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La nulidad del juicio oral por vulneración del

derecho a la defensa técnica eficaz del imputado


Fernández Risco, Nuri Marisol; Gutiérrez Rodríguez, Fiorela Lizet
URI: http://dspace.unitru.edu.pe/handle/UNITRU/8272
Fecha: 2012
Resumen:
Desde tiempos inmemoriables, cualquier persona que era imputada con la comisión de un
hecho delictivo (imputado), tenía el derecho a defenderse y a ser defendido, esto es lo que se
conoce hoy en día como defensa material y técnica, respectivamente. Conforme fue pasando el
tiempo, se hizo exigible que el imputado, como se le denomina a la persona que es acusada de
la comisión de un delito, cuente con un abogado defensor, capacitado académicamente, para
defender sus intereses; sin embargo, este derecho ha ido evolucionando y adoptando un matiz
diferente según la tipología de Estado. Así por ejemplo, durante el sistema inquisitivo (anterior
sistema procesal que regía el proceso penal y que aún impera en algunos distritos judiciales en
nuestro país) el imputado era considerado como un objeto, a tal punto que sobre él podía
recaer cualquier acto de tortura con tal de conseguir la ansiada “verdad”, cometiendo en ese
sentido, muchos actos arbitrarios e injustos que enervaban la dignidad del ser humano y que no
coincidían con la concepción de un Estado de Derecho. Afortunadamente, en el Perú, desde el
2004, año a partir del cual se ha venido implementando de manera progresiva el Nuevo Código
Procesal Penal, se ha perfilado un concepto diferente del derecho a la defensa, en especial de
la defensa técnica, tal es así, que el rol del abogado defensor a la luz del sistema procesal
penal de tipo acusatorio con tendencia adversarial, se ha tornado más activo, siendo exigible
que su actuación sea diligente, acorde con los principios y garantías que rodean el nuevo
proceso penal. Sin embargo, en la realidad no siempre la actividad ejercida por el abogado
defensor es la más idónea, diligente, activa; sucede en algunos casos, como en el que hemos
analizado y utilizado como base para nuestra investigación, que el abogado con su actuar, deja
en total estado de indefensión al imputado, vulnerando en consecuencia uno de sus derechos
fundamentales que tiene sustento constitucional y se constituye como garantía de un proceso
penal válido: el derecho a una defensa técnica eficaz. Así, por ejemplo, se vulnerará este
derecho cuando el abogado de la defensa no recabe y ofrezca los medios probatorios de
descargo a favor de su patrocinado, no controvierta las pruebas en su contra, no presente los
recursos de ley pertinentes, no interrogue y contrainterrogue a los testigos y peritos en
audiencia pública, no controle la legalidad del procedimiento, no apele la sentencia
condenatoria o la que imponga una medida cautelar; en esos casos, estaremos ante un
defensa técnica ineficaz, inidónea, en cuyo caso, se debería declarar la nulidad del acto
procesal. El legislador peruano en el Código Procesal Penal, ha previsto en el artículo 150°,
varios supuestos en los cuales se debería declarar la nulidad del acto procesal, entre esos
presupuestos se encuentra, la inobservancia del contenido esencial de los derechos y
garantías previstos en la Constitución Política del Perú. En ese sentido, la presente tesis para
optar el Título de Abogado, se encuentra dirigido a efectuar un estudio sobre los alcances del
derecho a la defensa técnica eficaz del imputado desde la perspectiva constitucional y legal.
Así, planteamos en el presente trabajo de investigación, que la actividad ejercida por el
abogado no debe limitarse a una mera función de representación o asistencia, sino que debe
ser efectiva, es decir, debe ser real o material, traducida en actos de gestión que la vivifiquen a
fin de que la pretensión punitiva del Estado se amolde a los parámetros de diligencia debida en
pro de los intereses del incriminado. Caso contrario, cuando el abogado defensor actúe de
manera inconsciente o negligente, vulnere el interés de su patrocinado al actuar con temeridad
o mala fe, debe declararse de oficio la nulidad del acto procesal viciado sin esperar la solicitud
de la parte interesada en el proceso penal. Bajo esa línea, a través de este trabajo, hemos
elaborado algunos criterios que el juez debería tener en cuenta a la hora de determinar si en un
caso concreto se ha vulnerado tal derecho; y por tanto, declarar la nulidad del juicio oral a fin de
impedir el uso arbitrario e indiscriminado de este remedio por parte de los operadores jurídicos,
dado que la nulidad del juicio oral trae diversas consecuencias, no solamente de orden jurídico
sino también sociales y económicas
Defensa técnica deficiente
genera nulidad de conclusión
anticipada
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Corte Suprema sostiene que la mala defensa técnica puede hacer incurrir en error al
imputado, incluso generar vicios en su voluntad. Asimismo, sostiene que no puede
absolverse mediante sentencia conformada cuando no se alega existencia de
eximente de responsabilidad en acusación fiscal.

