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N amphi R odríguez |1

DERECHO DE LA INFORMACIÒN
HACIA UN NUEVO REGIMEN JURIDICO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÒN

NAMPHI RODRÌGUEZ

NUEVAS DOCTRINAS Y JURISPRUDENCIA INTERAMERICANA


N amphi R odríguez |2

CAPITULO I

EL DERECHO DE LA INFORMACIÒN

1. CONCEPTO DE DERECHO

El término Derecho reconoce una diversidad de acepciones. En sentido objetivo:

conjunto de normas provistas de sanciones que rigen las relaciones de los hombres en

sociedad. En sentido subjetivo: prerrogativa perteneciente a una persona y que le

permite exigir prestaciones o abstenciones (derechos personales), o el respeto de una

situación de la que ella aprovecha (derechos reales, derechos individuales). En sentido

dialéctico: ciencia de las normas obligatorias que presiden las relaciones de los hombres

en sociedad.1

A la luz de esta triple significación estudiaremos el Derecho, tanto como norma

social, como facultad o atribución de los individuos y, finalmente, como conocimiento y

ciencia.

Sobre la primera significación -el derecho como conjunto de normas provistas de

sanciones que rigen las relaciones de los hombres en sociedad- se puede afirmar que se

trata de una especie de "carta de vida en comunidad". Como afirmara el jurista francés

Louis Josserand en sus Lecciones de Derecho Civil, si esas relaciones estuvieran

abandonadas a lo arbitrario, de no ser objeto de reglamentación, estarían dominadas por

el engaño o por la violencia, porque, según la lamentable comprobación llevada a cabo

por numerosos filósofos, "tan pronto como los hombres viven en sociedad, la igualdad

que existía entre ellos cesa, y el estado de guerra comienza''. Desde este punto de vista

positivo, el Derecho se puede definir con sencillez como: regla social obligatoria.
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La acepción subjetiva del vocablo -el derecho como sinónimo de facultad- nos

remite directamente a la cuestión de determinar cuáles son las prerrogativas de que goza

cada individuo en el grupo social, a fin de garantizar en su ejercicio la tutela o

protección de los poderes públicos.

Desde el plano dialéctico, el Derecho -como ciencia que estudia las normas

obligatorias de la vida en sociedad- constituye una herramienta sociológica de análisis

estructural y político.

Partiendo de los tres significados, estudiaremos este vocablo durante el

desarrollo del libro.

2. FUENTES Y CLASIFICACIÓN

2.1 Fuentes

Desde un punto de vista objetivo, las fuentes del Derecho son los modos de producción

de las normas que rigen la sociedad. Giuseppe Lumia2 agrega a esta definición que las

fuentes de producción de las normas están constituidas por aquellos actos o hechos de

los que el mismo ordenamiento hace depender la creación, modificación o extinción de

las normas jurídicas.

Así, la regla de derecho puede provenir de un acto de los poderes Legislativo y

Ejecutivo (Constitución, Ley, decreto, reglamentos) de la comunidad internacional

(tratados internacionales), de la espontaneidad popular (costumbre), de las decisiones de

los tribunales (jurisprudencia), de las opiniones y escritos de los expertos (doctrina) o de

los principios que inspiran el sistema jurídico (Principios Generales del Derecho).
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Al momento de decidir la preeminencia de estas reglas, el ordenamiento jurídico de

cada Estado suele determinar cuáles tienen mayor jerarquía respecto a las otras. En el

sistema jurídico dominicano, la principal fuente de Derecho es la Constitución de la

República que es el Acta Constitutiva del Estado y de la cual dimana todo el

ordenamiento jurídico y político. Luego, le siguen las leyes, los tratados internacionales

ratificados por el Estado dominicano, las sentencias que emiten los tribunales

interpretando las leyes, los decretos y reglamentos del Poder Ejecutivo, la costumbre -

que sólo es fuente de derecho en algunas materias, como la comercial-, la doctrina y los

Principios Generales del Derecho, que suplen los vacíos de las demás reglas de derecho.

Sobre el carácter de "Ley de Leyes", "Ley Sustantiva" o "Ley Sustantiva" que se

le atribuye a la Constitución, es bueno subrayar que esta supremacía se expresa en dos

sentidos: a) la Constitución, como norma ~ es de aplicación inmediata y directa, sin

necesidad de· que sea desarrollada por una ley u otra disposición, lo cual tiene más

relevación C'\'30Cia cuando se trata de derechos fundamentales, como la libertad de

expresión; y, b) la Constitución es la fuente inspiradora de todo el sistema jurídico, de lo

que se deriva que toda disposición contraria a ella es nula de pleno derecho y que todo

el ordenamiento jurídico debe estar armonizado con sus principios.

2.2 CLASIFICACIÓN

El Derecho, como disciplina reguladora de la vida en sociedad, es objeto de

múltiples divisiones. Sin embargo, la clasificación más generalizada es la que le divide


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en Derecho Público y Derecho Privado, de las cuales se derivan otras ramas más

específicas.

El Derecho Privado está formado por el conjunto de normas que gobiernan las

relaciones entre los particulares. A su vez, tiene una serie de ramificaciones, de las que

la más importante es el Derecho Civil, que constituye la esencia misma del Derecho

Privado y del cual se derivan el Derecho Comercial (regula relaciones entre

comerciantes). Derecho Procesal Civil (instituye las reglas del procedimiento en la

materia civil), Derecho Internacional Privado (rige las relaciones entre los particulares

de distintos Estados) y, entre otras, Derecho de Transporte (contiene las reglas del

transporte marítimo. aéreo y terrestre).


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Sobre el Derecho Público, refiere Salvador Jorge Blanco, en su obra

Introducción al Estudio del Derecho, que en sus orígenes, este derecho fue llamado por

Montesquieu "derecho político" y comprende las reglas que en un Estado presiden la

organización del propio Estado y rigen las relaciones de éste y sus empleados y

funcionarios con los particulares. La rama más importante del Derecho Público es el

Derecho Constitucional, que define el Estado y estructura su organización social y

política. Pero hay otras divisiones del Derecho Público que igualmente son relevantes,

como el Derecho Penal (que contiene las reglas que sancionan las infracciones a las

leyes represivas), el Derecho Administrativo (que ordena las relaciones entre la

administración y los particulares), el Derecho Internacional Público (que rige las

relaciones entre los Estados), etc.

El Derecho de la Información está enmarcado, sin duda, en el Derecho Público,

con hondo arraigo en el Derecho Constitucional, puesto que regula la libertad de

expresión, que es un derecho humano fundamental. Pero, también tiene notables rasgos

del Derecho Penal, puesto que los delitos que se cometen en violación a sus límites

devienen como tipologías punibles. Por último, el Derecho de la Información está

salpicado por el Derecho Civil, el Derecho Internacional Público y el Derecho

Administrativo.
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3. LIBERTAD DE INFORMACIÒN, LIBERTAD DE PRENSA Y

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Al término de libertad de imprenta, utilizado durante el siglo XIX, siguió el de

libertad de prensa, como correlativo no sólo del derecho que se ejerce a través de la

prensa periódica, sino de toda la actividad informativa que se difunde a través de los

medios de comunicación de masas.

Sin embargo, ante el desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación y

de la inclusión de la información como un derecho humano fundamental, la libertad de

prensa es un término insuficiente para resumir toda la dinámica de la información y sus

implicaciones en la sociedad contemporánea.

Parece que luce más propio el concepto de libertad de información o de

comunicación para referirse a la actividad propia de la profesión periodística; es decir,

"en un sentido amplio de comunicar noticias, hechos, sucesos reales, susceptibles de

prueba, sin perjuicio de que vayan acompañados de comentarios y opiniones".

Hecha esta precisión, hay que reseñar que la libertad de información -libertad de

prensa- se diferencia de la libertad de expresión en el hecho incontrovertible de que la

primera se refiere a la narración de sucesos que tienen la exigencia de la veracidad

informativa, y la segunda es mucho más amplia, ya que tolera opiniones y juicios de

valor, además de que se manifiesta más diversamente por medios orales, gráficos y

simbólicos. Por ejemplo, un pintor, al concebir una obra plástica, está ejerciendo la

libertad de expresión, lo mismo que un científico que se vale de símbolos para explicar

una fórmula patentizada.


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Así, la característica determinante de la libertad de información la constituye el

aspecto de que los sucesos que relata son hechos noticiosos que tienen la exigencia de la

veracidad informativa y de que deben referirse a personas de relevancia pública.

La Constitución dominicana no hace una mención expresa de la libertad de

información o de prensa, pero reconoce en la libertad de expresión un derecho básico y

fundamental, que engloba la libertad de difusión de pensamientos, ideas y opiniones, y

el derecho a buscar, recibir y comunicar información.

El artículo 8, inciso 6, dispone: "Toda persona podrá, sin sujeción a censura

previa, emitir libremente su pensamiento mediante palabras escritas o por cualquier otro

medio de expresión, gráfica u oral".

Esta concepción unificadora se aparta de la doctrina dual, por la que han optado

algunas naciones que consagran, en sus constituciones, la libertad de expresión separada

de la libertad de información. Por ejemplo, la Constitución española, siguiendo la

fórmula dual, reconoce en su artículo 20.1, dos derechos: a) a expresar y difundir

libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o

cualquier otro medio de producción; y, b) a comunicar y recibir libremente información

veraz por cualquier medio de difusión.

En la doctrina dual se establece claramente que la libertad de expresión, como

derecho a difundir libremente pensamientos, ideas y opiniones, es distinta de la libertad

de información o libertad de prensa, que implica el derecho de recibir información

veraz, y que es una libertad que ejercen más específicamente los profesionales de la

información.
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En su formulación, la Carta Sustantiva dominicana sigue el modelo del Pacto

Internacional de los Derechos Civil9s y Políticos y la Declaración Interamericana sobre

Derechos Humanos, que conciben la libertad de expresión como un derecho abarcador,

que comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones de toda índole, sin

discernir si se trata de juicios de valor u opiniones o de informaciones con carácter de

veracidad.

4. EL DERECHO DE LA INFORMACIÓN

4.1 La Sociedad de la Información como Entorno

La rama del Derecho que se conoce como Derecho de la Información aparece y

se desarrolla fundamentalmente coincidiendo con lo que se denomina "Sociedad de la

Información", caracterizada, entre otras cosas, por la aparición de una serie de medios

técnicos de transmisión y de información, que provocan numerosos efectos sobre el

comportamiento individual y colectivo y en la formación de hábitos culturales. La

sociedad de la información surge, a su vez, en el ámbito de lo que Alain Touraine ha

llamado "la sociedad programada'', cuyo rasgo distintivo no es, como se ha dicho

erróneamente, el de ser sólo una sociedad de producción, de consumo y de ocio, sino el

de tener una mayor movilidad, proporcionada por el crecimiento económico. Las

particularidades de la vida privada, de las sociedades locales, de las formas de vida,

quedan penetradas y destruidas por una movilidad geográfica y social creciente, por la

difusión de la publicidad y la propaganda y por una participación política mucho más


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amplia que antes, y en la que la vida social, la educación, el consumo y la información

están cada vez más estrechamente integrados.

El vertiginoso crecimiento de los medios electrónicos, y muy especialmente de

Internet, constituye un elemento fundamental para el desarrollo de la Sociedad de la

Información. Hoy, millones de personas pueden acceder rápidamente y con bajos costos

a la información, formando grandes bases de datos que les permiten disponer de

conocimientos muy costosos en el pasado.

Esto nos mueve a afirmar que la Sociedad de la Información o la llamada Aldea

Global -como le denominara el canadiense Marshall McLuhan- representa un profundo

cambio cultural en la vida contemporánea.

Sin embargo, esta revolución de nuevas tecnologías y del periodismo entraña también

riesgos inusitados para derechos humanos fundamentales, como el de la vida privada, el

del honor o el de la intimidad, sobre los cuales pende la amenaza de sufrir lesiones

impensables por la gran dimensión y la capacidad de difusión de los nuevos medios

tecnológicos.

Toda esta dinámica de masas trae consigo el fenómeno de la invasión: los

receptores se han vuelto ávidos de saberlo todo y, en su afán, les despierta una gran

"curiosidad" la vida privada y la intimidad de los demás.

Lo que en el pasado reciente fue el estudio de las repercusiones de la comunicación de

masas o el periodismo en las sociedades, hoy se ha transformado en el fenómeno de la

comunicación universal. Ante esta realidad, es obvio que los programas de las materias

de Derecho de Prensa, Legislación de los Medios de Comunicación o Legislación de

Prensa serían insuficientes para dar respuestas a los acuciantes problemas que plantea al

Derecho y al Periodismo la información a escala global. Es incuestionable, pues, que el


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fenómeno de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación demanda

respuestas abarcadoras como las que puede ofrecer la ciencia de reciente acuño, que es

el Derecho de la Información o Derecho de la Comunicación, como también se le

conoce.

1. Escobar de la Serna, ob. cit., págs. 3 y 4, comentando el libro La société post


industrielle, de AlainTouraine.
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4.2 CONCEPTOS

Cualquier definición del Derecho de la Información dependerá del enfoque que se

asuma; es decir, si se concibe como una "ciencia jurídica universal" o como un

"conjunto de normas" que regula el derecho de los ciudadanos y los profesionales de la

comunicación a recibir, investigar y difundir información:

Para el profesor español Manuel Femández Areal, en su libro Introducción al Derecho

de la Información, "esta disciplina constituye un conjunto de normas jurídicas que

tienen por objeto la tutela, reglamentación y delimitación del derecho a obtener y

difundir ideas, opiniones y hechos noticiables".

En esta concepción, el Derecho de la Información tiene su origen en la necesidad de

reglamentar el ejercicio del derecho fundamental de la libertad de expresión o derecho a

la información de los ciudadanos dentro del régimen del Estado liberal de Derecho.

Sin embargo, el papel que le corresponde a los poderes públicos en orden a su tutela, es

decir, la necesidad de que el Estado intervenga en la regulación y delimitación de estos

derechos es no sólo para evitar el abuso, sino, precisamente, para lograr su pleno

desarrollo y su eficacia práctica (2).

Los autores Jean Marie Auby y Robert Ducos-Ader conciben el Derecho de la

Información como "el conjunto de reglas jurídicas aplicables a la información en su

sentido activo y pasivo; es decir, tanto la difusión de la información como la recepción

por sus destinatarios".


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Mientras, José María Desantes, pionero de la teoría del Derecho de la Información en

España, se inclina por definir el Derecho de la Información como "una ciencia jurídica

universal y general que, acatando los fenómenos informativos, le confiere una

específica perspectiva jurídica capaz de ordenar la actividad informativa, las situaciones

y relaciones jurídicas-informativas y sus diversos elementos, al servicio del derecho a la

información".

A su juicio, el Derecho de la Información aparece con una triple pretensión:

como una ciencia que, a partir de la idea de Justicia, justifica o excluye soluciones a los

problemas que plantea la información; como una ciencia del derecho positivo o del.

Ordenamiento jurídico; y como una ciencia que atiende a la realidad jurídica naciente

para, después de conceptualizada en el grado necesario de abstracción, poder enjuiciarla

conforme a los criterios de Justicia que se concretan en los criterios jurídicos

informativos o del derecho a la información.

De esta definición se desprende: a) Que el Derecho de la Información se define

como ciencia y no como ordenamiento, al que presupone y completa, ya que la Ciencia

del Derecho no es solamente ciencia de normas, sino también ciencia normativa; b) Que

es ciencia jurídica universal, formulación que aspira a servir no solamente para un

Derecho interno, sino para el Derecho en todas sus dimensiones territoriales y, por

tanto, universales; e) Que es ciencia jurídica general, pues se nutre de los principios de

la teoría general del Derecho y, a la vez, suministra criterios a dicha teoría que le

proporciona el objeto de su conocimiento y el hecho de que Derecho y comunicación

2. Manuel Fernández Areal, Introducción al Derecho de la Información, págs. 9 y


11.
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sean, en gran parte, términos solapados; d) Que es una ciencia jurídica pluralista, pues

se define por varios criterios, no simplemente yuxtapuestos, sino enlazados:

acotamiento, perspectiva, actividad, situación, relación jurídica y derecho a la

información; e) Que está al servicio de una finalidad: la realización del derecho a la

información como fundamental del hombre, que se convierte así en principio de

integración como núcleo, principio y fin del Derecho de la Información.

En su Manual de Derecho de la Información, Luis Escobar de la Serna, cuyos

planteamientos compartimos, parece proponer una conceptualización "alternativa", al

definirlo como: "Ordenamiento jurídico objetivo que reconoce y protege el derecho a la

información en cuanto derecho humano, y también como regulador de la actividad

informativa, considerando la regulación de actividades como base conceptual del

Derecho y la idoneidad de la actividad informativa, para constituir el núcleo definitorio

de esta disciplina jurídica".

Sobre la libertad de comunicación; existe la doctrina del Derecho a la

Comunicación. En ese sentido, la libertad de expresión es definida, más allá de la

libertad de información, como la libertad de comunicación o derecho a la comunicación.

El derecho a la comunicación se nos presenta como un derecho particular que le impone

al Estado intervenir, según las reglas que garanticen su neutralidad, en el sentido de una

mayor multiplicidad de medios, diversidad y pluralidad, y con la mayor accesibilidad a

los diferentes públicos (...). Esta libertad designa el derecho de transmitir o recibir

mensajes a su elección, el derecho de un ciudadano de expresar su pensamiento a otro y

el de acceder al pensamiento de otro a través de cualquier medio. La libertad de

comunicación constituye la libertad de expresión que implica la utilización de una

técnica de difusión o comunicación que se denomina medio de difusión. Lo que toma en

cuenta la libertad, más que el contenido y la finalidad del contenido, es la multiplicidad


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y diversidad de medios, que van desde la prensa escrita hasta los videotextos, video

gramas, la radio, la televisión, Internet, etc. (3).

Ha sido la ley francesa sobre la comunicación audiovisual, del 29 de julio de

1982, que proclamó la libertad de comunicación en sus artículos 1 y 2, que enuncian

que "la comunicación audiovisual es libre y pluralista".

Según esta doctrina, desarrollada por Alejandro Fuenmayor, siguiendo a Francis

Balle, a Jean Marie Auby y Robert Ducos-Ader, "el Estado debe promover el desarrollo

plural de los medios de comunicación y, en el caso de los medios audiovisuales, abrir

las ondas radioeléctrica a todos aquellos particulares que reúnan los requisitos técnicos,

económicos y legales para operarlas, protegiendo, asimismo, la profesión del periodista

y del comunicador. Igualmente, medios de difusión como Internet deben ser accesibles a

todos los ciudadanos, sin distinción".

4.3 Objeto y Características

El objeto del Derecho de la Información lo constituye la libertad de expresión o

derecho a la información, es decir, el derecho subjetivo de los ciudadanos a buscar,

recibir y difundir información.

Como dice José María Desantes, en su obra La Información. Como un Derecho:

"La finalidad del Derecho de la Información no puede ser otra que la de hacer posible el

derecho a la información, considerando su especialidad en que tiene que ser un derecho

"para" la información. De modo que el Derecho de la Información como conjunto de


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normas viene especificado por su teleología, con todas sus consecuencias, una de las

cuales es, precisamente, la de vertebrar el carácter integrador de la información".

Desde su visión del derecho a la información como un derecho natural,

Fernández Areal amplía: el Derecho de la Información como disciplina jurídica, nace

ante la necesidad de reglamentar y organizar el ejercicio de un derecho natural del

hombre, reconocido en sus características en las leyes fundamentales de los diversos

países modelados en el ámbito jurídico-político al modo de los Estados de Derecho. El

derecho subjetivo de la información, el derecho a informar y a estar informado, el

derecho a expresar ideas y a recibirlas, es germen y objeto primario del Derecho a la

Información, a la vez que su explicación más sencilla, el origen de su nacimiento.7

De su lado, Escobar de la Serna comenta: "No se olvide que el Derecho de la

Información es también el punto donde se entrecruzan ramas distintas del Derecho, cada

una con su propio fundamento, al que la perspectiva unitaria y unificadora de la

información le confiere una cromatización homogénea".

Respecto a las características del Derecho de la Información, las más reseñables

son, sin duda, su universalidad y generalidad. En cuanto a la primera -anota Escobar de

la Serna- porque, en efecto, ha sido precisamente la información, desbordando fronteras

en el plano de la difusión y de las ideas, la que, en su lenguaje jurídico, ha postergado

los conceptos de soberanía y de territorialidad. Y esto es así, debido a que el Derecho de

la Información tiene como objeto la libertad de expresión o derecho a la información, y

no debemos perder de vista que una cualidad tradicionalmente atribuida como

axiomática al derecho a la información es el reconocimiento de su universalidad,

analizada fundamentalmente desde tres perspectivas: los mensajes atraviesan las

fronteras (universalidad geográfica); se difunden a través de todos los medios de


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comunicación (universalidad de medios); y es un derecho de todos los individuos

(universalidad subjetiva).

Para concluir este aparte, Carreras Serra hace algunas precisiones sobre la

relación del Derecho de la Información con otras disciplinas: "El derecho de la

información no constituye un ordenamiento cerrado y tiene múltiples derivaciones en

los campos del derecho constitucional, administrativo, civil, laboral, penal o procesal.

Una misma situación o un mismo hecho pueden conectar una norma de derecho de la

información con algunos aspectos de otros ordenamientos sectoriales.

4.4 Normas Específicas

Las fuentes generales del Derecho en sentido general no son ajenas al Derecho

de la Información, puesto que ya hemos visto que esta rama no constituye un

ordenamiento aislado y excluyente, sino que, muy por el contrario, tiene derivaciones en

áreas comunes, como el Derecho Constitucional, el Administrativo, el Penal, el Civil o

el Internacional.

Sin embargo, hay que reconocer que existe una serie de disposiciones legales

con vigencia en nuestro ordenamiento jurídico que forman un cuerpo que le da más o

menos configuración al Derecho De la Información. Veamos cuáles son esas normas en

los ámbitos internacional y nacional:

En el ámbito internacional, la República Dominicana ha ratificado los siguientes

instrumentos de Derecho Internacional Público, que se refieren a la libertad de

expresión:
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 La Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1948, Art. 19: Todo

individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho

incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y

recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas, sin limitaciones de

fronteras, por cualquier medio de expresión.

 El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, de 1966, Art. 19:

Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones. Toda persona tiene

derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de

buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin

consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o

artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección. El ejercicio de este

derecho entraña deberes y responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede

estar sujeto a ciertas restricciones que deberán, sin embargo, estar expresamente

fijadas por ley y ser necesarias para: a) asegurar el respeto de los derechos o la

reputación de los demás; b) la protección de la seguridad nacional, el orden

público o la moral públicas.

 Convención Interamericana sobre Derechos Humanos, de 1969, Art. 13:

Derecho a la Libertad de Pensamiento y Expresión.

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión. Este

derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e

ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito

o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su

elección.
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2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a

previa censura, sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar

expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:

a) El respeto a los derechos y a la reputación de los demás, o

b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral

públicas.

3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o por medios indirectos,

tales como el abuso de controles oficiales o particulares, de papel para

periódicos, de frecuencias radiofónicas, o de enseres y aparatos usados en la

difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a.impedir

la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.

4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa, con

el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la

infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.

5. Estará prohibida por la ley toda propaganda a favor de la guerra y toda apología

del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o

cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por

ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional.
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Art. 14: Derecho de Rectificación o Respuesta

1. Toda persona afectada por informaciones inexactas o agraviantes, emitidas en

su perjuicio a través de medios de difusión legalmente reglamentados y que se

dirijan al público en general, tiene derecho a efectuar, por el mismo órgano de

difusión, su rectificación o respuesta en las condiciones que establezca la ley.

2. En ningún caso, la rectificación o la respuesta eximirán de las otras

responsabilidades legales en que se hubiere incurrido.

3. Para la efectiva protección de la honra y la reputación, toda publicación o

empresa periodística, cinematográfica, de radio o televisión tendrá una persona

responsable que no esté protegida por inmunidades ni disponga de fuero

especial.

En el ámbito nacional, son normas directas que se refieren a la libertad de expresión:

NORMA SUSTANTIVA:

Constitución de la República

 Artículo 8: Se reconoce como finalidad principal del Estado la protección

efectiva de los derechos de la persona humana y el mantenimiento de los medios

que permiten perfeccionarse progresivamente dentro de un orden de libertad

individual y de justicia social, compatible con el orden público, el bienestar

general y los derechos de todos. Para garantizar la realización de esos fines se

fijan las siguientes normas:


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 Artículo 49: Toda persona podrá, sin sujeción a censura previa, emitir

libremente su pensamiento mediante palabras escritas o por cualquier otro medio

de expresión gráfica u oral. Cuando el pensamiento expresado sea atentatorio a

la dignidad y a la moral de las personas, al orden público o a las buenas

costumbres de la sociedad, se impondrán las sanciones dictadas por las leyes.

 Artículo 8, inciso 10: Todos los medios de información tienen libre acceso a las

fuentes noticiosas oficiales y privadas, siempre que no vayan en contra del orden

público o pongan en peligro la seguridad nacional.

 Artículo 8, inciso 14: La Constitución garantiza la propiedad exclusiva, por el

tiempo y la forma que determine la ley, de los inventos y descubrimientos, así

como de las producciones científicas, artísticas y literarias.


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NORMAS ADJETIVAS:

• Ley de Expresión y Difusión del Pensamiento, 6132, de 1962.

• Código Penal Dominicano, artículos del 367 al 377.

• Ley de Derecho de Autor, 65-00 y su Reglamento.

• Artículos 97 y 98 de la Ley Electoral, que regula el acceso a los medios de

comunicación durante los períodos electorales.

• Ley 200.04, de Libre Acceso a la Información Pública.

• Ley General de Telecomunicaciones, 153-98.

• Ley 1951, de 1949, sobre Espectáculos Públicos y Radiofonía.

• Reglamento No. 824, sobre Espectáculos Públicos y Radiofonía.

• Artículo 26 del Código del Menor, que regula la difusión de imágenes de los menores

de edad en situaciones que afecten su desarrollo.

• Ley 76-02, Código Procesal Penal de la República Dominicana.

• Ley 126-02, sobre Comercio Electrónico, Documentos y Firmas Digitales.

• Ley 288-05, que Regula las Sociedades de Información Crediticia y la Protección de la

Información personal.
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CAPÍTULO II

1. LAS LIBERTADES PÚBLICAS EN LOS

DOCTRINARIOS LIBERALES.

BREVE RECUENTO HISTÓRICO

Pese a que es la carta magna inglesa de 1215 el primer documento en que se reconocen

ciertos derechos civiles a los ciudadanos, como el de que nadie puede ser detenido ni

despojado de sus bienes sin un juicio legal, la libertad de expresión, como la conocemos

en la actualidad, es el resultado del espíritu de la revolución francesa de 1789.

Este hecho, que cambiarla el curso de la historia de la humanidad, sentó las bases para

la creación del estado burgués de derecho, también, conocido como estado liberal el

cual desplegaría a la vieja monarquía absolutista.

El surgimiento de esta nueva organización de la sociedad traería consigo instituciones

políticas distintas se las que se conocían hasta el momento y haría a los ciudadanos

sujetos de derechos y libertades que hasta entonces les estaban consulados por el

absolutismo.

No obstante, hay que tener en cuenta que-siguiendo a Pokrovski-la ideología política de

la burguesía en Francia, dirigida contra las normas feudal-absolutistas, se había formado

unas décadas antes de la revolución burguesa. Sus reivindicaciones programáticas y

muchas consignas de la revolución habían sido elaboradas mucho antes que los sucesos

de 1789-1794 además, la burguesía francesa contaba con las teorías inglesas y actas

constitucionales estadounidenses, que utilizo para elaborar su propia ideología.


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Esto así, porque el surgimiento de la burguesía y su modo de producción, basado en la

expansión de industria y el comercio, coincidió con in profundo movimiento de

pensadores e intelectuales que ejercieron su influencia durante la mayor parte del siglo

XVII – el siglo de las luces- y que conmovieron la conciencia de la Europa occidental,

al contraponer los abusos del absolutismo a los valores de libertad, progreso y equidad

que preconizaban a favor del estado de derecho.

+el corolario de todo habían sudo los impuestos excesivos que ahogaban a los

campesinos y a la clase productora , los cuales iban destinados a saciar las apetencias

irrefrenables de riqueza de la monarquía y el clero de la iglesia católica.

Contra este sistema se enarbola lo que en nuestros días m el politólogo francés Jean

Touchard ha llamado “en tiempo de las mayúsculas”. Libertad, progreso y hombre.es

decir, el ideal de un estado que garantizara a todos los hombres –sin distinción de clases

sociales-le libertad como presupuesto fundamental para el progreso de la sociedad.

A pesar de que son muchos y disimiles los pensadores importantes que encendieron la

tea de las libertades públicas, tres de ellos resumen, en apretada síntesis, el espíritu de

esta época de cambios: Locke, Montesquieu y Rousseau. Veámoslos:

John Locke (1632-1704) médico y filósofo inglés: su pensamiento ejercería una gran

influencia sobre si sucesores, puesto que es el “típico ideólogo burgués “, tanto así ,que

a él se le atribuye , mucho antes que a Montesquieu , el desarrollo de la teoría de los

poderes del estado . En su teoría, Locke confronta al absolutismo y el estado natural,

argumentado que este último es el reino de la igualdad y la libertad, donde todos tienen

derechos a disponer d du persona y sus bienes: la libertad, la igualdad y la propiedad

son derechos naturales.


N a m p h i R o d r í g u e z | 25

Leyes, jueces y una policía, esto es lo que le hace falta a los hombres en el estado de

naturaleza y lo que les proporciona el gobierno civil. Poe consiguiente, el poder es una

especie de depósito confiado por propietarios. Los gobernantes son administradores al

servicio de la comunidad. Su misión consiste en asegurar el bienestar y la propiedad.

En el pensamiento de Locke, el estado surge para evitar caos entre los hombres que

poseen una condición social de igualdad, pero los gobernantes jamás podrán conculcar

los derechos que por naturaleza les son inherentes a los hombres.

Jean Jacob Rousseau (1712-1778): ideólogo de la soberanía popular y de la doctrina de

la democracia. Este pensar franco-suizo fue de los más polémicos de su tiempo, al

extremo de que sus ataques a la iglesia y a la monarquía les llevaron a exiliarse en

Inglaterra gran parte de su vida, por temor a represalias. Su obra más conocida es EL

CONTRATO SOCIAL, en el cual explica el origen del estado. A su juicio, el estado no

existía antes que la propiedad privada .este es una expresión de los poderosos, para

salvaguardar la propiedad privada. Sus ataques a la monarquía le llevaron a preguntarse

si sería conveniente que desapareciera el estado. Entonces, concluye en que solo un

poder democrático es legítimo, la libertad se conserva en un estado en el cual todo el

pueblo participa en la legislación. Para Rousseau, la soberanía única, invencible e

inalienable, debe pertenecer al pueblo en su conjunto.

Charles de Secondat, mejor conocido como el barón de Montesquieu, quien público en

1748 su famoso libro del espíritu de le las leyes, en el cual desarrolla su teoría de limitar

el poder de los gobernantes, para evitar abusos a los derechos de los ciudadanos.

En el pensamiento de Montesquieu, la libertad es un bien que no puede ser violado,

porque pertenece necesariamente a la esencia del hombre y a su dignidad como persona!

Que ha de hacerse para que la libertad del hombre no sea destruida por la tirano! Esta
N a m p h i R o d r í g u e z | 26

interrogante marca el punto de patria. Pero sobre la libertad incide ahora otro hecho

especial ahora otro hecho especial significación empírica: Se trata de poder. Porque

"según una constante experiencia, todo hombre está inclinado a abusar de su poder " y

ello en tanto no encuentra límites”. El apetito de poder, natural en todo hombre,

intentará devorar la libertad y convertirá en poder personal egoísta .Con estas premisas

se concluye, necesariamente, que allí donde está el poder en una mano no se podrá

hablar de que exista libertad de los otros frente al detentador del poder. Precisamente,

esta es para Montesquieu, la situación que presenta el estado de la monarquía absoluta

(...) para salvar la libertad de los ciudadanos solo hay un medio: la omnipotencia de uno

debe ser dividida y repartida en diversos portadores o sujetos, y ellos no de un modo

arbitrario, sino de forma tal que entre los diversos invertidos y los poderes exista una

situación de equilibrio capaz de imposibilitar a cada uno apoderarse de todo el poder.

Para ello deber ser, en principio, igualmente fuertes, porque como, según Montesquieu,

cada hombre apetece la constante aplicación de su poder hasta que lo detiene algún

límite, la balanza debe mantenerse en su peso y contrapesos, para lo cual debe

mantenerse en sus pesos y contrapeso, para lo cual debe existir una situación de

compromiso y equilibrio.

Este contrapeso se daría con su fórmula de la tripartición de poderes, que se explica de

la siguiente manera: poder ejecutivo (encargado del cumplimiento de las leyes), poder

legislativo (encargado de aprobar y sancionar las leyes) y poder judicial (encargado de

aplicar leyes).

Frente al estado absolutista, que depositaba todo el poder en manos del monarca, esta

fórmula era una clarinada de lo que sería el Estado liberal de derecho, el cual tiene

como eje central de los derechos individuales.


N a m p h i R o d r í g u e z | 27

Estas nuevas ideas sobre la organización de la sociedad encontró su primera expresión

en la declaración de los derechos humanos del hombre y del ciudadano de 1789 -, que

proclamó que la sociedad en la que la garantía de derecho no está asegurada. Ni la

separación de poderes determinada, carece de constitución.

En los atinentes a la libertad de expresión. De la declaración francesa consignó con su

artículo 11, la libertad de expresión como un derecho humano fundamental, al afecto,

consagró: "la libre comunicación de los pensamientos y de la opiniones es uno de los

derechos más Preciado del hombre; todo ciudadano puede. Por tanto, hablar escribir o

imprimir libremente, salvo la responsabilidad que el abuso de este derecho produzca en

los caso determinados de la ley”.

En América, las repercusiones sociales e ideológicas de los pensadores europeos se

hicieron sentir mucho antes de la revolución francesa. La declaración de Virginia de

1776, la cual bajo el influjos de Thomas Jefferson, proclamó el nacimiento de las 13

colonias inglesa del continente, incluyó la libertad de prensa como uno de sus principios

inspiradores, al establecer que " la libertad de prensas en uno de los grandes baluartes de

la libertad y no puede ser restringida jamás, no ser por gobiernos despóticos.

Luego de los acontecimientos de Francia, en Haití, colonia francesa en la isla de santo

domingo, se da la primera revolución independentista, catalizada por la declaración de

los derechos del hombre y del ciudadano, de 1789.


N a m p h i R o d r í g u e z | 28

2. LA DOCTRINA DEL DERECHO A LA INFORMACIÓN.

Puede afirmarse que el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos

Humanos de 1948 proclamó por primera vez en la historia, que todo hombre tiene

derecho a la información, y catalogo esta declaración como el Acta de Nacimiento del

Derecho a la Información. Otros autores señalan que la libertad de información y el

derecho a la información están íntimamente relacionados, y que dicha libertad viene a

sustituir el resultado de todos los principios tradicionales, de libertad de pensamiento,

de expresión y de prensa aplicados a los modernos medos de comunicación sonoros y

audiovisuales.

Al contenido que involucra la libertad de información le corresponden dos aspectos que

se complementan entre si; el primero es la libertad de informar, es decir, de difundir el

mensaje informativo, comprendiendo tanto la difusión del mensaje como de su

contenido. El otro aspecto consiste e estar informado, es decir, recibir sin ningún

impedimento los mensajes informativos. En este sentido, la noción de derecho a la

información constituye, en cierta medida, la prolongación de la libertad de información.

Según opinión del investigador de la comunicación Francis Balle, el derecho a la

información es de origen francés, y configura una nueva interpretación de la concepción

clásica de la libertad de expresión, en la cual se pasa de una noción de las libertades

individuales clásicas concebida como una resistencia al poder, a una nueva

interpretación del papel Estado, que se convierte en el garante único de esta libertad. La

evolución de las ideas concernientes a las libertades públicas (dentro de las cuales se

encuentra la libertad de expresión) y a la democracia, poco a poco nos conducen, a lo

largo de la historia, la afirmación de una nueva exigencia: el derecho del público a la

información objetiva. En este proceso en el que la libertad de expresión se va


N a m p h i R o d r í g u e z | 29

convirtiendo en un necesidad social intangible e imprescindible para el ser humano, el

Estado, los medios de comunicación social y los profesionales del periodismo y de la

comunicación social se convierten en sus principales responsables y garantes, sobre

todo en lo referente el derecho que tiene todo ciudadano a estar informado.

El citado autor, Francis Balle, nos define el derecho de la información como un derecho

que reclama para todos los ciudadanos la posibilidad de acceder a todos los hechos de la

actualidad, bien se trate de acontecimientos en sí o de expresiones sobre juicios y

opiniones. Se cumple así la condición de que estos derechos sea presentados de manera

intangible para cada uno, a falta de lo cual, la libertad se convertiría en el privilegio

exclusivo de algunos. Las facultades jurídicas que se integran en el derecho a la

información son básicamente tres: facultad de investigar, facultad de difundir y facultad

de recibir información. En este sentido, es preciso afirmar que toda persona es titular

“de todo el derecho a la información, comprendida sus tres facultades” (Desantes;

1986).
N a m p h i R o d r í g u e z | 30

3. LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DERECHOS FUNDAMENTALES.

Los derechos fundamentales son aquellos derechos humanos reconocidos en la

legislación vigente de un Estado y bajo protección de su coactiva. El reconocimiento de

los derechos fundamentales normalmente se hace en el texto constitucional, y supone la

legitimación democrática del Estado.

Su ámbito principal es la comunidad internacional, la cual los ha ido configurando en un

largo proceso histórico que abarca desde la antigüedad hasta el presente.

Estos derechos están consignados en la mayor parte de los tratados internacionales, y

que sirven de base a las constituciones políticas de los Estados democráticos. En nuestro

país aparecen consignados en artículo 8 de la Constitución de la Republica, bajo el título

“De los Derechos Individuales y Sociales”. Entre estas prerrogativas tenemos el derecho

a la vida, a la integridad física, a la seguridad jurídica, la inviolabilidad del domicilio y

las comunicaciones, la libertad de asociación, de trabajo y de expresión, entre otros.

El profesor español Lluís Carreras Serra, en su obra Régimen Jurídico de la

Información, divide los derechos fundamentales en a) Derechos Sociales y, b)

Libertades Públicas.

a) Los Derechos Sociales comprenden los valores de igualdad y solidaridad, a

través de los cuales las personas participan y se integran l vida política,

económica, social y cultural, como el derecho a la propiedad privada, el derecho

al trabajo, le derecho a la sindicalización, etc.

b) Las Libertades Públicas tienen como fundamento los valores de la libertad y la

dignidad humana, e incluyen los derechos de la personalidad, los derechos

civiles y los derechos políticos.


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Es importante no incurrir en el error frecuente de pensar en las libertades públicas como

sinónimo de derechos fundamentales. Las libertades públicas no deben confundirse con

los derechos fundamentales, ya que solo son las que corresponde al ejercicio de

determinados derechos que ejercen individualmente. Por ejemplo, al derecho

fundamental la libertad de expresión le corresponden su ejercicio mediante la libertad

de manifestación, de dar y recibir porque son fruto de la actividad humana y son

públicas porque al Estado corresponde protegerlas. Las libertades públicas coinciden

con los derechos fundamentales cuando su ejercicio corresponden a la libre

determinación de la voluntad humana considerada individualmente, y en ese sentido,

coincide con la libertades del Estado liberal de Derecho. En cambio, el concepto de

derecho fundamental es más amplio, ya que se extiende a los derechos sociales

imperdibles para el desenvolvimiento digno del hombre en su relación social.

Hecha esta precisión, dejaremos atrás el concepto de derechos sociales para, por el

momento, ocuparnos de la libertad de expresión como una libertad publica encuadrada

en los derechos fundamentales.

Siguiendo a Carreras Serra, habíamos dicho que las libertades públicas abarcan los

derechos de la personalidad, los derechos civiles y los derechos políticos. Abordemos,

pues, con ejemplos, cada uno de estos conceptos.

Derechos de la personalidad: son prerrogativas inherentes e imprescindibles para el

libre desarrollo del ser humano. La Constitución dominicana reconoce como derechos

de la personalidad: el derecho a la vida (art. 8, numeral 1); en consecuencia, no podrá

aplicarse en ningún casi la pena de muerte, ni las torturas, ni ninguna otra pena vejatoria

o que implique l perdida o la disminución de la personalidad física o de la salud de los

individuos; la seguridad individual (art. 8, inciso 2); en consecuencia, se prohíbe el


N a m p h i R o d r í g u e z | 32

apremio corporal por deuda, la prisión arbitraria y los procesos judiciales irregulares; la

privacidad (art. 8 inciso 2, letra J), la libertad ideológica y religiosa (art. 8, inciso 8); la

dignidad y el honor de la personas (art. 8, inciso 6); el secreto de las comunidades

postales, telegráficas y telefónicas (art. 8, inciso 9); la propiedad exclusiva de las

producciones literarias, artísticas y científicas (art. 8, inciso 14), y la libertad de

expresión (art. 8, inciso 6).

Derechos civiles: son los que suponen la atribución a los particulares de unas

facultades que tiene un contenido organizativo o de manifestación social dentro de un

ámbito de autonomía propia, oponibles a los poderes públicos. Si los derechos de la

personalidad so los que se poseen en razón de los calores inherentes a la persona –al

margen de los poderes públicos-, los derechos civiles son los que permiten al hombre

afianzarse colectivamente, lo que le dan la condición de ciudadano frente a los poderes

públicos.

En nuestra Constitución se reconocen como derechos civiles la nacionalidad y la

ciudadanía (arts. 11 y 12), el derecho a la libertad de asociación y reunión sin armas

(art. 8, inciso 7); el derecho al debido proceso de ley (art. 8, inciso 2 letra J); la libertad

de tránsito (art. 8, inciso 4).

Derechos políticos: estos derechos permiten a los ciudadanos intervenir en el ejercicio

y formación del poder político dentro del orden democrático establecido. La

Constitución reconoce el derecho a elegir y ser elegido (art. 13).


N a m p h i R o d r í g u e z | 33

4. CARÁCTER UNIVERSAL DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.

Ya hemos visto que una cualidad tradicionalmente atribuida como axiomática al

derecho a la información (o libertad de expresión) es el reconocimiento de sus

universalidad, analizada fundamentalmente desde tres perspectivas: los mensajes

atraviesan las fronteras (universalidad de medios), y es un derecho de todos los

individuos (universalidad subjetiva).15

A estos rasgos, Remedio Sánchez Ferriz, en su obra Derecho a la Información, agrega

las siguientes características:

a) Es un derecho natural, por cuanto su razón de ser radica en la naturaleza sociable

del hombre.

b) Es personal, porque incide en el perfeccionamiento de la persona, sobre todo en

su esfera social.

c) No es un derecho absoluto; ya veremos cómo es susceptible de limitaciones.

d) Es público: tal carácter ya ha quedado expuesto.

e) Es un derecho político, en el sentido de que posibilita (y a la vez, se funda en) la

participación política, participación en las funciones públicas, partición que

todos realizaremos con inusitada frecuencia.

f) A estas notas hay que añadir las agregadas por la doctrina de la Iglesia (en el

sentido de que): actualmente, la información no es únicamente reconocida como

un derecho universal, inviolable e inalienable del hombre moderno: responde a

una profunda exigencia de la naturaleza social.

Ciertamente, en la denominada Sociedad de la Información en que vive la humanidad

hoy en día, no parece haber ninguna controversia sobre estas características de la

libertad de expresión. Sin embargo, en su concepción clásica, el Derecho Internacional


N a m p h i R o d r í g u e z | 34

Público, que es el que rige las relaciones internacionales, se sigue definiendo como

aquella rama del Derecho que regula las relaciones entre los Estados; es decir, que tiene

como actores a los Estados concebidos como personas jurídicas, quedando los

individuos relegados al plano de su objeto.

Entonces, cabría preguntarse, en el contexto jurídico. ¿Cómo se manifiesta este carácter

universal de la libertad de expresión en el seno de las organizaciones internacionales?

La respuesta obligada tiene que dividirse en dos: a través de las convenciones

internacionales suscritas entre los Estados, y mediante la supervigilancia que ejercen las

organizaciones internacionales de este derecho fundamental.

4.1 CONVENIOS INTERNACIONALES.

De acuerdo el artículo 3 de la Constitución, la Republica Dominicana reconoce y aplica

las normas del Derecho Internacional General y americano en la medida en que sus

poderes públicos las hayan adoptado.

El procedimiento para ese reconocimiento está prescrito en el artículo 37 de la

Constitución, el cual dispone, en su inciso 14, que es atribución del Congreso aprobar o

desaprobar los convenios internacionales que celebre el Poder Ejecutivo.

