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ACTES DE LA
SOCIÉTE SCIENTIFIQUE
DU CHILI
— .~P3~~
NOTES ET MEMOIRES
(Feuilles 1— 234)
^SANTIAGO
IMPRENTA CERVANTES
CALLE DE LA l'.ANDEKA, 50
Agosto de 1903
CUATRO PALABRAS
la
si,
I.
ORÍJEN O PROCEDENCIA
(1) El señor Medina en sus Aboríjenes de Chile, pájina 141, dice que
estas piedras se han hallado en el Perú, Boliv1a, sur del Africa, 1sla
de F1jí, etc., i en el Museo Nacional las hai de la Arjentina, de Buli-
via i el Perú. Cronau, en su importante i reciente obra América tomo
I, pájinas 25 i 27, afirma que se han hallado de estas piedras en los
sambaquis o colinas de conchas en las costas de Santa Catalina del
Brasil. N1lsen en su obra Les habitants primitifs de la Scandinavie ofrece
constancia de haberse hallado de estas piedras en los paises escandi
navos i como comprobacion, da la ñgura de ellas, en todo semejantes
a lasque hemos estudiado — L Figuier i Z1mmermann en su notable
obra El mundo ántes de la creacion del hnmbre, tomo II, pájinas 122 i
123, nos hablan de haberse hallado tamb1en de estas piedras, a princi
pios del pasado siglo, en terrenos de formacion cuaternaria en Francia.
Mas adelante daremos a conocer las que últimamente han sido halla
das en algunas islas de la Oceanfa.
200 A. CAÑAS PINOCHET
Edad de Piedra
LA HORADACION
(1) Véanse algunos de estos objetos en las láminas del fin, i para
mayores ilustraciones, las de la obra del señor Medina i las demas ci
tadas a continuacion.
(2) Atlas, lámina XLI de las Antigüedades Peruanas.
(3) Anliquiíés Mexicaines, lámina XVII.
2o6 A. CAÑAS PINOCHET
DE SU APLICACION
II.
EMITIDO
9.
a
Como martillos o cabeza de martillo;
10. Como peso en la extremidad de un palo, cuya pun
ta opuesta se hendía en la tierra para removerla en la
#
# #
3.
a "Para hundir las redes en la pescan.
Procediendo estas piedras de remotísimos tiempos, no
puede concebirse, sin probarse primero, la invencion át
la red, que hubiese sido fabricada a este intento.
LAS PIEDRAS HORADADAS 211
El
(1) Squier, obra citada, capítulo Gran Chimu; Cronau, América,
tomo I, páj. 122.
(2) Obra citada, capitula IV, titulado Pachacamac.
313 A. CAÑAS PINOCIIET
#
# #
natural posible
ni
sicion.
Comprendemos elevarse una piedra, en un concepto
el
es que
descienda de este estado de simple piedra:
al
LAS PIEDRAS HORADADAS
*
* *
* #
(1) Prescott, Historia dela Conquista del Peni, tomo I, cap. III.
(2) Relacion primet a, M. S., citada por Prescott.
(3) Comentario Real, part. I, lib. II, cap. XII.
LAS PIEDRAS HORADADAS 2*3
* *
*
* *
Véase figura. .
la
(1)
la a
#
# #
• *
II. uComoadornos.1l
Se ha deducido esta funcion de las piedras horadadas
por haberse encontrado algunas ornamentadas con líneas
en direcciones diversas (1).
No creemos, ni hai razon para imajinarlo, que estas
piedras hubieran sido empleadas como adornos.
Lo hemos manifestado antes: las piedras que poseen
estas cond1ciones decorativas, bien han podido servir
como insignias de autoridad o ceremoniales, que se su
pone hayan servido en festividades patrióticas, relijiosas
o de familia, i en las danzas o juegos que tenían lugar
con motivo de estas fiestas. En este mismo sentido ha
discurrido el sabio citado; por lo que nos parece impropio
decir que estas piedras tuvieron el uso espresado ántes.
