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El oráculo de Delfos en la Historia de Grecia.


Siglos VI-V a.C.

Research · July 2016


DOI: 10.13140/RG.2.1.4843.9289

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1 author:

Olaya García Nos


Universitat Oberta de Catalunya
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Trabajo Final Máster de Mediterráneo Antiguo. UOC-
UAB-UAH.

El Oráculo de Delfos en la
Historia de Grecia. Siglos VI-V
a.C

Autora: Eulalia García Nos.

Director: Dr. César Sierra Martín.

Curso: 2015/2016.
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Imagen de portada: https://es.pinterest.com/

Templo Thólos de Atenea Pronaia en Delfos. Irónicamente esta es la imagen más


famosa y que más se identifica con el santuario, cuando en realidad, no pertenece al
dios Apolo sino a la diosa Atenea.

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El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

¿No hubo un anciano con doctrinas divinas, proclamado por el dios de Delfos como el
más sabio de los mortales, que sucumbe ante la intriga y envidia de una abominable
facción? Acusado de corromper a la juventud, cuando en realidad moderaba sus
impulsos, ¿no murió condenado a beber el jugo de una planta venenosa?

Lucio Apuleyo. El Asno de Oro (X.33.3) [en alusión a Sócrates].

“No es que los oráculos hayan dejado de hablar, sino que los hombres han dejado de
escucharlos.”

Georg Ch. Lichtenberg, 2006. Aforismos, Barcelona. Trad. Juan del Solar.

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El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

RESUMEN

Si hubo un lugar destacado y con poder para intervenir en las decisiones de los
hombres ese fue Delfos. Y por ello, no es casualidad que hoy día, cuando nombramos
ese santuario todos pensemos en un aura de misterio en torno a ese lugar sagrado y
nos imaginemos a la Pitia respondiendo enigmáticamente a las preguntas de los
consultantes. Este trabajo se va a centrar en el santuario de Delfos y su influencia en
la política de la Grecia clásica incidiendo en su época de esplendor, es decir, los siglos
VI y V a.C. Se intentarán resolver preguntas como hasta qué punto interfirió el oráculo
en los asuntos políticos, cuál fue el grado de influencia de Delfos en la cultura griega,
pero además también se detectarán los posibles casos de corrupción en torno al
santuario lo que conduce a los sacerdotes y a la misma Pitia. Para llevar a cabo esta
investigación se procederá a realizar un vaciado exhaustivo de la Historia de Heródoto
como fuente primaria, con especial atención a los pasajes sobre el oráculo de Delfos.
Por otra parte, también se utilizarán las principales obras y autores modernos sobre el
tema. El objetivo, por tanto, será captar el perfil político del santuario de Delfos
teniendo presente que las decisiones políticas las tomaban los sacerdotes. La política
de Delfos se puede seguir en las grandes contiendas griegas como fueron las Guerras
Médicas, pero también en la injerencia en asuntos como la caída de la tiranía en
Atenas o el exilio de diferentes reyes en Esparta.

Palabras clave: Delfos, Oráculo, Grecia, Heródoto, Política.

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El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Índice de Contenido

PREFACIO Y AGRADECIMIENTOS.................................................................................... 6
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... 6
La Morada de Apolo. ...................................................................................................... 9
Delfos e Historiografía Moderna. Marco teórico. ....................................................... 12
Capítulo I. OBJETIVOS Y JUSTIFICACIÓN ...................................................................... 14
Capítulo II. METODOLOGÍA ............................................................................................... 15
Capítulo III. DESARROLLO ................................................................................................ 16
I.Delfos y los bárbaros de Asia.................................................................................... 16
II.Delfos y Esparta ........................................................................................................ 21
III.Delfos y la colonización. .......................................................................................... 24
IV.Delfos en las tiranías y las Guerras Médicas. ....................................................... 28
V.El futuro tiene un precio. .......................................................................................... 35
VI.El ocaso de Delfos. .................................................................................................. 40
CONCLUSIONES. ............................................................................................................... 42
LISTADO BIBLIOGRÁFICO ................................................................................................ 44

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El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

PREFACIO Y AGRADECIMIENTOS

Cuando supe de la existencia de esta línea de investigación entre las ofertadas para
realizar el Trabajo Final de Máster, me sorprendió gratamente, ya que, desde que
“conocí” a Delfos durante la carrera, sentí una especie de fascinación hacia el
legendario oráculo de Apolo. Tras su realización y durante todos estos meses, he
podido constatar y así lo afirmo, que prácticamente desconocía lo que yo creía que
conocía. Buen juego de palabras es este y muy acertado, pues lo que yo sabía sobre
él era: un oráculo emplazado en un lugar impresionante, allí la Pitia daba profecías a
los que acudían en busca de respuestas y fue el santuario más importante de la
Antigüedad durante muchos años. También sabía algo sobre Apolo, el Bello, como yo
lo llamo, pero ciertamente, no le había prestado mucha atención, sólo la necesaria
para aprobar la asignatura de Mitología e Iconografía cristiana. Desconocía su origen
oriental, su historia familiar y su llegada a Delfos. Ciertamente, es increíble la de cosas
que puedes aprender durante un trabajo de investigación, en este caso de Máster.

Volviendo a la elección del tema, desde el principio me emocioné intensamente y,


motivada, corrí a escribirle a mi director para empezar cuanto antes. He tenido
momentos de desánimo, cierto es, pero han sido los menos, ya que todos los demás,
fueron de emoción y ganas de investigar. Debo decir, por otra parte, que además de
Delfos y Apolo, otro personaje que me ha llenado, ha sido Heródoto. He pasado junto
a él muchas horas, buscando entre sus libros los pasajes con las menciones a Delfos,
he analizado su forma de narrar (o, al menos lo he intentado) y he reflexionado en
varias ocasiones cuáles eran sus pensamientos y qué opinaba sobre Delfos.
Finalizado el trabajo quiero agradecer a mi director, el Dr. César Sierra, la ayuda
prestada y el interés (y paciencia) que ha tenido conmigo. Cierto es, que, sin sus
consejos y orientaciones no hubiera podido llegar hasta aquí.

INTRODUCCIÓN

Considero necesario empezar este trabajo hablando de Heródoto. Definido como el


primer historiador, ha pasado a recordarse con el apelativo de “El padre de la
Historia” 1 . Hasta qué punto es cierto y/o correcto denominarle de ese modo, lo
verdaderamente significativo y fuera de toda duda es que gracias a la recopilación de
sus viajes por Europa y Asia, Heródoto nos ha dejado un legado imprescindible y me
atrevería a decir, único, para el conocimiento de la Antigüedad. En sus narraciones se
alejó de la mitología ya que narró acontecimientos hechos por los hombres en un

1
También denominado “El padre de la Antropología”, incluso de la Etnografía, por sus descripciones de otros pueblos,
sobre todo en sus tres primeros libros. Lecaros Álvarez, 2015, p. 40.

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El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

tiempo concreto y no por los dioses2. También se alejó del mito3, aunque en su obra,
ciertamente, aparecen elementos teocráticos y míticos 4 . Con su objetivo de querer
dejar constancia de los hechos y sucesos acaecidos para que perduraran en el tiempo,
tenemos una valiosísima fuente de información para el estudio del pasado. Y así nos
lo cuenta el propio autor5 en su proemio del libro primero Clío.

Ésta es la exposición del resultado de las investigaciones de Heródoto de Halicarnaso para evitar
que, con el tiempo, los hechos humanos queden en el olvido y que las notables y singulares
empresas realizadas, respectivamente, por griegos y bárbaros —y, en especial, el motivo de su
mutuo enfrentamiento— queden sin realce. (Hdt. I. Proemio)6.

Mucho se ha dicho de este personaje desde la propia antigüedad. Plutarco escribió el


Tratado sobre la malevolencia de Heródoto 7 intentando demostrar sus malas
intenciones al escribir su obra (Sierra, 2014, p. 23). Se ha dicho de él que era un poeta
por su forma de escribir aunque estamos ante la primera obra extensa en prosa griega
que nosotros conozcamos, pero lo cierto es que autores posteriores se sirvieron de
sus escritos para realizar parte de sus trabajos al igual que también fue
frecuentemente imitado, calumniado y criticado. Por ejemplo, Ctesias de Cnido 8
pretendió desacreditarlo en repetidas ocasiones y siempre mantuvo una constante
polémica con Heródoto9. Fue Cicerón en su obra De Legibus10 quien lo llamó Padre de
la Historia, aunque luego, como veremos a continuación, presentaba dudas sobre la
veracidad de sus escritos. He aquí el pasaje:

Quinto.- Te comprendo, hermano mío; en tu opinión, las leyes de la historia no son las mismas
que las de la poesía. Marco.- Sí, puesto que en aquella todo se refiere a la verdad, y en esta casi
todo al deleite. No quiere decir esto que en Heródoto, padre de la historia, y en Teopompo, no
se encuentren innumerables fábulas. (Cic. De Legibus.1.5).

Nació sobre el 484 a.C. -antes de la expedición contra Grecia que llevaría a cabo
Jerjes-, en la antigua colonia griega de Halicarnaso. Tiempo más tarde abandonó su
patria como consecuencia de una rebelión contra Lígdamis, tirano de Halicarnaso. El
tío de Heródoto, Paniasis, estaba implicado en dicha rebelión y su familia, tuvo por ello
que abandonar la ciudad. Heródoto se dirigió entonces a la isla de Samos donde pudo
entrar en contacto con la cultura jonia. Entre medias de todas estas fechas Heródoto
realizó varios viajes por Egipto, Mesopotamia etc. y también visitó diversas ciudades
griegas, entre ellas la Atenas de Pericles. Esto le dio la oportunidad de ir presentando

2
En los relatos teocráticos los dioses impulsan a los hombres a la acción, los dioses tendrán la última palabra pero
actúan a través de ellos, de esta manera pueden protegerlos o perseguirlos, según les plazca. Véase Pérez-
Amuchastegui, 1997, p. 45.
3
Los dioses son los protagonistas en la mitología, controlan el devenir de los hombres, no se excluyen los actos
humanos sino que se controlan.
4
A pesar de todo, los dioses estarán presentes en su obra, la clave está en que busca situar los sucesos en un
contexto cronológico e histórico.
5
Según Asheri/ Lloyd/ Corcella, 2007, p. es discutible que estas primeras líneas sean de Heródoto. Véase bibliografía.
6
En adelante seguiremos la traducción propuesta por Schrader C. 2000: Heródoto. Historia. Madrid: Gredos.
7
Plu. Mor. 854E-874C.
8
Médico e historiador griego, trabajó durante largo tiempo en la corte persa y, cuando regresó a Grecia, realizó su obra
Historia de Persia. Más tarde, escribió su obra Sobre la India, en ambas obras destacan elementos fantásticos y
maravillosos que le llevaron al descrédito entre los antiguos.
9
Gómez Espelosín, 1994.
10
Obra escrita sobre el año 52 a.C establece un diálogo ficticio entre su hermano Quinto, su amigo Ático y él mismo. El
debate de la obra gira en torno a las leyes romanas.

7
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

sus escritos e ir conociendo a personajes como Sófocles. Entre los años 444-443 a.C
se fundó la colonia de Turios donde él participó. Nuestro protagonista era un hombre
curioso y ello se demuestra en sus viajes y su recopilación de sus experiencias en sus
libros. En efecto estas fueron las fuentes que utilizó en su obra; lo que había visto, es
decir, fuente testigo presencial y lo que sabía “de oídas”, citamos un ejemplo
correspondiente a un fragmento del Libro II:

Antes, los pelasgos —y lo sé por haberlo oído en Dodona— ofrecían todos sus sacrificios
invocando a los «dioses», pero sin atribuir a ninguno de ellos epíteto o nombre alguno, pues
todavía no los habían oído. (Hdt.II.53.2).

La información que nos ofrece Heródoto, como testigo en primera persona,


lógicamente, es la que otorga más credibilidad a los hechos narrados. Por otro lado,
formulaba hipótesis a partir de diferentes tradiciones o versiones que había recogido,
introduciendo posteriormente su opinión. Como ejemplo a lo expuesto podríamos citar
el siguiente fragmento del libro II:

En lo referente, por otro lado, a las cosas humanas, me dijeron, con unanimidad de criterio, que
los egipcios fueron los primeros hombres del mundo que descubrieron el ciclo del año, dividiendo
su duración, para conformarlo, en doce partes. Afirmaban haberlo descubierto gracias a su
observación de los astros. Y, en mi opinión, hacen un cómputo más ajustado que el de los
griegos (…) (Hdt.II.4).

Por tanto, tenemos que los datos recopilados por Heródoto provienen unas veces de
fuentes directas y otras indirectas. Nótese que cuando relata “de oídas” no cita el
origen y, si lo hace, dice simplemente que son autores griegos (Graciani, 2000, p. 452)
aunque en el caso de Egipto sus fuentes proceden de los sacerdotes11. Los temas
tratados fundamentalmente en su obra fueron los enfrentamientos entre griegos y
persas que tuvieron como consecuencia las Guerras Médicas, sin embargo hay una
serie de excursos entre medias, donde cuenta la historia anterior al conflicto de
medos, persas, espartanos y, en general, griegos. También nos describe
construcciones como las pirámides (Hdt.II. 124-133) geografía de las regiones
(Geografía de Asia y Europa, Hdt.IV. 36-45) etc. Todos estos escritos fueron
posteriormente separados y divididos en volúmenes hasta llegar a nueve libros y a
cada uno se le dio el nombre de una musa. Debemos pensar en Heródoto como un
hombre inteligente e inquisitivo, que vivió en una sociedad donde los relatos se
transmitían de forma oral y una sociedad que cree en lo fantástico, lo sobrenatural, los
dioses y la mitología forman parte de ellos.

A pesar de ser, tal y como hemos mencionado antes, una obra con gran valor histórico
para todo aquel interesado en el conocimiento de hechos ocurridos en la Antigüedad,
sí que hay que matizar que los escritos presentan cronologías confusas,
acontecimientos carentes de dichas cronologías y por tanto, difíciles de ubicar,
también encontramos contradicciones y repeticiones de pasajes. De todos modos,
sigue siendo una obra fiable en cuanto a sucesos históricos se refiere y no podemos
obviar ese detalle. En definitiva, aceptando el hecho indudable de encuentros

11
Por otra parte parece que Heródoto también utilizó para las regiones del norte del Mar Negro, la obra de Aristeas
(Gómez Espelosín, 2005, p. 116).

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El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

imposibles12 y los citados en este mismo párrafo, estamos ante la primera Historia
Universal y el primer trabajo historiográfico, hecho que considero tiene un gran valor.
Han transcurrido más de dos mil años desde su muerte, pasarán muchos más y
seguiremos hablando sobre él.

La Morada de Apolo.

“El ombligo del mundo”. Así se le ha denominado tradicionalmente al Oráculo de


Delfos y todos asociamos esa frase con el santuario.

Para empezar indagaremos un poco sobre el origen del oráculo, del lugar y su historia.
Ubicado en la Grecia central, el santuario se halla en la falda sur del Monte Parnaso, el
lugar que según la tradición, está habitado por las Musas. La leyenda cuenta que Zeus
quiso averiguar dónde se hallaba el centro del mundo y para ello envió dos águilas
desde cada extremo de la Tierra; las águilas se encontraron en el cielo sobre Delfos y
de esta manera quedó establecido el lugar con un ómphalos u ombligo de piedra, una
roca que según la mitología, fue la que Rea dio de comer a Cronos, haciéndola pasar
por su hijo Zeus 13 . Lo cierto es que el “resurgimiento” del lugar fue gracias a las
excavaciones que se iniciaron a partir de 1892 por la Escuela Francesa de Atenas,
que adquirió los terrenos tras bastantes vicisitudes14. Una vez conseguido el objetivo,
empezaron los trabajos de estudio, excavaciones en el santuario y reconstrucciones
llevadas a cabo como la del Tesoro de los Atenienses (Aldana Nácher, 1997). La
Arqueología nos ha mostrado que el lugar estuvo habitado desde antaño,
aproximadamente desde el s. XV en época micénica, venerándose a la diosa Gea, la
que se cree fue la primera “propietaria” de Delfos. La Madre Tierra tuvo allí su
santuario y un oráculo, protegido por su hija Pitón, según distintas versiones puede ser
una serpiente o un dragón. Y aquí es donde entra en escena Apolo. Su origen es
complejo habiendo autores que defienden un origen heleno y otros abogan por una
procedencia asiática 15 y/o nórdica. Apolo en la tradición griega, era hijo de Leto y
Zeus, cuenta la leyenda que mató a Pitón, enemiga de su madre y se instaló en
Delfos; es interesante el hecho de que al asesinar a la serpiente el dios tuvo que estar
un tiempo expiando su muerte y es por ello que se convirtió en el dios de las
purificaciones (Aldana Nácher, 1997, p.7). Apolo pasaba los meses de invierno con los
Hiperbóreos16 y los restantes los pasaba en Delfos, en su ausencia ocupaba su lugar
el dios Dioniso.

A partir del siglo VIII a.C la importancia de Delfos fue en aumento aunque no con la
magnitud que alcanzó en el siglo VI. Lo cierto es que Delfos se convirtió en el centro
neurálgico por excelencia, por donde pasaron personajes importantes llegados de

12
Encuentro entre Solón y Creso, cronológicamente imposible. Libro I- 28.
13
El titán Cronos fue devorando a cada uno de sus hijos ya que le habían profetizado que uno de ellos le destronaría.
Rea, su esposa, le engañó envolviendo en pañales una piedra y este la tragó pensando que se trataba de su hijo Zeus.
Graves, 1960, p. 38.
14
Justo encima del santuario se construyó el pueblo de Castri, lo que originó problemas con los lugareños que se
negaban a abandonar sus casas. Véase Scott, 2015, p. 318-329.
15
Sobre la procedencia asiática: Giorgio Colli (traducción de Gilbert Mathieu), 1990, p. 3 y Aldana Nácher, 1996, p. 8.
Se alega que los lugares más grandes de culto estén en Asia: Dídima en Caria, o Patara en Licia, entre otros.
16
“Habitantes de más allá del viento del norte”, según la mitología griega habitaban en Hiberbórea, una región al norte
de Tracia. Llevaban una pacífica existencia, se decía que eran inmortales y adoraban a Apolo.