En este tenor, el Estado dominicano ha suscrito y ratificado los principales tratados

internacionales que se han concluido luego de la Segunda Guerra Mundial, tales como

las cartas de las Naciones Unidas (San Francisco, 1945) y de la Organización de

Estados Americanos (Bogotá, 1948). La primera crea la Organización Mundial de las

Naciones Unidas (ONU) como la principal organización mundial del sistema de derecho

internacional público, y la segunda constituye la OEA, que desempeña un papel similar,

pero a escala continental.


N a m p h i R o d r í g u e z | 35

Consecuentemente, la Republica Dominicana ha adoptado los convenios y

declaraciones sobre los derechos humanos y otros temas que se han impulsado en estas

organizaciones multilaterales, tales como la Declaración Universal de los Derechos

Humanos, aprobada mediante la resolución de la Asamblea General de la ONU en 1948,

y que contiene una serie de derechos inherentes a la existencia de los individuos, dentro

de los cuales enuncia el derecho a la libertad de expresión. Posteriormente, con el in de

afianzar la declaración de la Asamblea General de la ONU aprobó, en 1966, el Pacto

Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, el cual reconoce, en su artículo 18, el

derecho de toda persona a la libertad de pensamiento, de ciencia y de religión, y en su

artículo 19 declara:

“1-. Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones.

2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la

libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin

consideraciones de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o

artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección”.

En seno de la OEA, el Estado dominicano es signatario de la Declaración

Interamericana de los Derechos Humanos; y ha reconocido, desde 25 de marzo de 1999,

como obligatoria, de pleno derecho y sin convención especial, la competencia de la

Corte Interamericana de los Derechos Humanos sobre todos los casos relativos a la

interpretación o aplicación de la nueva Convención.

La Corte es el organismo jurisdiccional del sistema encargado se sancionar la violación

de los derechos humanos.


N a m p h i R o d r í g u e z | 36

La Republica Dominicana también es firmante de los acuerdos que crean la

Organización Mundial del Comercio (OMC), que incluye una serie de convenios sobre

la regulación internacional del comercio, la información y la propiedad intelectual.


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CAPITULO III.

LA LIBERTAD DE EXPRESIÒN: UN DERECHO

CONSTITUCIONAL

1. BREVE REFERENCIA HISTÓRICA:

La primera constitución dominicana fue aprobada el 6 de noviembre de 1844, en

San Cristóbal. Esta carta sustantiva recogió la mayor parte de los ideales del Manifiesto

del 16 de enero de ese mismo año , en el cual los habitantes de santo domingo

expresaban las causas de su separación de Haití, esbozaban la creación del futuro Estado

dominicano y asumían la doctrinas liberales de pensadores como Locke, Rousseau y

Montesquieu.

En este texto, los constituyentes consagraron bajo el epígrafe del Derecho

Público de los Dominicanos las principales libertades públicas: proclamaron la

abolición de la esclavitud y la igualdad de todos los dominicanos, establecieron el

derecho de propiedad (art. 21), la inviolabilidad del domicilio (art.22), y consagraron las

libertades de asociación (arts. 30 y 31) y de expresión de pensamiento (art.23).

Este último texto consagraba que “todos los dominicanos pueden imprimir y

publicar libremente sus ideas, sin previa censura con sujeción a las leyes. La

calificación de los delitos de imprenta corresponde exclusivamente a los jurados” (art.

23).
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Como podemos observar la primera Constitución dominicana siguió el esquema

de las constituciones de los países donde florecía la el Estado de derecho y consigno la

libertad de expresión, que en ese momento era entendida como libertad de imprenta.

Hasta 1861, la Nación dominicana fue regida por 4 constituciones que obedecían

a los intereses de los grupos en lucha desde el mismo nacimiento de la Republica. Todas

consagraron la libertad de expresión o de imprenta en términos similares al texto de la

Constitución de 1844. Durante este periodo la única diferencia reseñable es que en la

constitución de 1854 se incluyó por vez primera como un límite constitucional a esta

libertad la seguridad pública, que presentaba a la libertad de expresión como una

prerrogativa no absoluta.

En 1861 se produjo la anexión de la República a España, lo cual represento un

retroceso, porque se disolvió el Estado Dominicano y el país paso formar parte de los

territorios ultramarinos de la Metrópoli europea. En lo referente a la libertad de

expresión, por ley del gobierno español se estableció la censura en Santo Domingo y se

nombró como Censor al Fiscal de Guerra.

Tras cuatro años concluyo la anexión a España, y la Nación empezó el periodo

histórico conocido como la Segunda República, el cual se extendería hasta 1916.

Durante ese periodo hubo una verdadera anarquía constitucional, puesto que las luchas

grupales se encarnizaron y hubo gobiernos que apenas duraron dos meses. La República

Dominicana tuvo 16 constituciones en dicho interregno, y prácticamente todas

consagraron la libertad de expresión e imprenta en los términos conocidos.

Dentro de los acontecimientos reseñables en dicho periodo esta la reforma

constitucional de 1907, durante el gobierno de Ramón Cáceres, que consigno la libertad

de expresión “por medio de las palabras o por medio de escritos o impresos sin
N a m p h i R o d r í g u e z | 39

censura”. Podemos decir que esta consagración constitucional es el punto de partida

para una conceptualización de la libertad de expresión como un derecho que abarca más

allá de la libertad de imprenta como se conocía hasta entonces.

En 1916 se produjo la primera intervención norteamericana en territorio

dominicano, la cual se prolongaría durante seis años. Las tropas de ocupación

establecieron la censura, a fin de evitar manifestaciones que alteraran a la población.

Este es un periodo caracterizado por las medidas restrictivas propias de los regímenes

de ocupación militar.

La Orden Ejecutiva que establecía la censura prescribía que:

“Todo comentario que se intente publicar sobre” la actitud del gobierno de los

Estados Unidos, y cualquier cosa en conexión con la ocupación, debe ser sometido

primero al censor local para su aprobación. No será permitida la publicación de

ningún comentario de esta índole sin que haya obtenido la aprobación del censor”.

En 1922 se produce el abandono de las tropas invasoras del territorio nacional y

para 1924 se vota una nueva constitución, que dio paso a la Tercera República. Desde

entonces la libertad de expresión paso a ser un derecho inherente de todos los

individuos.

Fieles a este principio, las 17 constituciones que hemos tenido han consagrado

este derecho en términos similares, exceptuando la constitución de 1954, que omitió la

libertad de expresión y solo recoge la libertad de conciencia y cultos.

Sobre este particular, nos comenta Leonel Fernández, en su libro El Delito de

Opinión Pública, que “es posible conjeturar las razones por las cuales la libertad de

expresión y de opinión fue desalojada del conjunto de los derechos individuales que
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tradicionalmente venían consagrando nuestras constituciones. En tal sentido, habría

que tomar nota de las enormes dificultades con las que la dictadura tuvo que

enfrentarse para esa época, sobre todo, con el despertar de la conciencia respecto a la

naturaleza criminal de Trujillo; pero, igualmente, de la acción enérgica de los exiliados

dominicanos que también pusieron en práctica una campaña internacional de

denuncias contra la dictadura y, naturalmente, de la invasión del 14 de junio de 1959,

que fue lo que definitivamente lo que le puso la tapa al pomo e inicio la etapa de acoso

final del régimen”.

Sin embargo, dos años después en 1961, la dictadura se hizo votar otra

constitución en la que restableciera la libertad de expresión.

En la Constitución de 1963, del gobierno democrático de Juan Bosch, la

redacción del artículo relativo a la libertad de expresión toma la forma que se presenta

hoy día en nuestra Carta Sustantiva:

“Art. 7: Toda persona podrá, sin sujeción a censura previa, emitir libremente

su pensamiento mediante palabras escritas o cualquier medio de expresión grafico u

oral, siempre que el pensamiento no sea atentatorio a la moral, al orden público o a las

buenas costumbres, casos en los cuales se impondrán las sanciones dictadas por la

leyes. Se prohíbe todo animo o propaganda de guerra o que tenga por objeto provocar

desobediencia a las leyes, sin que esto último pueda coartar el derecho de análisis y

critica a los preceptos legales””.

Esta consagración, con ligeras modificaciones, ha sido la que ha prevalecido en

las tres constituciones que le han sucedido.


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Se puede afirmar, pues, que la libertad de expresión ha sido un derecho

embrionario en la Constitución dominicana, aunque hay que precisar que no siempre ha

habido una correlación entre el ideario constitucional y la práctica de algunos

gobernantes. Por ejemplo, por mencionar tres casos, durante las dos décadas de

gobierno del General Lilis, el país vivió en una dictadura que desconoció los derechos

individuales, lo mismo que durante los 30 años de oprobio de Trujillo y los primeros 12

años de Balaguer.

2. FORMULACION CONSTITUCIONAL

En la actualidad, la formulación de la libertad de expresión en la Constitución

está contenida en el artículo 49,el cual expresa que “toda persona podrá, sin sujeción a

censura previa, emitir libremente su pensamiento mediante palabras o por cualquier

otro medio de expresión, grafico u oral. Cuando el pensamiento expresado sea

atentatorio a la dignidad y a la moral de las personas, al orden público y a las buenas

costumbres de la saciedad, se impondrán las sanciones dictadas por las leyes”.

En su enunciado, la Constitución sigue el modelo trazado por las declaraciones

internacionales sobre libertad de expresión, y muy especialmente, del Pacto

Internacional sobre Derechos Humanos, de 1966, y la Delación Internacional Sobre

Derechos Humanos, de 1969, en los cuales se consigna la libertad de expresión como un

derecho fundamental que protege no solo la expresión oral o escrita, sino también las

simbólica, artística y científica.

Desde el punto de vista político, la libertad de expresión, o derecho a la

información, constituye uno de los principios más preciados del sistema democrático,

puesto que garantiza no solo la difusión de las ideas, sino también el derecho de los
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ciudadanos a ser informados, como presupuesto de una sociedad plural y de una opinión

pública libre.

Es tan así, que en la doctrina política contemporánea prevalece la tendencia a

calificar a los gobiernos atendiendo a la vigencia que le dispensen o no a las libertades

públicas, y muy especialmente, a la libertad de expresión.

El politólogo francés Maurice Duverger hace una clasificación genérica de los

sistemas políticos en democráticos. En los primeros, la lucha política por la conquista y

control del poder se desarrolla en forma abierta, publica y libre. Siempre habrá

pluripartidismo político y, consecuentemente, un marco de libertad suficiente para su

funcionamiento. La confrontación política, publica y abierta, se extiende al plano de la

prensa y al de los medios de expresión e información, estando vigentes las libertades

públicas que permiten a cada uno expresar sin coerción sus opiniones por medio de la

palabra oral, la escritura u la adhesión a las manifestaciones provenientes de las diversas

organizaciones sociales. En cambio, en los sistemas autocráticos, la lucha política no

existe oficialmente, ya que el poder del emperador, del rey, del dictador o del partido

gobernante no puede ser discutido públicamente ni estar sujeto a una confrontación

competitiva abierta y libre. La libertad de expresión no se manifiesta en este sistema, en

tanto altera las reglas políticas autocráticas que lo diseñan.

En la Constitución Dominicana, la libertad de expresión deviene un correlativo

imprescindible de los derechos políticos, de la libertad de conciencia y cultos, del libre

acceso de los ciudadanos a las fuentes públicas y privadas de información, de los

derechos de creación libertaria y científica, del derecho a la intimidad y de la libertad de

enseñanzas, entre otros.


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Todos estos son derechos que entrañan valores superiores de la dignidad humana

y que han sido reconocidos internacionalmente por una multiplicidad de pactos y

tratados internacionales, algunos de ellos suscritos por la Republica Dominicana.

Por esa razón, una buena parte de los autores extranjeros insiste en que la

libertad de expresión es una institución jerárquicamente superior frente a los demás

derechos individuales, ya que permite la consolidación de estos y desempeña un papel

‘estratégico” en el sistema político, al permitir que los ciudadanos puedan asumir un rol

de participación decisiva en la democracia, través de la información y de sus opiniones.

Esto se puede resumir diciendo que la libertad de expresión no tiene como único

destinatario al individuo concebido aisladamente, sino al sistema político.

Sobre ese particular, dice Badeni, el valor jerárquico asignado a la libertad de

prensa está por encima de los derecho subjetivos, individuales o sociales, que puedan

ser perturbados con motivo de su ejercicio, pues se relaciona con la caracterización que

pueda merecer un sistema político determinado o como consecuencia de la gravitación

que tenga sobre el mismo la opinión pública política.

Es lo que la jurisprudencia española ha llamado “la fuerza expansiva” de la

liberta de expresión sobre los demás derechos fundamentales. La libertad de expresión

tiene “una eficacia o una fuerza expansiva frente a los demás derechos fundamentales,

que obliga a una interpretación restrictiva de los demás derechos que la limitan”.

También ha dicho el Tribunal Constitucional español que la libertad de

expresión se ejerce, entonces, frente a los poderes públicos, puesto que los derechos

fundamentales y las libertades públicas son derechos individuales, que tienen por sujeto

activo al individuo y por sujeto pasivo al Estado, en la medida que tienden a reconocer y
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proteger ámbitos de libertades o prestaciones que los poderes públicos deben otorgar o

facilitar a los ciudadanos.

Sin embargo, una buena parte de la doctrina jurídica que sigue el espíritu de la

Delación Francesa de 1789 –con Fernández Areal al frente- no se contenta con la idea

de que la vigencia de la libertad de expresión depende de la formulación constitucional

o legal concreta; para esos autores, la libertad de expresión es un derecho natural, que

no depende de su reconocimiento practico.

No tiene el hombre derecho a expresar libremente su pensamiento, a recibir

información o a comunicarla porque una Constitución determinada así lo exprese, sino

por haber nacido libre, creado por Dios, libre y dotado de capacidad para expresarse y

para atender lo que los demás hombres le comunican. Si en mucha ocasiones el Poder

Público ignoró estos derechos naturales, ello no fue causa de su desaparición, sino de su

ejercicio en momentos concretos; pero la conciencia universal de su existencia, u de la

necesidad de hacerlos efectivos, de hacerlos valer, de acatarlos, existió siempre y llevó,

por reacción explicable, al ansia de su formación en Declaraciones particulares o

universales y en el Derecho Constitucional Moderno.

3. FACULTADES DE BUSCAR RECIBIR Y DIFUNDIR

INFORMACION

Para un entendimiento cabal de las dimensiones de la libertad de expresión, el

análisis de este derecho en la Constitución se debe hacer a la luz de los acuerdos

internacionales suscritos por el país, y muy especialmente, en el contexto del Pacto

Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y de la Convención Interamericana

sobre Derechos Humanos que consignan el principio de que toda persona tiene derecho
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a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y

difundir información de toda índole.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, órgano jurisdiccional del

sistema, ha dicho que “la libertad de expresión tiene una dimensión social. Esta

requiere, por un lado, que nadie sea arbitrariamente menoscabado o impedido de

manifestar su propio pensamiento, y representa, por tanto, un derecho de cada

individuo. Implica también un derecho colectivo a recibir cualquier información o a

conocer la expresión del pensamiento ajeno (sentencia a la Corte del 5 de febrero de

2001, caso La última tentación de Cristo, polémica película del griego Nikos

Kazantzakis, 1988).

Siendo así, podemos distinguir tres facultades básicas dentro de la libertad de

expresión; a) facultad de recibir, b) facultad de investigar, y c) facultad de difundir

informaciones. Veámoslas:

a) Facultad de Recibir: El derecho a recibir información lo tiene

todo ciudadano como sujeto pasivo de la libertad de expresión. Es un derecho

que no puede ser limitado por nadie, ni por condena penal. Todo el mundo ha

de poder ser un potencial receptor de la libertad de opinión y de información,

por lo que el campo de reivindicación de la libertad de expresión se amplía a

todos los ciudadanos. El derecho a recibir información –de hechos y opiniones

de otros- es el presupuesto básico de la formación de la opinión pública libre.

Empero, si la causa de la protección del derecho a recibir información es la

formación de la opinión pública libre, que posibilita la participación de los

ciudadanos en los asuntos públicos, la exigencia de veracidad de la información

es un presupuesto también ineludible para que la opinión pública se forme


N a m p h i R o d r í g u e z | 46

sanamente, ya que la transmisión de noticias falsas confunde o mal forma dicha

opinión pública. La exigencia de veracidad no es solo una obligación del

periodista, sino también un derecho del ciudadano.

b) Facultad de investigar: En un sentido amplio, el derecho a la

investigación debe entenderse como la facultad atribuida a los profesionales de

la información, a los medios informativos en general y al público, de acceder

directamente a las fuentes de las informaciones y de obtener éstas sin límite

general alguno, facultad que debe considerarse en su doble faceta, es decir,

como derecho del ciudadano y como deber de los que manejan las fuentes de

información. El artículo 8, inciso 10 de la Constitución Dominicana, preceptúa

que todos los medios de información tienen acceso a las fuentes noticiosas

oficiales y privadas, siempre que no vayan contra el orden público o pongan en

peligro la seguridad nacional.

c) Facultad de Difundir: Esta prerrogativa si refiere al derecho que

tienen los ciudadanos a la libre difusión de sus pensamientos. El profesor

Carreras Serra señala que la libertad de expresión es un derecho subjetivo más

amplio que el de la libertad de informar, ya que ésta se refiere a hechos

noticiosos que tengan una apariencia de verdad, mientras que aquella tiene por

objeto la expresión de pensamiento o ideas que pueden comportar juicios de

valor o creencias (opiniones), y se pueden manifestar de palabra, por escrito o,

incluso, a través de lenguaje simbólico. El Tribunal Supremo de Estados Unidos

considero, por ejemplo, que consistía una muestra de lenguaje simbólico,

protegido por el derecho a la libertad de expresión, la utilización de brazaletes


N a m p h i R o d r í g u e z | 47

negros en las escuelas, como protesta contra la guerra de Vietnam. Sin embargo,

las manifestaciones injuriosas, o las que no tengan interés público o resulten

innecesarias a la esencia del pensamiento, idea u opinión que se expresa, no

están protegidas por la libertad de expresión, ya que no contribuyen a la

formación de la opinión pública libre.

Entre los tratadistas contemporáneos hay quienes distinguen, en la mayor parte

de los pactos internacionales y las constituciones políticas de los Estados, un cuarto

elemente de la libertad de expresión; la libertad religiosa y las creencias de todo tipo

que pueden integrar al individuo como ser humano, y solo puede ser limitada, en forma

en que está redactado el artículo 8, en su ordinal 8, reconoce la libertad de conciencia y

culto como derechos fundamentales, solo imponiéndoles los límites del orden público y

el respeto a las buenas costumbres.

4. CONCEPTO DE CENSURA

El artículo 8, inciso 6 de la Constitución, preceptúa que ‘toda persona podrá, sin

sujeción a censura previa, emitir libremente su pensamiento…”.

Existen dos corrientes dominantes que interpretan el concepto de censura. Una,

desde una perspectiva estrictamente jurídica, y otra, con una significación política-

sociológica.

Desde el punto de vista jurídico, la censura como imposición previa a la obra

humana es “cualquier medida limitativa de la elaboración o difusión de una obre del

espíritu, especialmente al hacerla depender del previo examen oficial de su contenido”.


N a m p h i R o d r í g u e z | 48

Sobre esta interpretación ha dicho el Tribunal Constitucional español que “el previo

examen oficial del contenido de la obra del espíritu implica la finalidad de enjuiciar la

obra en cuestión con arreglo a unos valores obstáculos y restrictivos de la libertad, de

manera que se otorgue el “placer’ (permiso) a la publicación de la obra que se

acomode a ellos, a juicio del censor, y se la niegue en caso contrario.

En este sentido, cualquier decisión gubernamental encaminada a someter a

autorización un libro, una obra artística, una información periodística, una fotografía,

etc., es manifestante inconstitucional, a la luz del artículo 8 de la Constitución.

Sin embargo, en una interpretación más político-sociológica del término,

debemos admitir, como afirma Bademi, que el concepto clásico de censura previa, que

apuntaba a describir la autorización otorgada por la autoridad administrativa antes de

que se efectuara la publicación, ha sido superado mediante la incorporación de las

técnicas más sofisticadas, que tienden a conseguir igual objetivo. Asimismo, ese

concepto no se limita a la palabra escrita, sino que se extiende a todos los medios de

comunicación ya existentes y que, en el futuro, invente el hombre.

Entre los múltiples procedimientos que desembocan en la censura se pueden

citar, a título de ejemplo, los siguientes: el monopolio de los medios de difusión, las

subvenciones gubernamentales a ciertos medios de difusión, la violación del secreto

profesional que asiste a los periodistas, la difusión obligatoria de ciertas ideas,

conceptos o acontecimientos, la publicación coactiva de ciertas propagandas, la

prohibición de crear nuevos medios de difusión, supeditar a la autorización

gubernamental el establecimiento de los medios de comunicación, los privilegios o

restricciones impuestas por el gobierno para tecnología de comunicación, las trabas para

la producción o importación de elementos necesarios para el funcionamiento o la


N a m p h i R o d r í g u e z | 49

modernización de los medios técnicos de comunicación: la aplicación de medidas

fiscales que obstaculicen el normal funcionamiento de los medios de difusión o que

persigan alentar o desalentar ciertos medios de difusión o ciertas ideas; la influencia

coactiva sobe la orientación y la información de los órganos de difusión; la prohibición

de difundir ciertas ideas;

La intervención gubernamental de las empresas periodísticas; la intervención

preventiva de cualquier autoridad pública; todo procedimiento encaminado a estorbar o

impedir la difusión de ideas; toda disposición que prohíbe una publicación o establece

obligatoriamente su contenido contra la voluntad del emisor; toda medida fiscal

discriminatoria para la actividad de la prensa.

El espíritu del artículo 8, ordinal 6 de la constitución dominicana, asa como los

convenios internacionales que el país ha suscrito en materia de libertad de expresión,

parecen no dejar duda respecto al carácter absoluto de la prohibición de la censura

previa. Lo que equivale a decir que la carta magna no tolera ningún tipo de censura, ni

medidas precautorias de parte de los poderes públicos respecto del derecho de libertad

de expresión.

El artículo 13 de la Convención Americana Sobre Los Derechos Humanos

establece que el ejercicio de la libertad de expresión “no puede estar sujeto a previa

censura, sino a responsabilidades anteriores, las que deben estar expresamente fijadas

por la ley”

Si analizamos comparativamente este enunciado, veremos que el mismo no

aparece en la declaración universal de los derechos humanos ni en el pacto de los

derechos civiles y políticos. Solamente en la convención americana lo ha consignad, lo

cual es un claro indicador de la importancia asignada por quienes redactaron la


N a m p h i R o d r í g u e z | 50

convención a la necesidad de un ámbito de plena libertad para expresar y recibir

cualquier tipo de opiniones e ideas.

Es por ello que la misma Convención establece que no se pude restringir el

derecho de expresión por vías o medios indirectos tales como el abuso de controles

oficiales o particulares, de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de

enseres o aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios

encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.

Al reafirmar estos preceptos, la Comisión, a través de su Relatoría Especial para

la Libertad de Expresión, subrayo que “el control efectivo de los ciudadanos sobre las

acciones públicas requiere no solo una abstención por parte del estado de censurar

información, sino que requiere la acción positiva de proporcionar información a los

ciudadanos. Es evidente que sin esa información, a la que todas las personas tienen

derecho, no puede ejercerse la libertad de expresión como un mecanismo efectivo de

participación ciudadana ni de control social.”

Sin embargo, el párrafo 4 del artículo 13 de la Convención hace una clara

excepción al principio de no cesura previa al disponer que los espectáculos públicos

pueden ser sometidos por la ley a censura previa, con el exclusivo objeto de regular el

acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia. Esta es la única

excepción que la Convención permite al principio de no censura previa, y lo que hace en

provecho de desarrollo espiritual de los menores y adolescentes. Después, es claro que

la censura previa es incompatible con el pleno ejercicio de la libertad de expresión, lo

que equivale a decir que su interdicción o prohibición es absoluta, lo mismo en la

Convención que en nuestra Constitución.


N a m p h i R o d r í g u e z | 51

Por esa razón, la Corte ha sido drástica, al establecer que “la supresión radical de

la libertad de expresión, que tiene lugar cuando por el poder público se establecen

medios para impedir la libre circulación de información, ideas, opiniones y noticias…

hay una violación radical tanto del derecho de cada persona a expresarse como del

derecho de todos de estar bien informados, de modo que se afecta una de las

condiciones básicas de toda sociedad democrática”.

5. ¿ES UN DERECHO DE TODOS?

Surge aquí el problema de determinar si la jerarquía superlativa que le confiere

la doctrina a la libertad de expresión, le convierte en un derecho absoluto: es decir, un

derecho cuyo ejercicio no puede ser tutelado por los poderes públicos.

La libertad de expresión no es un derecho absoluto, sino una libertad que, si bien

no tolera censura, hace pasible de sanciones a quienes la ejercen desmedidamente,

apartándose de lo previsto por el ordenamiento jurídico.

Ese ha sido el criterio que ha primado sobre la libertad de expresión desde la

Declaración del Hombre y del Ciudadana de 1789. Más recientemente, el Pacto

Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y la Convención Americana de los

Derechos Humanos han coincidido en puntualizar que el ejercicio de la libertad de

expresión entraña deberes y responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar

sujeto a ciertas restricciones que deberán, sin embargo, estar expresamente fijadas por

ley y ser necesarias para; a) asegurar el respeto de los derechos o la reputación de los

demás; b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la moral pública.


N a m p h i R o d r í g u e z | 52

Esto así, porque no hay ningún valor ni derecho absoluto: esto es consustancias

a la vida en sociedad, en la cual, los valores humanos, personales y subjetivos, como la

libertad, la dignidad, la intimidad y la propia opinión, son derechos que a veces se ven

condicionados en su ejercicio por la lesión que pueden producir a otros.

En la Constitución, el derecho al honor o la dignidad y la moral de las personas,

al orden público o las buenas costumbres de la sociedad se configuran como limites

ordinarios a la libertad de expresión. En tanto que el estado de sitio y de emergencia,

previstos por el artículo 37 de la Constitución, actúan como limites excepcionales.

En la legislación adjetiva existen otras disposiciones, como la que regula la

publicidad y la propaganda al cierre de los periodos electorales, la que prohíbe la

presentación en medios de comunicación de menores de edad en situaciones que afecten

su desarrollo, y las que imponen algunas reglas para la transmisión de ciertos programas

en horarios determinados.

Igualmente, está prohibida toda propaganda a favor de la guerra y toda apología

del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o

cualquier otra acción similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún

motivo, inclusive la raza, color, religión, idioma u origen nacional.

De todos estos límites, el que con mayor frecuencia choca con la libertad de

expresión es el derecho al honor y a la reputación, contemplando en el artículo 8 de la

Constitución como derecho a la dignidad de las personas. El asunto está en saber,

cuando se presenta un conflicto entre la lesión del derecho al honor y al buen nombre

que se produce por el ejercicio de la libertad de expresión, a cuál de estas dos

prerrogativas dar preferencia.


N a m p h i R o d r í g u e z | 53

En nuestro país, la doctrina y la jurisprudencia sobre este asunto es exigua, por

no decir muda. Pero, en otras latitudes, como en España, la jurisprudencia

constitucional de esa nación otorga a la libertad de expresión o de información un

carácter preferente sobre los demás derechos fundamentales, como son el derecho al

honor, la intimidad y la propia imagen. Ha dicho el tribunal constitucional de esa

nación que si la libertad de expresión se practica legítimamente –porque no se utilizan

expresiones formalmente injuriosas-, el derecho al honor cede ante ella. O si la libertad

de información se ejerce con noticias –no con rumores o con menosprecio de la verdad-,

que son de interés públicos por su contenido o por referirse a una persona de relevancia

pública, ha de protegerse frente al derecho al honor. Y esto así, en virtud de la especial

significación que tiene la libertad de expresión e información en relación a todos los

demás derechos –que, de no existir estas libertades, quedarían vacíos de contenido-, y

porque estas libertades conforman la dimensión objetiva o institucional de

conformación de la opinión pública.

Sin embargo, esta es una materia en la que debe regir la libertad de apreciación

de los jueces, en el análisis concreto de los hechos y circunstancias en cada caso, y si ha

lugar a duda, la solución que debe imponerse ha de ser favorable a las libertades de

expresión e información, en virtud de la regla in dubio pro libértate (la duda favorece la

libertad).
N a m p h i R o d r í g u e z | 54

6. GARANTIAS Y LIMITES

La Constitución Dominicana no se contenta con haber enunciado la libertad de

expresión dentro de las demás libertades individuales y dejar este derecho al capricho de

las interpretaciones de los poderes públicos. Por el contrario, además de consagrarla

como un derecho fundamental, quiso rodearla de todas las garantías jurídicas,

delimitando sus fronteras:

‘Cuando el pensamiento expresado sea atentatorio a la dignidad y a la moral de

las personas, al orden público o las buenas costumbres de la sociedad, se impondrán

las sanciones dictadas por las leyes’ (art. 8 inciso 6 de la Constitución).

Es decir, la única limitación que tolera la libertad de expresión es la que emana

de la propia Constitución, cuando se hace mandataria la preservación de la dignidad y la

norma de las personas, así como el mantenimiento del orden público y la buena moral

de la sociedad.

Incluso, al prohibir toda propaganda subversiva que tenga por objeto provocar

desobediencia de las leyes, la Constitución precisa que esto no puede coartar el derecho

al análisis o a critica de los preceptos legales, consagrando así, en fugaz atisbo, el

principio de libertad ideológica que en naciones como España ha permitido la

posibilidad de defender valores contrarios a la propia Constitución, con la única

limitación indicada del orden público.

Es por ello que la legislación sobre libertad de expresión se rige por un sistema

taxativo de determinación legal y definición concreta de los casos en que se puede

exigir la responsabilidad jurídica de los ciudadanos o los medios de comunicación.


N a m p h i R o d r í g u e z | 55

Para esos fines, la Constitución y los tratados internacionales mandan que las

consecuencias jurídicas que se pueden derivar del ejercicio desproporcionado de la

libertad de expresión estén organizadas en un sistema de responsabilidades ulteriores,

que deben estar expresamente fijadas por ley y ser necesarias para proteger el respeto a

la reputación de los demás, la protección de la seguridad nacional, el orden público y la

salud y la moral de los ciudadanos.

La doctrina internacional ha precisado algunos criterios para establecer este

sistema de responsabilidades ulteriores. A saber: a) la existencia de causales de

responsabilidad previamente establecidas; b) la definición expresa y taxativa de esas

causales por la ley; c) la legitimidad de los fines perseguidos al establecerlas (las

restricciones deben estar destinadas a proteger, ya sean los derechos o la reputación de

los demás, o la seguridad nacional, el orden público o la salud o moral pública); d) las

limitaciones deben ser necesarias en una sociedad democrática.

En este sistema de responsabilidad ulterior fijado por ley, el significado de la

palabra ley ha sido puntualizado por el juez de la Corte Interamericana Rodolfo Piza al

puntualizar que si bien no se precisa el sentido de la palabra ley, ‘la aplicación de

principios generales universalmente compartidos en las naciones democráticas y en

todos los Estados de Derecho, permite afirmar que se trata de materia reservada

estrictamente a la ley formal, emanada de un parlamento democrático, con todas las

garantías que esto implica.

La Corte Internacional de Derechos Humanos se ha pronunciado por sentencia

del 2 de junio de 2004, en el siguiente sentido: ‘El derecho a la libertad de expresión no

es un derecho absoluto; este puede ser objeto de restricciones, tal y como lo señala el

artículo 13 de la Convención, en sus inicios 4 y 5. Asimismo, la Convención


N a m p h i R o d r í g u e z | 56

Americana, en su artículo 13 prevé la posibilidad de establecer restricciones a la libertad

de expresión, que se manifiesta a través de la aplicación de responsabilidades ulteriores

por el ejercicio abusivo de este derecho, las cuales no deben, de modo alguno, limitar

más alta de lo estrictamente necesario, el alcance pleno de la libertad de expresión, y

convertirse en mecanismos directos o indirectos de censura previa.

En resumidas cuentas, el criterio constitucional, así como la doctrina de la

Convención Americana, coinciden el hecho de que las restricciones que están

permitidas a la libertad de expresión deben enmarcarse en el contexto del principio pro

persona o pro homine y de la necesidad de aplicar las normas teniendo en cuenta el

interés legítimo de las sociedades y las instituciones democráticas.

6.1 LÍMITES EXCEPCIONALES: ESTADOS DE SITIO Y DE

EMERGENCIA

El artículo 37 de la Constitución reserva al Congreso la declaración del estado

de sitio, en caso de alteración de la paz pública o en el de calamidad pública,

atribuyéndole también la potestad de suspender por el término de la duración de estos

acontecimientos, el ejercicio de parte de los derechos individuales –entre ellos, el de la

libertad de expresión- consagrados en el artículo 8 de la propia Carta Sustantiva.

El estado de sitio e un régimen especial, previo en la mayor parte de las

constituciones, que se aplica en situaciones de alteración de la paz pública y que, en

esencia, somete a las libertades individuales a un control más riguroso de las

autoridades, en aras de preservar la propia Constitución, mediante ley, declare este

estado excepcional.
N a m p h i R o d r í g u e z | 57

Entre los derechos que se pueden suspender por efecto del a declaración del

estado de sitio están la prohibición de detener a los ciudadanos sin orden de un

funcionario judicial competente, el mandato de poner en libertad a una persona

arrestada irregularmente con el sólo hecho que de esta o cualquier ciudadano lo solicite,

el plazo de las 48 horas para someter a la autoridad judicial a los detenidos, el Hábeas

Corpus, la inviolabilidad del domicilio, la libertad de tránsito, la inviolabilidad de las

comunicaciones y la libertad de expresión.

Sin embargo, la plena vigencia de las libertades debe ser siempre la regla, y las

limitaciones que se establezcan, la excepción. Por esa razón, cualquier aplicación de

una medida que limite un derecho se debe interpretar siempre restrictivamente. De ahí

que hay que colegir forzosamente que los únicos derechos que pueden ser suspendidos

son estos, sin extensión a las libertades que consagra el mismo artículo 8 y que no

menciona como refrenable el artículo 37 de la Constitución.

Esto es importante porque, entre otros de los derechos que no menciona como

objeto de censura, están la inviolabilidad de la vida, el debido juicio de ley y el derecho

de propiedad.

Del mismo modo, el mismo artículo 37, en su ordinal 8, contempla también el

estado de emergencia nacional, al disponer que en caso de que la soberanía nacional se

encuentre expuesta a un peligro grave o inminente, el Congreso podrá declararlo,

suspendiendo el ejercicio de los derechos individuales, con excepción de la

inviolabilidad de la vida. Si no estuviese reunido el Congreso, el Presidente de la

Republica podrá dictar la misma disposición, que conllevará convocatoria del mismo

(del Congreso) para ser informado de los acontecimientos y las disposiciones tomadas.
N a m p h i R o d r í g u e z | 58

Esta última disposición es más drástica que la declaración de estado de sitio,

puesto que contrario a este, no incluye una cantidad limitada de derechos, sino que sólo

excluye el derecho a la vida.

En lo referente a la libertad de expresión, ambas declaraciones pueden hacer

cesar toda actividad de difusión de ideas en la Nación, desde la suspensión de los

periódicos, las transmisiones de radio y televisión, las funciones cinematográficas y las

telecomunicaciones, hasta las actividades artísticas.

Empero, hay que precisar que, contrario a lo que parece, el estado de sitio y de

emergencia no debe ser un arma que se levanta contra la Constitución ni contra los

derechos que ella consagra, dando rienda suelta a las ambiciones y las arbitrariedades de

quienes detenten el poder en medio de una situación de perturbación social.

Por el contrario, tienen por objeto preservar la vigencia de las instituciones y los

derechos que la Constitución establece, evitando que en momentos y los derechos que la

Constitución establece, evitando que en momentos de conmociones políticas y sociales

la Nación sucumba en un caos.


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CAPITULO IV:

EL ACCESO A LAS FUENTES DE INFORMACIÓN

1. DOBLE DIMENSIÓN DEL DERECHO A LA INFORMACIÓN

El derecho de investigar y recibir información-derecho a la información-

constituye, junto a la facultad difundir, la esencia de la libertad de expresión.

En su información moderna, el deber: a) como derecho, los individuos tienen la

facultad de investigar o buscar información, y b) como deber, exige a los Entes

Públicos cumplir con el voto de suministrar a la información, es decir, de

respetar el derecho de los ciudadanos a ser informados.

Sobre este particular, ha juzgado nuestra Suprema Corte de Justicia, en sentencia

de 21 de mayo de 2008, en el caso fallado contra el Metro de Santo Domingo,

que “el derecho de acceso a la información pública es un derecho fundamental,

que se deriva de la libertad de pensamiento y de expresión, y que se traduce en

una doble vertiente, como son el derecho a comunicar y el derecho a recibir una

información veraz, las que son atributos inherentes a la dignidad humana, por lo

que el Estado, que se encuentra al servicio del ser humano, está en la obligación

de proteger y respetar de forma efectiva dichos derechos…”.

El derecho a investigar o buscar información tiene su antecedente más cercano a

nosotros en la Constitución de Cádiz, que disponía, en su artículo 373, que todo

español podría proclamar en las Cortes la observación de la Constitución.


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Tras la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, el derecho a

buscar información es una prerrogativa universal, un atributo fundamental de

todos los ciudadanos que conforman los estados democráticos liberales.

En un sentido amplio, el derecho a la investigación debe entenderse como

facultad atribuida a los profesionales de la información, a los medios

informativos en general, y al público, de acceder directamente a las fuentes de

las informaciones y de las opiniones y de obtener éstas sin límite general alguno,

facultad que debe considerarse en su doble faceta, es decir, como derecho del

ciudadano y como deber de los que manejan las fuentes de información.

Respecto a esta última interpretación, es decir, el derecho a ser informado por

aquellos que manejan las fuentes de información, la encontramos contenida en la

misma Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual estipula, en su

artículo 19, que el derecho a la información implica las prerrogativas de

investigar y recibir informaciones y opiniones.

Sánchez Ferriz sostiene una posición contraria a este derecho como prerrogativa

de los ciudadanos de ser informados, y afirma que “el derecho a la información,

sobre todo en su faceta de derecho a ser informado, es un derecho moderno,

nuevo, cuya acta oficial de nacimiento consideramos que es la Encíclica de Juan

XXIII, “Pacen in Terris”, de 1963.


N a m p h i R o d r í g u e z | 61

En la dicha encíclica, del 11 de abril de este año, se hizo la afirmación de los

elementos constitutivos de este nuevo derecho: “el derecho del ser humano a una

información objetiva”. Un año después, en 1964, el Papa Pablo VI, en ocasió n

de un Seminario de las Naciones Unidas sobre la libertad de expresión,

proclamó: “El derecho a la información es un derecho universal, inviolable e

inalterable del hombre moderno, puesto que se funda en la naturaleza del

hombre. Se trata de un derecho activo y pasivo. Por una parte, la búsqueda de la

información; y por la otra, la posibilidad de todos de recibirla”.

Independientemente de la discrepancia de los autores sobre el origen de esta

interpretación del derecho a la información como correlativo del derecho a ser

informado, su significación es clara: se trata del derecho que tiene todo miembro

de una sociedad a ser informado por sus gobernantes acerca de los hechos de

interés público y que, por tanto tienen repercusión directa en sus vidas y las de

los suyos.

El profesor Sánchez Ferriz, en su obra El Derecho de la Información,

comprendió magistralmente las características fundamentales del derecho a ser

informado. Veamos:

a) Que todo miembro de la sociedad, y ella misma en su conjunto, tienen derecho a

la información, al hecho, a la verdad.

b) Que los Entes Públicos tienen el deber de facilitar tal información. Lo que, a su

vez, supone su derecho a poseer medios propios. Pero lo que si puede exigirse es
N a m p h i R o d r í g u e z | 62

que, tanto si posee medios propios como si utiliza otros que lo haga

abiertamente, con seriedad, sin subterfugios.

c) Que los profesionales de la información son intermediarios entre Entes Públicos

y los destinatarios de la información y, por su importante función social, tienen

una grave responsabilidad en el desempeño de sus funciones.

d) Que dichos profesionales tienen, a su vez, el derecho a obtener información y el

deber de transmitirla lo más fiel posible.

e) Que la información objeto o contenido del derecho (y por tanto, también el

deber) a que nos hemos venido refiriendo no puede ser otra aquella cuya

naturaleza y calidad sea adecuada para satisfacer los intereses que se intenta

proteger, de realización personal y social en la participación de los ciudadanos

en la vida pública, y en definitiva, adecuada para satisfacer el derecho a la

verdad definitiva, que todo hombre tiene. La información que debe dársenos ha

de ser, pues, veraz, objetiva y autentica.

f) Necesidad de que el sujeto activo (acreedor) del derecho a ser informado, en este

caso, el consumidor de la información, sea tutelado. En esta Parte, el profesor

Sánchez Ferriz hace una aproximación a lo que hoy se conoce como la defensa

de los derechos del lector o el televidente, a través de políticas que propendan a

crear una conciencia crítica del lector, el radioescucha, el cibernauta o el

televidente, respecto a la información que recibe.


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Está claro, entonces, que el a la información es un poderoso instrumento de

participación de los ciudadanos en las decisiones políticas de la sociedad y que

es presupuesto fundamental para la conformación de una opinión pública libre.

La búsqueda y recepción de informaciones por parte de los ciudadanos sobre las

actividades de los estados o gobiernos, persigue, como objetivo básico, lograr la

transparencia democrática y el control sobre el mandato colectivo que el pueblo

soberano otorga el gobernante electo mediante el voto universal. De igual forma,

el acceso libre a la información pública también pretende que la información y el

conocimiento puedan estar al alcance de todos los ciudadanos, sin

discriminación.

Esta doctrina está fundada en la Carta Democrática Interamericana de la

organización de los Estados Americanos, que proclama, en su artículo 4, que

“son componentes fundamentales del ejercicio de la democracia, la transparencia

de las actividades gubernamentales, la probidad, la responsabilidad de los

gobiernos en la gestión pública, el respeto de los derechos sociales y la libertad

de expresión y de prensa.

Por ello, la conexión entre el derecho a la información y la opinión pública se

muestra tan evidente. La opinión pública es el sentir (y su manifestación) de

grupos y áreas, de sectores, sobre temas concretos y en función de ideas y juicio

formados mediante imágenes adquiridas por la información, la lectura, la

cultura, etc. La información, pues, se halla en primer momento en el proceso de

formación de la opinión; ésta no puede existir sin una previa información, sin un
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previo conocimiento de los hechos que han de ser interpretados y enjuiciados

para poder formarse una opinión sobre los mismo. De ahí que la actuación

secreta al no suministrar informaciones sobre los hechos políticos, impide la

atención; el hecho no llega al público y este apenas si puede constituirse, ni

mucho menos, opinar.

2. ACCESOS A LAS FUENTES NOTICIOSAS EN LA

CONSTITUCIÓN

La constitución, en su artículo 8, numeral 10, establece que todos los medios de

información tienen libre acceso a las fuentes noticiosas oficiales y privadas,

siempre que no vayan en contra del orden público o pongan en peligro la

seguridad nacional.

El texto constitucional no consagra literalmente el acceso directo de los

ciudadanos a las fuentes públicas y privadas de información, sino que parecería

que se trata de un privilegio exclusivo de los medios informativos.

Sin embargo, debido a las implicaciones políticas que tiene el derecho a la

información, se debe interpretar este texto al amparo de los tratados

internacionales suscritos por el Estado dominicano y que consagran el acceso a

las fuentes de información no como un privilegio de una clase profesional, sino

como un derecho universal y directo de los ciudadanos.


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La Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto internacional

sobre los Derechos Civiles y Políticos y la Declaración Interamericana sobre

Derechos Humanos definen este derecho como un atributo de todos los

individuos-no exclusivamente de los medios o los periodistas-, y lo dividen las

facultades de investigar y recibir información.

Es ese el sentido que le ha dado al artículo 8, inciso 10 de la Constitución, la Ley

General de Libre Acceso a la información Pública, la cual dispone que toda

persona tiene derecho a solicitar y a recibir información completa, veraz,

adecuada y oportuna de cualquier órgano del Estado y de todas las instituciones

en las cuales los poderes públicos tengan participación.

Esta obligación de rendir información a solicitud de los ciudadanos se extiende a

todas las entidades destinatarias de fondos públicos, que deben suministrar la

identidad de sus contribuyentes y hacer público el destino y manejo de los

fondos con que financian sus actividades.

Por esa razón ha destacado la Comisión Interamericana de los Derechos

Humanos que el principio que debe regir es el de máxima divulgación, es decir,

debe presumirse que la información será divulgada por el ente oficial.

Asimismo, se establece como principio general sobre esta materia la presunción

de que todas las reuniones de los órganos gubernamentales son abiertas al

público. “Esta presunción es aplicable a toda reunión en que se ejerzan poderes

de toma de decisión, incluyendo las actuaciones administrativas, las audiencias

de tribunales y los procedimientos legislativos”.


