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Páginas sobre Hispanoamérica Colonial. nro 4. PRHISCO-CONICET, Buenos Aires 1996-7

Perspectivas Metodológicas en Arqueología Histórica.


Reflexiones sobre la utilización de la evidencia documental.
*
María Ximena Senatore
**
Andrés Zarankin

Introducción

El campo de la Arqueología Histórica presenta ciertas particularidades relacionadas con la


presencia de evidencia histórica que puede ser integrada a los estudios arqueológicos. En palabras
1
de Deagan , un “acceso simultáneo a múltiples categorías de evidencia que dan cuenta de los
mismos procesos y eventos del comportamiento pasado de grupos humanos”. La posibilidad de esta
integración ha generado uno de los principales espacios de discusión teórico-metodológica de la
especialidad. A nuestro juicio existen dos posturas más generalizadas en la Arqueología Histórica
americana sobre el rol de la información histórica en los proyectos de investigación arqueológica. La
relevancia de este tema radica en que las distintas posiciones asumidas frente a este aspecto
determinan los lineamientos metodológicos de la investigación y presentan diferencias significativas
2
en relación al potencial informativo del registro arqueológico .
3
Esta discusión comienza en las primeras investigaciones en esta especialidad en la década
del ´70. Sus pioneros expresaban la importancia de la evidencia documental en la propia definición
del campo. Algunos la definían como el estudio “de los restos materiales de cualquier período
4
histórico” ; o “del material histórico perteneciente al pasado reciente y remoto en relación a la historia
5
documental y la estratigrafía en las que se encuentra” ; o como “aquellos estudios en los que se usa
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data arqueológica e histórica” y así la arqueología le brinda “una mano” a la historia . Por otro lado,
los objetivos perseguidos estaban en estrecha relación con la presencia de evidencia documental. En
los primeros momentos de desarrollo de la Arqueología Histórica americana, la utilización de la
información histórica se hacía de forma indiscriminada a partir de estrategias de investigación
inductivas. Las interpretaciones se elaboraban en base a distintos tipos de evidencias mezclando
escalas de análisis a partir de información generada arqueológicamente o históricamente.

En 1982 se publica la primera sistematización sobre investigaciones en Arqueología Histórica


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americana . Allí se identifican estudios que funcionan como suplemento del registro documental
orientados a sostener las reconstrucciones históricas y las restauraciones; reconstrucciones de
formas de vida pasadas de grupos sociales específicos; e investigaciones sobre procesos culturales
que operan en tiempos y espacios puntuales. La mayoría de estas perspectivas se orientan al estudio
de problemas que se definen a partir de la información y escalas de análisis históricas.

*
Instituto de Ciencias Antropológicas Sección Arqueología Facultad de Filosofía y Letras, UBA y PREP-
CONICET. e-mail: msenat@metarq.filo.uba.ar
**
PREP-CONICET. e-mail: zarankin@mail.retina.ar
1
K. Deagan “Neither History Nor Prehistory: The Question the Count in Historical Archaeology”, en Historical
Archaeology 22, Tucson, 1988, pp. 7-12. Pág. 7(traducción nuestra).
2
Ch. Orser Jr. y B. Fagan Historical Archaeology. Harper Collins, New York, 1995. M. Beaudry, L. Cook y S.
Mrozowski “Artifacts as Actives Voices”, en The Archaeology of Inequality. Editado por R. McGuire y R. Paynter,
Oxford, Blackwell, 1991, pp. 150-191.
3
K. Deagan “Avenues of Inquiry in Historical Archaeology”, en Advances In Archaeological Method and Theory,
vol 2, 1982, pp. 151-173. M. Beaudry (ed.) Documentary Archaeology in the New World. Cambridge, Cambridge
University Press, 1988. B. Little (ed.). Text-Aided Archaeology. Boca Raton, CRC Press, 1992.
4
R. Schuyler “Historical and Historic Sites Archaeology as Anthropology: Basic Definitions and Relationships”, en
Historical Archaeology 4, Tucson, 1970, pp. 83-89. Pág. 84 (traducción nuestra).
5
I. Noel Hume Historical Archaeology. New York, Knopf, 1969, Pág.12 (traducción nuestra).
6
S. South Method and Theory in Historical Archaeology. New York, Academic Press, 1977, Pág 1.
7
I. Noel Hume 1964, en B. Little “People with History: An Update on Historical Archaeology in United States”, en
Journal of Archaeological Method and Theory 1 (1), New York, 1994, pp. 5-40.
8
K. Deagan “Avenues of Inquiry in Historical Archaeology”, en Advances In Archaeological Method and Theory,
vol2, New York, Academic Press, 1982, pp. 151-173.