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El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

muchos lugares para consultar al dios Apolo a través de la Pitia. Su prestigio fue tan
grande que ningún estado se aventuró a declarar una guerra, fundar una colonia o
realizar un tratado de paz sin antes haber ido a consultar el oráculo. Es cierto que
existían otros oráculos pero ninguno fue capaz de superar en prestigio a Delfos, y así
quedó atestiguado por Heródoto cuando Creso quiso averiguar cuál era el oráculo más
fiable y envió mensajeros a todos ellos preguntando qué había estado haciendo antes
de consultarlo. Recogemos el pasaje:

Los lidios, después de consignar por escrito esta respuesta de la Pitia, partieron de regreso a
Sardes. Y, cuando los otros enviados a los restantes lugares comparecieron, asimismo, con las
respuestas de los oráculos, entonces Creso fue desenrollando y leyendo, uno a uno, los escritos.
De hecho, ninguno de ellos le satisfacía, pero, cuando leyó el que procedía de Delfos, lo acogió
al instante con fervor y reconoció su exactitud, con el convencimiento de que el oráculo de Delfos
era el único verídico, porque le había descubierto lo que él, personalmente, había hecho.
(Hdt.I.48.2).

Pero ¿Cómo funcionaba el oráculo? Las fuentes que nos han llegado (desde el siglo
VI al IV a.C) no nos dicen exactamente el procedimiento, dichas fuentes escriben
como si el lector supiera cómo funcionaba, incluso servía de referencia para otros
oráculos, como nos cuenta en su libro Michael Scott («aquí ocurre lo mismo que en
Delfos...»)17. En un principio el oráculo sólo recibía una vez al año, el séptimo del
primer mes de la primavera, cuando se suponía que era el cumpleaños del dios, pero
debido a que su fama fue en aumento, se decidió permitir más consultas, recibiendo
de esta manera a los suplicantes el séptimo día de cada mes18 . A Delfos acudían no
solamente reyes y príncipes sino también ciudadanos para formular cuestiones de
diversos temas, esto es, negocios, guerras, relaciones amorosas…Era tal su veracidad
en las respuestas que nadie dudaba (no al menos al principio, de esto hablaremos en
otro apartado) de lo que dictaba la Pitia por deseo de Apolo. Precisamente en eso
residía su fuerza, en que el oráculo nunca se equivocaba; y es que sus respuestas
eran siempre tan enigmáticas que daban lugar a varias interpretaciones, y quedaban
en manos de los mortales el saber interpretarlas o no. De esta manera, si la respuesta
no era la deseada o fue un error, la culpa no era del oráculo sino de las personas que
tomaron las decisiones. Es importante subrayar aquí que dichas respuestas no las
daba la Pitia directamente al consultante sino que estas eran transmitidas a los
sacerdotes quienes se encargaban de “transcribirlas” y pasarlas a la persona en
cuestión.

Y esto nos conduce a otra pregunta ¿Quién era la Pitia? Hay escasa información
sobre ello y lo poco que tenemos proviene casi en su totalidad de Plutarco 19(Plut.,
Mor., 405C). Nos cuenta este autor que la Pitia debía ser de Delfos y se elegía entre
las que tenían mejores cualidades, aunque su estatus social no era determinante:

Había llevado siempre una vida irreprochable, aunque, como se había criado en el hogar de unos
campesinos pobres, cuando cumplía con su papel profético lo hacía sin gracia y sin ningún
conocimiento o talento especiales. (Plut. Mor, 405C).

17
Scott, 2015, p.33.
18
Menos los tres meses de invierno que marchaba con los Hiperbóreos.
19
Escritor del s.I d.C que sirvió como sacerdote en el templo de Apolo. En los siglos I y II d.C Plutarco escribió la obra
más extensa que se conserva, de los escritores antiguos. La intervención de los dioses por medio de los oráculos, es,
para Plutarco, de extrema importancia en relación con los acontecimientos posteriores (Martínez Lacy, 2014).

10
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Una vez que era elegida, se convertía en la sierva de Apolo para toda la vida.
También sabemos por Diodoro de Sicilia20 que en principio estas jóvenes debían de
ser vírgenes pero más tarde ocurrió un suceso que cambió esta norma: cierto día
acudió a la consulta un personaje llamado Equécrates de Tesalia el cual vio a la Pitia y
la violó, desde entonces se decidió que las pitias fueran mayores de cincuenta años 21
(D.S.XVI.26). En los días de consulta, la sacerdotisa debía purificarse sumergiéndose
en la fuente Castalia y utilizaba también hojas de laurel que masticaba para el ritual.
Después se sentaba en el trípode e inhalaba el vapor dulce (pneuma) que salía
justamente de la fisura encima de donde ella estaba sentada (Green, 2010, p.8). De
igual manera los consultantes también debían purificarse en los manantiales de
Castalia y sacrificaban generalmente una cabra en honor al dios. La cabra era mojada
primeramente con agua sagrada por un sacerdote y según la manera en que tiritara
sería propicia o no, la consulta (Rodríguez Morales, 2006). En cuanto al orden
seguido, los habitantes de Delfos, siempre tendrían preferencia ante los demás
llegados. A continuación irían todos aquellos que formaran parte de la Anfictionía 22.
Había que pagar una tasa de la que se sabe bien poco en relación al precio, aunque
parece que variaba según el tema de la consulta. En realidad dicha tasa era una torta
que se quemaba en el altar, dicha torta podía llegar a tener precios desorbitantes
(Scott, 2015, p.38). Una vez resueltas todos los pasos previos el consultante, tras
esperar largo rato, podía entrar a la consulta. Se cree que el visitante no veía
directamente a la Pitia y todo el proceso de pregunta/respuesta lo llevaban a cabo los
sacerdotes. Hay varias teorías sobre ello y las fuentes tampoco aportan datos claros23.

En cualquier caso, y a grandes rasgos, éste era el proceso de consulta para un


suplicante que necesitaba respuestas a un tema concreto. Los mismos consultantes,
cuando el oráculo les había sido favorable entregaban ofrendas y no sólo eso; también
construían los denominados “tesoros” como ocurrió con el famoso Tesoro de los
Atenienses, actualmente visible en la reconstrucción moderna de Delfos, el Tesoro de
los Corintios o el Tesoro de Sifnos24. De este último tenemos mención en Heródoto en
su libro III a propósito de la llegada de los samios, en busca de dinero, sabiendo que
en Sifnos había minas de plata y oro en abundancia y por lo tanto, los sifnios
disponían de metales preciosos. Nos relata Heródoto lo siguiente:

(…) de hecho eran los más ricos de los isleños; y ello hasta el extremo de que, con la décima
parte de los recursos que se obtenían en su territorio, consagraron en Delfos un tesoro
comparable a los más opulentos; además, los sifnios se repartían entre ellos los recursos que
cada año se obtenían. Pues bien, cuando estaban construyendo el tesoro, consultaron al oráculo
si iban a poder mantener por mucho tiempo su prosperidad de entonces; y la Pitia les dio la
siguiente respuesta:

20
Diodoro de Sicilia, historiador griego del s.I a.C.
21
De hecho, podían estar casadas y haber tenido hijos, pero si eran seleccionadas debían abandonar sus familias para
servir a Apolo.
22
Delfos en origen era libre, no perteneciendo a ninguna ciudad, pero después se decidió crear una alianza de
ciudades para defenderlo, la Anfictionía. Sin embargo, hubo diversos intentos por dominar el santuario y tener el control
lo que dio lugar a cuatro Guerras Sagradas. Véase Fornis Vaquero, 1991, p. 67. Domínguez Monedero, 2001, p. 230.
23
Plutarco cuenta que el consultante esperaba en una habitación aparte. Plut. (Mor. 437C).
24
El Tesoro de los Sifnios se hallaba en la Gran Vía Sagrada que llegaba hasta el Templo de Apolo. Fue un edificio
decorado con todo lujo de detalles y guardaba en su interior las ofrendas de la ciudad para el dios Apolo. Sus dos
columnas “in antis” tenían forma de cariátides a semejanza de las de la Ácrópolis de Atenas. (Aldana Nácher, 1996, p.
10). También Pausanias nos informa en su libro X Descripción de Grecia sobre este Tesoro y otros: los sifnios
construyeron este Tesoro con motivo del diezmo que tuvieron que aportar derivado de las minas de oro, ordenado por
Delfos. (Pau. X.11.2). Este Tesoro era considerado una de las joyas de Delfos.

11
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Mirad, cuando en Sifnos blanco sea el pritaneo, y blanco el friso del ágora, justo entonces se
requiere una persona astuta, para protegerse de una lígnea emboscada y de un heraldo rojo.
(Hdt. III.57.4).

Dicho oráculo no fue comprendido por los sifnios hasta que llegaron los samios
buscando el dinero y les atacaron. En efecto, en cuanto los samios llegaron a Sifnos,
enviaron mensajeros a la ciudad a bordo de una nave barnizada con minio; a este
respecto hay que decir que todas las naves antiguamente se pintaban con este
material, era a esto a lo que se refería la Pitia cuando hablaba de protegerse de una
lígnea emboscada y de un heraldo rojo. En cuanto a la mención del blanco sea el
pritaneo, y blanco el friso del agora se puede suponer que, como nos dice Heródoto, el
mármol era pario, y era famoso por su blanco puro 25, podría captar la vista de los
piratas fácilmente y asegurar ansias de saqueo. Los samios pidieron (o exigieron) una
suma de dinero que los sifnios les negaron a lo que atacaron y saquearon campos;
entonces los sifnios intentaron hacerles frente y lucharon pero fueron derrotados, y
además, tuvieron que pagar la suma de cien talentos.

Como hemos mencionado, el apogeo del oráculo estuvo centrado entre los siglos VI y
V a.C y después fue mermando poco a poco.

Delfos e Historiografía Moderna. Marco teórico.

Como vemos, el oráculo influenció pero también estuvo influenciado. Son muchos los
autores que han escrito sobre Delfos; sobre las tiranías y su relación con el santuario
son recomendables los trabajos realizados por César Fornis Vaquero, destacando los
artículos “Délos y Delfos en la tiranía arcaica ateniense y samia”, “El papel del Oráculo
de Delfos en la tiranía arcaica”, y por último el ya citado “Clístenes de Sición, el
oráculo délfico y la primera Guerra Sagrada”. En cuanto a la naturaleza mística del
santuario y el funcionamiento con relación a la Pitia, hemos considerado el trabajo de
Peter Green cuyo título es Posesión y Pneuma: la Naturaleza esencial del Oráculo
Délfico. El artículo aborda el estudio de la mística que rodea a la Pitia, ese misterioso
vapor, pneuma, que envuelve a la profetisa con su magia para concederle el don de la
profecía. Por su parte, Aurelio Pérez Jiménez, en su trabajo titulado “Religión y política
en Grecia: Temístocles y el oráculo de Delfos” nos introduce precisamente en la
influencia que tuvo la religión en la política griega y se centra en Temístocles26 que
interpretó correctamente un oráculo de Delfos y gracias a ello los griegos pudieron
ganar la batalla en Salamina.

Otro aspecto destacado donde el oráculo influyó de una manera importante fue en la
creación de nuevas colonias. A este respecto es interesante el trabajo de Vanesa
Toscano Rivera “La función oracular en el caso de la colonización euboica”. Por
ejemplo en la fundación de Cirene27, que podemos seguir en el libro IV de Heródoto,
vemos que es incontestable el papel que tuvo Delfos en los procesos colonizadores,
tanto en el terreno político como en el religioso. El caso de la colonización euboica no
25
Hdt. III.57.4.
26
El héroe de Salamina, general ateniense conocido por su astucia en interpretar un oráculo de la Pitia, haciendo ver a
los atenienses que tenían que combatir por mar en Salamina, lo que condujo a una victoria griega.
27
Hdt.IV.155.2

12
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

lo fue menos, tal y como nos cuenta la autora del trabajo, la intervención de Apolo en
dichas fundaciones era importante pues debía otorgar su aprobación antes de fundar
la colonia, sin la cual, no se fundaba la colonia. También nos habla de la función del
oikistes28o fundador, importante es resaltar el papel religioso de esta figura, donde se
mantiene una relación entre el oikistes y la consulta oracular. Como nos dice Adolfo
Domínguez Monedero29, el oikistes se ocupaba de conducir la expedición y llevarla
hasta su emplazamiento definitivo y una vez que llegaban, se ocupaba de distribuir las
tierras a los recién llegados; usualmente era nombrado por la metrópoli. A él le
corresponde todo lo relacionado con la nueva colonia, es decir, organización política,
religiosa y social. Al respecto, Vanessa Toscano añade que existían fraudes en el
proceso de fundación de una colonia; citando textualmente a la autora:

Son muchas las fundaciones que a posteriori han ‘falsificado’ los datos en busca de una
predicción oracular, y en los momentos arcaicos es difícil encontrar huellas del contacto entre el
oráculo y la colonia. (Toscano, 2012, p. 333).

Por último, realiza un repaso a la historiografía del oráculo de Delfos basándose en las
distintas opiniones que dan varios autores para culminar el trabajo con el caso de
Eubea. El artículo es interesante pues nos muestra la evolución y/o importancia del
santuario y las escasas pruebas de su función en las colonizaciones antes del s. VI
a.C. Otro trabajo de Adolfo Domínguez Monedero, “Los griegos de occidente y sus
diferentes modos de contacto con las poblaciones indígenas II. El momento de
fundación de la colonia”, se centra en el momento de fundación de una colonia y para
ello, nos muestra diversos ejemplos desde Cumas hasta Massalia, realizando un
recorrido por diversas colonias griegas. Jean Claude Cárriere, en su artículo “Oracles
et prodiges de Salamine. Hérodote et Athènes” subraya el papel de los oráculos y
prodigios previos de la batalla de Salamina, como prueba de la intención
propagandística del relato de Heródoto en el contexto de las Guerras del Peloponeso.
El libro “La città e l’oracolo. I rapporti tra Atena e Delfi in età arcaica e classica”, cuyo
autor es Alessandro Giuliani nos habla de la relación entre el oráculo y los hombres
más destacados los cuales acudían al santuario para formular consultas y escuchar al
dios Apolo. La ciudad de Atenas por un lado y por el otro el oráculo de Delfos, ambos
lugares son clave en la cultura griega y se unen en ellos unos elementos como son el
binomio política-religión, la democracia, la propaganda pero también la corrupción
asociada a objetivos políticos en torno a Delfos.

El libro del profesor Jon Mikalson “Herodotus and religion in the Persian Wars” nos
lleva a una indagación de las prácticas religiosas de los griegos en un contexto
específico como fueron las Guerras Médicas. Me ha resultado de lo más interesante el
trabajo realizado por David Hernández de la Fuente, titulado “Los oráculos en las
Leyes: hacia una nueva interpretación del legislador platónico”. Tal y como indica el
título, el artículo se basa en todas las menciones (que no son pocas) que realiza
Platón en su obra Leyes. En este trabajo se recoge desde la importancia de los
adivinos, la influencia délfica en la creación de colonias, el papel de los sacerdotes, las
leyes, todo muy completo.

28
Figura que representaba la institución fundadora, solía estar relacionado con las élites aristocráticas.
29
Domínguez Monedero, 1992, p. 106.

13
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Por otro lado el artículo “Plutarco contra Heródoto: razones de una censura” me abrió
el camino para entender las críticas que recibió Heródoto por parte de los antiguos.
Este trabajo, de César Sierra, se centra en los motivos que tuvo Plutarco para atacar a
Heródoto por medio de su obra Sobre la malevolencia de Heródoto, dicho tratado
forma parte de las Obras morales y de costumbres de Plutarco. Se centra sobre las
malas intenciones que tuvo Heródoto al redactar su Historia. Siguiendo con el mismo
autor, hay otro artículo en el que hace una comparación entre Jerjes, Leónidas y
Temístocles, cuyo título empieza de esta misma manera: “Jerjes, Leónidas y
Temístocles. Modelos griegos en el relato de Heródoto”. Se analiza cada personaje
por separado según el modelo de Heródoto, estos personajes se colocan como
modelos conductuales, de buenas y malas figuras homéricas asociables con
Agamenón, Aquiles y Odiseo. Es interesante para el trabajo que nos ocupa y que, de
alguna manera, está ligado al oráculo, ver cómo el autor expone cada personaje por
separado y los analiza a partir de lo que narra Heródoto. El libro de Michael Scott
“Delfos, Historia del centro del Mundo Antiguo” explica al lector la historia de Delfos
desde sus inicios hasta su decadencia y desaparición como santuario. En la parte final
alude al proceso de excavaciones del lugar y los inconvenientes que hubo para
empezar dichos trabajos. Estos son algunos ejemplos de autores que han escrito
sobre Delfos, habiendo muchos más, de los cuales hablaremos más adelante o
simplemente se citarán, pero todos ellos estarán en el listado bibliográfico al final del
trabajo.

Capítulo I. OBJETIVOS Y JUSTIFICACIÓN

Los objetivos de la investigación se centran en captar el perfil político del santuario


según el momento histórico teniendo presente que las decisiones las tomaban los
sacerdotes. Esta inclinación política se puede seguir en las grandes contiendas
griegas como fueron las Guerras Médicas, pero también en la injerencia en asuntos
como la caída de la tiranía en Atenas o el exilio de diferentes reyes en Esparta.
Además se intentarán resolver algunas preguntas como son ¿Por qué fue tan
importante el oráculo de Delfos en la cultura griega? ¿Hasta qué punto interfirió el
oráculo en los asuntos políticos? ¿En qué momentos se puede captar una posible
corrupción a la Pitia? ¿Por qué el oráculo mostraba preferencias hacia ciertos
individuos y rechazo a la tiranía en el siglo VI a.C? Todas estas cuestiones son
importantes y necesarias para entender el funcionamiento tanto del santuario como de
las relaciones con las diferentes póleis. A pesar de no ser Delfos el único oráculo de la
Antigüedad, sí que fue sin lugar a dudas el más famoso y con más prestigio. Se
pretende con el trabajo comprender cuál fue el grado de influencia política que tuvo el
oráculo entre los siglos VI y V a.C y por qué se mantuvo durante mil años en la
cúspide. También se verá en qué momento inicia el proceso de decadencia y los
motivos de su declive.

