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¿Por qué trabajar con formas

orgánicas? El ejercicio de la
metamorfosis de cuatro pasos - Maya
Moussa

Por qué trabajar con formas orgánicas ? El ejercicio de la metamorfosis de cuatro


pasos

Los elementos de la escultura en barro tal como se trabaja en nuestro enfoque


arteterapeutico se dirigen a determinadas facultades del organismo humano :
empezando por la pura materia, el barro como elemento tierra, con su peso, su
inercia, formando una piedra pesada comprendemos las fuerzas de gravedad que
nos dan nuestra posibilidad de « aterrizar ».

Las formas  convexas corresponden a fuerzas de crecimiento, de expansión, de


vida por si como se encuentra en muchas formas en el reino vegetal. Así se
pueden modelar formas de semillas, de frutos, piedras alisadas por el correr del
agua, y pueden tener un efecto vitalizante y tranquilizador .

Las formas cóncavas ya muestran un espacio interior, podemos modelar cuevas,


espacios donde sentirnos protegidos, cuencos, formas que tienen más o menos
apertura, ofrecen más o menos cobijo. Aquí entramos a otro ámbito, al espacio
interior. La cavidad habla de vida interior, de la posibilidad de protegerse, de
cerrarse, hasta de vaciarse, por lo que ya son formas que tienen que ser trabajadas
con mucho conocimiento para no resultar demasiado frágiles y quebradizas. Son
formas que corresponden más al ámbito del reino animal, donde se abre un
espacio anímico-interior en el que se desarrolla el sentir.
Las formas erguidas, en las que ya se encuentran dos o más superficies para
formar aristas y vértices resultan siempre muy individuales, auténticas esculturas
con mucha expresividad, ya manifestando gestos como « presencia », « orgullo »,
« dignidad » y muchos otros más. Son cualidades que encontramos en el mundo
del ser humano, arquetípicas de las cualidades humanas. Cuidamos en este
contexto de la solidez y firmeza de una forma, que no nos perdamos en
« Líneas » que corresponden al dibujo y no nos debilitemos con huecos, vacíos y
agujeros en la escultura.

Con pocos elementos , sencillos pero esenciales, podemos ascender a través del
trabajo artístico-terapéutico, desde la piedra inerte y dormida, por la planta en su
estado de ensoñación, al animal con su mundo anímico-interior, hasta llegar a la
verticalidad del ser humano, sin tener que llegar a figuras naturalistas, si no
trabajando lo esencial y comprendiendo cada  vez más estos diferentes aspectos
en el mundo y en nosotros mismos.

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