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ABAL MEDINA, Fernando Luis. Nació en 1948. Era un tipo más bien alto,
flaco, joven y simpático, con cierta áurea aventurera que transmitía una gran
seguridad en sus acciones. Su adolescencia la vivió en el barrio de San Telmo.
Como sus padres (Antonio y Carmen) y sus hermanos, fue parte de la Acción
Católica Argentina y desde los 12 años se integró a la Juventud Estudiantil
Católica (JEC), del Colegio Nacional Buenos Aires, que tenía como asesor al
Padre Mugica. Tuvo un breve paso por la Guardia Restauradora Nacionalista
(GRN). Se ganaba la vida, por entonces, vendiendo libros nacionalistas de la
editorial Pleamar. Estudiando en el Colegio Nacional Buenos Aires
(promoción 64), serán sus amigos y compañeros de curso, Carlos Ramus y
Mario Eduardo Firmenich. Terminó sus estudios en 1964. Comenzó su
militancia concreta conjuntamente con ellos dos, en el grupo católico (JEC),
mencionado anteriormente. En el Chaco santafecino comprobó personalmente
la pobreza en que estaba sumergida gran parte de nuestra población.
Profundizó su compromiso cristiano y descubrió el peronismo. Paralelamente,
a nivel universitario, comenzó a cursar economía política en la Universidad de
Buenos Aires (UBA) donde fundó con otros compañeros la agrupación
estudiantil Movimiento Universitario Popular (MUP). En 1966, participó
como activista político, en la defensa de los derechos de los trabajadores
portuarios en lucha contra la dictadura de Onganía. Fue integrante de los
Comandos “Camilo Torres” dirigidos por Juan García Elorrio. En 1967,
recibió entrenamiento militar en Cuba. Un año más tarde junto a otros
compañeros conforma los Comandos “Juan José Valle”. Fundador de
Montoneros. Es uno de los secuestradores del general Aramburu el 29 de
mayo de 1970. El 7 de septiembre del mismo año cae en combate cercado por
una patrulla de la policía provincial en la pizzería “La Rueda” de la localidad
de William Morris, provincia de Buenos Aires. La militancia partidaria,
recuerda todos los 7 de septiembre, cada año, como “El Día del Montonero”.
El prestigioso periodista y literato Luis Alberto Murray, dirá oportunamente:
“Fernando -católico, nacionalista, peronista- fue amigo mío; sentí su
desaparición visceralmente, como la de un hijo. Por lo mismo, en él
personifico a todos los combatientes –sin excepción- caidos en la lucha por la
liberación nacional”.
ACUÑA, Elba Eva. Secuestrada junto asu marido Hugo Alberto Sáez (ver su
registro) en Villa Luzuriaga, provincia de Buenos Aires, en la madrugada del
26 de agosto de 1976. Contaba entonces con 26 años. Militaba en JP y
Montoneros. La pareja fue vista por última vez con vida en el mes de octubre
de ese mismo año, en las celdas de la comisaría 4ª de Martínez (Balcarce
2070).
AINIE ROJAS, Cherif Omar. Era chileno pero se había radica en Argentina
desde pequeño. Durante sus estudios secundarios en la escuela de Educación
Técnica Nº 35 “Eduardo Latzina”, fundó e integró en dicho establecimiento
educativo la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Estudiaba Química en
la Universidad de Buenos Aires (UBA), siendo integrante de la Juventud
Universitaria Peronista (JUP). Era hincha de Vélez Sarsfield y yendo a la
cancha de Quilmes para ver a su equipo de fútbol, fue secuestrado-
desaparecido. Ocurrió el 11 de septiembre de 1977. Al día siguiente efectivos
de las FF.AA. allanaron su domicilio, llevándose su cédula de identidad entre
otras cosas. Su progenitora, Cristina Rojas, se sumó a las Madres de Plaza de
Mayo.
