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✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.
✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.
Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén
✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: LÍBRAME DEL MUNDO, DEMONIO Y CARNE”
«Jerusalén. Terminado el discurso, Jesús elevó los ojos al Cielo y dijo».
«Padre santo, guarda en tu Nombre a los que me has dado para que
sean uno, como tú y yo somos uno».
«No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del
maligno. Ellos no pertenecen al mundo como tampoco pertenezco yo».
«Por ellos yo me ofrezco enteramente a ti, para que también ellos se
ofrezcan enteramente a ti, por medio de la verdad – tu palabra -».
1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Sal 46, 2
Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo. Aleluya.
Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado
✞ ✞ ✞ Acto penitencial
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Perdón Jesús pues hoy me he olvidado de Ti en algunos momentos. Sé que estas faltas
y pecados dificultan nuestra amistad, pero aun así siempre estás saliendo a mi
encuentro para perdonarme. Gracias Señor por tu inmensa misericordia, y ayúdame a
ser humilde para reconocer cuánto necesito de Ti.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
✞ ✞ ✞ Oración Colecta:
2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 20, 28-38
Meditatio
La última recomendación de Pablo para la comunidad de éfeso, sería: "Los encomiendo a
Dios y a su Palabra salvadora, LA CUAL TIENE FUERZA para que todos los consagrados a
Dios crezcan en el espíritu y alcancen la herencia prometida".
Pablo sabe bien que nuestra fuerza, como ya lo había dicho el Señor, no está en
nuestros razonamientos, sino en su Palabra, la cual es "viva y eficaz". Es, pues,
necesario mis amados hermanos, que si realmente queremos crecer en el Espíritu y
alcanzar la estatura de Cristo, nos demos tiempo para la lectura de la Sagrada Escritura,
en ella está la fuerza que construye una nueva sociedad, una sociedad no regida por los
criterios humanos, sino por la caridad del Espíritu.
En la Sagrada Escritura encontrarás los criterios con los que se debe guiar la vida del
Cristiano, consejos para los amigos, instrucción para los hijos, consuelo para los
afligidos, y sobre todo, la feliz noticia, que se repite a cada momento: Dios te ama, te ha
amado y te amará siempre.
Oratio
Señor, quiero llenarme de la fuerza de tu Palabra, quiero experimentar en mí la fuerza
sanadora y restauradora que tienes para cada momento y situación de mi vida, quiero
estar siempre impregnado de ella; por eso, te pido la gracia y la inteligencia para poder
poner en mi entorno los principios de tu mensaje de amor, de justicia y de paz.
Actio
Hoy buscaré algún principio bíblico para ponerlo en práctica en mi casa, otro en mi
trabajo y otro con mis amistades.
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San Pablo no cesa de aconsejar, de advertir, de instruir. Está al final del camino. Los que
están con él lo saben, por eso se apenan. Al igual que su Maestro, ha testimoniado con
su vida lo que ha predicado: “La felicidad está más en dar que en recibir”.
✞ ✞ ✞ Salmo
Sal 67,29-30.33-35a.35b.36c
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Oh Dios, despliega tu poder, tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro. A tu templo
de Jerusalén traigan los reyes su tributo.
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor, que avanza por los cielos, los
cielos antiquísimos, que lanza su voz, su voz poderosa: «Reconoced el poder de Dios.»
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Sobre Israel resplandece su majestad, y su poder, sobre las nubes. ¡Dios sea bendito!
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
✞ ✞ ✞ Aleluya
✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
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No hay reflexion.
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Oración inicial
Padre lleno de amor, concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, dedicarse
plenamente a tu servicio y vivir unida en el amor, según tu voluntad. Por nuestro Señor.
Del santo Evangelio según Juan 17,11b-19
Reflexión
• Estamos en la novena de Pentecostés, esperando la venida del Espíritu Santo.
Jesús dice que el don del Espíritu Santo se da sólo a quien lo pide en la oración (Lc
11,13). En el cenáculo, durante nueve días, desde la ascensión hasta Pentecostés, los
apóstoles perseveraron en la oración junto con María la madre de Jesús (He 1,14). Por
esto conseguirán en abundancia el don del Espíritu Santo (He 2,4). El evangelio de hoy
continúa colocando ante nosotros la Oración Sacerdotal de Jesús. Es un texto muy bien
apto para prepararnos en estos días a la venida del Espíritu Santo en nuestras vidas.