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El debate sobre la integración de las evidencias arqueológicas e históricas continua en los ´90 .
En los últimos años se han incrementado los trabajos que se engloban bajo el rótulo de “estudios de
la cultura material” generalmente de carácter cognitivo. En éstos, los artefactos son considerados
como símbolos o expresiones materiales de la cultura y por lo tanto portadores de significados no-
10 11
verbales . Estas posturas derivan principalmente de las proposiciones de Deetz y han sido
12
posteriormente reelaboradas por otros arqueólogos . En consecuencia, la cultura material asume el
rol central en la investigación y la información documental es utilizada para construir el contexto que
le otorga sentido.

Evidencia arqueológica y evidencia documental

Si se analiza la utilización de la evidencia documental dentro del campo de la Arqueología


Histórica americana, pueden identificarse dos posturas teórico-metodológicas. Por un lado existe un
enfoque en el que el aporte significativo en la investigación se basa en el análisis de la evidencia
13
documental, al que llamaremos perspectiva historicista . Por otra parte existe un abordaje en el cual
prima como objeto de estudio la evidencia arqueológica, al que llamaremos enfoque arqueológico.
Ambos serán desarrollados en mayor detalle en este trabajo.

Para la comprensión del planteo general de este trabajo, es necesario aclarar ciertos aspectos
fundamentales. En primer lugar, la naturaleza de la evidencia histórica es diferente de la
arqueológica, o sea que las bases empíricas de los trabajos de investigación en historia y en
arqueología difieren y poseen distintos grados de resolución. Esto significa que pueden brindar
distinta calidad de información. En consecuencia, dado que las hipótesis de trabajo deben adecuarse
a la naturaleza de los datos con los que se ponen a prueba, es necesario formular las preguntas de la
investigación y calibrar las escalas de análisis de acuerdo al grado de resolución de la base empírica
con que se trabaje.

La perspectiva historicista no considera relevantes las diferencias entre los cuerpos de


evidencia arqueológica y documental. La arqueológica, en cambio, surge a partir de que los
investigadores comienzan a reflexionar sobre las implicaciones teórico-metodológicas de la utilización
de la información histórica en las investigaciones. Esto generó la toma de conciencia sobre las
diferencias en la naturaleza de la evidencia material y la documental, su potencialidad de
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información, sesgos, alcances y limitaciones .

Perspectiva historicista

En la perspectiva historicista, se considera que las evidencias arqueológicas y documentales


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están ligadas, y cada una depende de la versión de la otra . O sea, como un corpus de datos
homogéneo. Sin embargo, los problemas a investigar se definen en una escala histórica, o sea
determinados por la resolución de la evidencia documental. La metodología de trabajo puede

9
M. Beaudry, L. Cook y S. Mrozowski 1991 op.cit.
10
R. Fletcher “The Messages of Material Behaviour: A Preliminary Discussion of Non-Verbal Meaning”, en The
Meaning of the Things. Editado por I. Hodder. Harper Collings, 1989, pp. 33-39. T. Markus Buildings and Power;
Freedom and Control in the Origin of Modern Buildings Types. Oxford, Blackwell, 1993.
11
J. Deetz In Small Things Forgotten. The Archaeology of Early American Life. Garden City, Anchor Press
Doubleday, 1977.
12
Ver entre otros ejemplos M. Leone “Interpreting Ideology in Histórical Archaeology: The William Paca Garden in
Annapolis, Maryland”, en Ideology, Power and Prehistory. Editado por D. Miller y C. Tilley, Cambridge,
Cambridge University Press, 1984, pp. 25-35. D. Miller y C. Tilley (eds.) Ideology, Power and Prehistory.
Cambridge, Cambridge University Press, 1984. R. McGuire y R. Paynter (eds.) The Archaeology of Inequality.
Cambridge, Blackwell, 1991. B. Little y A. Shackel (eds.). Meanings and Uses of Material Culture. Historical
Archaeology vol. 26 nro.3, Tucson, 1992. I. Hodder, M. Shanks, A. Alexandri, V. Buchli, J. Carman, J. Last y G.
Lucas (eds.) Interpreting Archaeology. Londres, Routledge, 1995.
13
Ver M.X. Senatore y J.L. Lanata “Arqueología Histórica y Teoría Arqueológica. Una necesaria Unión”, en
prensa en Actas del IX Congreso Nacional de Arqueología del Uruguay, 1997.
14
R. Goñi y P.Madrid “Arqueología sin hornear: sitios arqueológicos históricos y el Fuerte Blanca Grande”, en
prensa en Intersecciones. Universidad Nacional del Centro, Olavarría, 1995.
15
M. Leone y P. Potter The Recovery of Meaning. , Washington D.C, Smithsonian Institution Press, 1988.