ALAC, Diana Ercilia. “La Negra”. Era maestra y tenía 38 años. Militante
peronista, hermana de Antonio Alac, dirigente gremial que tuvo destacada
actuación en las huelgas del Chocón. Según los organismos de seguridad tuvo
instrucción militar en Cuba. Diana fue detenida en 1971 y llevada al penal de
Rawson. Recobró su libertad en junio de 1972. A partir de1973 fue una de las
organizadoras de la “Agrupación Evita” de la Rama Femenina adscripta a las
políticas montoneras para el género. Cuando en octubre de 1973 se hizo un
acto por el Día de la Madre en un Luna Park repleto, ella hizo uso de la
palabra: “Si fuimos capaces de soportar torturas y prisiones, jamás podrán
atemorizarnos ni lograrán que abandonemos la causa popular que es nuestra y
será la única garantía para nuestros hijos de forjar la reconstrucción, haciendo
la Patria Peronista que nos conducirá al Socialismo Nacional”. Fue
secuestrada-desaparecida el 8 de noviembre de 1976 en la casa de su hermana
y torturada en el I Cuerpo de Ejército de Palermo. A los dos o tres días
camiones del Ejército Argentino con conscriptos incluidos se constituyeron en
el domicilio de Diana y procedieron a desmantelar la casa, llevándose desde
las puertas, hasta la cuna de su hijita de seis meses.
ALBERTE, Silvia. Fue la hija menor melliza con su hermano Bernardo, del
matrimonio formado por Bernardo Alberte (ver registro anterior) y Elena
Pulvirenti. Nació un 19 de noviembre de 1948, en un hogar donde siempre se
mamó el peronismo. A principios de octubre de 1945, su padre de profesión
militar, había sido detenido y perdido su condición de integrante de las
FF.AA.; fue con el triunfo popular del 17 de Octubre de 1945 que pudo
recuperar su libertad y su grado. Silvia fue creciendo en un hogar sin
problemas serios, donde sus padres le prodigaban amor y felicidad. Las cosas
cambian a partir de 1955 cuando el General Perón cae producto de un golpe de
Estado sangriento. Su padre, que en ese momento se desempeñaba como
Edecán Militar del presidente es nuevamente detenido y confinado al Penal de
Ushuaia, luego se exiliará en Brasil durante dos años. Ya de regreso, la familia
se instala en una casa del barrio de Caballito, donde Silvia recomienza sus
estudios en la Escuela Normal Nº 4 de la Avenida Rivadavia, recibiéndose con
el mejor promedio de su división. En 1967 ingresa a la Facultad de
Arquitectura de la UBA; es en ese momento en que Silvia despierta
políticamente y empieza a militar de lleno en el Centro de Estudiantes. Dos
cosas la preocupaban enormemente: el destino de su país y el bienestar de sus
compatriotas más desposeídos. Es en éste ámbito universitario que conoce a
Alberto Bello (ver su registro), un compañero referente de la Juventud
Universitaria Peronista (JUP). Con él se casa (julio 1974) y lo acompañará en
su proyecto político. Se van a vivir a Córdoba. Pero antes, Silvia se recibe de
Arquitecta con uno de los promedios más altos de su promoción. Así llegamos
a marzo de 1976 donde Silvia es enterada por su familia del asesinato de su
padre (ver registro anterior, nuevamente). Permanece entonces en Buenos
Aires, acompañando y participando activamente en la denuncia de ese hecho
aberrante donde están comprometidos camaradas de armas de su progenitor.
