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Printed October 26, 2011 from http://www.cancer.net

Linfoma no Hodgkin
Esta sección ha sido revisada y aprobada por la Junta editorial de Cancer.Net, 04/11

Panorama general

Acerca del sistema linfático

El sistema linfático está formado por tubos delgados que se ramifican por todo el cuerpo. El sistema linfático transporta la linfa, un líquido incoloro que
contiene linfocitos (glóbulos blancos). Los linfocitos combaten los gérmenes del cuerpo. Los linfocitos B (también llamados células B) producen anticuerpos
para combatir las bacterias, y los linfocitos T (también llamados células T) destruyen los virus y las células extrañas, y estimulan a las células B para que
produzcan anticuerpos.

En diferentes áreas del sistema linfático, en todo el cuerpo, existen grupos de órganos diminutos con forma de guisante llamados ganglios linfáticos. La
mayoría de los grupos se encuentran en el abdomen, la ingle, la pelvis, las axilas y el cuello. El sistema linfático también incluye el bazo, que produce
linfocitos y filtra la sangre; el timo, que es un órgano ubicado debajo del esternón; y las amígdalas, que se encuentran en la garganta; y la médula ósea, que
es el tejido rojo y esponjoso en la parte interna de los huesos que produce glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas (células que permiten la coagulación
de la sangre).

Acerca del linfoma no Hodgkin

El linfoma se origina cuando las células del sistema linfático cambian y proliferan sin control, lo que puede formar un tumor. El linfoma de Hodgkin es un tipo
de linfoma específico que se trata en otra sección de este sitio web. El linfoma no Hodgkin (LNH) es un término que hace referencia a muchos tipos de
cáncer del sistema linfático, que pueden tener diferentes síntomas y signos, resultados físicos y estrategias de tratamiento.

Debido a que el tejido linfático se encuentra en tantas partes del cuerpo, el LNH puede originarse casi en cualquiera de ellas y diseminarse a prácticamente
cualquier órgano del cuerpo. Con frecuencia, comienza en los ganglios linfáticos, el hígado, el bazo o la médula ósea, pero también puede afectar el
estómago, los intestinos, la piel, la glándula tiroides, el cerebro o cualquier otra parte del cuerpo.

Es muy importante conocer el tipo y el subtipo de linfoma que se han diagnosticado, ya que esto ayuda a los médicos a determinar el mejor tratamiento y las
posibilidades de recuperación del paciente. Es posible encontrar información específica en Subtipos de LNH.

Esta sección abarca el LNH en adultos. Obtenga más información sobre el LNH en la niñez (en inglés).

Obtenga más información acerca de los términos básicos sobre el cáncer que se utilizan en esta sección.

¿Busca más que un panorama general?

Si desea más información introductoria, explore este material relacionado en Cancer.Net:

Hoja informativa ASCO Answers (en inglés): Lea una hoja informativa de una página (disponible en PDF) que ofrece una introducción fácil de
imprimir sobre este tipo de cáncer.

Vídeo educativo de Cancer.Net para pacientes (en inglés): Vea un vídeo corto conducido por un experto de la ASCO en este tipo de cáncer, que
brinda información básica y áreas de investigación.

Cancer.Net: Lea acerca del LNH en inglés.

O elija “Siguiente” (abajo, a la derecha) para continuar leyendo esta sección detallada. Para elegir un tema específico dentro de esta sección, use el panel
de íconos ubicado a la derecha de la pantalla.

Estadísticas

Se estima que este año se diagnosticará LNH a 66.360 personas (36.060 hombres y 30.300 mujeres) en los Estados Unidos. Se calcula que este año se
producirán unas 19.320 muertes (9.750 hombres y 9.570 mujeres) a causa de esta enfermedad.

Si bien algunos subtipos del LNH son frecuentes en los niños, el LNH es más frecuente en los adultos en general. El LNH es el sexto cáncer más frecuente
en las mujeres y el séptimo más frecuente en los hombres. También es la sexta causa más frecuente de muerte por cáncer entre las mujeres y la novena en
los hombres.

La tasa de supervivencia relativa a un año (porcentaje de personas que sobrevive al menos un año una vez detectado el cáncer, sin contar las que mueren
por otras enfermedades) de pacientes con LNH asciende al 80%. Las tasas de supervivencia relativa del LNH a cinco y a 10 años son del 67% y el 57%,
respectivamente.

Las estadísticas de supervivencia en el cáncer deben interpretarse con cautela. Estos cálculos aproximados se basan en datos de miles de personas con
muchos tipos diferentes de linfoma en los Estados Unidos, pero es posible que no puedan aplicarse a una única persona o a un único tipo de linfoma. Es
imposible informar a una persona cuánto tiempo vivirá con LNH. Debido a que las estadísticas de supervivencia suelen medirse en intervalos de varios años,
es posible que no representen los avances hechos en el tratamiento o el diagnóstico de este tipo de cáncer. Obtenga más información acerca de cómo
interpretar las estadísticas (en inglés).

Estadísticas adaptadas de la publicación de la American Cancer Society, Cancer Facts & Figures (Datos y cifras de cáncer) 2011.
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Ilustraciones médicas

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Subtipos de LNH

Existen distintos tipos y muchos subtipos de LNH, y es muy importante conocer el tipo y el subtipo que se han diagnosticado. A continuación, se incluyen los
tipos y subtipos más comunes, además de información sobre el tratamiento que se puede dar a cada uno. Para obtener más datos sobre la información del
tratamiento que aquí se describe, consulte la sección Tratamiento.

En primer lugar, la enfermedad se describe en general según la rapidez con la que el cáncer crece: indolente o agresivo. En los adultos, el LNH de grado
indolente y el LNH agresivo aparecen con la misma frecuencia. En los niños, es más común el LNH agresivo.

LNH indolente (de bajo grado). Estos tipos de linfoma crecen muy lentamente y, a menudo, ya se han diseminado para el momento en que se los
diagnostica. La mayoría de los pacientes con LNH indolente tienen la enfermedad en estadio avanzado cuando consultan por primera vez a un oncólogo (un
médico que se especializa en el tratamiento del cáncer). Por lo general, este tipo de linfoma responde bien a varios tipos de tratamientos diferentes, pero
también puede volver a aparecer meses o años después de finalizado el tratamiento. Es posible que los pacientes con LNH indolente no tengan que
comenzar el tratamiento en el momento del diagnóstico. Pueden estar bajo una cuidadosa supervisión y comenzar el tratamiento solo cuando presentan
síntomas o la enfermedad empieza a cambiar; esto recibe el nombre de espera vigilante. Cuando el linfoma indolente está aislado en una única zona
(enfermedad localizada, estadios I y II; consulte Determinación del estadio), es posible administrar tratamiento para curar el LNH con radioterapia.

LNH agresivo (de alto grado). Estos tipos de linfoma generalmente requieren una quimioterapia más intensiva. Por lo general, el tratamiento se inicia de
inmediato, y se puede recomendar radioterapia además de quimioterapia. En muchos casos, son curables.

Algunos subtipos de linfoma no pueden clasificarse fácilmente como indolentes o agresivos. Por ejemplo, el linfoma de células del manto (ver abajo) tiene
características de LNH tanto indolente como agresivo.

Además, el médico determinará el tipo de célula inicial del linfoma y clasificará la enfermedad en dos grupos principales:

Linfoma de células B. Aproximadamente el 90% de las personas con linfoma tienen linfoma de células B.

Linfoma de células T. Aproximadamente el 10% de las personas con linfoma tienen linfoma de células T.

Determinación del subtipo

Además de determinar si el LNH es indolente o agresivo, y si es de células B o T, es muy importante establecer su subtipo, puesto que cada uno de ellos
puede comportarse de forma diferente y requerir distintos tratamientos. Existen aproximadamente 35 subtipos reconocidos de LNH; los más comunes se
describen a continuación.

Distinguir entre los diferentes subtipos de LNH puede ser difícil y exige la intervención de patólogos (médicos que se especializan en interpretar análisis de
laboratorio y evaluar células, tejidos y órganos para diagnosticar la enfermedad) que sean expertos en el diagnóstico de linfomas. Dichos especialistas
utilizarán técnicas sofisticadas y trabajarán en estrecha colaboración con oncólogos experimentados. El diagnóstico está basado en el aspecto del linfoma al
observarlo con microscopio, y se confirma con la información adicional que se obtiene de otras pruebas, entre ellas, las pruebas del material genético de las
células del linfoma. Para obtener más información sobre este proceso, consulte Diagnóstico.
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Subtipos de linfoma de células B

A continuación, se describen los subtipos más frecuentes de linfomas de células B.

Linfoma de células B grandes difusas (DLBCL, por sus siglas en inglés). Esta es la forma más frecuente de linfoma; aproximadamente el 30% de las
personas con LNH tienen este tipo. Es una forma agresiva de LNH que a menudo (aproximadamente el 40% de las veces) compromete otros órganos
además de los ganglios linfáticos. El DLBCL suele ser curable con la administración de quimioterapia en combinación con rituximab (Rituxan); consulte la
sección Tratamiento. En algunos pacientes también se utiliza la radioterapia, especialmente si el linfoma se encuentra en un solo lugar. Se pueden
administrar tratamientos llamados profilaxis del sistema nervioso central (SNC) para prevenir la diseminación del linfoma al cerebro, pero la mayoría de los
pacientes no los necesitan. Las investigaciones recientes muestran que hay diferentes tipos de DLBCL, conocidos como centro germinal y centro no
germinal. Se están llevando a cabo estudios clínicos (estudios de investigación) para determinar si deberían usarse diferentes tipos de tratamientos para
estos diferentes tipos de DLBCL.

