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IGNACIO GONZALEZ JANZEN

LA TRIPLE-A

editorial
CONTRAPUNTO
C O LEC C IO N M E M O R IA Y P R E SE N T E
PROLOGO
Director: Eduardo Luis Duhalde

Horacio Verbitsky
E Z E IZ A
Sergio Ciancaglini Martín Grano vsky
— Después de releerlo creo que la m ayor virtud de este
C R O N IC A S D EL A P O C A L IP S IS libro es la exposición de los nexos profundos entre
María Seoane Héctor Ruiz N úñez

m om entos en apariencia tan distintos como la Sema­
L A N O C H E D E L O S L A P IC E S na Trágica, los golpes militares de 1930, 1945, 1955 y
1966, y la emergencia de la Triple A .
Alipio E. Paoletti M e pregunto si la capacidad de Ignacio González
COM O L O S N A Z IS , COM O E N V IE T N A M Janzen para ubicarse p o r encima de las fronteras par­
N o em í Ulla Hugo Echave

tidarias, que siempre han oscurecido el análisis de es­
D ESPU ES D E L A N O C H E tos fenóm enos, la debe a su exilio de más de una déca­
(Diálogo con Graciela Fernández Meijide) da o al conocimiento íntimo que difícilmente tenga al­
guien que no haya pasado com o él p o r el p o r el Cole­
gio Militar, p o r algunos grupos del nacionalismo ca­
tólico, y p o r el peronismo. La combinación de proxi­
midad y distancia produce un efecto m uy atractivo.
Testimonio de un protagonista, pero también in­
vestigación periodística original, y reflexión inteligen­
te sobre los m otivos ideológicos y sociales de la
violencia, esta obra puede llegar a convertirse en un
clásico, de consulta obligatoria.
Los grupos armados irregulares son el recurso
extremo de todas las derechas, para reprimir la agita­
Tapa: Virginia Nembrini ción obrera o la insurgencia popular en algunos casos,
y desestabilizar a gobiernos hermafroditas que p o r su
© Ignacio González Janzen ambivalencia inspiran desconfianza a las clases dom i­
© Editorial Contrapunto SRL nantes en otros. Sus vínculos con lo que hoy se llama
Tucumán 1438, 1° of. 110 la internacional negra resuenan con un aire fam iliar
Buenos Aires
I S B N 9 5 0 -4 7 -0 0 0 8 -X
en nuestra política, pero las revelaciones de Gonzales
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Jansen nos dan la letra precisa de una melodía que
Impreso en la Argentina hasta ahora sólo sabíamos tararear.

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Desde la Liga Patriótica protegida p o r el radicalis­
mo en 1919, la Legión Cívica que conspiró con Uribu-
ru contra Yrigoyen una década después, los coman­
dos civiles católicos de Mariano Grondona y Mario
A m adeo que se batieron p o r Cristo Rey y contra Pe­
rón Presidente, los grupos de choque universitarios
como el SUD, hasta las custodias sindicales de la A la memoria de
UOM en la décadas del 60 y 70, González Jansen tra­
Jorge Money, Dardo Cabo y Rodolfo Ortega Peña
za una geografía de las tinieblas, en guerra contra la
convivencia democrática, el laicismo, el sufragio uni­
versal, las reivindicaciones de los trabajadores; y una
zoología del terror, tan diversa que comprende a co­
roneles croatas, sacerdotes franceses, diputados rosa­
dnos y jueces federales.
H ay probablemente imprecisiones en el texto, debi­
das a la imposibilidad de una verificación en archivos
locales de cada fecha y todos los nombres. Pero lo
esencial está en estas páginas de lectura febril, que
provocarán varias sorpresas y algún escándalo, apor­
te estimable a la escritura de temas centrales de
nuestra áspera historia, que hoy se insinúan en el inci­
piente debate cultural sobre la etiología de la violencia
argentina.

HORACIO VERBITSKY
LA TRIPLE-A

A fines de 1972, el abogado Juan Carlos Ortiz, apo­


derado del Partido Justicialista durante la gestión de
Jorge Paladino (y excluido con él del movimiento pero­
nista) se jactaba entre sus amigos de los planes de José
López Rega y José Ignacio Rucci para “ impedir que
Héctor Cám pora y la izquierda asuman la conducción
del peronism o” . Ortiz aseguraba que “ pese a las pe­
queñas discrepancias” entre Rucci y López Rega, el
secretario de la CGT y el secretario privado del general
Perón, estaban de acuerdo en “ unir a todos los grupos
dispuestos a enfrentarse con el camporismo en una b a­
talla decisiva” ■. Ese abogado se convirtió, entonces, en
la prim era persona en anunciar el pacto entre los grupos
de derecha para crear la Alianza Anticomunista Argenti­
na, !a Triple-A.
Ortiz estaba bien inform ado: destituido Paladino, se
había puesto a las órdenes de López Rega, en lo que se­
ría una estrecha e imperecedera relación.
Poco después, en M adrid, López Rega e Isabel M ar­
tínez expresaban en público sus preocupaciones: “ ¿Qué
sucede si Perón se muere y Cám pora se queda con el po­
d er?...” El interrogante los obsesionaba. Repetían una
y otra vez: “ Somos nosotros los legítimos herederos del
general, y no vamos a permitir que nos roben su
legado” .
Rucci sabía, por su parte, que la democratización del
peronismo constituía una amenaza para la burocracia
sindical. Podía convertirse en el epitafio para una pode-

1 Abal M edina, Juan Manuel: ex secretario del M ovimiento Peronista.


Entrevista con el autor.

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rosa conducción que carecía de sustento popular y era el El 20 de junio de 1973, en Ezeiza, se inició la escala­
fruto de muchos años de com ponenda con el régimen, da de la derecha. Todos los grupos subordinados a Ló­
colaboración con las patronales, corrupción y fraude en pez Rega y a la burocracia sindical desplegaron sus fuer­
las elecciones sindicales. El dirigente de la Unión Obrera zas para controlar la multitudinaria recepción a Perón.
Metalúrgica (UOM), Lorenzo Miguel, com partía esas Fueron ellos, encabezados por Rucci y Miguel, así como
inquietudes: la movilización de las bases era cada vez dos provocadores de la talla de Jorge M. Osinde y Nor­
más fuerte, más crítica, capaz de rebasarlos en un proce­ ma Kennedy, los que impusieron un dispositivo que pre­
so que pondría fin a su hegemonía. tendía evitar la aproximación de las columnas de la ten­
Otro sector que observaba con temor el desarrollo de dencia revolucionaria. Adjudicaron a sus planes una
la movilización popular era la vieja partidocracia, cuyos enorme im portancia política —erigirse en guardia preto-
elementos conservadores o reformistas temían ser re­ riana de Perón— y reclutaron para ello a elementos pa-
emplazados. rapoliciales, paramilitares, mercenarios extranjeros,
En cambio, los nuevos “ aliados” de la derecha pero­ guardaespaldas sindicales y activistas de extrema de­
nista, los nacionalistas de derecha vinculados a la reac­ recha.
ción católica, apostaban “ doble contra sencillo” en fa­ En ese primer “ estado m ayor” de la federación de
vor de una guerra santa, y ofrecían sus servicios como grupos de derecha se destacaron, también, Manuel Da-
fuerza de choque para “ exterminar a la infiltración mar- miano, Luis Rúbeo, Alberto Brito Lima, Julio Yessi,
xista” . Felipe Romeo, Eduardo Auguste y José Miguel Tar­
El 25 de mayo de 1973, cuando Héctor Cám pora quini —jefes e “ ideólogos” de pequeñas bandas—, así
asumió la Presidencia de la República, los términos del como un buen número de ex oficiales del Ejército como
enfrentamiento eran muy claros: el peronismo había Ciro A hum ada, Mario Franco, Fernando del Campo,
luchado durante 18 años enfrentando al régimen, que Roberto Chavarri, Mariano Smith y el general Miguel
había derrotado a la dictadura y lograba elTetorno de su Angel Iñiguez.
líder, fortalecía su hegemonía en la lucha de liberación El resultado de ese “ bautismo de fuego” —según la
nacional y social; la derecha del peronismo —forjada en cuidadosa investigación de Horacio Verbitsky— fue tre­
la conciliación con el enemigo y la degradación de los ce muertos identificados, y aproximadamente 400 heri­
contenidos revolucionarios del movimiento— quedaba dos2. El caos y fuego a discreción provocado por Iñi­
expuesta al riesgo de una derrota y a la marginación. guez y Osinde no acabó con el “ enemigo” , pero frustró
Dos proyectos se enfrentaban. Y el imperialismo, la la recepción de Perón y dejó un tendal de víctimas entre
oligarquía y la reacción militar —forzados a un el pueblo peronista.
repliegue desde el fracaso del Gran Acuerdo Nacional Desde ese 20 de junio en adelante, los ataques, aten­
(GAN) en 1971— se reincorporarían al escenario de la tados, agresiones, secuestros y crímenes perpetrados por
mano de sus viejos socios. Las contradicciones políticas, la derecha se convertirían en un cruento recuento, pri­
sociales y económicas se agudizaban rápidamente, ape­ mero intermitente y luego cotidiano. Rucci y López Re-
nas arbitradas por un líder cuyos golpes de timón coinci­ 2 Verbitsky, H oracio: “ Ezeiza” ; E ditorial C ontrapunto, Bs. As., 1985,
dían con el sistema largamente cuestionado. págs. 117-8.

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ga com partieron, pese a sus agrias disputas, la jefatura su hoja de servicios con 62 “ distinciones” , entre las que
de esa “ policía interna” de neto corte fascista. La com­ se destacaba su participación en la represión político-
petencia entre ellos concluyó el 25 de septiembre de sindical. López Rega lo designó subjefe de la Policía Fe­
1973, cuando Rucci fue emboscado por la guerrilla. Des­ deral.
de entonces, López Rega quedó como jefe supremo de La “ Unidad Especial” de la Triple-A que cometió
los escuadrones de la muerte, a los que reforzó con una los asesinatos de las víctimas de mayor renombre —polí­
“ U nidad Especial” form ada por mercenarios, y el apo­ ticos, legisladores, dirigentes de base, sindicalistas com­
yo de los nuevos jefes que impuso en la Policía Federal. bativos, intelectuales y religiosos progresistas— fue en­
El “ hombre clave” en la organización terrorista for­ cabezada por Morales.
jada por López Rega fue el comisario Alberto Villar, un Jefe de la Brigada de Delitos Federales de la Policía
oficial especializado en contrainsurgencia de acuerdo al Federal a principios de los años sesenta, Morales era el
modelo de la Interam pol promovido por los Estados arquetipo del oficial corrompido y vinculado a la delin­
Unidos. Villar estructuró las fuerzas antiguerrilleras de cuencia. Junto con Almirón Cena y los suboficiales José
la Policía Federal y las dirigió personalmente durante la Vicente Lavia y Edwin Farquarsohn, se asoció con la
dictadura militar. Su nombre era sinónimo de la repre­ banda de Miguel “el loco” Prieto para efectuar asaltos,
sión antiperonista; en agosto de 1972 encabezó el asalto secuestros, contrabando y todo tipo de delitos graves.
a la sede central del Partido Justicialista, donde eran ve­ Morales y Almirón Cena, descubiertos al ser deteni­
lados los restos de mártires de Trelew, para apoderarse do Farquarsohn cuando extorsionaba a un comerciante,
de los féretros. Despedido por Cám pora, fue reincorpo­ procedieron a eliminar a sus cómplices fusilándolos en
rado por López Rega como Jefe de la Policía Federal. descampado; el mismo método que utilizarían diez años
El comisario Villar se rodeó de la escoria de tres ge­ más tarde para asesinar a cientos de argentinos. López
neraciones de policías: un centenar de hombres en su Rega designó a Morales jefe de la custodia de Bienestar
mayor parte dados de baja deshonrosamente, procesa­ Social, y a Almirón Cena responsable de la seguridad de
dos e incluso encarcelados por delitos comunes, desde el Isabel Martínez.
asalto a la extorsión, el contrabando, el tráfico de dro­ Los jefes de otros comandos de la Triple-A también
gas y la trata de blancas. se desempeñaron como funcionarios de Bienestar So­
Los oficiales que acom pañaron a Villar en la ejecu­ cial: el teniente coronel (RE) Jorge Manuel Osinde en la
ción de este capítulo de la guerra sucia, fueron, entre Secretaría de Deportes; Julio Yessi, presidente del Insti­
otros, los comisarios Luis Margaride, Esteban Pidal, • tuto Nacional de Acción Cooperativa; Jorge Conti en
Elio Rossi y “el chacal” Héctor García Rey; el subcomi- Prensa junto con Salvador Paino, Roberto Vigliano y
sario Juan Ramón Morales; el subinspector Rodolfo José Miguel Vanni.
Eduardo Almirón Cena; los suboficiales Jorge Ortiz, Las oficinas de “E l Caudillo”, publicación dirigida
H éctor Montes, Pablo Mesa, Oscar Aguirre y Miguel por Felipe Romeo y financiada por López Rega, en la
Angel Rovira. avenida Figueroa Alcorta (Palermo Chico) fueron el
Margaride se inició en la policía en 1933 y en el m o­ “ cuartel general” de Morales y Almirón Cena, hasta
mento de ser ascendido a comisario general contaba en que en forma casual las descubrió el teniente del Ejército

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Juan Segura. La denuncia del oficial, que motivó una menes, aún cuando se enteraron de algunas “ opera­
investigación del juez federal Teófilo Lafuente, no sirvió ciones” con antelación. Un oficial del Ejército —que
para nada: López Rega fue inform ado a tiempo por sus por razones obvias no puedo identificar— me advirtió a
amigos militares y ordenó que sus agentes desalojaran el mediados de 1974: “ Ya hemos recibido órdenes de no
edificio. tom ar prisioneros; a los guerrilleros del ERP debemos
Algunos autores insisten en que la Triple-A comenzó eliminarlos en el acto; a los peronistas podemos interro­
a operar después de la muerte de Perón. Pero lo cierto es garlos antes de liquidarlos” . La guerra sucia de López
que la organización terrorista se manifestó públicamente Rega era un “ anticipo” de la que preparaban los secto­
en noviembre de 1973, asumiendo su responsabilidad en res más reaccionarios de las Fuerzas Armadas.
el atentado contra el senador radical Hipólito Solari Yri- Incluso algunos altos oficiales, como el general
goyen, uno de los abogados que intervinieron en el caso Carlos Suárez Masón y el almirante Emilio Massera,
Trelew. Enseguida, el secretario del Movimiento Pero­ mantenían ya una estrecha relación con López Rega, co­
nista, Juan Manuel Abal Medina, el diputado peronista mo nuevos miembros de la Logia Propaganda Dos a la
Rodolfo Ortega Peña, y el sacerdote Carlos Mujica, que pertenecía el cabo de policía ascendido a comisario
fueron “ condenados a m uerte” . Abal Medina sobrevi­ general el 3 de mayo de 1974.
vió a dos atentados; Ortega Peña y Mujica cayeron ase­ Muy pocos políticos enfrentaron con valentía el
sinados. terrorismo de Estado. El líder del radicalismo, Ricardo
El método de la Triple-A no tardó en volver rutina­ Balbín, le entregó personalmente a Isabel M artínez un
ria la terrible historia del militante popular “ arrestado” informe puntual sobre la Triple-A; fue un gesto digno,
en su casa o por la calle por un grupo de hombres con pero tan absurdo como desestimar la complicidad de la
credenciales policiales, para luego aparecer acribillado viuda de Perón. El diputado nacional Horacio Sueldo
en los baldíos de Lugano o cerca de las piletas de Ezeiza. —jefe del Partido Revolucionario Cristiano— denunció
Los atentados con bombas y los ataques con ráfagas de los crímenes de los grupos parapoliciales y se vio obliga­
am etralladora estremecieron las noches de Buenos Aires do a esconderse para que no lo m ataran; otro tanto
y algunas capitales de provincia. Los secuestros, viola­ ocurrió con el diputado Héctor Sandler —de UDEL-
ciones y ejecuciones de mujeres se incorporaron al ritual PA — perseguido y forzado más tarde al exilio.
del terror. La eliminación de familias enteras se practicó La complicidad con la Triple-A se manifestó en muy
como forma brutal de “ escarmiento” . La Triple-A re­ diversas formas. La em bajada de los Estados Unidos
currió a la voladura con explosivos de sus víctimas, ’ instrumentó nuevos programas de cooperación con la
adoptando procedimientos cada vez más despiadados. Policía Federal, bajo la cobertura de “ asistencia para la
Las Fuerzas Armadas, cuyos organismos de inteli­ lucha contra el narcotráfico” . Las Fuerzas Armadas
gencia conocían en detalle las estructuras de la Triple-A, dieron un paso al frente cuando el 27 de septiembre de
permitieron la m atanza porque coincidía con sus previ­ 1974 el gobierno sancionó una Ley Antisubversiva, cuyo
siones en materia de contrainsurgencia. Los oficiales texto sostenía que la violencia imperante era el resultado
que se desempeñaban en la Presidencia (Damasco, Díaz, del “ extremismo marxista” . La burocracia sindical par­
Bauzá, etc.) guardaron un riguroso silencio sobre los crí­ ticipó en el aquelarre derechista y fue premiada con la

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Ley de Asociaciones Profesionales que centralizaba y re­ bio las denominadas AAA actúan en forma esporádica;
forzaba el poder de los burócratas. Unos meses antes, en no sé de qué signo son ni quién alienta a las Tres A ” . El
enero de 1974, una reform a al Código Penal, aprobada ministro del Interior, Antonio Benítez, contestó durante
por la mayoría peronista en el Congreso, otorgaba m a­ una interpelación parlamentaria: “ Al gobierno no le
yores instrumentos represivos al Poder Ejecutivo. consta la existencia de la Triple-A” .
El 7 de noviembre de 1974 el gobierno del dúo En declaraciones a la prensa, el mismo Benítez expli­
Martínez-López Rega decretó el Estado de Sitio en todo caba: “ No sabemos si en realidad existen o no las Tres
el territorio nacional, “ por tiempo indeterm inado” . A; ignoramos si es la propia izquierda terrorista con una
Aún cuando no es el tem a de estos apuntes, resulta ine­ nueva denom inación” .
vitable recordar que las organizaciones guerrilleras ha­ El ministro de Trabajo, Carlos Ruckauf, fue más
bían desenterrado las armas y enfrentaban al gobierno. preciso: “ Mi opinión es que el país está en guerra y que
El recuerdo nos lleva también a reflexiones inevitables: toda la sociedad argentina tiene que tom ar conciencia
por un lado, la resistencia arm ada peronista apuntó al que el enemigo encara una guerra to tal” .
lópezrreguismo que se instauraba violentamente en el La Triple-A recreó, con una violencia de magnitud
poder (hasta el 5 de octubre de 1975 no entró en com ba­ inédita, la represión que el pueblo argentino conoció en
te con el Ejército); por otro, ninguna violencia política las horas más dolorosas de su historia. Más de dos mil
en ese lapso podría compararse con el terrorismo de Es­ muertos en 30 meses. Los ancestros del terrorismo de
tado. La tesis de un enfrentamiento reducido a dos derecha —el nacionalismo fascista y la reacción mili­
“ microfracciones” —extrema derecha y extrema iz­ ta r— podían sentirse orgullosos de sus descendientes.
quierda— sólo pretende encubrir las complicidades con La reacción católica que convocó durante años a una
un sistema que el 11 de marzo de 1973 había sido repu­ “ guerra santa” contra la insurgencia popular, podía
diado por las grandes mayorías nacionales. mostrarse satisfecha. El vandorismo disfrutó el extermi­
López Rega, invitado por el Ejército a Tucumán co­ nio de viejos dirigentes sindicales que lo com batieron sin
mo observador de las maniobras antiguerrilleras, fue tregua, así como de cientos de activistas de base prom o­
aplaudido por sus anfitriones cuando proclamó: “ Yo tores de la democratización.
quisiera, si pudiera, em puñar el fusil y ser el primero en Sin embargo, el terrorismo de Estado lópezrreguista
com batir la subversión” . Hablaban el mismo idioma. y sus cómplices no pudieron garantizar el proyecto de
En una solemne ceremonia en el Colegio Militar de la restauración monopólica en la Argentina de 1975. La es­
Nación, la presidente M artínez dijo en su arenga a los calada represiva no logró paralizar a la clase obrera, ni
subtenientes que recibían sus sables de oficiales: “ La el gobierno resistió la movilización popular contra los
violencia, como expresión salvaje de los enemigos del nuevos gestores de una antigua sumisión al imperialis­
orden y el trabajo, ha merecido el unánime repudio de mo. Los trabajadores y el pueblo peronista —como
nuestra sociedad” . E ra el mismo lenguaje. ocurrió tantas veces en el pasado— rebasaron a la bu­
El cinismo del discurso oficial no tenía límites. El mi­ rocracia sindical y en julio de ese año forzaron la desti­
nistro Alberto Rocam ora proclamó que “ la subversión tución de López Rega y de su ministro de Econom ía, Ce­
de izquierda está actuando en forma continua, y en cam­ lestino Rodrigo.

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Isabel Martínez permanecería algunos meses más en la LOS ANCESTROS DE LA TRIPLE-A
Presidencia, mientras el titular del Senado, Italo Luder,
se convertía en virtual vicepresidente. Los miembros del
gabinete subieron y bajaron en asombrosas sucesiones,
sin aportar nada a la resolución de la crisis. Los burócra­
tas sindicales se enfrentaron entre ellos. La Triple-A Al investigar el origen de la Triple-A resulta inevi­
cambió de nombre y surgió el Comando Libertadores de table hacer un poco de historia; hurgar en el pasado en
América. busca de antecedentes, y observar cómo y cuándo sur­
De la guerra sucia ” de López Rega a la guerra sucia gieron grupos paramilitares derechistas en la Argentina,
de las Fuerzas Armadas había un paso: el golpe militar. cuáles fueron sus objetivos y qué papel desempeñaron.
Los partidarios de la restauración plena del sistema pu­ Esta labor permite com probar la existencia de una con­
sieron en marcha la conspiración que culminó en marzo cepción político-ideológica que subsiste a lo largo de los
de 1976. La misión histórica del peronismo, por cuyos años, que se expresa a través de organizaciones que sur­
objetivos lucharon durante 30 años tres generaciones de gen y desaparecen sobre todo en momentos de crisis, y
argentinos, quedó postergada, sin aliento, al concluir su que constituye el embrión latente de futuras experiencias
experiencia más nefasta. El pueblo, conciente de la tra ­ militares. Es la historia del fascismo vernáculo.
gedia, se replegó frente a la ofensiva brutal de la dicta­ En enero de 1919 la agitación obrera estalló en torno
dura. a los talleres de Vasena y las manifestaciones se exten­
La Triple-A fue adoptada por los militares. El gene­ dieron por la ciudad de Buenos Aires. Para la clase do­
ral O tto Paladino, director de la SIDE, incorporó al or­ minante y el gobierno la “ Semana Trágica” fue el pre­
ganismo a los elementos parapoliciales y derechistas que ámbulo de un movimiento revolucionario. La represión
se quedaron sin empleo. El Ejército llegó a otorgarles fue muy severa y —por primera vez—, junto al Ejército
grados militares honorarios al reclutarlos para las fuer­ y la policía, aparecieron operando grupos de civiles ar­
zas de tarea y el Batallón 601. El terrorismo de Estado mados, comandos paramilitares, que con absoluta im­
pondría en jaque a la Nación. punidad descargaban sus armas contra los trabajadores.
Así, con el nombre de Liga Patriótica Argentina, y
bajo la jefatura del dirigente alvearista Manuel Carlés,
surgió la prim era organización param ilitar argentina ha­
ce más de medio siglo.
Sin embargo, no fue Carlés sino Leopoldo Lugones
el hombre llamado a darle coherencia a la “ nueva de­
recha” que surgía en la década de los años 20. Brillante
intelectual, que durante años había sustentado posi­
ciones progresistas, Lugones regresó de Europa en 1921
impresionado por el avance del fascismo y dio un vuelco
de 180 grados m odificando su discurso político. Un ciclo

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de conferencias suyo en el Teatro Coliseo, patrocinado proponía una “ nueva república” aristocrática capaz de
por la Liga Patriótica y el Círculo Tradición Argentina, “ excluir al populacho” .
sentó las bases de un movimiento nacionalista autorita­ Así surgió L a N ueva República, publicación que sir­
rio, que proponía una alianza cívico-militar para “ sal­ vió de foro al fascismo atávico, y que puede considerar­
var al país” y com batir la “ acción subversiva de conspi­ se como la abuela de tantas otras semejantes que circu­
radores extranjeros de ideas izquierdistas” . lan hasta nuestros días. Sobre ella escribió palabras elo­
El ideario de Lugones en su conversión a la derecha cuentes uno de sus fundadores:
“ definía en el plano político a la fuerza como autoridad, “ Éramos en verdad muy pocos en número cuando
como reconocimiento de un mundo que implicaba jerar­ L a Nueva República empezó con certeros impactos al
quía y orden', es decir, u n a organización social que asu­ corazón del ya deteriorado régimen, su guerra ideológi­
miera la realidad de una aristocracia, de la que, por su­ ca contra la democracia individualista. Un pequeño gru­
puesto, Lugones se sentía parte. P ara él, la única institu­ po de ciudadanos ‘suicidas’ (sic), alentados desde 1927
ción capaz de mantener estos valores era el Ejército que, por los hermanos Rodolfo y Julio Irazusta (jóvenes
según su opinión, se había m antenido al margen de la entrerrianos de formación clásica, admiradores de Bur-
corrupción igualitaria y dem ocrática” 3. No sería extra­ ke y de Rivarol); por el talentoso y rebelde literato orte-
ño entonces, que proclam ara: ‘H a sonado otra vez, para guiano Ernesto Palacio (filósofo, poeta, historiador y
bien del mundo, la hora de la espada” 4. gran prosista); por el doctor Juan E. Canilla (muy dado
La prosa incendiaria de Lugones desde las páginas a leer obras de Maistre y Charles M aurras); por César E.
del diario La Nación revivió el pensamiento expuesto Pico (discípulo de Santo Tomás de Aquino y del lapida­
por Manuel Gálvez en E l espíritu de aristocracia y otros rio Donoso Cortés); y por el inolvidable adalid y amigo
ensayos', por Ricardo R ojas en La restauración naciona­ —en esos fervientes años de lucha cívica en las calles
lista', los de Ernesto Palacio y Carlos Bunge. Eran los porteñas— Roberto de Laferrere... Sin contar la enorme
ideólogos del militarismo, del golpismo, de una teoría influencia que sobre nuestras mentes y voluntades vírge­
que repudiaba a la democracia. nes —no plasmadas del todo por el laicismo escolar del
El nacionalismo de derecha condenaba las formas 84— tuvo, a la sazón, Leopoldo Lugones: tan platónico
democráticas de gobierno, la Constitución de 1853, el en su ética republicana (luego de abandonar el anarquis­
laicismo de 1884, la Ley Sáenz Peña y en general todos mo fue espartano en la m anera de organizar militarmen­
los logros progresistas impulsados por legisladores radi- _ te el Estado-Nación) cuanto antiizquierdista empecina­
cales y socialistas. O rientaba su fobia contra los in­ do y agresivo en política.” 5.
migrantes, los judíos, los masones, los comunistas, los Estos sedicentes nacionalistas, capaces de definirse
anarquistas. En contra de la “ vieja república” liberal, como “ suicidas” y “ vírgenes” a la vez, contribuyeron
con su talento histriónico y su vocación conspirativa al
3 A llub, Leopoldo, “ El colapso de la dem ocracia liberal y los orígenes del golpe de 1930 y al derrocamiento de Hipólito Yrigoyen,
fascismo colonial en la A rgentina” , Revista Mexicana de Sociología, Vol. tr a ta n d o de ju s tif ic a r desde u n a p e rs p e c tiv a
X L II, N° 3, pág. 1109-1110.
4 Lugones, Leopoldo, “ La patria fuerte” , Biblioteca del Círculo M ilitar, 5 Ibarguren, Federico, “ Los orígenes del nacionalism o argentino” , Cel­
Buenos Aires, pág. 17. sius, Buenos Aires, 1969, pág. 12.