• Juan 17, 11b-12: Cuídalos en tu nombre. Jesús transforma su preocupación en
plegaria: “¡Cuídalos en tu nombre, el nombre que tu me diste, para que sean uno como
nosotros!" Todo lo que Jesús hizo en su vida, lo hizo en Nombre de Dios. Jesús es la
manifestación del Nombre de Dios. El Nombre de Dios es Yavé, JHWH. En el tiempo de
Jesús, este Nombre era pronunciado como Adonai, Kyrios, Señor. En el sermón de
Pentecostés, Pedro dice que Jesús, por su resurrección, fue constituido Señor: “Sepa,
entonces, con seguridad toda la gente de Israel que Dios ha hecho Señor y Cristo a este
Jesús a quien vosotros crucificasteis”. (Hec 2,36). Y Pablo dice que esto se hizo: “para
que toda lengua proclame, para gloria de Dios Padre: ¡Jesús Cristo es el Señor!” (Fil
2,11). Es el “Nombre sobre todo nombre” (Fil 2,9), JHWH o Yavé, el Nombre de Dios,
recibió un rostro concreto en Jesús de Nazaret. Y es entorno a este nombre que hay que
construir la unidad: Guárdalos en tu nombre, el nombre que tú me diste, para que sean
uno como nosotros. Jesús quiere la unidad de las comunidades, para que puedan resistir
frente al mundo que las odia y persigue. El pueblo unido alrededor del Nombre de Jesús
¡jamás será vencido!
• Juan 17,13-16: Que en sí mismos mi alegría sea colmada. Jesús se está
despidiendo. Dentro de poco se irá. Los discípulos continúan en el mundo, serán
perseguidos, tendrán aflicciones. Por esto están tristes. Jesús quiere que tengan alegría
plena. Ellos tendrán que continuar en el mundo sin formar parte del mundo. Esto
significa, bien concretamente, vivir en el sistema del imperio, sea romano o neoliberal,
sin dejarse contaminar por él. Al igual que Jesús y con Jesús, deben vivir en el mundo
sin ser del mundo.
• Juan 17,17-19: Como tú me enviaste, yo los envío al mundo. Jesús pide que
sean consagrados en la verdad. Esto es, que sean capaces de dedicar toda su vida para
testimoniar sus convicciones respecto de Jesús y de Dios Padre. Jesús se santificó en la
medida en que, en su vida, fue revelando al Padre. Pide que sus discípulos entren en el
mismo proceso de santificación. Su misión es la misma que la de Jesús. Ellos se
santifican en la misma medida en que, viviendo el amor, revelan a Jesús y al Padre.
Santificarse significa volverse humano, como lo fue Jesús. Decía el Papa León Magno:
“Jesús fue tan humano, pero tan humano, como sólo Dios puede ser humano”. Por esto
debemos vivir en el mundo, sin ser del mundo, pues el sistema deshumaniza la vida
humana y la vuelve contraria a las intenciones del Creador.
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2. El Verbo Cuidar
2.1 Las peticiones entrañables de Jesucristo en su despedida nos hacen recordar al
verbo “cuidar” del que hemos meditado en otras ocasiones.
2.2 Cuidar es reconocer que la vida es precaria y que hay que obrar en consecuencia. Es
un acto de sensatez y de amor por el que admitimos con serenidad que somos frágiles,
y que todo lo bueno que hay en nosotros también es frágil: ¿no lo es acaso la paz? ¿No
lo son la sabiduría, la pureza, la justicia, la humildad? ¡Casi nos parece que ese es el
sello del bien: ser débil!
2.3 Y en efecto, si somos pobres en el bien no es porque nos hayan faltado bienes, sino
porque los hemos perdido. Aprender a cuidar es entonces un acto de gratitud a Dios y a
quienes nos hacen el bien. Es también una actitud de misericordia; es como la raíz del
amor. Y de hecho, ¡cuánto amamos a quienes nos han cuidado!
2.4 Cuidar supone conocer y valorar lo que somos y tenemos, y entender que el torrente
del bien no puede detenerse en nosotros. No es, pues, una justificación para el egoísmo,
porque cuidar no es simplemente conservar. Más bien: cuidar es lograr que cada uno y
cada cosa alcance su meta; que sea lo que puede ser, lo que está llamado a ser. Es
obstinarse en dar la oportunidad al que tal vez la necesita y no la ha tenido.