Linfoma folicular. Esta es la segunda forma de linfoma más común en los Estados Unidos y Europa. Aproximadamente el 20% de las personas con LNH
tienen este tipo. La mayoría de las veces comienza en los ganglios linfáticos, es indolente y crece muy lentamente. No existe una cura conocida; alrededor
del 50% de las personas sobrevive al menos de ocho a 10 años después del diagnóstico. Los pacientes con linfoma folicular pueden ser tratados con una
combinación de quimioterapia, anticuerpos monoclonales o radioterapia, o pueden estar bajo una cuidadosa supervisión con espera vigilante (consulte
Tratamiento).

Estudios clínicos recientes han sugerido que la sobrevida de los pacientes con linfoma folicular ha mejorado en los últimos años, aunque es necesario
realizar más investigaciones para confirmar este supuesto. Medicamentos más recientes, como la bendamustina (Treanda), la lenalidomida (Revlimid) y el
bortezomib (Velcade) han demostrado ser eficaces para este subtipo, y se están realizando estudios clínicos que los evalúan como parte del tratamiento de
primera línea.

Con el transcurso del tiempo, el linfoma folicular puede transformarse en DLBCL (ver arriba), que requerirá un tratamiento más agresivo. Los trasplantes de
células madre, las vacunas antitumorales y los tratamientos con anticuerpos monoclonales también pueden estar disponibles en estudios clínicos.

La radioterapia localizada puede curar la enfermedad de estadio temprano (estadios I y II).

Linfoma de células del manto. Este es un subtipo agresivo que afecta a aproximadamente el 7% de las personas con LNH. Aparece con más frecuencia en
los mayores de 60 años. En general, compromete la médula ósea, los ganglios linfáticos, el bazo y el aparato gastrointestinal (esófago, estómago,
intestinos). El linfoma de células del manto se identifica habitualmente por la expresión de una proteína llamada ciclina D1. A menudo, el linfoma de células
del manto no responde, o deja de responder, a la quimioterapia. En la actualidad, hay un gran debate sobre cuál es el mejor tratamiento para el linfoma de
células del manto. Medicamentos más recientes, como el bortezomib, la bendamustina y la lenalidomida han demostrado ser eficaces para este subtipo, y se
están llevando a cabo estudios clínicos que los evalúan como parte del tratamiento de primera línea. Se están realizando estudios clínicos con quimioterapia
de dosis alta seguida de trasplante de células madre o anticuerpos monoclonales después de quimioterapia. También se están estudiando otros
medicamentos nuevos para el tratamiento del linfoma de células del manto. Algunos pacientes pueden tener una forma de la enfermedad de crecimiento
más lento que se puede tratar como el linfoma folicular (ver arriba).

Linfoma linfocítico pequeño. Este tipo de linfoma está muy relacionado con una enfermedad llamada linfoma linfocítico crónico de células B (CLL, por sus
siglas en inglés), y aproximadamente el 5% de las personas con LNH tienen este subtipo. Se considera que es un linfoma indolente. Los pacientes con
linfoma linfocítico pequeño pueden ser tratados con una combinación de quimioterapia, anticuerpos monoclonales o radioterapia, o pueden estar bajo una
cuidadosa supervisión con espera vigilante. Los trasplantes de células madre, las vacunas antitumorales y los tratamientos con anticuerpos monoclonales
también pueden estar disponibles en estudios clínicos.

Linfoma mediastínico de células B grandes. Esta es una forma agresiva de DLBCL (ver arriba). Aparece como una masa de gran tamaño en el área
torácica que puede causar problemas respiratorios o el síndrome de la vena cava superior (SVCS), un conjunto de síntomas causados por la obstrucción
parcial o la compresión de la vena cava superior, la vena más importante que transporta sangre desde la cabeza, el cuello, la región torácica superior y los
brazos hacia el corazón. El linfoma mediastínico de células B grandes es más común en mujeres de entre 30 y 40 años, y aproximadamente el 2,5% de
todas las personas con LNH tienen este subtipo. En la mayoría de los casos se trata con quimioterapia con antraciclina, y la mayor parte de los pacientes
también recibe rituximab y radioterapia en el tórax. Aunque tradicionalmente se ha considerado a la radioterapia un componente de especial importancia
para el tratamiento del linfoma mediastínico de células B grandes en algunos pacientes, esto ya no es tan así porque el uso de rituximab ha mejorado el
tratamiento, tanto que la radioterapia puede no ser necesaria.

Linfoma esplénico de zona marginal de células B. Este tipo de linfoma comienza en el bazo y también puede afectar la sangre. Por lo general, su
crecimiento es lento, y el enfoque terapéutico suele ser la espera vigilante. En ocasiones, se recomienda la extirpación quirúrgica del bazo.

Linfoma extraganglionar de células B de la zona marginal de tejido linfoide asociado con la mucosa (MALT, por sus siglas en inglés). Este tipo de
linfoma afecta con más frecuencia el estómago, pero también puede afectar los pulmones, la piel, la glándula tiroidea, las glándulas salivales o los ojos. Los
pacientes con este tipo de linfoma a menudo tienen antecedentes de enfermedad autoinmune, como lupus, artritis reumatoide o síndrome de Sjögren.
Cuando el MALT afecta el estómago, el tratamiento con antibióticos para destruir una bacteria llamada Helicobacter pylori (la que, según se cree, causa el
linfoma) habitualmente tiene resultados satisfactorios. En otros casos, el plan de tratamiento más frecuente consiste en radioterapia, cirugía, quimioterapia,
anticuerpos monoclonales o una combinación de estos procedimientos. La radioterapia local suele ser un tratamiento curativo para los pacientes que tienen
la enfermedad en una parte del cuerpo.

Linfoma ganglionar de células B de zona marginal. Este tipo de linfoma indolente afecta los ganglios linfáticos. Es poco frecuente; aproximadamente el
1% de las personas con linfoma tienen este subtipo. En general, el tratamiento de este subtipo es similar al del linfoma folicular (ver arriba).

Linfoma linfoplasmacítico. Esta es una forma de linfoma indolente, y el 1% de las personas con LNH tienen este subtipo. Afecta con más frecuencia la
médula ósea, los ganglios linfáticos y el bazo. En muchos pacientes, este linfoma produce una proteína que se encuentra en altos niveles en la sangre.
Cuando esto sucede, la afección se conoce como macroglobulinemia de Waldenstrom (WM) (en inglés). Los pacientes con WM a veces tienen
hiperviscosidad (espesamiento de la sangre) que puede producir síntomas tales como dolor de cabeza, visión borrosa, mareos y dificultad para respirar. El
tratamiento es similar al del linfoma linfocítico/la leucemia crónicos y puede incluir la espera vigilante, quimioterapia combinada, anticuerpos monoclonales, o
combinaciones de quimioterapia y anticuerpos monoclonales. En estudios clínicos se está investigando la quimioterapia seguida de trasplante de células
madre.

Linfoma de derrame primario. Esta forma muy agresiva de linfoma aparece con más frecuencia en personas con el virus de la inmunodeficiencia humana
(VIH, el virus que causa el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida o SIDA), que tienen baja inmunidad por otros motivos o son de edad avanzada.
Aparece en los pulmones, el corazón o las cavidades abdominales y, con frecuencia, no se observa un tumor identificable. El tratamiento es similar al del
linfoma de células grandes difusas (ver arriba).

Linfoma de Burkitt/Leucemia de células de Burkitt. Esta forma de linfoma es muy rara y agresiva. Existen tres tipos de linfoma de Burkitt: linfoma
endémico, esporádico y relacionado con la inmunodeficiencia. Es más común en África; aparece con más frecuencia en los maxilares de los niños y, en
general, se asocia con el virus de Epstein-Barr (EBV, por sus siglas en inglés), el virus que causa mononucleosis infecciosa, también conocida como
“mono”. En los Estados Unidos, el linfoma de Burkitt se presenta más comúnmente con una masa en el abdomen. Dado que este tipo de linfoma se

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disemina rápidamente, requiere un tratamiento inmediato que incluye quimioterapia intensiva, generalmente con algún tratamiento para el sistema nervioso
central, para evitar que se disemine al cerebro. Este tipo de LNH a menudo es curable.

Subtipos de linfoma de células T

A continuación, se describen los subtipos más frecuentes de linfoma de células T y linfoma NK (natural killer).

Linfoma anaplástico de células grandes, tipo cutáneo primario. Este subtipo de linfoma solo afecta la piel. Suele ser indolente, aunque es posible que se
presenten subtipos agresivos de la enfermedad. Cuando el cáncer es localizado, la radioterapia suele ser eficaz. Si se ha diseminado, la quimioterapia es el
tratamiento habitual. Recientemente, han aparecido medicamentos nuevos para el tratamiento de los linfomas cutáneos, algunos de los cuales se
administran en comprimidos (pastillas).

Linfoma de células T periféricas, sin otra especificación diferente (NOS, por sus siglas en inglés). Es una forma agresiva de linfoma que con mayor
frecuencia se descubre en un estadio avanzado. Es más común en personas mayores de 60 años y representa aproximadamente el 6% de todos los casos
de linfoma en los Estados Unidos y Europa. Las células de este linfoma varían en su tamaño y expresan ciertos tipos de proteínas (llamadas CD4 o CD8) en
su superficie. Se trata como el DLBCL (ver arriba), con quimioterapia. A veces puede considerarse el trasplante de células madre.

Linfoma angioinmunoblástico de células T. Esta es una forma agresiva de linfoma con síntomas específicos: ganglios linfáticos inflamados, fiebre,
pérdida de peso, erupción cutánea y niveles altos de anticuerpos llamados gammaglobulina en la sangre. Debido a que los pacientes con linfoma
angioinmunoblástico tienen el sistema inmunológico deprimido, también son frecuentes las infecciones. Este tipo de linfoma se identifica por su aspecto en la
observación con microscopio y por proteínas características que se encuentran en las células del tumor. El tratamiento es similar al de otros linfomas de
células grandes difusas.

