Está en la página 1de 21

Mimesis

Mímesis en la antigua Grecia

Práctica, que desde la época arcaica, podía observarse en


terrenos que con creces excedían el plano de lo que hoy
reconocemos como el campo de la actividad artística; una
práctica situada más bien en el ámbito del ritual y el de la vida
cotidiana.
Valeriano Bozal, en su texto Mimesis, las imágenes y las cosas,
hace referencia a la mímesis tal como era entendida con
anterioridad a su ingreso a la esfera de las preocupaciones
filosóficas. Y lo hace a partir de la figura griega del colosos.
Materialmente, el coloso es una piedra opaca,
inerte, dura, rígida. La petrificación es símbolo de
muerte, interrupción del ciclo de la naturaleza de
fecundidad y crecimiento, ausencia de lo húmedo
que hay en toda vida. El coloso, hecho de piedra,
permanece quieto y fijo, ni crece ni se mueve. La
conmemoración del kolosos es una sustitución.
Pone ante nuestros ojos al muerto que ya no está.
Pero la piedra por sí sola no mimetiza al muerto. Se
precisa de un ritual que permita su venida. Sólo con
el rito, la piedra pasa a ser coloso. Si decimos de
ello que es sagrado, es en el sentido de que ha sido
separado, se opone por este mismo carácter a los
objetos familiares, al decorado ordinario de la vida.
El colosos es un tipo de estatua de piedra que opera como una suerte de
“doble” del difunto.

(1) “El kolossós era un doble que permitía poner en relación este mundo
con el otro, el de los muertos […] El kolossós no tiene por qué ser una
figura antropomorfa, aunque ocasionalmente incluya facciones humanas
toscamente labradas e incluso adelgazamientos que pueden aludir a
partes del tronco, basta con una piedra en forma de monolito o estela
fijada en el suelo. Este volumen de piedra en nada se parece a la figura
del muerto en cuyo lugar está, al verlo no vemos ni la fisonomía ni los
detalles del muerto, no es un «retrato», tampoco un «recuerdo», nada
tiene que decir aquí el parecido. El kolossós es un doble del muerto, no
una imagen” (Bozal, Mimesis, las imágenes y las cosas, p.67)
“La mímesis del kolossós es una encarnación en elementos
materiales y formales a través de un rito que espera, como toda
acción sacral, obtener resultados –la presencia del muerto”
(Bozal, 69).

Mimesis también está en las llamadas fiestas agrarias, o fiestas de


la fertilidad (fiestas celebraras en honor del dios Dionisio, dios de
la fecundidad).
“Mimesis deriva de mimos y mimesthai, términos que se referían
originariamente al cambio de personalidad que se experimentaba
en ciertos rituales en que los fieles sentían que se encarnaban en
ellos seres de naturaleza no humana –divina o animal- o héroes de
otro tiempo […] Mimesthai no es tanto imitar como representar,
encarnar a un ser alejado de uno” (Adrados, F. Fiesta, comedia y
tragedia. Sobre los orígenes griegos del teatro, p.52).
Al igual que en el caso de coloso (si bien el movimiento de la
danza contrasta con la estática fijeza de la piedra), la mimesis
se produce en el curso de una acción ritual, que obtiene como
resultado la presencia de otro mundo en este

“La mímesis no identifica dos motivos que necesariamente se


parecen, sino, precisamente dos motivos que pertenecen a
ámbitos radicalmente diferentes, el mundo de los dioses y el
de los hombres. (Bozal, p.70).
Es a partir de estas acciones rituales que se realizaban
en las llamadas fiestas de la fertilidad y de los ritos
celebrados en ellas que nace el teatro.
Inspirado en los ritos y representaciones sagradas que
se hacían en Grecia y Asia Menor, alcanza su apogeo en
la Atenas del siglo V a. C.

