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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular Para La Educación Superior


Universidad Católica Santa Rosa
Caracas-Venezuela

Delito. Comisión Por Omisión

Bachiller: Genesis Morales C.I-V 27.903.273


Shantall Contreras C.I-V 27.660.017
Profesora: Rebeca Henríquez
Catedra: Derecho Penal Especial
Caracas, Abril del 2021

Índice
Desarrollo Teórico
Comisión por omisión. Numero de pagina

 Introducción. Pág. 3
 Definición Teórica. Pág. 5
 Estructura de la Comisión por Omisión. Pág. 6
 Tipicidad Objetiva. Pág. 8

 Tipicidad Subjetiva. Pág. 8

 Verbo Rector. Pág. 8

 Análisis del artículo 11 del código penal el cual Pág. 9


argumenta el delito de comisión por omisión.
 Deberes Institucionales ante el delito de Pág. 10
Comisión por omisión
 Consecuencia del delito de comisión por Pág. 11
omisión.
 La participación en Comisión por Omisión Pág. 12
 Sentencia analizada Pág. 13

 Resumen de la sentencia. Pág. 13


 Resultado de la sentencia. Pág. 14
 Conclusión Pág. 16
 Bibliografía Pág. 18

Introducción

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Partiendo desde un punto de vista universal, Podría afirmarse que en los
últimos años nuestro país ha experimentado un gradual avance en lo que
se refiere a la admisión de la comisión por omisión tanto a nivel
doctrinario como jurisprudencial. En este último ámbito no es posible dejar
de mencionar la controvertida Sentencia de la Excelentísima sala
constitucional del 12 de abril de 2011, en la que se condena al procesado
a título de comisión por omisión dolosa de homicidio.

Sin embargo, nuestra doctrina mayoritaria rechaza la posibilidad de que la


injerencia pueda fundar una posición de garante en los delitos de
comisión por omisión u omisión impropia. En el presente estudio se ha
hecho un trabajo de recopilación de los argumentos que nuestra doctrina
ha planteado para rechazar la injerencia. Analizaremos cada uno de ellos
intentando contribuir a su correcta comprensión y aportando nuestra
visión del problema.

En Derecho penal, donde las posibilidades de interpretación


extensiva o analógica se encuentran tan reducidas, la cuestión de la
tipicidad formal de una conducta es básicamente un problema de uso
del lenguaje. Simplificadamente, se trata de palabras no de
conceptos. Si en alguna de las acepciones posibles de la expresión
típica puede estar abarcada la conducta en cuestión, deberá afirmarse
que no hay obstáculos de tipicidad formal a la subsunción: al menos,
uno de los significados posibles de la expresión sirve para aludir a
esa conducta.

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Por otra parte, prescindiendo del problema de si pueden o no cometerse
por omisión todos los delitos de resultado material tipificados en la Parte
Especial del C6digo Penal, no puede imputarse el resultado a toda
persona que no realice una acci6n tendente a la evitaci6n del mismo,
pues se producida una excesiva ampliaci6n de los tipos de omisión
impropia que en contradicci6n con los de omisi6n propia, convirtiendo a
estos últimos en delitos. Debe exigirse la concurrencia en esa persona
concreta de una determinada característica: debe encontrarse en posición
de garante respecto del bien jurídico lesionado. Los delitos de comisi6n
por omisi6n son, pues, delitos especiales ya que no pueden ser cometidos
por cualquier persona.

También se trató de abarcar la categoría de la posición de garante, con


todas sus fuentes, tanto formales, como materiales, mixtas y de
imputación objetiva, con la finalidad de poder entender la equiparación de
la acción con la comisión por omisión. Lo que debemos entender son las
fórmulas que se han discutido para buscar la equiparación de la acción y
de la comisión por omisión.

Partiendo desde los criterios anteriormente descritos,


profundizaremos más a fondo sobre el tema a analizar. A
continuación estudiaremos los demás elementos de
importancia relacionado con la comisión por omisión…

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Desarrollo Teórico

1. Comisión por omisión.

1.1. Definición Teórica.[1]

Se puede fundamentar la omisión impropia o comisión por omisión, como


una posible modalidad de comisión de algunos delitos de resultado; por lo
que el rasgo más característico de esta clase de delitos es que en los
mismos no existe un deber estrictamente penal y genérico que obligue a
toda persona a actuar ante una situación determinada, sino que existe
una posición de garante por la que el sujeto debe proteger un
determinado bien jurídico, puesto que el no hacerlo equivaldría a la acción
lesiva de tal bien jurídico, no es un tipo legal específico (pues no se hallan
específicamente tipificados).