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presentar variantes, pero en términos generales se desarrolla siguiendo las líneas que se describen a
continuación.

En la mayoría de las investigaciones, el análisis de las fuentes se realiza a priori del trabajo
arqueológico generando la información relevante respecto de los problemas definidos en el proyecto.
En un segundo paso se utiliza la arqueología para complementar la información generada desde la
historia. La evidencia arqueológica en general permite “materializar” la evidencia documental, y los
datos que se generan a partir de su análisis no son significativos para los objetivos de la
investigación.

Este procedimiento metodológico puede ejemplificarse a partir de la siguiente idea. De acuerdo


a la información histórica, en las ciudades coloniales parte de la población estaba constituida por
negros. Un enfoque historicista tomaría esta proposición como punto de partida para buscar en la
evidencia arqueológica los correlatos materiales de los negros. Con el hallazgo de artefactos
diagnósticos (i.e.una pipa con símbolos de una religión africana), esta proposición queda
complementada. La información histórica encuentra su dimensión material. Dentro de esta estrategia
de investigación la presencia de negros no se pone a prueba ni se generan hipótesis de trabajo en
relación al lugar de los negros dentro de la sociedad, su conocimiento tecnológico, dieta, entre otros
aspectos. Es aquí donde se evidencia que el potencial informativo del registro arqueológico no ha
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sido aprovechado .

Por otra parte, dentro de esta perspectiva, existen otras líneas de trabajo en las que el primer
paso es la recuperación de la evidencia arqueológica y el segundo su interpretación sobre la base a
la información histórica disponible. Por ejemplo, a partir del análisis de los restos arqueofaunísticos de
un basurero de una ciudad colonial, se genera información sobre las especies consumidas en un
período de tiempo determinado. Luego se indaga en la evidencia documental relativa a ese momento
cuál era la dieta de la población y se busca la adecuación de las evidencias. Si esto no sucede, la
evidencia arqueológica se considera sesgada, o bien se atribuye este desfasaje a problemas de
muestreo o de conservación.

En los dos acercamientos mencionados dentro de la perspectiva historicista, la evidencia


arqueológica se considera dependiente de la histórica. Por otra parte, se asume que ambas poseen
grados de resolución similares, o sea que potencialmente pueden brindar la misma calidad de
información. Sin embargo, al establecer las escalas de análisis en una resolución histórica, el registro
arqueológico parece comportarse de forma incompleta o sesgada. Este procedimiento metodológico
trae como consecuencia que la información esperada sea aceptada mientras que las excepciones
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sean descartadas . Desde este punto de vista teórico, la arqueología funciona como complemento,
su contribución al conocimiento del pasado es limitado y dependiente de la presencia de la evidencia
histórica.

Perspectiva arqueológica

Desde esta perspectiva las evidencias documentales y arqueológicas son consideradas corpus
de datos distintos, con un status epistemológico independiente. La calidad de información que pueden
brindar está determinada por la naturaleza de cada una. Sin embargo, en estas investigaciones, la
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escala de análisis está determinada por la resolución del registro arqueológico . En primer lugar, las

