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LA HISTORIA DE LUISA.

Había una vez una niña llamada Luisa, a ella la criticaban mucho por su forma
física y su forma de vestir, puesto que sufría de una patología congénita, hasta
el punto que su propia familia le hacia bullying, esta clase de burlas le
causaban daño psicológico, pues vivía distraída en el colegio, presentaba
actitudes indiferentes en las actividades diarias, por lo cual ella se alejó de
todos, un día decidió contarle a sus padres de cómo se sentía y al hacerlo ellos
la apoyaron diciéndole que no le debería importar lo que pensaban los demás
de ella ya que como todos los seres humanos cumplían una misión en la vida
totalmente diferente a la de los demás y que ella contaba con demasiadas
virtudes y cualidades maravillosas, Luisa después de esta charla continuo con
su vida normal sin prestar atención a los malos comentarios, pero un día una
compañera de su escuela la agredió física y verbal mente refiriéndose a ella
como un animal extraño, ella se defendió como pudo, cuando llego a su casa
los padres al ver lo que había sucedido, se dirigieron a la fiscalía a demandar a
la compañera agresora, esta entidad al ver la gravedad de la situación citaron a
la culpable, donde le hicieron saber que quedaba judicializada teniendo que
pagar daños y prejuicios tanto físicos como psicológicos, los padres al volver
a casa dialogaron con Luisa dándole a entender que lo que la otra compañera
le había hecho estaba mal y que el daño psicológico lo tenía la compañera en
su interior dado su comportamiento, a lo cual Luisa entendió que nunca el
problema fue de ella si no de la mala educación de la sociedad y que solo de
ella dependía si estas actitudes le debían de afectar o no.
La compañera luego de ser suspendida y valorada por su comportamiento, se
integró al colegio buscando a luisa y ofreciéndole disculpas por el mal trato
que le había hecho
Desde ese día Luisa se convirtió en una niña decidida y segura de sus
condiciones, con la confianza y autoestima que los padres cada día le
recordaban, dejándole como enseñanza que las otras personas no nos hacen
daño.
FIN

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