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Ahora bien, es irrefutable que el derecho a la información y la libertad de

expresión tienen su vehículo natural en los medios de comunicación y en la

labor de los periodistas, por lo cual es entendible que, atendiendo a la función

social que desempeñan estos profesionales, el ordenamiento jurídico confiera

una categoría especial a la función informativa de la comunicación de masas,

proveyéndole la debida protección y garantizando que la información que se le

sirve sea veraz e integra.

Incluso, la Ley de Acceso a la información prescribe que, en virtud del carácter

realizador de derechos fundamentales de la libertad de expresión, las autoridades

están en el deber de prestar una especial protección y apoyo a las actividades de

los medios de comunicación.

3. CONCEPTO DE INFORMACIÓN DE ACCESO PÚBLICO

En este punto es menester precisar la noción de información de acceso público, a

fin de comprender el alcance del derecho de los ciudadanos a procurar

información ante los entes públicos.

Se considera información cualquier pública documentación financiera relativa al

presupuesto público o proveniente de instituciones privadas, que sira de base a

una decisión de naturaleza administrativa, así como las minutas de instituciones

oficiales.
N a m p h i R o d r í g u e z | 67

La Ley General de Libre Acceso a la Información Publica hace una represión

importante al definir los conceptos de actas y expedientes a los que tendrán

acceso a los ciudadanos. Al afecto, se debe entender por tales todos aquellos

documentos conservados o grabados de manera escrita, óptica, acústica o de

cualquier otra forma, que cumplen fines u objetivos de carácter público. No se

consideraran actas o expedientes aquellos borradores o proyectos que no

constituyen documentos definitivos y que por tanto, no forman parte de un

procedimiento administrativo.

Es decir, que se entiende por información de acceso público todo tipo de datos

que se encuentren en poder de las instituciones públicas, contenidos en cualquier

medio, documento, registro impreso o digital. Sobre este particular, la mayor

parte de las leyes de transparencia y libre acceso a la información coinciden en

señalar que el ámbito de este derecho se extiende sobre cualquier tipo de

información desarrollada por personas naturales o jurídicas de derecho privado,

obtenidas con recursos públicos o como resultado del encargado de una gestión

pública.

Así, podrá ser objeto de solicitud de información desde leyes, decretos,

reglamentos, ordenanzas, contratos, planes operativos, análisis, datos

estadísticos, reportes, imágenes, grabaciones magnetofónicas o digitales, etc. El

soporte tecnológico en que se encuentra la información no importa; en esta

materia, la publicidad es la regla y las restricciones, la excepción.


N a m p h i R o d r í g u e z | 68

Andrés Laubadere distingue las siguientes categorías de información del Estado:

a) La información administrativa, referida a la actividad que ejerce el Estado para

comunicar a los administrados (ciudadanos) las medidas gubernamentales y

administrativas que son de interés para la colectividad, la cual corresponde a la

publicidad que deben tener las leyes, y los actos administrativos. Esta

información se manifiesta a través de las gacetas oficiales que publican los

diferentes gobiernos.

b) La información nacional, que se refiere a la información que el Estado transmite

al público sobre su propia acción, su política, sus proyectos, a escala tanto

nacional como internacional.

c) La información general, categoría referida a la colecta y difusión de

información. La intervención del Estado en esta Categoría de información es

considerada en la actualidad como necesaria, debido a varios factores. La idea de

un derecho de los ciudadanos a la información es una noción que

progresivamente se ha desarrollado como una autentica necesidad moderna y

sobre la cual el Estado debe intervenir con la sola necesidad de asegurar la

satisfacción de ese derecho. Es decir, para garantizar, por una parte, que los

ciudadanos no sean privados de información, y por otra, que la información que

reciben sea lo más objetiva posible. Al mismo tiempo, el desarrollo de la

información, consolidada hoy en día con los procedimientos audiovisuales y

cibernéticos, impide que el Estado se desinterese de esa actividad; por tal razón,

se nos presenta como una materia que puede constituir un servicio de interés

público general.
N a m p h i R o d r í g u e z | 69

4. EL GOBIERNO ELECTRÓNICO

Para entender el gobierno electrónico, debemos adentrarnos en el movimiento

mundial de la Sociedad de la Información, entendiendo, entre otros significados,

aquellos en los cuales los distintos medios tecnológicos inciden en el desarrollo

de la vida cotidiana.

La Republica Dominicana ha dado una serie de pasos para cumplir con los

acuerdos suscritos en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, a fin

de reducir la brecha digital, que consiste en la diferencia de acceso al

conocimiento, la información y la tecnología que existe entre personas con

mayores oportunidades y quienes apenas pueden subsistir.

En ese sentido, el Gobierno Electrónico o el e-Gobierno es el conjunto de

iniciativas del estado encaminadas a implementar el uso intensivo de las

tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en las actividades

públicas, para producir cambios y propiciar una sociedad más justa.

En términos legales, la ley general de libre acceso a la información pública

establece, en su artículo 5, lo siguiente: "Se dispone la información y la

incorporación al sistema de comunicación por internet o a cualquier otro sistema

similar que en el futuro se establezca, de todos los organismos públicos,

centralizados o descentralizados del estado, incluyendo el distrito nacional y los

municipios, con la finalidad de garantizar, a través de este, un acceso directo del


N a m p h i R o d r í g u e z | 70

público a la información del estado. Todos los poderes y organismos del estado

deberán instrumentar la publicación de sus respectivas "Páginas web" a los

siguientes fines:

a) Difusión de información: estructura, integrantes, normativas de

funcionamiento, proyectos, informes de gestión, bases de datos.

b) Centro de intercambio y atención al cliente o usuario: Consultas, quejas y

sugerencias;

c) Trámites y transacciones bilaterales.

La característica fundamental de esta información es que se trata de información

de libre acceso al público, sin necesidad de petición previa.

Para dar cumplimiento a este mandato y al compromiso asumido por el país en

la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, celebrada en Ginebra,

Suiza, en 2003, el Poder Ejecutivo emitió el decreto 1090, el 3 de septiembre de

2004, que crea la Oficina de Tecnología de la Información y la Comunicación

(OPTIC), como una dependencia. Con autonomía financiera, estructural y

funcional, con el objeto de. De desarrollar políticas y estrategias que tiendan a

democratizar el uso y acceso de estas tecnologías.

Dentro de las principales tareas que ha ejecutado esta oficina está la creación de

un manual de "Normas y Estándares para Portales Gubernamentales", que se


N a m p h i R o d r í g u e z | 71

define como un conjunto de pautas y recomendaciones que persigue la

implementación de mejores prácticas nacionales e internacionales referentes al

uso de portales de internet como vía de atención a la ciudadanía, de parte del

gobierno.

5. PROCEDIMIENTO PARA SOLICITAR INFORMACIÓN.

Si nos atenemos al principio de publicidad que rige los actos de los funcionarios

públicos, no debería existir ningún obstáculo ni complejidad burocrática en el

procedimiento para obtener información de interés general. La regla debería ser

la obligación del Estado, de otorgar la información sin necesidad de

requerimiento previo de los ciudadanos.

Pero, conscientes del nivel de desarrollo de las instituciones y el sistema

político, en los distintos países se han instituido legislaciones especiales que

desarrollan las normas constitucionales y trazan el procedimiento adjetivo para

la solicitud y obtención de la información.

En la mayor parte de las naciones, entre ellas, Republica Dominicana, las

normas procedimentales para solicitar información pública consiste en el

agotamiento de un procedimiento administrativo que se inicia, a instancias de la

parte interesada, con una solicitud.


N a m p h i R o d r í g u e z | 72

Por esa razón existen normas generales que tienen ciertas compatibilidades, por

estar inspiradas en los convenios internacionales, el sistema más practico es la

concepción de formularios donde el solicitante extiende su requerimiento. En

ese sentido, la ley general de libre acceso a la información prescribe los

siguientes requisitos para su tramitación:

a) Nombre completo y calidades de la persona que realiza la gestión.

b) Identificación clara y precisa de los datos e informaciones que requiere.

c) Identificación de la autoridad pública que posee la información.

d) Motivación de las razones por las cuales se requieren los datos e

informaciones solicitadas.

e) Lugar o medio para recibir notificaciones.

Sobre el literal "d", es decir, el requisito de motivación de las razones por las

cuales se requieren los datos e informaciones solicitadas, hay quienes entienden

que esta es una "disposición limitante". En el sentido que le permite, a la

autoridad que es objeto de la solicitud, juzgar la pertinencia o no de las razones

que tiene el solicitante en su instancia.

Si la solicitud no contiene todos los datos requeridos la administración deberá

hacérselo saber al solicitante, a fin de que corrija y complete los datos.


N a m p h i R o d r í g u e z | 73

Asimismo, cuanto el requerimiento se ha tramitado ante una oficina que no es

competente, esta deberá enviar la solicitud ante la dependencia competente. En

ningún caso la presentación de una solicitud a una oficina no competente dará

lugar al rechazo o "archivo" de una gestión de acceso a la información.

La información solicitada debe ser satisfecha en un plazo no mayor de 15 días

hábiles o de 25 días, en el caso de que el depositario de la información solicite

una prórroga de 10 días, por razones que debe explicar.

La información solicitada se podrá entregar por cualquier medio, es decir,

personalmente, por medio de teléfono, facsímil, correo ordinario o electrónico

(por Internet).

Cuando la solicitud es rechazada argumentando razones previstas por la

legislación, tal rechazo debe ser informado por escrito al solicitante en un plazo

prudente de no más de cinco días laborables.

6. LIMITES AL DERECHO DE ACCESO A LA INFORMACIÓN.

En el sistema constitucional dominicano, el acceso a la información, lo mismo

que la libertad de expresión que lo ampara, tiene por límites el derecho a la

dignidad de las personas y las razones de interés público necesarias para el

mantenimiento de la paz social y el orden público.


N a m p h i R o d r í g u e z | 74

El artículo 8, inciso 10 de la constitución, establece que existe el libre acceso de

los medios noticiosos a las fuentes públicas y privadas de información, siempre

que no vayan en contra del orden público o pongan en peligro la seguridad

nacional, a lo cual hay que agregar que el mismo texto, pero en su inciso 6,

establece como limite a la libertad de expresión la dignidad y la moral de las

personas.

De aquí podemos colegir que los límites constitucionales al acceso de

información son dos: a) la preservación de los derechos particulares y de su vida

privada, y b) el orden público, las buenas costumbres y la seguridad nacional.

En la Ley General de Libre Acceso a la información, esas excepciones están

previstas como razones de interés privado y razones de interés público.

6.1 LIMITES AL ACCESO EN RAZÓN DE INTERESES PÚBLICOS

PREPONDERANTES.

Pese a que el principio de publicidad que rige los actos de los funcionarios

públicos y de los organismos oficiales no está explícitamente pronunciado en la

constitución, es indiscutible que hay un reconocimiento implícito de este

precepto en la carta sustantiva, cuando proclama que es Libre el acceso a las

fuentes públicas y privadas de información.

La regla en esta materia es la publicidad y transparencia que los funcionarios

públicos deben exhibir frente a los ciudadanos. Como afirma el periodista


N a m p h i R o d r í g u e z | 75

argentino Gregorio Badeni, en su libro Libertad de Prensa: "Todo integrante de

una sociedad tiene un derecho, individual o colectivo social, de recibir

información que le permita organizar su vida privada y participar con capacidad

suficiente en el proceso político (...), y tiene el derecho a acceder a las fuentes de

información en forma directa y a través de los medios de comunicación social,

superando los controles gubernamentales que avalan la existencia de

información reservada.

A pesar de esta defensa del derecho a la información de los ciudadanos, Badeno

-lo mismo que todos los autores contemporáneos- reconoce que existen datos

que, al momento de su producción, razonablemente no deben ser difundidos.

También existen documentos públicos cuya difusión no se compadece con los

intereses del Estado o con las reservas que sobre ello garantiza la ley a los

particulares. Pero, de todas maneras, su reserva o secreto deben ser transitorios y

constituir una razonable excepción de la regla general de la publicidad.

La ley de libre acceso a la Información pública precisa algunas de las

limitaciones al derecho a la información, justificadas en un interés público

preponderante.

a) Información vinculada con la defensa o seguridad del Estado, que hubiera

sido clasificada como "reservada" por ley o decreto del poder ejecutivo, o

cuando pueda afectar las relaciones internacionales del país.


N a m p h i R o d r í g u e z | 76

b) Cuando la entrega extemporánea de la información pueda afectar el éxito de

una medida de carácter público.

c) Cuando se trata de información que pudiera afectar el funcionamiento del

sistema bancario o financiero.

d) Cuando la entrega de dicha información pueda comprometer la estrategia

procesa preparada por la administración en el trámite de una causa judicial o el

deber de sigilo que debe guardar el abogado o el funcionario que ejerza la

representación del Estado respecto de los intereses de su representación.

e) Información clasificada "Secreta", en resguardo de estrategias y proyectos

científicos, tecnológicos, de comunicaciones, industriales, comerciales o

financieros y cuya revelación puede perjudicar el interés nacional.

f) Información cuya difusión pudiera perjudicar la estrategia del Estado en

procedimientos de investigación administrativa.

g) Cuando se trate de informaciones cuyo conocimiento pueda lesionar el

principio de igualdad entre los oferentes, o información definida en los pliegos

de condiciones como de acceso confidencial, en los términos de la legislación

nacional sobre contratación administrativa y disposiciones complementarias.

h) Cuando se trate de informaciones referidas a consejos, recomendaciones u

opiniones producidas como parte del proceso deliberativo y consultivo previo a


N a m p h i R o d r í g u e z | 77

la toma de una decisión del gobierno. Una vez que la decisión gubernamental ha

sido tomada, esta excepción específica cesa, si la administración opta por hacer

referencia, en forma expresa, a dichos consejos, recomendaciones u opiniones.

i) Cuando se trate de secretos comerciales, industriales, científicos o técnicos,

propiedad de particulares o del estado, o información industrial, comercial

reservada o confidencial de terceros que la administración haya recibido en

razón de su trámite o gestión instada para obtener algún permiso, y cuya

revelación pueda causar perjuicios económicos.

j) Información sobre la cual no se pueda vulnerar el secreto impuesto por leyes o

decisiones judiciales o administrativas en casos particulares.

k) información cuya divulgación pueda dañar o afectar el derecho a la intimidad

de las personas o poner en riesgo su vida o su seguridad.

l) Información cuya publicidad pusiera en riesgo la salud y la seguridad pública,

el medio ambiente y el interés público en general.

El criterio dominante en esta materia es que estas salvedades respecto del acceso

a la información deben ser interpretadas y aplicadas de manera restrictiva, que

su subjetiva, analógica o extensiva las convierten en cortapisas a la libertad de

expresión y el libre acceso a la información.


N a m p h i R o d r í g u e z | 78

Muchas más, cuando la imprecisión de vocablos como orden público o

seguridad nacional sirve muchas veces de pretexto para ocultar la reticencia de

los organismos oficiales a ofrecer información de interés público a los medios de

comunicación, lo cual genera versiones e inexactitudes de hechos que pidieron

informarse correctamente, en beneficio de la opinión pública.

La polémica respecto al significado de estos conceptos está latente en la doctrina

jurídica, puesto que frecuentemente se agregan a estas excepciones vocablos que

resultan muy controversiales. Palabras como "secretos de Estado", para referirse

a asuntos de gravedad que no han sido divulgados aún. Sobre la interpretación

de este término, han considerado los doctrinarios que el "secreto de Estado" se

refiere a todo aquello que el funcionario público no puede revelar sin incurrir en

delito.

La suprema corte de justicia de Costa Rica ha juzgado que "... los secretos

políticos (y así también los de seguridad) solo constituyen secretos de Estado

cuando se refieren a los medios de defensa o a las relaciones exteriores..."

Respecto del acceso de los periodistas a los lugares en conflicto, la Corte

interamericana de los Derechos Humanos se ha pronunciado sobre "Terrorismo

y Derechos Humanos" en el siguiente sentido: "Toda restricción a la libre

corriente de información no debe ser de naturaleza tal que contravenga los

propósitos del derecho en materia de derechos humanos y derecho humanitario.

En particular, los gobiernos no pueden impedir que los periodistas o los

representantes de organizaciones intergubernamentales o no gubernamentales


N a m p h i R o d r í g u e z | 79

con mandato para supervisar las normas de derechos humanos o humanitarios,

ingresen a áreas en que existen fundamentos razonables para creer que se están

cometiendo o se han cometido violaciones a los derechos humanos o al derecho

humanitario. El acceso a la información también determina que los periodistas

también tengan acceso a las zonas de conflicto, los lugares de desastres y otros

lugares, a menos que dicho acceso plantee un riesgo a la seguridad de los

demás".

Ahora bien, en lo que coincide la mayor parte de los tratadistas es en la

afirmación tajante de que las limitaciones al libre acceso a la información

pública, basada en razones de seguridad del Estado, han de ser "Precisas,

taxativas y, en lo posible, objetivas".

Sobre este asunto, ha dicho la comisión interamericana de Derechos humanos, a

través de su relatoría Especial para la Libertad de expresión, que "el acceso a la

información en poder del estado es un derecho fundamental de los individuos.

Los estados están obligados a garantizar el ejercicio de este derecho. Este

principio solo admite limitaciones excepcionales que deben estar establecidas

previamente por ley, y para el caso que exista un peligro real e inminente que

amenace la seguridad nacional en sociedades democráticas".

Más aun, la propia comisión sostiene el criterio de que, al momento de hacer una

denegación de acceso a la información, el Estado tiene la carga de la prueba para

demostrar que las limitaciones impuestas al acceso a la información son

compatibles con los estándares interamericanos sobre libertad de expresión.


N a m p h i R o d r í g u e z | 80

Asimismo, que la legitimidad de la denegación debe evaluarse en cada caso

particular y asegurar que la información "reservada" o denegada sea revisada por

una instancia judicial independiente, capaz de balancear el interés de proteger

los derechos y las libertades de los ciudadanos con la seguridad nacional.

El plazo de "reserva legal de información" de interés público es de cinco años,

tras los cuales, los ciudadanos tienen derecho a acceder a las informaciones y los

Entes públicos estarán en la obligación de proveer los medios para viabilizar este

derecho.

Sin embargo, hay que ratificar que el derecho de acceso de los ciudadanos a la

información pública es la regla; los supuestos más arriba enumerados son la

excepción. De ahí que, cualquier negativa de la autoridad a ofrecer información

solicitada, deberá responderse en forma motivada, y comunicársela al

peticionario por los medios y en los plazos prescritos por la ley.

6.2 LÍMITES AL ACCESO EN RAZÓN DE INTERESES PRIVADOS

PREPONDERANTES

La Ley General de Libre Acceso a la Información Publica establece que la

solicitud de información hecha por los interesados podrá ser rechazada cuando

afecte intereses y derechos privados preponderantes.

Se entiende que concurre esta circunstancia cuando se trata de datos personales

cuya publicidad pudiera significar una invasión de la privacidad personal. No

obstante, la administración podrá entregar estos datos e informaciones si en la

petitoria, el solicitante logra demostrar que esta información es de interés


N a m p h i R o d r í g u e z | 81

público y que coadyuvará a la dilucidación de una investigación en cuso, en

manos de algún otro órgano oficial.

Asimismo, es una excepción si el acceso a la información solicitada puede

afectar el derecho de propiedad intelectualidad, en especial, derechos de autor de

un ciudadano.

Respecto a los datos personales, los mismos deben entregarse solo cuando haya

constancia expresa e inequívoca de que el afectado consiente la entrega o cuando

la ley obliga a su publicación.

Cuando el acceso a la información dependa de la autorización o consentimiento

de un tercero protegido por derechos de reserva o de autodeterminación

informativa, podrá entregarse la información una vez se haya dado

consentimiento expreso del afectado.

7. LOS RECTORES DEL SISTEMA

Todas las instituciones públicas deberán crear una Oficina de Acceso a la

Información (OAI), que estará dirigida por un Responsable de Acceso a la

Información (RAI) y cuyas tareas principales son las de instituir los criterios,

reglamentos y procedimientos necesarios para asegurar la eficacia en la gestión

de información de su respectiva entidad.

Pese a que los interesados en obtener información tramitan sus solicitudes a

través de los Responsables de Acceso a la Información (RAI), no hay que

olvidar que la responsabilidad principal recae sobre los incumbentes generales

de las instituciones, que son quienes deciden qué información ofrecer o no.
N a m p h i R o d r í g u e z | 82

Consecuentemente, las penalidades prescritas por la Ley de Acceso a la

Información para aquellos casos de denegación injustificada de información,

afectan exclusivamente a los titulares de las entidades.

Hay quienes juzgan que este sistema hace muchas veces ineficaz la aplicación de

la Ley, que en su primera fase obliga al solicitante a ejercer un recurso por ante

el superior del organismo, “a fin de que esta resuelva de manera definitiva

acerca de la entrega de los datos o información solicitada”.

Quienes así piensan se muestran partidarios de crea un Ente Rector del sistema.

La UNESCO recomienda que para que el derecho de acceso a la información

pública de los ciudadanos sea un derecho real y efectivo, se requiere el

establecimiento de un ente que garantice su ejercicio pacifico. Una de las

consecuencias que se derivan del cotidiano desenvolvimiento administrativo es,

justamente, la negativa de los funcionarios a suministrar información, mucha

veces por temor y desconocimiento. En este sentido, se pueden apreciar dos

instancias rectoras: una primera instancia administrativa, que debe estar

representada por un órgano que vele por el cumplimiento del libre acceso a la

información pública y que actué como árbitro ante los conflictos que se suscitan

entre el particular y el funcionario público. Los agentes que están a cargo de este

órgano administrativo deben ser nombrados por el Poder Ejecutivo. De las

decisiones que dicte este organismo (sobre la negativa de suministrar

información) debe existir una segunda instancia jurisdiccional, a través de un

recurso que debe interponerse ante los tribunales constitucionales, por tratarse de

una sustentación de conflictos entre los derechos de rango institucional.


N a m p h i R o d r í g u e z | 83

El ejemplo que se pone como modelo de este sistema es el mexicano, donde

existe un Instituto Federal de Acceso a la Información, dirimir las negativas a las

solicitudes de los ciudadanos y proteger los datos personales en poder de

entidades. Contra las decisiones de este instituto se consagra el ejercicio de un

recurso ante los tribunales del Estado.

8. RECURSOS ADMINISTRATIVOS Y JUDICIALES

El silencio o la denegación expresa de la información requerida pueden dar

origen al ejercicio de recursos de orden administrativo y judicial de parte del

solicitante.

El principio general que establece la Ley de Acceso a la información es que la

información debe ser ofrecida en el tiempo fijado, y que toda denegatoria de

entrega de información debe hacerse en forma escrita, indicando las razones

legales que la sustentan.

En todos los casos en que el solicitante no esté conforme con la decisión adopta

por el organismo o la persona a quien se le haya solicitado a la información,

podrá recurrir dicha resolución. El primer recurso se interpondrá ante la

autoridad jerárquica superior del organismo o la persona de que se trate, a fin de

que este resuelva acerca de la entrega de los datos o la información solicitada.

Si la decisión del órgano superior tampoco le fuera satisfactoria, podrá recurrir,

en plazo de 15 días, ante el Tribunal Superior Administrativo.

En todos los casos en que el organismo o la persona a quien se le haya solicitado

la información no ofrezca ésta en el tiempo establecido para ello, o el órgano

superior jerárquico no fallare el recurso interpuesto en el tiempo establecido, el

interesado podrá ejercer el recurso de amparo ante el Tribunal Contenciosos


N a m p h i R o d r í g u e z | 84

Administrativo (Cámara de Cuentas), con el propósito de garantizar su derecho a

la información.

La persona afectada interpondrá este recurso mediante instancia en que

especificara las gestiones realizadas y el perjuicio que le pudiera ocasionar la

demora. Presentará, además, copia de los escritos mediante los cuales ha

solicitado la información o ha interpuesto el recurso jerárquico.

9. RÉGIMEN DE SANCIONES

El artículo 29 de la Ley de Acceso a la Información manda que si el recurso de

amparo interpuesto ante el Tribunal Contencioso Administrativo fuere

procedente, éste requerirá al organismo correspondiente de la administración

pública que informe sobre la causa de la demora y fije un término breve y

perentorio para la repuesta. Contestado el requerimiento o vencido el plazo, se

dictará resolución de amparo del derecho lesionado, en la cual se fijara un

término a la institución o persona requerida para que resuelva sobre la petición

de información que se solicita.

El funcionario público o agente responsable que en forma arbitraria denegare,

obstruya o impida el acceso del solicitante a la información, será sancionado con

privativa de libertad de seis meses a dos años de prisión, así como inhabilitación

para el ejercicio de cargos públicos por cinco años.

Consideramos que estas penalidades de la Ley son excesivas puesto que se trata

de la imposición de la pena máxima en materia correccional hubiese sido más

conveniente que se instituyera un régimen de sanciones penales menos gravoso


N a m p h i R o d r í g u e z | 85

y más conminatorio a la entrega de información, como por ejemplo, que a la

penalidad se agregara la condenación astreinte, especie de multa acumulativa

por cada día que dure sin entregar la información.

10. LOS BURÓS DE INFORMACIÓN CREDITICIA Y LA

PROTECCIÓN DE LOS DATOS PERSONALES

El derecho de acceso a la información no sólo se refiere a las acciones del

Estado, la liberta de expresión también protege el derecho de cada persona a

conocer la información que se tiene sobre si, mediante el ejercicio de una acción

rápida, sencilla, y eficaz.

En ese sentido, se puede afirmar que dicha tutela se encuentra prevista en el

artículo 8, inciso 6 y 10, de la Constitución de la Republica, que consagra la

libertad de expresión como un derecho fundamental que protege la dignidad y la

moral de las personas y que garantiza las facultades de recibir, difundir y buscar

información.

El mismo artículo, en sus incisos 3 y 9, enfatiza que nadie podrá ser objeto de

injerencias arbitrarias o trastornadoras, en su vida privada, su domicilio, su

correspondencia, sus comunicaciones y demás documentos privados.

Es obvio, entonces, que el constituyente dominicano, congruente con los

tratados internacionales que ha firmado el Estado, ha querido proteger el ámbito


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de la vida privada, personal y familiar de las personas, a fin de que quede

excluido el conocimiento ajeno y de las intromisiones de los demás.

Este derecho de los ciudadanos no sólo se debe ejercer frente a los Buro de

Información Crediticia privados, sino que alcanza también los bancos de datos

públicos, a los cuales a de accederse con la finalidad de actualizar, rectificar,

anular o mantener reserva de información incorrecta que pueda causar daño

personal.

Por esa razón, como comentamos más adelante en el CAPITULO VII de esta

obra, incluso la Suprema Corte de Justicia, mediante resolución 1920, de

noviembre del 2003, ha dicho que el “j”, que establece el debido proceso de ley,

“vincula prerrogativas fundamentales como la libertad y la intimidad…”.

Este derecho del ciudadano es conocido en los países donde se ha

institucionalizado como acción de habeas data y se define como una modalidad

del proceso de amparo para proteger la intimidad de las personas.

Esta acción adquiere una importancia aun mayor con el avance de las nuevas

tecnologías. Con la expansión del uso de la computación e Internet, tanto el

Estado como el sector privado tiene a su disposición en forma rápida una gran

cantidad de informaciones sobre las personas. Por lo tanto, es necesario

garantizar la existencia de canales concretos de acceso rápido a la información

para modificar información incorrecta o desactualizada contenidas en las bases

de datos electrónicas.
N a m p h i R o d r í g u e z | 87

10.1 LEY 288-05, QUE REGULA LAS SOCIEDADES DE

INFORMACIÓN CREDITICIA Y LA PROTECCIÓN DE LA

INFORMACIÓN PERSONAL

En la Republica Dominicana la Ley que regula las sociedades de información

crediticia fue promulgada en agosto del 2005 y está marcada con el número

288-05. Pese a las diferencias de criterios que se pueda sostener con algunos

aspectos de la ley, hay que reconocer que otorga a la ciudadanía un poder de

disposición y control sobre sus datos personales frente a los particulares y frente

a la administración pública.

El artículo 4 de la referida ley, anuncia que toda persona que demuestre su

identidad tiene derecho a saber si se está procesando información sobre su

historial crediticio, a conseguir una comunicación inteligible de ella, sin demora

o gastos excesivos y a obtener las rectificaciones o supresiones adecuadas

cuando los registros sean ilícitos, erróneos, injustificados o inexactos.

En este sentido, la ley organiza un marco legal para las operaciones de los Buro

de Información Crediticia (BIC), estableciendo un régimen de protección de los

datos personales identificados e identificables del individuo y el tratamiento de

estos datos a través del soporte tecnológico o procedimientos con una serie de

principios rectores que deben estar presentes al momento de manejarlos.


N a m p h i R o d r í g u e z | 88

Estos principios son vinculantes con los derechos a la intimidad y dignidad que

reconoce la Constitución, por lo cual ante cualquier tratamiento accidental de

información personal, la ley pone a disposición de los afectados vías de derecho

que se ejercen ante el mismo buró y, en caso de falta de atención, ante la justicia

ordinaria.

Así, todas las personas físicas reconocidas como usuario de los Buró de

Información Crediticia (comerciantes, bancos, abogados) y que tienen acceso a

cualquier información relacionada con el historial de una persona, deberán

guardar la debida reserva sobre dicha información y, en consecuencia, no podrán

revelarlas a terceros, salvo que se trate de autoridad competente. Esta obligación

se les impone a los funcionarios públicos y privados aun luego de haber cesado

en sus funciones.

El tipo de información que los burós pueden recabar está regulada. Es decir, su

objeto debe ser sólo datos que tengan utilidad al momento de tomar decisiones

crediticias. De esa manera la ley prohíbe expresamente nutrir los ficheros con

informaciones referidas a características morales o emocionales de los

ciudadanos, así como sobre hechos y circunstancias sobre su vida afectiva y sus

hábitos.

El ámbito económico, la ley prohíbe incluir información sobre saldos y

movimientos de cuentas y títulos bancarios de las personas, referencia sobre la

insolvencia o quiebra titular de la información cuando haya transcurrido ochenta

y cuatro meses que se levantó el estado de insolvencia o se declaró la quiebra.


N a m p h i R o d r í g u e z | 89

Asimismo, está prohibido publicar en los reportes de un garante o fiador las

informaciones titulares de la información, de tal modo que el incumplimiento

del pago del deudor no perjudique el estatus crediticio del fiador.

Otro principio de la ley es que se refiere a que, “recolección de la información

no podrá efectuarse por medios fraudulentos o ilícitos”. Este aspecto es

importante porque la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, a

través de un informe de la Relatoría para la Libertad de Expresión, ha

considerado que, “en los casos en que los Entes del Estados o privado del sector

privado hubieren obtenido datos en forma irregular y/o ilegalmente, el

peticionario debe tener acceso a dicha información, incluso cuando ésta sea de

carácter clasificado.

Es decir, que las informaciones que deben recabar por medios lícitos en las

fuentes que la ley señala como aportantes de datos: las entidades de

intermediación financiera, los agentes económicos y las instituciones públicas.

El legislador le impone a los usuarios de sistemas; es decir a aquellas personas

que requieren de la información para tomar decisiones, la obligación de obtener

autorización expresa del cliente o consumidor. El medio más común de

manifestación del consentimiento se produce cuando el cliente o consumidor ha

solicitado de manera verbal o escrita el otorgamiento de un crédito, la prestación

de un servicio o la realización de cualquier actividad que genere una relación

jurídica entre el consumidor y el usuario o suscriptor del buró de información.


N a m p h i R o d r í g u e z | 90

10.2 Procedimiento para Modificar, Rectificar o Cancelar Información

Cuando las personas (consumidores o ciudadanos) no estén conforme con la

información contenida en un reporte proveniente de un Buro de Información

Crediticia podrán presentar una reclamación, que deberá de llevarse por

instancia o mediante acto de alguacil, con copias del reporte, y en la que se

señale con claridad los registros en que conste la información impugnada, así

como copia de la documentación que fundamenta la inconformidad.

A partir de esta instancia, se inicia un procedimiento mediante el cual el Buró

entrega al aportante de dato (entidad financiera o comercial) la reclamación,

quien tiene un plazo de 30 días para responder por escrito. Si esto no sucede en

este plazo o si hay silencio del aportante, el Buró de Información Crediticia

deberá modificar o eliminar de su base de datos la información impugnada y

colocar la leyenda Registro Impugnado.

Si los errores objeto de la reclamación son imputables al buró, éste deberá de

corregirlos en un plazo de cinco días.

El procedimiento especial de la ley 288-05 es el orden público y debe ser

agotado previamente por el reclamante inconforme antes de acudir a la justicia

ordinaria. En este último caso, hay que colegir que, aunque la ley no lo

específica, tratándose la intimidad de un derecho de la dignidad de las personas,

el recurso procedente es el r
N a m p h i R o d r í g u e z | 91

Curso de amparo por ante la jurisdicción ordinaria.

Finalmente, la ley establece una serie de penalidades para quienes hagan mal uso

de la información o se presten para la comisión de crímenes o delitos con los

datos obtenidos de los Buros, así como prohíbe la divulgación total o parcial de

reportes provenientes de los Buros de Información Crediticia en los medios de

comunicación.
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CAPITULO V
CLAUSULA DE CONCIENCIA Y SECRETO
PROFESIONAL
,

1. LA CLAUSULA DE CONCIENCIA

1.1 Concepto y antecedentes

La cláusula de conciencia es un derecho que tiene por objeto garantizar la

independencia en el desempeño de la función del periodística y salvaguardar la libertad

de información.

En Francia, de donde es originaria la legislación dominicana, la cláusula de conciencia

consiste en una cláusula legal, implícita en el contrato del periodista y según la cual en

determinados casos que afectan ámbitos de la conciencia ideológica de los profesionales

de la información, éstos pueden poner fin a su contrato laboral y recibir las prestaciones

e indemnizaciones que le corresponden como si hubiese sido el ernpleador quien

concluyó unilateralmente el contrato de trabajo.

Los antecedentes remotos de la cláusula de conciencia se encuentran en Hungría y

Austria (…) En el Estatuto Profesional de Austria establecido en la Ley del 13 de enero

de 1910, recogido y ampliado en la de 11 de febrero de, 1920, establecía que la

dirección de un diario tenía la obligación de informar a sus redactores, con preaviso

de un mes, sobre los cambios que iban a ocurrir en la política o dirección del diario.

En el caso de que el preaviso no hubiera sido respetado, el redactor podía dimitir

inmediatamente y recibir indemnización. Por otra parte, si el redactor debidamente

informado decidía utilizar la clausula de conciencia, tenía derecho a tres meses de

sueldo como preaviso y a un año de salario para los que tuvieran cinco años de
N a m p h i R o d r í g u e z | 93

antigüedad, más seis meses por periodos suplementarios de cinco años, decidiendo, en

caso de discusión, una comisión arbitral.

El profesor Escobar de la Serna relata que en Hungría, una ley de 1914 preveía la

admisión implícita de la clausula de conciencia al estipular que un miembro de la

redacción puede denunciar el contrato con efecto inmediato si el editor exige que el

redactor escriba un articulo cuyo contenido supone un acto punible o cuya tendencia es

contraria a las estipulaciones del contrato inicial, en cuyo caso el redactor tenía derecho

a exigir indemnización.

Desde la década de los años 30, en Francia la clausula de conciencia fue incluida en el

Código de Trabajo y en el Estatuto de los Periodistas que, en resumida cuentas,

consignaban el derecho a rescisión del contrato por parte de un empleado de la empresa

periodística cuando dicha decisión tenga como fundamento que se haya operado un

cambio notable en la orientación de la publicación siempre que dicho cambio suponga a

la persona empleada una situación que atente contra su honor su fama o, en general sus

intereses morales.

Del mismo modo, la ley francesa establecida como causas de invocación de la clausula

de conciencia el cese de la publicación o diario por cualquier causa y la transferencia

del mismo.

Mas ordenadamente, la clausula de conciencia tiene su base en la mayor parte de los

tratados internacionales que versan sobre la libertad de información y de prensa y ha

experimentado un desarrollo asombroso en la doctrina y la legislación contemporáneas,

al punto de que ha llegado a ser constitucionalizada en naciones como España.


N a m p h i R o d r í g u e z | 94

y ha abierto la vía del recurso de amparo, que como se sabe en esa nación, lo mismo

que en República Dominicana, su ejercicio está supeditado a que el derecho que se

reclama esté incluido en la Constitución.

La protección constitucional de estos derechos encuentra su fundamento en que no han

de considerarse sólo como derechos subjetivos del periodista, sino que, objetivamente,

se configuran como un derecho institucional de garantía de la opinión pública libre,

elemento determinante de la pluralidad en el Estado Social y Democrático de Derecho'.

1.2. CARACTERÍSTICAS DEL CONTRATO LABORAL DEL PERIODISTA

La labor periodística requiere de ciertas condiciones éticas e intelectuales que

confori1~Ii'la libertad ideológica del profesional de la información. Por esa razón, la

cláusula de conciencia tiene por objeto salvaguardar esa libertad ideológica y proteger al

periodista de las veleidades en que pudieran caer los medios para los que trabajan.

Es por ello que, como; afirma Marc Castillo, los periodistas no son únicamente

profesionales que prestan un servicio en las condiciones pactadas en un contrato laboral

o civil, sino que son también agentes sociales de la información. En ese sentido -añade-

la preocupación por el respeto de las reglas deontológicas básicas, la tendencia a la

elaboración de estatutos de redacción como normas auto reguladoras, el reconocimiento

de la cláusula de conciencia y el respeto profesional como derechos específicos de los

periodistas, la proliferación de mecanismos asociativos e instrumentos de gestión

participativa de la empresa informativa mediante formulas como las sociedades de

redactores o en algunos casos, las cooperativas, otorga el factor intelectual una

preponderancia sobre los demás.

Es precisamente la intelectualidad del trabajo profesional del periodista lo que hace

nacer a su favor un derecho moral de autor capaz de legitimar la clausula de conciencia.


N a m p h i R o d r í g u e z | 95

Lo que distingue al autor del informador -dice Desantes-es su grado de profesionalidad

o el que el informador actúe como profesional o no. Por lo demás, en ambos casos su

trabajo tiene una doble dimensión, intelectual y moral. El punto en que esa doble

dimensión se bifurca constituye el lugar geométrico del derecho que nace de la cláusula

de conciencia, el punto de apoyo donde descansa su estructura jurídica. Por eso la

subordinación y la obediencia propias de un trabajo por cuenta ajena, como el de la

mayoría de los informadores, no pueden prevalecer frente a la libertad moral, que

necesita el periodista.

El profesor Escobar de la Serna, en su Manual de derecho de la Información, concluye:

"la empresa, de su parte, tiene una línea ideológica manifestada a través de sus

principios editoriales, lo que condiciona la autonomía del profesional de la información,

en efecto éste adquiere con el contrato un compromiso de integración en la empresa,

mediante la aceptación de dichos principios, que va más allá de la simple relación

laboral. La clave del entendimiento entre las partes está, precisamente, en la

armonización de ambas tendencias" .

1.3. CASOS EN QUE PUEDE SER INVOCADA

La cláusula de conciencia es un derecho de los periodistas que tiene por objeto

garantizar la independencia en el desempeño de su función profesional, dispone el

artículo 16 del proyecto de Modificación a la Ley 6132.

Siendo así, la primera cuestión a tomar en consideración al momento de aplicar este

derecho, es el elemento subjetivo de determinar quiénes entran en el estatus de

periodistas en el sentido estricto.

El artículo 4 de la Ley 10-91, de Colegiación Periodística, considera periodista

profesional al graduado de escuelas de periodismo y/o comunicación social de nivel


N a m p h i R o d r í g u e z | 96

universitario; y al que tiene por ocupación principal, regular y retribuida, buscar,

Obtener, y emitir informaciones u opiniones en publicaciones periódicas, medios

audiovisuales, en agencias de noticias, en oficinas y agencias destinadas a la

distribución de información, y que obtiene de esa ocupación los-principales recursos de

su subsistencia. .

Es claro que el espíritu de la letra de este texto sólo busca proteger a todos aquellos, que

ostentan la condición de periodistas como "profesión notable" y que obtienen a cambio

de su trabajo una remuneración "presente y fija".

Siendo así, caerían en la. Categoría de periodistas profesionales los colaboradores

eventuales, los corresponsales igualados y otros colaboradores .dé los medios.

En lo referente a las causas que justifican la invocación de la cláusula de conciencia, son

diversas dependiendo de la legislación y el país. Sin embargo, el Proyecto de

Modificación a la Ley 6132 busca conciliar las que son causas más frecuentes:

a) Cuando en el medio de-comunicación con el que están vinculados se produzca

un cambio sustancial de orientación informativa o línea ideológica, si este cambio crea,

para el periodista una situación de tal naturaleza que hiere su honor, su reputación o sus

intereses morales de una manera general.

b) Cesión del diario o del escrito periódico, tanto en prensa escrita como

electrónica, i cambio de su línea informativa y de opinión a favor, o en contra de

intereses políticos, religiosos, raciales, ideológicos, económicos o de otra índole que

incida, en sus convicciones.

e) Cuando se exija al periodista elaborar o firmar una información o un artículo de

opinión cuyo contenido entre en contradicción con su conciencia o ética profesional.


N a m p h i R o d r í g u e z | 97

No se puede perder de vista que la libertad ideológica es un elemento medular de la

libertad de expresión, por lo cual no es extraño que de estos conceptos, el más

controvertido al momento de invocar la clausula de conciencia del periodista sea el que

se refiere al cambio de orientación o línea ideológica del periódico o publicación.

El profesor Carreras Serra trata el asunto con una lucidez asombrosa: Definir cuál es la

línea editorial o si el cambio de orientación ideológica del periódico ha sido

suficientemente amplio como para justificar la cláusula será, muchas veces, discutible.

¿Puede un cambio de modelo informativo de un periódico considerarse un cambio

ideológico? ¿La nueva orientación que quiere dar al periódico un nuevo director es

suficiente para invocar la cláusula? Si la dignidad de un periodista no es objetable, si la

concepción ética puede ser diversa entre los periodistas, ¿cuándo puede considerarse

afectado el periodista en contrato que la invoca? En el ejercicio de la profesión, la

cláusula de conciencia es un derecho que sólo se ejercerá en la práctica en situaciones

límites o cuando el periodista tenga un prestigio profesional suficiente para encontrar

otro trabajo con facilidad. Dada la escasez de medios de información, en relación con el

número de periodistas y de alumnos de las facultades de periodismo, no es aventurado

a, firmar que un profesional joven, que se está labrando un currículo, hará un acto de

valentía social si ejercita la cláusula, con un resultado judicial incierto .. .'.',

1.4. PROCEDIMIENTO

La renuncia o dimisión del' periodista debe efectuarse en un breve plazo a partir del

momento en que se produce una de las tres causas de invocación de la cláusula de

conciencia, En el proyecto de modificación de la Ley 6132 se establece el plazo de 10

días contados a partir del momento en que se produce el hecho.


N a m p h i R o d r í g u e z | 98

Pese a que en el párrafo precedente se habla de la renuncia o dimisión, es pertinente

hacer la salvedad de que, en términos jurídicos, no se trata de lo mismo.

La renuncia es el acto por el cual el trabajador pone fin al contrato de trabajo por

voluntad unilateral, sin crear la obligación para el empleador de retribuirle las

prestaciones laborales e indemnizaciones que la ley prevé a su favor cuando es el

empleador quien termina la relación laboral.

Mientras que la dimisión es la resolución del contrato de trabajo por voluntad unilateral

del trabajador, pero con la posibilidad de recibir sus prestaciones e indemnizaciones en

los casos en que se justifique su acción.

Una vez aprobada la nueva Ley de Expresión y Difusión del Pensamiento, el

procedimiento ha de llevarse ante el juez competente en materia laboral, quien conocerá

de la justeza de la dimisión y determinará si realmente hay motivos para reclamar la

indemnización legal correspondiente.

El procedimiento a observarse será el que establece el artículo 96 del Código de

Trabajo, el cual regula el capítulo de la terminación del contrato-de-trabajo por causa de

dimisión del trabajador.


N a m p h i R o d r í g u e z | 99

2. EL SECRETO PROFESIONAL

2.1 FUNDAMENTO

Para desarrollar su labor, los periodistas necesitan estar bien informados. Esta

afirmación que resulta obvia y que parece una tautología, no los es tanto si observamos

que, tanto los poderes públicos como las empresas o las personas privadas intentan

controlar la información de todo aquello que les afecte, procurando qué una parte de

esa información quede bien oculta a los medios informativos. La profesión periodística

necesita entrar en este reducto cerrado de los agentes públicos y sociales si quiere

informar lo que realmente pasa en la sociedad o en la administración pública. Utilizar

fuentes confidenciales constituye una necesidad profesional de primer orden' y, de

hecho los periodistas más combativos son usualmente los que tienen más posibilidades

de encontrar las informaciones ocultas. .

