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ÉTICA MEDIOAMBIENTAL:

RESPONSABILIDAD Y DERECHOS

INTRODUCCIÓN

Desde la Prehistoria, el hombre ha convivido en relación con la


naturaleza, tomando de ella lo que necesitaba para sobrevivir, sin preocuparse
porque los recursos que ésta le brindaba llegaran a escasear algún día.
Primero como cazador y recolector, después como agricultor y ganadero, el ser
humano ha vivido de la tierra, ha construido ciudades, castillos y templos a
través de numerosas civilizaciones, y ha escrito la Historia. Más ocupado quizá
en conquistar el mundo que en conservarlo, más ocupado en apropiarse de él
que en compartirlo.
Aunque muchas culturas ancestrales y algunos pensadores de la
antigüedad se han caracterizado por su atención hacia la naturaleza como algo
sagrado que había que proteger y honrar, ha habido una actitud del hombre
que se ha impuesto a las demás: la del dominio. El dominio sobre lo extraño,
sobre lo salvaje, sobre lo desconocido. A lo largo del tiempo, a través de relatos
y epopeyas, se ha perpetuado la idea de conquistar la naturaleza y someterla a
las necesidades del hombre. Esta mentalidad caracterizada por el dominio
tiene su auge durante la Modernidad. Es entonces cuando la atención al
hombre y sus progresos conoce su punto álgido, al tiempo que se argumenta
que la naturaleza está a disposición del ser humano, quien la dignifica con su
trabajo, mediante la transformación de los recursos naturales en bienes de
mercado y en bienestar.
En el marco de este pensamiento se produce la Revolución industrial en
los países occidentales: la técnica se pone al servicio de la transformación de
los recursos y de la producción, se crean industrias por doquier, aumenta el
consumo de energías fósiles y con ello la contaminación. Como consecuencia
del incremento en la producción y la disponibilidad de alimentos, tiene lugar un
crecimiento de la población sin precedentes. Hasta tal punto, que expertos
como Malthus advierten que el mantenimiento de ese ritmo de crecimiento
acabaría con los recursos naturales, los cuales podrían llegar a ser
insuficientes para abastecer a la población mundial en el futuro.
A comienzos del siglo XX nacen las primeras organizaciones de defensa
de la naturaleza, a través de las iniciativas de aquellos que percibían que la
industrialización no sólo no cumplía con las promesas de bienestar y
abundancia, sino que ponía en grave peligro la riqueza natural del planeta.
Sin embargo, el desarrollo industrial y económico siguió su curso, hasta
que en los años sesenta tienen lugar una serie de manifestaciones pacifistas y
ecologistas por todo el mundo, en respuesta a las crueldades y destrucciones
provocadas por las guerras, y a los desastres ambientales protagonizados por
algunas empresas. La conciencia medioambiental, que había estado presente
pero quizás aletargada, despierta entonces en las voces de miles de personas
que reclaman un mundo en paz y en armonía con la naturaleza.
Unos años después, en la década de los setenta, la preocupación por la
crisis ambiental llega al campo de la Filosofía y comienza a desarrollarse lo que
se ha venido a denominar ‘Ética del Medio Ambiente’ o ‘Ética Medioambiental’,
que trata de analizar y dar respuesta a los problemas ambientales desde un
punto de vista alternativo al de la ciencia. Desde entonces, se han desarrollado
diversas corrientes de pensamiento en el ámbito de la Ética del Medio
Ambiente: por un lado, las que dan más importancia al hombre (denominadas
antropocéntricas y humanistas), y por otro las que se lo dan al conjunto de la
tierra y los seres vivos (fisiocéntricas), considerando al hombre como una
especie más.
En este texto se presta especial atención al papel del hombre, en función
de la responsabilidad que tiene con respecto al resto de seres vivos y al mundo
físico, y también con respecto a las generaciones futuras de seres humanos. La
naturaleza tiene una finalidad clara –la creación y perpetuación de la vida– y el
hombre debe respetar esta finalidad, contribuyendo a su realización. El ser
humano, por su parte, no es una especie más. No lo es por muchas razones,
pero la que más se destaca en este trabajo es que tiene en sus manos un
poder que supera al de cualquier otra especie, que proviene de la aplicación de
la técnica y la tecnología. Este poder ha devenido en ‘una fuerza planetaria’,
con capacidad de poner en peligro la vida sobre la Tierra, por lo que es
necesario controlarlo.
Por otra parte, la creciente preocupación por los problemas ambientales
ha propiciado la inclusión en los derechos humanos del derecho al medio
ambiente, el cual se ha abierto camino en las legislaciones nacionales e
internacionales. Este derecho al medio ambiente está en estrecha relación con
el concepto de ‘desarrollo sostenible’, en tanto su finalidad es velar por el uso
correcto de los recursos naturales que se requieren para el desarrollo, con el fin
de preservar un medio ambiente sano para las generaciones presentes y
futuras.

Mario Burgui Burgui


 ACTIVIDAD

Responda:
1. ¿Con qué propósito el ser humano se relacionó con la naturaleza?
2. ¿Cuál es la importancia del dominio para el hombre?
3. ¿Qué efectos trajo consigo la revolución industrial?
4. ¿Qué obstáculos se les presentaron a las organizaciones de defensa
ambiental a inicios del siglo XX?
5. ¿Cómo surge la conciencia ambiental y la nueva perspectiva en torno
al medio ambiente?
6. ¿Cuál es la responsabilidad del hombre en la gestión
medioambiental?
7. ¿Cuál es la finalidad del texto al cual pertenece esta introducción?
8. Opinión: ¿cree usted que el problema medioambientalista ha ido
consiguiendo mejoras o se ha agudizado más? Argumente su
respuesta.

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