Fotografía referencial

 
El juzgador debe tener presente la línea de defensa seguida por el imputado y su abogado
defensor durante el juicio al momento de calificar la procedencia de la conformidad
procesal y la conclusión anticipada del juicio oral.
 
En este sentido, si durante el desarrollo del juicio oral el imputado invoca inocencia y
ausencia de dolo, no puede ampararse la decisión del imputado para acogerse a la
conclusión anticipada del juicio. Al resolver, es necesario que el juez defina si la decisión
del imputado deriva de una mala defensa técnica.
 
Así lo sostuvo la Corte Suprema en el R.N. N° 2925-2012-Lima. Además, expone que una
mala defensa vicia la voluntad del imputado al momento de aceptar los cargos.
 
Asimismo, el supremo tribunal sostiene que el juzgador no puede absolver de los cargos a
un imputado mediante sentencia conformada si en la acusación fiscal no se alega la
existencia de eximentes de responsabilidad.
 
El caso
La decisión de la Suprema deriva de un proceso por tráfico ilícito de drogas en el que dos
personas fueron detenidas por trasladar pasta básica de cocaína en un ómnibus de
pasajeros.
 
Uno de los procesados rechazó los cargos imputados durante el juicio oral. Al respecto, su
abogado defensor sostuvo que su defendido no sabía que el otro coimputado realizaba
dicha actividad. A pesar de ello, se acogió a la conclusión anticipada de juicio oral.
 
Mediante sentencia conformada, la Sala Superior decide absolverlo de los cargos por
considerar que sus actos eran atípicos. Sin embargo, el fiscal adjunto superior apeló la
sentencia.
 
La Corte Suprema consideró que el acogimiento a la conclusión anticipada no era acorde
con la línea de defensa del imputado. Además, al no alegarse en la acusación fiscal la
existencia de una eximente de responsabilidad, no era posible absolverlo mediante
conclusión anticipada.
 
En tal sentido, el imputado sostuvo que la decisión de acogerse a la conclusión anticipada
fue consecuencia de una defensa técnica deficiente, “pues la información jurídica que le
proporcionó (su abogado) fue a todas luces equivocada”.
 
Finalmente, la Corte Suprema declaró nula la sentencia absolutoria y ordenó la realización
de nuevo juicio oral por otro tribunal.
La mala defensa técnica vicia la voluntad
del imputado

Mediante la  R.N. N° 2925-2012-Lima, la Corte Suprema


determinó que el  juzgador debe tener presente la línea de defensa seguida por el
imputado y su abogado defensor durante el juicio al momento de calificar la
procedencia de la conformidad procesal y la conclusión anticipada del juicio oral.

La autoridad jurisdiccional precisó que el juez,  al momento de resolver, debe definir si


la decisión del imputado deriva de una mala defensa técnica. Pues, en este caso una
deficiente defensa vicia la voluntad del imputado al momento de aceptar los cargos.

Además, sostiene que el juzgador no puede absolver de los cargos a un imputado


mediante sentencia conformada si en la acusación fiscal no se alega la existencia de
eximentes de responsabilidad.

Así lo dispuso al resolver un proceso por tráfico ilícito de drogas en el que dos personas
fueron detenidas por trasladar pasta básica de cocaína en un ómnibus de pasajeros. Uno
de los procesados rechazó los cargos imputados durante el juicio oral, y su abogado
defensor sostuvo que su defendido no sabía que el otro coimputado realizaba dicha
actividad.  No obstante, el imputado se acogió a la conclusión anticipada de juicio oral. 
La Sala Superior decidió absolverlo de los cargos por considerar que sus actos eran
atípicos. Sin embargo, el fiscal adjunto superior apeló la sentencia.

Al llegar  el caso a la Corte Superior, la autoridad consideró que el acogimiento a la


conclusión anticipada no era acorde con la línea de defensa del imputado. Además,
al no alegarse en la acusación fiscal la existencia de una eximente de responsabilidad,
no era posible absolverlo mediante conclusión anticipada. Por lo que declaró nula la
sentencia absolutoria y ordenó la realización de nuevo juicio oral por otro tribunal.
Defensa técnica deficiente determina
falta de eficacia jurídica de
conclusión anticipada
POR
 LEGIS.PE
 -
MARZO 18, 2017
0
4654

Compartimos con ustedes el Recurso de Nulidad N° 2925-2012, Lima,


emitido por la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema, a través del
cual sostuvo que la defensa técnica deficiente determina falta de eficacia
jurídica del procedimiento de conclusión anticipada.