Linfoma anaplástico de células grandes, tipo sistémico. Esta forma representa aproximadamente el 2% de todos los linfomas y el 10% de todos los
casos de linfoma en la niñez. Una característica de este subtipo es la cantidad aumentada de proteína ALK-1 en las células cancerosas. Es una forma
agresiva de linfoma que a menudo responde bien al tratamiento.

Linfoma linfoblástico de células T precursoras/leucemia (leucemia linfoblástica aguda de células T precursoras). Este es un tipo de linfoma poco
frecuente, que representa aproximadamente el 2% de todos los casos de LNH. Se presenta más comúnmente en adultos jóvenes, y con más frecuencia en
hombres. Este tipo de linfoma es igual a una forma de leucemia llamada leucemia linfoblástica aguda (ALL, por sus siglas en inglés). Cuando afecta
principalmente los ganglios linfáticos, se denomina linfoma linfoblástico, y cuando afecta principalmente la sangre o la médula ósea, se denomina ALL.
Cuando afecta los ganglios linfáticos, los más comúnmente comprometidos son los del centro del pecho. Tanto el linfoma linfoblástico como la ALL son
enfermedades agresivas que requieren quimioterapia intensiva, incluido tratamiento para el sistema nervioso central para evitar la diseminación al cerebro. A
veces se utiliza el trasplante de células madre. A menudo se cura con estos tratamientos.

Linfoma/leucemia de células T del adulto (virus linfotrópico de células T humanas tipo I positivo). Este tipo de linfoma es consecuencia de un virus
llamado virus linfotrópico de células T humanas tipo I. Se trata de una enfermedad agresiva que la mayoría de las veces afecta los huesos y la piel; a
menudo las células del linfoma se encuentran en la sangre, por lo que esta afección también suele denominarse leucemia. Por lo general, esta forma de
linfoma no responde adecuadamente a la quimioterapia, si bien se han observado algunas respuestas satisfactorias con la zidovudina (Retrovir) y el
interferón. Aproximadamente dos tercios de los pacientes entran en remisión (ausencia temporal o permanente de síntomas).

Linfoma extraganglionar de células T/NK, tipo nasal. Este es un tipo agresivo de linfoma, muy inusual en los Estados Unidos y Europa, pero más común
en Asia y las comunidades hispanas. Puede afectar a niños o adultos y, en la mayoría de los casos, afecta el área nasal y los senos nasales. También puede
comprometer la tráquea, el tracto gastrointestinal, los testículos (en los hombres) o la piel. Muchas veces no responde satisfactoriamente a la quimioterapia
estándar, pero puede tratarse con radioterapia seguida de quimioterapia. En estudios clínicos se está evaluando el trasplante de células madre para este tipo
de linfoma.

Linfoma de células T asociado a enteropatía. Este tipo de linfoma es poco frecuente en los Estados Unidos pero más común en Europa. Es una forma
agresiva de linfoma de células T que afecta los intestinos de los pacientes que tienen enfermedad celíaca (intolerancia al gluten). Para el tratamiento del
linfoma de células T tipo enteropatía se puede utilizar quimioterapia de dosis alta.

Linfoma hepatoesplénico de células T gamma/delta. Es una forma agresiva de linfoma de células T periféricas que afecta el hígado y el bazo. Es más
frecuente en adolescentes y adultos jóvenes de sexo masculino. El tratamiento es similar al de un linfoma de alto riesgo de células grandes difusas (ver
arriba).

Linfoma de células T tipo paniculitis subcutánea. Es una forma de linfoma de células T periféricas, similar al linfoma hepatoesplénico de células T
gamma/delta (ver arriba). Afecta el tejido subcutáneo y, muchas veces, el primer diagnóstico es paniculitis (inflamación del tejido adiposo). El tratamiento es
similar al de un linfoma agresivo de alto riesgo.

Micosis fungoide. Se trata de un linfoma de células T que afecta principalmente la piel. A menudo, su evolución es muy prolongada e indolente, pero se
puede transformar, volverse más agresivo y diseminarse a los ganglios linfáticos y las vísceras (órganos internos). Este linfoma responde a una variedad de
formas de radioterapia, quimioterapia o inmunoterapia, por ejemplo, el interferón.

Para obtener más información sobre las opciones específicas de tratamiento que se describen más arriba, consulte la sección Tratamiento.

Factores de riesgo

Un factor de riesgo (en inglés) es cualquier factor que aumenta la posibilidad de que una persona desarrolle cáncer. Existen factores de riesgo que pueden
controlarse (como el tabaquismo) y otros que no (como la edad y los antecedentes familiares). Si bien los factores de riesgo pueden influir en el desarrollo
del cáncer, la mayoría no es una causa directa de esta enfermedad. Algunas personas con varios factores de riesgo nunca desarrollan cáncer, mientras que
otras sin factores de riesgo conocidos sí lo hacen. Sin embargo, si usted conoce sus factores de riesgo y consulta a su médico, podrá tomar decisiones más
inteligentes sobre su estilo de vida y los cuidados de la salud.

Se desconoce la causa exacta del LNH, pero aparentemente los siguientes factores aumentan el riesgo de desarrollar esta enfermedad.

Edad. El riesgo de tener LNH aumenta con la edad. Los tipos más comunes ocurren con mayor frecuencia en personas de entre 60 y 80 años.

Sexo. Los hombres son más propensos a sufrir LNH que las mujeres.

Infecciones. Algunos tipos de LNH se asocian con infecciones específicas. Por ejemplo, se cree que el linfoma de estómago MALT es causado por una
bacteria conocida como Helicobacter pylori. Cuando este linfoma se diagnostica en un estadio inicial, a veces desaparecerá si la bacteria se elimina del
estómago con antibióticos. Las infecciones también pueden causar otros tipos de linfoma MALT, incluidos aquellos que afectan los pulmones y las glándulas
lagrimales.

Exposición a virus. Los virus causan algunos tipos de LNH. Por ejemplo, tal como se explica en Subtipos, el EBV está asociado con algunos tipos de LNH,
entre ellos, el linfoma de Burkitt y los linfomas que se desarrollan después de un trasplante de órganos sólidos. El EBV también puede ser responsable de
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causar algunos tipos de LNH en personas de 60 a 90 años. Sin embargo, el virus probablemente no es el único factor, de modo que quienes han tenido
mononucleosis no necesariamente tienen un mayor riesgo de desarrollar LNH en el futuro. También se han identificado otros virus como factores importantes
entre las causas de algunos tipos menos frecuentes de linfoma.

Trastornos de inmunodeficiencia. Los trastornos del sistema inmunológico, como el VIH/SIDA, aumentan el riesgo de LNH, en especial los linfomas de
células B agresivos.

Trastornos autoinmunes. Las personas con trastornos autoinmunes, por ejemplo, artritis reumatoide y síndrome de Sjögren, corren un mayor riesgo de
desarrollar ciertos tipos de LNH. Además, algunos medicamentos utilizados para el tratamiento de trastornos autoinmunes pueden aumentar el riesgo de
LNH.

Trasplante de órganos. Las personas sometidas a un trasplante de órganos tienen más riesgo de contraer LNH por los medicamentos inmunosupresores
que deben tomar.

Tratamiento previo contra el cáncer. Los tratamientos previos con ciertos medicamentos para otros tipos de cáncer pueden aumentar el riesgo de LNH.

Exposición a sustancias químicas. La exposición a ciertas sustancias químicas, como plaguicidas y sustancias petroquímicas, puede aumentar el riesgo
de LNH.

Síntomas

Las personas con LNH pueden tener los siguientes síntomas, aunque a veces no presentan ninguno. O bien, estos síntomas pueden estar causados por otra
afección que no es cáncer. Si le preocupa un síntoma de esta lista, hable con su médico.

Los síntomas del LNH dependen de dónde se origina el cáncer y del órgano afectado.

Síntomas generales:

Ganglios linfáticos agrandados en el abdomen, la ingle, el cuello o las axilas

Hígado o bazo agrandados

Fiebre no relacionada con una infección u otra enfermedad.

Pérdida de peso sin causa conocida.

Sudoración y escalofríos.

Ejemplos de síntomas relacionados con la ubicación del tumor:

Los tumores en el abdomen pueden causar dolor o distensión abdominal (abdomen distendido).

Un tumor en el centro del tórax que esté presionando sobre la tráquea puede causar dificultad para respirar u otros problemas respiratorios.

El médico puede utilizar determinados síntomas para ayudar a describir la enfermedad, lo que se denomina determinación del estadio. Cada estadio puede
subdividirse en las categorías “A” y “B”.

La categoría A significa que una persona no tiene síntomas B, que se enumeran a continuación.

La categoría B significa que una persona tuvo los siguientes síntomas:

Pérdida de peso sin razón aparente de más del 10% del peso corporal original durante los seis meses anteriores al diagnóstico.

Fiebre sin razón aparente con temperaturas superiores a 38 ºC (100,4 ºF).

Sudores nocturnos que empapan. La mayoría de los pacientes informa que su ropa de dormir o las sábanas terminan literalmente mojadas. En
ocasiones, se producen sudoraciones importantes durante el día.

Diagnóstico

Los médicos utilizan muchas pruebas para diagnosticar el cáncer y determinar si se ha diseminado. Algunas pruebas también pueden establecer cuál es el
tratamiento más eficaz. Una biopsia es la única forma de realizar un diagnóstico definitivo de linfoma. Las pruebas con imágenes pueden utilizarse para
averiguar si el linfoma se ha diseminado. Es posible que su médico evalúe estos factores al elegir una prueba de diagnóstico:

Edad y estado médico

Tipo de linfoma que se sospecha

Gravedad de los síntomas

Resultados de pruebas anteriores

Para determinar si una persona tiene LNH, el médico primero registrará los antecedentes médicos completos y realizará un examen físico, en el que prestará
especial atención a los ganglios linfáticos, el hígado y el bazo. El médico también buscará los signos de una infección que pueda causar la hinchazón de los
ganglios linfáticos y puede recetar un antibiótico. Si la hinchazón de los ganglios linfáticos persiste después del tratamiento con antibiótico, es posible que la
causa no sea una infección. Si el médico sospecha la presencia de un linfoma, recomendará una biopsia, así como análisis de laboratorio y estudios por
imágenes.