En otro aspecto jurídico fundamental, La omisión puede ser definida como


la vertiente negativa del comportamiento, es decir, como un no hacer
jurídicamente desaprobado. La inacción, cuando estaba obligado a actuar
en defensa de un bien jurídico, equivale a la realización de un acto
positivo, pues una hipotética acción esperada por la norma no hubiera
sido causa para la no producción del resultado. No se puede olvidar que
la comisión por omisión se imputa un resultado lesivo a una persona por
no haber impedido una conducta cuando habría ese deber. 

Esta equivalencia que tiene carácter esencial para la configuración de un


delito impropio de omisión se debe apreciar cuando la omisión se
corresponde valorativamente con el hecho positivo y posee un sentido
social equivalente a la comisión activa del tipo.

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El artículo 13º del código penal, establece que el que omite impedir la
realización del hecho punible será sancionado:

1. Si tiene el deber jurídico de impedirlo o si crea un peligro inminente


que fuera propio para producirlo".

2. Si la omisión corresponde a la realización del tipo penal mediante un


hacer. La pena del omiso podrá ser atenuado.

1.2. Estructura de la Comisión por Omisión. [1]

Como parte fundamental de investigación de este trabajo. Nos cabe


mencionar la estructura del tipo de omisión pura o propia, a la vista de la
descripción de esta clase de delitos, está constituida por los tres
elementos propios del delito de omisión propia: la situación típica, la
inejecución de la acción esperada y la capacidad de ejecutar la acción. No
obstante, a tales elementos han de añadirse otros tres, pues sin ellos no
se podrá imputar objetivamente el hecho a la conducta omisiva; estos
elementos adicionales son: la posición de garante, la producción de un
resultado y la posibilidad de evitarlo. Para ello describiremos cada una de
ella que se ejemplada a continuación:

 La situación típica: consiste en la producción de una lesión o la


puesta en peligro de un determinado bien jurídico protegido por el
ordenamiento.                   

         

 La inejecución de la acción esperada: el sujeto obligado a actuar,


deja de hacerlo de forma voluntaria.     

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 La capacidad de ejecutar la acción : desde el punto de vista
psicofísico, el sujeto obligado incurriría en omisión en caso de que
concurran las siguientes circunstancias: que el mismo conozca la
situación típica, que conozca su propia capacidad de ejecución de la
acción omitida y que exista la posibilidad material de realizar la acción
impuesta por la norma.  

 La posición de garante: se define genéricamente por la relación


existente entre un sujeto y un bien jurídico, en virtud de la cual aquél
se hace responsable de la indemnidad de éste. De tal relación surge
para el sujeto, por ello, un deber jurídico específico de impedir el
resultado que la dañe, de ahí que su no evitación por el garante sería
equiparable a su realización mediante una conducta activa.

 La producción de un resultado: este elemento claro componente de


la estructura de los delitos de comisión por omisión (u omisión impura),
ya que los mismos son tipos de resultado material; es decir, es
necesario que con la omisión se produzca un resultado concreto de
lesión o peligro para un bien jurídico determinado. Los típicos ejemplos
sería el de la madre que deja de alimentar a su hijo recién nacido, o el
jefe de estación que no acciona la señal de parada del tren. La razón
de que haya delito de omisión en este tipo de casos radica en que la
omisión de la misma en la que desencadena el peligro concreto y real
que hasta entonces estaba controlado por el sujeto activo.

 La posibilidad de evitar el resultado : el intérprete de cada caso


concreto habrá de evaluar si el sujeto obligado (y que no actuó)
realmente podría haber evitado el resultado causado actuando. En los
delitos de omisión solo debe requerir una causalidad hipotética.

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1.3. Tipicidad Objetiva. [2]

En relación a los sujetos coincide con los delitos por omisión pura o
propia, existirá un sujeto omitente y un sujeto pasivo. Asimismo, la
conducta omisiva debe de producir un resultado, que está previsto en la
ley; y el sujeto omitente debe de tener la posición de garante para que
pueda responder penalmente por un delito por omisión impropia o
comisión por omisión.

1.4. Tipicidad Subjetiva.[2]

A diferencia de la omisión propia, en el delito cometido por omisión


impropia o comisión por omisión se admite tanto la figura del dolo como
de la culpa. Existe una gran crítica a estos delitos en el sentido que el
mismo artículo 13° del código penal establece que la pena del omiso
podrá ser atenuada. El fundamento de esta afirmación es que es mucho
más reprochable el realizar una conducta por acción que por omisión.

