1. Sobre cómo debemos enfocar una guerra: La guerra debe ser entendida como el mecanismo para conseguir o proteger algo. Bien puede ser la vida, un país, un pueblo, el bienestar de un pueblo o, en términos más actuales, una posición de ventaja en un mercado, dinero o lo que se nos ocurra. En cualquier momento en que exista un conflicto de intereses entre dos partes, se habrá iniciado una guerra. Esto no quiere decir que se vaya a producir la batalla. De hecho, es mejor acabar una guerra sin que se produzca la batalla. Ver la guerra de esta forma nos permite mantenernos fríos y pensar con claridad. Se trata de conseguir algo y no podemos correr el riesgo de destruirlo en el trascurso de la guerra. Las emociones hay que tenerlas en cuenta siempre, pero debemos ser nosotros quien las dominemos. En resumen, en la guerra, debemos ser fríos y calculadores.
2. Sobre la duración de la Guerra:
En primer lugar, hay que tener en cuenta que toda guerra ha de ser mantenida y que esto conlleva un coste. Sun Tzu habla de la alimentación y aprovisionamiento de los soldados y de los costes de los desplazamientos. Pero esto puede extrapolarse a muchas situaciones. Indiscutiblemente, tendremos que dedicar muchos recursos (tiempo, esfuerzo, energías, concentración) en librar esa guerra. Más aún, debemos tener en cuenta que en nuestra vida gestionamos recursos limitados. Esto es importante verlo desde todos los ángulos. El tiempo en sí es el bien más escaso y valioso ya que no se puede reponer. Por tanto, cualquier dedicación de tiempo supone un elevadísimo coste. Conociendo entonces que la guerra consume nuestros recursos, es lógico deducir que la duración de cualquier guerra debe ser la mínima posible. Cuanto menos dure una guerra, mejor será para nosotros. Con lo cual, no olvides incluir el tiempo como algo muy importante. Quizás incluso sea recomendable invertir más dinero que alargar la guerra más de lo razonable.
La mejor victoria es aquella que se produce sin librar batalla alguna.
3. Sobre la planificación y la estrategia:
El análisis, la planificación y la estrategia son los aspectos más importantes de la Guerra. El ímpetu es valioso, pero, sin planificación y estrategia, solo te llevará a una derrota por agotamiento. Para cualquier cosa que hagamos, debemos recordar siempre que una buena planificación y un buen análisis es más valioso que un ataque fuerte y muy agresivo. Puedes verlo como “ir acercándote a tu presa despacito para no dejarle opción en el momento de cazarla. Tendrás que ser menos violento para conseguir lo mismo y lo harás a un coste menor”. Deberíamos dedicar mucho tiempo a analizar y planificar. Cuando acabemos, analizar y planificar un poco más. Cubrir todas las posibilidades que podamos y prepararnos de la mejor manera posible para los contraataques.