Como fuente principal y primaria me voy a servir de Heródoto, ya mencionado en el


inicio del trabajo, motivo por el cual no me voy a detener en él, brevemente se puede

14
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

decir que sus Historias van a ser el camino a seguir para poder comprender el
funcionamiento del oráculo y tratar de entender los mecanismos que giran a su
alrededor. El vínculo entre religión y política en la vida de los griegos fue muy
importante y se verá a lo largo del trabajo. Ya hemos mencionado su influencia en las
fundaciones de nuevas ciudades, como en el caso de las colonias de época arcaica,
donde primero de todo se consultaba al oráculo y hay un fuego sagrado que preside
los hogares y el cual proviene del fuego de la metrópoli30. También preside la religión
las reuniones de las asambleas, ya que estas empiezan con un sacrificio y son de su
competencias asuntos relacionados con los santuarios, consultas a los oráculos,
fiestas etc. Creo que, dada la temática del trabajo, el mejor ejemplo en la relación
política/religión, lo tenemos en las consultas llevadas a cabo en oráculos, en este caso
en Delfos, como el más famoso de todos. Como vemos, la religión influye en la
política, en la polis, en los ciudadanos, en fin, sirve como nexo de unión en el mundo
griego. Es significativo el hecho de que en los santuarios, las ciudades o particulares,
realizan ofrendas, construyen monumentos como los “tesoros”, en honor a victorias o
por donación individual. Además, las ciudades rivalizaron entre ellas por tener en los
santuarios las mejores construcciones.

Capítulo II. METODOLOGÍA

Para llevar a cabo la investigación he realizado un vaciado de información de las


fuentes primarias, en este caso (Heródoto: Schrader C, 2000. Heródoto. Historia.
Madrid: Gredos, Balasch M. 1999. Heródoto: Historias, colección Letras Universales,
274. Madrid: Cátedra, Legrand P.E. 1966. Hérodote: introduction: notice préliminaire
sur la vie et la personnalité d’Hérodote et sur la presente édition. Belles Lettres, Godley
A.D. 1925, Herodotus. The Persian Wars. Volume I to IV. Harvard University Press:
Loeb Classical Library) en función de los objetivos marcados. Después, se ha
procedido a otro vaciado de las fuentes secundarias, valiéndome de las bases de
datos, reuniendo los distintos trabajos de autores modernos que han ido escribiendo
sobre Delfos. Aunque habrá muchos más de los citados, me he servido de los que he
puesto en el listado bibliográfico por razones de accesibilidad.

Las bases de datos utilizadas han sido Dialnet, Academia.edu, ResearchGate, JSTOR
y L’anée philologique básicamente. Las ediciones de Heródoto (ya citadas) con las que
he trabajado, han sido las de la editorial Gredos, Cátedra y en otros idiomas como
francés e inglés. Finalmente, como se puede observar, he organizado el trabajo por
temáticas, de esta manera se puede ver los temas que se han tocado, como han sido
Asia, Esparta, colonizaciones, tiranías, Guerras Médicas, corrupción y ocaso del
oráculo. Creo que así como lo he dispuesto, el lector tiene una visión más uniforme y
completa de las menciones que nos va ofreciendo Heródoto en sus libros sobre el
oráculo de Delfos.

30
Véase más información en Bruit-Zaidman/Schmitt-Pantel, 2002.

15
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Capítulo III. DESARROLLO

Vamos a empezar a continuación, con el cuerpo del trabajo. Se irán recogiendo de


cada libro, todos los pasajes que hagan mención al oráculo de Delfos y se analizarán
temáticamente.

I.Delfos y los bárbaros de Asia.

La primera vez que Heródoto cita el oráculo, se recoge en el relato sobre Candaules.
Nos cuenta que Candaules, rey de Sardes, quiso que su oficial favorito, Giges, viera a
su mujer desnuda, convencido como estaba que era la más bella de todas las mujeres
(Hdt. I.13). Este rehusó pero el rey insistió asegurando que ella no le vería. Pero la
bella reina se percató de que estaba escondido y le dio a elegir, matar a su rey y
quedarse con ella y el reino o perder la vida. Así, dio muerte a su señor y se convirtió
en rey de los lidios. Cuenta Heródoto:

Se apoderó, pues, de la realeza y fue confirmado en ella por el oráculo de Delfos. Sucedió, en
efecto, que, como los lidios consideraban intolerable la muerte de Candaules y estaban en
armas, los partidarios de Giges y el resto de los lidios convinieron en que, si el oráculo prescribía
que él fuera rey de los lidios, en ese caso reinaría; pero, de lo contrario, restituiría el poder a los
Heráclidas. Y, efectivamente, el oráculo lo prescribió y así Giges se convirtió en rey. (Hdt. I.13.2).

Y a continuación añade:

Giges, una vez en el trono, envió a Delfos cuantiosas ofrendas, pues la mayoría de ofrendas de
plata que hay en Delfos son suyas (…) El tal Giges, además, fue, que nosotros sepamos, el
primer bárbaro que consagró ofrendas en Delfos tras Midas, hijo de Gordias, rey de Frigia. (Hdt.
I.14.2).

Como valoración de estos dos pasajes que hemos visto, es significativo que el oráculo
de Delfos se convierte en árbitro de una contienda política entre bárbaros, en el reino
de Lidia. Tenemos, por tanto, un mediador en un conflicto no griego. Según el primer
texto, parece que Candaules era descendiente de los Heráclidas, es decir, que era
griego. Delfos sancionó el cambio de dinastía.

A continuación siguiendo con los bárbaros, reinando Aliates, descendiente de


Giges, hubo un incendio propagado por la mies que ardía y alcanzó de lleno al
templo de Atenea, quedando reducido a cenizas 31. Nadie le dio importancia
pero cuando el ejército regresó a Sardes, Aliates cayó enfermo 32 y no se
recuperaba, de manera que, envió (él u otra persona) emisarios a Delfos para
preguntar qué le ocurría. Pero la Pitia dijo que no contestaría a la pregunta
hasta que no se hubiera reconstruido el templo de Atenea que habían
incendiado ellos. (Hdt. I.19.3). Por supuesto Aliates, una vez enterado de la
respuesta, envió de inmediato un heraldo con una tregua a Mileto33 que durara

31
El contexto en el que se quema el templo es una guerra, por tanto, no fue fortuito.
32
La enfermedad que sufrió Aliates era un castigo divino.
33
Aliates se encontraba en guerra con Mileto, por ello pidió la tregua para la reconstrucción del templo de Atenea. Hdt.
I.21.

16
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

el tiempo para llevar a cabo la reconstrucción del templo. Años más tarde y ya
curado de su enfermedad, Aliates fue el segundo en ofrecer a Delfos ofrendas:

“Y, por haber superado su enfermedad, consagró en Delfos (fue el segundo de aquella familia
que lo hizo“) una enorme crátera de plata y su soporte en hierro soldado —constituye la ofrenda
más destaca- ble de todas las que hay en Delfos” (Hdt. I.25.2).

La siguiente mención es, a mi juicio, una de las más famosas: cuando Creso, hijo de
Aliates, rey de Lidia, pone a prueba a los oráculos, a propósito de averiguar cuál de
todos ellos es el más fiable. Creso tenía dudas sobre iniciar la guerra contra los
persas, que por aquella fecha se estaban convirtiendo en la fuerza hegemónica de
Asia. Entonces decidió que lo mejor sería consultar un oráculo, pero antes quería
conocer cuál era el más fiable, el de predicción exacta. Por ello mandó emisarios a
todos los oráculos de Grecia y Libia; así se dirigieron a Delfos, Abas (Que se hallaba
cerca de los límites de Fócide con Beocia y con Lócride Opuntia), Dodona (En la
región del Epiro, dedicado al dios Zeus y a la Diosa Madre) Anfiarao34 (se localizaba
en la frontera entre el Ática y Beocia, en Oropo), Trofonio (En Lebadea, Beocia) y al de
los Bránquidas en Mileto. Por último, otros se dirigieron al santuario de Amón, en Libia.
Su idea era ponerlos a prueba con una pregunta y así comprobar cuál de ellos era el
más fiable. Se desconoce las respuestas de los demás oráculos, no así el de Delfos.
Recogemos el pasaje:

Por ello, una vez concebida esta idea, puso sin dilación a prueba a los oráculos de Grecia y al de
Libia, enviando emisarios a diferentes lugares; unos, con orden de ir a Delfos, otros, a Abas en
Fócide y otros, a Dodona; también fueron enviados algunos al santuario de Anfiarao y al de
Trofonio; y, asimismo, al de los Bránquidas, en territorio de Mileto. Éstos fueron, pues, los
oráculos griegos a los que Creso envió emisarios con el propósito de consultarlos; y despachó
otros al santuario de Amón, en Libia, para que interrogasen al dios. Los enviaba a diferentes
lugares para poner a prueba la opinión de los oráculos, con la intención de enviar una segunda
comisión, si constataba que sabían la verdad, a preguntar si debía emprender la guerra contra
los persas. (Hdt. I.46.3).

Y, para poner a prueba los oráculos, despachó a los lidios con las siguientes instrucciones:
debían llevar el cómputo del tiempo transcurrido a partir del día en que salieran de Sardes y, a
los cien días, consultar los oráculos, preguntando qué es lo que estaba haciendo en aquel
momento el rey de los lidios, Creso, hijo de Aliates; debían anotar, entonces, las respectivas
respuestas de los oráculos y traérselas. Pues bien, no consta referencia alguna de las
respuestas de los demás oráculos; pero en Delfos, así que los lidios hubieron penetrado en el
sagrario para consultar al dios y preguntaron lo que les había sido ordenado, la Pitia, en
hexámetros, respondió lo que sigue:

Yo sé el número de los granos de la arena y las dimensiones del mar; y al sordomudo


comprendo y al que no habla oigo. A mis sentidos llega el aroma de una tortuga de piel rugosa,
que en recipiente de bronce cociéndose está con carne de cordero; bronce tiene abajo y bronce
la recubre. (Hdt. I.47.3).

Esta fue la respuesta de la Pitia a la pregunta formulada por los emisarios lidios. Y una
vez leído, esto fue lo que ocurrió a continuación:

Los lidios, después de consignar por escrito esta respuesta de la Pitia, partieron de regreso a
Sardes. Y, cuando los otros enviados a los restantes lugares comparecieron, asimismo, con las
respuestas de los oráculos, entonces Creso fue desenrollando y leyendo, uno a uno, los escritos.
De hecho, ninguno de ellos le satisfacía, pero, cuando leyó el que procedía de Delfos, lo acogió
al instante con fervor y reconoció su exactitud, con el convencimiento de que el oráculo de

34
Anfiarao era un adivino de gran prestigio que aparece en los Siete contra Tebas de Esquilo. Paoli, 2008.

17
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Delfos era el único verídico, porque le había descubierto lo que él, personalmente, había
hecho. Resulta que, después de enviar a los diferentes santuarios a los consultores, aguardó el
día convenido y puso en práctica la siguiente idea: pensando en algo que fuera imposible de
adivinar o imaginar, descuartizó una tortuga y un cordero y él mismo los puso a cocer juntos en
un caldero de bronce que tapó con una tapadera también de bronce. (Hdt. I.48.2).

Pues bien, esa fue la respuesta que le llegó a Creso de Delfos; y, en cuanto a la del oráculo de
Anfiarao, no puedo decir lo que respondió a los lidios después de haber cumplido, en los
aledaños del santuario, los ritos prescritos (pues la verdad es que tampoco queda referencia de
ello); únicamente puedo decir que Creso consideró que también Anfiarao poseía un oráculo
veraz. (Hdt. I.49.2).

Como vemos, de todos los oráculos Creso eligió a Delfos como el mejor, a pesar de
que Heródoto nos dice que también se consideró fiable el de Anfiarao. El por qué
Creso brindó sus favores sólo a Delfos, no lo sabemos, quizá, a pesar de haber
contestado favorablemente el oráculo de Anfiarao, no fue lo suficientemente exacto
como para darle su total confianza35. La cuestión fue, que a partir de ese momento, el
rey lidio se dedicó a realizar ofrendas al santuario, ofrendas generosas, de gran valor,
con el objetivo de ganarse el favor del dios Apolo. Aunque no hay que olvidar el hecho
ya recogido, de que la familia de Creso, es decir, su padre Aliates y su abuelo Giges,
ya tuvieron relación con el oráculo de Delfos, por tanto, no es fruto de una casualidad
la relación del rey lidio con el santuario. Recogemos los pasajes:

Con posterioridad a estas consultas, Creso procuró propiciarse al dios de Delfos con
espléndidos sacrificios, pues inmoló tres mil cabezas de todas las especies de ganado aptas
para sacrificios y, además, levantó una enorme pira compuesta de lechos repujados en oro y
plata, copas de oro, vestidos de púrpura y túnicas y le prendió fuego en la esperanza de que, con
estas ofrendas, podría ganarse mejor el favor del dios; asimismo, ordenó a todos los lidios que
cada cual, sin excepción, sacrificara lo que pudiera. (Hdt. I.50.1).

Mandó hacer también, en oro puro, la estatua de un león que pesaba diez talentos. Este león,
cuando se incendió el templo de Delfos m, se cayó de lo alto de los lingotes (pues estaba erigido
sobre ellos) y ahora se encuentra en el tesoro de los corintios y tiene un peso de seis talentos y
medio, ya que en el incendio se derritieron tres talentos y medio. Después de terminar estas
ofrendas, Creso las envió a Delfos. (Hdt. I.50-51.3).

Todos estos tesoros de ofrendas fueron transportados hasta los oráculos por los lidios
con una pregunta: si debía emprender la guerra contra los persas y si debía ganarse la
amistad de algún pueblo. Los dos oráculos coincidieron en advertir a Creso que, si
emprendía la guerra contra los persas, destruiría un gran imperio. De lo narrado por
Heródoto se podría pensar que los enviados lidios fueron a ambos santuarios: Delfos y
al de Anfiarao, ya que habla de “ambos oráculos”, veamos la cita:

A los lidios que debían llevar esos presentes a los santuarios (…) Hdt. I.53.2.

«Creso, rey de los lidios y de otras naciones, persuadido de que estos oráculos son los únicos
veraces que hay en el mundo (…) Hdt. I.53.2.

(…) y los dictados de ambos oráculos coincidieron en advertir a Creso que, si emprendía la
guerra contra los persas, destruiría un gran imperio; también le aconsejaron que averiguara
quiénes eran los griegos más poderosos y que se ganara su amistad (…) Hdt. I.53.3.

35
A Anfiarao le dedicó un escudo de oro, al enterarse de su triste muerte, y una lanza en oro también. Hdt. I.52.1.
Creso no era griego y, por tanto, no conocía los relatos míticos. Es de suponer que se informó de la historia de Anfiarao
y, conmovido, le dedicó el escudo.

18
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

En todos los casos se habla de “oráculos” y “santuarios”, en plural. ¿Debemos quizá


pensar que los lidios, efectivamente, acudieron a preguntar lo mismo a los dos
santuarios? Porque, recordemos que, según la leyenda, el adivino gracias a su don,
sabía que si participaba en la expedición contra Tebas, esta fracasaría 36 y sería fatal
para él (Diod. IV. 65. 5 y Hom. Od. XI. 325), como de hecho sucedió ya que allí
encontró su muerte. En el santuario atendían a los consultores los sacerdotes. Sin
embargo, a continuación cita solamente a Delfos, refiriéndose como Pitón-Delfos:

Cuando los vaticinios llegaron a conocimiento de Creso, quedó vivamente complacido ante las
respuestas de los oráculos y, plenamente seguro de destruir el reino de Ciro, volvió a despachar
emisarios a Pitón-Delfos y obsequió a cada ciudadano del lugar, cuyo número había averiguado,
con dos estateres de oro. Hdt. I.54.2.

Pienso que hubo una intencionalidad en este gesto por parte de Creso. Con este
generoso donativo a los ciudadanos delfios, se aseguró su simpatía y con ello obtuvo
la prioridad en las consultas, exención de tasas, un sitio de honor y la ciudadanía delfia
para todo aquel lidio que lo deseara37. A continuación, Creso vuelve a realizar una
consulta, preguntando en esta ocasión por la perdurabilidad de su monarquía, esta fue
la respuesta de la Pitia:

Mira, cuando un mulo sea rey de los medos, entonces, lidio de afeminado andar, allende el
pedregoso Hermo huye; no te quedes, ni te avergüences de ser cobarde. Hdt. I.55.2.

Con estos versos, el rey de Lidia se alegró, pues pensó que jamás reinaría sobre los
medos un mulo, así que, ni él ni sus descendientes perderían el trono. Sin embargo,
ocurrió justamente eso y el citado mulo fue el persa Ciro: cuando, tras ser capturado y
casi quemado vivo en la pira, Creso es liberado y salvado por Apolo del fuego, Creso
pidió a Ciro enviar un mensaje a Delfos junto a las cadenas que lo habían
encadenado, una de las respuestas de la Pitia fue que no entendió la respuesta en la
que se hablaba de un mulo, ese mulo era Ciro, porque era hijo de una madre noble y
un padre más humilde, ella era meda y él persa, de familia inferior a su esposa (Hdt.
I.91.5).

Por otra parte, Creso tenía dos hijos, uno tenía un problema de nacimiento, era
sordomudo, el otro estaba sano. Cuenta Heródoto que por causa de su
soberbia al creerse el hombre más feliz del mundo38, la divinidad lo castigó con
la muerte del hijo sano llamado Atis. La profecía le vino por medio de un sueño
en el que su hijo perecería por una herida causada por una punta de hierro. Por
tanto, intentó por todos los medios evitar esta desgracia pero los dioses habían
decidido su destino. Atis murió de manera accidental participando en una caza
de jabalíes con el venablo lanzado por Adrasto (el cual había matado también
accidentalmente a su hermano)39. De esta manera el castigo divino se cumplió
y Creso se quedó con un único hijo que ni oía ni hablaba. El poco valor que le
daba lo tenemos reflejado en el capítulo 38 del mismo libro I cuando le explica
a Atis la causa de todas las medidas que está tomando para protegerlo:

36
Sierra Martín, 2012, p. 314.
37
Hdt. I.54.2.
38
En la imposible (cronológicamente hablando) entrevista entre Creso y Solón. Hdt I.28.
39
Adrasto era un frigio de sangre real que llegó a Sardes por la desgracia que llevaba sobre sus hombros, solicitando
ser purificado por el rey Creso, a lo que este accedió. Tras esto Creso lo invitó a quedarse en el palacio real para vivir
con ellos.

