia definitiva o interlocutoria.427
El art. 182 inc. I del CPC establece en su primera parte el principio del desasimiento del
tribunal al señalar que notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a alguna de las partes,
no podrá el tribunal que la dictó alterarla o modificarla en manera alguna. El instante en que se
produce el desasimiento es a partir del momento en que la sentencia definitiva o interlocutoria es
notificada a cualquiera de las partes en el proceso, y desde ese momento precluye la facultad del
tribunal de alterarla de manera alguna. Sin embargo, hay situaciones en que es de una necesidad
evidente atenuar un poco el rigor de este principio, ya que no sería justo imponer a las partes la
obligación de recurrir al tribunal superior jerárquico para salvar simples errores de detalle, que
perfectamente pueden ser solucionados por el juez que dictó la resolución; errores que, por otro
lado, no justifican la pérdida de tiempo y dinero que significaría interponer un recurso ante el
tribunal de alzada, más si no implica ventajas para ninguna de las partes.
Es por ello que se hace excepción a dicho principio en la segunda parte del art. 182 inc. I,
que señala que podrá (el tribunal), sin embargo a solicitud de parte, aclarar los puntos obscuros
o dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos
numéricos que aparezcan de manifiesto en la misma sentencia.
2. NATURALEZA JURÍDICA.
Existen dos posiciones doctrinarias que dicen relación con la naturaleza jurídica de la
aclaración, rectificación y enmienda. Estas tendencias son las siguientes:
i. Una primera posición señala que se trata de un recurso procesal, es decir, un medio de
impugnación que tienen por objeto dejar modificar una resolución injusta o inválida, que
causa agravio a la parte que lo interpone. Esta es la posición de la doctrina argentina, la
cual se basa en sus propios Códigos, que lo reglamentan dentro de los recursos.
ii. Una segunda corriente doctrinaria indica que se trata de una acción procesal. Esta postura
es la seguida por la doctrina nacional, la cual señala no se está en presencia de un
verdadero recurso, porque no cumple sus fines, cuales son, enmendar o dejar sin efecto
una resolución; se trata más bien, de un incidente suscitado dentro del proceso de
formación de la sentencia, sin constituir un medio de impugnación. Esta doctrina también
señala que aquí no existe agravio o gravamen que legitime al recurrente para interponer el
recurso; ni tampoco un plazo para su ejercicio como en la mayoría de los recursos; y, por
427
En el nuevo sistema procesal penal, no se regula este recurso, sin embargo tiene aplicación de conformidad a lo
provisto en el art. 52 del CPP, el cual hace aplicables las normas del Libro I del CPC (normas comunes a todo
procedimiento) al procedimiento penal.
589
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otro lado, los recursos son esencialmente un acto jurídico procesal de parte, mientras que
la aclaración, rectificación y enmienda puede ser de oficio.
Para el legislador procesal no es un recurso, prueba de ello son los arts. 182 y 190 que se
refieren a él como “solicitud”, mientras que el art. 183 lo llama la “reclamación”; también
éste ha sido el sentido de la jurisprudencia. Pese a lo anterior, en la práctica y en
doctrina, se le sigue denominando recurso.
3. OBJETO.
El objeto de la aclaración, rectificación o enmienda, es muy limitado, pues se reduce
nada más que a:
i. A c l a r a r p u n t o s ob sc u r o s o d u do s o s , explicando el real sentido y alcance de la
decisión. Se trata de explicar el real contenido del fallo, haciendo coincidir lo querido
con lo expresado; sólo se trata de corregir expresiones.
ii. S a l v a r o mi s i o n e s , esto es, llenar los vacíos de la sentencia. Ello debe ser un error
involuntario del tribunal, no debe ser, por tanto, un medio para que se emita una decisión
expresamente omitida por el tribunal en la sentencia.
iii. R e c t i f i c a r e r r o r e s de copia, de referencia o de cálculos numéricos, esto es, corregir
errores materiales que pueden haberse cometido en el documento.
Como recalca el profesor ALFARO, con este recurso no se puede perseguir una alteración
substancial del juzgamiento, pues su objeto se limita sólo a los puntos indicados. Cualquier otro
defecto de forma o de fondo contenido en la sentencia, deberá ser corregido por medio de los
demás recursos ordinarios y extraordinarios que la ley pone a disposición de las partes
agraviadas.
4. CARACTERÍSTICAS.
i. In t e r p o s i c i ó n . Requiere solicitud de parte, pero también puede el tribunal decretarlo
de oficio. En efecto, conforme al art. 184 del CPC, los tribunales, en el caso del art. 182,
podrán también de oficio rectificar, dentro de los cinco días siguientes a la primera
notificación de la sentencia, los errores indicados en dicho artículo.
ii. R e s o l u c i o n e s r e s p e c t o d e l a s c u a l e s p r o c e d e . De acuerdo al art. 182 del CPC,
procede en contra de sentencias definitivas o interlocutorias. No obstante, podría
interpretarse que también procede en contra de autos y decretos en virtud de lo que
dispone el art. 84 inc. IV del CPC, esto es, el juez podrá corregir de oficio los errores que
observe en la tramitación del proceso; pero en este caso, únicamente procedería de oficio
y no a petición de parte.
iii. N o h a y p l a z o . El profesor ORELLANA señala que si bien el legislador no ha señalado
un plazo para interponerlo, se puede hablar de una oportunidad procesal. Así, este recurso
se puede interponer en cualquier momento, aun cuando se trate de fallos ejecutoriados, o
sentencias en contra de las cuales se hayan interpuesto otros recursos pendientes.
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iv. T r a mi t a c i ó n . Este recurso se interpone ante el mismo tribunal que dictó la resolución,
quien lo resolverá de plano, o bien, dándole tramitación incidental. En efecto, conforme
al art. 183 del CPC, hecha la reclamación, podrá el tribunal pronunciarse sobre ella sin
más trámite o después de oír a la otra parte; y mientras tanto suspenderá o no los
trámites del juicio o la ejecución de la sentencia, según la naturaleza de la reclamación.
v. C o mp a t i b i l i d a d c o n o t r o s r e c u r s o s . De acuerdo al art. 185 del CPC, las
aclaraciones, agregaciones o rectificaciones mencionadas en los tres artículos
precedentes, podrán hacerse no obstante la interposición de recursos sobre la sentencia
a que aquellas se refieren.
vi. Efectos que produce su interposición. En primer lugar, el tribunal es el que
decide, mientras resuelve el recurso, si suspende o no los trámites del juicio o la
ejecución de la sentencia, según la naturaleza de la reclamación; no obstante ello, es
conveniente solicitar mediante un escrito la suspensión. Y, en segundo lugar, de
acuerdo a la primera parte del art. 190 inc. I del CPC, no se suspende el plazo para apelar
por la solicitud de aclaración, agregación o rectificación de la sentencia definitiva o
interlocutoria; por lo tanto, si se desea apelar la resolución que se pide corregir, es
necesario hacerlo en forma independiente de la aclaración, rectificación y enmienda.
vii. R e c u rs o s . Conforme a la segunda parte del art. 190 inc. I del CPC, el fallo que resuelva
acerca de dicha solicitud o en que de oficio se hagan rectificaciones conforme al art.
184, será apelable en todos los casos en que lo sería la sentencia a que se refiera, con tal
que la cuantía de la cosa declarada, agregada o rectificada admita el recurso. No
procede el recurso de reposición, pues la resolución enmendada o rectificada es una
sentencia interlocutoria o definitiva (no un auto o decreto).
C. EL RECURSO DE REPOSICIÓN.
1. CONCEPTO.
La reposición o reconsideración se encuentra regulada en el art. 181 del CPC (Libro I), y
siguiendo a CASARINO se puede definir como aquél medio que franquea la ley a las partes
litigantes para obtener la modificación o revocación de un auto o decreto por parte del tribunal
que lo dictó, sea que se hagan valer o no, nuevos antecedentes que así lo justifiquen.
Este recurso permite obtener la modificación de ciertas resoluciones judiciales ante el
mismo tribunal que las dictó, evitando de esta manera la pérdida de tiempo y los desembolsos
pecuniarios que implica interponer un recurso ante el tribunal superior jerárquico. Por lo tanto, el
fundamento de este recurso se encuentra en el principio de economía procesal y de celeridad.
2. CLASIFICACIÓN.
Tradicionalmente la doctrina señala que existen dos tipos o clases de recursos de
reposición o reconsideración, a saber:
i. El recurso de reposición s i n n u e v o s a n t e ce d e n t e s (reposición ordinaria), que es
aquél que procede contra autos y decretos dentro del plazo de cinco días contados desde
591
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3. CARACTERÍSTICAS.
i. P ro c e d e n c i a . Por regla general, procede en contra de autos y decretos, y sólo en forma
excepcional, se puede pedir reposición respecto de ciertas sentencias interlocutorias, a
saber: la resolución que recibe la causa a prueba (con apelación subsidiaria, dentro de
tercero día); la resolución que cita a las partes para oír sentencia (fundado en un error de
hecho y dentro de tercero día); la sentencia interlocutoria que declara desierta o
inadmisible una apelación (dentro de tercero día y fundado en un error de hecho); la
sentencia interlocutoria que declara prescrita una apelación (dentro de tercero día fundado
en un error de hecho); la resolución que declara inadmisible el recurso de casación
(dentro de tercero día fundado en un error de hecho); la resolución que rechaza el recurso
de casación en el fondo por adolecer de manifiesta falta de fundamento (fundado y dentro
de tercero); la resolución que no da lugar a la solicitud para que el recurso de casación
en el fondo sea conocido, visto y resuelto por el pleno de la CS (fundado y dentro de
tercero día); la resolución que declara inadmisible el recurso de queja (fundado en un
error de hecho y dentro de tercero día).428
428
En el CPP el recurso de reposición procede en contra de decretos, autos y sentencias interlocutorias. En efecto, de
acuerdo al art. 362 del CPP, de las sentencias interlocutorias, de los autos y de los decretos dictados fuera de
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ii. O b j e t o . Su objeto es doble, a saber: la modificación del auto o decreto, o bien, que se le
deje sin efecto.
iii. S u j e t o . Requiere solicitud de parte (no existe reposición de oficio) y puede interponerlo
cualquiera (demandante, demandado o un tercero interesado), siempre que tenga un
agravio. El sistema procesal chileno se estructura sobre la base del principio de la
escrituración por lo que este recurso no hace excepción a este principio y debe
interponerse por escrito.
iv. T r i b u n a l c o m p e t e n t e . Se interpone ante el mismo tribunal que dictó el auto o
decreto, y para ante ese mismo tribunal. Por tratarse la reposición de un recurso de
retractación, se interpone ante el mismo tribunal que dictó la resolución, quien conoce de
él y lo resuelve, toda vez que los autos y decretos no producen el desasimiento del
tribunal.
v. T r a mi t a c i ó n . El art. 181 inc. II del CPC, a propósito de la reposición sin nuevos
antecedentes, señala que se debe resolver de plano, es decir, sin más trámite.
Respecto a la reposición con nuevos antecedentes, el legislador no se señaló una
tramitación especial, es por tal motivo que la doctrina señala que se debe resolver en
forma incidental, conclusión a la que se llega por aplicación de las reglas generales
relativas a las cuestiones accesorias.
Respecto de la reposición especial, hay que distinguir entre la resolución que recibe la
causa a prueba y el resto de las sentencias interlocutorias susceptibles del recurso de
reposición. En efecto, si se hace valer la reposición contra de la resolución que recibe la
causa a prueba, se resuelve de plano o como incidente, según lo estime el tribunal (art.
319 inc. II); y en cuanto al resto de las sentencias interlocutorias, el legislador, al no
indicar nada al respecto, permite concluir que se debe resolver por vía incidental.
Art. 319. Las partes podrán pedir reposición, dentro de tercero día, de la resolución a que se refiere el
artículo anterior. En consecuencia, podrán solicitar que se modifiquen los hechos controvertidos fijados,
que se eliminen algunos o que se agreguen otros.
El tribunal se pronunciará de plano sobre la reposición o la tramitará como incidente.
vi. E f e c t o s . Nada dice la ley en cuanto a los efectos del recurso de reposición frente a la
resolución recurrida. Según CASARINO, el auto o decreto reclamado tiene que quedar
suspendido en su ejecución, hasta que el tribunal resuelva en definitiva la reposición
interpuesta.
vii. A p e l a c i ó n . La resolución que niegue lugar a una reposición es inapelable (art. 181 inc.
II), sin perjuicio de la apelación subsidiaria del fallo reclamado, si es apelable de acuerdo
a las reglas generales. Luego la resolución que acoge la reposición es apelable de
audiencias (orales), podrá pedirse reposición al tribunal que los hubiere pronunciado. El recurso deberá
interponerse dentro de tercero día y deberá ser fundado. El tribunal se pronunciará de plano, pero podrá oír a los
demás intervinientes (darle trámite incidental) si se hubiere deducido en un asunto cuya complejidad así lo
aconsejare. Y conforme al art. 363 del CPP, la reposición de las resoluciones pronunciadas durante audiencias
orales (sea ante un JG o ante un TJOP) deberá promoverse tan pronto se dictaren y sólo serán admisibles cuando no
hubieren sido precedidas de debate. La tramitación se efectuará verbalmente, de inmediato, y de la misma manera
se pronunciará el fallo.
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conformidad a las reglas generales (esto, a contrario sensu de lo que dispone el art. 181
inc. II).
Art. 181 inc. II. Aún sin estos antecedentes, podrá pedirse, ante el tribunal que dictó el auto o decreto su
reposición, dentro de cinco días fatales después de notificado. El tribunal se pronunciará de plano y “la
resolución que niegue lugar a esta solicitud será inapelable”; sin perjuicio de la apelación del fallo
reclamado, si es procedente el recurso.
D. E L RECURSO DE APELACIÓN .
1. CONCEPTO.
Las fuentes legales de este recurso se encuentran en el Título XVIII (“De la apelación”)
del Libro I del CPC (arts. 186 al 230). El legislador no da un concepto de apelación, sino que
únicamente señala el objeto o finalidad de este recurso; el profesor ALFARO lo define diciendo es
el medio que franquea la ley a la parte agraviada por una resolución judicial, para que el juez
superior del que la dictó, la prive total o parcialmente de eficacia jurídica y la sustituya por otra.
Del concepto, el profesor extrae los siguientes elementos:
i. Un e l e me n t o o b j e t i v o u objeto del recurso, que corresponde al agravio y a la
necesidad de reparación del mismo por parte del superior jerárquico del juez que dictó la
sentencia.
ii. Un e l e me n t o s u b j e t i v o , que dice relación con las personas que intervienen en la
apelación, cuales son: el tribunal inferior o a quo, que es el que falló y ante el cual se
interpone el recurso; el tribunal superior o ad quem, que es el tribunal que conocerá la
apelación y para ante el cual se interpone el recurso; el legitimado activo o apelante,
quien es la parte agraviada, que puede ser el demandante, el demandado, o ambos; y por
último, están los terceros con interés, quienes también pueden concurrir a la apelación,
pero deben aceptar todo lo obrado hasta ese momento.
El litigante que interpone el recurso de apelación recibe el nombre de “apelante”, y aquel
frente al cual se apela se le llama “apelado”, cualquiera que sea el papel que ellos
desempeñen dentro del proceso, por lo que no se deben confundir los términos
demandante y demandado con apelante y apelado. En efecto, los primeros dicen relación
con el ejercicio de la acción en primera instancia; los segundos, en cambio, con el
ejercicio de la acción en segunda instancia, puesto que toda apelación, en el fondo,
implica ejercicio de una acción.
iii. Y un tercer elemento dice relación con los e f e c t o s que produce la apelación, cuales son,
el efecto devolutivo y el suspensivo, siendo esencial el devolutivo, y accidental el
suspensivo.
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429
Para el profesor LUHRS apelación, segunda instancia y efecto devolutivo son términos que no se entienden
separadamente. Pues, si hay apelación, hay efecto devolutivo y un tribunal de segunda instancia que adquiere
competencia.
430
La doctrina también se plantea si la apelación importa un nuevo examen o constituye u nuevo juicio. Al respecto
Hugo Alsina señala que el distingo que deriva de dicha interrogante tiene mucha importancia, porque en el primer
caso (nuevo examen) el material sobre el cual debe trabar el tribunal de alzada es nada más que el acumulado en la
primera instancia, mientras que se si constituye un nuevo juicio, se podrá deducir nuevas defensas u ofrecer nuevas
pruebas. Para el autor, el recurso de apelación solamente es un nuevo examen.
431
La única posibilidad que tiene el Tribunal de Casación de alterar los hechos establecidos por los tribunales
de fondo, del grado o de la instancia, se da en aquellos casos en que el recurso de casación en la forma se acoge
por infracción a las leyes reguladoras de la prueba.
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5. CLASES DE APELACIÓN.
El profesor ALFARO distingue dos clasificaciones de la apelación, a saber:
i. Atendiendo al momento en que se interpone el recurso de apelación, se distingue entre:
ap e l a c i ó n p ri n c i p a l , que es aquella que se da cuando uno sólo de los litigantes
deduce un recurso de apelación; y a p e l a c i ó n s e c u n d a r i a , que es aquella que se da
cuando un litigante se adhiere a un recurso de apelación ya deducido.
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a. EL AGRAVIO.
En materia civil la causal genérica que fundamenta el recurso de apelación es el agravio
(COUTURE dice que el agravio es la medida de la apelación). El legislador no ha señalado que se
debe entender por agravio, pero pese ello, la doctrina ha dicho que el agravio es sinónimo de
perjuicio, y se concibe como la diferencia entre lo pedido y lo realmente otorgado por el juez.
Esto lo extraen del art. 751 inc. II del CPC, a propósito del juicio de hacienda, el cual señala que
se entenderá que la sentencia es desfavorable al interés fiscal, tanto la que no acoja totalmente la
demanda del Fisco o su reconvención, como la que no deseche en todas sus partes la demanda
deducida contra el Fisco o la reconvención promovida por el demandado. Por lo tanto, de
acuerdo a dicha disposición, hay agravio para el demandante cuando: no se acoja totalmente la
demanda por él deducida, o cuando no se deseche totalmente la reconvención deducida en su
contra; y hay agravio para el demandado cuando: no se deseche totalmente la demanda deducida
en su contra, o cuando no se acoja totalmente la reconvención por él deducida.
Conforme a lo anterior, cabe señalar que el agravio se encuentra en la parte resolutiva del
fallo, y no en la considerativa, a menos que sean indispensables los considerandos para la
interpretación de la decisión final.
b. RESOLUCIÓN APELABLE.
i. De acuerdo al art. 187 del CPC, son apelables todas las sentencias definitivas y las
interlocutorias de primera instancia, salvo en los casos en que la ley deniegue
expresamente este recurso. Se sabe que la s e n t e n c i a d e f i n i t i v a es la que pone fin a
la instancia, resolviendo la cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio (art. 158 inc. II
del CPC); y que la s e n t e n c i a i n t e rl o c u t o r i a es la que falla un incidente del juicio,
estableciendo derechos permanentes a favor de las partes, o resuelve sobre algún trámite
que debe servir de base al pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria
597
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(art. 158 inc. III del CPC). Ambas sentencias deben ser de primera instancia, es decir,
susceptibles de recurso de apelación.432
ii. De conformidad con el art. 188 del CPC, los autos y decretos no son apelables cuando
ordenan trámites necesarios para la substanciación regular del juicio; pero son
apelables cuando alteran dicha substanciación o recaen sobre trámites que no están
expresamente ordenados por la ley. Esta apelación sólo podrá interponerse con el
carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición y para el caso que ésta no sea
acogida. Por lo tanto, excepcionalmente, los autos y decretos “de primera instancia”,
son apelables cuando alteran la sustanciación regular del juicio (por ejemplo, en el juicio
ordinario, y el tribunal en vez de proveer traslado para la réplica, cita a las partes a
conciliación) o recaigan sobre trámites que no están expresamente ordenados por la ley
(por ejemplo, en un juicio ejecutivo se cita a conciliación; o se establece la consulta
respecto de una sentencia definitiva contra la cual no está contemplada); pero la
apelación no procede directamente, sino que en forma subsidiaria de una reposición y
para el evento de que ella no sea acogida, pues el legislador desea que si el tribunal se ha
equivocado dictando un auto o decreto que reúna dichas características, sea él mismo
quien subsane el error, reponiendo la resolución respectiva y evitando así la concesión y
tramitación de una apelación inoficiosa.
Hay que recordar que auto es la resolución que recae en un incidente no estableciendo
derechos permanentes a favor de las partes (art. 158 inc. IV); y que es decreto el que, sin
fallar sobre incidentes o trámites que sirvan de base para el pronunciamiento de una
sentencia, tiene sólo por objeto determinar o arreglar la sustanciación del proceso y
(art. 158 inc. V).
A contrario sensu de lo expuesto anteriormente, no son susceptibles de apelación las
siguientes resoluciones judiciales:
i. Las sentencias definitivas e interlocutorias y los autos o decretos, aun cuando alteren la
sustanciación regular del juicio u ordenen trámites no establecidos expresamente en la
ley, todas ellas de ú n i c a i n s t a n c i a , en razón de que la única instancia priva a la
sentencia que dicte el tribunal de ser objeto de recurso de apelación.
ii. Las sentencias definitivas e interlocutorias y los autos o decretos, dictados s e gu n d a
i n s t a n c i a ; esto porque no existe “apelación de apelación”. En efecto, conforme al art.
210 del CPC, las resoluciones que recaigan en los incidentes que se promuevan en
segunda instancia, se dictarán sólo por el tribunal de alzada y no serán apelables.
iii. Las resoluciones judiciales que, por expresa disposición de la ley, no son apelables. Aquí
el legislador no entra a analizar la naturaleza procesal de la resolución y, por razones de
simple celeridad, priva a las partes del derecho a alzarse en contra de la resolución
respectiva. Por ejemplo:
- Conforme al art. 60 del CPC, pueden los tribunales, a solicitud de parte, habilitar para
la práctica de actuaciones judiciales días u horas inhábiles, cuando haya causa
432
El profesor ALFARO recalca que no procede reposición respecto de sentencias definitivas o interlocutorias de
primera instancia, pero en la práctica se deduce reposición y en subsidio apelación porque a veces no es fácil
determinar si se trata de autos o sentencias interlocutorias.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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urgente que lo exija; y agrega el inc. III que el tribunal apreciará la urgencia de la
causa y resolverá “sin ulterior recurso”.
- De acuerdo al art. 90 inc. III del CPC, cuando hayan de practicarse diligencias
probatorias fuera del lugar en que se sigue el juicio, podrá el tribunal, por motivos
fundados, ampliar una sola vez el término (del probatorio incidental) por el número de
días que estime necesarios, no excediendo en ningún caso del plazo total de treinta
días, contados desde que se recibió el incidente a prueba; y agrega el inc. IV que las
resoluciones que se pronuncien en los casos de este artículo “son inapelables”.
- El art. 107 del CPC, a propósito de las cuestiones de competencia, señala que son
apelables solamente la resolución que niega lugar a la solicitud de inhibición a que se
refiere el art. 102 y la que pronuncie el tribunal requerido accediendo a la inhibición.
- De acuerdo al art. 126 del CPC, las sentencias que se dicten en los incidentes sobre
implicancia o recusación serán inapelables, salvo la que pronuncie el juez de tribunal
unipersonal desechando la implicancia deducida ante él, aceptando la recusación en
el caso del art. 124 (recusación amistosa) o declarándose de oficio inhabilitado por
alguna causal de recusación.
- Por último, al art. 159 inciso final del CPC, a propósito de las medidas para mejor
resolver señala que las providencias que se decreten en conformidad al presente
artículo serán inapelables, salvo las que dicte un tribunal de primera instancia
disponiendo informe de peritos o abriendo el término especial de prueba que
establece el inciso precedente.
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las partes, los ha perjudicado, en razón de haber negado, en todo o en parte, lo que se
había solicitado. Así por ejemplo, la sentencia que da lugar a la demanda, agravia al
demandado; la sentencia que niega lugar a la demanda, agravia al demandante; y la que
acoge la demanda en parte, perjudica a demandante y demandado, a la vez.
433
En doctrina se señala que el término para apelar no debe ser ni muy largo ni muy corto. No debe ser muy largo
porque deja inciertos los derechos reconocidos por la sentencia por mucho tiempo; y no debe ser muy corto, porque
un plazo breve impide a las partes analizar la sentencia y estudiar si conviene recurrir de apelación o no. Según
CASARINO, el legislador nacional usó una formula acertada.
600
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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Sin perjuicio de esta regla general, hay plazos especiales para interponer el recurso de apelación,
a saber:
i. Cuando la apelación se interpone el carácter de subsidiaria, se conceden tres días para
apelar. Por ejemplo, el art. 319 inciso final del CPC señala que la apelación en contra de
la resolución del art. 318 (resolución que recibe la causa a prueba) sólo podrá
interponerse en el carácter de subsidiaria de la reposición pedida y para el caso de que
ésta no sea acogida (por tanto, debe interponerse conjuntamente con la reposición dentro
de tres días). La apelación se concederá sólo en el efecto devolutivo.
ii. En el juicio de partición de bienes los interesados pueden deducir los recursos a que haya
lugar, en contra del laudo dictado por el juez partidor, dentro del plazo de 15 días
contados desde la notificación de la resolución (art. 664 del CPC).
iii. En el ámbito procesal penal existe un plazo especial de 24 horas para apelar en contra de
la resolución que se pronuncia sobre el recurso de amparo; o de la resolución que
deniegue la libertad provisional.
b. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un plazo fatal, por tanto, si no se deduce el recurso de apelación, el derecho a
ejercitarlo se extingue al vencimiento del mismo.
ii. Es un plazo individual, por tanto, corre para cada parte desde la notificación de la
resolución que se pretende apelar.
iii. Es un plazo de días establecido en el CPC, por ende, se entiende suspendido durante los
días feriados; salvo que el tribunal, por motivos justificados, haya dispuesto
expresamente lo contrario.
iv. Es un plazo legal, por tanto, no admite prórroga, porque solamente los plazos judiciales
gozan de esta franquicia y siempre que concurran determinados requisitos legales (que se
pida antes del vencimiento del término, y que se alegue justa causa, la cual será apreciada
por el tribunal prudencialmente).
v. Como se dijo en su momento, el plazo para apelar no se suspende por la interposición del
recurso de reposición o de la aclaración, rectificación o enmienda. En efecto, de acuerdo
al art. 190 del CPC, el término para apelar no se suspende por la solicitud de reposición a
que se refiere el art. 181 (recurso de reposición); y agrega el inc. II que tampoco se
suspende por la solicitud de aclaración, agregación o rectificación de la sentencia
definitiva o interlocutoria.
601
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peticiones concretas que se formulan434. Sin embargo, la apelación verbal tampoco está excluida
de nuestro derecho, pues conforme a la segunda parte del art. 189 inc. III del CPC, en los
procedimientos o actuaciones para las cuales la ley establezca la oralidad, se podrá apelar en
forma verbal siempre que someramente se señalen los fundamentos de hecho y de derecho del
recurso y se formulen peticiones concretas, de todo lo cual deberá dejarse constancia en el acta
respectiva. Así, por ejemplo, en el procedimiento sumario la apelación se puede interponer
verbalmente, pues de acuerdo al art. 682 del CPC, el procedimiento sumario será verbal; pero las
partes podrán, si quieren, presentar minutas escritas en que se establezcan los hechos invocados
y las peticiones que se formulen.
Como se puede apreciar, el escrito de apelación debe contener los fundamentos de hecho y
de derecho en que se apoya, y las peticiones concretas que se formulan. No obstante, en aquellos
casos en que la apelación se interponga con el carácter de subsidiaria de la solicitud de
reposición, no será necesario fundamentarla ni formular peticiones concretas, siempre que el
recurso de reposición cumpla con ambas exigencias (art. 189 inc. III del CPC).
i. El profesor ALFARO recalca que el f u n d a m e n t o d e h e c h o dice relación con el agravio
o perjuicio, y el f u n d a me n t o d e d e r e c h o con la norma aplicable al recurso. Aquí el
recurrente debe introducir en el escrito de apelación todos los razonamientos que pongan de
relieve la injusticia de la resolución impugnada, ya sea por no respetar las normas jurídicas o
la jurisprudencia aplicable al caso, o por no atenerse a las leyes reguladoras de la prueba, etc.
(la idea es que no exista una fundamentación retórica.
ii. La peticiones concretas se relacionan con el objeto del recurso de apelación, es decir,
según lo plantea el profesor ALFARO, con cómo quiere la parte que la sentencia sea
modificada o revocada; lo cual es importante, porque va a determinar la competencia del
tribunal ad quem.
434
Al ser un escrito, debe cumplir con los requisitos comunes a todo escrito judicial, a saber: se debe presentar en
papel simple, por conducto del secretario respectivo, encabezado por una suma que indique su contenido, y deben
acompañarse tantas copias cuantas sean las partes a quienes debe notificarse la providencia que en él recaiga.
602
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a. CONCEPTO.
El art. 191 inc. I del CPC señala que cuando la apelación comprenda los efectos
suspensivo y devolutivo a la vez, se suspenderá la jurisdicción del tribunal inferior para seguir
conociendo de la causa; por su parte el art. 192 inc. I del CPC señala que cuando la apelación
proceda sólo en el efecto devolutivo, seguirá el tribunal inferior conociendo de la causa hasta su
terminación, inclusa la ejecución de la sentencia definitiva. Teniendo presente ambas normas, se
puede decir que el e f e c t o d e v ol u t i v o es aquel efecto esencial de la apelación, en virtud del
cual se le otorga competencia al tribunal superior para que conozca y falle el recurso.
Este es un efecto que no puede faltar (elemento de la esencia), puesto que sin él el
tribunal superior no podría enmendar el fallo de primera instancia. Al respecto, algunos autores
han señalado que es inútil nombrar este efecto, ya que con el sólo hecho de hablar de apelación,
está la idea de que el tribunal superior es competente para conocer del asunto, por consiguiente,
es más apropiado hablar de apelación suspensiva y no suspensiva.
El efecto devolutivo implica un “envío” y no una devolución de competencia. La expresión
“devolución” surgió en una realidad diferente a la actual; pues antiguamente la facultad de
administrar justicia le correspondía al soberano, el cual delegaba sus facultades en los jueces
inferiores; si la resolución de estos jueces causaba algún agravio, y era objeto de una alegación,
la competencia se devolvía a la autoridad que la había delegado, para conocer nuevamente del
asunto, y reparar el agravio causado.
435
Cabe tener presente que en el proceso penal, la regla es que la apelación se conceda en el sólo efecto devolutivo.
Pues de acuerdo al art. 368 del CPP, la apelación se concederá en el solo efecto devolutivo, a menos que la ley
señalare expresamente lo contrario.
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iii. De acuerdo al art. 192 inc. I del CPC, cuando la apelación proceda sólo en el efecto
devolutivo, seguirá el tribunal inferior conociendo de la causa hasta su terminación,
inclusa la ejecución de la sentencia definitiva. En otras palabras, concedida apelación
sólo en el efecto devolutivo, en forma automática pasan a tener competencia sobre un
mismo negocio judicial dos tribunales: el tribunal a quo, que continuará conociendo de la
causa hasta su terminación, incluso, la ejecución de la sentencia definitiva; y el tribunal
ad quem, que entrará a conocer del respectivo recurso de apelación.
Desde un punto de vista material esto sería imposible, ya que hay un solo expediente;
pero el legislador, para obviar este inconveniente, ha establecido el sistema de las
compulsas o fotocopias, esto es, el sistema de copias autorizadas de determinadas piezas
de los autos originales, que se remiten al tribunal superior. El profesor ALFARO recalca
que materialmente este efecto se manifiesta en la duplicación del expediente; y el riesgo de
la existencia de dos procesos simultáneos, es la eventual contradictoriedad entre el tribunal a
quo y el tribunal ad quem.
Ahora bien, esta facultad concedida por la ley al tribunal inferior para continuar
conociendo de la causa, incluso para dictar sentencia definitiva y decretar su ejecución, es
facultativa y condicional. Es fa c u l t a t i v a , en el sentido que queda entregado a la
voluntad de la parte apelada instar o no por la prosecución del juicio, puesto que se sabe
que los tribunales sólo actúan a requerimiento de parte interesada; y es c o n d i c i o n a l ,
en el sentido que todo lo obrado ante el juez inferior queda entregado a lo que, en
definitiva, resuelva el superior; así, si la resolución es confirmada, lo obrado con
posterioridad adquirirá el carácter de definitivo y, a la inversa, si dicha resolución es
revocada, lo obrado con posterioridad quedará sin efecto ni valor alguno. Por
consiguiente, y en resumen, la parte apelada instará para que se continúe el juicio
adelante, sólo y cuando tenga la certeza de que su derecho, en función a la resolución
apelada en lo devolutivo, es claro y no exista posibilidad de sentencia revocatoria, pues lo
contrario sería incurrir en esfuerzos y gastos inútiles.
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incongruencia extra petita, que se da cuando el juez concede una cuestión diferente a la
pedida por la parte; y la incongruencia minus petita, la cual se produce cuando el juez
deja de pronunciarse sobre alguna o algunas de las cuestiones de la parte.
437
En el proceso penal no tiene lugar el principio de personalidad en la apelación, pues de acuerdo al art. 360 inc. II
del CPP, si sólo uno de varios imputados por el mismo delito entablare el recurso contra la resolución, la decisión
favorable que se dictare aprovechará a los demás, a menos que los fundamentos fueren exclusivamente personales
del recurrente, debiendo el tribunal declararlo así expresamente.
438
En proceso penal este principio se consagra en el art. 360 inc. III del CPP, el cual dispone que si la resolución
judicial hubiere sido objeto de recurso por un solo interviniente, la Corte no podrá reformarla en perjuicio del
recurrente.
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iii. De las resoluciones pronunciadas en el incidente sobre ejecución de una sentencia firme,
definitiva o interlocutoria (art. 194 Nº 3). Este numeral tiende a evitar la prolongación de
los juicios y, a diferencia del Nº 1, con el cual presenta gran analogía, no hace distingo en
cuanto a la parte apelante, o sea, si es el ejecutante o el ejecutado.
iv. De las resoluciones que ordenen alzar medidas precautorias (art. 194 Nº 4) Mediante
este numeral se persigue evitar situaciones de injusticias con aquellos demandados en
contra de los cuales se decretan medidas precautorias.
v. De todas las demás resoluciones que por disposición de la ley sólo admitan apelación en
el efecto devolutivo (art. 194 Nº 5). Por ejemplo, de acuerdo al art. 100 del CPC, de las
resoluciones que nieguen la acumulación (de autos) o den lugar a ella sólo se concederá
apelación en el efecto devolutivo; a su vez, el art. 307 inc. II señala que la resolución que
las deseche (las excepciones dilatorias) será apelable sólo en el efecto devolutivo; la
apelación en subsidio de la resolución que recibe la causa a prueba, según el art. 319 inc.
final, se concederá sólo en el efecto devolutivo; etc.
Finalmente, siguiendo la regla general, el art. 195 del CPC señala que fuera de los casos
determinados en el artículo precedente, la apelación deberá otorgarse en ambos efectos.
a. CONCEPTO.
Es aquel efecto que tiene la virtud de paralizar la competencia del tribunal inferior para
seguir conociendo de la causa y, en especial, la ejecución o cumplimiento de la resolución
recurrida, mientras el recurso de apelación no termine por alguno de los medios que señala la
ley. La razón de este efecto, es que si el recurso de apelación se funda en los errores o injusticias
cometidos en la resolución impugnada, todo aconseja suspender su ejecución, mientras el
tribunal superior la revise.
El art. 191 inc. I del CPC reconoce expresamente la virtud del efecto suspensivo en la
apelación al disponer que cuando la apelación comprenda los efectos suspensivo y devolutivo a
la vez, se suspenderá la jurisdicción del tribunal inferior para seguir conociendo de la causa.
En consecuencia, todo lo actuado ante un juez inferior, después de concedida apelación en
ambos efectos, será nulo por carecer dicho juez de competencia necesaria, ya que la ley
expresamente, como se ha visto, lo ha privado de ella.
Sin embargo, esta pérdida de competencia de parte del juez inferior no es absoluta, pues
el art. 192 inc. II consagra una excepción, al disponer que el tribunal inferior podrá, sin embargo,
entender (conocer) en todos los asuntos en que por disposición expresa de la ley conserve
jurisdicción, especialmente en las gestiones a que dé origen la interposición del recurso hasta
que se eleven los autos al superior, y en las que se hagan para declarar desierta o prescrita la
apelación antes de la remisión del expediente. Por tanto dos son las excepciones al efecto
suspensivo, a saber:
i. El tribunal inferior puede conocer aquellos asuntos que por disposición expresa de la ley
conserva su competencia. Por ejemplo, el tribunal inferior debe resolver el número de
peritos para un asunto.
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ii. Puede conocer de todas las cuestiones a que dé origen la interposición del recurso hasta
que se eleven los autos al superior jerárquico, y de la deserción y prescripción de la
apelación, antes de la remisión del expediente
A este precepto legal, por ser excepcional, hay que darle una interpretación restringida y,
por consiguiente, cualquiera otra gestión que no esté contemplada expresamente en su texto,
habrá que considerarla como entre aquellas que escapan a la competencia del juez inferior. 439
Por tanto, la ley contempla la posibilidad de que si bien la apelación ha sido concedida en
el sólo efecto devolutivo, se solicite a la CA respectiva una ONI, lo que en el fondo viene a
transformar una apelación concedida en el sólo efecto devolutivo, e una de ambos efectos.
b. ÁMBITO DE APLICACIÓN.
Esta institución tiene aplicación el recurso de hecho, en la apelación (en el sólo efecto
devolutivo), en el recurso de queja, en el recurso de protección, de inaplicabilidad y amparo. No
cabe en el recurso de reposición, pues éste suspende el cumplimiento del auto o decreto; ni
tampoco en la casación (aunque aquí se puede pedir fianza de resultas para suspender).
439
Si el expediente está compuesto de diversos cuadernos, la apelación, concedida en ambos efectos en uno de ellos,
según CASARINO, no suspende la competencia del juez inferior en los otros, por la sencilla razón de que si se
aceptara la tesis opuesta, significaría eliminar de una plumada la institución de los cuadernos separados, cuya
finalidad específica es precisamente procurar la sustanciación regular de los procesos, sin que los recursos deducidos
en un cuaderno puedan entorpecer la marcha de los otros.
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En sistema procesal penal se contempla una regla general con respecto a todos los
recursos en el art. 355 del CPP, el cual señala que la interposición de un recurso no suspenderá la
ejecución de la decisión, salvo que impugnare una sentencia definitiva condenatoria o que la ley
dispusiere expresamente lo contrario. Por lo tanto, no se regula el otorgamiento de la orden de
no innovar, pero se entiende que es aplicable de acuerdo a la norma de remisión del art. 52 del
CPP. No obstante, existe un caso en que expresamente tiene lugar, pues de acuerdo al art. 149
inciso final del CPP, estando pendiente el recurso contra la resolución que dispone la libertad
(condicional), para impedir la posible fuga del imputado la CA respectiva tendrá la facultad de
decretar una ONI, desde luego y sin esperar la vista del recurso de apelación del fiscal o del
querellante.
c. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. En primer lugar, es necesario que se hubiere concedido la apelación en el sólo efecto
devolutivo.
ii. Que la parte interesada presente una solicitud de ONI ante el tribunal de alzada. Esto es
aplicación del principio dispositivo, por cuanto la ONI sólo puede ser otorgada a petición
de parte y no en forma oficiosa por el tribunal.
iii. Que el tribunal de alzada dicte una resolución fundada para los efectos de conceder la
ONI. Es decir, la resolución del tribunal superior debe señalar los motivos o razones por
las cuales justifica la concesión u otorgamiento de la ONI y alcance en que ella es
concedida.
609
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440
¿Produce cosa juzgada el pronunciamiento del tribunal de segunda instancia sobre la ONI? Según ORELLANA, la
respuesta es negativa, ya que si la solicitud se rechaza, nada obsta a que se vuelva a intentar cuantas veces se estime
necesario.
610
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b. EXAMEN DE ADMISIBILIDAD.
Una vez interpuesto el recurso de apelación, el tribunal a quo tendrá que realizar un
examen meramente formal, sin entrar a analizar el fondo de lo planteado, y procederá a dictar
una resolución, ya sea concediendo el recurso, o bien, declarándolo inadmisible. En concreto, lo
que debe examinar el tribunal es lo siguiente:
i. Si la resolución contra la cual se recurre es o no susceptible de apelación.
ii. Si la apelación se interpuso dentro del plazo legal.
iii. Si el escrito tiene o no los fundamentos de hecho y de derecho que exige el legislador.
iv. Si el escrito tiene o no las peticiones concretas
Conforme al art. 201 inc. I del CPC, si la apelación no cumple con estos requisitos, el
tribunal correspondiente441 deberá declararla de oficio inadmisible (excepción al principio de
pasividad). La excepción al cumplimiento de estos requisitos, se encuentra en el art. 189 inc.
final señala que las normas de los incisos anteriores (requisitos de plazo y forma) no se
aplicarán en aquellos procedimientos en que las partes, sin tener la calidad de letrados, litiguen
personalmente y la ley faculte la interposición verbal del recurso de apelación. En estos casos el
plazo para apelar es de 5 días fatales, salvo disposición especial en contrario.
Art. 201. Si la apelación se ha interpuesto fuera de plazo o respecto de resolución inapelable o no es fundada o no
contiene peticiones concretas, el tribunal correspondiente deberá declararla inadmisible de oficio; y si el apelante no
comparece dentro de plazo, deberá declarar su deserción previa certificación que el secretario deberá efectuar de
oficio. La parte apelada, en todo caso, podrá solicitar la declaración pertinente, verbalmente o por escrito.
c. NOTIFICACIÓN.
Como toda resolución judicial, la resolución que concede o deniega el recurso para que
produzca efectos debe ser notificada en la forma dispuesta por la ley, en este caso concreto, por
el estado diario (regla general). La importancia de esa notificación, se puede sintetizar en los
siguientes puntos:
441
La norma habla de “tribunal correspondiente”, porque el tribunal ad quem también debe efectuar un examen de
admisibilidad del recurso.
611
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Como se puede apreciar, el legislador en el art. 197 establece cuáles son los antecedentes
que deben remitirse al tribunal superior y cuales deben permanecer en el inferior, en
efecto: si la apelación se interpone en contra una sentencia definitiva, las compulsas
permanecerán en poder del tribunal inferior, y al superior deben remitirse los autos
originales; y si la apelación se interpone contra otras resoluciones, los autos originales
permanecerán en poder del inferior y se remitirán las copias al tribunal superior.
La resolución que concede la apelación en el sólo efecto devolutivo, debe indicar las fojas
del expediente que tienen que fotocopiarse y, de acuerdo al inc. II del art. 197, el
apelante, dentro de los cinco días siguientes a la fecha de notificación de esta resolución,
deberá depositar en la secretaría del tribunal la cantidad de dinero que el secretario
estime necesaria para cubrir el valor de las fotocopias o de las compulsas respectivas. El
secretario deberá dejar constancia de esta circunstancia en el proceso, señalando la
fecha y el monto del depósito; agrega el inc. III que si el apelante no da cumplimiento a
442
Antes las compulsas eran copias a mano, pero hoy todo se hace por fotocopia, de manera que, en la práctica, se
habla indistintamente de copias, fotocopias, compulsas. Por ello la segunda parte del inc. II del art. 197 del CPC,
pierde sentido al decir que se remitirán compulsas sólo en caso que exista imposibilidad para sacar fotocopias en el
lugar de asiento del tribunal, lo que también certificará el secretario.
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esta obligación, se le tendrá por desistido (más bien dicho desierto) del recurso, sin más
trámite.443
Nuevamente en la segunda instancia, hay que distinguir una serie de etapas que se san en
la tramitación, las cuales se analizarán a continuación.
b. EXAMEN DE ADMISIBILIDAD.
Una vez certificada la fecha de ingreso del expediente por el secretario, de acuerdo al art.
213 inc. I del CPC, elevado un proceso en apelación, el tribunal superior examinará en cuenta si
443
En materia penal la obligación de sacar compulsas en el caso de que se conceda un recurso de apelación en el
solo efecto devolutivo no pesa sobre el apelante, sino que deben ser ordenadas por el tribunal y hechas por el
secretario. En efecto, conforme al art. 371 del CPP, concedido el recurso, el juez remitirá al tribunal de alzada copia
fiel de la resolución y de todos los antecedentes que fueren pertinentes para un acabado pronunciamiento sobre el
recurso.
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el recurso es admisible y si ha sido interpuesto dentro del término legal. Quien realiza este
examen es la sala tramitadora, la cual controla con la sola cuenta del Relator, los mismos aspectos
formales controlados por el tribunal a quo. La ratio de este examen previo de parte del tribunal
superior, es evitar actuaciones inútiles y pérdida de tiempo, pues en caso de que el recurso sea
inadmisible, es preferible hacer esta declaración desde luego y no al momento de la vista de la
causa.
Ahora bien, este examen previo por parte de la sala tramitadora de tribunal superior, le
permite llegar a diversas conclusiones:
i. De acuerdo al inc. II del art. 213, si encuentra mérito el tribunal para considerar
inadmisible o extemporáneo el recurso, lo declarará sin lugar desde luego o mandará
traer los autos en relación sobre este punto. Es decir, si no cumple los requisitos para que
sea admitido a tramitación (la resolución recurrida no es susceptible de apelación; el
recurso no es fundado; no contiene peticiones concretas; o ha sido interpuesto fuera de
plazo), el tribunal ad quem puede adoptar dos actitudes (a diferencia del tribunal a quo
que sólo la debe declarar inadmisible de oficio):
- Puede declarar inadmisible la apelación “desde luego” (al igual que el tribunal ad quo), y
si esto ocurre, el apelante puede oponer un recurso de reposición. En efecto, el 201 inc. II
de CPC señala que del fallo que, en estas materias (examen de admisibilidad), dicte el
tribunal de alzada podrá pedirse reposición dentro de tercero día (es un recurso de
reposición especial porque procede en contra de una sentencia interlocutoria de primer
grado en el plazo de tres días). En este caso, el art. 214 del CPC dispone que si el tribunal
superior declara no haber lugar al recurso, devolverá el proceso al inferior para el
cumplimiento del fallo. En caso contrario mandará que se traigan los autos en
relación.
