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Tomás Goldwasser

C.I.: 28116766

El Brutalismo

El brutalismo es una corriente arquitectónica derivada del movimiento moderno que


tuvo su pico de popularidad entre los años 50’s y 70’s. Esta corriente toma como
inspiración a la Unité d’Habitation de Marseille construida por Le Corbuiser en 1952,
donde el arquitecto utiliza el acabado crudo del concreto como elemento estético dentro
de la composición del edificio. El término es creado años después por Reyner Banham,
quien nombra esta corriente haciendo referencia a la descripción que Le Corbusier
hacía del material usado en la unidad de habitación, el “Béton Brut”.

Las obras consideras como brutalistas se caracterizan por el acabado de sus


materiales en bruto, no solo el concreto. Entre los materiales más característicos en
obras brutalistas suelen estar también el acero y el cristal. La búsqueda de la utilización
de materiales con un acabado en crudo se entiende como la máxima expresión de la
intensión del movimiento moderno de eliminar lo ornamental y dejar los materiales de
construcción y la estructura a la vista, dándole importancia a los métodos constructivos
y a la función en la estética y forma final del edificio. Esta búsqueda se identifica en el
brutalismo en gestos cómo: uniones de la estructura visibles en fachada, marcas de los
métodos de construcción en el acabado final del concreto, exposición en fachada de los
materiales, divisiones internas visibles desde el exterior, entre otros.

Esta corriente se encuentra directamente relacionada con la monumentalidad ya


que generalmente los edificios brutalistas son de grandes magnitudes y los programas
que albergan se encuentran relacionados con la concepción de la nueva
monumentalidad propuesta por el modernismo. Estas edificaciones destacan
usualmente por sus formas geométricas simples y reconocibles, que responden al
contexto de una Europa pocos años después de la segunda guerra mundial donde se
había generado la separación global entre gobiernos socialistas y capitalistas, también
con la creación de una nueva forma de gobierno, el “Estado Benefactor”. Bajo este
modelo el estado debía encargarse de asegurar las necesidades básicas de la
población de una forma económica, debido a la crisis mundial de la que se estaba
saliendo. En el aspecto formal, esto se relaciona con la magnitud de las edificaciones y
con sus fachadas repetitivas, las estructuras debían ser lo mas grandes posibles para
albergar al mayor número de personas que se pudiera, y las repeticiones en las
fachadas correspondían a la gran cantidad de divisiones internas que delimitaban los
espacios de ocupación de cada persona. También las formas geométricas perfectas y
rígidas se relacionaban con la sensación de control y perfecta organización que los
gobiernos más totalitarios tenían la necesidad de traducir y evocar mediante los
distintos tipos de arte y que se veía fielmente representada en esta forma de
arquitectura.

Unité d’Habitation de Marseille. 1952 (Le Corbusier) (Divisiones internas visibles desde el exterior)

Robin Hood Gardens. 1972 (Peter and Alison Smithson) (Exposición de materiales en fachada)

Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela. 1960 (Carlos Raúl Villanueva)

(Exposición de la estructura) (Marcas del encofrado del concreto)

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