SALA PENAL TRANSITORIA


R.N. 2925-2012, Lima

Lima, veinticinco de enero de dos mil trece

VISTOS: el recurso de nulidad interpuesto por el señor Fiscal Adjunto


Superior de Lima contra la sentencia de fojas doscientos noventa y
nueve, del veintiocho de junio de dos mil doce, que absolvió a Ernesto
Huamán Epinoza de la acusación fiscal formulada en su contra por delito
de tráfico ilícito de drogas (artículo doscientos noventa y seis, primer
párrafo, del Código Penal) en agravio del Estado; con lo demás que
contiene.

Interviene como ponente el señor San Martín Castro.

CONSIDERANDO

Primero. Que el señor Fiscal Adjunto Superior en su recurso formalizado


de fojas trescientos veintiuno alega que el imputado Huamán
Espinoza participó con el sentenciado Jim Elías Rodríguez Bueno en el
traslado de pasta básica de cocaína desde Huanta – Ayacucho hacia
Lima, utilizando como medio de transporte un ómnibus de pasajeros de
la Empresa Antezana. Invoca de manera genérica lo actuado en sede de
investigación preliminar y en la instrucción judicial como fundamento
probatorio para cuestionar la sentencia absolutoria que impugna.

Segundo. Que la sentencia recurrida se dictó como consecuencia de la


conformidad del acusado y su defensa con la acusación fiscal en la
primera fase del juicio oral, como consta del acta de fojas trescientos
cinco vuelta. El instituto de la conformidad procesal se sustenta en el
principio del consenso y supone una aceptación libre e informada –con el
concurso del abogado defensor– por el imputado.

En el presente caso el imputado ingresó al juicio oral con una conducta


procesal de rechazo de los cargos, como consta de su manifestación de
fojas diecinueve e instructiva de fojas ciento cinco; y con la posición
favorable a su línea fáctica de defensa por su coimputado Rodríguez
Bueno (manifestación de fojas trece e instructiva de fojas ciento uno),
quien se acogió al proceso especial de terminación anticipada.

Sorprende su acogimiento a la conclusión anticipada del debate oral y,


más aún, que su abogado en su alegato de clausura exprese que si bien
el día de los hechos acompaña a su coencausado Rodríguez Bueno, no
sabía que este último portaba droga. Esa invocación es de inocencia y de
ausencia de dolo respecto de su presencia con Rodríguez Bueno, el
mismo que era la persona que escondía droga adherida a su cuerpo.

Tercero. Que, siendo así, es evidente que el imputado careció de


una defensa efectiva, pues la información jurídica que le proporcionó fue
a todas luces equivocada. Como el defensor indujo a error al imputado
para la aceptación de los cargos –una persona con primaria incompleta
que se dedica a la agricultura en Huanta–, ésta no puede ser calificada de
espontánea y voluntaria. Este vicio de la voluntad –error– determina la
falta de eficacia jurídica del procedimiento de conclusión anticipada del
debate oral.

Cuarto. Que, por otro lado, es menester precisar que la absolución, tal


como la plantea el Superior Tribunal no procede, pues valoró actos de
investigación y, a partir de los mismos, concluyó que el imputado no
participó en un delito y, por tanto, los hechos por él ejecutados son
atípicos. La sentencia conformada, si bien puede absolver al acusado,
sólo puede hacerlo mediando una eximente de responsabilidad penal que
fluya del propio relato acusatorio, lo que no sucede con la acusación
fiscal de fojas doscientas cuarenta y tres, corregida a fojas doscientas
cincuenta y dos.

DECISIÓN

Por estos fundamentos; de conformidad con las conclusiones del señor


Fiscal Adjunto Supremo: declararon NULA la sentencia de fojas
doscientos noventa y nueve, del veintiocho de junio de dos mil doce, que
absolvió a Ernesto Huamán Espinoza de la acusación fiscal formulada en
su contra por delito de tráfico ilícito de drogas, en agravio del Estado; con
lo demás que contiene; y, reponiendo la causa al estado que le
corresponde: ORDENARON se realice nuevo juicio oral cumpliendo con la
intervención de otro Colegiado. DISPUSIERON se remitan los autos al
Tribunal Superior de origen; hágase saber.-

S.S.
SAN MARTÍN CASTRO
LECAROS CORNEJO
PRADO SALDARRIAGA
RODRÍGUEZ TINEO
NEYRA FLORES






La defensa eficaz como presupuesto
de validez del proceso penal
POR
 MERCEDES HERRERA GUERRERO
 -
ABRIL 24, 2017
0
4603

El derecho fundamental a la defensa procesal está regulado por el art. 11,


inciso 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; el artículo
14, inciso 3, parágrafo d) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos; el artículo 8, inciso 2, parágrafo d) de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos; y el artículo 139, inciso 14 de la Constitución
Política de 1993.

