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La acción hUmana
La racionalidad hace libre al ser humano pues le permite elegir y pla-
nificar sus acciones. Sin embargo, no siempre las personas actúan movi
das Dor una auténtica libertad. Al contrario, pareciera que una persona
iamás podría ser libre si guiara siempre sus pasos movido por sus valores
morales. De hecho, la idiosincrasia popular define la "moral" como una
serie de reglas rígidasy obligaciones que deben cumplirse para no caer
enelpecado. Este capítulo analiza la acción humana desde la perspectiva
flosófica. Es decir, trata sobre la moral, entendida como una forma de
saber racional (Cortina, 1996).
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se limitó a decir
"Jehováes
murió. Al ser entrevistado,
ee
le arregla todo
ofrece
para quedar li
Q100 000.00
se
que
nal le permnitirá evaluarlainmo-
res
abogado
pagar a
un
moral del
profesional
la mo
bre, la
conciencia
hazará
Así, la rechazará
para
para respetar
respetarla ética pro-
ralidad de la
propuesta.
ligación moral de defenderlo,
tiene la obligaci
supuesto, pero
so ero
fesional. Por
costa por dejarlo re, sino para
libre, parasino
que le
que se
juz
luchar a toda
no para
debido proceso.
acuerdo con el
gue de que aprueba
Autocrítica. La conciencia actua como
juez interno n
humanizan y que
correcto.
Autonomía significa elegir vemE
propician una convivencia aquellos valor
Dado que la moral social solidaria.
el desarrollo se
aprende, la conciencia progresa
del individuo.
bno que la
evolución
Al respecto, el
psicólogo
moral del sujeto ocurre Jean
simultant
el
nino guía sus actos a
partir de
en tres
etapas: al Pla8inio,
prin
aprende pautas de motivaciones tarde,
egoístas.
comportamiento en los que toma en Mas s
cuc
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sociale vigentes, motivado con estímulos afectivos y valores cul-
norntablecidos. La
1 o r m a s
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como legítimos en su dirigencia. Someter las normas a juicio critico
la búsqueda de consensos pondria en riesgo su permanencia en el a
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morales realmente válida.
En consecuencia,
las normas
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a l a gue los valores (y el bien, como el máximo de
ellos) "no se puede
definir de forma explicita, sino solo implicitamente (..) solo
cabe expli-
carlo o interpretarlo" (1995. p. 150).
Tal como explica Frondizi, "Los valores no son cosas ni elementos de
casas, sino propiedades, cuaidades sul generis, que poseen los objetos
lamados bienes" (1995, p. 13). Aclara que la existencia de los valores solo
Duede corporizarse en los bienes, pero nada en sí de estos constituye su
valor.
La teoría crítica de Frankfurt plantea una naturaleza social en los
valores. Estos no son objetivos ni subjetivos: son intersubjetivos. Se trata
de conceptos; es decir, creaciones humanas, de naturaleza ideal, abs-
tracta. Sin embargo, no existen apriori, al margen de la experiencia. Solo
existen cuando se materializan en objetos concretos o bienes.
Al igual que las normas morales, los valores surgen a partir de con-
sensos intersubjetivos. Primero, se limitan a una comunidad determi-
nada. En la medida en la que responden a la naturaleza humana más
profunda, los valores van trascendiendo su comunidad de origen y aspi-
ran a universalizarse. Esto, sin embargo, es solo un ideal al que podría
llegarse por medio de consensos que van de lo particular (de las relacio-
nes concretas entre personas), a lo universal (por medio de consensos
cada vez más amplios). Así, un valor que surgió de una colectividad
puede convertirse en un valor universal.
Por otra parte, los valores solo existen por y para los humanos. No
pueden tener una existencia independiente y a-histórica. Por ello la pre-
tendida objetividad de los valores solo puede alcanzarse por medio de
ideal. De
diálogos intersubjetivos; es una objetividad humana, social;
no
ahi que ningún sujeto existe al margen de una sociedad o grupo. Es den-
Aun en el
tro de su colectividad donde desarrolla su sistema de valores.
encontró plantas
caso de Robinson, solo en su isla, al alegrarse cuando
de trigo, lo hizo porque en su cultura se valoraba esta planta como pro-
depender solo del
veedora de alimentos. Además, los valores pueden
no
El maiz no
No pueden existir si no es en un objeto que lo soporta.
Sujeto. se le ocurrióotorgárselo.
Lo
ene valor solo porque a la cultura maya físico
uene sus características intrínsecas que favorecen el desarrollo
por
en quien lo consume.
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Los yalores cn la práctica
A veces nos equivocamos con los valores. Por ejemplo, conso
mente negamos que el dinero pueda ser el fin supremo. Sin
iente-
embargo,
nuestros actos nos contradecimos y vivimos siempre en función de lo ,en
pueda reportarnos riquezas. Por ejemplo, un padre de familia aue
Con
tal de ganar dinero extra, trabaja durante todo el díay apenas vea
sus
hiios, A nivel consciente se planteará que lo hace para darles una "buen"
educación, para que su familia esté bien. Pero en la práctica está suhor
dinando los valores como la convivencia familiar, la diversión, laami
tad. Los está ubicando muy por abajo del valor "riqueza" en su escala de
valores. La sola acción de trabajar mucho con el objetivo de que su fami
lia esté bien evidencia que no es muy consciente de su escala de valores,
No ha reflexionado o se ha equivocado en su reflexión relacionada con la
jerarquía de los valores que defiende.