El tamaño i el peso de estas piedras, aun suponiéndo
las ornamentadas, no pueden, en manera alguna, sujerir
la idea de adorno, que en todo caso habrian sido usadas
por las mujeres, que usaban i usan, por propension na
tural, de adornos i aun de piedra, distintas en absoluto
de las piedras horadadas.
III
NUESTRA OPINION
neda, de que mas adelante trataremos, publicamos las cartas que van
en seguida firmadas por el señor don Edmundo Larenas, caballero de
Concepcion, mui conocido por su vasta ilustracion i por la situacion
que ocupa en la sociedad penquista, i por don Otto Harnecker, caba
llero aleman mui conocido como industrial i hombre de ciencias.
Dicen así:
"Señor don Ale/andro Cañas Pinochet. — Santiago. - Apreciado señor
i amigo: Con sumo agrado he leído su atenta del 13 de Agosto, que
solo hoi puedo contestar, i que toca puntos tan interesantes para los
aficionados a antigüedades como son el de las piedras horadadas i el
del oríjen de los indíjenas chilenos.
"Cuando en el mes de Enero del año pasado (de 1900) conversába
mos de sus estudios sobre aquellas piedras, fué efectivamente de audaz
como yo califiqué a primera vista la teoría de Ud. acerca de tales piedras,
considerándolas que fuesen en su oríjen la moneda de las jeneraciones
ante-históricas. Ud. recordará, que en las siguientes conversaciones,
sí,
le i
habian llevado hasta emitir tal opinion, yo indiqué que los bonos de
su teoría (lenguaje comercial) habian subido en mi sentir un cincuenta
por ciento.
"Hoi, despues de nuevos datos que conocemos sobre existencia
la
de las piedras horadadas-monedas, en las Carolinas, despues de haber
i
estado convencido desde hace años de que ninguna de las teorías emi
tidas hasta dia sobre las funciones que desempeñaron esas piedras es
el
la
que
a
la
la
patible con una adaptacion tal o cual objeto industrial, etc., etc.,
a
como única que está de acuerdo con respecto dicen las tra
la
lo
que
al
parezca siquiera.
Ud. lo dice me reservo para tener una nueva grata sorpresa.
i
i
toria,
"Tiene gusto de saludarle suscribirse de Ud. su amigo mui
el
i
i
LAS PIEDRAS HORADADAS *37
#
# #
II
(1) Iher1ng, í.a Prehistotia de los Indoeuropeos, Lib. -5 30.
(2) Iher1ng, I. c.
(3) Iher1ng, I. c.
(4) Con motivo de los juegos fúnebres que Aquiles mandó celebrar
»para honrar la memoria de Patroclon, ordenó distintos premios para
los vencedores en los cinco combates, "que debían ser el de la carrera
de caballosn, ofreció "Para el cuarto
"Dos talentos de oro1
(5) Carta de Schliemann, de 17 de Julio de 1873, publicada en la
Allgemeine Zeitune i reproducida en la Revista de Santiago, número 34,
correspondiente al 15 de Octubre de 1873.
(6) Plutarco, en el tomo I de Las vidas parale/as, páj. 76, dice...
"de manera que para mantener diez minas se necesitaba de un c jfre
grande en casa i de una yunta para trasportarlas".
239
de
240 A. CAÑAS PINOCHET
de granosn (i).
En las escavaciones practicadas en las ruinas de los
palacios i fortalezas del gran régulo Chimú, que vivió
independiente de los Incas en su cacicato que se estendia
desde Supe a Tumbes, en la provincia de Trujillo, se
han encontrado monedas de oro, plata i cobre. Es la ma
yor una pieza de plata, de forma circular, de 128 milí
metros de diámetro, con grabados que figuran alcatra
ces en el campo; las que le siguen en tamaño son de oro,
plata i cobre, metales que, como es sabido, eran abun
dantísimos en el Perú (2).
A edades mui remotas han de pertenecer algunas mo
nedas encontradas en los sepulcros peruanos, i que
mencion alguna de ellas hicieron los cronistas de los prí
meros tiempos históricos.