2.5 ¿Qué hemos de cuidar? Todo. El mundo, casa del hombre. Y al hombre, a cada
hombre. Hay que cuidar el cuerpo y su salud; el alma y su virtud; la familia y su unidad;
la sociedad y su justicia. Hemos de cuidar de cada uno, sabiendo que no lo volveremos a
tener en esta tierra; y apreciar en su medida el tiempo que tenemos, los recursos que
se nos han dado, las ocasiones que ya no vuelven, la hermosura del instante, la gracia
del día presente.
2.6 Dios nos conceda participar de su providencia amorosa, sublime cuidado de su amor
de Padre.
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Jesús nos ha enviado para ser luz de las naciones, para que por nuestras buenas obras
la gente crea, para ser fermento de la masa. Jesús sabe lo difícil que puede llegar a ser
esto y por eso ha pedido al Padre, no que nos saque del mundo, sino que nos proteja del
mal.
No tengamos temor de vivir como auténticos cristianos en medio del mundo, esta es
nuestra misión; si nos persiguen, Dios estará para fortalecernos, defendernos y
rescatarnos. Su Espíritu nos acompaña hasta el final de los tiempos.
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Reflexión: Jn 17,11b-19
El seguimiento de Jesús nos va llevando poco a poco a distanciarnos del mundo, al
punto que ya no lo comprenderemos, ni nos comprenderá. Por eso Jesucristo ora por
nosotros y lo hace de forma realmente conmovedora pidiendo dos cosas que son
fundamentales y que debemos tener en cuenta siempre en nuestras oraciones: la unidad
entre nosotros y con Él y la consagración en la verdad. Solo del respeto y esta profunda
relación de amor puede surgir la unidad. Ciertamente en principio el amor es solamente
de Dios, porque Él nos ha amado primero; porque Él nos ha escogido y querido aun
antes que hubiéramos nacido. Este amor solo busca ser correspondido y lo hacemos
cuando amamos al prójimo como a nosotros mismos. Si bien es cierto que es algo que
brota naturalmente de nuestros corazones, también lo es que debemos aprender a
cultivar, porque el mundo, del que se esfuerza por preservarnos el Señor, promueve
exactamente lo contrario como lo más apetecible y natural para el ser humano: el
egoísmo. Es así que hemos desarrollado las sociedades en las que vivimos, en las que el
hombre no solo está de espaldas a Dios, sino que vive de espaldas a los demás,
induciendo a los hombres y mujeres a creer y pensar que solo les será posible encontrar
la felicidad si se enfocan en sí mismos y la procuran a cualquier precio, incluso a costa
de los demás. Ello constituye un disparate a todas luces, porque jamás hubiéramos
podido construir nada y ni si quiera subsistir un solo día si no hubiéramos aprendido a
compartir, viviendo en comunidad, empezando por la célula básica de la sociedad: la
familia. Quien pretende ignorarla o destruirla no puede estar nada más que desquiciado.
Lamentablemente existen corrientes muy poderosas en nuestro mundo que han enfilado
su artillería más pesada contra ella. No podrán destruirla ni acabarla porque más fuerte
es la unidad, el amor y el Señor que ha vencido al mundo, pero si harán mucho daño a
sus miembros, como lo estamos viendo. Por eso, hoy como entonces, debemos unir
nuestras plegarias a las de Jesús. No te pido que los saques del mundo, sino que los
preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad.
Son dos grandes consejos los que podemos obtener de esta reflexión. El primero es el
de la unidad, que ha de cimentarse en el amor, pero también en la verdad, el segundo
gran consejo que ha de constituir para nosotros un programa de vida: la verdad ha de
ser nuestro norte. Con la verdad no hay pierde. Con ella venceremos los imperios más
poderosos. No habrá murallas que se resistan, porque la Verdad es la Palabra de Dios y
Él ya ha vencido al mundo, con la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. No
hemos de tener la menor duda al respecto. Esta es la fe que hemos de profesar en
nuestras vidas. Es cuestión de tiempo. Un tiempo que para nosotros puede parecer a
veces largo o excesivo, pero que en la perspectiva Divina es un suspiro. Sostener
siempre la verdad puede ser una tarea que en determinados momentos pudiera parecer
que sobre pasa nuestras posibilidades, sin embargo ello será siempre posible para quien
confía y se mantiene en fidelidad al Señor. Él ha vencido al mundo. No hay poder que lo
ate o supere. El horizonte que Dios nos propone, por más oscura y desdichada que nos
parezca la noche, está a nuestro alcance, porque así lo ha querido Dios y Jesucristo lo
ha hecho posible con su muerte y resurrección. No es el egoísmo, ni la imposición
violenta la que nos permitirán construir el mundo que todos anhelamos, sino la paz y el
amor. No son las celadas, las armas secretas, ni las alianzas estrategias, pactando con
el diablo si fuera preciso las que nos permitirán alcanzar la armonía, el desarrollo y la
paz que todos anhelamos. No viviremos en la sociedad que merecemos, para la cual
fuimos creados, en tanto no comprendamos que el ÚNICO camino es el del amor y la
verdad. No puede haber amor sin verdad. No te pido que los saques del mundo, sino
que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del
mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad.
