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La Radicalidad Del Zen
La Radicalidad Del Zen
ZEN
R A FA E L R E D O N D O BA R BA
L A RADICALIDAD DEL
ZEN
2ª edición
Desclée De Brouwer
© Rafael Redondo Barba, 2005
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Prólogo
Gisela Zúñiga
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PRÓLOGO
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une una gran amistad, nos enseña en los capítulos que siguen,
cómo encontrar lo UNO abandonando la diversidad, y que
cuando LO has encontrado, entonces abrazas la diversidad en lo
UNO, y ves que el mundo exterior es el resplandor transparente
de lo divino, del SER, en su pureza original. No existe nada más
que Unidad. Fuera de la Unidad no hay nada.Todo es nuevo.
Ahora, que se te han abierto los ojos ves tu vida como absoluta
Libertad, Felicidad y Paz.
He acompañado durante quince años a muchas personas por
el camino espiritual. Desde la propia experiencia, y desde la de
otros muchos, yo sé muy bien que este camino ofrece frutos espi-
rituales sorprendentes. Por eso, ante este valioso libro, yo deseo
a los posibles lectores que entiendan lo siguiente: No el LEER la
descripción del camino conduce a la meta, sino que es preciso
andarlo.
Gisela Zúñiga
Freiburg im Breisgau (Alemania)
Enero 2005
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Introducción
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LA RADICALIDAD DEL ZEN
¿Por qué existo yo más bien que la Nada? ¿Por qué estoy en el
mundo? ¿Adónde voy? ¿Qué es la vida?... Estas preguntas son
las que, a su vez, nutren nuestra cuestión sobre el fenómeno del
despertar de la conciencia, también llamado “iluminación”. La
capacidad para ese despertar, que equivale a caer en la cuenta, no
es, como en estas páginas veremos, privilegio de una minoría de
filósofos; tampoco de una determinada secta o religión, sino una
posibilidad que está al alcance de todas las mujeres y todos los
hombres de la tierra. Un derecho de la toda la humanidad.
En este libro, también veremos cómo la experiencia de la ilu-
minación no requiere de la mediación necesaria de una religión
organizada, sino que más bien se trata de un derecho de naci-
miento que acoge a todo ser humano y una meta hacia la que se
orienta toda la creación. Por eso, el despertar del Zen en Occi-
dente, supone una nueva comprensión que parte de las mismas
raíces del Ser; de ahí su radicalidad: una comprensión que va
directamente a las raíces del corazón humano, iluminando lo
que para ese corazón estaba oscuro. Se trata de una profunda
certeza más allá del entendimiento y de los sentidos, certeza de
la que a lo largo de milenios han hablado con idénticas palabras
sabios de todas las culturas y religiones. Sabios, que, por serlo,
dejaron a un lado su protagonismo personal.
Por todo eso, lejos de estar contaminados por la epidemia de la
inflación del yo, tan frecuente en la mayoría de las “almas consa-
gradas” de las órdenes religiosas, los estados místicos implican la
desaparición de todo vestigio de narcisismo, de todo egocentrismo
sea personal o colectivo, y de todo ideal de omnipotencia tan pro-
pio de los “elegidos”. El valor de los estados de conciencia místi-
cos, no radica en que proporcionen la inflación del ego, sino, pre-
cisamente, en la posibilidad de desinflarlo. Y en el ejercicio del
Zen no cabe la posibilidad de tener miedo a la negación del ego,
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INTRODUCCIÓN
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INTRODUCCIÓN
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INTRODUCCIÓN
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Teishô
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La postura correcta
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Aspectos básicos
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LA POSTURA CORRECTA
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El flujo de la respiración
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LA POSTURA CORRECTA
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La postura justa
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LA POSTURA CORRECTA
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Teishô
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No morar en ninguna parte
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NO MORAR EN NINGUNA PARTE
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NO MORAR EN NINGUNA PARTE
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Y añade:
...Vivimos entre límites y, sin embargo, en lo más entrañable,
uno siente que no hay límites. Pues lo ilimitado no sostiene a nadie,
sólo los límites sostienen...
Finalmente:
Borrarse.
Sólo en la ausencia de todo signo
se posa el dios.