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Existen numerosos trabajos arqueológicos sobre diversos aspectos de la población afroamericana que parten
de hipótesis generadas a partir de la evidencia histórica. Por ejemplo ver R. Ascher y C. Fairbanks “Excavation of
a Slave Cabin: Georgia, USA”, en Historical Archaeology 5, Tucson, 1971, pp. 3-17. L. Ferguson, “Struggling with
Pots in Colonial South Carolina”, en The Archaeology of Inequality. Editado por R. McGuire y R. Paynter, Oxford,
Blackwell, 1991, pp.28-39. P. Funari “La cultura material y la arqueología en el estudio de la cultura africana en la
Américas”, en América Negra, Bogotá 8, 1994, pp. 33-47; Ch. Orser Jr. “Toward a Global Historical Archaeology:
An Example from Brazil”, en Historical Archaeology 28 (1), Tucson, 1994, pp. 5-22. P. Funari “ A “República de
Palmares” e a arqueologia da Serra da Barriga”, en Revista Povo Negro, Sao Paulo (29), 1996, 6-13.
17
M. Leone y P. Potter 1988 op.cit.
18
P. Rubertone “Archaeology, Colonialism and 17th-century Native America: Towards An Alternative
Interpretation”, en Conflict in the Archaeology of Living Traditions. Editado por R. Layton, Londres, Unwin Hyman,
Londres, 1989, pp. 32-45.

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problemáticas de investigación pasan a ser procesos en lugar de hechos y si bien las hipótesis
pueden ser generadas a partir de diversas fuentes, son trabajadas tomando a la evidencia material
como base empírica.

La información histórica cumple un papel muy específico dentro de este tipo de investigaciones.
En primer lugar es revisada como parte de los antecedentes del tema a ser abordado. Esto permite
conocer y definir el contexto histórico general en el cual se inserta el problema arqueológico. Sin
embargo es fundamental dentro de este enfoque que la evidencia arqueológica se presenta como
base empírica sobre la que se testean las hipótesis de trabajo. Por lo tanto, las escalas analíticas
deben contemplar que los enunciados puedan ser abordados arqueológicamente.

La evaluación de los antecedentes históricos permite definir el proceso general y las variables
relevantes que pueden jugar un importante papel en el tema de investigación. Es así como en los
trabajos orientados al estudio de los grupos afroamericanos, debe estudiarse el contexto socio-
económico en el que se inserta la problemática, las escalas espaciales globales de circulación de
población y mercancías, entre otros aspectos relacionados con la dinámica del sistema capitalista.
Esto brindará un espectro de información que podrá ser incorporada durante la elaboración de los
temas específicos de investigación. La lectura de la información disponible se hará de acuerdo a los
intereses propios del investigador y la relevancia de los datos estará determinada por el marco teórico
al que se adscribe.

Existen otras problemáticas que trascienden un momento histórico determinado. Sin embargo
el análisis de los antecedentes contribuye al conocimiento del proceso histórico en el que se insertan
y de esta manera amplía la capacidad de comprensión de las variables involucradas. A modo de
ejemplo, pueden mencionarse el uso de la cultura material para simbolizar y afirmar categorías
sociales, la correspondencia entre el control de los medios de producción y la diferenciación social,
los efectos de la logística militar en el aumento de los asentamientos de frontera, las estrategias de
20
incorporación de áreas marginales, entre muchas otras .

Por otra parte, la concepción científica de la arqueología determina la utilización de una


estrategia deductiva, lo que implica que el avance en las investigación se efectúa mediante la
demostración de la falsedad de las hipótesis de trabajo. Desde esta perspectiva, la base empírica es
la evidencia material. En consecuencia, las hipótesis deben poder ser contrastadas con datos
generados a partir del análisis del registro arqueológico. Ahora bien, la elaboración de hipótesis
puede efectuarse tomando diversas fuentes entre las cuales pueden estar las históricas.

La adecuación entre las hipótesis de trabajo y la base empírica se logra mediante la


elaboración de expectativas arqueológicas o consecuencias observacionales. En otras palabras, el
investigador debe tener claro qué evidencia material va a hallar si sus hipótesis son verdaderas. Esto
dirige la pesquisa arqueológica hacia la búsqueda de datos específicos y limita las interpretaciones
inductivas. Si las investigaciones arqueológicas son realizadas correctamente, las hipótesis de las
que se parte pueden ser falseadas o corroboradas. Esto determina que la investigación avance,
dando lugar no sólo a lo esperado, sino también a las excepciones.

