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Introducción
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Instituto de Ciencias Antropológicas Sección Arqueología Facultad de Filosofía y Letras, UBA y PREP-
CONICET. e-mail: msenat@metarq.filo.uba.ar
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PREP-CONICET. e-mail: zarankin@mail.retina.ar
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K. Deagan “Neither History Nor Prehistory: The Question the Count in Historical Archaeology”, en Historical
Archaeology 22, Tucson, 1988, pp. 7-12. Pág. 7(traducción nuestra).
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Ch. Orser Jr. y B. Fagan Historical Archaeology. Harper Collins, New York, 1995. M. Beaudry, L. Cook y S.
Mrozowski “Artifacts as Actives Voices”, en The Archaeology of Inequality. Editado por R. McGuire y R. Paynter,
Oxford, Blackwell, 1991, pp. 150-191.
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K. Deagan “Avenues of Inquiry in Historical Archaeology”, en Advances In Archaeological Method and Theory,
vol 2, 1982, pp. 151-173. M. Beaudry (ed.) Documentary Archaeology in the New World. Cambridge, Cambridge
University Press, 1988. B. Little (ed.). Text-Aided Archaeology. Boca Raton, CRC Press, 1992.
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R. Schuyler “Historical and Historic Sites Archaeology as Anthropology: Basic Definitions and Relationships”, en
Historical Archaeology 4, Tucson, 1970, pp. 83-89. Pág. 84 (traducción nuestra).
5
I. Noel Hume Historical Archaeology. New York, Knopf, 1969, Pág.12 (traducción nuestra).
6
S. South Method and Theory in Historical Archaeology. New York, Academic Press, 1977, Pág 1.
7
I. Noel Hume 1964, en B. Little “People with History: An Update on Historical Archaeology in United States”, en
Journal of Archaeological Method and Theory 1 (1), New York, 1994, pp. 5-40.
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K. Deagan “Avenues of Inquiry in Historical Archaeology”, en Advances In Archaeological Method and Theory,
vol2, New York, Academic Press, 1982, pp. 151-173.
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El debate sobre la integración de las evidencias arqueológicas e históricas continua en los ´90 .
En los últimos años se han incrementado los trabajos que se engloban bajo el rótulo de “estudios de
la cultura material” generalmente de carácter cognitivo. En éstos, los artefactos son considerados
como símbolos o expresiones materiales de la cultura y por lo tanto portadores de significados no-
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verbales . Estas posturas derivan principalmente de las proposiciones de Deetz y han sido
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posteriormente reelaboradas por otros arqueólogos . En consecuencia, la cultura material asume el
rol central en la investigación y la información documental es utilizada para construir el contexto que
le otorga sentido.
Para la comprensión del planteo general de este trabajo, es necesario aclarar ciertos aspectos
fundamentales. En primer lugar, la naturaleza de la evidencia histórica es diferente de la
arqueológica, o sea que las bases empíricas de los trabajos de investigación en historia y en
arqueología difieren y poseen distintos grados de resolución. Esto significa que pueden brindar
distinta calidad de información. En consecuencia, dado que las hipótesis de trabajo deben adecuarse
a la naturaleza de los datos con los que se ponen a prueba, es necesario formular las preguntas de la
investigación y calibrar las escalas de análisis de acuerdo al grado de resolución de la base empírica
con que se trabaje.
Perspectiva historicista
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M. Beaudry, L. Cook y S. Mrozowski 1991 op.cit.
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R. Fletcher “The Messages of Material Behaviour: A Preliminary Discussion of Non-Verbal Meaning”, en The
Meaning of the Things. Editado por I. Hodder. Harper Collings, 1989, pp. 33-39. T. Markus Buildings and Power;
Freedom and Control in the Origin of Modern Buildings Types. Oxford, Blackwell, 1993.
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J. Deetz In Small Things Forgotten. The Archaeology of Early American Life. Garden City, Anchor Press
Doubleday, 1977.
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Ver entre otros ejemplos M. Leone “Interpreting Ideology in Histórical Archaeology: The William Paca Garden in
Annapolis, Maryland”, en Ideology, Power and Prehistory. Editado por D. Miller y C. Tilley, Cambridge,
Cambridge University Press, 1984, pp. 25-35. D. Miller y C. Tilley (eds.) Ideology, Power and Prehistory.
Cambridge, Cambridge University Press, 1984. R. McGuire y R. Paynter (eds.) The Archaeology of Inequality.
Cambridge, Blackwell, 1991. B. Little y A. Shackel (eds.). Meanings and Uses of Material Culture. Historical
Archaeology vol. 26 nro.3, Tucson, 1992. I. Hodder, M. Shanks, A. Alexandri, V. Buchli, J. Carman, J. Last y G.
Lucas (eds.) Interpreting Archaeology. Londres, Routledge, 1995.
