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“el pasaje
al acto es irreductible a la palabra…nos
desilusiona de nuestras pretensiones de
explicar, nos hace más humildes…” (Jean
Allouch. Rosario 21 de Abril 2018)
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(*) Aquí se puede ver y escuchar el diálogo. https://www.youtube.com/watch?
time_continue=14&v=KJuSmoOA3ys
lo que importa es como se comportaron los peritos expertos, lo que
dijeron en el tribunal; la mujer reconoce los hechos, los psiquiatras
declararon que ella se muestra incapaz de responder a la pregunta por qué
los mató.
¿En qué términos hablan? Se pregunta, y se responde; “…en sus propios
términos…” “…ningún cuidado por la literalidad de lo que escuchan.
Ellos dicen; “personalidad vulnerable, inmadura, clivada, disociada, no
hablan de ella, hablan de una personalidad…”
“…dependiente de una madre sobreprotectora, cuya personalidad se desmoronó
luego de la muerte de esta madre, su discernimiento se vio alterado…”
Allouch dirá; “ellos tienen el discernimiento alterado “y continúan los
expertos, “ven en el pasaje al acto como una descarga pulsional. Utilizando
cierto lenguaje psicoanalítico…”
“fue también una concepción sostenida por Lacan cuando se interesa por
esto en el caso de la Joven Homosexual de Freud la primera vez (seminario
La relación de objeto enero de 1957)
Luego Lacan abordará el pasaje al acto de la joven homosexual de una
manera diferente (el 23 de enero del 63) donde el “dejar caer” funciona
como operadora del pasaje al acto. “un deseo que ella tenía de tener un
hijo con su padre se deja caer en lugar de dar a luz, precisamente en La
sombra de tu perro Allouch escribe;
“Basándose en esa única palabra, Lacan va a verse envuelto en
un monumental contrasentido, pero un contrasentido que debe situarse
justamente del lado (a coté) de lo que se trataba. Más allá de su
invención del objeto petit a, Lacan lee el significante niederkommen,
activo a sus ojos, que para él funciona dentro de lo que cataloga como
un “pasaje al acto” como si ya no indicara un deseo de tener un hijo
con el padre (su primera lectura, seminario La relación de objeto, en
enero de 1957), sino el hecho de que la muchacha SE deja caer” (Pág
102)
este comentario en la novela le sirve para señalar otro rasgo del pasaje
al acto que Lacan denominó como pasaje al acto advertido o, luego
esclarecido. “no podemos decir que el acto de las hermanas Pappin era un
acto advertido, el crimen de Althuser era advertido.”
Es justamente aquí en el momento del seminario que se pregunta sobre el
pasaje al acto esclarecido donde Jean Allouch hace referencia al aporte
de Fethi Benslama, de salto épico y dijo que allí hay un “verdadero
hallazgo clínico” Y daría cuenta de ese hallazgo con la novela La amante
inglesa a través de estudiar el pasaje al acto de Clare Lane, Y que ese
hallazgo le iba a permitir situar mejor el llamado pasaje al acto. Y
nosotros aquí pondremos bajo esa perspectiva de lectura el caso de
Ricardo Melogno en Magnetizado.
Borromeo 1 borromeo 2
O no pienso o no soy
Para poder analizar la diferencia y a su vez la conjunción entre pasaje
al acto y salto épico, hay que localizarlo en una modificación del
tetraedro del seminario El acto Analítico( )seminario donde Jacques Lacan
coloca al acto analítico como fin de la cura y el devenir como analista,
Jean Allouch a través de una serie de movimientos y desplazamientos de
lugares en el tetraedro, (Gráfico 3) incorporará allí el salto épico y
que de esta forma sostiene el fin de un análisis como un salto épico, es
decir entonces que podemos ubicar al salto épico en la playa del borromeo
R-I, en el verdadero agujero (figura 2) de la triple inexistencia. J(A)
que no hay, No hay Otro del Otro y No hay relación sexual.
presenta del siguiente modo;
gráfico 3
Algunas distinciones entre salto épico y pasaje al acto Allouch las lee
en La amante inglesa
Lo incumplido se encuentra tanto del lado del pasaje al acto y del salto
épico. Tres límites están presentes y conectados que podríamos admitir de
manera borronea.”
1) Límite del salto épico que preserva -
2) Límite del pasaje al acto que preserva “a”
3) Límite del decir de Clare que no libra su palabra, ésta palabra que
haría de ella una enterrada viva.
Magnetizado.
De las nuevas perspectivas del pasaje al acto que jean Allouch desarrolló
en el seminario, algunas nos sirven para animarnos a pensar y/o alumbrar
ciertos aspectos de los sucesos criminales cometidos por Ricardo Melogno.
Sin que ninguno pueda dar algún marco verdaderamente concluyente de lo
que pudo haber sucedido en aquellos días en la subjetividad de Melogno.
En septiembre de 1982 tuvo lugar en la ciudad autónoma de Buenos
Aires una extraña, breve y a su manera sobria serie de asesinatos. A lo
largo de unas semanas, en un radio de pocas cuadras del barrio de
Mataderos, fueron hallados los cuerpos sin vida de cuatro taxistas.
Todos los cadáveres aparecieron en horas de la madrugada, caídos sobre
el asiento delantero de sus automóviles, cada uno de ellos con un
orificio de ingreso de bala calibre 22 en la sien derecha. Los taxis,
estacionados en esquinas oscuras, con las luces internas y el motor
apagados, los faros delanteros encendidos. No había evidencia de robo,
aunque siempre faltaba la documentación del vehículo y de la víctima.
Salvo el último incidente, los relojes tarifadores estaban puestos en
cero. (pág. 11)
La policía fue incapaz de esclarecer los crímenes. Únicas
certezas que pudieron aportar a los agentes del orden: todos los hechos
eran obra de un mismo autor, y durante los crímenes el atacante no se
había movido del asiento trasero de los autos.
El misterioso homicida resulto ser un joven de veinte años de
edad, con un aspecto muy distinto al del identikit. Su nombre: Ricardo
Luis Melogno. (pág. 12)
“…es algo que VIENE, no lo controlás. Era algo que se decantaba solo,
que iba pasando, no era algo que vos lo esperabas o lo pensabas o lo
querías. Venía. Yo no tenía consciencia de control sobre ese acto…”
(Pág. 85)