El poeta Roberto Juarroz, practicante de Zen, se asemeja a
José Ángel Valente en su afán de quitarse de en medio, de des-
aparecer, de ser sólo huella; si bien, a diferencia de éste, Juarroz
concitó en su vida personal más adhesiones que el poeta español.
Su falta de protagonismo no fue sólo radical, sino sencillamente
natural, vivida, sin escenarios, transparentemente sincera:
Qué mayor sinceridad
que hacer a un lado todo aquello que se sabe
y dejar que hable en uno,
Aunque sea sin uno, aquello que no se sabe.
Zen, la plenitud del vacío.
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Teishô
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Insistiendo en la respiración
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INSISTIENDO EN LA RESPIRACIÓN
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Teishô
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Ser y cuerpo
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SER Y CUERPO
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Teishô
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El nómada en el país de los ciegos
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EL NÓMADA EN EL PAÍS DE LOS CIEGOS
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“Miré y miré, y esto llegué a ver: lo que creía que eras tú, era
en verdad yo y yo...”. Quizá –sin duda– una de nuestras tragedias
consista en que tendemos a engañar en idéntica medida en que nos
engañamos, cuando nuestra mirada no alcanza a ver más que el
límite del filtro de nuestro pequeño yo; una parcela de la realidad
que –tan osada y ligeramente– llamamos “la” realidad. Dema-
siados antifaces, demasiadas sordinas, velos y tamices para poder
llegar a conocer y conocernos. Pero, súbitamente, un buen día,
aparece ante nosotros la mirada libre de filtros; una mirada por
donde, curiosamente, soy mirado y, a la vez miro; un mismo canal
de entendimiento y comprensión, un rostro y un gesto acabados;
el guiño de otra realidad escondida, desprovista de la mueca fingi-
da y estudiada. Súbitamente, un buen día, aprendemos a mirar.
A pesar de que la creación, con sus luces y sus sombras, pone
cotidianamente delante de nuestros ojos el milagro de la posibili-
dad de despertar, seguimos dormidos. Y a esta dormidera la lla-
mamos vigilia. Por eso, yo creo que saber mirar es, todavía, una
asignatura pendiente. Una enseñanza torpe y doctrinaria, nos
infundió la ilusión de que la Psicología es el único camino pene-
trante del conocimiento radical del alma humana, siendo así que
esa ciencia se queda a medio camino, en la antesala del conoci-
miento. La Psicología –y ello no es poco– desvela, desmitifica, des-
poja ficciones, ilumina la trastienda de nuestras apariencias; mas
con todo ello, se muestra corta e incapaz a la hora de arribar al
núcleo de nuestro ser. Sólo la compasión puede allanar ese camino.
La compasión que inunda la mirada inocente, la del que sabe
nacer de nuevo; la mirada libre de referencias, que produce en
quien la transparenta, la única facultad capaz de llegar a ver la rea-
lidad sin las deformantes anteojeras con que nos han programado.
Habrá que “trabajar” esa nueva forma de mirar, libre de progra-
maciones, para que todo eso llegue a suceder. Pues para todo eso
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EL NÓMADA EN EL PAÍS DE LOS CIEGOS
El poder de la mirada
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EL NÓMADA EN EL PAÍS DE LOS CIEGOS
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Teishô
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El ritmo del ser
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EL RITMO DEL SER
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Teishô
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El ser esencial más allá de la razón
y las creencias
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EL SER ESENCIAL
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EL SER ESENCIAL
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Teishô
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El final del ego
“Tu nombre es ‘La sucesión de las olas’, así que esta noche la
pasarás en este templo, pensando únicamente que tú eres las olas
en movimiento. Así que dejarás de ser un luchador acomplejado
para lograr ser como ‘La sucesión de las olas’, que lo arrasan
todo. Haz lo que te digo y te convertirás en el mejor de los lucha-
dores del país”.
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EL FINAL DEL EGO
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EL FINAL DEL EGO
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IMPERMANENCIA
Igual que un centinela espera el alba,
sobre la hierba, frágil, temblorosa,
la gota de rocío, aguarda, quieta,
la caricia silente de la aurora.
Y empieza a evaporarla el Gran Silencio
cayendo de hoja en hoja; y se disipa,
como lo hace un sueño pasajero
que busca enajenarse de sí mismo.