Por engaño del demonio, por la mentira entra el mal en el mundo. Lo podemos
comprobar a cada instante en cada relación nueva que conformamos. No seremos
capaces de construir nada si no somos sinceros y si no nos abrimos por completo a la
verdad. Todo es que empezamos a poner límites y cortapisas, que condenamos una
relación al estancamiento. Y todo aquello que se estanca terminar por podrirse y
apestar. Una relación basada en la verdad y en la transparencia, será fluida. Solo habrá
de desarrollarse en la medida en que estemos abiertos y no ocultemos nada. Solo
entonces se puede construir el amor. Depende de cada uno de nosotros hasta donde
queremos llegar, pero nada progresará sobre la mentira y el engaño, aun cuando pueda
parecernos en algún momento que avanzamos. No hay nada peor que la mentira y el
engaño, sea en la familia, con los hijos, con el cónyuge, con los vecinos, con los amigos
o con los compañeros. La mentira nos conduce al engaño, a la oscuridad y a la muerte.
Son pasos que se van dando, que paulatinamente nos van destruyendo y destruyendo a
los demás, entrando en una dinámica que progresivamente nos irá hundiendo, como
cualquier esfuerzo que hacemos una vez que hemos caído en un pantano. La única
salida es la verdad y el amor. El Señor nos alcanza en su fuerte brazo la verdad y el
amor. Hemos de asirnos confiadamente a Él, que ha venido a salvarnos del marasmo
pestilente en que nos veníamos hundiendo. Él es nuestro Salvador. Para eso lo ha
enviado Dios Padre y Él no ha escatimado ningún esfuerzo por Salvarnos. Incluso ha
dado su vida por nosotros. Tontos seríamos si nos desprendemos de Él para volver al
sofoco y al ahogo, sin embargo están las fuerzas del mal, que tratarán de lastrarnos y
jalarnos nuevamente a este camino de perdición, por eso ora el Señor al Padre y hemos
de unirnos con Él suplicando que no nos deje, que nos preserve, porque solo con su
ayuda venceremos al mal, a la tentación, a la mentira y a la muerte. No te pido que los
saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como
tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad.
Oremos: Padre Santo, no nos desampares; no permitas que nos alejemos de Ti.
Ayúdanos a sacudirnos de toda tentación facilista, engañosa, de toda treta del demonio
que nos ofrece un paraíso sin esfuerzo, sobre el sufrimiento y engaño a los demás…Te lo
pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu
Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén. Roguemos al Señor… Te lo pedimos
Señor.
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Esta hermosa oración expresa el deseo profundo del Señor: Que todos los que hemos
creído en Él seamos uno en el amor. Esto es estar en la verdad.
1. Padre Santo, manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para
confiármelos.
Cristo comienza su oración presentando a los apóstoles, que, aun siendo de este mundo,
el Padre, por una elección, se los dió. Y Él les manifestó su nombre, que está por
persona, es decir, les enseñó el misterio de que, en aquel monoteísmo cerrado del
Antiguo Testamento, había un Padre verdadero, del cual Él es su Hijo.
Esta presentación tiene por objeto destacar los motivos que los recomiendan a la
benevolencia del Padre en la oración que Cristo le va a dirigir por ellos.
Eran tuyos. Y también lo eran por una elección que el Padre hizo de ellos para su misión
apostólica (Jn 6:37.44.65).