 Lea también: Defensa técnica deficiente determina falta de eficacia


jurídica de conclusión anticipada

La defensa procesal no es sólo un derecho subjetivo, sino también una


garantía, esto es, una condición esencial de validez de todo proceso
penal propio de un Estado de Derecho. En este sentido, corresponde al
Estado velar para que esta garantía sea real y efectiva en todo proceso.

Ahora bien, en lo que respecta a la defensa técnica, tal como señala la


doctrina (Cafferata Nores, Jauchen) no basta la mera presencia del
abogado defensor, ya que el equilibrio de las partes exige una actividad
profesional diligente y eficaz del defensor exige una actividad profesional
diligente y eficaz del defensor. Cuando no hay una defensa eficaz, se
hace preciso sustituir al abogado defensor, teniéndose por nulos los
actos procesales efectuados por el abogado negligente.

En esta línea, señala JAUCHEN: «es imprescindible que el defensor agote


pormenorizadamente una razonada refutación de las pruebas y
fundamentos de cargo, tanto desde el punto de vista de hecho como de
Derecho».

Lea también: La defensa técnica. Proceso inmediato por flagrancia

La negligencia, inactividad, la ignorancia de la ley, o el descuido del


defensor, no justifica el estado de indefensión del imputado en el
proceso penal. Es un deber del Estado garantizar que la presencia del
abogado defensor en el proceso no sea únicamente una de tipo formal,
éste debe asistir real, efectiva e idóneamente al imputado en el proceso
penal.

En esta línea, la sentencia del 30 de mayo de 1999, caso “Petruzzi v.


Estado Peruano” la Corte IDH reitera que en el proceso penal la persona
tiene derecho a una defensa adecuada y que por tanto constituye un
estado de indefensión prohibido por el Pacto de San José una presencia
o actuación de un defensor meramente formal.

Uno de los contenidos de la defensa eficaz es la contradicción


fundamentada de los hechos, pruebas y argumentos de cargo. En este
sentido, coincidimos con Cafferata Nores[1] en cuanto puntualiza que la
mera existencia del defensor suele ser insuficiente por si sola para
garantizar el principio de igualdad de armas en el proceso penal, en la
medida que sólo produce una “igualdad formal”. Más aún, el equilibrio
propio de la igualdad de armas exige una actividad profesional diligente y
eficaz. A tal punto que, si no hay defensa eficaz  estamos frente a un
“abandono implícito de la defensa”, se trataría de una mera defensa
formal que no pone a salvo los derechos y garantías del imputado.

Lea también: Diez cosas que debes saber de la legítima defensa

Como ha señalado[2] el Supremo Tribunal de Justicia de los Estados


Unidos «existen dos componentes a ser analizados para determinar si ha
existido una defensa efectiva: el comportamiento deficiente del
abogado y el perjuicio ocasionado por la conducta del abogado». La
regla de la defensa eficaz del abogado es un estándar objetivo de
carácter razonable. De tal forma, que a fin de establecer si el resultado
perjudicial es error del abogado debe demostrarse que el resultado
hubiera sido diferente de haber sido otra la conducta del abogado. En
definitiva,  la garantía de la defensa procesal exige que los actos de
la defensa técnica NECESARIAMENTE se efectúen como crítica
oposición a la pretensión punitiva. La defensa que no se realice bajo este
parámetro debe considerarse nula, ya que en estricto el imputado no
habría contado con un abogado que permita el ejercicio de su derecho de
defensa.

Como ejemplos se pueden mencionar el caso de un abogado que no


advirtió el carácter atípico de un hecho, por no haber manejado aspectos
básicos acerca de la imputación objetiva: un presunto fraude en la
administración de persona jurídica en el que el imputado carecía de
competencias para tomar decisiones sobre la empresa en cuestión; si el
defensor en un presunto homicidio culposo no advirtió que el hecho se
debió exclusivamente a la autopuesta en peligro de la víctima y permitió
que su patrocinado se someta a la terminación anticipada; cuando el
abogado no advirtió que el hecho atribuido a su patrocinado no debe 
juzgarse en un proceso inmediato, sino en una ordinario, y debido a su
negligencia aquél debe afrontar un proceso distinto al ordinariamente
previsto por ley. En todos estos casos, podría válidamente solicitarse la
nulidad del proceso.

[1] Vid. Cafferata Nores, José. Proceso Penal y Derechos


Humanos.  Centro de Estudios Legales y Sociales, Editores del Puerto,
Buenos Aires, 2000, p 118.

[2] Weatherford v. Bursey 429 US  545 (1977)





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