- Si el tribunal tiene dudas en torno a la admisibilidad (por ejemplo, cuando sea difícil
determinar la naturaleza procesal de la resolución recurrida), ordenará traer los “autos
en relación” sobre ese punto (la admisibilidad), y producto de la relación de los
abogados, puede que lo declare o no admisible. La resolución dirá, por ejemplo: “vista
de la causa sólo en lo que respecta a la declaración de admisibilidad; probar que
concurren los requisitos”. En contra de esta resolución, de acuerdo al art. 201 inc. II
del CPC, también cabe recurso de reposición.
ii. Si el tribunal encuentra mérito para considerar admisible el recurso, deberá entrar a
tramitarlo y, por tanto, la primera resolución que dicte será “autos en relación”; pues de
acuerdo a la segunda parte del art. 214 del CPC, en caso contrario (si el tribunal declara
ha lugar la apelación) mandará que se traigan los autos en relación. Con todo, como
recalca el profesor ALFARO, la resolución puede ser “autos en relación” o “dese cuenta”,
pues hay que tener presente que el art. 199 inc. I del CPC dice que la apelación de toda
resolución que no sea sentencia definitiva se verá en cuenta, a menos que cualquiera de
las partes, dentro del plazo para comparecer en segunda instancia solicite alegatos.
Por tanto, cabe hacer notar que cuando el tribunal superior coincide con el inferior, en el
sentido de que la apelación es admisible, no dicta una resolución haciendo declaración
expresa sobre el particular, sino que ella va implícita en el pronunciamiento del decreto
que ordena traer los autos en relación, u ordena que la causa se vea en cuenta. Esta
614
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Este plazo para comparecer al tribunal de segunda instancia presenta las siguientes
características:
i. Es un plazo de días establecido en el CPC, por tanto, para computarlo se descuentan los
días feriados.
ii. Es un plazo fatal para el apelante; en cambio para el apelado, aun cuando quede rebelde
por el sólo ministerio de la ley por no comparecer, siempre podrá hacerlo. En efecto, el
art. 202 del CPC dice que si no comparece el apelado, se seguirá el recurso de su rebeldía
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por el sólo ministerio de la ley y no será necesario notificarle las resoluciones que se
dicten, las cuales producirán sus efectos respecto del apelado rebelde desde que se
pronuncien; y agrega el inc. II que el rebelde, podrá comparecer en cualquier estado del
recurso, representado por el procurador del número.
iii. Es un plazo que se cuenta desde la certificación que dé el secretario de la fecha de ingreso
de los autos a la secretaría del tribunal de segunda instancia.
El plazo que tienen las partes para comparecer ante el tribunal de alzada, se relaciona con
el emplazamiento en segunda instancia444. Como se dijo, el e m p l a z a mi e n t o e n s e gu n d a
i n s t a n c i a consta de dos elementos:
i. La notificación de la resolución que concede el recurso de apelación. Como se dijo, la
notificación de la resolución que dicta el tribunal a quo concediendo el recurso de apelación,
era uno de los elementos del emplazamiento.
ii. Transcurso del plazo para comparecer en segunda instancia. Como recalca el profesor
ALFARO, aquí el plazo no corre desde la notificación de la resolución que concede el recurso
de apelación, sino que se cuenta desde que se reciban los autos en la secretaría del tribunal
de segunda instancia, más específicamente, desde la certificación del secretario de la fecha
de ingreso del expediente.
La importancia del emplazamiento viene dada por el art. 800 del CPC, el cual señala que en
general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de los juicios de mayor o
de menor cuantía y en los juicios especiales: 1) el emplazamiento de las partes, hecho antes de
que el superior conozca del recurso.445
Por último, para efectos de comparecencia ante la CA, las partes pueden comparecer de tres
formas: personalmente, por medio de un abogado habilitado, o por medio de un Procurador del
Número (por lo tanto, no podría comparecerse por medio un egresado de derecho); no obstante, el
apelado rebelde sólo puede hacerlo por medio de abogado habilitado o de procurador del número
(arts. 398 del COT).446
Art. 398. Ante la CS sólo se podrá comparecer por abogado habilitado o por procurador del número y ante las CA
las partes podrán comparecer personalmente o representadas por abogado o por procurador del número.
El litigante rebelde sólo podrá comparecer ante estos últimos tribunales representado por abogado habilitado o por
procurador del número.
444
Hay que recordar que el emplazamiento en primera instancia también se compone de dos elementos: la
notificación legal de la demanda, y el plazo que la ley le otorga al demandado para que exponga lo que estime
conveniente (15 días, 18 días, o 18 días más la tabla de emplazamiento).
445
En el nuevo proceso penal, los elementos del emplazamiento son los siguientes: la notificación de la resolución
que concede el recurso de apelación; la notificación de la resolución del tribunal que fija el día y hora de la
audiencia en que será visto el recurso de apelación; y la vista de la causa en el día y hora que se hubiere fijado para
el conocimiento y resolución del recurso por el tribunal de alzada.
446
¿Cómo se hace parte del recurso el apelado? La forma de hacerlo es presentando un escrito y manifestando su
voluntad en orden a hacerse parte (la suma del escrito dice “se hace parte”; y en el primer otrosí conferirá poder a un
Procurador del Número o a un abogado habilitado; y en el segundo otrosí, podrá solicitar alegatos); también puede
hacerse parte notificándose en secretaría de la resolución que ordena traer los “autos en relación” o “dese cuenta·,
pues teóricamente, uno se podría hacer parte verbalmente, pero en la práctica es por escrito.
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a. CONCEPTO.
De acuerdo al art. 216 inc. I del CPC, señala que puede el apelado adherirse a la
apelación en la forma y oportunidad que se expresa en el artículo siguiente; y el inc. II agrega
que adherirse a la apelación es pedir la reforma de la sentencia apelada en la parte en que la
estima gravosa el apelado. Por lo tanto, de acuerdo a esta disposición, la adhesión a la apelación
se puede definir como aquella facultad que tiene el apelado para solicitar la reforma de la
sentencia impugnada en aquella parte que la estima gravosa.
Por tanto, se trata de una nueva y verdadera apelación interpuesta por el apelado, que no
dedujo apelación en tiempo y forma, y utilizando el recurso deducido por su contrario. La
adhesión a la apelación supone, pues, que el fallo de primera instancia agravia en parte al
apelado, y que éste, en un primer momento, se contentó con él; pero, posteriormente, al ver que
su contrario ha apelado, desea también que dicho fallo sea enmendado en conformidad a derecho
en aquella parte o partes en que lo perjudica. Sus fines o propósitos, por tanto, son los mismos
que los de todo recurso de apelación, o sea, obtener del tribunal superior la enmienda, en
conformidad a derecho, del fallo pronunciado por un tribunal inferior.
Las razones justifican la institución de la adhesión a la apelación, es la pronta marcha de
los juicios (principio de celeridad). En efecto, dictada una sentencia que puede ser desfavorable
447
Hay que recordar que el Presidente de la Corte es el que elabora la tabla; y en cuanto al orden que se sigue, es de
acuerdo al orden de conclusión de su tramitación (no según el orden de ingreso a la CA), esto es, desde la fecha del
decreto “autos en relación”. La excepción a esto, son las causas que gozan de preferencia (por ejemplo, alimentos
provisionales, acumulación de autos, juicios sumarios y ejecutivos), y la causas que se agregan extraordinariamente a
la tabla del día siguiente hábil al de su ingreso al tribunal, o el mismo día, en casos urgentes (por ejemplo, el recurso
de amparo, el recurso de protección); y las causas suspendidas.
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para ambas partes litigantes, si no existiere la adhesión a la apelación, ambas partes apelarían de
inmediato; en cambio, mediante la adhesión a la apelación cada parte espera la actitud del otro
litigante.
c. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Los requisitos que deben concurrir para que pueda configurarse esta institución procesal,
son:
i. Que la sentencia de primera instancia cause agravios o perjuicios al apelado (esta es la
causal por la que procede la adhesión). Dicha sentencia, en consecuencia, constará de
diversas partes, favorables unas al demandante y otras al demandado ¿Cómo se sabe que
en hay una apelación pendiente? Esto se determina por medio de la certificación que debe
hacer el secretario del tribunal a quo, en la cual se indica el día y hora en que se presenta
el escrito.
ii. Que una de las partes haya interpuesto una apelación, y que ésta se encuentre pendiente.
Que exista una apelación contraria pendiente, se deduce de lo preceptuado en el art. 217
inc. II del CPC, al decir que no será, sin embargo, admisible (la adhesión a la apelación)
desde el momento en que el apelante haya presentado escrito para desistirse de la
apelación (sin necesidad siquiera de que dicho escrito haya sido proveído). Para evitar
toda duda al respecto, el inc. III señala que en las solicitudes de adhesión y desistimiento
se anotará por el secretario del tribunal la hora en que se entreguen.
Por lo tanto, si la presentación del escrito de desistimiento impide la procedencia de la
adhesión a la apelación, con mayor razón lo impedirán los demás medios que ponen fin a
la apelación, como son: la deserción, la prescripción y el fallo de la apelación.
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iii. Que exista una voluntad clara de adherirse. El profesor ALFARO señala que la intención de
adherirse a la apelación debe manifestarse de manera expresa, pues de lo contrario, se
entendería que es un recurso autónomo (por el art. 216).
Por último, la parte final del art. 217 inc. I del CPC señala que se aplicará a la adhesión a
la apelación lo establecido en los arts. 200 (aumento del plazo para comparecer), 201
(inadmisibilidad de oficio de la adhesión que no cumple con los requisitos de la apelación; y
posibilidad de declarar desierto el recurso si el adherente a la apelación no comparece en
segunda instancia) y 211 (prescripción de la apelación).
620
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prueba testimonial sea “estrictamente necesaria en concepto del tribunal para la acertada
resolución del juicio”.
Esto se diferencia del caso contemplado en el art. 159 Nº 5 del CPC, pues en dicho caso el
tribunal podrá decretar como medida para mejor resolver la comparecencia de testigos
que hayan declarado en el juicio, para que aclaren o expliquen sus dichos obscuros o
contradictorios. Por tanto, aquí no se rinde una prueba nueva y no se agregan hechos
nuevos al proceso, pues con esta medida el tribunal sólo puede ordenar la comparecencia
de los testigos que ya hubieren declarado (y no de testigos nuevos).
v. E x c e p c i o n e s a n ó m a l a s . De acuerdo al art. 310 del CPC, no obstante lo dispuesto en el
artículo anterior (excepciones dilatorias), las excepciones de prescripción, cosa juzgada,
transacción y pago efectivo de la deuda, cuando ésta se funde en un antecedente escrito,
podrán oponerse en cualquier estado de la causa; pero no se admitirán si no se alegan
por escrito antes de la citación para sentencia en primera instancia, o de la vista de la
causa en segunda; agrega el inc. III que si se deducen en segunda, se seguirá igual
procedimiento (se tramitarán como incidentes que pueden recibirse a prueba, si el tribunal
lo estima necesario, y se reservará su resolución para definitiva), pero en tal caso el
tribunal de alzada se pronunciará sobre ellas en única instancia.
vi. E x c e p c i o n e s d i l a t o ri a s . El art. 305 inc. III del CPC, a propósito de las excepciones
dilatorias, señala que las excepciones primera (la incompetencia del tribunal ante quien
se haya presentado la demanda) y tercera (litispendencia) del art. 303 podrán oponerse
en segunda instancia en forma de incidente.
448
El profesor ALFARO señala que el art. 209 inc. II hace excepción a la regla de que la resolución que se pronuncia
sobre un incidente en segunda instancia es inapelable. En efecto, dicho artículo señala que si en virtud de estas
declaraciones (declaraciones de oficio que por ley son obligatorias, y que el fallo apelado no las contenga) se establece
la incompetencia del tribunal para entender en la cuestión sometida a su conocimiento, podrá apelarse de la resolución
para ante el tribunal superior que corresponda, salvo que la declaración sea hecha por la CS.
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siguiente: “En Valparaíso, treinta de noviembre de dos mil once. Vistos (parte
resolutiva): se confirma, con costas la sentencia definitiva de primera instancia, de fecha
de 30 de marzo de dos mil ocho, escrita a fojas 35. Devuélvanse. Firma de los Ministros,
y firma del Secretario.
ii. La sentencia m o d i fi c a t o r i a es aquella que acoge en parte el recurso de apelación,
introduciendo adiciones o efectuando supresiones a lo resuelto por el tribunal de primera
instancia. por lo tanto, el tribunal de alzada deberá fundamentar en el fallo el motivo por
cual acoge en parte el recurso deducido.
iii. La sentencia r e v o c a t o r i a es aquella que íntegramente el recurso de apelación, dejando
sin efecto la totalidad de la parte resolutiva y los considerandos que le sirven de
fundamento al fallo de primera instancia. Para ver qué requisitos debe cumplir esta
sentencia y la anterior, hay que hacer una distinción.
Tanto esta sentencia como la anterior, basta que reproduzcan la parte expositiva de la
sentencia de primera instancia (incluso puede omitir la parte expositiva, remitiéndose a la
de sentencia de primera instancia), y en seguida, deben exponer los considerandos de
hecho y de derecho que demuestran la necesidad de modificar o revocar la sentencia de
primera instancia, y terminarán haciendo declaración sobre las acciones y excepciones
que constituyen el asunto controvertido.
El profesor ALFARO recalca que en cuanto a los requisitos de fondo, la sentencia definitiva
de segunda instancia debe hacerse cargo de los siguientes elementos: del agravio (fundado en
aspectos de hecho y de derecho) y de las peticiones concretas; de las excepciones dilatorias de
incompetencia y litispendencia; de las excepciones anómalas; de la eventual prueba que se rinda en
segunda instancia; de las medidas para mejor resolver; de la eventual adhesión a la apelación; fallar
aquellas cuestiones que no se ventilaron en primera instancia por ser incompatibles; hacer de oficio
en su sentencia las declaraciones que por la ley son obligatorias a los jueces, aun cuando el fallo
apelado no las contenga; y, eventualmente, en este etapa podría el tribunal casar en la forma de
oficio.
Por último, hay que señalar que una vez notificada la sentencia definitiva por el estado
diario, se debe remitir el expediente al tribunal de primera instancia para que decrete el “cúmplase”,
es decir, para la ejecución o cumplimiento de lo resuelto, con lo cual habrá terminado el aspecto
declarativo de la controversia, y se pasará a la etapa ejecutiva. No obstante, si el fallo de
segunda instancia es impugnado por vía de casación plazo de 15 días) el expediente no debe
remitirse al tribunal de origen, y los resultados finales del juicio sólo se vendrán a conocer una
vez resuelto este recurso.
b. LA DESERCIÓN DE LA APELACIÓN.
La deserción es aquel modo de terminar un recurso de apelación que opera respecto del
apelante que no cumple con determinadas cargas procesales. En el fondo, la deserción del
recurso de apelación es una verdadera sanción impuesta por el legislador al apelante negligente
en el cumplimiento de cargas procesales, con ocasión de la interposición del recurso. Las causales
por las cuales procede, son:
i. Deserción por no haber depositado dinero para las compulsas. De acuerdo al art. 197 inc.
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IIdel CPC, el apelante, dentro de los cinco días siguientes a la fecha de notificación de
esta resolución (resolución que concede la apelación en el sólo efecto devolutivo), deberá
depositar en la secretaría del tribunal la cantidad de dinero que el secretario estime
necesaria para cubrir el valor de las fotocopias o de las compulsas respectivas. El
secretario deberá dejar constancia de esta circunstancia en el proceso, señalando la
fecha y el monto del depósito…; y agrega el inc. III que si el apelante no da cumplimiento
a esta obligación, se le tendrá por desistido del recurso, sin más trámite. Esta causal
opera cuando el proceso se encuentra en poder del tribunal a quo, el cual declara la sin
más trámite, eso sí, a petición del apelado (principio dispositivo). La ley emplea la
expresión “desistido”, pero, en verdad, se trata de un caso de deserción, pues, si así no
fuere, se tendría que estimar que es un caso de desistimiento tácito.
Según ORELLANA, si la resolución acoge la deserción, procede la apelación y el recurso
de casación en la forma por tratarse de una sentencia interlocutoria que pone término al
juicio. En cambio, si rechaza la deserción, sólo procede la apelación.
ii. Deserción por falta de comparecencia. De conformidad con la segunda parte del art. 201
inc. I del CPC, si el apelante no comparece dentro de plazo, deberá declarar su deserción
previa certificación que el secretario deberá efectuar de oficio. La parte apelada, en todo
caso, podrá solicitar la declaración pertinente, verbalmente o por escrito. Esta causal es
propia de la segunda instancia, o sea, se producen ante el tribunal ad quem, y también se
decreta a petición del apelado, o de oficio por el tribunal.
El art. 201 inc. II del CPC dispone que del fallo que, en estas materias, dicte el tribunal de
alzada podrá pedirse reposición dentro de tercero día. Y además, podría interponerse un
recurso de casación en la forma por la causal Nº 8 del art. 768 (en haber sido dada en
apelación legalmente declarada desierta, prescrita o desistida).
Los efectos que produce la deserción de la apelación, son: en primer lugar, la resolución
que declare la deserción por la no comparecencia del apelante producirá sus efectos respecto de
éste desde que se dicte y sin necesidad de notificación (art. 201 inc. final); y en segundo lugar,
produce el término del recurso de apelación y, por tanto, la sentencia impugnada por el recurso
va a quedar ejecutoriada, sin perjuicio de otros recursos (como una apelación pendiente) o su
consulta. En consecuencia, si el proceso está en primera instancia, la resolución apelada adquiere
de inmediato el carácter de firme o ejecutoriada; y si se encuentra en segunda instancia, se
devolverá al tribunal inferior y, una vez notificado el decreto que ordena cumplirla, adquirirá ese
mismo carácter.
c. EL DESISTIMIENTO DE LA APELACIÓN.
El desistimiento de la apelación es una declaración unilateral de voluntad realizada por el
apelante en virtud de la cual manifiesta su propósito de no continuar adelante con la tramitación
del recurso de apelación ya interpuesto.
CASARINO recalca que no cabe confundir el desistimiento de la apelación, con la
r e n u n c i a de la misma. Pues, mientras que en el desistimiento el litigante manifiesta su voluntad
en orden a no continuar con el recurso que ya interpuso y que le fue concedido; en la renuncia, el
recurso aún no se ha interpuesto y, sin embargo, el litigante expresa voluntad en el sentido que
no lo interpondrá. Es importante distinguir claramente una y otra institución, por cuanto el
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procurador, para desistirse del recurso de apelación basta que esté premunido de las facultades
ordinarias del mandato judicial y, en cambio, para renunciar a dicho recurso, necesita una
facultad especial.
La única norma que hace mención al desistimiento de la apelación, es el art. 217 del CPC,
a propósito de la adhesión a la apelación, cuyo inc. III señala que no será, sin embargo, admisible
(la adhesión a la apelación) desde el momento en que el apelante haya presentado escrito para
desistirse de la apelación; agrega el inc. III que en las solicitudes de adhesión y desistimiento se
anotará por el secretario del tribunal la hora en que se entreguen. Por lo tanto, como no hay
regulación, la doctrina ha señalado lo siguiente:
i. T r i b u n a l a n t e q u i e n s e p l a n e t a . El desistimiento se puede formular tanto en la
primera como en la segunda instancia, lo cual dependerá de dónde se encuentre el
expediente; en otras palabras, procede ante el tribunal en el cual se encuentra el
expediente.
ii. O p o r t u n i d a d . En cuanto a la oportunidad para desistirse, será siempre que exista un
recurso de apelación legalmente vigente. Así, si el recurso terminó por la dictación del
fallo, o bien, por la declaración de deserción o prescripción del mismo, no cabe hablar de
desistimiento.
iii. T r a mi t a c i ó n . El tribunal debe pronunciarse sobre él de plano, esto es, sin darle
tramitación incidental, por cuanto mira exclusivamente al sólo interés del apelante y no
afecta al apelado. Esto, a diferencia del desistimiento de la demanda, que se tramita con
audiencia.
Por último, en cuanto a los efectos del desistimiento, éste produce el término del recurso
de apelación y, por tanto, la sentencia impugnada por el recurso va a quedar ejecutoriada, sin
perjuicio de otros recursos o su consulta. Naturalmente que si hay varios apelantes y uno sólo se
desiste, o si el apelado se ha adherido a la apelación, los autos deben continuar en su tramitación
respecto de los recursos no afectos por el desistimiento.
d. LA PRESCRIPCIÓN DE LA APELACIÓN.
La prescripción de la apelación aquel modo de poner término a un recurso de apelación
por haber dejado las partes transcurrir cierto tiempo sin hacer gestión alguna para llevarlo a
efecto. También se define como aquella sanción procesal que procede en virtud de la inactividad
de las partes en segunda instancia.
Para que opere la prescripción de la apelación, se requiere la concurrencia de tres
requisitos:
i. Inactividad de las partes. La inactividad de las partes dice relación con aquellas gestiones
tendientes a tramitar el recurso y dejarlo en estado de fallarse por el tribunal superior (por
ejemplo, la agregación de un instrumento público); estas gestiones deban ser cumplidas
por el apelante y el apelado, y no por el propio tribunal. Eso sí, una vez que el tribunal de
alzada ha dictado la resolución “autos en relación o “dese cuenta”, es él el que tiene la
obligación de impulsar el proceso hasta la dictación de la sentencia definitiva de segunda
instancia, y no las partes.
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ii. Que esa inactividad de las partes haya durado determinado espacio de tiempo. El espacio
de tiempo de pasividad de las partes es diferente según sea la naturaleza de la resolución
apelada. Así, será de tres meses contados desde la última gestión útil, si se trata de
sentencias definitivas; y solamente de un mes, cuando la apelación verse sobre sentencias
interlocutorias, autos o decretos. Si no se ha realizado trámite, el plazo se cuenta desde la
notificación de la resolución que concede el recurso de apelación.
iii. Que la prescripción de la apelación sea alegada por cualquiera de las partes; por lo tanto,
no puede ser declara de oficio (art. 211 inc. I del CPC).
Art. 211. Si, concedida una apelación, dejan las partes transcurrir más de tres meses sin que se haga gestión
alguna para que el recurso se lleve a efecto y quede en estado de fallarse por el superior, podrá cualquiera
de ellas pedir al tribunal en cuyo poder exista el expediente que declare firme la resolución apelada. El
plazo será de un mes cuando la apelación verse sobre sentencias interlocutorias, autos o decretos.
Ahora bien, puede suceder que concurriendo los tres requisitos legales antes señalados,
no se alegue la prescripción de la apelación, y se efectúe cualquiera otra gestión en los autos
¿qué efectos produce esto? En este caso se interrumpe la prescripción, pues el 211 inc. II del CPC
dispone: interrúmpese esta prescripción por cualquiera gestión que se haga en el juicio de
alegarla; por lo tanto, será necesario comenzar a contar de nuevo los correspondientes plazos.
La prescripción de la apelación se debe pedir al tribunal en cuyo poder se halle el
expediente, tan pronto concurran los tres requisitos legales antes analizados (hasta que el tribunal
superior dicte el decreto “autos en relación” o el “dese cuenta”). Esta petición, a falta de reglas
especiales, se debe tramitar y resolver, si ha sido promovida en la primera instancia, como un
incidente ordinario (pues es una cuestión accesoria); y en la segunda instancia, de conformidad a
lo preceptuado en el art. 220 del CPC, o sea, de plano o como incidente y, en este último caso, el
incidente se puede fallar en cuenta o previa vista de la causa, a elección del tribunal.
Art. 220. Las cuestiones accesorias que se susciten en el curso de la apelación, se fallarán de plano por el tribunal, o
se tramitarán como incidentes. En este último caso, podrá también el tribunal fallarlas en cuenta u ordenar que se
traigan en relación los autos para resolver.
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Art. 213. Elevado un proceso en apelación, el tribunal superior examinará en cuenta si el recurso es
admisible y si ha sido interpuesto dentro del término legal. Si encuentra mérito el tribunal para considerar
inadmisible o extemporáneo el recurso, lo declarará sin lugar desde luego o mandará traer los autos en
relación sobre este punto.
16. LA CONSULTA
a. CONCEPTO.
El art. 63 del COT dispone que las Cortes de Apelaciones conocerán: 4) de las consultas
de las sentencias civiles dictadas por los jueces de letras. La consulta es un trámite procesal en
virtud del cual una sentencia pronunciada por un tribunal inferior debe ser, cuando así lo señala
la ley, revisada por su superior jerárquico, en el caso de que no haya sido apelada. En dicho caso,
se sube el expediente, y la CA lo aprobará o rechazará.
Su fundamento descansa en razones de orden público; pues el criterio para elevar una
causa a consulta, es que estén comprometidos intereses sociales.
El profesor FORTTES señala que esta es la otra vía para acceder a la segunda instancia; eso
sí, hay que tener presente que la consulta no es un recurso, pues un recurso es un medio que la
ley establece a favor de las partes y, por ende, no son tales aquellas actuaciones que se llevan a
cabo de oficio por algunos órganos jurisdiccionales, como por ejemplo, la consulta, o las
casaciones de oficio.
b. ÁMBITO DE APLICACIÓN.
La ley es la que determinada que determinadas materias vayan en consulta a la CA; y no
las partes. El caso emblemático en que opera esta institución, es la sentencia dictada y no
apelada en un juicio de hacienda. Los juicios de hacienda son aquellos en que tiene interés el Fisco
y cuyo conocimiento corresponde a los tribunales ordinarios, específicamente, al Juez de Letras
asiento de Corte; ahora bien, de acuerdo al art. 751 del CPC, toda sentencia definitiva
pronunciada en primera instancia en juicios de hacienda y de que no se apele, se elevará en
consulta a la CA respectiva, previa notificación de las partes, siempre que sea desfavorable al
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interés fiscal. Se entenderá que lo es, tanto la que no acoja totalmente la demanda del Fisco o su
reconvención, como la que no deseche en todas sus partes la demanda deducida contra el Fisco
o la reconvención promovida por el demandado; agrega el inc. II que recibidos los autos, el
tribunal revisará la sentencia en cuenta para el solo efecto de ponderar si ésta se encuentra
ajustada a derecho. Si no mereciere reparos de esta índole, la aprobará sin más trámites. De lo
contrario, retendrá el conocimiento del negocio y, en su resolución, deberá señalar los puntos
que le merecen duda, ordenando traer los autos en relación. La vista de la causa se hará en la
misma sala y se limitará estrictamente a los puntos de derecho indicados en la resolución.
También procede en la sentencia no apelada que recaiga sobre una acción de amparo
económico. Antes este trámite procedía respecto de las sentencias dictadas y no apeladas en
juicios de nulidad de matrimonio, separación judicial y de divorcio; pero fue eliminado en virtud
de la ley 20.286 del año 2008. Antes de la reforma procesal penal también iban en consulta, entre
otras, todas las sentencias criminales que aplicaban penas superiores a un año; no obstante, al
modificarse el sistema procesal penal, los legisladores señalaron que el trámite de la consulta era
un resabio de épocas pasadas que se sustenta en un sistema un tanto temeroso de los operadores,
por ello en última instancia eran los superiores quienes siempre iban a decir la última palabra,
aunque no por ello la mejor; sin embargo, en el actual sistema acusatorio chileno desapareció
este trámite.
E. E L RECURSO DE HECHO .
1. CONCEPTO.
Es aquel recurso que tiene por objeto obtener del tribunal superior que enmiende, con
arreglo a derecho, los agravios que causa el inferior a una parte, al pronunciarse sobre un
recurso de apelación; específicamente sobre la concesión del recurso. En consecuencia, el recurso
de hecho está estrechamente unido al recurso de apelación, siendo este último un presupuesto del
primero, puesto que no se concibe la interposición de un recurso de hecho si no se ha deducido
previamente uno de apelación.
Como se sabe, es el tribunal inferior el que decide si admite a tramitación o no la
apelación. Pues bien, en el ejercicio de tal facultad el tribunal inferior comete algún error que
perjudique a las partes, o bien, niega arbitrariamente la apelación con el objeto de que sus
resoluciones no sean revisadas por un tribunal superior. Para evitar estos inconvenientes, el
legislador ha permitido a las partes recurrir directamente al tribunal superior para que enmiende
los errores o injusticias cometidas al respecto.
2. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un recurso que se encuentra íntimamente ligado a la concesión o denegación de un
recurso de apelación.
ii. En cuanto a su interposición, es un recurso que se interpone directamente ante el tribunal
superior del que dictó la resolución, y para ser conocido y resuelto por este mismo
tribunal.
iii. La mayoría de la doctrina señala que se trata de un recurso extraordinario, ya que sólo
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a. CONCEPTO.
El verdadero recurso de hecho, o recurso de hecho propiamente tal, es aquel que tiene
lugar cuando el tribunal inferior deniega un recurso de apelación, que era legalmente procedente.
Este es el caso más grave de procedencia del recurso de hecho; y de ahí también que el legislador
se haya preocupado de señalarle un plazo para su interposición y de regular adecuadamente su
tramitación. En este caso, la parte agraviada con la actitud del juez inferior es el apelante.449
c. TRAMITACIÓN.
i. In t e r p o s i c i ó n . El recurso de hecho se presenta por escrito directamente ante el tribunal
superior de aquél que dictó la resolución denegando la apelación.
ii. In fo r me d e l t ri b u n a l i n f e ri o r . Una vez presentado el escrito, de acuerdo al art. 214
inc. I del CPC, el tribunal superior pedirá al inferior informe sobre el asunto en que haya
recaído la negativa, y con el mérito de lo informado resolverá si es o no admisible el
recurso. En consecuencia, la primera resolución que se dicta dentro del recurso de hecho
449
Hay que recordar que si es el tribunal ad quem quien no admite a tramitación un recurso de apelación, contra
dicha resolución procede un recurso de reposición, y no un recurso de hecho.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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es ésta: “informe el juez recurrido”; y la forma de poner en conocimiento del juez inferior
dicha resolución, es enviándole el correspondiente oficio. La ley no ha señalado plazo al
juez inferior para evacuar este informe; generalmente lo hace en el menor tiempo posible,
pero si es reacio, no hay más camino que el recurrente de hecho pida al tribunal superior
que le señale un plazo al inferior para cumplir con su obligación; y si tampoco cumple el
juez inferior, al recurrente de hecho no le queda más camino que interponer un recurso de
queja en su contra.
iii. A c t i t u d e s d e l t ri b un a l s u p e r i o r . Una vez llegado el informe del juez inferior al
tribunal superior, con el mérito de lo informado y lo afirmado por el recurrente, resolverá
si es o no admisible el recurso de hecho y, por tanto, si es procedente o no el recurso de
apelación. La ley no dice cómo se debe resolver el asunto, pero la doctrina y en la práctica
se resuelve previa vista de la causa y se homologa al recurrente de hecho con el apelante; de
manera que una vez evacuado el informe del juez inferior, el tribunal de alzada debe
proveer “autos en relación”, para luego colocarse la causa en tabla para verse el día
señalado.450
La tramitación anterior es la que se observa corrientemente dentro de un recurso de
hecho, pero puede sufrir dos variantes motivadas, ya sea por expresa petición del
recurrente de hecho, ya sea por ordenarlo de oficio el mismo tribunal. Ellas son:
- R e mi s i ó n d e l p ro c e s o . El inc. II del art. 204 dispone que podrá el tribunal
superior ordenar al inferior la remisión del proceso, siempre que, a su juicio, sea
necesario examinarlo para dictar una resolución acertada.
- O r d e n d e n o i n n ov a r d e o f i c i o . El inc. III del art. 204 señala que podrá,
asimismo, ordenar (al tribunal inferior) que no se innove cuando haya antecedentes
que justifiquen esta medida. Esta orden de no innovar tiene por objeto impedir que se
cumpla una resolución cuya firmeza o ejecutoriedad está en tela de juicio, puesto que
mediante el recurso de hecho se pretende, nada menos, que se conceda el recurso de
apelación que se ha interpuesto en su contra.
450
Esta tramitación es discutible en la actualidad, debido a que el art. 199 inc. I del CPC dispone que la apelación de
toda resolución que no sea sentencia definitiva se verá en cuenta, a menos que cualquiera de las partes, dentro del
plazo para comparecer en segunda instancia solicite alegatos. Sin embargo, esta disposición sólo hace referencia a
la “apelación”, y no al recurso de hecho.
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a. CONCEPTO.
El falso de recurso de hecho es aquel que tiene lugar cuando el tribunal inferior concedió
un recurso de apelación improcedente; o lo concedió sólo en el efecto devolutivo, debiendo
haberlo concedido en ambos efectos; o lo concedió en ambos efectos, en circunstancias de que
sólo procedía en lo devolutivo. Para determinar quién es la parte agraviada, es necesario precisar
previamente cuál es la causal que sirve de fundamento al respectivo recurso de hecho. Así, en el
primer caso, lo será el apelado; en el segundo, lo será el apelante; y en el tercero, volverá a ser
agraviado el apelado.
Las alternativas para impugnar la resolución del juez inferior son: interponer un recurso de
reposición ante el tribunal que concedió el recurso (art. 196 inc. I); interponer un falso recurso de
hecho ante el tribunal superior (art. 196 inc. I); y cuando la apelación concedida sea improcedente,
existe la posibilidad de que el tribunal AD QUEM de oficio declare la improcedencia del recurso (art.
196 inc. II).
Art. 196. Si el tribunal inferior otorga apelación en el efecto devolutivo, debiendo concederla también en el
suspensivo, la parte agraviada, dentro del plazo que establece el art. 200, podrá pedir al superior que desde luego
declare admitida la apelación en ambos efectos; sin perjuicio de que pueda solicitarse igual declaración, por vía de
reposición, del tribunal que concedió el recurso.
Lo mismo se observará cuando se conceda apelación en ambos efectos, debiendo otorgarse únicamente en el
devolutivo, y cuando la apelación concedida sea improcedente. En este último caso podrá también de oficio el
tribunal superior declarar sin lugar el recurso.
Las declaraciones que haga el superior en conformidad a los dos incisos anteriores, se comunicarán al inferior para
que se abstenga, o siga conociendo del negocio, según los casos.
632
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no en ambos, debe informar al tribunal inferior para que siga conociendo del asunto; y si
el tribunal lo acoge, y señala que la apelación procedía en ambos efectos, deberá
comunicarlo al tribunal inferior para que éste se abstenga de seguir conociendo el asunto.
Y si el tribunal rechaza el falso recurso de hecho, la apelación deberá seguir
conociéndose en conformidad a como fue concedida por el tribunal de primera instancia.
Respecto de la suerte que corren las gestiones efectuadas ante el tribunal inferior cuando
concedió la apelación sólo en el efecto devolutivo y el tribunal superior acogiendo el
correspondiente recurso de hecho, declara que ha debido concederse dicha apelación en
ambos efectos, cabe decir que la jurisprudencia ha estimado que a falta de una disposi-
ción semejante a la contemplada en el art. 206 del CPC para el verdadero recurso de
hecho, en el caso antes planteado, la abstención del tribunal inferior sólo nace con la
comunicación del fallo que acoge el recurso de hecho y que, en consecuencia, todo lo
actuado con anterioridad es válido.
F. E L RECURSO DE CASACIÓN .
1. CONCEPTO.
Se encuentra regulado en el Título XIX (“Del recurso de casación”) del Libro III (“De los
juicios especiales”), en los arts. 764 a 809 del CPC. En este título se regulan conjuntamente el
recurso de casación en la forma y el recurso de casación en el fondo.
La palabra casación proviene del verbo casar y casar significa anular, invalidar, dejar sin
efecto, etc. Es por ello que profesor ALFARO señala que la casación constituye una manifestación de
la nulidad procesal; y hay nulidad, porque existe un vicio.
El recurso de casación se puede definir como un recurso extraordinario que la ley
concede a la parte agraviada, y que tiene por objeto anular una sentencia judicial que ha sido
dictada con omisión de formalidades legales o dentro un procedimiento vicioso o (casación en la
forma) o anular una sentencia judicial que contiene una infracción de la ley que influye
sustancialmente en lo dispositivo del fallo (casación en el fondo).
2. OBJETO DE LA CASACIÓN.
Al igual que en el recurso de apelación, el legislador en el recurso de casación delimita su
objeto. En efecto, el art. 764 del CPC (la primera disposición del Título XIX) señala que el
recurso de casación se concede para invalidar una sentencia en los casos expresamente
señalados por la ley. En otras palabras, el recurso de casación se concede para anular una
sentencia; a diferencia del recurso de apelación, que tiene por objeto enmendar una sentencia.
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ii. Por su parte, la casación en la forma tuvo su origen en el Derecho español. En Chile, con la
llegada de la independencia no se produjo un cambio inmediato en la legislación, puesto que
se siguió aplicando el Derecho español, con las adecuaciones correspondientes; y este
Derecho reconocía ciertos tipos de recurso que fueron adoptados por la legislación chilena,
específicamente el recurso de nulidad, que se refería a la infracción de leyes procesales.
Entonces, esta distinción en orden a que la nulidad podía producirse tanto respecto de leyes
que regulan el procedimiento como leyes que regulan el juzgamiento, hizo nacer la
distinción entre las dos formas de casación. Y la primera ley que reconoció formalmente al
recurso de casación en nuestro país, es el CPC.
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7. CLASES DE CASACIÓN.
En nuestro sistema se regulan conjuntamente dos especies de casación, completamente
distintas, y que tienen una regulación común, sólo por razones de índole histórica. Al respecto, el
art. 765 del CPC señala que el recurso de casación es de dos especies: de casación en el fondo y
de casación de la forma. Es de casación en el fondo en el caso del art. 767; es de casación en la
forma en los casos del art. 768. La casación en el fondo es la más genuina, puesto que cuando se
habla en el derecho comparado de casación, se refiere fundamentalmente a la casación en el fondo.
7.1.1. CONCEPTO.
La ley no define al recurso de casación en la forma, sino que sólo se limita a señalar su
objeto. Pero del contexto y la aplicación práctica de sus disposiciones por los tribunales, se
puede decir que la casación en la forma es un recurso extraordinario que la ley concede a la parte
agraviada, y que tiene por objeto anular una sentencia judicial que ha sido dictada con omisión
de formalidades legales o dentro un procedimiento viciado. De esta definición se desprende lo
siguiente:
i. La c a u s a l o motivo que hace procedente el recurso de casación, es el agravio que sufre
una parte, producto de un vicio del procedimiento que puede tener lugar en la constitución,
desarrollo y conclusión del proceso.
ii. El f u n d a me n t o de este recurso, es la protección del derecho objetivo, concretamente, de
la ley procesal, tanto en lo que dice relación con la tramitación de asunto, como en el
pronunciamiento del fallo. Estas normas están dirigidas principalmente al juez, y cuando
éste comete una infracción, se produce una anomalía en el procedimiento, lo cual trae
aparejado la vulneración del debido proceso; pues las leyes procesales garantizan el debido
proceso, y lo que se busca con el debido proceso, es una igualdad entre los litigantes.
iii. Y su o b j e t o o f i n a l i d a d , es obtener la anulación o invalidación del fallo recurrido,
motivado por la omisión o infracción de las leyes que determinan la sustanciación o
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
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ritualidad esencial del proceso mismo (vicios del procedimiento), o los requisitos legales
formales a que debe ajustarse el tribunal al dictar sus sentencias (vicios de la sentencia).
De ahí que en la definición del recurso de casación de forma se contemple su procedencia
por un doble motivo: por vicios cometidos en la sustanciación del juicio mismo, y por
vicios cometidos en la dictación de la sentencia que lo resuelve.
7.1.2. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un re c u r s o e x t ra o r d i n a r i o , pues sólo procede en contra de determinadas
resoluciones judiciales y por causales taxativamente señaladas en la ley. No basta con el
simple interés de recurrir, sino que hay que acreditar los vicios y encuadrarlos en una causal
específica; por ello el tribunal está limitado en su conocimiento a las circunstancias
concretas que constituyen la causal de casación.
ii. Es un recurso que se interpone ante el tribunal que dictó la resolución que se trata de
invalidar o casar, y para ante el tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico, que
deberá conocer (el cual puede ser una CA o la CS).
iii. Es un recurso de nulidad, pues tiene por objeto invalidar una sentencia judicial.
iv. Es un recurso de d e re c h o e s t r i c t o , porque es necesario observar en su interposición y
tramitación determinadas formalidades legales, so pena de ser declarado inadmisible (por
ejemplo, se debe señalar de manera expresa el vicio en que funda, y requiere la designación
de un abogado patrocinante que puede ser el mismo de la causa principal u otro distinto).
Esta característica se atenúa por el hecho de que el tribunal puede casar de oficio una
sentencia, cuando éste aparezca de manifiesto.
v. Sólo puede ser deducido por la parte que ha sufrido un agravio; esto se extrae del art. 771
(el recurso debe interponerse por la parte agraviada…), del art. 768 inc. penúltimo (…el
tribunal podrá desestimar el recurso de casación en la forma, si de los antecedentes
aparece de manifiesto que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable…); pero no
basta con la existencia del agravio, ya que además se requiere la existencia de una causal.
No obstante, también vela por un interés público, ya que a pesar de la inactividad de las
partes, los tribunales pueden de oficio anular en la forma determinadas sentencias, por las
mismas causales que habrían autorizado la interposición del correspondiente recurso de
casación.
vi. Por regla general, la interposición de este recurso no suspende el cumplimiento de la
sentencia recurrida.
vii. En cuanto a su interposición, puede proceder en forma conjunta con el recurso de apelación,
tratándose de sentencias de primera instancia.
viii. Es un recurso que no constituye una instancia judicial, porque el tribunal llamado a
conocer de él no revisa todas las cuestiones de hecho y de derecho suscitadas en el juicio,
sino que, como dice el profesor ALFARO, sólo se pueden analizar las causas de casación,
las cuales aluden a los trámites procesales esenciales y a los requisitos de la sentencia.
ix. Por regla general, por ser un recurso de carácter público, no cabe la renuncia anticipada. Sin
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451
Hay que recordar que la sentencia que falla un recurso de casación en la forma, sea acogiéndolo o desechándolo,
no obstante su parecido formal con las sentencias definitivas (solamente su parecido, pues no es encasillable en
ninguna de las resoluciones que establece el art. 158 del CPC), no es susceptible de casación; de ahí el conocido
aforismo de que no hay casación de casación.
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causa. Por tanto, los requisitos que debe cumplir esta sentencia, son:
- Se debe tratar de una sentencia interlocutoria no importando que ponga término al
juicio o haga imposible su continuación.
- Debe tratarse de una sentencia interlocutoria pronunciada en segunda instancia, lo que
acontecerá cuando la referida resolución confirme, modifique o revoque una sentencia
de igual naturaleza pronunciada en primera instancia (por ejemplo, se opone una
excepción dilatoria en la primera instancia, y el juez la rechaza, y se apela dicha
resolución, y la Corte la confirma); o bien cuando se limita a fallar un incidente
suscitado en la segunda instancia (por ejemplo, se promueve en la Corte el incidente
de nulidad de un documento presentado al juicio, el tribunal resuelve que es nulo).
- Que en el pronunciamiento de dicha sentencia se hayan omitido trámites o diligencias
esenciales, cuales son: el emplazamiento de la parte agraviada o la señalización de día
para la vista de la causa. Hay que recordar que el emplazamiento de la parte agraviada
es un trámite que consta de dos elementos: la notificación de la resolución que
concedió, en primera instancia, el correspondiente recurso de apelación; y el
transcurso del plazo en la segunda instancia para comparecer a proseguir dicho
recurso. Y la fijación del día para la vista de la causa, como su nombre lo indica, es la
colocación de la causa en tabla y su vista en el mismo día señalado.
iv. Por último, el art. 766 inc. II del CPC dispone que procederá, asimismo, respecto de las
sentencias que se dicten en los juicios o reclamaciones regidos por leyes especiales, con
excepción de aquéllos que se refieran a la constitución de las juntas electorales y a las
reclamaciones de los avalúos que se practiquen en conformidad a la Ley N° 17.235,
sobre Impuesto Territorial y de los demás que prescriban las leyes (por ejemplo, las
sentencias definitivas de los jueces de policía local). Por tanto, para saber si procede o no el
recurso de casación en la forma en contra de una sentencia pronunciada en juicio o
reclamación regido por ley especial, será necesario establecer previamente si esa ley
especial permite o no deducir dicho recurso.
Pero el legislador no solamente limita la procedencia del recurso de casación en la forma
en esta clase de juicios o reclamaciones, sino que también, restringe las causales que lo
hacen procedente. Estas limitaciones de las causales del correspondiente recurso hay que
buscarlas, en primer término, en las leyes especiales, y si éstas nada dispusieron sobre el
particular, se debe aplicar el art. 768 inc. II del CPC que señala que en los negocios a que
se refiere el inciso segundo del art. 766 (juicios regidos por leyes especiales) sólo podrá
fundarse el recurso de casación en la forma en alguna de las causales indicadas en los
números 1°, 2°, 3°, 4°, 6°, 7° y 8° de este artículo y también en el número 5° cuando se
haya omitido en la sentencia la decisión del asunto controvertido. Por tanto, de acuerdo a
la disposición transcrita, por exclusión, no podrá fundarse el recurso de casación en la
forma en los juicios o reclamaciones regidos por leyes especiales, en haber sido
pronunciada la sentencia con omisión de sus requisitos formales (art. 768 Nº 5), a menos
que se trate de la falta de decisión del asunto controvertido; y tampoco podrá fundarse en
haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o por
cualquier otro requisito por cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay
nulidad (art. 768 Nº 9).
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Luego, el plazo para interponer el recurso de casación en la forma presenta las siguientes
características: es un plazo fatal; es un plazo individual, en razón de que comienza a correr para
cada parte desde la notificación de la resolución en contra de la cual se recurre; es un plazo de
días establecido en el CPC y, por tanto, para computarlo se suspenden los días feriados; es un
plazo legal y, por tanto, improrrogable.
a. CONCEPTO.
