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E​SQUILO

Nacido en Atenas hacia el año 525 aC y fallecido el 456 aC, Esquilo es cronológicamente el
primero de los tres grandes trágicos.

Hasta los quince años vivió en la Atenas gobernada por tiranos (Pisístrato primero, y luego
sus hijos Hiparco e Hipias), hasta el momento del segundo establecimiento de la
democracia (510 aC). No olvidó este período de su vida, y aparecen en el trasfondo de
algunos de sus personajes (Eteocles, Agamenón): grandes gobernantes sin respeto a los
dioses ni al pueblo.

Aunque ha pasado a la inmortalidad por sus tragedias, en su propia inscripción funeraria


Esquilo no se glorió de ello, sino de haber participado en la batalla de Maratón (490 aC)
contra los persas de Darío. En la segunda invasión persa, la de Jerjes, es posible que
participara en la batalla naval de Salamina (480 aC), que es la aparecida en ​Los Persas​.

Vivió por tanto Esquilo la consolidación de la democracia gracias a la amenaza exterior (​Ni
anarquía ni despotismo es el lema de ​Las Euménides)​ , pero también los dilemas entre el
sector más tradicional y el más progresista (en el 462 aC, Cimón sufrió ostracismo y Efialtes
fue asesinado; el Areópago ve reducidas sus funciones), la defensa de las viejas
costumbres por los nobles temerosos de nuevas aventuras y el comienzo de un régimen de
tipo imperial deseado por industriales y comerciantes. Prevenía entonces Esquilo (en ​La
Orestea​) contra los riesgos del expansionismo y exigía el respeto a la ley.

Hacia el final de su vida, Esquilo aceptó una invitación de Hierón (el tirano de Siracusa) y
presentó en su honor ​Las mujeres de Etna (obra perdida). En esos últimos años, parece un
hombre desalentado.

Escribió y puso en escena unas ochenta tragedias, de las que únicamente nos han llegado
siete. Que se hayan conservado se debe a que fueron las más estudiadas y copiadas, y por
tanto podemos suponer que serían las más significativas.

Sabemos que Sófocles compitió victoriosamente contra Esquilo ya en el 468 aC, pero la
más antigua de sus obras conservadas data de 472 aC. Eso hace que de la tragedia del
siglo V aC sólo conservamos a Esquilo (de la comedia, creada en 485 tampoco queda
nada). Esquilo es olímpico y distante: es el poeta de la religión de Zeus, que castiga la
injusticia; es el poeta de las ideas que luchan a lo largo de las generaciones. Lucha que
intenta conciliar: justicia estricta atemperada por la gracia que otorgan finalmente las
deidades. Conciliación también de poder y libertad, de sociedad e individuo. Pero Esquilo no
elogia ya a los individuos heroicos, sino que teme a los conquistadores de ciudades: una
nueva mentalidad nacida tras el paso de la épica.

En las obras de Esquilo el coro ocupa un espacio máximo, dando una interpretación
religiosa, filosófica y poética de los temas en que están involucrados los personajes (la
grandeza y la caída, el poder y los súbditos,...). Las obras, sobre todo las más antiguas,
están centradas en torno a un coro que danza y canta, que representa a una colectividad en
una situación angustiosa; su "salvación" (a través del sufrimiento y la muerte) sólo llega con
el desenlace de la trilogía. Respecto a los actores, únicamente aparecen dos, alternando
sus intervenciones con los cantos del coro (llamados estásimos) y apareciendo algunas
veces en monodias.

La acción es escueta y simple en sus obras, principalmente debido a la organización en


trilogías, por donde avanzan las diferentes ideas sobre el poder y los súbditos. Esquilo
prefiere las trilogías ligadas (a concurso debían presentarse tres tragedias y un drama
satírico, pero podían ser de tema independiente), lo que le permite una acción más
compleja y una reflexión más profunda sobre ella.

Toma temas míticos de Homero o de otros poemas épicos posteriores, como los ​Cantos
Chipriotas,​ pero también, como hemos visto, se basa en la realidad. Se forma así la tragedia
como un gran espectáculo musical y poético, heredero de la majestad épica y de la belleza
coral, con tonos arcaicos y religiosos y con presentación mimética. Esquilo buscaba
deslumbrar y seducir a su público con la combinación de un pensamiento profundo y un
léxico mayestático, con largas palabras derivadas y términos arcaicos.

Siete, como decíamos, son las obras de Esquilo conservadas. Las analizaremos
pormenorizadamente en diferentes entradas, a las que pueden acceder pinchando en los
enlaces siguientes.

● Los Persas​, del año 472 aC. Primera pieza de una trilogía no ligada.

● Los Siete contra Tebas,​ del 467 aC. Última pieza de una trilogía.

● Las Suplicantes,​ en algún momento entre 482 y 467 aC. Primera pieza de una
trilogía.

● La Orestea,​ del 458 aC, trilogía compuesta por:​ ​Agamenón​,​ ​Las Coéforas​ y​ ​Las
Euménides.​

● Prometeo encadenado​, de fecha indeterminada. Primera pieza de una trilogía.

