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Miércoles – 7ma S. de Pascua.

Año Impar Ciclo B (Hech 20, 28-38; Jn 17, 11b-19)

INVOCACION DEL ESPIRITU SANTO

✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.

✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén

✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: LÍBRAME DEL MUNDO, DEMONIO Y CARNE”
 «Jerusalén. Terminado el discurso, Jesús elevó los ojos al Cielo y dijo».

 «Padre santo, guarda en tu Nombre a los que me has dado para que
sean uno, como tú y yo somos uno».
 «No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del
maligno. Ellos no pertenecen al mundo como tampoco pertenezco yo».
 «Por ellos yo me ofrezco enteramente a ti, para que también ellos se
ofrezcan enteramente a ti, por medio de la verdad – tu palabra -».

1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Sal 46, 2

Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo. Aleluya.

Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado

Misa de Feria: Miércoles de la VII semana de Pascua, feria. 19 de Mayo 2021


En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús se dona en amor hacia nosotros rogando al
Padre por nuestra unidad, para que ninguna división pueda separarnos de su amor.
Jesús pide al Padre para que seamos unidos. Él ruega por todos nosotros para que
estemos verdaderamente unidos por el amor de Dios, por la fe de nuestra Iglesia y a
través de la oración diaria. No permitamos que la división nos gobierne. Somos de
Cristo, de nadie más, por Él vivimos y hacia Él vamos.
Oración por un amigo o familiar enfermo: Piensa, oh Dios, en nuestro amigo enfermo, a
quien ahora encomendamos a Tu compasiva consideración. Consuélalo en su lecho de
enfermo, y alivia su sufrimiento. Suplicamos la liberación, y afirmamos que ninguna
curación es demasiado dura para el Señor, si es su voluntad. Por lo tanto, te pedimos
que bendigas a nuestro amigo con tu amoroso cuidado, renueves su fuerza y sanes lo
que le aqueja en tu amoroso Nombre.
• La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.

✞ ✞ ✞ Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

• Señor, sabes que soy débil, guárdame del mal.


• Señor Jesús, yo sé que eres quien me muestra que el Padre está cerca de mí, y con el
Santo Espíritu me iluminas para ir conociéndote cada día más. Ayúdame a cooperar
contigo en esta oración y poder así ser un cristiano cada vez más coherente.

✞ ✞ ✞ Introducción por el Celebrante.

¡Hay alegría en dar y en ser uno! (Hch 20,28-38; Jn 17,11-19)


Una de las canciones más cantadas en la Iglesia hoy en inglés dice, “There´s joy in
giving” (“Hay alegría en dar”). En su discurso de despedida, Jesús dijo a sus apóstoles
que quería compartir con ellos al máximo su alegría. – Y Pablo, hablando por propia
experiencia, dice que hay más felicidad en dar que en recibir. El Señor y los apóstoles se
entregaron sin reserva alguna a los otros. ¿En qué medida podemos hacer eso también
nosotros?

✞ ✞ ✞ Acto penitencial

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Perdón Jesús pues hoy me he olvidado de Ti en algunos momentos. Sé que estas faltas
y pecados dificultan nuestra amistad, pero aun así siempre estás saliendo a mi
encuentro para perdonarme. Gracias Señor por tu inmensa misericordia, y ayúdame a
ser humilde para reconocer cuánto necesito de Ti.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

✞ ✞ ✞ Oración Colecta:

Dios misericordioso, concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, entregarse a


Tí de todo corazón y mantenerse unida con voluntad sincera. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Señor Dios nuestro: Tu Hijo Jesús se dio totalmente a sí mismo a los que amaba -es
decir, a todos. Danos un poco de ese amor generoso para que nosotros también
aprendamos por experiencia que sentimos mayor alegría al darnos a nosotros mismos
que al recibir honores o favores. Que, además, el Espíritu Santo de tal forma nos haga
sentirnos uno que compartamos generosamente unos con otros nuestras riquezas y
dones recibidos de Dios como personas. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 20, 28-38

Os recomiendo a Dios, que tiene poder para construiros y haceros partícipes de


la herencia.
En aquel tiempo, decía Pablo a los responsables de la Iglesia de Efeso:
28 Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño, pues el Espíritu Santo os ha
constituido pastores para apacentar la Iglesia de Dios, que Él adquirió con la sangre de
su propio Hijo.
29 Yo sé que, después de mi partida, entrarán en medio de vosotros lobos crueles, que
no perdonarán al rebaño.
30 Incluso de entre vosotros mismos saldrán algunos difundiendo doctrinas perniciosas,
para arrastrar a los discípulos detrás de ellos.
31 Por eso, estad alerta y acordaos de que durante tres años, noche y día, no me cansé
de amonestar con lágrimas a cada uno de vosotros.
32 Ahora os encomiendo a Dios y a su Palabra de gracia, que tiene fuerza para que
crezcáis en la fe y para haceros partícipes de la herencia reservada a los consagrados.
33 A nadie he pedido plata, oro o vestidos.
34 Bien sabéis que con el trabajo de mis manos he ganado lo necesario para mí y para
mis compañeros.
35 Siempre os he mostrado que es así como se debe trabajar para poder socorrer a los
débiles, recordando las palabras de Jesús, el Señor, que dijo: «Hay más felicidad en dar
que en recibir».
36 Cuando terminó de hablar, se puso de rodillas y oró con todos ellos.
37 Todos rompieron a llorar, abrazaban a Pablo y le besaban.
38 Estaban apenados sobre todo porque les había dicho que no le volverían a ver más.
Después le acompañaron hasta el barco.
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
www.evangelizacion.org.mx

Meditatio
La última recomendación de Pablo para la comunidad de éfeso, sería: "Los encomiendo a
Dios y a su Palabra salvadora, LA CUAL TIENE FUERZA para que todos los consagrados a
Dios crezcan en el espíritu y alcancen la herencia prometida".
Pablo sabe bien que nuestra fuerza, como ya lo había dicho el Señor, no está en
nuestros razonamientos, sino en su Palabra, la cual es "viva y eficaz". Es, pues,
necesario mis amados hermanos, que si realmente queremos crecer en el Espíritu y
alcanzar la estatura de Cristo, nos demos tiempo para la lectura de la Sagrada Escritura,
en ella está la fuerza que construye una nueva sociedad, una sociedad no regida por los
criterios humanos, sino por la caridad del Espíritu.
En la Sagrada Escritura encontrarás los criterios con los que se debe guiar la vida del
Cristiano, consejos para los amigos, instrucción para los hijos, consuelo para los
afligidos, y sobre todo, la feliz noticia, que se repite a cada momento: Dios te ama, te ha
amado y te amará siempre.
Oratio
Señor, quiero llenarme de la fuerza de tu Palabra, quiero experimentar en mí la fuerza
sanadora y restauradora que tienes para cada momento y situación de mi vida, quiero
estar siempre impregnado de ella; por eso, te pido la gracia y la inteligencia para poder
poner en mi entorno los principios de tu mensaje de amor, de justicia y de paz.
Actio
Hoy buscaré algún principio bíblico para ponerlo en práctica en mi casa, otro en mi
trabajo y otro con mis amistades.
www.santaclaradeestella.es

• Pablo se dirige a los responsables -presbíteros y obispos- de la Iglesia, es decir, a los


«pastores» encargados de «apacentar la Iglesia de Dios». En vez de especificar el
contenido de estas funciones, insiste en el deber de la vigilancia.
Se perfilan muchos peligros en el horizonte, peligros desde el exterior y peligros desde
el interior. Peligros, sobre todo, de difusión de falsas doctrinas, obra de «lobos crueles».
La Iglesia de Dios es una realidad preciosa porque ha sido adquirida «con la sangre de
su propio Hijo», de ahí la gran responsabilidad de los que la presiden.
El pastor debe vigilar «noche y día», «con lágrimas», primero a sí mismo y después a
los otros, para preservar su propio rebaño de los enemigos. Pablo esboza aquí, en pocas
palabras, las grandes responsabilidades de la vida del pastor.
Consciente de que está pidiendo mucho, y casi para tranquilizarlos, los confía «a Dios y
a su Palabra de gracia, que tiene fuerza para que crezcáis en la fe y para haceros
partícipes de la herencia reservada a los consagrados». Parecería más lógico que
confiara la Palabra a los responsables; sin embargo, confía los responsables a la Palabra,
porque es ella la que tiene fuerza para que crezcan en la fe y para hacerles partícipes de
la herencia reservada a los santos.
Y, para terminar, otro recuerdo de su desinterés personal destinado a los pastores, para
que se esmeren también en el desinterés en su ministerio. Cita una máxima que no se
encuentra en los evangelios, pero que Pablo pudo haber recogido de viva voz en boca de
los testigos.
Concluye aquí el ciclo de la evangelización dirigida al mundo griego. Nuevas fatigas y
pruebas esperan ahora a Pablo, quien siente que entra en una fase diferente de su
apasionada vida de apóstol.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
Por el mundo. Hechos 20,28-38. Antes de morir, Jesús había confiado el rebaño a
Pedro, y el colegio de los Doce se había organizado para dar testimonio. Habían
completado su número con Matías y se habían liberado para la oración y el servicio de la
Palabra.
Pablo va a desaparecer a su vez, y van acumulándose nubes sobre la Iglesia. Falsos
apóstoles se han infiltrado como lobos entre los cristianos; la herejía se ha apoderado ya
del mensaje para transformarlo. Sin embargo, hay hombres que prosiguen la obra
comenzada, pastores que actúan bajo la acción del Espíritu. Pablo, que ha llevado la
preocupación de todas las Iglesias, les confía la Iglesia que Cristo ha adquirido con su
propia sangre. Ellas serán, a su vez, quienes sirvan a la «palabra de gracia que tiene el
poder de construir el edificio». Después de estas recomendaciones, Pablo cae de rodillas
y ora. Como para Jesús en Getsemaní, es la hora de la tristeza, la hora del Príncipe de
las tinieblas.
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1. Confiados pero no ingenuos


1.1 La primera lectura de hoy nos presenta un apóstol lleno de sentimiento pero
también lleno de claridad. Siente, desde luego, y le duele partir; pero también sabe que
los ojos que lloran porque él se va podrán también mentir cuando se haya ido. Pablo
habla con confianza, pero no con ingenuidad. Es cercano pero no manipulable. Se le
puede conmover pero no engañar.
1.2 Pablo apela a su propio ejemplo: “acuérdense de que durante tres años, día y noche,
no me cansé de exhortarlos hasta con lágrimas a cada uno de ustedes...” ¡Feliz testigo
que puede invitar a leer la verdad en la vida!
1.3 Y termina diciéndoles: “ahora les encomiendo a Dios”. Ha sabido llegar, ha sabido
servir; ha sabido orar, y ahora demuestra que sabe también partir. Si su corazón se
apega es como el seno que quiere dar leche a la criatura, no como el que busca
ganancias de esta tierra o como el que depende del afecto que se le brinda. Es generoso
y es libre. Como es generoso, se da; como es libre, sabe irse.
www.caminando-con-jesus.org

San Pablo no cesa de aconsejar, de advertir, de instruir. Está al final del camino. Los que
están con él lo saben, por eso se apenan. Al igual que su Maestro, ha testimoniado con
su vida lo que ha predicado: “La felicidad está más en dar que en recibir”.