Fragilidad acuosa entre las flores,
sutilidad del Ser temblando al viento
que entre mis versos se disuelve.
Bajo el rayo de sol que la derrite,
la gota, exenta de agua, hoy se ha hecho luz;
danza del alba, luz, fuego y vacío...
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Teishô
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La vida
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LA VIDA
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LA VIDA
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Teishô
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El sufrimiento
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EL SUFRIMIENTO
EN LA SALA DE ESPERA
Soy libre (hasta dichoso) en estas horas
miserables. Extrañamente fuerte.
Y extranjero en mi cuerpo. Una suerte
de brumas y de luces incoloras.
Que traspase los límites, me imploras:
“que aún puedes más”, me dices, Muerte,
mientras llego a este infierno para verte
(hechizo del abismo, donde moras).
Y ahora que tu hiel es mi sustancia;
y ahora que mi alma se desgaja
como el trigo, un diamante fulge y muele
las más secretas mieses de esta estancia,
donde espera ese Dios, que nunca baja
hasta que, hecho ceniza, al viento vuele.
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EL SUFRIMIENTO
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EL SUFRIMIENTO
CUMBRE
La plenitud del Ser tiene un sonido
de eternidad, forjado en soledades,
donde aprieta el dolor hasta romperse.
Es música y puñal; es verso, y lanza
que atraviesa la entraña de la muerte.
Allí mana el champán del infinito,
y rebosa el Vacío de la copa,
aguardando la hora de embriagarse.
El rostro de la Nada es daga y lumbre.
Frente a esa luz, la muerte se deshace
antes de que su daga nos desangre.
Celebro que el abismo hoy se haga cumbre,
porque el dolor me empuja a que me abrace
a esa resurrección que cuesta sangre.
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Teishô
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La capacidad de ver
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LA CAPACIDAD DE VER
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LA CAPACIDAD DE VER
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LA CAPACIDAD DE VER
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La nada
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LA NADA
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LA NADA
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Más allá del pensamiento
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MÁS ALLÁ DEL PENSAMIENTO
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La voluntad de cambiar
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LA VOLUNTAD DE CAMBIAR
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Salir de la jaula
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SALIR DE LA JAULA
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SALIR DE LA JAULA
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SALIR DE LA JAULA
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El corazón de la palabra “Zen”
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EL CORAZÓN DE LA PALABRA “ZEN”
EL INSTANTE
Él es la eternidad de la in-presencia
que está fuera del tiempo: el Puro Instante,
terco Ahora, tan próximo y distante
de un tiempo que no es tiempo: Densa Ausencia.
Instante: el Gran Silencio hecho Conciencia,
que vibra estando alerta. Y no es bastante
llamarlo el Gran Vacío..., o Ser cambiante...,
o Nada..., o Gran Despliegue..., o Dios..., o Esencia...
Se asfixia en las palabras, y revienta
las sintaxis; estalla en los poemas...
Quiere ser este instante, brisa incierta,
e imprevisible, igual que una tormenta.
Quiere ser este instante, “Ay, no temas
fundirte con el Todo, estando alerta...”.
“Las puertas de la verdad son incontables. ¿Cómo atravesar
algo incontable? Sólo hay una puerta que abre todas las puertas:
EL MOMENTO PRESENTE. Esta respiración, este paso...”.
WILLIGIS JÄGER
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EL CORAZÓN DE LA PALABRA “ZEN”
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Teishô
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Oración y meditación
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ORACIÓN Y MEDITACIÓN
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MARIPOSA DE ABRIL
Parece que al volar se desvanece,
aunque regresa, ilesa, tras el velo
azul del aire. Y, luego, besa el suelo.
Se ha posado. Y se va. Y desaparece.
Como un airoso duende, reaparece.
Y se espanta. Y se eleva en leve vuelo
sobre el estanque, espejo de agua y cielo,
para abrazarse al junco que la mece.
Fragilidad alada en las praderas,
sutil danza entre sauces y amapolas,
grácil manto de perlas desvaído.
Tú, mariposa, azahar de primaveras,
revelas, entre aéreas caracolas,
el Misterio en los vientos guarecido.