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“ patriótica” las ambiciones e intereses del general José pasan de largo.
Félix Uriburu. Nada menos que de U riburu, un verdade­ La derecha estridente reaparece el 4 de junio de 1943
ro precursor en materia de negociados entre jerarcas del en torno a los militares comprometidos en una nueva
Ejército y empresas transnacionales: “ Tanto Uriburu, “ revolución nacional” , dispuestos a colaborar con el
como su vicepresidente y cinco ministros más, estaban general A rturo Rawson como antes lo habían hecho con
relacionados, como accionistas, socios territoriales o su homólogo U riburu. Ni siquiera sospecha el rumbo
abogados, con la Standard Oil” 6. que van a tom ar los acontecimientos; el fenómeno de
Son los mismos nacionalistas de derecha que ocupan masas que está por irrumpir, la proyección del movimiento
puestos públicos y cátedras universitarias, en Buenos que se está generando. A ellos les im porta más la desig­
Aires y en los gobiernos provinciales, durante la “ Déca­ nación de Martínez Zuviría, Olmedo y Goyeneche en el
da Infam e” . Y que se desgarran las vestiduras cuando la ministerio de Educación, que el nombram iento del coro­
oligarquía los margina del gobierno que ellos encum bra­ nel Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión.
ron. Son los que organizaron su propia agrupación pa- Gustavo Martínez Zuviría, más conocido como H u­
ramilitar, la Legión Cívica, que desfila con el brazo en go W ast, era el mayor representante del prejuicio antiju­
alto por la avenida de Mayo y luce camisas pardas. Los dío. Todo un teórico autor de panfletos como Oro y
que en 1933 designan a Lugones jefe civil (Pellesson fue Kahal, financiados por la Oficina de Prensa de la em ba­
el jefe “ militar” ) de la Unión de Agrupaciones N aciona­ jad a de la Alemania nazi. Goyeneche era un veterano de
listas (UNA) y después constituyen la G uardia Argenti­ la Falange y de la División Azul españolas, que había te­
na. Los nostálgicos del suicidio aferrados al duelo de sus nido “ el hon o r” de estrechar la mano de Hitler en
frustraciones, que claman al cielo cuando Lugones se Berlín. “ ¿Y P erón?... ¿Quién era ese coronel de apelli­
suicida. do italiano?”
Nacionalistas de derecha enemigos de ese nacionalis­ El 17 de octubre de 1945 los nacionalistas de derecha
mo popular y revolucionario que se nuclea en la Fuerza se term inaron de enterar quién era Perón, y corrieron a
de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA) incorporarse a un movimiento que pensaron que
surgida en junio de 1935. P ara ellos, Raúl Scalabrini Or- podrían controlar. No accedieron a ningún puesto clave,
tiz, Alfredo Herrera, Luis Dellepiane, A rturo Jauretche pero durante algún tiempo convivieron con el peronis­
u Homero Manzi eran los abogados de un argentino mo. Algunos evolucionaron ideológicamente en el pro­
anónimo sin derecho a expresarse. ceso y permanecieron leales al gobierno. Otros volvieron
Gestos espectaculares pero carentes de público. A h í' a conspirar, desde las filas de la reacción católica, en
están en la oligarca plaza San M artín, en las tardes de los medio del conflicto entre el peronismo y la jerarquía del
primeros de mayo, subidos a un palco que imita a un clero.
yunque gigantesco, los oradores de la Alianza de la Ju ­ Sobre la miseria ideológica de ese nacionalismo es
ventud Nacionalista (AJN). Los membretes se suceden preciso recordar la opinión —precisa y ponderada— de
unos tras otros, mientras la clase trabajadora y el pueblo Juan José Hernández Arregui: “ A ctuaron como intelec­
6 G arcía Lupo, Rogelio, “ M ercenarios y m onopolios en la A rgentina” , tuales sin conciencia de su debilidad ideológica dentro
Legasa, Buenos Aires, 1985, pág. 54-55.

24 25
de la clase a que pertenecían” . Hernández Arregui dio en la Alianza Libertadora Nacionalista (ALN). Pero no
testimonio objetivo de esa derecha hacia el pueblo y en cambió de identidad, y bajo la jefatura de Juan Queral-
particular al peronismo. “ Cuando después de 1946 una tó o Guillermo Patricio Kelly siguió siendo una fuerza
m ejor distribución de la riqueza elevó al pueblo, esa cla­ de choque de orientación derechista —anticom unista—
se infecunda y perversa, vio demagogia y despilfarro que proclamaba y practicaba la “ pedagogía de la violen­
porque el pueblo com ía” , señaló al referirse a las críticas cia” . Luego Queraltó y Kelly tom arían caminos diferen­
del ideólogo nacionalista Máximo Etchecopar con res­ tes: el primero reaparece en 1973 vinculado a López Re­
pecto al gobierno popular. ga; el segundo, abiertamente enfrentado.
“ Etchecopar —diría Hernández Arregui— insinúa En busca de una “ nueva oportunidad” , los naciona­
su admiración por los comandos civiles como expresión listas volvieron a agruparse en 1955 en torno a otro ge­
de la vida heroica... Admira al niño bien, según él, un ti­ neral golpista: Eduardo Lonardi. Participaron en la
po psicológico positivo; pero el cabecita negra le da gri­ “ Revolución Libertadora” del 16 de septiembre, y com­
ma. Prefiere el orden a la justicia. Y es natural. Es el or­ pitieron sin éxito con los liberales en la lucha por el po­
den no distributivo de las clases dom inantes.” 7 der. Fue la época en que Mario Amadeo, Marcelo
Textos esclarecedores recogidos por el maestro: Sánchez Sorondo, Luis M aría de Pablo Pardo, M ariano.
“ O tro escritor nacionalista, Rodolfo Irazusta, lo dirá G rondona, Raúl Damonte Taborda, el sacerdote H er­
con abierto encono de clase. Ellos, enemigos cristianos nán Benítez y el general Justo León Bengoa figuraron
de la lucha de clases: ‘En lugar de la revolución que como ideólogos y dirigentes de un “ movimiento na­
queríamos nacional, sobrevino una revolución social de cional” que tenía muy poco de nacional y mucho menos
característico corte colectivista internacional que preten­ de movimiento.
dió aplicar postulados europeos correspondientes a las En contraste, durante el gobierno de Frondizi, al ca­
naciones superpobladas... en vez de concordia, lucha de lor del debate por una educación “ laica” o “ libre” —o
clases; en vez de conciencia nacional, fortalecimiento de sea oficial y laica, o mixta y eventualmente confe­
estratos sociales; en vez de valorización del trabajo y es­ sional— el país fue escenario de un conflicto en el que
tímulo del esfuerzo económico espontáneo del país, re­ revivieron viejas contradicciones y prejuicios. Surgió un
gulación, persecución del capital criollo; en vez de cultu­ estridente movimiento juvenil dirigido por el clero, cu­
ra, procacidad; en vez de prosperidad, miseria; en vez de yas pistolas y cachiporras fueron bendecidas en las es­
libertad, cesarismo’ ” . cuelas católicas, que se enfrentó con el activismo de iz­
(¡Nacionalistas de derecha que en 1974-75 salen a quierda.
m atar peronistas y atentan contra el propio J. J. H er­ Al concluir el conflicto universitario, que abrió las
nández Arregui!) puertas a un aluvión de instituciones privadas, esos jóve­
A la sombra del peronismo, la Alianza de la Juven­ nes “ libres” asumieron como alineamiento político el
tud Nacionalista (AJN) cambió de nombre y se convirtió nacionalismo-católico.
Las filas del nacionalismo de derecha se nutrieron
con una joven generación de reemplazo, que antes de vi­
7 H ernández Arregui, Juan José: “ La form ación de la conciencia na­
cional” ; Editorial Plus U ltra, Bs. As. 1973, págs. 262/3/4. vir su propia experiencia comenzó a alimentarse con los

26 27
textos de Manuel Gálvez, Federico Ibarguren y Leopol­ y Las Heras; el Santa Unión en la avenida Santa Fe; Las
do Lugones. La emulación invitó a reproducir la Liga Delicias en la avenida Callao. En algunas parroquias un
Cívica y la Unión de Agrupaciones Nacionalistas de los cura ultram ontano les prestaba un salón, y las conferen­
años 30, y viejos cuadros reaparecieron como maestros cias de los viejos nacionalistas se escuchaban en la libre­
dignos de crédito. ría Huemul.
La Unión Cívica Nacionalista (UCN), un pequeño La inmensa mayoría de los jóvenes miembros de Ta­
partido en estado vegetativo pero que tenía personería cuara pertenecía a la clase media porteña, pero en los
jurídica, resucitó por efecto de esta eclosión juvenil. Su círculos más activos se destacaban algunos empobreci­
único local, en Tucum án 415, se convirtió en la sede del dos aristócratas de provincia (Larreta, Anzoátegui,
M ovimiento Nacionalista Tacuara (MNT). Los militan­ Carrillo, Posse, Pueyrredón, Vieyra, U riondo, etc.) que
tes de Tacuara vivieron un proceso singular, aferrados contribuían a un confuso culto al abolengo hispano,
muchos de ellos a convicciones fascistas que los llevaron proporcional al prejuicio contra los judíos y las ideolo­
a aliarse con la derecha peronista, mientras otros evolu­ gías “ foráneas” (anarquismo, socialismo, marxismo,
cionaban hacia posiciones revolucionarias y se integra­ etc.).
ban al peronismo a través de sus organizaciones más Los principales centros de reclutamiento eran las es­
combativas. cuelas secundarias, tanto oficiales como católicas. Pero
En 1960 Tacuara era un movimiento claramente fas­ en los colegios católicos reservados a la alta burguesía,
cista, anticomunista, orientado por la reacción católica. como El Salvador, Lasalle, Cham pagnat o Cardenal
Su jefe nacional era un joven muy delgado, de lentes Newman, la pertenencia a Tacuara era un estigma. El je ­
muy gruesos y apellidos muy conocidos: Alberto Ez- fe de Tacuara en el elegante Cardenal Newman, Ricardo
curra U riburu. Provenía de una familia de católicos na­ Aduriz (con el tiempo poeta y diplomático colaborador
cionalistas, y con el tiempo ingresaría a un seminario y de la dictadura de Videla), sostenía que “ la militancia
se ordenaría sacerdote. nacionalista era antagónica con la gente bien” . Pero el
El destartalado local de Tucumán 415 ocupaba tres rechazo, en todo caso, se vinculaba más con el vandalis­
habitaciones, en las que todas las tardes se reunían 30 ó mo de Tacuara que con sus creencias o consignas.
40 hombres muy jóvenes, y ocasionalmente alguna in­ La organización barrial constituyó la form a más
tegrante de la organización. Era un movimiento de corriente de nucleamiento, y en cada zona se fue desta­
hombres y las mujeres se reducían a ser sus adm irado­ cando un jefe rodeado de un grupo de activistas. Grupos
ras. U na cruz de M alta azul y blanca o una estrella fede- ’ de características distintas que, a la larga, evoluciona­
ral, identificaba a los miembros. O tro símbolo común rían de diversa forma. A principios de la década del 60,
era un crucifijo colgando del llavero, como una espada a adquirieron el nombre de Fortines y su prestigio interno
la cintura. dependía de la capacidad de movilización, de propagan­
Tacuara no tenía otros locales. Sus integrantes se en­ da y enfrentamiento. No competían en calidad intelec­
contraban en bares y galerías comerciales en diversos tual, sino en grados de violencia. Proliferaron sus aten­
barrios de la capital. Eran famosos sus centros de tados contra instituciones judías, teatros independientes
reunión: E l Galeón de Flores; E l Blasón en Pueyrredón y cualquier local sospechoso de albergar alguna activi­

28 29
dad izquierdista. El SUD, con unos 60 militantes y un centenar de afi­
El Fortín Recoleta reunía a un núcleo selecto de los liados, fue uno de los pilares de la Concentración N a­
fundadores de Tacuara: Guillermo MalmGreen, Juan cional Universitaria (CNU), creada como organismo co­
Carlos Lucero Smith, M ariano Gradin, Emilio Berra ordinador de la derecha peronista en las universidades a
Alemán, Bernardo Lasarte, Alberto Gelly Cantilo, principios de los años 70.
Eduardo Vocos y Juan Carlos Coria, entre otros. Los Muchos abogados jóvenes que se destacaron en la
apellidos del barrio Norte y Palermo se distinguían cla­ derecha peronista provenían del SUD. Entre ellos, los
ramente del resto. Eran el entorno de Ezcurra Uriburu, hermanos MalmGreen y los hermanos Lucero Smith,
y fueron con el tiempo los que permanecieron más ape­ Carlos Moreno Crespo, José Luis Cordero, Eduardo
gados a la ideología original. Auguste, Guillermo Dassen, Eduardo Petigiani, Raúl
Para organizar a los estudiantes secundarios y evitar Cardoso, Roberto Sabino, Horacio Savoia, Osvaldo
que fueran reclutados por alguna fracción “ indepen­ M arino, Enrique Grassi Susini y Jorge Quiroga. Algu­
diente” o algún caudillo de barrio, Ezcurra Uriburu nos prosperaron en la función judicial, y al am paro de la
creó la Unión Nacional de Estudiantes Secundarios dictadura fueron jueces, fiscales e incluso camaristas.
(UNES) y consiguió un pequeño local en el barrio de Mención especial requieren los miembros de Tacuara
Once. La jefatura de UNES, por decisión vertical del je­ que ingresaron al Colegio Militar de la Nación y otras
fe de Tacuara, recayó en tres jóvenes en los que con­ instituciones militares y policiales. La mayoría de ellos
fiaba plenamente: Juan Carlos Coria, “ Tincho” Gueva­ no soportó la disciplina, pero algunos permanecieron en
ra Lynch y Bernardo Lasarte. las Fuerzas Armadas y se graduaron. El caso más noto­
A nivel universitario Tacuara organizó “ sindicatos” rio es el de Pedro Lavaisse, que después de ser jefe de las
similares a los que existían en la España franquista, pero milicias de la Guardia Restauradora Nacionalista
sólo logró consolidarse en la Facultad de Derecho de la (GRN), un desprendimiento de Tacuara, se graduó en el
Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA). Grupos Colegio Militar con destacado promedio y se convirtió
muy pequeños actuaron algún tiempo en Ingeniería, en oficial del arm a de Infantería (becado en Francia en
Ciencias Económicas y Arquitectura, mientras en Medi­ 1976, efectuó cursos de “ especialización” ).
cina y Ciencias Exactas contaban con media docena de Hay oficiales como Sánchez Sorondo y Berra Ale­
adeptos que de tanto en tanto arrojaban panfletos o co­ m án que están em parentados con militantes demasiado
locaban un petardo. conocidos del nacionalismo de derecha. Cuando hace
El Sindicato Universitario de Derecho (SUD) se con­ años la policía arrestó a un activista de Tacuara de
virtió en agrupación reconocida oficialmente por las apellido G arro, por haber arrojado una granada en el
autoridades universitarias, y durante un par de años estreno de la película “M orir en M adrid”, resultó que
funcionó en un local en el ala norte de la Facultad. A d­ era hermano del militar César G arro, entonces en el ba­
m inistraba una librería que vendía textos de estudio y li­ tallón de Infantería del Colegio Militar.
teratura nacionalista. En muchos aspectos fue el local Por su parte, un militante de primera línea del na­
que reemplazó a Tucum án 415 cuando éste fue clausura­ cionalismo derechista, Alejandro Giovenco, perteneció
do. a la Gendarmería Nacional. También “el francés” D o­

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mínguez colaboraba con el Servicio de Inteligencia de mentos teóricos del marxismo para el análisis de la reali­
Gendarmería. dad nacional, y que muy pronto se desprendió del
Monseñor Victorio Bonamín, cuando era capellán nombre Tacuara. En ellos militaron dirigentes como Jo ­
militar, se jactaba de que los cadetes “ mejor sé Baxter, José Luis Nell y Alfredo Ossorio, y militantes
inspirados” provenían de las organizaciones nacionalis­ como Cafatti, Rossi, Iglesias Barbeito, Arbelos, Roca,
tas. Es un hecho que en la década del 60 fueron muchos Valdez y muchos otros.
los aspirantes que tenían ese origen, sin que ello fuera un Dispuestos a incorporarse a la resistencia arm ada,
impedimento para que ingresaran al Ejército. que hasta entonces era patrimonio exclusivo de los di­
La historia de Tacuara no concluye en una fecha pre­ versos grupos de la Juventud Peronista, Baxter y Nell
cisa, pues la organización se diluye y prácticamente de­ organizaron un asalto al Policlínico Bancario de Buenos
saparece a mediados de la década del 60. Sus miembros Aires. Desde una “ nueva perspectiva” —tan radical co­
se dispersan en diversas direcciones, tanto en busca de mo el cambio que operaban en sus concepciones—
una “ pureza ideológica” a la derecha, como en una evo­ inauguraban, sin tener plena conciencia de ello, la
lución política que los conduce en la dirección contraria. guerrilla urbana. Más tarde, refugiados en Uruguay, co­
Una fracción, dirigida por el sacerdote Julio Mein- laborarían en la creación del MLN Tupam aros.
vielle, el veterano activista Augusto Moscoso, Juan Luis Otro grupo nacionalista-peronista, creó el Movi­
Gallardo y Domingo Taladriz, denunció “ desviaciones a miento Nueva Argentina (MNA). Su jefe era Dardo Ca­
la izquierda” y fundó la Guardia Restauradora Na­ bo, hijo del sindicalista A rm ando Cabo (entonces vincu­
cionalista (GRN). Contó con la adhesión de un amplio lado a la burocracia gremial encabezada por Augusto
sector de jóvenes católicos y eligió como dirigentes a Vandor). El MNA usó como sede una unidad básica en
Bernardo Lasarte, Horacio M aldonado y Juan Carlos la esquina de French y Austria, en Palermo, y reorgani­
Coria. zó la Confederación General Universitaria (CGU).
Otros grupos derechistas se nuclearon en torno al Entre sus miembros más activos se destacaron Emilio
profesor Bruno Genta y al brigadier Gilberto Oliva. Abras, Américo Rial, Rodolfo Brieva, Edm undo Ca-
En contraste, y en un proceso muy distinto, diversos labró, Andrés Castillo, Jorge Money, Ricardo Ahe, A n­
grupos que pertenecieron a Tacuara renegaron del na­ tonio Valiño, M anuel Corral Puig, Horacio Carril, Juan
cionalismo burgués, denunciaron el fascismo y se Carlos “el loco” Castro, Mario Granero, Héctor Flores
desplazaron de derecha a izquierda en busca de alterna­ y Eduardo Petigiani.
tivas revolucionarias. Las luchas populares, con el pero­ . El MNA se convirtió en 1966 en uno de los principa­
nismo como principal protagonista, fueron uno de los les nucleamientos de la Juventud Peronista: tal vez el
factores fundamentales en la evolución de muchos más activo de todos. Y a su vez, recorrió un proceso en
cuadros. Los militantes más lúcidos comprendieron que que sus miembros se fueron decantando a izquierda y
un abismo separaba la realidad de la retórica. derecha. Ese mismo año desvió un avión de Aerolíneas
Surgieron grupos como el Movimiento Nacionalista Argentinas hacia las islas Malvinas, en una acción deno­
Revolucionario Tacuara (MNRT) que incorporó ele­ minada Operación Cóndor, y los participantes fueron
encarcelados en Río Grande, Tierra del Fuego. Al salir

32 33
de la prisión, los activistas del MNA se dividieron y la de Onganía —basado en principios ideológicos que ela­
agrupación desapareció. boró la reacción católica—, no sólo un excelente campo
La fracción encabezada por D ardo Cabo formó un de acción, sino un marco de relaciones entre militares y
nuevo núcleo denominado Descamisados, que con el burócratas sindicales que permitiría el desarrollo de un
tiempo se incorporó a las guerrillas peronistas. Otros eje determinante a lo largo de muchos años.
miembros del MNA se vincularon estrechamente a la de­
recha peronista, y en el caso de Américo Rial su nombre Los miembros de esa “ com unidad ideológica” fas­
apareció en el directorio de la revista Las Bases cuando cista que sobrevivió a la defunción de Tacuara, se pu­
la publicación quedó bajo el control de López Rega. sieron a las órdenes, sucesivamente, de cada militar que
U na agrupación también vinculada en sus orígenes al se proclamó nacionalista y los convocó a una “ cruzada
nacionalismo que se atomizó en 1965, fue Juventudes para salvar a la patria” . Así, conspiraron junto a los ge­
Argentinas para la Emancipación Nacional (JAEN) en­ nerales Rauch, López, Rosas, Labanca, U riburu y Ville­
cabezada por Rodolfo Galimberti, Ernesto Jauretche y gas, y los coroneles Molina y Reimundes, y algunos co­
Roberto Ahum ada. La importancia de este grupo estri­ modoros y brigadieres golpistas.
ba en que participó activamente en la organización de la Ni las conspiraciones abortadas ni los golpes frustra­
Juventud Peronista (Regionales) integrante de la ten­ dos lograron modificar la vocación de los émulos de La
dencia revolucionaria del peronismo, y que Galimberti N ueva República. Pero cuando la dictadura comenzó a
fue reconocido formalmente por Perón como dirigente retroceder, y el peronismo se perfiló claramente como el
nacional. gran vencedor en el proceso, esa misma derecha se
Pero, en todo caso, ni la dispersión de Tacuara, ni el desprendió de la tutela militar para reforzar su relación
hecho de que el gobierno de Illia la pusiera fuera de la con la derecha peronista.
ley, significó que sus componentes de derecha desapare­ El estanciero Manuel Anchorena, jefe del Movi­
cieran. Los partidarios de Meinvielle y Genta permane­ miento Federal, apareció como “ íntimo amigo” de José
cieron activos, como también sobrevivió el SUD y apa­ Rucci, mientras la CNU se convertía en “ el polo doctri­
reció la CNU a la som bra de la derecha sindical, con nario” de la UOM y la CGT. Alejandro Giovenco y
Rucci como nuevo mecenas. “ Titi” Castrofini reorganizaron las custodias sindicales;
Los miembros de Tacuara que confirm aron su iden­ algunos miembros de la Guardia Restauradora, como
tidad derechista acom pañaron el golpe militar de Onga- Julio Yessi y Felipe Romeo, coludidos con Alberto Brito
nía en 1966 y colaboraron con la dictadura. Le dieron Lima, form aron la Juventud Peronista de la República
así, continuidad a la tradición golpista reaccionaria de Argentina (JPRA). Ricardo Fabriz y Horacio “ Cacho”
sus antecesores de 1930 y 1955. P ara ellos, el coronel Bustos acom pañaron a Leopoldo Frenkel en la creación
Francisco Guevara, mentor de Onganía, era un nuevo del Comando de Planificación. José Miguel Tarquini
Lugones, otro Lonardi. Una vez más fueron tropa de codirigía la revista E l Caudillo y Rial publicaba Las Ba­
asalto del régimen en la universidad, festejando la ses financiados por López Rega, mientras Alejandro
Noche de los Bastones Largos. Saes-Germain se dedicaba al periodismo “ independien­
El nacionalismo de derecha encontró en el gobierno te” .

34 35
El 25 de mayo de 1973, mientras Héctor Cám pora form aron un “ cuerpo de celadores” integrado por para-
asumía la Presidencia, un buen número de activistas de militares y parapoliciales. Algunos de estos elementos
extrema derecha se infiltraban en el gobierno por los ca­ cobraban tres sueldos: como miembros de la custodia
nales sindicales y el ministerio de Bienestar Social. Emi­ presidencial, la seguridad de Bienestar Social y la policía
lio Abras, designado secretario de Prensa, se rodeó de privada de Ottalagano. Sus “ ideólogos” eran el sacer­
sus viejos compañeros, entre ellos Emilio Berra Alemán. dote Sánchez Abelenda, decano de Filosofía y Letras, y
Los paramilitares amateurs, en proceso de convertir­ Raúl Zardini, de Ciencias Exactas, Walter Beveraggi
se en profesionales, form aron el “ estado m ayor” del te­ Allende y Luis M aría Bandieri.
niente coronel Osinde en Ezeiza. Eran los “ oficiales” El alejamiento de López Rega del gobierno en julio
del ejército privado que preparaban Rucci y López Re­ de 1975, como resultado de las luchas populares y la m o­
ga, los “ teóricos” que redactaban proclamas y comuni­ vilización de las bases sindicales, provocó una desbanda­
cados con depurado estilo falangista, los asesores que da entre sus hombres; algunos abandonaron el país, en
reclamaban una “ guerra de exterminio contra la infiltra­ dirección al Paraguay o a España; otros se reacomoda-
ción com unista” . Y también se encum braron, como los ron y aguardaron “ tiempos mejores” .
hermanos Rivanera Carlés, en el Estado Mayor de la P o ­ La nueva oportunidad de entrar en acción se presen­
licía Federal a las órdenes del comisario Alberto Villar. tó con el golpe militar en marzo del 76: los veteranos de
La federación que agrupó a los diversos núcleos de la Tacuara, de la Triple-A, fueron asimilados a las fuerzas
derecha peronista (CNU, JPR A , ALN, Comando de represivas de la dictadura. Reaparecen, entonces, en los
Organización, Juventud Sindical, Agrupación 20 de N o­ grupos de tareas que secuestran, torturan y asesinan.
viembre, Agrupación 17 de Octubre de Bienestar Social, Antiguos militares de Tacuara como Juan M artín “Cris­
etc.) fue impulsada por los nacionalistas de derecha que to ” Ciga Correa, Federico Zarattini y José Luis Resio
actuaban en todos los grupos de los que, en algunos ca­ —miembros de la custodia de O ttalagano— se convier­
sos, eran fundadores. ten en personal militar calificado.
El ministro López Rega promovió la organización, Ciga Correa, alias “ mayor M ariano Santa M aría”
financió y armó las fuerzas de choque que constituyeron (un seudónimo muy “ occidental y cristiano” ) y Zaratti­
la Triple-A. Pero la mayor parte de los “ recursos hum a­ ni, fueron asignados por el Ejército a misiones en el ex­
nos” empleados fueron proporcionados por esa federa­ terior del país, como instructores de contrarrevoluciona­
ción de grupos de derecha, de extracción fascista. A nti­ rios en Centroamérica. Misiones en las que trabajaron a
guos militantes de Tacuara y GRN, con miembros del las órdenes de oficiales como los coroneles Santiago
CNU y el C de O, com partieron con la escoria de la poli­ Villegas, Osvaldo Riveiro y Julio César Durand, y el m a­
cía, a las órdenes de Juan Ramón Morales y Rodolfo Al- yor Hugo Miori Pereyra.
mirón Cena, las siniestras acciones de la Triple-A. Al mismo tiempo, el nacionalismo de derecha, como
Otros nacionalistas de derecha, encabezados por el ocurrió en 1966 con Onganía, en 1976 encontró en Vide-
abogado Alberto Ottalagano, ocuparon el rectorado de la un tutor profético. Activistas como Ricardo Cu-
la Universidad Nacional de Buenos Aires el 17 de sep­ rutchet, Miguel Angel Ferreyra Liendo, Jerónim o Puen­
tiembre de 1974. Pertenecían a la misma federación y te, Eduardo Viale, Javier Pacheco, Rómulo Lucena,

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LOS MUCHACHOS VANDORISTAS

A ntonio Caponnetto, Raúl A lbornoz, Ricardo Berno-


tas, Ignacio Arteaga, Alonso Riva, Domingo Demarla o
Enrique Vidal Molina, no perdieron oportunidad de re­ El dram a que vivió el pueblo argentino a partir de
vivir el antiguo ideario del fascismo atávico. 1974, por la descomposición del gobierno peronista y el
El nacionalista Curutchet, desde las páginas de Ca­ retorno de la oligarquía y los militares al poder, se gestó
bildo, intentó repetir las hazañas golpistas de La Nueva en un largo proceso que exhibe a la burocracia sindical
República en 1930. Hay continuidad política e ideológi­ entre los aliados de la reacción. Carentes de compromiso
ca; contumacia antidemocrática. La prédica contra las revolucionario, sumisos frente a los opresores de turno,
instituciones republicanas es constante. predispuestos a la conciliación con el régimen, muchos
Los paramilitares que surgieron en la Semana Trági­ sindicalistas traicionaron a la clase trabajadora y cola­
ca están bien muertos, pero mal enterrados. Los boraron con sus enemigos. Renunciaron a la lucha en
hombres y los nombres se suceden: Liga Patriótica, 1955, renegaron de la Resistencia, conspiraron contra
Unión Cívica Nacionalista, Guardia Argentina, Alianza Perón en 1965, aplaudieron al golpismo en 1966 y coha­
Libertadora... Lonardi y los Comandos Civiles en 1955. bitaron con la dictadura durante años. Se unieron a la
T acuara y la G uardia Restauradora... Guevara y Onga­ derecha y reclutaron mercenarios para oponerse a los
nía en 1966. La CNU, la derecha peronista, la cambios que reclamaban las bases.
Triple-A ... Videla y los grupos de tareas... El patrón En septiembre de 1955, cuando los obreros peronis­
ideológico es como un hilo conductor; de golpe en gol­ tas se enfrentaron desarmados a las tropas de la “ Revo­
pe; de tum ba en tum ba.
lución Libertadora” , sus dirigentes burócratas corrieron
Los ancestros de la Triple-A, los miembros de la a pactar con los golpistas. En Rosario las bases sindica­
Triple-A, los herederos de la Triple-A, pertenecen a una les se movilizaron, lucharon en las calles y convocaron a
misma familia. U na familia que cam bia de apellido, pe­ un paro; estaban dispuestos a resistir. En cambio, la de­
ro sigue siendo la misma a lo largo de los años. Una fa­ legación regional Rosario de la Confederación General
milia em parentada con la reacción, la oligarquía y el im­ del Trabajo (CGT) repudió “ la infame m aniobra con
perialismo.
que mal intencionados y perturbadores del orden pre­
tenden engañar a la clase trabajadora incitándola al pa­
ro ” .
El secretario de la CGT, Hugo Di Pietro, encabezó
una delegación que el 25 de septiembre entró a la Casa
Rosada a “ dialogar” con el general Lonardi, y ense­
guida firmó un llamamiento al movimiento obrero para
“ coadyuvar a la realización de los propósitos del gobier­
no” .