✞ ✞ ✞ Salmo

Sal 67,29-30.33-35a.35b.36c
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Oh Dios, despliega tu poder, tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro. A tu templo
de Jerusalén traigan los reyes su tributo.
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor, que avanza por los cielos, los
cielos antiquísimos, que lanza su voz, su voz poderosa: «Reconoced el poder de Dios.»
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Sobre Israel resplandece su majestad, y su poder, sobre las nubes. ¡Dios sea bendito!
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.

✞ ✞ ✞ Aleluya

Aleluya Cf. Jn 17, 17b.a


R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tu palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Juan 17, 11b-19

Que sean uno, como nosotros.


En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró de este modo:
11 Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado para que sean uno, como
tú y yo somos uno.
12 Mientras yo estaba con ellos en el mundo, yo mismo guardaba, en tu nombre, a los
que me diste. Los he protegido de tal manera que ninguno de ellos se ha perdido, fuera
del que tenía que perderse para que se cumpliera lo que dice la Escritura.
13 Ahora, en cambio, yo me voy a ti. Si digo estas cosas mientras todavía estoy en el
mundo es para que ellos puedan participar plenamente en mi alegría.
14 Yo les he comunicado tu mensaje, pero el mundo los odia, porque no pertenecen al
mundo, como tampoco pertenezco yo.
15 No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del maligno.
16 Ellos no pertenecen al mundo como tampoco pertenezco yo.
17 Haz que ellos sean completamente tuyos por medio de la verdad; tu palabra es la
verdad.
18 Yo los he enviado al mundo, como tú me enviaste a mí.
19 Por ellos yo me ofrezco enteramente a ti, para que también ellos se ofrezcan
enteramente a ti, por medio de la verdad.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

✞ ✞ ✞ “Que por el Evangelio sean perdonados nuestros pecados veniales”

Papa Francisco, Palabras pronunciadas en las Vísperas en La Habana (Cuba), 20-


septiembre-2015
Cuando se acercaba su hora, Jesús rezó al Padre por sus discípulos, por los que estaban
con Él y por los que vendrían (cf. Jn 17, 20). Nos hace bien pensar que en su hora
crucial, Jesús pone en su oración la vida de los suyos, nuestra vida. Y le pide a su Padre
que los mantenga en la unidad y en la alegría. Conocía bien Jesús el corazón de los
suyos, conoce bien nuestro corazón. Por eso reza, pide al Padre para que no les gane
una conciencia que tiende a aislarse, refugiarse en las propias certezas, seguridades,
espacios; a desentenderse de la vida de los demás, instalándose en pequeñas «chacras»
que rompen el rostro multiforme de la Iglesia. Situaciones que desembocan en tristeza
individualista, en una tristeza que poco a poco va dejándole lugar al resentimiento, a la
queja continua, a la monotonía; «ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la
vida en el Espíritu» (Evangelii gaudium, 2) a la que los invitó, a la que nos invitó. Por
eso Jesús reza, pide para que la tristeza y el aislamiento no nos ganen el corazón.
Nosotros queremos hacer lo mismo, queremos unirnos a la oración de Jesús, a sus
palabras para decir juntos: «Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre, para que
estén completamente unidos, como tú y yo» (Jn 17, 11), «y su gozo sea completo» (Jn
17, 13).
Lee con atención la siguiente reflexión que te ayudará a profundizar el evangelio:
Estar inmersos en la verdad y, así, en la santidad de Dios, también significa para
nosotros aceptar el carácter exigente de la verdad; contraponerse tanto en las cosas
grandes como en las pequeñas a la mentira que hay en el mundo en tantas formas
diferentes; aceptar la fatiga de la verdad, para que su alegría más profunda esté
presente en nosotros. Cuando hablamos del ser consagrados en la verdad, tampoco
hemos de olvidar que, en Jesucristo, verdad y amor son una misma cosa. Estar inmersos
en Él significa ahondar en su bondad, en el amor verdadero. El amor verdadero no
cuesta poco, puede ser también muy exigente. Opone resistencia al mal, para llevar el
verdadero bien al hombre. Si nos hacemos uno con Cristo, aprendemos a reconocerlo
precisamente en los que sufren, en los pobres, en los pequeños de este mundo;
entonces nos convertimos en personas que sirven, que reconocen a sus hermanos y
hermanas, y en ellos encuentran a Él mismo. (Papa Emérito Benedicto XVI)
Que sean uno, como Nosotros
En Dios, en Jesús podemos confiar, de Él nos podemos fiar y nos fiamos al ir a
Comulgar. ¿Cuánto hace que no vas a comulgar? Pero, pero… ¿Cómo puedes vivir sin el
Amor de Dios en ti?… anda, no me seas perezoso y ve a confesarte y ve a Comulgar,
porque luego estás triste y Dios no te quiere triste, Dios quiere que seas su motivo de
alegría.
Sí, sí, sí: ¡Dios te ama!
Lo sabías, pero… Ay, esa memoria tuya… ay. ¡Cómo te ama Dios! ¿No sientes como te
quema el alma su Amor? Sí, lo has notado ahora, al leer, al oír mis palabras. Un
sacerdote representa siempre a Dios, si confiesa si comulga y es uno en Cristo, como
Cristo es Uno en Dios.
¡Lo sabías!… Lo sé.
P. Jesús
1 Contexto. La palabra se ilumina.
www.sanJeronimo.Brown,Fitzmyer,Murphy