SÓFOCLES

Sófocles nace en el 497 o 496 aC, en el seno de una familia pudiente (su padre,
Sófilo, era industrial armero), lo que le otorga una educación esmerada y trato con
gentes aupadas. Cronológicamente, es el segundo de los grandes trágicos, tras
Esquilo y antes de Eurípides. Se dice en una biografía anónima del siglo I aC que uno
de sus primeros contactos con el teatro fue en la celebración de la victoria de
Salamina (en 480 aC), cuando, con unos 17 años, condujo al coro del peán tocando
la lira. Pero su relieve en Atenas no fue sólo literario: llevó una vida política activa,
ocupando altas magistraturas durante el apogeo de Pericles (en un par de ocasiones
fue estratego, y al menos una vez administrador de la hacienda de la Liga ateniense).
Fue Atenas el centro de su trabajo, tanto político como literario: su visión de la
ciudad-estado era la de una empresa creadora de futuro, y se ha llegado a decir que
rechazó las invitaciones de príncipes y tiranos por no abandonar físicamente Atenas.
Conoció bien a los atenienses, y tenía el punto de mira bien afinado para acertar,
incluso con su elevado estilo, el gusto de sus contemporáneos. La primera
escenificación de una obra suya llega en 468 aC, y es premiada con el máximo
galardón, en competencia con Esquilo. Luego llegarían muchos premios más,
entregados por un pueblo bonachón que siempre le libró de las grandes caídas que
sufriría Eurípides, como todo autor adelantado a su tiempo. Su voz débil no le dejó
representar papeles en sus dramas, como tampoco pudo distinguirse en la oratoria
pública. De joven gustó de los ejercicios gimnásticos y de la danza, pero sobre todo
de la música.

No mucho después del 460 aC desposó a Nicóstrata (quizás anteriormente casada),


con quien tuvo a Yofonte, dramaturgo como su padre. Con una meretriz, Teóride de
Sición, tuvo a Aristón, padre a su vez de Sófocles el Joven, poeta trágico y nieta
predilecto del abuelo, por encima de otro homónimo y legítimo. Vivió los años
gloriosos de Atenas y el comienzo de su ocaso, aunque no presenció su derrota, ya
que falleció en 406 o 405 aC. Poco después de su muerte, los atenienses
comenzaron a celebrar un sacrificio anual en honor suyo, siendo rebautizado con el
nombre de Dexión (el Acogedor); un trato reservado a los fundadores de ciudades y a
los antiguos reyes que demuestra la destreza alcanzada entre los suyos.

El respeto a la tradición heredada se compenetra espontáneamente en Sófocles con


el espíritu de progreso: al aceptar lo tradicional lo renovaba con una vigorosa
innovación. Si su obra tuvo tanta fuerza entre sus contemporáneos fue porque se
apoyaba en la historia, la cultura y el pueblo. Estas innovaciones fueron bien
acogidas, al ensanchar los moldes antiguos, pero no romperlos. Aunque en sus obras
primerizas continuó con los dos actores, aumentó luego a tres. También subió, de
doce a quince, el número de miembros del coro, cuyas intervenciones se hacen más
breves, aunque sin perder su relieve dramático. Abandonó la trilogía, presentando a
concurso obra sueltas; esto provocó que los temas se apartaran de las muy tratadas
maldiciones familiares, para centrarse en el dolor de un único personaje y conformar
una tragedia de composición cerrada. El drama se articula en episodios y escenas, y
su construcción interna (cambios variados, acciones contrarias, acciones paralelas)
nos muestran a un autor diestro y efectivo. En ello hay cierta evolución, desde la
preponderancia del relato hasta la construcción simétrica de las escenas.

La fuerza de la tragedia sofóclea reside en la figura aislada, en el dolor que descarga


sobre el protagonista (aislamiento que comienza ya en el título de la obra). El dolor es
absoluto y sin salida; pues la separación existente entre el hombre y sus dioses causa
que en este dolor no pueda verse una materia ejemplificadora, ni una condición
expiatoria. Pero es así como el héroe trágico de Sófocles descubre su propio ser,
encarando su destino con lo mejor de su alma: el dolor genera sabiduría. El coro
ayuda, extrañamente, a que el héroe se sienta solo, al intentar consolarle con
manidos tópicos sociales, que le contrarían: la incomprensión de las gentes exacerba
su dolor.
Por otra parte, al mismo tiempo que sus tragedias nos recuerdan lo amarga que es la
vida, la obra de Sófocles parece sonreír con gracia a la vida (una cara que, por
supuesto, el autor mostraba en los dramas satíricos, que han llegado a nosotros en
un estado lamentable).

Se le atribuyen a Sófocles unas 123 piezas, aunque ya en el siglo IV dC se había


hecho una colección con las siete que se conservan íntegras:

● Áyax​. Su fecha de representación se ignora, calculándose hacia 447 aC.

● Las Traquinias​. De fecha desconocida, los elementos constructivos la sitúan entre la


anterior y la siguiente.

● Antígona​. Su fecha de representación se ignora, mas se cree que sería 442 aC.

● Edipo Rey​. Su fecha se ignora, y algunos elementos extraliterarios la sitúan hacia


429 aC.

● Electra​. Su fecha de representación se ignora, aunque la opinión más común la hace


de 420 aC.

● Filoctetes​. Representada en el 409 aC.

Edipo en Colono​. Representada en 401 aC (muerto ya Sófocles).