Además del examen físico, se pueden utilizar las siguientes pruebas para diagnosticar LNH:

Biopsia (en inglés). Este estudio consiste en la extracción de una pequeña cantidad de tejido para su examen con microscopio. Para el diagnóstico del
linfoma, el tipo más frecuente es la biopsia de ganglios linfáticos del cuello, las axilas o la ingle. También puede realizarse una biopsia del tórax o del
abdomen durante un estudio por tomografía computarizada (CT) o del estómago o intestino durante una endoscopia (un examen que le permite al médico
ver el interior del cuerpo con un tubo delgado, flexible e iluminado). La piel es otra fuente posible de tejido. La biopsia es el único método que permite
obtener un diagnóstico definitivo de linfoma y determinar el subtipo. Para realizar un diagnóstico es importante tener suficiente tejido. Un patólogo

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experimentado en el diagnóstico de linfomas debe analizar la muestra de tejido extraída durante la biopsia; también puede ser de utilidad una segunda
opinión.

Prueba citogénica y molecular. Dado que diversos subtipos de linfoma se identifican por los cambios genéticos específicos o por la actividad molecular, en
la muestra de tejido extraída durante la biopsia se pueden realizar estudios citogenéticos (el estudio de los cambios genéticos en las células) y moleculares.

Biopsia de médula ósea y aspiración (en inglés). Estos dos procedimientos son similares y a menudo se realizan al mismo tiempo. La médula ósea tiene
una parte sólida y una líquida. La biopsia de médula ósea consiste en la extracción de una pequeña cantidad de tejido sólido con una aguja. En la aspiración
se toma una muestra de líquido con una aguja. Luego, las muestras son analizadas por un patólogo.

A menudo, el linfoma se disemina a la médula ósea; por lo tanto, observar una muestra de médula ósea puede ser importante para que los médicos lo
diagnostiquen y determinen su estadio. La aspiración también se usa para identificar cualquier anomalía cromosómica.

El lugar más frecuente para realizar una biopsia de médula ósea y una aspiración es la cresta ilíaca del hueso pélvico, ubicada en la parte posterior e inferior
de la cadera. Antes de la biopsia de médula ósea y la aspiración, la piel y el hueso se anestesian con un medicamento.

Estudio por tomografía computarizada (CT o CAT, por sus siglas en inglés). La tomografía computarizada crea una imagen tridimensional del interior
del cuerpo con una máquina de rayos X. Luego, una computadora combina estas imágenes en una vista detallada de cortes transversales que muestra
anormalidades o tumores. En algunos casos, se inyecta un medio de contraste (una tinción especial) en una vena del paciente para obtener más detalles y
localizar la ubicación exacta de un tumor. Un radiólogo (un médico que se especializa en realizar estudios por imágenes para diagnosticar enfermedades)
interpreta las tomografías computarizadas. La tomografía computarizada del pecho, el abdomen y la pelvis puede ayudar a detectar un cáncer que se ha
diseminado a los pulmones, los ganglios linfáticos y el hígado.

Imágenes por resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés). Las MRI utilizan campos magnéticos, en lugar de rayos X, para producir imágenes
detalladas del cuerpo. Se puede inyectar un medio de contraste en una vena del paciente para crear una imagen más clara. Un radiólogo interpreta el
estudio por imágenes.

Tomografía por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés). La PET es una forma de crear imágenes de los órganos y los tejidos internos del
cuerpo. Se inyecta en el cuerpo del paciente una pequeña cantidad de una sustancia radioactiva (llamada glucosa radioactiva). Esta sustancia es absorbida
principalmente por los órganos y los tejidos que más energía utilizan. Debido a que el cáncer tiende a utilizar energía de manera activa, este absorbe una
cantidad mayor de la sustancia. Luego, un escáner detecta esta sustancia para generar imágenes del interior del cuerpo. Un médico especialista en
medicina nuclear interpreta el estudio por imágenes.

Todavía no se conoce con certeza cuál es la función y la precisión de la PET en el LNH; sin embargo, los linfomas agresivos a menudo pueden verse en los
estudios de PET. Muchos médicos recomiendan un estudio de PET como parte del diagnóstico inicial, en especial para los linfomas agresivos. En el futuro,
un estudio de PET puede ayudar a controlar la respuesta de la enfermedad al tratamiento. Existe también cierta evidencia que indica que usar un estudio de
PET después de uno o dos ciclos de tratamiento puede ser un método útil para predecir la probabilidad de que el tratamiento elimine el linfoma por completo.
Esto aún no se ha demostrado, pero se está evaluando en estudios clínicos en todo el mundo.

Obtenga más información acerca de qué esperar al realizarse pruebas comunes, procedimientos y estudios por imágenes.

Después de realizadas estas pruebas de diagnóstico, su médico revisará todos los resultados con usted. Si el diagnóstico es cáncer, estos resultados
también ayudarán a que el médico lo describa, lo que se conoce como determinación del estadio. Obtenga más información sobre los primeros pasos a
seguir después de un diagnóstico de cáncer (en inglés).

Determinación del estadio

La determinación del estadio ayuda a definir dónde se ubica el LNH, si se ha diseminado y hacia dónde, y si está afectando las funciones de otros órganos
del cuerpo. Los médicos utilizan pruebas de diagnóstico para determinar el estadio del cáncer; por lo tanto, la determinación no se completa hasta que se
hayan realizado todas las pruebas. Conocer el estadio permite al médico decidir cuál es el mejor tratamiento y predecir el pronóstico del paciente (posibilidad
de recuperación). Existen diferentes descripciones de estadios según los distintos tipos de cáncer.

Al determinar el estadio del LNH, los médicos evalúan:

el número de áreas de ganglios linfáticos cancerosos;

la ubicación de los ganglios linfáticos cancerosos: regional (en la misma área en que comenzó el cáncer) o distante (en otras partes del cuerpo);

si los ganglios linfáticos cancerosos están a uno o a ambos lados del diafragma (el músculo delgado debajo de los pulmones y el corazón que
separa la cavidad torácica del abdomen);

si la enfermedad se ha diseminado a la médula ósea, al bazo o a órganos extralinfáticos (órganos externos al sistema linfático), como el hígado, los
pulmones o el cerebro.

El estadio del linfoma describe el grado de diseminación del tumor en números romanos del uno al cuatro (I, II, III o IV). Tal como se explica en la sección
Síntomas, cada estadio también se puede subdividir en categorías “A” y “B” en función de la presencia o ausencia de síntomas específicos.

Estadio I: Cualquiera de estas situaciones:

El cáncer se encuentra en una región de ganglios linfáticos (estadio I).

El cáncer ha invadido un sitio u órgano extralinfático (identificado con la letra “E”), pero no cualquier región de ganglios linfáticos (estadio IE).

Estadio II: Cualquiera de estas situaciones:

El cáncer se encuentra en dos o más regiones de ganglios linfáticos del mismo lado del diafragma (estadio II).

El cáncer afecta un solo órgano y sus ganglios linfáticos regionales, con o sin cáncer en otras regiones de ganglios linfáticos del mismo lado del
diafragma (estadio IIE).

Estadio III: El cáncer se encuentra en áreas de ganglios linfáticos a ambos lados del diafragma (estadio III). Además, puede haber compromiso de un
órgano extralinfático (estadio IIIE), del bazo, que se identifica con la letra “S” (estadio IIIS), o de ambos (estadio IIIES).

Estadio IV: El linfoma se denomina de estadio IV si se ha diseminado a distintos órganos, más allá de los ganglios linfáticos. Las regiones comunes de
diseminación son el hígado, la médula ósea o los pulmones.

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Progresiva: Se dice que la enfermedad es progresiva cuando el cáncer se agranda o se disemina mientras el paciente recibe tratamiento para el linfoma
original. Esto también recibe el nombre de LNH refractario.

Recurrente: El linfoma recurrente es aquel que vuelve a aparecer después del tratamiento. Puede regresar al área en la que se originó o aparecer en otra
parte del cuerpo. La recurrencia se puede producir poco después del primer tratamiento o años más tarde. Si se produce una recurrencia, es posible que sea
necesario volver a determinar el estadio del cáncer (redeterminación) mediante el uso del sistema antes mencionado.

Datos utilizados con permiso de la American Joint Committee on Cancer (AJCC, Comisión Conjunta Estadounidense para el Cáncer), Chicago, Illinois. La
fuente original de este material es el AJCC Cancer Staging Manual (séptima edición, 2010) publicado por Springer-Verlag New York, www.cancerstaging.net
(en inglés).

Índice de pronóstico internacional

Además del estadio, la escala denominada Índice de pronóstico internacional (IPI) es importante en la planificación del tratamiento de linfomas agresivos. El
desarrollo del IPI se basó en pruebas de miles de pacientes con linfoma. Los resultados demostraron que ciertas características podrían ayudar a predecir el
éxito del tratamiento, con la clasificación de los pacientes en grupos de alto o bajo riesgo, según los factores de riesgo que se enumeran a continuación.

Las características que el IPI identifica como factores de riesgo son:

Tener 60 años de edad o más

Enfermedad en estadio III o IV

Resultados de análisis de sangre con niveles de LDH (un grupo de enzimas conocidas como deshidrogenasa láctica) superiores a los normales

Salud general o estado clínico deficientes

Presencia de cáncer en múltiples órganos o en sitios fuera de la región de los ganglios linfáticos

Para los pacientes con linfoma folicular, también se tienen en cuenta factores adicionales, como el nivel de hemoglobina del paciente y el número de grupos
de ganglios linfáticos afectados.