Según CASARINO, la causal legal del recurso de casación en la forma es el hecho, evento
o circunstancia producido en el proceso que, en concepto del legislador, justifica la procedencia
de dicho recurso. Ahora bien, estas causales legales que justifican la procedencia del recurso de
casación en la forma, deben estar expresamente establecidas por el legislador; de manera que si
el recurso se funda en una causal no contemplada en la ley, por mucha analogía que presente con
aquella señalada, deberá ser forzosamente declarado improcedente. De ahí que se diga que el
recurso de casación en la forma es un recurso extraordinario, pues sólo procede por las causales
taxativamente enumeradas en la ley.
No todas las causas son aplicables a todas las resoluciones; desde luego sí son aplicables a
las sentencias definitivas, pero cabe la duda respecto de las sentencias interlocutorias.
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ii. Una segunda clasificación distingue entre causales que afectan al tribunal, donde se
encuentran los números 1,2 y 3 del art. 768; casuales que afectan a la sentencia impugnada,
en donde se encuentran los numerales 4,5,6,7, y 8 del art. 768; y casuales que afectan al
procedimiento, en donde sólo está el Nº 9 del art. 768.
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dictadas por esta clase de jueces. Hay que recordar que es el COT el llamado a señalar
las normas de integración de los tribunales colegiados, y son las partes la que
controlan el cumplimiento de estas normas, tomando conocimiento de la integración por
medio de las correspondientes actas de instalación, a cargo de los Presidentes de los
respectivos tribunales, y excepcionalmente, por el conocimiento que proporciona
verbalmente a las partes el Relator o el Secretario, cuando la integración se hace con
miembros que no pertenezcan a su personal ordinario.
Específicamente hay un vicio en la integración, cuando haya mayoría de abogados
integrantes, o que no hayan sido llamados por orden de integración; o cuando haya
miembros de otro tribunal. La oportunidad para reclamar la integración ilegal del
tribunal colegiado es, precisamente, antes de verse la causa; pues, en caso contrario, se
considera que el recurso de casación en la forma, que posteriormente se podría deducir
en contra de la sentencia pronunciada en tan anormales condiciones, no ha sido
legalmente preparado y que debe, por tanto, ser declarado improcedente (art. 769 inc.
final del CPC).
Art. 769. Para que pueda ser admitido el recurso de casación en la forma es indispensable que el que lo
entabla haya reclamado de la falta, ejerciendo oportunamente y en todos sus grados los recursos
establecidos por la ley.
Inc. final. La reclamación a que se refiere el inc. I de este artículo deberá hacerse por la parte o su
abogado antes de verse la causa, en el caso del Nº 1 del art. 768.
ii. En haber sido pronunciada por un juez, o con la concurrencia de un juez legalmente
implicado, o cuya recusación esté pendiente o haya sido declarada por tribunal
competente (art. 768 N° 2). Esta causal se refiere a la institución procesal de las
implicancias y recusaciones, las cuales son inhabilidades personales que tienen los jueces
para conocer y fallar en forma imparcial un determinado asunto453. La lectura de la causal
en estudio permite apreciar que ella contempla tres situaciones:
- Que la sentencia haya sido pronunciada por un juez o con la concurrencia de un juez
legalmente implicado. Las implicancias son verdaderas prohibiciones impuestas por el
legislador a los jueces para intervenir en determinados juicios, por razones de orden
público; son, por consiguiente, irrenunciables. Están enumeradas en el art. 195 del COT
y se aplican tanto a los jueces de los tribunales unipersonales como a los de los
tribunales colegiados, y es por eso que la disposición en estudio se pone en la situación
de la sentencia pronunciada “por un juez” o “con la concurrencia de un juez”. Aquí no
es necesario distinguir si la implicancia está pendiente o ha sido declarada, pues para
la existencia de la causal de casación en la forma, basta que el magistrado que dicta la
sentencia o que concurre a su dictación, se halle afecto a un motivo legal de im-
plicancia.
- Que la sentencia haya sido pronunciada por un juez o con la concurrencia de un juez
cuya recusación esté pendiente. Las recusaciones son normas de orden privado que se
453
Hay que recordar que si la implicancia procede en contra de un tribunal unipersonal, conocerá el mismo juez de
ella; y si procede en contra de un tribunal colegiado, conocerá el mismo tribunal, pero con exclusión del ministro
implicado. Por otra parte, si la recusación procede en contra de un Juez de Letras, conocerá de ella la CA respectiva;
y si la recusación procede en contra de un ministro de la CA, conocerá de ella la CS; y si la recusación procede en
contra de uno de los ministros de la CS, conocerá de ella CA de Santiago.
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establecen a favor de las partes cuando éstas presumen que el juez carece de la debida
imparcialidad para conocer del asunto; por ende, pueden ser renunciadas por ellas;
comprenden tanto a los tribunales unipersonales como a los colegiados. Están
enumeradas en el art. 196 del COT y, desde el momento en que son susceptibles de
renuncia, su sola concurrencia no basta para que la sentencia que dicte un juez en estas
condiciones sea nula; sino que además, es necesario que esa recusación se encuentre
pendiente, es decir, que se la haya formulado por vía incidental, estando pendiente su
resolución. Mientras está pendiente la recusación, actúa un juez subrogante, el cual no
puede dictar sentencia mientras no haya sido resuelto el incidente, sino, su sentencia
será anulable por casación.
- Que la sentencia haya sido pronunciada por un juez o con la concurrencia de un juez
cuya recusación haya sido declarada por tribunal competente. Si es nula la sentencia
dictada por un juez o con la concurrencia de un juez, cuya recusación está pendiente,
con mayor razón lo será cuando ésta haya sido legalmente declarada (a favor del juez).
iii. En haber sido acordada en los Tribunales Colegiados por menor número de votos o
pronunciada por menor número de jueces que el requerido por la ley o con la
concurrencia de jueces que no asistieron a la vista de la causa, y viceversa (art. 768 N°
3). Esta causal se refiere a la infracción de las normas de acuerdo que deben cumplir los
tribunales colegiados, y de su lectura se puede apreciar que contempla cuatro situaciones
diversas:
- Que la sentencia haya sido acordada por menor número de votos que el requerido por
la ley. Esta causal alude al quórum del acuerdo, y hay que recordar que el número de
votos necesarios para acordar la sentencia en los Tribunales Colegiados, es la mayoría
legal, la cual, generalmente, es la mayoría absoluta de votos conformes, salvo
excepciones legales.
- Que la sentencia haya sido pronunciada por menor número de jueces que el requerido
por la ley. Esta causal alude al quórum de funcionamiento, y hay que recordar que los
Tribunales Colegiados deben funcionar, para conocer y decidir los asuntos que les
estén encomendados, con un número de miembros que no sea inferior al mínimo
determinado en cada caso por la ley; y que este número es de tres miembros en la CA y
de cinco en la CS, tratándose de autos, sentencias interlocutorias y sentencias
definitivas, y de uno sólo (en ambos tribunales) si se refiere a los decretos.
- Que la sentencia haya sido pronunciada con la concurrencia de jueces que no
asistieron a la vista de la causa. Hay que recordar que no pueden tomar parte en
ningún acuerdo los magistrados que no hubieren concurrido como jueces a la vista del
negocio.
- Que la sentencia haya sido pronunciada sin la concurrencia de todos los jueces que
asistieron a la vista de la causa. La expresión “y viceversa”, dice relación con que
ningún acuerdo se puede efectuar sin que tomen parte todos los que como jueces
hubieren concurrido a la vista, salvo las excepciones legales. Para comprobar la
existencia de esta causal de casación en la forma, y la causal antes indicada, hay que
recurrir a las actas de instalación del respectivo tribunal y, muy particularmente, a la
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iv. En haber sido dada ultra petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o
extendiéndolo a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, sin perjuicio de la
facultad que éste tenga para fallar de oficio en los casos determinados por la ley (art.
768 N° 4). Este vicio se produce al momento de dictar la sentencia, tanto por un tribunal
unipersonal como colegiado; y es una causal que vela por la congruencia externa del
fallo454.
De acuerdo a la definición del art. 768 Nº 4, hay ultra petita cuando la sentencia otorga
más de lo pedido por las partes, por ejemplo, se demanda 200 a título de saldo insoluto
del precio de una compraventa, y el tribunal condena al demandado a pagar la suma de
500 por igual título. También hay ultra petita, o extra petita según algunos, cuando la
sentencia se extiende a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, por ejemplo, se
demanda el cumplimiento de un contrato y el tribunal cree del caso rechazar esta acción y
acoger, en cambio, la de resolución del mismo, que no se ha deducido.455
No obstante, el tribunal podría tener facultades de oficio por expresa disposición de la ley,
para fallar en determinados casos, por ejemplo, se discute sobre el cumplimiento de un
determinado contrato y el tribunal advierte que es nulo, y dicha nulidad aparece de
manifiesto, por tanto, la declarará sin que litigante alguno se lo haya pedido.
Ahora bien, la manera de constatar si existe o no ultra petita en el fallo que se trata de
casar, es analizando la cuestión controvertida en el juicio con la parte resolutiva de la
sentencia misma. La cuestión controvertida se halla en los escritos fundamentales de
demanda y de contestación, si se trata de la única o primera instancia; y en el escrito de
apelación, cuando el pleito se halla en alzada. Esto se relaciona con el principio de
congruencia procesal, que es un principio rector de la actividad procesal por el cual en
toda resolución judicial debe existir conformidad, adecuación, concordancia o correlación
entre la pretensión formulada por cualquiera de las partes y la decisión que el juez tome
sobre ella.456
¿Qué pasa si se falla sobre menos de lo pedido? A esto se le denomina minus petita, y
454
El profesor ALFARO recalca que el vicio de ultra petita no atañe al fondo del asunto, porque no se ataca el
juzgamiento, sino que un exceso en el juzgamiento. Y dentro de la sentencia, la parte donde se comete ultra petita es en
la parte resolutiva, y también en la parte considerativa, cuando se trate de considerandos resolutivos.
455
La jurisprudencia ha dicho que el fallo incurre en un vicio de ultra petita si se acoge una excepción subsidiaria sin
pronunciarse sobre la solicitud principal. En cuanto a los reajustes, si la parte no los solicita y el tribunal los
concede, según algunos habría ultra petita, y según otros, el tribunal siempre tiene que conceder la suma reajustada.
Por ello, lo más conveniente es solicitar una suma expresada en una unidad reajustable, como la UF.
456
El principio de congruencia y el derecho de defensa están íntimamente vinculados, por cuanto en todo proceso el
juez no debe apartarse del verdadero debate contradictorio propuesto por las partes, pues en caso contrario, se
mermaría el derecho de defensa de las mismas, ya que no tendrían posibilidades de defenderse respecto de aquello
que agregó el tribunal ¿Qué pasa si el fallo altera la causa de pedir (fundamento inmediato del derecho deducido en
juicio)? Existen fallos que, a pesar de pronunciarse sobre las acciones y excepciones hechas valer por las partes,
alteran la causa de pedir de las mismas. En tales casos la jurisprudencia reiterada y uniforme de nuestros tribunales,
ha declarado que dichos fallos son nulos, porque han sido pronunciados con el vicio o defecto de forma de la ultra
petita; por ejemplo, se demanda la suma de 100 a título de mutuo, y el tribunal accede a la demanda pero a título de
renta de arrendamiento. Sin embargo, no habrá ultra petita si las razones de orden legal contenidas en la parte
considerativa de la sentencia difieren de aquellas hechas valer por las partes como fundamento de su acción o
excepción, pues este vicio o defecto de forma sólo debe constatarse en la parte resolutiva; a menos que tales
considerándolos tuvieren, a su vez, el carácter de resolutivos.
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tiene lugar, por ejemplo, cuando se pide la resolución del contrato más la indemnización
de perjuicios, y el tribunal “no se pronuncia” respecto de los perjuicios; o si se demanda
capital e intereses, y el tribunal “no se pronuncia” respecto de los intereses; ahora, si se
demanda 100 y el tribunal concede 50, no constituye minus petita, ya que el tribunal
puede señalar que el resto no estaba lo suficientemente acreditado. Este vicio de la minus
petita no está enunciado en el Nº 4 del art. 768, por ello, hay que reconducirlo al Nº 5 de
dicho artículo, es decir, a los requisitos de la sentencia definitiva, específicamente el Nº 6
del art. 170 del CPC, el cual señala que la sentencia definitiva contendrá la decisión del
asunto controvertido. Esta decisión deberá comprender todas las acciones y excepciones
que se hayan hecho valer en el juicio; pero podrá omitirse la resolución de aquellas que
sean incompatibles con las aceptadas.457
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Art. 826. Las sentencias definitivas en los negocios no contenciosos expresarán el nombre, profesión u
oficio y domicilio de los solicitantes, las peticiones deducidas y la resolución del tribunal. Cuando éste
deba proceder con conocimiento de causa, se establecerán además las razones que motiven la
resolución.
Estas sentencias, como las que se expidan en las causas entre partes, se copiarán en el libro respectivo
que llevará el secretario del tribunal.
- El profesor ALFARO señala que hay que tener en cuenta que si el vicio es la falta de
pronunciamiento sobre una acción o excepción hecha valer oportunamente en el juicio
(minus petita), aparte de casar, de acuerdo al art.768 inc. final, el tribunal podrá
limitarse, asimismo, a ordenar al de la causa que complete la sentencia cuando el
vicio en que se funda el recurso sea la falta de pronunciamiento sobre alguna acción
o excepción que se haya hecho valer oportunamente en el juicio.
- ¿Cualquier omisión de los requisitos del art. 170 faculta para interponer un recurso de
casación en la forma? El profesor ALFARO recalca que se debe tratar de una omisión
relevante, que irrogue un perjuicio. En efecto, la casación al ser un recurso de nulidad,
para que tenga lugar, debe haber un perjuicio sólo reparable con la nulidad; así, por lo
demás, lo establece el art. 768 inc. III del CPC, que señala que no obstante lo dispuesto en
este artículo (causales que habilitan la casación en la forma), el tribunal podrá
desestimar el recurso de casación en la forma, si de los antecedentes aparece de
manifiesto que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable sólo con la
invalidación del fallo o cuando el vicio no ha influido en lo dispositivo del mismo. Por
lo tanto, el profesor ALFARO señala que si hay una omisión en la sentencia, hay que
distinguir qué parte es la que se omite, pues si la omisión se produce en la parte
considerativa, en principio, no influye (a menos que se trate de considerandos
resolutivos); sí influye cuando se produce en la parte resolutiva del fallo.
vi. En haber sido dada contra otra pasada en autoridad de cosa juzgada, siempre que ésta
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se haya alegado oportunamente en el juicio (art. 768 N° 6). Para que tenga lugar esta
causal, es necesaria la concurrencia copulativa de dos requisitos:
- Que la sentencia recurrida haya sido dictada contra otra pasada en autoridad de cosa
juzgada. Esta otra sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, puede ser una
sentencia definitiva o interlocutoria, pero en ambos casos deberán estar firmes o
ejecutoriadas; además, debe ser una sentencia en que concurra la triple identidad, ya sea
que se haya dictado en el mismo juicio o en otro distinto. Por lo tanto, no basta que haya
una superposición de pretensiones, tiene que haber una sentencia.
- Que la cosa juzgada se haya alegado oportunamente en el juicio de que se trata. La
alegación oportuna tiene lugar en la demanda, si se la invoca como acción, o si se la
hace valer como excepción, ya sea como excepción mixta, perentoria o anómala. Un
ejemplo, en que tiene lugar esta causal de casación en la forma, es el siguiente: A
demanda a B cobrándole la suma de cien mil pesos a título de mutuo; se niega lugar a
la demanda, y la sentencia queda ejecutoriada; transcurre cierto lapso de tiempo y
nuevamente A demanda a B cobrándole igual suma de dinero y por idéntico título; B
al contestar la demanda se excepciona, invocando la primitiva sentencia; sin embargo,
el juez acoge la nueva demanda y rechaza la excepción de cosa juzgada; por tanto, B
puede recurrir de casación en la forma, ya que esta causal fue oportunamente alegada
dentro del juicio.
vii. En contener decisiones contradictorias (art. 768 N° 7). Esta causal vela por la
congruencia de interna de la sentencia; y de la norma se desprende que es necesario que
concurran dos requisitos para que tenga lugar esta causal:
- Que la sentencia contenga varias decisiones. Para que una sentencia contenga varias
decisiones es indispensable que las partes, a su vez, hayan hecho valer dos o más
pretensiones o dos o más excepciones o defensas. Por lo tanto, si la cuestión
controvertida es una sola, mal puede hablarse de pluralidad de decisiones y de
contradicción entre ellas.
- Que esas decisiones sean contradictorias. Según CASARINO, las decisiones de una
sentencia son contradictorias cuando hay oposición entre ellas, de manera tal, que no
se pueden cumplir simultáneamente; por ejemplo, la sentencia declara resuelto el
contrato y, al mismo tiempo, señala que debe cumplirse. La contradicción debe existir
en la parte dispositiva o resolutiva de la sentencia que se trata de casar, o en los
considerandos resolutivos, que son aquellos que sirven de base para la resolución, y sin
los cuales, la sentencia carecería de sentido. Toda contradicción en los considerandos, o
entre éstos y la parte resolutiva, escapa a la causal de casación de forma en estudio.
El profesor ALFARO señala que, si bien, esta decisión contradictoria constituye un vicio
de forma, en lo mediato es un vicio de fondo, porque otorga beneficios contradictorios,
vulnerando así la ley de fondo.
viii. En haber sido dada en apelación legalmente declarada desierta, prescrita o desistida
(art. 768 N° 8). Estas son las tres formas anormales en que puede terminar un recurso de
apelación, y en este caso, a pesar de haberse declarado legalmente desierto, prescrito o
desistido el recurso, el tribunal de alzada insiste en conocerlo, y lo resuelve confirmando,
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ix. En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o a
cualquier otro requisito por cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay
nulidad (art. 768 N° 9). Mientras las ocho causales antes analizadas dicen relación con
vicios que se pueden cometer en la dictación de la sentencia que se trata de anular, la
presente causal contempla la situación de vicios o defectos de forma cometidos durante el
procedimiento. En otras palabras, la resolución atacada será anulable por haber provenido
de un procedimiento irregular, por tanto, es necesario efectuar una permanente revisión de
los trámites considerados esenciales por la ley o de los requisitos que por cuyo defecto la ley
establece la sanción de nulidad.
Del tenor literal de la norma, se desprenden dos situaciones enteramente diversas:
- En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley. Por
regla general, es la ley procesal la llamada a indicar los trámites o diligencias
esenciales de los diversos juicios, pero esta labor también puede ser cumplida por una
ley especial. Ahora bien, por muy importante que sea el trámite o diligencia omitido,
si la ley no lo ha elevado a la categoría de esencial, su falta no autoriza interponer un
recurso de casación en la forma (por ejemplo, el trámite de audiencia de la Fiscal
Judicial o de los Defensores Públicos en determinados juicios; o el trámite de tasación
en el juicio ejecutivo, etc.).
- En haberse faltado a cualquier otro requisito por cuyo defecto las leyes prevengan
expresamente que hay nulidad. En el fondo, este requisito omitido para el legislador
también es esencial, pero en vez de usar esta expresión, prefiere indicar,
concretamente y de inmediato, que esa falta u omisión está sancionada con la
nulidad458. El profesor ALFARO dice que es difícil hallar casos de normas que digan
expresamente que hay nulidad por defecto de algún requisito, por eso este segundo
supuesto es de poca ocurrencia. ORELLANA da como ejemplo al art. 61 inc. III del CPC, el
cual dispone que la autorización del funcionario a quien corresponda dar fe o
certificado del acto es esencial para la validez de la actuación.
Por lo tanto, la causal del art. 768 N° 9 es de carácter general (en sus dos aspectos) y se debe
complementar con otras normas. Es por ello que a continuación se examinarán los
diversos trámites o diligencias declarados esenciales por el legislador, según sus
instancias.
Los trámites o diligencias esenciales a los que se refiere la causal del art. 768 Nº 9 del CPC,
458
CASARINO dice que en el primer caso la sanción de nulidad es indirecta, y en el segundo directa, pero en ambos se
desemboca en la institución de la nulidad procesal, cuya forma de hacerla valer es por medio del correspondiente
recurso de casación.
648
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459
El juicio de menor cuantía tiene lugar cuando el valor de la cosa disputada sea de más de 10 UTM y no exceda de
500 UTM, y que no tengan señalado en la ley un procedimiento especial; el de mayor cuantía cuando el valor de la
cosa disputada exceda de 500 UTM, o sea, de cuantía indeterminada; y finalmente, el juicio es especial cuando está
sometido a una regla extraordinaria y diversa. En los juicios de mínima cuantía, esto es, aquellos que se aplican a los
procedimientos cuya cuantía no exceda de 10 de UTM, y que por su naturaleza no tengan señalado en la ley un
procedimiento especial, también hay trámites o diligencias esenciales, los cuales son bastantes limitados; a saber: el
emplazamiento del demandado en la forma prescrita por la ley para que conteste la demanda; el acta en que deben
consignarse las peticiones de las partes; y el llamado a conciliación. Aquí, el recurso se puede se puede interponer
verbalmente o por escrito sin previo anuncio y sólo se debe hacer mención expresa de la causa en que se funde.
460
La importancia de este trámite o diligencia esencial es obvia, pues tiene como fundamento el principio que dice
que nadie puede ser condenado sin ser oído, es decir, no es posible que se dicte una sentencia judicial en contra de
una persona a la cual no se ha puesto en su conocimiento el juicio en que ella incide o no se le ha dado la
oportunidad de defenderse.
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Privar a las partes del derecho a rendir prueba, implica colocarlas en la indefensión y,
por tal razón, el legislador ha elevado este trámite a la categoría de esencial. El
profesor ALFARO señala que no procede la casación en la forma cuando el juez
indebidamente recibe la causa a prueba, ya que en dicho caso no se falta a un trámite
esencial, y además no se trata de una sentencia definitiva o interlocutoria que ponga
término el juicio o haga imposible su continuación, por el contrario, permite que la
prueba se desarrolle.
- La práctica de diligencias probatorias cuya omisión podría producir indefensión (art.
795 Nº 4). En general, las partes litigantes son las llamadas a suministrar dentro del
pleito las pruebas necesarias para acreditar los hechos que sirven de fundamento a su
pretensión; y el tribunal, es el encargado de resolver si tales medios probatorios son o
no admisibles. De la lectura de la disposición, se puede apreciar que los requisitos para
que proceda son:
a) Que se haya omitido la práctica de una determinada diligencia probatoria. El
profesor ALFARO señala que primero se debe solicitar una diligencia probatoria (por
tanto, no caben las medidas para mejor resolver), y luego se haya omitido su
desarrollo, lo cual se demuestra con el sólo examen de los autos, en el cual
constará el ofrecimiento de la prueba y su rechazo de parte del tribunal. Un
ejemplo claro sería que el tribunal se niegue a practicar una inspección personal,
dando cabida con su actitud a una posible indefensión.
b) Se requiere, además, que esa omisión pueda haber producido la indefensión de la
parte que propuso tal medio probatorio. Este requisito queda entregado al criterio
del tribunal llamado a conocer el correspondiente recurso de casación en la forma;
así, por ejemplo, si he ofrecido prueba testimonial y el tribunal la rechaza, y a
pesar de tal prueba siempre la demanda debía ser denegada, no concurre la causal
o vicio de forma analizado.
c) El profesor ALFARO agrega que el medio de prueba debe ser legalmente procedente,
por tanto, no cabe en los medios que son discrecionales para el juez, como la prueba
pericial y la inspección personal del tribunal.
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ii. S e gu n d a i n s t a n c i a . El art. 800 del CPC señala estos trámites o diligencias esenciales
al decir que en general, son trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de
los juicios de mayor o de menor cuantía y en los juicios especiales:
- El emplazamiento de las partes hecho antes de que el superior conozca del recurso
(art. 800 Nº 1). Hay que recordar que el emplazamiento en la segunda instancia, consta
de dos elementos: la notificación (por el estado) en forma legal de la resolución que
concede el respectivo recurso de apelación; y el transcurso del plazo fijado por la ley
para comparecer ante el tribunal superior, que en principio es de cinco días, y se cuenta
desde la certificación que da el secretario de la fecha en que ingresaron los autos a la
secretaría del tribunal. Desde el momento en que el legislador usa la expresión “de las
partes” es indudable que se refiere tanto a las partes directas (apelante y apelado)
como a las indirectas (terceros relativos).
Este emplazamiento, al igual que el de primera instancia, tiende a impedir que se
pueda fallar un recurso de apelación sin haberles dado a las partes la oportunidad de
461
Hay que recordar que las medidas para mejor resolver se decretan con conocimiento, y de acuerdo al art. 69 inc.
II del CPC,cuando se mande proceder con conocimiento o valiéndose de otras expresiones análogas, se podrá llevar
a efecto la diligencia desde que se ponga en noticia del contendor lo resuelto.
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- Los indicados en los números 3 (el recibimiento de la causa a prueba), 4 (la práctica de
diligencias probatorias cuya omisión pudiera producir indefensión) y 6 (la citación
para alguna diligencia de prueba) del art. 795, en caso de haberse aplicado lo
dispuesto en el art. 207 (art 800 Nº 5). El art. 207 señala que en segunda instancia no
se admite prueba alguna, salvo, la prueba confesional, la prueba instrumental, y las
medidas para mejor resolver. Por tanto, cuando haya prueba en segunda instancia, son
trámites esenciales, las contempladas en los Nº 3, 4 y 6 del art. 795 del CPC.
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462
El profesor ALFARO habla de requisitos de admisibilidad del recurso, cuales son: que el perjuicio sólo sea
reparable con la declaración de nulidad; que haya influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo; y la
preparación del recurso.
463
Esta preparación sólo tiene lugar en el recurso de casación en la forma, no así en el recurso de casación en el
fondo.
653
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Hay un caso especial de preparación del recurso de casación en la forma cuando se funda
en el art. 768 Nº 1, o sea, cuando la sentencia ha sido pronunciada por un tribunal
integrado en contravención a lo dispuesto por la ley; pues en tal caso, el reclamo se debe
hacer por la parte o su abogado antes de verse la causa (art. 769 inc. final CPC).
Por último, es preciso señalar que la falta de preparación del recurso de casación en la
forma trae aparejado una sanción, consistente en que el recurso de casación no será admitido a
tramitación.
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sentencia recurrida adolece del vicio o defecto de haber sido pronunciada ultra petita,
y que concede el recurso el art. 768 N° 4 del CPC.
La importancia de la fundamentación del escrito por el que se interpone el recurso,
viene dada porque determina y limita la competencia de tribunal ad quem; pues éste, al
dictar la sentencia de casación, no puede extenderla a vicios de forma que no se estén
contemplados expresamente en dicho escrito, aun cuando en el progreso del recurso se
descubra alguna nueva causa en que haya podido fundarse (salvo que proceda la
casación en la forma de oficio), y la parte agraviada, una vez interpuesto el recurso, no
puede hacer en él variación de ningún género. El profesor ALFARO habla de la
“inmutabilidad” en el recurso de casación en la forma, que consiste en que interpuesto el
recurso, no puede hacerse en él variación de ningún género.
- Agrega el inc. III del art. 772 que en uno y otro caso (casación en la forma y en el
fondo), el recurso deberá ser patrocinado por abogado habilitado, que no sea
procurador del número.
- Si se ha deducido conjuntamente con la casación en el fondo o apelación, los recursos
debe presentarse en un mismo escrito.
- Y ORELLANA señala que se debe señalar la forma en como se ha preparado el recurso,
o las razones por las cuales su preparación no es necesaria.
sentencia recurrida dura solamente mientras la fianza de resultas del juicio no se rinda,
pues una vez que se otorgue por la parte vencedora, la sentencia recurrida se puede
cumplir sin mayores inconvenientes. El profesor ALFARO señala que lo que garantiza la
“fianza de resultas”, es la indemnización de perjuicios que acarrea el cumplimiento o
ejecución de la sentencia recurrida.
¿Ante qué tribunal, en qué oportunidad y de acuerdo a qué procedimiento la parte vencida
puede exigir que la vencedora otorgue fianza de resultas para poder cumplir la sentencia
recurrida? Al respecto, el art. 773 inc. III señala que el recurrente deberá ejercer este
derecho conjuntamente con interponer el recurso de casación y en solicitud separada
que se agregará al cuaderno de fotocopias o de compulsas que deberá remitirse al
tribunal que deba conocer del cumplimiento del fallo. El tribunal (a quo) se pronunciará
de plano y en única instancia a su respecto y fijará el monto de la caución antes de
remitir el cuaderno respectivo a dicho tribunal; agrega el inc. IV que el tribunal a quo
conocerá también en única instancia en todo lo relativo al otorgamiento y subsistencia
de la caución. Hay que tener presente que el tribunal no tiene la opción de acoger o
rechazar la fianza de resultas, pues es un derecho absoluto; lo único que puede hacer es
fijar el monto de la caución.
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ésta declaración, el tribunal a quo, en la misma resolución que conceda el recurso, deberá
determinar las piezas del expediente que, además de la resolución que se intenta casar,
deban compulsarse para continuar conociendo del proceso, y ordenará elevar el
expediente original al tribunal superior para que conozca del recurso, y enviará las
compulsas respectivas al tribunal que deba conocer del cumplimiento del fallo, si hubiere
lugar a ello (art. 776 inc. II).
Art. 776 inc. II. Si el recurso reúne estos requisitos, dará cumplimiento a lo establecido en el inc. I del art.
197 (confeccionar compulsas) para los efectos del cumplimiento de la sentencia y ordenará elevar los autos
originales al tribunal superior para que conozca del recurso y devolver las fotocopias o compulsas
respectivas al tribunal que deba conocer del cumplimiento del fallo. Se aplicará al recurrente lo establecido
en el inc. II del art. 197 (el recurrente debe depositar en la secretaría del tribunal la cantidad de dinero que el
secretario estime necesaria para las fotocopias del expediente).
Se omitirá lo anterior (compulsar) cuando contra la misma sentencia se hubiese interpuesto y concedido
apelación en ambos efectos.
Obtenidas las compulsas, surge una carga procesal para el recurrente, el cual tiene que
franquear la remisión del expediente, es decir, debe pagar el valor que cobra el correo por
el transporte del expediente; pues, conforme al art. 777 del CPC, si el recurrente no
franquea la remisión del proceso, podrá pedirse al tribunal que se le requiera para ello,
bajo apercibimiento de declararse no interpuesto el recurso.
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inadmisible, lo declarará sin lugar desde luego (de plano), por resolución fundada.
Excepcionalmente el tribunal ad quem puede decretar autos en relación, no obstante
haber declarado la inadmisibilidad del recurso, cuando estime posible una casación de
Oficio. Agrega el inc. IV que la resolución por la que el tribunal de oficio declare la
inadmisibilidad del recurso, sólo podrá ser objeto del recurso de reposición, el que
deberá ser fundado e interponerse dentro de tercero día de notificada la resolución
- Y, de conformidad al art. 781 inc. III, en caso de no declarar inadmisible desde luego
el recurso, ordenará traer los autos en relación, sin más trámite. Asimismo, podrá
decretar autos en relación, no obstante haber declarado la inadmisibilidad del
recurso, cuando estime posible una casación de oficio. Estas resoluciones, como es
natural, se dictan sin esperar la comparecencia previa de las partes.
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casación, el tribunal podrá prorrogar el plazo por simple mayoría (art. 783 incs. II y III).
vii. P ru e b a e n e l r e c u r s o d e c a s a c i ó n e n l a f o r m a . Hay veces que la causal que
sirve de fundamento al recurso consta en los mismos autos, de manera que no necesita de
prueba. Pero, en otras ocasiones, los hechos que constituyen el vicio no constan en el
proceso o son controvertidos y, por lo tanto, se hace necesaria su prueba si se desea que
el recurso pueda prosperar y ser acogido en definitiva. De ahí que el art. 799 del CPC
disponga que cuando la causa alegada necesite de prueba, el tribunal abrirá para
rendirla un término prudencial que no exceda de treinta días (en materia de casación en el
fondo nunca procede prueba)
CASARINO señala que, a falta de normas especiales, la prueba se regirá por las normas de
la prueba incidental. Agrega, que el tribunal ad quem decretará la prueba a solicitud de
parte interesada y fijará la duración de este término probatorio, el cual, en realidad, es
especial, no pudiendo exceder de 30 días.
viii. F a l l o d e l r e c u r s o . El art. 806 del CPC señala que cuando el recurso sea de casación en
la forma, dispondrá el tribunal que se traigan los autos en relación, y fallará la causa en
el término de veinte días contados desde aquél en que terminó la vista. Esto a diferencia
de la apelación, pues una vez terminada la vista de la causa, se debe fallar de inmediato, a no
ser que la causa quede en acuerdo. Eso sí, el plazo de 20 días sólo se aplica cuando el
recurso proceda en contra de una sentencia dictada en segunda instancia, pues el art. 806 del
CPC está ubicado en el párrafo 4ª sobre “Disposiciones especiales de los recursos de
casación contra sentencias pronunciadas en segunda instancia en juicios de mayor o de
menor cuantía y en juicios especiales”.
a. SENTENCIA DE CASACIÓN.
La manera normal y corriente de poner término al recurso de casación en la forma, es
mediante la dictación de un fallo y a este fallo la doctrina lo denomina “sentencia de casación”,
por cuanto, no es posible encasillarlo dentro de ninguna de las clasificaciones que contempla el
art. 158 del CPC.
La sentencia de casación es aquella que acoge o rechaza el recurso y, por tanto, invalida o
no la resolución recurrida. Como dice el profesor ALFARO, en este caso, la sentencia del tribunal
determina si los vicios existen, y si, existiendo, configuran la causal. El tribunal ad quem, para
pronunciar sentencia en uno u otro sentido, tiene que analizar si concurren o no las siguientes
circunstancias:
661
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i. Si los vicios en que se funda la causal constan en los autos o, por el contrario, si han sido
acreditados por medio de prueba que se haya rendido sobre el particular; y si constan en
los autos o han sido aprobados, debe determinar si constituyen la causal alegada.
ii. Si la causal en que se funda el recurso es de aquellas contempladas expresamente por la
ley.
iii. Debe tener presente las normas legales que limitan la procedencia del recurso de casación
en la forma, o sea, debe analizar si se preparó debidamente el recurso (cuando proceda), o
si de los antecedentes aparece de manifiesto que el recurrente ha sufrido un perjuicio
reparable sólo con la invalidación del fallo, o si el vicio ha influido en lo dispositivo de la
sentencia recurrida; o limitarse a ordenar al tribunal a quo que complete su sentencia.
No hay normas especiales sobre los requisitos de forma a los que deben ajustarse estos
fallos; sin embargo, en la práctica, se observa que constan, como las sentencias definitivas, de
tres partes fundamentales: una parte expositiva, una considerativa (de hecho y derecho) y una
resolutiva donde se acoge o no el recurso. Si el fallo es desestimatorio (no acoge el recurso), se
confirma la legalidad y validez del fallo en forma implícita; en cambio, si el fallo es estimatorio (se
acoge el recurso), el tribunal ad quem anulará la sentencia recurrida y, además, deberá dictara
adoptar una de estas dos actitudes:
i. R e e n v i a r e l p ro c e s o a l t r i b u n a l i n f e ri o r q u e n o e s t é i n h a b i l i t a d o . Si el
vicio que anula la sentencia es de aquellos que dicen relación con el tribunal que dictó la
sentencia (art. 768 Nº 1, 2 y 3), o con la sentencia dictada a pesar de haberse declarado
legalmente desierta, prescrita o desistida la apelación (art. 768 Nº 8), o con un vicio
cometido durante el procedimiento (art. 768 Nº 9), la sentencia de casación determinará
el estado en que queda el proceso (debe determinar qué actos quedan anulados por el
vicio), y el expediente será remitido para su conocimiento al tribunal que corresponda,
para que siga tramitando el proceso desde el momento inmediatamente anterior a aquel en
que se cometió el vicio, y dicte una nueva sentencia que resuelva el juicio. En efecto, el
art. 786 del CPC dispone que en los casos de casación en la forma, la misma sentencia
que declara la casación determinará el estado en que queda el proceso, el cual se
remitirá para su conocimiento al tribunal correspondiente; agrega el inc. II que este
tribunal es aquel a quien tocaría conocer del negocio en caso de recusación del juez o
jueces que pronunciaron la sentencia casada; esto significa que el juez que dictó la
sentencia que ha sido casada, queda inhabilitado para seguir conociendo del asunto por el
sólo hecho de acogerse la casación, sin que sea necesario declaración expresa al respecto;
así, conforme al art. 121del CPC, si la inhabilitación se refiere a un juez de tribunal
unipersonal, el que deba subrogarlo conforme a la ley continuará conociendo en todos
los trámites anteriores a la citación para sentencia, y en este estado se suspenderá el
curso del juicio hasta que se declare si ha o no lugar a la inhabilitación; agrega el inc. II
que si ésta se pide para un juez de tribunal colegiado, continuará funcionando el mismo
tribunal, constituido legalmente, con exclusión del miembro o miembros que se intente
inhibir, y se suspenderá el juicio como en el caso anterior.
ii. D i c t a r s e n t e n c i a d e r e e mp l a z o . Conforme al art. 786 inc. III, si el vicio que diere
lugar a la invalidación de la sentencia fuere alguno de los contemplados en las causales
4 (ultra petita), 5 (omisión de los requisitos del art. 170), 6 (cosa juzgada) y 7 (decisiones
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contradictorias) del art. 768, deberá el mismo tribunal, acto continuo y sin nueva vista,
pero separadamente, dictar la sentencia que corresponda con arreglo a la ley; agrega el
inc. IV que lo dispuesto en el inciso precedente regirá, también, en los casos del inc. I del
art. 776 (requisito de interponer el recurso en tiempo, y contar con patrocinio de
abogado), si el tribunal respectivo invalida de oficio la sentencia por alguna de las
causales antes señaladas .Es decir, en este caso se dictan dos sentencias: una sentencia de
casación, y una sentencia de reemplazo.464
Ahora, sea que se acoja o se rechace el recurso de casación en la forma, lo cierto es que,
una vez notificado el fallo de casación (y la eventual sentencia de reemplazo) y registrado
debidamente, se devuelven los autos al tribunal a quo para su debido cumplimiento, el cual le
colocará el correspondiente “cúmplase”.
b. EL DESISTIMIENTO.
Desistirse de un recurso de casación en la forma es manifestar expresamente voluntad en
orden a no desear continuar en su tramitación una vez interpuesto. Es una manera anormal de
poner término a dicho recurso, de manera análoga a la apelación.
El desistimiento es distinto a la renuncia del recurso, pues en este último caso el recurso
aún no se ha interpuesto y, sin embargo, el litigante expresa su voluntad en el sentido de que no
lo interpondrá. Interesa distinguir si se está en presencia de un desistimiento de una renuncia,
para el caso que se efectúe por medio de procurador, pues se sabe que éste necesita de poder
especial para renunciar a los recursos y no así para desistirse.
Luego, el desistimiento se podrá plantear ante el tribunal a quo o ante el tribunal ad
quem, según sea la ubicación material del proceso; y, en uno y otro caso, según CASARINO, el
tribunal se pronunciará sobre el desistimiento de plano, pues la ley no ha previsto tramitación
especial alguna al respecto.
c. LA DESERCIÓN.
La deserción del recurso de casación en la forma, también es una manera anormal de
poner término a dicho recurso, que opera respecto del recurrente que no cumple con
determinadas cargas procesales. En el fondo, la deserción del recurso es una verdadera sanción
impuesta por el legislador al recurrente negligente en el cumplimiento de cargas procesales, con
ocasión de la interposición del recurso. Estas cargas son:
i. De acuerdo al art. 777 del CPC, si el recurrente no franquea la remisión del proceso,
podrá pedirse al tribunal que se le requiera para ello, bajo apercibimiento de
declararse no interpuesto el recurso (lo cual, en el hecho, viene siendo igual a la
deserción). La carga procesal aquí, es la de pagar el valor que cobra el correo por el
transporte del expediente; y si no se cumple, el tribunal a quo declarará la deserción a
solicitud de parte interesada y previa concesión de un plazo.
464
El profesor ALFARO dice que el tribunal aquí actúa con exceso de poder. Por otro lado señala que la naturaleza
jurídica de la sentencia de reemplazo, es la misma que la de la sentencia casada.
663
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d. LA PRESCRIPCIÓN.
La prescripción del recurso de casación en la forma, es un modo anormal de poner
término a este recurso, por haber dejado las partes transcurrir cierto tiempo sin hacer gestión
alguna para llevarlo a efecto. Como el art. 779 se remite al art. 211 del CPC (el cual regula la
prescripción de la apelación), para que opere la prescripción de la casación en la forma, se
requiere la concurrencia de tres requisitos: inactividad de las partes (eso sí, una vez que el tribunal
de alzada ha dictado la resolución “autos en relación”, es él el que tiene la obligación de
impulsar el proceso); que esa inactividad haya durado tres meses contados desde la última
gestión útil, si la sentencia recurrida es una sentencia definitiva, y solamente de un mes, cuando
el recurso verse sobre una sentencia interlocutoria; y se requiere que la prescripción sea alegada
por cualquiera de las partes (no puede ser declara de oficio).
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i. De acuerdo al art. 770 inc. II del CPC, el recurso de casación en la forma contra sentencia
de primera instancia deberá interponerse dentro del plazo concedido para deducir el
recurso de apelación, y si también se deduce este último recurso, conjuntamente con él.
Por lo tanto, si se interponen conjuntamente estos recursos, hay que hacerlo en un mismo
acto (el plazo será de 10 ó 5 días dependiendo de la resolución).
ii. Cuando la apelación se concede en ambos efectos, lo particular respecto de la casación de
forma, es que no es necesario compulsar. En efecto, el art. 776 inc. III del CPC señala que se
omitirá lo anterior (compulsar) cuando contra la misma sentencia se hubiese interpuesto
y concedido apelación en ambos efectos.
Esta norma es gran utilidad, porque si la sentencia recurrida ha sido apelada en ambos
efectos, quiere decir que no podrá cumplirse, a pesar de que la casación en la forma no
suspende su ejecución; de suerte que las compulsas, en este caso, se hacen totalmente
innecesarias.
iii. La vista de la causa es conjunta y se debe dictar una sola sentencia para fallar la apelación y
rechazar la casación en la forma. En efecto, el art. 798 del CPC señala que el recurso de
casación en la forma contra la sentencia de primera instancia se verá conjuntamente con
la apelación. Deberá dictarse una sola sentencia para fallar la apelación y desechar la
casación en la forma. Aquí se demuestra el carácter subsidiario que presenta la apelación
frente al recurso de casación en la forma, que reviste el papel de principal; pues la
apelación es subsidiaria porque si se acoge la casación en la forma, el efecto es que hay que
fallar la causa nuevamente; en cambio, si cae la forma, decae consecuencialmente el fondo.
Hay que tener presente que si el tribunal ad quem estima del caso rechazar la casación en
la forma, en una sola sentencia hará tal declaración y fallará, al mismo tiempo, la
apelación.
iv. El inc. II del art. 798 dispone que cuando se dé lugar a este último recurso (la casación en
la forma), se tendrá como no interpuesto el recurso de apelación. Es decir, si el tribunal
ad quem acuerda acoger la casación, también habrá una sola sentencia; pero, en este
evento, el recurso de apelación se tendrá por no interpuesto.
v. Finalmente, el art. 798 inc. III señala que si sólo se ha interpuesto recurso de casación en
la forma se mandarán traer los autos en relación.
a. CONCEPTO.
Del tenor literal del art. 775 del CPC, se puede deducir que la casación en la forma de
oficio es la facultad que la ley confiere a los tribunales superiores de justicia para que, en ciertos
y determinados casos puedan, de propia iniciativa, invalidar las sentencias cuando sus
antecedentes demuestran la existencia de vicios que habrían autorizado interponer en su contra el
correspondiente recurso de casación en la forma.
Art. 775. No obstante lo dispuesto en los arts. 769 (preparación del recurso) y 774 (interpuesto el recurso, no puede
hacerse en él variación de ningún género), pueden los tribunales, conociendo por vía de apelación, consulta o
casación o en alguna incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del recurso manifiesten
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que ellas adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la forma, debiendo oír sobre este punto a los abogados
que concurran a alegar en la vista de la causa e indicar a los mismos los posibles vicios sobre los cuales deberán
alegar.
Si el defecto que se advierte es la omisión del fallo sobre alguna acción o excepción que se haya hecho valer en el
juicio, el tribunal superior podrá limitarse a ordenar al de la causa que complete la sentencia, dictando resolución
sobre el punto omitido, y entre tanto, suspenderá el fallo del recurso.
b. CARACTERÍSTICAS.
i. El vicio debe aparecer de manifiesto en el proceso, por lo tanto, no cabría actividad
probatoria.
ii. Constituye una excepción al principio de la pasividad de los tribunales, pero esta
intervención de oficio es facultativa del tribunal, pues la expresión “pueden” empleada
por el legislador así lo confirma.
iii. Constituye una excepción al requisito de preparación del recurso y, también, a la
invariabilidad del recurso. En otras palabras, no importa que la parte agraviada con el
vicio de forma no haya reclamado de la falta ejerciendo, oportunamente y en todos sus
grados, los recursos establecidos por la ley; como igualmente, carece de toda
trascendencia que la parte agraviada haya deducido recurso de casación en la forma
fundado en determinadas causales, y que el tribunal anule la sentencia por una causal
diversa de aquella hecha valer en el recurso.
iv. No procede casación contra una casación de oficio.
c. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Para que le tribunal superior pueda casar de oficio, es necesaria la concurrencia de ciertos
requisitos, a saber:
i. El tribunal debe estar conociendo del asunto por vía de apelación; por vía de consulta; por
vía de casación (sea en la forma o en el fondo); o por vía de alguna incidencia (por
ejemplo, conociendo de un recurso de queja). Es evidente que, en estos casos, los
recursos de apelación o de casación o el trámite de la consulta se hacen innecesarios, y
que el tribunal hará declaración sobre el particular.
ii. La existencia de un vicio para que proceda la casación en la forma. Ahora, si el defecto
que se advierte es la omisión de fallo sobre alguna acción o excepción que se haya hecho
valer en el juicio, el tribunal superior podrá limitarse a ordenar al de la causa, que
complete la sentencia, dictando resolución sobre el punto omitido y, entre tanto,
suspenderá el fallo del recurso; o casar de oficio.