EURÍPIDES

La leyenda contaba que Eurípides había nacido el mismo día de la batalla de Salamina (480
aC), y el Mármol Pario (una estela de ese material encontrada en Paros) sitúa su nacimiento
en 484 aC. Fue su padre el mercader Mnesarco o Mnesárquides, del demo ático de File, y
su madre, Clito, pertenecía a un alto linaje. Nació en Flía, una aldea del Ática famosa por
los templos de Deméter y de Eros, y de muchacho participó en las ceremonias religiosas tan
íntimamente unidas a la danza que se daban en aquel tiempo. Con sólo cuatro años vivió la
invasión persa, y durante buena parte de su vida disfrutó de la exaltación patriótica y del
ideal de libertad que las victorias helénicas otorgaron a ese período. Sin embargo, la
decepción que destilan sus últimas obras reflejan la amargura de comprobar cómo la
democracia era incapaz de resistir los afanes imperialistas que acabarían conduciendo a la
guerra del Peloponeso y al desastre político e ideológico.

En 466 aC fue efebo (es decir, realizó el servicio militar ateniense), y parece seguro que
durante su juventud participó en certámenes atléticos y gimnásticos. Sintió una afición
especial por la pintura, pero muy pronto sus intereses giraron hacia el teatro. Conocía con
detalle las doctrinas de Anaxágoras​, Protágoras y Pródico​, y tuvo estrecha relación con
Sócrates. Sintió gran indiferencia por la vida política de su ciudad, y todos los testimonios
nos hablan de un autor solitario y retraído. De su vida amorosa sólo sabemos que se casó
dos veces: con Melito y con Quérile o Quérine. Tuvo tres hijos: Mnesárquides, Mnesíloco y
Eurípides el Joven. Hacia el 408 aC, quizá desengañado por los acontecimientos, se retiró a
Macedonia, a la corte del rey Arquelao. Murió en Pella dos años después.
La sociedad ateniense conservadora vio un peligro en la crítica racionalista de la tragedia de
Eurípides, como también del pensamiento de Sócrates o los sofistas, tal y como se ve
reflejado por las comedias de Aristófanes (de las once conservadas, en tres se ocupa de
Eurípides, y en el resto se descubren alusiones y ataques a su vida y pensamiento).
Justamente esos ataques de Aristófanes se han visto por los biógrafos posteriores como
históricos, cuando únicamente perseguían la hilaridad del populacho. Verbigracia, la pintura
que Eurípides realiza de las mujeres sin duda escandalizó al pueblo medio ateniense, poco
habituado a la profundización en la complejidad femenina y mucho menos a que las mujeres
filosofaran con lucidez y desparpajo. Pues bien, el poeta gozó en la Antigüedad de una
inmerecida fama de misoginia, gracias a ciertas escenas de Aristófanes donde juega con el
conocido esquema cómico del mundo al revés.

Aunque no podía rechazar el mito, que era parte esencial del teatro griego, Eurípides logró
adaptarlo a las exigencias de los nuevos problemas ideológicos. Como Jenófanes​, no veía
la divinidad en las figuras antropomórficas que le había legado la tradición, y se sirvió del
mito como reflejo de la sociedad de su tiempo (por ejemplo, comparando mentalmente la
guerra del Peloponeso con la de Troya, aunque sin llegar a representar figuras reales
mediante personajes concretos, como se ha querido ver en algún momento), y así adoptaba
una nueva versión cuando le era necesario. Su teatro está alimentado por las nuevas
doctrinas filosóficas (que asoman por doquier, pero no sistemáticamente), el auge de la
retórica (la argumentación calculada preside los diálogos de sus obras, como si
asistiéramos a un debate en el tribunal) y un realismo «burgués» (entiéndase el
anacronismo terminológico: la expresión alude a la pérdida de la rigidez que el heroísmo
otorgaba a los personajes de Sófocles o Esquilo).

El poeta prefería la acción, la anécdota, lo novelesco, la intriga, y las escenas de


reconocimiento (a diferencia de los otros dos grandes trágicos que presentaron obras con
poca intriga, concentradas en la exposición de los sufrimientos del hombre sometido a las
leyes sobrenaturales). Y esta preferencia se refleja en la estructura del drama. En el
prólogo, Eurípides suele referirse a los hechos del pasado que afectan a la situación
presente; a veces aparecen profecías, pero en ese caso están subordinadas a la aparición
de un dios; resulta monótono, y no es raro que el personaje que lo pronuncia no vuelva a
salir a escena. El discurso de entrada suele ir seguido de una segunda escena donde un
diálogo o una monodia lírica presenta la situación dramática. El coro está formado
normalmente por mujeres que suelen tener cierta relación afectiva con el protagonista;
suscita la tensión emocional del oyente al estar situado en lugares exóticos o alejados de su
país de origen (griegos en Egipto; troyanos en Grecia); es un añadido inconexo con la
totalidad. La función lírica se desplaza del coro a los actores, por medio de una
interpretación aislada (monodia) o de dúos (​kommoí)​ .

Eurípides recorre todas las posibilidades de alternar trímetros yámbicos con versos líricos,
con el propósito de destacar los distintos niveles emocionales que cada metro comporta. Su
lengua es la típica de la tragedia, compuesta por un fondo dórico y otro jónico-ático, con
grandes coincidencias con términos de los prosistas y abundantes palabras acuñadas por él
mismo. Acercándose al método pictórico de la época (​skiagraphía,​ basada en la pintura de
sombras, y practicada por pintores como Parrasio, Apolodoro o Zeuxis), los versos se llenan
de adjetivos compuestos y de términos que aluden a vivos colores y a juegos de luces.
Mezcla libremente los tiempos verbales y usa frecuentemente la anticipación mediante la
introducción del estilo directo. En sus diálogos contrapuestos (antilogías) es frecuente la
stichomythía,​ consistente en que cada actor pronuncia un único verso de forma alterna, y no
faltan tampoco aquellos discursos que ocupan igual número de versos, a modo de tesis y
antítesis.

