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CRISIS DE VALORES

Oración de grado
Diciembre 5 de 2009

Digámoslo sin rodeos: la libertad de los mercados que hoy se predica y se


practica como paradigma fundamentalista de la llamada globalización,
representa sin duda la muerte de la ética y, por tanto, la muerte de la libertad.
El auge incontenible de la drogadicción, que esteriliza en la cuna la fuerza
expansiva de la rebeldía juvenil; la espantosa proliferación de la muerte en las
calles de nuestras ciudades y campos, que es el resultado inherente del
avasallamiento sistemático de todo principio y de toda ley y su suplantación por
la cínica ley del más fuerte; el escandaloso avance de la inequidad y la
injusticia, que condena a más del 50% de la sociedad a sobrevivir en la más
humillante pobreza e indigencia mientras que un ínfimo puñado de banqueros,
que nunca llega ni siquiera al 1% de la población, reparte impúdicamente más de
10 billones de pesos de utilidades extraídas a la inerme sociedad; la rampante
corrupción que se ha instalado en todas las esferas de la vida pública y privada
con la complaciente complicidad del tinglado de los medios de propaganda al
servicio de aquellos poderes que han destituido no sólo la moral sino el pudor.
En fin, la catástrofe ambiental derivada del consumismo desenfrenado
necesario para la libertad de los mercados. En breves palabras son estas las
plagas que sofocan la libertad en este mundo globalizado bajo la férula de los
banqueros. Y no son ellas errores o daños colaterales del liberalismo inhumano:
son su contenido y resultado esencial.
Pero no todo está perdido. Aquí y allá, por todas partes subsisten innumerables
comunidades de maestros que todavía creen en la humanidad, que todavía
defienden la ética y luchan por la libertad. Con mayor o menor lucidez y a pesar
de la descorazonadora desigualdad de las fuerzas, la inmensa mayoría de los
maestros persiste en el cultivo y la propagación de los valores fundamentales
de la cultura humanista que está a punto de sucumbir definitivamente a manos
de la libertad de los mercados. Y no sólo son los maestros, desde luego, pero
son ellos los que, por razón de su vocación y su oficio, defienden y protegen la
infancia, que es el territorio más asediado por la propaganda y el
avasallamiento mercantil.
En lo que corresponde a nosotros, desde nuestra pequeña pero inclaudicable
trinchera del FELICITAS-HUMANITAS-LIBERTAS, en el GIM hemos hecho
frente a esta tremenda desmoralización que nos carcome apelando a la
enseñanza del principio de la solidaridad. Hemos pretendido enseñarles a
nuestros chicos, y en este sentido la cohorte de bachilleres que hoy
proclamamos es portaestandarte representativa de nuestro proyecto, que
antes que la propiedad privada está el patrimonio común de la humanidad y de
la ciudad: el planeta tierra, el agua, el suelo nutricio, el aire, los derechos
humanos, la ética civil, el bien común. Y no se trata de una enseñanza verbalista
y formal, sino de toda una experiencia de vida vivida. Contra la ética egoísta
del individuo como principio y fin de la existencia, hemos practicado la
poderosa ética libertaria del colectivo, de la pertenencia a la comunidad como
principio y régimen de la afirmación personal. Contra la ética oportunista y
cortoplacista del consumismo compulsivo, hemos practicado la fecunda ética de
la responsabilidad y la creatividad a largo plazo. Contra la tediosa ética de la
simple conveniencia o la comodidad, hemos practicado la inquietante ética de
los ideales y los sueños. En fin, contra el cinismo del todo vale, hemos
practicado la rigurosa ética del honor que está por encima de la conveniencia
oportunista.
Queridos jóvenes: en medio de la desmoralización, la violencia, la inequidad, la
corrupción y el desastre ambiental que la globalización de los impunes
banqueros le ha impuesto al planeta tierra, ustedes han sido criados en una
pequeña isla de utopía que les ha enseñado que la auténtica felicidad, la
dignidad y la libertad humana no están en el egoísmo individualista sino en la
afirmación de la propia persona dentro de las redes de la solidaridad que se
tejen en el seno de las comunidades de ciudadanos que comparten un código de
valores y un destino común por fuerza de la solidaridad natural que proviene de
la pertenencia a un único suelo nutricio al que tenemos que seguir llamando
patria. Dondequiera que la vida nos lleve, la vida de cada uno de nosotros
depende de la infinita prodigalidad de Gea, la Madre Tierra que, mediante el
trabajo civilizado de los ciudadanos, provee la riqueza necesaria para el
sustento y el aliento de los sueños y los ideales.
Por encima de cualquier otro aprendizaje, lo que el Gimnasio Internacional de
Medellín espera de ustedes es que protejan y cultiven con amor esta ética
humanista que hemos sembrado a lo largo de su infancia y adolescencia. Y que,
en la medida en que sepan permanecer fieles a estos preciosos valores, puedan
cosechar en todos los ámbitos de su vida adulta los deliciosos frutos de la
felicidad, la dignidad y la libertad.
Queridísimos Bachilleres, Padres de familia y demás amigos presentes:
mediante este solemne acto de proclamación de bachilleres, el Equipo Docente
del Gimnasio Internacional de Medellín declara con orgullo que hemos cumplido
sin desmayo la misión y el sueño que alienta de principio a fin la vida de nuestra
comunidad educativa. Todos y cada uno de los jóvenes que hoy pasan a formar
parte de la ciudadanía del mundo han sido forjados en el crisol del
FELICITAS-HUMANITAS-LIBERTAS y todos ellos han destilado un sentido
profundo del deber, el honor y la responsabilidad, valores que habrán de dirigir
su conducta en todos los ámbitos de su vida privada y pública. Todos han
recibido la simiente fecunda de la ética libertaria; ahora ellos sabrán cuidar el
jardín de sus sueños para que la simiente fructifique como debe ser.
Ernesto García Posada - Fundador
Gimnasio Internacional de Medellín

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