Surge, entonces, la necesidad de utilizar "fuentes confidenciales" que aseguren la

revelación de la noticia necesaria para formar una opinión pública libre y plural y así

garantizar la "discreción o el anonimato'' a aquella persona que ha servido la

información. Para los periodistas es el arte de "pescar" información pública en

estamentos técnicos y fuentes fidedignas de la Administración.

El secreto profesional consiste en el derecho del periodista a negarse a revelar la

identidad del autor de la información a su empleador, a los terceros y a las autoridades

públicas o judiciales. Pero, también es el deber que tiene el periodista de no revelar

públicamente las fuentes de las informaciones recibidas en forma confidencial. Por ello,

se ha dicho, con acierto, que el secreto profesional del periodista es un derecho

subjetivo de naturaleza pública que integra la libertad institucional de la prensa. Ese

secreto coadyuva a obtener y difundir la información que interesa a la sociedad ya que,


N a m p h i R o d r í g u e z | 100

tanto en el ámbito privado como en el gubernamental, se generan datos y noticias que

son revelados bajo la condición expresa de preservarse la reserva de la fuente

informativa'.

De ahí que el fundamento principal del secreto profesional de los periodistas es el de

garantizar el derecho a la información que tienen los ciudadanos, como nos dice Marc

Castillo en su obra La Cláusula de Conciencia y el Secreto Profesional del Periodista: el

fundamento del secreto profesional reside, en primera instancia, en el interés colectivo y

la dimensión objetiva de su contenido, que facilita uh ejercicio más integral del derecho

a la información. El derecho a la información tiene un destinatario colectivo que es el

cuerpo .social; la sociedad es titular pasivo de un derecho fundamental, del que el

periodista es titular activo calificado y agente transmisor. Pero también tiene su

fundamento en el interés subjetivo del periodista de no desvelar la identidad del sujeto

productor de la noticia, para preserva la identidad en ésta y en otras ocasiones futuras.

En definitivo lo que persigue el secreto es guardar discreción sobre la identidad de la

fuente para asegurar el derecho a la información; es dar garantías jurídicas que aseguren

su anonimato y evitar las posibles represalias 'que puedan derivarse después de haber

desvelado una información, El periodista debe asumir esta exigencia en la medida en

que también está en juego su propia credibilidad' ante la fuente informativa, El interés

de la noticia justifica su difusión, que prevalece sobre la identidad del confidente.

Desde otra perspectiva, Alfonso Fernández Miranda, en El Secreto Profesional de los

Informadores, afirma que "no se trata de exonerar a los periodistas de sus

responsabilidades civiles y criminales, sino de evitar convertirlos en confidentes y

coadyuvantes forzosos de la policía. Ésta dispone de sus propios medios para llegar a la

verdad y no tiene porqué resultar imprescindible que sea el periodista el que haga su

trabajo.
N a m p h i R o d r í g u e z | 101

2.2. OBJETO

En el estado del Derecho de la Información, parece no justificarse las dudas que

se han generado entre juristas y expertos sobre cuál es el sujeto y cual el objeto del

secreto profesional de los periodistas.

El objeto de esta garantía de la libertad de información es la fuente y los soportes

materiales que puedan conducir a ésta.

En el secreto profesional periodístico, el bien jurídico protegido es el derecho a la

información, la fuente informativa, y no el contenido de éste, es decir, la intimidad de la

fuente que facilita la información. En ese sentido subraya Fernández Miranda que lo

único que el periodista tiene derecho a ocultar, el objeto sobre el que recaen las

facultades en que se concreta el contenido del derecho, es la fuente de la información,

jamás su contenido. No hay derecho a la intimidad del confidente porque, al cabo, el

contenido de la noticia va destinado en la confidencia, a su publicación. Por tanto,

concluye, el periodista está obligado, como todos los demás ciudadanos, a declarar

sobre los contenidos informativos que se le requieren, hayan sido publicados o no,

careciendo de toda justificación ocultar a la justicia lo que ha sido destinado a la

publicación. Lo único que se protege es la fuente, que es donde radica la garantía para

que no se interrumpa el flujo de la información hacia los medios'.

Es decir, que los periodistas no pueden excluirse de la obligación que impone la ley a

los ciudadanos de denunciar los crímenes o delitos de que tengan conocimiento. Por

ello, el profesional de la información que es llamado como testigo ante un tribunal para

narrar unos hechos que pueden ser determinantes para descifrar un crimen o delito no

puede rehusarse invocando el secreto profesional. Lo que no está obligado es a revelar

su fuente ni a ofrecer detalles que puedan conducir hasta la misma.


N a m p h i R o d r í g u e z | 102

Ahora bien, ¿qué pasa cuando un periodista se ha inventado una información que ataca

el honor de una persona e invoca el secreto profesional para simular la existencia de una

supuesta fuente, pretendiendo ser un simple transmisor de la información y así eludir su

responsabilidad jurídica?

Carreras Serra advierte que cuando la posición procesal del periodista en un juicio no es

la de testigo, sino la de inculpado, alegar el secreto profesional es problemático, porque

si lo hace será inexorablemente condenado al no poder probar su inocencia por haber

renunciado a presentar sus pruebas exculpatorias. Contra la persecución de un delito no

hay secreto profesional que valga para el periodista inculpado. Podrá éste hacer

ostentación de su derecho cuando sea testigo, si bien sólo podrá ocultar la fuente. de

información y sus soporte materiales, pero, no podrá negarse a declarar sobre los hechos

que conoce. El periodista también estará obligado a entregar si lo tiene los instrumentos

que hayan servido para preparar o consumar el delito. Pero cuando él es el inculpado la

decisión de proteger la fuente de información no pudiendo aportar otras pruebas

comportará probablemente la condena.

2.3. SUJETOS

Los sujetos del secreto profesional son los periodistas; es decir, aquellos profesionales

que tienen como trabajo principal, regular y retribuido obtener, elaborar y difundir

información por cualquier medio de comunicación y de forma cotidiana o periódica.

Sin embargo, cabría preguntarse aquí, ¿qué pasa con los colaboradores y con aquellos

periodistas que hacen investigaciones independientes y que luego la publican en los

medios?
N a m p h i R o d r í g u e z | 103

En el caso de los colaboradores, la doctrina se inclina porque se le permita invocar el

secreto profesional siempre que tengan un vínculo permanente con el medio, a pesar de

que no tengan como fuente principal de ingreso su labor de difusión.

En lo referente a los periodistas que desarrollan investigaciones independientes y las

venden o las publican en distintos medios, no parece caber duda de que están protegidos

por el secreto profesional, debido a su condición de profesionales de la .información.

Por último, es importante reseñar que para que se pueda invocar el secreto profesional

como derecho periodístico, hay que tener en cuenta de que se 'trata de una información

cuya veracidad ha sido debidamente comprobada por el profesional de la información.

Sobre ese particular ha dicho el Tribunal Constitucional español que existe la

responsabilidad en el periodista de un específico deber de diligencia en la comprobación

razonable de la veracidad en el sentido de que la información rectamente obtenida y

razonablemente contrastada ' es digna de protección, aunque su total exactitud sea

controvertible o se incurra en errores circunstanciales que no afecten la esencia, de lo

informado.

2.4. LÍMITES

El secreto profesional no es un derecho absoluto, como tampoco lo son las libertades de

expresión e información, cuyo fuero protege.

Encuentra como límites consustanciales los derechos de la dignidad y la moral de las

personas, que no están obligadas a soportar los "embates" de una actividad informativa

infundada, o fundada en rumores o fuentes cuestionables.

Por otro lado, no hay mucha contradicción en el hecho de que cuando el testimonio de

un periodista es imprescindible para la determinación procesal de la verdad en un


N a m p h i R o d r í g u e z | 104

juicio,' éste está obligado a comparecer ante la autoridad judicial y a ofrecer su versión

sobre los hechos sin revelar su fuente.

Igualmente, este derecho tiene un límite razonable en el manejo de la política

informativa de un medio y el respeto que le tenga a su público. No puede un medio

abusar del derecho de basar todas sus informaciones o la mayor parte de ellas en

fuentes. Existe el deber corporativo de trazar políticas editoriales necesariamente

fundadas en fuentes ciertas y comprobables.

2.5. EL SECRETO PROFESIONAL EN LA REPÚBLICA DOMINICANA

Lo mismo que en Francia, en República Dominicana el criterio para la admisibilidad del

secreto profesional es muy restrictivo.

El legislador dominicano no incluyó a los periodistas en el texto del artículo 377 del

Código penal, que establece el deber de secreto o "sigilo" de los profesionales de la

medicina y de otras ramas.

Sin embargo, no se trata de un dislate, sino de una clara percepción de que se está ante

dos "tipos legales" distintos. El secreto profesional de los periodistas constituye un

derecho de los informadores, mientras el secreto profesional de los médicos, abogados u

otras profesiones es un deber, una obligación respecto a sus clientes. En el primero, la

revelación de la fuente de un periodista no le lleva necesariamente a incurrir en

responsabilidad jurídica, más bien viola reglas de carácter ético.

El secreto profesional de.los periodistas busca garantizar a los informadores el derecho

de reservar sus fuentes de información, aún en los casos en que. sean llamados a

declarar como testigos ante los tribunales o ante cualquier autoridad judicial o

extrajudicial.
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Empero, la revelación del secreto de un médico puede entrañar sanciones no sólo éticas

o del orden civil, sino también penales, como establecen los 'artículo 377 Y 378 del

Código Penal.

De otro lado, el artículo 13 de la Ley de Expresión y Difusión del Pensamiento. concibe

el secreto profesional como un "privilegio", al disponer que los autores que utilicen

seudónimo están obligados a indicar, por escrito, antes de la inserción de sus artículos,

su verdadero nombre al director de la publicación.

En caso de persecuciones contra el autor de un artículo no-.firmado o firmado con: un

seudónimo, el director será liberado del privilegio del secretó-:profesional a petición del

Procurador Fiscal apoderado de tendrá que revelar la verdadera identidad del autor, sin

perjuicio de las responsabilidades y las sanciones establecidas por la Ley.

Es obvio que esta concepción del secreto profesional contemplada en la Ley 6132 es

angosta y carente de consistencia a la luz de la concepción de este dere.cho hoy día.

En el estado actual del ordenamiento jurídico dominicano se podría afirmar más

lógicamente que el secreto profesional de los periodistas está inserto en la figura de la

censura previa que veda el artículo 8, inciso 6 de la Constitución.

Siguiendo a Badeni: "Imponer a un periodista la violación de su secreto' profesional, o

el deber de revelar la fuente de información, son aspectos que exteriorizan el ejercicio

de la censura. Así, ya en 1952, el Primer Congreso Mundial de Periodistas reunido en

Santiago de Chile, enumeró entre las Restricciones a la libertad de prensa de carácter

profesional, a la prisión y las sanciones que se aplican a los periodistas para obligarlos a

revelar la fuente de su información.


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NOTAS:

1. Luis Escobar de la Serna, Manual de Derecho de la Información, pág. 278.

2. L1uis Carreras Serra, Régimen Jt1rídico de la información, pág.166.

3. Marc Castillo, citado por Escobar de la Serna, ob. cit., pág. 276.:'

4. JM. Lelopu. Le journal, les journalistes et le droit d'auteur, pág. 1E1,.citado.por

Escobar de la Serna, ob. cít., pág. 277.

5. Carreras Serra, ob. cit., pág.,. 171.

6. Carreras Serra, ob. cit., pág. 172.

7. Fidel Isaac Lazzo, citando al Consejo Europeo, disertación presentada en el

Serninario Profesional sobre Aspectos Jurídicos de la Empresa .Periodística, Buenos

Aires:;Argentina, 1988, citado por Gregorio Badeni, pág. 175 Y 176.

8. Fernández Miranda, El Secreto profesional de los Informadores, pág. 126.

9. Carreras Serra ob. cit., pág.:177

10. Badeni, Libertad de Prensa, pág. 177


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CAPITULO VI:

EL DERECHO DE AUTOR EN LA OBRA PERIODISTICA

1. LA PROPIEDAD INTELECTUAL EN EL ORDENAMIENTO JURIDICO

DOMINICANO.

En Republica Dominicana, la propiedad intelectual constituye un derecho de la

personalidad, consagrado por el artículo 8, inciso 14 de la Constitución, que

reconoce y protege la propiedad exclusiva por tiempo y en la forma que determine la

ley de los inventos y descubrimientos, así como se las producciones científicas,

artísticas y literales.

Para una parte de la doctrina, se trata de la concreción del derecho a expresar y

difundir libremente pensamientos, ideas y opiniones; es decir, de la manifestación

de la libertad de expresión en su sentido más amplio.

José María Desantes, en su obra Derecho de la Información comenta que la facultad

de difusión es lo que caracteriza el derecho del autor. Pero tal facultad es una de las

tres que integran el derecho a la información, libertad de expresión. El derecho de

autor es, genéricamente, derecho a la información que se manifiesta específicamente

por constituir el ejercicio de la facultad de difusión por el mismo creador del

mensaje, y conforme a la facultad genérica de disposición, por sus derechohabientes.

A la luz del principio constitucional del artículo 8, inciso 14 de la Constitución, que

reconoce y protege la propiedad intelectual, dos leyes adjetivas se han encargado de

la regulación y gestión de estos derechos.


N a m p h i R o d r í g u e z | 108

Al efecto, estas leyes dividen la propiedad intelectual en propiedad industrial,

derecho de marcas, patentes, nombres comerciales, modelos de utilidad e

industriales, etc.- y derechos de autor.

El instrumento de Derecho Internacional que encuadra esta materia es el Acuerdo

sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el

Comercio de la Organización Mundial del Comercio (ADPIC o Acuerdo TRIPs, por

sus siglas en ingles), ratificado por la Republica Dominicana en 1995, en virtud del

artículo tres de la Constitución, que establece que el país reconoce las normas del

Derecho Internacional general en la medida en que sus poderes públicos las hayan

adoptado.

Del mismo modo, el Estado Dominicano se hizo signatario en 1912 de la

Convención de Paris para la Protección de la Propiedad Industrial y firmo en 1961

la Convención Internacional sobre la Protección de los artistas Intérpretes o

ejecutantes, los Productores de fonogramas y los Órganos de Radiodifusión,

conocida como la convención de Roma. A estos dos tratados se agregan la adhesión

en 1997 a la Convención de Berna para la Protección de la Propiedad Artística y

Literia y en 1999 a la Convención que crea la organización Mundial de Propiedad

Intelectual (OMPI) como el organismo de las Naciones Unidas encargados de

garantizar la cooperación internacional para la vigencia de los derechos

intelectuales.

En termino de la legislación interna existen las leyes 20-00 sobre Propiedad

Industrial, y 65-00, sobre Derecho de Autor, ambas aprobadas en el año 2000 bajo el

influjo de los Acuerdos Internacionales citados.


N a m p h i R o d r í g u e z | 109

2. EL DOBLE VÍNCULO DEL DERECHO DE AUTOR.

La propiedad intelectual consignada en el artículo 8 numeral 14 de la Constitución

reconoce la propiedad de una obra al autor de la misma por el solo hecho de su creación.

Este reconocimiento se manifiesta en un doble vinculo: el derecho moral que le confiere

al autor una titularidad imprescriptible sobre el contenido de la obra y el derecho

patrimonial, que le concede el derecho de publicarla, divulgarla o ponerla a disposición

del público bajo las condiciones que determine.

Sobre el derecho moral, consigna el artículo 17 de la Ley 65-00, que el autor tendrá un

derecho perpetuo e inalienable para reivindicar en todo tiempo la paternidad de su obra

y, en especial para que indique su nombre o seudónimo, cuando se realicen cualquiera

de los actos relativos a la utilización de su derecho.

Asimismo, podrá oponerse a toda deformación, mutilación u otra modificación de la

obra, cuando tales actos puedan causar perjuicios a su honra o a su reputación

profesional o la obra pierda meritos literarios académicos o científicos. Respeto a la

publicación, el autor tiene el derecho de conservar su obra inédita o anónima hasta su

fallecimiento o después de el, cuando así lo ordene por disposición testamentaria, lo

mismo que retirarla de circulación o suspender cualquier forma de utilización, aunque

ella hubiese sido previamente autorizada, indemnizando los perjuicios que se pudiesen

causar a los terceros.

El derecho patrimonial está contemplado en el artículo 19 de la citada ley y establece

que los autores y sus causahabientes tienen la libre disposición de su obra a título

gratuito y oneroso y, en especial, el derecho exclusivo de autorizar y prohibir la

reproducción de la obra en cualquier forma y procedimiento, su traducción a cualquier

idioma o dialecto, su modificación mediante adaptación, arreglo o cualquier otra forma


N a m p h i R o d r í g u e z | 110

y su inclusión en producciones audiovisuales, en fonograma o cualquier otro tipo de

producción.

Igualmente, podrá disponer de la distribución al publico del original o de copias de la

obra, mediante venta, alquiler, usufructo o cualquier otra forma y de su comunicación

por cualquier procedimiento o medio conocido o por conocer.

La ley 65-00 reconoce el derecho patrimonial del autor durante su vida, mientras que los

conyugue, herederos y causahabientes tienen un derecho sobre la obra por cincuenta

años contados a partir de la muerte del autor.

AUDITORIA Y CONTRATO LABORAL DEL PERIODISTA

Desde el punto de vista del Derecho de Autor, un periódico o una revista es una obra

colectiva. El artículo 16 de la ley 65-00, sobre derecho de autor, define la obra colectiva

como la creada por varios autores, por iniciativa y bajo la dirección de una persona

natural o jurídica, que la coordina, la divulga y publica bajo su nombre y en la que, o no

es posible identificar a los autores, o sus diferentes contribuciones se funden de tal

modo en el conjunto, que no es posible atribuir a cada uno de ellos un derecho indiviso

sobre el conjunto realizado.

De lo que se trata es que el profesional de la información, forme parte de una

organización empresarial dedicada a recabar y divulgar noticias, la cual tiene

personalidad jurídica propia. Así, en ese proceso corporativo de recoger noticias

intervienen distintos responsables para la elaboración del producto final y son diversas

las labores que se realizan.


N a m p h i R o d r í g u e z | 111

No parece extraño que de ese todo sea titular la persona natural o jurídica que lo edita o

publica, y elabora bajo su coordinación, titularidad del todo que es independiente de la

que pudiera existir de alguna parte con identidad propia dentro del mismo. De ese todo,

del conjunto no se puede atribuir derecho alguno a los posibles autores que han

contribuido separadamente. Hay que entender que esa cualidad nueva surgida, que lo ha

convertido en un número del periódico, ha sido merced a una organización y a un

trabajo realizado en su seno.

No obstante esta característica de la labor del periodista de trabajo por cuenta ajena, no

se puede poner en duda que la labor individual de los periodistas constituye una obra de

creación intelectual sobre la que la empresa no tiene el dominio total.

La Constitución en su artículo 8 numeral 14, y la ley 65-00 protegen al autor por el solo

hecho de su creación y el artículo 16 de la citada ley define al autor como la persona

física que realiza la creación.

De ahí que redactor o reportero tienen el derecho de firmar sus trabajos. La firma de un

artículo por un periodista no es un acto vano, sino de promoción profesional: el ejercicio

de este derecho no constituye solo un derecho moral, sino también una fuente de

expectativas económicas. Por otra parte, la firma del artículo da al periódico más

credibilidad, especialmente cuando el periodista tiene prestigio.

Sin embargo, el derecho de autor del profesional de la información reconoce

limitaciones que son derivativas de la misma índole de la empresa informativa. Por

ejemplo, si el artículo 16 de la Ley protege como titular al periodista, este debería gozar

de los derechos irrenunciables e inalienables consignados en el artículo 17 para los

autores. A saber, debería poder disponer de la divulgación de la obra u optar por

preservarla inédita, así como oponerse a las modificaciones o deformaciones.


N a m p h i R o d r í g u e z | 112

Pero, en esta, materia, el derecho de observar la obra y de disponer o no su publicación

recae sobre el director o editor de la publicación, quien también decide la forma en que

la pública: parcialmente, en serie o de forma inextensa.

Según los expertos, hay aquí un conflicto de derechos que posee el que pertenece al

director o editor y los derechos que posee el autor.

A juicio de Carreras Serra, si la relación entre empresa y periodista no fuese laboral,

éste podría negarse a publicas su obra deformada, haciendo uso de los derechos que le

corresponden. También hay que distinguir el hecho de que si lo que modifica el director

es un artículo de opinión el periodista puede negarse a que el artículo se publique,

puesto que además de ser el autor queda protegido por el ejercicio de los derechos

fundamentales de libertad ideológica y de expresión. Pero si se trata de una información

de actualidad, o de una entrevista, la relación laboral supone que el empresario ha

comprado la fuerza de su trabajo y que el director del producto puede disponer para

formar la obra colectiva. En este último caso-siguiendo a Carreras Sierra-, los derechos

del periodista deben ceder anta la propiedad del producto, que siempre es de la empresa,

sobre el cual el trabajador –el periodista- sólo tiene unos derechos derivados, pero no el

dominio. El ejercicio de estos derechos derivados –los derechos morales como autor-

sólo podrá consistir en decidir aceptar la modificación de la obra y firmar la

información como autor, o, en otro caso, considerar que la información, al haber sido

modificada, ya no es moralmente una obra de su creación e impedir que se le atribuya a

través de su firma.

También es obvio que el periodista ha cedido los derechos de explotación de su obra, a

cambio de una contraprestación económica. El artículo 79 de la Ley 65-00 establece que

el autor o sus causahabientes pueden ceder o conceder a otra persona el derecho a


N a m p h i R o d r í g u e z | 113

utilizar la obra en su contenido patrimonial. La cesión de derechos patrimoniales puede

título gratuito u oneroso, en forma exclusiva o no exclusiva. Salvo pacto en contrario o

disposición expresada de la Ley, la cesión se presume realizada en forma no exclusiva y

a titulo oneroso.

Sin embargo, la Ley sobre Derecho de Autor es clara cuando prescribe que la

interpretación de los contratos sobre derecho de autor será siempre restrictiva y no se

admite el reconocimiento de derechos más amplios de los expresamente concedidos. De

éste mandato se deriva que el periodista conserva su derecho a explotar su obra en

forma que no represente una competencia desleal al medio para el que trabaja. Por

ejemplo son muy comunes y los artículos de opinión publicados en un periodo

determinado en un medio. El criterio aceptado en otras legislaciones, es que para este

tipo de actividad, el periodista no necesita la autorización del medio en el que se

publicaron los trabajos.

Otra cuestión importante es el hecho de que, el contrato laboral no necesariamente

abarca toda la actividad del periodista. Este puede, en su tiempo libre y en la misma

empresa, hacer trabajos especiales para ese medio u otro, todo dependerá de la

modalidad contractual con la haya ingresado al medio.

NOTAS:

1. Rosa María García Sanz, El Derecho de Autor de los Informadores, pág. 59

2. Lluís Carreras Serras, Régimen Jurídico de la Información, pág. 162.


N a m p h i R o d r í g u e z | 114

CAPÌTULO VII

LÍMITES DE LAS LIBERTADES DE EXPRESIÓN E


INFORMACIÓN

1. Dialéctica constitucional

En la Constitución Dominicana, la libertad de expresión consignada en el artículo 8,

inciso 6-lo mismo que las restantes libertades públicas -, no constituye un derecho

absoluto.

Ese mismo texto dispone que cuando el pensamiento expresado sea atentatorio a la

dignidad y a la moral de las personas, al orden público o a las buenas costumbres de la

sociedad, se impondrán las sanciones dictadas por la ley. Igualmente, prohíbe toda

propaganda subversiva, ya sea por anónimo o por cualquier otro medio de expresión,

que tenga por objeto provocar desobediencia a las leyes, sin que esto pueda coartar el

derecho al análisis o a la crítica de los preceptos legales.

El estudio de este artículo nos lleva a afirmar que el derecho inherente de cada

individuo para exponer libremente sus ideas debe ser regulado, con el objeto de

armonizar su ejercicio con la protección que merecen las demás libertades públicas

tuteladas por la constitución. Así, al derecho que tiene toda persona a emitir sin censura

previa su pensamiento mediante palabras escrita o por cualquier otro medio, se le

oponen los límites del honor y a la intimidad como prerrogativas de la personalidad y el

orden público, la seguridad nacional y las buenas costumbres de la sociedad.

Se puede afirmar, entonces, que en la constitución dominicana se configura tres tipos de

límites a la libertad de expresión, a saber:


N a m p h i R o d r í g u e z | 115

a) Límites para proteger el honor y la moral de los particulares;

b) Límites para mantener el orden público y las buenas costumbres de la sociedad;

y,

c) Límites para preservar la paz y la soberanía nacional.

Ocupémonos ahora de los límites de interés privado, aquellos que afectan el honor y la

moral de los particulares. Los derechos al honor, a la intimidad y a la propia imagen no

han sido expresamente citados en el texto constitucional: sin embargo, no hay ninguna

dificultad para su entendimiento y asimilación como derechos de la dignidad y la moral

de las personas. Por esa razón, el legislador se ha ocupado de desarrollar y precisarlo en

el cuerpo legal dominicano.

Nuestra Carta Sustantiva ha seguido el sistema de los tratados internacionales, y

específicamente, del pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, el cual

establece que la libertad de expresión está sujeta “a ciertas restricciones que deberán, sin

embargo, estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar el respecto

a los derechos o a la reputación de los demás, la protección de la seguridad nacional, el

orden público o la moral públicas”.

La idea es que todos los derechos, al ser ejercidos, concurren con otros bienes jurídicos

protegidos que también son signos de tutela en la sociedad.

Aquí nos encontramos –señala Carreras Serra- con un conflicto jurídico: la posibilidad

del ejercicio, por parte de dos personas, de dos derechos fundamentales

constitucionalmente protegidos que chocan entre ellos, produciéndose la lesión de uno y

otro. Esta confrontación dialéctica se produce por el carácter relativo que tienen

todos los valores humanos: no hay ningún derecho absoluto. Esto es consustancial a la
N a m p h i R o d r í g u e z | 116

vida en la sociedad, en la cual los valores humanos, personales y subjetivos, como la

libertad, la dignidad, la intimidad y la propia opinión son derechos que a veces se ven

condicionados en su ejercicio por la lesión que puedan producir a otros.

Entonces, se plantea el problema de la cuál de estos derechos dar más preponderancia,

cuando se producen choques en su ejercicio. Por ejemplo, cuando la libertad de

informaciones denunciada como lesionadora del derecho al honor o invade la vida

privada de una persona.

En nuestro país, la jurisprudencia que existe en esta materia es exigua, por no decir

inexistente. Pero en naciones con una fuerte tradición de protección a sus derechos

individuales, como España, la tendencia es a otorgar mayor relevancia a las libertades

de expresión e información, por ser estas fundamentales para la formación de una

democracia fuerte y una opinión pública plural.

El caso de los tribunales españoles es ilustrativo, porque no solo se han limitado a

inclinar la balanza en uno u otro sentido, sino que han configurado una doctrina judicial

fundada en el equilibrio entre ambos derechos. Veamos la siguiente ponderación de la

jurisprudencia del Tribunal Constitucional español que sobre este tema nos presenta el

profesor Carreras Serra en su libro Régimen Jurídico de la Información:

La jurisprudencia constitucional otorga a la libertad de expresión o de información un

carácter preferente sobre los demás derechos fundamentales, como son el derecho al

honor, a la intimidad a la propia imagen. De manera que si la libertad de expresión se

practica regitivamente –porque no se utilizan expresiones formalmente injuriosas o

vejatorias-, el derecho al honor cede ante ella. O si la libertad de información se ejerce

con noticias –no con rumores o con menosprecio de la libertad-, que son de interés

publico por su contenido o por referirse a una persona de relevancia publica, al de


N a m p h i R o d r í g u e z | 117

protegerse frente al derecho del honor. Y esto es así en virtud de la especial

significación que tiene las libertades de expresión e información en relación a todos los

demás derechos –que de no existir estas libertades quedarían vacios de contenido-, y

porque estas libertades conforman la dimensión objetiva e institucional de

conformación de opinión pública.

En la terminología del propio Tribunal Constitucional, las libertades expresión e

información tienen una fuerza expansiva frente a los demás derechos fundamentales,

que obliga a una interpretación restrictiva de los derechos que las limitan. En el

enjuiciamiento de cada caso no se tratara inicialmente de establecer si el ejercicio de la

libertad de expresión ha ocasionado una lesión al derecho al honor, sino que

previamente se deberá determinar si el ejercicio de estas libertades ha sido legitimo o

no, si se ha llevado a cabo dentro del ámbito protegido constitucionalmente –sin

extralimitaciones en su contenido o en sus elementos-, y, en caso afirmativo, tendrá un

carácter preferente ante las posibles lesiones de los derechos al honor, la intimidad y la

propia imagen que limitan las libertades.

Esta posición de la jurisprudencia española ha sido fundada en el hecho de que las

libertades de expresión e información no constituyen solo un interés legitimo de los

particulares, sino que, en un plano social, significan también el reconocimiento y la

garantía de una institución política fundamental, que es la opinión publica libre,

indisolublemente ligada con el pluralismo político, que es un valor fundamental y un

requisito del funcionamiento del sistema democrático.

Empero, los mismos jueces españoles han ido estableciendo unos criterios para otorgar

tal preferencia a las libertades informativas y, en ese sentido, existe una sentencia de

1990, del tribunal Constitucional, que destaca entre esos requisitos la veracidad y el
N a m p h i R o d r í g u e z | 118

interés publico de la información que se sirve como elementos fundamentales: “Para

indagar si en un caso concreto el derecho de información debe prevalecer, será preciso y

necesario constatar, con carácter previo, la relevancia pública de la información, ya sea

por el carácter público de la persona a la que se refiere o por el hecho en sí en que esa

persona se haya visto involucrada, y la veracidad de los hechos y afirmaciones

contenidos en esa información”.

Pese a lo valiosa e interesante que es la posición de los tribunales españoles, creemos

que esta es una cuestión difícil de revolver sin abstracto y que, en una buena

administración de justicia, deben ser los jueces, en su día a día, ponderando in concreto

los elementos de cada caso, los que han de determinar cuáles derechos prevalecen.

2. LA DIGNIDAD Y LA MORAL COMO DERECHOS DE PERSONALIDAD

Contrario a constituciones de otras naciones, que han consagrado separadamente la

libertad de expresión y los derechos de la personalidad que se configuran como sus

límites, nuestra Carta Magna incluye en el mismo texto-artículo 8, inciso6- la libertad

de expresión y los derechos de la dignidad y la moral de las personas que constituyen

sus fronteras.

Pese a que no hay ninguna contradicción en esa formulación constitucional, quizá

hubiera sido más deseable que se hubiese optado por definir y consagrar por separado

cada una de estas libertades, a fin de garantizarlas más ampliamente y precisar su

límites.

Como Estado democrático de derecho, en el sistema constitucional dominicano el orden

público y la paz social están fundados en la observancia de los derechos de las personas

y el respeto de su dignidad.
N a m p h i R o d r í g u e z | 119

Esto así, porque estos derechos se encuentran vinculados a la existencia misma de los

individuos; por esa, las prerrogativas que los constituyen –el honor, la intimidad y la

propia imagen- tienen el carácter de irrenunciables, inalienables e imprescriptibles. Se

trata de derechos fundamentales para el desarrollo social e individual de las personas en

el marco del Estado democrático de derecho.

Carreras Serra nos comenta que no se puede concebir un ser humano sin dignidad; esta

nace con la persona misma, contrarios a otros derechos, que su reconocimiento proviene

de un acto legal del Estado, como por ejemplo, el derecho al domicilio o el derecho a la

propiedad. Los derechos de la personalidad son irrenunciables e inalienables por su

carácter social y existencial, en el sentido de que una persona sin derecho a la vida o

derecho al honor, deja de ser persona para convertirse en esclava. Por eso mismo son

también imprescriptibles, porque han de dudar toda la vida de la persona.

Estos derechos no solo son reconocidos por la Constitución dominicana, sino que en

enunciado general del artículo 8 se consagra como finalidad primordial del Estado la

protección efectiva de los derechos de la persona y el mantenimiento de los medios que

le permitían perfeccionarse progresivamente, dentro de un orden de libertad individual y

de justicia social, compatible con el orden público, el bienestar general y los derechos

de todos.

3. EL DERECHO AL HONOR

El derecho al honor no padece como tal en nuestra Constitución, sino que está incluida

como un derecho derivativo de los derechos a la dignidad y a la moral de las personas,

reconocidos por el artículo 8, numeral 6. Sin embargo, en el ordenamiento legal si

encontramos el derecho al honor como un buen jurídico directamente tutelado por el

legislador. El articulo uno de la ley 6132, que rige la materia de la libertad de expresión
N a m p h i R o d r í g u e z | 120

en República Dominicana, prescribe que “es libre la expresión del pensamiento, salvo

que se atente contra la honra de las personas, el orden social o la paz pública”.

Asimismo, los artículos 367 del Código Penal, y 29 de la ley 6132, disponen que “la

difamación es la elegancia o imputación de un hecho que ataca el honor o la

consideración de la persona o del cuerpo al cual imputa”.

Ni la constitución ni las leyes adjetivas ofrecen una definición del término honor, y ello

se explica en el hecho de que este es un concepto de una fuerte raigambre moralista, que

esta muy condicionado por las circunstancias del entorno de cada individuo y que, por

lo tanto, es cambiante.

Según Herrero Tejedor, existe una clara dificultad en dar una definición estricta del

bien jurídico del honor. Ello puede deberse al hecho de que nos encontramos ante un

concepto pre jurídico muy influido, tanto por las circunstancias concretas -personales y

ambientales- en que se desenvuelve, como por tratarse de un valor que, lejos de

permanecer inmutable, sufre especialmente las consecuencias del paso del tiempo y las

ideas vigentes en cada momento en la sociedad.

Sin embargo, hay varias acepciones de la palabra honor. Desde las que nos ofrece el

lenguaje común hasta las que tienen una significación más técnica o jurídica.

En la doctrina actual, la amas aceptada es aquella que presenta el honor como un bien

jurídico, del que son titulares todas las personas y que se manifiesta en un doble sentido:

a) desde un punto de vista objetivo, es la buena reputación o fama con que cuenta una

persona; y b) desde un punto de vista subjetivo, es la valoración que cada sujeto tiene de

si mismo. Es el intimo valor moral del hombre la estima de los terceros o bien la

consideración social, el buen nombre o buena fama, así como el sentimiento y

conciencia de la propia realidad.


N a m p h i R o d r í g u e z | 121

La Ley 6132, sobre expresión y Difusión del pensamiento, tipifica y sanciona como

delito como delito penal las intromisiones o ataques ilegítimos que puedan invadir la

esfera del derecho al honor de las personas.

Así, el artículo 29 de la citada Ley establece que constituye el delito de difamación toda

alegación o imputación de un hecho que encierre ataque al honor o la consideración de

una persona o del organismo al cual se imputa el hecho.

De acuerdo al mismo texto, dicho delito se tipifica aun cuando la alegación o el ataque

se hagan de forma dubitativa o si alude a una persona o a un organismo no mencionado

de manera expresa, pero que puede ser identificado por los términos que se utilicen.

Asimismo, constituye injuria toda expresión ultrajante, término despectivo o invectiva

que no conlleve imputación de hecho alguno. Esta misma formulación la repite el

artículo 367 y siguientes del Código Penal.

Emmanuel Pierrat nos señala que estas naciones del honor de la consideración no varían

por el estatus de la víctima, puesto que la protección del honor se funda en los derechos

a la dignidad y la moral de las personas que, en el sistema constitucional dominicano,

protege el artículo 8 de la Carta Sustantiva.

Como valor social, el honor es fundamental para el desarrollo pleno de los individuos y

de su vida. De la reputación o el buen nombre que gocen las personas va a depender su

prestigio y, consecuentemente, sus posibilidades de crecimiento social, político y

comercial.

Un ejemplo elocuente de esto lo constituye el prestigio profesional de las personas o la

consideración social de que son acreedora en el desempeño de su trabajo. Carreras Serra

cita parte de una sentencia del Tribunal Constitucional español que es de gran valor.
N a m p h i R o d r í g u e z | 122

Veamos: El trabajo, para la mujer y el hombre en nuestra época, representa el sector

más importante y significativo de su quehacer en la proyección al exterior, hacia los

demás e incluso, en su aspecto interno, es factor predominante de realización personal.

La opinión que la gente pueda tener de cómo trabaja cada cual, resulta fundamental para

el aprecio social y tiene una influencia decisiva en el bienestar propio de la familia, pues

de el depende no ya el empleo.

4. DERECHO A LA INTIMIDAD

El derecho a la intimidad está consignado en el artículo 12 de la Declaración Universal

de los Derechos Humanos, de 1948, y en el artículo 17 del pacto Internacional de los

Derechos Civiles y políticos. Ambos convenios establecen que nadie será objeto de

injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia,

ni de ataques a su honra o su reputación. Además, prescriben que quien sufra estas

intromisiones tiene derecho a la protección de la ley.

El derecho a la intimidad tiene por objeto el respeto a un ámbito de vida privada,

personal y familiar, que debe quedar excluido del conocimiento ajeno y de las

intromisiones tiene derecho a los demás.

Pese a que se reconoce claramente cuál es el objeto de este derecho, no hay unidad en la

doctrina jurídica actual sobre pero si designarlo como derecho a la intimidad o la

privacidad, por lo cual frecuente encontrase con autores que aluden a el de manera

indistinta, utilizando los dos vocablos.

Carreras Serra, sin embargo, nos refiere que la privacidad es más amplia que la

intimidad, puesto que mientras la intimidad protege las esferas en que se desarrollan las

facetas singularmente reservadas a la vida de las personas, la privacidad constituye un

conjunto más amplio, más global, de facetas de su personalidad que, aisladamente


N a m p h i R o d r í g u e z | 123

consideradas pueden carecer de significación intrínseca, pero que coherentemente

entrelazadas entre sí, arrojan como precipitado un retrato de la personalidad del

individuo que este tiene el derecho de mantener reservada.

De su lado, Mare Castillo define la intimidad como el derecho del ciudadano no solo a

preservar una esfera de la vida propia como secreta e intangible a los demás, sino

también a ostentar la capacidad para evitar su manipulación o instrumentalización. La

intimidad, más que un derecho a no ser molestado, es un derecho de participación y

control de las informaciones que afectan a las personas y sobre las que el interesado está

legitimado para incidir en la forma y contenido de su divulgación, ámbito este en el que

se suele producir un gran porcentaje de las intromisiones ilegitimas.

Dejando atrás las divergencias de los autores, de lo que se trata es de la necesidad de

que cada quien tenga un “recuerdo íntimo”, un espacio vital en el cual desarrollar una

serie de actividades de su vida privada que no tienen por qué estar expuestas a la

publicidad.

Hoy día, la consagración de este derecho tiene más vigencia que nunca, por los avances

logrados por la tecnología y los medios electrónicos de comunicación. Hay que admitir

que son inusitadas las implicaciones que conlleva para la vida privada de las personas el

desarrollo experimentado por la tecnología satelital y los medios para practicar técnicas

de grabación de la voz, de imágenes y de lugares. De no ser regulado el uso de estos

medios, no sería posible un minuto de calidad de la vida humana.

Sobre ese particular, nos dice Herrero Tejedor que una vida privada que es objeto de

investigaciones y divulgaciones no es verdaderamente libre: se encuentra tratada por el

conocimiento que de ella adquieren la autoridad pública o los particulares. Una

correspondencia cuyo secreto está expuesto a ser violado no permite a sus sujetos la
N a m p h i R o d r í g u e z | 124

libre expresión de sus pensamientos y sentimientos. Pesa todavía más la violación del

secreto de la vida privada por la autoridad pública: cuando esta adquiere conocimiento

de ciertos elementos de la intimidad, tales como las opiniones políticas o religiosas, los

ciudadanos pueden legítimamente tener discriminaciones injustas.

4.1. La Intimidad en el Orden Jurídico Dominicano

Ya vimos que los artículos 12 y 17 de la Declaración Universal de los Derechos

Humanos y del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, respetivamente,

consagran como una prerrogativa fundamental de la personalidad el derecho a la

intimidad.

Estas disposiciones son de aplicación inmediata en la República Dominicana, debido a

que ambos pactos han sido ratificados por el Estado dominicano y en virtud de lo que

establece el artículo 3 de la constitución, que hace mandatarios los tratados

internacionales una vez son ratificados por el congreso.

En nuestro ámbito interno, la constitución protege el derecho a la intimidad –artículo 8,

incisos 3 y 9- al consignar la inviolabilidad del domicilio, de las correspondencias y

demás documentos privados, y el secreto de la comunicación telegráfica, telefónica y

cablegráfica.

Sobre la inviolabilidad del domicilio, el precepto constitucional establece que ninguna

visita domiciliaria –pesquisa, registro o allanamiento- puede verificarse sino en los

casos previos por la ley y con las formalidades que ella prescribe.

En lo atinente al secreto de las correspondencias y demás documentos privados, así

como e las comunicaciones telegráficas, telefónicas y cablegráficas, hay que colegir que

el bien jurídico constitucionalmente protegido es la libertad de comunicación en todas


N a m p h i R o d r í g u e z | 125

sus manifestaciones; de lo cual se deriva que se prohíbe la intercepción o captación del

proceso de comunicación, lo mismo que todo conocimiento anticipado de lo

comunicado, tales como la apertura de las correspondencias ajenas por un tercero que

no sea su destinario.

Una resolución de la Suprema Corte de Justicia, la número 1920, de noviembre de 2003,

ha establecido que el principio justicia previo consagrado en el artículo 8, numeral 2,

letra “J”, que establece que nadie puede ser juzgado sin haber sido oído o debidamente

citado, ni sin observancia de los procedimientos que establezca la ley para asegurar un

juicio imparcial y el ejercicio del derecho de defensa, vincula prerrogativas

fundamentales como la libertad, la intimidad, las comunicaciones telegráficas y

cablegráficas y muchas otras de igual rango y naturaleza, que solo podrán ser limitadas

mediante la debida autorización judicial.

En el orden de la legislación, el artículo 337 del Código Penal, modificado por la ley

24-97, castiga con prisión de seis meses a un año, y multa de veinticuatro mil a

cincuenta mil pesos, el hecho de atentar voluntariamente contra la voluntad de la vida

privada de las personas.

Este delito se puede cometer a través de la captación, grabación o transmisión sin

conocimientos de palabras pronunciadas de manera privada o confidencial y de la

imagen de una persona que se encuentra en un lugar privado.

El texto legal prescribe que cuando los actos mencionados han sido realizados con el

conocimiento del interesado, sin que se haya opuesto a ello, se presume su

consentimiento.
N a m p h i R o d r í g u e z | 126

Se impone la misma pena el hecho de conservar, llevar o dejar llevar a conocimiento del

público o de un tercero, o utilizar, de cualquier manera que sea, toda grabación o

documento obtenido mediante los procedimientos más arriba indicados.

Igualmente, se castiga con prisión de seis meses a un año y multa de diez mil a veinte

mil pesos a quienes, por teléfono perturben la paz de las personas, mediante amenazas,

intervenciones obscenas, injurias difamatorias mentirosas contra el recetor de la llamada

o cualquier miembro de su familia.

Como se observa, en el país se ha ido aprobando un marco legal para salvaguardar el

derecho humano fundamental de la intimidad. Sin embargo, aun prevalecen, de parte de

las autoridades y de particulares inescrupulosos, las prácticas de intervenir las

constituciones de los ciudadanos, lo que se denomina, en el lenguaje de los periódicos,

“el pinche telefónico”.

Esa situación llevo a la Suprema Corte de Justicia a instituir, mediante solución de

noviembre de 2002, el reglamento sobre Autorización Judicial para la Vigilancia e

Intercesión Electrónica de Comunicaciones. El reglamento restablece el principio de

que la obtención de pruebas mediante la intercepción telefónica solo es admisible

cuando ha sido debidamente autorizada por la jurisdicción de intrusión, solicitud del

Ministerio Publico, para sustanciar procesos en investigación.

El artículo 2 del Reglamento contempla que es su objeto asegurar el cumplimiento

efectivo de las garantías constitucionales, en cuanto al secreto de las comunicaciones

telegráficas, telefónica, celular, cablegráfica, Internet y otras formas de comunicación

privada, cuando la intercepción resulte indispensable para la recolección de evidencias

en una investigación criminal con fines judiciales.


N a m p h i R o d r í g u e z | 127

Asimismo, el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL) aprobó la

resolución 36-00, de 2000, que sanciona a las empresas telefónicas que permitan la

intercepción de las comunicaciones de los particulares y define como una excepción las

intercepciones de los departamentos de seguridad del Estado y de las autoridades

judiciales.

Del mismo modo, el INDOTEL reguló, por resolución de 2002, la práctica de algunas

empresas que se dedicaban a “asediar” por la vía telefónica a deudores suyos a través de

llamadas programadas, lo cual resultaba una perturbación para el derecho a la intimidad.

La decisión del INDOTEL consideró esto como un uso inadecuado de un servicio de

telecomunicaciones y establece que ese tipo de prácticas es sancionable a la luz de la

Ley General de Telecomunicaciones, 153-98.

