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UN VIRUS PARA ENCONTRAR LA ENFERMEDAD

Desde la llegada y expansión del Coronavirus (COVID-19) a nuestro país, hemos visto
emerger con claridad la imperante desigualdad social y la ineficiente capacidad e interés
del Estado para tomar las medidas necesarias en pro de contener esta crisis sanitaria y
garantizar el cuidado que requieren las comunidades más precarizadas del campo y la
ciudad. Alcaldes y gobernadores repiten cual mantra que “Lavarse las manos” es la
columna vertebral de los cuidados necesarios para contener la expansión del virus;
cómo decirles que en una ciudad como Medellín se cuentan por miles las personas que
no tienen acceso al agua potable ni a servicios de saneamiento básico que les permitan
siquiera hacerse cargo de los autocuidados que deben tomar.

El Faro, territorio construido gracias a la fuerza de trabajo de sus habitantes, es un


barrio ubicado en la ladera centro oriental de la ciudad de Medellín donde muchos de las
personas dependen de trabajos precarizados, esos llamados informales, que les
permiten tener una economía frágil de supervivencia diaria. ¿Cómo asumir el
aislamiento en estas condiciones? A la amenaza del virus se antepone la amenaza del
hambre, por no mencionar la angustia que genera no tener con que cubrir otros gastos
del hogar. Entendemos las medidas, pero ¿cómo cumplirlas? Nuestras comunidades
han permanecido “desconectadas” por decisión de la gran ciudad, esa que se moldea a
sí misma para complacer a extranjeros, pero no se percata de que un gran porcentaje
de sus “ciudadanos” depende del rebusque diario para poder vivir.

El virus trajo consigo la posibilidad de encontrar la enfermedad, esa que este sistema
capitalista lleva años cultivando en cada uno de nuestros espacios para habitar. Nos
niegan derechos básicos que deberían ser universales, nos piden cumplir protocolos
necesarios pero imposibles, pero ¿acaso atienden los reclamos que desde el barrio se
han alzado exigiendo el mínimo de agua vital? ¿será que es locura hablar de una renta
básica y universal? Y ¿en dónde quedaron las propuestas de mejoramiento integral de
barrios que desde estos territorios de ladera han aclarado que estos no son barrios de
alto riesgo, si no que requieren una alta inversión? La alcaldía de Medellín, en sus
sucesivos períodos, es la responsable del agravamiento de las condiciones de
supervivencia de las comunidades que habitamos los márgenes de la ciudad.

Sabemos que en el momento debemos volcar la mirada a nosotros mismos, ver como
desde los entramados comunitarios que componen estos territorios y desde las redes
que superan los límites de estas laderas podemos encontrar un espacio de solidaridad
que nos permita generar alternativas de cuidado, pero a su vez, insistimos en la
responsabilidad que la alcaldía de Medellín tiene para generar medidas que permitan
mitigar los riesgos adicionales que se han generado debido a los años de abandono a
las periferias de la ciudad.
¿Para ustedes qué se necesita para vivir dignamente?
Elemento Ilegal, La Guarida – El Faro (Medellín)
21 de marzo de 2020

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