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Este documento presenta diferentes métodos de meditación hesicasta, incluyendo meditar como una montaña (estabilidad), una amapola (orientación hacia la luz), el océano (respiración rítmica), un pájaro (cantar el nombre de Dios), y Abraham (fe y apertura al misterio de Dios). El método final es meditar como Jesús, que recapitula todos los demás métodos a través de su amor cósmico y oración filial a Dios como un niño.
Este documento presenta diferentes métodos de meditación hesicasta, incluyendo meditar como una montaña (estabilidad), una amapola (orientación hacia la luz), el océano (respiración rítmica), un pájaro (cantar el nombre de Dios), y Abraham (fe y apertura al misterio de Dios). El método final es meditar como Jesús, que recapitula todos los demás métodos a través de su amor cósmico y oración filial a Dios como un niño.
Este documento presenta diferentes métodos de meditación hesicasta, incluyendo meditar como una montaña (estabilidad), una amapola (orientación hacia la luz), el océano (respiración rítmica), un pájaro (cantar el nombre de Dios), y Abraham (fe y apertura al misterio de Dios). El método final es meditar como Jesús, que recapitula todos los demás métodos a través de su amor cósmico y oración filial a Dios como un niño.
Estabilidad, enraizamiento. Consejo no espiritual, sino físico. Sentado, piernas cruzadas, pelvis más alta que las rodillas Antes de construir Iglesia es necesario ser piedra. Dios construye Iglesia y hace del cuerpo del ser humano su templo. Meditar como la montaña, más tranquilidad, peso, poso, también cambia ritmo de pensamiento. Aprendió a ver sin juzgar.
Meditar como la amapola (Orientación)
Volverse hacía el sol, volverse desde lo más profundo de uno mismo hacía la luz Orientarse, tallo erguido, enderezar la columna vertebral Flexibilidad hacía las inclinaciones del viento y humildad. Fugacidad, fragilidad, habrá que aprender a florecer y tb a marchitarse Meditar es conocer lo eterno en la fragilidad del instante.
Meditar como el Océano
Poner de acuerdo la respiración con el ritmo de las olas. Inspirar, espirar. Pero la gota de agua que se desvanecía en el mar guardaba hoy su forma, su consciencia. La gota de agua guardaba su identidad. Aunque haya olas en la superficie, el fondo sigue estando tranquilo.
1 CANTAR COMO UN PÁJARO
Meletan en Antiguo Testamento, y en latín -meditari
--meditatio- que significa meditar a a media voz. Hay que meditar con la garganta, no sólo para acoger el aliento, sino meditar el nombre de Dios día y noche. Cuando eres feliz casi sin darte cuenta canturreas, murmuras a veces palabras sin significado y ese murmullo hace vibrar todo tu cuerpo con una alegría sencilla y serena
Meditar como Abraham
Los antiguos monjes más que conducir a la iluminación, su
papel consistía en curar la naturaleza, ponerla en mejores condiciones para que pudiera recibir la gracia. Recapitular los diferentes niveles del ser o incluso los diferentes reinos que componen el macrocosmos. Con Abraham entramos en una conciencia que se llama fe, adhesión de esa inteligencia y corazón en ese “tú”, que se transparenta en el tuteo múltiple de todos los seres. Experiencia de Abraham: Detrás del titilar de las estrellas, hay algo más que estrellas, una Presencia difícil de nombrar y que sin embargo posee todos los nombres. “Despertar el corazón” Lo propio del corazón es personalizarlo todo y en este caso, la fuente de todo lo que Es y respira, nombrarlo, llamarle “mi Dios” “mi Creador” e ir en Su Presencia Gn 18,16 Este estilo de meditación libera al corazón de cualquier juicio y condena Llama al perdón y a la bendición. 2 Meditar como Abraham lleva a una desposesión de ti mismo y de lo que te es querido
MEDITAR COMO JESÚS
Lc 10,22 “Quién es el Hijo lo sabe sólo el Padre, quién es el
Padre lo sabe sólo el Hijo y a aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar. Meditar como Jesús recapitula todas las formas de meditación que te he transmitido hasta ahora. Jesús, hombre cósmico. Sabía meditar como Abraham, su corazón no tenía límites, amando hasta sus enemigos Por la noche se retiraba a orar y allí murmuraba como un niño “Abbá” que quiere decir papá. Esto puede parecer insignificante. El cielo y la tierra se acercan terriblemente. Dios y el ser humano se hacen una sola cosa”