19
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

“Porque, en realidad, solamente tú, únicamente tú, eres mi hijo, ya que me hago cuenta de que
el otro, enfermo como está [del oído], no existe” (Hdt. I.38.2).

Irónicamente, ese hijo al que no cuenta, fue el que más tarde le salvó la vida,
como veremos a continuación. Tras la toma de Sardes por los persas,
Heródoto nos vuelve a mencionar al hijo sordomudo de Creso. El rey había
intentado por todos los medios posibles, conseguir que el joven hablara y
oyera, pues de todo lo demás, era un varón sano y fuerte, pero nada había
funcionado. Entonces, de nuevo pensó en acudir al oráculo de Delfos para
implorar a Apolo una solución. La Pitia profetizó estas palabras:

Hijo de Lidia, rey de muchos pueblos, Creso, grandísimo necio, no pretendas oír en tu morada el
tono anhelado de la voz de tu hijo. Más te vale que eso quede lejos, pues a hablar comenzará en
un funesto día. Hdt. I.85.2.

Y así fue, porque al tomar la plaza los persas, un soldado que no reconoció al rey lidio
fue a darle muerte, ya que este estaba desprevenido. Su hijo lo vio y gritó,
pronunciando sus primeras palabras “¡Soldado, no mates a Creso!, a partir de ese
momento, el hijo pudo hablar para siempre.

Creso fue capturado y puesto en la pira para morir quemado, pero el destino quiso
que se salvara, ya que, aunque Ciro ordenó que lo soltaran tras escuchar la
conversación que mantuvo con Solón en cierta ocasión, el fuego ya estaba
prendiendo. Creso imploró al dios Apolo que lo salvara y los lidios contaron que el
cielo se cerró y descargó un gran aguacero que apagó las llamas. El rey persa le
concedió la gracia de pedir lo que quisiera a lo que respondió pidiendo enviar las
cadenas con que había sido encadenado y que las presentaran en Delfos, para saber
por qué el dios había permitido todo esto. Vemos a un Creso resentido contra Apolo,
aún cuando le había salvado de las llamas:

Además de esto debían preguntar también si los dioses griegos tenían por norma ser
desagradecidos. Pero cuando llegaron los lidios y transmitieron su encargo, se cuenta que la
Pitia se pronunció en estos términos: «Hasta para un dios resulta imposible evitar la
determinación del destino. Creso ha expiado la culpa de su cuarto ascendiente, un miembro de la
guardia de los Heráclidas que prestó su colaboración a la perfidia de una mujer asesinando a su
señor y haciéndose con la dignidad de aquél, dignidad a la que no tenía derecho alguno. Y a
pesar de que Loxias porfió para que la ruina de Sardes tuviera lugar en el reinado de los
descendientes de Creso y no en el suyo propio, no pudo cambiar la decisión de las Moiras Sin
embargo, todo el margen que ellas le concedieron se lo otorgó a Creso como un favor especial,
pues retardó en tres años la toma de Sardes; y que se entere bien Creso de que ha sido hecho
prisionero con un retraso de esos mismos años sobre el tiempo fijado por el destino.

En segundo lugar, cuando iba a ser quemado, Loxias 40 fue quien le socorrió. Y, respecto al
vaticinio emitido, Creso se queja sin razón, pues Loxias le predijo que, si entraba en guerra con
los persas, pondría fin a un gran imperio. Pero, ante esta respuesta, tenía que haber enviado a
preguntar —para adoptar una decisión acertada— si se refería a su imperio o al de Ciro. Y si no
entendió la respuesta ni pidió explicaciones, que s se considere a sí mismo responsable.
Igualmente, tampoco entendió lo que, en su última consulta, le dijo Loxias acerca de un mulo,
pues ese mulo era precisamente Ciro, ya que era hijo de dos personas de diferente condición, de
una madre de alta alcurnia y de un padre de condición más humilde; su madre, en efecto, era
meda e hija de Astiages, rey de los medos; su padre, en cambio, era persa, un súbdito de
aquellos, que, pese a ser inferior a su esposa en todos los conceptos, se había casado con su
soberana». Hdt. I.91.2-6.

40
Epíteto de Apolo en Delfos.

20
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Con este último relato, finalizan las menciones al oráculo de Delfos en lo relativo a
Asia, del Libro I. A modo de valoración en conjunto de todo lo visto, podemos extraer
algunas conclusiones. ¿Cómo un bárbaro, en este caso Creso, rey de Lidia, confió de
esa manera en el oráculo? Recordemos que era asiduo al santuario, hemos podido ver
la frecuencia con la que solicitaba el vaticinio del dios. ¿El oráculo era sólo
panhelénico o era algo más? De nuevo remitimos a la gran fama que tenía por sus
profecías, ambiguas, pero fiables hasta para un bárbaro como Creso. ¿Qué
impresiones se pueden sacar de ello? Quizá no tengamos respuesta exacta o quizá
estemos equivocados en la valoración, pero lo cierto es que Delfos fue un oráculo
similar al de Amón en Siwah, al que acudían muchas personas de diferentes
creencias. No por estar ubicado en Grecia, Delfos fue exclusivo de los griegos, lo
hemos comprobado a lo largo de este capítulo. Creso llegó a la conclusión que el
santuario era el más fiable de todos los que existían, y no le importó su procedencia
griega. De igual modo enfatizamos que la casa real del reino de Lidia y no sólo Creso,
confiaba en el oráculo; por último recordar que Heródoto comenta que los reyes lidios
eran descendientes de los Heráclidas.

A continuación vamos a centrarnos en Esparta y su relación con el santuario.

II.Delfos y Esparta

Con frecuencia se ha destacado la relación estrecha entre Esparta y el oráculo de


Delfos (Scott, 2015, p. 85). De hecho, Heródoto cuenta que los espartanos tenían unos
consejeros de los reyes, llamados pythioi, cuya misión era las relaciones entre Esparta
y el oráculo, ellos recogían las respuestas de la Pitia y se las llevaban a los monarcas,
quienes custodiaban lo recogido por los Pitios (Hdt. VI.57.4). La relación entre Esparta
y el oráculo se remonta incluso a su propia constitución. Nos cuenta Heródoto que los
espartanos tenían las peores leyes entre los griegos hasta que Licurgo viajó a Delfos41
para hacer una consulta y lo que recibió fueron las leyes de Apolo (Hernández de la
Fuente, 2009, p. 302). Recordamos el pasaje:

Y por cierto que, con bastante anterioridad a estos monarcas, habían tenido, incluso, las peores
leyes de casi toda Grecia, tanto en sus relaciones internas como en su aislacionismo con los
extranjeros. Sin embargo, pasaron a tener un Estado de derecho del siguiente modo. Con
ocasión de una visita a Delfos de Licurgo —un ciudadano reputado entre los espartiatas— para
efectuar una consulta, así que hubo entrado en el sagrario, la Pitia, sin más preámbulo, le dijo lo
siguiente: Vienes, Licurgo, a mi opulento templo, caro a Zeus y a cuantos olímpicas moradas
poseen. Dudo en declararte dios u hombre; más bien, empero, un dios te creo, Licurgo. En este
sentido, algunos pretenden que, además de estas palabras, la Pitia le dictó también la
constitución vigente hoy en día entre los espartiatas. (Hdt.I.65.2-4).

La figura de Licurgo fue clave en la historia de Esparta, aunque no sabemos con


seguridad si de verdad existió o fue una invención espartana. Los espartanos rendían
culto a Licurgo como dios de la Luz (Hidalgo de la Vega, 2008, p. 131). Hemos visto
como Heródoto relata que Licurgo fue a Delfos de donde salió con la eunomía (o
“buena ley”), que vino a poner orden en el caos reinante en aquellos momentos

41
Figura de la que apenas tenemos noticias, fue un legislador de Esparta cuya cronología no está clara. Mª José
Hidalgo de la Vega nos dice que Tirteo transmite la idea que dicha constitución, efectivamente, fue dada a los
espartanos directamente por el dios Apolo en Delfos. Hidalgo de la Vega, M.J., Sayas Abengochea, J.J., Roldán
Hervás, J.M, 2008, p. 131.

21
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

(Ballestero Herguedas, 2014, p.9). Estas leyes son las conocidas como la Rhetra.
Transmitida por Plutarco en su Vida de Licurgo, se trata de la constitución más antigua
escrita, que se conoce (Hidalgo de la Vega, 2008 p. 132). En cuanto a la historia de
cómo se otorgaron dichas leyes, Diodoro confirma la versión de Heródoto (Hernández
de la Fuente, 2009, p. 302) y además añade unas líneas:

«si vienes buscando una constitución / te daré el mejor gobierno entre todas las ciudades de la
tierra» (D.S.VII.12).

Plutarco, en sus Vidas Paralelas nos cuenta que recogió las primeras leyes cuando
realizó un viaje a Creta:

Embarcándose con esta determinación, se dirigió en primer lugar a Creta, donde se dio a
examinar el gobierno que allí regía; y acercándose a los que tenían mayor concepto, admiró y
tomó varias de sus leyes para trasladarlas y usar de ellas restituido a su casa; pero también hubo
algunas que no le parecieron bien. (Plut. Lic. I.IV).

Como vemos, a pesar de las lagunas existentes en cuanto a las leyes de los
espartanos, sí que es clara la influencia y el prestigio del santuario. Sería interesante
investigar sobre este asunto de la injerencia de Delfos en la política espartana. El
conjunto de sus leyes buscaba tener una sanción divina. Debemos entender que unas
leyes sancionadas por el mismo Apolo, debían de ser perfectas y podría ser que
alguien se beneficiara de todo ello. Para el segundo cuarto del siglo VI a.C los
espartanos ya se habían expandido hacia el sur y el oeste, fue entonces cuando
decidieron ir hacia el norte, hacia la región interior de Arcadia, con este objetivo según
Paul Cartledge42 “fueron perfectamente capaces de fabricar una autorización divina
para su incursión en Arcadia, en forma de oráculo délfico ideado para adelantarse a la
acusación de que se trataba de una simple y pura agresión”. Veamos los pasajes de
Heródoto donde hace mención a lo expuesto:

Y, naturalmente, ya no se limitaron a seguir una política de paz, sino que, convencidos de su


superioridad sobre los arcadios, hicieron una consulta en Delfos a propósito de todo el territorio
arcadio. Pero la Pitia les dio la siguiente respuesta:

¿Arcadia me pides? Mucho me pides. No te la daré. En Arcadia hay muchos hombres que comen
bellotas que te detendrán. Pero yo no te la niego por envidia. Te daré Tegea para que dances
con pie festivo y su hermoso llano a cordel midas. (Hdt. I.66.2).

Siguiendo con los espartanos, estos vuelven a dirigirse al santuario para preguntar a la
Pitia la manera de poder vencer a los tegeatas43 ya que el oráculo había desestimado
que se lanzaran contra los demás arcadios, como era su primera intención,
centrándose en Tegea. La respuesta del dios fue que debían conseguir los restos de
Orestes, hijo de Agamenón44. Sin embargo, no encontraron su tumba y volvieron al
oráculo, recibiendo esta respuesta:

En un despejado lugar de Arcadia hay una ciudad, Tegea; allí soplan dos vientos por obra de
poderosas fuerzas; hay golpes y contragolpes, y pena sobre pena. Allí cubre al agamenónida la
nutricia tierra; si te lo llevas, dueño serás de Tegea. (Hdt. I.67.4).

42
Cartledge, 2009, p. 45.
43
Habitantes de Tegea a los que no podían vencer, fue en la antigua Grecia la principal ciudad de Arcadia. La intención
lacedemonia era esclavizarlos.
44
Para de esta manera, poder reivindicar los derechos hereditarios espartanos sobre Tegea. Cartledge, 2009, p. 45.

22
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Sin embargo, siguieron sin encontrarla, hasta que al final un personaje llamado Licas,
la encontró en Tegea, ya que habían relaciones entre los lacedemonios y los tegeatas,
por ello estando en dicha ciudad, Licas entró en una fragua y se quedó impresionado
al ver cómo se forjaba el hierro. Entonces el herrero, al percatarse del asombro del
recién llegado le contó, que, en un momento dado quiso abrir un pozo y al ponerse a
excavar, apareció un gran ataúd como nunca antes había visto, lo abrió y vio un gran
cadáver, lo midió y, estupefacto por el tamaño del cuerpo, lo volvió a enterrar45. Licas
empezó a pensar sobre el relato del herrero y llegó a la conclusión que el cadáver era
el de Orestes, el hijo de Agamenón, al que todos estaban buscando por el vaticinio
que había dictado la Pitia. Seguro de que no podía ser otra persona regresó con la
noticia a Esparta pero allí le acusaron de falsedad e invención del hallazgo y fue
desterrado de la ciudad. Licas volvió a Tegea con el propósito de conseguir que el
herrero le arrendara el patio; en un principio este se negó pero al final pudo
convencerlo, de manera que, excavó hasta llegar al ataúd y desenterró los restos para
llevarlos a Esparta. Cuenta Heródoto que a partir de ese momento, cada vez que los
espartanos se enfrentaban a alguien, lograban en la guerra una superioridad
destacable, atribuida sin duda, a los restos de Orestes.

Dejando momentáneamente de lado a Heródoto y su Historia, los espartanos y el


oráculo también fueron objeto de mención por parte de Tucídides, en su Historia de la
Guerra del Peloponeso. Lo tenemos reflejado en el primer libro donde dice que, tras
luchar contra fenicios, chipriotas y cilicios y vencer los lacedemonios en los dos
campos de batalla, se retiraron a su patria junto con las naves que habían regresado
de Egipto.

Después de esto, los lacedemonios emprendieron la llamada Guerra Sagrada; se adueñaron del
santuario de Delfos y lo entregaron a los delfios; pero luego, después de retirarse los
lacedemonios, los atenienses dirigieron a su vez una expedición, se adueñaron del santuario y lo
entregaron a los focenses. (Th. I.112.5).

Los focenses eran enemigos de Esparta y aliados de Atenas y el oráculo se inclinó


siempre a favor de los lacedemonios. Lo vemos a continuación con ocasión de una
embajada lacedemonia a Delfos. Los lacedemonios sabían que los atenienses
consolidaron su Imperio y habían logrado gran poder. Pero no intentaron impedirlo con
mucho ahínco, sin embargo, cuando el crecimiento del poder ateniense se hizo
evidente, los aliados de Esparta presionaron para intervenir militarmente y destruir, si
podían, el poder de Atenas, emprendiendo la guerra (Th. I. 118.2):

Así, pues, los lacedemonios, por su parte, decidieron que el tratado había sido violado y que los
atenienses eran culpables; enviaron entonces una embajada a Delfos para preguntar al dios si
hacer la guerra sería lo mejor. El dios Ies respondió, según se cuenta que si combatían con todas
sus fuerzas obtendrían la victoria y les declaró que él mismo, invocado o no invocado, les
prestaría su ayuda. (Th. I.118.3).

Supuestamente Delfos era un santuario de todos los griegos (panhelénico), pero


siempre fue en apariencia, en este caso, es clara la inclinación del oráculo hacia los
espartanos, como se ha comentado antes. Más adelante, en el discurso de los
corintios, vemos otra mención hacia Delfos. Los corintios promueven la guerra en esos
momentos porque, dicen, han sufrido injusticias y tienen motivos de queja suficientes
para marchar contra los atenienses. Muchas son las razones para confiar en la
45
Era un cuerpo enorme, por lo que se dio por hecho que pertenecía a un héroe.

23
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

victoria, alegando que son superiores en número y experiencia en la guerra y porque a


la voz de mando acuden todos a una y en cuanto a la flota, en la que ellos son
poderosos.

(…) nosotros también equiparemos la nuestra con los recursos que cada ciudad tiene a su
disposición y con los fondos de Delfos y de Olimpia. (Th. I.121.3).

A modo de reflexión podemos terminar diciendo que Delfos estaba financiando a un


bando de la guerra; es importante recordar que las ofrendas que recibía Delfos,
partían de todas las regiones de Grecia. Eran ofrendas al dios Apolo, votivas, y se
utilizaban con fines políticos. Los atenienses tenían a su favor el santuario de Delos,
(lugar de nacimiento de Apolo); por tanto, fue una guerra donde los santuarios
panhelénicos se posicionaron en uno u otro bando. Por último, añadimos una última
mención a Esparta y Delfos, en este caso el acceso al trono del rey Demarato y el
problema que tuvo con su legitimidad, ya que fue puesta en duda. Este tema se
abordará en detalle más adelante en otro capítulo, por la implicación de soborno que
contiene.

III.Delfos y la colonización.

Ya se habló con anterioridad, de la importancia que tuvo Delfos en los procesos


colonizadores, tanto en el terreno político como en el religioso. La fundación de
ciudades y el papel que ejerció Delfos, es una de las atribuciones que mejor está
documentada. De hecho, tenemos ejemplos de su importancia en las Leyes 46 de
Platón, citándolo en varias ocasiones y concediendo gran importancia a la adivinación
tanto en la fundación de nuevas ciudades como en las refundaciones (Hernández de la
Fuente, 2009, p. 60).

“Ni cuando se hace una nueva ciudad desde el comienzo o cuando se reconstruye una antigua
destruida, en lo que respecta a los templos que deben levantar en la ciudad y a los dioses o
divinidades según los cuales conviene nombrarlos, nadie con inteligencia tratará de cambiar las
disposiciones de Delfos, Dodona o Amón, o las creencias que impusieron algunos antiguos
relatos”. (Pl. Lg.738 b–c).

