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Se abre la caja de Pandora.

Anáfora de Addai y
Mari
por José Martín Brocos Fernández

Un documento ecuménico rubricado por el Cardenal Kasper ha pasado casi inadvertido.


Nos referimos a la aceptación -validez- de la anáfora (un canon) asiria -nestoriana- de
Addai y Mari. La particularidad de tal aceptación es que en dicho canon no se
pronuncian las palabras de consagración

La citada anáfora de Addai y Mari es una alabanza a Dios trino creador y salvador,
insistiendo particularmente en el hecho de la encarnación redentora. Con el tiempo se
intercaló, casi al final de la anáfora, una epíclesis al Espíritu Santo. En la tradición
manuscrita no se encuentra inserto el relato de la institución eucarística. Ello no quiere
decir que se prescindiese de la consagración, sino que el temor que había entonces a
que las palabras consacratorias se profanasen llevaba consigo que éstas se omitiesen en
los textos, pero nunca en la celebración del Santo Sacrificio de la Misa. La prueba de la
existencia y que si se realizaba la consagración -y que de hecho la presupone- es la
presencia de una anamnesis -parte de la Santa Misa que sigue a la consagración-
explícita en el texto. He aquí la explicación aceptada[1] del motivo de la transmisión por
vía oral y no escrita de las palabras consacratorias[2].
La gravedad de la firma de este documento ecuménico que supone un cambio
copernicano en la doctrina sobre la validez de la Santo Sacrificio de la Misa, y que
reconoce –aunque no en todas sus consecuencias- el propio Cardenal Kasper[3] es que
ni se incluye expresamente las palabras de la consagración, ni se añade que éstas en el
canon deban pronunciarse para que la Santa Misa tenga validez. Se entierran todos los
estudios anteriores, traídos aquí a colación[4], en el sentido que estas palabras de la
consagración siempre se pronunciaban en la mencionada anáfora, aunque no se
encontrasen manuscritas.
Afirma también Kasper que confiesan la misma fe eucarística que confesamos[5]. La fe
plena y el afirmar la presencia real en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad no basta para
que se produzca el sacramento si la fórmula del canon carece de la fórmula de la
consagración[6].
El mentado liturgista más renombrado al que se refiere el Cardenal Kasper[7], y uno de
los mentores del documento Orientamenti per l'ammissione all'Eucaristia fra la Chiesa
caldea e la Chiesa assira dell'oriente (20 Julio 2001) del Consejo Pontificio para la
Promoción de la Unidad de los Cristianos, que preside el propio Kasper, no es otro que
Robert Taft S.J., a la sazón profesor del Instituto Oriental de Roma, que sin rubor alguno
comenta que tras un riguroso estudio (¡!) se puede concluir que la afirmación de que
Jesús no está sacramentalmente presente hasta que el sacerdote dice las palabras mágicas
(sic) de la institución “este es mi Cuerpo …”[8] no sucedió hasta la publicación
de Adorabile Eucharistiae en 1822[9]. Afirma igualmente, con igual desfachatez, que
hasta el Concilio de Trento las palabras de la institución simplemente no eran pedidas …
[10] Enseñanza ésta básicamente en consonancia con la última exégesis protestante
desarrollada tras la década de los 50, pero que contradice la Tradición y los estudios
exegéticos y dogmáticos que tenemos sobre el tema[11].
Continúa sentenciando que de por si es válida la mera intención(¡!)[12] -¿desde cuándo
es enseñanza de la Iglesia que la mera intención, prescindiendo de la materia y la forma,
da validez a un Sacramento?[13]-, así como reitera la enseñanza errónea –ya refutada-
de que nunca se utilizaron las palabras de la institución en la anáfora Addai i Mari[14]
Recordemos que es de fe católica que la esencia del rito constitutivo del sacrificio
eucarístico es que Sacrificium eucharisticum essentialiter perficitur gemina
consecratione  (El Sacrificio eucarístico se realiza esencialmente por la doble
consagración). Resulta evidente que si no hay consagración permanece la
substancia. No obstante, -de fide catholica- Post eucharisticam consecrationen non
remanet substantia panis et vini, cum tota substantia panis convertatur in Corpus Christi,
manentibus dumtaxat speciebus panis et vini.  Illam autem conversionem catholica
Ecclesia aptissime transsubstantiationem appellat (Después de la consagración
eucarística nada queda de la substancia del pan y del vino, pues toda la substancia del pan
se convierte en Cuerpo de Cristo y toda la substancia del vino, en sangre de Cristo,
permaneciendo solamente las especies del pan y del vino. Conversión que la Iglesia
católica llama aptísimamente transubstanciación). De ello se sigue como consecuencia
directa la tesis -tb de fe católica- que Peracta consecratione statim adest Christus,
remanetque verum Corpus eius in hostiis seu particulis consecratis quae post
communionem reservantur vel supersunt (Inmediatamente después de realizada la
consagración, Cristo se hace presente, y su verdadero cuerpo permanece en las hostias o
partículas consagradas que quedan después de la comunión o se conservan en reserva)
No cabe duda, y aquí acierta a medias R. Taft, en que este documento constituye el más
importante –que no notable, permítaseme la discrepancia, como sostiene el padre
arrupiano- de los firmados tras el Vaticano II[15].
El plan de ataque aparece ya con claridad meridiana. Lleva años urdiéndose tras oscuras
trastiendas. Un paso atrás, dos pasos adelante es la consabida y seguida directriz de
actuación tras el Concilio Vaticano II por los fautores de este siniestro plan. Primero se
cambió el rito inmemorial de San Pío V[16] con consecuencias nefastas para la fe[17].
Se pasó posteriormente a incidir en el aspecto de banquete entre
hermanos[18] obviando el sentido sagrado de renovación incruenta del Sacrificio de la
Cruz. Faltaba dinamitar el pilar del catolicismo, lo central del Santo Sacrificio de la Misa:
la consagración.