Estos factores se emplean para calcular las probabilidades de cura. En el linfoma sin probabilidad de cura, estos ayudan a predecir qué tan agresivo será el
linfoma. El índice ahora se utiliza de forma generalizada, para ayudar a que los médicos tomen decisiones sobre el tratamiento.

Estado funcional

Para determinar el pronóstico de un paciente, el médico probablemente también evalúe el grado en que el paciente puede funcionar y realizar actividades
normales mediante el uso de una escala de evaluación funcional, como el Estado de Desempeño del Grupo Cooperativo Oriental de Oncología (ECOG,
Eastern Cooperative Oncology Group) o las Escalas de Desempeño Karnofsky (KPS, por sus siglas en inglés).

Estado de desempeño ECOG. Una puntuación más baja indica un mejor estado funcional. Normalmente, cuanto mejor alguien pueda caminar y cuidarse a
sí mismo, mejor será el pronóstico.

0: Totalmente activo, puede continuar todas las actividades previas a la enfermedad sin restricciones.

1: Restringido en la actividad físicamente extenuante, pero es ambulatorio y puede realizar trabajos de naturaleza liviana o sedentaria, como tareas
domésticas livianas o trabajo de oficina.

2: Ambulatorio y capaz de cuidarse a sí mismo, pero incapaz de desempeñar actividades laborales. En movimiento más del 50% de las horas activas.

3: Capaz de cuidarse a sí mismo con limitaciones; confinado a la cama o a una silla más del 50% de las horas activas.

4: Totalmente incapacitado; incapaz de cuidarse a sí mismo; completamente confinado a la cama o a una silla.

5: Muerto.

KPS. Una puntuación más alta indica un mejor estado funcional.

100: Normal, sin quejas, sin evidencia de enfermedad.

90: Capaz de seguir con la actividad normal; síntomas leves de enfermedad.

80: Actividad normal con esfuerzo; algunos síntomas de enfermedad.

70: Capaz de cuidarse a sí mismo; incapaz de continuar con la actividad normal o el trabajo activo.

60: Requiere de ayuda ocasional, pero puede atender sus necesidades.

50: Requiere de ayuda considerable y atención médica frecuente.

40: Incapacitado; requiere de cuidado y ayuda especiales.

30: Gravemente incapacitado; se indica hospitalización, pero la muerte no es inminente.

20: Muy enfermo; son necesarios la hospitalización y el tratamiento activo.

10: Moribundo; procesos fatales que avanzan rápidamente.

0: Muerto.

Tratamiento

Esta sección describe los tratamientos que son la norma de atención (los mejores tratamientos disponibles probados) para este tipo específico de cáncer. Al
tomar decisiones relacionadas con el plan de tratamiento, también se aconseja a los pacientes que consideren la posibilidad de participar en estudios

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clínicos como una alternativa. Un estudio clínico es un estudio de investigación para evaluar si un tratamiento nuevo es seguro, eficaz y posiblemente mejor
que un tratamiento estándar. Su médico puede ayudarlo a revisar todas las opciones de tratamiento. Para obtener más información, consulte las secciones
Estudios clínicos e Investigaciones actuales.

Panorama general del tratamiento

En la atención del cáncer, a menudo trabajan juntos distintos tipos de médicos para crear un plan de tratamiento integral del paciente que combine distintos
tipos de tratamientos. Esto se conoce como equipo multidisciplinario (en inglés).

Existen tres tratamientos principales para el LNH: radioterapia, quimioterapia e inmunoterapia. En ocasiones, pueden utilizarse también cirugía o trasplante
de células madre. A menudo se recurre a una combinación de estos tratamientos. A continuación, se describen las opciones de tratamiento. Las opciones y
recomendaciones en cuanto a los tratamientos dependen de varios factores, entre ellos, el tipo y estadio del LNH, los efectos secundarios posibles así como
las preferencias del paciente y su estado de salud general. Obtenga más información sobre cómo tomar decisiones sobre el tratamiento (en inglés).

Espera vigilante

Algunos pacientes con linfoma indolente quizás no necesiten ningún tratamiento inmediato, si su estado general es bueno y el linfoma no les causa síntomas
o problemas en otros órganos. Durante la espera vigilante (también llamada supervisión y espera, y vigilancia activa), se supervisa de cerca a los pacientes
mediante exámenes físicos, tomografías computarizadas o estudios de PET y otros análisis de laboratorio realizados de forma periódica. El tratamiento solo
comienza si los síntomas o los exámenes indican que el cáncer está progresando (está empeorando). Existen pruebas sólidas de que la estrategia de
supervisión y espera en algunos pacientes con linfoma indolente no afecta las probabilidades de sobrevida, en tanto se realice un seguimiento cuidadoso y
regular. Estudios clínicos recientes han evaluado el tratamiento más temprano con anticuerpos monoclonales (consulte más abajo) para determinar si esto
mejorará la supervivencia a largo plazo.

Quimioterapia

La quimioterapia es el uso de medicamentos para destruir las células cancerosas en los ganglios linfáticos, los órganos linfáticos y la médula ósea,
generalmente al inhibir su capacidad para proliferar y dividirse. Es el tratamiento primario para el LNH. La quimioterapia puede administrarse por vía oral o
por inyecciones en una vena. La quimioterapia sistémica se administra a través del torrente sanguíneo para que alcance las células cancerosas de todo el
cuerpo. El profesional que administra este tratamiento es un oncólogo clínico, un médico que se especializa en el tratamiento del cáncer con medicamentos.
La mayoría de las veces, el oncólogo clínico es el principal especialista en cáncer para la atención de los pacientes con linfoma. Un régimen (plan) de
quimioterapia normalmente consiste en una cantidad específica de ciclos que se administran en un plazo de tiempo determinado. Un paciente puede recibir
un medicamento por vez o combinaciones de diferentes fármacos al mismo tiempo.

El régimen de quimioterapia que se utiliza depende del estadio y del tipo de LNH. La combinación de quimioterapia más frecuente para el tratamiento inicial
del LNH se denomina CHOP e incluye cuatro medicamentos: ciclofosfamida (Cytoxan, Clafen, Neosar), doxorrubicina (Adriamycin), vincristina (Vincasar) y
prednisona (un tipo de corticosteroide). Pruebas recientes han demostrado que, para la mayoría de los pacientes con linfoma de células B, el uso de
rituximab (consulte la sección sobre anticuerpos monoclonales a continuación) además de la quimioterapia CHOP brinda mejores resultados que la
quimioterapia CHOP como único tratamiento.

Los efectos secundarios de la quimioterapia dependen del paciente, el tipo de fármaco y la dosis utilizada así como de la duración, pero pueden incluir fatiga,
riesgo de infección, náuseas, vómitos, inapetencia y diarrea. Estos efectos secundarios se pueden controlar durante el tratamiento y, por lo general,
desaparecen al finalizar la quimioterapia. Además, la quimioterapia puede causar efectos secundarios a largo plazo, también conocidos como efectos tardíos.

Obtenga más información sobre la quimioterapia y la preparación para el tratamiento (en inglés). Los medicamentos utilizados para tratar el cáncer se
evalúan constantemente. A menudo, hablar con su médico es la mejor forma de obtener información sobre los medicamentos que le recetaron, su finalidad y
los posibles efectos secundarios o las interacciones con otros fármacos. Obtenga más información sobre sus medicamentos recetados en las bases de datos
de medicamentos en las que puede realizar búsquedas.

Radioterapia

La radioterapia es el uso de rayos X con alta potencia u otras partículas para destruir las células cancerosas y reducir el tamaño de los tumores cancerosos.
El médico que se especializa en administrar radioterapia para tratar el cáncer se conoce como radiooncólogo. La radioterapia para el LNH siempre es de
rayos externos, que es aquella que se aplica desde una máquina fuera del cuerpo. Se utiliza principalmente en pacientes que tienen un tumor en la
enfermedad de estadio temprano o un ganglio linfático que es particularmente grande (por lo general, de más de 10 centímetros). También se puede aplicar
en dosis muy bajas a los pacientes con enfermedad avanzada que presentan síntomas localizados. Un régimen de radioterapia normalmente consiste en
una cantidad específica de tratamientos que se administran en un plazo de tiempo determinado.

Por lo general, la radioterapia se administra después o como complemento de la quimioterapia, en función del subtipo de LNH. A menudo se administra a
pacientes con linfoma mediastínico de células B (que se asemeja más a un tumor), linfomas ubicados en una única área del cuerpo o, en algunos casos,
para el tratamiento del dolor.

Los efectos secundarios de la radioterapia pueden incluir fatiga, reacciones leves en la piel, malestar estomacal y deposiciones líquidas. La mayoría de los
efectos secundarios desaparece poco tiempo después de finalizado el tratamiento. La radioterapia también puede provocar efectos tardíos.

Obtenga más información acerca de la radioterapia.

Inmunoterapia.

La inmunoterapia (también llamada terapia biológica) ayuda a estimular las defensas naturales del cuerpo para combatir el cáncer. Este tratamiento utiliza
materiales producidos por el cuerpo o fabricados en un laboratorio para reforzar, identificar o restaurar la función del sistema inmunológico. Los anticuerpos
monoclonales, el interferón y las vacunas (en inglés) son tratamientos biológicos que se están evaluando en estudios clínicos para diferentes subtipos de
LNH.

Anticuerpos monoclonales. El anticuerpo monoclonal llamado rituximab se utiliza para el tratamiento de muchos tipos diferentes de linfoma de células B. El
rituximab actúa atacando una molécula llamada CD20 que se encuentra en la superficie de todas las células B y linfomas de células B. Cuando el anticuerpo
se une a esta molécula, algunas células del linfoma mueren y otras se vuelven más susceptibles a la quimioterapia. Aunque en sí es muy eficaz, existen
cada vez más pruebas de que la combinación del rituximab con la quimioterapia en la mayoría de los tipos de LNH de células B es más eficaz que la
quimioterapia sola.

