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Informe Daniel Peraza 21065079
Informe Daniel Peraza 21065079
Se denomina "rabia paralítica o paresiante" a la rabia del ganado transmitida por el vampiro común (Desmodus rotundus).
Es una enfermedad infectocontagiosa de origen viral que afecta el sistema nervioso central de los mamíferos como los
bovinos, equinos, caprinos, ovinos, porcino, etc., incluidos los humanos, por lo que
también se considera una zoonosis de interés para la salud pública. El curso de la
enfermedad es agudo, progresivo y en la mayoría de los casos es mortal. Se transmite
a través de la saliva de los animales infectados, por medio de la mordida o el contacto
de esta con alguna herida o rasguño en la piel.
Es una encefalomielitis viral aguda. Una vez aparecen los síntomas clínicos es
invariablemente mortal. La rabia se puede encontrar en todo el mundo, pero unos
pocos países están libres de la enfermedad debido al éxito de los programas de
erradicación, y/o en virtud de su estado aislado, y por aplicar reglamentaciones
rigurosas de cuarentena
Algunos de los signos clínicos más comunes de la rabia paralítica o Derriengue son la incoordinación, parálisis ascendente
progresiva desde las patas traseras (postración similar a un perro sentado, paso vacilante, decúbito lateral (movimientos de
carrera una vez postrados en el suelo), flexión del cuello, salivación excesiva. Estos signos pueden ser comunes a otras
enfermedades que afectan el sistema nervioso central, los animales deben aislarse del resto del hato y es importante
considerar el alto riesgo al manipular un animal sospechoso a rabia por los propietarios del ganado afectado, para lo cual
deben tomarse algunas precauciones básicas como el lavado de
manos con jabón y dar aviso a las autoridades competentes; el
personal médico veterinario es el indicado para determinar si se
colectan muestras y la disposición del cadáver del animal, así
como las medidas de prevención y control.
En Venezuela en 2008, un total nacional de 43 focos de rabia en bovinos en 11 estados, fueron confirmados
oficialmente hasta el 31 de octubre de 2008 por el Ministerio de Agricultura y Tierras y el Servicio Autónomo de
Sanidad Agropecuaria – SASA.
Agente Etiológico
Grupo rhabdovirus,
Género Lyssavirus
Transmisión y patogénesis:
Forma paralítica:
Esta se manifiesta primero por una parálisis inicial de la garganta y de los músculos maseteros, a menudo con salivación
profusa e incapacidad para deglutir. En los perros es habitual la caída de la mandíbula inferior. Los dueños frecuentemente
examinan la boca de los perros y del ganado, buscando un objeto extraño, o administran medicación sin proteger sus manos,
exponiéndose así a la rabia. Estos animales pueden no ser agresivos y rara vez tratan de morder. La parálisis progresa
rápidamente a todas las partes del cuerpo y al cabo de pocas horas sobrevienen el coma y la muerte.
Diagnóstico:
El diagnóstico clínico es difícil, especialmente en áreas donde la rabia no es frecuente y no se tiene que ser confiado cuando se
trata de decisiones de Salud Pública. En los estadios iníciales, la rabia puede confundirse fácilmente con otras enfermedades o
con tendencias agresivas normales. Por lo tanto, está indicada la confirmación de laboratorio cuando se sospecha de rabia y se
requiera un diagnóstico definitivo. Los animales sospechosos deben ser eutanasiados y la cabeza ha de enviarse al laboratorio.