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José Martín Brocos Fernández

[1] Baciocchi, J. de. La Eucaristía. < Barcelona: Herder, 1979, p. 57. Apud. B. Botte,
L`anaphore chaldéenne des Apôtres, OCP, 1949, p. 259-276; L`épiclèse dans les
liturgies syriennes orientales, en "Sacris Erudiri", t. 6 (1954), p. 48-72, y Problèmes de
l`anmnèse, en "The journal of Ecclesiastical History", abril de 1954, p. 16-24. Véase la
traducción en A.G. Martimort. La Iglesia en oración. Introducción a la liturgia. Herder,
Barcelona, 1967, p. 314-315; L. Bouyer, Eucaristía, Herder, Barcelona, 1969, p. 156s
303s (donde se hallarán también la anáfora de Santiago, p. 270ss, y la de Serapión, p.
210s); o también una versión francesa en A. Hamman, Priéres des premiers chrétiens,
Fayard, 1952, p. 163-165

[2] Por otro lado existía entonces la disciplina arcani, que obligaba a los fieles de la
Iglesia a no desvelar secretos acerca de los misterios de la fe y, de manera especial,
acerca de la Eucaristía. Constituía una precaución lógica para evitar ofensas, blasfemias
o que se tergiversase el sentido de la misma. Cf. Orígenes. In Lev. Hom. 9, 10. b
[3] One of most renowned liturgist has espressed the opinion that tis decision is most
important ecumenical decision since the Second Vatican Council, because it touches the
very heart of the Eucharist and is therefore of fundamental significance for pluriformity
withim unity. KASPER, Card. Walter. A vision of Christian Unity for the Next
Generation [en línea] The Tablet 24 mayo 2003 [consulta 21 agosto 2004] Disponible
en <http://www.thetablet.co.uk/cgi-bin/archive_db.cgi/tablet-00742>

[4] Vid. Supra Nota 1

[5] This Church … confesses the same eucharistic faith we confess. KASPER, Card.