Eurípides presentó sus primeras obras en 455 aC, aunque como ya es norma entre los
clásicos, sus obras de juventud se han perdido para nosotros. Compuso cerca de cien
tragedias, cosechando numerosas desilusiones y unos pocos éxitos, pero el hecho de
haberse adelantado a su tiempo propició que fuera el autor dramático cuyas obras mejor
nos han sido transmitidas (gracias en parte a ser sumado a una selección escolar, realizada
a mediados del siglo II). Las siguientes son sus obras conservadas, en la que seguimos una
cronología que no puede dejar de ser dudosa. De otras (​Alejandro​, ​Antíope​, ​Cretenses,​
Erecteo​, ​Faetonte​, ​Hipsípila​, o ​Télefo​) sólo restan fragmentos papiráceos.

● El cíclope​, drama satírico, seguramente de fecha temprana.

● Alcestis,​ tragicomedia presentada en el 438 aC, última de una tetralogía.

● Medea​, tragedia del 431 aC, primera de una tetralogía.

● Los Heraclidas​, tragedia de fecha desconocida (probablemente 430 aC), encaja con
facilidad entre los dramas escritos en los primeros años de la guerra del Peloponeso.

● Hipólito,​ tragedia del año 428 aC.

● Andrómaca,​ tragedia de fecha incierta, pues no fue exhibida en Atenas, pero


cercana a ​Hécuba​.

● Hécuba​, tragedia presentada en el 424 aC.

● Las suplicantes,​ tragedia de fecha incierta, debe insertarse en la época creadora de


los años iniciales del conflicto bélico con Esparta.

● Heracles,​ tragedia escrita seguramente entre el 423 y el 420 aC.

● Ion​, tragicomedia de fecha incierta (hacia el 420 aC).

● Las troyanas​, tragedia compuesta hacia 415 aC, última de una trilogía.

● Electra​, tragedia compuesta en 413 aC.

● Ifigenia entre los tauros,​ tragicomedia de la que es imposible precisar si es anterior o


posterior a ​Helena.​

● Helena​, tragicomedia presentada en el 412 aC.

● Las fenicias​, tragedia compuesta hacia el año 412 aC.

● Orestes,​ tragedia del 408 aC.


● Ifigenia en Áulide​, tragedia situada entre 408 y 406 aC.

● Las bacantes​, tragedia compuesta entre el 408 y el 406 aC.

● Reso​, una pieza de cuya autoría se duda. Si en verdad fuera de Eurípides, se


trataría de una obra temprana.

SÓFOCLES: EDIPO REY

Se trata de la tragedia por antonomasia: el espejo en el que se miran los demás dramas.
Puede verse en ella una pintura de los esfuerzos del hombre por escapar a su destino, que
finalmente acaba imponiéndose; o un estudio psicológico, o un drama de culpa y castigo.
Mas si lo mirábamos bajo esa óptica, estaríamos siendo anacrónicos: ​Edipo Rey debe verse
con la intención religiosa de su época y de su autor. Se trata de un drama de revelaciones,
casi más cercano al género de los misterios que al teatro usual, que recorre una suerte de
camino existencial, desde la falsa apariencia a la existencia real.

Prólogo​. Edipo, rey de Tebas, aparece ante su pueblo, azotado por la peste. Creonte, su
cuñado, trae la solución del oráculo de Delfos: buscar al asesino de Layo (el rey anterior) y
exiliarlo.

La ciudad está llena de incienso, a la vez que de cantos de súplica y de gemidos, y yo, porque considero justo
no enterarme por otros mensajeros, he venido en persona; yo, el llamado Edipo, famoso entre todos.

Afirmo que incluso las aflicciones, si llegan felizmente a término, todas pueden resultar bien.

Párodo​. Tres pares de estrofas en los que el Coro se lamenta de la peste e invoca la ayuda
de los dioses.

Episodio 1º​. Edipo lanza una maldición contra el asesino de Layo. Por indicación de
Creonte manda avisar a Tiresias, el adivino, que aunque primero rehúye hablar acaba
acusando a Edipo. Éste dice que ha sido sobornado por Creonte para decir eso.

Y puesto que me has echado en cara que soy ciego, te digo: aunque tú tienes vista, no ves en qué grado de
desgracia te encuentras ni dónde habitas ni con quiénes transcurre tu vida.

Estásimo 1º​. Dos pares de estrofas en las que el Coro vaticina que el asesino está
condenado a muerte, y se niega a aceptar la acusación contra Edipo.

Episodio 2º​. Creonte se presenta para defenderse de la acusación de conspirador.


Sobreviene una grave discusión, refrendada por Yocasta, esposa de Edipo y anteriormente
de Layo. La mujer cuenta el vaticinio que se le hiciera a Layo, sobre que sería asesinado
por su propio hijo, y también las circunstancias de la muerte, a manos de unos ladrones en
un cruce de caminos. Edipo, alarmado por la mención del lugar, comienza a preguntar a
Yocasta. Cuenta su propia historia, incluyendo los oráculos, hasta llegar al cruce de
caminos. Su única esperanza es que el servidor de Layo que escapó a la muerte habló de
varios bandidos, y Edipo iba solo. Hacen llamar al ya anciano testigo.