5. DERECHO A LA IMAGEN DE LAS PERSONAS EN REPUBLICA

DOMINICANA

En la constitución dominicana, el derecho a la propia imagen es derivativo de la

dignidad de las personas, consagradas en el mismo artículo 8, inciso 6, que ampara la

libertad de expresión, como tal, deviene en un límite para el ejercicio del derecho de

difundir, que junto a los derechos de investigar y recibir, constituyen los tres ejes de la

libertad de expresión.

El Tribunal Constitucional español ha dicho que el derecho a la propia imagen, lo

mismo que el derecho al honor y a la intimidad, forma parte de los derechos de la

personalidad, y como tal, garantiza el ámbito de libertad de una persona respecto de sus

atributos más característicos, propios e inmediatos, como son la imagen física, la voz o

el nombre, cualidades definitorias del ser propio y atribuidas como posesión inherente e

irreductible a toda persona.


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El principio lo esboza, en esencia, una sentencia de 1989, de la Primera Cámara Civil de

la Corte de Casación francesa: la simple por principio, reprensible. Todas las personas,

desconocidas o celebres, pueden oponerse a una reproducción de su imagen.

En República Dominicana no existe una ley de protección a la imagen de las personas,

pero, además de la Constitución, podemos encontrar algunos textos que estatuyen este

derecho, como el artículo 338 del Código Penal, modificado por la Ley 24-97, que

sanciona con prisión de uno a dos años y multas de cincuenta mil a cien mil pesos a

aquellas personas que incurran en el hecho de publicar, por cualquier vía que sea, el

montaje realizado con las palabras o la imagen de una persona sin su consentimiento, si

no resulta evidente que se trata de un montaje o si no se hace mención expresa de ello.

En cuanto a la reparación civil del daño, ésta se fundamenta en el artículo 1382 del

Código Civil, que rige la responsabilidad delictual de derecho común.

5.1 Dimensión Moral y Patrimonial del Derecho a la Imagen

El derecho a la imagen de las personas deviene en una doble dimensión: como un

derecho moral y como un derecho patrimonial.

En su expresión como un derecho moral, es una prerrogativa de la personalidad,

inherente a la condición humana e imprescindible para el desenvolvimiento pleno de la

vida de las personas. Su tutela está garantizada por el artículo 8, inciso 6 de la

constitución.

Desde el punto de vista patrimonial, este derecho otorga a la persona la facultad de

reproducir su propia imagen cuando desee, y exponerla, publicarla o venderla al

mercado, es decir, comercializarla. También implica la posibilidad que tiene una


N a m p h i R o d r í g u e z | 129

persona de prohibir a un camarógrafo la filmación de su imagen sin su consentimiento,

la reproducción de la misma o su divulgación por cualquier medio.

En esta dimensión patrimonial, el derecho tiene, a su vez, un doble atributo: de un lado,

el derecho de explotar comercialmente la propia imagen, y de otro, impedir que puedan

hacerlo a sus expensas, lo cual equivaldría a un enriquecimiento injusto.

El goce de este derecho se puede fundar en el artículo 544 del Código Civil, que

establece la propiedad como un derecho del que se puede gozar, y disponer de las cosas

del modo más absoluto, con tan que no se haga de ellas uso prohibido por las leyes y los

reglamentos.

Sobre este particular, es bueno precisar que aun tratándose de un derecho patrimonial,

una persona no puede vender su imagen a perpetuidad, puesto que ello equivaldría a

caer en una situación similar a la esclavitud. Lo que una persona puede hacer es

autorizar a terceros a utilizar su imagen para fines comerciales específicos, como una

campaña publicitaria, la filmación de una película, la grabación discográfica. Por esa

razón, este tipo de autorizaciones están regularmente estipuladas en contratos.

Para algunos autores, estos convenios sobre comercialización de la imagen reúnen todos

los requisitos que perfeccionan el contrato: la existencia de un consentimiento; el

objeto, que es el uso de la imagen y las condiciones pactadas; y, por último, la cusa del

contrato: la remuneración económica, por una parte, y el servicio que obtiene la agencia

publicitaria, el periodista, etc., por otra parte.

6. Las personas de notoriedad pública

El honor, la intimidad y la propia imagen son derechos de la personalidad que tiene las

características de irrenunciables, inalienables e imprescriptibles.


N a m p h i R o d r í g u e z | 130

Sin embargo, no se puede negar que exista una doctrina ya consolidada, que admite una

cierta “dosificación” de estos derechos en aquellas personas cuyas profesiones tienden a

su mediatización: personas famosas, políticos, artistas, deportistas, etc.

Estas personas deben, con frecuencia, soportar más intromisiones en sus vidas privadas

o en su honor que aquellas que han optado por una vida discreta y apartada de los

medios de comunicación.

Sobre el particular, ha establecido la jurisprudencia española que las personas públicas

o que voluntariamente adoptan, ante un hecho, tal condición, deben soportar un cierto

mayor riesgo de lesión de sus derechos de las personalidad que las personas privadas.

Esta situación se explica por el hecho de que la libertad de información, y muchas veces

la de expresión, se ejercen sobre temas que tiene la condición de ser de interés público,

y estos hechos, regularmente, arrastran consigo sus actores, por lo cual se ve socavado

el derecho a la intimidad o al honor de esas personas. Así, un depositario de la autoridad

pública o una persona que dirija una institución que reciba recursos oficiales deben ser

más tolerantes que un particular frente a las críticas que se les hace a sus gestiones.

Empero, esta afirmación no excluye totalmente a las personas de vida privada es sufrir

intromisiones en sus derechos. Una sentencia de 1992, del Tribunal Constitucional de

España, dice que la condición pública o privada de las personas que intervienen en

conflictos entre los derechos de la personalidad y los de la libertad, determinará también

la prevalecencia de unos y otros. Recordemos que el elemento del interés público de la

información hace que incluso las personas privadas han de soportar, siempre que se

guarde el principio de la proporcionalidad, las molestias ocasionadas por la difusión de

una determinada noticia que les afecte, ya que prevalece el interés general que tiene la

comunidad informada.
N a m p h i R o d r í g u e z | 131

Sin embargo, no es una situación de desventaja absoluta. La tendencia actual de los

tribunales franceses admite que aquellos que viven de su imagen pública propenden a

ser más vigilantes y cautelosos que las demás personas. Por consiguiente, las

indemnizaciones que deben recibir por intromisiones ilegítimas en sus derechos al

honor o a la intimidad, han de ser mayores que las del común de las personas.

7. Otros límites

Habíamos dicho que la constitución reconoce tres tipos de límites a las libertades de

expresión e información, a saber: a) límites para proteger el honor y la moral de las

personas, que acabamos de analizar; b) límites para mantener el orden público y las

buenas costumbres; y c) límites para resguardar la paz social y soberanía nacional.

Veamos ahora, pues, los límites de orden público y de la seguridad nacional.

Pese a que son El Delito de Prensa, Leonel Fernández comenta “el problema en la

determinación concreta del significado de orden público, ya que, al igual que ocurre con

el orden social, del cual resulta ser una voz sinónima, este no es más que lo que el

Estado, instrumento político de la clase dominante, determine que sea”.

Nuestra Suprema Corte de justicia ha dicho que la noción de orden público está

íntimamente ligada con la lesión que pueda sufrir el interés general; así, una ley puede

contener disposiciones que sean de orden público y otras que no lo sean.

Un ejemplo concreto de cómo el orden público podría ser afectado a través de la prensa

lo encontramos en el Pasto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos. Éste, en la

parte in fine de su artículo 19, hace alusión a la salud o la moral pública como límites de

la libertad de expresión. A lo que se refiere este asunto es al compromiso de los


N a m p h i R o d r í g u e z | 132

informadores, de garantizar la veracidad de las informaciones que afectan la salud

pública y que pueden llegar a provocar alarma o pavor en la población.

Respecto a los límites que se establecen para resguardar la paz social y la soberanía

nacional, éstos propiamente no son límites de la libertad de expresión, sino que

solamente se producen en los estados de excepción en que, en momentos de crisis que

ponga en riesgo la soberanía o la integridad de la República, se suspenden las garantías

constitucionales.

En resumen –ya lo vimos en el capítulo 3 de este libro- estos límites son el estado de

sitio y el estado de emergencia nacional, cuya declaración es una facultad del Congreso

o del Presidente de la República, cuando los congresistas no estén reunidos.

Estas declaratorias suspenden no sólo la libertad de expresión, sino que afectan

prácticamente todas las libertades públicas.

En la historia reciente del país se ha declarado el estado de sitio den 1963, con el

derrocamiento del ex presidente Juan Bosch, y el estado de emergencia sin suspensión

de garantías, en 1973, con el desembarco por Playa Caracoles del coronel Francisco

Alberto Caamaño Deñó.


N a m p h i R o d r í g u e z | 133

CAPÌTULO VIII

LA RESPONSABILIDAD JURÌDICA DEL INFORMADOR

TEORÍA DE LA RESPONSABILIDAD JURÍDICA

La responsabilidad jurídica nace de la comisión de una acción antijurídica de parte de

una persona que provoca un daño a otra o que vulnera un deber de conducta social. Al

producirse este daño o perjuicio sobre un bien jurídico protegido, la ley impone a aquel

que lo ha provocado —intencionalmente o por negligencia— una sanción o la

obligación de reparación.

La responsabilidad jurídica puede ser civil, si lo que se produce es un daño al interés

privado, por ejemplo si se ha dejado de cumplir un contrato entre particulares o se ha

causado un perjuicio económico p moral; mientras que se incurre en responsabilidad

penal cuando se infringen las reglas sociales o se violan las leyes represivas: homicidio,

robo, ultraje, etc.

El concepto de responsabilidad jurídica se ha ido fraguando con el tiempo, puesto que

en el pasado era una noción inexistente. Los pueblos Primitivos no conocieron la idea

de sanción ni de reparación jurídica, lo que regía sus relaciones era la venganza privada

o la Ley del Talión: ojo por ojo y diente por diente. Mientras que aquellas sociedades

que vivieron ya bajo el influjo de la regla estatal (después de la Ley de las XII Tablas,

alrededor: 500 años antes de Cristo), aunque existía el daño que provea del delito

privado y el que provenía del delito público, no llegaron a discernir la idea de

responsabilidad y la reparación seguía muy ligada a la venganza.


N a m p h i R o d r í g u e z | 134

Es en el derecho francés donde, bajo la influencia de los principios romanos, comienza a

separarse por primera vez la responsabilidad civil de la penal. Sin embargo, la distinción

entre ambas instituciones no fue absoluta. La acción conferida a la víctima siempre

mantuvo en algo su origen penal, sobre todo cuando se trataba de perjuicios que

afectaban la integridad o el honor de la persona. Sólo los daños relativos a los bienes

daban lugar a una acción puramente indemnizatoria. Fue luego, paulatinamente, que

llegó a admitirse que la acción de la víctima no era para castigar al autor del daño, sino

para reparar el perjuicio causado.

Hoy día, la trascendencia social de la actividad informativa y las implicaciones que

entraña para los derechos de los individuos, hace imprescindible la existencia de la

responsabilidad. La libertad de expresión, como derecho humano fundamental, exige la

conducta responsable de quienes la ejercen.

En este sentido, subraya Carlos Soria, todo sistema de responsabilidad en materia de

prensa ha de responder a tres cuestiones básicas. Se plantea, en primer término, el

problema del contenido de la responsabilidad, es decir, en qué supuestos puede y debe

exigirse', en segundo lugar, hay que decidir sobre la persona o personas que han de

asumir responsabilidad; finalmente, el sistema jurídico debe establecer ante qué

instancia y en qué procedimiento han de sustanciarse las responsabilidades contraídas.

A estas tres preguntas iremos respondiendo en el desarrollo del presente y el próximo

capítulo.
N a m p h i R o d r í g u e z | 135

RESPONSABILIDAD CIVIL

En materia de las libertades de expresión e información, la responsabilidad civil común

es de orden extracontractual; es decir, que es una responsabilidad que no es el resultado

del per-juicio que se deriva de la inobservancia de un contrato entre las partes, sino de

un hecho ilícito. Por esa razón es una responsabilidad delictual y cuasidelictual.

Sería conveniente que se aclare el significado de estos dos conceptos delito y

cuasidelito en el lenguaje del Derecho Civil.

El delito civil se define como todo hecho ilícito que provoca un daño y del cual nace la

obligación de repararlo. El delito se diferencia del cuasidelito en el hecho de que en este

último no interviene la falta intencional del actor como elemento principal de la

responsabilidad civil.

La tipificación de los delitos y cuasidelitos está contenida en los artículos 1382, 1383 y

1384 del Código Civil. En ese sentido, dispone el artículo 1382 que, "cualquier hecho

del hombre que cause a otro un daño, obliga aquél por cuya culpa sucedió a repararlo".

Aquí estamos, ante el delito civil con falta intencional que es el más común. El artículo

1383 establece que, "cada cual es responsable del perjuicio que ha causado, no

solamente por un hecho suyo, sino también por su negligencia imprudencia"; mientras

que en el artículo 1384, se establece la responsabilidad civil por el hecho ajeno, es decir,

aquella que nace por causa del hecho de una persona; de quien se debe responder o de la

que se está a cargo de. Responsabilidad. Por ejemplo, los padres de los hijos menores,

los comitentes que son aquellas personas que encargan a otras de cumplir ciertos actos

por cuenta suya, o los maestros respecto a sus aprendices.

Ahora pasemos a ver los elementos constitutivos de la responsabilidad civil. Desde el

punto de vista de la doctrina tradicional, estos son: tres: la falta, el perjuicio y la relación
N a m p h i R o d r í g u e z | 136

de causalidad. En Derecho Civil la falta es sinónimo de culpa que compromete la

responsabilidad de su autora El perjuicio es el daño material o moral que experimenta

una persona como resultado de una acción o una omisión o de un acontecimiento. La

relación de causalidad se refiere al vínculo causa-efecto que se da entre el hecho y el

daño que se experimenta.

Teniendo estos elementos en cuenta, la responsabilidad extracontractual se puede

clasificar con arreglo a diferentes circunstancias. Veamos:

• En primer lugar, hay que distinguir una responsabilidad subjetiva y una

responsabilidad objetiva. La responsabilidad subjetiva se funda exclusivamente en la

culpa. Por el contrario, la responsabilidad es objetiva cuando se produce con

independencia de toda culpa. • La responsabilidad puede ser en segundo lugar directa o

indirecta. Es directa la responsabilidad que se impone a la persona causante del daño. Es

la personalidad del autor o de los autores del evento dañoso. Por consiguiente, es

siempre una responsabilidad por hechos propios. La responsabilidad indirecta se

produce siempre que el resarcimiento se impone a una persona que no es el agente

productor del hecho u omisión dañoso. Es una responsabilidad por hechos ajenos.

• Se puede distinguir una responsabilidad principal y otra subsidiaria. Esta distinción se

funda en el modo como se escalonan el derecho del perjudicado y las obligaciones de

los responsables. La responsabilidad principal es aquella que se exige en primer

término. La subsidiaria es cuando el deber impuesto al que es responsable no existe, o

no se cumple o no se puede cumplir'.

Sobre el primer aspecto, el carácter subjetivo que basa la responsabilidad en la culpa del

actor, este criterio ha ido siendo abandonado. Hoy día predomina el carácter objetivo de

la responsabilidad civil:' siempre que se produzca un daño, ha lugar de responsabilidad


N a m p h i R o d r í g u e z | 137

una falta. Por esa razón el Código Civil establece la responsabilidad en culpa

negligencia o inobservancia y también la responsabilidad r el hecho de otro por quien se

debe responder. Esto significa que los elementos preponderantes de la responsabilidad

civil en nuestro derecho son el perjuicio y la relación de causalidad. Esto es importante

porque más adelante veremos que al configurar la responsabilidad civil en materia de

derecho de la información poco importa la culpa o falta, puesto que esta se presume

siempre que se produce un ataque o una intromisión ilegítima en los derechos al honor o

a la intimidad de las personas. En lo referente a la responsabilidad directa o indirecta, ya

vimos que la primera se impone a quien ha causado el daño, que es la responsabilidad

delictual y' está contemplada en el' artículo 1382 del Código Civil que acabamos de

citar. La responsabilidad indirecta es la que se asume por el hecho ajeno y está

contenida en el artículo 1384. También veremos ambos tipos de responsabilidades en

las libertades de expresión e información.'

Para ampliar un poco la cuestión de la responsabilidad subsidiaria, conviene precisar

que a la responsabilidad principal también se, le llama responsabilidad personal y se

produce cuando el hecho que causa el daño es atribuible a una sola persona. Por el

contrario, cuando hay varias personas responsables estamos ante la responsabilidad

subsidiaria o solidaria. Nos dice Carreras Serra quela responsabilidad es solidaria

cuando se puede exigir .a varias personas a la vez por considerarlas a todas como

deudoras principales; es subsidiaria cuando es exigible a unas personas que no son

causantes del perjuicio, pero que responden por cuenta del deudor principal si éste no

puede hacerlo (porque está ,ausente, porque es insolvente, etc.). En nuestro país el

régimen de las obligaciones solidarias está contenido a partir del artículo 1197 del

Código Civil, bajo el título de las obligaciones solidarias.


N a m p h i R o d r í g u e z | 138

En el ámbito del Derecho Civil, la Ley 6132, sobre Expresión y Difusión del

Pensamiento, contempla en su artículo 48 la responsabilidad por el hecho de otro (art...

1384 Cód. Civ,), al establecer que los propietarios de los medios impresos son

responsables de las condenaciones pecuniarias pronunciadas en provecho de los

terceros.

También el artículo 55 del Código Penal establece que todos los individuos condenados

por un mismo crimen o delito son solidariamente responsables de las multas,

restituciones, daños y perjuicios y costas que se pronuncien.

El Daño Moral

El perjuicio que se deriva de un hecho ilícito se puede manifestar en dos campos de la

vida de una persona. De un lado, afectando su esfera patrimonial, dañando sus bienes

mate-riales o pecuniarios, y de otro lado, puede tener repercusiones en aquellos

derechos que son imprescindibles para el desarrollo de personalidad cómo el honor, el

nombre, la dignidad, etc.

Decirnos, entonces, que cuando el daño afecta el patrimonio es un daño material, y

cuando afecta los derechos de la personalidad, estamos frente a un perjuicio Moral.

El daño material no presenta ninguna dificultad, puesto que el derecho común y el

Código Civil, en su artículo 1149, han establecido los criterios que los jueces deben

tomaren cuenta a la hora de evaluarlo y resarcirlo: a) las pérdidas sufridas por la

víctima, y b) las ganancias dejadas de percibir.


N a m p h i R o d r í g u e z | 139

El problema se presenta con el daño moral, que es un per-juicio que recae sobre

derechos que no son evaluables económicamente, porque son prerrogativas inherentes

de la personalidad.

Nuestra Suprema Corte de Justicia ha descrito el daño moral como “el desmedro

sufrido por los bienes extra patrimoniales, corno puede ser el sentimiento que afecta

sensiblemente a un ser humano, debido al sufrimiento que experimenta éste como

consecuencia de un atentado que tiene por fin menoscabar su buena fama, su honor, o la

debida consideración que merece de los demás..."

Si. es así, en principio, los' atentados contra el derecho al honor y la buena fama de las

personas no provocan daños materiales en su patrimonio, sino que repercuten

directamente en su vida ética o social y, en consecuencia, no tendrían que ser reparados

económicamente.

Algunos autores han sostenido que el daño moral no puede dar lugar a una acción en

indemnización, porque la reparación del daño moral va en contra de los principios

fundamentales que regulan la responsabilidad civil. Se dice que el dinero que la

indemnización asegura no puede borrar el daño moral, puesto que no es un asunto

económico. Pero, esta no es una afirmación absoluta. Los partidarios de la reparación

del daño moral responden diciendo que reparar un perjuicio, no es solamente rehacer lo

que se ha destruido, obra con frecuencia imposible de realizar, sino dar a la víctima, la

posibilidad de procurarse satisfacciones equivalentes a lo que se ha perdido.

Además, quienes pretenden negar la reparación pecuniaria al daño moral, pierden de

vista que existen dos dimensiones apreciables de éste: a) el daño que se manifiesta en la

parte afectiva de la persona que ha perdido un ser querido; y, b) el daño moral que

afecta la vida social del individuo, su nombre, su buena fama.


N a m p h i R o d r í g u e z | 140

En este último caso, es forzoso admitir que puede darse el caso de que uno de estos

ataques dirigidos contra la dignidad tenga repercusiones en el patrimonio de las

personas, así, por ejemplo, una difamación que provoca una disminución considerable

de la clientela de un profesional liberal debido al descrédito. Por eso, la jurisprudencia

no ha dudado en reconocer indemnizaciones económicas a aquellas personas que son

afectadas moralmente en sus derechos de la dignidad. Para ello se fundamenta el

perjuicio en una aplicación directa de los artículos 1382 y 1384 del Código Civil, que

establecen responsabilidad delictual directa y por el hecho ajeno.

Contrario al daño material, donde existen unos elementos para su apreciación (art. 1149

Cód. Civil), la valoración del daño moral es un asunto de la apreciación de los jueces.

Sin embargo, en algunas legislaciones se han ido perfilando algunos criterios la Ley

Orgánica sobre Protección Civil al Derecho al Honor y a la Intimidad, de España,

establece los siguientes puntos que pueden ser de gran utilidad para nuestros jueces.

• Evaluación de las circunstancias del caso: Siempre, en toda cuestión jurídica, se

han de tener en cuenta las circunstancias del caso, pero la forma de evaluarla es

heterogénea.

• Criterio de la gravedad de la lesión efectiva producida: tratándose de daños

morales es 'difícil objetivar los efectos de la lesión, por lo que la subjetividad judicial

continuará siendo la medida efectiva de la valoración.

• La difusión de la ofensa: que la ley une al concepto de gravedad de la lesión al

preceptuar que se tendrá en cuenta la difusión o audiencia del medio a través del que se

haya producido. Este criterio es más objetivo, ya que el honor queda menos afectado por

una intromisión en un acto público que si se trata mediante la publicación en un medio

informativo de gran tirada o de un telediario.


N a m p h i R o d r í g u e z | 141

El enriquecimiento del infractor: la ley dice que "también se valorará el beneficio que

haya obtenido el causan-te de la lesión como consecuencia de la misma”. Este sí es un

criterio objetivo, ya que se trata de un beneficio material y, por tanto, valorable en

dinero como lo era el daño material. El beneficio material deberá probarse.

EL DELITO PENAL

El ejercicio legítimo sin extralimitaciones de las libertades de expresión e información

no conlleva ningún riesgo para los ciudadanos ni para los profesionales de la

información. Aún cuando estas libertades choquen con otros derechos protegidos por la

Constitución y las leyes, habrá que determinar el interés general de la información que

se ha difundido y la condición pública p privada de la persona que interviene en el

conflicto, pues la libertad de expresión corno derecho fundamental tiene up carácter

preferente frente a las demás libertades públicas, de acuerdo a la doctrina internacional.

En el lenguaje jurídico, esto equivale a decir que .el ejercicio legítimo de las libertades

de expresión e información o de la profesión periodística, excluye cualquier

circunstancia de responsabilidad delictual. Sin embargo, ese carácter preferente de la

libertad de expresión encuentra su límite y sanción cuando se ejerce el derecho con

desprecio de la Constitución y de las leyes. En el caso de la libertad de información,

cuando se han difundido hechos falsos con la intención de dañar a terceros y, en la

libertad de expresión, cuando se han proferido opiniones y criterios ultrajantes y

denigrantes contra alguien.

Estamos aquí, pues, ante una transgresión jurídica que debe ser definida como toda

conducta humana que contradice el ordenamiento jurídico, o sea, que viola un mandato

o una prohibición del Derecho. Con frecuencia la conducta humana contraria al Derecho
N a m p h i R o d r í g u e z | 142

contiene, a la vez, una vulneración de derechos subjetivo ajenos, si bien esto no ocurre

en todos los casos'.

Como afirma el penalista español Luís Jiménez de Asúa, el delito, entonces, es una

acción típicamente antijurídica, culpable y sometida a una adecuada sanción penal.

Si el delito es una acción típicamente antijurídica y culpable convendría analizar cuáles

son sus características, Escobar de la Serna desglosa las siguientes como fundaméntales:

• Actividad: El delito es un acto, producto .de la voluntad humana, contrario al

Derecho.

• Tipicidad: El acto ha de estar previamente determinado como ilícito en la ley, es

decir, ha de estar tipificado.

• Antijuridicidad: El acto ha de ser antijurídico, es decir, contrario al derecho.

• Imputabilidad: El acto ha de ser atribuido a una persona que, como responsable,

deberá sufrir una pena.

• Penalidad: El acto ilícito puede llevar consigo consecuencias civiles (resarcimiento

del daño) o punibles (la aplicación de una pena).

Respecto al aspecto de la penalidad, dispone el artículo cuatro del Código Penal

dominicano que para penalizar un hecho corno crimen o delito debe existir una ley

previa.

Sobre el aspecto de la imputabilidad, es decir, que el hecho debe ser atribuido a una

persona, es de aceptación general que sólo las personas físicas como seres dotados de

razón pueden ser penalmente responsables; contrario a la responsabilidad civil, en la


N a m p h i R o d r í g u e z | 143

que puede incurrir una persona moral o jurídica, como una asociación o una empresa

corporativa.

En materia de prensa, ha decidido nuestra Suprema Corte de Justicia por sentencia del 9

de enero del 2002, que las personas morales "no pueden incurrir en el delito de

difamación e injuria, puesto que esto supone dañar la imagen, el honor y la

consideración de alguien mediante expresiones escritas o palabras, las cuales solo

pueden ser articuladas por las personas físicas y no por una entidad moral".

CALIFICACIÓN DE LOS DELITOS DE PRENSA

En el Código Penal Dominicano, la gravedad es el fundamento de la calificación del

delito, de ahí que toda conducta contraria al ordenamiento jurídico deviene en

infracción que puede ser juzgada como crimen, delito o contravención.

Son crímenes aquellos hechos más graves que se sancionan con penas de 2 a 30 años de

reclusión, tales como el homicidio o el robo agravados, la traición a la patria, el

secuestro. Mientras que se reputan como, delitos los hechos de gravedad intermedia que

van aparejados de penalidades que no exceden los dos años de prisión. Y, finalmente,

son contravenciones las violaciones no severas a leyes, como a la Ley de Tránsito o

algunas disposiciones de simple policía o municipales.

Las violaciones a la Ley 6132, que rige la prensa, están calificadas dentro de las de

gravedad intermedia, por lo que son reputadas como delitos y la competencia para

juzgarlas es de derecho común, es decir, corresponde al tribunal de primera instancia del

lugar donde se haya cometido el hecho.

Así lo establece el artículo 49 de la Ley: "Las infracciones a las leyes sobre la prensa

serán de la competencia de los tribunales correccionales".


N a m p h i R o d r í g u e z | 144

Esta calificación de los delitos' de prensa sufre dos excepciones: a) cuando se ha

utilizado un medio de difusión para provocar o incitar la comisión de un crimen o

delito, en cuyo caso el responsable es juzgado como cómplice del autor material del

crimen; b) cuando la difamación o la injuria no se ha hecho a través de un medio de

comunicación pasan a ser simples contravenciones de la competencia de los juzgados de

paz.
N a m p h i R o d r í g u e z | 145

CAPITULO IX

DERECHO DE RECTIFICACION O REPUESTA

1. CONCEPTO:

Toda persona afectada por una información inexacta o agraviante emitida en su

perjuicio a través de medios de difusión legalmente reglamentados y que se dirijan al

público en general, tiene derecho a efectuar, por el mismo órgano de difusión, su

rectificación o repuesta en las condiciones que establézcala la ley.

Esta declaración del artículo 14 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos

pone de manifiesto la responsabilidad que recae sobre los medios de comunicación,

respecto al hecho de permanecer accesibles a las personas afectadas por la difusión de

informaciones inexactas, que puedan afectar su reputación o causarle algún perjuicio.

El derecho de rectificación o repuesta se corresponde con el artículo 8, inciso 6 de la

Constitución dominicana, que consagra la libertad de expresión, siempre sujeta al

respeto de los derechos y la dignidad de las personas.

Al efecto, este derecho cumple un doble propósito. En primer lugar, es una forma de

hacer efectiva la responsabilidad del medio que incurrió en una información inexacta o

agraviante, obligándolo a que rectifique. Por consiguiente, es el medio responsable el

que debe dar cabida a la rectificación o repuesta. En segundo lugar, el propósito de esta

disposición es proporcionar a la persona agraviada acceso a la misma audiencia que

estuvo expuesta a la información inexacta o agraviante, pues frente a ella que ésta tiene

derecho a rectificar o responder. Es claro que el derecho de rectificación o repuesta no

es procedente en el caso de opiniones: respecto de éstas, el remedio adecuado es el

establecimiento de las responsabilidades civiles o penales a que haya lugar. Sin


N a m p h i R o d r í g u e z | 146

embargo en el mundo de la información, la descripción de hechos y las opiniones suelen

ir de la mano, lo que eventualmente, puede plantear controversias en cuanto a la

procedencia del derecho de rectificación o repuesta, en lo relativo a los elementos que lo

justifiquen. Tampoco es un derecho que puede exigirse en el marco de un debate

político concentrado en la difusión de ideas y puntos de vistas, y no en la comunicación

de los hechos o situaciones que es lo propio de la información. Ellos es así porque el

propósito de este derecho no es estimular el debate público, sino proporcionar un

recurso que haga posible la rectificación de informaciones inexactas o agraviantes. De

lo contrario, su uso generalizado, incluso respecto de opiniones podría actuar como un

mecanismo perverso, que inhiba el debate político y que, para evitar el costo económico

que impone publicar la rectificación o repuesta, obligue a los medios de comunicación a

ser muy cauteloso en el tipo de mensajes que difunden.

Esta posición doctrinaria, que afirma que el derecho de rectificación o repuesta sólo es

viable cuando se trata de informaciones inexactas y no de opiniones, no está

consensuada entre los autores, puesto que entre nosotros, la rectificación se refiere a

alusiones inexactas o agraviantes emitidas por el medio y que afecten o perjudiquen a

una persona, mientras que la repuesta es pertinente cuando la alusión procede de un

tercero y el medio solamente ha servido de vehículo de difusión.

Es decir que en nuestro país, contrario a legislaciones de naciones como España,

México o Costa Rica, si existe el derecho de repuesta contra los comentarios y

opiniones de terceros y de los propios medios. Este derecho está más estrechamente

ligado a opiniones y juicios subjetivos que puedan ser emitidos por terceros. Las

opiniones no tienen el límite de la veracidad, contrario a las informaciones, que están

sujetas a rectificación.
N a m p h i R o d r í g u e z | 147

El Profesor Carreras Serra Señala que el objeto de la rectificación son hechos que la

persona aludida considera inexactos o inexistentes, sin entrar aquí en si se han

publicado por error, por precipitación o de forma malévola. El objetivo de la

rectificación es la formación de la opinión pública libre, mediante la corrección de la

narración de unos hechos para que se transformen en veraces o, al menos para que el

lector pueda formase una opinión a través de una versión diferente. La rectificación, por

tanto, tiene una doble variable: la defensa de la persona aludida y su satisfacción moral

(elemento subjetivo), y la veracidad y la pluralidad de la información para una correcta

formación de la opinión pública libre (elemento objetivo).

Pero sobre el objeto de este derecho es bueno precisar que el mismo no se funda sobre

la veracidad o inexactitud de los hechos contenidos o relacionados con la información

difundida…sino que se basa en la mera consideración subjetiva de su inexactitud por

parte del aludido en la información, cuya divulgación pueda causarle perjuicio.

Es importante precisar que el rectificante, es decir, la persona aludida, no

necesariamente tiene que haber sido mencionado por su nombre y apellido, sino que

basta que se pueda colegir, en la alusión, de quién se trata y que él entienda que esta

mención le sea perjudicial.

Pese a que los derechos de rectificación y repuesta devienen como especie de garantías

de una opinión pública libre y plural, no faltan reticencias de parte de los medios de

comunicación, de hacer las inserciones que manda la ley. Esto no debería de ser así

puesto que -como señala el Tribunal Constitucional Español-, “el simple disentimiento

por el rectificante de los hechos divulgados no impide al medio de comunicación

afectado difundir libremente la información veraz, ni le obliga a declarar que la

información aparecida es incierta o a modificación obligatoria como una sanción


N a m p h i R o d r í g u e z | 148

jurídica derivada de la inexactitud de lo publicado. Por el contrario, la simple inserción

de una versión de los hechos distinta y contradictoria ni siquiera limita la facultad del

medio de ratificarse en la información inicialmente suministrada o, en su caso, aportar y

divulgar todos aquellos datos que la confirmen o la avalen.”

Por lo demás, estamos ante un derecho que nace por la necesidad de lograr un mayor

equilibrio entre el poder que tienen los medios de comunicación y los mecanismos

efectivos de defensa que poseen los ciudadanos para la protección de sus derechos

fundamentales. De ahí que se ha ido aceptando en la doctrina y la jurisprudencia que la

rectificación o repuesta no constituyen un límite a las libertades de prensa y expresión

sino que, por el contrario, nace como consecuencia de su mal uso y abuso y es uno de

los mecanismos de defensa que posee el ciudadano, para establecer con rapidez y

efectividad su buen nombre y reputación, independientemente de las otras acciones

procesales que la ley le provee. Este derecho es considerado como sano y necesario,

debido a su carácter multidimensional, pues no sólo protege la honra y la reputación del

lesionado, es decir, el derecho a que se informe bien de él, sino que protege al público

en su derecho de ser informado en forma completa y objetiva.

Además la inserción de la rectificación espontáneamente o a instancia del afectado,

revela la actitud del medio y del periodista en la búsqueda de la verdad.

Para quien demande una reparación más allá de la rectificación o repuesta, la misma

Convención establece, en su inciso 2 del mismo artículo 14 que, en ningún caso, la

rectificación o repuesta eximirán de las otras responsabilidades legales en que se

hubiese incurrido. Es decir, que el ejercicio de este derecho no excluye la posibilidad de

que el agraviado pueda reclamar responsabilidades más severas, en el caso de que se


N a m p h i R o d r í g u e z | 149

hubiese incurrido en difamación, injuria, ofensa contra el honor o violación de vida

privada.

2. CONDICIONES

La rectificación o repuesta siempre será gratuita y sólo podrá abarcar un espacio no

mayor que el ocupado por la publicación que se desea rectificar o responder.

El que demanda la inserción no podrá exceder los límites fijados, aunque ofrezca pagar

el espacio en exceso a la empresa, como si fuese un espacio pagado.

El director insertará la rectificación o la repuesta en la próxima hora, espacio, edición o

emisión, según sea el caso. Cuando se trate de radio, televisión, cable y cine, los

directores de la publicación avisarán al remitente el día, hora, espacio o emisión en la

cual se difundirá la rectificación o la repuesta.

Asimismo, se hace una rediferenciación entre la “negativa pura y simple” de inserción

de la rectificación o repuesta y una “negativa por razones atendibles”.

Sobre esto, es atinado reservar al Director de la publicación la potestad de negarse a la

rectificación o la repuesta cuando la misma contenga expresiones ofensivas contra él o

contra el tercero. En este caso, el Director debe informarle al solicitante que no hará la

inserción y explicará sus razones.

Cuando la rectificación o repuesta se haga por escrito y contengan errores gramaticales,

el Director podrá hacer las correcciones correspondientes.


N a m p h i R o d r í g u e z | 150

3. NEGATIVA DE PUBLICACION

Se considera como una negativa a la solicitud de rectificación o la repuesta el hecho de

no acceder a la solicitud en un plazo breve y razonable. Ese plazo puede ser de tres días,

si se trata de un diario o publicación periódica, aunque lo justo es que se haga en la

próxima edición, siempre y cuando existan las posibilidades técnicas, es decir, que la

rectificación o repuesta se reciba con tiempo para ser insertada en la misma.

En el caso de los llamados escritos periódicos, revistas y publicaciones con un mayor

tiempo de intervalo entre sus ediciones, la solicitud se debe recibir igualmente con

suficiente tiempo para su inserción.

En los diarios radiales o en televisión, se acepta la recepción de la solicitud con algunas

horas antes de las diferentes emisiones; en el cine, por lo menos tres días antes de la

elaboración o emisión del documento informativo.

En todos los casos, el Director es la persona que debe fijar la hora y fecha del cierre de

la publicación.

En los casos de solicitud de rectificación o de repuesta en libros, éstas deben publicarse

en espacio pagado, en un periódico de circulación nacional y en un plazo no mayor de

los cincos días siguientes a la fecha de haber sido recibida. Las responsabilidades

penales y civiles recaerán tanto sobre el editor como sobre el autor.

3.1 Acción Judicial

El inciso 3 del artículo 14 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos

establece que para la efectiva protección de la honra y la reputación, toda publicación o

empresa periodística, cinematográfica, de radio o televisión, tendrá una persona

responsable que no esté protegida por inmunidades ni disponga de fuero personal.


N a m p h i R o d r í g u e z | 151

Esta persona será la que deberá responder ante negativa injustificadas de acceder al

derecho de rectificación o repuesta de los ciudadanos. Por esa razón, se ha querido

evitar que la empresa periodística pueda burlar la responsabilidad jurídica que se derive

de sus acciones, nombrando como director o responsable del medio a legisladores con

inmunidades o funcionarios con fueros especiales en el ordenamiento procesal.

Tradicionalmente el legislador dominicano ha abierto una acción por ante el tribunal de

primera instancia, para vencer la inercia del medio reticente a acceder a la rectificación

o repuesta. En caso de encontrar fundamento, el juez puede ordenar, en un breve plazo,

publicar la rectificación o repuesta.

Sin embargo, nosotros somos del criterio de que, siendo el derecho de rectificación o

repuesta un instrumento para reaccionar con la misma prontitud y relevancia con que se

dio a conocer la información que puede dañar al rectificante, el procedimiento debe ser

sumario y la vía de derecho el juez del amparo, por tratarse de una cuestión que

demanda un tratamiento de mayor celeridad y jerarquía.

Cierto sobre este asunto de seguro que surge aquí el debate sobre si el derecho de

rectificación o repuesta es un derecho fundamentalmente, derivativo de la libertad de

expresión, o una garantía procesal para salvaguardar la reputación de los ciudadanos.

Independientemente de las posiciones que se asuman, esta prerrogativa es una clara

garantía del pluralismo en los medios y del derecho a recibir información veraz e integra

que tienen los ciudadanos.

El plazo para la prescripción de la acción en rectificación o repuesta es breve, puesto

que estas acciones se consideran menores y el perjuicio que producen en el agraviado

tienden a a borrarse rápidamente. Ese plazo ha sido de dos meses, en el régimen de la


N a m p h i R o d r í g u e z | 152

Ley 6132, y actualmente se procura que se reduzca a 15 días, a contar de la fecha en que

haya salido la publicación o se haya difundido la información.


N a m p h i R o d r í g u e z | 153

LOS DELITOS QUE SE COMETEN A TRAVÉS DE LOS

MEDIOS DE COMUNICACIÓN

RÉGIMEN DE RESPONSABILIDADES ULTERIORES

Al retomar el tema de los tipos legales que se configuran cuando se incurre el delito

contra el honor de las personas, es necesario recalcar el hecho no contradictorio de que

tanto los convenios internacionales, así como la constitución de la republica, son

enfáticos al enunciar el principio de que toda sanción que se derive por el uso de palabra

debe estar establecida por ley previa, a fin de garantizar un cierto grado de

previsibilidad para quienes ejercen la libertad de expresión.

En ese sentido, nuestra constitución ha seguido fielmente el principio enunciado por la

convención americana sobre derechos humanos, que enuncia, en el segundo párrafo del

artículo 13 que la libertad de expresión no puede estar sujeta a previa censura, sino a

responsabilidades ulteriores.

La constitución proclama, pues, que, cuando el pensamiento expresado sea atentatorio a

la dignidad y la moral de las personas, al orden publico o a las buenas costumbres de la

sociedad, se impondrán las sanciones dictadas por las leyes.

Sobre el sentido de la palabra ley a que hace alusión la constitución, hay que precisar

que se trata de una materia reservada estrictamente a la ley ley formal, es decir, al acto

emanado del congreso nacional y que cumple con todas las garantías y procedimientos

establecidos en el articulo 39 y siguientes sobre la formación y efecto de las leyes.


N a m p h i R o d r í g u e z | 154

También sobre esto, el artículo 30 de la Conversión Americana de los Derechos

Humanos, es taxativo, cuando establece que las restricciones permitidas al goce y

ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la misma convención de la cual es

signataria la Republica Dominicana, no pueden ser aplicadas si no conforme a leyes

que se dictaren por razones de interés general.

Pero, no conforme con el solo enunciado de que las responsabilidades ulteriores por

delitos contra el honor deben ser fijadas por leyes formales, el legislador ha señalado

con precisión los órganos competentes para sustanciar estos casos. Es indispensable

que esta restricción a la libertad de expresión sea aplicada en el marco de un

procedimiento judicial ante tribunales ordinarios que observan las garantías de derechos

que consagran la constitución y las normativas internacionales sobre derechos humanos.

Hecha esta puntuación solo nos resta decir que el sistema de sanciones a estos delitos en

nuestro país adolecen de serios problemas, generados por su anacronismo y falta de

uniformidad, lo cual frecuentemente motiva discrepancias doctrinales y

jurisprudenciales entre jueces y letrados, puesto que compartimos un sistema de doble

regulación, por ley esencial y por el código penal, producto de nuestra herencia histórica

del derecho francés en esta materia.

Clasificación de los delitos de honor

Los limites consustanciales a las libertades de expresión e información vienen dados

por la necesidad de proteger a los particulares contra la calumnia, la difamación y la

injuria, reguardar la sociedad contra la propagación de las obscenidades, y salvaguardar

al estado contra la difusión de escritores y palabra que puedan crear o mantener

desordenes interiores o exteriores.


N a m p h i R o d r í g u e z | 155

De ahí que los delitos que se comenten a través de los medios de comunicación se

pueden clasificar en tres grupos, delitos contra los particulares, delitos contra el orden

público y las buenas costumbres y delitos contra la seguridad del estado.

A fin de superar el confuso esquema de la ley 61 32, de expresión y difusión del

pensamiento, y su obtusa redacción, vamos a guiarnos del esquema indicado por el

párrafo procedente, para analizar, los delitos que se pueden cometer a través de los

medios de comunicación.

Delitos contra los particulares

La difamación es toda alegación o imputación de un hecho que encierre ataque al honor

o la consideración de la persona contra la que se imputa.

De acuerdo a nuestra suprema corte de justicia, los elementos constitutivos del delito de

difamación son cinco a saber.

1. La alegación o imputación de un hecho preciso: La lesión del derecho

del honor siempre se producirá con la imputación de un hecho preciso, que

menoscabe la dignidad y atente contra la consideración social que tengan los

demás de una persona o de la entidad a la que se atribuye. Por ejemplo la

suprema corte de justicia ha juzgado que decir, en un medio de comunicación,

que una persona pública tiene antecedentes contra su honor o su consideración,

porque estos pueden resultar de una violación a la ley de transito, lo cual sería

diferente así se diera que esa persona fue condenada por robo. Sobre este

particular, Leonel Fernández comenta en su libro que cuando alguien sostiene

que una persona ha si condenada por crimen, al enunciar un hecho preciso

susceptible de verificación, incurre en difamación.


N a m p h i R o d r í g u e z | 156

2. Que la alegación o imputación afecte el honor o la consideración

del ofendido. Este es uno de los puntos más controversiales de esta materia,

puesto que nuestros tribunales no ha estudiado sobre la cuestión fundamental de

saber si la difusión de un hecho verdadero puede afectar al honor o la

consideración de nuestra persona. Pese al silencio de nuestra jurisprudencia, en

doctrina se reconoce que la difusión de hechos verdaderos no puede constituir

ofensa al honor. Ha decidido el tribunal constitucional español que ni la

constitución ni la ley pueden garantizar al individuo contra el deshonor que

nazca de sus propios actos. A lo cual agrega el profesor Carreras Serra que si el

honor es una característica de la propia dignidad, presupone que dicha es real y

no aparente.

3. Que recaiga sobre una persona o cuerpo designado o que pueda

ser identificado: Dispone el mismo artículo 29 de la ley que la publicación o

radiodifusión de la imputación difamatoria se castigara aun cuando se haga de

forma dubitativa o si alude a un apersona o a un organismo no mencionaos de

manera expresa, pero que se pueda identificar por los términos de los discursos,

gritos, radioemisores, películas o escritos impresos.

4. La publicidad: para que se pueda identificar el delito de difamación es

preciso que concurra el elemento de que las alegaciones o imputaciones hayan

tenido repercusiones fuera del ámbito del demandante y el demandado, es decir,

que se hayan producido en un aplaza pública o a través de los medios de

difusión. En ese sentido, la difamación que ha sido hecha con ausencia de


N a m p h i R o d r í g u e z | 157

publicidad, tiene un régimen especial y viene de una contravención de simple

política, que es de la competencia del juzgado de paz, según el artículo uno,

cuarto, del código procedimiento civil.