666
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iii. Que los antecedentes del recurso manifiesten la existencia de un vicio, ya que el tribunal
no puede inventar la existencia de éste. Naturalmente estos vicios deben aparecer en los
autos (por ejemplo, la incompetencia del tribunal, la omisión de los requisitos formales de
la sentencia, la ultra petita, las decisiones contradictorias, etc.).
d. TRAMITACIÓN Y FALLO.
CASARINO señala que desde el momento en que la casación en la forma de oficio es una
facultad privativa del tribunal, no cabe siquiera hablar de tramitación. Pero, en todo caso, el
legislador en el art. 775 inc. I parte final, ha impuesto el cumplimiento de una traba previa, la
cual, en cierto sentido, viene a resguardar los intereses de las partes litigantes y a brindarles la
oportunidad de oírlas sobre el vicio de forma que se supone existente; ésta consiste en la
obligación que pesa sobre el tribunal de oír sobre este punto a los abogados que concurran a
alegar en la vista de la causa e indicar a los mismos los posibles vicios sobre los cuales deberán
alegar.
Cumplida esta obligación previa, y constatado por el tribunal la existencia del vicio de
forma que sirva de fundamento al recurso de casación en la forma, de oficio puede anular la
sentencia de que se trate, indicando, al mismo tiempo, el estado en que quede el proceso, el cual
se remitirá para su conocimiento al tribunal correspondiente; o dictará el mismo sentencia de
reemplazo (esto dependiendo de la causal por la cual se anula la sentencia).
7.2.1. CONCEPTO.
Al igual que el recurso de casación en la forma, la ley no define al recurso de casación en
el fondo, sino que sólo se limita a señalar su objeto. Pero del contexto y la aplicación práctica de
sus disposiciones por los tribunales, se puede decir que es un recurso extraordinario que la ley
concede a la parte que se siente agraviada, y que tiene por objeto anular una sentencia judicial
que ha sido dictada con infracción de ley, siempre que esta infracción haya influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo.465 De esta definición se pueden advertir los siguientes
aspectos:
i. La c a u s a l o motivo que hace procedente el recurso de casación, es el agravio que sufre
una parte, producto de la infracción de una ley, y siempre que esta infracción haya influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo.
465
Como se dijo, este recurso nació en Francia, con el nombre de Tribunal de Casación, el cual era un organismo
autónomo (para asegurar el principio de separación de los poderes), cuyo principal objetivo era anular las sentencias
pronunciadas con infracción de las leyes y a fin de obtener la igual y uniforme aplicación de ellas. Este recurso se
definió con el Código de Napoleón, pues en su art. 4º se consagró el principio de inexcusabilidad (“todo el derecho está
en el código”), por lo que desaparece el riesgo y repudio a la interpretación judicial; posteriormente, hubo una extensión
de los motivos por los cuales procedía el recurso, ya no sólo procedía en una contravención formal de la ley, sino que
también cuando se transgredía el espíritu de la ley, cuando se producía una errónea interpretación de la ley, o cuando
había una falsa aplicación de la ley (en todas éstas hipótesis hay un error de derecho). Esta casación que luego fue
regulada en el CPC francés, sirvió de antecedente al CPC chileno.
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ii. En cuanto a su o b j e t o , de acuerdo al art. 764 del CPC, el recurso de casación (en la
forma y en el fondo) se concede para invalidar una sentencia en los casos expresamente
señalados por la ley.
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7.2.2. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un recurso e x t r a o r d i n a r i o , pues sólo procede en contra de determinadas
resoluciones judiciales y en virtud de una causal específica que señala expresamente la
ley.
ii. Es un r e c u rs o d e n u l i d a d , por cuanto su objetivo es anular o invalidar una resolución
judicial; sin embargo, también tiene por objeto reemplazar el fallo en que se cometió la
infracción de la ley, por otro en que éste se aplica correctamente
iii. Se interpone ante el tribunal que dictó la resolución que se trata de invalidar o casar y
para ante el tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico.
iv. Es un recurso de competencia exclusiva de la CS, la que conoce en sala. Sin embargo,
cualquiera de las partes, fundándose en el hecho de que la CS en fallos diversos ha
sostenido distintas interpretaciones sobre la materia objeto del recurso, puede solicitar,
dentro del plazo para hacerse parte ante el tribunal ad quem, que el recurso sea conocido
en pleno.
v. Es un recurso de d e re c h o e s t r i c t o , porque es necesario observar en su interposición y
tramitación el cumplimiento de una serie de formalidades, so pena de ser declarado
inadmisible.
vi. Es un recurso establecido en interés particular del litigante agraviado, puesto que
solamente éste pueden interponerlo. El profesor ALFARO señala que esta característica se
ha atenuado desde el año 1977, por el establecimiento de la casación en el fondo de oficio.
vii. Es un recurso que no constituye una instancia judicial, puesto que en una instancia un
tribunal revisa cuestiones de hecho y de derecho, en cambio, mediante el recurso de
casación en el fondo sólo se analizan cuestiones de derecho (es un recurso esencialmente
de derecho), concretamente, si el tribunal inferior aplicó o no correctamente la ley; de
manera que si la sentencia impugnada contiene infracciones legales, se la anulará y
dictará una nueva sentencia, respetando, en todo caso, los hechos en la misma forma
como vienen establecidos en el fallo recurrido.
.
viii. El profesor ALFARO señala que aquí no hay reenvío, porque el vicio se produce siempre en
la dictación de la sentencia, por tanto, la única alternativa que hay, es dictar una sentencia de
reemplazo.
ix. Por último, el profesor ALFARO señala que tiene un carácter residual, ya que cualquier vicio
que no esté catalogado como causal de casación en la forma, será aceptado como causal de
casación en el fondo.
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a. CONSIDERACIONES PREVIAS.
A diferencia de lo que acontece en el recurso de casación en la forma, en donde las
causales que lo justifican son variadas y están expresa y taxativamente contempladas en la ley,
en el recurso de casación en el fondo la causal que lo justifica es una sola y de carácter genérica,
a saber, la infracción de la ley con influencia sustancial en lo dispositivo del fallo. Por tanto, dos
son los requisitos o condiciones que constituyen la causal de casación en el fondo: que la
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sentencia recurrida haya sido pronunciada con infracción de ley; y que dicha infracción de ley
haya influido sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia.
Por lo tanto, es importante determinar el significado de la expresión ley utilizada en el art.
767 del CPC; y cuando la infracción de una ley influye sustancialmente en lo dispositivo del fallo.
466
La ley formal se contrapone a la ley material, que es aquella norma que proviene de cualquier órgano público.
Así, desde un punto de vista material o sustancial, ley es toda regla social obligatoria, emanada de autoridad
competente, por ejemplo, la CPR, los decretos, las ordenanzas municipales, etc.
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a las dos clases de costumbres que contempla nuestro Derecho: la civil y la comercial. La
costumbre civil tiene como fundamento legal el art. 2º del CC el cual señala que la
costumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se remite a ella. La
comercial, por su parte, está reconocida en el art. 4º del CCO que dice que las costumbres
mercantiles suplen el silencio de la ley, cuando los hechos que las constituyen son
uniformes, públicos, generalmente ejecutados en la República o en una determinada
localidad, y reiterados por un largo espacio de tiempo, que se apreciará
prudencialmente por los juzgados de comercio.
Como se puede apreciar, la costumbre civil tiene lugar cuando el legislador se remite a
ella (secundum legem), de manera que deja de ser una fuente subsidiaria para
transformarse en fuente principal. Y en materia mercantil en cambio, la costumbre suple el
silencio de la ley (praeter legem), es decir, se aplica cuando no hay ley aplicable al caso.
En cuanto a la prueba, en materia civil la costumbre requiere prueba, porque es una cuestión
de hecho (puede acreditarse por cualquier medio de prueba); en materia comercial en
cambio, el juez puede aplicar de oficio la costumbre en razón de su conocimiento particular,
y si no tiene conocimiento particular, se requerirá de prueba.
En conclusión, la costumbre civil y comercial son fuente del derecho, siempre y cuando el
legislador autorice la aplicación de ella al caso controvertido o se aplique en silencio de la
ley, y se halle acreditada legalmente en el proceso; de modo que su infracción hace
procedente el recurso de casación en el fondo. El profesor ALFARO señala que el
establecimiento de la costumbre es una cuestión de hecho que queda excluida del examen
de la casación; pero una vez establecida, la violación de ella sería una causal de casación
en el fondo.
v. Le y e x t ra n j e r a . Si bien, en principio, el recurso de casación en el fondo tiende a
obtener la genuina y correcta aplicación de la ley nacional, no se puede prescindir del
hecho de que nuestra ley nacional, en repetidas ocasiones, manda aplicar una ley
extranjera. Por tanto, el tribunal chileno que aplica una ley extranjera por mandato
expreso de una ley nacional, no puede infringir aquélla, es decir, debe aplicar la ley
extranjera en conformidad a su propio texto, interpretándola correctamente y utilizándola
para el caso que fue dictada. Sin embargo, el profesor ALFARO señala que la aplicación de
la ley extranjera es una cuestión de hecho que se prueba por peritos y, por tanto, queda
excluida del recurso de casación en el fondo.467
vi. La j u r i s p ru d e n c i a . La jurisprudencia es la reiterada interpretación de las normas
jurídicas que hacen los tribunales de justicia en sus resoluciones. En Chile la
jurisprudencia no se equipara con la ley, de manera que si ésta es violada, por muy
uniforme y constante que ella sea, no es procedente el recurso de casación en el fondo.
vii. D e c r e t o s c o n f u e r z a d e l e y. El DFL es una norma jurídica con rango de ley que
emana del Poder Ejecutivo en virtud de una delegación expresa efectuada por el Poder
Legislativo; generalmente se refiere a legislación de índole técnica o económica, o para
467
Según CASARINO, la aplicación de la ley extranjera puede dar origen a una doble infracción legal de parte del
tribunal sentenciador: en primer lugar, prescindiendo lisa y llanamente de su aplicación, con lo cual, fuera de
infringir esta ley extranjera, se viola, además, la ley nacional que ordena aplicar aquélla; y, en segundo lugar,
cuando desea aplicar la ley extranjera, y esta labor se cumple en forma defectuosa, interpretándola erradamente o
haciendo una falsa aplicación de ella.
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fijar textos refundidos, coordinados y sistematizados de las leyes, cuando sea conveniente
para su mejor ejecución. La infracción de un DFL hace procedente el recurso de casación
en el fondo, por cuanto tienen pleno reconocimiento constitucional, y si bien no revisten el
carácter formal de leyes, en el hecho se equiparan a éstas. El profesor ALFARO señala que
el DFL debe estar enmarcado dentro de la ley delegatoria, pues si se aleja de ésta, sería
inconstitucional y, por tanto, no sería una ley; aun así, si el tribunal igualmente la aplica,
habría casación en el fondo por falsa aplicación de ley (siempre que exista otra ley que deba
aplicarse).
viii. D e c r e t o l e y. El DL es la norma jurídica con rango de ley emanada del Poder Ejecutivo,
sin que medie intervención o autorización previa del Congreso. El profesor ALFARO dice
que teóricamente podría aceptarse como causa de casación, ya que prácticamente la
jurisprudencia de la CS les ha dado el valor de ley por diversas razones: por una situación
fáctica (ante la necesidad del funcionamiento del Estado); por su aplicación prolongada;
por su aceptación tácita de la ciudadanía; por los trastornos que acarrearía su derogación; y
por la aceptación de los DL por los gobiernos posteriores. Un ejemplo de DL, es DL 825
sobre Impuesto a las Ventas y Servicios, y el DL 824 sobre impuesto a la renta.
ix. P o t e s t a d r e gl a m e n t a r i a . La potestad reglamentaria es la facultad que tiene la
administración, en virtud de la cual puede crear normas de carácter general y abstracto.
Estas normas se denominan reglamentos, y éstos escapan del campo de actuación del
recurso de casación en el fondo.
x. Lo s a c t o s a d m i n i s t ra t i v o s . De acuerdo al art. 3º inc. II de la LBPA para efectos de
esta ley se entenderá por acto administrativo las decisiones formales que emitan los
órganos de la Administración del Estado en las cuales se contienen declaraciones de
voluntad, realizadas en el ejercicio de una potestad pública. Su vulneración tampoco
constituye una causal para que proceda el recurso de casación en el fondo.
xi. Lo s a u t o s a c o rd a d o s . Son normas y directrices de los Tribunales Superiores de
justicia, en el ejercicio de sus facultades económicas, para regular ciertas materias que no
han sido suficientemente reguladas por la ley o cuya regulación es necesaria para velar
por el cumplimiento y el buen funcionamiento del servicio judicial. Las infracciones de
los autoacordados no dan lugar al recurso de casación en el fondo, por cuanto no revisten
el carácter jurídico de leyes.
xii. Le y d e l c o n t r a t o . La ley del contrato es aquella establecida en el art. 1545 del CC en
los siguientes términos: todo contrato legalmente celebrado es una ley para los
contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas
legales. La doctrina está dividida en el sentido de si su violación constituye una causal de
recurso de casación en el fondo:
- La mayoría de los autores y la jurisprudencia de la CS, han creído que el contrato se
iguala a la ley, siendo el contrato la ley principal, y la ley formal la ley supletoria. De
manera que tanto la infracción de una ley formal como la de una ley convencional,
autorizan la interposición de un recurso de casación en el fondo.
- Otros, en cambio, rechazan la infracción de la ley de un contrato como causal de
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casación en el fondo, señalando que el legislador al decir que los contratos legalmente
celebrados constituyen una ley para los contratantes, está utilizando una metáfora
jurídica, es decir, una manera gráfica de expresar el carácter vinculante del contrato.
Otro argumento que se da, en este sentido, es que el objeto del recurso de casación en el
fondo, es la uniformidad en la interpretación de la ley, y la ley del contrato no tiene nada
que ver con esa finalidad. Sin embargo, se replica diciendo que hay tanto un interés
público en la observancia de las leyes como en la observancia de los contratos, más aún
en Derecho privado, donde la mayoría de las normas son supletorias; de no ser así, se
podría llegar al absurdo de que en presencia de un par de contratantes diligentes y otro
par de contratantes no diligentes, a los primeros no se les admitiría recurrir de casación.
Por ende, tanto al respetar la ley, como el contrato, se mantiene la armonía y la paz
social.
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ii. In fr a c c i ó n d e l e y p o r e r ró n e a i n t e r p r e t a c i ó n d e l a m i s m a . Si interpretar la
ley es fijar su verdadero sentido y alcance, se interpretará erróneamente, toda vez que un
tribunal, al aplicarla a un caso determinado, le dé un alcance distinto de aquel que previó
el legislador, o sea, ampliando o restringiendo el sentido de sus disposiciones. Por
ejemplo, en un juicio tributario se dice que renta es el mayor valor que se obtiene de la
venta de una cosa, interpretación que es errónea, ya que el concepto de renta va unido a
un elemento esencial que es la periodicidad. La consecuencia de esto, es que se vulneran
las normas sobre interpretación de las leyes (arts. 19 al 24 del CC); y además, el profesor
ALFARO señala que esto incluye a las normas de interpretación relativas al testamento y al
contrato (arts. 1560 y siguientes del CC).468
iii. In fr a c c i ó n d e l e y p o r fa l s a o e r ró n e a a p l i c a c i ó n d e l a mi s m a . Se entiende
que hay falsa o errónea aplicación de la ley, toda vez que ésta se aplica a casos para los
cuales ella es extraña, o bien, cuando se prescinde de ella en aquellos casos para los
cuales fue dictada; por tanto, esta situación de trasgresión legal vulnera dos normas: la
norma que se debía aplicar y la norma que indebidamente se aplicó. En efecto, si se aplica
la ley a un caso en que ella es extraña, quiere decir que se dejó de aplicar la verdadera
ley, la cual también habrá sido violada; y, a la inversa, si se prescinde de la ley en un caso
para el cual ella fue dictada, quiere decir que el caso habrá sido resuelto mediante una ley
extraña, la cual, por tanto, también habrá sido violada.469
En resumen, contravención formal de una ley, interpretación errónea de la misma y falsa
o errónea aplicación de ella, son sinónimos de infracción de ley y, por tanto, son uno de los
elementos constitutivos de la causal que justifica el recurso de casación en el fondo.
468
En efecto, no hay que olvidar que el tribunal, dentro de nuestro Derecho positivo, no es soberano en la labor de
interpretación de los textos legales, pues los arts. 19 al 24 del CC le señalan normas rígidas sobre el particular. Por
ello, CASARINO dice que la interpretación errónea de una ley, a veces, trae consigo una doble infracción legal, es
decir, un doble motivo de casación en el fondo: la infracción de la ley aplicada al caso concreto por errónea
interpretación; y la infracción de las leyes que fijan las normas sobre interpretación de las mismas, mediante su
contravención formal.
469
El profesor ALFARO recalca que si está frente a una laguna legal y se aplica la equidad, no procede la casación en el
fondo; pero si en la laguna se aplica una ley por analogía, sí procede casación en el fondo, pero, por contravención
formal.
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En definitiva, tiene que haber un nexo inseparable entre la infracción legal y lo decidido
en el juicio, pues si la infracción legal no ha influenciado al sentenciador en orden a acoger o a
rechazar la acción o la excepción hecha valer en el juicio, no se estará en presencia de la causal
legal que sirve de fundamento al recurso de casación en el fondo.
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la ley infringida (si es sustantiva o adjetiva); así, si la infracción es a una ley sustancial, esa ley
es decisoria litis; y si es a una ley no sustancial, es una ley ordenatoria litis. Ahora bien, el
recurso de casación en el fondo procede cuando se ha infringido una ley decisoria litis, pero hay
veces que, no obstante haber una ley decisoria litis infringida, se está impedido de recurrir de
casación en el fondo, por la sencilla razón de que dicha infracción, a juicio del legislador,
configura una causal o motivo de casación en la forma. Por ejemplo, una ley decisoria litis es
aquella que señala que el tribunal debe fallar conforme al mérito del proceso (art. 160 del CPC),
por tanto, si el juez se aparta de esta regla al momento de fallar y otorga más de lo pedidio a a
alguna de las partes, deberá interponerse un recurso de casación en el fondo; no obstante, el art.
768 Nº 4 del CPC, contempla como causal de recurso de casación en la forma, a la ultra petita.
En resumen, si se ha infringido la ley decisoria litis, y esta infracción es causal
constitutiva de recurso de casación en la forma, no se podría invocar esta misma infracción como
causal de recurso de casación en el fondo; pues la casación de forma es de carácter previo y
excepcional frente a la casación de fondo y constituye, como se comprende, su primera y
principal limitación en la esfera o campo de acción de este último recurso.
Art. 807. En el recurso de casación en el fondo, no se podrán admitir ni decretar de oficio para mejor proveer
pruebas de ninguna clase que tiendan a establecer o esclarecer los hechos controvertidos en el juicio en que haya
recaído la sentencia recurrida.
La casación en el fondo, de acuerdo con estos preceptos legales, está muy lejos de
constituir una tercera instancia, por el contrario, su misión queda circunscrita, exclusivamente, a
las cuestiones de derecho planteadas en el juicio, debiendo aceptar las cuestiones de hecho en la
forma como vienen resueltas en el fallo recurrido. Pero, la labor de distinguir dentro del juicio
cuáles de las cuestiones planteadas son de derecho y cuáles son de hecho, en la mayoría de los
casos, es de difícil realización. Hay consenso, en todo caso, para estimar que los hechos del
juicio son aquellos acontecimientos de orden material que lo constituyen, es decir, sin cuya
existencia aquél no puede concebirse; en consecuencia, todo otro acontecimiento discutido en el
juicio constituiría una cuestión o punto de derecho.
Ahora bien, una vez que han sido establecidos los hechos por el tribunal de instancia, se
debe entrar a calificarlos jurídicamente, lo cual es un aspecto de derecho y, por lo tanto, de
competencia del tribunal de casación en el fondo. Por ejemplo, A demanda a B para que sea
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condenado a restituirle la suma de cien mil pesos que dice haberle entregado a título de mutuo, el
juez de instancia debe establecer, por los medios de prueba que le hayan proporcionado las
partes, si es efectivo o no que se celebró un contrato (determinar los hechos); en seguida, debe
determinar la naturaleza jurídica de este contrato frente a las normas legales que los regulan
(calificarlo jurídicamente); y, por último, si lo considera un contrato de mutuo, si en verdad el
demandado como mutuario está en la obligación de restituir (establecer sus consecuencias
jurídicas); si en la calificación jurídica y en las consecuencias jurídicas el juez instancia infringe
una ley, su sentencia podrá ser invalidada mediante el correspondiente recurso de casación en el
fondo.
No obstante lo anterior, a veces los jueces en su labor de establecer los hechos del juicio
infringen leyes reguladoras de la prueba, lo cual no es posible ni conveniente para el orden
jurídico dejar en la impunidad. Las leyes reguladoras de la prueba son aquellas que tienen como
misión fundamental: enumerar los medios probatorios; establecer el onus probandi; determinan
la admisibilidad de los medios de prueba; y establecer cuál es el valor probatorio, tanto individual
como comparativamente, de los medios de prueba. Existiendo una infracción de una ley
reguladora de la prueba (por ejemplo, el juez invierte erróneamente la carga de la prueba, o
valoriza erróneamente un medio probatorio), procede el recurso de casación en el fondo, y al
acogerse tal recurso, los hechos deben ser establecidos en forma diferente a como lo estaban en
la instancia; siendo por tanto, la infracción de una ley reguladora de la prueba, una forma
indirecta de atacar los hechos en la casación en el fondo.
Por tanto, esto constituye una excepción al principio de que los hechos del juicio escapan
al control del tribunal de casación. Sin embargo, esto tiene un límite, ya que la regla vulnerada
debe ser causal de casación en el fondo (infracción de ley con influencia sustancial en lo dispositivo
del fallo), y que dicha violación no sea considerada, a su vez, como causal de casación en la forma.
señalados por el legislador. En efecto, el art. 772 del CPC señala que el escrito en que se
deduzca el recurso de casación en el fondo deberá:
- Expresar en qué consiste el o los errores de derecho de que adolece la sentencia
recurrida (art. 772 Nº 1). El profesor ALFARO recalca que antes se debían mencionar
las leyes infringidas, pero ahora se pueden o no citar, pues el juez conoce el derecho; en
cuanto a los hechos, el escrito debe reproducirlos.
- Señalar de qué modo ese o esos errores de derecho influyen sustancialmente en lo
dispositivo del fallo (art. 772 Nº 2).
- El art. 772 inc. III señala que en uno y otro caso (casación en la forma y en el fondo),
el recurso deberá ser patrocinado por abogado habilitado, que no sea procurador del
número.Es decir, debe contener la firma de abogado que no sea procurador del
número.
- Si además de la casación en el fondo se deduce casación en la forma contra la misma
sentencia, ambos recursos deberán interponerse simultáneamente en un mismo escrito.
Es importante tener presente que, en virtud del art. 774 del CPC, interpuesto el recurso, no
puede hacerse en él variación de ningún género. Por consiguiente, aun cuando en el
progreso del recurso se descubra alguna nueva causa en que haya podido fundarse, la
sentencia recaerá únicamente sobre las alegadas en tiempo y forma. Esto es lo que en
doctrina se denomina inmutabilidad del recurso; lo cual es sin perjuicio de la casación de
oficio.
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remitirse al tribunal que deba conocer del cumplimiento del fallo. El tribunal que se pronunciará de plano y
en única instancia a su respecto y fijará el monto de la caución antes de remitir el cuaderno respectivo a
dicho tribunal.
El tribunal a quo conocerá también en única instancia en todo lo relativo al otorgamiento y subsistencia de
la caución.
que conozca del recurso. Luego, el secretario de este tribunal debe cumplir con dos
importantes formalidades: anotar el proceso en el Libro de Ingreso con los pormenores
necesarios para individualizarlo (se le asigna un rol de Corte), y anotar en el proceso
mismo la fecha de su llegada, esto es, el día de la recepción.
ii. E x a m e n d e a d m i s i b i l i d a d . Conforme al art. 782 inc. I del CPC, elevado un proceso
en casación de fondo, el tribunal examinará en cuenta (sin esperar la comparecencia de
las partes) si la sentencia objeto del recurso es de aquéllas contra las cuales lo concede
la ley y si éste reúne los requisitos que se establecen en los incisos primeros de los arts.
772 (expresar en qué consiste el error de derecho de que adolece la sentencia y señalar de
qué modo ese error influye sustancialmente en lo dispositivo del fallo) y 776 (si el
recurso se interpuso en tiempo y si ha sido patrocinado por abogado habilitado). Luego de
este examen previo, el tribunal ad quem puede llegar a dos conclusiones:
- Que encuentre mérito para considerar inadmisible el recurso de casación en la forma.
En este caso debe declarar el recurso sin lugar (de plano) por resolución fundada y
ordenar que el expediente sea devuelto al tribunal a quo. Pero excepcionalmente puede
decretar autos en relación, no obstante haber declarado la inadmisibilidad del recurso,
cuando estime posible una casación de oficio. La resolución por la que el tribunal de
oficio declare la inadmisibilidad del recurso, sólo puede ser objeto del recurso de
reposición, el que debe ser fundado e interponerse dentro de tercero día de notificada
la resolución (art. 782 inc. final del CPC). El profesor ALFARO recalca que en este caso
la reposición no necesariamente debe estar fundada en razones de hecho.
Art. 782 inc. final. Es aplicable al recurso de casación en el fondo lo dispuesto en los incs. II, III y IV del
art. 781.Si el tribunal encuentra mérito para considerarlo inadmisible, lo declarará sin lugar desde luego,
por resolución fundada.
- Que encuentre mérito para considerado admisible, caso en el cual, el tribunal ad quem
debe declarar admisible el recurso, y se limitará a tramitar el correspondiente recurso de
casación en el fondo, ordenando traer los autos en relación. Esta resolución, como es
natural, se dicta sin necesidad de esperar la comparecencia de las partes.
Por último, de acuerdo al art. 782 inc. IV, en el mismo acto (en el examen en cuenta de
admisibilidad) el tribunal deberá pronunciarse sobre la petición que haya formulado el
recurrente, en cuanto a que el recurso sea visto por el pleno de la CS, de conformidad a
lo establecido en el art. 780. La resolución que deniegue esta petición será susceptible
del recurso de reposición que se establece en el inciso final del art. 781; es decir, debe
ser fundado (no necesariamente en error de hecho) e interponerse dentro de tercero día de
notificada la resolución. El fundamento de tal petición, ha de ser el hecho de que la CS en
fallos diversos ha sostenido distintas interpretaciones sobre la materia de derecho objeto
del recurso; logrando así, la uniformidad de los fallos de casación.
Art. 780. Interpuesto el recurso de casación en el fondo, cualquiera de las partes podrá solicitar, dentro del
plazo para hacerse parte en el tribunal ad quem, que el recurso sea conocido y resuelto por el pleno del
tribunal. La petición sólo podrá fundarse en el hecho que la Corte Suprema, en fallos diversos, ha sostenido
distintas interpretaciones sobre la materia de derecho objeto del recurso.
681
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470
Aquí no hay obligación de preparar el recurso, porque el vicio se produce al momento mismo de la dictación de
la sentencia impugnada.
471
Los informes en derecho son opiniones vertidas por escrito por algún jurisconsulto sobre determinados puntos
legales que tienden, naturalmente, a una mejor ilustración del tribunal. Su valor probatorio es esencialmente relativo
y difieren de los informes en derecho presentados en el recurso de apelación, pues estos últimos se decretan por el
mismo tribunal y, en cambio, los que se presentan en la casación en el fondo son de exclusiva iniciativa de las
682
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partes. El Relator es el funcionario encargado de cotejar con los procesos los informes en derecho y anotar bajo su
firma la conformidad o disconformidad que notaren entre el mérito de esto y los hechos expuestos en aquéllos.
683
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la ley y al mérito de los hechos tales como se han dado por establecidos en el fallo
recurrido, reproduciendo los fundamentos de derecho de la resolución casada que
no se refieran a los puntos que hayan sido materia del recurso y la parte del fallo no
afectado por éste.472
La naturaleza jurídica de esta resolución, es la misma que la de la sentencia anulada. En
efecto, si la misión de la sentencia de reemplazo es sustituir, quiere decir que
participa de la misma naturaleza procesal de la sentencia recurrida, o sea, puede ser
una sentencia definitiva inapelable o una sentencia interlocutoria inapelable que
ponga término al juicio o haga imposible su continuación. Asimismo, tendrá que
ajustarse a los mismos requisitos de forma de aquéllas.
En seguida, se deben devolver los autos al tribunal de alzada, quien pondrá el
cúmplase a la sentencia de reemplazo y, a su vez, los remitirá al tribunal de primera
instancia para su ejecución, también previa dictación y notificación del
correspondiente cúmplase, si ella es necesaria (el cúmplase es un decreto, y es la
fórmula que se pone al pie de las esas resoluciones).
b. TERMINACIÓN ANORMAL.
El recurso de casación en el fondo puede terminar de manera anormal por el
desistimiento, la deserción (por no comparecer), y por la prescripción. Todo lo dicho sobre el
desistimiento, la deserción y la prescripción en el recurso de casación en la forma, se hace
aplicable al de fondo.
El profesor FORTTES agrega a la terminación anormal, los casos de inadmisibilidad del
recurso, tanto por el tribunal a quo como el tribunal ad quem; y también el caso de rechazo del
recurso por manifiesta falta de fundamento (lo cual no opera en la casación en la forma).
685
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que la observancia de las leyes no sólo interesa a las partes litigantes, sino que además, a la
sociedad en general.
Art. 785 inc. II. En los casos en que desechare el recurso de casación en el fondo por defectos en su formalización,
podrá invalidar de oficio la sentencia recurrida, si se hubiere dictado con infracción de ley y esta infracción haya
influido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia. La Corte deberá hacer constar en el fallo de casación esta
circunstancia los motivos que la determinan, y dictará sentencia de reemplazo con arreglo a lo que dispone el inciso
precedente.
Desde el momento que la CS puede actuar de propia iniciativa, quiere decir que se está en
presencia de una manifiesta excepción al principio de la pasividad de los tribunales. Pero esta
intervención de oficio es, al mismo tiempo, esencialmente facultativa, pues la expresión “podrá”
usada por el legislador así lo confirma. Ahora, si el tribunal hace uso de la facultad señalada,
deberá dejar constancia de esto en la sentencia de casación y, posteriormente, deberá dictar la
correspondiente sentencia de reemplazo.
a. DIFERENCIAS.
i. En cuanto a su f u n d a me n t o , la casación en la forma vela por la observancia de los
trámites esenciales del procedimiento y, en particular, de las leyes que regulan los
requisitos formales de las sentencias. La casación en el fondo, en cambio, vela por la
correcta y uniforme aplicación de las leyes, como forma de obtener una perfecta igualdad
entre las personas.
ii. En cuanto al b i e n j u r í di c o p r o t e gi d o , según el profesor ALFARO, en la casación en la
forma el bien jurídico protegido es el debido proceso legal, y por ello para la mayoría de los
autores la casación en la forma es una manifestación directa de la nulidad procesal (es un
medio directo de impetrar la nulidad procesal). En cambio, en la casación en el fondo el bien
jurídico protegido es la nomofilaxia, es decir, que el derecho sea aplicado de la misma forma
a casos similares.
iii. En cuanto al t r i b u n a l q u e c o n o c e d e l re c u r s o , la casación en la forma es de
competencia del tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico de aquel que dictó
la sentencia recurrida, el cual puede ser una CA, la CS o un Tribunal Arbitral de segunda
instancia. La casación en el fondo, en cambio, es de competencia exclusiva de la CS, quien,
por regla general, conoce en salas especializadas, salvo que el recurrente pida que el
recurso lo conozca y falle el pleno.
iv. En cuanto al p l a z o d e i n t e r p o s i c i ó n , en la casación en la forma la regla general es un
plazo de 15 días, y en ciertos casos puede ser el plazo de la apelación (cuando se deduzca en
contra de una sentencia de primera instancia). En la casación en el fondo, en cambio, el
plazo es siempre 15 días desde la notificación de la sentencia contra la cual que se recurre.
Hay que tener presente que en los juicios arbitrales el plazo será el que se convenga en el
tribunal arbitral
v. En cuanto a las s e n t e n c i a s susceptibles de tales recursos, la casación en la forma
procede en contra de las sentencias definitivas de única, primera o segunda instancia; en
686
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contra de las sentencias interlocutorias de única, primera o segunda instancia, que ponen
término al juicio o hacen imposible su prosecución; y en contra de las sentencias
interlocutorias pronunciadas en la segunda instancia, cuando se dicten sin previo
emplazamiento de la parte agraviada o sin señalar día para la vista de la causa. La
casación en el fondo, en cambio, procede en contra de las sentencias definitivas o
interlocutorias que ponen término al juicio o hacen imposible su prosecución, inapelables,
pronunciadas por CA o por Tribunales Arbitrales de Derecho de segunda instancia,
conociendo de negocios propios de la competencia de las CA.
vi. En cuanto a las c a u s a l e s d e p r o c e d e n c i a , la casación en la forma tiene lugar cuando
se ha incurrido en un vicio o defecto de procedimiento de aquellos señalados en el art.
768 del CPC (causales taxativas). En cambio, la casación en el fondo procede contra
sentencias pronunciadas con infracción de ley siempre que esa infracción haya influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo (causal genérica).
vii. En cuanto a la p r e p a r a c i ó n d e l re c u r s o , la casación en la forma para que pueda ser
admitida necesita de preparación previa, es decir, es indispensable que el que lo entabla
haya reclamado de la falta (vicio), ejerciendo oportunamente y en todos sus grados los
recursos establecidos por la ley. La casación en el fondo, en cambio, no necesita de
preparación.
viii. En relación al e x a m e n d e a d m i s i bi l i d a d , en la casación en el fondo la misma sala
de la CS, aun cuando el recurso reúna los requisitos de admisibilidad, puede rechazarlo de
inmediato si en opinión unánime de sus miembros, adolece de manifiesta falta de
fundamento; esta resolución debe ser someramente fundada y es susceptible de reposición
fundada dentro de tercero día. Este examen de fundamento no tiene lugar en la casación
en la forma.
ix. En cuanto a la p r u e b a , en la casación en la forma se pueden probar los hechos que sirven
de fundamento a la causal invocada, para lo cual el tribunal abrirá un término probatorio que
no excederá de 30 días. En el recurso de casación en el fondo, en cambio, no se puede
admitir ni decretar de oficio para mejor resolver, pruebas de ninguna clase que tiendan a
establecer o esclarecer los hechos controvertidos en el juicio en que haya recaído la
sentencia recurrida.
x. En cuanto a la d u r a c i ó n d e l o s a l e g a t o s , en la casación en la forma éstos se limitan
a una hora (en la CA o en la CS), en cambio, en la casación en el fondo el alegato se
encuentra limitado a los puntos de derecho que se hicieron valer en el recurso y la
duración de él es de dos horas. En ambos casos el tribunal, por unanimidad, puede
prorrogar por igual tiempo la duración de las alegaciones, pero si se tratare de una
materia distinta de la casación.
xi. En relación al p l a z o p a r a d i c t a r e l f a l l o , la sentencia de casación en la forma se
debe dictar por el tribunal dentro del plazo de 20 días contados desde aquel día en que
terminó la vista. La sentencia de casación en el fondo, en cambio, se debe dictar por la CS
dentro del plazo de 40 días contados desde aquel día en que terminó la vista.
xii. En cuanto a la c o m p e t e n c i a p a r a d i c t a r l a s e n t e n c i a d e r e e m p l a z o , en el
recurso de casación en la forma el tribunal ad quem sólo debe dictar sentencia de
687
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reemplazo si el vicio que diere lugar a la invalidación de la sentencia fuere alguno de los
contemplados en las causales 4 (ultra petita), 5 (omisión de los requisitos del art. 170), 6
(cosa juzgada) y 7 (decisiones contradictorias) del art. 768; en los demás casos la
sentencia de casación debe determinar el estado en que queda el proceso, y el expediente
será remitido para su conocimiento al tribunal que no esté inhabilitado, para que siga
tramitando el proceso desde el momento inmediatamente anterior a aquel en que se
cometió el vicio, y dicte una nueva sentencia que resuelva el juicio. En la casación en el
fondo, en cambio, nunca hay reenvío en caso de que se acoja el recurso; pues la CS siempre
debe dictar dos resoluciones: la que acoge el recurso (fallo de casación) y la sentencia de
reemplazo.
xiii. En cuanto a la e x t e n s i ó n d e s u s e fe c t o s , si el recurso de casación en la forma es
acogido, por regla general, se invalida la sentencia recurrida y, además,
excepcionalmente, todas aquellas actuaciones posteriores al vicio en que se fundamentó
dicho recurso. En cambio, si el recurso de casación en el fondo es aceptado, solamente se
invalida la sentencia recurrida.
b. SEMEJANZAS.
i. Ambos recursos tienen por objeto invalidar sentencias. Uno está más enfocado a la nulidad
procesal (casación en la forma) y otro a la nulidad del juzgamiento.
ii. Ninguno de las dos constituye instancia.
iii. Ambos son de derecho estricto.
iv. Ambos se interponen ante el tribunal que dictó la resolución para ante el superior jerárquico.
v. En ambos procede reposición cuando se declara inadmisible el recurso.
vi. En ambos procede la casación de oficio.
vii. A veces, en ambos casos, hay sentencia de reemplazo.473
1. LA JURISDICCIÓN DISCIPLINARIA.
Este tema se enmarca dentro de las facultades disciplinarias de los tribunales de justicia,
esto es, aquella facultad que tienen los tribunales de justicia para tomar medidas o aplicar
sanciones, con el objeto de que los debates judiciales se desenvuelvan con la debida compostura,
o que los funcionarios judiciales cumplan con las normas legales que regulan su conducta
ministerial. Como se puede apreciar, el objeto de esta facultad es conseguir el buen
473
El anteproyecto de CPC contempla un nuevo recurso en el proceso civil: el recurso de nulidad, como superación
de la actual casación en la forma y fondo. Se quiere producir una igualdad de términos jurídicos con el actual
proceso penal; es más, en el anteproyecto se eleva a la categoría de causa de procedencia de nulidad, la infracción
de garantías constitucionales.
688
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2. EL RECURSO DE QUEJA.
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normas, se rige por el Autoacordado dictado por la CS, sobre la Tramitación del Recurso de
Queja; y por el art. 82 de la CPR.474
2.2. CONCEPTO.
El art. 545 inc. I en su primera parte, establece que el recurso de queja tiene por exclusiva
finalidad corregir las faltas o abusos graves cometidos en la dictación de resoluciones de
carácter jurisdiccional. Atendiendo a esta disposición, se define al recurso de queja como aquel
recurso extraordinario que la ley concede a la parte agraviada con una falta o abuso grave
cometido en la dictación de una resolución judicial, con la exclusiva finalidad de corregirla.
Con la reforma del año 1995 se quiso acotar el campo de aplicación de este recurso, pero
en la práctica, esto trajo su virtual eliminación. Pues, hoy en día, no tiene por finalidad impugnar
una resolución judicial, sino que es un recurso netamente disciplinario, pues persigue la
responsabilidad disciplinaria de los jueces; sin perjuicio de que cuando se acoja el recurso, se
invalide el fallo (es una vía de impugnación de ciertas resoluciones judiciales de modo
secundario o reflejo).
2.3. OBJETO.
El recurso de queja tiene por exclusiva finalidad corregir las faltas o abusos graves
cometidos en la dictación de una resolución judicial. Se le llamó recurso, porque su objeto
precisamente fue invalidar o enmendar una determinada resolución judicial, además, de la
aplicación de las medidas disciplinarias que se puedan derivar. Pero hoy tiene por objeto
primordial, corregir las faltas o abusos graves cometidos en la dictación de una resolución.
Por tal razón, el que recurre de queja, generalmente, pide que se deje sin efecto la
resolución que estima abusiva y se la reemplace por otra o, en subsidio, que se la modifique. Al
litigante agraviado por una resolución abusiva le basta con que por medio del recurso de queja
obtenga la revocación o modificación de ella, siendo las medidas disciplinarias de importancia
secundaria para él.
Hubo una época en que se discutió arduamente si este derecho ejercido por el litigante
agraviado por una resolución abusiva, era o no recurso; hoy esta discusión está totalmente
superada, porque el propio legislador en numerosos preceptos le da semejante denominación.
Con todo, actualmente no es propiamente un recurso de carácter jurisdiccional, sino un recurso
disciplinario, un recurso extraordinario que emana de la facultad disciplinaria de los Tribunales
Superiores de Justicia y que tiene por objeto solicitar la aplicación de una medida disciplinaria en
contra de un determinado juez y obtener la adopción de las medidas necesarias para reparar la
falta o el abuso cometido.
474
Atendida la consagración constitucional y legal orgánica del recurso de queja (COT), se encuentra plenamente
vigente respecto del nuevo proceso penal. Así lo ha señalado la CS y el Fiscal Nacional, el cual ha señalado que no
es impedimento para la procedencia del recurso de queja, la circunstancia de que el art. 387 inc. I del CPP disponga
que la sentencia del recurso de nulidad no admite recurso alguno.
690
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2.4. CARACTERÍSTICAS.
i. Es un recurso extraordinario, pues procede respecto de ciertas resoluciones judiciales, y
por casuales específicas.
ii. Se interpone directamente ante el tribunal superior jerárquico de aquél que hubiere
dictado la resolución, para que sea conocido y resuelto por sí mismo. Se interpone no en
contra de una resolución, sino en contra del juez o jueces que dictaron la resolución con
grave falta o abuso, con el objeto de que sea modificada, enmendada o dejada sin efecto,
a fin de poner pronto término al mal producido; sin perjuicio de la aplicación de las
sanciones disciplinarias que fueren procedentes respecto del juez o jueces recurridos.
iii. No constituye instancia, pues solamente se faculta al tribunal superior para examinar si se
cometió grave falta o abuso.
2. 5. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
i. F a l t a o a b u s o . El recurso de queja se debe fundar en una falta o abuso grave cometido
en el pronunciamiento de una resolución; a diferencia de los recursos procesales, que se
basan en los errores de forma o de fondo que aquélla puede contener. La jurisprudencia,
basada en el Diccionario de la RAE, ha dicho que la f a l t a es un acto u omisión que
transgrede un deber o prohibición ministerial; implica un no obrar, un no actuar estando
obligado a hacerlo. Y el a b u s o es el ejercicio ilegítimo de una facultad, es el mal uso de
una facultad de una autoridad por malicia o ignorancia. En consecuencia, toda decisión
que no sea producto de un comportamiento irreprochable, tendrá que ser impugnada
mediante los recursos procesales ordinarios que pueda franquear la legislación.
Como se puede apreciar, estos conceptos son genéricos; al respecto, la reforma del año
1995 solamente agregó el calificativo de “grave”, lo cual no fue un gran aporte. Por ende,
su determinación sigue siendo una labor jurisprudencial.
ii. R e s o l u c i ó n r e c u rr i b l e . El art. 545 del COT en su inc. I señala que el recurso de queja
tiene por exclusiva finalidad corregir las faltas o abusos graves cometidos en la
dictación de resoluciones de carácter jurisdiccional. Sólo procederá cuando la falta o
abuso se cometa en sentencia interlocutoria que ponga fin al juicio o haga imposible su
continuación o definitiva, y que no sean susceptibles de recurso alguno, ordinario o
extraordinario, sin perjuicio de la atribución de la CS para actuar de oficio en ejercicio
de sus facultades disciplinarias. Se exceptúan las sentencias definitivas de primera o
única instancia dictadas por árbitros arbitradores, en cuyo caso procederá el recurso de
queja, además del recurso de casación en la forma. De esta disposición, se puede decir
que el recurso de queja procede en contra de las resoluciones que cumplan los siguientes
requisitos:
- La grave falta o abuso se tiene que haber cometido en la dictación de una sentencia
definitiva o interlocutoria que ponga fin al procedimiento o haga imposible su
continuación.
- Dichas sentencias no debe ser susceptibles de recurso alguno, ordinario o
extraordinario; sin perjuicio de la atribución de la CS para actuar de oficio en ejercicio
691
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de sus facultades disciplinarias. Este fue el camino que optó el legislador para
restringir notablemente la interposición de este recurso.
- El requisito de que las resolución no debe ser susceptible de recurso alguno, no se
aplica a las sentencias definitivas de primera o de única instancia dictadas por árbitros
arbitradores, pues en este caso procede el recurso de queja, además del recurso de
casación en la forma. Entonces, por excepción, el recurso de queja es compatible con
el recurso de casación en la forma, respecto de sentencias definitivas de árbitros
arbitradores, lo que no ocurre respecto de los árbitros de derecho ni árbitros mixtos,
toda vez que, respecto de estos últimos, el recurso de queja sólo procede cuando la
falta o abuso se cometa en una sentencia definitiva o interlocutoria que ponga fin al
juicio o haga imposible su continuación, y que no sean susceptibles de recurso alguno,
ordinario o extraordinario, lo cual constituye la regla general.475
Ahora bien, si se plantean conjuntamente el recurso de queja y el recurso de casación
en la forma, el art. 66 inc. III del COT señala que en caso que, además de haberse
interpuesto recursos jurisdiccionales, se haya deducido recurso de queja, éste se
acumulará a los recursos jurisdiccionales, y deberá resolverse conjuntamente con
ellos.