Si se tiene clara la escala de valores es menos probable confundir
nuestros actos y decisiones. Estudios realizados en alumnos de la Uni-
versidad de San Carlos revelan que un alto porcentaje empieza a fumar y
beber durante el primer año en dicha casa de estudios. Los
psicólogos
han evidenciado que estos jóvenes confunden el valor de la "libertad" con
el valor del prestigio social (los nuevos fumadores asumen que llaman la
atención, que proyectan una imagen de madurez y seguridad). Ala larga,
esa decisión que asumen como "libre los conduce a su opuesto pues se
vuelven esclavos del vicio que adquirieron.
Así, vale la pena reflexionar acerca del valor supremo que debe
guiarnos: la virtud, la felicidad, la persona humana, elbienestarpleno, el
amor. Cualquiera de ellos puede auxiliarnos para establecer una tabla en
la que podamos reconocer cuáles son los superiores, cuáles los interiores
y la mejor manera de organizarlos para garantizar nuestro desarO
realmente libre.
.a aplicación de los valores corre por cuenta de la moral del indiv
auo. Pero su
sona
conocimiento es producto dela sabiduría. Aunque cadareal
per
presuma de guiarse por los valores, primero debe meuita ollas.
mente los conoce y tiene una definición aceptable de cada uno de e
Esto lo puede lograr por medio de un diálogo; primero, consigo nismo
liálogos
(autocrítica) y después con los demás. Solo a partir de esu
s
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Crisis de valores
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Las personas empiezan a valer (y a ser
respetadas) en
ingresos o capacidad de consumo. Ya no se reconocen comunción de sus
como un ser abstracto (y por tanto aliena
que debe persor sino
cumplir
aún a pesar de sus sentimientos. Por supuesto, el propio cor su rol
sistema
carga de convencer a los individuos de ese proceso de alienacieen se e
cesario para aspirar a subir en la escala social. n es ne-
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Como vimos, la moral tiene esencia intersubjetiva. Eso significa
que
la actuación de cada individuo de alguna manera está regulada por la so-
eiedad y se expresa a traves de normas. Estas, claro, no siempre se regis-
tran. Por ejemplo, el saludar al llegar a un lugar no es una obligación,
Mero la mayoría de las veces se cumple. Por lo anterior, pareciera que
moral v derecho son dos manifestaciones de una misma realidad. En
efecto. Habermas lo considera asi, pues plantea que ambas realidades
son instituciones racionales que generan normas de convivencia. De ahí
que se suele confundir moral y derecho.
Algunas personas creen que basta con cumplir las normas juridicas
para actuar en una forma moralmente correcta. Esto ocurre en muchos
circulos políticos, empresariales y profesionales. Por supuesto, es solo un
subterfugio que utilizan para proyectar una imagen proba, aunque ca-
rente de legitimidad moral.
Existen dos características comunes: el derecho y la moral intentan
orientar la conducta individual o institucional para lo cual crean nor
mas. Esas pautas de comportamiento requieren de procedimientos
adecuados para ponerlas en práctica. Pero también existen diferencias
esenciales que se pueden resumir en tres puntos:
1. Las normas jurídicas son dictadas por órganos que la sociedad ha es-
tablecido con esos fines. En cambio, las normas morales, aunque sur
gen de la comunidad, corresponden al sujeto el hacerla propia.
2. El Estado crea mecanismos para que se cumplan las normas jurídicas.
Caso contrario, las mismas prevén sanciones y mecanismos de cum-
plimiento. La persona debe cumplir esté o no de acuerdo.
con ellas,
Lo hace para evitar ser sancionado. En cambio, la observancia de las
normas morales es jurisdicción de cada persona. La única sanción po-
sible es la del remordimiento.
3. Desde el punto de vista jurídico, el desconocimiento de una ley
no
Por otra parte, no bastan las normas jurídicas para que una sociedad
todos los derechos reco-
SEd Justa puesto que ellas no siempre protegen
tampoco basta la moral
ci-
d s por una
opuesto moral cívica. Por supuesto,
VIca que carece de poder coercitivo. Ambas son necesarias y
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complementarias. Además, muchas veces la evolución jurídica.es muy
lenta; por lo regular, la moral se anticipa al derecho.
El gran reto jurídico consiste en lograr que las leyes sean el refleio do
los principios morales. Asi, las personas cumplirán con las leyes
están convencidas de que son buenas y no por estar obligadas a hacerloporque
Pero para ello se requeriría replantear los principios morales. Adela Co
tina (1996), siguiendo a Habermas, plantea que entre más sólidos y sa-
tisfactoria sean las normas morales de una comuidad, menos requeri-
mientos de ordenamientos legales; por lo tanto, la existencia de una gran
cantidad de leyes en un país es el reflejo de la ausencia de consensos mo-
rales auténticos.
Por otra parte, una norma jurídica o moral solo puede ser válida si
es producto del consenso entre todos los seres a
quienes afecta. En nues-
tras condiciones resulta utópico. Pero, a pesar de todo, se han alcanzado
algungs consensos intersubjetivos muy importantes. Hasta mediados del
siglo XX se consideraba justoque no votaran las mujeresy los indigenas
pues se creía que no tenían suficiente conciencia como para decidir sobre
los destinos de la nación. Hoy esa postura resulta aberrante e inmoral.
Gracias a ejemplos tomados de otras culturas, la nuestra se apropió de
ese principio y hoy es ya una realidad.
Sin embargo, el establecimiento de las normas (morales y jurídicas)
debe replantearse. Hasta ahora ha sido producto de la imposición o de la
importación. El reto para nuestras sociedades, cultural y económica-
mente dependientes, es establecer normas morales y jurídicas de con-
senso, válidas para todos y garantes de la no discriminación. Pero ello
implicaría quitarle el privilegio a ciertos grupos de dictar las normas mo
rales que favorecen sus intereses.
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