Es en el mes de abril de ese mismo nefasto año, que junto a toda su familia le
entablan una querella a Videla por el asesinato. Desde Córdoba, con fecha 18
de abril de 1976, recibe una carta de su amado marido, el ya mencionado
Alberto Bello: “Tu padre murió por ser impulsor y participe activo de una
Revolución, por ser alguien que comprendió la realidad y se dispuso a
modificarla. Su muerte va a tener sentido, como la de todos los compañeros
que como él han dado y darán la vida, si la causa por la que se sacrificó, la
causa del Pueblo y la Justicia sin más rótulos; si esa causa triunfa”. En los
primeros días de junio del ’76, Silvia que todavía permanece en Buenos Aires,
recibe la trágica noticia de que su esposo ha “desaparecido”. Él como tantos
otros compañeros, seguían enfrentando a las fuerzas armadas cipayas que
defendían a sangre y fuego el proyecto oligárquico de Martínez de Hoz. Silvia,
dolida y abatida por la muerte de su padre y su marido en tan poco tiempo,
sigue denunciando los asesinatos. En dicho contexto, cuando llega a la
Argentina la Comisión Interamericana de DD.HH. en septiembre de 1979,
después de más de 12 horas de cola y de compartir tanto dolor con familiares
de miles de desaparecidos, logra junto a sus hermanos entregar la denuncia.
En septiembre de 2003 luego de sufrir un aneurisma cerebral, fallece a los 54
años. Sus restos descansan junto a los de su padre Bernardo Alberte y su
esposo Alberto Bello en el cementerio de Avellaneda.
ALBERTI, Graciela Estela. Arquitecta. Militante peronista y montonera con
el grado de Teniente (“Negra” / “Raquel”) secuestrada-desaparecida por la
última dictadura militar el 17 de marzo de 1980. Vista en la Escuela de
Mecánica de la Armada (ESMA) hasta su “traslado” definitivo. Participó en
octubre de 1975 en el secuestro del ejecutivo alemán de “Mercedes Benz”,
Herr Heinrich Franz Metz. Sus compañeras del secundario, el 6 de diciembre
de 1995, con motivo del 25 aniversario de su egreso, colocaron un
recordatorio con su retrato en el matutino “Pagina 12”. Además, su foto en
cautiverio fue una de las que pudo sacar como prueba del genocidio, el obrero
gráfico peronista allí secuestrado, Víctor Basterra.
ALVAREZ, Víctor. Fue siempre “El Moro” por su cabello mota, sus ojos
oscuros y su piel cetrina. Nació en el barrio de Monserrat de Buenos Aires el
11 de abril de 1920. La situación poco propicia a nivel económico de su
entorno familiar lo llevó a interrumpir sus estudios secundarios, para trabajar
como cadete en el diario “Crítica”. A los 17 años se sumó a la Fuerza de
Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA). Al relacionarse con el
tango, conoce a Cátulo Castillo y José María Contursi, colaborando con ellos
en la lucha gremial de la sociedad de autores y compositores de música.
Peronista desde la primera hora, 1955, lo encuentra como secretario general
del diario de la C.G.T. “El Líder”. Luego de la caída de Perón el diario sigue
saliendo como puede y se convierte en un faro de la libertad obrera contra la
prepotencia oligárquica setembrina, como lo reconoce públicamente uno de
sus columnistas, don Arturo Jauretche. A fines de 1955 clausuran el periódico.
Sigue intacto en su fe peronista durante los 18 años de resistencia. En 1973
refunda el Sindicato de Prensa y es elegido Secretario General de la
Federación Argentina de los Trabajadores de Prensa (FATPREN), dando
muestras de su honestidad gremial al seguir viviendo y alquilando en el mismo
humilde lugar donde vivía desde tiempo atrás (Andalgalá 1785, barrio de
Mataderos). El golpe militar del ’76 lo hunde en una aguda depresión. Zafa de
la misma y en 1982 se dedica a organizar y conformar la Asociación de
Periodistas Jubilados. El 17 de abril de 1984, ingresando al predio de la
Sociedad Rural, con motivo de cubrir una nota periodística, un infarto de
miocardio lo derriba para siempre.