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ORACIÓN Y MEDITACIÓN
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ORACIÓN Y MEDITACIÓN
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Las emociones
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LAS EMOCIONES
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LAS EMOCIONES
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Teishô
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La tensión justa
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LA TENSIÓN JUSTA
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LA TENSIÓN JUSTA
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El silencio del Ser
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EL SILENCIO DEL SER
A CALLARSE
Ahora contaremos doce
y nos quedaremos todos quietos.
Por una vez sobre la tierra
no hablaremos en ningún idioma,
por un segundo detengámonos,
no movamos tanto los brazos.
Sería un minuto fragante,
sin prisas, sin locomotoras,
todos estaríamos juntos
en una inquietud instantánea.
Los pescadores del mar frío
no harían daño a las ballenas,
y el trabajador de la sal
miraría sus manos rotas.
Los que preparan guerras verdes,
guerras de gas, guerras de fuego,
victorias sin sobrevivientes,
se pondrían su traje puro
y andarían con sus hermanos
por la sombra, sin hacer nada.
No se confunda lo que quiero
con la inacción definitiva.
La vida es solo lo que se hace,
no quiero nada con la muerte.
Si no pudimos ser unánimes
moviendo tanto nuestras vidas,
tal vez no hacer nada una vez,
tal vez un gran silencio pueda
interrumpir esta tristeza,
este no entendernos jamás
y amenazarnos con la muerte,
tal vez la tierra nos enseñe
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EL SILENCIO DEL SER
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Vivir despierto
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VIVIR DESPIERTO
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VIVIR DESPIERTO
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VIVIR DESPIERTO
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VIVIR DESPIERTO
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Hara
Una versión personal de Karl Graf Dürckheim
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HARA
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Luz en la depresión
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LUZ EN LA DEPRESIÓN
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El tañido del Gong
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EL TAÑIDO DEL GONG
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EL TAÑIDO DEL GONG
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Epílogo I
Willigis Jäger, una lección de vida
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EPÍLOGO I
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despertador de esa fuerza que todo ser humano –sólo por ser
humano– lleva dentro de sí.
De la mano de Willligis Jäger recuperé la profundidad perdi-
da, la dimensión silenciosa –y silenciada– de nuestra sociedad
superficial. La profundidad del Zen que encara la muerte y la
transforma en vida. Esa es la gran calidez que yo he recibido de
una persona que la disimula. La calidez que sale de la humilde
hondura para alcanzar la superficie. Y transformarla. Cuando
uno llega aquí, las palabras no funcionan.
Debido a la dificultad que entraña hablar de lo inefable, con-
sidero oportuno expresarme con el lenguaje que más se aproxi-
ma a lo sin lenguaje, que es el poema.
SONIDO
Se encadenan las sílabas silbando
una a una en las rimas sin fisura
de la estrofa vacía; partitura
que late en el silencio, aunque rimando
con el soplo del viento, y desgranando,
arpegio con arpegio, la oda pura
esculpida sin verbos ni estructura,
sin fonemas, ni acentos; tan callando...
Mira cómo el salvaje aroma de la Ausencia
se filtra hoy por las puertas de la Nada
sin nadie que las cierre o que las abra.
Mira cómo esa Ausencia es ya Presencia
donde mana la música callada
que hoy brota hecha poema, hecha palabra.
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Epílogo II
Mercedes Sáinz
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Director: Manuel Guerrero
1. Leer la vida. Cosas de niños, ancianos y presos (2ª ed.)
Ramón Buxarrais.
2. La feminidad en una nueva edad de la humanidad,
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3. Callejón con salida. Perspectivas de la juventud actual
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historia de una Congregación Mariana Universitaria de Madrid
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13. De lo humano y lo divino, del personaje a la persona. Nuevas
entrevistas con Dios al fondo, Luis Esteban Larra Lomas
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15. Nulidades matrimoniales, Rosa Corazón
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tro mundo, Joaquim Gomis (Ed.)
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19. Convertir la mente en nuestra aliada, Sákyong Mípham Rímpoche
20. Otro gallo le cantara. Refranes, dichos y expresiones de origen bíblico,
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21. La radicalidad del Zen, Rafael Redondo Barba
22. Europa a través de sus ideas, Sonia Reverter Bañón