5. La intención o el Animus Difamandi: La intención esta en el mismo

corazón de nuestro sistema penal. El agente debe tener la intención resuelta de

producir un agravio, de dañar públicamente a la víctima. El artículo 38 de la esa

establece una presunción relativa de intencionalidad al disponer que toda

reproducción de una imputación que se halla calificado de difamatoria se

reputara hecha de mala fe, salvo prueba en un elemento esencial. Según el

artículo 33 de la ley, la difamación cometida en perjuicio de los particulares se

castigara con penas de quince días a seis meses de presión y multa. Esta sanción

penal se impondrá al margen de las condenaciones civiles que puedan derivarse

de las acciones ilícitas, por los artículos 1382, y 1384 del código civil.

Injuria

Constituye injuria toda expresión ultraje, termino de desprecio o invectiva expresión

violenta que no conlleve imputación de hecho alguno.

Se puede cometer el delito mediante la palabra o el escrito, y también a trabes de las

caricaturas, gestos, actitudes desdeñosas, pero lo relevante es que la manifestación

injuriosa tenga un claro contenido ofensivo para otra persona que socialmente pueda

considerar que la deshonra o la desacreditada.

De acuerdo con la definición que la injuria nos ofrece el artículo 29 de la ley,

podemos deducir que sus elementos constitutivos son los SIG.


N a m p h i R o d r í g u e z | 158

1. El empleo de una expresión ultraje, de un termino de

desprecio o de una interactiva: La ofensa que atenta contra la

dignidad de la persona se rige como el principal elemento de una injuria. Un

término, aparentemente anodino, puede tener una significación injuriosa en

razón del contexto en que se aplica. Se entiende por expresión ultraje a todo

propósito que, sin contener imputación de un hecho preciso, es susceptible

de atentar contra el honor o la delicadeza de a que contra el cual se dirige.

2. Debe estar dirigida contra una persona o un organismo

determinado. Para que se tipifique el delito de injuria es preciso que

alguna persona se sienta vejada o ultrajada por la expresión que se ha

proferido. El delito se puede dirigir indistintamente contra un particular o

contra un dignatario que ostente alguna función pública social.

3. La publicidad: Lo mismo que la difamación la concurrencia del

elemento de la publicidad es fundamental para configurar la injuria como un

delito. Como nos dice el profesor Carreras Serra, un insulto o un

menosprecio a otra persona sin repercusiones sociales no puede considerarse

ilícito, ya que no desacredita al sujeto pasivo, ni puede afectar su

autoestima. en Republica Dominicana, la injuria que no se profiere a través

de los medios de difusión o en la plaza pública, constituye una falta de

carácter civil de la competencia del juzgado de paz.

4. La intención o Animus Injuriandi: Debe existir la intención

especificada de ultraje. Acciones que podrían considerarse injuriosas, pero

que tienen una intencionalidad meramente informativa o de crítica

constructiva o en un contexto humorístico festivo no constituyen delito.


N a m p h i R o d r í g u e z | 159

Según la doctrina mas autorizada, el dolo, la conjunción del cocimiento de

que se está injuriando o calumniando justamente con la voluntad de hacerlo,

es un elemento esencial del edito no puede cometerse por negligencia o

imprudencia si no será necesario que haya animus injuriando, voluntad de

hacer a aquello que se sabe que es injuriosa o calumnioso.

La doctrina y la jurisprudencia ha ido precisando los criterios que ha de aplicarse al

momento de determinar la responsabilidad jurídica por el delito injuria. Se admite, por

ejemplo, que es relevante tener en cuenta el estado de ánimo y los motivos del

injuriante. Así, no se puede alegar que incurre en responsabilidad una persona que

reacciona indigna contra un fabulador que desde un medio de comunicación se ha

dedicado a atacarlo y a provocarlo. Víctor Livio Cedeño afirma que se trata de una

excusa legal por provocación similar a la que prescribe el Art. 326 del código penal y

considera que, por tanto, la víctima no puede alegar daño y perjuicios, puesto en su

propia falta causa exclusiva del daño.

Mas focalizada a la responsabilidad civil, Gloria María Hernández estima que quien,

para defenderse de un ataque en la presa realiza ataques del mismo género, no

compromete su responsabilidad. A su juicio, se trata de un acto de legítima defensa para

proteger el honor al provocado, y el que actúa de esta manera no incurre en

responsabilidad ni penal ni civil.

Otro asunto interesante son las llamadas injurias reales, que son aquellas expresiones

que resaltan con desprecio los defectos físicos de una persona o que pretenden

humillarla por su sexo, raza, religión etc. En estos casos, no se permiten la prueba de la
N a m p h i R o d r í g u e z | 160

veracidad del hecho como una eximente, puesto que se trata de juicios de valor que

lesionan la dignidad intrínseca de las personas.

El artículo 35 de la ley 6132, dispone que la injusticia conocía contra los particulares se

castigara de 5 días a dos meces de prisión, cuando no ha sido procedida de provocación.

La sanción se agrava en el supuesto de que el delito se halla conocido con el propósito

de provocar sentimientos de odio en prejuicio de un grupo de persona que, por su

origen, pertenece alguna raza o religión determinada. Para este caso, el legislador a

querido imponer el maxi de la pena de 6 meses a los responsables.

CARACTERÍSTICAS COMUNES DE LOS DELITOS DE

DIFAMACIÓN E INJUSTICIA

La difamación y la injusticia consiste principalmente de dañar deliberadamente el buen

nombre de una persona o de una institución, mediante el uso de frase peyorativas o de

una invectivas que menoscaben en el crédito publico en la misma y que no respondan a

la verdad, ya que toda persona o institución tienen derecho a mantener en incólume su

buena fama.

Esta definición de la suprema corte de justicia pone de manifiestos que estos delitos

comparten un fin protervo. Pero no solo el fin, por su calificación de ataques contra los

derechos de la personalidad, como el honor y el buen nombre, los delitos de difamación

e injusticia comparte muchas características:


N a m p h i R o d r í g u e z | 161

1. elementos constitutivos que concurren: En ambos delitos, la

designación de la persona injuriada o difamada, la intención de atacar el honor a

la consideración de la víctima, y de la pública.

2. La acción pública se pone en movimiento por querella previa. En

ambos delitos la acción pública solo es puesta en movimiento si es impulsada

por una querella previa. Lo que es lo mismo decir que son delitos perseguibles

en injusticia de una parte agraviada. Sin embargo disponen artículo 51 de la ley,

la persecución podrá ser ejercida de oficio por el ministerio público, cuando la

difamación o la injuria cometida contra un grupo de persona perteneciente a una

raza o religión determinada tenga por finalidad provocar sentimientos de odio en

la oblación.

3. Acción pública conjuntamente con la acción civil: En ambos se

puede perseguir al acción civil al mismo tiempo y ante los mismos jueces que la

acción pública, en los términos del artículo 3 del Código de Instrucción

Criminal, también puede serlo separadamente, en cuyo caso, se suspende acción

civil hasta tanto se decida la acción penal. De esta condición se deduce que el

principio de electa a una vía… es aplicable en la materia, en el sentido de que si

se ha optado por la vía civil, luego no se puede accede a la vía penal, pues que

ello representaría un agravamiento de la condición del acusado.


N a m p h i R o d r í g u e z | 162

PERSONAS RESPONSABLES DE LOS DELITOS COMETIDOS A TRAVÉS

DE LA PRENSA

La Responsabilidad Penal en los Medios Impresos

El Autor principal:

La Ley 61 32, de Expresión y Difusión del Pensamiento, determina el orden de

responsabilidad penal y civil de las personas que incurren en los delitos que se pueden

cometer a través de la prensa.

Bajo la rúbrica “De las Personas Responsables de los Crímenes y Delitos Cometidos por

la prensa, la Ley organiza, para el caso de los medio impresos, un sistema de

responsabilidad penal por el hecho de que otro se sustrae de la responsabilidad del

derecho común que establecen los Art. 59 y 60 del Código Penal. Paralelamente,

instituye otro sistema de responsabilidad penal directa para los delitos que se cometen a

través de la radio, la televisión y la publicidad. Veamos primero como se estructura la

responsabilidad penal en los medios impresos.

El artículo. 46 de la Ley sindica al director de la publicación como el autor principal de

los delitos cometidos a través de los medios impresos. En la ausencia del director,

devienen como autores principales el sustituto de este o el editor a falta de ese

funcionario que a firmado el crédito y los impresores y vendedores.


N a m p h i R o d r í g u e z | 163

Es decir, el principio que rige en esta materia es que el autor principal del delito es el

director de la publicación y, en ausencia de este, la Ley establece una responsabilidad

subsidiaria, que permite hacer responsable a un sustituto, al editor, a quien ha escrito y

firmado la información o a los impresores o vendedora.

Es una responsabilidad sucesiva o escalonada, que se aparta del principio constitucional

de la personalidad de la pena, que exige que para que una información penal sea

imputable a una persona, necesita proceder de su mismidad, es decir, que proceda de un

hecho suyo.

Esta responsabilidad penal por el hecho de otro se estructura a partir de la presunción

del culpa in vigilando, que supone que el director debe tener un control absoluto de todo

lo que se publica.

Los cómplices:

El artículo 47 establece que el autor, es decir, quien suscribe la información o el

documento que se reputa difamatorio será puesto en causa como cómplice.

En este sentido el termino autor no se utiliza en su acepción procesal, si no en su

significada literario. De manera que se refiere al artículo 47 alrededor, al firmante de la

información, en prensa escrita, y en radio y televisión, a aquella persona a quien la ley

de derecho de autor le atribuya esa condición.

También será perseguido por la complicidad las personas a las cuales que pueda aplicar

el artículo 60 del Código Penal, por ejemplo, aquellas personas acusadas por cometer a

través de los medios de difusión, la comisión de crímenes o delitos como la provocación

prevista el artículo 23 de la Ley.


N a m p h i R o d r í g u e z | 164

Acabamos de ver que el artículo 46 dispone que a falta de directores, sustitutos o

editores, los impresores puedan devenir en autores principales. Sin embargo el párrafo

final de artículo 47 prevé también la posibilidad de que puedan ser encausados

cómplices: “Los impresores podían ser perseguidos como cómplices si la

responsabilidad penal del director o su subtitulo es pronunciada por los tribunales. En

ese caso, las persecuciones serán iniciadas en el curso de los dos meces siguientes a la

comisión del delito o, a mas tardar, en el curso de los dos meses siguientes a la

comprobación judicial de la responsabilidad del director o del substituto”..

La responsabilidad en Radio. TV y Publicidad:

En su parte final, el artículo 46 de la Ley hace una acepción al principio de

responsabilidad penal por el hecho de otro que acabamos de analizar, al expresar que

cuando la violación de la ley se materializa mediante anuncio, aviso o publicidad

pagada, aparecida de una publicación o transmitida por radio o televisión, se considera

como autor a la persona física o a la institución que la ordeno

Es decir, que, en nuestra ley vigente, en la radio y la televisión, la responsabilidad penal

no es igual que en los medios impresos, puesto que en la primera el principio de la

responsabilidad de la pena está establecido por el artículo 102, de la Constitución de la

Republica recobra toda su vigencia.

Respecto a los espacios pagados, que son tan frecuentes a los periódicos, el mismo texto

dispone que todo anuncio no sea estrictamente comercial debe ser publicado o difundido

debajo de la responsabilidad de una persona determinada. Esta disposición se establece,

obviamente, en el interés de poner establece quien es el responsable director.


N a m p h i R o d r í g u e z | 165

Responsabilidad Civil de los Propietarios:

Al tratar el asunto de la teoría de la responsabilidad civil, vimos que el artículo 48 de la

Ley establece que los propietarios de los periódicos o escritos periódicos son

responsables de las condenaciones pecuniarias pronunciadas en provecho de terceros

contra las personas designadas en los dos artículos precedentes, de conformidad con los

artículos 182,181, y 1384 del Código Civil.

En ese sentido, hemos establecidos que se trata de una responsabilidad civil por el

hecho ajeno o responsabilidad del comitente, es decir, de aquellas personas que

encargan a otras de publicar ciertos actos bajo su responsabilidad y dirección. Esta

responsabilidad está dirigida por el artículo 1384 del Código Civil.

Esta responsabilidad es subsidiaria, es decir, que se exige una persona el propietario que

no es el causante director del perjuicio y, aparentemente su razón de ser en este texto

está ligada a la necesidad de proteger a los periodistas de las condenaciones civiles que

podrán afectar su independencia profesional.

También, el artículo 55 del código penal prescribe que todos los individuos condenados

por un mismo crimen o delito son solidariamente responsables de las multas,

restituciones, en daños y perjuicios y costa que se pronuncien.

Es esta materia, tiene plena vigencia el principio del párrafo final del artículo 12 de la

Ley 61 32, que responde que la responsabilidad penal y civil respondientemente de la

función del propietario del director sigue a los cargos de estos, aun cuando deleguen,

todo en parte sus funciones en un sustituto o delegado.


N a m p h i R o d r í g u e z | 166

DESPENALIZACIÓN DE LOS DELITOS CONTRA EL HONOR

La justeza o no de mantener las sanciones penales a los delitos de difamación e injuria a

que los analizara a la luz del sistema interamericano de Derechos Humanos y el interés

manifiesto de la Constitución Dominicana, de promover una tutela eficaz a los derechos

de la dignidad y el honor de las personas.

Partiendo de estas premisas nos detendríamos que preguntar: ¿Cumple exclusivamente

la vía civil a los objetivos sancionatorio e indemnizantes que puedan repara el honor o

la reputación lesionados por la comisión de una acción antijurídica de una persona que

provoca un daño a otro y que vulnera un deber de observancia y conducta social?

Tradicionalmente, la Ley 61 32, de expresión y difusión del pensamiento, ha mantenido

régimen de los delitos contra el honor y la consideración de las personas que configuran

tipos penales correccionales que conllevan sanciones de privación de libertad.

Sin embargo, dentro del sistema interamericano de derechos humanos se considera

innecesaria esta severidad y, más aun, se entiende que la misma contraviene la

declamación americana sobre derechos humanos, en entorno a la cual se ha ido

expandiendo la doctrina que sostiene los resultados que se provocan con la vía penal,

sin los riesgos que esta ultima representa a la libertad de expresión. La comunicación

interamericana de los derechos humanos ha sostenido que la obligación del Estado de

proteger los derechos de los de mas se cumplen estableciendo una protección estatuaria

contra los ataque contra el honor de las personas mediantes acciones civiles y

promulgado leyes que garanticen los derechos de la rectificación o respuesta.


N a m p h i R o d r í g u e z | 167

Si nos atenemos a este criterio, tanto nuestra legislación domestica como la propia

conversación americana, en su artículo 14, contemplan el director de rectificación o

respuesta como un medio idóneo para las personas que se sienten afectadas por

manifestaciones injuriosas o difamantes pueden hacer valer sus alegaciones y defender

su honor conjuntamente, en nuestro código civil, así como la ley de defunción del

planteamiento, existe un claro sistema de reclamación civil que alcanza a los autores de

estos ataques contra el honor, incluso, a los propietarios de los medios de comunicación,

como vimos en el titulo anterior.

Basado en este criterio, en esa estima que a sensación penal infringe por lo menos 3 de

los límites que la convencieron americana impone para restricción de la libertad de

expresión. Esos límites serian. A) que la responsabilizacion de la difamación no es

necesaria en una sociedad democrática, B) que es un medio desproporcionado y C) que

constituye una restricción a las libertades de expresión e información.

Sobre este asunto, ha considerado el presidente de la corte interamericana de derechos

humanos, Sergio García Ramírez, que “a través de la vía civil se obtienen los

resultados que se quería derivar de la vía penal, sin los riesgos y desventajas que esta

presenta. En efecto, la sentencia civil condenatoria, constituye, de suyo, una

reclamación de ilicitud no menos enfática y eficaz para la condena penal señalada

abajo un titulo jurídico diferente, lo mismo que se espera de esta, a saber, que el

demandado incurrió en un comportamiento injusto, en agravio del demandante, a quien

le asiste el derecho y razón de tal suerte, la sentencia civil entraña, por si misma, una

reparación consecuente con la necesidad de satisfacer el honor de quien reclama tutela

jurídica… evidentemente, la solución civil no trae consigo los problemas que suscrita la

resolución penal antes las normas nacionales e internacionales en materia de derechos


N a m p h i R o d r í g u e z | 168

humanos, ni poseer el carácter intimidante inherente a la comunicación penal y que

apareja, como ha visto la corte un factor de inhibición para la libertad de expresión”.

Dentro de los problemas que pueden acarrear la sensación penal está el hecho de que se

escriba a periodistas e opinantes de registros o ficheros penales de condenados, los

cuales podrán dificultar trámites burocráticos o migratorios.

Ha dicho la corte interamericana que el temor a sanciones penales necesariamente

desalienta a los ciudadanos expresar sus opiniones sobre los problemas de interés

público, en especial cuando, la legislación no distingue entre el hecho y juicios de valor.

Todo esto se encuadra en una interpretación de los principales de la conversación y a la

doctrina de la corte, que se resume en el enunciado de que para conservar una

restitución al derecho a la libertad de pensamiento y expresión legítima esta ha de

cumplir con los siguientes extremos. 1 debe ser proporcional al daño ocasionado 2 su

finalidad debe ser la reparación de la demandante por el daño ocasionado y no la

sanción del demandado 3 solo debe admitirse la indemnización por daños y perjuicios

cuando se demuestra la insuficiencia de otros medios de carácter pecuniario.


N a m p h i R o d r í g u e z | 169

LOS CAMBIOS A LA LEY 61 32, DE EXPRESIÓN Y DIFUSIÓN DEL

PENSAMIENTO

En ocasión del sometimiento de un nuevo proyecto de forma de la vieja ley 61 32, no se

debería perder la oportunidad para de recoger consenso sobre temas que han estado en

la congeladora, pero que ya es tiempo de que nos aboquemos a discutirlos.

Entre ellos está la variación del sistema de responsabilidad jurídica y la responsabilidad

en los delitos entre el honor, dejando solamente las indemnizaciones civiles y las

multas.

Ese sentido, sobre el sobre el tapete esta la propuesta para que el sistema de la

responsabilidad jurídica sea personal y no en cascada, como pasa actualmente. Veamos

como funcionaria.

1. En los medios impresos, el autor que firma el artículo o nota que contiene la

alegada difamación o injuria, conjuntamente con quien autorizo su publicación.

Si el articulo o nota no está firmada el responsable es quien autorizo su

publicación.

2. Los espacios pagados que no sean meramente comerciales, deben

necesariamente de llevar la firma de la persona o identidad que ordene su

publicación, exigencia esta que se queda bajo la responsabilidad de la

publicación, en la persona de que el director o sustituto. Si el espacio pagado

alegadamente difamatorio o injurioso sea publicado sin firma responsable, la

culpa será sobre el firma torio o empleado del periódico que autorizo la

publicación.
N a m p h i R o d r í g u e z | 170

3. En los medios electrónicos, el responsable será quien hizo uso del micrófono o

quien redacto la nota difundida por un locutor que se limite a darle lectura,

conjuntamente con quien haya autorizado su transmisión.}

4. En todos los casos precedentemente mencionados, una vez establecido que en la

publicación es difamatoria o injuriosa, si no se comprueba quien es el culpable

de la misma, el propietario del medio será siempre civilmente responsable.

Para determinar quien fue el funcionario o empleado que autorizo la publicidad, el

director ante una notificación requiriéndole el nombre de esa persona, esto obligada a

suministrar la información en un plazo de 10 días, a contar de la fecha del requerimiento

y si no lo hace, será considerado como el responsable de la autorización.

Existe consenso para que se mantenga la responsabilidad civil de los propietarios de

medios, solo que se agrada la expresión de que será responsable conjuntamente con las

responsables penalmente, de acuerdo a lo que establece el artículo 1384 del Código

Civil. Con esta fórmula se busca dar más protección a los periodistas en el ejercicio de

su labor.

Medios de Defensa

La verdad del Hecho Difamatorio


N a m p h i R o d r í g u e z | 171

El acusado de la difamación o de injuria puede ser liberado de responsabilidad como

prueba de la verdad de las imputaciones que ha hecho contra funcionarios públicos. Es

lo que esta materia se conoce como excepción veritatis o la expresión de la verdad el

hecho difamatorio.

En tal sentido, el artículo 37 de la Ley prescribe la verdad del hecho difamatorio puede

establecer por todos los medios de prueba, con el caso de imputaciones contra los

funcionarios públicos.

Se trata de un principio que se obtiene por fundamento jurídico el interés del legislador

de incentivas, las denuncias de los ciudadanos contra la corrupción de los funcionarios

públicos.

Asimismo, la verdad de las imputaciones difamatorias e injuriosas podrá establecerse

contra los directores o administradores de toda empresa industrial, comercial o

financiera que soliciten fondos públicos.

Una parte de la doctrina dominicana entiende como limitaba la enumeración de los

funcionarios públicos que hace el artículo 37 de la Ley, por lo cual excluye la

posibilidad de invocar la expresión de la verdad contra el presidente de la repulida, bajo

el supuesto de que el legislador le ha querido colocar por encima de las controversias

que se pueden generar a la persona.

Sin embargo, si asumimos la excepción de la verdad no como un simple medio de

defensa, si no como una garantía institucional de la libertad de expresión y de la

transparencia de la administración pública, es obvio que la excepción veritatis ejerce

todo su imperio aun antes jefe del estado.


N a m p h i R o d r í g u e z | 172

La Ley no permite la invocación de la excepción de la verdad en los siguientes casos.

1. Cuando la imputación concierne a la vida privada de una o más personas.

2. Cuando la imputación se refiere a un hecho que constituye una infracción

amnistiada o prescrita, o que a dado lugar a una condena borrada por la

rehabilitación o por la revisión, siempre que la persona a quien se hace la

imputación no esté acusada o condenada por nuevos crímenes o delitos.

En los casos previstos en el apartado que en el apartado que antecede, queda reservada

la prueba en contrario. Si se produce la prueba de hecho difamatoria, se rechazara la

querella contra el prevenido.

En cualquier otra circunstancia y en lo que concierne a cualquiera otra persona no

calificada por esta ley, cuando el hecho que le sea imputado estuviera objeto de

procedimiento judiciales iniciados a requerimiento del ministerio publico o bien fuere

objeto de una querella por parte del propio prevenido, se sobreseerán durante la

institución y vista de la causa, la persecución y el fallo del ledito de financiamiento.

Inmunidades de la prensa

Una inmunidad es una excepción a la regla del derecho a favor de una persona. En la ley

61 32, la inmunidades que prevé el artículo 45 eximen de responsabilidad jurídica a los

medios de comunicación que informen sobre ciertos acontecimientos de interés público.

Así, no se considera injurioso ni difamatorio, ni dará lugar a procedimiento alguno:

 Los discursos que se pronuncien en las cámaras legislativas.

 Los informes memorias y demás documentos que se rindan, emitan o impriman

por disposición del congreso, el poder ejecutivo o del judicial.


N a m p h i R o d r í g u e z | 173

Tampoco dará lugar a ninguna acción de la cuenta fiel que publiquen o transmitan de

buena fe los periódicos, radiodifusoras, televisión o noticieros cinematográficos de :

 Las sesiones públicas del congreso y de sus comisiones, los ayudantes y otro

organismo oficiales, así como los discursos que en ellos se conocen.

 Los escritos producidos o los discursos pronunciados ante los tribunales de

justicia y de orden contencioso administrativo.

 Los informes memoriales y de mas documentos oficiales que se emiten en

disposición en los poderes públicos.

Del mismo modo, no ha lugar a ninguna acción contra los periodismos y otros medios

de divulgación la publicidad de los correspondientes oficiales emitidos por las

autoridades correspondientes, para dar cuenta al cumplimiento de sus funciones y

deberes, así como las investigaciones que realicen.

DELITOS CONTRA EL ORDEN PÚBLICO Y LAS BUENAS

COSTUMBRES

La Ley 61 32, prevé la sanción de la publicación de noticias falsas. Este texto no se

refiere a la cuestión de la verdad o falsedad de una información, si no a la disfunción

maliciosa de variedades infundadas que pueden alterar la pasa publica.

En este sentido, dispone el artículo 27, de la Ley, que se castigara con pena de 6 meses a

dos años de presión de la difusión o reproducción, por cualquier medio, de noticias

falsas, de documentos fabricados falsificados atribuidos a terceros, que perturben la paz

pública.
N a m p h i R o d r í g u e z | 174

Los mismos hechos serán castigados con la pena de uno a dos años de presión y con

multa, cuando la publicación, la difusión o la reproducción trastornen la disciplina o la

moral de las fuerzas armadas, o perjudiquen los esfuerzos bélicos de la nación.

No se puede confundir el concepto de noticias inexactas con el de noticias falsas a que

hace alusión a la ley, puesto que, a pensar de que la versión de la variedad informativa

es una característica primordial de los hechos noticieros, a los periodistas no se le puede

elegir la exactitud de las informaciones que publican, ya que ellos representarían una

movilidad del censura.

No hace falta que hecho sea exacto o incontrovertible, ya que la naturaleza de la

información periódica no requiere que la investigación del hecho sea tan exhaustivas

como la que correspondería, por Ejemplo, aun policía o a un juez lo que da veracidad a

la difusión de un hecho es que el periodista haya sido diligente en su investigación, haya

hecho lo que posible para dar información de la forma más correcta y haya tenido una

actitud positiva hacia la verdad. Esto supone que el hecho haya sido comprobado de

manera responsable con otros datos objetivos, o el informador haya contrastado su

veracidad realizando las investigaciones oportunas.

La provocación

El delito de provocación consiste en la incitación a trabes de los medios impresos, la

radiodifusión o cualquier otro medio de eficacia semejante o ante una corrupción d

apersonas a la perpetración de un crimen o un delito.

En la Ley 6132, existen dos tipos de provocación, 1 provocación seguida de efecto, 2 la

provocación nos seguida de efecto.


N a m p h i R o d r í g u e z | 175

La provocación seguida de efectos, es decir, aquella con cual se llega a cometer el

crimen o el delito que se ha instigado, está contemplada en el artículo 23 de la Ley, el

cual establece que: las personas hubieren incitado diferente al autor o autores de un acto

calificado de crimen o delito, en caso de que la incitación fuere seguida de efecto o de

comisión o delito, será castigada como cómplice del mismo.

Esta complicidad es derecho común y el se rige por los artículos 59 y 60 Código Penal,

contrario a la complicidad del autor y el coautor de filiación o injuria, que esta

gobernada por un régimen especial que prevé la misma ley 61 32, y que se pacta del

código penal.

El mismo texto especifica que para que se pueda tipificar este tipo de provocación, se

debe producir por medio de discusión, gritos amenazas, proferidos en sitios públicos ya

esa directamente o por cualquier vehículo se produce de la voz. Así mismo a trabes de

la provocada visual Característica pancartas, edictos, etc. O de cintas cinematográficas.

En razón de que la provocación seguida del efecto será caracterizada por todo exceso de

palabra o escritura, de naturaleza o de provocar directamente a la gente o criminal y

delito se hace indispensable una relación directa, en incontestable y estrecha, entre el

hecho de provocación y los crímenes y delitos provocados.

El legislador sanciona, de la misma manera, la provocación seguida de efecto, que es

aquella en que no ha sido seguida del crimen inducido, en cuyo caso se reputa tentativa

y se rigen por el artículo 2 del Código Penal, que dispone que toda tentativa de crimen

se reputara como el crimen mismo, cuando se manifiesten como un principio de

ejecución, o cuando el culpable, a pesar de hacer hechos cuanto estaba de parte para

consumarlo, no haya logrado su objetivo por su causa independientes a su voluntad.


N a m p h i R o d r í g u e z | 176

Para que se materialice este delito es necesario que la provocación induzca a la

comisión de uno de los delitos enumerados por el artículo 24 de la Ley 6132: homicidio,

pillaje o encendí, golpes y heridas contra las personas, etc. En este caso, al artículo

citado establece penas que van de 6 meses a un año de prisión.

Asimismo, el articulo 25 sancionan la provocación a los militares, al disponer que toda

incitación por uno de los medios enunciados en el artículo 23, a Miembros de las

Fuerzas Armadas de la Republica, o de la Policía Nacional, con el propósito de

apartarlos del cumplimiento de sus deberes militares y de la obediencia que deben a sus

superiores en todo lo tocante a cuanto esos les ordenan, en la relación con el

cumplimiento de las leyes y reglamentos militares y policías, será castigada por pena de

1 a dos meses de prisión y con multa.

DELITOS CONTRA LOS SENTIMIENTOS RELIGIOSOS Y EL

ORIGEN RACIAL

El artículo 336 del Código Penal, modificado por la Ley 24 97, define el delito de la

discriminación como toda distinción realizada entre personas físicas en razón de su

origen, edad, sexo, de su situación de familia, de su estado de salud, de su dicacidad, de

una de sus costumbre, de sus opiniones políticas, de sus actividades sindicales de su

ocupación, de su pertenencia o no, verdadera o supuesta a una etnia, a una nación, una

raza o una religión determinada.

La Ley 61 32, en su artículo 35, penalizada el escarnio público de la discriminación,

cometido a trabes de la injuria, que a terminado el propósito de provocar sentimientos

de odio en la población, en perjuicio de un grupo de persona, por su origen, pertenece a

alguna raza o a religión determinada.


N a m p h i R o d r í g u e z | 177

Igualmente, dispone el párrafo final del artículo 33 de la Ley, que la difamación

cometida por los mismos medios contra un grupo de personas que pertenecen, por su

origen, a una raza o a una religión determinada, se castigara con pena de 1 mes a 1 año

de prisión y con multa.

Ultraje a las buenas costumbres

El delito de ultraje a las buenas costumbres se puede cometer a trabes de la exhibición

de escenas, dibujos, grabados, pinturas, emblemas o imágenes obscenas que pueden

herir el sentimiento de pudor de la apersonas.

Lo obsceno es un concepto dirigente entre los autores por el carácter variable que

tienen, de acuerdo a las normas culturalmente de las sociedades. Por eso, su

determinación va a depender del estudio de cada caso correcto.

Para calificar la obscenidad es necesario colocarse en el plano del hombre o mujer

común, de la gente anónima y corriente, que constituye la inmensa mayoría del público

y cuyo normal criterio esta naturalmente conformado por las pautas culturales de

nuestra civilidad, de nuestra costumbre, de nuestro ambiente, de neutro modo de sentí.

El artículo 28 de la Ley sanciona el ultraje al pudor con prisión correccional de un mes a

un año y multa.
N a m p h i R o d r í g u e z | 178

Publicaciones Prohibidas

Con el objetivo de proteger la formación de la convicción y la independencia de los

jueces, la ley 61 32, establece el secreto sumarial o de las actuaciones judiciales sobre

investigaciones criminales antes de que hayan sido leídas en audiencia pública.

Lo que el artículo 41 de la Ley prohíbe que la publicación de las piezas y los actos de

instrucción criminal y correccional precedan públicamente a la audiencia. Esta

organización el principio de la publicidad que establece el artículo 8, numeral 2 letras j,

de la Constitución, el cual dispone que las audiencias sean públicas, con las excepciones

que establezca la ley, en los casos en que la publicidad resulte perjudicial al orden

público y a las buenas costumbres.

La Ley 6132, censura también la divulgación de las deliberaciones internas de los

tribunales, es decir, de los proyectos de sentencia que se redactan en los tribunales

colegiados, tales como las cortes de apelación.

Sin embargo, ambas disposiciones han sido prácticamente observadas por parte de la

prensa dominicana que, en expedientes de resonancia pública, acostumbra a publicar las

piezas de la instrucción criminal. Mas reprochable aun fue el caso del periódico Listín

Diario, que filtro en 2004, un proyecto de sentencia de un expediente que reposaba en

la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación de Santo Domingo, y del cual el

propio periódico era principal.

Igualmente el artículo 42, de la ley prohíbe la publicación de la relación de los procesos

por difamación en los casos que se haya difundido una información que afecte la vida

privada de las personas y cuando la imputación constituye un delito amnistiado.


N a m p h i R o d r í g u e z | 179

La ley también veda la publicación de los debates sobre procesos de la declaración de

paternidad o separación de cuerpos por adulterio, así como de procesos de aborto, esta

disposición no se pica a las sentencias, las cuales podrán publicarse siempre.

El artículo 42 de la Ley, supedita la utilización de apartados de grabación de la

autorización de los jueces en los tribunales, pero esta disposición no ha tenido

aplicación práctica, pues que en las autoridades, los periodistas realizan su labor sin

mayor contratiempo y sin previa autorización de ninguna autoridad judicial.

Lo mismo el Código de Menor, la Ley 61 32, protegen la identidad de los menores de

edad que se puedan ver involucrados en sucesos públicos. Así, el artículo 43 prohíbe la

publicación de todo texto o ilustración concerniente a la identidad y la personalidad de

los menores de 16 años que se hubiesen separado de sus padre, su tutor, persona o

institución encargada de su custodia.

EL DELITO DE DESACATO: LA OFENSA AL PRESIDENTE Y A LOS

DIGNATARIOS EXTRANJEROS.

La función pública y el delito de desacato.

El delito de desacato se configura cuando una ley le otorga una protección especial al

honor de los funcionarios públicos. Por ejemplo a aquellas legislaciones que establecen

penas adicionales mas graves o procedimientos sumarios para procesar penalmente o

condenar en reparación civil a quien haya emitido opiniones o reproducción

informaciones que se consideran lesivas para la reputación de dicho funcionario.

El origen de las leyes de desacato se remonta al derecho romano, donde existe el

denominado delito de lesa majestad, que resguardaba la suprema identidad del estado y
N a m p h i R o d r í g u e z | 180

el de coro de la autoridad pública. Este delito se consumaba cuando alguien profería

injurias a los magistrados o a las funciones que estos desempeñaban.

En los romanos, el concepto de injuria difiere notablemente del actual. En el se

comprende no solo los ataques verbales dirigidos a menoscabar el honor a la dignidad

de la persona ofendida, sino también los realces, esto es, la violencia física.

Los crímenes de lesa majestad se concebían con delitos contra el emperador, quien

representaba el origen divino y encarnaba al estado; de ahí que un ataque directo contra

un magistrado era una agresión al mismo emperador.

Desde este remoto pasado hasta nuestros días, estas funciones figura justicia a recorrido

un largo camino a través de los distintos periodos de la historia, permaneciendo más o

menos igual hasta llegar a la revolución francesa, donde se producían transformación

del concepto puesto, que ya no es una ofensa contra el soberano, que ha sido decapitado

por la revolución, si no contra la ley, entendía como expresión la prueba. La ley ya no se

encuentra en la monarquía, si no en el pueblo soberano y, en consecuencia, en quienes a

trabes del voto popular acceden hacer los representantes del mismo.

De ahí que a nosotros nos viene directamente esta figura del Código Penal Napoleónico

de 1810, que fue agotado literalmente en el país durante la dominación haitiana de 1822,

a 1844, este código amplio, incluso, el concepto al considerar que la ofensa no solo se

concreta cuando el sujeto esta en el ejercicio de sus funciones, sino que también se

configura cuando esta se realice por razón de dicho ejercicio.

Mas luego, la Ley de prensa, del 29 de julio de 1881, vigente actualmente en la

republica dominicana, no solo recoge los delitos de difamación e injuria dirigidos contra
N a m p h i R o d r í g u e z | 181

los particulares, si no que, a partir de su artículo 30, dispone sanciones especiales por la

difamación cometida en perjuicio de las cortes, los tribunales, las fuerzas armadas, la

policía nacional, las cámaras legislativas, los ayuntamientos y otras instituciones del

estado. Igualmente, se incluye en esta protección especial a los miembros del gobierno o

cualquier dispositivo de la autoridad pública.

Los juristas franceses más notables, encabezados por Garuad, han insistido que el bien

jurídico protegido con esas leyes de desacato de la función pública, a trabes de los

funcionarios que la representan: la ley no ha pretendido, en efecto crear un privilegio

profesional a favor de ciertos individuos si no proteger, el nombre público, encarnación

de la idea del estado y la función que el estado confía en sus agentes.

Pase a lo cautivante que es la doctrina del prominente maestro francés, a la luz de hoy,

estos privilegios de las leyes de desacato, irritantes e inaceptables, contravienen el

espíritu de la mayor parte de los tratados internacionales sobre los derechos humanos y

de la constitución de la republica, que consagran la igualdad de todos los individuos

ante las leyes.

La comisión interamericana de los derechos humanos a sido concluyente sobre el tema

con las siguientes tres opciones las comisión en distintos casos

La aplicación de leyes de desacato para proteger el honor de los funcionarios públicos

que actúan con carácter oficial les otorga injustamente un derecho a la protección que

no dispone de los demás integrantes de la sociedad. Esta distinción invierte

directamente el principio fundamental de un sistema democrático que hace el gobierno

objeto de controles, entre ellos, el escrutinio de la ciudadanía, para prevenir o controlar

el asunto de su poder coactivo.


N a m p h i R o d r í g u e z | 182

“Las leyes de desacato invierten directamente los parámetros de una sociedad

democrática en los funcionarios públicos deben estar sujetos a un mayor escrutinio por

parte de la sociedad. La protección de los principios democrático exige la eliminación

de estas leyes en los países en que aún subsisten. Por su estructura y utilización, estas

leyes representan enclaves autoritarios heredados de épocas pasadas, de que es necesaria

desprenderse”.

“Los funcionarios públicos están sujetos a un mayor escrutinio por parte de la sociedad.

Las leyes que penalizan la expresión ofensiva dirigida a un funcionario público,

generalmente conocida como leyes de desacato, atentan contra la libertad de expresión

entre el derecho de la información”.

La Ofensa al Presidente

El delito de ofensa al Presidente es una típica disposición de la ley de desacato. Así lo

deja evidenciado su exagerada calificación en el Código Penal (artículo 86) como un

atentado contra la seguridad interior del Estado o el agravamiento de las penas contra

sus autores que dispone la Ley 61 32, de Expresión y Difusión del Pensamiento.

Esta es calificación excesiva, anacrónica y reprochable, ya que es muy difícil que una

ofensa de esta índole pongo en peligro la seguridad interior del estado, como podría

serlo, por ejemplo el complot contra el gobierno o la provocación de guerra o de pillaje.

Por esa razón, hemos decidido analizar esta figura en otro contexto que no es

justamente el que manda el legislador.

Puede incurrir en este delito a aquellos que, usando altoparlante en plaza pública, a

trabes de los medios impresos, del cine o cualquier otro medio de eficacia similar,

ofendieran al presidente de la republica, según el artículo 26 de la Ley 6132.


N a m p h i R o d r í g u e z | 183

Ese texto dispone que la ofensa al presidente de la republica por alguno de los medios

enunciados en el artículos 23 se castigara con la pena de 3 meses a un Año de presión y

con multa, o con una de las dos penas solamente. La pena preventiva en este mismo

artículo se aplica a la ofensa a la persona que ejerce parte o la totalidad de las

prerrogativas del presidente de la republica.

Como ya vimos en el titulo anterior, el funcionamiento de ese derribas en el respeto y al

consideración que se debe a la más alta figura del estado.

Para que se confiera la ofensa del presidente es necesario que concurran los siguientes 4

elementos constitutivos.

1. La ofensa: en ese sentido, la ofensa o el ultraje abarcan todo tipo de injuria o

difamación, todo el alegato de una naturaleza capaz de atentar contra el honor o

la consideración.. hasta cualquier término capaz de herir la delicadeza de un jefe

del estado en pocas palabras como lo dice la corte de casación francesa, son

ofensas todas las imputaciones susceptibles de herir el presidente de la

republica en su honor su consideración o delicadeza.

2. L a ofensa debe estar dirigida al presidente de la republica o a quien ejerza

sus funciones: El mismo artículo 26 es preciso cuando exige que la ofensa debe

ser dirigida a la persona que ejerce parte de la totalidad de las prerrogativas del

presidente de la republica eso a demás quiere decir que este delito solo se

tipifica con la figura del presidente de la republica, lo cual se excluye hacerlo

extensivos a funcionarios, oficiales o a la vicepresidencia.

3. La publicidad: La propia ley enuncia los medios a través de los cuales se

pueden ofender al jefe del estado, a saber, a través de discursos, alocuciones,

gritos y amenazas proferidos en sentido público, discos, cintas magnetofónicas


N a m p h i R o d r í g u e z | 184

o cualquier vehículo que la reproduzca la voz. El mismo modo, por medios

impresos, carteles, edictos pancartas o por el cine.

4. La intención: el que haya incurrido en el delito debe haber tenido la intención

de ofender al presidente.

Delitos contra los dignatarios extranjeros.

En la constitución de estas disposiciones de las leyes de desacato, los artículos 39 y 40

de la ley 61 32, sancionan la difamación o la injuria que se dirige contra los jefes de

gobiernos extranjeros con los que la republica dominicana tenga relaciones diplomacias,

y la que se ejerza contra sus enviados especiales.

Así, el 39 dispone que la injuria o la difamación hecha a los jefes de gobiernos

extranjeros y a los ministros o secretarios de estados de relaciones o asuntos exteriores

de un gobierno extranjero, se castiguen con penas de tres meses a un año de prisión y

multa.

Respecto a sus representantes diplomáticos, establece el artículo 40 que los mismos

delitos cometidos contra los embajadores y ministros plenipotenciarios, enviados,

encargados del negocio y otros agentes acreditados ante el país, será sancionado con

penas de 8 días a un año.

La Ley 61 32, de Expresión y Difusión del Pensamiento, se limita a citar el artículo del

Código Penal y a establecer que en el caso que se haya incitado a través de los medios

de comunicación a la relación de actos contra la seguridad del estado se impondrá penas

correccionales, propias de la materia delictual.


N a m p h i R o d r í g u e z | 185

Por su objetivo, estos crímenes se dividen en atentados contra la seguridad interior y

exterior del estado.

Crímenes y Delitos Contra la Seguridad Interior del Estado

El artículo 24 de la Ley castiga con penas de 6 meses a un año de presión de la

incitación directa a los ciudadanos para que se armen contra la autoridad real constituida

(artículo 87 del Código Penal), así como la provocación a la guerra (artículo 91 del

Código Penal), y la realización de actos de pillaje y devastación publica.

Crímenes y Delitos Contra la Seguridad Exterior del Estado

Estos crímenes son de índole política y están previstos en el Código Penal. Lo mismo

que con los delitos contra la seguridad anterior lo que la ley 61 32, sanciona a su

incitación en ese sentido, el artículo 24 de la Ley completa de la misma pena de 6 mese

a 1 año contra quienes se señalen como instigadores de atentados contra la seguridad

nacional artículo 72 del Código Penal de ocultación de espías y enemigos de la

republica articulo 83 Código Penal datos perjudiciales a las defensas nacional y a la

integridad de los dominicanos (articulo 84 y 85 Código Penal), etc.

Por no ser el objeto de este estudio, nos limitamos solo a la enumeración precedente de

estos crímenes.

Procedimiento y Prescripción

El Código Procesal Penal establece, en su artículo 32, que los delitos de la difamación e

injuria se persiguen mediante acción privada de las partes.


N a m p h i R o d r í g u e z | 186

Este es un procedimiento que ya se encontraba en la ley 61 32, en cuyo régimen la

acción pública solo se pone en movimiento cuando es impulsada por aquella previa de

la parte perjudicada.

Esto es así porque de lo que se trata es de la lección de los derechos de la personalidad

que un particular, quien se erige en agraviado y reclama una preparación social ante los

órganos jurisdiccionales del estado.

Sin embargo, el código procesal penal plantea la cuestión de excluir por completo del

régimen de la acción del ministerio público, dejando esta al libre albedrío de las parte,

de lo cual parece comparecerse don la idea de la despenalización de estos delitos.

El artículo 51 de la Ley 6132, establece que la fiscal solo podrá actuar de oficio en

ciertas condiciones precisadas por la propia ley.

Entre estos casos se citan la difamación o la injuria que haya tenido por objeto provocar

sentimientos de odio contra un grupo de persona pertenecientes a una raza o a una

religión determinada. Aunque la ley no sita, también lugar a que el ministerio publico

actué de oficio en los casos de delito de ultraje contra las buenas costumbres, previsto

por el artículo 28 de la Ley.

En el caso de difamación contra un código que depone en un proceso judicial la acción

pública que pondrá en movimiento contra la querella presente por el castigo que se

presente agraviado.

La persecución de las ofensas contra los jefes del estado y contra los agentes

diplomáticos extranjeros tiene un procedimiento especial. Esos debe solicitar al

secretario de las relaciones exteriores que terminen su queja ante el procurador general

de la republica y, a su vez, este debe apoderar a la jurisdicción competente.