Comparto el fundamento pero de forma parcial, es evidente que existen


casos que serán así, pero en otros casos la conducta omisiva podría ser
más reprochable que la misma conducta activa del agente.

1.5. Verbo rector. [3]

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Para nuestro caso de estudio la palabra argumentativa de nuestro
ordenamiento jurídico de legalidad formal: el verbo típico es «causar» el
que causare lesiones», «causare daños») sólo puede hacer referencia a
conductas que causen el resultado, en el sentido de desencadenar un
daño al bien jurídico tutelado. Un obstáculo conceptual, se parte de un
axioma (el dogma causal) según el cual un delito sólo puede ser una
acción humana, en el sentido de un movimiento muscular que cause una
modificación en el mundo externo.

Los delitos impropios de omisión, se caracterizan porque su sanción no se


encuentra establecida de forma taxativa o clara dentro del ordenamiento.
Para establecer la divergencia con los delitos de omisión propia, es
necesario acudir a la figura de la posición de garante para establecer en
qué casos se atribuye el resultado al agente cuando ha omitido evitarlo.

1.6. Análisis del artículo 11 del código penal el cual argumenta


el delito de comisión por omisión. [4]

En el artículo de 11 Código procesal Penal, está el precepto en el cual se


encuentra recogido el régimen jurídico de los delitos de omisión impropia
o de comisión por omisión; la doctrina ha calificado al mismo como uno de
los modelos más perfeccionados que puedan encontrarse, debido a la
claridad con la que se expone dicho régimen.

Para tales efectos mencionaremos el artículo 11 del código penal el cual


nos especifica lo siguiente:

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“Los delitos o faltas que consistan en la producción de un resultado
solo se entenderán cometidos por omisión cuando la no
evitación del mismo, al infringir un especial deber jurídico del
autor, equivalga, según el sentido del texto de la Ley, a su
causación.”

Constituyen tales deberes de garantía:

 Los de control de las fuentes de riesgo que se mantengan como


propias.

 Los de protección de los padres y tutores sobre los menores de edad.

 Los de los delegados de las administraciones públicas para la


protección de los menores de edad o de otras personas no
autónomas.

 Los de control de los cursos de riesgo por parte de quien los genere.

 Los asumidos tras la delegación correspondiente de un deber de


garantía.

1.7. Deberes Institucionales ante el delito de Comisión por


omisión. [5]

La coherencia con los valores que informan el estado democrático y el


estado social imponen la protección; la ausencia de razones que
justifiquen la asignación de las correspondientes obligaciones a una u otra
persona imponen que o bien se nos convierta a todos en protectores, lo
cual resultaría agobiante y disfuncional, o bien nos repartamos la tarea
convirtiendo en garantes a las instituciones públicas que nos representan,
que forzosamente lo observarán mediante delegación.

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Este mismo razonamiento nos lo haremos en otros supuestos. En primer
lugar, respecto a los riesgos que, por su magnitud, no son
razonablemente controlables por la víctima potencial de los mismos o, en
general, por un solo individuo.

En general, deseamos que nuestros bienes esenciales queden


fuertemente protegidos, y así, por poner algunos ejemplos, no nos
conformamos con la función preventiva de las penas, sino que deseamos
además que pueda haber alguien obligado a interponerse entre
delincuente y víctima.

1.8. Consecuencia del Delito de Comisión por Omisión.[6]

Una de las consecuencias que se derivan del hecho de que la comisión


por omisión de un determinado tipo de la parte especial es
valorativamente idéntico a la realización del mismo tipo mediante un
comportamiento activo, es que si un comportamiento activo será
penalmente relevante en la medida en que con él se haya
desencadenado un riesgo típico o incrementado uno permitido a niveles
no tolerados, lo mismo habrá que exigir en los casos de comisión por
omisión. Esto quiere decir que en la comisión por omisión se tiene
también que haber creado o aumentado el riesgo, en los mismos términos
en que se hace en un delito comisivo.

De esto se desprende que no puede haber comisión por omisión, al


menos no según el contenido que en este trabajo le otorgo a tal locución,

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cuando el comportamiento emisivo es posterior a la creación o incremento
del riesgo.

Esta idea encuentra también su razón de ser en que si la comisión por


omisión de un determinado delito conlleva la misma pena que su
realización mediante un comportamiento activo, parece lógico que el
desvalor de acción en ambos casos sea igual y, por lo tanto, también los
criterios para imputar objetivamente el resultado. Así pues, si acorde con
la teoría de la imputación objetiva un resultado podrá ser imputado a un
comportamiento activo siempre y cuando aquella conducta haya
desencadenado o aumentado el riesgo típico, me parece claro que lo
mismo hay que predicar respecto a la comisión por omisión. 