Expuestos los motivos de su plegaria al Padre, comienza por esta invocación: Padre
santo. La palabra padre, en labios de Cristo, lleva, aún en cuanto hombre, el sentido
ontológico de Dios-Padre, ya que El, por su persona, es su Hijo. El calificarle aquí de
santo probablemente se debe a la santificación que va a pedir para los suyos.
2. Cuídalos en tu Nombre que me diste para que sean uno
Esta primera parte de la plegaria es como el aspecto negativo de la misma. En su
ausencia, Cristo pide al Padre que los cuide de todo mal. Les hace falta esta protección
contra el mundo hostil. Mientras Cristo estaba, El los cuidaba. Y no pereció, por lo
mismo, ninguno, sino Judas. Pero esto estaba en la Escritura. No fue falta de celo en
Cristo por él.
En tu nombre. Pide por la adhesión de fidelidad de ellos a este nombre, persona, del
Verbo encarnado, Hijo, y a su mensaje. Es en esta unión de Padre-Hijo en la que ellos
habrán de perseverar.
Para que sean uno como nosotros. El tema fundamental de esta oración de Cristo por
sus apóstoles esta enunciado arriba. Como este pensamiento lo desarrolla más
ampliamente en los versículos 22-24, allí se estudia.
La pérdida de Judas. Mientras estaba con ellos, el Buen Pastor miraba celosamente por
Judas. Pero este fue traidor. De los guardados por Cristo solo pereció el hijo de
perdición, semitismo que está calificando a una persona, que aquí es Judas. Ya Cristo le
había avisado de los malos pasos en que andaba (Jn 6:70) al que deseaba salvar. Por
eso, como justificación de la solicitud de Cristo, se invoca que esta perdición estaba
predicha en la Escritura. No es que ella lo causase, sino que proféticamente lo
anunciaba. Era un problema de libertad, al que afectaba la predestinación y donación del
Padre (Jn 6:37.44): de misterio. Pero la Escritura tenía que cumplirse. En la última Cena
también se cita un salmo --Sal 41:10-- como prueba profética de esta traición de Judas
(Jn 13:18). Esta perdición es abandono de apóstol de Cristo; no se trata de su destino.
3. Para que tengan mi gozo cumplido en si mismos.
Que gozo es este que Cristo desea que los apóstoles lo tengan pleno o cumplido en sí
mismos Esta frase para que vuestro gozo sea cumplido es usada varias veces por Cristo
(Jn 15:11; 16:24) y parece tener un cierto valor proverbial o redundante.
En este contexto se establece relación entre las cosas que Cristo hablo, les acaba de
hablar, para que tengan este gozo. Luego este gozo debe provenirles de estas cosas que
Cristo ora en voz alta para que le oigan.
Y en el contexto inmediato de esta frase se ruega por ellos para que el Padre los guarde
en su ausencia, para que tengan esa unión entre sí, con el Padre y Cristo, y al modo de
estos. Esta unión es la adhesión al Padre y al Hijo, garantizada por la guarda que les
hará el Padre; es lo que les hará tener este supremo gozo: fe y caridad firmes con la
esperanza abierta a su ida a las moradas del cielo.
4. Que los cuide del mal
Algunos piensan y discuten si Cristo ruega aquí que los libre del mal o del maligno,
Satanás, ya que esta expresión puede tener ambos sentidos. Parece preferible el primer
sentido el mal, pues, en estos contextos del sermón de la cena, se está diciendo que el
mundo es malo y que los odia y perseguirá. Por lo que parece que este concepto ha de
prevalecer aquí (Jn 17:14-16). Además, cuando en el evangelio de Juan se habla del
demonio, nunca se lo nombra por el maligno, sino por el diablo o Satanás, o el príncipe
de este mundo El maligno lo usa en las epístolas, pero ninguno de estos textos es la
explicación autentica del nuestro (cf. Jn 13:2.27- 17.)
5. Conságralos en la verdad
Que los consagre, los santifique. Si en la primera parte de esta oración predominaba el
aspecto negativo, en esta predomina el positivo de santificación.
Cristo dice que se santifica a sí mismo para que los apóstoles sean santificados en la
verdad y pedirá que los santifique verdaderamente.
El verbo aquí usado por consagrar, significa santificación, que puede ser interna, pero
que también puede ser externa y equivalente a consagración. Muy especialmente se dice
de las victimas dedicadas al sacrificio, y de los sacerdotes del A.T.