La oración Sacerdotal de Jesús por sus discípulos (17,1-26). Existen algunos


paralelismos entre esta oración y el Padrenuestro: (a) el uso de «Padre» para dirigirse a
Dios; (b) la glorificación de Dios y el uso del nombre divino (17,1. 11-12); (c) el
cumplimiento de la voluntad de Dios (v. 4); (d) la petición de ser rescatados del
«maligno» (v. 15; véase W. O. Walker, NTS 28 [1982] 237-56). Al igual que el resto de
las escenas joánicas en que aparece la oración de Jesús (11,41-42; 12,27b-28a), ésta
sirve para mostrar la unidad que existe entre el Padre y el Hijo y la dedicación absoluta
de Jesús a su misión. Esta oración recoge así mismo las alusiones a la unidad de Padre e
Hijo con los discípulos como base de su permanencia «en el mundo». La presencia de
una oración extensa como conclusión del conjunto de los discursos es propia del género
literario de los «discursos de despedida» (→ 177 supra). Las oraciones del patriarca
antes de morir acostumbran a versar sobre el futuro de su descendencia (Dt 32,43-47;
Jub 1,19-21; Jub 20-22). Sin embargo, el lenguaje de la oración de Jesús no se
corresponde en absoluto al lenguaje propio del género. El lenguaje es totalmente
joánico. Algunos exegetas han relacionado esta oración con la imagen de Jesús como
enviado de Dios. En este contexto, la oración representa el «informe» de Jesús al Padre
conforme la misión a él encomendada ha sido fielmente cumplida. Esto explicaría que
Jesús se refiera a sí mismo como si ya hubiera «abandonado» el mundo (v. 11). Tras la
petición inicial de glorificación (w. 1-S), Jesús se dirige en primer lugar a los discípulos
que le acompañan en ese momento (w. 6-19), para después incluir también a los que
creerán en él en el futuro (w. 20-26). Los lectores del evangelio se incluyen de forma
explícita en esta oración. Algunos exegetas interpretan el énfasis en la unidad, en la
«santificación» de los discípulos por parte de Dios y en la necesidad de mantenerse fiel a
la revelación de Jesús como un reflejo de los problemas existentes en la comunidad
eclesial contemporánea al autor.
• Este sublime pasaje fue denominado «Oración del Sumo Sacerdote» por el teólogo
luterano del siglo xvi David Chytraeus (Kochhafe), aunque los Padres le habían aplicado
ya denominaciones parecidas. El título es adecuado, pues es la oración de Cristo al
consagrar su cuerpo y su sangre para el sacrificio en que van a ser ofrecidos, así como
su bendición sobre la Iglesia que llevará a cabo en su glorificación. Aunque los sinópticos
describen frecuentemente a Jesús en oración, sobre todo en ocasiones de gran
importancia como ésta, sólo raras veces se da (como en el caso del padrenuestro, Mt 6,
9-13 par.) el contenido de su oración. Como era de suponer, esta oración resume el
significado de la vida de Cristo.
Jesús envía a los discípulos al mundo (17,6-19). La primera parte de esta sección
resume los dones recibidos por los que han sido elegidos por Dios y han acogido la
revelación de Jesús. Ellos son el testimonio del éxito de Jesús (w. 6-11a), pero
permanecen «en el mundo», mientras que Jesús ha partido ya. La intercesión propia de
la segunda parte corresponde a las promesas de retorno y de presencia íntima de los
discursos previos. El contenido se corresponde, pero el lenguaje propio de las promesas
se halla significativamente ausente. Jesús pide aquí que el Padre guarde y santifique a
los discípulos, que deben asumir ahora «en el mundo» el lugar que Jesús ha dejado
vacante (w. 11b-19).
11-13. Aparece el motivo de la oración: ellos van a necesitar de manera especial la
protección divina, ya que la presencia visible de Jesús les está a punto de ser
arrebatada.
11b. Padre santo: Esta expresión, inusual en Juan, quizás refleje un uso litúrgico (cf.
Did 10,2). Aparece el adjetivo en atención al tema de la santidad en lo esencial de la
oración, vv. 14-19.
Guarda en tu nombre a los que me has dado: Jesús «ha guardado a los discípulos
en el «nombre» de Dios mientras ha vivido entre ellos». La expresión quizás se refiera a
la imagen de Jesús como pastor descrita en 10,28.
El «nombre» de Dios (cf. comentario a 1,12) es su carácter revelado, manifestado por
Cristo (1,18; 14,9).
Para que sean uno lo mismo que nosotros: La unidad del Padre y del Hijo (10,30) es
el modelo y el principio de la unidad de los discípulos, puesto que el «nombre» que
Cristo ha revelado es nada menos que la misma vida divina, ninguno de ellos pereció:
«Perecer» se refiere a fallar en su condición de discípulos, no necesariamente a la
perdición eterna, aunque la forma en que Jesús caracteriza a Judas no es nada
esperanzadora. el hijo de perdición: Este semitismo significa «el destinado a la
perdición», para que se cumpla la escritura: Cf. 13,18.
12. Sin embargo, uno de ellos, Judas, se ha perdido (6,70; 13,2.27).
La Escritura: Probablemente se refiera a la cita de 13,18. El v. 11 introdujo también el
tema de la unidad, que será retomado a propósito de los nuevos discípulos en los w. 20-
23. El lector del evangelio quizás encuentre alusiones al tema de la «vid» de 15,6-10,
donde se exhorta a los discípulos a guardar las palabras/mandamientos de Jesús y a
permanecer en su amor tal como Jesús permanece en el amor del Padre. La expresión
«ser uno» deriva probablemente de las primeras experiencias de la comunidad joánica.
Los esenios se referían a su nueva alianza como yahad, «una unidad», un grupo de
personas separado de los «extraños». El proceso de entrar a formar parte de la alianza
se describe como hSpnz lykd, «ser incorporado en la unidad» (1QS 5,7). Juan, en
cambio, no fundamenta la unidad comunitaria en la sociología o el concepto de alianza,
sino en la relación que existe entre Jesús y Dios.
13-16. Tras referirse a la alegría que las palabras de despedida de Jesús deben
transmitir a los discípulos (cf.15,11; 16,20-22.24), el discurso retorna al tema de la
hostilidad que los discípulos experimentan «en el mundo».
• El odio del mundo a la luz (cf. 15,18-16,4a) exige la protección divina sobre la Iglesia,
que Jesús deja tras sí.
Yo les he dado tu palabra: La palabra de Dios (logos, así también v. 6 [ = nombre], v.
17 [ = verdad]) ha sido revelada por la Palabra de Dios (1,1ss).
Los discípulos poseen ahora «la palabra de Dios» que Jesús les ha transmitido y no son
«del mundo» (cf. 15,18-25).
No te pido que los saques del mundo: El destino de la Iglesia es vivir en el mundo,
pero no ser del mundo, influir en el mundo sin ser influida por él.
15. el maligno: A diferencia de Jesús, que no puede ser conquistado por «el príncipe de
este mundo» (12,31; 14,30; 16,33), los discípulos sí pueden y deben ser protegidos.
Aunque los creyentes, por el hecho de haber aceptado a Jesús, ya no son «del mundo»,
siguen viviendo «en el mundo» y están sujetos a su influencia.
17. santifícalos en la verdad: Esta parte de la oración culmina cuando los discípulos
reciben la misión de ocupar el lugar de Jesús «en el mundo». La santificación es un tema
central en la tradición cúltica de Israel (Ex 28,41; 40,13; Lv 8,30) y en su comprensión
del sacrificio (Ex 13,2; Dt 15,19). Interpretaciones cúlticas de la muerte de Jesús como
la de la Carta a los Hebreos atribuyen poder santificador a la sangre de Jesús (p.ej., Heb
2,11; 10,10.14.29). Jn 10,36 se refiere al Padre que «santifica» al Hijo antes de enviarlo
al mundo para que dé testimonio de lo que ha visto y oído junto al Padre (8,26; 3,32).
Asímismo los discípulos, tras haber aceptado la palabra de Jesús (17,6.14; 15,3 se
refiere a la palabra de Jesús que «purifica» a los discípulos), son enviados a dar
testimonio de esa palabra (J. Suggit, JTS 35 [1984] 104-17).
• Los discípulos son los sacerdotes de la nueva ley. Lo mismo que los sacerdotes de la
antigua eran consagrados («santificados»), también lo son los de la nueva, pero de
modo mucho más íntimo y personal, tu palabra es verdad: Esta frase puede ser una cita
de Sal 118,142 (LXX). La misma Palabra de Dios (v. 14), que es verdad (cf. comentario
a 1,14), es la consagración de los discípulos. Un paralelo verbal de este versículo
aparece en 1QS 4,20s, donde, y ello resulta muy interesante, también se encuentra el
término «espíritu de verdad»: Cristo ciertamente da a entender que esta obra de
consagración será realizada por el Espíritu de Verdad (cf. 16,13).
18-19. Estos dos versículos completan y amplían las ideas del precedente. La misión
apostólica de la Iglesia es la misma que la misión de Cristo por el Padre; de ahí que su
consagración sea también la misma, yo los envío al mundo: La misión efectiva de los
discípulos no es consignada hasta 20,2 ls, pero la perspectiva de la oración se extiende
una vez más hasta abarcar el futuro (vv. 7s. 10), como si fuese ya una realidad
cumplida, yo me santifico: Mediante su sacrificio voluntario (10,18; cf. Heb 10,10),
comienzo de la glorificación por la que son consagrados los discípulos
19. por ellos: La santificación a que se refiere Jesús es su muerte (cf. 6,51; 10,11.15;
15,13).
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• El fragmento incluye la segunda parte de la «Oración Sacerdotal» de intercesión que


Jesús, como Hijo, dirige al Padre. Tiene como objeto la custodia de la comunidad de los
discípulos, que permanecen en el mundo.
El texto se divide en dos partes: al comienzo se desarrolla el tema del contraste entre
los discípulos y el mundo (vv. 1 lb-16); a continuación se habla de la santificación de
éstos en la verdad (vv. 17-19). Si, por una parte, emerge la oposición entre los
creyentes y el mundo, por otra se manifiesta con vigor el amor del Padre en Jesús, que
ora para que los suyos sean custodiados en la fe.
En el primer fragmento pasa revista Jesús a varios temas de manera sucesiva: la unidad
de los suyos (v. 11b), su custodia a excepción «del que tenía que perderse» (v. 12), la
preservación del maligno y del odio del mundo (vv. 14s). En el segundo fragmento,
Jesús, después de haber pedido al Padre que defienda a los suyos del maligno (v. 15) y
después de haber subrayado en negativo su no pertenencia al mundo (vv. 14.16), pide
en positivo la santificación de los discípulos: «Haz que ellos sean completamente tuyos
por medio de la verdad; tu palabra es la verdad» (v. 17). Le ruega así al Padre, al que
ha llamado «santo» (v. 11b), que haga también santos en la verdad a los que le
pertenecen. Los discípulos tienen la tarea de prolongar en el mundo la misma misión de
Jesús. Ahora bien, éstos, expuestos al poder del maligno, necesitan, para cumplir su
misión, no sólo la protección del Padre, sino también la obra santificadora de Jesús.
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Juan 13-18. el contexto