475
Se estableció como fundamento de esta excepción, la circunstancia de que contra las sentencias dictadas por
árbitros arbitradores, si bien es cierto que procede el recurso de casación en la forma, no cabe el recurso de casación
en el fondo, por lo que parece indispensable que proceda el recurso de queja, toda vez que es el único medio de que
dispondrán las partes en caso de que el árbitro arbitrador falle en forma aberrante, sin respetar principios básicos de
equidad. Es más, el recurso de queja constituye la principal vía de impugnabilidad de las sentencias dictadas por
árbitros arbitradores, atendido que normalmente las partes no designan tribunales arbitrales de segunda instancia con
competencia para conocer de un recurso de apelación. Pero es importante tener en cuenta que el recurso de queja
únicamente prosperará en el evento de que el arbitrador hubiere incurrido en falta o abuso grave al dictar una
resolución, y no procederá por una simple divergencia o discrepancia en la interpretación de la ley, como ocurría
con anterioridad a la reforma legal.
692
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innovar en cualquier estado del recurso. Formulada esta petición, el Presidente del Tribunal
designará la Sala que deba decidir sobre este punto y a esta misma le corresponderá dictar el
fallo sobre el fondo del recurso (art. 548 inciso final del COT). Por lo tanto, si se acoge la orden
de no innovar, el tribunal que dictó la resolución objetada debe abstenerse de inmediato de
continuar tramitando la causa y, en especial, de hacerla cumplir.
Las características que presenta esta orden de no innovar, son:
i. Sólo puede ser impartida a petición de parte y no de oficio por el tribunal.
ii. Esta petición de orden de no innovar se formula generalmente en un “otro sí” del escrito
en que se interpone el recurso de queja.
iii. Se puede solicitar por el recurrente al momento de interponer el recurso o durante la
tramitación del mismo.
iv. El presidente del tribunal colegiado debe designar la sala que debe pronunciarse acerca de
la orden de no innovar, la cual verá el asunto en cuenta. Para pronunciarse sobre ella, el
tribunal tendrá que hacer un estudio, aunque somero, de los antecedentes del negocio
judicial de que se trate, para apreciar si la mencionada orden de no innovar se justifica o
no.
v. La solicitud de orden de no innovar produce la radicación del recurso de queja para su
vista y fallo ante la sala que se hubiera pronunciado de ella.
vi. Puede ser concedida en términos generales o específicos. Si nada se dice, deberá
entenderse que la orden de no innovar es concedida en términos generales, es decir, sin
limitación alguna, produciendo la paralización del procedimiento.
vii. Concedida la orden de no innovar ella es comunicada al tribunal inferior que hubiere
dictado la resolución para que se abstenga de ejecutar el fallo; esto, en la práctica, se
hace telefónicamente, sin perjuicio de remitirle después un oficio.
viii. La parte que solicita la orden de no innovar, debe soportar la carga de hacer avanzar el
procedimiento para la resolución del recurso, puesto que su inactividad por más de 15
días hábiles importa el desistimiento de éste. La Corte, en este caso, declarará desistido
de oficio o petición de parte el recurso, y se dejará sin efecto la mencionada orden (Nº 8
del autoacordado).
2.8. TRAMITACIÓN.
La tramitación del recurso de queja se encuentra regulada en forma detallada por el art.
549 del COT, el cual dispone que el recurso de queja se tramitará de acuerdo a las siguientes
normas:
i. E x a m e n d e a d m i s i bi l i d a d . Interpuesto el recurso, la sala de cuenta del respectivo
tribunal colegiado deberá comprobar que éste cumple con los requisitos que establece el
artículo precedente y, en especial, si la resolución que motiva su interposición es o no
susceptible de otro recurso. De no cumplir con los requisitos señalados o ser la
resolución susceptible de otro recurso, lo declarará inadmisible, sin más trámite. Contra
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a. CONCEPTO.
Otra vertiente de la jurisdicción disciplinaria se constituye por la queja disciplinaria,
reglamentada por el autoacordado del Recurso de Queja de 1972, y por el COT. Según el Nº 14
del autoacordado, la queja propiamente tal es aquella que se refiere a la conducta ministerial o a
las actuaciones de los jueces y demás funcionarios que están sujetos a la jurisdicción
disciplinaria de las Cortes y que no se fundan en faltas o abusos graves que se hayan cometido
en el pronunciamiento de una resolución o en otra actuación determinada. Tiene lugar, por
ejemplo, cuando el juez se niega reiteradamente a dar audiencia a un abogado; cuando el juez no
concurre nunca; cuando se suspende un comparendo por retraso del juez; cuando el juez trata
mal al abogado delante de su cliente, etc.
A su vez, el art. 547 del COT señala que las CA tendrán diariamente una audiencia pública
para oír las quejas verbales que alguien quiera interponer contra los subalternos dependientes
de ellas. Si bien la ley señala que se trata de una queja verbal, en la práctica requiere presentarse
por escrito. Así, las quejas disciplinarias son reclamaciones verbales o escritas que se formulan
696
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b. OBJETO.
Lo que se persigue es única y exclusivamente la aplicación de una medida disciplinaria;
pues la queja disciplinaria no es un recurso, no tiene por objeto que se enmiende o invalide una
resolución judicial.
La queja disciplinaria se entiende que se aplica respecto de faltas o abusos que no sean
delitos, pues en dicho caso, hay que denunciar el hecho o querellarse.
c. CAUSALES.
El art. 544 del COT contiene una enumeración ejemplar de situaciones que hacen
procedente la queja. Esta norma se complementa con el art. 536 del mismo Código.
Art. 544. Las facultades disciplinarias que corresponden a la CS o a las CA, deberán especialmente ejercitarse
respecto de los funcionarios del orden judicial que se encuentren en los casos que siguen:
1. Cuando faltaren de palabra, por escrito o de obra a sus superiores en el orden jerárquico;
2. Cuando faltaren gravemente a las consideraciones debidas a otros funcionarios o empleados o a cualquiera
persona que solicite el ejercicio de su autoridad o asista por cualquier otro motivo a los estrados;
3. Cuando se ausentaren sin licencia del lugar de sus funciones, o no concurrieren a ellas en las horas señaladas, o
cuando en cualquier forma fueren negligentes en el cumplimiento de sus deberes;
4. Cuando por irregularidad de su conducta moral o por vicios que les hicieren desmerecer en el concepto público
comprometieren el decoro de su ministerio;
5. Cuando por gastos superiores a su fortuna, contrajeren deudas que dieren lugar a que se entablen contra ellos
demandas ejecutivas;
6. Cuando recomendaren a jueces o tribunales negocios pendientes en juicios contradictorios o causas criminales;
7. Cuando los nombramientos que dependieren de los jueces de letras para cargos de síndicos, depositarios, peritos u
otros análogos, recayeren generalmente sobre las mismas personas o pareciere manifiestamente que no se consulta
en ellos el interés de las partes y la recta administración de justicia, y
8. Cuando infringieren las prohibiciones que les impongan las leyes.
Art. 536. En virtud de la atribución de que habla el artículo anterior, las CA oirán y despacharán sumariamente y sin
forma de juicio las quejas que las partes agraviadas interpusieren contra los jueces de letras por cualesquiera falta y
abusos que cometieren en el ejercicio de sus funciones; y dictarán, con previa audiencia del juez respectivo, las
medidas convenientes para poner pronto remedio al mal que motiva la queja.
697
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dictación de una sentencia); y dictarán, con previa audiencia del juez respectivo, las
medidas convenientes para poner pronto remedio al mal que motiva la queja.
ii. M i n i s t ro s d e C A . De acuerdo al art. 535 inc. final del COT, es aplicable lo dispuesto en
el art. 537 (medidas disciplinarias) a las faltas o abusos que los ministros de las CA
cometan en el ejercicio de sus funciones. Ahora, quien conoce de estas faltas o abusos es
la CS, pues de acuerdo al art. 540 COT, corresponde a la CS, en virtud del art. 82 de la
CPR, ejercer la jurisdicción correccional, disciplinaria y económica sobre todos los
tribunales de la Nación. Agrega el inc. II que puede amonestar a las CA o censurar su
conducta, cuando alguno de estos tribunales ejerciere de un modo abusivo las facultades
discrecionales que la ley les confiere, o cuando faltare a cualquiera de los deberes
anexos a su ministerio; sin perjuicio de formar el correspondiente proceso al tribunal o
ministros delincuentes, si la naturaleza del caso así lo exigiere.
iii. M i n i s t ro s d e l a C S . Según el art. 541 inc. I del COT, la CS tiene respecto de sus
miembros (ministros) y de su fiscal judicial las facultades que corresponden a las CA por
los arts. 535 (mantener la disciplina judicial en todo el territorio de su respectiva
jurisdicción, velando inmediatamente la conducta ministerial de sus miembros y la de los
jueces subalternos) y 539, inc. I (vigilar la conducta funcionaria de los Fiscales judiciales
y corregirlos disciplinariamente).
iv. A u x i l i a r e s d e l a a d m i n i s t r a c i ó n d e j u st i c i a . La conducta ministerial de los
relatores, secretarios, notarios, conservadores, archiveros, procuradores, receptores y
empleados de secretaría está bajo la vigilancia de las CA, quienes pueden imponer a
dichos funcionarios, procediendo de plano, las penas correccionales que se verán a
continuación.
v. A b o ga d o s l i t i ga n t e s . Las faltas en que incurran los abogados, serán castigas por el
tribunal ante quien litigan. Además, los jueces pueden reprimir y castigar las faltas de
respeto que se cometan en los escritos que ante ella se presenten.
e. MEDIDAS DISCIPLINARIAS.
Estas medidas están contempladas en los arts. 530 y 542 del COT.
Art. 530. Los jueces de letras están autorizados para reprimir o castigar los abusos que se cometieren dentro de la
sala de su despacho y mientras ejercen sus funciones de tales, con alguno de los medios siguientes:
1. Amonestación verbal e inmediata;
2. Multa que no exceda de cuatro unidades tributarias mensuales, y
3. Arresto que no exceda de cuatro días.
Deberán emplear estos medios en el orden expresado y sólo podrán hacer uso del último en caso de ineficacia o
insuficiencia de los primeros.
Art. 542. Para la represión y castigo de las faltas que se cometieren ante la CS y ante las CA, mientras ejercen sus
funciones, estos tribunales podrán emplear alguno de los medios siguientes:
1. Amonestación privada;
2. Censura por escrito;
3. Multa de 1 a 15 días de sueldo o multa no inferior a dos ni superior a diez unidades tributarias mensuales, y
4. Arresto que no exceda de ocho días.
Este arresto será siempre conmutable en multa, en proporción de media unidad tributaria mensual por cada día.
698
DERECHO PROCESAL CIVIL - LOS RECURSOS PROCESALES
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
Estos tribunales tendrán, también, las facultades que el artículo 531 otorga a los jueces de letras, para la represión o
castigo de las faltas de respeto que se cometieren en los escritos que se les presentaren.
f. TRAMITACIÓN.
Esta queja, además de las normas que consagra el COT, se rige por el autoacordado de la
CS para la Tramitación de los Recursos de Queja del año 1972.
i. In t e r p o s i c i ó n . Hay que recordar que la queja puede ser verbal o escrita. Cuando la
interposición sea verbal, de acuerdo al art. 547 del COT, las CA tendrán diariamente una
audiencia pública para oír las quejas verbales que alguien quiera interponer contra los
subalternos dependientes de ellas; y ccuando la queja sea escrita, el N° 15 del
autoacordado regula el contenido de ésta, cual es: indicar el o los miembros del tribunal o
funcionarios recurridos; expresar con la mayor precisión los hechos a que se refieren la
conducta ministerial de aquéllos o actuación funcionaria de éstos. Una vez ingresada la
queja al tribunal respectivo (si es escrita), el Secretario debe dejar constancia de esto y
debe ingresarla al Libro respectivo.
ii. P l a z o d e i n t e r p o s i c i ó n . El plazo de interposición es de 60 días contados desde que
ocurrieron los hechos que la motivaron, transcurrido el cual, no se le dará curso; sin
perjuicio de la facultad del tribunal de proceder de oficio (Nº 15 del autoacordado).
iii. C o n t r ol d e f o n d o p r e v i o . El N° 19 del autoacordado atribuye al Presidente de la
Corte la posibilidad de declarar inadmisible de plano la queja que no aparece revestida de
fundamento plausible, en resolución fundada, sin necesidad de pedir informe. Si esto
ocurre, se debe dar cuenta a la sala tramitadora de esta circunstancia, y la sala tramitadora
puede desestimarla de plano, o solicitar un informe al funcionario recurrido. El
funcionario tiene un plazo de ocho días para informar, y con o sin el informe, el Tribunal
Pleno deberá decidir.
iv. F a l l o . Si el pleno estima que ha lugar a la queja, el N° 16 del autoacordado establece el
contenido del fallo, según el cual, los fallos que acojan las referidas quejas deben
contener: los fundamentos demostrativos de las faltas, abusos, incorrecciones o
actuaciones indebidas; la sanción disciplinaria, si se estima procedente; y las medidas
necesarias para remediar el mal causado.
v. R e c u rs o s . De acuerdo a la primera parte del art. 551 inc. I del COT, las resoluciones que
pronuncien los tribunales unipersonales y colegiados en el ejercicio de sus facultades
disciplinarias, sólo serán susceptibles de recurso de apelación (salvo el recurso de
queja). Agrega el inc. II que conocerá de la apelación el tribunal a quien corresponda el
conocimiento del recurso de casación contra las sentencias del tribunal que haya
pronunciado la resolución recurrida; y el inc. III dispone que el tribunal superior
resolverá la apelación de plano, sin otra formalidad que esperar la comparecencia del
recurrente y si se trata de un tribunal colegiado, en cuenta, salvo que estime conveniente
traer los autos en relación.
699
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
700
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
Algunos dicen que las excepciones a este principio, lo constituyen el recurso de revisión
(el cual procede en contra de sentencias firmes o ejecutoriadas); y el art. 80 del CPC,
porque señala que el demandado puede pedir la nulidad de todo lo obrado dentro de los
cinco días siguientes a que tuvo conocimiento del juicio.
ii. Sólo puede alegarla la p a r t e i n o c e n t e (directa o indirecta) y en ciertos casos la puede
declarar e l j u e z d e o f i c i o . Aquí rige el principio nemo auditur según el cual, no será
oído quien pretenda alegar su propia torpeza. Al respecto el art. 83 inc. II en su segunda
parte señala que la parte que ha originado el vicio o concurrido a su materialización o
que ha convalidado tácita o expresamente el acto nulo, no podrá demandar la nulidad.
iii. D e b e s e r d e c l a r a d a . Como toda nulidad, la nulidad procesal debe ser declarada por el
tribunal, y mientras no lo sea, el acto viciado producirá todos sus efectos 8se habla de
anulabilidad). Al respecto el art. 83 inc. I en su primera parte dice que la nulidad procesal
podrá ser declarada, de oficio o a petición de parte, en los casos….
iv. P u e d e t e n e r e f e c t o s e x t e n s i v o s o re f l e j o s . Como se sabe, el procedimiento
constituye un conjunto de actos ligados entre sí, por ende, si se afecta la eficacia un acto
antecedente, se afectará la eficacia de los actos que siguen, a pesar de que éstos sean
válidos. Pero no siempre la nulidad produce este efecto extensivo, pues solamente lo
produce respecto de aquello actos que estén íntimamente ligados con los actos nulos; es
por ello el legislador establece una advertencia en el art. 83 inc. final al decir que la
declaración de nulidad de un acto no importa la nulidad de todo lo obrado. El tribunal,
al declarar la nulidad, deberá establecer precisamente cuáles actos quedan nulos en
razón de su conexión con el acto anulado. Esto se relaciona con el recurso de casación en
la forma, pues cuando se acoge esta casación y hay reenvío, el tribunal debe determinar
en qué estado queda el proceso.
v. P ri n c i p i o d e e s p e c i fi c i d a d o t i p i c i d a d . El postulado de este principio es que
solamente procede la nulidad procesal en los casos en que la ley la establece como tal; no
existe nulidad sin texto expreso. En efecto, e art. 83 inc. I del CPC dice que la nulidad
procesal podrá ser declarada, de oficio o a petición de parte, en los casos que “la ley
expresamente lo disponga” y en todos aquellos en que exista un vicio que irrogue a
alguna de las partes un perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad.
Manifestación de esta principio, son las causales por las cuales procede la casación en la
forma y las causales específicas de la nulidad procesal por falta de emplazamiento.
Sin embargo, hay casos en que la nulidad procede cuando no hay texto expreso, y ello
tiene lugar en todos aquellos casos en que exista un vicio que ocasione a la parte un
perjuicio que sólo la declaración de nulidad pueda remediar. Es por ello que el profesor
ALFARO señala que el principio de la especificidad es relativo, no rige a ultranza.
vi. P ri n c i p i o d e t ra s c e n d e n c i a . Este principio se traduce en el aforismo de que no hay
nulidad sin perjuicio; de tal manera que si el daño puede ser subsanado por otro medio, o
no es tal la gravedad, la nulidad debe ser rechazada. Un ejemplo de este principio se da en
la casación en la forma, pues de acuerdo al art. 768 inc. III, el tribunal podrá desestimar
el recurso de casación en la forma, si de los antecedentes aparece de manifiesto que el
recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable sólo con la invalidación del fallo o
cuando el vicio no ha influido en lo dispositivo del mismo.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
476
El profesor ALFARO habla de convalidación definitiva, la cual está constituida por la cosa juzgada; y de
convalidación anticipada, la cual se da durante el juicio, y puede ser expresa o tácita.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
ii. Hay vicios que anulan el acto concreto, y todos los demás actos que están íntimamente
relacionados con él. Por ejemplo, se anula la notificación de la resolución que recibió la
causa a prueba y, por tanto, tampoco es válida la prueba que ha podido rendirse con
posterioridad.
iii. Y hay vicios que sólo anulan la actuación judicial concreta. Por ejemplo, se anulará la
prueba testimonial o la prueba confesional, si el testigo o absolvente no juró.
Por lo tanto, jamás procede como medio para reclamar la nulidad procesal, la acción de
ordinaria de nulidad de Derecho civil, por la sencilla razón de que la nulidad procesal debe ser
reclamada in limine litis.
A continuación se analizarán los medios directos para reclamar la nulidad procesal,
concretamente, el incidente ordinario y especial de nulidad, la declaración de nulidad de oficio y
se hará una breve referencia al recurso de casación en la forma.
704
DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
477
Algunos también señalan como excepción, la declaración de una implicancia. En efecto, el art. 114 del CPC,
señala que la declaración de implicancia o de recusación cuando haya de fundarse en causa legal, deberá pedirse
antes de toda gestión que ataña al fondo del negocio, o antes de que comience a actuar la persona contra quien se
dirige, siempre que la causa alegada exista ya y sea conocida de la parte; agrega el inc. II que si la causa es
posterior o no ha llegado a conocimiento de la parte, deberá proponerla tan pronto como tenga noticia de ella. No
justificándose esta última circunstancia, será desechada la solicitud, “a menos que se trate de una implicancia”. En
este caso, podrá el tribunal imponer a la parte que maliciosamente haya retardado el reclamo de la implicancia
una multa que no exceda de un sueldo vital.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
ii. Incidente de nulidad de todo lo obrado, por imposibilidad de actuar por fuerza mayor. De
acuerdo al art. 79 del CPC, podrá un litigante (demandante o demandado) pedir la
rescisión de lo que se haya obrado en el juicio en rebeldía suya, ofreciendo probar que
ha estado impedido por fuerza mayor (imprevisto al cual es imposible resistir); agrega el
inc. II que este derecho sólo podrá reclamarse dentro de tres días, contados desde que
cesó el impedimento y pudo hacerse valer (la nulidad) ante el tribunal que conoce del
negocio. Este incidente descansa en el aforismo de que al impedido no le corre plazo. Por
ejemplo, se notifica la demanda al demandado, quien se halla gravemente enfermo y no
puede, naturalmente, contestarla en el término legal, y a pesar de ello se le acusa la
correspondiente rebeldía; por ende, podría, posteriormente, solicitar la nulidad de lo
obrado en su rebeldía acreditando el hecho de la enfermedad.
iii. Incidente de nulidad de lo obrado por falta de emplazamiento. De acuerdo al art. 80 del
CPC, si al litigante rebelde no se le ha hecho saber en persona ninguna de las
providencias libradas en el juicio, podrá pedir la rescisión de lo obrado, ofreciendo
acreditar que, por un hecho que no le sea imputable, han dejado de llegar a sus manos
las copias a que se refieren los arts. 40 y 44, o que ellas no son exactas en su parte
substancial. Aquí no hay un debido emplazamiento legal y, por tanto, no se constituyó la
relación jurídica procesal; es por ello que algunos hablan aquí de “proceso aparente”.
Ahora bien, para que este incidente pueda tener lugar se requiere:
- El litigante, ya sea el demandante o el demandado, tiene que estar en rebeldía.
- No se le tiene que haber notificado ninguna de las resoluciones dictas en el juicio.
- Que pruebe que por un hecho que no le sea imputable, han dejado de llegar a sus
manos las copias que dicen relación con la notificación personal (la copia de la
resolución y del escrito en que ella recae) y con la notificación personal subsidiaria (la
copia de la resolución y del escrito en que ella recae entregada a una persona adulta; o
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
la cédula dejada en la puerta), o que ellas no son exactas en su parte sustancial (por
ejemplo, el Receptor falsea la notificación).
- El art. 80 inc. II establece que este derecho no podrá reclamarse sino dentro de cinco
días, contados desde que aparezca o se acredite que el litigante tuvo conocimiento
personal del juicio
Este incidente tiene una especial particularidad, ya que constituye una de las excepciones
al efecto del desasimiento del tribunal; pues de acuerdo al art. 182 del CPC, notificada una
sentencia definitiva o interlocutoria o alguna de las partes, no podrá el tribunal que la
dictó alterarla o modificarla en manera alguna….; y agrega el inc. II que lo dispuesto en
este artículo no obsta para que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el art. 80.
Y por otro lado, hace excepción a la regla general de que los incidentes se pueden
promover en primera instancia hasta la citación para oír sentencia, y en segunda instancia
hasta la vista de la causa; pues el incidente de nulidad por falta de emplazamiento se
puede hacer valer durante todo el curso del procedimiento e, incluso, en el procedimiento
incidental de cumplimiento de una sentencia, conforme al art. 234 inc. final CPC, el cual
dispone que lo dispuesto en este artículo (la oposición a la ejecución incidental, sólo
puede oponerse durante la citación de la persona en contra de quien se pide) es sin
perjuicio de lo prevenido en el art. 80.
Por último, de acuerdo al art. 81 del CPC, los incidentes a que den lugar las disposiciones
contenidas en los dos artículos anteriores, no suspenderán el curso de la causa principal
y se substanciarán en cuaderno separado.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - LA NULIDAD PROCESAL
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
iii. Tanto en la nulidad civil como en la procesal rige el principio de nemo auditor.
b. DIFERENCIAS.
i. En cuanto a su r e gu l a c i ó n , la nulidad civil se encuentra regulada orgánicamente en el
Título XX (“De la nulidad y la rescisión”) del Libro IV (“De las obligaciones en general y
de los contratos”) del CC; la nulidad procesal en cambio, no tiene regulación orgánica,
pues se ajusta a las disposiciones dispersas contenidas en el CPC (a diferencia de la
nulidad en materia procesal penal).
ii. En cuanto a la f o r m a d e a l e ga r l a , la nulidad civil se hace valer mediante la acción
ordinaria de nulidad, la cual da origen a un juicio declarativo; la nulidad procesal, en
cambio, debe impetrarse por los medios y recursos que la misma ley procesal señala, y
dentro del proceso.
iii. En cuanto a su c l a s i fi c a c i ó n , la nulidad civil admite ser clasificada en absoluta y
relativa; la nulidad procesal, en cambio, no permite clasificación ni gradación alguna.
iv. En cuanto al s a n e a mi e n t o , la nulidad civil puede sanearse por el transcurso del tiempo,
y la nulidad relativa además por la ratificación: en cambio, la nulidad procesal se puede
sanear por la convalidación expresa o táctica, por la rectificación, y por la ratificación.
v. En cuanto a las causales que las hacen procedente, la nulidad absoluta procede por vicios
que digan relación con la naturaleza de acto o contrato, y la nulidad relativa procede por
vicios que dicen relación con el estado o calidad de las partes; en cambio la nulidad
procesal procede cuando la ley expresamente lo señale, o cuando el perjuicio sólo puede
ser reparado con la declaración de nulidad.
A. G ENERALIDADES .
1. INTRODUCCIÓN.
La ejecución constituye uno de los atributos o momento de la jurisdicción. Esta etapa
corresponde al cumplimiento de la sentencia, y para ello los tribunales disponen de imperio, es
decir, la posibilidad de ejecutar, por medios legales y coercitivos, las sentencias que se dicten
¿Qué tipo de resoluciones judiciales dictadas en qué tipo de procedimientos ameritan ejecución?
Las sentencias declarativas de condena, y eventualmente las sentencias dictas en procedimientos
cautelares, cuando la ejecución sea necesaria (por ejemplo, si al interventor no lo dejan ingresar).
Ahora bien, una especie de ejecución es el juicio ejecutivo y otra especie de ejecución es
la ejecución incidental (no es un incidente, sino que un procedimiento que se adosa); y la
diferencia entre una y otra es el tribunal competente, los plazos en que se puede pedir la
ejecución y los títulos ejecutivos. En efecto, en la ejecución incidental el único título apto es la
sentencia definitiva, en el juicio ejecutivo, en cambio, además de la sentencia existen otros
títulos ejecutivos. Por otra parte, la ejecución incidental Se debe pedir al tribunal que dictó la
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
sentencia dentro del plazo de un año contado desde que la sentencia quedó firme o ejecutoriada,
y si transcurre ese plazo, la otra opción es iniciar un juicio ejecutivo (ejecución principal), donde
se tiene, a su vez, dos opciones para iniciarlo: ante el juez de primera o única instancia, o ante el
juez competente de acuerdo a las reglas generales.
710
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
B. L A ACCIÓN EJECUTIVA .
a. CONCEPTO.
Toda obligación cuyo cumplimiento se pretende obtener por medio de un juicio ejecutivo
requiere, como elemento básico, la existencia de un título, en el cual conste, de manera
fehaciente e indubitada, la referida obligación. Este antecedente o elemento básico de la acción
ejecutiva recibe el nombre técnico de título ejecutivo, el cual es definido por el profesor ALFARO,
como aquél documento escrito en el que consta la existencia de una obligación que no admite
712
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
b. CARACTERÍSTICAS O REQUISITOS.
i. Le ga l i d a d d e l t í t ul o . Sólo la ley puede señalar qué documentos tienen el carácter de
títulos ejecutivos, por lo tanto, se prohibe que la voluntad de las partes le dé a un
documento el carácter de tal. Esta declaración o documento a veces tiene su origen o
fuente en una manifestación de voluntad del órgano judicial, como una sentencia; otras
veces, en una manifestación de voluntad de los particulares, como un contrato (por
ejemplo por escritura pública); y otras veces, en una manifestación de voluntad del
órgano administrativo, como una lista de deudores morosos de contribuciones, etc.; pero
en defintiva sólo la ley (el CPC u otra normativa) puede atribuir mérito ejecutivo a
determinados títulos, pues aquí está en juego un interés público.
ii. Debe contener una o b l i ga c i ó n de dar hacer o no hcaer. Hay que recordar que una
obligación es un vínculo jurídico entre personas determinadas, en virtud del cual una de
ellas llamada deudora se coloca en la necesidad jurídica de satisfacer a otra llamada
acreedora, el cumplimiento de una prestación que puede consistir en dar, hacer o no hacer
algo, y que el acreedor puede exigirla constriñendo al deudor a satisfacerla. En el CC la
obligación de dar es la que tiene por objeto transferir el dominio, constituir un derecho
real limitativo o la simple entrega; la obligación de hacer es aquella que tiene por objeto
la realización de un hecho cualquiera que no sea la entrega de la cosa; y la obligación de
no hacer es aquella en virtud de la cual una persona se compromete a no realizar algo
que de no existir la obligación podría realizar.
iii. Es de c a r á c t e r s o l e m n e . Si se examinan los títitulos ejeutivos, se puede apreciar que
todos deben constar por escrito, no teniendo cabida en el sistema actual el documento
electrónico. Ahora, dependiendo del titulo de que se trate, el documento escrito debe
cumplir con requisitos especiales, por ejemplo, se debe acreditar el pago del impuesto de
timbre y estampillas.
c. CLASIFICACIÓN.
i. Según si tienen o no fuerza ejecutiva por sí mismos, o si requieren de una gestión previa
para tener el carácter de tal, se distingue entre títulos ejecutivos perfectos e imperfectos.
Los títulos ejecutivos p e r f e c t o s o c o mp l e t o s son aquellos que se caracterizan
porque, desde el instante mismo en que son otorgados, permiten iniciar un proceso
ejecutivo para exigir el cumplimiento de la obligación que en ellos se contiene; sin que
sea necesario realizar una gestión previa. Pertenecen a esta categoría: la sentencia firme,
la copia autorizada de escritura pública, el acta de avenimiento, determinados títulos de
créditos, y los contratos especiales. Los títulos ejecutivos i m p e r fe c t o s o
i n c o mp l e t o s , en cambio, son aquellos que se caracterizan porque, para poder iniciar la
713
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
ejecución por medio de ellos, es necesario cumplir con ciertas gestiones previas, llamadas
gestiones preparatorias de la vía ejecutiva. Forman parte de esta segunda categoría los
instrumentos privados, la confesión judicial, los títulos al portador o nominativos y sus
cupones, etc.
ii. Según quien intervenga en su otorgamiento, se distingue entre: título ejecutivo
a u t é n t i c o , que es aquel que se otorga por un funcionario público con las formalidades
prescritas por la ley, y en el ejercicio de sus atribuciones; y título ejecutivo p r i v a d o , que
es aquel que se extiende por los particulares sin las formalidades legales, y que adquiere
carácter ejecutivo por el reconocimiento efectuado por la justicia.
iii. Atendiendo al ejercicio de la jurisdicción, se distingue entre: títulos ejecutivos r e a l e s ,
que son aquellos que son producto del ejercicio de la función jurisdiccional (pertenece a
esta clase de títulos la sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria); y títulos
f i c t o s , que son aquellos que no son producto del ejercicio de la función jurisdiccional,
pero que la ley les otorga el mismo valor que si lo fueran.
- Debe estar firme, y de acuerdo al art. 174 del CPC se entenderá firme o ejecutoriada
una resolución desde que se haya notificado a las partes, si no procede recurso
alguno en contra de ella; y, en caso contrario, desde que se notifique el decreto que la
mande cumplir, una vez que terminen los recursos deducidos, o desde que transcurran
todos los plazos que la ley concede para la interposición de dichos recursos, sin que
se hayan hecho valer por las partes. En este último caso, tratándose de sentencias
definitivas, certificará el hecho el secretario del tribunal a continuación del fallo, el
cual se considerará firme desde este momento, sin más trámites. Todavía más, las
sentencias definitivas o interlocutorias firmes producen la acción o la excepción de
cosa juzgada (art. 175 del CPC), y es la acción de cosa juzgada la que faculta a exigir
714
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
ii. Copia autorizada de escritura pública (art. 434 Nº 2). De acuerdo al art. 403 del COT,
escritura pública es el instrumento público o auténtico otorgado con las solemnidades
que fija esta ley, por el competente notario, e incorporado en su protocolo o registro
público. Ahora bien, lo que constituye título ejecutivo es la copia autorizada de la
escritura pública original o matriz y, conforme al art. 421 del COT, sólo podrán dar copias
autorizados de escrituras públicas o documentos protocolizados el Notario autorizante,
el que subroga o suceda legalmente o el archivero a cuyo cargo esté el protocolo
respectivo (después de un año, el Notario debe enviar el protocolo respectivo al
Archivero).
Hubo una modificación legal que cambió la antigua distinción entre primeras y segundas
copias, pues hoy sólo se habla de “copias autorizadas” ante Notario o copias simples. Las
copias autorizadas incluyen la firma o rúbrica de puño y letra del Notario y se extiende en
papel timbrado; las copias simples, en cambio, son fotocopias de la copia autorizada que
incluyen el sello del notario (no aparece su firma). En efecto, de acuerdo al art. 422 del
COT, las copias podrán ser manuscritas, dactilografiadas, impresas, fotocopiadas,
litografiadas o fotograbadas. En ellas deberá expresarse que son testimonio fiel de su
original y llevarán la fecha, la firma y sello del funcionario autorizante. El Notario
deberá otorgar tantas copias cuantas se soliciten.
iii. Acta de avenimiento pasada ante tribunal competente y autorizada por un ministro de fe
o por dos testigos de actuación (art. 434 Nº 3). El legislador no ha definido expresamente
lo que se entiende por avenimiento, pero se entiende que es un acuerdo directo de las
partes que tiene por objeto poner fin a un juicio, sin la intervención directa de un juez.
Ahora bien, del avenimiento se debe dejar constancia en un acta, la que, para poder
constituir título ejecutivo, debe cumplir con dos solemnidades legales:
715
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
MAXIMILIANO ASTORGA BELTRÁN - PAULINA NAVARRETE MEDINA
- Debe haber sido pasada ante tribunal competente. El tribunal competente es el que
está conociendo del juicio al cual se le pone término; y según el profesor ALFARO, la
expresión “pasada” ante tribunal competente, no significa que el juez apruebe el
avenimiento, sino que tiene que “tenerlo presente”, que lo “tenga por aprobado”; pues
quien autoriza el avenimiento es el secretario.
- El acta debe estar autorizada por un ministro de fe o por dos testigos de actuación. En
la práctica, el ministro de fe que lo autoriza es el secretario del tribunal.478
iv. Instrumento privado, reconocido judicialmente o mandado tener por reconocido (art. 434
Nº 3 inc. I primera parte). Hay que recordar que instrumento privado es todo escrito que
deja constancia de un hecho y que ha sido otorgado sin formalidad o solemnidad alguna,
y sin participación de un funcionario público que actúe en calidad de tal (por ejemplo, un
recibo de dinero, un contrato privado de arrendamiento, etc.). En principio, el instrumento
privado carece de mérito ejecutivo, toda vez que en su otorgamiento no ha intervenido
funcionario alguno que le confiera presunción de autenticidad; de manera que la ley hizo
bien en restarle mérito ejecutivo. Sin embargo, por excepción, el instrumento privado
adquiere mérito ejecutivo en dos casos: cuando ha sido reconocido por su otorgante; o
cuando ha sido mandado tener por reconocido. Ahora, para obtener estos
reconocimientos, es necesario cumplir con una gestión preparatoria de la vía ejecutiva
denominada “reconocimiento judicial de instrumento privado” (lo que se reconoce en
particular es la firma)479.
Sin embargo, hay ciertos instrumentos privados a los que, por su especial naturaleza, el
legislador les confiere mérito ejecutivo sin necesidad de ser reconocidos, estos son: las
letras de cambio, los pagarés y los cheques. En efecto, el art. 434 Nº 4 inc. I en su
segunda parte señala que sin embargo, no será necesario este reconocimiento respecto
del aceptante de una letra de cambio o subscriptor de un pagaré que no hayan puesto
tacha de falsedad a su firma al tiempo de protestarse el documento por falta de pago,
siempre que el protesto haya sido personal, ni respecto de cualquiera de los obligados al
pago de una letra de cambio, pagaré o cheque, cuando, puesto el protesto en su
conocimiento por notificación judicial, no alegue tampoco en ese mismo acto o dentro de
tercero día tacha de falsedad480; agrega el inc. II que tendrá mérito ejecutivo, sin
necesidad de reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré o cheque, respecto del
obligado cuya firma aparezca autorizada por un notario o por el Oficial del Registro
Civil en las comunas donde no tenga su asiento un notario. Aquí se dan tres hipótesis:
- No es necesario el reconocimiento cuando el protesto, es decir, la constancia de no
pago de una obligación, sea personal. Ahora bien, para protestarse personalmente un
478
El profesor ALFARO señala que cuando el avenimiento es extrajudicial, se denomina transacción. Eso sí, hay que
tener presente que la transacción puede referirse a derechos litigiosos y también a derechos litigios eventuales; en
cambio, el avenimiento siempre versará sobre derechos controvertidos ante la justicia.
479
Como aclara el profesor ALFARO, no hay que confundir las gestiones preparatorias de la vía ejecutiva, con las
gestiones preparatorias para ingresar al juicio declarativo. Si se desea que se reconozca una firma, es posible elegir
una medida prejudicial preparatoria o una gestión preparatoria de la vía ejecutiva, pero la elección dependerá del
objetivo final (prueba o ejecución).
480
El protesto es la constancia de no pago de una obligación, y dicha constancia se puede hacer en un banco, en el
caso de un cheque; o ante un notario, en el caso de las letras de cambio y pagarés.
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instrumento mercantil, es necesario contar con la presencia de un Notario; por ello que
esta hipótesis no se da mucho en la práctica, porque si el deudor no está dispuesto a
pagar, menos irá a la notaría.
- Tampoco es necesario el reconocimiento, cuando el protesto sea notificado
judicialmente y, en el acto de la notificación o dentro de tercero día, el obligado al
pago no oponga tacha de falsa de su firma. Esta es una gestión preparatoria de la vía
ejecutiva, y se denomina “notificación judicial del protesto”.
- Tampoco es necesario el reconocimiento, cuando la firma puesta en el instrumento
mercantil aparece autorizada por un Notario. Acá la intervención del Notario le
atribuye una presunción de autenticidad; y todavía más, según jurisprudencia, el
instrumento ni siquiera requiere de protesto previo para poder cobrar ejecutivamente
su valor al obligado. Esto sucede mucho en las casas comerciales, y en los pagarés que
emiten las universidades.
vii. Cualquiera otro título a que las leyes den fuerza ejecutiva (art. 434 Nº 7). En virtud de
este numeral se afirma que la enumeración que hace el art. 434 de los títulos ejecutivos,
no es una enumeración taxativa. En efecto, las leyes especiales pueden atribuirles mérito
ejecutivo a otros documentos como, por ejemplo: el Código Tributario, en materia de
cobro de obligaciones tributarias de dinero, señala que constituye título ejecutivo, por el
solo ministerio de la ley, la lista de deudores morosos; la Ley 19.537 sobre Copropiedad
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Inmobiliaria señala que la copia del acta de asamblea válidamente celebrada, autorizada
por el Comité de Administración, en que se acuerdan gastos comunes, tendrá mérito
ejecutivo para el cobro de los mismos; el certificado que emita una AFP señalando que no
se han pagado las cotizaciones de un afiliado; las sentencias que causan ejecutoria, esto
es, aquellas que pueden cumplirse no obstante la existencia de recursos en su contra. (por
ejemplo, las sentencias definitivas o interlocutorias apeladas en el sólo efecto devolutivo
y las sentencias definitivas o interlocutorias que se encuentren pendientes por la
interposición de algún recurso de casación).
Este segundo requisito de procedencia de la acción ejecutiva lo señala el art. 437 del CPC
al decir que para que proceda la ejecución, se requiere además que la obligación sea
actualmente exigible. Por su ubicación, dicho precepto legal dice sólo relación con las
obligaciones de dar; pero, en atención a lo que señalan los arts. 530 y 544 del CPC, este requisito
también concurre en las ejecuciones que tienen por objeto obligaciones de hacer o de no hacer.
Art. 530. Hay acción ejecutiva en las obligaciones de hacer, cuando, siendo determinadas y “actualmente exigibles”,
se hace valer para acreditarlas algún título que traiga aparejada ejecución de conformidad al art. 434.
Art. 544. Las disposiciones que preceden se aplicarán también a la obligación de no hacer cuando se convierta en la
de destruir la obra hecha, con tal que el título en que se apoye consigne de un modo expreso todas las circunstancias
requeridas por el inc. II del art. 1555 del CC (si la cosa puede destruirse y la destrucción es necesaria), y no pueda
tener aplicación el inc. III del mismo artículo (el cumplimiento de la obligación puede obtenerse por otros medios).
En el caso en que tenga aplicación este último inciso, se procederá en forma de incidente.
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481
Por regla general, el plazo es de tres años para que prescriba la acción ejecutiva, esto porque hay acciones
ejecutivas especiales, como las derivadas de instrumentos mercantiles (cheques, letras de cambio o pagares), que
prescriben en un año (respecto de los cheques se cuenta desde el protesto; y respecto de las letras de cambio y
pagarés desde el vencimiento de la letra de cambio o pagaré).
482
Hay que recordar que si la acción ejecutiva se ha convertido en ordinaria, el juicio en que dicha acción ordinaria
se deduzca, para obtener el correspondiente título con mérito ejecutivo, vale decir, la sentencia firme; se ventilará en
conformidad al procedimiento sumario.
483
El profesor ALFARO señala que la prescripción de la acción ejecutiva no se suspende, porque la suspensión es
algo exclusivo del Derecho civil. Sí opera la interrupción de la prescripción, la cual puede ser civil o natural.
720
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Ahora bien, las gestiones preparatorias de la vía ejecutiva que regula nuestro Derecho
positivo, son: el reconocimiento de firma puesta en instrumento privado; la notificación judicial
del protesto de una letra de cambio, pagaré o cheque, a cualquiera de los obligados; la confesión
de deuda; la confrontación de títulos y cupones; la avaluación; la validación de sentencias
484
Acá se plantea una discusión en orden a si se puede por la vía preparatoria hacer revivir acciones prescritas; por
ejemplo, mediante el reconocimiento de la deuda. El profesor ALFARO señala que si esto se permite, nunca
prescribiría la acción ejecutiva; no tendría sentido la prescripción.
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extranjeras; y la notificación del título ejecutivo a los herederos del deudor. A continuación, se
analizarán cada una de estas gestiones.
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comparecencia.
iv. N o c o m p a r e c e r . En este último caso, también se dará por reconocida la firma. En
consecuencia, será también necesaria la dictación de una resolución judicial a petición del
acreedor, en que se declare que, en rebeldía del deudor, se tiene por reconocida la firma;
y el título ejecutivo estará compuesto por el instrumento privado y la resolución judicial.
La resolución que da por reconocida la firma del deudor, sea por falta de comparecencia,
sea por haber dado respuestas evasivas, constituye una sentencia interlocutoria de segundo
grado, en atención a que resuelve sobre un trámite que sirve de base al pronunciamiento de una
sentencia definitiva, cual es, la que recae en el juicio ejecutivo posterior. Esta resolución se
notifica por el estado (regla general), y es susceptible de los recursos procesales correspondientes
(apelación en el sólo efecto devolutivo).485
485
La jurisprudencia ha dicho que el reconocimiento que da mérito ejecutivo a un instrumento privado es
exclusivamente el que se obtiene dentro de las gestiones que reglamentan los arts. 435 y 436 del CPC, sin que valga
el obtenido dentro de una medida prejudicial o dentro de un juicio como medio probatorio. También ha señalado que
el deudor citado puede oponer previamente incidentes dilatorios como, por ejemplo, la nulidad de la notificación, la
incompetencia del tribunal, etc.; estándole vedado, en cambio, oponer cualquiera excepción o defensa que mire al
fondo de la obligación; además, el deudor podrá pedir la rescisión de lo que se hubiere obrado en su rebeldía,
ofreciendo probar que estuvo impedido por razones de fuerza mayor de comparecer.
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ii. Cualquier persona que en la gestión preparatoria de la vía ejecutiva tachare de falsa su
firma y resultare en definitiva que la firma es auténtica, será sancionada con las penas
indicadas en el art. 467 del CP, salvo que acredite justa causa de error o que el título en el
cual se estampó la firma es falso.
c. LA CONFESIÓN DE DEUDA.
El art. 435 inc. I del CPC dispone que si, en caso de no tener el acreedor título ejecutivo,
quiere preparar la ejecución por el reconocimiento de firma o “por la confesión de la deuda”,
podrá pedir que se cite al deudor a la presencia judicial, a fin de que practique la que
corresponda de estas diligencias. Esta gestión preparatoria de la vía ejecutiva se la conoce con el
nombre de “confesión de deuda” y de llegar a prosperar, habilita al acreedor para hacer valer
como título ejecutivo, el contemplado art. 434 Nº 5, o sea, la confesión judicial.
Su tramitación es idéntica a la gestión preparatoria de reconocimiento de firma puesta en
instrumento privado; es decir, se debe solicitar una audiencia al juez, a la cual deberá concurrir el
deudor, y en ella podrá asumir cuatro actitudes: comparecer y reconocer la deuda, caso en el
cual, la confesión judicial es el título ejecutivo; puede comparecer y no reconocer la deuda, con
lo cual habrá fracasado la gestión preparatoria; y puede no comparecer, o comparecer y dar
respuestas evasivas, caso en el cual, se tendrá por confesada la deuda, y el título ejecutivo
consistirá en la resolución judicial que dicte el tribunal estableciendo el hecho de la confesión en
rebeldía o por dar respuestas evasivas.
¿Qué ocurre si la confesión se efectúo en forma expresa en otro procedimiento? ¿Se
puede demandar ejecutivamente en forma inmediata o se requiere de una gestión preparatoria?
La confesión se debe verificar en la audiencia de gestión preparatoria, independiente que en otro
procedimiento se haya dado en forma expresa, por lo tanto, no se puede demandar
ejecutivamente en forma directa, sino que necesariamente se debe efectuar la gestión
preparatoria. En efecto, respecto de la posibilidad de acompañar la fotocopia autorizada del
expediente que da cuenta de la confesión expresa, la CS ha señalado que el expediente no
constituye escritura pública, ni tampoco un instrumento público, salvo en determinados escritos
del mismo, por lo tanto, no podría servir como título ejecutivo perfecto.
Es importante señalar que no se debe confundir la confesión judicial como medio de
prueba en juicio, y la confesión judicial como gestión preparatoria de la vía ejecutiva. En efecto:
i. En cuanto a su objeto o finalidad, la confesión judicial como medio de prueba está
destinada a acreditar hechos controvertidos en el juicio mismo; en cambio, la confesión
judicial como gestión preparatoria de la vía ejecutiva está destinada a perfeccionar o
completar un título ejecutivo, para iniciar una ejecución posterior.
ii. Atendiendo a la forma de la confesión, la confesión judicial como medio de prueba en
juicio se puede prestar en forma espontánea o provocada; en cambio, la confesión judicial
como gestión preparatoria de la vía ejecutiva solamente de manera provocada.
iii. En cuanto a la prueba, la confesión judicial como medio de prueba sirve para probar
cualquier hecho sustancial, pertinente y controvertido; en cambio, la confesión judicial
como gestión preparatoria de la vía ejecutiva sólo se utiliza para acreditar la existencia de
una obligación o deuda.