Por ejemplo, el estudio de la información histórica sobre los primeros emprendimientos de la


Corona Española en el Estrecho de Magallanes permite al arqueólogo generar hipótesis sobre las
estrategias de utilización del espacio, los recursos locales y el contacto con las poblaciones nativas
21
americanas . Para esto debe entenderse el contexto general dentro del cual se inserta la
22
problemática por otra parte pueden utilizarse fuentes muy diversas como cartografía histórica ,
relaciones de viajes, declaraciones oficiales, inventarios de materiales destinados a esas
fundaciones, entre otras para la elaboración de hipótesis puntuales. La lectura de estas fuentes se

19
S. Wilson “Structure and History: Combining Archaeology and Etnohistory in Contact Period Caribbean”, en
Etnohistory and Archaeology. Approaches to Postcontact Change in the Americas. Editado por D. Rogers y S.
Wilson, pp.19-30. New York, Plenum Press, 1993.
20
Ch. Cleland “Questions of Substance. Questions that Count inHistorical Archaeology”, en Historical Archaeology
22, Tucson, 1988, pp. 13-17.
21
M.X. Senatore Arqueología de áreas marginales. Estrategias de contacto y utilización del espacio en el extremo
sur de Sudamérica. Proyecto de Investigación presentado a la Universidad de Buenos Aires. MS, 1996.
22
N, Seasholes “On the Use of Historical Maps”, en Documentary Archaeology in the New World. Ed. por M.
Beaudry, Cambridge, Cambridge University Press, 1988, pp. 92-118.

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hará desde una óptica arqueológica, es decir concordando con las escalas analíticas y los problemas
particulares de la investigación.

La contrastación de estas hipótesis debe hacerse mediante datos generados a partir de la


evidencia arqueológica. Por ejemplo, puede plantearse que los españoles implementaron estrategias
de utilización del espacio restringidas. Los correlatos materiales de esta hipótesis serán distribuciones
de estructuras arqueológicas y artefactos europeos con mayores densidades en el sectores
específicos, bajas frecuencias de restos de recursos de otros ambientes naturales, entre otras
expectativas posibles. Otra hipótesis puede plantear que existió una alta dependencia de recursos
alóctonos. Las expectativas arqueológicas se orientarán entonces hacia un aprovechamiento mínimo
de los recursos locales, ya sean materias primas, como medios de subsistencia.

Con estos ejemplos se evidencia que la naturaleza del registro arqueológico determina que
éste no sea adecuado para responder preguntas en escalas de resolución muy fina, por ejemplo
sobre eventos específicos. Sin embargo, brinda información sobre pautas alimenticias, adaptación al
medio ambiente, tecnologías utilizadas, aspectos de la vida cotidiana, contacto o interrelaciones con
poblaciones nativas, y sus cambios a través del tiempo. De esta manera el foco en las
investigaciones arqueológicas se centra en el estudio de procesos.

En el caso ejemplificado para Patagonia, la información generada a partir de preguntas


trabajadas en la investigación arqueológica brindará nuevas escalas de análisis para entender los
éxitos y fracasos de los proyectos españoles. Así, se contribuirá a discutir el proceso general de
incorporación de áreas marginales desde nuevas líneas de indagación como el contacto con
poblaciones nativas o la utilización del espacio y los recursos locales. De esta manera, la arqueología
23
genera información a partir de preguntas e interpretaciones alternativas a la historia .

En síntesis, dentro de este enfoque, la evidencia documental puede ser utilizada como parte de
los antecedentes de la investigación, como fuente para generar hipótesis y como medio para afinar
sus expectativas materiales. Sin embargo, la base empírica que permite someter a prueba las
hipótesis de trabajo y genera los datos para el avance de la investigación, es el registro arqueológico.

Consideraciones Finales

En este trabajo se discuten las principales líneas metodológicas de la Arqueología Histórica


americana a partir de reflexiones sobre el lugar de la información histórica en la investigación
arqueológica. Estas prácticas están estrechamente ligadas a la concepción de arqueología que los
24
investigadores asumen. Retomando la sistematización efectuada por Orser , abordada también en
25
otro artículo en ésta misma publicación , se entiende a la Arqueología Histórica americana desde
tres concepciones diferentes. La perspectiva historicista que ha sido desarrollada en este trabajo
refleja una arqueología considerada como técnica o complemento de la información histórica
generando datos que se adecuan a ella.
26
Como veremos en el trabajo posterior , este enfoque es el que domina actualmente la
producción científica en este campo en Argentina. Los datos generados a partir de la investigación
arqueológica se encuentran subordinados a la información histórica disponible. Metodológicamente
se asume que la información generada a través del estudio de documentación histórica es válido y las
investigaciones arqueológicas se integrarán como complemento de los enunciados históricos. En
otros trabajos, el planteo del problema a investigar se basa en enunciados, proposiciones históricas y
las hipótesis de partida se plantean en escalas y niveles de análisis que imposibilitan ser contrastadas
a partir del la evidencia material. De esta manera, se mezclan las escalas de análisis y los corpus de
evidencia perdiendo en algunos de los casos la rigurosidad metodológica de una investigación
arqueológica.