AMADO, Inés Sara. 29 años. Casada con Eduardo Otin. Ambos militaban en
el peronismo montonero y fueron secuestrados-desaparecidos conjuntamente,
el 18 de mayo de 1977, en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires.
AMIGO, José Martín. El poeta Guido Goncebat lo recuerda: “Te fuiste esa
mañana de dulce sol, dejando para siempre intacto ese gesto tuyo, hermano
mío, solidario y compañero, sin olvidar ese último abrazo que todos por
siempre mantendremos en el alma. (...) Te fuiste diciendo que el trabajo
dignifica el alma de un hombre y enaltece el orgullo de nuestro pueblo, sin
reparar en las advertencias de nuestros compañeros, partiste hacia la oscura
ráfaga de metal que te deparaba a la vuelta de una esquina, el injusto destino.
Te fuiste con esa mirada aguerrida a las necesidades ajenas, solidaria y dulce
por un lado, adoctrinada militante y combativa por el otro. Llegaste a horario
como siempre a la estación, te bajaste del camioncito sodero del ‘Gallego
Navarro’, observaste que las pinzas te cerraban los pasos y cuando viste a
alguno de tus cumpas sobre la chancha policial, machacados, aplacados a
golpes, entendiste que si no corrías, que si no lo hacías, caería nuestro barrio.
(...) Y lo hiciste para no ‘cantar’, para no ‘vender’ y fue así que recorriste
aquel camino, tal vez, pensando y sabiendo que nos regalabas tu vida (...) y lo
hiciste para que el barrio siguiera funcionando, para que los cumpas sigan
viviendo. (...) Te fuiste con las balas cobardes en tu cálido cuerpo... ¿Tus
verdugos? Esas ratas ya no importan, ellos ya están más allá del bien y del
mal. ¿Tu barrio? Compañero, tu barrio todavía te llora, te clama y no se
resigna a la pérdida de tu presencia. Tu barrio sigue fiel a tu ejemplo de saber
callar para cuidar nuestras espaldas y para poder salvaguardar nuestra doctrina
de vida compañero, pudiendo nosotros así continuar este camino de
construcción solidaria en la que siempre seremos fieles aprendices de tu
disciplina. Tu barrio todavía espera que vuelvas de tu trabajo con el bolsito
colgado al hombro y la ropa de Grafa, espejo obrero que tanto nos
caracterizaba, y que camines y recorras nuestras calles de tierra y barro. Hoy
compañero, tu nombre se alza en nuestro trabajo y recorre así nuevamente
estos senderos, donde tu memoria nunca pierde esa esencia militante sino que
se refresca día a día con los niños y los jóvenes que ya empiezan a caminar tus
pasos”. José Martín Amigo –militante de Juventud Peronista- fue asesinado el
24 de septiembre de 1976 (como dice el relato de Goncebat), a pocos metros
de la estación Quilmes del ferrocarril Roca, en la intersección de las calles
Aristóbulo del Valle y Carlos Pellegrini. Tenía 23 años. Era obrero (tornero,
dibujante técnico) y estudiante (estaba en 6° año de la Facultad de Ingeniería
de la UTN). Actualmente por una iniciativa vecinal, el sector de juegos
infantiles del parque de avenida Vicente López, entre Gutiérrez y Oscar
Smith, de esa populosa barriada sureña, lleva su nombre. También sus vecinos
de barrio se han vuelto a organizar y han creado la Agrupación “José Martín
Amigo” que tiene como premisa los viejos ideales solidarios de los ’70. Son
pibes entre 17 y 22 años que en cada aniversario del “Día del Niño” organizan
una chocolatada en la Sociedad de Fomento del Barrio y prestan ayuda a los
más necesitados.
