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w80 1/12 pág. 3 ¿Quién puede enfrentarse con éxito a las inquietudes de la vida?

“¿Por qué no pueden los hombres más hábiles de todos los países reunirse y usar sus cerebros para crear un mundo
pacífico? ¿Por qué siempre tiene que haber problemas y tensiones en algún lugar?” Estas preguntas perturbaron a una
actriz afamada. Y no es raro que muchas otras personas hayan pensado como ella. Para la gente en general, la vida
parece estar llena de preguntas perturbadoras de esa índole, y de una multitud de inquietudes y ansiedades.

g86 8/7 pág. 10 Una aventura extramatrimonial... ¿por qué no?

Aunque las relaciones sexuales tienen su lugar en el matrimonio, esto no quiere decir que constituyen lo más
importante.
No, las relaciones sexuales no son ni la única ni la mejor base para un matrimonio feliz. La clase de amor que provee la
base para la satisfacción duradera es un amor que combina la amistad, la ternura, el interés, la comprensión, la fidelidad y
el sentido de responsabilidad. Este es el verdadero amor conyugal. Es el amor que perdura y ayuda a los cónyuges a
aguantar cuando surgen problemas, cuando la enfermedad física o mental impiden las relaciones sexuales, o cuando la
edad quita el vigor y la belleza.
En resumen, el mejor consejo es el que se halla en el Libro de Libros, la Biblia, la cual dice: “Sé fiel y sincero con tu
propia esposa”. (Proverbios 5:15, La Biblia al Día.) El apóstol cristiano Pablo añadió: “Que el matrimonio sea honorable
entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación”. (Hebreos 13:4.)
Un matrimonio estable, que se edifica sobre esa clase de amor abnegado y ese sentido de lealtad, acompañado de un
amor inquebrantable a Dios y a su Palabra, es la base para la felicidad duradera, tanto para los cónyuges como para sus
hijos, y para todas las demás personas implicadas.

w80 1/12 págs. 6-7 Cuando no haya inquietudes que causen angustia

CUÁNDO HAYAN DESAPARECIDO LAS INQUIETUDES QUE CAUSAN ANGUSTIA


Como vemos, Jehová Dios está perfectamente capacitado para poner fin a las inquietudes que causan angustia, y
ciertamente lo hará.
En el nuevo Mundo de cosas triunfará sobre el sufrimiento, la angustia y las inquietudes que nos atormentan. ¡Qué
bendiciones fluirán entonces hacia la humanidad obediente por medio del Reino celestial de Dios bajo el Rey Mesiánico
Jesucristo!
Mientras Jesús estuvo en la Tierra como hombre, en dos ocasiones multiplicó pan y pescado a fin de alimentar a miles
de personas. Hubo hasta sobras del alimento. (Mar. 6:37-44; 8:1-9) Por lo tanto, no habrá inquietud en cuanto a alimento ni
bebida bajo la gobernación del Reino.
¿Qué hay en cuanto a ropa? No habrá razón para inquietud a este respecto tampoco. Después de todo, Jesús dijo a
sus discípulos: “En cuanto al asunto de ropa, ¿por qué se inquietan? Aprendan una lección de los lirios del campo, cómo
crecen; no se afanan, tampoco hilan; pero les digo que ni aun Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos.
Bueno, pues, si Dios viste así a la vegetación del campo, que hoy está aquí y mañana se echa al horno, ¿no los vestirá a
ustedes con mucha más razón, hombres de poca fe?” (Mat. 6:28-30) La respuesta es obvia. Dios puede hacer eso... y lo
hará en el nuevo mundo que ha prometido establecer.
¿Presentará un problema el proveer abrigo adecuado? No para Jehová Dios, quien preparó un hogar paradisíaco para
nuestros primeros padres. Ciertamente él puede proveer viviendas apropiadas para los que confían en él. De seguro los
habitantes de la Tierra bajo el nuevo mundo de cosas no disfrutarán de menos bendiciones que las que fueron predichas
para el pueblo de Dios: “Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán. . . . No edificarán y otro lo ocupará.” (Isa. 65:21, 22)
No habrá razón para inquietarse en cuanto a viviendas cuando la voluntad de Dios se haga por toda la Tierra.
¿Qué hay de la mala salud, que es causa de gran angustia para muchas personas? Pues bien, la Palabra de Dios nos
asegura que Jehová puede eliminar las enfermedades. (Deu. 7:15) Según un relato de los Evangelios, el Hijo de Dios,
Jesucristo, “curó a todos los que se sentían mal; para que se cumpliera lo que se habló por medio de Isaías el profeta, que
dijo: ‘Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias.’” (Mat. 8:16, 17; compare con Isaías 53:4.) Por lo
tanto, no hay razón para que haya indebida inquietud o ansiedad en cuanto a la eliminación de las enfermedades bajo el
Reino.
El “día de Jehová” pondrá fin a la iniquidad y a las grandes inquietudes. ¡Qué bendición! ¡Qué maravilloso será vivir cuando
ya no haya inquietudes en cuanto a alimento, ropa y abrigo, cuando la enfermedad haya sido reemplazada por la salud
resplandeciente, y cuando acontezcan resurrecciones en lugar de la marcha de la humanidad hacia la muerte! Ciertamente
será deleitable vivir cuando ya no haya inquietudes que nos causen angustia.