38 39
John William Cooke se refirió a esos burócratas sin­ das, cerrando el tránsito por la avenida General Paz, re­
dicales como “ flores de invernadero buscando siempre sistiendo a las tropas del Ejército y a los efectivos de la
el calor oficial, que en la primera confrontación proyec­ policía.
taron sus temores y compromisos al conjunto de la clase En marzo de 1961 una comisión form ada por 20 diri­
trabajadora, como si ésta compartiese esas debilidades gentes sindicales se hizo cargo de la CGT en calidad de
nacidas en la dulce ociosidad de los cargos ejercidos sin “ dirección provisoria” . En ella figuraron hombres muy
vocación revolucionaria” . conocidos y otros que con el tiempo serían —por diver­
A menos de un mes del cuartelazo gorila se intentó la sos motivos— “ célebres” : Andrés Framini, Manuel Ca­
primera huelga general: fue el 17 de octubre —al m ilas, Augusto Timoteo Vandor, Rogelio Coria, José
cumplirse el décimo aniversario de la histórioca gesta pe­ Alonso y Rosendo García. El régimen jugaba sus cartas:
ronista—, pero los resultados fueron muy pobres debido legalidad y asimilación... Ellos tendrían que optar entre
a la “ pruedente oposición” de la conducción sindical. la propuesta del régimen y las esperanzas de los trabaja­
Sólo algunos dirigentes, como Luis Natalini, Andrés dores.
Framini y Sebastián Borro, desafiaron las medidas Desde un primer momento se destacó la UOM como
represivas adoptadas por el régimen. uno de los sindicatos más poderosos, mejor organizados
Esos mismos burócratas se opusieron al programa de y con mayor patrim onio, debido a la im portancia del
La Falda, adoptado en 1957 por una asamblea de delga­ sector industrial al que pertenecían sus afiliados. Y Van­
dos, y en contraste se sumaron en 1958 a la “ integra­ dor, un ex-suboficial de la M arina de G uerra, empleado
ción” que les propuso el gobierno de A rturo Frondizi. en la empresa transnacional Philips, asumió su conduc­
En enero de 1959 Frondizi anunció la privatización ción y la hegemonía en la burocracia sindical.
del frigorífico Lisandro de la Torre y los trabajadores de En 1962 un plenario conjunto de la CGT y de las 62
esa empresa se movilizaron contra la iniciativa del go­ Organizaciones Gremiales Peronistas adoptó un progra­
bierno. La huelga en el frigorífico fue el detonante de un ma de lucha en H uerta Grande. Sin embargo, Vandor y
movimiento sindical que se tradujo en más de 50 conflic­ otros burócratas optaron por la propuesta del régimen y
tos laborales con la participación de un millón y medio mediatizaron las reivindicaciones de las bases.
de obreros en la Capital Federal. Movilización de base, La em bajada de los Estados Unidos no era ajena a
desbordando a la burocracia. esta situación: en una m aniobra convergente con el régi­
Cuando el 17 de enero de 1959 Frondizi envió tan ­ men, dispuesta a integrar a los dirigentes sindicales, pro­
ques Sherman de 35 toneladas contra las puertas del L i­ movió su captación financiando las actividades del Insti­
sandro de la Torre ocupado por los trabajadores, sólo tuto para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, ligado a
Sebastián Borro —uno de los héroes de la Resistencia— la AFL-CIO y sometido a la Agencia para el Desarrollo
fue identificado como “ alborotador” por la prensa del Internacional (AID) vinculada a la CIA.
régimen. La burocracia estaba negociando prebendas. Becas, viajes, seminarios e invitaciones tentaron a la
Sin embargo, espontáneamente, esa misma madrugada burocracia, y el dirigente José Alonso, del sindicato del
estalló la huelga general, mientras el barrio de M atade­ Vestido, fue un “ excelente” alumno y propagandista de
ros protagonizaba una “ pueblada” levantando barrica­ estos cursos auspiciados por el gobierno norteamerica­

40 41
no. Alonso visitaba la em bajada de los Estados Unidos El general Perón, en condiciones muy desfavorables,
en Buenos Aires “ al menos una vez por semana” . libró una dura batalla con el vandorismo. Decía enton­
El abogado Rubén Sosa, delegado personal de Perón ces: “ no sólo estoy muy lejos del país, sino que no tengo
en esos años, afirm a que el general sabía perfectamente los medios materiales para contrarrestar tanto engaño y
qué ocurría en las filas del movimiento sindical, pero corrupción... Ellos se reparten millones de pesos y tien­
desde el exilio trataba de mantener la unidad del pero­ tan a muchos compañeros, mientras los muchachos ha­
nismo a cualquier costo. Incluso, con referencia a la pe­ cen piruetas para imprimir unos panfletos...” 9 Para
netración de las agencias norteamericanas, Perón decía enfrentar las maniobras participacionistas de la burocra­
que “ es como pedir al lobo que nos enseñe cómo cuidar cia, creó un “ cuadrunvirato” form ado por Andrés Fra­
ovejas” . mini, Julio A ntún, Hilda Pineda y Rubén Sosa.
Sosa recuerda que en 1963 las bases de la UOM trata­ “ La misión que nos encomendó el general —recuer­
ron de expulsar a V andor de la dirección sindical. Fue da Sosa— era casi suicida: romper la estructura oficial
entonces cuando el burócrata pactó definitivamente con del vandorismo y la hegemonía sindical de la UOM;
el gobierno y la patronal su permanencia. Para “ ganar” lograr elecciones libres en los sindicatos para que las ba­
las elecciones internas, Vandor acordó el despido de los ses eligieran nuevos dirigentes; dem ocratizar la estructu­
candidatos de oposición, y triunfó con sólo el 10% de ra partidaria para promover dirigentes con mentalidad
los votos. A cambio demoró durante tres meses el inicio revolucionaria. U na tarea que, además del riesgo perso­
de discusiones para renovación de convenios colectivos nal que implicaba, resultaba titánica por la enorme
de trabajo, lo que significaba un beneficio de cientos de desproporción entre el aparato vandorista y nuestras po­
millones de pesos de entonces para las patronales. sibilidades.”
La Unión Industrial Argentina (UIA) “ muy agrade­ Sin embargo, la ofensiva de Perón logró una serie de
cida” , en 1963 publicó por primera vez la foto de Van­ éxitos parciales que obligaron a Vandor a retroceder. En
dor en su revista con la siguiente leyenda: “ Dirigente diciembre de 1963 Vandor envió una delegación a
obrero de grandes condiciones” . M adrid ofreciendo “ lealtad y acatam iento” , y se
“ Vandor, avalado por la fuerza de su sindicato y el comprometió a contribuir activamente en la “Operación
apoyo gubernamental del que siempre gozó, no se limitó R etorno”. Fue una farsa: muy poco después la burocra­
a ejercer la conducción y la hegemonía del movimiento cia vandorista lanzó la consigna de “ estar contra Perón
obrero organizado, sino que manejó a su antojo el orga­ para salvar a P erón” , y las contradicciones se agudiza­
nismo máximo de conducción política del peronismo: él ron.
Consejo Superior del Peronismo. Su poder llegó a tal El enfrentam iento entre Perón y el vandorismo se
grado, que en la Argentina de 1963 y hasta su muerte, torna definitivo en 1965, y alcanza a todos los sectores
Augusto Vandor fue, después de Perón, el mayor diri­ del movimiento popular. Incluso las diversas fracciones
gente del peronismo a nivel institucional.” 8 de la Juventud Peronista, hasta entonces “ verdaderos
forros” de algunos sindicatos, rompen con la burocra-

8 Dr. Rubén Sosa, ex delegado personal de Perón: entrevista del autor. 9 Mensaje grabado de Perón a los editores de “ R etorno” , 1964.

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cia, con la excepción del denominado “ Comando de Or­ El 13 de mayo de 1966 Vandor encabeza personal­
ganización” encabezado por Alberto Brito Lima. mente a los matones de su custodia que respondieron a
La Juventud se independiza de los burócratas que tiros a la hostilidad verbal de un grupo de militantes de
hasta entonces la utilizaban a su antojo, ratifica su leal­ base. El hecho ocurrió en la confitería La Real, en
tad a Perón y se enfrenta con el vandorismo. Envar El Avellaneda, y allí cayeron acribillados el obrero Juan
Kadri se separa de la Construcción, Eduardo Salvide del Zalazar y uno de los más prestigiosos héroes de la Resis­
Calzado, Gustavo Rearte de Navales... El Movimiento tencia peronista, Domingo Blajaquis. También Rosendo
Nueva Argentina (MNA), encabezado por Dardo Cabo, García, dirigente de la UOM - Avellaneda, que sugesti­
rom pe sus estrechos nexos con los vandoristas. vamente ya competía con Vandor.
Brito Lima, en cambio, permanece con los Jabone­ Obrero de una curtiembre, “ filósofo” a su manera,
ros subordinados a la burocracia, en su pequeño feudo Blajaquis era uno de esos hombres excepcionales cuyas
del barrio de Los Perales, en M ataderos. vidas entroncan plenamente con las luchas revoluciona­
Perón presiona con una ofensiva que incluye el envío rias. Un hombre para el cual la militancia peronista pa­
de Isabel Martínez a la Argentina, para oponerse a la de­ saba por una entrega total, la coherencia ideológica, la
signación de candidatos vandoristas en elecciones de go­ lucha y la lealtad a Perón. H abía logrado sobrevivir a la
bernadores. Los cuadros históricos de la juventud, el represión del régimen y, como ocurriría con muchos
M NA y algunos dirigentes sindicales forjados en la Re­ otros viejos militantes, fue asesinado por un burócrata
sistencia, constituyen la custodia de Isabel y la acom pa­ que no vacilaba en desplegar un enorme retrato de Pe­
ñan en un gira por el interior del país. rón detrás de su escritorio.
Carente de experiencia política, Isabel tiembla, tarta­ Ese mismo año, Vandor y su corte acom pañan al ge­
mudea, llora. Pero logra su objetivo. El candidato de neral Onganía cuando los militares derriban al presiden­
Perón, Ernesto Corvalán Nanclares, se impone al de te Arturo Illia. La burocracia sindical negocia su rela­
Vandor, Alberto Serú García. Los que la acompañamos ción con la dictadura. Se establecen vínculos que dura­
a todas partes soportam os los golpes, las presiones. Fi­ rían varios años, y que son un antecedente de la segunda
nalmente Isabel regresa a España. La acom paña López alianza que se gesta en 1976, diez años después.
Rega. La lucha entre las bases sindicales peronistas y la bu­
En el seno de las 62 Organizaciones Andrés Framini rocracia fue permanente, y en ella cayeron decenas de
presenta una lista alternativa a la conducción de Van­ militantes obreros. Los burócratas impidieron la de­
dor; es derrotado. Junto a Framini se alinean los sindi­ mocracia sindical, crearon grupos armados cada vez
calistas leales, que después integran el Movimiento Re­ más poderosos, institucionalizaron la violencia y se enri­
volucionario Peronista (M RP). José Alonso, con el apo­ quecieron en complicidad con las patronales y el régi­
yo de Perón —transm itido por Isabel— se enfrenta tam ­ men militar.
bién al vandorismo. En enero de 1966, unos 20 sindica­ En 1968 surgió la CGT de los Argentinos, encabeza­
tos afiliados a las 62 publican una solicitada firmada da por Raimundo Ongaro, como expresión de esa lucha
“ 62 Organizaciones de Pie junto a P erón” . que no perdió continuidad desde 1955. Una lucha que
no puede ser olvidada por ningún motivo, porque marcó

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una división muy clara entre peronistas y vandoristas, y el repudio de la mayoría sería un aluvión incontenible.
es una referencia fundam ental para comprender la dis­ Sabían que podían ser desbordados (como ocurrió final­
torsión de derecha en las filas del movimiento. mente en junio de 1975). Tenían plena conciencia de su
La muerte de Augusto Vandor y José Alonso no re­ aislamiento y desprestigio, y observaban con temor las
solvió nada, porque otros burócratas aguardaban el mo­ movilizaciones populares, las nuevas organizaciones, las
mento para sucederles. El tesorero de Vandor, Lorenzo consignas de viejos luchadores revividas por una genera­
Miguel, asumió de inmediato la conducción de la UOM ción emergente.
y el “ sindicalismo peronista” oficial. El secretario de Pese a las diferencias (las agrias disputas entre Rucci
Prensa de Vandor, José Ignacio Rucci, se encaramó a la y López Rega y Miguel y Osinde y Rúbeo; los ajustes de
Secretaría General de la CGT en 1970. cuentas pendientes entre Fernández Rivero, Giovenco y
A diferencia de Vandor, Miguel y Rucci recomponen Norm a Kennedy; los enfrentamientos porque la UOM
la relación de la burocracia con Perón. Un reacomodo tenía más recursos que la CGT, o porque López Rega re­
oportuno, inteligente, en el marco de un proceso que tenía los fondos de Bienestar Social), la derecha se fede­
m uestra los avances del movimiento popular frente a la ró para sobrevivir. Se repartieron los hombres y las ar­
dictadura, y anticipa el retorno del peronismo al poder. mas, concurrieron juntos a Ezeiza, reclamaron juntos la
Perón, político, concilia y acumula fuerzas; confía en destitución de Cám pora, y contribuyeron con sus efecti­
un liderazgo que se acrecienta; abraza a los “ hijos pró­ vos y su “ potencia de fuego” a la formación de la
digos” . Triple-A.
La reincorporación del vandorismo al peronismo Muerto Rucci, López Rega asumió la jefatura de la
—relativa, en la medida de que muchos de los burócra­ federación derechista. Miguel no se la disputó: prefirió
tas jugaron a dos puntas y mantuvieron un pie en la aparentar una neutralidad que le permitiera “ negociar la
puerta— no significó la disolución de una fracción de postguerra” . Pero sus tropas permanecieron activas, al
derecha, sino todo lo contrario. Los “ hijos pródigos” servicio de esa “ policía interna” que comenzó a se­
regresaron con sus propios ahijados y sobrinos, los mili­ cuestrar, torturar y asesinar antiguos y nuevos militantes
tantes fascistas y los pistoleros profesionales reclutados peronistas, así como activistas de los partidos de izquier­
para oponerse a la “ infiltración marxista” . da.
Rucci fue un gran prom otor de la creación de una La UOM contaba con más recursos económicos que
“ policía interna” en el peronismo. Una fuerza de cho­ la CGT, y reclutó pistoleros entre el lumpen y mercena­
que dirigida a enfrentar y liquidar a la tendencia revolu-' rios vinculados a los cuerpos policiales, tanto como mili­
cionaria; esa tendencia que surgió en 1955 y se opuso tantes de extrema derecha provenientes de Tacuara, la
desde entonces a los burócratas, que permaneció fiel a Guardia Restauradora, la Alianza y la CNU.
Perón durante 18 años, y que justam ente por eso reco­ A fines de 1973 la UOM tenía un pequeño ejército
gió la adhesión de los jóvenes que se incorporaron al que, según uno de sus jefes, Alejandro Giovenco, era
movimiento al despuntar la década del 70. “ tan fuerte como un batallón de infantería” 10. Me reuní
La coalición de derecha dentro del peronismo se for­ 10 A lejandro Giovenco, ex custodio de Lorenzo Miguel: entrevistas con
mó ante la certidumbre, basada en la experiencia, de que el autor.

46 47
entonces en dos oportunidades con Giovenco, en un bar distas” . Desde entonces, militan en la derecha del pero­
en la esquina de Rodríguez Peña y Cangallo, a media nismo como integrantes de distintas custodias.
cuadra de la sede de la UOM. Nos interrogamos sobre En noviembre de 1971 Giovenco tenía a su cargo la
un mismo tema: ¿en qué momento habría una ofensiva “ seguridad” de la sede del Consejo Justicialista, y cuan­
frontal? Se jactó de que “ no será una batalla porque es­ do Jorge Paladino fue defenestrado por Perón, el local
tamos listos para borrar a los bolches del m apa” , asegu­ fue asaltado por el Comando de Organización de Brito
rando que “ los milicos ya nos dieron luz verde y la cana Lima. El ex gendarme resistió a tiros, en un incidente en
hace lo que nosotros queremos” . Me dijo “ podemos ar­ el que Norma Kennedy recibió un balazo en un pulmón
mar diez mil hombres en 24 horas, pero no va a ser nece­ y Enrique Castro murió a consecuencia de heridas gra­
sario: con mucho menos limpiamos Buenos Aires en ves.
quince días” . Nos despedimos al term inar el café: En 1973 la derecha peronista olvidó sus discrepan­
“ cuídate; —me recom endó— te van a hacer boleta” . cias y reorganizó sus fuerzas. Giovenco se incorpora a la
Tres meses después, Giovenco murió en una esquina custodia de Lorenzo Miguel, junto con otros militantes
de la avenida Corrientes, cuando le explotó una bomba de los grupos fascistas: Jorge Dubchack {elpolaco) cuyo
en su portafolios. Salía de la UOM. ¿Accidente o pur­ padre fue guardaespalda de Vandor, Alejandro Pino
ga?... nunca se supo. Enciso, José Pedrotti, Jaime Lemos; el jefe del CNU,
Giovenco había sido jefe de la Juventud del Partido Patricio Fernández Rivero, que “ cobraba un sueldo pe­
Revolución Libertadora, y junto con Enrique Doson y ro sólo iba de visita de cuando en cuando” , según re­
M artín González M oreno, miembro de la Dirección N a­ cuerdan otros miembros de la custodia que prefieren
cional de esa agrupación antiperonista en representación permanecer en el anonim ato (“ M acho... no me identifi-
de su escuálida “ ram a juvenil” . El Partido seguía los li­ qués porque esos hijos de puta todavía andan sueltos” ).
ncamientos del almirante Isaac Rojas, el vicepresidente Dubchack era ahijado del comisario Alberto Orsi y
de la Libertadora, y reunía a los nostálgicos del 55. tenía dos empleos: uno en la custodia de Miguel, otro en
Sin estudios ni oficio, Giovenco se incorporó como la Policía de la Provincia de Buenos Aires (legajo
soldado regular a la Gendarmería Nacional, y colaboró 87.011); dos sueldos. Era uno de los “ hombres de con­
con el Servicio de Inteligencia de la institución. Según él, fianza” de Fernández Rivero.
“ los oficiales de Inteligencia de la Gendarmería son na­ Durante 1974 la custodia de la UOM participó en
cionalistas católicos que se proponen hacer la Revolu-, atentados contra unidades básicas de la tendencia revo­
ción Nacional” . lucionaria. Dubchack fue reconocido en el allanamiento
En 1965 Giovenco reniega de sus convicciones anti­ de la UB “ 9 de Junio” de La Plata. El topo que recuer­
peronistas y se incorpora al Movimiento Nueva Argenti­ da las andanzas de “ la patota de Miguel” , sostiene que
na. Al año siguiente participa en la Operación Cóndor “ hicieron varias boletas, sobre todo en la zona sur” de
que los lleva a las Malvinas a las órdenes de Dardo Ca­ Buenos Aires.
bo. Sin embargo, encarcelados en Río Grande, Tierra Pero los conflictos internos reaparecieron, cuando
del Fuego, Giovenco y “ Tití” Castrofini se separan de surgieron discrepancias entre Miguel y el gobernador de
Cabo y Andrés Castillo, a quienes acusan de “ izquier­ la provincia de Buenos Aires, Victorio Calabró. La frac­

48 49
ción principal de la CNU se pasó del lado de Calabró en el tiempo— pondría un manto de olvido sobre una épo­
1975 y Miguel decidió sacarse de encima a los ca que es preciso recordar. La memoria es un antídoto
muchachos de Fernández Rivero. El 24 de julio se inició contra la resurrección de los sicarios.
la purga con el asesinato de Dubchack, ejecutado por Algunos autores, al referirse al Peronismo de la Vic­
los incondicionales del líder de la UOM. toria o a Los deseos reales del justicialismo, emplean un
Eduardo “el O so” Fromigué, Juan Carlos “Cicuta” extraño malabarismo para preservar la imagen de la bu­
Acosta, Pedro “la Yegua” Tursi, Néstor Sansinena y rocracia sindical, u omitir sus responsabilidades en la ge­
Juan Carlos “el Gallego” Rodríguez participaron “ en el neración del fenómeno derechista y la violencia criminal
caso Dubchack: le regalaron un arp a” , según Osvaldo que lo caracterizó. Eluden la gravedad del daño causado
Bujalis. Las operaciones las dirigía Aníbal Martínez, de por el vandorismo al movimiento peronista, y ocultan la
la Juventud Sindical. complicidad de la burocracia con la Triple-A.
U na semana después le toca a Alejandro Enciso, “ Es preciso que no pueda especularse nuevamente
también de la CNU. Los muchachos de la UOM “ lo lle­ con la desmemoria... que la burocracia sindical —que es
naron de plomo y le echaron la culpa a la guerrilla” , se­ un estilo, una visión, implantados por la clase dirigente
gún afirmaciones del abogado Cordera. y no absorbida en la tierra fértil de las bases obreras—
La CNU respondió de inmediato: el 2 de agosto de sea desterrada para siempre” , escribió John William
1975 atacaron la casa del “O so” Fromigué en La Plata, Cooke en 1964.11
e intercam biaron disparos durante media hora hasta que
llegaron efectivos de la policía y del Regimiento 7. Fro­
migué y su padre resultaron heridos. La prensa informó
que “ la vivienda de uno de los miembros de la custodia
de Miguel fue atacada por elementos subversivos” .
La vendetta continuó: el 12 de octubre un comando
de la CNU asesinó a sangre fría a Fromigué, “Cicuta”
Acosta y Graciela Chef Muse, mientras comían en el res­
taurante M i Estancia, en Florencio Varela. La esposa de
Fromigué, Silvia Rodríguez, resultó herida. En la puerta
del restaurante quedó abandonado el auto de los muer-^
tos, un Ford Falcon de propiedad de la UOM en el que"
la policía encontró una am etralladora Halcón, dos pis­
tolas y una apreciable cantidad de proyectiles.
Algunos meses más tarde, al producirse el golpe mili­
tar en marzo de 1976, los hombres de Miguel se dispersa­
ron. El local de la UOM en la calle Cangallo fue cerrado
y sus archivos desaparecieron. Concluía un capítulo en 11 Cooke, John W illiam: Mensaje al Cabildo A bierto Telefónico de FO-
la historia del vandorismo, y se iniciaba otro que —con ETRA , 1964.

50
LA TEOLOGÍA DE LA REACCION

La reacción católica que inspira al nacionalismo de


derecha tiene una estrecha relación con el surgimiento
de organizaciones paramilitares anticomunistas, y con la
violencia practicada por esas organizaciones. Sacerdotes
y laicos em parentados en el arraigo de sus posiciones in-
tegristas, nucleados en grupos que desarrollan una in­
tensa y permanente actividad confesional y política, for­
maron un buen número de los cuadros que constituye­
ron las fuerzas de choque de la derecha a lo largo de más
de medio siglo.
Militantes católicos, de neto corte fascista, se en­
cuadran en las agrupaciones cívicas que en 1930 acom­
pañan el golpe militar, y que entonces tienen como m á­
ximo exponente al doctor Alberto Baldrich y sus “ cami­
sas pardas” . Reaparecen en 1943 en torno a Gustavo
Martínez Zuviría y Juan Carlos Goyeneche, durante una
breve gestión en el ministerio de Educación. Participan
en el primer gobierno peronista y luego se enfrentan con
Perón al calor de la oposición clerical. Form an parte de
los Comandos Civiles que luchan contra el peronismo en
1955.
Manuel Rodríguez Ocampo, un nacionalista católi­
co, es el autor de los versos de la Marcha de la Libertad,
el himno de la Revolución Libertadora. La prim era gra­
bación se efectúa en los sótanos de la iglesia del Socorro,
y son los católicos hermanos Gómez Carrillo los que la
cantan a coro. Toda la poesía recuerda a la marcha fa­
langista Cara al Sol, y exhibe el ideario del nacionalismo
católico.
Los católicos acom pañan al general Eduardo Lonar­
di en su breve gestión, y poco más tarde le declaran la

53
guerra al gobierno “ judeo-com unista” de A rturo Fron­ xión inducida y meditación temática, así como un espa­
dizi. Participan en los enfrentamientos internos del cio conspirativo en términos políticos.
Ejército a la hora de los choques entre azules y colora­ Los Cooperadores Parroquiales del Cristo Rey ini­
dos. ciaron su actividad en la Argentina en 1959, basándose
Son nacionalistas católicos, civiles y militares, los en la experiencia y reproduciendo la organización de su
que preparan el golpe militar contra el gobierno radical matriz francesa, los grupos Verbe (Verbo) y Cité Catho-
de A rturo Illia, en 1966; y los que en 1971, encabezados lique (Ciudad Católica) fundados en Francia en 1946.
por el teniente coronel Fernando Baldrich, intentan un Los teólogos franceses Jean Ousset y Jean M adiran
nuevo alzamiento desde las guarniciones de Azul y Ola- aportaron los elementos básicos de su pensamiento in-
varría. tegrista.
El golpe militar contra Illia es uno de los momentos Jean Ousset es autor de una obra fundamental para
estelares de la reacción católica. Los golpistas provienen el grupo: un manual de anticomunismo titulado El
de los principales grupos integristas que actúan en esa Marxismo-leninismo, que en Argentina fue traducido y
época: el movimiento de los Cursillos de Cristiandad, prologado por el coronel Guevara, y publicado con un
los Cooperadores Parroquiales del Cristo Rey con su re­ prefacio de monseñor A ntonio Caggiano.
vista Verbo, los discípulos de la Ciudad Católica, de El desarrollo de las teorías de Ousset, impregnadas
G enta y Meinvielle. del pensamiento m onárquico-corporativo del francés
El general Juan Carlos Onganía asume la presidencia Charles M aurras, tuvo su auge durante el gobierno del
rodeado de cursillistas y miembros del Ateneo de la Re­ mariscal Petain en Vichy, en la Francia unida al eje nazi-
pública, y están presentes los principales dirigentes de la fascista de Hitler y Mussolini.
burocracia sindical encabezada por Augusto Vandor, A su vez, el vocabulario que cobra vigencia durante
como expresión concreta de una nueva alianza militar- el gobierno de Onganía, al ponerse de m oda los “ cuer­
sindical, un eje que volverá a expresarse años después en pos intermedios” , proviene de las obras de Michel
momentos cruciales. Crouzet sobre orden corporativo, corporaciones, cuer­
Uno de los principales mentores del golpe fue el co­ pos sociales, municipio y familia, sustentos de un régi­
ronel Juan Francisco Guevara, sin duda el militar más men de corte fascista.
involucrado en la actividad de los Cooperadores P arro­ En 1962, tres años después de fundada la ram a ar­
quiales del Cristo Rey. Un oficial nacionalista católico gentina de los Cooperadores Parroquiales, se produce
de extrema derecha, antiguo lonardista, antiperonista,’ un hecho que no pasa inadvertido: llega al país el sacer­
por cuyo conducto muchos otros oficiales se incorporan dote francés Georges (Jorge) Grasset. La actividad del
a los Cursillos y participan de sus retiros espirituales en grupo se refuerza con la presencia de Grasset, cuyo
el seminario de Villa Devoto y en la quinta “ La M onto­ currículum nos muestra a uno de los cuadros más acti­
nera” de Pilar. vos del integrismo fascista.
Los Cursillos de Cristiandad, basados en el viejo sis­ Grasset actuó durante un largo período en Argelia,
tema jesuíta de los ejercicios espirituales de San Ignacio sobre todo a lo largo de la guerra de independencia que
de Loyola, durante tres días ofrecían un foro de refle­ inicia el Frente de Liberación Nacional (FLN) en 1954.

