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UNIDAD EDUCATIVA IBLI-FACTER

Teología Social – Segunda reseña analítica


La Revolución de Los Voluntarios / Vida, Trabajo y Vocación

Nombre: PATRICIA CHAPPE MAYORGA Jornada: DIURNA

LECTURA No. 3 - LA REVOLUCIÓN DE LOS VOLUNTARIOS - Bill Hybels, LECTURA No. 4 - VIDA,
TRABAJO Y VOCACIÓN - Darrow Miller

Servicio, llamado, trabajo y liderazgo

En esta reseña analítica condenso y exalto la importancia del llamado que Dios nos hace a los
creyentes para ser verdaderos líderes que logremos impactar y en parte cambiar la sociedad.
En la actualidad en la que vivimos, los creyentes nos vemos enfrentados a las problemáticas que
influyen en la formación de verdaderos y auténticos líderes, de acuerdo con el llamado que Dios ha
hecho en nuestra vida.
Uno de los componentes principales para dar cumplimiento a nuestro llamado es el servicio,
estamos llamados a servir siguiendo el ejemplo de Jesucristo, Siervo por excelencia, pues Jesús
quien fue el más grande de los líderes, también fue el más grande y obediente servidor, Jesús se
despojó de su condición divina y se rebajó a la condición de siervo, como Él debemos ser siervos,
dejando de lado todo orgullo, altivez y arrogancia, dejar de lado la idea del mundo de que el que
sirve es de una condición inferior, pues quien sirve da enseñanza de amor y humildad. Servir es
muestra de grandeza.
La mentalidad del siervo es pensar en los otros olvidándose de sí mismo, cuando servimos lo
hacemos no por agradar a otros ni por obtener reconocimiento, debemos convertir el servicio en
un fin y no como un medio, el servicio no es obligación, es una decisión y se sirve con gozo y alegría.
Cuando emprendemos el desafío y la aventura de servir siempre es mejor no estar solos, debemos
servir en equipo y en compañía porque de esta manera se comparten las experiencias y las
responsabilidades; en equipo hay complemento pues los dones son combinados. El servicio no debe
ser realizado de manera temporal solo por apasionamiento. Tampoco debemos sobreexigirnos en
el trabajo y tareas realizadas al servir, esto puede hacer que nos cansemos y agotemos muy pronto
y abandonemos nuestro llamado.
El creyente debe dejar de vivir en el dualismo y la dicotomía de separar todos los asuntos y ámbitos
de la vida, dejar de lado la dicotomía de lo espiritual y lo secular, lo racional y lo emocional, lo
terrenal y lo eterno, siempre debe existir una integración y eso es lo que nos convierte en cristianos
integrales. No tener en cuenta la dicotomía es tener claro que no solamente el servicio en los
ministerios religiosos es sagrado y agrada a Dios, sino que también desde las profesiones seculares
alabamos y damos la gloria al Señor mediante nuestro trabajo. Pues aunque la justificación no la
obtenemos por las obras, es de suma importancia el obrar y el actuar continuo del creyente hacia
el impacto de la sociedad y el alcanzar la justicia social tan anhelada, pero siempre a la luz de la
Escritura y sin perder de vista la Cruz y su obra redentora. Con esta visión el trabajo que realicemos
también se convierte en sagrado pues trabajamos para Él y para su honra.

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Teología Social – Segunda reseña analítica
La Revolución de Los Voluntarios / Vida, Trabajo y Vocación

Nombre: PATRICIA CHAPPE MAYORGA Jornada: DIURNA

Por ende, no importa el trabajo que se realice si este es moralmente legítimo y es hecho con fe y
cada acción se encuentra consagrada a Dios.
Todos los creyentes somos poseedores de un llamado, de una vocación y es lo que podemos
denominar una Teología en acción, pues hemos sido provistos de dones, talentos y recursos y
además contamos con toda la instrucción para dar el fruto que Dios espera de nosotros. Cuando
somos exhortados a no guardar para sí mismos los recursos con los cuales contamos, estamos
siendo llamados a no permanecer pasivos sino a obrar con diligencia mientras Jesucristo regresa a
establecer su Reino Eterno en la tierra; como Iglesia, es nuestro deber y que Jesús nos encuentre
cumpliendo con nuestra tarea a su regreso. Es decir debemos prepararnos, no sentarnos a esperar
solo por ya haber obtenido la salvación.
Los creyentes no debemos ser pesimistas (pensar que ya nada tiene arreglo y solo esperar que sea
Dios quien actúe e intervenga) ni tampoco utópicos (creer que sin la presencia de Jesús, solos
podemos mejorar todo). Si bien es cierto que la sociedad y este mundo solo serán transformados
definitivamente cuando Jesús regrese en gloria, como Iglesia debemos colaborar en esa
transformación gradual y esa es nuestra responsabilidad individual y colectiva. Si ya somos salvos,
nuestra siguiente tarea es la transformación de nuestra conducta para de este modo y como
consecuencia ver una transformación en la sociedad.
Dios se interesa no solo en nuestra salvación personal pues esta ya es nuestra por decisión, sino
también en la transformación social y en la justicia social. Debemos influenciar, lograr cambios en
la sociedad no creyente, el cambio social se puede lograr mediante la oración verdaderamente
intercesora, con un evangelismo consciente del mandato de la Gran Comisión, siendo ejemplo y
testimonio, siempre obrando con laboriosidad y con disposición a enfrentar la oposición y la crítica.
Debemos ser líderes que emprendamos esta transformación de la sociedad y el mundo. Con el
trabajo continuo, la perseverancia, constancia y disciplina. El liderazgo se debe ver reflejado en
todos los ámbitos de la vida, pues no es de exclusividad para los más poderosos. Podemos ser líderes
en nuestro hogar, en el trabajo, en la comunidad, en nuestra congregación, en el estudio, etc., pues
para ejercer este liderazgo Dios no ha dotado de cualidades que son dones y talentos y ante Dios
debemos rendir cuentas de como empleamos estos dones y talentos para influir de manera positiva
en nuestro entorno.
Debemos entender de manera clara que Dios tiene un llamado para todos y cada uno de nosotros,
de acuerdo con sus propósitos los cuales son perfectos, por lo que le debemos pedir primeramente
a Dios que nos de la visión correcta de ese propósito en particular y pedirle además que nos provea
de toda la gracia para mantenernos fieles en la misión de alcanzar dicha visión. En el camino hacia
el liderazgo debemos surtir una serie de requisitos o tareas que nos llevarán a la realización y
cumplimiento de las promesas allí inmersas.

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