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Como sus murallas angustiadas fueron vejadas por los cuales males, 80
el propio Teseo por su querida Atenas el cuerpo suyo
prefirió expandir , mejor que tales muertos portados fueran
hacia Creta desde la Cecropia, no muertos.
Y de este modo, en una nave leve apoyado y con lenes auras,
al magnánimo Minos viene y sus sedes soberbias. 85
A él, una vez que con deseosa luz lo contempló la virgen
regia a la cual, espirando suaves olores, un casto
lecho en el blando abrazo de su madre alimentaba,
“¿Cómo es que así a mí, de las patrias aras lejos, pérfido, llevada,
pérfido, en un desierto litoral me dejaste, Teseo?
¿Cómo es que así partiendo, despreciado el numen de los divinos,
ah desmemoriado, sacrílegos perjurios a tu casa portas? 135
¿Es que ninguna cosa pudo de tu cruel mente doblegar
el consejo? ¿Para ti ninguna hubo clemencia presente,
para que tu despiadado pecho de nos quisiera condolerse?
Mas no estas, un día, blandas promesas me diste
con tu voz a mí, no esto a mí, triste, esperar me mandabas, 140
sino matrimonios alegres, sino optados himeneos:
quae cuncta aërii discerpunt irrita venti.
nunc iam nulla viro iuranti femina credat,
nulla viri speret sermones esse fidelis;
quis dum aliquid cupiens animus praegestit apisci,
nil metuunt iurare, nihil promittere parcunt:
sed simulac cupidae mentis satiata libidost,
dicta nihil metuere, nihil periuria curant.
“Mi único hijo, más agradable para mí que mi larga vida, 215
mi hijo, al que yo me veo obligado a enviar a peligrosas aventuras,
que recientemente has vuelto a mí al final de mi vejez,
puesto que mi destino y tu fogosa valentía
te arrancan contra mi voluntad de mi lado, a quien los lánguidos ojos todavía no
se han saciado de la querida figura de su hijo,
....Las cuales entonces, alegres, por doquier con enloquecido ánimo gritaban,
'evohé' bacantes, ‘evohé’ girando sus cabezas. 255
Una parte de ellas sacudían tirsos de punta protegida,
otra parte lanzaba los miembros de un descuartizado novillo,
otra parte se ceñía con tortuosas serpientes,
otra parte celebraban oscuras orgias en cóncavas cestas,
orgias que en vano desean conocer los profanos;
pues todas las flores que ofrecen los campos, las que la región de Tesalia en sus grandes 280
montes hace surgir, las que junto a las ondas del río
engendra la brisa fecunda del tibio Favonio,
las ofreció él mismo, trenzadas en indistintas coronitas,
con las que la casa sonrió acariciada por el alegre perfume.
Pues tan pronto como a los cansados aqueos haya dado la fortuna la posibilidad
de deshacer los lazos neptunios de la ciudad de Dárdano,
serán mojados sus hondos sepulcros por la sangre de Polixena,
quien, sucumbiendo como víctima bajo el hierro de doble filo,
dejará caer, doblada la rodilla, el cuerpo decapitado.
Con frecuencia Líber, que vaga por la cumbre más alta del Parnaso, 390
conducía a las vociferantes Tíadas de sueltas cabelleras,
porque los habitantes de Delfos, precipitándose con empeño desde toda la ciudad,
felices, habían recibido al dios en altares humeantes.
Con frecuencia, en el mortífero certamen de la guerra, Mavorte,
o la señora del rápido Tritón, o la virgen ramnusia 395
exhortaban, en persona, a las armadas catervas de hombres.