Las exhumaciones practicadas en esos sepulcros con el
intento de penetrar en las costumbres de las edades pa
sadas, que contribuyan a esclarecimiento de los proble
mas históricos en que se ajita la ciencia pre-antropolójica
moderna, han manifestado que en el Perú era comun
encontrar en la boca de los cadáveres un pequeño disco
de cobre, plata u oro; i Tschudi i Rivero, que dicen ha
ber desenvuelto de sus telas a mas de cincuenta momias,
afirman el hecho espuesto (3).
Nosotros mismos conservamos un disco de oro encon-
trado en la boca de un cadáver que exhumamos de un
sepulcro peruano que yacia al pié del Morro de Arica,
Estas exhumaciones las practicamos los dias 21, 22 i 23
de Julio de 1893.
(1)
George Squ1erk, en la obra i capítulo citados.
(2) Tylor,
Anttopolojía, cap. XI, páj. 326.
(¡) Ratzel, Las rasas humanas, t. II, cap. V, páj. 44.
(4) Id. id. t. II, cap. VIH, páj. 76.
246 A. CAÑ iS PINOCHET
#
# #
*
# #
yentes pasaje
muertos por puente Sirat, echado sobre un profundo
el
(3)
Chavero, Alé; Le a traves de ios siglos, cap. V.
I,
(a)
t.
(5)
Restrkpo. Les chibchas antes de la conquista española, cap. V.
LAS PIEDRAS HORADADAS
I l1
A. CAÑAS PINOCHET
(1) Antigüedades peruanas, cap. 8.°, páj. 203; Viaje por el pais de los
Incas.
*S4 A. CAfJAS PINOCHET
(1) Estas cifras, separadas por el.signo x, indican que la piedra tiene doi
diámetros.
LAS PIEDRAS HORADADAS 255
1 • í
1 15OXI4O IOO 3,160 33 72 47 465
2 I50Í 85 2,800 34 60 5o 350
■t x
1 50 x 140 75 2,445 35 45 35 IO; 30
4 13OX I20 75 1,950 36 50 8 (2) 32
5 I20 50 1,200 37 IOO 65 820
6 no; 55 960 38 105 x 95 45 720
7 90 55 520 39 65 x 55 25 I30
8; 95 x 75 35 270 40 64 x 40 40 165
9 90 30 200 4i 150 60 1,920
10 1 17 x 102 «5 1,650 42 no x 1 20 65 I.OOO
II 87 35 370 43 1oox 65 40 3IO
12 95 x 70 60 580 44 80 x 70 45 300
13 85 30 320 45 66 x 60 25 59
'4 roo x 85 32 440 46 150 65 2,190
15 87 45 520 47 85 35 375
l6 80 45 350 48 9" 55 520
17 120 80 1,400 49 115 40 600
18 90 x 85 40 400 5o 100 30 450
19 140 x 105 60 1,800 5' 150 50 1,458
20 . 280 75 5,98o 52 I 20 x 115 70 1,210
21 100 75 1,050 53 135 80 1,960
22 70 60 520 54 1 30 x 115 85 1,500
23 5? 25 115 55 170 70 2,602
24 9" 55 830 56 160 75 2,288
25 1 10 40 '750 57 130 65 i,115
26 125 x 105 70 1,250 58 110 5o 800
27, 70 40 255 59 IOO 55 600
28; 70 32 2151 60 IOO 50 572
29 105 65 1,030 61 IOO 62 820
30 0) 62 105 x 95 45 720
51 i8ox 150 72 2,740 63 65 x 55 25 130
52 100 5° 465
7& 90I
64 1So 90 2,9IO 69 145 2,540
65 '45 IOO 2,08o 70 IOO I.OOO
66 150 80 2,600 7' 105 1,200
x 2,lIO 120 x 95
" r
1
67 155 135 85' 72 33 870
68 I50X X IOO 45, 620
15
135 1.79o: 73
1
_J
<35;
I
)
(
_
i
Estas mediciones, intencionadas como fueron buscar
a
factores que diesen consistencia opinion que veni
la
a
mos sustentando, nos han proporcionado datos preciosos
que vamos exhibir que contribuirán a disipar las du
a
i
das con que habrá sido estimada por alguno nuestra hi
pótesis de funcion de monedas que desempeñaron, en
la
resultantes.
paraiso 23
i
caciones equivalentes:
M. N. equivale Museo Nacional.
a a a
II 1.925 II II 4, 26 M. N.