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Ver M.X. Senatore y J.L. Lanata “Arqueología Histórica y Teoría Arqueológica. Una necesaria Unión”, en
prensa en Actas del IX Congreso Nacional de Arqueología del Uruguay, 1997.
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R. Goñi y P.Madrid “Arqueología sin hornear: sitios arqueológicos históricos y el Fuerte Blanca Grande”, en
prensa en Intersecciones. Universidad Nacional del Centro, Olavarría, 1995.
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M. Leone y P. Potter The Recovery of Meaning. , Washington D.C, Smithsonian Institution Press, 1988.
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presentar variantes, pero en términos generales se desarrolla siguiendo las líneas que se describen a
continuación.
En la mayoría de las investigaciones, el análisis de las fuentes se realiza a priori del trabajo
arqueológico generando la información relevante respecto de los problemas definidos en el proyecto.
En un segundo paso se utiliza la arqueología para complementar la información generada desde la
historia. La evidencia arqueológica en general permite “materializar” la evidencia documental, y los
datos que se generan a partir de su análisis no son significativos para los objetivos de la
investigación.
Por otra parte, dentro de esta perspectiva, existen otras líneas de trabajo en las que el primer
paso es la recuperación de la evidencia arqueológica y el segundo su interpretación sobre la base a
la información histórica disponible. Por ejemplo, a partir del análisis de los restos arqueofaunísticos de
un basurero de una ciudad colonial, se genera información sobre las especies consumidas en un
período de tiempo determinado. Luego se indaga en la evidencia documental relativa a ese momento
cuál era la dieta de la población y se busca la adecuación de las evidencias. Si esto no sucede, la
evidencia arqueológica se considera sesgada, o bien se atribuye este desfasaje a problemas de
muestreo o de conservación.
Perspectiva arqueológica
Desde esta perspectiva las evidencias documentales y arqueológicas son consideradas corpus
de datos distintos, con un status epistemológico independiente. La calidad de información que pueden
brindar está determinada por la naturaleza de cada una. Sin embargo, en estas investigaciones, la
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escala de análisis está determinada por la resolución del registro arqueológico . En primer lugar, las
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Existen numerosos trabajos arqueológicos sobre diversos aspectos de la población afroamericana que parten
de hipótesis generadas a partir de la evidencia histórica. Por ejemplo ver R. Ascher y C. Fairbanks “Excavation of
a Slave Cabin: Georgia, USA”, en Historical Archaeology 5, Tucson, 1971, pp. 3-17. L. Ferguson, “Struggling with
Pots in Colonial South Carolina”, en The Archaeology of Inequality. Editado por R. McGuire y R. Paynter, Oxford,
Blackwell, 1991, pp.28-39. P. Funari “La cultura material y la arqueología en el estudio de la cultura africana en la
Américas”, en América Negra, Bogotá 8, 1994, pp. 33-47; Ch. Orser Jr. “Toward a Global Historical Archaeology:
An Example from Brazil”, en Historical Archaeology 28 (1), Tucson, 1994, pp. 5-22. P. Funari “ A “República de
Palmares” e a arqueologia da Serra da Barriga”, en Revista Povo Negro, Sao Paulo (29), 1996, 6-13.
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M. Leone y P. Potter 1988 op.cit.
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P. Rubertone “Archaeology, Colonialism and 17th-century Native America: Towards An Alternative
Interpretation”, en Conflict in the Archaeology of Living Traditions. Editado por R. Layton, Londres, Unwin Hyman,
Londres, 1989, pp. 32-45.
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problemáticas de investigación pasan a ser procesos en lugar de hechos y si bien las hipótesis
pueden ser generadas a partir de diversas fuentes, son trabajadas tomando a la evidencia material
como base empírica.
La información histórica cumple un papel muy específico dentro de este tipo de investigaciones.
En primer lugar es revisada como parte de los antecedentes del tema a ser abordado. Esto permite
conocer y definir el contexto histórico general en el cual se inserta el problema arqueológico. Sin
embargo es fundamental dentro de este enfoque que la evidencia arqueológica se presenta como
base empírica sobre la que se testean las hipótesis de trabajo. Por lo tanto, las escalas analíticas
deben contemplar que los enunciados puedan ser abordados arqueológicamente.
La evaluación de los antecedentes históricos permite definir el proceso general y las variables
relevantes que pueden jugar un importante papel en el tema de investigación. Es así como en los
trabajos orientados al estudio de los grupos afroamericanos, debe estudiarse el contexto socio-
económico en el que se inserta la problemática, las escalas espaciales globales de circulación de
población y mercancías, entre otros aspectos relacionados con la dinámica del sistema capitalista.
Esto brindará un espectro de información que podrá ser incorporada durante la elaboración de los
temas específicos de investigación. La lectura de la información disponible se hará de acuerdo a los
intereses propios del investigador y la relevancia de los datos estará determinada por el marco teórico
al que se adscribe.