23
B. Little “People with History: An Update on Historical Archaeology in United States”, en Journal of
Archaeological Method and Theory 1 (1), 1994, pp. 5-40.
24
Ch. Orser Jr. A Historical Archaeology of The Modern World. New York, Plenum Press, 1996.
25
A. Zarankin y M.X. Senatore “Reseña crítica sobre Arqueología Histórica Colonial en Argentina”, en Prensa en
Páginas sobre Hispanoamérica Colonial nro4. PRHISCO-CONICET, Buenos Aires, 1996.
26
A. Zarankin y M.X. Senatore op.cit.

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Al margen de esta perspectiva, en la Argentina existen otros trabajos en los que se obvian
tanto la teoría como la metodología arqueológica y/o histórica. Es así como profesionales sin
formación científica como museólogos, o arquitectos principalmente han abordado la investigación del
27
registro arqueológico desde una perspectiva anticuarista tomando muestras sesgadas o no
controladas de información histórica disponible para ayudarse a “interpretar” el “significado” de los
28
restos arqueológicos. Según Deagan , estas prácticas brindan lo que comúnmente se llama “una rica
estampa de la vida en el pasado” y están lejos del real potencial de la Arqueología Histórica.

La disponibilidad de un cuerpo de evidencia extra -fuentes documentales- independientemente


de la forma en que sea empleada, ha sido considerados por varios investigadores como una ventaja
29
propia de la Arqueología Histórica. Esta característica llevó a que Binford postulara que este campo,
algún día estaría al frente de la producción de teoría arqueológica. Lamentablemente esto no ha
ocurrido a excepción de algunas corrientes simbólicas o postprocesuales. Tal vez la Arqueología
Histórica es víctima de sus propias ventajas, es decir abusando en la utilización de los documentos
históricos, hasta el punto deque en algunos casos deja de ser arqueología.
30
La tercera categoría de Arqueología Histórica de Orser se orienta al estudio de procesos. Se
trabaja integrando distintas escalas espacio-temporales, siempre considerando el contexto histórico
general. Esta refleja en términos generales a la que se ha caracterizado aquí como perspectiva
arqueológica. De esta manera, si consideramos que ”la historia no es lo que sucedió en el pasado,
31
sino el acto de seleccionar, analizar y escribir sobre el pasado” , entendemos que la arqueología
32
brinda la posibilidad de generar preguntas e interpretaciones alternativas a la historia .

27
Ver ejemplos en P. Funari “Historical Archaeology in South America”, en prensa en International Handbook of
Historical Archaeology. Editado por T. Majewski y Ch. Orser Jr., New York, Plenum Press, 1996. T. Andrade Lima
“Arqueología Histórica en América del Sur. Un desafío para la próxima década”, conferencia brindada en el IX
Congreso Nacional de Arqueología, Uruguay, 1997. M.X. Senatore y A. Zarankin “Entrevista a Patricia Fournier
García, en prensa en Revista del INAPL nro 16, 1996.
28
K. Deagan1988 op.cit.pág. 9 (traducción nuestra)
29
L. Binford “Historical Archaeology- Is It Historical or Archaeological?”, en Historical Archaeology and the
Importance of Material Things. Editado. por L. Ferguson, The Society for Historical Archaeology Special
Publication, 1977, pp. 13-22 (Ver pág 13).
30
Ch. Orser Jr. 1996 op.cit
31
J. Davidson y M. Lytle After the Fact: The Art of Historical Detection vol. 1 pág xix, New York, A. Knopf, en M.
Beaudry, M. 1988 op.cit pág.1 (traducción nuestra).
32
B. Little. 1994 op.cit.

6
7

Agradecimientos

Agradecemos los valiosos comentarios y sugerencias de la Dra Amalia Sanguinetti de Bórmida,


Dr. Luis Borrero, Dr. José Luis Lanata y Lic. Rafael Goñi, Todos ellos contribuyeron a mejorar el
presente artículo. Todo lo vertido en este trabajo es exclusiva responsabilidad de los autores.

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