Estos capítulos describen la preparación de Jesús para la cruz. Empezó por lavarles los
pies a los discípulos, demostrándoles el ministerio de servidumbre que él esperaba de
ellos (13:1-20). Les dio su nuevo mandamiento de amor (13:31-35). Les prometió el
regalo del Espíritu Santo (14:15-31). Capítulos 15-16 se componen de discursos
(enseñanzas largas). Ahora, en capítulo 17, habiendo preparado a los discípulos, Jesús
reza por ellos. Después de su oración, él y sus discípulos irán a un jardín en el Valle de
Cedrón, donde Jesús será arrestado (18:1-11). Esta oración, entonces, sirve de
transición entre los discursos del Cuarto de Arriba y la pasión de Jesús.
Juan 17:1-26. la oración de alto sacerdocio de Jesús
Esta oración concluye la cena de despedida. A menudo se refiere a ella como la Oración
de Alto Sacerdocio por dos razones: primero, Jesús se está preparando para ofrecerse
por los pecados del mundo. Segundo, él intercede por sus discípulos (vv. 6-26) de la
misma manera que el alto sacerdote intercedía por el pueblo de Israel (véase Rom.
8:34).
A menudo esta oración se asocia con el discurso de despedida de Moisés (Deut.
31:30ff), que concluyó con la bendición final de Moisés sobre Israel (Deut. 33). El tono
de ese discurso era positivo, como la oración de Jesús. Moisés estaba preparándose para
morir, pero dijo, “Bienaventurado tú, oh Israel, quién como tú, Pueblo salvo por Jehová”
(Deut. 33:29). Jesús se está preparando para morir, pero él reza, “Padre, la hora es
llegada; glorifica á tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique á ti” (17:1).
Esta oración Johannina es bastante diferente a la oración Getsemaní de Jesús en los
Evangelios Sinópticos (Mateo 26:36-46; Marcos 14:32-42; Lucas 22:39-46). Allí, Jesús
suda gotas de sangre y reza, “Padre, si estás dispuesto, quítame este deber.” En el
Evangelio de Juan, existe un toque de ansiedad en la oración previa de Jesús, “Ahora
está turbada mi alma; ¿y qué diré? Padre, sálvame de esta hora. Mas por esto he venido
en esta hora” (12:27), pero no hay ansiedad por su destino personal en capítulo 17.
“Lejos de sentirse sacudido y destruido por la ruina de todas sus esperanzas, como uno
hubiera esperado que se sintiera, Cristo bendice a Dios con pleno corazón por haberle
hecho posible llevar a cabo el trabajo con que él ha sido encargado” (Gossip, 744).
Pero aunque la oración de Jesús sea positiva, también oímos un tono preocupado y
urgente. Al fin y al cabo, él está a punto de partir, dejando a sus discípulos en un mundo
difícil con una misión crítica. Primero, reza que Dios les proteja. Después reza por su
unión, una parte crítica de su misión. ¿Cómo pueden esperar convertir el mundo del
cosmos a Cristo si no están unidos en su propósito – si no se aman uno al otro? Esto es
un tema para hoy también. El mundo continúa lleno de maldad. Cristianos deben unirse
y, juntos, oponerse a esa maldad. No podemos permitirnos el lujo de desperdiciar
nuestra energía luchando uno con el otro pero, a menudo, eso es exactamente lo que
hacemos.
“Aunque la oración se encuentra dentro del ministerio del Jesús histórico, también
refleja la imagen de Cristo glorificado mirando pastoralmente sobre su iglesia en el
mundo… La oración parece, entonces, estar colgada entre el cielo y la tierra, entre el
Cristo histórico y el Cristo glorificado” (Craddock, 291).
Versículos 1-11 tienen que ver con la relación entretejida entre Jesús, Dios, y los
discípulos. Mientras que Jesús ha prometido el Espíritu Santo en varias ocasiones (7:39;
14:16-26; 15:26; 16:13), en esta oración no se menciona el Espíritu.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
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No hay reflexion.
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Oración inicial
Padre lleno de amor, concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, dedicarse
plenamente a tu servicio y vivir unida en el amor, según tu voluntad. Por nuestro Señor.
Del santo Evangelio según Juan 17,11b-19
Reflexión
• Estamos en la novena de Pentecostés, esperando la venida del Espíritu Santo.
Jesús dice que el don del Espíritu Santo se da sólo a quien lo pide en la oración (Lc
11,13). En el cenáculo, durante nueve días, desde la ascensión hasta Pentecostés, los
apóstoles perseveraron en la oración junto con María la madre de Jesús (He 1,14). Por
esto conseguirán en abundancia el don del Espíritu Santo (He 2,4). El evangelio de hoy
continúa colocando ante nosotros la Oración Sacerdotal de Jesús. Es un texto muy bien
apto para prepararnos en estos días a la venida del Espíritu Santo en nuestras vidas.
• Juan 17, 11b-12: Cuídalos en tu nombre. Jesús transforma su preocupación en
plegaria: “¡Cuídalos en tu nombre, el nombre que tu me diste, para que sean uno como
nosotros!" Todo lo que Jesús hizo en su vida, lo hizo en Nombre de Dios. Jesús es la
manifestación del Nombre de Dios. El Nombre de Dios es Yavé, JHWH. En el tiempo de
Jesús, este Nombre era pronunciado como Adonai, Kyrios, Señor. En el sermón de
Pentecostés, Pedro dice que Jesús, por su resurrección, fue constituido Señor: “Sepa,
entonces, con seguridad toda la gente de Israel que Dios ha hecho Señor y Cristo a este
Jesús a quien vosotros crucificasteis”. (Hec 2,36). Y Pablo dice que esto se hizo: “para
que toda lengua proclame, para gloria de Dios Padre: ¡Jesús Cristo es el Señor!” (Fil
2,11). Es el “Nombre sobre todo nombre” (Fil 2,9), JHWH o Yavé, el Nombre de Dios,
recibió un rostro concreto en Jesús de Nazaret. Y es entorno a este nombre que hay que
construir la unidad: Guárdalos en tu nombre, el nombre que tú me diste, para que sean
uno como nosotros. Jesús quiere la unidad de las comunidades, para que puedan resistir
frente al mundo que las odia y persigue. El pueblo unido alrededor del Nombre de Jesús
¡jamás será vencido!
• Juan 17,13-16: Que en sí mismos mi alegría sea colmada. Jesús se está
despidiendo. Dentro de poco se irá. Los discípulos continúan en el mundo, serán
perseguidos, tendrán aflicciones. Por esto están tristes. Jesús quiere que tengan alegría
plena. Ellos tendrán que continuar en el mundo sin formar parte del mundo. Esto
significa, bien concretamente, vivir en el sistema del imperio, sea romano o neoliberal,
sin dejarse contaminar por él. Al igual que Jesús y con Jesús, deben vivir en el mundo
sin ser del mundo.
• Juan 17,17-19: Como tú me enviaste, yo los envío al mundo. Jesús pide que
sean consagrados en la verdad. Esto es, que sean capaces de dedicar toda su vida para
testimoniar sus convicciones respecto de Jesús y de Dios Padre. Jesús se santificó en la
medida en que, en su vida, fue revelando al Padre. Pide que sus discípulos entren en el
mismo proceso de santificación. Su misión es la misma que la de Jesús. Ellos se
santifican en la misma medida en que, viviendo el amor, revelan a Jesús y al Padre.
Santificarse significa volverse humano, como lo fue Jesús. Decía el Papa León Magno:
“Jesús fue tan humano, pero tan humano, como sólo Dios puede ser humano”. Por esto
debemos vivir en el mundo, sin ser del mundo, pues el sistema deshumaniza la vida
humana y la vuelve contraria a las intenciones del Creador.
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Estamos frente a un fragmento en el que Jesús aparece particularmente preocupado por


el poder del mundo y por su posible influencia en sus discípulos. En el mundo actúa el
maligno con su espíritu de mentira, belicosamente contrario a la verdad, que es Cristo.
La posición de los discípulos es delicada; deben permanecer en el mundo, sin quedar
contaminados por el mismo.
Estarán apoyados por su oración, por su palabra y por su Espíritu. En consecuencia, no
deben temer. Y añade Agustín: « ¿Qué quiere decir: "Por ellos me santifico yo mismo",
sino que yo los santifico en mí mismo en cuanto ellos son yo? En efecto, habla de
aquellos que constituyen los miembros de su cuerpo».
Todo esto nos induce a reflexionar, una vez más, sobre el poder del mundo, aunque
también sobre su debilidad: poder para quien se deja seducir, debilidad para quien se
deja guiar íntimamente por la Palabra de Jesús y conducir por su Espíritu. Es posible que
en estos años hayamos infravalorado al «mundo», una palabra que se ha vuelto
ambigua, que indica, unas veces, el lugar de la acción del Espíritu y de los signos de los
tiempos y, otras, el lugar donde se desarrolla el eterno conflicto entre el maligno y
Jesús. La Palabra de Jesús y su Espíritu nos ayudan a discernir los distintos rostros del
mundo, a distinguir las llamadas del Espíritu de los sutiles engaños del maligno, los
mensajes de Dios de la mentira del enemigo.
Esto es tanto más seguro en la medida en que la Palabra y el Espíritu no son asumidos y
casi gestados individualmente, sino acogidos dentro de la comunidad de los discípulos,
que forman la santa comunión de la Iglesia.
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Por el mundo. Juan 17,11b-19. «Padre santo, guárdalos». Cristo ha vuelto al Padre,
pero los discípulos están en el mundo. Jesús se consagra y da su vida por ellos. Pero al
final de su ofrenda está la aceptación del Padre y el don del Espíritu.
El Espíritu consagra a los discípulos en la verdad; les restablece allí donde se encuentran
los verdaderos valores. Estando en el mundo, los cristianos ya no son del mundo. Ya no
obedecen a sus seducciones, porque gozan de la luz que les descubre los secretos de
Dios.
No son del mundo, pero son enviados al mundo. Como Jesús dio testimonio del amor del
Padre, ellos proclaman la Buena Noticia de la salvación. El Espíritu confirma su palabra
como confirmó la predicación de Jesús. Sin embargo, el discípulo no es más que su
maestro. Porque están unidos a Jesús, los creyentes compartirán lo que el odio del
mundo suscita contra él.
«Padre santo».., En el momento de dejar este mundo, Jesús ora por los que ha elegido.
Oración emocionada que tiene el gusto de la tierra: es una oración por el mundo;
oración admirable con sabor a eternidad: es la oración del mundo que se vuelve hacia
Dios.
Oración por el mundo. ¡Esta palabra aparece nueve veces en pocas líneas! El mundo
salido de las manos del Creador, pero también el mundo pecador y rebelde. El mundo
donde el Hijo ha establecido su morada, pero también el mundo que le condena y
crucifica. El mundo que forma el tejido de la Iglesia, pero también el mundo que
permanece ajeno a la Buena Noticia. «Yo he sido enviado al mundo, pero no soy del
mundo». Cuando ora por el mundo, Jesús no puede renegar de los lazos de la carne: ha
tomado sobre sí al hombre. Tampoco puede olvidar sus orígenes: ha nacido de Dios.
Dios no puede reducirse al mundo y, sin embargo, éste no le es ajeno, porque en Jesús
se ha conjugado lo inconciliable. Dios, en Jesús, es y seguirá siendo a la vez el corazón y
el horizonte lejano del mundo.
Oración por los discípulos. Deberán conjugar lo inconciliable. Su vida estará hecha
de arcilla, pero a la vez respirará el Espíritu de Eternidad. Serán «santos» compartiendo
el destino de los pecadores. Tendrán la vida en herencia a pesar de que, como todos,
están marcados por la muerte y la ruina.
«Padre santo, sí hablo así en el mundo, es para que se llenen de mi alegría». ¿Por qué
vamos a oponer el mundo a la santidad del Padre si Jesús es el camino de uno a otro?
La Iglesia estará siempre entreverada con las alegrías y las penas del mundo, con sus
sufrimientos y sus deseos. Será como su trama escondida y secreta que indica la
dirección del tejido y conduce la historia a su término. Si los cristianos no son del
mundo, es porque ya se les ha concedido ver el término de la historia y su finalidad:
«¡Donde yo esté, allí estarán mis servidores!».
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2. El Verbo Cuidar
2.1 Las peticiones entrañables de Jesucristo en su despedida nos hacen recordar al
verbo “cuidar” del que hemos meditado en otras ocasiones.
2.2 Cuidar es reconocer que la vida es precaria y que hay que obrar en consecuencia. Es
un acto de sensatez y de amor por el que admitimos con serenidad que somos frágiles,
y que todo lo bueno que hay en nosotros también es frágil: ¿no lo es acaso la paz? ¿No
lo son la sabiduría, la pureza, la justicia, la humildad? ¡Casi nos parece que ese es el
sello del bien: ser débil!
2.3 Y en efecto, si somos pobres en el bien no es porque nos hayan faltado bienes, sino
porque los hemos perdido. Aprender a cuidar es entonces un acto de gratitud a Dios y a
quienes nos hacen el bien. Es también una actitud de misericordia; es como la raíz del
amor. Y de hecho, ¡cuánto amamos a quienes nos han cuidado!
2.4 Cuidar supone conocer y valorar lo que somos y tenemos, y entender que el torrente
del bien no puede detenerse en nosotros. No es, pues, una justificación para el egoísmo,
porque cuidar no es simplemente conservar. Más bien: cuidar es lograr que cada uno y
cada cosa alcance su meta; que sea lo que puede ser, lo que está llamado a ser. Es
obstinarse en dar la oportunidad al que tal vez la necesita y no la ha tenido.
2.5 ¿Qué hemos de cuidar? Todo. El mundo, casa del hombre. Y al hombre, a cada
hombre. Hay que cuidar el cuerpo y su salud; el alma y su virtud; la familia y su unidad;
la sociedad y su justicia. Hemos de cuidar de cada uno, sabiendo que no lo volveremos a
tener en esta tierra; y apreciar en su medida el tiempo que tenemos, los recursos que
se nos han dado, las ocasiones que ya no vuelven, la hermosura del instante, la gracia
del día presente.
2.6 Dios nos conceda participar de su providencia amorosa, sublime cuidado de su amor
de Padre.
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Conversando con el amor