AMITRANO, Carlos. Fallecido el 8 de enero de 2003. Enterrado en el
cementerio de Avellaneda al día siguiente. Militante de la Agrupación
Peronista 26 de Julio del peronismo combativo. La Regional Corrientes lo
despidió con estas palabras: “Para nosotros que venimos peleándole a la
muerte en todos los frentes que ella propone: el de la pobreza, el de la
desesperanza, el de la marginación y la violencia, el de la desnutrición y el
sufrimiento; para nosotros es un gran dolor perder a un compañero de lucha,
un soldado leal y solidario, a un cuadro político que se formó en las bases de
nuestro pueblo, como Peronista y como 26 de Julio, en un tiempo donde no
abundan los ejemplos de vida y de lucha, de entrega y de empeño. Compañero
Carlos, desde Corrientes te acompañamos y te llevamos en la memoria para
siempre, con el inmenso dolor que producirá tu ausencia y la cagada de ya no
encontrarte en un plenario o en alguna reunión nacional y no estrecharte en un
abrazo sincero, en un fuerte apretón de manos, pateando para el mismo lado,
construyendo la misma historia. (...) También tenemos otra certeza. De que
Evita te recibirá con un fuerte abrazo peronista y revolucionario, que
discutirás incansablemente con el General para pedirle algunas explicaciones,
que saludarás al General Valle por su hombría de bien, que compartirás un
mate eterno con el Gordo Cooke y con el Tío Cámpora con quienes te vincula
una misma actitud, el de la militancia y la lealtad. Pero por sobre todo,
compañero, que estarás en prolongadas tertulias con cada uno de los cientos
de miles de compañeros anónimos que hicieron la Resistencia Peronista y con
cada uno de los 30.000 desaparecidos que aparecerán frente a vos
estrechándote en un abrazo, discutiendo sobre táctica y estrategia, sobre la
revolución y el peronismo, y que en alguna noche cerrada cuando todos
duerman, te llegarás por acá para susurrarnos al oído alguna buena idea, algún
consejo oportuno que nos permita continuar, para al final, hacer realidad tu
mismo sueño, nuestro sueño, una Patria Peronista y un Pueblo Feliz”.
AMUCHÁSTEGUI, Gladis Mabel. Militante de JP. Vivía en el barrio
platense de La Loma. Egresada del colegio Nacional de la UNLP. Detenida
desaparecida el 20 de agosto de 1976 con tan sólo 20 años de edad. Sobre ella
escribieron María Luisa y Oscar en agosto de 2010: “Querida Mabel: después
de 34 años de que te desaparecieran, queremos encontrar las palabras para
contar a todos quien eras, y siempre nos pasa lo mismo: nos agarra un nudo en
la garganta y nos saltan las lágrimas. Eras una piba de barrio. Tus veinte años
te daban fortaleza para las tareas más difíciles. Con un corazón enorme, una
sonrisa contagiosa y solidaria con todos. No te hacían falta las palabras, vos
nos hablabas con los ojos, las manos, los gestos. Venías de una familia de
trabajadores, y vos y varios de tus hermanos eligieron acompañar a los
sectores más débiles de tu barrio, trabajando con ellos para comenzar a
cambiar sus historias de vida. Allí, militando en tu querido barrio de La Loma
te conocimos y te comenzamos a querer. Vos nos elegiste como tus amigos,
nos diste lo mejor de vos ¿Y sabés que Mabel? Nos seguimos sintiendo
acompañados por tu luz y tu sonrisa. Cada vez que vamos a la plaza del
Centro Cívico de Bariloche vemos y cuidamos un pañuelo blanco pintado en
el piso con tu nombre”.