Anticuerpos radiomarcados. Los anticuerpos radiomarcados son anticuerpos monoclonales con partículas radioactivas adheridas, cuyo objetivo es
concentrar la radioactividad directamente en las células del linfoma. Estos tipos de medicamentos son relativamente nuevos, y aún hay mucho por aprender.
En general, se cree que los anticuerpos radioactivos son más potentes que los anticuerpos monoclonales regulares, pero más perjudiciales para la médula
ósea. Este tipo de tratamiento también se conoce como radioinmunoterapia (RIT).

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Obtenga más información sobre la inmunoterapia.

Trasplante de médula ósea/células madre

Un trasplante de células madre es un procedimiento médico en el cual la médula ósea enferma se reemplaza por células altamente especializadas, llamadas
células madre hematopoyéticas. Las células madre hematopoyéticas se encuentran tanto en el torrente sanguíneo como en la médula ósea. Hoy en día, a
este procedimiento se lo denomina más comúnmente trasplante de células madre, en lugar de trasplante de médula ósea, porque en realidad lo que se
trasplanta son las células madre sanguíneas y no el tejido de la médula ósea.

Es un tratamiento complejo y por lo general se utiliza solo en pacientes con LNH cuya enfermedad es progresiva o recurrente (consulte Determinación del
estadio). Antes de recomendar un trasplante, los médicos hablarán con el paciente sobre los riesgos de este tratamiento y considerarán otros factores
diversos, como el tipo de LNH, los resultados de los tratamientos previos, la edad y el estado de salud general del paciente.

Existen dos tipos de trasplante de células madre, según el origen de las células madre sanguíneas de reemplazo: alotrasplante (o trasplante alogénico,
ALLO) y trasplante autólogo (AUTO).

En el trasplante autólogo, se usan las propias células madre del paciente. Las células madre se obtienen del paciente cuando este está en remisión de la
enfermedad por el tratamiento previo. Luego, las células madre se congelan hasta que se las necesite, generalmente después de finalizado el tratamiento de
dosis altas (que se explica a continuación).

En un alotrasplante, las células madre se recolectan del donante cuyo tejido tenga el mayor grado de compatibilidad posible con el del paciente a nivel
genético; esta prueba se llama clasificación del antígeno leucocitario humano (HLA, por sus siglas en inglés). En la mayoría de los casos, el hermano o la
hermana del paciente puede ser el donante, aunque también pueden serlo personas no emparentadas. Millones de personas en todo el mundo se presentan
voluntariamente para donar células madre para aquellos pacientes que no tienen compatibilidad de estas células con sus familiares. Su equipo de atención
médica buscará un donante compatible en un registro computarizado. Además, en ocasiones se considera la posibilidad de una donación de células madre
provenientes de sangre del cordón umbilical, si no hay familiares donantes disponibles.

En ambos tipos, el objetivo del trasplante es destruir células cancerosas en la médula, la sangre y otras partes del cuerpo, y permitir que células madre
sanguíneas de reemplazo creen una médula ósea sana. En la mayoría de los trasplantes de células madre, el paciente es tratado con dosis altas de
quimioterapia o radioterapia para destruir la mayor cantidad posible de células cancerosas. Se utilizan dosis altas debido a que los pacientes que se someten
a este tratamiento padecen una enfermedad que ha demostrado ser resistente a dosis normales de quimioterapia. Las dosis más altas de quimioterapia son
más eficaces contra el LNH recurrente que las dosis estándar. Esta quimioterapia o radioterapia también destruye el tejido de la médula ósea del paciente y
deprime el sistema inmunológico del paciente para que el cuerpo no rechace las células del donante durante el alotrasplante. Después de administrar el
tratamiento de dosis altas, las células madre sanguíneas se infunden en la vena del paciente para reemplazar la médula ósea y restaurar los valores de un
hemograma normal a partir de las células del donante. En ocasiones, los alotrasplantes también se pueden realizar luego de suministrar dosis bajas de
quimioterapia o radioterapia, que aún son suficientes para deprimir el sistema inmunológico y permitir el crecimiento de las células del donante. (Estos
trasplantes, a veces conocidos como “minitrasplantes” o “trasplantes de intensidad reducida”, tienen menos efectos secundarios inmediatos, lo que
permite que el procedimiento se use en pacientes de edad más avanzada). A veces se realiza en pacientes que pueden no tener la fuerza como para resistir
el proceso estándar de trasplante de médula ósea, y se está evaluando en estudios clínicos para determinar su eficacia en el tratamiento del linfoma.

Tanto para los alotrasplantes como para los autotrasplantes, las células de reemplazo se implantan (comienzan a producir células sanguíneas nuevas) y se
convierten en tejido sano, productor de sangre en un plazo de 10 días a tres semanas. La destrucción de la propia médula del paciente disminuye las
defensas naturales del cuerpo, lo que lo expone temporalmente a un riesgo más alto de contraer infecciones. Hasta tanto el sistema inmunológico del
paciente vuelva a ser normal, el paciente puede necesitar antibióticos y transfusiones de sangre, y debe cumplir ciertas restricciones de seguridad impuestas
por su equipo de cuidados médicos para ayudar a evitar las infecciones.

En un alotrasplante, otro riesgo importante es que las células del donante reconozcan los tejidos del paciente como extraños y causen la enfermedad injerto
contra huésped (GVHD, por sus siglas en inglés) en consecuencia. En los alotrasplantes, la GVHD puede ser una complicación grave, incluso fatal. Otros
efectos secundarios pueden incluir problemas hepáticos, diarrea, infecciones y erupciones cutáneas. Sin embargo, la GVHD también puede ser beneficiosa,
ya que las células del donante pueden reconocer las células cancerosas como extrañas y destruirlas, uno de los motivos principales por los que el
alotrasplante generalmente es tan exitoso a largo plazo. El riesgo de la GVHD se puede reducir con la compatibilidad exacta del tipo de HLA y el uso de
medicamentos preventivos.

En el trasplante autólogo, no hay riesgo de GVHD porque las células madre de reemplazo son las células del propio paciente. Sin embargo, en el trasplante
autólogo existe el riesgo de que algunas de las células que se devuelven al paciente aún sean cancerosas. Obtenga más información acerca del trasplante
de médula ósea y de células madre (en inglés).

LNH recurrente

Muchos pacientes logran la remisión (sin evidencia de enfermedad o NED, por sus siglas en inglés) después de completar una serie de tratamientos. Otros
pueden tener una reducción significativa en la enfermedad, con una pequeña cantidad de cáncer remanente (remisión parcial). Hable con su médico acerca
de la posibilidad de que el cáncer regrese. A muchos supervivientes les preocupa o inquieta que el cáncer regrese. Obtenga más información sobre cómo
sobrellevar este temor (en inglés).

Tal como se explica en la determinación del estadio, si el cáncer regresa después de que el tratamiento original tuviera como resultado la remisión, esto
recibe el nombre de cáncer recurrente. Puede reaparecer en el mismo lugar (recurrencia local), en las cercanías (recurrencia regional) o en otro sitio
(recurrencia distante).

Cuando esto sucede, volverá a comenzar un ciclo de pruebas para obtener toda la información posible sobre la recurrencia. Después de realizados los
estudios, usted y su médico conversarán sobre las opciones de tratamiento. La elección del tratamiento para el LNH recurrente depende de tres factores: la
ubicación del cáncer, el tipo de tratamiento administrado anteriormente y el estado de salud general del paciente. A menudo, el plan de tratamiento incluirá
las terapias descritas anteriormente (como quimioterapia, radioterapia o trasplante de médula ósea), pero quizás se combinen de un modo diferente o se
administren con otra pauta. Su médico también puede sugerir estudios clínicos que estén evaluando métodos nuevos para tratar este tipo de cáncer
recurrente.

Las personas con cáncer recurrente a menudo sienten emociones tales como incredulidad o temor. Es recomendable que los pacientes hablen con su
equipo de cuidados médicos respecto de estos sentimientos y soliciten servicios de apoyo que los ayuden a sobrellevar la situación. Obtenga más
información sobre cómo afrontar la recurrencia del cáncer (en inglés).

LNH refractario

En algunos casos de LNH, los tratamientos estándar no son eficaces (llamado LNH progresivo), o el linfoma vuelve a aparecer muy rápidamente (dentro de
los seis meses posteriores al tratamiento estándar). Esto recibe el nombre de LNH refractario. Se alienta a los pacientes con este diagnóstico a hablar con
médicos expertos en linfomas para revisar toda la información sobre el diagnóstico y analizar las opciones respecto del mejor plan de tratamiento. Obtenga
más información sobre la búsqueda de una segunda opinión (en inglés) antes de comenzar el tratamiento, a fin de estar tranquilo con el plan de tratamiento

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elegido. Este debate puede incluir estudios clínicos.

La elección del tratamiento para el LNH refractario depende de tres factores: la ubicación del cáncer, el tipo de tratamiento administrado anteriormente y el
estado de salud general del paciente. El médico posiblemente utilice quimioterapia o trasplante de médula ósea, o quizás recomiende que el paciente
participe en un estudio clínico.

Además del tratamiento para retardar, detener o eliminar el cáncer (también llamado tratamiento dirigido a la enfermedad), un aspecto importante del
cuidado de la enfermedad es aliviar los síntomas y los efectos secundarios que tiene el paciente. Esto incluye brindarle apoyo con sus necesidades físicas,
emocionales y sociales, un abordaje denominado cuidados paliativos o atención médica de apoyo. A menudo, las personas reciben simultáneamente terapia
y tratamiento dirigidos a la enfermedad para aliviar los síntomas.