El sentido, pues, de esta santificación de Cristo no es otra cosa que su consagración,
que es su dedicación, su entrega al sacrificio de la cruz: su consagración victimal; y,
como se ve por el contexto, se destaca especialmente el sentido meritorio de la misma.
Pues Cristo la hace en provecho de los apóstoles, y precisamente para que sean
consagrados verdaderamente.
El pensamiento es: Cristo se consagra victimalmente al Padre para merecer el que sus
apóstoles sean consagrados, dedicados verdaderamente a lo que pide para ellos
6. Tu palabra es verdad
¿Cuál es la consagración que Cristo pide para ellos? Conságralos en la verdad. ¿Cuál es
ésta?, el texto lo dice abiertamente: Tu palabra es verdad.
La palabra de Cristo es el mensaje del Padre; El Evangelio. Precisamente El dirá: “Yo soy
la Verdad.” Lo que Cristo ruega al Padre es que los consagre verdaderamente en su
verdad.
En su sacrificio mereció esta inconmovible permanencia y comprensión de los apóstoles
de la verdad y en la verdad, y ahora pide que les aplique esos méritos que se lograran
en la cruz.
Hasta donde se extiende y abarca esta santificación, no se dice. Pero en ella se incluyen
todas las gracias y asistencias, externas e internas, que son necesarias para estar
consagrados, verdaderamente, en la verdad.
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- Jesús vivió en el mundo, pero no era del mundo. Vivió en el sistema sin seguir el
sistema, y por esto fue perseguido y condenado a muerte. ¿Yo? ¿Vivo hoy como Jesús lo
hizo en su tiempo, o adapto mi fe al sistema?
6.- Preparación para Pentecostés. Invocar el don del Espíritu Santo, el Espíritu que
animó a Jesús. En esta novena de preparación a Pentecostés es bueno sacar un tiempo
para pedir el don del Espíritu de Jesús.
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 ¡Señor y Dios nuestro, son tantas las plegarias y las súplicas que brotan en nuestro
corazón...! Te pedimos que venga tu Reino y que se haga tu voluntad en la tierra como
en el cielo. Padre santo, consérvanos fíeles a tu nombre, pues nos has dado para
siempre a tu Hijo. Concédenos vivir en la unidad, en la alegría y la confianza. Y consagra
en la verdad a quienes dan testimonio de tu Palabra en este mundo por el que
caminamos cada día. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 Me impresiona, Señor, tu insistencia en la peligrosidad del mundo. Y me doy cuenta de
que hoy también tenemos necesidad de esta puesta en guardia. Y yo el primero de
todos. El mundo de la libertad, de la igualdad de oportunidades para todos, para todas
las religiones, para todas las opiniones, para todos los modos de vida, tiene su encanto,
porque, a fin de cuentas, es el mundo de la tolerancia, de la laicidad, de la libertad para
todos.
Pero es también el mundo donde están admitidas todas las «transgresiones», donde
todas las modas, hasta las más perversas y detestables, son presentadas como
normales, donde toda la prensa tiene derecho a la libre circulación...
Confíame, Señor, a tu Palabra. Recuérdame que no soy de este mundo, que te
pertenezco a ti. Santifícame en tu verdad, asimílame a tu mentalidad, a tu vida. Tú, que
has orado por mí, hazme santo en tu verdad, para que camine siempre por tus caminos
y use de este mundo como lo harías tú. www.santaclaradeestella.es
3 Bendigo a Yahvé, que me aconseja; aun de noche me instruye la conciencia; tengo
siempre presente a Yahvé, con Él a mi derecha no vacilo. (Sal 16,7-8) www.ocarm.org
4 ¡Padre Santo! Santificado sea tu Nombre, y ese Nombre es Jesús, quien nos ha
enseñado Tu palabra, Tu Divina Voluntad y hasta el sacrificio, para que seamos uno,
como Tú y tu Hijo. Señor, escucha la Oracion de Jesús, quien no cesa de suplicarte por
nuestra felicidad, porque vivimos aferrados a este mundo, y Él quiere que nos libres del
mal y nos protejas del maligno. Hoy mi Oracion es igual; no nos deje caer en la
tentación y provocaciones del «príncipe perverso», y que tu presencia y poder esté
siempre con nosotros, porque solo tu vences y solo tuya es la victoria en nuestras
batallas. Te lo pedimos en el Nombre Santo, entre todos los Santos, el verdadero Santo
Jesucristo nuestro Señor. Corazones triunfantes de Jesús y de María, reinad en mi vida y
en mi corazón. Amen. www.dario.res
5 Igual a Santaclara. www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el
corazón de los Padres.