54 55
Claro está, no fue capellán de los patriotas argelinos, si­ Santa Fe 1821): Mario Díaz Colodrero y Carlos Men-
no de los colonialistas franceses, y en 1957 alienta el al­ dioroz, del Opus Dei; Jorge Mazzinghi, de Verbo; na­
zamiento de los pieds noirs (los colonos) encabezados por cionalistas católicos de derecha como Mario Amadeo,
militares derechistas como Salán, Juin y Challé. El Ignacio Anzoátegui, Bonifacio Lastra, Francisco M uro
padre Georges fue el guía espiritual de la Organización de Nadal, Ricardo Zorraquín Becú y Máximo Etcheco­
del Ejército Secreto (OAS) que reivindicó la “guerra su­ par.
cia” francesa contra los nacionalistas argelinos. A ún cuando Marcelo Sánchez Sorondo, el director
La estrecha relación de Grasset con el ejército colo­ del periódico nacionalista A zu l y Blanco, se mantuvo a
nial francés, con los militares derrotados en Dien Bien cierta distancia del Ateneo de la República y del grupo
Phu por los revolucionarios vietnamitas y humillados en Verbo, no pasa inadvertido que uno de los cerebros del
Argelia por los combatientes del FLN, forjó en el reli­ golpe, Máximo Etchecopar, era un ex secretario de re­
gioso una mentalidad reaccionaria que define sus pasos. dacción de A zu l y Blanco.
Grasset emigra de Argelia a la España franquista Uno de los acólitos de Grasset es designado goberna­
(santuario de la OAS) en donde se une a los requetés de dor de Córdoba: Carlos Caballero; su gestión tuvo la pe­
Sixto de Borbón, príncipe de París que pretendía el tro­ culiaridad de reivindicar, al menos en términos declama­
no español. De M adrid viaja a Buenos Aires para asumir torios, “ las virtudes del corporativism o” fascista.
la dirección de Verbo, además de negociar la inmigra­ Muchos de los militantes del nacionalismo católico
ción a la Argentina de un grupo de pieds noirs expulsa­ fueron designados en cargos públicos, y otros apare­
dos de Argelia. cieron colaborando directamente con la Policía Federal
En Buenos Aires, Grasset constituye su “ estado m a­ en tareas represivas. Durante el asalto de la Universidad
yor” con Roberto Gorostiaga (fundador de la revista se hizo famosa, como foto de portada, una en la que Ra-
Rom a) y el coronel Juan Francisco Guevara. Son los damés “huevito” Marini ayuda a un policía a golpear a
conspiradores de tiempo completo que preparan la tom a un profesor en la Noche de los Bastones Largos.
del poder mediante un golpe militar. Una mención especial requiere la prédica ultram on­
El coronel Guevara es el referente fundamental en tana del profesor Jordán Bruno Genta, que durante un
1966 de la reacción católica en las filas del Ejército. A su largo cuarto de siglo se dedicó a denunciar los
lado aparecen otros militares integristas: los generales “ peligros” que “ am enazan” al país: el comunismo, la
Eduardo Conessa, A lejandro Lanusse, Francisco Im az. masonería, los judíos y el peronismo. Nacionalista de
(entonces designado gobernador de la provincia de extrema derecha, Genta aparece vinculado a los sectores
Buenos Aires), Eduardo Señorans (jefe del SIDE) y Gus­ más reaccionarios del integrismo militante, así como a
tavo M artínez Zuviría, el hijo mayor del superfascista los golpistas católicos uniform ados o de traje y corbata.
Hugo Wast. El último en incorporarse es el general O n­ Su teoría de la Contrarrevolución alimentó especialmen­
ganía, pero en él recae la titularidad del Ejecutivo gol- te a los conspiradores de la Fuerza Aérea, con quienes
pista. desarrolló estrechas relaciones.
Entre los civiles se destacan los miembros del Ateneo El 17 de octubre de 1955, apenas un mes después del
de la República (la logia que funcionaba en la avenida triunfo del general Eduardo Lonardi, el profesor Genta

56 57
dictó una conferencia que inició con la siguiente afirm a­ verdadera en esta encrucijada de la P atria.” 13
ción: Cayo A ntonio Alsina, inspirado por Genta, intenta
“ Dos corrientes ideológicas que tienen el mismo sin éxito un golpe militar contra el presidente A rturo
diabólico origen y son igualmente anticatólicas, antina­ Frondizi. El fracaso no diluye el belicismo de los
cionales y antimilitares: la masonería y el comunismo, contrarrevolucionarios, que se recluyen en la Escuela de
están socavando los fundamentos espirituales de la so­ Aviación de Córdoba, adonde llevan a Genta como
ciedad argentina. Y en los últimos diez años, vehiculiza- profesor de tiempo completo. Al am paro del com odoro
das oficialmente por Perón, han precipitado la descom­ De la Vega y del brigadier Gilberto Oliva, el profesor
posición moral y material de la P atria.” 12 G enta fue maestro de varias generaciones de cadetes de
Ferviente antiperonista, Genta hace responsable a la Fuerza Aérea y sus ensayos fueron libros de texto du­
Perón de la “ revolución anticristiana” , y define al pero­ rante varios años.
nismo como “ vehículo” de la masonería y el comunis­ Algunos observadores vinculan, no sin razón, la
mo. Sus afirmaciones son categóricas, y sus discípulos lo estridencia integrista del discurso del brigadier Jesús Ca-
suficientemente acríticos como para comulgar con pellini en 1975, así como los arraigados principios reli­
ruedas de carreta. Algunos oficiales superiores de la giosos de los pilotos que com batieron en las Malvinas,
Fuerza Aérea, como el brigadier Cayo A ntonio Alsina, con la prédica de Genta.
lo adoptan como guía espiritual. O tro ejemplo de esta arrogancia teocrática lo en­
Genta plantea claramente un eje clerical-militar y contramos en la extensa obra del Dr. Carlos A. Di-
aboga por un golpe restaurador de la Ciudad Católica: sandro, que durante décadas dedicó sus mejores horas a
“ Es nuestra convicción personal, antigua por lo de­ dictar conferencias y escribir folletos y libros orientados
más, que tan sólo una política católica y militar puede “ a la defensa de la Fe” y “ la lucha contra la herejía
contener la descomposición masónica y comunista de la judeo-cristiana” 14
Patria. Tan sólo una política fundada en las dos institu­ La obra de Disandro, difundida desde su cenáculo
ciones fijas e inmutables que permanecen en medio de la integrista en la ciudad de La Plata, es un recurso inago­
movilidad de todas las otras, la Iglesia de Cristo de or­ table de citas de San Pablo, San Agustín, San Basilio,
den sobrenatural y las Fuerzas Armadas de la Nación de San Atanasio, San Buenaventura, Santo Tomás, etc.,
orden natural, puede superar la subversión bolchevique reivindicando la Ciudad de Dios frente a “ los enemigos
de todas las jerarquías sociales y la anarquía hecha eos- # de la Iglesia y de la P atria” : los revolucionarios de cual­
tum bre en la vida de la República.” quier signo, los comunistas, los masones, los judíos, los
“ Sabemos lo im popular que es este pensamiento -re­ liberales y “ esa perversión denom inada dem ocracia” .
conoce— , pero nos complace declararlo porque define Así, Disandro advierte que es “ altamente nocivo pa­
para nosotros, la única política prudente, la única real y ra la Iglesia y para la Nación la actividad de sectas masó­
nicas y paramasónicas. Doctrinalmente condenadas, de­
bemos anhelar y procurar la estricta recognición de las
12 Esa misma conferencia, titulada “ La m asonería y el com unism o en la
Revolución del 16 de septiem bre” , fue publicada en un folleto del autor 13 Ibid. pág. 25.
(Pellegrini Impresores, Alvarez Jonte 2315, Buenos Aires, 1955). 14 D isandro, Carlos A ., “ La Herejía Judeo-C ristiana” , Editorial
Struhart, Bs. As., 1983, pág. 78.

58 59
mismas y en lo posible su relegación y extinción, por una bibliografía católica de extrema derecha, y coediciones
verdadera política de soberanía nacional y por una ver­ con el Círculo Militar que enriquecen las bibliotecas
dadera vigencia de la cultura cristiana. Toda alianza con castrenses.
tales sectores sería gravemente dañosa, com porta una Sin embargo, es preciso destacar que fue el jesuita
capitulación sin sentido frente a la revolución mundial y Julio Meinvielle el sacerdote que más aportó al de­
preanuncia el derrumbe de toda form a de soberanía po­ sarrollo del arsenal ideológico de la reacción católica y la
lítica y de justicia” . extrema derecha, y que su obra basada en una certi­
Disandro, sin mayores preocupaciones, también se dumbre dogmática sin límites se proyectó a lo largo de
erige en vocero de la “ Iglesia y la N ación” , como si le 40 años, desde su primer ensayo “Concepción católica
pertenecieran a título individual. Y obviamente convoca de la política” (1932) a su última conferencia en la
a la guerra contra “ los enemigos históricos” . Ciudad de México, ante el VI Congreso de la Liga M un­
“ N uestra convocatoria —explica en sus libros el pro­ dial Anticomunista (WACL) “Civilización cristiana ver­
fesor platense— es para esos rumbos, que ustedes des­ sus com unism o”, a fines de agosto de 1972, poco antes
cubrirán y consolidarán en años más densos. Entretan­ de morir atropellado por un automóvil en Buenos Aires.
to, tal como lo enseña San Juan Crisóstomo, debemos Menvielle escribió más de 20 libros, dictó cientos de
enfrentar sin ambages y con dureza la persona de los he- coñferencias y fue asesor de diversos círculos civiles y
resiarcas, clamar en la Iglesia para que el espíritu cure militares durante cuatro décadas. Predicó la Ciudad Ca­
esas llagas y transitar con corazón apaciguado en el si­ tólica y sus ensayos fueron reproducidos por la mayoría
lencio sobrecogedor de las águilas, que vuelan en torno de las publicaciones católicas de derecha, como Gla-
de la llama inextinguible. Esta llama purifica, cuando dium, la Biblioteca del Pensamiento Nacionalista A r ­
funde.” 15 gentino, Ediciones Theoria, Presencia, Nuestro Tiem­
Traducido al lenguaje cotidiano de la reacción cató­ po, Cruzada, Verbo, Huemul, Cruz y Fierro, etc.
lica y el nacionalismo de derecha, “ enfrentar sin am ba­ Durante mucho tiempo Meinvielle fue asesor y guía
ges y con dureza la persona de los heresiarcas” equivale espiritual de la Unión Cívica Nacionalista (UCN), la
a eliminarlos de la forma más expeditiva. No es casual que Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES)
en la contraportada del libro, el editor presente la obra y el Movimiento Nacionalista Tacuara (MNT). Su rup­
con diversas consideraciones, entre las cuales hace refe­ tura con Tacuara se produjo debido a la influencia en
rencia a una “ guerra civil religiosa” que —según él— es esa organización del sociólogo fascista francés Jaime
“ conducida por las sectas judío-cristianas” . M aría de Mahieu, autor de dos ensayos {“E lE stado co­
Tam poco es casual que la obra pertenezca al fondo m unitario” y “La Economía Comunitaria ” )16 que el sa­
editorial de la Editorial Struhart & Cía. que se ha dedi­ cerdote consideró perniciosos por “ izquierdistas” . La
cado durante los últimos quince años a tres tipos de
publicaciones: libros y manuales anticomunistas, en p ar­ 16 Jaim e M aría de M ahieu, que tam bién publicó un Diccionario de Cien­
cias Políticas, fue el m entor, en tiempos de O nganía, de un centro de estudios
ticu lar los especializados en co n train su rg en cia; privado denom inado Universidad A rgentina de Ciencias Sociales (UACS) re­
ducto de un “ ala izquierdista” de T acuara y el M ovim iento Nueva Argentina
15 Ibid. pág. 139-140. (MNA).

60 61
Se convoca a los “ elegidos” : “ Todo este problema
fracción de Tacuara que se separó siguiendo a Mein­
del fin de la historia, determinado por el número de pre­
vielle, a su am paro y bajo su dirección form ó la Guardia
destinados, depende de una enseñanza clara y determi­
Restauradora Nacionalista (GRN), acaudillada por los nada del Apóstol que dice: todo coopera en bien de los
abogados Juan Carlos Coria y Bernardo Lasarte.
que aman a Dios, de aquéllos que en sus designios son
Meinvielle fue el nexo entre muchos generales, coro­
llam ados” .18 Y los que mejor “ cooperan” , claro está,
neles y brigadieres nacionalistas, golpistas, y las organi­
son los Cooperadores del Cristo Rey.
zaciones juveniles de derecha. Los militantes de Tacuara Se les enseña “ historia” : “ La Ciudad Católica al­
prim ero, y de la GRN después, se vincularon por su in­
canzó su momento de plenitud histórica en el siglo XIII,
termedio a la mayor parte de conatos y alzamientos, pla­ cuando la sabiduría culminó con Santo Tomás de
nes conspirativos y “ revoluciones” que se produjeron Aquino, cuando la prudencia política logró forma m ara­
desde 1955 a 1972.
villosa con San Luis, rey de Francia, cuando el arte se
En los centros de la reacción católica, Meinvielle fue
iluminó en el pincel del Beato Angélico. Unos siglos des­
definido como el super teórico de su tiempo. En el pró­
pués, la Revolución anticristiana rompe la unidad de la
logo a su obra “E l comunismo en la Revolución A n ­ Ciudad Católica. Y se inicia un proceso de degradación
ticristiana”, otro de los exponentes de su pensamiento, que alcanza cada vez capas más profundas de la ciudad,
Carlos Alberto Sacheri, lo califica como “ el máximo am enazándola con una ruina y muerte total. El comu­
teólogo de la Cristiandad en lo que va del siglo veinte” . nismo significa esta ruina y muerte total de la Ciudad
Algunas citas tom adas de esa misma obra, sintetizan
Católica” .19
su argumentación confesional y sus posiciones políticas. Se les explica la “ condición hum ana” : “ el hombre
El propio Meinvielle inicia el primer capítulo con una
no puede, sin la Revelación y sin la Gracia Sobrenatural,
afirmación categórica:
realizar la perfección de su naturaleza y de su razón; sin
“ El presente libro quiere determinar con precisión auxilios sobrenaturales el hombre se ha de ir degradan­
qué sitio ocupa el comunismo en la Revolución anticris­ do; ha de ir descendiendo a grados más infrahum anos
tiana. Pero ello no es posible si no se determina, a su
de condición” .20
vez, el significado y alcance de la misma Revolución an­ Se los pone sobre aviso: “ Sinagoga y masonería son
ticristiana. La Revolución anticristiana no puede ser ca­ los agentes, encarnaciones del diablo, que movilizan el
racterizada en toda su significación si no se fija el carác­ combate de la Contra-Iglesia a base de mentira y de cri­
ter necesariamente cristiano que ha de revestir el m ovi-.
m en” .21
miento de la historia después que Cristo se ha hecho pre­ P ara el autor “ Las universidades oficiales argenti­
sente entre nosotros.” 17
nas, que, por naturaleza, constituyen la matriz donde se
Así, “ establecido” en el primer párrafo “ el carácter generan nuestras clases dirigentes, están entregadas lisa
necesariamente cristiano” de la historia, todo el anda­
miaje de la retórica integrista se proyecta consecuente­ 18 Ibid. pág. 27.
mente. 19 Ibid. pág. 42.
20 Ibid. pág. 59.
17 Meinvielle, Julio, “ El Com unism o en la Revolución A nticristiana” , 21 Ibid. pág. 82.
Cruz y Fierro Editores, Bs. As. 1982, pág. 9. Ibid. pág. 21.

63
62
y llanamente al comunismo soviético. La sociedad ar­ com unistas” .26
gentina dedica sumas fabulosas del erario público a la Con este último párrafo de las obras escogidas de
perversión sistemática de las inteligencias de lo que debe Meinvielle, que pertenece a su ensayo: “Ubicación exac­
ser su mejor juventud y las clases dirigentes del ta de la década del 70 en la revolución anticristiana”,
m añana” .22 Quede claro: son las “ universidades ofi­ cerramos el muestrario. Omito los comentarios con una
ciales” , no las privadas. salvedad: estos principios, bases de la dogmática propia
No hay “ nada peor que un revolucionario” : “ El pri­ de la reacción católica, se convierten en algo sumamente
mer revolucionario fue Lucifer, quien en su rebelión peligroso, cuando el que los lleva en la cabeza tiene, ade­
sembró el mal donde Dios creó el bien. El programa del más, una Colt 45 en la mano.
católico no es la Revolución, porque, como hemos Meinvielle fue el ideólogo de tres generaciones distin­
dicho, la sociedad actual no es fundamentalmente mala, tas de católicos derechistas. La mayor acompañó el gol­
sino, por el contrario, sus cimientos cristianos la hacen pe militar de Uriburu en 1930 y conoció sus primeros en­
fundamentalmente buena” .23 sayos- La intermedia perteneció al clan del general Lo­
Meinvielle también se refiere a la democracia: “ Nada nardi y los nacionalistas católicos que auspiciaron la R e­
volución Libertadora. La más joven, que ahora es gene­
más tiránico que el gobierno del Estado democrático li­
ración intermedia, se formó en los grupos fascistas y
beral, que al ser sirviente de la plutocracia internacional,
nutrió las organizaciones paramilitares en la década del
corrompe toda la vida nacional” 24
60 y del 70. Sus seguidores pasaron de la Guerra Santa a
Y también algunos principios de economía: “ En el la Guerra Sucia, y el país conoció los estragos de la
terreno económico hay una comunidad de actividad y de Alianza A nticomunista Argentina, el Comando Liberta­
intereses entre empresarios y obreros... no son antago­ dores de América y la “ batalla contra la subversión”
nistas... Son cooperadores de una obra com ún” .25 ¿Se­ durante la dictadura.
rán los Cooperadores Parroquiales del Cristo Rey? En los días que precedieron a la aparición oficial de
Finalmente: “ ¿Quiénes son los agentes que el diablo la Triple-A, cuando era inminente la ofensiva de exter­
utiliza para la realización de sus maquinaciones? En la minio organizada por los grupos fascistas, los seguido­
providencia actual el cristianismo tiene un enemigo pri­ res de Meinvielle reeditan uno de sus clásicos: El poder
mero y natural que es el judío. No en vano el Señor los Destructivo de la Dialéctica Comunista'1'1-, la obra es re­
acusa de ‘hijos del diablo’ (Juan, 8, 44). En segundo lu­ com endada por Carlos Sacheri en el número 142 de la
gar, los paganos. En la crucifixión, los judíos actúan.co- revista Verbo (mayo de 1974).
mo los verdaderos instigadores y responsables mientras La misma edición de Verbo, con un Testimonio de
los gentiles se desempeñan como ejecutores. De aquí que Solzhenitsin en portada, es un buen ejemplo de la apolo­
los enemigos del cristianismo sean los judíos, masones y gía anticomunista de los integristas: artículos de Alfredo
Di Pietro, Alberto Falcionelli, Henri Taublier y Andrés
22 Ibid. pág. 85. Olivares, coinciden en Ja denuncia de la “ conspiración
23 Ibid. pág. 103-104. comunista m undial” . Los espacios dedicados a Notas y
24 Ibid. pág. 106.
25 Ibid. pág. 107. 26 Ibid. pág. 167-168.
27 Meinvielle, Julio, " E lpoder Destructivo de la Dialéctica C om unista”,
Cruz y Fierro Editores, Buenos Aires, 1973.
64 65
Comentarios reproducen información tom ada de la En 1980, el IPSA realiza en la provincia de Córdoba
publicación superfascista española Fuerza Nueva, y elo­ un “ magno evento” , con la asistencia de lo más repre­
gian un editorial publicado por la derecha peronista en sentativo de la reacción católica a nivel internacional:
Mayoría (29.3.74) convocando a la lucha contra la “ in­ Jean Ousset, de Francia; Julián Gil de Sagredo, de Es­
filtración marxista” en el peronismo. paña; Federico Wilhemsem, de los Estados Unidos; Pe­
Los acólitos de Verbo, que lo son al mismo tiempo reda Crespo y Muggenburg, de México; Vicente Ugarte
de Meinvielle, Genta, Sacheri, Grasset, Disandro o Go­ del Pino y Sergio Tapia, del Perú; Carlos Podestá, del
yeneche, se nutren de los textos de Miguel Angel Iribar- Paraguay; Juan Antonio Widow, de Chile, y M artín
ne, Ignacio Garda Ortiz, Roberto Pincemin, Juan Gutiérrez y Diego Ferreiro, del Uruguay. La ram a con­
Carlos Montiel, Alberto Fariña Videla, Juan Olmedo, fesional de la internacional fascista.
Jorge Ferro, Carlos Pezzano, Fernando Estrada, Rubén Han pasado más de diez años desde que la Triple-A
Calderón Bouchet, Juan Octavio Lauze, Luis Roldán, causó estragos sin límites en la sociedad argentina (crí­
Federico Cantero Núñez, Alberto Caturelli, Carlos menes, migración forzada, destrucción de instituciones
Buela, Francisco Pastrana, Fulvio Fabio Ramos, Eduar­ culturales, aniquilamiento de cristianos progresistas,
do M artín Quintana, M arta Cortiñas, Juan Manuel La- etc.) y la reacción católica permanece im pertérrita, ape­
vanchy, Eduardo Zubizarreta, Carmelo Palum bo y Ber- gada al mismo vocabulario que expresa su ideología.
nardino M ontejano, entre muchos otros ensayistas de la Mencionamos una edición de Verbo de 1974 y podemos
reacción católica. observar en archivo una edición, por ejemplo, de 1984...
Muchos sacerdotes, como el jefe nacional de T a­ La misma manifestación doctrinaria, los mismos pre­
cuara Alberto Ezcurra Uriburu, secretario privado de juicios religiosos y políticos, la misma línea corporativa
monseñor Adolfo Tortolo; monseñor Victorio Bonamín y fascista, los mismos peligros para la sociedad en la que
(ex capellán del Colegio Militar de la Nación); Octavio deambulan con una cruz y una pistola al cinto.
Nicolás Derisi, rector de la Universidad Católica Argen­ Al conmemorar el 25° aniversario del grupo Verbo,
tina (UCA); Antonio Royo Marín; J. B. Bossuet; Her­ Juan Antonio Lauze afirmó en un editorial: “ Nuestro
nán Benítez; Gerónimo Fernández Rizo; monseñor Emi­ trabajo es un servicio... Nuestro movimiento es la so­
lio Ogñenovich; Enrique Lombardi; e incluso ese exce­ ciedad mism a... El desarrollo anhelado está en las
lente escritor digno de mejores prédicas, Leonardo Cas- orientaciones, las reacciones, el espíritu de cuerpo social
tellani, figuran entre los religiosos que convocan a la sobre el que actuamos desde 1959...” A hora la batalla es
guerra. contra el divorcio, e incluye textos de monseñor Manuel
El denominado Instituto de Promoción Social A r­ Menéndez, del obispo Antonio Quarracino, de figuras
gentina (IPSA), colateral de Verbo, que ya en 1969 or­ claves del Episcopado, como monseñor Rodolfo Nolas-
ganizó un congreso sobre “ Orden económico o subver­ co o el obispo auxiliar de M orón, Carlos Galán.
sión” , prepara a sus seguidores con otro congreso: “ O r­ Junto a la tradicional prédica anticomunista, anota­
den natural o socialismo” . Y más tarde, al am paro de la mos el mismo discurso incendiario de Sánchez Abelenda
dictadura, “ Libertad y libertades” (1977) y “ El destino en 1974, revivido por el obispo de Mercedes, Emilio Og­
com ún de las patrias del Cono Sur” (1978). ñenovich: “ No aceptaremos la complicidad del silencio

66 67
cobarde... Ocuparemos un puesto en las trincheras con
honor e hidalguía en defensa de los valores fundam enta­
LITERATURA PARABELLUM
les... Guay cuando se intente avasallar principios en los
que está el futuro de la patria. H abrá católicos que no
serán muy practicantes, pero guay cuando se les toca la
Iglesia o sus principios... Saben jugarse, saben luchar de
pie... Dios está con nosotros y la Virgen nos Una creencia muy divulgada sostiene que los cuadros
acom paña” .28 de la derecha —tanto de la reacción católica como del
nacionalismo burgués—, civiles o militares, carecen de
formación intelectual. Hay incluso quienes suponen que
los militantes fascistas no tienen pasión por la lectura, o
que sencillamente desprecian todo lo que tenga que ver
con el arte tipográfico. Se trata de hombres de acción
—piensan— que expresan sus dogmas y consignas
violentamente. Es un error.
La extrema derecha cuenta con un “ segmento
culto” , formado por clérigos, abogados y periodistas,
que formulan y recrean sus dogmas y consignas. Son los
que piensan para el conjunto o, como propone el lema
de la revista Verbo, los que se dedican a la “ formación
para la acción” . Algunos dirigentes se ufanan de sus
bibliotecas, y lo cierto es que más de una —como la que
tuvo en vida Juan Carlos Goyeneche—, son motivo de
prestigio entre sus pares y discípulos. Hay autores prolí-
ficos (Hilaire Belloc, Nicolás Berdiaeff, Salvador Borre­
go, Rubén Calderón Bouchet, Leonardo Castellani, Ju ­
lio Meinvielle, etc.), temas variados y numerosos títulos.
También un buen número de editores y bastantes libre­
ros especializados.
El número de editoriales derechistas que hay en A r­
gentina es insospechable, y supera ampliamente al del
resto de los países de habla hispana. Además, la Argen­
tina com parte con España y Francia los primeros pues­
tos en producción de literatura fascista, publicaciones
28 VERBO, “ En defensa de la Fam ilia” , Buenos Aires, mayo de 1984, integristas y folletos extremistas.
Algunas de esas editoriales tienen un pequeño fon­

69
do, otras incluyen ediciones “ comerciales” más o me­ efectuada en 1986 me mostró empresarios más o menos
nos profanas, y las hay que gozan de subsidios religiosos prósperos, algunos de los cuales incluso exportan. La
o mecenas uniform ados. Ya mencionamos la estrecha uruguaya Editorial del Plata (Soriano 1327, Montevi­
relación de las ediciones Struhart con el Círculo Militar, deo) abastece con libros argentinos a los fascistas y la re­
y basta observar la publicidad en las páginas de Verbo acción católica oriental.
para sorprenderse con las fuentes de financiamiento en Los distribuidores y libreros argentinos especializa­
diversas épocas (Bodegas Etchart, Renault Argentina, dos en bibliografía derechista, tampoco se quejan. El
Olivetti, Líneas Aéreas Austral, Tamet, Llavetex, Pepsi- Club del Libro Cívico (colateral de Verbo) tiene una se­
Cola, etc.). de en Capital Federal (Uruguay 839) y otra en Tucumán
En Francia las ediciones fascistas son el subproducto (San Lorenzo 558). Hay librerías de derecha al menos en
de grupos de monárquicos nostálgicos, admiradores de una docena de provincias; desde la Librería Martín
Petain, católicos integristas y militantes de organiza­ Fierro (Roca 5) en Bahía Blanca, a la Librería San Pío X
ciones como la Acción Francesa. Sin embargo, la pro­ (Rivadavia 740) en San Luis.
ducción es inferior a la española o la argentina. Sólo los Una caso excepcional es la antigua librería H uem ul
seguidores del obispo Marcel Lefebvre, y los adeptos al (Av. Santa Fe 2237) en Capital Federal, en cuyos estan­
Club du Livre Civique (49 rué des Renaudes, París), di­ tes se acumuló durante años el grueso de las existencias
rigido por Jean Ousset, se mantienen activos. en libros de derecha, y en cuya trastienda dictaron con­
En España, el curso de los acontecimientos políticos ferencias los teóricos del fascismo. Su veterano adm i­
alteró una tradición editorial franquista que fue muy im­ nistrador, el señor Sánchez, se queja: “ los tiempos han
portante hasta 1980. H an desaparecido las oficinas de cambiado y la gente joven ya no com pra nuestras edi­
las Ediciones del M ovim iento (Gaztambide 59, Madrid) ciones... además, todo el barrio Norte está en manos de
desde las que su legendario director, Agustín del Río los judíos y —obviamente— no son buenos clientes para
Cisneros, publicó y reeditó durante años las obras del nuestros libros” .
Caudillo, de José A ntonio Primo de Rivera y José Luis La biblioteca de un militante de derecha, por lo ge­
Arrese, entre otros autores falangistas. neral es un buen muestrario de los elementos que nutren
En Madrid y Barcelona sobreviven algunas edito­ su ideología: algunos ensayos sobre Teoría del Estado
riales fascistas, impresores católicos de derecha y antico­ (en particular Ernesto Palacio) y Economía Política;
munistas, pero ya sin la influencia del pasado. Son vestir obras de revisionismo histórico; lecturas religiosas dog­
gios de una época superada. En una entrevista reciente máticas acordes a un pensamiento preconciliar; narra­
con el adm inistrador de la Editorial Speiro (General ciones fascistas y manuales anticomunistas; textos anti­
Sanjurjo 38, M adrid) el hombre me confesó con humil­ masones y antijudíos.
dad: “ Los camaradas argentinos nos llevan la No es difícil confeccionar un catálogo elemental con
delantera... producen mucho más que nosotros” . los autores y títulos fundamentales de la bibliografía de­
En Argentina, en cambio, los editores de derecha rechista. En primer lugar las obras generalmente decora­
tienen su público y no muestran mayor preocupación tivas: los clásicos que casi nadie lee por el esfuerzo que
por los efectos de una crisis ideológica. U na encuesta requieren; lo que se conoce como los fundamentos

70 71
aristotélico-tomistas de la reacción católica. Por cursos a la Nación Alemana. Y Oswald Spengler, con La
ejemplo, de Aristóteles, la Gran Ética y La Política; de Decadencia de Occidente, cierra el círculo.
Santo Tomás de Aquino, la Sum a Teológica, El Los manuales de anticomunismo más baratos son los
H om bre Cristiano, L a Justicia; de San Agustín, M edita­ del general André Beaufre {La Guerra Revolucionaria),
ciones, Confesiones, y sobre todo La Ciudad de Dios, Nicolás Berdiaeff (Cristianismo y Lucha de Clases),
obra a la que se hacen frecuentes referencias como signo Alain Besancon (Breve Tratado de Sovietología), Vladi-
de erudición. También algo de Gilbert Chesterton. mir Bukovsky (El dolor de la libertad), Christopher
El revisionismo histórico ocupa varios estantes, en Dawson {El M ovim iento de la Revolución Mundial), Al­
los que se confunden autores de diversas posiciones, sal­ berto Falcionelli {Sociedad Occidental y Guerra Revolu­
vo los escritores “ francam ente marxistas” . Una gama cionaria), Jean Ousset {M arxism oy Revolución), y entre
muy sutil de colores permite algunas obras y excomulga otros, el célebre librito de monseñor Fulton Sheen, El
otras. El sacerdote jesuíta Guillermo Furlong es símbolo comunismo y la conciencia occidental.
de pureza inmaculada, mientras Raúl Scalabrini Ortiz es Los textos antijudíos son numerosos: el principal
de dudosa “ intuición izquierdista” . Los Gálvez, tanto incluye los Protocolos de los Sabios de Sión, según la
Jaim e como Manuel, gozan de prestigio. Los Ibarguren, versión de monseñor E. Jouin. Enseguida, de H. Belloc:
Carlos y Federico, son respetados. Julio Irazusta es re­ t Los Judíos; con el mismo título, L os Judíos, de Roger
com endado por la revista Verbo. José María Rosa es Peyrefítte; de Meinvielle Los judíos en el misterio de la
considerado “ dem asiado p ero n ista” , y A rtu ro historia; de Disandro, La herejía judeo-cristiana. El ra­
Jauretche “ deform ado por el populism o” . Pedro de Pa- cismo se exhibe en sus expresiones más burdas, bajo la
oli com parte con Vicente Sierra y Fermín Chávez un es­ pretensión de un “ análisis cristiano” .
pacio aceptable. Las narraciones y crónicas nazi-fascistas tienen un
En cambio, Juan José Hernández Arregui, Rodolfo lugar destacado. Son varios los títulos del escritor mexi­
Puiggrós, Rodolfo Ortega Peña, y en general los autores cano Salvador Borrego, entre ellos Derrota m undial e
identificados con el nacionalismo revolucionario, están Infiltración mundial, cargados de una enorme dosis de
prohibidos. Para los militantes de derecha, Jorge A be­ anticomunismo y antijudaísmo. También testimonios de
lardo Ramos es “ un miserable judío trotskista” . jerarcas nazis como Cornelio Codreanu, Adolfo Eich-
La historia del nacionalismo derechista está escrita: mann, Charles M aurras, Benito Mussolini, Hans Rudel,
el texto base es Revolución Nacional o Comunismo, de Heinz Schmidt, Luis de la Sierra, H oria Sima, Otto
Atilio García Mellid condimentado con Orígenes del Skorzeny. Y por supuesto M i Lucha, de Adolfo Hitler.
Nacionalismo Argentino de Federico Ibarguren, y E l En los primeros años de la década del 60 las organi­
Nacionalismo de Bruno Genta. zaciones derechistas tenían serias dificultades económi­
Hilaire Belloc ocupa un lugar destacado entre los his­ cas para imprimir sus publicaciones. Grupos como T a­
toriadores europeos, sobre todo con La Crisis de cuara o la G uardia Restauradora Nacionalista siempre
Nuestra Civilización. O tro tanto ocurre con Otto von efectuaban colectas para mimeografiar folletos o editar
Gierke: Teorías Políticas de la Edad Media. Un clásico efímeros periódicos. Cada división en sus filas, cada
de la movilización chauvinista es Gottlieb Fichte: Dis- nueva fracción, necesitaba de una nueva expresión de

72 73
prensa para anunciar su existencia, y contrarrestar la Ya en 1971 desaparecen las limitaciones editoriales
propaganda adversa. Así, las sucesivas escisiones de Ta­ para los grupos fascistas: la UOM y la CGT son pródi­
cuara tuvieron sus folletos, y cada banda compitió con gas en el financiamiento de las publicaciones de la de­
su propia prosa. recha peronista y el nacionalismo derechista. La corte de
El nacionalismo de derecha recuerda anécdotas tra ­ la que se rodea José Ignacio Rucci, incluyendo al estan­
gicómicas en torno a su voracidad impresora: el Movi­ ciero Manuel de Anchorena, pone sus imprentas a dis­
miento Nacional-Socialista encabezado por Ornar Elgo- posición de las nuevas bandas, como la Concentración
yen decidió, en una oportunidad, robarse un mimeó- Nacional Universitaria (CNU).
grafo que pertenecía al sacerdote Julio Meinvielle. Los Al asumir el gobierno peronista el 25 de mayo de
nazis atacaron a los clericales, y Elgoyen terminó en la 1973, es López Rega el que ocupa el lugar de Rucci en la
cárcel de Villa Devoto. Juró vengarse, pero al salir de la difusión de impresos derechistas. Así surge E l Caudillo,
prisión murió en un accidente automovilístico. dirigido por Felipe Romeo y costeado por el Ministerio
Una de las primeras imprentas “ propias” de los na­ de Bienestar Social.
cionalistas fue la Editorial L os Cerrillos, regenteada por Romeo con el tiempo “ ahorra” lo suficiente como
los hermanos Benítez. Hacía trabajos comerciales y para establecer su propia empresa editorial RO .CA , aso­
publicaba folletos derechistas. En la misma época, la ciado nada menos que con el general Ramón Camps. Ya
fracción izquierdista de Tacuara, encabezada por Joe es la época de la dictadura, y RO.CA SRL. publica,
Baxter, adquirió una im prenta relativamente moderna entre otros títulos, E l poder en la sombra, del propio ge­
con parte de los fondos obtenidos en el asalto al Policlí- neral Camps.
nico Bancario. En la actualidad son muchos los libros que publican
Por su parte, los grupos alineados en la derecha pe­ las editoriales derechistas, y una cantidad nada despre­
ronista, como el Com ando de Organización (CdeO) y el ciable los folletos fascistas que circulan al am paro de la
Movimiento Nueva A rgentina (MNA) imprimían sus pe­ libertad de im prenta. Con el título de Baluarte Nacional
riódicos en los sindicatos que les daban sustento. El y dirigida por Aldo Bacre se hace la apología de la dicta­
MNA tuvo dos publicaciones de amplia difusión com pa­ dura. Javier Ferro y Gustavo Guasti publican Militancia
radas con el resto: una fue Nueva Argentina, en la etapa de la Contrarrevolución, órgano del grupúsculo Falange
de compromiso con Augusto Vandor, y la otra fue R e­ de la Fe. H éctor Hernández y Fabián Alberto reeditan el
torno, en la época en que se disciplinaron a Perón frente mensaje de E l Caudillo en una publicación denominada
a la burocracia sindical. Barbarie. Ricardo Curutchet sigue editando la ultra­
Algunos años más tarde, los principales redactores m ontana, anticom unista, antijudía, Cabildo, vocero del
de Nueva Argentina aparecen en la revista Las Bases, Movimiento Nacionalista de Restauración (MNR).
encabezados por Américo Rial, un antiguo colaborador Durante muchos años, toneladas de papel y miles de
de Manuel Damiano en el Sindicato de Prensa. Del mis­ horas de rotativas se han invertido en la Argentina en
mo origen, pero famoso por su vocación fascista, es imprimir esto que denominamos literatura Parabellum.
Emilio Abras, secretario de Prensa del gobierno peronis­ Son las municiones que preceden a las balas, e ignorarlas
ta en 1973. La matriz era Tacuara. es una form a de cerrar los ojos ante amenazas concretas.