Y nadie, sino yo, es quien ha lanzado sobre mí mismo tales maldiciones.


Estásimo 2º​. Dos pares de estrofas en las que el Coro expresa su repulsa contra la
arrogancia que ha mostrado Edipo y contra la impiedad de Yocasta, que desconfía de los
oráculos.

Episodio 3º​. Llega un mensajero de Corinto, que anuncia la muerte de Pólibo, padre de
Edipo, y la confirmación de éste como nuevo rey de esa ciudad. Edipo (que se había
exiliado porque se le había vaticinado que mataría a su padre) expresa en voz alta su temor
por la otra predicción del oráculo, que anunciaba su unión con su madre. El mensajero
intenta tranquilizarle, diciéndole que Mérope no es su verdadera madre, y que él mismo lo
recibió a él de un pastor. Yocasta implora que no siga adelante con esa historia, pero Edipo,
temeroso de que se descubra un origen humilde para él, no le hace caso. Yocasta
abandona la escena.

Estásimo 3º​. Sólo un par de estrofas, en las que el Coro vaticina, en tono festivo, el origen
tebano de Edipo.

Episodio 4º​. El pastor tebano es reconocido por el Coro y por el mensajero de Corinto.
Poco a poco va contando la verdad. Edipo, con un grito de angustia, entra al palacio.

¡Ay, ay! Todo se cumple con certeza. ¡Oh, luz del día, que te vea ahora por última vez! ¡Yo que he resultado
nacido de los que no debía, teniendo relaciones con los que no podía y habiendo dado muerte a quienes no
tenía que hacerlo!

Estásimo 4º​. Dos pares de estrofas en las que el Coro lamenta el destino de Edipo y lo
vano de la vida humana.

Éxodo​. Un mensajero de palacio anuncia que Yocasta se ha quitado la vida y que Edipo, al
verlo, se ha sacado los ojos. Sale de nuevo Edipo, y se produce un diálogo lírico con el
Coro. Suplica ser desterrado o muerto. Aparece Creonte, quien le aconseja volver a palacio
y promete que cuidará de sus hijas. Éstas son traídas ante su padre, que se despide de
ellas.

Sacadme fuera del país cuanto antes, sacad, oh amigos, al que es funesto en gran medida, al maldito sobre
todas las cosas, al más odiado de los mortales incluso para los dioses.

También sofóclea es ​Edipo en Colono,​ que sigue las desventuras del protagonista de este
drama. Posteriores problemas del linaje de Edipo son contados en ​Los siete contra Tebas,​
de Esquilo y en​ ​Antígona​ del mismo autor de la presente tragedia.

SÓFOCLES: ANTÍGONA

El drama se sitúa en Tebas, algo más tarde que lo sucedido en torno al famoso (o infame)
personaje de Edipo y adaptado también por Sófocles en ​Edipo Rey y ​Edipo en Colono.​ Sus
dos hijos varones se han disputado la ciudad, y mientras Eteocles se encargaba de su
gobierno, Polinices ha levantado una turba de argivos y ha caído sobre Tebas. Ambos
hermanos yacen ahora muertos, como nos cuenta ​Los siete contra Tebas,​ de Esquilo. Aquí
comienza la adaptación de Sófocles de este episodio del Ciclo Tebano. Creonte, nuevo rey,
prohibe que el enemigo de la ciudad, Polinices, sea sepultado, y Antígona, su hermana, lo
entierra simbólicamente, en pugna con la ley humana por no quebrantar la ley divina. En
lugar de buscar la comprensión, Creonte se endurece cada vez más, y acaba perdiendo a
los que más quería. Antígona, la vencida, acaba venciendo; Creonte, el vencedor por su
fuerza, sucumbe. Todo en el drama es contraste: Antígona y su hermana Ismena, con
diferente estilo de vida; Creonte y su hijo Hemón; Creonte y Tiresias, el adivino; Creonte y el
guardián, personaje popular; pero sobre todo Antígona y Creonte, oposición en la que se
centra la obra.

Hegel veía en la obra el conflicto entre tesis (derecho del Estado) y antítesis (derecho de la
familia). Kierkegaard veía en la protagonista una novia de la muerte, que buscaba
abandonar la vida por incompatibilidades con su entorno. Otros ven en ella a la rebelde
revolucionaria que se alza contra un gobierno tiránico. O incluso el conflicto entre la
ortodoxia religiosa convencional, y una religión más libre que los ortodoxos llaman herética.

Prólogo​. Al día siguiente de la muerte de los dos hijos de Edipo y de la retirada de los
argivos, Antígona llama a su hermana Ismene, le comunica la proclama de Creonte que
prohíbe el enterramiento de Polinices y le anuncia la intención de hacerlo a pesar de ello.
Ismene intenta disuadirla.

Párodo​. El Coro ignora para qué ha sido convocado por Creonte. Se regocijan por la partida
de los argivos y recuerdan la mala conducta de Polinices.

Episodio 1​º. Creonte, el nuevo rey tras la muerte de Eteocles, anuncia el edicto que ha
proclamado. El Coro lo acepta, aunque no lo aprueba. Aparece un guardián, que cuenta que
alguien ha cubierto de tierra el cadáver de Polinices.

Estásimo 1º​. Canto al hombre y su progreso: si observa las leyes divinas y humanas, será
feliz.