El oráculo tendrá poder en las leyes para el buen funcionamiento de la comunidad, se


impone la obligación de consultar al santuario para los asuntos religiosos, en efecto, la
autoridad de Delfos es indiscutible, teniendo incluso poder para intervenir en las fiestas
religiosas, divinidades que se veneran y los adivinos (Hernández de la Fuente, 2009,
p. 63). Pero, ¿por qué se inició esta colonización? Parece que la causa es clara: la
emigración hacia nuevas tierras fue una consecuencia de la situación que se
desarrollaba en Grecia en aquellos momentos; por un lado tenemos un grupo que
aglutina el poder, los aristoi que van concentrando su influencia política en torno a los
santuarios y ciudades, ¿qué ocurre? Aquellas personas que poseen unas parcelas
pequeñas de tierra para cultivar, cada vez reciben más presión, lo que se traduce en
tomar la decisión de abandonar sus hogares ya que dichos aristoi se irán apoderando
de esas tierras y convertirán a sus dueños en siervos (Domínguez Monedero, 2001,
pp. 98-99). A todo este proceso, hay que añadir el aumento de población en Grecia, lo
46
Libros V y VI

24
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

que tendrá como consecuencia que, primeramente, estas gentes migren hacia las
ciudades, pero allí no tuvieron posibilidades, de manera que, la solución final fue la
fundación de colonias. Pero además de esto, la cuestión es que existía una lucha
interna entre los propios aristoi, que trajo mucha conflictividad dentro de la pólis (lucha
o stásis). Una solución que se adoptó fue que parte de los aristoi que no lograban
imponerse, tomaran una parte de la población y fundaran una colonia. El oikistes (del
que ahora hablaremos con más detalle) era un aristócrata, líder de la expedición
colonizadora y el que acudía a Delfos para consultar dónde fundar la colonia. Por
tanto, hay que matizar que la gente corriente no se marchaba sola a la aventura
colonizadora. Con todo, se podría añadir alguna causa más, como conflictos políticos
en una necesidad de exiliarse y buscar una calidad de vida mejor que la que tenía
hasta ese momento (Domínguez Monedero, 2001, p. 103). Nos dice Adolfo
Domínguez Monedero que “la colonización se halla en función de la constitución de la
pólis griega y al servicio de la misma” (Domínguez Monedero, 2001, p. 101).

El procedimiento de fundar una colonia consistía en, primeramente, nombrar a una


persona la cual estará al mando de todo, en este caso fue la figura del oikistes, dicho
personaje se ocupaba de conducir la expedición y llevarla hasta su emplazamiento
definitivo y una vez que llegaban, se encargaba de distribuir las tierras a los recién
llegados; usualmente era nombrado por la metrópoli. A él le correspondía todo lo
relacionado con la nueva colonia, es decir, organización política, religiosa y social. A
continuación se buscaba a las personas que formarían parte de dicha expedición y por
supuesto, los medios necesarios para el viaje. El oikistes realizaba una consulta al
dios Apolo en Delfos antes de iniciar la marcha, incluso antes de fundar una colonia se
preguntaba a la Pitia cuál podía ser el mejor sitio para su establecimiento. Por tanto,
recibir la bendición del dios délfico antes de la marcha era imprescindible (Toscano
Rivera, 2012, p. 332). Nos dice Toscano que la primera fundación por parte de los
eubeos fue Cumas, oráculo donde residía Hera, hasta que fue sustituida por Apolo.
(Toscano Rivera, 2012, p. 333). Por otra parte, en la primera colonia de Sicilia, Naxos,
encontramos el culto panhelénico a Apolo Archegetes y esta es la primera colonia
reconocida donde se da culto a dicho dios. Es claro que como muchas póleis le
preguntaban al oráculo dónde fundar una colonia, el santuario debía tener acceso a
información geográfica privilegiada. Creo que con la colonización y, por tanto,
fundación de nuevas colonias, Delfos se “internacionalizó” ya que entró en esferas de
otros lugares, mercados etc. lo que lo convirtió en un escenario clave en materia de
información.

De la importancia del oráculo y la infamia de no consultarlo para obtener su bendición,


tenemos un ejemplo en el libro V de Heródoto donde nos cuenta lo siguiente, a
propósito del nombramiento como rey de los lacememonios a Cleómenes, pensando
su hermano Dorieo que le nombrarían a él, ya que se contaba que Cleómenes no
estaba en buenas condiciones mentales:

Tan sumamente persuadido estaba de ello que, cuando, a la muerte de Anaxándridas, los
lacedemonios con arreglo a su ley, nombraron rey a Cleómenes, el mayor de sus hijos, Dorieo se
molestó muchísimo y, como consideraba una afrenta ser súbdito de Cleómenes, solicitó a los
espartiatas un grupo de personas y se las llevó a fundar una colonia, sin haber consultado al
oráculo de Del Delfos a qué lugar debía ir a fundarla y sin haber observado ni una sola de las
normas habituales. (Hdt. V.42.2).

25
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

La acción de partir sin acudir primero al santuario era una falta grave, ahí vemos
claramente el papel de los oráculos, sobre todo el de Delfos, en las colonizaciones.
Otras menciones en las que vemos de nuevo su importancia en este proceso las
podemos encontrar en el libro de Michael Scott (Scott, 2015, p. 90) relativo a
fundaciones de ciudades:

La antigua capital de Macedonia, Aigai, se fundó donde los colonos vieron unas
cabras. Un pez señaló el camino y un jabalí marcó la senda para llegar hasta el lugar
donde se fundaría Éfeso. Del mismo modo, Estrabón en su Libro VI, a propósito de
Delfos y su papel colonizador nos dice que:

Regio es una fundación de los calcidios, que de acuerdo con un oráculo y a causa de una
hambruna se ofrecieron a Apolo en concepto de diezmo, y luego cuentan que desde Delfos
fueron enviados hasta aquí a colonizar, trayendo consigo también a algunos otros de sus
compatriotas. (Str. VI.1.6).

Sobre la fundación de Siracusa, Pausanias nos relata que cuando Arquias de Corinto
fue a ver al oráculo para preguntar por la fundación de un nuevo asentamiento
(Siracusa):

Que el [dios-río] Alpheio [Alpheius] cruza el mar y se mezcla con sus aguas es algo que, llegados
a este punto, no puedo dejar de creer, pues por lo que sé, el dios de Delfos confirma la historia.
Porque cuando envió a Arquias el Corintio a la hallada Siracusa, pronunció estas palabras:

Una isla, Ortiqia, se alza sobre la bruma del océano, a diferencia de Tinakria, donde bulle la boca
de Alpheio, que se mezcla con los abundantes manantiales de Arethusa [ninfa]" (Paus. V. 7.3).

Siguiendo con las fundaciones de ciudades enlazamos con la relativa a Cirene. La


historia de la fundación de Cirene comienza con el consejo del oráculo
de Delfos a Grino de Tera de que establezca una colonia en Libia. Al
desoír el consejo, se produce una fuerte sequía que obliga a los habitantes
de Libia a buscar una nueva zona donde asentarse. El oráculo recuerda a los
terenos con una proclama su anterior consejo y las consecuencias que
podrían acarrear si ignoraban el consejo. Al no saber dónde se encontraba
Libia, deciden enviar una expedición a Creta con el fin de averiguar donde
se hallaba. Gracias al mercader Corobio consiguen llegar a Libia, donde
se establece una colonia. Heródoto, lo recoge en su libro IV:

Grino, hijo de Esanio, que descendía del susodicho Teras y que era rey de la isla de Tera, llegó a
Delfos llevando consigo una hecatombe ofrecida por su ciudad. Le acompañaban varios
conciudadanos suyos y, entre ellos, Bato, hijo de Polimnesto, que pertenecía a la familia de Eu
femó, uno de los minias. Pues bien, cuando Grino, el rey de los tereos, estaba consultando al
oráculo sobre otras cuestiones, la Pitia le respondió que fundara una ciudad en Libia. (Hdt.
IV.150.3).

Y más adelante:

Posteriormente, Polimnesto, un individuo que en Tera gozaba de prestigio, acogió en su casa a


Frónima y la hizo su concubina. AI cabo de cierto tiempo, tuvo de ella un hijo con un defecto
articulatorio —concretamente era tartamudo—, a quien, según el testimonio de tereos y cireneos,
se le impuso el nombre de Bato, aunque, a mi juicio, debió de ser algún otro, que cambió por el
de Bato al llegar a Libia, adoptando este nombre en virtud del oráculo que recibió en Delfos y la
dignidad que obtuvo; pues en libio «rey» se dice bato. Y, en mi opinión, esa es la razón de que la
Pitia, con ocasión de un oráculo que emitió, lo designara con ese nombre en lengua libia, ya que
sabía que sería rey en Libia. Resulta que, cuando Bato se hizo un hombre, se dirigió a Delfos

26
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

para formular una consulta sobre su voz; y, a su pregunta, la Pitia le dictó la siguiente respuesta:
«Bato, a preguntar por tu voz has venido; pero el Soberano Febo Apolo te envía a Libia, tierra de
pingües rebaños, a fundar una colonia». Entonces él le respondió en los siguientes términos:
«Señor, yo he acudido ante ti para formularte una consulta a propósito de mi voz; tú, en cambio,
me respondes hablándome de otras cosas, de unos imposibles, al ordenarme que funde una
colonia en Libia; ¿con qué medios?, ¿con qué colonos?». Pese a estos interrogantes, no pudo
convencer a la Pitia para que le diese otra respuesta.

Y en vista de que en su vaticinio se expresaba en los mismos términos que la vez anterior, Bato
la dejó con la palabra en la boca y regresó a Tera, Pero, a raíz de ello, tanto él personalmente
como los demás tereos fueron víctimas de desgracia tras desgracia. Y dado que los de Tera
ignoraban la causa de sus desdichas, despacharon emisarios a Delfos para que consultaran al
oráculo sobre los males que les aquejaban. Por su parte la Pitia les respondió que todo iría mejor
si iban con Bato a colonizar Cirene en Libia. (Hdt. IV.155.2).

De nuevo tenemos otra mención al santuario, esta vez cuando la Pitia insta a los
griegos a vivir en Libia con los cireneos, ya que estos hicieron un llamamiento con la
promesa de repartir tierras. Recogemos las palabras del oráculo:

Quien a la encantadora Libia llegue demasiado tarde, distribuida ya la tierra, proclamo que un día
habrá de pesarle. (Hdt. IV.159.3).

En el capítulo 161 del mismo libro, son los cireneos los que imploran al dios de Delfos
cuál era el mejor régimen que debían adoptar para lograr la prosperidad de su patria:

Los cireneos, ante el revés que habían sufrido, enviaron emisarios a Delfos para preguntar qué
régimen debían adoptar en pro de la mejor prosperidad de su patria. Y por su parte la Pitia les
aconsejó que se hicieran con un legislador de Mantinea de Arcadia. Los cireneos, en
consecuencia, lo solicitaron y los mantineos Ies dieron a un ciudadano muy prestigioso cuyo
nombre era Demonacte. (Hdt. IV.161.3).

Siguiendo con el mismo tema, de nuevo tenemos una consulta a la Pitia:

Entretanto Arcesilao, que a la sazón se encontraba en Samos, reclutaba gente de todos los
lugares con la promesa de realizar un reparto de tierras. Y mientras se iba congregando un
numeroso ejército, Arcesilao se dirigió a Delfos para consultar al oráculo sobre su regreso. La
Pitia, entonces, le dictó el siguiente vaticinio: «Por espacio de cuatro Batos y de cuatro Arcesilaos
—durante ocho generaciones humanas—, Loxias os permite reinar en Cirene. Sin embargo, os
exhorta a no tratar, en modo alguno, de superar ese plazo. Tú, empero, mantente tranquilo a tu
regreso a la patria.

Y si encuentras el horno lleno de ánforas, no cuezas esas ánforas, antes al contrario déjalas
partir con viento favorable; mas si las cueces, no entres en el lugar que rodean las aguas, pues,
de lo contrario, tú personalmente perderás la vida, y contigo morirá el toro más hermoso. (Hdt.
IV.163.3).

Arcesilao no tuvo en cuenta la advertencia de la Pitia y para vengarse de su exilio,


cogió a algunos cireneos que se habían refugiado en una torre, apiló leña y le prendió
fuego. Más tarde recordó las palabras del oráculo y se percató de lo que quiso decir la
profetisa: la torre que ordenó quemar con los cireneos en su interior, era la alusión a
las ánforas que no debía meter en el horno. “Y si encuentras el horno lleno de ánforas,
no cuezas esas ánforas”. Temiendo lo peor huyó con la familia de su esposa, pero ya
era tarde. Allí mismo encontró la muerte.

A manera de conclusión, creo que hemos podido comprobar, con la lectura de estos
pasajes, hasta qué punto era indispensable la visita a Delfos para saber qué pensaba
el dios sobre una futura colonización y para recibir su bendición antes de partir,

27
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

recibida a través del oikiste figura clave ya comentada, en el proceso del asentamiento
colonial. La importancia de Delfos fue en aumento en cuanto la nueva ciudad
empezaba a consolidarse, puede observarse tan imprescindible que, aquellos que
partían sin la bendición divina, se convertían en proyectos fracasados desde el
principio. El oráculo, era como la “buena suerte” proveniente del dios que autorizaba y
bendecía dicha nueva ciudad, era necesario ese respaldo religioso por parte del dios,
en este caso, Apolo y el oráculo de Delfos. El papel religioso también fue importante
en la nueva colonia, transportando el fuego sagrado que provenía de la metrópoli,
fuego que presidirá los hogares de los nuevos colonos47.

IV.Delfos en las tiranías y las Guerras Médicas.

Pasemos ahora a comentar la relación y sobre todo, la influencia, que tuvo el


santuario en la política griega. Lo primero que debemos tener en cuenta es que Delfos
rigió los destinos de hombres poderosos pero no mandaba sobre ellos, los
gobernantes se encomendaban a Delfos pero también las personas comunes.
Imaginemos pues, hasta qué punto influyó el santuario en todos los aspectos; sociales,
económicos, políticos… La sociedad se regía por unos valores y la religión siempre
estuvo presente, de manera que, los vaticinios, las señales y, por supuesto, los
oráculos, se relacionaban con los dioses. Cuando un oráculo comenzaba a aumentar
su prestigio, como fue el caso de Delfos, su influencia en la política iba gradualmente
en aumento también, de manera que, los oráculos en la Antigüedad fueron un motor
para los mecanismos de control político y social (Hernández de la Fuente, 2009, p.
53). Como iremos viendo a lo largo de este trabajo, Delfos mostrará más preferencias
hacia ciertos personajes y actividad política.

Los oráculos ratificaban las acciones políticas. Los gobiernos unipersonales, como las
tiranías o las monarquías, como la de Creso, también buscaban la aprobación del
oráculo. No cabe duda que en santuarios de tal magnitud como el que nos ocupa, lo
conveniente y apropiado, era estar en buenas relaciones, como ocurrió en época
arcaica con el tirano Clístenes de Sición (Pérez Jiménez, 1992, p. 63), por poner un
ejemplo. En efecto, Clístenes participó en la Primera Guerra Sagrada junto a la
Anfictionía, arrasando la ciudad de Cirra. La explicación que se dio, fue que esta
ciudad exigía unos peajes indebidos a los peregrinos que se dirigían hacia Delfos,
pero parece que el verdadero motivo fue arrebatar el control que Cirra tenía sobre el
santuario (Pérez Jiménez, 1992, p. 67).

Con este suceso es evidente que Clístenes había favorecido a Delfos al prestarle un
gran servicio y a su vez, el santuario salió favorecido tras esta guerra. Clístenes dio
ofrendas a Delfos y reorganizó los Juegos Píticos, sin embargo, más tarde la Pitia
cambiaría su actitud hacia Clístenes y la tiranía. No cabe duda que el oráculo pasó de
estar a favor de la tiranía en el siglo VII, a posicionarse en contra en el VI a.C, para
derrocar dichas tiranías, el oráculo en muchas ocasiones se alió con Esparta, que

47
Bruit-Zaidman/Schmitt-Pantel, 2002.

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El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

buscó siempre terminar con las tiranías en Grecia. No están claros los intereses o
motivos que le llevaron a ese cambio de actitud con respecto a los tiranos, sin
embargo, en opinión de César Fornis Vaquero, este giro délfico fue en consonancia
con el rechazo del pueblo griego a las tiranías, unido al cambio de control que se
produjo en el santuario a manos de la Anfictionía tras la primera Guerra Sagrada48.

En su libro V, Heródoto vuelve a mencionar el oráculo a propósito del régimen político


que tenían los corintios. Comenta que estaba basado en una oligarquía bajo el mando
de los denominados Baquíadas, un clan aristocrático. Pues bien, uno de sus
miembros, llamado Anfión, tuvo una hija que sufría una minusvalía y cojeaba al andar,
por ello, nadie la quería. Al final Labda, que así se llamaba, fue desposada por Eetión,

Eetión no tenía hijos de dicha mujer ni de ninguna otra, por lo que se fue a Delfos para preguntar
si tendría descendencia. Y, nada más entrar en el templo, la Pitia se dirigió a él con los siguientes
versos:

«Eetión, nadie te estima, pese a que acreedor a estimación Labda está encinta y parirá un
peñasco, [eres, que caerá sobre los déspotas y hará justicia en Corinto». (Hdt. V.92.2).

Esta profecía llegó a oídos de los Baquíadas, los cuales no pudieron interpretar un
vaticinio que les dio la Pitia hacía tiempo, era un mensaje parecido al de Eetión:

«Preñada está un águila entre roquedales, y parirá un [león formidable y sanguinario, que segará
muchas vidas. Tened, pues, esto bien en cuenta, corintios, que habitáis [cabe a la hermosa
Pirene y a la escarpada Corinto». (Hdt. V.92.3).

Al escuchar el oráculo de Eetión, los Baquíadas conectaron ambos vaticinios y


entendieron rápidamente el significado, planeando terminar con la vida del niño nada
más nacer. Efectivamente, en cuanto el niño nació enviaron a diez hombres para
matarlo, sin embargo finalmente no lo hicieron ya que al llegar a casa de Eetión y pedir
a Labda ver al niño, uno de ellos lo cogió en brazos y en ese momento se dio cuenta
que era incapaz de asesinar a la criatura. Se lo fueron pasando todos los hombres y
ninguno pudo llevar a cabo el asesinato, hasta que, finalmente se marcharon de la
casa, pero en la puerta empezaron a discutir sobre el tema y Labda los oyó, pues los
estaba espiando al otro lado de la puerta. Pensando que podrían volver a entrar para
acabar lo que les habían ordenado, escondió al niño en una jarra, efectivamente así
fue, los hombres volvieron a entrar pero no hallaron al bebé por ningún sitio, así que
se marcharon y mintieron diciendo que habían acabado con la vida del niño. De esta
manera Cípselo49 creció hasta hacerse un hombre:

Pues bien, cuando se hizo un hombre, Cípselo, que se hallaba en Delfos formulando una
consulta, recibió un oráculo sumamente favorable, por lo que, depositando su confianza en él, se
lanzó sobre Corinto y se apoderó de la ciudad. Por cierto que el contenido del oráculo fue el
siguiente:

«Dichosa esa persona que bajando está a mi morada, Cípselo, hijo de Eetión, soberano de la
gloriosa Corinto tanto él como sus hijos, pero ya no los hijos de sus hijos.»