Las pruebas de rabia deben ser realizadas por un laboratorio cualificado, designado por la Administración Pública con
competencia Sanitaria de acuerdo con los protocolos nacionales estandarizados. La prueba de elección es la microscopía
Causada por cepas de inmunotipo 2 de Chlamydia psittaci, las clamidias penetran la barrera intestinal y pasan al torrente
sanguíneo dirigiéndose al cerebro
Riesgos zoonóticos:
Cuando una persona está expuesta a un animal sospechoso de tener rabia, debe evaluarse cuidadosamente el riesgo de
transmisión de la rabia. La determinación del riesgo debe incluir la consideración de qué especie de animal se trata, la
prevalencia de la rabia en la zona, si ha ocurrido una exposición suficiente para transmitir la rabia, y la situación actual del
animal y su disponibilidad para pruebas diagnósticas. Los carnívoros salvajes y los murciélagos presentan un riesgo considerable
allí donde ocurra la enfermedad, prescindiendo del hecho de que se haya visto un comportamiento anómalo. Los murciélagos
insectívoros, aunque pequeños, pueden ocasionar una herida con sus dientes y nunca deben apresarse ni manipularse con las
manos desprotegidas. Dado que las mordeduras de murciélago a menudo pasan inadvertidas, el contacto directo con ellos
podría considerarse una exposición de riesgo. Cualquier carnívoro salvaje o murciélago sospechoso de transmitir la rabia a una
persona, se debe considerar rabioso a no ser que se demuestre lo contrario con una prueba de laboratorio; esto incluye
murciélagos encontrados en habitaciones con personas dormidas o de algún modo inconscientes. Aunque algunas personas
tengan animales salvajes como "mascota", si uno de estos animales expone a una persona o a un animal doméstico, el animal
salvaje deberá ser tratado como tal.
Afortunadamente la rabia en bovinos es prevenible por vacunación de los rebaños y mediante la reducción de las
poblaciones de murciélagos hematófagos o vampiros, actividad esta que muy poco ahora se practica como
debiera.
Los ganaderos debidamente asesorados por sus médicos veterinarios, deben considerar vacunar anualmente o
revacunar en caso de focos circunvecinos contra la rabia, todos los rebaños de ganado bovino, sin olvidar los
caballos, mulas y burros en las explotaciones.
1. Vacunación antirrábica
A través de la aplicación de la vacuna en las diferentes especies ganaderas se pretende prevenir que los animales
mueran por infección por rabia y en consecuencia disminuir el número de casos en poblaciones en riesgo de
contraer la enfermedad.
El esquema de vacunación para los bovinos y especies ganaderas debe iniciar a partir del primer mes de edad y
revacunar cuando cumplan 3, 6 y 12 meses de edad, y posteriormente, aplicar un refuerzo de manera anual.
El tratamiento tópico de los murciélagos vampiro es una estrategia que actualmente se utiliza para el control de
sus poblaciones de manera selectiva, el cual, se lleva a cabo en corrales y refugios; consiste en que una vez
capturados los murciélagos se les aplica pomada vampiricida, posteriormente son liberados con el fin de que
regresen a sus colonias y con base en su comportamiento gregario y hábitos de acicalamiento, otros murciélagos
ingieran el tópico y así provocar una hemorragia interna en ellos, provocándoles la muerte. Es importante recalcar
que aunque los vampiros tratados pueden ubicarse en refugios compartidos con otras especies de murciélagos
(frugívoros, insectívoros, etc.) estos últimos no son afectados por el producto vampiricida, ya que están bien
definidos sus nichos y no tienen una relación estrecha entre especies distintas, es decir el tratamiento hacia los
vampiros es específico para esta especie.
El diagnóstico se realiza por medio de la prueba de Inmunofluorescencia Directa (IFD), a través de los laboratorios de
referencia y autorizados. Esta prueba resulta ser altamente sensible y específica (más del 99 y 98% respectivamente)
para el diagnóstico de la rabia.
4. Capacitación y difusión
La difusión de la información sobre la prevención de la enfermedad es una de las estrategias que contempla esta
Campaña, la cual se lleva a cabo a través de medios de comunicación como son la radio, televisión, prensa, y
mediante impresos (entrega de trípticos, carteles y manuales técnicos).
La capacitación se lleva a cabo mediante la impartición de pláticas, conferencias, cursos o talleres locales, regionales,
estatales y nacionales.