II 1,920 ll II 149 M. N.; 41 C. A.
ll I,900 II II i52M.N.;1oM.L.V.
II 1.725 II II io, 13 C. F.
II 1,650 ll II 120, 162 M. N.; 10
C. A.
II L525 II ll 117 M. N.; 16 C. F.
II
I.330 II II 121, 175 M. N.
II I,300 II II 7, 153 M. N.
II 1,140 II II 76, 77 M. N.
II I.020 ll II 125, 192 M. N.
II 1.OCIO II II 102 M. N.; 19 C. F.;
42 C. A.
II 96O II ll 3 M L. V.; 6 C. A.
II 950 II II 158, 180, 181 M. N.;
F.
20 C.
II 900 II II 9, 185 M. N.
II 85O ll ll 131 M. N.; 15 C. F.
II 80O II II 86, 115, 133 M. N.;
58 C. A.
264 A. CAÑAS PINÜCHET
IV
LA MONEDA DE PIEDRA MODERNA
(1) La última lámina de las que acompañan a este estudio, que tie
ne 19 centímetros en su mayor diámetro, representa la cuarta parte
exacta de la piedra de que hablamos i sujiere una idea del tamaño
del orijinal.
Es reveladora esta coincidencia de hallarse en Chile i en la Oceaníi
de estas piedras horadadas, de tamaños no encontrados en otros paises,
haciendo las veces de monedas.
LAS PIEDRAS HORADADAS 269
#
# *
(1) Segun Riche, la materia que sirve para construir la moneda debe
conservarse sin alteracion, a fin de poderla utilizar como objeto de cul
to i de ornamento, corno arma, así como instrumento de trabajo. La
piedra ha llenado todas estas ex1jencias, incluso la de haber servido en
muchos pueblos como objetos de culto. Afánate, mcdailks et ét/oux,
cap. I.
27< A. CAÑAS P1N0CHET
terrogados en seguida.
En casi todos los pueblos la tradicion jenésica no ha
existido, se ha borrado de la memoria de los hombres,
i documentos del pasado que certifiquen sus oríjenes no
existen i talvez no han existido jamas.
Esto, no obstante, nadie podrá afirmar la no existen
cia en América, en un pasado remotísimo, de pueblos
mas cultos i civilizaciones mas perfeccionadas, que caye
ron despues en la barbarie.
Los pueblos avanzan i retrogradan i llegan al pináculo
del poder i la cultura para caer despues hasta en los
abismos de su oríjen. Ejipto, Grecia, Roma i Babilonia,
para no ir mas allá, son testimonios aun vivos de la
inconstancia del poder i cultura de las naciones.
La falta de monumentos que informan el grado de
adelanto de un pueblo, no es razon para negar que haya
habido ántes un pueblo que habitara estas comarcas.
Quién ántes del pasado siglo pudo suponer la exis
tencia del pueblo ario, ese pueblo que vivió, sin dejar
monumento alguno, ni casi huellas de su existencia, diez
mil años en Europa i cuya existencia se ha comprobado
por el estudio de las costumbres, de la relijion, de la
jurisprudencia i principalmente por la filolojía comparada.
El campo de las investigaciones no tiene otro límite
que el del criterio i el raciocinio humanos. Quién sabe
si mañana la ciencia, que es infatigable, no nos revelará
274 A. CAÑAS PINOCHET
Señores:
He llegado, despues de no corta jornada, al fin de este
trabajo
Ignoro si a vuestro juicio habré resuelto con acierto
este problema que ha preocupado a muchos de esos hom
bres que buscan en el estudio de los tiempos pasados la
esplicacion de lo que se presenta a sus ojos en los tiem
pos presentes.
He puesto al servicio de una solucion acertada largos
dias de trabajo, largas horas de meditacion i estudio i
creo haber herido la dificultad.
Vosotros que me habeis oido podreis decir si he o no
acertado.
r
t