48
Fornis Vaquero, 1991, p. 66.
49
Se le puso ese nombre por la jarra donde supuestamente su madre lo había escondido cuando fueron a por el niño.

29
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Ésa fue, en suma, la afirmación del oráculo. Y, una vez erigido en tirano, he aquí la clase de
hombre que fue Cípselo: desterró a muchos corintios, a otros muchos los privó de sus bienes, y a
un número sensiblemente superior de la vida. (Hdt. V.92.2).

Ahora sabemos por qué los Baquíadas quisieron matar al niño de inmediato. Uniendo
ambas profecías la Pitia lo que quería decir fue que ese hijo de Eetión sería el que
derribaría del gobierno a los Baquíadas. Heródoto nos relata sobre ellos lo siguiente:

En efecto, el régimen político que tenían los corintios era, concretamente, una oligarquía, cuyos
integrantes, llamados Baquíadas, gobernaban la ciudad y concertaban los matrimonios de sus
hijas, y los suyos propios, en el ámbito de su familia. (Hdt. V.92.1).

Domingo Plácido Suárez nos dice que en Corinto el establecimiento de la tiranía se


debió al triunfo de Cípselo, cuya madre era Baquíada, frente a la oligarquía de los
Baquiadas (Plácido Suárez, 2008, p. 134). Otros factores pudieron influir en este
derrocamiento por parte de Cípselo, ya que, parece que la población de Corinto no
estaba contenta con los Baquiadas, en opinión de Adolfo Domínguez Monedero, no se
debería descartar el descontento de la aristocracia, incluyendo, quizá, hasta propios
miembros Baquiadas (Domínguez Monedero, 1993, p. 170). En efecto, Cípselo ejerció
el poder durante treinta años y luego le sucedió en la tiranía su hijo Periandro el cual,
en opinión de Heródoto 50 , se tornó más sanguinario al entrar en contacto con
Trasíbulo.

La tiranía, pues, fue la forma de gobierno más utilizada en Grecia, con excepción a
Esparta, que no llegó a utilizarla. Se veía como un tipo de gobierno eventual, un
régimen de transición, con una duración limitada en el tiempo, aunque los tiranos
trataron de perdurar, sin embargo, en cuanto los problemas se solucionaban y la
situación volvía a su cauce, eran los mismos ciudadanos quienes se rebelaban contra
esta forma de gobierno. El tirano basó su poder en cuatro pilares de los que no
hablaremos en este trabajo51, pero sí citar que uno de ellos, el pilar religioso, fue muy
importante para el tirano; en efecto, la religión jugaba un gran papel en lo que se
refiere a la propaganda del tirano, ya que este se dedicó a construir muchos edificios y
monumentos religiosos, fomentando los cultos y las fiestas. Llenaron con ofrendas y
exvotos los más importantes santuarios, haciendo especial hincapié en Delfos, del que
se preocuparon especialmente por tener el apoyo del oráculo délfico, porque ello les
daba una legitimidad religiosa (Fernández Uriel, 2009, p. 239).

Una vez que hemos hablado de las tiranías y las relaciones que mantuvieron con el
oráculo de Delfos, vamos a pasar al escenario de la Segunda Guerra Médica.
Heródoto sitúa a los atenienses como los que salvaron Grecia52 a pesar de los oscuros
designios venidos desde el oráculo:

50
Hdt. V.92.2.
51
El pilar económico es el primero, siendo el campesino objeto de atención en su política. Por otra parte tenemos el
pilar religioso, del que ya hemos hablado en el texto; el tercer pilar fue el de la política exterior ya que los tiranos
trabajaron con frecuencia la diplomacia, siendo unos expertos en procurarse amistades que les convinieran y/o
sirvieran para algún propósito concreto. Quizá la excepción en esta política de buenas relaciones la tenemos con los
ejemplos de los tiranos de Sicilia y Polícrates de Samos. El último pilar fue el cultural, donde de nuevo tenemos un
claro interés por parte del tirano, pero gracias a ello, la tiranía impulsó la cultura de su época. Así, invitaban a su corte a
poetas, escultores etc. (Fernández Uriel, 2009).
Hdt. VII.139.5.
52

30
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

(…) los terribles oráculos que les llegaron procedentes de Delfos, y que los llenaron de pánico,
no los indujeron a abandonar Grecia, sino que permanecieron en su patria y se atrevieron a
resistir al invasor de su territorio. (Hdt. VII.139.6).

Y así fue, los atenienses, que habían enviado emisarios al santuario, recibieron de la
Pitia, nada más entrar, una descorazonadora advertencia:

¡Desdichados! ¿Por qué permanecéis inactivos? ¡Huye al fin del mundo y abandona tus casas y
de tu circular ciudad los eminentes baluartes (…)Abandonad, pues, este sagrado lugar y, ante las
desgracias, comportaos con entereza. (Hdt. VII.140.3).

Lógicamente, los atenienses al escuchar estas palabras, quedaron sumamente


desmoralizados, además de que no podían regresar con esa respuesta, fue entonces
cuando un reputado ciudadano de Delfos, Timón, les aconsejó que volvieran a
consultar al dios en calidad de suplicantes, a lo que ellos aceptaron y así lo hicieron.
Recogemos los pasajes más significativos:

No obstante, voy a darte ahora una nueva respuesta, [inflexible como el acero. Mira, cuando
tomado sea todo cuanto encierran la tierra de Cécrope y el valle del Citerón augusto, Zeus, el de
penetrante mirada, concederá a Tritogenia un muro de madera único —pero inexpugnable—
baluarte, que la salvación, supondrá para ti y para tus hijos.

¡Ay, divina Salamina! (Hdt. VII.141.4).

Los emisarios regresaron con la nueva respuesta, algo más tranquilos, para
transmitirla al pueblo ateniense. Ellos, al escuchar las palabras de la Pitia, empezaron
a deliberar y proponer distintas versiones de lo que podría significar aquello. Los más
ancianos creyeron que la profecía se refería a que la Acrópolis, se salvaría de la
destrucción persa, para ello argumentaron que antiguamente tenía una empalizada
que la protegía “un muro de madera único” había dicho la Pitia. Otros pensaron que el
dios estaba hablando de las naves, pero los últimos versos “¡Ay, divina Salamina!”
presentaban dudas al respecto de las naves.

En este punto tenemos la afortunada intervención de un personaje llamado


Temístocles, un ciudadano ateniense que estaba empezando a destacar. Él opinaba
que la interpretación de las palabras no era la correcta, que si así fuera, la Pitia no
hubiera dicho divina Salamina sino funesta Salamina. Por tanto, aconsejaba que
tenían que coger las naves y atacar por mar. Los atenienses prefirieron hacer caso a
Temístocles que a los intérpretes de augurios, los cuales argumentaban que había que
huir.

El caso, en suma, era que, interpretándolo correctamente, el vaticinio pronunciado por el dios se
refería al enemigo, y no a los atenienses. Por consiguiente, aconsejaba a sus conciudadanos que
se aprestasen para combatir a bordo de sus naves, pues, según él, a eso aludía el muro de
madera. (Hdt.VII.143.2).

Heródoto sitúa este acontecimiento de la consulta ateniense a Delfos justo antes de la


invasión de Jerjes. La cuestión es fijar que la decisión de Temístocles les llevó a la
victoria y esa victoria, en última instancia se podría deber a la Pitia y al dios. Por una
parte tenemos a la Pitia, esta transmite lo que le ha dicho Apolo. Al dios los atenienses
le deben haber profetizado dichas palabras a la Pitia y a Temístocles el haber sabido
interpretarlas. Como resultado de todo ello, hubo una victoria en Salamina.

31
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Se debe de puntualizar que normalmente se interpreta, que Delfos medizó, es decir,


que se quería pasar a los persas porque en el santuario no veían claro el desenlace de
este conflicto bélico. En cuanto al vaticinio de la Pitia, no cabe duda que si hubiera
sido una derrota, la respuesta del santuario a los atenienses habría sido que no habían
sabido interpretar las palabras de Apolo. Sea como fuere, el oráculo nunca mentía. Si
en años anteriores hubo alguna sospecha de corrupción en torno al santuario, esta se
disipó con esta victoria y el dios Apolo se convirtió rápidamente en el mentor divino de
Salamina (Pérez Jiménez, 1992, p.70).

Y por cierto, Heródoto nos relata en ese mismo libro VII que, tras la victoria de
Salamina, los griegos se repartieron el botín y enviaron las primicias a Delfos:

Posteriormente se repartieron el botín y enviaron las primicias a Delfos (con ellas se hizo una
estatua, de doce codos de altura, que en la mano sostenía el espolón de una nave; y por cierto
que la citada estatua se alza en el mismo lugar en que se halla la estatua de oro de Alejandro de
Macedonia).

Después de haber enviado las primicias a Delfos, los griegos, de común acuerdo, le preguntaron
al dios si las primicias que había recibido eran suficientes y de su agrado. La divinidad, entonces,
respondió que contaba con ofrendas de todos los griegos, pero no de los eginetas, así que a
estos últimos se las exigía por su destacada actuación en la batalla naval de Salamina. Cuando
los eginetas se enteraron de su respuesta, le consagraron unas estrellas de oro que, en número
de tres, se alzan, sobre un mástil de bronce, en el ángulo, muy cerca de la crátera de Creso.
(Hdt. VII.122).

Pausanias también nos cuenta que Temístocles llegó a Delfos con los despojos medos
para Apolo y cuando preguntó si las ofrendas se consagrarían dentro del templo, la
Pitia le ordenó que sacara de inmediato todo del santuario:

De los despojos de los persas el hermosísimo ornamento no me lo deposites en el templo.


Devuélvelo rápidamente a tu patria. (Paus. X.14.5).

En cuanto a este episodio se piensa que el dios sabía que Temístocles se convertiría
en suplicante de los persas (Th. I.137) y por ello rechazó las ofrendas o bien que si
todos los que llevaron ofrendas de ese tipo, si hubieran preguntado antes a la Pitia,
esta les hubiera dicho lo mismo que a Temístocles.

Por otro lado y siguiendo el mismo hilo de las Guerrás Médicas, tenemos unos pasajes
muy interesantes sobre cómo se salvó, por la intervención del dios Apolo, el santuario
de Delfos. Ciertamente, en el libro VIII Heródoto recoge unos hechos extraordinarios
sobre el ataque persa al oráculo. Y, si lo pensamos, es sorprendente que en ningún
momento de las guerras, sufriera daño alguno. Nos cuenta Heródoto que los persas de
Jerjes avanzaron hacia el santuario con la intención de saquearlo, parece ser que el
monarca tenía buen conocimiento de los tesoros que allí se guardaban. Los delfios,
aterrados, fueron a consultar al dios, quien les prohibió trasladar los tesoros hacia otro
lugar:

Al enterarse de sus intenciones, los delfios fueron víctimas del pánico más absoluto y, presas de
un terror cerval, formularon al oráculo una consulta relativa a los tesoros sagrados, para saber si
debían sepultarlos bajo tierra o trasladarlos a otro país. Sin embargo, el dios les prohibió
cambiarlos de sitio, indicándoles que él, personalmente, se bastaba para proteger sus bienes.
(Hdt. VIII.36.2).

32
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Todos los delfios abandonaron su ciudad a excepción de sesenta hombres y del


profeta Acérato53. Lo que ocurrió a continuación, fue sorprendente, sin duda:

Cuando los bárbaros, en el curso de su avance, se encontraban cerca (en concreto, podían
divisar el santuario), justo entonces el profeta, cuyo nombre era Acérato, vio depositadas delante
del templo las armas sagradas, que ningún ser humano podía tocar sin incurrir en sacrilegio y
que habían sido trasladadas allí desde el interior del mégaron. El sacerdote fue, pues, a informar
del prodigio a los delfios que se habían quedado con él; y, entretanto, cuando los bárbaros, que
avanzaban a marchas forzadas, se hallaban a la altura del santuario de Atenea Pronaia, les
sucedieron una serie de prodigios aún más formidables que el que acababa de producirse.
Realmente lo ocurrido (que unas armas de combate aparezcan por sí solas depositadas fuera del
templo) ya constituye algo sumamente sorprendente. Pero no hay duda de que los fenómenos
que se produjeron inmediatamente después son susceptibles de provocar una admiración
superior, incluso, a la de cualquier otro portento.

Resulta que, en el curso de su avance, los bárbaros se encontraban ya a la altura del santuario
de Atenea Pronaia, de repente unos rayos procedentes del cielo cayeron sobre ellos, mientras
que del Parnaso se desprendieron dos peñascos, que, en medio de un gran estruendo, se
precipitaron sobre ellos, aplastando a gran cantidad de soldados, y del santuario de la Pronaya
surgió un clamor acompañado de un grito de guerra. (Hdt. VIII.37.2).

Michael Scott opina que esta historia es tendenciosa y tiene un origen delfio para
intentar paliar las respuestas dadas por el oráculo a cretenses, argivos y atenienses en
las Guerras Médicas, ofreciendo una imagen propersa (Scott, 2015, p. 67). Aquellos
que sobrevivieron huyeron despavoridos contando lo ocurrido y añadiendo a todo lo
descrito, la aparición de dos hoplitas de tamaño sobrehumano que se lanzaron sobre
ellos. De esta manera, tenemos unos hechos sobrenaturales, supuestamente por
intervención directa de Apolo, quien, efectivamente, protegió el santuario no
permitiendo que fuera saqueado.

La furia del dios es tremenda en este episodio, tal y como lo narra Heródoto. Sea
como fuere el prestigio del santuario queda intacto como se demuestra en el Congreso
del Istmo del 481 a.C se impone la obligación de aportar el diezmo de sus bienes a
Delfos a todas aquellas ciudades que se sometieran por voluntad propia a Persia,
rompiendo así su juramento (Pérez Jiménez, 1992, p. 71). Ha habido muchas
discusiones sobre si Delfos tenía algún tipo de interés en cuanto a los oráculos que
predijo, recordemos que en el primero hay una clara advertencia fatídica, para que
abandonaran la ciudad, en el segundo sin embargo, se intuye una esperanza. ¿Hubo
alguna intencionalidad por parte del santuario? Aurelio Pérez Jiménez nos indica54 en
referencia a qué le interesaba a cada ciudad “Y Delfos tiene que responder de manera
que todos (atenienses, espartanos y por lo que pueda pasar, también Persia) queden
contentos”. La cuestión, es que Delfos no sufrió daño alguno en ningún momento de la
guerra, fuera por la intervención divina o por la astucia del oráculo.

En este mismo libro, hay un pasaje donde se cuenta que Mardonio, comandante del
ejército persa durante las Guerras Médicas, mandó consultar a los oráculos, en este
caso no se cita a Delfos, sin embargo, considero que se puede hacer un pequeño
paréntesis y escribir unas breves líneas sobre este relato, para que comprobemos, una
vez más, la importancia de los oráculos en aquella época.

53
El profeta se refiere al sacerdote que recogía las palabras de la Pitia para darles coherencia. Por tanto, era sacerdote
del oráculo de Delfos.
54
Pérez Jiménez, 1992, p. 74.

33
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Mardonio, como hemos indicado, ordenó consultar a todos los oráculos que los persas
podían consultar55. Así, se dirigieron a Beocia occidental con la intención de preguntar
en la gruta de Trofonio, Abas en la Fócide, aunque el primer sitio donde se dirigió fue a
Tebas, para consultar a Apolo Ismenio. Después sobornó a un forastero para que
durmiera en el santuario de Anfiarao. Se desconoce qué es lo que quería saber
Mardonio, aunque en opinión de Heródoto lo envió para que recabara informaciones
sobre sus perspectivas de entonces. (Heródoto, VIII.133). Es claro que Mardonio
perseguía un objetivo que consideraba importante, si no fuera así, ¿para qué
molestarse en preguntar a varios oráculos? Quizá quería oráculos que le fueran
favorables para enseñarlos a los griegos y que vieran que sus dioses sugerían que se
pasaran a su bando.

Heródoto también nos relata un oráculo en el libro VII el capítulo referente a las
Termópilas y a Artemisio. Cuando tuvieron conocimiento que los persas estaban en
Pieria, terminaron la reunión que tenían y unos se fueron hacia las Termópilas y otros
hacia el cabo Artemisio. La cuestión fue que los delfios estaban aterrados y fueron
hacia el santuario para realizar consulta sobre su suerte y la de Grecia:

y la respuesta que recibieron fue que elevaran plegarias a los vientos, pues ellos iban a ser
grandes aliados de Grecia. Al recibir este vaticinio, lo primero que hicieron los delfios fue informar
del oráculo que les había sido profetizado a los griegos que querían ser libres y, por haber
facilitado esa información a unas personas que sentían un pavoroso terror hacia el bárbaro, se
hicieron acreedores a una gratitud eterna. Acto seguido, los delfios dedicaron a los vientos un
altar en Tuya, justo donde se halla el recinto consagrado a la hija de Cefiso, Tuya, e impetraron
su protección con sacrificios. Precisamente debido a ese oráculo, todavía hoy en día los delfios
ofrecen a los vientos sacrificios propiciatorios. (Hdt. VII.178.2).

Volviendo a la imagen “propersa” mencionada antes, es cierto que Delfos dio muchos
vaticinios funestos e indujo incluso a que se sometieran los griegos a Jerjes. Por otra
parte, a los atenienses les dio otros vaticinios, es claro que el oráculo jugaba a dos
bandas. Tenemos más ejemplos sobre ello, como el oráculo que les dio a los argivos
exponiendo claramente que Argos se mantuviera neutral. El contexto se sitúa cuando
los griegos envían emisarios a Argos para aliarse y apoyarse mutuamente contra el
rey persa. Los argivos, sabiendo que vendrían los griegos a preguntar, marchan al
oráculo para que la Pitia les dijera qué era lo más conveniente de hacer en este caso.
Estas fueron las palabras de la Pitia:

Pueblo odiado por tus vecinos, pero caro a los dioses inmortales, permanece en guardia en tu
interior, aferrado al venablo, y mantén protegida la cabeza, que al cuerpo lo salvará la cabeza.
Hdt. (VII.148.3).