75
74
Conocerlas, por el contrario, ofrece la alternativa de UN CRIMINAL DE GUERRA EN LA
permanecer en guardia frente al peligro que representan.
CORTE DEL GENERAL

Un personaje clave en los últimos años de vida de


Perón fue el croata Milosz de Bogetich. Apareció repen­
tinamente en Puerta de Hierro a principios de la década
del 70, se incorporó al círculo de amistades del general,
asumió la jefatura de su custodia, y hasta el día de hoy
escolta y consuela a Isabel Martínez.
Alto, elegante, siempre bien vestido, Bogetich habla­
ba poco en público pero —cuando lo hacía— era para
repetir la misma frase: “ Yo siempre le digo al general
que hay que eliminar a los bolcheviques...” En 1972
viajó con Perón de Madrid a Buenos Aires y se alojó en
la residencia de la calle Gaspar Campos. Permaneció
siempre en un ángulo oscuro, detrás de Perón, a un cos­
tado de Isabel. Era un enigma: un curioso desconocido
del que nadie sabía nada a ciencia cierta, ni siquiera los
dirigentes que más frecuentaban Puerta de Hierro.
Algunas publicaciones de la época señalaron que Bo­
getich era un coronel croata, “ un emigrado refugiado en
España” . Un militar español comentó que era “ un
aventurero con muchos amigos en la em bajada de los
Estados Unidos” . Eran datos insignificantes, pero se
convirtieron en la punta del ovillo: la madeja cedió con
el tiempo y una minuciosa investigación me llevó de
M adrid a Belgrado, de allí a Zagreb y por último a
Asunción del Paraguay. Penetramos al mundo clandes­
tino del terrorismo ustacha, una red internacional secre­
ta que cobija a los croatas que colaboraron con los nazis
durante la Segunda Guerra Mundial.
En Yugoslavia, el profesor Andjelko Maslic, un ex-

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perto en asuntos de Defensa Nacional, me introdujo en Ravlic fue asignado al Servicio Secreto ustacha y en
viejos archivos guardados en una com putadora. Co­ dos años obtuvo el grado de capitán (el de coronel lo ad­
menzamos: el verdadero nombre es Mile Ravlic, y de quirió por su cuenta junto con el apellido de Bogetich).
Bogetich es el apellido falso con que deambula por el Se destacó como oficial del Departamento de “ Inspec­
m undo desde 1945.29 ción” (UNS) que guiaba a las tropas de la SS alemana y
Maslic me presentó a otro experto: “ El señor Jurje- la Gestapo en la persecución de los patriotas.
vic —dijo— se dedica al estudio de la emigración fascis­ A los 23 años de edad, Ravlic era un brillante oficial
ta y el movimiento terrorista ustacha” . Muy pronto em­ al servicio de la ocupación militar de su propio país. Se
pezamos a arm ar el rompecabezas. proclamaba, como todos los ustachas (palabra croata
Mile Ravlic, alias Milosz de Bogetich, nació el 15 de que significa “ insurgente” ) soldado del nacionalismo
abril de 1919 en la pequeña localidad de Glavinja- católico. Extraño nacionalismo que proclamó rey de la
D onja, en la región de M ostar. Sus padres lo enviaron a Croacia “ independiente” al duque italiano de Spoleto,
la escuela primaria de Imotski y a la secundaria de Sinj. y que para subsistir necesitó del apoyo de 22 divisiones
En 1938 ingresó a la facultad de Agronomía de la Uni­ del Ejército alemán y 15 divisiones italianas.
versidad de Zagreb, y se afilió al Partido Campesino Ravlic colaboró con el general ustacha Luburic, res­
C roata (cuyas siglas en croata son HSS), una organiza­ ponsable de todos los campos de concentración en C roa­
ción de extrema derecha. cia, y participó en las matanzas perpetradas en la mis­
Cuando los ejércitos de Hitler invadieron Yugoslavia ma ciudad de Sinj en donde cursó la secundaria. Tam ­
en abril de 1941, dividieron el país, crearon el “ Estado bién participó en la ejecución de rehenes, en la época en
Independiente C roata” e instalaron el gobierno colabo­ que los ustachas decidieron fusilar cien personas por ca­
racionista dirigido por Ante P avelic30. Fue un momento da uno de sus miembros ultimados por la resistencia.
crucial para los croatas: unos pasaron a la clandestini­ Para tener una idea del grado de barbarie desplegado
dad y se incorporaron a la resistencia encabezada por por las fuerzas colaboracionistas ustachas, basta señalar
Josip Broz Tito, otros se convirtieron en funcionarios y que el mariscal de campo alemán von Weiss —jefe máxi­
agentes del fuhrer local (el poglavnik Pavelic). Mile mo de los ejércitos de ocupación—, ordenó la disolución
Ravlic dejó sus estudios y comenzó a trabajar en el Mi­ del grupo denominado Legión Negra, com andado por
nisterio del Interior, a las órdenes del criminal de guerra Jure Francetic, “ porque las atrocidades que cometen
A ndrija Artukovic (extraditado en 1986 de los Estados contra la población nos ponen a todo el pueblo en
Unidos después de un largo proceso, bajo la acusación • contra y son altamente contraproducentes...” Juicio
de genocidio contra 700 mil civiles). muy esclaredor por provenir de uno de los responsables
de la muerte de un millón 700 mil yugoslavos, o sea el
29 Todos los datos de este capítulo fueron suministrados al autor por el De­
partamento de Seguimiento de la Migración Ustacha, del Ministerio de Defensa
11.2 por ciento de la población total.
de Yugoslavia. Pero sigamos con Ravlic que comulgaba piadosa­
mente en la catedral de Zagreb a los pies del arzobispo
30 Sobre el tema, González Janzen, Ignacio, “ Yugoslavia: Guerra de Libera­
ción” , Instituto de Estudios Sociales de la Universidad de Guadalajara México
Alois Stepinac, según una foto de la época. Derrotados
1978. los nazis por el Ejército de Liberación Nacional Yu­

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goslavo (ELNY) huyó a Austria en 1945 y enseguida pa­ acciones terroristas contra el pueblo yugoslavo, ordenó
só a Italia. En Trieste se presentó a las autoridades de el asesinato de diplomáticos yugoslavos en varias partes
ocupación norteamericanas, demostró ser “ un antico­ del mundo, el secuestro de aviones y un sinfín de ata­
munista de confianza” y fue designado traductor de la ques similares, que costaron cientos de víctimas durante
Policía Militar del Ejército de los Estados Unidos. 30 años.
Al am paro de la Comisión Pontificia de Asistencia, En Buenos Aires, Ravlic trabajó activamente en la
un organismo del Vaticano que protegía y reubicaba a organización secreta y participó en la fundación del H o­
los refugiados y emigrados de postguerra, Ravlic consi­ gar Croata que funcionó durante mucho tiempo en su
guió una nueva identidad, un pasaporte y una visa para sede de Salta 2148. También colaboró con los frailes us­
la Argentina. En ese entonces, el diplomático argentino tachas franciscanos Lino Pedisic, M arijan Zlovecera y
que actuaba como enlace con la Comisión Pontificia era Cecelja, en la apertura del Centro Croata Espiritual y de
José Antonio Güemes, que por su labor fue designado una escuela de la comunidad de M orón. Intervino en la
Caballero de la Orden de Malta, y que en 1973 reaparece fundación del Partido Forjador del Estado Croata y en
como funcionario del gobierno peronista. el Movimiento de Liberación Croata (HOP) en 1956.
Ravlic viajó de Trieste a Buenos Aires en la misma Ivo Rojnica, un emigrado radicado en Olivos, al que
época en que llegaban a la Argentina los más prominen­ las autoridades de Zagreb vinculan con la desaparición
tes jefes de la emigración ustacha, entre ellos el poglav- de las reservas de oro de la ciudad, se convirtió en un po­
nik Ante Pavelic. Y Buenos Aires se convirtió en l‘a sede deroso empresario de la industria textil y mecenas de los
del gobierno en el exilio del “ Estado Independiente de prófugos ustachas. “ Probablemente —afirmó Jurje-
Croacia” . vic— es el adm inistrador de los fondos de las organiza­
Algunos de los más destacados criminales de guerra ciones clandestinas.”
croatas encontraron refugio en la Argentina. No sólo La red secreta se tejió cuidadosamente, sobre la base
Pavelic, “ presidente” en el exilio, sino ocho de los once de 250 mil emigrados que se establecieron en la Argenti­
miembros de su “ gabinete” : el conde Petar Pejacevic na, Alemania Federal, Australia, Canadá, Chile, Espa­
(“ canciller” ), Vjekoslav Vrancic (“ vicepresidente” ), ña, Estados Unidos, Paraguay, Suiza y otros países.
Jozo Dumandzic (“ ministro de Correos y Telégrafos” ), Cerca de un centenar de comités en otras tantas ciuda­
Ivica Frkovic (“ ministro de Bosques y M inas” ) y otros des. Exactamente 3.764 prófugos condenados en ausen­
peligrosos nostálgicos como Himlija Beslagic y Jozo Tu- cia por crímenes de guerra, según el Ministerio de Justi­
rina. Y sobre todo Stjepan Hefer, que con el tiempo re­ cia de Yugoslavia.
emplazaría a Pavelic en la jefatura de la internacional Muchos de ellos envejecieron planeando fantásticas
secreta croata. restauraciones del poder perdido, y celebrando todos los
Ese “ gobierno en el exilio” , que sólo fue reconocido 10 de Abril la fundación de su “ Estado” . En algunos
por el rey Hussein de Jordania y el general Chiang Kai casos, como en California cuando era gobernador Ro-
Shek de Taiwán, nunca llegó a adm inistrar ni los telégra­ nald Reagan, con el aliciente de una resolución del
fos ni los bosques de Yugoslavia, pero lanzó cientos de Parlam ento local reconociendo formalmente la fecha.
Sin embargo, Pavelic y Hefer, desde Buenos Aires,

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no sólo no se dieron por vencidos, sino que fueron in­ tich” , por entonces un distinguido empresario de 50
corporando a una nueva generación (“ los hijos de los años de edad, de modales refinados y tan cosmopolita
veteranos” ) a la lucha, y los lanzaron a acciones terro­ como sus andanzas lo permiten. Un hombre que ha vivi­
ristas en Europa e incluso contra territorio yugoslavo. do en Argentina (en donde dejó una esposa e hijos) y se
Pavelic emigró a España en 1957, después de un interesa por la lucha del “ mundo libre” contra el comu­
atentado que sufrió en Buenos Aires cuando un desco­ nismo.
nocido le acertó varios tiros. Murió en el Hospital Ale­ ¿Amigos com unes?... ¡Muchos! El general Alfredo
mán de M adrid, con la bendición papal de Juan XXIII Stroessner del Paraguay, en donde su socio Dinko Sakic
en 1959. Dejó una vacante. administra una “ G ranja C roata” que sirve de aguanta­
Ravlic fue uno de los aspirantes a cubrir esa vacante dero para los veteranos, y en donde se ocultan los terro­
dentro de la organización secreta. H abía residido en los ristas que actúan en Europa. Además, entre sus clientes
Estados Unidos y obtenido la ciudadanía norteamerica­ figura el Ministerio de Defensa paraguayo, al que ha
na y era el enlace entre los grupos de los distintos países. provisto de “ expertos” durante años. Buenos amigos
Pero gastaba más de lo que sus seguidores le propor­ como H um berto Barchini, el propietario del Hotel
cionaban, y fue entonces cuando encontró una extraña Guaraní de Asunción, que le presta su residencia en
fórmula para resolver sus problemas económicos: se pu­ P unta del Este, Uruguay.
so a las órdenes del general Trujillo, y comenzó a reclu­ Y los amigos de Hafer, como el sacerdote Julio Mein­
tar emigrados croatas para la custodia del dictador do­ vielle, con el que el sucesor de Pavelic viajó en 1972 a
minicano. Contaba con el respaldo de la CIA y pudo es­ México para participar en el Congreso de la Liga A nti­
tablecer una oficina en Alemania Federal, designando comunista Mundial. El círculo se torna cada vez más
como su representante a Vinko Secen. estrecho: mercenarios, agentes secretos, anticomunistas
El negocio dominicano funcionó bastante bien, has­ profesionales, sacerdotes integristas, terroristas de de­
ta que la CIA decidió liquidar a Trujillo. Entonces se recha...
inicia una segunda época, en que Ravlic envía mercena­ Reencuentros en España: Vjekoslav-Maks Luburic,
rios croatas al Congo, a Biafra y finalmente a Vietnam. el ex jefe de los campos de concentración de Croacia, del
La “ em presa” adquiría el rango de una transnacional, y que Ravlic fue asistente en 1942. El mundo es mucho
su sede se estableció en M adrid. Junto al ex capitán us­ más pequeño de lo que mucha gente supone.
tacha apareció otro criminal de guerra, Ante Ciliga. Hefer, ya anciano, se jubila. Le sucede un hombre
En la capital de la España franquista, Ravlic perma-' más activo: Vjekoslav Vrancic, líder del “ ala reform a­
necio durante varios años y coordinó la red secreta d a ” del H O P. Pone a prueba una vez más a los
mientras hacía buenos negocios como “ asesor de seguri­ “ muchachos” , y asesinan al cónsul yugoslavo en Frank-
dad” de diversas dictaduras. Mantenía buenas rela­ furt, Edvin Zdovc. Huyen, se refugian en la “ G ranja
ciones con la Em bajada de los Estados Unidos y la CIA. C roata” en Paraguay.
Son sus amigos norteamericanos quienes lo ponen en De vez en cuando Ravlic se refiere a “ mis hombres
contacto con José López Rega. en la Argentina” , y asegura que “ ya tienen instruc­
Así aparece en Puerta de Hierro el ‘‘coronel de Boge- ciones precisas para actuar” . Y cuando en 1973 regresa

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a Buenos Aires con Perón, “ sus hom bres” lo están espe­ guay para reunirse con los dirigentes del peronismo
rando: Zdravko Beño, Kouac, Brajkovic y Barisic le “ verticalista” . Su influencia se traslada del general a su
cuentan cómo “ com batieron” en Ezeiza el 20 de junio. viuda; una influencia siniestra, inconclusa.
El premio —se jactaría Beño en Asunción— fueron mil
dólares para cada uno y “ una breve entrevista con el ge­
neral” .
Ravlic, alias Milosz de Bogetich, revive en Buenos
Aires su agencia asesora en “ asuntos de seguridad” . Re­
com endado por la Presidencia consigue muchos clien­
tes, en particular algunas embajadas de E uropa occiden­
tal. Según confidencias de “ el negro” Anzorena: “ Nos
dieron ropa impecable, unos fierros bárbaros, nos lleva­
ron a tirar a un polígono en La Tablada y nos pusieron a
estudiar inglés; me tocó escoltar funcionarios ingleses” .
O tro negocio: tráfico de armas. Llegan a Buenos
Aires algunos embarques con pistolas y metralletas, ad­
quiridas sin la autorización ni la franquicia reglamenta­
ria, pero con el visto bueno de Presidencia.
Pero Ravlic-Bogetich tiene problemas: se enfrenta
con López Rega, al que considera un “ bufón” , y compi­
te con él por los favores de Perón e Isabel Martínez.
Plantea que es “ un payaso irresponsable” que no puede
“ conducir la lucha contra los enemigos del general” .
Llega a insultar a López Rega delante del general.
Algunos testigos de estos enfrentamientos aseguran
que “ el croata era un nazi con pretensiones de señor
feudal, que no soportaba las pequeñas miserias y el ser­
vilismo afeminado del b ru jo ” . A su vez, López Rega
obviaba los insultos del “ nazi” porque sabía que “ P e-'
rón le tenía un enorme afecto y escuchaba atentamente
sus consejos” .
La muerte de Perón resolvió los problemas de López
Rega con su contrincante croata: Ravlic se fue de la A r­
gentina el mismo día de los funerales. De Bogetich re­
aparece en España como “ secretario privado” de Isabel
Martínez, y en años recientes viaja muy seguido al P ara­

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LOS CAZADORES DE SINARCAS

La influencia ideológica del nacionalismo reacciona­


rio en la derecha peronista se hizo patente a principios
de la década del 70. La relativa vaguedad de la doctrina
peronista permitió la incorporación de principios y una
fraseología reservada hasta entonces a pasquines ultra­
montanos, mientras algunos dirigentes políticos y sin­
dicales adoptaban la verborragia fascistoide de sus
nuevos aliados. Así apareció la sinarquía como “ enemi­
go principal” y se elaboró una teoría en torno a “ la gran
conspiración mundial de los sinarcas” . Conspiración en
la cual —según ellos— participaban todas las fuerzas
políticas opuestas a sus designios, en especial los “ in­
filtrados” en el peronismo.
La sinarquía fue definida como un organismo supra-
nacional de poderes tan amplios y decisivos, que harían
de él un verdadero gobierno oculto del mundo. Una
suerte de m afia o masonería tan ecléctica y desacomple-
jada, que reuniría desaprensivamente a fuerzas tan dis­
pares y antagónicas como son, por ejemplo, el capitalis­
mo y el comunismo. La mayor victoria de la sinarquía
habría sido el triunfo de las potencias aliadas en la Se­
gunda G uerra M undial, porque “ Stalin, Churchill y Ro-
osevelt pudieron repartirse el m undo entre ellos” en la
conferencia de Yalta.
Sobre esta teoría se explayó López Rega en una serie
de notas publicadas en el órgano oficial del Movimiento
Justicialista, Las Bases, con el título genérico de “A n a ­
tomía del Tercer M u n d o ”. En la edición correspondien­
te al 3 de agosto de 1972, bajo el subtítulo de “Qué en­
tendemos p o r imperialismo”, sostenía lo siguiente:
“ Siguiendo la ruta de nuestra labor, especificaremos
que existen en la actualidad dos corrientes ideológicas de eran tales libertadores democráticos. ¡Hoy todo el mun­
todos conocidas. Entre ambas se reparten la hegemonía do tiende hacia un Socialismo Nacional!”
del plano mundial. Estas dos ideologías, por la propia (Hacemos un paréntesis: más allá de la “ sospechosa
gravitación de los acontecimientos, tienden a cristalizar­ alianza” internacional contra el fascismo que preocupa­
se en el más crudo Imperialism o.” ba a López Rega, no pasa inadvertida la pretensión de
(Sigue la cita y nos apegamos al texto original, respe­ igualar socialismo nacional con nacional-socialismo...
tando su singular sintaxis, su rara grafía y sus prosopo- ¿Confusión? No, un acto intencional para reconcep-
péyicas mayúsculas.) tualizar las consignas de Perón sobre el socialismo na­
Estas ideologías “ las hallamos enfocadas en la RU­ cional, adjudicándoles connotación fascista.) Y volve­
SIA COMUNISTA y en el Capitalismo feudal de los ES­ mos al texto:
TADOS UNIDOS DE NORTEAM ERICA, junto a los “ Todo lo actuado obedece a un medular y concien­
restos anquilosados de una INGLATERRA decadente zudo Plan, muy hábilmente manejado desde las
( . . .) sombras de ideologías diferentes en la teoría y aparien­
“ El Capitalismo feudal, se expresa en un cerrado de- cia, pero que están estrechamente unidas, cuando en la
moliberalismo individualista. Ambas potencias tratan práctica peligra de alguna manera la hegemonía del po­
de imponer a los demás Pueblos sus puntos de vista, sus derío imperialista.
soluciones milagrosas, sus regímenes de Gobierno y sus “ Se desenvuelven, en los terrenos fértiles de la
pensamientos propios, por encima de la cultura y de­ traición y en la más absoluta falta de respeto por los de­
rechos ancestrales de los Pueblos. Cuando no los rechos humanos, tan mentados filosóficamente, pero
pueden convencer o com prar, los sojuzgan de mil mane­ tan poco considerados por la sinarquía internacional” .31
ras diferentes (...) Concluye el texto de López Rega. Y surge la curiosi­
“ Las dos ideologías actuales del Capitalismo y del dad de descifrar qué quiere decir sinarquía y de dónde
Comunismo parecieran estar en pugna entre sí, puesto salió el término.
que la una defiende el predominio del Capital y la otra, La etimología es simple: sinarquía se compone de las
aparentemente defiende los intereses populares y espe­ raíces griegas sine, que quiere decir con, y archia, que
cialmente obreros. Pero los hechos nos demuestran que significa gobierno. Es decir, con gobierno, o un sistema
ello es solamente aparente. Cuando un peligro de des­ opuesto a la anarquía y el desorden.
bordam iento de alguna de las tendencias se hace eviden­ Lo que resulta sorprendente, en todo caso, es que la
te, ambas ideologías en su núcleo central, se unen por la ’ única organización sinarquista contem poránea es un
presión de sus intereses comunes como ocurrió en el ca­ movimiento católico de extrema derecha que con el
so de la Segunda G uerra Mundial, donde RUSIA, los nombre de Unión Nacional Sinarquista, surgió en Méxi­
ESTADOS UNIDOS e INGLATERRA, se coaligaron co para “ luchar contra el caos inspirado por el gobier­
en una alianza sospechosa para combatir el avance del n o ” , cuando era presidente el general nacionalista Láza­
Socialismo Nacional (sic) que en el transcurso de los ro Cárdenas. La sinarquía —de acuerdo con este ori-
tiempos demostró que no era tan malo como lo presen­
31 Las Bases, A ño I, N. 18, págs. 40/41.
taban, y que los democráticos libertadores, tampoco

89
gen— se vincularía directamente con la reacción católi­ no invisible” :
ca. “ La sinarquía —dijo— es la expresión actual del go­
Pero todavía más sorprendente es el resultado de una bierno mundial, o del poder oculto mundial, que va ela­
investigación realizada por el escritor Gregorio Selser, borando planes acordes con los diversos momentos his­
que exhibe la paradoja de que el mayor enemigo de la si­ tóricos. En la actualidad existe un plan sinárquico, que
narquía en la Argentina, escribía en el periódico E l Si­ sigue los lineamientos de Yves d ’Alveydre y se cumple
narquista de México. ahora en Francia. Sinarquía significa confluencia de po­
Selser descubrió que en la edición 264 de E l Sinar­ deres, una unidad que concilia todas las tendencias y en
quista, en 1937, aparece una colaboración especial del este caso especial, procura la convergencia del capitalis­
sacerdote Julio Meinvielle, en la que se describe la mo y del comunismo. Se agrupa al capitalismo, en cuan­
“ conspiración m undial” en términos similares a los de to es gobierno de los grupos de poder económico, de las
López Rega, pero sin usar el vocablo sinarquía... Dice el finanzas, de la gran industria, del alto comercio, para
texto: aliarlo a la política obrerista —porque los sindicatos
“ La nueva cristiandad no será del todo nueva, como tienen su lugar en el gobierno sinárquico— del comunis­
han querido fingir los filósofos, sino que será la antigua, m o, un comunismo tecnocratizado. Toda esa política es­
renovada, restaurada. El sacerdocio y el poder de los tá m anejada por el gran capital. P ara llegar a una defini­
príncipes trabajarán juntos en esa restauración de los ción más técnica, habría que acudir a las categorías he-
derechos de Dios y de los pueblos (...) El m undo moder­ gelianas y de este modo concluir que la sinarquía es una
no es un m undo cadavérico, con la particularidad de que síntesis entre la tesis capitalista y la antitesis
ahora, cuando está a punto de disolverse en polvo, se com unista.” 33
conservan los tipos de los diversos estados de descompo­ Por desgracia, estos dislates del máximo teólogo del
sición por los que ha pasado: el racionalismo cartesiano nacionalismo de derecha se convirtieron en parte del dis­
(...) el liberalismo de Rousseau (...) El capitalismo bur­ curso oficial del peronismo triunfante y provocaron
gués persevera junto al socialismo y el comunismo como confusión entre los partidarios desprevenidos. La de­
si fueran enemigos. En realidad son hermanos en dife­ recha propiciaba una cacería de brujas para eliminar a la
rentes edades; todos los hijos de una misma rebelión oposición interna, y los nuevos argumentos incluían la
marchan a idéntico caos, aunque con paso diferente.” 32 “ am enaza” de la sinarquía, “ siniestra conspiración” en
Es pasible suponer que Mieinvielle adoptó más tarde la que era posible englobar a todas las creencias y disi­
el térm ino sinarquía para uso exclusivo en la Argentina, dencias.
con una interpretación distinta a la de sus propios lecto­ El propio general Perón contribuyó a esa situación al
res que todavía se proclam an sinarcas. referirse, en más de una oportunidad, a la sinarquía... Y
Lo cierto es que en una entrevista que le hizo el pe­ en una oportunidad, al reunirse con un grupo de sacer­
riódico A zu l y Blanco a Meinvielle en 1967, el religioso dotes católicos en Vicente López, describió a la sinar­
fundamentalista explicó que la sinarquía es un “ gobier- quía como una alianza secreta del capitalismo, el comu-
~ Selser, Gregorio, “ La Sinarquía” , en Marcha, M ontevideo, diciembre
1972. 33 A zul y Blanco, “ Reportaje a Julio Meinvielle” , Bs. As., 17-7-67, págs.