ANDISCO, Carlos Alberto. El “Cholo” Andisco nació el 18 de mayo de
1954 en el barrio capitalino de Flores. Estudió en el colegio de los Hermanos
Marianistas de Caballito (ver más adelante) y comenzó después la carrera de
Medicina que no pudo completar. Era un ferviente hincha de Independiente y
al fútbol jugaba como arquero. Misionando desde el cristianismo en la
localidad riojana de Guandacol demostró un temple férreo que se tradujo en
tomar a su cargo las tareas más pesadas, pero siempre acompañado de una
sonrisa. Vio la pobreza ante sus ojos y no se mantuvo indiferente. A la vuelta
comenzó su militancia en la Juventud Peronista Regionales en la zona de
Morón (Los Cardales). Formó pareja con una compañera de militancia, María
Virginia Monzani (ver su registro). Tuvieron un único hijo, Pablo, del cual
fueron separados para siempre cuando el bebe cumplía tan sólo 40 días de
vida. Secuestraron a la pareja el 11 de febrero de 1977 en Ituzaingo. “Cholo”
que tenía 22 años para ese entonces, fue visto con vida antes de su asesinato (y
el de su compañera) en la comisaría 3º de Castelar. Carlos Alberto Andisco, el
15-06-2007, fue recordado junto a los otros 10 ex alumnos del Colegio
Marianista de Buenos Aires, secuestrados-desaparecidos. Un mural cerámico
inaugurado a tal efecto, perpetúa el compromiso que asumió hasta dar su vida.
(Ubicación del mural: Avenida Rivadavia 5625. Caballito).
ANDRADA, Carlos Ramón. Nacido en San Juan el 28 de enero de 1951.
Casado y con dos hijos, trabajaba como empleado en el Servicio Provincial de
Salud. Pertenecía a la Juventud Peronista. Fue secuestrado el 12 de febrero de
1977 en Albardón ó en Caucete, provincia de San Juan, junto con María
Cristina Otarola (ver su registro). Andrada es una de las 65 personas nacidas
en San Juan y asesinadas por la última dictadura militar y como tal, un árbol
con su nombre puebla el “Bosque de La Memoria” levantado en la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan.
ARAYA, Carlos María. Ingeniero. Joven brillante. Le decían “El Araña” por
la habilidad que tuvo para entretejer la trama que le permitió casarse con la
mujer que adoraba: Catalina Fleming. Los dos eran peronistas y Montoneros.
Ambos fueron secuestrados en una cita de rutina que estaba “envenenada” el
9 de junio de 1977. Catalina llegó muerta ya que pudo tomar la pastilla de
cianuro. Carlos María fue torturado y asesinado. Para más datos sobre
Catalina, ver su frondoso registro.
ARAYA, Jorge Ernesto. 27 años. Militante Montonero con el grado de
Oficial Primero, soñador y guerrero, fundador de la organización en Rosario.
Hermano de Carlos María. Fue el primer secuestrado por la Triple A en
Rosario. Lo asesinaron atándolo con alambre y disponiendo en sus pies una
base de cemento puro, en el río Carcaraña junto a su esposa y compañera,
Adriana Estévez. Tenía 40 impactos de balas calibre 9 y 45. El hecho ocurrió
el 21 de julio de 1975 y la noticia se conoció cuatro días más tarde.
ARDETI, Enrique Néstor. “El Gordo Ramón” era Enrique Néstor Ardeti.
Nacido el 24 de octubre de 1934 en Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos.
Entre 1960 y 1964 es activista de base en la “Agrupación 17 de Octubre” del
gremio de la Carne en el Frigorífico Armour, donde trabaja de electricista. Se
relaciona con el grupo del “Vasco” Bengochea (ver su registro). También
como activista obrero y gremial pasa por YPF, Propulsora, Destilería y Swift.