Se enseñó a sí mismo el lenguaje y el alado pensamiento, así como las civilizadas maneras de comportarse,
y también, fecundo en recursos, aprendió a esquivar bajo el cielo los dardos de los desapacibles hielos y los
de las lluvias inclementes.

Episodio 2º​. Antígona, conducida ante Creonte, reconoce los hechos y los justifica. Creonte
la condena a muerte, a pesar de ser la prometida de su hijo Hemón. Dos esclavos traen a
Ismene, que desea asociarse al hecho, mas Antígona no lo permite.

No pensaba que tus proclamas tuvieran tanto poder como para que un mortal pudiera transgredir las leyes no
escritas e inquebrantables de los dioses. Éstas no son de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe de
dónde surgieron.

Se podría decir que esto complace a todos los presentes, si el temor no les tuviera paralizada la lengua. En
efecto, a la tiranía le va bien en otras muchas cosas, y sobre todo le es posible obrar y decir lo que quiere.

Estásimo 2º​. Reflexión sobre el destino de los Labdácidas y el poder del destino.

La esperanza errante trae dicha a numerosos hombres, mientras que a otros trae la añagaza de sus
tornadizos deseos.

Episodio 3º​. Hemón intenta interceder por Antígona, en una acalorada discusión con su
padre. Éste ordena que Antígona sea encerrada en una cueva.

Estásimo 3º​. Un bellísimo canto al amor, que prepara el diálogo lírico que sigue.
También yo ahora me veo impelido a alejarme ya de las leyes al ver esto, y ya no puedo retener los torrentes
de lágrimas cuando veo que aquí llega Antígona para dirigirse al lecho, que debía ser nupcial, donde todos
duermen.

Episodio 4º​. Diálogo lírico entre Antígona y el Coro. Mientras es conducida a la tumba,
compara su destino con el de Níobe y recuerda las desgracias de su familia. Escaso
consuelo será alcanzar fama inmortal.

Estásimo 4º​. El Coro recuerda tres personas con un destino semejante: Dánae, encerrada
por su padre para que no engendrara a quien le daría muerte; Licurgo, que mató a su propio
hijo y fue encerrado en una gruta; y Cleopatra, que repudiada por su esposo logró con sus
intrigas que a sus hijos les fueran arrancados los ojos.

Episodio 5º​. Tiresias, el adivino, comunica las señales de la cólera divina. Ante los
vaticinios, Creonte ordena dar sepultura al cadáver de Polinices y liberar a la muchacha.

Es terrible ceder, pero herir mi alma con una desgracia por oponerme es terrible también.

Estásimo 5º​. Canto de danza de tono alegre, que invoca la presencia de Baco, dios
protector de Tebas.

Éxodo​. Se cuentan las muertes de Antígona, de Hemón y de Eurídice. Diálogo lírico con un
Creonte arrepentido.

Seguidamente, el infortunado, enfurecido consigo mismo como estaba, echó los brazos hacia adelante y
hundió en su costado la mitad de su espada. Aún con conocimiento, estrecha a la muchacha en un cálido
abrazo y, respirando con esfuerzo, derrama un brusco reguero de gotas de sangre sobre su pálida faz. Yacen
así, un cadáver sobre otro, después de haber obtenido sus ritos nupciales en la casa de Hades y después de
mostrar que entre los hombres la irreflexión es, con mucho, el mayor de los males humanos.

¡Oh amo, cuántas desgracias posees y estás adquiriendo, unas llevándolas ahí en tus manos, las otras
parece que, tras llegar, pronto las verás en palacio!

EURÍPIDES: LAS BACANTES

Con toda probabilidad, ​Las bacantes es la última tragedia compuesta por Eurípides, durante
sus dos últimos años en Macedonia, y se trata de la pieza más extraña y debatida. El tema
es muy simple, y trata el despedazamiento de Penteo por las ménades (entre las que se
cuenta su propia madre, Ágave) en venganza a su oposición al culto orgiástico de Dioniso.
El coro es esencial en la acción, y posee versos de una magnífica belleza lírica. Es la única
tragedia conservada que sitúa en escena al dios del teatro. La principal pretensión del
trágico sería ofrecer al público un tratamiento personal y realista del fenómeno dionisíaco en
toda su dimensión, tal vez como una de las soluciones que tiene el ser humano cuando los
valores de la tradición pierden su sentido: el refugio en una religiosidad mística de
salvación. Se preludia así el helenismo, dominado por la veneración del azar, la superstición
y la aceptación de religiones mistéricas. Fue representada póstumamente por el hijo del
autor, Eurípides el Joven, en el 405 aC, y ganó el primer premio del certamen dramático
gracias, en parte, a ajustarse a un esquema más tradicional.
Formalmente entra en el paradigma clásico, la tensión es constante, y no hay concesiones
melodramáticas ni novelescas. Su poesía es honda y clara, y alcanza una gran sinceridad
emotiva y religiosa. Se ha querido ver en ​Las bacantes una muestra del origen dionisíaco de
la tragedia, lo que resulta paradógico habida cuenta de que esta pieza se halla en las
postrimerías del género, a más de un siglo de distancia de su creación, y llega de la mano
del autor más crítico con los mitos tradicionales. El arcaísmo de esta pieza, que recuerda la
manera de Esquilo, se encuentra en las amplias narraciones de los Mensajeros, el uso del
coro como elemento esencial de la acción dramática (y elemento de unión entre el mito
dramatizado y los espectadores) y la elección del tema (la teomaquia de Penteo).