Señor, ven y actúa en mi corazón en este momento y lléname de toda la alegría y paz
que necesito para salir adelante. Gracias por tocar cada parte de mí y hacerme ver que
puedo dar mucho más de mí contando con los talentos que me has dado. Amén
Evangelio de hoy. Santo Evangelio día miércoles VII semana de Pascua
Reflexión por el Papa Benedicto XVI
En la lectura del Evangelio de hoy, vemos que el Señor oró por sus discípulos reunidos
en torno a Él...
En la plegaria por los discípulos de todos los tiempos, Él nos ha visto también a nosotros
y ha rezado por nosotros. Escuchemos lo que pide para los Doce y para los que estamos
aquí reunidos: "Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al
mundo, así, los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que
también se consagren ellos en la verdad" (17,17ss)
El Señor pide nuestra santificación, la santificación en la verdad. Y nos envía para
continuar su misma misión.
Éste es el acto sacerdotal en el que Jesús, el hombre Jesús, que es una cosa sola con el
Hijo de Dios, se entrega al Padre por nosotros. Es la expresión de que Él es al mismo
tiempo sacerdote y víctima.
"Me consagro, me sacrifico": esta palabra abismal, que nos permite asomarnos a lo
íntimo del corazón de Jesucristo, debería ser una y otra vez objeto de nuestra reflexión.
En ella se encierra todo el misterio de nuestra redención. Y ella contiene también el
origen del sacerdocio de la Iglesia. Consagrados en la Verdad, en la Palabra de Dios,
para poder desarrollar el servicio sacerdotal
• ¿Cómo están las cosas en nuestra vida?
• ¿Estamos realmente impregnados por la palabra de Dios?
• ¿Es ella en verdad el alimento del que vivimos, más que lo que pueda ser el pan y
las cosas de este mundo?
• ¿La conocemos verdaderamente?
• ¿La amamos?
• ¿Nos ocupamos interiormente de esta palabra hasta el punto de que realmente
deja una impronta en nuestra vida y forma nuestro pensamiento?¿O no es más bien
nuestro pensamiento el que se amolda una y otra vez a todo lo que se dice y se hace?
• ¿Acaso no son con frecuencia las opiniones predominantes los criterios que marcan
nuestros pasos?
• ¿Acaso no nos quedamos, a fin de cuentas, en la superficialidad de todo lo que
frecuentemente se impone al hombre de hoy?
• ¿Nos dejamos realmente purificar en nuestro interior por la palabra de Dios?
Estar inmersos en la verdad y, así, en la santidad de Dios, también significa para
nosotros aceptar el carácter exigente de la verdad; contraponerse tanto en las cosas
grandes como en las pequeñas a la mentira que hay en el mundo en tantas formas
diferentes; aceptar la fatiga de la verdad, porque su alegría más profunda está presente
en nosotros.
Cuando hablamos del ser consagrados en la verdad, tampoco hemos de olvidar que, en
Jesucristo, verdad y amor son una misma cosa. Estar inmersos en Él significa ahondar
en su bondad, en el amor verdadero.
El amor verdadero no cuesta poco, puede ser también muy exigente. Opone resistencia
al mal, para llevar el verdadero bien al hombre.
Si nos hacemos uno con Cristo, aprendemos a reconocerlo precisamente en los que
sufren, en los pobres, en los pequeños de este mundo; entonces nos convertimos en
personas que sirven, que reconocen a sus hermanos y hermanas, y en ellos encuentran
a Él mismo. (09 de abril de 2009)
Oración para el Evangelio de hoy.
Mi Señor, tu Verdad revelada penetra hasta mis huesos y me santifica en este día
renovando mis sueños, llenándome de tu presencia y tus dones.
Quiero vivir tu Verdad, no la falsa verdad de este mundo pasajero. Quiero vivir apegado
a tus enseñanzas, que son una revelación de amor del Padre.
Quiero consagrarme a Ti y a tus Palabras que sanan y dan vida, recibir de ellas la fuerza
y el impulso para proclamar la esperanza de la vida eterna.
Ruego al Padre, en tu Nombre, que me guarde de todo mal, que tu paz haga cuna en mi
corazón para acercar a otros a Ti y ayudarles a acoger tu amor.
Ayúdame a despreciar todo aquello que ha separado mi alma de la tuya y ha mantenido
a mis sentidos adormecidos por falsas realidades de felicidad.
Soy un testigo de tu compasión divina, alguien que se ha dejado llamar por tu amor y
quiere hacer que otros sientan la alegría de vivir en tu eterno gozo.
Gracias Señor, por la inmensa bondad con la que has colmado mi vida y por el poder de
tu perdón con el que me has librado de los apegos del mundo.
Aquí me tienes, en tus manos, en las manos del Padre, dejándome guiar por el poder de
tu Espíritu para llenarme de fortaleza, paz y confianza. Amén
Propósito para hoy.
Hacer un examen de conciencia con honestidad, para evaluar la espontaneidad y la
profundidad de mi caridad hacia los demás, especialmente con aquellos a los que,
supuestamente amo más.
Frase de reflexión.
"Vale la pena acoger a toda vida, porque cada persona humana vale la sangre de Cristo
mismo. ¡No se puede despreciar lo que Dios ha amado tanto!". Papa Francisco.
www.evangelizacion.org.mx

Jesús nos ha enviado para ser luz de las naciones, para que por nuestras buenas obras
la gente crea, para ser fermento de la masa. Jesús sabe lo difícil que puede llegar a ser
esto y por eso ha pedido al Padre, no que nos saque del mundo, sino que nos proteja del
mal.
No tengamos temor de vivir como auténticos cristianos en medio del mundo, esta es
nuestra misión; si nos persiguen, Dios estará para fortalecernos, defendernos y
rescatarnos. Su Espíritu nos acompaña hasta el final de los tiempos.
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

Igual a Santaclara.
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Libres del mal, santificados en la verdad. En el santo Evangelio de hoy Jesús


intercede al Padre diciendo: "No ruego que los retires del mundo, sino que los apartes
del mal". Esta intercesión es la recomendación de un Padre que te da libertad de vivir y
experimentar el mundo, pero que advierte de los peligros.
Asimismo, es una confirmación de lo bueno de la creación y de la existencia del
demonio, el maligno. El mundo fue creado para que lo administres y disfrutes, no para
que lo idolatres. Piensa en las ocasiones que fuiste a un sitio y tu mamá y/o papá te
recomendaba: "Hija (o) ve con cuidado, evita aquella cosa que te hace mal, elige bien
tus amistades…"; después de las recomendaciones que a veces te desesperaban, ella o
él se quedaba implorando al cielo para que te cuidase; pues eso mismo es esta oración
de Cristo, oración pura de quien sabe amar.
Aprende a ser responsable, Jesús confía en ti por eso no ha pedido que te retiren del
mundo, sino que te salven del maligno. Ánimo, Dios te ama y te lo hace saber a través
de tus papás familiares o amigos.
• El Señor pide nuestra santificación, nuestra consagración en la verdad. Y nos envía
para continuar su misma misión. (S.S. Benedicto XVI, 09 de abril 2009)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré un examen de conciencia para revisar qué tengo que dejar de hacer para no caer
en tentación.
www.BibliaStraubinger

11. Véase 18, 36; Mt. 16, 16 ss. y notas.


12. El hijo de perdición es Judas. Véase Mc. 14, 21; Sal. 40, 10; 54, 14; Hch. 1, 16. Hijo
de perdición se llama también al Anticristo (2 Ts. 2, 3).
15. Es lo que imploramos en la última petición del Padre nuestro (Mt. 6, 13).
17. “Vemos aquí hasta qué punto el conocimiento y amor del Evangelio influye en
nuestra vida espiritual. Jesús habría podido decirle que nos santificase en la caridad, que
es el supremo mandamiento. Pero Él sabe muy bien que ese amor viene del
conocimiento (v. 3). De ahí que en el plan divino se nos envió primero al Verbo, o sea la
Palabra, que es la luz; y luego, como fruto de Él, al Espíritu Santo que es el fuego, el
amor”. Cf. Sal. 42, 3.
19. Por ellos me santifico: Vemos aquí una vez más el carácter espontáneo del sacrifico
de Jesús. Cf. 14, 31 y nota. En el lenguaje litúrgico del Antiguo Testamento “santificar”
es segregar para Dios. En Jesús esta segregación es su muerte, segregación física y
total de este mundo (v. 11 y 13); para los discípulos, se trata de un divorcio del mundo
(v. 14-16) en orden al apostolado de la verdad que santifica (v. 3 y 17).
http://www.ciudadredonda.org

Queridos amigos y amigas:


Pablo, en la primera lectura, se dirige a los responsables – presbíteros y obispos – de la
Iglesia de Éfeso. A estos pastores, encargados de cuidar la «Iglesia de Dios», Pablo les
insiste en el deber de «vigilar». Se perfilan muchos peligros en el horizonte para la
Iglesia, peligros que pueden venir del interior de las mismas comunidades. Peligros que
le acecharán de fuera. Peligros que vendrán de falsas doctrinas, «de lobos feroces, que
no tendrán piedad del rebaño». La «Iglesia de Dios» es algo precioso, porque «fue
adquirida con su propia sangre». De ahí, la gran responsabilidad de los que la presiden.
El pastor debe vigilar «de día y de noche», «con lágrimas», primero sobre él mismo y
luego sobre los demás. Pablo delinea, con pocas palabras, la gran responsabilidad de la
vida del Pastor. Es consciente de que está pidiendo algo grande, por eso confía «en
manos de Dios y de su palabra de gracia», a los responsables de la comunidad. En lugar
de entregar la Palabra de Dios a los ancianos, «presbíteros», ellos son confiados a la
Palabra de Dios, porque ella es la que tiene la fuerza de configurarlos como pastores y
de edificar la Iglesia de Dios. Termina haciendo un fuerte llamado al desinterés personal.
Con su propio testimonio les invita a no buscarse a sí mismos, a cuidarse de no seguir
su propio interés. Pablo concluye de este modo la etapa de evangelización en el mundo
griego. Él siente que está por entrar en una fase diferente de su apasionada vida de
apóstol.
En el evangelio de este día se nos presenta la segunda parte de la «oración sacerdotal»
de intercesión, que Jesús dirige al Padre. Tiene como objeto la custodia de la comunidad
de discípulos que permanecen en el mundo. En el texto notamos la preocupación de
Jesús por la influencia que puede tener la potencia del mundo sobre sus discípulos. El
mismo Jesús ha experimentado este «misterio del mal» presente en nuestro mundo,
esta fuerza que opera con su espíritu de mentira, de engaño, de muerte. La posición de
los discípulos es delicada: deben permanecer en el mundo, sin contaminarse. También
hoy tenemos el peligro, como insiste el Papa Francisco, de «mundanizar la fe. Vivir el
Evangelio, pero con criterios mundanos. No, el Evangelio se vive con criterios
evangélicos».
Esto exige en el discípulo un ejercicio permanente de discernimiento. Con mucha
facilidad se nos pueden filtrar en nuestra vida cristiana criterios antievangélicos que
influyen en nuestro corazón y en nuestro modo de actuar. Necesitamos pedir siempre
con insistencia en nuestra oración el don del discernimiento. Tener lucidez para no
dejarnos engañar. La honradez para saber reconocer con humildad cuando hemos
errado en el camino. En definitiva, se trata de estar atentos al Espíritu de Dios que se
manifiesta en su Palabra. De esa forma estaremos en el mundo, sin ser del mundo. Eso
sí, amándolo como Dios lo ha amado: « ¡Tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo
unigénito!»
http://www.aqplink.com/roguemos

Reflexión: Jn 17,11b-19
El seguimiento de Jesús nos va llevando poco a poco a distanciarnos del mundo, al
punto que ya no lo comprenderemos, ni nos comprenderá. Por eso Jesucristo ora por
nosotros y lo hace de forma realmente conmovedora pidiendo dos cosas que son
fundamentales y que debemos tener en cuenta siempre en nuestras oraciones: la unidad
entre nosotros y con Él y la consagración en la verdad. Solo del respeto y esta profunda
relación de amor puede surgir la unidad. Ciertamente en principio el amor es solamente
de Dios, porque Él nos ha amado primero; porque Él nos ha escogido y querido aun
antes que hubiéramos nacido. Este amor solo busca ser correspondido y lo hacemos
cuando amamos al prójimo como a nosotros mismos. Si bien es cierto que es algo que
brota naturalmente de nuestros corazones, también lo es que debemos aprender a
cultivar, porque el mundo, del que se esfuerza por preservarnos el Señor, promueve
exactamente lo contrario como lo más apetecible y natural para el ser humano: el
egoísmo. Es así que hemos desarrollado las sociedades en las que vivimos, en las que el
hombre no solo está de espaldas a Dios, sino que vive de espaldas a los demás,
induciendo a los hombres y mujeres a creer y pensar que solo les será posible encontrar
la felicidad si se enfocan en sí mismos y la procuran a cualquier precio, incluso a costa
de los demás. Ello constituye un disparate a todas luces, porque jamás hubiéramos
podido construir nada y ni si quiera subsistir un solo día si no hubiéramos aprendido a
compartir, viviendo en comunidad, empezando por la célula básica de la sociedad: la
familia. Quien pretende ignorarla o destruirla no puede estar nada más que desquiciado.
Lamentablemente existen corrientes muy poderosas en nuestro mundo que han enfilado
su artillería más pesada contra ella. No podrán destruirla ni acabarla porque más fuerte
es la unidad, el amor y el Señor que ha vencido al mundo, pero si harán mucho daño a
sus miembros, como lo estamos viendo. Por eso, hoy como entonces, debemos unir
nuestras plegarias a las de Jesús. No te pido que los saques del mundo, sino que los
preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad.
Son dos grandes consejos los que podemos obtener de esta reflexión. El primero es el
de la unidad, que ha de cimentarse en el amor, pero también en la verdad, el segundo
gran consejo que ha de constituir para nosotros un programa de vida: la verdad ha de
ser nuestro norte. Con la verdad no hay pierde. Con ella venceremos los imperios más
poderosos. No habrá murallas que se resistan, porque la Verdad es la Palabra de Dios y
Él ya ha vencido al mundo, con la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. No
hemos de tener la menor duda al respecto. Esta es la fe que hemos de profesar en
nuestras vidas. Es cuestión de tiempo. Un tiempo que para nosotros puede parecer a
veces largo o excesivo, pero que en la perspectiva Divina es un suspiro. Sostener
siempre la verdad puede ser una tarea que en determinados momentos pudiera parecer
que sobre pasa nuestras posibilidades, sin embargo ello será siempre posible para quien
confía y se mantiene en fidelidad al Señor. Él ha vencido al mundo. No hay poder que lo
ate o supere. El horizonte que Dios nos propone, por más oscura y desdichada que nos
parezca la noche, está a nuestro alcance, porque así lo ha querido Dios y Jesucristo lo
ha hecho posible con su muerte y resurrección. No es el egoísmo, ni la imposición
violenta la que nos permitirán construir el mundo que todos anhelamos, sino la paz y el
amor. No son las celadas, las armas secretas, ni las alianzas estrategias, pactando con
el diablo si fuera preciso las que nos permitirán alcanzar la armonía, el desarrollo y la
paz que todos anhelamos. No viviremos en la sociedad que merecemos, para la cual
fuimos creados, en tanto no comprendamos que el ÚNICO camino es el del amor y la
verdad. No puede haber amor sin verdad. No te pido que los saques del mundo, sino
que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del
mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad.
Por engaño del demonio, por la mentira entra el mal en el mundo. Lo podemos
comprobar a cada instante en cada relación nueva que conformamos. No seremos
capaces de construir nada si no somos sinceros y si no nos abrimos por completo a la
verdad. Todo es que empezamos a poner límites y cortapisas, que condenamos una
relación al estancamiento. Y todo aquello que se estanca terminar por podrirse y
apestar. Una relación basada en la verdad y en la transparencia, será fluida. Solo habrá
de desarrollarse en la medida en que estemos abiertos y no ocultemos nada. Solo
entonces se puede construir el amor. Depende de cada uno de nosotros hasta donde
queremos llegar, pero nada progresará sobre la mentira y el engaño, aun cuando pueda
parecernos en algún momento que avanzamos. No hay nada peor que la mentira y el
engaño, sea en la familia, con los hijos, con el cónyuge, con los vecinos, con los amigos
o con los compañeros. La mentira nos conduce al engaño, a la oscuridad y a la muerte.
Son pasos que se van dando, que paulatinamente nos van destruyendo y destruyendo a
los demás, entrando en una dinámica que progresivamente nos irá hundiendo, como
cualquier esfuerzo que hacemos una vez que hemos caído en un pantano. La única
salida es la verdad y el amor. El Señor nos alcanza en su fuerte brazo la verdad y el
amor. Hemos de asirnos confiadamente a Él, que ha venido a salvarnos del marasmo
pestilente en que nos veníamos hundiendo. Él es nuestro Salvador. Para eso lo ha
enviado Dios Padre y Él no ha escatimado ningún esfuerzo por Salvarnos. Incluso ha
dado su vida por nosotros. Tontos seríamos si nos desprendemos de Él para volver al
sofoco y al ahogo, sin embargo están las fuerzas del mal, que tratarán de lastrarnos y
jalarnos nuevamente a este camino de perdición, por eso ora el Señor al Padre y hemos
de unirnos con Él suplicando que no nos deje, que nos preserve, porque solo con su
ayuda venceremos al mal, a la tentación, a la mentira y a la muerte. No te pido que los
saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como
tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad.
Oremos: Padre Santo, no nos desampares; no permitas que nos alejemos de Ti.
Ayúdanos a sacudirnos de toda tentación facilista, engañosa, de toda treta del demonio
que nos ofrece un paraíso sin esfuerzo, sobre el sufrimiento y engaño a los demás…Te lo
pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén. Roguemos al Señor… Te lo pedimos
Señor.
http://www.caminando-con-jesus.org