1.9.  La participación en Comisión por Omisión. [6]

A la hora de establecer criterios que permitan determinar cuándo a una


conducta omisiva se le puede imputar el resultado lesivo, es decir, cuándo
nos encontramos ante una comisión por omisión, generalmente se está
pensando en conductas de autoría y no se discute si es posible o no la
apreciación de la participación en comisión por omisión, y si es posible,
qué criterios se han de utilizar, si los mismos u otros distintos.

No obstante, el silencio no es absoluto; podemos encontrar distintas


soluciones a partir de las teorías que acabamos de exponer. Desde la
teoría de la posición de garante no existe una respuesta unitaria sobre la
posibilidad de apreciar participación en comisión por omisión. Al contrario,
las respuestas son extremadamente contradictorias. Para unos, la
condición de garante de un sujeto determina automáticamente que se le

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atribuya el resultado lesivo como autor del mismo aunque el hecho haya
sido causado por un tercero; es decir, no cabe apreciar participación en
comisión por omisión48. Para otros, al garante que omite pero no domina
el hecho se le puede atribuir una responsabilidad como partícipe omisivo.
Por último, una posición “intermedia” niega, en general, la participación en
comisión por omisión del garante.

2. Sentencia analizada respecto al delito de comisión por


omisión.

2.1. Sentencia analizada. [7]

 Sentencia: Nº 490 de Tribunal Supremo de Justicia.


 Sala Constitucional de 12 de Abril de 2011.
 Abogado Ponente: Francisco Antonio Carrasquero López.

2.2. Resumen del caso expuesto en la sentencia.

En el presente caso, quedó demostrado, que el ciudadano C.E.H. carrillo,


quien es de oficio conductor de unidades de transporte público, sabía y
tenía pleno conocimiento de que no tenía luces en la parte delantera de la
unidad conducida por él, lo cual iba a dificultar su visibilidad, esto quedó
demostrado en las declaraciones realizadas por los testigos y asimismo
quedó demostrado y probado que iba a exceso de velocidad, por lo que
se le hizo un llamado de atención, en un punto de control mantenido en la
zona, por el Cuerpo de Seguridad y Orden Público del estado Aragua.

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El ciudadano C.E.H.C., por el conocimiento y experiencia que tiene en el
oficio de conductor de unidad de transporte colectivo, podía prever que
podía causar un accidente y sin importar tal previsión, continuó
ejecutando su acción, lo que produjo como resultado el fallecimiento de la
ciudadana D.M.R.R. No obstante lo sucedido, una vez que se produce el
arrollamiento, el ciudadano C.E.H.C., continuó la marcha de la unidad de
transporte que conducía, sin considerar la situación que acontecía,
demostrando así una absoluta indiferencia o desprecio por la vida de la
otra persona (‘bien jurídico protegido’), detuvo la marcha, cuando el
clamor público (pasajeros) se lo indicaba y le dicen de forma determinante
que detenga el autobús, quedando a una distancia de 27 mts. del cadáver
de la ciudadana D.M.R.R., cuya muerte fue instantánea, según lo
expresado por el Dr. J.Q., médico anatomopatólogo adscrito al Cuerpo de
Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, quien se encargó
de practicar la autopsia de ley”.

Que “en tal sentido, en el caso bajo análisis, a través de las declaraciones
de los testigos, quedó evidentemente probado y demostrado que la
muerte de la ciudadana D.M.R.R., se produjo por la conducta desplegada
por el ciudadano C.E.H.C., quien habiendo previsto las consecuencia de
su acción, en virtud de su experiencia, continuó obrando de la misma
manera hasta producir el resultado completamente previsible por él y que
pudo ser evitado de algún modo, lo cual se demuestra su actitud (sic) ante
el ‘bien jurídico protegido’ como lo es la vida de otra persona”.