Existen otras problemáticas que trascienden un momento histórico determinado. Sin embargo
el análisis de los antecedentes contribuye al conocimiento del proceso histórico en el que se insertan
y de esta manera amplía la capacidad de comprensión de las variables involucradas. A modo de
ejemplo, pueden mencionarse el uso de la cultura material para simbolizar y afirmar categorías
sociales, la correspondencia entre el control de los medios de producción y la diferenciación social,
los efectos de la logística militar en el aumento de los asentamientos de frontera, las estrategias de
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incorporación de áreas marginales, entre muchas otras .
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S. Wilson “Structure and History: Combining Archaeology and Etnohistory in Contact Period Caribbean”, en
Etnohistory and Archaeology. Approaches to Postcontact Change in the Americas. Editado por D. Rogers y S.
Wilson, pp.19-30. New York, Plenum Press, 1993.
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Ch. Cleland “Questions of Substance. Questions that Count inHistorical Archaeology”, en Historical Archaeology
22, Tucson, 1988, pp. 13-17.
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M.X. Senatore Arqueología de áreas marginales. Estrategias de contacto y utilización del espacio en el extremo
sur de Sudamérica. Proyecto de Investigación presentado a la Universidad de Buenos Aires. MS, 1996.
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N, Seasholes “On the Use of Historical Maps”, en Documentary Archaeology in the New World. Ed. por M.
Beaudry, Cambridge, Cambridge University Press, 1988, pp. 92-118.
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hará desde una óptica arqueológica, es decir concordando con las escalas analíticas y los problemas
particulares de la investigación.
Con estos ejemplos se evidencia que la naturaleza del registro arqueológico determina que
éste no sea adecuado para responder preguntas en escalas de resolución muy fina, por ejemplo
sobre eventos específicos. Sin embargo, brinda información sobre pautas alimenticias, adaptación al
medio ambiente, tecnologías utilizadas, aspectos de la vida cotidiana, contacto o interrelaciones con
poblaciones nativas, y sus cambios a través del tiempo. De esta manera el foco en las
investigaciones arqueológicas se centra en el estudio de procesos.
En síntesis, dentro de este enfoque, la evidencia documental puede ser utilizada como parte de
los antecedentes de la investigación, como fuente para generar hipótesis y como medio para afinar
sus expectativas materiales. Sin embargo, la base empírica que permite someter a prueba las
hipótesis de trabajo y genera los datos para el avance de la investigación, es el registro arqueológico.
Consideraciones Finales
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B. Little “People with History: An Update on Historical Archaeology in United States”, en Journal of
Archaeological Method and Theory 1 (1), 1994, pp. 5-40.
24
Ch. Orser Jr. A Historical Archaeology of The Modern World. New York, Plenum Press, 1996.
25
A. Zarankin y M.X. Senatore “Reseña crítica sobre Arqueología Histórica Colonial en Argentina”, en Prensa en
Páginas sobre Hispanoamérica Colonial nro4. PRHISCO-CONICET, Buenos Aires, 1996.
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A. Zarankin y M.X. Senatore op.cit.
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Al margen de esta perspectiva, en la Argentina existen otros trabajos en los que se obvian
tanto la teoría como la metodología arqueológica y/o histórica. Es así como profesionales sin
formación científica como museólogos, o arquitectos principalmente han abordado la investigación del
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registro arqueológico desde una perspectiva anticuarista tomando muestras sesgadas o no
controladas de información histórica disponible para ayudarse a “interpretar” el “significado” de los
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restos arqueológicos. Según Deagan , estas prácticas brindan lo que comúnmente se llama “una rica
estampa de la vida en el pasado” y están lejos del real potencial de la Arqueología Histórica.
27
Ver ejemplos en P. Funari “Historical Archaeology in South America”, en prensa en International Handbook of
Historical Archaeology. Editado por T. Majewski y Ch. Orser Jr., New York, Plenum Press, 1996. T. Andrade Lima
“Arqueología Histórica en América del Sur. Un desafío para la próxima década”, conferencia brindada en el IX
Congreso Nacional de Arqueología, Uruguay, 1997. M.X. Senatore y A. Zarankin “Entrevista a Patricia Fournier
García, en prensa en Revista del INAPL nro 16, 1996.
28
K. Deagan1988 op.cit.pág. 9 (traducción nuestra)
29
L. Binford “Historical Archaeology- Is It Historical or Archaeological?”, en Historical Archaeology and the
Importance of Material Things. Editado. por L. Ferguson, The Society for Historical Archaeology Special
Publication, 1977, pp. 13-22 (Ver pág 13).
30
Ch. Orser Jr. 1996 op.cit
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J. Davidson y M. Lytle After the Fact: The Art of Historical Detection vol. 1 pág xix, New York, A. Knopf, en M.
Beaudry, M. 1988 op.cit pág.1 (traducción nuestra).
32
B. Little. 1994 op.cit.
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7
Agradecimientos