N a m p h i R o d r í g u e z | 187

Una cuestión importante es que en esta materia no existe la presión preventiva, es decir,

no procede la detención del acusado hasta tanto investigar una sentencia definitiva. Sin

embargo, el artículo 53 de la ley hace la excepción de que procede la prisión preventiva

cuando se ha provocado, a través de discursos u otro medio, la comisión de su crimen, a

si como cuando se induce a las fuerzas armadas y al policía nacional, a través de medios

similares, a desobedecer a su mandato y cuando se ha perturbado la paz pública a trabes

de la función de noticias falsas.

El artículo 52 de la Ley establece que en todos los casos de persecuciones

correccionales, el desistimiento, es decir, el hecho de abandonar voluntariamente la

querella o demandada, detendrá la persecución iniciada. Al interpretar esa disposición la

suprema corte de justicia, por sentencia de agosto del 200, ha sido que el desistimiento

no solo afecta la reclamación civil si no que detallen también la acción pública.

Respecto a la complicidad, es importante reseñar que en esta materia la acción que se

lleva contra el autor principal es absolutamente independiente de la que se ejerce contra

el complace, de donde resulta que no es necesario poner el autor principal en causa para

que el cómplice pueda ser demandado.

Finalmente, la acción civil y penal se pueden ejercer por separado y conjuntamente ante

el mismo tribunal sin embargo, el artículo 50 de la Ley prohíbe que se lleven

separadamente ambas acciones cuando la difamación afecte a instituciones oficiales o

funcionarios públicos.
N a m p h i R o d r í g u e z | 188

Prescripción

El artículo 61 de la Ley preceptúa que la acción pública y la acción civil resueltamente

de los crímenes y los delitos cometidos a través de los medios de difusión prescribirán

después de dos meses cumplidos, a partir del día en que hubiesen sido cometidos o el

último acto de persecución, si este a tenido lugar.

Ha dicho la suprema corte de justicia sobre ese particular, que el plazo de prescripción

es breve y excepcionalmente corto por el carácter mismo de las infracciones, las cuales

son de naturaleza a ser olvidadas rápidamente, pues la idea de olvido interviene aquí al

máximo de la rapidez con que se borra la impresión producida por infracción.

Debido a que en esta materia existe un responsable principal y que un cómplice, en esto

podrá introducir de que el ejercicio exclusivo de la acción pública contra el autor

Priscila interrumpe la preedición respecto al cómplice que no ha sido puesto encausa.

Mediante sentencia del 18 de enero de 2000, la suprema corte de justicia aclaro que el

plazo de prescripción de dos meses no interrumpe con relación al cómplice, por el

hecho de que contra el alegado autor Priscila se haya ejercido un acto de persecución,

pues puesto que la acción contra el autor principal es absolutamente independiente de la

concerniente al cómplice, y al viceversa, de este respecto a aquel.


N a m p h i R o d r í g u e z | 189

CAPITULO XI:

DERECHO AUDIOVISUAL

REGIMEN CONSTITUCIONAL DE LA EMPRESA DE

COMUNICACIÒN

LA LIBERTAD DE EMPRESA

Hasta ahora hemos estudiado los principales aspectos de la comunicación social desde

la perspectiva de la libertad de expresión. En este punto, estamos abocados a un análisis

jurídico de la empresa periodística partiendo de las bases constitucionales del sistema

económico vigente en la República Dominicana.

Desde la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, la mayoría

de las constituciones han determinado junto a la forma de organización política la

estructura del sistema económico. Nuestra Constitución ha seguido ese modelo, aunque

de forma tímida, puesto que no existe un título que organice coherentemente las

actividades económicas como acontece en otras naciones.

Sin embargo, los principios fundamentales de la actividad económica de la nación están

contenidos bajo la rúbrica “De los Derechos Individuales y Sociales”, que contiene el

artículo 49 de la Carta Sustantiva. Dicho artículo, en sus incisos 12 y 13, consagra como

un derecho individual la libertad de empresa y el derecho de propiedad.


N a m p h i R o d r í g u e z | 190

Como consecuencia directa de estos dos preceptos, sólo podrán establecerse monopolios

en provecho del Estado y nadie puede ser privado del derecho de propiedad sino por

causa justificada de utilidad pública o de interés social, previo pago justo del valor

determinado por sentencia de tribunal competente.

La libertad de empresa tiene como presupuesto fundamental el enunciado del artículo 8

de la Constitución, el cual dispone que se reconoce como finalidad principal del Estado

la protección efectiva de los derechos de la persona humana y el mantenimiento de los

medios que permitan perfeccionarse progresivamente dentro de un orden de libertad

individual y justicia social, compatible con el orden público, el bienestar general y los

derechos de todos.

Hay que diferenciar los conceptos de libertad de empresa y libertad económica, puesto

que este último es mucho más amplio. Nuestra Constitución hace una consagración

implícita de la libertad económica, al consignar la libertad de empresa, de comercio, de

trabajo, etc.

Ahora bien, si hacemos un análisis sistemático de estos preceptos y del espíritu de la

propia Constitución, concluiremos en que se trata de un régimen económico flexible, en

el cual el Estado debe garantizar un orden de libertad económica a los individuos como

forma de propiciar su progreso dentro de un orden de libertad, a la vez que propugna

una mayor justicia social.

Este modelo ha sido designado por los economistas y politólogos como de economía

social de mercado, que se opone abiertamente a la economía de mercado que descarta la

intervención social del Estado y a la economía centralista, que abomina de la iniciativa

privada. La economía social de mercado es el modelo económico bajo el cual ha

florecido la democracia en América y Europa.


N a m p h i R o d r í g u e z | 191

En este modelo, la libertad de empresa no es un derecho ilimitado, sino que reconoce

sus límites. En la Constitución dominicana se configuran como límite a todos los

derechos individuales y sociales el orden público y los derechos subjetivos de los

demás. Las leyes adjetivas se encargan de regular las particularidades de cada actividad

económica.

1.2 LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Si como acabamos de ver la comunicación social es una actividad encuadrada en el

derecho constitucional económico, no es menos cierto que su objeto fundamental e

inmediato es el ejercicio de un derecho humano fundamental: la libertad de expresión.

La información, el conocimiento de los hechos, es condición necesaria para un

desarrollo de la personalidad con una doble dimensión individual y colectiva, no es

posible la dignidad sin el conocimiento, ni la participación política es factible sin una

opinión pública informada.

En ese presupuesto, la libertad de expresión se compone ya lo vimos de tres facultades

esenciales: facultad de recibir, facultad de investigar y facultad de difundir información

y opiniones.

La Constitución dominicana reconoce a todos los individuos el derecho a expresar el

pensamiento por todos los medios y sin sujeción a censura previa.

En los términos en que la concibe la Constitución, la libertad de expresión es un

derecho unificador que permite la materialización de las libertades de conciencia y

cultos, la libertad de creación literaria y científica, la libertad de enseñanza y de los

derechos políticos, entre otras.


N a m p h i R o d r í g u e z | 192

La Libertad de pensamiento y la libertad de expresión no son, al igual que las restantes

libertades del hombre, elementos aislados cuya ponderación pueda efectuarse solamente

en una zona específica de la vida social. Ellas abarcan todo su conjunto y se proyectan,

especialmente, en el sistema político de la sociedad al condicionar la efectiva vigencia

de las demás libertades, tanto las de carácter natural como las que emanan de la creación

positiva. Si a los hombres no se les reconoce por el poder político, la facultad de

comunicar libremente sus pensamientos, la subsistencia de sus restantes libertades

carecerá de un fundamento sólido en la medida que aquella libertad estratégica

constituye el factor desencadenante que impulsa todo tipo de actividad humana.

Por esa razón, la libertad de expresión es un derecho general de las personas y se ejerce

frente al Estado; de lo cual se infiere que sería erróneo pensar que se trata de un derecho

exclusivo de los periodistas, por el hecho de que los profesionales de la información lo

ejerzan con mayor frecuencia que el común de los ciudadanos, no le concede ningún

privilegio.

En lo atinente a sus límites, éstos están dados por el pro-pio texto constitucional: la

honra y la dignidad de los particulares, el orden público y las buenas costumbres y la

paz social.

2. MEDIOS IMPRESOS Y DERECHO DE PUBLICACION

En un régimen democrático, la actividad de las empresas' que sirven de soporte a la

libertad de expresión no deberían estar sujetas a requisitos burocráticos que dificulten su

formación. Por esa razón, congruente con el enunciado del artículo 8, la Constitución

dominicana no prevé ningún requisito especial para la formación de empresas

periodísticas o editoras. Sin embargo, es de principio que cualquier persona que se vaya

a dedicar a la explotación de una actividad comercial o industrial está obligada a


N a m p h i R o d r í g u e z | 193

constituir una sociedad comercial o compañía que le permita viabilizar el pago de

impuestos y proteger los derechos de sus trabajadores. .

En adición a estas obligaciones, la Ley 6132, sobre Expresión y Difusión del

Pensamiento, establece en su artículo 6 que antes de efectuarse la publicación de un

medio impreso, el propietario, el director o su sustituto deberán depositar una

declaración de su propósito en la Secretaría de Interior y Policía, a fin de hacer constar

el título del periódico, los días y horas de salida, los datos personales y domicilios del

propietario y el director, el nombre y domicilio, así como información relativa a la

constitución y funcionamiento de la empresa editora y su carácter y propósito.

Esta disposición de la Ley es confusa, puesto que parecería que la Secretaría de Interior

y Policía debe autorizar a través de este registro la publicación de un periódico, lo cual

es inaceptable en el estado institucional de la sociedad dominicana. Por eso, el Proyecto

de Modificación de la Ley elimina este y cualquier otro requisito al disponer en su artí-

culo 8 que, “para la publicación de un diario o un escrito periódico no se requiere

ningún tipo de autorización”.

El artículo 10 de la Ley vigente establece el principio de publicidad de los ejecutivos de

la publicación y de sus propietarios o accionistas. Para ello manda a que cada número de

una publicación deberá llevar, en su primera página o en la página dedicada a los

editoriales, en forma visible, los nombres del director de la publicación y de los

propietarios. Es lo que comúnmente en el medio periodístico se conoce como la

mancheta.

La Ley contempla que si la empresa está constituida en forma de sociedad, se hará

mención de los nombres de los funcionarios del Consejo de Administración y si se trata

de asociaciones se indicarán los nombres de los directivos o mandatarios responsables.


N a m p h i R o d r í g u e z | 194

En caso de sociedad, en el segundo mes de cada año calendario, un número de la

publicación indicará la lista completa de los accionistas, con sus direcciones y calidades.

De igual modo, deberá insertarse en un número de la publicación un resumen del

balance anual con indicación de sus activos y pasivos, así como los créditos que tenga

en bancos y otras instituciones financieras, partidos políticos o particulares.

Es lamentable que estas últimas disposiciones de la Ley sean letra muerta, puesto que

son mandatos que contribuyen a la transparencia y la independencia de los medios

frente al poder económico y político.

Por último, la Ley estructura un sistema de responsabilidad penal especial que hace

autor principal de los delitos que contempla a los directores de publicaciones. De ahí

que en su artículo 4 se establece expresamente que toda publicación debe tener un

director y un sustituto, quienes deben ser dominicanos, mayores de edad, estar en el

goce de sus derechos civiles y no estar privados de sus derechos cívicos por ninguna

condena judicial.

El Proyecto de Modificación a la Ley también exige estos requisitos para desempeñar el

cargo de director de un medio escrito y agrega que para que un extranjero dirija un

medio de comunicación debe haber residido por lo menos los últimos 5 años en el país.

3.0 LOS MEDIOS ELECTRONICOS

El principio de libertad de impresión que rige los medios de comunicación escritos no

es aplicable a los medios electrónicos. Se trata de medios que, aunque comparten la

función de sei\ ¡i de soporte al proceso de difusión de la información, tienen estructuras

tecnológicas y jurídicas distintas.


N a m p h i R o d r í g u e z | 195

Desde el punto de vista tecnológico, los servicios de radiodifusión radio, televisión y

televisión por cable- son servicios públicos de telecomunicaciones que utilizan el éter

para la transmisión de sus mensajes.

La radiodifusión se constituye así en un servicio que explota un medio escaso y

exclúyeme, de lo cual se deriva que la concurrencia indiscriminada y desordenada de

todos los individuos en la utilización del espectro radioeléctrico implicaría la

imposibilidad material de la radiodifusión.

Por ello, el Estado, por medio de la Ley General de Telecomunicaciones 153-98, de

1998, declara que la radiodifusión engloba este servicio dentro de los recursos

esenciales de la nación, tales como las aguas terrestres, las vías de comunicación o el

espacio aéreo y marítimo.

Esto significa que para prestar el servicio de radiodifusión -radio, televisión y televisión

por cable- se requiere de una con-cesión del Estado, que se otorga a través de concurso

público por el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL), que es el

organismo que rige el sistema y que evita que las comunicaciones radioeléctricas se

interfieran y se con-viertan en un caos.

3.1 EL ESPECTRO RADIOELÉCTRICO

Las ondas radioeléctricas, conocidas también como ondas hertzianas, por tomar el

nombre de los estudios de Enrique Hertz, son un medio que transporta la imagen y el

sonido (transformado en energía radioeléctrica) a través del espacio aéreo, desde el

emisor al aparato del usuario. Las ondas se propagan -sin desplazamiento de materia-
N a m p h i R o d r í g u e z | 196

formando unas ondulaciones con uri5 polaridad máxima negativa a una máxima posi-

tiva, en una vibración constante entre dos límites'.

A este conjunto de ondas que se propagan en el espacio se le denomina espectro

radioeléctrico.

El mismo es propiedad exclusiva del Estado y como tal constituye un bien de dominio

público, inajenable e imprescriptible, cuya gestión, administración y control

corresponden normalmente a un organismo regulador autónomo y descentralizado y, en

otros casos, a ministerios o secretarías de estado que dependen del Poder Ejecutivo.

En este espacio es que se desenvuelve la radiodifusión, entendida ésta como todas las

actividades que envuelven la operación y comercialización de los servicios relacionados

con la radio y la televisión.

Los límites para el uso del espectro radioeléctrico son la prohibición de

radiocomunicaciones que puedan poner en riesgo la paz social, la seguridad nacional, el

orden público, la moral, las buenas costumbres y el principio de no interferencia técnica

de las telecomunicaciones.

3.2. EL INDOTEL Y LA LEY GENERAL DE TELECOMUNICACIONES

El Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL) es un organismo

público descentralizado, con autonomía presupuestaria y administrativa, que tiene por

objeto la administración y supervisión del mercado de las telecomunicaciones en

República Dominicana.
N a m p h i R o d r í g u e z | 197

Fue instituido mediante Ley 53-98, del 27 de mayo de 1998, y, en líneas generales,

sigue las políticas trazadas por el Estado dominicano y por la Unión Internacional de las

Telecomunicaciones (UIT) -que es el órgano especializado de las Naciones Unidas que

se encarga de este sector- para una explotación eficaz y razonable del espectro

radioeléctrico.

Paralela a su misión de administración y supervisión del' mercado de las

telecomunicaciones, el INDOTEL es una instancia jurisdiccional encargada de dirimir

las diferencias y conflictos que puedan surgir entre los operadores de servicios de

telecomunicaciones, entre éstos y los usuarios y entre todos los sub-sectores que

intervienen en este mercado.

En adición a estas funciones, promueve la competencia leal y transparente de los

diversos entes en beneficio de los consumidores y desarrolla varios planes de acceso

general de la población a los servicios de telecomunicaciones, como la implementación

del servicio universal, que aspira a una línea telefónica por cada hogar y en cuyo marco

se ejecuta el programa de instalación de teléfonos públicos en zonas rurales del país.

Como órgano regulador, el INDOTEL está dirigido por un Consejo Directivo, integrado

por cinco representantes del sector público. y de los diversos subsectores privados que

participan en el mercado de las telecomunicaciones. La conformación del Consejo

Directivo es la siguiente:

• Un Presidente del Consejo Directivo, quien tendrá rango de Secretario de

Estado.

• Un miembro seleccionado por el Poder Ejecutivo, quien velará por los derechos

de los usuarios y consumidores.


N a m p h i R o d r í g u e z | 198

• El Secretario Técnico de la Presidencia, quien es miembro ex-oficio y puede

hacerse representar por un delegado.

• Un miembro seleccionado de una terna propuesta por las empresas prestadoras

de servicios públicos finales de telecomunicaciones.

• Un miembro escogido de una terna presentada por las empresas de difusión

(radio, televisión y televisión por cable).

El Consejo Directivo está asistido por un Director Ejecutivo, que tiene voz, pero no

tiene voto y sus decisiones se toman por mayoría de tres votos. Con esta estructura, el

Indotel asimila parte de la filosofía institucional de la Unión Internacional de las

Telecomunicaciones (UIT), que pese a ser un órgano compuesto por los Estados

miembros de la ONU, da participación importante al sector privado.

El Consejo Directivo del Indotel es el organismo que traza la política general de la

institución y como tal dicta los reglamentos y resoluciones que rigen esta materia,

designa y remueve al Director Ejecutivo, designa los miembros de los cuerpos

colegiados encargados de resolución de controversias, fija las tasas impositivas que los

prestadores de servicios deben pagar, otorga las concesiones para la operación de

servicios de telecomunicaciones (dentro de los cuales está la radio y la televisión), entre

otras.

Las decisiones del Indotel son recurribles administrativamente a través del ejercicio del

recurso de reconsideración ante el órgano administrativo de jerarquía superior.

4.1. EL PERIODISTA PROFESIONAL

Se considera periodista profesional al graduado de las escuelas de periodismo y/o

comunicación social de nivel universitario, y al que tiene por ocupación principal,


N a m p h i R o d r í g u e z | 199

regular y retribuida, buscar, obtener y emitir informaciones y opiniones en

publicaciones periódicas, en medios audiovisuales. en agencias de noticias, en oficinas y

agencias destinadas a la distribución de información, y que obtiene de esa ocupación los

principales recursos para su subsistencia.

Del análisis de esta definición podemos colegir que para el legislador dominicano es

una cualidad reseñable del profesional del periodismo, además de su vocación, la

calificación académica y una capacitación teórica y práctica adecuada.

El profesor Escobar de la Serna, en su obra Manual de Derecho de la Información, hace

una síntesis de las principales actividades que se encuadran en la profesión periodística.

Sin ánimo de pretensiones limitativas podemos citar que son profesionales del

periodismo todos aquellos informadores que se dedican a:

 La información periodística escrita, oral o gráfica, ya sea impresa, radiada,

televisiva, tanto en los medios de difusión como en organismos o entidades de

carácter público.

 El empleo en cualquiera de las categorías profesionales, desde director a

redactor, en periódicos diarios, revistas de información general y agencias

informativas, así como en los Servicios Informativos de las emisoras de radio y

televisión.

 La corresponsalía en el extranjero o la función del enviado especial con carácter

permanente.

 La corresponsalía de información general en aquellas localidades en que se

publique al menos un diario.

 La asistencia al director en sus funciones periodísticas y la sustitución del

mismo en los casos de ausencia, enfermedad, suspensión o cese.


N a m p h i R o d r í g u e z | 200

 La coordinación de la redacción literaria, informativa o gráfica, con

responsabilidad ante la Dirección, así como la asignación de trabajos al personal

de Redacción, por delegación del director.

 Los trabajos llamados “de mesa" y “de calle" de tipo fundamentalmente

intelectual, de modo literario o gráfico, que se llevan a cabo normalmente en

área, dentro de los límites de tiempo que señala la jornada del redactor.

 La colaboración informativa, considerada como ejercicio libre.

 Las agregadurías diplomáticas de información.

 La enseñanza del periodismo en los centros legalmente autorizados y en

materias específicas.

Es importante señalar que aunque esta enumeración es útil no es necesariamente

limitativa a la hora de encuadrar la labor periodística.

4.2 EL DIRECTOR

La Ley 6132, de Expresión y Difusión del Pensamiento, prescribe en su artículo cuatro

que todo diario o escrito periódico debe tener un director.

Éste ha de ser siempre una persona física, identificada e identificable erga onnes (ante

todo el mundo), no un órgano pluripersonal o un ente moral o jurídico.

La mención que hace la Ley de “todo diario o escrito periódico" no debe inducirnos al

razonamiento erróneo de que la radio y la televisión no precisan de directores. Esta

ilusión específica se debe al sistema de responsabilidad penal y civil que organiza para

los medios impresos, en el cual el director es el autor principal del delito; contrario a la

radio y la televisión en los que existe un sistema de la personalidad de la pena.


N a m p h i R o d r í g u e z | 201

En la nueva redacción del Proyecto de Modificación a la Ley 6132 sometido al

Congreso por el Presidente Leonel Fernández, el artículo 10 dispone: “Al frente de toda

publicación periódica escrita habrá un Director. En los medios radiales, televisivos,

cinematográficos o por Internet, o agencias informativas, cada programa o segmento

noticioso, informativo, de opinión o de cualquier otra índole, tendrá un Director".

Nuestra Ley es muda sobre las responsabilidades in vigilando del director. Pero a éste

corresponde la orientación y la determinación del contenido de la publicación, así como

la representación ante las autoridades y los tribunales. en materia de su competencia. El

director tiene derecho a veto sobre el contenido de todos los originales del periódico,

tanto de redacción como de administración y publicidad7.

Desde el ámbito procesal, la Ley prevé que cuando el director goce de alguna

prerrogativa que impida u obstaculice el ejercicio de la acción pública, debe designarse

en el plazo de un mes un sustituto que reúna las mismas condiciones que se requieren

para ser director.

Sobre los requisitos para ser director, establece el artículo 5 de la Ley 6132, tanto el

director como su sustituto deben ser dominicanos, mayores de edad, estar en el goce de

sus derechos civiles y no estar privados de sus derechos cívicos por ninguna condena

judicial. Todas las obligaciones legales impuestas al director, son aplicables al sustituto.

Precedentemente habíamos señalado que los redactores del Proyecto de Modificación a

la Ley 6132 han contemplado la posibilidad de que una persona que no sea de

nacionalidad dominicana dirija un medio de comunicación y han agregado en el citado

proyecto que para que un extranjero sea director de un medio debe haber residido

legalmente en el país por lo menos los últimos cinco años anteriores a su designación.

4.3 LA COLEGIACIÓN PERIODÍSTICA EN LA REPÚBLICA DOMINICANA


N a m p h i R o d r í g u e z | 202

El referente más próximo que existe de la colegiación de los periodistas dominicanos se

sitúa en 1962, a la caída de la dictadura de Rafael L. Trujillo, cuando un grupo de

informadores formó la Asociación Nacional de Periodistas Profesionales (ANPP), la

cual tuvo una breve vida institucional, puesto que desapareció en 1965.

Sin embargo, aún viviendo los reflujos de la guerra civil, en septiembre de 1965, se

constituyó el Sindicato Nacional de Periodistas Profesionales (SNPP), con el objeto de

defender los derechos de los periodistas y protegerse de la creciente ola de violencia que

se ejercía contra los informadores.

La década siguiente, 1970-1980, fue un tiempo difícil de crímenes contra periodistas.

Empero, en medio de toda la presión que se ejercía desde el poder, a principios de 1970

empieza a surgir la idea de la redacción de un proyecto de ley sobre colegiación

profesional.

Pero, estos esfuerzos fracasaron de manera reiterada en el Congreso y es en 1983

cuando se aprueba la Ley 148-83, que creó el Colegio Dominicano de Periodistas

(CDP). Esta Ley fue muy controversial, puesto que en su artículo 20 hacía obligatorio el

registro previo del título de Licenciado en Comunicación Social o su equivalente para

poder ejercer el periodismo.

Eso provocó que la Sociedad Dominicana de Diarios -órgano que aglutina a los

propietarios de periódicos- impugnara la Ley por considerar que al sujetar el ejercicio

del periodismo al registro previo en el CDP se violaban varios pactos internacionales

suscritos por la República Dominicana y el artículo 8, inciso 6, de la Constitución, que

prescribe que toda persona tiene derecho a la libertad de expresión, sin censura previa.
N a m p h i R o d r í g u e z | 203

En septiembre de 1989, luego de varias fases de pleitos judiciales, la Suprema Corte de

Justicia se pronunció mediante sentencia declarando “nula” la Ley 148-83 de

Colegiación Periodística, por violar el derecho de libertad de expresión.

Dos años después, en 1991, los dueños de diarios y el CDP llegaron a un acuerdo para

la redacción de una nueva ley de colegiación periodística, que fue aprobada por el

Congreso en abril de ese año y promulgada con el número 10-91.

Como vimos al inicio del presente capítulo, esta Ley ofrece tina definición “híbrida” del

periodista profesional; de modo que en los términos de su artículo 4 se considera como

tal al graduado de las escuelas de periodismo y/o comunicación social de nivel

universitario, y al que tiene por ocupación principal, regular y retribuida, buscar,

obtener y emitir informaciones y opiniones en publicaciones periódicas, en medios

audiovisuales, en agencias de noticias, en oficinas y agencias destinadas a la

distribución de información, y que obtiene de esa ocupación los principales recursos

para su subsistencia.

NOTAS

 Enrique García Llovet, Régimen Jurídico de la Radiodifusión, pág. 156

 Gregorio Badení, Libertad de Prensa, pág, 18,

 Lluís Carreras Serra. Régimen Jurídico de la Información, pág. 206

 Héctor Castillo Morel, Derecho de las Telecomunicaciones, pág, 200.

 Artículo 4 de la Ley 10-91, de Colegiación Periodística

 Carlos Soria, El Director de Periódicos, comentado por Escobar la Serna,

Manual de Derecho de la Información, pág. 237.

 Carreras Serra, ob. cit., pág. 180.


N a m p h i R o d r í g u e z | 204

CAPÍTULO XII
El ESTATUTO DE LOS PERIODISTAS

El periodista profesional en República Dominicana.

Se considera periodista profesional al graduado de las escuelas de periodismo y/o

comunicación social de nivel universitario, y al que tiene como ocupación principal,

regular y retribuida, buscar obtener y emitir informaciones y opiniones en publicaciones

periódicas, en medios audiovisuales, en agencias de noticias, en oficinas y agencias

destinadas a distribución de información, y que obtiene de esa ocupación los principales

recursos para su subsistencia.

Del análisis de esta definición podemos colegir que el legislador dominicano ve como

cualidad reseñable del profesional del periodismo la calificación académica y una

capacitación teórica y práctica adecuada.

Sin embargo, al consignar las disyuntivas que se refiere a aquellas personas que tienen

por ocupación principal obtener y emitir informaciones y opiniones en medios de

comunicación, la Ley 10-91 que crea el Colegio Dominicano de periodistas, abrió la

brecha para que personas que no son profesionales de la comunicación o el periodismo

puedan ejercer este oficio.

Este ha sido un punto muy controvertido, no solamente en República Dominicana, sino

en la mayor parte de América Latina, donde se ha pretendido que para el ejercicio del

periodismo sea obligatoria la matriculación en los colegios profesionales de periodistas.

Para muchos, la colegiación obligatoria puede representar un mecanismo útil en la

regulación ética del ejercicio de la profesión y en las mejoras de las condiciones

laborales. Sin embargo, la Corte Interamericana de los Derechos Humanos se ha


N a m p h i R o d r í g u e z | 205

pronunciado en contra de esta idea, y en una decisión unánime dijo que " la colegiación

obligatoria de periodista, en cuanto impida el acceso de cualquier persona al uso pleno

de los medios de comunicación social como vehículo para expresarse o para transmitir

información, es incompatible con el artículo 13 de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos" que consagra la libertad de expresión como un derecho

fundamental.

La Corte basó su decisión afirmando que, "los argumentos acerca de que la colegiación

obligatoria es la manera de garantizar a la sociedad una información objetiva y veraz, a

través de un régimen de ética y de responsabilidad profesional, han sido fundado en el

bien común. Pero en realidad, como ha sido demostrado, el bien común reclama la

máxima posibilidad de información y es el pleno ejercicio del derecho a la expresión lo

que la favorece. Resulta en principio contradictorio invocar una restricción a la libertad

de expresión como un medio de garantizarla, porque es el desconocer el carácter radical

y primario de ese derecho como inherente a cada ser humano individualmente

considerado, aunque atribuido, igualmente, de la sociedad en su conjunto. Un sistema

de control al derecho de expresión, en nombre de una supuesta garantía de la corrección

y veracidad de la información que la sociedad recibe, puede ser fuente de grandes

abusos y, en el fondo, viola el derecho a la información que tiene esa misma sociedad".

Esta opinión descabezó el anhelo de muchos sectores del periodismo, que anhelaba

imponer la colegiación profesional como requisito para ejercer el oficio, a fin

homologar códigos de ética y principios deontológicos que garantizaran una

información veraz a los ciudadanos.

En República Dominicana, esa posición fue adoptada en 1989, cuando la Suprema

Corte de Justicia declaro- como veremos más adelante- "nula" la antigua Ley 148-83,
N a m p h i R o d r í g u e z | 206

que creó el Colegio Dominicano de Periodistas en 1983 y que en su artículo 20 exigía el

registro previo del título de Licenciado en Comunicación Social o su equivalente, para

poder ejercer el periodismo.

En el ámbito interamericano, esa opinión se ha ido consolidando, y luego de la Corte, la

Comisión de los Derechos Humanos ha considerado más directamente que " la

colegiación obligatoria o la exigencia de títulos para el ejerció de la actividad

periodística debe regirse por principios ético que, en ningún caso, pueden ser impuestos

por el estado.

En la práctica, en República Dominicana hay una prolija matriculación profesional de

periodistas. No obstante, las empresas informativas contratan de hecho como periodistas

a quienes consideran conveniente, posean o no la titulación, y se ha producido el

fenómeno de que una enorme cantidad de profesionales de otras áreas (derecho,

medicina, ingeniería, etc.) han emigrado al periodismo.

En nuestra opinión, la constitución de la República-artículo 8, inciso 6- y los convenios

internacionales consagran la libertad de expresión en general y en todas sus

manifestaciones (escrita ñ, simbólica, oral, gráfica, etc.). Sin embargo, nada impide que,

en beneficio de una información íntegra y ética, se puedan limitar algunas de sus

expresiones, como el ejercicio profesional de aquellos que son vehículo de la

información veraz en los medios de comunicación. El derecho fundamental de la

libertad de expresión no sufriría menoscabo, puesto que sigue abierto a los ciudadanos

en todas sus modalidades, incluso mediante opiniones y comentarios en medios de

comunicación.

El profesor Escobar de la Serna, en su obra Manual de Derecho de la Información, hace

una síntesis útil de las principales actividades que se encuentran en la profesión


N a m p h i R o d r í g u e z | 207

periodística. Sin ánimo pretensiones limitativas, podemos citar que son profesionales

del periodismo todos aquellos informadores que se dedican a:

a) La información periodística escrita, oral o grafica, ya sea impresa, radiada,

televisiva, tanto en los medios de difusión como en organismos o entidades de

carácter público.

b) El empleo en cualquiera de las categorías profesionales, desde director a

redactor, en periódicos diarios, revistas de información general y agencias

informativas, así como en los Servicios Informativos de las emisoras de radio y

televisión.

c) La corresponsalía en el extranjero o la fusión del enviado especial con carácter

permanente.

d) La corresponsalía de información general en aquellas localidades en que se

publique al menos un diario.

e) La asistencia al director en sus funciones periodísticas y la sustitución del

mismo en los casos de ausencia, enfermedad, suspensión o cese.

f) La coordinación de la redacción literaria, informativa o grafica, con

responsabilidad ante la Dirección, así como la asignación de trabajos al personal

de redacción, por delegación del director.

g) Los trabajos llamados `` de mesa`` y ``de calle`` de tipo fundamentalmente

intelectual, de modo literario o grafico, que se llevan a cabo normalmente en

área (¿¿¿???), dentro de los límites de tiempo que señala la jornada del redactor.

h) La colaboración informativa, considerad como ejercicio libre.

i) Las agregadurías diplomáticas de información.

j) La enseñanza del periodismo en los centros legalmente autorizados y en

materias especificas.
N a m p h i R o d r í g u e z | 208

Es importante reclamar que esta enumeración no pretende ser limitativa, al momento de

tipificar la profesión periodística.

2. NORMAS DEONTOLÓGICAS

La deontología es esencialmente definida como la moral propia de una profesión.

Estamos aquí, pues, ante normas no jurídicas desde el punto de vista coercitivo. Su

ámbito de sanción es del tipo moral o social. Ello no implica que sea menos importante.

La labor de los periodistas se estructura sobre la base de un conjunto de principios

éticos que son esenciales para configurar la credibilidad y veracidad, que vehiculan la

información.

La falta de credibilidad o el descredito suelen ser las sanciones más típicas que se

imponen a aquellos que inobservan las reglas deontológicas.

Sin embargo, las principales normas éticas que se imponen a la profesión de periodista

son derivadas de los principios constitucionales y del derecho humano internacional.

Por esa razón, pese a que existe una infinidad de códigos de ética en los distintos países,

preferimos analizar ese tema a la luz de estos principios, que son menos subjetivos.

Así que, por la amplitud y la subjetividad del tema, nos vamos a limitar a hacer un

análisis en dos fases: a) el proceso de búsqueda formación de la noticia, y b) la

veracidad informativa.

a) Búsqueda y formación de la información

El primer principio deontológico que se le impone al periodista es el de la obtención

lícita de la información. Parafraseando inversamente a Maquiavelo, el fin no justifica los

medios. Esto quiere decir que la información debe obtenerse por medios legales y

éticos. La Federación Internacional de Periodistas (FIP) ha señalado que `` el periodista


N a m p h i R o d r í g u e z | 209

no recurrirá sino a medios equitativos para conseguir informaciones, fotografías y

documentos``. Es decir, los medios de obtención de la información deben ser dignos,

respetando el derecho de las personas físicas y jurídicas a no responder preguntas, si asi

lo entienden adecuado.

Otro deber fundamental de los periodistas es el de preservar el secreto profesional,

entendido como el deber que tiene el periodistas de no revelas públicamente las fuentes

de las informaciones recibidas en forma confidencial. En caso de investigaciones

complejas, la inobservancia de esta responsabilidad profesional puede poner en riesgo

la vida, la seguridad o el trabajo de la fuente o el confidente que haya suministrado la

información.

La Constitución dominicana (artículo 8, incisos 3 y 9), así como la Declaración

Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y

Políticos consagran como una prerrogativa fundamental de la personalidad el derecho a

la intimidad de los individuos.

Así, se consideran como actos profesionalmente reprochables, e incluso pasibles de

sanciones penales, apoderarse de papeles, cartas, mensajes, correos electrónicos o

cualquier efecto personal, con el objeto de difundir su contenido. Igualmente, interferir

las señales de telecomunicación, entrar en casa ajena contra la voluntad de su morador

(esto incluye oficinas, establecimientos comerciales o lugares cerrados, fuera de horas

laborables).

El Código Civil dominicano, en su artículo 1149, establece la responsabilidad por el

daño material que se pueda causar a otro por inobservancia de la ley. En tanto que el

1382 y 1384 sancionan el daño moral que se deriva de una acción antijurídica. Es decir,

que el principio de no causar el prejuicio a terceros no es tan solo una obligación moral,
N a m p h i R o d r í g u e z | 210

sino que está sancionado en nuestra legislación. Estas clausulas legales pueden ser

perfectamente aplicadas en los supuestos legales de obtención ilícita de información no

tipificada penalmente. Todo lo anterior se resume en el principio de que, en la búsqueda

de informaciones, los periodistas tienen fronteras éticas y legales.

Esto le impone hacer una investigación diligente y profesional, que evite causar daños a

las personas que son objeto de investigación.

b) La Veracidad Informativa

En el catalogo de deberes del periodista, la principal obligación que tiene es la

veracidad de la informativa. La Federación Internacional de Periodistas (FIP) ha

afirmado que ``respetar la verdad y el derecho que tiene le publico a conocerla,

constituye el deber primordial del periodista``.

La UNESCO, tras reconocer el derecho del publico a recibir una imagen objetiva de la

realidad por medio de una información precisa y completa, señala que la tarea

primordial del periodista es la de servir el derecho de una información verídica y

autentica por la adhesión honesta a la realidad objetiva, situando conscientemente los

hechos en su contexto adecuado, manifestando sus relaciones esenciales, sin que ello

entrañe distorsiones, empleado toda la capacidad creativa del profesional, a fin de que el

publico reciba un material apropiado que le permita formarse una imagen precisa y

coherente del mundo, donde el origen, naturaleza y esencia de los acontecimientos,

procesos y situaciones sean comprendidos se la manera más objetiva posible.

Descrita así la concepción de las normas deontológicas del deber de veracidad, y

buscando el mínimo común denominador entre ellas, podríamos resumir entres las

características que, desde esta perspectiva, ha de tener todo mensaje informativo.


N a m p h i R o d r í g u e z | 211

a) Elementos que no deben aparecer: rumores, conjeturas, datos no verificados y

opiniones o comentarios personales sobre los hechos descritos.

b) Elementos que deben aparecer: el contexto de los hechos, los datos esenciales

sobre el asunto tratado y, en especial, la versión de los hechos de los afectados.

c) En cuanto al estilo o tono de la narración, habrá de ser preciso e imparcial, sin

exageraciones o distorsiones que enturbien la descripción objetiva de los hechos.

3. EL DIRECTOR

El director de un medio de comunicación es aquella persona que se encuentra al frente

del mismo y que, como tal, determina la orientación de su contenido, ejerce la jefatura

del personal de la redacción, media entre los propietarios de la empresa y los

periodistas, y representa el medio en términos de sus competencias sociales y ante los

tribunales judiciales.

En República Dominicana para ser director de un medio de comunicación (periódico,

revista, internet, noticiero de televisión o radio) no se requiere ser periodista. Esa

posición ha sido compartida indistintamente por profesionales de la comunicación, asi

como de otras áreas, sin embargo, esa ha sido una fórmula viable y no ha representado

ningún prejuicio significativo para el ejercicio de la profesión.

La Ley de expresión y difusión del pensamiento prescribe, en su artículo cuatro, que

todo diario o escrito periódico debe tener un director. Este ha de ser siempre una

persona física, identificada e identificable erga onnes (ante todo el mundo), no un

órgano pluripersonal o un ente moral o jurídico.


N a m p h i R o d r í g u e z | 212

La mención que hace la Ley de ``todo diario o escrito periódico`` no debe inducirnos al

razonamiento erróneo de que la radio y la televisión no precisan de directores. Esta

alusión específica se debe al sistema de responsabilidad penal y civil que organiza para

los medios impresos, en el cual el director es el autor principal del delito; contrario a la

radio y la televisión, en los que existe un sistema de la personalidad de la pena.

Es decir, que es claro el interés del legislador para que al frente de toda publicación

periódica escrita haya un director, así como en los medios radiales, televisivos,

cinematográficos o por internet, o en agencias informativas, cada programa o segmento

noticioso, informativo, de opinión o de cualquier otra índole, que igualmente tendrán un

Director``.

Nuestra Ley es muda sobre las responsabilidades in vigilando del director. Pero a este

corresponde la orientación y la determinación del contenido de la publicación, así como

la representación ante las autoridades y los tribunales en materia de su competencia. El

director tiene derecho a veto sobre el contenido de todos los originales del periódico,

tanto de redacción como de administración y publicidad.

Desde el ámbito procesal, la Ley prevé que cuando el director goce de alguna

prerrogativa que impida u obstaculice el ejercicio de la acción pública, debe designarse,

en el plazo de un mes, un sustituto que reúna las mismas condiciones que se requieren

para ser director.

Esta es una disposición que contraviene el artículo 14, inciso 3, de la Declaración

Americana sobre Derechos Humanos, que es la reputación (de las personas), toda

publicación o empresa periodística, cinematográfica, de radio o televisión tendrá una

persona responsable del medio o de la empresa de comunicación a legisladores que

tengan inmunidades parlamentarias o funcionarios con fueros especiales.


N a m p h i R o d r í g u e z | 213

Sobre los requisitos para ser director, establece el artículo 5 de la Ley 6132 que el

director y si sustituto deben ser dominicanos, mayores de edad, estar en el goce de sus

derechos civiles y no estar privados de sus derechos cívicos por ninguna condena

judicial todas las obligaciones legales impuestas al director son aplicables al sustituto.

Para que un extranjero sea director de un medio debe haber residido legalmente en el

país por lo menos los últimos cinco años anteriores a su designación.

4. RESEÑA DE LA COLEGIACION PERIODISTICA EN

REPUBLICA DOMINICA.

El referente más próximo que existe de la colegiación de los periodistas dominicanos se

sitúa en 1962, a la caída de la dictadura de Rafael L. Trujillo, cuando un grupo de

informadores formo la Asociación Nacional de Periodistas Profesionales (ANPP), la

cual tuvo una breve vida institucional, puesto que desapareció en 1965.

Sin embargo, aun viviendo los reflujos de la guerra civil, en septiembre 1965, se

constituyo el Sindicato Nacional de periodistas Profesionales (SNPP), con el objeto de

defender los derechos de los periodistas y protegerse de la creciente ola de violencia que

se ejercía contra los informadores.

La década siguiente, 1970-1980, fue un tiempo difícil de crímenes contra periodistas.

Empero, en medio en toda la presión que se ejercía desde el poder, a principios del 1970

empieza a surgir la idea de la redacción de un proyecto de ley sobre colegiación

profesional.

Pero estos esfuerzos fracasaron de manera reiterada en el congreso, y es en 1983 cuando

se aprueba la Ley 148-83, que crea el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP). Esta

Ley fue muy controversial, puesto que en su artículo 20 hacia obligatorio el registro
N a m p h i R o d r í g u e z | 214

previó del título de Licenciado en Comunicación Social o su equivalente, para poder

ejercer el periodismo.

Eso provocó que la Sociedad Dominicana de Diarios -órgano que aglutina a los

propietarios de los periódicos- impugnaran la Ley, por considerar que al sujetar el

ejercicio del periodismo al registro previo en el CDP, se violaban varios pactos

internacionales suscritos por la República Dominicana, y el artículo 8, inciso 6, de la

constitución, que prescribe que toda persona tiene derecho a la libertad de expresión, sin

censura previa.

En septiembre de 1989, luego de varias fases de pleitos judiciales, la suprema corte de

justicia se pronuncio mediante sentencia, declarado " nula" la Ley 148-83 de

Colegiación Periodística, por violar el derecho de libertad de expresión.

Dos años después, en 1991, los dueños de diarios y el CDP llegaron a un acuerdo pero

la redacción de una nueva ley de colegiación Periodística, que fue aprobada por el

congreso en abril de ese año y promulgada con el número 10-91.

Como vimos al inició del presente capítulo, esta ley ofrece una definición " híbrida" del

periodista profesional; de modo que en los términos de su artículo 4 se considera como

tal al graduado de las escuelas de periodismo y/o comunicación social de nivel

universitario, y al que tiene por ocupación principal, regular y retribuida, buscar,

obtener y emitir informaciones y opiniones en publicaciones periódicas, en medios

audiovisuales, en agencias de noticias, en oficinas y en agencias destinadas a la

distribución, y que obtiene de esa ocupación los principales recursos para su

subsistencia.
N a m p h i R o d r í g u e z | 215

CAPÍTULO XIII

EL DELITO INFORMATICO

1. CONCEPCTO DE DELITOS INFORMATICO

Delito electrónico, crimen electrónico, cibercrimen o delito informático son algunas

de las denominaciones que recibe esta nueva modalidad delictual, cuya principal

característica es el medio que utilizan sus actores para perpetrarlo. Pese a la con-

fusión que reina hoy día en la doctrina y la jurisprudencia, se puede designar este

concepto como aquellos hechos delictivos que se cometen utilizando medios

electrónicos de alta tecnología.

Otro concepto de esta modalidad delictual, es aquel que le define como todo acto

ilícito penal llevado a cabo a través de medios informáticos y que está íntimamente

ligado a los bienes jurídicos relacionados con las tecnologías de la información, o

que tiene como fin estos bienes.

De manera que en el concepto de delito informático se pueden englobar todas las

acciones u omisiones típicas, antijurídicas y dolosas, trátese de hechos aislados o de

una serie de acciones cometidas contra personas naturales o jurídicas. Aquí tendrá

poca relevancia que el agente tenga un interés de lucro, como pasa con la estafa

electrónica o la publicidad engañosa, o que, por el contrario que tenga un interés de

curiosear, como pasa con los denominados hackers, que son jóvenes expertos

interesados en conocer el funcionamiento de los diferentes sistemas informáticos.


N a m p h i R o d r í g u e z | 216

Entre los delitos electrónicos más frecuentes se encuentran fraudes con tarjetas de

crédito en transferencias electrónicas, estafa en procesos de pago On-Line, virus

electrónicos, engaños con correos electrónicos, usurpación de datos reservados a la

privacidad de las personas, corno origen racial, sexo, estado de salud, preferencias

sexuales o su patrimonio económico.

2. TIPIFICACIÓN DE LOS DELITOS INFORMATICOS

Julio Téllez Valdez, autor mexicano, clasifica estos delitos, de acuerdo a dos criterios:

A) Como instrumento o medio:

En esta categoría se encuentran las conductas criminales que se valen de las

computadoras como método, medio o símbolo en la comisión del ilícito, por ejemplo:

 Falsificación de documentos vía computarizada (tarjetas de crédito, cheques,

etc.)