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iv. En cuanto a la confesión en rebeldía del absolvente, la confesión judicial como medio de
prueba exige la citación por dos veces del litigante para que se le pueda tener por confeso
en rebeldía; en cambio, la confesión judicial como gestión preparatoria de la vía ejecutiva
sólo requiere de una citación para que, en caso de incomparecencia o rebeldía del deudor,
se tenga por reconocida la obligación.
v. Atendiendo a las formalidades, la confesión judicial como medio de prueba se debe
prestar bajo juramento; en cambio, la confesión judicial como gestión preparatoria de la
vía ejecutiva no requiere de esta formalidad previa de parte del confesante.
vi. En cuanto al funcionario competente, la confesión judicial como medio de prueba puede
ser delegada en el secretario u otro ministro de fe; en cambio, la confesión judicial como
gestión preparatoria de la vía ejecutiva sólo puede ser prestar ante el juez, so pena de
nulidad de la respectiva diligencia o actuación.
vii. Por último, en la confesión judicial como medio de prueba se debe acompañar un pliego
cerrado de posiciones o preguntas; en cambio, en la confesión judicial como gestión
preparatoria de la vía ejecutiva la pregunta es una sola y abierta: “confiese la existencia
de tal obligación”.
e. LA AVALUACIÓN.
Esta gestión preparatoria de la vía ejecutiva tiene lugar en las obligaciones de dar,
concretamente, una especie o cuerpo cierto que se deba y que no exista en poder del deudor; o un
género determinado que no sea dinero. En estos casos, un perito determinará el valor de la
especie debida o el valor del género determinado que se debe, y, por consiguiente, la ejecución
recaerá en estos valores y no en la especie o en el género adeudados.
La designación del perito la hará el tribunal por sí mismo, vale decir, sin intervención de
las partes (esto hace excepción a las reglas generales sobre de nombramiento de perito); y éste
hará la avaluación de que se trata con los datos que el título ejecutivo suministre y conforme al
valor de mercado. Pero la avaluación del perito no es definitiva, pues de acuerdo al art. 440 del
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CPC, la avaluación que, en conformidad al art. 438, se haga para determinar el monto de la
ejecución, se entenderá sin perjuicio del derecho de las partes para pedir que se aumente o
disminuya; el profesor ALFARO señala que sólo el requirente puede entablar el recurso
correspondiente (apelación) para pedir la rebaja de la avaluación; pues el futuro ejecutado puede
oponerse durante el juicio mediante la excepción contemplada en el art. 464 N° 8 del CPC
llamada, precisamente, “exceso de avalúo”.
3. FORMAS DE EJECUCIÓN.
En caso de que el deudor incumpla su obligación, es necesario obtener su cumplimiento
por vías compulsiva. Al respecto, el profesor ALFARO señala que la ejecución teóricamente
puede ser de dos formas:
i. Mediante el embargo genérico de acciones y derechos de contenido patrimonial. En
ausencia de bienes por parte del deudor, hay legislaciones que permiten que se
embarguen genéricamente derechos y acciones de contenido patrimonial, lo cual no
significa la posibilidad de venta ni remate de esas acciones, sino que ese embargo
genérico supone una suspensión del proceso de ejecución, hasta que aparezcan bienes.
ii. El sistema que existe en nuestro país, es el del embargo y realización de bienes
determinados. En efecto, cuando no existe la especie o cuerpo cierto debido en poder del
deudor, o cuando éste no tiene dinero para pagar su obligación, lo que se hace es
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En los párrafos siguientes se analizarán los juicios ejecutivos en las obligaciones de dar,
hacer y no hacer, en los cuales se verifican los trámites que se expresaron en el apartado anterior.
2. ESTRUCTURA.
Este juicio ejecutivo consta, fundamentalmente, de dos cuadernos o ramos: el cuaderno
principal y el cuaderno de apremio. Eventualmente puede existir un cuaderno de tercerías.
i. C u a d e r n o p r i n c i p a l o e j e c u t i v o . El cuaderno principal constituye el juicio mismo,
es decir, la contienda o controversia jurídica y actual que las partes someten a la decisión
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a. CONCEPTO Y REQUISITOS.
El juicio ejecutivo puede comenzar por la demanda ejecutiva interpuesta por el acreedor
en contra del deudor, o bien, por gestiones preparatorias de la vía ejecutiva. Comienza por
demanda cuando el título ejecutivo es perfecto, es decir, cuando por sí solo permite iniciar un
proceso ejecutivo, sin que sea necesario realizar una gestión previa; a la inversa, se inicia por
medio de gestiones preparatorias de la vía ejecutiva cuando el título que tenga el acreedor
requiera de esas gestiones previas para perfeccionarse.
Ahora bien, se entiende por demanda ejecutiva el acto jurídico procesal en virtud del cual
el ejecutante deduce su acción ejecutiva aparejada del título en que se funda. Esta demanda se
interpone ante el tribunal competente, el cual será, por regla general, el del domicilio del
ejecutado; y si se ha iniciado el juicio mediante una gestión preparatoria de la vía ejecutiva, será
ante el mismo tribunal que conoció de la gestión. Y para comparecer ante el tribunal, se deberán
cumplir con las normas sobre comparecencia en juicio (mandatario judicial y patrocinio de
abogado).
La demanda ejecutiva, como todo escrito, debe ajustarse a los requisitos generales de los
escritos judiciales (se debe presentar en papel, por conducto del secretario respectivo,
encabezado por una suma que indique su contenido, y se deben acompañar tantas copias cuantas
sean las partes a quienes debe notificarse la providencia que en él recaiga); y, además, debe
cumplir con requisitos los específicos de las demandas (art. 254 del CPC). Dentro de estos
requisitos específicos, cobra especial relieve en la demanda ejecutiva la parte petitoria, la que,
según CASARINO, debe consistir en solicitar que, desde luego, se despache mandamiento de
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ejecución y embargo en contra del deudor por la obligación de que se trate, y que, en definitiva,
se acoja la demanda y se rechacen las excepciones, en caso de oposición, disponiéndose, al
mismo tiempo, seguir adelante la ejecución hasta hacer entero pago al acreedor de su crédito”.
Art. 254. La demanda debe contener:
1. La designación del tribunal ante quien se entabla;
2. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las personas que lo representen, y la naturaleza de
la representación;
3. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado;
4. La exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoya; y
5. La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión, de las peticiones que se sometan al fallo del tribunal.
Por último, la demanda puede contener las siguientes menciones accidentales: se pueden
señalar los bienes para trabar el embargo (si es un bien raíz se debe mencionar su inscripción, si
es un vehículo motorizado su placa patente; el número de cuenta corriente; acciones o derechos
de una sociedad, etc.); también se puede mencionar en la demanda ejecutiva quien tendrá el
carácter de depositario de los bienes embargados, sea en carácter de provisional o definitivo;
eventualmente, si es que existe un justo temor de que el embargo no pueda ser cumplido, puede
solicitar que el embargo sea realizado con el auxilio de la fuerza pública; y se puede solicitar la
custodia del título para que no vaya al expediente (por ejemplo, tratándose de un cheque).
b. EXAMEN DE ADMISIBILIDAD.
Una vez presentada la demanda ejecutiva, aparejada de su correspondiente título, el juez
debe analizar si concurren o no los requisitos necesarios para que la acción ejecutiva pueda ser
admitida a tramitación; es decir, debe verificar: si el título invocado es ejecutivo, si la obligación
es actualmente exigible, si la obligación es líquida, y si la acción no está prescrita.
De acuerdo al art. 441 del CPC, el tribunal examinará el título y despachará o denegará
la ejecución, sin audiencia ni notificación del demandado, aun cuando se haya éste apersonado
en el juicio; agrega el inc. II que las gestiones que en tal caso haga el demandado (por ejemplo,
diga que la acción está prescrita) no embarazarán en manera alguna el procedimiento ejecutivo,
y sólo podrán ser estimadas por el tribunal como datos ilustrativos para apreciar la procedencia
o improcedencia de la acción. Ahora bien, el tribunal puede adoptar dos actitudes respecto de la
demanda ejecutiva:
i. Si no concurren los requisitos de la acción ejecutiva, debe denegar la ejecución, y en tal
caso el ejecutado puede apelar. En efecto, de acuerdo al art. 441 inc. III si denegado el
mandamiento de ejecución, se interpone apelación de este fallo y ha lugar a ella, el
tribunal elevará el proceso al superior, también sin notificación del demandado.
La jurisprudencia se ha uniformado en el sentido de que la resolución que deniega la
ejecución es una sentencia interlocutoria, ya que falla un incidente estableciendo
derechos permanentes en favor de las partes; y todavía más, de aquellas que hacen
imposible la continuación del juicio. En consecuencia, esta resolución aparte de ser
apelada por el ejecutante, podría ser recurrida de casación en la forma, de conformidad a
las reglas generales.
ii. Si concurren los requisitos de la acción ejecutiva, ordenará “despachar” la ejecución, lo
cual significa, en el fondo, admitir a tramitación la demanda ejecutiva. El “despáchese”
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Por otra parte, las m e n c i o n e s a c c i d e n t a l e s , esto es, aquellas que se pueden indicar o
no, son:
i. La designación de un depositario provisional (art. 443 N° 3).
ii. La designación de la especie o cuerpo cierto sobre la cual recae la ejecución o de los
bienes que sea necesario embargar si éstos han sido designados por el acreedor en su
demanda ejecutiva (art. 443 N° 3).
iii. La orden de solicitar el auxilio de la fuerza pública para proceder a la ejecución, si lo ha
solicitado el acreedor y en concepto del tribunal hay fundado temor de que el
mandamiento sea desobedecido (art. 443 N° 3).
a. CONCEPTO.
Hasta el momento, la demanda ejecutiva ha sido admitida a tramitación, se ha despachado
la ejecución y se ha extendido el correspondiente mandamiento de ejecución y embargo. Procede
ahora que un ministro de fe ponga la demanda ejecutiva en conocimiento del deudor, o sea, se la
notifique; y, en seguida, lo requiera de pago o le embargue sus bienes si no paga en el acto.
Por lo tanto, requerimiento de pago consiste en la notificación que hace el receptor de la
demanda ejecutiva al deudor, y en la intimación que se le hace para que pague la deuda, bajo el
apercibimiento de que si no lo hace, se iniciara en su contra un procedimiento coactivo para
lograr por esa vía el pago. En consecuencia, el requerimiento de pago persigue dos finalidades
fundamentales:
i. Notificar al deudor la demanda ejecutiva y requerirlo o intimarlo para que pague la
obligación cuyo cumplimiento ejecutivo se pretende. La jurisprudencia ha sostenido que
el emplazamiento en el juicio ejecutivo se compone de estos dos elementos; así, si se le
notificó de la demanda ejecutiva pero no fue requerido de pago o no consta que fue
requerido de pago en el cuaderno principal y en el de apremio, se entiende que no hubo
emplazamiento.
ii. Luego hay una finalidad consecuencial, para el caso de no pago, cual es, la de embargarle
bienes suficientes para cubrir capital, intereses y costas adeudadas.
b. NOTIFICACIÓN.
¿Cómo se practica el requerimiento de pago? La respuesta la da el art. 443 Nº 1 CPC al decir
que el mandamiento de ejecución contendrá: 1) la orden de requerir de pago al deudor. Este
requerimiento debe hacérsele personalmente; pero si no es habido, se procederá en conformidad
al art. 44 (notificación personal subsidiaria), expresándose en la copia a que dicho artículo se
refiere, a más del mandamiento, la designación del día, hora y lugar que fije el ministro de fe
para practicar el requerimiento. No concurriendo a esta citación el deudor, se hará
inmediatamente y sin más trámite el embargo; agrega el inc. II que cuando el deudor haya sido
notificado personalmente o con arreglo al art. 44 para otra gestión anterior al requerimiento, se
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procederá a éste y a los demás trámites del juicio, en conformidad a lo establecido en los arts.
48 a 53. La designación del domicilio, exigida por el art. 49, deberá hacerse en tal caso por el
deudor dentro de los dos días subsiguientes a la notificación, o en su primera gestión si alguna
hace antes de vencido este plazo. Como se puede apreciar, existen tres formas de practicar el
requerimiento de pago al deudor:
i. Mediante la notificación personal propiamente tal, esto es, aquella que consiste en
entregar a quien se trata de notificar, en forma personal, copia íntegra de la resolución y
de la solicitud en que haya recaído, cuando sea escrita. Cabe decir que el art. 41 inc. I del
CPC dice que…en los juicios ejecutivos, no podrá efectuarse el requerimiento de pago en
público y, de haberse notificado la demanda en un lugar o recinto de libre acceso
público, se estará a lo establecido en el N° 1° del art. 443; es decir, si el deudor se
encuentra en un lugar público, sólo se le notificará la demanda ejecutiva, y se le dejará
una “cédula de espera”, la cual contiene el día, hora y lugar para requerirle de pago
(usualmente el lugar es la oficina del Receptor).
ii. Mediante la notificación personal subsidiaria, es decir, aquella que se practica cuando no
es habida la persona, pero está en el lugar del juicio y se sabe donde ejerce su profesión y
oficio. En tal caso se le notificará la demanda ejecutiva a cualquier persona adulta que se
encuentre en la morada o en el lugar donde la persona que se va a notificar ejerce su
empleo, y en caso de que nadie se encuentre allí o si por cualquier otra causa no es
posible notificar a las personas que se encuentren en esos lugares, se deberá fijar en la
puerta una cédula que de noticia de la demanda, de las partes, de la materia de la causa y
del juez que conoce de ella. Ahora bien, la notificación de la demanda se efectúa en
cualquiera de las dos situaciones, pero el requerimiento de pago tiene una particularidad,
porque se debe dejar una “cedula de espera” en la cual se designa el día, hora y lugar para
realizar el requerimiento de pago y así darle al ejecutado efectivamente una oportunidad
procesal para que pague, de modo de evitar que se siga con la ejecución. Si al día y hora
señalada no concurre el ejecutado, se le tiene por requerido y desde ese momento se
puede practicar el embargo.
iii. Mediante notificación por cédula o por el estado diario, cuando el deudor haya sido
notificado personalmente para otras gestiones anteriores, es decir, cuando ha sido
notificado para la gestión destinada a preparar la ejecución. Luego, se practicará el
requerimiento de pago al deudor por cédula, cuando haya designado domicilio en las
gestiones anteriores a dicho requerimiento; en caso contrario, se practicará el
requerimiento de pago al deudor por el estado diario.
c. IMPORTANCIA.
La importancia del requerimiento de pago, la señala el art. 462 inc. I del CPC, el cual
dispone que el término para deducir la oposición comienza a correr desde el día del
requerimiento de pago (y no desde la notificación de la demanda ejecutiva); por ello se dijo que
si no se efectúa el requerimiento, no hay emplazamiento. Y como se sabe, el requerimiento
puede tener lugar al momento de notificarse la demanda ejecutiva, o en un momento posterior.
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Ahora bien, hay que dejar constancia de la notificación y del requerimiento de pago en el
cuaderno principal, pues a partir del requerimiento comienza a correr el plazo para oponer
excepciones.
a. CONCEPTO.
Como se dijo, el requerimiento de pago persigue dos finalidades esenciales: poner en
conocimiento del deudor la demanda ejecutiva que se ha iniciado en su contra; y constreñirlo
para que pague la obligación cuyo cumplimiento compulsivo pretende el acreedor. En
consecuencia, requerir de pago al deudor significa también emplazarlo al juicio (se traba la litis),
poner en su conocimiento la demanda ejecutiva que se ha iniciado en su contra para que haga su
correspondiente defensa; y el plazo para defenderse comienza desde el requerimiento.
Así, la oposición del ejecutado es la defensa que él hace en el juicio ejecutivo y que se
manifiesta en la posibilidad de oponer las correspondientes excepciones. Dado el carácter
especial y sumario que reviste el juicio ejecutivo, la oposición o defensa del deudor está bien
limitada pues: se debe hacer valer en un plazo más breve que en el juicio ordinario; debe
fundarse, exclusivamente, en aquellas excepciones que el mismo legislador se encarga de señalar
de manera taxativa; y no se distingue la naturaleza dilatoria o perentoria de dichas excepciones,
para los efectos de su oposición y tramitación, pues todas, como se verá, se oponen
conjuntamente y en un mismo escrito.
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iii. La litispendencia ante tribunal competente, siempre que el juicio que le da origen haya
sido promovido por el acreedor, sea por vía de demanda o de reconvención (art. 464 Nº
3). Hay que recordar que hay litispendencia toda vez que entre las mismas partes existe
otro juicio diverso que tiene el mismo objeto y la misma causa de pedir (hay una triple
identidad); el juicio puede estar en el mismo tribunal o en otro distinto. Esta excepción
dilatoria también cabe en el juicio ordinario, sin embargo, hay una notable diferencia
entre ambas excepciones, pues en el juicio ordinario el nuevo juicio puede haber sido
iniciado tanto por el demandante como por el demandado, en cambio, en el juicio
ejecutivo sólo debe haber sido iniciado por el ejecutante, sea por vía de demanda o de
reconvención.
Esta diferencia tiene como fundamento el que si se aceptara en el juicio ejecutivo la
litispendencia en los mismos términos que en el juicio ordinario, sería muy fácil para el
deudor entrabar la acción ejecutiva de su acreedor anticipándose e iniciando en su contra
un juicio ordinario sobre la misma obligación. Es decir, el ejecutado podría fabricarse la
excepción.
iv. La ineptitud del libelo por falta de algún requisito legal en el modo de formular la
demanda, en conformidad a lo dispuesto en el art. 254 (art. 464 Nº 4). Esta excepción
también está presente en el juicio ordinario de mayor cuantía, pero hay una diferencia,
pues en el juicio ordinario si la excepción se acoge, existe la posibilidad de modificar la
demanda, en cambio, en el juicio ejecutivo si la demanda contiene errores y se acoge la
excepción, lo único que cabe es la figura de la renovación de la acción ejecutiva, de
acuerdo al art. 477 del CPC, que establece que la acción ejecutiva rechazada por
incompetencia del tribunal, incapacidad, “ineptitud del libelo” o falta de oportunidad en
la ejecución, podrá renovarse con arreglo a los preceptos de este Título.
¿Qué pasa si en las gestiones preparatorias de la vía ejecutiva se ha hecho debida y
completa individualización de las partes? ¿Será necesario que la demanda ejecutiva la
contenga nuevamente? La jurisprudencia es contradictoria: unos fallos dicen que debe
hacerlo, por cuanto no existe regla especial al respecto; otros, en cambio, dicen que esta
formalidad es innecesaria, por cuanto las gestiones preparatorias forman parte integrante
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vi. La falsedad del título (art. 464 Nº 6). Se dice que un título es falso toda vez que no es
auténtico, o sea, cuando no ha sido realmente otorgado y autorizado por las personas y de
la manera que en él se expresa; por consiguiente, debe haber suplantación de personas, o
bien, alteraciones fundamentales introducidas en el título mismo.486
vii. La falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las leyes para que
dicho título tenga fuerza ejecutiva, sea absolutamente, sea con relación al demandado
(art. 464 Nº 7). Según el profesor ALFARO, está excepción es la que le da el carácter de
genérica a la enumeración del art. 464 del CPC. Ahora bien ¿esta excepción sólo dice
relación con el título ejecutivo, o también con los demás requisitos para que la acción
ejecutiva sea procedente? La jurisprudencia reiterada ha dicho que esta excepción tiende
a controlar la concurrencia de los requisitos establecidos por las leyes para que la acción
ejecutiva pueda prosperar; en otras palabras, el ejecutado, al oponer esta excepción,
sostendrá que el título que sirve de fundamento a la ejecución no es ejecutivo; que la
obligación no es actualmente exigible; que la obligación no es líquida; o que la acción
está prescrita. La jurisprudencia sobre el particular es muy abundante, así, por vía de
ejemplo, ha reconocido que esta excepción procede si la sentencia que se invoca como
título ejecutivo no está ejecutoriada; si la obligación cuyo cumplimiento se pretende es
condicional y la condición aún está pendiente; si la obligación cuyo cumplimiento se
pretende no es líquida; si el título en que consta la obligación no aparece extendido en
conformidad a lo preceptuado en la Ley de Timbres y Estampillas; etc.
Ahora bien, la falta de requisitos para que el título tenga mérito ejecutivo puede ser
absoluta o con relación al demandado. Es absoluta por ejemplo, cuando el título que se
invoca como ejecutivo es un instrumento privado no reconocido judicialmente, ni
mandado tener por reconocido; y la falta de requisitos es relativa o en relación con el
demandado, por ejemplo, cuando el título que se invoca como fundamento de la
ejecución es una copia autorizada de escritura pública, que deja constancia de una
obligación que no ha sido contraída por el ejecutado, sino por otra persona.
486
No cabe confundir la falsedad del título con la nulidad del mismo o con la nulidad de la obligación que en él se
contiene. La falsedad, como se ha dicho, supone suplantaciones, adulteraciones, etc.; la nulidad, en cambio, supone
la simple omisión de formalidades legales que, por expresa disposición del legislador, invalidan el acto de que se
trate (es una sanción legal civil)
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viii. El exceso de avalúo en los casos del art. 438 incs. II y III (art. 464 Nº 8). Esta excepción
tiene lugar cuando la ejecución recae sobre una especie o cuerpo cierto que no existe en
poder del deudor o sobre un género determinado (es decir, cuando la obligación de dar no
es líquida), pues en estos casos es necesario preparar la vía ejecutiva mediante la
avaluación de esos bienes que hace un perito nombrado por el tribunal; ahora, como se
trata de una gestión previa a la ejecución, sólo el requirente puede deducir un recurso de
apelación por estimar baja la avaluación, no así el futuro ejecutado que no concurre. Es
por ello que ahora se le da la posibilidad de oponer una excepción por estimar excesiva la
avaluación, a fin de que en definitiva sea rebajada.
ix. El pago de la deuda (art. 464 Nº 9). El pago es el modo normal de extinguir una
obligación, y se le define como la prestación de lo que se debe (el instrumento más
idóneo para acreditar el pago, es la carta de pago o recibo). El art. 464 inc. final establece
que estas excepciones pueden referirse a toda la deuda o a una parte de ella solamente,
lo cual tiene directa relación con el pago parcial.
x. La remisión de la misma (art. 464 Nº 10). Esta excepción se refiere a la remisión de la
deuda u obligación, lo cual equivale a la condonación de la deuda por parte del acreedor
hábil para disponer de la cosa que es objeto de ella.487
xi. La concesión de esperas o la prórroga del plazo (art. 464 Nº 11). Si el acreedor ha
concedido una espera al deudor o, de común acuerdo, han convenido en prorrogar el
plazo, es evidente que la obligación no presenta la característica de ser actualmente
exigible (en cierto sentido, esta excepción está comprendida en el art. 464 Nº 7).
xii. La novación (art. 464 N° 12). Este es un modo de extinguir las obligaciones, y por otra
parte, es una forma de hacer nacer derechos y obligaciones. Es definida por el art. 1628
del CC como la substitución de una nueva obligación a otra anterior, la cual queda por
tanto extinguida.
xiii. La compensación (art. 464 N° 13). La compensación también es un modo de extinguir las
obligaciones que opera entre dos personas que son deudoras y acreedoras recíprocas,
siempre que dichas deudas sean de dinero, o de cosas fungibles o indeterminadas de igual
género y calidad, líquidas y actualmente exigibles Se ha declarado por la jurisprudencia
que la deuda que se opone en compensación de la que se pretende ejecutar no requiere
constar de un título ejecutivo, basta que el ejecutado pueda probarla y que concurran los
demás requisitos exigidos por la ley civil.
xiv. La nulidad de la obligación (art. 464 Nº 14). La nulidad es otro modo de extinguir las
obligaciones, y puede ser de dos clases: absoluta o relativa. La ley procesal civil no
distingue al respecto; luego, ambas clases de nulidad pueden oponerse, indistintamente,
como excepciones en el juicio ejecutivo. Normalmente, la nulidad de una obligación se
discute en un juicio declarativo, pero acá la ley da la posibilidad de que se discuta la
487
El profesor ALFARO señala que en esta hipótesis se podría crear un título ejecutivo para evitar trámites como la
insinuación de donaciones o el pago de impuestos. Así, por ejemplo, se podría crear un pagare, iniciar la ejecución,
y luego remitir la deuda.
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488
El profesor ALFARO señala que se plantea la discusión de que si el título ejecutivo es una sentencia definitiva o
interlocutoria firme, se podría o no alegar su nulidad. Algunos señalan que no, porque ésta debió alegarse en el
correspondiente juicio declarativo (es más, la ejecución incidental señala que la excepción se debe basar en hechos
acaecidos con posterioridad a la sentencia); otros en cambio, señalan que la ley no dice nada al respecto, por ende,
se podría alegar.
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iv. Por último, si se verifica el requerimiento fuera del territorio de la República, el término
para deducir oposición será el que corresponda según la tabla a que se refiere el art.
259, como aumento extraordinario del plazo para contestar una demanda (art. 461 del
CPC).
Ahora bien, conforme al art. 462 inc. I del CPC, el término para deducir la oposición
comienza a correr desde el día del requerimiento de pago; agrega el inc. II que si el
requerimiento se verifica dentro de la República, el ministro de fe hará saber al deudor, en el
mismo acto, el término que la ley concede para deducir la oposición y dejará testimonio de este
aviso en la diligencia. La omisión del ministro de fe le hará responsable de los perjuicios que
puedan resultar, pero no invalidará el requerimiento.
Por último, el art. 463 señala que los términos que se expresan en los cuatro artículos
anteriores son fatales; lo cual quiere decir, que en el juicio ejecutivo no tendrá lugar lo
dispuesto en el art. 310 del CPC (excepciones anómalas), o sea, que las excepciones de
prescripción, cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la deuda cuando ésta se funde en un
antecedente escrito, tendrán que oponerse dentro de aquel plazo, y no después, en cualquier
estado de la causa, como acontece en el juicio ordinario de mayor cuantía.
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d. PARALELO ENTRE LAS EXCEPCIONES DEL JUICIO EJECUTIVO Y EXCEPCIONES DEL ORDINARIO.
i. En cuanto al momento para deducir las excepciones, en el juicio ordinario las
excepciones dilatorias y mixtas se pueden oponer en plazo para contestar la demanda, las
perentorias al contestar la demanda, y las anómalas durante todo el proceso, hasta la
citación para oír sentencia en primera instancia, y hasta la vista de la causa en segunda
instancia. En cambio, en el juicio ejecutivo existe un solo momento para deducirlas.
ii. En el juicio ejecutivo las excepciones, sean dilatorias o perentorias, se deben oponer
todas en un mismo escrito; en cambio, en el juicio ordinario las dilatorias se oponen en
forma previa a la contestación de la demanda, y las perentorias al momento de contestar
la demanda.
iii. Consecuencia de lo anterior, las excepciones opuestas en el juicio ejecutivo se tramitan y
fallan de manera conjunta (salvo la excepción de incompetencia, que puede ser resuelta
fallada antes de la sentencia definitiva); en cambio, en el juicio ordinario se tramitan y
fallan de forma separada. En efecto, las excepciones dilatorias se tramitan como
incidentes y son fallas en el acto (salvo las excepciones mixtas, que se tramitan como
dilatorias pero pueden ser falladas para definitiva), y las excepciones perentorias se
tramitan durante el curso del juicio y son falladas en la sentencia definitiva.
iv. El ejecutado, al oponer excepciones, debe expresar con claridad y precisión los medios de
prueba con que intenta acreditarlas; en cambio, en el juicio ordinario los medios de
prueba no requieren de anuncio previo pues, por regla general, se van suministrando en el
curso de la causa.
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CPC, si han sido opuestas en el término legal, si se han nombrado los medios de prueba, y los
hechos que sirven de fundamento a la excepción. Al respecto, el tribunal puede adoptar dos
actitudes:
i. Si las excepciones no son las contempladas en el art. 464 del CPC, o no cumplen con los
requisitos de forma y tiempo, el tribunal las declarará inadmisibles, debiendo dictar desde
luego sentencia definitiva. En este caso, la sentencia definitiva será la encargada de
declarar la inadmisibilidad de las excepciones y, por consiguiente, la aceptación de la
demanda ejecutiva y la continuación del juicio hasta el completo pago al acreedor de su
crédito.
ii. Ahora, si las excepciones son las contempladas en el art. 464 del CPC, y cumplen con los
requisitos de forma y tiempo, el tribunal las declarará admisibles. Esta declaración en
materia alguna significa que el juez las haya acogido; por el contrario, declarar admisible
una excepción consiste en aceptarla a tramitación, y nada más.
En seguida, el tribunal debe analizar si debe o no recibir el juicio ejecutivo a prueba.
Conforme a las reglas generales, deberá hacerlo cuando existan hechos sustanciales,
pertinentes y controvertidos; en dicho caso, dictará una sola resolución que declare
admisibles las excepciones y que reciba la causa a prueba. Se trata de una sentencia
interlocutoria de segundo grado, ya que sirve de base para el pronunciamiento de una
sentencia definitiva posterior.489
Sin embargo, puede acontecer que el juez estime admisibles las excepciones, pero que no
crea necesaria la prueba (por ejemplo, porque las excepciones se basan en cuestiones de
derecho); en este caso dictará desde luego sentencia definitiva. En efecto, el art. 466 inc.
final del CPC señala que si las estima inadmisibles (las excepciones), o si no considera
necesario que se rinda prueba para resolver, dictará desde luego sentencia definitiva. En
caso contrario, recibirá a prueba la causa. En este caso la sentencia definitiva contendrá
el pronunciamiento sobre admisibilidad de las excepciones y, al mismo tiempo, sobre el
fondo de las mismas, o sea, sobre si deben o no ser aceptadas.490
a. EL TÉRMINO PROBATORIO.
De acuerdo al art. 468 inc. I del CPC, cuando haya de recibirse a prueba la causa, el
término para rendirla será de diez días. Hay que recordar que la resolución que recibe la causa a
prueba se notifica por cédula, y como el legislador nada dice respecto del cómputo, se entiende
que es un término probatorio común (como todo término probatorio).
Aunque la ley no lo diga, se entiende que en contra de la resolución que recibe la causa a
prueba procede el recurso de reposición (que es especial), y en subsidio procede la apelación.
Por otro lado, en contra de la resolución que niega explícita o implícitamente la recepción de la
489
En la práctica, la resolución dice más o menos lo siguiente: “Valparaíso, nueve de junio de dos mil once. Vistos:
se declaran admisibles las excepciones opuestas, y se recibe la causa a prueba por el término legal, fijándose como
puntos controvertidos sobre los cuales aquélla deberá recaer, los siguientes... Firma del juez y de secretario”.
490
El profesor ALFARO señala que la resolución tendría una doble naturaleza: sería interlocutoria de primer grado al
pronunciarse sobre la admisibilidad de las excepciones, y definitiva al resolver el asunto controvertido.
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491
Hay que recordar que el término probatorio extraordinario para rendir prueba dentro de la República se concede
siempre que se solicite (salvo que haya justo motivo para creer que se pide maliciosamente con el sólo propósito de
demorar el curso del juicio) y se tramita con citación; en cambio, el termino probatorio extraordinario para rendir
prueba fuera de la República se concede si se cumplen ciertos requisitos, y se decreta con audiencia.
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como la prueba se rinde del mismo modo que el juicio ordinario, ésta se debe presentar en el
plazo que señala el art. 320 del CPC, es decir, desde la primera notificación de la resolución que
recibe la causa a prueba, y hasta cinco días después desde la última notificación.
Art. 473. Si, deduciendo el ejecutado oposición legal, expone en el mismo acto que no tiene medios de
justificarla en el término de prueba, y pide que se le reserve su derecho para el juicio ordinario y que no se
haga pago al acreedor sin que caucione previamente las resultas de este juicio, el tribunal dictará sentencia
de pago o remate y accederá a la reserva y caución pedidas.
492
Hay que recordar que sólo si ha habido oposición habrá una sentencia definitiva en el cuaderno principal, pues en
caso contrario, sólo bastará el mandamiento de ejecución. En efecto, el art. 472 del CPC señala que si no se oponen
excepciones, se omitirá la sentencia y bastará el mandamiento de ejecución para que el acreedor pueda perseguir
la realización de los bienes embargados y el pago, de conformidad a las disposiciones del procedimiento de
apremio. El silencio del deudor frente a la ejecución que se ha iniciado en su contra, hace presumir la efectividad y
vigencia de la deuda, sin que sea necesario dictar sentencia definitiva, en su rebeldía, pudiendo continuarse con el
procedimiento de apremio. Acá el “despachase” del mandamiento de ejecución (es decir, la resolución que declara
admisible la demanda ejecutiva), por una ficción del legislador, equivale a la sentencia definitiva condenatoria de
pago o de remate, según sea lo embargado.
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tanto por el ejecutante como por el ejecutado. Sin embargo, sus efectos son diversos,
según si la sentencia es condenatoria o absolutoria:
- Si la sentencia es absolutoria, el recurso se concederá en ambos efectos, puesto que no
hay una regla especial en contrario. En consecuencia, en este caso se suspende el
remate o el pago, hasta que se resuelva la apelación.
- Si la sentencia es condenatoria, en cambio, se concederá en el sólo efecto devolutivo,
puesto que así lo dispone el art. 194 N° 1 del CPC, al decir que sin perjuicio de las
excepciones expresamente establecidas en la ley, se concederá apelación sólo en el
efecto devolutivo: de las resoluciones dictadas contra el demandado en los juicios
ejecutivos y sumarios. En consecuencia, se realizarán los bienes embargados
(sentencia de remate) o se procederá al pago o entrega del cuerpo cierto (sentencia de
pago), no obstante estar pendiente el recurso.
¿Qué opciones hay para suspender el pago o el remate? De acuerdo art. 475 del CPC,
si se interpone apelación de la sentencia de pago, no podrá procederse a la ejecución
de esta sentencia, pendiente el recurso, sino en caso que el ejecutante caucione las
resultas del mismo; tratándose de una sentencia de remate, no existe una disposición
similar, pero el profesor ALFARO cree que no existe inconveniente para interponer una
orden de no innovar suspendiendo la realización de los bienes; ahora, si estos ya se
realizaron, no se podrá proceder a pagar al ejecutante con los fondos producidos por el
remate, mientras no otorgue una fianza de resultas (art. 509 inc. II del CPC).
Art. 509. Los fondos que resulten de la realización de los bienes embargados se consignarán
directamente por los compradores, o por los arrendatarios en el caso del artículo anterior, a la orden del
tribunal que conozca de la ejecución, en la forma dispuesta en el artículo 507 del Código Orgánico de
Tribunales.
Si se ha interpuesto apelación de la sentencia, no podrá procederse al pago al ejecutante, pendiente el
recurso, sino en caso de que caucione las resultas del mismo.
493
No procede el recurso de casación en el fondo, puesto que éste solamente tiene lugar en contra de sentencias
definitivas inapelables e interlocutorias inapelables cuando ponen término al juicio o hacen imposible su
continuación, dictadas por CA o por un Tribunal Arbitral de Segunda Instancia constituido por árbitros de derecho,
siempre que se hayan pronunciado con infracción de la ley y esta infracción haya influido substancialmente en lo
dispositivo de la sentencia. Podría proceder contra la sentencia que dicte la CA resolviendo el recurso de apelación
interpuesto en contra de la sentencia definitiva que recaiga en el juicio ejecutivo.
745
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Ahora bien, las tres primeras excepciones que enumera el art. 477, se encuentran
contempladas en el art. 464 del CPC, no así la última de éstas, esto es, la falta de oportunidad en
la ejecución, la cual ha suscitado discusión al respecto. Para algunos la falta de oportunidad en la
ejecución se refiere sólo al factor tiempo y, en consecuencia, la ejecución sería inoportuna
únicamente cuando la obligación no es actualmente exigible por existir un plazo o condición
494
El profesor ALFARO señala que esto se relaciona con el art. 2503 Nº 3 del CC, el cual dispone que la interrupción
civil es todo recurso judicial intentado por el que se pretende verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor. Sólo
el que ha intentado este recurso podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes: 3) si el
demandado obtuvo sentencia de absolución. Es decir, no se interrumpe la prescripción en los casos en que haya
sentencia de absolución.
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pendiente. Sin embargo, para otros la falta de oportunidad de que puede adolecer una ejecución
se refiere no sólo al tiempo, ya que tomando el sentido natural y obvio de la palabra oportunidad,
ésta significa conveniencia de razón, tiempo y lugar; en consecuencia, la ejecución no será
oportuna: cuando exista litispendencia promovida por el acreedor; cuando intervenga el
beneficio de excusión; cuando le falte al título alguno de los requisitos o condiciones legales para
que tenga fuerza ejecutiva (susceptibles de ser saneados, por ejemplo, una condición pendiente);
y cuando se hayan concedido esperas o prorrogado el plazo.
Por lo tanto, una vez subsanados los defectos formales, parece lógico y justo que la
ejecución pueda renovarse, sin que obste a ello la excepción de cosa juzgada. No obstante, el
profesor ALFARO señala que la renovación de la acción ejecutiva no constituye una excepción a
la cosa juzgada, pues se refiere más que nada a aspectos formales y, por tanto, al rechazarse la
acción, el tribunal no hace un pronunciamiento sobre el fondo del asunto; y por ello se le permite
al ejecutante volver a intentar su demanda por la vía ejecutiva.
a. RESERVA DE ACCIONES.
La reserva de acciones es aquella que puede solicitar el ejecutante en dos oportunidades
distintas:
i. Dentro del plazo que tiene para responder al escrito de excepciones, es decir, dentro de
cuatro días contados desde la notificación del “traslado” de la oposición. Sin embargo, no
basta que el ejecutante pida la reserva de acciones, pues además, debe desistirse de la
demanda ejecutiva, desistimiento que difiere del regulado en el Libro I del CPC, en cuanto
debe ser aceptado por el tribunal de inmediato (no se somete a tramitación incidental) y la
sentencia que dicte al respecto no produce cosa juzgada.
Este desistimiento produce efectos especiales, pues: hace perder al ejecutante el derecho
para deducir una nueva acción ejecutiva (no así una acción ordinaria); queda sin valor
ipso facto el embargo y las demás resoluciones dictadas en el curso del juicio; y
responderá el ejecutante de los perjuicios que se hayan causado con la demanda ejecutiva,
salvo lo que se resuelva en el juicio ordinario.
La reserva de acciones en este caso, no requiere ser fundada y debe ser aceptada por el
tribunal (es un derecho absoluto). Una vez que opera, produce el importantísimo efecto
de permitirle al ejecutante interponer una acción ordinaria sobre los mismos puntos que
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fueron materia de la demanda ejecutiva, sin que obste a ello la cosa juzgada. La
oportunidad para deducir esta nueva demanda ordinaria queda entregada por completo al
criterio del acreedor, pues la ley nada preceptúa sobre el particular; eso sí, debe tener
presente los plazos de prescripción de la acción ordinaria, el cual, según la doctrina, no se
interrumpe con el juicio ejecutivo, ya que en él hubo un desistimiento de la demanda (art.
467 del CPC).
Art. 467. El ejecutante podrá sólo dentro del plazo de cuatro días que concede el inc. I del artículo anterior,
desistirse de la demanda ejecutiva, con reserva de su derecho para entablar acción ordinaria sobre los
mismos puntos que han sido materia de aquélla.
Por el desistimiento perderá el derecho para deducir nueva acción ejecutiva, y quedarán ipso facto sin valor
el embargo y demás resoluciones dictadas.
Responderá el ejecutante de los perjuicios que se hayan causado con la demanda ejecutiva, salvo lo que se
resuelva en el juicio ordinario.
495
CASARINO señala que la declaración de reserva de la acción, deberá ser hecha en la
sentencia definitiva y para el caso en que la demanda ejecutiva sea rechazada; pues si esta
última es acogida y se accede también a la reserva, la sentencia será nula por contener
decisiones contradictorias.
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En los casos del inciso precedente, la demanda ordinaria deberá interponerse dentro del plazo que señala el
art. 474 (15 días contados desde la notificación de la sentencia definitiva), bajo pena de no ser admitida
después.
b. LA RESERVA DE EXCEPCIONES.
La reserva de excepciones es aquella que puede solicitar el ejecutado en dos
oportunidades distintas:
i. La primera oportunidad que tiene el deudor para solicitar reserva de su derecho para el
juicio ordinario, es en el escrito en que opone excepciones a la demanda ejecutiva. El
fundamento de esta reserva deberá consistir en la falta de medios probatorios para
acreditar sus excepciones en el término legal; de suerte que es obvio que el escrito de
excepciones no debe contener mención alguna acerca de la prueba con la cual se pretenda
justificar la oposición, pues semejante actitud sería contradictoria con la petición de
reserva de derecho para el juicio ordinario.
El juez, en presencia de un escrito de oposición a la ejecución, que contenga, al mismo
tiempo, la petición de reserva de derechos para el juicio ordinario, se abstendrá de
tramitarlo (de conferir traslado al ejecutante), por el contrario, acto continuo, y sin nuevo
trámite, dictará sentencia de pago o remate, accediendo a la mencionada reserva. Si el
deudor pidió también, junto con la reserva, que no se haga pago al acreedor sin que
caucione previamente las resultas del juicio ordinario, en la sentencia definitiva, el juez,
además de acceder a la reserva, lo hará respecto de la caución pedida.
Una vez dictada sentencia de pago o de remate, y accedidas la reserva y caución
correspondiente, el deudor tendrá la obligación de entablar su demanda ordinaria en el
término de 15 días contados desde que se le notifique la sentencia definitiva, so pena de
procederse al cumplimiento de la sentencia pronunciada en el juicio ejecutivo sin previa
caución, o quedando ésta ipso facto cancelada, si se ha otorgado. En el juicio ordinario el
ejecutado desempeñará el rol de demandante, ejercitando como acción los mismos
derechos que había hecho valer como excepciones en el juicio ejecutivo anterior.
Art. 473. Si, deduciendo el ejecutado oposición legal, expone en el mismo acto que no tiene medios de
justificarla en el término de prueba, y pide que se le reserve su derecho para el juicio ordinario y que no se
haga pago al acreedor sin que caucione previamente las resultas de este juicio, el tribunal dictará sentencia
de pago o remate y accederá a la reserva y caución pedidas.
Art. 474. Si, en el caso del artículo precedente, no entabla el deudor su demanda ordinaria en el término de
quince días, contado desde que se le notifique la sentencia definitiva, se procederá a ejecutar dicha
sentencia sin previa caución, o quedará ésta ipso facto cancelada, si se ha otorgado.
ii. La segunda oportunidad que tiene el deudor para pedir reserva de sus excepciones, la
regula el ya mencionado art. 478 del CPC, o sea, antes de dictarse sentencia en el juicio
ejecutivo.
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4.3. EL EMBARGO.
a. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS.
Desde el punto de vista procesal, el embargo es la primera actuación que se cumple
dentro del cuaderno de apremio; y se estampa materialmente a continuación del mandamiento de
ejecución que encabeza dicho cuaderno, y de la certificación del ministro de fe sobre el
requerimiento de pago al deudor y su negativa ha efectuado.
El embargo se define como una actuación judicial que practica un ministro de fe
(Receptor) que consiste en la aprehensión real o simbólica de uno o más bienes del deudor,
previa orden del tribunal competente, poniendo dichos bienes en poder de un depositario, con el
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objeto de pagar con esos bienes al acreedor, o con el producto de la venta de los mismos. Sus
características más sobresalientes son:
i. Es un acto de autoridad, puesto que lo decreta el juez y lo practica el receptor,
acompañado en caso necesario, por la fuerza pública.
ii. Es un acto material, ya que se entiende perfeccionado por la entrega de los bienes
embargados, al depositario que se designe. Esta entrega será simbólica, cuando el
depositario sea el deudor, y será real, cuando se entreguen las cosas a un tercero.
iii. Este es un acto que produce consecuencias jurídicas, desde el momento en que excluye
del comercio humano los bienes embargados, y habilita al acreedor para realizados y
pagarse con su producido.
iv. El embargo no supone ningún grado de preferencia para los efectos del pago. Por tanto,
no será pagado preferentemente el ejecutado respecto de otros acreedores.
v. El deudor no se ve privado ni del dominio, ni de la posesión y en ciertos casos ni de la
mera tenencia de la cosa.
vi. No constituye medida precautoria. Atendido que el embargo permite asegurar el resultado
de la acción ejecutiva, muchos autores lo han calificado con una verdadera medida
precautoria. Sin embargo, el autor PEREIRA ANABALÓN señala que lo anterior no significa
que entre el embargo y las medidas precautorias exista identidad de naturaleza, por el
contrario, la finalidad de la función jurisdiccional cautelar es diversa de la función
jurisdiccional ejecutiva; pues el fin cautelar tiene por objeto asegurar el resultado de otro
proceso, mientras que el fin ejecutivo tiene por objeto obtener el cumplimiento forzado
de una prestación, que consta fehacientemente en un documento al cual la ley le atribuye
mérito ejecutivo. Ahora bien, es preciso señalar que las medidas conservativas del
embargo muchas veces son insuficientes para asegurar al ejecutante que los bienes
embargados se mantengan intactos hasta la ejecución; por ejemplo, puede embargarse un
predio agrícola cuyo gran valor está sujeto a la existencia de plantaciones y sembrados
que en él se encuentran; la anotación marginal del embargo podrá impedir que el terreno
se transfiera, pero en ningún caso podrá garantizar que lo que en él se encuentra exista al
momento de la realización. Es por ello que agrega el autor que no existe inconveniente
alguno para que en el juicio ejecutivo puedan adoptarse todas las medidas precautorias
que, de acuerdo a las reglas generales, son reconocidas en nuestro ordenamiento, cuestión
que se vería refrendada por lo dispuesto por el art. 444 inc. I del CPC al disponer que
embargada la industria o sus utilidades, el depositario (medida ejecutiva) estará
revestido de las calidades de interventor (medida cautelar).
i. En primer lugar, el bien debe encontrarse en posesión del deudor. Por lo tanto, no
necesariamente debe ser de su dominio.
ii. Debe ser un bien comerciable, es decir, debe ser susceptible de dominio y posesión
privada.
