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SECRETOS

DE LA PROSPERIDAD FINANCIERA
Ramón H. Maury

DESPUÉS DE OBSERVAR a decenas de personas manejar finanzas he llegado a una


conclusión que, posiblemente, sorprenderá a muchos lectores: el buen manejo
financiero representa un 75% de buen juicio y 25% de matemáticas financieras.
Todos hemos tropezado en la vida con personas que carecen de educación formal,
pero han sido sorprendentemente exitosas en la administración de sus recursos.
Pero también hemos conocido personas que ostentan un título universitario y que,
sin embargo, sus finanzas personales son un desastre.

Un principio fundamental de la administración financiera personal se concentra en


esta gran verdad: NADIE PUEDE GASTAR MÁS DE LO QUE GANA Y ALCANZAR AL
MISMO TIEMPO LA PROSPERIDAD FINANCIERA. Aceptar esa cruda verdad es,
simple y llanamente, buen juicio.

El desequilibrio financiero es una epidemia de proporciones mundiales. ¿Cómo


resuelven algunos el dilema? Recurriendo a préstamos, utilizando sin medida las
tarjetas de crédito, abordando tímidamente al jefe para que conceda un anticipo a
cuenta del sueldo.

Si usted no tiene sobresaltos financieros, felicitaciones. Pero si siente que sus


finanzas personales no marchan bien, le sugiero continuar la lectura. Inicie una
nueva etapa. Controle sus finanzas. Viva sin el estrés que causa el desorden en la
administración del dinero.

Aplique los siguientes principios en el proceso de rehabilitación financiera:

Principio No. 1

Reconozca que Dios es el Dador de todo lo que usted tiene o pueda ganar.
Aunque Dios nos concede el privilegio de administrar los recursos que nos da, no
somos dueños de nada. Aceptar la soberanía de Dios sobre nuestra vida y nuestras
posesiones es un principio saludable de buen juicio y constituye el fundamento de
toda actividad financiera saludable.

La tarjeta de Crédito
es una conveniencia,
no una autorización
en blanco para gastar
sin límites.

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Principio No. 2

Sepa exactamente en qué gasta lo que tiene para cubrir sus gastos personales.
Si ha enfrentado el desequilibrio entre el tiempo y el dinero disponibles, inicie un
proceso de registro de sus gastos, para descubrir con exactitud qué camino toma
cada centavo, peso o dólar de sus ingresos.

Principio No. 3

Después de algunas semanas de registrar sus gastos, revise el registro y evalúe


cada grupo de gastos para estar seguro que el “buen juicio” ha imperado en el
proceso de gastar su dinero.

Muchos han descubierto a través de ese examen una serie de debilidades que
pueden superarse. Se reconoce que registrar los gastos puede ser tedioso, pero
sólo a través de ese registro puede descubrir si hay tendencias destructivas en la
forma como usted gasta su dinero.

Principio No. 4

Disciplínese y haga un presupuesto.


Si sabe cómo y en qué dirección se va su dinero, proceda a planificar una mejor
forma de gastarlo. Un presupuesto es un propósito, una intención, previos al acto
de desembolsar dinero. La persona predetermina cómo usará sus recursos para
satisfacer necesidades, incluso algunos deseos legítimos que endulzan la vida. El
presupuesto se inicia con la cantidad que tenemos como ingresos y establece los
límites razonables del gasto, con el fin de no exceder lo que tenemos.

Se requerirá fuerza de voluntad para seguir el plan financiero contemplado en el


presupuesto. Cuanto más crítica y apretada haya sido su situación, tanta más
necesidad tendrá de introducir una disciplina adecuada a las nuevas circunstancias.
Aunque falle en algunas ocasiones, no se desanime. Abandonar hábitos
perjudiciales y adoptar otros saludables, no ocurre sin esfuerzo. No sea otra
víctima de la actitud popular, “¿Qué voy a planificar, si no tengo suficiente dinero?”
¡Precisamente por eso debe hacerlo!

Principio No. 5

Una línea de su presupuesto debe decir AHORRO, aunque sea una suma pequeña.
Quienes han pasado del desorden a la estabilidad financiera han tenido la valentía
de planificar sus gastos e incluir en sus planes el ahorro. Al fin de cuentas, el

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ahorro es una disciplina menor dentro de la gran disciplina de la organización de
nuestras finanzas.

Principio No. 6

Una línea ignorada en muchos presupuestos es la que asigna una cantidad,


aunque sea pequeña, para cuando se cruce en el camino alguien con una
necesidad extrema y a quien deba tender la mano de ayuda. Esa línea puede
llamarse “caridad personal”, “Solidaridad con el que sufre” o cualquier nombre que
la identifique. Los verdaderamente necesitados abundan en un mundo agobiado
por tantas incertidumbres y sorpresas, y la mayoría de ellos o ellas no son
responsables de su infortunio.

Fue el sabio Salomón quien dijo: “A Dios presta el que da al pobre, y el bien que
ha hecho se le volverá a pagar” (Proverbios 1:17). Tener la certidumbre de que
Dios toma nota de un acto de solidaridad y amor al prójimo es aliento suficiente
para quien ha decidido ordenar sus finanzas a fin de ayudar a quien padece
necesidad.

Con frecuencia se observa que los pobres, de lo poco que tienen, muestran mayor
inclinación a socorrer a otros más necesitados que ellos, que el rico al cual no le
falta nada. La proporcionalidad de la ayuda ofrecida se inclina, muchas veces, a
favor de los pobres.

Principio No. 7

Sea extremadamente cuidadoso en el uso del crédito.


Quienes acumulan más de dos tarjetas de crédito (una es más que suficiente),
usualmente exceden sus gastos. Por lo tanto, reserve cada peso que cargue a su
tarjeta para que cuando llegue la cuenta pueda pagar la totalidad del saldo, sin
incurrir en intereses. La tarjeta de crédito es una conveniencia, no una
autorización en blanco para gastar sin límites. Una vez que usted caiga en la
trampa, estará en manos de su banco por mucho tiempo, produciéndole jugosos
ingresos a través de los intereses. Ese es, al fin de cuentas, negocio de su banco,
no de usted. Cualquier descuido en el uso de las tarjetas le conducirá, tarde o
temprano, a su “día de juicio”. Mantenga su registro de crédito limpio pagando a
tiempo sus cuentas.

El endeudamiento ha llevado a miles a la bancarrota. En los Estados Unidos: “1.6


millones de personas solicitaron acogerse a las provisiones de la bancarrota, el
doble de las que lo hicieron diez años atrás. Lo trágico de la bancarrota es que un
buen número de ellas fueron solicitadas por personas mayores de 50 años, un
segmento de la población en el cual están ocurriendo más frecuentemente las
declaraciones de quiebra”.

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CONCLUSIÓN

Recuerde siempre que lo que cuenta “no es cuánto tengo, sino cómo uso lo que
tengo”. Este principio marca la diferencia entre la angustia y la tranquilidad
financieras. Analice los sencillos principios p0resentados y empiece hoy mismo a
introducir la disciplina y el orden en el manejo de sus recursos. Recuerde: el
manejo financiero acertado es 75% buen juicio y 25% matemáticas financieras.

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