90 91
nismo, el sionismo y la Iglesia Católica, m anejada desde LA INTERNACIONAL FASCISTA
las Naciones Unidas.
El discurso de Perón al que nos referimos —nunca
desmentido ni corregido— fue publicado por el periódi­
co A sí en diciembre de 1972. El texto afirma:
“ Nosotros desde 1946 a 1955 liberamos el país. N a­ La historia de la Triple-A tiene un “ capítulo espa­
die metía sus narices acá sin que se llevara su merecido. ñol” que resulta fundamental para descifrar el crip­
Este era un país soberano. Pero la sinarquía interna­ togram a del terrorismo de derecha, sobre todo sus vín­
cional m anejada desde las Naciones Unidas, que hemos culos con la internacional fascista.35 M adrid fue el
visto funcionar acá donde estaba el comunismo y el ca­ aguantadero del nacionalismo de derecha argentino du­
pitalismo unido (actuó) contra este país que se había li­ rante el franquismo, un santuario para la reacción polí­
berado. Estaba, además, el sionismo, que también ac­ tica, y escuela de cuadros para los falangistas. Pero tam ­
tuó. La masonería, y desgraciadamente la Iglesia Católi­ bién en Madrid se forjó la relación entre López Rega y el
ca. ¿Por qué? Porque habíamos cometido el delito de coronel guatemalteco Máximo Zepeda, fundador en su
comenzar a pensar por nosotros mismos. Pero esa sinar­ país de la Nueva Organización Anticomunista (NOA);
quía internacional nos echó encima todo su poder y ter­ la todavía más estrecha relación del ex cabo de policía
minó por aplastarnos.” 34 con la em bajada de los Estados Unidos; el nexo con los
Nadie, entonces, tomó muy en serio las desopilantes legionarios franceses de la OAS, y el pacto López Rega-
palabras del general. Algunos de los presentes en el acto Rucci para “ la formación de un ejército peronista capaz
las calificaron como “ expresiones circunstanciales” , de eliminar a la infiltración m arxista” .
mientras otros dijeron que eran resabios del 45, en alu­ Es una historia larga y, sin embargo, prácticamente
sión a la Unión Democrática que agrupó a comunistas y
desconocida. Se inicia en 1936, en los albores de la
conservadores... Sin embargo, esta incoherencia —de
forma y de fondo— subyacente en ese discurso de Perón Guerra Civil española, cuando algunos jóvenes naciona­
alusivo a la sinarquía, quedó impresa en letras de molde listas argentinos como Juan Carlos Goyeneche y Marce­
invitando a una reflexión. lo Sánchez Sorondo se ofrecen como voluntarios en las
filas franquistas. Goyeneche, el más destacado de ellos,
acom paña a la División Azul española al frente ruso du­
rante la Segunda G uerra Mundial; incluso visita a Hitler
en Berlín. Se establece, así, una relación muy íntima
entre ellos y los jerarcas de la España de Franco.

35 Las fuentes inform ativas utilizadas para este capítulo son las publicaciones
“ Cam bio 16” y “ Diario 16” de E spaña, “ L ’Express” de Francia y “ La Re­
pública” , de Italia, así como diversas entrevistas efectuadas por el autor,
entre otras, con el Director de la Seguridad del E stado de E spaña, Julián
34 A sí, “ El sermón de Vicente L ópez” , Bs. A s., 12-XII-1972, N° 862, págs
18/23. Sancristóbal.

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Entre los amigos de Goyeneche en M adrid figuraron Entre tanto, es posible señalar que el grueso de los
el ministro secretario general del Movimiento, José Luis cuadros más activos de Tacuara y la G uardia Restaura­
Arrese; el ideólogo de la Falange, Raimundo Fernández dora Nacionalista disfrutaron de las becas del Instituto.
Cuesta; el jefe de “ los azules” , Alejandro Rodríguez de En los anales del “ contacto europeo” figuran dos de
Valcárcel; el general Agustín Muñoz Grandes; algunos los jefes históricos del activismo de derecha: el máximo
dirigente de Tacuara, Alberto Ezcurra U riburu, y el fun­
cuadros fascistas de primer orden como José Antonio
dador de la Guardia Restauradora Nacionalista, Bernar­
Girón, Ramón Serrano Suñér y Blas Piñar (más tarde je­ do Lasarte. Ambos permanecieron un largo período en
fe de Fuerza Nueva); Camilo Alonso Vega, Pilar Primo Europa como becarios, en Roma y Madrid respectiva­
de Rivera (herm ana del fundador de la Falange) y el ine­ mente.
fable ministro de Inform ación y Turismo de Franco; Ezcurra U riburu, sacerdote católico, cursó estudios
M anuel Fraga Iribarne. Y por aquello de que “ tus ami­ en el Colegio Pió Latinoamericano de Roma, un semi­
gos son mis amigos” , los nacionalistas de derecha argen­ nario superior al que acuden religiosos de nuestro conti­
tinos siempre fueron muy bien recibidos en España. nente. Pero, además, dedicó su estancia en Italia para
El propio Franco apreciaba a Goyeneche, y manifes­ estrechar relaciones con los grupos fascistas y neofascis­
tó ese afecto en la dedicatoria de sus libros (Diario de tas, en especial con el Movimiento Social Italiano (MSI),
una Bandera, Raza, y Masonería) que su adm irador ar­ de Giorgio Almirante.
Por su parte, Bernardo Lasarte, por entonces secre­
gentino guardaba celosamente en la biblioteca.
tario de un juzgado laboral en los tribunales de Buenos
Pero Goyeneche, además, fue el nexo de dos genera­
Aires, cursó estudios de postgrado en la facultad de
ciones de derechistas argentinos con los nazis de diversos
Abogacía de la Universidad de M adrid. Su presencia en
países europeos refugiados en España. Entre ellos, el
la capital española coincidió, en 1969, con una de las
belga León Degrelle, ex general de la SS a quien Hitler
muchas visitas de Goyeneche, quien lo introdujo en los
concedió en dos ocasiones la Cruz de Hierro, y que llegó
círculos falangistas, aunque luego Lasarte estableció su
a San Sebastión en el último avión que cruzó toda E uro­
propia relación con la derecha española y en particular
pa con la cruz gam ada desde el frente del Este, un día
con la reacción católica integrista.
después de la rendición de Alemania en mayo de 1945.
Otro personaje cuya presencia en M adrid no pasó
Degrelle, que desde hace años se llama Juan Ramírez,
inadvertida, fue la de Emilio Berra Alemán. En los años
vive en su residencia de Torreblanca del Sol, en la .
sesenta llegó por primera vez acom pañado por Héctor
ciudad malagueña de Fuengirola, centro de reunión de
Hernández Vieyra, y trabó relación con el mismo círculo
viejos y jóvenes fascistas.
de amigos de Goyeneche, más los carlistas de Sixto de
Es difícil reconstruir la lista de viajeros, becarios y
Borbón Parm a. Regresó a Buenos Aires con su unifor­
estudiantes que se form aron en la España franquista,
me de requeté y difundió el pensamiento carlista entre
pero algún día se hará sobre la base de los archivos del
algunos de sus antiguos compañeros de Tacuara. Es la
Instituto de Cultura Hispánica que en Buenos Aires pre­
época en que Berra Alemán hace gala de sus relaciones
sidió Goyeneche, y de los que hay copias en M adrid.
en España, los centros de instrucción y las armas de la

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derecha madrileña. un próspero empresario de Alicante. El capitán Killy, un
O tro de los nexos establecidos por los grupos de­ veterano de Dien Bien Phu (la gran derrota francesa en
rechistas argentinos en España fue el que los vincula con Vietnam) se incorporó con su mismo grado militar eh la
los pieds noirs franceses, los ex colonos que intentaron Legión Extranjera española, y fue enviado a reprimir a
impedir la independencia de Argelia e implementaron su la población árabe de Villa Cisneros, en el Sahara Occi­
propia “ guerra sucia” contra los argelinos. dental.
En Madrid y otras ciudades españolas, los miembros Pero hay dos nombres más que debemos incluir en la
de la Organización del Ejército Secreto (OAS) entraron lista de los pieds noirs por su relación directa con la
en contacto con los militantes fascistas argentinos en los Tripe-A: el de Jean-Pierre Cherid, nacido en Toulouse
años sesenta. La OAS surgió en la Navidad de 1960 en en 1945, sargento paracaidista del ejército francés en A r­
Argel, y puso en práctica formas de terrorismo que más gelia, y el de Mohamed “ M emed” Khiar, un argelino ci-
tarde exportaron a la Argentina: atentados con explosi­ payo que fue paracaidista francés en contra de su propio
vos, secuestros y ejecuciones. Los cadáveres de las vícti­ pueblo, integró la OAS, y se refugió en España donde
mas aparecían destrozados, con huellas de torturas y del ingresó a la internacional fascista.
símbolo o las siglas de la organización terrorista. La mayoría de estos hombres deam bulaban por Es­
Los hombres de la OAS “ condenaron a muerte” al paña en la misma época en que López Rega llegó a
general Charles De Gaulle y efectuaron varios atentados M adrid (1965) y todos mantienen contactos permanen­
contra la vida del presidente de Francia. El primero tuvo tes con los servicios secretos franquistas. Tienen en co­
lugar el 8 de septiembre de 1961 y participaron en él De mún ser derechistas, ex miembros de cuerpos represivos
Villemandy, Barbauce, M anoury, Belvisi, Rouviere y y sobre todo, una indudable fobia anticomunista. Pero
Cabanne de la Prade. No tuvo éxito e inauguró la fuga a mientras López Rega los admira, Perón los descalifica
España. debido a su relación política con De Gaulle.
Otro atentado contra De Gaulle fue el de Petit C la­ Esta diferencia de actitudes con respecto a la OAS,
m an, cerca de París, el 22 de agosto de 1962. También plantea un problem a para López Rega: su jefe define un
fracasó, pero fue capturado y condenado a muerte el co­ paralelo con De Gaulle (que se manifiesta en la gran re­
ronel Jean-Marie Bastien Thiry (ejecutado el 11 de m ar­ cepción peronista al gobernante francés en Buenos
zo de 1963). Esto acobardó a otros miembros de la Aires), mientras desde posiciones de derecha, no pero­
OAS, los que paulatinam ente se fueron radicando en nistas, la adhesión es inversa: contra De Gaulle y en fa­
España. Entre los más conocidos figuraron el general vor de la OAS.
Raoul Salán, el coronel Antoine Argoud, Maurice Sin embargo, entre los antiguos contactos españoles
Challe, Edm ond Jouhand, André Zeller, Jean Charles de los nacionalistas de derecha, y las relaciones que de­
Prevost, Alain Bougrenet de la Tocnaye y el capitán sarrolló en M adrid el audaz López Rega, hay algunas di­
Jean-Pierre Killy. ferencias. López Rega se convirtió en frecuente interlo­
El franquismo acogió con los brazos abiertos a los cutor del em bajador estadounidense en España, Robert
miembros de la OAS, y el tesorero de la organización, Hill, uno de los políticos-empresarios que durante la ad­
que cambió su apellido por el de Ortiz, se convirtió en ministración Eisenhower participó activamente en la in­

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vasión contra Guatem ala para derrocar al gobierno po­ Perón (que como Sukarno permanecería nominalmente
pular del coronel Jacobo Arbenz. en la presidencia) y garantizar “ la pureza ideológica del
El em bajador Hill designó a uno de sus asistentes pa­ peronism o” .
ra mantener una estrecha relación con López Rega, y El coronel Zepeda no sólo le entregó a López Rega
eran usuales los encuentros de ambos en el bar del Hotel algunos informes sobre el Plan Yakarta, siguiendo el
Ritz. Fue allí donde fueron presentados el secretario de cual fue virtualmente exterminada la izquierda en Indo-
Perón y uno de los jefes de las bandas terroristas guate­ nesa, sino que lo puso al corriente de los apoyos que
maltecas, el coronel Máximo Zepeda. podría recibir de la CIA para organizar a sus fuerzas de
López Rega le había señalado a Hill su “ preocupa­ choque y para coordinar un levantamiento de militares
ción por la infiltración marxista en el peronism o” , y el anticomunistas.
em bajador lo puso en contacto con un experto en la eli­ Según los manuales facilitados a López Rega, era ne-
minación sistemática de opositores. Zepeda trabajaba ceario eliminar a los dirigentes políticos y sindicales, a
desde hacia algunos años con la CIA, y su especialidad los religiosos progresistas, a los periodistas opositores; a
era la de organizar grupos paramilitares para aniquilar a los cuadros medios destacados en tareas de moviliza­
los comunistas, o a los que ellos calificaban como tales. ción, agitación y propaganda; e indiscriminadamente, al
Hay que tener presente que Guatemala fue el labora­ activismo para aterrorizar al conjunto. “ En Argentina
torio de la CIA en m ateria de terrorismo derechista, con no vamos a necesitar un millón de muertos como en In­
un saldo de 30 mil muertos y otros tantos desaparecidos. donesia, porque con diez mil se resuelve el problem a” ,
Un registro elemental de las bandas guatemaltecas que le dijo López Rega a Osinde en un reunión en la que se
actuaron durante un cuarto de siglo, desde la famosa discutía la creación de una fuerza de choque como la re­
M ano Blanca creada por Raúl Lorenzana (eliminado comendada por Zepeda.
después del escándalo del secuestro del arzobispo Casa­ Pero la tarea de la CIA no concluyó entonces, sino
riego) al Ojo por Ojo, de Oliverio Castañeda, o en­ que en 1973 la Agencia propuso que Robert Hill, amigo
gendros como CADEG, DES, ASA, RAYO, los Buitres de López Rega, fuera trasladado a Buenos Aires. Así, la
Justicieros, la Verdadera Organización Nacional A nti­ belicosa administración Nixon puso de em bajador en
comunista (VONA) y la Nueva Organización Anticomu­ Argentina, en un momento clave en la historia del país,
nista (ONA) del coronel Zepeda. un hombre de la CIA estrechamente vinculado a los pla­
Los asesores estadounidenses y guatemaltecos de Ló­ nes de guerra de la derecha en el peronismo.
pez Rega, según él mismo comentó en una reunión con La tela de araña se extendía lentamente. En 1970 fra­
Rucci, com paraban a la Argentina con Indonesia, y a casó en Italia el golpe de estado derechista planeado por
Perón con Sukarno: “ un líder tercermundista cuyo mo­ el príncipe Valerio Borghese y la logia Propaganda Dos
vim iento era p elig ro sam en te co p ad o p o r los (P-2), y huyeron a España decenas de conspiradores y
com unistas” . Surgía, según ellos, la necesidad de un militantes fascistas. Madrid se convierte en el centro de
“ golpe profiláctico” para evitar el triunfo de “ los mar- actividades, refugio y retaguardia de los “ bombarderos
xistas” . López Rega debía convertirse en el Suharto que negros” , los terroristas italianos.
en 1965 arremetió contra los revolucionarios, salvar a La tenebrosa fama que precede a los terroristas se

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justifica: los grupos fascistas iniciaron su escalada el 12 grupo de M ario Vannoli llegaron a Buenos Aires una se­
de diciembre de 1969 con un atentado criminal contra la mana antes de la masacre de Ezeiza. También viajó a la
agencia del Banco de Agricultura de Milán, con un saldo Argentina Sixto de Borbón Parm a, el jefe de una de las
de 16 muertos y un centenar de heridos. O tro ataque si­ ramas en que están divididos los legionarios carlistas.
milar mató a ocho personas en la plaza de la Loggia de Sixto de Borbón, príncipe de París y aspirante enton­
Brescia, mientras los sindicatos de la ciudad hacían un ces al trono español, representa al ala más reaccionaria
acto para condenar los planes desestabilizadores de la de los carlistas, enfrentado con su propio hermano,
derecha. Una bom ba estalló en el tren Italicus y causó Carlos Hugo de Borbón Parm a, un carlista con posi­
doce muertos y 40 heridos.
ciones socialdemócratas, que trabajó como minero en
En M adrid, dirigentes fascistas como Stefano de la Asturias. El anfitrión de Sixto en Buenos Aires fue G o­
Chiaie, Eliodoro Pom ar, Franco Freda, Elio Masagran- yeneche, y su hombre de confianza un veterano de T a­
de y Salvatore Francia, se jactan de sus crímenes. “ Los
cuara, Emilio Berra Alemán.
muchachos trab ajan ... comenzó la guerra contra el co­ Sin embargo, los terroristas europeos no permane­
munism o” , declaran a la prensa. Pertenecen al grupo cieron más de cuatro meses en Argentina: sus activida­
Nuevo Orden, de Aldo Semerari y Giuseppe Calzona, des “ normales” los requirieron en España y regresaron
alias “ Mario Letti” . Y al grupo Orden Negro, de Cle­ a fines de noviembre de 1973. Sólo casi dos años des­
mente Graziani y Mario Tuti, alias “ el verdugo de la pués, cuando el estado mayor de la Triple-A emigró en
Toscana” . También está Mario Vannoli, de Vanguardia dirección a M adrid volvieron a reunirse.
Nacional.
Así es como aparecen todos juntos otra vez en mayo
Por los caminos del franquismo se encuentran con de 1976, en uno de los momentos críticos de la evolución
López Rega: está probada la relación del fundador de la política española, ya muerto Franco.
Tripe-A, al menos, con Giuseppe Calzona y Stefano de El aquelarre de la Triple-A con la OAS, los carlistas
la Chiaie, que visitaban las oficinas del ex cabo de poli­ de Sixto de Borbón Parm a y los “ bom barderos negros”
cía en M adrid.
tuvo lugar en M ontejurra, N avarra, la m ontaña sagrada
Calzona, amigo de López Rega, es uno de los de los carlistas, a la que los boinas rojas acuden una vez
hombres decisivos en la conexión de la Triple-A con la por año a ratificar su fidelidad a la causa.
internacional fascista. Su prontuario indica que nació en La cima de M ontejurra había sido ocupada en años
Sesantino-Catanzaro (Calabria) el 4 de marzo de 1946. anteriores por los seguidores de Carlos H ugo. En mayo
En los archivos policiales romanos anoté que fue convic­ de 1976 Sixto formó una fuerza de choque para apode­
to por el asesinato de Alfio Oddo en San Roque (Mon- rarse del símbolo inequívoco de la tradición carlista. Esa
za), y condenado a 16 años de prisión, pero logró huir fuerza de choque estuvo integrada por los elementos más
rum bo a España. conocidos de la internacional fascista: Jean-Pierre Che­
En 1973, cuando López Rega y sus hombres regresa­ rid, de la OAS; Rodolfo Eduardo Almirón Cena, de la
ron a la Argentina, los acom pañan algunos “ invitados Triple-A (ex miembro de la custodia de Isabel Martínez
especiales” . Cinco terroristas europeos, tres de la OAS e integrante en España de la custodia de Fraga Iribarne);
subordinados a Jean-Pierre Cherid y dos italianos del y los italianos Stefano de la Chiaie, Augusto Cauchi,

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Giuseppe Calzona, Mario Vannoli y Pier Luigi Concute- centro de coordinación bajo la fachada de una agencia
li. Participan otros argentinos, entre ellos Emilio Berra de turismo: Trasalpino, en la que Vannoli ocupó el car­
Alemán, el viejo militante de Tacuara, ladero de Sixto. go de director general y Cherid el de jefe de ventas; el
Los sucesos de M ontejurra se producen siendo mi­ propietario “ legal” fue Andreas Meiville.
nistro de Gobernación Fraga Iribarne, y jefe de la G uar­ En el mes de enero de 1977 los GAL iniciaron sus
dia Civil, el teniente general Angel Cam pano López (que operaciones con el asesinato de varios abogados en un
más tarde aparece involucrado en el golpe de Estado y la estudio jurídico dedicado a asuntos gremiales. Con la
ocupación de las Cortes por el teniente coronel Antonio masacre de A tocha se perfila el accionar de las bandas
Tejero). La prensa española estimaba en esos mom en­ anticomunistas. Poco después se produce un atentado
tos, que toda la tram a había sido planeada por Fraga Iri­ en el bar San Bao, reducto de intelectuales de izquierda,
barne para provocar la caída del gobierno de Arias N a­ y —más tarde— fue asesinada la militante socialista Yo­
varro. landa González.
La fuerza de choque de Sixto se lanzó al asalto de En la investigación de estas acciones quedó al descu­
M ontejurra y en los enfrentamientos murieron dos jóve­ bierto la ram a “ local” del movimiento terrorista: la m a­
nes partidarios de Carlos Hugo. La prensa gráfica yoría de los detenidos eran miembros de Fuerza Nueva,
ilustró ampliamente los sucesos, y en las fotos publica­ la organización política dirigida por Blas Piñar. Entre
das se repiten los rostros de los franceses, italianos y ar­ ellos figuran Ignacio Abad, David Pérez Loza, José Ri­
gentinos. cardo Prieto, Emilio Hellin M oro y Angel Blanco
En ellas se identifica claramente a Emilio Berra, de Ferriz. Un argentino, Jorge Cesarsky, fue también
pelo corto, camisa blanca, cazadora verde y un pañuelo arrestado.
al cuello... junto a Cherid. La revista Cambio 1 6 lo pre­ Los GAL se reorganizan y dividen su “ trabajo” : los
senta con un apodo que no se le conocía en la Argentina: españoles contra los grupos de izquierda, especialmente
“el Chacal”. en M adrid; los extranjeros contra los militantes vascos
Después de lo ocurrido en M ontejurra, los servicios en la frontera francesa.
secretos españoles decidieron utilizar a miembros de la El 21 de diciembre de 1978 cruzan a Francia tres
internacional fascista en la “ guerra sucia” contra un terroristas: Cherid, Vannoli y el argentino José María
sector del nacionalismo vasco. El coronel José Ignacio Boccardo Román, y asesinan a José Miguel Beñarán, un
San M artín López, uno de los jefes del Servicio Central dirigente vasco conocido como “ A rgala” y “ condenado
de Documentación de la Presidencia del Gobierno, ini­ a m uerte” por su participación en el atentado que le cos­
ció el reclutamiento en 1976 para organizar una federa­ tó la vida al delfín de Franco, el almirante Luis Carrero
ción de bandas (similar a la Triple-A) que luego operó Blanco.
bajo los nombres de Batallón Vasco Español y Grupos Boccardo Román, uno de los hombres de Almirón
Anticomunistas de Liberación (GAL). Cena, estaba preso en la cárcel de Carabanchel por deli­
En los GAL y el Batallón participan los carlistas de tos comunes, pero fue excarcelado por el comisario M a­
Sixto, los argentinos de la Triple-A, los hombres de la nuel Gómez de Sandoval, uno de los jefes de la Comisa­
OAS y los “ bom barderos” italianos. Se estableció un ría General de Información y prom otor de los GAL. El

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mercenario argentino (que dice ser hijo de un odontólo­ general primero en el Hotel Chanteclair de Bayona, y
go asimilado al ejército) fue de Madrid a Bilbao para po­ luego pasan a Burdeos. Los servicios les pagan 22 millo­
nerse a las órdenes del comisario José Sainz, jefe de la nes de pesetas por cada dirigente vasco que m atan, y 12
policía local. Con una carta de Almirón entró al com an­ millones por los militantes o cuadros de segundo nivel.
do de Cherid, pero el francés lo despidió por cobarde Los hermanos Perret form an una banda con merce­
después del atentado contra “ A rgala” . narios franceses y norafricanos: Ivés Peigner, Daniel
Cherid, cuya relación con Almirón y los agentes del Seholder, Kader Boudjellal, M ohamed Khiar, y otro ar­
almirante Emilio E. Massera se inició en Madrid en gentino, Roberto M aldonado. M andan un com ando a
1976, solicitó en una carta que “ no me manden gili- Caracas, Venezuela, en donde asesinan al matrimonio
pollas que tiemblan de miedo a la hora de la acción” , se­ Alfonso Echevarría y Esperanza A rana. En San Juan de
gún recordó el señor Sancristóbal. Luz ametrallan a José Pagoaga Gallastegui, pero el diri­
Le envían entonces cuatro policías: Jesús Alfredo gente vasco sobrevive. Actúan con “ luz verde” de algu­
Gutiérrez Argüello, Javier López Mallen, Sebastián So­ nos contactos que tienen en el Servicio Secreto de la M a­
to y José M aría Rubio. Planean un atentado en Biarritz rina francesa (SCECE).
pero no logran realizarlo y son arrestados por el servicio Son incontables los atentados y crímenes perpetra­
secreto francés. El escándalo permite que se filtre más dos en España y Francia por la internacional fascista. La
información sobre los GAL, y queda al descubierto la situación comienza a cambiar cuando el presidente
responsabilidad del comisario Roberto Conesa. Adolfo Suárez desmantela las brigadas político-sociales
Entre tanto, otro escándalo involucró a Almirón Ce­ de la Guardia Civil y reestructura los servicios secretos
na, que se batió a tiros con su suegro Morales, cuando españoles.
éste le reprochó que había abandonado a su hija. Che­ Aislado y ya casi sin apoyo, Cherid muere al explo­
rid, finalmente, decidió separar de su grupo a los merce­ tarle una bom ba cuando iba a colocarla en un restaurant
narios de la Triple-A por su arrogancia e “ ineptitud” , y en Biarritz. Su muerte recuerda a la del argentino Ale­
porque “ no son tan valientes como proclam an” . jandro Giovenco, que perdió la vida en circunstancias
En cambio, recluta al checoslovaco André Pervins, parecidas. Los últimos operativos de Cherid habían
teniente de la Legión francesa, ex combatiente de In­ incluido el embarque de armas para la Falange libanesa,
dochina, Argelia, Biafra y Angola: un “ verdadero contrabando de oro y tráfico de drogas. En 1963 había
hombre de acción” . También incorpora a gente de la sido condenado a 30 años de cárcel por asesinato y desde
m afia marsellesa, como los hermanos Gilbet y Clemerit entonces recorría los caminos del terror como mercena­
Perret (dueños de una Patisserie Francaise en Benica- rio derechista. La muerte fue instantánea: un sólo es­
sim, Castellón de la Plana) y al argentino Justo Alemán, tallido de cuatro kilos de explosivo plástico, al mediodía
que se había escapado de la cárcel de Trento, Italia. del 19 de marzo de 1984.
Los hombres de Cherid reciben entonces apoyo de Con la victoria de Felipe González y el inicio del go­
un nuevo socio: los Grupos Especiales del Servicio bierno del PSOE, en 1982, el ambiente de España se
Estratégico de la A rm ada Española. Instalan su cuartel convirtió en poco seguro. La mayoría de los terroristas
extranjeros se marchó, y los argentinos más com prom e­