Esta hermosa oración expresa el deseo profundo del Señor: Que todos los que hemos
creído en Él seamos uno en el amor. Esto es estar en la verdad.
1. Padre Santo, manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para
confiármelos.
Cristo comienza su oración presentando a los apóstoles, que, aun siendo de este mundo,
el Padre, por una elección, se los dió. Y Él les manifestó su nombre, que está por
persona, es decir, les enseñó el misterio de que, en aquel monoteísmo cerrado del
Antiguo Testamento, había un Padre verdadero, del cual Él es su Hijo.
Esta presentación tiene por objeto destacar los motivos que los recomiendan a la
benevolencia del Padre en la oración que Cristo le va a dirigir por ellos.
Eran tuyos. Y también lo eran por una elección que el Padre hizo de ellos para su misión
apostólica (Jn 6:37.44.65).
Expuestos los motivos de su plegaria al Padre, comienza por esta invocación: Padre
santo. La palabra padre, en labios de Cristo, lleva, aún en cuanto hombre, el sentido
ontológico de Dios-Padre, ya que El, por su persona, es su Hijo. El calificarle aquí de
santo probablemente se debe a la santificación que va a pedir para los suyos.
2. Cuídalos en tu Nombre que me diste para que sean uno
Esta primera parte de la plegaria es como el aspecto negativo de la misma. En su
ausencia, Cristo pide al Padre que los cuide de todo mal. Les hace falta esta protección
contra el mundo hostil. Mientras Cristo estaba, El los cuidaba. Y no pereció, por lo
mismo, ninguno, sino Judas. Pero esto estaba en la Escritura. No fue falta de celo en
Cristo por él.
En tu nombre. Pide por la adhesión de fidelidad de ellos a este nombre, persona, del
Verbo encarnado, Hijo, y a su mensaje. Es en esta unión de Padre-Hijo en la que ellos
habrán de perseverar.
Para que sean uno como nosotros. El tema fundamental de esta oración de Cristo por
sus apóstoles esta enunciado arriba. Como este pensamiento lo desarrolla más
ampliamente en los versículos 22-24, allí se estudia.
La pérdida de Judas. Mientras estaba con ellos, el Buen Pastor miraba celosamente por
Judas. Pero este fue traidor. De los guardados por Cristo solo pereció el hijo de
perdición, semitismo que está calificando a una persona, que aquí es Judas. Ya Cristo le
había avisado de los malos pasos en que andaba (Jn 6:70) al que deseaba salvar. Por
eso, como justificación de la solicitud de Cristo, se invoca que esta perdición estaba
predicha en la Escritura. No es que ella lo causase, sino que proféticamente lo
anunciaba. Era un problema de libertad, al que afectaba la predestinación y donación del
Padre (Jn 6:37.44): de misterio. Pero la Escritura tenía que cumplirse. En la última Cena
también se cita un salmo --Sal 41:10-- como prueba profética de esta traición de Judas
(Jn 13:18). Esta perdición es abandono de apóstol de Cristo; no se trata de su destino.
3. Para que tengan mi gozo cumplido en si mismos.
Que gozo es este que Cristo desea que los apóstoles lo tengan pleno o cumplido en sí
mismos Esta frase para que vuestro gozo sea cumplido es usada varias veces por Cristo
(Jn 15:11; 16:24) y parece tener un cierto valor proverbial o redundante.
En este contexto se establece relación entre las cosas que Cristo hablo, les acaba de
hablar, para que tengan este gozo. Luego este gozo debe provenirles de estas cosas que
Cristo ora en voz alta para que le oigan.
Y en el contexto inmediato de esta frase se ruega por ellos para que el Padre los guarde
en su ausencia, para que tengan esa unión entre sí, con el Padre y Cristo, y al modo de
estos. Esta unión es la adhesión al Padre y al Hijo, garantizada por la guarda que les
hará el Padre; es lo que les hará tener este supremo gozo: fe y caridad firmes con la
esperanza abierta a su ida a las moradas del cielo.
4. Que los cuide del mal
Algunos piensan y discuten si Cristo ruega aquí que los libre del mal o del maligno,
Satanás, ya que esta expresión puede tener ambos sentidos. Parece preferible el primer
sentido el mal, pues, en estos contextos del sermón de la cena, se está diciendo que el
mundo es malo y que los odia y perseguirá. Por lo que parece que este concepto ha de
prevalecer aquí (Jn 17:14-16). Además, cuando en el evangelio de Juan se habla del
demonio, nunca se lo nombra por el maligno, sino por el diablo o Satanás, o el príncipe
de este mundo El maligno lo usa en las epístolas, pero ninguno de estos textos es la
explicación autentica del nuestro (cf. Jn 13:2.27- 17.)
5. Conságralos en la verdad
Que los consagre, los santifique. Si en la primera parte de esta oración predominaba el
aspecto negativo, en esta predomina el positivo de santificación.
Cristo dice que se santifica a sí mismo para que los apóstoles sean santificados en la
verdad y pedirá que los santifique verdaderamente.
El verbo aquí usado por consagrar, significa santificación, que puede ser interna, pero
que también puede ser externa y equivalente a consagración. Muy especialmente se dice
de las victimas dedicadas al sacrificio, y de los sacerdotes del A.T.
El sentido, pues, de esta santificación de Cristo no es otra cosa que su consagración,
que es su dedicación, su entrega al sacrificio de la cruz: su consagración victimal; y,
como se ve por el contexto, se destaca especialmente el sentido meritorio de la misma.
Pues Cristo la hace en provecho de los apóstoles, y precisamente para que sean
consagrados verdaderamente.
El pensamiento es: Cristo se consagra victimalmente al Padre para merecer el que sus
apóstoles sean consagrados, dedicados verdaderamente a lo que pide para ellos
6. Tu palabra es verdad
¿Cuál es la consagración que Cristo pide para ellos? Conságralos en la verdad. ¿Cuál es
ésta?, el texto lo dice abiertamente: Tu palabra es verdad.
La palabra de Cristo es el mensaje del Padre; El Evangelio. Precisamente El dirá: “Yo soy
la Verdad.” Lo que Cristo ruega al Padre es que los consagre verdaderamente en su
verdad.
En su sacrificio mereció esta inconmovible permanencia y comprensión de los apóstoles
de la verdad y en la verdad, y ahora pide que les aplique esos méritos que se lograran
en la cruz.
Hasta donde se extiende y abarca esta santificación, no se dice. Pero en ella se incluyen
todas las gracias y asistencias, externas e internas, que son necesarias para estar
consagrados, verdaderamente, en la verdad.
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- Jesús vivió en el mundo, pero no era del mundo. Vivió en el sistema sin seguir el
sistema, y por esto fue perseguido y condenado a muerte. ¿Yo? ¿Vivo hoy como Jesús lo
hizo en su tiempo, o adapto mi fe al sistema?
6.- Preparación para Pentecostés. Invocar el don del Espíritu Santo, el Espíritu que
animó a Jesús. En esta novena de preparación a Pentecostés es bueno sacar un tiempo
para pedir el don del Espíritu de Jesús.
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 ¡Señor y Dios nuestro, son tantas las plegarias y las súplicas que brotan en nuestro
corazón...! Te pedimos que venga tu Reino y que se haga tu voluntad en la tierra como
en el cielo. Padre santo, consérvanos fíeles a tu nombre, pues nos has dado para
siempre a tu Hijo. Concédenos vivir en la unidad, en la alegría y la confianza. Y consagra
en la verdad a quienes dan testimonio de tu Palabra en este mundo por el que
caminamos cada día. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 Me impresiona, Señor, tu insistencia en la peligrosidad del mundo. Y me doy cuenta de
que hoy también tenemos necesidad de esta puesta en guardia. Y yo el primero de
todos. El mundo de la libertad, de la igualdad de oportunidades para todos, para todas
las religiones, para todas las opiniones, para todos los modos de vida, tiene su encanto,
porque, a fin de cuentas, es el mundo de la tolerancia, de la laicidad, de la libertad para
todos.
Pero es también el mundo donde están admitidas todas las «transgresiones», donde
todas las modas, hasta las más perversas y detestables, son presentadas como
normales, donde toda la prensa tiene derecho a la libre circulación...
Confíame, Señor, a tu Palabra. Recuérdame que no soy de este mundo, que te
pertenezco a ti. Santifícame en tu verdad, asimílame a tu mentalidad, a tu vida. Tú, que
has orado por mí, hazme santo en tu verdad, para que camine siempre por tus caminos
y use de este mundo como lo harías tú. www.santaclaradeestella.es
3 Bendigo a Yahvé, que me aconseja; aun de noche me instruye la conciencia; tengo
siempre presente a Yahvé, con Él a mi derecha no vacilo. (Sal 16,7-8) www.ocarm.org
4 ¡Padre Santo! Santificado sea tu Nombre, y ese Nombre es Jesús, quien nos ha
enseñado Tu palabra, Tu Divina Voluntad y hasta el sacrificio, para que seamos uno,
como Tú y tu Hijo. Señor, escucha la Oracion de Jesús, quien no cesa de suplicarte por
nuestra felicidad, porque vivimos aferrados a este mundo, y Él quiere que nos libres del
mal y nos protejas del maligno. Hoy mi Oracion es igual; no nos deje caer en la
tentación y provocaciones del «príncipe perverso», y que tu presencia y poder esté
siempre con nosotros, porque solo tu vences y solo tuya es la victoria en nuestras
batallas. Te lo pedimos en el Nombre Santo, entre todos los Santos, el verdadero Santo
Jesucristo nuestro Señor. Corazones triunfantes de Jesús y de María, reinad en mi vida y
en mi corazón. Amen. www.dario.res
5 Igual a Santaclara. www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el
corazón de los Padres.
«No pertenecen al mundo, como tampoco pertenezco yo» (Jn 17,14). Esta separación de
los discípulos respecto al mundo es llevada a cabo por la gracia que los ha regenerado,
en cuanto que, por su generación natural, pertenecen al mundo, y por eso había dicho el
Señor antes: «No pertenecéis al mundo, porque yo os elegí y os saqué de él» (Jn
15,19). La gracia les ha concedido no pertenecer más al mundo, del mismo modo que
no forma parte de él el Señor, que los ha liberado. El Señor no perteneció nunca al
mundo, porque, incluso en su forma de siervo, nació del Espíritu Santo, de ese Espíritu
del que renacerán los discípulos. Éstos, repito, no son ya del mundo, porque han
renacido del Espíritu Santo (Agustín, Comentario al evangelio de Juan, 108,1).
www.santaclaradeestella.es

«Padre, mientras yo estaba con ellos en el mundo, yo mismo guardaba, en tu


Nombre, a los que me diste» (Jn 17,11). El Señor oró así la víspera de su Pasión. Sin
embargo, cuando llegó el momento de la separación, se sintió casi aplastado por la
ternura de su amor por ellos y ya no pudo disimular la intensidad y la dulzura de sus
sentimientos, que hasta entonces habia mantenido ocultos (cf. Sal 30,20). Por eso se
dice en el evangelio: «Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amo
hasta el extremo» (Jn 13,1). Entonces fue como si derramara para sus amigos toda la
riqueza de su amor, antes aún de derramar como agua todo su ser por sus enemigos.
En ese momento, después de haberlos animado bastante tiempo, los confió al Padre:
«Padre -dijo-, yo deseo que todos estos que ta me has dado puedan estar conmigo
donde este yo, para que contemplen la gloria que me has dado» (Jn 17,24).
¡Felices vosotros, que tenéis por abogado al mismo juez! Por vosotros ora aquel al que
debemos adorar. Es natural que todo aquello por lo que ora Cristo se realice, porque su
palabra es acto, y su voluntad, eficaz. ¡Qué gran seguridad para los fieles! ¡Cuánta
confianza para los creyentes! ¿Acaso no es fácil llevar el suave yugo de Cristo y sublime
ser coronados en su Reino? ¿Qué puede ser más fácil que llevar las alas que llevan a
aquel que las lleva? ¿Qué puede ser más sublime que volar por encima de los cielos
donde ha ascendido Cristo? Algunos vuelan contemplando; tú, al menos, amando.
Repróchate haber buscado en alguna ocasión lo que no es de arriba, sino de la tierra, y
di al Señor con el profeta: « ¿A quién tengo yo en el cielo? Estando contigo no hallo
gusto en la tierra» (Sal 73,25). Con lo grande que es lo que me está reservado en el
cielo, y, sin embargo, lo desprecio [...]. Cristo, tu tesoro, ha ascendido al cielo: que
también ascienda tu corazón. En Él está tu origen, ahí está tu suerte y tu herencia, de
ahí esperas al Salvador (Guerrico de Igny, «Sermón sobre la Ascensión del Señor», ls;
en PL 185, 153-155). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Ellos no pertenecen al mundo, como
tampoco pertenezco yo» (Jn 17,16).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Padre santo, guarda en tu nombre a
los que me has dado para que sean uno, como tú y yo somos uno» (v. 11).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
«Estar en el mundo sin ser del mundo.» Esta frase es una hermosa síntesis del modo en
que habla Jesús de la vida espiritual. Es una vida en virtud de la cual el Espíritu de amor
nos transforma por completo. Sin embargo, es una vida en la que todo parece
cambiado.
La vida espiritual puede ser vivida de tantos modos como personas hay. La novedad
consiste en haberse desplazado desde la multitud de las cosas al Reino de Dios. Consiste
en haber sido liberados de las constricciones del mundo y en haber encaminado nuestros
corazones hacia lo único necesario.
La novedad consiste en el hecho de que no vivamos ya los muchos negocios, nuestra
relación con la gente y los acontecimientos como causas de preocupaciones sin fin, sino
que empecemos a considerarlos como la rica variedad de los modos a través de los
cuales se hace presente Dios en medio de nosotros. Nuestros conflictos y dolores, los
deberes y las promesas, nuestras familias y nuestros amigos, las actividades y los
proyectos, las esperanzas y las inspiraciones, no se nos presentan ya como otros tantos
aspectos fatigosos de una realidad que difícilmente logramos mantener ¡untos, sino
como modalidad de afirmación y de revelación de la nueva vida del Espíritu que está en
nosotros. «Todo lo demás», que antes nos ocupaba y nos preocupaba tanto, ahora se
convierte en don o desafío que refuerza o profundiza la nueva vida que hemos
descubierto (H. J. M. Nouwen, Invito a la vita spirituale, Brescia 2002, pp. 44ss).
www.santaclaradeestella.es

