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INFORME
LEGAL
AUTORA:
ASESOR:
CHEPÈN-PERÚ
2021
INDICE
I. INTRODUCCIÓN.....................................................................................................2
IV. CONCLUSIONES..................................................................................................7
V. BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................9
I. INTRODUCCIÓN
En algún momento e incluso aún hoy, con argumentos que finalmente redundan en lo
mismo, se pretendía hacer valer la seguridad jurídica que ofrece el registro público para
hacer prevalecer la anotación de medida cautelar de embargo haciéndose referencia a
los principios de fe pública registral (artículo 2014 del Código Civil – CC), de prioridad
(artículo 2016 del CC) y recientemente, al principio de legitimación (artículo 2013 del
CC) e incluso, al principio de publicidad material recogido en el artículo 2012 del CC.
Qué duda cabe que nuestro actual sistema de transferencia de propiedad consensual
genera innumerables (y hoy más que nunca mediáticos) conflictos, no obstante, estoy
convencida que el propio sistema normativo ha establecido respuestas a estos problemas
que naturalmente aparecen en una sociedad que se alinea al consensualismo como modo
de adquirir la propiedad.
Así, por ejemplo, cuando nuestra legislación protege al tercero que – de buena fe –
adquiere con desconocimiento de la inexactitud del registro, zanja la litis entre dos
eventuales derechos de propiedad (artículo 2014 del CC). O cuando se pronuncia a
favor de conceder oponibilidad a un garantía real (léase hipoteca) que se inscribió en
primer lugar, incluso frente al derecho de propiedad que alcanzo el registro con
posterioridad (artículo 2022 del CC – primer párrafo). En buena cuenta, y lo reitero, el
problema nuestro no son las normas (que existen) sino su interpretación y aplicación a
cada caso concreto, labor que corresponde a todos los operadores jurídicos (pero sobre
todo, a los Magistrados).
No es mi intención repetir los argumentos correctamente afirmados por los amicus curae
en favor de la posición que concede prevalencia a la propiedad no inscrita, pero
adquirida con documento de fecha cierta anterior, frente a la inscripción del embargo.
Quisiera sumar, bajo un análisis diferente, un argumento más.
Es por todos sabido que este conflicto “sustantivo” termina encontrando respuesta en los
causes del proceso de tercería excluyente de propiedad regulado por el artículo 533 del
Código Procesal Civil (CPC). A la letra el artículo establece que “La tercería se
entiende con el demandante y el demandado, y sólo puede fundarse en la propiedad de
los bienes afectados judicialmente por medida cautelar o para la ejecución; o en el
derecho preferente a ser pagado con el precio de tales bienes”.
De otro lado, el artículo 100 de la misma norma procesal establece de forma más
categórica que “puede intervenir en un proceso quien pretende se le reconozca su
derecho en oposición a los litigantes, como consecuencia de alguna medida cautelar
ejecutada sobre un bien de su propiedad o sobre el cual tuviera un mejor derecho que el
titular de la medida cautelar”
Y finalmente, el artículo 624 del CPC precisa que “cuando se acredite fehacientemente
que el bien afectado con la medida pertenece a persona distinta del demandado, el Juez
ordenará su desafectación inmediata, incluso si la medida no se hubiera formalizado”.
¿No es meridiano acaso que también para la norma adjetiva se busca la prevalencia del
derecho de propietario afectado con una medida cautelar por deuda ajena? En mi
opinión es más que claro – redundante incluso- que nuestro ordenamiento busca
defender un hecho insoslayable: no es posible afectar con un embargo y obtener una
cobranza, con un bien que no es de propiedad del deudor.
Temo que de resultar amparándose el embargo, estos artículos del CPC y la referencia
al proceso de tercería excluyente de propiedad resulten inútiles e inoperantes. Como
quiera que fuera, está ahora en manos de la Corte Suprema de Justicia la respuesta
definitiva a este dilema que en nuestra opinión, hace mucho merecía una Pleno
Casatorio.
El artículo 2022 del código civil genera problemas interpretativos, que la tercería
de propiedad ha promovido maniobras fraudulentas, que el estado de la cuestión
no es pacífico, que existen resoluciones judiciales que amparan una u otra
pretensión ha sido precisado en esta sentencia plenaria, que recoge tanto los
debates académicos como las resoluciones discordantes y las propias
expresiones de los amigos de la curia. Esta polémica hacía indispensable la
realización de un Pleno Casatorio en el que pudiera optarse por la solución más
saludable posible, lejos de cualquier unilateralismo conceptual o verticalismo
doctrinario existente.
Convengo, por tanto, con la sentencia emitida por este Pleno Casatorio; tomo
una posición a favor de los fundamentos por las que se recusa las unilaterales
tesis a favor de la tercería de propiedad y aprecio que, un paso adelante, la
sentencia recomiende actuar prueba que excluya la posibilidad de fraude y, otro
paso más, señale que “futuros trabajos de reforma legislativa” deberán tener en
cuenta que otras normas del código civil responden a este tipo de conflictos a
favor del título inscrito.
V. BIBLIOGRAFÍA