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tidos se radicaron en Benta, Suiza. No es casual que eli­ LAS PRIMERAS VÍCTIMAS DE
gieran el mismo reducto que los hombres del Batallón
LÓPEZ REGA
601 o que López Rega, porque entre ellos ya existia una
estrecha relación.
En España, sin embargo, quedaron otros argentinos
protegidos por Fraga Iribarne y su asistente Alfonso A mediados de 1973 la derecha peronista inició una
Osorio, como Almirón Cena. También los apañaba el violenta ofensiva para desalojar a la tendencia revolu­
nostálgico franquista Antonio Izquierdo, director del cionaria del peronismo de las posiciones que tenía en el
diario E l Alcázar, el ex ministro de Franco y dirigente de gobierno, destruir la relación de las organizaciones revo­
la Acción Sindicalista Nacional del T rabajo (ASNT) J o ­ lucionarias con las masas, frenar la enorme movilización
sé A ntonio Girón de Velasco, y su lugarteniente José de las bases y, por esa vía, reforzar sus propias posi­
A ntonio Asiego Verdugo. A la som bra de grupos como ciones. López Rega, desde el ministerio de Bienestar So­
la Nueva Guardia de España, el Frente de la Juventud y cial, y Rucci, desde la CGT, encabezaron esa m aniobra.
el Movimiento Nacional Revolucionario, los hijos de la Era un putsch largamente planeado por ellos, pactado
serpiente quedaron invernando. en Madrid un año antes y que comenzó a concretarse en
torno a los preparativos para el retorno definitivo de Pe­
rón a la Argentina.
Los sucesos de Ezeiza el 20 de junio de 1973, como
señala Horacio Verbitsky en su investigación de la m a­
sacre, constituyeron uno de los pasos fundamentales
“ de una tentativa inteligente y osada para aislar a las or­
ganizaciones revolucionarias del conjunto del pueblo,
pulverizar al peronismo por medio de la confusión ideo­
lógica y el terror, y destruir toda forma de organiza­
ción política de la clase obrera” .36 La derecha peronista
se alió con la derecha a secas, creó una federación de
bandas y grupos paramilitares, y salió a m atar.
La Triple-A no firmó todos sus crímenes hasta des­
pués de la muerte de Perón, y sin duda no fue sino hasta
entonces que consolidó su actividad terrorista. Sin em­
bargo, en Ezeiza se rompió el huevo de la serpiente, y los
muertos del 20 de junio son las primeras víctimas de Ló­
pez Rega y su organización, el “ ejército” previsto para
“ eliminar la infiltración marxista” .
Un paso muy im portante en los planes trazados por
36 Horacio Verbitsky, “ Ezeiza” , Editorial C ontrapunto, Bs. As., 1985,
pág. 9.
107
López Rega era el alejamiento del presidente Héctor Al día siguiente, el 25 de septiembre, un comando
Cám pora, que se logró plenamente con el golpe de derechista asesinó en la puerta de su casa al dirigente del
Ezeiza. Cám pora renunció el 13 de julio de 1973 y el go­ Ateneo Evita de la Juventud Peronista, Enrique Grin-
bierno quedó en manos de Raúl Lastiri, el propio yerno berg. Pocos días después, en San Nicolás, provincia de
. de López Rega. La m aniobra siguiente fue imponer la Buenos Aires, fue asesinado el director del diario “ El
fórm ula Perón-Perón, acom odando a Isabel Martínez N orte” , José Domingo Colombo.
en el primer lugar en la línea sucesoria, en la certeza de El 4 de octubre en Córdoba fue atacada a tiros una
que el general no resistiría a su edad las exigencias y pre­ asamblea de delegados sindicales en la sede de la CGT
siones de la Presidencia del país. regional. M urió el obrero de la construcción Juan Avila.
Al mismo tiempo, López Rega dio su venia para que Entre los agresores fueron reconocidos varios activistas
los grupos paramilitares, apoyados por las estructuras de la burocracia: Rito Caro, Pedro Cabral, Villalba y
policiales, iniciaran la represión de los peronistas que se Capdevila.
oponían a la metamorfosis del movimiento. Los activis­ El 11 de octubre un grupo de “ funcionarios” de
tas de derecha y la policía enfrentaron a tiros las ac­ Bienestar Social atacó a tiros el barrio San Pablo que se
ciones reivindicativas de los trabajadores; los locales de oponía a medidas de erradicación ordenadas por López
la tendencia y los partidos de izquierda fueron atacados Rega. Fue asesinado el villero Nemesio Luis Aquino.
con bombas; muchos militantes fueron secuestrados y El 12 de octubre de 1973 asumió Perón y anunció
asesinados. La serpiente se arrastraba cada vez con m a­ que el 17 de octubre, fecha máxima del peronismo, no
yor agilidad. sería festejado para evitar incidentes. Perón desconcer­
En la ciudad cordobesa de San Francisco los obreros taba por segunda vez al pueblo: primero, la destitución
de la empresa Tampieri hicieron un paro de protesta y se grotesca de Cám pora; ahora, un nuevo aval al discurso
movilizaron en dem anda de mejoras salariales. El 30 de amenazador de la derecha. Perón ya había tom ado par­
julio fueron reprimidos por la policía provincial; una rá­ tido.
faga de am etralladora asesinó al obrero peronista Oscar El 13 de octubre fue asesinado en Rosario un viejo
Alberto Molina. militante de la Resistencia Peronista, el médico Cons­
El 21 de agosto de 1973 un grupo arm ado enviado tantino Razzetti, de 54 años de edad, cuando llegaba a
por el ministerio de Trabajo asaltó la sede del Sindicato su casa después de festejar la asunción de Perón. Estaba
Ceramista de Villa Adelina. Cuando los trabajadores se “ acusado” de colaborar con la Juventud Peronista, y
hicieron presentes reclamando la devolución de su local*, había sido amenazado de muerte por activistas de la Ju ­
los matones de la burocracia asesinaron al obrero Juan ventud Sindical dirigida por Aníbal Martínez.
Carlos Bache. La Juventud Sindical volvió a la carga a fines de oc­
Bajo un puente del río Primero —provincia de C ór­ tubre: el dirigente de la JT P y activista de la Unión
doba— el 24 de septiembre apareció el cadáver de José Tranviarios A utom otor (UTA), en conflicto con la bu­
Roque Damiano, dirigente de la Juventud Trabajadora rocracia, Pablo Marcelo Fredes, fue secuestrado y fusi­
Peronista (JTP), que enfrentaba en su sindicato a la lado.
conducción burocrática. Su cuerpo presentaba huellas En Quilmes asesinaron a Isaac Mosqueda, miembro
de torturas. del Consejo local de la JP . P ara am edrentar al barrio
108 109
entraron en su casa y m ataron a todos los varones que tor Antelo y Reinaldo Roldán, todos miembros del P ar­
encontraron: Ornar Arce de 13 años, Juan Piray de 18, y tido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) que
Francisco Aristegui de 17. Fue una masacre despiadada, consta fueron detenidos por personal uniform ado y más
pero la policía no descubrió “ ningún indicio que permi­ tarde aparecieron muertos o desaparecieron para
ta identificar a los agresores” . siempre.
A principios de noviembre, en la provincia de Jujuy El 17 de enero de 1974, en el interior de su casa y en
los mineros de la empresa El Aguilar se declararon en presencia de sus familiares, fue asesinado el activista de
huelga; fueron reprimidos y la policía asesinó al obrero la JP de Capital Federal, Manuel Delgado. Mientras, en
Adrián Sánchez, activista de la JTP. Mientras tanto, en C órdoba, el 27 de enero murió el obrero José Roque
Ensenada, provincia de Buenos Aires, fue asesinado Contino, después de haber sido secuestrado y sometido
otro miembro de la JT P , Lorenzo Bernardo Perino. a brutales torturas por elementos parapoliciales.
Las bandas terroristas que actuaban con absoluta La permanente agresión terrorista a todos los secto­
impunidad asesinaron al ex jefe de la policía de Salta, res populares y el accionar de los grupos derechistas am ­
Rubén Fortuny, un antiguo luchador de la Resistencia parado por López Rega, llevó a la JP a denunciar ante
que el 25 de mayo de 1973 había asumido su cargo e ini­ Perón lo que ocurría. Pero entonces la respuesta de Pe­
ciado procesos contra torturadores. Emilio Pavicevich, rón fue que la juventud debía unificarse, y para ello pro­
procesado por diversos delitos, le dió muerte el 27 de no­ puso reuniones en las que recibiría conjuntamente a
viembre. unos y otros. Reuniones frustradas porque era imposible
El mismo 27 de noviembre de 1973 también fue asesi­ el diálogo entre la tendencia revolucionaria y quienes
nado Antonio Deleroni y su esposa Nélida Arana. A bo­ proclamaban su decisión de exterminarla.
gado de la CGT de los Argentinos y del Peronismo de En esos mismos días resultó esclarecedor el hecho
Base, fueron baleados en la estación ferroviaria de San que uno de los dirigentes del ala derechista, Alejandro
Miguel, provincia de Buenos Aires. En el momento en Giovenco, se mató al explotarle una bom ba que llevaba
que Deleroni cayó acribillado, su esposa se arrodilló en su portafolios cuando caminaba a medianoche por la
junto a su cuerpo; también la m ataron a ella. Un policía avenida Corrientes, en pleno centro de la ciudad. Y fue
que pasaba por el lugar sin saber de qué se trataba detu­ todavía más esclarecedor que la agencia de noticias Té-
vo a uno de los criminales: Ricardo Villanueva, fun­ lam —dependiente de la Presidencia de la República—
cionario de Bienestar Social, que ofreció como dirección dejara cesante al periodista que cometió el “ error” de
particular legal la de la sede de la Escuela de Conducción inform ar en detalle del caso.
Peronista (controlada por adictos a López Rega). Una de las primeras víctimas secuestradas y conduci­
Es en esta etapa, a principios de 1974, donde se ad­ das a los bosques de Ezeiza para ser fusilada, fue el re­
vierte el estrecho vínculo entre los paramilitares de de­ portero gráfico Julio César Fumarola, asesinado el 6 de
recha y las fuerzas represivas, tanto policiales como mi­ febrero. Un crimen que formó parte de la ofensiva
litares. Es el momento, también, en que comienza a per­ contra los medios de comunicación instrum entada por
filarse un procedimiento que más tarde sería cotidiano: López Rega, y que incluyó otros casos similares. Rober­
el arresto de militantes y su ejecución sumaria: así to Reyna, del diario Córdoba, fue secuestrado y to rtu ra­
fueron asesinados Ricardo Silca, Raúl Tettam anti, Héc­ do. Los talleres y oficinas de El M undo y Noticias
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fueron allanados por la policía y atacados con explosi­ varro no sólo se reveló frente a la autoridad constitu­
vos. cional, sino que ocupó la ciudad con los efectivos poli­
El secretario general del peronismo, Juan Manuel ciales y repartió armas de guerra a unos 200 militantes
Abal Medina, fue atacado a tiros en las puertas de su de los grupos de derecha. Violentos enfrentamientos
domicilio después de recibir una nota en la que lo “ con­ —de los que fui testigo— se produjeron en diversos pun­
denaban a m uerte” . El propio general Perón lo fue a vi­ tos de la ciudad, entre manifestantes desarmados que
sitar al hospital en el que fue internado, y ordenó que protestaban contra el golpe y los policías y paramilitares
una custodia de 40 elementos de la policía se hiciera car­ movilizados por la derecha.
go de su seguridad. Al anochecer fueron arrestados en la Casa de G o­
En esa oportunidad Abal Medina le señaló a Perón bierno de Córdoba el doctor Obregón Cano, el vicego­
que el ministro López Rega era el responsable del aten­ bernador Atilio Hipólito López, legisladores y sindica­
tado, así como del clima de creciente violencia que resul­ listas leales. En las calles seguían los tiroteos y durante
taba alarmante. La denuncia fue acom pañada por ele­ una semana la ciudad permaneció en manos de los gru­
mentos y datos comprobables sobre los escuadrones ya pos armados de Navarro.
formados por López Rega, así como la participación de En la perspectiva de la derecha, el “ Navarrazo” fue
elementos policiales en los atentados derechistas. Sin una acción estratégica que le daba continuidad a “ la ba­
embargo, Perón descalificó la afirmación de Abal Medi­ talla de Ezeiza” y reducía considerablemente la oposi­
na, y dijo que los atentados los hacía “ la subversión” y ción al proyecto lopezrreguista de metamorfosis del pe­
“ grupos irresponsables” . ronismo. Cerraba un nuevo círculo iniciado con el aleja­
Poco después, y pese a la numerosa custodia que ro­ miento del gobernador Oscar Bidegain, el 22 de enero de
deaba a Abal Medina por orden de Perón, se produjo un ese año, en la provincia de Buenos Aires.
segundo atentado: el automóvil del dirigente peronista López Rega combinaba estas maniobras políticas
fue destruido con una carga de explosivos. De inme­ con el incremento de la violencia represiva, con la
diato, la víctima disolvió la custodia y devolvió sus efec­ anuencia de Perón. La Policía Federal fue colocada a las
tivos a la Policía Federal, con la convicción de que era órdenes del comisario Villar, y Coordinación Federal en
más seguro estar solo que rodeado de elementos en los manos del comisario Margaride. Decenas de activistas
que no podía confiar. 37 de derecha fueron incorporados formalmente a la Poli­
A fines de febrero de 1974 se produjo en Córdoba el cía, y en el Estado Mayor de Villar apareció un ex mili­
alzamiento del jefe de la policía local, el coronel Antonio tante de Tacuara, Federico Rivanera Carlés.
Domingo Navarro, y las bandas de derecha arremetieron Una de las modestas víctimas de esa última etapa del
con absoluta im punidad. El saldo fue una veintena de gobierno presidido por Perón, fue el villero peronista
muertos. Alberto Chejolán. Fue asesinado cuando marchaba ha­
Los sucesos de C órdoba se iniciaron el 27 de febrero, cia la casa de gobierno contra la política de erradica­
cuando el gobernador Ricardo Obregón Cano decidió ciones forzadas por Bienestar Social. Los periodistas
destituir a Navarro para poner fin a la ola de provoca­ que habíamos concurrido a la Plaza de Mayo a infor­
ciones propiciada desde la Jefatura de policía. Pero Na­ marnos sobre qué sucedía, fuimos testigos de la forma
37 Entrevista del autor con Juan Manuel Abal M edina.
112 113
brutal en que la G uardia de Infantería disparó a tes del Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Un
quem arropa con escopetas Itaka, a una distancia de ape­ grupo de hombres fuertemente armados, que se presen­
nas tres metros. Los oficiales al mando de la tropa hi­ tó como policial, los arrestó en el local del Partido So­
cieron un sólo comentario: “ Tenemos órdenes de cialista de los Trabajadores en la localidad de Pacheco,
Bienestar Social de impedir el ingreso de la manifesta­ y poco después aparecieron sus cuerpos acribillados:
ción a la Plaza de M ayo” . Carlos Zila, A ntonio Moses y Dalmacio Mesa eran acti­
El asesinato de Chejolán, como todos los demás, no vistas de base y delegados de fábrica.
generó ni sumario ni proceso a los responsables, pero En el preciso momento en que se reunía el X Congre­
provocó un amplio movimiento de protesta impulsado so de la Federación Juvenil Comunista (FJC) fue asesi­
por el sacerdote Carlos Mujica, quien encabezó sus fu­ nado en Boulogne uno de los congresales, Rubén Aldo
nerales. Mujica había trabajado durante muchos años Poggioni, delegado estudiantil ante la Coordinadora
con los villeros de Buenos Aires, y en mayo de 1973 cola­ Nacional de Escuelas Técnicas. Lo balearon por la es­
boró con Bienestar Social en la planificación de solu­ palda mientras pegaba carteles en relación con el
ciones a sus demandas más urgentes. Sin embargo, Congreso, y murió en los brazos de sus compañeros. Te­
enfrentado con López Rega, se retiró del ministerio y nía 20 años.
permanecía en su parroquia dedicado a labores pastora­ La violencia derechista apuntaba especialmente a los
les. militantes sindicales enfrentados con la burocracia. E
Como “ castigo” por su reaparición en público junto incluyó en sus listas de “ condenados” a varios dirigen­
a los villeros, Carlos Mujica fue asesinado el 11 de mayo tes terceristas que criticaban tímidamente a la conduc­
de 1974 al salir de la iglesia de San Francisco Solano, en ción oficial. Así fueron asesinados Remo C rotta del sin­
que periódicamente oficiaba misa. C ontra Mujica dispa­ dicato papelero, y Carlos Borromeo Chavez, de los por­
ró a mansalva un hom bre joven de barba pelirroja, que tuarios. Los métodos eran los mismos: secuestro y fusi­
según trascendió entre los grupos de derecha era un mili­ lamiento en descampado; pero en esos casos los asesinos
tante del CNU, de apellido Castro. culpaban a los grupos guerrilleros y se presentaban ellos
Casi al mismo tiempo, en las puertas de la Universi­ mismos como los nuevos “ protectores” del sindicato.
dad Nacional de Lomas de Zamora fue asesinado bárba­ La aparición de cadáveres acribillados a balazos se
ramente el joven estudiante Hugo Pedro Hansen, mili­ convirtió en un hecho cada vez más dramático y fre­
tante de la Juventud Universitaria Peronista. En ese cri­ cuente. Varios automóviles se detenían bruscamente en
men participaron los parapoliciales Félix Navazo y M ar­ un lugar baldío, y enseguida los vecinos escuchaban rá­
tín Salas. fagas de ametralladoras. La nómina de las víctimas re­
A su vez, la militante de JP Liliana Ivanoff —de 20 sulta interminable: Pedro Úrís, Eduardo Villaverde,
años de edad— fue secuestrada, violada y asesinada por Guillermo Pérez, Elena Da Silva, el obrero ceramista
un grupo derechista en la localidad de M onte Grande. Francisco García.
El 30 de mayo fueron secuestrados y fusilados en la En el camino que une las localidades suburbanas de
zona Norte del G ran Buenos Aires tres obreros militan­ Villa Elisa y P unta Lara, en las cercanías de La Plata,

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apareció el cadáver de Francisco Oscar Martínez, obrero
militante de la JT P, y muy cerca de allí, el cuerpo tortu­ AQUELARRE EN EL CÍRCULO MILITAR
rado y fusilado de Alfonso Gerardo Grignone, un estu­
diante que militaba en la JU P.
Elsa Argañaraz tenía 19 años de edad cuando la se­
cuestraron, la violaron, la torturaron y la fusilaron.
Entre los miembros de la CNU se com entaba que la La “ federación de bandas” de derecha que bajo la
“ operación” fue dirigida por Héctor Sarrode, un pisto­ conducción de López Rega adoptó el nombre de Alianza
lero del Sindicato Naval que actuó a las órdenes de Osin- Anticomunista Argentina (AAA) perfiló sus planes en el
de en Ezeiza y más tarde se incorporó a la Triple-A. verano del 74. Preveían la muerte de Perón y se prepara­
ban para un combate frontal que les permitiera apode­
rarse de todos los resortes del gobierno. Su primera “ ac­
ción estratégica” había sido la masacre de Ezeiza, un
año antes, y el golpe final sería una ofensiva de aniquila­
miento contra la tendencia revolucionaria del peronismo
y el desplazamiento de los sectores terceristas.
En operaciones preliminares, las bandas ya habían
asesinado a un centenar de cuadros medios y militantes
de la Juventud Peronista y otras organizaciones de base,
habían destruido con explosivos numerosos locales y
unidades básicas y tom ado por asalto seccionales sindi­
cales que se oponían a la burocracia. También habían
participado en el “ N avarrazo” en Córdoba y en ac­
ciones contra otros gobernadores en Buenos Aires,
M endoza y Neuquén. Estaban listos para la “ guerra to ­
ta l.”
El invierno se descolgó en junio y reaparecieron los
abrigos encubriendo las pistolas. El frío de las mañanas
se interrum pía al mediodía con un rato del sol que invi­
taba a un café en las veredas; tres hombres com partieron
una mesa en “Las Delicias” de la avenida Callao. Eran
viejos conocidos, pero se observaban con recelo en
aquel encuentro casual. Alfredo Correa y Juan Carlos
“el loco”, veteranos de Tacuara y miembros de la CNU,
sabían que su invitado era de “ izquierda.”
La charla se volvió amena y después de un café pi­
dieron un whisky. Al fin y al cabo, el invitado lo había

117
sacado a Castro de la facultad de A rquitectura una vez
en que el SUD fue batido por la FUBA. “ ¿En .qué lo Militar convencido que era un verdadero convidado
estás?” , le preguntaron. “ En nad a” , respondió el terce­ de piedra, un comensal cristiano en el Circo Romano.
ro con prudencia. “ ¿En n ada?” , insistieron. “ En No tenía ningún apuro y fue el último en llegar. El viejo
n a d a ...” , reiteró. El diálogo se hizo más cordial. edificio de Santa Fe y Maipú parecía vacío desde afuera;
Correa y Castro com entaron que ellos, en cambio, nada indicaba que en el salón comedor había cientos de
“ estamos hasta las bolas” , y explicaron que “ las cosas personas. Cruzó la puerta giratoria y saludó a los porte­
están por reventar” . Todo lo que ocurrió hasta ahora, ros. Preguntó en qué salón era la reunión y subió lenta­
“ no es nada con lo que viene” , dijo Correa. A su vez mente las escaleras alfom bradas, reconociendo sus pro­
Castro advirtió una sonrisa: “ Hay m omentos en que nos pios pasos pesados. Una gran puerta cerrada le flanquea­
da miedo que la cana se eche atrás y nos meta a todos ba la entrada, y escuchó voces y rumor de gente. En la
presos... Algunos están calientes por el ascenso de Ló­ penum bra pensó en el “ trabajo sucio” al que se había
pez Rega a comisario general” . O tro whisky. “ Lo que referido Correa. Abrió la puerta y entró al comedor casi
pasa —intervino C orrea— es que estamos haciendo el cegado por la intensidad de las luces.
trabajo sucio que ellos no se animan a hacer... Pero yo Largas mesas con sus manteles blancos corrían para­
no me arriesgo a que cambien de idea: me voy a lelas a la puerta. El salón estaba repleto, pero muy pocas
E spaña” . personas se interesaron en ver quién entraba: miraban
“ ¿En qué anda Jorge M oney?” —preguntó Castro. hacia la izquierda, atentos a alguien que hablaba en voz
“ Creo que en nada” , contestó el invitado. “ No jodás; alta. A la derecha estaba la cabecera con Correa y
—dijo C orrea— está con los bolches...” aquellos que presidían el encuentro. Frente a la puerta,
un lugar vacío lo invitó a sentarse. Lo primero que pen­
La conversación se centró entonces en el viaje de
Correa a España, y Castro se refirió a una pequeña cena só fue que era demasiada gente para una simple comida
de despedida. “ Si querés podés venir; —dijo— m añana de despedida; había por lo menos 250 personas.
a la noche en el Círculo M ilitar” . C orrea no se mostró Se acomodó en la silla. A su derecha reconoció a
“ Cuki” De la Garma, un viejo militante derechista, Jefe
muy de acuerdo... “ Sí... podés venir... si no tenés nada
m ejor que hacer” . Se despidieron. Castro insistió: “ Ve- de Tacuara en Mar del Plata. Lo vio en retrospectiva de
ní m añana, no dejés de venir” . uniforme con camisa parda, arengando a sus seguidores.
Se saludaron con un gesto. Miró a un lado y otro, y se
El invitado lo pensó todo el día y también al siguien­
te: si en la comida de despedida de C orrea seguía la* dio cuenta que estaban pasando revista a los militantes
más conocidos de los grupos nacionalistas: estaban to ­
charla, podían aclararse muchas cosas sobre el “ trabajo
dos. Cruzó algunos saludos con un movimiento de cabe­
sucio” que estaban haciendo los nacionalistas de de­
recha y cosas que estaban “ por reventar” . El problema za.
Las palabras “ guerra santa” le llamaron la atención,
no sería tanto entrar al Círculo Militar, como eventual­
mente sacar la cabeza de la boca del león. y descubrió que el que hablaba en el extremo izquierdo
del comedor era el sacerdote Sánchez Abelenda, uno de
• Fue una decisión difícil, temeraria. Con la tarjeta
los capellanes de las bandas. Un mozo le preguntó si iba
que le había dado Castro, el hombre salió hacia el Círcu­

118
a cenar y él respondió que no. Cuando el mozo insistía, organización Descamisados —que encabezó D ardo C a­
una voz interrumpió al cura desde la cabecera: M ariano bo— y que form ó parte de la tendencia revolucionaria
“ Caballo” Gradín preguntó casi a gritos: “ ¡¿Qué hace del peronismo.
acá el mismo tipo que entregó a la prensa una foto de Amigo y com pañero de Cabo, el invitado figuraba
Giovenco con un fierro en la m an o ?!...” Un silencio en la lista de sospechosos de haber entregado a la prensa
enorme se apoderó del salón mientras varias personas se ese y otros materiales que com prom etían a la derecha.
ponían de pie. Ya oportunam ente había sido “ condenado a muerte”
H abían pasado apenas tres o cuatro minutos desde por el grupo de Giovenco, según afirmó su viuda en una
que el último invitado entró al comedor. Y él sabía que comunicación telefónica con el director de Noticias, Mi­
Gradín lo apuntaba directamente. El abogado Guiller­ guel Bonasso.
mo MalmGreen se paró y preguntó también: “ ¿Quién es Pero en esos momentos todo pasó demasiado rápi­
ese hijo de p u ta ? ...” Una gritería invadió la sala y varias do: los hombres con aspectos de militares o policías, y
personas em puñaron pistolas. otros más que se sum aron al grupo, sacaron a su pri­
El convidado de piedra también se paró. Pero no gi­ sionero al corredor del primer piso y cerraron las puertas
ró hacia la puerta, en la que había un grupo de hombres del salón. Sólo una persona se interpuso y pidió a gritos
de cabello corto con aspecto de militares. En un extraño que lo escucharan; era el “loco” Castro que trataba de
arrebato, gritó: “ Fui yo, ¡¿y qué?!” y mientras lo putea­ impedir que lo m ataran, y repetía “ ¡D éjenlo... es un
ba a Gradín caminó hacia la cabecera para increpar a viejo peronista!” .
Correa. Sabía que no podía salir y que sólo podía En esos momentos salió del comedor otro grupo de
enfrentar la situación creando la mayor confusión po­ personas, y un hombre relativamente joven, de baja es­
sible. Desde la cabecera gritó que los mercenarios de Ló­ tatura, se presentó como el teniente Antinori y explicó
pez Rega eran traidores a Perón, gritó otras cosas por el que él había pedido el salón del Círculo M ilitar y lo que
estilo y sintió que lo alzaban en vilo entre varias perso­ estaba ocurriendo lo com prom etía ante el Ejército.
nas que lo golpeaban. Lo último que atinó a gritarle a “ ¡A la mierda el Ejército!” gritó otra persona y acla­
Correa fue que lo hacía responsable de lo que pasara... ró: “ Yo soy Luis Rúbeo, del sindicato de la Carne, y les
La foto de Giovenco había sido publicada por el voy a dem ostrar cómo se m ata a un perro” . Rúbeo tenía
diario Noticias y la revista Nuevo H om bre cuando el una pistola 45 en la m ano y golpeó con todas sus fuerzas
custodio de la UOM había volado al estallar una bomba en la frente del prisionero, abriéndole una herida pro­
que llevaba. Giovenco aparecía en la foto de portada* funda. El hombre cayó al piso y fue pateado por todos
con un revólver 38 en la m ano, y la crónica de su vida y los que lo rodeaban, menos Castro que todavía intenta­
muerte incluía cartas de su puño y letra, escritas en la ba que sus amigos “ paren la m ano.”
época en que dirigía la Juventud del Partido Revolución Desde el suelo, y mientras se cubría la cabeza con las
Libertadora. Para sus compañeros había sido un golpe manos, el hombre escuchó cómo sus agresores se pelea­
muy duro porque dejó en evidencia la militancia antipe­ ban el cadáver: “ Entréguenmelo o lo mato acá
ronista de un cuadro que abogaba por la “ pureza del adentro” , gritaba Luis Rúbeo. Por su parte, Antinori
justicialismo” . Ese material pertenecía al archivo de la

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proponía que se lo llevaran y lo m ataran “ en otro se impresionó, apretó el acelerador y cruzó el semáforo
lad o .” en rojo; varias cuadras después preguntó “ ¿A’dónde lo
Una persona a la que el resto le decía “ comisario” llevo?” .
afirmó que “ si lo dejamos vivo va a identificar a El invitado-prisionero-prófugo, se limpió la cara con
todos” . Castro logró meterse al círculo y con un pie a un pañuelo del taxista. Estaba dolorido pero no aturdi­
cada lado del cuerpo del prisionero lo cubrió por un m o­ do. Se fue a su casa a buscar a su esposa y de allí a un lu­
mento de las patadas. Fue un instante y el hombre pudo gar más seguro. M ientras le curaba la herida en la frente
ver enfrente de él los barrotes de la escalera... ¿podría apoyó la mano sobre la m áquina de escribir y apretó al­
saltar por el hueco hacia la planta baja? Encogió las gunas teclas; escribió algunos nombres que nunca olvi­
piernas y saltó con todas sus fuerzas, pero se encontró daría y ciertas frases que escuchó esa noche —nombres y
de pie todavía a unos pasos de los primeros escalones. frases que eran el preludio de una época sangrienta. H a­
“ ¡Se escapa!” , gritó Rúbeo y alzó su 45 con las dos m a­ bía comenzado a escribir este libro.
nos. Castro volvió a interponerse y quedó en la línea de
tiro; durante algunos segundos los tres se movieron
sobre un mismo plano vertical.
“ ¡Córrete que les voy a m ostrar lo que hacemos con
estos mierdas los muchachos de la C arne!” , gritaba Rú­
beo buscando un ángulo para disparar, mientras el pri­
sionero saltaba sobre la baranda y caía a un descanso a
mitad de la escalera. El hombre rodó y se dio cuenta que
estaba en la planta baja. Muy cerca, los porteros, atóni­
tos, miraban sin entender qué estaba ocurriendo ni reac­
cionar de ninguna forma.
El convidado de piedra no vio la puerta giratoria
porque la sangre le cubría los ojos, chocó con ella y vol­
vió a caer. Pero se levantó y corrió hacia la calle. El aire
fresco de la noche le indicó que estaba en la vereda. Se
limpió los ojos con la mano y se alejó hacia la calle
Maipú, en dirección al pequeño museo militar rodeado*
de cañones antiguos.
Caminó lo más rápido que pudo y cuando se dio
vuelta para ver si lo seguían, vio que Antinori y otras
personas salían del Círculo Militar en la dirección contra­
ria. Al llegar a la esquina vio un taxi detenido por un se­
m áforo rojo, abrió la puerta y le pidió al conductor que
se alejara lo más rápidamente que pudiera. El taxista no

122
LA HORA DE LAS HIENAS

La muerte del general Perón el primero de julio de


1974 marcó el fin de una época, y el inicio de otra. La
desaparición del hombre que durante 30 años encabezó
el movimiento popular, planteó cambios fundamentales
en la situación política del país, y sobre todo en el seno
del peronismo. En sus funerales, bajo la lluvia, millones
de argentinos sabían o intuían que el futuro era incierto:
la vicepresidente Isabel Martínez y López Rega asumían
la jefatura del Estado. Las contradicciones que Perón
había arbitrado en vida nadie las podría resolver en su
ausencia.
En su último discurso, el 12 de junio, tres semanas
antes de morir, Perón había dicho que mucho se especu­
laba con su sucesión, pero nadie debía llamarse a engaño
porque su único heredero era “ el pueblo” . Hermosas
palabras, dignas de un jefe m oribundo, pero carentes de
realismo frente a un conflicto que él conocía perfecta­
mente.
Algunos colaboradores de Perón sostienen que le
preocupaba la violenta confrontación en las filas del
movimiento. Que reaccionó indignado ante la muerte de
Rucci, pero enseguida pidió mesura y señaló la necesi­
dad de que “ todos entierren los fierros” . Que ordenó a
los dirigentes sindicales que no le brinden ningún apoyo
a los grupos de derecha. Que después del primero de m a­
yo señaló que era fundamental recomponer la unidad
del peronismo. Pero en la práctica no adoptó iniciativas
para lograr esos objetivos, y cuando menos por omisión
fue responsable de la situación imperante a la hora de su
muerte. 38
38 Entrevista del autor con el ex secretario general del peronism o, Juan
Manuel Abal Medina.