En el tránsito de los antiguos rituales a la formación del


teatro mimesis adquiere otras características
La mimesis teatral introduce una nota nueva, central, cuya
influencia conviene valorar: la mimesis teatral es una mimesis
ficticia, se produce en el ámbito de la ficción. Es aquí cuando
la mimesis comienza a entenderse desde la idea de semejanza
o imitación. Ya no estamos ante una divinidad encarnada;
estamos ante un espectáculo en el cual un actor finge ser
encarnación de la divinidad. Es este carácter ficticio de la
actividad teatral el que le da un nuevo sentido a la actividad
mimética.
El teatro alcanza su plenitud cuando la simulación no es
percibida, cuando el espectador se entrega, ilusionado, como
si lo que allí se representa fuera realidad: el propósito es
eliminar gradualmente la distancia que separa el escenario de
las graderías, la pieza y el público. El teatro griego mimetiza,
porque no narra simplemente al espectador algo que ha
pasado, sino que lo levanta ante sus ojos, como si estuviera
pasando.
2.- Platón
• Discípulo de Sócrates
• Su objetivo es consagrarse a la búsqueda de la verdad, es decir,
consagrase a la Filosofía.
• Esto no es compatible con la Literatura
• Sin embargo, él es el primero que se propone reflexionar sobre la
mímesis como parte escencial de la actividad artística
• Su reflexión sobre la mímesis, que aparentemente se hace presente
en el diálogo el Crátilo por vez primera, está siempre tramada a su
teoría de la verdad; sólo a partir de este nexo entre mimesis y verdad
Platón piensa la inscripción del arte en el mundo, tanto en un sentido
ontológico como político.
• Los argumentos platónicos que han servido para condenar a
la mímesis están expresados específicamente en el Libro III y
en el Libro X de la República, o de la Justicia, texto
fundamental de su pensamiento maduro.
• Es muy importante tener en cuenta que, al igual que
Aristóteles, su reflexión esté enmarcada dentro de la
configuración de un modelo de sociedad; un pensamiento
sobre la vida social…
Mimesis en Platón: contexto político
“Estamos en el siglo V antes de nuestra era. Grecia está dividida entre
el poder de múltiples ciudades, ciudades rivales, pero que tienen en
común unos dioses, una lengua, una cultura. La formación de colonias
ha obligado a complejizar las instituciones; construir ciudades, instituir
constituciones. En Atenas, se comienza a hablar de democracia,
definida por la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Todos los
hombres tienen el mismo derecho de intervenir en los tribunales y de
tomar la palabra en las asambleas, donde se delibera acerca del
destino colectivo. En esta nueva democracia, el ejercicio de la palabra
pública toma protagonismo”.
• Hasta entonces, las decisiones eran tomadas en secreto por las
familias nobles. Mientras reinaba una aristocracia, la palabra de la
mayoría no era requerida
• En la ciudad democrática se impone el uso de la palabra
• Nace la retórica: poder de la palabra.
• Democracia necesita instructores
• Retórica: arte de disuadir
• Platón va a criticar al sofista, ”intelectual que sabe hablar”. Para él los
sofistas instrumentalizan el lenguaje: lo utilizan como un poder, no
como un saber.
• Artista en la medida en que produce discursos falsos
Relación con la imitación: pintor