El núcleo argumental de este mito se repite en la Tebas de Cadmo, en la Tracia de Licurgo,


en el Orcómenos de Atamante, en Tirinto y en Argos con las hijas de Preto: una familia real
se niega a aceptar la divinidad de Dionisio y se opone al culto báquico; el dios la castiga
enloqueciendo a las mujeres y destrozando (por mediación de las madres) a los
descendientes masculinos de la familia. En su presentación, puede advertirse la pervivencia
de algunos elementos del ritual dionisíaco: Penteo es ejecutado como una víctima
propiciatoria, que recoge sobre sí los pecados de la comunidad para expiarlos con su
muerte. La sensibilidad y el genio de Eurípides logran exprimir toda la fuerza primitiva, feroz,
de esta historia sacra y sangrienta.

A continuación, el resumen de la pieza:

- ​Prólogo​. Recitado por Dioniso, anuncia su proposito de castigar a Penteo y a su familia


por haber despreciado su divinidad. Ya ha sacado de sus hogares a las mujeres de Tebas,
llevándolas en báquico delirio a Citerón. Luego el dios invita al coro de bacantes, unas
mujeres de Lidia que le siguen en su peregrinar, a unirse a él en la escena.

- ​Párodo​. Canto de exaltación de los ritos y gozos dionisíacos, celebrando la felicidad que
el dios depara. Para ello el coro evoca su doble nacimiento (de Sémele y de la pierna de
Zeus) y describe los actos culminantes del ritual báquico.

- ​Episodio 1º​. Encuentro entre Tiresias y Cadmo (padre de Sémele y Ágave, y abuelo por
tanto de Dioniso y Penteo). Revestidos con el hábito báquico, los dos venerables ancianos
se disponen a marchar al monte para danzar en honor del dios. Aparece Penteo, furioso y
escandalizado con el nuevo rito (ha apresado ya a algunas mujeres); se asombra de la
disposición de los ancianos, e increpa violentamente a Tiresias. Éste le responde con
consejos de moderación.

Tampoco nos hacemos los sabios ante las divinidades, criticando las tradiciones de nuestros padres, que
hemos heredado desde tiempo inmemorial. Ningún argumento las derribará por los suelos, por más que lo
sabio resulte invención de los ingenios más elevados.

Un hombre audaz, con fuerza y capacidad de palabra resulta un ciudadano funesto, cuando le falta la razón.

- ​Estásimo 1º​. El coro invoca a la Piedad, en contraste con la rabia de Penteo, y exalta de
nuevo el gozo que procura Dioniso.
¡Breve es la vida! Por eso, ¿quién puede cosechar el presente, si persigue lo
infinito?

- ​Episodio 2º​. Encuentro entre Penteo y el Extranjero (que es Dioniso), a quien los guardias
traen preso. A las frases bruscas de Penteo responde el otro con calma e ironía.

- ​Estásimo 2º​. Agitada súplica de las ménades para que Dioniso las reconforte en ese
momento de aflicción.

- ​Episodio 3º​. Liberación del Extranjero (terremoto, relato y diálogo con Penteo) y relato del
Mensajero sobre la decorosa conducta de las bacantes. Tentado por el Extranjero, Penteo
se viste de mujer con la intención de espiar a las mujeres.

- ​Estásimo 3º​. Manifiesta la alegría por la liberación, y la confianza en la actuación de la


divinidad.

- ​Episodio 4º​. Penteo, vestido ya de mujer y ansioso por partir como espía hacia el monte,
dialoga con el Extranjero.

- ​Estásimo 4º​. El coro invoca el advenimiento de una fiera, despiadada Justicia contra el
sacrílego Penteo.

- ​Episodio 5º​. Llegada del Mensajero, que anuncia la muerte de Penteo al coro y su trágico
descuartizamiento por las enloquecidas mujeres.

- ​Estásimo 5º​. Brevísima celebración de la victoria.

- ​Éxodo​. Diálogo lírico entre el corifeo y Ágave (madre de Penteo), que llega transportando
la cabeza de su hijo, a quien tiene por una presa de la cacería ritual. Acude Cadmo a la
llamada de Ágave, y poco a poco logra que su hija vuelva en sí y reconozca su desgracia.
Tras el planto de Cadmo por su nieto, debía seguir la lamentación de Ágave, pero el tiempo
no nos ha legado toda esa parte, como tampoco el comienzo del monólogo final de Dionisio
(aparece ​ex machina​ para despedir a Cadmo y Ágave y realizar una predicción).

E​URÍPIDES: HIPÓLITO

En 428 aC, Eurípides ganaba el certamen dramático con este drama, nueva versión de una
obra que, debido a la crudeza del personaje de Fedra, le proporcionó al poeta un soberano
fracaso. Escarmentado por la lección (y es de suponer que aprendiendo del éxito de la
Fedra de Sófocles​), Eurípides reelaboró la tragedia, con una imagen más moderada y con
rasgos del heroísmo de corte clásico, y logró llevarse la victoria. El problema fundamental
es el de la ​hýbris o insolencia de sus protagonistas, Hipólito y Fedra, frente a las divinidades
Ártemis y Afrodita (cada uno de ellos peca en un aspecto diferente). Pero estas diosas no
juegan más que un papel de comparsas, y su inclusión (y el respeto al mito) se debe a un
recurso artístico, a una aparente fidelidad a estas creencias con el fin de ganarse al público,
o a una crítica velada a la arbitrariedad con que los dioses mueven, según los mitos, los
resortes del corazón humano. Con hábiles pinceladas, el poeta pone de relieve que Hipólito
se desconoce a sí mismo: está ciego ante la pasión amorosa, avasalladora y terrible, y así
labra su ruina.