Radicado luego en Santa Fe, fue invitado por compañeros que permanecían
activos para sumarse a la guerrilla peronista de Taco Ralo en 1968. Pudo
escapar de la debacle generalizada y con el tiempo llegó a ser miembro de la
dirección nacional de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Participó en
numerosos y emblemáticos operativos de su organización: Tortuguitas, Villa
Piolín, Sub-Prefectura de Tigre, Banco Alemán Transatlántico de Palomar y
Cárcel de Mujeres; acciones contra las patronales de Bagley e Hilanderías
Olmos. Con la crisis política de las FAP en 1972 queda junto a Raimundo
Villaflor como uno de los referentes del sector FAP-Comando Nacional,
sector que el 23 de mayo de 1973 ejecuta a Dirk Kloosterman, burócrata
sindical del SMATA. En 1972 su organización lo destina a La Plata, siendo
allí impulsor del abandono paulatino de las prácticas foquistas y de la
formación de una organización obrera que subordinara la actividad militar a la
construcción política. A partir de dicha iniciativa, la regional La Plata logra un
importante desarrollo en los frentes de masas, fundamentalmente en la clase
obrera industrial, contrariamente a lo que ocurre en otras regionales. A
comienzos de 1977, con una organización dividida y debilitada por la
represión, lo que queda de la Dirección Nacional –el “Negro” Villaflor,
“Pocho” Palazzesi y el “Gordo” Arditi- deciden disolver las estructuras con el
fin de preservar a sus cuadros militantes. Guardan armas, dinero,
documentación y el resto de la infraestructura en diversos “embutes” y el
funcionamiento se limita a contactos informales periódicos. Para ir
pucheriando, el “Gordo” Ardeti pone un tallercito de bobinado y reparación de
motores en Florencio Varela a medias con Villaflor. Allí fue secuestrado el 6
de agosto de 1979 por un grupo de tareas de la ESMA. No consiguen
arrancarle ninguna información utilizable. Durante su secuestro es obligado a
escribir una breve historia de su militancia en las FAP. Entre marzo y abril de
1980 es “trasladado” junto a otros compañeros.
ARETA, Joaquín Enrique. “La Rubia” y/o “El Correntino” sabían decirle.
Oriundo de la ciudad de Monte Caseros, Corrientes donde nació un 15 de
agosto de 1955. Allí hoy hay una calle que lleva su nombre. Cursó su
secundario en el Colegio Nacional de la UNLP. A los 16 años ingresa al
Movimiento de Acción Secundaria (MAS) agrupación estudiantil de base de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). De muy joven integra las filas
de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Luego pasa a la Juventud
Universitaria Peronista (JUP) de la Facultad de Medicina platense. Militante
montonero. Poeta. Era fanático de Estudiantes de la Plata. Tuvo un hijo
llamado Jorge Ignacio con la ahora senadora provincial peronista Adela
Segarra. Resistió a la dictadura militar con un heroísmo envidiable. Otro
poeta, su compañero Jorge “Chiqui” Falcone lo recuerda de este modo: “La
última vez que lo vi lo crucé en un ‘bondi’ (colectivo) que ambos tomamos
por casualidad en Caseros, provincia de Buenos Aires en el año ’77 y me
confesó que portaba consigo un fusil lanzagranada energa desarmado”.
Secuestrado-desaparecido el 29 de junio de 1978. El Colegio Nacional de La
Plata colocó una placa en homenaje, con su nombre, el 23-3-2005. El actual
presidente Néstor Kirchner leyó un poema suyo, públicamente, en la Feria del
Libro de ese mismo año. De su extenso y hermoso poemario, rescato:
“Quisiera que me recuerden junto a la risa de los felices, la seguridad de los
justos, el sufrimiento de los humildes. / Quisiera que me recuerden con piedad
por mis errores, con comprensión por mis debilidades, con cariño por mis
virtudes. / Si no es así, prefiero el olvido, que será el más duro castigo por no
cumplir mi deber de hombre”. Todos los poemas de Joaquín fueron
recopilados por una editorial de City Bell (De La Talita Dorada), en el año
2010, bajo el título de “Siempre tu palabra cerca”.
AROZARENA, Jon Pirmin. (En otro documento aparece como John Irving
Arozarena). Nacido en Venezuela el 20 de junio de 1951. Tenía 3 hermanos
más. Adquirió la ciudadanía estadounidense, al momento de su nacimiento, a
través de su padre, Ramón Ignacio Arozarena, ciudadano estadounidense
(vasco nacido en Filipinas). Jon Pirmin optó por nacionalizarse argentino.