A pesar de la advertencia del oráculo, cuando llegaron los embajadores a Argos, los
miembros del Consejo aceptaron siempre y cuando se firmara un tratado de paz por
treinta años con los lacedemonios, además, estarían al frente de la mitad de las
fuerzas que se habían unido. Recordemos que el oráculo prohibió a los argivos aliarse
con los griegos, sin embargo, el Consejo prefirió ignorar este vaticinio porque
deseaban la tregua con los lacedemonios. A los cretenses también les profetizó un
oráculo “sospechoso”, la historia es esta: los emisarios griegos también se dirigieron a
Creta para que se aliaran con ellos, a este respecto los cretenses deciden enviar
mensajeros a Delfos para saber qué opinaba el dios Apolo, a lo que la Pitia respondió:

55
Es claro por qué no se dirigieron a Delfos.

34
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

«¡Estúpidos! ¿No estáis contentos con todas las calamidades que la cólera de Minos envió
contra vosotros por haber socorrido a Menelao? Porque ellos no os ayudaron a vengar su
muerte, que tuvo lugar en Cárnico y en cambio vosotros sí que cooperasteis con ellos a la hora
de vengar el rapto de la espartana por parte de un bárbaro.» Cuando esta respuesta llegó a sus
oídos, los cretenses se abstuvieron de enviar socorros. (Hdt. VII.169.2).

En este caso los cretenses hicieron caso al oráculo y no enviaron ayuda a favor de los
griegos, en el caso de Argos, vemos que ignoraron las palabras de la Pitia. Por último,
otra intervención sospechosa de Delfos la tenemos con motivo de una consulta por
parte de la habitual Esparta (ya se ha mencionado la asiduidad de los espartanos a
Delfos), en este caso tenemos la consulta cuando empezó la guerra, y esto profetizó
la Pitia:

Mirad, habitantes de la extensa Esparta o bien vuestra poderosa y eximia ciudad es arrasada por
los descendientes de Perseo, o no lo es, pero, en ese caso, la tierra de Lacedemón llorará la
muerte de un rey de la estirpe de Heracles. Pues al invasor no lo detendrá la fuerza de los toros
o de los leones, ya que posee la fuerza de Zeus. Proclamo, en fin, que no se detendrá hasta
haber devorado a una u otro hasta los huesos. (Hdt. VII.220.39).

Heródoto cuenta que Leónidas, dejó a los aliados que les acompañaban en las
Termópilas, que se marcharan, sabiendo de los desmoralizados que estaban todos
ellos y se quedaron sólo los espartanos. Heródoto cree que Leónidas recordó el
oráculo en donde se profetizó que su rey moriría o su ciudad sería destruida y
queriendo que sólo los espartanos fueran recordados como valientes hasta el final,
gloria eterna, dejó a los demás que se fueran de allí.

Es indudable la imagen filopersa que ha ofrecido Delfos en varias ocasiones, con el


dominio del santuario y de las respuestas por parte de los sacerdotes, quienes eran
los verdaderos motores de Delfos, se puede pensar tranquilamente, que,
efectivamente, el santuario jugó a varias bandas según se fueron sucediendo los
acontecimientos en la guerra. Sea como fuere, el oráculo tenía que salir bien parado,
no dañarse (como así sucedió) ni verse perjudicado, aunque la “mancha” propersa
no le abandonó y se sigue discutiendo sobre este tema.

V.El futuro tiene un precio.

Vamos a tratar un tema delicado y del que se ha hablado desde antiguo: la posibilidad
de que el oráculo fuera sobornado en algunas ocasiones, para favorecer y/o conseguir
un objetivo concreto. Primero citaremos los pasajes donde se recoge esta posible
corrupción o, tal vez debamos llamarlo favoritismos y después procederemos a
comentarlos. La influencia que ejerció el oráculo entre los pueblos originó con mayor o
menor fortuna, casos de corrupción política en torno al santuario. Heródoto, en su
Libro V narra varios pasajes donde encontramos estas posibles irregularidades.
Podemos empezar con el tirano Hipias, el cual fue derrotado finalmente por las
artimañas de los Alcmeónidas, desterrados tras ser acusados de provocar males
mayores tras la intentona por parte de Cilón. Pero empecemos por Cilón: este
personaje de noble cuna tenía lazos familiares con el tirano Teágenes de Mégara.
Cuenta Heródoto que aspiró a alcanzar la tiranía y para lograr tal objetivo, buscó en

35
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

Atenas apoyos56 para intentar tomar la Acrópolis. Lo que pasó fue lo siguiente: Cilón
interpretó mal un oráculo de Delfos al que acudió con el propósito de alcanzar la
tiranía, donde se le decía que durante la fiesta más grande en honor de Zeus,
aprovechara para tomar el poder. Este pensó que dicha fiesta tenían que ser los
Juegos Olímpicos, y así se dispuso para intentar un golpe pero no lo logró ya que los
mismos ciudadanos acorralaron a Cilón y sus compañeros en la Acrópolis, aunque él
pudo escapar. La Pitia tuvo que aclarar que, en realidad, se refería a las fiestas
Diasias en honor a Zeus, momento en el que la población abandonaba los límites de la
ciudad y era, supuestamente, más fácil de tomar el poder en forma de tiranía. (Fornis
Vaquero, 1992, p. 80).

La cuestión es que tras esta intentona de Cilón, el pueblo sufrió un periodo de stasis57
y problemas con la guerra contra Mégara58 y los Alcmeónidas fueron considerados los
culpables por haber dado muerte a los suplicantes. Ya hemos comentado que Cilón
huyó al verse derrotado y sus seguidores se refugiaron como suplicantes en el templo
de la diosa Atenea pensando que dado el carácter inviolable de la diosa, no les harían
daño alguno, pero no fue así. Cierto es que, primeramente, el arconte ateniense
Megacles, miembro de la familia de los Alcmeónidas, prometió que respetarían sus
vidas 59 , sin embargo, fueron ejecutados, cometiendo así un grave sacrilegio que
desató la ira de los dioses y la indignación de los atenienses. Y este fue el motivo de
que fueran exiliados, huyendo de los Pisistrátidas, descendientes de Pisístrato, tirano
de Atenas durante el siglo VI a.C.

La cuestión es que la familia de los Alcmeónidas logró atraerse en el exilio al


prestigioso oráculo de Delfos (Blázquez Martínez, 1998, p. 97). Nos cuenta
Heródoto que para atraerse el favor de Delfos, consiguieron

“que los Anfictiones les adjudicaran la contrata para terminar las obras del templo que en la
actualidad hay en Delfos, y que por aquel entonces todavía no existía60” (Hdt, V.62.3).

Estos Alcmeónidas, aprovechando que tenían dinero en abundancia, mandaron


construir el templo con más lujo del que se había establecido en el contrato; con una
fachada en mármol pario, y es en este contexto cuando encontramos un pasaje sobre
las intenciones políticas que había detrás de estas maniobras para derrocar al tirano
Hipias. Recogemos el pasaje donde se recoge la acusación de soborno que le hicieron
a la Pitia:

Pues bien, resultó que, al decir de los atenienses, esos sujetos, durante su estancia en Delfos,
persuadieron a la Pitia a fuerza de dinero para que, cada vez que acudiesen a consultar el
oráculo ciudadanos de Esparta, ya fuese a título privado o en misión oficial, les prescribiera
liberar Atenas. Entonces los lacedemonios, en vista de que siempre recibían del oráculo la
misma respuesta, despacharon, al frente de un ejército, a Anquimolio, hijo de Aster, un individuo
que gozaba de gran prestigio entre sus conciudadanos, para que expulsara de Atenas a los
Pisistrátidas (a pesar, no obstante, de que estos últimos mantenían con ellos vínculos de

56
Sierra Martín, 2014, p. 65.
57
En opinión de César Sierra, la stasis es anterior al intento de Cilón de tomar el poder. Sierra Martín, 2014, p. 67.
58
Recordemos que el tirano de Mégara, Teágenes, tenía lazos familiares con Cilón, de manera que, se podría suponer
que colaboró en esta intentona.
59
Hdt.V.71.2.
60
El templo de Delfos se había quemado de manera fortuita en el año 548 a.C.

36
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

hospitalidad sumamente cordiales; pues anteponían su obediencia al dios a su lealtad a los


hombres). A las tropas las enviaron por mar a bordo de unos navíos. (Hdt.V.63.2).

El oráculo logró su objetivo: que Esparta cambiase de idea respecto a la tiranía de


Hipias y le derrocara, hecho que sucedió en una segunda expedición y concluyó con
la marcha al exilio de Hipias. De esta manera los Alcmeónidas empezaron a participar
de manera activa y a conspirar desde Delfos, contra los Pisistrátidas (Fornis Vaquero,
1992, p. 86). Por tanto, este primer caso de soborno vemos que dio resultado y,
además, la Pitia se prestó a ello, hecho que no siempre fue así, como veremos más
adelante. La idea es que los Alcmeónidas no fueron expulsados por los Pisitrátidas
sino por el sacrilegio cometido contra los seguidores de Cilón. No obstante, una vez en
el exilio, Pisístrato se hizo con la tiranía bastantes décadas después e impedía que los
Alcmeónidas volvieran.

Un nuevo caso polémico que involucró a Delfos hace referencia a la paternidad de


Aristón; lo relata Heródoto en el libro VI. Aristón, como hemos mencionado, era
soberano de Esparta pero no tenía hijos, a pesar de haberse casado en dos
ocasiones. Estando seguro de que no podía ser él el culpable, volvió a casarse por
tercera vez con la esperanza de tener un hijo. La cuestión fue que ella dio a luz un hijo
antes de lo previsto, y estando reunido Aristón con los éforos, un sirviente fue a decirle
la buena nueva a lo que éste exclamó, oyéndolo los éforos «¡No debe de ser mío!»
(Hdt. VI.63.2).

El episodio quedó ahí sin más comentarios hasta que, tiempo después el rey murió y
Demarato, que así se llamaba el muchacho, accedió al trono como nuevo soberano.
Pero no sería tan fácil ya que Demarato tenía enemigos, como eran Cleómenes y
Leotíquidas. Este último, afirmó públicamente que el rey gobernaba ilegalmente puesto
que en realidad no era hijo de Aristón. Citó para argumentar su grave acusación a los
éforos, que habían estado presentes cuando Aristón pronunció aquellas palabras al
comunicarle el nacimiento de su hijo. De manera que, los espartiatas se dirigieron a
Delfos para que el dios Apolo les dijera si era hijo legítimo. Veamos el pasaje con
atención:

Finalmente, en vista de que sobre el particular se suscitaban serias polémicas, los espartiatas
decidieron preguntar al oráculo de Delfos si Demarato era hijo de Aristón. El caso se expuso a la
Pitia a propuesta de Cleómenes, quien, con tal motivo, se granjeó el apoyo de Cobón, hijo de
Aristofanto, un sujeto que en Delfos poseía una destacadísima influencia, y éste persuadió a la
profetisa Perialo para que pronunciara la respuesta que deseaba Cleómenes. (Hdt.VI.66.2).

Así que, cuando a los consultores le formularon la pregunta, la Pitia dictaminó que Demarato no
era hijo de Aristón. No obstante, cierto tiempo después se descubrió el fraude, por lo que Cobón
fue desterrado de Delfos y la profetisa Perialo se vio privada de su cargo. (Hdt.VI.66.3).

Estamos ante el segundo caso conocido y realmente sospechoso, en torno a la Pitia.


Si podía ser sobornada con dinero u otros medios, como quizá algún tipo de
amenaza61, entonces creo que la gran pregunta sería: ¿hasta qué punto era fiable el
oráculo? Ya se ha comentado en otro epígrafe las sospechas que recayeron sobre
Delfos por lo que parecía una actitud propersa, se ha visto que con persuasión de tipo

61
Opinión de la autora.

37
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

monetaria, la Pitia decía lo que a otros les convenía. Pero, creo que lo más importante
de este episodio es ¿Quién era el tal Cobón? Un personaje importante y/o con la
suficiente influencia en el santuario como para conseguir el fraude, está claro. Tuvo
que mantener por fuerza, buenos contactos con el oráculo, con los sacerdotes, que, en
definitiva, eran los que trasladaban la respuesta de la Pitia con algo de coherencia.
¿Qué cantidad de dinero estuvo de por medio para lograr tal fin? O quizá no fue dinero
sino otro suculento plato de ¿poder? Heródoto no parece escandalizarse ante este
hecho, por tanto, tal vez fue algo más común de lo que parece. En definitiva podemos
realizar hipótesis y lanzar preguntas, pero lo cierto es que averiguar lo que ocurrió
realmente en torno al oscuro Cobón es ardua tarea por la distancia cronológica que
nos separa. Sabemos que el principal motivo de la veneración al santuario residía en
el prestigio de sus vaticinios en respuesta a las preguntas de los peregrinos, además
de ofrecer buenos consejos y armonía. Sus oráculos no eran veraces, eran genéricos
e interpretables desde muchos puntos de vista, de esta manera nunca fallaban. El
oráculo no se podía permitir el lujo de errar en sus profecías, pero hemos visto un
claro caso de soborno y no fue el único, no sólo Heródoto nos habla de ello, Plutarco
también lo hizo, aunque se podría pensar dificultosa tarea si pensamos que la Pitia
prácticamente vivía aislada del mundo exterior…o no62.

Sería interesante, por todo lo visto hasta ahora, plantearnos si Delfos tuvo un sistema
de información, compuesto por una cantera de informadores los cuales iban a lugares
distintos recabando información. Ya hicimos alusión a esto en el epígrafe de las
colonizaciones, es claro que el santuario poseía una información privilegiada pues de
otro modo de qué manera tenía tantos conocimientos sobre la geografía de los lugares
donde fundar una colonia. Un sistema de informadores fiable, que tuviera bien
informado al oráculo, en todos los aspectos y temáticas (Vandenberg, 1991, p. 112).

A este tipo de agentes ¿Se les podría denominar para, según qué casos, espías? Para
un santuario de la trascendencia como era Delfos, no debería de resultar extraño que,
efectivamente, tuviera personas que le informaran tal y como ya hemos comentado.
Los mismos suplicantes que acudían al santuario para formular una pregunta y que, en
muchas ocasiones, debían esperar varios días en Delfos 63 hasta que les tocara el
turno o los presagios fueran favorables, podían entablar conversaciones con
sacerdotes u otras personas relacionadas con el oráculo y proporcionarles algún tipo
de información. O también podría ser al contrario: los sacerdotes en un momento dado
y según qué tipo de personas hubiera allí esperando, podían preguntar para recabar
información64. De esta manera el ombligo del mundo no estaba aislado sino puesto al
día de los sucesos que acontecían fuera del santuario.

Si seguimos abordando el mismo tema de los sobornos, tenemos un caso de intentona


fallida por parte de Lisandro, el general más destacado de Esparta, el responsable de
la victoria sobre los atenienses en la Guerra del Peloponeso. Según se dice, su mayor
ambición era convertirse en rey de Esparta, por lo que acudió a la Pitia, la única
autoridad que tenía poder suficiente como para convencer a los espartanos de un
62
En tiempos de auge del santuario se turnaban las Pitias por el volumen de suplicantes que acudían a presentar sus
preguntas, por tanto, esas Pitias tal vez no estuvieran tan aisladas.
63
Scott, 2015, p. 40.
64
Recordemos que al santuario acudían personas de muchos lugares, no sólo de Grecia.

38
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

cambio65. Así, pues, intentó sobornarla con grandes cantidades de dinero, pero esta
vez no surtió efecto ya que la Pitia se negó a intervenir en ese asunto a favor de él.

Después, al percatarse de lo insólito y grande de su empresa, pensó que necesitaba recursos


más contundentes y, al igual que en una tragedia, hizo uso de maquinaria escénica para influir en
los ciudadanos: apañó y dispuso revelaciones, vaticinios del dios de Delfos, oráculos; como si no
esperara conseguir mucho de la elocuencia de Cleón a no ser que, aterrorizando y asustando
mediante el miedo a los dioses y la superstición, atrajera a los ciudadanos a sus argumentos.
Éforo dice de él que intentó sobornar a la Pitia y también poner de su lado a las sacerdotisas de
Dodona por medio de Férecles, pero fracasó; a continuación viajó al templo de Amón y habló con
los profetas de allí, poniendo bastante oro sobre la mesa, pero ellos se sintieron ofendidos y
mandaron mensajeros a Esparta para que denunciaran allí a Lisandro. (Plu. Lis. V.25.2-3).

Como acabamos de leer en el pasaje de Plutarco, en sus Vidas Paralelas Lisandro-


Sila, no sólo intentó sobornar a la Pitia de Delfos sino que también a otros oráculos
como el de Dodona y Amón, fracasando en todos ellos. Este episodio es importante y
debemos detenernos en él, ya que, de nuevo estamos ante el caso de un
“conseguidor”, al igual que el citado Cobón.

El personaje en cuestión denominado por Heródoto, Férecles, es un individuo con


poder, Lisandro entró en contacto con él de alguna manera y éste habló con los
oráculos para sobornarlos: entró en contacto primeramente con Delfos y falló,
entonces se dirigió a Dodona siguiendo con el propósito del soborno, pero de nuevo
fracasó; sin embargo no se dio por vencido. Heródoto cuenta que puso mucho oro
sobre la mesa ante los sacerdotes de Amón, esto da que pensar la cantidad de dinero
que tuvo que recibir el tal Férecles para que llegara hasta el punto de seguir
insistiendo con los oráculos, con grandes cantidades monetarias, y viajando en su
empeño llegando hasta el templo de Amón. Pero todos sus intentos fueron en vano
pues no consiguió sobornar a ningún oráculo. El propósito de Lisandro era intentar
modificar las leyes de Esparta, leyes que, como ya hemos mencionado, según la
tradición, fueron traídas por Licurgo desde Delfos, por tanto, eran leyes sancionadas
por el dios. Luego, si se permitía modificar dichas leyes otorgadas por el dios, era en
cierta manera cambiar algo sagrado que había ofrecido Apolo al pueblo espartano.

