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Las misteriosas lágrimas

LAS lágrimas nos acompañan desde el día en que nacemos.


Un especialista explica que cuando somos bebés, el llanto es
nuestro segundo “cordón umbilical”, pues lo usamos para pedir que
se satisfagan las necesidades físicas y emocionales que tenemos.
Pero si con el tiempo desarrollamos otras formas de comunicación,
¿por qué seguimos llorando?
Lloramos por varias razones: por tristeza, frustración, dolor físico o
emocional... También se nos saltan las lágrimas cuando sentimos
alegría, alivio o alcanzamos una meta. Además, el llanto es
contagioso. “Si veo a alguien llorar, por la causa que sea —comenta
una mujer llamada María—, me dan ganas de llorar, no puedo
evitarlo.” Hasta las situaciones imaginarias de una película o un libro
pueden arrancarnos lágrimas.
Sea cual sea la razón, el llanto es una poderosa forma de
comunicación no verbal. El libro Adult Crying (Por qué lloran los
adultos) indica: “Pocas veces se puede expresar tanto en tan poco
tiempo”. Además, las lágrimas producen reacciones en otros. Por
ejemplo, difícilmente podemos ignorar las lágrimas de tristeza, pues
nos dicen que alguien está sufriendo. Por eso, nuestra reacción
natural es tratar de ayudar.
Algunos especialistas creen que el llanto es una válvula de escape
para las emociones y que reprimirlo vez tras vez perjudica la salud.
Otros opinan que los beneficios físicos y psicológicos del llanto
no han sido comprobados aún por la ciencia. Sin embargo, según
las encuestas, el 85% de las mujeres y el 73% de los hombres
aseguran sentirse mejor después de llorar. Noemí comenta: “A
veces sé que necesito llorar. Luego respiro hondo y puedo ver las
cosas con más claridad, en su debida perspectiva”.

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