La extrema atención de amor manifestada por Jesús a sus discipulos y amigos en la


apasionada oración dirigida al Padre antes de entregarse a la Pasión y a la muerte de
cruz tiene que ver con su identidad de hombres llamados y consagrados. Se los ha dado
el Padre y por el Padre han sido consagrados a su designio en virtud de la Palabra de la
verdad que el mismo, el Hijo, les ha comunicado; el Padre debe guardarlos en la fe y en
la fidelidad. La prueba de todo esto es la misma muerte redentora de Jesús: Por ellos
me consagro yo mismo. ¡Qué crisma de consagración fue su amor, que llegó al
derramamiento de sangre! El Espíritu Santo que envolvía a la víctima ofrecida en el
Calvario debía envolver y transformar en ofrenda pura y santa a los apóstoles reunidos
en el cenáculo y después diseminados por los caminos del mundo.
Jesús no pide al Padre que los discípulos, tras su muerte y resurrección, sean capaces de
hacer esto o lo otro, sino que permanezcan unidos a él, que formen una unidad con él y
con el mismo Padre, en el vínculo del amor que es el Espíritu Santo. Ser suyos: eso es lo
mejor que pueden hacer para que el mundo crea y se salve. Ser suyos de tal modo que
se vuelvan una permanente confesión de Fe, una proclamación inequívoca de la verdad
que nos hace libres frente a la seducción de los falsos valores con los que la escena del
mundo siempre está deslumbrada.
Por estar consagrados en la Palabra de la verdad, no tienen más remedio que dedicarse,
reservarse, por completo al ministerio que anuncia la salvación. Decir con toda la vida
que Jesucristo es el Señor, que murió y resucitó para la vida de todos los hombres: esto
es lo primero y lo esencial de toda vocación cristiana, consagrada mediante el bautismo
y todos los demás sacramentos confiados a la Iglesia. En quien se consagra en Cristo, el
Consagrado por excelencia, se impone la vida en la verdadera libertad del Espíritu. Esta
vida crece, aunque debe pasar por pruebas y tentaciones de todo tipo: «No te pido que
los saques del mundo, rogó Jesús, «sino que los guardes del Maligno» (A. M. Canopi, Nel
mistero della gratuitá, Milán, 47-56, passim). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
*****
www.fundacionpane.org

📕 Lectura, ¿Qué dice el texto?

Yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que
se cumpliera la Escritura.
No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno.

🙋 ‍Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu
atención, tu interés?

📗 Meditación, ¿Qué nos dice Dios en el texto?

Centrándonos en el primer párrafo que atrae mi atención, dice: “Para que se cumpliera
la Escritura”, así mismo Jesucristo vino y todo lo que vivió y padeció fue para cumplir la
Escritura o “Los planes de Dios”. ¿Estoy consciente que a veces en mi vida hay eventos
o sucesos buenos y malos, sobre los cuales no tengo control, más sin embargo suceden
porque así son los planes de Dios?
Dios creo este mundo y Jesucristo está consciente de que el maligno siempre está
presente, pero desea que él no tome control sobre nosotros, en mis momentos donde la
maldad me rodea o me toma o me busca para perderme, ¿Me acojo o busco al Señor
para que me ayude a salir y me preserve de esta?

🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?

📘 Oración, ¿Qué le decimos a Dios?

Señor, los planes de Dios ya están escritos, y yo solo soy instrumento, te pido con
mucho amor que me preserves para no perderme, y si esto acontece me ayudes a
regresar a ti, al camino verdadero que tú nos has enseñado, mi mayor deseo es siempre
estar bajo tu gracia y misericordia.

🙋 ‍Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu oración personal?

Cada uno pone sus intenciones. Amén

📙 Contemplación, ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?

“Para que se cumpliera la Escritura” (Repetimos)

🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que
te ayuda a recordar este texto?

🏃 ⛪ Acción, ¿A qué me comprometo con Dios?

Ayer en este momento de la Lectio Divina me comprometí a conocer y reconocer


“glorificar” a Dios y hoy con ello, siguiendo este camino me permitirá estar bajo su
protección y me preservará del maligno.

🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la acción concreta que te invita a


realizar?
**********************************************************************

✞ ✞ ✞ Profesión de Fe

Solo los Domingos y Solemnidades.

✞ ✞ ✞ Intenciones (Oracion de los fieles)

Oremos a Jesucristo, el Señor, haciendo nuestra su plegaria al Padre.


- Para que guarde a la Iglesia de todo mal. Roguemos al Señor.
- Para que suscite en los gobernantes de las naciones deseos y proyectos de progreso y
de paz. Roguemos al Señor.
- Para que ayude y ampare a los que sufren persecución por su compromiso en causas
justas. Roguemos al Señor.
- Para que nosotros, como fieles discípulos de Cristo, realicemos Y vivamos la verdad en
la caridad. Roguemos al Señor.
- Oh Dios y Padre nuestro, que nos amas a todos en Jesús tú Hijo: para que el Espíritu
Santo nos una como personas que nos aceptemos y nos amemos profundamente unas a
otras, te rogamos:
- Oh Dios y Padre nuestro, para que en tu Hijo Jesús reúnas a todas las Iglesias que le
proclaman como su Señor y Salvador, te rogamos:
- Oh Dios, para que el Espíritu Santo nos conceda una actitud de total aceptación y
aprecio mutuo de todos los miembros de nuestras comunidades cristianas, te rogamos:
Señor Jesús, acoge las súplicas de tú Iglesia y envíale el Espíritu Santo. Tú, que vives y
reinas por los siglos de los siglos.

3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)

✞ ✞ ✞ Oración sobre las Ofrendas

*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Acepta, Señor, el sacrificio establecido por ti y, por estos santos misterios que
celebramos en razón de nuestro ministerio, perfecciona en nosotros como conviene la
obra santificadora de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro: Tu Hijo Jesús era cercano a la gente como lo es ahora íntimo tuyo
en la eucaristía. Danos su Espíritu para que nosotros también nos hagamos cercanos a
los que nos has confiado, plenamente atentos y comprensivos, sin llamar la atención
sobre nosotros mismos, sino sobre aquél que está en medio de nosotros y que nos hace
a todos uno respetando nuestra diversidad, Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El
sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de
las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.

a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio II de la Ascensión del Señor. El misterio de la Ascensión
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, después de su resurrección, se apareció visiblemente a todos sus discípulos y,
ante sus ojos, fue elevado al cielo para hacernos partícipes de su divinidad.
• Te doy gracias Jesús por este momento de oración. Te pido que pueda profundizar
cada vez más en las verdades que me muestras para mi felicidad. Y también obtenme,
Señor la fortaleza para cooperar activamente con tu gracia, y así seguir, día a día, la
guía de tu Santo Espíritu de Amor. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria...
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.

Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu
resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno
de los participantes.

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su


admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya
inmolación quisiste devolvemos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu.
Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san
N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al
mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu
servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y
diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
g) Intercesiones. Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con
toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros,
vivos y difuntos.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.

• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de orar con Cristo Jesús,
para que se apiade de nosotros, y nos proteja de los males del mundo, la carne y el
demonio.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.

Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no
tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes. R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Danos la paz.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor, que nos dice: “Padre, no te pido que los saques del mundo,
sino que los preserves del Maligno".

• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Jn 15, 26-27
Cuando venga el Paráclito, que os enviaré, el Espíritu de la verdad, que procede del
Padre, Él dará testimonio de mí, y vosotros daréis testimonio, dice el Señor. Aleluya.

✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión

La participación en este divino sacramento nos colme siempre de tu gracia, Señor, y, al


purificarnos con su fuerza, nos haga cada vez más dignos de este gran regalo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oh Dios de bondad: Estamos convencidos que no es motivo de vergüenza ser humano y
sensible para con los demás. Así fue tu Hijo; ojalá seamos también así nosotros. Danos
una profunda simpatía por los hermanos para que les escuchemos, aprendamos a
comprenderlos y a tomarlos tal como ellos son, como tu Hijo nos toma a nosotros tal
como somos para alzarnos sobre nosotros mismos y para llevarnos a ti, que eres
nuestro Dios por los siglos de los siglos.

4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

✞ ✞ ✞ Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!

Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Oracion a San Miguel Arcángel.


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde
súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo
para la perdición de las almas. Amén

✞ ✞ ✞ Bendición

Hermanos: El salmo 133 dice, “Vean: ¡Qué bueno, qué grato convivir los hermanos (y
hermanas) unidos!”. Jesús rogó para que nosotros pudiéramos convivir así. ¿Podemos
hacerlo? ¿Lo queremos y estamos dispuestos? Que el Espíritu Santo nos dé la gracia de
llegar a ser, y a formar todos, un solo corazón y una sola alma.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre.
R/ Amén
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.

✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16

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