La leyenda de Hipólito y Fedra fue escasamente tratada con anterioridad al siglo V aC. Este
mito tuvo su origen en Trozén (o Trecén), donde la figura de Hipólito estaba instaurada en
templos y recintos sagrados. Existían dos tradiciones sobre su muerte: una popular, con
toda la peripecia de su muerte con el carro y su posterior enterramiento; y otra culta, que
ignoraba la existencia de la tumba y tenía al héroe por una divinidad, más que por un
mortal.

Como sucedía en ​Medea,​ Eurípides desvela en esta tragedia la terrible pasión de una mujer
enamorada, y la firmeza casi enfermiza de un muchacho perfecto, pero logra hacerlo con
los que, muy probablemente, sean los dos personajes más heroicos (en el sentido trágico
ortodoxo) de todo su teatro. Detalles euripideos siguen siendo ciertos ribetes de la
mezquindad congénita al ser humano o la importancia de personajes sencillos, tomados de
la vida real (como la nodriza).

La estructura de la obra, con el resumen de sus casi millar y medio de versos, es la


siguiente:

- ​Prólogo​. Monólogo de Afrodita, en el que denuncia la actitud de Hipólito, quien rechaza el


matrimonio y tiene en poco a la deidad del amor. No está celosa por su veneración a
Ártemis, pero ha decidido castigarlo, usando para ello el amor que Fedra (nueva esposa de
su padre) sintió al contemplarlo. Entrada de Hipólito acompañado de un coro de cazadores
y diálogo entre Hipólito y su anciano siervo, quien aconseja adorar a Afrodita por igual.

No sabe que están abiertas las puertas de Hades y que está mirando esta luz por última vez.

- ​Párodo​. Cinco estrofas, entonadas por el coro de mujeres de Trozén, que se preguntan
sobre los sufrimientos de Fedra.

- ​Episodio 1º​. Se inicia con un ​kommos y un breve canto coral (con los lamentos de Fedra),
y se continúa con el diálogo entre Fedra y su nodriza: Fedra confiesa su amor por Hipólito,
hijo de su marido, y su intención de suicidarse. La nodriza intenta calmarla y le asegura que
lo solucionará con un filtro, entrando a palacio para prepararlo.

La vida humana no es sino sufrimiento y no hay tregua en sus dolores. Lo que es más hermoso de la vida la
oscuridad, envolviéndolo, lo oculta con sus nubes.

- ​Estásimo 1º​. En dos pares de estrofas, el coro canta el gran poder que Eros ejerce sobre
todos los seres dotados de vida, con ejemplos tomados de otros mitos.

- ​Episodio 2º​. Fedra y el coro escuchan los gritos que Hipólito lanza contra la nodriza de
Fedra, que ha ido a contarle el secreto de su señora. Hipólito, intransigente, desea
abandonar el palacio mientras su padre no se encuentre allí. La nodriza acude a pedir el
perdón de Fedra, pero ésta la echa de su lado, con la intención de suicidarse y, con su
muerte, causar mal a Hipólito.

Oigo con claridad que la ha llamado alcahueta de desgracias, traidora del lecho de su señor.
- ​Estásimo 2º​. El coro, en dos pares de estrofas, expresa el deseo de evadirse de los
lugares en que acontecerán los desdichados acontecimientos. Evocación del abandono de
Fedra de su casa paterna en pos de un destino funesto.

- ​Episodio 3º​. La nodriza anuncia gritando la muerte de Fedra, que se ha ahorcado. Entra
en escena Teseo, llegado directamente de Delfos, y recibe la terrible noticia. Se descubre la
acusación de Fedra contra Hipólito, y Teseo lo maldice por deshonrar su lecho violando a
Fedra (lo que, sabemos, es falso). Llegada oportuna del joven, que es acusado por su padre
e, inútilmente, trata de defenderse: es exiliado de la tierra que Teseo gobierna.

¿A dónde me dirigiré, desdichado? ¿En casa de qué huesped hallaré acogida, desterrado por una acusación
semejante?

- ​Estásimo 3º​. En dos pares de estrofas con epodo, el coro lamenta el destino que se abate
sobre el puro muchacho.

- ​Episodio 4º​. Un compañero de Hipólito se presenta en escena, trayendo a Teseo la


noticia de la cercana muerte de Hipólito, que narra de un modo algo exagerado: atropellado
por su propio carro al asustar a sus caballos un toro lanzado por el mar, Hipólito ha quedado
moribundo. Cumplía así Poseidón la maldición lanzada por Teseo.

- ​Canto astrófico​. Nueva exaltación del coro del poderío de Afrodita y de Eros, en un
fragmento muy breve.

- ​Éxodo​. Presentación de la diosa Ártemis en escena. Aparición de Hipólito malherido en


brazos de sus compañeros. Reconciliación final entre el padre y el hijo, que se lamentan de
su mutua desgracia.

¡Ojalá me durmiera, desdichado, el negro y sombrío imperio de Hades!

¡Pide que tus hijos legítimos sean semejantes a mí!

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