En el siguiente pasaje que nos relata Heródoto, siguiendo con Esparta, da la


sensación que es la Pitia la que recoge directamente el soborno, en este caso parte
del rey Pleistoánax. Parece que la Pitia ayudó en la reinstauración en Esparta de este
rey que llevaba mucho tiempo exiliado y que estaba más inclinado a la paz que a la
guerra con Atenas. Recogemos el pasaje de Tucídides:

El lacedemonio Pleistoánax también deseaba la paz, a causa de tenérsele por sospechoso


desde el comienzo de la guerra, acusándole de que se había retirado con el ejército de los
peloponesios de tierra de los atenienses. Además le culpaban de todos los males y daños que
después de su retirada habían venido a los lacedemonios y de que él y Aristocles, su hermano,
habían sobornado a la sacerdotisa del templo de Apolo en Delfos que daba los oráculos y
respuestas de Apolo, de manera que a nombre del dios, y como inspirada por él, había
respondido a los nuncios que los lacedemonios enviaron diversas veces al templo para saber el
consejo de Apolo tocante a la guerra el oráculo siguiente:

65
Quería convertir la monarquía en electiva en lugar de hereditaria por derecho familiar.

39
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

«Los descendientes de Júpiter tomarán su generación de tierra ajena a la suya propia, si no


quieren arar la tierra con reja de plata.» (Thuc. V.16.2).

Si verdaderamente, el soborno se realizó directamente a la Pitia, ¿de qué manera lo


consiguieron el rey y su hermano? ¿Cómo pudieron acceder directamente a la
profetisa, si, supuestamente, estaba aislada? Se podría pensar en la posibilidad de
que uno de los sacerdotes, que sí tenían contacto directo con ella, arreglara un
encuentro dentro del mismo edificio donde la Pitia entraba en trance, o quizá el
sacerdote transmitió a la Pitia el mensaje del rey66. De nuevo son conjeturas con difícil,
por no decir imposible, respuesta.

A manera de conclusión sobre este tema de la corrupción, creo que podemos finalizar
diciendo que sí es claro que para influir sobre los oráculos había que contactar con las
personas adecuadas, que controlaban el culto y monopolizaban el mensaje del dios.
Son varios los casos en los que se ha acusado al santuario de aceptar un soborno,
quizá no todos fueran ciertos, pero, al igual que hemos visto con los vaticinios
sospechosos en las Guerras Médicas, en el caso de la corrupción hay sombras que
mancillaron el santuario.

A lo largo del trabajo, creo que hemos podido comprobar el alcance del oráculo de
Delfos, pero todo tiene un fin, aunque el santuario se mantuvo durante un milenio, con
el paso del tiempo empezó su decadencia y al final, su ocaso. Vamos a dedicar un
último capítulo a esta cuestión.

VI.El ocaso de Delfos.

Tras el fin de la época clásica de Atenas el oráculo de Delfos entró en una fase de
decadencia de la que no se recuperaría. Desde la época helenística sólo era
consultado para asuntos cotidianos y mundanos, atrás quedaron aquellas consultas
que decidían destinos de imperios. Apolo seguía residiendo en su templo y atendiendo
las consultas de los suplicantes por medio de la Pitia. A pesar de la previsible
decadencia de los dioses, en favor de un Cristianismo que, cada vez, tenía más
fuerza, el dios desafiaba desde el santuario a esa nueva religión que amenazaba con
sustituir a los dioses por un solo dios. Con el Imperio Romano, los oráculos entraron
en decadencia hasta desaparecer, aunque antes de ello, algunos emperadores se
interesaron por el santuario, tal fue el caso de Claudio, quien, en palabras de Michael
Scott “Parece que los ciudadanos de Delfos vieron a Claudio como una especie de
refundador heroico del santuario y la ciudad, al menos porque había planeado la
repoblación de la localidad y había ayudado a impulsar su reputación como un lugar
de importancia incluso para el emperador”( Scott, 2015, p. 261).

En cuanto a Nerón, es sabido que el emperador se llevó de Delfos unas quinientas


estatuas de bronce, y parece que consultó a la Pitia, advirtiéndole que tuviera cuidado
con el septuagésimo tercer año67 (Scott, 2015, p. 263). Sila, antes que él, se llevó los
tesoros del santuario (Rodríguez Morales, 2006, p. 47). El emperador Tito, por su

66
Hipótesis de la autora.
67
Precisamente en el septuagésimo tercer año, Galba se rebeló contra Nerón y se nombró emperador.

40
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

parte, siguió los pasos de Claudio en cuanto al oráculo, y también le prestó atención,
al igual que hizo Domiciano, quizá por los tiempos que corrían en aquellos momentos,
con una epidemia en Roma y la catástrofe que causó el Vesubio con las ciudades de
Herculano y Pompeya, tal vez se quiso volver a retomar la religión antigua de los
dioses. En los siglos I y II d.C el santuario se mantuvo y retomó algo de la importancia
que tuvo durante tanto tiempo. Un personaje importante que pasó mucho tiempo en
Delfos fue Plutarco. De hecho, fue sacerdote del dios Apolo cuando era emperador
Trajano, a Plutarco lo conocemos principalmente por sus obras Vidas paralelas y
Moralia, la que nos interesa es la segunda, ya que, dentro de ella (“Obras morales y de
costumbres (Moralia) VI Diálogos Píticos. 1995, traducción de José Antonio Fernández
Delgado, Madrid: Gredos), escribió tres apartados donde habla del santuario. El
primero trata sobre la enigmática E de Delfos, el segundo habla sobre la Pitia y sus
vaticinios en prosa, en vez de dictarlos en verso y en el último tratado escribió sobre el
ocaso de los oráculos. Los títulos son: La E de Delfos, Los oráculos de la Pitia y La
desaparición de los oráculos. Tenemos, pues, con Plutarco, una fuente importante
para conocer algunos de los oráculos que se dictaron en Delfos (Barrigón Fuentes y
Ruiz Pérez, 1994, p. 7). Plutarco nos informa también sobre las festividades religiosas,
las gentes que pasaban por allí y los festivales que se hacían en aquella época.
Cuando Adriano subió al poder, todavía estaba Plutarco en el santuario como
sacerdote, con este emperador, Delfos se mantuvo e incluso se elevó en importancia,
ya que Adriano lo favoreció, en el año 125 d.C llegó a Delfos con motivo de un viaje
por Grecia y consultó a la Pitia sobre diversas cuestiones (Scott, 2015, p. 278).

Durante el siglo II d.C el santuario tuvo gran popularidad por los Juegos que se
organizaban, competencias tanto atléticas como musicales, una popularidad que
alcanzó a todo el Mediterráneo y todavía en el siglo III y IV d.C siguió teniendo
importancia, aunque cada vez menos. Corría el año 357 d.C cuando el emperador
Constantino el Grande decidió prohibir cualquier actividad que tuviera que ver con los
oráculos. Ya antes, en el 319 a.C dictó una ley contra los arúspices68 aunque no se
cumplió estrictamente y los adivinos siguieron prestando sus servicios. Fue Juliano el
Apóstata quien levantó la prohibición contra los oráculos y la adivinación, e intentó
revivir a Delfos dándole su protección y eximiéndolo de los impuestos. En aquella
época, aunque, como hemos dicho seguían las consultas, sólo había ya una Pitia y el
santuario se hallaba en un estado de abandono progresivo. A la profetisa llegó el
enviado de Juliano preguntando qué podía hacer por el oráculo, a lo que ella contestó:

«Dile al rey que la casa bellamente construida está derrumbada. Apolo Febo ya no tiene morada,
el sagrado laurel está marchito. Sus fuentes callan para siempre, y ha enmudecido el murmullo
del agua.»

La sentencia fue clara y fue la última que emitió la Pitia, y se percibe un tono de
resignación en el vaticinio (Gómez Fernández, 2007, p. 299). Dos años después de la
muerte de Juliano, Grecia sufrió la ira de un gran terremoto y Delfos, una vez más,
tuvo daños importantes en sus estructuras. ¿Era quizá una señal de que su final
estaba cerca? ¿O era el dios de Delfos enojado por la creciente decadencia que se

68
Los arúspices eran adivinos que utilizaban para sus vaticinios las vísceras de animales sacrificados. De esta
manera, leían las entrañas observando su color, tamaño etc. Se utilizó frecuentemente el hígado para tales fines.

41
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

percibía en el santuario? Ciertamente, aunque siguió en activo durante unos años


más, en el año 398 d.C, tras haber sobrevivido a guerras, incendios, terremotos,
conjuras y sobornos, el gran oráculo, el eterno Delfos, la morada de Apolo, fue
derribado por el hijo del emperador Teodosio, Arcadio.

¿Debemos achacar, por tanto, la desaparición del oráculo, al cristianismo? Creo que
en parte así fue; debemos tener en cuenta que todas estas prácticas de adivinación se
consideraban prácticas maléficas, los mismos sacerdotes cristianos señalaron a Apolo
como el diablo (Rodríguez Morales, 2006, p. 47), de manera que, tenía su lógica que
los oráculos desaparecieran ya que eran malignos. De todas formas ya hemos
mencionado que el santuario llevaba mucho tiempo en decadencia, por tanto, el origen
venía de lejos, y el cristianismo fue el punto final de algo inevitable.

CONCLUSIONES.

Al inicio de este trabajo se plantearon unos objetivos con unas preguntas, es probable
que algunas de ellas no tengan una respuesta definitiva o contundente, sino que
generen más preguntas o se queden en dudas sin resolver. De todas maneras creo
que ha llegado el momento de reflexionar sobre un asunto delicado, viendo todo lo
expuesto sobre el oráculo, la Pitia y el dios Apolo, se podría plantear la pregunta
¿realmente había una intervención divina cuando la Pitia hacía sus vaticinios?
¿Estaba allí el dios Apolo? Hemos visto abundantes pasajes en los que la Pitia pudo
haber tenido acceso a información, el oráculo sin duda tuvo una especie de “agentes”
como ya se comentó, pues como ombligo del mundo, estaba obligado a saber de todo
y todos, pero algunas situaciones nos hacen, o por lo menos, a mí en particular, me ha
hecho dudar, y pensar que, realmente en Delfos había algo sobrenatural. Porque, el
famoso pasaje de Creso, cuando envía emisarios con una pregunta a todos los
oráculos, buscando cuál era el más fiable, quizá se pudo trazar alguna estrategia y
que el oráculo supiera qué estaba haciendo en esos momentos el rey lidio, aunque en
mi opinión lo dudo mucho ya que eso supondría que en Delfos se informaban en
tiempo real, lo cual es imposible para la época; hay otros casos que no están tan
claros, como por ejemplo el del hijo de Eetión, Cípselo, quien derrocó a los Baquíadas
¿cómo sabía la Pitia lo que ocurriría con su hijo? ¿O simplemente lo pudo intuir y se
arriesgó a dar esa respuesta?

A este respecto, ciertamente se podría pensar que ciertos oráculos (no todos), fueron
escritos después de que ocurrieran los sucesos. Serían mensajes que se acomodaron
a posteriori para dar un aire de infalibilidad a Delfos. Esta cuestión nos lleva a otra, si
los mensajes eran privados ¿Cómo llegaban más tarde a la opinión pública? Quizá
había una literatura oracular, Heródoto, por ejemplo, tuvo acceso a ellos ¿Cómo? En
este sentido es interesante el trabajo de Ana Isabel Jiménez San Cristóbal, en su
trabajo “Embaucadores y falsos adivinos en Oráculos de la Pitia 407 B-C”, refiriéndose
a uno de los tratados que escribió Plutarco en su obra Moralia, ya comentada
anteriormente. La autora, nos habla de varios tipos de personajes que están
vinculados con la adivinación, citando a los Versificadores, Cresmólogos y Oficiantes

42
El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

de cultos orientales. De esta manera los Versificadores, según Plutarco eran hombres
con dotes para la poesía que recitaban respuestas oraculares, seguramente
pertenecientes al clero del santuario 69. Precisamente estos eran los que cuando la
Pitia entraba en trance y dictaba su respuesta, ellos la recogían e intentaban darle un
sentido coherente. Los hemos visto citados a lo largo del trabajo en varias ocasiones70.
Luego están los Cresmólogos, que se dedicaban a compilar oráculos y comerciar con
ellos, llegando a modificarlos si les convenía 71 . Por último tenemos los que se
ocupaban de cultos orientales, estos son contra los que más carga Plutarco,
acusándolos de “embaucadores, hechiceros y falsos adivinos”72. Para el autor, estos
son los verdaderos culpables de que la Pitia ya no recite en verso. Según esto, serían
cultos orientales que entraron en el oráculo de Delfos, ya que se habían expandido por
muchos lugares del Imperio Romano 73 . ¿Podemos pensar entonces que estos
personajes eran los que transmitían los oráculos? Según lo visto parece que es
posible. ¿Le restó credibilidad este hecho al santuario de Delfos? Recordemos que el
oráculo siempre acertaba, ya que, con sus ambiguos vaticinios, quedaba a disposición
del consultante el hecho de saber o no, interpretar de manera correcta lo que había
dictado Apolo.

Por otra parte hemos visto a lo largo del trabajo al santuario en actitudes filopersas
muy sospechosas, como cuando el oráculo anima a los atenienses a que se marchen
ante el avance persa, hemos visto advertencias desoladoras, demoledoras en el
transcurso de las Guerras Médicas, pero también hemos visto situaciones
sobrenaturales como cuando ante la inminente llegada de los bárbaros a Delfos es el
dios quien se ocupa de ellos. El santuario se salva, permanece invicto, ¿fue una
invención de Heródoto lo narrado? O había un trasfondo, de nuevo, filopersa, para que
el santuario no fuera profanado y saqueado…recordemos que Delfos era conocido por
los bárbaros, no solamente por el mundo griego, quizá hubo algún pacto secreto para
que los persas no llegaran a entrar; sin duda son preguntas con difícil respuesta, si es
que la hay, pero, en cualquier caso, está fuera de toda duda la fortísima influencia que
tuvo el oráculo en prácticamente todos los ámbitos.

Creo que los objetivos planteados al inicio del trabajo, han sido respondidos
favorablemente, al menos todos los que se han podido investigar dadas las
limitaciones. Lo fundamental, era captar el perfil político de Delfos según el momento
histórico que se sucediera. Lo hemos podido ver de manera clara durante las Guerras
Médicas (episodio de los oráculos desfavorables a los griegos que inducían a huir en
vez de luchar), dentro de este mismo episodio la famosa y oportuna intervención de
Temístocles, interpretando las palabras de la Pitia como un buen augurio. También
hemos podido ver su influencia en las tiranías, apoyando o siendo contraria a una u
otra como ocurrió con Clístenes, igualmente ha sido clara la predilección que tuvo el
santuario hacia Esparta; en definitiva, Delfos se movía hacia donde más le convenía
según qué personajes ostentaran el poder y las situaciones específicas de cada
momento histórico y, como siempre daba la sensación que todo lo que dictaba el
69
Plu., Def. orac. 414 E, 438 B.
70
Por ejemplo en Hdt.VIII.36.2.
71
Jiménez San Cristóbal, 2010, p. 111.
72
Plu. Pyth. or. 407 C.
73
Jiménez San Cristóbal, 201, p. 113.

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El Oráculo de Delfos en la Historia de Grecia. Siglos VI-V a.C

oráculo era lo correcto, Delfos se convirtió en una especie de punto de referencia para
temas sociales, político, jurídicos etc. como un multiusos con gran reputación al que se
podía acudir para resolver dudas.

Igualmente podríamos hablar de su efecto en la colonización de nuevas tierras, tanto


en el terreno religioso como en el político; en todo este proceso colonizador destacó la
figura del oikistes y será este personaje el que tendrá que acudir a Delfos para que el
dios le otorgue el “visto bueno”. Puede parecernos algo extraño de asimilar en nuestro
mundo actual acudir a un oráculo para poder partir hacia otras tierras, pero no lo será
tanto si recordamos el poder de Apolo, el dios estará presente en la nueva colonia y
allí tendrá su santuario y sus sacerdotes. Apolo se convirtió de manera progresiva en
un dios internacional, estando presente en varias fundaciones, Cirene, Tarento,
Siracusa, Naxos…En definitiva, podemos citar a Apolo como el “dios de la
colonización”74.

Otro punto a concluir importante son las acusaciones de soborno a la Pitia, que fueron
varias y de alguna manera, mancilló el prestigio del santuario, aunque no por ello dejó
de tener asiduos. Hemos visto casos claros, otros sospechosos pero con derecho al
beneficio de la duda y otros en los que la Pitia no se prestó al soborno. Si hacemos
una valoración global creo que, de la manera en que estaba organizado el santuario,
todo el trasiego de gentes que circulaban durante varios días, de distinta procedencia
y el alcance de sus vaticinios, no debe resultarnos extraño que, en ciertas ocasiones,
hubiera un soborno vinculado al oráculo.

Por último, hemos podido ver cómo el oráculo inicia su declive poco a poco,
acentuándose en época romana en una espiral que le conduciría a su desaparición,
favorecida por el crecimiento de la nueva religión cristina, la cual sustituyó el culto
pagano por el cristiano. De esta manera la función del oráculo no era necesaria sino
todo lo contrario, ya que hemos visto que se la consideró demoníaca.

En definitiva, creo que la pervivencia durante casi mil años del oráculo, atestigua la
fama y fe que le tenían los griegos (y no griegos), y el grandísimo poder que logró
alcanzar, siendo indiscutibles sus sentencias, aunque algunas estuvieran impregnadas
de favoritismos y, en algunos casos, de sobornos. Su fuerza fue tal, que cambió el
rumbo de batallas y decisiones de reyes u otros personajes importantes. Es claro que
donde más influyó el oráculo fue en la política, ha quedado demostrado a lo largo del
trabajo, ahí estuvo la base de su poder, el cual fue aumentando cada vez más. Apolo
rigió el destino de hombres y mujeres desde su morada, Delfos.

LISTADO BIBLIOGRÁFICO

74
Scott, 2015, p. 93.

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