Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1. INTRODUCCIÓN
Para [ CITATION Cha91 \l 9226 ] el pecado original está declarado bajo algunas
premisas sujetas a los efectos del pecado de Adán sobre su descendencia, es decir, la
culpa por su primer pecado que implica no solo la pérdida de la rectitud original
sobre la cual existe la posibilidad de cometer o no pecado sino la corrupción de la
naturaleza del hombre en sí; dicha corrupción es inherente al mismo. En este
sentido, el pecado original es algo que distorsiona la relación hombre – Dios y la
presencia de una gracia en la obra de regeneración.
Por otra parte, en cuanto a la naturaleza del pecado original existe diversidad de
opiniones dadas por los máximos representantes de doctrinas como la de Amselmo
que sustenta el pecado original como la pérdida de la moralidad, considerándolo
como castigo por el primer pecado de Adán. No obstante, la doctrina pelagiana basa
sus principios en la no existencia de la corrupción inherente y hereditaria, es decir,
que los hombres nacen en el mismo estado en que fue creado Adán. Negando la
naturaleza del pecado que puede ser heredado. Sin embargo, según las
declaraciones de la doctrina protestante el pecado original no es “Una corrupción
de la sustancia o esencia del alma.”
La tercera objeción insta que la doctrina de la iglesia hace de Dios el autor del
pecado. Dios es el autor de nuestra naturaleza. Si nuestra naturaleza es pecaminosa,
Dios tiene que ser el autor del pecado, la falsedad en esta conclusión está
relacionada con la definición que le asignan a la palabra naturaleza, en la primera
como definición de esencia y en la segundo como disposición natural. Ciertamente
Dios es creador de nuestra esencia pero esta no es pecaminosa. Así, Dios nos hizo,
por consiguiente somos obras de sus manos y dueño del espíritu de todos los
hombres, sin embargo Él no es el responsable de las disposiciones pecaminosas.
Aunque la doctrina del pecado original no imputa a Dios de la creación del mal,
presume el abandono por parte de él al hombre desleal y aparta de los sucesores
de Adán las declaraciones de su gracia y bondad.
Aun cuando la muerte espiritual del hombre es la pena por su pecado, no constituye
a Dios como el autor del pecado, ni de la perversidad o depravación de los
inmorales.
Por tanto,
Otro punto, se basa en la transmisibilidad del carácter de padres a hijos. Es decir,
que los descendientes pueden conservar algunos rasgos ya sean físicos, sociales o
morales y ser transferidos de una generación a otra manteniendo dichas
particularidades. Así, nada hay en la doctrina de la depravación hereditaria que se
encuentre fuera de analogía con los hechos de la providencia.
4. Se dice que destruye el libre albedrío de los hombres.
De acuerdo a la doctrina del pecado original los hombres poseen el mismo grado de
libertad para pecar sujeto a la influencia de una naturaleza corrompida que la que
tienen los ángeles para actuar bajo autoridad de la naturaleza santa. Por tanto
objeta, que si nacemos con una naturaleza corrompida por la que nos vemos
inevitablemente determinados a actos pecaminosos, dejamos de ser libres en la
ejecución de tales actos, y consiguientemente no somos responsables de los mismos.
Por tanto, actuar en conformidad a su naturaleza es la única libertad que pertenece a
todo ser creado.