Walter. A vision of Christian Unity for the Next Generation [en línea] The Tablet 24
mayo 2003 [consulta 21 agosto 2004] Disponible en <http://www.thetablet.co.uk/cgi-
bin/archive_db.cgi/tablet-00742>
[6] En la línea expuesta por Kasper encontramos a Schillebeeckx que sostiene que
Cristo sólo está presente para el que realmente cree, no para el incrédulo.
Schillebeeckx, E. La presencia real de Cristo en la Eucaristía. Madrid, 1970, pp. 175-
176
[7] Vid. Supra comienzo nota 3
[8] La Iglesia católica, frente a la moderna crítica racionalista, ha defendido siempre el
carácter histórico de estas palabras de la institución y, frente a los impugnadores de la
presencia real, ha salido siempre por su interpretación literal< . Ott, Ludwig. Manual de
Teología Dogmática. Barcelona: Herder, 1986, p. 557
[9] Ya cuatro siglos antes de la citada fecha el Concilio de Florencia en su Decreto para
los armenios se decanta con suficiente claridad en cuanto que la consagración –y por
tanto la validez de la Santa Misa- se debe a las palabras de la consagración. Forma
huius sacramenti sunt verba Salvatoris, quipus hoc confecit sacramentum; sacerdos
enim in persona Christi loquens hoc conficit sacramentum. Nam ipsorum verborum
virtute substantia panis in corpus Christi, et substantia vini in sanguinem convertuntur:
ita tamen, quod Aotus Christus continetur sub specie panis et Aotus sub specie vini.
Sub qualibet quoque parte hostias consecratae et vini consecrati, separatione facta,
totus est Christus. Cf. F.I.C. 1033
[10] In a crowded, frescoed room in an old Roman palazzo off the Piazza Navona in
March, Jesuit Father Robert Taft cited history again. He showed that Catholic Masses
didn't use the so-called words of institution, "This is my body, this is my blood," until
after the Council of Nicaea in 325, and that even then the words of institution were not
ordered until the Council of Trent issued a decree in 1531, responding to Luther's
challenge over transubstantiation. A final affirmation of the notion that Jesus is not
sacramentally present until the priest says the magical words, "This is my body," did
not happen until Plus VII issued his brief, Adorabile Eucharistiae, on May 9, 1822. We
know now, said Taft, through some very thoroughgoing historical research, that no one
in either the 'Eastern Church or Western Church, tried to identify a "moment of
consecration apart from the prayer over the gifts in its entirety." These words did not
comprise the essence of the Mass. This wasn't just Taft's opinion. It's now the official
teaching of the church, according to a quiet instruction that the pope signed on July 20,
2001 … BLAIR KAISER, Robert. Rome diary: new thoughts on Eucharist - Faith &
Spirituality - Jesuit Father Robert Taft talks about the Eucharist [en línea] New Catholic
Times 2 mayo 2003 [consulta 21 agosto 2004] Disponible
en http://www.findarticles.com/p/articles/mi_m0MKY/is_8_27/ai_111026181>
[11] Puede consultarse Ott, Ludwig. Manual de Teología Dogmática. Barcelona:
Herder, 1986, pp. 552-608
[12] Their Mass was celebrated in the words of the ancient, Anaphora of Adai and
Mart, which, said Taft, may lack the words of institution in so many words, but contains
those words "in explicit, if oblique, references to the eucharistic institution, to the Last
Supper, to the body and blood and sacrifice of Christ, and to the oblation of the church,
thereby clearly demonstrating the intention of repeating what Jesus did, in obedience to
his command: 'Do this in memory of me.'" BLAIR KAISER, Robert. Rome diary: new
thoughts on Eucharist - Faith & Spirituality - Jesuit Father Robert Taft talks about the
Eucharist [en línea] New Catholic Times 2 mayo 2003 [consulta 21 agosto 2004]
Disponible en
< http://www.findarticles.com/p/articles/mi_m0MKY/is_8_27/ai_111026181> Por el
contrario, la conversión sustancial es, por ello, una implicación ontológica de las
palabras de Cristo “ Este es mi Cuerpo, esta es mi Sangre ” . Es la causa o condición
ontológica que la hace posible. Sayés, José Antonio. Principios filosóficos del
cristianismo. Valencia: Edicep. 1990, p. 199; Un canon de nada vale si carece de las
palabras de la consagración. No hay Santa Misa sin consagración. Cf. Dz-Sch 1640