Si el tratamiento dirigido a la enfermedad no es eficaz, es posible hablar de cáncer en etapa avanzada. Este diagnóstico es estresante y puede ser difícil
hablar al respecto. Sin embargo, es importante que mantenga conversaciones abiertas y honestas con su médico y el equipo de cuidados médicos, a fin de
expresar sus sentimientos, preferencias e inquietudes. La función del equipo es ayudar, y muchos de sus integrantes tienen técnicas, experiencia y
conocimientos especiales para brindar apoyo a los pacientes y sus familiares. Obtenga más información sobre la planificación de los cuidados del cáncer en
etapa avanzada.

Obtenga más información acerca de los términos comunes utilizados durante el tratamiento del cáncer.

Acerca de los estudios clínicos

Los médicos y científicos siempre buscan mejores métodos para tratar a los pacientes con LNH. Para realizar avances científicos, los médicos desarrollan
estudios de investigación en los que participan personas y que se conocen como estudios clínicos.

Muchos estudios clínicos se centran en nuevos tratamientos y evalúan si estos son seguros, eficaces y posiblemente mejores que el tratamiento actual
(estándar). Estos tipos de estudios evalúan medicamentos nuevos, diferentes combinaciones de tratamientos existentes, nuevos abordajes radioterapéuticos
o quirúrgicos y nuevos métodos de tratamiento. Los pacientes que participan en estudios clínicos suelen estar entre los primeros en recibir nuevos
tratamientos, antes de que estos estén a disposición del público en general. Sin embargo, no hay garantía de que el tratamiento nuevo sea seguro, eficaz o
mejor que un tratamiento estándar.

También se realizan estudios clínicos que evalúan nuevas formas de aliviar los síntomas y los efectos secundarios durante el tratamiento, y de controlar los
efectos secundarios que pueden presentarse después de este. Hable con su médico sobre los estudios clínicos en relación con los efectos secundarios.
Además, se están realizando estudios sobre las formas de prevenir la enfermedad.

Los pacientes deciden participar en los estudios clínicos por muchos motivos. Para algunos, el estudio clínico es la mejor opción de tratamiento disponible.
Debido a que los tratamientos estándar no son perfectos, los pacientes a menudo están dispuestos a enfrentar el mayor grado de incertidumbre que implica
un estudio clínico, con la esperanza de obtener un mejor resultado. Otros pacientes se presentan voluntariamente para participar en los estudios clínicos
porque saben que estos son la única manera de obtener progresos en el tratamiento del LNH. Aunque el estudio clínico no los beneficie directamente, su
participación puede beneficiar a futuros pacientes con LNH.

A veces, a las personas les preocupa que, al participar en un estudio clínico, no reciban tratamiento y, en su lugar, reciban un placebo (“pastilla de azúcar”).
El uso de placebos en estudios clínicos sobre cáncer es muy poco frecuente. Cuando se utiliza un placebo en un estudio, se hace con el pleno conocimiento
de los participantes. Obtenga más información acerca del uso de placebos en estudios clínicos sobre el cáncer (en inglés).

Para ingresar en un estudio clínico, los pacientes deben participar en un proceso conocido como consentimiento informado (en inglés). Durante el
consentimiento informado, el médico debe hacer una lista de todas las opciones del paciente, de manera que la persona entienda de qué manera el nuevo
tratamiento se diferencia del tratamiento estándar. El médico también debe hacer una lista de todos los riesgos del tratamiento nuevo, que pueden o no ser
diferentes de los riesgos del tratamiento estándar. Por último, el médico debe explicar qué se requiere de cada paciente a fin de participar en el estudio
clínico, incluido el número de visitas al médico, las pruebas y el programa del tratamiento. Obtenga más información acerca de estudios clínicos, incluida la
seguridad del paciente, las fases de un estudio clínico, cómo decidirse a participar en un estudio clínico, las preguntas para hacer al equipo de investigación
y los enlaces para buscar estudios clínicos sobre el cáncer.

Si desea obtener información sobre los temas específicos que están en estudio en relación con el LNH, consulte la sección Investigaciones actuales.

Los pacientes que participan en un estudio clínico pueden dejar de hacerlo en cualquier momento por motivos personales o médicos, que pueden incluir la
ineficacia del nuevo tratamiento o la presencia de efectos secundarios graves. Es importante que los pacientes que participan en un estudio clínico hablen
con su médico y los investigadores acerca de quiénes serán los encargados de brindarles tratamiento y atención durante la realización del estudio, después
de su finalización o en caso de que decidan retirarse del estudio antes de que este concluya.

Efectos secundarios

El cáncer y su tratamiento pueden producir diversos efectos secundarios. Sin embargo, los médicos han logrado importantes avances en los últimos años en
la reducción del dolor, las náuseas y los vómitos, así como en otros efectos secundarios físicos de los tratamientos del cáncer. Muchos tratamientos que se
utilizan en la actualidad son menos intensivos, pero tienen la misma eficacia que los tratamientos usados en el pasado. Los médicos también disponen de
muchas opciones para dar alivio a los pacientes cuando se presentan efectos secundarios.

temor a los efectos secundarios del tratamiento (en inglés) es frecuente después de un diagnóstico de cáncer, pero puede ser útil saber que la prevención y
el control de estos efectos es uno de los principales objetivos de su equipo de cuidados médicos. Antes de comenzar el tratamiento, hable con su médico
sobre los posibles efectos secundarios de los tratamientos específicos que recibirá. Los efectos secundarios específicos que se pueden presentar dependen
de diversos factores, entre ellos, el tipo de cáncer, su ubicación, el plan de tratamiento individual (incluidas la duración y las dosis del tratamiento) y su
estado de salud general. Los efectos secundarios frecuentes de cada opción de tratamiento se describen en detalle en la sección Tratamiento.

Pregunte a su médico qué efectos secundarios es más probable que se manifiesten (y cuáles no), cuándo es probable que ocurran y cómo serán tratados
por el equipo de cuidados médicos. Además, no deje de comunicarse con el médico para informarle sobre los efectos secundarios que experimente durante
y después del tratamiento. La atención de los síntomas y efectos secundarios de un paciente es un aspecto importante del plan de tratamiento integral de
una persona; esto recibe el nombre de cuidados paliativos o atención médica de apoyo. Esto ayuda a que las personas con cáncer en cualquier estadio de la
enfermedad tengan el mayor bienestar posible. Obtenga más información acerca de los efectos secundarios más comunes del cáncer y los diferentes
tratamientos, junto con las formas de prevenirlos o controlarlos.

Hable con su médico sobre el nivel de cuidado que usted puede necesitar durante el tratamiento y la recuperación, puesto que los familiares y amigos suelen
desempeñar un papel muy importante en el cuidado de una persona con LNH. Obtenga más información sobre el cuidado del paciente.

Además de los efectos secundarios físicos, es posible que también se produzcan efectos psicosociales (emocionales y sociales). Para muchos pacientes, el
diagnóstico de LNH es estresante y puede provocar emociones complejas. Es recomendable que los pacientes y sus familiares compartan sus sentimientos
con un miembro del equipo de cuidados médicos, que puede ayudarlos con las estrategias para sobrellevar el cáncer (en inglés). Obtenga más información
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sobre la importancia de atender estas necesidades, entre ellas, las inquietudes acerca de cómo afrontar el costo del tratamiento del cáncer.

Un efecto secundario que se presenta más de cinco años después del tratamiento recibe el nombre de efecto tardío. El tratamiento de los efectos tardíos es
un aspecto importante de los cuidados para supervivientes. Para obtener más información sobre los efectos tardíos o los efectos secundarios a largo plazo,
consulte las secciones Efectos tardíos y Después del tratamiento o hable con su médico.

Efectos tardíos del tratamiento

Los pacientes que han sido tratados por un linfoma tienen un mayor riesgo de desarrollar otras enfermedades o afecciones más adelante, dado que la
quimioterapia o la radioterapia pueden causar daños permanentes a partes sanas del cuerpo mientras destruyen las células cancerosas. Los tratamientos
han mejorado en los últimos 30 años, y, en la actualidad, los pacientes que se sometieron a un tratamiento para el linfoma tienen menos probabilidades de
tener efectos tardíos; sin embargo, todavía existen algunos riesgos. Por lo tanto, es importante que reciban atención de seguimiento para detectar cualquiera
de los efectos secundarios que se explican a continuación.

Las personas que recibieron radioterapia en la pelvis, altas dosis de ciclofosfamida y quimioterapia de dosis alta para trasplante de células madre
corren riesgo de sufrir infertilidad (imposibilidad de tener hijos). Obtenga más información sobre fertilidad y tratamiento contra el cáncer (en inglés).

Todos los supervivientes de linfoma tienen un mayor riesgo que la población general de desarrollar un cáncer secundario; este mayor riesgo
continúa hasta 20 años después del tratamiento. Los tipos de cáncer secundario más comunes incluyen el cáncer de pulmón, de cerebro, de riñón,
de vejiga o melanoma, linfoma de Hodgkin o leucemia.

Las mujeres que recibieron radioterapia en el tórax tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama.

Los pacientes que recibieron quimioterapia con doxorrubicina o radioterapia en el tórax pueden correr más riesgo de desarrollar problemas
cardíacos.

Los adultos que recibieron determinados tipos de quimioterapia (agentes alquilantes y metotrexato [varias marcas comerciales]) o radioterapia en la
región torácica pueden correr riesgo de sufrir daño pulmonar y disnea posteriormente en la vida.

Los pacientes que recibieron radioterapia en el cuello tienen mayor riesgo de sufrir insuficiencia tiroidea (bajos niveles de las hormonas fabricadas
por la tiroides) en el futuro.

Los pacientes que recibieron un trasplante de médula ósea o un trasplante de células madre de sangre periférica pueden correr más riesgo de
padecer síndrome milodisplásico (MDS, por sus siglas en inglés) y leucemia mieloide aguda (AML, por sus siglas en inglés).