“[Un artesano] capaz, no sólo de hacer todos los muebles, sino también de
producir todas las plantas, todos los animales y a él mismo; y además de éstos,
fabrica la tierra y el cielo, los dioses y cuanto hay en el cielo y en el Hades bajo
tierra.
¡Hablas de un artesano maravilloso!
¿Dudas de lo que te digo? Dime: ¿te parece que no existe un artesano de esta
índole, o bien que se puede llegar a ser creador de estas cosas de un cierto modo, y
de otro modo no? ¿No te percatas de que tú también eres capaz de hacer todas
estas cosas de un cierto modo? - ¿Y cuál es ese modo?
No es difícil, sino que es hecho por artesanos rápidamente y en todas partes;
inclusive con el máximo de rapidez, si quieres tomar un espejo y hacerlo girar
hacia todos lados: pronto harás el sol y lo que hay en el cielo, pronto la tierra,
pronto a ti mismo y a todos los animales, plantas y artefactos, y todas las cosas
que acabo de hablar.
Si, en su apariencia, pero no en lo que son verdaderamente.” (La República, X,
596d).
“Por ejemplo, el pintor, digamos, retratará a un zapatero, a un
carpintero y a todos los demás artesanos, aunque no tenga ninguna
experiencia en estas artes. No obstante, si es buen pintor, al retratar a
un carpintero y mostrar su cuadro de lejos, engañará a niños y a
hombres insensatos, haciéndoles creer que es un carpintero de verdad”
(La República, X, 598b).
“¿No son tres las camas que se nos aparecen, de una de las cuales
decimos que existe en la naturaleza y que, según pienso, ha sido
fabricada por Dios? […] – Otra, la que hace el carpintero […] Y la
tercera, la que hace el pintor […] En lo que toca a Dios…hizo sólo una, la
Cama en sí misma...quien, queriendo ser realmente creador de una
cama realmente existente y no un fabricante particular de una cama
particular, produjo una sola por naturaleza […] – ¿Y en cuanto al
carpintero? ¿No diremos que es artesano de una cama? – Sí - ¿Acaso
diremos que también el pintor es artesano y productor de una cama? –
De ninguna manera…A mí me parece que la manera más razonable de
designarlo es ‘imitador’ de aquello de lo cual los otros son artesanos
[…] En tal caso el arte mimético está sin duda lejos de la verdad, según
parece; produce todas las cosas, pero toca apenas un poco de cada
una, y este poco es una imagen (eídôlon) […]” (La República, X, 597c-
598b).
(14) “Dime ahora lo siguiente con respecto al pintor: ¿Qué es lo que
crees que intentará imitar, lo que en cada caso está en la naturaleza o la
obra de los artesanos? – La obra de los artesanos. – ¿Tal como son o tal
como aparecen? Delimita más aún esto. - ¿Qué quieres decir? – Esto: si
contemplas una cama de costado o de frente o de cualquier otro modo,
¿difiere en algo en sí misma o no difiere en nada, aunque parezca
diversa? […] – Parece diferir, aunque no difiere en nada. – Examina
ahora esto: ¿qué es lo que persigue la pintura con respecto a cada
objeto, imitar a lo que es tal como es o a lo que aparece tal como
aparece? O sea, ¿es imitación de la realidad o de la apariencia
(phantásmatos)?” (La República, X, 598ª-b).
POESÍA POSEE UN LUGAR PEDAGÓGICO
“Primeramente, parece que debemos supervisar a los forjadores de
mitos, y admitirlos cuando estén bien hechos y rechazarlos en caso
contrario. Y persuadiremos a las nodrizas y a las madres a que cuenten
a los niños los mitos que hemos admitido, y con éstos modelaremos
sus almas mucho más que sus cuerpos con las manos. Respecto a los
que se cuentan ahora, habrá que rechazar la mayoría” (La República, II,
377c).
¿Y te parece que el que crea que el Hades existe y es terrible no ha de
temer a la muerte y la preferirá en el combate antes que a la derrota y
a la esclavitud? – De ningún modo. – Pues entonces será necesario que
supervisemos también a los que se ponen a contar tales clases de
mitos y que les pidamos que no desacrediten tan absolutamente lo que
concierne al Hades, sino que más bien lo elogien; ya que lo que relatan
ahora no es cierto ni provechoso para los que vayan a ser combatientes
[…] Por ello solicitaremos a Homero y a los demás poetas que no se
encolericen si tachamos los versos que hemos citado y todos los que
sean de esa índole, no porque estimemos que no sean poéticos o que
no agraden a la mayoría, sino, al contrario, porque cuanto más
poéticos, tanto menos conviene que los escuchen niños y hombres que
tienen que ser libres y temer más a la esclavitud que la muerte” (La
República, III, 386b, 387b).
“Por consiguiente, si hemos de mantener nuestra primera regla, según
la cual nuestros guardianes debían ser relevados de todos lo demás
oficios para ser artesanos de la libertad del Estado en sentido estricto,
sin ocuparse de ninguna otra cosa que no conduzca a ésta, no será
conveniente que hagan o imiten cualquier otra. Pero si imitan,
correspondería que imiten ya desde niños los tipos que les son
apropiados: valientes, moderados, piadosos, libres…En cambio, no
debe practicarse el servilismo ni el ser hábil en imitarlo –como ninguna
otra bajeza-, para que no suceda que, a raíz de la imitación, se
compenetren con su realidad. ¿Acaso no has advertido que, cuando las
imitaciones se llevan a cabo desde la juventud y durante mucho
tiempo, se instauran en los hábitos y en la naturaleza misma de la
persona, en cuanto al cuerpo, a la voz y al pensamiento?” (La
República, III, 395c-d).

También podría gustarte