[13] Dz-Sch 1312
[14] … these " Nestorians" had never used the words of institution … BLAIR KAISER,
Robert. Rome diary: new thoughts on Eucharist - Faith & Spirituality - Jesuit Father
Robert Taft talks about the Eucharist [en línea] New Catholic Times 2 mayo 2003
[consulta 21 agosto 2004] Disponible
en http://www.findarticles.com/p/articles/mi_m0MKY/is_8_27/ai_111026181 > ...
Jesuit Father Robert Taft, a liturgist at the Oriental Institute in Rome, said the decision
"is extremely important.'' "It says the Catholic Church recognizes the validity of a
eucharistic prayer which does not have the words of institution, abandoning a ritualistic
insistence which began in the Middle Ages and showing enormous openness to the
ancient traditions of another church,'' said Father Taft, one of the theologians the
Vatican consulted in making its decision … CNS. Vatican approves eucharistic sharing
of Chaldeans, Assyrians [en línea] Springfield: Diocese of Springfield in Illinois
[consulta 22 agosto 2004] Disponible en
<http://www.dio.org/catholictimes/archive.php?
file=archive/2001/11_04_2001/feature4>
[15]Said Taft: "This is the most remarkable Magisterial document since Vatican II."
BLAIR KAISER, Robert. Rome diary: new thoughts on Eucharist - Faith & Spirituality
- Jesuit Father Robert Taft talks about the Eucharist [en línea] New Catholic Times 2
mayo 2003 [consulta 21 agosto 2004] Disponible en
<http://www.findarticles.com/p/articles/mi_m0MKY/is_8_27/ai_111026181>
[16] No obstante el rito de San Pío V está en vigor “ in perpetuo ” por la bula Quo
Primum Tempore: y aun, por las disposiciones de la presente y en nombre de Nuestra
Autoridad Apostólica, Nos concedemos y acordamos que este mismo Misal podrá ser
seguido en su totalidad en la misa cantada o leída en todas las iglesias, sin ningún
escrúpulo de conciencia y sin incurrir en ningún castigo, condenación o censura y que
podrá válidamente usarse, libre y lícitamente y esto a perpetuidad. Y de una manera
análoga, Nos hemos decidido y declaramos … que jamás nadie, quienquiera que sea
podrá contrariarles o forzarles a cambiar de misal o a anular la presente instrucción o
modificarla, sino que ella estará siempre en vigor y válida con toda su fuerza. Motu
proprio de promulgación del Misal, el 13 de julio de 1570. Está vigente igualmente la
Misa tradicional latina por ser una costumbre inmemorial con al menos mil quinientos
años de antigüedad, pues la costumbre contra o fuera de la ley queda revocada por la
costumbre o ley contrarias; pero si de ellas no se hace mención expresa, la ley no
revoca las costumbres centenarias o inmemoriales. Cfr. CIC 1917 can. 30; CIC 1983
can. 28
[17] Después de la reforma litúrgica hubo general enfriamiento en la Fe y disminución
del fervor de los fieles y, según las estadísticas, disminuyó considerablemente la
asistencia a la Misa dominical; en los Estados Unidos, según el New York Times 24
Junio 1976, disminución del 30%; en Francia un 43% …Las propias estadísticas de la
Santa Sede muestran que en sólo siete años el número de sacerdotes disminuyó en el
mundo casi en el 50%. De 1969 a 1976, de 413.438 a 243.307. Se puede constatar
también una gran disminución de conversiones al Catolicismo en el mundo entero
después de la implantación del Novus Ordo e inclusive un gran crecimiento de sectas y
otras religiones. Así p. ej. En Estados Unidos las conversiones que sumaban 100.000
aproximadamente por año, descendieron a menos de 10.000. Un serio estudio de la
teología del nuevo rito lo encontramos en Cardenales Ottaviani y Bacci. Breve examen
crítico sobre el Novus Ordo Missae, passim. Una nueva y excelente síntesis de la crítica
con respecto a a la reforma liturgica la tenemos en Sélégny, Arnaud et al. El problema
de la reforma litúrgica, passim. Puede consultarse también los libros del liturgista
alemán de la Universidad de Ratisbona, Gamber, Klaus. Vueltos hacia el Señor, passim;
Gamber, Klaus. La reforma litúrgica romana, passim
[18] Concepción, como comida, que por otro lado se encuentra frecuentemente a lo
largo de las normas generales. Cfr. V.g. n.8, 48, 55d, 56, etc

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