Los niños que recibieron radioterapia y quimioterapia en el cerebro y la región de la columna vertebral pueden correr riesgo de tener problemas del
crecimiento, discapacidades del aprendizaje y pubertad tardía. Los adolescentes que reciben quimioterapia pueden tener más riesgo de presentar
recuentos bajos de espermatozoides (varones) o daños en los ovarios (niñas).

Los niños que recibieron radioterapia corporal total (TBI, por sus siglas en inglés) como parte del proceso de trasplante de células madre pueden
tener problemas de tiroides.

Obtenga más información sobre los efectos tardíos del tratamiento para el cáncer.

Después del tratamiento

Después de completar el tratamiento para el LNH, elabore con su médico un plan de atención de seguimiento. Este plan puede incluir exámenes físicos
periódicos o pruebas médicas para supervisar su recuperación durante los próximos meses y años. Durante los dos primeros años, las visitas al médico se
realizan habitualmente cada dos o tres meses. Si no se encuentran pruebas de enfermedad, los pacientes no deberán visitar al médico con tanta frecuencia,
pero aún tendrán que regresar como mínimo una vez al año para realizarse un control. Normalmente, las visitas de seguimiento son más frecuentes en los
primeros tres años después del tratamiento. Las visitas de seguimiento deben continuar durante toda la vida del paciente.

ASCO ofrece formularios de resumen del tratamiento del cáncer (en inglés) para ayudarlo a llevar un registro del tratamiento del cáncer y desarrollar un plan
de cuidados para supervivientes al finalizar el tratamiento.

Se aconseja a las personas en recuperación de LNH que sigan las pautas establecidas para una buena salud, entre ellas, mantener un peso saludable, no
fumar, tener una alimentación equilibrada y realizarse los estudios de detección de cáncer recomendados. Consulte a su médico a fin de elaborar el mejor
plan para sus necesidades. El ejercicio físico moderado puede ayudarlo a recobrar las fuerzas y la energía. Su médico puede ayudarlo a diseñar un plan de
ejercicios adecuado en función de sus necesidades, sus aptitudes físicas y su estado físico. Obtenga más información sobre los próximos pasos a seguir en
la supervivencia (en inglés) y cómo hacer cambios positivos en el estilo de vida.

Obtenga más información acerca de los términos comunes utilizados después de finalizado el tratamiento del cáncer.

Investigaciones actuales

Los médicos están trabajando para aprender más sobre el LNH, cómo prevenirlo, cuál es el mejor tratamiento y cómo brindar los mejores cuidados a las
personas a las que se les diagnosticó esta enfermedad. Las siguientes áreas de investigación pueden incluir nuevas alternativas para los pacientes a través
de los estudios clínicos. Hable siempre con su médico sobre las opciones de diagnóstico y tratamiento más adecuadas para su caso.

Descripción genética. A medida que los científicos aprenden más sobre la genética y la función específica de las mutaciones (los cambios) de los genes en
el desarrollo del cáncer, están más capacitados para clasificar y diagnosticar los subtipos de LNH. Estos métodos de descripción genética pueden ayudar a
calcular el pronóstico para los pacientes con ciertos tipos de linfoma y se utilizan principalmente en la investigación de linfomas, pero en los próximos años
es probable que se diseñen terapias que actúen contra los cambios genéticos específicos y contrarresten sus efectos.

Inmunoterapia. Tal como se explica en la sección Tratamiento, se están desarrollando muchos anticuerpos nuevos que reforzarán las defensas naturales
del cuerpo contra el cáncer. Algunos de estos se unen a la superficie de las células tumorales. Algunos poseen sustancias radiactivas para “dirigir” la
radioterapia hacia el linfoma.

Terapias dirigidas. La terapia dirigida es un tratamiento que apunta a los genes o las proteínas específicos de un tumor, o a las condiciones del tejido que
contribuyen al crecimiento y la supervivencia del cáncer. Este tipo de tratamiento inhibe la proliferación y diseminación de las células cancerosas, y, a la vez,
limita el daño a las células normales, lo que habitualmente produce menos efectos secundarios en comparación con otros medicamentos para el cáncer.
Existen muchos tratamientos dirigidos para el linfoma que se encuentran en las primeras etapas de estudios clínicos y que se están investigando en
laboratorios. Obtenga más información sobre los tratamientos dirigidos.

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Vacunas. Se han investigado en estudios clínicos varias vacunas terapéuticas, en especial para el linfoma de bajo grado. Su objetivo no es prevenir el
linfoma, sino reducir la probabilidad de que este reaparezca después del tratamiento con quimioterapia o del tratamiento con anticuerpos. Hasta el momento,
los resultados de las vacunas no han sido exitosos, pero las investigaciones continúan en la búsqueda de mejores vacunas. Obtenga más información
acerca de las vacunas contra el cáncer (en inglés).

Otros avances. Se están investigando en estudios clínicos diferentes combinaciones de agentes quimioterapéuticos y diferentes programas de
quimioterapia (con anticuerpos o anticuerpos radiomarcados). Además, actualmente se están evaluando en estudios clínicos muchos medicamentos nuevos
cuyo efecto es diferente al de los agentes quimioterapéuticos. El uso de diferentes tipos de trasplantes de células madre, incluidos los trasplantes alogénicos
o minialogénicos, también se evalúa en pacientes con diagnóstico reciente de la enfermedad y en aquellos que tuvieron una recurrencia después del
tratamiento inicial. Para muchos tipos de linfomas, aún se desconoce la mejor forma de utilizar los trasplantes de células madre, motivo por el que se están
realizando estudios clínicos de este tratamiento.

Atención médica de apoyo. Se están realizando estudios clínicos para encontrar mejores métodos para reducir los síntomas y los efectos secundarios de
los tratamientos actuales para el LNH, a fin de mejorar el bienestar y la calidad de vida de los pacientes.

Obtenga más información sobre los términos estadísticos frecuentes utilizados en las investigaciones sobre el cáncer.

¿Desea obtener más información sobre las investigaciones actuales?

Si desea obtener información adicional sobre las áreas de investigación más recientes sobre el LNH, explore este material relacionado:

Para encontrar estudios clínicos específicos de su diagnóstico, hable con su médico o busque en las bases de datos de estudios clínicos en línea
ahora.

Revise las investigaciones anunciadas en las reuniones científicas recientes (en inglés).

Lea el último Informe sobre los avances clínicos en oncología (PDF; en inglés) de la ASCO, que destaca los hallazgos más importantes de las
investigaciones durante el último año.

O elija “Siguiente” (abajo, a la derecha) para continuar leyendo esta sección detallada.

Preguntas para hacerle al médico

Hablar a menudo con el médico es importante (en inglés) para tomar decisiones inteligentes respecto de los cuidados de su salud. Las preguntas que aquí
se sugieren son un punto de partida para ayudarlo a que obtenga más información sobre los cuidados y el tratamiento para el cáncer. También es
recomendable que haga otras preguntas que sean importantes para usted.

¿Qué tipo y subtipo de linfoma tengo?

¿La biopsia fue revisada por un patólogo experimentado en el diagnóstico de linfomas?

¿Me puede explicar mi informe de patología (resultados de los análisis de laboratorio)?

¿Debo pedir una segunda opinión? ¿Incluirá la revisión de la biopsia por parte de un patólogo experimentado?

¿Cuántos pacientes con este tipo de linfoma atiende cada año?

¿Está matriculado? ¿Está matriculado en las subespecialidades de hematología u oncología?

¿A qué partes del cuerpo se diseminó la enfermedad?

¿En qué estadio se encuentra el linfoma? ¿Qué significa esto?

¿Cuáles son las opciones de tratamiento? ¿Cuál es el objetivo de cada tratamiento?

¿Necesitaré cirugía?

¿Necesitaré quimioterapia?

¿Necesitaré radioterapia?

¿Qué es la inmunoterapia? ¿Este tratamiento es adecuado para mí?

¿En qué estudios clínicos puedo participar?

¿Por qué en ocasiones es adecuado el método de “supervisión y espera”? ¿Es una opción adecuada para mí?

¿Qué plan de tratamiento recomienda?

¿Es curable mi linfoma? En caso afirmativo, ¿cuáles son las probabilidades de cura?

¿Quiénes integrarán mi equipo de cuidados médicos, y qué función cumple cada integrante?

¿Quién se encargará de coordinar mi tratamiento general y la atención de seguimiento?

¿Cuáles son los efectos secundarios posibles de este tratamiento a corto y a largo plazo?

¿De qué manera este tratamiento afectará mi vida cotidiana? ¿Podré trabajar, hacer ejercicio y realizar mis actividades habituales?

Si me preocupa cómo afrontar los costos relacionados con el tratamiento del cáncer, ¿quién me puede ayudar con estas inquietudes?

¿Afectará este tratamiento mi capacidad de tener hijos en el futuro? De ser así, ¿me puede recomendar a un especialista en fertilidad con el que
pueda conversar antes de que comience mi tratamiento?

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¿Cuál fue la causa de mi linfoma?

¿De qué manera puedo mantenerme lo más saludable posible durante y después del tratamiento?

¿Qué pruebas de seguimiento necesitaré y con qué frecuencia?

¿Qué servicios de apoyo tengo a mi disposición? ¿Y a disposición de mi familia?

Recursos de información para los pacientes

Además de Cancer.Net, hay otras fuentes de información sobre este tipo de cáncer a las que puede acceder por Internet. Cancer.Net mantiene una lista de
organizaciones nacionales, sin fines de lucro, que pueden ser útiles para encontrar información adicional, servicios y apoyo. Como siempre, recuerde hablar
con su médico acerca de las dudas que tenga en relación con la información que usted encuentre sobre esta enfermedad.

Vea las organizaciones que ofrecen información sobre este tipo específico de cáncer (en inglés).

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