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iii. Debe ser un bien embargable. Por regla general, todos los bienes comerciables y que
estén en posesión del deudor son embargables. Esta regla general arranca de lo
preceptuado en el art. 2465 del CC, es decir, del derecho de prenda general, que dice que
toda obligación personal da al acreedor el derecho de perseguir su ejecución sobre todos
los bienes raíces o muebles del deudor, sean presentes o futuros, exceptuándose
solamente los no embargables, designados en el art. 1618. Luego, la fuente legal
inmediata de la inembargabilidad de los bienes del deudor se encuentra en el art. 445 del
CPC (el art. 1618 del CC hace una enumeración más corta) y en diversas leyes especiales
(por ejemplo, la LOCM señala que los bienes municipales son inembargables).
Art. 445. No son embargables:
1. Los sueldos, las gratificaciones y las pensiones de gracia, jubilación, retiro y montepío que pagan el
Estado y las Municipalidades. Sin embargo, tratándose de deudas que provengan de pensiones alimenticias
decretadas judicialmente, podrá embargarse hasta el 50% de las prestaciones que reciba el alimentante en
conformidad al inciso anterior;
2. Las remuneraciones de los empleados y obreros en la forma que determinan los artículos 40 y 153 del
Código del Trabajo;
3. Las pensiones alimenticias forzosas;
4. Las rentas periódicas que el deudor cobre de una fundación o que deba a la liberalidad de un tercero, en
la parte que estas rentas sean absolutamente necesarias para sustentar la vida del deudor, de su cónyuge y
de los hijos que viven con él y a sus expensas;
5. Los fondos que gocen de este beneficio, en conformidad a la Ley Orgánica del Banco del Estado de
Chile y en las condiciones que ella determine;
6. Las pólizas de seguro sobre la vida y las sumas que, en cumplimiento de lo convenido en ellas, pague el
asegurador. Pero, en este último caso, será embargable el valor de las primas pagadas por el que tomó la
póliza;
7. Las sumas que se paguen a los empresarios d obras públicas durante la ejecución de los trabajos. Esta
disposición no tendrá efecto respecto de lo que se adeude a los artífices u obreros por sus salarios insoluto
de los créditos de los proveedores en razón de los materiales u otros artículos suministrados para la
construcción de dichas obras;
8. El bien raíz que el deudor ocupa con su familia, siempre que no tenga un avalúo fiscal superior a
cincuenta UTM o se trate de una vivienda de emergencia, y sus ampliaciones, a que se refiere el artículo 5°
del decreto ley N°2552, de 1979; los muebles de dormitorio, de comedor y de cocina de uso familiar y la
ropa necesaria para el abrigo del deudor, su cónyuge y los hijos que viven a sus expensas.
La inembargabilidad establecida en el inciso precedente no regirá para los bienes raíces respecto de los
juicios en que sean parte el Fisco, Las Cajas de Previsión y demás organismos regidos por la ley del
Ministerio de la Vivienda y Urbanismo;
9. Los libros relativos a la profesión del deudor hasta el valor de cincuenta unidades tributarias mensuales
y a elección del mismo deudor;
10. Las máquinas e instrumentos de que se sirve el deudor para la enseñanza de alguna ciencia o arte, hasta
dicho valor y sujetos a la misma elección;
11. Los uniformes y equipos de los militares, según su arma y grado;
12. Los objetos indispensables al ejercicio personal del arte u oficio de los artistas, artesanos y obreros de
fábrica; y los aperos, animales de labor y material de cultivo necesarios al labrador o trabajador de campo
para la explotación agrícola, hasta la suma de cincuenta unidades tributarias mensuales y a elección del
mismo deudor;
13. Los utensilios caseros y de cocina, y los artículos de alimento y combustible que existan en poder del
deudor, hasta concurrencia de lo necesario para el consumo de la familia durante un mes;
14. La propiedad de los objetos que el deudor posee fiduciariamente;
15. Los derechos cuyo ejercicio es enteramente personal, como los de uso y habitación;
16. Los bienes raíces donados o legados con la expresión de no embargables, siempre que se haya hecho
constar su valor al tiempo de la entrega por tasación aprobada judicialmente; pero podrán embargarse por el
valor adicional que después adquieran;
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17. Los bienes destinados a un servicio que no pueda paralizarse sin perjuicio del tránsito o de la higiene
pública, como los ferrocarriles, empresas de agua potable o desagüe de las ciudades, etc.; pero podrá
embargarse la renta líquida que produzcan, observándose en este caso lo dispuesto en el artículo anterior; y
18. Los demás bienes que leyes especiales prohíban embargar.
Son nulos y de ningún valor los contratos que tengan por objeto la cesión, donación o transferencia en
cualquier forma, ya sea a título gratuito u oneroso, de las rentas expresadas en el número 1° de este artículo
o de alguna parte de ellas.
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por la entrega real o simbólica de los bienes al depositario que se designe, aunque éste deje la
especie en poder del mismo deudor. La entrega real, es la que en el hecho se produce; y la
entrega simbólica, es la que ficticiamente se da por efectuada (por ejemplo, cuando el depositario
de los bienes es el deudor).
Ahora bien, la entrega se hace un depositario provisional. El depositario provisional lo
pueden nombrar tres personas, a saber:
i. D e s i gn a c i ó n p o r e l a c r e e d o r. El acreedor al momento de interponer la demanda
ejecutiva. En tal caso, el art. 443 prescribe que el mandamiento de ejecución contendrá:
3) la designación de un depositario provisional que deberá recaer en la persona que,
bajo su responsabilidad, designe el acreedor o en persona de reconocida honorabilidad y
solvencia, si el acreedor no la ha indicado. El acreedor podrá designar como depositario
al mismo deudor o pedir que no se designe depositario.
ii. D e s i gn a c i ó n p o r e l j u e z . Si el acreedor no designa depositario provisional, el
nombramiento lo puede hacer el tribunal en persona de reconocida honorabilidad y
solvencia; labor que, como se comprende, la cumplirá en el mandamiento de ejecución
mismo.
iii. D e s i gn a c i ó n p o r l a l e y. El art. 450 inc. I en su segunda parte señala que a falta de
depositario designado por el juez, hará las veces de tal el propio deudor hasta tanto se
designe un depositario distinto.
Ahora bien, la designación del depositario definitivo se hará de común acuerdo por las
partes, o por el tribunal. En efecto, el art. 551 inc. I del CPC señala que los bienes embargados se
pondrán a disposición del depositario provisional y éste, a su vez, los entregará al depositario
definitivo que nombrarán las partes en audiencia verbal o el tribunal en caso de desacuerdo.
Conforme al art. 452 del CPC, si el deudor no concurre a la diligencia de embargo o si se
niega a hacer la entrega al depositario, procederá a efectuarla (la entrega) el ministro de fe,
para lo cual puede requerir el auxilio de la fuerza pública.
Por lo tanto, la manera de efectuar el embargo es mediante la entrega real o simbólica de
los bienes a un depositario provisional y éste, a su vez, los entregará al depositario definitivo
nombrado por las partes o por el tribunal (que en la práctica es el mismo depositario provisional).
Con todo, hay casos en que dicha entrega no se produce y en que, a pesar de ello, el embargo se
entiende válidamente trabado. Estos casos son:
i. El art. 551 en su inciso final señala que si el embargo recae sobre dinero, alhajas,
especies preciosas, o efectos públicos, el depósito deberá hacerse en un Banco o Caja
Nacional de Ahorros a la orden del juez de la causa y el certificado del depósito se
agregará a los autos. En este caso ni hay entrega, porque no hay un depositario
designado, pues lo bienes se depositan en un Banco a la orden del juez de la causa y el
certificado del depósito se agregará a los autos.
ii. Conforme al art. 444 inc. III del CPC, si la ejecución recae sobre el simple menaje de la
casa habitación del deudor, el embargo se entenderá hecho permaneciendo las especies
en poder del mismo deudor, con el carácter de depositario, previa facción de un
inventario en que se expresen en forma individual y detallada el estado y la tasación
aproximada de las referidas especies que practicará el ministro de fe ejecutor. La
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diligencia que deberá extenderse será firmada por el ministro de fe que la practique, por
el acreedor, si concurre, y por el deudor, quien, en caso de substracción, incurrirá en la
sanción prevista en el Nº 1° del art. 471 del Código Penal.
iii. De acuerdo al art. 444 del CPC, si la ejecución recae sobre una empresa o establecimiento
mercantil o industrial, o sobre cosa o conjunto de cosas que sean complemento
indispensable para su explotación, podrá el juez, atendidas las circunstancias y la
cuantía del crédito, ordenar que el embargo se haga efectivo, o en los bienes designados
por el acreedor, o en otros bienes del deudor, o en la totalidad de la industria misma, o
en las utilidades que ésta produzca, o en parte de cualquiera de ellas; agrega el inc. II
que embargada la industria o las utilidades, el depositario que se nombre tendrá las
facultades y deberes de interventor judicial; y para ejercer las que correspondan al
cargo de depositario, procederá en todo caso con autorización del juez de la causa.
iv. Por último, el art. 454 del CPC dispone que cuando la cosa embargada se halle en poder
de un tercero que se oponga a la entrega alegando el derecho de gozarla a otro título
que el de dueño, no se hará alteración en este goce hasta el momento de la enajenación,
ejerciendo mientras tanto el depositario sobre la cosa los mismos derechos que ejercía el
deudor (por ejemplo, en el caso de un arrendamiento, el depositario deberá percibir la
renta); agrega el inc. II que lo cual se entiende sin perjuicio del derecho que corresponda
al tenedor de la cosa embargada para seguir gozándola aún después de su enajenación.
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civiles, pagar las deudas, cobrar los créditos, perseguir en juicio a los deudores, intentar
acciones posesorias, interrumpir las prescripciones, contratar reparaciones; comprar
materiales, etc. Las facultades de disposición están vedadas al depositario;
excepcionalmente podrá hacer uso de ellas en las condiciones señaladas en el art. 483 CPC
que dispone venderá el depositario en la forma más conveniente, sin previa tasación,
pero con autorización judicial, los bienes muebles sujetos a corrupción, o susceptibles de
próximo deterioro, o cuya conservación sea difícil o muy dispendiosa. Por último, a la
expiración del depósito, el depositario deberá rendir cuenta de su administración.
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h. EL REEMBARGO.
El reembargo consiste en trabar dos o más embargos sobre un mismo bien de propiedad
del deudor, en virtud de diversas ejecuciones iniciadas en su contra. Esta institución ha dado ori
gen a fallos contradictorios de nuestros tribunales pues un grupo de estos fallos acepta el
reembargo, y otros derechamente lo rechazan.
i. La doctrina que acepta el reembargo dice que no existe ley alguna que prohíba a un
acreedor perseguir el pago de su crédito en bienes del deudor, a pesar de que ellos
hubieren sido ya objeto de embargo en una ejecución anterior. Aceptar un criterio
adverso sería desconocer el derecho absoluto de prenda general sobre los bienes del
deudor que la ley confiere al acreedor sin limitación alguna (salvo sobre los bienes
inembargables); y también significaría aceptar una especie de preferencia en favor del
acreedor que hubiere embargado primero.
ii. La doctrina que rechaza el reembargo estima que esta institución presenta serios
inconvenientes y ninguna ventaja práctica. Los inconvenientes consistirían en la
necesidad de tener que solicitar autorización a todos los jueces que hubieren decretado
embargos sobre el bien que se trata de realizar, como manera de evitar que hubiere objeto
ilícito en dicha enajenación, con la consiguiente pérdida de tiempo, dilación impropia de
un juicio ejecutivo; a lo que cabe agregar que diversos y sucesivos embargos impedirían
que la cosa embargada pudiera ser administrada por los distintos depositarios que han
debido designarse en dichas ejecuciones. Por otro lado, la falta de ventaja práctica del
reembargo, se demostraría con que los otros acreedores, sin necesidad de trabar nuevo
embargo, pueden interponer una tercería de prelación o de pago en la primera ejecución.
Pero hoy, esta diversa jurisprudencia carece de interés desde que se dictó la Ley 7.760 del
año 1944 que introdujo al art. 528 inc. II del CPC, que dice si existe depositario en la primera
ejecución, no valdrá el nombramiento en las “otras ejecuciones”. El ejecutante que a sabiendas
de existir depositario, o no pudiendo menos de saberlo, hace retirar las especies embargadas en
la segunda ejecución por el nuevo depositario, será sancionado con las penas asignadas al
delito de estafa.
El artículo anterior reconoce la posibilidad legal del reembargo, y tiende a evitar los
inconvenientes de la pluralidad de depositarios sobre un mismo bien embargado, reconociéndole
una especie de preferencia al primero que hubiere entrado en funciones, y sancionando a los
restantes con la pena del delito de estafa si pretenden hacer retirar las especies embargadas en las
nuevas y sucesivas ejecuciones.
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Como se puede apreciar, una vez que se dicta sentencia definitiva condenatoria,
rechazando las excepciones opuestas por el deudor, los trámites de cumplimiento de la sentencia
definitiva serán diferentes según si la sentencia es de pago o de remate; distinción que atiende a
la naturaleza de lo embargado y no a la debido. Así, si lo embargado es un cuerpo cierto o
dinero, la sentencia es de pago, y los trámites del apremio son muy simples, puesto que se
reducen a: la liquidación del crédito, la tasación de las costas, y a la entrega del dinero o de la
especie o cuerpo cierto embargados al acreedor; y si lo embargado es un cuerpo cierto distinto de
lo debido o no es dinero, la sentencia es de remate, y en este caso los trámites del apremio son
más complejos.
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art. 475 del CPC dispone que si se interpone apelación de la sentencia de pago, no
podrá procederse a la ejecución de esta sentencia, pendiente el recurso, sino en caso
que el ejecutante caucione las resultas del mismo.
- Cuando la sentencia de pago ha sido recurrida de casación en la forma, pues como se
sabe, el recurso de casación en la forma no suspende el cumplimiento de la resolución
recurrida; salvo que el cumplimiento de la sentencia de pago, haga imposible llevar a
efecto la sentencia que se dicte y que acoge el recurso.
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general, para proceder al pago, la sentencia de remate debe estar ejecutoriada, pues el pago es
previo a la liquidación del crédito y a la tasación de las costas y, para efectuar estas operaciones,
la sentencia definitiva debe tener este carácter de acuerdo al art. 510 del CPC. Sin embargo,
excepcionalmente se puede efectuar el pago al acreedor aun cuando la sentencia no esté firme, lo
cual tiene lugar: cuando la sentencia de remate sea apelada por ejecutante (pues la apelación se
concede en el sólo efecto devolutivo), eso sí, siempre que el acreedor otorgue caución de resultas
(art. 509 inc. II del CPC); e igual pago se podrá hacer pendiente el recurso de casación, sin
necesidad de caución alguna.
Art. 510. Ejecutoriada la sentencia definitiva y realizados los bienes embargados, se hará la liquidación del crédito y
se determinarán, de conformidad al art. 471, las costas que deben ser de cargo al deudor, incluyéndose las causadas
después de la sentencia.
Lo dispuesto en este artículo tendrá también aplicación en el caso previsto en el inciso segundo del art. 509.
Art. 509. Los fondos que resulten de la realización de los bienes embargados se consignarán directamente por los
compradores, o por los arrendatarios en el caso del artículo anterior, a la orden del tribunal que conozca de la
ejecución, en la forma dispuesta en el art. 507 del Código Orgánico de Tribunales.
Si se ha interpuesto apelación de la sentencia, no podrá procederse al pago al ejecutante, pendiente el recurso, sino
en caso de que caucione las resultas del mismo.
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(por ejemplo, una cosecha), o cuya conservación sea difícil o muy dispendiosa (por
ejemplo, un caballo). En principio, por tratarse de bienes muebles, debieran ser vendidos
en martillo, pero, dadas las excepcionales condiciones en que están, la ley faculta al
depositario para que los venda en la forma más conveniente (por tanto, pueden ser
vendidos por martilleo), sin previa tasación, y con autorización judicial (incluso pueden
ser vendidos antes de la sentencia de remate).
iii. Los efectos de comercio. El art. 484 del CPC señala que los efectos de comercio
realizables en el acto (por ejemplo, cheques, pagarés, acciones de sociedades, bonos,
debentures, etc.), se venderán sin previa tasación, por un corredor nombrado en la forma
que establece el art. 414 (o sea, en la forma como se nombran los peritos).
En los tres casos antes señalados, el producto de la realización debe ser consignado por el
martillero, por el depositario o por el corredor de comercio, según el caso, a la orden del tribunal,
en su cuenta corriente, previa deducción, como se comprende, de los gastos y honorarios.
Ahora bien, los bienes que r e q u i e r e n d e t a s a c i ó n p r e v i a para su realización o
venta, son todos los demás bienes no comprendidos en los tres casos anteriores, y entre ellos
sobresalen los bienes raíces, los bienes incorporales muebles (derechos personales o reales), etc.
Aquí hay que tener presente el art. 485 del CPC, el cual dispone que los demás bienes no
comprendidos en los tres artículos anteriores, se tasarán y venderán en remate público ante el
tribunal que conoce de la ejecución, o ante el tribunal dentro de cuya jurisdicción estén situados
los bienes, cuando así lo resuelva a solicitud de partes y por motivos fundados.
La venta en remate público o venta en pública subasta, presenta las siguientes
características:
i. Es una venta judicial, porque se efectúa ante y por intermedio del ministerio de la justicia.
ii. Es forzosa, porque se efectúa aun en contra de la voluntad del deudor.
iii. Es pública, porque pueden concurrir a ella los interesados que deseen, sin discriminación
alguna.
iv. Es al mejor postor, porque se entenderá celebrada con el interesado que ofrezca la mayor
suma.
Ahora bien, la venta en remate público requiere de la observancia de una serie de trámites
o formalidades previas, y si éstas no se cumplen, podría alegarse la nulidad procesal del
remate497. Estas formalidades previas son:
i. La t a s a c i ó n . La tasación es la determinación, fijación o avaluación del valor de un bien
determinado. Al respecto, el art. 486 inc. I del CPC, señala que la tasación será la que
figure en el rol de avalúos que esté vigente para los efectos de la contribución de
haberes, a menos que el ejecutado solicite que se haga nueva tasación. A esta forma de
tasación se le denomina “tasación fiscal”, y la manera de acreditarla, es acompañando un
certificado de avalúo expedido por la oficina de SII respectiva; por tanto, se solicita al
497
CASARINO señala que nuestro legislador tiene un respeto reverencial por los bienes raíces y es por ello que el
procedimiento establecido por el CPC, para la realización de éstos, es solemne y complejo, con el cumplimiento de
una serie de trámites.
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tribunal que se tenga por valor de tasación el valor que figura en dicho certificado, y éste
provee: “como se pide, con citación del ejecutado”.
Con todo, según el mismo art. 486 inc. I del CPC, el ejecutado, en uso de la citación, tiene
derecho a solicitar que se haga una nueva tasación, por ejemplo, porque encontró muy
bajo el precio. En este caso, conforme al inc. II del art. 486, la tasación se practicará por
peritos nombrados en la forma que dispone el art. 414 (por las partes, o en subsidio por
el juez), haciéndose el nombramiento en la audiencia del segundo día hábil después de
notificada la sentencia sin necesidad de nueva notificación; agrega el inc. IV que puesta
en conocimiento de las partes la tasación, tendrán el término de tres días para
impugnarla. De la impugnación de cada parte se dará traslado a la otra por igual
término. Luego, conforme al art. 487 del CPC, transcurridos los plazos que expresa el
artículo anterior, y aun cuando no hayan evacuado las partes el traslado de las
impugnaciones, resolverá sobre ellas el tribunal, sea aprobando la tasación, sea
mandando que se rectifique por el mismo o por otro perito, sea fijando el tribunal por sí
mismo el justiprecio de los bienes. Estas resoluciones son inapelables. Si el tribunal
manda rectificar la tasación, expresará los puntos sobre que deba recaer la
rectificación; y practicada ésta, se tendrá por aprobada, sin aceptarse nuevos
reclamos.498
ii. B a s e s p a r a e l r e m a t e p ú b l i c o . Una vez aprobada la tasación del bien a realizarse,
se debe proceder a fijar las bases del remate público, es decir, las condiciones en
conformidad a las cuales se llevará a efecto la venta del bien embargado. En especial, las
bases del remate se refieren a: al mínimo para las posturas; a las cauciones que deben
otorgar los interesados; a si la venta se efectúa ad corpus o en relación a la cabida; si el
bien está libre de gravámenes o hipotecas, la fecha en que se hará la entrega material del
inmueble vendido; a quién le corresponde el pago de los impuestos; y cualquier otra
circunstancia que tienda a una mejor y más expedita realización de la subasta. Hay
algunas condiciones que las impone el legislador, así, en cuanto a la forma de pago, el art.
491 inc. I del CPC dispone que el precio de los bienes que se rematen deberá pagarse de
contado, salvo que las partes acuerden o que el tribunal, por motivos fundados, resuelva
otra cosa; en cuanto a las posturas, el art. 493 dispone que salvo en el caso de convenio
expreso de las partes, no se admitirá postura que baje de los dos tercios de la tasación; y
en cuanto a la caución, el art. 494 establece que todo postor, para tomar parte en el
remate, deberá rendir caución suficiente, calificada por el tribunal, sin ulterior recurso,
para responder de que se llevará a efecto la compra de los bienes rematados (esta
caución después se consignará al precio del remate).
En todas las demás condiciones, la voluntad de las partes es la suprema ley. Así lo pone
de manifiesto el art. 491 inc. II al decir que las demás condiciones para la subasta se
propondrán por el ejecutante, con citación de la contraria. La oposición que se formule
será resuelta de plano por el tribunal, consultando la mayor facilidad y el mejor
resultado de la enajenación. En la práctica, el ejecutante presenta un escrito proponiendo
498
Las disposiciones anteriores sobre tasación de los bienes embargados, son propias de los inmuebles; pero no
solamente esta última clase de bienes requieren de tasación previa para los efectos de su venta en pública subasta,
también la necesitan los bienes incorporales muebles como, por ejemplo, un crédito personal. En tal caso, la tasación
se efectuará por medio de peritos, de acuerdo con lo preceptuado en los arts. 486 y 487 de este Código, en cuanto le
sean aplicables.
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bases para el remate; luego, el tribunal lo provee ordenando que se tengan como tales las
propuestas por el ejecutante, con citación del ejecutado; si éste nada dice en el término
legal (tres días), se tienen por aprobadas; si las objeta, se habrá suscitado un incidente,
que el tribunal resuelve de plano consultando la mayor facilidad y el mejor resultado de la
enajenación.
Por tanto, si existen hipotecas pendientes sobre el bien que se va a subastar, es necesario
cumplir con ciertos requisitos, para que el inmueble quede libre de gravámenes después
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extinguir el pago de sus créditos con el precio de la subasta, o conservar sus hipotecas;
esto, siempre que sus créditos no estén devengados. No diciendo nada en el término de
emplazamiento, se entenderá que optan por ser pagados sobre el precio de la subasta.499
Art. 492. Si por un acreedor hipotecario de grado posterior se persigue una finca hipotecada contra el
deudor personal que la posea, el acreedor o los acreedores de grado preferente, citados conforme al art.
2428 del CC, podrán, o exigir el pago de sus créditos sobre el precio del remate según sus grados, o
conservar sus hipotecas sobre la finca subastada, siempre que sus créditos no estén devengados.
No diciendo nada, en el término del emplazamiento, se entenderá que optan por ser pagados sobre el precio
de la subasta.
Si se ha abierto concurso a los bienes del poseedor de la finca perseguida, o se le ha declarado en quiebra,
se estará a lo prescrito en el artículo 2477 de dicho Código.
Los procedimientos a que den lugar las disposiciones anteriores, se verificarán en audiencias verbales con
el interesado o los interesados que concurran.
vi. A u t o r i z a c i ó n p a r a r e m a t a r u n b i e n r e e m b a r g a d o . El certificado de
gravámenes del inmueble a subastarse, que se solicita al Conservador de Bienes Raíces,
no solamente permite apreciar si hay una hipoteca, sino, además, si existen otros
embargos que pueden impedir su libre enajenación. En consecuencia, si la finca
embargada reconoce otros embargos (caso del reembargo), podrá ser subastada previa
autorización del juez que decretó el embargo, o previa autorización del acreedor de la otra
ejecución, so pena de nulidad absoluta por ilicitud de objeto. En efecto, el art. 1464 del
CC señala que hay objeto ilícito en la enajenación: 3) de las cosas embargadas por
decreto judicial, a menos que el juez lo autorice o el acreedor consienta en ello.
Al tribunal que decretó el embargo se le debe enviar un oficio para que conceda la
autorización, previa citación del otro ejecutante, y esta autorización será enviada también
mediante un oficio al juez que va a sacar a remate el bien; y si la autorización es
concedida por el correspondiente acreedor embargante, deberá constar de manera
oportuna, fehaciente, y sin sujetarse a especiales formalidades, porque la ley no lo exige.
Ahora, esto no significa que la venta de ese bien se destine sólo al pago de ese acreedor,
ya que la autorización sólo se da para vender en pública subasta y no para pagar con
preferencia; en otras palabras, la autorización no constituye una preferencia.
vii. A u t o r i z a c i ó n p a r a r e m a t a r u n b i e n s uj e t o a u n a m e d i d a p r e c a u t o ri a .
También se requerirá autorización del juez o del acreedor, para salvar el inconveniente de
la ilicitud de objeto, en caso que se pretenda rematar públicamente un inmueble respecto
del cual se había decretado, en proceso diverso, alguna medida precautoria limitativa del
dominio, como la retención, o la prohibición de celebrar actos o contratos; siempre y
cuando estas medidas precautorias aparezcan inscritas en los registros conservatorios
respectivos.
Una vez cumplidas las formalidades previas al remate, llega el momento de efectuar el
remate público del bien embargado. Para ello hay un procedimiento que consta de las siguientes
499
Hay consenso en la doctrina y en la jurisprudencia para estimar que los arts. 2428 del CC y 492 del CPC se aplican
también cuando la ejecución es promovida por el primer acreedor hipotecario y dentro de ella se adjudica la finca
hipotecada en pago de su crédito; o sea, que se extinguen las hipotecas posteriores, siempre y cuando los acreedores
hayan sido oportunamente citados en la forma ya señalada. Si alguna diferencia hubiera, el ejecutante tendría que
consignar el saldo, el cual serviría para pagar a los acreedores hipotecarios restantes.
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etapas:
i. Lu ga r e n d o n d e s e r e a l i z a e l r e ma t e . El remate público se efectúa ante el
tribunal que conoce de la ejecución con asistencia de su secretario, o ante el tribunal
dentro de cuya jurisdicción estén situados los bienes, cuando así se resuelva a solicitud de
parte y por motivos fundados. Es normal que el remate se efectúe en el despacho del juez
o en la sala de audiencias, y estarán presentes en él los abogados o mandatarios de las
partes del juicio.
ii. R e n d i c i ó n d e c a u c i o n e s . De acuerdo al art. 494 del CPC, todo postor, para tomar
parte en el remate, deberá rendir caución suficiente, calificada por el tribunal (la
aceptará o rechazará, según lo que estime conveniente), sin ulterior recurso, para
responder de que se llevará a efecto la compra de los bienes rematados; agrega el inc. II
que la caución será equivalente al diez por ciento de la valoración de dichos bienes y
subsistirá hasta que se otorgue la escritura definitiva de compraventa, o se deposite a la
orden del tribunal el precio o parte de él que deba pagarse de contado. La caución
normalmente será una boleta bancaria a nombre del tribunal, pero nada obsta a que en las
bases del remate se hayan aceptado cheques u otro documentos; y el valor de ésta se
abonará en un cincuenta por ciento al crédito y el cincuenta por ciento restante quedará a
beneficio de la Junta de Servicios Judiciales.
iii. Le c t u r a d e b a s e s y a d mi s i ó n d e p o s t u r a s . Una vez calificadas las cauciones,
comienza el remate dirigido por el juez de la causa, con la lectura de las bases y, acto
seguido, se procede a la admisión de las posturas, por el mínimo señalado en las bases y,
en el silencio de éstas, por una suma que no baje de los dos tercios de la tasación. Se
adjudicará el bien rematado a aquel postor que ofrezca la suma más alta, después de
conminar el juez a los presentes, por tres veces, que adjudicará el bien subastado a dicho
postor.
Está de más decir que el ejecutante también tiene derecho a concurrir a la subasta (la ley
nada dice si debe rendir caución o no), y que en caso de que se adjudique los bienes
rematados, no está obligado a consignar el precio, pues éste se compensará con su propio
crédito; a menos que éste sea inferior a aquél, en cuyo caso deberá consignar la
diferencia, o bien la totalidad, si hubiere acreedores preferentes. El ejecutado está
impedido para participar en el remate, lo única posibilidad es la contemplada en el art.
490 del CPC, esto es, antes de verificarse el remate, puede el deudor libertar sus bienes
pagando la deuda y las costas (alzamiento del embargo). Si se lo adjudica un tercero,
desde el momento de la adjudicación, el tercero ya es parte en el juicio, y en
consecuencia, puede intervenir en tal carácter en el procedimiento.
iv. C o mp ra v e n t a f o r z a d a . Efectuado el remate público, desde un punto de vista jurídico,
se ha celebrado un verdadero contrato de compraventa forzada entre el ejecutado
(representado legalmente por el juez en calidad de vendedor) y el subastador (que viene
siendo el comprador), cuyo objeto es el bien embargado y el precio será la suma más alta
ofrecida por este último. Sin embargo, para que dicha compraventa se perfeccione, es
necesario cumplir con dos formalidades posteriores y esenciales, que son: el
levantamiento y la subscripción del acta de remate; y el otorgamiento de la
correspondiente escritura pública de compraventa.
767
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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Art. 1801. La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa y en el precio; salvas
las excepciones siguientes.
La venta de los bienes raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan
perfectas ante la ley, mientras no se ha otorgado escritura pública.
A contrario sensu, según CASARINO, si dicha venta versó sobre otra clase de bienes (por
ejemplo, sobre un crédito personal), el acta será extendida en los mismos autos; es decir,
se deja constancia del acta en el mismo proceso.
vi. La e s c r i t u ra p ú b l i c a d e r e ma t e . A pesar de que el acta de remate de la clase de
bienes a que se refiere el art. 1801 inc. II del CC, vale como escritura pública para que así
se entienda perfecta la compraventa, se debe extender dentro de tercero día la escritura
pública definitiva con inserción (copia) de los antecedentes necesarios501 y con los demás
requisitos legales. En consecuencia, el acta de remate tiene el valor de una formalidad ad
solemnitatem, pero para los efectos de la inscripción (de la tradición), solamente se
admitirá la escritura definitiva de compraventa (arts. 495 inc. II y 497 del CPC). Cabe
decir que este plazo de tres días, se puede haber ampliado en las bases respectivas del
500
La firma en el acta de remate por el juez, el rematante y el secretario, no será difícil cumplir, puesto que dicha
acta deberá ser levantada inmediatamente después de efectuada la subasta. Si por cualquiera circunstancia el
rematante se negare a subscribirla, se dejará constancia de este hecho en el acta respectiva, de conformidad con lo
preceptuado en el art. 61 del CPC, que se halla entre las disposiciones comunes aplicables a todo procedimiento.
501
Según CASARINO los antecedentes necesarios son los siguientes: la demanda ejecutiva, el “despáchese”, la
notificación y el mandamiento de ejecución (pues constituyen las piezas fundamentales del proceso); el
requerimiento de pago y la traba del embargo (pues permiten apreciar si el ejecutado fue legalmente emplazado y la
clase del bien embargado); la sentencia de remate y su notificación (pues el hecho de su dictación y correspondiente
notificación permiten realizar los bienes embargados); la constancia del cumplimiento de las formalidades de
publicidad, aun cuando su omisión sólo dará origen a nulidad de carácter procesal; el acta de remate (pues es el
documento que permite conocer fehacientemente a la persona del subastador); y la constancia del pago total o
parcial del precio del remate. El profesor ALFARO señala que como éste es un trabajo muy engorroso, se acepta para
evitar esta labor, que se saque copia de las piezas principales del proceso y ellas se protocolizan (se agregan al
registro del Notario), bajo el mismo número de repertorio de la escritura de compraventa, cumpliendo con ello el
requisito. Si posteriormente se suscitara algún problema relacionado con la validez del remate realizado, no habría
más camino que recurrir a los autos ejecutivos originales.
768
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remate.502
Art. 497. Para los efectos de la inscripción, no admitirá el conservador sino la escritura definitiva de
compraventa. Dicha escritura será subscrita por el rematante y por el juez, como representante legal del
vendedor, y se entenderá autorizado el primero para requerir y firmar por sí solo la inscripción en el
Conservador, aun sin mención expresa de esta facultad.
502
¿El acta de remate tiene mérito ejecutivo? Algunos señalan que no, porque no está dentro del art. 434 del CPC.
Otros señalan que sí, porque habilita para suscribir forzadamente la inscripción de la escritura pública.
503
En el resto de las compraventas, siempre debe agregarse una cláusula que faculte al portador
de la escritura que requiera su inscripción, ya que de no hacerlo, el Conservador requerirá la
presencia de ambas partes.
769
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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i. Que se le adjudiquen por los dos tercios de la tasación los bienes embargados (art. 499
Nº 1). Si el acreedor opta por esto, se está ante una verdadera compraventa en remate
público, en la que el acreedor es el comprador y el precio se pagará compensándolo con
el crédito que él, a su vez, tiene en contra del ejecutado. Ahora, el acreedor deberá
presentar un escrito exponiendo que no se presentaron postores al remate y que desea
adjudicarse el bien embargado por los dos tercios de la tasación; y el tribunal accederá
con citación del ejecutado, y demás interesados, si los hubiere (por ejemplo, los
acreedores hipotecarios).
ii. Que se reduzca prudencialmente por el tribunal el avalúo aprobado. La reducción no
podrá exceder de una tercera parte de este avalúo (art. 499 Nº 2). Si el acreedor opta por
esto, los bienes se pondrán otra vez en remate y será necesario cumplir con las
formalidades de publicidad del remate, reduciéndose a la mitad los plazos fijados para los
avisos. Luego, de acuerdo al art. 500 del CPC, si puestos a remate los bienes embargados
por los dos tercios del nuevo avalúo, hecho de conformidad al Nº 2 del artículo anterior,
tampoco se presentan postores, podrá el acreedor pedir cualquiera de estas tres cosas, a
su elección:
- Que se le adjudiquen los bienes por los dichos dos tercios (art. 500 Nº 1).
- Que se pongan por tercera vez a remate, por el precio que el tribunal designe (art. 500
Nº 2). Tanto en este caso, como en el anterior, hay que cumplir con las formalidades
previas al remate. ORELLANA señala que si a este remate no concurre ningún postor, y
aun cuando el legislador no ha señalado nada, puede el ejecutante solicitar que se
ponga por cuarta vez en remate, y en este caso no debiera haber número para la
subasta; esto por una aplicación analógica del art. 501 del CPC, que a continuación se
verá).
- Que se le entreguen en prenda pretoria (art. 500 Nº 3). No obstante, de acuerdo al art.
501 del CPC, cuando el acreedor pida, conforme a lo dispuesto en el artículo anterior,
que se le entreguen en prenda pretoria los bienes embargados, podrá el deudor
solicitar que se pongan por última vez a remate. En este caso no habrá mínimum para
las posturas. En caso de tercer remate, también habrá que cumplir con las
formalidades de publicidad.
Ahora bien, la prenda pretoria está regulada en los arts. 503 al 507 del CPC, y en lo no
regulado por el CPC, se deben observar las normas del CC sobre esta materia, es decir,
el Título XXXIX relativo a la anticresis, que es un contrato por el que se entrega al
acreedor una cosa raíz para que se pague con sus frutos (art. 2335 del CC). Por lo
tanto, se está en presencia de una anticresis judicial, es decir, un contrato celebrado
por intermedio de la justicia en virtud del cual se entrega al acreedor una cosa mueble
o inmueble, embargada en una ejecución, para que se pague con sus frutos. Una vez
aceptada por el tribunal la petición del acreedor para que se le entreguen en prenda
pretoria los bienes embargados, debe hacerse la entrega de dichos bienes bajo un
inventario solemne (art. 503 del CPC).
En cuanto a los efectos que produce la prenda pretoria respecto del acreedor, éste tiene
derecho a pagarse con los frutos que produzca los bienes, a medida que se perciban;
también puede poner fin a la prenda pretoria en cualquier tiempo; solicitar su enajena-
770
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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ción o el embargo de otros bienes del deudor; y tener sobre los bienes constituidos en
prenda pretoria, cuando sean muebles, los derechos y privilegios de un acreedor
prendario. En relación a sus obligaciones, el acreedor debe llevar una cuenta exacta, y
en lo posible documentada, de los productos de los bienes muebles o inmuebles que se
entreguen en prenda pretoria; y rendir cuenta de su administración, cada año si son
bienes inmuebles y cada seis meses si se trata de muebles, bajo la pena de, si no lo
hace, perder la remuneración que le habría correspondido por los servicios prestados
durante el año.
En cuanto a los derechos del deudor, el art. 505 inc. I del CPC dispone que salvo
estipulación en contrario, podrá el deudor, en cualquier tiempo, pedir los bienes
dados en prenda pretoria pagando la deuda y las costas, incluso todo lo que el
acreedor tenga derecho a percibir por concepto de gastos, intereses y remuneración.
771
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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Una vez cumplidos estos trámites finaliza el apremio, y que quede o no satisfecho el
crédito del acreedor, va a depender de si el producto de la venta constituye una cantidad
suficiente para satisfacer la acreencia ¿Si no es satisfecha la deuda, qué puede hacer en el futuro?
El acreedor puede embargar a futuro los bienes que adquiera el deudor, por medio de una
772
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ampliación del embargo, o trabar embargo sobre otros bienes ¿Cuál es el límite temporal? El
límite temporal está dado por el abandono del procedimiento.
504
Gestiones útiles en el cuaderno de apremio son aquellas destinadas a lograr el remate de los bienes embargados,
como por ejemplo, la solicitud del ejecutante pidiendo la ampliación del embargo. Por tanto, no sería una gestión
útil, la interposición de cualquier tercería.
773
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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a. CONCEPTO.
En sentido amplio, tercería es toda intervención de un tercero en un juicio, cualquiera que
sea la naturaleza del pleito. Para que la intervención de este tercero extraño sea admitida, se
requiere que invoque un interés incompatible con el de las partes (tercería excluyente),
independiente con el de las mismas (tercería independiente), o bien, armónico o compatible al
del demandante o del demandado (tercería coadyuvante), según el caso.
En sentido restringido, la tercería corresponde a la intervención de un tercero extraño en
el juicio ejecutivo, invocando algún derecho que impide el pago total o parcial del ejecutante,
con los bienes que ha embargado. Estos derechos son: de dominio de los bienes embargados
(tercería de dominio); de posesión de los bienes embargados (tercería de posesión); de ser
pagado preferentemente (tercería de prelación); y de concurrir en el pago a falta de otros bienes
(tercería de pago).
Art. 518. En el juicio ejecutivo sólo son admisibles las tercerías cuando el reclamante pretende:
1. Dominio de los bienes embargados;
2. Posesión de los bienes embargados;
3. Derecho para ser pagado preferentemente; o
4. Derecho para concurrir en el pago a falta de otros bienes.
En el primer caso la tercería se llama de dominio, en el segundo de posesión, en el tercero de prelación y en el
cuarto de pago.
505
RODRÍGUEZ GARCÉS señala que para determinar la naturaleza jurídica de las tercerías, hay que distinguir si se
está frente a una tercería de dominio, o bien, frente a una tercería de posesión, pago o prelación. En relación a la
tercería de dominio, si bien ésta nace como consecuencia de un juicio ejecutivo, no es menos cierto que el propio
CPC le ha señalado los trámites del juicio ordinario (sin réplica ni dúplica) para su tramitación, por tanto, la sentencia
que se dicte en este tercería será una sentencia definitiva. En cambio, tratándose de las tercerías de posesión, pago y
prelación, no hay duda de que se trata de cuestiones accesorias, pues expresamente el legislador ha señalado que en
774
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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a. CONCEPTO.
La tercería de dominio es aquella que tiene lugar toda vez que concurre al juicio ejecutivo
un tercero pretendiendo derecho de dominio sobre los bienes embargados, con la finalidad de
que éstos se excluyan del embargo, y se le devuelvan.
Su fundamento reside en el hecho de que el ejecutado puede ser simple tenedor o
poseedor de los bienes embargados, hallándose radicado el derecho de dominio en el patrimonio
de un tercero, el cual no tiene por qué soportar deudas ajenas en sus propios bienes. Y por otro
lado, con esto se evita que el dueño inicie un juicio reivindicatorio por separado, aprovechando
la oportunidad que se genera en la ejecución.
su tramitación se seguirán las reglas de los incidentes, por tanto, la sentencia que se dicte en esta materia será
interlocutoria.
775
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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c. TRAMITACIÓN.
La demanda de tercería de dominio se debe interponer ante el mismo tribunal que conoce
del juicio ejecutivo y en el cual se trabó embargo sobre los bienes del tercero (rige la regla
general de la competencia de la extensión); y, como toda demanda, debe ceñirse a las
formalidades contenidas en el art. 254 del CPC, so pena de no dársele curso (art. 523 inc. I del
506
CPC) ; deberá cumplir las normas del patrocinio y poder; y al ser la primea gestión, debe
notificarse personalmente.
Art. 523. No se dará curso a la tercería de dominio si no contiene las enunciaciones que indica el art. 254; ni se
suspenderá por su interposición el procedimiento de apremio, salvo que se apoye en instrumento público otorgado
con anterioridad a la fecha de la presentación de la demanda ejecutiva.
Luego, de acuerdo al art. 521 inc. I primera parte, la tercería de dominio se seguirá en
ramo separado con el ejecutante y el ejecutado, por los trámites del juicio ordinario, pero sin
escrito de réplica y dúplica. Por tanto, interpuesta la tercería, existirán tres cuadernos: el
cuaderno ejecutivo, el cuaderno de apremio y el cuaderno de tercería; en este último, el tercerista
va a ser el demandante, y los demandados serán el ejecutante y el ejecutado, a la vez; y como se
tramita de acuerdo a las reglas del juicio ordinario, si a la demanda le falta algún requisito, por
ejemplo, podría oponerse la excepción dilatoria de ineptitud del libelo.507
506
Esto constituye una excepción al art. 256 del CPC, que autoriza al juez a no dar curso a la demanda en el juicio
ordinario cuando le falte alguno de los tres primeros requisitos señalados en el art. 254, y no cualquiera de ellos,
como acontece en esta tercería.
507
ORELLANA señala que en esta tercería tampoco procede la conciliación ni la reconvención. No procede la
conciliación porque, a pesar de que esta tercería se tramita de acuerdo a las reglas del juicio ordinario, está inmersa
dentro de un proceso de ejecución, en donde no es procedente la conciliación. Y no procede a reconvención, porque
el modo normal de defensa de los demandados (ejecutante y/o ejecutado) será el de atacar la nulidad del título
invocado por el tercerista, y esta defensa se hará mediante excepción y no a través de la reconvención.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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tratándose de una tercería de posesión, sólo si se acompañan a ella antecedentes que constituyan a lo menos
presunción grave de la posesión que se invoca.
ii. En cuanto al cuaderno de apremio, por regla general, la tercería de dominio tampoco
suspende dicho procedimiento, salvo: si se apoya en un instrumento público (por
ejemplo, una escritura pública, un certificado de dominio emanado del Conservador de
bienes Raíces, etc.), y que dicho instrumento se haya otorgado con anterioridad a la
presentación de la demanda ejecutiva. Estas dos circunstancias le atribuyen seriedad a la
tercería de dominio, y hacen presumir que no es fruto de una mera colusión entre el
tercerista y el deudor.
Si la tercería de dominio no ha tenido la virtud de suspender el procedimiento de
apremio, el remate se llevará a cabo, entendiéndose que la subasta recaerá sobre los
derechos que el deudor tenga o pretenda tener sobre la cosa embargada. Sin perjuicio de
lo anterior, el art. 521 inc. final dice que el tercerista tendrá el mismo derecho que el art.
457 concede al deudor principal, es decir, tiene derecho para substituir el embargo,
consignando una cantidad suficiente para el pago de la deuda y las costas, siempre que
éste no recaiga en la especie o cuerpo cierto a que se refiere la ejecución.
Art. 523. No se dará curso a la tercería de dominio si no contiene las enunciaciones que indica el art. 254;
ni se suspenderá por su interposición el procedimiento de apremio, salvo que se apoye en instrumento
público otorgado con anterioridad a la fecha de la presentación de la demanda ejecutiva.
En los demás casos el remate se llevará a cabo, entendiéndose que la subasta recaerá sobre los derechos que
el deudor tenga o pretenda tener sobre la cosa embargada.
Las resoluciones que se dicten son apelables y la apelación se concederá en el efecto devolutivo.
Ahora bien, puede suceder que la tercería de dominio no comprenda todos los bienes
embargados (tercería parcial), en tal caso, el procedimiento de apremio se seguirá sin
restricción alguna respecto de los bienes no afectados por dicha tercería (art. 526 del CPC)
Art. 526. Si se han embargado o se embargan bienes no comprendidos en la tercería, seguirá sin restricción
alguna respecto de ellos el procedimiento de apremio.
De acuerdo al art.523 inc. III del CPC, estas resoluciones son apelables, y la apelación se
concederá en el sólo efecto devolutivo
777
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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a. CONCEPTO.
La tercería de posesión es aquella que tiene lugar toda vez que un tercero, por vía
incidental, concurre al juicio ejecutivo reclamando que se respete su posesión sobre un
determinado bien que ha sido embargado, con el objeto de obtener el alzamiento del embargo.
ORELLANA señala que en este caso el tercero podría reclamar tanto la posesión regular como
irregular, pues el legislador no ha hecho un distingo en esta materia.508
La finalidad de esta clase de tercería, es el reconocimiento de la posesión que el tercero
tiene sobre los bienes embargados y, por ende, la presunción de dominio sobre dichos bienes,
para que así sean excluidos del embargo.