«No pertenecen al mundo, como tampoco pertenezco yo» (Jn 17,14). Esta separación de
los discípulos respecto al mundo es llevada a cabo por la gracia que los ha regenerado,
en cuanto que, por su generación natural, pertenecen al mundo, y por eso había dicho el
Señor antes: «No pertenecéis al mundo, porque yo os elegí y os saqué de él» (Jn
15,19). La gracia les ha concedido no pertenecer más al mundo, del mismo modo que
no forma parte de él el Señor, que los ha liberado. El Señor no perteneció nunca al
mundo, porque, incluso en su forma de siervo, nació del Espíritu Santo, de ese Espíritu
del que renacerán los discípulos. Éstos, repito, no son ya del mundo, porque han
renacido del Espíritu Santo (Agustín, Comentario al evangelio de Juan, 108,1).
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Yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que
se cumpliera la Escritura.
No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno.
🙋 Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu
atención, tu interés?
Centrándonos en el primer párrafo que atrae mi atención, dice: “Para que se cumpliera
la Escritura”, así mismo Jesucristo vino y todo lo que vivió y padeció fue para cumplir la
Escritura o “Los planes de Dios”. ¿Estoy consciente que a veces en mi vida hay eventos
o sucesos buenos y malos, sobre los cuales no tengo control, más sin embargo suceden
porque así son los planes de Dios?
Dios creo este mundo y Jesucristo está consciente de que el maligno siempre está
presente, pero desea que él no tome control sobre nosotros, en mis momentos donde la
maldad me rodea o me toma o me busca para perderme, ¿Me acojo o busco al Señor
para que me ayude a salir y me preserve de esta?
Señor, los planes de Dios ya están escritos, y yo solo soy instrumento, te pido con
mucho amor que me preserves para no perderme, y si esto acontece me ayudes a
regresar a ti, al camino verdadero que tú nos has enseñado, mi mayor deseo es siempre
estar bajo tu gracia y misericordia.
🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que
te ayuda a recordar este texto?
✞ ✞ ✞ Profesión de Fe
3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)
*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Acepta, Señor, el sacrificio establecido por ti y, por estos santos misterios que
celebramos en razón de nuestro ministerio, perfecciona en nosotros como conviene la
obra santificadora de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro: Tu Hijo Jesús era cercano a la gente como lo es ahora íntimo tuyo
en la eucaristía. Danos su Espíritu para que nosotros también nos hagamos cercanos a
los que nos has confiado, plenamente atentos y comprensivos, sin llamar la atención
sobre nosotros mismos, sino sobre aquél que está en medio de nosotros y que nos hace
a todos uno respetando nuestra diversidad, Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El
sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de
las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.
a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio II de la Ascensión del Señor. El misterio de la Ascensión
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, después de su resurrección, se apareció visiblemente a todos sus discípulos y,
ante sus ojos, fue elevado al cielo para hacernos partícipes de su divinidad.
• Te doy gracias Jesús por este momento de oración. Te pido que pueda profundizar
cada vez más en las verdades que me muestras para mi felicidad. Y también obtenme,
Señor la fortaleza para cooperar activamente con tu gracia, y así seguir, día a día, la
guía de tu Santo Espíritu de Amor. Amén.
Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones.
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria...
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu
resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno
de los participantes.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.
• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de orar con Cristo Jesús,
para que se apiade de nosotros, y nos proteja de los males del mundo, la carne y el
demonio.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.
Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Jn 15, 26-27
Cuando venga el Paráclito, que os enviaré, el Espíritu de la verdad, que procede del
Padre, Él dará testimonio de mí, y vosotros daréis testimonio, dice el Señor. Aleluya.
4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.
✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
✞ ✞ ✞ Bendición
Hermanos: El salmo 133 dice, “Vean: ¡Qué bueno, qué grato convivir los hermanos (y
hermanas) unidos!”. Jesús rogó para que nosotros pudiéramos convivir así. ¿Podemos
hacerlo? ¿Lo queremos y estamos dispuestos? Que el Espíritu Santo nos dé la gracia de
llegar a ser, y a formar todos, un solo corazón y una sola alma.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre.
R/ Amén
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.
✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16