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La ofensiva de los escuadrones de López Rega fue de enorme prestigio en el movimiento peronista, que de­
inmediata: había llegado el momento que aguardaban. dicó toda su vida a la lucha por la causa nacional y po­
Plena libertad de acción e impunidad absoluta para los pular. Un militante que alternó sus horas en la creación
grupos armados de la extrema derecha peronista y sus intelectual, el trabajo sindical, la prédica y la acción.
aliados. Tiempo de hienas. Desde las páginas de la revista M ilitando, que dirigía
En los funerales del general Perón fue asesinado por con Eduardo Luis Duhalde, Ortega Peña denunció sin
la custodia de la UOM un obrero que viajó de Córdoba tregua la represión dictatorial, la penetración imperialis­
a Buenos Aires en una columna del MVP. Eduardo Ro­ ta en Argentina, la traición de los elementos enquistados
mero cometió la imprudencia de pedir un vaso de agua en el peronismo.
en la puerta de la sede metalúrgica de la calle Cangallo, a Durante su sepelio, el comisario Villar —como cuan­
muy pocas cuadras del Congreso. Los miembros de la do se robó varios féretros de los Mártires de Trelew—
custodia de Lorenzo Miguel lo “ arrestaron” y lo su­ lanzó sus efectivos contra la columna que se dirigía al ce­
bieron a un automóvil, a la vista de sus desconcertados menterio y trató de arrebatar el ataúd, cosa que no logró
compañeros. Su cadáver acribillado apareció al am ane­ porque varios parlamentarios resistieron los golpes de la
cer. Guardia de Infantería y la Brigada Antiguerrillera.
En esos días una poderosa bom ba destruyó las ofici­ En agosto fueron detenidos tres activistas de JP:
nas de la Asociación Gremial de Abogados de Buenos Carlos Baglieto, Pablo Van Lierde y Eduardo Becker-
Aires, que en reiteradas oportunidades había denun­ man. La policía los arrestó cuando conversaban en un
ciado las limitaciones de los abogados para atender bar; los llevaron a unos terrenos baldíos y los obligaron
causas políticas como resultado de las amenazas poli­ a am ontonarse en la caja posterior de una camioneta;
ciales. Mientras, grupos armados enviados por la Secre­ los fusilaron. Baglieto, herido, sobrevivió al quedar cu­
taría de Prensa de la Presidencia ocuparon los canales de bierto por cuerpos de sus compañeros.
televisión 9 y 11. Baglieto denunció públicamente el crimen. Relató
En la provincia de Río Negro fue asesinado Eduardo cómo fueron conducidos a la muerte, y cómo se los
Soto, militante de la Juventud Peronista. En Capital Fe­ ametralló con armas que tenían el tradicional escudo de
deral un artefacto explosivo arrojado al interior del local la repartición federal. Dijo que los asesinos usaban entre
del Regional I de JP causó 14 heridos; también una gra­ ellos el trato característico entre los uniform ados, lla­
nada fue arrojada a ese mismo local días después. mándose entre si por los grados policiales que ostenta­
El 31 de julio de 1974 fue asesinado un tribuno dél ban; destacó que los vehículos tenían equipos de radio
pueblo: el diputado nacional en ejercicio Rodolfo Orte­ policial
ga Peña. Abogado defensor de presos políticos, histo­ Entre julio y septiembre de 1974 se produjeron 220
riador, periodista y militante peronista desde los prime­ atentados de la Triple-A —casi tres por día—, 60 asesi­
ros años de la Resistencia, Ortega Peña fue ametrallado natos —uno cada 19 horas— , y 44 víctimas resultaron
en pleno centro de la ciudad. con heridas graves. También 20 secuestros; uno cada
Con la muerte de Ortega Peña, el lopezrreguismo eli­ dos días.
m inaba a uno de sus críticos más severos; a un hombre

126 127
Crímenes con premeditación y alevosía; víctimas in­ a despegar... Lo obligaron a descender de la nave a la
defensas. El 6 de agosto fue secuestrado y fusilado Luis vista de todos los pasajeros y del personal del aeropuer­
M acor, en las proximidades de P unta Lara. Al día si­ to. Su cadáver acribillado apareció en las afueras de
guiente caen Horacio Irineo Chávez, su hijo Rolando Buenos Aires.
Chávez y el sindicalista Carlos Ennio Pierini. Ese mismo 16 de septiembre fue secuestrado y fusila­
Horacio Irineo Chávez era suboficial retirado del do el ex vicegobernador de Córdoba, Atilio López, un
Ejército y uno de los héroes de la Resistencia peronista. viejo y prestigioso militante sindical de los sectores com­
En junio de 1956 acompañó al coronel Santiago Cogor- batientes peronistas y una de las figuras claves del Cor-
no en el copamiento del Regimiento 7 de La Plata, y du­ dobazo.
rante el resto de su vida luchó en las filas del movimiento El 20 de septiembre fue asesinado Julio Troxler, mi­
popular. Cuando lo asesinaron tenía 66 años de edad y litante ejemplar en las filas del peronismo durante 20
m ilitaba en la “ Agrupación de Base Coronel Cogorno” . años de lucha. En 1955 era oficial de policía y renunció
Su hijo Rolando era simpatizante de la JP , pero no tenía al ser derrocado Perón. Se incorporó a la Resistencia y
militancia política. Ambos fueron torturados brutal­ fue uno de los pocos sobrevivientes de la Operación M a­
mente antes de ser ejecutados. sacre realizada en los basurales de José León Suárez en
Carlos Ennio Pierini militó en el peronismo desde su junio de 1956, durante la represión del alzamiento del
juventud, fue uno de los fundadores del Movimiento general Juan José Valle. El gobierno de Cám pora desig­
Revolucionario Peronista (MRP) y se distinguió como nó a Troxler subjefe de la Policía de la Provincia de
dirigente sindical de los petroleros durante las grandes Buenos Aires, puesto al que renunció después de los su­
huelgas de Berisso y Ensenada. cesos de Ezeiza.
El terrorismo derechista creció en medio del silencio Julio Troxler... Un hombre ejemplar; otro luchador
irresponsable de amplios sectores políticos, e incluso del peronista ultimado cobardemente. Y en esos mismos días
clero. Muy pocos parlamentarios alzaron su voz para el gobierno sancionó una “ Ley Antisubversiva” , afir­
condenar los crímenes del gobierno de Isabel Martínez, mando que la violencia imperante en el país era el resul­
mientras la Triple-A repartía en los medios de prensa sus tado del “ extremismo marxista” .
comunicados anunciando los nombres de sus futuras En Rosario fueron dinamitados dentro de un auto­
víctimas. Las policías Federal y provinciales colabora­ móvil los militantes de JP Juan Ferrarrons, M aría Por-
ron abiertamente en esta “primera guerra sucia”, como poratto, Jorge Savoia y Osvaldo M arni, después de ser
ejecutores o encubridores de las matanzas. detenidos por gente de civil que se identificó con creden­
El 11 de septiembre de 1974 fue secuestrado y fusila­ ciales policiales. La lista de víctimas es interminable:
do Alfredo Curutchet, otro abogado defensor de presos Horacio Efron, Ezequiel Centrángolo, Carlos Kohuot,
políticos; él mismo había estado detenido en la cárcel de Mauricio Broghi, José Petric, Carlos Betemps...
Rawson durante la dictadura militar. Un escuadrón de la Triple-A cortó el tránsito frente
El contador Juan José Varas, ex Subsecretario de al domicilio del profesor Silvio Frondizi, en pleno día y
H acienda del gobierno peronista de Córdoba, fue arres­ a sólo diez cuadras de la Casa de Gobierno. Ingresó en el
tado en Aeroparque dentro de un avión de Austral listo

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departam ento del prestigioso abogado —hermano del ex ca— , ambos del PC. Y los miembros del PST: Juan
presidente A rturo Frondizi— y lo capturó. Su yerno, el Nievas, Rubén Boussas y A rturo Robles Urquiza, se­
profesor Luis M endiburu fue asesinado cuando trató de cuestrados y fusilados en los primeros días' de no­
defenderlo. La víctima fue arrastrada hasta los vehícu­ viembre.
los cruzados en la calle, mientras numeroso público ob­ La militante comunista Tita Hidalgo fue asesinada
servaba la escena sin reaccionar. El cadáver de Silvio en Córdoba por los hombres de García Rey. El crimen
Frondizi —acribillado con ráfagas de am etrallad o ra- se produjo cuando la policía asaltó el local nacional del
fue encontrado en los bosques que circundan el aeropuer­ PC, detuvo y torturó a todas las personas que encontró,
to de Ezeiza. y antes de retirarse pintó consignas anticomunistas que
En Córdoba fue asesinado Luis Eduardo Santillán, firmó con las siglas AAA. Tita Hidalgo murió porque le
prim era víctima de los hombres del comisario Héctor introdujeron una pistola en la vagina y dispararon, en
García Rey, un amigo personal de Alberto Villar. Ense­ una demostración de brutalidad que no requiere comen­
guida los activistas sindicales Arístides Suárez y Pedro tarios.
Avalos de JTP. Poco después Pedro Quiroga y Eduardo El ingeniero Carlos Llerena Rosas, funcionario del
Ernihold. Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y
A mediados de octubre fueron secuestrados y fusila­ miembro del Frente de Izquierda Popular (FIP) también
dos en Buenos Aires los periodistas Pedro Leopoldo fue ejecutado por la Triple-A.
Barraza y Carlos Ernesto Laham. El asesinato de Barra- El corresponsal de la revista brasileña Veja, Augusto
za conmovió a los veteranos de la Resistencia peronista, Montecinos, fue secuestrado por la Triple-A y am enaza­
porque el periodista había militado en las filas del movi­ do de muerte, pero lo dejaron libre, bajo amenaza de
miento popular desde muy joven y fue perseguido, en­ muerte para que en un plazo de 24 horas abandonara el
carcelado y torturado por sus convicciones. país. Lo mismo le ocurrió al periodista alemán Walter
Lo mismo ocurrió con el asesinato del periodista Jor­ H ant, que permaneció una semana en poder de sus se­
ge Money, fogueado militante peronista que provenía cuestradores. Lo liberaron y le advirtieron: “ m añana te
del nacionalismo. Money fue secuestrado y fusilado con m atam os” .
ráfagas de am etralladora en los bosques de Ezeiza. La En Santa Fe fueron secuestradas y torturadas las
Triple-A lo condenó a muerte porque Money conocía las abogadas Nilsa U rquía y M arta Zam aro. Habían sido
raíces fascistas de la derecha infiltrada en el peronismo, detenidas por la policía y puestas en libertad, pero dos
y porque no vaciló en denunciar los crímenes de López' días después las capturó la Triple-A. Sus cuerpos atados
Rega y sus acólitos. y am ordazados fueron arrojados a un río. Pertenecían a
la Asociación Gremial de Abogados de Santa Fe y
También en ese período fueron asesinados varios mi­
fueron “ condenadas a m uerte” por defender presos po­
litantes de partidos políticos legales, como el Comunista
(PC) y el Socialista de los Trabajadores (PST). Entre líticos.
La Triple-A exhibió sus vínculos con las dictaduras
ellos los activistas Luis Castriello —estudiante fusilado
sudamericanas con el asesinato de prestigiosos políticos
en Barrancas—, y Jesús García —obrero de Bahía Blan­
exilados en la Argentina, como el ex jefe del ejército chi­

130 131
leño durante el gobierno de Salvador Allende, general gente de la G uardia Restauradora Nacionalista, José
Carlos Prats (asesinado junto con su esposa el 30 de sep­ Miguel Tarquini, declaró que tenía miedo de que la
tiembre de 1974). Triple-A lo eliminara porque se había enfrentado con
Algunos exilados uruguayos fueron asesinados en la los hombres de López Rega. Tarquini compartió la di­
Argentina, y otros llevados en secreto al Uruguay, don­ rección de la revista E l Caudillo con Felipe Romeo, pero
de los fusilaron. La larga lista de víctimas incluye los debido a diferencias internas renunció y viajó a España
nombres de Luís Lattrónica, Daniel Banfi, Guillermo donde permaneció unos meses. Al regresar de Europa,
Jabif, M aría de los Angeles Corbo, M irta Yolanda H er­ Tarquini se opuso a lo que denom inaba como “ grupos
nández, Héctor Brum Cornelius, Floreal García Larrosa de delincuentes y mercenarios reclutados por el b rujo” ,
y Graciela Stefanel, entre otros muchos. p o rq u e c o n sid e ra b a que no e r a n “ v e rd a d e ro s
El domicilio del varias veces ex presidente de peronistas” . Su muerte fue atribuida a la guerrilla.
Ecuador. José María Velazco Ibarra —quien fuera ami­ En la misma época una escueta noticia publicada en
go del general Perón— fue destruido por los escuadro­ la prensa de Buenos Aires afirmó que uno de los in­
nes de López Rega con una carga de dinamita. tegrantes de la custodia de Bienestar Social fue “ asesina­
Por otro lado, la acción de la Triple-A en los medios do por guerrilleros” . Sin embargo, algunos años más
universitarios, como parte de la “ misión depuradora” tarde, el abogado Enrique Avogadro explicó lo ocurri­
del rector Ottalagano, también dejó un sinnúmero de do: la víctima se desempeñaba en la custodia de López
víctimas sobre todo en las universidades de Buenos Aires Rega en las m añanas, y para obtener mayores ingresos
y La Plata. El 8 de octubre fueron fusilados los profeso­ comenzó a trabajar en la custodia de Ottalagano en las
res Carlos Alberto Miguel y Rodolfo Achen; el 4 de di­ tardes. Lo m ataron los hombres de Ottalagano, porque
ciembre Carlos de la Riva, de la facultad de A rquitectu­ como era “ nuevo” no lo conocían y creyeron que era un
ra, y al día siguiente el bioquímico Rodolfo Celso Gini. “ infiltrado” . Fue asesinado en los sótanos de la Univer­
También los dirigentes estudiantiles Enrique Rosconi y sidad cuando trataron de “ hacerlo cantar” , sin saber
Daniel Winer. que pertenecía al mismo coro. Cuando se aclaró el
El domicilio del ex rector Raúl Laguzi fue atacado “ error” era tarde, y el crimen fue atribuido a la “ sub­
con explosivos, y en el atentado murió el pequeño hijo versión” . 39
del matrimonio. Otro atentado, contra el local de APU- La muerte de dos oficiales superiores del Ejército,
BA, dejó varios heridos. los coroneles M artín Rico y Montiel, nunca fue esclare­
La Triple-A también eliminó varios militantes de de­ cida. El gobierno de Isabel M artínez las atribuyó a “ la
recha, en algunos casos por diferencias y discusiones guerrilla” , pero la verdad trascendió poco después. Hay
entre los grupos que la componían, y en otros por sos­ dos versiones: algunos militares sostienen que el coronel
pechas sobre su lealtad. Esos crímenes fueron atribuidos Rico, junto con Montiel, tenían órdenes de investigar la
a la “ subversión marxista” , e incluso se fraguaron co­ estructura y funcionamiento de la Triple-A, y habrían si­
municados guerrilleros para ocultar a los verdaderos do delatados por otros oficiales que se desempeñaban en
autores. la Presidencia y colaboraban con López Rega. Otras
Algunas semanas antes de ser asesinado, un ex diri­ 39 Entrevista del autor con el abogado Enrique A vogadro, asesor del M i­
nisterio de Bienestar Social y secretario del rector O ttalagano en 1974-75.

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fuentes sostienen que ambos coroneles investigaban la EL SABOR DEL PODER
intervención de López Rega en contratos con empresas
italianas vinculadas con la Logia Propaganda Dos de Li­
cio Gelli (se mencionó Montedisorí), que afectaban a la
“ seguridad nacional” .
Un grupo de militares, encabezados por el coronel A fines de junio de 1974, cuando era tan evidente co­
Vicente Damasco trabajaba en la Presidencia y sabían mo inminente la muerte del general Perón, Isabel M artí­
perfectamente cómo funcionaba la Triple-A. Incluso al­ nez y López Rega viajaron a Europa con una misión de
gunos de ellos habrían participado en reuniones secretas la que se desconocen hasta ahora sus implicancias, y que
en la residencia de Olivos, en las que se discutía y deter­ entonces se pretendió justificar con la asistencia de Isa­
m inaba el nombre de muchas de las víctimas. Com par­ bel a la conferencia anual de la Organización Interna­
ten responsabilidades en el encubrimiento de los críme­ cional del T rabajo (OIT).
nes, incluidas las muertes de sus compañeros Rico y Algunos ex colaboradores de López Rega, entrevis­
Montiel. tados en diversas oportunidades, confesaron que el viaje
Las Fuerzas Armadas estaban empeñadas en la tenía como destino inicial la ciudad de W ashington, pe­
represión y sus objetivos coincidían con los de la de­ ro finalmente se decidió sortear las inevitables conjetu­
recha peronista. Los servicios de Inteligencia de las tres ras que provocaría una visita a los Estados Unidos, y se
armas conocían en detalle la composición de la Triple- optó por discretos contactos con representantes de la
A, pero nunca respondieron a las consultas de varios le­ Casa Blanca en Europa. López Rega ofreció al D eparta­
gisladores y dirigentes políticos de oposición. Algunos mento de Estado “ plenas garantías” sobre el carácter de
oficiales del Ejército —e incluso de la Policía federal— la sucesión presidencial y solicitó mayor respaldo para el
consideraban que López Rega era un “ grotesco persona­ gobierno que resultaría de ella; él mismo se presentaba
je ” que desprestigiaba al país, pero su Triple-A apunta­ como “ primer ministro” ; anunciaba que había llegado
ba al “ enemigo com ún” y eso era “ positivo” . “ su turno” .
La silenciosa complicidad de las Fuerzas Armadas Un télex les informó a Isabel y López Rega que la sa­
con la Triple-A fue el prólogo de la “guerra sucia”. lud del general empeoraba rápidamente, y el ministro de
Muchos de los miembros de la federación de grupos Bienestar Social regresó de inmediato a Buenos Aires
terroristas organizada por López Rega colaborarían más mientras ella permanecía unos días más en Europa.
tarde con la dictadura militar en tareas similares. López Rega, mientras Perón se moría e Isabel seguía
su gira, asumió en la práctica la jefatura del gabinete
que hasta ese momento desempeñaba José Ber Gelbard.
Fue una primera semana de poder que le permitió sabo­
rear su máxima aspiración, así como los frutos de una
paciente labor conspirativa a lo largo de una década.
Perón murió el lunes I o de julio, y el viernes 5 Isabel
organizó una extraña reunión en la residencia de Olivos.

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Participó la plana mayor del peronismo: los miembros que podía expresarse. Los canales de televisión 9 y 11
del gabinete, los jefes parlamentarios, el presidente de la fueron ocupados por grupos armados que respondían a
Suprema Corte; los dirigentes de las 62, la CGT y la Villone. Apenas una semana después de asumir Roca-
CGE; así como los comandantes de las Fuerzas A rm a­ m ora, la Unión Cívica Radical denunció “ medidas de
das, y el líder de la oposición tradicional, Ricardo Bal- gobierno que atentan contra la libertad de expresión” .
bín. El equipo económico encabezado por Gelbard fue
En esa reunión en Olivos, a la que no asistió López rodeado por la camarilla de López Rega, y su iniciativa
Rega, Isabel pidió la opinión de los presentes sobre el ti­ quedó restringida. Los ataques del canciller Vignes
tular de Bienestar Social: “ ¿Es conveniente o no que contra Gelbard anunciaron el inicio de una ofensiva que
continúe en el gabinete?” , preguntó. La sorpresa fue culminó en noviembre con la designación de Alfredo
grande, pero algunos supusieron que era una última re­ Gómez Morales como responsable de las finanzas argen­
comendación de Perón, y que Isabel estaba dispuesta a tinas.
cumplirla. Pocos pensaron, en ese momento, que era Incluso la poderosa burocracia sindical comprobó
una maniobra de López Rega para conocer a sus oposi­ que le recortaban sus fueros. El ministro de Trabajo, Ri­
tores. cardo Otero, no sólo fue marginado de las decisiones
Sin embargo, la mayoría optó por una prudente res­ que afectaban a la clase obrera, sino que en muchas
puesta de compromiso, y sólo tres ministros com par­ oportunidades ni siquiera era invitado a las reuniones
tieron con Balbín una severa crítica a la gestión y perma­ de gabinete. Jerarcas como Lorenzo Miguel y Casildo
nencia del ex cabo de policía. Los opositores fueron Jo r­ Herreras no podían franquear las puertas de la Casa de
ge Taiana, Angel Federico Robledo y Benito Llambí. Y Gobierno, y tenían que pedir audiencia con 48 horas de
muy poco tiempo tardaron en descubrir que la consulta anticipación.
había sido una tram pa, y que la pareja López Rega- López Rega viajó a Madrid en noviembre sin que el
Isabel los eliminaría del gobierno. gobierno ofreciera ninguna explicación, y muy pronto se
Cinco semanas después de la reunión de Olivos, Isa­ supo el motivo: la guerrilla había retirado del cemente­
bel anunció una primera reestructuración de “ su” gabi­ rio de la Recoleta el féretro del general A ram buru y a
nete: el 13 de agosto fueron despedidos Llambí, Roble­ cambio exigían la repatriación de los restos de Eva Pe­
do y Taiana, reemplazados por Alberto Rocamora, rón. Para satisfacer la preocupación de las Fuerzas A r­
Adolfo Savino y Oscar Ivanissevich, en los ministerios madas, López Rega había ido en busca del féretro de
del Interior, Defensa y Educación respectivamente.' Evita, con lo que asumía a título individual un acto fun­
Quedó en claro que la pareja gobernante no aceptaba la damental para el conjunto del peronismo. No habría
más mínima oposición interna a sus planes, y que el representación popular ni participación partidaria o sin­
lopezrreguismo exigía adhesión incondicional. dical en la recepción de un símbolo histórico del pueblo.
P or instrucciones de López Rega, Rocamora inició Artífice del operativo, López Rega marginó al movi­
una serie de maniobras para neutralizar a los partidos de miento peronista de la repatriación de Evita. Sólo sus
oposición y controlar los medios de comunicación en los hombres, su pequeño ejército privado, pudo entrar al
aeropuerto. Los comisarios Morales y Almirón Cena,

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jefes de la Triple-A, encabezaron un cortejo armado Tucum án, inició distintas operaciones militares con
hasta los dientes y de inmediato trasladaron los restos de unos cinco mil efectivos, colocando a la provincia en
Eva Perón a la residencia de Olivos, en donde los man­ “ estado de guerra” .
tendrían en su poder. El retorno de las Fuerzas Armadas a tareas represi­
A fines de 1974 fue intervenida la provincia de Salta, vas fue un nuevo paso atrás. Ya el 7 de noviembre —tres
mientras en la Casa de Gobierno y los ministerios se pro­ meses antes— el gobierno había decretado el estado de
ducía el alejamiento definitivo de los colaboradores de sitio en to d o el te rrito rio y p o r “ tiem p o
Perón y los funcionarios no comprometidos con el elen­ indeterm inado” . Pero la reincorporación del Ejército a
co de Isabel y López Rega. la represión contrariaba profundam ente la voluntad po­
El único fracaso ostensible se registraba en los me­ pular expresada el 11 de marzo de 1973, y reforzaba el
dios universitarios, donde el interventor Ottalagano era paralelismo con los años de dictadura.
impotente pese a la violenta ocupación de los claustros. López Rega, enfrentado con los partidos de oposi­
El movimiento estudiantil y los trabajadores de la E du­ ción y en pugna con la burocracia sindical, buscaba el
cación resistieron el asalto de la Triple-A, y las críticas apoyo de las Fuerzas Armadas para establecer un nuevo
contra la instauración fascista se acumularon hasta for­ equilibrio. Sabía que el aislamiento de su camarilla lo
zar la renuncia del “ ideólogo entrerriano” (Ottalagano podía em pujar por un tobogán. Fue así que promovió el
era requerido por los tribunales de Paraná por reemplazo del general Leandro Anaya por el teniente ge­
“ defraudaciones y estafas” reiteradas) 40 neral Alberto Numa Laplane, el que algunos observado­
Los sueños de López Rega se convertían en realidad: res calificaban como “ más próxim o” a las posiciones
el 4 de enero de 1975 se designó como virtual “ primer del gobierno.
ministro” al elevar a Secretaría de la Presidencia (con Laplane se m ostraba partidario de un “ profesiona­
rango de primer ministerio) su secretaría privada de Isa­ lismo integrado” , en contraste con otros sectores del
bel Martínez. Pasó entonces a tener a su cargo formal­ Ejército que sostenían un profesionalismo a secas y es­
mente la coordinación del gabinete, el control de los ase­ peraban que el caos provocara una situación favorable
sores de la Presidencia y la autoridad para determinar la para la restauración militar. P ara la mayoría de la ofi­
naturaleza y el número de audiencias de Isabel. cialidad, la “ caricatura de gobierno” representada por
El decreto del 4 de enero indicaba que la secretaría López Rega era el mejor camino hacia las condiciones
de la Presidencia tenía bajo control: la Secretaría Gene­ propicias para un nuevo golpe.
ral de Gobierno, la Secretaría General Técnica, la Secre­ La situación económica, entre tanto, se tornaba cada
taría de Prensa y Difusión, y la secretaría de Inform a­ vez más explosiva y m arcaba graves contradicciones
ciones del Estado (SIDE). entre el gobierno y la conducción sindical. Gómez M ora­
El 9 de febrero el gobierno dispuso la intervención les, carente de un program a definido y apoyo real para
del Ejército en la lucha contra la guerrilla, tarea que has­ abordar la crisis, estaba condenado. López Rega re­
ta ese momento correspondía a los cuerpos policiales. El currió el 2 de junio de 1975 a Celestino Rodrigo, que
Com ando de la V Brigada de Infantería, con asiento en proponía “ sincerar la econom ía” y reconocer que el
40 Testim onio del abogado A lfredo César de P araná, E ntre Ríos; entre­
país estaba al borde de la m oratoria. Los vencimientos
vista del autor.
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de la deuda externa equivalían a 2.000 millones de dóla­ Isabel M artínez se recluyó en la residencia de Olivos,
res, y en el Banco Central no había más de cien millones. donde no recibía a nadie. El testimonio de un oficial del
Rodrigo proponía un plan de austeridad adecuado a las Regimiento de Granaderos permitió saber algunas de las
exigencias del FMI y planeaba sacrificar una vez más al cosas que ocurrieron: “ La señora Martínez estaba histé­
país para satisfacer a los acreedores. La clase trabajado­ rica y en un mom ento dado López Rega la golpeó; los
ra sería, claro estaba, la más sacrificada de todas. gritos hicieron que un teniente primero entrara a la sala
El enfrentamiento entre la CGT y el gobierno fue y detuviera al secretario privado... El oficial le colocó su
inevitable. Las bases obreras se movilizaron y descoloca­ pistola en la cabeza a López Rega y le preguntó a la se­
ron a la burocracia, la que a su vez tuvo que reaccionar ñora qué deseaba que hiciera. “ Déjelo y retírese” , con­
para no ser superada por los hechos. El 27 de junio una testó Isabel.
manifestación m ultitudinaria se descolgó desde el gran El jefe del Regimiento de Granaderos, coronel Jorge
Buenos Aires hacia la Playa de Mayo, y los dirigentes Sosa Molina, solicitó que se inform ara al ministro de
sindicales fueron forzados a participar en las protestas. Defensa, Jorge Garrido, que la situación era “ muy gra­
En el ministerio de trabajo Otero había renunciado ve” .
después de grotescas disputas con la camarilla de López López Rega había renunciado a todos sus cargos, pe­
Rega, y el nuevo titular, Cecilio Conditi, deambulaba ro permanecía en la residencia de Olivos rodeado por sus
im potente entre la presión oficial y el estallido sindical. hombres fuertemente armados. La presidente Martínez-
En el Congreso un grupo de diputados del sector sindi­ se negaba a hablar y rechazaba las audiencias que le soli­
cal pedía la renuncia del gabinete y la modificación de la citaban sus ministros. López Rega impedía que los
línea económica. Los sindicatos exigían paritarias para miembros del gabinete entraran a la residencia, y A nto­
recuperar la capacidad adquisitiva de los salarios. nio Benítez fue intimidado cuando trató de entrevistarse
Las huelgas del 7 y el 8 de julio fueron determinan­ con Isabel. El deterioro del gobierno creaba una justifi­
tes, porque quedó en evidencia la profunda ruptura cada inquietud en los medios políticos, y se temía que las
entre las bases del peronismo y el gobierno. Isabel M ar­ Fuerzas Armadas adelantaran un golpe.
tínez pidió una tregua a los sindicatos y envió a Raúl G arrido y Benítez pactaron con los militares: un gru­
Lastiri a dialogar con las 62 y la CGT. po de ministros ingresaría a la residencia de Olivos pro­
Lastiri regresó cabizbajo de sus consultas con Herra­ tegido por el Ejército, y convencerían a Isabel M artínez
ras y Miguel: la presión de las bases sindicales era in-^ de que reasumiera sus responsabilidades de inmediato.
controlable y podía provocar un estallido social de un En la m adrugada del sábado 19 de julio de 1975, los
momento a otro... “ Rodrigo debe renunciar para salvar efectivos de Granaderos desarmaron a la custodia de
a Isabel” , recomendaba la burocracia. Poco después López Rega y facilitaron la reunión del gabinete con Isa­
Conditi anunciaba la reanudación de las paritarias: era bel.
el fracaso del plan económico y el hundimiento de Ló­ El canciller Alberto Vignes asumió la tarea de prepa­
pez Rega y su gabinete. Enseguida se produjo la renun­ rar la partida de López Rega, que por orden de Isabel
cia de todos los ministros. debía figurar como una “ misión oficial.” Se dijo enton­
ces que el secretario privado había sido designado em ba­

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jador itinerante, y que debía viajar con urgencia al Bra­
sil. El avión de la Presidencia despegó ese mismo día con
López Rega a bordo y lo dejó en Brasil.
Durante dos años López Rega fue ministro de
Bienestar Social y secretario privado primero de Perón y
INDICE
después de Isabel Martínez. Enseguida de la muerte de
Perón conoció el poder prácticamente absoluto y desde
la Secretaría de la Presidencia gobernó el país. Conoció P ró lo g o ..................................................................... ........... 7
el sabor del poder y lo disfrutó, hasta que la reacción de La T riple-A ........................................................................... 11
la clase trabajadora y el pueblo exigió su expulsión. Su Los ancestros de la T rip le-A ................................................21
nombre ocupa un lugar destacado entre los enemigos de Los muchachos V an d o ristas............................................... 39
la República, y es sinónimo de un capítulo sórdido y trá­ La Teología de la Reacción ............................................... 53
gico a la vez. Literatura Parabellum ...........................................................69
Pero sería un absurdo suponer que López Rega se Un criminal de guerra en la corte del G e n e ra l................. 77
encumbró en el poder como un aventurero solitario, ca­ Los cazadores de Sinarcas....................................................87
rente de poderosos respaldos y sin la complicidad de fac­ La Internacional F a s c is ta .................................................... 93
tores internos y externos. Por el contrario, desde 1965 a
Las primeras víctimas de López R e g a ......................... 107
1975 se desempeñó al servicio de un proyecto que pre­
Aquellarre en el Círculo Militar ................................... 117
tendía desfigurar al peronismo y evitar su proyección
histórica. En ese sentido, sus mentores y amanuenses, La hora de las H ie n a s ..................................................... 125
sus cómplices, com parten todas y cada una de sus res­ El sabor del poder .......................................................... 135
ponsabilidades.

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Impreso en
A.B.R.N. Producciones Gráficas
Oyuela 438 - Villa Dominico
. Pcia. Buenos Aires
en octubre de 1986

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