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w83 1/2 págs. 23-25 Arroje sus inquietudes sobre Jehová Cómo pedir la ayuda de Jehová
¿Cómo podemos arrojar nuestra carga sobre Jehová? Por supuesto, tenemos que dirigirnos a él en oración y hablarle sobre nuestras
inquietudes. El libro de Proverbios nos da buen consejo al respecto. Allí se nos dice: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te
apoyes en tu propio entendimiento” (Proverbios 3:5). Por lo tanto, si queremos la ayuda de Jehová, necesitamos confiar en Su sabiduría,
no en la nuestra. A veces tenemos que aprender esta lección.
Además, el arrojar nuestras inquietudes sobre Jehová requiere que tengamos fe en que Jehová puede ayudarnos y en que lo hará. Una
señora aprendió bien esta lección. Ella tenía inquietudes porque, aunque deseaba servir a Jehová, tenía el vicio de fumar. Ella pidió
ayuda a Dios en oración, pero siguió fumando. Después de cierto tiempo, pudo anunciar felizmente: “¡Por fin he dejado de fumar!”. ¿Por
qué no pudo dejar de fumar antes? Ella confesó: “Le pedía ayuda a Dios en oración, pero no creía realmente que pudiera ayudarme”.
Fue sólo cuando le oró con fe que ella recibió la ayuda que necesitaba. (Hebreos 11:6.)
Entonces, si deseamos que Jehová nos ayude a sobrellevar nuestras inquietudes, tenemos que hacer algunas cosas. Jesús señaló
esto cuando dijo: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan
de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas”. (Mateo 11:28, 29.)
Hay un refrán que dice: ‘Ayúdate que Dios te ayudará’. Las palabras anteriores de Jesús muestran que, en realidad, ‘Dios ayuda a los
que están dispuestos a ayudar a otros’. Jesús ofreció refrigerio —alivio de las inquietudes— a los que estuvieran dispuestos a ‘tomar su
yugo’, esto es, a someterse a la dirección de Cristo y servir a Dios y a su prójimo tal como lo hizo Jesús. (Mateo 9:35-38; Santiago 1:27;
1 Juan 3:17.)
¿Cómo ayuda Jehová?
Pudiera ser que Dios hiciera desaparecer completamente el problema que nos causa inquietud. A veces ha pasado eso. O quizás nos dé
la sabiduría necesaria para resolver el problema nosotros mismos o para que veamos la manera correcta de tratar con el problema.
Entonces experimentaremos la veracidad del proverbio bíblico: “El que está confiando en su propio corazón es estúpido, pero el que está
andando con sabiduría es el que escapará”. (Proverbios 28:26.)
¿Cómo podemos adquirir tal sabiduría piadosa? El asistir a las reuniones del pueblo de Jehová y el leer la Biblia y las publicaciones
bíblicas son dos maneras que vienen a la mente. Como lo expresó una madre cristiana que tenía muchísimas inquietudes debido a que
su esposo era alcohólico: “El leer La Atalaya, el estudiarla y el poner en práctica lo que ésta dice es lo que más me ha ayudado”.
(Hebreos 10:24, 25; Salmo 119:97-104.)
O Jehová puede ayudarnos por medio de nuestros hermanos cristianos. Un anciano recibió de dos personas de su congregación una
afectuosa nota que decía en parte: “Gracias por las muchas veces que usted nos escuchó y nos ayudó con nuestros problemas
personales, por animarnos cuando estábamos deprimidos, visitarnos cuando estábamos enfermos, venir cuando le llamábamos y
quedarse despierto toda la noche en el hospital cuando nuestras familias lo necesitaron. Estamos agradecidos a Jehová por tener a un
hermano que se interesa tan profundamente por nosotros como usted lo hace”.
Por lo tanto, si usted tiene inquietudes, ¿por qué no las considera con personas maduras de su congregación? Jehová pudiera
ayudarle por medio de ellas, y usted verá lo cierto que es el antiguo proverbio: “Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un
hermano nacido para cuando hay angustia”. (Proverbios 17:17.)
Por supuesto, Jehová no siempre eliminará los problemas que nos agobian. Pero al fortalecernos mediante la Biblia, el espíritu santo
o nuestros hermanos cristianos, El nos ayuda a ver del modo correcto los problemas y a encararnos a ellos con sabiduría. Así podemos
experimentar lo que dijo el apóstol Pablo: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder” (Filipenses
4:13). De modo que aunque los problemas no se hayan resuelto aún, Jehová Dios cumple su promesa: “De ningún modo te dejaré y de
ningún modo te desampararé”. (Hebreos 13:5.)
Alma descubrió que esto es cierto. Ella es una cristiana que hace unos años tuvo un accidente automovilístico que la dejó paralizada
de la cintura abajo. Ella siente mucho dolor, pero el saber que Dios pronto eliminará la enfermedad y el sufrimiento es un consuelo y una
ayuda para ella. Mientras tanto, ella dice: “Le oro a Jehová para que me ayude a perseverar cada día. Entonces, cuando termina ese día,
¡estoy un día más cerca!”.
Alma nunca falta a una reunión de la congregación cristiana y usa todo medio a su alcance para compartir con otros la confianza que
tiesobre él.
Cualquiera que sea la ayuda que Jehová nos dé, podemos estar seguros de que es lo que necesitamos, y eso debe bastar. El
apóstol Pablo declaró confiadamente: “Sabemos que Dios hace que todas sus obras cooperen juntas para el bien de los que aman a
Dios” (Romanos 8:28). Aun en medio de circunstancias que nos producen mucho sufrimiento, es posible experimentar la ayuda de
Jehová Dios. Pablo nos dijo: “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo por oración y ruego junto con acción de gracias dense a
conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales por
medio de Cristo Jesús”. (Filipenses 4:6, 7.)
Por consiguiente, cualesquiera que sean nuestras inquietudes o cargas, sigamos confiadamente el consejo del apóstol Pedro:
“Humíllense, por lo tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido; a la vez que echan sobre él toda su
inquietud, porque él se interesa por ustedes”. (1 Pedro 5:6, 7.)

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