 Variación de los activos y pasivos en la situación contable de las empresas.

 Planeamiento y simulación de delitos convencionales (robo, homicidio, fraude,

etc.)

 Lectura, sustracción o copiado de información confidencial.

 Modificación de datos tanto en la entrada como en la salida.

 Aprovechamiento indebido o violación de un código para penetrar a un sistema

introduciendo instrucciones inapropiadas.

 Variación en cuanto al destino de pequeñas cantidades de dinero hacia una

cuenta bancaria apócrifa.

 Uso no autorizado de programas de cómputo.


N a m p h i R o d r í g u e z | 217

 Introducción de instrucciones que provocan "interrupciones” en la lógica interna

de los programas.

 Alteración en el funcionamiento de los sistemas, a través de los virus

informáticos.

 Obtención de información residual impresa en papel luego de la ejecución de

trabajos.

 Acceso a áreas informatizadas ‘en forma no autorizada.

 Intervención en las líneas de comunicación de datos o teleproceso.

B) Como fin u objetivo:

En esta categoría, se enmarcan las conductas criminales que van dirigidas contra las

computadoras, accesorios o programas como entidad física, como por ejemplo:

 Programación de instrucciones que producen un bloqueo total al sistema.

 Destrucción de programas por cualquier método.

 Daño a la memoria.

 Atentado físico contra la máquina o sus accesorios.

 Sabotaje político o terrorismo en que se destruya o surja un apoderamiento de

los centros neurálgicos computarizados.

 Secuestro de soportes magnéticos entre los que figure información valiosa con

fines de chantaje (pago de rescate, etc.).


N a m p h i R o d r í g u e z | 218

3. CARACTERISTICAS DE LOS DELITOS INFORMATICOS

El propio Téllez Valdez enumera las siguientes características de los delitos

informáticos:

 Son conductas criminales de cuello blanco (white collar crime), en tanto que

sólo un determinado número de personas con ciertos conocimientos (en este

caso técnicos) puede llegar a cometerlas.

 Son acciones ocupacionales, en cuanto a que muchas veces se realizan cuando el

sujeto se halla trabajando.

 Son acciones de oportunidad, ya que se aprovecha una ocasión creada o

altamente intensificada en el mundo de funciones y organizaciones del sistema

tecnológico y económico.

 Provocan serias pérdidas económicas, ya que casi siempre producen

“beneficios” de más de cinco cifras a aquellos que las realizan.

 Ofrecen posibilidades de tiempo y espacio, ya que en milésimas de segundo y

sin una necesaria presencia física pueden llegar a consumarse.

 Son muchos los casos y pocas las denuncias, y todo ello debido a la misma falta

de regulación por parte del Derecho.

 Son muy sofisticados y relativamente frecuentes en el ámbito militar.

 Presentan grandes dificultades para su comprobación, esto por su mismo

carácter técnico.

 Tienden a proliferar cada vez más, por lo que requieren una urgente regulación.

Por el momento siguen siendo ilícitos impunes de manera manifiesta ante la ley.
N a m p h i R o d r í g u e z | 219

DIFAMACIÓN E INJURIAS POR INTERNET

El artículo 29 de la Ley 6132, de Expresión y Difusión del. Pensamiento, y el artículo

367 del Código Penal definen la difamación como toda alegación o imputación de un

hecho que encierre ataque al honor o a la consideración de la persona o del organismo al

cual se imputa el hecho.

Asimismo, constituye injuria toda expresión ultrajante, término de desprecio o invectiva

que no conlleve imputación de hecho alguno.

Para la tipificación de ambos delitos es necesario que concurra el elemento de la

publicidad, puesto que de no ser así se trata de una infracción de simple policía de la

competencia del juzgado de paz. El artículo 29 de la Ley establece que la afirmación

reputada de difamatoria se debe haber propagado a través de una publicación o de la

radio o la televisión.

Y es en este punto donde surgen algunas interpretaciones divergentes de abogados que

entienden que el hecho de que la

Ley no menciona expresamente Internet como medio de difusión se dificultaría la

aplicación del citado texto, puesto que en nuestro ordenamiento jurídico es de principio

que los textos legales que establecen incriminaciones y penas deben ser interpretados

restrictivamente por los jueces, quienes no pueden, bajo pretexto de interpretación,

extender las disposiciones represivas más allá de la letra de la propia ley.

Sin embargo, esa interpretación luce un poco “caprichosa”, ya que nadie pone en duda

la eficacia como medio de difusión de Internet, que supera en capacidad de cobertura a

la radio y la televisión y puede provocar un daño moral invaluable.


N a m p h i R o d r í g u e z | 220

Además, es obvio que en el caso de la difamación y la injuria por Internet se está ante

delitos típicos de difusión que atacan el honor, la intimidad o la imagen de las personas.

Debido a la velocidad con que se experimentan los cambios en la informática, sería

conveniente que en el Proyecto de Modificación a la Ley 6132 se incluyera una

disposición similar a la que han puesto en vigencia los españoles en el artículo 211 de

su nuevo Código Penal que establece que, “la calumnia y la injuria se reputarán hechas

con publicidad cuando se propaguen por medio de la imprenta, la radiodifusión o por

cualquier otro medio de eficacia semejante”.

El artículo 48 de la Ley 6132 establece la responsabilidad civil solidaria de los

propietarios de publicaciones a través de las cuales se hayan propagado afirmaciones

injuriosas o difamatorias. “En el caso de Internet, la responsabilidad civil solidaria

alcanzaría al propietario del servidor en el que se publicó la información constitutiva de

delito, aunque debería tenerse en cuenta, en este caso, si existió la posibilidad de

conocer dicha situación, ya que el volumen de información contenida en un servidor no

es comparable con cualquier otro medio de información, como puede ser una revista,

una radio, un programa de televisión o un periódico”.

4.1. JURISDICCIÓN COMPETENTE PARA JUZGAR LA DIFAMACIÓN

COMETIDA POR INTERNET

La escasa actividad legislativa en esta materia hace que surja un mar de dudas a las

penalidades y los procedimientos que la Justicia debe aplicar para reprimir los delitos

electrónicos.

Una de las cuestiones más interesantes es determinar cuál sería la jurisdicción

competente para juzgar la difamación o la injuria cometidas a través de Internet dada la

universalidad de la cobertura de este medio? ¿Serán los jueces del país donde esté
N a m p h i R o d r í g u e z | 221

localizado físicamente el editor o responsable de la publicación o podrá un tribunal de

cualquier Estado poner en causa al responsable sin importar su nacionalidad?

El Tribunal Supremo de Australia decidió mediante sentencia de diciembre del año

2002 que un empresario de su país podía entablar una demanda por difamación contra la

empresa estadounidense Dow Jones, basado en el perjuicio que le producía una

publicación en Internet de esta empresa. La empresa norteamericana argumentó que el

asunto se tenía que dirimir en un tribunal norteamericano por tener la publicación su

domicilio en Estados Unidos.

El Tribunal Supremo Australiano decidió que la jurisdicción competente eran los

tribunales australianos, porque los ciudadanos de ese país podían acceder a la página de

Internet desde Australia. Es decir que -de acuerdo a esta sentencia- una publicación en

la red es considerada como publicada donde últimamente sea leída y no en el lugar

donde haya sido escrita o donde esté radicado su editor o responsable.

Esta posición de la justicia australiana ha causado un gran revuelo entre los defensores

del derecho a la información, que ven una amenaza riesgosa para las libertades de

expresión e información en el hecho de que se pretenda someter al mismo tiempo estos

derechos a cánones legales disímiles y contradictorios vigentes en los distintos países.


N a m p h i R o d r í g u e z | 222

5. LOS DELITOS ELECTRONICOS EN EL PROYECTO DE MODIFICACION

DEL CODIGO PENAL

Modificación al Código Penal dominicano incluye en su Capítulo Tercero, Sección

Primera, el título de Atentados a los Sistemas de Procesamiento de Datos, Delitos

Informáticos, que tipifica como delitos las siguientes actividades:

Art. 445. Acceder o mantenerse conectado fraudulenta-mente, en todo o en parte, a un

sistema de procesamiento auto-mático de datos.

Art. 446. Obstaculizar o adulterar el funcionamiento de un sistema de procesamiento de

datos.

Art. 447. Introducir fraudulentamente datos en un sistema de procesamiento

automatizado, suprimir o modificar fraudulentamente datos que él contiene.

Art. 448. Participación de un grupo formado o en un acuerdo establecido con el

propósito de preparar uno o más hechos materiales constitutivos de una o más de las

infracciones previstas por los artículos 445 y 447.

NOTAS

 Héctor Castillo Morel, Derecho de las Telecomunicaciones, pág. 418.

 Julio Téllez Valdez, citado por Melvin Leonardo Landaverde Contreras y otros,

Universidad de El Salvador, octubre 2000. Monografía Delitos Informáticos,

http://www.monografias.com / trabajos6/delin/delin.shtml
N a m p h i R o d r í g u e z | 223

ANEXO: LEY NO. 6132, DE EXPRESIÓN Y DIFUSION DEL PENSAMIENTO

LEY No. 6132 DE EXPRESION Y DIFUSION DEL PENSAMIENTO

República Dominicana

EL CONSEJO DE ESTADO

En Nombre de la República

NUMERO: 6132

CONSIDERANDO: Que si bien el acápite 7 del artículo 8 de la Constitución consagra

“el derecho de expresar el pensamiento sin sujeción a censura previa”, también dispone

que “la Ley establecerá las sanciones aplicables a los que atenten contra la honra de las

personas, el orden social o la paz pública”;

CONSIDERANDO: Que hasta el momento no se ha legislado en la República

Dominicana de una manera coordinada para dar cumplimiento al precepto

constitucional;

CONSIDERANDO Que la evolución democrática de la República Dominicana exige

que tanto los derechos de la prensa a informar y obtener información, de los ciudadanos

a que se respete su honra así como de la sociedad a que no se atente contra su

integridad, su paz y estabilidad democráticas están garantizados;

CONSIDERANDO Que la doctrina y las concepciones jurídicas modernas exigen que

toda Ley de Difusión del Pensamiento garantice la libertad de expresión, salvo en los

casos de abuso de la misma; una responsabilidad eficazmente exigida por los tribunales

judiciales y la remoción de obstáculos económicos o de cualquier índole que se opongan

a la libre. Emisión de las ideas;


N a m p h i R o d r í g u e z | 224

CONSIDERANDO: Que el mejor medio de alcanzar esas elevadas finalidades es el

dictar una disposición legal fundada en los siguientes principios:

a) Prohibición de toda medida preventiva, de toda intervención y de todo control

administrativo en lo que concierne a la expresión de las ideas o a la

comunicación de los hechos, y reducción al mínimo de las formalidades previas

a la publicación;

b) Determinación legal de los casos en que puede ser exigida la responsabilidad de

la prensa, de la radio y de la televisión, gracias a una enumeración limitativa y a

una definición concreta de los delitos de prensa, excluyéndose así toda

posibilidad de represión arbitraria o peligrosa para la libertad de expresión

HA DADO LA SIGUIENTE

LEY DE EXPRESION Y DIFUSION DEL PENSAMIENTO

CAPITULO I

DE LA PRENSA Y DE LA EDICION Y DIFUSION DE

LIBROS Y OTRAS PUBLICACIONES

ARTICULO 1. Es libre la expresión del pensamiento, salvo que se atente contra la

honra de las personas, el orden social o la paz pública.

ARTICULO 2. Todo escrito dado a la publicidad, con excepción de los pequeños

trabajos tipográficos, llevará la indicación del nombre y del domicilio del impresor. Se

impondrá una multa de RDS5.00 a RD$ 100.00 al impresor que viole esta disposición.

Sin embargo, si un impresor necesita el concurso de otros impresos o empresas técnicas

basta la indicación del nombre y del domicilio de uno de ellos.


N a m p h i R o d r í g u e z | 225

Con igual pena se castigará a los que distribuyan impresos que no lleven la indicación

exigida en el párrafo precedente.

Podrá pronunciarse una pena de prisión de uno a seis meses si en los doce meses

precedentes el impresor o el distribuidor ha sido condenado por infracción de la misma

naturaleza.

CAPITULO II

DE LA PRENSA PERIODICA

PRIMERO. DEL DERECHO DE PUBLICACIÓN DE LA DIRECCIÓN Y DEL

DEPÓSITO

Art 3.- Todo periódico o escrito periódico puede ser publicado sin previa autorización,

después de la declaración prescrita por el artículo 6.

Se entiende por periódicos o escritos periódicos, para estos fines, todas las

publicaciones, revistas, cuadernos, libretas u hojas de información que no tengan un

carácter estrictamente científico, artístico o profesional y que aparezcan a intervalos

regulares.

ARTÍCULO 4.- Todo diario o escrito periódico debe tener un director. Cuando el

director de la publicación goce de alguna prerrogativa que impida u obstaculice el

ejercicio de la acción pública, debe designarse un sustituto que reúna las mismas

condiciones que se requieren para ser director.

El substituto debe ser nombrado en el plazo de un mes a contar de la fecha a partir de la

cual el director se beneficie de esa prerrogativa.


N a m p h i R o d r í g u e z | 226

ARTÍCULO 5.- El director y su substituto deben ser dominica-nos, mayores de edad,

estar en el goce de sus derechos civiles y no estar privados de sus derechos cívicos por

ninguna condena judicial.

Todas las obligaciones legales impuestas por la presente ley al director son aplicables al

substituto

ARTICULO- 6.- Antes de efectuarse la publicación de todo impreso o de cualquier

escrito periódico, el editor, el propietario, el director o su substituto, deberán depositar

una declaración de su propósito en la Secretaría de Estado de Interior y Policía,

directamente si la publicación ha de efectuarse en el Distrito de Santo Domingo o por

vía del Gobernador Civil de la Provincia correspondiente cuando sea otra jurisdicción.

En dicha declaración se expresará:

1. El título del periódico y los días y horas ordinarios de su salida;

2. Nombre y domicilio del propietario y del director o substituto;

3. Nombre, domicilio y datos relativos a la constitución y funcionamiento de la

empresa editora;

4. Edad, profesión y nacionalidad del director substituto, si lo hay.

5. carácter y propósito de la publicación.

ARTÍCULO 7.-Las declaraciones se harán por escrito firmadas por los directores.

ARTICULO 8.- En caso de violación a las disposiciones prescritas por los artículos 4, 6

y 7, el propietario, el director y, en el caso previsto en el apartado segundo del artículo

4, el substituto será castigados con multa de RDS50.00 a RDS500.00. La pena será

aplicable al impresor a falta del propietario o del director o, en el caso previsto en el

apartado segundo del artículo 4, al substituto del director.


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ARTICULO 9.- El diario o escrito periódico no podrá continuar su publicación sino

después de haber llenado las formalidades arriba descritas, bajo sanción de una multa de

RDS60.OO, si la publicación irregular continúa, pronunciada solidariamente contra las

mismas personas, por cada número publicado a partir del día de la pronunciación de la

sentencia, si ésta es contradictoria, y a contar del tercer día que siga a su notificación, si

ha sido dictada en defecto; todo, no obstante oposición o apelación, si se ordena la

ejecución provisional.

El condenado, aún en defecto, puede interponer recurso de apelación.

ARTÍCULO 10.- Cada número de una publicación deberá llevar, en su primera página o

en la página dedicada a editoriales, en forma visible, los nombres del director de la

publicación y de los propietarios. Si la empresa está constituida en forma de sociedad,

se hará mención, en las mismas condiciones, de los nombres de los funcionarios del

consejo de administración y sise trata de asociaciones se indicarán los nombres de los

directivos comanditarios responsables.

En caso de sociedad, en el segundo mes de cada año calendario, un número de la

publicación indicará la lista completa de los accionistas, con sus direcciones y calidades.

De igual modo deberá insertarse en un número de la publicación, en ese mismo mes, un

resumen del balance anual con indicación de su activo y pasivo, así como de los créditos

que tenga con bancos u otras instituciones financieras, partidos políticos o particulares,

que no sean los. Contraídos como parte de las operaciones rutinarias de administración.

En caso de violación a cualesquiera de las disposiciones del presente artículo, el director

de la publicación será castigado con las penas de seis días a dos meses de prisión y

multa de RD$ 10.00 a RD$ ÍOO.OO, o con una de éstas dos penas solamente. La sen-

tencia ordenará asimismo, que se efectúe la publicación prescrita por este artículo.
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ARTÍCULO 11.- En caso de que el propietario de una publicación sea una sociedad por

acciones las acciones deberán ser nominativas. Su traspaso deberá ser convenido por el

consejo de administración de la sociedad.

ARTÍCULO 12.- El director de la publicación puede delegar el total o parte de sus

funciones en un substituto o delegado. Esta delegación deberá ser aprobada, según el

caso, por los propietarios, por los asociados o por el consejo de la sociedad u otro

órgano director de la misma.

Las responsabilidades penales y civiles correspondientes a la función del propietario y

del director siguen a cargo de éstos, aún cuando deleguen en todo o en parte sus

funciones en un substituto o delegado.

ARTÍCULO 13.- Los autores que utilicen un seudónimo están en la obligación de

indicar, por escrito, antes de la inserción de sus artículos, su verdadero nombre al

director de la publicación.

En caso de persecuciones contra el autor de un artículo no firmado o firmado con un

seudónimo, el director será liberado del privilegio del secreto profesional a petición del

Procurador Fiscal apoderado de una querella y tendrá que revelar la verdadera '

identidad del autor, sin perjuicio de las responsabilidades establecidas en los artículos

48 y49 de esta ley.

ARTÍCULO 14.- Toda publicación debe justificar su tirada a petición de las personas y

organismos que regularmente se anuncian en el mismo o de la Secretaria de Estado de

Interior y Policía.

La tirada será verificada periódicamente por un delegado de la Secretaria de Interior y

Policía.
N a m p h i R o d r í g u e z | 229

ARTÍCULO 15.- Cada publicación está obligada a fijar tarifas que rijan para un período

determinado. Las tarifas no podrán ser modificadas sino con previo aviso de quince

días.

Toda publicidad que se haga en forma de noticia o información con fines comerciales o

particulares, deberá hacer constar en lugar visible este hecho mediante una palabra o

expresión convencional.

ARTICULO 16.- El hecho de que el propietario de un periódico, el director de una

publicación o uno de sus colaboradores reciba directa o indirectamente fondos u otros

beneficios pecuniarios de un gobierno extranjero, con excepción de los tondos

destinados al pago de publicidad de conformidad con el artículo anterior, está penado

con uno a dos años de prisión y multa de RD$200.00 a RD$ 1,000.00, o una de estas

dos penas, que será pronunciado contra el autor, el coautor y el cómplice de tal acción.

ARTICULO 17.- Las violaciones a las disposiciones establecidas en los artículos I al

16, ambos inclusive, no expresamente sancionadas, de otro modo, serán castigadas con

las penas de seis días a seis meses de prisión y multa de RDS50.00 a RDS500.00 o con

una de estas dos penas solamente.

2do. De las Rectificaciones y del Derecho de Respuesta

ARTÍCULO 18.- Toda publicación está obligada a insertar gratuitamente, las

rectificaciones que le sean dirigidas por un depositario de la autoridad pública, tocante a

actos de su función que hayan sido informados inexactamente.

En caso de violación de la anterior disposición el director o su substituto serán

castigados con multa de RD$50.0 () a RDS500.00.


N a m p h i R o d r í g u e z | 230

ARTÍCULO 19.- Toda publicación también-estará obligada a rectificar los errores

comprobados que corneta con respecto a personas privadas en sus informaciones o

escritos. La violación de esta prescripción se castigará con pena de una multa de

RDS25.00 a RDS250.00.

ARTÍCULO 20.- La rectificación será siempre gratuita.

ARTICULO 21.- El tribunal pronunciará fallo dentro de los diez días de la querella por

una negativa de rectificación podrá decidir que la sentencia que ordena la inserción,

pero en lo que concierne a la rectificación solamente, sea ejecutoria sobre la minuta no

obstante oposición o apelación.

Si hay apelación ésta será fallada en el curso de los diez días que sigan a la declaración

hecha en la secretaría del tribunal.

ARTÍCULO 22.- La acción por rectificación prescribirá después de dos meses, a contar

del día en que haya tenido lugar la publicación.

ARTÍCULO 23- Las personas que hubieren incitado directamente al autor o los autores

de un acto calificado crimen o delito, en caso de que la incitación fuere seguida de

efecto o comisión del crimen o delito, serán castigadas como cómplices del mismo.

Para que este artículo pueda ser aplicado, la incitación debe ser realizada.

a) Por medio de discursos, alocuciones, gritos o amenazas proferidos en sitios

públicos, ya sea directamente o por medio de alto parlantes, discos, cintas

magnetofónicas o cualquier otro vehículo de reproducción de la voz;

b) Por medio de escritos o impresos, vendidos, distribuidos, puestos en venta o

expuestos en sitios o reuniones públicas;


N a m p h i R o d r í g u e z | 231

c) Por medio de carteles, edictos, pancartas o cualquier otro medio de propaganda

visual o escrita;

d) Por medio de cintas cinematográficas.

La presente disposición será asimismo aplicable cuando la incitación sólo fuere seguida

de una tentativa de crimen prevista por el artículo 2 del Código Penal.

ARTICULO 24.- Todas aquellas personas que, por uno de los medios anunciados en el

artículo que antecede, hubieren incitado directamente al robo, a los crímenes de

homicidio, de pillaje o de incendio, a uno de los crímenes o delitos castigados por los

artículos 309 a 313 del Código Penal, a uno de los crímenes castigados por el artículo

435 del Código Penal, o a uno de los crímenes o delitos contra la seguridad externa del

Estado, previsto por los artículos 75 y siguientes, incluso el artículo 85 del mismo

Código, serán castigadas, en caso de que tal incitación no fuere seguida de efecto, con la

pena de seis meses a un año de prisión, y multa de RD$ 100.00 a RD$500.00.

Todas aquellas personas que, por los mismos medios hubieren incitado a uno de los

crímenes contra la seguridad interna del Estado previsto por los artículos 86 y siguientes

hasta el artículo 101, inclusive, del Código Penal, serán castigadas con las mismas

penas.

ARTICULO 25.- Toda incitación por uno de los medios enunciados en el artículo 23 a

Miembros de las Fuerzas Armadas de la República, o de la Policía Nacional, con el

propósito de apartarlas del cumplimiento de sus deberes militares y de la obediencia que

deben a sus superiores en todo lo tocante a cuantos éstos les ordenaren en relación con

el cumplimiento de las leyes y reglamentos militares y policiales, será castigada con

pena de uno a dos años de prisión y con multa de RD$ 100.00 a RD$ 1,000.00.

3ro. Delitos contra la Cosa Pública


N a m p h i R o d r í g u e z | 232

ARTICULO 26.- La ofensa al Presidente de la República por alguno de los medios

enunciados en el artículo 23 se castigará con la pena de tres meses a un año de prisión y

con multa de RD$ 100.00 a RD$ 1,000.00,o con una de las dos penas solamente.

Las penas previstas en este mismo artículo son aplicadas a la ofensa a la persona que

ejerce parte o la totalidad de las prerrogativas del Presidente de la República.

ARTICULO 27.- La publicación, difusión o reproducción por cualquier medio de

noticias falsas, de documentos fabricados, falsificados o falazmente atribuidos a

terceros. Cuando tal publicación, difusión o reproducción hubiere perturbado la paz

pública, se castigará con pena de seis meses a dos años de prisión y con multa de RD$

100.00 a RD$ 1,000.0, o con una de estas dos penas solamente.

Los mismos hechos serán castigados con pena de uno a dos años de prisión y con multa

de RDSIOO.OO a RD$ 1,000.00 cuando la publicación, la difusión o la reproducción

trastornen la disciplina o la moral de las Fuerzas Armadas o perjudique los esfuerzos

bélicos de la nación.

ARTÍCULO 28.- El ultraje a las buenas costumbres cometido por alguno de los medios

enunciados en el artículo 23 se castigará con prisión de un mes a un año y con multa de

RD$ 10.00 a RDSIOO.OO.

Los ejemplares de dibujos, grabados, pinturas, emblemas o imágenes obscenos

expuestos a la vista del público, para ser vendidos o distribuidos, serán incautados.

4to, Delitos contra las Personas

ARTICULO 29.- Constituye difamación toda alegación o imputación de un hecho que

encierre ataque al honor o a la consideración de la persona o del organismo al cual se


;
impute el hecho. '
N a m p h i R o d r í g u e z | 233

La publicación o radiodifusión, directa o por vía de reproducción, de tal agresión o de

tal imputación es castigable, aún cuando se haga en forma dubitativa o si alude a una

persona o a un organismo no mencionados de manera expresa, pero cuya identificación

se haga posible por los términos de los discursos, gritos, radioemisiones, películas,

amenazas, escritos o impresos, carteles o edictos incriminados.

Constituye injuria toda expresión ultrajante, término de desprecio o invectiva que no

conlleve imputación de hecho alguno.

ARTICULO 30.- La difamación cometida por uno de los medios enunciados en los

artículos 23 y 29 en perjuicio de las Cortes y Tribunales, de las Fuerzas Armadas, de la

Policía Nacional, de las Cámaras Legislativas, de los Ayuntamientos y otras institu-

ciones del Estado será castigada con pena de prisión de un mes a un año y con multa de

RDS50.00 a RDS500.00, o con una sola de estas dos penas.

ARTÍCULO 31.- Se castigará con la misma pena establecida en el artículo 30 la

difamación cometida por los medios enunciados en los artículos 23 y 29 en perjuicio:

a) De uno o más miembros del Gabinete;

b) De uno o más miembros de las Cámaras Legislativas;

c) De uno o más funcionarios públicos;

d) De uno o más depositarios o agentes de la autoridad pública;

e) De uno o más ciudadanos encargados de algún servicio de un mandato oficial,

temporero o permanente;

f) De un testigo, en razón de su deposición.

Este artículo sólo se aplica a la difamación cometida en razón de las funciones o calidad

de las personas a quienes se considere agraviada.


N a m p h i R o d r í g u e z | 234

ARTICULO 32.- La difamación contra las mismas Personas pollos mismos medios

señalados en el artículo 31, en relación con su vida privada, está regida por el artículo

33.

ARTICULO 33.- La difamación cometida en perjuicio de los particulares por uno de los

medios enunciados en los artículos 23 y 29 se castigará con pena de quince días a seis

meses de prisión y una multa de RDS25.00 a RDS200.OO, o con una de estas dos penas

solamente.

La difamación cometida por los mismos medios contra un grupo de personas, no

designadas por e! artículo 31 de la presente ley, pero que, pertenecen por su origen a

una raza o a una religión determinada, se castigará con pena de un mes a un año de

prisión y con multa de RDS25.00 a RD$200.00, cuando tuviere por objeto provocar

sentimientos de odio en la población. ARTICULO 34.- La injuria cometida por los

mismos medios en perjuicio de los organismos o personas designados por los artículos

30 y 31 de la presente ley se castigará con pena de seis días a tres meses de prisión y

con multa de RDS6.O0 a RDS60.00 o con una sola de estas dos penas.

ARTICULO 35.- La injuria cometida de la manera establecida en el artículo 34, en

perjuicio de particulares, cuando no fuere precedida de provocación, se castigará con

cinco días a dos meses de prisión y con multa de RDS6.00 a RDS50.00, o con una sola

de estas penas.

El máximo de la pena será de seis meses y el de la multa será de RDS100.00, si la

injuria hubiere sido cometida con el propósito de provocar sentimientos de odio en la

población, en perjuicio de un grupo de personas que, por su origen, pertenecen a alguna

raza o a religión determinada.


N a m p h i R o d r í g u e z | 235

ARTÍCULO 36.- Los artículos 29, 30, 31 y 32 no serán aplicables a las difamaciones o

injurias dirigidas contra la memoria de los muertos sino en aquellos casos en que los

autores de tales difamaciones o injurias hubieren tenido la intención de infligir daño a la

honra o a la consideración de los herederos, esposos o legatarios universales vivos.

ARTICULO 37.- La verdad del hecho difamatorio, pero sólo cuando se relaciona con

las funciones que desempeña el organismo o persona legadamente agraviada podrá

establecerse por todos los medios de prueba en el caso de imputaciones contra los

Poderes constituidos, Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, las instituciones públicas y

contra las personas enumeradas en el artículo 31.

La verdad de las imputaciones difamatorias e injuriosas podrá establecerse asimismo

contra los directores o administradores de toda empresa industrial, comercial o

financiera que solicite públicamente ahorros o créditos.

Igualmente puede probarse siempre la verdad de los hechos alegadamente difamatorios

salvo:

a) Cuando la imputación concierne a la vida privada de una o más personas;

b) Cuando la imputación se refiere a un hecho que constituye una infracción

amnistiada o prescrita, o que ha dado lugar a una condena borrada por la

rehabilitación o por la revisión, siempre que la persona a quien se hace la

imputación no esté acusada o condenada por nuevos crímenes o delitos.

En los casos previstos en el apartado que antecede queda reservada la prueba en

contrario. Si se produce la prueba del hecho difamatorio, se rechazará la querella contra

el prevenido.
N a m p h i R o d r í g u e z | 236

En cualquier otra circunstancia y en lo que concierne a cualquiera otra persona no

calificada por esta ley,

Cuando el hecho que le sea imputado estuviera siendo objeto de procedimientos

judiciales iniciados a requerimiento del ministerio, público, o bien fuere objeto de una

querella por parte del propio prevenido, se sobreseerán durante la instrucción y vista de

la causa, la persecución y el fallo del delito de difamación.

5to. Delitos contra los Jefes de Estado y los Agentes

Diplomáticos Extranjeros

ARTÍCULO 38.- Toda reproducción de una imputación que se haya calificado de

difamatoria se reputará hecha de mala fe, salvo prueba en contrario a cargo de su autor.

5.- Delitos contra los jefes de estado y los agentes diplomáticos extranjeros

ARTICULO 39.- La injuria o difamación hecha a los jefes de estado extranjeros, a los

jefes de gobiernos extranjeros y a los ministros o secretarios de estado de relaciones o

asuntos exteriores de un gobierno extranjero, se castigará con pena de tres meses a un

año de prisión y multa de RDS50.00 a RDS5O0.OO, o con una sola de estas dos pueda,

siempre que la República mantenga relaciones diplomáticas formales con el país del

cual es nacional el funcionario que se pretende ofendido.

ARTICULO 40.- La injuria o difamación cometida contra los embajadores y ministros

plenipotenciarios, enviados, encargados de negocios y otros agentes diplomáticos

acreditados ante el gobierno de la República, se castigará con pena de ocho días a un

año de prisión y multa de RDS50.00 a RDS500.00, o con una de estas dos penas

solamente.
N a m p h i R o d r í g u e z | 237

6to. Publicaciones Prohibidas e Inmunidades de la Defensa

ARTICULO 41.- Queda prohibido publicar textualmente la acusación fiscal y las demás

actas de procedimiento criminal o correccional antes de que se hayan leído en audiencia

pública, bajo la pena de una multa de RD6.00 a RDS60.00.

ARTICULO 42.- Queda prohibido publicar la relación de los procesos por difamación

en los casos previstos en los párrafos a) y b) del artículo 37 de la presente ley, así como

la de los debates sobre procesos por declaraciones de paternidad, o separación de

cuerpos o divorcio por adulterio, y así como de procesos por aborto. Esta prohibición no

se aplica a las sentencias, las cuales podrán publicarse siempre.

Queda igualmente prohibido informar sobre las deliberaciones internas de los

tribunales.

Salvo en caso de autorización, dada al título excepcional por el Presidente del Tribunal,

queda prohibido en el curso de los debates, y en el interior de las salas de audiencias de

los tribunales administrativos o judiciales el empleo de todo aparato de grabación

sonora, de cámara de televisión o de cine.

Toda infracción a estas disposiciones se castigará con multa de RDS50.00 a

RDS500.00.

ARTICULO 43.- Queda prohibida la publicación por medio del libro, de la prensa, la

radio, del cine o de cualquier medio de todo texto o de toda ilustración concerniente a la

identidad y la personalidad de los menores de dieciséis años que se hubieren separado

de sus padres, su tutor, la persona o la institución encargada de su custodia o a la cual se

le confiere el cuidado de dichos menores.


N a m p h i R o d r í g u e z | 238

Las infracciones de las disposiciones del acápite anterior se castigarán con multa de

RDS50.00 a RDS300.00

Sin embargo, no habrá delito cuando la publicación hubiere sido hecha, a podido, por

escrito, de las personas encargadas de la custodia de los menores, o a pedido o con la

autorización por escrito del Secretario de Estado de Interior y Policía, del Jefe de la

Policía del Departamento, del Procurador Fiscal, del Juez de Instrucción o del Juez del

Tribunal Tutelar de Menores.

ARTICULO 44.- Queda prohibida la publicación por medio del libro, de la prensa, de la

radio, del cine o de cualquier otro medio, de todo texto o de toda ilustración relativos al

suicidio de menores de dieciséis años de edad.

Las infracciones de las disposiciones del acápite anterior se castigarán con multa de

RDS50.00 a RDS300.00.

Sin embargo, no habrá delito cuando la publicación se hubiere hecho a podido o con la

autorización por escrito del Procurador Fiscal del Distrito Judicial correspondiente.

ARTICULO 45.- No se considerarán injuriosos ni difamatorios, ni darán lugar a

procedimiento alguno:

a) Los discursos que se pronuncien en las Cámaras Legislativas;

b) Los informes, memorias y demás documentos que se rindan, emitan o impriman

por disposición del Congreso, del Poder Ejecutivo o del Judicial.

Tampoco dará lugar a ninguna acción la cuenta fiel que publiquen o transmitan de

buena fe los periódicos, radiodifusoras, televisoras o noticiarios cinematográficos de:


N a m p h i R o d r í g u e z | 239

I. Las sesiones públicas del Congreso y de sus Comisiones, los Ayuntamientos y

otros organismos deliberantes oficiales así como los discursos que en ellos se

pronuncien.

II. Los escritos producidos o los discursos pronunciados ante los Tribunales de

Justicia y del orden contencioso administrativo.

III. Informes, memorias y demás documentos oficiales citados en el apartado b) de

este mismo artículo.

Tampoco podrá dar lugar a ninguna acción contra los periódicos y otros medios de

divulgación de informaciones la publicación o transmisión de los comunicados oficiales

emitidos por las autoridades correspondientes para dar cuenta del cumplimiento de sus

funciones o deberes, así como de las investigaciones oficiales que realicen.

CAPITULO V

DE LAS PERSECUCIONES Y DE LA PENA

PRIMERO. DE LAS PERSONAS RESPONSABLES DE CRÍMENES Y

DELITOS

COMETIDOS POR VÍA DE LA PRENSA

ARTICULO 46.- Serán pasibles, como autores principales de las penas que constituyen

la represión de los crímenes y delitos cometidos por vía de la prensa, las personas

señaladas en el orden indicado más adelante:

1. Los directores de publicaciones o editores, cualesquiera que sean sus profesiones

o sus denominaciones, y en los casos previstos en el segundo párrafo del artículo

4, los substitutos de los directores.


N a m p h i R o d r í g u e z | 240

2. A falta de directores, substitutos o editores, los autores;

3. A falta de los autores, los impresores;

4. A falta de los impresores, los vendedores, los distribuidores, los exhibidores de

películas, los locutores y los fijadores de carteles.

En los casos previstos en el segundo apartado del artículo 4, la responsabilidad

subsidiaria recaerá en personas a que hacen alusión los apartados 2, 3 y 4 del presente

artículo como si no hubiera director de la publicación.

Cuando la violación a la presente ley se realice mediante un anuncio, aviso o publicidad

pagada, aparecido en una publicación o transmitido por radio o televisión se considera

como autor del mismo a la persona física o a los representantes autorizados de la

entidad o corporación que lo ordene, quienes incurrirán en la responsabilidad fundada

en el apartado 2 de este artículo.

Todo anuncio que no sea estrictamente comercial debe ser publicado o difundido bajo la

responsabilidad de una persona determinada.

ARTICULO 47.- Cuando los directores o sus substitutos, o los editores sean puestos en

causa, los autores serán perseguidos como cómplices.

También serán perseguidos, al mismo título y en todos los casos, las personas a las

cuales se pueda aplicar el artículo 60 del Código Penal.

Sin embargo, los impresores podrán ser perseguidos como cómplices si la

responsabilidad penal del director o su substituto es pronunciada por los tribunales. En

ese caso, las persecuciones serán iniciadas en el curso de los dos meses siguientes a la

comisión del delito o a más tardar, en el curso de los dos meses siguientes a la

comprobación judicial de la responsabilidad del director o del substituto.


N a m p h i R o d r í g u e z | 241

ARTICULO 48.- Los propietarios de periódicos o escritos periódicos son responsables

de las condenaciones pecuniarias pronunciadas en provecho de terceros contra las

personas designadas en los dos artículos precedentes, de conformidad con los artículos

1382, 1381 y 1384 del Código Civil *

ARTÍCULO 49.- Las infracciones a las leyes sobre la prensa serán de la competencia de

los tribunales correccionales salvo en los siguientes casos:

a. En los casos previstos por el artículo 23, si se trata de un Crimen;

b. Cuando se trate de simples contravenciones.

ARTICULO 50.- La acción civil resultante de los delitos de difamación previstos y

castigados por los artículos 30 y 31 no podrá ser seguida separadamente de la acción

pública salvo en el caso de fallecimiento del autor de hecho o de amnistía.

2do. Del Procedimiento

ARTÍCULO 51.- La persecución de los delitos cometidos por la vía de la prensa o por

cualquier otro medio de publicación Be realizará de oficio y a petición del ministerio

público, bajo las condiciones siguientes:

1. En caso de injuria o de difamación contra las Cortes, Tribunales y otros

organismos mencionados en el artículo 30, la persecución sólo tendrá lugar

después de una decisión tomada por ellos en asamblea general en que se

soliciten las persecuciones. Si el organismo no celebra asamblea general, la

persecución. se hará previa querella del representante más calificado del mismo

o del Secretario de Estado del cual dependa.


N a m p h i R o d r í g u e z | 242

2. En caso de injuria o de difamación contra uno o varios Miembros de cualquiera

de las Cámaras, la persecución sólo tendrá lugar después de una querella del o

de los interesados.

3. En caso de injurias o de difamación contra los funcionarios públicos, los

depositarios o agentes de la autoridad pública, con excepción de los Secretarios

de Estado, y contra los ciudadanos encargados de un servicio o de un mandato

público, la persecución tendrá lugar, en virtud de la querella del interesado, o de

oficio por denuncia del Secretario de Estado del cual dependa.

4. En el caso de difamación contra un testigo, delito previsto por el artículo 31, la

persecución sólo tendrá lugar después de una querella presentada por el testigo

que se pretenda difamado.

5. En el caso de ofensa contra los Jefes de Estado o de ultraje contra los agentes

diplomáticos extranjeros, la persecución tendrá lugar a petición de éstos, dirigida

al Secretario de Estado de Relaciones Exteriores y por éste al Secretario de

Estado de Justicia.

6. - En el caso de difamación contra particulares, previsto por el artículo 33, y en el

caso de injuria, previsto por el artículo 34, apartado 2, la persecución sólo tendrá

lugar después de una querella de la persona que se considera difamada o

injuriada.

Sin embargo, la persecución podrá ser ejercida de oficio por el ministerio público,

cuando la difamación o la injuria cometida contra un grupo de personas

pertenecientes a una raza o a una religión determinada haya tenido por finalidad

provocar sentimientos de odio en la población.


N a m p h i R o d r í g u e z | 243

Por otra parte, en los casos previstos por los incisos 2, 3, 4, 5, y 6 anteriores; así como

en el caso previsto en el artículo 18 de la Presente ley, la persecución podrá ser ejercida

a petición de la parte perjudicada.

ARTÍCULO 52.- En todos los casos de persecuciones correccionales el desistimiento

del querellante o de la parte per siguiente detendrá la persecución iniciada.

ARTICULO 53.- Si el inculpado tiene su domicilio en la República Dominicana, no

podrá ser arrestado preventivamente, salvo en los casos previstos en los artículos 23, 25

y 27 de esta misma ley.

ARTICULO 54.- La citación precisará y calificará el hecho incriminado e indicará el

texto de ley aplicable a la persecución.

Si la citación es a petición del querellante, contendrá elección de domicilio en la ciudad

donde tenga su sede la jurisdicción apoderada y será notificada tanto al prevenido como

al ministerio público.

Todas estas formalidades serán observadas bajo pena de nulidad de la persecución.

ARTÍCULO 55.-El plazo entre la citación y la comparecencia será de ocho días más el

aumento en razón de la distancia.

ARTÍCULO 56.- El Tribunal correccional estará en la obligación de fallar sobre el

fondo en un plazo máximo de quince días a contar de la fecha del cierre de la audiencia.

ARTICULO 57.- Todas las excepciones de incompetencia deberán ser propuestas antes

de la apertura del debate sobre el fondo. A falta de esto, se juntarán al fondo y se fallará

en una sola sentencia sobre excepciones y fondo.


N a m p h i R o d r í g u e z | 244

3ro. Penas Complementarias, Reincidencia, Circunstancias

Atenuantes, Prescripción

ARTICULO 58.- La sentencia condenatoria podrá, en los casos previstos por los

artículos 24, 25 y 38, ordenar la confiscación de los escritos o impresos y carteles

incautados y, en todos los casos ordenar la incautación y la supresión o la destrucción

de todos los ejemplares que hayan sido puestos en venta, distribuidos o expuestos a la

vista del público. Sin embargo, la supresión o la destrucción podrá ordenarse sólo con

respecto a ciertas partes de los ejemplares incautados.

ARTICULO 59.- La agravación de las penas resultante de la reincidencia no se aplicará

a las infracciones previstas por la presento ley.

En caso de declaración de culpabilidad de varios crímenes o delitos previstos por la

presente ley, no se acumularán las penas y únicamente se pronunciará la más fuerte.

ARTICULO 60.-E1 artículo 463 del Código Penal será aplicable en todos los casos

previstos por la presente ley.

ARTÍCULO 61.- La acción pública y la acción civil resultante de los crímenes Y delitos

previstos por la presente ley prescribirán después de dos meses cumplidos, a partir del

día en que hubieren sido cometidos o del día del último acto de persecución si ésta ha

tenido lugar.

Disposición transitoria

ARTICULO 62.- Se concede un plazo de 30 días a partir de la publicación dé la

presente ley, a fin de que las empresas compañías .o personas obligadas, cumplan con

las disposiciones de los artículos 6 y 7 de la misma.


N a m p h i R o d r í g u e z | 245

DISPOSICIÓN FINAL

ARTICULO 63.- Quedan derogadas las leyes, decretos, reglamentos y otras

disposiciones de cualquier clase relativos a la imprenta, al comercio de libros, a la

prensa periódica o no periódica, y a los crímenes y delitos previstos por las leyes sobre

la prensa y los otros medios de publicación que sean contrarios a la presente ley.

DADA por el Consejo de Estado, en el Palacio Nacional, Santo Domingo, Distrito

Nacional, Capital de la República Dominicana, a los quince días del mes de diciembre

del mil novecientos setenta y dos, años 119 de la Independencia y 100 de la

Restauración.

Rafael F. Bonnelly

Presidente de la República y del Consejo de Estado

Nicolás Pichardo Primer Vicepresidente *

Donald J. Reid Cabral

Segundo Vicepresidente

Mons. Elíseo Pérez Sánchez .

Luis Amiama Tió,

Miembro .

Antonio Imbert Barrera,

Miembro
N a m p h i R o d r í g u e z | 246

José Fernández Caminero,

Miembro

RAFAEL F. BONNELLY

Presidente de la República Dominicana

En ejercicio de las atribuciones que me confiere el articulo 119 (transitorio) de la

Constitución de la República;

PROMULGO la presente Ley y mando sea publicada en la Gaceta Oficial y en un

periódico de amplia circulación en el territorio nacional, para su conocimiento y

cumplimiento.

DADA por el Consejo de Estado, en el Palacio Nacional, Santo Domingo, Distrito

Nacional, Capital de la República. Gaceta Oficial No. 8271 del 19 de diciembre de

1962.
N a m p h i R o d r í g u e z | 247

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•Declaración Universal de los Derechos Humanos

•Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos

•Convención Interamericana de los Derechos Humanos

•Código Civil Dominicano

•Código Civil Francés

•Código Civil Español

•Código Penal Dominicano

•Código Penal Español

•Código de Instrucción Criminal Dominicano

•Ley 76-02, del Nuevo Código Procesal Penal Dominicano

•Ley 6132, de Expresión y Difusión del Pensamiento


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•Ley 10-91, de Colegiación Periodística

•Ley Electoral de la República Dominicana.

•Ley 65-00, sobre Derecho de Autor

•Ley General de Telecomunicaciones, No. 153-98

•Ley 1951, de Espectáculos Públicos y Radiofonía

•Reglamento 824, de Espectáculos Públicos y Radiofonía.

•Proyecto de Ley de Modificación a la Ley 6132

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