Cursó primaria y secundaria en el colegio bilingüe Lange Ley. Aunque no
hablaba la lengua euskera, Jon vivía orgulloso de su ascendencia vasca y por
tal motivo, dirigía el cuerpo de danza del Centro Vasco de Buenos Aires en la
avenida Belgrano y disfrutaba jugar de la pelota vasca en trinquete. Militante
de Juventud Universitaria Peronista (JUP) en la Facultad de Ingeniería de la
Universidad de Buenos Aires (UBA). La faltaban dos materias para recibirse
de ingeniero. Secuestrado-desaparecido en su domicilio familiar de Arias
1640, barrio de Nuñez, en Capital Federal, el 30 de abril de 1977 junto a su
novia Adriana Beatríz Zorrila (ver su registro). Visto en el CCD “El Campito”
de la guarnición militar de Campo de Mayo antes de su asesinato. Según una
versión familiar, él militaba en el Peronismo de Base junto a su novia y
secuestraron a ambos para llegar al “Oveja” Carlos Valladares (ver su
registro) un alto cuadro montonero con el que tenían contacto periódicamente.
Su hermana menor, Miren Amaya lo recuerda como “un buen ser humano, con
conciencia social, comprometido con la vida y con el mundo”. Su amigo
Carlos López Echagüe, dice sobre Jon: “Era un peronista revolucionario e
ideológicamente estaba convencido de lo que hacía”. Cabe acotar, que otro
hermano de Jon Pirmin, Ramón Javier, militó en la Juventud Peronista, pero
sobrevivió al genocidio.
AYALA, Sara Fulvia. “Ana”. Sara Fulvia Ayala de Morel. Esposa de Pedro
Crisólogo Morel. Paraguaya nacionalizada argentina. 22 años. Casada.
Empleada judicial. Militante de Juventud Peronista y Montoneros en la zona
de Villa Ángela y Charata, Chaco. Secuestrada-desaparecida en Claypole,
provincia de Buenos Aires, el 13 de mayo de 1977, con un embarazo de 5
meses. Vista en la Alcaidía de Resistencia y en la Brigada de Investigaciones
del mismo lugar (27-5-77). También en el Regimiento de Infantería de Monte
29 de Formosa. Y en la Unidad Penal de Corrientes, antes de su asesinato. Por
el crimen perpetrado contra ella se encuentra detenido el Coronel Armando
Manuel Hornos, ex Jefe del Destacamento de Inteligencia 124 de Resistencia.
Sobko y Delgado (dos sobrevivientes que compartieron con ella cautiverio)
atestiguaron en juicio que “los guardias entraban y la vejaban. La mujer, muy
golpeada, trataba de soportar en silencio, pero cuando gritaba, PedroMorel –
su esposo- se volvía loco y comenzaba a gritar. A veces, todos gritábamos
para que él no la oyera” recordaron. Por estas aberraciones sexuales se
encuentra detenido en calidad de imputado Albino Luis Borda integrante de la
Brigada de Investigaciones del Chaco y acusado también, Rubén Héctor
Roldán, alias Chuleta.
AYALA, Zoilo. Obrero naval, trabajaba en los Astilleros Mestrina S.A. de allí
fue secuestrado-desaparecido el 25 de marzo de 1976. Militaba en la Juventud
Trabajadora Peronista (JTP), espacio desde donde enfrentaba la prepotencia
patronal y defendía los derechos de sus compañeros.
AYERBE, Patricia. Estudiante de Medicina en la UBA. Militante de JUP.
Secuestrada-desaparecida en Capital Federal, el 25 de febrero de 1978, a la
edad de 20 años. Hay testimonios de haberla visto en el CCD “El Banco”
antes de su desaparición definitiva.