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Comentario escrito por el presbítero Abraham Sánchez.

La vida y obra de Aristóteles (siglo IV a.C.) se insertan en un tiempo y en un


espacio concretos. Ese tiempo que le tocó vivir al filósofo griego, conoció una de
las mayores expansiones culturales que ha conocido la historia de la humanidad:
el helenismo. El comienzo de este período histórico constituye el trasfondo de la
trilogía literaria sobre ética escrita por Aristóteles y que está compuesta por los
tratados Ética a Nicómaco, Ética a Eudemo y la Gran Moral.

Los orígenes.

El helenismo comenzó en la corte del Rey Filipo II de Macedonia y su proyecto


expansionista por toda la región mediterránea hasta el Oriente Medio. Allí mismo,
Alejandro, hijo del rey, recibiría formación por parte de Aristóteles. Éste, en el
pasado, reflexionaría sobre el poder y la mejor forma de gobernar, gracias a las
ideas de su maestro Platón, reflejadas en el diálogo conocido como La República.

Pensar en el poder aplicado a un Estado con vocación universalista, lleva


inevitablemente al Estagirita a la consideración de unas leyes universales que nos
gobiernen a todos desde dentro de cada individuo, es decir, no unas leyes
impuestas por un organismo por encima del individuo, sino unas reglas que cada
ser humano lleva en su interior.

La obra “La Política”.

Al final del libro Ética a Nicómaco, el autor dice:

“Después de haber investigado estas cosas, tal vez estemos en mejores


condiciones para percibir qué forma de gobierno es mejor, y cómo ha de ser
ordenada cada una, y qué leyes y costumbres ha de usar”.

Éstas últimas líneas parecen anunciar los escritos que Aristóteles dedica a la vida
en sociedad, más allá de a la vida de cada individuo.

En “La Política”, éste discípulo de Platón comienza estudiando las estructuras


básicas de las polis griegas y llega a definir al hombre como ser cívico. Luego de
ver las distintas formas de gobernar, expresa que una democracia moderada es la
mejor de todas y describe los rasgos de que definen a un ciudadano en su
participación en la sociedad, e insiste en la importancia de la educación.
“El pensamiento ético-antropológico de Aristóteles en la obra la Política”.

Evidentemente existe una relación entre ambos tratados, tanto el de la ética, como
el de la política. También es cierto que ambos libros describen al hombre, bien sea
interiormente (su vida privada) como exteriormente (su vida en comunidad).

Estas Éticas no representan una solución definitiva a los problemas del hombre
posmoderno, sin embargo, ofrecen interesantes reflexiones para los humanos de
los tiempos por venir.

Esta obra es un clásico de la literatura occidental y en la actualidad vale la pena


pensar en los orígenes de nuestra civilización ante la crisis de las democracias en
el mundo y el auge de los regímenes populistas y autocráticos.

Es difícil imitar el estilo claro y sistemático de Aristóteles, pero tiene méritos la


intención de profundizar en su pensamiento. Este trabajo ayuda a dar respuesta a
las inquietudes de hoy: nuestro lugar en un mundo globalizado, donde lo
gobiernos democráticos están más limitados y en crisis.

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