2.3. Decisión del caso.

Se califica que el delito de homicidio intencional a título de dolo eventual


no aparece contemplado en nuestro ordenamiento jurídico penal y que,
por tanto, condenar al ciudadano C.E.H.C. sobre esa base, tal como

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ocurrió, se traduce en una aplicación analógica de la ley penal, violatoria
del principio de legalidad penal consagrado en el artículo
49.6 constitucional, por lo que dictó una decisión propia (al estimar
innecesario un nuevo debate) mediante la cual condenó al prenombrado
ciudadano a cumplir la pena de cinco (5) años de prisión, por la comisión
del delito de homicidio culposo, de conformidad con lo dispuesto en
el artículo 411del Código Penal derogado (hoy 409) y 467 del Código
Orgánico Procesal Penal, en consecuencia, se anula la referida decisión
objeto de la presente solicitud, junto a las actuaciones subsiguientes,
además de reponer la causa al estado en que la referida Sala, constituida
accidentalmente, se pronuncie de nuevo sobre el recurso extraordinario
de casación interpuesto por el abogado Django L.G.H., inscrito en el
Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el N° 59.732, actuando en
su carácter de defensor privado del ciudadano C.E.H.C., titular de la
cédula de identidad Nº 6.091.619, sin incurrir en los vicios señalados en la
presente decisión y con estricto acatamiento de las normas previstas en
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y de los
precedentes jurisprudenciales emanados esta Sala.

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Conclusión

La posición de garante es una característica especial y definitoria que


diferencia los delitos de omisión impropia de los propios y consiste en la
obligación de ciertas personas de proteger bienes jurídicos de terceros a
fin de evitar que éstos sufran menoscabo. Como la ley castiga tan
severamente la ausencia de actividad cuando se ostenta la calidad de
garante y asemeja esa omisión a un verdadero actuar, se han fijado
varias teorías a lo largo de la historia cuyo fin primordial es evitar que se
adopten soluciones para cada caso concreto y con ello en muchas
oportunidades decisiones desafortunadas.

Una de las principales críticas para los delitos de omisión impropia es la


ausencia de regulación legal y con ello la violación al principio de
legalidad; sin embargo, la doctrina y la jurisprudencia han tratado de
subsanar esta problemática al establecer o regular situaciones específicas
de omisiones impropias. Además también constituye una buena salida a
la hora de dar aplicación a los delitos de comisión por omisión, para ello,
es imprescindible hacer un análisis sistemático e integrador por parte del
operador jurídico a fin de establecer en qué casos la omisión del garante
puede considerarse una acción.

La comisión por omisión es una figura penal que permite imputar


responsabilidad penal a la persona que, teniendo una posición de

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garante, realiza un comportamiento que implica la ausencia de una
intervención de salvaguarda de bienes jurídicos y produce su lesión. La
posición de garante se determina a partir de los deberes que asume la
persona al momento de incorporarse a una posición de dominio sobre la
vulnerabilidad de determinado bien jurídico.

El proceso de vinculación causal en este tipo de delitos es subjetivo por


completo, puesto que el juez deberá imaginar la conducta debida y
omitida, como si hubiera sido efectuada por el agente; y deberá imaginar
la subsistencia o desaparición del resultado reprochable, para deducir la
vinculación causal: si hubiese realizado lo debido hacer, el resultado no
habría surgido. Luego le es reprochable. Mientas que en la vinculación
causal por hecho positivo, el nexo el tangible y material, en el delito de
omisión se basa en la valoración de una “conducta imaginada”. Es el no
movimiento corporal lo valorable, cuando quiera que dicho movimiento era
esperado por la norma y debido al orden jurídico.

En cambio, en los delitos de simple omisión la consumación a la


infracción penal se realiza en virtud de un comportamiento pasivo del ser
humano, valga decir, mediante un no hacer. En estos delitos el simple no
hacer cuando se está en la obligación legal de obrar hace incurrir en la
violación de una norma penal tipificadora de un delito.

Para nuestro caso de estudio, tomamos como referencia la sentencia


aludida al tema el cual nos expresa ciertamente la integración y pautas de
un delito por comisión y omisión, y el cual hace referencias analógicas en
cuanto a las lagunas existente sobre el tema, y que llegan a la
compresión de este tema tan importante y que estima soluciones ante
nuestro ordenamiento jurídico.

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Bibliografía

[1] https://www.iberley.es/temas/delitos-comision-omision-47881.

[2]ttps://webcache.googleusercontent.com/search?
q=cache:MpHgeNSrAJkJ:https://repositorio.usmp.edu.pe/bitstream/h
andle/20.500.12727/2686/alarcon_aps%3Fsequence
%3D1%26isAllowed%3Dy+&cd=5&hl=es-419&ct=clnk&gl=ve.

[3] https://www.misabogados.com/blog/es/que-es-la-omision.

[4] Código Penal de nuestro ordenamiento jurídico venezolano.

[5]https://almacendederecho.org/leccion-los-delitos-comision-
omision-fundamento-las-posiciones-garantia

[6] https://www.redalyc.org/pdf/555/55509902.pdf

[7]https://vlexvenezuela.com/vid/cristina-vispo-tutankamen-
hernandez-282948971

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