En cuanto a su fundamento, esta tercería surge de una necesidad práctica, por cuanto en
Chile, por regla general, no es obligación que la compraventa de los bienes muebles conste por
algún tipo de instrumento público, por lo que la prueba del dominio de ellos resulta
extremadamente difícil; y por otra parte, el dominio finalmente se acredita mediante la posesión
más el plazo de prescripción. Por ello es que, primeramente la jurisprudencia y, posteriormente
nuestro legislador, contempló la tercería de posesión, fundándose en el art.700 del CC, el cual
dispone que la posesión es la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor o dueño,
sea que el dueño o el que se da por tal tenga la cosa por sí mismo, o por otra persona que la
tenga en lugar y a nombre de él; agrega el inc. II que el poseedor es reputado dueño, mientras
otra persona no justifica serlo. Por lo tanto, el tercerista tendrá que acreditar la tenencia de la
cosa embargada y el ánimo de señor o dueño, y así se reputará como dueño. Para destruir esta
presunción simplemente legal de dominio, el interesado deberá acreditar que no se reúnen los
requisitos señalados precedentemente.
c. TRAMITACIÓN.
Este tipo de tercería se tramita como incidente (art. 521 inc. I del CPC), por lo que una vez
interpuesta, el tribunal proveerá “traslado y autos”, y se abrirá un cuaderno de tercerías. El
legislador no señaló en forma expresa cómo se notifica esta resolución a las partes, por lo que
aplicando las reglas generales de los incidentes, se tendría que concluir que la notificación
debiera ser por el estado diario. Sin embargo, los tribunales han estimado que la notificación se
debe hacer por cédula, esto para que las partes del juicio tengan la posibilidad efectiva de hacer
508
Hay que recordar que la posesión regular es la que procede de justo título y ha sido adquirida de buena fe, aunque
ésta no subsista después de adquirida la posesión; además, si el título es traslaticio de dominio, es necesaria la
tradición. Y la posesión irregular, es la que carece de uno o más de los requisitos de la posesión regular, por lo
tanto, se está frente a una posesión irregular cuando: ésta no procede de justo título; cuando no ha sido adquirida de
buena fe; si se trata de un título traslaticio y no haya mediado la tradición.
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DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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La prueba que las partes y el tercero deseen rendir, se deberá hacer dentro del plazo de
ocho días, ello por cuanto la tramitación de esta tercería se realiza en la forma establecida para
los incidentes. Por eso, es que si se desea rendir prueba de testigos, deberá presentarse la lista de
testigos dentro de los primeros dos días del probatorio (no así la minuta).
509
El profesor ALFARO señala que si bien se tramita como incidente, desde un punto de vista sustantivo, es una
pretensión que se inserta en el juicio.
510
De acuerdo al art. 916 del CC, las acciones posesorias (o querellas o interdictos posesorios) tienen por objeto
conservar o recuperar la posesión de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos. Una clase de acción
posesoria es la querella de restitución, la cual de acuerdo al art. 926 del CC, tiene lugar cuando (el poseedor)
injustamente ha sido privado de la posesión, tendrá derecho para pedir que se le restituya, con indemnización de
perjuicios. Respecto de los bienes muebles, el poseedor podría alegar que los ha adquirido por prescripción (dos
años).
779
DERECHO PROCESAL CIVIL - EL JUICIO EJECUTIVO
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CPC), es decir, puede en cualquier estado del juicio substituir el embargo, consignando una
cantidad suficiente para el pago de la deuda y las costas, siempre que éste no recaiga en la
especie o cuerpo cierto a que se refiere la ejecución.
a. CONCEPTO.
La tercería de prelación es aquella que tiene lugar toda vez que concurre al juicio
ejecutivo un tercero que pretende un derecho para ser pagado preferentemente con el producto
del remate.
La finalidad de esta clase de tercería, es obtener un pago preferente, por sobre el
ejecutante, con el producto de los bienes embargados ya realizados. Su fundamento es conseguir,
en la práctica, que se respeten las causas de preferencia de los créditos establecidas en las leyes
substantivas o de fondo (privilegios e hipotecas).
c. TRAMITACIÓN.
La tercería de prelación se debe interponer ante el tribunal que conoce de la ejecución, y
tendrá que ir acompañada de un título ejecutivo, en el cual conste el crédito y la preferencia que
invoca el tercero; así se deduce del art. 527 en su parte final al decir “…los créditos ejecutivos
que hagan valer”. De acuerdo al art. 521 del CPC, la tercería de prelación también se tramita
como incidente.
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a. CONCEPTO.
La tercería de pago es aquella que tiene lugar cuando concurre al juicio ejecutivo un
tercero que pretende un derecho para concurrir con el ejecutante en el pago de lo adeudado, a
falta de otros bienes del deudor.
La finalidad del tercerista de pago, es concurrir en el producto de la realización de los
bienes embargados por el ejecutante, porque el deudor carece de otros bienes. Y el fundamento
de esta tercería, es que el embargo, por sí solo, no confiere ninguna preferencia o privilegio, de
modo que si ninguno de los acreedores puede invocar alguna causa legal de preferencia, ni el
deudor tiene otros bienes que los embargados, el producto de dichos bienes se distribuirá a
prorrata entre los diversos acreedores. Por ello, para que el tercerista interponga su tercería de
pago, debe acompañar el título ejecutivo y probar que el deudor no posee otros bienes que los
embargados.
c. TRAMITACIÓN.
El tercero que desee concurrir en el pago con el producto de la realización de los bienes
embargados, tiene dos caminos:
781
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En esta hipótesis, el art. 529 del CPC señala que el tercerista de pago podrá solicitar la
remoción del depositario alegando motivo fundado; y, decretada la remoción, se
designará otro de común acuerdo por ambos acreedores, o por el tribunal si no se
avienen; agrega el inc. II que podrá también el tercerista intervenir en la realización de
los bienes, con las facultades de coadyuvante. Con las mismas facultades podrá obrar el
primer acreedor en la ejecución que ante otro tribunal deduzca el segundo. 511
ii. Interponer por su cuenta un nuevo juicio ejecutivo en contra del deudor, ante el tribunal
que sea competente de acuerdo a las reglas generales. En este caso, el tercerista pedirá
que se dirija un oficio al tribunal que esté conociendo de la primera ejecución, para que
retenga, de los bienes realizados, la cuota que proporcionalmente le corresponda (art. 528
del CPC). ahora, en esta segunda ejecución se podrán embargar los mismos bienes que ya
estaban embargados en la primera (reembargo), sin que valga el nombramiento de nuevo
depositario, si ya lo había en la primera.
Art. 528. Cuando la acción del segundo acreedor se deduzca ante diverso tribunal, podrá pedir se dirija
oficio al que esté conociendo de la primera ejecución para que retenga de los bienes realizados la cuota que
proporcionalmente corresponda a dicho acreedor.
Si existe depositario en la primera ejecución, no valdrá el nombramiento en las otras ejecuciones. El
ejecutante que a sabiendas de existir depositario, o no pudiendo menos de saberlo, hace retirar las especies
embargadas en la segunda ejecución por el nuevo depositario, será sancionado con las penas asignadas al
delito de estafa.
511
La jurisprudencia, por analogía, ha estimado que los anteriores derechos del tercerista de pago también le
competen al tercerista de dominio y de prelación, fundándose en que estos terceros, al igual que el de pago, tienen
un interés evidente en la correcta administración y realización, en su caso, de los bienes embargados.
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4. El del heredero beneficiario cuyos bienes personales sean embargados por deudas de la herencia, cuando esté
ejerciendo judicialmente alguno de los derechos que conceden los artículos 1261 a 1263 inclusive del Código Civil.
El ejecutado podrá, sin embargo, hacer valer su derecho en estos casos por medio de la excepción que corresponda
contra la acción ejecutiva, si a ello ha lugar.
De acuerdo al art. 520 del CPC, el ejecutado que invoca una calidad diversa de aquella en
que se le ejecuta, tiene dos medios o vías para hacerlo valer:
i. Mediante el procedimiento de las tercerías ¿A qué clase de tercerías se refiere? Según
CASARINO, por la naturaleza del reclamo (pues tiende a impedir que se realicen los bienes
embargados), se debe ventilar de acuerdo al procedimiento de la tercería de dominio.
ii. Por medio de la excepción que corresponda contra la acción ejecutiva, si a ello ha lugar;
esto, por faltar los requisitos o condiciones legales para que el título invocado tenga
mérito ejecutivo en contra del presunto deudor.
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3. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Hay que recordar que los requisitos de procedencia de la acción ejecutiva se analizaron
desde un punto de vista general, y estos son: que la obligación conste en un título ejecutivo; que
la obligación sea actualmente exigible; que la obligación sea determinada (no líquida); que la
acción ejecutiva no esté prescrita. Esto lo confirma el art. 530 del CPC, al señalar que hay acción
ejecutiva en las obligaciones de hacer, cuando, siendo determinadas y actualmente exigibles, se
hace valer para acreditarlas algún título que traiga aparejada ejecución de conformidad al art.
434.
Hay que recordar que una obligación de hacer es determinada cuando su objeto, es decir,
la prestación, es perfectamente conocida y no da margen a equívocos.
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a. PROCEDIMIENTO EJECUTIVO.
El juicio se inicia por medio de la demanda ejecutiva que presenta el acreedor en contra
del deudor de una obligación que tiene por objeto la suscripción de un instrumento o la
constitución de una obligación. Luego, la demanda ejecutiva debe ir acompañada de su
correspondiente título, y en ella se pedirá que se despache mandamiento de ejecución (aquí no
hay embargo) en contra del deudor, para que así suscriba el documento o constituya la
obligación dentro del plazo que el tribunal le señale, que se cuenta desde el requerimiento, y bajo
apercibimiento de que si así no lo hiciere, procederá en su nombre el juez que conoce del litigio
(art. 532 del CPC).
Art. 532. Si el hecho debido consiste en la suscripción de un instrumento o en la constitución de una obligación por
parte del deudor, podrá proceder a su nombre el juez que conozca del litigio, si, requerido aquél, no lo hace dentro
del plazo que le señale el tribunal.
Art. 531. Las reglas del párrafo 1° (“Del procedimiento ejecutivo”) del Título anterior (“Del juicio
ejecutivo en las obligaciones de dar”) tendrán cabida en el procedimiento de que trata el presente Título, en
cuanto sean aplicables y no aparezcan modificadas por los artículos siguientes.
iii. No decir nada (no se oponen excepciones) en el plazo judicial. En este caso, se omitirá la
sentencia y bastará el mandamiento de ejecución para que el acreedor pueda perseguir la
suscripción o constitución, de acuerdo con el procedimiento de apremio (art. 472 del
CPC).
Art. 472. Si no se oponen excepciones, se omitirá la sentencia y bastará el mandamiento de ejecución para
que el acreedor pueda perseguir la realización de los bienes embargados y el pago, de conformidad a las
disposiciones del procedimiento de apremio.
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b. EL PROCEDIMIENTO DE APREMIO.
Se dijo que la manera de apremiar al deudor, es requerirlo para que dentro del plazo que
el tribunal fije, proceda a subscribir el instrumento o a constituir la obligación, bajo
apercibimiento de proceder en su nombre el juez que conoce del litigio.
Ahora, si el plazo señalado por el tribunal se encuentra vencido y el deudor nada ha
hecho para cumplir con su obligación ¿en qué momento el juez puede suscribir el documento o
constituir la obligación a nombre del deudor? Desde que vence el plazo para oponer excepciones,
o desde que se encuentre firme o ejecutoriada la sentencia que rechace las excepciones. Sin
embargo, en este último caso hay que recordar que la sentencia condenatoria se puede cumplir
no obstante que haya sido apelada por el deudor, siempre que el acreedor caucione las resultas de
dicho recurso; y también se podrá cumplir, a pesar de haber sido recurrida de casación por el
deudor, sin que este último pueda exigir fianza de resultas.
a. PROCEDIMIENTO EJECUTIVO.
Este juicio, como el anterior, se inicia por medio de la demanda ejecutiva presentada por
el acreedor en contra del deudor de una obligación que tiene por objeto la ejecución de una obra
material. Luego, tal demanda deberá ir acompañada de su correspondiente título, y en ella se
pedirá que se despache mandamiento de ejecución en contra del deudor para que cumpla con su
obligación, dando principio a los trabajos en el plazo prudente que el juez señale (art. 533 del
CPC). El tribunal examinará el título y despachará o denegará la ejecución, de conformidad a las
reglas ya estudiadas.
Art. 533. Cuando la obligación consista en la ejecución de una obra material, el mandamiento ejecutivo contendrá:
1. La orden de requerir al deudor para que cumpla la obligación; y
2. El señalamiento de un plazo prudente para que dé principio al trabajo.
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iii. No decir nada. En este caso, como no se han opuesto excepciones, se omitirá la sentencia
de pago, y bastará el mandamiento ejecutivo para que el acreedor haga uso de su derecho,
en conformidad al procedimiento de apremio (art. 535 del CPC).
Art. 535. Si no se oponen excepciones, se omitirá la sentencia de pago, y bastará el mandamiento ejecutivo
para que el acreedor haga uso de su derecho de conformidad a las disposiciones de los artículos siguientes.
b. EL PROCEDIMIENTO DE APREMIO.
Para los efectos del apremio, al acreedor de una obligación de hacer, que está en mora de
ser cumplida por el deudor, se le otorga un doble derecho, a su elección: que se le autorice a él
mismo para hacerla ejecutar por un tercero a expensas del deudor; o que se apremie al deudor
para la ejecución del hecho convenido (art. 1553 del CC).
Ahora bien, normalmente estos derechos se harán valer por el acreedor una vez que la
sentencia de pago se encuentra ejecutoriada, sin perjuicio de poder también hacerlos valer
cuando dicha sentencia esté apelada por el deudor y el acreedor otorgue fianzas de resultas, o
bien, recurrida de casación. Sin embargo, el legislador procesal civil ha anticipado, en cierto
modo, el ejercicio de estos derechos y los ha condicionado también a la concurrencia de
determinados requisitos, como se verá en seguida.
i. En cuanto a la ejecución de la obra material por un tercero a expensas del deudor, el art.
536 del CPC señala que el acreedor podrá solicitar que se le autorice para llevar a cabo
por medio de un tercero, y a expensas del deudor, el hecho debido, si a juicio de aquél es
esto posible, siempre que no oponiendo excepciones el deudor se niegue a cumplir el
mandamiento ejecutivo; y cuando desobedezca la sentencia que deseche las excepciones
opuestas o deje transcurrir el plazo a que se refiere el Nº 2° del art. 533, sin dar
principio a los trabajos; agrega el inc. II que igual solicitud podrá hacerse cuando,
comenzada la obra, se abandone por el deudor sin causa justificada. Por tanto, de
acuerdo a la disposición trascrita, este derecho el acreedor lo ejercerá si, a su juicio, ello
es posible, en los siguientes casos:
- Cuando el deudor deja transcurrir el plazo señalado por el juez, en el mandamiento de
ejecución, para dar principio a los trabajos.
- Cuando el deudor no opone excepciones y tampoco da cumplimiento al mandamiento
de ejecución.
- Cuando el deudor opone excepciones, y éstas son desechadas, y no da cumplimiento a
la referida sentencia.
- Y cuando, comenzada la obra, se abandone por el deudor sin causa justificada.
Luego, el acreedor presentará junto con su solicitud, un presupuesto (cálculo) de lo que
importe la ejecución de las obligaciones que reclama. Puesto en noticia del deudor el
presupuesto, tendrá el plazo de tres días para examinarlo pudiendo adoptar dos actitudes:
si nada observa dentro de dicho plazo, se considerará aceptado; si se deducen objeciones,
se hará el presupuesto por medio de peritos (art. 537 del CPC).
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Art. 537. Siempre que haya de procederse de conformidad al artículo anterior, presentará el demandante,
junto con su solicitud, un presupuesto de lo que importe la ejecución de las obligaciones que reclama.
Puesto en noticia del demandado el presupuesto, tendrá el plazo de tres días para examinarlo, y si nada
observa dentro de dicho plazo, se considerará aceptado.
Si se deducen objeciones, se hará el presupuesto por medio de peritos, procediéndose en la forma que
establecen los arts. 486 y 487 para la estimación de los bienes en el caso de remate.
Una vez determinado el valor del presupuesto en la forma ya señalada, será obligado el
deudor a consignarlo dentro de tercero día a la orden del tribunal, para que se
entreguen al ejecutante los fondos necesarios, a medida que el trabajo lo requiera (art.
538 del CPC). Agotados los fondos consignados, el acreedor podrá solicitar el aumento
de ellos, justificando que ha habido error en el presupuesto o que han sobrevenido
circunstancias imprevistas que aumentan el costo de la obra (art. 539 del CPC). Y de
acuerdo al art. 540 del CPC, una vez concluida la obra, deberá el acreedor rendir cuenta
de la inversión de los fondos suministrados por el deudor.
Por último, cabe decir que si el deudor no consigna a la orden del tribunal los fondos
decretados, se procederá a embargarle y enajenar bienes suficientes para hacer la
consignación, con arreglo a lo establecido en el Título precedente, pero sin admitir
excepciones para oponerse a la ejecución (art. 541 del CPC).
ii. Por otro lado, el derecho que tiene el acreedor de una obligación de hacer para pedir
apremio contra el deudor (lo que también se denomina “astreintes”), lo ejercerá si no
puede o no se quiere hacer cargo de la ejecución de la obra convenida por un tercero a
expensas de aquél. Este apremio podrá consistir en arrestos impuestos por el tribunal
hasta por 15 días o multa proporcional, repetidos hasta obtener el cumplimiento de la
obligación. No obstante, cesará el apremio si el deudor paga las multas impuestas y rinde
además caución suficiente, a juicio del tribunal, para asegurar la indemnización completa
de todo perjuicio al acreedor (art. 543 del CPC). como se puede apreciar, en este punto la
obligación de hacer, se transforma en una obligación de dar, pues debe pagar una
indemnización.
Art. 543. Cuando se pida apremio contra el deudor, podrá el tribunal imponerle arresto hasta por quince
días o multa proporcional, y repetir estas medidas para obtener el cumplimiento de la obligación.
Cesará el apremio si el deudor paga las multas impuestas y rinde además caución suficiente, a juicio del
tribunal, para asegurar la indemnización completa de todo perjuicio al acreedor.
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Los elementos que determinan el campo de aplicación de este juicio ejecutivo son:
i. La cuantía del mismo, pues ésta debe exceder de 10 UTM.
ii. La naturaleza de la obligación cuyo cumplimiento se reclama, la cual debe ser una
obligación de no hacer, es decir, aquella en virtud de la cual una persona se compromete
a no realizar algo, que de no existir la obligación, podría realizar; por ejemplo, no
levantar una muralla, no plantar o sembrar, etc.
3. REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
Los requisitos para que proceda esta acción ejecutiva, son: que la obligación cuyo
cumplimiento se pretende conste de un título ejecutivo; que sea actualmente exigible; que no se
encuentre prescrita la acción ejecutiva; y que la obra hecha pueda destruirse, que la destrucción
de la obra sea necesaria para el objeto que se tuvo en mira al tiempo de celebrar el contrato, y
que dicho objeto no pueda obtenerse cumplidamente por otros medios.
4. PROCEDIMIENTO.
Aquí se deben observar las mismas reglas del procedimiento ejecutivo en las obligaciones
de hacer, o sea, se presentará la demanda ejecutiva, el tribunal la examinará y despachará la
ejecución; luego se requiera al deudor para que destruya lo hecho en el término que señale el
tribunal, bajo apercibimiento de efectuar la destrucción por un tercero a costa del deudor, o bien,
apremiándolo con multas o arresto. El deudor, una vez notificado y requerido, podrá oponer o no
excepciones, o sostener que existen otros medios adecuados para satisfacer al acreedor y que está
llano a cumplirlos (en tal caso, deberá ser oído y se procederá en forma de incidente).
Una vez transcurrido el plazo para oponer las excepciones, sin que el deudor las haya
opuesto o éstas hayan sido desechadas por sentencia ejecutoriada, el acreedor tiene una opción
(procedimiento de apremio): que se le autorice a él para destruir lo hecho a expensas del deudor,
o que se apremie al deudor para que destruya lo hecho. Como se puede apreciar, la obligación de
no hacer se convierte en una obligación de hacer, cual es la de destruir la obra hecha
1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Este tema se regula en el Párrafo 1° (“De las resoluciones pronunciadas por tribunales
chilenos”), del Título XIX (“De la ejecución de las resoluciones”) del Libro I (“Disposiciones
comunes a todo procedimiento”) del CPC.
Este tema es más amplio que el juicio ejecutivo, pues en el juicio ejecutivo las sentencias
que ameritan ejecución son las definitivas e interlocutorias firmes. Aquí, en cambio, se habla de
resoluciones en general, pudiendo ser un auto, un decreto, una sentencia definitiva o
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interlocutoria. Pero, a la vez, es más restringido, pues en este caso sólo se ejecutan resoluciones
judiciales.
El profesor ALFARO señala que la ejecución se vincula con uno de los momentos de la
jurisdicción: el hacer ejecutar lo juzgado. Pero esto no es del todo congruente con el
cumplimiento de una resolución; sí los es, cuando se ejecutan resoluciones declarativas de
condena; no lo es, en cambio, respecto de aquellas resoluciones que no ameritan ejecución,
como las resoluciones constitutivas (por ejemplo, una sentencia de divorcio, la cual se debe
inscribir en el Registro Civil), pues respecto de ellas se requiere una especie de cumplimiento y
no una ejecución. La diferencia radica que en materia de ejecución, se pueden utilizar medidas
de coacción, mientras que el cumplimiento no necesariamente requiere la imposición de medidas
coercitivas, ya que la mayoría de las veces son trámites administrativos.
Por último, hay que tener presente que este tema dice relación con la ejecución civil, y no
con la ejecución penal, pues en este último caso la ejecución compete a la Administración,
específicamente a Gendarmería de Chile.
2. TRIBUNAL COMPETENTE.
¿Cuál o cuáles son los tribunales competentes para intervenir en las gestiones sobre
ejecución de dichas resoluciones? Responde a esta interrogante los arts. 113 y 114 del COT y 231
y 232 del CPC los cuales, en conjunto, establecen la conocida regla general de competencia de la
ejecución.
Art. 231. La ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las hayan pronunciado en primera o en
única instancia. Se procederá a ella una vez que las resoluciones queden ejecutoriadas o causen ejecutoria en
conformidad a la ley.
No obstante, los tribunales que conozcan de los recursos de apelación, casación o revisión (y recurso de nulidad
penal), ejecutarán los fallos que dicten para la substanciación de dichos recursos. Podrán también decretar el pago de
las costas adeudadas a los funcionarios que hayan intervenido en ellos, reservando el de las demás costas para que
sea decretado por el tribunal de primera instancia.
Art. 113 inc. II. No obstante, la ejecución de las sentencias penales y de las medidas de seguridad previstas en la ley
procesal penal será de competencia del juzgado de garantía que hubiere intervenido en el respectivo procedimiento
penal.
Art. 232. Siempre que la ejecución de una sentencia definitiva haga necesaria la iniciación de un nuevo juicio, podrá
éste deducirse ante el tribunal que menciona el inc. I del art. 231, o ante el que sea competente en conformidad a los
principios generales establecidos por la ley, a elección de la parte que haya obtenido en el pleito.
En síntesis, estas normas legales dicen que se procederá a la ejecución de las resoluciones
una vez que ellas queden ejecutoriadas o causen ejecutoria en conformidad a la ley. Luego,
distinguen según si la ejecución de una determinada sentencia requiere o no de la iniciación de
un nuevo juicio:
i. Si la ejecución no requiere de la iniciación de un nuevo juicio, en este caso la sentencia se
podrá hacer cumplir ante el mismo tribunal que la dictó, en primera o única instancia.
ii. Si la ejecución de la sentencia requiere de un nuevo juicio, en este caso existen dos
tribunales igualmente competentes para conocer de su cumplimiento, a elección del
ejecutante: el mismo tribunal que dictó la sentencia en primera o única instancia; o iniciar
un juicio ejecutivo ante el tribunal que fuere competente en conformidad a las reglas
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generales.
En todo caso, los fallos que se pronuncien por los tribunales conociendo de recursos de
apelación, casación, revisión, y nulidad en materia penal, tendientes a substanciar dichos
recursos, se ejecutarán por estos mismos tribunales; y que también pueden decretar el pago de las
costas adeudada de los funcionarios que hayan intervenido en ellos, reservando el de las demás
costas para que sea decretado por el tribunal de primera instancia.
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mismo tribunal que la dictó dentro del plazo de un año contado desde que la ejecución se
hizo exigible. Esta es la llamada ejecución incidental.
ii. Luego está el cumplimiento de la sentencia judicial ante el mismo tribunal que la dictó,
después de vencido el plazo de un año contado desde que la ejecución se hizo exigible
¿Cómo se procede aquí? De acuerdo a los trámites del juicio ejecutivo, pues así lo dice
expresamente el art. 237 del CPC, y además se trata de un título ejecutivo; pero con una
diferencia marcadísima, cual es, que en el nuevo juicio no se admitirá ninguna excepción
que haya podido oponerse en el juicio declarativo anterior.
Art. 237. Las sentencias que ordenen prestaciones de dar, hacer o no hacer, y cuyo cumplimiento se solicite
después de vencido el plazo de un año, concedido en el art. 233, se sujetarán a los trámites del juicio
ejecutivo.
Se aplicará también este procedimiento cuando se solicite el cumplimiento del fallo ante otro tribunal
distinto del indicado en el art. 233.
En los juicios a que dé lugar la ejecución de las resoluciones a que se refiere este artículo, no se admitirá
ninguna excepción que haya podido oponerse en el juicio anterior.
iii. En tercer lugar, está el cumplimiento de las sentencias judiciales ante un Tribunal distinto
del que las dictó, sin atenerse a plazo alguno. En este tercer caso se procede de la misma
manera que en el anterior, esto es, la sentencia se debe cumplir mediante los trámites del
juicio ejecutivo y no se aceptará excepción alguna que haya podido oponerse en el juicio
declarativo anterior (art. 237 inc. II del CPC). La finalidad perseguida por el legislador en
ambos casos, al prohibir fundar la oposición en excepciones que se pudieron formular en
el juicio anterior, es que con ello se tiende a impedir que el deudor reserve sus
excepciones para hacerlas valer en el período de ejecución, con la consiguiente dilación.
iv. Por último, está el cumplimiento de sentencias judiciales sometidas a reglas especiales.
Aquí no importa el plazo dentro del cual se pretende hacer cumplir la sentencia, ni el
tribunal ante el cual se lleva la ejecución, pues lo que interesa, es solamente la presencia
de disposiciones especiales sobre ejecución de sentencias judiciales; y si tales normas
especiales existen, se aplican con preferencia a las ejecuciones anteriores. El ejemplo
típico, es la sentencia recaída en un juicio de hacienda, pues aquí si se condena al Fisco,
el tribunal debe enviar un oficio al Ministerio respectivo, éste a su vez debe enviarlo a la
Tesorería General para que decrete el pago; también se menciona como ejemplo el
desahucio y el lanzamiento, en los juicios de arrendamiento.
5. EJECUCIÓN INCIDENTAL.
a. NATURALEZA PROCESAL.
Los factores que ha tomado el legislador para que este procedimiento tenga lugar, son:
que se trate de hacer cumplir la sentencia ante el mismo tribunal que la dictó; y que el
cumplimiento se solicite dentro de un año contado desde que la ejecución se hizo exigible y,
como se sabe, la ejecución de una resolución es actualmente exigible, cuando la prestación
declarada en la sentencia no está afectada a modalidad alguna, o, de estarlo, la condición ha
fallado, el plazo se ha extinguido o el modo ha desaparecido. El art. 233 inc. final del CPC,
dispone que el plazo de un año se contará, en las sentencias que ordenen prestaciones
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periódicas, desde que se haga exigible cada prestación o la última de las que se cobren.
¿Este procedimiento es un incidente o se trata de un juicio ejecutivo de tramitación
especial? Es frecuente oír, en la práctica “ejecución incidental”, lo cual es errado, puesto que no
es un incidente, no es una cuestión accesoria al juicio principal; por el contrario, se trata de un
juicio ejecutivo, pero sometido a reglas especiales (en su estructura se aleja sensiblemente del
juicio ejecutivo general).
b. TRAMITACIÓN.
De conformidad con el art. 233 inc. I del CPC, cuando se solicite la ejecución de una
sentencia ante el tribunal que la dictó, dentro del plazo de un año contado desde que la
ejecución se hizo exigible, si la ley no ha dispuesto otra forma especial de cumplirla, se
ordenará su cumplimiento “con citación” de la persona en contra de quien se pide. Ahora,
tramitar una actuación judicial con citación, significa que, en principio, el tribunal decreta la
actuación, pero ésta no puede llevarse a efecto sino una vez que hayan pasado tres días desde la
notificación de la parte contraria, la cual puede dentro de este plazo oponerse a la realización de
la actuación, caso en el cual, el cumplimiento de la diligencia se suspende hasta que se resuelva
el incidente.
Para ello, la parte que desee ejecutar la resolución deberá presentar una solicitud al
tribunal que la dictó, pidiéndole que ordene el cumplimiento de la sentencia, debidamente
individualizada. Luego, el tribunal requerido examinará la solicitud y, en caso que concurran los
requisitos de procedencia antes señalados (que contenga una prestación; sea actualmente
exigible; y esté firme o cause ejecutoria), la proveerá “como se pide, con citación”; en caso
contrario, aun cuando la ley no lo dice expresamente, denegará tal cumplimiento.512
Agrega el inc. II del art. 233 que esta resolución (la que ordena la citación) se notificará
por cédula al apoderado de la parte. El ministro de fe que practique la notificación deberá
enviar la carta certificada que establece el art. 46 tanto al apoderado como a la parte. A esta
última, la carta deberá remitírsele al domicilio en que se le haya notificado la demanda. En
caso que el cumplimiento del fallo se pida contra un tercero, éste deberá ser notificado
personalmente
512
El profesor ALFARO señala que esta tramitación tiene características especiales, pues no hay que presentar una
demanda, sino que un escrito; y no hay que presentar patrocinio.
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cuyo cumplimiento se trata. También podrá alegarse la falta de oportunidad en la ejecución. Esta excepción y las del
art. 464 N° 15 y del art. 534 necesitarán, además, para ser admitidas a tramitación, que aparezcan revestidas de
fundamento plausible. La oposición sólo podrá deducirse dentro de la citación a que se refiere el artículo precedente.
Para que las excepciones sean procedentes, se deben fundar en hechos acaecidos con
posterioridad a la sentencia de cuyo cumplimiento se trata (la idea es evitar que este
procedimiento se dilate), salvo la excepción de falta de oportunidad en la ejecución, la cual, por
su propia naturaleza, es coetánea con la ejecución. Además, todas estas excepciones se deben
fundar en antecedentes escritos, salvo: la excepción de pérdida de la cosa debida; la
imposibilidad absoluta para la ejecución de la obra; y la falta de oportunidad en la ejecución. Sin
embargo, como contrapartida, se exige que estas excepciones aparezcan revestidas de
fundamento plausible.
Como se puede aprecia, las excepciones que puede oponer la parte vencida son muy
restringidas en cuanto a su número; al tiempo en que deben oponerse (tres días); y la forma en
que deben haber acaecido los hechos que le sirven de necesario fundamento (después de la
sentencia que se trata de ejecutar).
Luego, tramitado el incidente en forma legal, el tribunal resolverá sobre las excepciones
opuestas, sea acogiéndolas, sea denegándolas:
i. Si acoge las excepciones, la parte vencedora en la sentencia que se trata de cumplir, podrá
deducir los recursos de apelación en el sólo efecto devolutivo y de casación que crea
convenirle a sus derechos.
ii. Si se rechazan las excepciones, la persona vencida con la sentencia que se trata de
cumplir, podrá también deducir los recursos de apelación en el sólo efecto devolutivo y
de casación que sean procedentes, la cual tampoco suspende la ejecución.
Art. 241. Las apelaciones que se deduzcan contra las resoluciones que se dicten en conformidad a lo
dispuesto en los artículos precedentes de este Título, se concederán sólo en el efecto devolutivo. Tratándose
de juicios de hacienda, estas apelaciones se colocarán de inmediato en tabla y gozarán de preferencia para
su vista y fallo.
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Cabe decir que el art. 234 inc. final dice que lo dispuesto en este artículo (234) es sin
perjuicio de lo prevenido en el art. 80; esto es, el incidente de nulidad de todo lo obrado por falta
de emplazamiento.
e. EL PROCEDIMIENTO DE APREMIO.
Hasta aquí se ha estudiado el aspecto contencioso a que puede dar origen el proceso sobre
cumplimiento o ejecución de una sentencia por vía incidental; ahora se deben analizar las
medidas compulsivas o de apremio propiamente tales.
Este procedimiento tiene lugar y se tramita conforme a lo que señala el art. 235 del CPC.
En efecto, dicha disposición dispone que si no ha habido oposición al cumplimiento de la
sentencia solicitado conforme al art. 233 o ella ha sido desestimada por sentencia de primera o
segunda instancia, se procederá a cumplirla, siempre que la ley no haya dispuesto otra forma
especial, de acuerdo con las reglas siguientes:
i. Si la sentencia ordena entregar una especie o cuerpo cierto, sea mueble o inmueble, se
llevará a afecto la entrega, haciéndose uso de la fuerza pública si es necesario (art. 235
Nº 1). Aquí se parte del supuesto de que el cuerpo cierto está en poder del deudor; y en la
práctica, para ejecutar, no se pasa directamente a la fuerza pública, sino que previamente
se le conmina a cumplir voluntariamente bajo la condición de que si no lo realiza, se
usará el auxilio de la fuerza pública.
ii. Si la especie o cuerpo cierto mueble no es habido, se procederá a tasarlo con arreglo al
Título XII (“De las tasaciones”) del Libro IV (“De los actos judiciales no contenciosos”) y
se observarán en seguida las reglas del número siguiente (art. 235 Nº 2). La referencia
corresponde a las tasaciones que pueden decretar los tribunales en asuntos contenciosos o
no contenciosos, las cuales se practican por peritos nombrados de acuerdo a las reglas
generales. Una vez firme la tasación, la obligación se traduce en el pago de una suma de
dinero, y se procede de acuerdo a la regla siguiente.
iii. Si la sentencia manda pagar una suma de dinero se ordenará, sin más trámite, hacer
pago al acreedor con los fondos retenidos, hecha la liquidación del crédito y de las
costas causadas o se dispondrá previamente la realización de los bienes que estén
garantizando el resultado de la acción de conformidad al Título V del Libro II (art. 235
Nº 3); agrega el inc. II que si no hay bienes que aseguren el resultado de la acción se
procederá a embargar y a enajenar bienes suficientes de la parte vencida de acuerdo con
las reglas del procedimiento de apremio, sin necesidad de requerimiento y deberá
notificarse por cédula el embargo mismo y la resolución que lo ordena. Acá hay tres
situaciones distintas:
- La primera situación, es aquella en que hay una medida precautoria (retención) que
recae sobre dineros, caso en el cual, una vez liquidado el crédito y tasadas las costas,
sencillamente se hace entrega de esos dineros al vencedor en pago de su crédito.
- Ahora, si la medida precautoria recae sobre bienes que es previo realizar (por ejemplo
como ocurre con bienes muebles retenidos) en este caso los bienes se enajenan de
acuerdo con las reglas ya estudiadas del apremio contenidas en el juicio ejecutivo. En
éste y en el caso anterior, las medidas precautorias desempeñan el mismo papel que el
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del embargo dentro del juicio ejecutivo pues, una vez decretadas, esos bienes salen
del comercio y pueden, sin más trámite, ser realizados por medio del apremio.
- Si no se han decretado medidas precautorias para asegurar el resultado de la pretensión
acogida en la sentencia que se trata de cumplir, no habrá más camino que proceder a
embargar bienes del vencido y, en seguida, realizarlos en conformidad a las reglas del
procedimiento de apremio; no obstante, este embargo no necesita de requerimiento
previo. Aquí surge un gran problema práctico ¿en qué momento se debe solicitar,
ordenar y practicar el embargo cuando no hay medidas precautorias destinadas a
asegurar el resultado de la acción? CASARINO señala que el embargo sólo se podría
pedir, decretar y trabar cuando no se hayan opuesto excepciones o ellas hayan sido
rechazadas por sentencia de primera o segunda instancia, ya que el legislador dice que,
una vez producidos estos eventos, se procederá a cumplir la sentencia, de acuerdo con
las reglas del apremio (el riesgo de esta posición es que el deudor, en el ínter tanto,
puede difuminar sus bienes). Otros, en cambio, sostienen que se podría solicitar el
embargo en el escrito mismo en que se pide el cumplimiento de la sentencia y, una vez
decretado, llevarlo a efecto a pesar de que estuviere pendiente el plazo para oponer
excepciones o el fallo mismo de las excepciones; aquí habrían dos resoluciones que se
notifican por cédula, la que provee la solicitud del cumplimiento (“como se pide, con
citación”) y la que aprueba el embargo, aun cuando no haya comenzado a correr el
plazo para oponer excepciones (esta parece ser la postura más sensata).
iv. Si la sentencia obliga a pagar una cantidad de un género determinado, se procederá de
conformidad a las reglas del número anterior; pero si es necesario, se practicará
previamente su avaluación por un perito con arreglo al Título XII del Libro IV (art. 235
Nº 4). En otras palabras, una vez más se hace necesario distinguir si existen o no medidas
precautorias destinadas a asegurar el resultado de la acción; si las hay, se entrega lo
retenido o se realiza lo prohibido, según el caso; si no las hay, se embarga y se realiza, de
acuerdo con el procedimiento de apremio. En todo caso, si es indispensable practicar
previamente la evaluación de la cantidad de un género determinado, la tasación se hará
oyendo a peritos nombrados de acuerdo a las reglas generales.
v. Si la sentencia ordena la ejecución o destrucción de una obra material, la subscripción
de un instrumento o la constitución de un derecho real o de una obligación, se procederá
de acuerdo con el procedimiento de apremio en las obligaciones de hacer; pero se
aplicará lo prescrito en el número 3° de este artículo cuando sea necesario embargar y
realizar bienes (art. 235 Nº 5).
vi. Si la sentencia ha condenado a la devolución de frutos o a la indemnización de perjuicios
y, de conformidad a lo establecido en el inc. II del art. 173, se ha reservado al
demandante el derecho de discutir esta cuestión en la ejecución del fallo, el actor deberá
formular la demanda respectiva en el mismo escrito en que pida el cumplimiento del
fallo. Esta demanda se tramitará como incidente y, de existir oposición al cumplimiento
del fallo, ambos incidentes se substanciarán conjuntamente y se resolverán en una misma
y única sentencia (art. 235 Nº 6). Se trata de un verdadero juicio que versará sobre la
especie y el monto de los frutos o perjuicios, pero que se tramitará como incidente y en
única instancia. En efecto, el art. 173 inc. II del CPC, señala que en el caso de que no se
haya litigado sobre la especie y el monto de los frutos o perjuicios, el tribunal reservará
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a las partes el derecho de discutir esta cuestión en la ejecución del fallo o en otro juicio
diverso (sólo en la responsabilidad contractual se permite diferir el monto de la
indemnización de los perjuicios).513
vii. En todo lo que no esté previsto en este artículo se aplicarán las reglas que se establecen
en el juicio ejecutivo para el embargo y el procedimiento de apremio; pero la sentencia
se cumplirá hasta hacer entero pago a la parte vencedora sin necesidad de fianza de
resultas, salvo lo dispuesto en el art. 774 y en otras disposiciones especiales (art.
235inciso final).
513
El profesor ALFARO señala que, desde un punto de vista procesal, si se ha verificado esta reserva de derecho a
discutir, debe solicitarse en un otrosí de la solicitud de cumplimiento. Agrega que el problema de esta reserva, es
que de un procedimiento declarativo que se anexa a uno ejecutivo, lo que desnaturaliza a este último procedimiento,
pues al deber calcularse el valor de lo debido, la obligación no es líquida.
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Art. 239. Las reclamaciones que el obligado a restituir una cosa raíz o mueble tenga derecho a deducir en razón de
prestaciones a que esté obligado el vencedor y que no haya hecho valer en el juicio en que se dictó la sentencia que
se trata de cumplir, se tramitarán en forma incidental con audiencia de las partes, sin entorpecer el cumplimiento de
la sentencia, salvo las excepciones legales.
Art. 240. Cumplida una resolución, el tribunal tendrá facultad para decretar las medidas tendientes a dejar sin efecto
todo lo que se haga en contravención a lo ejecutado.
El que quebrante lo ordenado cumplir será sancionado con reclusión menor en su grado medio a máximo.
1. CONSIDERACIONES PREVIAS.
Este tema se regula en el Párrafo 2° (“De las resoluciones pronunciadas por tribunales
extranjeros”) del Título XIX (“De la ejecución de las resoluciones”) del Libro I (“Disposiciones
comunes a todo procedimiento”) del CPC.
La jurisdicción, como manifestación de la soberanía, implica que las resoluciones
judiciales obligan solo en el país en el que fueron dictadas. Sin embargo, en ciertos casos se
posibilita que resoluciones dictadas por un tribunal extranjero sean ejecutadas en otro país; esto
por razones de utilidad o conveniencia de los Estados, o por razones de justicia internacional.
Pero para ello, se debe visar, autorizar y homologar esa resolución; y esa autorización se
denomina exequátur.
2. EL EXEQUÁTUR.
El exequátur consiste en la autorización que otorga la CS (competencia exclusiva) para el
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sustantivas o de fondo quedarán incluidas las leyes que constituyen el Derecho público
chileno y, además, las leyes de Derecho privado; por tanto, no se podrá cumplir en
Chile una sentencia extranjera que atente en contra de las garantías constitucionales;
que declare un derecho emanado de un contrato que, según nuestras leyes, adolece de
objeto o de causa ilícitos; etc.
- Que tampoco se opongan a la jurisdicción nacional (art. 245 Nº 2). Según CASARINO
un fallo extranjero se opondrá a la jurisdicción nacional cuando verse sobre un asunto
que, en conformidad a nuestras leyes, ha debido ser conocido por los tribunales
chilenos. Sería el caso de sentencias extranjeras que se pronuncian sobre bienes
situados en Chile, ya sea que ordenen medidas precautorias, prohibiciones, embargos,
etc.; por cuanto dichos bienes están sujetos a la jurisdicción nacional.
- Que la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido debidamente
notificada de la acción. Con todo podrá ella probar que, por otros motivos, estuvo
impedida de hacer valer sus medios de defensa (art. 245 Nº 3). Es decir, es necesario
que la parte haya sido emplazada.
- Que estén ejecutoriadas en conformidad a las leyes del país en que hayan sido
pronunciadas (art. 245 Nº 4); esto para que se pueda cumplir en Chile.
3. PROCEDIMIENTO.
Cumplida cualquiera de las tres reglas anteriores, la CS puede otorgar la autorización para
el exequátur. En efecto, el art. 247 CPC dice que en todos los casos a que se refieren los artículos
precedentes, la resolución que se trate de ejecutar se presentará a la Corte Suprema en copia
legalizada. La CS conoce en sala.
Ahora bien, la ley distingue, para el procedimiento del exequátur, entre: asuntos de
jurisdicción contenciosa, asuntos no contenciosos y resoluciones dictadas por tribunal arbitrales.
i. Procedimiento del exequátur en n e go c i o s c o n t e n c i o s o s . Al respecto, el art. 248 del
CPC señala que en los casos de jurisdicción contenciosa, se dará conocimiento de la
solicitud a la parte contra quien se pide la ejecución, la cual tendrá para exponer lo que
estime conveniente un término igual al de emplazamiento para contestar demandas;
agrega el inc. II que con la contestación de la parte o en su rebeldía, y con previa
audiencia del fiscal judicial, el tribunal declarará si debe o no darse cumplimiento a la
resolución.
La parte interesada debe presentar su correspondiente solicitud acompañada de la
sentencia debidamente legalizada, y si está extendida en lengua extranjera, habrá que
acompañarla con su correspondiente traducción. La primera providencia que expedirá la
CS será “traslado”; y como se trata de la primera resolución dictada una gestión judicial,
habrá que notificarla personalmente. Luego, con la contestación de la parte, o en su
rebeldía, el tribunal declarará si se debe o no dar cumplimiento a la resolución, esto es, si
concede o no el exequátur solicitado. Con todo, si el tribunal lo estima necesario, podrá
abrir un término de prueba antes de resolver, en la forma y por el tiempo que el CPC
establece para los incidentes (art. 250 CPC). La ley no establece ningún recurso contra la
resolución denegatoria del exequátur, así como tampoco lo establece para los casos en
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que se accede.
ii. Procedimiento del exequátur en a s u n t o s j u di c i a l e s n o c o n t e n c i o so s . Desde el
momento en que en que en estos asuntos no hay parte contra quien se pida la ejecución de
la sentencia, según el art. 249 del CPC, el tribunal resolverá con sólo la audiencia del
fiscal judicial.
iii. Procedimiento del exequátur en n e go c i o s a r b í t ra l e s . Según el art. 246 del CPC, las
reglas de los artículos precedentes son aplicables a las resoluciones expedidas por
jueces árbitros (la regla de los tratados, el principio de reciprocidad, y la regularidad
internacional). En este caso se hará constar su autenticidad y eficacia por el visto-bueno
u otro signo de aprobación emanado de un tribunal superior ordinario del país donde se
haya dictado el fallo. Como los jueces árbitros, por regla general, tienen su fuente u
origen en la voluntad de las partes, no constituyendo verdaderos agentes de la soberanía
del país en que han pronunciado su sentencia, la ley chilena exige, como requisito
indispensable para poder concederles el exequátur a sus sentencias, uno especial, cual es,
el visto-bueno u otro signo de aprobación de un tribunal superior ordinario de ese país,
que demuestre dos cosas: que el laudo arbitral es auténtico; y que él también tiene
eficacia, o sea, fuerza ejecutiva, en la nación de donde proviene.
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